Jo, me sabe tan mal que estés ahí estudiando. Pero sí, ya queda poco. Bueno, como no hay mucho tiempo para que charlemos voy a inventarme una pequeña historia nuestra para ti, para un descanso en el que desconectas un poquito. Año 2021 Es mayo, principios, tal vez un tres de mayo, que cae en lunes y como somos autónomos podemos tomárnoslo como día libre --cosa especial, no es lo habitual, somos trabajadores pero tenemos un sabio espíritu festivo para cuando nos hace falta--, y vamos en coche a la playa. Ha hecho un poco de fresco estos días, pero por fin, justo cuando salimos hace un sol radiante. Vamos bordeando esa carretera que va paralela al mar, y es agradable mirarte mientras conduzco --siempre atento al volante pero desvío los ojos de vez en cuando hacia ti--, porque toda la luz de mediodía y el mar de fondo son preciosos alrededor de tu carita, ojos verdes, sonrisa tenue de disfrute matutino. En el coche suena uno de esas listas de reproducción que usas en casa a veces los domingos, de música tranquila, cuando pintas o estás de relax. Es la primera vez que vamos este año a la playa en "plan playa". La playa está casi vacía, dejamos el coche lejos de un matrimonio mayor que mira el mar como si lo conocieran de toda la vida. Llevamos una neverita y una bolsa con toallas, un par de libros y cosas así. No hace tanto sol como para achicharrarse, la luz es relajada, el horizonte bien definido y solo el olor de la sal o a crema solar te hacen olvidarte de la rutina. La arena está templada y suave. Mientras vamos hacia la orilla te cojo de la mano, la tuya, la de siempre, que tiene como guardadas en su memoria todas las caricias, las pausadas, las tranquilizadoras, las alegres, las nerviosas, las enamoradas; y los pulsos con pulgares que hemos hecho --convenientemente solo recuerdas las victorias, muchas, eso crees--. Me encanta ir de la mano contigo, y siempre que la cojo me acuerdo de aquella vez que citaste a Benedetti y eso me hace feliz. Me esfuerzo por no decir nada y disfrutar del momento, solo te miro para saber que tú también estás radiante y sonríes, entornas un poco los ojos. Nos ponemos cerca de la orilla, ah, es un gustazo, no hay nadie. Extendemos las toallas, y cojo de las esquinas para que no se vuelen y nos sentamos. Tengo ganas de abrazarte y notar tu piel calentita, y un poco tostada. Me miras como preguntando ¿qué pasa? Es lo de siempre, que me muero por mi muchacha, te tengo mucho cariño: te quiero. Te tumbas y aguanto las ganas de abrazarte, creo que lo sabes, me conoces, y te copio y nos cogemos de la mano, mirando al cielo. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Hace un poco de brisa. Te miro. Te giras un poco y me miras con ternura como diciendo, ven aquí, y tu nenito se acerca y te abraza, entrelazando un poco las piernas con las tuyas, y estoy muy cerca de ti, donde siempre he querido estar. Te acaricio un poco tus mejillas, eres una flor muy bonita, y te miro a ti, despejada de todo lo demás, como cuando estamos tú y yo. Tal vez me pongo un poco serio. Ahora asocio el verde de tus ojos con todo eso. Eres irresistible. Todo sigue siendo un misterio. Y quiero más. Me incorporo un poco apoyándome en el codo, y me inclino sobre tu cuerpo precioso y te beso como si estuvieras dormida. Estoy un poco emocionado hoy, no sé porque, será por la luz, porque pienso en todo, por ti...no sé. Existe desde hace tiempo una confianza profunda entre nosotros, tenemos intimidad, casi nos leemos el pensamiento, compartimos todo, desciframos las dudas del otro y las llevamos juntos, y sobretodo hay un cariño especial en nuestro amor. Miro tus labios, tu peca, y a ti, y ahora nos juntamos en un beso, nos besamos con ganas, en un beso lento y apasionado, donde conectamos, y nos buscamos el uno al otro. Y te encuentro, eres tú, siempre tú; te sigo conociendo y, aunque ya hay mucho andado, bastante, en verdad es una pequeña parte; eres genial; superando todas las expectativas, eres increíble. Eres mi apoyo, mi tranquilidad, y te adoro, y te quiero y te deseo y estoy contigo y me muero por ti. ‐‐