Economia Fetichismo y Religion en Las Sociedades Primitivas - GODELIER-MAURICE

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    ~~ ECONO~lIA del pensamiento, los ;"('

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  • Traduccin de ECONOMIA, FETICHISMO CELIA AMOROS Y RELIGION EN LAS e

    SOCIEDADES PRIMITIVAS1G/'lACIO ROMERO DE SOLs

    por

    MAURICE GODET.TCR

    ))J siKlo l/eintiuno editores mtl'("Irtl ~'\r("),1 ll~{' ''IiIJ ( J

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    siglo ulltill/lO ("liton'). Sd ;-i-~' ' ,.It' e ' Ir! E~IA CERRO DEL N(jjJA ,.u ' .1E.

  • I~DICE

    PROLOGO

    PrJncra parl e: ANTROPOLOGIA y ECONOMIA

    L EL PI"_'\S_"! II'.'\TO DI" I\hRX y E,\(;El.S SOBRE LA':; SOCIEDADES PRIMITII'AS: I\TE'\TO DE B\L\'\CE C1dnco

    II. L\ A'\TlWPOWGA ECO'\~II(,A

    III. Eco'\o ~1 As y SOCILDADES: E\FOQ!.'E FI;\CIONALTSTA, ESTRliCTURALlST_\ y ,L\RX[liTA

    IV, EL CO'\Cr:PTO nI' FORMACIN Eco'\6~IlC,\ y SOCIAL": EL EJE:\!PLO DE LOS I\CAS

    V, DI: 1.\ '\0 CORRFSPO\Ill',\CI-\ E'\TRE LAS mInIAS y LOS CO'\TE\1ll0S DE 1. \5 REUCIO\ES SOCL\!.CS: KUcVA HEFLEXI'\ SOBRE EL EJnIPLO lJI: LOS XCAS

    Pgs.

    17

    19

    59

    132

    176

    185

    VI. El. CO'\Cl:I'TO DE TRIUl': CRlliTS TlI' UX CO:\CEI'TO O CRISIS DE LOS FC:\IJ,HIE:\TOS 1'~[PRICOS DE U -\'\IIWPOI.OGA? '" __ , .. , .. , " ... , 198 1. Un nico trmillO para designar dos realidades, 198.-Males

    de un concepto, 199.-2. Brc\'C alusin del trmino, 200.-EI punto de

    siglo despus; funt'onalistas llCOl'\"olucio!1istas, 20.J..-3. Intento dC' balance, 216.-Cambiar campo y los trminos del problema, 219,

    tal', a los

    VII. v1olJos lJI I'ROlHTCl:\, RELlC!O',"ES DOl ()(;RAFICAS ...

    VIII. Ll\\[s Hr"\RY MORGA:-.1 (1818-1881) El rumiador de la ciencia dal1ll'nt:des de la obra, 258. -mo, 261.

    Segunda parte;

    PARE'\TESCO y ESTl~Uln' RAS

    tesis fundel ew)!ucionis

    SOBRE LAS \1ONEDAS y SUS FETICHES

    IX. L\ .\!O,rD\ [lE 5.\1. Y LA ClRlTUCHi:\ DE .\!FRU'\CAS E'-: l.OS BARl-YA 1JI: N! EI\ GII:\:\

    Ob idus preciosos \. ll1olll'da en las sociedades prllllllJyas: aiguna~ obscr\'\Jclones tcrica~ plT\'ia:;, :'(17 2. La sociedad ba

    223

    256

    265

    267

    ~

  • rm'a, 17)-'. 1'1 pludul'
  • 2 A1aurice Godelier

    tructural de las relaciones sociales de tal modo que se pueda analizar la Gtus8lidad ele las estructuras unas sobre otras y. particularmente. la de los modos de produccin sobre las otras estructuras sociales. para poder comprender, a partir de :d1, los mecanismos de su reproduccin y de sus transformaciones. AIQunos de los textos incluidos en este tomo contribun:n al debate de este problema, pero quisiramos en este pr1of!O presentar una especie de bosquejo de los pasos operatorios que nos parece necesario dar, en 1973, para poder 8vanzar en est8 tarea_

    * * *

    La tarea de descubrir y reconstruir mediante el pensamiento los modos de produccin que se han desarrollado o que todava se desarrollan en la historia es algo ms valgo distinto que constituir una antropologa econmica o cualquier otra disciplina que reciba un nombre parecido, Esta t8re8 impone retomar uno por uno los problemas tericos que plantea el conocimien to de las sociedades y de su historia, es decir, los problemas del descubrimiento de las leyes, no de la Historia en general -que es un concepto sin objeto que le corresponda-, sino de las di\"ersas formaciones econmicas y sociales que analizan el historiador, el antroplogo, el socilogo o el economista. Esas leyes existen .Y expresan las propiedades estructurales no-intenconales de las relaciones sociales y su jerarqua y articulacin propias sobre la base de modos de produccin determinados,

    A diferencia del marxismo que habitualmente se practica y que rpidamente se conviene en materialismo vulgar, afirmamos que Marx, cuando distingui infraestructura y superestnlctura v supuso que la lgica profunda de las sociedades v de su historia dependa en ltimo anlisis de las transformaciones de su infraestructura, no hizo sino e\'idenciar por \"ez primera una jerarqua de distinciones funcionales y de causalidades estruc

    en modo alguno la 11l1tlll'ole;:,a dc las estructuras que. en cada caso. sustentan esas funciones (parentesco, poltica, religin. l, ni el nlllero de fl/llCiollL's que puede soporta runa est rcl lIn!, Para descubrir esta profunda

    que ir ms all del anlisis estruclur81 de las fOImas de las relaciones sociales \' del pens.uniento, inkntando ckscllbrir los "efectos de las estructura" unas sobre otr85, a tran:s de los distintos pral'esos ele la prctica social, y se'alando su lugar real en la jerarqua de C~lllsas que detLTl1linan el funcionamiento y la reproelucciull de una furrnacin econmica y social.

    Prlogo 3

    Elegir el materialismo de Marx como horizonte epistemolgico del trabajo terico en las ciencias socalcs nerse la tarea de descubrir y reCOlTer, por trayectos que 11a\' que inyen tar, la red invisible de las razones que ligan las formas. las funciones, el modo de articulacin, la jerarqua, la aparicin y la desaparicin de estructuras sociales determinadas.

    Adentrarse por esos caminos significa pretender llegar a un lugar en el que estn abolidas las distinciones y las oposiciones entre antropologa e historia, un lugar donde ya no sea posible constituir en un campo autnomo, fetichizado, el ami!isis de las relaciones y de los sistemas econmicos, un lugar situado por consiguiente ms all de las impotencias del empirismo funcionalista y de los lmites del estructuralismo.

    Empearse por estos caminos no significa proponer una vuelta a Marx ni, para un antroplogo, una reanudacin v una defensa de todas las ideas de Marx sobre las sociedades primitivas y las primeras sociedades de clase, aunque, como demuestra nuestro ensayo de un balance crtico de esas ideas, las partes vivas priman ventajosamente sobre las partes muertas. Lo que aporta Marx pa-a nuestro progreso es ante todo un conjunto abierto de hiptesis y mtodos de trabajo, inventados para el anlisis de las estructuras y las condiciones de aparicin y evolucin de un solo modo de produccin, el modo de produccin capitalista, y de la sociedad burguesa que le corresponde, pero que, adems, tienen un valor general, ejemplar. Vamos a demostrar por qu este conjunto no cerrado de biptesis .Y procedimientos metodolgicos no solamente pertenece al horizonte epistemolgico de nuestro tiempo, sino que incluso configura su lnea principal.

    En efecto, para Marx el punto de partida de la ciencia no est en las apariencias, en lo visible, en las representaciones espontneas que los miembros de una sociedad tienen sobre la naturaleza de las cosas, de s mismos y del universo, Para Marx -y esto le enfrenta con el empirismo y el funcionalismo-, el pensamiento cientfico no puede descubrir el ynculo real v la relacin interna de las cosas partiendo de sus lazos aparentes y de sus relaciones visibles. El pensamiento cientfico se aparta por consiguiente de ellas, no para abandonarlas, inexplicadas, fuera del conocimiento racional, sino para \-ol"L'J' inmediat:lIl1en te sobre ellas .Y explicarlas a partir elel conocimiento del encadenamiento interior de las cosas y, en ese movimiento ele se disuelven una pOI' una, las ilusiones de la conciencia espontnea del mundo.

    Pero en ese movimiento de lo visible a lo im'isiblc el pen

  • 4 VIal/rice Gode lie r

    samiento cien tfico descubre que las relaciones entre las cosas, bicnes matcriales, objetos preciosos, valores, son en realidad relaciones entre los hombres, relaciones que exprcs::m y disimulan al mismo tiempo. Descubrir, en el interior de las relaciones entre las cosas, la presencia y la determinacin de relaciones entn~ los hombres, significa poner en prctica un mtodo que todo antroplogo debera conocer reconociendo en l el objeto mismo de su trabajo terico. La grandeza de Marx al analizar la mercanca, la moneda, el etc., en baber

    mprendido al derecho hechos que -en la prctica y en la representacin cotidiana de los individuos que viven y actan en el seno del modo de produccin capitalista- se presentan al revs, y en haber demostrado el carcter fantasmagrico de las relaciones sociales.

    La teora de los modos de produccin est, pues, por construir, ya que no se leer directamente en la trama visible de las relaciones sociales la naturaleza exacta de las relaciones de produccin. Ahora bien, y nos parece necesario insistir de nuevo en este Marx no ha establecido una doctrina sobre lo que debe ser definitivamente infraestructura y supercstructura. No ha asignado de antemano una forma, un contenido y un invariables a lo que puede funcionar como relaciones de produccin, Lo que ha establecido es una distincin de funciones y una jerarqua en la causalidad de las estructuras sociales en lo que concierne al funcionamiento y a la evolucin de las sociedades. Por tanto, no hay por qu negarse en nombre de Marx, como hacen algunos marxistas, a reconocer a veces en las relaciones de parentesco relaciones de produccin, ni, inversamente, deducir de este hecho una objecin, incluso una rd"utacin de Marx, como hacen algunos funcionalistas o estructuralistas. As pues, hay que dirigirse ms all del anlisis morfol

    de las estructuras sociales para analizar sus funciones y las transformaciones de esas funciones y de esas estructuras.

    Pero el hecho de que una estructura pueda servir de soporte a varias funciones no autoriza a confundir los niveles estructurales ni a subestimar el hecho de la autonoma relativa de las estructuras. Esta ltima no es sino la autonoma de sus pro

    internas. El pensamiento de Marx no consiste en un materialismo reduccionista que resuma toda la realidad en la economa, o en un funcionalismo simplista que pliegue todas las estructuras ele una sociedad sobre aquella que aparezca d': entrada como la predominante, ya se trate del parentesco, de la poltica o de la religin. Partiendo de esta distincin de funciones y de la autonoma relativa de las estructuras es como se

    Prlogo 5

    puede abordar correctamente el problema de la causalidad de una estructura sobre otra, de un ni\'el sobre los restantes. Ahora bien, en la medida en que una estructura tiene efectos si1111lltl1cOS sobre todas las estructuras que componen con ella una sociedad original susceptible de reproducirse, que intentar descubrir en y a 1I'clcs diferentes, por consiguiente, con un contcnido y una forllla difercntcs, la de una misma causa, es decir. los efectos necesarios y simultneos de un conjunto especfico de propiedades no-intencionales de tales o cuales relaciones sociales. No se trata de reducir unas estructuras a otras, sino e\'idenciar las formas diferentes de la presencia activa de una de ellas en e! funcionamiento mismo de las otras. Cualquier metfora de continente-contenido, interior-exterior, es evidentemente incapaz de expresar correctamente esos mecanismos de la articulacin ntima y de la accin recproca de las estructuras 4,

    Pero un materialismo que tome a Marx como punto de partida no puede consistir nicamente en una investigacin difcil de las redes de causalidades estructurales sin tratar a. fin de cuentas de evaluar la importancia especfica y que esas diversas estructuras pueden tener sobre el funcionamiento, es deci r. ante todo, sobre las condiciones de reproduccin de una fOrlll;tcin econmica y social. Es aqu, al analizar la jerarqua de las causas que determinan la reproduccin de una formacin econmica y cuando ese materialismo considera seriamente la hiptesis fundamental de Marx sobre la causalidad determinante cn ltima instancia, para la reproduccin de esta formacin, de! o de los modos de produccin que constituyen su infraestructura material y sociaL Por supuesto, tomar en serio esta hiptesis no significa en modo alguno transformarla en dogma y en receta fcil, a tono con un discurso-sortilegio voluntariamente terrorista que enmascare a duras penas la ignorancia de sus autores baio la denuncia sin matices de! fracaso de las ciencias "burguesas. Bastara con inventariar el nmero y la dificultad de los problemas que se plantean a partir del momento en que se desea comparar las sociedades cuya

    Ver a continuacin, 2. Nos remitimos a nuestro lisis dc, la economa v (1

  • 6 AJaurice GaJelier

    subsistencia se basa en la caza y en la los las de los shoshones, las de los tralianos nara demostrar la titudes

    ausac-

    Un ejemplo particularmente notable de la causalidad determinante de los modos de produccin sobre la organizacin y la reproduccin de sociedades lo constituve la formacin de un tipo original de economa y de socedad que surgi, a partir del siglo XVII, entre los indios de las llanuras de Amrica del Norte. Como ha mostrado Symmes C. Oliver, ese tipo de sociedad responda a las constricciones de una economa de caza basada en la utilizacin del caballo, y posteriormente del fusil, adaptada a la particular ecologa del bisonte que impona la dispersin y la independencia de las bandas durante el invierno, y su concentracin y su dependencia recprocas durante el verano 6. En este caso es particularmente notable la convergencia y la unifarmacin de las formas de organizacin social que surgieron en todas las tribus de las llanuras, como respuesta a esas constricciones idnticas. Ahora bien, esas tribus diferan profundamente al comienzo. Las del norte y el oeste -los cree. los assinihoin y los comanche- provenan de grupos que antes caban la caza la recoleccin y vivan en bandas de cin fluida. tribus del este y del sureste eran, mente, poblaciones de agricultores que, sobre todo en el sur, vivan en pohlados sedentarios. bajo la autoridad centralizada de hereditarios y de sacerdotes 7. Muy rpidamente. tan

    , Vanse al respecto las opJnlOnes siempre ac1uales de F. Engcls que escriba a Joseph Bloch, el 22 de septiembre de 1890: la concepcin materialista de la historia, el factor determinante de historia es. ell ltima il1Stlwcia, la produccin y la reproduccin de la vida reaL Ni M"rx, ni yo, jams hemos afirmado otra cosa. Si, a continuacin, alguien retuerce esta proposicin diciendo que el f tJni\,r

    1-5 Y 66-68. mul lIe /lonco rm Plaillls. A SII/

    cllltllral Dn'e!opIIlCIl! (//!I()lIg Non!1 Amt'r;cclII /I/(Iial/s, Un\'elsity !\cbraska, !

  • 8 Mallrice Godelier

    titutivas de las relaciones de produccin capitalistas y feudales, respectiyamente) y contradicciones entre estructuras, contradicciones intcr-cstnicturalcs. El juego combinado de esos dos tipos de contradicciones es lo que determina las condiciones especficas de reproduccin de una formacin econmica y social determinada 9.

    En definitiva, cualquiera que sea la naturaleza de las causas y de las circunstancias internas o externas (la introduccin del caballo en Amrica del Norte por los europeos) que inducen contradicciones y transformaciones estnlcturales en el seno de un modo de produccin y de una sociedad determinados, esas contradicciones y esas tr~nsformaciones tienen siempre su fundamento en las propiedades internas, imnancntcs a las estructuras sociales, y traducen necesidades no-intencionales cuyas razones y leyes hay que descubrir. En estas propiedades y necesidades no-intencionales es donde la intencin y la accin humanas hunden sus races y alcanzan la plenitud de sus efectos sociales. Si existen leyes de esas transformaciones estnlcturales, no se trata de leyes histricas. En s mismas, esas leyes no cambian, carecen de historia, puesto que son leyes de transformacin que remiten a constantes porque remiten a las propiedades estructurales de las relaciones sociales.

    La historia, por tanto, no es una categora que explica, sino que hay que explicar. La hiptesis general de Marx sobre la existencia de una relacin de orden entre infraestructura y superestructura, que determina en ltima instancia el funcionamiento y la evolucin de las sociedades, no puede permitir determinar por adelantado las leyes especficas de funcionamiento y evolucin de las diversas formaciones econmicas y sociales aparecidas o por aparecer en la historia. Esto ltimo porque, por una parte, no existe historia general y porque, por otra parte, jams se sabe por adelantado qu structuras funcionan como infraestructura y qu estructuras funcion::m como superestructuras en el seno de esas diversas formaciones econmicas y sociales. El horizonte epistemolgico que acabamos de esbozar partiendo de la obra de Marx -no hay por qu esconder que no ha podido ser explicitado en parte sino a la luz de los resultados tericos alcanzados mucho despus de

    Esta di,tincin contradiccin, intra e

    nosotros funclamcntal entre dos tipos de

    "S:;,tl'!11C, structure et contradiction do en ,~I nmero especiat ele J.es Pl'obkmcs du structuralismc y Pruhh.'lIs dd eSI nc!llralismo,

    , la hemos expuesto en el a'tculo dans Le Cap/lal de l\1an,

    ""fodemcs dc 1966, dcdic; en castellano con el ttulo

    por Siglo XXI, l\1xico, 1968.

    9

    Marx en el campo de las matemticas, de la lingstica, de la tt:or de la informacin, del an{\isis estlllctural ele las relacionl'' de parentesco \' de los mitos- se presenta. por tanto, como una red abierta de principios mctoc\ol:dcos cuva utilizaCill prctica por lo dems es muy compleja, Debido a este carcter abierto, ese horizonte prohbe de antemano a todo

    terico realizado en su seno producir sntesis totalificticias. Por el contrario, permite sealar paso l paso

    \'acos que agrietan por doquier los campos de la terica en esas ciencias sociales, as como cribar y

    expulsar todos los enunci~lclos que clausuran" de manera ilusoria e ideolgica esos diversos lugares yesos di\'ersos campos.

    Para designar semejante prctica terica, que habra renunciado a toda totalizacin ilusoria, pero que utilizara rigurosamente para sus objetivos ms modestos una metodologa muy compleja, habbr de antropologa o de historia slo sera un abuso ele lenguaje. Por encima de los compartimientos fetiches y de las divisiones arbitrarias ele las ciencias humanas, se trata ele W/a cicneia del hombre que se dedique verdaderamente a explicar la historia, es decir, a reconstruirla de nucyo, a poner el pasado en fut uro, es decir, a si tuar de nuenl la historia en lo posible. Lo posible -deca Kierkegaarcl es la ms dura de las categoras}) 10, y sabemos muy bien que la tarea ms difcil de la razn terica, as como de la accin prctica, es realizar el inventario y el anlisis de los posibles que coexisten en cada instante.

    Mientras no sepamos reconstnlir mecliante el cientfico el nmero limitado de transformaciones

    re~tl izar tal estructura determinada o tal dcterminada de estructuras, la historia, tanto la de a\lT como la de maiana, se er'igir ante nosotros como una innle1158 masa de hechos que gravitan con todo el peso de sus enigmas y de sus con5ccuencias. Un ejemplo de esos enigmas: determinadas bandas mbuti cazan con red por gnlpos compuesto'i de siete a dil'z caladores, otras cazan con arco pOI' grupos compuestos de dos o tres clzadores y desprecian la utilizacin ele la que. sin cmbargo. conocen a la perfeccn, otras, en cambio,

    cazar con jabalina. En el ni\'el lk las tcnicas ele produccin l'XistCll alterna[ i\'as y c!ecciol1c's. Se plJ!'de actuar de otru modu, aunque dentro de ciertus lil1\itl'~, Sm el las rclaciol1l's suciales \' la ideologa son la,.; rni~I11as en tO(!s Lts

    1" S';)'c'l1 hit'! kt:gaanl: lA' (,o/h','PI de' l'a!i!'oi, \

  • 11 lvlal/rice Godelier10

    bandas mbuti. Por tanto, habra que llevar el anlisis hasta poder explicar esas posibilidades de actuar de un modo distinto, y su incidencia o ausencia de incidencia sobre otros aspectos de la vida social. Por nuestra parte, no hemos podido

    pero al menos hemos reconocido la existencia del

    Para concluir, desearamos volver sobre una de esas fisuras, de esos vaCos que continan en estado de no pensado dentro del pensamiento marxista y de las ciencias humanas. Nos referimos al problema del carcter fantasmagrico de las relaciones sociales, al problema de la al de la prctica simblica y de la ideologa en Este problema es fundamental porque de nuestros progresos en resolverlo depende la posibilidad de que comprendamos Ins diversas formas que revisten las relaciones de dominio y de explotacin del hombre por el hombre, la posibilidad pues, te, de reconstituir los diversos procesos de aparicin de las sociedades de categoras y de las sociedades de castas y de clases que han sustituido paulatinamente a las antiguas sociedades primitivas.

    Para abordar ese problema, hemos vuelto en un primer momento a un texto de Marx, indito durante mucho tiempo, que lleva por ttulo Formas que preceden a la produccin la y que pertenece a los Gnmdrisse de 1857 11 Sobre este texto, hemos realizado un trabajo crtico para separar las ideas vivas de las partes muertas 12. Por trabajo crtico entendemos el tra

    de escuchar un texto en el encadenamiento de sus contextos, contemporneos a la vez de l y de nosotros mismos

    I! Se ha publicado una traduccin completa en las Editions Ant]ropos en 1967 y 1968, con el ttulo de Fondemcnls de la critique dc l'EcOl1omie

    frw. (Existe una versin cas\('lIana traducida directamente del orialemn, publicada por Siglo XXI en Buenos Aires en 1971 y reedi

    tada en Madrid en 1972.) " Vase a este respecto la introduccin a la compilacin de textos de

    Mal'x titulacla SlIr Socir'tJs I'r'Capla!l!es, editada Editions Pars, 1970, pginas 12-42. (Existe una \'lTsin re, ducida cid kX10 anterior. pcro qUl' n:prodllce los 1L'xtos dc M. Godclier, puhlicada por Editorial Estela cn de Bobillo;" Barcelona, 1971.)

    Rdomamos por nucstra propia ClIenta la bella frmula de: Jcan T. Des~lI11i cn su artculo ,Sur la que,>" el] la rCYsla Les Fludcs pginas ri),497, Por supuesto, las idl";)s de Marx sobre las

    .....

    Prlogo

    Ahora entre esas ideas vivas, transcritas rpidamente en un borrador, hay una que tiene un alcance inmenso en relacin con nuestro proyecto y cuyas consecuencias tericas apenas comienzan a deducirse. Es la idea de que, en las sociedades antiguas, caracterizadas por el modo de produccin asitico y por la explotacin de comunidades aldeanas y tribales locales dominadas por un Estado personificado por un dspota, finalmente, esta comunidad existe y aparece corno una perscma ... , el trabajo excedente adopta la forma tanto de tributo como de trabajos colectivos para exaltar la gloria de la Unidad encarnada en la persona de un dspota real o en el Ser tribal imaginario que es su Dios 14. Lo esencial de lo que Marx nos seala es el hecho de que todo sucede como si" las condiciones de reproduccin del modo de produccin y de la sociedad -que aseguran la ul1idad y la supervivencia de toda la comunidad y de cada uno de sus miembros o grupos- dependieran realmente de la existencia y de la accin de un Ser tribal imaginario, de un Dios o de la persona de un dspota supremo que se encuentnl de este modo situado por encima de lo comn, sacralizado. Existe, pues, en este caso una relacin a la vez real y fantasmagrica de los hombres con sus condiciones naturales y sociales de existencia. Ahora bien, lo que Marx afirma adems es que hasta entonces han permanecido impensados los mecanismos mediante los cuales "las condiciones rcales de la vida revisten poco a poco una forma etrea.

    De ah la importancia excepcional del texto que Marx, nos aos despus en El Capital, dedic a explicar el contenido y el del carcter fantasmagrico de las representaciones espontneas que los individuos se hacen de la esencia de la mer

    la moneda, el capital, el salario, etc. 15. En esas representaciones todo est presentado al revs, las relacicHll's entre personas aparecen como relaciones entre cosas y recprocamente, y lo que es causa aparece como efecto.

    Lo que sorprende inmediatamente es la analoga que existe

    dc la obra de Engels, 1:"1 origcll dc la familia, de la flJ(Jl'icdwl privada y lid ['"todo. Por el contrario, lo que sorpITmk de la actitud ek Mal x \. de

    En~l'ls sobre este tema es 'u pcrnl~lllcllte Glpaciclad de' acoge'r con y meditar cuantas ide:!, lluc"as aparecen contcllda, e'n las obras '\1aun:r. hO\alc"ski. Maitll,

    "Marx en Sur prccapitalislCS, Editions Sociales, Pars, 1970. p. 66,

    ;< V('ase a continuacin, segunda parte. captulo 7, el texto que nos pidio J. U. Pontalis para el nmero especial de La NO/lvcllc RCI'lIe de

    1970, dedicado a los "Objc1s du f,'tichisme

  • 12 A1allricc Godclier

    entre ese mecanismo de personificacin de las cosas, de in"ersin de la causa y el efecto que constitw,en el carcter fantasmaglico de las relaciones mercantiles y las formas de fetichizacin de bs relaciones sociales que hacen aparecer un ser ima!!inario, un dios, como la unidad viYente de una comunidad, la fZente y la condicin de su Reproduccin y de su Bienestar. Pero, ptlesto que en esas sociedades primitivas no existen relaciones mercant iles desarrolladas y an menos relaciones capitalistas, ,:cul poda ser el mecanismo mediante el cual las condiciunl's objetivas de la vida social adoptaban un carcter mtico, fantasmagrico? En esta perspectiva hemos interrogado, por una parte, f,o Pense Sauvage y Les ,Hythologiques, de Claude Lt'vi-Strauss, y, por otra parte, allalizado detenidamente el contenielo y la forma ele la religin de los mbuti 16,

    Ahora bien, rpidamente hemos advertido que la pr{ctca religiosa ele los mbut posea una base material, puesto que el culto consiste primero en un gran ciclo de caceras ms intensas que de costumbre. Por medio de una caza ms intensa y una mayor cantidad de piezas cobradas para distribuir, se intensifican y exaltan la cooperacin y la reciprocidad entre los miembros de la banda, sea cual fuere su sexo v !rupo, disminuyen las tensiones y se atenan y extenan provisionalmente, sin que por supuesto desaparezcan, las contradicciones en el interior del grupo. La prctica religiosa constituye, pues, realmente, ulla forma de una prctica poltica sobre las condiciones sociales especficas que engendran de forma continuada su modo de produccin y de existencia social. constantemente amenazado de escisin y disgregacin de las bandas.

    Pero esta material, poltica, simblica y estUica al mismo tiempo (por las danzas y los cantos que la necesariamente) est dirigida hacia un Sl'r real e imaginario, la Selva, para invocar y celebrar su presencia vigilante que lleva

    "Hemos elegido el eiemplo de los pigmeos mbllti por dos motivos: por una parte, porque su economa --ba~ada en actividades de caza v de recoleccin en un ecosistcLna gencra!i:radu la Sl'h'~l pdruaria l"ollgolco.les rclalivamente simple, y, por otra parte v sohre todo, purquc a diferencia de numerosos trabajos clnogrficos que 'llmini';( I an vagas in[ormaciones sobre la economa de las sociedades s!'hrc las que H'rsan, Jos estudios de Tumbllll son de una calic!ad y dl' un;l riqueza c",cc:pcionaks que completan felizl1lente' los notahks descublllrd"ll'()S rcaliz,Hlos por Richard Lec, Lorna Marshall. Julian Stc\\'anl en otn." plH:blo~ l'Clzm.lOlTsrnoicclores, los bosquimanos. los shoshoucs. cte. Por lo dems, expresamos l1111'stro reconocimiento dl'sck c;;(;S p;:iginas a Colin Turnbull, que ha aceptado con la mayor scnciikz y cordialidad responder a JHUT\crosas cuestiones qw' le hemos planteado. as cUino CrilicClr las intcrprctal'iones que iutentbamos sobre sus materiales y Sil trabajo.

    1."\

    la buena salud, la caza abundante, la armona social, la epidemia, el la discordia, la muerte.

    por consiguiente, est ante tocio clit'igida por completo hacia las condiciones de reproduccin del modo de produccin y del modo de vida de los mbuti, v un verdadero trabajo simblico, una accin imaginaria sobre esas condiciones.

    La religin de los mbuti es, por consiguiente, el lugar donde se presenta de forma imaginaria la juntura invisible que cimienta en un todo capaz de reproducirse, en una sociedad que vive en un medio determinado, sus diversas relaciones sociales. Lo que se presenta y se disimula al mismo tiempo en ese modo de presencia, ele representacin, lo que se ofrece a su accin

    e ilusoria a la vez no es sino la articulacin, la sutura invisible de sus relaciones sociales, su fondo y su forma

    los rasgos y los atributos ele un Sujeto omnipresente, omnipotente v benefactor, la Selva. Podemos ver cun pe! resulta concebir una relacin simple y directa de reflejo ,-reflectante a realidad- reflejada para analizar el contenido y la funcin de la religin entre los pigmeos mbuti. El carcter fantasmagrico de sus relaciones sociales no nace ciertamente del hecho de que ellos se rcpresenten al revs su prctica y las condiciones dc reproduccin de su modo de vida, puesto que, ell decto, todo transcurre como si no fueran los cazadores ncs atraparan la caza mediante sus conocimientos y sus tcnicas, sino como si ello fuera el elon de una Persona omnipresente y benefactora. Pero el propio fantasma es parte del conle/1ido de csas rclaciones sociales y no solamente el rcflejo aberrante y ridculo de una realidad que existira fuera de l.

    Este breve resumen bastar para mostrar cmo, a partir de tllles anlisis y de sus primeros resul tados, se podra abordar el problema de las diversas formas que han revestido las relaciones de dominacin y de explotacin del hombre por el hom

    bn~ en el transcurso de los diversos procesos de formacin de las sociedades de categoras y luego de castas o de clases. Porque hay que subrayar que los mbuti, cuya sociedad es fuertemente igualitaria, se consideran tocIos igualmente dependientes de la inten-cncn continua v benefactora ele la Seh'a (lo que, en el plano objetivo, es puesto que, al no transformar la naturaleza, dependen totalmente de ella para reproducirse). En el caso de los mbnti cada uno es fiel v v ni siquiera existe entre ellos la figura del ehamn. Dedican a celebrar la Scha un trabaio suplementario, puesto quc intensifican sus

    ~

  • 14 Mal/rice Godelier

    caceras v consumen los productos en ellas obtenidos en festines que exaltan el carcter excepcional ele la vida ritual.

    Por consiguiente, podemos imaginar que cuando las condiciones han permitido a ciertos hombres, a determinados grupos, personificar en ellos mismos el bien comn o tener acceso exclusivo a las potencias sobrenaturales qu

  • 16 \1allricc God'licr

    la del y la paz que ste a lus colonizados.

    Esto equi\';:da a plantear de nuevo y por completo sobr-: el terreno, en b juntura vi\'a y dolorosa de dos modos de produccin y de dos sistemas sociales distintos y opuestos, la cuestin de las razones de que sean lo que son \' de que hagan lo que haccn las sociedades y su historia. tcada de dicha forma, no slo c\ i.:c. como se

    llevar ms lejos el anlisis cen tfico de esas razon:,s y de esas contradicciones. Siempre hay que aadir a ello la accin, la actividad de la razn prctica que lucha contra la histora, por la historia, y que se niega a dejarla que se convierta en Destino.

    PRIMERA PARTE

    ANTROPOLOGIA y ECONOMIA

    r ';~'/rjUvrA .Y H' ","

    ',Ii' ,

    f'.:1 /'{ . ,',,

    .....

  • --

    1. EL PENSAMIENTO DE MARX Y ENGELS SOBRE LAS SOCIEDADES PREvHTIVAS: L\iTENTO DE BALANCE CRITICO

    ",1 Cf ~ vClIIICENfA';;VI'/"Lrht\,,'~ HfJ~~L:, _ f::',A, ,"'" e [';~'

    La evolucin del pensamiento de Marx y Engels sobre las suciedades sin clases y sobre las formas ele aparicin del Estado y de las relaciones de clase pucde resumirse a grandes rasgos.

    Dl'sde l.a alemana hasta los aos 1853, Marx y En-elaboraron un esquema muy sobre la evolucin

    de las sociedades ilustrar su descubrimiento a saber, que la social tiene su fundmnento ltimo formas y estructuras de los diversos modos de bozan cuatro etapas: la comunidad tribal, que corresponcle a las formas primitivas de economa pesca, ganadera, meras formas de agricultura), la comunidad greco-latina, que tiene la forma de un Estado; la sociedad fcudal y la sociedad burguesa. Las razones que explican el paso de la comunidad tribal al Estado-ciudad antiguo apenas se insinan. La transicin de la antigedad a la sociedad feudal la dibujan a grandes trazos, el papel de las invasiones germnicas se menciona de y sin que reciba un desarrollo

    En 1853 la India hace su irrupcin en el citado esquema, y, con ella, el Oriente, cuyos rasgos ms caractersticos resume la India en su historia. El anlisis del estado tribal, palriarcal, apeI1:lS esbozado en 1845, queda considerablemente enriquecido. El

    del nacimiento del Estado y de sus formas primitivas se plantea con nitidez y recibe una solucin

    na\. La existencia de mltiples comunidades agrcolas aisladas quc necesi tan una amplia cooperacin en los trabajos de inters colccti\'o constituye la base sobre la que se erige una forma desptica de Estado. Esta estructura que combina unas comunidades rurales con un Estado central desptico con::,tituyc una

    F,!c' texto es un extracto del extenso prlogo (pp. 14 ; 142) que he 1(, cumo introduccin y comentario ;: lo, textos escogidos de :\1an:

    bajo el titulo SlIr /es sucits pr,'apitaiSIi:s '':11 P;:r;;, 1970. (Hay traduccin ca~tdlana en EuJccor, El

    a,itifico, BUCllOS Aires. 1966. Incluye asimismo d ('ompleto de las Formaciorles

  • 20 ,Hall rice Godclier

    forma de tn.1l1SIClCH1 de la sociedad brbara prillliti\'a a la Cl\"!lizacin, Pero en la medida ell que el aislamiento de las comunidades v su es! mc! ura arcaica impiden cualquier clase de prop'csodecisiYo de las fuerzas producti\'as, esta transicin permanece inacabada, y Asia se estanca L'll una miseri

  • Maw-ice GodeliCl'22

    la asociacin de marca, descrita con anterioridad como la comunidad gcrmnicZ!, dejan de pcrtl'nl'cer a la fomwcin maria, tdba!' Otra comunidad reconstituida por Maurer a partir de la asociacin ele marGl, dene a ocupar el lugar de esta ltima en el seno de la formacin

    En 1883-1884, el descubrimiento de la obra (k Morgan transforma de nuevo el esquema de la historia primitiva. La import::ll1eia del parentesco en las sociedades primiti\'as se afirma de un modo ddiniti\-o, as como se distinguen difercntes formas del mismo. La organizacin tipo clan aparece como la clan' de la historia primitiva de los pueblos civilizados, y la organizacin tribal slo se considera ya como un desarrollo tardo. Con el descuhrirniento del papel histrico de la organizacin por clanes, Aml-ica y las sociedades de cazadores, que con anterioridad apenas si se considerahan en el movimiento de la evolucin, vienen l ocupar el lugar que antes detentaba Asia para la reconstruccin de las fases de la historia antigua. Del modelo hind se pasa al modelo indio. La gnesis del Estado en los los germanos, adquiere una originalidad nueva porque par__'ee que hace emerger directamente al Estado de la antigua sociedad gen ti licia. Los anlisis antiguos del modo de pnx!uccin asitico en modo alguno son repudiados, sino que hacen referencia ms que antes a una \'a de e\olucin distinta de la de Occidente, a una transicin ms lenta hacia la civilizacin y que no conduce a la forma ms dinmica de esta ltima, la sociedad hurguesa. El anlisis de las formas primitivas de sociedad contina inacabado, en esbozo, y ya en 1884, pese a su admiraci(lI1 por Morgan,

    escrihe: "No tendra sentido, si quisiera simplemente h~1Ccr un in

    forme objetivo, no criticar a Morgan, no utilizar los resultados recientemente adquiridos, no ponerlos en relacilI con nuestras

    y con los datos ya obtL'nidos. No sera de pro\'epara nuestros obn:ros l.

    Y, en 1891, modific ya algunas parles de su libro. La leccin es evidente. Tomar en serio la obra de Marx y de de Lenin, no consiste ell creerles mar sus en dogmas etLlllo".

    Lo que en esta cvolucin ante todo es su contll1uidad, su arwrtura permanentes a inJormacionc's y

    nue\os_ C01l tinllidad la hC!I1os de1l1ostrado su! icientemcnte. Los temas de la l1n)j)iedad tribal, de la

    I Cartas a K:lll!,KV. tI,,1 26 ,k ahril de 1~8,L \'(-as" ("ana, subre El Capilal, Ediciones de Makrialc", Barcelona, 19N), pjgna 253 .

    ......

    de ,\Jan: l' 23F

    de la desigualdad en el seno de las planteados a partir de 1845 ,v se

    cesar hasta 1884. Al rdlcxionar sobre la India \' Oli,'l1te, son tales qUe Marx contina siendo

    la lctualidad, junto con Maine, el pionero en haber colocado ~I Asia en el plano de la reflexn histrica. Y Marx lo hizo con tal terica que no solamente se coloca en el

    de la gran corriente ele historia compacada del :\IX, sino que la domina por la amplitud de sus miras y

    los dl'sa rnlllos tericos de s las. Precisamente esta riqueza terica explica que Marx v Ellgcls

    henan tenielo la capacidad de acoger los dcscubrimientos reali

    za~los al margen de ellos por especialistls tales como Maurer y

    , fundadores de nuevas disciplinas cientficas. Hemos re

    c()nsltllid~) en sus aspectos principales la configuracin del cam

    po terico en cuyo seno reflexionaban Ma-x y Engcls, campo

    a lo largo de descubrimientos y problemas de

    economa poltica, historia comparada, etnologa, ar

    prctica colonial, biologa y que ms all con los conceptos heredados del siglo XVlll. Su reflexin poda recoger aquellos elementos enriquecindolos, porque los analizaba a la luz de los principios de una teora revolucionaria, el materialismo histrico, y de una revolucin terica en el campo de la cconoma poltica.

    y caduco de sus conclusiones tan slo se ,Icbe al nromo progreso de las ciencias fundadas en el si

    in\'entariar esas partes caducas, tenemos que que el gran avance de Sil reflexin sohre la historia lo que la domina, es precisamellte el anlisis de las

    l'Ollllll1i,bdes agrcolas primitivas, del modo de produccin asiIel) \' de la existencia de \'ill'ias vas de eUJlucin a partir del C()llIllnislllo primit\o hacia las sociedades de clase v el Eslado. Ms adL'lanle \'ercmos que, precisamellte por lo mi;mo, su pen-

    s~llllil'l1l(J desborda su y se inserta, tras tantos aos de 1l\:1I iSIl1!l l'1l el mo\'ill1il'nto dd conocinlcllto actual. Y este

    l'\iclcntemclllc no naci de qUe, por fue por lo q tiC El de la Y dd Estwlo se comiri

    "

    l'l1 el XL\ \' l'~dUl'aS actll~llllll'lItl', Cilc!11oS

    lilas illlportantes. La teora sq;n la cual la CCUIlOlma pa,,

    ..

  • lIIr..-

    24 ,Hollr/ce (;()dclcr

    toral n(1l11,le!a l1l'l'cc'di IlI'Cl',,;rianll'l1tc a b ltura J, "ido rdulad~l pUl' la ~lrqlll'(jl()i-!a \ por el 'o dl' las prillll'la" ()illllni(b(k" aldl'l11l" (.:;000 antes de JC) COIl1cIllPOr[llll'

  • ,

    Uallricc (;odclicr26

    cuya \'ida soci::t1 puede ofrecer una imagen del modo de existencia animal a partir del cual ,~I hombre ha eyolucionado, no nlUestnl prcticanwnte ningn caso de pura promiscuidad sexual 8,

    Pero el \'crdadero problema no reside ah. Se ha constatado que todo sistema de parentesco supone una cierta forma de prohibicin sexual v convugal, lo que demuest ra el carcter social de las relaciones de parentesco, Al n:nllncial- a sus derechos sobre determinadas mujeres (madres, hermanas, hijas), los hombres de un grupo las vuclvcn disponiblcs, las ofrecen, adquiriendo dcrechos sobre las mujercs de otros grupos, La cin del incesto no es solamente una prohibicin, sino tambin una orden, Instaura y funcla, directa o indirectamente, inmediata o mediatamente, un intercambio entre grupos, Toda forma de matrimonio implica una forma ele prohibicin cOl1\ugal porque el matrimonio no es uTla rdacin nalur::l!, sino una relacin social que concierne al grupo en tanto que tal v que debe ser compatible con las exigencias de la "ida colcctinl, de la cia de las comunidadcs, No puede, por tanto, existir puramente consanguneo, Toda relacin de parentesco presupone la consanguinidad y la alianza ", La explicacin tle la del incesto y de la exommia debe por tanto buscarse en la vida social :v no en la vida biolgica, El prillcipio de seleccin nltural no puede explicar el origC'n y el fundamento de la distincin, tan frecuente en las sociedadcs primitivas, entre pt'imos cruza

    paralelos, la prohibicin del matrimonio con estos considerados como hermanos v hermanas, v la posibi

    lidad, si no la presnipcin, del matrimonio con los

    VJSC Rohin fo'(: Kil1sltip aml Marriagc, Pelican, 1967, p, 29, (lIay trztduccin castellana en Alianta Ediloriul, Si,\ICmaS de pan:l1tcscu y ma' Irill1olliu, l'vbd rid, 1972,) En[!cl:; cita las contradicciones de Lclourncu, de Saussurl', de Espins sobre las socicd(lL's animlcs, concluyendo: "Dc todos estos hechos, la nica conclusin que puedo extrJcr "S qU no pnll"

    Iluda para el hombre' y ,us condicion,'s de c'xi,tcncia ,] Fl:!sta que p(y;camos infonn;lci,n lllj, ;1IllpliJ, tememos,

    que rcchazar toda cunc!u,ilm e,1 rada de' esos dalOs absolulamenle (El origell eld familia, cd, cit" pp, 36-37), Vase tJmbin la re

    cil:nlc di,C'llSio] ,ubre d compor!;lflllento de los pi imates en ClIrrcllt ,\n!lu u/'olu!.!,\', llnlo 1

  • J

    28

    Morgan se ~lp()Ya l'n la cada tipo dL~ t\:'rlllnologa ca a los qllL'

    ,Hul/rie'e Godclcr

    de que ha dchido existir, para de parenlc'SCo, un estado \' una

    di ree ta llh'n te una forma d... lll

  • 30

    ~

    Jlaurce Gudcler

    a sistemas patrilincales \' patrilocales (mara) v patrilincaiL's \' Illalrilocales (karadkjeri)

    Fno de 'los ""quemas de enJ];cin ms verosmiles desarrollados actualnll'nte tiende a cstablecer la sucesin en el transcurso de la histuria de las formas bilaterales, matrilineales v patrilineall's de filiacin. El estudio factorial de S77 socic'dades de la mlwslra mundial realizada por Murdock tiende a demostrar qlll', para d conjunto mundial, la descendencia se ha desIiz~ldo de fOl,m::,' illatrilineall's l formas patrilineales con la aparlClOil de tllrrn~h complejas de economa v de gobierno. EstnIctUlas suciaks an mas cumplejas habran tendido a hlcer

    hs j'mmas tIllilincaks de dcsccndl'ncia en beneficio de formas bilaterales qUe" cn su conunto, caracterizan asimislflO al e'>tadio muchu lI1S antif?:uo de las economas de caza v recoleccn ,La de Morgan, por tanto, resultara parcialmente \Unqul' por razones muy difen;ntes de las que

    como 1ll'1l10S visto, la correlacn entre estructura;, polticas complL'jas y sistema de parentesco no mecnica, puesto qLH' en toda sociedad que sea su sistema de parentesco, la autoridad poltica corres-

    a los hombres, Por consiguiente, no hay necesariamente por qu encontrar relaciones ele parentesco matrilineales en el seno de las formas menos desarrolladas de las sociedacks com

    por ejemplo, en las tribus sin Estado, Se puede citar a los ashanti matrilineales de Ghana que estaban orgaIlizados en

    ,remo " -".

    Uno de los casos mejor estudiados de evulucin de estructuras de parentesco es el de los indios shoslJone, organizadus en bandas patriloca]cs, que obtenan su suhsistencia de la caza v la recoleccin en las altas planicl's de Ulah v (le' Ne\ada. Posteriormente una parte de stos extendi su l'ITitorio h"H,:ia el SUL

    escala, Se de este modo una zona finol'

  • J

    ~.., o,..:: :Houricc (;od,'lier

    los nih'lcs m;'ts ar,;ticus c'n1 re' algunos clzadorcs111 1 \.,,~ 1. hien en cond iC'()nc'~ cl"tlogica,; pa 1'1 eu

    lal'c's (medio." Sl'III-,ridosl. bien POlilidl-rc'l (tr;1hd para el [sCido, los diosl's) o hiqricas (su nto de poblacioll,'''' h'flceJ:s por :-,us C()llljllis1;ldol'c''. Los derechos de

    ,'11 las ",ocicdadl's primiti\"as forman, la expresin de ]V\; 1i IlU\VSK i :;, (( "istc'mas l'OmpUe'stos de rc'~' las di krentes aic'l'len ,1 la tl'na, al ~anild(), ,[ los in"llill11cntos dc' prOdllCci'lIl, a los rboles plantados, a los corJ

  • AJal1ricc God t.'O'oras)} v

    ,l'~lratificadas ). \'la, que lIe\'a a los problemasAn tes ele proseguir por esta asitico, nos detendremos para subra(kl modo de de estos anlisis y la distancia re

    \'aJ'

    ~()rrid; desde el siglo XIX.

    l." Parece imponerse la conclusin de que el concepto de

    economa de subsistencia o de autosubsistencia, frecuen

    telJlente utilizado para caracterizar las economas primitivas.

    dcbe rechazarse porque enmascara el hecho ele que esas cco

    nomas no se limitan a la produccin de bienes de sino que producen un excedente)} destinado al de las estructuras sociales (parentesco, religin. cte.). Enmascara asimismo la existencia de numerosas formas de in tercall1bio que acompaan ese funcionarniento. La exogamia y la guerra implican relaciones positivas o negativas entre y. acompaando estas relaciones, una circulaCn de bienes pre ciosos que podrn, en contextos diferentes, desempear el pa-

    de monedas primitivas de circulacin limitada, al tiempo que continan asumiendo otras funciones )1)- El hombre primitivo no vive slo d pan y no esta condenado a dedicar la parte esencial de su a luchar contra la naturaleza para sobrcvivir 31. Recientes estudios cuantitativos 32 del tiempo de tra

    \'l'ilS,' la crtica de Firth del concepto de economa de subsist.:lIcia Priml1n' Po/'vl1esial1 Et:o!wI/lY. 1939. p: 17, y nuestra crtica de la obra de el 'vh'illassuu:C "Anthropolo~ic c'conornique (ks GOllro Ctc-dlvoi

    ('11 _Hu/l1l1le, 1967. pp. 78-91. ,Is corno de la de J. Surcl-Canak: "Slruliuralistnc el Anthropologic 0conornique, en La ''''"s,;, oc1ubre

    1967, pp. 94,106,la inexistL'ncia de moneda uni\'crsal en las sociedades primitivas

    ,1!'Ia, pues, t;.1nto por la ,msenl'1 de produccin mercanlil des-como por la necesidad dc cont rolar d a(el'SO a las nurkrcs y

    ;11 podl'l Esto deba conducir a cscog,:1' hicnc's "eSCISOSn para poncrlos l'l> C()ll\"p,mdcncia con el lImero limitado d" y de ":1\'"os ci nutolld,ltl, su cin:ulacitlll ele tos otros ' \' ~\

    to 1" de individuos rcpl-cscntati\()s de los in'I,:rcses dle COIIl\Il,ilbd, Este ,'olltrol "s al mismo lempo un atribulO de su (lIncin " llll ,illlbolo de su l'statutO. da ro!k,m'irtsc/wjl. 1893, cap, I.\- K, Gcilcr:

    t/llt','>'[ arul lile linle {ur itI\kl, lh" amI \1cArlhur: Ab u1 "lila! F"(')lomic Lije. 1960.

    .......

  • ...

    ,~6 \1WU"Cl'

    en el SCllO dL' ,;oc iL~dadl's dc Clz~,d()re'S \' J"l'L'{)!e'Cl, 11"\.''; 11;\11 rado que la Xlll\.' dc'dicada al ocio ,'11 ,'IIa,s e'LI 1l11IL"ho

    mavor que cn las socicc!;ch's a!!.ncola", fJ;\, qlil' sllhra\~lr quc, :1 partir' ,le los pr fuerzas productivas, En bs sociedades Sl'p:mclllarias 111('

    el individuo dehe crip:ir por s mismo su autoridad 11C '">onal. Para ello necesita aCllrnu(:r un fondo de POdl'[">l (MaIIl(;\,,,ki), es decir, acumular cerdos, lTlol1edas de conchas" v

    111"!ltOS, creando una red de a!I"adecidos, una "faccin, Il dhlrihuir tales bienes a su alrededor con una zeneroponder!cs. Su en la reciprocidad, en el lmite culmina etl el intc:rior \ discutido L'n el

    su 1")(1\'1" se derrumha implicando la cada del hombre imror111 1t'" en bcneficio de un ri\al '6

    I ,le' l'sbozo, tomado dc Marshall Sahlinl'lnpc!t(\ un p~q)L't dlrit~l>nic \- CjlH L!U/a Lit: un ('st~ltuto ~u-

    "dicLi:!llo, papel \' l',I,i111IO que ha 'I"\' !lO Inl1 ",du hL'fe'dado' ni pUl'dcn

  • 38 Mal/rice

    la social v del en el seno de

    - -t-~".itarias que til'nen Ills o menos la forma de tribus'; segmentarias pone de maniriesto un hecho

    La desigualdad s(lo se construye en la prctica y slo se justifica ideolgicamente por los scn'icios prestados a

    una comlll1iclad, Supone sil'mprc v desarrolla una fOl'ma de des

    equilibrio econmico entre los individuos :v los ,e:rupos,

    libro que se transforma en una -elacin social ventajosa tanto

    para la comunidad Corno para el individuo que pretende des

    empear un papel centra],), La desigualdad social y econmica

    representa pues, hasta cierto punto, una ventaja para el des

    arrollo de la vida social y prcticamente aboca a que los inte

    reses de la comunidad se identifiquen real e

    con los de determinados indi\'iduos, La desigualdad en este

    estadio puede aparecer como una condicin normal del desarro

    llo social, si no Corno la nor'ma de ese desarrollo,

    En su esencia, esta obsen'acin corresponde a la tesis fundamental de Marx en las Fornlel1 y de Eng:cls en el A17!i-Dhri17g, segn la cual, en la base de toda supremaca poltica est siempre el ejercicio de funciones sociales", y aqu nos vemos de nuevo enfrentados al problema del desarrollo de la en las sociedades primitivas, de la aparicin de las cIases sociales y del Estado_ Esta convergencia de Marx y de la ant ropolop-a moderna viene a demostmr directamente la actualidad de lo esencial de 10:t1nlS sugerencias, Las sociL'dades donek reina una herencia de funciones \' est~,tl1tos no estn todas

    por el mismo patrn, l\1ortoll Fried

  • 40 ,1

    un distrito, c, (k'l'ir, subre un f!rupo de pODJ~I(I()S que Sl' unir:in al SUYO p~lra la guerra \' para ]a, i!r~lIl(ks ('lT('munias rc'! ,as. Todos los hombrl's de ranp-o se disl rihu\en a lo largo de una jerarquILt encabezada por l'lkfe (k Orn~lrakana. ESle es qUil'11 pOSl'l' las magias m:is pod('ro""s, bs que mandan sobre la Ilu\ia \' el sol. Los hombres ele nmgo lIcYan ornamentos distintos, pcro

  • 42

    los I

  • 44

    de Jos restantes hombres

    rrientes se

  • 46 Hauricl'

    se cun lu.., seres ILlrak.., '\\ de los quetar de la n:lciol1, En Arrca exista ~l \e'Cl'" un cleroEn los el (",1S0 estaba

    del que desbordan

    --te resulta difcil separar, las funciones polticas de las funciones rtunles o religiosas, As, en las sociedades af-icanas se puede ari rmar que el rey e'S el

    de lo ejecutivo, el legislador, el juez SUpremo, d comandante en jefe del l'jrcito, el jefe de Jos sacerdotes o el maestro supn-'lllO del rilllll, e inclu!-'o l'l "capitali..,ta" principal del

    de la comunidad. Pero seria errneo imaginarlo comen s mismo un gran nmero de cargos separados y

    distintos Slo tiene un cargo, el de rey. Los deberes y actividades diferentes, los derechos, las pcrrogativas y se !g;n a l forman un toelo unido 51 que

    Tal vez esta fusin ele funCiones y dc m la persona de Un solo hombre no poda en los occidentales ms que COmo la seal a los ojos de co" que slo conoCa la ley de la "desp!i

    del s()pues, un Estado encarnado por Un soberano

    nobles domina una poblacin casi siemorganizada en comull idadcs en CU\O sellO ias

    de parentesco an dcsempeiian un papd esencial. Esta poblacin debe al Estado una parte de su trabajo v de su produccin. Este eXcedente se des! por una parte, al Consumo de la clase dirigente, consumo que adopta aCusadas formas

    247.

    por Ma\'lT Frtes \' a!ricnins,"Rdle.xions sur le laI Balanc!i,',-:

    Tll exutTiul1(.'s en la h,'rlninu1ogia dc

    l.. "i 1!'IlJ("ld/{ tradi,ion11 andin1 (uando la (',,['un; l'1"bolo un ,,te, ):'1.1 lit. :--l'ITiciu:-. L'n 1rahaiu, la;.. ohligaciont's l"t'L'lP oca", de L uHnunid~\d

    \ IOlnpn'ndida, pur todo, Slrlie'ron ck l/l(Jddo .. l'll "Oll llll'.l St! UI...-lun')" S \',

  • '8 .ter'

    2, (En qUe' cOlldiCl()nl'~ ">l: lk"'alTulla e'C(jllJll1la ele' rclllld que tran~!on11a \' SUq pale:ialll1c'l1k 1o"> Il1c

    cani">lllO" de~ ncl que !:'~\tallliz

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    pero ,~J() c'n l; Illl,tlida q Lll' profun_dice en el anilisis d..: ::.us prupi()~ pn Ahora

    d PI-incipo l'''c'!1li;1 dc'! marxi~ll1o COIhi"k VIl la ksi.s dl'

    soei;:] til'l1l' sus fundaml'lllo') ltimos en d )ll(J(lo dc'

    de la \ida l11atlTi;:1.

    ...

    lil

    Se puede mmJ1CI1L'r esta ksis cuando YL'ITIOS que lasl1es de parentesco en bs pri 111 t vas el

    UUl' comprender al misparl'l1lL'SCO en el sellO de las

    J " "'"FU ({t:lcr/nillullle, en ltima cia. de b l'Conorna? y, de l11llwrn gl'l1l'lal. (:0)1110 compl'l'llder el papd dominant..: de una cstructura en un tipo nadotie socil'da(P

    Marx. desde las ragmas de El Capilul, hlba aludido al proal responder a uno de sus cdticos:

    l, mi tesis segl:m la cual el rgilllc'l1 de vilente en una roca dada v las relaciones de produccin pro

    de este n5girncn, en una ralabra "la estructura econ

  • :')6 Hauricl! Gmlelier

    raclOn de los indi\'iduos de ;:mbos SL"WS p;:ra subsisl.l' \ reproducir sus condiciones de l'xislcnci;: 7", Sobl'\: estas b~l"es deben analizar

  • 58 }vlaurice Godelier

    que en las sociedades oecidcn tale;; cap talistas v

    fracasos de algunas elllplcsa" de desarrollo /alla est~ ah p,ra lTcord::lrlo y

    no se deDen a la )} elel comport ".[' ~l'j r,

    C:,'/T,'W OE COCUIIIIENTA\,;IN .. El- kMI,\ HUk [/\00 "

    (J e 'IJ

    econmica es un campo de

    ,111! !"()PUJugll-",' que se encucnt ra actual mente en pleno desarro1:" \ t,unbiL'Il, en cierto modo, en plena crisis. De este desarrollo

    \' tic' esta crisis da testinlonio la di\'cl'sclad de ::t1gunos ttulos

    "Incldos al azar entre bs publicaciones ms recientes, publica

    el 'iJ,'S que dependen a Sil vez de prcticas tericas difL'rentes,

    l 1 I1 pi lile!' luVnr, se l'neUe'lltrm J1H)1\0h,raflas COlllO la dcdiclda ('11 1970 por Harold Schncder a la economa de una tribu de '!,,!v;tllia: ].)s wah wanvaturu, a la qUl' sct'un, el mismo cll1, ,'! (".,udio de Pl'lcr Rgh,\', dedicado al an:disis de las relaciones ,'Idr,' la economa scmipastnd y !as formas de parentesco Y ,H Ililacin social de los gogo, otra tribu de Tanzania. Junto

    l'st:.IS rnllog raf:1s, otras obras lTyclan la cxisil'ncia de n\'esrativas intcrdiscplinarias Y cokcti\' vpiSkP10!tl!-'iuIS que dcficnde'l1 distinlils tesis sobl-e

    II rUI!II'ak'; \' lo,> 1tI1liil's del campo de ill\estigacn de la ;:111'pIJ!' L'C'()ll"mGI. Tl'l'S c(JITil'nkS Se' c'n! rentan: b escuela

    dl,I

  • 60 Maurice Goc!clier

    miqlle, de M. Goclelier (1965), Le ""U,lt,)lfle ae'ant les socits de' Ernrnanuel Terrav 0%9), v por StOl1c-Ar;c Eco

    de MarshalJ Sahlins (Aldine, 1972). Las polmicas se refieren a dos problemas. En primer lugar, a la naturaleza de lo econmico -reproduciendo la controversia, en el seno de la antropologa, las discusiones que reinan desde hace un siglo entre los economistas_, 1/, seguidamente, a la naturaleza de la antropologa. Es la antropologa Ulla disciplina regional que trata de algunos tipos de sociedades dc~ignadas de forma vaga y negativa como primitivas y campesinas, o, por el contrario, es una ciencia universal que trata eJe toeJos los tipos de sociedades humanas y tiene la ambicin de convertirse algln da en la sntesis de todas las ciencias sociales? Es preciso respollder a est

  • A1allrce Godelier62

    el conjunto de las formas histricas de las rebciones sociales, de las fOl'I11]s propias de la sociedad C::lpialist;:.

    Por otra parte, toma como punto de partiela v antepone en el anji~is 10 2, No es neces:1rio detenerse sobre el car{leter i]()f'ico de !lIla definicin que pretente, por una parle, fundar la escasez de los medios de los que el hombre puede disponer sobre una situacin ontolgica, en cierta manera inmulblc. 1\'l'oIl() traduc,~,

    eh' ,1\1,1 Ic'bcin ,'n Ir,' lll'CC'si(bdc,.; soc ia \es \ llll'd ius 1In l'SWdll de desarrollu de las [uel'/,lS pro

    , 1 ~ ';,"In').,nl(' d~tcr-,,;\1

    laiva,; (k las qUl: !I:ida, A p\ra lahric~l

    ,'\(1 ,'11 ese \\1,'dio CkSl'rtico los puntos de ilf'lll 'iOn rar,)s, \' la !l,\\OI' n;lrlC Lit' las \'l'ces solo pucden "atisial'Cl' la" e

    lOS \" aun esto l'lllicl!1ll'nll'IHIll1 lHH)S, {\U;lr

    \,11',

    emhlln'.o, esa eSI'USl'l (k a.!u\ s,'Jlu C"> en que, c'n llUJ1lenJ'iOS ,.,tu s , con las

    "",,1,,,' al manto fe

    la

    tUl'ca del

  • 64 Mal/rice Godelier

    COllstan/c de nnm'aciones

    'canismos en (re los cuales el Potlach de los indios de la costa noroeste de los Estados Unidos constitu,ve uno de los ms clebres ejemplos. La razn de esta diferencia entre las formas y )os procesos ele acumulacin de bienes materlles en el seno de diversos tipos de sociedad hay que buscarla en las caractersticas especficas de su modo de produccin_ En el

    l':\prl'~a si!lo la forma l'Sl1l'('lfica que las fUlTzas producti\'as en el marco elel

    alista, en el que la eornpl'tctlCi~lnc! icios \ pala ('iulles de b

    parece lo de bs formas de desarrollo de las raClL'rizlll el modo de

    sea mal ese proceso segn el mode-

    cin del beneficio y en la basado en In obtenSin duda, en numerosas mas de

    que ca

    permanente del capital. existen 1'01'

    materiales v formas de com-para conquistar prestii!io y

    .. , Pero lo miis frecuente es que acumulados no Sean medios de produccin, sino hie

    o medios de subsistencia, que Son

    modo de produccin capitalista, la riqueza social se presenta

    como una inmensa acumulacin de mercancas y

    y el factor decisivo de la produccin de eSas mercancas es el desarrollo de los medios de produccin y de las tc

    nicas industriales. La mquina y, por tanto, 1;1 herramienta, se

    ha convertido en el medo de produccin dominante. En nume

    los utensilios v las tcn icas de son simples v se encuentran al alcance de :ada

    miembro de la sociedad. La competencia, clIando existe,

    tomo al Con troj de los hombres, factor de

    al cual se a'ade, en ];s sociedades agrcolas, el contm) tien-a o. en las sociedadL's pastoriles, el cOll!ml de los

    Por t~ll1to, el an,llisis cientfico dc las de competencia entre grupos e individuos y de las formas de de los bienes \. (k las posiciolles

    precapitalistas, no te, los lnesupuCS!os de )a teora

    J ti un I CCCJ/1Ilz1Ca 65

    p.llk de individuos abstractos dotndoles de una tendencia unia aumentar al mximo sus yenta jas perS01W!cS en el seno

    de' su sociedad. Lo que demuestra, en cambio, es b T1l'cesidad lk tumal- como punto de partida del amlisis terico las cstruclIrlS de una sociedad en sus articulaciones pronias, localizar

    l'n (1)a el papel dominante que puden ks rebciones soci,lles, relaciones de parentesco, relaciones po11 tiL'o-ncligiosas, segn los casos, :v explicar el fundamen lo de

    C~L' dominio buscando la determinacin, en ltimo anlisis, en d u en los modos de produccin ca ractel'sticos de eSa sociedad. El campo abierto a la iniciativa indi\'idual para acumular \' mejorar posiciones dominantes y vL'ntajas sociales est, pues, l'~lda vcz, determinado por la naturaleza (k' las relaciones sociaks que caracterizan la sociedad en la que vive ese individuo. En definitiva, el anlisis del comportamiento intencional de los illdividuos remite a una necesidad diferente ms profunda, in\'isiblc inmediatamente, la de las propiedades no intencionales (k' las relaciones sociales, su origen y su fundamento_ Por 1anto, la racionalidad intencional de comportamientos con una finalidad adscrita de los grupos y de los individuos en el seno de urw sociedad determinada, rem;te a una racionalidad no intenciona) y objetiva cuyo descubrimiento constituye el objelivo primero del conocimiento cientfico. La definicin formal de la economa aparece, pues, como la expresin de una posicin

    etnocntrica que proyecta sobre todas las sociedades para apr'ehenderlas, la forma aparente de las relacio

    nes sociales de la sociedad capitalista; forma aparente porque cn ella se disimula la esencia misma de las relaciones sociales

    es decir, no la relacin de individuos con individuos aislados v abstractos, sino la relacin social general de la clase que posee el monopolio del capital y de los medios de produccin con la clase que est dcsprovista de ellos. Se comprende, pues. qUL', en )a prctica, los partidarios de las tesis formalistas ~lhalldonen su propio presupuesto !', de hecho, analicen las re

    1~IL'iones sociales que la produccin, la distribucin v el umsul110 de )os bienes materiales en el seno de una socicebd dl'lL'rminada, lo que constituye el objelo mismo de la ciencia

    la l'"cuela sustanti\'i"ta, que, por este lado \' por cuenta J'L IOnla j,h tcsi~ ck la economa poltica clsica.

    Eccti\anwnll', para Polan"i y Baltoll, el objeto de la antroL'Conmica consiste en estudiar las estnlcturas de la

    IOduccin \' la distribucin de los medios materiales duo; en el fU'l1cion,mlcll!O de una sociedad determinada \' nece:-,;'rios para la existencia fsica y social de los indi\'iduos qUe la

  • 66 Mal/rice Godclier

    componen. Dallon clasifica empricamente los din~rsos sistemas econm icos que caracterizan las sociedades estudiadas por los

    en dos p:randcs categoras: las economas tribales :v las economas campesinas. distincin sobre la que vln-remos

    te. Dal ton opone esas dos por una parte, al siskma econmico capitalista, basado en el meeallismo de un Illccado generalizado de lodos los factores de

    el hombre v la tierra, lo cual no e:\iste en las talistas; v, por otra parte, al sistema

    en la asignacitlll ele los medios de subsistencia a travs del mecanismo de un plan. Esta permite, por consiglliente, a la escuela sustantiFistl criticar la util izacin ;] busiva de ca te!I0das de la econom a mercan til para ,mal izar y explicar los mecanismos econmicos de las sociedades no mercantiles precapitalistas. De forma rns Ileneral, la prcocupaClon por respetar v aprehender la especificidad de los di\'ersos sistemas econmicos le llC\a [\ construir una t de esos sistemas aislando \' ailrupando las diferencias v las seme que pueden existir entre los sistemas e insistiendo sobre el hecho ele que las diferencias nriman sobre las seme-

    Esta tipologa se constnlve a lo lar~o ele dos Por una parte, Polanyi encuentra el criterio principal de su clasificacin

    (/ /11

    ~llnl0. Finalmente, d

  • 68 Maurice Godelier

    tres formas de reparto de los bienes, y al otorgarles una posicin priYiIcgiada, hiposta tiza de este modo, Como rasgo dominante de Un sistema econmico, no las estructuras de la prOduccin, sino las estructuras de la distribucin de los bienes materiales. De este modo coincide Con posiciones tericas bien determina_

    las de los economistas prerricardianos y premarxistas, que confundieron, bajo el mismo concepto de distribucin, a la vez las formas de distribucin de los productos y las formas de distribucin de los medios de produccin que caracterizan un sistema econmico determinado. Ahora bien, los fisicratas, y sobre todo Ricardo, demostraron que las formas de produccin determinan las formas de distribucin de los productos, Y que el modo de distribucin de los medios de produccin entre Jos miembros de una sociedad, lo que Marx denominar las relaciones de Produccin, constituye el elemento fundamental que caracteriza un sistema econmico. Por ejemplo, el hecho de que la clase capitalista sea la propietaria de los medios de produccin y compre la utilizacin de la fuerza de trabajo de los productores directos es la razn de que al mismo tiempo sea la propietaria de los productos de su trabajo, es decir, de las mercancas producidas, apropindose de los beneficios de la venta de esas mercancas. Vemos, a travs de este ejemplo, cmo las relaciones de produccin capitalistas determinan la forma de las relaciones de distribucin del producto social entre los diferentes grupos econmicos que componen la sociedad capitalista. El rasgo especfico de un sistema econmico no es, por consiguiente, como plantea Polanyi, el modo de circulacin de los productos, sino su modo social de produccin. En Grecia y en la Antigua Roma, la produccin mercantil estaba muy des

    arrollada, pero el rasgo dominante de su sistema econmico,

    rasgo que las diferenciaba de las relaciones eConmicas de las

    sociedades del Antiguo Oriente o de la Grecia minoica y mi

    cnica, no era la existencia de esa produccin mercantil des

    arrollada, sino el hecho de que sta se basaba en la utilizacin

    masiva del trabajo de esclavos. En el sistema capitalista, una vez que la produccin mercantil ha invadido todas las ramas de la produccin, el carcter principal de esta produccin mercantil generalizada consiste en que se basa en el empleo generalizado de trabajo asalariado, es decir, en la relacin entre una clase que carece de medios de prodUCcin y de dinero, \'indose forzada para poder subsistir a vender su fuerza de trabajo por un salario, y una clase que detenta el monopolio de la propiedad de los medios de produccin y del dinero. Estas ltimas observaciones, aunque se refieren a modos de produccin que per-

    La a11tropologa ecol1mica 69

    tenecen a la historia europea antigua y contempornea. tienen un alcance general porque ponen de manifiesto dos hechos. Primero, el hecho de que a un modo de produccin corresponde un modo de circulacin, que el conjunto forma un todo, un sistema econmico, y que en el interior de ese todo y de la correspondencia entre sus partes, el modo de produccin desempea un papel predominante. Seguidamente, que la unidad y la relacin de correspondencia jerrquica de un modo de produccin y de un modo de distribucin constituyen de hecho las condiciones que permiten a un sistema econmico reproducirse, perpetuar su existencia a travs del tiempo, al menos dentro de ciertos lmites, como lo atestiguall, de fonna totalmente exterior, la aparicin y desaparicin de numerosos sistemas econmicos a lo largo de la historia. En segundo lugar, el hecho de que un sistema econmico no puede existir sin estructuras polticas, jurdicas, ideolgicas que le correspondan, que el derecho en una sociedad esclavista no es el mismo que en una sociedad feudal o en una sociedad capitalista, que la forma del poder en cada caso debe ser diferente. Por consiguiente, el anlisis de un sistema econmico no puede limitarse de una manera restringida al estudio de las formas de produccin o de organizacin del trabajo.

    Ya podemos hacer un primer balance del camino recorrido a travs de la exposicin y de la crtica de las tesis formalista y substantivista y precisar con mayor rigor el objeto y el mtodo de la antropologa econmica. Sabemos que ese objeto consiste en el estudio de las diversas condiciones y formas de produccin, de distribucin y, en cierta medida, de consumo de los bienes materiales que constituyen la condicin material de existencia y de reproduccin de las diversas sociedades estudiadas por la antropologa. Tambin sabemos que la lgica interna y el lazo necesario entre formas de produccin y de distribucin de los bienes materiales no se revelan directamente sobre el terreno, sino que deben ser reconstruidas tericamente, y adems sabemos que, para que un sistema cualquiera se reproduzca, es necesario que el modo de distribucin de los bienes corresponda al modo de produccin de esos bienes. Sabemos, finalmente, que a un modo de produccin determinado corresponden unas estructuras sociales determinadas v un modo de articulacin especfica de esas diversas relaciones sociales, c.le manera que el todo permita que se reproduzca el modo de produccin. Tambin sabemos que las razones de ese modo de correspondencia y de articulacin no resultan inmedialamente legibles sobre el terreno, sino que tienen que ser descubiertas

  • 70 Maurice Godelier

    tericamente. A travs de este examen crtico han sido, pues, establecidas algunas de las condiciones epistemolgicas negativas y positiyas de la antropologa econmica: la negativa a elegir al individuo como punto de partida del anlisis cientfico, el rechazo de los postulados empricos, el anlisis de las relaciones sociales en su lgica y estructura propias, la bsqueda de las modal idades de la articulacin recproca de las estnlCturas, el anlisis del fundanwnto de esos modos de articulacin y delerminacin de la causalidad especfica de las estnlcturas econmicas sobre el conjunto de las relaciones sociales que caracterizan una formacin econmica y social determinada. Se bosqueja ya una metodologa de la encuesta prctica sobre el terreno, y de las formas y niveles de la elaboracin terica posterior que dar a los materiales recogidos. Igualmente se precisa la naturaleza de las informaciones que habra que encontrar en las publicaciones de los antroplogos con respecto a tal o cual sociedad que han estudiado sobre el terreno, para que se desarrolle ms vigorosamente el campo de la antropologa ('conmica y se constituya realmente una teora comparada de los diversos modos de produccin y formaciones econmicas y sociales. La teora que mejor satisface todas esas condiciones epistemolgicas es la de Marx, que ha criticado, transformado, en

    las catc1!oras fundamentales de la ciencia econmica heredada de los clsicos. No apuntarnos aqu a las categoras econmicas que Marx ebbor especficamente para construir la teora del modo de produccin capitalista, sino a las categoras generales que definen determinaciones comunes a cualquier sistema econmico, sin definir, no obstante, ningn modo de produccin particular, puesto que no existe en la realidad "produccin en general ni tampoco produccin general. Estas ca tegoras son abstracciones operatorias que, como indica Marx, evitan renetir lo que es comn a todo sistema econmico:

    "Cuando se habla de produccin, se est hablando siempre de produccin en un estadio determinado del desarrollo social. de la produccin de individuos en sociedad. Podra parecer por ello que para hablar de la produccin a secas debiramos o bic'n seguir el proceso de desarrollo histrico en sus diferentes faSes, o bien declarar desde el comiellzo que estamos ante una determinada poca histrica, por ejemplo, de la moderna produccin buq.,:uesa, la cual es en realidad nuestro tema especifico. Pero todas las pocas de la produccin tienen ciertos rasgos en comn, ciertas determinaciones comunes. La el/. !1'llcral es una abstraccin. pero una abstraccin que tiene

    71 /(/ antropologa econmIca un sentido, en tanto pone realmente de relieve lo comn, lo \' nos ahorra as una repeticin. Sin embargo, lo general o lo ~omn, extrado por comparacin, es a su ~'ez algo completamente articulado Y que se despliega en distintas determinado nes [ ... ] Para resumir: todos los estadios de la produccin tienen caracteres comunes que el pensamiento fiia como deter

    minaciones generales, pero las llamadas condiciones generales

    de toda produccin no son ms que esos momentos abstractos

    que no permiten comprender ningn nivel histrico concreto

    (le la produccin 3.

    Rpidamente expondremos esas categoras generales, dando ejemplos tomados de diferentes modos de produccin analizados por antroplogos, para ilustrar la amplitud de las variaciones y de las diferencias que revisten los diversoS modos de produccin que constituyen el objeto de su investigacin.

    Un modo de produccin, en un sentido amplio, es un conjun- i to doble de estructuras sociales, compuesto, por una parte, por fuerzas productivas Y relaciones de produccin que organizan, en el seno de una sociedad determinada, los procesos de pro-

    y distribucin de los bienes materiales (modo de produccin en sentido restringido), y, por otra parte, por las relaciones sociales polticas, jurdicas e ideolgicas que corresponden a esas formas de produccin Y constituyen una parte de las condiciones de su reproduccin. Recalquemos inmedia1 amente que tal definicin de un modo de produccin no limita el anlisis nicamente al estudio de los procesoS de produccin, sino que contina el anlisis en direcciones Y a niveles qUe, para un economista, habitualmente, constituyen variables exgenas en relacin con el proceso econmico y quedan fuera del alcance de su ciencia. Por ello, este economista proyecta sobre toda sociedad el modo propio de desarrollo del sistel113 econmico capitalista que, al parecer, est totalmente regido por

    internas, puesto que slo subsiste Y se desarrolla por la incesante del capital. Esta definicin de lo que se

    en t il'nde por modo de produccin tiene, por consiguiente, el electo epistemolgico importante de ;"mllonar de antemano cualquier economismo.El anlisis del o de los modos de producc1n caracterbticos eh.' \lna sociedad determinada debc comenzar por el y el estudio de las diversas formas de produccin que existc:n en el seno de esa sociedad: caza, recoleccin, pesca, agrkultura,

    Cita extrada de la obra de Karl Marx: EIC11ICtas , crtica de la ecooma poltica (/Jorrador). 1857-185S, cd, di., p. 5.

  • 72 73Mal/rice Godclier 111 ecrJ/ld /l lca

    ganadera, artesanado, industria, cte., que ocultan en cada oca Naturalmente, la economa no es la tecnologla y no sin procesos diferentes: caza mayor, caza menor. aftesana las tcnicas por s mismas en sus aspectos fsicos, especializada o no, etc.Todo proceso de produccin es un acto etc., sino que analiza las rcladones sociales que 11ade apropiacin material de la naturaleza por el hombre, vesta (l'll con la aparicin y la difusin de talo cual tcnica. Desde actiYidad se realiza por la combinacin de tres calegoras de IllCl' mucho tiempo los arquelogos han caracterizado ins 6pofactores de produccin: en primer lugar, la categora de los ob C~lS v formas de las sociedades prehistricas en funcin del 111ajeto de trabajo, la tierra o cualquier otra materia, prima o no, terial de sus armas y utensilios, por lo que hahbn ele Edael ele que entra en un proceso de transformacin. En segundo lugar, Piedra, elel Bronce o del Hierro. Desde este punto ele vista. los la categora de los medios de trabajo, es decir, el conjunto de m,'dios y tcnicas de trabajo parecen ser ,dos graelmetros del utensilios e instnImentos ele produccin que el hombre inter desarrollo del trabajador y los cxnoncnlc;s de las relaciones sopone entre l y el objeto de su trabajo como conductores ele su ciales en las que l t accin. Se sirve de las propiedades mecnicas, fsicas !' qUmi En erecto, el estudio de los utensilios lleva al de su modo cas de determinadas cosas para hacerlas actuar como fuerza de L'mplco por el hombre y al anlisis de las formas soci,lessobre otras cosas de acuerdo con su finalidacj". En terc.:r lugar, dd trabajo. El trabajo puede ser, bien una aclividad la categora del trabajo propiamente dicho, es decir, de la ac bien una actividad coleet inl que implica din'rsas formas de cotividad humana que acta sobre el objeto de trabajo, ya sea operacin. Pero en todos los casos se realiza en el marco de una

    por mediacin de Jos rganos elel cuerpo, como en cli\'isin social del trabajo, que puede ser la de los sexos, eelala recoleccin de determinados frutos, la caza menor que puede eles y generaciones que habitualmente la acompafa, o una forcogerse simplemente con la mano, ya sea indirectamente por ma ms compleja, basada en la existencia de productores es

    de utensilios ele piedra, de madera, etc., que el hom pecializados que pertenecen a castas o a cIases diferentes. Debre encuentra o fabrica 4. mos algunos ejemplos ele esas formas sociales elel trabajo. La

    Todo proceso de produccin utiliza una combinacin cual fabricacin ele un palo para escarbar o de un arco y flechas, o quiera de factores de produccin. Lo que define un factor la fabricacin de una I rampa y su colocacin son a menudo acde produccin como objeto o medio de trabajo es de hecho ti\dadcs individuales. Pero, al mismo tIempo, la caza v la resu lugar, su funcin en el interior de dicha combinacin. co!cccin implican frecuentemente formas simples o As pues, en las sociedades de cazadores-recolcctor;.:s, la tierra de cooperacin, determinadas a la vez por la naturaleza dc la (y el agua para los pescadores) no es ml.s que un objeto de G1Za obtenida y POI" la de las tcnicas emn1caclas (caza al acetrabajo, lo que Marx denomina ,da tienda de \'\cres

    cho, caza con redes, va y el arsenal prmiti\'o de medios de trabajo. Por d con Entendemos por simple una forma de cooperatrario, la tierra se conyierte en medio de produccin con el

    cIl en el!' () seno los se renen para realizar el misde la agricultura y, de territorio, se con\'crte en 1110 t raha jo o trabajos Esta cooperacin simple

    terrello. En el interior de toda combinacin de medios de estar restringida a algunos indi\'iduos o ser ampliada a un gruproduccin, los mcdios de trabajo ocupan un po Il1S \'tlslo, la amplitud v la urgencia de la ta1"(:a. Porplano para el economista porque permiten eso, '.'l1tre los banlya, tribu de Nueva Guinea, cuando se prepa

    y el nivel de existencia material de una sociedad y dilucidar las ra llna huerta en Ulll\ zona va deshrozada de la scha. el o los relaciones sociales que la caracterizan. El estudio de los medios que nll1 a culti\ar l'sa Iluna huen:\ preparan en la scha hincos de tI-ahajo es ante todo d objeto de la tecnologa, ciencia que, P;ll",l construir un;} empalizad:) qUl' pnHl'i'\'r la huerta de las a pesar de inmensos esfuerzos, como los realizados en Francia d\.'\l

  • a

    75 li1 au rice Godelier 74

    de hombres, parientes y vecinos, vendrn a construir la empalizada en un solo da (cooperacin simple ampliada) y el beneficiario de esta ayuda la devolver ayudando a cada uno de los miembros de ese grupo cuando tenga que vallar una nueva huerta.

    Existe, en cambio, una forma compleja ele eooperac1On cuando los productores se asocian para llevar a cabo tareas diferentl~s, pero complementarias, para obtener el efecto deseado. La caza con red, entre los pigmeos mbuti del Congo o entre os indios shoshones de la gran cuenca del Nevada, son ejemplos

    Entre los shoshones, varias familias nucleares se unan en diversos momentos del ao para formar una banda que cooperaba para cazar el antlope o el conejo cuando stos

    o en otros momentos para recolectar piones. Los cazadores unan unas a otras sus rcdes de una longitud de varios centenares de pies y las mu jeres y los nios ojeaban la caza. Tocio el grupo se colocaba bajo la autoridad de un jefe que seleccionaba el sitio, decida la colocacin de las redes, diriga la caza y distrihua luego el producto ohtenido. Estas formas de cooperacin slo establecan lazos temporales entre las familias, que de nuevo se dispersaban tras la caza. Igualmente, entre los esquimales, el jefe del grupo es designado con un trmino que significa el que sabe lo que es mejor, Esta alternancia de procesos de fusin y dispersin en el seno de grupos productores se encontraba tambin a una escala completamente diferente y muy vasta entre los indios de las llanuras, por

    en la tribu de los pies negros, que se reunan ntegramente para las grandes caceras de primavera y verano, en la que los bisontes suban hacia el norte formando inmensas manadas que tefian de negro las llanuras. En invierno la tribu se divida en pequeos grupos, frecuentemente que operaban en territorios limitados y fijados tradicionalmente. Diversas asociaciones tribales constituan una especie de

    que impeda a individuos o grupos particulares, miembros de la tribu, dedicarse por su cuenta a la caza en el momento de la llegada de las grandes manadas de bisontes, lo que encerraba el peligro de que se desviasen hacia territorios p'~rtenecientes a tribus vecinas, exponiendo de este modo a su propia tribu al hambre. La agrupacin de toda la tribu para las caceras de primavera y verano sentaba las condiciones de las grandes ceremonias polticas y religiosas. Debido a ello, una ntima adaptacin de las relaciones econmicas y sociales a Irts costumbres de los animales cazados implicaba un vasto movimiento de sstole-distole de la vida social.

    antropologa ecol1mica

    En el Imperio inca, la c'luclades, sistemas de riego o terrazas ,

    de tribus dependientes del alto mando de del Estado, pertenecientes la ma\'orv de las "eccs ~l las familias nobles de la tribu inc:l dominante Y bajo cuvaS

    los curaca, los jefes tradiciomdes de las trirgimen de prestacin personal. Esas

    ele la productivilbd que puede aleanarse gracias a formas de cooperacin simple, pero amplidcb a \astos grupos humanos. En este ejemplo, las estructuras de autoridad, es decir, la direccin y el control del proceso de pro-

    presentan una forma poltica separada de la qu..: existe

    ya en el seno de grupos locales que se renen con tal motivo.

    \.dcms, hay que analizar las formas de cooperacin, no ya en funcin de .la naturaleza de los trabajos, anlogos v los, o diferentes e intrincados, realizados por los productop.:s, sino en funcin de las modalidades de la reciprocidad que intervienen en cada caso. En numerosas comunidades primitivas y agrcolas se encuentran dos tipos de cooperacin, en la que, como contrapartida de la ayuda proporcionada, se da una fiesta con un aire frecuentemente ritual, y aquella otra en la que la contrapartida adopta la forma de un intercambio de cantidades ms o menos equivalentes de trabajo y de servi

    en Amrica latina pertenecen a la de Colombia y Ecuador, la mil1ga bailadael COl1Vite

    de Ecuador, el mingaco de Chile, etc. A la segunda, el aV71i del Per, el cambio de 1110110 de Colombia, la vuelta l1W110 el..: Chile, etctera. Ambas formas pueden coexistir en el seno de una misma comunidad para trabajos diferenks y podemos encont rar, por ejemplo, entre los dyaks de Borneo, la primera forma utilizada para la construccin ceremonial de una nueva casa, y la segunda utilizada para los dilerentes trabajos de la produccin agrcola. En el caso de intercambios equilibrados de servicios y trabajo se puede constatar que la obligacin de pagar con la misma moneda es muy fuerte. Si el beneficiario de una ayuda es incapaz de hacer frente a sus obligaciones, debe enYar a alguien en su lugar, y habitualmente el beneficiario

    a

    de UIla mutua suministra alimentos y bebidas

    dan, sin que este consumo adopte caracteres cambio, en las formas de trabajo recprocas que se terminan con una fiesta, parece ser que la fiesta y la prodigalidad de los gastos suntuarios bastan para a las partes de su obliga-

    y que la obligacin de d,:\'oln:r trabajo por

    cho ms dbil. En este caso nos encontramos con

    i ! 1.

  • Mauricc Godclier76

    que se deben a la naturaleza de las circunstancias, ordinarias o extraordinarias, profanas o en ocasin de las cuales se organiz la cooperacin, as como a la naturaleza de las relaciones sociales que moviliza esta cooperacin, relaciones de parentesco o relaciones de vecindad; pero con esto abordamos

    el estudio de las relaciones de produccin y de las unidades produccin en cuyo seno pueden realizarse diversos proce

    sos ele pruduccin de una sociedad. Todas las formas de produccin suponen, adems, una for

    ma de dhisiun sexual del trabajo y una forma de divisin del por generaciolles. Entre los cazadores-recolectores, las

    mujeres y los nios se dedican a la recoleccin O a la caza menor. Esta especializacin de tareas por sexos significa que para sobrevivir en las sociedades primitivas la cooperacin de los dos sexos es indispensable, lo que ilustra una de las razones de la importancia del matrimonio y la constitucin de un grupo familiar en la supervivellcia del individuo y del grupo. Por un anlisis estadstico y comparativo de la alimentacin de algunas sociedades de cazadores-recolectores ha permitido descubrir que en todos esos grupos, incluso entre cazadores de caza mayor como los hadza de Tanzania, el rgimen alimenticio comprende un sesenta por ciento de alimento vegetal, POl- consiguiente, se basa en cl trabajo femenino en una parte igual, si no

    a la del trabajo masculino. Es preciso, cuando se analiza un ciclo de produccin, descomponerlo en todas sus [nses no slo identificar en cada fase la fOl'ma de organizacin trabajo que la caracteriza, sino tambl~n descubrir la forma de cooperacin que, en el seno de todo el proceso, domina a las restantes. Por ejemplo, entre los baruya de Nueva Guinea el ciclo agrcola de la produccin de batatas y taro comprende seis fases: la desforestacin, que se basa en el trabajo colectivo masculino y la cooperacin simple ampliada de parientes neos, aliados, co-iniciados o ,'ecinos; en segundo lugar. la fase de la quema, que se basa en el trabajo temen

    la forma de una cooperacin simple esposas del o de los utilizadores de la hucrta, en ten:c' el cercamiento, que es el resultado del trab

  • Maurice Godelier78

    dades cuva economa se basa principalmente en tcnieas de agricultura sobre terrenos roturados por el fuego o en tcnicas de

    la productividad del trahaJo es muv elevada, mientras que el rendimiento por unidad de superficie es bastante dbil. En cambio, en sociedades cuya cconoma se basa en tcnicas agrcolas extremadamente intensivas, como la agricultura china

    la productividad del trabajo es muy dbil, mientras que el rendimiento por unidad de superficie es muy elevado. En la agricultura china o vietnamita la fuerza de trabajo de los animales de tiro era escasamente utilizada y la economa estaba basada en la utilizacin de un medio que haba sido totalmente creado y mantenido artificialmente por el hombre.

    raros son los estudios referentes a los cambios de productividad del trabajo debidos a una sustitucin ele factores de produccin en el seno de socicdades primitivas y agrcolas. Hemos nodido medir en Nueva Guinea los efectos de la introduc

    hace quince aos, entre los baruya, de utensilios de acero que susti luyeron a los antiguos instrumentos de piedra. El tiempo se reduca en un veinticinco por ciento ", puesto que, segn nuestros c{!culos, se requeran cuarenta y dos minutos para derribar un rbol de treinta centmetros de dimetro y ele madera blanda con una azuela, micntnls que corno media slo hacen falta ahora doce minutos para abatir el mismo tipo de rbol con las hachas de acero que fueron introducidas, antes incluso de la llegada al lugar de los blancos en 1951. por los canales del comercio nter-tribal tradicional. Estudios cuantitativos recientes realizados sohre sociedades de cazadores-recolectores, por ejcmplo los de Marshall, referentes a las bandas de bosquimanos kung del desierto de Kalahari, han mostrado que la sociedad bosquimana, para satisfacer el conjunto de sus necesidades, requera de los individuos productores un i!asto de trabajo que no exceda de las cuatro horas de trabajo al da como media. Estos resultados venan a revolucionar la visin tradicional de las sociedades de cazadores-recolectores aplastadas por la naturaleza, y Sah1ins ha propuesto ver en stas sociedades las primeras y verdaderas sociedades de la abundancia que existieron en la humanidad, insistiendo en el hecho de que esas Welfarc Sucicll's primitivas venan a barrer todos los prejuicios, acumulados desde la revolucin neoltica hasta Aclam Smith, concernientes al modo de vida de los salvajes. Sin embar

    * El autor se refiere a la rt;duccin de tiempo en un veintiCinCO por ciento en la prot!uccin de sal, lltlO de cuyos illplih lo constituye la tala de rboles para la obtencin de la lea necesaria (N. del T.).

    79 La antropologa

    go, hay que recordar que el anlisis ms preciso de esos modos de produccin ha subrayado con mayor fucrza an

    lmites en el interior de los cuales pueden reproducirse v determinar un modo de vida. Ante todo, se plantea el problem:1 de la relacin alimento-territorio-densidad humana. Esta relacin corresponde, segn Leroi-Gourh;l11. "a todos los estadios de la evolucin tcnico-econmica, a una ecuacin de "alores yariables pero correlativos; para el grupo primitivo, los trminos mantienen entre s lazos idnticos, ya se trate de esquimales,

    bosquimanos, fueguinos, pigmeos de Afdca algunos indios

    americanos. La constancia es hasta tal punto rigurosa, que los

    documentos prehistricos slo pueden ser interpretados en el

    mismo sentido 5.

    Un determinado nivel de las fuerzas productivas, un determinado estado de las tcnicas permite una determinada pohlacin. Por ello, entre los shoshones, la densidad es de 1 por 50 millas cuadradas Y llega incluso a 1 por 100 millas cuadradas, segn las zonas septentrionales o meridionales de su Habida cuenta de que su existencia se basa en la de recursos naturales, y no en la produccin de recursos artificiales comO en la agricultura Y la ganadera, el grupo humano debe cambiar de residencia a consecuencia del agotamiento local de la caza Y de las gramneas salvajes o de otroS productos de recoleccin. Muy frecuentemente, como en el caso de Jos aborgenes australianos, el factor apremiante es la escasez de agua que obliga a los grupos a moverse de un punto de agWl a otro, antes incluso de que los recursos alimenticios en torno al primer punto de agua se hayan agotado. Por consiguiente, lo que resulta visible, a travs de este ejemplo, es que el modo de produccin determina un modo de residencia, que en este oso es el campamento, y, al mismo tiempo, un modo de desplazamE'nto en el espacio, cs decir, un modo dc vida nmada, y, a travs de ese modo de vida nmada, un conjunto de limitaciones se imponen al desarrollo de determinadas formas de existencia social, limitacin, por ejemplo, de la cantidad de bienes transportables y, por consiguiente, limitacin de la acumulacin de los llamados bienes duraderos.

    Ya podemos ver que los efectos ele un modo de produccin sobre el conjunto de las estructuras de una sociedad consisten, primero, en un efecto de limitacin de esas estructuras sociales a formas ",,,lInf1li!Jles con el modo de produccin.