Drogas alcohol
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UNIDAD DOS: QUÍMICA DEL CEREBRO
MOUSE PARTY: ESTUDIEMOS LAS ADICCIONES
PRÁCTICA
Chiapa López Nancy
Cortés Ponce Dennys Yanira
Díaz Zacarías Jesús
Garzón Calvo Gerardo Ismael
Linares Velazquez Jeny M.
Rodríguez Villeda Marco Antonio
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
FACULTAD DE PSICOLOGÍA
LIC. EN PSICOLOGÍA
DISTRITO FEDERAL, MÉXICO
2015
Introducción
¿Qué son las drogas de abuso?
Son aquellas de no uso médico con efectos psicoactivos (capaz de producir cambios en la percepción, el estado de
ánimo, la conciencia y el comportamiento) y susceptibles de ser autoadministrada.
Actualmente y desde la perspectiva médica y científica, se utiliza el vocablo droga para definir un gran número de
sustancias que cumplen con las siguiente condiciones:
1. Ser sustancias que introducidas en un organismo vivo son capaces de alterar o modificar una o varias funciones
psíquicas de éste (carácter psicotropo o psicoactivo).
2. Inducen a las personas que las toman a repetir su autoadministración, por el placer que generan (acción
reformadora positiva).
3. El cese en su consumo puede dar lugar a un gran malestar somático y/o psíquico (dependencia física y/o
psicológica).
4. No tienen ninguna implicación médica y si la tienen, pueden utilizarse con fines terapéuticos.
Entonces el término droga se aplica a aquellas sustancias psicoactivas con acción reforzadora positiva, capaces de
generar dependencia psicológica y también física, y que ocasionan, en muchos casos, un grave deterioro
psicoorgánico y de conducta social.
¿Qué es una adicción?
O drogodependencia fue definida como tal, por primera vez por la OMS en 1964 como “estado de intoxicación
periódica o crónica producida por el consumo repetido de una droga natural o sintética y caracterizado por: 1) deseo
dominante para continuar tomando la droga y obtenerla por cualquier medio. 2) tendencia a incrementar la dosis. 3)
Dependencia física y, generalmente, psicológica, con síndrome de abstinencia retirada de la droga. 4) Efectos
nocivos para el individuo y para la sociedad.
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Más tarde, en 1969, la OMS catalogó la drogodependencia como una enfermedad maligna, progresiva y
transmitible.
¿Cuáles son los criterios para saber que una droga produce adicción?
En la actual edición del DSM-IV se establecen criterios genéricos para la dependencia de sustancias. El patrón
inadaptado del paciente del consumo de sustancias conduce a un malestar o deterioro clínicamente importantes,
como se muestra en un solo periodo de 12 meses por tres o más de los siguientes puntos:
- Tolerancia, demostrada por cualquiera de las siguientes situaciones: una ingesta notablemente aumentada de la
sustancia es necesaria para lograr el mismo efecto o con el consumo continuo, la misma cantidad de la sustancia
tiene mucho menos efecto.
- Abstinencia, demostrada por cualquiera de las siguientes situaciones: se experimenta el síndrome característico de
abstinencia de la sustancia o la sustancia se utiliza para evitar o aliviar los síntomas de la abstinencia.
- La cantidad o duración del consumo es frecuentemente mayor que lo que se pretende.
- El paciente trata repetidamente sin éxito de controlar o reducir el consumo de la sustancia.
- El paciente dedica mucho tiempo a consumir la sustancia, a recuperarse de sus efectos o a tratar de obtenerla.
- El paciente reduce o abandona las actividades laborales, sociales o de descanso importantes a causa del consumo
de la sustancia.
- El paciente continua consumiendo, a pesar de ser que ella es probablemente la causa de problemas físicos o
psicológicos progresivos.
El DSM-IV propone aplicar estos criterios a cada una de las sustancias sospechosas, de modo que cada dependencia
específica se codifica con un número distinto;
dependencia de alcohol (F10.2x)
dependencia de alucinógenos (F16.2x)
dependencia de anfetamina (F15.2x)
dependencia de cannabis (F12.2x)
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dependencia de cocaína (F14.2x)
dependencia de fenciclidina (F19.2x)
dependencia de inhalantes (F18.2x)
dependencia de nicotina (F17.2x)
dependencia de opiáceos (F11.2x)
dependencia de sedantes, hipnóticos o ansióliticos (F13.2x)
dependencia de otras sustancias o desconocidas (F19.2x)
¿Los antidepresivos y antipsicóticos son drogas que producen adicciones?
FALTANTE: MARCO.
MDMA
Nombre de la droga
MDMA (3-4- metilenodioximetanfetamina)
Tipo de droga
Es una droga de diseño que es creada a partir de la modificación de la estructura química de determinados productos
naturales o de determinadas sustancias utilizadas como medicamentos, que en su mayor parte adoptan la forma de
pastillas y que pueden ser fácilmente sintetizadas por métodos químicos sencillos. Las drogas de síntesis son
estructural y farmacológicamente semejantes a las sustancias controladas mediante tratados internacionalmente. Sin
embargo, al no ser sus acciones idénticas a las sustancias legales controladas, la mayoría no están incluidas
específicamente en las listas anexas de los convenios que fiscalizan los llamados estupefacientes y psicotropos. La
MDMA es por lo extendido de su consumo y por las numerosas investigaciones llevadas a cabo sobre su
farmacotoxicología la mas importante de las drogas de síntesis derivadas de las feniletilaminas.
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Lugares en donde obtiene
La MDMA es una base sintética derivada de la feniletilamina y relacionada estructuralmente con la sustancia
estimulante piscomotora anfetamina y la sustancia alucinógena mezcalina, compartiendo propiedades con ambos
compuestos. Su ancestro vegetal son los aceites volátiles contenidos en la nuez moscada y en las siminetes de
cálamo, azafrán, erejil, eneldo y vainilla. tratando safrol, un ingrediente del azafán, con amoniaco, se obtiene la
MDA y ñadiendo a ésta un grupo de metilo, la MDMA. Esta droga fue sintetizada por primera vez a principios de
siglo XX y patentada por la compañía Merck en 1914. Se pretendía fuera utilizado como anorexígeno, para reducir
el apetito en las personas con problemas de obesidad. A finales de los años 70’s fue empleado por psiquiatras
estadounidenses por su facilidad para desatar estados de euforia aumentando la sociabilidad, pero fue prohibido con
este uso.
Formas de administración
Normalmente se presenta en pastillas, cristales claros o en polvo y puede fumarse o inyectarse.
Efectos a nivel neuroquímico (sinapsis)
Actúa inhibiendo la recaptación de serotonina, presentando por tanto, escasa actividad agonista sobre los receptores
serotoninérgicos, lo cual es menos perjudicial para dichas estructuras. Este mismo proceso lo ejerce sobre los
receptores dopaminérgicos, lo que explica que a dosis muy altas sus efectos se parezcan más a los de la anfetamina.
Así la MDMA, incrementa la liberación de serotonina, dopamina y noradrenalina, inhibe la recaptación de estos
neurotransmisores a nivel presináptico e interfiere la acción degradadora de la monoamino-oxidasa, aumentando
también la síntesis de dopamina. Todo esto comporta un acúmulo de serotonina, dopamina y noradrenalina en los
espacios sinápticos intra y extracraneales, dando lugar a los efectos clínicos que son parecidos a los que induce la
anfetamina y la cocaína. La capacidad alucinógena de
la MDMA es mínima.
La serotonina es un neurotransmisor que juega un papel importante en la regulación del estado de ánimo, sueño,
dolor, emociones, apetito y otros comportamientos. La liberación excesiva de serotonina causada por la MDMA
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probablemente produce los efectos de elevación en el estado de ánimo que sienten los usuarios de esta droga. Sin
embargo, al liberar cantidades grandes de serotonina, la MDMA disminuye significativamente las cantidades de este
importante neurotransmisor en el cerebro, contribuyendo así a los efectos negativos posteriores en el
comportamiento que los usuarios frecuentemente experimentan por varios días después de haber tomado MDMA.
Efectos conductuales
La MDMA es miembro de la familia denominada entactógenos/empatógenos, que por sus características
estructurales y funcionales pierden su característica anfetamínica y su parte alucinógena, obteniéndose un
compuesto caracterizado por su marcada capacidad para producir, por una parte, introspección en el sujeto
(entactógeno), y para sentirse, por otra, en comprensión y comprendido por el otro (empatógeno).
También es capaz de producir efectos simpaticomiméticos de tipo anfetamínico. Los efectos de la estimulación
simpática son: midriasis, piloerección, hipertermia, trismo, temblores, parestesias, hiperrreflexia, bruxismo, euforia,
locuacidad (jocosa, sociabilidad), insomnio, anorexia por activación adrenérgica y serotoninérgica. También existen
efectos de tipo alucinatorio, los más importantes son las alteraciones de la percepción visual: visión borrosa,
cromatismo visual y alteraciones de la percepción temporal y táctil. Cabe destacar sin embargo, que estos efectos no
son propiamente alucinatorios, ya que en la alucinación existe una percepción son objeto s percibir. Si no más bien
se trata de alteraciones perceptivas, que algunos autores denominan de tipo alucinatorio.
La MDMA es psicoactiva a dosis que rondan entre los 100 y los 150 mg. Los efectos aparecen entre los 30 y 60
minutos tras su ingestión, alcanzando la cumbre a las 2 o 3 horas y desvaneciéndose hacia las 6 horas. Los efectos
psicológicos carecen de alucinaciones visuales o auditivas y de la estimulación anfetamínica. Sólo cuando las dosis
se superponen aparecen efectos marcadamente estimulantes, a la vez que convierten la experiencia en desagradable.
No produce, por tanto, alteraciones a nivel perceptivo, provocando, sin embargo, una fuerte experiencia emocional
acompañada de euforia, en la que los sentimientos de afecto y de empatía florecen considerablemente, a la vez que
se mantiene la lucidez, disolviendo posibles miedos neuróticos y favoreciendo la sinceridad y la comunicación
profunda a nivel interpersonal.
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Provoca en términos generales euforia, disminuye las sensaciones de cansancio, sueño, hambre y sed, y facilita la
comunicación y las relaciones personales aumentando el deseo de relacionarse y hablar. Sin embargo tomar doble
dosis no supone experimentar el doble de los positivos, sino la existencia de un aumento del malestar y de los
efectos negativos.
Efectos agudos y a largo plazo
Los estudios sobre el mecanismo de acción de la MDMA se basan fundamental en en el análisis de las alteraciones
bioquímicas que produce la droga en el Sistema Nervioso Central. Estos efectos neuroquímicos pueden ser agudos,
observados en las primeras 24 horas y a largo plazo, observados después de 36 horas. Los consumidores de MDMA
durante períodos prolongados de tiempo han descrito con mucha frecuencia un incremento de sensaciones
desagradables y periodos extensos de burnout.
Los efectos agudos incluyen: rápido descenso de los niveles de serotonina (5-TH) y de su principal metabolito,
ácido-5-hidroxiindolacético (5-HIAA), disminución de la actividad de la encima triptófano hidroxilasa (THP), sin
alteración de los lugares de captación de 5-TH en los terminales nerviosos presinápticos y observándose una
restauración a la normalidad en 24 horas. En esta fase aguda se produce también una liberación de dopamina.
Los efectos a largo plazo incluyen un lento pero persistente descenso de los niveles de 5HT y 5-HIAA; se mantiene
la actividad THP y aparece una evidente disminución de la densidad de los lugares de captación de la 5HT en los
terminales presinápticos. El mecanismo de acción de la MDMA tiene lugar fundamentalmente a nivel
seritoninergico, facilitando la liberación de 5HT en la fase aguda y produciendo un deterioro de la función
serotoninérgica muy duradero y/o a veces irreversible, por la administración crónica de la droga. La MDMA posee
escasa actividad atomista sobre los receptores 5-HT, pero aunque sus efectos agudos parecen estar relacionados con
la liberación presináptica de HT-5 de los terminales serotoninérgica, es posible que algunos efectos psicoactivos se
deban también a interacciones de la droga con los receptores postsinápticos.
Entre los efectos negativos se pueden señalar los siguientes debido a la sobreestimación simpática: taquicardia,
insomnio, pérdida de apetito, sudación anormal, sequedad en la boca, tensión mandibular, movimientos compulsivos
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en la lengua, sofocación, temblor, nauseas, merma en la capacidad de concentración, cambios en la percepción de
colores. Los efectos residuales (que desaparecen tras ingerir una nueva dosis) son: insomnio, anorexia, depresión,
agotamiento, irritabilidad, ansiedad, dolores de cabeza, dolores musculares.
Efectos en otros sistemas
Los efectos tóxicos agudos mas relevantes relacionados con el consumo de MDMA, aunque de intensidad variable
según las dosis son: hipertensión arterial, arritmias cardíacas, asistólicas, colapso cardiovascular, coagulación
intravascular diseminada, hipertermia, insuficiencia renal aguda, cuadros de espasticidad muscular y
manifestaciones de hepatoxidad; las dosis más elevadas pueden precipitar la muerte por fibrilación ventricular o
hemorragias intercraneales. Los efectos negativos de tipo neuropsiquiátrico son los siguientes: crisis de ansiedad,
trastornos psicóticos de tipo paranoide y reacciones catatónicas de varios días de duración.
Aunque la MDMA ocasiona numerosos efectos incesables, la aparición de reacciones tóxicas mas serias no es
frecuente, y en la mayoría de los casos los diagnósticos clínicos sobre la toxicidad de ls MDMA no han sido
confirmados con análisis toxicológicos. Aunque existen pocos casos bien documentados sobre reacciones tóxicas y
muerte asociadas con MDMA, no se puede concluir que esta droga sea segura en su uso.
Deterioro cognitivo, biológico, emocional y social
La predicción alguna vez establecida de que la MDMA proporcionara una ruta química a la felicidad (Dye, 1982) no
ha sido soportada por evidencia empírica. No hay indicaciones, de que los consumidores "recreativos" de Éxtasis
lleven vidas más felices, satisfactorias o sean más tolerantes (Parrott, 2001). En cambio, los consumidores de Éxtasis
sí muestran marcadas fluctuaciones en el ánimo, con breves períodos de euforia cuando han consumido la MDMA
seguidos de letargo y depresión por días después. Además los efectos a largo plazo son aún más dañinos y se hacen
aparentes poco después de que se comienza el consumo de Éxtasis.
Los déficit cognitivos más marcados se encuentran en memoria, así como numerosos trastornos psicobiológicos
también son frecuentes: alteración del sueño, reducción del apetito, ansiedad fóbica, impulsividad, interés sexual
reducido, depresión y suicidio, síntomas psicóticos, trastorno obsesivo-compulsivo y dificultades socioeconómicas.
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Aunque hay quienes todavía piensan que los efectos de la MDMA podrían llegar a ser benéficos si se utilizara
apropiadamente.
Tratamientos: físico, emocional, cognitivo y social
No hay tratamientos específicos para el abuso de la MDMA. Los tratamientos más eficaces para el abuso de drogas
son intervenciones cognitivo-conductuales diseñadas para ayudar a modificar la manera de pensar, las expectativas y
los comportamientos del paciente, y aumentar su habilidad para enfrentarse con los factores estresantes de la vida.
Los grupos de apoyo para la recuperación del abuso de drogas pueden ser eficaces en combinación con
intervenciones en el comportamiento como apoyo para una recuperación a largo plazo en la que no se recaiga en el
uso de drogas.
El tratamiento del abuso de MDMA está actualmente menos desarrollado que el tratamiento de otro tipo de drogas.
Dado que la literatura científica no existen estudios sobre este tema, los avances realizados en el campo del
tratamiento del uso-abuso de otros psicoestimulantes se ha hecho en numerosas ocasiones extensibles a esta
sustancia. Sin embargo, una aproximación terapéutica consistiría en combinar los tres pilares del tratamiento:
biológico, social y psicológico.
En el tratamiento farmacológico, es bastante inespecífico y únicamente se fundamenta en la evidencia que la clínica
manifiesta en el uso de determinados fármacos que pueden ser útil al uso/abuso de psicoestimulantes, revirtiendo o
compensando las neuroadaptaciones a largo plazo producidas por el uso de los mismos. Sin embargo existen una
serie de fármacos que parecen tener cierta capacidad profiláctica de la toxicidadd inducida por la MDMA:
• ISRS. Estudios realizados en animales ponen de manifiesto que la fluoxetina tiene cierto efecto preventivo
sobre la neurotoxicidad producida por la MDMA siempre que se administre dentro de las tres horas anteriores o
consecutiva al consumo de MDMA (Schmidt y Taylor, 1987).
• Agentes antioxidantes. Existe evidnecia de que los radicales libres pueden estar relacionados con el proceso
neurotóxicoinducudi por MDMA.
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• Precursores serotoninérgicos. La administración de sustancias como tirosina y triptófano sería útil a la hora de
normalizar los niveles de serotonina afectados tras el uso-abuso de la sustancia.
En el tratamiento psicológico, la intervención psicológica puede ser con terapias de tipo cognitiva con terapias
comportamentales y se centrarían en aspectos de intervención en la fase de consumo, en la intervención sobre
consumidores que han experimentado efectos adversos y una intervención sobre los familiares. También son
importantes los programas de reducción de datos que implican una serie de medidas generales de carácter
preventivos que incluyen: monitorizar la temperatura y calidad e aire, tener un espacio tranquilo donde poder
descansar, tener a la mano agua fresca y educar sobre los riesgos del uso de drogas.
ETANOL
Nombre de la droga
Alcohol etílico (etanol) CH3CH2OH
Tipo de droga
Inhibidora del Sistema Nervioso Central
Lugares en donde obtiene
Es una sustancia derivada de la descomposición de carbohidratos vegetales.
Formas de administración
Es oral, aunque puede ser administrado vía anal.
Efectos a nivel neuroquímico
A nivel celular se sabe que el etanol actúa fundamentalmente sobre: la membrana neuronal y sobre receptores de
neurotransmisores ligados a canales iónicos. En el primer caso, es conocido que el etanol aumenta la fluidez de la
membrana plasmática, lo que conlleva un aumento del movimiento de fosfolípidos en la bicapa lipídica, que se
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traduce en cambios en las propiedades de excitabilidad neuronal de las células. El cambio en la excitabilidad de las
membranas puede realizarse mediante la interacción del etanol con proteínas de membrana tel tipo de las proteínas
G que promueven la formación de segundos mensajeros. El segundo caso, se sabe que el etanol disminuye la
conductancia al Ca2+ en canales dependientes de voltaje, lo que tendría como resultado una disminución de la
actividad neural.
El alcohol también aumenta el flujo de entrada del ión Cl- a través del canal del receptor GABAA. Esto se traduce en
una hiperpolarización de la membrana neuronal y, en consecuencia, en una disminución de la actividad nerviosa. Por
otro lado, la acción del etanol sobre el canal irónico del GABAA explica también la similaridad observada entre los
efectos sedativos del alcohol y los barbitúricos, que actúan también a través del complejo receptor del GABAA. Sin
embargo, es preciso decir que no todos los receptores GABAA median los efectos inhibidos del alcohol. Dado que
estos receptores están formados por diversas subunidades, se cree que la heterogeneidad de estas subuinidades puede
explicar en algunos casos que no todos los receptores de GABAA respondan a las acciones agudas del alcohol.
Otro canal irónico importante afectado es el del receptor glutamanérgico N-metil-D-aspartato (NMDA). A través
del canal receptor NMDA entran en la neurona Ca2+ y Na+2 , una vez que el glutamato se une a este receptor. El
alcohol a bajas concentraciones inhibe de forma muy potente la entrada de Ca2+ y Na+2 en las neuronas a través de
este canal. Este efecto inhibidor del etanol parece ejercerse a través del sitio de unión de la glicina (un aminoácido
inhibidor) del complejo receptor NMDA (este receptor, además de un sitio de unión para el glutamato, que es un
aminoácido excitador, tiene otro también para la glicina, y se precisa la activación de los dos sitios para que el canal
irónico del receptor NMDA pueda abrirse).
El receptor ionotrópico de la serotonina, el subtipo 5HT3, también se ve afectado por el etanol. En este caso, la
acción de la droga es potenciar la salida de K+ a través del canal, lo cual puede resultar también en una inhibición de
la actividad neutral, dado que se facilita la hiperpolarización de la membrana neuronal. Por último, el etanol también
parece afectar los receptores nicotínicos de la acetilcolina aunque solamente a dosis de alcohol bien altas. Por ello,
se estima que la participación de estos últimos canales irónicos en las acciones agudas del etanol no es muy
importante.
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Efectos conductales
El individuo pasa por una fase inicial de excitación, seguida de una depresión progresiva que incluye trastornos en el
equilibrio, habla y reflejos en general. Cuando se consume ejerce sus efectos primarios en el sistema nervioso
central, el estado de ánimo y las funciones cognitivas. En pequeñas dosis puede producir sentimientos de calidez,
bienestar y confianza. Al aumentar su consumo se da una pérdida gradual de autocontrol y el control del habla y de
las extremidades se vuelve difícil; en niveles altos de consumo pueden ocurrir nausea, vómito, pérdida de
conciencia e incluso un paro respiratorio fatal.
Efectos agudos y a largo plazo
Sus manifestaciones están dadas por una depresión descendente irregular del SNC. La depresión alcohólica no
alcanza por igual todos los centros nerviosos. primero son afectados los correspondientes al sistema reticular y a la
corteza frontal cerebral, donde se integran funciones complejas como las relativas al comportamiento social. Como
resultado de esta inhibición, se observa una aparente excitación. Sin embargo, con concentraciones mayores de
alcohol se deprimen los centros cerebelares que controlan el equilibrio, hasta que la inhibición llega al mesencéfalo;
lo cual se traduce en una falta de coordinación motora, disminución, de reflejos espinales y pérdida de los
mecanismos de regulación de la temperatura. Finalmente, si la ingestión de alcohol continúa, sobreviene la muerte
por depresión de los centros nerviosos.
Con el consumo crónico, aparecen fenómenos como tolerancia y dependencia en los efectos motores, anestésicos,
hipodérmicos, sedantes y ansiolíticos del alcohol. Si el consumo crónico se interrumpe, se manifiesta un conjunto de
síntomas que sugieren hiperexcitabilidad neuronal (hiperfunción autonómica, convulsiones, alucinaciones, etc.) y
alteraciones emocionales como ansiedad y depresión. Esta sintomatología remite con fármacos que actúan a través
del complejo GABA.
En lo que se refiere a las acciones crónicas del alcohol sobre los canales iónicos, la función de los de Ca 2+ aumenta,
dado que parece incrementase el número de canales. Si se cesa el consumo, la existencia de un mayor número de
canales de Ca2+ , puede provocar una hiperexcitabilidad neuronal y este fenómeno puede ser uno de los mecanismos
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bioquímicos que sustentan el síndrome de abstinencia. En lo que respecta al canal iónico ligado al receptor GABA,
la administración repetida de alcohol disminuye sus efectos sobre este canal. Ello se traduce en una disminución de
la acción inhibidora del etanol y, cuando se interrumpe el consumo, en un aumento de la exigibilidad neutral.
La administración repetida de alcohol también provoca cambios que son más adaptativos en el receptor NMDA de
glutamato, que son más evidentes cuando se interrumpe el consumo. En ausencia del alcohol. se ha observado que se
produce un aumento del flujo irónico a través del canal del receptor NMDA y un incremento del número de estos
receptores. Todo ello puede conllevar una excitabilidad neuronal mayor y explicar también la aparición de parte de
los síntomas del síndrome de abstinencia.
Efectos en otros sistemas
• Sistema Nervioso Central. El etanol produce depresión no selectiva y presenta tolerancia cruzada con otros
depresores. En una primera etapa produce un cuadro de pseudointoxicación por supresión de las inhibiciones,
con sensación de euforia y optimismo, aumento de sociabilidad, descoordinación muscular, alteraciones de la
visión, excitación psicomotriz y, en función de la dosis, depresión y coma
• Sistema nervioso periferico. Se comporta como un anestésico local irreversible cuando se inyecta en u n tronco
nervioso.
• Aparato cardiovascular. Produce de forma refleja un aumento de a frecuencia cardiaca y de la presión arterial.
• Aparato respiratorio. En dosis moderadas produce un estímulo reflejo del centro respiratorio, pero según se
aumenta la dosis se produce una depresión central.
• Aparato digestivo. la ingestión de alcohol produce un aumento en la secreción de ácido clorhídrico y de
gastrina. en dosis altas inhibe el peristaltismo intestinal.
• Hígado. Una vez que el alcohol circula por los fluidos del cuerpo, pasa por el hígado donde es transformado. A
veces este órgano se ve influido por el efecto tóxico del alcohol. Podremos encontrar hígado graso.
• Riñón. Provoca diuresis y eliminación de ácido úrico.
• Aparato genital y otros. Aumenta la libido en el varón, pero disminuye la potencia sexual. A nivel de útero, en
dosis altas produce relajación.
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Deterioro cognitivo, biológico, emocional y social
La patología alcohólica, conlleva múltiples trastornos psicológicos en el individuo que, impiden una relación
familiar, social, laboral e incluso personal, lo que es indicativo de cambios de percepción de las cosas y situaciones,
que le producen deterioro a nivel cognitivo y emocional. Mientras se está bajo los efectos del alcohol, se vive en un
mundo irreal, ilusorio, donde el razonamiento está completamente anulado, pero que, por el contrario, para el
enfermo alcohol, está plenamente ajustado a la realidad, considerándose objetivo y justo en todo momento,
percibiendo este error cuando los efectos de la bebida han disminuido o se han eliminado. La persona con problemas
de bebida, tiene una permanente disonancia cognitiva y/o ambivalencia, es decir, lo que piensa no se ajusta con lo
que hace, por lo tanto se siente mal.
Entre los consumidores de alcohol son mas frecuentes los accidentes laborales, la disminución del rendimiento y las
bajas laborales repetidas. Esto es aún más probable si se consume alcohol en el lugar de trabajo. Las bajas laborales
repetidas, son, la mayoría de las veces por enfermedades sin importancia, o en los días posteriores a los fines de
semana, y hacen que las empresas tiendan a desprenderse de estas personas.
Tratamientos: físico, emocional, cognitivo y social.
El tratamiento tiene la finalidad de ayudar al adicto a dejar la búsqueda y el consumo compulsivo de la droga. Puesto
que la drogadicción suele ser un trastorno crónico caracterizado por recaídas ocasionales, por lo general no basta con
un solo ciclo de tratamiento a corto plazo. Es más bien un proceso largo que implica varias intervenciones y
supervisión constante. Existen varios enfoques con base científica para tratar la drogadicción. Estos tratamientos
pueden incluir terapia de la conducta (como terapia individual o de grupo, terapia cognitiva o manejo de
contingencias), medicamentos o una combinación de ellos. El tipo específico de tratamiento o la combinación de
tratamientos varía según las necesidades individuales del paciente. La gravedad de la adicción y los intentos
anteriores para dejar de consumir drogas también influyen en el enfoque del tratamiento. Finalmente, los adictos
suelen sufrir de otros problemas de salud (incluyendo otros trastornos mentales), ocupacionales, legales, familiares y
sociales, que también deben tratarse. Los mejores programas de tratamiento ofrecen una combinación de terapias y
otros servicios para satisfacer las necesidades individuales de cada paciente. Las necesidades específicas pueden
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relacionarse con aspectos como la edad, raza, cultura, orientación sexual, sexo, embarazo, consumo de otras drogas,
crianza de los hijos, vivienda y trabajo, además de antecedentes de abuso físico y sexual.
Los medicamentos psicoactivos como los antidepresivos, los ansiolíticos, los estabilizadores del estado de ánimo o
lo antipsicóticos pueden ser críticos para el éxito del tratamiento cuando los pacientes tienen trastornos mentales
simultáneos como depresión, trastorno de ansiedad, trastorno bipolar y esquizofrenia. Las terapias de conducta
pueden ayudar a motivar a los toxicómanos a participar en en tratamiento para las drogas, ofrecen estrategias para
afrontar el deseo de consumirlas, enseñan maneras de evitar las drogas y prevenir las recaídas, y ayudan en el
manejo de las recaídas en caso de que estas ocurran. Muchos programas de tratamiento emplean terapias tanto
individuales como de grupo. La terapia de grupo puede brindar refuerzo social y ayudar a fomentar la abstinencia y
un estilo de vida sin drogas. Puesto que trabajan en distintos aspectos de la adicción, las combinaciones de terapias
de la conducta y medicamentos por lo general parecen ser más eficaces que cualquier enfoque usado por sí solo.
Ciertas modalidades de tratamiento parecen ser particularmente prometedoras respecto a su influencia en el
consumo de sustancias psicoactivas y los problemas relacionados con su uso, y en general los resultados mejoran
cuando también se proporciona un apoyo adicional para otros problemas del sujeto (laborales, legales, educativos,
médicos, etc.). Sin embargo, las características de los pacientes antes y después de los tratamientos, así como su
entorno social, influyen en el éxito del tratamiento. Los individuos que sufren de trastornos psíquicos graves y los
que carecen de apoyo social para alcanzar un estado de abstinencia o disminuir su consumo, por lo general no
obtienen tan buenos resultados como los otros (Roberts, Ogborne, Leigh y Adam, 1999).
Numerosos estudios han documentado la eficacia de las terapias psicológicas conductuales a largo plazo
(combinados o no con apoyo farmacológico) en el tratamiento del alcoholismo. Las terapias que en la actualidad
cuentan con mayor soporte empírico son la Aproximación de Reforzamiento Comunitario (CRA), el Entrenamiento
en Habilidades Sociales, la Prevención de Recaídas (PR) y la terapia conductual familiar y de pareja.
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