Documentan tratos crueles e inhumanos en centros de asistencia social del DF

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La Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) emitió su segunda recomendación del año, ahora en contra de las secretarías de Desarrollo Social (Sedeso) y de Salud del gobierno de la ciudad, entre otras razones, por tratos crueles e inhumanos “que pueden llegar a configurarse como tortura” en los Centros de Asistencia e Integración Social (CAIS).En particular, la recomendación se refiere a los centros Cuemanco y La Cascada, que albergan a unas 900 personas con discapacidad mental y/o psicosocial, cuya condición fue denunciada por el semanario Proceso (número 1723) desde el 8 de noviembre de 2009.De hecho, a raíz del reportaje escrito por el reportero Alejandro Saldívar, el organismo defensor de los derechos humanos de esta ciudad inició una queja de oficio. Personal del organismo se abocó a realizar visitas de observación, recabó testimonios de las personas con discapacidad mental y con los servidores públicos que les brindan atención.Después de valorar la información recabada, la CDHDF acreditó la vulneración en ambos centros a los derechos a la salud, a una vida digna y al derecho a vivir en una comunidad sin discriminación de las personas con discapacidad mental.

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Primer compsEl agua de la tubera tintinea en elpisodelosbaos.Unode los pacientes hace las veces de equilibristaparanopisarlos charcos. En el cuarto contiguo una mancha de humedad apa-ga el fuego pintado en la pared. Por el boquete de las ventanas secuelaunvientoelctricoqueerizalos pelos y entume los dedos. A falta de toallas, un enfermo jala una sbanaquereposasobreuncuerpodes-compuesto.Enesacamalaschinchesle pellizcan el sueo a uno de los 334 usua-rios del Centro de Asistencia e Integracin Social (CAIS) Cuemanco. Algunos duer-men sobre unas colchonetas largas, con la tela sucia de orines, saliva y sangre. Variospacientesdecabelloapelma-zadohacenfilaparadarseunbaocon aguatibia.Losrosdesecrecionesse extiendenhastalospasillos. Ademsde su mente, su sentido del olfato se volvi inmunealosfermentosestomacalesya los esfnteres descontrolados, aunque las moscastesonerassobrevuelenlassba-nas inmundas.Losdormitoriosseubicanalosextre-mos de un corredor con una fila casi infini-ta de focos apagados. Las aves aletean con el mismo intervalo del agua en las regade-ras. Las marcas de una silla de ruedas lle-ganhastalaenfermera,donde Alejandro Pineda inventa una meloda con el crepitar de su quijada.Tengo un dragn de 7 mil millones de cabezas, amos a verlo, t en mi casa, all en Tepito, amosss dice Alejandro, quien con sus dos manos toma su pierna inmvil y la sube a su silla de ruedas como si de un bulto se tratara.T me atropellaste, te fuiste, me ma-taste! reclama con violencia.Deprontolanzacarcajadasespasm-dicamente con su pierna en las manos.Qu haces?Circulo y navajeo.Te atropellaron?Fue un sueo.Qu sueas?Yonosueo,duermocomoDios manda.Sus respuestas son rpidas, atropelladas.Qu es la vida?El humo y el esmog.Qu es la muerte?La muerte viene despus.Tienes tiempoAlejandro SaldvarMeloda delabandonoReporte Especial 1723.indd 36 11/6/09 3:26 PM

1723 / 8 de noviembre de 2009 37Eltiempoeslibre,esunalunaque explotaron.Comosiarrullaralasinraznconsus ruedas, Alejandroreclamaquehaymuje-res muertas en la comida, que en el desa-yuno no comen como Dios manda. Como un personaje de su propio teatro, Alejandro sale rampante en su silla buscando algo, no sin antes confesar que l es un muerto.Segundo compsEn los dems pasillos, el aire no se queda quieto. ARicardoOlgunlopersiguesu esquizofreniadesdehace15aos.Todo fuepaulatino. Alprincipionolanotaba, no le daba importancia, pero las voces au-mentaron hasta ser insoportables.Yo empec con drogas, no me adap-taba, me senta agredido y empec a escu-Mientras que el gobierno federal no se quiere res-ponsabilizar de los enfermos mentales, el Centro de Asistencia e Integracin Social Cuemanco del Distrito Federalalbergaentresus334usuariosaalrededor de 200 personas con problemas mentales severos. Adems de que 80% de sus ocupantes son vctimas del abandono de sus familiares, todos experimentan diversas formas de abandono oficial: falta de atencin psiquitrica adecuada, de medicamentos y condicio-nes mnimas de salubridad e higiene...REPORTEESPECI ALchar voces; me decan groseras, mentadas de madre; hay unos espritus que me per-siguen, son malos, cuenta.Rosa Olgun, su madre, tiene 77 aos. Ella agolpa los recuerdos como si aplasta-ra mosquitos con las manos. Un 25 de di-ciembre, su hijo le pate las costillas hasta romperlas. En 2006, Ricardo camin des-deIztapalapahastaTexcoco;despusla polica lo encontr en una barranca. Estaba hinchado y sin medicamento. Mandaron una ambulancia para que fuera por l. Me cobraron 230 pesos. Malo, ma-lo. Le dieron convulsiones. Casi se muere. Nuncalehabandado,narrasumadre con el gesto alterado.Losdoshanpadecidoelabandono. RosaOlguntrabajatresdasalasemana limpiando oficinas. Con la tarjeta de adulto mayorsobrellevaeltrajndelosdasyle lleva de comer a su hijo desde que, tras un peregrinar por los hospitales de la ciudad, lo recibieron en el CAIS.Las palabras roncas del Rober, como le dicen las enfermeras, resuenan entre manos viscosas, charolas rotas y vidas sin nombre. Tercer compsElruidodelasollassobrelaparrillamo-vilizaalosenfermos,quienesentranal comedorentrepalomasespantadaspor los manotazos, los pasos espectrales y las carcajadasfrgilesquesonmsicaenla maana. Son un rebao de hombres esqui-zofrnicos atrados por el olor de los cham-piones con jamn y la leche con avena. En la fila el hambre y la locura son una sinfona.Entretantasmiradasintrigantes, oscuras y hambrientas alguien tiene un pei-nado con una lnea tan recta como su pos-tura. Todo un catrn. Su personalidad es tan elegante como su autodiagnstico mdico: sndrome psquico y conductual que afec-taelequilibroemocionalylaadaptacin social.Trastabillando, algunos usuarios vier-ten su comida en el piso. Otros lamen los Fotos: Alejandro SaldvarReporte Especial 1723.indd 37 11/6/09 3:27 PM38

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ltimos championes que se pegan en las charolas rotas y oxidadas. Ahm, ahm, le-che, ahm son ruidos que se escuchan des-de un rincn mohoso. Sus manos son tan ansiosas como el hambre matinal. Desnu-dodepalabrasyderopa,unolerobala tortilla al vecino.En otra mesa, un ciego se apoya con di-ficultad en una pared movediza. l no ha co-mido, pero sus compaeros estn seguros de que a pesar de la penumbra en sus ojos pue-de emprender el vuelo hacia el patio. Apenas consigue farfullar algunas vocales entre las discretas siluetas de los pacientes que cami-nan al azar. Como las palomas en el aire.Cuarto compsUna armnica oxidada conduce el estrpito de los monlogos, las disputas y la televi-sin en la sala de usos mltiples. El instru-mentoesuntermmetrodelambiente,es un personaje anacrnico que marca el ritmo delalbergueconsusvariacionesinfinitas mientras en los jardines deliran los hombres ms ricos del mundo.Ahesttodomidinero:mira, invisible,yaloviste?Tengoochocien- tosmiltrillonesnovecientosmiltrillones- ochocientosmiltrillonesporcuarentay-cincomiltrillonesporochocientosmiltrillo-nes, soy el ms rico del mundo, miraSobre el pasto un hombre mantiene una manoescorzada,laspiernascruzadas.Es como la Olimpia de Manet que amaga con levantartodoelpesodesucuerpo.Enla otra mano tiene un cepillo de dientes con el que se rasca la cabeza, primero la coronilla, despus la nuca. Susmovimientossontanrepetitivos comolapartituradelaarmnica.Enlos jardines, las plantas agonizan de tanto sol. Y el dinero, ah sigue, quemndose.Quinto compsEn el pentagrama del abandono, el CAIS Cuemanco podra ser un hospital psiqui-trico, pero es un albergue. Las historias de locura y de olvido se repiten como la falta de medicamento y el maltrato laboral. Desdesufundacin,hace20aos,el CAISCuemancohaatendidoamsde2 mil 355 usuarios. La cifra habla de la gra-vedad del problema. Les damos asistencia porque son personas en abandono social, explica su director, Carlos Bustamante. El Estado no genera las condiciones propicias paraeldesarrollodelasfamilias.Sihay desempleo, es lgico que la gente se enfer-me.Lossistemasdeseguridadsocialson bastante primitivos.La Carta de Derechos Humanos de los Enfermos Mentales establece que ellos de-bengozardeunambienteseguro,higi-nicoyhumanoquegaranticecondiciones adecuadasdealimentacin,habitacin, atencinmdicaprofesionalyespaciose-guro. Sin embargo, este albergue est casi al lmite de su capacidad.El100%delospacientestieneun diagnstico de enfermedad mental y, pese deello,eldirectordelInstitutode Asis-tenciaeIntegracinSocial(Iasis),Csar Cravioto,sedeslinda:Elalbergueest paraatenderapersonasensituacinde abandono. Por el nmero de enfermos, le hemos entrado al tema (psiquitrico), pero el enfoque es asistencial y no de atencin a la salud psiquitrica.En las instalaciones no hay dudas. Ms de80%delapoblacinnorecibevisitas nitienecontactoconsusfamiliares.Las moscasacompaansusoledadydevez en cuando alguna paloma les extiende las alas frente a la cara.Segn los clculos del director Carlos Bustamante, 60% de la poblacin padece problemas mentales severos. La mayora son crnicos y lo ms probable es que se queden aqu el resto de su vida, advierte. Todosestnenabandonosocial. Cuando llegan aqu, en primer lugar Tra-bajo Social realiza una investigacin para verlaposibilidaddeencontrarasusfa-miliares.Hastaahoratenemos60casos dondehemospodidocontactaraalgn familiar.En abril de 2004, la Cmara de Diputa-dos modific el artculo 168 de la Ley Ge-neral de Salud para cerrar definitivamente loshospitalespsiquitricosasilares.El GobiernodelDistritoFederal(GDF)no tiene hospitales psiquitricos y el gobier-no federal no se quiere responsabilizar de los enfermos mentales, acusa Bustamante.El GDF absorbe la situacin, pero no tiene un hospital psiquitrico. Tenemos una psiquiatra que viene cada 15 das. Es serio elasunto.Nuestroestatusesdecentrode asistencia.Nuestrareadeenfermeraes para casos de emergencia nada ms.EnalgunasocasioneselhospitalFray Bernardino le da consulta a los usuarios del CAIS. All les recetan medicamentos de l-timageneracin,dealtocosto.Entonces nosmetenenbroncas;tenemosquedarles de acuerdo al cuadro de psicotrpicos (me-dicinas) que tenemos, expresa Bustamante.Enentrevista,CsarCraviotoafirma que la Secretara de Salud no tiene un es-pacioespecficoparaatenderapersonas con problemas mentales.LaOrganizacinMundialdelaSa-lud(OMS)recomiendaquelaspartidas presupuestariasparasaludmentalsean superioresa10%delpresupuestototal destinadoalasalud.EnMxico,laSe-cretara de Salud invierte tan slo 0.85% en ese rubro. Fotos: Alejandro SaldvarReporte Especial 1723.indd 38 11/6/09 3:27 PM

1723 / 8 de noviembre de 2009 39Sexto compsEnmediodelhumodelcigarrorebeldey los murmullos, mientras un hilo de saliva le cuelga a un demente, una enfermera ordena los carnets de los pacientes. Ella tiene tan-tas historias como pastillas en sus manos; sinembargo,hacenfasiseneldesabasto de medicamentos.No disponemos de las medicinas ade-cuadas. Si tuviramos el personal y el an-tipsictico adecuado, nuestros pacientes no estaran as, considera, y agrega: Cuando llegamos,losusuariosnoestabantande-terioradoscomoahora.Lapsiquiatraen Mxiconoesttanactualizadacomoen otros pases.TeresaCovarrubiasesunaenfermera quellevamsde20aostrabajandocon enfermos mentales que se alborotan como veletas en el viento alrededor de las pasti-llas. Se mantiene expuesta a la agresividad y a las patadas de los enfermos. Un paciente lleg a sacarse un ojo por-que tena una alucinacin, narra. Al pre-sentarse el fenmeno, l deca que se iba a sacar el ojo. En ese momento no contba-mos con la infraestructura para manejar sus alucinaciones.Ellosseautoagredencuan-do tienen alucinaciones. Coincidecontodos.Paraelmanejo del paciente psiquitrico es muy importan-te el medicamento. Si no lo tenemos, abor-dar a un paciente psiquitrico es difcil. Con un presupuesto de 30 millones de pesos,elCAISCuemancoatiendeauna poblacincuyotratamientoindividual exige de 5 mil a 8 mil pesos por mes de-pendiendo del deterioro.El abandono social y su estado mental coloca a los usuarios en doble vulnerabi-lidad. La tarea de los enfermeros es com-plicada. Dicen que si tuvieran el suficiente presupuesto se evitaran diarreas y, por lo menos,losusuariospodrancomercon cucharas. Enlalejanaseescuchaelsincopado ritmo de los trileres en la avenida, pues es-te mundo esquizofrnico est separado de aqul por una malla ciclnica y una casa de medio camino donde apenas seis usuarios rehabilitadoscocinan,lavansustrastos, tienden su cama y viven una vida normal. Algunos trabajan lavando autos afuera del albergue y otros vendiendo paletas de hielo en la colonia.Sptimo compsAqunoseestnaplicandolasnormas dereintegracinsocial,advierteunode los usuarios. Tiene 65 aos. En las manos sostiene una envoltura de paleta. Dice que espera de la vida un futuro ms firme y est seguro de que la muerte se paga con algo dedinero.Mecompraestepapelito?, pregunta mientras frota la envoltura con su dedo ndice. FranciscoUribeCastellanosentral alberguesindocumentos.Relataquefue secuestradocuandoestabaenlaPlaza delEstudiante,enelCentroHistrico. Al principio, Francisco haca piezas para m-quinas de alta precisin. Despus mendiga-ba afuera de las iglesias y en los parques. Afueralavidaerapeligrosa. Ahoracansa a sus compaeros con mltiples diatribas.YesqueFranciscoseinventamily una historias. Polticas todas. Confiesa que el presidente Vicente Fox le rob la Presi-dencia y que Barack Obama le pidi ideas paracombatirelcambioclimtico.Tiene espritu de guerrillero. Su discurso presenta tantas lneas como las huellas dactilares de sus credenciales recin plastificadas.Su timbre profundo y hueco hace eco REPORTEESPECI ALNo se pierda a partir del lunes 9 el vi-deo reportaje Meloda del abando-no, en la pgina web de Proceso. en la mente de los dems usuarios: Todo eltiempomeestnhostigandohablando de que me van a descuartizar.Te iras de aqu?Yosoycombatefrontal,operacin uno en accin directa, relmpago y gui-la,nopuedodarpasosatrs,yCaldern comocomandantesupremodebepagar las consecuencias de felonas, secuestros, violacionesymatanzas.Noimportaque haya culpables: l viola la Constitucin y somete a la poblacinFranciscotienelospiesanestesiados de tantas calles andadas, de tantas historias torcidas como la rama que sostiene en las manos. Es para dejar rastro, sostiene. El revolucionario no tiene pasado. Ya todos lo olvidaron.Octavo comps y silencioLamayoradelosusuarioscaminanca-bizbajos. Algunos oscilan su cuerpo como pndulo. En una pequea sala de urgencias se escuchan voces terminales de enfermos. En una de las seis camas, un bulto hu-mano cubierto de sbanas emite un jadeo que lentamente se va confinando al silen-cio, el nico lugar donde las pastillas repe-len las alucinaciones. Acalladaaquellasoledadruidosa,lo nico que se escucha es el rumor del vien-to, amarga meloda del abandono...Reporte Especial 1723.indd 39 11/6/09 3:27 PM