Doctrina Social de la Iglesia

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1 LA FUNCIÓN DEL ESTADO El vaivén de las ideologías ha terminado por dislocar en muchos casos el sentido y la finalidad propia de múltiples instituciones de orden social. Así vemos que la Universidad, el Sindicato, la Empresa, el Municipio y la misma Familia, padecen hoy una crisis profunda que afecta su normal funcionamiento y el cumplimiento cabal de sus objetivos fundamentales. Lo mismo acontece en el plano político con el concepto de Estado, la crisis intelectual y moral de nuestro tiempo ha contribuido a desvirtuar el sentido de su responsabilidad esencial cual es la de PROCURAR EL BIEN COMÚN. (Sacheri Carlos, "El Orden Natural", pág. 165). LA GRAN ALTERNATIVA: Siguiendo al autor citado, más adelante en su obra el mismo expresa: "Resulta imperioso redescubrir una distinción profunda entre dos actividades o roles que la mayoría de la gente, y aún los "Expertos", en temas políticos, identifican falsamente; Gobierno y Administración. No solamente ambos quehaceres se distinguen entre sí sino que, en cierta medida se contraponen engendrando hábitos mentales diferentes. Hemos mencionado que el Estado autoridad política en su carácter de gestor o procurador del Bien Común debe GOBERNAR, esto es ejercer una actividad de supervisión y ordenamiento, de coordinación y arbitraje de la labor de cada grupo intermedio y de cada sector de la población, en lo que hace en sus respectivos ámbitos de acción y competencia. Tal es la función propia y específica del estado. A los particulares, por el contrario, le compete propiamente el administrar esto es, asumir la ejecución y dirección concretas de las diferentes tareas a su cargo, no ya en sus líneas generales, sino en cada una de las etapas de su concreción. El Estado puede por ejemplo inducir a los empresarios y organismos de crédito de una región determinada a crear un ente de expansión regional, fomentando la acción de este mediante medidas financieras, estímulos de diferentes tipos, etc. ... Pero resultaría disparatado que el Estado pretendiera asumir por sí y directamente la administración de dichos organismos, para decidir a qué empresa habrá que ayudar o no, desentendiéndose de toda responsabilidad pecuniaria sobre las consecuencia de sus intervenciones. Lo que no logren las empresas por sí mismas menos lo logrará el Estado administrador. GOBERNAR Y ADMINISTRAR implican dos actitudes mentales y morales diferentes en efecto, mientras el espíritu administrador trata de aplicar las reglas más simples y más generales en la organización de las distintas tareas, el espíritu de gobierno se propone favorecer al máximo la diversidad de iniciativa, públicas o privadas que pueden concurrir al bien común. El administrador unifica, centraliza y simplifica al máximo. El gobernante diversifica, descentraliza y respeta todas las diferencias legítimas que la diversidad de situaciones complejas impone el buen sentido. Ambas actividades son legítimas y necesarias en sus respectivas esferas. Lo grave se da cuando el gobernante descuida sus tareas para transformarse progresivamente en administrador (Sacher C., Op. citador, pág. 166).

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La Función del Estado

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LA FUNCIÓN DEL ESTADO El vaivén de las ideologías ha terminado por dislocar en muchos casos el sentido y la finalidad propia de múltiples instituciones de orden social. Así vemos que la Universidad, el Sindicato, la Empresa, el Municipio y la misma Familia, padecen hoy una crisis profunda que afecta su normal funcionamiento y el cumplimiento cabal de sus objetivos fundamentales. Lo mismo acontece en el plano político con el concepto de Estado, la crisis intelectual y moral de nuestro tiempo ha contribuido a desvirtuar el sentido de su responsabilidad esencial cual es la de PROCURAR EL BIEN COMÚN. (Sacheri Carlos, "El Orden Natural", pág. 165). LA GRAN ALTERNATIVA: Siguiendo al autor citado, más adelante en su obra el mismo expresa: "Resulta imperioso redescubrir una distinción profunda entre dos actividades o roles que la mayoría de la gente, y aún los "Expertos", en temas políticos, identifican falsamente; Gobierno y Administración. No solamente ambos quehaceres se distinguen entre sí sino que, en cierta medida se contraponen engendrando hábitos mentales diferentes. Hemos mencionado que el Estado autoridad política en su carácter de gestor o procurador del Bien Común debe GOBERNAR, esto es ejercer una actividad de supervisión y ordenamiento, de coordinación y arbitraje de la labor de cada grupo intermedio y de cada sector de la población, en lo que hace en sus respectivos ámbitos de acción y competencia. Tal es la función propia y específica del estado. A los particulares, por el contrario, le compete propiamente el administrar esto es, asumir la ejecución y dirección concretas de las diferentes tareas a su cargo, no ya en sus líneas generales, sino en cada una de las etapas de su concreción. El Estado puede por ejemplo inducir a los empresarios y organismos de crédito de una región determinada a crear un ente de expansión regional, fomentando la acción de este mediante medidas financieras, estímulos de diferentes tipos, etc. ... Pero resultaría disparatado que el Estado pretendiera asumir por sí y directamente la administración de dichos organismos, para decidir a qué empresa habrá que ayudar o no, desentendiéndose de toda responsabilidad pecuniaria sobre las consecuencia de sus intervenciones. Lo que no logren las empresas por sí mismas menos lo logrará el Estado administrador. GOBERNAR Y ADMINISTRAR implican dos actitudes mentales y morales diferentes en efecto, mientras el espíritu administrador trata de aplicar las reglas más simples y más generales en la organización de las distintas tareas, el espíritu de gobierno se propone favorecer al máximo la diversidad de iniciativa, públicas o privadas que pueden concurrir al bien común. El administrador unifica, centraliza y simplifica al máximo. El gobernante diversifica, descentraliza y respeta todas las diferencias legítimas que la diversidad de situaciones complejas impone el buen sentido. Ambas actividades son legítimas y necesarias en sus respectivas esferas. Lo grave se da cuando el gobernante descuida sus tareas para transformarse progresivamente en administrador (Sacher C., Op. citador, pág. 166).

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RAZONES DEL FRACASO: El mismo autor en otro pasaje de su obra afirma: "El respeto del principio de subsidiariedad exige que el estado se concentre en su labor gubernativa vinculada al orden público, dejando en manos de los particulares y grupos privados todo aquello que estos puedan ejercer por sí mismos en beneficio del cuerpo social (Pág. 166) El Estado administrador y sus agentes son irresponsables respecto de los resultados concretos de su acción o inacción. Si un agricultor calcula mal la época de siembra o se atrasa en la cosecha, pierde el trabajo del año. Lo mismo pasa al industrial y al comerciante cuando yerran sobre el giro de su negocio o las posibilidades del mercado a la estimación de los costos de producción. Esta implacable confrontación con la realidad desarrolla en ellos un gran espíritu de previsión y responsabilidad, pues en cada decisión exponen sus bienes de prestigio y formación. La administración estatal por el contrario, es una actividad irresponsable sin riesgos reales y en consecuencia imprevisora. Además que el hecho de administrar le quita al estado la perspectiva de gobierno, descuidando de este modo su función específica. Lo dicho no implica reconocer, como el mismo principio de subsidiariedad lo exige en ciertos casos, que el Estado administre eficientemente en ciertos casos de algunos servicios imprescindibles. También podrán aducirse ciertos casos en que la buena administración estatal ha producido frutos óptimos. Pero ello no invalida el principio general, que exige del Estado el máximo servicio en el mínimo de los gastos. EL ESTADO MODERNO: Toda solución política del Estado moderno requiere una reforma intelectual y moral previa, mediante la cual se le devuelve su auténtica misión, despojándolo de toda tarea innecesaria. No se trata tampoco de "privatizarlos todo como la ingenuidad liberal lo reclama. El Estado debe poner el acento en su función de estímulo, protección, contralor, orientación y coordinación de las iniciativas privadas en todos los planos, pues esa es su misión específica. La autoridad política ha de constituirse en el árbitro supremo que contenga los egoísmos sectoriales, respetando al mismo tiempo los derechos y autonomía legítima de cada grupo o sector. Refiriéndose al tema en cuestión el Coronel Pierre Chateau Jobert expresa: "El Estado debe forzarse por conceder UNA AYUDA SUBSIDIARIA, a los organismos que particularmente la precisan para servir mejor al BIEN COMÚN; pero no debe sustituirse a esos organismos. Normalmente transpone su límite cuando se erige directamente en empresario o comerciante, y falsea así el buen ordenamiento social porque quita responsabilidades a aquellos a quienes les incumbe naturalmente y además, se transforma en una sociedad dedicada al lucro, permitiéndose así ser JUEZ y parte" (Manifiesto Político y Social, pág. 70, Edit. Río Platense, 1976). Johhannes Messner en el mismo sentido manifiesta "Tanto Estado como fuera necesario y tan poco Estado como fuese posible". Lo que en nuestro principio destaca es que el hombre es más que el Estado y que el Estado cumple más su misión cuanto más

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capacite al hombre para la satisfacción de las exigencias que le impone su vida individual y de comunidad y, por tanto capacite igualmente a las comunidades miembros para el cumplimiento de sus exigencias". (La Cuestión Social, pág. 605 Edit. Rialp). El mismo autor en otro pasaje de su obra dice: "El ordenamiento Estatal del Bien Común significa, por consiguiente una plenitud de responsabilidad y capacidad en los miembros del Estado, en la satisfacción de estas y d otras exigencias vitales de los mismos. Al Estado corresponde la misión de crear los supuestos que hagan posible a sus miembros una tal satisfacción de sus exigencias individuales" (Messer J., ob. cit., pág. 606) El Código Social de Malinas corroborando lo antes expuesto argumenta "... usurpar las funciones de las personas privadas y de los grupos privados es más peligroso para el Estado que dejarlas sin contralor alguno. Un equilibrio entre las fuerzas sociales, de naturaleza tal que cada elemento de la vida social, comprendido el Estado, sea forzado a dejar a los restantes una razonable libertad, es esencial para el bienestar de la comunidad. Basta esta sola razón para deducir que los poderes del Estado deben ser limitados. En primer lugar no está encargado de conducir a los hombres a la felicidad eterna. Esto corresponde a la Iglesia, a quien el Estado puede y debe ayudar pero sin suplantarla. Aún en el dominio temporal, el Estado como proveedor del Bien Común, ha de tener en cuenta la iniciativa privada, individual y colectiva, que también posee cierta fuerza para realizar un bien, sea común o varios, sea común al cuerpo social. Cuando esta iniciativa es eficaz, el Estado no debe hacer nada que pueda dificultar o ahogar la acción espontánea de los individuos y de los grupos. Pero cuando es insuficiente, el Estado debe excitarla, ayudarla, coordinarla y, si hace falta, suplirla, completarla. Esta manera de proveer al Bien Común de las acciones temporales no es más que una imitación de la acción de Dios en el Gobierno general del mundo. Esta acción hace concurrir a los designios de su voluntad salvadora todas las fuerzas incluso las de las actividades libres. Igualmente el Estado hará que el poder central y todas las actividades nacionales cooperen según un plan de conjunto cuyas grandes líneas debe fijar, y cuya ejecución abandonará, dentro de lo posible, a los individuos". (Código Social, Unión Internacional de Estudios Sociales de Malinas, pág. 33/34, Edición Bs.As. 1953). WELTY completando este panorama expresa: 1) Los distintos campos de la actividad social pertenecen a la administración de las asociaciones corporativas (entiéndase grupos intermedios), es decir autoadministración. 2) Lo que pueden hacer por sí mismo las pequeñas unidades o entidades no debe serles arrebatado.

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3) Los límites son en cierto modo, relativos e imprecisos. Lo que en cada caso competa a las pequeñas o a las grandes entidades debe también decidirse atendiendo al cambio de las circunstancias. (Welty E., Catecismo Social, Edit. Herder, pág. 227).

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EL PRINCIPIO DE SUBSIDIARIEDAD El tema de los grupos intermedios requiere como complemento un análisis de las relaciones entre sí y en particular, sus relaciones con el Estado o autoridad política. Resulta imprescindible, en consecuencia, determinar cuál ha de ser el principio rector en materia tan delicada para el establecimiento de un sano orden social. Dicho principio, no es otro que el denominado "PRINCIPIO DE SUBSIDIARIEDAD", en la Doctrina Social Cristiana. ENUNCIADO: La palabra subsidiariedad, proviene del latín SUBSIDIUM, que significa "ayuda, apoyo, suplencia". Derivadas del mismo son las expresiones actuales de subsidio, suplente, acción supletoria, acción subsidiaria mediante las cuales se significa la acción que realiza alguien en ayuda, auxilio, de otro para suplir o completar aquello que éste no pueda hacer por sí solo. (Sacheri Carlos. "El Orden Natural", pág. 161) Así por ejemplo, decimos que la familia no puede completar la educación de los hijos, que el municipio no puede dar la seguridad que les da a los habitantes el ejército nacional, etc. Podríamos resumir diciendo, que: "Toda actividad social es por esencia, subsidiaria, debiendo servir de apoyo a los miembros de la sociedad, sin jamás absorverlos ni destruirlos". (Sacheri, C., ob. cit., pág. 162). El profesor Pithod comentando este pasaje de Sacheri aclara: "Tal vez sorprenda esto de que es por esencia. Si lo es, ya que la sociedad tiene como fin venir a dar la posibilidad a la persona de lograr su propio fin, y el fin de la sociedad, tiene como fin venir a dar la posibilidad a la persona de lograr su propio fin, y el fin de la sociedad, no es otro que ese, que la persona alcance la perfección que sola no lograría. Pero hay otra razón y fundamento último de este principio, y es que las personas son tales porque son libres y por ello RESPONSABLES. Pretender sustituirlas de cualquier modo, o simplemente rebajando sus posibilidades de autodeterminación es contrario a la naturaleza misma de la personalidad humana. El hombre no es miembro de un todo superior, la sociedad, del mismo modo que podría serlo un animal gregario, como una simple parte. El hombre es primero y autónomo en sí. (Pithod Abelardo, Doc. Social de la Iglesia, pág. 57). Pío XI en la encíclica Quadragessimo Anno, comentando este principio decía: "Así como es ilícito quitar a los particulares lo que con su propia iniciativa y propia industria pueden realizar, para encomendarle a una comunidad así también es injusto y al mismo tiempo, de grave perjuicio y perturbación del recto orden social, entregar a una sociedad mayor y más elevada lo que pueden hacer y procurar asociaciones menores o inferiores". Federico D. Wilhelmsen en su libro "El problema de Occidente y los Cristianos" dice: "Este principio (subsidiariedad) es la espina dorsal de la Doctrina Social de la Iglesia, tal y como aquella doctrina se ha desarrollado a través de las encíclicas papales, desde los tiempos de León XIII, hasta los de Juan XIII, aparece en Quadragessimo Anno como "el más importante principio en la filosofía social". (pág. 179, ob. cit.).

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FUNDAMENTO DEL PRINCIPIO DE SUBSIDIARIEDAD Sacheri en su obra ya citada se pregunta: ¿Por qué considerar al principio de subsidiariedad como un principio esencial de todo recto ordenamiento social?, y continúa diciendo... Para hallar la respuesta adecuada debemos reflexionar sobre el fundamento de este principio que no es otro que la misma naturaleza del hombre. De ahí su carácter esencial. En efecto, se ha dicho anteriormente que la persona humana es un ser RACIONAL, LIBRE Y RESPONSABLE. En la idea de subsidiariedad quedan directamente implicados los dos últimos caracteres: libertad y responsabilidad. La negación de la subsidiariedad anula prácticamente la condición de ser responsable que posee todo hombre, por cuanto al cercenar su iniciativa, su inventiva, etc. lo trata como si fuera un elemento pasivo que no tiene otra capacidad que la de recibir órdenes o las dádivas (y no derechos) que el grupo superior le otorgue. En síntesis, la violación del principio de subsidiariedad acarrea inevitablemente la NEGACIÓN DE LA PERSONA, pues al no reconocérsele el adecuado margen de iniciativa y competencia propias se las convierte en un ser irresponsable, coartado en su libertad (Sacheri C., Op. cit., pág. 163). Más adelante de su exposición el citado autor expresa: "La idea de la acción subsidiaria rige no sólo para el estado sino para todos los grupos intermedios más poderosos, en sus relaciones con los sectores más inferiores. Pero evidentemente, es el estado quien debe velar específicamente para que la subsidiariedad tenga vigencia en todos los niveles, en su carácter de procurador del Bien Común Nacional. Para ello es menester que el orden jurídico público acuerde a los grupos sociales (municipios, empresas, etc.) UNA REAL AUTONOMÍ y poder de decisión en los asuntos que les competen. Por lo tanto sigue diciendo el autor citado más adelante "urge fortalecer la iniciativa privada (capital y trabajo) en las empresas, pero propiciando la formación de asociaciones profesionales vigorosas" (Sacheri C. Op. cit., pág. 164). Wilhelmsen en su libro ya mencionado corroborando lo ya expresado dice: "Lo importante es que el hombre, por bien intencionado que sea su estado, no hace nada por sí mismo. Ha perdido o está perdiendo rápidamente la experiencia del ejercicio del poder y de la responsabilidad. ESTÁ DEJANDO DE SER LIBRE (Wilhelmsen Federico D. Ob. cit., pág. 190). Messner comentando el principio en cuestión afirma "Hemos definido el Bien Común como el auxilio que obtienen los hombres, como resultado de su cooperación social, en orden a la realización de sus fines vitales esenciales. La realización de dichos fines es asunto de su responsabilidad personal cuya esencia moral hace al hombre persona con derecho a exigir el reconocimiento de unas esferas y derechos inviolables e irrenunciables. Por consiguiente, el Bien Común no puede ser una realidad si dicha responsabilidad personal no es respetada; antes bien es un rasgo esencial del Bien Común hacer posible a todos los miembros de la sociedad, la

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realización responsable de todos sus cometidos vitales. El detrimento o la eliminación de dicha responsabilidad significaría el detrimento o la ausencia del Bien Común en igual medida. El Bien Común es por ello en virtud de la misma naturaleza un auxilio, pero sólo un auxilio. Se halla en una posición auxiliar, la posición del valor del servicio, de tal manera que en sentido estricto "toda actividad social es subsidiaria por su esencia y por su misma definición" (Quadragessimo Anno) citada por Messner (Messner Johannes, "La Cuestión Social", Rialp, pág. 362). Este principio de subsidiariedad, continúa diciendo el autor, es concebido vulgarmente como un principio limitador de la competencia del Estado, mientras que en rigor es una ley de prelación de responsabilidad y competencias de validez general... También se trata de la responsabilidad personal por la realización de las tareas vitales esenciales, que constituye el fundamento de los derechos personales, y con ello del principio de subsidiariedad. Este implica por tanto no sólo derechos sino también deberes. (Messner J. Ob. cit. pág. 363). El mismo Messner continúa diciendo en otro paraje de su libro "Dado que el orden de libertad exigido por el principio de subsidiariedad va ligado a la responsabilidad y al esfuerzo, y es, por tanto una tarea difícil para el hombre, no es tarea menos difícil del ordenamiento del Bien Común y de la potestad de orden social, la de crear por medio de un orden de libertad total, la medida máxima de conciencia de la responsabilidad y de voluntad de prestación en el ámbito total de la comunidad, especialmente en el aspecto económico y social, en los individuos y en los grupos". (Messner J. ob. cit. pág. 364). CARACTERES DEL PRINCIPIO DE SUBSIDIARIEDAD 1. El principio de subsidiariedad nos muestra que el Bien Común no es un fin en sí. Es decir que tiene sentido en la medida que permite la realización personal de los integrantes del cuerpo social, con lo que queda descartada toda concepción totalitaria que bajo el pretexto de los fines del estado, raza, clase, etc., pretenda anular los derechos del individuo o en una actitud paternalista sustraerlo de sus deberes correspondientes haciendo las cosas en lugar de los ciudadanos. 2. Por medio del principio de subsidiariedad advertimos que el hombre no puede ser reducido a la categoría de instrumento de los fines sociales. Ej.: el hombre considerado como un mero factor de la producción. En definitiva el principio de subsidiariedad nos muestra derechos suprasociales que exceden las esferas del ámbito comunitario. 3. El principio de subsidiariedad expresa la igualdad originaria de todos los derechos morales, de los individuos y de las comunidades naturales; con finalidades fundadas en la naturaleza social humana. A tales comunidades pertenecen, la familia, el municipio, la comunidad profesional, el estado, etc. Todas ellas tienen una esencia igual en su origen y unos derechos morales de igual procedencia. Es decir, que los derechos de cada una de estas comunidades han de ser respetados por todas las demás. Esto quiere decir, principalmente, que el Estado es sólo uno más entre estas comunidades, tiene derechos propios pero también tiene tiene que respetar los derechos de los otros.

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Atribuidos a las comunidades particulares para los fines vitales inscriptos en la naturaleza humana, o sea su recíproca vinculación, su supraordenación y subordinación. En definitiva podemos decir que siendo el objeto de la vida social del hombre alcanzar la perfección (que no podría obtener con una vida individualista), las comunidades intermedias y el Estado están sujetas al cumplimiento de dichos fines por lo que todas son iguales en tanto instrumentos y escalones que permiten arribar al fin citado. 4. El principio de subsidiariedad es la ley de asistencia por así decirlo de los individuos, los que sólo pueden acudir a ella una vez agotadas las fuerzas y capacidades personales. Dicho de otro modo, el individuo debe agotar sus posibilidades particulares y recién entonces respaldado en el principio de subsidiariedad acudir a las comunidades mayores. 5. El principio de subsidiariedad es principio de prelación de las libertades en la vida social. Dicho de otro modo este principio supone la libertad como clima necesario para su perfecta aplicación, de lo contrario no sería posible su vigencia ya que unos decidirían lo que a otros corresponde y se desvirtuaría la aplicación del Principio de Subsidiariedad. En síntesis, "tanta libertad como sea posible, tantas restricciones como sean necesarias". 6. El principio de subsidiariedad es el principio de autonomía de las comunidades menores: además de la familia, la comunidad local y la comunidad profesional. Su derecho a la autonomía descansa en el ordenamiento estudiado, de la responsabilidad, competencia y derechos individuales, cuya efectividad no constituye en modo alguno su interés particular sino, antes bien el de la comunidad total obligada al pleno despliegue de su propio Bien Común, o sea el interés del estado. 7. El principio de subsidiariedad es el principio de descentralización del poder social pues el Bien Común se despliega con tanta amplitud y riqueza cuanto más vivo y poderoso sea el despliegue de las sociedades, miembros concientes de sus intereses, y cuanto más se limite la autoridad central de la mera directiva, coordinadora y de supervisión. En ese sentido Wilhelmsen, dice "el estado tiene que ir devolviendo a la sociedad todo lo que le ha quitado, porque de otra manera, lo que el estado liberal ha hecho con las regiones, la unión europea hará con él; a saber, convertirlo en una mera unidad administrativa gobernada desde lejos" ... "el estado tiene que empeñar otra vez la tarea de descentralización de su poder, de fortalecer las regiones, de hacer resaltar las tradiciones y peculiaridades de estas, de echar raíces de nuevo en un suelo histórico..." (Wilhelmnsen F. "El problema de Occidente y los Cristianos", pág. 195). 8. El principio de subsidiariedad es el fundamento jurídico de la "sociedad" a diferencia del Estado y en oposición a este. Si bien el Estado es sociedad en sentido general, sociedad en sentido estricto no es el Estado, sino los ordenamientos de las esferas naturales de la libertad individual y social los que quedan sustraidos a la intromisión del estado, sin excepción o con la excepción especial de estados de necesidad de la comunidad.

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9. El principio de subsidiariedad como principio de orden social exige "la sociedad libre". Es esta sociedad en la cual están garantizados de hechos y de derecho los derechos naturales. Una importancia decisiva ofrece al respecto la posibilidad del aseguramiento de estos derechos de libertad por medio de procedimientos jurídicos frente al Estado. Siendo la libertad de opinión pública el criterio más seguro y la garantía de ese orden de libertad, puede decirse también: Que la sociedad libre es aquella cuyo estado no teme al juicio libre de la opinión pública. 10. El principio de subsidiariedad exige la sociedad "abierta". Es decir al libre desplazamiento de los ciudadanos nacionales como de los extranjeros dentro del territorio nacional, a los efectos de los intercambios culturales, cinecia, arte, literatura, etc. Dado que entre los derechos de libertad está incluido el derecho de información sobre las condiciones, tendencias, etc. y de ese modo conseguir aportes que favorezcan el Bien Común y la plena conciencia del obrar humano. 11. El principio de subsidiariedad es el principio que garantiza su derecho a la capacidad de obrar social y política. El principio de subsidiariedad define en general la relación de individuo y sociedad con sus derechos y deberes. 12. De todo lo dicho anteriormente se deduce que el principio de subsidiariedad, al igual que el principio del Bien Común constituye una ley ontológica del orden social. Pues el bien particular de los miembros de la sociedad, ya se trate de los individuos o de las comunidades miembros, no puede ser una realidad más que en una sociedad ordenada con arreglo del principio de subsidiariedad, del mismo modo que el Bien Común sólo es realidad plena en el bien común particular de los miembros de la sociedad.

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CAPITAL Podemos definir al capital como "Trabajo hecho de antemano" (citado por Messner, E.S.P. y E. a L. D.N., pág. 1170), o dicho de otro modo "todo bien destinado a la producción de bienes". En este sentido el dinero sólo es capital en la medida que posibilita la adquisición de otros bienes de capital. Es un instrumento de trabajo acumulado en vistas a una mayor eficiencia del trabajo. "... el capital, que por su misma naturaleza es un bien de carácter instrumental..." (m.M., 107) El capital es necesario para el desarrollo de la economía y así lo han entendido los pontífices en diversos documentos, así por ej. Pío XI "De donde se deduce que, a no ser que uno realice trabajo sobre cosa propia, capital y trabajo deberán unirse en una empresa común, pues nada podrán hacer el uno sin el otro" (Q.A. 53), Pío XII "Mostraos hombres reflexivos parsimoniosos, que abiertos al progreso, que valientemente empeñan el capital propio y el ajeno en cuanto ayuda al trabajo y no perjudica el porvenir de la familia (Disc., al Cong. de la Conf. de explotadores Agríc. 15/11/46), Juan XXIII pide un esfuerzo particular, para orientar el capital hacia la agricultura diciendo "Es lógico que los poseedores de capital prefieran colocarlo en otros negocios antes que en la agricultura... Por esta causa es necesario no sólo que el estado desarrolle una peculiar política crediticia para los agricultores, sino que se constituyan instituciones de crédito, que proporcionen a los mismos ya un tipo de interés módico, los capitales necesarios (M.M. 134). Si ambos son necesarios para la producción de bienes económicos ambos han de participar en el beneficio producido de dichos bienes. Siendo el capital un TRABAJO ACUMULADO, necesariamente su empleo o utilización supone que alguien es propietario del mismo. Por lo tanto la disposición del capital supone el empleo de la capacidad creadora, su iniciativa, el ejercicio ordenado de su libertad, en una palabra le exige obrar de un modo responsable. Por todo lo expresado el capital constituido mediante el ahorro de bienes ya producidos y aplicados a una nueva producción, permite multiplicar las riquezas. Tal multiplicación se traduce en una abundancia general, naturalmente destinada a facilitar a todos los miembros del cuerpo social su plenitud personal (citar conc. Crist. del O.Social) pág. 31. EMPRESA Sólo a partir de Pío XII recibe un tratamiento específico. Es la unidad orgánica donde concurren el capital y el trabajo (MIT DEM GEFUHL, 10, 1949).Como vemos no necesariamente debe ser considerada como un producto del regimen capitalista en razón que ambos elementos (capital y trabajo) pueden concentrarse en una sola persona. La empresa es la célula fundamental del dinamismo económico.

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Es una comunidad de trabajo cuyo bien común es la producción, y al mismo tiempo una comunidad de vida. Es por ello una comunidad de personas que suman sus esfuerzos laborales para el logro de una finalidad común. Por ello debe lograrse la realización de sus miembros.

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ORIGEN Y FUNCIÓN DE LA AUTORIDAD Siguiendo a Sacheri diremos que autoridad etimológicamente significa la persona que conduce a otras, o la capacidad de conducirlas hacia un fin determinado, así como el pastor (auctor; agens) conduce el rebaño hacia el prado. (Sacheri Carlos. "El Orden Natural", pág. 153). Esto implica que la autoridad debe coordinar y ordenar las acciones de los individuos y grupos intermedios entre sí con referencia al fin social que ha de procurarse. NECESIDAD DE AUTORIDAD: El pensamiento marxista, coincidiendo con el liberalismo más crudo y con el anarquismo, sostiene la necesaria desaparición del Estado una vez alcanzado el "paraíso comunista", reino de la libertad... Una vez más Rousseau y Marx se estrechan la mano. Sin embargo, tales utopías contradicen la milenaria experiencia histórica de la humanidad, pues el progreso en el conocimiento del pasado histórico del hombre muestra en la forma más contundente que siempre que se comprueba la existencia de vida social, también se constata la existencia de la autoridad. Las modalidades del ejercicio del poder social podrán haber variado sensiblemente a lo largo del tiempo y del espacio. Pero la existencia misma de alguna forma de autoridad en el grupo social es incuestionable. Ante tal situación, cabe preguntarse en qué radica la necesidad de una autoridad o, en otras palabras, cuál es la razón de ser de la autoridad política. Ya Aristóteles enunció el principio común a saber, que en toda realidad compleja, compuesta de partes, debe existir un elemento capaz de asegurar la unidad y cohesión entre las mismas (Política, I, c. 5) (citado por Sacheri Op. citado Pág. 154). Ahora bien, la razón propia que hace a la autoridad un elemento esencial de la SOCIEDAD política es la distinción fundamental que media entre el bien individual y el bien común. Tratándose de una diferencia específica, los requerimientos propios del bien común no pueden verse satisfechos por el mero juego de las acciones individuales que se ordenan de suyo a la satisfacción de las necesidades individuales de cada miembro. De ahí se sigue la necesidad que toda sociedad política tiene de asignar a una persona o grupo de personas el ejercicio del poder público. Es la naturaleza propia del Bien Común la que impone como obligación absoluta la existencia de una autoridad social capaz de asumirlo como tarea propia. En otras palabras, la razón de ser del poder político no es otra que la eficaz procuración del Bien Común de la sociedad política (Sacheri C., Op. cit., pág. 155). DIOS FUENTE DE AUTORIDAD: Dice Sánchez Agesta: "El personalismo cristiano, parte de un doble fundamento. De una parte, el poder se define como de origen divino, en cuanto se nos ofrece como un hecho social natural que acompaña a todas las comunidades humanas históricas. Está creado

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con la misma naturaleza que el hombre, que no puede constituir una comunidad política sin un poder que la rija, necesidad que el hombre comprende además por su razón, como veremos inmediatamente. Pero ese hecho social natural, como coherente con la naturaleza humana, no se realiza con la participación de la razón y la voluntad humana, que lo conforma y determina, lo articula y concreta en su ejercicio por personas singulares. Este segundo fundamento se manifiesta así como un despliegue de la dignidad de la naturaleza humana, que no debe ser llamada a obedecer sin ser escuchada en los sacrificios que se le imponen, que puede modelar el ejercicio mismo de ese poder que acepta como un hecho social natural y, en suma, que participa en el mismo poder por el que se rige la comunidad de que es miembro. (Curso de Doc. Soc. Católica, Prof. Int. León XIII, B.A.C., pág. 369/370). Dicho de otro modo y siguiendo a Sacheri: "Dios es el autor del orden natural, en virtud del cual todo ser humano tiende a la convivencia social como un medio necesario para su perfección. Así vemos que cuanto más compleja es una sociedad, tanta mayor necesidad tiene de contar con un autoridad que asuma la gestión eficaz del Bien Común. En consecuencia, Dios ha dispuesta de tal suerte las cosas que la autoridad forma parte esencial de su plan providencial y en tal medida, ha de afirmarse que DIOS ES EL ORIGEN DE TODA AUTORIDAD HUMANA. Pero no hay que confundir el origen de la autoridad con el modo de designar la autoridad. Al respecto la doctrina más segura es la que afirma que si bien Dios es el origen de toda autoridad. Este deja librado a los miembros de cada sociedad el modo de designar a las personas concretas que habrán de desempeñar las distintas magistraturas del estado. (Sacheri C., Op. cit., pág. 155) MISIÓN ESENCIAL DE LA AUTORIDAD: En su carácter de procurador del Bien Común temporal, el estado ha de crear las condiciones exteriores que hagan posible a cada ciudadano el participar de los bienes humanos esenciales (verdad, virtud, orden, seguridad, paz, etc.) "Que toda la actividad política y económica del Estado esté ordenada a la realización permanente del Bien Común, es decir del conjunto de condiciones exteriores necesarias a los ciudadanos para el desarrollo de sus cualidades, en los planos, religioso, intelectual, moral y material" (Pío XII, mensaje del 5/1/42) (citado por Sacheri, pág. 155). En tal sentido no basta limitar la autoridad la actividad estatal a "la protección de los derechos personales fundamentales y en facilitar el cumplimiento de los deberes correspondientes". Ello se logra, sin duda, mediante las siguientes funciones básicas: 1) enunciar y precisar los derechos por medio de la actividad legislativa. 2) asegurar el ejercicio del derecho protegiendo a todos los sectores. 3) resolver los conflictos de derechos, mediante una adecuada administración de justicia. Tal función no agota el papel de la autoridad política, pues su misión esencial es la de crear y conservar un orden público justo de convivencia humana. El poder estatal tiene como esfera propia, especifica, de acción lo público lo común, es decir, las acciones de los individuos en la medida en que implican relación con la sociedad en su conjunto y no en cuanto suponen meras relaciones privadas.

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La expresión de dicho orden público de convivencia es la ley humana o positiva, por medio de la cual se debe determinar concretamente el alcance de los principios universales del orden natural que es su fundamento y razón de ser. La finalidad del orden jurídico es el fin mismo del ser humano, realizado en y por el Bien Común, que es su bien más excelente. Así puede comprenderse que la ley es un instrumento esencial del progreso moral de la ciudadanía, pues al respetar las exigencias de las leyes justas, cada miembro del cuerpo social se ajusta a los requerimientos del Bien Común temporal, alcanzando el pleno desarrollo de todas sus cualidades personales (Sacheri C. op. cit., pág. 155/156). CARACTERÍSTICAS DE LA AUTORIDAD: 1) La autoridad, en cuanto es un impulso moral que mueve conductas humanas opera a través de la razón y de la voluntad de quienes han de obedecerla. 2) La necesidad u objetividad del poder se refiere únicamente a la función social que cumple por el mero hecho de existir, haciendo posible la convivencia entre los hombres; pero no alcanza a las personas que han de ejercerla ni a la forma como han de ser designados o se han de suceder en el ejercicio del poder, ni a los ámbitos y métodos con que ha de ejercitarse. 3) La dignidad de la persona funda el derecho de los miembros de una comunidad política a ser informados y ser oídos sobre los sacrificios y cargas que le imponen. Los hombres, miembros de una comunidad política, no pueden ser solo sujetos pasivos del poder, y tienen derecho a conocer lo que a todos interesa y a expresar su opinión sobre los esfuerzos a realizar y los fines públicos a cumplir. 4) Esa misma dignidad de la persona forma el derecho de tomar parte activa en la vida pública y a, contribuir en la medida de su capacidad o de su aptitud, a la realización del Bien Común. 5) Por último, esa dignidad de la persona y los derechos que se fundan en ella constituyen un contenido central del Bien Común, hacia el que debe orientarse la autoridad pública, respetando, protegiendo y sirviendo la realización de esos derechos. (Curso de Doc. Soc. Católica, Prof. Inst. León XIII B.A.C., pag. 371/372). EL PRINCIPIO DE AUTORIDAD (La obediencia Ci En tanto es que la autoridad es la gestora del Bien Común corresponde en conciencia obedecerle a fin de lograr el mismo. De lo contrario sería imposible una convivencia ordenada que posibilitará la realización del hombre en sociedad. Pero la obediencia tiene límites que están dados desde un punto de vista positivo y desde un punto de vista negativo: POSITIVO: Es necesario que la autoridad contribuya decisivamente a la obtención del Bien Común, que es la razón de ser de la autoridad y objeto dado por la propia naturaleza de la misma. NEGATIVO: Es el orden moral, la autoridad no puede imponer nunca objetivos que lesionen el orden moral. Y esto por dos razones. La primera es que el reconocimiento y el respeto del orden moral son el elemento esencial del Bien Común, que es lo que constituye la razón de ser de la

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autoridad política. La segunda razón es que la autoridad política deriva su existencia, su carácter obligatorio y su fuerza imperativa de la universalidad y absolutismo del orden moral. PODRIAMOS RESUMIR DICIENDO "LA AUTORIDAD HAY QUE OBEDECERLA SIEMPRE, EXCEPTO CUANDO MANDE ALGO INMORAL, AUN CUANDO LO QUE NOS MANDE NO NOS PARESCA ADECUADO SIEMPRE QUE ESTE DENTRO DEL ORDEN MORAL.

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LOS GRUPOS INTERMEDIOS

La vida humana se desarrolla en el marco de la sociedad política, como medio necesario en el cual los hombres se perfeccionan. Pero su incorporación a la sociedad política propiamente dicha, no se produce de golpe; por el contrario, el individuo se va insertando desde su nacimiento en un plexo de grupo humano de variada índole y funciones para a través de ellos, acceder a la vida política del estado. De este modo comprobamos que la vida humana parte del seno mismo de una primera instrucción, la familia y no de una individualidad abstracta como afirmaban los liberales. Pero entre la familia y el estado se dan diferentes niveles y grados de sociabilidad. A estos grupos o asociaciones intermedias entre la familia y la sociedad política, los denominados grupos intermedios. (Sacheri Carlos, "El Orden Natural", pág. 157). Cabe agregar que de todas las instituciones humanas tres son las necesarias y solo dos las perfectas. La necesaria son la familia, el estado y la Iglesia. Esto podrá extrañar, pero analizándolo aparece claro. en efecto la familia es sociedad imperfecta porque no posee en si misma todos los medios necesarios para la perfecta consecución de su propio fin (por ejemplo, la educación de la prole). El estado, en cambio es sociedad perfecta porque tiene en sí todos los medios necesarios para la perfecta consecución de su propio fin, que es la consecución del Bien Común temporal. La iglesia igualmente, es sociedad perfecta en su orden propio (el sobrenatural), porque su fundador el mismo Dios, le ha conferido, todos los medios para lograr su fin: La salvación de los hombres (Pithod Abelardo, Doc. Social de la Iglesia, pág. 56). La importancia capital de la conceptualización de la noción de grupos intermedios es fundamental para una recta comprensión del orden social natural. Tanto el liberalismo como el marxismo y el socialismo han coincidido en negar la realidad misma de estas sociedades intermedias; los liberales por cuanto veían en toda asociación una limitación efectiva de la libertad individual absoluta; los socialistas por reaccionar contra los efectos del individualismo, remitan al estado todas las funciones sociales y creían ver en estos grupos intermedios, otros tantos obstáculos al control estatal sobre las acciones del individuo. No obstante los desvaríos de tales ideologías la realidad y vitalidad propia de tales grupos resulta incuestionable a la luz de la experiencia cotidiana. Del mismo modo como el ser humano no es una aglomeración de átomos o moléculas independientes, sino que estas existen agrupadas en tejidos, órganos y aparatos o sistemas biológicos, así también el cuerpo social no consiste en la mera adición de individuos, sino que estos existen incorporados a distintas sociedades parciales, con fines y medios propios. Estas agrupaciones se articulan entre sí en razón de los fines que persiguen, los recursos humanos y materiales con que cuentan, etc., configurando así una trama o plexo social en permanente actividad y en permanente adaptación a las cambiantes condiciones del cuerpo social en su conjunto. Ahora bien los grupos intermedios son de diferentes naturaleza, según la función social que están llamados a desempeñar, las distintas unidades geográficas en las cuales se asientan y desarrollan las aldeas, pueblos y ciudades se insertan a su vez en unidades

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más vastas denominadas municipios y departamentos. Estos a su vez, se incorpora a las provincias y regiones, el conjunto de las cuales configura la sociedad política nacional. Vemos así que las sociedades van constituyendo espontáneamente un orden jerárquico que va de las más simples y limitadas, a la más complejas y amplias. En el orden socio-económico, comprobamos la existencia de una articulación semejante. Los individuos desempeñan diversos oficios en el seno de las empresas. A su vez las empresas se vinculan entre sí por afinidad de tareas conformando las profesiones o ramas de producción. Por su parte también se organizan asociaciones paralelas para la defensa de los intereses sectoriales, como ser los sindicatos obreros, las mutuales, etc.. También lo que se refiere a las actividades educativas, culturales, recreativas, etc., observamos una gradación entre las instituciones o centros más pequeños, hasta las universidades, ateneos o grandes clubes deportivos. Hemos esbozado apenas la enorme diversidad de agrupaciones de toda índole, que existen en las sociedades modernas. La trama o tejido constituidos por las mismas reviste una enorme importancia para el buen funcionamiento del cuerpo social. De ahí la enorme importancia de proteger y favorecer su existencia multiplicación y vitalidad. (Sacheri C., op. citado, pág. 158/159). Refiriéndose a los grupos intermedios el código social de malinas, dice: "La vida humana se desenvuelve en cierto número de sociedades: 1- La sociedad familiar donde el hombre recibe la vida y la educación. 2- La sociedad civil y política, a la que el hombre al nacer se incorpora por medio de la familia. la sociedad política situada en el plano temporal, provee el Bien Común de las familias que por habitar un mismo territorio, se hallan en estado de interdependencia. 3- La iglesia, a la cual se incorpora el hombre por medio del bautismo, fundada por Jesucristo, la Iglesia sociedad sobrenatural de las almas, comunica a sus miembros la vida divina y los conduce a un destino supraterrestre. 4- Acontece que, en el seno de la sociedad civil o política surgen sociedades subordinadas, según el orden de la naturaleza: a) La sociedad profesional, que tiende a organizar y a regular la producción de los bienes y su distribución. b) Sociedades que persiguen un fin particular - científicas, literario, caritativo, etc.; por lo demás ordenado al Bien Común. 5- Finalmente, la comunidad de las sociedades civiles organizadas en estados coordinan las relaciones de estos estados, a fin de garantizar a todos la justicia, la paz y la civilización (Código Social de Malinas, pág. 15). En definitiva existen dos clases de comunidades: 1) naturales: ej. familia. 2) Voluntarias: Club.

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Es decir que el hombre se encuentra en la vida social interrelacionado a través de diversas comunidades, siendo la concepción liberal y marxista, desvirtuadas por la misma realidad que niega tanto el individualismo como el estatismo.

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PROPIEDAD INTRODUCCIÓN: Siempre que hablamos de una problemática referida al hombre, debemos tener presente 2 cosas: A) Según sea la concepción que se tenga del hombre, lo que se diga sobre el problema a tratar deberá ser coherente con esa concepción del hombre, de lo contrario no hay seriedad en la solución planteada. Ej. Si yo pienso que el hombre es un ser libre, no puedo ser partidario de la esclavitud. B) Como la problemática central es el hombre, los temas que se traten, no son independientes sino que están todos interrelacionados. Lo que significa que al hablar de uno debo tener los otros en cuenta. Ej. al hablar de propiedad también se habla de libertad. LA PROPIEDAD: Lo primero que debemos advertir, es que la cuestión de la propiedad no es sino una perspectiva parcial de una realidad integral que es el hombre. CONCEPTO DE PROPIEDAD: 1) Para comenzar a hablar de propiedad, debemos precisar qué es lo que se entiende por propiedad. a) No hay uniformidad en la definición de propiedad. b) No hay una definición categórica de la Iglesia sobre lo que se entiende por propiedad. Pero todos coinciden en que es una institución social regulada de un modo u otro por todos los ordenamientos jurídicos a través de la historia y por ello es susceptible de cambio en el tiempo y en el espacio. Pero la institución tiene unos rasgos genéricos que hace que en todas sus formas, se llame precisamente propiedad. 2) La situación actual es la siguiente: a) Las obras que se ocupan de exponer la doctrina social de los padres y en general el pensamiento cristiano antiguo, no brindan una definición acerca de la propiedad (Giordiani, "El mensaje social del cristianismo"). b) Los libros manuales en general tampoco dan una definición concluyente. c) Los textos pontificios son, a veces más explicativos. Pero como son la expresión clásica de un deseo pastoral, no teórico, y por lo tanto no intentan definir la propiedad, sino lo que existen en cada momento de acuerdo con la ética cristiana, así por ejemplo, Propiedad Privada de Bienes ("Rerum Novarum"), Poseer en Privado (QUADRAGESIMO ANNO), "Derecho de propiedad privada o poseer bienes privados ("MATTER ET MAGISTRA"). En Pío XII se encuentran expresiones distintas que no se saben a primera vista si son o no equivalentes:

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1º) Derecho de Propiedad 2º) Derecho a la Propiedad 3º) Derecho de la Propiedad 4º) Derecho a usar los bienes de la tierra. d) Los comentaristas y teóricos de la doctrina social católica, o no dan una definición o las que ofrecen no son demasiado convincentes en general, así: WELTY - No define la propiedad en general, sino la propiedad privada. BIGO - No queda claro, si lo que quiere definir es la propiedad privada o la propiedad en general, aunque menciona "El derecho de todo hombre a usar de los bienes de la tierra". CALVEZ-PERRIN - Define como "El derecho general al uso de los bienes materiales". HÖFNER - Habla también de propiedad privada sin distinguir con la propiedad en general. VAN-GESTEL - Tampoco distingue entre propiedad privada y propiedad en general. LANDSMESSER - Dice: Es el derecho de soberanía del hombre sobre el mundo de las cosas fundado y limitado en el derecho individual y social. Nosotros ensayaremos una definición diciendo "Es el poder naturalmente asignado en forma secundaria al hombre, para usar y disponer de las cosas, con el objeto de lograr su realización". PODER: Facultad, autorización para hacer una cosa o ejecutar algo. NATURALMENTE ASIGNADO: por naturaleza las cosas están por debajo de la dignidad humana, por lo tanto es natural que el hombre se sirva de las mismas para alcanzar sus objetivos. EN FORMA SECUNDARIA: Porque es derivado ya que el hombre tiene naturalmente y en forma primaria el derecho a la vida y a la libertad y mediante el derecho de propiedad puede ejercer esos dos derechos, mediante la satisfacción de sus necesidades y la responsabilidad de sus actos en la gestión de la propiedad. USAR: Utilizar, valerse de la cosa (Ej.: vivir en una casa) DISPONER: transferirla, enajenarla (venta de la misma casa) LOGRAR UNA REALIZACIÓN: siempre la utilización de las cosas debe tender a este fin (realización del hombre), cuando así no suceda, se habrá desnaturalizado el fin de la propiedad, y por lo tanto no tendrá ningún respaldo en el derecho natural y será ilegítima.

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3) Cómo llegamos a esta conceptualización de la propiedad: Tenemos la realidad y en ella las cosas y el hombre. Nos debemos preguntar: a) ¿las cosas son superiores en esencia al hombre? La respuesta es obvia. b) ¿Son iguales en esencia las cosas y el hombre? Al igual que en la anterior pregunta, obviamos la respuesta. c) ¿El hombre es superior a las cosas? La respuesta es afirmativa. Si aceptamos que el hombre es superior debemos subordinar las cosas al hombre y ponerlas a su disposición (Cuando hablamos del hombre, estamos hablando en esta ocasión del hombre en abstracto). Tenemos entonces un señorío natural del hombre sobre los bienes, señorío que no es todavía un derecho en lenguaje jurídico, sino un derecho natural que es lenguaje filosófico. A este señorío, los distintos autores lo llaman: "Destino universal de los bienes" (UTZ), "Comunismo negativo de los bienes" (WELTY), "El carácter fundamentalmente común del dominio natural" (DOGUIN), el mismo UTZ: "El señorío potencial del hombre sobre las cosas". El fin primario de la naturaleza aquí como vemos fue destinar las cosas exteriores para uso de todos. Ahora bien, de ese hombre abstracto y universal, debemos descender al hombre concreto situado históricamente. a) Descubrimos lógicamente que cada hombre en concreto posee la característica que mencionamos en el hombre abstracto, es decir en primer lugar la potestad potencial fundada en el derecho natural que tiene todo hombre para poder beneficiarse con cualquier cosa y aplicarla a sus necesidades. Decimos potencial porque son innumerables los modos de actualizar ese señorío y no siempre logra hacerlo, aunque en algún modo siempre también lo está ejerciendo, ej.: una piedra, el agua, el aire, etc.) Hacer la diferenciación entre capacidad de derecho y capacidad de hecho. b) Ahora bien, colocados los hombres concretos frente a los bienes concretos (generalmente limitados, excepto el aire y algunas cosas más), caben dos alternativas: PRIMERO: Todo es de todos. Entonces se organiza y cada uno toma lo que quiere o lo que puede y no siempre va a ser el bien que necesite o que le toque y se impondrá así, la ley del más fuerte. La aparente solución que hubiese alguien encargado de administrar y que determinase qué es lo que le corresponde a cada uno, privando su voluntad sobre la de los individuos en particular (Cercenamiento de la libertad). SEGUNDO: Hay bienes que corresponden a unos y bienes que corresponden a otros y hay bienes que admiten ser coparticipados. ¿Cómo llegamos a esta conclusión?

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CLASIFICACIÓN DE LOS BIENES: Por su naturaleza: BIENES DE CONSUMO: El uso comporta su destrucción. En primer lugar, hay bienes que solamente pueden ser utilizados por uno solo y no admiten ser coparticipados (ej.: alimentos necesarios para la subsistencia de cada persona). Estos pueden ser de consumo instantáneo (ej.: un trozo de pan), y de consumo diferido (ej.: una silla, -zonas grises de la propiedad). Luego, debemos admitir como primera conclusión que no todos los bienes pueden pertenecer a todos. Este tipo de bienes (los de consumo), son el mínimo elemental que por ninguna razón salvo, fuerza mayor, pueda faltar a una persona para vivir. Pero no basta que se diga qué bien corresponde a cada uno, en el caso de esta primera categoría, sino garantizamos una potestad de exclusión del titular, con respecto a los demás. Y es a lo que se refería Pío XII en su mensaje del 1/6/41 cuando afirmaba "Todos los hombres tienen derecho a poseer una parte de bienes suficientes, para sí mismos y para sus familias". Vemos así que la exclusión es el mecanismo imprescindible para evitar la interferencia de terceros que podrían desposeer, sino no serviría de nada la distribución asignada, ya que se volvería al punto inicial de la indiferenciación. Con la exclusión aparece el elemento determinante de la propiedad vista positivamente. Santo Tomás, en el artículo 2º de la cuestión 66, refuerza este argumento diciendo: "La administración más ordenada se consigue cuando a cada uno le incumbe el cuidado de sus propios intereses, mientras que reinaría la confusión si cada cual se ocupará de todo indistintamente". Vemos así que este derecho de usar y disponer de los bienes de consumo es: a) AUTÓNOMA: Nadie, ni siquiera el estado, puede entrometerse en el ejercicio de esta facultad. b) MORALMENTE LIMITADA: Moralmente tiene el fin asignado de lograr la realización del hombre mediante la satisfacción de las necesidades elementales. Luego, un pecado como la gula iría contra el fin natural de lograr la realización del hombre, no sólo desde el punto de vista de la falta de moral en perjuicio del titular de los bienes, sino una injusticia, en cuanto exceso de disposición de los bienes ya que el excedente correspondería a quien estuviese necesitado. SEGUNDO: Bienes de producción: Son todos aquellos objetos destinados a crear otros bienes.(Ej.: tierras, maquinarias, instrumentos, etc.) Tienen las siguientes características: a) Pueden tener más de un propietario (ej.: fábricas con varios dueños) b) Como consecuencia de la característica anterior, la exclusividad se da más atenuada que en los bienes de consumo, ya que se amplía el número de propietarios.

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c) Es también moralmente limitada ya que siempre debe tender a la realización del hombre. Ahora bien, los dos tipos de bienes responden al principio básico de que deben estar al servicio de todos los hombres y solamente mecanismos de distribución de los bienes como son los distintos tipos de propiedad, que respeten el principio antedicho, merecen ser respetados. Por lo tanto en los bienes de consumo, no es lícito que a algunos les falte y a otros le sobren. Ejemplo práctico de la aplicación de este principio: estado de necesidad. En cuanto a los bienes de producción deben tender siempre a lograr dentro de las posibilidades reales, la participación en la gestión de la propiedad, de modo pleno y responsable, respetando siempre las circunstancias de modo, lugar y tiempo que la realidad posibilite y que la prudencia aconseje. TIPOS DE PROPIEDAD: Pública Colectiva Propiedad general Colectiva Privada Individual 1º) PROPIEDAD GENERAL: es el poder naturalmente asignado en forma secundaria al hombre para usar y disponer de las cosas con el objeto de lograr su realización. 2º) PROPIEDAD PÚBLICA: es la contrapuesta privada, aquella cuyo titular es el estado y es ejercida por este, (ej.: tierras fiscales, Y.P.F., etc.) 3º) PROPIEDAD PRIVADA: es la ejercida por los particulares que integran la sociedad. a) Puede ser ejercida por un solo individuo y tenemos la propiedad privada individual. ej. un solo dueño de un sola casa. b) Puede ser ejercida por varios individuos y tenemos la propiedad privada colectiva (ej.: varios particulares dueños de una fábrica, una cooperativa, etc.) LA CUESTIÓN DE LA PROPIEDAD PRIVADA: Cuando comenzamos a hablar dijimos que el problema o tema de la propiedad, no era sino un aspecto de una problemática o cuestión mucho más integral y general que es el hombre, y éste es el criterio que nos va a regir para enfocar la cuestión de la propiedad privada. a) Todos estamos de acuerdo en el señorío del hombre sobre las cosas.

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b) Todos estamos también de acuerdo en que el hombre es un ser esencialmente libre y que también de su condición humana surge espontáneamente el derecho a la libertad y el derecho a la vida. Primero: Teniendo derecho a la vida, necesita de lo elemental para substituir (Bienes de consumo). Segundo: Siendo un ser libre debe tener la posibilidad de ejercer su libertad plena y responsablemente. Esa libertad debe ser en todos los ámbitos donde se desenvuelve el hombre, así en el campo espiritual, cultural, económico, etc. De no ser así no podría realizarse como hombre, ya que carecería de la posibilidad de elegir y esto iría contra su naturaleza. No estaría favoreciendo la condición de hombre y su realización una situación que ya sea a raíz de imposición de un tercero particular o del estado, el hombre quedará supeditado a la voluntad de éste. Así en un régimen colectivista, el estado lo impediría ejercer esta libertad, ya que el hombre se vería imposibilitado de disponer libre y responsablemente en el aspecto económico e incuestionablemente, esto traería un condicionamiento, cultural y hasta espiritual que lo encaminaría a un sometimiento que atentaría contra su realización. En este régimen el hombre no tendría el ámbito necesario para exteriorizarse plenamente. Pero al afirmar este derecho secundario a la propiedad privada, no quiere decir que cada uno tiene la libertad de hacer lo que le venga en gana ya que el ejercicio de la propiedad trae una serie de obligaciones morales que deben ser respetadas (Función social de la propiedad), de lo contrario encubiertos en el presunto derecho se disfrazarían los intereses más mezquinos. Lo que lógicamente, le quitaría la legitimidad que tiene la propiedad privada fundada en el derecho natural, para convertirse en un instrumento de opresión y sometimiento de clases privilegiadas. A partir del principio del respeto al destino común de los bienes, se deduce, lógicamente: a) Cuando los bienes exceden lo necesario, el titular de los mismos debe hacer uso de su potestad de administración libre y autónoma para dirigirla a obtener de los bienes el mayor beneficio para los demás. así la Gaudium et Spes dice "El hombre... no puede encontrar su propia plenitud sino es en la entrega sincera de sí mismo a los demás". Se ve la diferencia entre este planteamiento y el liberal o neo-liberal ya que en el de la doctrina social de la iglesia no se trata de que automáticamente cada hombre, al buscar su bien logre el de los demás, sino que concientemente debe dirigirlo a este fin. Para lograr este principio (Destino común de los bienes), tenemos en cuenta estas premisas: 1º) En la necesidad todas las cosas son comunes. Santo Tomás en la cuestión 66 art. 7º, dice: "Lo que es de derecho humano, no puede derogar lo que es de derecho natural o derecho divino". 2º) La obligación de distribuir los bines superfluos entre los demás.

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3º) La necesidad de estimular la virtud del ahorro como supuesto de hecho, básico para invertir y así posibilitar el supuesto siguiente que es. 4º) La obligación de contribuir a la producción de bienes. Así, mediante el ahorro se logra el acrecentamiento del capital nacional que posibilita la creación de fuentes de trabajo y nuevas posibilidades a los miembros de la comunidad a la vez que favorece la producción de nuevos bienes. Estas premisas o principios afectan a todo tipo de bienes, ya sea de producción, de consumo y dentro de estos los necesarios y los superfluos. PROPIEDAD PRIVADA INDIVIDUAL Y COMUNITARIA: FUNDAMENTOS DE SU DIVISIÓN Son variados los criterios que motivan esta división, así por ejemplo: a) Naturaleza de los bienes: ya vimos que hay bienes que solamente pueden ser utilizados por una sola persona en cambio otros permiten ser coparticipados (consumibles y de producción). b) Necesidades y circunstancias de tiempo, lugar y modo. Por. ej.: Una empresa deficitaria, no admitiría una coparticipación con obreros que no poseyeran capital, ya que éstos no podrían solventar la parte de las pérdidas que le correspondiesen. c) Decisiones prudenciales basadas en los principios antes enunciados. Ej.: (motivaciones culturales, sociales, políticas, proceso de colonización belga en el Congo). d) Pero siempre debe estar presente el principio claramente expuesto de que ha de tenderse a una mayor participación de todos los individuos de la sociedad en el ejercicio del derecho de propiedad. Así la Gaudium et Spees afirma: "El derecho de poseer una parte de bienes suficientes para sí mismo y para su familia es un derecho que a todos corresponde. La condición de proletarios comporta un desposeimiento que el cristiano no debe aceptar bajo ningún punto de vista. Aspecto jurídico positivo: El hombre por su dignidad de ser libre y responsable de sus actos, tiene derecho a encaminarse por sí mismo a su propio fin y perfección. Es necesario que el mismo goce de un margen adecuado (a cada situación) de libre iniciativa y en esto consiste la propiedad en última instancia. Esto funda su derecho a disponer de si y de sus cosas, pero siempre respetando esa limitación que el ejercicio del derecho de propiedad y siendo la disposición y circulación de los bienes un elemento determinante de la economía, vemos la importancia que este derecho tiene para el bien común de la sociedad. La autoridad, como gestora del bien común, debe establecer la limitación y regular positivamente la institución de la propiedad.

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Dado que la realidad es cambiante por razones de tiempo, lugar y modo de apreciarla, y por la naturaleza misma de los bienes (consumibles o de producción), los modos de regular la propiedad son variados. Dice Pío XII en el radiomensaje del 1/9/44 "Las normas jurídicas positivas que regulan la propiedad privada, pueden variar y restringir en mayor o menor medida su uso". Vemos así, que la fuerza de la doctrina radica en que apoyándose sobre principios de valor absoluto, las aplicaciones de su enseñanza se adaptan a cualquier evolución. De este modo el estado, puede establecer leyes que restrinjan el derecho de propiedad y si es necesario expropiar los bienes cuando el bien común lo requiera. Pero la actividad del estado, como es lógico deducir debe estar dirigida a la obtención del bien común, de este modo observamos, que deben darse ciertas reglas constantes que regulan la actividad de la autoridad en esta cuestión: Deberá preferir siempre: a) la libertad a la intervención (si los particulares por su cuenta pueden solucionar un conflicto, dejar que éstos lo hagan). b) La intervención indirecta a la directa. (Ej.: el impuesto progresivo a la expropiación). c) Cargar a los que tienen más que a los que tienen menos. Siempre respetando las circunstancias cambiantes de la realidad no hay programa a priori ni abstracto que puedan aplicarse fríamente. ANÁLISIS HISTÓRICO Observaremos ahora la institución de la propiedad a través de los distintos ordenamientos jurídicos a lo largo de la historia. ROMA: Hay discusión en doctrina sobre el carácter que tenía el derecho de propiedad. Muchos autores afirman que con la propiedad iban implícitos los siguientes derechos: IUS UTENDI (derecho al uso), IUS POSSIDENDI (derecho a poseer) y IUS ABUTENDI (derecho a abusar de la propiedad según los glosadores, que el titular podía destruir o desnaturalizar el bien). Sostiene esa postura MAYNZ, entre los autores extranjeros y MARTÍNEZ PAZ entre nosotros. Otros autores afirman que estas expresiones (IUS UTENDI, etc.) iban acompañadas de la expresión VIVILITER que señalaba las modalidades que según la ley debían aplicarse al ejercicio del derecho de propiedad. LAFAILLE entre nosotros sostiene esa posición, aclarando que ABUTERE o el IUS ABUTENDI, significaba enajenar, consumir. Pero en lo que todos están de acuerdo es que el Derecho Romano con respecto al derecho de propiedad era predominantemente individualista.

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EDAD MEDIA: Con la invasión de los bárbaros y la caída del Imperio Romano se desarrollan dos tipos de propiedad: a) Alodial: tierras que se poseían libremente y podían considerarse una continuación de la propiedad individualista romana. b) Propiedad feudal: el régimen de la propiedad se encuentra desdoblado por una parte, el dominio útil del que trabaja la tierra (siervo) y por otro lado el dominio del titular (señor feudal). A partir del siglo XVIII este segundo tipo de propiedad, comienza a verse como un factor de atraso en el proceso económico. Fue en la Edad Media a través del derecho canónigo y de las escuelas teológicas cuando se hace resaltar el aspecto social del dominio. Así tenemos a Sto. Tomás (que afirma que una vez cubiertas las propias necesidades debe procederse a la distribución. Estos principios pasaron a las leyes de partidas (legislación española) que definían a la propiedad como "la facultad del individuo sobre su cosa, de hacer de ella lo que quisiera según Dios y según su fuero". Vemos como desaparece la concepción individualista y absoluta del derecho romano y posteriormente veremos el retroceso que al respecto trae la revolución francesa. REVOLUCIÓN FRANCESA: Al proclamar los derechos del individuo, olvidó a menudo los intereses colectivos y así el artículo 544 del Código Francés del 1804 (Código napoleónico), fuente de nuestro código dice, y define a la propiedad, afirmando "la propiedad es el derecho de gozar y disponer de las cosas de la manera más absoluta". Aunque Collin et Capittan dice que lo que se ha querido afirmar es el más completo de los derechos. NUESTRO CÓDIGO: Vélez Sarfield, tomó como fuente el art. 544 del Código Francés y así en el art. 2513 afirma: "Es inherente a la propiedad, el derecho de poseer la cosa, de disponer de ella o de servirse de ella, de usarla y gozarla según la voluntad del propietario. Él puede desnaturalizarla, degradarla o destruirla..." Aunque en justicia Vélez, en concordancia con otros artículos limitó bastante estas extraordinarias facultades del titular del derecho de propiedad. Con la reforma de la ley 17711 de 1968, el 2513 quedó así: "Es inherente a la propiedad el derecho de poseer la cosa, disponer o servirse de ella, usarla y gozarla conforme a un ejercicio regular" (Entiéndase ejercicio normal, natural) y el 2514 dice: "el ejercicio de estas facultades no puede ser restringido en tanto no fuere abusivo, aunque privare a terceros de ventajas o comodidades".

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Como se podrá observar, la legislación a través de la historia ha tenido marchas y contramarchas con respecto a la regulación del derecho de propiedad, sin embargo a la larga termina imponiéndose aquella más acorde con el derecho natural. La historia lo demuestra, afirma el Coronel Chateau-Jobert, un régimen de propiedad no puede ser definido como el único válido en circunstancias determinadas, debe ser apreciado tomando como criterio de valor el lugar que se le adjudica al hombre" (Manifiesto político y social. Coronel Pierre Chateau-Jobert, pág. 42, Ed. Rioplatense, Año 1975). SOLUCIONES CONCRETAS: Premisa 1º: Vemos que los bienes son escasos. a) Por lo tanto se debe tender a la mayor producción de bienes. b) La distribución debe ser de tal modo que a cada hombre le toque la mayor cantidad posible, mediante su trabajo para desarrollar una vida digna. Premisa 2º: Observamos 2 problemas: a) Producir es duro y difícil. b) Consumir es fácil y placentero. Frente al primer problema (dificultad), es necesario crear incentivos, frente al segundo problema (placentero), es necesario retraer a los hombres dando una solución integral al problema.- Frente a esta problemática, se pueden dar dos falsas soluciones: 1º (individualista), para estimular la producción, producir lo que se quiera, cuando se quiera, cuanto quiera y como quiera. 2º (colectivista), crear un poder central que determine primero la producción. Segundo, el nivel económico de cada hombre, tercero, distribuir el trabajo y por último distribuir los bienes. Como se verá aquí se controla la producción, pero no se la estimula (Fracaso de las economías colectivistas, ej.: Rusia, granjas colectivas y liberalización paulatina del régimen par a lograr una mayor productividad). En las economías colectivistas el interés de los individuos disminuye dado que se producen las satisfacciones de sus necesidades en modo diferido ya que el Estado es quien controla la legitimidad de la satisfacción de las necesidades. Como se observará, estas dos falsas soluciones no responden a la problemática integral, con una propiedad privada en función social tendiente a la realización del bien común, podemos armonizar una solución que responda a la disyuntiva antes planteada.

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Por un lado el interés de los individuos sirve como motor en la economía y en la producción de los bienes ya que, estimulando por la directa satisfacción de su necesidad va a tener normalmente a su alcance la posibilidad inmediata de lograr sus objetivos. Ahora bien, esta propiedad privada debe estar regulada por los principios morales y aquellos que surgen de las necesidades y circunstancias de la sociedad por razones de tiempo, lugar y modo. Será la autoridad que como gestora del bien común determinará concreta y positivamente, la regulación legal. RESUMIENDO: la solución estaría dada por un régimen de gran producción redistribuida, (conceptos fundamentales de la economía. Julio Meinvielle, Pág. 53, Ed. Eudeba, año 1973), mediante: a) estímulo personal del productor b) limitaciones morales en orden al bien común O sea, un régimen en que el interés personal se ponga al servicio del bien social. La determinación de los límites exactos los determinará la autoridad mediante la prudencia política para lograr un justo equilibrio. Premisa 3ª: Apreciamos que no todos los hombres son iguales, en cuanto a sus cualidades y actitudes, por lo tanto en lo que hace a ciertas decisiones de mayor importancia, no todos pueden disponer. Luego, en la gestión de los bienes económicos, sobre todo en los d producción, tiene que haber una jerarquía donde los más capaces, en una actitud de servicio, organicen y determinen las conductas y procesos a seguir. Sería una locura pretender que todos decidieran sobre todo, ya que si todos fueran dueños de todo, no siempre habría quienes y mandasen y quienes obedecieren. Sin negar que siempre hay un mínimum sobre el que tiene que decidir en circunstancias normales todos los hombres respecto a sus bienes. Ej.: Pródigo. Ahora bien, pero como lo que nosotros perseguimos es la realización del hombre, tenemos que estufiar el modo más apto para que todos los hombres o al menos el mayor número de ellos tenga acceso a la propiedad. "Si el régimen de propiedad privada se justifica, como hemos visto, es para la difusión de los bienes económicos, de suerte que "permitan a un mayor número, dice Pío XII, alcanzar la independencia y la dignidad que da la propiedad privada"- ( Mensaje 7- 7- 52). Nos preguntamos, entonces, una vez que sabemos lo que queremos, cuál es el primer paso que queremos dar. Lo primero es la toma de conciencia de propietarios y desposeídos de la verdad antedicha y de la necesidad de afectivizarla en su justo término. Dice Hilaire Belloc, "La tarea será estéril a menos que la mayoría o un número determinante sienta un deseo poderoso hacia la independencia económica y que éste los mueva a alcanzarla." (Hilaire Belloc, "La crisis de Nuestra Civilización", Pag. 193, Ed. Sudamericana, 1996.)

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En cada paso que avancemos en nuestra empresa, siempre debemos tener presente las diferencias de cualidades y aptitudes de los individuos y las circunstancias de tiempo, lugar y modo. Cuando hablamos de independencia, queremos significar responsabilidad en la gestión, en la decisión, y esta implica posibilidad de ganancias y de pérdidas. Esta posibilidad es un freno para aquellos que solamente ven en la gestión de la propiedad, una fuente de ganancia. Por lo tanto en la concientización es necesario precisar los alcances de esta institución. Una vez realizada esta toma de conciencia nos preguntamos que sistema de producción es el que obtiene mayor cantidad de bienes, hasta ahora está comprobado que es el capitalista. Pero cuando hablamos de este sistema lo hacemos en el sentido de capitales productivos (Bienes instrumentales que producen otros bienes, acumulación de capitales que pueden movilizarse de un lugar a otro) y no en el sentido del capitalismo liberal que no tiene en cuenta la dignidad de la persona sino solamente la eficacia del proceso productivo. (Régimen de Asalariados) Pío XI Q.A. Si a ese capital productivo se le aprovecha, encauzándolo, regulándolo moralmente, al tener mayor cantidad de bienes, habremos dado un paso adelante y tendremos resuelto al menos en un gran porcentaje el primer inconveniente de la insuficiencia de los bienes. Pero siempre debemos mantenernos alerta a la llamada sociedad de consumo y en ese caso la autoridad estaría obligada como gestora del bien común a promover la producción de ciertos bienes y desalentar la producción de otros considerados superfluos. Precisando más el concepto de capital diremos: lo que es repudiable es el préstamo de dinero sin finalidad productiva (ej.: un prestamista en el casino). Pero cuando ese dinero tiene como finalidad favorecer o permitir el desarrollo del proceso productivo, la actividad es absolutamente legítima (ej.: inversión en compañías financieras para viviendas a interés). De todos modos, debemos tener siempre presente que el enriquecimiento está limitado moralmente y ser concientes que la riqueza generalmente no es buena consejera. Esbozada la solución del primer problema ( sistema que asegure cantidad de bienes), pasamos a la segunda parte de la cuestión, la solución en lo que hace a la distribución. a) no debe buscarse el camino primordial de la reforma social que en una revisión del concepto de propiedad, sino en la reforma de la mentalidad poseedora, a la vez que del orden de la propiedad. Anteponemos la mentalidad poseedora, debido a que de la misma depende toda una serie de caminos, casi todos los que conducen a la redistribución de la propiedad privada que exige el orden justo de la propiedad. Estos caminos dependen especialmente de la actitud de los propietarios del capital en la economía industrial en orden a facilitar a la clase trabajadora la adquisición de propiedad, pero no en menos grado dependen que la clase trabajadora posea una voluntad de adquirir (Johannes Messner, " La cuestión social", pág. 463. Ed. Rialp). b) Una vez aceptada la toma de conciencia por parte de los trabajadores y de los empresarios de la necesidad de redistribución de la propiedad, volvemos una vez más a

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reiterar la premisa " Toda reforma debe respetar las circunstancias de tiempo, lugar y modo de la realidad que pretende reformar, visto esto pasamos a enumerar una serie de medidas que por su carácter innumerable sería de medidas que por su carácter innumerable sería imposible terminar y que tenderían todas al fin propuesto. Ej: 1º) El ahorro forzoso de los trabajadores impuesto por el estado sobre un porcentaje de su salario, para facilitar la acumulación de capital que produciría bienes que pertenecerían a los mismos trabajadores. Ej.: descuentos para planes de vivienda. 2º) Impuesto progresivo a las clases más pudientes cuidando de no desalentar la mentalidad empresaria. 3º) Intereses más altos que beneficien los ahorros de los trabajadores aplicados a ciertas ramas de la producción. Ej.: Productos de primera necesidad. 4º) La formación de empresas cooperativas, en las circunstancias que sean aconsejables. 5º) Participación en las ganancias, capitalizando las mismas y transformándolas en acciones obreras. 6º) Contribución conciente y determinada del obrero a la plena y mayor producción. 7º) Sociedades de capital e industria con distintas responsabilidades. 8º) Sociedades de economía mixta. 9º) Sociedades en comandita, una parte de los socios responde ilimitadamente por su gestión y otros por el capital aportado. 10º) Sociedades anónimas, aunque cabe destacar ciertos problemas como es el desconocimiento de los titulares de las acciones. 11º) Preferencia de las acciones obreras en relación a los beneficios de la empresa. 12º) Ciertas ventajas dentro de las mismas acciones obreras a aquellos con familias más prolíficas.

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EL HOMBRE SER SOCIAL

Mucho es lo que se ha escrito acerca de la sociabilidad humana esto es, la tendencia del hombre a la convivencia. No obstante, las teorías emitidas son las variadas y aún opuestas, que el tema requiere un análisis detenido. No se trata solo de comprobar una vez más que el hombre es un ser social, hecho manifiesto. Lo importante es determinar cuál es la naturaleza propia de dicha sociabilidad y cuáles son sus límites, dado que de la respuesta que se formule dependerá toda concepción de lo social y del hombre como sujeto u objeto de las relaciones sociales y políticas. IDEOLOGÍAS DOMINANTES: Una vez más asistimos al enfrentamiento del liberalismo. Ambas ideologías senciblesa ciertas verdades parciales, formulan graves errores cuyas consecuencias prácticas seguimos padeciendo en la actualidad. El "buen salvaje" de Rousseau en el hipotético "estado de la naturaleza" no es sino la justificación gratuita de la libertad absoluta que su creador deseaba asegurar a cada individuo. De ahí que condenara categóricamente el "estado de sociabilidad" por ser éste la fuente de todos los males que aquejan al hombre: enfermedad, errores, vicios morales, injusticias y desigualdades, etc.. Por este absurdo esquema de un pasado inexistente apunta a una justificación del individuo libre y soberano, que se da a sí mismo sus normas de conducta. tal es el meollo de conceptos que hemos heredado: soberanía popular, voluntad general, sufragio universal, etc. Por su parte, el socialismo marxista, se contrapone al desvarío Rousseaniano afirmado, por el contrario, que la sociabilidad es la esencia misma del hombre, de tal modo que el hombre nada hay fuera de sus relaciones sociales "Pero el ser humano no es una abstracción inherente al individuo aislado. En realidad, es el conjunto de las relaciones sociales" (Marx VI tesis sobre Fuerbach), citado por Carlos Sacheri en su libro "EL Orden Natural pág. 141".En el mismo sentido se inclina Messner al afirmar, "La Sociedad, en cuanto totalidad, ocupa el lugar preeminente en la concepción socialista de la sociedad; la personalidad del hombre es entendida a partir de esa naturaleza social, y no la sociedad y sus fines desde la naturaleza personal del hombre "Johannes Messner" "La cuestión social", pág. 260, Edit. Rialp. El mismo autor en otro pasaje de la misma obra parafraseando a Marx dice "No es la conciencia del hombre lo que determina su ser, sino al contrario, es su ser social lo que determina su conciencia" pág. 229. Entendemos ahora como a través de la dictadura del proletariado del marxismo pretende crear el hombre nuevo, ya que de ese modo -según su concepción- contará con la herramienta que le permitirá moldear las conciencias hacia la obtención del paraíso socialista.

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En definitiva, así como el Liberalismo prepara el camino hacia la anarquía, el marxismo desde su concepción filosófica sienta las bases de el estado totalitario, ya que por ser el hombre el conjunto de sus relaciones sociales, los derechos individuales pierden sentido frente a la omnipotencia del estado, que es la organización política y jurídica del conjunto de las relaciones sociales. CONCEPCIÓN CRISTIANA: Vemos entonces como es fundamental dejar bien establecido: A) Que el hombre es un ser social por naturaleza y no por su voluntad como lo afirman los liberales. B) Cual es el objeto de la vida del hombre en sociedad para precisar los limites que se deben respetar para que se cumpla dicho objeto. 1. SER SOCIAL POR NATURALEZA: A) Experiencia histórica: Todos los testimonios que la Historia, nos presenta atestiguan que no han sido individuos, ni siquiera familias aisladas en el tiempo y el espacio. Aún en las culturas más primitivas, la convivencia es un hecho básico, irrefutable. En consecuencia, hablar de un estudio de vida presocial implica incurrir en fabulaciones totalmente gratuitas. (Sacheri Op. citado pág.142) Origen de la vida humana: el origen mismo de la vida supone la unión del varón y la mujer con miras a la procreación. 2) Indigencia radical del hombre: Pero una vez engendrado el nuevo ser, la naturaleza no lo abandona a las condiciones del medio biológico. El hombre es un verdadero "escándalo" en ese sentido, pues no existe otro ser viviente tan inerte e incapaz como el ser humano, para asegurar su propia subsistencia. Este argumento ha sido dado desde los tiempos como prueba contundente de la sociabilidad. El recién nacido no puede alimentarse, ni protegerse de la intemperie, ni protegerse de otros animales. (Sacheri op. citado pág.143). Es decir desde el punto de vista del origen de la vida tomamos dos enfoques A)TRASMISIÓN DE LA VIDA B) INDIGENCIA RADICAL DEL HOMBRE DESDE EL PUNTO DE VISTA DEL FIN DE LA VIDA: 1) Bienestar material 2) Perfección intelectual 3) Perfección moral. 1) BIENESTAR MATERIAL: Ante todo el bienestar material del hombre supone el concurso de un sin número de otros hombres para la elaboración de los más simples productos. 2) PERFECCIÓN INTELECTUAL: Si consideramos el desarrollo de nuestra capacidad mental, el grado de dependencia es aún mayor. En efecto, o bien podemos describir todas las verdades con nuestra sola fuerza, o por el contrario debemos aprender bajo la guía de un maestro. (Sacheri op. citado pág.143).

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Ni el mayor de los genios humanos podría haber alcanzado su plenitud intelectual, sin el apoyo de todos los conocimientos adquiridos previamente mediante una adecuada enseñanza. Ni Leonardo Da Vinci ni Albert Einstein son explicable cabalmente por su solo talento personal. (Sacheri op. citado pág.143). 3) PERFECCIÓN MORAL: Ella consiste en la práctica de la virtud moral, pués los hábitos morales, no nacen espontáneamente con cada individuo sino que han de ser adquiridos paulatinamente. Como dice Sacheri, "nuestra perfección moral requiere que los padres del niño introduzcan un orden de vida en la conducta indiferenciada del niño ", dicho orden irá inclinado favorablemente al niño a medida que crezca, hacia la práctica de la virtud. En lo que se refiere a la perfección moral encontramos dos aspectos: 1) teórico: por el cual se transmite al individuo el conocimiento intelectual y valioso de la norma moral. 2) En lo que se refiere a la parte práctica la virtud se predica por un lado con el ejemplo y como el evento fundamental a través de la simpatía como factor importante en la internalización de los valores morales, la que llega a su máxima expresión en la amistad. Dice Utz "Sin embargo, la docilidad necesaria para aprender a formular juicios morales de valorización, no es sólo una categoría intelectual, sino en gran parte, un adaptarse a una persona venerada como un ideal, sustentada por la simpatía. De esta manera el avance en la vida moral está vinculado al prójimo del modo más intenso, a causa del sentimiento valorativo concreto. Esta vinculación es ciertamente esencial, tan esencial como el modo en la que la docilidad condiciona la prudencia (Utz, Arthur F., Etica Social, Tomo I, pág. 131) NECESIDAD DE COMUNICACIÓN Y ESTIMA En definitiva, el objeto que se persigue con la vida del hombre en sociedad es la plena realización de este en la convivencia con el prójimo, de allí que toda concepción que atente de cualquier modo contra este objetivo fundamental, atenta contra la naturaleza del hombre. Así el Liberalismo por negar la inclinación natural del hombre hacia la vida en sociedad, ataca la naturaleza humana, del mismo modo el marxismo al contemplar solo el aspecto social, olvidándose que el mismo solamente tiene sentido, en la medida de la realización personal de los individuos que componen el cuerpo social.

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EL BIEN COMÚN

Siguiendo a Sacheri en su obra "El orden natural", diremos que una vez analizados los diferentes elementos que constituyen la sociedad política debemos analizar el concepto de Bien Común. El Bien Común es la idea clave de todo pensamiento social y político conforme al orden natural. La razón de ello es simple; puesto que por Bien Común se designa el fin mismo de la sociedad política, todo los demás conceptos se ordenan a aquel, como los medios se ordenan al fin (Sacheri Carlos "El Orden Natural", pág. 149). BIEN COMÚN Y BIEN PARTICULAR: Todo ser humano tiende naturalmente a la convivencia, pues solo la sociedad política puede proporcionarle el sin número de bienes de toda índole que su existencia y su plenitud personal o felicidad requieren. De esto se sigue la sociabilidad natural del hombre y el carácter del MEDIO NECESARIO que la sociedad reviste para la perfección del hombre. (Sacheri C., Op. citado pág. 149). El problema al constatar que el bien individual de cada uno como miembro de la comunidad y el bien de esta última, como un todo diferentemente y no según una diferencia cuantitativa (SumTeol. I II, q.58, a.7,2m) (citado por Sacheri op. citado pág. 149 in fine). Ahora nos preguntamos nosotros: ¿En que consiste la diferencia del bien llamado individual o singular, del bien llamado común?. Se trata de una diferencia de naturaleza, pues hay bienes que son individuales por su propia naturaleza, mientras que otros son comunes en sí mismos. En otras palabras algunos no pueden ser poseídos y participados más que por una sola persona, mientras que otros son apropiables por muchas personas en forma limitada. Así por ejemplo, un alimento es suyo, individual, pues sólo puede ser comido por una sola persona y en cuanto alguien se lo apropia los demás quedan excluidos automáticamente. La ciencia matemática por ejemplo, es un bien de suyo común, apropiable y participable por todos, pues el conocimiento que de esa disciplina pueda alcanzar un sujeto no excluye a los demás de igual posesión. Por el contrario cuanto un matemático domine su conciencia, tanto más facilitará el acceso de los demás a iguales conocimientos. (Sacheri C. Op. citado. pág. 150). ESENCIA Y ANALOGÍA: El Bien Común es un término análogo y como tal, incluye diversos significados, que es preciso distinguir y ordenar. La distinción principal se da entre le Bien Común temporal, fin de la sociedad política y el Bien Común sobrenatural que es Dios, en cuanto al fin último del universo creado. Pero aún dentro del Bien Común temporal descubrimos diversidades: el Bien Común familiar, el Bien Común de los distintos grupos intermedios, etc., pero en definitiva todos ellos presuponen y refieren al Bien Común de la sociedad política, que es la planificación y continentes de los mismos. Nos preguntamos ahora: ¿En que consiste este Bien de la sociedad política?, Pío XI lo ha definido en Divini Illius Magistri como "La Paz y Seguridad de que gozan los sujetos en el ejercicio de sus derechos, y al mismo tiempo, el mayor bienestar espiritual y material posible en esta vida y mediante la unión y coordinación de los esfuerzos de todos (conjunto de condiciones que posibilitan a la realización del hombre en sociedad).

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La sociedad política o estado tiene una finalidad propia, cual es el bien total del hombre, de esto se sigue que los bienes que integran el bien común político no pueden ser otros que aquellos que integran la felicidad o plenitud humana. Dicho de otro modo, todos los bienes propiamente humanos forman parte del Bien Común Político, es decir las tres categorías según la división enunciada por Platón: BIENES EXTERIORES, CORPORALES Y ESPIRITUALES. Pero mientras los primeros solo forman parte del Bien Común a título de medios o instrumentos necesarios para la consecución de los bienes espirituales, estos últimos son los únicos verdaderos "comunes" por su naturaleza. Entre los elementos principales del Bien Común Político se encuentran: la ciencia, la justicia, el orden, la seguridad. De su realización resulta la paz, que es como la conclusión y síntesis de los anteriores. La tranquila convivencia en el orden -según la expresión de San Agustín, pax tranquillitas ordinis- es el signo por excelencia que manifiesta la efectiva realización del Bien en una sociedad determinada. De ahí el carácter esencialmente dinámico del Bien Común Político, el cual no es tanto algo que se posee y reparte sino un bien moral que todos contribuyen a realizar cotidianamente y del cual todos participan y disfrutan en común. Su concreción requiere la coordinación de todos los esfuerzos y actividades del cuerpo social, bajo la conducción del estado en su misión esencial de gestor o procurador del Bien Común. (Sacheri C. Op. citado, pág.151). BIEN COMUN Y BIEN COLECTIVO: La diferencia radical que media entre el común y el colectivo radica en que este es de naturaleza privada, cuya propiedad se reserva el Estado para garantizar el uso común. Así por ejemplo, una ruta es un bien colectivo en cuanto se la destina al uso común como vía de comunicación. Pero el carácter artificial de tal "comunidad" surge si se piensa que todo bien colectivo requiere una ley o decisión de la autoridad para ser tenido por tal; basta que el terreno expropiado sea vendido a los particulares para que el terreno de la ruta se transforme nuevamente en campos de cultivos privados. (Sacheri C. Op. citado pág. 151). BIENES COMPLEMENTARIOS: Debe evitarse a toda costa oponerse al bien común, como si ambos se excluyesen recíprocamente. Ambos bienes no solo no se excluyen sino que se exigen mutuamente, al punto que sin bienes particulares el Bien Común es irrealizable y viceversa. La no realización del Bien Común torna imposible la obtención del bien individual. Lo primero resulta claro si se piensa que los bienes materiales que satisfacen nuestras necesidades vitales son condición (no causa como sostienen los marxistas) para alcanzar la ciencia, la justicia, etc.. Por otra parte si los hombres vivieran según la "ley de la selva", sometidos a la arbitrariedad del más poderoso, ¿Cómo podrían procurarse los bienes más indispensables? La vida diaria se tornaría insoportable. La razón de la íntima complementariedad de ambos bienes, estriba en el hecho de que el bien total del hombre -llamado bien propio o personal- se compone a la vez de bienes de naturaleza común. Unos y otros son complementarios e independientes tanto el alimento y el vestido, como la verdad y la virtud moral. Que sean indispensables no significa que tengan igual importancia y valor. Por su esencia el Bien Común tiene una primicia natural sobre el bien individual y en consecuencia, éste último se ordena a aquel , como

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lo inferior y menos perfecto se ordena a lo más superior y más excelente. (Sacheri C. Op. citado pág.152). EL BIEN COMÚN CONCEPTO: Conceptualizar el Bien Común es una tarea no exenta de dificultades, en efecto al decir "Paz y seguridad de que gozan los sujetos en el ejercicio de sus derechos, y al mismo tiempo, el mayor bienestar espiritual y material posibles en esta vida, mediante la unión y coordinación de todos", como lo definía Pío XI no terminamos de precisar el concepto de Bien Común aunque de ese modo logramos tener la idea central de Bien Común. En efecto como afirma Messner el principio del Bien Común es de naturaleza sumamente relativa (MESSNER Johanes, La cuestión social, edit. Rialp., pág 354). Partiendo de esa base el citado autor lo considera desde distintos puntos de vista y de ese modo logra delinear un enfoque total del concepto del Bien Común. Messner da cuatro definiciones, que corresponden a igual modo de aspectos de lo que se considera Bien Común. 1) "Es el auxilio prestado a los miembros y a las sociedades menores integrantes de la sociedad, en la realización de sus tareas vitales esenciales como consecuencia de su respectiva cooperación en las actividades sociales". Dicho auxilio, el Bien Común, es la finalidad de la sociedad prescripta a esta en la naturaleza del hombre, ya que solo puede ser plenamente hombre en la sociedad en virtud de aquel auxilio, del cual todos necesitan para PODER DESPLEGAR SUS DOTES NATURALES y fuerzas además corresponder a sus tareas vitales, aquella ayuda que solo nace de la cooperación de todos, por cuanto que en la misma se completan las fuerzas de los individuos y llegan a una acción común más intensa en interés de todos. Como vemos en esta perspectiva se acentúa al aspecto cooperativo del Bien Común para la obtención de los logros de los individuos integrantes de la comunidad. 2) El Bien Común es el conjunto de los supuestos sociales que hacen posible a los miembros de la sociedad la realización de sus cometidos culturales y vitales en libre actuación. Por ser imprescindibles para el Bien Común, constituyen tales medios partes esenciales del Bien Común así, en especial, el ordenamiento jurídico y las instituciones que lo garantizan; igualmente las instituciones que pertenecen a la comunidad y redundan en beneficio a todos, como por ejemplo, las instituciones de enseñanza, sanidad, las comunicaciones; las instituciones de providencia social, como por ejemplo la política social, la previsión; y en un menor grado también las instituciones que garantizan la existencia de la sociedad, como el ejército. Lo que se contempla en este enfoque es una relación de medio a fin, es decir que el Bien Común es el medio que permite alcanzar los objetivos propuestos por los individuos integrantes del núcleo social.

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3) En el orden de la acción, el Bien Común es la participación de todos los individuos y comunidades menores de la sociedad, en la medida de su respectiva prestación, en los bienes resultantes de su cooperación. La sociedad es una estructura de prestaciones en la cual todos los miembros contribuyen a hacer posible la realización de sus tareas vitales. Es decir que todos aquellos que se hallan insertos en dicha estructura de prestaciones obtengan también su parte correspondiente de los frutos de la misma. Es decir que existe una dinámica de interdependencia. En virtud de esta dinámica de interdependencia todos colaboran y a la vez reciben los beneficios de esa ayuda, teniendo de este modo el Bien Común una evolución constante que no permite que quede fijado de una vez y para siempre. Lo contrario de lo que admiten liberales y marxistas al poner un adjetivo fijo a alcanzar a través de una evolución. En definitiva el aspecto contemplado ya no es la cooperación como medio de alcanzar el objetivo o la relación de medio a fin, sino el pertenecer a un sistema de una dinámica interdependiente por cual todos colaboran y a la vez reciben los beneficios por pertenecer a dicho sistema. 4) El Bien Común es el Bien Común del todo social en el conjunto de sus miembros. Esto nos muestra que el Bien Común no existe por sí mismo y no es fin de si mismo, sino que tiene en los miembros de la sociedad su ser y su fin y por consiguiente no puede ser concebido desligado a la totalidad de los miembros de la sociedad. Es decir como a Messner "El estado no puede sacrificar la mayor parte de sus hombres y bienes sin que el presunto fin del estado y el Bien Común efectivo caigan en franca contradicción entre sí.(Messner J., Op. citado, pág. 358). PRINCIPIOS Y LEYES QUE RIGEN EL BIEN COMÚN: 1) El principio del bien común es un principio moral, forma parte de la ley moral natural en su relación con el orden social. Debido a su vinculación al orden moral natural, no puede el Bien Común tener su plena realidad si se pretende lograr éste, mediante una política que se halle en contradicción con el orden moral. Por la misma razón el Bien Común no es un fin en sí, sino solo lo es dentro de la totalidad del orden moral de los fines. (Messner J. Op. citado pág. 359). Así por ejemplo es inadmisible el principio que "el fin justifica los medios". 2) La ley del Bien Común es ley de derecho natural, inscripta en la naturaleza social del hombre, en lo naturalmente justo. Por consiguiente es contrario a la Ley del Bien Común en cuanto ley de derecho natural, el equipararla a la "felicidad del mayor número", fundada en las escalas de valores de los miembros de la sociedad que dependen de la votación y la "voluntad del pueblo". En definitiva el Bien Común como dependiente del Orden Natural es ajeno a las subjetividades de los individuos en cuanto a la apreciación y valoración.

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3) El Bien Común es la ley suprema del obrar social o emanante de la sociedad. Por estar fundado en la naturaleza social del hombre como fin de la sociedad, es el Bien Común ley obligatoria del obrar en la totalidad del ámbito de las ordenes vitales condicionados por la naturaleza social del hombre. la norma del Bien Común es por lo tanto, la ley suprema de la comunidad en el doble sentido de ley que manda una conducta orientada hacia el Bien Común, ya que prohibe una transgresión del derecho fundado en la misma. en este sentido dice León XIII "El Bien Común es en la sociedad la ley primera y última después de Dios" (Au al clero francés, 16-02-1892). 4) La ley de la preeminencia: El Bien Común es antes que el bien individual. Dicha preeminencia descansa en que el bien del todo social constituye el supuesto necesario para la consecuencia del bien pleno de sus miembros, debido a su subordinación al auxilio que presta la sociedad en la realización de los cometidos vitales de sus miembros. 5) La ley del Bien Común es ley jurídica, es decir genera deberes jurídicos que han de ser considerados como deberes de justicia del Bien Común. El orden fundado en la ley del Bien Común lo definimos como ordenamiento formal del Bien Común. La ley moral jurídica del bien general es el fundamento de las facultades jurídicas de la autoridad estatal. 6) La ley de la preeminencia del Bien Común rige solo dentro del orden de prelación de los fines. El Bien Común no es realizado plenamente, sino a lo sumo parcialmente, cuando por ejemplo, es empleada una parte excesiva DE LA RENTA NACIONAL para finalidades de armamento militar no necesario quedando con ello perjudicada la satisfacción de las necesidades vitales y culturales de sus miembros. 7) El principio del Bien Común es un principio de articulación social. Todo Bien Común, en cuanto fin de una comunidad natural, fundamenta sus propios ordenamientos y esferas de actuación. Las funciones vitales del hombre son múltiples, allanándose este subordinado en su cumplimiento a la ayuda social, familiar, municipios, sindicatos, etc.. En consecuencia, la sociedad total se articula en una gradación de comunidades menores y mayores. El principio del Bien Común, es por ello un principio de articulación o estructuración de la sociedad, en virtud del cual la sociedad total se articula o estructura en comunidades, miembros. 8) En principio Bien Común, comprende el principio del interés. Gobernar es regular con medios adecuados al uso de las fuerzas humanas de tal manera que es en resumen, sin obstruirse en orden consecución de los fines particulares subordinados al fin supremo; este es en síntesis, el concepto del gobierno de una autoridad. Con ello queda dicho que el individuo no está obligado a buscar expresamente el Bien Común en la persecución de sus fines e intereses particulares, sino que al ordenamiento del Bien Común le basta con que se preocupe de no lesionarle, máxime cuando (como queda dicho) es asunto de la autoridad procurar las necesarias reglamentaciones que inserten la actuación del propio interés en el ordenamiento del Bien Común y la realicen del desarrollo del Bien Común.

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PARTICIPACIÓN POLÍTICA Y FORMA DE GOBIERNO

El tema de la participación reviste candente actualidad, no hay plano alguno de la vida social contemporánea, respecto de la cual no se plantee el tema. A medida que la crisis de las ideologías y de las instituciones políticas se agrava progresivamente en la casi totalidad de las naciones modernas, el concepto de participación adquiere mayor vigencia. (Sacheri Carlos, "El Orden Natural", pág. 173). El sentido corriente del término implica "Tomar parte en algo", o bien "tener parte en algo". No deja de ser importante el matiz activo o pasivo de ambos significados. En efecto, la idea de "tomar parte" en algo, supone una actitud activa de la persona; por el contrario "tener parte en algo" supone una cierta pasividad. Alguien puede tener parte en algo simplemente recibiendo lo que le corresponda, en una distribución de bienes, de cosas, etc. La noción de participación constituye un concepto clave de la doctrina del orden natural, siempre que se la conciba rectamente. Más aún, puede hablarse hasta de un derecho natural de la persona humana a la participación en la vida social. Pero es adecuado siempre que se incluya en la idea, las notas de competencia y responsabilidad, pues ambas definen los criterios básicos que han de presidir los diferentes grados y modalidades de participación de cada persona en las distintas actividades sociales. En ese sentido Juan XXIII expresa en su encíclica Mater et Magistra, "En lo que respecta a la comunidad política resulta importante que en todas las categorías sociales, los ciudadanos se sientan cada día más obligados a velar por el Bien Común". En efecto, no ha de convertirse a la participación en una mera receta de aplicación universal. Para participar activamente en algo es menester tener la competencia para la función a cumplir y ser responsable de las opiniones y/o decisiones que se adopten. Un participacionismo indiscriminado, resulta nefasto. En tal sentido baste recordar las consecuencias negativas de la exaltación liberal de la soberanía popular y del sufragio universal... (Sacheri, Carlos Op. cit., pág. 173/174) NIVEL DE PARTICIPACIÓN: Existen diferentes niveles y formas concretas de participación en la vida social. Reducidos a los esenciales tenemos tres grados distintos: 1. INFORMACIÓN: participa en algo desde el momento en que se está al tanto de los problemas, de las opiniones, de las alteraciones de elección, etc. En lo que respecta a la participación social y política, este nivel es de acceso general. Todo el cuerpo social está llamado a interiorizarse de los problemas que hacen a la comunidad. 2. CONSULTA: Se participa activamente cuando una persona es invitada a expresar su opinión y asesoramiento sobre temas de su competencia. Por lo tanto, la capacidad de cada uno determinará en la práctica el grado de participación que deba serle reconocido.

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3. DECISIÓN: La participación en las decisiones a adoptarse implica el mayor grado de actividad posible. La experiencia muestra que, así como todo aquel que debe ser informado de algo no tiene derecho a emitir su opinión, así también no todo consultor o consejero reúne las condiciones para decidir. 4. El tema de la participación política tiene amplia relación con el de la forma de gobierno, ya que de acuerdo a la forma de gobierno será el modo de participación de los ciudadanos en la gestión política. 5. Ante todo es necesario precisar de un modo terminante que cualquier forma de gobierno que tienda al Bien Común es válida es decir legítima para la Doctrina Social de la Iglesia en ese sentido León XIII en Graves de Cummuni ha dicho "Porque los preceptos de la naturaleza y del evangelio, precisamente por su esencial superioridad sobre todos los acontecimientos humanos, no pueden depender de régimen político alguno; todo lo contrario, pueden adaptarse a cualquier forma de gobierno, con tal que esta no lesione la virtud y la justicia". Continuando con Sacheri diremos que "no es necesario señalar aquí que a lo largo de la historia de los pueblos diversas formas de gobierno han ido surgiendo y se han ido reemplazando unas a otras. Pero conviene retomar brevemente la clásica división dada por Aristóteles en su "Política", de las formas legítimas e ilegítimas de gobierno. El criterio de división es simple; o un gobierno es apto para el logro del Bien Común, o es inapto. En el primer caso encontramos tres formas típicas: la monarquía, la aristocracia y la democracia. Estas tienen a su vez tres formas corrompidas, que son respectivamente: la tiranía, la oligarquía y la demagogia. La diferencia reside en que la monarquía es el gobierno de uno solo, el monarca, y su característica principal es la unidad de mando. La aristocracia implica el gobierno de unos pocos seleccionados según la virtud. La democracia (rectamente entendida) se caracteriza por el gobierno de un gran número y asegura principalmente la libertad. A su vez las formas corruptas sustituyen los valores característicos mencionados del siguiente modo: la tiranía ejerce el poder en beneficio exclusivo del tirano, dando pie a toda arbitrariedad. La oligarquía sustituye la virtud por la riqueza y la demagogia alienta las pasiones de la multitud en nombre de un igualitarismo, contrario a la razón y la experiencia. De este modo es dable ver que según sea la forma de gobierno variará la participación de los ciudadanos. Así en la monarquía las decisiones en última instancia dependen de una sola persona en la aristocracia de un pequeño número y en la democracia, de un amplio número. EN NINGÚN CASO GOBIERNA TODO EL PUEBLO. Según el falso planteo del liberalismo político. Ello no significa que los diferentes grupos sociales no tengan participación alguna en la monarquía y en la aristocracia. La historia muestra numerosos ejemplos en los cuales se ha mantenido una gran unidad en las magistraturas supremas, pero acompañada de una intensa participación de los diferentes sectores sociales, en la elaboración de informes, medidas, peticiones, etc. Durante años los gremios, las corporaciones artesanales y comunas han ejercido sus derechos en forma muy activa, bajo las monarquías

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tradicionales. Estos grados de participación desaparecieron a medida que se difundió el Absolutismo político de Maquiavelo, Marsilio de Padua, Bodin y otros. En definitiva, podemos ver que la participación depende en gran medida de la forma de gobierno que adopte el estado, pero eso no quiere decir que unas formas impidan la participación y otras la favorezcan sino que la misma será distinta. Santo Tomás (comenta Sacheri) propugna como el mejor régimen para la mayoría de los pueblos una FORMA MIXTA que incluya la unidad de la monarquía, la competencia de la aristocracia y la participación popular amplia de la democracia. Por fin como cristianos debemos tener presente que tenemos la obligación de desarrollar en el mundo una actividad orientada hacia Cristo, ya sea en la profesión, la actividad sindical, recreativa, política, etc. El cristiano tiene un mandato divino en la realización de la Doctrina Social. La vocación propia del laico, es decir, la que corresponde a su condición como tal, consiste en caminar hacia Dios realizando la obra del mundo conforme los valores de nuestra civilización.

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LA SOCIEDAD POLÍTICA

EL HOMBRE SER SOCIAL: Lo primero que debemos precisar para comenzar a hablar de la vida del hombre en sociedad, es si el hombre es naturalmente sociable es decir si su naturaleza requiere la vida en común para que alcance la perfección, o si por el contrario, el hecho de vivir en sociedad es un acto voluntario o accidental. De este modo determinaremos qué sentido tiene la vida social del hombre y cuáles son los límites que se deben respetar, a los efectos que se cumpla el fin de la vida en comunidad. Para el Liberalismo, la vida social surge de un contrato históricamente realizado entre los hombres (Hobbes, Locke, Russeau). Es fácil apreciar entonces, que así como surge la vida en sociedad por un acto de voluntad, del mismo modo se puede terminar con la misma y así queda preparado el camino hacia el anarquismo. Es decir la vida social al depender del libre arbitrio toda organización social es relativa, lo mismo que los derechos que de ella dependen. Ej.: función social de la propiedad. Asimismo los derechos de los individuos si bien son sacrificados aparentemente en el contrato social celebrado históricamente, por un acto contrario pueden rescatarlos y transformarse en amos y señores sin más límites que la fuerza. En cuanto al marxismo observamos que el aspecto social del hombre alcanza una relevancia mayúscula. Si tomamos como referencia la dialéctica percibimos lo inescindible que es la referencia al otro como antagónico, ya que no hay dialéctica sin un opuesto. Por lo tanto lo social está siempre presente en la concepción marxista. Pero lo que es necesario precisar es el alcance de esta relación social. Para el marxismo la sociabilidad es la esencia misma del hombre. Según Welty, la sociedad política es "La comunidad humana total, es decir la ordenación total y absoluta de la vida social natural". La vida social del hombre, con todas las riquezas de sus formas constituyen una unidad, pues la naturaleza humana, de la cual procede, está orientada a la plenitud de los bienes humanos y, por ese motivo, exige un orden comunitario en el cual se consiga ese bien total (WELTY, Eberhard, "Catesismo social", t.II, pág. 163). Es decir que la sociedad política es la culminación de la vida social en el hombre. En ese sentido continua diciendo Welty" por encima de las sociedades parciales, debe existir conforme a la voluntad de la naturaleza, una sociedad de carácter total. En ella encuentra la vida social su natural perfección, precisamente porque comprende todo lo que pertenece a ese bien total del hombre. el fin de esta sociedad consiste en el Bien Común perfecto.

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CAUSAS DE LA SOCIEDAD POLÍTICA: El hombre ser social: Lo 1º que debemos precisar para comenzar a hablar de la vida del hombre es sociedad, es si el hombre es naturalmente sociable, es decir si su naturaleza requiere la vida en común para que alcance la perfección, o por si el contrario, el hecho de vivir en sociedad es un acto voluntario o occidental. De este modo determinaremos que sentido tiene la vida social del hombre y cuales son los límites que se deben respetar, a los efectos que se cumpla el fin de la vida en comunidad. Para el Liberalismo, la vida social surge de un contrato históricamente realizado entre los hombres (Hobbes, Locke, Russeau). Es fácil apreciar entonces, que así como surge la vida en sociedad por un acto de voluntad, del mismo modo se puede terminar con la misma y así queda preparado el cambio hacia el anarquismo. Es decir la vida social al depender del Libre Arbitrio, toda organización social es relativa los mismos que los derechos que de ella dependen (Ej.: función social de la propiedad. Asimismo los derechos de los individuos si bien son sacrificados aparentemente en el contrato social celebrado históricamente, por un acto contrario pueden rescatarlos y transformarse en amos y señores sin más límites que la fuerza. En cuanto al marxismo observamos que el aspecto social del hombre alcanza una relevancia mayúscula. Si tomamos como referencia la dialéctica percibimos lo inescindible que es la referencia al otro como antagónico, ya que no hay dialéctica sin un opuesto. Por lo tanto lo social está siempre presente en la concepción marxista. Pero lo que es necesario precisar es el alcance de esta relación social. Para el marxismo la sociabilidad es la esencia misma del hombre. Según Welty, la sociedad política es "La comunidad humana total, es decir la ordenación total y absoluta de la vida social natural". La vida social del hombre, con toda la riqueza de sus formas constituyen una unidad, pues la naturaleza humana, de la cual procede, está orientada a la plenitud de los bienes humanos y, por ese motivo, exige un orden comunitario en el cual se consiga ese bien total (WELTY, Eberhard, "Catecismo social", t. II, pág. 163. Es decir que la sociedad política es la culminación de la vida social en el hombre. En ese sentido continúa diciendo Welty "por encima de las sociedades parciales, debe existir conforme a la voluntad de la naturaleza, una sociedad de carácter total. En ella encuentra la vida social su natural perfección, precisamente porque comprende todo lo que pertenece a ese bien total del hombre. El fin de esta sociedad consiste en el Bien Común perfecto. CAUSAS DE LA SOCIEDAD POLÍTICA Es fundamental precisar claramente estos principios, ya que una pequeña desviación en los cimientos de la concepción, se hace gravísima en las conclusiones posteriores.

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Siguiendo a Sacheri en su obra "El orden natural", diremos que para ordenar el análisis partiremos de las cuatro causas enunciadas por Aristóteles: material, formal, eficiente y final. MATERIAL: es aquello de lo que está hecho un ser, de ese modo decimos que un reloj es de metal. FORMAL: Es aquello que hace que una cosa sea lo que es, por ejemplo la forma de reloj es lo que hace que sea reloj y no otra cosa. EFICIENTE: es aquella en virtud de cuya acción una cosa existe. Así el relojero es causa eficiente del reloj. FINAL: Es aquella con miras a la cual obra la causa eficiente. Así el fin del reloj es marcar el transcurso del tiempo.

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EL TRABAJO

Etimología de la palabra trabajo: De casi todas las lenguas surge que la palabra utilizada trata de significar la idea de algo desagradable y penoso para el hombre. Griego: la ejecución del trabajo era expresada con distintos términos: Ponos, que significaba un gran esfuerzo y su larga duración Kámatos, que designaba las ocupaciones que exigían un esfuerzo pero para las cuales se requería además una capacidad especial y un entrenamiento continuo. Kopos, que significaba todo esfuerzo relacionado al trabajo corporal del hombre. Estas 3 palabras implican una gradación progresiva en relación con la fatiga: Kopos expresa el esfuerzo común a todo trabajo personal, Kámatos un esfuerzo mayor y Ponos un esfuerzo extenuante. Latín: Los antiguos latinos distinguían entre Opus y Labor. El 1º servía para significar obra, el trabajo cristalizado en el objeto. En cambio Labor en las diversas acepciones que la utilizaban los antiguos tenía siempre cierto matiz peyorativo, significaba esfuerzo, empresa fatigosa, sufrimiento, dolor, calamidad, molestia, etc. La palabra labor deriva del verbo Labo que significa vacilar bajo un gran peso. Lenguas Romances: Es bien significativo que en el siglo pasado-época en que el trabajo consigue su apoteosis y a el se rinde un culto casi mítico, todas las raíces etimológicas de las que se hizo derivar la palabra que expresa esta idea tienen un sentido peyorativo. Así por ejemplo se la hizo derivar de TRIBULUM (rastrillo, tribulación). TRABS (obstáculo, traba), TERERE (quebrantar), TRABUCARE (trabucar), TRANSVIGILIA (vela), THLIBO (oprimir, apretar), etc. Actualmente se rechazan todas estas etimologías y solo se acepta como científicamente cierta la voz TRIPALIUM (palabra compuesta de tres y palus: tres palos). El TRIPALIUM era una especie de cepo formado por tres palos que servía para sujetar a los bueyes y ganado que se resistían a ser herrados. Posteriormente sirvió como instrumento de tortura para los reos y esclavos (a los primeros por ciertos crímenes). Este sentido de sufrimiento se deja traslucir en todas las lenguas a través de los siglos. Así el castellano, el francés TRAVAIL, y otras lenguas no derivadas del latín como el alemán en que la palabra AREBEIT designa no solo el cansancio del trabajo propio del vasallaje feudal , sino también las fatigas de los trabajos de la espada y de las peripecias de las campañas guerreras. En ruso los términos que significan trabajo PADOMA, ROBOTA están relacionados con el vocablo que significa esclavo, también el inglés LABOUR y WORK presentan la misma problemática. La vocación propia del laico, es decir, la que corresponde a su condición como tal, consiste en caminar hacia Dios realizando la obra del mundo conforme los valores de nuestra civilización.

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HISTORIA: El aprecio del trabajo a través de la Historia ha sufrido muchas vicisitudes. Antiguo Oriente: Según parece, no puede generalizarse demasiado el pretendido desprecio por el trabajo entre los primitivos. En muchas ocasiones el trabajo, el juego y el culto religioso se confunden; frecuentemente, el trabajo aparece como un deber religioso al mismo tiempo que como una actividad económica. En el antiguo Irán encontramos una religión activista según la cual el trabajo no solo mantiene la vida del mundo sino que también contribuye a hacer triunfar el bien sobre el mal. El campesino de China deplora frecuentemente la necesidad que tiene de someterse al pesado yugo del trabajo pero nunca lo denigra ni maldice; todo lo contrario, lo estima y lo honra. En Egipto, durante las primeras dinastías, el trabajo, sin distinción de especies, era estimado tanto por las clases superiores como por el pueblo. También en la India hubo tiempos en que el trabajo era aceptado y la ociosidad condenada. Sin embargo fue de Oriente desde donde partió la corriente despreciadora del trabajo, que alimentada por distintas fuentes hizo sentir su impacto sobre las culturas mediterráneas hasta bien entrada la Edad Media. El Tahoismo chino (con su actitud reservada y recelosa ante el trabajo y la técnica), la civilización egipcia contra ciertas actividades laborales, y muy especialmente el budismo y el hinduismo -con sus ansias de apartar al hombre de toda clase de intereses mundanos- son los principales factores de la corriente despreciadora del trabajo. EN LA ANTIGUEDAD CLASICA: Hay juicios contradictorios al respecto. En la Grecia arcaica -por lo que resulta de la lectura de los poemas homéricos y de los trabajos y los días de Hsiodo- el trabajo manual no era despreciado en si mismo, y no entrañaba degradación social. Los más grandes personajes de la sociedad homérica (dioses y mortales, héroes y reyes, hombres y mujeres) trabajaban con sus manos. Después de la época arcaica, el mundo griego en realidad presenta dos actitudes antagónicas ante el trabajo manual. Por un lado es apreciado como esencia del hombre, y por otro es rechazado como obra de esclavos. Humano para unos por que produce riquezas y virtud, es servil y abyecto para otros. He aquí dos concepciones de la vida que tienen diferente origen, nacen en diferentes medios y se vinculan con dos clases sociales que nunca llegaron a amalgamarse. Por un lado la aristocracia guerrera dórica, conquistadora, forma con su religión olímpica la clase dominante, que desprecia el trabajo; por otro lado las masas aborígenes vencidas, que debieron someterse a las fatigas de la agricultura y de los servicios, reivindican con su religión el valor del trabajo manual. Mientras más se emplea a los esclavos más se acentúa la actividad despreciativa. Así mismo es distinta la actitud ante el trabajo, según sea la concepción del estado, A) En las repúblicas aristocráticas, un artesano no podía ser ciudadano (ej. Esparta, Tebas). B) En los gobiernos plutocráticos para ocupar las magistraturas solo se exigía tener una renta considerable, y dado que algunos artesanos eran ricos podían aspirar a ellas. La constitución de Solón era es favorable al trabajo manual, y bajo su reinado Atenas vive en la abundancia. C) En los estados democráticos, donde el principio de igualdad exigía

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que todos los ciudadanos tuviesen los mismos derechos -cualquiera que fuesen sus ocupaciones habituales- los artesanos estaban jurídicamente en el mismo plano jurídico que los demás. Sin embargo la opinión pública no estaba muy conforme con estas orientaciones (especialmente Temístocles y Pericles). Los pequeños propietarios eran muy propensos a asimilar a los ciudadanos que trabajan manualmente, a los esclavos y extranjeros de baja condición porque unos y otros trabajan por cuenta ajena por una remuneración económica. Esta opinión estaba apoyada por los filósofos más inminentes (Jenofonte, Platón, Aristóteles, etc.). Por su parte se ve una actitud mas bien favorable al trabajo manual entre los cínicos, sofistas, estoicos y en los poetas trágicos. Pero en el resultado general del enfrentamiento de estas dos concepciones surge un margen favorable para los que estaban en contra del trabajo manual. ROMA: En los primeros tiempos solo eran apreciados la agricultura y el arte militar. La primera con la introducción de la esclavitud creció en desprestigio. Del mismo modo el desprecio por los oficios manuales también fue en aumento, por lo cual el hombre libre se resistía a ejecutarlos; de hecho el artesano y el esclavo eran objeto de un mismo desprecio. Por esta razón, los ciudadanos romanos preferían de "honrosa ociosidad", llena de estrecheces que mezclarse con los esclavos en los puestos de trabajo. EN LAS REGLAS MONASTICAS: En la ejecución del trabajo, las reglas saben conjugar las exigencias más severas con el humanismo más suave, se insiste en la diligencia, el silencio, la humanidad, el espíritu de mortificación la obediencia...; pero inmediatamente se subraya la moderación, una alimentación apropiada, el descanso, la dispensa de los viejos...En ningún caso se quiere que el trabajo quite la paz del alma. Los monjes sentían una veneración religiosa por los instrumentos y los frutos del trabajo y hermanaban sabiamente el trabajo con la oración. Los fines principales del trabajo monástico eran: el propio sostenimiento, evitar el ocio, mantener el espíritu de oración y devoción, imitar a los apóstoles, dar el ejemplo a los demás, practicar la caridad (por medio de la limosna, rescatando cautivos, ejerciendo la hospitalidad, etc.), conseguir la propia perfección, hacer penitencia, etc. Gracias a la influencia de Casiodoro (Monasterio de Viviers), el trabajo intelectual llegó a tener la misma estima que el físico en los monasterios. Sin embargo el trabajo manual solo puede ser sustituido por el intelectual cuando este es verdaderamente trabajo, es decir positivo y productivo (no una simple utilización del tiempo libre). EN LA ECOLASTICA: A través de Santo Tomás observamos la influencia de la Filosofía helénica en favor de la contemplación. Es para el aquino trabajo manual cualquier actividad u ocupación por la que el hombre puede ganar sus sustento. Lo considera desde un ángulo metafísico (actividad racional desarrollada en orden a un fin), moral (el fin debe ser honesto conforme a la recta razón) ascético (medio de mortificar el cuerpo, nacer a las pasiones, ejercitar la virtud y ganar el cielo), social (medio de relacionarse con los demás y de desarrollar la sociedad) y económico (producir bienes).

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CIVILIZACION MEDIEVAL: El aspecto principal que se descubre en el trabajo es el valor penitencial y redentor del mismo. El trabajo adopta el carácter de una obligación moral y se convierte en un instrumento ascético para disciplinar la voluntad. Aún no se termina en esta época de valorar el aspecto humano y social del trabajo. RENACIMIENTO: Con el advenimiento del antropocentrismo, se ensalza el trabajo, la tónica común durante este período es la de que el trabajo significa gloria e inmortalidad, civilización y provecho, mediante el trabajo, la humanidad camina hacia un destino mejor, a una meta más alta. SIGLO XVIII EN ADELANTE: El proceso de laicización del trabajo prosigue y se intensifica. En el siglo XVIII hay dos posturas antitéticas ante la sociedad y la cultura en sus relaciones con la naturaleza, y por consiguiente también ante el trabajo. Para unos la historia es progreso y exaltan el trabajo y por ello exaltan la cultura y la sociedad; para otros es decadencia, por lo cual la cultura y la sociedad son menospreciadas. Estas actitudes influyen en la estima o desestima del trabajo. Así como Montesquieu termina alabando al ardor del trabajo, Rosseau solo siente aprecio por la cultura y el trabajo artesano. Posteriormente por la prédica socialista ante los obreros se abre una perspectiva nueva de arma y defensa de una sociedad hacha exclusivamente por y para los trabajadores. El trabajo va tomando conciencia de su propia grandeza pero al mismo tiempo se va secularizando y se va aumentando el divorcio entre los valores económicos y los morales. Gracias al clima de trabajo en que se ve sumergido el hombre desprecia a la naturaleza y las viejas metafísicas como algo ya superado y se proclama rey de un reino artificial hecho a su medida; no reconoce más creación que la que es fruto de su trabajo. (Hasta aquí por Curso Doc. Social Profesores Instituto León XIII). DEFINICIONES DEL TRABAJO: Son muchas las definiciones que existen del trabajo. Varían según el punto o matiz que se pretenda subrayar, pero todavía no hay ninguna que se haya impuesto definitivamente. Así tenemos por ejemplo desde definiciones muy amplias como "Es el empleo que hace el hombre de sus fuerzas físicas y morales para la producción de riquezas o de servicios", de tipo jurídico "Trabajo es la obra que se realice por cuenta y bajo dependencia ajenas, a todo servicio que se preste en iguales condiciones", de corte dialéctico: "Es la parte del hombre en la obra de la producción; es el esfuerzo intelectual o manual que realiza para disponer, según las necesidades de su naturaleza y el desenvolvimiento de su vida, de los recursos que Dios le ofrece, DEFINICIONES "BIENCOMUNISTA": Es trabajo todo lo que concurre a crear el bien común", de tipo ecléctico: "Toda actividad del hombre que implique tensión y esfuerzo de sus facultades, tanto intelectuales como sensibles y corporales que sea transformadora de las cosas materiales o cosas del espíritu y que vaya ordenada por esta transformación a la producción de riquezas o de bienes económicos útiles para los fines individuales y sociales de la vida". DEFINICIONES DE LOS PAPAS: Ellos no pretender en ningún momento dar una definición de trabajo. Sin embargo en muchas ocasiones se fijan en algunos de sus aspectos, y esto le da pie a que formulen algunas definiciones parciales, por ejemplo: "Es la función de la vida personal de cada uno que sirve para procurar a la sociedad los bienes y los servicios que le son necesarios o útiles" (Carta de la secretaría de Estado a

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la semana Social de Francia, 18/7/1947 AP-1, "Es un esfuerzo libre al servicio de Dios y de la comunidad humana" Pío XII a la JOC, 25/8/57: AP-11 pág. 129,4. "Es un servicio de hijos de Dios en pro de otros hijos de Dios" Juan XXIII a las asistentes domésticas 20-6-62: Ecclesia p. 837-838". CARACTERES DEL TRABAJO: 1 - Meta u objetivo distante del sujeto que trabaja y en esta distancia hallamos una serie de obstáculos exteriores e interiores. 2 - Presencia conciente de conseguir esa meta u objetivo, hacia el cual se dirige el trabajo que se traduce en una intención responsable, ya que son dirigidas las actividades por la inteligencia e impulsadas por la voluntad. El trabajo supone siempre el conocimiento de un fin perseguido, y el amor, de un fin esperado. De aquí la diferencia entre la actividad de la máquina o animal y la actividad de un hombre, es decir que el hombre se mueve libremente después del conocimiento de las cosas. 3 - En el trabajo, el objeto exterior es lo esencial, y los fines subjetivos son secundarios. 4 - La mayoría de los casos en los que el trabajo es físico se da una transformación del objeto sobre el que se proyecta la actividad humana. 5 - Con mucha frecuencia, el trabajo viene marcado por limitaciones a la libertad. Estas limitaciones se reducen algunas veces a aspectos accidentales del trabajo (condiciones de lugar o tiempo), y otras veces a la misma esencia (trabajar o no, ejercer una profesión u otra). 6 - El trabajo produce siempre estados efectivos, (algunas veces tristeza, otras alegría y algunas veces la alegría supera la tristeza o viceversa). 7 - De suyo y en menor o menor escala el trabajo extiende sus afectos sobre la sociedad y sobre el individuo que trabaja. 8 - El objeto o fin objetivo del que trabaja puede no coincidir con el fin subjetivo. 9 - El trabajo proporciona siempre un aumento de valor. El trabajo pretende crear algo, producir o mejorar bienes o valores, prestar servicios en la forma más variada. DIFERENCIAS CON: Empresa: Es la institución en la cual concurren el trabajo y el capital para la producción y/o la distribución de bienes y servicios económicos (Sacheri Carlos, El Orden Natural, pág. 89) Oficio: Se caracteriza por el trabajo o la serie de trabajos en los que la habilidad manual o el arte y el conocimiento de las propiedades de la materia en uso, juegan el principal papel. Supone una serie de conocimientos técnicos y metódicos que el hombre "de oficio" debe poseer a fin de ejecutar una obra completa. (Ousset Jean, Crouzet Michel, "El trabajo, pag. 115, Edit. "El Ateneo".

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Profesión: La profesión hace concurrir elementos de competencia diferentes con vistas a una actividad económica definida, por ejemplo distintos oficios en una panadería. (Ousset Jean, y Crouzet Michel, "El trabajo, pág. 112, Edit. El Ateneo") TRABAJO: Según la real academia española: Acción y efecto de trabajar, obra hecha o por hacer/ ocupación/ esfuerzo empleado en producir o conseguir algo. TRABAJAR: Ocuparse en algún ejercicio/ procurar, solicitar alguna cosa con actividad/ formar o hacer algo con orden y método/ ocuparse con ahínco en algo; esforzarse por obtenerlo. DISTINCIONES: Con el JUEGO: El juego es una actividad que tiene en si su principio y su fin, que se rige en si y para si, sin motivos extraños es decir libre. En ella el hombre hace aquello que directamente quiere y ama, esto es, su espíritu se desenvuelve en perfecta libertad. No está sujeto a yugos y contreñimientos, es decir disfruta su propio hacer lo que quiere, de la coincidencia plena del querer y del hacer; de tal forma descubre la zona de la propia espiritualidad humana. (Curso Doc. Soc. Catól. pág. 407). El trabajo tiene su fin dado, además de la perfección del hombre, en el resultado a obtener. Con el DEPORTE: Este está en la zona fronteriza entre el juego y el trabajo. El deporte es un esfuerzo hecho libremente, por pura complacencia en el, mientras que el trabajo es un esfuerzo hecho a la fuerza en vista de su rendimiento, y ya vimos con respecto al juego que en este no hay esfuerzo. CON LA CONTEMPLACION: Se distingue del trabajo en que en esta no se persigue una finalidad económica y en su forma pura es una actividad propia y exclusiva del espíritu. CON EL ARTE: Al igual que el deporte está en la zona de frontera pero este se ubica entre el trabajo y la contemplación. Coincide con el trabajo en que es una actividad seria en busca de una obra. Pero no diferencian en su aspecto económico. Es decir que mientras que el trabajo tiene una utilidad el arte tiene un sentido. Concepción liberal del trabajo: Para el Liberalismo, el trabajo es ante todo una mercancía, esto es, una cosa que se compra y se vende como un bien cualquiera. En consecuencia el trabajo tiene un precio, el cual es determinado por la sola ley de la oferta y la demanda (Orden Natural, Carlos Sacheri, pag. 77, Edit. ... 1975). Si a esto se agrega la convicción de que la prosperidad se logra cuando se produce el máximo de bienes al menor costo posible, se comprenderá que el capitalismo liberal haya erigido en un principio pagar el menor de los salarios posibles. (Idem Op. citado pag. 78). En forma consecuente con su individualismo, el trabajo era concebido como una actividad puramente individual, puesto que son individuos los que trabajan concretamente. Por lo tanto la retribución del trabajo así concebido no da lugar sino al salario del individuo mismo, sin la menor referencia a su familia. (Idem Op. citado pag. 78)

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CONCEPCION MARXISTA DEL TRABAJO El marxismo constituye la mayor exaltación del trabajo que se haya dado en la Historia de la Humanidad; es por así decirlo la apoteosis del "Homo Faber", para Marx integra la definición misma del hombre: "El empleo y la creación de medios de trabajo, aunque ya en gérmenes en las especies animales, caracterizan el proceso de trajo específicamente humano y B. Franklin puede definir al hombre como " a toolmaking animal, un animal fabricante de herramientas". (El Capital, L.I.D.). Curiosa coincidencia entre el revolucionario mesiánico y el portavoz del capitalismo liberal mas crudo (Sacheri, Op. citado pág. 78). Mas adelante Sacheri afirma: Para Marx, el hombre no es sino pura energía laboral su ser es trabajar y nada más: "Pero como toda la pretendida historia del mundo no es otra cosa que la producción del hombre por el trabajo humano, por lo tanto el devenir de la naturaleza para el hombre, esta tiene la prueba evidente, irrefutable de su origen o nacimiento de si mismo" (Manuscritos de 1844 Alianza Edit. pag. 154). Como puede verse el ateísmo marxista se funda en la convicción de que el hombre se crea incesantemente a través del trabajo. ¿Como sorprenderse que la economías de inspiración marxistas, sean economías de trabajo forzado?. Si el ser del hombre no es si no energía laboral, por lo tanto cuanto más trabajo, mayor "autocreación" utópica habría de darse ... (Sacheri Op. citado pag. 79). CONCEPCION CRISTIANA DEL TRABAJO: Al trabajo podemos verlo desde 2 perspectivas: A) Sobrenatural B) Natural A) SOBRENATURAL 1. Como colaboración a la obra creadora del Padre. 2 . Como colaborador a la obra redentora de Cristo y como instrumento de Santificación Colaboración a la obra creadora del Padre: El hombre ha brotado de las manos de dios y ha sido puesto en este Universo que El sostiene y conduce pero el puesto que ocupa el hombre es especial y es único. Hecho a imagen y semejanza de Dios, ha sido constituido corona, heredero y rey del universo, y ha recibido el encargo de perfeccionarlo y acabarlo. De esta suerte el trabajo reviste una grandeza especial y una responsabilidad extraordinaria, puesto que también él conduce al mundo y le da sus estructuras y sus leyes. (Curso de Doc. Social, Profesores Instituto León XIII, pag. 432 B.A.C.). Cuando el hombre en su actividad (trabajar) no despliega ni hace participar su espiritualidad -que es lo que precisamente lo que asemeja a la actividad divina- no puede sentirse colaborador de la obra creadora. (Op. citado pag 434). Crear es sacar algo de la nada, sin embargo las cosas creadas pueden proseguir en el camino iniciado en la creación, siendo perfeccionadas y embellecidas, ganado en utilidad y servicio al hombre. Sacadas de la nada pueden pasando constantemente de la potencia (en las que están sumergidas por el hecho de ser criaturas) al acto de una nueva perfección. Esto es lo que hace el hombre con su trabajo. (Op. citado pag. 434).

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DIOS da al hombre participación de su poder creador en el momento de su creación, al pronunciar aquellas palabras del Génesis "CULTIVAD LA TIERRA Y DOMINADLA". (Op. citado pag. 435). COMO COLABORACION A LA OBRA REDENTORA DE CRISTO Y COMO INSTRUMENTO DE SANTIFICACIÓN PERSONAL: El trabajo de nuestros padres, antes de cometer el pecado, no era penoso sino agradable, en cambio el trabajo actual, ha cambiado lo que debería ser un placer en una cruz que tiene que llevar el hombre. Desde el momento de la caída se transforma en algo difícil y penoso para el hombre. (Op. citado pag. 442). A consecuencia del pecado la naturaleza de la creación al principio sumisa a la actividad humana se sublevó como réplica a la desobediencia contra Dios. Es entonces que hombre tiene que esforzarse para arrancar al mundo material la subsistencia, como para progresar en la ciencia. "Pero Dios asocia al castigo, la promesa de un salvador. Cristo viene a dar un sentido al trabajo del hombre, pecador si, pero rescatado. Así el trabajo se convierte en un medio de expiación por los propios pecados y de corredención para los demás. Cristo dio a toda pena humana su verdadero valor, consumado en el madero de la cruz la redención del mundo. Es así que cuando se une al sacrificio de Cristo es redentor al trabajo. PIO XII afirma en dos de sus encíclicas MEDIATOR DEI Y MYSTICI CORPORIS. No cabe duda que el trabajo -especialmente la aceptación de todos los elementos dolorosos o desagradables que le acompañan- es una de las maneras más fáciles y eficaces que tienen los hombres de prestar colaboración necesaria para lavar las manchas de su iniquidad en la piscina de la purificación y de salvación construida por Cristo en el Calvario y al mismo tiempo cumplir en nuestra carne lo que falta a la pasión de Cristo. (Op., citado pag. 444), Cuando va acompañado de las debidas condiciones, se convierte también en una participación en la obra redentora de Cristo, es asociando los sufrimientos de su trabajo a los de Cristo cuando logra la aplicación de los méritos a la obra redentora. Es decir para que pueda haber colaboración a la obra redentora de Cristo es preciso ser cristiano, vivir en gracia y haber ofrecido de alguna manera el sufrimiento del trabajo por esta intención. Pero no debemos olvidar que cuando se hace algo no es solamente para ofrecer una cosa a Dios y encontrar una nueva ocasión de pensar, sino para prestar un servicio al hombre y la sociedad. Vemos así que el trabajo es también un gran instrumento de perfección espiritual y de santificación para el hombre. B) PERSPECTIVA NATURAL: Tiene 2 aspectos: 1) Personal, 2) Social 1 - Personal:

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a) Necesaria: El hombre no pude vivir sin trabajar, puesto que es gracias a su trabajo que puede procurarse todos los bienes que su existencia requiere. (Sacheri Carlos, Orden Natural pág. 79). "El trabajo es necesario, pues el hombre necesita del fruto de su trabajo para conservar su existencia debe conservar esta para obedecer a los imperativos intangibles de la naturaleza. (Rerum Novarum Nº 34 citada por Sacheri Op. pag. 79, vemos como es necesario el trabajo para la conservación de la vida en principio y a través de ella el hombre pueda alcanzar su perfección. b) Como modo de alcanzar la perfección personal Es toda la persona del trabajador la que está comprometida en su trabajo. El ser humano reacciona en su trabajo con sus facultades, con su cuerpo, con sus inquietudes y su alegrías, con su preocupaciones de hombre que vive en tal o cual condición. El trabajo es una expresión del hombre "TOTAL" (Manifiesto Político y Social). Coronel Pierre Chateau Jobert, pag. 43, Edit. Rioplatense). El sujeto vuelca en su actividad laboral su ser, sus cualidades, su capacidad intelectual y moral, y creadora; esto ha de verificarse en las tareas más ingratas y primarias. De ahí se sigue que el trabajo debe realizarse en condiciones tales que aseguren al trabajador el ejercicio de aptitud intelectual, su iniciativa y su responsabilidad. De lo contrario el trabajo se convertiría en un mecanismo de despersonalización y masificación del sujeto. Por otra parte, este carácter personal implica que el trabajador es propietario de su trabajo y de su capacidad de trabajo u oficio. Nadie en consecuencia puede disponer arbitrariamente del mismo, como lo practican los regímenes totalitarios (Sacheri Carlos El Orden Natural, pág. 79). A consecuencia del pecado la naturaleza de la creación al principio sumisa a la actividad humana se sublevó como réplica a la desobediencia contra Dios. "...es evidente que el hombre deja su propia imagen en su obra ..... De ahí que el trabajo asuma carácter de vocación para el hombre. No solo por que está llamado a él, sino porque si acierta a dar con una actividad laboral apropiada a su personalidad, el hombre logra una plenitud mayor. Dado que somos seres limitados el trabajo adquiere una importancia enorme en la consecución del fin último de la persona: SU PERFECCIONAMIENTO. (Pithod Abelardo, Doc. Social de la Iglesia, pág. 70). Por otro lado desde un punto vista negativo, el trabajo visto como contrapuesto a la ociosidad (holgazanería), que es la "madre de todos los vicios" adquiere una valoración por contraposición. Además por otro lado podemos ver que el hombre a través del trabajo prolonga su personalidad. Con los instrumentos que el fabrica, alarga su mirada, (prismáticos, cine, televisión, etc.), su inteligencia (calculadoras), etc. y tiende así a planificarse (Curso de Doc. Social Prof. Inst. León XIII pag, 437). ASPECTO SOCIAL: Función Social: Ante todo, el trabajo de los hombres pone las bases materiales y espirituales de la vida social: la hace posible, la sostiene, perfecciona y enriquece;

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construye pueblos y ciudades, crea medios de locomoción y comunicación produce y distribuye bienes, organiza servicios de carácter sanitario, educativo y religioso, etc. (C. Doc. Soc. P. Int. León XIII, pag. 438 B.A.C.). El trabajo traduce prácticamente su función social, colaborando al bien común de la sociedad. (Idem anterior pág. 439). Cada trabajador contribuye con su esfuerzo a asegurar la prosperidad general con lo cual el trabajo es un vínculo de unión y no de separación y discordia social (Sacheri Carlos Orden Natural, pag. 80). Es en la interdependencia social de las distintas ocupaciones que el trabajo asume su dimensión total. El trabajo es, a consecuencia de esto, un problema social, y como tal está sometido a las mismas leyes que regulan el Bien Común, en todos sus aspectos. (Doc. Social de la Iglesia. Pithod Abelardo, pág. 71). COMO DEBER SOCIAL: El hombre vive en la sociedad y de la sociedad ..... Sin el trabajo de las generaciones pasadas y de la generación presente, la vida del hombre no solo no tendría el nivel que tiene en la actualidad, sino que sería prácticamente imposible (progreso, idioma, etc.). Pero beneficiándose del trabajo de los demás, todo hombre en condiciones de trabajar debe hacerlo para pagar con la propia actividad personal -que es la única moneda válida- la deuda que tiene contraída con la sociedad ... El rico ocioso no se puede creer en paz con la sociedad porque ha pagado lo que consume. Tiene que pagar con su propio trabajo lo que hacen sus semejantes por él. No es preciso que este trabajo sea siempre creador de riqueza económica, bastará que sea una aportación material, espiritual o moral al bien común de la sociedad (C. Dos. S. Prof. Inst. León XIII, pag. 439). EL TRABAJO INSTRUMENTO DE INSERCION SOCIAL: Mediante el trabajo el hombre se inserta y participa más activamente en la vida social. El trabajo une por naturaleza, creando unos vínculos muy íntimos especialmente entre aquellos que participan en una misma actividad profesional o se encuentran diariamente en un mismo taller u oficina. Forma entre ellos una comunidad de hombres de actividades, de intereses de vida. (C. Doc. Social Prof. Inst. León XIII, pag. 440). El trabajo acerca a los hombres asociados a una misma tarea: Hace vivir la comunidad. Es una fuente de perfeccionamiento moral y material y contribuye al pleno desarrollo del trabajador en la sociedad (Manifiesto Político y Social Cnel. Pierre Chatea Jobert, pág. 44, Edit. Rioplatense) "En el seno de la empresa colaboran con vistas a un resultado común, los hombres de oficios diferentes cuya convergencia de técnicas y conocimientos permite la OBRA DE PRODUCCION: extracción transformación o venta. Esta colaboración en la condición de existencia de la empresa cuyas categorías de productores -jefes y personal- son interdependientes y no pueden prescindir unas de otras. Para que haya producción es indispensable la participación de cada elemento: sin jefe no hay iniciativa creadora, no hay dirección; sin mano de obra no hay ejecución (M. H. Leonor Manden EL TRABAJO de Crouzet Michel, pag. 104 Edit. El Ateneo).

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TRABAJO Y SALARIO: El salario no es otra cosa que la compensación o retribución a que cada hombre es acreedor por el trabajo realizado (Sacheri Carlos El Orden Natural pag. 81). Así como el trabajo tiene una perspectiva personal y social del mismo modo debe contemplarse el salario. Desde el punto de vista personal, el salario tiene en cuenta la calidad y cantidad de bienes y servicios producidos por el individuo. Asimismo toma en consideración a las necesidades del trabajador y de la familia. El trabajo no es el fin del hombre. No es más que un medio. Se trabaja para vivir, digamos para ganar dinero el cual a su vez permite a los trabajadores vivir y hacer vivir a los suyos con mayor o menor holgura. (Cusset Jena y Michel Crouzet El Trabajo, pag. 191, Edit. El Ateneo). Vemos así que el salario debe ser un medio idóneo para que el hombre pueda alcanzar a desarrollar su vida plenamente dentro del marco de posibilidades reales. En primer lugar como el fundamento del trabajo radica en la persona humana las prestaciones exigidas a través del contrato laboral, no debe afectar de modo perjudicial al cumplimiento de los cometidos relacionados con los fines existencialistas del hombre. (Messner Johannes, Etica Social, Política y Economía a la luz del D. Natural, pag. 1260). ELEMENTOS DEL SALARIO JUSTO QUE DEBEN TENERSE EN CUENTA: Situación del trabajador, situación de la empresa, exigencias del bien común nacional e internacional. SALARIO FAMILIAR: Con respecto a la familia, el salario justo es aquel que asegura su existencia y que hace posible a los padres el cumplimiento del D. Natural de hacer crecer una familia sanamente alojada, alimentada, educada y vestida (Manif. Pol. y Soc. P. Chateau Jobert, pag. 44 Edit. Rioplatense) BIBLIOGRAFIA: "Curso de Doc. Social Católica". Prof. Int. León XII "Etica Social Política y Económica a la luz del D. Natural" Johannes Messner "El orden Natural" Carlos Sacheri "Manifiesto Político y Social" Pierre Chateau Jobert "Doc. Social de la Iglesia" Abelardo Pithod" "El trabajo Jean Cusset y Michel Crouzet" Documentos sociales B.A.C.

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DOCTRINA SOCIAL

I- EL HOMBRE SER SOCIAL II- LOS GRUPOS INTERMEDIOS III- LA SOCIEDAD POLÍTICA IV- EL BIEN COMÚN V- EL PRINCIPIO DE LA SUBSIDIARIEDAD VI- LA FUNCIÓN DEL ESTADO VII- ORIGEN Y FUNCIÓN DE LA AUTORIDAD VIII- PARTICIPACIÓN POLÍTICA Y FORMA DE GOBIERNO IX- EL TRABAJO X- PROPIEDAD XI- CAPITAL