ECONOMIA DE LA FELICIDAD

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  • Els Opuscles del CREI

    nm. 28 Mayo 2011

    Economa de la felicidad

    Ada Ferrer-i-Carbonell

  • 1El Centre de Recerca en Economia Internacional (CREI) es un centro de investigacin constituido como consorcio integrado por la Universidad Pompeu Fabra y la Generalitat de Catalunya. Su sede est en el campus de la Universidad Pompeu Fabra, en Barcelona.

    El objetivo de CREI es promover la investigacin en economa internacional y macroeconoma con los estndars acadmicos ms altos.

    Els Opuscles del Crei pretenden ser los instrumen-tos de difusin de la investigacin del CREI en el mbito no acadmico. Cada Opuscle recoge, para un pblico general, las conclusiones y observaci-ones de trabajos publicados, o en vas de publica-cin, en las revistas especializadas. Se hace constar que las opiniones expresadas en Els Opuscles del Crei son responsabilidad de sus autores.

    Versiones en pdf de este y los dems Opuscles del Crei pueden descargarse de:www.crei.cat/opuscles.php

    Consejo editorialAntonio Ciccone (editor)Jordi GalTeresa Garcia-MilJaume Ventura

    Editado por: CREIUniversitat Pompeu FabraRamon Trias Fargas, 25-27 08005 BarcelonaTel. 93 542 13 88

    CREI, 2011 de esta edicin: Ada Ferrer-i-Carbonell

    Traduccin del ingls: Daniel-Oliver Garcia MaciDiseo: Fons GrficImpressin: Masanas Grfiques

    ISSN: 1137 - 7828Dipsito legal: B-17.919-2011

    Economa de la felicidad

    Ada Ferrer-i-Carbonell

    Introduccin

    Contamos con evidencia suficiente para asegu-rar que los individuos son capaces y estn dispues-tos a dar respuestas vlidas y coherentes cuando se les pide valorar en una escala finita la satisfaccin con su propia vida, una pregunta que los psiclo-gos han planteado numerosas veces a los encues-tados en cuestionarios hechos en todo el mundo. Sin menoscabo de las limitaciones y crticas que han recibido, algunos economistas han utilizado estas medidas de la satisfaccin declarada como medida proxy (aproximada) de la utilidad para en-tender mejor las preferencias e incluso la conducta de los individuos. Mediante las preguntas subjeti-vas de satisfaccin se puede extraer informacin sobre los gustos y las aversiones de los individuos respecto a varios asuntos relevantes como son la renta o los ingresos, las condiciones laborales, el riesgo de perder el trabajo, la inflacin o el esta-do de salud. Dicha informacin puede ser utiliza-da posteriormente para, entre otras cosas, revisar las ideas existentes desde una nueva perspectiva, comprender la conducta de los individuos, evaluar y disear polticas pblicas, estudiar la pobreza y la desigualdad desde una perspectiva subjetiva o desarrollar mtodos de valoracin coherentes con las preferencias de los individuos. En este opuscle comienzo con una evaluacin crtica de los pros y los contras de utilizar las medidas de satisfaccin para despus explicar sus resultados ms significa-tivos y analizar sus principales aplicaciones.

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    1. La conveniencia de utilizar medidas de felicidad declarada

    A lo largo de las ltimas dcadas se ha puesto de manifiesto que los individuos son capaces de valorar su felicidad o su grado de satisfaccin con sus propias vidas. Los individuos encuestados en algunos paneles del hogar en varios pases de todo el mundo han dado respuestas vlidas, coherentes y consistentes a la pregunta: Qu tan satisfecho est usted con su vida?. Por ejemplo, la felicidad media en Espaa es aproximadamente igual a 7 en una escala de 0 a 10 segn todos los cuestionarios realizados recientemente en Espaa.1

    La utilizacin y el estudio de preguntas sobre la felicidad han dado paso a numerosos resul-tados nuevos que nos permiten entender mejor la felicidad y las motivaciones de los individuos. Mientras que algunas de las conclusiones son poco sorprendentes por ejemplo, los individuos casados con trabajo y buena salud son ms fe-lices que los solteros desempleados y con mala salud, otros resultados son ms chocantes. De hecho, algunos de los resultados empricos obte-nidos con las medidas subjetivas de satisfaccin parece que estn parcialmente en contradiccin con los supuestos de las teoras existentes, o con la conducta observada. A menudo son estos resul-tados desconcertantes los que han generado un debate ms intenso en la literatura, no slo por su naturaleza controvertida sino tambin porque normalmente son los ms difciles de resolver con los conocimientos y los datos de los que dispo-nemos actualmente. La dbil relacin encontrada entre los ingresos (o el crecimiento econmico) y la felicidad declarada, as como la discusin sobre la naturaleza determinista o no de la felicidad son dos de los temas ms controvertidos en la econo-ma de la felicidad.

    En los ltimos aos varios investigadores (in-cluyendo economistas) que trabajan con datos so-bre la felicidad han concluido que el dinero no hace la felicidad, o en palabras de Oswald (2006) que al fin y al cabo, los hippies tenan razn sobre qu es la felicidad. Esta conclusin, derivada de la evidencia emprica de que los ingresos tienen un papel muy reducido cuando se trata de explicar la felicidad subjetiva, ha generado un considera-ble volumen de debate entre los economistas, que en general consideran los ingresos como uno de los motivos principales que guan las decisiones de los individuos. De hecho, el comportamiento observado en, por ejemplo, el mercado de trabajo contradice la evidencia emprica de la economa de la felicidad. Los economistas de este campo explican esta aparente contradiccin alegando la importancia de los ingresos de referencia cuan-do se trata de determinar la propia felicidad es decir, que los individuos valoran sus ingresos en trminos relativos. La mayor parte de la evidencia emprica actual indica que, efectivamente, los in-dividuos juzgan la calidad de su vida comparando su situacin personal con un grupo de individuos relevantes (su grupo de referencia), por lo que un crecimiento econmico distribuido de forma igualitaria tiene poco impacto en la felicidad de-clarada.

    Pese a que sola haber consenso en referen-cia al reducido papel del crecimiento econmico sobre la felicidad a largo plazo (Easterlin, 1974, y toda la literatura posterior sobre la Paradoja de Easterlin) y la naturaleza relativa de los ingresos, Stevenson y Wolfers (2008) reabrieron el deba-te recientemente al encontrar (cierta) evidencia emprica en la direccin opuesta. Es importante tener en cuenta que aunque s que encontraron una relacin positiva entre los ingresos medios de un pas y el nivel de felicidad, esta relacin era bastante dbil en el caso de EE.UU. y de algu-nos pases europeos. El artculo de Stevenson y

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    Wolfers ha generado mucha discusin y ha tenido una gran cobertura en la prensa, por lo que se espera que haya ms debate y evidencia emprica en un futuro prximo. Hasta la fecha, la principal reaccin crtica a dicho artculo argumenta que los resultados positivos encontrados por los dos auto-res son debidos a la utilizacin de datos de corto plazo y al hecho de que se centran en pases en procesos de transicin que reflejan una situacin muy particular de cada y recuperacin del PIB (Easterlin y Sawangfa, 2009). A pesar de todos los esfuerzos, es previsible que el debate sobre los ingresos y la felicidad se mantenga vivo en la lite-ratura durante un largo periodo de tiempo, al me-nos hasta que no se disponga de series temporales ms prolongadas para varios pases.

    Otro tema muy debatido en esta literatura es la naturaleza determinista de la felicidad. Este debate ha experimentado un giro importante en los lti-mos aos debido a la evidencia creciente en con-tra de la capacidad ilimitada de los individuos de adaptarse a cualquier situacin. Pese a que la feli-cidad depende estrechamente de la personalidad de los individuos (por ejemplo, la extraversin est positivamente correlacionada con la felicidad) y por tanto es en gran medida innata o determi-nada genticamente, las circunstancias de la vida pueden afectar a los niveles de felicidad declarada ms de lo que los investigadores han credo du-rante los ltimos 40 aos. La disponibilidad de da-tos panel para un nmero elevado de individuos a lo largo del tiempo ha permitido a los investiga-dores revisar la vieja creencia de que los niveles de felicidad estaban predeterminados y que, por tanto, no variaban en el tiempo vase, a modo de ejemplo, la literatura sobre el hedonic treadmill2, preference drift o set point theory. Esta litera-tura previa que empez hace unos 40 aos esta-ba basada en datos ms escasos, por ejemplo, el artculo ms citado para defender que los indivi-duos se adaptan completamente a incrementos en

    los ingresos est basado en datos transversales de veintids individuos que ganaron la lotera (Brick-man, Coates, y Janoff-Bulman, 1978). Una serie de trabajos de investigacin recientes ha reexamina-do el grado en el que los individuos se adaptan a situaciones (des)favorables utilizando datos panel que no existan previamente y tcnicas de estima-cin modernas. Estos estudios sugieren que la ca-pacidad de adaptarse de los individuos es menor de lo que se crea previamente y que, adems, la adaptacin de los individuos a las nuevas circuns-tancias depende tanto del tipo de individuo (de su personalidad y de sus circunstancias) como del tipo de acontecimiento. Por ejemplo, mientras que los individuos tienden a adaptarse a la prdida de un cnyuge, se muestran incapaces, en cam-bio, de adaptarse al paro, que presenta un efecto negativo de larga duracin que se mantiene inclu-so cuando ya han sido empleados de nuevo (por ejemplo, Lucas et al., 2004).

    Aunque los psiclogos llevan preguntando y utilizando medidas subjetivas sobre la felicidad desde hace 40 aos, no ha sido hasta hace poco que esta informacin ha atrado la atencin de los economistas. La literatura de la economa de la felicidad forma parte del creciente inters por profundizar en el conocimiento de las preferen-cias individuales, ms all de la evidencia que se pueda obtener a partir del comportamiento ob-servado (por ejemplo, a travs de las decisiones de compra o de voto). Este inters ha llevado al desarrollo y a la expansin de mtodos alterna-tivos tales como observar la conducta de los in-dividuos en experimentos controlados (Brandts, Els Opuscles del CREI, 21, marzo 2009) o pregun-tar directamente a los individuos sobre su nivel de felicidad (este opuscle); sus actitudes frente al riesgo (Dohmen et al., 2005); su eleccin entre varias loteras hipotticas (Dohmen et al., 2005; Hartog, Ferrer-i-Carbonell, y Jonker, 2002) o el nivel de ingresos que consideran satisfactorio

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    (Van Praag, 1971), entre otros. Estos mtodos complementan los anlisis ms tradicionales y permiten comprender el comportamiento de los individuos en gran variedad de situaciones, cosa que, a su vez, puede aportar informacin til para el desarrollo de nuevos modelos tericos. Este contexto es el que sirve para comprender la mayor parte del trabajo llevado a cabo por los economistas que utilizan preguntas subjetivas como medidas proxy de la utilidad. El rasgo co-mn que define esta lnea de investigacin es la utilizacin de medidas subjetivas de satisfaccin con la vida (o con cualquier aspecto de la vida como la salud o el trabajo) con el propsito de comprender mejor las preferencias de los indivi-duos sobre temas relevantes desde un punto de vista terico y poltico, tales como las preferen-cias y gustos sobre los ingresos o los ingresos relativos al grupo de referencia del individuo, las condiciones laborales, el desempleo, la salud, la inflacin y la desigualdad. Esta informacin, a su vez, ha sido utilizada sobre todo para evaluar las ideas existentes desde una nueva perspectiva, examinar y verificar empricamente los supuestos habituales sobre la conducta de los individuos, entender y predecir la conducta, desarrollar m-todos basados en las preferencias para valorar bienes para los que no hay mercado, estudiar la pobreza y la desigualdad desde una perspectiva subjetiva y evaluar y disear polticas pblicas.

    2. Breve descripcin del mtodo

    2.1 Cmo medir la felicidad: mtodo y supuestos

    Contamos con evidencia suficiente para afirmar que los individuos son capaces y estn dispuestos a dar respuestas coherentes y vlidas cuando se les pide valorar en una escala finita su nivel de

    satisfaccin con su propia vida. Los individuos en-cuestados en varios pases de todo el mundo han tenido que valorar su satisfaccin con la vida o con alguno de sus aspectos (como por ejemplo la salud, el trabajo o su situacin econmica) en una escala finita, ya sea numrica (por ejemplo, de 0 a 10) o verbal (por ejemplo, de muy mala a muy buena). Cantril (1965), Wilson (1967) y Bradburn (1969) son considerados los padres de las medidas subjetivas, ya que desarrollaron e introdujeron por primera vez este tipo de preguntas en distintos cuestionarios. Desde entonces, muchos otros in-vestigadores han contribuido a la mejora de estas medidas, ya sea desarrollando diversas formas de expresar la pregunta o utilizando distintas escalas para registrar las respuestas (verbales o numri-cas)3. A modo de ejemplo, la pregunta sobre la satisfaccin hecha a los encuestados en la versin del 2006 del panel socioeconmico (SOEP) ale-mn era la siguiente:

    En conclusin, quisiramos preguntarle sobre su nivel de satisfaccin con su vida en general. Por favor, responda segn la siguiente escala: 0 significa completamente insatisfecho, 10 signifi-ca completamente satisfecho.

    Qu tan satisfecho est usted con su vida, te-niendo en cuenta todos los aspectos?

    La respuesta a esta pregunta se conoce como satisfaccin (felicidad o bienestar) subjetiva. La validez, relevancia y aplicabilidad de esta medi-da de la satisfaccin subjetiva en el campo de la economa est supeditada a 2 supuestos bsicos. Primero, que exista una correlacin clara entre la satisfaccin declarada y el concepto terico en el que estamos interesados. Segundo, que los indivi-duos quieran decir o interpretar lo mismo cuando declaran su nivel de satisfaccin es decir, los in-dividuos que declaran que estn satisfechos en un 8 sobre una escala de 0 a 10 tienen que sentirse

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    ms satisfechos con su vida que aquellos que de-claran un 6.4

    La mayor parte de la evidencia a favor de es-tos dos supuestos citados y, por tanto, del uso de medidas subjetivas de satisfaccin proviene de los psiclogos, que han demostrado a lo largo de los aos que hay una clara correlacin entre la sa-tisfaccin declarada y otras medidas psicolgicas ms objetivas de la felicidad, como las veces que el encuestado sonre (Sandvik, Diener y Seidlitz, 1993) o sus expresiones faciales durante la entre-vista (Kahneman, 1999). Dado que los expertos consideran que la salud es el determinante ms importante de la felicidad, la correlacin emprica positiva encontrada entre la felicidad declarada y medidas objetivas de la salud tambin se utiliza como un resultado clave para apoyar el prime-ro de los dos supuestos anteriores (Blanchflower y Oswald, 2008, y Steptoe y Wardle, 2005). Otra rama de la literatura enriquece la evidencia sobre la fiabilidad de las medidas subjetivas analizando la relacin entre la felicidad declarada y las reac-ciones fsicas del cuerpo. Por ejemplo, una serie de estudios demuestra que algunos tratamientos mdicos son ms efectivos en aquellos individuos que declaran altos niveles de felicidad o bajos ni-veles de estrs psicolgico (Hayney et al., 2003; y Choen et al., 2006)5. En neurologa, la evidencia demuestra que la felicidad declarada est corre-lacionada con ciertas medidas fsicas de actividad cerebral (Urry et al., 2004).6

    Aparte de la evidencia sobre la correlacin entre la satisfaccin declarada y las medidas ob-jetivas de felicidad, como pueden ser el estado de salud o reacciones fsicas, hay un conjunto de estudios que demuestran la existencia de un concepto universal compartido de satisfaccin, bie nestar o felicidad. Estos estudios representan una evidencia emprica a favor del segundo su-puesto, es decir, que los individuos quieren de-

    cir lo mismo cuando responden a las preguntas sobre su nivel de felicidad (segundo supuesto). La evidencia emprica existente demuestra que, efectivamente, los individuos entienden de la mis-ma manera conceptos como el de la satisfaccin con la vida y felicidad. Por ejemplo, los individuos muestran un gran acierto a la hora de predecir la felicidad de otros individuos (o sus emociones) nicamente mirando fotografas o vdeos (Diener y Lucas, 1999, y Sandvik et al., 1993). Adems, Van Praag (1991) encontr evidencia emprica de que los individuos pertenecientes a una misma comu-nidad lingstica traducen calificativos verbales a valores numricos de manera muy similar, inclu-so en un marco descontextualizado. Esto significa que no slo el significado de bueno o malo es el mismo para todos los encuestados, sino que la relacin, por ejemplo, entre el calificativo verbal bueno y el valor numrico de 6, es similar.

    Adems de los dos supuestos ya descritos, el uso de preguntas subjetivas requiere dos supues-tos empricos que tiene implicaciones importantes para el anlisis estadstico: (i) Si las respuestas a la pregunta sobre la satisfaccin subjetiva se inter-pretan como medidas cardinales u ordinales, y (ii) Cul es la naturaleza de las caractersticas indivi-duales no observables que son persistentes en el tiempo y que determinan en gran medida el nivel de satisfaccin (nos referimos principalmente a las caractersticas de personalidad).

    Si la satisfaccin fuera cardinal, la distancia entre niveles de satisfaccin tendra un valor es-pecfico (por ejemplo, un individuo que hubiera respondido un 8 sera el doble de feliz que al-guien que hubiera respondido un 4). Por el con-trario, si la satisfaccin fuera ordinal, la distancia entre niveles de satisfaccin no aportara ningu-na informacin y nicamente podramos afirmar que un individuo que hubiera respondido un 8 es ms feliz que el que responde un 4. Aunque

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    desde el punto de vista terico la distincin entre cardinalidad y ordinalidad es muy relevante, des-de el punto de vista emprico no lo es tanto, ya que los resultados no dependen de este supues-to (Ferrer-i-Carbonell y Frijters, 2004; vase tam-bin Boyce, 2010). Basndose en esta regularidad emprica, muchos investigadores de este campo utilizan mtodos economtricos lineales y, por lo tanto, imponen cardinalidad, ya que desde el pun-to de vista economtrico resulta ms conveniente. Hay que destacar que algunas de las aplicaciones empricas de las medidas subjetivas de satisfac-cin requieren imponer la cardinalidad, como por ejemplo cuando se calcula la felicidad media por grupos o pases o cuando se estudian temas de pobreza y desigualdad.

    Desde un punto de vista estadstico, la utiliza-cin de preguntas subjetivas requiere un segundo supuesto relativo a la naturaleza de los factores no observables. Dejando de lado los habituales factores no observables que cambian a lo largo del tiempo (por ejemplo, si haca buen tiempo el da de la entrevista o si el coche del encuestado se acababa de averiar), las preguntas subjetivas tam-bin dependen de la personalidad de los indivi-duos (por ejemplo, la inteligencia, el neuroticismo y el optimismo). A diferencia de las variables no observables tpicas, estas ltimas persisten en el tiempo, es decir, se mantienen constantes durante los aos en los que el individuo forma parte del panel de datos. Pese a que inicialmente la mayo-ra de estudios de felicidad slo utilizaban datos transversales y por tanto no podan corregir por la personalidad del individuo, los estudios ms recientes ya utilizan datos panel, cada vez ms numerosos, que permiten tener en cuenta las ca-ractersticas del individuo que son persistentes y no observables. Ferrer-i-Carbonell y Frijters (2004) demuestran que la inclusin correcta de dichos efectos individuales tiene un gran impacto en los resultados y, por lo tanto, los estudios que no uti-

    lizan datos panel deben ser considerados con pre-caucin. Por ejemplo, Ferrer-i-Carbonell y Frijters (2004) encontraron que en Alemania el efecto de los ingresos sobre la satisfaccin con la vida se reduce hasta un tercio cuando se introducen los efectos individuales fijos.

    2.2 El procedimiento para la estimacin

    Empezamos postulando que la satisfaccin declarada (S), que es una funcin del concepto terico de utilidad (U), depende de un conjunto de caractersticas individuales (X). En el lengua-je economtrico esto se expresa de la siguiente manera:

    donde i es el ndice del individuo, t el perodo temporal (normalmente el ao), y k la caractersti-ca individual. La mayor parte de la literatura versa sobre la utilizacin de diversas tcnicas econo-mtricas, especificaciones, datos y enfoques para identificar la relacin entre las caractersticas indi-viduales xk y la satisfaccin declarada S y sobre la utilizacin de dicha informacin para entender las preferencias de los individuos, verificar algunos de los supuestos y teoras existentes, desarrollar estudios de valoracin de bienes que no tienen mercado y estudiar la pobreza subjetiva y la de-sigualdad (entre otras finalidades).

    Las variables explicativas que ms interesan a los economistas son aquellas relacionadas con la situacin de los individuos en un momento dado (por ejemplo, los ingresos familiares o personales, el estado de salud o la situacin laboral), con la posicin relativa de los individuos (por ejemplo, los ingresos propios en el pasado, cambios en el nivel de ingresos y los ingresos del grupo de refe-

    Sit = + k xk,it + vi + itk

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    rencia) y con el entorno en el que viven los indi-viduos (por ejemplo, la inflacin, la tasa de paro, la desigualdad en los ingresos en la regin y la calidad del aire).

    La eleccin del mtodo economtrico adecua-do para analizar las medidas de satisfaccin subje-tiva se basa en algunas consideraciones importan-tes. Primero, dependiendo de la inclinacin que se tenga a suponer cardinalidad u ordinalidad, los investigadores pueden y han utilizado modelos lineales como el MCO y otras cardinalizaciones (Van Praag y Ferrer-i-Carbonell, 2004 y 2008, cap-tulo 2) o modelos de respuesta ordenada (Logit o Probit). Como se ha comentado anteriormente, la diferencia entre estos dos tipos de mtodos eco-nomtricos no tiene consecuencias importantes en cuanto a los resultados, ya que las relaciones numricas entre los coeficientes estimados son bastante similares. Segundo, la naturaleza de los rasgos individuales no observables y persistentes en el tiempo tambin determina el mtodo eco-nomtrico que conviene elegir. La mayor disponi-bilidad de datos de panel es decir, la accesibili-dad a informacin sobre un grupo de individuos medidos repetidamente a lo largo del tiempo ha permitido a los investigadores controlar el efecto de la personalidad sobre la felicidad, que, pese a no constituir el principal inters de los econo-mistas, su exclusin puede sesgar sustancialmente los resultados de las variables de inters (Ferrer-i-Carbonell y Frijters, 2004). La razn intuitiva detrs de este hecho es que al controlar por el efecto de la personalidad sobre la felicidad disminuimos considerablemente el problema de endogeneidad al eliminar una parte crucial de las variables no observables presentes en el trmino de error. Su-pongamos que no slo el dinero hace feliz a la gente sino que, adems, los individuos ms felices tienen una probabilidad ms alta de ser ricos. En este caso, eliminar del trmino de error las carac-tersticas de personalidad que estn correlaciona-

    das con la felicidad y con ser rico solucionara una parte importante del problema de endogeneidad. Por ejemplo, Stutzer y Frey (2006) comparan los resultados con y sin corregir segn la personali-dad de los individuos y concluyen que los indi-viduos ms felices tienen ms probabilidades de contraer matrimonio y que por lo tanto no slo es verdad que estar casado hace feliz a la gente, sino que la gente ms feliz tiene ms probabilidades de estarlo. De forma similar, los resultados de Ferrer-i-Carbonell y Frijters (2004) sugieren que aunque parece que el dinero s que hace feliz a la gente, los individuos ms felices tambin tienen ms pro-babilidades de ser ms ricos.

    Ms all de tener en cuenta la personalidad de los individuos a la hora de estimar una ecuacin de felicidad y, por tanto, de identificar el efecto que la situacin de los individuos tiene en su fe-licidad basndose nicamente en los cambios en las circunstancias personales (efectos individuales fijos), el estudio de la economa de la felicidad an no ha conseguido encontrar mtodos adecua-dos para examinar y evaluar el probable proble-ma de causalidad inversa. Una de las principales preocupaciones en la literatura es la relacin cau-sal entre los ingresos y la felicidad: es el dinero lo que causa la felicidad o bien son los individuos ms felices los que tiene ms probabilidades de ser ricos o tan slo son ricos los que les hace feliz tener dinero?. La aproximacin ms bvia a estas preguntas sera o bien encontrar un instru-mento para los ingresos o bien disear un expe-rimento que identificara el efecto de un cambio exgeno en los ingresos sobre la felicidad de los individuos. El mtodo ideal sera llevar a cabo un experimento donde una serie de individuos esco-gidos aleatoriamente recibieran de manera ines-perada una gran suma de dinero y que despus fueran comparados con otros individuos idnticos que no hubieran recibido tal obsequio. Alternati-vamente, los investigadores han buscado situacio-

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    nes reales que se parezcan al escenario descrito. Puesto que los aumentos salariales dependen del esfuerzo individual (y, por lo tanto, no son ex-genos) y el cobro de una herencia es un hecho previsible (es decir, un hecho que los individuos pueden anticipar), ninguno de estos dos tipos de cambios en los ingresos seran buenos instrumen-tos para representar el escenario descrito anterior-mente. En la prctica, esto implica que de mo-mento slo las ganancias en la lotera han sido aceptadas como un instrumento satisfactorio para estimar el efecto causal de los ingresos sobre la felicidad. Dado que los datos sobre ganancias de la lotera son muy escasos (las bases de datos que incluyen preguntas sobre felicidad suelen incluir solamente informacin sobre premios muy eleva-dos, que nicamente afectan a un nmero muy reducido de encuestados), hasta ahora slo existe un estudio que utiliza este instrumento para anali-zar la causalidad entre los salarios y la salud men-tal (Oswald y Gardner, 2006). Hay dos estudios (Frijters, Haisken-Denew, y Shields, 2004, y Frijters, Shields, y Haisken-Denew, 2005) que argumentan que los mayores cambios en el nivel de ingresos de los antiguos alemanes del Este posteriormen-te a la cada del Muro no eran ni anticipados ni dependan del esfuerzo individual, y que por lo tanto se pueden utilizar como medida exgena de los ingresos. Frij ters et al., (2005) estiman que entre un 35% y un 40% del aumento en la satis-faccin con la vida experimentado en Alemania del Este tras la cada del Muro fue debido al gran incremento de los ingresos que tuvo lugar. En un estudio similar, Frij ters, et al., (2004) utilizan el mismo acontecimiento histrico para examinar la relacin causal entre los ingresos y la satisfaccin con la salud. Estos autores concluyen que, si bien los ingresos afectan positivamente a la satisfaccin con la salud, el efecto es ms bien reducido y que gran parte de la correlacin positiva entre ingresos y salud es debida al efecto positivo de la salud sobre los ingresos. Aparte de los ingresos, se sos-

    pecha que otras variables pueden estar sujetas al problema de causalidad inversa en la regresin de la felicidad, pero todava no existe ningn estudio emprico que trate este tema.

    3. Qu hace felices a los individuos?

    El uso de preguntas subjetivas sobre la felici-dad como medida proxy de la utilidad ha servido principalmente para obtener informacin sobre las preferencias de los individuos respecto a temas de inters terico y poltico, como por ejemplo las preferencias sobre los ingresos, las condiciones laborales, los determinantes de la salud, la infla-cin y la desigualdad. Aunque realizar un repaso exhaustivo de todos los resultados y sus implica-ciones sera una tarea difcil, si no imposible, a continuacin resumir la evidencia ms relevante sobre los determinantes de la satisfaccin.

    Uno de los principales y primeros intereses de esta literatura ha sido entender la relacin entre los ingresos y la satisfaccin con la vida, una bs-queda que comenz a principios de los aos 70 (Van Praag, 1971; Easterlin, 1974) y que continu con la economa de la felicidad moderna (Clark et al., 2008). El principal resultado es que la relacin entre los ingresos individuales y la satisfaccin declarada es en general bastante dbil (aunque siempre estadsticamente diferente de cero), pero ms an cuando se controla por los efectos indivi-duales fijos de personalidad (Ferrer-i-Carbonell y Frijters, 2004). La magnitud del coeficiente de los ingresos en una regresin sobre la satisfaccin es bastante pequea comparada con los coeficien-tes de otras variables como el paro o el hecho de estar casado. En un estudio comparativo entre pases, Clark et al., (2005) permiten la existencia de heterogeneidad y muestran que el efecto de

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    los ingresos sobre la felicidad difiere entre pases y que tambin depende de las caractersticas in-dividuales. Este resultado implica que la relacin entre el dinero y la satisfaccin no es igual para todos. Utilizando datos macro, la mayora de los estudios tambin encuentran una relacin muy dbil entre el PIB medio y la satisfaccin decla-rada media de un pas (Easterlin, 1974; Di Tella y MacCulloch, 2008), con algunas excepciones (Ste-venson y Wolfers, 2008). Estos resultados empri-cos (hallados tanto con datos micro como macro) contradicen no slo una buena parte de la teora econmica sino que tambin entran en conflicto con el sentido comn y con el comportamiento observado en los individuos. Esta paradoja ha estimulado a los investigadores de este campo a verificar empricamente las diversas explicaciones que existen sobre los resultados encontrados, en concreto sobre el carcter relativo de los ingresos y las pautas de adaptacin de los individuos.

    Si los individuos obtuvieran la felicidad en fun-cin de cmo les van las cosas en comparacin con los dems, un incremento de los ingresos distribuido igualitariamente no generara cambios sustanciales en la felicidad, lo que explicara la dbil relacin entre felicidad e ingresos observada en la literatura. En economa (como en muchas otras disciplinas) hay un volumen importante de estudios sobre la interdependencia de las prefe-rencias que tienen como finalidad examinar, por ejemplo, el efecto que tiene compararse con los dems sobre los patrones de consumo o las de-cisiones de voto. La utilizacin de medidas sub-jetivas de satisfaccin ha permitido a los investi-gadores analizar empricamente la relevancia de los ingresos relativos (relativos a los de los otros) respecto a la propia satisfaccin, una idea terica con una larga tradicin en economa (Knight, 1922 y Duesenberry, 1949). A pesar de estar basados en unas pocas observaciones obtenidas en una encuesta llevada a cabo en 1995 entre el profeso-

    rado, alumnado y personal de la Harvard School of Public Health, es importante mencionar los re-sultados de Solnick y Hemenway (1997), quienes obtuvieron que aproximadamente un 50% de los participantes de la encuesta preferiran un escena-rio donde sus ingresos relativos fueran ms altos y sus ingresos absolutos ms bajos a la situacin opuesta. La literatura que ha utilizado datos panel demuestra que en los pases desarrollados existe una correlacin negativa y estadsticamente signi-ficativa entre la satisfaccin y los ingresos del gru-po de referencia7. Esto no indica necesariamente que los individuos sean envidiosos sino que utili-zan informacin sobre los dems para evaluar la idoneidad de sus propios ingresos. Puesto que la magnitud del coeficiente de los ingresos del gru-po de referencia es en algunos casos similar a la de los propios ingresos (Ferrer-i-Carbonell, 2005), si los ingresos aumentaran de forma similar para todos los individuos en el mismo grupo de refe-rencia nadie sera ms feliz.

    Hay otra rama de la literatura que enfatiza el hecho de que, en algunos casos, los individuos no comparan sus ingresos con los de los dems para evaluar su propia posicin sino para adqui-rir informacin sobre sus perspectivas de ingresos futuros. En este escenario, los ingresos de los de-ms representan una fuente de informacin sobre las expectativas de ingresos futuros y por tanto presentan un coeficiente positivo en la regresin de la felicidad. Para el anlisis de un conjunto de pases en desarrollo, Senik (2004) encuentra un coeficiente positivo para los ingresos del grupo de referencia y argumenta que esto indica que los individuos de estos pases, que se encuentran su-jetos a un alto grado de incertidumbre, utilizan los ingresos del grupo de referencia como seal de sus propias perspectivas de futuros ingresos. De forma similar, Clark, Kristensen y Westergard-Nielsen (2009a), con datos conjuntos de trabajado-res y empresarios daneses, encuentran un efecto

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    positivo en los ingresos de otros trabajadores de la misma empresa sobre la satisfaccin propia, ob-servacin que justifican con argumentos similares. En un estudio reciente, Clark, Kristensen y Wester-gard-Nielsen (2009b) demuestran empricamente que los ingresos medios del vecindario donde vive el individuo (en el estudio un vecindario com-prende entorno a los 9.000 individuos) poseen de hecho un efecto positivo sobre la felicidad. Los autores argumentan que este efecto positivo pue-de ser debido a la relacin positiva entre la cali-dad del vecindario (escuelas, parques, etc.) y el salario medio de la poblacin del vecindario. Para separar este efecto del efecto de los ingresos rela-tivos, los autores incluyen (aparte de los ingresos propios y los ingresos medios del vecindario) el lugar relativo de cada individuo en la distribucin de ingresos del vecindario. Los resultados del es-tudio demuestran que cuanto ms arriba estn los individuos en la escala de ingresos del vecindario, ms satisfechos estn, mientras que el efecto de los ingresos medios se mantiene positivo.

    Una limitacin importante de los estudios an-teriores es que el grupo de referencia es defini-do ad hoc por el investigador, normalmente utili-zando variables como el nivel educativo, la edad, la regin donde vive el individuo y el nivel de ocupacin para establecer el grupo de referencia. Recientemente, la versin del periodo 2006/2007 de la Encuesta Social Europea (European Social Survey, ESS) incluy una batera de preguntas en las que se peda a los encuestados que definieran con que intensidad y con quin se comparaban. Clark y Senik (2010) analizan las respuestas a es-tas preguntas con gran detalle y concluyen que la intensidad con la que los individuos comparan sus ingresos con los de los dems disminuye a medida que aumentan los ingresos (es decir, los indivi-duos ricos se comparan menos), que la gente que se compara ms es precisamente la menos feliz y que los individuos se comparan con una gran di-

    versidad de grupos (por ejemplo, con los compa-eros de trabajo y con los miembros de la propia familia). De qu manera los individuos forman sus grupos de referencia y hasta qu punto este pro-ceso es endgeno (por ejemplo, si los individuos eligen sus grupos de referencia para maximizar la felicidad) son preguntas que todava no tienen una respuesta definitiva.

    Existe una justificacin alternativa a la de los ingresos relativos para explicar la magnitud redu-cida del coeficiente de los ingresos en las regre-siones de felicidad. Esta justificacin alternativa est basada en la incapacidad de los individuos de prever hasta qu punto se adaptarn a una nueva situacin al cambiar sus preferencias respecto a cules son unos ingresos adecuados. La importan-cia de la adaptacin a cambios en los ingresos y a otros eventos vitales ha sido analizada con me-didas subjetivas desde principios de los aos 70, principalmente por psiclogos, pero tambin por algunos economistas (vase Van Praag, 1976 y Ha-genaars y Van Praag, 1985). El estudio ms famo-so en esta rea fue el de Brickman et al., (1978), quienes compararon un grupo de 22 individuos que haban ganado la lotera con un grupo de 22 que no haban ganado (grupo de control) y que vivan en la misma rea geogrfica. El estudio, ba-sado en esta muestra de tamao extremadamente reducido, concluye que los ganadores de la lote-ra no eran significativamente ms felices que el resto ni que ellos mismos en el pasado. Es decir, que se adaptaban completamente al incremento de dinero. Los resultados basados en un estudio de estas caractersticas deben ser evaluados con precaucin, puesto que el reducido tamao de la muestra hace difcil cualificar estadsticamente las diferencias no significativas y porque la extrapo-lacin de los resultados obtenidos con los gana-dores de lotera al resto de la poblacin no es in-mediata. A pesar de las limitaciones, el estudio de Brickman et al. (1978) ha sido citado repetidamen-

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    te como referencia bsica para defender la hip-tesis de la adaptacin completa de los individuos a incrementos en el nivel de ingresos. Sin embar-go, (salvo contadas excepciones) casi no tenemos evidencia emprica sobre la adaptacin a los in-gresos desde una perspectiva ms amplia. Esto se debe principalmente a la falta de datos, ya que se necesitan datos de panel extensos para poder identificar el efecto de incrementos en los ingresos sobre la felicidad en muestras poblacionales. A da de hoy tan slo hay dos trabajos que estudien la adaptacin a los ingresos con datos paneles (Di Tella, Haisken-De New, y MacCulloch, 2007; y Fe-rrer-i-Carbonell y Van Praag, 2009), y sus resulta-dos son opuestos. Mientras que Ferrer-i-Carbonell y Van Praag (2009) encuentran que los individuos slo se adaptan parcialmente a los cambios en los ingresos, Di Tella et al., (2007) encuentran eviden-cia importante a favor de la adaptacin a los ingre-sos, a pesar de que no hallan evidencia a favor de la adaptacin de los individuos a los cambios en su nivel de estatus social. En vista de la escasez de evidencia, est claro que los resultados empricos en relacin a la adaptacin a los ingresos deben ser considerados meramente como provisionales.

    Aparte de estudiar la adaptacin a los ingresos, tambin hay estudios empricos que examinan la adaptacin de la gente a otros acontecimientos im-portantes. Hasta hace poco, los psiclogos crean que en general los individuos se adaptaban a casi cualquier tipo de acontecimiento vital y que el ni-vel de felicidad era especfico al individuo y por lo tanto ms bien constante a lo largo del tiempo. Se-gn estas teoras, la felicidad estaba predetermina-da y despus de un acontecimiento vital positivo o negativo, sta slo se desviaba temporalmente de su nivel de base (por ejemplo, Headey y Wearing, 1989, sobre la teora de la felicidad preestablecida, y Lykken y Tellegen, 1996). En otras palabras, se supona que los individuos tenan una capacidad enorme de adaptacin. Sin embargo, la evidencia

    reciente que utiliza datos panel de larga duracin ha puesto en cuestin estas teoras (por ejemplo, Lucas et al., 2003). Esta nueva evidencia parece indicar que la adaptacin de los individuos de-pende del evento vital, as como de las caracte-rsticas del individuo (Lucas et al., 2003, y Clark et al., 2008). La evidencia emprica, sin embargo, todava es escasa y poco contrastada, por lo que podra ser desafiada en un futuro prximo con nueva evidencia.

    Segn estos estudios recientes, el paro es uno de los peores acontecimientos vitales posibles, al menos por lo que se refiere a las sociedades occi-dentales. La evidencia emprica existente muestra de forma clara y consistente que el paro es alta-mente perjudicial para la felicidad8. Esta evidencia con datos sobre felicidad est corroborada por las estadsticas sobre suicidios, que muestran que es-tar parado es una de las mayores causas de des-equilibrio emocional (Oswald, 1997). De hecho, el efecto negativo del paro sobre la felicidad es sustancialmente mayor que el efecto causado por la cada de los ingresos. Es por esta razn que la literatura argumenta que el efecto negativo del paro sobre la felicidad va ms all de los efectos monetarios9. Adems, el efecto negativo del paro sobre la felicidad parece persistir en el tiempo, es decir, los individuos no demuestran adaptarse al paro (Clark et al., 2008; Ferrer-i-Carbonell y Van Praag, 2009). Desde la perspectiva del diseo de polticas pblicas, tambin es importante tener en cuenta que el efecto del paro sobre la satisfac-cin es menor para los individuos que viven en reas con ndices de paro ms elevados, lo que podra explicar el fenmeno de la histresis del paro (Clark y Oswald, 1994 y Clark, 2003) .

    Una parte considerable de la literatura de la economa de la felicidad se ha centrado en utilizar respuestas a preguntas sobre satisfaccin subjetiva con el propio trabajo para examinar la importan-

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    cia de las caractersticas laborales (por ejemplo salario, nmero de horas trabajadas, turnos de tra-bajo, tipo de contrato, sobreeducacin y tiempo de desplazamiento al lugar de trabajo) respecto a la satisfaccin laboral de los individuos. En ausen-cia de fallos de mercado, las preferencias sobre determinadas caractersticas del puesto de trabajo quedaran internalizadas en los salarios (diferen-cias compensadas por el salario) y no se encon-trara ningn efecto de, por ejemplo, el tiempo de desplazamiento al trabajo o el tipo de contrato sobre la satisfaccin con la vida o con el trabajo tras haber incorporado el salario dentro de la re-gresin. Sin embargo, hay muchos estudios que s que encuentran efectos estadsticamente y cuan-titativamente significativos de diversas caracters-ticas del trabajo sobre el nivel de satisfaccin con la vida o con el trabajo despus de haber tenido en cuenta el efecto del salario y de muchas otras caractersticas relevantes10. Estos estudios indican que, en algunos pases europeos, el hecho de tra-bajar con un contrato temporal est negativamen-te correlacionado con la satisfaccin con el trabajo (por ejemplo, Kaiser, 2002), aunque lo ms impor-tante no es el tipo de contrato, sino la percepcin que tiene el individuo sobre la probabilidad de perder el trabajo (por ejemplo, Origoa y Paganib, 2009; Theosdossiou y Vasileiou, 2007). Tambin se ha demostrado que otras caractersticas labora-les afectan al grado de satisfaccin declarado con el trabajo. As pues, la educacin (Cabral Vieira, 2005), las horas trabajadas y el nmero de traba-jadores de la empresa (Gardner y Oswald, 2001) estn negativamente correlacionados con la satis-faccin laboral, mientras que el salario, ser funcio-nario (Gardner y Oswald, 2001) y ser autnomo muestran una correlacin positiva.

    Otra lnea de investigacin en este campo son los estudios relacionados con temas de salud que se han centrado principalmente, pero no exclusi-vamente, en examinar el impacto que tienen los

    indicadores objetivos de la salud y las circunstan-cias socioeconmicas y familiares del individuo sobre el grado de satisfaccin subjetiva con la sa-lud. Esta literatura ha estimado empricamente la relacin entre, por ejemplo, el grado de discapaci-dad o la incapacidad de llevar a cabo actividades cotidianas, la presencia de enfermedades crnicas o el nmero de visitas al mdico o de das pasados en el hospital y la satisfaccin subjetiva del indivi-duo con su salud. Algunos estudios estiman la im-portancia que tienen diversas enfermedades crni-cas (por ejemplo, problemas cardacos, de riones o pulmonares) respecto a la satisfaccin subjeti-va con la salud y permiten entender el grado de aversin de los individuos a ciertas enfermedades crnicas. Todos estos estudios tienen en cuenta la importancia de las caractersticas socioeconmicas de los individuos tales como los ingresos, la edad o la situacin laboral (por ejemplo, Ferrer-i-Car-bonell y Van Praag, 2002; Groot, van den Brink, y Plug, 2004). Este tipo de estimaciones permite identificar la importancia relativa de diversas en-fermedades crnicas desde una perspectiva subje-tiva y teniendo en cuenta las preferencias de los individuos. Esta informacin se puede incorporar en la evaluacin de los beneficios y los costes de varias intervenciones mdicas, evaluacin impres-cindible si tomamos en cuenta que el presupuesto es limitado. En otro estudio, Oswald y Powdtha-vee (2008a) examinan el efecto que tiene el grado de discapacidad sobre la satisfaccin declarada, considerando que los individuos se adaptan a la discapacidad a medida que transcurre el tiempo. Sus resultados muestran la presencia de un efec-to negativo pero decreciente en el tiempo de la discapacidad sobre la satisfaccin. Dicho de otro modo, los individuos parecen adaptarse parcial-mente (30-50%) al hecho de quedar discapacita-dos. Adems de examinar el efecto de la salud so-bre la felicidad, hay algunos estudios que utilizan medidas subjetivas de satisfaccin para analizar otras cuestiones relacionadas con temas de salud y

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    encontraron evidencia emprica sobre la impor-tancia de la varianza del logaritmo de los ingresos del pas para la evaluacin que hacan los indivi-duos de niveles de ingresos hipotticos es decir, encontraron evidencia de un impacto negativo de la desigualdad sobre una medida que representa el grado de satisfaccin con los ingresos. Reciente-mente, y ya utilizando datos de paneles del hogar, ha habido varios estudios que han contrastado empricamente el impacto de la desigualdad en los ingresos (medida normalmente a travs del n-dice de Gini regional) sobre la felicidad. Alesina, Di Tella y MacCulloch (2004) encontraron un claro efecto negativo del coeficiente del Gini respecto a la satisfaccin en varios pases europeos y en EE.UU., aunque el impacto era mucho ms redu-cido para este ltimo pas. Ms recientemente, se han encontrado resultados similares para Alema-nia (Ferrer-i-Carbonell y Ramos, 2009; Schwarze y Harpfer, 2007). Sin embargo, Grosfeld y Senik (2010) encontraron resultados diferentes para un pas en transicin (Polonia) y lo relacionaron con el posible rol que tiene la desconfianza poltica en la preferencia de los individuos por la igualdad. En concreto, encontraron que los polacos eran bastante tolerantes con la desigualdad hasta 1996, ao en que comenzaron a rechazarla de forma creciente. Los autores argumentan que el cambio de tendencia en 1996/1997 corresponde a un in-cremento de la desconfianza en el sistema poltico y en las lites, que explicara el cambio en las preferencias sobre la desigualdad.

    La importancia relativa de la tasa paro y de la inflacin respecto a la utilidad de los individuos es un tema interesante desde una perspectiva ma-croeconmica, campo en el que normalmente es necesario definir una funcin objetivo de diseo de polticas pblicas que depende, entre otros, de la inflacin y del paro. Di Tella, MacCulloch y Oswald (2001) presentaron el primer estudio emprico que estim la importancia relativa de la

    sanidad. Blanchflower (2009) estima empricamen-te el efecto de tener acceso a la sanidad sobre la satisfaccin con la vida utilizando datos de EE.UU. La correlacin obtenida entre la felicidad y no haber sido capaz de recibir atencin mdica en los ltimos 12 meses por motivos econmicos es negativa y estadsticamente significativa. Finkels-tein, Luttmer, y Notowidigdo (2008 y 2009) utilizan medidas de satisfaccin con la vida para contrastar empricamente cul es el impacto del estado de salud en la curvatura de la funcin de utilidad, es decir, si la funcin de utilidad depende del estado de salud. En su artculo de 2008, estos autores ana-lizan cul es el efecto del estado de salud sobre la utilidad marginal del consumo y encuentran, por ejemplo, que tomando como punto de referencia un individuo sano, un incremento de una desvia-cin estndar en el nmero de enfermedades cr-nicas declaradas genera una disminucin del 11% en la utilidad marginal del consumo.

    Una parte importante de la literatura se inte-resa por el impacto que las caractersticas de la regin o del pas tienen sobre la satisfaccin con la vida de los individuos Estos estudios combinan informacin sobre la satisfaccin de los individuos con datos macro para analizar principalmente el impacto que la inflacin, la tasa de paro, el PIB per cpita, la desigualdad y la calidad medioam-biental tienen sobre la satisfaccin declarada por los individuos. Las primeras publicaciones se cen-traban en el impacto del PIB per cpita (ya trata-do anteriormente) y de la desigualdad, pero ms adelante tambin se introdujeron al anlisis otras variables macro, especficas del pas. Ya en el ao 1977, Morawetz et al., compararon los niveles de felicidad de dos municipios de Israel y observaron que los residentes del municipio ms igualitario (Isos) eran ms felices que los que vivan en el municipio menos igualitario (Anisos). Utilizando datos transversales ms amplios, al cabo de unos aos Van Praag, Hagenaars, y Van Weeren (1982)

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    duos (vase Frey, Luechinger, y Stutzer, 2009a, para un resumen de la literatura). Por ejemplo, Welsch (2006) estudia el efecto de la contaminacin del aire (nitrgeno, partculas y plomo) sobre la feli-cidad media del pas utilizando datos agregados de 10 pases europeos entre 1990 y 1997, y en-cuentra un impacto negativo del plomo y del ni-trgeno (siendo mayor este ltimo), pero no un efecto (estadsticamente significativo) de las part-culas. Los estudios que emplean datos agregados a nivel de pas (tanto de felicidad como de calidad medioambiental) estn sujetos a tres limitaciones importantes. Primero, no pueden tener el cuenta el efecto de las caractersticas individuales (tanto las observadas como las no observables), segun-do, imponen comparaciones interpersonales de carcter cardinal, y por ltimo, suponen que las medidas de contaminacin agregadas a nivel de pas capturan de forma adecuada la calidad del aire de cada localidad (por ejemplo, suponen que la contaminacin est distribuida de igual forma por todo el territorio). Algunos estudios superan par-cialmente alguna de las limitaciones enumeradas utilizando datos individuales de satisfaccin pero, en cualquier caso, siguen confiando en datos agre-gados por pases para medir la contaminacin. Este es, por ejemplo, el marco en que trabajan Di Tella y MacCulloch (2008) cuando estudian el impacto de las emisiones medias de SOx de varios pases europeos y de EE.UU. (1975-1997). Habiendo con-siderado debidamente las caractersticas de los in-dividuos, sus resultados corroboran el efecto nega-tivo de la contaminacin (medida en funcin de las emisiones de SOx) sobre la satisfaccin obtenida en estudios anteriores que utilizaban datos agre-gados de satisfaccin. No fue hasta hace poco que Luechinger (2009) fue capaz de superar las tres li-mitaciones combinando datos sobre la felicidad in-dividual (del SOEP alemn) con informacin sobre las emisiones de SO2 a nivel local de 1985 a 2003, y los resultados confirmaron el impacto negativo de la contaminacin sobre la felicidad individual.

    inflacin y de la tasa de paro del pas sobre la satisfaccin subjetiva de los individuos. En el es-tudio mencionado, los autores combinaron datos micro sobre el nivel de satisfaccin declarada de los individuos y otras caractersticas personales (por ejemplo, su situacin laboral y los ingresos) con datos macro de 12 pases europeos (Euro-ba-rmetro) de 1975 a 1991 y de EE.UU. (US Gene-ral Social Survey) de 1972 a 1994. Los resultados muestran que tanto la tasa de desempleo como la inflacin estn correlacionadas de forma negati-va y estadsticamente significativa con la felicidad, siendo mayor el efecto del paro (la relacin entre los dos coeficientes vara entre 1 y 1,7, dependien-do del ao y el pas, siendo ms importante la tasa de paro que la de la inflacin). Sus estimaciones indican, por ejemplo, que un aumento del paro de un 4% (equivalente a la desviacin estndar de su muestra) causara una cada de la felicidad de 0,11 puntos en una escala de 1 a 4. Un incremen-to de un 1% en la tasa de inflacin (de nuevo, la desviacin estndar de la muestra) llevara a una reduccin de la felicidad de 0,012 puntos en la misma escala. En un ejercicio similar y utilizando prcticamente los mismos datos y mtodo empri-co, Di Tella, MacCulloch y Oswald (2003) exami-nan el efecto de otras variables macroeconmicas sobre la satisfaccin declarada por los individuos. Sus resultados empricos muestran que el efecto sobre la felicidad es positivo con respecto al PIB, negativo en cuanto al paro y positivo en cuanto a los subsidios de desempleo presentes en el pas. En pocas palabras, la situacin macroeconmica del pas resulta importante para la satisfaccin in-dividual declarada aunque se controle por el efec-to de las caractersticas y situacin personales de los individuos.

    Asimismo, el grado de satisfaccin con la vida de los individuos tambin parece depender de la calidad medioambiental (principalmente de la ca-lidad del aire) de la regin donde viven los indivi-

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    que el nmero de hijos tiene un impacto negativo, pero reducido, sobre la satisfaccin con la vida (vase Powdthavee, 2009 para una excelente ex-posicin). Otros estudios muestran que, por ejem-plo, la religin est positivamente correlacionada con la satisfaccin (Clark y Lelkes, 2005, y Ellison, 1991), el tiempo de desplazamiento al trabajo (in-cluso teniendo en cuenta las posibles diferencias salariales) est negativamente correlacionado con la felicidad (Stutzer y Frey, 2008), la democracia directa est positivamente correlacionada con la satisfaccin en Suiza (Frey y Stutzer, 2000), y la obesidad (ndice de masa corporal) est negativa-mente correlacionada con la felicidad (Oswald y Powdthavee, 2007).

    4. El papel de las medidas de felicidad en economa: de la felicidad declarada a la utilidad

    4.1 Felicidad, preferencias individuales y comportamiento

    Una manera de obtener informacin y enten-der las preferencias de los individuaos es obser-vando su comportamiento y sus decisiones en los mercados es decir, observando las preferencias reveladas siguiendo el mtodo desarrollado ori-ginalmente por Samuelson en 1938. Los estudios basados en las preferencias reveladas incluyen la valoracin de diversos bienes por los que no hay mercado, como puede ser estimar el valor del rui-do o de la contaminacin a travs de los precios de la vivienda (Smith y Huang, 1995), o evaluar las actitudes de los individuos frente al riesgo a travs de observar su comportamiento en el mer-cado de trabajo o de seguros (Viscusi, 1993) (va-se tambin la literatura sobre las diferencias com-pensadas). En resumen, bajo ciertos supuestos, se puede obtener informacin respecto a las curvas

    Los estudios mencionados en esta seccin slo incluyen una seleccin de los temas que han atrado la atencin de los economistas. La litera-tura sobre felicidad o satisfaccin subjetiva con la vida, sin embargo, es amplia y creciente. De momento hay evidencia del impacto de otra larga serie de variables relacionadas con la situacin del individuo o del pas donde vive, como la edad, la religin o el sistema poltico. A continuacin mencionar brevemente algunas de las que no he comentado todava. La relacin entre la satis-faccin con la vida y la edad tiene forma de U, con un nivel mnimo de satisfaccin alrededor de los 40 aos. Aparentemente, muchos individuos empiezan su vida adulta con muchas expectativas difciles de alcanzar, lo que les hace relativamen-te infelices, pero a medida que pasa el tiempo y llegan a la mitad de la vida, parece que revisan a la baja las expectativas y empiezan a ser ms felices. En muchos pases occidentales, un alto ni-vel educativo (por ejemplo, el nmero de aos de educacin) est negativamente correlacionado con la satisfaccin (por ejemplo, Clark y Oswald, 1994), lo que indica que el efecto positivo deri-vado de las oportunidades que ofrece una mayor educacin (por ejemplo, el estatus social y tener un 'trabajo interesante') es menor que el efecto negativo resultante de la dificultad de alcanzar las mayores expectativas que suelen tener los indivi-duos con ms educacin. Las diferencias de g-nero, en general, son poco importantes o no lo son en absoluto. Aunque las mujeres suelen sufrir depresiones con ms frecuencia que los hombres, no son consistentemente menos felices porque tambin experimentan ms emociones positivas (Diener et al., 1999). Tener una pareja sentimental con quien compartir la vida cotidiana contribuye a una mayor satisfaccin con la vida11. Adems, la nica evidencia sobre la causalidad entre tener pareja y bienestar parece indicar que ser ms feliz no aumenta la probabilidad de encontrar pareja (Stutzer y Frey, 2006). Habitualmente, se encuentra

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    se puede medir a travs de preguntas de satis-faccin subjetiva es decir, de demostrar que el comportamiento de los individuos est relaciona-do con su felicidad declarada, que a su vez pue-de ser utilizada para predecir o explicar el com-portamiento. Sin embargo, en los ltimos aos ha aparecido evidencia emprica creciente que ha de-mostrado la capacidad predictiva de las medidas subjetivas de felicidad y su relacin con el com-portamiento de los individuos. Por ejemplo, Clark (2001) demuestra que la satisfaccin declarada con el trabajo puede predecir futuros abandonos del puesto de trabajo, incluso despus de tener en cuenta las caractersticas del puesto de trabajo, y Guven, Senik, y Stichnoth (2010) encuentran que la diferencia en el nivel de felicidad entre cnyu-ges explica la probabilidad de un divorcio futuro. En una publicacin reciente, Oswald, Proto y Sgroi (2009) encuentran una correlacin causal positiva entre la satisfaccin declarada y la productividad de los individuos, lo cual es una prueba a favor de la idea de que la felicidad afecta conductas econmicas relevantes. Los resultados de Oswald et al., (2009) se basan en un experimento en el que los investigadores inducen la felicidad de los individuos a travs de vdeos cmicos antes de que impartan ciertas actividades. El estudio tam-bin incluye informacin real sobre episodios de infelicidad que se han producido en la vida.

    Otra forma de examinar la relacin entre la fe-licidad declarada y el comportamiento observado ha sido analizar la correlacin entre datos sobre suicidios (comportamiento) y satisfaccin subjeti-va. Dado que el suicidio se puede entender como la ltima decisin observada en individuos con niveles muy bajos de felicidad, la correlacin en-tre las dos variables indicara que la satisfaccin subjetiva puede explicar el comportamiento ob-servado. Aunque la informacin sobre suicidios tiene muchas limitaciones (principalmente debido a que a veces se esconden los hechos) la literatu-

    de indiferencia de los individuos (preferencias) observando las decisiones de los consumidores en los mercados. Alternativamente, el investigador puede recopilar informacin sobre las preferen-cias de los individuos observando su comporta-miento en marcos controlados (experimentos) o analizando sus respuestas en cuestionarios.

    As pues, y bajo ciertos supuestos, las pregun-tas subjetivas de felicidad pueden ser utilizadas para obtener las curvas de indiferencia y para comprender los gustos y las preferencias de los individuos. Para obtener las preferencias de los individuos a partir de las preguntas sobre satisfac-cin subjetiva es necesario suponer que los indivi-duos siguen alguna regla de conducta sistemtica basada en maximizar (o al menos en mejorar) su nivel de satisfaccin. Este supuesto es paralelo al de la maximizacin de la utilidad que se impone cuando se derivan las preferencias de los indivi-duos a partir de sus elecciones o decisiones ob-servadas. La identificacin de las curvas de indi-ferencia a partir de establecer una relacin entre los niveles de satisfaccin declarada (es decir, en qu curva de indiferencia se encuentran los indi-viduos) y las distintas situaciones objetivas en que se encuentran los individuos es posible gracias a que los individuos estn sujetos a distintas restric-ciones de pendiente igual o desigual. Esto signi-fica que es necesario suponer que los individuos tienen preferencias homogneas, aunque este su-puesto se puede relajar ligeramente permitiendo la presencia de grupos exgenamente definidos con preferencias diversas. Bajo las condiciones y los supuestos descritos, podemos derivar las cur-vas de indiferencia observando las combinaciones de bienes o situaciones que mantienen el nivel de satisfaccin constante mediante el anlisis de regresin.

    Hasta hace muy poco, los economistas no ha-ban afrontado el reto de demostrar que la utilidad

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    nido en otros campos de la economa. En general, los economistas son muy escpticos respecto a la idea de hacer juicios de valor sobre el bienestar basados en la satisfaccin subjetiva. De hecho, la idea de comparar la felicidad de los individuos est relacionada con uno de los temas ms contro-vertidos en economa: la imposibilidad de hacer comparaciones interpersonales de bienestar.12

    Por mucho que los economistas se sientan incmodos a la hora de establecer comparacio-nes interpersonales de bienestar y pese al xito y atractivo de la nueva economa del bienestar, la mayor parte del trabajo emprico principalmen-te el estudio de la pobreza y la desigualdad ha requerido una medida con la que comparar los individuos y, aunque no de forma exclusiva, la medida ms utilizada para ello han sido los ingre-sos corregidos. Esta aproximacin para medir el bienestar es consistente con el hecho de que el bienestar puede ser interpretado como el grado en que se satisfacen las preferencias (utilidad) y que la principal limitacin a la voluntad ilimitada de los individuos de consumir bienes es la res-triccin presupuestaria de cada uno. Tambin hay un volumen considerable de trabajos empricos que tienen en cuenta que las caractersticas indi-viduales (como la salud o el nivel de educacin) pueden influenciar la cantidad de bienestar que los individuos obtengan de unos determinados ingresos. Adems, hay una parte de la literatura, conocida como la aproximacin no bienestarista o no utilitarista que define la pobreza o la de-sigualdad a partir de un concepto de la calidad de vida mucho ms amplio que los ingresos. Esta literatura ha evolucionado en torno al concepto de las capacidades, una aproximacin al bienestar desarrollada por Sen (1985) y a la que Nussbaum (2000) dio una estructura emprica (vase tambin Nussbaum y Sen, 1993).

    ra indica que hay una correlacin negativa entre la probabilidad de suicidarse y el grado de satis-faccin declarada (vase, por ejemplo, Helliwell, 2007). Daly y Wilson (2008, 2009) tambin com-paran informacin sobre suicidios con datos de felicidad subjetiva y llegan a la conclusin de que ambas variables estn influenciadas por las mis-mas situaciones objetivas de los individuos (tales como los ingresos, los ingresos del grupo de refe-rencia y el paro).

    Una nueva aproximacin recientee por tal de contrastar la fiabilidad de la felicidad declarada como medida proxy de la utilidad ha sido exami-nar la correlacin entre medidas subjetivas de feli-cidad y un indicador de la calidad de vida basado en informacin derivada de las decisiones obser-vadas en los mercados es decir, un indicador basado en la conducta observada. En concreto, Oswald y Wu (2009) analizan la correlacin entre la felicidad declarada por un milln de individuos de EE.UU. y una medida objetiva de la calidad de vida regional (Gabriel, Mattey y Wascher, 2003) y concluyen que sta es muy elevada.

    4.2 Felicidad y anlisis del bienestar

    Desde principios de los aos 30, el inters por medir la utilidad fue cayendo en el olvido y aun-que la utilidad se ha mantenido como un concep-to central en economa, la mayora de los grandes desarrollos en el campo slo han requerido que la utilidad fuera una representacin matemtica de las preferencias. Los avances recientes en la litera-tura de la economa de la felicidad han reabierto el debate sobre la posibilidad de medir la utilidad. A pesar de que esta posibilidad podra contribuir de manera importante a la economa del bienes-tar, esta idea ha contado con una aceptacin muy limitada en este campo, en contraste con el reco-nocimiento que las medidas de la felicidad han te-

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    sobre el bienestar y que (iii) si la naturaleza de los individuos es tal que utiliza la adaptacin para suavizar el impacto negativo de la desigualdad, la pobreza y otros acontecimientos negativos, no tenerlas en cuenta resultara paternalista.

    En la siguiente seccin describir las dos prin-cipales lneas de investigacin que llevan a cabo los economistas que estn dispuestos a suponer que la utilidad es mesurable, que la felicidad es comparable entre individuos y que las medidas subjetivas de felicidad se pueden utilizar para ha-cer juicios de bienestar. Las dos lneas de investi-gacin son los estudios de valoracin y los anlisis de bienestar.

    5. Estudios de valoracin y anlisis de bienestar

    Una de las principales aplicaciones resultan-tes de la investigacin descrita anteriormente es la utilizacin de las curvas de indiferencia estimadas para valorar bienes para los que no hay mercado. A partir de las curvas de indiferencia se puede calcular la renta (ingresos) equivalente en trmi-nos de bienestar a un cambio en la provisin de un bien sin valor de mercado tal como el estado de salud, los hijos, el clima, el ruido ambiental, y las horas de cuidados que un paciente recibe a domicilio. Esta renta equivalente se ha utilizado para asignar un valor monetario a bienes que no tienen precio de mercado. Alternativamente a la renta equivalente, se puede calcular la cantidad de ingresos necesaria para compensar a alguien por el cambio en el nivel de satisfaccin provoca-do por una variacin en la provisin de un bien. Estos dos conceptos no son simtricos, pero son equivalentes. Consideremos el siguiente ejemplo a modo de ilustracin y supongamos que la satisfac-cin es definida por:

    La utilizacin de preguntas subjetivas puede complementar la investigacin emprica en eco-noma del bienestar aportando nueva informacin sobre cules son los determinantes del bienestar subjetivo de los individuos es decir, sobre qu hace felices a los individuos y qu afecta a la uti-lidad que obtienen de sus ingresos (por ejemplo, Finkelstein et al., 2008). Ir un paso ms all y uti-lizar las preguntas de satisfaccin para hacer jui-cios de bienestar (para comprar el bienestar de distintos individuos) o para juzgar el nivel de po-breza y de desigualdad ha sido una prctica muy criticada. La crtica proviene principalmente de la creencia de que los individuos se adaptan fcil-mente a situaciones adversas y que por tanto el uso de medidas de satisfaccin subjetiva puede llevarnos a ignorar la situacin adversa en la que viven algunos individuos. Imaginemos una situa-cin extrema en que los individuos se adaptan completamente a los ingresos. En este caso, uti-lizar medidas subjetivas de satisfaccin para ha-cer juicios de bienestar nos llevara a concluir que la redistribucin de los ingresos no mejorara el bienestar total. Aunque esta crtica ha sido dirigida a toda la literatura subjetiva, es importante tener presente que slo atae a la utilizacin de estas medidas para la realizacin de juicios de valor so-bre bienestar. El anlisis emprico de los deter-minantes de la felicidad, como el de los estudios descritos en la seccin 3, no se ve afectado por dicha crtica, ya que tan slo examina las preferen-cias de los individuos y de hecho puede aclarar si los individuos se adaptan o no. Los acadmicos a favor de la utilizacin de medidas subjetivas para hacer juicios de valor sobre el nivel de bienestar de distintos individuos contravienen esta crtica afirmando que (i) no parece que los individuos sean capaces de adaptarse a cualquier cambio o evento vital; que (ii) las preguntas subjetivas en realidad pueden ser tiles para entender el fen-meno de la adaptacin y por lo tanto permiten to-marla en consideracin a la hora de realizar juicios

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    pensan totalmente (Stutzer y Frey, 2008). En este caso, el valor monetario del tiempo de desplaza-miento estimado por el mtodo de la satisfaccin slo incluye los costes que no han quedado com-pensados (internalizados) por el mercado a travs de los salarios y los precios de los pisos.

    La utilizacin de preguntas subjetivas en es-tudios de valoracin se est aplicando reciente-mente a diversos tipos de bienes. En economa de la salud este mtodo se ha utilizado para valorar enfermedades crnicas (Ferrer-i-Carbonell y Van Praag, 2002, y Groot et al., 2004), horas de cui-dados que los pacientes reciben a domicilio (Van den Berg y Ferrer-i-Carbonell, 2007), y la muer-te de un familiar (Oswald y Powdthavee, 2008b). Este mtodo tambin ha sido utilizado para va-lorar muchos otros bienes para los que no hay mercado, entre ellos el ruido ambiental (Van Pra-ag y Baarsma, 2005), el clima (Brereton, Clinch, y Ferreira, 2008; Frijters y Van Praag, 1998), el nmero de hijos (Plug y Van Praag, 1995), los daos causados por inundaciones (Luechinger y Raschky, 2009), la calidad del aire o la contamina-cin (Welsch, 2006, Levinson, 2009 y Luechinger, 2009) y el terrorismo (Frey et al., 2009b).

    A continuacin describir a modo ilustrativo algunos de los estudios de valoracin existentes. En el rea de la salud (utilizando una muestra de voluntarios que cuidan de pacientes a domici-lio en los Pases Bajos), Van den Berg y Ferrer-i-Carbonell (2007) estimaron el valor monetario de proporcionar una hora extra de cuidados a travs de preguntas subjetivas. En el cuestionario tambin haba un mdulo con preguntas de valo-racin contingente, cosa que permiti comparar los valores obtenidos con el mtodo que utiliza preguntas de bienestar subjetivo con los obteni-dos por el mtodo habitual de valoracin contin-gente. Los resultados de ambos mtodos fueron sorprendentemente similares. El valor monetario

    donde yit son los ingresos (renta) de los individuos y hit es la variable que se quiere valorar, como el estado de salud medido, por ejemplo, por el n-mero de enfermedades crnicas o el grado de dis-capacidad. As pues, estimando los coeficientes y mediante una ecuacin de felicidad subjetiva se puede calcular el cambio en la renta que sera equivalente a un cambio (por ejemplo, contraer una enfermedad crnica) en el estado inicial de salud (la renta equivalente). De forma similar, aunque con resultados diferentes, se podran cal-cular los ingresos necesarios para conseguir recu-perar el nivel inicial de satisfaccin del individuo despus de un deterioro de la salud (Kit) (renta compensatoria). La relacin estimada entre y sirve, pues, para calcular el valor monetario de un cambio marginal () en la salud. El principal atractivo de este mtodo de valoracin es que est basado en las preferencias de los individuos y que es relativamente econmico de implementar.

    Este mtodo presenta algunas caractersticas distintivas que vale la pena comentar. Primero, dado que se espera que la utilidad marginal de los ingresos sea decreciente, los ingresos normal-mente se introducen en la funcin de satisfaccin en forma logartmica. Esto implica que el valor monetario de un bien depende del nivel actual de ingresos, y que los individuos ms ricos nece-sitan una compensacin monetaria ms elevada. Segundo, este mtodo slo permite obtener un valor monetario para los bienes que no cuentan con un mercado asociado o para los que cuentan con un mercado asociado que presenta fallos. Su-pongamos que nos interesa conocer el coste del tiempo de desplazamiento al trabajo. Este tiempo de desplazamiento slo afectar la felicidad si el mercado de trabajo y de la vivienda no lo com-

    Sit = log( yit) + Kit + k zk + k

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    plo, el Happy Planet Index de la New Economics Foundation), yo no los tratar en este opuscle.

    El estudio de la pobreza, su incidencia, estruc-tura y desarrollo requiere en primer lugar una de-finicin y una medida de la misma, un concepto compartido que la caracterice de forma inequvo-ca. Obviamente, establecerlo no es tarea sencilla y la literatura ha producido distintas medidas, tan-to objetivas como subjetivas. La distincin entre medidas objetivas y subjetivas radica en quin determina si un individuo o una familia son po-bres. Mientras que las medidas objetivas definen la pobreza en funcin de los ingresos o alguna otra variable proxy del bienestar (por ejemplo, el acceso a la salud y a la educacin), las medidas subjetivas estn basadas en la propia percepcin de los individuos. Es en esta aproximacin sub-jetiva que las medidas de satisfaccin declarada pueden jugar un papel importante. Por ejemplo, se pueden utilizar medidas de satisfaccin con la propia situacin econmica para determinar si un individuo se siente pobre o no (Ferrer-i-Carbonell y Van Praag, 2001). Para evaluar la pobreza hay que definir un nivel de satisfaccin por debajo del cual un individuo es considerado pobre. Aparte de la pregunta sobre el nivel de satisfaccin con la propia situacin econmica tambin hay otras preguntas subjetivas que se han utilizado para evaluar la incidencia de la pobreza, principalmen-te la Income Evaluation Question (Goedhart et al., 1977) y la Economic Ladder Question (Ravallion y Lokshin, 1999 y Lokshin y Ravallion, 2000).

    De igual modo, el estudio de la desigualdad puede basarse en medidas subjetivas, y la distribu-cin de los niveles de satisfaccin subjetiva con la situacin econmica en una regin se puede analizar de la misma manera que la desigualdad en los ingresos. Este mtodo permite no slo va-lorar las desigualdades existentes en la situacin econmica percibida sino tambin descomponer

    obtenido con el mtodo de valoracin subjetiva para un individuo medio fue de 8 a 9 euros la hora si el cuidador era un familiar del paciente y de 7 a 9 euros si no lo era. Con el mtodo de valoracin contingente, los valores fueron de 10 y 9 euros respectivamente. Van Praag y Baarsma (2005) estimaron el valor monetario de la molestia causada por el ruido del trfico areo en el en-torno del aeropuerto de Schiphol en msterdam. Dado que los precios de los pisos y los alquileres ya internalizan parte de la externalidad causada por el ruido, los valores encontrados por el m-todo subjetivo slo representan aquella parte que no ha sido compensada por el mercado. El valor monetario mensual para un hogar vara de 17 a 56 euros dependiendo del nivel de ruido. Oswald y Powdthavee (2008b) examinan el efecto a lo largo del tiempo del luto por la muerte de un cnyuge y de un hijo sobre la felicidad con diversas medi-das de bienestar subjetivo, teniendo en cuenta la adaptacin. A pesar del carcter provisional de los resultados (que habra que replicar en otros pases y con un alcance temporal mayor) stos conclu-yen que, por ejemplo, el dinero necesario para compensar la prdida de bienestar en el primer ao despus de la muerte de un hijo se encontra-ra alrededor de 200.000 euros.

    La mayora de los estudios descritos hasta aho-ra slo precisaban del supuesto de ordinalidad en la medicin de la utilidad, aunque algunos inves-tigadores asumieran la propiedad de cardinalidad para facilitar el trabajo emprico utilizando mto-dos de regresin lineal. Sin embargo, si se est dis-puesto a suponer la cardinalidad en las respuestas a las preguntas sobre la felicidad se abren nuevas lneas de investigacin, entre las cuales destacan el estudio de la pobreza y la desigualdad subjetivas. Imponer cardinalidad tambin permite agregar los niveles de felicidad de distintos individuos para crear, por ejemplo, un ndice de felicidad global. Aunque existen iniciativas de este tipo (por ejem-

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    viduos (por ejemplo, que tan satisfechos estn) y las condiciones materiales alcanzadas. Estos auto-res argumentan que la debilidad de esta relacin se debe a la inmensa capacidad de los individuos a adaptarse a acontecimientos adversos.13

    A pesar de esta crtica, en los ltimos aos se han publicado algunos estudios de economistas no bienestaristas que examinan la utilidad de las medidas subjetivas de felicidad y su posible incor-poracin en el tipo de anlisis que ellos suelen realizar. De hecho, Anand, Huner y Smith (2005) y Anand y Hees (2006) encuentran que hay una fuerte relacin entre las medidas de felicidad sub-jetiva y algunas medidas objetivas de calidad de vida como las de Amartya Sen. Esto indica clara-mente que los dos conceptos y aproximaciones no difieren tanto. Dicho de otro modo, aquellas variables que los investigadores no bienestaristas han considerado tradicionalmente medidas de bienestar objetivas parecen estar correlacionadas con las respuestas que los individuos dan si se les pregunta sobre su felicidad. En una publicacin ms terica, Schokkaert (2007) examina desde una perspectiva no utilitarista cules son las opor-tunidades de incorporar algunos de los resultados de la literatura de la economa de la felicidad a la tradicin no bienestarista.

    6. Conclusiones

    En el presente opuscle he descrito las princi-pales caractersticas y contribuciones de una lnea de investigacin relativamente nueva basada en la utilizacin de medidas subjetivas de la satisfaccin como variable proxy de la utilidad. Esta literatura, bautizada recientemente con el nombre de Eco-noma de la Felicidad, ha experimentado un im-portante crecimiento en los ltimos aos (Clark et al., 2008; Kahneman y Krueger, 2006), lo cual es

    la desigualdad en la satisfaccin econmica segn sus causas. Ferrer-i-Carbonell y Van Praag (2003) muestran que, dejando de lado la heterogeneidad no observada, las variables que explican la de-sigualdad de la satisfaccin econmica en mayor medida en Alemania son los ingresos (renta), la composicin del hogar y la edad. En un artcu-lo reciente, Van Praag (2011) presenta un modelo que demuestra la importancia de incorporar infor-macin sobre el grupo de referencia (principal-mente los ingresos del grupo de referencia) cuan-do se trata de estimar y examinar la desigualdad subjetiva. El autor argumenta que el importante papel del grupo de referencia con respecto al pro-pio bienestar (vase la Seccin 3 de este opuscle) implica que los mecanismos de referencia han de jugar un papel importante a la hora de determinar los sentimientos subjetivos sobre desigualdad per-cibida de los individuos. Dado que la importancia del grupo de referencia respecto a la propia feli-cidad y a la percepcin de desigualdad depende del grado de transparencia social, a priori no est claro cul sera el nivel ptimo de transparencia social desde el punto de vista del bienestar social.

    Los estudios de pobreza y desigualdad subje-tiva contrastan con la mayor parte de la literatura sobre estos temas. Esta literatura tradicionalmente basa las comparaciones de bienestar en criterios de comn acuerdo, que normalmente incluyen el nivel de renta y ocasionalmente integran medidas ms variadas de bienestar como, por ejemplo, con el mtodo de capacidades propuesto por Amart-ya Sen (ganador del Premio Nobel de Economa, 1998). De hecho, como ya se ha comentado en la Seccin 4, la mayora de los economistas que trabajan en temas de bienestar y especialmente los no bienestaristas alertan de los potenciales efectos perversos de utilizar preguntas subjetivas sobre felicidad para realizar juicios de bienestar. El prin-cipal argumento en contra es la debilidad de la relacin entre la condicin psicolgica de los indi-

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    de ninguna manera que tenga que llegar un mo-mento en que la felicidad declarada por los indi-viduos se agregue a un ndice para compararla con otros indicadores de progreso como el PIB o la tasa de paro. Aunque ha habido iniciativas para crear ndices de felicidad, no creo que ste sea el camino a seguir, y an menos en el mundo acadmico. La importancia de las preguntas so-bre la felicidad radica en su utilidad para lograr una mayor comprensin de los gustos y preferen-cias de los individuos, lo que debera contribuir a futuros desarrollos tericos, estudios empricos y aplicaciones orientadas a la toma de decisiones de carcter poltico.

    probablemente un reflejo del valor que tiene po-der contar con una medida directa de la utilidad, aunque adolezca de ciertas limitaciones. El objeti-vo de este opuscle era convencer al lector de que las medidas subjetivas son relevantes, coherentes y valiosas (es decir, que la medida en s misma y los supuestos necesarios para su uso son fiables) y de que son tiles para obtener informacin sobre las preferencias de los individuos.

    Esta literatura vive sus primeros aos de desa-rrollo, pero sus posibilidades son amplias y cons-tituyen un reto alentador. Es la primera vez que contamos con una medida directa de la utilidad con un grado de aceptacin suficientemente sa-tisfactorio. Si se puede medir la utilidad, se abren nuevos caminos. El trabajo llevado a cabo hasta ahora ha demostrado el potencial de las medidas subjetivas, pero una parte de los resultados debe ser considerada como provisional dado que la evi-dencia emprica es todava escasa. En un futuro prximo, los investigadores involucrados en esta rea debern construir una teora para formali-zar la relacin entre la satisfaccin declarada, la utilidad, las preferencias y el comportamiento de los individuos, reflexionando sobre los supuestos necesarios. Se espera que los investigadores ex-traigan an ms informacin de los datos apro-vechando la estructura de datos panel en toda su extensin, lo que ya sucede en el estudio de la adaptacin, principalmente en relacin a los in-gresos, a la salud y la situacin laboral. El anlisis emprico tambin deber mejorar en la utilizacin de mtodos economtricos y aproximaciones em-pricas para solucionar inconvenientes complejos como la causalidad inversa y la dinmica de los procesos.

    Cada vez ms, la capacidad de medir la utili-dad permitir a los investigadores hacer recomen-daciones sobre polticas pblicas basadas en los resultados empricos obtenidos. Esto no implica

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    (13) Aunque no se mencione en esta literatura, el hecho de que los individuos informen sobre su felicidad dependiendo del xito de su desempeo en comparacin con otros puede ser tambin un argumento tico contra la utilizacin de medidas de felicidad a la hora de efectuar juicios de bienestar.

    Notas(1) World Data Base of Hapiness, dirigida por R. Veenhoven: http://worlddatabaseofhappiness.eur.nl.

    (2) Esta expresin refleja que la dicha o la desdicha es como una rueda de molino y, por mucho que los individuos giren a su alrededor, nunca pueden salir de all.

    (3) Para una ilustracin de la variedad de preguntas, vase la pgina web de Veenhoven (1995) o de Diener: http://www.psych.uiuc.edu/ediener~/

    (4) Hay que tener en cuenta que esto no es lo mismo que abogar por la utilizacin de medidas subjetivas para llevar a cabo el anlisis del bienestar.

    (5) Vase http://www.choosingbrillianthealth.com/medical- research/research-studies.html para una larga lista de artcu-los que examinan la relacin entre el bienestar y los factores psicolgicos en los resultados generales y de la salud.

    (6) Para obtener informacin general sobre la evidencia emp-rica que apoya la fiabilidad de las medidas de satisfaccin sub-jetiva vase Clark, Frijters, y Shields (2008) y Layard (2010).

    (7) Clark y Oswald, 1996; Ferrer-i-Carbonell, 2005; Luttmer, 2005; McBride, 2001; Stutzer, 2004; Vendrik y Woltjer de 2007, Helliwell y Huang, 2010.

    (8) Clark y Oswald, 1994; Frey y Stutzer, 1999; Gerdtham y Johannesson, 2001; Korpi, 1997; Oswald, 1997; Winkelmann y Winkelmann, 1998; Woittiez y Theeuwes, 1998.

    (9) Oswald, 1997, para el Reino Unido; Winkelmann y Winkel-mann, 1998, para Alemania; Frey y Stutzer, 1999, para Suiza

    (10) Por ejemplo, Cabral Vieira, 2005; Clark, 1997, 1999, 2003, D'Addio, Eriksson y Frijters, 2007; Drakopoulos y The-odossiou, 1997; Verde y Heywood, 2008; Theosdossiou y Va-sileiou de 2007, Van Praag y Ferrer-i -Carbonell, 2004 y 2008, y Van Praag, Frijters, y Ferrer-i-Carbonell, 2003.

    (11) Vase, por ejemplo, Argyle, 1999; Blanchflower y Oswald, 2004; Clark y Oswald, 1994; Lee, Seccombe y Shehan, 1991; Oswald, 1997.

    (12) Es importante mencionar que, a pesar del dominio e im-portancia de la corriente conocida como nueva economa del bienestar (Robbins, 1932, 1938, vase tambin Arrow, 1950), hay algunos economistas que se han posicionado a favor de in-troducir diferentes grados de comparacin interpersonal para poder ampliar la capacidad de hacer juicios sobre bienestar so-cial (por ejemplo, Hammond, 1996; Harsanyi, 1987; Ng, 1996, 1997; Sen, 1999; y Tinbergen, 1991).

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