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Documentos de Trabajo ______________________________________ La tecnología y la Teoría Económica de la Innovación ______________________________________ Cristina Bramuglia Marzo de 2000 INSTITUTO DE INVESTIGACIONES GINO GERMANI FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES ARGENTINA 15

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Documentos de Trabajo

______________________________________

La tecnología y la Teoría Económica de la Innovación

______________________________________

Cristina Bramuglia

Marzo de 2000

INSTITUTO DE INVESTIGACIONES GINO GERMANI

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES

ARGENTINA

n° 15

Los DOCUMENTOS DE TRABAJO son elaboraciones de investigadores del Instituto. Previo a su publicación, estos documentos son evaluados por dos especialistas en el tema y luego discutidos en un Seminario, con la presencia de los autores/as y de investigadores del Instituto. Asesora Editorial: Mabel Kolesas ISBN 950-290595-4 Fecha: marzo de 2000

Instituto de Investigaciones Gino Germani Facultad de Ciencias Sociales. UBA Uriburu 950, 6º piso (C1114AAB) Buenos Aires. Argentina Teléfono: (5411) 4508-3815; Fax: (5411) 4508-3822 e-mail: [email protected] Centro de Documentación e Información e-mail: [email protected] http://www.fsoc.uba.ar

Resumen

Este trabajo se centra en el análisis del concepto de paradigma tecnológico creado por la escuela neoschumpeteriana . En base a la conceptualización de Thomas Kuhn acerca de los paradigmas científicos como conjuntos de soluciones nocionalmente posibles para resolver dilemas en el campo del conocimiento, los neoschumpeterianos explican las innovaciones tecnológicas como un conjunto de soluciones concretas para incrementar la productividad basadas en un insumo clave. Este conjunto de soluciones constituye un paradigma tecnológico y las innovaciones industriales se explicarían por la aplicación de un insumo determinado característico de cada paradigma. Le sucede otro paradigma en el cual las soluciones tecnológicas se basan en un insumo específico. La analogía conceptual entre el paradigma kuhniano sobre el desarrollo de la ciencia y el paradigma tecnológico no es adecuada, ya que el tipo de fenómeno que explica no es analíticamente compa rable. T. Kuhn analiza el desarrollo de la ciencia en la comunidad científica y G. Dosi se refiere a un fenómeno que involucra actores diversos de la sociedad sin la debida profundidad analítica . El marxismo con su enfoque de análisis histórico ofrece una mirada más enriquecedora sobre el desarrollo económico y social de las sociedades. Abstract This review focus on the conceptual analysis on technological paradigm in the neoschumpeterian view. The notion of scientific advance as a succession of a constellation of notional available solutions to solve scientific dilemmas has been theorized by Thomas Kuhn . Scientific knowledge develops, in this view, as the existence of paradigms accepted by the scientific community. In economics, neoschumperians visualize technological innovations as a set of technical solutions to industrial production based on the same input. These inputs are specific of each technological paradigm. The conceptual analogy between kuhnian paradigm on scientific development and technological paradigm is inadequate since the type of event is not comparable. Thomas Kuhn analyzes the development of science in the scientific community and the technological paradigm involves a set of socioeconomic interactions and technical innovation is the resulting outcome . In this sense, Marxism offers an alternative and richer view about economic development based on historic analysis. Cristina Bramuglia Licenciada en Economía. Realizó estudios de posgrado en la Universidad de California, Los Angeles entre 1978 y 1980, en el Programa Latin American Studies. Como economista su especialidad es la realización de diagnósticos y proyecciones industriales. Actualmente integra el Seminario de Estudios Sociales sobre Ciencia y Tecnología, coordinado por Enrique Oteiza, en la Facultad de Ciencias Sociales.

La tecnología y la teoría económica de la innovación I. Introducción II. Conceptos sobre innovación tecnológica III. La Tercera Revolución Industrial y el concepto de paradigma

tecnológico IV. Reflexiones finales V. Referencias bibliográficas

I. INTRODUCCION Este trabajo presenta y analiza la visión de la teoría económica sobre

innovación desarrollada en los últimos años por la llamada “escuela

neoschumpeteriana”, tratando, en especial, el concepto de “paradigma

técnico-económico”. Específicamente, el objetivo es cuestionar la validez del

concepto de “paradigma tecnológico” y señalar la falta de precisión para

explicar las causas que originan el pasaje de un paradigma tecnológico a otro

en un período determinado de la historia.

El interés en seleccionar este tema como eje de la discusión radica en

que la literatura analítica sobre los conceptos utilizados por la escuela

neoschumpeteriana es escasa, pero sin embargo la terminología es

profusamente utilizada en publicaciones académicas y de divulgación, o sea

que la misma está implícitamente aceptada.

El tratamiento de este tema requiere una discusión previa muy breve

acerca de cómo la economía ha visualizado a la innovación tecnológica. Este

concepto ha estado presente en forma constante en la historia del

pensamiento económico, ya que el desarrollo económico y social está

asociado, entre otras cosas, a los procesos de cambio tecnológico.

Conceptualmente, la innovación consiste en la implementación de un cambio

en el diseño de un producto, la introducción de un nuevo bien o la aplicación

de un nuevo método de producción.

Las innovaciones tecnológicas surgen de diversas formas, al azar o a

partir de proyectos de investigación diseñados específicamente en

organizaciones privadas y/o gubernamentales. La innovación tecnológica es

un fenómeno social, ya que constituye un proceso que surge de las

condiciones materiales de la vida social y económica de un país.

En este trabajo no se realizará un análisis de la evolución del concepto

de tecnología en la historia del pensamiento económico, sólo se mencionarán

algunos de los aportes teóricos, con la finalidad de compararlos con los

conceptos de tecnología elaborados por la escuela neo-schumpeteriana. El

estudio del concepto de tecnología en la teoría económica constituye un

proyecto de investigación muy vasto, cuya amplitud y profundidad supera los

límites de esta investigación. Sin embargo, hay que señalar que existen

diferentes corrientes en la literatura económica que plantean debates

sustantivos acerca de las características intrínsecas de las innovaciones

tecnológicas y de las causas que las originan. Una de las cuestiones que se

discute es si la innovación tecnológica puede ser inducida por una política

industrial y tecnológica explícita o si los mercados emiten las señales

correspondientes para alentar la expectativa de concreción e implementación

de innovaciones que, inducidas por un aumento de la rentabilidad de las

empresas aumenten el nivel de productividad, provocando mayores tasas de

crecimiento económico.

En el próximo capítulo se desarrollarán algunos conceptos elaborados y

utilizados por la literatura económica. Es necesario puntualizar que aún

cuando la elaboración de los mismos está asociada a ciertos enfoques y/o

escuelas, cada autor aporta elementos analíticos propios. La asociación de los

conceptos con escuelas sirve solamente para comprender a grandes rasgos el

desarrollo del pensamiento y para facilitar la exposición de las ideas.

En el capítulo III se expone brevemente las características de la así

llamada Tercera Revolución Industrial asociada a la aparición de una nueva

forma de organización económica y la conceptualización elaborada por los

neoschumpeterianos.

La así llamada “escuela neoschumpeteriana” nace en los años 80 y

recibe este nombre porque asocia etapas del desarrollo económico con

grandes innovaciones tecnológicas que modifican sustancialmente las formas

de producción y comercialización de bienes y servicios. Sin embargo, aún

cuando atribuyen un rol central al sistema tecnológico no explican por qué y

cómo se modifican los sistemas económicos. El concepto de “paradigma

económico” definido por estos autores (G. Dosi, 1982; C. Freeman, 1982.)

carece de una explicación del mecanismo interno para explicar el pasaje de un

paradigma a otro. Un paradigma socioeconómico consiste en el conjunto de

soluciones tecnológicas “nocionalmente posibles” y refleja la idea de que

existe una oferta potencial de tecnologías asociadas y que son las fuerzas

sociales y económicas las que actúan como “selectoras” de las soluciones más

convenientes.

Una de las limitaciones de este concepto, ya señaladas por varios

autores (D. Azpiazu, E. Basualdo y H. Nochteff, 1988; H. Nochteff, 1991)

consiste en que el paradigma económico así definido carece de un análisis

concreto de los agentes económicos, empresas, organizaciones científicas e

industriales, que toman las decisiones acerca de qué y cómo producir en una

sociedad y en un período histórico determinado. Se diferencia de la idea de

paradigma científico, ya que T. Khun (1982) se refiere a la forma en que se

desarrollan las ideas en cada disciplina, y se resuelve en la comunidad

científica. También se diferencia de K. Marx, quien, haciendo precisas

referencias históricas describe un mecanismo mediante el cual se desarrolla la

historia universal mediante profundas mutaciones sociales. Se trata de una

visión particular del desarrollo histórico mundial sustentada por un análisis

histórico. Los neoschumpeteriano describen el desarrollo histórico como una

sucesión de paradigmas tecnológicos.

II. CONCEPTOS SOBRE INNOVACION TECNOLOGICA El análisis económico ha ido redefiniendo continuamente los conceptos

utilizados. Es así que nociones tales como “cambio tecnológico”, “precio

competitivo”, “equilibrio” deben ser comprendidos en el contexto analítico en

el cual se desarrollan. Existe en toda disciplina científica una 'visión' o

'conocimiento preanalítico' del sujeto que analiza un fenómeno. Esta visión o

recorte del “problema” es particularmente crucial en el desarrollo de las

ciencias sociales ya que los conceptos utilizados no son sometibles a las

pruebas de falsedad y/o veracidad empírica. El “laboratorio” de las ciencias

sociales es la historia social y económica mundial, y el conocimiento y

percepción que tenemos del mismo es, y sólo puede ser, limitado y sesgado

por la visión de los investigadores.

En este capítulo se revisarán algunos conceptos elaborados por la

teoría económica relacionados con la noción de cambio y/o innovación

tecnológica a fin de mostrar la variedad de interpretaciones que la disciplina

asigna al concepto de “innovación tecnológica”.

1. Innovaciones incrementales, marginales o menores: son las mejoras

continuas y sucesivas en la tecnología de procesos y productos que ocurren

continua y espontáneamente en las actividades industriales y de servicios.

Estas innovaciones no son necesariamente el producto de actividades

deliberadas de investigación y desarrollo dentro de la firma sino el resultado

de la actividad de los ingenieros de planta y los trabajadores, o propuestas de

los consumidores y personas relacionadas con el proceso de innovación. Las

presiones que determinan la innovación provienen del mercado y de un

conjunto de factores socioculturales a los cuales cada actor le asigna un peso

diferente. Estas innovaciones representan aumentos considerables de

productividad, aún cuando no sean definidos como “innovación”.

La teoría neoclásica es la que ha analizado este tipo de innovación,

representando los cambios tecnológicos como modificaciones en las funciones

de producción de una firma o empresa. La función de producción está

expresada formalmente como una combinación lineal de capital y trabajo que

arroja igual nivel de producto. Cuando estos cambios no significan aumentos

en el nivel de producción, se representan en la misma curva, y cuando hay

aumentos de productividad se producen cambios en la función de producción.

Esta conceptualización ha sido ampliamente utilizada por la literatura

económica, aún cuando por el tipo supuestos que utiliza requiere de una

lectura muy cuidadosa de los resultados que se obtienen. Varios autores la

han criticado (N. Rosemberg, 1979; Nelson y Winter, 1982) con diferentes

visiones analíticas, y han elaborado explicaciones basadas en la observación

de cómo se producen estas innovaciones en las organizaciones empresariales.

La escuela neoclásica estudia la selección de tecnologías alternativas en

un contexto de economía capitalista competitiva en el cual se supone la

existencia de muchas empresas pequeñas que toman decisiones sobre la

cantidad y calidad de bienes y servicios a producir. Los neoclásicos

representan las decisiones de las firmas con modelos. Los modelos utilizados

por esta teoría están basados en supuestos simplificadores que mantienen

explícitamente oculto el problema de cómo los empresarios toman las

decisiones de realizar las innovaciones. Se utiliza frecuentemente el supuesto

de que tanto los factores de producción, la producción y la función empresaria

pueden ser agregadas o replicadas es decir, que el conjunto expresa la suma

de partes iguales. Sin embargo, aún con los mismos equipos e insumos, dos o

más empresas de igual tamaño no tienen la misma productividad. Y son

precisamente estas diferencias de productividad las que, en diversos

contextos, otros enfoques económicos buscan analizar, estudiando la forma

en que las firmas toman decisiones.

En efecto, esos son los fenómenos que la teoría de la innovación

analiza y, tal como afirma J. Schumpeter, “la introducción de nuevos métodos

de producción y de nuevas mercancías difícilmente podría concebirse en una

situación de competencia perfecta desde el comienzo, y eso quiere decir que

la mayor parte de lo que llamamos 'progreso económico' es incompatible con

ella...”. Las innovaciones “incrementales”, es decir, aquellos pequeños

cambios en los métodos de producción aplicados que surgen del “learning by

doing” que se produce en el interior de una empresa destaca Nathan

Rosemberg (Tecnología y Economía, 1979) adquieren importancia en el

proceso de aprendizaje dentro de la actividad productiva. Es más, afirma: “en

resumen, si deseamos probar las relaciones entre ciencia, tecnología y

actividad inventiva con más profundidad, debemos conocer mucho más

acerca de lo que no fue posible, así como de lo que fue posible. Necesitamos

entender qué descubrimientos científicos y tecnológicos fueron necesarios

para lograr avances claves en la invención, pues el conocimiento no sólo

permite sino que restringe. Podemos aprender mucho a través del estudio de

los intentos fallidos de inventar algo para lo cual el mercado se encontraba ya

preparado...” (N. Rosemberg, 1979, op. cit.).

En otra parte de su libro, N. Rosemberg dice “como sucede con

frecuencia, la utilidad de un sistema analítico particular depende de la serie de

problemas que se quieren analizar. La noción de función de producción ha

sido muy provechosa para tratar cierto tipo de problemas -por ejemplo el

estudio de interés sobre la renta-, desempleo tecnológico y ciertos aspectos

de los factores que influyen en el crecimiento económico. Pero cuando

dirigimos nuestra atención a otro tipo de problemas el concepto es

evidentemente menos útil. Y entre estos problemas está el del cambio

tecnológico”.

Las líneas isocuánticas individuales se presentan por lo general para la

conveniencia analítica como curvas leves y continuas que representan un

amplio campo de alternativas de las intensidades variables de los factores.

Constituyen un espectro de lo que Schumpeter llamaba 'opciones elegibles'

(1939) “El empresario es representado como si se enfrentara con estas

alternativas de gráfica, y tomando la decisión de menor coste juntando estos

datos tecnológicos con la información económica derivada del mercado.” (J.

Schumpeter, Business Cycles. A Theoretical Historical and Statistical Analysis.

Mac Graw Hill, 1939).

Analíticamente el enfoque conocido como “evolucionista”, en el cual se

suele incluir a autores como Nathan Rosemberg (1979) y R. Nelson y S.

Winter (1982) poseen una visión alternativa, ya que analizan el

comportamiento concreto de las organizaciones empresariales. Admiten y

describen hechos que la teoría económica “ortodoxa” escogió no contemplar.

Por un lado destacan cómo las empresas tienen “rutinas”, o sea, actividades

coordinadas, mejoran las rutinas y no realizan procesos de “optimización

racional” ya que no conocen todas las opciones tecnológicas posibles. Por otra

parte, estos autores visualizan la innovación tecnológica como un proceso de

aprendizaje.

Sostienen que cuando muchas empresas acceden al mismo paquete

tecnológico los “blueprints”, o sea la información, “es sólo una parte de la

memoria organizacional requerida para que la producción se efectivice”

(Nelson y Winter, 1982). De esta forma se invalida el supuesto de

homogeneidad de las tecnologías adquiridas por las empresas. “Una réplica es

un proceso costoso y largo de un esquema existente de actividad productiva”

(Nelson y Winter, 1982). Estos autores afirman que las rutinas, o sea, el

“conocimiento operativo” de las organizaciones constituyen la destreza de la

misma y comprende la integración efectiva de un número de subrutinas que

se construyen espontáneamente, no por orden del “top management”. Nelson

y Winter sostienen que los modelos sobre cambio tecnológico deben describir

las “rutinas óptimas” y no las conductas optimizadoras, ya que no es posible

que una organización maximice en forma permanente, porque se requeriría

información perfecta y capacidad de procesarla. En otras palabras, autores

como M. Polanyi comparten esta perspectiva . En The Republic of Silence

1969) sostiene que “...El estudio científico del arte de la industrialización ha

llevado a los mismos resultados. Efectivamente, aún en las industrias más

modernas el conocimiento indefinible es una parte esencial de la tecnología”.

Es decir que existe un conocimiento diferente entre diversos empresarios que

utilizan tecnologías similares, lo que explica la diferencia de productividad

entre empresas que utilizan la misma tecnología. Estas observaciones

cuestionan los fundamentos de la teoría neoclásica.

La importancia de los cambios tecnológicos incrementales es muy

grande, no sólo desde el punto de vista del aumento de productividad sino

como fuente de evidencias empíricas para la ciencia, ya que hay

descubrimientos tecnológicos que se realizan continuamente en las empresas

productivas.

2. Innovaciones radicales o mayores: comprenden la introducción de nuevos

productos y procesos, y constituyen eventos discontinuos a veces

impredecibles que representan una modificación de la trayectoria normal de

una tecnología. Los cambios en las trayectorias representan grandes

aumentos de productividad. Con frecuencia son el resultado de actividades de

investigación y desarrollo de las empresas y/o de los laboratorios de

investigación, en algunos países, relacionados con la Universidad. Su impacto

económico inmediato es localizado, a menos que se produzca un conjunto de

innovaciones radicales del mismo tipo que generen nuevas industrias o

servicios, en cuyo caso modifican sustancialmente la forma de producción de

bienes y servicios de la economía y las formas de comercialización de los

productos.

Este tipo de innovación tecnológica es la que, según J. Schumpeter,

constituye la esencia del capitalismo, ya que ésta representa discontinuidad,

alteración, novedad, reducción constante de todos los parámetros a variables.

Schumpeter sostiene que los supuestos básicos de la teoría neoclásica son

ajenos al "capitalismo realmente existente", y que terminan por oscurecer su

verdadero funcionamiento.

Las innovaciones tecnológicas mayores, en general, no surgen en

forma espontánea, y muchas veces su envergadura supera la capacidad

innovativa de los departamentos de I-D de las corporaciones industriales. Las

grandes innovaciones tecnológicas son promovidas por gastos explícitos en

ciencia y tecnología realizados por los Estados Nacionales.

Históricamente, la crisis económica mundial de 1930 inicia un período

en el cual el rol de los Estados Nacionales es activo. Desde el Estado se

generan instrumentos de política, no sólo para el aumento de la demanda

global de una economía tendiente a incrementar el nivel de empleo, sino que

se implementan políticas científicas y tecnológicas no rentables , aceptando la

idea de que el sector privado no implementa políticas científico-tecnológicas

que no generen aumentos de productividad en forma inmediata.

Conceptualmente, K. Marx en sus Manuscritos (Cuaderno de Pasado y

Presente, K. Marx, 1863) explicitó la relación de la ciencia con el progreso

técnico de la humanidad, afirmando que antes de la creación de la máquina

“el brazo y la mente no estaban separados”. Más precisamente “El capital no

crea la ciencia sino que la explota apropiándose de ella en el proceso

productivo. Con esto se produce simultáneamente la separación de la ciencia

en cuanto ciencia aplicable a la producción, del trabajo inmediato, mientras

que en las precedentes fases de la producción la experiencia y el intercambio

limitado de los conocimientos estaban inmediatamente vinculados al trabajo

mismo; no se desarrollaban como fuerzas separadas e independientemente

de ella, y por lo tanto en su conjunto no habrían ido nunca más allá de los

límites de la tradicional colección de recetas existentes desde hacía mucho

tiempo y que sólo desarrollaban muy lentamente y en forma gradual”.

Esta noción del desarrollo explícito de la ciencia como instrumento para

incrementar la productividad en ciertos sectores productivos, esbozadas por

K.Marx se cuantifica y se concreta en el siglo XX. En casi todos los países, el

desarrollo científico y tecnológico se promueve con objetivos relacionados a la

política de defensa y armamentista y/o para el logro de políticas públicas en

salud, educación y desarrollo de la infraestructura.

La concepción de que la intervención estatal es necesaria para evitar

las recurrentes crisis del capitalismo es introducida analíticamente en la teoría

económica por John M. Keynes. La noción de que los sistemas económicos se

autoequilibran, difundida en la teoría económica ortodoxa es criticada por este

autor. Esta visión modificó la trayectoria de las ideas científicas en la

economía, por un lado, y por otro, transformó la concepción social acerca del

rol de las políticas públicas, que se convierten en una herramienta utilizada

por los Estados nacionales para el cumplimiento de sus objetivos políticos. En

especial se evidenció en períodos tales como la guerra fría. Las necesidades

armamentistas de los Estados fueron y son orientadores de los gastos para la

investigación.

3. Nuevos sistemas tecnológicos o innovaciones sistémicas: son cambios de

gran impacto en la tecnología que originan nuevas industrias. Estos sistemas

se basan en una combinación exitosa de innovaciones incrementales,

radicales y de organización que ocurren simultáneamente en muchas

empresas formando “conjuntos” o “constelaciones” de innovaciones técnicas y

económicamente interrelacionadas.

Los nuevos sistemas tecnológicos se originan en avances de la ciencia

básica y de las denominadas “tecnologías transectoriales”: informática,

nuevos materiales y biotecnología, como asimismo las condiciones

macroeconómicas existentes que determinan la viabilidad de los mismos. Este

“sistema tecnológico” es el núcleo de la “Tercera Revolución Industrial” y está

formado por un conjunto de innovaciones que posibilitan la automatización de

la producción, el diseño, el control de stocks y las ventas, modificando los

bienes de capital con la introducción del Diseño Asistido por computadora, los

Integrated Business Systems, sistemas flexibles de producción y otros

dispositivos técnicos ahorradores de mano de obra.

4. Revoluciones tecnológicas o nuevos paradigmas técnico-económicos:

constituyen cambios en los sistemas tecnológicos tan profundos que modifican

el funcionamiento de toda la economía. Estos cambios reflejan la “destrucción

creativa” a la J. Schumpeter, o sea un complejo proceso de surgimiento de

nuevas tecnologías que se expanden drásticamente modificando la forma de

producir y de organizar la producción, y difundiendo profundos cambios en la

sociedad.

El concepto de paradigma tecnológico difundido por G. Dosi parte de

una concepción de tecnología como conjunto de “porciones” de conocimientos

prácticos y teóricos tales como procedimientos, experiencias de éxitos y

fracasos además de equipos y componentes.

En esta óptica, similar a la planteada originalmente por Nelson y

Winter, tecnología incluye “expertise” o un análisis de soluciones técnicas

pasadas y logros del “estado del arte”. De ahí G. Dosi elabora su concepto de

paradigma tecnológico como el conjunto de soluciones técnicas nominalmente

posibles. “Esto implica la búsqueda de un orden en el progreso tecnológico

que permitiría estudiarlo como una serie discontinua de avances encuadrados

por ciertos marcos que definen tanto las normas de solución como los

problemas por resolver...” (Mauricio Rojas, 1991).

En un sentido, es esta naturaleza paradigmática del avance tecnológico

la que explica su discontinuidad, ya que el paso de un paradigma a otro

implica una ruptura en el desarrollo, una reorganización cualitativa no sólo en

el uso de recursos dedicados a la investigación sino también a la manera en

que son usados. Este concepto implica la introducción de una visión dinámica

del ciclo del producto, ya que excluye la existencia de productos

definitivamente “maduros”. La introducción de un nuevo paradigma

tecnológico lleva consigo el “rejuvenecimiento” de la gran mayoría de los

productos, que pasan a ser elaborados con nuevos métodos, con nuevas

formas de organización y usando recursos diversos o nuevas combinaciones

de los mismos. Esto traería como consecuencia un cambio radical en las

ventajas comparativas de las diversas economías nacionales y la necesaria

redefinición de la división internacional del trabajo.

El concepto de paradigma tecnológico surge por analogía al planteado

por T. Kuhn para el desarrollo de la ciencia. Para T. Kuhn el paradigma

científico es el conjunto de creencias e ideas mediante las cuales se resuelven

los problemas concretos de cada disciplina. Cuando este conjunto de ideas no

sirve para explicar los nuevos interrogantes se produce una crisis y surge una

nueva constelación de creencias. Por analogía la escuela neoschumpeteriana

afirma que el paradigma o patrón (“pattern”) tecnológico económico

constituye la difusión de un determinado sistema de producción caracterizado

por un “núcleo”, “factor llave” o “insumo clave”. La difusión de este insumo

modifica radicalmente la organización económica y social, aumentando la

productividad global del sistema. Este proceso se agota, y de la crisis surge

otro paradigma, basado en otro insumo clave. Un grupo de autores argentinos

(D. Azpiazu, E. Basualdo y H. Nochteff; 1988, 1991) critica a la literatura

neoschumpeteriana porque tiene una visión mecánica de la dinámica que

produce el cambio de paradigma. Los neoschumpeterianos coinciden en

afirmar que en los 70 se produce un cambio de paradigma tecnológico basado

en la microelectrónica modificando los sistemas de producción y organización

empresaria bajo formas diversas: control numérico, robótica, sistemas de

control automatizados, diseño y producción asistidos por computadoras y

digitalización de las comunicaciones y servicios financieros y urbanos. H.

Nochteff dice que el surgimiento de este paradigma es una “...respuesta de

las grandes organizaciones de los países industrializados a la crisis iniciada

hacia fines de los sesenta, cuando el paradigma tecnológico anterior no

ofrecía ya soluciones a los problemas que enfrentaba la acumulación de

capital. Estos problemas aparecen ante la suba relativa del precio de la fuerza

de trabajo, la energía y las materias primas. Pero es una decisión de las

organizaciones industriales de los países desarrollados. Los actores sociales

son específicos e identificables. En síntesis, estos autores afirman que no es

conceptualmente correcto describir los procesos de cambio tecnológico

profundo sin identificar a los “hacedores” del cambio y determinar las causas

que lo originan. En el marxismo la relación entre el cambio tecnológico y su

efecto en la sociedad se expresa mediante la noción de fuerzas productivas y

relaciones sociales de producción. Para el marxismo la ciencia y la tecnología

son específicas del contexto social en el que se originan. Para el marxismo

existe una apropiación en el proceso de trabajo mediante la cual los

capitalistas se apropian de un excedente entre el valor de la producción y el

monto del salario que se denomina “plusvalía”. Las fuerzas productivas son

formas o métodos productivos, las formas en las que el hombre trabaja. En

esta visión el trabajo es el “espacio” en el cual se resuelve la conjunción del

hombre y la sociedad. Es así que en el capitalismo la necesidad de producir a

precios competitivos incentiva a los empresarios a incorporar nuevas

máquinas y la ciencia es utilizada para lograr mejores rendimientos de capital.

La ciencia y la tecnología son endógenas al sistema ya que vehiculizan la

relación entre le capital y el trabajo, ya Karl Marx, en los Manuscritos 1861-

1863 expresa muy gráficamente cómo las innovaciones responden a la

necesidad de desarrollo de las fuerzas productivas.

“... La pólvora, la brújula, la imprenta, con los tres grandes

descubrimientos introducidos por la sociedad burguesa. La pólvora disuelve la

caballería, la brújula abre el mercado mundial y crea las colonias y la

imprenta deviene el instrumento del protestantismo y, en general, del

despertar de la ciencia: la más importante palanca para construir los

presupuestos de un indispensable desarrollo espiritual”.

“... El reloj ha sido creado por la producción artesanal y por la ciencia

que celebraba el alba de la sociedad burguesa. El reloj se basa en la idea del

autómata y sobre el movimiento automático aplicado a la industria. Junto a

las historia del reloj ocurre la teoría del movimiento uniforme. Qué sucedería

si no existiera el reloj en un período en el que tiene importancia decisiva el

costo de las mercancías y por lo tanto también el tiempo de trabajo necesario

para su producción?” (Manuscritos 1861-1863,compilación Mauro Di Lisa,

1982)

En una línea analítica similar, la escuela clásica, aún cuando se

desarrolla inmediatamente antes del afianzamiento y difusión del sistema

capitalista, ya analiza la introducción de la maquinaria asociada a la división

del trabajo y la transformación de la artesanía en producción capitalista. En

términos de K. Marx “... sólo en una época relativamente moderna se ha

descubierto el vínculo que una la mecánica, la física y la química con la

artesanía (sería mejor decir la industria). Entre los artesanos las reglas y las

experiencias se transmitían de maestro a aprendiz y asistente, de lo cual

deriva una tradición conservadora. En tiempos antiguos a las ciencias se

anteponían los prejuicios. En 1772 Bekman fue el primero en usar el término

tecnología. Aún antes de la mitad del siglo XVIII el italiano Ramazzini escribió

un tratado sobre las enfermedades de los artesanos y los obreros. Reamur y

Shaw pusieron los fundamentos de una verdadera tecnología” (Manuscritos

1861-1863, op. cit.)

Finalmente, para K. Marx, las grandes innovaciones tecnológicas

constituyen un aspecto del desarrollo de las fuerzas productivas de una

sociedad. Los empresarios a la Schumpeter realizan innovaciones en la

búsqueda de aumentar la tasa de ganancia. En un momento determinado, el

desarrollo de las fuerzas productivas provoca un cambio en las relaciones

sociales de producción prevalecientes y se produce una revolución social y un

cambio de sistema económico. Según K. Marx “al llegar a una determinada

fase de desarrollo las fuerzas materiales de la sociedad entran en

contradicción con las relaciones de producción existentes... De formas de

desarrollo de las fuerzas productivas estas relaciones se convierten en trabas

suyas. Y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base

económica se revoluciona más o menos rápidamente toda la inmensa

estructura erigida sobre ella” (K. Marx, El Capital, 1872).

Esta visión difiere sutilmente de la de la escuela neoschumpeteriana, ya

que ellos atribuyen al cambio tecnológico un rol central en los cambios

económicos y sociales pero no explican su dinámica interna: “...cuando

hablamos de un cambio de paradigma hablamos de cambios tecnológicos

tales que no sólo implican la introducción de un solo producto sino que

implican también la transformación de las relaciones económicas de

organización y políticas en el conjunto de la vida social” C. Freeman (M. Rojas,

op. cit.).

Aún así, los cambio de paradigma tecnoeconómico se producen en el

sistema económico capitalista, un cambio de paradigma no es un cambio de

modo de producción a la Marx. En el capítulo Tercero se desarrolla la visión

neoschumpeteriana acerca de la Tercera Revolución Industrial, en la cual se

refleja lo que acabamos de afirmar.

III. LA TERCERA REVOLUCION INDUSTRIAL Y EL CONCEPTO DE PARADIGMA TECNOLOGICO

La literatura económica reciente, en especial el grupo de autores que

constituye la escuela neoschumpeteriana, afirma que a partir de la década de

los 70 se produce un profundo cambio en el modo de producción, denominado

la Tercera Revolución Industrial o nuevo “paradigma tecnológico y

productivo”, cuyo factor clave es la microelectrónica.

Esta visión analizada precedentemente y presente en autores tales

como Christopher Freeman, Giovanni Dosi, John Clark, Carlota Pérez, Lue

Steve, Michael Piore y Charles Sabel, está también difundida en los

organismos internacionales. Como ilustración es válida la expresión de la

OECD que afirma que “...durante el próximo cuarto de siglo, el complejo

electrónico será el polo principal en torno al cual se organizarán las

estructuras productivas de las sociedades industrializadas” (Interfutures.

Facing the Future: Mastering the Probable and Managing the Unpredictable,

Paris, OECD, 1979). Esta literatura proveniente, en su mayor parte, de los

países industrializados, puntualiza los efectos positivos de la difusión de este

“paradigma” y describe la extensión de los sistemas flexibles de producción,

coordinables entre sí mediante la automatización de las etapas de elaboración

y la utilización de nuevas formas de gestión en las organizaciones industriales,

en el Estado y en la sociedad en su conjunto como un proceso que aumenta el

nivel global de eficiencia de la economía.

En general esta literatura no analiza conceptualmente la noción de

paradigma no es crítica respecto a sus efectos sobre la apropiación del

producto del trabajo.

En cuanto a la definición del núcleo, factor llave o insumo clave del

paradigma, Daniel Azpiazu, E. Basualdo y H. Nochteff coinciden con la

literatura reciente en afirmar que "...puede identificarse buscando el complejo

tecnológico-productivo que cumpla con las siguientes condiciones:

i) costo relativamente bajo y con tendencia decreciente;

ii) oferta aparentemente ilimitada en términos prácticos;

iii) universalidad de uso masiva y evidente;

iv) ser el factor base de un conjunto de innovaciones tecnológicas

(en sentido amplio, que incluye las organizativas) capaz de reducir los costos

de insumos (también en sentido amplio, incluye desde la fuerza de trabajo

hasta la energía).”

La modificación de los métodos de producción y organización con el

reemplazo de insumos y equipos por otros basados en la microelectrónica se

originó en el aumento relativo de los costos salariales y de energía, en

especial de petróleo que producía una caída en la tasa de acumulación de las

grandes organizaciones, incluido el Estado. La difusión de este factor llave

marca el cambio de paradigma tecnológico vigente desde la post-guerra,

denominado fordismo, caracterizado por series largas de producción, en

materias primas como mineral de hierro, petróleo y mano de obra no

especializada relativamente barata. Este período se caracterizó por el auge de

las economías desarrolladas de la siderurgia, química, producción de fibras

textiles y bienes de consumo durable y de capital.

Aún cuando la literatura proveniente de la escuela neoschumpeteriana

no lo analiza en esos términos, este cambio de paradigma tecnológico ocurre

en los países desarrollados y, tal como lo destacan este grupo de autores

(Daniel Azpiazu, E. Basualdo y H. Nochteff) esta cambio surge como

necesidad de las organizaciones industriales de sostener el capitalismo de

organización que es la formación social dominante: "...el hecho de que Paul

Samuelson (1980) afirmara, después de la crisis del petróleo, que el problema

no era que el petróleo fuese caro en su momento sino que había sido

demasiado barato antes, lo cual había sesgado la producción y la plataforma

energética hacia el uso de un recurso limitado, prueba otros dos puntos

importantes: que se había creído que era ilimitado, y que se había orientado

el patrón tecnológico como si lo fuese, y que la señal del mercado (el precio

real del petróleo hasta principios de la década de 1970) era ineficaz, lo cual

supone que el sistema institucional (el capitalismo de organización) había sido

eficaz, tal como existía, para un período limitado, pero no lo era para siempre.

Esta cuestión debe ser tenida en cuenta para analizar el nuevo paradigma

tecnológico-económico que comenzó a formarse durante la crisis, o sea la

Tercera Revolución Industrial centrada en el Complejo Electrónico” (D.

Azpiazu, E. Basualdo y H. Nochteff, 1988). Sobre el circuito integrado estos

autores afirman que “...es un elemento al que puede llamarse el corazón de

las nuevas tecnologías. Por una parte el circuito integrado en sí mismo puede

considerarse puro valor agregado en lo que respecta a su base material

natural última, la arena. Quizás de ningún producto conocido en toda la

historia de la humanidad se pueda afirmar tan seguramente que su materia

prima natural es de tan bajo costo y oferta prácticamente ilimitada. Por otra

parte, un circuito integrado puede reemplazar a un número enorme de piezas

y dispositivos plásticos y mecánicos, reduciendo espectacularmente los

requerimientos de materias primas”. A través de la informática y del

desarrollo de las telecomunicaciones digitales, que convergen en la llamada

telemática, el Complejo Electrónico ofrece soluciones de oferta decreciente,

para la captación, el procesamiento y la transmisión de información”.

En definitiva, la llamada Tercera Revolución Industrial constituye una

etapa en la formación capitalista, liderada por las grandes organizaciones de

los países desarrollados. La brecha tecnológica respecto a los países

subdesarrollados se amplía drásticamente, pero hay que considerar que la

investigación tecnológica responde a los objetivos de estas organizaciones y

las condiciones de esas economías.

El concepto de paradigma tecnológico utilizado por los

neoschumpeterianos no es analíticamente preciso ya que deja fuera del

análisis a los actores que producen las innovaciones y sus motivaciones. Por

otra parte, no especifica que existe una diferencia cualitativa entre grandes

innovaciones tecnológicas y cambios en el sistema social y político. Hay

consenso en afirmar que aún cuando existan fuerzas que impulsan la difusión

de este paradigma en economías subindustrializadas existe la posibilidad, y

muy probablemente la ventaja de que cada país diseñe una política “activa”

que regule la incorporación tecnológica proveniente del nuevo paradigma y

una política científico-tecnológica que la sustente.

IV. REFLEXIONES FINALES En síntesis, el trabajo se centra en el análisis del concepto de

“paradigma tecnológico” definido por la escuela neoschumpeteriana, en

particular por G. Dosi, quien inspirado en la obra de Thomas Kuhn afirma que

la historia de la economía mundial puede asociarse a la sucesión de diferentes

“conjuntos de soluciones nocionalmente posibles” que se difunden en el

sistema económico produciendo profundos cambios sociales y económicos en

la organización social.

Este tema se seleccionó ya que, a pesar de que la visión

neoschumpeteriana sobre innovación tecnológica es profusamente utilizada en

la literatura económica y de divulgación, hay escasa literatura analítica que

estudie críticamente este concepto.

La visión de que el desarrollo económico puede interpretarse como una

sucesión de paradigmas tecnológicos no está basada en una teoría que

describa el mecanismo que provoca el cambio de un paradigma a otro.

La analogía conceptual entre el paradigma kuhniano sobre el desarrollo

de la ciencia y el paradigma tecnológico no es adecuada, ya que es el tipo de

fenómeno que explica no es analíticamente comparable. T. Kuhn analiza el

desarrollo de la ciencia en la comunidad científica, y G. Dosi se refiere a un

fenómeno como la innovación tecnológica que involucra una visión sobre el

desarrollo económico de la sociedad, sin la debida profundidad analítica.

El marxismo ofrece otra mirada sobre el desarrollo de la historia

económico-social de las sociedades. En el marxismo, el desarrollo de la ciencia

y la tecnología forma parte de las fuerzas productivas, aún cuando están

presentes en las relaciones sociales de producción, bajo la forma, por ejemplo

de política científica y tecnológica de los gobiernos estatales.

El desarrollo de los sistemas económicos en el siglo XX muestran una

creciente complejidad y un dinamismo que exceden la capacidad de los

analistas y dejan planteados grandes interrogantes :cuál es la situación del

hombre en el proceso de trabajo en la actualidad Más aún, cómo afectó la

propia esencia del hombre cuando se vislumbra la posibilidad de que los

hombres sean creaciones de la ciencia y la tecnología

V. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS * Azpiazu, Daniel; Basualdo, Eduardo y Nochteff, Hugo

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