Dónde Buscar Un Comunista - Zinn

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Analía Luján “Dónde buscar un comunista”, Howard Zinn Dónde buscar un comunista Howard Zinn * Ahora que la Unión Soviética se desmoronó y los otros países del “bloque del Este” experimentaron cambios radicales en su dirigencia, la palabra “comunista” no parece muy peligrosa. Pero durante cuarenta y cinco años después del fin de la segunda guerra mundial, el temor a una “amenaza comunista” distorsionó de mil maneras la vida política de los Estados Unidos. En el otoño de 1988 se celebró un congreso de dos días en la Universidad de Harvard sobre “El anticomunismo” y sus efectos. Me invitaron a dar una charla para inaugurar las sesiones. Los editores de Newsday me pidieron que escribiera una columna basada en la charla y la publicaron el 22 de enero de 1989. Llevaba por título “Las palabras intimidatorias a todos dejan cicatrices”. Otra versión se publicó ese mes en Z Magazine. * Traducción de Analía Luján. 1

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Dnde buscar a un comunista

Anala Lujn

Dnde buscar un comunista, Howard Zinn

Dnde buscar un comunista

Howard Zinn*Ahora que la Unin Sovitica se desmoron y los otros pases del bloque del Este experimentaron cambios radicales en su dirigencia, la palabra comunista no parece muy peligrosa. Pero durante cuarenta y cinco aos despus del fin de la segunda guerra mundial, el temor a una amenaza comunista distorsion de mil maneras la vida poltica de los Estados Unidos. En el otoo de 1988 se celebr un congreso de dos das en la Universidad de Harvard sobre El anticomunismo y sus efectos. Me invitaron a dar una charla para inaugurar las sesiones. Los editores de Newsday me pidieron que escribiera una columna basada en la charla y la publicaron el 22 de enero de 1989. Llevaba por ttulo Las palabras intimidatorias a todos dejan cicatrices. Otra versin se public ese mes en Z Magazine.

En 1948, la Comisin de Actividades Antinorteamericanas distribuy varios panfletos titulados: 100 cosas que usted debe saber sobre el comunismo. Cuando me encontr con eso en mis archivos (ellos tienen archivos sobre m; yo tengo sobre ellos), me impresion que esta Comisin supiera 100 cosas sobre el comunismo. Los panfletos traan preguntas y respuestas:

Pregunta 1: Qu es el comunismo? (La idea es empezar con algo fcil.) Respuesta: Un sistema en el que un pequeo grupo intenta dominar el mundo.

Pregunta 76: Dnde hay comunistas en la vida cotidiana? (Esta pregunta me interes porque algunas veces yo haba necesitado un comunista y no saba dnde encontrarlo.) Respuesta: Bscalo en tu escuela, tu sindicato, tu parroquia o tu club cvico.

Pregunta 86: La Asociacin de Jvenes Cristianos es un blanco de los comunistas? (Esto realmente me preocup. Siempre me haba preguntado por qu la pileta de la Asociacin de Jvenes Cristianos tena tanto cloro.) Respuesta: S, tambin la Asociacin de Jvenes Cristianas.

En 1950, Harold Velde, representante de Illinois, ex miembro del FBI y luego presidente de la Comisin de Actividades Antinorteamericanas, habl en el Congreso en oposicin al servicio de bibliotecas circulantes en las zonas rurales porque, segn dijo: Educar a los estadounidenses por medio de bibliotecas podra traer aparejado un cambio en su actitud poltica ms rpido que ningn otro medio. La base del comunismo y de la influencia socialista es la educacin del pueblo.

Pero pasemos a 1987, el ao del contragate, a Robert McFarlane, que conspir con John Poindexter, William Casey, Oliver North, Richard Secord y, seguramente, George Bush para violar las leyes y la constitucin de los Estados Unidos a fin de facilitarles armas a los terroristas de Amrica Central. McFarlane coment despus que saba que la poltica de dar armas a los contras no iba a funcionar (no que estuviera mal, sino que no iba a funcionar). Afirm: Mi error fue no tener las agallas para decrselo al presidente. La verdad, probablemente la razn por la que no lo hice es que, si lo hubiera hecho, Bill Casey, Jeane Kirkpatrick y Cap Weinberger me habran acusado de ser un rojo.

Nuestra rara preocupacin por el comunismo, que desconcierta a la mayora de las personas de otros pases, dur mucho tiempo. Ronald Reagan, en su primera campaa presidencial, dijo: No nos engaemos. La Unin Sovitica es la nica causa de las situaciones conflictivas de la actualidad. Si ese pas no participara de este juego de domin, no habra ninguna zona de conflicto en el mundo.

Esto es absurdo, pero representa algo muy grave porque hay ciertas palabras que se usan con la intencin de detener el pensamiento, acabar con el discurso racional, generar odio; palabras que son asesinas. En nuestra poca, tenamos palabras que se usaban de esa manera. Las palabras negro y judo produjeron linchamientos, asesinatos masivos. La palabra comunista se utiliz para justificar el apoyo brindado a dictaduras (en Chile, las Filipinas, Irn), el intento de invadir a otros pases (Cuba), el bombardeo de aldeas campesinas (en Vietnam, Laos, Camboya, El Salvador), la destruccin de la economa de un pas pequeo y pobre (Nicaragua). Tambin se la utiliz para gravar los salarios que los estadounidenses ganan con esfuerzo, y as financiar miles de millones de dlares en armamentos.

Es una exageracin llamar asesinas a esas palabras? Un despacho de Seattle (Washington), del 10 de junio de 1986, deca: Un hombre que se proclam soldado contra el comunismo fue condenado a muerte hoy por el veredicto de un jurado que lo declar culpable de asesinar a cuatro miembros de la familia de Charles Goldmark. Rice manifest que asesin a la familia Goldmark porque pens que eran parte de una conspiracin internacional de comunistas, judos y los directivos de la Reserva Federal.

Los abogados de la defensa expresaron que esta creencia era prueba de que el asesino era dbil mental. Pero lo nico que me hara pensar que estaba mentalmente enfermo es su acusacin contra la Reserva Federal. Fuera de eso, las ideas de Rice concuerdan con las que sostena la Casa Blanca durante los aos de Nixon, cuando el comunismo era motivo para asesinar campesinos en el sudeste asitico, y cuando el presidente interrog a H.R. Haldeman (fuente: cintas del Watergate) sobre cuntos de los ocho de Chicago eran judos.

La palabra comunista utilizada como epteto, como provocadora de gran temor, encierra la intencin de poner fin al debate racional del comunismo en s. Necesitamos, claro est, una crtica sensata de la Unin Sovitica, cuyas polticas dieron mala reputacin al socialismo. Para m, por la lectura de Karl Marx, Eugene Debs, Helen Keller (cuntos de sus admiradores saben que era socialista?) y Emma Goldman, el socialismo tena buena fama. Todo socialista que se precie de serlo debe sentir enojo e indignacin ante lo que se le hizo a seres humanos en la U.R.S.S. Pero hay una diferencia entre esa indignacin y un odio indiscriminado y producto de la histeria que hace que amenacemos con destruir una nacin de 280 millones de personas las mismas personas que decimos que estn sufriendo bajo el rgimen comunista. No es lo mismo, tampoco, que hagamos una crtica racional del socialismo a que tomemos las armas, nosotros o nuestros mercenarios, para impedir el cambio en pases que lo necesitan desesperadamente.

En Vietnam, palabras incendiarias provocaron atrocidades incalificables. Charles Hutto, un infante de marina de los Estados Unidos, declar ante la Divisin de Investigaciones Criminales del Ejrcito: Me acuerdo de la noche que atacamos a My Lai... La noche anterior, recibimos las instrucciones del Capitn [Ernest] Medina... Asegur que, en esa aldea, todo era comunista... Le disparamos a hombres, mujeres y nios.

Hutto, que ahora vive en Monroe (Louisiana) con su esposa y dos hijos, dice: Yo tena diecinueve aos y siempre me haban dicho que obedeciera a los mayores. Pero ahora a mis hijos, si los llama el gobierno, les voy a decir que usen su propio criterio... Ahora creo que ni siquiera debera existir lo que llamamos guerra... porque confunde la mente de las personas.

El cambio en la manera de pensar de Hutto es instructivo. Este pas, despus de la guerra de Vietnam, no es el mismo de antes. Millones de estadounidenses aprendieron a pensarlo dos veces cuando alguien grita: Comunista!. sa es la razn, como lo muestran todas las encuestas de opinin pblica, por la que no estn dispuestos a emprender una invasin a Nicaragua.

Este pas no es el mismo despus de las enseanzas que nos dio el movimiento por los derechos civiles. Ese movimiento, en su base al nivel del Comisin de Estudiantes No Violentos, y Rosa Parks, y Ella Baker, y Martin Luther King Jr., y los negros de Montgomery y Selma no se desvi de su trabajo, a pesar de ser acusado de comunista. Harry Truman se refiri a las sentadas de la dcada de 1960 como: inspiradas por comunistas. Cuando le pidieron que diera pruebas, reconoci que no las tena. Pero s que, por lo general, cuando algn problema acosa al pas, el Kremlin siempre tiene algo que ver. El FBI trat de vincular a Martin Luther King con el comunismo, pero el movimiento no se apart de su propsito.

En la dcada de 1950 la Comisin de Actividades Antinorteamericanas fue poderosa. En la dcada de 1960 despertaba dudas en la poblacin estadounidense. En 1970, desacreditada y ridcula, se la disolvi. En ese entonces, sus interrogatorios podan llegar a dar risa, como en el siguiente dilogo de 1958 que mantuvieron la Comisin y Joseph Papp, director del Festival de Shakespeare de Nueva York. Le preguntaron a Papp: Usted tiene la posibilidad de introducir en sus obras algn tipo de propaganda poltica que pueda influir para que otros simpaticen con la filosofa comunista?

Papp respondi: Seor, las obras que representamos son de Shakespeare. Shakespeare dijo: S honesto contigo mismo

Richard Arens, funcionario de la Comisin, aclar: Ni el presidente de esta Comisin ni nadie aqu sugiere que Shakespeare fuera comunista. Eso es ridculo y absurdo. Eso es lo que dicen los rojos.

El uso de apodos intimidantes y discriminatorios es totalmente antidemocrtico. Impide el debate, crea una atmsfera en la que las personas tienen miedo de decir lo que realmente piensan, de analizar todas las ideas. Lo mismo sucedi en la Unin Sovitica, donde se usaron palabras como contrarrevolucionario, burgus, trotskista para impedir la libre exposicin de ideas, eliminar a los herejes, mandar personas a Siberia. Seguramente, ahora Mikhail Gorbachov entiende que la Unin Sovitica necesita hacer a un lado sus palabras asesinas porque tiene problemas graves que resolver.

Nosotros, en los Estados Unidos de Norteamrica, tenemos demasiado por hacer para que adems vayamos a la quiebra econmica por temor al comunismo. Hay personas que no tienen dnde pasar este invierno, otras que no pueden pagar el alquiler, ancianos que viven en asilos y que no pueden bajar al comedor porque no hay dinero para pagarle a alguien que empuje sus sillas de ruedas. Pero s hay dinero para los aviones bombarderos B1, para los de combate Stealth y para los submarinos Trident. Habiendo nios hambrientos en todo el mundo, tenemos que dejar de gastar 300 mil millones de dlares al ao en basura militar y destinar el dinero a satisfacer necesidades humanas.

Para lograr todo esto, necesitamos soluciones audaces, y por lo tanto es preciso un debate abierto que no se vea limitado por el temor a que se utilicen apodos: comunista, socialista, anarquista, incluso progresista. No deberamos tener miedo de hablar de redistribuir la riqueza y de una comunidad mundial, as como tampoco deberamos tener miedo de renunciar al nacionalismo que se empecina en que seamos el nmero uno.

A Bertolt Brecht, el dramaturgo alemn, nunca le permitieron leer su declaracin cuando se lo cit ante la Comisin de Actividades Antinorteamericanas. Transcribo aqu un fragmento: Vivimos en un mundo peligroso. Nuestra civilizacin lleg a un estado en que la humanidad ya puede hacerse enormemente rica, pero a nivel mundial an se encuentra sumida en la pobreza. Se sufrieron grandes guerras. Nos dicen que otras ms grandes son inminentes. No creen que en una situacin tan atroz deberan analizarse todas las ideas nuevas a fondo y con total libertad?.

* Traduccin de Anala Lujn.

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