Dos Décadas de Descapitalización

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DOS DÉCADAS DE DESCAPITALIZACIÓN La descapitalización es un fenómeno muy arraigado a la región latinoamericana. Este término económico donde una empresa pierde su capital y cae en la bancarrota tiene mucho que ver en el ámbito del estrato. Vivimos la descapitalización en muchos sentidos puesto que estamos en una región fuertemente golpeada por la pobreza, el retraso económico y tecnológico, la corrupción, la escasa cultura política y los gobiernos militares y dictatoriales. En este sentido, la descapitalización es un proceso de empobrecimiento y pérdida del valor de los elementos patrimoniales sociales, económicos y morales de una comunidad. En Perú hubo una fuerte descapitalización política, económica, social y moral durante veinte años entre 1980 y 1990. La primera década por una recensión económica, y la segunda por una recesión de la democracia. La recesión económica se acrecentó cuando la deuda externa progresivamente aumentaba por el alargamiento de plazos de pago y consecuentemente el empobrecimiento drástico del país debido a las medidas de FMI para reactivar la economía en la época de Belaúnde. También en el primer gobierno de García, tras una lógica de círculo vicioso: aumentar salarios con la emisión de billetes, entonces así aumentaba el consumo, las empresas producirían y generaban más trabajo. Esto le costó la hiperinflación y la inelegibilidad de país. Era necesario un shock. Para agosto de 1990, Fujimori traicionó a su discurso y aplicó el shock. Para reactivar la economía, esta tenía que llegar al punto más bajo. A diferencia de la propuesta de Vargas Llosa, el "Fujishock" se aplicó sin establecer mecanismos de protección a los sectores más vulnerables de la población. El dinero no tenía valor, y por lo tanto no había manera de comprar alimentos ni de transportarse. Existía un caos total: empezaron los saqueos y los soldados que patrullaban las calles sumían en miedo a la población. El shock se había aplicado sin anestesia. Los pobres se volvieron más pobres. Las empresas grandes se beneficiaban a costa del bajo precio de la mano de obra. Con este ajuste económico, el receso de la democracia se dio el 5 de abril de 1992 cuando Fujimori anunciaba la disolución del congreso y el autogolpe de Estado porque la minoría en el congreso le impedía realizar las reformas económicas y las políticas antisubversivas que planteaba. Nos encontrábamos en una dictadura o gobierno autoritario. Fujimori nos trataba como padre protector a costa del clientelismo, dándole SEMINARIO – CC.CC. IX PAMELA VÁSQUEZ GUEVARA

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Descapitalización en Perú

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DOS DÉCADAS DE DESCAPITALIZACIÓN

La descapitalización es un fenómeno muy arraigado a la región latinoamericana. Este término económico donde una empresa pierde su capital y cae en la bancarrota tiene mucho que ver en el ámbito del estrato. Vivimos la descapitalización en muchos sentidos puesto que estamos en una región fuertemente golpeada por la pobreza, el retraso económico y tecnológico, la corrupción, la escasa cultura política y los gobiernos militares y dictatoriales. En este sentido, la descapitalización es un proceso de empobrecimiento y pérdida del valor de los elementos patrimoniales sociales, económicos y morales de una comunidad. En Perú hubo una fuerte descapitalización política, económica, social y moral durante veinte años entre 1980 y 1990. La primera década por una recensión económica, y la segunda por una recesión de la democracia.

La recesión económica se acrecentó cuando la deuda externa progresivamente aumentaba por el alargamiento de plazos de pago y consecuentemente el empobrecimiento drástico del país debido a las medidas de FMI para reactivar la economía en la época de Belaúnde. También en el primer gobierno de García, tras una lógica de círculo vicioso: aumentar salarios con la emisión de billetes, entonces así aumentaba el consumo, las empresas producirían y generaban más trabajo. Esto le costó la hiperinflación y la inelegibilidad de país. Era necesario un shock.

Para agosto de 1990, Fujimori traicionó a su discurso y aplicó el shock. Para reactivar la economía, esta tenía que llegar al punto más bajo. A diferencia de la propuesta de Vargas Llosa, el "Fujishock" se aplicó sin establecer mecanismos de protección a los sectores más vulnerables de la población. El dinero no tenía valor, y por lo tanto no había manera de comprar alimentos ni de transportarse. Existía un caos total: empezaron los saqueos y los soldados que patrullaban las calles sumían en miedo a la población. El shock se había aplicado sin anestesia. Los pobres se volvieron más pobres. Las empresas grandes se beneficiaban a costa del bajo precio de la mano de obra. Con este ajuste económico, el receso de la democracia se dio el 5 de abril de 1992 cuando Fujimori anunciaba la disolución del congreso y el autogolpe de Estado porque la minoría en el congreso le impedía realizar las reformas económicas y las políticas antisubversivas que planteaba.

Nos encontrábamos en una dictadura o gobierno autoritario. Fujimori nos trataba como padre protector a costa del clientelismo, dándole a los más necesitados ayuda económica a través de organismos que a la larga solo generaban una red de simpatizantes para su próximo gobierno. Los militares 'aseguraban' la tranquilidad de la ciudadanía, hasta el desborde de los grupos paramilitares que mataban culpables e inocentes solo para contrarrestar el terrorismo que había llegado a su punto máximo. De esta manera, la dichosa mejora económica para los pobres y la derrota del terrorismo se volvieron algunas de sus acciones abanderadas. Los derechos humanos no existían, la vida no tenía garantías. La confianza había desaparecido. La población antiterrorista que peleaba a través de sus rondas campesinas era sacrificada por militares y terroristas.

El país estaba totalmente corrompido, el Estado escondía sus patrañas disolviendo el SIN y convocando a elecciones. La confianza estaba rota. No había gobernabilidad y tanto el presidente como la población eran moralmente incapaces, el primero por su red de corrupción y el segundo porque se encontraba divido, unos aún consideraban a Fujimori como el que roba pero hace obra, y otros estaban heridos y golpeados por la decadente manera de abolir el terrorismo matando a cuanto se subleve. La descapitalización empezó a diluirse cuando en el 2001 regresó la democracia, cuando el fraccionamiento conflictivo de una década empezaba a reconciliarse. De esta manera tanto la economía, la sociedad y la moral conocieron un nuevo siglo apartado del terrorismo propiamente dicho y el terrorismo del mismo Estado.

SEMINARIO – CC.CC. IX PAMELA VÁSQUEZ GUEVARA