Doctorado UNR - Chiari - Ecología Política

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Universidad Nacional de Rosario Programa de Doctorado Curso: “La Ecología Política en el Contexto del Debate sobre el Desarrollo” Trabajo Final “De la ‘administración prudente’ al ‘arte de adquirir’: una crítica al abordaje economicista de las cuestiones socioambientales” 1/31

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Universidad Nacional de RosarioPrograma de Doctorado

Curso: La Ecologa Poltica en el Contexto del Debate sobre el Desarrollo

Trabajo Final De la administracin prudente al arte de adquirir: una crtica al abordaje economicista de las cuestiones socioambientales

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Doctorando: Mg. Mario E. Chiari Docente: Dr. Jos Esteban Castro Febrero de 2011

INDICE

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Introduccin

El planeta est asistiendo a una degradacin cada vez ms veloz de su estado. Los indicios de esa situacin no son soslayables: recursos no renovables que comienzan a agotarse; polucin que empieza a mostrar sus nefastos efectos; catstrofes naturales que en otros tiempos se producan espordicamente y hoy aparecen como muy frecuentes; destruccin de habitats por uso intensivo e incauto de recursos renovables; cambios climticos bruscos; desertificacin de grandes reas La actividad humana, guiada por el deseo de un crecimiento material ilimitado, tiene una gran incidencia en la generacin de este escenario. De all la necesidad de producir transformaciones profundas que permitan al hombre evitar las graves consecuencias ecolgicas y sociales que lo amenazan. Pero para que estos cambios puedan tener lugar es central que el hombre comprenda que crecimiento econmico no es sinnimo de desarrollo. Y esto es particularmente trascendente por dos cuestiones: en primer lugar, porque esta concepcin del crecimiento basado en recursos naturales infinitos y en un mercado perfecto y cerrado capaz de absorber todo lo producido, no ha conducido al desarrollo1; antes bien, ha producido una evolucin generada desde las lites dominantes -tan caracterstica del sistema capitalista- que, a la vez que ha beneficiado en el corto plazo a dichas elites, ha ido sistemticamente atacando derechos humanos fundamentales de ciertos sectores poblacionales y generando desigualdad. Y en segundo lugar, porque el desarrollo humano es en s tan complejo que no puede ser pensado ni guiado como si slo el aspecto material estuviera implicado en l. En este marco cobra vital importancia la ecologa poltica, que se pretende un campo de discusin inter y transdisciplinario que reflexiona y discute las relaciones de poder en torno de la naturaleza1

Entendido este como progreso social, cultural, econmico y poltico 3/21

[Palacio Castaeda, 2006]. Nutrida por diversos campos disciplinares como la ecologa humana, la geografa humana, y la economa poltica pero tal como propone Palacio- con la poltica como eje de sus discusiones, la ecologa poltica est llamada a superar la idea tradicional de crecimiento econmico (entendido como progreso material acumulativo e indefinido), proponiendo nuevas lgicas de desarrollo, lo que ineludiblemente implica promover fuertemente la discusin poltica, obturada actualmente por la visin economicista dominante. Es en esta inteligencia que el presente trabajo tiene por objetivo hacer explcitas algunas de las crticas que pueden realizarse a los abordajes economicistas de las cuestiones ambientales, y presentar en la conclusin una metametodologa transdiciplinar que podra ser de utilidad a la hora del anlisis ecolgico poltico de la compleja interaccin entre el hombre y el medio ambiente.

De la oikonoma aristotlica a la economa (neo)clsica

Aunque no se ha comprobado que Aristteles haya escrito algn tratado especficamente sobre economa, s, en cambio, ha escrito mucho sobre el tema, fundamentalmente en sus obras Poltica y tica a Nicmaco. En ellos se refera a la economa como la ciencia de la administracin prudente del hogar. Si bien evidentemente esta ciencia inclua una dimensin material en cuanto se ocupaba del aprovisionamiento del hogar, tambin posea otras aristas no materiales, ya que la economa era en realidad una disciplina incluida en el arte de vivir bien (es decir, en la tica). En esta acepcin, la economa se ocupaba por supuesto de las cuestiones vinculadas a la extraccin, produccin y el intercambio de bienes, pero sin perder de vista las dimensiones vinculadas a la gestin y a la poltica y sin descuidar tampoco la esttica. Es de remarcar que etimolgicamente la palabra economa proviene del griego oikos (hogar) y nomos (regla), lo cual deja claro que en su gnesis no era la economa el arte de enriquecerse sino el arte de la administracin prudente del hogar Por otro lado, en su obra Poltica [Aristteles, ed. 2005] el filsofo reconoci la existencia dentro de esta ciencia domstica de dos gneros de adquisicin: por un lado, la adquisicin natural que tiene por objetivo el encontrar o procurar al hombre los medios indispensables para su subsistencia; y por otro lado la adquisicin de bienes la que si bien naci como una auxiliar de la ciencia domstica -la economa- en relacin a la necesidad de intercambio de bienes, con la introduccin de la moneda pas a tener un objetivo propio, que es la acumulacin de dinero por el dinero mismo. El estagirita conden duramente a esta desviacin antinatural de la ciencia de adquirir -la llamada crematstica comercial2-, al entender que el dinero Aristteles reconoci otro tipo de crematstica, la crematstica domstica, cuyo objeto es la adquisicin de recursos necesarios para2

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no es en s mismo ms que una cosa absolutamente vana, no teniendo otro valor que el que le da la ley, no la naturaleza, puesto que una modificacin en las convenciones que tienen lugar entre los que se sirven de l, puede disminuir completamente su estimacin y hacerle del todo incapaz para satisfacer ninguna de nuestras necesidades. [Aristteles, ed. 2005, p.23] Aristteles estableci as una clara distincin entre la crematstica comercial y la economa: el arte de la adquisicin no tiene lmites al ser su objetivo la acumulacin indefinida de riquezas; mientras que la economa, cuyo objetivo es el gobierno prudente del hogar, s los tiene. En el pensamiento aristotlico, entonces, surge clara la idea de la disociacin entre la acumulacin indefinida de riquezas y el vivir bien. La acumulacin indefinida de riquezas no lleva necesariamente a la obtencin del objetivo de vivir bien , a la vez que aparece como posible el vivir bien sin que esto requiera la acumulacin ilimitada de riquezas. El propio filsofo lo expone sin ambages cuando afirma que Esta semejanza ha hecho creer a muchos que la ciencia domstica tiene igualmente la misma extensin [NR: que la ciencia de la adquisicin de bienes], y estn firmemente persuadidos de que es preciso a todo trance conservar o aumentar hasta el infinito la suma de dinero que se posee. Para llegar a conseguirlo, es preciso preocuparse nicamente del cuidado de vivir, sin curarse de vivir como se debe [Aristteles, ed. 2005, p.24] Esta inclusin de cuestiones morales dentro del gran objetivo de la economa tena sentido en una antigedad que sostena una concepcin del mundo que era en su base organicista, entendiendo al todo como una entidad biolgica imposible de ser comprendida a travs de la escisin de sus partes. Con el tiempo, no obstante, esta concepcin del mundo ira cambiando. As, el Renacimiento, primero, y con posterioridad el racionalismo cartesiano (siglos XVI y XVII, respectivamente) dieron lugar a un nuevo antropocentrismo, motorizado por la fe en el progreso, la ciencia y la razn. La llamada Era de la Razn, que desemboc en un siglo XVIII pleno de progresos en los conocimientos racionales y de mejoras en los conocimientos cientficos fue testigo del cambio en las concepciones sobre el funcionamiento del universo y sobre el rol del hombre en l; cambios que tuvieron incidencia en la percepcin de las cuestiones econmicas. De este modo, la aceptacin de la filosofa atomista y mecanicista cartesiana, y la nueva concepcin de un universo que poda ser explicado a travs de la suma de sus partes -mediante el uso de leyes mecnicas que regan en el funcionamiento de todo- tuvo su correlato en la ciencia econmica. Fue de esta manera que el saber econmico tambin fue abandonando su cariz holstico para adoptar uno parcializador, concentrndose en realizar una suerte de diseccin del universo observado para aislar sus elementos y estudiar sus propiedades, dejando as de lado el anlisis de las interrelaciones entre las partes. la vida en la comunidad domstica. A esta crematstica la consideraba natural y aceptable 5/21

No casualmente la que es considerada como la primera escuela en formalizar cientficamente a la economa -la fisiocracia- surgi promediando el siglo XVIII. Para los fisicratas la economa est regida por leyes naturales, la tierra es la nica fuente de riqueza y la agricultura el nico sector realmente productivo. [Ferguson, ed. 1994] Hacia fines del mismo siglo -que sin lugar a dudas marc un hito en la historia de las ciencias en general y de la economa en particular- se sistematizaron y se expandieron las ideas utilitaristas, fundamentalmente por obra de Jeremy Bentham. Si bien fue el ms influyente de los sucesores inmediatos de Adam Smith, no debe identificarse el pensamiento benthamiano en forma plena con el de Smith, existiendo entre ambos diferencias no menores (ha de recordarse que, contrario sensu de lo sostenido por Aristteles, Bentham defiende explcitamente la usura3, mientras que Smith postula la aplicacin de un tope legal al cobro de intereses). Uno de los puntos centrales de la obra del ingls es la definicin del concepto de utilidad, a la que identifica como la propiedad de cualquier objeto por la que tiende a producir beneficio, ventaja, placer, bien o felicidad. De acuerdo a esta idea, al menos un aspecto del bienestar del hombre est ligado al consumo de bienes y servicios; y as, dado que en general todo individuo tiende a maximizar el consumo de diferentes bienes en busca de una mxima satisfaccin, la felicidad se incrementa al aumentar la produccin de bienes y servicios [Bentham, ed. 2000] . Como puede notarse, entre el holismo griego y el utilitarismo benthamiano existen importantsimas diferencias, en tanto este ltimo supone una reduccin en los alcances de la economa y un desplazamiento de su centro de inters respecto del primero. Con los autores clsicos (fines del siglo XVIII, principios del siglo XIX) se observa otro desplazamiento de la problemtica que ocupa a la ciencia econmica, desvinculndose el nuevo foco de inters del contexto fsico para recentrarse en mbito de lo social, ya que a diferencia de lo sostenido por los fisicratas los clsicos empezaron a considerar al trabajo como la fuente de riqueza. Por otra parte, se comenz a asimilar el concepto de riqueza con aquellas cosas cosas tiles que poseen valor de cambio, lo que deriv en la produccin de bienes y servicios con valor de cambio como exclusivo modo de creacin de riqueza. Cabe en este punto recordar el pensamiento aristotlico antes expuesto y compararlo con el pensamiento de la escuela clsica: mientras Aristteles consideraba vlida la ciencia de la adquisicin natural, destinada a la generacin de cosas4 capaces de satisfacer necesidades es decir, con valor de uso-, la escuela clsica consider que la riqueza vena de la mano de la acumulacin de cosas con valor de cambio. Es importante resaltar esta diferencia: dado que el valor de uso y el valor de cambio no siempre van de la mano 5 (de Al respecto, existe una obra de este autor, datada en 1787, llamada Defensa de la usura, en la que se explaya sobre este particular. 4 Se evita deliberadamente utilizar la palabra bienes en este caso, para no dar lugar a confusiones respecto dada la diferente acepcin de esta palabra en el contexto de la economa moderna (un bien es tal slo si es til, escaso y tiene valor de cambio). 5 Es porque la separacin de los valores de uso y cambio es posible que pueden darse situaciones como la expuesta por la economa clsica en la paradoja del valor: el agua (que es indispensable) tiene un menor3

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hecho, existen cosas con altsimo valor de uso y escaso o nulo valor de cambio, y viceversa), la divergencia entre ambas concepciones excede el aspecto tcnico para ubicarse claramente en el mbito filosfico. Es por esta diferencia que se acaba de remarcar que, para la escuela clsica, los recursos naturales no eran -en general- objeto de la economa. Y esto dado a que los clsicos no los habran considerado realmente como escasos (an cuando hayan estudiado los rendimientos decrecientes de los factores de produccin). Si existieron quienes -como Malthus- sostenan que existan lmites a la produccin de alimentos por la finitud de los recursos naturales, muchos otros negaban esta limitacin, sostenidos por la fe en la posibilidad de sustituir ciertos factores productivos por otros gracias al progreso tcnico. Esta ltima postura, por otra parte, tomo ms vigor an con el advenimiento de la escuela neoclsica. Como puede verse a partir de este escueto repaso a la historia del pensamiento econmico, es manifiesto cmo la ciencia econmica fue confundindose con la crematstica, de la que tom su objeto olvidndose del propio, y se consolid dejando de lado las mltiples dimensiones en las que transcurre la vida humana, centrndose slo en una parte de la dimensin social. Este alejamiento se plasma en dos aspectos bsicos: por un lado, la circunscripcin del universo del sistema econmico a los valores de cambio y por el otro la asimilacin del concepto de riqueza al concepto de capital. La economa abandon as sus pretensiones holsticas y se transform en el decurso del tiempo en una ciencia mecanicista, reduccionista y disociada de los valores morales y de los contextos fsico, biolgico, psicolgico, cultural y esttico.

Algunos ejemplos de reduccionismos existentes en el pensamiento econmico actual

En los siguientes puntos de este trabajo se intentar dar cuenta de diferentes casos donde el reduccionismo sealado anteriormente se manifiesta con claridad. A. El olvido de los factores de la dimensin fsica

El proceso econmico, como todo otro proceso de los vivientes, es irreversible (y lo es irrevocablemente); por consiguiente, no puede darse cuenta de l nicamente en trminos mecnicos

[Georgescu-Roegen, 1995:64, traduccin propia]

En los comienzos de la humanidad, la fuente de energa utilizada era la energa solar, que era aprovechada en forma directa en gran medida a travs del ciclo vital de las plantas: a precio de mercado que los diamantes (bien generalmente suntuario) 7/21

travs de la fotosntesis, las plantas capturan una cantidad dada de energa solar, la que es parcialmente utilizada por stas para transformar sustancias inorgnicas tales como el agua, dixido de carbono y sales minerales en sustancias orgnicas ricas en energa qumica, las que forman sus tejidos. Como se sabe, cada uno de los restantes eslabones de la cadena trfica (consumidores primarios, secundarios, terciarios y descomponedores) aprovechan en forma mediata o inmediata esta energa solar acumulada en los tejidos vegetales. Por la dinmica del flujo de energas que ms adelante se tratar, la energa solar captada originalmente por las plantas va sufriendo alteraciones cuali y cuantitativas durante su pasaje por esa suerte de circuito . Con el transcurso del tiempo, comenz a tener lugar el uso de la energa solar por vas menos directas: energa solar transformada en viento (que mueve molinos), o cadas de agua (tambin usada en molinos) previamente evaporada por la energa solar. La industrializacin trajo aparejado el uso de nuevas fuentes de energa, como el carbn, y posteriormente el gas y el petrleo. Sin embargo, los combustibles fsiles son energa solar almacenada en pocas remotas de la manera que se explic anteriormente; y su uso no significa producir energa sino simplemente extraer esos combustibles fsiles y quemarlos a un ritmo que no condice con el de su produccin geolgica, sino que es mucho ms veloz. La economa actual basada en el consumo acelera los ciclos de captacinalmacenamiento-consumo de energa, de forma tal que la atmsfera se transforma en el sumidero del dixido de carbono que la fotosntesis no aprovecha y que el ocano no puede absorber, lo que modifica en forma perjudicial la composicin gaseosa de la atmsfera. Lo mismo ocurre con el ciclo de extraccin/produccin y consumo de bienes, lo que deriva en la produccin de residuos a un ritmo y con un volumen tal que el proceso natural de biodegradacin se ve sobrepasado, resultando en la contaminacin del agua y de los suelos. Esta circunstancia, que no es contemplada por el paradigma econmico actual, tiene su explicacin en los campos de la biologa y de la fsica (en este ltimo caso, en el dominio de la termodinmica en particular) En efecto, la primera ley de la termodinmica -llamada ley de la conservacin de la energa- sostiene que la cantidad total de energa en cualquier sistema cerrado permanece invariable con el tiempo, aun cuando esa energa puede cambiar de forma. Por su parte, la segunda ley de la termodinmica asevera que la transformacin de la energa es nica e irreversible ; es decir, pasa de estar en un estado de baja entropa6 (o sea, en un estado de disponibilidad) a estar en un estado de alta entropa (lo que significa que pasa a ser energa no disponible). Es por esto que cuando se quema -por ejemplo- petrleo esa energa puede transformarse slo en parte en energa motriz (que eventualmente podra ser reaprovechada), ya que existe otra porcin de la energa que se disipa en forma de calor y no puede ser aprovechada. Por esto, an cuando un porcentaje de la energa solar almacenada y liberada es recuperable, si se encadenaran una determinada cantidad ciclos de liberacin-recuperacin de energa, la energa en estado de baja entropa tendera a Si bien Georgescu-Roegen reconoce la dificultad de definir el concepto de entropa, acepta definir a esta a los fines generalescomo una medida de la energa inutilizable en un sistema termodinmico [Georgescu-Roegen, 1995:43, traduccin propia]6

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desaparecer, transformndose en su totalidad en energa indisponible. Esto no sucedera en un mundo sin entropa, ya que all se utilizara permanentemente la misma energa (sometida una y otra vez a transformaciones sin prdidas) ; ni tampoco existira escasez de materiales (se reciclaran perpetuamente los mismos). Sin embargo, en nuestro mundo no slo es imposible transformar la energa de alta entropa en energa de baja entropa, sino que tambin opera la que sera una hipottica cuarta ley de la termodinmica que -propuesta por Georgescu-Roegen-, que extiende los alcances de la segunda ley de la termodinmica al campo de los materiales, los que por ende tampoco pueden ser reciclados a perpetuidad [Georgescu-Roegen, ed. 1983] La realidad de que el sistema econmico ni es cerrado ni se retroalimenta completamente contradice abiertamente al paradigma econmico actual, que entiende que la economa funciona de una manera mecnica, perfectamente cerrada y circular. El clebre flujo circular de la renta de la escuela neoclsica es un buen ejemplo de esta concepcin: supone que las familias proveen de factores de produccin al mercado de factores productivos; factores que son demandados por las empresas las que, a su vez, producen bienes y servicios que son puestos en el mercado para ser demandados por las familias, completando as el crculo econmico. Nada se pierde: lo que es egreso para unos, es ingreso para otros, y viceversa. No hay entradas ni residuos. Un paradigma econmico que comprendiera que nuestro sistema econmico no es un perpetuum mobile, y que tuviera en cuenta los factores biolgicos y fsicos involucrados en la produccin de bienes y servicios, debera considerar que el sistema econmico es abierto, ya que necesita del aporte constante de energa de baja entropa (energa solar) y de una entrada de materiales; a la vez que no debera olvidar que el sistema genera residuos, sean estos desechos energticos calor disipado no reutilizable- o materiales elementos no reciclables-. Ms an, debera asumir que el hombre no es slo un productor y consumidor de bienes y servicios, sino que posee un cuerpo que es una mquina termomecnica en s mismo, y como tal requiere energa de baja entropa y disipa energa de alta entropa. El considerar que el hombre es tambin una mquina termodinmica, como lo hizo Sergei Podolinsky hacia 1880, complejiza tanto ms el primitivo escenario presentado por la economa neoclsica cuanto considera que no es uniforme el coeficiente econmico7para todos los hombres y todas las sociedades, y tampoco es idntico el producto energtico de cada calora de trabajo humano (que depende de cada circunstancia productiva). ) [Martnez Alier et al., 1998]

En definitiva, nada ms apropiado que utilizar unas palabras de Georgescu-Roegen que ilustran esta cerrazn de la economa sobre s misma:

Hay en la historia del pensamiento econmico un hecho muy curioso: Podolinksy llam de esta manera al ratio de conversin de los alimentos consumidos por el hombre en trabajo humano (en caloras). Tal como explica Martnez Alier, Podolinsky estimaba que -en las sociedades ms simples y trabajadoras- 5 caloras provenientes de los alimentos consumidos se transforman en 1 calora de trabajo humano, pero esto no era uniforme para todos los casos. [Martnez Alier et al., 1998]7

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varios aos despus de que el dogma mecanista haya perdido su supremaca en la fsica y su influencia en el mundo filosfico, los fundadores de la escuela neoclsica erigieron una ciencia econmica sobre el modelo de la mecnica para hacer, segn la expresin de Jevons, la mecnica de la utilidad y del inters individual [Georgescu-Roegen, ed. 1995:40. Traduccin propia]

Pese a lo sombro del panorama actual, ha de reconocerse que es real la posibilidad de al menos detener el proceso de deterioro medioambiental. Pero para esto se hace necesario discutir polticamente un nuevo modelo de desarrollo que, contemplando las limitaciones propias de un mundo fsico, propenda al desarrollo humano integral.

B. El olvido de los factores socioculturales La valoracin que el hombre hace de la naturaleza no ha sido ni es uniforme. El estudio de la temtica tanto en forma diacrnica como sincrnica revela que no existe homogeneidad en el carcter del vnculo que cada comunidad establece con la naturaleza. A los efectos de poder comprender ms an la relacin del hombre con el resto de la naturaleza, y ver cul es la consideracin que la economa hace de esta relacin, se analizaran diferentes cosmovisiones, escogidas por sus diferentes rasgos que las dotan de inters para el estudio. Por elementales cuestiones de brevedad, slo se tratarn tres; sin embargo, es claro que existieron y existen muchas otras cosmovisiones, las que en algunos casos tienen puntos de coincidencia y en otros casos difieren totalmente con las estudiadas en lo que respecta al vnculo del hombre con la naturaleza. Para llevar adelante este sucinto anlisis se prescindir de brindar ms precisiones histricas de las estrictamente necesarias para la comprensin de cada cosmovisin, en la medida que lo que se busca no es realizar un estudio histrico de hechos sino develar en cada caso la concepcin del mundo y del hombre presentes en las respectivas unidades de anlisis. Los mayas : religin y naturaleza No quedan vestigios de la primera etapa del pueblo maya, la usualmente llamada Viejo Imperio. De cualquier forma, se especula con que su religin estaba signada en aquellos das por el culto sencillo a la naturaleza y la personificacin de las fuentes naturales que influan en su cotidianeidad. As, el sol, la luna, el rayo, la lluvia, el viento y las montaas, entre otros, ocupaban un lugar de importancia en el culto maya; y el juego entre estas fuerzas csmicas formaban el marco dentro del cual esta tribu viva su nomadismo. Aparece como muy probable que durante el tiempo que transcurri entre la introduccin de la agricultura y la invencin del calendario, la cronologa y la escritura mayas (aproximadamente un milenio), la religin maya haya permanecido casi en el mismo estado; pero sofisticndose lentamente No obstante, en el perodo del Nuevo Imperio s se introdujeron importantes cambios; y es durante el transcurso de este perodo que se habra introducido la idolatra (y con ella la

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profusin de sacrificios humanos) y que los cristianos impusieron por la fuerza ciertas concepciones religiosas que reemplazaron antiguas creencias y prcticas idoltricas. En este contexto de intrusin de creencias forneas, lo nico que sobrevivi de la antigua fe fue el culto de los dioses sencillos de la naturaleza: de esta manera, es decir el culto a los dioses de la lluvia, del maz, de la fertilidad y de las ceibas del bosque en otras palabras, aquellos dioses que estaban incorporados a la cotidianeidad del pueblo y cuya fe se hallaba fuertemente arraigada en el mismo- , mientras en el olvido cayeron los dioses cuya invencin se debi a los sacerdotes. Dentro de las creencias sobrevivientes estaba la de la creacin del mundo por parte de un dios llamado Hunab o Hunab Ku (de hun, uno, ab, existir, y ku, dios). Este dios, lejano y muy por encima de los mortales, que poco figuraba en la cotidianeidad de los mayas, habra hecho al hombre de maz. Tambin perdur la creencia en que la fructificacin del maz, base de la vida maya, era obra de dioses benvolos que producan el rayo, el trueno, y la lluvia, garantizando as la abundancia. Por el contrario, la sequa, los huracanes y la guerra, que destruan el maz, eran producto de los dioses malvolos. Como se sabe, los mayas conocieron la agricultura. Sin embargo, y pese a que ellos intervenan en la naturaleza para adaptarla a sus necesidades, no dejaron de ubicar por encima de ellos mismos a mltiples dioses, todos los cuales personificaban elementos de la naturaleza, a fuerzas csmicas o a cuestiones relacionadas con el ciclo biolgico; a los que rogaban les fueran propicios y les permitieran conseguir su sustento. Queda as planteado que en la cosmovisin maya como en otras cosmovisiones de pueblos precolombinos- la naturaleza tena rasgos sagrados, era temida, respetada, venerada, pero no por eso dejaba de poder ser manipulada para provecho humano. El catolicismo franciscano: religin y naturaleza El estudio de una cosmovisin catlica, abordndola como nica, presenta serias dificultades. Y esto es porque el catolicismo, an cuando su corpus doctrinario es ms rgido y homogneo que el de las iglesias cristianas no catlicas, no por ello deja de presentar variadas cosmovisiones en su seno; muchas de estas con caractersticas francamente contrapuestas, sin perjuicio de presentar el centro comn que permite ubicarlas dentro de la misma iglesia. La creencia en un solo Dios uno y trino, creador, bondadoso, que otorga la gracia de poder vivir eternamente a todos cuantos vivan de acuerdo a la Sagradas Escrituras; y la fe en la divinidad de Jesucristo anan bajo el manto de la iglesia catlica a cosmovisiones que en otros aspectos presentan muchas diferencias. Frente a esta dificultad, se ha optado por analizar slo una de estas mltiples cosmovisiones. As, se ha elegido a la cosmovisin franciscana por lo absolutamente novedoso de su planteo y porque a la fecha resulta ser el franciscanismo uno de los grupos ms representativos y numerosos dentro de la comunidad catlica. Por otra parte, es necesario aclarar que, a diferencia de las otras dos cosmovisiones que se analizan en el presente trabajo, la que ser estudiada aqu no es la cosmovisin de un pueblo sino la sustentada por una persona en particular, en este caso, el individuo conocido como Francisco de Ass. 11/21

El cristianismo con su concepcin monotesta combate el politesmo entre sus fieles. El borrar a esta multiplicidad de divinidades, ms all de lo indispensable que pudo resultar desde el punto de vista dogmtico para los telogos cristianos, provoc otros efectos. El primero de ellos est relacionado con el hecho de que muchas de las divinidades eliminadas estaban ntimamente ligadas a elementos de la naturaleza o a fuerzas csmicas. As, con el destierro de deidades tales como el sol, la luna, la tierra, algunos animales y el rayo, entre otros, se des-sacraliza a la naturaleza y se comienza a perder la nocin de la animacin de lo no-humano. [Boff, 1996] Esta nueva concepcin de la naturaleza como algo inanimado en el sentido de que la prdida de su sacralidad transform a la naturaleza en algo sin alma- impulsa a la humanidad a pensar en funcin de un yo, en lugar de un nosotros, dado que el nico ser con alma, fuera de Dios, es el hombre. Se transforma as el hombre en el centro de la creacin, al mismo tiempo que el resto de la naturaleza pasa a tener el estatus de objeto. Pero adems, al poseer alma el hombre, comparte en cierto modo la dignidad de Dios. Quedan as conformados, de alguna manera, dos bloques muy diferenciados: por un lado Dios y el hombre representante de Dios en la tierra-, y por el otro la naturaleza sin alma y, por lo mismo, con menor dignidad. Como se ve claramente, esto constituy una elevacin del hombre por sobre el resto de la naturaleza, lo que no tard en originar el antropocentrismo. Lo absolutamente diferente de la cosmovisin franciscana respecto a otras concepciones cristianas, incluso catlicas, radica en la recuperacin de la inocencia en la mirada del hombre hacia el resto de la naturaleza y hacia el resto de la humanidad. Francisco, a la vez que se despoja de los bienes materiales familiares, se despoja de las construcciones racionales que haban forjado una intrincada maraa religiosa y realizando una suerte de epokh quita de su mente todo preconcepto sobre las criaturas y se aferra a la simpleza como modo de vida. De esta manera, comienza a percibir a toda la naturaleza sin distincin alguna- como perteneciente a una fraternidad que se constituye en tal por haber sido creada por el mismo principio creador (Dios padre-madre) y por habitar el mismo universo. Ntese que Francisco no deifica nuevamente a la naturaleza, no propone un pantesmo, sino que le devuelve a la naturaleza su dignidad a la vez que en el mismo movimiento quita del pedestal al hombre, y deja el lugar de privilegio slo a Dios. De ah que tanto las piedras como el sol, la tierra, el hombre, el agua, la muerte, el viento y todo componente de la creacin compartan un mismo status de seres creados y deseados por Dios. Por otra parte, y si bien por un lado desecha ensalzar al cuerpo humano y se despoja de lo material, por el otro lado revaloriza a los sentidos como puerta para el vnculo con sus hermanos de la creacin. Francisco descentra la comprensin del mundo de la razn humana, y por ello no elige la racionalidad como forma de vnculo sino que entiende que debe comunicarse desde algo comn a todo lo creado como es la afectividad. La escena de la muerte de Francisco sintetiza de un modo admirable su cosmovisin, de tal modo que merece ser aunque ms no sea brevemente comentada y analizada. Cargada de simbolismos, sus ltimas horas muestran a un Francisco desnudo, y con su 12/21

cuerpo deformado por la enfermedad, lo que muestra a las claras su poco apego a los bienes materiales. Tambin la escena de su muerte lo muestra rodeado de los hermanos de su comunidad, a los que les pide que lo depositen desnudo sobre la tierra, para sentir su contacto por ltima vez. Pero, simultneamente, Francisco pide a sus hermanos que canten, e incluso solicita le pidan a Jacoba de Setesolios traiga pasteles de almendra, lo que lo muestra como un hombre que no reniega en forma terminante e indiscriminada del disfrute de los sentidos. Finalmente y antes de expirar, no olvida el moribundo de agradecer a la hermana tierra por todo lo que le ha brindado. A diferencia de otras corrientes cristianas, el franciscanismo rechaza la acumulacin de riquezas no porque sea fuente de ocio, vicios y vida libertina sino porque poseer significa dominar, y l se niega a dominar a aquellos a quienes considera con idntico derecho que l a vivir. La relacin posesin-poseedor es jerrquica, en tanto el poseedor considera de inferior dignidad a lo posedo. Entendindose a s mismo como un hermano menor, evidentemente no poda querer poseer ms de lo estrictamente necesario para su supervivencia, porque nada vea de menor dignidad a la suya. Desde el punto de vista filosfico, el franciscanismo comporta una recuperacin de la nocin heracltea de armona csmica; en virtud de que tanto en el pensamiento del efesio como en el de Francisco subyace la idea de la existencia de un orden perfecto que no es de origen humano, y al cual contribuyen por igual todos los integrantes de la naturaleza. En definitiva, la cosmovisin franciscana ubica al hombre en un lugar de gran pero igual dignidad al resto de lo creado. Este hombre sabe que puede intervenir humanizando a la naturaleza pero est ticamente impedido de hacerlo ms all de lo estrictamente necesario. Es la muestra, por ende, de un tipo de cosmovisin que, sin ignorar que el hombre puede erigirse en sometedor de la naturaleza, establece imperativos ticos que impide que ste lo haga. El hombre puede someter a sus intereses a la naturaleza, pero no debe hacerlo. El puritanismo asctico: religin y naturaleza Cuando se hace mencin al puritanismo, se corre el riesgo de caer en las vaguedades propias de un trmino que tiene variadas connotaciones. En vistas de esto, es necesario aclarar que la que se tratar ser la cosmovisin de aquellos grupos de orientacin asctica surgidos en Holanda e Inglaterra, sin realizar diferenciaciones por dogmas ni por estructura eclesistica. De esta manera, quedan comprendidos dentro del puritanismo asctico tanto los independientes como los congregacionistas, los baptistas, los mennonitas y los cuqueros. En particular, se centrar el anlisis en los puritanos que abandonaron el Viejo Continente y emigraron a Amrica del Norte. Si bien los puritanos crean fuertemente en un dios creador y rector de todo que estaba por encima de todo lo existente, por otro lado centraban en la accin del hombre la manifestacin de su voluntad. No era el hombre capaz de ganar su salvacin, pero s estaba en sus manos el mostrar que Dios lo haba elegido; lo que constituye de facto una transferencia de poder de Dios al hombre en la medida en que sus actos se erigan en manifestaciones de la voluntad divina. Dado que Dios est en forma constante controlando el universo, nada puede pasar sin que l lo quiera; lo que equivale a decir, dando vuelta la idea, que cuanta cosa el hombre haga ha de ser consentida por Dios. Por otra parte, su defensa de la propiedad privada, por ejemplo de la propiedad de la tierra y lo que ella alberga, pone de manifiesto una relacin en la que el hombre se considera superior al resto de la naturaleza. Como se afirm anteriormente, la relacin posesor13/21

posedo es abiertamente jerrquica: nadie posee algo a lo que no estime de menor valor o dignidad al de s mismo. As el hombre puritano se coloca por encima de la tierra, los animales, las plantas y, en trminos generales, de todo lo no-humano. En este punto, y hablando ya especficamente de los puritanos ascticos que se instalaron en Amrica del Norte, su visin era netamente contrapuesta a la de los pueblos originarios de Norteamrica: en la cosmovisin de los pueblos originarios, ellos eran propiedad de la tierra, y no al revs como en el caso de los puritanos-. Surge en esta cosmovisin, entonces, la nocin de una relacin de superioridad de los puritanos (portadores de la Palabra de Dios y elegidos por l), respecto a aquellos a los que denominaban salvajes y respecto a la naturaleza. En definitiva, cree el puritano en un Dios, como se dijo, creador y rector del universo; pero se trata de un Dios que guarda silencio, cuya voluntad es slo conocida a travs de las Sagradas Escrituras las que, por lo dems, son de interpretacin personal en este grupo religioso- y a travs de los logros humanos. Es el hombre quien interpreta la palabra escrita de Dios y quien con sus xitos manifiesta la voluntad divina- el actor central del escenario universal. Este antropocentrismo es el que justifica, en ltima instancia, el sometimiento de lo nohumano (el resto de la naturaleza). Y teniendo por base a este antropocentrismo es que se funda el etnocentrismo que lleva al puritano a considerarse adems por sobre el resto de las culturas. A modo de corolario, es posible afirmar que la naturaleza para el puritano constitua meramente el objeto a trabajar para obtener la riqueza necesaria, una reserva de bienes apropiable por el hombre. Esta concepcin, bsica para sustentar una economa de acumulacin de riquezas, slo es posible de forjar en la medida que el hombre como se dijo- sea capaz de generar excedentes, determinando qu y cunto se debe producir. As, para el puritano el hombre se acerca a la voluntad de Dios a travs de la ciencia y de su aplicacin al entorno, de modo tal de impregnar de su racionalidad al cosmos.

La economa y la valoracin de la naturaleza El anlisis de las cosmovisiones maya, catlica franciscana y puritana asctica delata claramente las diferencias que en ellas hay respecto a la relacin hombre-naturaleza. Aun cuando ninguna de dichas cosmovisiones reniega del poder que el hombre tiene de intervenir en la naturaleza, es evidente la diversidad que se da en torno al significado que la naturaleza tiene para el hombre. Si para los mayas la naturaleza es dios, para los franciscanos es una hermana y para los puritanos es uno ms de sus dominios. Tambin divergen estas concepciones respecto al lugar que ocupa el hombre en el cosmos. Para los mayas el hombre es un ser-en-la-naturaleza, que interacta con ella. Para el franciscanismo el hombre fue hecho a semejanza de Dios un dios que no es la naturaleza, pero se reconoce fraterno con ella en la medida en que todos contribuyen por igual al orden divino. En una visin muy contrapuesta, el protestantismo asctico tiene una mirada marcadamente antropocntrica. El paradigma econmico actual, de claro cuo neoclsico, es casi completamente ajeno a la dimensin sociocultural que atraviesa la vida humana. Es as como sin considerar las diferencias que salen a la luz en elementales anlisis como el precedente, impone el 14/21

discurso hegemnico en el cual la naturaleza tiene el exclusivo rol de recurso del que el hombre dispone para satisfacer sus necesidades. Si la naturaleza debe ser cuidada no es por mor de un mandato tico o por un imperativo religioso, sino simplemente porque debe poder seguir siendo explotada en un futuro. No existe una discusin poltica al respecto: la visin economicista de la relacin hombre-naturaleza asume como un virtual dogma a una sola de las mltiples cosmovisiones existentes perdiendo, de este modo, la posibilidad de percibir que no todas las culturas estn dispuestas a reducir a la naturaleza a un status de objeto o de mercanca. C. El olvido de los factores ticos y estticos A principios del ao 2003, la empresa canadiense Meridian Gold proyect una inversin de 120 millones de dlares para explotar una mina de oro y plata situada a 7 kilmetros de la ciudad de Esquel, en la provincia de Chubut. De acuerdo a lo proyectado, se utilizaran 600 hectreas del Cordn Esquel, donde se emplazara una planta de tratamiento que, segn se estim, procesara 3000 toneladas diarias de mineral. Las expectativas estaban puestas en que la extraccin llegara a los 10 gramos de oro y 17 de plata por cada tonelada de material procesado. Para esto, se proyect levantar la estructura necesaria para explotar un yacimiento de 2,5 km de largo y 500 metros de ancho. La explotacin de esta mina sera realizada en un 75% a cielo abierto y en un 25% en forma subterrnea, con una proyeccin de extraccin de ms de 8 toneladas anuales, durante los 8 a 10 aos en que se calculaba la vida til de la mina. El sistema de extraccin sera mediante la utilizacin de cianuro. De acuerdo a las previsiones de la propia Meridian, se utilizaran 180 toneladas de cianuro mensuales, a razn de 6 toneladas diarias que seran complementadas con 3000 toneladas de agua. Los desechos generados por la planta, de acuerdo a las promesas de Meridian, seran destruidos de modo tal de impedir la contaminacin del ambiente. Igualmente, el agua utilizada sera devuelta al sistema a los efectos de ser reutilizada. En cuanto al mineral desechado, la empresa afirmaba que se depositara en una escombrera. En cuanto a los beneficios para la sociedad chubutense, la empresa afirmaba que se generaran 400 puestos de trabajo directos, y 1200 indirectos, lo que redundara en un incremento del 33% en el movimiento econmico de la ciudad de Esquel. De lo que no hablaba Meridian Gold es de la alteracin de los cursos de agua y lagunas, la eliminacin de vegetacin, el exterminio de fauna, la contaminacin del aire y del agua, la contaminacin sonora y la prdida del valor paisajstico, aspectos que tampoco fueron advertidos por los representantes polticos pero que fueron advertidos por ecologistas y vecinos. Desechando intervenciones partidarias, el pueblo de Esquel despleg potentes acciones polticas al entender que deba comprometerse en forma personal en el conocimiento y en el trmite de las cuestiones vinculadas a un futuro que inevitablemente les era comn. Comprendiendo que lo que estaba en juego era su identidad y su derecho comunitario a tomar decisiones sobre el trato a brindar a la naturaleza que los albergaba, los vecinos de Esquel comenzaron a investigar en forma autnoma los antecedentes de este tipo de minera en otras partes del mundo. Este involucramiento directo del pueblo de Esquel le permiti conocer que estaba siendo vctima de lo que Martnez Alier denomina un chantaje ambiental : poniendo en 15/21

primer plano la tentadora promesa de crear puestos de trabajo tan necesarios para Esquel, Meridian Gold procuraba restar trascendencia al empleo de una sustancia qumica como el cianuro, que de acuerdo ciertas normativas (como el Anexo VIII de la vigente Directiva marco sobre poltica de aguas de la Unin Europea) est clasificado como uno de los principales contaminantes, que puede impactar en forma catastrfica e irreversible en el medio ambiente y en la salud humana, y, por ende, en la diversidad biolgica. Procurando sacar provecho de la necesidad econmica del pueblo chubutense, la minera soslay el reconocimiento de que en los ltimos 25 aos se han registrado en todo el mundo ms de 30 accidentes importantes vinculados al vertidos de cianuro y que es imposible asegurar que no volvern a producirse accidentes de ese tipo. Por otro lado, fue mendaz respecto a los prometidos puestos de trabajo, los que de acuerdo a la opinin de expertos, no seran tantos ni seran convenientes a mediano plazo:

la minera que utiliza cianuro crea poco empleo y solo por un periodo de entre ocho y diecisis aos, pero puede provocar enormes daos ecolgicos transfronterizos que, por lo general, no son compensados por las empresas explotadoras responsables, que suelen desaparecer o ir a la quiebra, sino por el Estado afectado, es decir, por los contribuyentes [Parlamento Europeo, 2010]

Y esto, sin considerar que existen alternativas que podran sustituir a las tecnologas a base de cianuro8. Una economa que pretenda aportar al vivir bien del ser humano ha de priorizar la salud del hombre y su ambiente por sobre el crematstico objetivo de acumular riquezas; debiendo por otro lado respetar la valoracin que los habitantes de una localidad hacen del paisaje que los rodea, valoracin esttica que no es susceptible de ser hecha en trminos monetarios. La situacin de vulnerabilidad de algunos grupos humanos no slo no debe ser aprovechada para obligarlos a aceptar condiciones que otros grupos con ms poder no consentiran, sino que por el contrario impone extremar los cuidados para que estos grupos vulnerables no vean conculcados sus derechos ambientales. En el caso de Esquel, la participacin y la unin de los miembros de la asamblea ciudadana permiti sostener la postura de que no vale todo para tener el oro o los puestos de trabajo-; y demostrando que tal como sostiene Martnez Alier- la preocupacin ambiental no es lujo de ricos [Martinez Alier, 2003], la poblacin juzg que era ms importante preservar el agua, la tierra, la vida y la belleza natural del paisaje.

Entre las alternativas que se consideran en la actualidad, estn la lixiviacin con Bisulfito y la lixiviacin con Tiosulfato (Tioeurea); tecnologas menos contaminantes, segn aseguran sus propietarios8

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Conclusin : un retorno al holismo.

Lo expuesto anteriormente pone de manifiesto que la actual concepcin de economa est desprovista de elementales consideraciones relativas a cuestiones de ndole fsica, biolgica, cultural y tica. Por otro lado, ciertos conceptos bsicos de la economa clsica como la ficcin del homo oeconomicus9demuestran que la ciencia econmica actual tampoco considera debidamente la dimensin psquica de los actores sociales. Esto explica que un abordaje de las cuestiones socioambientales realizado exclusivamente desde lo que hoy se entiende por economa resulte insuficiente. En efecto, la captura de estas problemticas realizada exclusivamente desde la economa constituye un reduccionismo: aspira a dar cuenta del todo de lo real desde una perspectiva que, como se mostr, omite aspectos y relaciones interdisciplinares relevantes del problema, lo que deriva en dificultades difciles de superar. Por otro lado, si bien es cierto que la pretensin de capturar el todo indiferenciado de la realidad socioambiental y comprenderla cabalmente es tan vlida como inalcanzable, es posible no obstante intentar determinar cules son los diferentes aspectos que estn involucrados en la problemtica bajo anlisis, y cules y de qu tipo son las relaciones entre estos aspectos, de modo de intentar aproximar el todo indiferenciado por un todo relacionado en una trama de conexiones entre las diferentes maneras de darse de lo real. Es necesario para superar la dificultad antes sealada el abordaje de las problemticas ya no desde una nica disciplina, sino desde una perspectiva transdisciplinar como la de la ecologa poltica, pudiendo utilizarse para los anlisis una metodologa tal como podra ser la Metametodologa Sistmica Multimodal. Esta metametodologa tiene como base a la doctrina de los aspectos modales, debida a Herman Dooyeweerd [Dooyeweerd, ed. 1975] y a su variante propuesta por Vernica De Raadt, estructuralmente similar a la de Dooyeweerd aunque con algunas diferencias en torno al arreglo de las modalidades [de Raadt, 2004]. Francisco Casiello afirma recuperando el pensamiento de Dooyeweerd- que ...hay diversos aspectos o modalidades que proveen formas distintivas por medio de las cuales se puede organizar el discurso sobre las cosas del mundo [Casiello, 2005:8]; es decir, que los entes presentan caractersticas multimodales, representando cada una de las modalidades una forma particular de pensar alguno de los aspectos del mundo. Por otra parte, existe un orden jerrquico que estructura las modalidades, de forma tal que las ms bajas hacen a la representacin del mundo natural; a ellas les siguen las sociales y luego las relativas al mbito general de la libertad. Por ejemplo, la tica, la econmica y la fsica son, entre otras, diversas modalidades o aspectos de lo real. En la estructuracin jerrquica que se mencionaba, la modalidad tica se encuentra en un nivel superior a la econmica, la que, por su parte, est por sobre la modalidad fsica. Las modalidades tienen un rol determinado, segn el cual se disponen en el arreglo Si bien esta nocin ha sido criticada, por distintos motivos, por L. Von Mises y John M. Keynes, entre otros, el paradigma econmico dominante en la actualidad est lejos de haberla abandonado.9

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jerrquico. De acuerdo a la metodologa propuesta, las modalidades superiores poseen un rol normativo de las modalidades inferiores, siendo posible influir sobre ellas por medio de aquellas. Del mismo modo, las modalidades inferiores juegan un rol determinativo sobre las modalidades superiores. Dooyeweerd, en su anlisis, menciona un total de quince modalidades organizadas de la forma expuesta: la aritmtica (cantidad), espacial (extensin), cintica (movimiento), fsica (energa), bitica (la vida), squica (sentimiento), analtica (distincin), histrica (cultura), lingual (smbolo), social (contacto), econmica (frugalidad), esttica (armona), jurdica (justicia), moral (amor) y fdica (certitud) [Dooyeweerd, ed. 1975]. Cada modalidad tiene un significado nuclear (expresado por el trmino entre parntesis), un sentido original que le es propio y por la cual puede ser distinguida; lo que hace que cada modalidad sea irreductible, no pudiendo ser explicada exclusivamente en trminos de algn otro sentido modal. Cada modalidad est tambin sujeta a su propia clase particular de leyes. Por su parte, de Raadt -como Dooyeweerd- supone una ontologa multimodal de lo real aunque su arreglo de modalidades incluye una mayor cantidad que las propuestas por Dooyweerd y los organiza en cuatro dominios, del siguiente modo (de Raadt, 2004): Carcter: tica, esttica y judicial. Comunidad: operativa, econmica y social. Intelectual: epistmica, informativa, histrica y credo. Naturaleza: psquica, bitica, regulatoria, fsica, cintica, espacial, numrica, y lgica.

Para de Raadt, mientras que todo el universo funciona en el mbito natural, slo la humanidad funciona en los otros tres dominios. A diferencia de los autores antes mencionados, Casiello en su obra propone cinco dominios que agrupan modalidades de acuerdo a sus caractersticas generales, y reinterpreta las doctrinas de Dooyeweerd y de De Raadt al considerar que el conocimiento del mundo est dado por medio de las diversas disciplinas cientficas vigentes en un determinado momento. Enfatiza que no es realmente posible diferenciar aquello que el mundo sea de aquello que se sabe del mundo, tanto por la experiencia personal como por el aprendizaje formal. Lo que el mundo sea y lo que se sabe del mundo se hayan en una relacin mutua e inseparable [Casiello, 2005]. Los dominios reconocidos por Casiello son los denominados carcter, comunidad e intelecto que slo se aplican al hombre-; naturaleza, que se aplica a todo el mundo incluyendo al hombre y bsicos, que es aquel segn el cual se estructuran los restantes dominios. Dentro de cada dominio, establece modalidades las que se organizan de la siguiente manera: Carcter: tica, esttica, judicial Comunidad: operativa, econmica, social Intelecto: epistmica, informativa, histrica, credo, psicolgica Naturaleza: biolgica, regulatoria, fsica Bsicos: espacial, temporal, numrica

Vale un ejemplo para ilustrar esta articulacin entre factores. Considrese una situacin

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cotidiana en la que una persona concurre a un mercado a comprar hongos. Luego de un primer anlisis en el que analiza su textura y consistencia, puede notar que estn ms caros en un negocio que en otro. Esa misma persona, al caminar por un bosque, podran encontrarse con hongos similares creciendo de forma silvestre, y obtenerlos sin ningn costo monetario. En ambos casos, los hongos existen y son experimentados tanto de una manera econmica como a la vez fsica. Podra adems atender a la modalidad biolgica si se estuviera interesado en su ciclo de crecimiento y desarrollo; o incluso tica si se considerara recoger los hongos silvestres que crecen en una propiedad ajena, o esttica, si la atencin se concentrara en la morfologa de los hongos. Es decir, los hongos son experimentados y existen tanto econmicamente como simultneamente en otros planos. Un productor de hongos, por ejemplo, en un anlisis referido a llevar adelante un cultivo de hongos, encontrar que est determinado por la capacidad biolgica del mismo de regenerarse y, a su vez, su posibilidad de explotacin puede estar normada por las consideraciones ticas y de otros calibres que afecten el dominio jurdico-poltico estableciendo, por el ejemplo, la obligatoriedad de su erradicacin o el fomento de su cultivo. De esta manera su decisin requerir un anlisis multimodal en el que las relaciones entre los factores que residen en cada modalidad, muestren su interjuego y exhiban sus condicionamientos determinativos y normativos relativos. En definitiva, ya sea que se utilice algn abordaje sistmico como el propuesto, o que se prefiera alguno de otro cuo, lo que resulta imperativo es que la aproximacin a las problemticas socioambientales se realice de forma inter y transdisciplinar, de modo tal que prime la conciencia de que el desafo no consiste en cmo acumular la mayor cantidad posible de riqueza, sino en cmo lograr un desarrollo humano armnico con la naturaleza, donde impere la justicia ambiental y en el que las particularidades culturales de cada grupo humano sean realmente respetadas.

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