Domingo 12 de Abril de 2015

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Domingo12 de abril de 2015 Domingo segundo de Pascua Hechos de los apóstoles 4,32-35 Todos pensaban y sentían lo mismo En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mis- mo: lo poseían todo en común y nadie llamaba suyo propio na- da de lo que tenía. Los apóstoles daban testimonio de la resu- rrección del Señor Jesús con mucho valor. Y Dios los miraba a todos con mucho agrado. Ninguno pasaba necesidad, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero y lo ponían a disposición de los apóstoles; luego se distribuía según lo que necesitaba cada uno. 1 Juan 5,1-6 Todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo Queridos hermanos: Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y todo el que ama a Dios que da el ser ama también al que ha nacido de él. En esto conocemos que ama- mos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus man- damientos. Pues en esto consiste el amor a Dios: en que guar- demos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son pesa- dos, pues todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Éste es el que vino con agua y con sangre: Jesu- cristo. No sólo con agua, sino con agua y con sangre; y el Espíri- tu es quien da testimonio, porque el Espíritu es la verdad. Juan 20,19-31

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  • Domingo12 de abril de 2015 Domingo segundo de Pascua

    Hechos de los apstoles 4,32-35

    Todos pensaban y sentan lo mismo

    En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentan lo mis-mo: lo posean todo en comn y nadie llamaba suyo propio na-da de lo que tena. Los apstoles daban testimonio de la resu-rreccin del Seor Jess con mucho valor. Y Dios los miraba a todos con mucho agrado. Ninguno pasaba necesidad, pues los que posean tierras o casas las vendan, traan el dinero y lo ponan a disposicin de los apstoles; luego se distribua segn lo que necesitaba cada uno.

    1 Juan 5,1-6

    Todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo

    Queridos hermanos: Todo el que cree que Jess es el Cristo ha nacido de Dios; y todo el que ama a Dios que da el ser ama tambin al que ha nacido de l. En esto conocemos que ama-mos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus man-damientos. Pues en esto consiste el amor a Dios: en que guar-demos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son pesa-dos, pues todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe. Quin es el que vence al mundo, sino el que cree que Jess es el Hijo de Dios? ste es el que vino con agua y con sangre: Jesu-cristo. No slo con agua, sino con agua y con sangre; y el Espri-tu es quien da testimonio, porque el Espritu es la verdad.

    Juan 20,19-31

  • Porque me has visto, Toms, has credo, -dice el Seor-. Dicho-sos los que crean sin haber visto.

    Al anochecer de aquel da, el primero de la semana, estaban los discpulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judos. Y en esto entr Jess, se puso en medio y les dijo: "Paz a vosotros." Y, diciendo esto, les ense las manos y el costado. Y los discpulos se llenaron de alegra al ver al Seor. Jess repiti: "Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado as tambin os envi yo." Y, dicho esto, exhal su aliento sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espritu Santo; a quienes les perdonis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengis, les quedan retenidos."

    Toms, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jess. Y los otros discpulos le decan: "Hemos visto al Seor." Pero l les contest: "Si no veo en sus manos la seal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo."

    A los ocho das, estaban otra vez dentro los discpulos y Toms con ellos. Lleg Jess, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: "Paz a vosotros." Luego dijo a Toms: "Trae tu de-do, aqu tienes mis manos; trae tu mano y mtela en mi costa-do; y no seas incrdulo, sino creyente." Contest Toms: "Se-or mo y Dios mo!" Jess le dijo: "Porque me has visto has credo? Dichosos los que crean sin haber visto."

    Muchos otros signos, que no estn escritos en este libro, hizo Jess a la vista de los discpulos. stos se han escrito para que creis que Jess es el Mesas, el Hijo de Dios, y para que, cre-yendo, tengis vida en su nombre.

  • Tras la muerte de Jess, la comunidad se siente con miedo, in-segura e indefensa ante las represalias que pueda tomar contra ella la institucin juda. Se encuentra en una situacin de temor paralela a la del antiguo Israel en Egipto cuando los israelitas eran perseguidos por las tropas del faran (x 14,10); y, como lo estuvo aquel pueblo, los discpulos estn tambin en la noche (ya anochecido) en que el Seor va a sacarlos de la opresin (x 12,42; Dt 16,1). El mensaje de Mara Magdalena, sin embargo, no los ha liberado del temor. No basta tener noticia del sepulcro vaco; slo la presencia de Jess puede darles seguridad en me-dio de un mundo hostil.

    Pero todo cambia desde el momento en que Jess que es el centro de la comunidad- aparece en medio, como punto de re-ferencia, fuente de vida y factor de unidad.

    Su saludo les devuelve la paz que haban perdido. Sus manos y su costado, pruebas de su pasin y muerte, son ahora los signos de su amor y de su victoria: el que est vivo delante de ellos es el mismo que muri en la cruz. Si tenan miedo a la muerte que podran infligirles "los judos", ahora ven que nadie puede qui-tarles la vida que l comunica.

    El efecto del encuentro con Jess es la alegra, como l mismo haba anunciado (16,20: vuestra tristeza se convertir en alegr-a). Ya ha comenzado la fiesta de la Pascua, la nueva creacin, el nuevo ser humano capaz de dar la vida para dar vida

    Con su presencia Jess les comunica su Espritu que les da la fuerza para enfrentarse con el mundo y liberar a hombres y mu-jeres del pecado, de la injusticia, del desamor y de la muerte.

  • Para esto los enva al mundo, a un mundo que los odia como lo odi a l (15,18). La misin de la comunidad no ser otra sino la de perdonar los pecados para dar vida, o lo que es igual, poner fin a todo lo que oprime, reprime o suprime la vida, que es el efecto que produce el pecado en la sociedad.

    Pero no todos creen. Hay uno, Toms, el mismo que se mostr pronto a acompaar a Jess en la muerte (Jn 11,16), que ahora se resiste a creer el testimonio de los discpulos y no le basta con ver a la comunidad transformada por el Espritu. No admite que el que ellos han visto sea el mismo que l haba conocido; no cree en la permanencia de la vida. Exige una prueba indivi-dual y extraordinaria. Las frases redundantes de Toms, con su repeticin de palabras (sus manos, meter mi dedo, meter mi mano), subrayan estilsticamente su testarudez. No busca a Jess fuente de vida, sino una reliquia del pasado.

    Necesitar para creer unas palabras de Jess: Trae aqu tu de-do, mira mis manos; trae tu mano y mtela en mi costado, y no seas incrdulo, sino fiel. Toms, que no llega a tocar a Jess, pronuncia la ms sublime confesin evanglica de fe llamando a Jess Seor mo y Dios mo. Con esta doble expresin alude al maestro a quien llamaban Seor, siempre dispuesto a lavar los pies a sus discpulos y al proyecto de Dios, realizado ahora en Jess, de hacer llegar al ser humano a la cumbre de la divinidad realizado ahora en Jess (Dios mo)..

    Pero su actitud incrdula le merece un reproche de parte de Jess, que pronuncia una ltima bienaventuranza para todos los que ya no podrn ni verlo ni tocarlo y tendrn, por ello, que descubrirlo en la comunidad y notar en ella su presencia siem-pre viva. De ahora en adelante la realidad de Jess vivo no se

  • percibe con elucubraciones ni buscando experiencias individua-les y aisladas, sino que se manifiesta en la vida y conducta de una comunidad que es expresin de amor, de vida y de alegra. Una comunidad, cuya utopa de vida refleja el libro de los Hechos (4,32-35): comunidad de pensamientos y sentimientos comunes, de puesta en comn de los bienes y de reparto iguali-tario de los mismos como expresin de su fe en Jess resucita-do, una comunidad de amor como defiende la primera carta de Juan (1 Jn 5,1-5).

    Que Jesus, en su infinita misericordia nos revele estas cosas que hemos escuchado hoy. Amen