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3. INTRODUCCIN AL NMERO 30 Joan Martnez Alier 5. PREGUNTAS - BALANCE Carola Reintjes, Nria Ferrer, Albert Recio, Vctor M. Toledo, Jordi Roca, Pep Puig, Jordi Bigues y Tatiana Roa

COLOMBIA7. EL CASO DEL EMBALSE DEL MUA: INVERSIN PESTILENTE EN MANOS DE ENDESA David Llistar y Tatiana Roa 21. DECLARACIN DE LA V CONFERENCIA NACIONAL DE PRAMOS Y BOSQUES DE NIEBLA 25. LOS EMBERAS KATOS: UN PUEBLO DESGARRADO DE COLOMBIA Estefan Baleta Lpez 33. EL AGUA Y LA RIQUEZA DE LA NATURALEZA BASE DE LOS CONFLICTOS AMBIENTALES, EL CASO DE CURIT EN SANTANDER-COLOMBIA Jaime Moreno Q.

LOS PRECURSORES DE LA ECONOMA ECOLGICA41. EL DESAFO DE LA BIOECONOMA scar Carpintero 59. EL DESARROLLO ECOCOMPATIBLE: LA ACTUALIDAD DE LA CONTRIBUCIN DE KARL WILLIAM KAPP (1910-1976) Tommaso Luzzati

BIOTECNOLOGA Y BIOPIRATERAS71. EL ACCESO A RECURSOS GENTICOS Y LA LEGALIZACIN DE LA BIOPIRATERA Elizabeth Bravo 83. HASTA NUNCA, MONSANTO Silvia Ribeiro 85. QU PAS CON LA PATENTE DEL FRIJOL ENOLA? Silvia Ribeiro 87. LA SOJA TRANSGNICA EN AMRICA LATINA: UNA MAQUINARIA DE HAMBRE, DEFORESTACIN Y DEVASTACIN SOCIOECOLGICA Miguel Altieri y Walter A. Pengue

EL ORO MATA95. EL XITO DE TAMBO GRANDE Teresa Subas Grau, Mara Jess Beltrn, Julia Mrida, Marta Moreno, Itziar Salas, Alba Snchez Corominas, Mar Soler y Mireia Parea

DEBATE119. EL INSTRUMENTO DE LA CONSULTA PREVIA: UNA HERRAMIENTA A FAVOR DE QU Y DE QUIN? Sara Latorre Toms 121. FUNDAMENTOS ECONMICOS Y SOCIALES PARA EL PAGO POR SERVICOS AMBIENTALES HDRICOS (PSAh) Amrico Saldvar V.

CAMBIO CLIMTICO135. CALORES DE ANDALUCA Rogelio Fernndez Reyes 141. NDICES DE LOS NMEROS 1-30

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Introduccin al nmero 30

Coordinacin: Joan Martnez Alier [email protected] Administracin: Icaria editorial, C/. Ausis Marc, 16, 3., 2. - 08010 Barcelona Tels. 93 301 17 23 - 93 301 17 26 - Fax 93 317 82 42 [email protected] www.icariaeditorial.com Edita:

Redaccin: Jordi Bigues, Luis ngel Fernndez Hermana, Nria Ferrer, Rafael Grasa, Luis Lemkow, Carme Miralles, Anna Monjo, Jaume Morrn, Flix Ovejero, Octavi Piulats, Josep Puig, Albert Recio, Carola Reintjes, Jorge Riechmann, Jordi Roca (Barcelona), Nicolau Barcel (Mallorca), Manuel Gonzlez de Molina (Granada). Consejo internacional: Federico Aguilera Klink (Tenerife), Elmar Altvater (Berln), Nelson lvarez (Montevideo), Manuel Baquedano (Santiago de Chile), Elizabeth Bravo y Esperanza Martnez (Quito), Jean Paul Delage (Pars), Arturo Escobar (Chapel Hill, N.C.), Jos Carlos Escudero (Buenos Aires), Mara Pilar Garca Guadilla (Caracas), Ramachandra Guha (Bangalore), Enrique Leff (Mxico, D.F.), Jos-Manuel Naredo (Madrid), Jos Augusto Pdua (Ro de Janeiro), Rubn Prieto (Montevideo), Magaly Rey Rosa (Guatemala), Silvia Ribeiro (Mxico), Tatiana Roa (Bogot), Giovanna Ricoveri (Roma), Vctor Manuel Toledo (Mxico D.F.), Juan Torres Guevara (Lima), Michael Watts (Berkeley, Calif). Diseo: Iris Comunicacin Fotografas de la cubierta: ??????????????????? Joan Martnez Alier, David Llistar, Tatiana Roa, Estefan Baleta Lpez, Jaime Moreno Q., scar Carpintero, Tommaso Luzzati, Elizabeth Bravo, Silvia Ribeiro, Miguel Altieri, Walter A. Pengue, Teresa Subas Grau, Mara Jess Beltrn, Julia Mrida, Marta Moreno, Itziar Salas, Alba Snchez Corominas, Mar Soler, Mireia Parera, Sara Latorre Toms, Amrico Saldvar V., Rogelio Fernnez Reyes. Icaria editorial Arc de Sant Cirstfol, 11-23 08003 Barcelona Tels. 93/301 17 23 - 301 17 26 - Fax 93/295 49 16 www.icariaeditorial.com Impreso en Barcelona, diciembre de 2005 Romany/Valls, s.a. - Verdaguer, 1 - Capellades (Barcelona) EDICIN IMPRESA EN PAPEL RECICLADO ISSN: 1130-6378 Dep. Legal: B. 41.382-1990 La direccin de la Revista se reserva el derecho de reproduccin

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INTRODUCCIN AL NMERO 30

Introduccin al nmero 30Joan Martnez Alier

La revista semestral Ecologa Poltica cumple 15 aos y hace un alto en el camino. La revista va bien, pero este es el ltimo nmero, pues queremos reflexionar sobre cmo continuar y ampliar el trabajo en Ecologa Poltica. Acabamos este nmero 30 con la misma buena marcha con que empezamos: con artculos sobre biotecnologas y biopiratera (de Elizabeth Bravo, Miguel Altieri, Walter Pengue, Silvia Ribeiro), con un gran informe sobre el xito de Tambogrande contra la minera de oro de cielo abierto, con dos artculos (de Oscar Carpintero y de Tomaso Luzzati) sobre Georgescu-Roegen y K.W.Kapp, precursores de la economa ecolgica, con un bloque de trabajos sobre Colombia (y las hazaas de Endesa) escritos por Tatiana Roa, David Llistar y otros autores, con un polmico ensayo de Amrico Saldvar sobre el pago de servi-

cios ambientales Incluimos adems los ndices completos de los nmeros 1 al 30. Todos los materiales publicados en Ecologa Poltica en estos 15 aos, 30 nmeros y 5000 pginas se pondrn prximamente a disposicin general gratuita en una pgina web y posiblemente la revista tenga continuidad en una segunda poca. Nos queda un sentimiento de agradecimiento a quin impuls inicialmente la revista desde Santa Cruz, California, James OConnor, a los suscriptores y lectores, y muy especialmente al consejo de redaccin y consejo internacional. A algunos de sus miembros les pedimos una breve opinin y balance sobre dos cuestiones. Encontraris las respuestas en las pginas siguientes. Muchas gracias.

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INTRODUCCIN AL NMERO 30

Preguntas y balance1. Estado del medio ambiente en el mbito geogrfico que prefieran (el mundo, su continente, su pas, su ciudad) y en los aspectos que gusten (bosques, contaminacin del aire o todos los aspectos), comparando la situacin actual con la de hace 15 aos. 2. Los logros y fracasos del movimiento ecologista (global, local) en estos 15 aos, con ejemplos.

CAROLA REINTJESNacida en Alemania (Repblica Federal Alemana) en el 1960, vive en Crdoba, Andaluca. Tiene dos hijos, Ikarus y Mirka. Es militante en el movimiento alterglobalizacin, dedicada en su quehacer diario a la construccin de otra economa, con su organizacin, IDEAS, organizacin de Comercio Justo y Economa Solidaria. Tiene la mitad de su corazn y alma apostando por otro mundo posible, y la otra mitad trabajando comprometida para que as sea.

1. Estado del medio ambiente El medio ambiente no goza de buena salud, anda con las hojas marchitas, se va quedando en un tercio ambiente, y mucho me temo que cuando Ecologa Poltica cumpla 30 aos estemos en el cuarto ambiente. 2. Logros y fracasos De naturaleza optimista obligada quisiera constatar que los logros del movimiento ecologista son mltiples e indu-

dables. Su mera existencia, su capacidad de creciente cohesin, basada en mayor entendimiento mutuo y mayor respeto a la diversidad, entendiendo la misma como riqueza, su rebelda necesaria bien conservada, pero envuelta en un bagaje de capacidad creciente de negociacin y pacto, con un lazo de diplomacia. Su fracaso: Que necesitemos un movimiento ecologista an, su gran fracaso: que lo necesitemos cada da ms.

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Introduccin al nmero 30

NRIA FERRER I FELISDoctora en Ciencias Qumicas por la Universidad de Barcelona. Ha trabajado durante algunos aos en temas relacionados con la contaminacin atmosfrica, de aguas, residuos, problemtica de los productos de consumo. Ha participado activamente en diversos grupos ecologistas, grupos de mujeres, centros de educacin y cvicos. Actualmente pertenece a la asociacin Cientficos por el Medio Ambiente. CiMA desde la que se intenta divulgar el conocimiento cientfico medioambiental a todos los sectores de la poblacin.

1. Estado del medio ambiente Nos adentramos peligrosamente en un mundo cada vez menos sostenible. Por una parte hemos aumentado la extraccin de materias primas en pases menos desarrollados y por otra hemos sintetizado nuevos productos que abaratan los precios de mercado hasta ahora existentes. Esto ha producido un aumento del consumo y consecuentemente un aumento de la contaminacin y de los residuos producidos. Parece que la incitacin a consumir ha cuajado profundamente en nuestra sociedad del bienestar, a costa de un deterioro medioambiental, de un aumento de las diferencias sociales y de la introduccin de sustancias en nuestro organismo cuyos efectos son ms que dudosos. Las grandes multinacionales han encontrado un filn en la generacin de nuevos productos cuya necesidad es totalmente creada. 2. Logros y fracasos del movimiento ecologista Me gustara poder tener a mano ejemplos de logros que ha obtenido el movimiento ecologista en los pases desarro-

llados durante los ltimos 15 aos, pero aparte de la capacidad de divulgacin de la informacin, que quizs se ha producido en gran parte gracias al exponencial desarrollo de las vas de comunicacin informticas, encuentro muy pocos ejemplos. He tenido ocasin de visitar Nueva Zelanda de nuevo, despus de casi 10 aos. En un pas supuestamente preocupado por su medio ambiente, he podido apreciar los efectos de la deforestacin, el aumento del consumo de productos con grandes embalajes, la no obligacin de que los coches pasen controles de emisin de gases, y en general un aumento feroz del consumismo. En nuestro pas ha sucedido algo similar. Por ejemplo en el campo de los residuos domsticos, donde el movimiento ecologista ha participado activamente, vemos que despus de 15 aos de proyectos y buenos propsitos, el balance neto es un mayor consumo y un aumento de los residuos producidos.

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PREGUNTAS Y BALANCE

ALBERT RECIOProfesor de Economa en la Universidad Autnoma de Barcelona, especialista en economa laboral, y activista del movimiento vecinal.

1. Situacin Considero que la situacin general global ha seguido deteriorndose como resultado de la persistencia de un modelo socioeconmico basado en uso intensivo de recursos naturales. En el caso de Espaa los ltimos aos han visto la aceleracin de un modelo totalmente insostenible, como lo muestra el crecimiento de emisiones de efecto invernadero (fruto en gran parte de la expansin del automvil) y todos los efectos generados por el modelo urbanstico de expansin del crecimiento. La enorme dependencia que tiene la economa espaola del sector inmobiliario y de la industria del auto, el poder de manipulacin social que tienen los grupos capitalistas que controlan este proceso y la ausencia de alternativas globales al mismo, explica las enormes inercias de este proceso y los enormes peligros sociales y ambientales que deberemos enfrentar en el futuro. Los pequeos logros parciales en reas como la reduccin de la contaminacin, son slo pequeos correctivos a un modelo productivo inalterado en lo sustancial

2. Movimiento ecologista Su implantacin es socialmente dbil, a pesar de que ha habido algunos avances. En primer lugar porque los temas ambientales han conseguido entrar en la agenda poltica. Y en segundo lugar porque en algunos casos se han producido verdaderas movilizaciones sociales que han conseguido victorias significativas, especialmente en el caso del movimiento contra los trasvases. Pero no existe ni un movimiento capilar suficientemente organizado y fuerte, ni puede decirse que las ideas ecologistas estn generando cambios sustanciales en las demandas, en los comportamientos sociales que se orienten hacia un cambio de modelo. No slo por el enorme poder hegemnico de las culturas neoliberales y desarrollistas, sino tambin por la ausencia de un proyecto de alternativa socioecolgica global que permitiera vislumbrar un modelo social alternativo. Hay algn riesgo que la bsqueda de soluciones pragmticas genere un ecologismo neoliberal (que introduce correcciones sin cambiar el modelo), cuando a mi modo de ver se requiere un planteamiento que abarque transformaciones generales en el plano ambiental y social.

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Preguntas y balance

VCTOR M. TOLEDOPertenece al Centro de Investigaciones en Ecosistemas, Universidad Nacional Autnoma de Mxico. Autor internacionalmente conocido en Etno-ecologa

El Planeta Azul (1990-2005) y la urgencia de la Ecologa Poltica Hasta donde la capacidad de mi memoria y la nitidez de mis recuerdos me lo permiten, alcanzo a vislumbrar durante el periodo dos principales eventos tan grandes como angustiantes: la confirmacin y aceleracin de los principales fenmenos destructivos, y la incapacidad (o al menos la enorme lentitud) de parte de la humanidad para reaccionar y responder a esos eventos. Vivimos ya tiempos de emergencia planetaria sin que se hayan logrado desactivar o al menos desacelerar los principales procesos e inercias de deterioro global. Lo que en 1990 eran dudosas predicciones, vaticinios lejanos o adelantos poco crebles, hoy comienzan a aparecer como escenarios posibles de ser vividos y padecidos por la generacin de nuestros hijos. Adems de confirmarse por todos los flancos el calentamiento de la Tierra, en los ltimos aos hemos presenciado eventos globales o macro-regionales inesperados como los incendios forestales de 1997-98, la borrasca sobre el centro de Europa en 2002, la cancula del 2003 que dej sin vida a 30,000 europeos, y en el 2005 el incremento en magnitud de la intensidad y el nmero de los huracanes, amn de la sequa en la regin amaznica y otros lugares. En las dimensiones profundas del tiempo lo anterior significa que a los ritmos actuales la humanidad acabar en algo menos de 100 aos con lo construido durante 400,000 aos de su historia de especie y con los dos millones de aos de evolucin de su estirpe (homnidos). El futuro cercano turba ya los sueos de los habitantes ms concientes del planeta, de las mentes ms lcidas, y al mismo tiempo obliga a realizar un replanteamiento de una profundidad y una radicalidad inesperadas. Ya no puede ser vista la presencia y la accin humanas con los mismos instrumentos, ni pueden los reflectores del conocimiento seguir iluminando los mismos campos de la realidad, sin pensar o al menos dudar de la efectividad de tales abordajes. Todos los ismos, no importa que sean religiosos, polticos, ideolgicos o morales, son hoy inservibles para operar como referen8 30 - 2005

tes frente a la tremenda crisis de supervivencia a la que son conducidos la especie humana y el planeta. En conjunto, las creencias que guan a los millones de monos desnudos que hoy dominan los espacios planetarios, y que los entretienen y dan sentido a sus vidas, funcionan como anestsicos que oscurecen o desaparecen la necesidad de construir y asumir una tica por la supervivencia de la especie y su entorno y su correspondiente poltica para la accin. Como especie, la humanidad carece hoy de mecanismos de respuesta, para modificar los procesos de auto-destruccin. El conflicto supremo ser cada vez ms entre dos subespecies culturales: el minoritario Homo sapiens (el mono conciente) y el dominante Homo demens (el mono demente) en todas sus versiones (religiosas, polticas, ideolgicas). Quince aos despus, la ecologa poltica se ha vuelto ms, no menos, urgente. En estos tiempos de declarada emergencia, la ecologa poltica debera de ser el gran centro de discusin radical, el obligado referente, el lugar donde se ejecutan los debates de vanguardia. Slo una discusin, profunda, intensa y descarnada, permitir remontar las mil trampas que existen en el camino hacia una verdadera toma de conciencia de la situacin que se vive y de la que se avecina. Slo un enfoque de ecologa poltica dotar a quienes conducen los destinos de gobiernos, mercados y poblaciones enteras de una capacidad para cambiar las inercias suicidas. Slo planteamientos esclarecedores y propuestas difanas, permitirn la consolidacin de los movimientos sociales y polticos que por fortuna hoy crecen y se multiplican por todos los rincones del orbe, en defensa de la naturaleza y la dignidad humana. Esta es la gran tarea y el compromiso central de quienes se dedican a la ecologa poltica. Reformularlo todo para actuar de inmediato es la consigna; pues hoy en da hay que reinventarlo todo, y lo ms urgente es la poltica.

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PREGUNTAS Y BALANCE

JORDI ROCA JUSMETNacido en Barcelona (1955). Doctor en Economa por la Universidad Autnoma de Barcelona. Profesor de la Universidad de Barcelona. Imparte diferentes cursos sobre las relaciones entre economa y naturaleza y la poltica ambiental en las licenciaturas de Economa y de Ciencias Ambientales y en el Doctorado en Economa. Ha llevado a cabo diversos trabajos sobre energa, crecimiento econmico y presiones ambientales, contabilidad econmica y ambiental, fiscalidad ambiental y precios del agua. Entre sus publicaciones destacan los libros (con Joan Martnez Alier) Economa ecolgica y poltica ambiental, Fondo de Cultura Econmica, Mxico y (con Ignasi Puig y Enric Tello) Experincies autonmiques de fiscalitat ambiental i propostes per a Catalunya, Departament de Medi Ambient i Habitatge de la Generalitat de Catalunya; y numerosos artculos en revistas nacionales y extranjeras tanto acadmicas como de divulgacin (Energy Economics, Energy Policy, Ecological Economics, Environmental and Resource Economics, Ecologa Poltica, Economa Industrial, mientras tanto, Revista de Economa Crtica,...).

1. Situacin Uno de los problemas que ms ha centrado el debate sobre el deterioro ambiental durante este periodo es el del cambio climtico. La importancia del debate no reside slo en los inciertos pero probablemente muy negativos efectos del cambio en la composicin de la atmsfera sino en que es un ejemplo claro de cmo la expansin de la poblacin humana y an ms del consumo de recursos per capita plantea cambios de dimensin global, difciles de revertir y que afectan por muy largos perodos de tiempo. La valoracin de los ltimos quince aos tiene varias dimensiones. Desde el punto de vista de las presiones que generan el problema, el balance es muy negativo: las emisiones mundiales actuales son muy superiores a las de 1990 (a pesar de la enorme disminucin no planificada de las del antiguo bloque de la Unin Sovitica) y la dinmica expansiva no se detiene, mientras aumenta la deforestacin en muchas regiones del mundo. Desde el punto de vista de la conciencia de la gravedad del problema, se ha avanzado mucho. Desde el punto de vista de las respuestas polticas necesariamente mundiales los avances son muy modestos aunque destacables: por primera vez un moderadsimo compromiso cuantitativo de limitacin de las emisiones (Kioto, 1997) pero no ratificado por EE UU y limitado debido a los conflictos distributivos a los que esta revista ha prestado siempre mucha atencin a una parte del mundo.

2. Movimiento ecologista En la realidad ms prxima, puedo al menos referirme a una lucha que bsicamente se ha saldado de momento con un xito de los ecologistas. Se trata del abandono de los proyecto de construccin de una gran infraestructura para trasvasar agua desde el ro Ebro hacia, por un lado, el rea metropolitana de Barcelona y, por el otro, hacia el Sur. Aspectos muy interesantes de este conflicto protagonizado sobre todo por las poblaciones ms directamente afectadas por el trasvase son que se plante cada vez ms como un conflicto entre diferentes formas de entender y gestionar un recurso escaso y de gran valor ambiental y cultural: frente a las polticas de oferta se reivindicaron sobre todo las polticas de gestin de la demanda. La oposicin ciudadana y tambin de solventes cientficos de diferentes disciplinas se articul alrededor de un concepto nueva cultura del agua que hizo fortuna. Adems de la movilizacin y los argumentos, sin duda dos factores que contribuyeron al xito del movimiento de oposicin a los trasvases fueron los nuevos aires procedentes de la Unin Europea en materia de poltica de aguas y paradjicamente la revalorizacin de una de las alternativas de oferta: la desalacin de agua, cuyos costes econmicos y ambientales han disminuido y marcan un lmite que no debera ser superado por ninguna otra propuesta.

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Preguntas y balance

JOSEP PUIG I BOIXDoctor ingeniero industrial, UPC, 1982; trabaja en la Universidad y como consultor en temas de energa y sostenibilidad. Profesor de la UAB desde 1979 (cursos de Recursos energticos y de Energa y sociedad). Cofundador de Ecotcnia S.Coop.C.L., en 1981, empresa cooperativa pionera en el diseo y fabricacin de aerogeneradores (galardonados sus fundadores con el Premio Poul laCour, otorgado por la 2001 European Conference on Wind Energy). Fundador en 1992 de Ecoserveis, una asociacin profesional dedicada a la consultora y a la educacin sobre energa y medio ambiente. Ecoserveis ha sido galardonada con el Premio Solar Europeo 2004 en su categora de Arquitectura Solar, por liderar el proyecto de la Fbrica del Sol en Barcelona. Autor de diversos libros, ponencias y artculos sobre energa, tecnologa y medio ambiente. Fue Concejal de Ciudad Sostenible en el Ayuntamiento de Barcelona (1995-1999) y lider el proceso para la adopcin de la Ordenanza Solar. La ordenanza solar ha sido galardonada con el Solar Prize 2001, otorgado por Eurosolar. Presidente de la red europea Energie-Cits (1997-2000). Impulsor de la agencia local de energa BarnaGEL Barcelona Grup dEnergia Local, que naci al amparo del programa SAVE de la Comisin Europea. Miembro del Grup de Cientfics i Tcnics per un Futur No Nuclear, que organiza anualmente, desde 1987 las Conferncies Catalanes per un Futur Sense Nuclears i Energticament Sostenible. Cofundador y presidente de EUROSOLAR Espaa y vicepresidente de EUROSOLAR-Asociacin Europea por las Energas Renovables. Milita activamente en la organizacin poltica Els Verds-Alternativa Verda, el partido verde cataln. Particip activamente en el proceso de la Cumbre de la Tierra (Ro de Janeiro, 1992), donde actu como negociador del Tratado de energa en el Foro Internacional de ONG, dentro del Foro Global92. Tambin particip en la Cumbre Internacional sobre Desarrollo Sostenible (Johannesburg, 2002), y especialmente en el Foro Global de los Pueblos.

1. Situacin La situacin del uso de la energa en la ciudad de Barcelona. La ciudad de Barcelona, a pesar de haber estabilizado su poblacin, continua aumentando imparablemente el consumo de energas sucias (electricidad nuclear y fsil), por la falta de polticas energticas municipales claras y bien precisas y por la tolerancia y/o complicidad con la que se han generalizado prcticas muy ineficientes en el uso de la energa. 2. Movimiento Ecologista A escala de la ciudad de Barcelona, el movimiento de la ecologa poltica consigui introducir en la poltica local (19951999) unos logros que han marcado la diferencia, entre antes

y despus. Entre ellos se puede destacar: introducir el debate de la sostenibilidad y las Agendas 21, hacer adoptar una Ordenanza Solar que hoy es considerada un ejemplo mundial de promocin de la energa solar trmica, la cual obliga a todos los nuevos edificios (y a los que se rehabilitan integralmente) a disponer de un sistema solar para calentar el 60% del agua caliente sanitaria que se consume. Tambin cosech el fracaso de no conseguir su estabilizacin como fuerza poltica independiente de los partidos tradicionales. Algn da se conocer el papel que tuvo en ello la volatilizacin de una inversin multimillonaria para una planta gigante de incineracin de residuos municipales, que no se lleg a construir a pesar de estar los crditos bancarios comprometidos.

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JORDI BIGUESPeriodista, activista y artivista. Padre de dos hijos. Ha sido director de la revista Integral , cuando era independiente, y de El Temps Ambiental. Fundador de Greenpeace y colectivos ecologistas, pertenece a Ecoconcern Innovacin social. Acaba de publicar Responsarbolidad, una gua prctica sobre el cambio climtico, la crisis ecolgica y forestal.

Estamos peor, pero lo sabemos mejor, disponemos de informacin ms fiable, ajustada y compartida. En este sentido, en el mundo latino, Ecologa poltica ha sido de gran ayuda, socializando el conocimiento, anticipando y divulgando conceptos. A nadie le gustan las malas noticias, pero todos los indicadores nos muestran un empeoramiento de las condiciones ambientales. Es verdad que las sustancias letales o txicas que han disminuido o desaparecido del medio ambiente ha sido por su prohibicin, no por su regulacin. La guerra entre biosfera y tecnosfera se ha acelerado. Estamos immersos en la Sexta Gran Extincin de especies. Ahora lo sabemos explicar con un lenguaje ms com-

prensible. No es que el proceso haya llegado a su fin. A diferencia de los grandes movimientos de emancipacin del pasado siglo, seguimos sin Biblia ni catecismos ni dirigismos. No faltan iluminados, pero necesitamos ms luz para seguir el rumbo hacia la democracia ecolgica. El conocimiento crtico trenzado con los movimientos sociales permitir movimientos por una nueva cultura, propuestas estratgicas innovadoras y ecosociales que inicialmente nacen como respuesta a una agresin pero proponen un nuevo modelo de gestin de los recursos. A partir de la propia realidad se propone que otra gestin, otro mundo, es posible. En este sentido, estamos mejor.

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TATIANA ROA AVENDAODirectora de CENSAT AGUA VIVA - Friends of the Ear th Colombia. Como ambientalista ha promovido campaas contra la explotacin petrolera, la mineria y la defensa de la vida, el patrimonio natural y las culturas.

Para Icaria, en sus 15 aos Durante las ltimas dcadas, el mundo ha tenido que reconocer la expresin ms palpable de la crisis ambiental planetaria: el Cambio Climtico. Esta crisis manifestada en el incremento en la intensidad y frecuencia de los eventos extremados, ha puesto al desnudo la crisis de la sociedad occidental que ha basado su acumulacin y desarrollo en la adiccin a los combustibles fsiles. Esta sociedad del siglo XX, que ha jugado impunemente con la naturaleza y la especie humana podra ser llamada la civilizacin del petrleo. La devocin que occidente y particularmente los pases del Norte rindieron al petrleo y a los energticos provenientes de fsiles en general, ha provocado algo que hoy ya nadie pondra en duda. El cambio climtico se nos aproxima de forma apabullante, es una realidad que vive toda la humanidad pero que sufren con mayor intensidad las poblaciones ms vulnerables: pescadores, campesinos, indgenas, negritudes y pobladores urbanos empobrecidos. Esto junto a otros asuntos como la destruccin de ecosistemas, la extincin de especies, el hambre, la sed, la desaparicin de las culturas y la homogeneizacin de los deseos,

han sido los desafos que ayer y hoy ha enfrentado el ambientalismo. En las ltimas dcadas mujeres y hombres tozudos emprendieron el reto de buscar una alternativa para ser y vivir en este planeta. En Colombia el ambientalismo ha construido alternativas desde las regiones y los espacios locales que promuevan propuestas de calidad de vida y bienestar para las comunidades tradicionalmente marginadas. El ambientalismo ha sido una fuerza social que ha logrado por sobretodo impregnar del discurso de la sustentabilidad al resto del movimiento social. La semilla que ha sembrado el ambientalismo suea y construye nuevas formas de relacionarnos entre nosotros y con la naturaleza, de reconstruir la vida en este planeta a partir de una visin integral de ella en la cual se tramen nuevos tejidos sociales y ecolgicos en equidad y libertad. Si antes los movimientos sociales tenan reinvindicaciones econmicas y sociales como sus principales banderas, nadie puede discutir como varias de las luchas importantes en el Planeta giran hoy en torno a reinvindicaciones que en otras pocas fueron de exclusividad de los ambientalistas. En el ambientalismo esta el futuro de la poltica en el mundo.

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JORGE RIECHMANN(Madrid, 1962). Poeta, traductor literario, ensayista y profesor titular de filosofa moral en la Universidad de Barcelona; actualmente trabaja como investigador sobre cuestiones ecolgico-sociales en el Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud (ISTAS) de Comisiones Obreras. Su actividad acadmica versa sobre tica y ecologa; condiciones sociales para la sustentabilidad ecolgica; impactos sociales de la tecnociencia. Es socio de la Sociedad Espaola de Agricultura Ecolgica (SEAE), presidente de CiMA (Cientficos por el Medio Ambiente), miembro del Consejo de Greenpeace Espaa y afiliado a Ecologistas en Accin. Ha traducido extensamente a poetas como Ren Char y dramaturgos como Heiner Mller. En los ltimos aos, ha ido formulando la vertiente tica de su filosofa ecosocialista en una triloga de la autocontencin que componen los volmenes Un mundo vulnerable, Todos los animales somos hermanos y Gente que no quiere viajar a Marte (reunidos en la editorial Los Libros de la Catarata). Adems, cabe mencionar libros como Necesitar, desear, vivir. Sobre necesidades, desarrollo humano, crecimiento econmico y sustentabilidad (Los Libros de la Catarata, Madrid 1998), Todo tiene un lmite (Debate, Madrid 2001), Cuidar la T(t)ierra (Icaria, Barcelona 2003) y Transgnicos: el haz y el envs (Los Libros de la Catarata, Madrid 2004). Su ltimo poemario publicado es Ah te quiero ver (Icaria, Barcelona 2005).

Una respuesta breve. Puede una agricultura ecolgicamente razonable dar de comer a ocho o nueve mil millones de personas? S que puede (pero dos variables clave, que los anlisis cientficos normalmente dejan de lado, son la propiedad de la tierra y la composicin de la dieta). Y puede hacerlo la agricultura de las transnacionales agroqumicas, la OMC, los latifundios agroexportadores y los laboratorios de transgnicos? No: a esa agricultura le sobran, ya hoy, unos mil millones de personas.

sa es la cuestin. Al mundo ahormado por el poder del capital financiero y las transnacionales le sobran miles de millones de personas. Con agricultura campesina, soberana alimentaria, agroecologa y dietas bajas en carne podremos alimentarnos todos y todas sin devastar la biosfera. Con monocultivos, patentes sobre la vida, oligopolios, agrotxicos y agricultura sin agricultores la debacle est garantizada. Hay que elegir.

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ColombiaEl caso del embalse del Mua: inversin pestilente en manos de EndesaDavid Llistar y Tatiana Roa

Declaracin de la V Conferencia Nacional de Pramos y Bosques de Niebla Los emberas katos: un pueblo desgarrado de ColombiaEstefan Baleta Lpez

El agua y la riqueza de la naturaleza base de los conflictos ambientales, el caso de Curut en Santander-ColombiaJaime Moreno Q.

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COLOMBIA

El caso del Embalse del Mua: inversin pestilente en manos de ENDESADavid Llistar y Tatiana Roa*

DICIEMBRE DE 2005 Quien ha llegado a Bogot por el sur recordar los pestilentes olores provenientes del Embalse del Mua que invaden esta regin y trascienden decenas de kilmetros. Antao este lugar fue el sitio preferido de los bogotanos y los pobladores locales para recrearse, no obstante hoy es una cloaca y un ejemplo palpable de las inequidades existentes entre las ciudades y el campo. Esta historia empez a mediados del siglo XX, cuando se construy el Embalse para almacenar las aguas de dos microcuencas y con la perspectiva de generar energa aprovechando la fuerte cada del Salto del Tequendama, de ah que en los sesenta se trasvasaran y bombearan las aguas del ro Bogot para ampliar la generacin de energa del sistema energtico, sin importar el grave impacto que ello conllevara a los pobladores de Sibat.

* David Llistar i Bosch. Observatorio de la Deuda en la Globalizacin (www.observatoriodeuda.org).Tatiana Roa Avendao. Censat Agua Viva (www.censat.org).1

Este artculo busca presentar este caso contundente de deuda ecolgica, tanto interna como externa, en el que se advierten mltiples violaciones al derecho a la salud y a los derechos ambientales de los pobladores, del ganado y a la biota del municipio de Sibat1 por el bombeo de las aguas altamente contaminadas del ro Bogot, que una vez embalsadas a pocas decenas de metros del pueblo se dejan caer para generar energa elctrica. La empresa generadora propietaria de la represa es EMGESA, hoy filial colombiana del grupo espaol ENDESA, el mayor grupo elctrico de Amrica Latina. Por ser uno de los conflictos ambientales ms importantes de Colombia y desconocido en la opinin pblica del Estado espaol e incluso la colombiana, investigadores del Observatorio de la Deuda en la Globalizacin ODG conjuntamente con el equipo de Censat Agua Viva, vinculado a la regin desde hace unos meses, accedimos al municipio para tomar contacto con la situacin. La historia del Sibat y su gente es el reflejo de los conflictos ambientales que genera el actual modelo energtico. He aqu la contextualizacin del conflicto y algunos anlisis en pro de la justicia ambiental al respecto.

El municipio de Sibat se encuentra a 30 km de la ciudad de Bogot

y posee actualmente unos 30.000 habitantes.

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ANTECEDENTES DE UN CONFLICTO AMBIENTAL ENTRE POBLADORES, ADMINISTRACIONES Y UNA CORPORACIN EXTRANJERA El Embalse del Mua se construy a finales de los aos cuarenta para almacenar las aguas de los ros Aguas Claras y Mua. La empresa que lo gestion desde entonces hasta 1997 fecha de entrada del capital espaol fue la empresa de Energa de Bogot (EEB). En 1967 se inici el bombeo de agua del ro Bogot al embalse. Para construir el embalse, EEB forz el desplazamiento de algunas familias campesinas que habitaban el rea de inundacin, varios de los cuales se establecieron a unos metros del embalse. Al lado de la laguna se instalaron clubes nuticos de pesca deportiva que se convirtieron en atractivos tursticos para la capital colombiana. En los aos cincuenta el embalse transform a Sibat en un polo de importante actividad econmica. Pero fue en los aos setenta cuando la contaminacin del Ro Bogot se increment velozmente afectando la calidad del agua del Embalse, as empez el conflicto central. Segn el Informe de la Defensora del Pueblo de Colombia, el conflicto deriva de la intensa contaminacin ambiental de toda la regin aledaa al embalse del Mua producida por deshechos de la zona industrial que bordea el Embalse y que vierte sus aguas en l pero, fundamentalmente, del bombeo y almacenamiento de las aguas vertidas que bajan por el ro Bogot. Aguas vertidas resultado del vertido sistemtico de deshechos industriales, de mataderos y curtiembres, y de toda la masa orgnica generada por el gran distrito de Bogot. El informe recoge datos que reconocen que la situacin ha llegado a ser dramtica para los pobladores del municipio, afectando su normal desarrollo y vida cotidiana. Los niveles de mosquitos y los hedores han causado un serio problema de salubridad pblica y de contaminacin ambiental. En su recorrido de 380 kilmetros, el ro Bogot drena actualmente las aguas de 6.000 kilmetros cuadrados, donde habitan alrededor de 8,3 millones de habitantes en 41 municipios y el Distrito Capital de Bogot. Es decir, cerca del 20% de la poblacin del pas, en clculos de la Corporacin Autnoma Regional de Cundinamarca (CAR), donde se genera el16 30 - 2005

28% de la actividad socioeconmica nacional. Segn la CAR, el ro recibe de los municipios 25.185 toneladas de carga orgnica al ao y del Distrito de Bogot 149.633. Para el 2020 se estima que la descarga de residuos sea de 49.811 toneladas por ao en los municipios y en Bogot de 240.455 toneladas. Un autntico ro de excrementos. A finales de los ochenta la poblacin empez a organizarse. En 1987 se realiz el primer foro del municipio sobre el Mua. A principios de los noventa las administraciones, en reaccin a la presin popular, iniciaron la toma de algunas medidas que, como veremos ms adelante, fueron paliativas pero no solucionaron el problema. Simultneamente, durante los noventa se detectaron proporciones extremadamente elevadas de cncer (pulmn y estmago), gripes anmalas, afecciones epidrmicas e infartos. No hay informes cientficos al respecto, salvo el elaborado desde la Universidad de los Andes y financiado por EBB, que concluye afirmando que no pasa nada. Al ponerse el sol, una nube de mosquitos se apodera del pueblo. En Sibat no hay restaurantes para cenar, slo para almorzar, dice Orlando Guaqueta, quien, como otros sibateos, puede presentar una larga lista de actividades que los zancudos han hecho imposible realizar. Alfonso Gonzlez, concejal del pueblo crtico con la gestin de la empresa seala que A las vacas y a los pollitos los mosquitos les despoblan las cejas y les pican los ojos. En el ao 1997 la empresa estatal EBB se dividi en dos segn los planes de privatizacin del gobierno colombiano que por los preceptos del Consenso de Washington y su principal promotor en temas elctricos, el Banco Mundial, se abri a la bsqueda de capitalizacin exterior.3 La espaola

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El Embalse del Mua fue construido entre 1940 y 1944 con el desgastaLa Constitucin Colombiana de 1991 abri el camino para la privatizacin

do argumento de regular los caudales de los ros.3

de los activos energticos. La implementacin del nuevo modelo se llev a cabo con la promulgacin de la ley 142 de 1994 o Ley de Servicios Pblicos Domiciliarios y la Ley 143 de 1994 o Ley Elctrica. La mayor parte de las empresas pblicas de energa colombianas quedaron en mano de los empresas transnacionales espaolas: ENDESA y Unin Fenosa.

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ENDESA adquiri los activos de EMGESA, quin se encarg del negocio de la generacin de energa elctrica. Pero, debe una empresa transnacional que adquiere los activos de una empresa local asumir los pasivos en este caso ambientales- asociados a su creacin y actividad? En Colombia existen varios casos de manual sobre herencia de pasivos ambientales. Un ejemplo interesante se da con el desarrollo petrolero: La estatal petrolera colombiana ECOPETROL hered los pasivos ambientales de las viejas concesiones a transnacionales. Actualmente cursan varias demandas de comunidades de pescadores y campesinos contra ECOPETROL por los daos ambientales de las viejas concesiones revertidas y hoy en manos de la estatal nacional. Tambin es famoso el caso contra la Texaco en Ecuador donde se emprendi un juicio para que Texaco limpie lo que ensucio, sin embargo hasta la fecha no hay ningn fallo contra esta empresa y como en Colombia son los pobladores quienes sufren los pasivos ambientales. En el caso del Mua, si la respuesta es que no tiene por qu hacerse responsable, la empresa espaola no deber solucionar el problema porque no le corresponde, es decir, no heredar responsabilidad alguna. Si se concluye que se asumen activos pero tambin pasivos, ENDESA deber resolver pro activamente la problemtica bajo el precepto de quien contamina paga. Incluso y asumiendo la calidad de violacin de los derechos ambientales de la comunidad local, deber detener toda actividad que no sea la descontaminacin de la zona, a la vez que resarcir a la poblacin por los distintos daos infringidos por la represa.

Como irreal calific Emgesa una demanda que entablaron vecinos de Sibat (Cundinamarca). Pretenden que el Tribunal Administrativo de Cundinamarca reconozca una indemnizacin hasta de $3 billones, por presuntos daos originados por el manejo de aguas en la Represa del Mua. Piden, adems, retroactividad de varias dcadas. Igualmente, responsabilizaron a la Empresa de Energa de Bogot, socia mayoritaria de Emgesa, y a la CAR. Emgesa, cuyo otro socio es la espaola Endesa, dijo que se est demandando por una contaminacin que se viene generando hace dcadas. Y calific de exagerada la pretensin de los habitantes de la zona, que reclaman como dao emergente el 50% del valor de los inmuebles del municipio cundinamarqus. Emgesa aadi que aun si fuera declarada responsable de los perjuicios ecolgicos en El Mua, el monto no alcanzara en ningn momento la cifra pretendida por la contraparte. Inclusive, recuerda que la empresa slo se constituy en 1997. En cuanto a las soluciones planteadas por los diferentes actores, es importante sealar que la Defensora del Pueblo4 indic que el problema no se resolver de manera completa si no se logra descontaminar el agua del ro Bogot. Considera que de no llevarse a cabo, puede que se ordene la suspensin del bombeo de agua del ro al embalse, con las consecuencias que ello pueda tener sobre el sistema elctrico nacional y sobre los pobladores aguas abajo. Su doctrina defensorial consiste en que los pasivos ambientales de la generacin de electricidad no deben ser asumidos por la poblacin local. Conjuntamente con el Gobierno, EMGESA rechaz una solucin que pase por la suspensin del bombeo. Arguyer que se privara a la red nacional de electricidad de un 5% de la capacidad de generacin instalada. EMGESA dice que cerrar sus dos plantas creara 10.6 millones US$ en prdidas anuales, y advierte un mayor riesgo de apagones, alzas en las tarifas, ms contaminacin en las comunidades adyacentes cuando el ro vuelva a su cauce natural, y contribuciones al calentamiento global a medida que los generadores a gas reemplacen las plantas hidroelctricas. Asimismo, el cierre de las plantas socavara la confianza de los inversionistas, dice EMGESA, pues la empresa tiene derechos para operar las plantas hasta el 2018.530 - 2005 17

LAS REACCIONES En este mismo dilema ilustramos cules fueron las posturas de las partes en conflicto (www.lanota.com, 13/9/2003):

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La Defensora del Pueblo empieza sus investigaciones en 1999. InforSuzanne Timmons, Noticias Aliadas (9/6/05).

me 2004 Defensora del Pueblo de Colombia.5

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En 1993, dos decisiones judiciales fueron tomadas al respecto. La primera6 ordena a EMGESA a realizar fumigaciones peridicas con los insecticidas que recomendara el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), insecticidas piretroides. Las fumigaciones se realizan hasta la fecha. La segunda:7 el Tribunal Superior fall contra la empresa Energa Elctrica de Bogot y determin que sta deba realizar las obras necesarias para descontaminar el embalse y mejorar la calidad de vida de los habitantes de la poblacin en un plazo de dos aos. La empresa dise un plan, aprobado por el juez, que inici con varias medidas de choque a corto plazo junto a un plan de manejo ambiental a largo plazo. Entre las medidas de choque segn el concejal de Sibat Alfonso Gonzlez Garzn la empresa alej el agua unas decenas de metros mediante un dique de contencin y regal toldillos y angeos (mallas mosquiteras para ventanas y puertas). Tales medidas, se demostr, sirvieron de poco. Por lo tanto, sigui la campaa de intensa fumigacin de las aguas, o dicho de otro modo, contaminacin sobre agua contaminada. Que tampoco tuvo grandes resultados en cuanto a los mosquitos pero, en cambio segn seal el concejal, gener problemas respiratorios y en la piel a algunos nios del pueblo. El tercer intento de mitigar el problema de los mosquitos pas por sembrar plantas que filtraran las aguas negras. Cultivos cuyos frutos se venderan y consumiran en Bogot. Hasta ahora, las distintas administraciones implicadas8 trabajan en la redaccin de la hoja de ruta para limpiar el Ro y definir la responsabilidad de cada cual.9 Las proyecciones econmicas actuales aseguran que se requieren cerca de 1.600 millones de dlares para su saneamiento. Sin embargo, dichos gobiernos evitan comprometerse en su parte correspondiente de la factura. En la ltima decisin gubernamental recogida al respecto por esta investigacin, la CAR ratifica la resolucin 5062005 por la cual se decreta el cierre del Embalse del Mua si en 18 meses tres empresas, EMGESA, EEB y la Empresa de Acueducto de Bogot, EAB,10 no descontaminan las aguas que llenan la represa. En concreto, se las obliga a adoptar medidas de compensacin a la poblacin a travs de un plan maestro de canalizacin y alcantarillado, as como el tratamiento de las aguas residuales de la regin.1118 30 - 2005

En los ltimos meses, Emgesa se vio obligada a invertir en el secado de 141 hectreas de las colas de la represa prximas a Sibat para distanciar los olores y construir canales para circular el agua que represan los cultivos expandidos en ese terreno. La empresa sostiene a travs de sus comunicados y boletines de comunicacin social que estas inversiones han requerido grandes sumas de dinero. A lo que el concejal entrevistado respondi preguntndose ...a dnde habrn ido?. Seal que, en consecuencia, los grandes medios de comunicacin colombianos manifiestan que los pobladores de Sibat estn recibiendo gran ayuda de la empresa. Frente a la oposicin popular la estrategia de la empresa pasa tambin por estrategias de Responsabilidad Social Corporativa (RSC), cuya finalidad es ciertamente paradjica. Por ejemplo, el patrocinio de viajes al Estado espaol que EMGESA ha ofrecido al grupo de danza local en ms de una ocasin no parece la mejor forma de financiar la descontaminacin. Sin embargo, consigue variar la percepcin popular respecto a la empresa. Los viajes son slo un ejemplo. La contratacin de las Damas rosadas que sensibilizan domicilio por domicilio a la poblacin, o el reparto de plantas aromticas a los vecinos para combatir el hedor.12

DEUDA ECOLGICA: INTERNA O EXTERNA? Ambas. Por un lado, la que se produce de forma pasiva entre ciudadanos colombianos, entre los que habitan ro arriba y

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Accin de Tutela No. 002, agosto de 1993. Accin Popular de Luis Carlos Rodrguez Neiza contra la Empresa de La CAR, Planeacin Nacional, el Distrito Capital de Bogot y la GoberEl Tiempo (25/6/2004)

Energa Elctrica de Bogot. A.P. 1993-14668

nacin de Cundinamarca.9 10

Las ltimas administraciones distritales quisieron privatizar la EAB e

iniciaron un proceso de tercerizacin de algunas de sus dependencias. Sin embargo, la actual administracin de Luis Eduardo Garzn, dirigente del Polo Democrtico Independiente se ha comprometida en no privatizarla.11 12

Caracol (28/03/05).

Conversacin con Paula lvarez, del CENSAT Agua Viva.

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ennegrecen las aguas hasta el Embalse, y los que sufren los mosquitos, enfermedades, hedores, etc. ro abajo, no solamente los sibateos. Por el otro, y despus de la entrada de ENDESA en 1997, la que se produce cuando la transnacional capitaliza a sus accionistas (principalmente de origen espaol pero tambin norteamericano) por la explotacin de los recursos energticos colombianos y no asume los pasivos ambientales connaturales a la inversin. Entre los cmplices activos de ambas componentes de la deuda ecolgica, tanto interna como externa, se destacan las administraciones colombianas, la banca multilateral de desarrollo (BM, BID, CAF) y el Gobierno espaol responsable de las presiones necesarias para lograr la entrada en masa de la transnacional espaola. Como es habitual, la responsabilidad es compartida.13

CONCLUSIONES Parte del actual conflicto nace de la falta de planificacin a largo plazo, de prever que la poblacin de las comunidades aledaas al ro crecera ms rpido que la capacidad estatal de instalar redes de alcantarillado y depuracin de residuos, as como de la probablemente poca disposicin de fondos pblicos para planes de manejo ambiental. Aunque el embalse se construye a finales de los cuarenta y el problema ambiental principal empieza en los setenta, ENDESA no toma las riendas de la gestin de la represa del Mua hasta 1997. Las responsabilidades ambientales y sobre la salud pblica que pesan sobre ENDESA proceden de dos fuentes: la primera, y ms evidente, de la toma de decisiones de la direccin de EMGESA desde 1997 hasta la fecha; la segunda, y no reconocida, de la compra de unos activos generados durante ms

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Aunque en ecologa poltica es poco comn referirse al trmino deuda

ecolgica interna, utilizndose habitualmente la terminologa injusticia ambiental, aqu se usa para poner de relieve la generacin de desequilibrios ambientales a dos escalas distintas, paralelas pero que guardan una semejanza en cuanto son producidas por modelos basados en la excrecin de pasivos ambientales.

de 50 aos que conllevan orgnicamente unos pasivos ambientales acumulados que deberan, a la par de la alta rentabilidad de la generacin de electricidad, ser asumidos y luego resarcidos. sta es, en nuestra opinin, la segunda componente del problema. Por otro lado, se identifica la urgente necesidad de realizar un estudio independiente de impactos sobre la salud de la comunidad y la afectacin de la biota de la zona causados por aguas negras, insecticidas y mosquitos que han confluido en el Embalse del Mua. Finalmente, se percibe que sin la presin popular la solucin al problema insoportable de la contaminacin puede llegar en un plazo de 20 aos, o como desgraciadamente muestran muchos otros ejemplos parecidos, puede no llegar nunca. Por lo que la solucin pasa por la necesaria organizacin del tejido social sibateo y cundinamarqus para forzar a la empresa y a las administraciones a resolverlo con determinacin y con rapidez. Campaas de contra-imagen pblica orientadas tcticamente a los medios suelen ser las ms efectivas cuando se pretende presionar a una empresa para que abandone determinadas prcticas o violaciones sistemticas como es el caso. Para ello, es conveniente tener buenas y compactas organizaciones sociales locales, capaces de sacudir local y nacionalmente, y, a su vez, si la empresa ofensiva es trasnacional, trasnacionalizar el conflicto en trminos de opinin pblica. Los accionistas (propietarios) extranjeros desconocen las violaciones de sus empresas, y stos suelen encontrarse en su mayora en el pas en donde est establecida la matriz, muy lejos de donde est el problema e inundados por la propaganda e imagen de buen gobierno diseadas desde los departamentos de comunicacin de la propia transnacional.

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25 PREGUNTASSOBRE EL CAMBIO CLIMTICO Conceptos bsicos del efecto invernadero y del cambio climticoFEDERICO VELZQUEZ DE CASTROISBN: 84-7954-652-2

Por su actualidad y contenidos, 25 preguntas sobre el cambio climtico, es un libro de incuestionable valor, por cuanto el cambio climtico ha sido ya reconocido como el principal problema ambiental al que, desde ahora, debe enfrentarse la humanidad. Algunas de sus manifestaciones (elevacin media de las temperaturas, olas de calor, cambios bruscos de tiempo, fenmenos meteorolgicos ms intensos, fusin de los glaciares) son ya evidentes y conviene que tanto los profesionales como el pblico en general los conozcan con claridad y rigor, por cuanto que constituir uno de los rasgos ms destacados de nuestra poca. El libro, cuyos captulos se han ordenado didcticamente como preguntas, plantea primeramente los conceptos bsicos del efecto invernadero y el cambio climtico (qu son, qu gases los originan, en qu circunstancias aparecen, cules son sus consecuencias), analizando despus su repercusin mundial y detenindose especialmente en las consecuencias para nuestro entorno, para finalizar con recomendaciones prcticas sobre cmo actuar para mitigarlo, ya que, como la mayor parte de los problemas ambientales, existe solucin si sabemos actuar a tiempo, en el mbito personal y en el colectivo. El libro termina con cinco anexos en los que se recogen con detalle anomalas climticas recientes, predicciones, fenmenos meteorolgicos como El Nio y los compromisos a los que obliga el Protocolo de Kioto, adems de un glosario, bibliografa y contactos adicionales.

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Declaracin de la V Conferencia Nacional de pramos y bosques de nieblaInz, Cauca, 15 de julio de 2005 PREMBULO La V Conferencia Nacional de Pramos ha tenido lugar en el municipio de Inz, departamento del Cauca, rodeada de las hermosas montaas sagradas del Suroccidente colombiano, en cuyas entraas se hallan las tumbas de nuestros antepasados amerindios. Hemos vistos al agua correr por entre las rocas milenarias y baar los labrantos de los campesinos y las huertas del pueblo nasa. Hemos podido recibir el abrazo solidario de los habitantes de estas tierras y compartir con ellos sus esperanzas y sus sueos. Tambin hemos sabido que el ro Pez, que hoy se ve manso, hace unos aos baj con furia por estas encaonadas montaas demoliendo a su paso muchas de las obras humanas, y eliminando las vidas de muchos de los habitantes de sus riberas. Entonces el ro removi las tierras, lanz piedras, vomit lodos y rugi como fiera, dejando a su paso desolacin y tristeza. Esta catstrofe nos ense que tenemos que aprender a vivir con humildad y sin destruir la Pacha Mama, por que ella cobra las cuentas. Llegamos a esta V Conferencia ms de 600 personas, delegados de 104 organizaciones, provenientes de diversas partes del pas, en recorridos de hasta dos das, como los campesinos de las provincias de Garca Rovira en Santander y de Gutirrez en Boyac. Hemos venido desde las montaas de Antioquia, desde el parque de los Nevados, desde Iguaque, desde los Farallones de Cali, desde los Pramos de las Hermosas, del Sumapaz, de Santurban, de Berln, de Boyac, de Nario, y hasta del Putumayo, desde todos los rincones del Cauca y de la geografa nacional. Ac estamos dispuestos a defender nuestra soberana, a defender para nosotros y para las futuras generaciones esta heredad que son nuestras montaas, nuestras selvas, nuestros ros y nuestros pramos. Muchos de los que estamos ac presentes somos jvenes que despus de haber concluido el campamento previo a la conferencia, en los municipios del Bordo y Bolvar, hemos llegado a esta Conferencia declarando que estamos dispuestos a no ceder, a continuar la gesta como herederos de las aspiraciones de justicia y de libertad de nuestros mayores y nuestro antepasados.

DECLARACION La V Conferencia Nacional de pramos consider que: 1. En Colombia, mediante las reglas globales de mercado que se nos imponen con legislaciones, con reformas tributarias, con condicionamientos mercantiles, programas de endeudamiento y crdito de los bancos multilaterales tipo Fondo Monetario Internacional, FMI, y mediante el ejercicio violento del poder econmico y militar, tanto de las lites nacionales como de los pases del Norte, especialmente norteamericanos y europeos que concentran las oportunidades de bienestar material, se afianza una estrategia de dominio y saqueo de nuestro30 - 2005 21

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patrimonio y nuestros dones naturales, que persigue adems de la expropiacin del trabajo, el destierro y el saqueo y mercantilizacin de toda la naturaleza, incluidos nuestros genes. En el caso colombiano, el actual gobierno prepara dos estrategias que le darn continuidad a la articulacin de las lites de propietarios nuevos y viejos (muchos de ellos con races en negocios ilcitos), con la dinmica global al Capital Trasnacional. Estas estrategias son: la Agenda Interna y el Plan Segundo Centenario (2.019). All estn los proyectos, mecanismos, condiciones y facilidades que materializarn los TLC, las reglas de la OMC, y que darn paso a la privatizacin y concesin incondicional del patrimonio nacional. Son estrategias de concentracin del poder, de la economa y de la naturaleza que profundizarn la inequidad ya bastante grave. Los temas relacionados con la regulacin del uso y aprovechamiento del agua, con la infraestructura, con la cesin de derechos sobre ecosistemas hdricos, etc. estarn al orden del da en los prximos quinquenios. En este marco, en las montaas de Colombia, las lites nacionales asociadas con los capitales extranjeros y financiados por la banca multilateral y la banca comercial emprenden la concesin de cuencas y ecosistemas estratgicos y parques naturales nacionales, las privatizaciones de los servicios de acueducto y alcantarillado, construcciones de represas, depsitos de agua, hidroelctricas, carreteras, canalizaciones, trasvases, y se emprenden otras obras como hidrovas, grandes puertos en el Pacfico y en el Atlntico, que acompaan los planes de expansin y colonizacin del capitalismo brutal. Se quiere poner a disposicin de los planes econmicos de las lites poderosas de las metrpolis estas reservas de naturaleza humanizada, que son tambin nuestros pramos. Para ello se impulsan estrategias y acciones de conservacin que pretenden hacer funcionales a los planes de dominacin de la naturaleza y la sociedad estos lugares que las comunidades han conservado histricamente. A este propsito contribuyen organizaciones conservacionistas, que son verdaderas empresas trasnacionales, que pregonan una falsa conservacin y realmente trabajan en funcin de las estrategias de sometimiento comercial que se plasman en los Tratados de Libre Comercio, en la Agenda Interna y en el Plan Segundo Centenario.30 - 2005

6. Mientras se promulga un discurso conservacionista desde la institucionalidad gubernamental como fundamento de su accin legislativa, poltica y diplomtica, y se propaga una falsa realidad se fumigan los pramos y las selvas altoandinas, deteriorando las fuentes de agua, destruyendo los medios de vida y empobreciendo a la gente. 7. Para facilitar el saqueo y asegurar que los derechos comunes sean monopolizados por los grupos que concentran el poder econmico y poltico, se disean y alientan instrumentos jurdicos como la Ley de Aguas, la Ley Forestal, la Ley de Pramos y se definen instrumentos de poltica econmica que monetarizan los dones ambientales. De esta manera la institucionalidad del Estado busca asegurar los beneficios para las minoras abandonando a las grandes mayoras en la miseria. 8. Para facilitar el saqueo, el acceso y la explotacin del Patrimonio Natural se implementa la presencia militar en los territorios mediante los batallones de alta montaa en los pramos. 9. Sin embargo, nuestros pueblos no dejan de defenderse, de recuperar terrenos perdidos, y las fuerzas sociales se liberan de los esquemas dogmticos y corporativos y esgrimen posiciones profundas y argumentadas de defensa de la soberana y su autonoma, de defensa de sus montaas, y empiezan a disputarse polticamente las decisiones de gobierno e insisten en que se legisle soberanamente, y trabajan para dejar surgir y alimentar los liderazgos de los movimientos sociales. La V Conferencia muestra que las organizaciones sociales y ambientalistas estamos trabajando en la reconstruccin del tejido social sin la sujecin constrictiva que impone el dogmatismo. Estamos resistiendo y construyendo nuevas condiciones para la democracia, empendonos en un esfuerzo irrenunciable por la defensa del territorio, la articulacin de nuestras experiencias y la movilizacin social en diversas reas de trabajo. 10. La V Conferencia deja ver un ambientalismo silencioso que est presente en los movimientos sociales, que es parte del movimiento indgena y campesino, del movimiento popular, y que viene asumiendo la lucha contra la degradacin del patrimonio hdrico, que trabaja para fortalecer el tejido social y se empea para que la sociedad alcance mejores condiciones de gobierno y soberana sobre sus dones ambientales, y experimenta verdaderas prc-

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ticas de vida integrales, locales y regionales, que se encaminan hacia sociedades ms sostenibles. 11. Los movimientos y organizaciones sociales que hemos participado de esta V Conferencia somos cada vez ms ambientalistas, no ignoramos el mundo fsico y propugnamos por una justicia ambiental que permita la restauracin de los derechos de las generaciones presentes, futuras y de la naturaleza. 12. Los defensores de las montaas hemos elegido construir la paz. Por ello asumimos que la justicia, que es tambin justicia ambiental, es el camino que conduce a resolver las causas que han generado la guerra en nuestro pas. Sabemos que sin justicia ser difcil, si no imposible, alcanzar la sostenibilidad y la permanencia de la vida. 13. En respuesta a las anteriores consideraciones, los asistentes a la V Conferencia de Pramos declaramos que: Nos oponemos a la implementacin de estrategias conservacionistas que favorecen procesos de expropiacin territorial de las comunidades y la privatizacin de nuestro legado ecolgico cultural en la regin altoandina y otras regiones. Las organizaciones locales y las comunidades protegeremos el conocimiento local y tradicional, y demandaremos que los investigadores de las ONG, las universidades e instituciones acuerden usos y aplicaciones de los resultados de la investigacin para expropiar el saber tradicional. Nos opondremos a las formas de mercantilizacin de la naturaleza, nos opondremos a la entrega de nuestra soberana, a la privatizacin de las fuentes y depsitos de agua, y de nuestra diversidad cultural y ecolgica; a la destruccin de nuestro patrimonio ambiental, a los proyectos que atentan contra la justicia ambiental y social. Trabajaremos por un ordenamiento del recurso hdrico y de nuestros pramos y ecosistemas de montaa, en forma acorde con el ordenamiento ambiental de nuestros territorios, y lo haremos con la participacin de todos los estamentos de la sociedad y para el beneficio comn.

Aprovecharemos la herencia ambiental comn, nuestros ecosistemas paramunos, el patrimonio hdrico y boscoso, fundamentalmente, para afianzar nuestros planes de vida y nuestras estrategias de subsistencia en armona con el medio ambiente; asegurando que sus funciones y servicios se preserven para las futuras generaciones, atendiendo a criterios de justicia y equidad, en aras al bienestar colectivo de las comunidades y sectores de la sociedad, particularmente de quienes han estado consuetudinariamente desprotegidos. Trabajaremos para que el suministro de agua para el consumo humano y el saneamiento bsico sea prestado exclusivamente por entidades jurdicas estatales. Defenderemos el acceso al agua potable como un derecho humano fundamental, en la cantidad necesaria y de buena calidad para el consumo domestico, que sea provista de manera gratuita e indiscriminada, y d forma prioritaria a quienes carecen de ella. Trabajaremos por el fortalecimiento de las organizaciones que defendemos las montaas y la soberana de nuestros pueblos. Para ello nos comprometemos a mantener entre nosotros lazos de solidaridad y respeto mutuo. Finalmente campesinos, indgenas, afrocolombianos, mestizos, hombres y mujeres presentes en esta V Conferencia declaramos que no flaquearemos en la brega de seguir construyendo, da a da, hombro a hombro, nuestra utopa: una sociedad con justicia y sostenible. Participaron: Asociacin de Cabildos Indgenas del Norte del Cauca, Alcalda de Inz, Cabildo Indgena Guambia, Cabildo Indgena Purac, Cabildo San Miguel, Cabildo Turmina, Censat Agua Viva Amigos de la tierra Colombia, Comit de Integracin del Macizo Colombiano, Ecofondo, Fensuagro, Instituto Mayor Campesino, Mesa agraria Universidad Nacional de Colombia, Proceso Tierra adentro, Proceso de Comunidades Negras, Remacol, Resguardo Indgena de Calderas, Resguardo Indgena La Gaitana, Consejo Regional Indgena del Cauca, Agrovida, Salvacin Agropecuaria, Asociacin Nacional de Usuarios Campesinos Unidad y Reconstruccin, Asociacin Campesina Inz Tierra adentro, Sintraemsdes, Asociacin de Cabildos Juan Tama. Siguen otras firmas...

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Los emberas katos: un pueblo desgarrado de ColombiaEstefan Baleta Lpez

El caso de los emberas katos del Alto Sin es similar al de muchos otros pueblos indgenas, comunidades campesinas y negras afectadas por megaproyectos. Comparten la marca de fuego de tener que sobrevivir a unos proyectos que los han desalojado, desplazado y arrasado; lo que ha producido desestructuracin social, organizativa, poltica y cultural. Los megaproyectos, al responder a la lgica del capital, privilegian la generacin de riqueza por encima de cualquier otro factor, incluyendo la supervivencia de estos pueblos. stos obedecen a un patrn de desarrollo occidental que se acrecenta en las ultimas dcadas en Amrica Latina. En efecto, este patrn de desarrollo encontr nuevos impulsos en 1973 cuando por primera vez y al amparo de la poltica de Reagan y Tatcher se impuso el neoliberalismo en Chile. El modo en que se produjo esta forzada transicin pareci anunciar premonitoriamente la suerte de nuestros pases. Tres decenios despus los efectos devastadores son indudables, siguiendo su curso expansionista, como lo evidencian los nuevos mecanismos como el Acuerdo de Libre Comercio de las Ameritas (ALCA) y los Tratados de Libre Comercio (TLC).

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En diciembre de 2002 el presidente lvaro Uribe sancion la Ley

N. 790 27/12/02 por medio de la cual puso en marcha el programa de modernizacin y renovacin del Estado, fusionando varios Ministerios, y a partir de all nace el nuevo Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial-MAVDT.

La desestructuracin sociocultural a la que queremos referirnos se sustenta en el hecho de que los daos ocasionados a estos pueblos afectan de manera profunda e irreversible todo el andamiaje social, cultural, poltico y econmico que soportaba sus vidas. Es decir, la irrupcin de los megaproyectos en estos pueblos trastoca definitiva e irreparablemente todas sus esferas sociales. Lo realmente pattico del asunto es que las acciones de reparacin o mitigacin se inscriben ms en una ecuacin costo-beneficio que en una preocupacin real por la suerte de los afectados. De hecho, en el caso del pueblo embera kato del Alto Sin, la Empresa Urr establece la disparatada relacin siguiente: a mayor inversin, mayor mitigacin. Sin duda alguna la ecuacin econmica que opera en la lgica de Urr les impide ver ms all de sus ganancias y aun los obliga a edificar argumentos que rayan en lo absurdo. Esta forma de acumulacin de capital ignora sus impactos porque generalmente los afectados son pueblos marginales y excluidos que representan poco peso especfico en el sistema y su economa y se ocultan slo para evitar que se les pueda empaar el vidrio del expansionismo sin fin. Y es que a pesar de que las ciencias sociales, y en especial la sociologa y la antropologa, han arrojado luces al respecto de los voceros de megaproyectos, siguen acudiendo al ya desacreditado recurso de presentar dichos argumentos como expresiones de lo que llaman ideologismos. Este trabajo entonces no es otra cosa que el esfuerzo de arrojar luces sobre un tema que ha sido invisibilizado por Urr y por el Gobierno colombiano, en una clara intencin de limitar los impactos negativos que la hidroelctrica ocasion al pueblo embera, en el plano de lo ambiental. Lo peor de todo es que para el Ministerio de Medio Ambiente-MMA1 y30 - 2005 25

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sobre todo para Urr, lo ambiental queda reducido a una externalidad de la vida social en el mejor de los casos, cuando no a tecnicismos de monitoreos y modelados.

La situacin ambiental: de lo alimenticio a lo cultural Es comprensible que si hay una distorsin con respecto a lo ambiental, la habr con mayor razn en las medidas adoptadas para mitigar los impactos ocasionados. De diagnsticos equivocados, o al menos incompletos, slo podrn surgir medidas equivocadas e incompletas. As, por ejemplo, la percepcin del MMA y Urr, sobre los daos ocasionados al pueblo embera con la prdida del pescado, suele referirse al plano de lo alimenticio, lo nutricional y de manera general al tema de la salud. El siguiente extracto de la licencia ambiental otorgada a Urr ilustra de mejor manera nuestra afirmacin: La disminucin de la oferta proteica de origen animal debida a la afectacin del recurso pesquero por la construccin del proyecto Urr, ha generado problemas de ndole nutricional y de salud en las comunidades que tradicionalmente han obtenido su sustento de la pesca, haciendo necesaria la formulacin de una serie de actividades que tiendan a enriquecer la dieta de la comunidad con otras fuentes alimenticias y en especial proteicas (Lic. Amb, 32). Salvo enunciaciones mecnicas y marginales, que en todo caso caen en palabras de cajn como tradicional, usos y costumbres, el Estado y Urr referencian la prdida del pescado con alteraciones en la estructura social, con cambios culturales, con desordenes en las pautas de comportamiento y de normatividad interna, con disfuncionalidad en los valores tradicionales o con alteraciones en las percepciones del espacio y el tiempo en los individuos. Slo para destacar que este vaco interpretativo no es casual, citamos otro extracto en el que la licencia ambiental se refiere nuevamente a la mitigacin por la prdida de pescado. Dice el Ministerio que: Con la intencin de mitigar la disminucin del recurso ctico en la cuenca alta del ro Sin que afecta al rgimen alimenticio de las poblaciones indgenas all establecidas, se26 30 - 2005

hace necesario ejecutar acciones tendientes a proveer protena de origen animal a dicha poblacin, y aunque el desarrollo pisccola en estanques no reemplaza la oferta ctica natural que exista en el ro en un 100%, este Ministerio encuentra que dicho dficit es suplido a travs del desarrollo de las actividades agrcolas y pecuarias que se definieron anteriormente, permitiendo as ofrecer a las comunidades una dieta balanceada. (Lic. Amb, 34). Si en el primer prrafo, con la simple mencin circunstancial de lo tradicional, el Ministerio dejaba entrever algn atisbo de dimensionar la prdida del pescado ms all de lo estrictamente proteico, con ste cierra de un golpe cualquier resquicio y pone de manifiesto adems la ligereza con que fueron sustentadas ciertas afirmaciones en la licencia ambiental. Las afirmaciones anteriores son reveladoras, aqu no caben dudas de que por parte del Ministerio la mitigacin est dirigida de manera nica a lo nutricional y especficamente a un rgimen alimenticio. No existe el ms mnimo asomo sobre las desarticulaciones sociales que la perdida del recurso ctico ocasion al pueblo embera. La segunda parte de la argumentacin del Ministerio inicia con una afirmacin demasiado evidente: los estanques no pueden suplir totalmente la oferta del ro. Pero paradjicamente, y esto no es casual, concluye con una equivocacin que presenta como una alternativa nica: construir los estanques. Remedando un silogismo donde gradualmente las premisas desvelan una conclusin irrefutable, el Ministerio se vale de un pase mgico que causara envidia a los ms connotados ilusionistas o prestidigitadores y ultima que las actividades agrcolas y pecuarias definidas anteriormente ofrecen una dieta balanceada a las comunidades. El caso es que, como hemos insinuado, en este silogismo la conclusin no se compadece con la premisa anterior y de ah que slo pueda ser obra de un artilugio. De manera esquemtica, el argumento del Ministerio podra resumirse en las siguientes dos premisas: hay un dficit alimentario en el pueblo embera ocasionado por la prdida de pescado a raz de la construccin de Urr que es necesario mitigar y para mitigar este dficit los estanques son insuficientes, luego, y esta sera la conclusin, construyamos estanques. Pero como todo acto ilusionista que se respete, termina con msica de

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fanfarria o con una explosin de humo en medio de la cual desaparece el mago, no podramos esperar menos del Ministerio, quien cierra la argumentacin considerando que esta actividad sumada a la pecuaria suple el dficit alimenticio embera. Se ve aqu entonces que no slo se reduce el problema a la parte nutricional sino que ni siquiera sta es valorada de manera objetiva y responsable Cmo puede el Ministerio, sin haberse construido los estanques y tener registros de produccin, predecir que esa actividad suple el dficit alimentario embera? Conoca el Ministerio o se preocup de averiguar la composicin de la dieta bsica embera para afirmar adems que los estanques y las actividades pecuarias brindaran una dieta balanceada? Cmo hace el Ministerio para establecer los porcentajes de desarrollo de los alevinos en esa zona? Lo que nos muestra esta situacin es que o el Ministerio opt por ahorrarse este tipo de preocupaciones o, lo que para el caso es igual, acudi a los estndares de produccin de alevinos sin tener en cuenta las especificidades concretas para el pueblo embera.

URR: MS QUE ENERGA Con el intento de disfrazar los daos ocasionados en toda la cuenca del ro Sin y proyectar una imagen que bajara las crticas y los favoreciera en el mercado, el caricaturesco eslogan de que Urr es mucho ms que energa sera una de las piezas de la campaa adoptada por esta empresa desde los inicios de la construccin de la presa. Fueron dos los objetivos centrales que se propuso Urr: en primer lugar convertir lo negativo en positivo y ponerlo a jugar a su favor, y en segundo lugar ilegitimar la voz de los afectados. Los dos componentes de la estrategia son indisolubles y han sido utilizados desde hace mucho tiempo en diferentes campos. La guerra, la poltica y el mercado han sido terreno abonado para su cultivo. No vamos a referirnos aqu a la manera en que esta estrategia se implementa y juega un factor importante en la guerra, pues no es ste el objetivo de la discusin, solamente diremos de pasada que no en vano es un elemento comn desde el milenario arte de la guerra orien-

tal recogido por Sun Tzu, pasando por Clausewitz, el quiz ms renombrado terico de la guerra en Occidente, y terminando por el general norteamericano MacArthur. En lo que respecta a la poltica, acaso la cruda y descarada estrategia del departamento de propaganda ideolgica del fascismo de que una mentira repetida mil veces termina convertida en verdad, devino en la ms absurda aberracin que haya emprendido jams la humanidad. Acaso el fascismo no fund su estrategia de exterminio judo argumentando que al buscar la raza superior la humanidad avanzara hacia un estado de perfeccin y que por tanto haba que eliminar a todo aquel y todo aquello que se opusiera a ese fin ultimo. En el mercado los ejemplos abundan, las campaas de Bennetton con aires humanistas buscan crear un mercado alrededor de la marginalidad con el propsito de captar a un pblico sensible que asume que con la compra de ropa hace una contribucin efectiva en la disminucin de la discriminacin racial, por ejemplo. Urr entonces empez a convertir lo negativo en positivo desde dos ngulos y con enfoques diferentes. El discurso general estuvo cimentado en la necesidad de desarrollo del pas, en la generacin de energa como un avance en la industrializacin y por supuesto en el impulso de la economa nacional. De esta manera, Urr converta la hidroelctrica en un asunto de inters general para el pas, aprovechando hbilmente la coyuntura de los apagones de principios de los noventa achacados a una insuficiencia energtica. Este discurso de desarrollo y de inters general estaba enfocado a que todo el pas no slo viera esto como una posibilidad de desarrollo sino como una urgente necesidad que deba ser implementada por encima de todo. Un discurso ms concreto dirigido a lo regional y local completara el cuadro. La sociedad cordobesa que tradicionalmente haba fundado su economa en la ganadera y el latifundio fue propensa a ver que en la hidroelctrica estaba la puerta de entrada al desarrollo y a la generacin de nuevas regalas. Pero este discurso dirigido al reducido sector de ganaderos y latifundista no slo no ofreca nada a la mayora de la poblacin que se iba a ver afectada, sino que adems poda evidenciar que el proyecto estaba enfocado a una exclusiva franja social.30 - 2005 27

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Habra entonces que idear la oferta para los afectados. Cmo convertir lo negativo en positivo para la gran mayora de la poblacin. La regulacin del caudal del ro Sin sera el sambenito que encabezara la procesin de mentiras. La prdida del pescado y las formas de conocimiento y prcticas culturales asociadas a l son males menores comparados con los beneficios que traera el control de las inundaciones del ro. Los campesinos podran sembrar sin temor alguno de que sus cosechas sucumbieran bajo las aguas del Sin, los habitantes de las mrgenes ribereas no padeceran jams las incomodas enfermedades y los ptridos olores que con cada creciente el ro traa a sus familias, los terrenos recuperados de la voracidad del ro podran ser destinados a obras de inters social como parques o viviendas y adems debido a la estabilizacin del ro, la navegabilidad se hara menos azarosa y ms segura.

QUINES SON LOS BENEFICIARIOS REALES Quien haya tenido un acercamiento al concepto de hombreanfibio del socilogo Orlando Fals Borda, sabr que los sistemas cenagosos, amn de la riqueza ecolgica que entraan, constituyen una concepcin de vida y que por tanto la interrupcin de esta anfibiedad es una interrupcin de una lgica y un sistema vital ntegro. Lo otro que, por obvias razones, no se ha dicho todava, es que las tierras de las que Urr se ufana de rescatar de las inundaciones no fueron a parar a los prometidos proyectos sociales, sino que ahora estn engrosando las propiedades privadas de cordobeses y de paisas, incluido aqul de mano firme y corazn grande. Para completar la escena slo faltaba ilegitimar a los afectados. Para ello Urr emprendi de manera paralela y descarnada una campaa de desprestigio, divisin y tergiversacin de las reclamaciones de indgenas, campesinos y pescadores. El caso de los indgenas recuerda al ex presidente Turbay Ayala cuando en plena aplicacin de la poltica de seguridad nacional dijo en Europa que en Colombia no haba presos polticos, pues en el Alto Sin se asegur que no exista ningn pueblo indgena y que a lo sumo existira un pequeo reduc28 30 - 2005

to de cuatro a seis familias de nmadas indmitos perdidos en la espesura de la selva. Como un acto poltico ms que como una demostracin de su existencia, el pueblo embera hara flecos esa descabellada afirmacin cuando en 1994, 650 de sus miembros en 140 planchones navegan por ltima vez hasta Santa Cruz de Lorica. Ante semejante descalabro que dej muy maltrecha la estrategia de Urr, haba entonces que buscar otros caminos. El ms expedito, que a la postre terminara siendo tan letal como la misma represa, fue incentivar la divisin del pueblo embera. Para ello, el Gobierno de entonces y su ministro Juan Mayr, asociado con Urr, se valieron de un argumento que hoy en da siguen promoviendo: es que en la lucha embera slo tiene un inters econmico y que han visto en Urr algo as como la gallina de los huevos de oro. Lo curioso de todo es que en la matriz de impactos identificada por el pueblo, la monetarizacin de la vida embera aparece como uno de los 106 impactos negativos. Una vez puesto a rodar el argumento del inters monetario, sera ms fcil alcanzar el objetivo final: la divisin del pueblo embera. Con esto, Urr no slo debilita la unidad de la lucha sino que pondra a un sector del pueblo embera en contra del otro y de paso aprovechara para sustentar que la divisin fue producto de peleas intestinas por la distribucin del dinero.

LO QUE EST EN EL FONDO Pero al margen de estos detalles, que sin duda sirven para evidenciar la calculada jugada, hay un trasfondo articulador que preocupa mucho ms. Y es que los presupuestos de Urr y del Estado colombiano siguen estando en la subvaloracin social, poltica y cultural de un pueblo. En el fondo este infrarreconocimiento no es otra cosa que el reflejo calcado de una concepcin de Estado y Nacin que ha impedido asumir en su justa dimensin lo que significa ser pluricultural y multitnico. Con razn la Corte Constitucional, en la tutela T-652 de 1998 que ampar los derechos del pueblo embera, sostiene al respecto que: ...es claro que la construccin de las obras

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civiles de la hidroelctrica Urr I resultaron ms perjudiciales para la integridad cultural y econmica del pueblo embera kato del Alto Sin, que la presin territorial y el infrarreconocimiento2 a los que estuvieron sometidos desde la conquista espaola: tales obras no slo constituyen otra presin territorial, sino que hicieron definitivamente imposible para este pueblo conservar la economa de caza, recoleccin y cultivos itinerantes que le permiti sobrevivir por siglos sin degradar el frgil entorno del bosque hmedo tropical que habitan. Vale la pena resaltar que la Corte Constitucional pone el nfasis de los daos ocasionados por Urr en la integridad cultural y econmica del pueblo embera. De esta manera es evidente que circunscribir la prdida del pescado a un desequilibrio diettico responde a un inters de limitar los derechos del pueblo embera. Hay sin embargo una insinuacin mucho ms importante en la argumentacin de la Corte y es el hecho de que en efecto la democracia, los acuerdos y convenios internacionales y las garantas sociales de las personas y los pueblos estn descaradamente subordinados a la racionalidad econmica. En definitiva, y parafraseando a Leopoldo Zea, Occidente vive un presente que no se decide a ser pasado para convertirse en futuro. Resulta por lo menos curioso que mientras la racionalidad occidental se empea en arrasar esas otras percepciones de mundo, paralelamente en su interior reviven y se recrean permanentemente manifestaciones y alusiones del pensamiento mtico. Cassirer afirma que: ...en etapas mucho ms avanzadas, en la religin de naciones muy civilizadas, encontramos un sistema muy complejo y elaborado de culto zooltrico. Habra que agregar que contrario a las sutiles manifestaciones en las esferas religiosas, la cotidianidad nos la ofrece por doquier, ya sea informal o formalmente: se

manifiesta en los equipos de ftbol con smbolos de tiburn, en los autos que portan tigres y cobras, en los tatuajes de osos, en danzas folclricas al caimn, la tortuga, el toro, la marimonda o el papagayo y, casi de manera institucionalizada, en los bajos mundos del hampa, donde ms que actuar como alias equipara al hombre con el animal y en las Fuerzas Armadas que suele identificar sus operativos y batallones con animales y en especial con aquellos feroces, salvajes y predadores. Entonces, cmo limitar e instrumentalizar esta relacin en una sociedad donde justamente no es el orden Occidental el que prima?

AMPARR ZEZE Hay una leyenda kato en la que una india tiene una relacin con un indio que aparece en las noches cuando ella se baa en un pozo, cuando intenta esclarecer el misterio de sus apariciones nocturnas l dice que siempre haba estado presente en aquel pozo, por lo que ella descubre que l era un gran amparr (chara). Entonces ella le llevaba maz tostado y molido y el amparr alegre se lo coma mientras rozaba con su cola las intimidades de la mujer. De esa manera la india qued embarazada. La madre no entenda por qu su hija estaba embarazada si nunca se vea con hombres. La mam la sigui y descubri el gran secreto, se hizo pasar por ella y propin al amparr tres machetazos. Creyndolo muerto, lo llev hasta la casa y empez a cocinarlo. En ese momento la hija llegaba y escuchaba una voz que la llamaba diciendo: kima, kima, kima. Cuando vio haca el fogn se dio cuenta que su madre estaba cocinando a su esposo y llorando y reprochando a su madre tir al amparr al ro con la esperanza de salvarlo. Pero el amparr ya haba muerto y como venganza le jur a su madre que ella tambin se matara. Fue as cmo se tir en el ro crecido para ahogarse, pero inmediatamente se hundi se convirti en bet (pescado). Al completar los nueve meses de embarazo la india-bet pari muchos hijos, desde ah los emberas saben de amparr zeze (pap chara). Versin recogida de Martha Domic en entrevista personal. La idea de que una mujer pueda tener hijos con un pez es exorbitante para Occidente pero es natural para el embera30 - 2005 29

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La tesis es que nuestra identidad se configura parcialmente por el

reconocimiento o por su ausencia, a menudo por el infrarreconocimiento de otros, de manera que una persona o grupo de personas puede sufrir un autntico dao, una autntica distorsin, si las personas o la sociedad que las rodea refleja sobre ellas una imagen limitada o degradante o despreciable de s mismas Ch. Taylor. The Politics of Recognition En Ch. Taylor et al. Multiculturalism and the Politics of Recognition. Princeton, Princeton University Press, 1992.

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kato. Queremos llamar la atencin sobre algunos puntos importantsimos del relato. El primero de ellos es que el pez encarna la belleza del indio, razn por la cual la india senta el mismo grado de admiracin cuando lo vea en el ro que cuando lo vea en las noches como hombre. Que la india asumiera con toda naturalidad el hecho de su amparr-kima o kima-amparr (chara-esposo o esposo-chara), expresa que no hay diferenciacin jerrquica entre el animal y el hombre, pero adems desvela el importante lugar que ocupa el pescado en el ideal esttico embera. Aunque en trminos estrictos los embera actuales no son un pueblo totmico,3 el lugar que ocupan ciertos animales en su pensamiento mtico nos tienta a pensar en lo que alguna vez Cassirer, refirindose a sociedades totmicas y al hombre primitivo, argumentaba: El hombre primitivo no se arroga ninguna condicin especial o de superioridad en la naturaleza, debido a que en el pensamiento mtico todas las formas de vida estn ligadas estrechamente por lazos de consaguinidad.4 Lo que manifiesta el relato con el reconocimiento de que los emberas descienden en lnea directa de amparr es que los peces y los embera son una unidad vital y espiritual. Bajo este presupuesto no hay lugar a discusin de que con la extincin del pescado tambin muri parte del ser embera, lo que deviene en un sentimiento de profunda incompletud existencial. Con la misma salvedad enunciada anteriormente, acudimos una vez ms a algunas formulaciones de Cassirer que nos pueden dar pistas para entender que la prdida del pescado se constituye de manera irrevocable en el peor dao social y cultural al pueblo embera. Escuchemos pues a Cassirer: En el totemismo el hombre no slo se considera como descendiente de cierta especie animal; un vnculo tanto actual y real como gensico conecta toda su vida fsica y toda su existencia social con sus antepasados totmicos. En muchos casos esta conexin es sentida y expresada como identidad. El etnlogo Karl von den Steinen cuenta que los miembros de cierto clan totmico de una tribu de la India afirmaban que eran una misma cosa que el animal del que derivaba su origen: expresamente declaraban ser animales acuticos o papagayos rojos (Cassirer, 1974). Otro hecho para resaltar del relato es que la muerte de amparr zeze da inmediatamente paso a la vida. La doble30 30 - 2005

tragedia que encarna la muerte de amparr en manos de su suegra, en vez de dar paso a una cadena de venganzas, es recompensada por una florescencia vital. En cierta forma el hecho de que la nica manifestacin de venganza presente en el relato de amparr zeze sea la autoliquidacin, expresa la renuncia a matar y continuar una espiral de muertes, expresa en ltimas el rechazo a convertirse en instrumento de muerte y la preferencia de acabar con su propia vida que a su vez acabe con cualquier asomo de odio. Si, de acuerdo con Cassirer, en cierto sentido, todo el pensamiento mtico puede ser interpretado por una negacin constante y obstinada del fenmeno de la muerte, nos encontramos entonces con que este mito justamente representaba para el pueblo embera la imposicin de la vida sobre la muerte. Por otra parte, el relato nos descubre que el hecho de que un hombre pueda ser un pez al mismo tiempo se debe sin lugar a dudas a una condicin divina, que le otorga ciertos poderes en relacin con los elementos naturales, pero no sobre ellos. Si en el pensamiento mtico embera se asume como la descendencia de amparr zeze es obvio pensar que tambin se asume la herencia, as sea parcial, de sus poderes. De esta manera, la existencia de amparr zeze constitua para el mundo embera un pilar fundamental en el que se soportaba la seguridad de la vida. En cierta forma el embera al sentirse descendiente y por tanto depositario de las virtudes de amparr zeze, encontraba a su vez un referente de seguridad vital, no tanto porque amparr zeze obrara como divinidad tutelar sino porque el embera asuma que una parte de l responda a un carcter divino. Pero si hay algo externo acab con el propio amparr zeze en la leyenda, qu queda esperar a los que no slo lo vieron morir sino que estn privados para siempre de heredar sus virtudes y poderes. La vida no tiene sentido cuando con

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Sin embargo parece ser que en el pasado practicaban alguna forma

de totemismo, pues segn versin de Cipriano Restrepo, hasta hace poco cada comuni