Doctor Finnegans y Monsieur Hire

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  • DOCTOR FINNEGANS Y MONSIEUR HIRE

    ES MEDIANOCHE y suena de fondo Bela Lugosis Dead y ni siquierala msica me impide pensar en esa realidad brbara, brutal, muda,sin significado, de las cosas de la que hablaba Ortega. Miro por laventana y veo la vida inerte y me parece que ese tipo de realidadbrbara y muda es especialmente percibida hoy por quienes piensanque en el mundo ya no existe la simplicidad inherente al ordennarrativo, ese simple orden que consiste en poder decir a veces:Cuando hubo pasado aquello, pas esto, y luego pas lo otro, etc.

    Nos tranquiliza la simple secuencia, la ilusoria sucesin de hechos.Sin embargo, hay una gran divergencia entre una confortablenarracin y la realidad brutal del mundo. Todo se ha vuelto ahorano narrativo, deca Musil, frecuentador de un universomultidimensional, fragmentario, de un mundo sin posibilidadesreales de acceder a un orden como el que acaso pudo alguna vezexistir y que Rilke crey entrever en Apuntes de Malte LauridsBrigge: Que se narrara, lo que se dice narrar, esto debi hacerseen otros das. Yo nunca he odo narrar a nadie.

    Soy consciente de que a lo sumo hijo de mi tiempo- no healcanzado a or ms que simples balbuceos pretendidamentecabales, y quizs por eso siempre me pareci sumamente cnico oirnico or hablar, por ejemplo, de nueva narrativa o dependejadas por el estilo. Sin embargo, estoy tan convencido deldivorcio entre la confortable narracin de algo y esa realidad nonarrativa del mundo actual como del progresivo resurgimiento de lanarracin en la escena central de la cultura. Es decir que del mismomodo que creo que la no narratividad (al menos desde el punto devista convencional) de Finnegans Wake de Joyce es puro arte,tambin considero sumamente artstico, por ejemplo, un libro contanto ingenio narrativo como La prometida del seor Hire (Lesfiancailles de Monsieur Hire) de Simenon.

    Me contradigo? Acaso Joyce y Simenon son tan compatibles?Que Finnegans Wake es puro arte me parece una evidencia. Hevivido en variadas ocasiones, en mis obstinadas relecturas parcialesde este libro, la sensacininenarrable (y nunca mejor dicho) depercibir que estaba ante el tipo de escritura que mejor se relacionacon la verdad de la vida incomprensible. Y aqu ahora slo recordarque Beckett deca que los escritores realistas engendranobras discursivas porque se centran en hablar sobre las cosas,sobre un asunto, mientras que el arte autntico no hace eso: el arteautntico es la cosa y no algo sobre las cosas: Finnegans Wake noes arte sobre algo, es el arte en s.

    Y La prometida del seor Hire? Quizs se aleje ligeramente delarte en s y sea una obra discursiva, s, pero en ella todo esnarrado con una enigmtica sencillez fcil (valga la redundancia),

    en el fondo todo entrelazado y no tiene por qu haber una divisinradical, tan slo una lbil frontera. Por esa frontera se paseanprecisamente dos de los muchos dos mundos que aparecen en Misdos mundos, la novela de Sergio Chejfec que despertpoderosamente mi atencin hace unos meses y que acabo de releer.

    Alguien ha insinuado con malicia que algn da lo que quede deBanville sean tan slo las novelas que public con el seudnimo deBlack. A nadie, en cambio, se le ha ocurrido sugerir lo contrario, loque demuestra que todo el mundo sospecha que la va Finnegans por llamarla de algn modo- tiene menos posibilidades de subsistiren el tiempo que la va Hire. Y, sin embargo, eso no evita que paraalgunos la ruta Finnegans sea la ms noble y la ms afn al lenguajecatico de la realidad y a ese vago flotar de nuestras vidas del quehablaba Kafka; es decir, la ms afn a la realidad brbara y muda,sin significado, de las cosas.

    Chejfec est ms cerca de la ruta Finnegans, pero aborda la historiade su novela mediante un hilo Hire, es decir, que se atiene a lasconvenciones de lo narrativo, aunque al mismo tiempo pone enmarcha desde dentro como dinamita pura- un mecanismo narrativoque, por su lectura implacable de la realidad, nos acerca a la verdadmuda del vago flotar kafkiano. Leemos la trama al mismo tiempoque sta se va creando. Los mismos pensamientos parecen surgircondicionados por la prisin de sentido que crean las propiaspalabras, tal como ha explicado el propio Chejfec al decir que en sulibro las frases estn empujadas hacia la expansin, porque existeun mensaje, pero est constreido por la frmula, por la ecuacin dela propia frase.

    Recuerdo que hoy, hacia el final de mi relectura, hacia el final de minuevo paseo meditativo por los mundos variables del parquebrasileo en el que se esconde una decepcin ste sera unresumen aceptable del argumento del libro de Chejfec-, he vistoreaparecer de golpe la disociacin entre una confortable narracin yla realidad brbara, y la he vuelto a ver justo cuando el narradordice que, al contrario del pasado, est seguro ahora de que si sepusiera a escribir en el Caf do Lago nada temblara ni cambiara asu alrededor y que a lo mejor esa sera la prueba de que larealidad ya no es solidaria con su actividad. Ah estn los dosmundos de Chejfec, que no son slo como tanto se ha dicho- elmundo interior y el exterior, sino tambin el mundo de esa realidadmuda e inenarrable que hoy en da tan disociada est ya de laactividad de la escritura. Y tambin el mundo del momento, asociadoal del pasado: un mundo narrativo que parece comentar el tonolento de la luz en las sombras de ese parque o laberinto brasileo,ese tono apagado que parece pertenecer a un misterio en realidadintil, inenarrable; un misterio tan grande como la propia novela,

  • precisamente con la simplicidad inherente al orden que echamos tanen falta en la realidad de hoy, tan poco solidaria con aquellas antiguas estructuras narrativas que Rilke sospech que alguna vezexistieron.

    Siempre me he forzado a la contradiccin para evitar conformarmecon mi propio gusto. Y por eso no puedo ms que admirar a JohnBanville que siempre ha defendido el estilo por encima de la trama,pero permite que a Benjamin Black, el pseudnimo con el que sedesdobla, le preocupen cosas como argumento, personajes, dilogo.A veces Banville se refiere a Black, que es admirador de Simenon,como mi gemelo idiota, pero cuando le preguntan cmo cree queBlack califica a Banville, responde: S que le llamael pretencioso.

    En cierto sentido, los libros esencialmente narrativos puede quesean los gemelos idiotas de los pretenciosos libros que tratan deacercarse al arte verdadero. Pero est

    que avanza como subrayando estas palabras de Edmond Jabs:mirad, no tengo rostro, lo que exhibo es la cara del instante.

    Chejfec se decanta ms por el lado Finnegans que por el Hire,aunque adopta la actitud de hbil cmplice de las dos tendencias. Hatenido que divertirse mucho simulando narratividad para emitir undiscurso que, a diferencia de otros autores con los que se lerelaciona (Sebald, Saer, Aira, Handke), no pretende transmitir nadaque no sea una temeraria trama que, al igual que nuestras vidas, seconstruye instante a instante, siempre perseguida por el pasado. Esdesde luego admirable su coraje de escritor, ya que, al situarsecon Mis dos mundos tan cerca del arte en s y tan cerca de la verdaddescarnada de la vida sin sentido, se arriesga una vez ms a nodisfrutar de la inmediata aceptacin de la que gozan el resto de suscolegas ms contemporizadores. Mis dos mundos es Finnegans conel rostro de Hire, lo que abre un espacio muy interesante para lanovela del futuro.

    ENRIQUE VILA-MATASEl Pas, Babelia, 10 de octubre de 2009

    MIS DOS MUNDOS. Sergio Chejfec. Candaya, Canet de Mar, 2008.