Dworkin, Ronald. El Dominio de La Vida

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    DWORKIN, Ronald. El Dominio de la Vida.

    Una discusin acerca del aborto, la eutanasia y la libertad individual.

    Versin espaola de Ricardo Caracciolo y Victor Ferreres

    (Universitat Pompeu Fabra). 1 reimpresin: octubre 1998Editorial Ariel, Barcelona. Espaa

    SUMARIO

    1. Los extremos de la vida

    2. La moralidad del aborto

    3. Qu es lo sagrado?

    4. El aborto ante la Corte Suprema: primera parte

    5. El drama constitucional

    6. El aborto ante la Corte Suprema: segunda parte

    7. Morir y vivir

    8. La vida despus de la razn

    1. LOS EXTREMOS DE LA VIDA

    Tanto el aborto, que significa matar deliberadamente a un embrin humano en desarrollo,como la eutanasia, que significa matar deliberadamente a una persona por benevolencia,son supuestos en los que se elige la muerte. En el primer caso se elige la muerte antes deque la vida en serio haya comenzado; en el segundo, despus de que haya terminado.Cada una de estas elecciones ha sido condenada y redefendida durante milenios. Perolas discusiones nunca han sido tan apasionadas y abiertas, las opiniones nunca tandivididas y la controversia sobre una de estas elecciones nunca ha estado tanntimamente relacionada con la controversia sobre la otra, como ocurre en estos

    momentos en Estados Unidos y Europa.

    La discusin sobre la eutanasia ha saltado de pronto a las primeras pginas de losperidicos. Los mdicos empiezan ahora a admitir abiertamente lo que la profesinmantuvo antes en secreto: que los mdicos a veces matan a los pacientes que pidenmorir, o que les ayudan a que se quiten la vida. Ningn pas occidental permiteformalmente a los mdicos matar a sus pacientes, sin embargo, el Parlamento holandsha declarado que los mdicos que lo hagan no sern sancionados si siguen ciertas pautas

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    legales. Actualmente, la eutanasia causa en ese pas el 2 por ciento de las muertes, y suprctica ha provocado una intensa controversia no slo all, sino tambin en EstadosUnidos y en otros pases. En 1991, un mdico de Nueva Cork revel que haba prescritopldoras letales a una paciente de leucemia y que le haba indicado cuntas deba tomarpara morir. La paciente sigui esas instrucciones, y un gran jurado tuvo que decidir si el

    mdico deba ser acusado de asistencia al suicidio, un delito que puede ser castigado conla pena de prisin. El jurado decidi que no. En 1992, en Inglaterra, un mdico inyectcloruro de potasio a un enfermo de artritis reumtica, que estaba agonizando mientrassufra un horrible dolor y peda que le mataran; el doctor mencion la inyeccin en elhistorial mdico y fue acusado y condenado por intento de homicidio. (El delito habra sidoun homicidio si el cadver no hubiera sido incinerado, y la autopsia hubiera podidodemostrar que la inyeccin fue verdaderamente la causa de la muerte.) En dos estadosde Norteamrica la cuestin de si la eutanasia debe ser considerada como un acto depiedad o como un asesinato ha sido debatida en el terreno poltico. En 1991, los votantesdel estado de Washington rechazaron en referndum, por un escaso margen, un proyectode ley que habra legalizado la eutanasia en ese estado; y en 1992 una legislacin similar

    fue rechazada en California. En ambos casos, mucho antes de la votacin se esperabaque el proyecto de ley sera aprobado, pero los grupos opuestos a la eutanasia, incluida laIglesia catlica, montaron una implacable y efectiva campaa en la que gastaron muchoms dinero que los grupos que apoyaban la ley. Sin embargo, dos das despus de lavotacin en California, la prestigiosa revista New England Journal of Medicine public dosartculos, uno a favor del suicidio asistido por un mdico y otro a favor de la eutanasiadirecta. Nadie piensa que la cuestin haya quedado ya resuelta en Estados Unidos;Newsday ha dicho que durante algn tiempo ocupar un lugar destacado en el orden delda de los derechos individuales.

    Pero en casi todas partes la batalla del aborto es ms encarnizada y ms importantepolticamente que la discusin acerca de la eutanasia. La guerra entre los gruposantiabortistas y sus adversarios es la nueva versin americana de las terribles guerras dereligin de la Europa del siglo XVII. Los ejrcitos enfrentados marchan por las calles y seaglomeran para protestar en las clnicas donde se practican abortos, en los juzgados y enla Casa Blanca, gritando, insultando y odindose los unos a los otros. El aborto estlacerando a Estados Unidos. Est tambin distorsionando su poltica y creando confusinen su derecho constitucional.

    La disputa afecta tambin a otros pases. Batallas entre grupos preeleccin y gruposantiabortistas estallan peridicamente por toda Europa. La lucha en Alemania por adoptar

    una ley nacional en materia de aborto ilustra cun profunda es la divisin de opiniones enesta cuestin. Antes de la reunificacin de Alemania Occidental y de Alemania Oriental en1989, las leyes del aborto de los dos pases diferan dramticamente. Aunque la ley de la

    Alemania Occidental, en su tiempo muy estricta, haba sido liberalizada en los aossetenta, requera, con todo, un certificado mdico para abortar, incluso para el primerperodo de embarazo. La Alemania Oriental, en cambio, al igual que otros pasescomunistas, permita el aborto libre, y muchas personas lo consideraban como un mtodonormal de control de la natalidad. Incluso durante los impetuosos das de la reunificacin,

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    las dos antiguas naciones no pudieron ponerse de acuerdo en una ley unificada para lanueva nacin y, como medida transitoria, decidieron mantener en vigor la antigua ley de la

    Alemania Oriental en el que haba sido su anterior territorio. Esta clara excepcin en lareunificacin fue necesaria porque desde un punto de vista poltico el asunto erademasiado emotivo y delicado como para que pudiera lograrse una solucin distinta. En

    1992, tras un tormentoso debate que dividi al Partido Democristiano en el gobierno, elParlamento unificado, finalmente, adopt una ley de compromiso para toda la nacin permiti a las mujeres embarazadas decidir por s mismas si queran abortar durante lostres primeros meses de embarazo-, pelo los oponentes alegaron que la nueva ley erainconstitucional y apelaron al Tribunal constitucional alemn, el cual todava no se hapronunciado. En Polonia -otro pas anteriormente comunista en el que el aborto eraasequible casi sin obstculos, pero que, a diferencia de Alemania Oriental, es un paspredominantemente catlico-, el cambio poltico ha producido un resultado muy diferente.En 1993, Polonia adopt una nueva ley del aborto que result ms restrictiva quecualquier otra vigente en un pas europeo, con la excepcin de Irlanda.

    Italia y Espaa han liberalizado recientemente su legislacin en materia de aborto, peroello se ha producido con la oposicin acrrima de la Iglesia catlica, que es poderosapolticamente en estos pases y que contina presionando para que se vuelva a unrgimen legal ms estricto. Gran Bretaa liberaliz su derecho en 1967, pero el debate delaborto no ces, y los grupos provida han librado con cierto xito una activa batalla parahacer ms estricta la ley. Irlanda est convulsionada, una vez ms, por la cuestin delaborto, a pesar del enorme poder poltico que la Iglesia tiene en ese pas. En 1983, trasuna agitada batalla poltica, la Constitucin irlandesa fue reformada para que reconocierael derecho a la vida del nio no nacido. Abortar en Gran Bretaa se convirti en algofrecuente para las mujeres irlandesas que queran abortar y que podan permitirse elcoste del viaje, y algunos sacerdotes irlandeses, que disentan de la condena absoluta delaborto hecha por la Iglesia, llegaron incluso a ayudarlas a hacer las gestiones necesarias.Pero en 1992, los padres de una adolescente de catorce aos, embarazada y vctima deuna violacin, que estaba a punto de viajar a Londres para abortar, se pusieron encontacto con la polica irlandesa para preguntarles si un test cromosomtico del feto seratil para descubrir al violador. La polica, informada, as, oficialmente, de la intencin de lachica de abortar, obtuvo una orden judicial que prohibi el aborto Esa orden judicialdesat tal ira estallaron protestas no slo en Irlanda, sino tambin en Londres y enNueva York-, que el Tribunal Supremo irlands quiso encontrar alguna manera decancelarla, lo que efectivamente hizo. Esta decisin, a su ve, provoc un gran escndalo,y el nuevo primer ministro irlands, justo al iniciar su mandato, se vio forzado a convocar

    un nuevo referndum nacional en noviembre de 1992. En ese referndum los votantesirlandeses se negaron a aprobar una enmienda a la Constitucin que permitiera lainterrupcin del embarazo para proteger la vida de la madre, a diferencia de su salud,pero en cambio s aprobaron una enmienda para que la Constitucin declarara que lasmujeres podan viajar al extranjero para abortar y que la informacin sobre serviciosextranjeros en materia de aborto poda ser distribuida libremente dentro de Irlanda.

    Un caso famoso

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    Pero la guerra del aborto parece ms intensa y violenta en Estados Unidos que enninguna otra parte. Por qu? En parte, la causa radica en la paradjica ambivalencianorteamericana hacia la religin. Aunque el Derecho estadounidense insiste en unaestricta separacin formal entre la Iglesia y el Estado, y la Corte Suprema ha prohibido laoracin en las escuelas pblicas, Estados Unidos se encuentra entre los pases

    occidentales modernos ms religiosos y, por el tono de algunos de sus grupos religiososms poderosos, es con mucho el ms fundamentalista. Esta religiosidad se mezcla deforma explosiva con los movimientos progresistas a favor de la mujer, que aspiran aemancipar a las mujeres, de concepciones religiosas tradicionales, acerca de susresponsabilidades y de su sexualidad. Los movimientos feministas son tambin mspoderosos en Estados Unidos que en ninguna otra parte.

    Muchos comentaristas insisten, sin embargo, en que la principal causa para que el debatedel aborto haya provocado tanto enfrentamiento en Estados Unidos reside en la maneraen que se form el derecho estadounidense en materia de aborto. En otros pases, lalegislacin sobre el aborto se cre mediante una variedad de pactos legislativos y

    polticos. En Estados Unidos, en cambio, la legislacin no se impuso tras una lucha yacuerdo polticos, sino por el simple imperativo de la Corte suprema (Tribunal Supremo).De acuerdo con la Constitucin, la Corte tiene el poder de declarar inconstitucionales lasleyes adoptadas por el Congreso federal o por cualquiera de los estados, esto es, quepueden invalidarse por contradecir las limitaciones que la Constitucin impone a lospoderes pblicos. Una vez que la Corte Suprema ha fallado, ningn otro poder del Estadopuede contravenir su decisin, sin importar cun grande sea la mayora popular que seoponga a la misma. Ciertamente, el pueblo puede revocar una decisin de la CorteSuprema por la va de reformar la Constitucin y as conferir explcitamente a lasasambleas legislativas el poder del que segn la Corte Suprema- carecen. Pero esto esalgo extraordinariamente difcil, y, en la prctica, los polticos y los ciudadanos queaborrecen una determinada sentencia de la Corte Suprema slo pueden esperar que senombren nuevos jueces que estn de acuerdo con ellos, y que un da una Corte Supremaas renovada revoque su propio precedente judicial, algo que est autorizada a hacer.

    En 1973, en el famoso caso Roe vs. Wade, la Corte Suprema declar (por una votacinde siete a dos) que la ley del aborto de Texas, que criminalizaba el aborto excepto cuandose practicara para salvar la vida de la madre, era inconstitucional. Fue an ms lejos: dijo,en efecto, que cualquier ley estatal que con el fin de proteger al feto prohibiera el abortodurante los dos primeros trimestres de embarazoes decir, antes del sptimo mes- serainconstitucional. Dijo que los estados pueden prohibir el aborto a fin de proteger la vida del

    feto slo durante el tercer trimestre (cuando, de todos modos, slo un 0,01 por ciento delos abortos son practicados, la mayora de ellos, por razones mdicas). De un solo golpe,en Washington, un tribunal de nueve jueces, que fueron nombrados, ms que elegidos, yque no fueron ni siquiera unnimes en su sentencia, haba cambiado radicalmente lasleyes de casi todos los cincuenta estados de Estados Unidos. Muchas personas,especialmente las mujeres, estaban encantadas. A otras personas, especialmente a losmiembros de varios grupos religiosos, la sentencia les sent como una patada en elestmago: un tribunal lejano les haba dicho que tenan que tolerar lo que sus instintos y

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    religiones les decan que era un asesinato masivo de nios inocentes no nacidos. Laguerra del aborto empez y no ha cesado desde entonces. Los grupos provida, algunosde ellos organizados y orquestados por la Iglesia catlica, empezaron a hacer poltica.Intentaron persuadir al Congreso de que iniciara un proceso de reforma de la Constitucinpara que declarara explcitamente que, de acuerdo con tal documento, el feto deba ser

    tratado como una persona y que su vida deba ser protegida tan plenamente como la vidade cualquier otro ser humano.

    La campaa fracas. Pero los grupos provida tambin lucharon en muchos otros frentes.Libraron una guerra de relaciones pblicas, distribuyendo pelculas y fotografasultrasnicas de fetos en avanzado estado que ya parecan bebs y que cuando eranestimulados se movan de un modo que pareca indicar dolor. Organizaron sentadas,mtines y manifestaciones (como los violentos y espantosos disturbios de Wichita,Kansas, en 1991), dirigidos a impedir que las pacientes pudieran entrar en clnicas dondese practicaban abortos. Y exhortaron a sus miembros a votar a polticos dedicados acambiar la legislacin para que el aborto fuera de nuevo ilegal.

    Las plataformas presidenciales del Partido Republicano reclamaron una enmiendaconstitucional que prohibiera el aborto, y tambin pidieron que se nombraran jueces querespeten los valores tradicionales de la familia y la santidad de la vida humana inocente,con lo que queran referirse a jueces que votaran a favor de revocar el precedente Roe v.sWade y que devolvieran a los legisladores de cada estado el control sobre el aborto. Lospresidentes Reagan y Bush, elegidos bajo esa promesa, impusieron en susnombramientos judiciales los tests ideolgicos ms estrictos de la historia de EstadosUnidos, y no slo en nombramientos de jueces de la Corte suprema, sino tambin en losde todos los jueces federales inferiores. Hasta junio de 1992, la mayora de los expertosvaticinaban que al menos cuatro de los cinco jueces de la Corte suprema nombrados por

    esos dos presidentes votaran a favor de revocar el precedente Roe vs. Wade tan prontocomo apareciera una ocasin apropiada para ello, unindose as a los dos jueces que yahaban disentido originariamente William Renhquist (en 1992 presidente de la Corte) yByron White- para suministrar de esa manera votos ms que suficientes para revocar eseprecedente.

    Pero en ese mes, la Corte Suprema anunci su decisin en el caso Planned Parenthool ofSoutheastern Pennsylvania vs. Casey, declarando vlidas ciertas restricciones quePennsylvania haba impuesto al aborto. Para sorpresa de casi todo el mundo, en el cursode esa sentencia tres de los jueces nombrados por Reagan y Bush los jueces OConnor,Kennedy y Souter- anunciaron que apoyaban Roe vs. Wade o, al menos, lo que llamaron

    su pronunciamiento central. Puesto que dos de los otros jueces entonces en la Corte eljuez Blackmun, que fue quien fundament la opinin de la Corte en el caso Roe, y el juezJohn Paul Stevens- tambin declararon su firme y continuado apoyo a la sentencia Roe,result que cinco de los nueve miembros de la Corte respaldaron el derechoconstitucional al aborto. Ms tarde, durante 1992, esta vez por una mayora de seis contratres, la Corte decidi no revisar la sentencia de un tribunal inferior que haba invalidado lanueva ley de Guam contraria al aborto.

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    Sin embargo, la sentencia Roe est todava amenazada. En Casey, los otros cuatrojueces Renhquist y White, ms los otros dos jueces nombrados por Reagan y Bush:Antonin Scalia y Clarence Thomas- dejaron claro que votaran a favor de revocar elprecedente Roe tan pronto como se presentara una nueva ocasin. En su voto particular,el juez Blackmun record a la nacin que l tena ochenta y ocho aos de edad y no

    poda continuar sirviendo como miembro de la Corte para siempre. El presidente Clintonseal, durante la campaa presidencial de 1992, que no nombrara a nadie para la CorteSuprema que votara a favor de revocar el precedente Roe, por lo que si Blackmun ocualquier otro juez se retirase durante la presidencia de Clinton, presumiblemente eseprecedente se mantendra a salvo. Pero mientras la cuestin del aborto siga causando enEstados Unidos tanto enfrentamiento como lo ha hecho hasta ahora, el comn destino delos mortales y un presidente distinto pueden un da suministrar el quinto voto queconvertira la famosa sentencia en pura historia.

    Una distincin crucial

    Algunos comentaristas creen que si la sentencia Roe fuera un da revocada, el pueblonorteamericano reflexionara y negociara conjuntamente, estado por estado, del modoque es habitual en la poltica, para llegar a soluciones de compromiso con arreglo a lascuales todos podran convivir. Pero por el momento hay pocas pruebas de que esto sea loque ocurra. Durante el perodo en el que todos predecan que la sentencia Roe serapronto revocada, algunas jurisdicciones norteamericanas, incluyendo no slo Guam, sinotambin Louisiana y UTA, promulgaron nuevas leyes fuertemente contrarias al aborto yque no mostraban seal alguna de haber sido producto de un compromiso o ajustela leyde Guam, por ejemplo, no permita excepciones en caso de violacin o incesto-.

    Varios libros publicados recientemente exhortan a que se encuentre un terreno comn

    entre las dos posturas enfrentadas, o, si ello no es posible, que los estadounidensesaprendan a convivir discrepando en el tema del aborto tal como discrepan en otros temas.Pero los autores que animan al compromiso lo hacen, comprensiblemente, en trminosque protegen lo que ellos consideran que son los principios fundamentales de justicia.Quienes creen, por ejemplo, que las mujeres tienen el derecho fundamental a tomar suspropias decisiones en materia de aborto, insisten en que cualquier solucin aceptabledebe respetar ese principio. Pero ninguna propuesta que respete tal principio podra seraceptada en absoluto por las personas que creyeran que el aborto es un asesinato queviola los derechos e intereses ms fundamentales de los nios no nacidos.

    Es por esto por lo que no parecen realistas las propuestas, aparentemente razonables de

    que la cuestin del aborto se resuelva mediante un acuerdo. Estas propuestas no ponenen duda la opinin corriente acerca de la naturaleza del debate sobre el aborto, esto es,acerca de sobre qu versa el debate. Segn la opinin corriente, el debate gira en torno auna pregunta polarizadora: Es el feto un indefenso nio no nacido, con derechos eintereses propios desde el momento de la concepcin? Si la respuesta es afirmativa,permitir el aborto es permitir el asesinato, y abortar es peor que abandonar a un niomolesto y dejarlo morir. Si es negativa, las personas que alegan ser provida, o estnactuando sobre la base de un profundo error, o son unos fanticos puritanos y unos

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    sdicos deseosos no de salvar vidas, sino de castigas a las mujeres por lo que ellasconsideran un pecado sexual.

    Las personas que den respuestas contrarias a la cuestin de si el feto es una persona, nopueden, si tienen respeto de s mismas, aceptar un pacto sobre este tema, ni convivir conotros a quienes se les permite tomar libremente sus propias decisiones en esta materia,del mismo modo que no pueden aceptar un pacto sobre la esclavitud, el apartheid o laviolacin. Para quien crea que el aborto viola los intereses ms bsicos de la persona ysus ms preciosos derechos, una llamada a la tolerancia o al pacto es como una llamadapara que la gente adopte sus propias ideas sobre la violacin, o como un alegato a favorde crear una segunda ciudadana (en lugar de aceptar la total esclavitud o la plenaigualdad) como un equitativo compromiso para resolver el problema racial.

    En la medida en que la discusin se plantea en estos trminos polarizadores, las dospartes no pueden razonar conjuntamente, pues no tienen nada sobre qu razonar o serrazonables. Una de las partes cree que el feto humano es ya un sujeto moral, un nio no

    nacido, desde el momento de la concepcin. La otra parte cree que el feto recinconcebido es simplemente un conjunto de clulas bajo el control no de un cerebro, sinoslo de un cdigo gentico, y que es un nio slo en la misma medida en que un huevorecin fertilizado puede ser considerado un pollo. Ninguna de las partes en la discusinpuede ofrecer un argumento aceptable para la otra no hay ningn hecho biolgicoesperando ser descubierto, ni ninguna aplastante analoga moral esperando serinventada, que pueda resolver la cuestin-. Es una cuestin de convicciones bsicas, y loms que podemos pedir a cada parte no es ni comprensin hacia la otra, ni tan slorespeto, sino simplemente una plida cortesa, el tipo de cortesa que uno puede mostrarante un incomprensible pero peligroso marciano. Si el desacuerdo es realmente tanabsoluto, no puede haber ningn acuerdo conforme a principios, sino como mucho slo

    un empate resentido y frgil, definido por el puro poder poltico. Si la sentencia Roe vs.Wade fuera revocada, Estados Unidos estara pronto dividido como una partida deajedrez desigual entre estados en los que las fuerzas contrarias al aborto fueranpoderosas, y el aborto estuviera en gran parte prohibido, y otros estados en los cualesdichas fuerzas fueran dbiles y el aborto resultara ms asequible.

    Sin embargo, uno de los argumentos principales de este libro es que esta maneraconvencional y pesimista de entender la naturaleza de la discusin sobre el aborto eserrnea y se basa en una difundida confusin intelectual que podemos identificar yeliminar. Una vez haya sido identificada esta confusin, veremos que realmente existeuna resolucin jurdica de la controversia que es responsable, que no insulta ni degrada a

    ningn grupo y que todos pueden aceptar sin menoscabar el respeto a s mismos.

    Podemos describir inmediatamente esta confusin intelectual en trminos muy generales.La discusin pblica acerca del aborto no ha sabido reconocer una distincinabsolutamente crtica. Una parte en la controversia insiste en que la vida humanaempieza con la concepcin, que el feto es una persona desde ese momento, que elaborto es un asesinato, un homicidio o un ataque a la santidad de la vida humana. Perocada una de estas frases puede ser utilizada para describir dos ideas muy distintas.

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    En primer lugar, pueden ser utilizadas para defender la afirmacin de que los fetos soncriaturas con intereses propios desde el comienzo, incluido, de modo preeminente, uninters en mantenerse vivo, y que por lo tanto los fetos tienen el derecho que tienen todoslos seres humanos a proteger estos intereses bsicos, incluido el derecho a que no lesmaten. Segn esta tesis, abortar es inmoral, en principio, porque viola el derecho de

    alguien a que no le maten, del mismo modo que matar a un adulto es normalmenteinmoral porque viola su derecho a la vida. Llamar a esta objecin al aborto la objecin decarcter derivadoporque presupone y se deriva de derechos e intereses que la objecinasume que tienen todos los seres humanos, incluidos los fetos. Quien acepte estaobjecin y crea que por esta razn el Gobierno debera prohibir o regular el aborto, creeque el Gobierno tiene una responsabilidad de carcter derivado de proteger al feto.

    La segunda afirmacin que puede hacerse utilizando la retrica conocida es muydiferente: que la vida humana tiene un valor intrnseco, innato; que la vida humana essagrada en s misma, y que el carcter sagrado de la vida humana empieza cuando seinicia su vida biolgica, incluso antes de que la criatura de cuya vida se trata- tenga

    movimiento, sensacin, intereses o derechos propios. Segn esta segunda afirmacin, elaborto es inmoral en principio porque desatiende e insulta el valor intrnseco, el carctersagrado, de cualquier etapa o forma de la vida humana. Llamar a esta objecin al abortola objecin de carcter autnomo porque no depende o presupone ningn inters oderecho particular. Quien acepte esta objecin, y arguya que el aborto debera serprohibido o regulado por la ley por esta razn, cree que el Gobierno tiene unaresponsabilidad de carcter autnomo de proteger el valor intrnseco de la vida.

    Esta distincin, entre fundamentos de carcter derivado y fundamentos de carcterautnomo por los que hay que proteger la vida humana, es an ms fcil de entender enel contexto de la eutanasia. En 1989, la Corte Suprema de Missouri decidi que los

    padres de Nancy Cruzan una joven que haba resultado herida en un accidente deautomvil que la dej en lo que los mdicos llaman un estado vegetativo permanente- notenan derecho a ordenar al hospital que retirara los tubos de alimentacin que mantenanviva a su hija. La Corte dijo que el estado de Missouri tena derecho a mantener con vidaa Nancy Cruzan por respeto a la santidad de la vida. La Corte Suprema de EstadosUnidos confirm ms tarde esta sentencia. El presidente de la Corte, el juez Renhquist, enuna compleja sentencia que comentaremos ms tarde en el captulo 7, ampli laargumentacin de la Corte de Missouri acerca de la santidad de la vida: Renhquist dijoque Missouri, como comunidad, tena razones legtimas para mantener con vida a NancyCruzan, incluso si se aceptaba que permanecer viva era desfavorable a los propios

    intereses de sta, porque el estado tena derecho a decir que es intrnsecamente maloque alguien muera deliberada y prematuramente. El juez Scalia, en un voto particular, fuean ms explcito al afirmar que el valor intrnseco de la vida humana no depende deningn presupuesto acerca de los intereses o derechos del paciente; dijo que los estadostienen el poder de evitar el suicidio de personas capaces que creen correctamente que lamuerte podra ser lo mejor para ellas, poder ste que evidentemente no se deriva depreocupacin alguna por los derechos e intereses de tales personas. Si es inmoral quetales personas se quiten la vida, lo es a pesar de sus derechos, no en razn de los

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    mismos. Lo es porque sus vidas tienen valor intrnsecoson sagradas-, aunque continuarviviendo no satisfaga sus propios intereses.

    De modo similar, la idea de que el aborto es un pecado o un acto perverso porque la vidahumana es sagrada es muy distinta de la afirmacin de que es un pecado o un actoperverso porque el feto tiene derecho a vivir. La primera idea ofrece un argumento encontra del aborto que no presupone en modo alguno que el feto sea una persona conderechos e intereses propios. Pues, del mismo modo que alguien puede creer que esinmoral retirar el soporte vital a un paciente en estado vegetativo permanente, o ayudar aun enfermo terminal de cncer a que se quite la vida, con independencia de que la muertesatisfaga o no los intereses del paciente, uno puede pensar tambin que es inmoraldestruir un feto con independencia de que el feto tenga, o no, intereses a proteger. Lacreencia de que la vida humana en cualquier forma tiene un valor intrnseco y sagradopuede, por lo tanto, suministrar una razn por la que la gente pueda oponerseviolentamente al aborto y considerarlo inmoral en cualquier circunstancia, sin creer enmodo alguno que un reducido conjunto de clulas recin implantadas en el tero, carente

    todava de rganos, cerebro o sistema nervioso, es ya algo que tiene intereses yderechos. Alguien que no considere al feto como una persona con derechos e interesespuede de esta manera oponerse al aborto exactamente con la misma energa que alguienque insista en lo contrario. Pero se opondr por una razn distinta y, como tratar dedemostrar, con muy diversas consecuencias para la cuestin poltica de si el Gobiernodebera prohibir o permitir el aborto, y de cundo debera hacerlo.

    La confusin que, en mi opinin, ha envenenado la controversia pblica sobre el aborto, yla ha vuelto ms combativa y menos abierta al razonamiento y al acuerdo de lo quedebera ser, es la confusin entre estas dos clases de razones por las que puede creerseque el aborto es a menudo, quizs siempre, moralmente incorrecto. La apasionada

    retrica del movimiento provida parece presuponer la afirmacin de carcter derivado deque el feto, desde el momento de la concepcin, es plenamente una persona moral conderechos e intereses de igual importancia que los de cualquier otro miembro de lacomunidad moral. Pero muy pocas personas incluso aquellas que pertenecen a losgrupos ms vehementemente opuestos al aborto- creen eso verdaderamente, digan loque digan. El desacuerdo que de hecho divide a las personas es un desacuerdo,notablemente menos polarizado, sobre la mejor manera de respetar una idea fundamentalque casi todos compartimos de una forma u otra: que la vida humana individual essagrada. Casi todos los que se oponen al aborto lo hacen, en el fondo, por una razn decarcter autnomo y no por una de carcter derivado, como podran advertir tras

    reflexionar. Creen en el fondo que el feto es una criatura humana viviente y encrecimiento, y que es intrnsecamente malo, una especie de vergenza csmica, el hechode que la vida humana en cualquier estadio se extinga deliberadamente. Gran parte deeste libro es un extenso argumento a favor de este modo no ortodoxo de entender eldebate del aborto, y, tambin, acerca de las consecuencias polticas y jurdicas queresultan de ver el debate bajo esta luz.

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    Los comentaristas se sorprenden a menudo por lo que interpretan como notablescontradicciones en las opiniones sobre el aborto que, segn revelan las encuestas, tienenlos estadounidenses. Aunque los resultados de las encuestas difieren considerablemente,muchas de ellas informan de una continua y extendida condena moral del aborto. Porejemplo, una encuesta Gallup realizada en 1991 por encargo de una organizacin llamada

    Americans United for Life, pregunt a los encuestados que eligieran, de entre una lista,aquella afirmacin que mejor representara su opinin. De los que respondieron, el 36,8por ciento eligi El aborto es exactamente tan malo como matar a una persona que ya hanacido; es un asesinato; el 11,5 por ciento eligi El aborto es un asesinato, pero no estan malo como matar a alguien que ya ha nacido; y el 28,3 por ciento eligi El aborto noes un asesinato, peri s implica el sacrificio de vida humana. Una encuesta Wirthlin de1990 encargada por la United Status Catholic Conference pregunt a la gente quevalorara la afirmacin Toda vida humana, inclusa la vida del no nacido, debera serprotegida. El 31 por ciento de los que contestaron consider tal afirmacinextremadamente convincente; el 29 por ciento la consider muy convincente; el 22 porciento la consider no muy convincente, y el 11 por ciento la consider no convincente en

    absoluto. Los encuestados se dividieron de un modo aproximadamente igual a propsitode la afirmacin Cada nio no nacido tiene un derecho bsico a la vida.

    Pero las encuestas tambin muestran que un nmero importante y creciente deestadounidenses creen que el aborto no debera ser prohibido por la ley. Una encuestadel diario Time y la cadena CNN realizada en agosto de 1992 inform que el 49 por cientode las personas encuestadas aceptaba que una mujer debera poder abortar si as lodecide, sin importar el motivo, y otro 38 por ciento estaba de acue rdo en que el abortodebera ser legal en ciertas circunstancias. Slo el 10 por ciento dijo que el aborto deberaser ilegal en cualquier circunstancia. Una encuesta del NCB News y el diario Wall StreetJournal realizada en julio de 1992 inform que slo el 26 por ciento de quienesrespondieron pensaba que el aborto debera ser ilegal, mientras que el 67 por cientopensaba que no debera serlo. La misma encuesta Wirthlin/Catholic Conference, quecomunic que el 60 por ciento de quienes contestaron consideraban que eraextremadamente convincente, o muy convincente, que la vida del no nacido debe serprotegida, y que los nios no nacidos tienen derecho a la vida, tambin comunic que sloel 7 por ciento dijo que el aborto debera ser ilegal en todas las circunstancias, y que sloel 14 por ciento manifest que el aborto debera ser legal nicamente cuando fueranecesario para salvar la vida de la madre. Incluso teniendo en cuenta posibles errores variaciones entre los grupos seleccionados en las distintas encuestas-, as como el efectoinevitablemente distorsionador producido por las diversas maneras de frmulas las

    mismas cuestiones, estos resultados pueden parecer desconcertantes.

    Son desconcertantes, sin embargo, slo si interpretamos las afirmaciones de los queopinan que el aborto es un asesinato, o tan malo o casi tan malo- como un asesinato, oque la vida no nacida debe ser protegida, o que los nios no nacidos tienen derecho a lavida, como expresin de como dijimos anteriormente- la concepcin de carcterderivado, segn la cual el feto tuene derechos e intereses propios. Nadie puede sostenercoherentemente que el feto tiene derecho a que no le maten y al mismo tiempo sostener

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    que es inmoral que el Gobierno proteja ese derecho a travs de la ley penal. La principalresponsabilidad del Gobierno, al fin y al cabo, es proteger los intereses de cada miembrode la comunidad, especialmente los intereses de quienes no pueden protegerse por smismos.

    Pero no existe incoherencia ninguna si suponemos que las personas que condenan elaborto por ser moralmente incorrecto se basan de hecho en lo que denominamos unaexplicacin de carcter autnomo de por qu es inmoral es decir, de si suponemos quecomparten la profunda conviccin de que es intrnsecamente inmoral poner findeliberadamente a una vida humana-; Es perfectamente coherente sostener esta idea,incluso hasta el lmite, y sin embargo creer que la decisin de poner fin o no a una vidahumana durante la primera etapa del embarazo debera dejarse a la mujer embarazada,cuya consciencia est ms directamente conectada con la decisin y que es titular de losintereses en juego ms importantes.

    Tal combinacin de ideas es no slo consistente en s misma, sino tambin congruente

    con la gran tradicin de libertad de consciencia de las modernas democracias pluralistas.Es muy popular creer que no es de la incumbencia del Gobierno dictar lo que susciudadanos deben pensar acerca de valores ticos y espirituales, y, especialmente, devalores religiosos. Muchas personas consideran que las prcticas religiosas (o las noprcticas) de los dems desprecian, profundamente, verdades universales de la mayorimportancia. Creen, por ejemplo, que los ateos ignoran flagrantemente el origen y lanaturaleza del valor objetivo de la vida humana. Hace unos siglos, las personas semataban unas a otras porque crean que algunas formas de hereja o de incredulidad erandemasiado perversas y constituan un gravsimo insulto a la base fundamental del ordenmoral como para que pudieran ser toleradas. Pero ahora la mayora de losestadounidenses, y la mayora de los ciudadanos de otras democracias occidentales,

    adoptan la concepcin opuesta. Ahora creemos que es una forma terrible de tirana,destructora de la responsabilidad moral, que la comunidad imponga a los individuosartculos de fe espiritual o de conviccin. Si las grandes batallas del aborto y la eutanasiase producen realmente por causa del valor intrnseco y csmico de una vida humana,como sostenemos, entonces, esas batallas tienen al menos una naturaleza cuasireligiosa, y apenas debe sorprendernos que muchas personas crean que el aborto y laeutanasia son profundamente inmorales pero que no es de la incumbencia del Gobiernointentar etiquetarlos a travs de la ley penal.

    As pues, las encuestas sugieren una razn para rechazar la explicacin convencionalsegn la cual el debate del aborto versa sobre la cuestin de si el feto tiene derechos e

    intereses-, y reemplearla por la que hemos propuesto. Tambin tenemos otra razn, untanto distinta, para tal eleccin: es muy difcil conceder sentido a la idea que postula queel feto tiene intereses propios, en particular un inters en no ser destruido, desde elmomento de la concepcin.

    Por supuesto, no todo lo que puede ser destruido tiene inters en no serlo. Una bellaescultura puede ser hecha pedazos, lo que constituira un terrible insulto al valorintrnseco que encarnan las grandes obras de arte y adems atentara en gran medida

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    contra los intereses de las personas a quienes agrada ver y estudiar tales obras de arte.Pero una escultura no tiene intereses propios; un acto salvaje de vandalismo no es unacto de injusticia hacia ella. Tampoco basta, para que algo tenga intereses, con que estvivo y en proceso de desarrollarse en algo ms madurono atenta contra los intereses deuna pequea zanahoria el hecho de que sea extrada tempranamente y llevada a la mesa

    como manjar exquisito-; ni siquiera basta con que sea algo que se transformar de modonatural en algo distinto y ms maravilloso: una mariposa es mucho ms bonita que unaoruga, pero no es mejor para la oruga convertirse en mariposa. Tampoco es suficiente,para que algo tenga intereses, con que, si es tratado en la forma correcta, pueda crecer otransformarse en un ser humano. Imaginen que (como al parecer algunos cientficoscreen concebible) los mdicos fueran capaces de producir un nio a partir de un vulo nofertilizado por medio de partenognesis. La menstruacin no atentara, sin embargo,contra los intereses del vulo; una mujer que utilizara los anticonceptivos no estaraviolando cada mes el derecho fundamental de alguna criatura.

    Ni siquiera es suficiente, para que algo tenga intereses, que est, de hecho, en camino de

    convertirse en un ser humano completo. Imaginen que, justo mientras el doctorFrankenstein accionara la palanca que dara vida al conjunto de partes corporalesdispuestas sobre su mesa de laboratorio, alguien horrorizado por el experimento rompierael aparato. Tal acto, pensemos lo que pensemos acerca de l, no sera injusto operjudicial para ese conjunto o contrario a sus intereses. Puede objetarse que un fetorecin concebido, a diferencia de un vulo no fertilizado o un conjunto de partescorporales separadas, crece para convertirse en un ser humano completo por s mismo,sin necesidad de ninguna asistencia externa. Pero esto no es verdad (la asistenciaexterna, bien sea de la mujer embarazada, bien sea del ingenio cientfico, es esencial). Encualquier caso, la diferencia es irrelevante para el asunto que nos ocupa; el conjunto departes corporales no tendra intereses hacer cesar el experimento antes de que hubieracomenzado a vivir no sera perjudicial para este conjunto- incluso si el doctor Frankensteinhubiera diseado un proceso que funcionara automticamente salvo interrupcin y dichoproceso automtico ya hubiera empezado. No tiene sentido suponer que algo tieneintereses propiosa diferencia de que sea importante lo que le acontezca- a no ser quetenga o haya tenido alguna forma de consciencia: alguna vida psquica adems de fsica.

    Naturalmente, las criaturas que pueden sentir dolor tienen inters en evitarlo. Es en granmedida contrario a los intereses de los animales el hecho de someterlos a sufrimiento,como ocurre, por ejemplo, cuando se les pone trampas o se experimenta con ellos. Infligirdolor al feto, que est dotado de un sistema nervioso suficientemente desarrollado para

    sentirlo, es tambin muy desfavorable a sus intereses. Pero un feto no puede serconsciente del dolor hasta el final del embarazo porque hasta entonces su cerebro no estlo suficientemente desarrollado. Ciertamente, aparece actividad elctrica cerebral en eltronco del cerebro del feto, y ste es capaz de movimiento reflejo, aproximadamenteantes de la sptima semana desde la concepcin. Pero no hay ningn fundamento paracreer que el dolor es posible antes de que se produzca una conexin entre el tlamo delfeto, hacia el cual fluyen los receptores nerviosos perifricos, y su neocrtex en desarrollo;y aunque el momento en el que se produce tal conexin es todava incierto, es casi

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    seguro que tiene lugar despus de la primera mitad de la gestacin. (Un reciente estudioconcluy que las fibras talmicas se introducenen el neocrtex humano hacia las 22-23semanas de gestacin) Adems, segn se ha estimado, estas fibras talmicas noempiezan a formar sinapsis con neuronas corticales hasta cierto tiempo despus alrededor de las veinticinco semanas-. Segn un eminente embrilogo: este proceso de

    conexin intensificada entre las neuronas corticales presagia un cambio en las pautaselctricas observadas en el cerebro a travs de electroencefalogramas. Estas pautastienden a ser ms regulares y a parecerse a las pautas adultas asociadas con los estadosde sueo y vigilia. Estos criterios llevan a algunos investigadores a sugerir que un sustratoneural adecuado para experimentar dolor no existe hasta alrededor del sptimo mes delembarazo (treinta semanas), bien entrado el perodo en el que los fetos prematuramentenacidos son viables con el auxilio de intenso soporte vital [] Para suministrar un margenseguro que evite la intrusin en una posible sensibilidad primitiva. Sigue diciendo elexperto: la maduracin cortical que empieza alrededor de las treinta semanas constituyeun lmite razonable mientras no tengamos informacin ms precisa. Por lo tanto, puestoque debemos tener extrema precaucin en respetar y proteger esa posible sensibilidad,

    una frontera provisional alrededor de las veintisis semanas- constituye un margen deseguridad razonable. Este perodo coincide con la definicin actual de viabilidad.

    Naturalmente, muchos actos que no causan dolor fsico a las personas son contrarios asus intereses. Alguien acta en contra de mis intereses cuando elige a otro para unpuesto de trabajo que yo deseo, o me demanda judicialmente, o colisiona con miautomvil, o escribe una crtica negativa sobre mi libro, o introduce en el mercado unaratonera y la vende a mejor precio que la que yo comercializo, aunque estas acciones nome causen ningn dao fsico e, incluso, aunque no me haya enterado de que hanocurrido. Mis intereses estn en juego en estas situaciones no por mi capacidad de sentirdolor, sino por una serie de capacidades distintas y ms complejas: disfrutar o nodisfrutar, sentir afectos y emociones, desear y esperar, experimentar decepcin yfrustracin. Dado que puede matarse a una criatura sin que sufra dolor, incluso despusde que haya adquirido la capacidad para sentirlo, son estas capacidades ms complejas,y no la capacidad para sentir dolor, las que sirven de fundamento al inters de la criaturaen seguir viviendo. No se sabe cundo empiezan a desarrollarse estas capacidades mscomplejasen forma precoz, indiciaria o vaga- en los seres humanos. Pero parece muyimprobable que se desarrollen en el feto antes del momento de la madurez cortical,alrededor de las treinta semanas de edad gestacional, momento en el que la actividadelctrica cortical se vuelve ms compleja y en el que a travs del electroencefalogramapuede distinguirse entre perodos de vigilia y perodos de sueo. Slo en ese momento la

    actividad elctrica del cerebro empieza a mostrar pautas intermitentes que se asemejan aalgunas de las que se observan en adultos normales.

    Naturalmente, a la embriologa le queda mucho ms por descubrir acerca del desarrollodel sistema nervioso del feto. Como observ el experto citado anteriormente, ladesignacin de veintisis semanas como una barrera de seguridad contra la eventualinvasin en la sensibilidad {} casi seguro que cambiar en la medida en que se acumuleinformacin ms concisa y compleja acerca del momento en que adviene la sensibilidad.

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    Es mucho ms probable que dicho momento sea posterior al de veintisis semanas. Peroparece fuera de duda que el feto carece del sustrato neural necesario para tener interesesde cualquier tipo hasta algn momento relativamente tardo de su gestacin.

    Esta importante ideaque un feto inmaduro no puede tener intereses y que, por tanto, nopuede tener inters en sobrevivir- a menudo se pasa por alto porque equivocadamente seconduce a la gente a un argumento contradictorio que es ms o menos del siguientetenor: es muy favorable a mis intereses que est vivo ahora y que no me mataran enalgn momento en el pasado. Por tanto, cuando yo era un feto recin concebido, debehaber sido favorable a mis intereses que no me abortaran. Por tanto, cualquier feto tieneintereses desde el momento de su concepcin, y el aborto es contrario a tales intereses.Este argumento es falaz, pero averiguaremos por qu lo es.

    Dado que las criaturas con intereses existen, entonces tiene sentido decir que ciertosacontecimientos, si hubieran ocurrido en el pasado, habran sido contrarios a esosintereses. Pero de esto no se sigue que si tales acontecimientos hubieran ocurrido

    habran sido contrarios a los intereses de alguien cuando ocurrieron Podemos suponerque es del inters de todo ser humano actualmente vivo que millones de aos atrs laTierra no explotara colisionando con un meteoro gigante. Pero de esto no se sigue quehabra sido contrario a los intereses de algn ser humano que la Tierra hubiera explotadoentonces, pues en ese caso no habran existido nunca seres humanos cuyos interesespudieran haber sido afectados desfavorablemente por tal acontecimiento. Fue favorable amis intereses que mi padre no emprendiera un largo viaje de negocios el da antes de queyo fuera concebido. Pero si mi padre hubiera hecho tal cosa, no habra perjudicado, enese sentido, los intereses de nadie porque nunca habra existido nadie cuyos interesespudieran ser perjudicados por tal accin.

    Por supuesto, cuando se aborta existe una criatura respecto a la que alguien puedepensar que se ha cometido una injusticia; existe al menos un candidato para esa posicin.Pero la existencia del feto antes de que se practique el aborto es irrelevante desde unpunto de vista lgico. Si, de hecho, el monstruo de Frankenstein hubiera comenzado avivir, y sintiera y actuara como una persona real, entonces tendra intereses al igual quecualquier otra persona, y obviamente habra sido contrario a tales intereses que el aparatode Frankenstein hubiera sido destruido antes de que el monstruo fuera creado. Pero deesto no se sigue que el conjunto de partes corporales que yacan sobre la mesa dellaboratorio tuviera intereses antes de que el interruptor fuera activado, aunque,ciertamente, en ese momento tales partes corporales existan como meras partescorporales. La cuestin de si el aborto es contrario a los intereses del feto depende de

    que el propio feto tenga intereses en el momento en que se practica el aborto, y no de quevayan a desarrollarse intereses si no se practica ningn aborto.

    Esta distincin puede ayudar a explicar algo que algunos observadores han encontradoenigmtico. Muchas personas que piensan que el aborto es moralmente permisible creen,no obstante, que es inmoral que una mujer embarazada fume o se comporte de modo queperjudique al nio que desea tener. Los crticos consideran que esto es contradictorio;dicen que puesto que matar algo es peor que causarle dao, no es posible que fumar sea

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    inmoral y abortar no lo sea. El error del que parte esta crtica es justamente el error quehemos estado analizando. Si una mujer fuma durante el embarazo, ms tarde puedeexistir un ser humano cuyos intereses habrn sido seriamente perjudicados por talcomportamiento; pero si la mujer aborta, no existir nadie cuyos intereses habrn sidoperjudicados por su accin. Esto no significa, naturalmente, que no haya nada inmoral en

    el aborto, ni siquiera que el aborto no sea moralmente peor que arriesgar la salud del nioque llegar a nacer. Pero s significa que si el aborto durante el primer perodo delembarazo es inmoral, no sea por esa razn; no lo es porque el aborto sea contrario a losintereses del feto cuya vida extingue.

    As pues, nuestra sugerencia acerca de que la mayora de la gente que se opone alaborto lo hace sobre la base de los fundamentos de carcter autnomo que antesdescribimos, tiene importantes ventajas. Permite que tal oposicin se ms consecuenteconsigo misma que la interpretacin que ve en esa oposicin fundamentos de carcterderivado, y la vincula a una importante tradicin de tolerancia religiosa que tiene fuertesraces en todas las democracias modernas autnticas. Evita atribuir a la gente la idea,

    difcilmente comprensible, de que un organismo que no ha tenido nunca una vida psquicapuede sin embargo tener intereses. No obstante, ustedes pueden considerar que nuestrasugerencia es arrogante por cuanto, al parecer, pretende entender las ideas que laspersonas tienen acerca del aborto mejor que ellas mismas. Al fin y al cabo, muchaspersonas efectivamente dicen, y muchas de ellas llevan banderas que as lo proclaman,que el aborto es un asesinato y que las personas no nacidas tienen derecho a vivir. Estasfrases parecen declarar, en efecto, que los fetos tienen intereses y derechos.

    Pero debemos ser cuidadosos y distinguir entre la retrica pblica con la que la genteformula sus opiniones y tales opiniones en s mismas, las cuales a veces slo pueden serdescubiertas mediante un examen ms cuidadoso del que ofrecen las encuestas y las

    manifestaciones pblicas. Muchas personas no tienen grandes teoras acerca de laspremisas metafsicas de sus opiniones relativas al aborto, y muy pocos han reflexionadosobre la distincin que hemos trazado entre fundamentos de carecer derivado yfundamentos de carcter autnomo por los que oponerse al aborto, o quiz ni siquiera sehan dado cuenta de la misma. Muchas personas, a quienes se les pide que expresen susopiniones en forma general y abstracta, consideran natural usar la retrica estridente yacalorada caracterstica de los lderes de varios grupos de presin, con independencia desi tal retrica se ajusta a sus instintos y convicciones reales. Tales personas puedenactuar de forma muy distinta a la sugerida por su retrica cuando en circunstanciasconcretas toman decisiones reales que afectan a su propia familia o amigos, o a ellos

    mismos. En la campaa presidencial de 1992, por ejemplo, tanto el presidente Bush comoel vicepresidente Quayle, quienes han expresado opiniones provida en los trminosortodoxos ms duros, dijeron que apoyaran a su propia hija o nieta si decidiera abortar.Difcilmente haran tal cosa si de verdad creyeran que el aborto significara el asesinato desus nietos o bisnietos. Una encuesta del New York Times y la CBS de 1980 ilustra ladudosa correspondencia que existe entre la retrica y las creencias reales, as como elpoder emotivo independiente que tiene la retrica. Slo el 29 por ciento de losencuestados estuvo de acuerdo con el enunciado de que debera existir una enmienda

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    constitucional que prohibiera el aborto, pero el 50 por ciento del mismo grupo, al contestara la misma pregunta en una versin posterior y formulada de manera distinta, dijo queestaba a favor de una enmienda constitucional que protegiera la vida del nio no nacido.

    Las personas que utilizan la acalorada retrica de palabras como asesinato y homicidiopara expresar su oposicin al aborto pueden, sin embargo, reconocer, tras reflexionar,que realmente sostienen la concepcin de carcter autnomo en lugar de la de carcterderivado. Esas personas declaran que el aborto es un asesinato, o tan grave como unasesinato, e insisten en que la vida humana existe desde la concepcin, o que el feto esuna persona desde el comienzo, no porque crean que el feto tiene intereses y derechos,sino simplemente para poner de relieve cun profunda es su conviccin de que el abortoes inmoral porque supone la destruccin deliberada de la vida de un organismo humano.Veremos, en el captulo 2, que asesinato y homicidio son palabras que histricamente sehan utilizado de esa manera. Algunas personas tambin expresan sus opiniones acercade la eutanasia utilizando trminos similares: parece natural que digan, por ejemplo, quepermitir morir a Nancy Cruzan fue una forma de asesinato. Pero quieren decir que su vida,

    incluso en ese estado horriblemente degradado, era todava una vida humana; no quierendecir, necesariamente, que dejar morir a Nancy perjudicada sus intereses. Podran inclusoaceptar que, por el contrario, la muerte fue favorable a sus intereses.

    PROFESSOR, UMA QUESTO: UMA MULHER FAZ ABORTO HOJE. TAMBM DAQUIA UM MS. E OUTRO DA A MAIS UM MS, OU DENTRO DE OITO MESES.

    NENHUM DOS PRODUTOS SEGUINTES EXISTIRIAM, SE NO TIVESSE SIDO FEITOO PRIMEIRO ABORTO.

    COMO PUNIR, PARTINDO DO PRESSUPOSTO QUE O ABORTO SEJA PUNVEL, EQUAL DOS ABORTOS PUNIR, SE A GRAVIDEZ SEGUINTE SERIA IMPOSSVEL SEM

    A EXECUO DO PRIMEIRO ABORTO (AQUI, A PERGUNTA CABERIA AOPROFESSOR DE DIREITO PENAL, QUE EXIBIU O FILME CONTRA O ABORTO).

    AFINAL, ELE EXPLICA O COMO PUNIR, SEGUNDO O CDIGO PENAL.

    ESTA QUESTO RESVALA NO SEGUINTE PROBLEMA: ABORTA-SE HOJE, MASACEITA-SE UMA GRAVIDEZ, INICIADA ALGUNS MESES DEPOIS. ABORTANDOHOJE, O FRUTO DA GRAVIDEZ POSTERIOR NO EXISTIRIA.

    DA, NESTE CONTEXTO, O ABORTO DE HOJE PROTEGEU O INTERESSE, APERSPECTIVA DE VIDA DO FETO FUTURO.

    PARTINDO DESSA PREMISSA, O ABORTO DE HOJE PROTEGERIA O DIREITO DEFECUNDAO DO VULO SEGUINTE. PODEMOS DIZER QUE APENAS VULO, EPARA SER O SER HUMANO PRECISO A FECUNDAO.

    TIMO, TUDO BEM. O VULO PODE, E DIGAMOS QUE SEJA FECUNDADO. NOSERIA, NO HOUVESSE O ABORTO.

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    No afirmo, pues, que la gente no sabe lo que piensa, sino que no podemos descubrir loque piensa fijndonos simplemente en la acalorada retrica del debate pblico. Debemostener cuidado en que no nos induzcan a error las referencias de gran carga emocional a lavida humana, a las personas y al asesinato, referencias que revelan fuertes emocionespero que no son una gua clara para conocer las creencias acerca de las cuales la gente

    reacciona emocionalmente. Debemos ser especialmente cuidadosos ante lasafirmaciones, muy ambiguas, de que la vida humana empieza con la concepcin y de queel feto es una persona desde ese momento. Cuando alguien hace una u otra de estasafirmaciones, no podemos decir si pretende hacer una afirmacin de carcter derivado que el feto ya tiene intereses y derechos propios desde el instante de la concepcin, y queel aborto es inmoral por tal razn- o una afirmacin de carcter autnomo que desde elmomento de la concepcin el feto encarna una forma de vida humana que es sagrada,una afirmacin que no implica que el feto tenga intereses propios-.

    Las habituales preguntas acerca de cundo empieza la vida y acerca de si el feto es unapersona, no son ambiguas en un nico sentido, sino en mltiples sentidos, y, dado que

    estas preguntas se han convertido en elementos tan comunes del debate sobre el aborto,es importante que comprendamos estas mltiples ambigedades. Considrese la cuestinde si la vida humana se inicia con la concepcin. Los cientficos no se ponen de acuerdoacerca de cundo empieza exactamente la vida biolgica de cualquier animal, peroparece innegable que un embrin humano es un organismo viviente identificable el menosen el momento en que es implantado en el tero, lo cual ocurre aproximadamente catorcedas despus de la concepcin. (GRIFO MEU) Tambin es innegable que las clulas quecomponen un embrin implantado ya contienen cdigos biolgicos que dirigirn suposterior desarrollo fsico. Cuando una persona contraria al aborto insiste en que el fetoes un ser humano, puede ser que lo nico que quiera es relatar estos indudables hechosbiolgicos.

    Pero de estos hechos no se deduce que el feto tenga tambin derechos o intereses deltipo en cuya proteccin el Gobierno pueda tener una responsabilidad de carcterderivado. sta es claramente otra cuestin, en gran parte moral y no biolgica. Tampocose deduce de esos hechos que el feto encarne ya un valor intrnseco respecto al cual elGobierno pueda pretender tener un deber de proteccin de carcter autnomo. sta estambin una cuestin distinta, y es tambin moral y no biolgica. La pregunta de si el fetoes un ser humano, en el momento de la concepcin o en un momento posterior durante elembarazo, es simplemente demasiado ambigua para que pueda ser til. Las preguntascruciales son la dos cuestiones morales que acabo de describir, y deberamos considerar

    estas cuestiones de modo directo y sin ambigedades. Cundo adquiere intereses yderechos una criatura humana? Cundo empieza la vida de una criatura humana aencarnar un valor intrnseco y con qu consecuencias? Para responder a estas preguntascruciales no hemos de decidir si el feto es un ser humano completo en el momento de laconcepcin, o en qu momento deviene tal, o si tal proceso es gradual o abrupto.

    Es el feto una persona? sta es una cuestin an ms engaosa, pues el trminopersona tiene muchos usos y sentidos que pueden ser fcilmente confundidos.

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    Imaginemos que se descubre que los cerdos son mucho ms inteligentes yemocionalmente complejos de lo que los zologos creen actualmente, y entonces alguienpregunta si, en consecuencia, un cerdo debera ser considerado una persona. Podemostratar esta pregunta como una pregunta filosfica que nos exige afinar nuestra concepcinde lo que es realmente una persona para determinar si, sobre la base de la nueva

    informacin, los cerdos cumplen los requisitos necesarios para acceder a tal ttulo. Opodemos tratar la pregunta como una pregunta prctica que nos interroga sobre sideberamos ahora tratar a los cerdos del mismo modo como tratamos a criaturas queconsideramos personas, reconociendo as que los cerdos tienen derecho a la viday que,en consecuencia, es inmoral matarlos para obtener alimento- y derecho a no seresclavizados y que, en consecuencia, es inmoral mantenerlos prisioneros en unapocilga-. Por supuesto, podemos pensar que las dos cuestiones estn conectadas: si loscerdos son personas en el sentido filosfico, deberan ser tratados como lo son otraspersonas y, si no lo son, no deberan ser tratados como tales. Pero una cosa no se siguede la otra, en cualquiera de los sentidos. Podemos creer filosficamente que los cerdosson personas, pero que los seres humanos no tenemos ninguna razn para tratarlos del

    mismo modo como nos tratamos unos a otros; o, por el contrario, podramos decidir quelos cerdos no son personas desde el punto de vista de nuestra mejor interpretacin deese complejo concepto, pero que, no obstante, sus capacidades les dan derecho a recibirel mismo trato que las personas se dan entre s.

    Por tanto, sera inteligente, una vez ms, dejar de lado la cuestin de si el feto es unapersona, no porque tal cuestin sea incontestable o metafsica, como muchos jueces ycomentaristas han declarado, sino porque es demasiado ambigua para ser til. De nuevo,debemos plantearnos en su lugar las cuestiones morales clave que hemos distinguido:Tiene el feto intereses que deban ser protegidos por derecho, incluido el derecho a lavida? Debemos tratar la vida del feto como sagrada, tenga o no intereses el feto? Denuevo, no tenemos que decidir si el feto es una persona para contestar estar preguntas,que son las que importan.

    Sin embargo, tendr que utilizar la palabra persona en algunos de los argumentos ydiscusiones de este libro, por dos razones. En primer lugar, como veremos, ladecimocuarta enmienda de la Constitucin de Estados Unidos utiliza el trmino personaen un contexto crucial: declara que todas las personas deben ser tratadas como iguales.Por tanto es inevitable la cuestin de si el feto es una persona a efectos de tal clusula sies una persona constitucionalmente-. En segundo lugar, la palabra persona ha figuradoexplcitamente en algunos de los argumentos de otras personas que deberemos

    considerar, incluyendo el argumento formulado por algunos filsofos de que incluso si elfeto es una persona, el aborto, no obstante, debera ser permitido en ciertascircunstancias.

    Pero cuando discuta estas cuestiones utilizar la palabra persona slo en lo que hedenominado el sentido prctico. En este sentido, la afirmacin de que el feto es unapersona significa nicamente que tiene el derecho a ser tratado como una persona, esdecir, del mismo modo como creemos que deberan ser tratadas las criaturas que son

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    indudablemente personas, como usted y como yo. Por lo tanto, entiendo la cuestinjurdica la de si el feto es una persona constitucional- como la cuestin de si laConstitucin exige a los estados tratar al feto como si tuviera los mismos derechos quetienen los nios y los adultos; y la cuestin moral la de si el feto es una persona moral-como la cuestin de si deben otogarse al feto los mismos derechos morales que

    indudablemente tienen los nios y los adultos. (En este sentido prctico, podemosargumentar, por ejemplo, que los nios recin nacidos son personas constitucionales sintener que decidir si satisfacen o no los niveles de conciencia que nos parezcan necesariospara poder atribuir la cualidad de persona en el sentido filosfico.)

    Debemos, por tanto, distinguir dos posibles controversias acerca del aborto. La primera esuna discusin sobre si el feto tiene dos propiedades moralmente relevantes: intereses,incluyendo un inters en seguir viviendo, y derechos que protegen tales intereses. Si larespuesta a esta primera pregunta es afirmativa, entonces existe una objecin de carcterderivado al aborto, y una justificacin de carcter derivado de aquellas leyes de loprohban o regulen. Si la respuesta es negativa, entonces no existe tal objecin ni tal

    justificacin. La segunda es una cuestin diferente: la de saber si el aborto es a vecesmoralmente incorrecto no porque sea inequitativo o injusto con alguien, sino porque niegay ofende la santidad o inviolabilidad de la vida humana. Si la respuesta a esta segundapregunta es s, entonces existe una objecin de carcter autnomo contra el aborto, yquizs una justificacin de carcter autnomo para prohibirlo o regularlo, aunque no hayauna objecin ni una justificacin de carcter derivado.

    Podemos distinguir del mismo modo dos controversias acerca de la eutanasia. Almantener vivo al paciente que ha entrado en coma permanente, se satisfacen susmejores intereses? Si ello es as, entonces los mdicos tienen una razn de carcterderivado para no retirar los sistemas de sostn vital de los pacientes. Si no es as,

    carecen de tal razn. Es inmoral dejar morir a dicho paciente, incluso si morir satisfacesus mejores intereses, porque el respeto por la santidad de la vida humana requiere quese haga todo el esfuerzo necesario para pro prolongar la vida? Si es as, entonces losmdicos tienen una razn moral de carcter autnomo para no retirar el sostn vital.

    El prximo argumento

    Tanto los combatientes como los comentaristas presuponen, al hablar, que la controversiasobre el aborto es del primer tipo una controversia sobre los derechos e intereses delfeto-, con lo cual el enfrentamiento es inevitable. sta es la forma que la poltica ha dadoal debate. Pero esto constituye un serio error. En el captulo 2 argumentaremos que con

    un estudio profundo descubriremos que para casi todo el mundo liberales yconservadores, grupos e individuos, catlicos y feministas- el debate del aborto es msbien del segundo tipo. Es un debate sobre cmo y por qu la vida humana tiene un valorintrnseco, y sobre qu consecuencias se derivan de ello para las decisiones polticas ypersonales en materia de aborto. Es de gran importancia percatarse de este hecho, noslo porque de este modo se clarifica el debate, sino porque se contradice la conclusinpesimista de que la argumentacin es irrelevante y la reconciliacin imposible.

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    Muchos lectores pueden considerar inicialmente que la idea de que la vida humana tienevalor intrnseco es vaga y misteriosa. En el captulo 3 trataremos de convencer a esosescpticos de que deben afrontar esta idea de todos modos, e intentar comprenderla,pues muchas de sus ms profundas convicciones la presuponen. Adems, exploraremosla idea, igualmente conocida pero generalmente malentendida, de lo sagrado, pues la

    idea que compartimos es que la vida humana tiene un valor no simplemente intrnseco,sino sagrado. Sabemos que algunos lectores pondrn un especial reparo al trminosagrado porque tal trmino les sugerir que la conviccin en la que pensamos esnecesariamente testa. Trataremos de explicar por qu no lo es, y cmo ese trminopuede ser, y frecuentemente es, interpretado en forma secular adems de en formaconvencionalmente religiosa. Pero sagrado tiene, ciertamente, connotaciones religiosasno eliminables para muchas personas, y por tanto utilizaremos a veces el trminoinviolable, en su lugar, para significar lo mismo, a fin de poner de relieve la posibilidad dela interpretacin secular.

    Tambin trataremos de mostrar que la idea de lo sagrado, lejos de ser extraa o

    misteriosa, es familiar, incluso un lugar comn las opiniones de mucha gente sobre elarte o la naturaleza presuponen implcitamente que tambin estos fenmenos tienen unaespecie de valor sagrado-. Nos basaremos en estas opiniones comunes sobre el arte y lanaturaleza para explicar lo que realmente significa la afirmacin de que la vida humana essagrada, y por qu tiene un fundamento secular adems de religioso. Tambin trataremosde mostrar algo an ms importante: cmo la suposicin de que la mayora de la gentereconoce la santidad de la vida humana, pero discrepa acerca de sus implicaciones parala cuestin del aborto, explica esta gran controversia de un modo ms iluminador yoptimista que la explicacin ortodoxa.

    Los captulos 4 a 6 consideran las consecuencias polticas y constitucionales de nuestras

    recomendaciones. En esos captulos demostraremos que no podemos entender lacontroversia constitucional en Estados Unidos el gran debate jurdico y poltico sobreRoe vs. Wade- si interpretamos tal controversia como si versara primordialmente sobrelos derechos e intereses del feto. En todas partes se supone que la cuestin crtica enRoe vs. Wade es la cuestin de si los estados tienen el poder constitucional de tratar alfeto como una persona; pero si esto fuera cierto, entonces Roe sera una sentenciaobviamente correcta, de forma casi indiscutible, y la gran oposicin a la misma por parteno slo de activistas contrarios al aborto, sino tambin de algunos constitucionalistasfamosos, sera completamente inexplicable. Lo que estaba realmente en juego en eseimportante caso era si los legisladores estatales tienen el poder constitucional de decidir

    qu valores intrnsecos deben respetar todos los ciudadanos, y si los legisladores puedenprohibir el aborto por esta razn, y cmo. sta es una cuestin mucho ms difcil ycompleja, y apenas sorprende que los constitucionalistas estn en desacuerdo acerca dela misma.

    Esta difcil cuestin nos exige decidir otra de mayor alcance sobre si la Constitucin debeser entendida como una lista limitada de derechos individuales especficos, que estadistasya muertos consideraron importantes, o, por el contrario, como un compromiso de

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    alcanzar ideales abstractos de moralidad poltica que cada generacin de ciudadanos,abogados y jueces debe explorar y reinterpretar conjuntamente. Argumentaremos que laprimera respuesta es indefendible, a pesar de su aparente popularidad entre losmiembros conservadores de la actual Corte Suprema. Reevaluaremos Roe vs. Wade a laluz de varias conclusiones y revisaremos y defenderemos un argumento que muchos

    juristas han encontrado intuitivamente atractivo pero jurdicamente infundado: que lalibertad de eleccin en materia de aborto es una consecuencia necesaria de la libertadreligiosa garantizada en la primera enmienda, y que, por lo tanto, las mujeres tienenderecho a tal libertad por esta razn, aunque tambin lo tienen por otras. La discusin enesos captulos se centra en la Constitucin de Estados Unidos, pelo la cuestinsubyacente constituye un tema ms universal de moralidad poltica. Debera cualquiercomunidad poltica hacer de los valores intrnsecos objeto de decisin colectiva en lugarde dejarlos a la eleccin individual?

    Los captulos 7 y 8vuelven a la tragedia en el otro extremo de la vida en serio: laeutanasia. La idea de que la vida humana es sagrada o inviolable es tan central en las

    discusiones sobre la eutanasia como lo es en las discusiones sobre el aborto, y losargumentos en esos captulos utilizarn la base analtica construida en los captulosanteriores. Debera la ley permitir a los mdicos matar a pacientes terminales que sufrengraves dolores y que piden morir? Debera permitir a los familiares de los pacientes, queson vegetales inconscientes, decidir que se desconecten las mquinas que puedenmantener a las personas en esa condicin durante muchos aos? Debera permitir quemdicos y parientes no atiendan a personas en las etapas avanzadas de la enfermedadde Alzheimer u otras formas irreversibles de demencia- que contraigan neumona ocncer? Estas cuestiones, que eran tab en el pasado, son ahora discutidas msabiertamente no slo entre los mdicos sino tambin en el mbito poltico. Pero ladiscusin se resiente por falta de reflexin acerca de hasta qu punto estas cuestionessobre la muerte nos exigen pensar tambin en la vida. (GRIFO MEU)

    Tres cuestiones distintas se dan cita en las decisiones relativas a la eutanasia. Debemospreocuparnos por respetar de la mejor manera posible la autonoma del paciente, susintereses y el valor intrnseco o santidad de su vida. Sin embargo, no podemos entenderadecuadamente ninguna de estas cuestiones, o si militan a favor o en contra de laeutanasia en una circunstancia dada, mientras no comprendamos mejor por qu algunaspersonas quisieran permanecer biolgicamente vivas el mayor tiempo posible, incluso encircunstancias espantosas, y por qu otras personas en tales apremiantes condicionesdesean morir tan pronto como sea posible. Pero estas dos aspiraciones parecern

    ininteligibles si tratamos de entenderlas como reflejos de las opiniones que tienen laspersonas acerca de la maldad relativa de experiencias futuras, pues no tiene sentidopreguntarse si uno se siente peor muerto, o en estado permanente de inconsciencia o dedemencia completa. En su lugar, debemos preguntarnos por el significado retrospectivode la muerte o de la disminucin de la vida, por cmo afecta la ltima etapa de la vida asu carcter general. Entendemos cmo una vida puede ser ms agradable, divertida ollena de xitos que otra. Pero la sugerencia de que un perodo de inconsciencia odemencia anterior a la muerte pueda hacer que tal vida sea peor en su conjunto que si la

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    muerte hubiera llegado antes, introduce una clase de criterio muy distinto con el quevalorar las vidas; valora la vidas no considerando, simplemente, la sumas totales deplacer, disfrute o xito, sino de un modo ms estructural, como cuando juzgamos unaobra literaria, por ejemplo, cuyo final, si es malo, echa a perder lo que sucedi antes.

    De nuevo, la idea de que las vidas pueden ser jugadas de esa manera estructuralsorprender a algunos lectores como una idea misteriosa. Pero intentaremos mostrar quemuchas de nuestras ms profundas convicciones acerca de cmo vivir y cundo morir soninexplicables sin tal idea. Tambin intentaremos demostrar cmo el juzgar la vida de esemodo presupone una premisa an ms bsica: que somos ticamente responsables dehacer algo valioso con nuestras vidas, y que esta responsabilidad deriva de la ideafundamental de hemos sostenido que est en la base de la controversia del aborto: la ideade que cada vida humana por separado tiene un valor intrnseco e inviolable.

    Si revisamos as nuestra interpretacin acerca de la cuestin central en el debate delaborto, podemos establecer esta importante conexin entre el aborto y la eutanasiaentre

    cuestiones acerca de la muerte en ambos extremos de la vida normal-. Si todos losinstintos y opiniones que la gente tiene sobre el aborto dependieran de si piensan que elfeto tiene intereses y derechos, tal como insiste la interpretacin convencional del debatesobre el aborto, entonces estos instintos y opiniones estaran desconectados lgicamentede sus otras convicciones y del resto de sus vidas. No tendran ninguna conexinnecesaria con cualquiera de sus opiniones sobre la eutanasia, la pena de muerte, laguerra, la importancia de programas de asistencia social o cualquier otro asunto de capitalimportancia. Pero si la controversia del aborto tiene la forma que afirmamos que tiene sies una controversia acerca de si la vida humana en s es sagrada, y por qu, y acerca dequ actos muestran respeto y cules falta de respeto por la vida humana-, entonces lasopiniones de alguien sobre el aborto reflejaran, inevitablemente, sus ms bsicos

    instintos, actitudes e ideas, instintos que forzosamente determinaran sus reacciones antetodas las otras grandes cuestiones morales y polticas. Si alguien creyera que bajoninguna circunstancia o inters no se pudiera justificar la muerte deliberada del feto,incluso aunque ste no tuviera intereses propios, entonces es muy probable que tambincreyera que nada podra justificar permitir que un enfermo Terminal muriera, inclusoaunque tambin el enfermo pudiera no tener intereses que proteger. Por otra parte, sialguien pensara que fuera moralmente permisible terminar el embarazo cuando el fetofuera profundamente anormalsi el beb naciera con la enfermedad de Tay-Sachs o sincerebro, por ejemplo-, entonces tambin es probable que sufriera desesperadamente yque quisiera morir, o de un paciente que se hallara en un estado vegetativo permanente.

    La idea que segn dijimos nos une a todos la idea de que nuestras vidas tienen valorintrnseco, inviolable-, tambin nos divide profundamente, pues la concepcin que cadapersona tiene acerca de qu significa esta idea marca toda su vida.

    La filosofa desde dentro

    Este libro ofrece un argumento o defensa de ciertas conclusiones especficas, ms queuna historia, un informe o una recensin. Discutiremos una variedad de cuestiones dederecho constitucional, filosofa moral, teologa y pensamiento poltico y social;

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    discutiremos estas cuestiones slo en cuantoy en la medida en que- nuestro argumentogeneral est relacionado con ellas. No estamos pidiendo disculpas por esta seleccin, opor construir este libro como un extenso argumento en lugar de un estudio msdiscursivo. Al contrario, esperamos que el libro pueda servir como un ejemplo de ungnero desatendido en la actualidad: un ensayo argumentativo que involucre cuestiones

    tericas, pero que empiece con, y est disciplinado por, un tema moral de importanciapoltica prctica.

    En los ltimos aos los filsofos de la poltica, los filsofos del derecho, los tericos enciencias sociales, los lingistas, los estructuralistas, los pragmatistas y losdeconstructivistas han creado teoras innovadoras, y a veces poderosas, que otraspersonas han intentado aplicar a cuestiones sociales y polticas. Pero estas teoras nohan mejorado todava la calidad del debate poltico pblico tanto como podran haberlohecho, y esto se debe en parte a que, aunque evidentemente esas teoras tienenconsecuencias para ciertas controversias polticas contemporneas, no se construyeronpensando en tales controversias o para responder a las mismas.

    La teora puede conectar con la prctica de dos modos o en dos direcciones. Puedeconectar con ella desde fuera hacia adentro: podemos construir teoras generales de la

    justicia, de la tica personal o de la interpretacin constitucional a partir de presupuestosgenerales acerca de la naturaleza humana, la estructura del lenguaje o del pensamiento,o de primeros principios de alguna otra ndole, y luego intentar aplicar esas teorasgenerales a problemas concretos. O podemos proceder en la direccin opuesta, desdedentro hacia a fuera, que es lo que intentamos hacer. Podemos empezar por problemasprcticos, como la cuestin de si la ley debera permitir alguna ve el aborto o la eutanasia,y, si es as, en qu circunstancias, y entonces preguntar qu cuestiones generales denaturaleza filosfica o terica debemos afrontar para resolver esos problemas prcticos.

    La diferencia no reside en el grado de abstraccin o profundidad terica que uno alcanzafinalmente. Algunas de las discusiones de este libro, por ejemplo, son evidentementefilosficas y abstractas, y las preguntas a las que tratan de dar respuesta son tanprofundas como cualquiera podra desear. La diferencia reside en cmo se eligen,combinan y formulan las cuestiones abstractas. Cuando razonamos desde fuera haciaadentro, una cuestin prctica debe elegir, como en un almacn comercial, entre lasteoras ya acabadas y dispuestas sobre los estantes, aquella que formula y trata deresponder a preguntas que se ajustan mejor a las propias dimensiones de esa cuestinprctica. En cambio, cuando razonamos desde dentro hacia afuera las teoras estnhechas a la medida, hechas para la ocasinSavile Row en lugar de la Sptima Avenida-.

    Las teoras hechas en casa de esta manera, y no las que se venden al por mayor o sonde importacin, tendrn mayores probabilidades de xito en el foro poltico. Quizstambin fueran las mejores para la academia, pelo esa es otra historia.

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    2. LA MORALIDAD DEL ABORTO

    A veces, las personas que discuten acaloradamente no tienen una idea clara del objeto de

    la discrepancia, incluso cuando la disputa es violenta y profunda. La mayora de la gentesupone que el debate del aborto es, en el fondo, un debate sobre una cuestin moral ymetafsica: (GRIFO MEU) la de si incluso in embrin recin fertilizado es ya una criaturahumana con derechos e intereses propios, una persona en el sentido que definimos en elcaptulo 1, un nio no nacido, indefenso ante el cuchillo asesino del abortista. La retricapoltica manifiesta explcitamente que sta es, en efecto, la cuestin debatida. Laenmienda por la vida humana, que los grupos contrarios al aborto han intentadoconvertir en parte integrante de la Constitucin de Estados Unidos, declara: El derechosupremo a la vida es conferido a cada ser humano desde el momento de la fertilizacincon independencia de la edad, salud o condiciones de dependencia. Los partidarios de la

    libre decisin de la mujer defienden el aborto afirmando que el feto es un nio slo en lamisma medida en que puede considerarse que una bellota ya es un roble. Casi todas lasdiscusiones teolgicas, morales, filosficas e incluso sociolgicas sobre el abortopresuponen que las personas discrepan acerca del aborto porque discrepan acerca de siel feto es una persona con derecho a la vida desde el momento de su concepcin, o sideviene una persona en algn momento durante el embarazo, o si no es persona hasta elmomento del nacimiento. Y acerca de si, suponiendo que el feto es una persona, su

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    derecho a la vida debera ceder ante algn derecho ms importante que tenga la mujerembarazada.

    Hemos sugerido algunas razones preliminares para pensar que esta explicacin deldebate sobre el aborto, a pesar de su gran popularidad, es fatalmente equvoca. Siseguimos esta explicacin no podemos entender las verdaderas convicciones polticas ymorales que tiene la mayor parte de la gente acerca de cundo es permisible el aborto yacerca de lo que debera hacer el Gobierno en materia de aborto. Un anlisis detallado dela mayor parte de la opinin conservadora sobre el aborto revela que sta escontradictoria con la suposicin de que el feto tiene derechos desde el momento de laconcepcin. De igual modo, un anlisis detallado de la mayor parte de la opinin liberalmuestra que sta no se basa exclusivamente en el presupuesto de que el feto no tienetales derechos.

    Naturalmente, las opiniones que la gente tiene acerca del aborto no aparecen slo en dosversiones, una conservadora y otra liberal. En ambos lados existen diversos grados de

    opinin, que van desde una posicin extrema hasta otra moderada, y existen asimismodiferencias de opinin que en modo alguno pueden ser colocadas dentro del espectro queva de lo conservador a lo liberal 0por ejemplo, la opinin de que un aborto tardo es peorque un aborto temprano no parece que sea ms claramente liberal o ms claramenteconservadora que su opuesta-. Sin embargo, en esta parte de la argumentacinsupondremos que las opiniones de la gente se distribuyen a lo largo de un espectroconservador-liberal, pues de esta manera podremos exponer ms fcilmente nuestrasprincipales ideas.

    Hemos visto que un nmero importante de personas muy conservadoras en el tema delabortoque creen que abortar no es nunca, o casi nunca, moralmente permisible, y que

    estaran horrorizadas si algn pariente o amigo ntimo decidiera abortar- creen, sinembargo, que la ley debera permitir a las mujeres la libertad de decidir por s mismas siabortar o no, y que es inmoral que la mayora o el Gobierno les impongan su opinin.Incluso muchos catlicos adoptan esta postura: entre ellos, el gobernador de Nueva York,Mario Cuomo, segn dej claro en un conocido discurso pronunciado en 1984 en laUniversidad de Notre Dame, en Indiana.

    Algunos conservadores que adoptan esta postura la basan, como en el caso de Cuomo,en el principio de que la Iglesia y el Estado deben estar separados: creen que la libertadde decisin personal en materia de aborto es parte integrante de la libertad que tienen laspersonas de tomar sus propias decisiones en materia religiosa. Otros basan su tolerancia

    en una nocin ms general de la privacidad y la libertad: creen que el Gobierno no debedirigir a los individuos en ningn aspecto de su moralidad privada. Pero las personas querealmente consideran que el feto es una persona con derecho a la vida no podranmantener ninguna de estas interpretaciones. Proteger a las personas de agresioneshomicidas especialmente a personas demasiado dbiles para poder protegerse por smismas- es uno de los deberes ms centrales e ineludibles del Gobierno.

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    Naturalmente, un nmero importante de personas muy conservadoras en el tema delaborto no adoptan esta postura tolerante: creen que los gobiernos deberan prohibir elaborto, y algunas de ellas han dedicado sus vidas a conseguir tal objetivo. Pero inclusoaquellos conservadores que creen que la ley debera prohibir el aborto reconocen algunasexcepciones. Es una opinin muy comn, por ejemplo, que el aborto debera permitirse

    cuando es necesario para salvar la vida de la madre. Sin embargo, esta excepcin carecetambin de consistencia ante cualquier creencia que diga que el feto es una persona conderecho a ala vida. Algunos dicen que en esta caso est justificado que la madre aborteporque acta en legtima defensa; pero cualquier aborto seguro es practicado por alguienmsun mdico-, y muy pocas personas creen que est moralmente justificado que unatercera persona, incluso un mdico, mate a una persona inocente para salvar a otra.

    Los conservadores en materia de aborto a menudo admiten otras excepciones. Algunoscreen que el aborto es moralmente permisible no slo cuando es necesario para salvar lavida de la madre, sino tambin cuando el embarazo es consecuencia de una violacin oincesto. Cuantas ms excepciones de este tipo se admitan, ms claramente resulta que la

    oposicin conservadora al aborto no presupone que el feto es, una persona con derecho ala vida. Sera contradictorio insistir en que el feto tiene un derecho a la vida que essuficientemente importante como para justificar la prohibicin del aborto (incluso cuandoel nacimiento del nio vaya a arruinar la vida de la madre o de la familia), pero que, encambio, tal derecho a la vida deja de existir cuando el embarazo es el resultado de uncrimen sexual del cual el feto es, obviamente, del todo inocente.

    Por el otro lado ocurre algo parecido. Las opiniones liberales acerca del aborto no derivansimplemente de la negacin de que el feto sea una persona con derecho a la vida;presuponen que algn otro valor importante est en juego. Hago excepcin aqu de lasopiniones de aquellas personas que creen que el aborto no es jams ni siquiera

    moralmente problemtico Peggy Noonan, una redactora de discursos para la CasaBlanca durante la administracin de Ronald Reagan, dijo que cuando estaba en launiversidad consideraba el aborto como una mera operacin quirrgica- y que lasmujeres que sienten escrpulos, arrepentimiento o remordimiento por el aborto sontontas. La mayora de las personas que se consideran liberales en la cuestin del abortotienen una opinin ms moderada y compleja. Construiremos un modelo de lo que seratal opinin, aunque no pretendemos sugerir que todos los liberales moderados lo aceptenntegramente.

    Una posicin liberal paradigmtica acerca del aborto tiene cuatro partes. En primer lugar,esta posicin rechaza la opinin extrema de que el aborto no es moralmente

    problemtico, e insiste, por el contrario, en que el aborto no es moralmente problemtico,e insiste, por el contrario, en que el aborto constituye siempre una grave decisin moral, almenos desde el momento en que la individualidad gentica del feto queda establecida, yel feto se ha implantado con xito en el tero, lo cual normalmente ocurre catorce dasdespus, aproximadamente.(GRIFO MEU) A partir de ese momento, el aborto significa laextincin de una vida humana que ya ha comenzado, y por esta sola razn conlleva ungran coste moral. El aborto no es nunca permisible por una razn trivial o frvola; no est

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    nunca justificado, excepto para prevenir un dao serio de cierta clase. Es inmoral que lamujer interrumpa su embarazo para evitar tener que cancelar un viaje a Europa quedesde hace mucho tiempo espera realizar, o porque prefiera quedarse embarazadadurante otro momento del ao, o porque haya descubierto que su hijo ser una nia y ellaquiera un nio.

    En segundo lugar, el aborto est justificado, no obstante, por un conjunto de razonesserias. Est justificado no slo para salvar la vida de la madre, as como en casos deviolacin o incesto, sino tambin en casos en los que se ha diagnosticado una severamalformacin del feto por ejemplo, las malformaciones de los bebs cuyas madrestomaron talidomida, o las malformaciones provocadas por la enfermedad de Tay-Sachs-,que hace probable que, si llega a nacer, el nio tenga una vida breve, dolorosa yfrustrante. De hecho, en algunos casos, cuando la anormalidad es muy grave y la vidapotencial es inevitablemente corta y cruelmente disminuida, la opinin liberalparadigmtica sostiene que abortar no slo est moralmente permitido, sino que puedeser moralmente obligado, que sera inmoral traes al mundo, a sabiendas, un nio as.

    En tercer lugar, la preocupacin de la mujer por sus propios intereses se considera unajustificacin adecuada del aborto si las consecuencias del nacimiento del nio para la vidade la mujer, o la de su familia, van a ser permanentes y graves. Segn las circunstancias,puede estarle permitido a la mujer interrumpir su embarazo si tuviera que abandonar laescuela, o renunciar a la oportunidad de una carrera o a una vida satisfactoria eindependiente. Para muchas mujeres stos son los casos ms difciles, y las personasque adoptaran la opinin liberal paradigmtica supondran que la mujer embarazadasentira cierta pena si decidiera abortar. Pero no condenaran su decisin por egosta; alcontrario, podran suponer que la decisin contraria constituira una grave equivocacinmoral.

    El cuarto componente de la opinin liberal es la opinin de ndole poltica que, segndijimos, comparten a veces las personas moralmente conservadoras en el tema delaborto: la opinin de que, al menos hasta la etapa final del embarazo, cuando el feto estsuficientemente desarrollado como para tener intereses propios, no es de la incumbenciadel Gobierno intervenir para evitar abortos, incluso los moralmente no permisibles, pues lacuestin de si un aborto