Don Benito
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Don Benito y su memoria del pasado
Don Benito Hernández Serafín nació el 21 de marzo de 1919 en Tepotzotlan, vivió en la capital
del país con su familia y fue custodio zonas del DF y posteriormente de prácticamente todas
las zonas arqueológicas en Texcoco y alrededores, durante sus años al frente de la
preservación por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Sus conocimientos
permanecen en anécdotas de experiencias vividas, desde cuidar las zonas hasta rescatar piezas
y ver pasar estudioso de la arqueología por Texcoco, compartir y hasta enseñarles, está llena la
historia de vida de Don Benito.
El custodio Benito Hernández vivía en Tepotzotlan en el Estado de México, cuando surgió la
oportunidad laboral, él suplió un puesto y rememora que inició Tepotzotlan y después lo
cambiaron a Cuicuilco y a Tlalpan donde resguardaba el lugar y restauraba los muros que se
derruían por la lluvia. “Los pegaba no con cemento como le hacen ahora, sino con tierra, con el
barro, a veces cal; trabajé en Tlalpan, Cuicuilco, Tepotzotlán pero me cambiaron para Texcoco
y me gustó, decidí vivir aquí” comenta don Benito quien tras elegir un cambio de zona fue
asignado a Texcoco, era custodio de zonas que actualmente ya no existen o son ya
propiedades privadas, recorría las zonas, Los Olivos, Huexotla, Coatlinchán, Tetzcotzinco, Los
Melones, La Trinidad, Las Trincheras, entre otras.
Su labor le dio la oportunidad de vivir cerca del Cerrito de Los Melones con su familia y no solo
custodiar la zona sino hasta hacerla de velador, habita ahora en una casa a una cuadra del
denominado “Cerrito” de donde tiene aún lúcidos y gratos recuerdos. En esa casa ahora
conserva parte de su legado y sus historias, sus hijos, nietos y bisnietos le reconocen este
mérito al saber que es un gran testimonio el trabajo que ofertó el jefe de familia.
Sobre los estudiosos de la zona en cuanto a la parte arqueológica se refiere, Don Benito
comentó para Texcoco Cultural: “Han pasado arqueólogos a la zona, ahorita hay una
trabajando en la restauración, usan cemento, recuerdo al doctor Parsons lo conocí en los 60s,
lo conocí a Parsons por el Instituto que lo mandó conmigo para que le mostrara lugares,
fuimos a varias zonas, en Chimalhuacan, Huexotla, Coatlinchán, Tetzcotzinco, yo vi a la Diosa
del agua todavía tirada allá en Coatlinchán, pasaba un río cerda de ella y había muchos árboles
cerca, creo que él tiene unas fotos de esos años, con Parsons trabajamos con la cerámica y
hace poco tiempo lo saludé en una visita que hizo a Texcoco”.
Don Benito aún toma su bicicleta y recorre con cautela las calles de Texcoco, su bici lleva una
cadena para que no se la roben y carga siempre su bastón de madera. Las anécdotas son
muchas, la oportunidad posterior será recorrer con él las zonas arqueológicas para rememorar
las imágenes de los sitios en años anteriores, antes de que la población y la mancha urbana de
Texcoco crecieran.
Los texcocanos, tienen memoria y gracias a estos testimonios podemos asegurar que es un
pueblo con identidad.