Domingo XXVIII d.a. - Ciclo A

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La Palabra de Dios invita al conocimiento y a la amistad con Él, a la intimidad del banquete. En definitiva, invita a “entrar en el Reino”, es decir, creer sólo en “Abbá”, comportarse como hijo, pensar en “nosotros” más que en “yo”. La invitación es al Evangelio, a vivir en el Reino, no en las tinieblas, no en el juicio, no en el temor, no en el Sinaí, sino en el Monte de las Bienaventuranzas. José Enrique Galarreta Mateo 22, 1-14. 28Tiempo Ordinario –A-. Comentarios y presentación: Asun Gutiérrez.

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Evangelio del Domingo 9 de Octubre de 2011. Autora: Asun Gutiérrez.

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La Palabra de Dios invita al conocimientoy a la amistad con Él, a la intimidad del banquete.

En definitiva, invita a “entrar en el Reino”, es decir,creer sólo en “Abbá”, comportarse como hijo,

pensar en “nosotros” más que en “yo”.La invitación es al Evangelio, a vivir en el Reino,

no en las tinieblas, no en el juicio, no en el temor,no en el Sinaí, sino en el Monte de las Bienaventuranzas.

José Enrique Galarreta

Mateo 22, 1-14. 28Tiempo Ordinario –A-. Comentarios y presentación: Asun Gutiérrez.

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1Jesús les habló otra vez en parábolas, diciendo:

Jesús continúa denunciando a los dirigentes religiosos. Con la parábola de los invitados que no quieren acudir al banquete del Rey y son sustituidos por otros que en principio no habían sido invitados, insiste en la misma idea de los domingos anteriores. Una nueva comunidad sustituye a la que no produce frutos, a la que rechaza la invitación. Jesús habla de lo que llamaba “El Reino”, de la relación con Dios y con los demás, que no es una serie de contenidos teóricos, sino una invitación a cambiar de valores y actitudes, un modo nuevo de vivir.

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2El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba las bodas de su hijo. 3Envió entonces a sus servidores para avisar a los invitados, pero éstos se negaron a ir. 4De nuevo envió a otros servidores con el encargo de decir a los invitados: «Mi banquete está preparado, ya han sido matados mis terneros y mis mejores animales, y todo está a punto: Vengan a la boda». 5Pero ellos no tuvieron en cuenta la invitación, y se fueron uno a su campo, otro a su negocio; 6y los demás se apoderaron de los servidores, los maltrataron y los mataron. 7Al enterarse, el rey se indignó y envió a sus tropas para que acabaran con aquellos homicidas e incendiaran su ciudad.

Jesús presenta el Reino como un banquete, como una boda. Símbolos de amistad, comunión, amor y felicidad.

Cuando los intereses de Dios no son nuestros intereses, Dios interesa poco, y por poco, por cualquier excusa, se lo deja de lado.

Al Reino se va por invitación, como a una boda, como a una fiesta. Quien convoca al Banquete no manda, invita.

Lo más profundo de Dios se alcanza y acepta por invitación. Las cosas más profundas y esenciales no se hacen por obligación ni por deber, sino por libre decisión, por libre respuesta a una invitación, a una sugerencia, a una mirada, a un susurro...

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8Luego dijo a sus servidores: «El banquete nupcial está preparado, pero los invitados no eran dignos de él. 9Salgan a los cruces de los caminos e inviten a todos los que encuentren».10Los servidores salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, buenos y malos, y la sala nupcial se llenó de convidados.

Las excusas y rechazos no detienen el plan de Dios.El Señor no suspende el banquete.

La invitación se extiende a “todos los que encuentren”. Es universal. No por nuestros méritos sino por amor gratuito e incondicional del Padre.

Jesús derriba todo privilegio y toda barrera. Los “buenos y malos”, los “pobres y lisiados” (Lc 14,21), forman la nueva comunidad.

¿Presento el cristianismo como lo más positivo y gozoso? ¿Como una fiesta digna de celebrarse? ¿Lo he convertido en una serie de verdades a creer

o de normas a cumplir o de estructuras a respetar? ¿Mi vida transmite la acogida, la alegría, la fiesta, la ternura, el amor de Dios?

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11Cuando el rey entró para ver a los comensales, encontró a un hombre que no tenía el traje de fiesta. 12«Amigo, le dijo, ¿cómo has entrado aquí sin el traje de fiesta?» Él otro permaneció en silencio.

Lógicamente, no se trata de un costoso traje de ceremonia ni de etiqueta, sino de la actitud. Jesús quiere que los invitados vistamos de fiesta:

que haya coherencia entre lo que decimos creer y nuestra vida. Cambiar de vestido-conversión, requiere cambiar de mentalidad,

sentir la alegría y la confianza de saberse hijos del Padre y llevar el estilo de vida, en medio de las alegrías y tristezas, salud o enfermedad,

gozos o dificultades, que Jesús nos enseña con su vida.¿Qué actitudes me faltan para completar el traje adecuado para el Banquete?

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13Entonces el rey dijo a los guardias: «Átenlo de pies y manos, y arrójenlo afuera, a las tinieblas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes».

14Porque muchos son llamados, pero pocos son elegidos.

Nuestro Dios es un Dios de vida, y no puede permitir que sus criaturas tengan como destino final la muerte ni la infelicidad.

Es una constante en el Evangelio que las personas que se creen privilegiadas,en posesión de la verdad, mejores que las demás, se autoexcluyen,

se cierran la puerta de la Fiesta.No basta con ser llamados –bautizados-, hay que querer ser elegidos,

haciendo vida el mensaje de Jesús con alegría, sin ningún temor, porque, aunque es exigente, como la libertad, la amistad, el amor...

es llamada que conduce a la Fiesta, a la Plenitud y a la Vida.