dominical Los «quejíos» de Marchena; · tá ocupado por mercedarios teniendo la dicha de sernos...

16

Transcript of dominical Los «quejíos» de Marchena; · tá ocupado por mercedarios teniendo la dicha de sernos...

¿Qué sentirías querido lector si de repente te dijeran que se va a constituir una escuela de cargadores, de cofrades,…o de merlús, o

no digamos de Barandales en Zamora? … Pues eso mismo debieron de sentir los marcheneros hace veinticinco años cuando Roberto

Narváez Castillo apoyado por la junta directiva de la cofradía a la que pertenece la Escuela decidió poner en marcha tan singular

iniciativa: La primera escuela de saetas del mundo. El ob-jetivo era sistematizar el aprendizaje de forma reglada no

dejándolo a los vaivenes del destino, y de la tradición oral familiar.

La realidad de esta institución, transgresora en su momento de la creen-

cia popular de que las cosas se

aprenden de nuestros mayo-

res sin más, go-za a sus veinti-

cinco años de vida de una excelente sa-

lud: más de cuatrocien-tos saeteros han pasado por

su enseñanza. Todos los sábados por la tarde, dos meses antes de la Pasión, tres son los grupos de alumnos, incluyendo niños de poca edad —en algu-nos casos han empezado con tres años—, y ha sido referente de otras escuelas en Sevilla capital y pro-vincia. El pasado 5 de febrero la mencionada escuela co-

menzaba su andadura en la iglesia de Santa Clara, sede de la Hermandad de Nuestro Padre y Señor de la Humildad

y Paciencia y Nuestra Señora de los Dolores y Santa Clara de Asís de Marchena, nombre completo

de la cofradía que alberga a la entidad do-cente. Para solemnizar la señalada

ocasión del cuarto de siglo, con la preceptiva presen-cia de autoridades y di-

rectivos de otras herman-dades —además de la pre-

sentación de un libro conmemorativo y la presen-

tación del cartel semanasan-tero— se contó con el zamo-

rano afincado en Cáceres Fe-derico Vázquez Esteban con la

encomienda de impartir la lec-ción magistral en tan señalada

efemérides. Habló de la impor-tancia de Cristo y de su muerte,

quedando para creyentes y no cre-yentes como un hito trascendental:

«Para los creyentes, emerge como un faro-guía, y desde la perspectiva

profana, Cristo hombre, se alza como

Una representación zamorana acude a la apertura del curso de saetas en un centro del municipio andaluz

Los «quejíos» de Marchena;XXV Aniversario de la fundación Escuela de Saetas «Señor de la Humildad»

un viaje al corazón de laSemana Santa andaluza

Roberto Narváez tocando una guitarra ergonómica realizada por Jesús Solano.

✒ Félix Rodríguez Lozano

El Señor de la Humildad en la Iglesia de Santa

Clara.

Claustro del monumental convento

de San Agustín.

II / dominical LA OPINION-EL CORREO / Domingo, 6 de marzo de 2011

insignia de una manera de comportamiento, concreta-da en el humanismo cris-tiano. En este binomio, cristaliza su dignidad, al hacer converger su divini-dad y su naturaleza huma-na. Por lo que no es extra-ño ver a creyentes y no creyentes, en las procesio-nes de Semana Santa, arre-molinándose ante los pa-sos que representan su pa-sión y muerte». Define también el concepto de saeta como «un canto único y consubstancial a Cristo además de poseer una personalidad arre-batadora». Sus dos formas de decirse: sencilla y monocorde; y otra para la que se necesitan fa-cultades cantadoras.

Finalmente centra su brillante elocución en re-saltar la preponderancia de las saetas marchene-ras frente a otras localidades en las que se incluía Sevilla o Jerez de la Frontera, en base a su varie-dad (diez distintas), a su musicalidad y, lo que es más importante, a que están vivas, siendo canta-das indistintamente por adultos y niños.

Terminada la conferencia, hasta catorce per-sonas —la presidencia del acto decidió cortar en este número para que no se extendiera demasia-do, lo que seguro que habríamos agradecido mu-chos de los presentes— de todas las edades, se-xo y condición social fueron saliendo de forma espontánea y entonando sus bellísimos trinos al Señor de la Humildad o a La Dolorosa. Fue algo inolvidable, impresionante y pasará a ser una de las experiencias con el mundo del flamenco per-durables de por vida.

Tengo que reconocer que más que la variedad y la belleza musical de las diez saetas —que también— lo que más me ha sobrecogido es oírselas cantar a jóvenes adolescentes de ambos sexos con una implica-ción y hondura clara-mente «contagiosa».

Con todo, Marchena dio para mucho más, empezando por una misa de nueve cantada primo-

rosamente por las monjas Clarisas Franciscanas —las responsables de la hospedería donde có-modamente nos alojamos—, siguiendo con un suculento desayuno en el Casino a base de los tí-picos molletes —pan ácimo, o judío como dicen los marcheneros—, con aceite y jamón opcio-nal-continuando con una visita guiada a diversos lugares emblemáticos, entre los que caben des-tacarse San Juan Bautista con su imponente pa-trimonio, casas señoriales del XVIII y el Con-vento de San Agustín, cuya iglesia es única en Europa por su decoración en yesería barroca pro-pia del arte colonial. Actualmente el convento es-tá ocupado por mercedarios teniendo la dicha de sernos enseñado por su superior, el padre José María oriundo de la Carballeda y persona afable donde los haya.

Después de la excelente comida ofrecida por los organizadores y la preceptiva visita al cantaor Miguel de Tena y su familia en La Puebla de Ca-zalla encaramos la Ruta de la Plata hasta nuestras localidades de origen con la certeza de un fin de semana muy bien aprovechado.

Tipo de saetas cantadas en Marchena1. QUINTAS DEL CRISTO DE

SAN PEDRO. Hermandad Cristo de San Pedro y Las Angustias. La saeta más antigua, se empezó a cantar hacia finales del XVII.

Denegrido y afeado, causa dolor el verle,

su cuerpo todo llagado. Llena de espinas su frente, su cuerpo encardenalado.

2. SEXTAS DEL CRISTO DE

SAN PEDRO. Al igual que la ante-rior cantada a las mismas imágenes en la tarde – noche de Viernes Santo.

Crujió el orbe, rompió el velo, murió Cristo en la Cruz,

con dolor. Tuvo movimiento el cielo y a sus enemigos luego,

perdonó. 3. CUARTAS DE JESÚS. Her-

mandad de Jesús Nazareno y María Santísima de las Lágrimas. Se inicia su cante a comienzos del XVIII. Sue-len encadenarse las diferentes coplas haciendo una fiel representación de la pasión y muerte de Cristo.

Hacía hablar a los mudos, los demonios despidiendo.

A los ciegos daba vista, resucitaba a los muertos. Cargado con el madero y coronado de espinas.

Hacia el Calvario camina el Sacro Rey de los cielos.

4. CUARTAS DEL DULCE

NOMBRE. Hermandad del Dulce Nombre de Jesús y María Santísima de la Piedad. De principios del XVIII. El contenido de las letras son referidas al Cristo Niño. El paso titular es un Nazareno niño.

Ese Niño tan chiquito, cargado con esa Cruz.

¡Quién te pudiera ayudar, Dulce Nombre de Jesús!

5. CUARTAS DE LA HUMIL-

DAD. Hermandad de Nuestro Padre y Señor de la Humildad y Paciencia y Nuestra Señora de los Dolores –titular de la Escuela de Saetas-. Principios del XIX, sitúan a Cristo en el Monte Calvario esperando la preparación de la cruz antes de ser crucificado.

Hoy sale de santa Clara este Serafín llagado,

con las manos en la mejilla y en un peñasco sentado.

6. CARCELERAS DEL PRESO.

Entonadas por los presos a la Virgen

de la Soledad a su paso por la cárcel de Marchena.

En un triste calabozo las penas me consumían.

Se me aproxima la muerte, te suplico, Madre mía,

que me saques libremente. 7. MOLEDERAS O DE LOS

HERMANOS DE LA SOLEDAD. Se le cantan a dicha Virgen al final de su recorrido el Sábado Santo, hacien-do presencia el cansancio y la aglo-meración – de ahí molederas, literal-mente molerse unos contra otros- acu-mulados por toda la Semana Santa. El encadenamiento de los cantos por los diferentes saeteros puede superar va-rias decenas.

De rodillas y por el suelo dijo con la voz turbada:

¡Levántate Reina del Cielo, que ya es la hora llegada del último desconsuelo!

8. CERNICALERAS. Evoluciona

de otras como la anterior y las carce-leras, siendo consideradas de las más complejas en su ejecución. Su nombre proviene de la alta concentración de cernícalos en el castillo próximo a Santa María de la Mota, sede de la So-ledad, virgen a la que también se le co-noce familiarmente como “La Cerni-calera”.

¡Qué sentimiento y que pena! ¡Qué tristeza y que dolor!

Padece mi corazón, al ver en una Cruz a tu Hijo muerto,

mi Dios, mi gloria y mi amor. 9. SAETA MARCHENERA AN-

TIGUA. Popularizada en Sevilla ca-pital donde fue llevada por cantaores marcheneros a finales del XIX, sin de-jar de cantarse en Marchena.

10. SAETA MARCHENERA

MODERNA. Evolución diferenciada de la anterior y desarrollada en el pri-mer tercio del pasado siglo. Es la de musicalidad más flamenca y por ello muy popular en Sevilla y fuera de An-dalucía. Sus melismas se basan en el cante por toná. Aunque puedan can-tarse a cualquier imagen, en Marche-na se hace especialmente el Domingo de Ramos a Nuestro Padre Jesús de la Bondad y Nuestra Señora de la Palma.

Cuando el Divino Mesías, entraba en Jerusalén, el pueblo lleno de alegría, con ramos, palma y laurel, a recibirle salían.

Mesa presidencial del acto.

❜❜Federico Vázquez resalta la preponderancia de las saetas marcheneras frente a otras localidades de Sevilla o Jerez

Federico Vázquez en plena disertación.

dominical / IIIDomingo, 6 de marzo de 2011 / LA OPINION-EL CORREO

Desde La Portilla (durante algunos años denominada Avenida del Gobernador Apa-ricio Arce) arranca la carretera que se dirige a la frontera portuguesa de Bemposta; tiene una longitud de 8 kilómetros y todos ellos pertenecen a nuestro término municipal.

Desde hace más de veinte años se en-cuentra bien pavimentada hasta la misma presa sobre el Duero, pero al ser una vía que transcurre por parajes muy accidentados re-sulta peligrosa al carecer de suficientes de-fensas en sus márgenes, sobre todo en las proximidades de los dos ríos.

En octubre de 1990 el presidente de la Junta de Castilla y León, Jesús Posada, inau-guraba la carretera Fermoselle-Pinilla, in-cluida en el plan de mejoras territoriales y obras de la zona fronteriza, denominada Co-marca de Ordenación de Explotaciones Sa-yago-Aliste.

Las cifras facilitadas eran: Longitud, 8.082 metros; presupuesto total, 90.336.980 pesetas, con el siguiente desglose: movi-miento de tierras, 32.680.160 pesetas, supe-restructura, 25.972.956 pesetas, capa de ro-dadura, 15.977.784 pesetas, obras de fábri-ca, 15.358.580 pesetas y varios, 346.784 pesetas. Esta nueva vía ofrece al viajero es-pacios naturales francamente bonitos perte-necientes a la zona «Arribes del Duero» con paisajes de pintoresco horror.

Cuenta la villa o contó con los siguientes servicios regulares de coche de línea:

-Fermoselle-Zamora. Empresa Tamame, antes Zatrans S.A. 65 kilómetros de recorri-do, que atiende a la mayoría de localidades de la ruta con el siguiente horario:

Días laborables: Salida de Fermoselle a las 7.45 y 17 horas.

Días laborables: Salida de Zamora a las 13 y 18.15.

Días festivos: No hay. -Fermoselle-Salamanca. Desaparecida.

Pertenecía a la empresa Zatrans S.A. Un re-corrido de 92 kilómetros, por Bermillo y Al-meida con el horario siguiente:

Días laborables con salida de Fermoselle a las 7.45 y de Salamanca a las 17-30.

-Fermoselle-Vitigudino. Desaparecida. Empresa Oeste Zamorano S. L. 47 kilóme-tros. de recorrido. Salía de Fermoselle los martes a las 9 y regresaba a las 15.

-Fermoselle-Peñaranda de Bracamonte-Madrid. Desparecida. Empresa Auto-Res. Servicio diario.

Salía de Madrid a las 16 horas y los do-mingos y festivos a las 17.

De Fermoselle salía los laborables a las 8 y los domingos y festivos a las 17. En el re-corrido tardaba cinco horas y contaba con 29 posibles paradas. Fermoselle-Mogadouro (Portugal). Servicio en días de feria.

La línea de Zamora en la más antigua y ha pertenecido a distintas personas y empresas, tales como Barrueco, Matías del Río, Rufi-no González, Fernández y Redondo, Mar-tín-Garzón, Oeste Zamorano S. L., Zatrans S.A. y Tamame.

Recordamos o sabemos de varios garajes o paradas en Zamora, que van desde la ac-tual estación de Autobuses de la Avda. Al-fonso Peña, a la anterior de la Plaza de To-ros, en la Avda. de la Feria y hasta en el mis-mísimo edificio de los Momos, hoy Palacio de Justicia.

En alguna ocasión hubo más de una em-presa, a tenor de lo que nos dice Ricardo Ba-llesteros en su libro Alma Sayaguesa:

«La correspondencia se recibe diaria-mente de Zamora en automóvil, que en competencia actualmente con otra empresa, transporta viajeros».

«El Correo de Zamora» del 15 de marzo de 1910 decía:

«Ha sido restablecido el servicio de auto-móviles de la línea entre Zamora y Fermo-selle, saliendo de Zamora a las dos y media de la tarde para llegar a Fermoselle a las cin-co y media. Saldrá de Fermoselle a las siete de la mañana y llegará a Zamora tres horas después. El despacho de billetes, en nuestra ciudad, se ha establecido en el despacho central del Ferrocarril, situado en la planta baja del Hotel Comercio».

La línea de Salamanca era mucho más re-ciente, pues data de unos sesenta años; la primera empresa propietaria fue Hermanos Gómez, pasando sucesivamente a Manuel Lorenzo García, Cereceda y Becerro, Rubio Carretero, Oeste Zamorano y Zatrans S.A.

Hasta hace unos treinta años contó Fer-

moselle con una segunda empresa de coches a Salamanca, por Trabanca, Sardón de los Frailes, Monleras, Villaseco y Ledesma, pro-piedad de Criado Hermanos, que también eran titulares de la línea de Villarino de los Aires, pero nuestra hijuela o línea referida desapareció por razones diversas, no que-dando, por lo tanto, ninguna en activo.

La empresa de Vitigudino realizaba, hace unos años, solamente un viaje semanal y en un principio funcionaba tres días y alargaba su recorrido hasta Bermillo y Fonfría.

Y de recordar algo más del pasado, ya en el recuerdo de lo perdido, serían dos cosas; la primera, el hecho social que constituía el ir a esperar la llegada de los coches (cos-tumbre desaparecida) y el rito de la descar-ga por parte de los maleteros «El Choto» y «El Marujo», y la segunda la constituye el personaje más popular y recordado, que fue el señor Salvador Bodoque (conductor).

Contó Fermoselle con varios taxis y una línea de transporte de mercancías con la ca-pital de la provincia, que en otros tiempos llegó a haber dos o tres a Zamora, siendo sus propietarios Suárez-Lorenzo, César Loren-zo (con un lento Mercedes), José Flores, Deltu, Auto-Res, Antonio Gómez y Oeste Zamorano, pero en un pasado todavía más lejano los más famosos transportistas fueron los componentes de la familia Marujo, que utilizaban grandes carros tirados por caba-llerías y recorrían la provincia entera dedi-cados a la arriería.

El viejo camión de Rivas, que hacía los portes de Salamanca pasó también al re-cuerdo, como el gasógeno instalado que le conocimos.

El diario «El Correo de Zamora» de 1923 decía:

«Zamora llega a los 1.000 vehículos ma-triculados y rodando por la provincia y ca-pital. Pero esto no es un vehículo de turismo, sino un ómnibus, como se les llamaba en-tonces, marca Chevrolet, que don Fernando Alonso pone en circulación desde Fermo-selle».

En 1981 la villa contaba con 26 camio-nes, 50 furgonetas, 175 turismos, 12 autoca-res, 29 motocicletas, 110 ciclomotores, 62 bicicletas, 162 carros de dos ruedas y 57 re-molques.

La comunicación postal estuvo a cargo de la Administración de Correos, y hasta hace

unos cuarenta años mantuvo el servicio te-legráfico, en un principio separado del pos-tal, con administrador y repartidor distintos.

Nuestra memoria nos trae al recuerdo a los funcionarios telegrafistas Manuel Bo-rrego Pérez, José Bernardo Prieto, Manuel Lucas Crespo y Antonio Píriz Regidor; este último ejerció como director en Arenas de San Pedro durante muchos años. Don Ma-nuel Borrego era, además, un magnífico re-lojero que fabricaba todo tipo de relojes de pared, con su propio nombre impreso, en su taller instalado en El Arco o Puerta de Za-mora y era el padre de doña Purita (a decir de muchos que la conocieron y de mi razo-nada opinión de años, «una santa mujer»).

Sobrado es decir que los referidos fun-cionarios de Telégrafos estuvieron conside-rados como excepcionales maestros del sis-tema Morse. Doy fe.

El volumen de correspondencia, según datos que nos facilitaron en 1975 era el si-guiente:

Entrada mensual de cartas, 8.000, entra-da mensual de telegramas, 40, salida media de cartas mensuales, 6.000 y salida media de telegramas mensuales, 30.

No es muy antiguo el teléfono en la villa ya que sólo data de 1957, a pesar de que Ri-cardo Ballesteros nos dice en 1924:

«Tiene telégrafo y teléfono público que la ponen en rápida comunicación con la cabe-za de partido y con la capital de la Provin-cia».

Comenzó con una centralita manual de 30 abonados pero en 1996 contaba con 486 ins-talados con automatismo de seis cifras y có-digo territorial 980.

Ya hemos expuesto en otras ocasiones que nunca dispusimos de comunicaciones ferroviarias aunque a este respecto hemos de añadir a lo ya apuntado que a principios del siglo XX se hicieron dos fantásticos pro-yectos de ferrocarril, pero todo quedó en eso, y nada se ha hecho, ni creemos se haga nunca; pero a pesar de no tener tren pode-mos verlo desde La Ronda en las tardes cla-ras cuando sale o pasa por Sendín hacia Roelos (Urrós), Portugal y hasta en ocasio-nes favorables se oye.

No disponemos de comunicaciones aé-reas, ni fluviales, tampoco cuenta la villa con emisora de radio (apenas se oyen), ni periódico local, aunque sí dispuso de una pá-gina semanal en este mismo diario «La Opi-nión-El Correo» durante veinticinco años. Desde hace seis años disponemos de otra pá-gina los domingos en la que publicamos nuestros trabajos de investigación sobre la historia de Fermoselle, de forma totalmente desinteresada, periódico y autor.

La percepción y audición de la televisión, ahora, es generalmente buena, aunque tra-bajito nos costó verla durante muchos años, pues para poder contemplar cualquier acon-tecimiento, incluido los partidos de fútbol, teníamos que viajar a Bermillo o a Vitigudi-no, ya que lo más abundante era la «nieve».

La percepción de las emisoras de radio y televisión provinciales dejan mucho que de-sear y algunas no llegan, lo contrario que las portuguesas que entran estupendamente.

A partir de 1994 Fermoselle se quedó sin el coche de línea que la unía con la capital los sábados y domingos por decisión unila-teral de la empresa concesionaria, hecho que fue protestado con rotundidad por todo el pueblo, pero ni esto ni las gestiones del ayuntamiento dieron fruto. Con toda since-ridad y con la fuerza que nos da la razón queremos dejar constancia de nuestra pro-testa porque consideramos que es inadmi-sible que Fermoselle esté «aislado» duran-te todos los fines de semana del año. Se me-rece más.

Fermoselle en la historia

✒ Manuel Rivera Lozano

❜❜A finales del siglo XIX contaba con servicio telegráfico, el teléfono llegó con mucho retraso en 1957, la televisión costó trabajito verla hasta no hace tantos años, la telefonía móvil también tiene problemas, los fines de semana no hay autobús...

Las comunicaciones de la villa a lo largo de los siglos (IX)

Encuentro hispano–portugués. Sobre 1960. Por Fermoselle asisten: El alcalde José Luelmo, los funcionarios José Rivera y Agustín Prieto y el sargento de la Guardia Civil. Por los portugueses están los representantes de las Cámaras, la Guardia Fiscal y la Republicana.

IV / dominical LA OPINION-EL CORREO / Domingo, 6 de marzo de 2011

✒ Ramón M. Carnero

Hablar de la alfarería de Carbellino re-

montándose en el tiempo no es tarea fácil, ya que una fuente documental de la impor-tancia del Catastro de Ensenada, que nos orienta en las de otros lugares como Zamo-ra, Muelas o Pereruela, por ejemplo, nada dice.

Para los no versados, el Catastro de En-senada, hecho a mediados del siglo XVIII, es una fuente de primer orden para enten-der la vida de las gentes de hace más de doscientos cincuenta años, también años después. Gracias a él sabemos el número de gentes que habitaban pueblos y ciudades, las casas que había, así como corrales, pa-jares, huertos, familias: padre, madre, hijos, viudos, viudas, edades; el oficio que tenían, los beneficios que les rentaban, el ganado del que disponían, si poseían terreno de cul-tivo, viñas, las tierras que eran de propios, de comunes, los montes, peñascales, moli-nos, aceñas, barcas... Todo se registró ya que su fin era recaudatorio. Y aunque era imposible poder siquiera sacarles un cénti-mo, también fueron inscritos los más po-bres de entre pobres, los de solemnidad. Nada escapó a su control.

Así sabemos que en aquellos años había en Carbellino 113 vecinos. De ellos, cua-renta y cinco labradores tenían arrendadas tierras de eclesiásticos y seglares y la dehe-sa de Estacas. Había algunos la-bradores más. También había un barbero, un herrero, un tabernero, un sacristán, siete pastores y cua-tro pobres. Que para la molienda había cuatro molinos, además de otros dos en ruina, y una aceña en el río Tormes; río que se cruzaba en una barca que era de Francisco de Villafañe, vecino y regidor de la ciudad de Zamora, que se la tenía arrendada a José Hernández, veci-no del lugar. No hay más. No apa-rece la alfarería por ningún lugar. Por tanto, si no se fabricaba difí-cilmente se podía vender y expan-dir por la comarca y otras tierras.

Sin embargo, algunos inventarios de bie-

nes muebles y raíces y las partijas que se hacen por motivos de defunción, que cuan-do registran la alfarería que está en casa del finado, en ocasiones, reflejan el alfar de procedencia, como vimos en el artículo an-terior sobre la alfarería de Zamora ciudad con aquella «tinaja de Pereruela», esa rup-tura que certifica en 1751 el Catastro de En-senada, lo dejan en medio como un perío-do de inactividad alfarera que no sabemos cuánto duró.

Aunque de momento las noticias son contadas y ceñidas a la comarca de Sayago, podríamos estar hablando de alfarería de Carbellino desde co-mienzos del siglo XVIII, sino del anterior, para que ya en 1742 se re-gistren con nombre propio o marcar de origen «dos baños de Carbelli-no», entre los bienes inventariados de Francisco Bernardo, vecino de Fermoselle, además de «una tinaja pequeña», de la que no dice proce-dencia. No queda aquí la cosa. Otros dos inventarios fechados en 1762, uno de Alonso Diego y otro de Andrés Chicote, ambos vecinos de Bermillo, además de señalarnos su buena o aceptable posición eco-

nómica y social por la tenencia de loza ta-

Carbellino de SayagoLuces y sombras de la alfarería de

Desde comienzos del siglo XVIII, hay alfares documentados en el municipio del oeste zamorano, talleres especializados en la elaboración de cántaros que daban un agua especial

inventario que habla de dos baños de Carbellino.

❜❜El desarrollo de la actividad de Pedro Tamame presenta dudas de continuidad porque aparece citado con varios registros

Documento del alfarero Pedro Tamame.

La historia de la cerámica de la provincia (III)

laverana, entre diferente vasijas de basto, cada uno de ellos tiene «dos cántaros de Carbellino». Un cuarto inventario fecha-do en 1777, que recoge los bienes de Ma-nuel Zurdo, de Gáname, entre otra alfare-ría común de la que no se dice lugar de origen, hay cuatro cántaros de agua, una docena de barreños, ollas, dos de ellas vi-driadas y «otra grande de Pereruela», y «un baño de Carbellino».

Si bien es cierto que por el momento no tenemos datos exactos de alfareros ni de fabricación, al menos sabemos que para 1742 la alfarería de este pueblo sayagués ya tiene labrado un prestigio y por eso se nombra el lugar de origen.

Tampoco sabemos si las piezas que apa-recen con posterioridad al Catastro, fue-ron fabricadas después de 1751-52. Des-de luego Larruga no recoge este pueblo al-farero en 1795, y sí lo hace de Muelas, Moveros, Pereruela, Zamora, pueblos sa-lamantinos como Peralejos, Ciudad Ro-drigo, Tamames, Cantalapiedra, etcétera. Además, la bibliografía alarga esa incóg-nita, cuando menos hasta 1827, que tam-poco la registra Sebastián de Miñano en su Diccionario geográfico-estadístico de España y Portugal, y si lo hace de las de Muelas, Moveros y Pereruela. Hasta casi veinte años después no la mencionará Ma-doz en su diccionario.

Entre estas dos últimas fechas y algún año después, de 1838 a 1850, los libros parroquiales recogen una treintena de ofi-cios, frente a los pocos que vimos casi al principio que registra el Catastro de Ense-nada; llevándose la palma, después de los labradores, por el número de gentes que ocupan, los tejedores, zapateros, molineros, traficantes, albañiles… Entre todos ellos hemos encontrado el de alfarero en 1838 y repetido al año siguiente, pero, como algún otro oficio, con un solo representante: Pe-dro Tamame, natural del vecino pueblo de Almeida, que casado en 1799 con María Santiago, de Carbellino, viven en este últi-mo pueblo donde nacen sus hijos. Nada sa-bemos de sus inicios en el oficio del barro, porque otro Tamame de Almeida, Valentín, que en 1838 vive en Almeida, aparece re-gistrado como artesano, o sea un oficio me-cánico, y que en ese momento no tiene la acepción moderna por la que, también, se designa al que hace por su cuenta objetos de uso doméstico, para diferenciarlo del obrero de fábrica.

De cualquier manera, el desarrollo de la actividad alfarera de Pedro presenta algu-nas dudas de continuidad ya que en 1844, otro registro le da como jornalero. Si era o no de la alfarería familiar o por cuenta aje-na lo desconocemos. Un registro más, dos años después, le da como servicial. Esto nos quiere decir que este hombre no tiene otro recurso que ser obrero. Además, ni el apellido Tamame, ni Santiago, se perpetúan en la alfarería, ya que no aparecen en la lis-ta de trece alfareras de 1936 que recoge Ramos Pérez.

A pesar de todas las lagunas, en 1884, Carabias nos habla de una alfarería de nue-vo consolidada, por la existencia de «varias fábricas de loza ordinaria muy buena», des-tacando en especial sus cántaros, que, de nuevo, son conocidos como «de Carbelli-no».

Por último señalar, que esa certeza de fa-bricación de los años 30 del siglo XIX, ade-más, pone una interrogación a la feminidad en exclusiva de esta alfarería que es como se conoció en el siglo XX hasta su desapa-rición con las hermanas María y Pilar Re-dondo que eran de Pereruela y venían de una tradición familiar alfarera perigüelana de siglos. Por eso, a tenor de lo visto y lo que otro día señalaremos, no debe extra-ñarnos y sí tener muy en cuenta, esa pre-sencia foránea en el devenir de la alfarería de Carbellino de Sayago.

Cántaras y cántaro de las alfareras María y Pilar Redondo.

Viejos hornos de cocer la alfarería.

dominical / VDomingo, 6 de marzo de 2011 / LA OPINION-EL CORREO

Recuerdo el carnaval de aquel año del Se-ñor de 1994 como algo excepcional. Gu-mersindo, mi suegro, me había dicho que me disfrazara de guardia civil. Él tenía toda la ropa en una maleta, porque había sido guar-dia durante cuarenta largos años en la cuen-ca minera de Fabero, en León. Además, te-nía un viejo Renault, el famoso «cuatrola-tas», que pintándolo de verde sería un complemento ideal.

Mi cuñado Ildefonso es pintor de brocha gorda y dijo que él se encargaba de pintar el coche y ponerle el letrero de la guardia civil, todo por la Patria. Aquel año había un baile de disfraces y un concurso. Daban un pre-mio de cinco mil duros que, para la época, era un dinero.

Cuando llegó el día, mi suegro abrió la maleta del tesoro y comenzó a sacar el traje, correajes, tricornio, funda de la pistola… Hasta una medalla que le habían dado por salvar a un burro de morir ahogado en el Cúa. Mi cuñado, que era más bajito, le pidió el traje a un primo segundo que trabajaba en la térmica de Ponferrada y tenía un primo tercero muy pequeñito que era guardia en Caboalles de Abajo.

Una vez vestidos nos echamos a la calle al desfile. A la hora del concurso, tendríamos que subir al escenario a enseñar el disfraz y a hacer alguna monada para llamar la aten-ción del jurado. A mí se me daba muy bien darle vueltas en el dedo al revólver de plás-tico que llevaba en la funda y había practi-cado para aumentar la velocidad. Seguro que aquella habilidad causaba sensación. Mi cu-ñado se colocaba el tricornio en la nariz y era capaz de mantenerlo en equilibrio más de quince segundos.

Tengo que reconocer que porque muchos nos conocían, sino hubiéramos podido co-brar multas y todo. Tan perfecto era nuestro disfraz. Aparcamos en la plaza y olimos el éxito de lejos. Todos se acercaban a darnos la enhorabuena. A nuestro lado, otros dis-fraces parecían de aprendices.

Yo le tenía miedo, sobre todo, a uno que iba disfrazado de farola. Iba tan bien, que

hasta los perros le meaban en los zapatos. Y otro que iba de mesa camilla, con un teléfo-no encima, lámpara, una bailarina andaluza y un toro con banderillas. Los dos estaban bastante bien, pero no llegaban al nuestro.

El resto de disfraces no merece la pena ni comentarlos. Uno iba de tigretón, aquellos dulces empalagosos rellenos de chocolate; otro de galleta María, que ya ves tú; y una

señora de embarazada, que estaba más visto que el tebeo. Desde luego esos, a nuestro la-do, no tenían nada que rascar.

En estas andábamos cuando llegaron otros dos vestidos de guardias. El mundo se nos vino encima. Traían gafas negras y bi-gotones como el de Tejero, aquel mata de-mocracias que asaltó el Congreso español. Yo no sabía qué pensar. Por un lado los bi-gotes le daban mucho aire de guardias, pero por otro lado lo que representaban no le iba a gustar al jurado.

Se dirigieron a nosotros. Traían escopetas al hombro que parecían de verdad. Nos di-jeron que les siguiéramos y a mi cuñado le dio un vuelco el corazón. Yo le dije que eran ellos los que tenían que acompañarnos a no-sotros y que le íbamos a poner una multa.

Saqué una libreta e hice que anotaba. Pe-ro los otros guardias eran unos actorazos que no se reían ni un milímetro. Como actuaran así en el concurso, se iban a llevar de calle los cinco mil duros del premio. Insistían en que nosotros no podíamos vestirnos de guar-dias. Vamos, que venían a decir que ellos se lo habían pedido primero.

Estaban poniéndose pesaditos y les dije que nos dejaran en paz, que no tenían gracia ninguna. Uno me echó mano a un codo y yo me sacudí, con tan mala suerte, que cayó de espaldas y la escopeta de broma que llevaba al hombro hizo un ruido ensordecedor.

La gente dio un grito y un perro aulló y salió corriendo, cojeando, como alma que lleva el diablo. Coño, qué era aquello. El tío que iba de farola se acercó al ver aquella tri-

DELFÍN RODRÍGUEZ delfinario

Sorpresa en el carnaval

A MI AHIJADO RAMÓN “CHATO” Y SU COMPAÑERA NURIA, QUE TAN FELICES SON ESTOS DÍAS.

Yo le tenía miedo a uno que iba

disfrazado de farola. Iba tan

bien, que hasta los perros le meaban en los zapatos.

«¡Haga algo, coño!,

¿no es usted guardia civil?». Y yo lo único que pude responder fue: «Sí, pero de los de mentira»…

HAY EN MI VIDA UN CARNAVAL QUE JAMÁS OLVIDARÉ. ME DISFRACÉ DE GUARDIA CIVIL Y CASI TUVE QUE ACTUAR DE COMADRÓN.

El chistazoEl otro día acudí a una

reunión de pacientes con eyaculación precoz. Acabó

muy pronto.

Red Buttons (Actor estadounidense)

VI / dominical LA OPINION-EL CORREO / Domingo, 6 de marzo de 2011

fulca entre las dos parejas de la guardia civil. Quería poner paz, pero el que se había caído se había levantado y echa-ba espuma por la boca. Estaba braman-do. Decía que él era un guardia civil de verdad y que nosotros no…

Entonces empecé a recapacitar. Mi-ra que si aquellos disfrazados eran guardias en serio… En torno a noso-tros se fue haciendo un corrillo de gen-te. Yo pensaba que tampoco había na-da que temer. Mi suegro me había di-cho que estaba permitido el disfraz de guardia… Aun así, yo comencé a re-cular para por si acaso y a decir que bueno, que mi suegro dijo que tal y que cual.

El guardia que no se había caído pre-guntó que quién era mi suegro y al de-cirle que Gumersindo, casi me abraza. Resulta que cuando él vino a Fabero mi suegro era el sargento y se había porta-do muy bien con él. Incluso lo había lle-vado un día a comer un cocido a casa. Así que se apaciguaron las aguas y vol-vieron a su cauce.

Y marchamos todo contentos al sa-lón donde se celebraba el concurso. A la entrada nos dieron unos números. Se-gún nos fueran llamando teníamos que subir al escenario para actuar. Nosotros teníamos el 13 y la señora que iba de embarazada, con un gotero y todo, el doce.

Estábamos en la fila de pie, esperan-do y viendo el espectáculo. Yo estaba

convencido de que ganábamos de calle, aunque no habíamos podido meter el coche en el escenario.

El que iba de farola se había prepa-rado para el concurso y se había colo-cado a los pies un perro de peluche con la pata levantada. Toda su sorpresa con-sistía en que, antes de acabar la actua-ción, apretaba una pera con la mano y el perro echaba agua por el pitilín y la bombilla de la farola se encendía. Aquello ni fu ni fa. Dejaba a la gente bastante fría.

Llamaron al número doce que era la preñada con el gotero. Con ella iba el que fingía ser su marido con un cenice-ro en la barriga lleno de colillas. Subie-ron al escenario y el tío comenzó a pa-sear de lado a lado, como si estuviera inquieto esperando el parto. De pronto, la tía comenzó a echarse manos a la ba-rriga y a gritar.

Joder, aquella señora era una señora artista. Después de los gritos se tumbó en el suelo y comenzó a patalear. El que hacía de marido paseaba más de prisa chupando un cigarro (todavía no los ha-bían prohibido en los espacios cerrados) y mirándola asustado. Ella decía: «¡Ma-nolo que viene, Manolo que viene!»… El teatro ardía en aplausos.

Nosotros estábamos esperando el turno al borde del escenario y yo vi có-mo la señora empezaba a sudar. Estaba pasmado. Cómo habrían hecho aquello. Seguro que el que hacía de marido lle-

vaba en algún sitio un pulverizador y le echaba agua en la cara… La actuación se alargaba demasiado y el hombre que dirigía las actuaciones los mandó aca-bar. Pero la preñada cada vez gritaba más y abría más las piernas y entonces, ¡oh Dios!.. Allí estaba el primer premio. Sin duda alguna. Era un muñeco pe-queño, peludo, arrugado que salía de entre sus muslos como si fuera de ver-dad.

El que hacía de marido lo cogió. Te-nía cordón umbilical y todo. ¡Y lloraba! La sala se venía abajo. Era la mejor actuación de carnaval de la vida. Yo estaba emocionado. Subí al escenario. Quería abrazarlos. Darles la enhora-buena. Cuando estuve a su lado, me fi-jé en el niño. Y luego en la madre. Te-nía en el suelo un gran charco de san-gre…

Sentí un mareo y el que llevaba el es-cenario me gritó: «¡Haga algo, coño!, ¿no es usted guardia civil?». Y yo lo único que pude responder, antes de caerme redondo, fue: «Sí, yo soy guar-dia civil, pero de los otros, de los de mentira»…

Le dieron el primer premio, pero yo creo que fue injusto. Porque la preñada no era de mentira. Es como si actúa mi suegro de guardia, se lleva a un ladrón y le pega un tiro en una pierna… Pero en fin. Al niño le pusieron Carnavaro y ahora es el encargado del bar Marianín que tiene un pulpo cojonudo.

A veces me sorprenden algunas personas dan-do consejos sobre quién debe ser mi amigo y quién no. Incluso me inquietan cuando tratan de orientarme sobre quién me conviene llevar de la mano por la vida. Y me asaltan las dudas de si de-bo hacer lo que me dicen o, por el contrario, se-guir haciendo lo que me de la gana.

Me he enterado con satisfacción que lo que a mí me pasa no es nuevo. El afán por controlar las vidas ajenas es un mal endémico de la sociedad española: o estás conmigo o contra mí. No hay término medio. Yo no estoy acostumbrado a di-mes y diretes. Creo que las amistades, como otras cosas del corazón, se eligen, no se imponen.

A menudo veo cómo hay quien intenta aseso-rarme sobre lo que debo escribir. Sé que es muy difícil agradar a todos y tampoco lo intento, por-que no escribo para agradar, sino para exponer puntos de vista sobre las cosas.

Crear debate es lo que más me satisface. Es signo de que lo que has escrito no es indiferente. Pulsar esa tecla para que todos nos expresemos desde este foro que el periódico pone a nuestra disposición, es magnífico. Pero siempre que se respete lo que uno desea escribir.

Algunos me han aconsejado que escriba artículos de la cosa de la farándula. Confieso que ese ejercicio, a veces tan insano, me agrada. Hay en ese submundo tanto mundanal ruido, que es apto a la crítica, la sátira, el regodeo, el diverti-mento.

Nada en la crítica me duele. La aprecio y la pa-ladeo. Siempre se sacan cosas en limpio. Siem-pre te ayuda a corregir errores. Aunque sea una crítica que raye el fanatismo y el insulto. Con los años aprendes a discernir el polvo de la paja, lo que se dice con algo de cordura y lo que se dice con el afán de herir.

Lo único que me hace daño es que algún poli-tiquillo de medio pelo, algún fanático partidista, te niegue de repente el saludo porque hayas opi-nado que no estás de acuerdo con sus plantea-mientos. Prefiero el saludo amargo o la ignoran-cia, a tener un saco de amigos a los que tenga que, diariamente, rendir pleitesía.

Otros intentan darme lecciones sobre qué escribir e incluso cómo hacerlo. Me orientan so-bre si abuso de esto o lo otro o si carezco de lo de más allá. Estoy seguro que aquí mismo hay mi-les, cuando menos cientos de zamoranos capaces de hacer lo que nosotros hacemos de forma pro-fesional. Pero se dedicaron a otra cosa al igual que yo me dediqué a esta.

También tengo la certeza de que yo sería capaz de poner ladrillos con la misma precisión que al-gún albañil. Sobre todo si el albañil es malo, cla-ro. Pero solo lo he hecho de forma aficionada, cuando siento necesidad de hacer alguna activi-dad física más provechosa que caminar.

Desde luego, me sorprende mucho que inten-ten asesorarme sobre los amigos. Supongo que a mis amigos también les asesorarán sobre la con-veniencia o no de que sean próximos a mí. Jamás he practicado esa incongruencia. Creo que cada cual debe de acompañarse de quien le de la gana, siempre que al protagonista le plazca.

Así pues, queridos amigos, critiquen ustedes esto o lo otro, pero no me animen a que sea ami-go de este o del otro. Ni de este o el otro partido. Siempre opino con la libertad que me da sentir-me libre.

Puerta óptima dominical De la libertad y la ansiedad

dominical / VIIDomingo, 6 de marzo de 2011 / LA OPINION-EL CORREO

✒ Andrés Montes

Joaquín Marro (Huesca 1945) es, en apa-riencia, un científico fuera de lugar. Catedráti-co de Electromagnetismo y Física de la Mate-ria en la Universidad de Granada, dirige un grupo de investigación dedicado al estudio del cerebro. Desde las perspectiva de la disciplina en la que ha desarrollado su carrera, trata de desentrañar los modelos matemáticos que sub-yacen en los procesos cerebrales. Marro ha vivido sin complejos la experiencia del inves-tigador fuera de España —«estuve tres años en Estados Unidos y tenía una formación muy superior a la de mis colegas americanos»— y advierte sobre la naturaleza social de los pro-blemas de la ciencia en nuestro país.

—Usted trabaja en elaborar un modelo matemático que se ajuste al funcionamien-to del cerebro.

—Soy físico teórico y llego a esto, que se supone un campo para los biólogos y los neu-rólogos, desde el estudio de las propiedades de la materia. Dos circunstancias explican que muchos físicos se hayan introducido en las neurociencias. Una es que se han populariza-do técnicas del conocimiento del cerebro no invasivas muy sofisticadas y muy potentes: la resonancia magnética, tomografía por positro-nes, la encefalografía magnética y también la implantación de diminutos sensores que ofre-

cen información muy precisa para describir bien cómo son los campos magnéticos muy locales. Hay muchísimos datos, fácilmente accesibles y cada vez de mayor calidad. Eso es una joya para un físico, porque estamos acos-tumbrados a desarrollar teorías y contrastarlas con los datos experimentales. Algunas de las propiedades del cerebro, incluso su propia for-mación, son consecuencia de procesos coope-rativos, muchas unidades, en este caso neuro-nas y sinapsis, que están colaborando entre sí de forma muy estrecha. Eso ocurre también en la materia, donde los átomos vinculados entre sí dan lugar a propiedades emergentes. El cerebro es lo que los físicos llamamos un sis-tema complejo, cuyas propiedades más intere-santes son el resultado de la cooperación y el estudio de los fenómenos cooperativos tiene una larguísima historia en matemáticas y físi-ca, lo que lo hace un campo natural para noso-tros. Y trasladamos lo que habíamos hecho antes con el estudio de la materia: vamos dise-ñando modelos matemáticos que predicen comportamientos y que mejoramos a través del continuo contraste experimental.

—¿Cuáles serían las singularidades de ese modelo de funcionamiento del cerebro?

—No hay un modelo único, sino muchos modelos de distintas cualidades del cerebro, de su estructura, de alguna de sus funciones, como la memoria o el almacenamiento. Lo que

sí empieza a estar claro es que en este siglo habrá, como consecuencia de los estudios de este tipo, un desarrollo de las neurociencias equiparable al que hubo el siglo pasado en físi-ca, que produjo los avances tecnológicos que estamos viviendo ahora. La progresión cientí-fica en este campo es prometedora. No hay hallazgos espectaculares, pero sí cosas que abren perspectivas. He expuesto un modelo que reproduce muy bien el crecimiento de las conexiones entre neuronas, las sinapsis, y lo que llamamos la poda sináptica. Este proceso ocurre durante el período de gestación y justo después del nacimiento. Hay una gran explo-sión de enlaces sinápticos y después, por algu-na razón que todavía no se conoce bien, comienzan a reducirse esas conexiones. Sabe-mos describir ya ese proceso, pero todavía des-conocemos si está regido por un criterio de economía, puesto que cuantas más sinapsis tie-nes, más energía consumes, o si hay algo más. Esa poda sináptica determina la inteligencia de una persona, que consiste en la capacidad de relacionar rápidamente la información de que dispones. Para el año próximo tenemos previs-to un encuentro entre físicos matemáticos, neu-rocientíficos, informáticos, neurólogos, para plantearnos hacia dónde van las cosas.

—La singularidad del cerebro es que las cuestiones orgánicas o funcionales no expli-can del todo el salto cualitativo que se pro-duce y que da lugar a los procesos mentales. ¿Esos modelos serán capaces de de -sentrañar esas funciones superiores?

—El símil de la física también nos ayuda a aclarar esto. En física hablamos de un nivel

microscópico, el de los átomos y las molécu-las, y luego están lo que llamamos propieda-des emergentes de la materia, que son conse-cuencia de la cooperación de esas unidades menores entre sí. Es lo mismo que ocurre en el cerebro. Hay muchos procesos que consisten, por ejemplo, en la transmisión de señales. Conocemos las neuronas y qué procesos quí-micos o eléctricos las conectan. Lo que falta es saber por qué somos capaces de recordar, por qué voy a mi pueblo y me encuentro con un compañero de colegio de hace cuarenta años y soy capaz de reconocerlo aunque haya cam-biado por completo, algo que no puede hacer el ordenador más potente. Eso es consecuen-cia de las propiedades emergentes que surgen de la cooperación entre neuronas. Hay muchas limitaciones. Para comprender algunas cosas tenemos que imaginar que las neuronas son muy sencillas, demasiado sencillas, porque de lo contrario no sabemos hacer matemáticas. Entonces tenemos que trabajar desde el supuesto de que las neuronas son interrupto-res, que están abiertos o cerrados. Sobre esa hipótesis somos capaces de entender algo. Una vez conseguido, complicamos un poco más el sistema y así sucesivamente. Eso es lo que hace un físico matemático. damos pasitos, pero bien fundamentados.

—Habrá quien piense que esquematizar en un modelo matemático el cerebro, al que se vincula la parte más sublime de lo huma-no, es una forma de reduccionismo.

—Ése es un discurso falso y lo que hace-mos no es reduccionismo. Somos conscientes de nuestros límites. No sabemos si todo es

Joaquín Marro

Catedrático de Física de la Materia en Granada

● «La investigación básica tiene que desarrollarse desde el sector público; al privado ni le interesa ni tiene capacidad para acometer esa tarea»

«Las empresas recurren a la Universidad en busca de mano de obra barata para resolver problemas técnicos menores»

● «En ciencia solo podemos decir que comprendemos las cosas cuando somos capaces de describirlas en términos matemáticos»

Joaquín Marro. / FOTO MIKI LÓPEZ

SOLUCIONES A LOS PASATIEMPOS

X / dominical LA OPINION-EL CORREO / Domingo, 6 de marzo de 2011

front and back Alarga y tonifica los muslos, las caderas y los abdominales. Promueve el equilibrio. Enseña a

trabajar las piernas desde el powerhouse

Las patadas laterales o «si-de kicks» son buenas para to-nificar toda la musculatura de la pierna y la cadera desa-fiando la estabilidad del tron-co y pelvis.

Las patadas laterales son el doceavo ejercicio del nivel principiante y tiene como ob-jetivo tonificar la musculatu-ra anterior de la pierna (cuá-driceps, psoas, tibial ante-rior...), posterior (glúteo mayor, isquiotibiales, triceps sural...) y lateral (glúteo me-dio, tensor de la fascia lata, peroneos...) al mismo tiempo que flexibilizas la musculatu-ra contraria (si potencias músculos anteriores, al mis-mo tiempo estiras músculos posteriores).

Posición Inicial: Túmbese

de lado y apóyese en un co-do. El codo, el hombro, las costillas y las caderas deben alinearse en el borde poste-rior de la colchoneta. Lleve las piernas hacia delante, apoyadas en la colchoneta, y forme un ángulo agudo (a medio camino entre el ángu-lo recto y 45 grados). Lleve la mano que queda arriba a unos 10 cm del pecho, y lle-ve la energía a la palma para que sirva de apoyo. Forme una linea de hombro a hom-bro, de cadera a cadera y de tobillo a tobillo. Presione con el pie y el tobillo inferior en la colchoneta. Las costillas deben apoyarse ligeramente en la colchoneta.

Respire con normalidad. Levante la pierna superior hasta el nivel de la cadera y dirija la pierna hacia la nariz con dos patadas. La primera patada es larga y la segunda es corta.

Respire con normalidad.

Vuelva a llevar la pierna ha-cia atrás y dé patadas hacia atrás mediante dos rebotes.

Dé una patada larga y otra corta.

REPETICIONES: Entre 5 y 10

SIMPLIFICACIONES: – Limite la amplitud del

movimiento. – Los alumnos con tensión

en el cuello pueden bajar la cabeza sobre el brazo exten-dido.

¡ATENCIÓN! – El cuerpo se mantiene

estable (quieto) durante el ejercicio con las piernas.

– Mantén la pierna en línea con la cadera todo el ejercicio (que no se caiga).

– Mueve la pierna desde la contracción abdominal pro-funda hacia dentro del cuer-po y hacia arriba.

– Los alumnos con próte-sis de cadera deben realizar una menor amplitud del mo-vimiento.

Serie side kick:

Pilates

Consulta con tu médico antes de comezar a practicar cualquier tipo de ejercicio físico, más aún si sufres alguna patología

(*) Especialista en Pilates. Centro Pilates.

✒ Nieves Álvarez (*)

expresable en términos de funciones mate-máticas. Discutir sobre esto puede ser de interés para los filósofos, pero no para los físicos. Nosotros avanzamos por donde vemos que hay campo abierto y seguro para nuestra disciplina. Y lo hemos hecho no sólo en el cerebro, sino también en sociología o en biología.

—Pero esto es un asalto de la ciencia dura a ámbitos de conocimiento que eran el dominio de las humanidades.

—Yo hablaría no de ciencia dura, sino de ciencia cuantitativa y ciencia cualitati-va. La primera ciencia cuantitativa que usó las matemáticas para expresarse y, de hecho, desarrolló las matemáticas allí donde le hacía falta fue la física. Un siglo después la química siguió el mismo cami-no y luego la biología. Ahora está empe-zando a tomar esa vía la sociología. Cuan-do una ciencia se hace cuantitativa es cuando florece y se desarrolla espectacu-larmente. Hay quien se opone a eso de matematizarlo todo, pero las cosas son así. En ciencia sólo comprendemos las cosas cuando somos capaces de describir un fenómeno en ecuaciones. Lo demás no es útil, como vemos que ocurre ahora con la economía. Tú puedes estar con tres pre-mios Nobel de Economía y cada uno te describe la crisis de forma distinta y te da sus propias recetas. Eso nos aboca a catás-trofes como la que estamos viviendo. No se caen los aviones porque falle la ley de Newton, pero sí se desmoronan los siste-mas financieros porque fallan las leyes que establecen los economistas. Eso es conse-cuencia de la ausencia de criterios cuanti-tativos, porque en economía usan matemá-ticas, pero sólo a efectos estadísticos, no hay modelos matemáticos.

—¿La física, entonces, tendría algo que aportar a la economía?

—Sí. Hay ya modelos sencillos que describen la dinámica de los mercados financieros. Pero es algo que se escapa a mi especialidad.

—Su trabajo se sustenta entonces en el supuesto de que detrás de la naturale-za, detrás de lo que ocurre, siempre hay matemática.

—Ésa es la hipótesis fundamental, la hipótesis que todos los avances científicos van confirmando. Parece claro que existe una estructura mate-mática en la natura-leza. Las teorías se adaptan al grado de descripción que per-miten los experi-mentos en cada momento y cuando los experimentos amplifican el cono-cimiento del detalle es cuando las teorías empiezan a chirriar, lo que propicia el surgimiento de una nueva teoría. Alguien puede aventurar que esta estructura matemá-tica sobre la que tra-bajamos no es la correcta, pero no existe ninguna evi-dencia de ello.

—Hay físicos que trabajan en determinar cómo evolucionan los tumores canceríge-nos. Eso acerca mucho a la reali-dad de cada día una ciencia que solemos ver muy teórica y lejana.

—Hace mucho tiempo que se afir-ma que el desarrollo del cáncer sigue el

esquema de la teoría del crecimiento. He visto muchos trabajos sobre esa materia, pero una cosa es describir cómo se expan-de un tumor y otra evitar que se produzca. Hay muchos niveles de hacer ciencia. Yo la represento en forma de pirámide, con la ciencia básica en la parte de abajo y a medida que se asciende hay más posibili-dades de aplicación. Las empresas bien formadas tecnológicamente tienen que venir a esa ciencia a llevarse aquello que le interesa para ponerlo en el mercado. Pero tiene que haber de todo. Un país no puede decidir que va a dedicarse solamente a la ciencia aplicada, eso es una barbaridad. Las empresas ni están interesadas ni tienen capacidad para abordar la ciencia básica; eso tienen que ser los poderes públicos los que lo asuman.

—Da la impresión de que en España hay una buena ciencia básica, pero care-cemos de un entramado empresarial fino que sepa filtrar ese conocimiento que se genera para sacarle una rentabi-lidad económica.

—Los empresarios ignoran la ciencia, les falta formación científica de primera línea. En mi trabajo eventualmente han sur-gido cosas que podían tener una aplicación rápida. Cuando te diriges a las empresas siempre he encontrado gente poco forma-da, con la que me resultaba difícil enten-derme. Sostengo que buena parte de los doctores que formamos tienen que ir a la empresa. Nosotros les enseñamos a inves-tigar y además los ponemos en contacto con la Universidad, algo que no ocurre con los licenciados, que no mantienen el mismo vínculo. Las empresas tienen que contratar a doctores, aunque les resulte un poco más caro, que tampoco es tanto. Ten-drían que luchar por los mejores doctores y una vez que sean doctores los directores de investigación y los directores generales, y no sólo personas con formación empresa-rial, las cosas cambiarán. Alguien con ese perfil conocerá a la vez los problemas de la empresa, su potencial de evolución y sabrá además qué hay en la Universidad que pueda resultar de interés para su actividad. Las empresas ahora van a la Universidad a buscar mano de obra barata para resolver problemas técnicos menores. Eso no es suficiente y se trata de algo que siempre ha

fallado en España. —No son solo

los empresarios los que viven de espaldas a la cien-cia, es una cons-tante en la socie-dad española.

—En España no hay cultura cientí-fica. Digo en broma que aquí a un científico se le venera socialmen-te igual que a un torero en el Reino Unido. Cualquier científico allí gana tres veces lo que su homólogo aquí. Es cierto que falla la sociedad. Nuestros intelectuales han despreciado la ciencia de forma sistemática y siguen haciéndolo. Ves gente con mu -cha repercusión social que sale en la televisión jac-tándose de que ignora cómo fun-ciona un ordena-dor y que se escan-dalizaría ante alguien que dijese que no ha leído a Borges.

❜❜El estudio del cerebro es un campo natural para los físicos, que estamos acostumbrados a la investigación de sistemas complejos basados en la cooperación No se caen los aviones porque falle la ley de Newton, pero sí se desmoronan los sistemas financieros porque fallan las leyes que establecen los economistas

dominical / XIDomingo, 6 de marzo de 2011 / LA OPINION-EL CORREO

XII / dominical LA OPINION-EL CORREO / Domingo, 6 de marzo de 2011

dominical / XIIIDomingo, 6 de marzo de 2011 / LA OPINION-EL CORREO

Para aparecer en esta sección pueden enviar sus fotos a

[email protected]

Mis fotos

Después de 50 años, la familia Cañibano se ha reencontrado con su sobrino Fredy, de Bra-sil, que en compañía de su esposa ha visitado su tierra de origen. Fredy es hijo de Trini y del escultor Roig Artigas. Durante la visita acudieron a San Vicente para ver la imagen de la Vir-gen de Fátima, obra del artista y para cuyos pastorcillos sirvieron de modelo familiares.

Los Cañibano de Brasil vuelven a casa

Los compañeros de la empresa El Redondel rindieron homenaje re-cientemente a Juan Be-cerra García, que se ju-bila del veterano comer-cio zamorano después de 51 años de servicio. Seguro que lo echarán de menos.

Jubilación de Juan Becerra en El Redondel

Cincuenta niños del colegio Arias Gonzalo de la capital posan en la foto con sus profe-soras, Araceli, Choni y Mercedes, durante la visita de un taller de Pereruela, adonde acu-dieron para conocer de cerca el oficio de alfarero. Durante estos días, los niños aprenden los diferentes oficios a través de ejemplos como el de Pereruela.

Los alumnos del Arias Gonzalo y la alfarería

Los alumnos del Ciclo Formativo de Grado Superior de Administración y Finanzas del IES La Vaguada de Zamora se han trasladado a la ciudad de Gante para participar en la Feria Internacional de Empresas Simuladas. Allí han podido practicar de forma «real», junto a jóvenes de toda Europa, la compra-venta de sus productos.

Estudiantes de La Vaguada acuden a una feria empresarial en Gante

Los alumnos y alumnas del instituto Maestro Haedo de la capital zamorana, la exposición «Imaginary» en el patio de las Escuelas Menores de la vecina Sala-manca. Fue una jornada de acercamiento al Arte en fu-sión con las Matemáticas. Y es que, en este año 2011 la Real Sociedad Matemática Española (RSME) cele-bra el centenario de su fundación y una de las activi-dades que organiza es esta exposición interactiva que es fruto de la participación internacional de matemáti-cos y artistas.

Los alumnos del Maestro Haedo en la exposición

«Imaginary»

Los antiguos alumnos de 5º de EGB (curso de 1981-82) del colegio Jacinto Benaven-te de la capital volvieron a reencontrarse después de 30 años en una cena organizada en el restaurante Casa Mariano. A pesar del tiempo transcurrido, volvió a reinar el compa-ñerismo y el buen ambiente de antaño. Y es que 30 años no son nada.

El curso de 5º de EGB del Jacinto Benavente, treinta años después

XVI / dominical LA OPINION-EL CORREO / Domingo, 6 de marzo de 2011