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Temas y problemas de la Arqueología Histórica
TOMO I
Mariano Ramos, Alicia Tapia, Fabián Bognanni, Mabel Fernández, Verónica Helfer, Carlos Landa, Matilde Lanza, Emanuel Montanari, Eugenia Néspolo y Virginia Pineau
(Editores)
Programa de Arqueología Histórica y Estudios Pluridisciplinarios. Departamento de Ciencias Sociales.
Universidad Nacional de Luján
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Primera edición, 2011.
Temas y problemas de la Arqueología Histórica / compilado por Mariano Sergio Ramos … [et.al.]. - 1ra ed. - Luján : Universidad Nacional de Luján, 2011. v. 1, 484 p. : il. ; 24x17 cm. ISBN: 978-987-27349-1-6 1. Arqueología. I. Ramos, Mariano Sergio, comp. CDD 930.1
Fecha de catalogación: 07/09/2011. Universidad Nacional de Luján Rector: Dr. Orestes Carlos Cansanello. Vicerector: Lic. Hernán Bacarini. Departamento de Ciencias Sociales Directora Decana: Dra. Alicia Rey. Vicedecano: Prof. Omar H. Gejo. Secretaria Académica: Lic. Amalia Testa. Secretario de Investigaciones: Dr. Gustavo Buzai. Secretario Administrativo: Lic. Héctor Barthelemy. Secretaria Técnica: Prof. Mariela Karaman. Director del PROARHEP: Dr. Mariano Ramos. Diseño y diagramación: Odlanyer Hernández de Lara ISBN TOMO 1: 978-987-27349-1-6 ISBN OBRA COMPLETA: 978-987-27349-0-9
Programa de Arqueología Histórica y Estudios Pluridisciplinarios (PROARHEP). Departamento de Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Luján. Ruta 5 y Avenida Constitución (6700) Luján, Buenos Aires, Argentina. Web: www.proarhep.com.ar IMPRESO EN ARGENTINA / PRINTED IN ARGENTINA
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LA ARQUEOLOGÍA HISTÓRICA Y EL ESTUDIO DE LA ESCLAVITUD EN EL CAFETAL LA D IONISIA (MATANZAS, CUBA).
Odlanyer Hernández de Lara
Cuba Arqueológica (www.cubaarqueologica.org) [email protected]
Resumen: El estudio de las plantaciones esclavistas del siglo XIX cubano ha ido cambiando sus objetivos desde las élites hacia las clases dominadas, lo que se manifiesta en las investigaciones arqueológicas realizadas en una plantación cafetalera de la provincia de Matanzas, Cuba. Las excavaciones develan parte de la vida cotidiana en la esclavitud, sacando a relucir aspectos relacionados con los pasatiempos, la producción y el comercio. Algunas evidencias parecen indicar que el intercambio y la compra a vendedores ambulantes sobrepasó los objetos permi‐
adas estancias tidos en las plantaciones, poniendo en tela de juicio el control en determinoloniales. alabras clcP ave: esclavitud; plantaciones cafetaleras; arqueología histórica, Cuba. Abstract: The study of nineteenth‐century slave plantations of Cuba has been changing its objectives from the elite to the dominated classes, which is manifested in the archaeological investigations carried out on a coffee plantation in the province of Matanzas, Cuba. The excavations unveil part of everyday life in slavery, bringing out aspects of the hobby, production
from vendors exceeded the ial control in certain rooms.
and trade. Some evidence suggests that the exchange and buy llowable objects in the plantations, putting into question the coloney words: slavery, coffee plantations, historical archeology, Cuba.
aK
NTRODU I CCIÓN
Las pesquisas histórico arqueológicas llevadas a cabo en el cafetal La Dionisia, ubicado en las afueras de la actual ciudad de Matanzas (Cuba), se realizan como parte del objeto investigativo del Castillo de San Severino Museo de la Ruta del Esclavo de estudiar y profundizar en la historia de la esclavitud en Cuba, así como su legado, tanto en su aspecto histórico como en su proyección al futuro. Esto estuvo determinado por una de las directrices del proyecto de la UNESCO La Ruta del Esclavo1 para el inventario e investigación del patrimonio tangible e intangible de los exponentes del proceso esclavista con vistas a su preservación (Figura 1).
En este caso el objetivo primordial estuvo dirigido a la vida del esclavo en la plantación cafetalera, así como modos de vida, economía esclava y representaciones religiosas. Por otra parte, se trataron aspectos de la inmigración francesa como consecuencia de la implementación de métod s y tecnologías para la producción que conllevaron a un importante desarrollo de la oeconomía cubana decimonónica.
EL DESAR ROLLO DE LA PLANTACIÓN ESCLAVISTA Y LA TRATA NEGRERA Como consecuencia de la colonización europea en América a finales del siglo XV y el
rápido exterminio casi por completo de la población aborigen en Cuba, comienza la importación forzada de negros procedentes de las costas del continente africano. El año de 1517 trae consigo el inicio de la trata negrera en la isla de Cuba de la mano del rey Carlos V (1516‐1556) cuando autoriza la primera licencia para la inserción de negros esclavos en el denominado Nuevo Mundo.
Hasta entrado el siglo XVIII esta empresa no se comporta estable. El impulso que lograran las industrias cafetalera y azucarera en la segunda mitad de la mencionada centuria, sería el catalizador que conllevaría al arraigo del sistema esclavista en la isla.
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La arqueología histórica y l estudio de la esclavitud… e
La apertura del puerto de Matanzas en 1793 por la Real Orden del 3 de diciembre abrió las puertas de la provincia al comercio directo con España y sus colonias, pero también a la entrada de negros bozales producto de la trata trasatlántica (Ruiz 2001).
Figura 1. Imagen satelital de la ciudad de Matanzas con la ubicación de La Dionisia. En el acercamiento de la derecha se puede observar la división del terreno productivo de la otrora
plantación cafetalera
El comienzo de la centuria decimonónica trae consigo el desarrollo de la plantación esclavista, destacándose la producción de café y azúcar. En el primer caso el incremento está representado con el extraordinario aumento de las plantaciones cafetaleras cubanas de tres en 1774 a 2067 en 1827, alcanzando su máximo esplendor en la década del treinta. Para el caso específico de la jurisdicción Matanzas no se reporta ninguna plantación en el primer año, existiendo 203 en 1827. En la década del cuarenta la decadencia del café se evidencia con la desaparición paulatina de las plantaciones, mientras la producción azucarera iba despuntando con 145 ingenios en 1839 que dos años después sumarían 359 (Escalona 2005).
El creciente desarrollo de las plantaciones produjo el rápido incremento de la pobla‐ción esclava, superando con creces a los blancos, especialmente en Matanzas que se ha conside‐rado como el emporio azucarero de Cuba (Escalona 2005). En 1841, la población de la jurisdic‐ción era la siguiente: 27.148 blancos, 4.570 libres de color y 52.322 esclavos, demostrando una amplia superioridad.
La trata trajo consigo las manifestaciones de rebeldía que comenzaron a intensificarse con el siglo XIX como consecuencia de la sobrepoblación esclava. Para el caso de las planta‐ciones cafetaleras, los reportes de estos fenómenos sociales fueron menos frecuentes con respecto a las plantaciones de azúcar, lo que se ha entendido por las diferencias en cuanto a los trabajos que en cada una se sometían a los esclavos.
LA ARQU
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EOLOGÍA HISTÓRICA EN LAS PLANTACIONES: EL CASO DE LA DIONISIA Como se ha mencionado, las plantaciones cafetaleras constituyeron uno de los puntos
de partida de la arqueología histórica en Cuba, aunque en muchos casos se realizaban en los
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lugares mejor conservados. En la llanura Habana‐Matanzas, el desarrollo azucarero provocó que la gr lan mayoría de os cafetales se convirtieran en ingenios o en meros potreros en los casos en que los terrenos no fueran idóneos para el cultivo del azúcar.
En este caso la Arqueología Histórica aporta la información que los documentos no mencionan y, en ocasiones, puede cuestionar la veracidad de los hechos que describen mediante la interpretación de la cultura material.
Trabajos arqueológicos
Las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en La Dionisia estuvieron dirigidas,
entre otros objetivos, a la búsqueda de vestigios materiales que debelaran la vida cotidiana del esclavo en la plantación cafetalera.
Con el propósito de verificar la posible existencia de prácticas de cultos religiosos afrocubanos se realizaron excavaciones en torno a la Ceiba que se conserva formando parte del antiguo batey del cafetal. Se encontraron varias monedas ubicadas cronológicamente entre el siglo XX y XXI, así como 36 fragmentos de vidrio blanco traslúcido correspondiente a un frasco, probablemente de perfumería.
Por otra parte, se excavó un área a la izquierda de la entrada actual de la finca, lugar donde debió existir el barracón de los esclavos comunes. Según los datos orales de Nemesio Guillén, actual propietario, la estructura fue destruida cuando se construía la línea eléctrica de alta tensi eón. En el lugar se observan varias aglomeraciones d roca y tierra provocadas por la acción devastadora de los buldóceres utilizados.
En este espacio los trabajos no fueron culminados, no obstante fueron encontrados varios fragmentos de vidrio, cerámica ordinaria, clavos y tres muestras óseas que no han sido identificadas.
En una pequeña habitación ubicada en el lado izquierdo del patio interior de la casa de vivienda, se realizó una cala donde se detectaron varias capas de ceniza y un apisonado sobre un estrat arenoso donde afloraron varios fragmentos de madera, gran cantidad de herrajes y clavos de hierro y una ficha de juego elaborada en cerámica.
o
La vida del esclavo
Los datos históricos hasta ahora encontrados referentes a los esclavos del cafetal La
Dionisia no ofrecen mucha información. El único registro acerca de la densidad de población esclava de la citada plantación se encuentra en la Correspondance consulaire et commerciale del Ministère des Affaires Etrangères de Francia donde aparece la cifra total de 80 esclavos para 1843.
No se han hallado documentos que especifiquen la proporción de hombres y mujeres, cuestión que ha sido determinada en otras plantaciones de la provincia de 2:1, dos hombres por cada una mujer. Así mismo, tampoco se conoce las naciones africanas representadas, con la excepción del primer bautismo de esclavos del cafetal, realizado en julio de 1822 en la Parroquia San Carlos Borromeo de Matanzas que corresponde a una adulta Carabalí y otro bau‐tismo realizado en la Iglesia Parroquial San Cipriano Obispo y Purísima Concepción de Limonar en marzo de 1863 de una morena hija de una esclava de nación Mina (Iglesia Parroquial San Cipriano Obispo y Purísima Concepción de Limonar).
El término nación, que define la afiliación étnica o cultural, fue utilizado para distinguir la procedencia de los esclavos embarcados en la trata trasatlántica. Los comerciantes de esclavos los catalogaban según el puerto de embarque. Así, Minas proviene de Elmina, puesto de comercio que perteneció primeramente a los portugueses y más tarde a los holandeses, ubicado en la Costa de Oro, actualmente dentro de los límites territoriales de Ghana (Singleton 2005).
Respecto a las evidencias materiales, aunque cuantitativamente no fueron muchas, se lograron encontrar algunos indicios y ausencias que apuntan a la vida del esclavo en la plantación.
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Religión y esclavitud Las excavaciones efectuadas en torno a la Ceiba estuvieron dirigidas a la búsqueda de
posibles ofrendas hechas por esclavos. La Ceiba es reconocida como árbol sagrado por exce‐lencia donde se realizan ceremonias y se ofrecen ofrendas a todos los Orishas, que consisten por lo general en sacrificios de aves, aunque también se utilizan huevos y centavos viejos (Cabrera 1993).
Las excavaciones develaron la presencia de monedas que podrían estar vinculadas a prácticas religiosas afrocubanas, ya que de 22 piezas encontradas 14 son centavos. No obstante, estas monedas están fechadas para el siglo XX, lo que indicaría la continuación de las tradi‐ciones de los mencionados cultos, pero no se corresponden con la dotación de esclavos.
Es preciso mencionar la posibilidad de que se utilizaran materiales perecederos, cues‐tión que f eue ampliam nte señalada por viajeros extranjeros que visitaron las plantaciones cuba‐nas en el siglo XIX.
Atendiendo a esto, Fredrika Bremen (1981) menciona la utilización del árbol de la güira para la confección de distintos útiles domésticos, así como la realización de cestos trenzados por los esclavos, lo que dejaría abierta la posibilidad de que utilizaran este tipo de recipientes para las ofrendas, lo cual no perduraría en el clima tropical imperante en la isla.
Por otra parte, el hallazgo de un núcleo de pedernal (Figura 2) en la excavación delárea asociada al barracón de esclavos comunes podría estar vinculado a ofrendas religiosas.
La aparición de piezas de pedernal en contextos históricos se ha vinculado principal‐mente a la confección de piedras de chispa, como parte de las armas de fuego. La presencia de este tipo de material en contextos asociados a negros esclavos ha conllevado a interpretarlos por parte de los arqueólogos como evidencias del acceso de los esclavos a las armas de fuego. o obstante, se está tomando en cuenta la posibilidad de que este tipo de piezas hayan sido tilizadas como ofrendas religiosas (Singleton 2007), cuestión que está por comprobarse. Nu
Figura 2. Núcleo de pedernal encontrado en el área del barracón de los esclavos comunes
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Por otra parte, algunos investigadores han planteado la utilización de rocas de cuarzo como ofrendas religiosas en Norteamérica (Singleton 2007), mineral que presenta caracte‐rísticas físicas semejantes a las del pedernal, lo que podrían sugerir la posibilidad de uso de este último con los mismos fines.
En el ámbito cubano, el hallazgo de pedernal asociado a los esclavos es muy escaso. En un contexto excavado en la Habana Vieja (Roura 2002) se reporta la presencia de posibles cul‐tos de origen africano para finales del siglo XIX en varios restos óseos humanos, excavación donde apareció una pieza de sílex, aunque en un relleno secundario no vinculado al hecho des‐crito.
Economía esclava
Los trabajos en el área del barracón de los esclavos comunes develaron la presencia de
cerámicas de importación de origen europeo y otras de probable producción criolla. La muestra estuvo compuesta por cerámica tipo El Morro, un fragmento de cerámica de pasta roja con engobe amarillo, probablemente correspondiente a un bacín, y cerámica ordinaria sin engobe, en un contexto del siglo XIX.
Singleton (2005) menciona la posibilidad de que la fuente de adquisición de muchos de estos productos pudo ser tiendas establecidas dentro de las plantaciones, lo que fue descrito por el reverendo Abiel Abbot en 1828 en el cafetal Angerona. Entre los objetos mencionados por Abbot se encuentran “pequeños potes para cocinar”.
Además, se encontraron un total de siete fragmentos de vidrio entre los cuales se pudo identificar al menos dos contenedores para vino. Este tipo de piezas se han interpretado como posibles evidencias del acceso de los esclavos a las bebidas alcohólicas, cuestión que ha sido registrada en la documentación histórica en la provincia de Matanzas. No obstante, en este contexto particular, es importante considerar los procesos de impacto en el registro arqueo‐lógico por la acción de buldozers para demoler la estructura del barracón de los esclavos comu‐nes, por lo que se trata de un contexto secundario en el que estas evidencias pueden correspon‐der a descartes posteriores o rellenos.
La presencia de bebidas alcohólicas vinculadas a los esclavos sugiere algún tipo de intercambio económico que incluía la compra a vendedores ambulantes (Singleton 2005), ya que este tipo de productos no eran autorizados dentro de las plantaciones. Esta situación quedó plasmada en las quejas constantes de las autoridades de Matanzas por la compra ilegal de licor que realizaban los esclavos2 (Figura 3).
También, aparecieron tres muestras óseas vinculadas a la dieta que, como se mencionó anteriormente, no han sido identificadas. Es preciso referirse nuevamente a los viajeros del siglo XIX, quienes notaron la cría de cerdos y aves por parte de los esclavos de las plantaciones cubanas, l os que, además de formar parte de su alimentación, constituían su mayor fuente derecursos monetarios (Bremer 1981; Wurdemann 1989).
Esta fuente de dinero pudo haber favorecido el acceso, mediante la compra, al consu‐mo de pr oductos no autorizados como fueron las bebidas alcohólicas, aunque no se descartaotras formas de ganancias mediante la cestería o la venta de alimentos, etcétera.
En los trabajos llevados a cabo en el cafetal del Padre, provincia de La Habana, apare‐cen evidencias semejantes, lo que Singleton (2005) asocia a una economía esclava informal.
La producción que llevaran a cabo los esclavos en las plantaciones cubanas se ha visto reflejada en las crónicas de los viajeros extranjeros. Entre estas, como ya se ha mencionado, la cestería y los productos alimenticios parecen corresponder a los más comunes, lamentable‐mente en muchos casos no están representados en el contexto arqueológico por lo endeble de la materia prima.
Las hortalizas y verduras parecen haber acompañado sus raciones de comida y la cría de aves y cerdos, además de un uso alimenticio, constituyeron fuente de dinero. Esto parece justificar la presencia de bebidas alcohólicas en el área de vivienda de los esclavos, a los que tanto las evidencias arqueológicas como la información histórica hacen alusión.
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Figura 3. Base de un contenedor de vidrio destinado al consumo de vino fechado entre 1850 y 1900
Se debe hacer referencia al embarcadero de Canímar, por donde se transportaban las producciones de la zona en cuestión hacia Matanzas. Este lugar parece haber funcionado como el punto de unión de toda la mercadería que salía y entraba a través del río. En su paso por el lugar entre 1841 y 1843 el médico norteamericano John G. Wurdemann (1989:206) describe el trasiego comercial de la zona llena de trabajadores ocupados en las tareas y la calle bloqueada por yuntas de bueyes, carros, cajas y barriles entre otros, donde todo estaba muy entremez‐clado, señalando “la gran masa de productos que contenía y la activa multitud en su breve calle”.
La cercanía de este punto, así como del poblado de Limonar a La Dionisia, podría indi‐car posibles lugares de compra o intercambio de productos, además del monto de plantaciones cafetaleras y de azúcar que existían en la zona circundante. El censo de 1841 reportaba entre la jurisdicción de Matanzas y Guamacaro, partido donde se encontraba Limonar, el monto de 248 plantaciones cafetaleras y 191 azucareras, lo cual no quiere decir que todas estuvieran en su radio de acción, pero da una idea de la densidad poblacional del área donde se encontraba La Dionisia y de su entorno.
Wurdemann (1989) hace referencia a las visitas a otras plantaciones por parte de los esclavos y en el testimonio de uno de ellos se plasma que: “En horas de día y a veces hasta en la tarde los
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esclavos podían ir a las tabernas. Pero eso no pasaba en todos los ingenios. Siempre había el amo que no le daba permiso al esclavo para ir” (Barnet 1968:30).
Estas tabernas parecen haber provisto al esclavo de varios productos para el consumo y otros objetos. Según el mencionado testimonio la existencia de estos establecimientos era común y accesible por la distancia. “Eran como una especie de vendutas donde se podía comprar de todo” (Barnet 1968:30), aunque el intercambio también era una vía para la adqui‐sición de productos. Estos lugares, además, servían para vender los propios productos que pro‐ducían o acumulaban mediante el ahorro.
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No obstante, las tabernas no fueron su única fuente externa para la adquisición de objetos, alimentos u otros. Además de mencionar a los vendedores ambulantes que recorrían las plantaciones, donde los chinos parecen haber jugado un papel protagónico al menos en la segunda mitad del XIX, hace referencia a la compra de prendas “a los moros o turcos que iban de vez en cuando a los mismos barracones” (Barnet 1968:27). También menciona a los guajiros, con quienes negociaban tasajo por leche o se la compraban.
Todo lo antes expuesto indica la posesión de algún caudal por parte de los esclavos en las planta culo cciones, lo cual era posible por la producción de alimentos y otros artí s y la ría de animales.
La utilización de pequeñas parcelas de tierra en las cercanías del barracón por el esclavo fue usual en el XIX, a lo que le denominaban conucos. “Ahí se cosechaba de todo: boniato, calabaza, quimbombó, maíz, gandul, frijol caballero, […] yuca y maní. También criaban sus cochinaticos. Y algunos de estos productos se los vendían a los guajiros que venían directamente del pueblo” (Barnet 1968:27‐28).
Esta producción le dio al esclavo alimentos para acompañar las exiguas raciones que le proporcionaban en las plantaciones y, además, fue una de sus principales fuentes de ingresos. En este sentido también jugó un papel importante la cría de cerdos como se ve en la cita anterior. “No mataban cochinos nada más que los domingos y los días de Pascua. Eran muy negociantes. Llegaban a matar cochinos para venderlos y no se los comían” (Barnet 1968:39).
La información brindada da una idea de la producción y el comercio en que el esclavo participaba activamente. Este desenvolvimiento lo llevó no solo a adquirir los alimentos que necesitaba, sino también le proporcionó la posibilidad de comprar prendas y otros productos como las bebidas alcohólicas. “Los negros iban a las tabernas a buscar aguardiente. Tomaban mucho para mantenerse fortalecidos” (Barnet 1968:30). Más adelante también comenta acerca del consumo de otras bebidas luego de la abolición de la trata; entre estas “El vino Rioja era muy popular. Yo lo conocí desde la esclavitud” (Barnet 1968:76).
Objetos vinculados a la actividad productiva
La presencia de utensilios de trabajo en las excavaciones arqueológicas en La Dionisia
fue escasa. Se encontraron tres fragmentos de roca que parecen conformar el extremo superior de una mano de mortero, hallados en el área del barracón de los esclavos comunes. Este tipo de evidencias pueden estar vinculadas tanto a la confección de alimentos como a la preparación de posibles ofrendas religiosas. Además, fueron halladas algunas herramientas dispersas en la superficie que están relacionadas con la producción, en este caso con la del café. En ese orden se pueden mencionar dos pequeños azadones que podrían haber sido destinados a los trabajos específicos con el café, así como otro azadón de mayores dimensiones destinado a las labores de mantenimiento de los sembrados. Además, se halla un pico utilizado posiblemente para la extracción de piedras calizas como materia prima para la confección de cal, producto usado tanto para la construcción de las estructuras como para el abono de los cultivos.
Por otra parte, se rescataron dos piezas confeccionadas en hierro que corresponden a un arreo utilizado para la tira de animales. Los viajeros del decimonónico y otros historiadores describieron en innumerables ocasiones la utilización de carretas de carga en las plantaciones cubanas, o cual estaba vinculado estrechamente con los trabajos de recolección y traslado de las cosechas.
l
La cultura material del proceso esclavista
Para el caso específico de La Dionisia, se encontraron pocos objetos vinculados al
proceso esclavista en las plantaciones, en todos los casos fechados para el siglo XIX. En este grupo se pueden mencionar un grillete de hierro en perfecto estado de conservación de cuatro anillas y otro, construido en el mismo material, tipológicamente diferente y constituido únicamente del aro que cerraba alrededor del pie.
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Además, se reportaron tres candados (Figura 4) y una cerradura que debieron utili‐zarse para la seguridad de las construcciones, como pueden ser los barracones y la enfermería.
Pasatiempos
Las evidencias encontradas en las excavaciones en La Dionisia no se han podido
asociar con posibles usos de esparcimiento con la excepción de un disco de cerámica ordinaria atalogado como ficha de juego localizado en la excavación de la habitación enclavada en el atio de la casa de vivienda. cp
Figura 4. Uno de los candados de hierro aparecidos en la plantación
La aparición de piezas semejantes ha sido reportada en varios países del continente
americano, aunque también en sitios africanos de contacto poseuropeo. Han sido halladas en la Florida y en misiones españolas en Estados Unidos de América. También se han encontrado en el Caribe, en naufragios y en sitios urbanos.
En Cuba se han reportado asociadas a la dotación de esclavos en el cafetal del Padre, La Habana (Singleton 2005), en sitios militares como el Castillo de San Severino en Matanzas y en Guanabacoa, La Habana (Domínguez 2004).
Deagan (2002) le confiere a estos discos elaborados a partir de fragmentos de cerá‐mica posibles usos como tapas de contenedores, aunque la frecuencia de su aparición en sitios coloniales españoles y la bien documentada pasión por los juegos sugiere que al menos algunas de ellas fueron usadas para juegos.
Por otra parte, varios autores han incursado en los posibles juegos practicados con este tipo de piezas, asociándolos a juegos de azar y destreza como las Damas. Singleton (2005) menciona un juego moderno de la isla de Montserrate denominado “Chiney Money” donde se
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Barnet1968. Biografía de un cimarrón. Galena. Buenos Aires. Argentina.
utiliza dinero y son arrojados tres discos de cerámica y, por otra parte, Deagan (2002) comenta la utilización de fichas en el juego del Back gamón, las Damas y el Parchís.
No obstante las tareas que se realizaban en las plantaciones, los esclavos encontraron el tiempo libre para el esparcimiento, tanto en la música y el baile, como en los distintos juegos. El testimonio de un hombre que nació en la segunda mitad del siglo XIX en la esclavitud de un ingenio argumenta que “Aunque parezca raro, los negros se divertían en los barracones. Tenían su entretenimiento y sus juegos” (Barnet 1968:28).
En la obra de Miguel Barnet se comentan varios juegos que realizaban los esclavos en los barracones y otros en que participaban en las tabernas cercanas a las plantaciones, aunque no se menciona ninguno que utilizara fichas.
Cualquier sea el caso, la aparición en distintos contextos sociales de las mencionadas piezas podría vincularlas tanto a la dotación de esclavos como a sus dueños, no obstante es preciso añadir que la habitación excavada está ubicada en el ala derecha del patio de la casa, donde también están los barracones de los esclavos domésticos y la cocina. Por el área en cuestión, la ficha de juego podría estar asociada a este sector favorecido de la dotación de esclavos.
ANOTACI ONES FINALES Los datos aportados por la primera campaña de excavación permiten un acercamiento
preliminar a la vida del esclavo en el antiguo cafetal La Dionisia y aporta al estudio de las plantaciones cafetaleras del occidente de Cuba. Las evidencias materiales ubican al esclavo en un papel de consumidor de productos adquiridos por medio de la compra, lo que además mues‐tra la accesibilidad al dinero que tuvieron. La dedicación a la cría de animales, documentada por los viajeros extranjeros, constituyó su principal fuente de recursos monetarios, además de formar parte de su sustento diario para compensar la insuficiente alimentación de las planta‐ciones.
Las condiciones de vida del esclavo eran infrahumanas por el hecho en sí de la escla‐vitud. No obstante, aunque su vida giraba en torno a la plantación, también buscaron otras formas de vida más allá de los límites impuestos, lo que debió variar de una a otra plantación y sobre todo de la época de cosecha, permitiendo lo que ha sido denominado por Theresa Sin‐gleton, una economía esclava informal.
Las prácticas religiosas y los juegos debieron ocupar el poco tiempo de ocio en las plantaciones, sobre todo en las cortas épocas que no se producía, lo que debió aliviar en cierta medida el duro yugo de la esclavitud.
De una forma u otra, los esclavos lograron mantener sus creencias religiosas y cos‐tumbre, a tal punto de constituir hoy día un importante exponente de la cultura e identidad cubana.
NOTAS. 1. En 1994 se crea oficialmente el proyecto de la UNESCO La Ruta del Esclavo y dos años después el Comité Cubano de la Ruta del Esclavo. El importante legado africano existente en Matanzas, región que tipificó a escala nacional el fenómeno de la esclavitud de plantación, permitió que se constituyera en esta ciudad el Museo de la Ruta del Esclavo, con sede en el Castillo de San Severino, inmueble asociado a hecho significativos de la esclavitud como el
la Escalera (la mayor rebelión esclava que se su edenominado Proceso de c diera en Cuba) en el siglo XIX. . Bergad, L. W. (1990) Cuban Rural Society in the Nineteenth Century. Princeton University
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