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Divinidad de Jesús El testimonio de los Apóstoles La divinidad de Cristo ha sido siempre un tema muy discutido, que ha dado lugar a terribles cismas y desviaciones. El problema viene de que no hay ningún texto en que Jesús diga explicita y meridianamente claro (Y mucho me temo que si lo hubiese habría dado lo mismo) que Él es Dios, o que hay que adorarle, sin embargo si que lo hicieron sus apóstoles, por ejemplo San Pablo se refiere a él en estos términos: "... de ellos son también los patriarcas; de ellos procede Cristo en cuanto hombre, el que está por encima de todas las cosas y es Dios bendito por los Siglos. Amén." - Rom 9:5 -. "Procurad tener los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús, el cual, teniendo la naturaleza gloriosa de Dios, no consideró como codiciable tesoro el mantenerse igual a Dios" - Flp 2:5-6 -. También San Pedro habla de la Divinidad de Cristo: "Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que han alcanzado una fe no menos preciosa que la nuestra mediante la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo." - 2 Pe 1:1 -. Efectivamente, los primeros apóstoles que conocieron directamente a Jesús no guardan ninguna duda al respecto. Jesús es el Mesías prometido por Dios, pero además es el propio Dios, y así lo hacen saber a todo el mundo. Así mismo afirman que hay un sólo Dios ¿Cómo lo explican? No pueden, pero saben que es verdad. Tendrán que pasar varios siglos hasta que se encuentre la formulación adecuada. La divinidad de Cristo no está sólo reflejada en el Nuevo Testamento, en el Antiguo Testamento, que no es más que el anuncio de la llegada de Cristo, aparece muchas veces prefigurado, en profecías y anuncios de su llegada. "Después les dije: Si os parece bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo. Y me pagaron treinta monedas de plata. Y el Señor me dijo: Echa al tesoro ese magnífico precio en que me han tasado." - Zac 11:12-13 -.

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Divinidad de Jesús

El testimonio de los Apóstoles

La divinidad de Cristo ha sido siempre un tema muy discutido, que ha dado lugar a terribles cismas y desviaciones. El problema viene de que no hay ningún texto en que Jesús diga explicita y meridianamente claro (Y mucho me temo que si lo hubiese habría dado lo mismo) que Él es Dios, o que hay que adorarle, sin embargo si que lo hicieron sus apóstoles, por ejemplo San Pablo se refiere a él en estos términos:

"... de ellos son también los patriarcas; de ellos procede Cristo en cuanto hombre, el que está por encima de todas las cosas y es Dios bendito por los Siglos. Amén." - Rom 9:5 -.

"Procurad tener los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús, el cual, teniendo la naturaleza gloriosa de Dios, no consideró como codiciable tesoro el mantenerse igual a Dios" - Flp 2:5-6 -.

También San Pedro habla de la Divinidad de Cristo:

"Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que han alcanzado una fe no menos preciosa que la nuestra mediante la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo." - 2 Pe 1:1 -.

Efectivamente, los primeros apóstoles que conocieron directamente a Jesús no guardan ninguna duda al respecto. Jesús es el Mesías prometido por Dios, pero además es el propio Dios, y así lo hacen saber a todo el mundo. Así mismo afirman que hay un sólo Dios ¿Cómo lo explican? No pueden, pero saben que es verdad. Tendrán que pasar varios siglos hasta que se encuentre la formulación adecuada.

La divinidad de Cristo no está sólo reflejada en el Nuevo Testamento, en el Antiguo Testamento, que no es más que el anuncio de la llegada de Cristo, aparece muchas veces prefigurado, en profecías y anuncios de su llegada.

"Después les dije: Si os parece bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo. Y me pagaron treinta monedas de plata. Y el Señor me dijo: Echa al tesoro ese magnífico precio en que me han tasado." - Zac 11:12-13 -.

Esta cita, sacada de la profecía de Zacarías de los dos pastores, se refiere directamente a las monedas que recibió Judas por entregar a Jesús ante el Sanedrín. Cómo se puede ver es el propio Yahweh el que se auto-adjudica ese hecho, y así lo reconocieron los primeros cristianos, quienes vieron en Jesús la profecía cumplida.

El evangelio de San Juan, quien parece ser que fue el apóstol que mejor le comprendió en vida, comienza con un himno a Cristo Jesús, que comienza de ésta manera:

"En el principio existía aquel que es la Palabra, y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios." - Jn 1:1 -.

"...estaba con Dios y era Dios.", refieriéndose a Cristo no puede ser sino una distinción de las personas del Padre y del Hijo dentro de la misma y única divinidad. El Hijo es la Palabra, o el Verbo, que más tarde se encarnó de María para salvarnos y fué llamado Jesús.

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"Una voz grita: Preparad en el desierto para el Señor un camino, allanad en la estepa una senda para nuestro Dios." - Is 40:3 -.

He aquí otra profecía, esta vez de Isaías, que es muy clara: una voz aparecería en el desierto para ser percusora de la venida de Dios. Los evangelistas vieron en el texto del profeta judío una profecía que se cumplió cuando Juan el Bautista precedió a Jesús. Si Juan fue la voz en el desierto, Jesús debía ser Dios. ¿Se equivocó Isaías al profetizar la venida de Yahweh, cuando en realidad vino solamente un hombre? ¿Se equivocaron los apóstoles al considerar que la profecía se había cumplido, cuando en realidad no era así, porque en vez del mismísimo Yahweh vino un mesías solamente humano?. Y por si fuera poco el propio Juan el Bautista repite estas mismas palabras atribuyendo este mismo significado en - Jn 1: 23 - "Dijo: Yo soy la voz que grita en el desierto: Allanad el camino al Señor (Cómo dijo el profeta Isaías)".

AVANZADO

El testimonio de Jesús

La divinidad de Cristo es algo totalmente implícito en el conjunto del Nuevo Testamento. Por un lado Cristo, trata por todos los medios de esconder su mesianidad, como en Cesaréa de Filipo, donde pide a los apóstoles que no la revelen (-Mt 16:13-20-). Jesús evita el título de Mesías por las connotaciones político nacionalistas que implicaba, sin embargo no evita presentarse como "Hijo del Hombre" (título mesiánico poco comprendido en ese momento) y, al hablar del Padre, se presenta como su hijo en sentido único e intrascendente. Tan sólo cuando ya no le servirá de nada y no podrán "usarlo" políticamente, frente al Sanedrín, confesará su mesianidad:

"'¿Eres tú el Mesias, el Hijo del Bendito [Dios]?' Jesús le dijo: '¡Yo soy!, y veréis al hijo del hombre sentado a la diestra del todopoderoso y venir entre las nubes del cielo'. Entonces el sumo sacerdote se rasgó las vestiduras y dijo: '¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Habéis oído la blasfemia...'" - Mc 13:62-63 -

"¡Yo soy!", Yahweh, el nombre de Dios; ésta es la blasfemia: hacerse igual a Dios. Más tarde, frente a Pilatos, vuelve a confesar: "'Tu lo dices, yo soy rey. Para eso nací y para eso he venido al mundo'. -Jn 18:37-".

Pero por otro lado sus acciones, palabras y gestos invitan a centrar en él el mensaje de Salvación. Jesús no es como Buda, Moisés o Mahoma, todos profetas que se limitan a mostrarnos una regla de comportamiento, un camino de salvación que, en última instancia, funcionaría sin ellos; Jesús se presenta a sí mismo como "el Camino, la Verdad y la Vida. - Jn 14:6 -", Su propia persona es el camino de Salvación, no su doctrina, ni su ejemplo, ni la potencia divina operante a través de él. Jesús no da comienzo a una filosofía o movimiento religioso, se presenta Él mismo cómo el mediador perpetuo, eterno, único, entre Dios Padre y los hombres.

Jesús nos pide tener siempre fe en Él (- Mt18:6 -), no en su mensaje ni en su doctrina. Él es la única vía a la salvación, de tal forma que "El que no está conmigo, está contra mi, y el que no recoge conmigo desparrama. - Mt 12:30 -", tan sólo una identidad divina puede decir esto. Cristo nos exige todo, "el que no carga con su cruz y me sigue no es digno de mi. - Mt 10:38 -",

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nos exige poner su amor por encima del de cualquier otro (- Mt 10:37 -), pues tan sólo podemos amar al prójimo como reflejo del amor que a Él profesamos (- Mt 25:40 -). Es tan sólo Él quien nos garantiza la vida Eterna (- Lc 9:24 -) si le seguimos. Y quíen crea en Dios ha de creer también en Él "No estéis angustiados. Creed en Dios, creed también en mi - Lc 14:1 -".

Los apóstoles han de perdonar los pecados "en su nombre" (- Lc 24:27 -), no hay que estorbar a quien obre mialgros "en su nombre" (- Mc 9:38 -) y, por supuesto, hemos de Bautizar "...en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo" (- Mt 28:19 -).

"Los judíos le dijeron: 'No tienes cincuenta años ¿y has visto a Abraham?' Os aseguro que antes que naciera Abraham, existía yo" - Jn 8:57 -

Que Él ya existiese antes incluso que Abraham tiene sólo una respuesta: Jesús es el Verbo encarnado.

Atribuciones de Dios

Lo primero que notamos de jesús es su acción sanadora; milagrosa, podríamos decir. Gran parte de su acción en su vida pública consiste precisamente en eso. Cuando los discípulos de Juan el Bautista van a preguntarle acerca de si Él era el Mesías, les responde: "Y les respondió: 'Id y contad a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan...'" - Lc 7:22 -. La respuesta y actitud de Jesús, como no podia ser de otra forma, viene a confirmar aquello que dijo el profeta Isaías: "Decid a los pusilánimes: ¡Ánimo, no temáis! Mirad, es vuestro Dios; ya viene la venganza, la revancha de Dios; viene él mismo a salvaros. Entonces se abrirán los ojos de los ciegos, y los oídos de los sordos se abrirán. Saltará el cojo como un ciervo, la lengua del mudo gritará de júbilo, porque en el desierto brotarán corrientes de agua, y torrentes en la estepa..." - Is 35:4-6 -.

En el libro profético del Apocalipsis también podemos encontrar argumentos sobre la divinidad de Jesús si lo ponemos en relación a ciertos pasajes de Isaías, puesto que en - Is 44:6 - se puede leer: "Esto dice el Señor, rey de Israel, su redentor, el Señor omnipotente. Yo soy el primero y el último, no hay otro dios fuera de mi", donde vemos que Yahweh se atribuye a si mismo el título de "primero y último", reservado tan sólo a Él. Mientras que si leemos - Ap 22:13-16 - "Yo soy el alfa y la Omega, el principio y el fin. Dichosos los que lavan sus vestidos para tener derecho al árbol de la vida y a entrar en la ciudad por las puertas. Fuera los perros, los hechiceros, los impuros, los homicidas, los idólatras y todos los que aman y practican la mentira. Yo, Jesús, he enviado a mi ángel para testificar estas cosas acerca de las Iglesias". Aquí vemos claramente a Jesús otorgándose a sí mismo ese mismo título: o Isaías y San Juan se equivocan o Cristo es en verdad Dios mismo.

Así mismo existe un versículo sobre Yahweh que lo llama creador del cielo y de la tierra: "Esto dice el Señor tu redentor, el que te formó desde el seno materno: Yo soy el Señor, el que lo ha hecho todo; el que despliega, él sólo, los cielos; el que afirma la tierra sin ayuda alguna" - Is 44: 24 -. Y San Pablo de Tarso usa estos términos al referirse a Jesús: "...porque por él mismo fueron creadas todas las cosas, las de los cielos y las de la tierra, lo invisible y lo visible, tanto los tronos como las dominaciones, los principados como las potestades; absolutamente todo

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fue creado por él y para él." - Col 1:16-17 -. Otro claro ejemplo de la divinidad de Cristo, al atribuirle la creación del Universo, que corresponde tan sólo a Dios creador.