Economía  del  hogar  en  crisis  

 Cada día que pasa aumentan los dolores de cabeza para una familia de apenas de cuatro miembros porque la economía del hogar está en crisis con los aumentos de precios de los productos básicos y los míseros salarios que gana la población que muchas veces ni llegan al mínimo establecido en el país. Muy lejos de la realidad de los hogares y de las familias suenan las noticias que Honduras está superando su crisis económica porque los índices macroeconómicos del país están mejorando. Esa historia de mejorías en la economía, no se refleja en el presupuesto familiar que ha obligado a migrar algunos productos de la mal llamada canasta básica familiar. Honduras pierde cada año unos 12 mil millones de lempiras por actos de corrupción de los funcionarios que ven la administración pública como su fuente más importante de ingresos y NO como un servicio prestado a la sociedad. Pero también el Estado pierde 18 mil millones de lempiras por otorgar dispensas en los cobros de impuestos para comidas rápidas, maquilas, instituciones públicas e incluso las iglesias del país. A las cifras anteriores hay que sumarle los 15 mil millones de lempiras que se pagan anualmente por los intereses que generan tanto la deuda interna como la deuda externa. Si estos fondos se invirtieran como programas sociales se mejoraría, en mucho, la calidad de vida de la población, se fortalecería el “buen vivir”, habría soluciones para empleo, salud y educación, seguramente disminuiría de manera significativa la migración forzada de hondureños y hondureñas. Hoy en día se habla mucho de refundación del país, se habla mucho de Frentes Amplios Políticos, se habla de reconciliación, se habla de unidad nacional, sin embargo a la gente al final de cuentas, lo que le preocupa es garantizar los tres golpes diarios para su familia. Es cierto que necesitamos y urgimos un nuevo país, una nueva sociedad y una nueva institucionalidad que resuelva las demandas de la gente, pero debemos estar consientes que estos son procesos largos, mientras las familias siguen sobreviviendo con un dólar diario y la lucha cada día va dirigida por conseguir la tortilla con sal, o por lo menos la tortilla que calme el hambre a la que ha sido condenada por los gobiernos, los políticos, los empresarios y los organismo financieros internacionales.

     Nuestra  palabra  |  02  JULIO  2011