Échale oreja

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1 Échale oreja por Germán Castro Para el conde Serredi y catpeople_2000. de Yo no Soy Pepe <[email protected]> para Americas Age <[email protected]> fecha 29 de septiembre 20:03 asunto RE: ¡échale oreja! Primero: te advierto que me estás pidiendo una tontería..., pero, en fin, cada quien sabe en qué tira su dinero (¿o el de los contribuyentes?): va, acepto el encarguito (aquí entre nos, ya ni deberías preguntarme si le entro o no: a estas alturas, gozo desvergonzadamente el consumismo que me permiten tus depósitos; me tienes comparado). Segundo: me pides “confirmar si es verdad que se está vendiendo una nueva droga en el tianguis que se instala todos los jueves entre la Plaza de Toros México y el Estadio Azul”. Permíteme un comentario lingüístico y dos preguntas. Mi hipótesis de que tú trabajas (y entonces yo) para la CIA, el FBI o cualquier otra agencia gringa se fortalece: dale un jalón de orejas a quien te tradujo el mail anterior: en México, los tianguis no se “instalan”, se ponen, o ya en plan muy fino se montan. Ahora, por las experiencias anteriores (¿serás tú la misma persona que me contactó la primera vez?, ¿has sido siempre la misma?, ¿por qué tengo la sensación de que eres un she y no un he?) sé que, si de entrada no es evidente, en algún momento o al final del caso la frase que usas como “asunto” o “subject” del correo inicial siempre resulta relevante: “¡échale oreja!”..., ¿sugieres así que no trate de averiguar inquiriendo directamente, sino apenas pescando lo que se pueda escuchar por ahí? Siguiente duda: si efectivamente están vendiendo una nueva droga, ¿necesitas que consiga una muestra? de Americas Age <[email protected]> para Yo no Soy Pepe <[email protected]> fecha 29 de septiembre 21:13 asunto RE: ¡échale oreja! 1. Urge información. Investiga. Pregunta directamente; “¡échale oreja!” tenía otra connotación. Si confirmas sospechas, entenderás. 2. Muestras, por ahora no son necesarias. 3. Ya depositamos un tercio de tu pago. Como siempre, al final el resto. Suerte. Pd.: busca a Lee Haslam en youtube .

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Cuento de Germán Castro Ibarra

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Échale oreja por Germán Castro

Para el conde Serredi y catpeople_2000.

de Yo no Soy Pepe <[email protected]> para Americas Age <[email protected]> fecha 29 de septiembre 20:03 asunto RE: ¡échale oreja!

Primero: te advierto que me estás pidiendo una tontería..., pero, en fin, cada quien sabe en qué tira su dinero (¿o el de los contribuyentes?): va, acepto el encarguito (aquí entre nos, ya ni deberías preguntarme si le entro o no: a estas alturas, gozo desvergonzadamente el consumismo que me permiten tus depósitos; me tienes comparado). Segundo: me pides “confirmar si es verdad que se está vendiendo una nueva droga en el tianguis que se instala todos los jueves entre la Plaza de Toros México y el Estadio Azul”. Permíteme un comentario lingüístico y dos preguntas. Mi hipótesis de que tú trabajas (y entonces yo) para la CIA, el FBI o cualquier otra agencia gringa se fortalece: dale un jalón de orejas a quien te tradujo el mail anterior: en México, los tianguis no se “instalan”, se ponen, o ya en plan muy fino se montan. Ahora, por las experiencias anteriores (¿serás tú la misma persona que me contactó la primera vez?, ¿has sido siempre la misma?, ¿por qué tengo la sensación de que eres un she y no un he?) sé que, si de entrada no es evidente, en algún momento o al final del caso la frase que usas como “asunto” o “subject” del correo inicial siempre resulta relevante: “¡échale oreja!”..., ¿sugieres así que no trate de averiguar inquiriendo directamente, sino apenas pescando lo que se pueda escuchar por ahí? Siguiente duda: si efectivamente están vendiendo una nueva droga, ¿necesitas que consiga una muestra?

de Americas Age <[email protected]> para Yo no Soy Pepe <[email protected]> fecha 29 de septiembre 21:13 asunto RE: ¡échale oreja!

1. Urge información. Investiga. Pregunta directamente; “¡échale oreja!” tenía otra connotación. Si confirmas sospechas, entenderás. 2. Muestras, por ahora no son necesarias. 3. Ya depositamos un tercio de tu pago. Como siempre, al final el resto.

Suerte. Pd.: busca a Lee Haslam en youtube.

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de Yo no Soy Pepe <[email protected]> para Americas Age <[email protected]> fecha 29 de septiembre 21:52 asunto RE: ¡échale oreja!

Por ahí hubieras comenzado...: del tal Lee Haslam encontré mucha basura (Neanderthal, tuneeesss, The Future), pero supongo que te refieres a una porquería en particular: Music is A Drug, ¿cierto?

de Americas Age <[email protected]> para Yo no Soy Pepe <[email protected]> fecha 29 de septiembre 21:54 asunto RE: ¡échale oreja! / Music is A Drug

Cierto. Mañana (jueves) espero noticias. Buenas noches.

YO: ¡Qué bueno que te encuentro, conde! SERREDI: ¡Qué pues! ¿Dónde andas, loco?

YO: Cd. Mx. Oye, ¡ilústrame, compadre!

SERREDI: Yo acá, de pata de perro en Puerto Escondido. Gracias por preguntar, descomunal ojete. YO: Estás en línea y aquí, eso es lo que importa: necesito que me orientes, conde.

SERREDI: Agarra pa la izquierda, siempre pa la izquierda, aunque no llegues a ningún lado. YO: Aprecio tu afán de adoctrinarme, pero no va por ahí: ¿qué te dice “Music is A Drug”?

SERREDI: La Música es una droga..., para eso no me necesitas, abre el traductor de google. ¿Por qué me lo preguntas?

YO: Porque trabajo para una agencia internacional de espionaje que me paga fortunas por investigar estupideces.

SERREDI: ¡Qué mamón! Ya en serio, ¿por qué preguntas?, ¿qué quieres saber? Apúrale que ya voy a desconectarme... La noche está tiernita y en la playa cunden gabachas ávidas de atención nacional.

YO: Por pura curiosidad pregunto: ¿relación de las drogas con la música? ¿Alguna nueva droga? Despepita, conde.

SERREDI: 1. La música tiene efectos en la conciencia, como las drogas. Nada Yoga, ¿te suena? Viceversa también, muchas drogas pueden hacerte “escuchar” música... ¿No te acuerdas del Greñas? 2. De una nueva droga no sé nada, que me esculquen... Pregunto entre el hato de atascados que andan rolando por acá a ver si alguien sabe algo... Yo te aviso (¿twitter, cel, mail?).

YO: 1. ¿Nada yoga...? Nada sé; aguanta un minuto, deja abro la wiki... Y no, no me acuerdo del Greñas, ¿cuál Greñas?

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2. A mi correo. Me enerva el laconismo del twitter y los mensajes de texto del cel. SERREDI: El Greñas, mi cuate, el que se suicidó porque no dejaba de oír a Amanda Miguel

cantándole “Hagamos un trato”: vamos, hagamos un trato / un dulce contrato que quiero cumplir / quiero... que cuentes conmigo, contar yo contigo / de aquí hasta el final... La misma estrofa, una y otra y otra vez... El pobre aguantó dos días y al tercero se metió de cabeza en una pileta que había en la casa de su tía Dominga.

YO: ¿Era muy pacheco tu cuate el Greñas, Q.D.E.P.? SERREDI: Sí, pero no fue la mota, parece que cuando la voz de la Amanda Miguel se le atascó en

la mente, él andaba experimentando con pasteles de toloache, datura stramonium cakes, ¡hazme favor, pinche Greñas!

YO: OK, ya habló la señora wikipedia: nada yoga. Premisa: todo el cosmos, tú y yo incluidos, consiste en vibraciones sonoras. La energía es sonido en movimiento. El sonido y la música son entonces medios para alcanzar la unidad con el cosmos interior y exterior. Hay música interior, anahata, y exterior, ahata.

SERREDI: Exacto. Bueno, pues hay raza que se mete drogas para escuchar su anahata o para oír el ahata del Universo. Bueno, te dejo. El deber me llama. Si sale algo te mando un mail.

YO: Órale. Gracias, conde.

de Yo no Soy Pepe <[email protected]> para Americas Age <[email protected]> fecha 30 de septiembre 15:05 asunto RE: ¡échele oreja! / Music is A Drug

Acabo de regresar del tianguis, y te lo advertí: era una tontería. En menos de una hora resolví la incógnita. Llegué al mercado ambulante poco después del medio día: apenas unas cuantas amas de casa comprando el mandado, alguna que otra bolita de estudiantes que se echaron la pinta, y el contingente de puesteros listos para recibir a las oleadas de oficinistas hambrientos y chacharareros que, como todos los jueves, a partir de las dos de la tarde comienzan a inundar todos los pasillos del mercado ambulante. Y peor hoy, que es quincena. Antes de atender tu petición, me di tiempo de almorzar unos tacos de guisado en el puesto que se pone en la esquina de Carolina y Maximino Ávila Camacho (los de suadero a la diabla y los de rajas con crema tienen el poder de reconciliar a cualquiera con el subdesarrollo nacional). Ahí mismo comencé a soltar preguntas. Y aunque llegué incrédulo (porque no sé si sepas que ese tianguis es bastante fresa, snob..., bueno, ni pornografía venden), encontré lo que me pediste... Te cuento.

La primera pista: pasando la barbacoa que se pone casi frente a la puerta seis del estadio, a tiro de piedra de la desembocadura a la cuchilla sobre la que se distribuyen todos los puestos de ropa, bolsas, cinturones y colguijes varios, un albino chaparrito monta su negocio: en poco más de un metro cuadrado, vende estuches para iPods y celulares, pilas, protectores de pantallitas, audífonos, calcomanías, micros, manoslibres y demás tarugadas para equipar la parafernalia de la tribu que se siente conectada al cosmos por medio de sus móviles. Tuve suerte: cuando estaba por interrogar al despigmentado comerciante, un par de veinteañeras con pinta de capturistas se acercó al changarro; en un intento de discreción que resultó de plano exhibicionista, una de ellas preguntó si podían venderle ahí un melón amarillo. ¿Un qué? Paré antenas... El albino, todo circunspecto él, contestó que sí, fijó el precio (unos pesos más de lo que yo acababa de pagar por

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el almuerzo), le preguntó a la marchanta si su cel tenía bluetooth, y mientras le enviaba el dichoso melón amarillo le fue explicando a media voz: hay que escucharlo durante 30 segundos unas 20 veces al día, durante dos semanas, “y es más efectivo si lo oyes despuesito de comer, desde media tarde hasta la noche, ya sin el estrés del trajín del día. Verás, de 3 a 5 centímetros, garantizado”. Pero, bueno, supongo que a estas alturas ya sabes de qué estoy hablando, así que estarás de acuerdo: hasta aquí todo se reduce a una tontería bastante menor: venta del tono creado por el doctor Hideto Tomabechi para aumentar el tamaño del busto de féminas apocadas (llantos de bebés hambrientos subliminalmente entramados), el cual, para colmo, desde hace mucho se puede descargar gratuitamente:

[http://www.gsmspain.com/foros/attachment.php?postid=4763983] A pregunta expresa (“¿Música una droga, joven?”), el albino me mandó con unos mellizos que venden discos pirata, en un tinglado muy grande que ponen sobre el pasillo más amplio del tianguis, casi llegando a Holbein. Escándalo, ponchis-ponchis taladrando cerebros, sobreposición ad nauseam de porquerías auditivas. Fue nada más cosa de esperar unos momentos, eternos bajo el bombardeo a decibeles inhumanos... Los vendedores terminaron de surtir algunos cocteles de mezcolanzas para animar fiestas de subnormales, para enamorar sordas, para masacrarle el alma a varias flotillas de microbuseros, para brincar sin sentido hasta la trepanación... Al fin, se abrió un lapso entre cliente y cliente: “¿Música una droga, amigos?” Te ahorro detalles: desde hace un mes estos chavos venden I-doser, de hecho, sólo tienen el paquete de cinco drogas virtuales (divinorum, valium, mariguana, cocaína y bomb) que cualquiera puede descargar sin costo; toda la información está en línea [www.i-doser.com], y todo esto, repito, es una tontería. De hecho, si no me pagas el resto, entenderé...

de Americas Age <[email protected]> para Yo no Soy Pepe <[email protected]> fecha 30 de septiembre 15:17 asunto RE: ¡échale oreja! / Music is A Drug

Regresa al tianguis cuanto antes. Encontraste música que simula el efecto de una droga (disponible en la red desde hace mucho, en efecto); buscamos otra cosa: una droga que hace escuchar música a quien la consume. El asunto sigue vivo.

de Americas Age <[email protected]> para Yo no Soy Pepe <[email protected]> fecha 30 de septiembre 19:57 asunto RE: ¡échale oreja! / Music is A Drug

Nos preocupa tu silencio.

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de Gio Serredi <[email protected]> para Yo no Soy Pepe <[email protected]> fecha 30 de septiembre 20:57 asunto Kuika-ni

¡¡Es real, loco!! Anoche, una coreana con cuerpo de calcutense anoréxica no sólo me confirmó la existencia del prodigio, sino que ya bien avanzada la fogata me regaló una prueba: Bitter sweet symphony... ¡No sabes, compa! The Verve interpretando la rola en todo mi cuerpo... No hay palabras, te lo juro. ¡El efecto duró horas, carajo! Me metí al mar y todo el océano se movía al ritmo de la sinfonía agridulce... Yoko (no sé cómo se llama la coreanita, pero así yo le digo) jura que hoy me va a dar un álbum completo, a escoger si me porto a la altura: el Graceland de Paul Simon o el Contra de los Vampire Weekend. Ya te imaginaras cuál quiero, ¿no? Dice que ella se tomará el otro y que sea lo que tenga que ser: dice que la semana pasada una amiga suya se metió en Sayulita el Pictures at an Exhibition de ELP y que no aguantó, la pobre, que fue mucho, que la felicidad melódica la lanzó al Pacífico con una enjundia de tal tamañotote que ya nadie volvió a verla... Y sabes qué, loco, aunque sea peligroso, ¡me vale!, si he de morir mañana... De cuates, no tardes en probar un frijolito... Ah, dice Yoko que la nueva droga es mexicana. Le dicen kuika-ni.

de Americas Age <[email protected]> para Yo no Soy Pepe <[email protected]> fecha 2 de agosto 09:02 asunto RE: ¡échale oreja! / Music is A Drug

La encontraste, ¿verdad? No juegues con fuego.

de Yo no Soy Pepe <[email protected]> para Gio Serredi <[email protected]> fecha 4 de agosto 16:13 asunto RE: Kuika-ni

¿Sigues en este planeta, condenado conde Serredi? El viaje con kuika-ni resulta tan de otro mundo que no sé si desearte o no que sigas en este, caótico y ruidoso, o en el otro, cósmico y armónico. Bueno, si me lees: perdona que te responda hasta ahora: de hecho, apenas acabo de leer el correo que me enviaste el jueves pasado. Si no me lees, seguro al rato nos escucharemos: ¿tiene caso preguntarte si ya te diste cuenta de que una vez que todo uno experimenta la música puedes brincar de una sintonía a otra? Me late que no, me late que ya pasó el tiempo más que necesario para que lo hayas vivido, me late que ya sabes que con un solo frijolito de kuika-ni puedes quedarte en el viaje. También debes de saber ya que no toda la gente tiene pasaporte de ingreso. No me cuentas qué tanto te explicó tu Yoko, qué tanto sabe ella misma, no me dices cómo consiguió ella la kuika-ni ni si sabe ya cómo reproducirla... ¿Sabes que después de la primera escucha cualquiera puede reproducir un frijol de kuika-ni y cargarlo con lo que quiera? Me late que sí.

Sin que verdaderamente me preocupe el asunto (¡ahora sí hay tanto que vivir!), desde el jueves pasado, cuando doña Lucy me regaló mis primeros frijolitos, me brinca de vez en cuando

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una duda, apenitas, discreta: ¿qué propósito tendrá todo esto, qué sentido? ¿O nada más ocurrió así como así? No sé nada, conde, pero intuyo que transitamos una especie de período de selección y reclutamiento: piénsalo, allá en Puerto Escondido, ¿la coreana le regaló kuika-ni a todos?, ¿por qué a ti sí, conde, y a otros no?, ¿y cómo lo consiguió ella? Acá, te platico, cuando fui (de hecho, regresé) al tianguis a buscar “una droga que hace escuchar música” (¡así de perdido andaba!), una señora que estaba sentada en el suelo vendiendo tlacoyos, tortillas de maíz azul, nopalitos placeros y salsa, me paró cuando pasé enfrente de su tendido: “¡Ah, como te tardaste, chamaco! ¿Pos qué no oyes?” ¿Agarras la onda, conde? Y luego, ¿cómo es que el primer kuika-ni resultó tan preciso...? Mira, perdón, escucha: en tu caso fue Bitter sweet symphony, en el mío fue So Lonely de The Police..., y la señora, doña Lucy, no traía más que un puñito de frijolitos en el delantal. Además, no me cobró nada, como a ti tampoco te costó nada.

Si te contará el motivo por el cual busqué/encontré la kuika-ni no me creerías, así que me voy a limitar a marcarte copia de mi último informe a la Agencia… ¿Dónde nos toparemos, conde, en el Dark Side of the Moon, en el Abby Road…? Nos estamos oyendo, no yendo...

de Yo no Soy Pepe <[email protected]> para Americas Age <[email protected]> ccc Gio Serredi <[email protected]> fecha 4 de agosto 18:44 asunto Tan tán

Este es mi último informe: por favor da por escindida nuestra relación empleadora-empleado. Sí, la encontré, o quizá sea más adecuado decir que me encontraron (y no me preguntes quiénes son los “ellos” que en forma tácita se ocultan en el verbo: de verdad no lo sé, como no sé por qué me refiero a un “ellos” y no a la señora Lucy). En fin, creo que te puedo (les puedo) contar todo lo que averigüé, que no es mucho, porque tengo la sensación de que una gran engrane comenzó a girar y que el mecanismo que se activó es invulnerable. La llaman kuika-ni (te ahorro tiempo: es náhuatl) y me la regaló una señora que vende tlacoyos en el tianguis. No es un cigarro, no es un hongo, no es una pastilla; es un frijolito que no parece ser nada más que eso: un insignificante frijolito. Uno se lo traga y el viaje no tarda en ocurrir: las palabras no alcanzan, no sirven para expresar lo que sucede: todo uno, cada órgano, todas las pestañas y los huesos y las ideas, todos los cabellos y las uñas, cada célula y cada recuerdo, el agua que contenemos y el espacio que nos contiene, completo escucha, experimenta la música, la música tramada melódicamente con lo que es uno... ¡Caray, leo lo que te cuento y no resulta ni siquiera una mala caricatura de lo que realmente quiero transmitir! Busca la idea del oceanic feeling, es de Freud (El malestar de la civilización). El poco alcance de mi tiro, la incapacidad de explicarte la senación (a strong feeling of all-right-ness, dice don Segismundo) me provoca una apatía monstruosa..., ¿qué caso tiene seguir intentándolo?... Apatía quizá no sea el concepto preciso: después de vivir aquello todo lo demás, lo anterior, resulta francamente imbécil, sin sentido... Hastío, Nietzsche lo llamó así, y no andaba errado el pianista filósofo: sin música la existencia sería un error... Definitivamente estoy perdiendo el tiempo contigo: ¿sabes que acabo de cargar un frijol con el concierto en Colonia de Keith Jarrett? ¿Sabes que lo mejor de lo que somos no está en las cosas? Ya estuvo: ¡tan tán!

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de Gio Serredi <[email protected]> para Yo no Soy Pepe <[email protected]> fecha 5 de agosto 04:12 asunto RE: Kuika-ni

En efecto, ¡loco!, Nietzsche no se volvió loco. Cultura sin civilización es la clave de la revolución. Dejemos de escribir, ¿vale?