DOCUMENTO DE TRABAJO FLACSO SEDE SANTIAGO -...

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DOCUMENTO DE TRABAJO Este trabajo será publicado en el N9 1 de la Revista Ciencias Sociales, CLACSO, con el con- junto de ponencias presentadas al Taller de Coyuntura de CLA- CSO de Lima, enero de 1977. Se reproduce aquí con la auto- rización de los Editores. circulación restringida Abril, 1977 Santiago de Chile FLACSO - SEDE SANTIAGO

Transcript of DOCUMENTO DE TRABAJO FLACSO SEDE SANTIAGO -...

DOCUMENTO DE TRABAJO

Este trabajo será publicado en el N9 1 de la Revista Ciencias Sociales, CLACSO, con el con- junto de ponencias presentadas al Taller de Coyuntura de CLA- CSO de Lima, enero de 1977. Se reproduce aquí con la auto- rización de los Editores.

circulación restringida

Abril, 1977 Santiago de Chile

FLACSO - SEDE SANTIAGO

, Esta serie "Documentos de Trabajo" es editada por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Sede Santiago. Las opiniones que en los documentos se presentan, as5 como la información, análisis e interpretaciones que en ellos se con- tienen, son de la responsabilidad exclusiva de sus autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de la Facultad.

"Tomar distancias para comprender no al combatiente sino la batalla... El sociólogo viaja en el equipaje de los militantes, pero luego rehúsa ser un memorialista y busca un sentido que no podía estar presente en la concien cia de los actoresf1. (~.~ouraine, IIL:

sociedad invisiblef1 ) .

1 INTRODUCCION

Este trabajo intenta especificamente una descr3pciÓn y un análisis

de los rasgos y procesos principales y de los actores políticos I/ centrales de la lucha política en el período 1970-1973 en Chile.

No se trata pues de un intento de interpretación global del proce - \

so ni tampoco de una discusión de las múltiples interpretaciones' - que existen al respecto.

Este período ha sido el objeto de un sinnúmero de análisis e in-

terpretaciones, dada su trascendencia y significado histórico-po-

litico. Desde nuestra perspectiva, una interpretación global y u-

na tesis definitiva al respecto es aún un largo camino por recor-

rer, si no queremos enredamos en visiones y polémicas del pasado

que están prisioneras en concepciones que existían antes incluso

d h desencadenamiento del procesa De ahí que el ejircie'io indis - pensable de inmersión en la historia concreta del período sea pre - vio a una tesis definitiva, si ella puede existir, y permita que

los actores y procesos aparezcan en sus perfiles más precisos y

sea así posible recuperar los significados m& finos de su acción.

Para quienes' quiéran 4xtrd'er d e un proceso como e l vivido en Chi-

n é ~ previas, s ino aquello -que permite "entender1' l a h i s to r i a y re - 3 - - %

formular sus propios proyecfoc ideológico-políticos, insistimos

que e s t e e j e rc ic io nos parece &a condición necesaria, aun cuando

no suf ic iente y aun cuando e l intento concreto de e s t a s páginas 3/ pueda adolecer de errores o insuficiencias.

E s por e l l o que e s t e e j e rc ic io va acompafiado de o t ro correlat ivo, . . .

cual e s ubicarse en una perspectiva que intenta , aunque parcial-

mente, no asumir e l pmto de v i s t a de ?un actor especifico ., Una

vez realizados ambos, y una vez que se ha intentado comprender l a

racionalidad de los otros actores, no desde e l punto de v i s t a ex-

clusivo de uno de e l l o s , e s que puede volverse a asumir é s t e .

Pero no existen and i i s i s '~~inocentesl ' de procesos soc iopo l~ t i cos . El lo nos obliga a c i e r t a s aclaraciones. Hablamos desde una pers-

pectiva que.intenta recuperar e l significado de un proceso para

el movimiento popular y repensar su proyecto-ideológico-político.

Hablamos también ex post , e s dec i r , desde e l significado que t i e -

ne l a derrota de l movimiento popular y sabiendo e l carácter que - a

.sume un nuevo proyecto soc ia l . Esto permite ver e l proceso, enton - ces , en forma d i s t i n t a a como l o veíamos como actores inmersos en

una lucha aÚn s i n f i n a l , y permite recuperar significaciones que

no estaban claraq o que aparecían obnubiladas durante e l proceso

mismo. - .

Pese a que no hay f laná l i s i s inocentesv y a que todos e l l o s reve-

lan o parten de un in te rés que l o connota, y e l nuestro ya e s t á

señalado, se requiere una nueva precisión.

Tratamos de no caer presos de l a s orientaciones y categorías m i s - - .

mas con que l o s actores conceptualizaron e l proceso. El lo l leva-

r í a a una ra t i f icac ión a c r í t i c a de l o que siempre se afirmó, a

confirmar profecías y proclamar "lo que hubo o no de hacersen.

Nos apartamos parcialmente, entonces, de c i e r t a s orientaciones

que ven en e l caso chileno l a ra t i f icac ión de c i e r t a s leyes gene-

r a l e s , l a part icularización de una t eo r í a , y que ven en e l fraca-

so, entonces, desviaciones o modelos es t ra tégicos errados, f r en te -

a los cuales se opone e l modelo o l a l ínea llcorrectosll. En o t r a s

palabras, l a c r i s i s o f rustración de un proceso soc ia l , es también

l a c r i s i s de l a s categorías con que fue analizado.

La perspectiva elegida e s anal izar l a lucha po l í t i ca de l período

como e l paso de una c r i s i s parcial de l a sociedad a una c r i s i s t o - t a l , a través de l desencadenamiento de l a c r i s i s de l régimen po l í - tito. Para e l l o , una vez explici tada e s t a perspectiva, recorrere-

mos l o s hi tos fundamentales de l a lucha pol í t ica , recapitulando

. posteriormente los procesos y l a racionalidad de los bloques .po l i 4/ t i cos .

8

Desde ya queda c la ro e l carácter de l aná l i s i s , limitado a l n ive l

pol í t ico . Entre algunas o t ras limitaciones par t iculares , debemos r

sefíalar: ( a ) que se deja de lado l o referente a l a es t ructura e-

conómica propiamente t a l y a l desarrol lo específico de l a crisis

económica, a s í como a l contenido y significado concreto de l a s ¡

4.

p a l í t i c a s específicas de Gobierno y, por l o tanto, a l desarrollo

de su programa; (b) que se-reduce e l aná l i s i s de l o s actores so-

ciales. .a sus expresiones puramente po l í t i cas y primordialmente - _ - ,, + -

7 s . -- -.- I

par t idar ias ; (c) ' que no se incluye directamente e l aná l i s i s de - . - 4 . fac tores &terna&onales n i de los 'actores en que es tos factores

2/ . \ , -

se expresan.

11 C R I S I S SOCIAL PARCIAL Y PROYECTO SOCIOPOLITICO DE LA U.P.'

S i bien e l objetivo de nuestro trabajo e s preciso y 1imitado;es

evidente que hay detrás de 61 un marco ana l í t ico más amplio, den-

t r o d e l cual aparece más claramente in te l ig ib le . No e s nuestro i n - t e d s n i cabe aquí en t ra r en una larga exposición de ese marco,

de modo que nos contentaremos con formular, s in s iquiera j u s t i f i -

c a r l a s , algunas ~ropos ic ionec que expresan sinteticamente sus pun 6/ t o s más importantes.

La sociedad chilena presenta en 1970 una c r i s i s que caracterizare - mos como de c r i s i s parc ia l . Se t r a t a de una . c r i s i s del t ipo de

desarrol lo cap i t a l i s t a dependiente, incapaz de asegurar im creci-

miento constante, autosostenido y de repartición equi ta t iva de sus

f ru tos , y de una c r i s i s de l Estado de compromiso, incapaz de ase-

gurar una dirección po l í t i ca e s t a t a l estable que resolviera l a

c r i s i s del d e s a r ~ o l l o . Hablamos de c r i s i s parcial , en l a medida

I que no e x i s t í a una c r i s i s de l régimen pol í t ico democrático.

Hay en esta crisis, en lo que se refiere al problema de hegemonía,

.un triple aspecto que debe resaltarse.

En primer lugar, la debilidad política de las clases predominantes,

que no pueden asegurar una conducción política directa y deben

contentarse con una política defensivau sin crear, hasta 1964,

unaabloque defensivott y ejerciendo su influencia política a través a- de los siguientes medios: (a) utilización del poder parlamenta-

rio para 9norigeraraa los programas de los sucesivos gobiernos re-

formista~; (b) participación minoritaria en esos gobiernos, siem-

pre como sustitutos del bloque de centro izquierda desagregado;

(c) influencia ideológica dentro del Partido Radical, que fue has - ta 1958 la organización centrista hegemónica.

En segundo lugar, y conectado a 1.0 anterior, a partir de la ruptu - _ra del Zstado oligárqúico, el auge del reformismo significa la

pérdida de la dirección e iniciativa política por parte de los IZ_ presentantes políticos de las clases predominantes en manos de

los partidos centristas. El éxito de ese esquema y también su es-

tabilidad reposaba sobre una condición estructural que lo hacia

orgánico: el reformismo iiev6 adelante simultáneamente la indus- l trialización y la democratización política y social, creando de -

1

ese modo un terreno propicio para el entendimiento entre la bur- ?L

guesía, la clase obrera sindicalizada o políticamente representa- i ?

da y los sectores de capas medias ligadas a la industrialización,

al desarrollo del aparato estatal y a la urbanización.

La fuerza política promotora de la industrialización es el Centro, 1 que representaba en lo fundamental capas medias urbanas. &te rea

- i!

' liza un conjunto de transformaciones burguesas que creaban condi-

ciones para el desarrollo capitalista 16s perfeccionado, pero ate - niéndose a los límites marcados por la estmcturación de las cla-

f. ,

l ses predominantes; esto. es, sin modificar las relaciones sociales

' . - ' - '~ campesinas. . ,

A causa del perfil- relativamente igualitarista del centrismo, las

posibilidades de un,crecimiento sostenido entraban en conflicto

muchas veces con sus requisitos de legitimación, pues debían res-

ponder electoralmnte a una base amplia y diversificada.

, . Pese a que el funcionamiento de la participación política de m-

i sas y la moviiizac=Ón social activa provocaban restricciones en

la aplicación de políticas cuyo objetivo fuera asegurar a cual-,-

quier costo el crecimiento económico, esa contradicción potencial

entre lo político y lo económico permanece inactiva durante el pe

1 -

ríodo, en sus expresiones críticas al nivel político. . .

En la base de esto hay una compatibilidad general entre el esque-

ma de democratización, con participación y movilización crecien-

t e ~ , - . ~ el modelo capitalista de desarrollo económico con industria

iizaci6n sustitutiva.

En tercer lugar, esta situación se altera en 1964, donde el refor

mismo cambia de dirección política a manos de la Democracia Cris-

tiana que intenta un proyecto de modernización capitalista. La pa

radoja que enfrentó el Gobierno de Frei fue que la modernización

capitalista que favoreció, desencadenó su propia decadencia. Por

un lado, los movimientos de modernización del sector industrial, '

que implicaron una favorable evolución tecnológica, creciente mo-

nopolización e internacionalización de la economía provocaron, pg

se a ello, distanciamiento entre la D.C. y sectores de burgue-

sía industrial. Por otro lado, ese mismo distanciamiento se produ - ce respecto a los sectores latifundistas debido a la reforma agra - ria del periodo. Ambos sectores, entonces, se reagruparon políti-

camente en la Derecha, la que buscará un camino propio a partir .- . --

de una crítica radical al sistema político que es visto como un 8/ obstáculo al desarrollo capitalista.

desl legitimación del capitalismo e incapacidad de la D.C. de repre - sentar políticamente a todos los sectores dominantes constituyen

resultados importantes del período 64-70. , - 2 -

Pero crisis del capitalismo y su legitimidad y crisis del Estado

de compromiso no significan necesariamente crisis de legitimidad

del régimen. político democrático. Cualesquiera fueran las causas

de esa legitimidad del régimen político democráticoy lo cierto

es que ella existía y así ella mantenía a todas las crisis que he - mos mencionado en estado latente hasta 1970 o, al menos, sin efec

tos pertinentes desestabilizadares al nivel político. I I

. .

La estabilidad de la democracia en Chile desde 1938 a 1970 no re-

posa de W modo decisivo en su legitimiddd valórica. Ella está

también ligada al predominio político centrista. A1 revés de lo -. - --

-que algunos creen, las razones de ese predominio no habría que

Lbuscarlas en la especificidad de su discurso ideológico, que no

tenia, frente a la democracia vigente, las reservas ideológicas

de la Izquierda -preocupada de denunciar el carácter burgués de

la institucionalídad- ni de la Derecha, demasiado conservadora y

estancada en la nostalgia de la Edad de Oro de la república semi

censitaria . Las razones del predominio político centrista,' casi constante des - de 1938 hasta 1970, habría que buscarlas en la compatibilidad en-

tre su carácter organizacional y las condiciones políticas que

crearon en Chile el Estado de compromiko.

En el caso chileno, ese Estado no s610 se caracterizaba por la ca - pacidad de articular desde arriba algunos de los intereses varia-

dos de una base social diversificada. ~ambién se caracterizaba

por el carácter democrático, con participación amplia, del dgi-

men político.

~ s t e tipo de legalidad democrática cumplía diversas funciones:

(a) Organizaba la participación de los grupos que podían acceder

a la lucha política, limithdolos o excluyéndolos en algunas eta-

pas históricas, pero, en general, permitiéndoles una cuota de po-

der de presión cada vez más depurada; (b) permitía institucionali - zar el conflicto social en un doble sentido: lo sometía a un orden 4

' m& o menos universalista en lo formal y lo politizaba cada vez

que era necesario, haciéndolo objeto del juego aparentemente glo-

bal de negociaciones; (c) estaba diseñada para hacer indispensa-

ble la negociación, principio estructurador que se expresaba ins-

titucionalmente en una distribución contrabalanceada de atribucio - nes que parcelaba minuciosamente la capacidad de acción entre las

diversas instancias de l Estado. Por eso, y tambien por l a vigen- f i c i a de un sistema e lec tora l proporcionai, cuya función par t icu lar

e ra generar e l in te rés de los grupos por par t ic ipar dentro de l , > P

sistema pues cada uno podía en principio obtener una cuota de re-

presentación, se hacía muy d i f í c i l l a constitución de mayorias

c la ras de una sola fuerza, l o que)multiplicaba l a s presiones a l \ __-_ - __--

compromiso; (d)'ldeterminaba e l carácter gradual de l proceso de

cambios, a causa no sólo de l a d i f icu l tad de los procedimientos

de elaboraci6n l ega l , sino sobre todo a causa de l a complejidad 10/ del campo de fuerzas.

Ese t ipo de sistema pol í t ico , s i bien orientado por l a racionali-

da@e un sistema socioeconómico c a p i t a l i s t a , expresaba adecuada-

mente l a existencia de una es t ructura de clases bastante diversi-

f icada, donde l a s capas medias tenían una gran importancia cuanti - t a t iva , y también ref le jaba l a r e l a t iva diversidad de l a s 2epresen 0

u

i" -- .

- x taciones po l í t i cas , una de cuyas manifestaciones e r a l a autonomía . w organizacional de l a s capas medias.

Por o t r a parte, a l s e r l a negociación e l principio &ico de un

orden pol í t ico con atribuciones contrabalanceadas y con wi siste- . m a e lec tora l que buscaba l a dispersión de l a fuerza, más que l a /

e constituci,Ón de mayorías autónomas, e l funcionamiento es table y l.c ef ic ien te de ese sistema requería de una condición po l í t i ca , e l

equi l ibr io céntrico, l o que favorecía e l r o l po l í t ico c ruc ia l de

l a s capas medias.

En es t e momento no nos interesa di lucidar si primero se produje-

ron l o s cambios de l a es t ruc tura de c lases , o s i fueron l a s modi-

f icaciones de¡ aparato ins t i tuc ionai l a s que originaron, en pri-

mera instancia, esa s ignif icación po l í t i ca . Lo que constatamos es I que tan to l a diversif icación de l a es t ructura de c lases como l o s

/ i 1 principios consti tutivos d e l sistema pol í t ico crearon e l espacio il

para que l a s capas medias y SU expresi6n po l í t i ca , e l centro, ju-

1 garan ese 9

Desde e l punto de v i s t a de l a s fuerzas p o l í t i c a s , ~ l a estabil idad -

de l sistema se basaba, entonces, en una gran medida, en e l rol - / _ - _______C__/-

pendular jugado por. e l centro pol í t ico m s t a 1 9 6 4 , en que e l Par- -- --- - - -- -- L.- _ -_ -_- _ _ __ -

t i d o Radical e s desplazado por un nuevo centro, l a Democracia C r i s

I t i ana . Ese papel pendular permitió l a es tabi l idad, aun cuando la

za ideológicamente a n t i sistema, fuera I

consolidando su importancia políbica y se constituyera l a unidad

ent re soc ia l i s t a s y comunistas.

E l hecho que e l Centro apareciera para l a Izquierda como una fue r .

za en disponibilidad, con l a cual e ra posible in tegrar al ianzas,

cons t i tu ía uno de l o s factores de incorporación de é s t a a l siste-

ma, porque l a hacia viable como a l te rna t iva de poder. Por o t r a

par te , e l r o l pendular de l Centro hacía soportable para l a Dere- a

cha l a participación p o l í t i c a de l a Izquierda, incluso hacía to-

le rab les l a s alianzas de é s t a con e l Centro, porque estaba compro - bado que l a naturaleza ideológica y po l í t i ca de e s t e Último l e o--

torgaban a esas al ianzas un carácter t rans i tor io . D e hecho, eso

había sucedido, tanto en 1938, corno en 1942, como en 1946.

Sin embargo, l a Democracia Cristiana modifica, a l asumir e l Go-

bierno en 1964, l o s papeles tradicionales de l centro pol í t ico .

Mientras e l Partido Radical e ra , por l o menos desde 1938 hacia a-

delante, una organizaci6n pragmática, que no pretendía fundar un

nuevo orden soc ia l , l a Democracia Cris t iana estaba imbufda de l - - --

sentido de misión h is tór ica , se sen t í a l a portadora de una verda-

dera revolución. Sin desarrol lar todavía los aspectos que se re-

f i e ren a l carácter de e s t e actor po l i t i co , debemos dec i r que esas

convicciones generaron una profunda inadecuación de l a Democracia

Crist iana a l a s funciones del centro pol í t ico .

Empujada po r sus pretensiones mesiánicas a l aislamiento pol í t ico , ..

despu6s del fracaso de sus pretensiones de absorber l a base de l a

Derecha, tratando de aprovechar su pánico a la Izquierda para mo-

v i l i z a r l a en una nueva dirección ideológica y de absorber l a base

po l í t i ca de l a Izquierda, mediante una po l í t i ca red is t r ibut iva y

de reformas sociales , l a Democracia Cris t iana afrontó, en 1967,

e l impasse de su proyecto de "revolución en l ibe r t adN. Debido a l

desgaste e l ec to ra l expresado en los resultados de l o s comicios

municipales de ese ano y los problemas surgidos en l a po l i t i ca e-

conómica, a causa de un desfase entre los niveles previstos y l o s

niveles reales de a lza de l a s . rermeraciones y de inversión pr iva

da, e l Gobierno D.C. vio estrecharse aun más su margen de manio-

bra y negociación po l í t i ca . Impedido de buscar una base orgánica

de compromiso con l a Izquierda, por l a dinámica e l ec to ra l presi- D- denciai que ya se insinuaba y por sus compromisos cada vez mayo-

r e s con e l sistema c a p i t a l i s t a , e imposibilitado de buscar l a a-

l i anza con la Derecha, morigerando su p o l í t i c a ag ra r i a por no e-

xacerbar-' sus contradicciones in te rnas o por mantenerse como a l t e r - na t iva aut6noma, .el Gobierno D.C . opta por s a c r i f i c a r l o s aspec-

t o s innovadoxes o reformistas de su programa.

De ese modo, recorre l a misma t rayec tor ia que todos l o s Gobiernos

que habían tenido un proyecto de cambio relativamente global o am - bicioso: des&& de l a eufor ia de l o s primeros aiíos, e l peso de l a

legal idad p o l i t i c a , diseñada para asegurar e l c a r á c t e r negociado,

gradual 9 pa rc i a l d e l cambio, tefniinaba por hacerse s e n t i r . E l

respeto de este juego inst i tucionaliz ,ado producía evidentemente

re ta rdos y discontinuidades en l o s procesos de cambio, tanto en

l o s re fe r idos a l o s aspectos arcaicos de l a sociedad chilena, co-

mo en l o s re fe r idos no ya a una democratización de l a es t ruc tura ,

s ino incluso a l a modernización c a p i t a l i s t a .

S i se recorre l a h i s t o r í a p o l í t i c a chilena desde e l s i g l o X I X ,

sorprende l a ausencia de revoluciones p o l í t i c a s transformadoras

d e l orden s o c i a l , quizás descartando l a revolución que i i ev6 a l

poder a Por ta les . M& a l l á d e l mito t e j i d o en torno a 61, e s in-

d i s cu t ib l e que creó un Estado sometiendo y reduciendo a l o s cau-

d i l l o s mi l i t a r e s , a l o s caciques regionales y a l o s jefes de fa-

milias prop ie ta r ias a un orden p o l í t i c o general. La mayoría de

l o s in ten tos revolucionarios pos te r io res , incluyendo l a revolu-

c ión de 1891, no buscaban transformar e l orden s o c i a l ex i s ten te ,

s ino reducir l a capacidad de acción pres idencia l . La acción auto-

r i t a r i a de Por ta les y después l o s a r r e s to s a u t o r i t a r i o s de Balma-

ceda, provocaron una obsesión por e l equ i l i b r io de poderes. En

1925, aunque cambia la ~onstítución en un sentido más presidencia - lista, el principio del poder contrabalanceado se mantiene e, in-

cluso, se perfecciona, porque al consolidarse desde 1438 para ade - I lante un esquema de tres fuerzas, la negociación y el compromiso - tienen el caracter de un requisito político.

\i

Es evidente que lo que llamamos la obsesión del equilibrio de po-

deres no es ella una obsesión ideológica, una especie de fanatis-

mo de Montesquieu. En realidad, ella representaba la expresión -

institucional del tipo de consenso que intenta generar el sistema

polfiico. Una fórmula contrabalanceada tiene la capacidad de ab- I sorber dentro del sistema una cierta variedad de grupos, haciendo

pue ellos -aun aquellos que niegan ideológicamente la legitimidad-

se sientan participando de una competencia política real, donde

las minorías pueden tener algunos roles políticos si~ificativos.

En una sociedad fuertemente estatizada y, por ello, superficial-

mente muy politizada, esta posibilidad de acceso a la participa-

ción política o al poder era considerada muy importante.

Este análisis sobre los principios de la legalidad política, dog

de rozamos la historia política del pasado, nos servirá más ade-

lante para precisar el significado del proyecto sociopolítico de

la Unidad Popular, en el proceso de polarización política del pe-

ríodo.

- 3 - .

Volvamos ahora a la situación en 1970. La crisis del desarrollo

1 capitalista dependiente y del ~stado de compromiso en Chile pare- / cían ofrecer sólo dos alternativas viables. Por un lado, la rever - ( sión de los procesos de democratización y el impulso a las dinámi - cas de acumulación capitalista sin las interferencias de los ele- --- m

mentos democráticos participacionistas o redistributivistas. De ------ alguna manera, éste-era.el intento de la alternativa de Derecha,

que no puede imponerse en ese momento, ,debido a la legitimidad

del &gimen político, y es también el intento del régimen a par-

! tir de septiembre de 1973, una vez culminada la crisis de legiti- midad. Por otro lado, la reversión del esquema de desarrollo capi - talista, alterando los contenidos de clase del sistema de domina-

ción, pem manteniendo vigente y desarrollando el proceso de demo - cratización en su doble aspecto de tendencias igualitarias y d g i

men político. En esto consiste el proyecto l sociopolítico ._-__ de I1demo - .- _7

cratización - no capitalista", intentado por las fuerzas de Izquier - ---. _--- -- ___-e. da agrupadas en la Unidad Popular ( u . P . ) y conceptualizado como

7 1 /

transición al socialismo o "vía chilena al socialismo". $1 guar - da, frente al sistema social, un doble aspecto de continuidad y

ruptura. Continuidad respecto a un proceso de democratización, re - forzando tanto los aspectos redistributivos o igualitarios, como

los relativos al régimen político democrático. Ruptura en rela-

ción al esquema de desarrollo capitalista dependiente. El conteni - do del proyecto social de la U.P. recogía sin duda las amplias as - piraciones desarrolladas durante largos decenios por el movimien-

to popular y otros sectores de la sociedad y aparecía como solu-

ción históricamente posible a la crisis social. Este carácter-uxi -

por l a s organizaciones p o l í t i c a s en e l período- quedará d e f i n i t i -

vamente comprobado cuando e l régimen que se i n s t a l a a p a r t i r de

septiembre de 1973, deba implantarse sobre l a base de reformular

radicalmente todo e l sistema p o l í t i c o preexis tente .

E s evidente también que e s t e contenido mismo d e l proyecto p o l í t i -

co soc ia l de l a U . P . entraba en contradicción con determinados i n

t e reses c a p i t a l i s t a s y sus vinculaciones externas . Desde e l i n i -

c i o , e s t a contradicción ex i s t e y l o s hechos que preceden e l ascen - so de Allende a l Gobierno a s í l o demuestran. E l c a r ác t e r de l a 1 lucha p o l í t i c a en t r e e s to s dos bloques e s t á dado entonces por e l 1 enfrentamiento e n t r e l o s in tentos de rea l ización d e l Programa, 1 por parte d e l Gobierno, y los de su anulación o e i i m i n a c i h ~ , por

I l

par te de l a DerechahV Pem e s t e contenido de l a lucha p o l í t i c a

no expl ica , s i n más, e l proceso de polarización p o l í t i c a y e l con i

- s iguiente desencadenamiento de l a c r i s i s de l régimen p o l í t i c o . La

eliminación o anulación de l Gobierno, para imponer un proyecto a l - t e rna t ivo a l planteado por l o s sec tores populares, choca i n i c i a l -

l idad de negociación o neutra l ización d e l bloque de centro , s i n

1 mente con l a legi t imidad de l &gimen democrático y con l a rac iono ,

e l cual ninguna e s t r a t e g i a de derrocamiento podía prevalecer . Y

e s en torno a e s t a pmble id t i ca que se planteará l a lucha p o l í t i -

ca de l periodo.

111 . LOS HITOS FUNDAMENTALES DE LA LUCHA FQLITICA

Hemos dicho que .el ttescenariott de l a lucha p o l í t i c a se const i tuye

con l a inserción de un proyecto de democratización no c a p i t a l i s t a ,

en respuesta a una crisis p a r c i a l de l a sociedad, d i r i g ido por

1 l o s par t idos populares y semantizado y vivido como socialismo. En

1 l a medida que- se a tacan directamente l o s i n t e r e se s predominantes 4

\ d e l o s sectores c a p i t a l i s t a s , e s t e e s e l núcleo de l a lucha po l i -

1 tica. Pero hemos señalado que e l l a s e da inicialmente en e l marco .

de l a legalidad democrática y en condiciones de d iv i s ión i n i c i a l

de l o que cons t i t u i r á e l bloque oposi tor . Para prevalecer-por so-

bre l a e s t r a t e g i a dc.neutral izaciÓn o negociación intentada por - 1 e l centro p o l í t i c o - la Democracia Cristiana-, l a e s t r a t e g i a de de -

rrocarniento debera r e c o n s t i t u i r l a unidad p o l í t i c a de l bloque opo - s i t o r y, a s í mismo, hacerse hegemónica en l o s sec tores medios, rom - piendo su l e a l t a d con e l sistema p o l í t i c o con e l que se i d e n t i f i -

caban, y plegando de e s t a manera a l a Dernocrucia Cr is t iana .

Esta h ipó tes i s general nos permite d i s t i n g u i r tres grandes e tapas

de l a lucha p o l í t i c a en e l período.

La primera, abarca l a coyuntura que va desde l a elección de Allen - de, en septiembre de 1970, a noviembre de ese 'mismo año, en que

f racasa , por prematura, l a e s t r a t e g i a de derrocamiento, en este

caso expresada como in ten to por impedir e l ascenso de l a Unldad

Sapular a l Gobierno.

La segunda, abarca desde noviembre de 1970 has ta octubre de 1972,

i y e s t á def in ida por e l r e l a t i v o predominio de l a e s t r a t e g i a de neu -

tralización por sobre la de derrocamiento.

La tercera etapa va desde octubre de 1972 hasta septiembre de

1973 y se define por el despliegue de la estrategia de derrocamien - to.

A lo largo de estas tres etapas, la crisis parcial a que nos he- / mos referido alcanzará también la legitimidad del régimen políti-

co, permitiendo su quiebre y la instauración del régimen milita

La corta etapa que va desde el triunfo electoral de Salvador Allen - de, en septiembre de 1970, hasta su asunción a la Presidencia de

la República, el 4 de noviembre de ese a ñ o y gira en torno al pro - blema de su advenimiento al Gobierno.

Tempranamente, los sectores de Derecha, representados politicamen /----\--.

.. - - - ---../ - o alessandrista, buscan una alternativa legal .

que impida la consagración de Allende como Presidente, para lo

cual necesitan el concurso de la Democracia Cristiana en el Con-

greso. gsta opta por un camino de negociación con la Unidad Popg

lar, que se expresa en el "Estatuto de Garantías", consagrado a . nivel constitucional. Desde la Derecha surgen orgánicamente exp-

siones extremas que critican el empantanamiento legal de los Par- 16/ tidos de Derecha y Centro y cuya acción culmina con el asesina -

to del General Schneider. En un clima conmocionado y del que no

están ausentes los intentos de generar una crisis económica, la U

nidad Popular insiste en la tradición legal del país y en el ca-

r á c t e r de su programa, como garantía de es tabi l idad democrática.

Hay, t r a s es tos hechos que culminan con e l ascenso de Allende a l 1

Gobierno, algunos-elementos que jugarán más adelante wi papel de- ,

c is ivo y que aparecen aquí en su primera versión: e l aislamiento I

p o l í t i c o de l a Derecha; l a renuncia, por parte de l a D.C. , a una

solución a corto plazo que atente contra su identidad organizacio - 1

nal y po l í t i ca , y e l comportamiento de l a s Fuerzas Armadas.

E s posible in te rpre ta r e s tos tres fenómenos con una hipótesis so-

bre l a existencia de una doble legitimidad que opera en los acto-

res pol i t icos como se lec tor de l a s a l te rna t ivas de su acción: ad-

hesión instrumental e ideológica a l a democracia como principio

de organización y generalización de l a convicción de que l a socie

dad chilena necesitaba cambios profwidos.

1 Los sectores de Derecha saben que su al ternat iva necesitaba e l a-

/ poyo de l a D.C . Gsta sac r i f i ca un inter6s de corto plazo que l a

habría llevado a pa r t i c ipa r en un Gobierno crecientemente repres i - vo f ren te a l a movilizacion -- . de los sectores populares desplazados

w y cuya dinámica no habría podido controlar - - S -al ternativa que, desde ,- - - -

i u n i n i c i o , habría afectado su unidad interna-, por una que consis - t e en hegemonizar una naciente oposición. AS^, asume tanto l a le-

gitimidad del régimen po l í t i co , como l a aceptación generalizada

de l o s cambios necesarios. A l mismo tiempo, a l centrar su acción 1

en l a aprobación del Estatuto de Garantías, aparece capitalizando 1 e l liderazgo pol í t ico de l o s sectores medios que no habían apoya-

do a Allende, y perfilando e l carácter i i ~ s t i t u c i o n a l i s t a de su o- i I

posición.

- -

19.

La:Derecha no puede; as í , en e s t a primera etapa, asumir e l recha-

zo a l a s coluciones legales . Su aislamiento l e provoca e l desbor-

de por parte de grupos extremos y l a ubica necesariamente como

fuerza de oposición, subordinada a l Partido ~emócrata Crist iano.

La búsqueda de o t ra solución estaba de a l + modo impedida, por-

que e l comportamiento de l a s FF.AA. estaba acotado por l a l e g i t i -

midad señalada. La intervención de é s t a s , marginadas por un largo

período de l a acci6n po l í t i ca y, por l o tanto, incapacitadas de

madurar un proyecto pol í t ico de consenso que no fuera l a admisión

de los mxanismos operantes .de l a sociedad po l í t i ca , exigía condi - cienes de c r i s i s social que no se daban en 1970, más aun cuando

aparecen posibilidades de soluciones negociadas de consenso en l a

e l i t e po l í t i ca .

La etapaXqu&. va desde e l ascenso de Allende a l Gobierno hasta l a '

c r i s i s de octubre de 1972, muestra que no e s 2osible e l a n á l i s i s

--d&l período concibiéhdolo sólo como una esp i ra l de agudización de , .

conflictos, sino más bien como un'proceso complejo en que se com-

binan coyunturas f r í a s y cal ientes , rnoméntos de 1&ha aguda con . . . fases de i n t e r l ~ k i o .

AS^, entre e l ascenso de Allende y e l asesina10 de l ex Ministro de

F r e i , Edmundo ~ é r e z Zu,jovic, en junio de 1971, l a escena p o l i t i c a - -

g i r a en torno l a s elecciones municipales de a b r i l dé 1971-9 SUS , .

consecuencias -con l o que se favorece un clima de violencia verbal

entre Gobierno y oposición, principalmente l a D.C.- y e l desplie-

gue de la estrategia de transfogaciories económicas del Gobierno.

En esta fase, la agitación agraria en las provincias del Sur -ex . .

presada en ~c~~aciones de fundos y'en enfrentamientos entre campe - sinos y patrones- ejerce una triple presión al Gobierno entre Di-

ciembre de ' 1970 y marzo de 1971. por un lado, los gremios patrona

les, des~inculados parcialmente de sus representantes políticos

tradicionales, aÚn no sobrepuestos de su fracaso en impedir el as

censo de Allende, déspliegan una estrategia corporativa buscando

un "espaciott para la agricultura privada en un sistema con p&do-

minio del sector socializado. Por otro lado, la D .C. guiada . -en

un clima electoral- por su inteds político de convertirse en la

alternativa Única de oposición, para lo cual necesita acotar la

acción del Gobierno mostrando su capacidad exclusiva de negocia-

ción, plantea la tesis de la legalidad sobrepasada. Finalmente,

las ocupaciones de tierra muestran al Gobierno los fermentos de

movilización disponibles y las demandas por acelerar el ritmo de

la Reforma Agraria. Frente a estas presiones, el Gobierno transfor - ma las tomas en un medio de aceleración de la Reforma Agraria y

busca la persuasión frente a los campesinos. AS^, su respuesta es

la masificación de la Reforma Agraria y la definición de las re-

glas del juego, asignando un rol mínimo y precario a los agricul-

tores privados.

Para la realización de las trmsformaciones económicas anunciadas

en el Programa, que contemplaban la expropiación de las grandes

empresas monopólicas, el Gobierno elige el camino de utilizar

cláusulas legales que l e dan un insospechado poder y que l e evi tan

el recurso permanente de l a negociación. E n un primer momento,

tanto los sectore~s amenazados en sus intereses económicos, como \

sus aparatos de expresión pol í t ica e ideológica, son incapaces de

elaborar una respuesta a es ta es t ra teg ia . Pero, cuando de l a expro

piación de algunas empresas industr ia les se pasa a l mecanismo de

comprar acciones bancarias por parte de l Gobierno para nacionali-

zar los bancos, revelando a s í una es t ra teg ia global, l a D.C. bus-

cará una movilizaci6n general contra esos intentos. A e s t a s a l tu-

r a s , s i n embargo, e l intento de generalizar e l confl ic to p o l í t i -

co entra en contradicción con l a s t ác t i cas adaptativas de l o s se2

tores económicos afectados que, temerosos de un endurecimiento,

venden sus acciones. ,

E 1 enfrentamiento de és tos y otros problemas- i n i c i a l e s , en t re l o s

que se cuentan l a s primeras confrontaciones entre e l Gobierno y

e l Poder ,Judicial> e l comienzo de l proceso d e nacionalización

del cobre y e l . surgimiento prematuro de l tema de l a sedición, se

hace en un marco e l ec to ra l caracterizado por l a dureza de l a s re-

laciones entre l a U . P . y l a D.C. y l a r e l a t iva apat5.a p o l í t i c a de

l a Derecha. L a U.P. enfrenta en l a s elecciones e l desaf ío .de am-

p l i a r su base i n i c i a l de sustentación y para e l l o no t iene o t r a

a l te rna t iva que mostrarse dispuesta a cumplir s i n transacciones e l -

Programa ofrecido, so riesgo de f r u s t r a r a su propia base popu-

l a r y perder l a oportunidad de a t r a e r a o t ros . La D.C., en l a que

existen internamente versiones diferentes respecto a l a U.P., bus - ca conquistar e l liderazgo opositor. Tanto para mantener una l ínea

de oposiciÓn,como para articular una posible alianza con la Izquier - da, .necesita.mantener intacto su poder electoral. El Gobierno y

la U.P. :buscan en es.ta fase ampliar su autonomía. La D . C . presio-

na por neutralizarlos.

El resultado de..las elecciones municipales de abril de 1971, en

las que hay un importante crecimiento .de la U.P. respecto de su

base de apoyo, alcanzando alrededor del 50% de los votos -creci-

miento capitalizado por el Partido Socialista-, un profundo debi-

litamiento del Partido Radical y una estabilidad política de la

Derecha y la D.C. , p e r a procesos de reajuste parcial en el Par-

- tido Radical y uri intenso debate en la D.C., que abandona el tema

de la ilegalidad de las acciones de Gobierno y reafirma ciertas

temáticas revolucionarias. Para la D.C. se trata ahora de llevar

a la U.P. al juego político tradicional, que regule las aspira-

ciones reformistas.

Sin embargo, la U.P. mantiene su estrategia de transformación e-

conómica. La expropiación de monopolios en el sector textil, a-

compañada de una inovilización obrera, es un indicador de ello.

Esto se realiza ante un bloque opositor desarticulado por un es-

quema político tripartito. Este mismo esquema impide por ahora

que las tendencias desinstitucionalizadoras -enfrentamientos aho - ra ocasionales en el campo o surgimiento de brotes de guerrilla

rural, perseguidas por el Gobierno- lleguen al desborde.

Para la Derecha, las elecciones hacen evidente la necesidad de rom - per el esquema tripartito, empujando hacia la polarización, lo

cual puede f a c i l i t a r s e ahora por e l agotamiento de l a e s t r a t e g i a

corporativa y adaptat iva de l o s grupos económicos afectados por

l a p o l í t i c a de transformaciones económicas de l Gobierno. E l Par-

t i d o Nacional lanza entonces l a consigna de un "Frente de Ideasw

con l a D.C. y , mientras é s t a tantea l a s posibi l idades de compro-

miso, l a Derecha busca c o n s t i t u i r nuevas temáticas p o l í t i c a s que

generen i n i c i a t i v a s oposi toras que desborden l a acción de l a D . C .

AS^, hacia e l f i n a l de e s t a f a se que termina con e l ases inato de

E d m d o ~ é r e z Zujovic, se quiebra parcialmente e l esquema t r i p a r -

t i t o , a l vencer l a oposición unif icada en l a s elecciones uniper-

sonales de l a Universidad de Chile. . .

Sin embargo, has ta e s t e momento l a U.P. actúa en medio de una opo - s i c i ó n desar t iculada, s i n que operen en contra d e l Gobierno l a s I

i

imágenes que posteriormente generarán l a lucha p o l í ~ i c a agudiz-ada I y e l desar ro l lo de l a crisis de funcionamiento de l a sociedad. Su I acción transformadora representa aún un fue r t e a t r ac t ivo para a- I

quellos sedmes de l a D.C. más sens ib les a l o popular.

- 3 -

. E s en e s t e contexto que ocurre e l ases inato de Edmundo Pérez,'.ex

Ministro de l Gobierno de F r e i y representante de l o s sec tores "du - . msIt del t t freísmott , a manos de un pequeflo- grupo .de u l t ra izqu ie rda ,

V.O.P., no vinculado a l a U.P., permeable a l a s i n f i l t r a c i o n e s y

s i n consistencia ideol6gicopol í t ica .

E s t e hecho r e f l o t a l a temática de l a incapacidad d e l Gobierno pa-

r a encauzar e l orden público, favorece un clima emocional ara -el

acercamiento en t r e l a D.C. y l a Derecha y deja a l Gobierno y a l a

U.P. por primera vez a l a defensiva desde e l punto de v i s t a poli-

t i c o . Como resultado de e s t e clima, l a 0posiciÓn se u n i f i c a en torno a

un candidato D.C. en l a s elecciones complementarias de ~ a l p a r a í -

SO, en j u l i o de 1971. Para l a U.P., e l bloque opos i to r aparece co - mo consolidado, s i n percatarse de que l a complejidad de l cuadro

p o l í t i c o llevar& a l a D.C. a nuevas pendulares.

E s en e s t a epoca que se producen importantes r ea jus t e s en e l cua-

d m p o l í t i c o . Por un lado, l a s i tuación de desconcierto en que

quedan e l Gobierno y l a U.P., t ienen como co r r e l a to l o s primeros

p e r f i l e s de discrepancias in te rnas que aparecen a propósito de un

documento de l a comisión Nacional Agraria d e l Par t ido Soc ia l i s t a ,

que rechaza l a posibi l idad de un t r á n s i t o i n s t i t u c i o n a l a l socia-

lismo, e l que da origen a una r ec t i f i cac ión de l a ~ i r e c c i ó n de e-

se Par t ido, que p l m t e a como respuesta l a tesis de un p leb i sc i to

para a b r i r institucionalmente espacio a l a s reformas p o l í t i c a s .

Por o t r o lado, e l debate in terno de l a D.C. da origen a l a esc i -

s i ón de un sec to r que, junto con algunos d i r igen tes de l MAPU, Par - t i d o de l a Unidad Popular, constituyen un nuevo Part ido, l a Iz-

quierda Cris t iana , que pretende s e r un 'Icauce revolucionario para

l o s c ~ i s t i a n o s ~ ~ . Por Último, en e l seno de l Part ido Radical, es-

t a l l a n l a s diferencias e n t r e aquellos sectores que buscaban def i -

n i r a l Part ido como una organización socialdemócrata y aquellos

cuyo i n t e r é s cen t r a l e r a l a incorporación plena a l a U . P . , aun pa -

gando e l precio ideológico de l a marxistización. E l resultado de

e l l o e s l a creación del Partido de Izquierda Radical, P . I . R . , co-

mo fuerza socialdemócrata que reivindica para s í un r o l c r í t i c o

' dentro d e l a U . P . y cuya leal tad con e l bloque de Gobierno depen-

d ía de que és t e modificara su es t ra teg ia de transformación econó-

mica.

Esta expansión re l a t iva y condicionada de l a U.P. mostrará sus de - bilidades más adelante, con l a incapacidad de l a Izquierda C r i s -

t iana de seguir absorbiendo base popular de l a D.C . y con e l rea-

lineamiento de l P . I . R . junto a l a D.C.

Junto a e s t e reajuste de l campo po l í t i co en que l a D.C. , después

de t r iunfar en l a s elecciones de valparaíso, niega un pacto con

l a Derecha, e l Gobierno in tens i f ica l a lucha por cons t i tu i r e l Area

de Propiedad Social , tanto en e l plano ins t i tuc ional , donde s e

producen los primeros enfrentamientos con l a contralor ía , que se

niega a acoger los decretos de expropiación, como en e l plano so-

c i a l , con l a moviiizaci6n obrera en torno a l a s expropiaciones.

Sin embargo, aquí aparece en forma precaria una nueva es t r a t eg ia

opositora: oponer a la movilización de l o s obreros, l a moviliza-

. - ci6n de los empleados de l o s e s t r a tos medios de l a s empresas.

Hacia f ines de ju l io de 1971, surgen por primera vez alusiones en

l o s d ia r ios a un problema que será cen t ra l en e l desarrollo de l a

c r i s i s pol í t ica : e l desabastecimiento. La U . P . responde in ic i a l -

mente con una es t r a t eg ia de movilización de masas, creando l a s

Juntas de Abastecimiento y Precios (JAP), organismos de base que

pretenden canal izar ' l a defensa de l abastecimiento popular.

Como consecuencia de l a escis ión de sectores izquierdis tas de l a

D.C; y de i re f lu jo consiguiente de é s t a , e l Partido Nacional ( P N ) ,

in ten tará una contraofensiva opositora sobre l a base de un fue r t e

apoyo gremial que obligue a los sectores cen t r i s t a s de l a D.C. a - ___?

plegarse a e l l a . Para l o s sectores económicos expresados en e l

.PN, e l ritmo de l a c r i s i s e r a demasiado lento y amenazaba con so-

cavar todas sus bases de poder económico. Enfrentado e l Gobierno

a e s t e problema, se vuelve a plantear e l problema de l a sedición.

La D.C. opta por un cambio al ternat ivo, presentando un proyecto

l ega l que regule y controle l a es t ra teg ia de expropiaciones, inau

gurando a s í e l gran confl ic to ins t i tuc ional del período.

La contraofensiva opositora adquiere por primera vez caracteres

de movilización de masas, con dos hechos: por un lado, l a toma de

locales en l a Universidad de Chile, en noviembre de 1971. La im-

portancia de es te confl ic to radica en que revela tanto e l grado

de expansión de los confl ic tos pol í t icos que involucran a personas

e inst i tuciones hasta entonces a l margen de e l l o s , como un cambio

en e l e s t i l o de acción de l a Oposición. Por otro lado, l a movili-

zación en torno a l a defensa de l a compra de uno de los más impor - t an tes monopolios, l a compañía Manufacturera de Papeles y Carto-

- 1 nes, agitando para e l l o e l tema de l a l iber tad de prensa. I

Los h i tos culminantes de e s t a ofensiva son l a marcha ca l l e j e ra , en

diciembre de 1971, llamada de l a s t to l las vacíasw? seguida de i n - cidentes prolongados ar t i f ic ia lmente , y e l pacto e lec tora l del PN

y la D.C. para elecciones compler~ent'arias, en enero de '1972, en

que esta vez la D . C . se ve obligada, en una de ellas, a apoyar al

candidato derechista. En estas aos elecciones el triunfo es de la

-La D.C., calculando ei costo político de un desborde de una oposi - ción que no podría controlar, busca intensificar el conflicto ins - titucional, para lo cual, junto con impulsar la acusación consti-

tucional a un Ministro y negociar la soluci6n al conflicto de la

Universidad de Chile, donde autoridades impersonales y organismos

colegiados se afiliaban a bloques políticos distintos, hace apro-

bar en primera instancia en el Congreso su Proyecto de Ley de las

Areas de la a cono mía.

Hacia febrero de 1 9 7 2 , es apreciable ya la incorporación plena de

la DC en la oposición, ante una creciente radicalización de su ba - se social, producto de la estrategia de la UP y de los brotes de

. . desabastecimiento. En esta oposición, la Deracha parece haber re-

cuperado su capacidad de liderazgo o, al menos, avünzar en ese

sentido. Ello le permite plantear públicamente, a partir de la a-

probación en el Congreso del Proyecto de Ley de las Areas de la

conom mía, la tesis' de la. Desobbdiencia Civil al Gobierno, que

circula en el mes de abril de.1972, expresión pública embriona-

ria de la alternativa de derrocamiento del Gobierno.

Por su lado, la UP no tiene otra alternativa que la continuación

de su política de expropiaciones anunciadas y de constitución del

Area de Propiedad Social, tanto por la necesidad de acelerar la -

construcciÓn de u n orden económico que permita hacer f ren te a l a

c r i s i s que se avecina, como para afrontar desde posiciones de ma-

yor fuerza m a negociación posible y t a l vez necesaria. En e s t a é-

poca, l a s divergencias internas en l a U . P . aparecen como e l ref le-

jo .de l a pérdida de in ic i a t iva de l Gobierno. L a primera reunión au - t o c r í t i c a , en enero de 1972, l a s revela muy parcialmente y e l l a s a - parecen más claramente en e l curso de l a s campañas e lectorales de

e s t a época. - 4 -

A p a r t i r de marzo de 1972 y hasta junio de ese año, se i n i c i a un

período de conversaciones entre l a U . P . y l a D.C. para resolver e l

conf l ic to ins t i tuc ional re la t ivo a l proyecto de l a s tres áreas de

l a economía, presentado por l a Democracia Crist iana y aprobado por

e l Congreso, pero su je to a los vetos presidenciales. Para l a U . P . ,

su de f in i t iva aprobación implicaba un bloqueo a l a acción guberna-

t i v a . Para l a D.C . , l a ausencia de una mecánica lega l c la ra para

resolver e l problema jurídico, podía encajonarla y favorecer a los

sectores que buscaban un enfrentamiento. Dirigida entonces por sus

sectores cent r i s tas , in tenta encontrar una fórmula acorde a su t ác - t i c a de cercar legalmente a l Gobierno. En a b r i l , l a D.C. obtiene

un primer resultado favorable en es t a s conversaciones, a l provocar - se e l r e t i r o del P .1 .R. del Gobierno, por e l rechazo de l a mayoría

de l a U.P. a los acuerdos logrados por un representante de e s t e Par - t i do , a nombre del Gobierno, con l a D . C .

M ~ S a l l á de los de ta l l e s concretos de l a negociación, en l a que l a

D . C . i n s i s t í a en e l carácter de matriz que debía tener e l Proyecto

aprobado en e l Congreso, ambos bloques estaban acotados en sus PO-

no favorecen ;a posibilidad de acuerdos.

La D . C . se ve permanentemente acosada por l a s ofensivas de l a Dere

cha, que ve en e s t a s conversaciones l a continuzción de l a p o l í t i c a

seguida entre septiembre y noviembre de 1970 y que plantea en e s t a

época los temas de desobediencia c i v i l e intentos de mezclar a l a s

FF.AA. en e l debate pol í t ico . Las bases de apoyo de l a D . C . sufr ían

un creciente proceso de radicalización.

La U.P. ve amagada su unidad interna a través de e s t a s c o ~ v e r s a c i o - nes, debido a l a oposición a e l l a s principalmente de l Partido So-

c i a l i s t a . El lo , unido a l a presión de su base soc ia l , que ve l a i n

corporación de l a s empresas a l sector estat izado como un momento

de su l iberación, l a l leva a in tens i f i ca r en e s t e período e l proce

so de ampliación del árez de propiedad soc ia l .

Esta ofensiva de l a U . P . se desarrol la también en un momento en que

l a c r i s i s econ6mica ha estal lado: l o s sectores medios enfrentan pro - 4 - Y

blemas de abastecirn_iento, l o s organismos empresariales vat ic inan u-

na inf iaci6n galbpante y e l m e s idente reconoce algunos elementos

de c r i s i s , anunciando medidas de superaci6n. E s en e s t e clima de b

deterioro que l a U . P . debe hacer co inc id i r su unidad interna con l a . necesidad de sa t i s face r prioritariamente l a s demandas de l a base po-

pular y l a necesidad de l legar a compromisos con l a D.C.

Todos es tos fac tores , unidos a hechos de violencia no controlados,

Como e l de Melipil la, con ocasión d e l desalojo de l a ocupación de

un fundo; e l de concepción, en que l a s fuerzas de l a U.P. (menos e l

P.C. y 'el P . R . )' y l a oposición se enfrentaron directamente, deter-

minan e l fracaso de l a s negociaciones, en junio de 1972.

- - E n e s t a fase , -la segunda reunión autocr í t ica de l a U .P., en Lo

Curro, marca un v i ra j e en l a po l í t i ca económica, cuyos efectos a-

parecerán más adelante, y hace manifiestas l a s discrepancias in-

ternas en e l dilema llavanzar o consolidarll. Las elecciones nacio-

nales en l a Central Unica de Trabajadores (CUT), por su parte, co - rroboran l a fuerza po l í t i ca de l a Izquierda en l a masa trabajado-

r a , pero también l a importancia r e l a t iva de l a votación de l a D.C.,

que l e permite reafirmar f ren te a l Gobierno y l a Derecha su carác-

t e r popular.

Los e j e s principales de l a lucha po l í t i ca , desde e l fracaso de l a s

negociaciones entre l a U . P . y l a D.C. -que l leva a l Senado a recha - zar l o s vetos presidenciales, planteando en un nuevo nivel e l con - f l i c t o inst i tucional- hasta e l desencadenamiento de l a c r i s i s de

octubre de 1972, son: l a evolución de l a s discrepancias en e l seno

de l o s dos bloques, l a agitación gremial que prepara e l movimien-

t o de octubre y e l desarrollo de l a violencia po l í t i ca .

S i bien en ju l io de 1972 s e consolida formalmente e l bloque de O- *

posición, a través del f r en te e lec tora l denominado ~onfederaci6n

~emocrá t ica , subsisten problemas de fondo en e s t a alianza p o l í t i -

ca , en l a que l a Derecha no consigue l l eva r a l a D.C. a una l ínea

de enfrentamiento directo. E l desborde a través de l a agitación

gremial, buscará resolver e s t a dualidad.

En e l bloque de l a U . P . , su recuperación po l í t i ca con los tr iunfos

en l a s elecciones complementarias de diputados en Coquimbo y en

l a s de l a Federación . . de Estudiantes de Chile (FEcH), en ju l io de

1972, es-relativamente neutralizada con e l agravamiento de sus d i 2

crepancias internas . E l elemento culminante es l a Asamblea de l

.Pueblo, en concepción, donde todas l a s fuerzas provinciales de l a

U . P . , excepto e l P.C., y con e l M.I.R., c r i t i c a n l a conducción po-

l í t i c a d e l proceso y se propone l a disolución de l Congreso y su r e - emplazo por una Asamblea del Pueblo. La importancia de e s t e hecho

es t r iba en que combina proposiciones de reforma po l í t i ca con una

metodología de construcción de un nuevo poder, l o que tendrs mu-

chas repercusiones posteriores en e l debate ideológico de l a U.P.

Lo que está en germen e s una es t ra t eg ia de construcción s o c i a l i s t a

que permita desar ro l la r progresivamente l a dualidad de poderes.

E l intento de construir un bloque de dirección a l te rna t ivo en l a

U . P . , por par te de sectores que l a veían hegemonizada por l a conduc - ciÓn de Allende y e l P.C. -significado profundo de l a Asamblea de

Concepción- t iene o t ro h i to importante en l a tematización en e l

mismo sentido de l enfrentamiento entre pol ic ía c i v i l y pobladores - .

en el. Campamento Lo Hermida, en agosto de 1972. A :b .

Tanto'Allende como e l P.C. rechazaron es tos planteamientos. Pero a

. nivel d e l P.S. e l l o es' retomado en un Informe a l Pleno, doncfe se

pretende legit imar l a búsqueda de nuevos caminos es t ra tegicos ante

la c r i s i s que se vivía . . - -.

E l llamado de Allende a buscar resolver l o s p ~ b l e m a s concretós so

bre l a base de l a Ünidad de dirección y l a discipl ína interna, es

respondido heterogéneaniente por l o s Partidos de: l a U .P. * - . L

Estas divergencias se dan en un clima de exacerbación c r i t i c a , re-

sultado de l o s problemas pol í t icos que ce enflxmtaban, a l o s que -

se sumaban ahora nuevas d i f icu l tades económicas, producto de l a po - l í t ica implementada como consecuencia de los acuerdos de Lo Curro.

Esta nueva po l í t i ca económica, conocida como *!Plan Millash, impli-

caba e l reconocimiento de l a c r i s i s económica y un intento de rec-

t i f i cac i6n de l a po l í t i ca an ter ior , d i r igida por e l Ministro Vus-

kovic. E l l a significaba un intento de es tabi l ización económica, con

l a s consecuencias sociales inevi tables , pero tambi&i con unrpro-

fundo impacto político-ideológico en e l seno de l a U . P .

E l segundo e j e , de gmn importancia en los movimientos de l futuro,

e s l a agitación gremial que s e desencadena entre l o s comerciantes

a raíz de l a muerte accidental de un pro-iztario de comercio en

e l Sur, con ocasión de un control rutinario por parte de funciona-

r i o s f i sca les . E l hecho de que un p x t e x t o com &te desencadene

un paro nacional del comercio y que es tos sectores de muy poco pe-

so pol i t ico hasta entonces, adquieran significación en e s t a c o ~ -

tu ra , revela l a existencia de wl a l t o porcentaje de movilización y

n ive l de organización capaz de coordinar y uni f icar sedmes hete-

rogéneo~ y dispersos. Eacia f ines de septiembre, por razones- tan ,

a r b i t r a r i a s como é s t a , se constituyen eh e l Sur Comandos Gremiales

a n ive l provincial, que decretan paros. Estos movimientos parcia-

l e s van creando e l clima par-a movimiento de mayor duración y

permiten ensayar f o m . s de or~anizaciófi . Es e l preámbulo de l a c r i

s i c de octubre de 1972.

Estos acontecimientas se dan en el marco de un creciente clima de

violencia, con pequeños enfrentamientos provocadob por grupos opg

a sitores en diversos ~ectores del país y donde la polarización i-

deológica debilita los mecanismos para soluciones negociadas. No 1

es extraño entonces que durante el mes de septiembre se anuncie la

existencia de un plan para derrocar al Gobierno y que el llamado a

retiro de un General de ~jército revele la conexión entre los in-

-tentos civiles de buscar el derrocamiento de Allende y algunos

grupos militares a& muy incipientes. El mes de septiembre -en

que por razones de la Fiesta Nacional las Fuerzas Armadas aparecen

muy visibles- es un mes de expectativa o sondeo respecto a las o-

piniones militares.

arrollo de la lucha política del período, se inicia con un conjun-

to de pronunciamientos y paros por parte de gremios como los trans - portistas, los comerciantes y los estudiantes secundarios. El ca-

rácter de sus reivindicaciones es de tipo corporativo y parcial.

Posteriormente, el~.movimiento desborda el ámbito regional y se ha- *

ce nacional, produc2éndose, por parte de los huelguistas, . , diversos

actos de violencia. En un tercer momento se produce la generali - . zación del conflicto con la entrada de nuevos gremios al paro, en-

tre ellos, los médicos, y su definitiva ~olitización explíkit&,

con la elaboración de un manifiesto colectivo de reivindicaciones,

llamado "El Pliego de Chileu. Gste no constituye una base de nego - - .

ciaci6n sino un recurso para declarar la ilegalidad e ilegitimidad

34.

d e l Gobierno y para su je t a r a los gremios desgastados por l a huel-

ga y dispuestos a negociar. La respuesta de l Gobierno, que logra

armar un aparato de emergencia para manteaer e l funcionamiento de l

pa ís , l a incapacidad de adscr ib i r a l a huelga a l o s sectores popu-

lares y d a enorme capacidad de movilización de é s t o s contra e l pa-

ro y en apoyo de l Gobierno, agrupándose en tomo a l a s organizacio

nes de c lase y creando nuevas formas organizacionales complementa-

rias de los sindicatos tradicionales, 'permiten solucionar l a c r i -

s i c favorablemente para e l Gobierno y l a U.P., con la incorpora-

ción a l Gabinete de l a s FF.AA. y de prominentes pol í t icos de l a U .

P., en t re e l l o s , e l Presidente de l a CUT.

E n esta c r i s i s , esquemáticamente descr i ta , llaman l a atención cua-

t r o elementos fundamentales.

En primer lugar, e l iiderazgo en su diseiío de l a Derechaw que l o - gra a r r a s t r a r a l movimiento a l a D . C . , temerosa de quedar a is lada

de una masa a l a que l a propia c r i s i s radicalizaba. En efecto, l a

generalización de l confl ic to sólo cobraba su plena lógica en l a

perspectiva de un enfrentamiento decisivo, donde e l caos de l a ' pa -

ra l ización del país demostrara a los mil i tares que e l l o s eran e l

h i c o recurso para mantener l a inst i tucionalidad.

E n segundo lugar, e l r o l preponderante que adquieren l a s organiza-

ciones gremiales de capas medias, sean e l l o s comerciantes, trans-

por t i s t a s , estudiantes, profesionales o técnicos, cuyas acciones

son de a l@ modo coordinadas por l a s grandes organizaciones patro - nales de los diversos sectores de l a economía. Los niveles de orga -

nización y e l estado ideológico alcanzado por l o s gremios de l a s

capas medias,,revelan, por un lado, e l clima emocional de es tos

sectores. Pese a l a s re i teradas garantías ofrecidas por e l Gobielf-

-. no, tanto l a es t ra teg ia económica de l a U.P., como l a propaganda

ideológica de l a oposición, como e l temor i r rac ional a l a r e iv in i dicación de las clases populares en tanto sujetos de l a p o l í t i c a , l habían sumido a es tos sectores en un clima de inseguridad en que

l a amenaza de pérdida de sus posiciones alcanzadas en e l sistema

socioeconÓmico y pol í t ico chileno aparecía como c re íb le . Por o t r o - lado, los e s t i l o s de acción agi ta t iva y niveles de coordinación y

organización alcanzados por es tos grupos habitualmente dispersos, \ revelan una fusión de intereses , producto de un trabajo po l í t i co --.-

b

\ y una conexión -- - operativa entre l o s l íde res de e s t a s organizacio- 7- - - -A - -- - -- -- -- -

nes y e l P N . Desde e l punto de v i s t a de l a Derecha y de los secto- , __ ___-_--- - I r e s extranjeros interesados en e l derrocamiento de l Gobierno, t r ans * - 1

formar a los gremios en fuerza desencadenante e ra fundamental para . -- - - - - - ---- legitimar e l movimiento ante l a D.C. y lograr su concurso para de-

. - --------_ - _ _ - I mostrar e l carácter nacional de l a Oposición y e l deterioro de l a

base popular de l Gobierno.

.En t e rce r lugar, l a capacidad enorme de rnovilizaciÓn popular en

torno a l Gobierno, a l que se percibe como amenazado en su subsis-

tencia. Las discrepancias en l a cúpula po l í t i ca de l a Unidad Popu - l a r son en c i e r t o modo superadas por e l grado de cohesión y orga-

nización de l a base popular, tanto en tomo a s u s organismos de

clase y part idos, como en torno a nuevas organizaciones. E s e l mo-

mento de máxima movilización po l í t i ca de l a s báses kocialec de l a

Unidad Popular, en que las masas de la Izquierda son activadas con . - - -

disciplina y, al mismo tiempo, iniciativas propias. * .

En; cuarto lugar, el. tipo dk solución dado a la crisis, con la in-

corporación de los militar& a1 Gabinete. Estos rompen así su re-

lativo aislamiento y pasa de algunas tareas puntuales que les ha-

bia entregado la U.P. en estos años, haciendo crecer considerable-

mente su importancia sociai, a desempeñar altas responsabilidades

políticas. Los llamamientos apresurados de la Derecha a una alter-

nativa.aut6noma por parte.de los militares -expresión de la impa - ciencia de 'clac@ frente al proceso de estatización económica- no

contaban con el ritmo más lento de desarrollo de la crisis militar

y con el hecho de que a esas alturas no había madurado un proyecto

autónomo entre ellos, prevaleciendo su sociaiización constitucio-

nalista .y los valores de disciplina jerárquica. En esta etapa, tal

,,proyecto autónomo se' m.miifstaba sólo en una forma primaria a tra

vés de la convicción de que eran la fuerza más legítima para paci-

ficar la situación política. La aceptación, con su incorporac'ión

directa al rol de sost6n'de un Gobierno constitucional, implicaba

que estaba presente en ellas su significación política, sin que e-

-xistiera la unidad suficiente para abandonar el principio tradicio - nal de apoyo al Gobierno constitucional. Para la D.C. , la incorpo-

ración de los militares al Gobierno significaba la posibilidad de

romper el encajonamiento a que había llevado la crisis de octubre

y de asignarles el rol de garantía de estabilidad del sistema,

hasta que el conflicto político pudiera resolverse en las eleccio-

nes parlamentarias de marzo de 1973. La Izquierda, luego de largas

discusiones y con la percepción de la situación como de pre guerra

civil, promueve la participación de los militares en el Gobierno,

viendo en ella, no una alianza o compromiso, sino el avaX de fuer-

za necesario para continuar realizando su Programa.

- 6 -

Una vez resuelta la crisis de octubre, la Derecha comprueba el ca-

rácter prematuro de sus esperanzas y la D . C . reafirma su convicción

respecto a la primacía del conflicto institucional. Ello le da a

la lucha por las elecciones parlamentarias de marzo de 1973, una

importancia crucial. Para la ~posición, ellas tienen un carácter

plebiscitario donde la D.C. espera un deterioro político tal del

Gobierno, que lo obligue a rectificar radicalmente, y el PN espe-

ra poder derrocarlo constitucionalmente, entendiendo que cualquie-

ra fuese el resultado, la lucha debía continuar en otro estadio.

Para sectores de la Izquierda, representados por Allende y el PC,

se trata de un momento decisivo para el curso del proceso, en tan-

to que para el PS, es sólo una batalla m&.

La U.P. enfrenta las elecciones en un clima especialmente negativo.

Por un lado, recrudecen los problemas de desabastecimiento. provo-

cados tanto por.las consecuencias del paro de octubre, como por la

,desarticulación general del mercado, debido a la especulación y

al acaparamiento de productos por productores y comerciantes y el

mercado negro, así como a ciertas deficiencias del aparato estatal

de distribución. Ello lleva al Gobierno a anunciar medidas de con-

trol que incluyen formas de racionamiento, lo que provoca nuevos

.debates. y ~onf l i , c tos . P o r . o t m lado,.. l a s discrepancias internas

de l bloque se expresan en una c r í t i c a de l s e c t o r m6s izquierdis ta ,

. t an to a l a conducción global d e l proceso, como a l a aceptación, .

por parte de l Gobierno, de algunas reivindicaciones de l a Oposi-

ción, anunciadas por e l Ministro de l In te r ior , General Prats, Co-

mandante en Jefe d e l ~ j é r c i t o , l o que e s v is to como 'una transac- ." ción 'que impide e l avance soc ia l i s t a . Finalmente, e l cerco i n s t i t u

' . cional contra e l Gobierno se estrecha cada vez rnds por l a ofensi-

va legái de l a ~ o n t i a l o r í a contra l a s recpisiciones ordenadas por

aquél, l o que plantea problemas a l o s mil i tares en e l Gabinete, y

por l a s decisiones d e l Poder Judicia l de l imi ta r l a acción del Go-

bierno en l a s ' &npresas expropiadas y acusar a importantes - autori-

dades de gobierno que cumplen funciones de control de abasteci-

miento y de mantencibn de l orden.

~ a - p a r t i c i p a c i ó n de los mil i tares en e l Gobierno e s c6it icada des-

de una doble perspectiva por l a oposición, luego de su aceptación

i n i c i a l como garantía democrática para l a s elecciones. Por un la-

do, l a D.C. , personalizando l a gestión minis ter ia l e intentando

desl igar la del res to de l a s FF.AA., por o t ro lado, e l W y los gre - mios, insist iendo en l a inef icacia global de e s t a gestión mi l i t a r

para a l t e r a r e l carácter de l Gobierno. Hay a l l í un intento de des-

l i g a r a l a s F F . M . de sus compromisos con e l Gobierno para quedasu

man su papel de a l te rna t iva autónoma frente a l confl ic to generali-

zado. Esta l ínea no es seguida pues era prematura, en una etapa cu - yo sentido estaba dado por l a s elecciones.

Sin embargo, e s t a tác t ica y l a violencia t e r r o r i s t a por parte de

grupos opositores, entre enero y febrero de 1973 -bombas, sabotajes

a instalaciones e l éc t r i cas , asal tos contra vehículos f i s c a l e s ,

e t c .- muestran e l doble ritmo de e s t a fase : uno se orienta hacia

l a s elecciones de marzo de 1973, e l o t ro prepara l a s condiciones

para después.

Pero e l resultado de l a s elecciones, en que l a U . P . obtiene e l .-- . 43.4% de los votos, disminuyendo su part icipación en e l electora- - grama, imputándole debilitamiento de l apoyo popular. La es t r a t eg ia ; po l í t i ca de l a D . C . , como centro que s e desplaza en t re dos bloques,

evitando l a polarización, estructurada por su Directiva pensando

en resultados e lec tora les diferentes , comienza aquí su ocaso defi-

n i t ivo . La previsión de l a Derecha de entablar l a lucha p o l i t i c a

1 i 1

do insc r i to en un margen apenas superior 21 1% respecto de l a s e- / i

en otro estadio, cobra desde ahora su plena vigencia.

La Unidad Popular, sacudida por sus discrepancias internas, no lo-

lecciones municipales de 1971, no l e dan a l a oposición l a mayoría

necesaria para derrocar constitucionalmente a l Presidente, n i tam-

gra aprovechar l a s condiciones favorabxes creadas por l a s eleccio-

nes. Las exigencias sobre e l curso po l í t i co , planteadas por e l Alto

Mando de l a s FF.AA. para no de ter iorar su correlación de fuerzas '

I

I

internas, tienen como resultado su sa l ida del Gabinete. Para impor-

tantes sectores de l a U . P . , un compromiso con l a s FF.AA. en un nue-

vo nivel cua l i ta t ivo como e l que se replanteaba, implicaba un r e t r o - ceso frente a un proceso que debía descansar más en l a s energías

poco l e s i m n para obligar a l a U . P . a una cancelaciÓn de su Pro- ;'

populares que en l o s arreglos de cúpula, dado, además, que se t ra- I

taba'de una hierza que en un determinado momento podía imponer sus

condiciones. Como l a elaboración minis ter ia l en e s t e nuevo plano - a

gudizaba los problemas internos de l bloque, Allende decidió pres-

c i n d i r de e l l a . '

- 7 -

AS^, e l período post e l ec to ra l t i ene e l carácter de preparación.

de un enfrentamiento def in i t ivo s i n que haya claridad n i consenso

en l a U.P. sobre e l carácter de l mismo y l a s respuestas posibles.

La violencia desencadenada por l a Oposición, tanto en su forma de

violencia de masas, suscitada a propósito de l proyecto de t ransfor - .mación educacional del Gobierno o de l a huelga de l a mina de cobre

E l Teniente, como en su forma de violencia t e r r o r i s t a , impulsada

por l o s grupos extremos de Derecha, muestran l a s i tuación amenazan - t e de guerra c i v i l que denunciaba e l Gobierno.

r La D.C. e s impermeable f ren te a es to , por cuanto e l c i c l o de pola-

1 r ización interno ha llegado a su f i n en mayo de 1973, cuando l a

Directiva cen t r i s t a e s desplazada por l a llderechatt del Partido.

Los principales confl ic tos en l o s meses posteriores a l a elección

i l u s t r a n es t e carácter . Por un lado, e l proyecto de creación de l a

Escuela Nacional Unificada (ENU), esquema democratizante y moderni-

zador de l sistema educativo, e s combatido ideológicamente por l a

Oposición, inten.tando sens ib i l i za r dos sectores clave con los que

no se había contado hasta e l momento -la Igles ia y l a s FF.AA.- cu-

ya intervención e s decisiva para r e t i r a r e l proyecto, ante l o cual

recrudecen las críticas internas en la U.P., que ven en esto un

nuevo retroceso. Por otro lado, la huelga del mineral El Teniente

busca radicalizar el apoyo de sectores de clase obrera -ausentes

para la oposición en octubre de 1972- con activa movilización de - - los elenentos más extremos del movimiento estudiantil.

.. Finalmente, se llega al impasse definitivo en el conflicto institu

cional, donde el Tribunal Constitucional declárase incompetente

frente al problema suscitado por los vetos del Presidente al pro-

yecto de la D.C. de las áreas de la economía, aprobado por e l Con - greso, y no quedando entonces instancias de arbitraje institucio-

nal. Este conflicto había sido nuevamente activado' por la D.C.,

ante la requisición de un importante número de industrias,, decre-

tada por el Gobierno.

Paralelo a esta ofensiva de masas e institucional de la oposición,

preparando condiciones para una resolución definitiva de la lucha

política, se desarrolla kn la baie popu¡ar de apoyo al Gobierno un - -

intenso proceso de organización y movilización. Las nuevas formas

de organi'zacidn popular -Comandos Comunales y Cordones Industria-

les, surgidas en la crisis de octubre- obedecen a una lógica en

gran parte espontbnea de organizar territorialmente la defensa del

- abastecimiento y el consumo, coordinar la movilización en defensa

del Gobierno y asegurar en la base la unidad interpartidaria de la

- ~zquierda, cada vez nids difícil en la cúpula. 1

Pero, en toda esta fase, hay un desarrollo secreto: la pugna por

atraer a 1- FF.AA.,, :hacia lo cual se dirigen u. orquestan todos

l o s temas de l bloque opos i to r . - I :

sí, e l 29 de junio, se produce e l alzamiento de l a unidad bl in-

dada más importante de Santiago, cuyos tanques rodean l a sede de1 ---

Gobierno. E s t e in ten to , en e l que l a par t ic ipación de grupos c i v i - les quedó demostrada con e l a s i l o políkico del d i r i gen te máximo

de P a t r i a y Libertad, f racasó ante s u aislamiento y l a disposición

demostrada por e l Comandante en Jefe de l ~ j é r c i t o , que encabezó

l a s fuerzas mi l i t a r e s disponibles, y l o s Altos Mandos. Sin embar-

go, 61 dej6 en c l a r o var ios puntos en re iac idn a i disefio de d e r m - camiento de l Gobierno. En primer lugar, l a no ex i s tenc ia de una - fuerza m i l i t a r propia de l a U.P. y su dependencia m i l i t a r de l a s

FF.AA. Las organizaciones de base popular eran importantes en

t a r ea s p o l í t i c a s de movilizaci6n y de desarrol lo de aparatos eco- -

nómicos de emergencia, pero en un enfrentamiento m i l i t a r su impor-

t anc ia quedaba entregada a l a posibi l idad de apoyo en e l caso de

d iv i s ión de l a s FF.AA. En segundo lugar, e l episodio muestra l a

importancia de l a legi t imidad jerárquica dentro de l a s FF.AA. y

l a importancia primordial asignada a su unidad i n t e r n a 9 Esta

d i s c i p l i n a juega en e s to s momentos a favor de l Gobierno, que des-

cansa a su vez en e l apoyo d e l A l t o Mando y especialmente en e l

Comandante en Jefe de l ~ j é r c i t o . En t e r c e r lugar, e l episodio mues - t r a e l estado ideológico de l a oposición, que rechaza l a d ic ta-

c i6n de una Ley de Estado de S i t i o , que l e permita a l Gobierno de - s a r t i c u l a r l o s mecanismos c i v i l e s de un golpe, y quease niega a

da r l e a l incidente s u importancia. A e s t a s a l t u r a s , todos l o s me-

d ios para el iminar a l Gohierno parecen legítimos a l a oposición,

siempre que sean eficaces .

A par t iT del intento fracasado de l 29 de junio, que permite cons-

t a t a r los valores de discipl ina je~árnu-ica y unidad internas en

l a s FF.AA, , se desencadena un proceso de deterioro de l a s relacio-

nes entre e l Gobierno y l a s FF.AA., producto tanto de los ataques

de sectores de l a Oposición a l General Prats , buscando a s í soca-

var su legitimidad jerárquica, como de 13 aplicación de l a Ley de

Control de Armas por parte de l a s FF.AA., principalmente contra

l a s organizaciones populares de l a U . P . , como de l fracaso d e l Ga-

binete con presencia de los Jefes de l a s FF.AA., llamados por A-

llende como Último recurso para salvar l a si tuación, como de l a de

nuncia de l Almirantazgo de un plan izquierdis ta de in f i l t r ac ión en

l a Armada.

En e l i n t e r i o r de las FF.AA. ya se ha desarrollado l a c r í t i c a a

l a s posiciones const i tucional is tas , a l a s que se l e s imputa u n c a

r ác te r abstracto f ren te a l a c r i s i s que se vive y tiende, a s í , a

expresarse e l contraproyecto m i l i t a r en ciernes: Gobierno autori-

t a r i o fuer te e impersonal, realizado por l a fuerza, que consti tu-

ye l a reserva moral de l a ~ a c i ó n . De e s t e modo, ante e l fracaso de

l a s nuevas conversaciones de l Gobierno can l a D . C . , en julio-agos

t o de 1973, e l Gabinete conpr t ic ipac ión mi l i t a r agrava e l dete-

r ioro de l a s relaciones Gobierno-FF.AA. y eso porque, s i en octu-

bre de 1972 los mil i tares podím tener esperanzas en l a trascen-

dencia po l í t i ca de su papel en e l Gobierno, en agosto de 1973

saben que e l Gobierno no cambiará su cardcter revolucionario y

que se los l lzm. a snfrm.i;r lo scdlc i6n en marcha. l a dimisión

forzada d; Frz. ts , en k s:?gxJ;i quincena de agosto, ante e l dete-

interno; im?lj.ce 3.2 d sszpr ic i6n del 6it-mo obstáculo para que l a s

FF.AA.-.obtengan l a rmt8aci i n t e r n en torno a una zlternativa aut6-

noma. A .pa r t i r d e e l lo , nolo qued2-ba poper en.ejecuci6n las opera-

ciones de l golpe que se 1-evara a efecto e l 11 de septiembke de'

1973

Paralelo a es te desarmllo en l a s FF.AA., tienen lugar dos l íneas

de acontecimientos en loa' meses de jiilio y agosto. Por un lado, e l

fracaso de l a s conversaciones promovidas por e l Presidente y e l

Cardenal de l a Iglesiz c.tól:ica para b u s c ~ r un acuerdo mfnimo con

l a D.C. Ellas se r e a l i ~ a n , por otro lado, en un clima de violencia

y atentados desencadenados por los grupos de Dorecha ter ror is ta ,

de Ilamados a l a s F7.AA.: Ge rs.mpññas ?65?icas para obtener l a re-

nuncia de Allende, de denmci-; de ZmuS? en :is elecciones dr mar-

zo para negar l a legit:.midad do epe rrs?sntsmo inr;titucionzl, y de

les . a l a que ze l ? da ~r72.k!.fnwr.irn r?. cargcter de definit iva. La

D.C. plantea bases 3e 6 i s o n r ; i h (;u.o_ b.cec imp~sible l a negociación

pues implicarían, por r.;rte dcL Co3-:crno, e l r?conocimiento públi-

c o de haber actuado en Ic i i - r > l i d i G , y e l cm5io radical de su ca-

r5cter revolucionario. :k t r g s :e 91-i.i hay l a clara percepción por

parte de l a D.C. de que s i 1i.c rieqvcic,.ciori.es f m c t i f i c a ~ m s in un

cambio en l a natur8.ieza d e l G r h i e r l n ? snf.3 a~rasada POT e l í?N y

perdería toda influencia -n e l bloqui opoiitor. La Izquierda no

puede aceptar a l t e r a r radicalmente e l carácter del '~obier?io por-

que quebraría a s í , tanto su bloque po l í t i co , como su base s o c i a l

de apoyo.

A s í , canceladas e s t a s negociaciones, gu-izá destinadas desde su; i-

nic io a l fracaso, l a D.C. promueve y apoya en e l Parlamento l a de-

claración de i legalidad del: Gobierno. Era sólo un r i t o necesario

pues l a s decisiones se tomaban, a esas a l tu ras , fuera de ese re-,

c in to .

La U P., abandonada a su sola legitimidad constitucional y a l a-

poyo de una extensa base popular desarmada, no t e n í a , l a s fuerzas

pará enfrentar una guerra cuyos promotores sabían un i l a t e ra l .

IV LOS PROCESOS DE TOTALIZACION DE LA CRISIS

~ra te rnos~de ext raer algunas coficlusiones sobre el significado glo - bai de l proceso descr i to , para luego hacerlo sobre l a racionalidad

de l o s bloques. po l í t icos .

Hemos dicho que e l carácter general de l a lucha po l í t i ca e s t $ da-

do en torno a l a naturaleza del proyecto s o c i o p o l ~ t i c o de l a U . P . ¡ y a l enfrentamiento entre los intentos por r ea l i za r lo y los

inte2 l t o s por anularlo o eliminarlo. A Pero, aunque e l contenido a n t i c a p i t a l i s t a d e l proyecto de l a U.P .

explica e l carác ter de l a oposici6n de los intereses c a p i t a l i s t a s ,

y aunque e l comportamiento de l a D.C. en e s t a materia e s h v o pla- + c .

gado de ambigüedades, 61 S- no explica por - s í solo e l - proceso -- .- de , po- -

w .. iar ización po l í t i ca . u- ----____. _

S i se analiza e s t e proceso, nos damos cuenta que 61 t iene tres

tiempos.

Hasta octubre de 1972, l a D.C. actúa siguiendo una l ínea de d is tan

tia y acercamiento discontínuo frente a ambos polos. En octubre de

1970'colabora con sus votos a l a ra t i f icac ión de Allende por e l

Congreso Pleno; durante e l período preelectoral , que culmina en

a b r i l de 1971, acentúa su dis tancia , buscando fo r t a l ece r su pro-

pia identidad y, por l o tanto, atacando. duramente a l Gobierno,

pero s i n acercarse orghicamente a l a Derecha; después de l a s e l ec - cienes, s e insinúan posibilidades de compromisos parlamentarios

con l a Izquierda. Como consecuencia del asesinato de Edmundo P&

rez Zujovic y de l a división de l a D.C . , se inv ier te ese proceso,

produciéndose un mayor acercamiento con l a Derecha, que se concre-

t i z a en pactos e lec tora les a diversos niveles. Sin enbargo, a l

s en t i r se desbordada por una o la de rnovilizaciones que no controla,

s e decíde a i n i c i a r conversaciones con l a U . P . , buscando siempre

obl igar a l a U . P . a actuar dentro de u n marco legal que, a l acep-

t a r l o plenamente, l e exigía compronisos y negociaciones que é s t a

percibe como cancelación de su proyecto.

E s evidente que después de ju l io de 1972 l a D.C . , todavía d i r ig i -

da por su tendencia cen t r i s t a , abandona l a l ínea de l compromiso,

urgida por l a exigencia de e v i t a r su aislamiento respecto de, una

masa radicalizada. En ese terreno, e l distanciamiento que se pro-

duce en t re e l Gobierno y sectores importantes de l a s capas medias,

repercute en l a D.C.

A p a r t i r de'.octubre de 1972, l a p ~ l a r i z a c i ó n se hace c a s i comple-

t a . Desde entonces y hasta mayo de 1973, aunque sigue preocupada

de mantener l a especificidad -sobre todo de sus discursos- f r en te

a l a Derecha, sus movimientos pendulares son incompletos. Su c r í -

t i c a se centra en e l Gobierno, s i n denunciar en ningún momento e l

desarrollo de una ofensiva que conducía a l golpe mi l i t a r .

En mayo de 1973, con e l cambio en l a dirección de l Partido, se c i e - r r a e l c i c lo de polarización, aunque hacia f ines de l período se

rea l iza una nueva rueda de conversaciones, Nos parece c la ro que

ese wdi&logotl, como se l e llamó, estuvo vacío de sentido, por l o '

menos pol í t ico . A esa a l tu ra , l a D.C. no busca l l ega r a un compro - miso con e l Gobierno y quizás tampoco ese compromiso habría si-

do capaz de cambiar e l curso de los acontecimientos, sirlo $610 de

acelerar o r e t r a sa r su ritmo. A t ravés de l período, l a D.C. c a s i

no e s un suje2o pol í t ico , un ac tor que pueda determinar con auto-

nomía su l ínea de conducta: e s t á atrapada en l a posición cént r ica

de un proceso de lucha po l í t i ca agudizada, donde se multiplican

l a s presiones centrífugas. En mayo de 1973 había dejado de s e r l o

absolutamente. Sus intereses organizacionales l a habían obnubila do e impedido, a s í , comprender e l significado universal is ta de l

I

apoyo popular a l Gobierno y e l carácter que necesariamente debía

tener cualquier régimen que l o derrocara.

E s important-e captar e l significado de esa pendulación y conectar-

l o con l a c lás ica tendencia.al aislamiento que l a D.C. desarrol la

a p a r t i r 'de 1958, cuando se afirman sus posibilidades autónomas '

de poder. Ninguna de e s t a s dos ca rac te r í s t i cas se pueden expl icar

recurriendo, s i n m a s , t í p i c a d e l

centrismo. H&S a l l á de ese e ~ e r i i n t o , s i n duda importante en a los mo - que se e-aPr::ntz cmri ~ i t u - z c i ó n p o l í t i c a con predominio po - mentos en

lar., e s t á

Por ahora,

esperando

e l probla:. de l a coi-lejs expresión oe c l a s e de: l a D.C.

queremos so10 r e t ene r e s t e -argumento. de un modo global ,

e x p l i c i t a r l o d.s adelante..,:, .

~ec íamo? que l o s contenidos m t i c a p i t a l - i s t a s d e l programa de l a U .

P. no explican más.que p a r c i a l m e i t ~ l a dinámica de polarización,

porque no dan cuenta sa t is factor iamente d e l comportamiento p o l í t i -

co d e l Centro, aunque só lo sea a causa de sus i n t e r e se s po l í t i cos .

l a . polarización p o l í t i c a os 3 jsna a e s t o s i n t e r e s e s de l Centro. $s. - te soporta mal l o s cuadros de e::xerfiaci6n de l a lucha po l í t i c a que

ponen en tensión l a s contradicciones l a t en t e s e n l a s organizacio-

nes de reclutamiento diwrs i f 'cedq. dem más, la r e s t r i c c i ó n de l cam

po de maniobra p o l í t i c a qiie acompañ2 l o s proce'sos de polarización,

perjudica a l a s capas r 'edias , ?ii<-J ron 10% sec:ores qv-e e l ~ e r t r o

representa m2.s específicame-?te, la:: cuales han estado habituadas a

l a pos ib i l idad de c o ~ b l mcinncr: riiú? t i p l e s .y f iuctuantes para rea-

l i z a r sus in te reses .

Sin descar ta r entonces que en ia Sase u-

presentes l o s contenidos d e l rrogixrna

necesario ana l iza r o t ro s foc tores que

a l menos respecto d2 l a s capas riedias

de l a polari.z-gci&n e s t én _ _ - - -

de l a U.P., pensamos que e s

den cuenta de e s t e proceso,

y l a D.C. Algunos de e l l o s

actúan como okg inan te s y otmi cono niultiplicadores o acelerado- / - - L --.

res . . Señalaremos, a xodo de hi~6:es j . s~ los s iguientes : ( a ) l a se-

mantización de l proceso por parte de l a U . P . como socialismo y r e - volución dir is ida por 1.a clase obrera; ( 5 ) l a s modalidades de l a

acción po l í t i ca de l a U.P.; ( c ) 21 desarrollo de ur.a c r i s i s que

se expresa en ~ ~ i o l e n c i a o desorden pol í t ico y en escasez; ( d ) l a

fascis t ización ideológica que va produciendo l a propia polariza-

ción y sus secuelas, l o s confl ic tos , l a s huelgas, lo s enfrenta-

mientos.

La tendencia difícilmente evi table de l a U.P. a expresarse en l o s

términos de una revolución d i r ig ida por e l proletariado y en e l

que los otros sectores eran I1aliadost1 y a *usar .símbolos y r i t o s

consiguientes, no era accidental : revela tanfo una t radición teÓ-

r i c a cono que e l proceso era vivido por los dir igentes y por gran

parte de l a masa como t a l . Aunque es evidente que 1a.U.P. s i g n i f i - cÓ una ruptura y un quiebre de l a continuidad en muchos aspectos,

ese t ipo de semantización chocaba a muchos sectores de l a s capas

medias, cuya ideología tenía muchos elementos que componen e: ti-

po clásico pequefio-burgués: aversión a l o "plebeyoI1 y distancia-

miento de l o obrero, amor a l orden, veneracijn a l a propiedad; y

tainbién chocaba a los representantes pol í t icos de esos sectores

por l a s razones . 1 que hemos anotado, a l a s cuales hay que agregar

un fuer te anticomunismo ,y un temor de ver copado e l campo p o l i t i - . CO .

- . -

E l o t ro f ac to r , l a s modalidades que asume l a acción p o l í t i c a d e

l a U .P. , t i ene una importancia a& mayor, porque actúa directanente I sobre l a D.C. En páginas anter iores hemos mostrado que los princi-

pios const i tut ivos del orden pol í t ico eran l a negocircidn, e l com-

50 .

promiso y la gradualiead, expresados institucionalmente en el e-

quilibrio de poderes y en un sistema de atribuciones cuidadosa y a

veces sutilmente contrabalanceadas. -

La '-u;P., impulsada por la necesidad de implementar su proyecto so-

cibpolítico por las expectativas populares y, además, acicateada . por el fantasma de lo que se consideraba el fracaso de los refar-'

mismos, puso en práctica desde muy temprano una estrategia que', si

bien se sustentaba en argumentos jurídicos de peso y se enmarcaba

en . la legislación vigente, cuestionaba los :principios señalados

en que se basaba'el sistema, aquellos que constituían una de las

bases principales del consenso alcanzado por las fuerzas políticas

predominantes. En efecto, al ser rechazados esos procedimientos le-

gales-por los otros poderes del Estado, plegados a la racionalidad

capitalista, se creaba una crisis de la legitimidad legal.

Esta forma de desinstitucionaiizaci6n, producida por la modalidad

de la U.P. de sobrepasar la negociación inpuesta por el sistema, y

de- superar las barreras del gradualism , agudiza como efecto otra forma de desinstitucionalización, ya presente en la estrategia i-

\ \ nicial 2e'-sectores de la Oposición: el cambio de la arena del en-

! frentamiento político. Es evidente sin erfibargo que esas opciones \'"

previas tenían, pese a su contingencia, su racionalidad. La U.P.

deseaba preparar las condiciones de una trmsformación global de

la sociedad, necesitaba acumular fuerzas y, para ello, debía desar-

rollar un programa integral.

A su vez, el ciclo que comienza en octubre de 1972, es.el desplie-

gue de una racionalidad antagónica ya existente en algunos secto-

res, que se opone a la racionalidad de la U.P.

E1 problema para la U.P. es que esa dinámica genera, al desencade-

narse; una inevitable polarización ideológica y también pasional. - - - -

La ola de enfrentamientos, cuyo nomento inaugural son las ocupa-

ciones agrarias, que continúa en diciembre de 1971 con los inci-

dentes ocurridos en la primera manifestación opositora de masas y

que tiene su primer gran clímax en la crisis de octubre, producen ,

las condiciones para que se multiplique un proceso - . de radicaliza- -- . . - . _

ciÓn ideológica de las capas medias, la cual tiene que ser segui-

da por la radicalización del centrismo político. L- -. - ___--- - - - - _ - - *

\

Es obvio que el clima pasional que indicábamos también está relacio \\. -

nado con la crisis económica y, más en general, por la crisis del - - - - - - funcionamiento de la socieaad, en cuyo desencadenamiento, tanto el

comportamiento capitalista como los errores de diagnóstico e imple-

mentación de la política económica de la U.P.,en el primer perío-

do, jugaron un papel decisivo.

La secuencia desinstitucionalización-polarización implica el quie _-7 - - T

bre efi varios-niveles y dimensiones de la legitimidad. Al contra- . A

rio de lo que c0nihmente se cree, nos parece &e la adhesión va16-

rica al sistema político era menos significativa que la adhesión

por consenso instrumental. Esta Última, operaba en virtud de las

oportunidades .- - de participación y competencia que el régimen propor - cionaba,.abriendo de ese modo canales de acceso al Estado, en w a

sociedad estatizada.

La crisis de legitimidad es, a s í , previa -por l o menos en ámbito 1--\-- -- -- - --- _ ___ _ _ - --

1 de l a e l i t e po l í t i ca - a l o s procesos de desinstitu%fización y 1 6 -- . .-- -- m - - -- --. 1 po lar ización. La lógica de l a acción ~<-zT-z. está fundada en l a '7

A necesidad de una ampliación de l o s l ími t e s de l Estado de compromi-

s o con su dinámica de negociación, gradualidad, r e l a t i v a f lu idez

y d ivers i f i cac ión en l a a r t i cu l ac ión y agregación de in te reses ; ese

Estado es v i s t o como un f reno y un estorbo y su orden l ega l e s aceg

tado i n s t m e n t a l m e n t e , pero no desde e l lpunto de v i s t a valórico. . ' T A SU vez, l a lógica de l a acción de l a Derecha y , en c i e r t o grado,

! --,\ de l a D . C . , revela que l a democracia como orden p o l í t i c o l e s in te- 1

:\qr'/ resaba desde e l punto de v i s t a de c l a se , só lo cuando permitiera e l . ' u \ .' , capi ta l i smo. E s dec i r , su adhesión también e r a instrumental, pero __-- - - -. - - - -

'1 - su acción ideológica i n v e r t í a totalmente e s a - r e a l i d a d , puesto que, - - - - - ---- - -- a nombre de l a democracia, desar ro l la las 'condic iones para su quie - bre . sí, e l pr incipio de legitimidad valór ica de l a acción e r a l a

lucha por l a l i b e r t a d , aunque e 1 sent ido deF' la acción e r a preparar

l a s condiciones del golpe y ese sentido e r a v i s i b l e para l o s acto-

res, por l o menos, desde octubre de 1972 en adelante. Desde ese

momento, como sucede muchas veces en l a s s i tuaciones de c r i s i s ,

t i e n e lugar una degradación de l o s valores que s e usan para legi -

t i m a r l a acción, l o s cuales son u t i l i z ados , en d e f i n i t i v a , como

máscaras.

! Sin embargo, ese t r á n s i t o desde una c r i s i s de legitimidad i n i c i a l

a l n i v e l de l a s e l i t e s p o l í t i c a s , en t r e l a s cuales s e y d e b i l i t a l a

adhesión instrumental y condicionada a l régimen; y esa degradación

f i n a l , donde lo s discursos sobre l a l i be r t ad son esgrimidos como

coberturas, es el producto de la crisis, la cual amplifica esa fi-

sura inicial. A través de la masificación y exacerbación de la lu-

cha política se masifica también la idea de que cualquier medio es

bueno para derrocar al Gobierno. Desde octubre de 1972 en adelan-

te, pero sobre todo desde mayo o junio de 1973, ya no se está en

el campo de la política, sino en el campo de la guerra desigual, . por ello, no es raro que los valores que se esgrimen escondan las

artimañas que se usan en la batalla. Por ello, la incuestionable

legitimidad constitucional del Gobierno no podía ya ser un freno

para la búsqueda de su derrocamiento. . .

~stos procesos de desinst -- itucionalizaci~n-~ola~izaci~n-~~s1e~itima - --_ _ -- 11 ' - -

ción, son aquellos 3 través de los cuales se desarrolla la crisis -- del &gimen político. Desde el punto de vista del sistema politi- __ __ ______. _ -- __Z

co, el problema principal'parece ser su incapacidad-de soportar la /--- -- -*

-----/- --- --*-- -

* destruccion - del - . equilibrio céntrico. Este desplazamiento geomdtri-

----_ _- c0 tiene wi primer origen en la racionalidad de desinstitucionali-

zación de la Derecha, que para defender el capitalismo busca anu-

lar o eliflinar al Gobierno. Cuando la lucha política se plantea en

esos tdrminos, ya existe una destrucción virtual de la base de le-

gitimidad del sistema. Desde la Izquierda, este desplazamiento o- . curre en cuanto ella busca realizar su programa sin caer víctima

de una legalidad de negociación y cambio gradual que cancelaría su 4 .-

p&ecto . . sociopolítico y la empantanaría en el reformismo, frustran . . - . - ,. do su base popular. No hay aquí, en sí, una racionalidad de desins-

titucionalización, excepto que no se logren las mayorías ihstitu-

cionales para realizar el proyecto.

Planteadas a s í l a s cosas, que e l quiebre haya demorado tres años

t i e n e una doble explicación: ( a ) e l a t r a c t i v o ' y u e r t e apoyo popu-

l a r e s , q u e e l Gobierno conservó c a s i s i n de te r io ro durante esos tres

añosly que se expresa también en l o s resultados e l ec to ra l e s ; l a s -

energías de-movilizaciones surgían de l a esperanza revolucionaria

de obrems; ,y campesinos, l o s cuales habían tomado en sus manos e l

con t ro l de l a producción en asentarnientos, fábr icas , l a organiza-

c ión d e l .abastecimiento en l a s JAP, l a agi tac ión p o l í t i c a , l a orga-

nización de l a s masas y l a defensa de l Gobierno en l o s s ind ica tos ,

en l o s Cordones Indus t r ia les o en l o s Comandos Comwial&s.. -En e s t a '

adhesión e s t án presentes no só lo l o s indudables benef ic ias econb-

micos y soc ia les recibidos por l o s sectores populares, s ino una .a l -

t a conciencia p o l í t i c a y l a iden t i f i cac ión de una pa r t e sus tanc ia l . .

de e l l o s con una experiencia soc i a l y p o l í t i c a que l o s r e i v i n d i c a -

ba como l o s ac tores de una h i s t o r i a que, hasta entonces, \ los había

marginado. (b ) E l r i tmo l en to y discontinuo de l c i c l o de polariza-

c ión p o l í t i c a , l o cual permite que se mantenga l a esperanza de so-

luciones negociadas has ta octubre de 1972 y de un retroceso de l Go-

bierno, has ta marzo de ,1973.

V LA RACIONALIDAD DE LOS BLOQUES POLITICOS

Un a n á l i s i s profundo d e l período r eque r i r í a detenerse en l o s diver-

sos ac tores de l proceso s o c i a l ; s i n embargo, para l o s e fec tos de - . e s t e t raba jo , circunscrito a l desarrol lo de l conf l i c to po l í t i co ,

nos centrarernos~~exclusivamente en l o s ac tores p o l í t i c o s , considera- ' 23J dos por bloques,. ,

Empecemos por l a D . C . , cuyo caso presenta una dualidad profunda en- ________-_ /

t r e l a significación aparencia1 y " l a significación r e a l de su ac-

ción.

Tanto l a posición en e l campo de fuerzas, como l a relevancia in te r - 1 preta t iva que l e hemos dado a1 c i c l o de polarización p o l í t i c a , l e

-

\

otorgan a l a D.C. una gran importancia en l a evolución d e l proceso,

s i n embargo, l a D . C . e s , de todas l a s fuerzas, aquella que menos se

puede def in i r en terminos de acción h is tór ica , porque e s t á atrapa-

da por l a s contradicciones, racionalidades y confl ic tos que los

polos desarrollan. E l significado profundo de su lucha d e l periodo,

e s l a conservación de su identidad,. in te rés principal de s u - c l a s e

po l í t i ca dir igente , cualesquiera fueran sus diferencias contingen-

t e s , a través de l mecanismo de l a doble . oposición, . dentro de un

campo l leno de presiones centrífugas. No p e d e , en parte por e l l a

misma y en parte por l a U . P . , l lega? a un compromiso con l a U . P . y

se r e s i s t e a l a al ianza con l a Derecha porque quiere preservar sus

intereses pol í t icos de largo plazo. Cede a l a s presiones centrífu-

gas que t r a t an de arrancarla de l a posición de centro f luctuante ,

cuando ya e ra demasiado tarde para inponer un diseño que preservara

su conducción de ac tor pol í t ico s igni f ica t ivo .

O

t a rse a su pasado'. Después de haber s ido, desde su fundación, e l

partido de una e l i t e catól ica , por l a cuestión s o c i a l y

los cambios, que pretendía separar a l a masa catól ica de.la 'apei6h

poiikica conservadora, se empieza a convertir , desde 1958, en un .

Partido que, s i n perder esa dePinici6n ideológica, pretendía a t ra-

vesau't0das l a s c lases y grupos de l a sociedad, . tanto desde e l pun - t o de v i s t a de l a mili tancia, como de l a s esferas de influencia so - c i a l y e l ec to ra l . De hecho, consigue ese carácter "nacionaltt s Ó 1 0 - +

de modo parcial, s i n 6e jar nunca de expresar, ideológica y social- -- . ,

mente, pr incipalmnte a ?.as czpas medias, de l o que e s una buena L

i lus t rac ión l a naturaleza de l a s r e i ~ i n ~ c a c i o n e s contenidas en e l

Estatuto de arant tí as, en octubre de 1970. Esta atracción de l a D. C -

C. en lo$ sectores medios, s e fundaba: ( a ) en l a s ventajas que se - - l e asignaban a l Centro en materia de al ianzas y de posibilidades

de representar in te reses ; ( b ) en l a importancia del catolicismo co-

mo núcleo ideológico i r rad iante , que s i rve para o r i en ta r l a s refe-

rencias de los sujetos en e l terreno pol í t ico como en otros y , , tam

bién, para a r t i c u l a r l a s relaciones con l a Igles ia catól ica y apro -- ~ e c h a r su influencia soc ia l ; ( c ) en e l alternativismo ideológico,

cuyo carác ter abstracto crea un amplio espacio para l a presencia

decisiva de una e l i t e y irxt programa tecnocráticos, y cuya expre-

sión l e permite a l a D.C . r emger l a inquietud generalizada por

cambios, pero ofreciendo. una solución gradualista.

Esos mismos elenientos pueden cxpllcar -por l o menos.en parte- no .

sólo l a atracción sobre l a s capas medias, ,sino tambi6n. la atracción

sobre c i e r t o t ipo de sectores obreros católicos y anticomunistas y

también sobre sectores de burguesía modernizante.

, Simultáneamente, esa combinación de reclutamiento en abanico e i-

, deología a l t e m a t i v i s t a -tan t íp i ca del pensamiento socialcrist iano-

actúa para impedir que l a D.C. r ea l ice con fluidez compromisos po-

l í t i c o s globales. E s t o se observa nítidamente durante su período

de Gobierno, cuando t iene posibilidad de ejeclitar l o que había

proclamado. ~ l l í rea l iza una po l í t i ca efect iva de modernización

c a p i t a l i s t a y de reformas sociales que l e permiten organizar des-

de arr iba a algunos sectores hasta entonces marginados d e l sistema

nacional de negociación, pero termina su período en un absoluto

h aislamiento pol í t ico .

Una de l a s claves de ese fracaso po l í t i co reside en l a asimetría b

l

entre un acusado sentido de misión h is tór ica y de a l te rna t iva de

poder de largo plazo y l a absoluta ausencia de una es t ra teg ia ra-

zonable para r e a i i z a r esa vocación o para permitir le quebrar e l

esquema de t r e s fuerzas, donde necesariamente tenía que caer en

una dinámica de negociación.

La D.C. eludía ese problema, pensando que l o resolvería mediante

l a absorción y e l renucleamiento de l a s bases sociales de l a s o-

t r a s fuerzas po l í t i cas , desconociendo a ~ í ' l a %al ins t i tuc ional i -

zación de l sistema par t idar io , donde se observaba una es tabi l idad

de l voto de l a Derecha y de l a Izquierda, por c i e r t o que con caí-

das coyunturales . A l principio d e l Gobierno de Allende, l a D.C., robustecida en su

clase pol í t ica y tecnocrática durante su Gobierno y con influencia

c r i s ta l izada en una gama de insti ' tuciones sociales, vuelve a . caer . .- a

en l a i lus ión que fue su tema durante l a fase entre septiembre y-

noviembre de 1970: no hay o t r a a l te rna t iva democrática de cambios.

El la cree entonces, como 10'&"6' cuandb, e n 9965, "la Derecha fue

barrida electoralmente, en un desplazami%nto permanente de l a base . - . . - .

soc ia l y e l ec to ra l más ,conservadora. ~ u i z d s no e r a i r racional tal

cálculo, porque l a derrota de Alessandri f rente a Allende y e l a-

séSlnato de l General Schneider ten ía sumida a l a dirección po l í t i -

ca de l a Derecha en l a confusión y porque los representantes cor-

porativos de l capitalismo preconizaban públicamente una es t ra teg ia

moderada y de acomodación. Sin embargo, los resultados e lectorales O

de a b r i l de 1971, demuestran que e l Partido Nacional no su f r í a u-

na crisis de representación po&ít ica sino una c r i s i s momentánea 4

de expresión po l í t i ca . í

r ~ a s f luctuaciohes de l a D .C. durante todo e l período s e explican 1 : tanto por e l in t e rés de su c lase po l í t i ca en mantener l a identi- -

dad orcranizacional, como por aquello que era su vir tud como orga-

nización de masas, reclutamiento diversificado y alternativismo i-

deológico. En e l marco de una desinsti tucionalización de l a lucha

- p o l í t i c a , a l a que l a D.C. contribuye de hecho, e s t e centrismo so-

l c i a l e ideológico-político no l e permite juoar UJI r o l de sujeto y,

ea la práct ica , como hoja a l viento, e s llevada de un lado para

1 o t ro por l a contingencia, víctima de presiones contradictorias que

L nunca resuelve en los momentos adecuados.

A l principio del Gobierno de Allende no se juega a fondo en una

l ínea de compromiso y de al ianza con l a U .P. , porque l a obsesión

de l a identidad y e l peso interno de sectores ligados a l capita-

lismo, l a enredan en una opción de corto plazo; más adelante, su

alternativismo ideológico, l a presencia popular, l a fuerza de con-

sideraciones doctrinarias en l a s decisicnes de los dirigentes y

l a s divisiones internas , l e impiden jugar plenamente una es t ra te -

gia de dirección de la oposición, asurriiendo para ello plenamente

el carácter de lucha frontal que iba adqciriendo la política. A- h

cepta ese rol cuando ya no había solución in9titucional viable y VoJ! c! -

cuando su papel carecía, por lo tanto, de significación. .-

Su carácter organizacional, muy eficiente en las situaciones de C

enfrentamiento político atenuado, se transforma, en las situacio-

nes de agudización del conflicto, en un obstáculo y en un factor - de esterilidad política.

Al contrario, la Derecha se recupera parcialmente durante este pe: . - ríodo, de la debilidad política constante que había tenido desde

1938. Esa debilidad significó su desplazamiento en el control del

Gobierno por el Centro semi reformista o reformista, desde 1938

hasta 1958,y desde 1964 hasta 1970.

Hemos señalado que la estabilidad del centrismo como fuerza gober- i

I nante reposaba sobre ciertas condiciones que lo hacían orgánico: f

1 (a) fue capaz de responder a una crisis del desarrollo hacia afue-

ra, impulsando la industrialización y la transformación del Estado

en un agente económico activo; (b) desarrolló una política de de-

mocratización económica, social y poli2ica que le aseguró la leal-

tad de los sectores medios; (c) tuvo, hasta el período de F r e i , u-

na gran fluidez y flexibilidad en materia de compromisos y de ali-

zas, permitiendo una gran agregación de intereses, al mismo tiempo

que mantuvq ciertas importantes exclusiones sociales permanentes,

como -la de los sectores campesinos y marginales urbanos y fue capaz

de jugar con exclusiones po l í t i cas temporales, como l a de l Partido

Comunista, entre 1947 y 1957 ; (d ) permitió -porque convenfa a sus

propios in tereses polí t icos- una pol i t ica de acomodaci¿b, por par-

te de l o s grupos c a p i t a l i s t a s .

Dentro de ese campo de a l te rna t ivas restr ingidas, l a Derecha tuvo

que consagrarse, a p a r t i r de 1938, a una po l í t i ca defensiva, dife- - . rencidndose de l centrismo, porque és t e expresaba l a direcci6n de

o t ros grupos, pero manejando una po l í t i ca pendular de acercamiento-

dis tancia . No declara l a guerra f ronta l a l o s part idos gobernantes,

por l o menos hasta 1964, y tampoco busca fusionarse con e l l o s , man-

teniendo para sí l a representación po l í t i ca de l a s c lases dominan-

t e s .

En e s t e cuadro, l o interesante es que esas c lases no abandonan a'

sus representantes tradicionales cuando e l l l t rasvas i jeN hacia e l

Centro parecia una es t ra teg ia racional , puesto que e l centrismo

e r a predominante y tendía a una pol í t ica pendular de al ianzas de

gobierno con l a Izquierda, que obligaban a l a Derecha a multipli-

c a r l a s t ác t i cas de acomodación y a juste . (& _ - - -

Este fenómeno t iene estrecha relación con l a naturaleza de l a s c l a - ses que hcimos denominado genéricamente predominantes, en e l inte-

r i o r de l a s cuales e ra muy s igni f ica t ivo hasta 1964 e l peso de l a - - -

fracción l a t i f w d a r i a . Esa significación estaba relacionada, en& -. . __ --_I_

ot ros , con dos factores . En primer lugar, con l a s vinculaciones I / ent re c a p i t a l financiero, comercial, indus t r ia l y propiedad l a t i -

fundaria; que otorgan a e s t a s c lases su carácter indiferenciado.

En segundci lugar, con l a importancia social y pol í t ica del campo.

Por un lado, l a propiedad de l a t i e r r a proporcionaba s ta tus , acce-

so . . a l a cerrada "sociedadIf de l a época, con sus ceremoniales que

trataban de imitar -con modalidad provinciana- los fastos ar is to-

cráticos. Pero e l e j e de esa importancia residía en que hasta la

década del 60, l a posesión de l a t i e r ra l e otorgaba a los grandes 1

propietarios acceso a l poder pol í t ico. Las relaciones sociales a-

grarias l e permitían a l hacendado e l manejc de una base social prz a

pia y, a través del sistema de c l iente las rurales, e l acceso a los

votos que manejaban.10~ caciques agrarios.

E l latifundio era una especie de espacio comh a todos los sectores

capi ta l i s tas , de modo que e l arcaísmo del sistema latifundario i m -

primía su se l lo en l a conducta'de esas clases, haciéndolas defenso-

ras de un t ipo de relaciones sociales con fuertes rasgos pre-capita - l i s t a s .

A su vez, e l ceritrismo, para quien era necesaria la pol í t ica de .a-

juste y acomodación de l a Derecha porque ampliaba su margen de ma-

niobra pol í t ica , se atiene siempre a los l ímites marcados por l a

estmcturación de l a s sclases predominantes, como l o prueba l a ex-

clusión, político-s'oci-al del campesinado, hasta e l período que se

in ic ia en 1964.

Esta pol í t ica ent raven crisii en t re 1964 y 1970, porque e l reformis

mo centr is ta de l a D . C . e s muy diferente del t radicional . Se niega

a jugar una p o l h i c a de negociación que permitiera, por $arte :de - - ' .

l a Derecha, una estrategia de acomodación y ajuste; t r a t a de que-

. . . .

bra r e l bloque pol í t ico latifundio-burguesía, dándole a l a reforma'

agrar ia y a l a sindicalización campesina e l carác ter de factores de

expansión c a p i t a l i s t a ; pretende -con eso y con un conjunto de medi- - das de modernización económica- a t r a e r a parte importante de l a s

bases soc ia les de l a Derecha.

, L a s experiencias de l período 1964-1970 producen l a resurrecci6n pg

iiti& de l a Derecha a t r a d s de: ( a ) l a f i s i ó n en uno solo -el

/ Partido Nacional- de los dos v ie jos partidos his t6r icos . e l Conse; .l

vador y e l Liberal; (b) algunas susti tuciones y récambios dentro

de su e l i t e pol i t ica y (c ) l a influencia ideológica dentro de l a

nueva organización d e l ~nacionalismou, e s to es, de aquellos grupos '

que c r i t i c a b a n , a l a Derecha h i s t6 r i ca , en .términos de l a oposición,

en t re p o l í t i c a nacional y p o l í t i c a oligárquica.

Esa reestructuraci6n, a través de l a cual s e doblegan l a s tenden-

c i a s a mimetizarse con e l Centro, que habían tenido vigencia en l o s

debates internos de 1965, revelaba e l deseo de superar el esquema

c l a s i s t a que había tenido l a acción de l a Derecha. Ya desde 1967, - in tenta recuperar l a capacidad de dirección de capas medias, ha-

ciéndose portadora de un programa que buscaba reor ientar en o t ra

dirección l a s expectativas de cambio: recuperación de l a decadencia

ocasionada por e l estatismo exagerado, por e l populismo y por l a

f a l t a de autoridad. El lo c r i s t a l i z a en e l Programa de l a Nueva Re- - pública - . de Alessandri, en 1970.

E n e l período 70-73, l a Derecha s61o t iene un corto período de in-

certidumbre, durante e l cual l o s gremios patronales -jugando enton -I

ces una po l í t i ca defensiva de acomodación- demuestran una incipien

t e capacidad de dirección y de movilización. Pero aun en ese p e d o - do de confusión, empieza a buscar l a s condiciones de l a a l ianza

con l a D.C. , a través de ten ta t ivas que, como e l Frente de Ideas,

caen en terreno todavía e s t é r i l .' E n l a s elecciones complementarias

por un Senador en e l extremo aus t ra l (Junto a l a s municipales de

a b r i l de 1971) y en l a s de alp paraíso, ese mismo año, demuestra que

es t á dispuesta a hacer sac r i f i c ios pol í t icos de corto plazo, ce-:

diéndole e l campo a l a D.C. , en función de los objetivos generales.

La Derecha no antepone nunca, durante e s t e período, sus in te reses

pol í t icos a sus intereses de clase.. Para a t r ae r a l a D.C., está

dispuesta a cualquier concesión, asf.corno más adelante e s t á dispues - t a a renunciar a l a participación p o l í t i c a , conformándose con l a

dominación m i l i t a r y autodicolviéndose como organización p o l í t i c a .

Hasta diciembre de 1971, l a Derecha, s i n apoyos logís t icos orgáni-

cos y t ramat izada por e l fracaso de l o s intentos golpis tas de

octubre de 1970, rea l iza una es t r a t eg ia de anulación del Gobierno

a través de una ofensiva po l í t i ca continua, pero sólo a p a r t i r de

ese momento se lanza explícitamerzte en una es t ra teg ia cuya Única

sa l ida e ra e l derrocamiento de Allende.

A través de los gremios patronales de grandes industr ia les y - merciantes y a .trav& de l a coordinación de l a confederación

~roducción y e l ,Comercio, 'dir igida por personeros ligados a l

c a p i t a l i s m ~ , l a Derecha- logra d i r i g i r políticamente a l a 9 organiza ( I cienes gremiales patron-ales o profesionales de capas medias. De'

nuevo 51í l a Derecha t iene una gran ventaja de-ación p o l í t i c a

f ren te a l a D.C. , puesto que en l a decisión de é s t a siempre priman

l o s intereses pol i f icos antes que los intereses de c lase . A l a p r i - mera, no l e importa tanto como a l a D.C. l a competencia por l a di-

rección de l a ofensiva, e l l a busca desencadenarla por cualquier me-

.:. dio, importándole qui& cap i t a l i za , sólo en términos de l objetivo,

e l derrocamiento de Allende. Para e l l a no tienen importancia los

in te reses organizacionales, porque está volcada hacia l a defensa

del capitalismo.

La temática de l a lucha p o l í t i c a parece organizarse en torn0.a las

ideas de l a D.C. , como lucha por los valores democráticos aménaza-

dos pero, como henos v is to , desde octubre; e l l a sólo se estructura

aparencialmente en torno a esas ideas, l a s cuáles son sólo consig- ,

nas ideológicas que recubren ui .proceso de fascis t izacibn. La D e r e -

cha recoge Instrumentalmente l a s consignas de l iber tad y democracia,

mientras apuesta todo a una intervención mi l i ta r . Esconde, por l o

tanto, sus .verdaderas concepciones de l orden pol í t ico y sus inten-

ciones contrarrevolucionarias de fundar un orden au to r i t a r io para

asegurar, mediante ese a r t i f i c i o , l a dirección p o l í t i c a ,efectiva.

AS^, conduce inexorablemente l a si tuación a una sa l ida ex t ra ins t i -

tucional . La Derecha, entonces, se mueve en ura lógica de c lases .

La Izquierda también se mueve en una lógica de c lases , en l a medi-

da que estructura su po l í t i ca en funci6i; del socialismo, sea porque

-10 ve próximo, sea porque piensa e l período como comienzo de un

t r á n s i t o ininterrumpi-do, sea porque se impone l a ta rea de preparar

l a s condiciones. Pero, en todo caso, en e l l a se mantiene e l in te rés

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por preservar e l o ~ d e n p o l í t i c o formal. 9 \. % , ,+' / - 3 .& c3,/

Esas convicciones respecto a l a proximidad de l socialismo oc&~j5c"-

t o a l a determinación pox. e l f i n Último de cada una de l a s e tapas

intermedias, eran e l resul tado de una evolución rec ien te .

En 1912 se funda e l Part ido Obrero Soc ia l i s t a que, a d i fe renc ia -.

de l Part ido ~emócra t a -en donde habían militado sus p r inc ipa les

d i r igentes- , e r a una organización que expresaba exclusivamente i n - t e reses obreros y que t en í a una ideología revolucionaria, mezcla

de elementos anarquistas y marxistas, cuyo s e l l o e r a un f&rtd mo-

ralismo. Ya en 1922 se funda e l Part ido Comunista, e l cual s u f r e ,

despu6s de l a muerte de Recabarren, un proceso de "standarización"

ideológica.

A p a r t i r de entonces, l a s evoluciones ideológicas d e l Part ido Co-

munista e s t h determinadas en gran parte por l a l í nea de l a 111

Internacional y, más tarde . por l a l í n e a de l PCUS . En 1932, cuando

t i ene lugar en Chile e l cor to experimento dc l a l l~epÚblica Socia-

l i s t a u . e l P.C. todavía sos tenía l a t e s i s de l a ofensiva general

contra e l capital ismo, para aprovechar l a s condiciones creadas por

l a crisis mundial y rechazaba l a s a l i anzas con sec tores pequeñobur - g-ueses, f i e l a l a l í n e a aprobada por l a 111 Internacional . Más a-

delante, se plegó a l a s tesis de l Frente Popular, aprobadag en e l

VI1 Congreso de l a Internacional , celebrado en 1935. Después de l a

guerra, asumió l a s c r í t i c a s sov ié t i ca s a l llbmderismoii y f u s t i g ó

- l a s p o l í t i c a s conci l iadoras . Cuando, a causa de l a guerra f r í a , y

' l a bipolaridad, l o s sovié t icos desa r ro l l amn l a t e o r í a d e l papel

predominante de la contradicciin imperialista, la cual subordinaba

las contradicciones con las burguesías nacionales, el P.C. definió

la línea del Frente Dernocrdtico de ~iberación. Cuando se aprobó

la teoría del "tránsito pacíficon, el P.C. hizo suyas tales tesis.

Estos isomorfismos revelaq, por una parte, una gran debilidad ideo - lógica. Esta, a su vez, puede.ser.exp1icada por diferentes facto- - - res, entre los que pueden señalarse: (a) la composición del Parti-

do y sus direcciones, en donde la mayoría de los intelectuales del

aparato son formados en el exterior, a partir de una base teórica

autodidacta o recibida en las escuelas partidarias, las que repro-

ducen el circuito de dependencia; (b) la ausencia en Chile de un

fuerte polo ideológico de corte soclaldemÓcrata, que obligara a la

polémica e innovación ideológicas. Por otra parte, tales isomor-

fismo~ revelan también que la perspectiva internacionalista cons-

tituía, por lo menos hasta la disolución do la 111 Internacional,

en 1945, un elemento central de la cultura p~ilítica marxista,

En todo caso, las tesis del P.C. desp&s de 1936, no postulan el

socialismo inmediato o px-Óxim. Los comunistas planteaban un fren-

te político amplio, que agrupara al mayar núrrero de fuerzas posi--

ble y su concepción estratégica era rigurosamente gradual. A esto

se unía una mayor flexibilidad en la acción que en las posiciones

teóricas y una orientación a la acción de tipo más instrumental w que expresivo.

Las tesis sobre el socialismo p la preocupación por vincular las

etapas democráticas de la revolución con el socia lis^,, provienen

principalmente de l Partido Socia l i s ta . En su evolución interna a

e s t e respecto juega un importante papel l a revolución cubana y l a s

teor ías desarrol la ias a p a r t i r d e e l l a .

A diferencia de países cono I t a l i a , Francia o Alemania, donde l a

dualidad de representación de l a c lase obrera contempla un a l a so - cialdeniócrata, encarnada por los Partidos Socia l i s tas , en e l caso

chileno llama l a atención l a construcci6n de l a unidad de acción

entre l a s dos fuerzas po l í t i cas de representación obrera -P.C. y

P.S .-. Esta unidad dura -pese a todas l a s polémicas, roces, d i s -

crepancias públicas y disparidad de t e s i s - desde 1957 y e l l a se

produce aunque l a s diferencias en t re es tos part idos sean de compo-

s ic ión, organización y l ínea po l í t i ca . E l P .S . , más que u n par t i -

do obrero, e r a un partido popular que vinculaba l a c lase obrera

con sectores profesionales y de pequeña burguesía. Desde e l princi-

pio, l a competencia por una masa e l ec to ra l común, l a influencia

t ro t sk i s t a en e l i n t e r i o r del P . S . , que s e e jerce a través de a l -

gunos inte lectuales que fueron muy s igni f ica t ivos en l a primera 6-

poca y e l hecho de representar a bases sociales diferentes , po lar i - zan l a relación entre ambas fuerzas. E l P . S . busca desar ro l la r una

nuevamncepción respecto a l a revolución chilena y latinoamericana

y rechaza e l stalinismo, l o que acentúa su dis tancia f ren te a l P.

C . Pero a l no construír una visión un i t a r i a y sistemática, impedi-

do por l a atomización interna, por l a pluralidad de tendencias que

lo 'consti tuyen y por una racionalidad más expresiva que i n s t m e n -

ihi, pi&ide l a especificidad i n i c i a l y su d'scurso e s sólo una va-

r iación un poco más izquierdis ta .

Desde.l958,\ pero de un modo más intenso desde 1964, e l P . S . define

l a l ínea de l Frente de Trabajadores, como a l te rna t iva a l a l ínea

de los Frentes de ~ i b e r a c i ó n . Las nuevas experiencias revoluciona-

r i a s , l o s sucesivos fracasos e lectorales , l a s c r i s i s internas que

había provocado en e l P.S. su propia experiencia reformista de

1952,cuando apoyó a ~báñez , l a c r í t i c a a l a s posiciones intemacio - nales d e l P.C. y l a búsqueda de una l ínea propia en e s t a materia,

crearon condiciones para que l a s tes i s . sobre e l carác ter armado y

s o c i a l i s t a de l a ~ v o l u c i ó n , tuvieran decisiva influencia interna.

Lo interesante e s que l a constitución de un bloque ent re e l P.C. y

e l P.S., coincide en e l tiempo con todo este proceso de d ivers i f i -

cación de l íneas . De hecho, fue por l a presión del P.S. y, en me-

nor medida, de los grupos escindidos del reformismo, a f ines de

l o s 60, que e l Pmgrama de l a U . P . asumió un contenido de prepara-

ción de l a s condiciones del socialismo. L a radicalización del Pro-

grama compensaba a s í l a incorporación de l P.R. a l a alianza a l a

que e l P . S . se había opuesto tenazmente.

Inmediatamente después del t r iunfo de Allende, e s reemplazado e l

Secretario General del Partido, v incu l~do a l a s tendencias más mode

radas. Ese cambio no tuvo.nada de accidental: expresaba l a volun-

tad de jugar f ren te a l Presidente un papel pol í t ico c r i t i c o y ac-

t ivo , y de oponer a su pragmatismo l a s exigencias que imponía l a

t eo r í a revolucionaria.

No se ha evaluado todavía l o suf ic iente e l impacto de l a revolu-

ción cubana, como elemento ideológico de ruptura en los medios de

izquierda. Creemos que ese impacto fue fuerte en Chile, donde su

función de quiebre fue hacer descubrir las insuficiencias de la

acción legal, justamente en un momento propicio después de la derm - ta de 1964. En un país donde la Izquierda había ensayado desde 1938

muchas formas de alianza y de compromiso político, la c evolución

Cubana aparece como la demostración de las posibilidades de la lu-

cha armada y de la necesidad de una rápida transformación de la

revolución democrática en socialista.

Las evoluciones sumariamente descritas están en relación con las

modificaciones experimentadas por los andiisis intelectuales entre

1964 y 1970:A través de la extrapolación al terreno político de

interpretaciones que mostraSan los límites del desarrollo capita-

lista en países con una industrialización relativamente tardía y

además delimitada por la dinámica del sistema capitalista mundial,

por lo tanto, a través de un desplazamiento sin mediaciones, se

expande como sentido común político la idea que la resolucinn de 7 la crisis de la sociedad chilena requería una rápida transCormaci6n l socialista. Estos análisis, revestidos de legitimidad científica,

carecían de una perspectiva en la cual los datos estructurales so-

bre los límites del desarrollo capitalista se vincularan con wr

análisis de la dinámica de las clases sociales, del unlverso ideo-

lógico-cultural y de la naturaleza del Estado, sumariamente des-

crito como un Estado burgués, y de los actores político-sociales.

La significación social de estos anslisis fue producida por la com - patibilidad con un clima ideológico, respecto al cual operaban co-

mo sistematizado&s más que como focos criticas.

Vinculado a 'lo aq ter ior e s t á e l r o l que juegan en l a Última evolu-

ción ideológica de l a Izquierda los grupos escindidos de l r e f G m i s - mo demócratacristiano, a f ina les de l a década del 60 y comie&os

de los 70 . Por un lado, su aporte i n i c i a l se expresa en l a discu-

s i6n d e l Programa de l a U . P . Pero, por o t ro lado, e s tos grupos ce-

den a l a tentación de buscar su legitimidad en l a a l te rna t iva a .

l o s grandes partidos populares. Su potencial innovador e s reduci-

do, entonces, a un discurso-que expresa l a s contradicciones de una

e l i t e que busca un hueco po l i t i co en un proceso de ~~~~~~~~~~~n de

masas. Para hacerlo, s i n embargo, debe buscar e l referente de su

discurso en l a práctica de los otros actores po l i t i cos , con l o que

dicho discurso adquiere un carác ter ecléct ico, .en q- teor ía y

práct ica pol í t ica nunca aparecen integrados y en que ' los problemas

ideolÓgic&stratégicos no pueden se* superados. .

Todo e l desarrollo an ter ior nos l leva a l problema que, en o t ra par - t e , hemos denominado tentativaniente e l vacío teórico-ideológico de

25/ l a Izquierda. r La evolución de l a c r i s i s de l régimen pol í t ico , de l a cual hemos

mostrado los elementos de polarización, de desinst itucionalización

y de degradación de l a legitimidad, e s , como hemos dicho, e l resul-

( tado de l a lucha po l í t i ca y de c lases que se constituye en torno

1 a l a realización de l Programa de l a U .P. E s evidente que en eso tu-

1 vo un papel importante e l modo cómo l a U .P. concibió, semantizó y

rea l izó ese proyecto. . .

Plantear l a hipótesis de un vacío teórico-ideológico implica seña-

l a r l a distancia entre e l carácter objetivo posible y l a s formas

his tór icas que asume e l proceso soc ia l , sea como práctica o como

discurso, y apuntar a l requerimiento de una práctica y un discur-

so que fueran compatibles con ese carácter objetivo posible.

S i se analizan l a s polémicas internas de l a U . P . durante e l perío-

do, veremos que e l l a s r e f l e j an , en algunos puntos centrales , una

problemática del llmodelo r evo luc i~nar io" , l o que hace que e l modo

de pensar y los contenidos de l pensamiento estén a menudo despla-

zados directamente desde los textos cl&icos o desde'otras referen - c ias his tór icas a l a realidad concreta. N o se t r a t a s61o d e l esti-

l o , aunque también en ese terreno llama l a atención l a presencia

de una terminología mi l i t a r que, en e l caso de Lenin o Mao, corres - pondía a l a s exigencias de l a si tuación pol í t ica , sino de la t rans

posición mecánica de l a concepción (papel de la violencia, pape.1

de l a fuerza o de l a ofensiva, necesidad de mptura de l Estado bur - gués) y también de algwios diseños de acción, como e l papel que

s e l e asigna a l poder popular de base en l a generación de condicio

nes revolucionarias. Se t r a t a de un fenómeno de 11fetichizaci6nu de

l a teor ía . E s evidente que l o s elementos derivados de algunas con-

cepciones c lás icas de l a revolución, estaban mezclados y combinados

con elementos que surgían de l a t radicihn pol í t ica chilena o de l a

experiencia práctica de sus dir igentes . Esa combinaci6n a l ea to r i a , ,

no const i tuía una t eo r í a , l o que hace que e l problema de. *.:e las . a l i a n - zas y de los compromisos o de l carác ter de l Gobierno haya sido a-

nalizado en una perspectiva muy insuf ic iente . . x

E l a n á l i s i s de es tos fenómenos, llámense vacío teórico-ideológico,

l a teor ía o , simplenente : igsuf ic iencias , no pue - a de ~ d u c i r s e a l aná l i s i s ds l a s contrzdicciones internas dentro de ' l a U . P . Se t r a t a de problemas de orden djferente . Sin embargo, e s \, i evidente que ex is te relación en t re e l l o s .

Estas contradicciones o diferencias de l ínea , cono hemos señalado,

tenían una base h i s tó r i ca , expresada antes de la constitución de l a

U . P . en l a oposición de l a l ínea Gel Frente de Trabajadores del P.

S. y de l a l ínea de apertura a l centro radical de l P . C .

Cuando, a p a r t i r de l a llamada Asamblea del Pueblo 'de concepción,

a mediados de 1972, empezó a conligurarse- de un modo orgánico l a e

oposición de l íneas , l a acción práct ica de l a U.I. tomó cada vez

más un carácter e r rá t i co , en e l cual se manifestaba l a precariedad

de los arreglos pol í t icos internos. Lí; c r i s i s de octubre de 1972

operó como fac to r de homogeneización, dando l a impresión de que

l a s exigencias de l momento y l a s urgencias de l a acción práctica

hubiesen apagado e l creciente ardor de 1as;disputas de l ínea ; s i n

embargo, pasado e l momento de La tensión, e l debate renació a pro-

pósi to de l a participación de los mil i tares en e l Gobierno, para no

decaer. Lo que parece interesante e s l a simetría entre e l ritmo en

que esas contradicciones se manifiestan y e l ritmo do l a c r i s i s en

desarrol lo . E s l a percepción de l deterioro de l a s condiciones polí-

t i c a s generales l a que hace rebrotar los confl ic tos internos, crean - do e l espacio pb l í t i co para opciones a l te rna t ivas de dirección.

Sin embargo, l a aceptación por todos los grupos de l a necesidad de

mantener l a - i idaO del f rente y e l carácter pragmático de l a con-

ducción po l í t i ca de Allende, hace que l a pauta de arreglos deriven

en un cuadro de atomización y dispersibn ideológica. La carac ter í s - t i c a de ese t ipo de cuadros e s , o que no se constituyen a l t e rna t i -

vas n i s iquiera como discurcos coherentes que respondan a l o s pro-

blemas principales necesarios de abordar, o que, existiendo un blo - que homogéneo con un discurso sistemático, e s t e Último no logra

const i tui rse como dirección po l í t i ca . En e s t e caso, parece haber

predominado largamente l a primera s i tuación, aunque bastante avan-

zado e l proceso, haya cr i s ta l izado l a o t r a .

En s í n t e s i s , e s t e rápido aná l i s i s de l a Izquierda po l í t i ca revela

un doble fenómeno, cuyos componentes es tán entrelazados aunque no

pueden reducirse e l uno a l o t ~ o . Por un lado, l a ausencia de una

teor ía adecuada a l a s ~ a r a c t e ~ í s t i c a s de l proceso, l o que explica

e l recurso a l empirisrno o a l o que se cree son !'las teor ías y le-

yes universales de l a revolución^. Por otro lado, l a exis tencia de

un proceso de polarización ideológica interna durante e l período

de l Gobierno U . P . , cuy^ resultado e s l a atomización y dispersión

po l í t i cas .

E s en es te cuadro que puede fcrmuiarse una breve apreciaci6n sobre

l a conduccibn de Allende. El la presenta un doble aspecto contradic . to r io , de c i e r t a coherencia y clar idad en l o que se r e f i e re a l a

concepción g e ~ e r a l de l proyecto po l í t i co y su viabil idad, por un

lado, y de pragmatismo para impedir l a s rupturas de l bloque polí-

t i co , por -o t ro . Su acción aparece desgarrada entre es tos planos.

~is tó r i camente , e s to t iene sus ra íces en e l r o l que juega en l a

expresión pública de l a al ianza comunista-socialista . Su raciona-

l idad de acción l e acerca a l P.C., pero t iene legitimidad h is tór i -

%a dentjro de l P.S., aun cuando es to 3ltirro no se cumpla siempre en

l o s niveles más a l tos de dirección. Pero e l l o mismo l e impide e j e r - ceT acciones decisivas en e l dominio interno de ambas organizacio -

--Bes. Su conducción t iene entonces más e l carácter de resultante de

un campo de fuerzas, que de e j e que asegura un liderazgo efectivo. . ' . . . a -

E s evidente que un andl i s i s de l a s expresiones y l a conducción po-

l í t i c a de l a izquierda e s necesariamente limitado cuando n? se ha-

cen l a s referencias a l a s dinámicas propias de l a base social y e l

movimiento popular con que e l l a s están relacionadas. Dos fenómenos

1 relativamente contradictorios llaman aquí l a atención. Por un lado,

1 l o s a l t o s g r h o s de conciencia po l í t i ca de e s t a base social que vi- - ve e l período, más a l l á de los beneficios objetivos recibidos, co-

mo ilin proceso de liberación. N i i ~ n a i iiento - . / de l a sociedad, n i los problemas sefíalados' de su expresión po l í t i -

I co-partidaria, minan su adhesión y movilización en torno a l Gobier

. . -

no. Por o t ro lado, l a s dif icul tades de los 'canales part idarios de

dar cuenta de e s t a experiencia vivida. Tales dif icul tades se ex-'

presan a su vez en dos planos. E l primero se r e f i e re a l a r e l a t iva

. incapacidad. teórica y pr ik t ica de proyectar e l carácter universa-

l i s t a y de alcance nacional de l a experiencia de liberación vivi-

da por es tos grandes núcleos populares. E l segundo, a l a d i f icu l -

tad de entender l a s dinámicas autónomas de l movimiento popular,

que implicaba cambios necesarios en una conducción politica.dema-

siado ligada a los intereses inmediatos de los sectores populares

más tradicionalmente organizaAos. La radicalización masiva fue in-

terpretada -por unos y otros- mucho más en términos de modelos po-

líticos tlcorrectosl~ o ltdesviadosn, que en cuanto expresión de in-

tereses y aspiPúciones, los que los canales institucionales o po- i i

líticos no eran capaces de transmitir.

Cualquier análisis de actores políticos del período no puede dejar

de detenerse, aunque sólo sea esquemáticamente, en las FF.AA. A es-

te respecto cabe señalar que nuestras hipótesis reflejarán la ausen

tia generalizada de un conocimiento histórico y empírico suficien-

te. .

Entre los factores que' hacían posible el tlconctitucionalismo - ideo-

ló~icol~ v el sometimiento al poder civil de las FF .AA., pueden se- -> a . ------*,

ñalarse, junto al acuerdo de la elite política dey caracter de las

intervenciones militares entre 1927 y 1931 o e n 1932 y los proble-

mas ahí enfrentados, el aislamiento .relativo en el mundo militar

posteriormente con las dif.icultades consiguientes para constituir

consensudmente alternativas autónomas, y la capacidad del sistema S

político para resolver conflictos y enfrentamientos políticos, sin

necesidad de recurrir a alternativas extrainstitucionales. - Sin embargo, existían factores que contrarrestaban el fenomeno an-

terior. como la situación de escasez relativa de recursos, la di'so-

nancia entre la imagen institucional y la imagen pública y la nece - - - .

sidad de actuar como grupo de presión ante la dependericia del $Óder

político.

Al acceder Allende al Gobie.rno, se modifica la situación militar,

en cuantp se les otorga a las FF.AA. mejores remuneraciones y más /G-Q&-a-.L<

recursos y se valorad públicamente 1; función militar, tratando de 1

vincular sus cuadros a responsabilidades gubernamentales en empre-

sas fiscales . Sin embargo, aun sin tomar en cuenta las condiciones políticas con - cretas en que se desarrolló el Gobierno, los siguientes factores

deben considerarse determinantes en la- relación de las l7F.A.A. con

un Gobierno de Izquierda: (a) el reclutamiento selectivo socialmen - te, predominantemente de capas medias, unido a la compatibilidad

entre algunos ejes de la socializaciÓn militar y la ideología de

las capas medias, por ejemplo, la concepción naturalistica del or-

I den; (b) la influencia creciente en las FF.AA. de las modernas doc - l I trinas de Seguridad Nacional, respecto a la subversión y el llene- I

migo internoff. Este Último, nos parece uno de los factores m6s im-

\ portantes. La socializaciÓn en tales concepciones fortaleció la i- ' magen del rol protagónico de las F F . 4 . y rompió el enclaustrarnien \ - to en que vivían a nivel nacional, durante un largo período. En la

medida q ~ e tales concepciones vinculaban el fenómeno subversivo no

sólo a problemas de tipo militar, sino a factores económicos, poli-

ticos, militares y culturales, se preparaba el camino para la im- T .

plernentación de un proyecto político de las FF.AA. , las que ven en --- - ---- -- -

- -_ _-y- - -- - tales concepciones los elementos necesarios para formular tal pro-

yecto. Así, estas concepciones operarán como selector de alterna-

tivas cuando, por motivo de la crisis, intervienen en la arena po-

26/ lítica como fuerza decisiva. -

Todo ello es también expresión de la formación de las generaciones

de cuadros superiores en el período de la guerra fría y, en park,

también de la formación de tales generaciones en la época de la Ley

27/ de Defensa de la Democracia.

Sin embargo, lo interesante es que la intervención militar no se

produjo en octubre de 1970, ni siquiera en octubre de 1972. Nuestra

hipótesis es que las condiciones que la hacían posible estaban'en

relación, por un lado, con la evidencia de una crisis de funciona-

miento, evidencia que debía estar lo más generalizada posible, aun

entre los que seguían' apoyando el ~obierno y, por otro lado, con

la culminación del ciclo de polarización, desinstitucionalizaciÓn

y pérdida de legitimidad, es decir, con e2 desarrollo de la crisis

del régimen político .- - - D?sde el punto de vista operativo, tales con - diciones dicen relación con la Gificaci-6n del Alto Mando, de modo

de tener a favor la legitimidad jerárquica para quien encabezara

la intervención militar.

A estas hipótesis hay que agregar la principal. Durante todo el pe-

ríodo, las FF.AA. se orientan por una lógica: preservar sus intere - - ses institucionales primordiales, evitando ser desmembrados y divi - ___ - -- -

v didos. La situación de crisis política los hace darse cuenta en un

primer momento de su significación política decisiva como árbitros

y, con el deterioro de la situación, la posibilidad de ser alterna - tiva de poder, si actuaban unificados. La fuerte unidad conseguida

en la intervención militar demuestra, supuestos los factores ideo-

16gicos ya señalados, l a impc-~tanciz'Tit l a s l ea l t ades e in te reses

corporat ivos en l a s s i t u a c i o n i s de c m f l i c t o . Des61 este pynto de

v i s t a , l o que l a s FF.AA. podi?;? es - r ra r d i 1 Gobjerno de l a Unidad

Popular era s61o un r o l : . subordj.naGo . cn , i a r e s o l u c i ~ n do l a c r i s i s

p o l í t i c a , en tanto que e l bloqus ~ p o s i t o r les asignaba un r o l pro - tagónico, cuyo co r r e l a to e r a l a percepción de un proyecto autóno-

. <

mo de poder.

AS$, una vez ,asegurada l a unidad de , , . l a s FF .AA. en torno a una :al-

t e r n a t i v a propia de poder, no habrá mucho margen para l a a r t i cu l a -

c ión d e l nuevo sistema s o c i a l . ,En efecto , l a polarización de l a l u - /

cha p o l í t i c a , - e l anulamiento de uno de sus polos, l a desaparición - d e l ceritrismo como ac to r s ign i f i ca t ivo y l a consolidaciÓn ideoló-

/-- - C---

gica d e l modelo a u t o r i t a r i o en e l i iderazgo de l bloque oposi tor y -

de sus sectores radical izados -además de l o s f ac to re s e s t ruc tu ra l e s

de l a crisis- permiten entender l a n ~ t u r a l e z a que adquiere e l nuevo

proyecto .po l í t i co , desde e l momento mismo de l a intervención m i l i -

t a r y l a ruptura de l sistema p o l í t i c o vigente.

Santjaga, a b r i l d e 1977

N O T A S

Este trabajo, en su versión preliminar, fue presentado juh - to a otro estudio de los mismos autores en el Taller de Co - yuntura de CLACSO, Lim, enero de 1977. El otro estudio, titulado "~nalisis Coyuntural y Proceso político. Las fa- ses del conflicto zn Chile, 1970-197311, no ha sido incluí- -- --- do en la presente edición, debido a su extensión. Estos - - dos trabajos, independientes pero de algún modo complemen- tarios, forman parte de una investigación más amplia en que ambos autores participán, el Proyecto "Tdeología y Pro- cesos Sociales en la Sociedad Chilena, 1970-197311 y cuyos materiales de trabajo, elaborados por el equipo. de investi- gación (~anuel A. ~arre tÓn, Leopoldo ~enavides , ~ristián Cox, Eugenia Hola, Eduardo Morales, ~onás Moulian y Diego portales), han sido la base indispensable de este estudio. Tales materiales abarcan una ~ronología del período, una ~ibliografía, un Anexo Estadístico y dos extensos Informes, editados a mimeógrafo en junio de 1976 y abril de 1977. Es- ta investigación ha contado con grants del Social Science Research Council, la FlmdaciÓn Ford y el patrocinio de FLACSO. Obviamente, la responsabilidad es exclusiva de los autores. Se ha reducido en esta presentación la bibliogra- fía al mínimo indispensable, considerando que ella ha sido incluída in extenso en los informes citados. . -

Pese a esto, los autores han adelantado algunas hipótesis tentativas de interpretación, en los siguientes trabajos : - . ~omás Moulian, "Lucha política y clases sociales en el pe- rfado 1970-1973" (FLACSO, Documento de Trabajo, 1976) ; Manuel A.~arretÓn, 'VJna perspectiva para el análisis de los aspec,tos ideológico-políticos del período 1970-1973 en Chi-

-.--e.-- , ler> (FLACSO, Documento de Trabajo, 1976) y "Elementos para * .. -

, el analisis y-la inveseigaci6n del proceso politico chile- . . no 1970-1973" (Revista Latinoamericana de'sociologia, No 2,

-- ,- 1975 . ~p.119-145). - . . - . . - - - . - i

3/ . - . -

En todo caso, este intento debe verse en referencia a "A- nálisis Coyuntural y Proceso político. . . " (FLACSO, ~oct;. de Trabajo, 1977).

Desde ya debe matizarse e l concepto I l r a c i ~ n a l i d a d ~ ~ , en e l sentido -que e l comportamiento soc i a l en e l período estuvo traspasado por elementos no siempre a t r i bu íb l e s a una de- terminada lógica , s i no producto de un clima proclive a l a s acciones I1no racionalesw . Estos diversos elementos serán recuperados- en l a inves t i - gación en curso ya mencionada. Tales l imitaciones s e deben en par te a l a s preocupaciones especí f icas de l o s autores , pero también a l a naturaleza de e s t e t r aba jo , dado que e l ca rác te r mismo de l a c r i s i s de l período y d e l marco en que se desar ro l la , p r iv i leg ian necesariamente e s t e n ive l d e l a n á l i s i s . Respecto a l a n á l i s i s de l o s fac tores internacionales, l a ind i scu t ib le intervención norteamericana en e l proceso po- l í t i c o d e l período -ya suficientemente probada- no se rá objeto de a n á l i s i s p a r t i c u l a r en e s t e t raba jo . E l l a cons- t i t uye un marco general -que no puede de ja rse de lado- de l a lucha p o l í t i c a a t ravés de l a s e s t r a t e g i a s de l "bloqueo inv i s ib l eM y l a más e x p l í c i t a de l a l ldesestabilizaciÓnll, dentro de l a s cuales hay monentos o h i to s más precisos o dramáticos, pero no puede exp l ica r por s í so lo l o s proce- sos internos de lucha p o l í t i c a a l o s que s e r e f i e r e e s t e t rabajo . véase a l respecto, en t re o t ros , "Covert ac t ion i n Chile, 1963-1973. S ta f f report of the S,elect Committee t o Study governmental operations wi th -- respect t o the i n t e l l i - gente a c t i v i t i e s u ( ~ a s h i n g t o n , 1975), y Richard Fagen, "The United S t a t e s and Chile : roots and branchesl1 ( ~ o r e i g n Affa i rs , January, 1965).

Estas ideas han s ido desarrol ladas más largamente en l o s Informes c i tados y en un borrador t i t u l ado " E l desar ro l lo de l a c r i s i s pa rc i a l en Chile, 1938-1970". Desde un ángu- l o complementario, e l t raba jo de ~ e o ~ o l d o Benavides , "An- tecedentes h i s tó r i cos de l período 1970--1973. E l p rocesode democratización en Chilef1, en e l Informe de 1nvestigaciÓn de a b r i l de 1977, c i t ado en nota u. Para entender e s t a problemática puede elaborarse una t ipo- log ia de p o l í t i c a s defensivas. Gsta se compone de dos c la-

ses principales: e l bloque defensivo y e l a juste defensivo. E l priner caso e s t á compuesto por dos variedades. Una de e - l l a s , ser ían l a s situaciones de Ittrasvasi jew , donde l a s c lases predominantes i~iodif ican su representación p o l í t i c a anter ior , trasladándose desde e l partido t l t radicionalM a l partido "modernou, en general moderado y po l i c l a s i s t a . La o t ra variedad e s aquella en que no hay cambio de represen- tación; l a Derecha entrega su apoyo a una a l te rna t iva cen- t r i s t a , para e v i t a r e l t r iunfo de l a Izquierda, o de u n reformismo radicalizado. Forma un bloque'polí t ico con e l Centro, pero manteniendo e l l a l a representación que histó- ricamente había asumido. E l o t ro t ipo de pol í t icas , l a rno-

' dalidad del a jus te defensivo, implica un grado mayor de a r es t r icción de a l te rna t ivas .

S i se analiza con es tas categorías l a h i s to r i a po l í t i ca del período 1938-1964, se verá que l a Derecha nunca ap l i - có una po l í t i ca de bloaue defensivo y que sólo en 1958 tu- vo éxi to en sus xúl t iples ten ta t ivas de a l te rna t iva de po- der propio. Entonces, de l 38 a l 58, durante veinte años cruciales de l a industrial ización en base a l a sust i tución de importaciones, l a Derecha debió conformarse con a l t e r - nativas res t r ingidas de poder po l í t i co . A diferencia de l a s variedades del bloque, donde l a s c lases predominantes se fusionan o constituyen una alianzz en e l Centro, l a s po l í t i c a s de a jus te sólo pretenden adaptarse, i n f l u i r o ab& - se un hueco dentro de un bloque ya constituido, a l margen de l a Derecha.

8/ E l Programa de l a Nueva República de Alessandri e s una ex- * presión de e l l o . Para un a n á l i s i s detallado de l a .configu-'

ración del proyecto pol í t ico derechista, Augusto varas, - d. - "La di'námica po l í t i ca de l a 0posiciÓn durante e l Gobierno de l a Unidad ~ o p u l a r ~ l (Santiago, 1976, rnimeo).

9/ Ver a e s t e respecto, Capítulo I V de e s t e trabajo,. .

10/ Ver Francisco Cumplido, lfProyectos Legis1ativos.e Ins t i tu- cionalidad ~ u r í d i c a , 1964-197311 (FLACSO, ~ o c t o . d e ~ r a b a j o , 1976), y "Proyectos de cambio, multipartidismo y represen- tación proporcional. Chile (1964-1973)11 (FLACSO, Ijocto .d&:. Trabajo, 1977 ) . * - . -

11/ Sobre e l concepto de democrat tz~zión no c a p i t a l i s t a y so- bre e l c a rác t e r d e l Programa U . P . , ver flElementos para e l - -- - a n á l i s i s . . . ", a r t . c i t . Sobre ~ ? a Chilena a1 Socialismo, - - -- ---- ver M.A.~arretón y Felipe Agtiero, ei t r zba jo con ese nom- bre, en e l Diccionario de ~ é r m i n o s Latino~morizanos de Ciencias Sociales (CLACSC). Recordemos que l o s elementos cen t ra les d e l Programa eran l a expropiación de l o s grand5s mmopolios privados, nacio- . na les y ext ranjeros y su incorporación un Area Social de l a conom mía, que permitiera asegurar l a reor ientación de l a economía hacia l o s in te reses de l a s grandes masas popu- . l a r e s , y u n conjunto de medidas destinadas a e levar e l ni- v e l de vida y de par t ic ipaci6n s o c i a l y p o l í t i c a de é s t a s . A este respecto, Diego Portales, IfLa evolución -- - p~ramát i - c a de l a Unidad Popularf1 (en Informe de ~ n v e s t i g a c i o n , op. c i t . , a b r i l , 1977).

~ e c u é r d e s e e l ases inato del General Schneider, Comandante en Jefe d e l ~ j é r c i t o . véase sobre es tos aspectos: "El caso ---- Schneiderft ( ~ o c t o s .Especiales ~u imantú , Stgo. , 1972) y llDocumentos Secretos de l a ITTf f d d. ~ s i m a n t ú , Stgo. , 1972) .

E s evidente l a insuf ic iencia mal? t fca d e l t é m i n o gm6r ico flDerechaff. Dado, s i n embargo, e l grad.0 de i n s t i t uc ioqa l i - zación p o l í t i c a chi lena , sus pe r f i l e? son nás c meno5 ni- t idos . Sobre l a in te r re lac ión entl-P "Derecha p o l í t i c a f f y IfDerecha económica" en e l período, &ase Varas, op . c i t .

E l a n á l i s i s deta l lado de e s t a s etapas globzles y de sus - subfases o coyuilturas, puede ve r s i en nuest ro t raba jo u~r iá l i s i s coyuntural y proceso po l i t i co . . . I i , o p . c i t . , de l - que hemos extra ído l a s í n t e s i s de e s t e cap i tu lo . Nos he- mos l imitado en é s t e a wiz mora crónica esquemztica o des cr ipción secuencia1 de l o s grandes e j e s , debiendo de j a r de lado muchos acontecimientos, cuyo tratamiento excedería e l obje to de e s t e t raba jo , y posponie3do l o s eiementos in te r - p re ta t ivos para l o s capí tu los s iguientes .

Para e s t a e tapa , también, e l t rabajo de Eduardo Morzles, "La coyuntura p o l í t i c a septiembre-noviembre- L970-f1, eri e l - --

Informe de Inves t i g a r h n , oi3. c i t . . a b r i l , 1977 . Recordemos que l o s r e s u l t d o s de l a s e l e c c i m e s presidenciales fue- ron: Allende, 36.3%; !,l.cl=;sandri, 34.9% y Tonic, 27 .8%i1-

E l 10 de septiembre s e crea e1 Movimiento Nacionalis ta Pa- t r i a y Libertad, d i r ig ido p r e l abogado Pablo ~ o d r í g u e z , de importante desempeño en l a 2ca:eraci6n de l a s condicio- nes que favorecieran l a i n ~ r rvencióg m i l i t a r ,- y vinculado a l levantamiento 6e l 29 de junta de 1973, como s e verá más adelante.

E l l a s s e originan en e l Proyecto presentado por e l Gohier- no sobre Tribunales Vecinales, en e l rechazo de l a Corte Suprema a l a inhabi l i tac ión de u n Senador derechis ta 'que l a ~ i s c a l i a Mi l i t a r suponía implicado en e l asesinato d e l General Schneider y en e l discurso po l í t i co d e l Presidente de l a Corte Suprema en l a inauguracíÓn.del Año J u d i c i a l .

Tanto e l diseño como l a s operaciones de e s t a movilización, muestran l a influencia de f x t o r e s externc? en C L ' ~ .

No deben olvidarse las revelaciones hechas por e l Senado norteamericano y o t r a s evidencias pos - i e r io~es sobre e l papel

de l a C I A en e l disefio y fii~an.ciamientc de l Paro de Octu- b r e , a l igua l que l a huelga de ju?-io-agosto de 1973.

Parece necesario hacer un r6r)ido rec,,ento de l o s d i f e r e n t e s t rámites a que fue soii-etida i a Reforrn,. .Ccnst i tucional so- bre l a s Areas de l a ~conomia, durante Los 18 meses de t r a - mitación parlamenraria . E s c e P i ~ y ~ c t o fue p20centado. por l o s Senadores der;iócrc,-i-acri--ti anos J-dan Hamilton y ~ e n 6 n F'uentealba, e l 20 de ~ c t u b r e de 1971. F 1 froyecto fue apro- bado por e l Congreso ?leno? -1 3-9 de febre ro de 1972. E l Proyecto fue vetado pQr e l Presidente, pero e l Congreso re- chazó algunos vetos Tor m a y ~ r í a , produci&ndose entonces e l conf l i c to con e l Ejecutivo. Allende recur r ió a l Tribunal Consti tucional . A l declararse e s t e incompetente, promulgó e l Proyecto parcialmeqte, l o que fue rechazado por l a Con- t r a l o r í a , por c o n s i d e ~ a r l o i l e g a l . Para fundar l a incompe- t enc ia , e l Tribunal Constitucionn7 arguyó que s e t r a t a b a de una Reforma C o n s t i t u c i o ~ a l , respecto a l a cual no t en i a ' ca - pacidad de ju ic io , pues su misi6n s e rz fe r ia a l o s conf l ic-

tos respecto a l a constitucionalidad de l a s leyes,

Algunos de los máximos personeros del ac tua l &gimen se han referido a e s t e alzamiento, señalando su cardcter bien in- tencionado y cri t icándolo desde e l punto de v i s t a de l a i m paciencia y no respeto de l a s decisiones de l o s organismo; regulares,

Respecto a l a mencionada ambigtledad, recuérdese que e l principal confl ic to ins t i tuc ional del período de originó a r a í z del Proyecto de l a s Areas de l a conom mía, presentado por l a D.C. a través de dos de sus senadores y por e l que se entrababa l a p o l í t i c a de expropiaciones de l Gobierno.

Los riesgos de e s t e t ipo de aná l i s i s son evidentes, en cuanto no permiten recuperar e l comportamiento de l a s cla- ses en forma autónoma de sus representantes pol í t icos . La consideración por bloques permite, s in embargo, a l menos apuntar a los problemas de representación que enfrentan los agentes propiamente pol í t icos o par t idar ios . En e l ni- ve l de l a "escena p o l í t i c a n en que nos movemos, es te enfo- que, aunque insuf ic iente , es un primer paso ineludible. ~ecubrdese e l matiz necesario del concepto "racionalidad de los actoresn .. Esta t ipologia de orientaciones a l a acción ha sido apl ica da a los Partidos de l a Izquierda chilena por ~ r i s t i h COZ en " ~ e o r í a e ~deo log ía de l a Unidad Popularft, en e l Infor- me de Investigación, op . c i t . , a b r i l de 1977 . La idea de un "vacío teórico-ideo16gicou ha sido desarro- l lada en los trabajos de M.A .~ar re tÓn, "Una perspectiva para e l aná l i s i s . . . l t , a r t . c i t . y de T O ~ S Moulian, Vacfo teórico-ideológico y proyecto nacional popular: l a s concep- ciones de l a Izquierda chilena durante e l periodo 1970- 1973" (en Infor :e de ~nvest igación, junio, 1976, op . c i t . ) . - - - Dentro de e s t a misma problem&tica, e l concepto "fetichiza- ción de l a teor ía t t ha sido usado por Cox en su trabajo c i - tado.

S i bien e l despliegue efectivo de es tas doctrinas m& a l l á de l a s F F . A A . , ha tenido lugar a p a r t i r de l a instauración

d e l Gobierno m i l i t a r , donde aparece en s u c a r á c t e r de ideo- l o g í a o f i c i a l , l a a s i s t e n c i a de O f i c i a l e s ch i l enos a l o s cen t ros donde t a l e s enseñanzas s e impart ían, e s b a s t a n t e a l t a . ( ~ n t r e 1950 y 1974, s e entrenan a h í 4.815 O f i c i a l e s . Ver M i l i t a r y Assistance Fac t s , Washington D . C . , Dpt .of De- Cense, 1969 y Covert Action i n Chile , o p . c i t . ) .

27/ L a Ley de Defensa de l a Democracia fue aprobada en 1948. Entre sus p r i n c i p a l e s d ispos ic iones contenía l a i l e g a l i z a - c ión d e l Par t ido Comunista. E s a l e y s e aprueba en e l marco p o l í t i c o de l a guerra f r í a y de l a gran ofens iva i n i c i a d a por e l P.C. después de su t r i u n f o en las e lecc iones muni- c i p a l e s de 1947. Esa l e y es tuvo vigente has ta 1957. Sin embargo, desde 1952, con e l acceso de 1báñez a l Gobier - no, e l P.c.actúa en l a semi l ega l idad .