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    Noem y Ru t . Ru t y Noem . Ta l pa ra cua l

    Do lo res A le i xand r e

    Text: Resea Bblica. Otoo 2011, N 71. Editorial Verbo Divino

    Ya no te s ientes la esc lava de nad ie ;

    ahora sabes que tu nombre s ign i f i ca

    a m ig a , c e r c a n a , p r x im a , y p o r e s o

    no te pos t ras n i t e a r rod i l l as , s ino que

    mi ras de f r en te y a los o jos . Porque

    fue as como so nues t ro D ios a

    nues t ra madre Eva cuando la c re : a l

    l ado de l va rn , f r en te a l y a su

    a l tu ra , o f rec indo le su ayuda y su

    apoyo y rec ib indo los de l en to ta lr ec ip roc idad .

    En el contar y recontar la historia de Israel,la fe del pueblo se consolida y crece

    aprendiendo a escuchar la presencia del Seor en medio de ellos y a servirlo. Abuelay madre, suegra y nuera hacen memoria de sus vidas para descubrir la accinsalvadora de Dios que se encierra en sus nombres: Noem y Rut. Memoria que laspone en camino y les aboca a que esos nombres hayan de ser pronunciados en lahistoria de Israel como huella del amor fiel de Dios con su pueblo.

    Desde nia me gustaba escuchar de labios de mi padre las antiguas historias denuestros antepasados. En los largos anocheceres de verano en Beln, cuando hacaan demasiado calor para entrar en la casa y dormir, nos sentbamos junto al murodel granero, en la linde de la era, cerca del montn de trigo que haban trillado esamisma tarde nuestros jornaleros. Mi madre nos reparta a cada uno un puado deespigas para que quitramos la cscara del grano que la trilla no haba conseguidolimpiar y, mientras lo hacamos, mi padre nos narraba las viejas historias de nuestropueblo.

    Nos gustaba escuchar sobre todo la historia de nuestra esclavitud en Egipto y cmoel Seor nos sac de all con mano fuerte y brazo extendido: el mar de las Caas se

    abri aquella noche ante el cayado de Moiss con la misma facilidad con la quenuestra madre parta aquellas sandas rojas que tanto nos gustaban. Otras nochesnos hablaba de los largos aos del desierto durante los cuales ni se gastaron lassandalias de nuestros padres ni se rompieron sus vestidos: el Seor los acompaabacomo una nube que los protega del calor del da y de la oscuridad de la noche, y losalimentaba con el man y el agua que manaba de la roca. Y fue tambin su fuerza laque los hizo vencer a Amalec y a Moab, a Sijn, rey de los amorreos, y a Og, rey deBasn, para entregarnos este hermoso pas en el que ahora vivimos.

    Josu, hijo de Nun, hizo que el arca de la alianza del Dueo de toda la tierra pasarael Jordn delante de nuestros padres: cuando los pies de los sacerdotes que llevaban

    el arca pisaron el Jordn, la corriente del ro se cort y el agua que vena de arriba sedetuvo formando un embalse. Ms tarde, el Seor entreg tambin a su pueblo laciudad de Jeric, y sus murallas se derrumbaron ante el alarido de Israel y el sonido

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    de sus trompetas: estaba cumpliendo su promesa de dar a nuestros padres estatierra en la que ahora vivimos, una tierra que mana leche y miel.

    La noche en que recordbamos la historia en la que Josu grit: Sol, quieto enGaban, y t, luna, en el valle de Ayaln!, todos aplaudamos y cantbamos:

    El sol se detuvo en medio del cieloy tard un da entero en ponerse.

    Ni antes ni despus ha habidoun da como aquel,

    cuando el Seor obedeci a la voz de un hombre,porque el Seor luchaba por Israel.

    Ms adelante, cuando ya Josu haba conquistado toda la tierra, como el Seor habadicho a Moiss, se la reparti por lotes a nuestras tribus y hubo una gran paz.

    Pero no todo eran historias felices. En algunas ocasiones nuestro padre nos contabalo que ocurri cuando a Josu y a toda aquella generacin que fue a reunirse con suspadres sigui otra que no conoca al Seor ni lo que haba hecho por Israel: dieronculto a dioses extranjeros y se desviaron de sus caminos. Entonces los pueblosvecinos los opriman y ellos clamaban al Seor, hasta que l se compadeca de ellos yhaca surgir jueces que los salvaban de sus enemigos, porque le daba lstima orlosgemir bajo la tirana de sus opresores.

    Entonces nuestro padre repeta las palabras de Josu: Elegid hoy a quin querisservir: a los dioses que sirvieron vuestros padres al otro lado del ro o a los dioses delos amorreos, en cuyo pas habitis. Yo y mi casa serviremos al Seor. Y nosotros,puestos en pie, proclambamos con todas nuestras fuerzas:Lejos de nosotrosabandonar al Seor para ir a servir a otros dioses! Nosotros serviremos al Seor: esnuestro Dios!.

    Ahora que soy anciana y he vuelto a Beln despus de los aos duros y tristes de miexilio, le cuento esas mismas historias a Obed, el nieto que me ha dado mi nuera Ruty que es la alegra de mi vejez. l se sienta junto a m muy atento y yo le recuerdoque cuando hablo de servir al Seor estoy pronunciando su nombre, porque Obedsignifica siervo en nuestra lengua, y fue as como le llamaron nuestras vecinas elda de su nacimiento. Y como tambin significa el que escucha, tiene que aprendera vivir muy atento y con sus odos bien abiertos cuando el Seor le dirija su palabra.

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    Siempre me ha gustado ahondar en el significado de los nombres, aunque hubo untiempo en el que el mo (mi suavidad, mi dulzura) me pareci una gran mentira,porque me haba convertido en una mujer vaca y habitada por la amargura. Ahoramis sentimientos han cambiado y he llegado a comprender que recib mi nombre enmi nacimiento como una promesa an incumplida: solo llegara a madurar con el

    tiempo, lo mismo que ocurre con la siembra o con la gravidez de las mujeres.Es ahora, en mi vejez, cuando se ha hecho realidad, pero Obed es an demasiadopequeo para orme contar mi propia historia: antes tiene que conocer la de nuestropueblo. Sin embargo, cuando Rut y yo nos sentamos juntas a tostar trigo o a amasarpan, nos gus ta hacer memor ia jun tas de cmo e l Seor ha ido conduc iendonues t ras v idas has ta en t regarnos en p len i tud lo que encer raban nues t ros

    n o m b r e s .

    Recordamos aquel tiempo de prdidas yduelo, cuando murieron los hombres bajo

    cuyos nombres nos habamos refugiado ynos encontramos solas y viudas. Antenosotras se abran dos caminos: quedarnospara siempre junto a aquellas tumbas,llorando y lamentndonos por la ausenciade los que amamos, o dejar atrs esaetapa de nuestra vida y emprender elretorno hacia la tierra que ahora prometade nuevo darnos pan.

    Orf, mi otra nuera, no tuvo el valor dearrancarse del pasado y volvi a su vida anterior, mientras que Rut y yo nos pusimosen camino. Muchas veces le recuerdo a ella que, si no hubiera sido por la firmezadecidida de me dirigi: Donde t vayas, yo ir; donde vivas, vivir, el temor a lasoledad y a las limitaciones de mi vejez habra paralizado mi deseo de volver a Belny yacera ahora en otra tumba en tierra extraa.

    Cuando entramos en Beln se alborotaron las vecinas: me haban visto salir haciaMoab colmada de vitalidad, en compaa de mi esposo y mis hijos, y me vean ahoraretornar sin ellos, encorvada por el peso de los aos y del sufrimiento. Renegu ante

    ellas de mi nombre: No me llamis Noem, llamadme Amarga, porque sal llena yvuelvo vaca. Y hasta me atrev, ante el espanto de quienes me oyeron, a hablardel Seor con nombres terribles que expresaban mis quejas y mi rebelda: es el queme ha vaciado, el que me ha vuelto amarga

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    Cuando hago memoria de aquella escena,Rut me confiesa que los nombres con losque yo llamaba al Dios de Israel le hicierontemer en un principio que fuera an peorque los dolos de Moab que haba

    abandonado. El primero en hablarme delSeor de otra forma me recuerda fueBoaz en nuestro primer encuentro en sucampo: Que el Dios de Israel, bajo cuyasalas has venido a refugiarte me dijo, telo pague con creces.

    La imagen de un D ios p ro tec to r y

    m a t e r n o , c o m o u n a v e q u e r e c o g e a

    sus po l lue los , m e so rp r end i y l l en m i

    c or a z n d e g o z o : su p e e n a q u e l m o m e n t o q u e t a m b i n y o , l a l t im a e n t r e l o s

    s ie r vos de l campo en que esp igaba , y adems ex t ran je ra , t en a tamb inderecho a encon t r a r r e fu g io ba j o las a las de ese Dios . No tenas razn, Noem,al hablar de l como lo hiciste: mira cmo ahora ests de nuevo llena con mi hijoObed a tu lado y l te colma de la dulzura que creste haber perdido para siempre.

    Yo me ro y le respondo que tiene razn, pero que anuestro Dios no le ofende que derramemos ante l conlibertad lo que desborda de nuestro corazn, y, cuando laveo asentir, pienso que ella ha llegado a conocer alSeor mejor que yo, a pesar de que hace poco quepertenece a nuestro pueblo. Ella me dice: Es porque mesiento envuelta en la bendicin que pronunciaron anteBoaz los ancianos y todo el pueblo: Que a la mujer queva a entrar en tu casa la haga el Seor como Raquel yLa, las dos que construyeron la casa de Israel! Quetengas riqueza en frata y renombre en Beln! Que porlos hijos que el Seor te d de esta joven tu casa seacomo la de Fares, el hijo que Tamar dio a Jud!.

    Cuando te pregunt despus por esas tres mujeres,Raquel, La y Tamar, t me contaste sus historias: lasdos primeras, hermanas, cmplices y tambin

    adversarias entre s por el amor de Jacob, fueron, junto a Sara y Rebeca, nuestrasMatriarcas. Raquel, la Cordera, y La, la Fatigada: dos mujeres fuertes, libres yfecundas que llenaron de vida y de orgullo el clan al que pertenecan, y sus docehijos siguen dando nombre a nuestras tribus.

    Tambin Tamar, la Palmera, fue una mujer vigorosa que actu con energa ysagacidad y no se resign ante el comportamiento injusto de Jud, su suegro: alnegarse l a darle en matrimonio a otro de sus hijos, la condenaba a una esterilidadsemejante a la muerte, pero ella dise un plan para defender sus derechos. Esverdad que acudi al engao para conseguir ser madre, pero el propio Jud reconocique haba actuado ms justamente que l, y el Seor la recompens dndole doshijos gemelos.

    Cuando conoc las vidas que se escondan detrs de aquellos nombres siguidiciendo Rut, supe que tendra que esforzarme mucho si quera que el mo fuera

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    digno de ser pronunciado junto a los suyos en la historia de nuestro pueblo. Hasta elnombre de Fares, el hijo mayor de Tamar, me ha supuesto un desafo: me contasteque Fares significa brecha y que, en el parto de Tamar, uno de los gemelosextendi su mano y la partera le at en ella un hilo, diciendo: Este ha sido el primeroen salir, pero retir su mano, y el otro sali antes. Entonces dijo la comadrona:

    Qu brecha has abierto!. Y le llam por ese nombre, Fares.Pienso que tambin yo he abierto una brecha en la fama de las mujeres moabitas: elnombre de Moab, unido al incesto de Lot, ha estado siempre asociado a la perdicin yla ruina de los israelitas. Y, sin embargo, el Seor ha hecho de m una portadora debendicin para Boaz, un hijo de Israel. Y he abierto tambin otra brecha en lascostumbres de este pueblo que rechaza a las mujeres extranjeras: conmigo ha rotosu tradicin y me ha invitado a cobijarme bajo sus alas, como si fueran las delSeor.

    Me conmueve escuchar a mi nuera, porque contemplo cmo va afirmando da a da

    su identidad: no reconozco ya en esta mujer, erguida y segura de s misma, a aquellamuchacha temerosa que se present ante Boaz como su sierva, se postr ante l yse mostr extraada de que prestara atencin a una extranjera. Ni tampoco a la queme cont, despus de haber pasado la noche con l en la era, que se le habaacercado sigilosamente y no se haba dado a conocer hasta la medianoche.Han ido madurando en ella sus m e jo r es rasgos: aquella audac ia con la que decidiacompaarme a Beln; su va len t a para enfrentarse a lo desconocido y adentrarseen una tierra que poda serle hostil; la r esponsab i l i dad de ponerse a trabajar comoespigadora para poder mantenernos; el v i g o r para permanecer en la tarea de sol asol; el a t r e v i m i e n t o de pedirle a Boaz: Extiende sobre m tu manto.

    Ests empezando a recibir tu nombre le digo. Ya no te sientes la esclava de nadie;ahora sabes que t u n o m b r e s i g n i f ic a a m ig a , c er c an a , p r x im a, y por eso no tepostras ni te arrodillas, sino que miras de frente y a los ojos. Porque fue as comoso nuestro Dios a nuestra madre Eva cuando la cre: al lado del varn, frente a ly a su altura, ofrecindole su ayuda y su apoyo y recibindolos de l en totalreciprocidad. Y quiz tu hijo Obed, el Servidor, el Escuchador, o uno de susdescendientes alcance algo an ms hermoso: que el Seor, lo mismo que a Moiss,lo considere ms que un siervo, un amigo con quien se habla cara a cara.

    Rut toma mis manos, emocionada, y me dice que va a hacer suya la bendicin quepronunciaron sobre m las mujeres cuando naci Obed:

    Bendito sea Dios,que te ha dado hoy quien responda por ti,

    y este nio ser para ti descanso y ayuda en tuvejez:

    yo misma lo pongo en tu seno como signode nuestra amistad fiel,

    del amor y la lealtad que me llevaron a decirte unda:

    A donde t vayas, ir yo;donde t vivas, vivir yo;

    tu pueblo es el mo, tu Dios es mi Dios;

    donde t mueras, all morir y all me enterrarn.Solo la muerte podr separarnos.

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    Las ltimas palabras de Rut se quedan resonando en mi interior, porque all, en loms profundo, s que nuestros nombres permanecern vivos en la memoria deIsrael, como una huella del amor fiel de nuestro Dios. Y la sombra que proyectan susalas va ms all de las fronteras de la muerte.