E-book_Año 9 Nº 29

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REVISTA DEL EQUIPO DE REFLEXIÓN, INVESTIGACIÓN Y COMUNICACIÓN (ERIC) EL PROGRESO, YORO, HONDURAS. Acuerdo de Cartagena: Retornos, aciertos, sombras y tareas pendientes Ismael Moreno, SJ ¿Y ahora, qué? Isolda Arita Crisis largas, crisis cortas y soluciones a medias Marvin Barahona Estado de la seguridad alimentaria Juan Antonio Mejía Guerra Cuatro jinetes del neoliberalismo en Centroamérica José Luis Rocha Empleo precario: una peligrosa tendencia global Red de Solidaridad de la Maquila Democracia sin derechos Joaquín A. Mejía R. “Yo le debo a Honduras mi texto”: Roberto Sosa Guillermo Enrique Brune Con los “indignados”, España quiere su revolución José Manuel Torres Funes Honduras AÑO 9 • N° 29 • JUNIO 2011

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Revista del mes de JUNIO

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REVISTA DEL EQUIPO DE REFLEXIÓN, INVESTIGACIÓN Y COMUNICACIÓN (ERIC)EL PROGRESO, YORO, HONDURAS.

• Acuerdo de Cartagena: Retornos, aciertos, sombras y tareas pendientes Ismael Moreno, SJ

• ¿Y ahora, qué? Isolda Arita

• Crisis largas, crisis cortas y soluciones a medias Marvin Barahona

• Estado de la seguridad alimentaria Juan Antonio Mejía Guerra

• Cuatro jinetes del neoliberalismo en Centroamérica José Luis Rocha

• Empleo precario: una peligrosa tendencia global Red de Solidaridad de la Maquila

• Democracia sin derechos Joaquín A. Mejía R.

• “Yo le debo a Honduras mi texto”: Roberto Sosa Guillermo Enrique Brune

• Con los “indignados”, España quiere su revolución José Manuel Torres FunesHon

dura

s AÑO 9 • N° 29 • JUNIO 2011

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Esta edición de la RevistaEnvío-Honduras es unaproducción del Equipo deReflexión, Investigación yComunicación de la Compañíade Jesús (eric-sj).Su contenido puede ser reproducido total o parcialmente, citando la fuente.

© ERIC-SJ: Apartado Postal N° 10 Teléfonos: (504) 647 4227 Fax: (504) 647 0907 El Progreso, Yoro, Honduras E-mail: [email protected] www.eric-sj.org

Consejo de redacción:Ismael Moreno SJ, Isolda Arita,Marvin Barahona, Joaquín A. Mejía R.y Eugenio Sosa.

Colaboran en este número:Ismael Moreno (SJ), Isolda Arita,Marvin Barahona, Juan Antonio MejíaGuerra, José Luis Rocha, Red de Solidaridad de la Maquila, Joaquín A. Mejía R.,Guillermo Enrique Brune,Manuel Torres Calderón yJosé Manuel Torres Funes.

Editores: Marvin Barahona e Isolda Arita

Diagramación: Oscar Alejandro Mendoza G.

Esta revista se publica con el apoyo del Gobierno del País Vasco.

Impresión:Editorial Guaymuras,Tegucigalpa, Honduras.Tiraje: 1 000 ejemplares

envio Año 9 • N° 29 • Honduras • Junio de 2011

Sabato por siempre

Si cambia la mentalidad del hombre, el peligro que vivimos es paradójicamente una esperanza. Podremos recuperar esta casa que nos fue míticamente entregada. La historia siempre es novedosa.

Por eso, a pesar de las desilusiones y frustraciones acumuladas, no hay motivo para descreer del valor de las gestas cotidianas. Aunque

simples y modestas, son las que están generando una nuevanarración de la historia, abriendo así un nuevo curso al torrente

de la vida.

ErnEsto sabato (1811-1911)La resistencia, 2000, p. 32

• Acuerdo de Cartagena: Retornos, aciertos, sombras y tareas pendientes .......................1

• ¿Y ahora, qué? .........................................................................10

• Crisis largas, crisis cortas y soluciones a medias ....................16

• Estado de la seguridad alimentaria de la población hondureña ......................................................22

• Cuatro jinetes del neoliberalismo en Centroamérica ..............27

• Empleo precario: una peligrosa tendencia global ..................................................... 35

• Democracia sin derechos: la concepción tradicional de la democracia hondureña ........... 40

• “Yo le debo a Honduras mi texto”: Roberto Sosa ...........................................................................47

• Cuando la muerte de un poeta es noticia .................................52

• Con los “indignados”, España quiere su revolución ...............54

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Flameando en una mano la bandera nacional, la

bandera liberal y la bandera de la resistencia, de la que es su Coordi-nador General —o absoluto, como lo calificó el editorial de un diario sampedrano—, Manuel Zelaya Rosales retornó a Honduras con cuatro horas y media de retraso, en la tarde del sábado 28 de mayo. Y, ante una apretada y multitudinaria concentración de sus seguidores, que lo vitoreó como su líder y au-téntico salvador, en un impreciso e improvisado discurso al menos dejó claro que venía a reconciliar la sociedad hondureña a través de la búsqueda del poder.

Su retorno llenó de fiesta y colo-res la “Plaza Isis Obed”: rojo, negro y blanco, y unas cuantas banderas amarillas. La multitud se mantuvo en pie durante horas con la mirada

Acuerdo de Cartagena: Retornos, aciertos, sombras y tareas pendientes

ISMAEL MORENO (SJ)*

La firma del Acuerdo de Cartagena emite varias señales positivas. Su talón de Aquiles es que deja intactos los verdaderos problemas y

conflictos, conduciéndolos al terreno electoral. Pero, si los políticos se pusieron de acuerdo ¿por qué no se puede avanzar, por el diálogo y la

negociación, hacia otros acuerdos, los auténticos acuerdos? Para empezar, construyamos acuerdos humanos que nos permitan rehacernos como

pueblo con identidad y, así, dejemos de buscar repuestas fuera de nosotros mismos.

puesta en el cielo de la capital, y se sobresaltaba apenas distinguía el vuelo de una aeronave, una de las cuales traería al “jefe de jefes”.

Una vez más, Zelaya Rosales rompió con el programa establecido para imprimirle a la ceremonia su inveterada improvisación. En sus manos estaba la hora de llegada; al fin de cuentas retornaría en un jet privado. Dijo que llegaría a las once de la mañana, pero mucha gente llegó a esperarlo desde la noche del día anterior y la plaza estaba llena desde las seis de la mañana. Pero no. Él llegó a las tres y media de la tarde. No se sabe si para evitar com-petir con la hora del fútbol europeo o porque se quiso hacer esperar. Pero hubo decenas de personas desmayadas.

Una vez en Tegucigalpa, Zelaya Rosales se desinteresó del progra-ma y se dedicó a hilar su discurso sobre la marcha. Y mientras lo pro-nunciaba, con evidentes señales de incoherencia, lo interrumpía para pasarle el micrófono a quien en ese

momento le daba en gana. Su pro-puesta de reconciliación la basó en el Acuerdo de Cartagena de Indias.

Zelaya pidió a la multitud que grabara este Acuerdo en su me-moria, al tiempo que trasladaba el micrófono a su esposa, Xiomara Castro, y a su hija Hortensia, “la Pichu”, para que leyeran punto por punto lo contenido en el convenio que facilitó su regreso a Honduras. Una improvisada simbología: alza-ba sus brazos para levantar las tres banderas en señal de alianza y, a la vez, indicar su forma de concebir la Resistencia: como un frente am-plio político electoral que se mueve desde la resistencia liberal hasta la resistencia de los sectores gremia-les, sociales y políticos de izquierda. Pero esa alianza electoral en torno de un frente amplio en resistencia, pasa por el control de las figuras políticas del caudillo: su familia.

Sin duda, el expresidente ad-vierte que el respaldo masivo a su liderazgo lo coloca en una posición de fuerza para negociar importantes

1junio 2011

ACTUALIDAD

* Director de Radio Progreso y del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación de la Compañía de Jesús (ERIC-SJ).

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cuotas de poder y, eventualmente, orientar el proceso político hacia una Asamblea Nacional Constituyente que le allane el camino a una even-tual reelección presidencial. En caso de no lograrlo, dado el apretado pla-zo con que cuenta para las elecciones de 2013, jugaría la carta de su esposa Xiomara, cuyo nombre, por el peso de la realidad o como un globo sonda, lleva ya varios meses circulando en los ambientes de la Resistencia y algunos medios de difusión. En un sondeo dado a conocer en los días y horas previas al retorno, Xiomara Castro alcanzaba una simpatía de casi el ochenta por ciento entre los liberales consultados en caso de que lanzara su candidatura presidencial en 2013.

ACUERDO POLÍTICO,DISEÑADO PORPOLÍTICOS

El Acuerdo de Cartagena —for-malmente llamado Acuerdo para la reconciliación nacional y la consoli-dación del sistema democrático en la República de Honduras— abrió las puertas a una nueva coyuntura política sobre la base del retorno del derrocado mandatario, de la readmisión de Honduras en la OEA, un pleno reconocimiento del gobierno de Porfirio Lobo Sosa y del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP).

Sin embargo, éste arrastra con-sigo todos los conflictos acumulados desde mucho antes del golpe de Es-tado de 2009, aparte de los nuevos surgidos tras éste. Es un acuerdo político, diseñado por políticos, para oxigenar la política disminuyendo la polarización y las confrontacio-nes políticas, sin tocar la polari-zación económica y social, fuente principal de la crisis nacional. Las venas y sus heridas están hoy más abiertas que nunca.

El Acuerdo se diseñó y discutió en ausencia y con el desconoci-miento de prácticamente todos los dirigentes de la Resistencia, excepto Zelaya. Fue fraguado en el secreto de la diplomacia y el sigilo de unos cuantos personajes políticos. El secreto da pie a la especulación. Se-guramente participaron los aseso-res de Lobo Sosa, encabezados por el prestidigitador político Arturo Corrales Álvarez; el expresidente Zelaya, y los asesores de los presi-dentes de Colombia y Venezuela. Algunos suponen que se fraguó con varios meses de anticipación, y que en el proceso habrían participado representantes de otros gobiernos latinoamericanos.

LA RESISTENCIA,EL ACTOR AUSENTE

Todo se diseñó bajo la sombra de las componendas subterráneas. Y todos los datos parecen coincidir en algo: en ninguno de los diseños participaron los dirigentes de la Resistencia hondureña. Sólo a par-tir del 16 de abril comenzaron a ser informados del cocimiento del tamal. La Resistencia, en todos sus niveles, se definiría como el actor ausente.

Cuando el 16 de abril se supo que Zelaya participaba en una ne-gociación, apenas había pasado un mes y medio desde la celebración de una renombrada y estrambótica asamblea del FNRP —la “madre de las asambleas”, como les gusta llamarlas a sus dirigentes cuando quieren connotar su importancia— en la que, por mayoría, se impuso la resolución de no negociar, de no reconocer el gobierno de Lobo Sosa y de no participar en las próximas elecciones, a no ser que su coor-dinador general, Zelaya Rosales, estuviera en el país y se hubiesen hecho reformas en el Tribunal Su-premo Electoral (TSE).

ACTUALIDAD

¿A QUIÉN LE IMPORTA?

El Sindicato de Trabajadores de

la Empresa Nacional de Energía

Eléctrica, Stenee, realizó el 31 de

mayo un paro de labores; pero no

para pedir beneficios salariales,

sino para exigir a la empresa

que les proporcione materiales y

logística para trabajar.

Miguel Aguilar, el presidente del

sindicato, denunció que a nivel

nacional las cuadrillas no cuentan

ni con combustible para realizar

sus labores. Dijo que ya han

presentado un presupuesto de

los materiales que necesitan en

todo el país, pero los procesos

administrativos no se agilizan.

También señaló que un grupo

de compañías están abusando

de la Enee. Detalló que se están

aprovechando de la Ley de

incentivos a la energía renovable,

que les permite conectarse a la

línea de distribución y transmisión

de la Enee, pagando un centavo

de dólar de peaje; “y la Enee se

queda con la pérdida y el impacto

del subsidio”.

Además, denunció que en la

Enee hay personal que favorece

a estas empresas, y que desde la

dirección de Planificación se están

abriendo los caminos para que

grupos de empresarios avasallen

a la empresa estatal.

Por supuesto, nada de lo

denunciado por el dirigente

sindical ha sido, hasta ahora,

objeto de investigación.

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3junio 2011

Rafael Alegría es un dirigente político y popular muy especial. Es un referente de los sectores oposito-res. Nadie lo duda, ni la izquierda ni la derecha más dura. Su nombre es leído en los periódicos o escuchado en la radio, como alguien que siem-pre se encuentra en el ajo. Encarna el modelo de los liderazgos globales de hoy, casi virtuales. Muchísimos años hace que saltó del estrecho escenario campesino nacional al es-cenario de los foros internacionales, los de la organización global, como Vía Campesina, de manera que una mañana puede estar en un café de Madrid, discutiendo sobre seguri-dad alimentaria, y en la noche del mismo día participar en un foro en San José de Costa Rica sobre la protección de los recursos natu-rales. Un día puede estar sentado con organizaciones campesinas en Chiapas, y apurar la agenda para encontrarse por la noche, en Cara-cas, con asesores cercanos al presi-dente Chávez para tratar sobre la Resistencia hondureña.

Cuando en 2008 Hugo Chávez visitó la capital hondureña, todas las cámaras captaron el momento cuando el mandatario venezo-lano se fundió en un abrazo con este peculiar dirigente campesino hondureño-universal, con quien es mucho más fácil encontrarse en un foro internacional que en una estrecha actividad local, porque la realidad campesina hondureña le quedó demasiada corta en este mundo de incidencias globales.

El sigilo del proceso hacia el Acuerdo fue tan férreo, que Rafael Alegría no pudo ocultar el desencaje de su rostro cuando, el 16 de abril, se hizo público el encuentro entre los presidentes Juan Pablo San-tos, Hugo Chávez y Porfirio Lobo en Cartagena de Indias, y con la voz, vía teléfono, del expresidente

Zelaya Rosales, para informar del avance hacia acuerdos políticos ne-gociados sobre la crisis hondureña.

Esos mismos gestos de sorpre-sa, para unos de gusto y para otros de malestar, invadieron los ánimos de otros altos dirigentes del FNRP sobre un proceso que se venía fra-guando en el más estricto ambiente de conspiración entre personeros del gobierno de Lobo Sosa y el ex-presidente derrocado, con la mirada complaciente y la palabra decisiva de los funcionarios más cercanos de los dos presidentes suramericanos. Todo el proceso se realizó fuera de Honduras y, repetimos, sin el cono-cimiento de la dirigencia del FNRP.

LOS CUATRO PUNTOS

Una vez anunciada la negocia-ción, miembros del FNRP fueron convocados por el expresidente Zelaya y, desde entonces, los más cercanos a la figura del carismático líder derrocado, se convirtieron en portavoces de cuatro demandas por las que pasaba el proceso: una, el retorno de Mel Zelaya y los exi-liados políticos; dos, respeto a los derechos humanos; tres, la convo-catoria a una Asamblea Nacional Constituyente (ANC); y, cuatro, el reconocimiento del FNRP como fuerza política legítima.

El Acuerdo se firmó finalmente el 22 de mayo, en Cartagena de Indias, y las demandas se configura-ron de la siguiente manera. Una: el retorno de Zelaya Rosales con todas las garantías constitucionales. Para ello, en las semanas previas a la firma del Acuerdo, los tribunales de justicia no sólo suspendieron las ór-denes de captura que pendían sobre el expresidente, sino que también anularon los juicios incoados en su contra. De igual manera, se suspen-

ACTUALIDAD

EL COLAPSODEL INPREMA

A mediados de junio, la Junta

Interventora del Instituto Nacional

de Previsión del Magisterio

(INPREMA) presentó un informe

que indica que la precariedad

de este Instituto obedece a

la colocación de recursos en

activos improductivos, compra de

terrenos y edificios sobrevalorados

y alta morosidad en las carteras

de préstamos.

En la larga lista de irregularidades,

destacan: ejecutar construcciones

millonarias sin licitación, conferir

préstamos personales por montos

superiores a la capacidad de

pago del solicitante, y continuar

pagando la jubilación a docentes

ya fallecidos.

Un dato revelador es que se

gastaron L 573 millones en el

edificio del Inprema, un valor

cuatro veces superior al costo real,

si se considera el costo del metro

de construcción con los más altos

estándares de calidad. Y el edificio

aún no se concluye.

El déficit actuarial que afronta

el Inprema supera los L 79 mil

millones, que representan el

27.2% del PIB nacional. Según

el informe, el colapso de este

Instituto se origina en la histórica

politización y desorden del

gobierno corporativo, lo que se

ha manifestado en la falta de

aplicación de controles y procesos

internos.

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dieron las órdenes de captura que existían contra algunos de sus más cercanos colaboradores.

Dos: el tema de los derechos humanos se trató con fórmulas vagas, imprecisas e incoherentes, como en papel mojado; el tema de lo jurídico y el de las víctimas de violaciones a los derechos humanos quedaron como el factor perdedor del Acuerdo.

Tres: el Acuerdo traslada la de-manda de la ANC a las recientemen-te remozadas figuras del plebiscito y el referendo, contenidas en el artículo 5 de la Constitución de la República; quedó así establecido que ha de ser por consulta popular, y no por decreto, como se defini-rá la demanda, sin duda la más emblemática de Zelaya, y de toda la Resistencia.

Cuarta: el Acuerdo establece que el Tribunal Supremo Electoral garantizará que se den los pasos pertinentes para que el FNRP sea reconocido como fuerza política y participe en elecciones en igualdad de condiciones.

LAS SEÑALES POSITIVAS

La firma de este Acuerdo emite varias señales positivas, y a la vez deja intactas las preocupaciones de siempre. La primera señal positiva es que casi dos años después del golpe de Estado nos encontramos con una primera propuesta que, aunque tibia e incoherente, apunta a una posible salida política a la tormentosa coyuntura que se abrió con la ruptura constitucional del 28 de junio de 2009.

Una segunda señal es el lide-razgo de América Latina, que se ha hecho sentir en un conflicto político que ha mantenido la atención y la tensión de todos los países del con-

tinente en torno de la legitimación o repudio del primer golpe de Estado exitoso del siglo veintiuno. La sola presencia de los dos presidentes que representan visiones políticas antagónicas, como promotores y testigos del Acuerdo, así como la participación de los presidentes centroamericanos, advierte un nue-vo mapa político latinoamericano que establece una prudente distan-cia de las tradicionales definiciones y últimas palabras procedentes de Washington.

Obviamente esto es muy relati-vo, puesto que detrás de la firma e incluso de la prudente distancia de Washington, existía el urgente in-terés de reincorporar a Honduras a la OEA antes de su Asamblea Ordi-naria en San Salvador; su presencia resultaba casi imprescindible para alcanzar acuerdos sobre un tema de seguridad que tanto interesa a Estados Unidos, particularmente para poder impulsar su política de fortalecimiento de la policía y los ejércitos y endurecer las leyes para combatir el narcotráfico, especial-mente en el triángulo de la muerte conformado por Guatemala, El Salvador y Honduras.

Con estos bemoles, el Acuerdo de Cartagena representa sobre todo un logro para la diplomacia lati-noamericana, que abre las puertas a un nuevo contexto en la correla-ción de fuerzas que se vislumbra con el anuncio de crear una nueva instancia latinoamericana que, sin romper con la OEA, avance hacia la consolidación de una América Latina más autónoma respecto de Estados Unidos en la toma de sus decisiones.

Una tercera señal positiva apun-ta hacia Honduras. Con todo y lo ti-morato de su contenido, el Acuerdo advierte a los políticos, militares y empresarios que no se puede aten-

ACTUALIDAD

NIÑEZ TRABAJADORA

Más de 412 mil niños, entre los 5

y 17 años, trabajan en Honduras:

el 72.2% en el área rural y el

restante 25.8% en las ciudades.

Así lo indica la Encuesta de

Hogares que hizo en septiembre

de 2010 el Instituto Nacional de

Estadística (INE).

Miles de niños se dedican a la

agricultura, caza, explotación

de minas, construcción y carga

de objetos pesados, entre

otras labores, las cuales están

prohibidas por el Reglamento

sobre Trabajo Infantil.

El ingreso promedio que percibe

la población infantil trabajadora

es de 1391 lempiras mensuales,

muy por debajo del salario mínimo

vigente que, en promedio, se

aproxima a los 6000 lempiras.

El Código del Trabajo regula las

horas de trabajo de los niños para

que no abandonen sus estudios.

Sin embargo, la niñez trabajadora

hondureña presenta un promedio

de apenas 5 años de escolaridad.

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5junio 2011

tar contra la democracia y el Estado de derecho sin recibir el repudio y rechazo de una comunidad latinoa-mericana más consciente y exigente hacia sus gobernantes. No sólo les recuerda la violación del Estado de derecho, sino también la necesidad de pedir disculpas a la sociedad hondureña por el daño ocasionado.

Una última señal positiva, es que el Acuerdo deja un mensaje que puede considerarse una tarea política irrenunciable: así como dos presidentes latinoamericanos que sustentan visiones políticas anta-gónicas son capaces de impulsar acuerdos políticos de reconciliación como el de Cartagena de Indias, así los conflictos y la polarización social predominantes en Honduras pueden resolverse por el diálogo y la negociación entre bandos que sustentan posiciones, intereses y visiones políticas e ideológicas opuestas. Siempre y cuando, por sobre todas las cosas, prive un in-terés patriótico.

EL TALÓN DE AQUILES

Por otra parte, todos los cami-nos del Acuerdo conducen a resolver los temas en discusión en el terreno electoral. Y ese es su talón de Aqui-les. Sus señales positivas podrían desvanecerse si, de su contenido, se resalta que solamente son acuer-dos políticos entre cúpulas, que lo remiten todo a los organismos electorales, cuyos hilos manejan los centros de decisión del bipar-tidismo, al tiempo que se dejan intactos los verdaderos problemas, conflictos, crímenes y violaciones a los derechos humanos.

Visto desde nuestra sociedad, el Acuerdo de Cartagena le da un respiro temporal al modelo biparti-dista para capitalizar a su favor las

demandas políticas que condujeron al golpe de Estado y para convertir las crisis y conflictos en oportuni-dades para oxigenarse. Ahora el bipartidismo puede atraer al FNRP a su propio terreno, convirtiéndolo en una “oposición oficial”, contro-lada y cooptada por el sistema, y supeditada a los límites impuestos por una legislación hecha al gusto y antojo del bipartidismo. Incluso la demanda más emblemática de Zelaya y el FNRP —la convocatoria a una ANC— se convierte en un factor expuesto a las decisiones, cri-terios políticos, legales y jurídicos ya establecidos por el bipartidismo.

Lo dicho un día por don Porfi-rio Lobo, de que “la Constituyente va porque va”, queda patente en este Acuerdo y deja al mandatario actual como su verdadero arquitec-to; y al modelo bipartidista como el auténtico y efectivo ganador de estas negociaciones. Al parecer será inevitable que, desde ahora hasta noviembre de 2013, todos los conflictos y temas nacionales más agudos quedarán condicionados a la campaña electoral, a cuyo terreno empuja el Acuerdo de Cartagena.

EL LADO PERVERSODEL ACUERDO

Sin embargo, el modo en que este Acuerdo ignora las violaciones de los derechos humanos llena de perversión todo su contenido polí-tico. Es inadmisible que la política, buscando soluciones amañadas a una crisis, aplaste a las víctimas de la violencia ejercida en su contra por el Estado.

Cuando en el Acuerdo se afirma que: “Admitiendo que durante la crisis política ha habido personas que estiman haber sido afectadas por la vulnerabilidad de sus de-rechos humanos, el Gobierno de

ACTUALIDAD

ASUNTO DE PRIORIDADES...

En una investigación de Revistazo.

com, en la que se analiza la

distribución del presupuesto

general de ingresos y egresos

de 2009, 2010 y 2011, es

notorio cómo las secretarías de

Defensa y de Seguridad reciben

constantes modificaciones

presupuestarias.

Entre los hallazgos, destaca que

el ejército recibió ampliaciones

presupuestarias de L 67.1 millones

para financiar los operativos de

desalojo de los campesinos en

el Bajo Aguan, comprar equipo

especial antibombas, y otorgar

bonos y fortalecer la Guardia de

Honor Presidencial, mediante la

compra de equipo.

Mientras, la Policía Nacional

amplió su presupuesto en L 720.9

millones, que fueron utilizados

para comprar un camión blindado,

nivelar sueldos de oficiales,

comprar equipo antimotines y

financiar diversos operativos.

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6envío

Honduras, a través de la Secretaría de Justicia y Derechos Humanos, se compromete a atender sus denun-cias…”, se están remitiendo los ase-sinatos, las violaciones de mujeres, el cierre de medios de comunicación y el uso desproporcionado de la fuerza ante las protestas públicas contra el golpe de Estado, al ámbito de lo individual y lo subjetivo.

Al dejar las violaciones de los derechos humanos en el ámbito de lo subjetivo, e intactos los conflictos agrarios y educativos, la corrupción y la impunidad, este Acuerdo corre el riesgo de convertirse en una cortina de humo para los arreglos entre cúpulas a espaldas de las víctimas; y, en lugar de constituirse en un primer paso para encontrar una salida política negociada al conflicto, se convierte en un factor que genera más impunidad.

Los verdaderos problemas y conflictos no se resuelven con acuer-dos políticos de cúpula, como los firmados entre Lobo Sosa y Zelaya Rosales. Por el contrario, los proble-mas y conflictos dejados en lista de espera seguirán acumulándose, con toda su carga desestabilizadora. Y, tras un compás de espera, surgirán con mayor capacidad destructiva para los tejidos sociales, políticos e institucionales.

EL RETO POLÍTICOFUNDAMENTAL

Un nuevo Pacto Social, con plena participación de todos los sectores de nuestra sociedad, sigue siendo el reto político fundamental que, de ninguna manera, asume el Acuerdo. No obstante, éste podría facilitar un diálogo, con mediación internacional, para debatir sobre los consensos mínimos que pueden conducir a un nuevo Pacto Social,

que luego se implemente a través de una ANC que redacte una nueva Constitución.

El Acuerdo de Cartagena emite señales positivas y puede convertir-se en un parteaguas, como no lo fue el Acuerdo San José-Tegucigalpa, que dejó intacta la coyuntura del golpe; ni la irrupción de Zelaya en la embajada de Brasil; ni las elecciones y la asunción de Porfirio Lobo Sosa. Estos hechos, a pesar de su relevancia y peso, no lograron romper el muro establecido como barrera política por los ejecutores y defensores del golpe de Estado. Los hechos ocurridos entre el 28 el junio de 2009 y mayo de 2011, sin restarles importancia, no pasaron de ser variantes definidas por la coyuntura del golpe de Estado.

El Acuerdo irrumpió en la vida política cuando parecía que todo se había venido abajo para la Re-sistencia, cuando todos los datos apuntaban a un firme control sobre las decisiones del Estado y sus polí-ticas por parte de los sectores que promovieron el golpe de Estado, excluyendo de todos los ámbitos a sus opositores.

¿Cómo se explica esto? Bien dicen que en política no hay nada escrito y que un hecho, suscitado en un momento oportuno, puede trastocar sustancialmente la rea-lidad. Esto es lo que parece estar ocurriendo con el Acuerdo de Car-tagena de Indias.

ASÍ ESTABAN LAS COSAS

Apenas en la primera quincena de mayo —mientras se retocaba el documento final del Acuerdo— los grandes empresarios del país y sus aliados transnacionales celebraron el acontecimiento de mayor rele-vancia para sus intereses en los

ACTUALIDAD

¿MEJORA DE LA CALIDAD EDUCATIVA?

Sólo en 2010, el Estado erogó

unos L 12 millones para comprar

una tanqueta, más otros cuantos

millones para necesidades de

la policía y el ejército. Pero en

la Secretaría de Educación no

hay presupuesto para contratar

personal de vigilancia y de

limpieza.

El monitoreo que Revistazo.com

realizó en varias escuelas del

occidente del país evidencia cómo

los maestros, los padres de familia

y sus hijos, tienen que lidiar con

las carestías que enfrentan las

escuelas ante el abandono del

Estado.

Los niños del interior del país se

turnan para limpiar sus centros

educativos, mientras los ladrones

se roban las computadoras y

el material didáctico, ya que se

carece de vigilancia.

Después de sus jornadas de

estudio, los escolares lavan

los trapeadores y los servicios

sanitarios. Otros barren los

corredores y patios. Y si deciden

contratar un vigilante, los padres

de familia tendrán que erogar,

de sus raquíticos ingresos, 50 y

hasta 100 lempiras para pagarle

el salario.

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últimos tiempos. Centenares de los empresarios más exitosos del capitalismo nacional y transnacio-nal llegaron a San Pedro Sula para celebrar el cónclave “Honduras is Open for Business”.

Unas semanas antes, el gremio de los maestros, el más poderoso del país, había sucumbido ante su propia decisión de mantener a cualquier costo un paro laboral indefinido para derogar un decreto legislativo al que consideran lesivo a sus intereses y al carácter gratuito de la educación. Los maestros en huelga no esperaban la firmeza con que los recibió el gobierno de turno, que lanzó a las calles a la policía con la orden estricta de desalojar a los manifestantes de calles, carreteras y puentes.

Lobo Sosa obligó a la diri-gencia magisterial a sentarse a la mesa de diálogo imponiendo sus condiciones, con todas las fuerzas gremiales debilitadas y la ejecución de una orden de despido contra más de trescientos docentes por haber abandonado sus labores. El gobierno dialogó con los líderes magisteriales una vez que les había asestado un decisivo golpe estraté-gico; sin duda, el mayor recibido por este poderoso gremio desde la década de 1980.

Por añadidura, esto representa un golpe político estratégico contra el FNRP, en la medida que el gremio magisterial constituye su columna vertebral. Con tales ventajas, el “Honduras is Open for Business” no podía ir sino viento en popa. El FNRP parecía quedar reducido a una oposición controlada, no por la cooptación de sus dirigentes o el manejo de su ideología, sino por haberlo arrinconado hasta hacerlo aparecer como expresión de una

pequeña facción de izquierda, sin capacidad para modificar a fondo el escenario de la política hondureña.

PERO, LA COYUNTURACAMBIÓ

En ese contexto se presentó Manuel Zelaya con el Acuerdo bajo el ala de su sombrero, arropado de rojo-negro-blanco, como el mesías que emerge de la nada, con un pie en el moribundo liberalismo y otro en el también golpeado FNRP. Una vez más, Zelaya se mostró como lo que en realidad es: un auténtico definidor de coyunturas políticas, como lo ha sido en los últimos seis años de la vida política nacional.

Un sector de la sociedad hon-dureña, tanto de base como de las dirigencias políticas medias y altas, ven en Zelaya al futuro salvador del país, en cuya sombra se pueden cobijar para sostener o alcanzar las cuotas de poder, hoy tan en preca-rio. En este personaje de la política tradicional se encarna, hasta el extremo, la mentalidad caudillista y la cultura patrimonial, lo que deja al descubierto las carencias de iden-tidad de un sector importante de la sociedad que, con euforia, busca una respuesta fuera de sí misma.

En el recinto levantado en los alrededores del aeropuerto Toncon-tín para celebrar su regreso, Zelaya Rosales no dijo ante un pueblo entusiasta cuál es su propuesta programática. No obstante, para la mayoría de los allí presentes, lo que él dijera era lo de menos. Lo que querían quedó recogido en la expresión de una señora: “Yo vine para verlo. Ya lo vi y ya me regreso feliz”.

Aunque muchos se fueron antes de su llegada, la mayoría lo esperó:

ACTUALIDAD

MOVILIZACIÓNEN SONAGUERA

El 4 de junio más de tres mil

personas del municipio de

Sonaguera, Colón, manifestaron

públicamente su rechazo a

un proyecto de generación de

energía eléctrica a base de

carbón que pretende desarrollar la

empresa CECHSA en la localidad

de Montes de Oro.

A pesar de no contar con los

permisos de construcción y de

no haber socializado ningún

estudio de impacto ambiental,

por lo que no cuenta con el visto

bueno de las fuerzas vivas, dicha

empresa ya ha comprado unas

95 manzanas de tierra en la

mencionada localidad.

Desde que en marzo aparecieron

las primeras noticias al respecto,

la sociedad civil de Sonaguera

emprendió un trabajo de

seguimiento e investigación, hasta

reunir los datos suficientes que

demuestran los daños a la salud

que provocan los metales y gases

tóxicos arrojados al ambiente por

este tipo de plantas.

Después de varias gestiones

infructuosas ante la Alcaldía,

esta comisión ha solicitado

formalmente a la Corporación

Municipal realizar un cabildo

abierto cuyo punto único sea el de

la instalación de la termoeléctrica.

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no tanto para escucharlo, sino para verlo aparecer. Una vez que lo vie-ron comenzó el éxodo, sin importar lo que su líder estaba diciendo. Después todo mundo volvió a sus cotidianas actividades de supervi-vencia. Allá Mel Zelaya y los suyos lo que vayan a hacer después.

EUFORIA CONDISTRACCIÓN

Pero vuelven a sus quehace-res esperando que el hombre del sombrerón opere el milagro de devolvernos la paz, la seguridad y el empleo perdidos. Si se hubiese tratado de una espera para saber qué decía Mel, la gente se hubiese desencantado ante un discurso im-provisado, incoherente e impreciso. Pero las palabras eran lo de menos. Al caudillo se le busca para verlo o tocarlo. En eso reside la magia. Lo demás, es darle carta blanca para que diga o escriba lo que se le an-toje, en nombre de la gente.

La euforia despertada por el retorno de Mel Zelaya resulta tan fuera del contexto de una realidad social y política crecientemente inestable que, en los hechos, con-vierte el fenómeno Zelaya en un fac-tor movilizador hacia la distracción, que sitúa a algunos sectores sociales —incluyendo a cierta izquierda atrapada en el fervor religioso por la obnubilación que muestra ante su ídolo— fuera de su responsabilidad con la realidad. La adhesión ciega al líder sustituye los compromisos personales y organizativos con la transformación social, y con una formulación clara para buscar dicha transformación.

En este ambiente de euforia con distracción, los liderazgos que alcanzan mayor protagonismo son los que, siendo más fieles al líder,

ACTUALIDADse ponen a la defensiva y rechazan todo lo que no sea la “historia ofi-cial” que se construye desde el pen-samiento único. Estas expresiones son señales inequívocas de la cultu-ra política patrimonial, que cruza por igual la práctica de los políticos de la derecha y la izquierda. Y es, además, una señal inequívoca de que la ausencia de identidad en los sectores populares suele llevar a po-ner las esperanzas y la vida entera en una respuesta que se encuentra fuera de su propia realidad social y organizativa.

AHORA, HACIA LOSAUTÉNTICOS ACUERDOS

El Acuerdo de Cartagena de Indias nos lanzó a una nueva co-ó a una nueva co- a una nueva co-yuntura política, y puede significar un paso hacia una salida que frene la conflictividad y la polarización en que vivimos. Sin embargo, lo fundamental es que nos deja una certeza más precisa de que el ca-mino por recorrer es mucho más largo e interesante de lo que podría suponerse.

Hasta el momento, el Acuerdo se queda en el terreno de la política en que se sitúan los intereses de los políticos. Sin embargo, mantenerlo en esa lógica equivale a aceptar el entrampamiento al que conduce, porque se volverá obligado definir posiciones políticas en relación con intereses precisos. Y lo que se puede esperar es una espiral intermina-ble, cargada de debates estériles y descalificaciones mutuas.

Un punto de partida más prove-choso es hacer una lectura tal, que el Acuerdo permita demandar otros acuerdos, con un nuevo contenido que lo supere. Si los políticos ya se han puesto de acuerdo, esto signifi-ca que se puede avanzar a través del

CONFERENCIA EPISCOPAL DE HONDURAS

Los Obispos de la Iglesia Católica,

constituidos como Conferencia

Episcopal de Honduras (CEH)

del 7 al 10 de febrero, no dejan

de ver con optimismo “que en

Honduras se haya avanzado,

aunque lentamente, hacia una

reconciliación...”. Así lo expresan

en un comunicado en el cual

comparten sus preocupaciones

“ante la acumulación de conflictos

de toda clase que vivimos en la

actualidad”.

La politización, la corrupción

a todos los niveles, la

violencia doméstica y la que

es consecuencia del crimen

organizado y en especial del

narcotráfico, de la delincuencia

común, la exclusión, la falta

de justicia, la migración, la

polarización que dificulta la

gobernabilidad, los problemas

de la educación, de tenencia de

la tierra que ya han provocado la

muerte de campesinos, y un largo

etc., “están paralizando nuestra

sociedad y nos impiden avanzar

por el camino de una democracia

participativa y representativa”.

Los Obispos dicen que, “desde

la esperanza activa, podemos

creer que es posible utilizar

aquellos cauces que permiten

el entendimiento entre las

personas: sobre todo el diálogo,

la convivencia y la solidaridad.

Ante esto, nos sentimos

moralmente obligados a tomar una

postura profética y de auténtico

compromiso evangélico a favor de

la vida como don de Dios, y de la

convivencia en democracia...”.

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diálogo y la negociación hacia otros acuerdos, los auténticos acuerdos.

El Acuerdo de Cartagena fue definido desde contenidos políticos coyunturales. Los nuevos acuerdos deberían centrarse en los auténti-cos conflictos nacionales, como el conflicto agrario en el Bajo Aguán, comenzando por hacer salir a to-dos los paramilitares contratados por terratenientes y agroindustria-les, para avanzar hacia acuerdos mínimos en torno de la tenencia de la tierra en esa región que, actualmente, concentra la mayor conflictividad.

También habría que avanzar hacia acuerdos mínimos sobre educación, en cuanto a contenidos educativos y relaciones entre el Estado, los gremios magisteriales y las organizaciones comunales. Y de ese modo proseguir con otros temas como los recursos naturales, la política fiscal, la salud, la vivien-da, el trabajo y la institucionalidad pública. Es en estos temas donde se juega la suerte, el presente y futuro de la sociedad hondureña.

PERO ANTES, LOSACUERDOS HUMANOS

El Acuerdo de Cartagena de Indias es sólo el primer paso hacia una meta más fecunda; bien apro-vechado, nos ayudaría a recorrer el largo camino hacia la construcción de una auténtica democracia. Y mientras se avanza hacia los nue-vos acuerdos, se vuelve imperiosa la necesidad de rehacer los tejidos humanos, psicológicos, comunita-rios y religiosos que resultan ser una tarea indispensable; porque es impensable alcanzar acuerdos sobre temas nacionales sin antes lograr acuerdos humanos que nos conduzcan a rehacernos como pue-blo con identidad.

Esa es la clave para que de-jemos de buscar repuestas fuera de nosotros mismos y para que descubramos que no hay mejor de-mocracia y mayor patriotismo que los que surgen de nuestros propios esfuerzos. La tarea de derrumbar la cultura política patrimonial y sobre sus escombros erigir una nueva cultura política ciudadana es, sin duda, lo que nos salvará de los caudillos de ayer y hoy; y de los que ya están agazapados y listos para saltar desde cualquier esquina de alguna de nuestras crisis.

ACTUALIDAD

¿HUMO BLANCO ENEL BAJO AGUÁN?

En la noche del 15 de junio,

el Gobierno logró un acuerdo

entre empresarios y campesinos

del Bajo Aguán, lo que supone

el inicio del fin de uno de los

conflictos más prolongados y

violentos en la historia agraria del

país. El saldo es la muerte violenta

de más de 40 personas, entre

labriegos y guardias de seguridad,

y una larga lista de violaciones a

los DDHH de la población de la

zona.

El Gobierno comprará a la

Exportadora del Atlántico 4,045.70

hectáreas, que pasarán a manos

de los campesinos, a un valor

inicial de L 135 mil por hectárea.

“Es una noche histórica. Después

de más de un año de diálogo,

de tratar de llegar a un acuerdo

pacífico que ponga fin a los

momentos difíciles en el Bajo

Aguán, hemos logrado llegar a

entendimientos”, dijo Lobo antes

de firmar el documento.

Mediante el Acuerdo, el MUCA

y la Exportadora del Atlántico

expresaron su apoyo al Gobierno

en todas las acciones “que

coadyuven a la distensión en

la zona del bajo Aguan y así

alcanzar la armonía social que

permita a los hondureños vivir

en un clima que promueva la

dignidad de la persona humana,

el desarrollo social, el crecimiento

económico con solidaridad y en

seguridad para todos”.

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¿Y ahora, qué?ISOLDA ARITA*

Febrero de 1948, agosto de 1957, mayo de 2011. ¿Qué tienen estas fechas en común? El retorno de tres hombres emblemáticos del Partido Liberal que, por razones similares, se encontraban en el exilio. En las tres ocasiones, el pueblo hondureño, sobre todo el liberal, ha depositado sus

esperanzas en el “mesías” que ofrece ríos de leche y miel. En los dos primeros casos, todo terminó en verdades amargas y mentiras piadosas.

Hoy que la historia pareciera repetirse ¿continuará la farsa?

En 1948 regresó de México, después de quince años de ausencia, José Ángel Zúñiga Huete,

“el León del liberalismo” y el responsable de aquella frase tan devaluada en nuestros días: “las milicias eternamente jóvenes”, en alusión a la militancia del Partido Liberal.

En 1957 ingresó, procedente de Estados Unidos, Ramón Villeda Morales, “Pajarito”. Entró por el aero-puerto de San Pedro Sula —que ahora lleva su nom-bre— y, según cuentan los cronistas de la época, tuvo un recibimiento multitudinario.

Y, el 28 de mayo de 2011, retornó el expresidente Manuel Zelaya Rosales, procedente de la República Dominicana, después de una larga escala en Managua. Tal vez porque corren otros tiempos, Zelaya Rosales no ostenta un apelativo relacionado con el mundo animal, a los que son tan proclives los liberales. A él lo llaman “el líder”, “Mel amigo”, “comandante de la revolución hondureña”. El retorno de un coloso, tituló el Canal 36 su transmisión especial de los hechos de ese día.

Zúñiga, Villeda y Zelaya retornaron con un objetivo muy preciso: aglutinar fuerzas para tomar el poder. Cada cual desde sus circunstancias, por supuesto, pero despertando expectativas similares en sus seguidores: democracia, libertades públicas, bienestar a granel para los pobres, unidad nacional.

En el caso de los dos primeros, la historia es cono-cida. Zúñiga sería el candidato presidencial del Partido Liberal en las elecciones de 1948. Pero, alegando fraude electoral por parte de la dictadura cariísta, se retiró de

los comicios, llamó a una improvisada “revolución” y, de inmediato, el “León” corrió como una liebre para asilarse en la embajada de Cuba. Luego partió a México, para nunca más volver.

Villeda Morales fue electo Presidente de la Re-pública por la Asamblea Nacional Constituyente en noviembre de 1957 —después de ceder lo propio y lo ajeno a las Fuerzas Armadas—, lo cual no fue más que un reconocimiento a lo que las urnas ya habían decidido en 1954, 1956 y 19571. Y en cuanto a Zelaya Rosales, la segunda parte de su historia política aún está por escribirse.

UN CALUROSO RECIBIMIENTODesde la víspera del 28 de mayo, Tegucigalpa em-

pezó a recibir gente de distintos puntos del país que se concentró en los alrededores del aeropuerto Toncontín para recibir a Manuel Zelaya. Estoicamente, miles de congregados esperaron durante horas bajo el sol y la lluvia, asediados por el hambre, el calor y la sed; el agua escaseó y hubo deshidratados, pues la prevención no es precisamente un rasgo de identidad nacional. “Lo importante es que viene nuestro líder a arreglar el país”, dijo a manera de consuelo un hombre que llamó por teléfono al canal 36.

La aeronave del Consorcio Venezolano de Indus-trias Aeronáuticas y Servicios Aéreos, S.A. (Conviasa) tocó tierra con más de tres horas de retraso —se le

ACTUALIDAD

* Periodista, directora de Editorial Guaymuras.

1 Al respecto, véase, Mario R. Argueta, Ramón Villeda Morales. Luces y sombras de una primavera política, Editorial Guaymu-ras, Tegucigalpa, 2009, pp. 90-100.

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esperaba a las 11 de la mañana, pero arribó a las 2:20 de la tarde—, debido a que Manuel Zelaya, se dijo, tuvo que atender otros asuntos en Managua.

Por fin, a las 3:26 p.m., el expresidente, su esposa Xiomara Castro y sus hijos pudieron abrirse paso al en-tarimado donde ya no cabía un alfiler, pues eran muchos los que anhelaban salir en la histórica foto. Mientras doña Xiomara se enjugaba las lágrimas y Manuel Ze-laya era entrevistado por un ansioso periodista, su hija Hortensia, más conocida como la “Pichu”, se apropió del micrófono y empezó a cantar “Nos tienen miedo porque no tenemos miedo...”. El barullo no podía ser mayor.

Finalmente, y ante la impaciencia de la paciente concurrencia, la desinhibida “Pichu” pidió “permiso” para darle la palabra “al hombre que ha sembrado la esperanza en Honduras”; o sea, su padre. Manuel Zelaya empezó a hablar en medio de la algarabía de los presentes. Pero sus improvisadas palabras, más bien comedidas y formales, no sonaron bien a los oí-dos de muchos de sus, hasta ahora, fieles y exaltados seguidores.

Agradeció las gestiones de los gobiernos de Ve-nezuela y Colombia que hicieron posible el Acuerdo de Cartagena2; presentó a las personalidades que lo acompañaban en ese momento y, para incomodidad de muchos, dijo —palabras más palabras menos— que, así como el presidente Porfirio Lobo le había reconocido al pueblo sus derechos (mediante el Acuerdo de Car-tagena), ahora al pueblo le tocaba reconocerlo como presidente. Para colmo, en algún momento, utilizó el término “correligionarios”, en clara alusión a los numerosos liberales “en resistencia” que acudieron a su encuentro.

Luego, entregó el micrófono a su esposa y a su hija “Pichu” para que entre ambas leyeran el Acuer-do de Cartagena, instrumento que Zelaya considera como “un avance sumamente importante, histórico para restablecer los derechos democráticos de todos los hondureños...”. Y una hora después, a las cuatro y media, tuvo que retirarse, pues lo esperaban en Casa Presidencial para una recepción oficial.

En suma, desencanto para quienes esperaban al Mel Zelaya dicharachero y radical, al estilo de las asambleas del Poder Ciudadano de antaño. Y es que este es otro escenario. Hace apenas dos años él era el mandatario plenipotenciario, convencido de que su

voluntad era ley. En cambio ahora es uno más en pos del poder político. Con algunas fortalezas, sí, pero con todo un camino por recorrer. Por cierto nada fácil.

Como colofón de este recibimiento hay que decir que, gracias a un acuerdo entre el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) y la Secretaría de Seguridad —cosa extraña en una dictadura3— en esta ocasión no hubo represión policial que obstaculizara la movilización, y todo se desarrolló en paz.

UN RETORNO POLÉMICOManuel Zelaya Rosales regresó en la fecha justa

para que la Asamblea General Extraordinaria de la Or-ganización de Estados Americanos (OEA), celebrada en Washington el 1 de junio, aprobara la reincorporación de Honduras en ese organismo.

Regresó, pese a sí mismo. En una fecha no tan leja-na como julio de 2010, cuando en una entrevista le pre-guntaron sobre los rumores de un posible acuerdo con Porfirio Lobo para retornar al país, su respuesta fue: “Es una campaña mediática. En realidad, tanto Estados Unidos como sus sucedáneos involucrados en el golpe hacen todo para impedir mi retorno. Las demandas judiciales que interpuso Micheletti en el periodo en que gobernó de facto, y que, según la Constitución, debían ser anuladas, no lo han sido. (…) Lobo y su gobierno continúan formulándolas con el fin de humillarme y obligarme a presentarme ante un aparato de justicia coautor del golpe. Para que mis propios verdugos sean mis jueces. Un burdo ardid...”4.

Y cuando el periodista le pidió su opinión sobre la propuesta de reintegrar a Honduras en la OEA, no vaciló en contestar: “Las fuerzas de la extrema dere-cha regional y de Norteamérica…, ejecutan su plan de controlar Honduras, y usan su influencia y medios de presión para crear la ficción del reconocimiento, aun cuando saben perfectamente que se ha instalado un régimen incapaz de atender una sola de las resoluciones de las organizaciones internacionales. En contraste, y sin desconocer que ha manifestado buena voluntad en algunos gestos, el presidente Lobo controla todo el

2 Al respecto, véase en este número el artículo de Ismael Moreno, “Acuerdo de Cartagena: Retornos, aciertos, sombras y tareas pendientes”.

3 Desde que Porfirio Lobo asumió la Presidencia de la República como resultado de las elecciones de 2009, el FNRP siempre se ha referido a su gobierno como una “dictadura continuadora del golpe de Estado”.

4 “La resistencia es la vía para restaurar la democracia”, entre-vista realizada por Christophe Ventura en Santo Domingo, RD, el 13 de julio de 2010, y publicada en LE MONDE diplomatique en español, en septiembre de 2010.

ACTUALIDAD

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aparato mediático y ha instalado políticas de brutal represión…5.

No obstante, en su primera comparecencia televi-siva al día siguiente de su retorno, habló otro Manuel Zelaya. Dejó claro que apuesta por un “frente amplio” donde quepan todas las fuerzas de oposición, y reiteró su reconocimiento al presidente Lobo por sus gestiones. Para desconcierto de su entrevistador, el periodista Julio Ernesto Alvarado, dijo que le daba “el beneficio de la duda” a Arturo Corrales6, y que tanto éste, como la designada presidencial María Antonieta Guillén, hicieron sus mejores esfuerzos para que el Acuerdo de Cartagena quedara a satisfacción de las partes. Y para rematar, expresó que la extrema derecha y la extrema izquierda son las que se oponen al Acuerdo.

RECRIMINACIONES, PROTESTAS Y…COINCIDENCIASBasta dar una rápida mirada a las noticias publi-

cadas por los medios tradicionales de comunicación, como a los mensajes que circulan por la internet, para constatar que hay algo de cierto en esa afirmación de Zelaya.

Desde que algunos sectores del FNRP supieron del Acuerdo de Cartagena, por medio de los despachos internacionales de prensa, empezaron las recrimina-ciones. La más sentida es que este se negoció espaldas de las bases. Un acuerdo entre cúpulas, para no perder la costumbre.

Otra recriminación es que el Acuerdo no garantiza el castigo a los responsables del golpe de Estado y de violaciones de derechos humanos en la era posgolpe y que, además, solo es un mecanismo para “lavarle la cara” a este gobierno y facilitar su reingreso en la OEA. Por tanto, no lo consideran como un instrumento de reconciliación nacional.

En el otro extremo, la Unión Cívica Democrática (UCD) dijo en un comunicado que el Acuerdo “fue ne-gociado y suscrito sin consultar a la sociedad hondureña y violando la Constitución de la República”, por lo que lamentaron que “se quiera presentar como elemento de reconciliación nacional”. Utilizando un argumento si-milar al de los miembros del FNRP, la UCD expresa que

“los ciudadanos hondureños no podemos, ni queremos enterarnos de otros compromisos por declaraciones de presidentes y funcionarios de otros países…”7.

Sin embargo, por la vía del Acuerdo, ambos sectores consiguieron el cumplimiento de sus demandas más urgentes: unos, el retorno de Manuel Zelaya; y los otros, el reingreso de Honduras en la OEA. Y en este punto también coinciden. Empecinados en su razón absoluta, los resistentes sostienen que el regreso de Zelaya debió darse sin condiciones de ningún tipo, en tanto que la UCD declaró que “el retorno de Honduras a la OEA debió realizarse incondicionalmente, sin embargo, el presidente Lobo Sosa ha sacrificado el orgullo y la dignidad nacional en ello”8.

Los dos sectores también coinciden en que el Acuer-do es un instrumento para perpetuar la impunidad que beneficiará, según unos, a los responsables del golpe de Estado y de violaciones de derechos humanos y, de acuerdo con los otros, a Manuel Zelaya y sus colabora-dores más cercanos9.

LOS EXTREMOS SE TOCANAsí, desde posiciones ideológicas antagónicas, los

dos extremos del espectro político hondureño —reavi-vados y beligerantes desde antes del golpe de Estado—, coinciden en sus apreciaciones sobre el Acuerdo de Cartagena. Les gustan los primeros resultados (retorno de Zelaya y reingreso a la OEA), pero no quieren pagar ningún precio.

Lo que aquí estamos viviendo no es nuevo. El politólogo y luchador antifascista italiano Norberto Bobbio argumentaba que “ideologías opuestas pueden encontrar puntos de convergencia y acuerdo en sus franjas extremas, aun manteniéndose muy diferentes con respecto a los programas y a los fines últimos…”10.

Este autor llega a la conclusión de que un extre-mista de izquierda y uno de derecha “tienen en común la antidemocracia”; no por lo que representan en su afiliación política, sino porque, en esa afiliación, “repre-sentan las alas extremas. Los extremos se tocan”11. Por

5 Ídem.6 Ministro de la Secretaría Técnica de Planificación y Coopera-

ción Externa (SEPLAN) del actual gobierno, omnipresente en negociaciones de todo tipo. Es blanco de las condenas del FNRP, que siempre lo ha acusado de ser uno de los gestores del golpe de Estado.

7 Véase, “Acuerdo de Cartagena violenta la Constitución”, diario Tiempo, 30 de mayo de 2011, p. 26.

8 Ídem.9 No es objeto de este artículo examinar la validez o justeza de

los reparos al Acuerdo, sino establecer los puntos en común de ambas expresiones políticas.

10 Norberto Bobbio, Derecha e Izquierda, 2ª ed., Punto de lectura, Madrid, 2001, p. 76.

11 Ibíd., p. 77.

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tal razón, en una entrevista, Bobbio dijo que se consi-deraba un moderado, porque “solo las alas moderadas de las dos alineaciones opuestas [derecha e izquierda] son compatibles con la democracia”12.

El pensamiento de Bobbio, como el de muchos otros, puede ayudarnos a entender el empantanamiento de nuestra cultura política —y por ende del país—, afe-rrada a ideologías que son verdaderos obstáculos para construir consensos mínimos que lleven un poco de bienestar y tranquilidad a la población que, al final, es quien paga la factura de sus desmanes.

En los argumentos, descalificaciones y epítetos que abundan de uno y otro lado no es posible entrever una auténtica preocupación —ni propuestas inteligentes— por los destinos del país y su gente, quizás porque “el ideologismo habitúa a la gente a no pensar, es el opio de la mente; pero es también una máquina de guerra concebida para agredir y ‘silenciar’ el pensamiento ajeno. (...) La descalificación ideológica no necesita ex-plicación ni motivación. El ideologismo concede certeza absoluta y, por tanto, no requiere pruebas ni presupone una demostración13”.

Para quienes miran el país y el mundo con los ante-ojos de una ideología, la política se limita a “la toma del poder” para imponer su visión y derrotar al adversario. Olvidan que la política es “el arte de lo posible”, como la definió Aristóteles, quien también la entendía como “la búsqueda del bien común”.

Por eso, “quien quiere hacer política día a día debe adaptarse a la regla principal de la democracia, la de moderar los tonos cuando ello es necesario para obte-ner un buen fin, el llegar a pactos con el adversario, el aceptar el compromiso cuando éste no sea humillante y cuando es el único medio de obtener algún resultado”14.

OLVIDO DEL “OTRO”, CEGUERA POLÍTICALas ideologías, para satisfacción de sus seguidores,

pueden explicarlo todo a partir de una premisa porque, como su nombre lo indica, son la “lógica de la idea”15. Las visiones ideológicas, sobre todo en su manifesta-ción extrema, niegan los elementos de la realidad que

no se acomodan a “su idea”. De ahí la intolerancia, la estupidez política.

Por ejemplo, es claro que la UCD, como algunos sectores del FNRP, no presta la mínima atención a con-sultas de opinión, documentos y análisis que, desde una perspectiva independiente, se han realizado en el país con el fin de auscultar qué piensa la ciudadanía ante el colapso nacional, y poder actuar en consecuencia.

En la primera encuesta de opinión ciudadana rea-lizada por el CESPAD en 2010, es revelador el número de personas que reclamaba una salida pactada a la crisis política. El 65% opinó que era la única manera de superarla y para el 11% era necesaria, “aunque no resuelva los problemas de fondo”.

En otras palabras, para el 76% de las personas en-trevistadas, la salida a la crisis pasaba por un pacto que involucrara a todos los actores de la misma16. Ante esto, es válido preguntarse: ¿Por qué rechazar de manera tan tajante el Acuerdo de Cartagena? ¿No se merece la población un poco de esperanza y tranquilidad, aunque el Acuerdo no sea el mejor, ni se ajuste a las expectativas ideológicas de las minorías?

CAMBIOS CON MÁS DEMOCRACIAY NUEVOS LIDERAZGOSEsta encuesta del CESPAD confirma que una

apabullante mayoría está inconforme con la actual democracia hondureña, y el 86% de las personas con-sultadas reclama un cambio con más democracia. Es decir, profundizándola en todas sus dimensiones sin adulterar las reglas del juego democrático.

Esto se complementa con la clara voluntad de la ciudadanía (64%) por un cambio de liderazgo, que im-pulse las transformaciones democráticas requeridas en el país. En esta consulta, apenas el 8% se pronunció por mantener la actual situación sin introducir cambios.

Entonces ¿por qué aferrarse a los liderazgos anqui-losados en el bipartidismo y en otros espacios sociales y políticos? ¿A qué viene la desfachatez de la UCD cuando, el día que vino Manuel Zelaya, difundió un spot televisivo que rezaba: “Gracias Micheletti por defender la democracia. Nunca te olvidaremos”?

12 Ibíd., p. 76, nota de pie de página nº 1.13 Giovanni Sartori, La democracia en 30 lecciones, Taurus, Mé-

xico, 2008, p. 89.14 Joaquín Estefanía, Prólogo a la edición española de N. Bobbio,

op. cit., p. 13.15 Hannah Arendt, Los orígenes del totalitarismo, Taurus, 1ª ed.

en México, 2004, pp. 568-569.

16 Centro de Estudios para la Democracia (CESPAD), Ciudadanía hondureña: entre el tradicional pesimismo y la esperanza por un cambio democrático. Resultados preliminares de la primera encuesta de opinión ciudadana, Tegucigalpa, octubre 2010, pp. 6-7.

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¿DÓNDE ESTÁN LAS MAYORÍAS?Igualmente interesante es que, según esta encuesta

nacional, el 69% de los hondureños se ubica en el centro político, mientras que el 22.9% manifestó simpatías por la extrema derecha. Sólo el 8% dijo simpatizar con la izquierda17.

Estos resultados difieren de los encontrados por la encuesta realizada por el IUDOP y el ERIC a finales de 2010. Según esta, el 30.4% de las personas consultadas se ubica en el centro, centro-derecha y centro-izquierda. Un significativo 37% optó por la derecha y el 9.2% se ubicó en la izquierda18. Y, en un sondeo latinoamerica-no, Honduras, es el país con mayor porcentaje de ciu-dadanos que consideran que su ideología es de extrema derecha (24%)19.

Si se hacen las relaciones del caso, estos datos pue-den ayudar a comprender —y a aceptar— otro resultado del sondeo IUDOP-ERIC que, por cierto, ha sido poco destacado: el 60.1% de las personas consultadas declaró que votó en las elecciones generales de 2009. El 39.9% no votó y, de ese porcentaje, el 26.3 no lo hizo porque no tenía cédula; el 12.7 porque tuvo problemas personales; el 4.5 por temor; el 4.1 porque no tenía la edad y, el 5.7, por falta de transporte.

En suma, estos datos dicen que el 53.3% no votó por razones ajenas a su voluntad. El 38.5% no participó en las elecciones porque no las consideró confiables o legítimas (19.2%), o porque no cree en los candidatos de los partidos políticos (16.7%). Sólo el 3.1% dijo que atendió el llamado de la Resistencia a no votar20.

Con estos datos ¿no sería del caso que la Resistencia revisara su discurso acerca de las elecciones “espurias” o, al menos, que lo respaldara con información objetiva y convincente?

Los resultados de las consultas de opinión, como todo producto humano, están sujetos a errores, por lo que no tienen la última palabra, faltaría más. Sin embargo, desde mediados del siglo pasado se han consti-tuido en útiles instrumentos para la toma de decisiones, sobre todo en el mundo político y económico.

Pero en Honduras, cuando la encuesta no dice lo que se quiere oír, entonces se ningunea. No importa que

haya estado a cargo de un equipo con credibilidad hu-mana y técnica. Lástima, porque con ello se desperdicia un recurso valioso y, peor aún, se descalifica y excluye al hondureño común, ese que vota en las elecciones, que tiene opiniones políticas moderadas, que no posee bienes ni está protegido por un estatuto o contrato colectivo, y que solo anhela vivir en paz y con dignidad.

LA TOMA DEL PODERPero entender la dinámica de la población y sus ava-

tares cotidianos no son por ahora tareas importantes, al menos para el FNRP. Todo se arreglará con la “toma del poder” y la Asamblea Nacional Constituyente (ANC). Y como el orden de los factores no altera el producto, pues ya se empieza a decir que si no se logra la Consti-tuyente antes de las elecciones de 2013, pues primero se “tomará el poder” y, una vez ahí, se instalará la ANC.

En una convocatoria de la Coalición de Barrios y Colonias de la Capital y los Pobladores y Pobladoras en Resistencia de la Capital (MNPR) “a una importante Asamblea”, que se realizaría el domingo 12 de junio, se consigna que los principales puntos de la agenda son: “1. Preparación del Encuentro de la Resistencia de los barrios y colonias del Distrito Central con el presiden-te José Manuel Zelaya Rosales. 2. Definir Estrategias Políticas de los barrios y colonias de la capital para la toma del poder político” (el destacado es nuestro). Y ya asumiendo el nuevo discurso del expresidente Zelaya, la convocatoria —que circuló por la Red Fian— culmina con la siguiente leyenda: “Solo la alianza de pobladores y pobladoras con otras fuerzas sociales y políticas del país, organizados en un gran frente amplio político popular, llegaremos al poder de la nación para trans-formar Honduras”.

En realidad, “la toma del poder político” es un tema recurrente de debate —y de disensos— entre las organizaciones y grupos que conforman el FNRP desde antes del retorno de Manuel Zelaya. Pero, con su llegada, ha cobrado nuevos bríos pues, para muchos, hoy sí, el poder está a la vuelta de la esquina. Aunque no se tenga claro cómo, con qué y para qué.

¿INGENUIDAD? ¿DESESPERACIÓN?¿DESCONOCIMIENTO? ¿CORTOPLACISMO? Quién sabe. Quizás un poco de todo, adobado con

el triunfalismo que provoca el regreso del caudillo que declara seguir siendo liberal, pero también el coordi-nador general del FNRP. Lo que sí queda claro, es que él ha venido a hacer proselitismo para promover su propuesta política, lo que seguramente no le cuesta

17 Ibíd., gráfico 14, p. 8.18 Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP), Boletín

de prensa, año XXV, núm. 1, tabla 84, p. 18.19 IPSO, FLACSO y AECID, Estudio de Opinión Pública en Latino-

américa 2009-2010. Gobernabilidad y Convivencia Democrática en América Latina, mayo 2010, p. 68.

20 IUDOP, op. cit., véase tabla 65, p. 15.

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porque, aun siendo Presidente de la República, actuó como candidato en campaña permanente; y de la opo-sición para más señas.

Las visitas que ha hecho a su natal Olancho, a Colón y a otros lugares —en compañía de su familia— son auténticas giras proselitistas con el propósito de promover la figura de doña Xiomara, quien luce muy cómoda en su papel de “heredera” del liderazgo de su esposo. En honor a la verdad, pocas familias se han visto en Honduras con tanta vocación de poder político como la Zelaya Rosales-Castro Sarmiento.

RECORDAR ES APRENDERZelaya habla de un Frente Amplio similar al de Uru-

guay con el cual, en las elecciones de 2013, las fuerzas progresistas de Honduras podrán tomar el poder. Suena fácil y bonito. Pero él no explica a sus complacientes au-diencias que el Frente Amplio de Uruguay nació en 1971 y que tuvo que intentarlo seis veces, antes de ganar las elecciones en 2004. De hecho, Tabaré Vásquez fue candidato presidencial en 1994, 1999 y 2004. Y estamos hablando de un Frente Amplio que desde sus inicios tuvo clara su base programática y que fue liderado por personas de gran credibilidad moral e intelectual como Líber Seregni y el mismo Tabaré Vásquez.

Los ejemplos sobran. La Unidad Popular de Chile se fundó en 1969, pero su antecedente inmediato fue el Frente de Acción Popular (FRAP), una coalición de partidos políticos de izquierda vigente entre 1956 y 1969. Salvador Allende fue candidato a la Presidencia de la República en cuatro oportunidades: en 1952, 1958, 1964 y 1970 cuando, en una reñida elección, obtuvo la mayoría relativa y fue ratificado por el Congreso Nacional.

El Frente Farabundo Martí para la Liberación Na-cional (FMLN) fue creado en 1980 y fue inscrito como

partido político en 1992, como resultado del Acuerdo de Chapultepec. El FMLN participó en cuatro elecciones generales: 1994, 1999, 2004 y 2009, cuando por fin ganó las elecciones con Mauricio Funes como candidato. Tiene la mayoría de las alcaldías y de los diputados al Congreso, pero, aun así, se dice que “no tiene el poder”.

Tampoco hay que olvidar al carismático “Lula” da Silva quien, antes de ganar las elecciones en 2002, fue derrotado en tres ocasiones: 1989, 1994 y 1998. El Partido de los Trabajadores (PT) que lo llevó a la Presidencia de Brasil, fue fundado en 1980.

RIESGOS Y DESAFÍOS A LA VISTAA partir de esas experiencias, cabe preguntarse:

¿qué varita mágica podría tocar al frente amplio que recién impulsa Manuel Zelaya para que gane las elec-ciones al primer intento? Conformar un frente amplio en Honduras es un sueño largamente acariciado por distintos sectores y personas que, obviamente, no han gozado del caudal político de Zelaya cuya mayoría —no hay que olvidarlo— proviene del moribundo Partido Liberal.

Pero, así como está planteado, se corre el riesgo de que este intento se convierta en una nueva versión del bipartidismo, con todos sus vicios y mañas: caudillismo, nepotismo, clientelismo y corrupción, a juzgar por la trayectoria de muchos liberales “en resistencia” que no se le despegan al retornado. En fin, en una nueva frustración para la cansada y empobrecida ciudadanía hondureña.

La experiencia demuestra que un frente amplio se construye pacientemente, con moderación y tolerancia política, incluyendo y sumando, educando e incidiendo. Es decir, preparándose para administrar el poder, no atolondrándose para tomarlo.

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INTRODUCCIÓN

Tres hechos ampliamente pu-blicitados marcaron la coyuntura política y económica de Honduras en los últimos meses: 1) la expo-venta internacional “Honduras Abierta a los Negocios”; 2) el re-torno del expresidente Zelaya;1 y, 3) la readmisión de Honduras en la Organización de Estados Ame-ricanos (OEA). Por su contenido y significado, estos hechos marcan el inicio de un nuevo ciclo en el orden económico y político, con repercusiones que se harán sentir en el corto, mediano y largo plazo.

Crisis largas, crisis cortasy soluciones a medias

MARVIN BARAHONA*

Desde una perspectiva de largo aliento, cuyo trasfondo lo constituyen la tradición y la cultura política nacional, aquí se vinculan los tres hechos que

definen la coyuntura actual con las tendencias y patrones de conducta predominantes en nuestro régimen político desde la transición política de 1982 y más allá. De este ejercicio queda claro que hacer tabla rasa del

pasado equivale a rechazar toda posibilidad de aprender de sus lecciones y de convertirlas en una experiencia interiorizada para evitar su repetición.

Estos acontecimientos tienen en común la característica de enmar-carse en contextos que trascienden los asuntos estrictamente hondu-reños, ubicándose el primero en las pautas marcadas por la globaliza-ción económica y, los siguientes, en las exigencias políticas (mínimas) establecidas por la comunidad internacional a través del sistema interamericano para garantizar la estabilidad política de Honduras.

Es pertinente señalar que el peso que ejercen estos factores en la determinación de los asuntos nacionales revela el alto grado de vulnerabilidad del país en el con-cierto internacional y su condición subordinada ante los bloques regio-nales predominantes.

No obstante, la subasta inter-nacional de recursos naturales y rubros clave de la economía na-cional; el retorno negociado de un expresidente derrocado, mediado por gobiernos extranjeros; y, el reingreso de Honduras en la OEA a cualquier costo para borrar las hue-llas del golpe de Estado de 2009, son

decisiones inherentes al comporta-miento histórico de la clase política y empresarial hondureña que, tras un siglo de dependencia del capital extranjero, aprendió a comportarse como simple comerciante de feria, que malvende recursos naturales y paga caro por la legitimidad política que le aportará negocios más ren-tables a largo plazo.

Esta puesta en perspectiva de la coyuntura actual se propone ubicar los hechos más destacados del momento en un contexto más extendido en el tiempo, vinculando los acontecimientos más debatidos de hoy con las tendencias y patro-nes de conducta predominantes en nuestro régimen político desde la transición política de 1982 y más allá.

Si se quiere ir más lejos, la tra-dición y la cultura política nacional constituyen un trasfondo preciso para enmarcar el bipartidismo, la transición de 1982, el caudillismo, el clientelismo y la ausencia de un auténtico Pacto Social en los casi treinta años transcurridos desde

* Doctor en Ciencias Sociales, autor de Evolución histórica de la identidad na-cional, Editorial Guaymuras, Teguci-galpa, 1991; y, Honduras en el siglo XX. Hacia una síntesis histórica, Editorial Guaymuras, Tegucigalpa, 2004, entre otras obras de contenido histórico; y, coeditor de la revista Envío-Honduras.

1 Al respecto, véase en este número el artículo de Isolda Arita, “¿Y ahora, qué?”.

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1982; así, se constituyen en factores explicativos de las decisiones y las conductas que asumen determina-dos actores sociales en el contexto de la crisis y la coyuntura política actual, como se verá a continuación.

1. “HONDURAS IS OPEN FOR BUSINESS”

Desde la perspectiva antes in-dicada, la apertura de Honduras a los negocios internacionales (como si antes hubiese estado cerrada), hecha al estilo “venta de garaje”; el golpe de Estado de 2009 y la conse-cuente expulsión de Honduras de la OEA, son el resultado más tangible y negativo del comportamiento de las elites económicas y políticas que gobiernan a través del bipartidismo y la torcida institucionalidad a su servicio. Por eso no se puede, ni se debe, atribuirles a los factores externos más responsabilidad y peso que a los factores internos que facilitan su intervención y permiten así el condicionamiento del futuro nacional a determinaciones media-das por la fiscalización externa.

Por eso no es una novedad que la expoventa de Honduras y el retorno de Zelaya al país y de Honduras a la OEA coincidan en tiempo y lugar, marcándole así la pauta al inicio de nuevos ciclos de vida en el orden económico, político y social. Asimis-mo, la subasta internacional de la economía nacional y sus recursos estratégicos coincidió con el cente-nario de las concesiones bananeras otorgadas por el Estado hondureño a la United Fruit Company (Tela Railroad Company) en el litoral caribeño que rodea a San Pedro Sula, manifestación inicial de la confianza en el potencial del capital extranjero para abrir y hacer crecer nuestra economía.

El lugar no podía ser más pro-picio y los invitados tampoco. San Pedro Sula es el diamante en la corona del capitalismo hondureño y el resultado más tangible de un siglo de exportación bananera en manos del capital estadounidense; está ubicada a poca distancia de los puertos que antes exportaban millares de racimos de banano y que le cambiaron la orientación a la economía nacional, al dirigir su mirada exclusivamente hacia los Estados Unidos. La infraestructura que emergió en un siglo está a la vista, pero no así el balance de la dependencia económica y política que estigmatizó a Honduras como la “república bananera” por exce-lencia, y su continuidad histórica en el presente.

Tal vez por eso, y para seguir haciendo tabla rasa del pasado como se acostumbra en el país, hoy se presenta la apertura de Honduras a los negocios internacionales como novedad y obra del gobierno actual, con lo cual también se oculta el protagonismo del general Manuel Bonilla (1849-1913), precursor de la fundación del Partido Nacional, como artífice político principal en la era de las grandes concesiones bananeras en la Costa Norte2.

2. LA EXCLUSIÓN, PATRÓN RECURRENTE

Con el mismo propósito, en la triunfal presentación de la subasta internacional de los recursos nacio-nales, no se dijo una sola palabra so-bre el papel decisivo jugado por los millares de trabajadores hondure-ños, caribeños y centroamericanos que construyeron nuestra Costa Norte y le dieron una nueva iden-tidad a la economía y la sociedad, como lo demostró la gran huelga de 1954 al paralizar la economía nacio-nal, por el paro en las plantaciones bananeras, evidenciando así el peso específico de la clase trabajadora de esta región en la historia nacional.

Pero no sólo los trabajadores estuvieron ausentes en esta nueva edición de la apertura hondureña a los negocios internacionales; tam-bién la micro, pequeña y mediana industria, nacional y extranjera, fueron excluidas de la subasta pa-trocinada por las elites nacionales y el mundo transnacional para repartirse, una vez más, los recur-sos nacionales. Y no se trata de un olvido involuntario, sino de un patrón recurrente en la conducta de la oligarquía local y el Partido Nacional que, desde 1990, al de-cretar las reformas neoliberales, convalidaron y profundizaron el

2 Desde 1912, en plena era de las grandes concesiones bananeras y poco antes de la muerte del general Bonilla siendo aún presidente de la República, la Ofi-cina Internacional Centroamericana (OICA), creada a partir del Tratado de Paz y Amistad de 1907 entre las cinco repúblicas del istmo, promovía la venta de los recursos naturales de la Mosquitia hondureña, valorados en ese momento en aproximadamente 249 millones de dólares. Al respecto véase: Marvin Barahona, La hegemonía de los Estados Unidos en Honduras

(1907-1932), CEDOH, Tegucigalpa, 1989, pp. 48-49. La repetida intención de vender los recursos nacionales al capital extranjero, por la incapacidad de la clase empresarial hondureña de explotar por iniciativa y con recursos propios las riquezas de su país, fue noticia también en la década de 1980 al iniciarse la transición política, cuando un connotado y polémico empresario propuso un proyecto para rematar los bienes nacionales al mejor postor y dejar los principales rubros de la eco-nomía nacional en manos del capital extranjero.

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proceso de exclusión económica y social que hoy afecta a la mayoría de hogares y familias hondureñas.

La exclusión, como patrón recu-rrente en las políticas económicas nacionales, sólo puede generar más exclusión para las mayorías y más concentración de la riqueza en las elites que también contro-lan el poder político y económico a escala nacional y transnacional. No obstante, las reacciones de los sectores excluidos de dicha subasta todavía pueden ser consideradas como tímidas y desarticuladas, al percibirse a sí mismos sólo como beneficiarios de las migajas de los grandes negocios y disminuir su propio peso y aporte sustantivo a la economía nacional.

Por su parte, los movimientos sociales, las organizaciones popula-res y de la sociedad civil no parecen percibir claramente la magnitud de las consecuencias que esta subasta traerá para el país, sus organiza-ciones y comunidades, porque aún no vinculan el “Honduras is Open for Business” con los decretos legislativos sobre el empleo tem-poral (flexibilización laboral)3, la creación de ciudades charter para extranjeros y otras disposiciones que reafirman el compromiso y la sumisión del gobierno actual al capital y las empresas transnacio-nales, así como su indiferencia ante la profundización de la exclusión y la inequidad social4.

3. NO EXISTE NINGÚN PACTO SOCIAL

Preguntarse por qué el gobier-no del presidente Lobo Sosa, que desde sus inicios se presentó como de “unidad nacional”, no estableció consensos específicos con otros sectores de la economía nacional, más allá del ámbito estrictamente oligárquico, no es una pregunta ociosa en la medida que se pretende develar la demagogia y la orienta-ción ideológica que se disfraza tras el “humanismo cristiano”5 procla-mado por el Partido Nacional como doctrina política.

Estos consensos específicos con los sectores no oligárquicos no forman parte de la agenda guber-namental porque la existencia y la legitimidad del gobierno actual no radican en una auténtica “unidad nacional”, sino en su compromiso y voluntad para mantener intactas las bases del modelo de exclusión rediseñadas por las reformas eco-nómicas de 1990 y las nuevas leyes decretadas durante su administra-ción, cuyo sostenimiento implica dejar tal cual el divisionismo nacio-nal, la ausencia de consenso con los sectores no oligárquicos y el forta-lecimiento del poder transnacional en Honduras.

Lo anterior es reforzado por la creciente desnacionalización de la

economía nacional, la derechiza-ción fundamentalista y neoliberal y el abandono de todo esfuerzo para elaborar un pensamiento que oriente el rumbo del país, como intentó hacerlo la reforma liberal desde 1876.

Esta voluntad de exclusión ha impactado profundamente en la sociedad hondureña en las últimas décadas, invalidando no sólo la existencia de un Pacto Social dig-no de tal nombre, sino incluso de cualquier consenso mínimo con los sectores sociales no oligárquicos. En su lugar se ha impuesto un pacto político de dominación, sustentado por el bipartidismo y utilizado como instrumento para garantizar la gobernabilidad y la estabilidad social en un contexto de corrupción y escasa legitimidad institucional.

4. LA CRISIS DEL PACTO POLÍTICO DE DOMINACIÓN

En sus delicadas funciones, el bipartidismo enfrenta hoy una profunda crisis de legitimidad, de falta de asidero social por la ausencia de Pacto Social y ahora también una crisis de su imagen como brazo ejecutor de la domina-ción política y social, descubierta por el golpe de Estado de 2009 que nos mostró su lado más oscuro y brutal; sus contradicciones internas y su férrea voluntad de imponerse para mantener el control del poder a cualquier costo.

Una muestra de ello es el des-calabro político del Partido Liberal, el que más ha gobernado en esta nueva edición del bipartidismo, así como la falta de credibilidad que enfrenta el presidente Lobo Sosa ante sus propios parciales, algunos de los cuales lo acusan de traición a

3 Véanse en esta misma edición los ar-tículos elaborados sobre este tema por la Red de Solidaridad de la Maquila, “Empleo precario: una peligrosa ten-dencia global”, y “Cuatro jinetes del neoliberalismo en Centroamérica”, de José Luis Rocha.

4 Estos decretos pueden impactar nega-tivamente y afectar el cumplimiento

de los derechos económicos, sociales y culturales de la población, como se deduce de la contribución de Joaquín A. Mejía R., “Democracia sin derechos: La concepción tradicional de la democracia hondureña”, publicada en esta edición.

5 Sobre el humanismo cristiano y otras corrientes del humanismo contempo-ráneo véase: Rafael de la Rubia, Hacia un nuevo humanismo, Tabla Rasa, Madrid, 2006.

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su causa y, en la coyuntura actual, lo presentan como aliado del ex-presidente Zelaya y del presidente venezolano Hugo Chávez.

Pretender que estos hechos no reflejan el desgaste y la descom-posición interna del bipartidismo, así como la magnitud de su crisis actual, es querer desconocer los signos de una erosión política que se ha manifestado creciente y ace-lerada en la última década, hasta llegar a la incapacidad actual de no poder resolver los desacuerdos nacionales en el marco de nuestra institucionalidad y requerir la in-tervención de otros países en los asuntos internos de Honduras, a un costo que todavía desconocemos; o del poderío militar interno para imponer su voluntad por medio de las armas.

Ésta, sin embargo, no es la úl-tima frontera del bipartidismo por cuanto todavía queda a su disposi-ción el arsenal de la cultura política enraizada en el clientelismo, la falta de unidad local en torno de intere-ses propios, la escasa autonomía política de los movimientos sociales y populares, la revitalización que le pueda insuflar el caudillismo popu-lista y la renovación generacional que se proclama desde el Partido Nacional como virtud propia, y que algunas corrientes del Partido Liberal comienzan a ver como una solución potencial a su propia crisis.

A lo anterior se suma la falta de autonomía política de los acto-res económicos no oligárquicos, como es el caso del denominado “sector social de la economía”, de las cooperativas, la micro, pequeña y mediana industria, cuyo patrón de constitución y existencia ha pa-sado previamente por una relación armoniosa y la obtención de legiti-

midad y reconocimiento del Estado, creando así vínculos privilegiados con el ámbito político en manos del bipartidismo.

La autonomía política y econó-mica de los actores sociales, respec-to del Estado y sus arcas, así como la separación de sus ámbitos de ac-ción respectivos, son objetivamente la última frontera del bipartidismo y el primer obstáculo a superar para los movimientos sociales y popula-res, y las organizaciones de la socie-dad civil que pretenden construir un proyecto histórico nacional que reestructure las relaciones de poder en Honduras.

En último término, el agota-miento del bipartidismo como ins-trumento para garantizar la gober-nabilidad representa una realidad cada vez más evidente en la medida que su cuestionamiento se multi-plica en una diversidad de actores políticos y sociales; y, en la medida que los fundamentos ideológicos de su dominación y la orientación oli-gárquica de sus objetivos políticos y económicos quedan al descubierto cotidianamente y empiezan a ser percibidos como causalidad de los problemas fundamentales de Hon-duras y obstáculos de primer orden para el futuro nacional.

5. LA CRISIS DEL BIPARTIDISMO Y LA TRANSICIÓN POLÍTICA

TRUNCADA

Desde otro ángulo, el desgaste y consecuentemente la marcha hacia el cierre del presente ciclo de domi-nación política y social basada en el bipartidismo tradicional están íntimamente relacionados con las características asumidas desde 1982 por la transición política a la democracia y los gobiernos civiles. Este hecho clave ha aflorado con

mayor intensidad en los dos últimos años, revelándonos que dicha tran-sición no se basó en un Pacto Social o un consenso político participativo y representativo, sino en un pacto de dominación multidimensional ejecutado y garantizado por el bi-partidismo y la institucionalidad generada por éste en los órganos del Estado.

Por tanto, identificar las fa-lencias de dicha transición no sólo es ineludible, sino que también debiera motivar el despliegue de la imaginación para perfilar las características deseables en una nueva transición política y, a la vez, señalar el contenido y la orientación fundamental que debiera seguir un auténtico Pacto Social y las modali-dades políticas, económicas y socia-les que contribuirían a concretarlo.

El primer rasgo a considerar es que tanto la transición de 1982, como las formas que actualmente asume la dominación política y social, se originaron en la tradición política del país que, desde la déca-da de 1920, manifestó una tenden-cia evolutiva hacia el bipartidismo, especialmente cuando la sociedad exigió una transmisión pacífica del gobierno entre liberales y naciona-listas para evitar conflictos agudos y sangrientos como la guerra civil de 1924.

Esta evolución fue interrumpi-da por la dictadura (1936-1949) del general Tiburcio Carías y el Partido Nacional, como por el golpe de Esta-do de 1963 que mantuvo en el poder a los militares hasta la transición política de 1982.

Al iniciarse la década de 1980, el bipartidismo reapareció como al-ternativa de gobernabilidad respon-diendo, como en la década de 1920, al contexto de crisis que amenazaba

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la continuidad de la tradición polí-tica y se presentaba como fuente de cambio social, obligando a las viejas dictaduras y oligarquías centroame-ricanas a resistir y, en el caso de Honduras, a retornar a su propia tradición política bipartidista.

En otros términos, el bipar-tidismo hondureño surgió como alternativa al caos político y social en tiempos de guerra, como medio instrumental del consenso político mínimo alcanzado entre los grupos de poder, equiparados por su opo-sición a la actualización histórica, política y social del país.

De ahí la ausencia de un au-téntico Pacto Social y su reemplazo por un consenso político mínimo de carácter exclusivamente oligárqui-co, que ante los sectores excluidos muestra su benevolencia haciéndo-les concesiones a cuentagotas, desti-nadas únicamente a tranquilizar la animosidad de los actores sociales contestatarios que expresan sus de-mandas a través de movilizaciones públicas o de acciones de protesta que atentan contra la propiedad y el orden establecido para obligar al Estado a satisfacer sus peticiones.

Así lo demuestra la historia del movimiento obrero desde 1954, con su poderosa huelga en las planta-ciones bananeras; del movimiento campesino, con sus masivas recu-peraciones de tierras ociosas desde la década de 1960 hasta la actua-lidad; del movimiento magisterial y estudiantil desde las décadas de 1960 y 1970; de los indígenas y afrodescendientes desde las pere-grinaciones de 1994 a la capital; de las mujeres en diferentes períodos y

de los actores sociales visibilizados en las últimas décadas.

6. EL GOLPE DE ESTADO IMPLICÓ UNA RUPTURA

DEL PACTO DE DOMINACIÓN VIGENTE

DESDE 1982

Un auténtico Pacto Social y un consenso político incluyente y abar-cador es lo que no debiera faltar en una nueva transición política que pretenda reorientar el futuro de Honduras hacia una equidad y una inclusión que satisfaga la deuda social que el bipartidismo no ha podido saldar. Y una solución de este calado no puede basarse en la tradición política vigente, por cuan-to su propósito es superarla por su inutilidad y anacronismo.

El bipartidismo no corresponde a esas características y necesidades porque, como modalidad de gober-nabilidad y estabilidad social, res-ponde únicamente a los imperativos del pasado. En el contexto político de la segunda década del siglo XXI, caracterizado por el descrédito y la desconfianza hacia los partidos políticos, la actual dictadura bipar-tidista resulta anacrónica no sólo por concentrar el poder en pocas manos, sino por ser el puente por el que transitan la corrupción y el mal gobierno.

El golpe de Estado de 2009 fue una respuesta violenta a las ex-pectativas de cambio social, lo que demuestra que el bipartidismo hondureño no sólo se originó en escenarios políticos conflictivos y violentos, sino que también es capaz de generar más conflictos y

más violencia por cuenta propia. Esencialmente, se fundamenta en esa lógica perversa, esa es su natu-raleza y de ella no puede escapar. En ésta se sustenta toda su existencia, respondiendo más a la dinámica de la modalidad de relaciones de poder surgidas en el siglo XIX —el siglo de los caudillos locales y nacionales— que a las demandas sociales y económicas y la necesidad de gobernabilidad democrática en un contexto de paz y estabilidad regional.

Así, el golpe de Estado de 2009, en tanto que violencia organizada contra la institucionalidad del Esta-do, implicó una ruptura significativa del pacto de dominación vigente desde 1982. Esta ruptura es eviden-te en el debilitamiento del escaso consenso político existente antes del golpe, un consenso que ahora depende de la tirantez o de la tre-gua entre dos bandos polarizados al extremo, o de acuerdos y agendas secretas que penden del mismo hilo.

Por lo mismo, se ha ido configu-rando un vacío político desde el que se reclama una nueva transición política, un nuevo Pacto Social y una nueva legitimidad política e institucional, expresándose hasta el momento a través de propuestas como la convocatoria a una Asam-blea Nacional Constituyente o la refundación de Honduras, de las que resulta difícil afirmar si son demandas o consignas políticas, y cuyo trasfondo se desconoce en la medida que su difusión no ha contribuido a su comprensión y asimilación por parte de amplios sectores sociales y políticos del país.

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7. ¿DEL DESACUERDO AL ACUERDO… O HACIA LA DICTADURA?

¿Podrán los Acuerdos de Car-tagena6 disminuir la polarización política y social de Honduras o, por el contrario, la agudizará más y, como ocurrió a fines de 1932, concentrará todas las esperanzas de cambio en políticos mesiánicos e irreconciliables, uno de los cuales impuso la dictadura?

Esta disyuntiva, a la que por tradición el bipartidismo gobernan-te puede abocarse, es una tendencia preexistente en la historia y la cul-tura política hondureña, acentuada por la ausencia de debate, diálogo y propuesta política.

En una cultura política basada en el caudillismo autoritario y sus redes clientelares, como la hondure-ña, la tendencia hacia la dictadura y el gobierno autocrático disfrazado de democrático es potencialmente

más elevada porque se reafirma cotidianamente en el machismo y el autoritarismo domésticos, en el peso de la tradición política y el régimen de corrupción e impunidad impuestos bajo su sombra.

Por ahora el bipartidismo en-frenta su más aguda crisis existen-cial, quedando a expensas de rece-tas externas para reconstituirse y canalizar sus rebeldías interiores al riesgo de una redistribución del poder. La reiteración, hasta el cansancio, de que debemos ver sólo hacia el futuro, olvidando el pasa-do, es un llamado explícito a hacer tabla rasa de la Historia.

Es la misma receta que se ha aplicado cuando se ha tratado de evaluar los resultados obtenidos en la implementación de modelos y políticas económicas, los golpes de Estado, el bipartidismo y la tra-dición política, entre otros cuyas consecuencias afectan a la sociedad y su futuro.

Hacer tabla rasa del pasado equivale a rechazar toda posibili-dad de aprender de sus lecciones y de convertirlas en una experiencia interiorizada y asimilada para evi-tar su repetición. Así se le abren las puertas a la reiteración del error y a la regeneración de los círculos negativos en que se fundamenta la tradición política hondureña, de la cual nacieron el bipartidismo y los golpes de Estado que ahora estig-matizan nuestro régimen político.

Como resultado, los nuevos ciclos que se inician en el orden económico y en el orden político quedarán impregnados de este sus-trato negativo, del cinismo político y una impunidad consolidada que anuncian nuevas crisis largas, más crisis cortas y soluciones siempre a medias.

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6 Sobre este tema, en esta misma edición la contribución de Ismael Moreno (SJ), “Acuerdo de Cartagena: Retornos, aciertos, sombras y tareas pendientes”.

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* Ingeniero agrónomo, docente universitario, investigador aso-ciado al Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación de la Compañía de Jesús (ERIC-SJ).

1 http://www.nutrinet.org/servicios/noticias/1/1553-honduras-inseguridad-alimentaria-afecta-a-45-millones-, 1 de septiembre de 2010. NUTRINET es una red del PMA para luchar contra el hambre y la desnutrición en América Latina y el Caribe.

2 Ídem. 3 http://www.elheraldo.hn/Pa%C3%ADs/Ediciones/2011/02/10/

Noticias/Desnutricion-cronica-en-el-27-de-ninos-hondurenos .4 http://www.ruralpovertyportal.org/web/guest/country/home/

tags/honduras, Rural Poverty Portal es la web del IFAD, Interna-tional Fund for Agricultural Development, agencia especializada de las Naciones Unidas.

Estado de la seguridad alimentaria de la población hondureña

JUAN ANTONIO MEJÍA GUERRA*

La población hondureña, especialmente la rural, vive sumida en una situación alarmante de hambre crónica. Mientras los cultivos de exportación

han crecido con fuertes inyecciones de capital y altos rendimientos, los cultivos de granos básicos se mantienen prácticamente estáticos, como

resultado de políticas públicas erradas y de la inequidad en la tenencia de la tierra. Y como los números hablan, veamos algunas evidencias de esta

realidad.

I. UN PUEBLO EN HAMBRUNA PERMANENTE

El estado crónico de hambruna es una situación generalizada y característica de vida de la mayoría de la población hondureña. Aproximadamente 4 millones y medio de hombres y mujeres no tienen acceso a la canasta básica de alimentos1; 72 de cada 100 padecen de inseguridad alimentaria y nutricional2; 800 mil niños y niñas sufren de desnutrición3; y, el 71% de la población amerindia vive debajo de la línea de pobreza4; así lo destacan los informes del Programa Mundial de Alimentos (PMA), de la Unidad Técnica de Seguridad Alimentaria y Nutricional (UTSAN) de la Secretaría de la Presidencia y del Instituto Nacional de Estadística (INE).

La mayoría de los 1, 737,262 hogares existentes en 2010, según el INE, se han convertido en centros reproductores de hambre y miseria:

• El20%deloshogaresmáspobressobreviveconun ingreso per cápita mensual de 380 lempiras, mientras que el 20% de los hogares con mayores rentas percibe un ingreso per cápita mensual de 7761 lempiras5.

• El57%de loshogaresurbanosseencuentrapor debajo de la línea de pobreza, en tanto que el 37% de éstos sobrevive en la indigencia o la extrema pobreza6.

• Enelárearuralelpanoramaempeora:el75%de los hogares se encuentra por debajo de la línea de pobreza y 61% de éstos sobrevive en la indigencia o la extrema pobreza7.

El hambre, pues, sobreabunda en la ciudad y el campo, entre los desempleados y las pocas familias con algún pariente ocupado temporalmente; afecta princi-

5 INE, Ingreso Per Cápita, http://www.ine.gob.hn/drupal/node/216, consultado el 15 de junio de 2011.

6 REDLAC, 10 años después del Huracán Mitch. Panorama de la tendencia de la gestión del riesgo de desastre en Centroamérica, Panamá, noviembre de 2008, p. 54.

7 Ídem.

DEBATE

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palmente a la población infantil, así como a la población adulta de etnias y poblados campesinos marginales.

Las respuestas del Estado hondureño para enfren-tar esta situación no han sido las mejores, pero las que implementa actualmente el gobierno del presidente Lobo Sosa parecen ser las más alejadas de todo juicio. La Estrategia de Seguridad Alimentaria y Nutricional, presentada en noviembre de 2010, no pasa de ser un plan de captación de fondos internacionales para iniciar un programa asistencialista que no ataca las verdaderas causas del hambre.

La Ley de Seguridad Alimentaria y Nutricional, aprobada en marzo, no plasma fehacientemente el acceso a la alimentación como un derecho humano. Tampoco define las instancias institucionales a las que se puede acudir cuando tal derecho se violenta; no previene el uso de tecnologías nocivas en la producción agrícola, que destruyen los suelos y producen alimentos contaminados; y no defiende el patrimonio agrícola y nutritivo ancestral de la nación.

En tales condiciones, los eventos climáticos severos, portadores de sequías e inundaciones, solo dejan al des-cubierto el contexto de vulnerabilidad en que sobrevive nuestra población. No obstante, y por la misma razón, muchos de los afectados se alegran cuando ocurren tales desastres porque, al menos por algún tiempo, dispon-drán de víveres, medicamentos y un techo colectivo.

II. HAMBRE Y PRODUCCIÓN INSUFICIENTE DE GRANOS

Esta realidad de miseria contrasta con el poten-cial agrícola y productivo del país, que todavía cuenta con tierras fértiles, agua en abundancia y una rica biodiversidad. Estos recursos, disponibles en calidad y cantidad, son capaces de garantizar —directamente en algunos casos (suelos, agua) e indirectamente en otros (bosques, fauna silvestre, energías limpias)— la seguridad alimentaria de la población actual y futura.

Si los recursos y medios para producir son propi-cios, la respuesta al porqué del hambre, al menos en las circunstancias actuales, no está en la excusa de la adversidad o las limitaciones naturales del entorno. La respuesta hay que buscarla en el modo que se han construido las relaciones entre la sociedad y la natu-raleza, en la forma adoptada por la organización social y técnica de Honduras para extraer utilidad de sus recursos naturales, que por principio debieran estar al servicio de todos.

La producción nacional de granos básicos, por sí sola, no satisface la demanda alimentaria nacional, al

menos en las actuales condiciones de producción; por ello, en la última década, los gobiernos de turno han recurrido a la importación de granos, cada vez más voluminosa, para suplir esta demanda.

Desde 2003, las importaciones de maíz práctica-mente se han duplicado, las de arroz han aumentado en un poco más del 30 por ciento y las de frijoles se han cuadruplicado8; y, aun con estas importaciones, la demanda interna de granos de primera necesidad está lejos de ser satisfecha.

Del frijol, principal fuente de proteína en la dieta de la población, con un consumo nacional promedio de ocho mil quintales diarios, se necesita anualmente alrededor de tres millones de quintales para garantizar el consumo humano9; pero tal cifra no está disponible actualmente en los mercados, donde se maneja un déficit aproximado de 22 mil toneladas métricas (484 mil quintales)10.

La escasez recurrente de maíz, frijoles y arroz se repite una y otra vez. Recién iniciado el 2011, el secretario de Industria y Comercio, Francisco Zelaya, anunció la primera gran importación de granos del año: 1500 toneladas de frijol y cuatro millones de quintales de maíz11 para evitar la especulación reinante en ese momento. Sin embargo, los precios al consumidor final sufrieron pocos cambios. La libra de frijol, por ejemplo, ha seguido cotizándose entre 17 y 22 lempiras en el primer semestre de 2011.

El mes de junio ha sido testigo del ingreso de otros 11 mil 616 quintales de frijol importados por la empresa privada desde Etiopía12. Quién hubiera pensado que ese país africano, afectado por un hambre severa que demandó el socorro internacional, hace apenas tres décadas, se convirtiera en proveedor de granos para Honduras.

8 Cfr. INE, Anuario Estadístico 2010, versión digital, cuadro 3.1.9: Importación y exportación de granos básicos, según años.

9 Informe de la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG), dado a conocer en conferencia de prensa por el viceministro de la SAG, Juan Ángel Artica, La Prensa, San Pedro Sula, 12 de junio de 2011, p. 33.

10 Cfr. Gamero R., Luis Antonio, “Las cadenas de valor agropecua-rias en Honduras en el contexto de la soberanía alimentaria”, folleto publicado bajo la responsabilidad editorial de la SAG, sf. p. 9.

11 Cfr. www.proceso.hn, 24 de febrero de 2011. 12 “Llega frijol rojo desde Etiopía”, La Prensa, 12 de junio de 2011,

p. 33.

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III. LOS HAMBRIENTOS CARECEN DE RECURSOS PARA COMPRAR ALIMENTOS

La población urbana y rural, deprimida económi-camente, no recibe ingresos suficientes para cubrir el costo creciente de los alimentos. En el transcurso de la última década, el precio de los granos básicos se ha más que duplicado, mientras que el desempleo ha crecido y el poder adquisitivo de la moneda nacional ha disminuido.

En el área rural, con el 86% de su población vi-viendo en condiciones de extrema pobreza13, el drama difícilmente puede ser peor: 80 mil familias campesinas tratan de sobrevivir con los pírricos ingresos que se pueden obtener de la explotación de minifundios de alrededor de 1 a 5 hectáreas de tierras marginales y con escasa disponibilidad de agua; en tanto que otras 126 mil familias rurales (27% del total rural) no tienen acceso a la tierra ni a un empleo permanente14.

En estas condiciones, la población tiene que pagar más para recibir menos; y, al no existir empleos estables o permanentes, ni forma de producir familiarmente los alimentos, el hambre se convierte en una realidad eter-na en sus hogares. Para paliar el hambre, el gobierno implementa programas como el “Bono Diez Mil” para unas 600 mil familias; y, la Merienda Escolar, para un millón de escolares. En estos programas el país invirtió unos 400 millones de dólares en 2010 y espera captar 1200 millones de dólares más, para hacer lo mismo en el presente año15. Pero, como se sabe, los fondos llegarán, se gastarán y el hambre continuará igual.

IV. LOS CULTIVOS DE PRIMERA NECESIDAD SON PRODUCIDOS RUDIMENTARIAMENTE, POR FAMILIAS POBRES Y EN TIERRAS MARGINALES

Las tierras de vocación meramente agrícola, que no superan el 17% de los suelos hondureños16 y debieran ser la fuente idónea de producción de alimentos, no están en manos de la población rural y agrícola; es decir, de los campesinos y pequeños agricultores, productores de granos básicos para el mercado nacional.

Las tierras fértiles, susceptibles de asistencia téc-nica, están en manos de empresarios agrícolas que las destinan al cultivo de productos de exportación; y, cuan-do siembran grandes extensiones de maíz o de arroz, la producción se exporta a otros países o es vendida a las grandes empresas agroindustriales presentes en el país, que transforman los granos en concentrados para alimentar animales, fabricar snacks, harinas, aceites y otros productos no indispensables17.

La producción de granos básicos para el consumo nacional la realizan, fundamentalmente, agricultores pobres en tierras marginales y prácticamente sin asistencia técnica gubernamental. Al menos esta es la conclusión que podemos extraer del Censo Agropecua-rio de 199318:

• El 56%de la población rural desarrolla susactividades agrícolas de subsistencia en laderas (terrenos con pendientes); es decir en zonas de montaña.

• El73%deloscultivosalimenticiosanualesseproduce en tierras de laderas.

• El40%delaganaderíaextensivaseproduceen zonas de laderas.

A mediados de la década 2001-2010 la población agrícola estaba constituida por unas 310 mil familias de pequeños agricultores y agricultoras que, escasamente, son beneficiarias de los programas de asistencia técnica de la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG). De estas sobresalen, por su condición extrema, las familias productoras sin tierra, el 35.8%, que rentan alguna parcela para producir alimentos para el autoconsumo y, eventualmente, obtener algún excedente19.

El último Censo Agropecuario Nacional (1993) reveló que el 72% de las unidades agrícolas está consti-

13 http://www.ruralpovertyportal.org/web/guest/country/home/tags/honduras

14 Cfr. INE, Censo Nacional Agropecuario, 1992, disponible en http://www.ine.gob.hn/drupal/node/38

15 http://www.latribuna.hn/2010/10/19/fao-destina-mil-millones-de-dolares-para-seguridad-alimentaria-en-honduras/

16 Instituto Geográfico Nacional, Mapa de clasificación de suelos. Puede consultarse en la colección de mapas de la página web de la SERNA.

17 La llanura fértil del sur pasó de ser históricamente ganadera para adoptar el cultivo de especies agrícolas de exportación como caña de azúcar, melón y sandía. Los valles de Sula y el del Aguán son, de hecho, exclusivos para el cultivo de banano y palma africana. Los valles del Guayape y Jamastrán se dedican principalmente al cultivo del maíz en grandes extensiones.

18 Cfr. Dirección General de Censos y Estadísticas, Censo Agrope-cuario, 1993.

19 Informe de la SAG, 2004, citado por la Coalición de Institucio-nes integradas en la Seguridad Alimentaria y Nutricional en Honduras (SAN), sin lugar, 2005, p. 15.

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tuido por fincas menores de 5 hectáreas que concentran apenas el 12% del territorio nacional. En contraposi-ción, el 1.6% de las unidades agrícolas consta de diez o más hectáreas y ocupa el 40% del territorio nacional. En estas condiciones, más de 200 mil familias campe-sinas, que representan el 44% de la población rural, no poseen tierras o las tienen en cantidades insuficientes para garantizar su sustento.

Para fortalecer la agricultura, el gobierno actual ha distribuido 360 millones de lempiras entre las empresas Fenorsa, Pronagro y Del Campo, con el fin de que pro-vean unos 160 mil bonos agrícolas a igual número de pequeños agricultores; cada bono consiste en 25 libras de semilla de maíz o de frijol, un saco de urea y otro de fórmula de abono20.

Los grandes beneficiarios de estas medidas son, sin duda, los empresarios, que aseguran sus utilidades. En cambio, los campesinos —además de que el bono se les entrega muy tarde—, nunca podrán mejorar sus niveles de producción y productividad con “soluciones técnicas” tan insignificantes como éstas.

En este contexto, la producción nacional de granos básicos siempre dejará mucho que desear: familias campesinas desmotivadas para continuar con las siem-bras, rendimientos productivos por debajo de la media técnicamente aceptable, etc.

V. LAS TIERRAS FÉRTILES ESTÁN DEDICADAS A CULTIVOS DE EXPORTACIÓN

Durante la última década, las tierras fértiles destina-das a la siembra de cultivos exportables se han ampliado notoriamente. En el caso del tomate, la superficie culti-vada se ha cuadruplicado, mientras que el área cultivada de melón y palma africana se ha duplicado y el volumen de las exportaciones continúa aumentando21.

Datos frescos del Banco Central de Honduras22 indican que las exportaciones agrícolas durante 2009 sumaron US$ 1,223.5 millones y, en 2010, aumenta-ron a US$ 1,460.2 millones, reflejando un crecimiento sostenido del 19.3%.

Respecto de la evolución de los cultivos de granos básicos, en la misma década, no podemos extraer conclusiones alentadoras. La superficie cultivada de maíz disminuyó, entre 2000 y 2009, en más de 75 mil hectáreas; en el mismo período, la superficie cultivada de frijol disminuyó en casi 50 mil hectáreas23. Sólo el cultivo de arroz triplicó la superficie ocupada, debido, principalmente, a un acuerdo entre productores y em-presarios avalado por el gobierno24.

Los rendimientos productivos de maíz y frijol, aunque mejoraron durante la década, están por debajo de los promedios técnicos y son un reflejo claro de las condiciones de cultivo de estos granos: tierras pobres sin complementos de abonos, cultivos expuestos a se-quías severas que aminoran la capacidad productiva de las plantas, pérdidas por secado y almacenamiento de granos, etc.

Es así que, con base en los informes anuales y bianuales proporcionados por la SAG y el INE, se de-muestra que los cultivos de exportación han crecido a un ritmo promedio mayor que el 5% anual, con fuertes inyecciones de capital y altos rendimientos, en tanto que los cultivos de granos básicos apenas han logrado crecer a un ritmo menor que el 1% anual.

En estas condiciones, primero, es imposible que los productores de granos básicos logren suplir la de-manda nacional; y, segundo, se comprende que haya desmotivación entre los productores nacionales de granos básicos porque, sin contar con facilidades de capitalización y asistencia técnica —como las que gozan los productores de cultivos de exportación—, se les hace imposible mejorar sustancialmente sus rendimientos productivos.

20 Información proporcionada por Geovany Pérez, director de DICTA, en “2.5 millones de quintales de granos esperan en cosechas”, La Prensa, 10 de mayo de 2011, p. 24.

21 INE, Anuario Estadístico 2010, versión digital, cuadro 3.1.2: Número de explotaciones, superficie y producción de algunos cultivos anuales, según cultivo y año agrícola.

22 Datos del BCH publicados en: “Agricultura hondureña gana terreno en el comercio internacional”, diario Tiempo, sección Martes Financiero, 10 de mayo de 2011, p. 4.

23 INE, Anuario Estadístico 2010, versión digital, cuadro 3.1.1: Superficie, producción y rendimiento de los granos básicos, según cultivo y año agrícola.

24 Mediante convenio celebrado en 1999 entre la Asociación Nacional de Molineros de Honduras (ANAMH), el Gobierno y organizaciones de productores de arroz. El gobierno se com-prometió a autorizar importaciones de arroz sólo cuando los empresarios propietarios de los beneficios de arroz hubiesen adquirido el total de la producción nacional disponible de ese grano.

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CONCLUSIONES BÁSICAS

1. La población hondureña está sumida en una si-tuación alarmante de hambre crónica, que no es transitoria ni cíclica, sino permanente. Hoy por hoy, la inseguridad alimentaria es una realidad extrema.

2. El reto de la seguridad alimentaria de la población no es un asunto de mercado, que se resuelve aco-plándonos dinámicamente a las leyes de la oferta y la demanda; es un asunto de dignidad humana que tiene que ver con el derecho a la vida. Se impone el derecho a la alimentación como un derecho hu-mano.

3. Garantizar la seguridad alimentaria de la pobla-ción, en las circunstancias actuales, implica actuar desde perspectivas integradas.

4. Diseñar e implementar programas de asistencia de emergencia en regiones puntuales, beneficiando a los sectores más golpeados por el hambre, sin quedarse únicamente en la reproducción del asis-tencialismo improductivo y desmotivador.

5. Pensar en abastecer los mercados, considerando su función social, sin reducirlos al mero juego de las fuerzas de la oferta y la demanda, que genera acaparamiento y especulación.

6. Diseñar y poner en práctica programas de empleo y autoempleo, para que la población disponga de recursos para adquirir los alimentos que no produ-ce.

7. Examinar la función social de la tierra. Lo primero es poseer la tierra y hacerla producir, garantizan-do que el mayor número posible de hondureñas y hondureños accedan a la tierra y dispongan de facilidades para hacerla producir. Además, se debe producir para garantizar la seguridad alimentaria de la población local. Este sería un ejercicio de soberanía alimentaria.

En toda sociedad, la seguridad alimentaria es un asunto crucial, pero en Honduras es un tema siempre cargado de urgencias. Aquí, ésta no será posible sin una reforma agraria que redistribuya la tierra y provea asistencia técnica, financiera y promoción social. Sin el desarrollo de pujantes programas de empleo y autoem-pleo, que generen recursos constantes para la población productora de alimentos; y, sin mercados con agentes transparentes y honestos, opuestos a la especulación, no podrá resolverse un problema de tanta envergadura y trascendencia para nuestro país.

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EL DECLIVE DEL MUNDODEL TRABAJO ASALARIADO

Rememoremos las pesadillas de los años 70 y 80. Los “chafaro-tes” de Honduras, los escuadrones de la muerte en El Salvador, los sangrientos estertores del somo-cismo en Nicaragua y los kaibiles de bayonetas caladas, que en los operativos de tierra arrasada bo-rraron comunidades indígenas de la primaveral faz de Guatemala. Gustavo Álvarez Martínez, Roberto D’Aubuisson, Anastasio Somoza y Efraín Ríos Montt están a la vuelta de la esquina y, sin embargo, lucen distantes.

Queremos pensar que son ho-rrendos dinosaurios que Dirk Kruijt1 y otros arqueólogos de las miserias centroamericanas, de vez en cuan-do, extraen de su parque jurásico para ilustrar historias de terror que

Cuatro jinetes del neoliberalismo en Centroamérica

JOSÉ LUIS ROCHA*

Las estrategias del gran capital han sido exitosas, pues desmontaron el mundo del trabajo asalariado y sus bemoles. Ante este vacío, cuatro grupos

que no encajan en lo políticamente correcto han probado su capacidad de generar clientelas y adhesiones porque, donde el itinerario laboral no

permite saber quién es quién, urge buscar otros generadores de identidad. Pese a todo, el síncope del trabajo asalariado no aflige a los políticos...

apenas pueden imaginar sus im-berbes lectores, nacidos y crecidos en la bisagra de los milenios. Las nuestras ya no son tierras de volca-nes y Balcanes. Y, sin embargo, ahí están las miles de secuelas de ese pasado a medio pasar: soterradas o campantes, ufanas o vergonzantes.

Una razón de que esos perso-najes parezcan tan lejanos, es que las luchas emprendidas contra los intereses oligárquicos que ellos encarnaban han perdido asideros. La ruralidad y la solidez del mundo del trabajo asalariado han declina-do. Las estrategias del gran capital han sido exitosas. Desmontaron el mundo del trabajo asalariado y sus bemoles. Sin trabajadores, no hay derechos de los ídem ni quién los enarbole como banderas de lucha.

El problema ahora es más agu-do, pero crea por sí mismo las condi-ciones que imposibilitan la cura: la ausencia y precariedad del empleo tienen un efecto desmovilizador. Las migraciones son una válvula de escape a un malestar social que, en su ausencia, tendría detonacio-nes más contundentes de las que actualmente presenciamos.

¿ADÓNDE VAN LASENERGÍAS DELDESCONTENTO?

El liberalismo —con o sin el prefijo neo— es la ideología do-minante. Su credo clasifica como indiscutibles los derechos preemi-nentes de la propiedad privada. Las demandas por tierra —salvo en la aún muy rural Honduras— y por mejoras en las condiciones de tra-bajo —ante todo, aumentos salaria-les— no consumen las energías del descontento. Éstas se materializan en la búsqueda de refugio religioso, identidad, sentido de pertenencia, servicios básicos, derecho al aborto, castigo para los agresores sexuales, acceso al agua, al medioambiente no contaminado, a la seguridad alimen-taria, etc.

Incluso en Honduras, el hecho de que ahora exista un reflujo hacia la tierra hunde sus raíces en la con-trarreforma agraria, un proceso en el que la geofagia de Facussé y otros terratenientes se alió con el distan-ciamiento del mundo del trabajo rural de los campesinos cooperativi-zados dispuestos a vender sus fincas

* Investigador del Servicio Jesuita para Migrantes de Centroamérica (SJM) y miembro del Consejo Editorial de la revista Envío de Nicaragua.

1 Kuijt, Dirk, Guerrilla: guerra y paz en Centroamérica, F&G Editores, Guate-mala, 1999.

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“a precio de guate mojado” para transmutarse en cuentapropistas: comerciantes, transportistas, pres-tamistas, etc. Entre 1992 y 1997, no menos de 73 grupos cooperati-vos del valle del Aguán vendieron más de 250 mil hectáreas, 34% de las cuales pasaron directamente a manos de Miguel Facussé2.

CUANDO CORRÍANOTROS TIEMPOS

Las luchas del siglo XX —tierra y condiciones laborales— fueron encabezadas por gremios, sindica-tos y partidos socialistas. Las me-morias de Miguel Mármol escritas por Roque Dalton, la historia del movimiento obrero en Nicaragua de Onofre Guevara y las cuatro nove-las sobre las bananeras estadouni-denses —El Papa verde de Miguel Ángel Asturias, Prisión verde de Ramón Amaya Amador, Bananos de Emilio Quintana y Mamita Yunai de Carlos Luis Fallas—, nos permiten atisbar las vastas dimen-siones de esas luchas centradas en el mundo del trabajo asalariado o los reclamos por las tierras.

Miguel Mármol protagonizó las huelgas de zapateros, sastres y ferrocarrileros por el salario de cada día y el derecho a no ser barridos por el huracán que activó la arremetida de las maquinarias3. Otro gallo cantó, o no cantó, en los años 90, cuando la introducción de ropa y zapatos de las “bultics” —los bultos de atuendo USAdo— y de las transnacionales fue un tiro de

gracia a sastres, costureras y zapa-teros. Fueron ejecutados tras juicio sumario y sin derecho de apelación: acusados de lesa no competitividad. No hubo protestas. Las denuncias —si merecen tal nombre— queda-ron confinadas a las catacumbas elitistas de los foros y congresos donde los inconvincentes predican a los convencidos, donde los sermo-nes de fraile a fraile ni convierten ni divierten ni subvierten.

Los agitadores de la primera mitad del siglo XX, comprometidos a fuego y sangre con sus causas, fue-ron martirizados. Lo fueron Juan Pablo Wainwright —fusilado— y Manuel Cálix Herrera —muerto a los 33 años por la tuberculosis contraída en sus muchos confina-mientos—, fundadores del Partido Comunista y la Federación Sindical Hondureña, insobornables en su tenacidad durante las huelgas que sacudieron a las compañías bana-neras en 1931, año de su inapelable anuncio de reducir en un 20% el salario a los trabajadores y en 25% el precio pagado a los “poquite-ros”, los pequeños productores de banano4.

Sus luchas tenían una amplia resonancia. La huelga de La Ceiba en 1920 involucró la casi la tota-lidad de la población5. La huelga bananera de 1954, que hizo un pol-vorín de Puerto Cortés, San Pedro Sula, La Lima, El Progreso, Tela, La Ceiba y se extendió a Teguci-galpa, es un hito en la historia hon-

dureña. Aunque su gestación fue prolongada, uno de sus detonantes iniciales fue un reclamo impensa-ble en nuestros días: el pago de los días feriados trabajados durante la Semana Santa6. Corrían tiempos de casi pleno empleo y efervescencia sindical.

Eduardo Galeano nos cuenta en su Memoria del fuego los desmanes del insubordinado Árbenz en Gua-temala: “Jacobo Árbenz, acusado de conspiración comunista, no se inspira en Lenin sino en Abraham Lincoln. Su reforma agraria, que se propone modernizar el capitalismo en Guatemala, es más moderada que las leyes rurales norteamerica-nas de hace casi un siglo”7. Cometió el atroz delito de expropiar las tie-rras de la United Fruit Company tomándose en serio los libros de contabilidad de la bananera; es de-cir, pagándole como indemnización el valor que la propia empresa había atribuido a sus tierras para defrau-dar impuestos. Corrían tiempos de antiimperialismo.

Todos estos grupos estaban conectados a distintas intensidades del internacionalismo proletario. ¿Qué exigían? Salarios justos, na-cionalización de monopolios (banca, ferrocarriles, bananeras…), mejo-ras en las condiciones de trabajo, pago de vacaciones y horas extras, etc. Los derechos de autoría de su ocaso les han sido mejor adjudica-dos que los méritos de su auge.

A menudo se recuerda su cul-pable sumisión a los dictados del

2 Macías, Miguel Alonzo, La capital de la contrarreforma agraria. El bajo Aguán de Honduras, Editorial Guaymuras, Tegucigalpa, 2001, p. 39.

3 Dalton, Roque, Miguel Mármol. Los sucesos de 1932 en El Salvador, Casa de las Américas, La Habana 1983, p. 50.

4 Villars, Rina, Lealtad y rebeldía. La vida de Juan Pablo Wainwright, Edi-torial Guaymuras, Tegucigalpa, 2010, p.127.

5 Canelas Díaz, Antonio, El estran-gulamiento económico de La Ceiba 1903-1965, Editorial Guaymuras, Tegucigalpa, 2009, p.23.

6 Barahona, Marvin, Honduras en el si-glo XX. Una síntesis histórica, Editorial Guaymuras, Tegucigalpa, 2005, p.166.

7 Galeano, Eduardo, Memoria del fuego III. El siglo del viento, Siglo XXI edi-tores, México, 1986, p.182.

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Socorro Rojo Internacional, su frag-mentación y su sectarismo. Pero poco o nada se dice de un Miguel Mármol que se formó a sí mismo en calles y cuarteles; de un Juan Pablo Wain-wright que dejó las comodidades de su cuna para correr la suerte de los obreros; o de un Manuel Cálix Herrera que se hace carpintero, ba-nanero, zapatero y lo que haga falta para generar conciencia de clase y hacer un reclutamiento hombro a hombro, hombre a hombre. Tinísi-ma, de Elena Poniatowska, es la ge-nial novela que mejor proporciona el sabor de esta época de heroísmos y autoinmolaciones incomprensi-bles para los parámetros morales de la posmodernidad.

El aplastante efecto de las gue-rrillas —mil veces más mediáticas que los movimientos obreros— des-plazó a los gremios y sindicatos del imaginario popular de la izquierda, de los prototipos de luchas y de paladines. La producción artística popular y de élite —literatura, canciones, óleos, murales—, glorifi-cando a los grupos guerrilleros, que no fueron una constante del siglo XX, produjo un espejismo que les atribuyó mayor representatividad, duración en el tiempo y abandera-miento de las luchas sociales de lo que en verdad tuvieron.

El hecho de que dos de ellos se hayan convertido desde los años 90 en fuerzas políticas importantes en la región centroamericana, induce una lectura del pasado donde su protagonismo se magnifica, los convierte en fuerza motriz de los movimientos sociales y opaca la trayectoria de sindicatos, gremios y partidos socialistas8.

Las guerrillas fueron coalicio-nes insurgentes que involucraron grupos muy diversos, no todos interesados en transformaciones radicales. El líder comunista Da-goberto Gutiérrez insiste en que el FMLN era un conglomerado de fuerzas comunistas, no comunistas e incluso anticomunistas.

ADIÓS AL MUNDO DELTRABAJO ASALARIADO

Quizás en este giro de la eco-nomía de los protagonismos habría que identificar un síntoma del declive del mundo del trabajo asa-lariado, que es un elemento clave de la transformación de la política y sus posibilidades en Centroamérica.

Muchos cambios ocurrieron desde Miguel Mármol hasta Roque Dalton. Muchos más se desplega-ron desde el asceta Carlos Fonseca Amador hasta este curioso socia-lismo del siglo XXI que reparte bonos de 15 dólares y no altera la estructura regresiva de los regí-menes tributarios. Esos cambios afectaron al mundo del trabajo y las coordenadas de la política. Fue una transformación silenciosa que a muchos toma desprevenidos.

En la primera mitad del siglo XX, las principales ciudades no eran los hormigueros caóticos en que fueron transformadas por una

urgente y temeraria migración ru-ral-urbana. Los contrastes en este terreno son brutales. En 1970-2005 Costa Rica vio crecer su población urbana del 38.7 al 62.6%. El resto de países fueron a la zaga: del 39 al 57.8% en El Salvador, descendiendo desde el 29 al 47.8% en la todavía muy rural Honduras9.

Pero mientras que en Costa Rica la urbanización encontraba un respaldo en su crecimiento de los sectores industrial y terciario, en el resto de países esa migración abonó a la informalidad del empleo en sus variopintas manifestacio-nes: subempleo (empleo ocasional, donde no hay jornadas ni semanas completas), autoempleo (empresita unipersonal o familiar), trabajo a destajo, etc. El autoempleo es la forma que adquiere el 41% del empleo regional y casi la mitad en Guatemala, Honduras y Nicaragua. En estos dos países fue, respectiva-mente, el generador del 62 y el 41% de los nuevos puestos de trabajo en 200610.

MICRONEGOCIOS YAUTOEMPLEO:PRECARIEDAD LABORAL

En Guatemala, Honduras y Ni-caragua los micronegocios aportan más de dos tercios de los puestos de trabajo11. Los micronegocios y el au-toempleo son sinónimo de precarie-dad laboral: exposición a los abusos, carencia de contrato, baja o nula cobertura de la seguridad social y, ante todo, mínima estabilidad. Los cambios en la legislación laboral

mo y su imposición de una estrategia de toma del poder por la vía electoral, que Wallerstein interpreta como una distri-bución territorial que dio estabilidad al capitalismo y furor al expansionismo imperial estadounidense (Wallerstein, Immanuel, Después del liberalismo, Siglo XXI editores, México, 1998). Esa tibieza posibilitó que en el ocaso de la guerra fría fueran avasalladas por los movimientos guerrilleros.

9 Programa Estado de la Nación-Región, Estado de la región en desarrollo huma-no sostenible 2008, San José, 2008, p. 84.

10 Ibíd., p.151.11 Ibíd., p.152.

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8 A esta opacidad contribuye la depen-dencia de estas entidades respecto de la política soviética de leve intervencionis-

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de los 90 allanaron el camino a la flexibilidad laboral: abolición del límite de tiempo de los contratos, etc. De ahí el auge del IVA12. Con menos asalariados y la voluntad de no perjudicar al gran capital, el impuesto sobre la renta no puede ser el gran pilar de la recaudación fiscal. Como podemos apreciar en el siguiente cuadro, en 2006, la

cohorte de asalariados apenas lle-gaba al 50% del total de ocupados en Nicaragua, o era incluso inferior en Guatemala y Honduras.

De acuerdo a las estimacio-nes de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT), salvo en Costa Rica —donde se ha mantenido en un 70%—, en todos los países centroamericanos el porcentaje de

asalariados descendió en la primera década del siglo XXI. En 2009, en El Salvador, Honduras y Nicaragua, los trabajadores independientes no profesionales, los empleados domés-ticos y los trabajadores familiares auxiliares representaban casi el 40% de los ocupados, después de ha-ber ascendido entre dos y tres pun-tos porcentuales en 2000-200913.

Costa Rica El Salvador Guatemala Honduras Nicaragua

Asalariados 70.7 60.2 49.9 47.6 50.7

Cuenta propia 19.4 26.5 29.2 38.8 34.2

Patronos 7.7 4.4 3.6 2.7 4.3

Familiar no remunerado 2.2 8.9 17.3 10.9 10.8

OcupadOs pOr país según fOrma de inserción en 200614

pOrcentaje de trabajadOres asalariadOs cOn cada característica15

EL DECLIVE DELESTADO-PATRÓN

El sector público, como genera-dor de empleo, es cada vez menos importante. Diversos factores em-pequeñecen de manera absoluta y relativa al Estado-patrón en toda la región: las privatizaciones, la menor o nula participación del Es-

tado en la producción, la reducción del aparato social y el crecimiento poblacional. En Costa Rica el sector público acoge al 10% de los ocupa-dos. Pero, en el resto de países, no llega a la mitad de ese porcentaje.

Las consecuencias de estas trans-formaciones las estamos presencian-do. Menciono solo dos de las más picantes: en primer lugar, la oferta de los partidos políticos de proporcionar empleo a sus allegados debe ser más modesta y sólo puede cumplirse a base de barrer con los empleados de

la administración anterior, atentando contra la instauración de un funcio-nariado de carrera; de la situación anterior se deriva la imposibilidad de crear identidad corporativa, lealtad e identificación con un proyecto, causa o entidad.

La menor provisión estatal de empleo cuaja en un Estado que está dejando de ser eje de cohesión social e identidad —o que tiene que compartir este rol con otros actores mejor dotados para desem-peñarlo—, un declive que tiene re-percusión sobre el involucramiento en política como medio de cultivar una identidad, generar un sentido de pertenencia y acceder a empleo.

Costa Rica El Salvador Guatemala Honduras Nicaragua

Derecho a aguinaldo 77.8 43.9 41.6 49 52.3

Contrato escrito 68.3 38.6 35.4 46.1 42.2

Empleo permanente 86 61.4 28.1 65.4 38.2

Pertenencia a un sindicato 5.1 n.d. 3.3 3.4 2.2

trabajadores del sector público con seguro social 97.9 93.1 81.1 60.9 89.2

Ocupados que trabajan en el sector público 10 3.5 2.6 2.3 4.3

Trabajadores independientes con seguro social 40.2 3.8 0.8 0.7 3.1

Población total cubierta por la seguridad social 87 15.8 18.3 18 7.7

12 Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI), La política fiscal en la encrucijada. El caso de América Central, Guatemala, 2007, p.78.

13 OIT, Panorama Laboral de América La-tina y el Caribe 2010, Oficina Regional para América Latina y el Caribe, Perú, pp.112-115.

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14 Programa Estado de la Nación-Región, 2008, p.152.

15 Ibíd., pp.161-210.

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Estas metas, por la vía de la políti-ca, están reservadas para las élites.

ASÍ EN EL CAMPO COMOEN LAS CIUDADES

El mundo rural también ha sido tocado por la varita mágica del trabajo independiente y el pre-carismo. Durante la década de los 80 y 90 hubo transformaciones silenciosas en el sector agrícola que transformaron el mundo del trabajo asalariado.

El empleo autónomo en el mun-do rural aumentó, llegando a ab-sorber al 63% de los ocupados en la Honduras agreste. También au-mentaron las ocupaciones rurales no agrícolas, asociadas al precaris-mo, bajos ingresos y vulnerabilidad. De las mujeres ocupadas en zonas rurales en 1998, el 88.3% (en Costa Rica), el 81.4% (en El Salvador) y el 83.7% (en Honduras) lo estuvieron en actividades no agrícolas, a las que recurrieron también el 57.3, 32.7 y 21.5% de los varones que lograron algún tipo de ocupación16.

La pluriactividad que desembo-ca en ingresos no agrícolas en zonas rurales se supone que es un rasgo de países pobres17. Pero se está convirtiendo en un recurso manido hacia donde concurre el cuentapro-pismo que emerge de la contracción del trabajo asalariado. Juntos y revueltos, desempleo, subempleo, autoempleo, informatización, fle-

xibilización, externalización, sub-contratación a destajo… son la base material del desplazamiento del mundo del trabajo asalariado como eje de las demandas.

La estrategia del gran capital ha dado con el antídoto para cu-rarse en salud contra los Miguel Mármol y Manuel Cálix. En las agendas de los gremios y sindicatos que ellos lideraban, en las agendas de las asociaciones de trabajado-res del campo y de maestros, las demandas salariales ocupaban un lugar privilegiado. Las premisas socioeconómicas de esas demandas eran unos vínculos contractuales, políticos e incluso culturales entre empleado y empleador. El pater patrón podía ser un explotador, pero era una figura persistente con la que los obreros establecían lazos de reconocida solidez.

El desempleo era una enfer-medad temporal incluso durante las epidemias. Posteriormente, la orfandad efímera del desempleo vino acompañada de la permanente patronalidad irresponsable en forma de subcontrataciones con externali-zación de costos. Las subcontrata-ciones diluyen los lazos empleados/empleador y acaban con el mundo del trabajo asalariado. Sin mundo del trabajo, se desmonta un mundo de protestas.

HISTORIA DE DOS CV

En Trabajo, consumismo y nuevos pobres, el sociólogo polaco Zygmunt Bauman sostiene que hemos pasado de una sociedad de productores a una sociedad de con-sumidores. De la ética del trabajo a la estética del consumo18. La ética del trabajo se caracterizaba por

hacer algo que los demás considera-ban valioso para conseguir lo nece-sario para vivir y ser feliz, y por no conformarse con lo ya conseguido y quedarse con menos en lugar de buscar más19.

En la sociedad de productores, donde predominaba esta ética, el trabajo era el principal factor de ubicación social y evaluación in-dividual:

Salvo para quienes, por su riqueza heredada o adquirida, combinaban una vida de ocio con la autosufi-ciencia, la pregunta ‘Quién es us-ted’ se respondía con el nombre de la empresa en la que se trabajaba y el cargo que se ocupaba. La carrera laboral marcaba el itinerario de la vida y, retrospectivamente, ofrecía el testimonio más importante del éxito o el fracaso de una persona. Esa carrera era la principal fuente de confianza o inseguridad, de satisfacción personal o autorrepro-che, de orgullo o de vergüenza20.

Esto ocurre porque

hoy, los empleos permanentes, seguros y garantizados son la excepción. Los oficios de antaño, ‘de por vida’, hasta hereditarios, quedaron confinados a unas pocas industrias y profesiones antiguas y están en rápida disminución. Los nuevos puestos de trabajo suelen ser contratos temporarios, ‘hasta nuevo aviso’ o en horarios de tiem-po parcial. Se suelen combinar con otras ocupaciones y no garantizan la continuidad, menos aún, la per-manencia21.

16 Reardon, Thomas, Julio Berdegué y Germán Escobar, “Empleo e ingresos rurales no agrícolas en América Latina: síntesis e implicaciones de políticas” en Empleo e ingresos rurales no agrícolas en América Latina, CEPAL, Serie se-minarios y conferencias, Santiago de Chile, abril de 2004, p. 21.

17 Ibid., p. 23. 18 Bauman, 2003, p.12.

DEBATE

19 Ibíd., p.17.20 Ibíd., p. 34.21 Ibíd., p. 49.

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EL CAPITALISMO DEJÓDE SER EL SISTEMA DETRABAJO ASALARIADO

¿Cómo llegamos hasta aquí? En el mundo del trabajo asalariado, el obrero —según la tradición marxis-ta— vendía al capitalista su fuerza de trabajo. El trabajo asalariado era propio del sistema capitalista. Pero este sistema puede sobrevivir, inclu-so mejor, sin el trabajo asalariado. Con el declive del mundo del trabajo asalariado el patrón ya no consume la fuerza de trabajo del empleado durante un período pactado, sino productos: documentos, talleres, colocación de celulares y tarjetas de crédito, clases, etc.

Ya no es la fuerza de trabajo la que recibe un precio, sino los pro-ductos: los bienes y servicios cuya provisión exige fuerza de trabajo, electricidad, motocicleta y muchos más medios de producción que el contratado administra (selecciona, compra, mantiene, reemplaza) para que su microempresita —las más de las veces unipersonal o explotadora de la fuerza de trabajo familiar— sea lo bastante competitiva como para continuar en el mercado. El trabajo está subsumido y queda fuera de la discusión, del debate, del conflicto. La masiva conversión de los trabajadores en microempre-sarios, independientes subcontra-tados, sitúa los conflictos lejos del trabajo, ahí donde el gran capital no es el malo de la película.

El capitalismo ya no es el siste-ma de trabajo asalariado. En el pa-raíso del capitalismo posindustrial, el capitalismo plus o capitalismo XP, los trabajadores son dueños de los medios de producción y deben costear su amortización, actualizar la maquinaria y reproducir su pro-pia fuerza de trabajo. Se trata de

un salto cualitativo en el nivel de libertad. En el capitalismo plus, el trabajador permanece en posesión de su fuerza de trabajo y sólo debe enajenar los productos que genere.

El profesor horario no es un asalariado. No vende horas de clase, aunque esa sea la forma legal con que su empleador —la universidad, donde se debate y presentan libros que impugnan otros aspectos del sistema— reviste la transacción. El profesor vende un paquete de docencia/burocracia que incluye la preparación de clases, búsqueda y elaboración de materiales, la enseñanza, el transporte, la correc-ción de exámenes y la asistencia a reuniones y capacitaciones de la burocracia universitaria.

La universidad compra todo este paquete sin adquirir compro-misos de empleador con esas mi-croempresitas unipersonales de la docencia. Para asegurar su sobrevi-vencia, el profesor debe erigirse en representante, promotor y ejecutor de los servicios de su microempre-sita y tiene que ofrecerlos a varias universidades, ONG, institutos, etc. Si el profesor se encuentra en la neblinosa tesitura de ofrecer sus clases a la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) en San Pedro Sula, su empresita se irá a pique: a muchos docentes se les adeudan los salarios de dos y hasta tres años.

La empresa bananera Dole, me-jor conocida como Standard Fruit Company, reestructuró su forma de operar: en el siglo XX, subcontratar a productores fue solo una estrate-gia temporal y marginal; en el siglo XXI es la estrategia definitiva por-que los riesgos más devastadores —desastres naturales y demandas por daños ambientales— están en

los campos de producción. Con una hábil carambola, la Dole eliminó el enfrentamiento trabajo/capital, que tantas jaquecas le ocasionó cuando sindicatos y otros especímenes del pleistoceno hacían de las suyas.

Las últimas demandas contra las compañías han suscitado un eco de muchos menos decibelios que los cosechados en el siglo XX. Las luchas por los estragos del Ne-magón —pesticida rociado en los campos bananeros después de que su uso fuera prohibido por muchas legislaciones nacionales— no atra-jeron el interés de los políticos ni de las ONG. Ni siquiera de las ONG ecologistas. El objetivo de la lucha es una indemnización, una meta muy propia del mundo del trabajo asalariado. Una meta extraña y maleable.

TRABAJO, CONSUMISMOY NUEVA POLÍTICA

En un mundo donde hay cre-cimiento económico con bajo cre-cimiento ocupacional, y donde la fuerza de trabajo es una mercancía poco visible y menos cotizada, la política no se plantea en los mismos términos. La mano de obra que nace, crece y se reproduce como superflua no puede tener la misma inserción en la política que la mano de obra indispensable, sustitutiva o, en el peor de los casos, convertida en ejército laboral de reserva.

Donde el itinerario laboral no permite saber quién es quién, se buscan otros generadores de identi-dad. En lo que Jeremy Rifkin llama el fin del trabajo, hay que “replan-tearse el papel de los seres huma-nos en los procesos y en el entorno social”22. Las demandas del mundo

DEBATE

22 Rifkin, Jeremy, El fin del trabajo. Nuevas tecnologías contra puestos de

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del trabajo han desaparecido de las agendas de los partidos políticos.

El Estado, que no es fuente de empleo, regulación del mundo del trabajo, identidad y conducción de los destinos, degrada su carácter de eje de poder. De su vacío y de las transformaciones en el mundo del trabajo emergen otros actores políticos cuya arremetida rebasa las ambiciones de partidos políticos, las acciones de los casi inexistentes sindicatos y el ejercicio hegemónico de las élites.

CUATRO GRUPOS QUEENCAJAN, CONVIVENY SE CONECTAN

He seleccionado cuatro acto-res que moldean la micropolítica y la subpolítica, que Ulrich Beck presenta “como un conjunto de oportunidades de acción y de po-der suplementarias más allá del sistema político”23. Aunque Beck presenta la subpolítica como un conjunto de oportunidades reser-vadas a empresas que se mueven en el ámbito de la sociedad mundial y logran obviar al gobierno y al parlamento, y traspasar el poder a la autogestión de las actividades económicas, propongo que reco-nozcamos ese poder —de obviar al Estado y traspasar poder a su autogestión— a cuatro entidades. En el terreno de las rutas hacia el desarrollo, mostraré cómo las ONG y el narcotráfico ejercen ese poder. En el terreno de la producción de identidad, se lo reconoceremos a las

pandillas y a los grupos de evangé-licos fundamentalistas.

El florecimiento de estos acto-res está ligado al declive del mundo del trabajo asalariado y muestra cómo ese declive afecta la política. La micropolítica de los barrios marginales y comunidades rurales —con su narcomenudeo, sus pan-dillas, sus sectas evangélicas y sus ONG— revela un grado de cobertu-ra, penetración y configuración de las identidades, las oportunidades económicas y los destinos de la po-blación que no pueden pretender otros actores políticos. No lo pueden pretender, desde luego, los actores políticos “convencionales”.

Estos grupos afectan o absorben en su militancia a amplios segmen-tos de la población centroamericana, pero apenas se asoman en los análi-sis de coyuntura y estructura por-que no encajan en lo políticamente correcto dentro del pensamiento político. Las anomalías sociales devienen anomalías teóricas. Los fenómenos que aparentemente tienen una participación anormal y marginal en la vida política, reciben un tratamiento tangencial en los estudios de la realidad.

El hecho de que aquí sean co-locados en la misma olla obedece al propósito de neutralizar los casi inevitables tintes moralizadores que tiñen el tratamiento de grupos abiertamente delictivos, como las pandillas y los narcos. Los tonos moralizantes producen distorsiones ópticas porque pintan como anoma-lías unos fenómenos que, en muchos aspectos, son parte de la corriente dominante de gran porción de los ciudadanos y que, lejos de ser excep-cionales, tienen correlatos en todas las sociedades estudiadas.

Se trabajan juntos no para insinuar que hay en las ONG o los grupos fundamentalistas evangéli-cos algo de ilícito —sin duda tam-bién lo hay en algunos casos, pero no es el tema de este artículo—, sino para destacar cómo los actores presuntamente anómalos encajan en el mismo sistema, conviven y se conectan por vasos comunicantes.

CUATRO SUBCULTURASQUE GENERAN CLIENTELA,ADHESIÓN E IDENTIDAD

Estos actores deben su mayor protagonismo, en parte, a un gran cambio en las condiciones socioeco-nómicas y culturales actuales: el salto del mundo del trabajo asala-riado al mundo del consumo. Las nuevas luchas sociales se inspi-ran, imaginan y articulan sobre otros ejes: consumo que implica posiciones políticas y que genera identidad. Y estos actores tienen una probada capacidad de generar una clientela, adhesión e identidad.

A estas instancias se las ha tenido por actores de reparto en un drama donde ellos han logrado imponer más estilos de vida, sentido de pertenencia, consumo e identi-dad; y lo han hecho de forma más persistente y penetrante que el Estado, los partidos políticos, los movimientos sociales y los medios de comunicación. Dos de ellos son la intromisión de lo público en la intimidad más recóndita. Estas instituciones son plataformas de consumo identitario y material. Los he seleccionado también porque re-presentan cuatro subculturas, cua-tro formas de concebir el desarrollo y la generación de identidad: ONG (cultura administrativa y liberal), narcos (cultura de sociedad secre-ta), pandillas (cultura del lumpem-proletariado) y fundamentalistas evangélicos (cultura de secta).

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trabajo: el nacimiento de una nueva era, Paidós, Barcelona, 1996, p.17.

23 Beck, Ulrich, ¿Qué es la globalización? Falacias del localismo, respuestas a la globalización, Paidós, Barcelona, 2008, p. 20.

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Obligado a formular paralelis-mos con el pasado inmediato, diría que las ONG serían una especie de estado benefactor descentra-lizado; las pandillas equivaldrían a los movimientos insurgentes, el narcotráfico representaría el sector agroexportador emergente —pero suficientemente industrializado— y los evangélicos serían una teología de la liberación vuelta al revés, una especie de teología de la evasión del conflicto que, en su versión de ba-rriada, cultiva el providencialismo; y, en su versión high class se erige en apropiación religiosa del marke-ting y los manuales de autoayuda, haciendo de los templos evangélicos imitaciones de la Business School de Harvard.

¿UNA SITUACIÓNSIN RETORNO?

¿Los políticos se han percatado de estos cambios? Sin duda lo ha hecho el FSLN, en cuyo ajedrez las piezas de AMNLAE (organización de mujeres), ANDES (sindicato de maestros) o las federaciones de cooperativistas no son tan dignas de atención como estas nuevas fuerzas, con las que mantiene re-laciones de alianza (evangélicos), manipulación (pandillas), beneficio económico (narcos) y confrontación (ONG).

Estos actores revelan, quizás tanto o más que otros, algunas ten-dencias de las sociedades centroame-ricanas. No podemos asegurar que ésta sea una situación sin retorno. El declive del mundo del trabajo asalariado es una consecuencia del poder avasallador del capital. Pero quizás ese poder no sea su única causa. ¿Existen otras más lacerantes y penetrantes? En tanto elucidemos la cadena causal y sus consecuencias, no sabremos en qué medida y en cuáles aspectos estamos frente a una situación sin retorno. De lo que no cabe duda es que estamos frente a una de las más crueles arremetidas del capital.

Frente a la languidez del traba-jo asalariado pasan indiferentes las universidades, que monopolizan el delivery de los títulos profesionales sin advertir a sus clientes que allá, en la dura calle, los espera un 60% de probabilidad de obtener un sala-rio, un 30% de formalizar el salario mediante un contrato escrito, un 25% de estabilidad laboral y un 2% de deplorar —pero de ninguna manera revertir— esta situación en un sindicato antes de ser parte del 8% de los no ocupados, el 10% de los ocupados no remunerados y/o el 90% de los desamparados en la inseguridad social.

El síncope del trabajo asalaria-do no aflige a los políticos. Haciendo caso omiso del principio de realidad, sin ningún empacho, trotan de al-dea en aldea prometiendo el maná celestial que muchos anhelan: miles de empleos. El trabajo asalariado está en coma. Lo lamentamos los pesimistas. Lo vitorean los ilusos. Pero aunque los incurables opti-mistas coincidan en el diagnóstico, se bifurcan en las reacciones. Unos celebran con anticipación el deceso invitando al emprendedurismo: “¡Murió el trabajo asalariado! ¡Vivan los microempresarios y el espíritu emprendedor!”.

Mientras los grandes capitalis-tas regionales cambian sus empre-sas por acciones en Cargill, Claro, General Electric y City Bank, súbi-tamente, a los grandes profetas del desarrollo del BID, del Banco Mun-dial, de las ONG… se les ocurre que el emprendedurismo ha descendido en forma de lenguas de fuego en cada uno de los centroamericanos y que solo necesitamos un poquito de capital para desarrollar nuestro talante empresarial. Otra cohorte de optimistas jura que el estado co-matoso del trabajo asalariado puede ser revertido. Sin embargo, esta es una era en la que el trabajador de cartón descartable reemplazó al empleado de acero inoxidable.

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Empleo precario:una peligrosa tendencia global1

RED DE SOLIDARIDAD DE LA MAQUILA*

Como dice el escritor uruguayo Eduardo Galeano, “al paso que vamos, el trabajo humano podría llegar a convertirse en la mercadería más barata del mundo. El derecho laboral tiende peligrosamente a reducirse al derecho de

trabajar por lo que quieran pagarte”.El empleo precario está creciendo en Honduras y en toda Centroamérica, pero también es un problema global con graves consecuencias para la

fuerza laboral en todo el mundo, como lo demuestra este artículo.

En un período de inestabilidad económica glo-bal, las vidas de las trabajadoras y trabajadores

en las cadenas globales de suministros son cada vez más inseguras. Diariamente deben enfrentarse con la posibilidad muy real de que cierren las fábricas donde trabajan, porque han trasladado la producción a otros países con menores costos laborales, además de que en sus propios países viven relaciones de empleo cambian-tes, que hacen más precarias sus trayectorias de trabajo.

Claramente, el empleo precario es un problema que está creciendo en Honduras y en toda Centroamé-rica, pero también es un problema global con serias consecuencias para la fuerza laboral en países de todo el mundo.

En todas partes los fabricantes están reestructu-rando y flexibilizando las relaciones de trabajo, con el fin de satisfacer las demandas de las marcas o de

las grandes tiendas minoristas de producción justo a tiempo, pero también para reducir costos laborales bajo el concepto erróneo de que la mano de obra barata es su única ventaja en una economía global altamente competitiva.

Respondiendo a esta misma lógica, los gobiernos nacionales están “modernizando” las leyes laborales para acomodar la demanda de flexibilidad laboral, o absteniéndose conscientemente de hacer cumplir las leyes y regulaciones laborales existentes.

Los fabricantes, gobiernos, marcas y tiendas mi-noristas globales comparten la responsabilidad por las consecuencias de esta transición hacia el empleo precario, y las tres partes deberán rendir cuentas por los impactos negativos que esto está teniendo en las vidas de las personas trabajadoras.

EL EMPLEO PRECARIO,UNO DE LOS MAYORES PROBLEMASEN LA INDUSTRIA GLOBAL En una encuesta publicada por la Federación Inter-

nacional de Trabajadores del Textil, Vestuario y Cuero (FITTVC) en marzo de 2010, el 69% de los sindicatos encuestados informaron de un aumento en la contra-tación a corto plazo en sus respectivos países. Más del 66% informó que los salarios pagados a las personas contratadas a corto plazo son menores que los de las

1 Este artículo fue preparado en abril de 2011 por la Red de Soli-daridad de la Maquila para una próxima publicación del Equipo de Monitoreo Independiente de Honduras (EMIH) sobre empleo precario en el sector agrícola y de la confección en Honduras.

* La Red de Solidaridad de la Maquila (RSM) es una organización de derechos laborales y de las mujeres, con sede en Canadá, que apoya los esfuerzos de las y los trabajadores en cadenas de suministros, por asegurarse mejores condiciones laborales y una mejor calidad de vida.

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permanentes, y el 21% señaló que los salarios eran, incluso, menos de la mitad de lo que recibían los y las trabajadoras permanentes2.

En 2008, la Red de Solidaridad de la Maquila (RSM), preparó un informe para la Alianza Juego Limpio sobre las prácticas laborales en las cadenas de suministros de indumentaria deportiva. La Alianza es una coalición internacional de sindicatos globales y ONG de derechos laborales, que hace cabildeo con empresas internacionales de ropa deportiva y el mo-vimiento olímpico internacional, para asegurar que los uniformes y otros artículos deportivos, que llevan la marca olímpica, sean fabricados en condiciones de trabajo decente.

La investigación —realizada en China, India, Tai-landia e Indonesia y que comprendió entrevistas con más de 320 trabajadoras y trabajadores de la industria de ropa deportiva—, identificó al empleo precario como uno de los cuatro mayores problemas sistémicos en esta industria global, que obstaculiza el progreso en todos los otros temas de derechos laborales.

El informe, titulado “Salvando obstáculos: Pasos para mejorar los salarios y las condiciones de trabajo en la industria mundial de artículos deportivos”3, señaló que la creciente utilización de contratos de trabajo de corto plazo y las agencias de empleo eran una tenden-cia global alarmante, que estaba negando a la clase trabajadora las prestaciones de la seguridad social y otros derechos legales, desalentando la sindicalización y socavando el cumplimiento de las leyes y regulaciones laborales nacionales.

La investigación encontró que las personas que trabajan en la industria de artículos deportivos en Asia eran contratadas, frecuentemente, bajo contratos sucesivos de corto plazo, con el fin de ocultar el hecho de que, en realidad, eran empleadas permanentes, a quienes se les hacía trampa con sus derechos de anti-güedad y prestaciones legales.

En Camboya, otra investigación inédita del Con-sorcio de los Derechos de los Trabajadores (WRC, por sus siglas en inglés), encontró que, de las 60 fábricas encuestadas, la mayoría utilizaba contratos de corto

plazo o empleaba a todas las trabajadoras nuevas bajo esta modalidad4.

Estos hallazgos fueron reforzados por un estudio de seguimiento con dos mil trabajadores de la confección —que comenzó a fines de 2009 y concluyó recientemen-te—, el cual encontró que de las personas que fueron despedidas durante la crisis económica y recontratadas más tarde, sólo una pequeña porción fue contratada como regular. La vasta mayoría fue contratada por periodos menores que seis meses5.

EN TEHUACÁN, TODO CONSPIRACONTRA LA SEGURIDAD LABORAL En 2010, la RSM encargó la realización de una

investigación a un activista y analista de derechos laborales en Tehuacán, México, sobre las tendencias cambiantes en la industria de confección de jeans en esa ciudad. Una vez más, uno de los principales hallazgos fue la creciente naturaleza precaria del empleo para las personas que trabajan en esta industria6.

Con base en entrevistas a más de 120 trabajadoras y trabajadores, el estudio apunta a una tendencia hacia la utilización de contratos de corto plazo, una disminución de los salarios reales, así como una creciente dependen-cia de la producción en fábricas y talleres pequeños, con frecuencia clandestinos, y del trabajo a domicilio, donde se realiza parte del proceso de manufactura.

En las grandes fábricas, las personas que antes habrían sido contratadas por tiempo indefinido, ahora lo son bajo contratos de uno a tres meses. En las plantas medianas y pequeñas, ni siquiera existen contratos. Es significativo que ninguna de las personas entrevistadas dijo haber recibido copia de su contrato individual de trabajo, y algunas informaron que se les obligó a firmar hojas en blanco antes de su contratación, las cuales podrían ser utilizadas, eventualmente, como cartas de renuncia, si la fábrica quisiera deshacerse de ellas.

Sin seguridad laboral, las trabajadoras de la con-fección en Tehuacán, con frecuencia, rotan de fábrica en fábrica o trabajan para el mismo empleador bajo contratos sucesivos de corto plazo. Por tanto, no pueden acumular antigüedad que les permita ejercer derechos

2 http://www.itglwf.org/lang/en/precarious-work.html (en inglés). Ver también notas de prensa de la FITTVC en español, en http://www.itglwf.org/lang/es/press-releases.html

3 "Salvando obstáculos: Pasos para mejorar los salarios y las condiciones de trabajo en la industria mundial de artículos deportivos," Play Fair, 2008, en http://es.maquilasolidarity.org/node/548

4 http://www.betterfactories.org/content/documents/Labour%20and%20Global%20Production%20in%20Cambodia%20(Eng)%20.pdf, p. 417 (en inglés).

5 http://www.betterfactories.org/resourcedet.aspx?z=7&iddoc=135&c=1 (en inglés).

6 Un resumen de los hallazgos de la investigación está disponible en: http://es.maquilasolidarity.org/sites/es.maquilasolidarity.org/files/RSM-Resumen-Tehuacan-2010-12.pdf

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o acceder a prestaciones legales que sí están disponibles para las empleadas permanentes.

Según el estudio, la práctica de contratar bajo contratos de corto plazo está resultando en que tengan menos posibilidades de organizarse en torno a deman-das de su centro de trabajo, debido al breve lapso que pasan con un empleador. Las personas con contratos a corto plazo también se están mostrando más renuentes a presentar demandas ante las autoridades laborales cuando se violan sus derechos.

La práctica de contratar bajo contratos a corto plazo o sin contrato alguno ha tenido, además, el efecto de negarles la cobertura de salud a través del sistema del seguro social mexicano, el IMSS. La reducción en el número de trabajadoras y trabajadores registrados en el IMSS, es dramática. En 2001, por ejemplo, 62 200 personas trabajadoras estaban registradas en el área de Tehuacán; en 2009, el número había caído a solo 8 200.

LA SUBCONTRATACIÓN PRECARIZAAÚN MÁS EL EMPLEOUn segundo hallazgo importante del estudio de

Tehuacán fue el dramático aumento de la subcontra-tación de un creciente número de pasos del proceso de manufactura, a fábricas y talleres pequeños, con fre-cuencia clandestinos, y del trabajo a domicilio. Incluso algunas tareas que antes se hacían en las lavanderías de jeans, ahora eran subcontratadas a pequeños talleres conocidos como tonelos, donde muchos de los procesos son peligrosos para la salud de los trabajadores.

Las prácticas de salud y seguridad laboral en estos talleres, tonelos y a domicilio no son reguladas, y los empleadores gozan de discrecionalidad absoluta para contratar y despedir a su voluntad, precarizando aún más el empleo. La subcontratación a estos lugares de trabajo clandestinos permite, además, que los grandes fabricantes y los compradores de las marcas escapen a la responsabilidad de los impactos ambientales negativos y las violaciones a los derechos laborales.

LAS MUJERES SE LLEVAN LA PEOR PARTELa investigación también mostró que la tendencia

hacia los contratos de corto plazo, y el aumento de la subcontratación a pequeños talleres, está teniendo un impacto negativo desproporcionado sobre las mujeres trabajadoras, y cambiando la composición de géne-ro de la fuerza de trabajo. Por ejemplo, las mujeres constituyen la gran mayoría de fuerza laboral en las fábricas pequeñas, talleres y a domicilio, mientras que los hombres tienen la mayoría de los trabajos en las lavanderías grandes de jeans, que son mejor pagados.

A las madres solteras, que trabajan bajo contratos a corto plazo sucesivos en grandes fábricas, o sin con-tratos en talleres más pequeños —y que por tanto no están registradas en el IMSS—, se les está negando de esta manera la cobertura de salud para ellas y sus hijas e hijos. Además, las mujeres que quedan embarazadas no reciben licencias ni acceso a las prestaciones por maternidad a las que tienen derecho.

¿Y LOS GOBIERNOS?Como en Honduras, donde el Congreso aprobó en

2010 la ley Programa Nacional de Empleo por Horas —que en la práctica reforma el Código del Trabajo al le-galizar los contratos a corto plazo, incluyendo el empleo por horas—, el gobierno mexicano está contemplando reformar su ley laboral para legalizar la flexibilidad laboral y el empleo precario.

Más que hacer cumplir efectivamente las regula-ciones existentes para terminar con estas prácticas ilegales, y dar pasos para asegurar que los cambios en las formas de contratación no erosionen los derechos laborales, los gobiernos están dando pasos para legali-zar el empleo precario.

En marzo de 2011, en México, el opositor Parti-do Revolucionario Institucional (PRI), presentó una propuesta de reforma a la Ley Federal del Trabajo que representa un cambio fundamental en la posición de este partido sobre la reforma laboral. Apoyada por el partido gobernante, el Partido de Acción Nacional (PAN), la reforma legalizaría varias modalidades de trabajo precario, incluyendo la subcontratación y la contratación temporal por largos períodos, sin ofrecer garantías para prevenir los abusos.

La propuesta de PRI/PAN también permitiría a los empleadores tratar directamente con las y los trabajadores protegidos por un contrato colectivo para negociar condiciones de trabajo inferiores a las dispuestas en el contrato, y limitaría los montos de salarios caídos que se adeudan a personas despedidas injustificadamente, con lo que se les desalentaría a presentar sus demandas.

Sin embargo, una creciente oposición a esta pro-puesta promovida por el PRI, incluyendo la oposición dentro de ese mismo partido político, ha forzado al gobierno a posponer el debate y su aprobación en la cámara de diputados. La mayoría de los observadores predice que esta no saldrá a la luz nuevamente sino hasta después de las elecciones presidenciales de 20127.

7 Incluso el secretario del Trabajo de México, Javier Lozano, ha declarado públicamente que la propuesta de reforma del PRI está "temporalmente muerta debido a los malditos intereses políticos" del PRI, que no quiere poner en peligro su oportu-

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En Perú, el empleo precario también se ha vuelto un tema candente. Las trabajadoras y trabajadores han protestado por el abuso que se da por una vieja ley que permite los contratos de corto plazo en el sector de la confección, que era visto, cuando la ley fue aprobada, como una industria de exportación no tradicional. Según esta ley, los empleadores pueden contratar con contratos sucesivos de corto plazo —en lugar de hacerlo de manera permanente— para trabajar en su produc-ción regular. La Federación Internacional del Textil, Vestido y Cuero (FITTIVC) ha hecho campaña para la abolición de esa ley8.

EMPLEO PRECARIO TAMBIÉN EN CANADÁEsta perturbadora tendencia hacia el empleo pre-

cario y reformas en legales para legitimizarla no solo ocurre en los países del Sur Global. Personas trabajado-ras en América del Norte y Europa, particularmente mi-grantes, son sujetas a condiciones de empleo similares.

En Canadá, por ejemplo, actualmente el 37% del trabajo es de medio tiempo, a corto plazo o eventual, y ese porcentaje se ha incrementado con el paso de los años9. Aunque las estadísticas oficiales sugieren que todos los empleos perdidos se han recuperado, desde el golpe de la crisis económica en 2008, toda la recupe-ración neta del empleo ha sido en trabajos eventuales o de medio tiempo, que reemplazan los empleos per-manentes y de tiempo completo, que prácticamente se perdieron10.

LOS INMIGRANTES, LOS MÁS CASTIGADOSPOR EL EMPLEO PRECARIOEn octubre de 2010, dos periodistas canadienses

de origen latinoamericano se hicieron pasar por inmi-grantes recién llegados y solicitaron trabajo a través de agencias de empleo en Montreal. Ambos fueron asignados a trabajar en plantas procesadoras de pollos, donde laboraron junto a personal regular permanente. Les exigían trabajar nueve horas diarias con apenas un descanso de quince minutos, y les pagaban de 1.50

a 3.00 dólares canadienses por hora, por debajo del salario mínimo legal.

Los dos hombres, a quienes se les pagaba en efec-tivo, no tenían derecho a permisos por enfermedad o descanso por días festivos, y no recibieron pago por las horas extra trabajadas. Cuando uno de estos trabajado-res-periodistas informó a la agencia de empleo que no tenía documentos de identidad ni permiso legal para trabajar en Canadá, le dijeron que eso no era problema.

Además de la explotación de trabajadores inmigran-tes por parte de las agencias de empleo, en Canadá tam-bién se están experimentando graves violaciones a los derechos de los trabajadores migrantes, como resultado del Programa de Trabajadores Extranjeros Temporales. El Programa ha sido criticado por crear una categoría separada de trabajadores, que nunca podrán llegar a ser empleados permanentes, y a quienes se les niega el derecho de buscar otro empleo, si no están conformes con el trato que reciben de sus empleadores.

En noviembre de 2010, más de cien trabajadores migrantes agrícolas, que trabajaban en el sur de la provincia de Ontario, realizaron una huelga repen-tina exigiendo miles de dólares en salarios que se les adeudaban. Los trabajadores, que llegaron de México y el Caribe a Canadá bajo el Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales, también se quejaban por las condiciones de hacinamiento, pues les cortaban la luz eléctrica y la calefacción, y por recibir amenazas de ser expulsados. El empleador había salido del país para evitar cumplir con sus obligaciones legales hacia ellos.

Debido a que, según la ley, estos trabajadores no podían solicitar otros empleos en Canadá, su única op-ción era regresar a sus países de origen, sin posibilidad alguna de recibir el dinero que se les debía. Algunos se negaron a dar sus nombres a los medios, temiendo ser puestos en una lista negra y que no se les permitiera volver a trabajar en Canadá en el futuro.

A los trabajadores agrícolas en la provincia de On-tario no se les permite formar o afiliarse a un sindicato para negociar colectivamente con su empleador. El 18 de noviembre de 2010, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) dictaminó que Canadá, y Ontario en particular, estaban violando los derechos a la Libertad de Asociación de los trabajadores agrícolas.

DESAFIANDO EL EMPLEO PRECARIO Existe una creciente preocupación en todos los

ámbitos sobre esta peligrosa tendencia hacia el empleo precario y sus consecuencias negativas para las perso-nas trabajadoras y sus comunidades. Se están formando

nidad para las elecciones de 2012. Véase, “Reforma laboral, temporalmente muerta: Lozano”, El Semanario, 17 de abril de 2011, disponible en: http://www.elsemanario.com.mx/news/news_display.php?story_id=58326

8 FITTVC, "Codicia y negligencia ponen en peligro industria peruana de exportación de indumentaria", febrero de 2009, FITTVC, en http://www.itglwf.org/lang/es/documents/Spanis-hPressReleases2009.pdf

9 http://www.thestar.com/comment/article/706480 10 http://www.progressive-economics.ca/2010/10/12/jobs-recovery/

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alianzas por encima de las fronteras nacionales, en un intento de revertir la carrera hasta el fondo en están-dares laborales entre países.

En el ámbito internacional, la Alianza Juego Lim-pio continúa presionando a las empresas de indumen-taria deportiva para que den pasos específicos para eliminar el empleo precario en sus cadenas globales de suministros. En su informe de 2008, la Alianza presentó una serie de demandas a las grandes marcas de indumentaria deportiva, así como fechas para su cumplimiento; entre otras, la eliminación de esquemas de empleo subcontratado por terceros para cualquier trabajador empleado en las principales plantas de la empresa, y que al menos el 95% de la fuerza laboral vinculada a esas plantas esté empleada bajo contratos por tiempo indeterminado. Además, que cualquier per-sona contratada bajo un contrato de corta duración dos veces seguidas por el mismo empleador, sea contratada automáticamente con un contrato por tiempo indefini-do, en el momento de la tercera contratación.

El informe también pide que las marcas compra-doras establezcan relaciones de negocio estables y de largo plazo con las fábricas proveedoras, de manera que haya menor presión sobre los proveedores que los lleve a utilizar contratos a corto plazo u otras formas de empleo precario. La Alianza está calificando a las empresas con base en los pasos que se hayan compro-metido a dar, con el fin de superar los cuatro obstáculos sistémicos al avance de los derechos laborales en la in-dustria global de la indumentaria deportiva, incluyendo el empleo precario.

Los sindicatos globales que han lanzado campañas sobre este tema en los últimos años son la Federación Internacional de Trabajadores de las Industrias Me-talúrgicas (FITIM), la Federación Internacional de Sindicatos de la Química, Energía, Minas e Industrias Diversas (ICEM), la FITTVC y la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación, Agrícolas, Hoteles, Restaurantes, Tabaco y Afines (UITA).

También se están llevando a cabo campañas en contra del empleo precario a escala regional. Además de la Campaña Regional contra la Flexibilidad Laboral en Centroamérica, recientemente, en el continente asiáti-co, surgió una coalición similar que involucra la partici-pación de varias organizaciones sindicales de Camboya, Indonesia y Sri Lanka, así como la ONG belga World Solidarity (Solidaridad Mundial). En mayo de 2010, esta coalición desplegó la campaña Trato Igualitario para Trabajadores con Contratos a Corto Plazo, la cual lanza sus demandas a gobiernos y empresas, así como

a instituciones internacionales como el Banco Mundial y la OIT. Algunas de sus demandas son:

• Salariosyprestacionesparatrabajadorastem-porales, iguales a las que reciben trabajadoras y trabajadores regulares que hacen el mismo trabajo.

• Elderechodelasylostrabajadorestemporalesa afiliarse a sindicatos de su elección y que, donde exista un sindicato, se incluya en los contratos colectivos de trabajo a las personas contratadas por plazos determinados.

• Elderechodelaspersonastrabajadorastem-porales a empleo permanente después de dos contratos de corto plazo sucesivos, o después de permanecer empleadas por el mismo empleador durante dos años.

• Protecciónsocialaplicadaporigualatodoslostrabajadores y trabajadoras, incluyendo las personas con contratos de corto plazo.

• Contratosyrecibosdepagosegúnlalegislaciónlaboral nacional para todas las trabajadoras y trabajadores.

Aunque estas dos campañas —una internacional y la segunda en Asia— se enfocan en el tema de los contratos de corto plazo en un solo sector de la manu-factura, los grupos en Centroamérica se han enfocado más ampliamente en sectores industriales múltiples y en una gama de problemas interconectados con el tema general del empleo precario. Sin embargo, a pesar de estas diferencias de enfoque, se puede aprender mucho de las experiencias de estas organizaciones.

Para tener éxito, los grupos, coaliciones y redes que están luchando por revertir esta peligrosa tendencia tendrán que operar en múltiples espacios (locales, na-cionales, regionales e internacional), movilizando tanto a las y los trabajadores permanentes, como a quienes están bajo condiciones temporales de contratación, para demandar empleo decente a sus empleadores directos, a los gobiernos nacionales y a las marcas internacionales e instituciones multilaterales.

Como lo señala la FITIM, las campañas exitosas también pueden requerir de alianzas entre grupos sindicales y no sindicales, que estén luchando por los derechos de las personas trabajadoras con empleo precario11.

11 Ver materiales de campaña de la FITIM “El trabajo precario nos afecta a todos”, disponible en: http://www.imfmetal.org/index.cfm?c=18019&ol=28

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I. DEMOCRACIA Y DERECHOS HUMANOS: UNA RELACIÓN LEGITIMADORA

Uno de los legados más im-portantes de la teoría del derecho del último siglo ha sido el redes-

Democracia sin derechos: la concepción tradicional de la

democracia hondureña1

JOAQUÍN A. MEJÍA R.*

El golpe de Estado demostró que en Honduras nunca hubo una verdadera transición democrática y que algunas de las reformas de los últimos 29 años sólo han servido para profundizar la violencia, la desigualdad y la exclusión.

Ahondando en esta constatación, este artículo escudriña el fracaso democrático desde la relación entre la concepción de democracia que

prevalece en el país y los derechos humanos. A la vez, plantea la necesidad de avanzar hacia una noción de democracia que trascienda de la forma y el procedimiento, y que incluya la sustancia y el contenido, cuya validez radica

en los derechos humanos.

cubrimiento del significado de la Constitución como límite y vínculo de todos los poderes públicos, rom-piendo con una concepción que (a) no la consideraba una norma jurídica vinculante, sino un mero programa (parte declarativa) y una norma de organización (parte normativa); y que (b) consideraba a las leyes supremas como expresión de la voluntad general, y por tanto su legitimidad no descansaba en su compatibilidad con la Constitu-ción, sino en que fueran adoptadas por el pueblo o sus representantes.

Después de la II Guerra Mun-dial se inició un amplio movimiento que generalizó la idea de la norma-tividad directa de la Constitución,

lo cual implicó (a) que la ley dejó de ser suprema porque recibe su validez de la Constitución y está jerárquicamente subordinada a ella; (b) que la ley ya no es incon-dicional porque está limitada por los derechos humanos; y (c) que el consenso popular sobre el que se fundaron muchas dictaduras y gobiernos arbitrarios, aunque sea mayoritario, no puede ser la única fuente de legitimación del poder.

Así, la Constitución se convirtió en “derecho sobre el derecho”, en el sentido de que no se limita solo a programar la forma de producción normativa mediante reglas pro-cedimentales sobre la formación y sanción de las leyes, sino que también programa sus contenidos, vinculán-dolos normativamente con la tutela de los derechos humanos2.

1 Este texto constituye la ponencia pre-sentada en el II Congreso Nacional de Sociología PRE-ALAS 2011, “Hondu-ras, Sociología Crisis y cambio Social”, realizado en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (sede Valle de Sula), sobre algunas ideas en torno de la democracia y los derechos humanos que he desarrollado en Los derechos humanos y el Estado de derecho en Honduras: Teoría y realidad, Editorial Casa San Ignacio (Tegucigalpa, 2008) y “El papel de los derechos económicos, sociales y culturales en las democracias latinoamericanas”, Revista IIDH, núm. 49, San José, 2009.

* Doctor en Estudios Avanzados en Dere-chos Humanos y Doctor (c) en Derecho Internacional y Relaciones Internacio-nales. Investigador del ERIC-SJ.

REFLEXIÓN

2 Hierro, Liborio L., “El imperio de la ley y la crisis de la ley”, en Doxa. Cuader-

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En este contexto debe situarse la concepción de la Constitución hondureña de 1982, que a pesar de no haber sido adoptada por los constituyentes con la intención de romper con el pasado y construir un nuevo orden social3, representó un avance con consecuencias nor-mativas y políticas que los constitu-yentes no fueron capaces de prever. Por un lado, se declaró formalmente que Honduras es un Estado de de-recho, y por otro, se incorporó una serie de postulados que reconocen normativamente el principio demo-crático como mecanismo legítimo para el desarrollo de los conflictos y la construcción de una sociedad en la que los derechos humanos deben ser la columna vertebral.

Aunque los constituyentes no le dieron la debida importancia a la fuerza vinculante de los contenidos constitucionales que adoptaron, es-tablecieron que la implementación de los derechos humanos es el meca-nismo fundamental para fortalecer el Estado de derecho y lograr las condiciones necesarias para la ple-na realización del ser humano. De esta forma se incorporó en el texto constitucional una serie de dere-chos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales que actúan como parámetros de legitimidad de todo el sistema político, dado que cumplen (a) una función objetiva que da cuenta de su papel como límites y guía de toda la actuación

jurídica que quiera ser considerada válida; y (b) una función subjetiva que da cuenta de su papel como instrumentos garantizadores de la dignidad humana. En el ámbito de su función objetiva, los derechos humanos permiten considerar que la legitimidad de toda producción normativa, toda interpretación y toda actuación de los poderes pú-blicos, radica en que estén sujetas al respeto de tales derechos4.

De esta manera, se constitu-cionalizó la relación tríadica entre democracia, Estado de derecho y derechos humanos, que permite a cada uno definirse, completarse y adquirir sentido en función de los otros5 y, además, constituirse en elementos esenciales de legitima-ción o deslegitimación del poder. Por ello, es muy difícil encontrarnos con algún Gobierno que no se auto-defina como democrático, y que no contemple dentro de su discurso y sus prioridades —aunque sea de manera formal— la defensa de los derechos humanos.

En este sentido, no es de extra-ñar que un régimen deslegitimado como el de Lobo Sosa por su origen6

y por ser señalado como violador de los derechos humanos7, maneje un discurso de respeto a los mismos y establezca nuevas instituciones como la Secretaría de Justicia y Derechos Humanos para dar una imagen pulcra ante la comunidad internacional.

Si bien la falta de legitimidad del régimen actual es más evidente por su relación con el rompimiento del orden constitucional, es im-portante preguntarnos si antes de ello, durante casi tres décadas de vigencia constitucional, los distin-tos gobiernos avanzaron en la con-solidación del proceso democrático y del Estado de derecho, o si, por el contrario, nos desviaron de la institucionalidad constitucional.

Evidentemente el golpe de Es-tado es reflejo de que en Honduras nunca hubo una verdadera transi-ción democrática y que algunas de las reformas en materia económica y jurídica de los últimos 29 años sólo han servido para profundizar la violencia, la desigualdad y la ex-clusión, y para afianzar la tradición política que sólo ha beneficiado a un reducido grupo estrechamente relacionado con el bipartidismo8.

nos de Filosofía del Derecho, núm. 19, Alicante, 1996, p. 299; Ferrajoli, Luigi, El garantismo y la Filosofía del Dere-cho, trad. de Gerardo Pisarello, et al., Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2000, pp. 162-168.

3 Barahona, Marvin, Honduras en el siglo XX. Una síntesis histórica, Edi-torial Guaymuras, Tegucigalpa, 2005, pp. 233-238.

4 Asís Roig, Rafael de, “Democracia, constitución y derechos”, en López García, José Antonio, Real Alcalá, J. Alberto y Ruiz R., Ramón (eds.), La de-mocracia a debate, Dykinson, Madrid, 2002, p. 188.

5 Corte Interamericana de Derechos Hu-manos, El Hábeas Corpus bajo suspen-sión de Garantías (Arts. 27.2, 25.1 y 7.6 Convención Americana sobre Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-8/1987 del 30 de enero de 1987, párr. 26.

6 Ríos Vega, Luis Efrén, “Elecciones libres y candidaturas golpistas”, en Mejía R., Joaquín A. y Fernández, Víctor (coord.), El golpe de Estado en Honduras desde una perspectiva de los derechos humanos, Editorial Casa San

Ignacio/MADJ, Tegucigalpa, 2010, pp. 196-221.

7 Human Rights Watch, Después del golpe de Estado: Continúan la violen-cia, la intimidación y la impunidad en Honduras, Human Rights Watch, Nue-va York, diciembre de 2010; Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe anual de la Comisión Intera-mericana de Derechos Humanos 2010, Washington, D. C., 7 marzo 2011, pp. 485-530.

8 Arita, Isolda, “El bipartidismo: ¿un gato con más de siete vidas?”, en Re-vista Envío-Honduras, año 2, núm 4, ERIC-SJ, Tegucigalpa, 2004, p. 18.

REFLEXIÓN

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42envío

El presente trabajo pretende aportar luces sobre el fracaso democrático hondureño desde la perspectiva de la relación entre la concepción mayoritaria de de-mocracia en el país y los derechos humanos, planteando la necesidad de avanzar hacia una noción de democracia que vaya más allá de la forma y el procedimiento, y que también incluya la sustancia y el contenido, cuya validez —concedida por los derechos humanos— debe vincular y limitar las decisiones de las mayorías.

II. DEMOCRACIA(S) Y DERECHOS HUMANOS

La relación teórica entre de-mocracia y derechos humanos no es totalmente pacífica, y puede ser contemplada desde tres formas: (a) la ingenua, que considera la inexistencia de conflictos entre ambos y por tanto se pueden man-tener juntos sin límite alguno; (b) la idealista, en la que el pueblo y sus representantes no están en absoluto interesados en lesionar los derechos humanos por medio del proceso democrático, ya que su protección constituye para todos una eficaz motivación política; y (c) la realista, que reconoce que la rela-ción entre los derechos humanos y la democracia se caracteriza por dos realidades opuestas: (c.1) los dere-chos humanos son profundamente democráticos porque aseguran el desarrollo de las personas, gracias a la garantía de los derechos civi-les, políticos, económicos, sociales y culturales, capaces por lo general de mantener estable el proceso demo-crático; y (c.2) los derechos humanos son profundamente antidemocráti-cos porque desconfían del proceso democrático y por ello someten al legislativo, privándolo del poder de

decisión de la mayoría parlamenta-riamente legitimada9.

Aunado a lo anterior, la relación entre estos dos elementos también se torna compleja (a) cuando hay que determinar lo que se entien-de por democracia, y (b) cuando hay que ponerse de acuerdo sobre cuáles son los derechos humanos necesarios para poder hablar de un Estado democrático de derecho.

En relación con lo primero, ni siquiera en el ámbito académico existe consenso al respecto, debido, entre otras razones, a que en las últimas décadas muchos países de América Latina, África, Asia y de Europa del Este han experimentado un importante proceso de democra-tización, cuyos regímenes, a pesar de compartir varios atributos con las democracias del mundo indus-trializado, también difieren de ellas en muchos aspectos, a tal punto de surgir la duda de si son completa-mente democráticos10.

Frente a ello, muchos teóricos han tenido que revisar el concepto tradicional de democracia para poder desarrollar una nueva con-ceptualización que incluya las particularidades de estas nuevas experiencias políticas. Sin embar-go, este esfuerzo ha generado la multiplicación de formas alterna-tivas del concepto, incluyendo un

sorprendente número de subtipos como “democracia electoral”, “de-mocracia delegativa”, “democracia plebiscitaria”, “democracia deli-berativa”, etc., a tal grado que al examinar la literatura reciente nos encontramos con que existen más de 550 ejemplos de democracia “con adjetivos”11.

Por tal razón, el discurso sobre el significado de la democracia no puede considerarse concluido debi-do a que en el lenguaje político no se habla de la misma únicamente en relación con ¿quién gobierna? y ¿cómo se gobierna?, sino también en relación con los fines o valores cuya realización persigue12. En este sentido, cuando en la actualidad se habla de democracia sustancial no es que se añada un adjetivo más al concepto para caracterizar un régimen determinado, sino que esta sustancialidad representa un elemento intrínseco y particular de las democracias constitucionales contemporáneas, pues implica un procedimiento democrático vincu-lado a los derechos humanos sobre los que no se puede decidir (civiles y políticos) ni dejar de decidir (eco-nómicos, sociales y culturales), lo cual polemiza tanto con (a) una concepción generalizada de la de-mocracia como mero procedimiento y también con (b) una concepción del Estado de derecho que sola-mente incluye los derechos civiles y políticos.

En relación con la primera cuestión, hay quienes conciben la democracia en su definición míni-

11 Ibíd. 12 Bobbio, Norberto, Estado, Gobierno

y Sociedad. Por una teoría general de la política, trad. de José F. Fernández Santillán, Fondo de Cultura Económi-ca, México, 1989, p. 221.

REFLEXIÓN

9 Alexy, Robert, “Los derechos funda-mentales en el Estado constitucional democrático”, trad. de Alfonso García Figueroa, en Carbonell, Miguel (ed.), Neoconstitucionalismo (s), Trotta, Madrid, 2005, pp. 37-38.

10 Collier, David y Levitsky, Steve, “De-mocracy with Adjectives: Conceptual Innovation in Comparative Research”, en World Politics, núm. 3, vol. 49, 1997, p. 430.

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ma como “un conjunto de reglas primarias o básicas que estable-cen quién tiene autorización para tomar decisiones colectivas y qué procedimientos se han de emplear”. Tales reglas pueden clasificarse en (a) aquellas relacionadas con el quién decide, las cuales deben garantizar la participación directa o indirecta de un número muy elevado de ciudadanos; (b) las re-lacionadas con el cómo se decide o reglas procesales que exigen como mínimo que las decisiones sean adoptadas por la mayoría de quienes deben tomar la decisión; y (c) las reglas que garantizan la libertad de elección y decisión entre varias alternativas13. Como conse-cuencia de esta definición mínima, los derechos económicos, sociales y culturales sólo aparecen como un simple complemento, mientras que los derechos civiles y políticos se presentan como el fundamento mismo de la democracia14.

De lo anterior se desprende que sólo ciertos derechos son ne-cesarios para el ejercicio del poder democrático: (a) los derechos po-líticos relacionados con las reglas del primer tipo, encaminadas a garantizar la igual participación política en la formación de la voluntad general, y (b) otros de-rechos de libertad referentes a las reglas del tercer tipo, destinadas a garantizar la libertad de elección y

decisión entre alternativas reales (libertad de opinión, de expresión, de reunión, de asociación)15.

Por otro lado, se sostiene que el gobierno democrático se caracteriza por su continua aptitud para res-ponder por igual a las preferencias ciudadanas; así, todos los ciudada-nos deben tener igual oportunidad de (a) formular sus preferencias; (b) de manifestar públicamente las mismas; y (c) de ser tratado de igual manera que al resto. Para que se den estas tres condiciones es necesario que se garantice (a) la libertad de asociación; (b) la libertad de expre-sión; (c) la libertad de voto; (d) la elegibilidad para el servicio público; (e) el derecho de los líderes políticos para competir en busca de votos; (f) la existencia de diversas fuentes de información; (g) elecciones libres e imparciales; y (h) instituciones que garanticen que la política del Gobierno dependa de los votos y demás formas de expresar las pre-ferencias16.

No obstante, sin sus necesida-des básicas satisfechas, las personas pueden verse privadas de ejercer los derechos anteriores, por lo que todos los defensores sensatos del gobierno democrático reconocen que la desigualdad en los recursos económicos constituye una se-ria amenaza para la democracia. Aunque existe acuerdo en la idea de que para fortalecer el proceso democrático es prioritario poner en práctica la mejor manera de al-canzar un sistema que genere una amplia distribución de los recursos

económicos, se considera que al ser ésta una condición externa, no es necesariamente vinculante17.

Sobre esta base, se señala que existen tres tipos de derechos en relación con la democracia: (a) los que forman parte integral del proceso democrático; (b) los que son exteriores al mismo, pero in-dispensables para que funcione; y (c) los que son exteriores al proceso democrático, pero no son necesarios para éste, pero sí para que cumpla con la idea de igual consideración de las preferencias ciudadanas.

Dentro del primer tipo se en-cuentran los llamados “derechos prioritarios”, como el de autogober-narse, y ciertos derechos políticos de-rivados de éste, como votar en elec-ciones libres, la libertad de prensa y de reunión, los cuales, al ser parte integral del proceso democrático, no pueden ser amenazados por éste18. Dentro del tercero, se encuentran los derechos económicos, sociales y culturales.

En definitiva, para las dos con-cepciones de democracia que hemos analizado brevemente, existe la ne-cesidad de promover ciertos presu-puestos relacionados con el bienes-tar material, pues es indudable que la desigualdad económica y social genera una inevitable desigualdad en el ejercicio de los derechos hu-manos y, por tanto, limita la parti-cipación política con su consecuente efecto en la calidad de la voluntad general y de la democracia.

Asimismo, la exclusión de gran-des sectores de la población del de-

13 Bobbio, Norberto, El futuro de la democracia, Fondo de Cultura Econó-mica, Bogotá, 1994, las citas textuales corresponden a las pp. 24-25.

14 Bobbio, Norberto, “Sobre los derechos sociales”, en Íd., Teoría general de la política, trad. de Antonio de Cabo y Gerardo Pisarello, Trotta, Madrid, 2003, p. 539.

REFLEXIÓN

15 Bobbio, Norberto, El futuro de la de-mocracia… op. cit., p. 26.

16 Dahl, Robert A., La democracia y sus críticos, trad. de Leandro Wolfson, Paidós, Barcelona, 1992, pp. 266-267.

17 Dahl, Robert A., La democracia eco-nómica. Una aproximación, trad. de Mireia Bofia, Hacer, Barcelona, 2002, p. 144.

18 Dahl, Robert A., La democracia y sus críticos… op. cit., pp. 203-210 y ss.

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sarrollo económico y del bienestar puede neutralizar la existencia de las actitudes que son necesarias para el nacimiento de ese tipo de voluntad común19, por lo que es evidente que la democracia está tan amenazada en los países desa-rrollados como en los otros, sea por dictaduras totalitarias, sea por un laisser-faire que favorece el creci-miento de las desigualdades y de la concentración del poder en manos de pequeños grupos20.

Sin embargo, estas concepcio-nes otorgan un papel secundario a los presupuestos relacionados con los derechos económicos, sociales y culturales en el proceso democrá-tico, pues para una son un comple-mento, mientras que para otra son condiciones externas.

III. DEMOCRACIA DE FORMAS Y DEMOCRACIA

DE CONTENIDOS

La inclusión de los derechos económicos, sociales y culturales dentro de los presupuestos necesa-rios de la democracia hace que ésta adquiera un carácter sustancial, pero no como elemento contrapues-to a la democracia formal, dado que no desconoce su aspecto procedi-mental, sino como un complemento necesario21.

En el plano axiológico la de-mocracia sustancial incorpora va-lores más importantes, y por tanto previos en relación con la demo-cracia formal; como consecuencia, el principio de la democracia polí-tica, relativo al quién decide, está subordinado a los principios de la democracia social relativos a qué no es lícito decidir y a qué es lícito dejar de decidir22. En este sentido, cuando se incorporan los derechos humanos en una Constitución, hacen que ésta se constituya en la principal garantía de la democracia en sus dos dimensiones, formal (conjunto de procedimientos y de contro-les estipulados en garantía de la representación y del principio de mayoría) y sustancial (derechos hu-manos que garantizan la igualdad y las necesidades vitales de todos y todas)23.

En el caso hondureño, podemos afirmar que la Constitución del 82 impone límites y vínculos al proce-so democrático cuando se trata de tomar decisiones sobre derechos humanos, en el sentido de que ni siquiera la mayoría representada en el Congreso Nacional, o el pueblo, mediante un referéndum o plebis-cito, pueden adoptar ningún tipo de legislación que sea contraria a la vigencia de tales derechos. De esta forma, ninguna mayoría legislativa o popular podría decidir, por ejem-plo, la condena de un inocente o la privación de los derechos de una minoría, y tampoco podría dejar de decidir las medidas necesarias para

que a una persona le sea asegurada su subsistencia en condiciones de dignidad24.

Por tanto, la democracia, en nuestra concepción constitucional, no sólo se limita a responder a las preguntas del quién decide (el Con-greso Nacional y el pueblo) y del cómo se decide (procedimientos es-tablecidos en el artículo 5 y en el ca-pítulo II del título V), sino también sobre el qué se decide, que en el caso de los derechos humanos como va-lores fundamentales no pueden ser desnaturalizados por ninguna ley (artículo 64) aun a pesar de que la misma sea adoptada por los órganos correspondientes, y siguiendo las normas de procedimiento estable-cidas, o por las mayorías populares a través de figuras de participación de democracia directa25.

Un ejemplo categórico al res-pecto lo constituye la Ley de Cadu-cidad uruguaya26 que, a pesar de que fue aprobada en un régimen democrático y respaldada por la ciu-dadanía a través de un referéndum en 1989 y un plebiscito en 2009, ha

19 Böckenförde, Ernst-Wolfgang, “La democracia como principio constitucio-nal”, en Íd., Estudios sobre el Estado de Derecho y la democracia, prólogo y trad. de Rafael Agapito Serrano, Trotta, Madrid, 2000, pp. 99-118.

20 Touraine, Alain, ¿Qué es la democra-cia?, trad. de Mauro Armiño, Temas de Hoy, Madrid, 1994, pp. 41 y 284-291.

21 Ferrajoli, Luigi, “El derecho como sis-tema de garantías”, en Íd., Derechos y Garantías. La ley del más débil, trad. de Perfecto Andrés Ibáñez y Andrea Greppi, Trotta, Madrid, 1999, p. 23.

22 Ferrajoli, Luigi, Derecho y Razón. Teoría del Garantismo Penal, trad. de Perfecto Andrés Ibáñez, et al., Trotta, 6ª edición, Madrid, 2004, p. 865.

23 Ferrajoli, Luigi, “El Estado constitu-cional de Derecho hoy: el modelo y su divergencia de la realidad”… op. cit., p. 22.

24 Ferrajoli, Luigi, Derecho y razón… op. cit., p. 865.

25 Ferrajoli, Luigi, “De los derechos del ciudadano a los de la persona”, en Íd., Derechos y garantías... op. cit., p. 104. El artículo 64 constitucional establece que “no se aplicarán leyes y disposicio-nes gubernativas o de cualquier otro orden, que regulen el ejercicio de las declaraciones, derechos y garantías establecidos en esta Constitución, si los disminuyen, restringen o tergiversan”.

26 La Ley de Caducidad, por sus efectos, constituye una ley de amnistía que ha impedido la investigación de los hechos y la identificación, juzgamiento y eventual sanción de los posibles res-ponsables de violaciones continuadas y permanentes de los derechos humanos.

REFLEXIÓN

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sido declarada incompatible con las normas interamericanas de dere-chos humanos por la Corte Inte-ramericana de Derechos Humanos y, en consecuencia, se le ha exigido al Estado uruguayo su derogación.

De acuerdo con el tribunal in-teramericano, la legitimidad demo-crática de determinados hechos o actos en una sociedad está limitada por la protección de los derechos humanos, de modo que la exis-tencia de un verdadero régimen democrático está determinada por sus características, tanto formales como sustanciales, donde la protec-ción de tales derechos “constituye un límite infranqueable a la regla de mayorías, es decir, a la esfera de lo ‘susceptible de ser decidido’”27.

Nuestra Constitución ha pre-visto que si la persona humana es el fin supremo de la sociedad y el Estado (art. 59) es necesario garantizar su inviolabilidad a través de la garantía del “goce de la justicia, la libertad, la cultura y el bienestar económico y social” (art. 1), lo cual significa garantizar la igualdad en de-rechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales (art. 60), pues, en las condiciones actuales, las per-sonas se enfrentan a las amenazas provenientes de los propios poderes públicos, como a las provenientes de los poderes privados que, en muchas ocasiones, actúan bajo el amparo de los primeros.

Por tal razón, para protegerse de los poderes públicos, la Constitu-ción ha garantizado normativamen-te la división y el control de estos poderes (art. 4), sustrayendo de las

mayorías legislativas coyunturales todos los derechos humanos (art. 64), tanto los civiles y políticos que delimitan los espacios de no injeren-cia para las personas (artículos 65-110), como los económicos, sociales y culturales (artículos 111-181) que, además, las protegen de los poderes privados, en virtud de lo cual, apar-te de imponer controles al Estado, lo obligan a prestar ciertos bienes y servicios esenciales para la dignidad humana, y a ponerlos a salvo de los embates del mercado28.

En consecuencia, los derechos humanos expresan la dimensión sustancial de la democracia, en tan-to se constituyen en parámetros de validez del ejercicio de los poderes públicos y se configuran como vín-culos sustanciales, normativamente impuestos, tanto a las decisiones de la mayoría como al libre mercado; son fundamentales para la convi-vencia en comunidad, y son a la vez la razón de ser del Estado29.

No obstante, ni la clase política ni la ciudadanía hondureña com-prendimos el alcance de la vincula-ción y limitación que los derechos humanos representan en el proceso democrático, y el resultado real que nos han dejado casi tres décadas de “democracia formal” se puede resumir en instituciones públicas ineficaces y burocracia ineficien-te; escandalosos actos de corrup-ción; crisis del sistema financiero

nacional; destrucción del medio ambiente; violación sistemática de los derechos humanos; politización partidaria del sistema judicial; y, en fin, el desfase entre la prome-sa constitucional de crecimiento, bienestar, desarrollo humano, segu-ridad, estabilidad política y respeto de los derechos humanos, y el esce-nario de exclusión social y violencia institucional y común en que vive la mayoría de la población, el cual se agudizó con el golpe de Estado30.

Bajo estos parámetros, la de-mocracia formal o procedimental es una concepción inconclusa que debe ser completada para que res-ponda no solamente a las preguntas del quién y del cómo, sino también sobre el qué se decide, ya que la carencia del contenido de lo que se puede o no decidir ha degenerado en lo que se suele llamar “la tiranía de las mayorías”31.

De allí que la dimensión sus-tancial de la democracia impone límites a su dimensión formal o procedimental mediante la delimi-tación de aquello sobre lo que no se puede decidir (los derechos civiles y políticos) y sobre lo que no se puede dejar de decidir (los derechos económicos, sociales y culturales). Es en este sentido que los derechos

27 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Gelman vs. Uruguay. Fondo y reparaciones. Sentencia de 24 de febrero de 2011, párr. 238-239.

28 Pisarello, Gerardo, “Por un concepto exigente de Estado de Derecho (A propósito de un artículo de Eusebio Fernández)”, en Sistema, núm. 144, Madrid, 1998, pp. 102-103.

29 Ferrajoli, Luigi, “Derechos fundamen-tales”, en Íd., Los fundamentos de los derechos fundamentales: debate con Luca Baccelli, et al., ed. de Antonio de Cabo y Gerardo Pisarello, Trotta, Madrid, 20001, pp. 35-36.

30 Para un análisis excelente sobre el ago-tamiento de la democracia hondureña, véase: Torres Calderón, Manuel, “¿Qué hacer con la transición a la democracia agotada?”, en Revista Envío-Honduras, Año 8 (9) núm. 28, ERIC-SJ, Tegucigal-pa, marzo 2011, pp. 27-30.

31 Véase al respecto, Sartori, Giovanni, ¿Qué es la democracia?, trad. de Miguel Ángel González Rodríguez y María Cristina Pestellini Laparelli Salomón, Taurus, Madrid, 2003, pp. 131-135; Touraine, Alain, ¿Qué es la democra-cia?... op. cit., pp. 180-187.

REFLEXIÓN

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humanos imprimen una dimensión sustancial al Estado de derecho y a la democracia, ya que las normas que los reconocen determinan no tanto la forma (quién decide y cómo se decide) sino el contenido o la sustancia de las decisiones (qué no es lícito decidir o no decidir).

Así, mientras las reglas de la representación y el principio de las mayorías permiten establecer lo que es decidible, los derechos humanos determinan la esfera de lo indecidible, que incluye lo que no se puede decidir, relativas a las prohibiciones determinadas por los derechos civiles y políticos, y lo que no puede dejar de decidirse, relativas a las obligaciones públi-cas determinadas por los derechos económicos, sociales y culturales32.

COLOFÓN

El golpe de Estado desnudó por completo la crisis política que venimos arrastrando desde 1982 y que se sigue profundizando casi dos años después del rompimiento del orden constitucional. Por ello la necesidad de un nuevo pacto social que garantice una concepción de democracia que no se limite a res-ponder a las preguntas del quién decide y cómo se decide, referentes a la forma o al procedimiento, sino también a las del qué se decide y en qué condiciones se decide en términos de igualdad, pues no es lo mismo votar estando enfermo, hambriento y siendo analfabeta, que votar en condiciones favorables. Las dos primeras le dan un carácter legal a la democracia, al asegurar que el procedimiento respete la voluntad o decisión de las mayorías, mientras que las últimas dos le dan

un carácter legítimo, al garantizar que la voluntad o decisión de las mayorías no sea contraria a la garantía de los derechos humanos.

En Honduras, la clase política y la sociedad sólo hemos entendido y ejercido la democracia reduciéndola a un mero procedimiento que regula la toma de decisiones (respondien-do a las preguntas del quién y el cómo se decide), pero sin valorar el contenido de tales decisiones (respondiendo a la pregunta del qué se decide relativa a los dere-chos humanos). De esta manera, se han adoptado medidas, aprobado normas y reformas, y tomado deci-siones posiblemente respetando el procedimiento, pero traspasando ilegal e ilegítimamente la esfera de lo que se puede y no se puede decidir.

Ejemplos de lo anterior lo cons-tituyen la mal llamada “ley antima-ras”, que violenta el derecho huma-no a un juicio justo; la ley de empleo temporal, que implica un retroceso en materia de derechos laborales; la “ley antiterrorista”, que otorga al Estado una amplia discrecionalidad y lo faculta a ejercer un control férreo sobre las actividades de las ONG; la aprobación del Presupues-to General de Ingresos y Egresos de 2011, que reduce en 336 millones de lempiras el presupuesto de Edu-cación, mientras aumenta 85 y 88 millones al de Seguridad y Defensa, respectivamente.

Seguramente podríamos hacer una lista interminable de las deci-siones tomadas por los sucesivos gobiernos hondureños, cuyos con-tenidos representan un retroceso en materia de derechos humanos. En el fondo, esto constituye una trans-gresión al proceso democrático en el marco del artículo 64 constitucional y de los tratados internacionales

32 Ferrajoli, Luigi, “Derechos fundamen-tales”… op. cit., p. 36.

de derechos humanos adoptados por Honduras, que le imponen la doble obligación de mejorar conti-nuamente el goce de tales derechos (obligación positiva), y de abstenerse de tomar medidas deliberadamente regresivas (obligación negativa) que reduzcan los niveles de protección de los derechos vigentes o supriman los ya existentes33.

Por todo lo anterior, entender la democracia desde las cuatro preguntas del quién, el cómo, el qué y en qué condiciones se decide, es fundamental para avanzar en la realización de ese nuevo pacto social, en el que la relación entre democracia y derechos humanos se pueda proyectar como una ima-gen, donde la primera es el telón de fondo, institucional y político, y los segundos se desenvuelven y desarrollan con total naturalidad: (a) Los derechos civiles y políticos, propiciando espacios de libertad, (b) los derechos económicos, socia-les y culturales, proporcionando los fundamentos materiales para el ejercicio real de los primeros, y (c) los derechos colectivos y ecológicos, uniendo indisolublemente indivi-duo, sociedad y naturaleza34.

REFLEXIÓN

33 Sepúlveda, Magdalena, “La interpreta-ción del Comité de Derechos Económi-cos, Sociales y Culturales de la expresión ‘progresivamente’”, en Courtis, Chris-tian (comp.), Ni un paso atrás. La pro-hibición de regresividad en materia de derechos sociales, Editores del Puerto, Buenos Aires, 2006, pp. 124-127.

34 Cerdas, Rodolfo, “Democracia y dere-chos humanos”, en Cerdas Cruz, Ro-dolfo y Nieto Loaiza, Rafael (comps.), Estudios básicos de derechos humanos, tomo I, Instituto Interamericano de Derechos Humanos, San José, 1994, p. 301.

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47junio 2011

“Yo le debo a Honduras mi texto”:Roberto Sosa

GUILLERMO ENRIQUE BRUNE*

En la madrugada del lunes 23 de mayo, el trajinado corazón de Roberto Sosa, el poeta imprescindible, decidió detener su marcha. Pocos meses antes, él había concedido una entrevista a Editorial Guaymuras, que aún permanecía inédita, y que ahora publicamos en Envío-Honduras, junto con una acertada

nota del periodista Manuel Torres. Sean estas páginas un modesto homenaje al hombre de los ademanes

suaves y la palabra trascendente.

RS: Me siento identificado con algunos poetas que traté, como David Moya Posas y Nelson Merren, que fue un poco como yo, un visitante tardío de la Gene-ración del 50. Fue la generación que vino a clarificar un poco el texto poético y a limpiarlo de una serie de complicaciones estilísticas, y de repente contribuyó a dar una personalidad a la poesía nuestra, porque se hizo más comunicativa, menos oscura, y hasta con un poco de militancia.

EG: ¿Qué significó para usted ganar el premio Adonais de España y el Casa de las Américas de Cuba?

RS: Satisfacción personal, evidentemente. Nosotros los autores siempre aspiramos a una forma de recono-cimiento, y dicho reconocimiento, algunas veces, o casi siempre, viene desde afuera, desde el exterior. Por otro lado, estos premios permiten la traducción de la obra a otros idiomas; incluso, la publicación en español en otros países; recientemente, por ejemplo, en Toulouse, Francia, he publicado un libro que se llama Poesía total.De tal manera que estos premios me han permitido publicar en otros países, y por lo mismo ser recono-cido en el extranjero. Además, que los textos vayan a universidades, a manos de críticos, de estudiantes y otros autores.

Editorial Guaymuras (EG): Le agradecemos la fineza de atendernos. Es un orgullo para Editorial Guaymuras el espacio que hoy nos brinda. Para comenzar con la entrevista, quisiera saber si aún existe la lluvia de peces en su natal Yoro.

Roberto Sosa (RS): Este es un fenómeno que se repite anualmente, normalmente en julio. Hay filmaciones y tomas fotográficas de él. Había un sitio donde se ubicaba la caída, lo que ha variado últimamente; me imagino que obedece a los resultados de la destrucción de árboles y demás. Pero efectivamente aún se produce el fenómeno.

EG: ¿Ha tenido la oportunidad de verlo?

RS: No he tenido la oportunidad de presenciarlo de una forma directa, pero sé que hay un oscurecimiento, luego truenos y relámpagos. Lo que sí he visto son los pozos en donde están saltando los peces luego de que sucede el fenómeno.

EG: Situando a Roberto Sosa en la Generación del 50, ¿usted se siente un poeta aislado o identificado con dicha Generación?

* Editor de Editorial Guaymuras, quien le hizo esta entrevista al poeta Sosa en su casa de habitación en Tegucigalpa, a mediados de febrero de 2011.

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EG: ¿Se ha mantenido la línea de calidad de los jurados en estos premios?

RS: Sí se ha mantenido. Además se ha extendido la participación, y se ha aumentado el valor en metálico.

EG: A partir de esos premios, y aun antes de ellos, ¿qué tipo de respuestas ha tenido su poesía de parte de los lectores?

RS: Los lectores son los que verdaderamente deciden el valor de un libro, ya que autor sin lector no se con-cibe. Entre ellos, he tenido especial aceptación con los jóvenes, que ven con algún aprecio lo que he escrito, y quieren enterarse del valor del texto.El lector se enfrenta con el texto, porque quiere ver qué puede aprender de él o qué puede pasarse por alto, o si es una necesidad leer determinado libro. A mí me pasa eso, tengo que estar leyendo libros de determinado au-tor, me satisface hacerlo, y soy un lector temperamental. Además, me gusta el proceso de relectura, leer lo que leí hace diez años, porque la relectura se vuelve más crítica y menos inocente.

EG: Llegado ese punto, ¿existe el lector hondureño?

RS: Sí, sí hay lector hondureño. Lo que sucede es que el lector hondureño está relacionado con el lector de poesía; que, por supuesto, no prolifera. Hay muchos que no leen poesía porque alegan que no la entienden, que el poeta se ha hecho muy oscuro y casi impenetrable, y que lo que escribe no lo entiende nadie, o muy poca gente. Entonces ha existido entre el lector y el autor un alejamiento.

EG: Relacionado con las relecturas que mencio-naba, ¿todavía lo consuela, como alguna vez dijo, la página poética de Rubén Darío, Juan Ramón Molina, Amado Nervo, o de Juan de Dios Peza?

RS: Sí, he releído sobre todo a Molina, también a Rubén Darío. Y también releo a Antonio Machado, a César Vallejo y a Luis Cernuda.

EG: ¿Qué autores contemporáneos hondureños lee?

RS: En la esfera nacional hay algunos poetas, como Fabricio Estrada, como Marco Antonio Madrid, que están tomando la poesía muy en serio. También hay narradores que están buscando expresiones nuevas,

aparte de Eduardo Bähr y Julio Escoto y Marcos Ca-rías Zapata. Hay, pues, una presencia en la narrativa del país, lo que es importante porque alguien tendrá que heredar y utilizar nuestras formas, y nivelarse o superarlas.

EG: ¿Hay una renovación generacional con au-ténticos visos poéticos?

RS: Hay poetas en desarrollo, se están formando, que tienen toda la posibilidad de crecimiento, por cuanto saben lo que están haciendo, saben lo que están es-cribiendo, y saben qué hacer con la palabra, y con el lenguaje.

EG: ¿Tendrán ellos más posibilidades de sobre-salir?

RS: Ahora hay más posibilidades de divulgación, pero también hay que tomar en cuenta que asistimos a los mismos problemas de hace algunos años. Para el caso no hay una política editorial estatal, Honduras carece de eso. Y los poetas que quieren editar lo hacen por cuenta propia, porque las editoriales, incluyendo Guaymuras, consideran que la poesía no es vendible, y por lo tanto no editan poesía. Entonces nos encontramos con un fenómeno retrospectivo, pero que sigue permanente.

EG: ¿Estos jóvenes escritores han logrado o pue-den lograr superar el «individualismo zoológico» y el «sálvese quien pueda» de las generaciones de antaño?

RS: Podría ser, podría producirse un fenómeno de renovación y de eliminar toda esa maraña enemiga, pero, claro, vivimos en un medio muy escaso. No sé el número estadístico de libros editados en Honduras por hondureños, pero no creo que sea muy alto. Además, en la poesía, en la narrativa, un libro está bien o mal escrito, siempre es así. Para el caso, en fechas recientes se publicó un libro de Tulio Galeas, quien tenía treinta años de no publicar. Tulio perteneció a una agrupación poética ceibeña que se llamaba La Voz Convocada, en la que estaban Adán Castelar, Nelson Merren y otros poetas. Algunos de estos poetas desaparecieron, unos físicamente y otros poéticamente.

CULTURA

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EG: ¿Poetas que sólo publican una vez?

RS: O algunos que nunca publican. Claro que se da el fenómeno de poetas de un solo libro, pero se puede interpretar como una falta de continuidad de parte de ellos. Porque, como le decía, uno tiene que hacer el es-fuerzo de hacer el libro y de publicarlo, que no es nada fácil, porque hay que invertir, y luego ver cómo recupe-rar ese dinero, y como la poesía carece de mercado, no es fácil, a menos que se tengan contactos institucionales. Para el caso, el autor en Honduras puede vender 19 ejemplares en la biblioteca de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, sólo 19, y no más, luego tiene que ser un éxito el libro y que lleguen a comprarlo, lo cual no se antoja tan sencillo.

EG: ¿Será que es la única forma de vender libros en Honduras, en el ámbito institucional?

RS: Hay que tener amigos en las instituciones banca-rias o en el Congreso de la República o en otras institu-ciones que le hagan una buena compra, pero si no, no creo que haya posibilidades de hacer una buena venta.

EG: ¿En qué consiste que un escritor sea exitoso?

RS: Yo tengo alguna nota que se denomina así, «El éxito». El éxito aquí es prácticamente imposible. Por-que el que tiene éxito es el que vende, el que publica, a quien le publican, y vende y vive de eso. Y eso no pasa aquí. Y luego el éxito está relacionado con ventas y con algún «nombre» que se puede hacer el autor, y que puede salir luego en los periódicos, en las páginas literarias, en entrevistas publicadas y leídas, y que se tome en cuenta lo que dice y lo que publica, y que tenga realmente un campo de lectura, que tenga lectores; repito, sin lectores no hay autor. Pero en Honduras hay que tomar en cuenta también el analfabetismo funcional; incluso, el analfabetismo ilustrado, que es el de la gente que tiene chance de leer y no lee, y que tiene conocimientos, y que también puede dedicarse a despotricar en torno de una obra literaria, ya que sí se da el fenómeno de ataques personales a una obra que no conocen y problemas de «capillas», que sí las hay.

EG: ¿Han existido o hay escritores exitosos en Honduras?

RS: Juan Ramón Molina podría considerarse un es-critor exitoso. Es un poeta que ha sido reconocido,

alabado, que es citado. Otro escritor que tiene éxito desde ese punto de vista es Froylán Turcios, porque además de ser un buen escritor, era una personalidad política, un hombre realmente sobresaliente desde el punto de vista de la defensa de la patria; ese tipo de escritor parece que está en vías de evaporación. Si en estos momentos viviera Medardo Mejía, quién sabe qué estuviera diciendo con respecto a lo que está pasando aquí en el país.

EG: Alguna vez usted dijo que, de sus poemas, el que más amaba era «Mi padre», ¿todavía es así?

RS: Sí, aunque hay algún otro texto alusivo a la madre que tiene para mí alguna consideración sentimental intensa. El poema «Mi padre» es un texto largo, que no recuerdo ahora cuántos versos tiene, pero que, des-de el punto de vista clásico, es un poema largo. Para lograrlo hay que mantener una continuidad emotiva y una musicalidad impresa en el mismo texto; claro está, que debe ir aunado a una cierta calidad. Este poema ha cumplido estas expectativas, y sigo pensando que sigue siendo muy importante para mí.

EG: Incluso en «Mi padre» hay una actitud de denuncia implícita, ¿de dónde nace o se origina la necesidad de hacer denuncia social a través de la poesía? ¿Su visión poética fue debido a una co-yuntura política, o es una intención premeditada?

RS: Mi texto poético tiene su origen en una necesidad; necesito escribir y necesito leer poesía; diría, en parte, a partir de mi origen social, clase social a la cual perma-nezco fiel. Claro que mis textos están complementados con una interpretación política. Algunas veces no pienso políticamente al escribir un texto, pero el lector hace una interpretación política al leerlos.

EG: Claro, que una gran cantidad de poemas o versos sí los ha hecho con ese propósito.

RS: Sí, hay poemas que sí, como «Las sales enigmáti-cas» que está dirigido a una clase social militar muy bien señalizada, muy identificada como tal. Secreto militar sí lo hice de una manera premeditada; elegí las personalidades a quienes tenía que decir cosas, denunciarlas, incluso atacarlas.

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EG: Por estos señalamientos que usted menciona en Secreto militar, así como en otros poemas, ¿qué dificultades políticas y personales ha encontrado a lo largo de su carrera en un país donde predo-mina una ideología conservadora y un modelo neoliberal?

RS: He tenido algunas respuestas a mi trabajo. Tuve problemas con la visa norteamericana; he tenido can-celaciones de lecturas de mi poesía. En cierta oportu-nidad un policía, imagino que era policía, no quería que leyera mi poesía en un instituto de enseñanza norteamericana, me dijo que no lo iba a permitir, pero los maestros se reunieron y lo obligaron a salir del aula, de la institución educativa, y pude leer. Esto ha sido una intervención directa en mi trabajo.

EG: Los diferentes gobiernos ¿lo han tenido bajo la lupa?

RS: No precisamente. Pero sí me acuerdo de un pro-blema que tuve en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, donde fui eliminado como maestro de Literatura, por un señor que se llama Osvaldo Ramos Soto, y que bauticé con el nombre de “Rata Gorda”, nombre que ha tenido mucho éxito, y que incluso ha terminado de gustarle al personaje. Haber sido echado de la Universidad fue una afrenta y un claro mensaje para mí.

EG: ¿En algún momento estuvo en riesgo su vida por sus escritos?

RS: He recibido insultos violentos, me han expulsado de una universidad, que es mucho decir, y alguna limitante para el desarrollo intelectual, desde el punto de vista de publicar libros y venderlos. Pero de todas maneras, persecuciones como las que han sufrido escritores en Guatemala y El Salvador no, porque éstos eran perse-guidos a muerte.

EG: Muchos escritores han denunciado que ac-tualmente han sufrido o sufren alguna clase de persecución o amenazas, ¿por qué los escritores son tan asediados?

RS: Supongo que los asesores intelectuales de los po-líticos, de las fuerzas represivas, tienen que tener un trabajo circunscrito a la vigilancia política, e identifican quiénes pueden producir. La gente lee lo que el escritor escribe, y por eso se convierte en una persona que hay que vigilar; al escribir se vuelve peligroso, y por eso el

escritor es asediado… Por ejemplo, [señala un teléfono en una mesita] este teléfono está intervenido y lo sé perfectamente, y las conversaciones las graban y las leen y las interpretan en Palmerola.

EG: ¿Y eso a raíz del 28 de junio?

RS: No, ha sido siempre, siempre ha habido alguna vigilancia, pero se puede volver más exhaustiva en la medida de los sucesos, pues la gente en el poder tiene que estar al tanto de lo que se piensa, y darse cuenta de alguna cosa que pudiera servirles para hacer alguna determinada cosa.

EG: ¿Es un requisito que los escritores estén com-prometidos políticamente?

RS: No necesariamente. Hay escritores no comprome-tidos, pero que sí son fieles a determinados principios políticos. Pero el escritor debería tener un compromiso realmente, debería tener un compromiso con él mismo, con el arte y con el pueblo, además del compromiso de escribir bien, porque si no es así, el escritor ya no tiene la autoridad para emitir juicios.

EG: Luego de estos treinta años de democracia que hemos tenido, ¿ha mejorado en algo el país?

RS: No creo que haya existido algún desarrollo real en estos treinta años. En el caso del escritor, su desarrollo lo hace él mismo, es un trabajo solitario, repito, lo hace él mismo. Si se registran los escritores de treinta años para acá, nos encontramos con nombres muy escasos. Pero, estamos esperando que se den nuevas formas de trabajo.

EG: ¿Y en el ámbito social, en general, en la so-ciedad?

RS: Es relativa toda esa mejoría que podría tomarse en cuenta. Digamos que Tegucigalpa, en este momen-to, es una ciudad en tremendo peligro, y esas cosas de hace treinta años siempre están aquí. No han logrado embaular un río, no han logrado hacer los respectivos canales en la Costa Norte… Pero el agua que nosotros bebemos, me imagino que está más purificada…Es decir, cuando uno habla en estos términos, hay una extraordinaria relatividad. La democracia ha estado cruzada por un montón de golpes de Estado. Honduras es de los países que más golpes de Estado ha tenido y en este momento estamos viviendo un posgolpe de Estado.

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Todo eso ha pasado y, ¿qué tiene que ver la democracia con eso? En este momento se está produciendo una con-ciencia social, y hay participación de jóvenes, mujeres y hombres que están tratando de que esto cambie, ya se está sintiendo la conciencia del cambio. Honduras necesita un cambio dramático. Si no es así, se va a em-pobrecer aún más. Se ha detectado que son diez familias las que gobiernan el país, y que son dueñas de todo, y que se han apoderado de todo.

EG: ¿Y esa fuerza social que está tomando con-ciencia, tiene la base intelectual para mantenerse?

RS: La base intelectual e ideológica la integrarán unas veinte personas que son las que ayudarán a formar la fuerza, y sí creo que la tienen. Además, una mayoría cree en esas personas; claro, habría que esperar tam-bién si esas personas responden a una situación ética, porque esa es la clave, la ética.

EG: ¿Cómo avizora el futuro, de acuerdo con el presente en que estamos?

RS: Se pinta un poco gris todo esto, aunque se están conformando situaciones, se está conformando una fuerza política; la está haciendo la Resistencia, y la está dirigiendo una personalidad que tiene raíz social, política, ideológica y ética aquí en Honduras, y es Mel Zelaya, quien además asume el liderazgo. De ahí que esto lo convierta en un peligro para las diez familias, que serían capaces de hacer cualquier cosa, y por eso el futuro se convierte en una nebulosa, porque no se sabe si Mel va a regresar, incluso si viniera podrían matarlo; y es que la derecha de la que estamos hablando está conformando o quiere conformar un dominio total.

EG: Hace un tiempo usted dijo que era un «en-mantado», un ser infeliz que hace feliz a los demás, ¿todavía se considera de esa manera?

RS: Se trata de un mito. Nacer «enmantado» es nacer con un manto que, si no lo cortan, el niño se asfixia y muere; entonces a mí me pasó eso. Yo nací enmantado, y se supone que los enmantados pueden hacer felices a los demás, sin ser felices ellos. De hecho un escritor tiene dos formas de visión de tal naturaleza; es decir, yo soy feliz cuando escribo y publico, y la persona que me lee y encuentra una respuesta a su problema, también es feliz. Ambos conformamos un conjunto feliz, en el sentido del goce artístico, del goce estético. Yo gozo es-téticamente de un verso, otro lo goza de otra manera, aunque no lo entienda, porque a veces no es preciso entenderlo para gozarlo.

EG: ¿Honduras le ha dado algo a Roberto Sosa?

RS: He tenido que aceptar el hecho de ser hondureño, y traté siempre de responder a mi condición de hondu-reño. Es lo mío, lo que me rodea, es mi país, mi patria, mi tumba. De no haber nacido en Honduras, y de no haber experimentado todo lo que he experimentado, no hubiera podido escribir lo que he escrito. En ese sentido, yo le debo a Honduras mi texto, mi inspiración, como se dice comúnmente, mi entusiasmo poético.

EG: ¿Tiene alguna obra en preparación?

RS: Sí, estoy preparando una antología de narrativa poética en Honduras, ensayo, y algún testimonio, que se llamaría Honduras literaria, que a lo mejor se publique en Buenos Aires.

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Cuando la muerte de un poeta es noticiaMANUEL TORRES CALDERÓN*

“Yo nací en un pueblo de Honduras que se llama Yoro. Ha trascendido que allí llueven peces, y eso ha cobrado un carácter de universalidad”, decía, a ma-nera de presentación y justificación, Roberto Sosa, el poeta más internacional de Honduras, fallecido este lunes (23 de mayo) de un ataque cardíaco a los 81 años de edad.

A Sosa era posible aún encontrarle a la vuelta de la esquina en las calles del viejo y decrépito centro de Tegucigalpa, sobre todo en el cuadrante que pueblan la Hemeroteca Nacional y las pequeñas librerías y cafés culturales que sobrevi-ven de milagro. “Poeta”, le decían con respeto los transeúntes que le reconocían autor de los versos más queridos en este país: “Los pobres son muchos/por eso es imposible olvidarlos/ Seguramente ven en los amaneceres múltiples edificios donde ellos quisieran habitar con sus hijos/Pueden llevar en hombros el féretro de una estrella/ Pueden destruir el aire como aves furiosas, nublar el sol/ Pero desconociendo sus tesoros entran y salen por espejos de sangre/caminan y mueren despacio/Por eso es imposible olvidarlos”1.

Con una obra caracterizada por su hondo contenido social —“la poesía es un instrumento de indagación”, afirmaba—, Sosa obtuvo numerosos reconocimien-tos internacionales, como el Adonais (España, 1968) y el Casa de las Américas (Cuba, 1971). Pese al compromiso de su obra, únicamente conoció el exilio de la cultura, quizá el más amargo de todos, el sentenciado por una frase recurrente en Honduras y muchos países del mundo: “aquí de la poesía no se vive, hijo”.

“Me acostumbré un poco a sentir cierta nostalgia por un viaje próximo, por una circunstancia de llegada, de descubrimiento de algo nuevo, y por ahí pues que adquirí una psicología de viajero”, dijo en una entrevista2. Y como todos los grandes literatos de Hispanoamérica, “viajar” tenía muchos significados en Sosa, como él mismo lo escribió: “Esto que suscribo nace de mis viajes a las inmovilidades del pasado”3.

Sus andanzas quizá le venían de casta. Su padre fue un músico salvadore-ño, y no hay dos calificativos más vagabundos que esos. Pero también su sed del próximo viaje la explicaba el provincianismo rancio de Honduras, un país de tierra firme que culturalmente parece una ínsula. La única ventaja de esa condición es que Sosa podía pasar horas leyendo y escribiendo, como náufrago permanente. No extraña, entonces, que bajo esas condiciones confesara que “me he hecho a mí mismo”.

* Periodista y analista político. Esta nota fue redactada para Radio Nederland, el día de la muerte del poeta Roberto Sosa.

1 En Los pobres, 1968.2 De la conversación con Roberto Sosa, realizada por Edward Waters Hood en abril de 1997.

Extractos de esa conversación se citan en esta nota.3 Verso del poema “Esta luz que suscribo”.

CULTURA

Cc

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Sosa convertía en versos lo que escudriñaba de la naturaleza y de la sociedad, lo que miraba desde la ventana de su casa refugio. Por eso sus poemas hablan de pobres y banqueros, de niños y pájaros, generales y jueces, hijos y nietos, de amor y de violencia; también hablan sobre “la huida de la primavera, ayer mis-mo ahogada en un vaso de agua”4 y, no podía faltar escribir “sobre la viejísima melancolía, tejida y destejida largamente”5.

Más que influido por poetas, que los hubo, como ese olor a Alberti que destilan sus versos, Sosa percibía la poesía con rigor naturalista: “La poesía es eso: es un resumen de una visión del mundo, es una concentración química de la realidad”. Pese a la impresión que pueda dejar su enfoque, si de algo está bañada la obra de Sosa es de ternura, solidaridad y esperanza. Únicamente así puede entenderse su poema “De Niño a Hombre”: “Es fácil dejar a un niño a merced de los pájaros/Mirarle sin asombro los ojos de luces indefensas/Dejarle dando voces entre una multitud/No entender el idioma claro de su medialengua/O decirle a alguien: es suyo para siempre/Es fácil, facilísimo/Lo difícil es darle dimensión de un hombre verdadero”.

Sin prisa por la posteridad, con un profundo respeto a la palabra, Sosa no dejó muchos libros de poesía. Destacan Caligramas (1959), Muros (1966), Mar interior (1967), Los pobres (1968) y Un mundo para todos dividido (1971), los que acompañó con una intensa labor editorial de antólogo, editor de revistas y otros textos.

La muerte le sorprendió con la noticia de que había sido galardonado con el Premio Rafael Alberti por el conjunto de su obra, y entusiasmado con un nuevo proyecto editorial que le encomendó la Universidad Nacional Autónoma de Honduras porque, en este país, el hombre honrado sigue teniendo necesidad de trabajar para sobrevivir aun y cuando el andar pausado refleje ocho décadas de existencia.

Lo mejor, como epílogo a esta nota, es cederle la palabra al propio poeta: “Yo me siento fundamentalmente un hondureño. No podría sentirme de otro país. He nacido aquí, he vivido aquí y espero morirme aquí. Estoy plenamente identificado con la sociedad hondureña. Sin embargo, en el trabajo poético que hago, pretendo —y es una pretensión— que no sea localizado dentro del mundo hondureño sino sobre un techo universal. Básicamente, lo que me importa, es la universalización del texto poético”.

Sus restos quedarán sepultados en Tegucigalpa, ya en temporada de invierno, quizá a la espera de “la lluvia de peces” de su infancia en Yoro.

4 Del poema “El aire que nos queda”.5 Ídem.

CULTURA

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Con los “indignados”, España quiere su revolución

JOSÉ MANUEL TORRES FUNES*

En las reuniones abiertas del 15-M sobresalen conceptos como "escucha activa", que pregona una manera de

aproximarse al otro libre de prejuicios personales.Se defiende la horizontalidad en la comunicación, que pretende echar por tierra la pirámide que imponen las

relaciones jerárquicas porque, allí, no hay cabida para los liderazgos personales.

Como se relata en esta crónica para Envío-Honduras desde la acampada de Sol en Madrid, pase lo que pase, esto es historia. Un momento de ruptura, aunque nadie sepa qué

sucederá después.

La prueba de que el panfleto no es un género muerto y que saber leer y saber escribir sigue siendo un acto revolucionario, es que Stéphane Hessel1, el nona-

genario resistente francés, consiguió con su ensayo “¡Indignaos!”2 algo tan infrecuente como natural: que su pensamiento, vertido en 32 páginas emotivas y brillantes, sir-viera de inspiración para impulsar en España el movimiento 15 de Mayo (15-M), del que se dice es el acontecimiento político y social más importante de este país, desde la transición a la democracia iniciada en 1975. “¡Indignaos!”, comienza así:

93 años. Es la última etapa. El fin no está lejos. Qué suerte poder recordar lo que ha servido de base para mi compromiso político: los años de resistencia y el programa elaborado hace 70 años por el Consejo Nacional de Resistencia (…) Poco se escucha por este lado del mundo, pero la certeza política de los levanta-

mientos populares que han tenido lugar en España (y en otras partes de Europa como consecuencia) a partir del 15 de mayo, y que han continuado creciendo a lo largo de junio, parecen otorgarle a una generación —a la que muchos han considerado “de-

* Periodista hondureño que estudia Ciencias Políticas en Francia.1 Stéphane Hessel (Berlín, 20 de octubre de 1917) es un diplomático, escritor y militante político

francés. Fue miembro de la Resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial, capturado y torturado por la Gestapo, y recluso en los campos de concentración de Buchenwald y Dora-Mittelbau. Fue uno de los redactores de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948. Referencia: http://es.wikipedia.org/wiki/St%C3%A9phane_Hessel

2 Publicado por la editorial Indigène éditions, Montepellier, Francia, 2010; publicado en España por Destino, 2011. Ver en línea: http://www.edicionessimbioticas.info/IMG/txt/Indignate_.txt /

INTERNACIONAL

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INTERNACIONALrrotada” por la aplanadora económica europea y el “intocable” sistema político—, algo más que la opción de la duda.

Y aunque principalmente el factor económico ha sido en un inicio el propulsor del movimiento 15-M, no solamente es la pérdida de viviendas y el desempleo3 lo que les ha hecho salir a las calles y tomarse las plazas. En la Puerta del Sol, esta céntrica plaza madrileña, que es el epicentro de las “plazas sublevadas” en todo el país, se pide algo más concreto y ambicioso: el desmantelamiento de la democracia tal cual está concebida en la actualidad.

Es en este punto donde el 15-M toma ventaja del estallido social de finales de los años sesenta y donde, curiosamente, más que al Mayo francés, con el que se le ha comparado con frecuencia, se parece a la Primavera de Praga; sólo que en su lugar no hay un gobierno soviético al que se le exige la democratización del sistema socialista, sino que son los mismos abanderados de la “democracia” a quienes se les demanda hacerse a un lado para dar paso a una “democracia real” ejercida por la ciudadanía. Sobra decir que ante este “levantamiento” la sorpresa de la clase política ha sido tal que, en más de quince días, no ha habido un solo político de oficio, ni del Partido Popular (PP) ni del Partido Socialista Español (PSOE) que haya vertido su opinión; como es aún más previsible, tampoco ningún banquero o empresario.

En el panfleto —prologado en su versión española por José Luis Sampedro4, uno de los “sabios mayores” de España, y que fue publicado originalmente sin demasia-da pretensión—, Hessel puntualiza que esta generación debe “reaccionar” frente a las injusticias del sistema político-económico, como lo hicieron los movimientos de resistencia europeos contra la Alemania Nazi; insiste en que es una urgencia que las nuevas generaciones (de todo el mundo) reconstruyan la democracia.

Nosotros, veteranos de los movimientos de resistencia y de las fuerzas combatientes de la Francia libre, llamamos a las jóvenes generaciones a vivir y transmitir la herencia de la Resistencia y sus ideales. Nosotros les decimos: tomad el relevo, ¡indignaos! Los respon-sables políticos, económicos e intelectuales, y el conjunto de la sociedad no deben dimitir ni dejarse impresionar por la actual dictadura de los mercados financieros que amenaza la paz y la democracia.

LA HORIZONTALIDAD EN LA COMUNICACIÓN, COMO LETRA EN PIEDRA A partir del 15 de mayo se inició un ejercicio asambleario en el que tanto los

“acampadores”, que son en su mayoría estudiantes universitarios y desempleados, invitaron a la ciudadanía a participar con sus opiniones. Rápidamente el pueblo comenzó a expresarse y las asambleas comenzaron a volverse auténticas manifesta-ciones sociales de ciudadanía debatiendo, como en las ágoras griegas. Las réplicas de “Sol”, como le llaman sus integrantes, no tardaron en reproducirse en 53 ciudades españolas donde, por intermediación de una asombrosa organización de comunicación vía internet, se consensuaron los modelos de participación a través de las asambleas.

En estas reuniones abiertas, donde no ha sido un problema el sonido, la mode-ración, la puntualidad o la organización (se han creado pasillos de libre acceso para

3 “Un total de 15.491 familias fueron desahuciadas (perdieron sus casas) por los jueces en el primer trimestre del año por no haber podido pagar la hipoteca u otro tipo de deuda ( ). Otro indicador es que los procedimientos por despido laboral durante el primer trimestre de 2011 se elevaron a 30.444, frente a los 31.192 del mismo período y los 19.655 en 2008 ( )”. Hernández, José A.,“15.491 familias desahuciadas en el primer trimestre”, El País, 7 de junio de 2011, p. 24.

4 José Luis Sampedro Sáez (Barcelona, 1 de febrero de 1917) escritor, humanista y economista español Referencia: http://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Luis_Sampedro

Hessel puntualiza que esta generación debe “reaccionar” frente a las injusticias del sistema político-económico, como lo hicieron los movimientos de resistencia europeos contra la Alemania Nazi.

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evacuar con facilidad ante posibles intromisiones policíacas) sobresale el discurso utilizado. Conceptos filosóficos como “escucha activa”, que pregona una manera de aproximarse al otro libre de los prejuicios personales, o la defensa de una “horizontali-dad en la comunicación”, que pretende echar por tierra la “pirámide” que imponen las relaciones jerárquicas, han sido apropiados por sus participantes como letra en piedra.

Además, el alto grado de preparación intelectual de muchos de estos manifestantes (se caracterizan por poseer maestrías y doctorados) no ha sido un impedimento para que el discurso se transmita de manera horizontal e inteligible hacia todas las capas sociales. A decir por el ánimo que manifiestan los participantes durante las asam-bleas, nadie se siente excluido y la impresión que proyecta la imagen de centenares de personas sentadas en el piso, codo a codo, es de igualdad.

DEFENDIENDO LA ALEGRÍA Y ORGANIZANDO LA RABIADesde finales de 2007 hasta la fecha, la “crisis”, de la que dicen, es en realidad

un “atraco”, la moral del pueblo español estaba alicaída y solamente los “triunfos futbolísticos” parecían congregar y devolverle un poco de alegría —ciertamente vul-gar— a un pueblo que se ha caracterizado por ser “solidario” y “pasional” más allá de cualquier banalidad. El 15-M parece haber revitalizado el concepto de “voluntarios por la vida”, que el poeta peruano César Vallejo inmortalizara en su poema “España, aparta de mí este cáliz”, cuando se refería a los milicianos republicanos.

“El pueblo declara la junta electoral ilegal”, “defiende la alegría, organiza la rabia”, “no al bipartidismo”, rezan algunas de las pancartas en “Sol”. La gente sonríe cuando habla del 15-M: “nos están reivindicando”, ha dicho un comunista septuagenario que se sienta en la plaza al lado de un joven rasta. Y como definiera con amor a la socie-dad el extinto escritor húngaro Sandor Maraí: “la cultura significa un pueblo feliz”.

Según diversos ciudadanos que asisten a las asambleas, pero que no forman parte del grupo de acampadores, entre ellos Guillermo Diego5, que vive a “unos cuantos metros de la plaza” el movimiento ha engarzado con las inquietudes de la sociedad. Según él, a raíz del 15-M:

Se puede notar un despertar de la ciudadanía, que está harta, indignada con la situación actual. No son ilusos con ideas vagas. Hay un verdadero interés de cambio político real. Las redes sociales, los medios de comunicación ‘alternativos’ que operan en el ámbito digital, ganan cada vez más importancia y es cada vez más la gente que accede a ellos, aunque los prejuicios siguen siendo un arma realmente potente de manipulación al día de hoy. Es difícil deshacerse de ello. Pero lo importante no es lo que pasará, sino lo que está pasando. Es posible que esto no llegue a algo concreto inmediatamente, pero es sin duda un paso imprescindible para el cambio.

Sin duda que el 15-M ha sido también inspirado por los levantamientos de los pueblos árabes6; sin embargo, también se toma en cuenta las sublevaciones contra el sistema económico ocurridas en Islandia —donde un primer dirigente político mun-dial, Geeir H. Haarde, desde la “crisis” de 2008, está siendo juzgado por “crímenes económicos”— y que han sido poco difundidas por los grandes consorcios informativos. Otros se van más atrás y reivindican los primeros soviets de la Revolución soviética.

5 Autor del blog: http://www.somosmayorcitos.blogspot.com6 Han tenido lugar a partir de enero de este año en Túnez, Egipto, Argelia, Yemen, Marruecos. En

algunos de estos países han conseguido expulsar a gobernantes que llevaban más de 20 años en el poder. Actualmente son países en conflicto armado a causa de las sublevaciones.

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No cabe duda. El mes de mayo de 2011 ha sido de España y el resultado no es nada desdeñable. Ha demostrado que el sueño por los cambios sociales y las utopías no se terminó.

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Se puede notar un despertar de la ciudadanía, que está harta, indignada con la situación actual. No son ilusos con ideas vagas. Hay un verdadero interés de cambio político real.

Un joven entrevistado afirma: “esto es el ágora griego”, y alguien ha escrito: “La Puerta del Sol es la Bastilla”, en alusión a la Revolución francesa.

¿ADÓNDE VA ESTO?Lo cierto es que los acontecimientos han sido la primera gran manifestación7 de

rebeldía popular desde la transición a la democracia (1975) en España. ¿Y qué ha dicho el Estado? Tuvo que ser en una publicación de alto tiraje, pero de poca calidad, la publicación del Metro de Madrid, en la que se leyera este mensaje: “La Junta Mu-nicipal nos obliga a comunicarles que la concentración de hoy está declarada ilegal”. No obstante, según diversos testimonios, una semana después de las elecciones se podía sentir cierto “miedo” de parte de las autoridades.

¿Adónde va esto? Ha pasado menos de un mes pero la gente no teme mencionar la palabra “Revolución”, a veces se matiza y se explica que más bien se trata de una “Re-volución”. La euforia es grande e igualmente campea el espíritu “eurocentrista” de un país que alguna vez fue el imperio más fuerte del mundo (donde no se ponía el sol), pues no son pocos los que añaden: “esta revolución es global”, aunque entre las propuestas que se han ido definiendo, el tema de los derechos humanos de los “indocumentados” que viven en ese país no ha sido demasiado abordado. Pero si se le busca, también se encuentra la prudencia. Una tunecina, que frecuenta las asambleas con regularidad, afirma: “nosotros hace poco hicimos una revolución y ahora justa-mente nos hemos dado cuenta que por lo menos tendremos que trabajar fuertemente durante veinte años para encauzar las cosas”.

No obstante, es cierto que por otro lado, el 15-M ha tenido la capacidad de situarse dentro de una dimensión histórica en poco tiempo. Al menos, en la voz de personas que vivieron la dictadura franquista (1939-1975) y que se manifiesta en pensamientos como el siguiente: “es el primer movimiento que ha recordado después de la transición8 que España sigue estando dividida en dos: la izquierda y la derecha”.

Por su parte, los precursores del movimiento, que abogan porque “se cambie el alcohol por el agua”, como reza una de las pancartas, han asumido una actitud logística que ha dado resultados extraordinariamente efectivos. Es difícil saber si en tan poco tiempo un movimiento social había sido capaz antes de montar un canal de televisión (que se transmite desde youtube) una radio que transmite en vivo, “la hora Sol”, igualmente por internet, y crear una red de asambleas barriales que, hasta el 5 de junio, ascendía a 22 solamente en Madrid y que suma 77 comunidades aledañas, así como la conformación de diferentes comisiones operativas que manejan la organi-zación hacia lo interno y lo externo. Estas son: la Comisión Política, la de Seguridad, la de Respeto, la de Género, la de Comunicación, la Legal y la Comisión de Extensión. Además, han encontrado un modelo asambleario que ha dado “resultados” y que, por lo menos en “Sol”, tiene lugar cada noche a las ocho; allí, mediante la participación ciudadana, se llega a consensos generales para el progreso del movimiento.

No cabe duda. El mes de mayo de 2011 ha sido de España y el resultado no es nada desdeñable. Ha demostrado que el sueño por los cambios sociales y las utopías no se terminó.

7 Aquí parece haber un consenso popular al respecto; se dice que siempre ha habido manifestaciones, pero no con estas características. Los entrevistados para Envío-Honduras mencionan las manifesta-ciones organizadas por los partidos políticos a principios de los años 80, a fin de reafirmar el retorno a la democracia, y también mencionan las del “Movimiento contra la Europa de Maastricht y Globa-lización Económica” en los años 90 y principios de 2000.

8 Transición democrática que comenzó en 1975 con la muerte de Franco, y que se consolidó con la llegada al poder de Adolfo Suárez y la aprobación de la Constitución de 1978.

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“ESTE ES UN MOMENTO DE RUPTURA, PERO NADIE SABEQUÉ SUCEDERÁ DESPUÉS”El movimiento se enfrenta a su primer gran reto: o logra proyectarse como una

nueva propuesta política ciudadana o quedará como un estallido juvenil renovador, pero incapaz de saltar de la teoría a la práctica.

“Esto es algo totalmente nuevo, estamos aprendiendo”, afirma una portavoz9de la Comisión de Comunicación. Las últimas asambleas de mayo tuvieron como tema central: “¿debemos levantar la acampada en la Puerta del Sol?” Entre cinco y diez personas se manifestaron en contra (tomando en cuenta que había más de un millar de personas reunidas) pero fue suficiente para posponer el levantamiento. Después de más de quince días de protesta, el movimiento ha levantado una expectativa in-usitada, pero algunos de sus miembros temen que una vez que desalojen la plaza, todo se disolverá.

La aglomeración de personas más alta hasta el momento se eleva a 28 mil partici-pantes y tuvo lugar en Madrid; sin embargo, sus miembros aseguran que el poder de convocatoria crece cada día más —agregan que no se mide solo por los que asisten, que la cuantía aún es incierta puesto que no se ha hecho un recuento de cuántas personas son miembros de foros, facebook, twitter y blogs— y que la represión policial que sufrió una de sus acampadas, el 27 de mayo en Barcelona, fortaleció el movimiento, expandiendo sus simpatizantes.

“...HASTA AQUÍ HEMOS LLEGADO”En la cotidianidad de Madrid, una ciudad con cerca de seis millones de habitantes,

fuera del perímetro de la Puerta del Sol, la efervescencia, aunque existe, es menor. “Afuera” la vida sigue igual, la crisis económica es evidente; el país luce empobrecido y miles de trabajadores cumplen turnos de hasta doce horas para poder vivir. Entre ellos, evidentemente, miles de centroamericanos.

Algunos economistas opinan que el modelo de crecimiento español, basado en la construcción y el turismo, llegó a su fin; y que si el país no decide invertir en su capital humano y en el desarrollo de tecnología capaz de competir con los “gigantes europeos”10, la crisis se hará permanente y el destino de España será continuar de-pendiendo de los “parientes ricos”.

Por otra parte, el desprestigio de la clase política, del Partido Popular como del Partido Socialista y los vacíos del Sistema de Justicia, del que señalan, “no fue capaz de encarcelar a los responsables de los crímenes franquistas” (cerca de un millón de muertos entre 1931-1975) “ni a los financieros que quebraron los bancos y endeudaron al país”, es un lastre que se arrastrará hasta que no haya justicia.

En cinco años de crisis, el saldo de desempleados es de cuatro millones doscientas mil personas, dentro de las que se cuenta el 50% de jóvenes con opción de trabajo. Ricardo Rosado, pensionista despedido hace dos años de la estatal “Transportes de Madrid”, señala que los políticos hicieron un cálculo equivocado:

Lo que ocurre es que se creía que las jubilaciones que teníamos la gente como yo, por ejemplo, de alguna manera iban a ayudar a los hijos que se quedaban sin vivienda por la pérdida de hipotecas. Los salarios han decrecido muchísimo. Aquí tenemos un contingente

9 Los que forman parte de la organización y grupo de “acampadores” del 15-M se negaron a dar sus nombres, afirmando que con ello se evita el protagonismo.

10 Se refiere a Alemania, Inglaterra, Francia y el Norte de Italia como los países más industrializados de la región.

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"Nuestra propuesta es crear una democracia real, que solamente puede ser horizontal, sin jerarquías; queremos construir un pensamiento colectivo".

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En cinco años de crisis, el saldo de desempleados es de cuatro millones doscientas mil personas, dentro de las que se cuenta el 50% de jóvenes con opción de trabajo.

de trabajadores y trabajadoras que están por debajo de los mil euros; con eso es imposible vivir, además con hipoteca, luz, teléfono es imposible, por eso esta gente joven se levanta contra el sistema y dicen que hasta aquí hemos llegado.

PASE LO QUE PASE, ESTO ES HISTORIA“El 15-M y la acampada de ‘Sol’, sencillamente, han hecho historia. Esto, pase lo

que pase, es historia, porque ellos están haciendo lo que no pudimos hacer los mayores con esa transición de mierda porque la ruptura se tenía que haber hecho pero en su lugar dejamos que hubiera un rey que es igual que Franco, porque ése estaba unos días antes de haberse hecho rey en el balcón con el más grande criminal de la historia de este país que fue Franco”, señala Francisco Romance, de 76 años y miembro de la organización Corriente Roja, que, al igual que las Madres de la Plaza de Mayo en Argentina, realizan una marcha semanal exigiendo justicia por los crímenes cometidos durante la dictadura.

“Si se cierra el campamento se cierra el campamento; no se cierra el movimien-to; se trasladaría a otro sitio donde nos podríamos organizar con más seguridad y podríamos sacar propuestas de la voz del pueblo para que se haga consenso en las asambleas y se puedan proponer como cambios para mejorar”, afirma una integrante de la Comisión de Comunicaciones, al tiempo que enfatiza: “yo creo que esto ha sido posible a través de internet porque es el único sitio donde nadie puede bloquear nada”. Resta saber si seguirá siendo así.

¿Será el 15-M capaz de canalizar los descontentos y convertirse en una fuerza política en el país? Uno de sus participantes responde que

la clase política está desprestigiada, no la queremos ni los mayores ni los jóvenes; desmontar este tinglado va a llevar mucho tiempo. Desde las primeras elecciones en 1977 llevamos sufriendo los rigores y la tiranía de los políticos, son unos tiranos. Pero esto es impensable. Yo estoy que alucino, como dice la gente joven. Y lo que se comienza se debe terminar, y lo van a terminar los jóvenes con la ayuda de los mayores. De eso estoy seguro.

Una representante de la Comisión Política relata que todos los días hay gente que insiste: “Debéis haceros partido político, estamos seguros que os votarían millones”. Pero justamente “esto es en lo que no creemos. No creemos en los mecanismos de la democracia así como están concebidos actualmente. Nuestra propuesta es crear una democracia real, que solamente puede ser horizontal, sin jerarquías; queremos construir un pensamiento colectivo, donde no sea el voto lo que cuente sino el con-senso, y donde lo colectivo esté por encima de lo individual. Por eso es tan difícil dar el paso porque, si hubiéramos querido, fácilmente hubiéramos podido levantar firmas para meterlas como propuestas legislativas. Pero repito, jugar el juego de la política tradicional no nos interesa”.

En la atmosfera reivindicativa de la acampada se percibe en sus protagonistas que “este es un momento de ruptura, pero nadie sabe qué sucederá después”. Otras pre-guntas se acumulan: ¿Está preparado y motivado el pueblo español para continuar un proceso asambleario organizado, tomando en cuenta que el temor a la incertidumbre es uno de los principales disuasivos para generar cambios? ¿Seguirán reproduciéndose a la misma velocidad la creación de asambleas en todo el país?

La Asamblea Popular del Barrio de Lavapiés convoca a una concentración en las cercanías del Congreso de los Diputados (en la plaza de Canalejas, Metro Sevilla) el próximo miércoles 8 de junio a las 19h y llama a las asambleas de los distintos barrios y pueblos de Madrid a realizar convocatorias en sus plazas para acudir juntas(os) a la convocatoria. Se trata de

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mostrar nuestro rechazo a las reformas que pretenden aprobar gobierno y patronal en los próximos días en relación a la negociación colectiva, entre otras cosas.

Como éste, circulan centenares de correos, comunicados escuetos que a lo sumo son firmados por un nombre sin apellido. Convocatorias de asamblea, informes de memorias, acuerdos y consensos provenientes de comisiones, de asambleas, grupos de discusión, páginas de facebook o twitter.

LA DINÁMICA DEL CAMBIOSin duda, el movimiento 15-M nació en internet (desde la plataforma de Democra-

cia Real Ya11) y esta herramienta sigue siendo su principal arma. No obstante, desde finales de mayo, comenzó a percibirse que estaba en proceso de mutación. Algunos medios de comunicación, llenos de escepticismo, le llaman “lucha por subsistir”, pero los miembros del 15-M prefieren referirse a “expansión y crecimiento”. En fin, los cambios son evidentes, sobre todo si se sigue el curso de informaciones a través de los foros, blogs y demás páginas de internet; y por supuesto, si se ha asistido a las asambleas.

Una portavoz de la Comisión de Propuestas de “Sol”, explica que la forma que comienza a tomar el movimiento en los barrios y comunidades no es fruto de la ca-sualidad ni un fenómeno de “generación espontánea”. “Aquí la gente se acerca a la Comisión de Extensión y explica que quisieran reproducir el proceso asambleario en sus barrios. Ante las peticiones se formalizan comisiones para trasladar reuniones y talleres previos para que sepan cómo hacer asambleas. Y es por eso que procuran seguir las mismas dinámicas de participación y horizontalidad que se siguen aquí”, añade.

Según relata, “las asambleas de barrio han funcionado muy bien. Algunas son más flojas y otras han tenido que partirse en dos por la afluencia de personas”. Afir-ma desconocer las variables que inciden en que haya más o menos afluencia. “Voy a proponer un estudio para saber si existe una correlación del nivel socioeconómico de los barrios con el desempeño de las asambleas”.

Un miembro de una asamblea del Barrio Paseo Extremadura, dice:

Yo sigo con mi línea que la clave es la información y de lo que se trata es que la gente difunda la información y haga sentir que nuestra opinión y nuestra inteligencia cuentan y que nuestra dignidad cuenta y que no podemos delegar en manos de unos políticos la toma de decisiones, cuando en realidad trabajan para los grandes poderes fácticos. Esto es un despertar, es algo más que política, es el despertar de la consciencia y se trata de despertar a los demás. Hay que ser muy pacientes: esto es un proyecto a largo plazo, tenemos que empezar a conseguir algunos objetivos a corto plazo: de momento, promo-ver una gran movilización social, convocar cada vez más personas alrededor de algunas propuestas concretas.

EL 15-M NO CONCIBE LIDERAZGOS PERSONALES Para el 15-M, durante “todo este proceso de divulgación de información y llama-

do a la movilización e indignación social” el énfasis parece centrarse en la forma de conducir los diálogos con la ciudadanía. “No nos preocupa tanto la cuestión de las propuestas; eso es lo más fácil, tenemos ya muy buenas propuestas; lo más impor-tante es que la gente aprenda a pensar colectivamente y a su vez a tomar el poder en función del bien de los demás y no solamente en razón de su bienestar personal”, explica la portavoz de la Comisión de Política.

11 Ver: http://www.democraciarealya.es/

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"Estamos demostrando que nuestra inteligencia vale más que la de ellos. Hay que poner en evidencia su estupidez y su falta de eficiencia y hay que llevar la inteligencia a la organización social".

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"Hay que ser muy pacientes: esto es un proyecto a largo plazo, tenemos que empezar a conseguir algunos objetivos a corto plazo: de momento, promover una gran movilización social".

Por eso, precisamente, 15-M no concibe liderazgos personales; el lenguaje es cui-dadoso, a veces hasta el extremo. No se habla de “delegados” sino de “portavoces” y se procura conciliar un lenguaje “inclusivo” en el cual, cuando a veces se omite una “a”, no hay quien falte para hacer la puntualización.

El proceso de comunicación horizontal no es fácil, sobre todo en un país que todavía sigue siendo “machista” y donde algo tan anquilosado como la monarquía y el caudillismo tienen raíces profundas. Las rispideces siempre existen aunque, “estamos sorprendidos de que en ningún momento ha habido necesidad de pedirle a alguien que no tenga protagonismo. La gente lo ha asimilado como algo natural, es como si siempre hubiera estado esperando una oportunidad para comunicarse con los demás de igual a igual, donde su opinión como la de cualquier otro contara de la misma manera”, sostiene la portavoz de la Comisión de Propuesta, quien agrega: “por eso, cuando a alguien se le hacen muchas entrevistas, lo que hacemos es rotarnos”.

Ramírez Márquez, del barrio Paseo Extremadura, es optimista. Cree que el pueblo español comenzará este proceso de unificación y que no se detendrá hasta conseguir los cambios anhelados, entre otras razones, porque:

Estamos demostrando que nuestra inteligencia vale más que la de ellos. Hay que poner en evidencia su estupidez y su falta de eficiencia y hay que llevar la inteligencia a la organi-zación social. Después de la transición aquí nos habíamos acomodado, acostumbrándonos a lo que es la vida en democracia; casi no teníamos experiencia al respecto; solamente unos años durante la Segunda República (1931-1939), por lo general habíamos vivido bajo monarquías o dictaduras absolutas. Pero estamos en otro proceso de madurez social, aunque hemos llevado un proceso de costumbre al funcionamiento democrático y ahora con la crisis, curiosamente provocada por la misma avaricia de los poderes económicos, pues nos vemos obligados a organizarnos de nuevo.

EN EL MOMENTO OPORTUNOEn los bares, que son los centros sociales por excelencia en España, la gente

empieza a hablar de lo que pasa en “Sol”. “Vamos, no al nivel de lo que genera un partido del Madrid contra el Barcelona, pero yo veo que la gente comienza a hablar de política mucho más que antes”, comenta Alberto, un cantinero.

“Digamos que hemos vivido unos años de bonanza económica y nos hemos olvidado de los problemas de la gente”, explica Francisco Martínez Márquez (43 años), músico y asambleísta habitual de “Sol” y de la asamblea del barrio Paseo Extremadura, quien considera que la crisis económica ha acelerado un “despertar de conciencia”:

Yo llevo percibiendo, desde hace siete meses o un año, que por internet se difunden muchos materiales de información que nos alertan sobre los poderes económicos y su acumulación de poder. Durante toda mi vida he sido consciente de que el mundo no me gusta, porque mi abuelo era un anarquista que me enseñó a darme cuenta de las cosas. Creo que el Mo-vimiento 15 de Mayo es una prueba de que esta conciencia ya ha salido a la calle y aunque los gobiernos del momento miran a otro lado esperando que se diluya, yo estoy convencido de que va a llegar más lejos porque esto es un fenómeno de información y la información está circulando mucho.

“Yo soy músico, doy clases de música y vivo con lo justo; tengo un carro que me costó 1300 euros (aproximadamente 32 mil lempiras) que me lleva a donde quiero. Pero, por ejemplo, el gobierno español ha reducido a 110 km la velocidad de los autos en las carreteras para bajar el consumo de petróleo, pero no se plantea el hecho de

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reubicar a los trabajadores para que no tengan que hacer desplazamientos tan lar-gos para llegar a su trabajo. Yo tengo que recorrer 30 km todos los días ida y otros 30 de regreso, con todo el consiguiente problema de las carreteras y el tráfico; y me pregunto: ¿por qué el gobierno jamás se ha planteado seriamente la posibilidad de reubicar a los trabajadores? En mi caso: ¿no habrá niños aquí en mi barrio a los que les pueda dar clases de música? ¿Por qué me tengo que ir a Pinto (comunidad aledaña a Madrid) para dar clases? Al final, de lo que se trata es que el capitalismo demuestra muy poca inteligencia y lo que hay que hacer para vencerlo es pensar. Lo que este movimiento solicita es que se use la inteligencia para organizar la vida en sociedad y que se haga de una vez”, afirma.

“Me ha sorprendido mucho que esto haya sucedido en España, la verdad, bastan-te”, continúa Martínez. Pero fue precisamente un franquista célebre quien acentuó, en vísperas de la guerra, que España era un país imprevisible. Dentro del cinismo, su frase también contenía una evidencia reveladora que ahora parece cobrar sentido nuevamente: “¿qué más crisis desean ustedes que la de un país que se acuesta mo-nárquico y se levanta republicano?”.

LAS HERIDAS NO HAN CERRADODe España, ¿qué se dice? Todo centroamericano, directa o indirectamente, tiene

alguna relación con este país. Familiares que han emigrado, hijos que realizan sus estudios, el bisabuelo o bisabuela española, el amigo español que radica hace tiempos en el país, fútbol, comida, vino. Sí, también se habla del franquismo y de la Colonia, pero en tiempo pasado, como si ese pasado ya perteneciera a un pretérito encerrado en algún viejo cofre de recuerdos.

Pero no es así. El “despertar democrático” en “Sol” también se ha convertido en el referente actualizado de un país que está lejos de sanar las heridas provocadas por un pasado que le partió la historia en dos, un antes y un después: se habla del fran-quismo. Con frecuencia, en cada asamblea, por lo menos una persona perteneciente a la “generación de la dictadura” toma la palabra y, sin ambages, señala públicamente que las heridas del pasado todavía están abiertas, que el franquismo sigue operando en todos los ámbitos.

Recientemente, con motivo de la publicación del Diccionario Biográfico Español, dirigido y redactado por la Real Academia de Historia —que según algunos historia-dores carece de legitimidad—, cuyo costo fue de cinco millones de euros (aproximada-mente 100 millones de lempiras), subvencionados por el pueblo español, naturalmente, se abrió un debate intelectual debido a los “elogios” prodigados al franquismo a lo largo del volumen.

Para el caso, se ensalza la gesta genocida de Santiago Alonso, uno de los coroneles más violentos de la Infantería; de Carlos Asencio, teniente general, igualmente san-guinario; o de Escrivá de Balaguer, bastión de la dictadura y fundador del Opus Dei; y para no confundir una sospecha que era evidente, se suaviza el papel de Francisco Franco, de quien se dice: “llevó a cabo un gobierno autoritario pero no totalitario”. Y para terminar de confirmar que en su redacción “la historia” tomó partido, al golpe de Estado que derribó la Segunda República se le llama “sublevación” y “alzamiento nacional”.

“El pueblo de 1931 eligió una república; buena, mala o regular, y estos, los generales como Franco y todos los demás, en vez de defenderla hicieron crímenes, violentaron media España”, subraya Francisco Romance, el miembro de “Corriente Roja”, ya citado en esta crónica. Mientras conversaba, en la entrevista que tuvo lugar en la Puerta del Sol, a sus espaldas ondeaban banderas tricolores pertenecientes a la Segunda República española (1931-39), fotografías de personas asesinadas y al menos una decena de pancartas con la imagen del poeta Federico García Lorca.

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“En Marruecos, en el Sahara ocupado, no hay democracia y no se permiten estas formas de activismo ni que venga nadie para apoyarnos. Nosotros somos saharaui y vinimos a apoyar a nuestro pueblo".

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INTERNACIONAL

“El pueblo de 1931 eligió una república; buena, mala o regular, y estos, los generales como Franco y todos los demás, en vez de defenderla hicieron crímenes, violentaron media España”.

“Este año estamos celebrando los ochenta años de la República, la única que ha existido en este país. Porque la transición fue un cuento y una venta de algunos, como el Partido Comunista y sus dirigentes, que se adaptaron a un sistema de monarquía y a todo lo contrario de lo que es la República”. Al referirse al 15-M expresa: “Es nuestra causa. Ellos están haciendo lo que no pudimos hacer nosotros”.

LOS SAHARAUIS TAMBIÉNEn otro lugar de la acampada, destaca la tienda de campaña de un grupo de saha-

rauis, algunos residentes en España desde hace más de cinco años, otros desde hace nueve, diez y hasta doce años, que han encontrado en Puerta del Sol un espacio para cuestionar algo de lo que no se habla demasiado en el país: los vestigios coloniales en el Sahara Occidental.

“Nosotros estamos aquí para denunciar la ocupación ilegal y violenta de nuestros asentamientos por parte del Estado de Marruecos”. Dice un comunicado:

Somos un Territorio No Autónomo en proceso de descolonización. Esta ocupación es con-traria al Dictamen de la Corte Internacional de Justicia, y se mantiene con la connivencia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en especial de Francia. Marruecos sigue aplicando la misma política de aniquilamiento contra el pueblo saharaui y de violación sistemática de nuestros Derechos Humanos.

Uno de sus portavoces afirma que “España continúa vendiendo armas a Marrue-cos incumpliendo sus propias leyes, lo que explica en parte su actitud complaciente con el régimen marroquí”. Al comparar las revueltas de los países árabes con el caso español, sostiene que son casos diferentes: “allá no hay democracia, acá hay democra-cia”, dice tajantemente. “En Marruecos, en el Sahara ocupado, no hay democracia y no se permiten estas formas de activismo ni que venga nadie para apoyarnos. Nosotros somos saharaui y vinimos a apoyar a nuestro pueblo (250 mil personas) porque la solución de nuestra causa la tiene el gobierno español, y el pueblo español que está aquí se solidariza con nosotros. Nuestra denuncia es que Marruecos es culpable y España es responsable”.

A pesar de la precariedad de condiciones en que están los manifestantes españoles, y del deterioro físico a causa de las semanas de acampada, en estos migrantes, algunos con identidad española, no se percibe el nivel de pobreza. Aunque no tiene trabajo, el portavoz confiesa que “aquí se puede sobrevivir sin trabajo, allá nos morimos de hambre”. No ahonda en cuál es la fórmula, pero explica que “nosotros llevamos un año sin trabajo, y por eso tenemos tiempo para apoyar al pueblo”. Y continúa:

Lo que queremos es nuestra tierra, nada más, porque España sigue robando nuestra pesca y el fosfato. Pedimos referéndum ya. ¿Por qué todo el mundo tiene países y nosotros no? Por eso estamos aquí. La mayoría de los saharauis nacimos bajo la bandera española y tenemos derecho a pedir referéndum, porque todavía en la ley internacional esta zona pertenece a España, pero España le da el poder a Marruecos para mantenerse en el Sahara. También estamos aquí para denunciar que allá todavía hay torturas, contra niños, mujeres, hombres.

INCERTIDUMBRE CON ESPERANZA“Por el momento, creo que el entarimado económico y político no comprende lo que

está pasando debajo de la lona (las carpas de los acampados) y los que lo comprenden saben que esto no les beneficia en absoluto y lo que intentan es conseguir que nadie se entere de que esto tiene un sentido; ya la técnica de insultarnos no le vale a nadie; nos han colado tantas mentiras que si mienten, no nos la vamos a creer. Nos hemos

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INTERNACIONALdado cuenta de que no estamos solos. Sabemos que primero intentarán callarnos y que después buscarán apropiarse el movimiento. Ya tenemos topos en todos los niveles metidos en asambleas, metidos en comisiones, circulan comunicados a nivel interno que nadie ha hecho. Incluso información que viene y que nos damos cuenta que no ha salido de aquí. Tenemos infiltrados de un partido político; boicot hay”, declara una portavoz de la Comisión Política.

Un miembro de la “generación de la dictadura”, reflexiona: “De lo que ahora se plantea que queremos hacer posible no lo vamos a conseguir en este campamento. Esta es una piedra angular, pero va a tener que trascender a este campamento y quizá lo que nos provoca algunas dudas es que no tenemos sólidamente en la cabeza qué es lo que vamos a hacer que impulse el movimiento adelante; eso es lo que nos crea dudas sobre si desmontar el campamento o no hacerlo. Nos falta avanzar algo más en ese proyecto que sigue a la acampada de Sol; en el momento que eso sea fuerte se nos irán las dudas y nos sentiremos bien y tiraremos adelante. Entiendo por qué siempre piden que hagamos propuestas, que hay que mantener la imagen que ya no es solo nacional sino internacional de este campamento. Pero creo que solo vamos a crecer en los barrios y con la gente y hemos de combinar el trabajo con los barrios y con la gente. Si somos capaces de articular estos dos elementos, tendremos la victoria”.

Él recuerda que formó parte de un movimiento asambleario por la vivienda de los años 70, que se enfrentó frontalmente a las políticas liberalizadoras y consiguió que se construyeran 48 mil viviendas públicas en Madrid. “Por eso me integro en esta generación y quizá sería bueno que algunas de las cosas que forman parte de nuestra experiencia pudieran ser volcadas aquí, y este es el momento”.

Por ahora, resta saber si España logrará consolidar un proceso “re-volucionario”, tan inesperado y en el que, evidentemente, convendrá guardar la prudencia porque, como dicen los pescadores experimentados: “no hay que alegrarse demasiado antes de quitar el pescado del anzuelo”.

Sin embargo, la poesía, así como el panfleto, gracias a lo que ocurre en España, nuevamente parecen cabalgar. Entre ellos, la voz de Vallejo, un poeta emparentado en “alma y sentimiento” con España, se destaca con una luz inusitada:

Cuídate España, de tu propia España/¡Cuídate de la hoz sin el martillo!/cuídate del martillo sin la hoz/¡Cuídate de la víctima a pesar suyo,/del verdugo a pesar suyo/y del indiferente a pesar suyo!/Cuídate del que antes de que cante el gallo,/negárate tres veces/y del que te negó, después, tres veces!/¡Cuídate de las calaveras sin las tibias,/y de las tibias sin las calaveras!/¡Cuídate de los nuevos poderosos!/¡Cuídate del que come tus cadáveres, del que devora muertos a tus vivos!/¡Cuídate del leal ciento por ciento!/¡Cuídate del cielo más acá del aire/y cuídate del aire más allá del cielo!/¡Cuídate de los que te aman!/¡Cuídate de tus héroes!/¡Cuídate de tus muertos!/¡Cuídate de la República!/¡Cuídate del futuro!…

"Esta es una piedra angular, pero va a tener que trascender a este campamento y quizá lo que nos provoca algunas dudas es que no tenemos sólidamente en la cabeza qué es lo que vamos a hacer que impulse el movimiento adelante".

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Una visión crítica de la realidad y unarespuesta a los desafíos de Hondurasen el siglo XXI.

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AÑO 9 • N° 29 • JUNIO 2011

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