DOMINGO XIX DEL TIEMPO ORDINARIO...Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz A los hombres que...

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DOMINGO XIX

DEL TIEMPO ORDINARIO

Parroquia Jesucristo

Redentor

https://www.parroquiajesucristoredentor.com/ https://www.acncolombia.org/

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SUGERENCIA INICIAL PARA PARTICIPAR MEJOR EN LA MISA ONLINE: 1. Mejor no escuches la Misa solo. Si puedes hazlo en familia o con alguno de tus hermanos o hijos. La unión hace la fuerza y te será más fácil concentrarte. 2. Cuida la escenografía: puedes poner una cruz o una imagen de la Virgen cerca de la TV, la tablet, o el computador. 3. … y el vestuario: vístete bien para la Misa. Deja la piyama para dormir y la sudadera para hacer deporte. 4. Sigue la Misa como si estuvieras en la parroquia: levántate para la lectura del Evangelio, ponte de rodillas para la Consagración, etc. Los gestos son importantes.

5. En el momento de la comunión, reza una comunión espiritual: te puede servir la que rezaba san Josemaría (Yo quisiera, Señor, recibirte con aquella pureza, humildad y

devoción, con que te recibió tu Santísima Madre, con el espíritu y fervor de los santos), u

otra. 6. No tengas prisa: la Misa tiene un valor increíble y precisamente en estos momentos hay muchas cosas por las que rezar. Quédate unos momentos después de la Misa para pedir a Dios por todos los difuntos, los enfermos, el personal sanitario y el Gobierno y por supuesto, por la Iglesia, por el Papa, nuestros obispos y la parroquia.

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DOMINGO XIX DEL TIEMPO ORDINARIO

Canción de Entrada

Jesucristo me dejó inquieto

Jesucristo me dejó inquieto, su Palabra me llenó de luz. Nunca más yo pude ver el mundo sin sentir aquello que sintió Jesús. Yo vivía muy tranquilo y descuidado y pensaba haber cumplido mi deber. Muchas veces yo pensaba equivocado, contentarme con la letra de la ley. Más después que mi Señor pasó, nunca más mi pensamiento descansó. Terminado el canto de entrada, el sacerdote y los fieles, de pie, se santiguan con la señal de la cruz, mientras el sacerdote, vuelto hacia el pueblo, dice:

✠ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

R/: Amén. Antífona de entrada Cf. Sal 73, 20. 19. 22. 23 Piensa, Señor, en tu alianza, no olvides sin remedio la vida de tus pobres. Levántate, oh, Dios, defiende tu causa, no olvides las voces de los que acuden a ti. Después el sacerdote, extendiendo las manos, saluda al pueblo con una de las fórmulas siguientes:

El Dios de la vida, que ha resucitado a Jesucristo, rompiendo las ataduras de la muerte, esté con todos ustedes.

R/. Y con tu espíritu.

Acto Penitencial

A continuación se hace el acto penitencial, al que el sacerdote invita a los fieles, diciendo:

Hermanos:

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Para celebrar dignamente estos sagrados misterios, reconozcamos nuestros pecados.

Se hace una breve pausa en silencio. Después, todos dicen en común la fórmula de la confesión general:

Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión: Y, golpeándose el pecho, dicen: Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Luego prosiguen: Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.

El sacerdote concluye con la siguiente plegaria:

Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

R/. Amén.

Canto Señor ten piedad

Señor, ten piedad de mí, Ten piedad de mí, Señor, ten piedad de mí Cristo, ten piedad de mí, Ten piedad de mí. Señor, ten piedad de mí, Ten piedad de mí En seguida, se canta el Gloria.

Gloria a Dios

Gloria a Dios en el cielo Y en la tierra paz A los hombres que ama el Señor Por tu inmensa gloria te alabamos te bendecimos, te adoramos,

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Te glorificamos te damos gracias Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz A los hombres que ama el Señor Señor Dios rey celestial, Dios Padre todo poderoso, Señor hijo único Jesucristo Señor Dios, cordero de Dios, Hijo del Padre Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz A los hombres que ama el Señor Tú que quitas el pecado del mundo ten piedad de nosotros, Tú que quitas el pecado del mundo atiende nuestras suplicas, Tú que estas sentado a la derecha del Padre ten piedad de nosotros. Gloria a Dios en el cielo Y en la tierra paz A los hombres que ama el Señor Porque solo tú eres santo, Solo tú Señor, Solo tú altísimo Jesucristo Con el Espíritu Santo En la Gloria de Dios Padre. Gloria a Dios en el cielo Y en la tierra paz A los hombres que ama el Señor. Oración colecta DIOS todopoderoso y eterno, a quien, instruidos por el Espíritu Santo, nos atrevemos a llamar Padre, renueva en nuestros corazones el espíritu de la adopción filial, para que merezcamos acceder a la herencia prometida. Por nuestro Señor Jesucristo.

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PRIMERA LECTURA 1 Re 19, 9a. 11-13a

Permanece de pie en el monte ante el Señor

Lectura del primer libro de los Reyes.

EN aquellos días, cuando Elías llegó hasta el Horeb, el monte de Dios, se introdujo

en la cueva y pasó la noche. Le llegó la palabra del Señor, que le dijo: «Sal y permanece de pie en el monte ante el Señor».

Entonces pasó el Señor y hubo un huracán tan violento que hendía las montañas y

quebraba las rocas ante el Señor, aunque en el huracán no estaba el Señor. Después del huracán, un terremoto, pero en el terremoto no estaba el Señor. Después del

terremoto fuego, pero en el fuego tampoco estaba el Señor.

Después del fuego, el susurro de una brisa suave. Al oírlo Elías, cubrió su rostro con el manto, salió y se mantuvo en pie a la entrada de la cueva.

Palabra de Dios.

R/. Te alabamos Señor

Salmo responsorial Sal 84, 9ab-10. 11-12. 13-14 (R/.: 8)

R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. V/. Voy a escuchar lo que dice el Señor:

«Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos». La salvación está cerca de los que le temen, y la gloria habitará en nuestra tierra. R/.

V/. La misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan; la fidelidad brota de la tierra, y la justicia mira desde el cielo. R/.

V/. El Señor nos dará la lluvia,

y nuestra tierra dará su fruto. La justicia marchará ante él, y sus pasos señalarán el camino. R/.

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SEGUNDA LECTURA Rom 9, 1-5

Desearía ser un proscrito por el bien de mis hermanos

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos.

HERMANOS:

Digo la verdad en Cristo, no miento —mi conciencia me atestigua que es así, en el Espíritu Santo—: siento una gran tristeza y un dolor incesante en mi corazón; pues desearía ser yo mismo un proscrito, alejado de Cristo, por el bien de mis hermanos, los de mi raza según la carne: ellos son israelitas y a ellos pertenecen el don de la filiación adoptiva, la gloria, las alianzas, el don de la ley, el culto y las promesas; suyos son los patriarcas y de ellos procede el Cristo, según la carne; el cual está por encima de todo, Dios bendito por los siglos. Amén. Palabra de Dios. R/. Te alabamos Señor

Aleluya Sal 129, 5

R/. Aleluya, aleluya. V/. Espero en el Señor, espero en su palabra. R/. Aleluya, aleluya, Sólo Dios es digno de alabar

EVANGELIO Mt 14, 22-33

Mándame ir a ti sobre el agua

✠ Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

DESPUÉS de que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que

subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.

Y después de despedir a la gente subió al monte a solas para orar. Llegada la noche estaba allí solo.

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Mientras tanto la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el

viento era contrario. A la cuarta vela de la noche se les acercó Jesús andando sobre

el mar. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, diciendo que era un fantasma.

Jesús les dijo enseguida:

«¡Ánimo, soy yo, no tengan miedo!». Pedro le contestó:

«Señor, si eres tú, mándame ir a ti sobre el agua». Él le dijo:

«Ven».

Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó:

«Señor, sálvame».

Enseguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: «Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?».

En cuanto subieron a la barca amainó el viento. Los de la barca se postraron ante él diciendo:

«Realmente eres Hijo de Dios».

Palabra del Señor.

R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.

Sigue el Credo

Credo Niceno Constantinopolitano. Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.

Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, En las palabras que siguen, hasta se hizo hombre, todos se inclinan. y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos,

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y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.

Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.

Amén

Después se hace la oración universal u oración de los fieles. Canto de Ofertorio Haz lo que quieras conmigo, haz lo que quieras de mí. Hoy yo te ofrezco mi vida, hoy yo me rindo ante ti. Te entrego todo lo que soy, todo lo que tengo, todo lo que quiero y todo lo que sueño a ti, Señor Jesús. Te entrego. Oración sobre las ofrendas

ACEPTA complacido, Señor, los dones

que en tu misericordia has dado a tu Iglesia

para que pueda ofrecértelos, y que ahora transformas con tu poder

en sacramento de nuestra salvación.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio

V/. El Señor esté con ustedes. R/. Y con tu Espíritu

V/. Levantemos el corazón. R/. Lo tenemos levantado hacia Señor

V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/.Es Justo y necesario

EN verdad es justo y necesario,

es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, que por amor creaste al hombre,

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y, aunque condenado justamente, con tu misericordia lo redimiste, por Cristo, Señor nuestro. Por él, los ángeles alaban tu gloria, te adoran las dominaciones y tiemblan las potestades, los cielos, sus virtudes y los santos serafines te celebran unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces cantando humildemente tu alabanza:

Santo /Santo, santo, santo es el Señor/ Los cielos y la tierra están llenos de tu amor, Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en el nombre del Señor, Hosanna en el cielo. El sacerdote, con las manos extendidas, dice:

[CONCELEBRANTE PRINCIPAL]

SANTO eres en verdad, Padre,

y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso. Todos se arrodillan en casa. El sacerdote junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice:

[CONCELEBRANTES] Por eso, Padre, te suplicamos que santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y sobre el cáliz conjuntamente, diciendo: de manera que se conviertan

en el Cuerpo y ✠ la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, Junta las manos. que nos mandó celebrar estos Misterios.

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Porque él mismo, la noche en que iba a ser entregado, Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue: tomó pan, y dando gracias te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:

TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.

Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora, haciendo genuflexión. Después prosigue: Del mismo modo, acabada la cena, Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue: tomó el cáliz, y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos, diciendo: Se inclina un poco. TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL,

PORQUE ESTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR MUCHOS PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.

Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora, haciendo genuflexión. Luego dice:

[CONCELEBRANTE PRINCIPAL] Este es el Misterio de la fe.

Y todos, desde casa, prosiguen, aclamando: Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!

Después los sacerdotes, con las manos extendidas, dicen: [CONCELEBRANTES] Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo.

Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia y reconoce en ella la Víctima

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por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad; para que, fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu.

[CONCELEBRANTE PRIMERO] Que él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto con tus elegidos: con María, la Virgen Madre de Dios, su esposo san José, los apóstoles y los mártires, y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener siempre tu ayuda.

Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al mundo entero.

Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: al tu servidor, el papa Francisco, a nuestro Obispo Luis José, al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos, y a todo el pueblo redimido por ti. Atiende los deseos de esta familia que has congregado en tu presencia.

En el domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida inmortal.

Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el mundo. A nuestros hermanos difuntos, y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria,

Junta las manos. por Cristo, Señor nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.

Luego eleva al cielo el pan y el vino y dice la doxología o glorificación de Dios:

[CONCELEBRANTES] Por Cristo, con Él y en Él, A Ti Dios Padre Omnipotente en la unidad del Espíritu Santo todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. R/. Amén Antífona de comunión Cf. Sal 147, 12. 14 Glorifica al Señor, Jerusalén, que te sacia con flor de harina. Una vez depositados el cáliz y la patena sobre el altar, el sacerdote, con las manos juntas, dice: El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado; digamos con fe y esperanza:

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Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Solo el sacerdote, con las manos extendidas, prosigue diciendo: Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo. Junta las manos. El pueblo concluye la oración aclamando: Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria por siempre, Señor. Rito de la paz Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice en voz alta: Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: «La paz les dejo, mi paz les doy»; no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Junta las manos.

Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. R/. Amén.

El sacerdote, vuelto hacia el pueblo, extendiendo y juntando las manos, añade:

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La paz del Señor esté siempre con ustedes. El pueblo responde: Y con tu espíritu. Luego, el sacerdote añade: En el Espíritu de Cristo resucitado, dense fraternalmente la paz. Y todos intercambian un gesto de paz, de comunión y de caridad. Fracción del pan Después toma el pan consagrado, lo parte sobre la patena, y pone una partícula dentro del cáliz, diciendo en secreto: El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, unidos en este cáliz, sean para nosotros alimento de vida eterna. Mientras tanto, se canta: Cordero Cordero de Dios Que quitas el pecado del mundo, Ten piedad de nosotros Y danos paz. Comunión

A continuación el sacerdote, con las manos juntas, dice en secreto:

Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que, por voluntad del Padre, cooperando el Espíritu Santo, diste con tu muerte la vida al mundo, líbrame, por la recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre, de todas mis culpas y de todo mal. Concédeme cumplir siempre tus mandamientos y jamás permitas que me separe de ti.

El sacerdote hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena o sobre el cáliz, hacia el pueblo, dice con voz clara:

Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.

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Y, juntamente con el pueblo, añade:

Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.

El sacerdote, hacia el altar, dice en secreto:

El Cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna.

Y comulga reverentemente el Cuerpo de Cristo.

Después toma el cáliz y dice en secreto:

La Sangre de Cristo me guarde para la vida eterna.

Y bebe reverentemente la Sangre de Cristo. Canto de Comunión Algo grande viene Letra y música: Angélica María Contra toda esperanza como te creyó Abraham, en ti pongo mi confianza, sé que no me fallarás. Pues yo sé que me acompañas y a mi lado siempre estás, aunque el mundo me atribule, a vencer me llevarás. Algo grande viene, algo grande viene. Has vencido al mundo y yo contigo venceré. Algo grande viene, algo grande viene porque aún en tormenta yo te glorificaré, te glorificaré. Finalizada la comunión, el sacerdote, el diácono, o el acólito, purifica la patena sobre el cáliz y también el cáliz.

Mientras hace la purificación, el sacerdote dice en secreto:

Haz, Señor, que recibamos con un corazón limpio el alimento que acabamos de tomar, y que el don que nos haces en esta vida nos aproveche para la eterna.

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Comunión Espiritual: Terminado el canto de comunión, cada familia puede hacer desde su casa la comunión espiritual.

Yo quisiera Señor recibirte, con aquella pureza, humildad y devoción con que te recibió tú Santísima Madre. Con el Espíritu y el fervor de los Santos (3 veces).

y luego las aspiraciones de San Ignacio de Loyola.

Alma de Cristo Santifícame, Cuerpo de Cristo, sálvame Sangre de Cristo, embriágame Agua del Costado de Cristo, lávame Pasión de Cristo, confórtame ¡Oh buen Jesús!, óyeme Dentro de tus llagas, escóndeme No permitas que me aparte de Ti Del enemigo malo, defiéndeme A la hora de mi muerte, llámame y mándame ir a Ti, Para que con tus ángeles y tus santos te alabe y te bendiga por los siglos de los siglos. R/. Amén Oración después de la comunión

LA comunión en tus sacramentos

nos salve, Señor, y nos afiance en la luz de tu verdad. Por Jesucristo nuestro Señor.

Después tiene lugar la despedida. El sacerdote, vuelto hacia el pueblo, extendiendo las manos, dice:

El Señor esté con ustedes R/. Y con tu espíritu.

El sacerdote bendice al pueblo, diciendo:

La bendición de Dios todopoderoso,

Padre, Hijo ✠ y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes. R/. Amén. Canto de Salida Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea. Pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti celestial princesa,

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Oh, Virgen Sagrada María. Yo te ofrezco en este día alma vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes madre mía. Amén.