DOSSIER: Economía en Colaboración

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  • 8/10/2019 DOSSIER: Economa en Colaboracin

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    ECONOMA EN COLABORACIN

    Dossieres EsFN 12, enero de 2014

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    CONSEJO EDITORIAL

    Jos ngel Moreno - Coordinador

    Luis Enrique Alonso

    Mara Eugenia Callejn

    Marta de la Cuesta

    Jos Manuel Garca de la Cruz

    Carmen Valor

    Edicin a cargo de:

    Carmen Valor (Universidad Ponticia de Comillas)

    COLABORADORES EN ESTE NMERO

    Carmen Valor (Universidad Ponticia de Comillas)

    Juliet Schor (Boston College)

    Julio Gisbert (experto en economa colaborativa)

    Luca del Moral (Taraceas S. Coop. And yCOMPOLITICAS-Grupo Interdisciplinario deEstudios en Comunicacin, Poltica y CambioSocial)

    Esther Oliver (Mster en Sostenibilidad y RSCUNED-UJI y Fundaci G. Universitat de Valncia)

    Albert Caigueral (especialista en economacolaborativa y economa compartida, responsable de

    la web consumocolaborativo.com y conector en lared ouishare.net)

    NDICE

    4 PRESENTACIN: ECONOMA ENCOLABORACIN

    7 CONSUMO COLABORATIVO: UNAINTRODUCCIN

    11 LOS SISTEMAS LETS: CONCEPTO EHISTORIA

    15 TRUEQUES E INTERCAMBIOS DETIEMPO: RESPUESTAS INMEDIATAS OPROPUESTAS DE FONDO FRENTE AUNA CRISIS MULTIDIMENSIONAL YSISTMICA?

    19 MONEDA SOCIAL COMOINSTRUMENTO DE INTERCAMBIOCOLABORATIVO

    22 LOS RETOS DE LA ECONOMACOLABORATIVA

    24 EL LIBRO RECOMENDADO

    25 PARA SABER MS

    Los textos de este dossier reejan exclusivamente la opinin de sus autores, que no tiene por qu coincidir con la posicin institucional de EsF al respecto.

    Maquetacin: Eduardo Jos Villalobos Galindo

    Bean Market Masaka, Photo by CIAT

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    Graciasa las aportaciones peridicas de nuestros socios podemos planicar y

    realizar proyectos de larga duracin, sin depender de subvenciones.

    Si deseas hacerte socio de Economistas sin Fronteras y colaborar de forma

    peridica con nosotros cumplimenta el formulario disponible en nuestra web.

    www.ecosfron.orgO en el telfono

    91 398 97 26

    La ley 49/2002 de 23 de diciembre (BOE 24/12/2002) de rgimen scal de las entidades sin nes lucrativos, establece un

    trato scal ms favorable para las donaciones realizadas porpersonas fsicas, obteniendo una deduccin a la cuota de IRPF.

    Mercado semanal en Semionov (1897)

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    PRESENTACIN

    ECONOMA EN COLABORACINCarmen Valor (Universidad Pontifcia de Comillas)

    Se llama economa en colaboracin a un nuevo

    modelo de intercambio econmico que se basa entres principios fundamentales: interaccin entre

    productor y consumidor, que mantienen un dilogocontinuo, conexin entre pares, gracias a las tecno-logas, especialmente digitales, y la colaboracin1.Las dimensiones de este modelo se extienden tantoa la produccin (por ejemplo, crowdsourcing, pla-taformas de innovacin colectiva, open software,contenidos generados por usuarios, coworking), lananciacin (iniciativas de crowdfunding) y al con-

    sumo. La revista FORBES estimaba en 2013 que laeconoma de colaboracin crece a una tasa del 25%anualmente, para alcanzar, se prev, los 3,5 billonesde dlares solo en EEUU.

    Economistas sin Fronteras ha querido dedicar undossier a este tema porque detrs de estas inicia-tivas parece latir un nuevo paradigma econmico,impulsado por otros actores -emprendedores indi-viduales y no grandes corporaciones-, orientado aotros objetivos -crear lazos sociales y fortalecer las

    redes, reducir la huella ecolgica, dar acceso baratoo gratuito a bienes y servicios- y sostenido por otrosvalores -democratizacin, cooperacin, localiza-cin, sostenibilidad, cohesin social, desarrollo decapacidades individuales y comunitarias, empode-ramiento individual y comunitario.

    En verdad, la base de estas iniciativas no es nueva:el trueque es tan antiguo como el hombre y siguesiendo una prctica corriente entre empresas2. La di-ferencia ahora est en la escala de estas iniciativas:

    la tecnologa en forma, por ejemplo, de redes so-ciales, instrumentos de geolocalizacin o telfonosinteligentes ha permitido desarrollar estas iniciativasa escala global y reducir los costes de transaccin a

    1 Bauwens et al. (2012), Synthetic Overview ofthe collaborative economy, P2P Foundation, auto editado.Disponible en http://p2pfoundation.net/Synthetic_Overview_of_the_Collaborative_Economy

    2 Se estima que 400.000 empresas realizan algn tipode trueque o intercambio no monetizado (Bendell, J. y Greco,T. H., 2013, Currencies of transition. Transforming moneyto unleash sustainability, pp. 221-242, en McIntosh, M., The

    Necessary Transition: The Journey towards the Sustainable

    Enterprise Economy, Greenleaf publishing, Londres).

    ellas asociados. Que hayan crecido en medio de la

    crisis no es casualidad: son una reaccin a esta po-licrisis, porque, como veremos despus, crean triplevalor social, ambiental y econmico. Son tambincaractersticas de una sociedad post-materialista queya no obtiene tanta utilidad de poseer los bienes,sino que le basta con usarlos.

    Este dossier va a centrarse en el consumo colabo-rativo, aunque tambin se examinan algunas inicia-tivas de nanciacin, como las monedas sociales.

    El consumo colaborativo fue nombrado por la re-

    vista Time en 2011 como una de las diez ideas quecambiaran el mundo, y lo vea como una forma dearreglar los peores problemas, desde la guerra y laenfermedad hasta el paro y el dcit. Esta visin

    extraordinariamente optimista permea muchos delos textos sobre consumo colaborativo. A lo largo deeste dossier se van a reiterar las bondades del mo-delo de economa colaborativa, pero solo de formalimitada se abordarn sus problemas. Schor y Cai-gueral plantean algunos retos o encrucijadas a los

    que se enfrenta la economa colaborativa para seguircreciendo y expandindose. Sin embargo, creo quetodos implcitamente entienden que este modelo escomplementario al que ya existe.

    Pero pensemos por un momento que queremosextender la economa colaborativa de manera quesea una forma de organizacin econmica sosteni-

    ble y a escala planetaria, que abandone su carctersecundario o complementario a la economa basadaen la posesin de activos. Entonces, pensamos que

    podran presentarse problemas, que se explican acontinuacin.

    Que aparezcan estos problemas no quiere decir queel modelo aqu presentado es invlido. Al contrario.Porque este modelo busca desde el inicio el triplevalor econmico, social y ambiental ya es mejor queotro basado en la acumulacin individual de bienes.Porque la gente que est impulsando o participando

    busca, precisamente, objetivos ms relacionales,trascendentes y de crecimiento personal, ya es me-

    jor que otro modelo ms hednico y materialista.Solo quiere decir que para implantar este modelo,que convence por su triple valor econmico, socialy ambiental, va a ser necesario pensar en cmo

    http://p2pfoundation.net/Synthetic_Overview_of_the_Collaborative_Economyhttp://p2pfoundation.net/Synthetic_Overview_of_the_Collaborative_Economyhttp://p2pfoundation.net/Synthetic_Overview_of_the_Collaborative_Economyhttp://p2pfoundation.net/Synthetic_Overview_of_the_Collaborative_Economy
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    resolver estos problemas sin recurrir a los procesos,diseos u organizaciones que existen y funcionanen el modelo econmico actual, que probablementeno sean los adecuados en el nuevo modelo. As, laexposicin que sigue pretende ser ms una lista decosas para pensar, que un listado de soluciones, por-

    que soluciones no se han planteado. Todava.El primer problema que viene a la cabeza es el del tra-

    bajo. Una economa basada en el uso implica menosoportunidades de empleo ligadas a la produccin. Algeneralizarse este modelo, el consumo caera y, conl, el empleo en muchas actividades, especialmentelas de bienes de consumo. Es, por tanto, urgente,

    pensar donde estarn los nichos de empleo en estemodelo y, con carcter general, cmo la economacolaborativa exige repensar y recongurar la visin

    y el modelo actual del trabajo remunerado, igualque el tratamiento y la consideracin del no remu-nerado, incluidos los trabajos de cuidado.

    Frecuentemente se habla de la economa colabora-tiva como una democratizacin econmica, porque

    permite que todos tengan acceso a bienes, aunqueno puedan pagar por ello. Esta armacin olvida

    que hay otras barreras en el nuevo modelo: no sonlas econmicas, sino las culturales, aunque muchasveces unas van ligadas a las otras. En concreto, no

    se dice que para participar en las iniciativas queexisten en Internet hace falta tener dos capitales:capital relacional y capital cultural. Tener una red decontactos o posibilidad de construirla es necesario

    para entrar en muchas de las iniciativas que exis-ten. Como explica Schor, aqu es clave la conanza

    y la reputacin que se construyen con los votos yopiniones de los pares. Si no eres capaz de atraerestos votos y opiniones, nunca sers elegido; y en-tonces, nunca tendrs votos ni opiniones y empezar

    el crculo vicioso. En cuanto al capital cultural, lacompetencia clave es la digital. Si no se tiene accesoa Internet o tenindolo no se sabe desenvolverse consoltura, no se puede participar en estas iniciativas.Como se deca, muchas de stas son digitales, nofsicas, y trascienden lo local, por lo que poder leeren ingls es clave. Entonces, los desempoderadosdigitales no tendrn acceso a la economa de co-laboracin o solo a aquellas iniciativas que existena nivel local (los bancos de tiempo o las monedaslocales, por ejemplo). Saber aprovechar la oferta

    exige una competencia cultural al menos media.

    Hay que pensar qu hacemos con los que no tienenesta competencia, porque estarn excluidos del mo-

    delo. Por ello la educacin, desde los hogares, loscentros educativos o los medios de educacin, pue-de ser un elemento fundamental para favorecer unmejor aprovechamiento de este tipo de iniciativas.Educacin no slo en competencias, sino tambinen valores, pues los valores de cooperacin, equi-

    dad, interdependencia, respeto y valoracin de ladiferencia son fundamentales para una verdaderacomprensin y extensin del modelo. Facilitar elacceso a este modo de satisfacer necesidades exigecambiar otros procesos, como el de la organizacinactual del trabajo.

    Otro problema es el de la gestin y el gobierno deestos modelos. Asumiendo que no son comprados

    por empresas convencionales, como sugiere Schor,cabe esperar que cuando organizaciones de pares

    vayan creciendo se perdern los canales democrti-cos. Cuando estas organizaciones tengan ms poder,cabe esperar que se abrir una carrera por tomar elmando. Entonces, estas organizaciones tendrn losmismos problemas de gobierno que las organiza-ciones actuales. El ser organizaciones sin nimo delucro no las exime de la tentacin de la corruptela.

    Finalmente, hay que repensar las implicacionespara lo pblico. Este modelo puede acabar en unadesinstitucionalizacin completa de la economa. Y

    no es posible tener una sociedad sin Estado, porquenecesitamos un Estado que ponga, al menos, elmarco regulatorio para que esta forma de economa

    prospere. Un tema de especial inters es el scal.

    Si los intercambios no se visibilizan, si no haypago de impuestos, cmo sostendremos los bienescomunes? Habr un modelo colaborativo para lasanidad, la educacin o el cuidado? Cabe pensar queno. Otro problema es la frontera entre el favor y eltrabajo. Esta frontera debe quedar claramente mar-

    cada o tendremos iniciativas que emplean sin darningn tipo de proteccin. Para los favores no haymarco legal. Para el trabajo s.

    No es mi objetivo que esta descripcin arruine elentusiasmo del que se dispone a leer este dossier3.El n de esta introduccin es equipar al lector para

    que lo tenga en mente cuando aprenda sobre lasiniciativas que aqu se describen. El primer artculode Juliet Schor sirve para enmarcar este modelo de

    3 De hecho, como sugiere Albert, se pueden leerparecidos y otros argumentos en otros artculos como http://www.shareable.net/blog/the-sharing-economy-just-got-real ohttp://www.consumocolaborativo.com/2012/04/27/plan-para-una-sociedad-p2p-el-estado-socio-y-la-economia-etca/

    http://www.shareable.net/blog/the-sharing-economy-just-got-realhttp://www.shareable.net/blog/the-sharing-economy-just-got-realhttp://www.consumocolaborativo.com/2012/04/27/plan-para-una-sociedad-p2p-el-estado-socio-y-la-economia-etica/http://www.consumocolaborativo.com/2012/04/27/plan-para-una-sociedad-p2p-el-estado-socio-y-la-economia-etica/http://www.consumocolaborativo.com/2012/04/27/plan-para-una-sociedad-p2p-el-estado-socio-y-la-economia-etica/http://www.consumocolaborativo.com/2012/04/27/plan-para-una-sociedad-p2p-el-estado-socio-y-la-economia-etica/http://www.consumocolaborativo.com/2012/04/27/plan-para-una-sociedad-p2p-el-estado-socio-y-la-economia-etica/http://www.consumocolaborativo.com/2012/04/27/plan-para-una-sociedad-p2p-el-estado-socio-y-la-economia-etica/http://www.consumocolaborativo.com/2012/04/27/plan-para-una-sociedad-p2p-el-estado-socio-y-la-economia-etica/http://www.shareable.net/blog/the-sharing-economy-just-got-realhttp://www.shareable.net/blog/the-sharing-economy-just-got-real
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    como stos, cuando las familias tienen problemas deliquidez. Se estima que existen 88 bancos de tiempoen Estados Unidos y el fenmeno se extiende a msde 26 pases.

    Las ganas de innovar en consumo conectado hanllevado a crear variaciones de los bancos de tiempo

    que introducen monedas sociales en la formulacin.Por ejemplo, Hub Culture es una red social de pro-fesionales de alta cualicacin donde se ofrecen y

    demandan consejos y servicios. La prestacin delservicio puede ser online o presencial y la monedase llama Ven, una moneda social digital convertiblea dlares. Otra gran categora de intercambio deservicios es el transporte, con un buen nmero desitios para compartir trayectos. Otras webs ofrecenexperiencias, como tours guiados por locales, ayuda

    con compra de ropa o rutas gastronmicas.Facilitar las relaciones entre individuosy evitarlos intermediarios nancieros es el objetivo de otro

    tipo de herramientas de prstamos sociales, comoProsper, Zopa y Lending Club. Estos sitios permitenque la gente conozca iniciativas que buscan nancia-cin y pueda invertir en ellas, frmula que se conocecomo crowdfunding. Finalmente, otros sitios buscanayudar a la gente a adquirir habilidades. Es el casode skillshare.com, que realiza talleres gestionados

    por pares cuya nalidad es democratizar el accesoal conocimiento y complementar las institucioneseducativas tradicionales.

    Como sugiere este resumen, hay un gran abanico deiniciativas dentro del consumo conectado. Las mo-tivaciones comunes a todas ellas son la econmica,al ofrecer productos o servicios ms baratos que enel mercado convencional, la ambiental, al reducirla huella de carbono, y la social, al construir redessociales. En este sentido, el consumo conectado

    parece un desarrollo positivo. Sin embargo, dada lavariedad de herramientas, sus efectos a largo plazosern muy diferentes.

    Para terminar queremos reexionar sobre si el con-sumo conectado puede llevar a un nuevo rgimende produccin y consumo que sea ms igualitario,ms sostenible y que genere mayor cohesin social.Algunas de las iniciativas descritas arriba parecenconseguir estos objetivos, pero otras pueden repro-ducir las desigualdades que ya existen, fomentar

    un tipo de demanda de alto impacto ambiental yterminar subsumidas en el paradigma actual, siendobusiness as usualsi les va bien. El que pase una cosau otra est determinado por varios factores, como

    el diseo de la iniciativa, que sta sea lucrativa ono lucrativa, el tipo de usuarios que atraiga y lanaturaleza del servicio que proporciona.

    Aunque detrs de estas iniciativas hay empresassociales, que conjugan la bsqueda de un benecio

    econmico con objetivos sociales en su misin en

    algunos casos, al crecer, tienden a comportarse deforma similar a las empresas, perdiendo su dimen-sin transformadora con el n de hacer ms dine-ro. Zipcar es un buen ejemplo. La reduccin de lahuella de carbono era su nalidad fundamental; sin

    embargo, tras su alianza con Ford, empez a ofrecervehculos deportivos a estudiantes universitarios. Yno slo esto, sino que al hacer llegar los coches a loscampus, donde era raro ver coches, puede aumentarel uso del coche, ms que reducirlo. Ebay es otro

    caso interesante. Empez vendiendo objetos usa-dos, pero acab vendiendo un buen nmero de otros

    productos. Frente a estos ejemplos, existen otrasiniciativas que pueden ser capaces de mantener susobjetivos de reduccin de huella ecolgica o mejorconexin social incluso cuando crezcan, especial-mente si el producto es de bajo impacto ambiental.Por ejemplo, los sitios web de intercambio de ropa.

    Otro factor relevante es si el sitio usa dinero comomedio de intercambio frente a si usa otros bienes,

    tiempo o una moneda social. Las iniciativas quehan creado una moneda o intercambian bienes yausados estn ms alineadas con un nuevo modeloeconmico. Los bancos de tiempo usan una monedainterna, medida en horas-euros o en horas. Con esto,facilitan la creacin de una nueva economa, dondelos participantes comparten un activo que est re-

    partido de forma igualitaria (el tiempo) para tener

    acceso a tiempo. Esta forma de actuar es contrariaa la del mercado tradicional, que no es igualitario,

    y puede mejorar las oportunidades para gente queno tiene muchas perspectivas de conseguir un em-pleo. Sin embargo, esta misma caracterstica es unadesventaja de este sistema en pocas de bonanza. Si

    profesionales de alta cualicacin pueden vender

    su tiempo en el mercado convencional, es poco pro-bable que participen en intercambios con otros cuyovalor de mercado es bajo. Por ejemplo, intercambiarun servicio profesional de fontanera por un serviciode canguro no es muy atractivo para fontaneros.Pero los intercambios entre iguales pueden seratractivos cuando el mercado de trabajo no absorbea estos profesionales.

    Dado lo novedoso del consumo conectado, es dif-cil prever cmo evolucionar. Parece probable que

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    crecer, incluso en sus formas ms transformadoras,si la economa sigue en recesin y el desempleocontina. La necesidad de compartir viene de la ca-

    pacidad de este modelo para fomentar la actividadeconmica entre personas con limitada capacidadde generar ingresos en la economa formal. Adems,

    permite tener acceso a bienes y servicios gratuitoso a un precio muy inferior al de mercado. Por otrolado, permite ganar dinero, especialmente si se tie-ne exceso de tiempo o si se poseen activos que se

    puedan compartir o alquilar. El modelo de consumoconectado puede ayudar a hacer posible un nuevotipo de economa familiar que he llamado el mo-delo de plenitud. En este modelo, la gente trabajarunas pocas horas en el mercado formal, para ganarliquidez. Conseguir un mayor porcentaje de bienesy servicios bien hacindolos ella misma o median-te intercambios en la economa informal. En todocaso, parece emerger un sector informal, que operasin dinero. La necesidad econmica y no el deseo desostenibilidad ambiental parece la fuerza motriz deestos desarrollos, aunque est claro que se traducenen menor huella ecolgica. Porque es una economade pequea escala, ms local, basada en intercam-

    bios entre pares, que fomenta la recirculacin debienes y la reutilizacin de activos y que persiguecrear lazos sociales ms estrechos, este modelo eco-

    nmico tiene menor impacto negativo en el planetay en las personas que el modelo actual.

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    LOS SISTEMAS LETS: CONCEPTO E HISTORIAJulio Gisbert1 (experto en economa colaborativa)

    Los sistemas LETS (Local Exchange Trading Sys-tems) o sistemas de trueque son iniciativas locales

    no lucrativas que proveen a la comunidad de infor-

    macin de los productos y servicios que sus miem-bros pueden intercambiarse entre s, utilizando unamoneda o divisa propia para las transacciones, cuyovalor es consensuado por ellos mismos y cuya de-nominacin es caracterstica, registrando manual oelectrnicamente todas las transacciones realizadasentre ellos como un debe y un haber en cada unade las cuentas de los miembros implicados en cadaintercambio. Los principios bsicos sobre los quese sustentan son la reciprocidad, la conanza y la

    ayuda mutua.Normalmente estas iniciativas nacen promovidaspor situaciones donde las economas nacionales yuna situacin laboral precaria no pueden generarnuevos recursos en las comunidades locales dondeaparecen. De esta manera, los sistemas LETS creanun nuevo mercado local paralelo al tradicional y unsistema bancario alternativo, congurando confor-me las necesidades de sus usuarios formas ms omenos radicales de diferenciacin; son realmente

    las aptitudes, habilidades, conocimientos e inclusolos bienes de las personas los que, para poder servira la comunidad, se ponen en comn para utilizarloscomo valor de intercambio.

    En esta peculiar entidad para-bancaria los clientesabren sus cuentas en la nueva moneda o divisa local,libre de cualquier uctuacin monetaria y en la que

    el inters es la conanza y el bien comn. Tambin

    se puede dar crdito a sus usuarios mediante la au-torizacin de saldos en negativo en sus cuentas o

    incluso otorgando saldos positivos como si fueranprstamos reales, evidentemente sin inters y con elcompromiso de pago a toda la comunidad. Adems,la riqueza generada no sale de la comunidad, puesslo en la comunidad tiene validez esta especie demoneda local. El alquiler de objetos tambin estcontemplado en algunos LETS.

    Este sistema, a diferencia de las monedas socialesy de la misma manera que los bancos de tiempo, eslo que denominamos sistema de crdito mutuo: las

    operaciones se registran en cuentas corrientes y

    1 Extractos de su libro Vivir sin empleo, editado porLos libros del lince (2008). Reproducido con permiso de su

    autor.

    no se emiten billetes -s talonarios o vales-; cadaparticipante tiene su cuenta, con su saldo, y a cadaoperacin de dbito corresponde otra operacin de

    crdito de la cuenta de otro de los socios, por lo quequeda automticamente compensada, a diferenciadel dinero duciario o moneda social, del cual se

    depende tanto de obtenerlo fsicamente como dela existencia ms o menos abundante de billetesen circulacin, pues se crea de la nada y segn lasnecesidades del mercado local.

    Estos sistemas a veces se enfrentan abiertamentecon el mercado tradicional, pues pueden identicar-se como trabajo retribuido en especie y por tanto

    con obligacin scal de tributar, adems de gene-rar una competencia desleal con los profesionalesque realicen su trabajo legalmente. No obstante,deberan justicarse como exentos de scalidad o

    de cualquier scalizacin al ir dirigidos a personas

    sin recursos, jubilados con pequeas pensiones yprejubilados, inmigrantes sin papeles, refugiados,estudiantes, desempleados, amas de casa y personasque quedan habitualmente fuera de los sistemas de

    produccin.

    El voluntarismo de sus promotores y la falta deapoyo institucional a estos proyectos suelen ser lasrazones principales por las que la mayora de estasiniciativas perduran muy poco en el tiempo o caenen la marginalizacin hasta desaparecer. En algunos

    pases, y por su inusitado crecimiento -producto delas crisis-, han exigido una reglamentacin, comoen Australia, Reino Unido y en Argentina, donde sehan podido pagar tributos incluso en moneda local.

    En qu se diferencia un sistema LETS de otro?

    En las organizaciones implicadas y su gestin:una asociacin, una universidad, un centrocultural puede ser muy variado su origen. Encualquier caso, la experiencia depender de la

    profesionalidad y calidad de la gestin de esteequipo promotor y de los cauces de participacinen el proyecto que creen para los participantes.

    En su extensin: desde experiencias muy locales

    y circunscritas la mayora de las ocasiones albarrio o al entorno fsico ms cercano, hasta ex-periencias nacionales, como la argentina, dondese convirti prcticamente en una nueva divisa

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    de uso habitual; Internet se convierte adems enotra va para su extensin ms all de las barre-ras fsicas.

    En el valor de la moneda: la unidad de intercam-bio se puede equiparar a la moneda nacional obien a un porcentaje de tiempo. En ocasiones,el importe de un intercambio se ja siempre de

    comn acuerdo por libre entendimiento entredos adherentes, si bien suelen existir tablasorientativas de precios y tarifas facilitadas porlos promotores del LETS. La moneda local no

    puede en ningn caso canjearse por dinero real,si bien hay excepciones; por otra parte, la diver-sidad de monedas y de valores dicult siempre

    la posibilidad de intercambio entre distintos n-cleos, lo que por otra parte no deja de ser una ca-

    racterstica muy denitoria de esta experienciaeconmica, que es su clara idiosincrasia local,su originalidad y su diversidad.

    Otro factor diferenciador est en cmo se inter-cambia el dinero: mediante cheque, mediante laentrega de un ticket o bono, informando ambosa un grupo gestor de la transaccin, etc.

    En lo que se intercambia -bienes y servicios - yen el respeto a una mnima legalidad vigente:intrusismo laboral y fraude scal. La prctica

    demuestra que muchos de los intercambios quese hacen no habran podido ver la luz en el mar-co clsico del mercado y que los intercambios loque provocan no es una transaccin econmica,sino un fortalecimiento de la red de apoyo mu-tuo local.

    Las vas de informacin de lo que se ofrece ose solicita para intercambiar: por Internet, pormedio de un boletn peridico, en un panel, etc.

    En el endeudamiento permitido; en ocasiones, esel propio banco quien te da un saldo inicial po-sitivo para poder empezar a intercambiar, o bien

    permite un saldo negativo hasta cierta cantidad,a partir de la cual hay que empezar a producir.

    En el control de calidad sobre los servicios ylos bienes prestados: algunos LETS depuran a

    partir de la calicacin del intercambio posibles

    fraudes o malinterpretaciones de servicios oproductos, as como futuros problemas.

    En el grado de involucracin con la realidad eco-nmica circundante: algunos LETS establecenmecanismos de intercambio con los negocios lo-cales, con profesionales, restaurantes, etc., que

    permiten que el intercambio sea todava ms va-riado y enriquecedor. En ocasiones, las propiasautoridades locales se involucran, facilitando la

    posibilidad de intercambiar determinados servi-cios municipales e incluso de poder pagar tribu-tos locales. Tambin algunas asociaciones han

    utilizado estos sistemas para retribuir de algunamanera el trabajo de sus voluntarios.

    Historia de los sistemas LETS

    El trueque moderno o LETS naci en Canad en losaos 70; en esos aos hubo en ese pas un movi-miento social de retorno a la tierra con experienciascooperativas y comunitarias apoyadas por gente

    joven y sin recursos la mayora de las veces, lo que

    les motiv a crear, de la mano de uno de sus pre-cursores, David Weston, y de otros entusiastas, enel ao 1976 y en la ciudad de Vancouver, un primersistema de intercambio sin dinero inspirado en laexperiencia de la moneda local de las islas Guernseydel siglo XIX2, basado en el tiempo como unidad deintercambio, que denominaron Community Exchan-ge (intercambio comunitario), creando en 1979 un

    sistema semejante en la isla de Vancouver.

    Existen, no obstante, precedentes de estos sistemas

    en el llamado Useful Service Exchange o USE enReston (Virginia EEUU), creado por Henry Ware

    en 1975 y basado en el intercambio de bienes yservicios con una unidad de intercambio basada enel tiempo (antecesora tambin de los time dollarsamericanos que veremos ms adelante), as como

    experiencias muy parecidas en Alemania en el pe-riodo de entreguerras.

    En 1982, Michael Linton pone en marcha en la Co-lumbia britnica otro sistema de intercambio con el

    nombre de LETS, siglas de Local Exchange TradingSystem (literalmente sistema local de intercambiocomercial), si bien algunos autores identican este

    acrnimo con la palabra LETS! y con su signicado

    en ingls de vamos!. Expresin -sistema de inter-cambio local- que se utiliza como identicativa de

    todas las experiencias de trueque, en reconocimiento

    2 Guernsey es un conjunto de pequeas islas quese encuentran en el Canal de la Mancha, muy cercanas a lacosta francesa y de soberana britnica. En 1816, y a causade una crisis econmica muy severa producida por las guerrasnapolenicas que sacudan el continente, el gobierno localimprimi su propia moneda, permitiendo que la isla no slosaliera de la crisis, sino que pudiera pagar toda la deuda quemantena entonces con el gobierno central en Londres.

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    a su origen anglosajn, y que se hara mundialmentefamosa para identicar un sistema de intercambio

    basado en este caso en el denominado green dollaro dlar verde, de valor equivalente al dlar cana-diense. Para tal n, desarrolla un primer programa

    informtico gracias a la aparicin y difusin masiva

    del ordenador personal, que permita implementarsistemas LETS o de trueque en cualquier parte, ade-ms de crear una empresa, Landsman Ltd., preocu-

    pada en difundir este nuevo sistema.

    Desde Canad se expandieron a Australia, NuevaZelanda y Reino Unido, donde crecieron generosa-mente. Jill Jordan y Lea Harrison fueron los intro-ductores en los aos 80 de los LETS en Australia,en su comunidad de Maleny (Queensland), de la

    mano de otra experiencia innovadora que era y es

    la permacultura3 y a la que hasta la fecha va a irntimamente unida (numerosos grupos de perma-cultura en todo el mundo promueven como parte desu losofa el desarrollo de experiencias de LETS

    o trueque, incluso de monedas locales). Cuando el

    Reino Unido entr en la Comunidad Econmica Eu-ropea, Australia perdi su principal mercado exte-rior, lo que le supuso un crack econmico y terrenoabonado para experiencias como los LETS; en 1992el gobierno australiano invit a Linton a crear una

    red de grupos LETS por todo el pas, apoyado congenerosas subvenciones para la publicidad, forma-cin y mantenimiento de estas redes, y permitiendoque las empresas pudieran participar admitiendolas monedas LETS como moneda complementaria,siempre y nicamente en el mercado local. Muchasde estas empresas donaban posteriormente sus mo-nedas LETS a asociaciones caritativas, lo que lesredundaba tambin en benecios scales; algunos

    avezados economistas australianos opinaban enton-ces que, en caso de un crack econmico mundial,Australia sera, gracias a las redes LETS, de lasnaciones menos perjudicadas del mundo.

    En Gran Bretaa comenz en el ao 1985, y en estecaso, y debido a la recesin en los derechos labora-les y sociales provocada por la poltica econmicadel gobierno de Margaret Thatcher, se desarrolluna amplsima red nacional de LETS auspiciada

    por la organizacin Letslink UK. Numerosos LETS

    3 La permacultura es un modelo de agriculturasostenible que, segn uno de sus promotores, David Holmgren,

    podra denirse como un territorio diseado conscientemente

    que imita los patrones y las relaciones que se encuentran en lanaturaleza, y que al mismo tiempo produce alimentos, bras y

    energa en abundancia para proveer necesidades locales.

    fueron nanciados y apoyados por autoridades lo-cales, e incluso los partidos polticos se interesaronentonces por incluirlos en sus programas electora-les. Estos primeros sistemas de trueque sufrieronlos avatares normales de los pioneros en cualquieriniciativa: muchos de ellos se vinieron pronto abajo,

    de lo que se aprovecharon las redes que sobrevivie-ron para tomar buena nota de las malas y buenas

    prcticas.

    Una convergencia de ideas y de informacin prove-niente de los LETS de Gran Bretaa y de Holanda

    provoca el arranque de los denominados SEL enFrancia o Systmes dchange Local o Servicesdchange Local y cuya moneda es el grano desal (en alusin a que la sal en la antigedad era un

    bien escaso y utilizado en ocasiones como moneda).

    Concretamente, el primer SEL fue el de Arige, fun-dado en octubre de 1994. Actualmente habr unos300 nodos SEL funcionando en Francia, con una redcreada por la Asociacin SELIdaire4.

    El primer LETS en Espaa se cre en el barrio deVallecas de Madrid, de la mano de Danny Wagman,en el ao 1995, con la denominacin de El true-que; su moneda era el Kas, que vala 100 pesetasde entonces y era un proyecto nanciado por la

    Consejera de Asuntos Sociales de la Comunidad

    de Madrid. En 1999, el propio Wagman creara conayuda de fondos europeos una primera experiencialegal de cooperativa de intercambio de bienes yservicios para empresas y particulares que denomi-n TERCER SECTOR, donde la unidad de inter-cambio era el BIC (=100 pesetas) y donde los pagos

    se efectuaban con ambas monedas. Otra experienciafue La Troca (en castellano La madeja), en Vi-lafranca del Peneds, de la mano de Pere Subirana ycon la moneda llamada IRIS, o el Club de Trueque

    de Zarautz en Euskadi, con su moneda llamada no-dine, fundado por Eduardo Troncoso, uno de losprincipales promotores del trueque en Argentina, ola red de trueque de Burgos llamada Cambalache(su moneda era el Olmo), etc. Posteriormente se

    extendera a otras ciudades espaolas, pero siemprecon un carcter autrquico, alternativo y marginal lamayora de las veces. Ms tarde se abrieron en Vito-ria y Pamplona, y tambin en Oviedo, Las Palmas yotras localidades espaolas.

    Actualmente, la Asociacin Ecologistas en Accinrealiza mercadillos de trueque en diferentes ciuda-des de Espaa, difundiendo la experiencia como una

    4 http://selidaire.org/

    http://%20http//selidaire.org/http://%20http//selidaire.org/
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    alternativa ms ante el consumo y promoviendo lacreacin de cooperativas de trueque. No obstante,Internet se ha convertido en muy poco tiempo enel catalizador principal de todas las iniciativas detrueque en Espaa -tanto entre particulares comoentre empresas-, si bien conviene destacar la expe-

    riencia de las redes de intercambio de conocimientocatalanas, donde en su mayora no es necesaria lacontraprestacin del servicio ni existe un registro delos intercambios.

    Diferencia entre LETS y Bancos de tiempo

    Las principales diferencias entre estas dos opcionesson:

    En los Bancos de tiempo (en adelante BT), la

    unidad de valor es la hora y vale lo mismo paracada transaccin; en cada red de trueque o sis-tema LETS, la unidad de valor es arbitraria yconsensuada por el grupo, si bien en (contadas)

    ocasiones puede ser tambin el tiempo.

    Los BT trabajan en los mbitos de la salud y elbienestar social y en estrecho contacto y colabo-racin con las autoridades locales; LETS planteauna economa alternativa a la formal, ajena nor-malmente a la Administracin y con un carcter

    ms autrquico, asambleario y reivindicativo.

    Los BT tienen en ocasiones personal remune-rado y pueden estar soportados econmica yadministrativamente por ayuntamientos y otrasinstituciones, mientras que los LETS se basancasi exclusivamente en voluntariado.

    Los BT tienen benecios scales reconocidos

    por algunos gobiernos, pero los LETS en con-tadas ocasiones (aunque existen iniciativas para

    que esto cambie).

    Para terminar, y preparar el camino al artculo si-guiente, podemos decir que los benecios del banco

    de tiempo son:

    Crean nuevos espacios de encuentro dondelas personas de las grandes ciudades puedenromper su aislamiento y soledad tpicamenteurbanos, restableciendo los lazos tradicionales

    de cooperacin y solidaridad de las sociedadestradicionales.

    Estimulan las capacidades y el talento de laspersonas, independientemente de su situacin

    personal, social o laboral, aumentando su au-toestima y autorrealizacin y despertando en lasociedad nuevos recursos que hasta entonces laeconoma formal no reconoca, en especial deaquellos excluidos del mercado de trabajo.

    Permiten conocer en profundidad la comunidad

    donde uno vive, creando nuevos lazos de cohe-sin e identicacin locales.

    Son un valioso instrumento para la conciliacinlaboral y familiar, suponiendo una descarga detiempo para muchas mujeres y una adecuada va-loracin del trabajo no remunerado o domsticoy de la importante funcin social del cuidado delos dems en todas sus perspectivas.

    Construyen un nuevo sentimiento de comunidad

    y una nueva cultura basada en la solidaridad yen la cooperacin entre generaciones y entredistintos colectivos sociales y humanos, entre

    personas que habitualmente se desconocen yque comparten un mismo espacio vital, siendouna valiosa herramienta de integracin para in-migrantes y nuevos vecinos.

    Promueven, por ltimo, la articulacin entre ins-tituciones pblicas y privadas de diferente signo-ayuntamientos y corporaciones locales, asocia-

    ciones de vecinos, ONG, iglesias, empresas-por un objetivo comn y afn a todas ellas, eldesarrollo humano y social de las colectividadesy de los individuos.

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    de energas sociales, de los distintos intereses y lavoluntad de los grupos locales de ejercer colectiva-mente sus derechos.

    Por todo ello, este tipo de prcticas son bien acogi-das y promovidas desde iniciativas y movimientostan diversos entre s como el decrecimiento, el mo-

    vimiento de transicin, el de Buen Vivir en AmricaLatina o ms recientemente el vinculado al 15M.Aunque con un distinto grado de crtica al sistema,en general, todas estas iniciativas son conscientes delconicto bsico entre la dinmica de acumulacin

    del capital, el bienestar de las personas y la nitud

    de la biosfera y/o los problemas de la democraciarepresentativa, tal y como la conocemos. Por tanto,

    plantean la necesidad de construir nuevas formas deorganizacin vital y subrayan el papel fundamental

    que los tiempos y los espacios no mercantilizadospueden jugar en ello. Sin embargo, no slo estetipo de iniciativas alternativas ha reconocido las

    potencialidades de los espacios comunitarios deintercambio. En los ltimos tiempos, posturas nadasospechosas de progresismo han tratado de apro-

    piarse del discurso de lo comunitario y lo no mone-tario. Buen ejemplo de ello son las ideas de la BigSociety, promovidas por la coalicin conservadoraen el Reino Unido1.

    Frente a esto, es importante subrayar que los es-pacios comunitarios de intercambio han de partirde la necesidad y de la potencialidad de construirnuevos modelos de bienestar que vayan ms all dela responsabilidad privada y familiar que recae ma-yoritariamente sobre las mujeres, ms all del fun-damental papel de lo pblico como garante de unaserie de derechos sociales que no se agotan en losservicios prestados por las administraciones y msall de la mercantilizacin de ciertos servicios que

    implican frmulas remuneradas -pero no siemprevaloradas- de trabajo. El tipo de bienes y serviciosque se intercambian en este tipo de iniciativas no

    pretenden sustituir a los servicios pblicos, amplanlo que un entorno domstico puede proporcionary, con frecuencia, alcanzan un precio en el mer-cado que los hace inaccesibles a muchas personas

    1 La Big Society fue una iniciativa electoral defendidapor David Cameron, lder Partido Conservador britnico,en las elecciones generales de Reino Unido de 2010. Una

    propuesta vaga y poco denida que reclamaba la necesidad de

    un programa de cambio poltico, social y cultural radical parafomentar el protagonismo de la ciudadana, las comunidadesy la empresa privada en la provisin de los servicios pblicos,descargando de responsabilidades al sector pblico.

    o los vaca parcialmente de su contenido afectivoy relacional2. Sin embargo, esta propuesta de am-

    pliacin del espectro del bienestar, reconduciendouna serie de necesidades a travs del espacio de locomunitario, no quiere decir que desde los espacioscomunitarios de intercambio se obvie el papel de las

    administraciones pblicas. Con frecuencia, el marcoregulador que stas establezcan facilita o diculta

    la reproduccin de este tipo de prcticas. Esto esespecialmente patente en el caso de los Bancos deTiempo y el apoyo -con frecuencia ambivalente- queen ciertas regiones reciben de las administraciones

    pblicas.

    Quiz ha sido gracias a esto que, entre los distintostipos de redes, posiblemente sea el modelo de Ban-cos de Tiempo el que se ha adaptado a contextos

    ms diversos. Bsicamente, un banco de tiempoes una red de intercambio de ayuda, habilidades yconocimientos en la que la moneda de cambio es eltiempo. Las personas ponen su tiempo a disposicinde las/os dems y esperan poder disponer del tiempode las/os otras/os socias/os para resolver las necesi-dades cotidianas; los servicios intercambiados son,en gran medida, relacionales y de autocuidado -ma-sajes, deporte y tcnicas orientales, idiomas, msicao actividades culturales, por ejemplo-. La mayora

    de los BdT, al menos en teora, comparten una seriede objetivos muy amplios, pero que pueden resu-mirse en: resolver las pequeas necesidades de lavida cotidiana sin recurrir al dinero, sino mediantela puesta en comn igualitaria de conocimientos,saberes y habilidades. Se dice que esto podra con-tribuir a revalorizar las actividades que el mercadono valora, promover vnculos intergeneracionalese interculturales, estimular la creatividad y autoes-tima de las personas, reconstruir el sentimiento decomunidad y el dinamismo local, fomentar la re-

    paracin y reutilizacin de objetos y promover laautoproduccin y el consumo local.

    Los principios bsicos de todo banco de tiemposon la reciprocidad indirecta, la cooperacin y la

    paridad. Reciprocidad indirecta quiere decir quelos intercambios no son bilaterales, sino multila-

    2 Este vaciamiento se produce, por una parte, porquehay actividades que quedan, en cierta medida, desvirtuadascon la transaccin monetaria, por ejemplo, las de escucha oconsuelo. Por otra, porque esta transaccin reduce la necesidadde socializacin con la otra persona; por ejemplo, no es igual larelacin que se establece con un pintor al que pagamos porquevenga a pintar a nuestra casa que con alguien que, de formavoluntaria, viene a ayudarnos, por hacernos un favor.

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    terales. Cooperacin, que esta reciprocidad exigeuna dimensin social, actuar conjuntamente paraconseguir un mismo n. Esta cooperacin se cons-truye sobre la paridad, el reconocimiento de que eltiempo y las distintas habilidades y saberes de cada

    persona son tiles y valiosos. Por ello, el banco de

    tiempo se basa en el reconocimiento de que todaslas personas tienen capacidades pero tambin ne-cesidades y que la interdependencia es la norma yno la excepcin a la hora de garantizar el bienestarcotidiano de las personas. En denitiva, aspiran a

    mejorar el bienestar de sus miembros tanto en unsentido material como inmaterial, fomentando lascapacidades que tienen que ver con la sociabilidad,la autoestima o la participacin. En este sentido, la

    propuesta de bienestar que emana de este tipo de

    iniciativas no gira en torno a la renta de las personasni a lo que stas pueden consumir, sino en torno a loque las personas pueden efectivamente ser y hacer

    para desarrollar una vida digna de ser vivida; unavida que las personas, de forma reexionada, tengan

    motivos para valorar. Por lo tanto, su proliferacinno ha de entenderse como respuesta directa a la faltade recursos monetarios, sino como parte de un pro-ceso cultural de cambio de mentalidades, de valoresy modelos de vida hacia formas basadas en lo socialy lo solidario.

    Una opinin generalizada entre las personas promo-toras, gestoras y usuarias es que este tipo de inicia-tivas, ms que como solucin inmediata a ciertosefectos de la crisis nanciera -a la escasez de renta

    y dicultad de acceso a bienes y servicios-, cobra

    inters como respuesta a una crisis subyacente, delargo recorrido, pero que en los ltimos tiempos seha hecho ms patente: una crisis multidimensionalque engloba lo medioambiental, lo poltico, losmodelos de provisin del cuidado, los valores impe-rantes en nuestras sociedades Una crisis que, porlo tanto, no es coyuntural sino sistmica. Es frentea esta crisis ms profunda que se multiplica todo unconjunto de iniciativas.

    Hace ms de una dcada, la sociloga Teresa Tornssubrayaba que probablemente el principal valordel banco del tiempo reside en su capacidad para

    promover una socializacin alternativa a la lgicamercantil. En este sentido, los espacios comunita-rios de intercambio cuestionan la representacin delcapitalismo como la forma -o identidad- necesaria ynaturalmente dominante de la economa y reejan

    que, en el marco del capitalismo, existen espaciosque, con frecuencia de forma inconsciente, refor-

    mulan y repolitizan una serie de conceptos claves,como los tiempos y los trabajos, cuestionando laidenticacin de la economa con lo mercantil y

    sacando a la luz que existen formas de relacin eintercambio que no se basan en la obtencin del

    benecio, sino que tienen que ver con la revisin de

    la organizacin social del tiempo y el ajuste entreel consumo y los lmites fsicos del planeta; queexisten espacios donde las necesidades y deseos seevalan y priorizan siguiendo criterios y lgicas di-ferentes a los que, supuestamente, son hegemnicosen las sociedades actuales.

    Sin embargo, esto mismo les genera importantesdicultades: este tipo de prcticas se enfrenta cada

    da, por un lado, con la dicultad de articulacin y

    coordinacin entre iniciativas y personas; por otro,

    con la construccin simblica de la vida en paresde opuestos: pblico-privado, laboral-domstico,trabajo-ocio, naturaleza-cultura, dependencia-autonoma; y en tercer lugar, con el miedo, comoconstruccin que hace sospechosas las diferencias,idealiza las situaciones de autonoma y crea con-diciones materiales que aslan a las personas y lashacen sentirse vulnerables. Todo esto se traduce, porejemplo, en la dicultad de incorporar regularmente

    los intercambios en las pautas cotidianas de vida,

    en las dicultades que tienen algunas personas a lahora de identicar aquello que pueden ofrecer a las

    dems y en las barreras psicolgicas que dicultan

    que las/os participantes en la red admitan sus nece-sidades y soliciten bienes o servicios.

    Todas estas debilidades no han de entenderse comoalgo especco de este tipo de iniciativas ni como

    algo que las anula, sino como algo que precisamentedemuestra que su fondo plantea rupturas funda-mentales con el contexto socio-poltico y cultural en

    el que se insertan. Frente a esto, hay que destacar suexibilidad y su potencialidad para adaptarse a dife-rentes contextos y necesidades. Algunas iniciativassituarn un mayor nfasis sobre los aspectos perso-nales, otras sobre los comunitarios, otras sobre losmedioambientales, pero dada su lnea general, no esde extraar que gran parte de las propuestas tericasy polticas que denuncian el carcter sistmico dela crisis, que reclaman una reexin sobre los lmi-tes del crecimiento y que plantean la necesidad deconstruir formas de vida basadas en las relacionessociales, la cercana, la austeridad y sobriedad vo-luntarias, la vida en comn y la ralentizacin deltiempo como frmula para garantizar el bienestar dela poblacin presente y futura del planeta, incluyan,

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    como se indicaba anteriormente, el trueque y el in-tercambio de tiempo entre sus propuestas. Y es queel importante contenido relacional y afectivo de losintercambios que se producen en los espacios comu-nitarios de intercambio nos recuerda que el afecto ylas emociones son cruciales para la accin colectiva

    y que es la prctica tica lo que permite pasar delvictimismo a la agencia y de la protesta a la accin

    propositiva, algo tan necesario en el momento pre-sente.

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    MONEDA SOCIAL COMO INSTRUMENTO DE INTERCAMBIO COLABORATIVOEsther Oliver (Mster en Sostenibilidad y RSC, UNED-UJI y Fundaci G. Universitat de Valncia)

    El acceso a la utilizacin de un bien o servicio reu-tilizndolo, compartindolo o intercambindolo, ala vez que se pone el nfasis en las relaciones so-

    ciales, no parece un invento nuevo, sino que msbien son sistemas de intercambio que, a iniciativade la sociedad civil, se estn repescando para se-guir cubriendo necesidades ante el nuevo contextosocioeconmico. La oportunidad que representanlas tecnologas digitales para que estos mecanismossean replicados, extendidos y conectados entre s

    parece que es el factor que puede permitirles que seconsoliden como alternativa. Estas formas alternati-vas de realizar intercambios aportan nuevos escena-rios y lgicas que replantean las motivaciones y va-lores que han conformado hasta ahora el imaginariocolectivo de la sociedad de consumo materialista.

    En el caso concreto de las monedas sociales, en-contramos una alternativa cuya nalidad principal

    es conectar recursos infrautilizados con necesidadesinsatisfechas. Es un sistema monetario alternativoconectado a la concepcin sistmica de la economaecolgica travs de la ideologa de sus usuarios, que,al incluir parmetros sociales y ambientales paravalorar los recursos, consiguen movilizar a aqullosque el mercado mainstreamhaba desestimado porser inecientes econmicamente.

    Moneda social a lo largo de la historia

    A lo largo de la historia han existido sistemas demoneda local dual que han operado como mo-neda complementaria para realizar intercambiosal margen de la moneda legal. De esta forma, lascomunidades que las utilizaban no dependan de ladisponibilidad de moneda acuada para llevar a cabosus proyectos. Ejemplos de cmo estos sistemasimpulsaron la prosperidad a nivel local y regionalson las diferentes monedas locales que circularonen la Edad Media Central por Europa Occidental ylos ostraka1que circularon en el Antiguo Egiptodurante el periodo de las Dinastas. Estas monedastenan un mecanismo de oxidacin o demurrage,mediante el cual iban perdiendo su valor a medidaque pasaba el tiempo sin ser intercambiadas, forzan-

    do de esta manera su circulacin entre la comunidad.

    1 Los ostraka consistieron en piezas pequeas decermica respaldadas por alimentos depositados en almacenescentrales.

    Estos dos casos concretos dieron lugar a prolonga-dos periodos de prosperidad para las economas quelos utilizaron.

    Existen casos ms recientes de monedas promo-vidas por autoridades localesen Europa. Uno deellos es el Wrlg en Austria, que circul tras laSegunda Guerra Mundial, pero que fue prohibidoen 1933 por las autoridades monetarias nacionalesa pesar de los buenos resultados obtenidos para pro-mover los intercambios econmicos, obras pblicasy el empleo. En Espaa tambin encontramos casosen los que, con una nalidad similar, se pusieron en

    circulacin monedas locales emitidas y respaldadas

    por algunos ayuntamientos durante la Guerra Civil.Si avanzamos en el tiempo, hallamos ms casos enlos que las administraciones han promovido mo-nedas sociales para afrontar necesidades socialescon pocos recursos. Un buen ejemplo es el de la ciu-dad brasilea de Curitiba, que, en los aos 70, pusoen circulacin tiques de transporte pblico para quefueran utilizados como medio de cambio entre la

    poblacin y la administracin. Gracias a este siste-ma se consigui emplear a ciudadanos y reactivar

    servicios pblicos sin disponer de fondos para ello.Otro ejemplo nos llega desde Japn, pas en el quela administracin puso en circulacin tiques de re-laciones de cuidados, oFureai Kippu, para crear unsistema a travs del cual se provee de cuidados a la

    poblacin envejecida. Otros casos contemporneosde tipologas ms sosticadas son los de Toulouse

    (Sol Violette) y Bristol (Bristol Pound), que res-ponden a diseos de sistemas de moneda socialcomplementaria. En ellos, las administraciones

    locales se han aliado con diferentes colectivos paraincentivar la actividad econmica local vinculada acriterios de sostenibilidad.

    Este recorrido por las tipologas de moneda socialnaliza intencionadamente con aqulla que resulta

    ms afn a las economas colaborativas por tener suorigen en la sociedad civil: los sistemas de inter-cambio comunitario. Su ejemplo ms conocido sonlos LETS, sistema explicado en un artculo anterior.Estos sistemas tienen la nalidad de fortalecer el

    sentimiento de comunidad bajo el principio directorde reciprocidad, utilizan el crdito mutuo o unida-des de tiempo como unidad de intercambio y segestionan de forma democrtica y transparente. En

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    Espaa han surgido con fuerza durante los ltimostres aos, pudindose mencionar algunos ejemplosdestacados, como el Puma en Sevilla, la Mora enMadrid, El Osel en Murcia o el Eco, que es utilizado

    por mltiples comunidades.

    Es neutral el dinero?

    La neutralidad del dinero ha sido una caractersticaampliamente aceptada, asumiendo que no afecta ni ala transaccin ni a la relacin entre sus usuarios. Sunalidad bsica es servir de medio de cambio para

    facilitar los intercambios dentro de una comunidady promover as su prosperidad. Pero, es realmenteneutral el dinero? Es cierto que no afecta a nuestrocomportamiento? Que no condiciona nuestra rea-

    lidad econmica, ambiental y social? Realmenteayuda a promover la prosperidad de la comunidad?

    Algunos autores crticos con el sistema monetariovigente plantean que, tal y como est diseado (me-canismo multiplicador monetario, cobro de tipos deinters, emisor y diseo de moneda nicos), se le

    pueden atribuir los siguientes efectos socialmentenegativos: fomenta el comportamiento compe-titivo ms all de lo que sera natural en nuestraespecie, pues, al concederse un crdito, se crea el

    principal, pero no los intereses que deben pagarse,obligando a competir en el mercado por conseguiresos fondos para devolver el importe de los inte-reses; el comportamiento compulsivo por generar

    benecios econmicos incentiva el crecimientoeconmico como fnalidad en s a travs de laemisin de prstamos; por ltimo, el ujo del pago

    de los tipos de inters concentra la riqueza en losprestamistas, acentuando la desigualdad social.Considerando estos efectos, la conclusin a la que

    podemos llegar es que estamos utilizando un siste-ma monetario que no est diseado para afrontar los

    problemas de sostenibilidad social o ambiental quetiene la sociedad actual. Por esta razn, surge la ne-cesidad de dar respuesta a una demanda global que

    pide un sistema monetario alternativo y resiliente,capaz de dar soporte a aquellas comunidades quequieren promover un nuevo paradigma sostenibleque transcienda el actual.

    Diseo de las monedas sociales y sus efectosLa propuesta de las monedas sociales consiste en di-sear sistemas monetarios alternativos que produz-can comportamientos radicalmente diferentes, como

    son la cooperacin, la igualdad y la sostenibilidad.En su origen, ya son completamente diferentes, puesson iniciativas promovidas mayoritariamentedesde la sociedad civil con la intencin de ges-tionar de forma democrtica y transparente supropio sistema de intercambio comunitario. Su

    principal objetivo es conectar recursos infrautili-zados con necesidades insatisfechas, dando lugara intercambios que no aconteceran de otra forma,tal y como puede ser el caso de servicios que no tie-nen valor en el mercado o de usuarios discriminados

    por el mismo. En muchas ocasiones, las monedassociales presentan caractersticas diversas, pues sedisean especcamente en funcin de la nalidad o

    principio director de la comunidad que las promue-ve. Sin embargo, existen tres caractersticas bsicas

    que diferencian el diseo de las monedas socialesde las monedas de curso legal: no tienen tipo deinters, no pueden ser acumuladas y su valor estrespaldado por la conanza mutua, la transparencia

    y la participacin de sus usuarios.

    El resultado social de las relaciones que surgen porla utilizacin de las monedas sociales estar com-

    puesto, en primer lugar, por los comportamientos desus usuarios, que se rigen por unas normas comu-nes de colaboracin, reciprocidad y participacin

    y que comparten valores y motivaciones, como elfortalecimiento del sentimiento de comunidad, lapromocin de la economa local, la justicia social yla sostenibilidad ambiental. En segundo lugar, por lamejora de la red y las interconexiones de la comu-nidad. Y en tercer lugar, por la conanza generada

    en los intercambios. Este resultado es identicado

    como capital social y mejora la sostenibilidad de lacomunidad, al hacerla ms resiliente para afrontarsituaciones de crisis.

    Posibilidades de las monedas sociales

    Las tecnologas digitales son un factor que puedemarcar la diferencia entre las experiencias de mone-da social previas y las actuales, ya que han facilitadola proliferacin de monedas sociales en los ltimosaos gracias a la accesibilidad de las plataformasonline que registran las transacciones y conectan alos usuarios. La mayora de estas plataformas songratuitas, transparentes y fciles de gestionar, por lo

    que son sistemas que pueden extenderse y replicarseen diferentes ubicaciones con rapidez, a la vez que

    permiten seguir atendiendo las exigencias de trans-parencia y participacin de los usuarios. Otra virtud

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    que tienen es que conectan las diferentes iniciativaslocales entre s, de forma que se pueden realizarintercambios ms all del mbito local. Que las co-munidades estn conectadas entre s para intercam-

    biar experiencias y la posibilidad de disponer de lainformacin generada por la actividad del sistema

    son dos valores aadidos por las tecnologas digita-les para una mejor gestin de las monedas sociales.

    Las monedas sociales y las iniciativas de consumocolaborativo comparten su carcter complementarioa la economa tradicional, permitiendo reducir laexcesiva dependencia del mercado y de las monedasde curso legal. Ya que muchos de sus usuarios coin-ciden en los principios que rigen sus comportamien-tos, en valores y en objetivos, de la interaccin deambas se podran esperar sinergias productivas para

    la prctica de una economa alternativa. Constitu-yen, pues, una invitacin a repensar la sociedad deconsumo y nuestros comportamientos en busca deun modelo ms sostenible que reubique la economacomo un instrumento al servicio de la sociedad, demanera que ambos subsistemas se comporten, dialo-guen e interacten en armona con los mecanismosy recursos del sistema ambiental biosfrico del queforman parte.

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    LOS RETOS DE LA ECONOMA COLABORATIVAAlbert Caigueral (especialista en consumo colaborativo y economa compartida, responsable de laweb consumocolaborativo.com y conector en la red ouishare.net)

    La economa colaborativa es el resultado de llevar lacultura que se ha creado en Internet en los ltimos

    15 aos (conexin, colaboracin, apertura, abundan-cia,peer to peer, etc.) fuera del entorno digital. Laeconoma colaborativa puede ser dividida en cua-tro segmentos: consumo colaborativo, produccincontributiva, nanzas peer-to-peery conocimientoabierto.

    El consumo colaborativoes probablemente el seg-mento ms conocido hoy en da, y el que agrupaa los modelos ms conocidos, como el alquiler deespacios de particulares1, compartir trayectos de

    coche o el alquiler de coches entre particulares. Estesegmento es el de mayor desarrollo en el mercado ytiene una credibilidad cada vez mayor, debido a queestas iniciativas han llegado a escalas cuasi-indus-triales. Incluso en este contexto siguen apareciendonuevas ideas disruptivas, tales como el modelo delos viajes compartidos dentro de la ciudad o la pres-tacin de servicios entre los individuos.

    La produccin contributivadisea un nuevo mo-delo industrial de produccin peer-to-peer, a partir

    del movimiento makers, la cultura Do-It-Yourself(DIY) y la aplicacin de los principios del software

    libre a la fabricacin. Esto ha sido posible graciasa la democratizacin de las herramientas de fabri-cacin digital, el desarrollo de espacios creativoscompartidos (FabLabs, Hackerspaces, Makerspa-ces) y el intercambio de conocimientos e informa-cin entre los fabricantes. Chris Anderson consideraque la combinacin de estos principios da lugar alcomienzo de una nueva revolucin industrial que

    democratiza la produccin fsica, a semejanza decmo los blogs y las redes sociales han democrati-zado la publicacin de contenidos.

    Las fnanzas P2Po participativas tienen races sli-das gracias al exitoso Kickstarteren Estados Unidos.Los modelos que permiten la compra de capital enlas empresas (equity crowdfunding) se expandirnrpidamente en los prximos aos, siempre que elmarco regulatorio se desarrolle a nivel nacional yregional. Otro ejemplo que est recibiendo mucho

    inters es el prstamo entre personas (LendingClub).

    1 Se puede encontrar un directorio actualizado deplataformas en http://www.consumocolaborativo.com/directorio-de-proyectos/

    El conocimiento abierto (tambin llamado openknowledge) representa los cimientos de la economa

    colaborativa. Las prcticas y herramientas abiertaspermiten a los modelos de la economa colaborativacrecer y distribuirse mucho ms rpido, a la vez quetambin se inventan nuevos modelos de organiza-ciones en reas como la investigacin (HackYour-Phd), la ley (ShareLex) o la poltica (Parlaments etCitoyens en Francia, por ejemplo).

    La economa compartida quiere ofrecer ms al-ternativas al sistema, ms que ser una alternativaal sistema. Antes haba pocas alternativas. Ahora,

    si quiero viajar, adems del tren o el coche, tengola posibilidad del coche compartido. Para dormir

    puedo ir a un hotel convencional o puedo hacerintercambio de casas para estancias largas, o hacercouchsurng para estancias cortas. La propiedadno va a desaparecer: para que alguien comparta sucoche, esa persona tiene que ser dueo del coche.Pero no a todo el mundo le compensa ser dueo deun coche, de una casa, de

    Esta forma de intercambio crea riqueza, pero otro

    tipo de riqueza que habr que aprender a valorar.La metodologa denominadasocialreturn on invest-ment pretende, precisamente, ser una herramienta

    para valorar estos intangibles generados por laeconoma colaborativa: el ahorro de emisiones, lasconexiones entre personas, la mejora en salud psi-cosocial

    Por otro lado, en los ltimos aos, el consumo co-laborativo est creciendo rpidamente, tanto que

    puede estar formndose una burbuja, hasta el puntoque se empieza a hablar del collaborativewashing,

    por similitud con el greenwashing, donde la genteutiliza el trmino colaborativo para cosas que no loson. Con el tiempo, habr necesariamente una con-solidacin de iniciativas que ahora estn creciendo

    por la falta de barreras de entrada. No puede haber60 plataformas de crowdfundingen Espaa; se con-solidarn en menor nmero, mayor escala y mayorcalidad. As que en los prximos aos es probableque empiece esta fase de consolidacin. Para que

    estas iniciativas funcionen tienen que alcanzar masacrtica, esto es, deben tener un volumen que me

    permita que, si voy a buscar algo, realmente lo en-cuentre. Las que llegan a este punto de masa crtica

    http://www.eldiario.es/colaboratorio/Cultura-libre-peer-production-maker_6_163843622.htmlhttp://www.kickstarter.com/https://www.lendingclub.com/http://www.consumocolaborativo.com/directorio-de-proyectos/http://www.consumocolaborativo.com/directorio-de-proyectos/http://hackyourphd.org/en/http://hackyourphd.org/en/http://www.sharelex.org/https://www.parlement-et-citoyens.fr/https://www.parlement-et-citoyens.fr/https://www.parlement-et-citoyens.fr/https://www.parlement-et-citoyens.fr/http://www.sharelex.org/http://hackyourphd.org/en/http://hackyourphd.org/en/http://www.consumocolaborativo.com/directorio-de-proyectos/http://www.consumocolaborativo.com/directorio-de-proyectos/https://www.lendingclub.com/http://www.kickstarter.com/http://www.eldiario.es/colaboratorio/Cultura-libre-peer-production-maker_6_163843622.html
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    son las que luego tienen un desarrollo exponencial.

    Un aspecto clave para el desarrollo de esta formade economa es la conanza. La economa cola-

    borativa funciona gracias a ciudadanos empodera-dos que colaboran juntos, pero esta colaboracinexige la regeneracin de la conanza con nuestros

    conciudadanos. A las personas ms reticentes lesrecomiendo empezar por un amigo. Despus debenrevisar los perles de las personas en la plataforma,

    que comprueben la reputacin y conanza del otro

    usuario con el que vamos a compartir coche, casa olo que sea. Pero lo que verdaderamente se descubreutilizando estos servicios es que la mayora de lagente es buena.

    Otro elemento relevante es entender que estasiniciativas tengan nimo de lucro. Tener nimo delucro ha sido un catalizador en la adopcin de laeconoma colaborativa. El hecho de que exista talnivel de inters en la economa colaborativa y elconsumo colaborativo es debido a que el dinero y ellucro han escalado el impacto de ideas de consumocolaborativo que ya existan, pero que slo funcio-naban a una escala muy reducida. En cualquier caso,

    para la gran mayora de las empresas de la economacolaborativa, el dinero y el lucro no son los nes

    ltimos de sus operaciones diarias, sino que son

    herramientas para poder operar, subsistir y crecerpara tener mayor impacto con sus servicios colabo-rativos.

    En relacin con esto, es fundamental establecerpuentes con la empresa convencional. Esto se estlogrando en algunos casos. Por ejemplo, en el sectorde la movilidad, los acuerdos entre Citron y Ziloko Daimler y Carpooling son buenos ejemplos deesta colaboracin entre estos dos actores. Otro buenejemplo desde Francia es el posicionamiento estra-

    tgico de La Poste (servicio nacional de correos)como un catalizador potencial para el movimientomediante la generacin de una identidad digital ve-ricadaque puede ser usada en varias plataformasde consumo colaborativo con las que se han estable-cido acuerdos.

    Otras partes de la economa colaborativa generanms friccin, como la relacin entre Airbnb y loshoteles tradicionales. Hay varios estudios que con-cluyen que son actividades que no se superponen

    y que contribuyen a ampliar el mercado tursticogeneral. A la vez, los particulares pueden ser mejo-res antriones que algunas de las grandes cadenas

    hoteleras, forzando a stas a mejorar la calidad desu servicio.

    Igualmente, las administraciones pblicas debenapoyar estas actividades. Muchos agentes ya lohacen, ya que ven la economa colaborativa comouna herramienta que ayuda a reparar las relacioneseconmicas en torno a un modelo renovado, con

    base en la conanza mutua y una mejor distribucin

    de valor aadido entre los participantes. Estos be-necios de la economa colaborativa hacen que la

    administracin pueda reconocer y empezar a favo-recer el desarrollo de tales actividades. Asimismo,el legislador debe abordar algunos aspectos rela-cionados con la economa en colaboracin, comola scalidad, que actualmente es un rea gris. Si

    queremos que la economa de colaboracin tengarecorrido a largo plazo, debe estar ms regulada yclaramente scalizada.

    Pero ms all, la economa colaborativa necesitade un Estado que no deja de hacer las cosas, peroque en vez de ejecutarlas l, deriva esos recursos y

    permite que la gente se auto-organice. Un Estadoque acompaa, facilita, monitoriza, difunde UnEstado plataforma. Y esto es un reto. Se trata deincorporar la economa colaborativa a las estructu-ras existentes. Crear dentro de la biblioteca una bi-

    blioteca de herramientas, por ejemplo. Habr genteexcluida a la que el Estado debe seguir proveyendo

    de recursos. Porque habr un segmento de personasque no tendr las condiciones para empoderarse yparticipar, sea por razones sociales o econmicas. Yel Estado tendr que seguir acompaando y propor-cionndole los recursos necesarios.

    https://www.idn.laposte.fr/https://www.idn.laposte.fr/https://www.idn.laposte.fr/https://www.idn.laposte.fr/
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    EL LIBRO RECOMENDADO

    R. BOTSMAN Y R. ROGERS, WHATS MINE IS YOURS: THE RISEOF COLLABORATIVE CONSUMPTION, HARPERBUSINESS, 2010Carmen Valor (Universidad Pontifcia de Comillas)

    Este libro es quiz la biblia del consumo colabora-tivo. Un signo claro de su inuencia es que no hay

    artculo o comentario sobre el consumo colaborati-vo que no haga referencia a estos autores, que sonsealados repetidamente como los catalizadores delconsumo colaborativo. Sin embargo, como se puedeleer en la lista de recursos, ni son los nicos pen-sadores de este fenmeno ni son los ms antiguos.

    El libro sigue la tpica estructura de problema-

    tratamiento-solucin. Comienza explicando quenuestra sociedad tiene un gran problema llamadohiperconsumo. El hiperconsumo, que se apoya enuna mentalidad de usar y tirar, tiene dos conse-cuencias fatales para la comunidad: una ambiental,debido no slo a la generacin de residuos, sino ala insostenibilidad del modelo, y otra social, porque

    produce permanente insatisfaccin, ya que la metaes la adquisicin de siempre nuevos objetos.

    Frente a este modelo, ellos proponen otro basado en

    el acceso a propiedades y no en su posesin, faci-litado por la tecnologa 2.0, pero que no se quedaen el mundo digital (usar Internet para salirse deInternet). Tras explicar las cuatro condiciones para

    que el modelo funcione (creencia en la gestin delos comunes, conanza entre los miembros, masa

    crtica y activos sin utilizar), clasican las iniciati-vas en tres tipos: los sistemas producto-servicio (los

    productos se convierten en servicios, como en losmodelos de coche compartido), redistribucin de

    bienes y los estilos de vida colaborativos, entre losque incluyen los bancos de tiempo, el coworking olas monedas sociales.

    El libro termina explicando las ventajas de estemodelo frente al otro basado en el hiperconsumo.En primer lugar, al tener al usuario en el centro, eldiseo maximiza la utilidad para ste y no se orientatanto a conseguir la venta del producto. En segundolugar, la creacin de comunidades en las que se ge-neran las transacciones.

    Entre las crticas frecuentes al libro, son que est de-masiado centrado en iniciativas comerciales y pres-ta menos atencin a las no monetizadas. Tambin

    puede verse en el discurso una visin excesivamen-

    te optimista y simplista del modelo. Es demasiadopronto para asegurar que va a tener los efectos po-sitivos que se le atribuyen. Adems, se echa en faltauna discusin ms profunda sobre qu pasos habraque dar para extender este modelo y qu dicultades

    podran darse una vez establecido. Quiz porque ellibro est orientado a la divulgacin, es demasiadosupercial en el anlisis. Porque, cmo va a ser

    una economa donde se produzca una dcima parte

    de los bienes que ahora se producen?; cmo serla estructura de empleo?; cmo ser la organiza-cin social?; qu pasar en los pases donde losindividuos no tienen bienes improductivos o no hayacceso a Internet o, si lo hay, no se sabe usar?

    Con todo, el valor del libro est en proponer en tr-minos bastante simples una idea muy poderosa queconecta con la gente por los tres motivos que explicaSchor en su artculo de este dossier: la preocupacineconmica, la ecolgica y la social. As, aunque este

    modelo parece la gran alternativa al modelo actual,hace falta mucha ms investigacin antes de poderlodesarrollar a escala planetaria.

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    PARA SABER MS

    Libros Gansky, L. (2010), The mesh: Why the future of

    business is sharing, Penguin. com.

    Gisbert, J. (2010), Vivir sin empleo, Madrid, Loslibros del lince.

    Gold, L. (2004), The Sharing Economy: Soli-darity Networks Transforming Globalisation,Ashgate Economic Geography Series.

    Leyshon, A., Lee R. y Williams, C (eds.)(2003),Alternative Economic Spaces, Sage Pu-

    blications, Londres.

    Lietaer B. y Belgin,S. (2012),New Money for anew world, Boulder, Qiterra Press.

    McIntosh, M. (2013), The Necessary Transition:The Journey towards the Sustainable Enterprise

    Economy, Greenleaf publishing, Londres.

    Artculos

    Albinsson, P. A. y Yasanthi Perera, B. (2012),

    Alternative marketplaces in the 21st cen-tury: Building community through sharingevents,Journal of Consumer Behaviour, 11(4):303-315.

    Bardhi, F. y Eckhardt, G. M. (2012), Access-Based Consumption: The Case of Car Sha-ring,Journal of Consumer Research, 39(4),881-898.

    Belk, R. (2007), Why not share rather thanown?, The Annals of the American Academy of

    Political and Social Science, 611(1), 126-140. Belk, R. (2010), Sharing,Journal of Consu-

    mer Research, 36(5), 715-734.

    Felson, M. y Spaeth, J. L. (1978), Communitystructure and collaborative consumption: A rou-tine activity approach,American BehavioralScientist, 21(4), 614-624.

    Peacock, M.S. (2006), The Moral Economyof Parallel Currencies. An Analysis of LocalExchange Trading Systems,American Journal

    of Economics and Sociology,65(5): 1059-1083. Simpson, C. (2009), Cars, Climates and Sub-

    jectivity: Car Sharing and Resisting HegemonicAutomobile Culture?,M/C Journal, 12(4).

    Williams, C.C. (1996), The New Barter Eco-nomy. An Appraisal of Local Exchange and Tra-ding Systems,Journal of Public Policy,16(1):85-101.

    Ted talks

    Rachel Bootsman: http://www.ted.com/speakers/rachel_botsman.html

    The rise of collaboration: http://www.ted.com/themes/the_rise_of_collaboration.html

    Otros sitios web

    collaborativenance.org. Un sitio web clavepara aprender sobre las nanzas colaborativas.

    Complementarycurrency.org. Centro de recur-sos sobre monedas complementarias, comunita-rias, sociales y bancos de tiempo.

    Consumocolaborativo.com. El sitio web de refe-rencia sobre consumo colaborativo en castella-no; en ingls www.collaborativeconsumption.

    com. Irta.com. International Reciprocal Trade Asso-

    ciation. Web global sobre el trueque, tanto entreparticulares como empresas.

    Ouishare.net. La red de conectores y dinamiza-dores de la economa colaborativa.

    p2pfoundation.net. Una fundacin, dirigida porMichel Bauwens, dedicada al estudio y promo-cin de la economa peer to peer.

    Peers. Una organizacin para la gente quecomparte, basada en Estados Unidos, pero connimo global y que recientemente ha empezadoa desarrollarse en Espaa.

    Shareable.net. Una revista online sobre compar-tir y economa compartida.

    Vivir sin empleo.org El blog de referencia enEspaa sobre monedas sociales, bancos de tiem-

    po y bancos de conocimientos.

    http://www.ted.com/speakers/rachel_botsman.htmlhttp://www.ted.com/speakers/rachel_botsman.htmlhttp://www.ted.com/themes/the_rise_of_collaboration.htmlhttp://www.ted.com/themes/the_rise_of_collaboration.htmlhttp://www.collaborativefinance.org/http://p2pfoundation.net/Synthetic_Overview_of_the_Collaborative_Economyhttp://p2pfoundation.net/Synthetic_Overview_of_the_Collaborative_Economyhttp://www.collaborativefinance.org/http://www.ted.com/themes/the_rise_of_collaboration.htmlhttp://www.ted.com/themes/the_rise_of_collaboration.htmlhttp://www.ted.com/speakers/rachel_botsman.htmlhttp://www.ted.com/speakers/rachel_botsman.html
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    Dossier n12, ENERO 2014

    ECONOMA EN COLABORACIN