Echeverría, Javier - Introducción a La Metodología de La Ciencia

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    Javier Echeverra

    IntroduccinE a la Metodologa

    de la Ciencia

    La Filosofa de la Cienciaen el siglo )0(

    BARCANOVATEMAS UNIVERSITARIOS

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    NDICE

    )

    ))

    )

    )

    )

    )

    )

    )Prlogo ..................................................................................................

    1 )

    1. El Crculo de Viena ................................................................... 7 )1.1. Introduccin ..........................................................................

    1.2. La ciencia unificada ..............................................

    1.3. El lenguaje fisicalista ...........................................................

    7

    1012

    )

    )1.4. El criterio empirista de significado ................................. 13

    -)1.5. Verificacin ............................................................................ 161.6. Induccin y probabilidad .................................................... 19

    2. La concepcin heredada ......................................................... 23 )2.1. Introduccin .......................................................................... 23

    2.2. Contexto de descubrimiento y contexto de justifi-)

    cacin ...................................................................................... 25 )

    2.3. Versin inicial de la concepcin heredada .................

    28 )2.4. La axiomatizacin de teoras ........................................... 302.5. La distincin terico/observacional ............................... 34 )

    2.6. Las reglas de correspondencia .........................................

    37 )

    2.7. Modelos de una teora cientfica ..................................... 44 )

    2.8. Reduccin y explicacin cientfica .................................

    2.9. Crticos de la concepcin heredada ............................... 5059

    )

    2.9.1. Quine y Putnam sobre la distincin analtico/ )

    sinttico ..................................................................... 59 )2.9.2. Toulmin y el instrumentalismo ...........................

    2.9.3. Hanson y la observacin cientfica ..................... 6366

    )

    )

    3. El falsacionismo popperiano ................................................. 75 )

    3.1. Introduccin ......................................................................... 75 )3.2. Las teoras cientficas .....................................................

    773.3. El problema de la induccin ...........................................

    80

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    ndicendiceVIII

    3.4. La falsabilidad como criterio de demarcacin ......833.5. Grados de corroboracin de una teora ........................ 863.6. La tesis del tercer mundo .................................................... 913.7. El realismo crtico ................................................................... 943.8. La verosimilitud ....................................................................... 98

    4. Paradigmas y revoluciones cientficas ........................... 103

    4.1. Introduccin..............................................................................

    1034.2. Los paradigmas cientficos

    ..................................................

    1054.3. Ciencia normal y revoluciones cientficas .................... 1084.4. Las matrices disciplinarias .................................................. 1134.5. Inconmensurabilidad entre paradigmas ........................ 1154.6. Filosofa de la ciencia e historia de la ciencia ........... 119

    5. Los programas de investigacin cientfica .................... 123

    5.1. Introduccin .............................................................................. 1235.2. El falsacionismo metodolgico refinado ........................ 1245.3. Los programas de investigacin cientfica .................... 1305.4. Heurstica positiva y negativa .............................................. 1345.5. Historia interna e historia externa ................................... 1405.6. La filosofa de las matemticas de Lakatos .................... 143

    6. La concepcin estructural de las teoras cientficas 149

    6.1. Introduccin .............................................................................. 1496.2. Suppes y la concepcin no enunciativa ........................ 1526.3. El problema de los trminos tericos ............................ 1556.4. Estructura de las teoras cientficas ................................. 1646.5. Kuhn y la concepcin estructural ..................................... 1716.6. Redes tericas y elementos tericos ................................. 1756.7. Reduccin en la concepcin estructural ...................... 1836.8. Aplicaciones de la concepcin estructural .................... 1956.9. La concepcin semntica .................................................... 198

    7. Crtica de la ciencia ............................................................ 209

    7.1. Introduccin..............................................................................

    2097.2. Feyerabend y el pluralismo metodolgico .................... 2127.2.1. Crtica del mtodo cientfico ................................. 2137.2.2. Todo vale ....................................................................... 2167.2.3. Inconmensurabilidad ................................................ 2187.2.4. Ciencia, arte y sociedad libre ................................. 221

    7.3. Ciencia e ideologa..................................................................

    7.3.1. El cientifismo...............................................................

    7.3.2. La proletarizacin de la ciencia............................

    7.4. Ciencia y poltica......................................................................

    Apndice. Consideraciones sobre una semiologa de laciencia .................................................................................... I.

    Introduccin...............................................................................

    II. El Tractatus y La filosofa del atomismo lgico...........

    III. La designacin y las figuras de los hechos en las cien-cias formales y en las ciencias empricas

    ......................

    IV. Ensamblajes de signos.............................................................

    V. Propuestas para una semiologa de la ciencia.............

    Bibliografa sobre la filosofa general de la ciencia..................

    Bibliografa en castellano sobre filosofa de la ciencia...........

    ndice de nombres propios y trminos..........................................

    IX

    224224229234

    241

    241242

    247253259

    263295

    313

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    PRLOGO

    El predominio de la ciencia entre los seres humanos como modode conocimiento de la realidad manifiesta en el presente siglo sumxima influencia. No slo la naturaleza, sino tambin la sociedade incluso los propios individuos van siendo estudiados conforme almtodo cientfico. Profundamente interrelacionada con la tecno-loga, la ciencia no se limita a conocer el mundo: tambin lo trans-forma. Las consecuencias de dicha actividad resultan hoy en daevidentes.

    Y, sin embargo, la nocin misma de ciencia queda por definir.Casi toda forma de saber reclama para s el calificativo de cientfi-ca,presuponiendo que ello es bueno, prestigioso y clarificador. Los

    filsofos de la ciencia, sin embargo, no han conseguido ponerse deacuerdo en lo que respecta al criterio de demarcacin. El Crculode Viena, Popper y muchos otros han intentado, a lo largo del si-glo xx, ya que no definir la ciencia, s al menos establecer uncriterio que permitiera distinguir lo cientfico de lo que no lo es.No cabe duda de que se ha progresado en el tratamiento de estacuestin. Pero, aun as, cada una de las propuestas ha podido sercriticada y rectificada.

    La versin tradicional, que encuentra sus orgenes en el racio-nalismo del siglo XVII e incluso antes, caracteriza la ciencia por sumtodo. Se trata de una idea muy difundida. Los cientficos, enparticular, usan la nocin de mtodo cientficocon conviccin, casicomo si fuese equivalente o sinnima de la propia ciencia. Una

    amplia tradicin avala esta tesis. El mtodo axiomtico, el mtodoexperimental, la induccin y la deduccin, el anlisis y la sntesis,las conjeturas y las hiptesis, la formalizacin y la matematizacin,el recurso a las reglas de inferencia lgica, el razonamiento proba-bilstico y, en general, la fijacin de una serie de reglas que deben

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    seguirse en la investigacin cientfica, muestran que el mtodocientfico posee un rico contenido, que ha dado lugar a importan-

    tes avances en el conocimiento de lo real.La definicin del mtodo cientfico tropieza, sin embargo, con

    dificultades similares a las que plantea la delimitacin de la nocin

    de ciencia. Hay mtodos que valen, que son efectivos, que permi-ten el descubrimiento, cuando no la invencin. Esto puede bastar

    para el uso de la ciencia, pero no para reflexionar sobre ella. Otraforma de abordar el problema consiste en distinguirla de otrasformas de saber, como la religin, el arte o la metafsica, basndoseen mtodos que le sean propios. Mas, como veremos, la cuestin

    sigue abierta. No basta con decir: la ciencia, para los cientficos. Nisiquiera Amrica es para los americanos; porque, quines sonstos? 'Y sobre todo, quines no lo son? Definir las fronteras de laciencia, aunque sea epistemolgicamente, constituye una laborcondenada al fracaso. Tambin la topologa es una ciencia, quetiene como objeto de estudio, entre otras cuestiones, la propiadistincin interior/exterior/frontera. Si tuviera fronteras, la ciencia

    tambin podra tener temperatura, densidad o cualquier otro atri-buto estudiado en una ciencia concreta que, metafricamente, se

    le atribuyese a la ciencia en su globalidad.Tampoco es suficiente afirmar su infinitud, su ilimitacin, su

    apertura. Aparte de que la historia de la ciencia proporciona mu-chos contraejemplos de ello, y algunos muy actuales (no hay que

    olvidar el renacimiento de la ciencia como saber secreto), postularese tipo de calificativos supone una actitud tan susceptible de

    crtica como la tendencia demarcacionista.De ah que en la presente obra se opte por una opcin mucho

    ms modesta. Siendo su tema la metodologa cientficay su prop-

    sito general e introductorio, parece obligado aludir con ciertodetalle a los mtodos cientficos efectivamente usados a lo largo dela historia. Y no slo a los mtodos: tambin a los instrumentos.Suele olvidarse, en efecto, que la actividad cientfica conlleva lautilizacin de una serie de recursos (nmeros, figuras, esquemas,tablas, algoritmos, instrumentos de medida, aparatos de laborato-

    rio, medios de procesamiento, difusin y almacenamiento de cono-cimientos, etc.) cuya materialidad y conformacin ha de ser anali-zada, y en su caso explicada, en la medida en que el desarrollo de laciencia y sus aplicaciones han ido parejas a la invencin de todos

    esos artefactos, cuyo uso competente caracteriza al cientfico. Por

    otra parte, la ciencia es una actividad social y, en los ltimos siglos,est fuertemente institucionalizada. Los medios de investigacinson costosos, sobre todo en las ciencias experimentales, y la cien-cia produce beneficios econmicos, al igual que consecuenciassociales de todo tipo. Considerada tradicionalmente como factor

    de progreso, e incluso como uno de los ms importantes, el presen-te siglo ha puesto en tela de juicio esta aseveracin, a la vista de

    algunos de los resultados que la ciencia, junto a su inseparablealiada, la tecnologa, ha producido en los medios natural y social.Ello sin tener en cuenta que hablar de la ciencia,pero no de lasciencias,y d e la metodologa cientfica,pero no de las metodologascientficas, implica ya una opcin unificadora que, cuando menos,habr de ser sometida a crtica y a eventual justificacin.

    El segundo volumen de la presente obra estar dedicado bsi-camente a estas cuestiones. Antes, sin embargo, ha parecido opor-tuno dedicar un volumen previo a los diversos debates tericos, o

    metatericos, que han tenido lugar entre epistemlogos, cientfi-cos, historiadores y filsofos a lo largo de este siglo. La filosofa dela ciencia, a diferencia de la Wissenschaftstheorie del siglo xIx enAlemania, es un producto de nuestra poca. Su nota distintiva

    estriba, quizs, en haber tratado de ligar directamente la reflexinsobre la ciencia a la actividad concreta de los cientficos. En estesentido, para la filosofa de la ciencia, es incuestionable la impor-

    tancia de la historia de la ciencia, incluida la actual. Pero teniendosiempre en cuenta que la actividad misma del historiador estcargada de teora, por aludir a una expresin de moda en losltimos aos. No basta un acercamiento ingenuo a la ciencia;menos que a ninguna otra forma de saber. De ah que, antes detratar de los mtodos e instrumentos cientficos, haya parecidoconveniente introducir diversas concepciones de la metodologa

    que, contrapuestas entre s, ayuden al lector a aproximarse a lametodologa y al instrumental cientfico con nimo crtico. Eltriunfo de la ciencia y la gloria de los cientficos no deben impedir-nos analizar su actividad con tanto rigor, si ello fuera posible, comoel que ellos mismos aplican a sus objetos de estudio.

    El presente volumen, con excepcin del apndice sobre unasemiologa de la ciencia, en el que se proponen algunas tesispropias, bsicamente se pretende informativo y, a poder ser, episte-molgicamente neutro. Intento fracasado a priori. La propia selec-cin de los temas tratados (el Crculo de Viena, la concepcin

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    heredada, Popper y el falsacionismo, Kuhn, Lakatos, la concep-cin estructural, la concepcin semntica y algunas de las diversascrticas de la ciencia), as como la extensin relativa en el desarro-llo de la materia, implican ya una teora, una concepcin previasobre lo que es ms relevante en la filosofa actual de la ciencia.

    Y hay presupuestos, cmo no. Sin embargo, ello no impide que lapretensin del autor haya sido, en primer lugar, exponer las distin-tas epistemologas, abordadas desde sus propios planteamientos,

    teniendo en cuenta en segundo lugar las crticas a las que otrosautores las han sometido posteriormente, para terminar agrupn-dolas en tendencias o lneas de pensamiento que hayan tenido unaamplia repercusin internacional, desbordando los lmites grem ia-les y nacionales. Muchos filsofos de la ciencia relevantes no son

    tratados, acaso, con la debida atencin. Y entre los seleccionados,muchas cuestiones importantes quedan sin abordar. Se ha preten-dido huir de la excesiva especializacin, tratando de componer unvolumen que pueda servir a un pblico amplio y, sobre todo,interesado en la ciencia en general, adems de en su propia ma-

    teria.Se ha pretendido asimismo ofrecer una gua introductoria al

    amplio campo de la epistemologa de la ciencia, sin entrar en

    filosofas particulares (de la fsica, de la matemtica, de la biologa,de las ciencias sociales, de la tecnologa), que sern abordadas enparte en el segundo volum en. Cada captulo est precedido de unabreve introduccin a los temas que van a tratarse, as como de lasreferencias bibliogrficas ms directamente accesibles al pblico

    lector en lengua castellana. Tambin la bibliografa general, que

    aparece al final del libro, responde a los mismos criterios. Seofrece, por una parte, una bibliografa bsica sobre filosofa generalde la ciencia, sin entrar en precedentes histricos anteriores al

    siglo xx y, por otra, una seleccin relativamente amplia de lasobras existentes en castellano sobre estos temas, sean originales otraducciones. Se intenta as facilitar un primer acceso a un pbli-co no especializado.

    Al cabo, esta obra ha sido pensada como un instrumento auxi-liar para la docencia, en los ltimos niveles del bachillerato y en losprimeros de la universidad, pero sin presuponer unos conocimien-tos filosficos o c ientficos previos. Huyendo de la trivializacin, sepretende ms bien sealar problemas epistemolgicos que resol-

    verlos. Aun as, se parte de la idea de que la filosofa de la ciencia

    ha realizado en este siglo progresos considerables, aunque slo seaen el sentido de afinar sus instrumentos para la crtica y el anlisisconceptual. En funcin de ello, se han preferido subrayar losmomentos y autores que ms han contribuido a desmentir lostpicos y los lugares comunes que, con demasiada frecuencia,siguen predominando en los discursos plausibles que hacen refe-rencia a la ciencia. Si no se llega a delimitar lo que es la ciencia o elmtodo cientfico, s se clarifican al menos algunas de las cosas queno son cientficas, conforme al viejo talante crtico de la filosofa.

    De esta manera, y aunque la lectura de los dos volmenes de lapresente obra pueda hacerse perfectamente por separado, al estarescritos desde perspectivas distintas, la reflexin epistemolgi-ca previa permitir afrontar la lectura de la parte dedicada pro-

    piamente a los mtodos e instrumentos cientficos, basada enejemplos histricos procedentes de varias disciplinas, en mejorescondiciones para una aproximacin ponderada a la metodologa

    cientfica, tal y como sta ha sido efectivamente practicada.La gnesis de esta obra reside en la prolongada actividad

    docente desarrollada por el autor desde 1978 en sus clases demetodologa de la ciencia, para alumnos de primer curso de las

    secciones de filosofa, psicologa y pedagoga de la Universidad delPas Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea. Si algn acierto hubiera,se debe sin duda a todos los estudiantes que han seguido esoscursos. Pero tambin a profesores que han colaborado con eldepartamento y han impartido junto conmigo esta docencia, comoMara Sol de Mora, scar Go nzlez, Mara Albisu, Andrs Rivadu-lla, Yosu Yurramendi, Alfonso Martnez de Lizardui, Nicanor Ur-

    sa, Jess Ezquerro, lvaro Moreno y Agustn Arrieta. Procedentesde la Universidad Complutense de Madrid, Mari Carmen Mataix y

    Javier Ordez tambin aportaron su amplia experiencia en la

    materia en la fase de creacin de la facultad de Filosofa. Especialelogio merece Andoni Ibarra, que adems de esa labor docente setom el trabajo de leer todo el original e introducir valiossimas

    mejoras, sobre todo en el captulo 6, referente a la concepcin

    estructural. Miguel Snchez Mazas, como director de departamen-to, orient en todo momento las lneas generales de la enseanzade la metodologa en la facultad de Zorroaga, adems de impulsar-me al estudio y a la investigacin. Y en ltimo lugar, porque fue elprimero, quiero mostrar mi especial agradecimiento a RamnValls, fundador de la facultad, con quien tuve el privilegio de

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    Prlogo

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    compartir la docencia de la metodologa de la ciencia durante el

    curso 1978-1979.Y aunque pueda parecer egosta decirlo, las crticas a que d

    lugar esta obra deben dirigirse a quien esto firma. Slo as se

    avanza en el pensamiento.

    JAV IER ECHEV ERRA

    Febrero de 1988

    1. EL CRCULO DE VIENA

    1.1. Introduccin

    El Crculo de Viena se constituy formalmente en 1922, en torno ala ctedra de filosofa de las ciencias inductivas que haba pasado

    a ocupar Moritz Schlick. Al principio era un centro de reunin y

    debate, pero a partir de 1929, tras la publicacin de su primermanifiesto terico (obra de Carnap, Neurath y Hahn), adquiriconsistencia como una escuela con concepciones propias sobre la

    ciencia.Suele atribuirse al Crculo, si no la fundacin, el primer impul-so a las investigaciones y estudios sobre filosofa de la ciencia. Sinembargo, sus tesis bsicas provienen de la combinacin en unprograma articulado de posturas que ya haban mantenido previa-mente otros autores, precedentes de lo que Blumberg y Feiglllamaron en 1931 positivismo lgico. Aunque tenga a Hume y aComte como predecesores lejanos, el Crculo de Viena es unaescuela netamente alemana en su origen. Tras la crtica del mate-

    rialismo mecanicista por parte del neokantismo de Helmholtz yHermann Cohen con su escuela de Marburgo, el fisico Ernst Machderiv hacia un neopositivismo que negaba todo tipo de elementosa priori en las ciencias empricas. Paralelamente, la fsica terica

    iba a dar un giro fundamental con la aparicin de la teora einstei-niana de la relatividad y de la mecnica cuntica, cambios quetuvieron una influencia enorme en los neopositivistas. La inciden-

    cia del convencionalismo de Poincar y Duhem tambin se dej

    sentir en el Crculo de Viena, al igual que la creacin de la lgica

    matemtica, perfectamente configurada a partir de la publicacinde los Principia Mathematica por Ru ssell y Whitehead en 1905.

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    8El Crculo de Viena

    Introduccin9

    Ya en 1907, el economista Neurath haba fundado un grupo de

    trabajo con el matemtico Hahn y el fisico Frank, que se ocupaba

    de filosofa de la ciencia, trmino netamente opuesto en Alemania

    a la Naturphilosophie, en la medida en que rechazaba la especula-

    cin metafsica sobre las ciencias de la naturaleza, y propugnaba elcontacto directo de los filsofos con los cientficos. En este sentido,

    la publicacin del Tractatus Logico-Philosophicus de Wittgenstein

    en 1921, con su clebre tesis segn la cual el mundo es la totali-dad de los hechos, no de las cosas,' reforz notablemente las ideasneopositivistas, mxime por cuanto Wittgenstein ofreca un enlace

    perfectamente adecuado entre la tradicin empirista y la nuevalgica matemtica: Schrder y Hilbert, junto con la Escuela de

    Varsovia, que agrupaba a importantes lgicos polacos, pasaron a

    ser referencias obligadas desde la misma constitucin del Crculo.

    Sus miembros fueron en su mayor parte personas con forma-

    cin cientfica: Karl Menger, Hans Hahn, Philipp Frank e incluso

    Kurt Gdel asistan regularmente a las sesiones, junto con Schlick,

    Carnap, Neurath, Feigl, Kraft, Waismann y otros muchos. Momento

    importante fue la publicacin en 1923 deDer logische Aufbau der

    Welt por Carnap, as como las explicaciones de ste a los miembros

    del Crculo sobre el contenido de dicha obra a partir de 1925. Ladistincin de Russell entre hechos atmicos y moleculares,' con la

    paralela distincin entre proposiciones atmicas y moleculares,

    permita aplicar el aparato de la lgica de enunciados a las cienciascon contenido emprico. Por este motivo pas a ser habitual la

    denominacin empirismo lgico o, incluso,atomismo lgico,junto

    a otras como empirismo cientfico o empirismo consistente.En 1926

    surge la Sociedad de Ernst Mach, formada por este mismo grupo

    de pensadores, los cuales a partir del Manifiesto de 1929 pasan

    a denominarse definitivamente Crculo de Viena. Con ellos vino a

    confluir la Escuela de Berln, formada en torno a Hans Reichen-

    bach, y que cont con figuras como Richard von Mises y posterior-mente Carl Hempel. Tambin el conductismo norteamericano, por

    lo que se refiere a la psicologa, acab coincidiendo con las postu-ras bsicas del Crculo, motivo por el cual en 1929 ya estaba en

    condiciones de organizar su primer congreso internacional en

    1. L. WITTGENSTEIN, Tractatus..., 1.1, p. 35 de la traduccin castellana.

    2. B. RUSSELL, La filosofa del atomismo lgico,p. 278 del volumen Lgica y

    conocimiento, traduccin de J. Muguerza.

    Praga, que tuvo continuidad en las reuniones de Knigsberg, Co-penhague, otra vez Praga, Pars y Cambridge.

    En 1930 sali la revista Erkenntnis, bajo la direccin de Carnapy de Reichenbach. Asimismo se publicaron una serie de monogra-fas bajo el lema Ciencia unificada, y se logr llegar a la fase de

    mxima actividad en la primera mitad de la dcada de los treinta.Pero el ascenso del nazismo, junto a las diversas vicisitudes perso-

    nales de miembros relevantes del Crculo (Carnap y Frank pasaron

    a ser catedrticos en Praga, Feigl se traslad a Iowa, y Hahn murien 1934), sealaron el principio del fin del Crculo de Viena. La

    condicin de 'judos de muchos de sus miembros contribuy en

    buena medida a que comenzasen a pensar en salir de los pases dehabla alemana, y as Carnap se estableci en Chicago en 1936, y

    Neurath march a Holanda tras el asesinato de Moritz Schlick en1938, a manos de un perturbado. Neurath trat de continuar lapublicacin de Erkenntnis en La Haya, bajo el ttulo de The Journalof Unified Science,y Carnap sac a la luz en los Estados Unidos laInternational Enciclopedy for the Unified Science. Finalmente, elpropio Feigl hubo de huir a los EE.UU., y el nazismo disolvi los

    grupos de Berln y de Varsovia, con lo cual el Crculo de Viena dejde existir como tal.

    Esto no significa que su influencia decayera. Muy al contrario.La emigracin de varios de sus miembros a los Estados Unidos y aotros pases, prestigiados por la aureola de perseguidos por el

    nazismo, permiti una rpida internacionalizacin de sus teoras,principalmente en los pases y universidades anglosajones. Ello dio

    lugar, si se quiere, a una segunda fase del empirismo lgico. Aqu

    adoptaremos el criterio de distinguir estas dos etapas, tanto por

    motivos histricos como por las diferencias entre las posturas delCrculo de Viena propiamente dicho y de lo que ms tarde se havenido en llamar concepcin heredada.

    Para leer los principales escritos de los miembros del Crculode Viena hay que remitirse a las publicaciones ya sealadas: Er-

    kenntnis, Journal of Unified Science, International Enciclopedy forthe Unified Science. En lengua castellana la recopilacin ms acce-sible es sin duda la de Ayer,' aunque tambin Kraft4y Weinberg5

    3. A. J. AYER (comp.),El positivismo lgico (Mxico, FCE, 1965).4. V. KRAFT, El Crculo de Viena (Madrid, Taurus, 1966).5. J. R. WEINBERG, Examen del positivismo lgico (Madrid, Aguilar, 1959).

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    El Crculo de Viena

    escribieron obras expositivas accesibles sobre las tesis y la evolu-

    cin del Crculo. Tambin hay traducidas varias obras de Carnap,

    as como algunas de Reichenbach y de Brigdman (vase la biblio-

    grafa).Entre los estudios sobre el positivismo lgico que no son

    traducciones, conviene consultar el ensayo de Pascual Casa Mu-

    oz titulado Corrientes actuales de filosofa de la ciencia: I. Positi-

    vismo lgico, aparecido en 1984.

    1.2. La ciencia unificada

    El proyecto institucional y tambin terico comn a casi todos

    los miembros del Crculo de Viena es la elaboracin de la Enciclo-

    pedia para la ciencia unificada. Dentro de la tradicin de Mach,

    Avenarius, etc., sus posturas son netamente contrarias a la metafsi-

    ca, y muy particularmente a tendencias como las de Hegel oHeidegger. Carnap escribi el clebre artculo La superacin de la

    metafsica mediante el anlisis lgico del lenguaje,

    6 afirmando

    que en el campo de la metafsica,el anlisis lgico ha conducido al

    resultado negativo de que las pretendidas proposiciones de dichocampo carecen totalmente de sentido? Los textos metafsicos

    clsicos estn constituidos por pseudoproposiciones, totalmente

    estriles desde el punto de vista del conocimiento cientfico. Segn

    Carnap, en esas obras se encuentran dos tipos de pseudoproposi-ciones: unas porque contienen palabras a las que con criterio

    errneo se supone un significado, y otras que estn mal construidas

    sintcticamente. Lo que luego ha llamado Hempel criterio empiris-

    ta de significado, as como la inadecuacin de la forma de las

    proposiciones filosficas a las prescripciones de la lgica matem-tica, permitieron al positivismo lgico aplicar radicalmente la na-

    vaja de Ockham, descartando del pensamiento cientfico numero-sos conceptos y trabajos llevados a cabo por la filosofa especulativa.

    El proyecto del Crculo estriba en conformar una filosofa

    cientfica. Las matemticas (y la lgica), as como la fsica, son los

    6. R. CARNAP, en A. J. AYER,El positivismo lgico, pp. 66-87.

    7. Id., ibd., p. 66.

    La ciencia unificada11

    dos grandes modelos a los que debe tender toda forma de discursocientfico. El programa positivista de Comte en el siglo xix debaser culminado, convirtiendo la biologa, la psicologa y la sociolo-

    ga en ciencias positivas. En la convocatoria de la Preconferencia

    de Praga, en 1934, cuyo objeto era preparar el Primer Congreso

    Internacional sobre Ciencia Unificada, este objetivo se seala comogeneral para todas las ciencias:

    Hay que tratar sobre los fundamentos lgicos de todos los mbitoscientficos, y no slo de la matemtica y de la fsica.8

    El tema del que iba a ocuparse inicialmente era Filosofacientfica, pero se modific: Congreso para la Unidad de las

    Ciencias. Se convocaba a cientficos de diversas disciplinas para

    reflexionar sobre la unidad de la ciencia y sobre la manera de

    lograrla: los problemas lgico-sintcticos, los de la induccin y la

    probabilidad, las aplicaciones de la lgica a otras disciplinas, lasociologa cientfica y la historia de la ciencia eran sealados expre-

    samente como mbitos de trabajo del Congreso. Pero, de hecho, lahistori de la ciencia fue muy poco investigada por el Crculo de

    Viena, que abund, en cambio, en trabajos sobre biologa, psicolo-

    gay semitica, entendidas desde un punto de vista conductista.Entre las distintas tendencias existentes dentro del Crculo en

    relacin con dicha unificacin de la ciencia, acab imponindoseelfisicalismo, formulado por Otto Neurath, y aceptado finalmentepor Carnap, cuyo estricto empirismo e inductivismo le haba acer-cado en un principio9 al solipsismo. El fisicalismo se interesa porlos enunciados observacionales, que serian la base de cada una delas ciencias positivas. Al comparar la forma lgica de dichos enun-ciados (por ejemplo, Karl observa y la mquina fotogrfica sacafotos) se comprueba que es la misma: la unificacin de la cienciadebe llevarse a cabo reduciendo todas las proposiciones observa-

    cionales a lenguaje fisicalista, con lo cual se mostrara que existe

    un ncleo comn a todas las ciencias positivas. La reduccin a

    lenguaje fisicalista es, pues, el medio de llevar a cabo el programapara la unificacin de la ciencia, y para ello hay que partir siemprede enunciados empricos, y preferentemente observacionales.

    8. Erkenntnis, 5 (1935), p. 1.9. Sobre todo en su Der logische Aufbau des Welt (Berln, Welkreis-Verlag,1928).

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    12El Crculo de Viena

    1.3. El lenguaje fisicalista

    Carnap defendi en un primer momento la reduccin de los con-

    ceptos sociales, culturales e histricos a los conceptos del psiquis-mo propio, mediante reducciones sucesivas: tanto los conceptosajenos como los propios deban ser reducidos primero a concep-

    tos fsicos, y luego a conceptos psquicos propios. Los fenmenos

    del psiquismo individual, en la medida en que traducen hechosfsicos, fundamentaran desde el punto de vista epistemolgico lareduccin del conocimiento de las distintas ciencias a una misma

    ciencia unificada. Pero esta posicin fenomenalista de Carnap en-contr oposicin, por no garantizar suficientemente la intersubjeti-vidad del conocimiento cientfico. De ah que el fisicalismo, que se

    basaba directamente en proposiciones expresadas en lenguaje ob-

    servacional, y con la misma forma lgica para todas las cienciasempricas, acabara imponindose. Tal y como afirma el propio

    Carnap en 1932,

    el lenguaje fisicalista es un lenguaje universal, esto es, un lenguaje al cual

    puede traducirse cualquier proposicin

    Dicho lenguaje fisicalista tiene como elemento caracterstico y

    constitutivo lasproposiciones protocolares, las cuales fueron estu-

    diadas por Otto Neurath en su conocido artculo titulado, precisa-

    mente, Proposiciones protocolares."Segn Neurath, la ciencia unificada consta de proposiciones

    protocolares y de proposiciones no protocolares; en todo caso,unas y otras son proposiciones fcticas. Las primeras no son lasproposiciones primarias (por ejemplo, para el sujeto individual),como a veces tendi a pensar Carnap, sino que son discernibles por

    su forma lingstica:

    Por ejemplo, una proposicin protocolar completa podra decir:

    10. R. CARNAP, Psicologa en lenguaje fisicali sta, en A. J.AYER,El positivis-

    mo lgico,p. 171.

    11 . En A. J. AYER,El positivismo lgico,pp. 205-214.

    El criterio empirista de significado 13

    Protocolo de Otto a las 3.17: {la forma lingstica del pensamientode Otto a las 3.16 era: (a las 3.15 haba en el cuarto una mesa percibida porOtto)'} .

    12

    Todava estamos, sin embargo, en un lenguaje fisicalista trivial.El len aj' -filealista altamente cientfico, que estara completa-mente dpuradb.& elementos metafsicos, exigira que cada unode los trmirid' Preseds en dicha proposicin (por ejemplo,

    'Otto') fuese sustitu iddj51:11:un sistem'de determinaciones fisicalis-ts, por ejemplo definiendo la pos'ici'n del- nombre 'Otto' en reaCin 'a otros nombres propios: 'Enrique', etc. Pero en una

    pi-olosiCi&ri protocolar del' renguaje fisicalista trivial, es esencialque aparca alknilinbre prpio, con lo cual se trata de conser-var el' carCtera41rVaCinal de dicha proposicin.

    . Las, leyes, cientmcas y, en general, los enunciados utilizados

    por los cientficossrgiran a partir de las proposiciones protoco-lares por va inductiva. Esta es otra de las caractersticas principa-les, desde el punto de vista metodolgico, del Crculo de Viena, ascomo de la Escuela de Berln: las ciencias empricas estn basadasen la induccin.

    Por supuesto, las proposiciones protocolares no pueden con-

    tradecirse; Neurath precisa que, en estos casos, tambin es posibleeliminar proposiciones protocolares, por su forma, del sistemacientfico. En este sentido, las proposiciones protocolares requie-ren verificacin, y estn regidas por el criterio empirista de signi-ficado.

    1.4.El criterio empirista de significado

    El Crculo de Viena distingui la ciencia de la metafsica basndoseen un criterio epistemolgico de significatividad cognoscitiva. En-

    tre la multiplicidad de enunciados posibles, hay dos tipos propia-mente cientficos: las proposiciones analticas o contradictorias ylas que pueden ser confirmadas por la experiencia. Las primeras

    recogen los enunciados de las matemticas, de la lgica y, en

    12. En A. J. AYER,El positivismo lgico,p. 208.

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    14El Crculo de Viena El criterio empirista de significado 15

    general, de las ciencias formales. El positivismo lgico considera

    todas estas ciencias no empricas o, si se quiere, estrictamente

    sintcticas. En cuanto a las ciencias que poseen un contenido

    emprico, todos y cada uno de sus enunciados han de ser confirma-

    bles, al menos en principio, por la experiencia.La verificabilidad pasa a ser, por tanto, el cr iterio para distin-

    guir la ciencia de otros tipos de saber. Pero, a su vez, este criterio

    de significacin emprica ha sufrido algunas modificaciones. Tal ycomo afirma Hempel en su artculo Problemas y cambios en el

    criterio empirista de significado" el Crculo de Viena exiga al

    principio que dicha verificacin fuese completa y por medio de la

    observacin:

    Una oracin S tiene significado emprico si y slo si es posible indicar

    un conjunto finito de oraciones de observacin 0,, 02, ... O,,, tales que, si

    son verdaderas, S es necesariamente verdadera tambin."

    Al depender dicho criterio de las propiedades del condicional

    lgico, hubo que matizarlo, dado que toda proposicin analtica

    sera inferible a partir de un conjunto finito de oraciones cuales-

    quiera; y asimismo oraciones observacionales contradictorias entres nos permitiran inferir correctamente cualquier proposicin,

    que de esta manera tendra significacin emprica. Para evitar estasconsecuencias inadecuadas de la primera formulacin del criterio,

    hubo que excluir de la significatividad emprica los enunciados

    analticos, as como exigir que el conjunto de proposiciones obser-

    vacionales 0 fuese consistente.Esto produjo dos consecuencias importantes: por una parte,

    las ciencias formales quedaron radicalmente escindidas de lo que

    Carnap llam ciencias reales (Realwissenschaften),y por otra, las

    ciencias empricas deban satisfacer determinados requisitos lgi-cos en sus inferencias, y en particular deban de adaptarse a las

    formalizaciones derivadas de la lgica matemtica entonces vigen-

    te. Elmodelo de una ciencia ser aquel que ha podido ser axiomati-

    zado, total o parcialmente, y que funciona en su razonamiento envirtud de reglas de derivacin adaptadas a los preceptos de la meta-

    lgica.

    13. En A. J. AYER, El positivismo lgico, pp. 115-136.

    14. lbd., p. 118.

    Pero, aun as, el criterio de significacin emprica segua pre-

    sentando problemas. El principal de ellos estribaba en que los

    enunciados universales en general, y ms concretamente las leyescientficas, quedaban excluidos del edificio de la ciencia. Un enun-ciado del tipo

    todos los cisnes son blancos

    no puede ser inferido necesariamente a partir de un nmero finitode observaciones. Surge aqu el llamadoproblema de la induccin,ya sealado por Hume, pero que en el siglo xx va a ser ampliamen-te discutido a partir de las argumentaciones de Popper.

    Aparte de otros problemas ligados a las peculiaridades de latabla de valores de verdad del condicional lgico, Hempel seal

    una nueva dificultad: de acuerdo con el criterio empirista de signi-ficado, una oracin existencial (existe un cisne blanco) es plena-

    mente verificable, desde el punto de vista observacional, pero su

    negacin no, por ser universal; ello plantea una importante dificul-tad lgica, pues algunos enunciados seran admisibles mientras que

    su negacin no, siendo as que, desde tiempos de Aristteles, est

    plenamente admitido que si un enunciado pertenece a un determi-nado dominio cientfico, su negacin tambin tiene sentido en l,independientemente de que sea verdadera o no.

    El debate que surgi en torno a estas cuestiones fue muyamplio, y no se trata aqu de desarrollarlo." Hempel, por ejemplo,

    consider que mientras nos esforcemos por establecer un criterio

    de verificabilidad para las oraciones individuales de un lenguaje

    natural, en trminos de sus relaciones lgicas con las oraciones

    observacionales, el resultado ser demasiado restrictivo o demasia-do amplio, o ambas cosas." Algunos autores, como Carnap, inten-taron resolver la cuestin tratando a fondo el problema de lainduccin y, en particular, la lgica probabilitaria.'7 Otros prefirie-ron distinguir en la estructura de una teora aspectos distintos de

    los estrictamente lgicos, suscitando la cuestin de los trminostericos, los trminos observacionales y las reglas de correspon-

    15. Vase por ejemplo A. RIVADULLA, Filosofa actual de la ciencia (Madrid,Editora Nacional, 1984), donde se estudian detalladamente estas cuestiones.

    16. A. J. AYER, El positivismo lgico, p. 123.17. Vase, ms adelante, 1.6.

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    16El Crculo de Viena Verificacin

    17

    dencia." Pero sobre todo la crtica de Popper a la verificabilidad

    como criterio de significacin emprica tuvo un impacto enorme,

    haciendo que estas posturas iniciales del Crculo de Viena fueran

    consideradas como un empirismo excesivamente ingenuo. Vere-

    mos todas estas cuestiones ms adelante.

    1.5. Verificacin

    Las expresiones y frmulas de la lgica y de las matemticas no han

    de verificarse, por ser analticas. Pero el resto de los enunciados

    cientficos ha de ser comprobable en la realidad, y a poder ser por

    observacin.Wittgenstein estableci en el Tractatus una dependencia lgica

    entre los enunciados cientficos y las proposiciones elementales

    (cuyo equivalente en el Crculo de Viena son las protocolares):

    La proposicin es una funcin de verdad de la proposicin elemen-

    ta1.19

    Pero este criterio se revel excesivamente estricto: no es posi-

    ble inferir los enunciados generales a partir de los atmicos. Y

    desde el punto de vista de la metodologa de la ciencia, las leyes

    cientficas, que son proposiciones cuantificadas universalmente,

    constituyen componentes fundamentales en una teora cientfica.

    El Crculo de Viena oscil entre la verificacin y la simple

    confirmacin de dichos enunciados. En su primera poca, an

    crea en la posibilidad de una verificacin concluyente de los

    enunciados cientficos, a partir de las proposiciones elementales.

    Pero posteriormente fue derivando hacia tesis menos estrictas, aun

    afirmando, como sucede con Schlick,2 que el ltimo paso de

    verificacin ha de consistir en observaciones o en percepciones

    de los sentidos.

    18. Vase, ms adelante, 2.6.

    19. Tractatus..., 5, p. 113 de la traduccin castellana.

    20. M. SCHLICK, Meaning and Verification, enPhilosophical Review, 45

    (1936), pp. 337-369.

    Los enunciados generales, las leyes cientficas y, muy en parti-

    cular las teoras, no pueden ser verificadas directamente, confron-tndolas con la empiria. Lo que s puede hacerse es extraer las

    consecuencias lgicas concretas de una ley o de una teora y

    comprobar que, efectivamente, la experiencia ratifica dichos resul-tados. Este procedimiento de verificacin, que en realidad nunca

    es total respecto de la ley o de la teora, ya que siempre hay otras

    consecuencias que todava no han sido verificadas, reviste particu-

    lar importancia en el caso de las predicciones. Para el Crculo deViena, y posteriormente para otros muchos filsofos de la ciencia,lo esencial del saber cientfico es su capacidad de predecir exacta-

    mente fenmenos fisiconaturales. Al ser verificada la correccin de

    una determinada prediccin, las teoras y las leyes, si no verifica-das, quedan al menos confirmadas, aunque sea parcialmente. El

    astrnomo Leverrier, por ejemplo, predijo la existencia de un octa-vo planeta en el sistema solar, Neptuno, como una consecuencia

    que se derivaba lgicamente de la mecnica newtoniana. Aos

    despus, el 23 de septiembre de 1846, otro astrnomo, J. G. Galle,

    comprob por observacin que, efectivamente, el planeta predichoexista. Y otro tanto sucedi ulteriormente con Plutn. Para el

    empirismo lgico, estos logros son paradigmticos de lo que debe-

    ra ser la metodologa cientfica. No puede decirse que la teorahaya quedado totalmente verificada, pero s tiene lugar una confir-macin objetiva de dicha teora. Consecuentemente, una determi-nada ley universal, o teora, ha de reducirse por la va de la

    inferencia lgica a sus consecuencias empricas concretas y deter-minadas: una vez llevada a cabo esta labor, propiamente deductiva

    (y comn a las ciencias formales), tiene lugar lo ms propio de lasciencias empricas: la confrontacin de dichas predicciones con laexperiencia, que puede confirmar o no lo previsto. La verificabilidad

    experimental de sus predicciones caracterizara a la ciencia frentea otros tipos de saber humano.

    Verificar, al decir de Kraft es comprobar la conformidad de

    un hecho predicho con uno observado. Una teora cientfica posee

    contenido emprico porque es capaz de predecir hechos concretosy perceptibles; es aceptable en la medida en que sus prediccioneshayan sido confirmadas empricamente.

    21. V. KRAFT, El Crculo de Viena, p. 137.

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    18El Crculo de Viena

    Ahora bien, estudios ulteriores han mostrado que los procedi-mientos de verificacin no son metodolgicamente tan inocuoscomo se supuso en el Crculo de Viena. Sucede con frecuencia, por

    ejemplo, que los aparatos de observacin y de medicin presupon-gan por su propia construccin algunas otras teoras cientficas, eincluso la teora misma que se trata de verificar, con lo cual se

    incurrira en cierto crculo vicioso, desde el punto de vista metodo-

    lgico, en los procesos de verificacin emprica. Los trminostericos (por ejemplo, masa, electrn, etc.) slo son traducibles a

    trminos directamente observacionales por medio de una serie deartilugios cientficos que genricamente suelen denominarse re-glas de correspondencia. Posteriormente" habremos de ocuparnosde esta cuestin, que desborda el marco epistemolgico del Crcu-lo de Viena, pero que supuso una fuerte objecin a sus postulados

    observacionales como criterios de verificacin emprica.Aunque basndose en otras argumentaciones, ya en el propio

    Crculo de Viena surgieron objeciones al criterio wittgensteiniano

    de verificacin concluyente (por derivacin lgica a partir de pro-

    posiciones elementales) e incluso contra la propia nocin de verifi-cacin. Neurath y Hempel, por ejemplo, afirmaron que las proposi-

    ciones slo pueden ser confrontadas con otras proposiciones, y nocon hechos: de ah su insistencia en la delimitacin de los enuncia-dos protocolares como base emprica de una determinada teora.

    La cuestin de la verificacin y de la confirmacin, por otraparte, est ligada a un tema fundamental para la filosofia de la

    lgica: la teora de la verdad. La concepcin clsica de la verdad,presente ya en Parmnides, pero formulada de manera explcita

    por Aristteles, la conceptuaba como una adecuacin entre el decir

    y el ser: decir las cosas como son era sinnimo de discurso ver-

    dadero. El empirismo lgico renunci a la categora de ser, as

    como a la de cosa, por metafsicas, sustituyndolas por la de he-

    chos; pero desde el punto de vista de la concepcin de la verdad,

    sigui adherido al criterio clsico de la adequatio o corresponden-

    cia entre proposiciones y hechos. Los enunciados cientficos pue-den ser verificados en la medida en que se correspondan a loshechos observados o, si se prefiere, las observaciones empricashan de concordar con las predicciones realizadas por los cientfi-

    cos. El criterio de verificacin sufri, por tanto, nuevos embates

    22. Vase, ms adelante, 2.6.

    Induccin y probabilidad19

    desde los defensores de otro tipo de teoras sobre la verdad cientfi-

    ca, como la teora de la coherencia o la concepcin pragmatista dela verdad. Todo lo cual dio lugar a diversas modificacionesde dicha nocin de verificacin.

    Una de las distinciones que, en etapas ulteriores, fue general-mente aceptada por los miembros del Crculo es la que diferencia

    verificacin y verificabilidad. Una proposicin es verificable cuan-

    do, al menos en principio, es posible llevar a cabo experimentos yobservaciones empricas concordes con lo dicho en la proposicin.En cada momento, no todas las proposiciones empricas han sido

    efectivamente verificadas, pero s lo han sido algunas, y las demsson verificables en principio. Esta correccin, muy importante,matizaba el criterio de cientificidad inicial.

    Schlick habl de una comprobabilidad en principio, mientrasque Carnap prefera el trmino de verificabilidad en principio.Asimismo Ayer" introdujo otro matiz, al distinguir entre verificabi-lidad en sentido fuerte, cuando una proposicin puede quedarestablecida concluyentemente por medio de la experiencia, y veri-

    ficabilidad en sentido dbil, cuando la experiencia slo permite

    determinar que esa proposicin es probable en un grado lo sufi-

    cientemente elevado. Surge as un nuevo concepto de verificacin,cuyos orgenes estn en Reichenbach y en el propio Carnap: elprobabilstico, ligado a las investigaciones que se llevaron a caboen esta poca sobre lgica inductiva y lgica probabilitaria.

    1.6. Induccin y probabilidad

    Tal y como ha mostrado Rivadulla,24 las tesis de Carnap fueronevolucionando,- desde sus posiciones verificacionistas iniciales ha-cia una afirmacin de la confirmacin progresiva, e incluso de ungrado de confirmacin de los enunciados empricos. En 1936yaadmita la confirmabilidad como criterio, y a partir de 1949 va adesarrollar su teora del grado de confirmacin, que enlazar el

    empirismo inicial del Crculo de Viena con la lgica probabilitaria.

    23. A. J. AYER, Lenguaje, verdad y lgica (Barcelona, Martnez Roca, 1971),pgina 41.

    24. A. RIVADULLA, Filosofa actual de la ciencia, cap. III.

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    1

    20 El Crculo de Viena

    La confirmacin de un enunciado, segn Carnap, es estricta-

    mente lgica: los datos observacionales han de ser confrontados

    lgicamente con las consecuencias que se derivan de una determi-nada ley o teora. Si en un momento dado disponemos de una serie

    de datos, oi, obtenidos por observacin, y de una serie de hiptesis

    explicativas de esos datos, hemos de determinar la probabilidad

    de cada una de las hiptesis h . con respecto a las observaciones conque se cuenta en un momento dado. La comparacin entre las

    probabilidades respectivas, que definen el grado de confirmacinde cada hiptesis, nos permite elegir como hiptesis confirmada

    aquella que, para unos determinados datos observados, posee ma-

    yor grado de probabilidad. Considerar como admisible una hipte-sis, y como descartable otra, es una decisin estrictamente lgica;

    pero en dependencia de una lgica probabilitaria, que no lleva a

    elegir la hiptesis verificada o totalmente comprobada, sino aque-

    lla que, en relacin con las dems y con los datos observacionales,tiene un mayor grado de probabilidad.

    Surge as el concepto de grado de confirmacin de un enuncia-

    do cientfico, que conlleva la previa cuantificacin de la nocin de

    confirmacin: lo cual es posible apelando a la teora de la probabi-

    lidad. Una hiptesis posee una probabilidad inductiva, que va au-

    mentando o disminuyendo segn las nuevas observaciones confir-men o no dicha hiptesis. El valor de una hiptesis va ligado al

    mayor o menor nmero de datos empricos conformes a dicha

    hiptesis. Consiguientemente, el cientfico admite unas u otras

    hiptesis en funcin del aumento de su grado de confirmacin.

    Hay una lgica inductiva, de base netamente probabilista, subya-

    cente a las teoras empricas. Lejos ya del criterio wittgensteiniano

    de la verificacin concluyente, por va deductiva a partir de unas

    proposiciones elementales cuya verdad ha sido slidamente esta-

    blecida por la va de la observacin, en los ltimos desarrollos del

    Crculo de Viena se acaba apelando a una lgica inductiva, que a su

    vez Carnap intent axiomatizar en forma de clculo lgico. En la

    obra ya mencionada de Rivadulla pueden seguirse las sucesivas

    tentativas de Carnap en este sentido.En cualquier caso, el empirismo lgico acab confluyendo en

    una afirmacin de la induccin como el mtodo principal de las

    ciencias empricas. La lgica inductiva permitira fundamentar el

    criterio de significacin emprica, inicialmente basado en la verifi-

    cabilidad observacional, y finalmente en el grado probabilstico de

    Induccin y probabilidad21

    confirmacin de una determinada hiptesis. Entretanto, y desde

    otras posturas, se hacan crticas de principio a las tesis del Crculo

    de Viena y de sus epgonos. As sucedi, en particular, con Popper,quien va a orientar la metodologa cientfica en un sentido muy dis-tinto.

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    2.LA CONCEPCIN HEREDADA

    2.1. Introduccin

    A partir de la dispersin del Crculo de Viena, el programa delempirismo lgico sigui desarrollndose, principalmente en lospases anglosajones, donde fue la tradicin dominante hasta 1950.LaLgica de la investigacin cientfica de Popper, que ya haba sidopublicada, tard en adquirir influencia, debido al predominio insti-tucional del verificacionismo y del inductivismo frente al falsacio-

    nismo y deductivismo popperianos, como tambin al simple hechode que la obra no haba sido traducida al ingls. Cabe afirmar, portanto, que todos los avances habidos en filosofa de la ciencia hastaprcticamente el final de la dcada de los cincuenta tuvieron lugaren la estela del positivismo lgico, convenientemente corregido ymejorado por diversas influencias, como la de la filosofa analticaoxoniense o el pragmatismo norteamericano. El anlisis de lasteoras por medio de la lgica fue matizndose y hacindose mscomplejo, tanto por la influencia de la filosofa del lenguaje comopor el propio desarrollo de la lgica, y en concreto de la metamate-mtica. Las aportaciones de Tarski, al revitalizar la semntica delos sistemas formales, o los resultados de Gdel, poniendo lmites alas investigaciones metatericas exclusivamente sintcticas, contri-

    buyeron asimismo a dichas modificaciones del positivismo lgico.La crtica epistemolgica, por su parte, oblig a renunciar al empi-rismo ingenuo del Crculo de Viena.

    Pero, en cualquier caso, durante ms de veinte aos los filso-fos de la ciencia estuvieron implcitamente de acuerdo en una seriede postulados bsicos sobre las teoras cientficas a los que, a partirdel momento en que los crticos de dichas presuposiciones comen-

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    La concepcin heredada

    24

    zaron a llevar a cabo sus ataques, Putnam englob en 1962 bajo el

    apelativo deconcepcin heredada (received view).

    Carnap, Hempel

    y Nagel son nombres claves en el desarrollo de dicha concepcin,

    pero tambin el operacionalismo de Brigdman o el conductismo

    de Skinner, junto a una plyade de cientficos que, tanto en las

    ciencias naturales como en las sociales, participabande facto en

    dicha epistemologa. El mismo Popper, uno de los primeros crti-

    cos de la received view, admita algunas de sus tesis principales.A partir de los aos cincuenta comienza a producirse una serie

    de crticas concretas sobre diversas afirmaciones de la concepcin

    heredada: as las de Quine y Putnam sobre la distincin analtico/

    sinttico; las de Chisholm y Goodman en torno a los condicionales

    contrafcticos y a la tesis de la extensionalidad de las leyes cientfi-

    cas; las de Rapoport, Kaplan y Achinstein en relacin con laAchinstein

    nuevamente, pero esta vez con respecto al problema clave de la

    oposicin entre lo observacional y lo terico, o la de Patrick

    Suppes al analizar la nocin de reglas de correspondencia. Todas

    estas crticas y dificultades, junto a las que los propios defensores

    de la concepcin heredada, haban encontrado, como el dilema del

    terico de Hempel, la solucin Ramsey a la cuestin de los trmi-nos tericos; o los propios progresos de Carnap, en su desarrollo de

    la lgica probabilitaria, dieron lugar a que en la dcada de lossesenta hubiera una profunda crisis de confianza en las tesis de la

    concepcin heredada, apareciendo incluso las primeras alternati-

    vas a la misma debidas a Popper, Hanson, Putnam y Toulmin. Todo

    este proceso de debilitamiento de sus postulados culmin con la

    publicacin por Kuhn deLa estructura de las revoluciones cientfi-

    cas(1962), en la que se echaba por tierra la mayor parte de las tesis

    de dicha concepcin, fundamentalmente por ahistricas y desliga-

    das de la ciencia real.El debate cristaliz en un simposio celebrado en Urbana del 26

    al 29 de marzo de 1969, cuya convocatoria refleja bien las tesis

    centrales de la concepcin heredada y tambin da cuenta de lasprofundas crticas de que se les ha hecho objeto: Tradicionalmen

    -

    te, los filsofos de la ciencia han construido teoras cientficas

    como clculos axiomticos, en las cuales a los trminos y enuncia-

    dos tericos se les da una interpretacin parcial y observable por

    medio de reglas de correspondencia. Recientemente, la pertinen-

    cia de este anlisis ha sido discutida por un buen nmero de

    Contexto de descubrimiento y de justificacin 25

    filsofos, historiadores de la ciencia y cientficos.' El simposio

    debati a fondo dichas cuestiones, y con ello levant el acta de

    defuncin de la concepcin heredada, que a partir de ese momento

    qued abandonada por casi todos los epistemlogos.

    Pese a que no sea hoy en da una concepcin aceptada, su

    conocimiento resulta imprescindible para comprender los debates

    posteriores y las nuevas concepciones sobre metodologa cientfi-

    ca. De ah que la lectura de obras como las de Carnap, Hempel y

    Nagel, as como la edicin de Frederick Suppe de las Actas delsimposio de Urbana, con una amplia introduccin suya a la con-

    cepcin heredada, sean imprescindibles para quien quiera conocer

    ms a fondo esta tendencia epistemolgica que, durante muchos

    aos, preponder netamente con sus concepciones sobre las teo-

    ras cientficas, y de cuya influencia todava quedan muchas secue-

    las, sobre todo entre los cientficos no especialmente versados en la

    evolucin de las ideas sobre metodologa.

    Los lectores en lengua castellana pueden remitirse, por ejem-plo, al tratado de Nagel, La estructura de la ciencia, as como a losdos libros de Hempel, Filosofa de la ciencia natural y La explica-cin cientfica: estudios sobre filosofa de la ciencia. En cuanto alsimposio de Urbana, sus Actas, que incluyen los interesantes deba-

    tes entre autores tales como Hempel, Cohen, Achinstein, Bohm,

    Putnam, Kuhn, Shapere, Suppes, Toulmin y el propio editor, Frede-

    rick Suppe, tambin han sido traducidas en 1979 al castellano.'

    2.2. Contexto de descubrimiento y contexto de justificacin

    Una de las ideas ms ampliamente aceptadas por todos los defenso-

    res de la concepcin heredada, implcita o explcitamente, es la

    I.Las actas de dicho simposio, incluidos los debates que siguieron a cada

    ponencia, fueron publicadas por Frederick Suppe en la obraThe Structure ofScientific Theories (1974), que ha sido traducida al castellano por Pilar Castrillo y

    Eloy Rada (Madrid, Editora Nacional, 1979) con el ttulo La estructura de las teorascientficas. Suppe aade una amplia introduccin a los orgenes, desarrollo y crti-cas a la concepcin heredada, que se ha constituido en la versin estndar de la

    misma. En este captulo seguimos en varios puntos dicha introduccin de FrederickSuppe.

    2. F. SUPPE, La estructura de las teoras cientficas.

  • 7/24/2019 Echeverra, Javier - Introduccin a La Metodologa de La Ciencia

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    La concepcin heredada26

    propuesta por Reichenbach en 1938.3 No es lo mismo cmo se

    llega a un resultado cientfico y cmo dicho resultado se expone yjustifica luego ante el pblico. En el caso de Kepler, mencionadoexpresamente por Reichenbach, la analoga entre la Santsima

    Trinidad y el sistema solar le sirvi para desarrollar sus investiga-ciones; pero la teora final, empricamente justificada, nada tenaque ver con expeculaciones teolgicas. De ah que, segn Reichen-

    bach, las cuestiones relativas al contexto en que se verifican losdescubrimientos cientficos no son objeto de la epistemologa ni de

    la filosofa de la ciencia, sino de la psicologa y de la historia. Lo

    nico que interesa a la filosofa de la ciencia es el resultado final, la

    manera en que son expuestas y justificadas las teoras cuando yaconstituyen un producto elaborado. La gnesis de las teoras y sudescubrimiento no poseen virtualidad desde el punto de vista de la

    epistemologa cientfica.Durante muchos aos esta distincin, as como la exclusin del

    contexto de descubrimiento de la reflexin epistemolgica, fue

    generalmente admitida por los filsofos de la ciencia. La influencia

    de las investigaciones metamatemticas de la escuela de Hilbert

    fue, en este sentido, muy grande. No slo haba que partir de las

    teoras tal y como haban quedado finalmente articuladas por susdescubridores o divulgadores, tomando como referencia principal,

    por ejemplo, los libros de texto o las grandes obras de los cientfi-cos, sino que incluso haba que intentar un paso ms, reducindo-

    las a sistemas formales al modo de las teoras matemticas: la

    aritmtica y la teora de conjuntos reducidas a la lgica por autores

    como Frege, Zermelo, Fraenkel, Von Neumann, Russell, etc.; la

    geometra axiomatizada por Hilbert; el clculo de probabilidades

    por Kolmogorov; la teora de nmeros por Gentzen, etc. Como

    consecuencia de esta concepcin, los estudios de historia de la

    ciencia y las primeras tentativas de hacer una historia social de

    la ciencia, o posteriormente una sociologa de la ciencia (propues-ta por Merton ya en 1945), quedaban separados de la filosofa de la

    ciencia.4 Para la concepcin heredada, la elaboracin de una epis-

    3. H. REICFIENBACH,Experience and prediction (Chicago, University of Chi-

    cago Press, 1938), pp. 6-7.

    4.Para la historia de la ciencia interpretada en funcin de la evolucin

    social, econmica y tcnica, la obra clsica es la de John D. Berna, dos de cuyos

    libros han sido traducidos al castellano: Historiasocial de la ciencia,

    l

    traduccin de

    Contexto de descubrimiento y de justificacin27

    temologa general de la ciencia slo poda hacerse a partir de los

    resultados finales de la investigacin cientfica, investigando su

    estructura sintctica, as como sus relaciones con la experiencia. El

    origen histrico de los conceptos, leyes y teoras cientficas, y el

    modo en que sus descubridores haban ido llegando a ellos, era

    cuestin de los historiadores de la ciencia. Los epistemlogos ha-

    ban de trabajar a continuacin, partiendo de esas construcciones

    cientficas como algo ya elaborado y terminado, presto a confron-tarse con la experiencia.

    En el seno mismo del positivismo surgieron algunas tenden-

    cias criticas al respecto, en buena medida por influencia del segun-do Wittgenstein, y concretamente de sus Philosophische Untersu-chungen, traducidas al ingls en 1953.5 La insistencia en el uso dellenguaje cientfico, as como en la filosofa psicolgica por parte de

    Wittgenstein, supuso un primer revulsivo en contra de la distincin

    de Reichenbach, sobre todo para autores como Hanson y Toulmin.

    Surgi as una tendencia a considerar a las teoras cientficas comoautnticas Weltsanschauungen o concepciones del mundo, en lamedida en que todo lenguaje lo es. La tarea de la filosofa dela ciencia pasara as a convertirse en el estudio de las especificida-

    des de las Weltsanschauungen cientficas, en funcin de los siste-mas lingstico-conceptuales que las caracterizan, incluyendo el

    uso de dichos sistemas, con sus aceptaciones y rechazos. Surgan

    as las primeras tendencias a interrelacionar la filosofa de la cien-cia con los estudios de historia y sociologa de la ciencia, queposteriormente culminaran en la obra de Kuhn.

    Pero estas primeras tentativas apenas afectaron a la mayora delos defensores de la concepcin heredada, que permanecieron fie-les a la distincin estricta entre la fase del descubrimiento y la fase

    de la justificacin de lo descubierto, dentro de la investigacin

    cientfica. En la primera fase, en efecto, puede haber influencias

    metafisicas, religiosas, polticas, etc., que impulsen la actividad del

    cientfico. Pero en el momento de la justificacin de sus teoras se

    impone la racionalidad ms estricta y la dura confrontacin de sus

    J. R. Capella (Barcelona, Pennsula, 1967),y La ciencia en la historia, traduccinde Eli de Gortari (Mxico, Nueva Imagen, 1979). En lo que respecta a la sociolo-ga de la ciencia, puede consultarse la obra de Robert K. Merton,

    La sociologa de laciencia,traduccin de Nstor A. Mguez (Madrid, Alianza, 1977, 2 volmenes).

    5. L. WITTGENSTEIN, Philosophical investigations (Oxford, Blackwell, 1953).

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    La concepcin heredada28

    predicciones y de las consecuencias de sus teoras con la experien-cia. De ah que el empirismo antimetafisico de la concepcin

    heredada se haya centrado exclusivamente en el anlisis del con-

    texto de justificacin de las teoras cientficas.

    2.3. Versin inicial de la concepcin heredada

    Ya Mach, complementado por algunas aportaciones de Poincar,

    haba expuesto las tesis principales de la concepcin heredada.

    Para l las teoras se ocupan de las regularidades de los fenme-

    nos, proponiendo ti-minos tericospara caracterizar e incluso

    explicar dichas regularidades. Conforme a la matizacin de Poin-car, esos trminos tericos, al igual que los axiomas de cada

    teora, caso de haberse llegado a la axiomatizacin de la misma,

    son simples convencionesutilizadas para referirse a los fenmenos,

    pero los trminos tericos han de ser definidos explcitamente en

    lenguaje fenomnico y no son otra cosa que abreviaciones de tales

    descripciones fenomnicas, tal y como lo subraya Suppe.

    6Los

    trminos tericos, en las teoras ms desarrolladas, llegan a ser

    matemticos, al igual que las leyes fundamentales de la teora. Pero

    todo este utillaje terico siempre ha de ser traducible a lenguaje

    fenomnico por la va de las definiciones.La primera versin de la concepcin heredada aparece con la

    obra de Carnap en 1923,Der Logische Aufbau der Welt.

    7 En dicha

    versin todas las proposiciones o teoremas de una teora cientfica,y en particular sus predicciones, han de ser expresables en lenguaje

    observacional acerca de fenmenos, tal y como ya vimos en el

    captulo anterior. La experiencia sensorial propia es, para Carnap,el ltimo criterio de verdad de las descripciones fenomnicas que

    los cientficos hayan llevado a cabo. El solipsismo implcito fue

    corregido posteriormente por el fisicalismo en el Crculo de Viena,pero la concepcin heredada en sus desarrollos posteriores vino a

    establecer como nociones fundamentales de su teora de la ciencia

    6. Vase F. SUPPE, La estructura de las teoras cientficas,pp. 25-27.

    7. La edicin estndar de la obra es, sin embargo, la de 1928, y est

    publicada en Berln por Welkreis-Verlag.

    Versin inicial de la concepcin heredada29

    la distincin entre lo terico y lo observacional, as como las reglasde correspondencia o definiciones operacionales como modo deconectar ambas componentes de una teora cientfica. Surge as laversin inicial estndar de la concepcin heredada, que FrederickSuppe ha resumido de la manera siguiente:

    Esa versin inicial de la concepcin heredada conceba las teorascientficas como teoras axiomticas formuladas en una lgica matemticaL, que reuna las siguientes condiciones:

    I. La teora se formula en una lgica matemtica de primer ordencon identidad, L.

    II. Los trminos no lgicos o constantes de L se dividen en tres clasesdisjuntas llamadas vocabularios.

    a) El vocabulario lgico que se compone de constantes lgicas (inclui-dos trminos matemticos).

    b) El vocabulario observacional yo que contiene trminos observacio-nales.

    c) El vocabulario V que contiene trminos tericos.

    III. Los trminos de 1/0 se interpretan como referidos a objetos

    fsicos o a caractersticas de los objetos fsicos, directamente observables.IV. Hay un conjunto de postulados tericos T, cuyos nicos trmi-

    nos no lgicos pertenecen a V,.V. Se da unadefinicin explcita de los trminos de V,en trminos de

    Vo mediantereglas de correspondencia C, es decir, para cada trmino 'F' deV, debe darse una definicin de la siguiente forma:

    (x) (Fx Ox),

    donde `Ox' es una expresin de L que contiene smbolos slo de Vyposiblemente del vocabulario lgico."

    Con lo cual las teoras cientficas, supuestas axiomatizadas, yteniendo en cuenta que en sus inferencias, razonamientos, dilemas,ejemplificaciones, etc., hacen uso de cierto aparato lgico L, mues-tran en cualquier caso una primera estructura, cuyas componentesprincipales seran: una lgico-matemtica, que incluye las constan-

    tes y los funtores lgicos, pero tambin los nmeros y el aparatomatemtico utilizados (en el caso de la teora de Newton el clcu-lo diferencial), otra terica, especfica de la teora, que incluye

    8.F. SUPPE, La estructura de las teoras cientficas, pp. 35-36.

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    30

    tanto los trminos tericos (masa, fuerza, etc.) como las leyes de lateora, las cuales se expresan por medio de dichos trminos (leyes

    del movimiento, ley de gravitacin, etc.), otra observacional,en la

    que se incluyen los fenmenos observables explicados por la teora

    (movimiento de los astros, cada de los graves, etc.), y una de

    intercorrespondenciade la componente terica y la observacional,

    que permite definir con criterio observacional los trminos teri-cos as como, recprocamente, interpretar conforme a las leyes de

    la teora los fenmenos (aparatos de medida y de observacin,significado de los trminos, etc.). La concepcin heredada

    preten-

    da as tener una caracterizacin general de las teoras cientficasms desarrolladas, corno la mecnica, la termodinmica, el elec-tromagnetismo, etc. La tercera exigencia (III) precisaba el requisi-to fisicalista, y de alguna manera tambin la tendencia a la unifica-cin de la ciencia por reduccin de todas las teoras cientficas a

    lenguaje fisicalista.Sin embargo, esta versin inicial de la concepin heredada

    pronto iba a encontrarse con diversas dificultades, que afectaban atodas y cada una de sus cinco exigencias, con exceppin, quiz, dela cuarta, que fue la menos afectada por los debates ulteriores.

    2.4. La axiomatizacin de teoras

    La axiomatizacin de las teoras cientficas tiene su primer paradig-

    ma en losElementos de Euclides, con sus definiciones, nocionescomunes y axiomas como punto de partida para la demostracinde los teoremas propios de la geometra de aquella poca. Pero enel siglo xix, a partir del descubrimiento de las geometras noeucldeas, la autoevidencia de los axiomas, que siempre haba sido

    una conviccin ligada al axiomatismo more geometrico,va a desa-

    parecer por completo, suscitando profundos cambios en la propiaconcepcin del mtodo axiomtico. Obras como la de Hertz enmecnica o la de Hilbert en geometra,9pasaron a ser los nuevos

    9. Vase H. HERTZ,Die Prinzipien der Mechanik(Leipzig, J. A. Barth, 1894),

    y D. HILBERT,Die Grundlagen der Geometrie(1930), de la cual existe traduccin al

    castellano de F. Cebrin,Los fundamentos de la geometra(Madrid, Consejo Supe-

    rior de Investigaciones Cientficas, Instituto Jorge Juan, 1953).

    31

    modelos de teoras axiomatizadas. En cuanto a los epistemlogos,acaso las posturas ms claras a la hora de expresar ese cambio deconcepcin del mtodo axiomtico sea Poincar, cuando en suCiencia e hiptesis afirma:

    Los axiomas geomtricos no son, pues, ni juicios sintticosa priori nihechos experimentales.

    Son convenciones: nuestra eleccin entre todas las convenciones posi-

    bles estguiadapor los hechos experimentales, pero permanece libre, yslo est guiada por la necesidad de evitar toda contradiccin [...]. Enotros trminos,

    los axiomas de la geometra no son sino definiciones disfra-zadas.i

    El axiomatismo moderno no slo no acepta la evidencia de losaxiomas de las teoras, sino tampoco la intuitividad de los trminos

    bsicos de las mismas: para Hilbert los trminos 'punto', 'recta','plano', etc., no tienen significado por s mismos. Son conceptosindefinidos, que slo cuando se combinan por medio de unos uotros axiomas comienzan a quedar implcitamente definidos. Esta-

    blecidas unas reglas de inferencia lgica, a partir de los axiomaspuede deducirse una serie de teoremas, pero hasta este momento

    nada tiene significado; el clculo es pura sintaxis. nicamentecuando, una vez derivadas las expresiones bien formadas que pue-den inferirse de los axiomas y de los trminos primitivos (nodefinidos), comenzamos a buscar interpretaciones de dicho clculoformal, los trminos comienzan a adquirir significado y los axio-mas pasan a ser verdaderos o falsos. Cada sistema axiomtico

    puede poseer varios modelos o interpretaciones empricas diferen-tes. La semntica de una teora axiomatizada nos permite hablar deverdad o falsedad.

    Si esta concepcin del axiomatismo, que procede de las mate-mticas y de la lgica, se aplica a las ciencias empricas, estamos en

    plena concepcin heredada. Lo primero que hay que indagaren una teora con contenido emprico es su estructura sintctica,que consta de los siguientes elementos:

    1) Los trminos primitivos de la teora, no definidos.

    10. H. POINCAR,La science et l'hypotse (1902), traducida al castellano porA. B. Besio y J. Banfi, La ciencia y la hiptesis (Madrid, Espasa-Calpe, 1963, 3.aedicin), p. 57.

    La concepcin heredada La axiomatizacin de teoras

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    La axiomatizacin de teoras 3332 La concepcin heredada

    2) La estructura lgica que se va a utilizar para formar y

    derivar proposiciones.

    3) Los axiomas que se han elegido para derivar a partir de ellostodos los teoremas de la teora. Para una misma teora puede habervarios sistemas de axiomas, lo cual plantea la cuestin de cules

    son los preferibles.

    Las reglas de correspondencia van a permitirnos traducir todo

    el vocabulario terico Vas como los postulados T y sus conse-cuencias, a lenguaje observacional. La semntica de la teora siem-pre es, en ltimo trmino, dependiente de la observacin, y por

    tanto tambin de las reglas concretas de correspondencia que se

    utilicen.

    Pero antes de llegar al problema de la traduccin de V, a

    lenguaje fenomnico aparece ya una primera cuestin: eran muy

    pocas las teoras fsicas, y por supuesto muchas menos las qumi-cas, biolgicas o de las ciencias sociales y humanas, que estaban

    axiomatizadas conforme a los preceptos de la escuela formalista deHilbert en matemticas. Al tratar de considerar la filosofa de lasciencias empricas como algo similar a la metamatemtica, desde

    el punto de vista del anlisis sintctico de las teoras, surgieron

    numerosos problemas, tanto desde la perspectiva lgica como enlo que respecta al proyecto mismo. Se produjeron disensionesentre los propios defensores de dicha concepcin: Hempel, por

    ejemplo, critic las virtudes de la axiomatizacin para las teorasempricas, al menos en sus ltimos escritos, pues al principiotambin l haba aceptado la concepcin estndar de las teoras

    como clculos axiomticos." En su debate con Suppes en 1969,Hempel admite que dicha concepcin estndar puede valer paralas matemticas, pero pone en duda su utilidad, incluso a ttuloexclusivamente metodolgico, para las teoras fsicas. Se opone enparticular a la nocin de clculos no interpretados.

    Pero los problemas con respecto a la axiomatizacin de las

    teoras con contenido emprico haban surgido mucho antes, en

    pleno auge de la concepcin heredada. Veamos nicamente dos deellos.

    11. C. G. HEMPEL, Formulacin y formalizacin de las teoras cientficas,

    en F. SUPPE, La estructura de las teoras cientficas, pp. 284-285. Vase tambin

    p. 141.

    El primero lo present la mecnica cuntica. Toda tentativa deaxiomatizacin de la misma sobrepasaba la estructura lgica ini-

    cialmente admitida: una lgica de enunciados de primer orden conidentidad. Y asimismo la solucin propuesta por Ramsey al proble-ma de los trminos tericos" desbordaba ese marco lgico. Motivopor el cual haba que modificar la exigencia I de la versin ini-

    cial, por demasiado restrictiva.El segundo surgi ligado a los condicionales contrafcticos.

    Los clculos lgicos L, de primer orden y con identidad, sonextensionales; es decir, que en ellos se cumple el principio leibni-

    ciano de sustitucin salva veritate. O dicho intuitivamente: en esetipo de lgicas slo puede recogerse el modo indicativo, de entre

    los distintos tipos de modos que usan los cientficos en sus razona-mientos. Ahora bien, no quedaba nada claro que las leyes cientfi-cas fuesen exclusivamente extensionales, precisamente porque uti-lizan con frecuencia los condicionales contrafcticos. Vemoslo enun ejemplo, estudiado por Suppe."

    El condicional contrafctico

    ;

    Si se cayera este cristal frgil, se rompera

    interpretado conforme al condicional material, propio de las lgi-

    cas de primer orden, sera verdadero de todo cristal frgil que no secayera. Como tambin sera verdadero, lgicamente hablando, este

    otro condicional contrafctico

    Si este cristal frgil se cayera, no se rompera

    de todo cristal frgil que no se cayese. Pero fsicamente este segun-do condicional es falso. Chisholm y Goodman, entre otros, estudia-ron esta cuestin, relacionando el ltimo el problema de los con-

    trafcticos explcitamente con las leyes cientficas.14 Para Good-

    man, todo condicional del tipo anterior dependede

    una serie de

    12. Vase el apartado siguiente.

    13. F. SUPPE, La estructura de las teoras cientficas, pp. 57-58.

    14. Vase R. CHISHOLM, The Contrary to Fact Conditional, en Mind, 55

    (1946), pp. 289-307, seccin II, as como N. GOODMAN, The Problem of Counterfac-

    tual Conditionals, en Journal of Philosophy, 44 (1974), pp. 113-128, y en particular

    p. 116.

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    34 La concepcin heredada La distincin terico/observacional 35

    condiciones relevantes, que se dan por supuestas implcitamente:que estemos en el campo gravitacional de la Tierra, que el cristalno caiga por un plano inclinado, que la superficie de choque sea

    ms dura que el cristal, etc.'s Pero ni aun aadiendo explcitamentedichas condiciones al contrafctico puede inferirse fsicamente larotura del cristal: siempre hay que suponer, adems, alguna leycientfica que, al cabo, es la clave del fenmeno que se pretende

    inferir. Si slo aadimos condiciones relevantes, nos veremos lle-

    vados a analizar lo que sucedera si alguna de dichas condicionesno se diese; es decir, a nuevos condicionales contrafcticos, con locual se producira un crculo vicioso. Y, a su vez, si hacemosdepender la verdad de un condicional contrafctico de las leyescientficas, stas habran de estar previamente confirmadas, lo cualplanteaba a su vez problemas con los solos recursos de la lgicade primer orden, ya que los propios contrafcticos forman parte dedicha confirmacin.

    De ah que la conclusin final de Chisholm y Goodman apunta-se a subrayar el carcter no extensional de los condicionales con-trafcticos, proponiendo la introduccin de lgicas modales (esdecir, con operadores modales del tipo 'es posible que', 'es necesa-

    rio que', etc.) para el adecuado tratamiento de dichos condiciona-

    les. Ello desbordaba el marco de los clculos de primer orden conidentidad, constituyendo un motivo ms para la sustitucin delcriterio I de la versin inicial de la concepcin heredada.

    2.5. La distincin terico/observacional

    Otro de los presupuestos fundamentales de la concepcin heredadade las teoras cientficas estriba en la divisin de su vocabulario

    bsico, y por consiguiente tambin de sus proposiciones, en dos

    clases: trminos tericos y trminos observacionales. El problemasurge ya con trminos como 'frgil', dado que se est en contra de

    toda concepcin esencialista, y por lo tanto hay que proponeralgn enunciado observacional para que dicho trmino tenga signi-ficado en una teora fsica, pero se vuelve mucho ms acuciante

    15. Vase N. GOODMAN, The Problem of Counterfactual Conditionals,.

    cuando consideramos trminos como 'masa', 'electrn', etc. De ahque uno de los problemas bsicos de la concepcin heredada fuese

    la eliminacin de los trminos tericos, para lo cual se hicierondiversas propuestas y tentativas.

    Hay dos tipos de interpretacin de los trminos de V,: unarealista y otra instrumentalista; y ambas son compatibles con laconcepcin heredada.

    Puede pensarse que trminos como 'electrn', 'campo', etc.,

    as como sus derivados 'salto del electrn de una rbita a otra','modificacin de la trayectoria de un rayo de luz por influencia de

    un campo gravitacional', etc., corresponden a otras tantas propie-dades de objetos no observables, como el electrn o el campo, pero

    que existen realmente. Esta es la interpretacin realista de lostrminos tericos, en la que, de alguna manera, se reproduce eldebate clsico sobre los universales (gneros, especies) y su exis-tencia real, siendo as que lo que observamos siempre son indivi-

    dos. Incluso en la concepcin fenomnica herredada de Mach y delafbaude Carnap, la postura realista sigue siendo vlida, restrin-gindose simplemente el mbito referencial :de las teoras a losfenmenos, y no a cosas u objetos; pero dichos fenmenos sonreales y, por lo tanto, los trminos tericos aluden a entidades

    realmente actuantes en los fenmenos.Asimismo puede pensarse que los trminos tericos son sim-

    ples instrumentos tiles para hacer predicciones sobre el mbitofenorhnico;mas sin afirmar por ello que dichos trminos tericostengaii i-fei-erites reales. Lo importante de una teora serasalvarlas apariencias,explicar lo que observemos por medio de construc-ciones tericas bien elaboradas, cuya eficacia se muestra precisa-

    mente al predecir nuevos fenmenos y al explicar los ya conocidos;pero 'sin que ello nos lleve ms all, a afirmar que con dichosconeeptos hemos descubierto la realidad del mbito estudiado,mxime cuando se sabe que el progreso cientfico posiblementeacabar suprimiendo dichos conceptos y reemplazndolos porotros trminos tericos, que a su vez sern ms o menos tiles para

    predecir y explicar. Esta es, genricamente hablando, laposicininstrumentalista. En mecnica cuntica, por ejemplo, a menudo sehan mantenido este tipo de tesis en la escuela de Copenhague.

    Pero, ya en 1931, haba objetado Ramsey a la concepcin instru-mentalista que si todo el papel de los trminos tericos estriba en

    predecir nuevos hechos observables, por qu incluirlos en la

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    estructura de las teoras cientficas, en lugar de hablar exclusiva-mente en trminos observacionales, de yo? Observacin similar ala de Schlick en 1938)6

    A partir de este debate interno, Hempel formul el llamadodilema del terico, que a su vez ha dado lugar a mltiples debatesentre los defensores de la concepcin heredada. Lo enuncia as:

    Si los trminos y principios de una teora sirven para su propsito, son

    innecesarios, como se acaba de sealar, y si no sirven para su propsito,

    sin duda resultan innecesarios. Pero, dada una teora cualquiera, sustrminos y principios o sirven para su propsito o no. Luego los trminos y

    principios de cualquier teora son innecesarios.I7

    No vamos a entrar en pormenores acerca del debate suscitado

    por esta cuestin, que lleg a grados de sutileza'que para s hubie-ran querido los escolsticos. Mencionaremos nicamente la tenta-

    tiva de Ramsey, que en realidad haba sido propuesta con mucha

    anterioridad, de zanjar este tipo de discusiones eliminando lostrminos tericos de cualquier teora con un nmero finito deaxiomas. La solucin Ramsey al problema de la eliminabilidad

    de los trminos tericos ha sido retomada posteriormente por Sneedy por la concepcin estructural," por lo cual conviene aludir a ella,

    aunque sea muy brevemente.El esquema de dicha solucin es el siguiente: si a,, a, son

    trminos tericos de T y w,, xit,, son los axiomas en los queintervienen dichos a

    z , se trata entonces de presentar T como unateora con un nico axioma: y, . . 41,.

    Si ahora consideramos otras frmulas semejantes a las xv, y lasllamamos obtenindose estas ltimas sustituyendo en las pri-

    meras cada una de las apariciones de los trminos tericos a,

    16. Vase F. P. RAMSEY, The Foundations of Mathematics and other LogicalEssays (Londres, Kegan Paul, 1931), pp. 194-255, y M. ScHucx, Gesammelte Aufsiitze(Hildesheim, Olms, 1969), pp. 67-68.

    17. Vase C. G. HEMPEL, Theoretician's Dilemma, en FEIGL, SCRIVEN and

    MAXWELL (eds.), Minnesota Studies for the Philosophy of Science (Minneapolis,University of Minnesota Press, 1958), vol. II, pp. 37-98, y en especial la seccin 5, ascomo la versin renovada del dilema del terico en C. G. HEMPEL, Aspects ofScientific Explanation (Nueva York, Free Press, 1965), p. 190. Esta ltima obra hasido traducida parcialmente (Buenos Aires, Paids, 1975) con el ttulo Confirma-cin, induccin y creencia racional.

    18. Vase, ms adelante, 6.3.

    por variables predicativas 1:1 llegaramos al enunciado de Ramsey

    paraT:

    3(fil) (3.) (w' ...

    con lo cual, si ahora construimos la teora T', reemplazando el

    axioma nico de Tpor el enunciado de Ramsey, habremos conse-

    guido que todos los teoremas deTo sean teoremas de T y de T',pero

    con la peculiaridad de que en T' ya no habr trminos tericos de

    Val haber sido sustituidos en todos los enunciados derivables delaxioma nico por variables predicativas cuantificadas existencial-

    mente. Se evitan as las entidades tericas, al aludir a ellas median-te el cuantificador existencial, pero sin mencionarlas de forma

    explcita ni decir cules son, ponindoles nombre.El propio Hempel critic la solucin de Ramsey al problema

    de la eliminacin de los trminos tericos pero, independiente-mente de ello, la propuesta de Ramsey recurra a su vez a unalgica con cuantificadores, desbordando as el marco de los cl-

    culos lgicos L admitidos en el primer requisito de la versin

    inicial.Conviene subrayar que, en el marco de la concepcin hereda-

    da, la problemtica de la distincin terico/observacional siempreestuvo centrada en los trminos tericos, y mucho menos en el

    lenguaje observacional propio de las teoras. De ah que las crticas

    de Hanson)9 segn el cual toda observacin est cargada de

    teora tuvieran particular repercusin sobre uno de los postulados

    centrales de la concepcin heredada.

    2.6. Las reglas de correspondencia

    Toda teora axiomatizada parte de unos trminos primitivos, indefi-nibles, que slo se determinan mutuamente por los axiomas que seadopten en dicha teora. Sin embargo, para el desarrollo de lasdemostraciones hay que introducir luego una serie de trminosdefinidos en funcin de los primeros. Requisito esencial del mto-

    19. Vase 2.9.3.

    Las reglas de correspondencia 3736 La concepcin heredada

  • 7/24/2019 Echeverra, Javier - Introduccin a La Metodologa de La Ciencia

    23/165

    38 La concepcin heredada Las reglas de correspondencia 39

    do axiomtico ha sido siempre que todo concepto de la teora sea

    definido explcitamente en funcin de los trminos primitivos.En el caso de las teoras con contenido emprico, este requisito

    slo era necesario para los trminos tericos, pues se presuponaque los observacionales no presentaban problemas. Por eso, en unprincipio, el positivismo lgico exiga definiciones explcitas de

    todos y cada uno de los trminos tericos, sin excepcin. Todo

    enunciado de una teora deba de ser traducible a trminos obser-

    vacionales, incluidas las leyes fundamentales o axiomas. El criterioempirista de significado, por otra parte," mantenindose en la

    tradicin segn la cual slo hay significado donde hay proposicio-

    nes, comportaba la consecuen