E book La Crisis Silenciosa (1ª Parte)
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Transcript of E book La Crisis Silenciosa (1ª Parte)
Carlos J. Ochoa Fernández
Silenciosa (1ª Parte)
La Crisis
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Prologo
Cambio y transformación
¿Que y para que?
El estado de las cosas
La brecha digital
Europa
Educando en Paz
La Crisis Silenciosa (1ª parte)
3 La Crisis Silenciosa (1ª parte)
“Ha sido un largo periodo de espera y de cambios de todo tipo, pero
finalmente estoy de vuelta y esta vez para quedarme…”
A lo largo de estos últimos años, estamos asistiendo y padeciendo una
serie cambios drásticos y profundas transformaciones en nuestra
sociedad y que nos afectan en mayor o menor manera a todos. Y no es
menos cierto que debemos aceptar que el “cambio” es un estado de
permanencia en nuestra agenda, pero los ciclos entre fases se acortan y
eso nos obliga a un esfuerzo de activación mental y física permanente.
Hay cambios y trasformaciones que vemos, percibimos, sentimos o
sufrimos. Pero hay otras que ocurren a nuestro alrededor, o bajo
nuestro subsuelo…de forma muy sutil, en mundos paralelos y que
aparecen de repente, como por casualidad.
Independientemente del tipo de cultura o régimen político que gobierne
en cada lugar del planeta, (sociedades democráticas, religiosas o
dictatoriales), estamos siendo dirigidos por una misión casi “mesiánica”
cuya base es la economía del crecimiento y la rentabilidad, sin
demasiadas preocupaciones en la sostenibilidad del modelo. La
inmediatez prima sobre el largo plazo y el beneficio individual sobre el
colectivo.
Carlos J. Ochoa Fernández
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Este proceso no es nuevo y se viene labrando desde
hace décadas. Y su primer foco se centra en las bases de
nuestra sociedad: la educación y la formación de niños y
adolescentes. Los modelos educativos de la actualidad son
casi ancestrales y siguen basados en la lección magistral, cuyo
actor principal es el profesor y no el alumno. Desde niños, a los
jóvenes se les dirige y forma bajo una fuerte presión de “utilidad
a corto plazo”, para cubrir las demandas del mercado
inmediatas, independientemente de su vocación, aspiración o
misión. Aniquilando de esta forma los sueños de millones de
jóvenes. Limitando su creatividad, coartando su imaginación, su
espíritu descubridor e inspiración, con la idea de crear
maquinas perfectas, con una capacidad mínima de pensar y
decidir por ellas mismas.
Nos encontramos pues, en un escenario en el que los
jóvenes se ven forzados a dirigir sus objetivos en una única
dirección, transformando los procesos y planes educativos y
formativos en una herramienta para el desarrollo y crecimiento
económico de un modelo “universalmente” aceptado. Lejos de
un modelo de desarrollo de sociedad sostenible a largo plazo,
inteligente, democrática y respetando los valores “universales”,
la ética y el medio ambiente.
Esta transformación, vertiginosa,
está produciendo grandes cambios
cuyo impacto “global” e
interrelacionado no se sometió aún
a un estudio y análisis profundo y
riguroso, absolutamente necesario
para analizar sus potenciales
consecuencias en nuestra sociedad
a medio plazo. Esto puede llevarnos
a un escenario de futuro realmente
incierto, preocupante, que puede
afectar directamente al modelo de
democracia y libertades actual. En
donde las incertidumbres superan
con mucho las previsiones más
pesimistas de organismos
internacionales.
La Crisis Silenciosa (1ª parte)
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Estamos viendo como distintos estados nacionales, están descartando deliberadamente en sus
sistemas de educación materias, aptitudes, valores, que casi sin advertirlo, son absolutamente necesarias
para mantener la viva la creatividad, la imaginación, la diversidad, en fin, viva a la democracia.
Y ante esta situación, asistimos silenciosos sin cuestionar en profundidad el estado de la cuestión: El
que y para qué.
Una educación concebida como una herramienta para el crecimiento económico —poco o nada
preocupado por una reflexión seria, honesta y sensible sobre la equidad en el acceso a la misma y las
oportunidades. Por el contrario, la educación debe estar en el ADN de los países y estados, bajo una “Visión”
más allá del decálogo político de un partido, ideario político y mucho más allá de acuerdos cortoplacistas
entre grupos de interés. Una “Visión” que defina un modelo de país/estado y que entre sus pilares básicos y
prioritarios se encuentre la educación y la formación de sus ciudadanos. Una educación que nivele las
necesidades de la sociedad con las vocaciones personales, inspirada en valores, la igualdad de
oportunidades, el acceso libre y gratuito a la educación deseada, que afronte con decisión las grandes
brechas de la sociedad del siglo XXI (digital, envejecimiento, pobreza, conocimiento…) y que permita el
modelo de desarrollo humano de una educación liberal, indispensable para cultivar las democracias del
mundo global en su totalidad y sin exclusiones.
Esta crisis o estado de crisis
permanente en la que vivimos,
parece esponsorizada por
grupos de interés interesados
en que así se perciba por la
sociedad. Con el fin de
mediatizar la toma de
decisiones que en una situación
“hipotéticamente” asumida
como de normalidad no se
aceptarían. Poniendo en fuerte
tensión y conflicto la idea de
“educación universal”.
La Crisis Silenciosa (1ª parte)
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La globalidad y el impacto asimétrico en la sociedad actual
Para algunos expertos y estudiosos, en la actualidad hay una fuerte tendencia a considerar que
el principal objetivo de la educación es “enseñar”, (que no educar), a los estudiantes a ser
económicamente rentables, productivos, y según parece, las cosas que sí importan son aquellas que
preparan a los individuos para acceder a una carrera laboral. Esta visión limitada de la educación,
basada en el desarrollo de habilidades rentables, limita considerablemente la capacidad para pensar
de una manera distinta, enriquecer el pensamiento desde distintos puntos de vista, criticar a la
autoridad, a los gobiernos y a nosotros mismos. Permitiéndonos comprender y sentir solidaridad por
las gentes, culturas, sociedades diferentes o marginadas.
Esta tendencia a educar en un pensamiento “único” comúnmente aceptado, se ha convertido en
un obstáculo para el desarrollo de nuestras capacidades para tratar los problemas globales complejos
aportando soluciones distintas, creativas y justas. Limitando infinitamente nuestra capacidad de ser
humano libre y desarrollar las habilidades necesarias para pensar conscientemente y tomar decisiones
justas.
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Va pasando el tiempo y nos
vamos sumergiendo en una
especie de “burbuja virtual”,
que a medida que se hace
más grande, sus paredes se
vuelven más débiles y
sensibles. Una burbuja
compleja, que no obedece a
ningún tipo de reglas físicas
ni químicas y que navega sin
rumbo, en un espacio cada
vez más etéreo e
imprevisible.
El impacto de las “redes sociales “en la educación de los jóvenes es fundamental, pero cambiante y
mutante a la vez. Internet se nos abrió como “un nuevo mundo de oportunidades” para compartir
libremente nuestros conocimientos. Una oportunidad de democratizar las opiniones y globalizarlas (entre
otras muchas cosas). Pero hoy asistimos atónitos al “gran teatro del mundo”, redes llenas de demagogos y
charlatanes de feria, desinformados parlantes generadores de difusos titulares, cuyo único objetivo es
obtener una rentabilidad personal a corto plazo sin importarles las consecuencias que esto pueda acarrear
para la sociedad, la sostenibilidad del modelo y los logros conseguidos a base de mucho esfuerzo y
trabajo a lo largo de décadas.
La Crisis Silenciosa (1ª parte)
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La brecha digital es un
arma letal que hace que se
desquebrajen las sociedades
como los grandes bloques de
hielo de los polos. El acceso a
las nuevas tecnologías, la
garantía de conectividad, la
capacidad de discernir,
seleccionar, asimilar y aprender
son algunas de las claves del
nuevo “internet” de los
ciudadanos.
Esta brecha digital, viene
determinada en gran medida
por varios factores: desigualdad
social, territorial, y de género;
por eso es importante que las
políticas educativas y sociales
contribuyan a una distribución
más equitativa de las
posibilidades de acceso a los
nuevos medios digitales (Dusel,
2010).
La brecha digital del siglo XXI en la educación
Según Kwok-Kee, Hock-Hai, Hock Chuan y Tan (2011), han
definido la brecha digital en tres categorías principales. Una
primera división de primer nivel se entiende como brecha de
acceso digital a la desigualdad en el acceso a la tecnología de la
información en los hogares y las escuelas. Brecha de segundo
nivel, es la derivada de la división de primer nivel y otros factores
contextuales como el estatus socioeconómico y la educación. Y
división de tercer nivel, es la derivada de la división de segundo
nivel y otros factores contextuales como la motivación y el uso
significativo.
Posiblemente, si hacemos una reflexión macro sobre el nivel de riqueza y su reparto a nivel
global, la sociedad actual se encuentre mucho mejor que hace 50 años. Y esto es debido a un mayor
reparto de la riqueza sobre el planeta, beneficiándose nuevas clases sociales emergentes en los
países en desarrollo.
En apenas 15 años, la pobreza extrema se ha reducido en el planeta del “46% al 22%”. Y esto
es positivo, sin duda. Y debido mayormente al esfuerzo realizado por políticas de la EU y el
mayoritario esfuerzo de sus ciudadanos, que han contribuido con más del 60% de esta ayuda.
Pero por otro lado, no es menos cierto que este beneficio global no se ve reflejado en la medida
que aparentemente cabría de esperar desde la perspectiva de los países desarrollados. Esto es, a
través del desarrollo de una “nueva” clase media, con un nivel de formación y cualificación importante
y homologado con el de los países desarrollados y por tanto, en disposición de contribuir en mayor
medida a la generación de valor añadido local y conseguir la sostenibilidad del modelo en estas
nuevas regiones.
Este modelo de crecimiento viene desarrollándose a través de modelos que podríamos definir
como “burbujas virtuales”. Modelos especulativos, que benefician mayormente a las clases dirigentes
y próximas a ellas y que sólo buscan una rentabilidad inmediata. Con fuerte inversión en mano de
obra poco cualificada, alta competitividad en precios y escasa o nula cobertura social, profesional o
educativa. Lo que provoca desajustes sociales importantes, inestabilidad económica y desarraigo al
modelo, con un fuerte impacto medioambiental. Esto se ponen de manifiesto en múltiples formas a lo
largo y ancho del planeta.
La Crisis Silenciosa (1ª parte)
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La vista desde el corazón de Europa
Hace algunos meses, con motivo de un
Congreso Internacional celebrado en Berlín, tuve
la oportunidad de compartir mesa con
personalidades ilustres del mundo de la política
y la economía europea: Wolf Rüdiger Bengs, la
Baroness Neville-Jones y Klaus-Peter Willsch
entre otros. Debatiendo en “petit comité” sobre
cómo afecta la profunda crisis europea a los
presupuestos de seguridad y defensa de los
distintos países de la Comunidad y las
consecuencias que esto puede tener en la
sociedad.
Y como suele ocurrir en estos actos, la deriva
intelectual tiende a la política primero y a la
economía después. En cualquier caso, mi primer
motivo de preocupación y consecuente alarma,
se disparó ante el terrible y casi apocalíptico
mensaje lanzado por alguno de los contertulios
sobre el estado de la economía actual y los
riesgos inmediatos de inestabilidad en la zona
euro y por consecuencia, el impacto a nivel
global. Y todo esto ocurrió antes de la “actual
crisis migratoria” en Europa.
Cierto es, que en aquellos meses la
percepción y el estado de la Unión Europea
estaba siendo vapuleada en sus cimientos. Falta
de entendimiento político, falta de ambición
europeísta a la hora de plantear grandes políticas
unitarias, absoluta falta de liderazgo, falta de rigor
a la hora de implantar las medidas estructurales
comprometidas en Europa y garantizar su
seguimiento y cumplimiento. Dualidad en los
discursos entre lo que se dice fuera de las
fronteras y lo que se hace dentro, visión
cortoplacista con más preocupación por el sillón
electoral que por la situación de la moneda única
y en consecuencia, el desplome de las
economías de los países más débiles.
Si bien, se puede decir que no hubo nada
nuevo bajo el sol, si resulta interesante escuchar
de primera mano estas reflexiones desde el
corazón de Europa, y como se nos ve y percibe
desde la distancia. Que por cierto y dicho sea de
paso, estamos muy lejos de ver el problema con
la misma óptica.
En resumen, la visión de los políticos y los
economistas, si bien acaba coincidiendo en el
análisis y los motivos de la situación coyuntural,
no acaban de aportar soluciones sólidas y serias
a largo plazo, más allá de las vagas
generalidades que ya todos conocemos de
memoria. Pero sin embargo si tendrían un
impacto negativo en las políticas de seguridad,
defensa y educación en los países de la UE, por
las fuertes reducciones presupuestarias.
Algo que se puede constatar en estos últimos meses de forma manifiesta a través de las
últimas amenazas y ciber amenazas globales, la crisis migratoria, las crisis de identidad
europeísta de algunos miembros, los movimientos antisistema y nacionalistas.
La Crisis Silenciosa (1ª parte)
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Dentro de esta crisis silenciosa, cuyos resultados y
evidencias vemos emerger como inmensos
icebergs, se producen una serie de daños, nada
colaterales, que empobrecen y endeudan a los
países de por vida. Desprendiendo de una mínima
oportunidad de igualdad a niños y jóvenes que han
nacido y vivido en países en permanentes conflictos
y/o guerra.
La falta de recursos materiales y humanos para
acometer un proyecto educativo “libre”, sólido y
sostenible, que permita regenerar a una juventud
que no tiene memoria histórica de haber vivido un
tiempo de paz. Que no tienen, ni tendrán en años,
acceso a los niveles de educación, formación,
tecnología, comunicación…de las sociedades
avanzadas, creando una brecha aún mayor que la
imaginada hace años. Unos lugares en donde el
ordenador es un objeto más valioso que un coche, y
en donde el acceso a internet está restringido a
situaciones y localizaciones privilegiadas. Esta
desigualdad “extrema” y provocada, es una barrera
que bloquea el desarrollo real “global” de los niños y
jóvenes del mundo, ante lo que sólo queda
imaginación, voluntariado, dedicación y mucho
trabajo.
En algunos países, a través de iniciativas “libres y
creativas”, han puesto proyectos de educación en
pequeñas escuelas o centros a través de antiguos
dispositivos móviles, en los que los profesores
graban historias, cuentos, lecciones…como
mensajes de voz y texto, que es compartido por los
niños de escuela en escuela. De esta manera
intentan recuperar la ilusión de los niños, las ganas
de vivir, de estudiar para ganar la libertad de poder
pensar en igualdad de oportunidades, de imaginar
un mundo en paz, más allá de las tierras en las que
les ha tocado vivir.
“Sería catastrófico convertirse en una nación de gente técnicamente competente
que haya perdido la habilidad de pensar críticamente, de examinarse a sí
misma y de respetar la humanidad y la diversidad de otros” (El cultivo de la
humanidad, 1999). Martha Nussbaum
La Crisis Silenciosa (1ª parte)