Economia Uruguay s XIX Reyes Abadie 32

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    nuestratierra 32EDITORES:DANIEL AUANATIMARIO BENEDETTOHORACIO DE MARSILlOASESOR GENERAL:Dr. RODOLFO V. TALICEASESOR EN CIENCIAS ANTROPOLGICAS:Prof. DANIEL VIDARTASESOR EN CIENCIAS BIOLGICAS:Dr. RODOLFO V. TLlCEASESOR EN CIENCIAS ECONMICAS:Dr. JOS CLAUDIO WILLIMAN h.ASESOREN CIENCIAS GEOGRFICAS:Prof. GERMN WETTSTEINASESOR EN CIENCIAS SOCIALES Y pOLinCAS:Prof. MARIO SAMBARINOSECRETARIO DE REDACCiN:JULIO ROSSIELLOSECRETARIO GRFICO:HORACIO AriiNDEPARTAMENTO DE FOTOGRAFA:AMILCAR M. PERSICHETII

    D i s t r i b u i d o ~ general: ALBE Soco Com., Cerrilo 566, ese. 2, lel.8 56 92 , Montevideo. Distribuidor para el interior, quioscos yven ta cal le je ra : Distribuidora Uruguaya de [)"jarias y Revistas,Ciudadela 1424, tel. 851 55 , Monlevideo.LAS OPINIONES DE LOS AUTORES NO SON N E C E S A ~RIAMENTE COMPARTIDAS POR LOS EDITORES YLOS ASESORES.

    Copyright 1969 . Editorial"Nuestra Tierra", Soriana 875,ese. 6 , Mon levi dea. Impresa en -!,uguay -Printec:i inUruguay-o Hecho el . deps it o de leye - Impreso en"Impresora REX S. A"', .calle Gaboto 1525, Montevidee,. diciembre de 1 96 9. - Comisin del Papel: Edicin ampo'rada en .1 ::Irl. 79 de la ley 13 . 349.

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    WASHINGTON REYES ABADIE. Nacido el 5 de julio de 1917, realiz estudios en ta Facultad de De-recho y Ciencias Sociales en la carrera de Abogaca, sin llegar a graduarse. Comenz su actividad do-cente en 1940 optando, como ganador del respectivo concurso de oposicin, a la Ctedra de HistoriaNacional de. los Institutos Normales "Maria S. de Munar" y "JoaqunR. Snchez".Desde 1944 actaen Enseanza Secundaria y desde 1953 en el Insti tuto de Profesores "Artigas" en la docencia de laHistoria Americana y Nacional. En 1950 y 1951 actu como Investigador del Archivo "Artigas" enel exterior. Es autor de varias obra. de su especia Iida"d, entre las que

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    El breve estudio que ofrecemos, en apretadasntesis, sobre "La economa del Uruguay en elsiglo XIX", constituye, ms bien, una aproximacin al tema del proceso de la vida econmica dela sociedad oriental, desde sus orgenes, en el senodel rgimen indiano del Plata, hasta fines de lapasada ,centuria, donde se define su insercin "colonial" en la rbita de la eficaz y poderosa dependencia de Gran Bretaa.Sobre la trama esencial de los grandes marcoshistricos, se anotan as las referencias y las caractersticas bsicas de la sociedad y sus cambios demo-grficos y cualitativos, con los avatares, incidentes yresultados en la vida econmica. Ms que el dato estadstico y la imagen -cuantitativa, pues, hemos preferido rastrear el hecho esencial y los caracteres

    INTRODUCCION

    singulares del "buen xito" del Uruguay en ladependencia, de su inconsciente "autosuficiencia"en el logro del bienestar y de la civilizacin importada, que tanto estimul la confianza de nuestrosabuelos en el progreso y en un destino superior, deacabada perfeccin "civil", en las pautas de la"libertad republicana" . . .El anlisis del proceso, en vez, contribuye-ereemos- a destacar la provisoriedad del "espacio econmico" en que qued encerrado el pascon el armazn del "estado nacional" dependiente;y la permanencia de su raz y destino americanos-frustrado ayer, ineludible hoy- indispensablepara recuperar la plena vitalidad del ser orientalde nuestro pueblo, nico titular legtimo del expo-liado patrimonio econmico del Uruguay . . .

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    LA CUENCA PLATENSE Y LABANDA ORIENTAL (1776 -182.0)

    EL VIRREINATO: REALIDAD YFRUSTRACIONLa tarda creacin del virreinato, en 1776, ysu articulacin administrativa, en 1782, por laOrdenanza de Intendencias, con Buenos Aires como .centro poltico y econmico nico, vendra a

    provocar una verdadera. distorsin en el equilibrioy relacin de las diversas regiones de la cuencaplatense. El propsito inspirador de su creacin--el de obtener un eficaz rendimiento del "pactocolonial", que en el Ro de la Plata radicaba,sustancialmente, en las rentas de la Aduana deBuenos Aires- explica la centralizacin en beneficio de sta del gobierno y de las rentas de todoel territorio.Pero para las provincias interiores -Cuyo, Crdoba y Salta del Tucumn- esta centralizacinimplic un fuerte golpe para su desarrollo econ-4

    mico y una limitacin importante para los afanespolticos y sociales de sus patriciados locales, ges-tores de una creciente hostilidad hacia la capital.En el Alto Per -preludiando ya la soledad deBolivia- la arisca geografa y la sociedad, fun?-daen la explotacin del indgena y en el engreimientode un patriciado de lustre universitario, fueronobstculos insalvables para solidar una verdaderacohesin con el litoral, de praderas y ganados, dejinetes rsticos e igualitarios. A su vez, mientrasste burlaba el cerco mercantil y fiscal bonaerensepor el contrabando y el comercio con el interiory las Misiones, apoyndo$e--en el puerto ultramarino de Montevideo, el Paraguay, para escapar ala dependencia portea, se enquistaba en una 'autarqua econmica fundada en el comercio regionalde la yerba-mate.Las medidas se haban adoptado pensando primordialmente en la conveniencia econmica y po-

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    ltica de la metrpoli; pero, en realidad, el aumento de ingresos de la aduana portea, si bienlleg a nutrir con ms numerario que Lima lasarcas reales, determin, a su vez, la ambicin delpatriciado local por obtener su directo dominio )disfrute, sembrando la semilla de una inevitablesegregacin. La cuestin del "libre comercio" en-

    o 'tendIdo en los trminos de la escuela liberal queenarbolaba la pujante manufactura britnica, lanzada a la conquista de mercados, provoc unaprofunda escisin en la clase principal bonaerense.El sector de los "registreros", consignatarios delcor:nercio peninsular con centro en Cdiz, importaba mercancas espaolas, aunque de t ~ l e s slotuvieran la etiqueta; y exportaba carnes saladas alas Antillas y cueros a Espaa, aunque slo transitaran de paso por la pennsula, en ruta a otroscentros industriales: eran los usufructuarios del"monopolio", .con cuya bandera legal encubransus jugosas ganancias del trfico clandestino. Porotra parte estaban los defensores del "libre comercio": introductores de mercancas de los pasesneutrales o de colonias extranjeras, en su mayorade procedencia inglesa, beneficiarios de las mltiples formas de disimulo con que se revisti elcontrabando, y exportadores de frutos, cueros, sebo,crines, astas y tambin plata y oro. Integraban estegrupo, selectos miembros del patriciado criollo, asis-tido por un equipo de letrados que urdan en susescritos forenses los fundamentos de su ambicinde prestigio social y las bases de su doctrina econmica. Algo similar ocurrira con los hacendados,enfrentados a los saladeristas, los cuales, como eltasajo se colocaba en el rea hispnica, no. estabanprecisados a vincularse con el trfico extranjero.De esta manera, la estratificacin social y la delimitacin de los tpicos conflictuales en las relaciones recprocas, habran de producirse, pues, enel entorno de Inglaterra.

    ESTRUCTURA Y FUNCION DE LABANDA ORIENTAL

    Asomada sobre el Atlntico, prolongando 'consus cuchillas y cuencas el perfil geogrfico delmacizo brasilense, vinculada por su fauna y suflora a la mesopotamia argentina, la penicolina dela Banda Oriental configuraba, en la denominada"Provincia del Uruguay" por la cartografa jesutica, un vasto cuadro de cerca de un milln dekilmetros cuadrados, inserto en el nudo esencialde las rutas martimas, fluviales y terrestres delRo de la Plata. Dando razn a la visionaria definicin de Hernandarias sobre el destino de estatierra "de muchos arroyos y quebradas", "buenapara todo gnero de ganado", los rodeos vacunosprocrearon durante el siglo XVII, migrando por elfilo de las cuchillas, al abrigo de sierras y rinconadas, hasta dispersarse por el este, en la ubrrima"Vaquera del Mar".

    Del ncleo misionero del Alto Uruguay vendrael primer impulso ordenador de la explotacin deestas verdaderas "minas de carne y cuero" y elprototipo del pastor y jinete "gaucho", con los vaqueros tapes. Desde la costa y el Litoral.se entrecruzan con los rsticos establecimientos misioneros,las expediciones de 1cs piratas y las "entradas"de los faeneros, en extensls "vaqueras" beneficiarias de los cueros, as como de las arreadas de los"bandeirantes" paulistanos, todos complicados enel trfico clandestiI10 con los ingleses.

    La Colonia, primero; Montevideo, despus,interpretaron la polmica estratgica y econmicapor el dominio de la Banda Oriental y del accesomartimo al Ro de la Plata, mantenida por Espaay el eje anglo-lusitano adversario. El progresivodominio de Montevideo -atalaya y puerto demar- sobre el territorio, junto con la fundacinde villas y pueblos, que alcanzan hacia 1800 una

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    La estancia cimarrona. Empresa primitiva que continu E'l Jfoceso de explotacin de la ganadera vacuna.

    veintena (distribuidos en forma perifrica y radiala la ciudad-puerto; o circundando San Carlos yMaldonado y formando cuadro defensivo conSanta Teresa, Castillos y San Miguel, al este; osobre el litoral del Uruguayo en avanzadas guardias fronterizas en el camino de los "changadores",como Mela, Batov y Santa Tecla), determinarael pasaje gradual del sistema catico de la "vaquera" al de la "estancia".

    La "suerte" de campo -media legua de frentepor una y media de fondo- recibida en mercedpor los pobladores de Montevideo y, luego, de lasvillas, importaba la propiedad de la tierra y delganado, hasta unos 900 animales por "suerte" yla condigna carga de habitarla y de ponerla en6

    explotacin. Sin embargo, no todos los beneficiarios. de estas mercedes o titulares de expedientes de"denuncias" posteriores, cumpliran con el requisitode habitar en la estancia, que, en enorme extensin,mantenan como verdaderos "cotos de caza" deganado, prolongando as el sistema de las "vaqueras" mientras residan cmodamente en la ciudadpuerto, donde, desde fines del siglo XVIII, proliferan las actividades mercantiles, que abordan conxito y lucro creciente estos propietarios, que gustan lucir sus nombres en los acuerdos capitulares, con la expectable categorizacin "de "vecinosfeudatarios" . . .Barracas y almacenes de ultramarinos; saladerosy graseras; molinos y atahonas; herreras, talleres

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    de carpintera y talabartera; agencias navieras ycasas consignatarias, configuraran, conjuntamentecon otros beneficios y franquicias, el marco de laactividad econmica de Montevid'eo, plaza privi-legiada y exclusiva para la introduccin de esclavosen el virreinato. Sucesivas disposiciones de la Co-rona iran jalonando, a su vez, el desarroHo de supuerto, fomentando la ambicin de su seorosobre el territorio circundante y su creciente an-tagonismo con Buenos Aires por el dominio yusufructo de las rutas mercantiles del Ro de laPlata.LA REVOLUCION y EL PROGRAMAARTIGUISTA

    Al asumir el poder poltico el patriciado por-teo, el 25 de mayo de 1810, desplazando algrupo "monopolista", obtena consagracin su do-ble anhelo de "gobierno propio" y de "comerciolibre", es decir, con Inglaterra, consejera prudente,y proveedora y cliente ya secular. Las formas ins-titucionales que ensay para regir la suerte de lospueblos del Ro de la Plata no seran otra cosaque la sucesin de medios con que, desde entonces,ira asegurando para Buenos Aires los jugosos mr-genes de utilidad de la intermediacin (entre lasfuentes de produccin y la colocacin en el merca-do interior) de los efectos manufacturados de laindustria britnica.

    Frente a esta ~ e n t r p e t a concepcin del destinorevolucionario, se irguieron los pueblos. Montevi-deo, el puerto rival, Se mantuvo fiel al sistema?ficial de la pennsula de d o n d ~ derivaban sus re-galas y beneficios. . . En vez, desde el ancho marcode las praderas, la revolucin alcanzarla dimensinamericana en el programa de Jos Artigas.

    Mientras que la conduccin poltica del patti-ciado porteo ira enajenando la revolucin hacia

    una verdadera "recolonizacin" inglesa del Ro dela Plata, el programa artiguista ofrecera el nicocamino, autctono y autnomo, de un desarrollofundado en el impulso de las fuerzas econmicasy sociales de las comunidades del interior. El inter-cambio con el mercado exterior era alentado; peroquedaba - sustancial diferencia- debidamenteamparado, por una proteccin arancelaria y launin econmica de un mercado regional activo,de la ruinosa avalancha de la manufactur'l. inglesacompetitiva de sus artesanas domsticas.Instrumento definidor de esta poltica del Pro-tector de los Pueblos Libres fue el "ReglamentoProvisional de Aranceles de la Confederacin", pro-mulgado el 9 de setiembre de 1815. La tasa generalpor derechos de in.troduccn" era del 25 %sobre el aforo de los efectos de ultramar; bajabacuando se trataba de consumos populares - e l ta-baco negro y el azcar- o cuando recaa en mer-caderas estimadas imprescindibles -loza, vidrio,papel, carbn de piedra- que pagaban de un 15%a un 20 %; pero suba a casi el doble - e l 40 %-cuando se trataba de mercancas competitivas conlas artesanas regionales, cerno el calzado y lasropas hechas. Los frutos de origen americano reci-ban un tratamiento especialmente preferencial,reducindose al 5 % de alcabala -impuesto alas ventas- la imposicin sobre caldos, pasas ynueces de San Juan y Mendoza; los lienzos deTocuyo y el algodn del Valle y La Rioja; layerba y el tabaco del Paraguay; los ponchos, jergasy aperos del caballo; el trigo y las harinas. Laexencin era, asimismo, total cuando el requeri-miento era de especial inters, como ser: medicinas;tablazones y maderas; libros e imprentas; mqui-nas e instrumentos de ciencias y artes; plvora,armas blancas y de chispa y todo equipo de guerrapara los ejrcitos de la revolucin; por fin, laplata y el oro sellados o en chafalona labrada, en

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    pasta o en barra. En cuanto a los impuestos "de. extraccin" sobre los frutos del pas, eran de tasamoderada, oscilando entre el 4 % y e! 8 % enlos productos ganaderos; pero suba al 12 % parala plata labrada en pia o chafalona, y se fijabaen e! 8 % y e! 10 % para e! oro, segn fueralabrado o sellado; en cambio se otorgaba unafranquicia total a las harinas de! pas y las galletasfabricadas con las mismas.Los criterios de imposicin nica y de libretrnsito por el interior de las provincias confederadas complementan este programa de integracinregional. "Son igualmente libres -dice el Reglamento- de todo derecho, los efectos exportadospara la campaa y pueblos del interior", dondeslo pagaban anualmente $ 30.00 de alcabala laspulperas y tiendas existentes. Respecto de los puertos, satisfechos los derechos pormenorizados en larespectiva planilla, "los buques -escribe Artigaspodrn marchar libremente a sus destinos", conprevencin que los del comercio ingls que "hayanpagado sus derechos en cualquiera de los puertos dela presente confederacin oriental, ya no debernpagar sobre los mismos frutos que introduzcan oextraigan, nuevos derechos en ningn puerto" ;pero si transportan frutos procedentes de provinciasajenas a la Liga Federal, deberan abonar los es-pecificados en el Reglamento "aun cuando hayanpagado los mismos o mayores" en los puertos deorigen.Esta verdadera "unin aduanera", base y fundamento de su integracin econmica, requeraun puerto atlntico: Montevideo. ste era la piezaclave del sistema, la que lo conectaba con el mercado mundial. Pero en este sustancial resorte delsistema, resida, sin embargo, su fragilidad: elpatriciado en la ciudad-puerto, beneficiario de estaprivilegiada condicin de centro econmico de lacuenca platense, sin embargo, en horas de prueba,8

    habra de abandonar la causa artiguista, alarmadopor el radicalismo social y econmico de su programa agrario, entregando la ciudad al intrusopoder extranjero y haciendo que, a partir de esemomento, todo e! sistema entrara en crisis.Captulo sustantivo, sin duda, del programaeconmico y social del artiguismo fue, por lo dems,el "Reglamento de la Provincia Oriental para elfomento de la campaa y seguridad de sus hacendados", promulgado e! 10 de setiembre de 1815.Enraizado en la mejor tradicin del derecho es-paol e indiano, consagratorios de la propiedadterritoi1al concebida como funcin social, e! Reglamento cal hondo en la realidad agraria y deltiempo revolucionario. Todo l se delinea en tornode unos pocos principios rectores: propiedad parala recuperacin pecuaria, "el ms preciado tesorode nuestro pas"; multiplicacin de las unidadesproductivas, sagazmente redimensionadas en leguay media de frent't por dos de fondo -7.500 hectreas- con divisin de las inmensas reas dellatifundio enemigo; ocupacin para la masa dedesharrapados soldados de la hueste revolucionaria,paisanos y gauchos "montaraces", mestizos, indios,zambos y negros libertos, en fin, "criollos pobres",vecinos apremiados por reivindicaciones de pode- .rosos y ajenos seores de las ciudades portuarias ode la Europa ultramarina; exaltacin de aquellos"infelices" que habran de ser "los ms privilegiados" o sea los ms atendidos, acreedores, por sumiseria a redimir, o por su sacrificada adhesin ala causa revolucionaria, a la propiedad sobre tierrasy ganados, sin las zozobras de ttulos cuestionados,pero tambin sin el libertinaje predatorio de losapoderamientos libres. Formacin por e! arraigoa la tierra, el orden familiar y el trabajo, de unaclase media rural, garanta de una relativa estabilidad en el fragoroso crisol de la campaa oriental. Requerimiento, por fin, a la aptitud gregaria

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    del ser humano, procurando que aventara los pla-ceres errabundos del nomadismo gaucho y se in-corporara al "sistema", que era un nucIeamientoen sociedad y no una marginaClon huraa, y ad-viniera as a una nueva, insospechada jerarqua,por efecto de su esfuerzo, como cosecha de su afn.

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    SOCIEDAD Y ECONOMIA EN ELNUEVO ESTADO (1820 -1851)

    LA CISPLATINA y LA GENESISDEL ESTADO PATRICIO

    El ambicioso programa artiguista no podraprevalecer y la poca de la "Cisplatina", con su airede "restauraci" del orden civil y del bienestareconmico, consagrara el afianzaITento de losideales e intereses del patriciado oriental. En efec-to: Montevideo se convertira definitivamente en elpunto centrpeto de todo el comercio exterior -ahora en directa vinculacin con el importante mundomercantil y financiero de Ro, primer "satlite"americano de la City- ahogados por la dominacinlusitana todos los dems puertos del pas y sometidala vida toda de la campaa a las regulaciones deuna administracin confiada a los prohombres delque ya se denominaba, orgullosamente, el "Estado"cisplatino. . .10

    Bajo la prudente rectora de Lecor, el patri-ciado orental, a la par que ejerca las ms im-portantes funciones en la administracin del Es-tado, vera consolidarse la dimensin patrimonialde su seoro con el reconocimiento de lapropiedad de la tierra y de sus ganados, "peligrosamente"cuestionada por el "sedicioso anarquista" Artigas.En cumplimiento de las instrucciones recibidas deJuan VI --en cuya redaccin colaborara el mon-tevideano Nicols Hererra- Lecor, obtenida la pa-cificacin de la Banda con los convenios suscritospor los Cabildos y, sobre todo, a partir del acuerdocon el caudillo Fructuoso Rivera, procedi a reco-nocer la legitimidad de los propietarios de la tierraque se presentaran a deducir sus derechos y aotorgarles amparo en la efectiva ocupacin mate-rial de la ITsma, pero sin expulsar a los llamados"poseedores de buena fe". Con esta solucin de

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    Entrada de Lecor a Montevideo. Con la Cisplatina el patriciado hal la un nuevo marco para su enfoquepoltico y econmico.

    compromiso se procuraba no herir en forma directaa los donatarios artiguistas, ocupantes de tierrasahora reivindicadas, reducindolos, sin embargo,a la condicin de simples poseedores; a partir deesta situacin, poco a poco, stos iran pasando ala condicin de arrendatarios, medianeros, apar-ceros, y finalmente, en caso de desacuerdo totalcon los p r o p i e t ~ r i o s reconocidos, a la de expmsos

    y desalojados, marginados del proceso social,.productivo.A medida que el patriciado se fue sintiendofuerte, dentro del rgimen cisplatino, aument susexigencias y obtuvo, en 1821, ya proclamada launin del Estado Cisplatino a la monarqua cons-titucional del Reino Unido de Portugal, Brasil yAIgarbes, que se convocara a todos los poseedores11

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    para regularizar sus ttulos, con lo que la granmayora de los donatarios artiguistas, reducidos ala condicin. de meros ocupantes, fueron definiti-vamente desconocidos en sus derechos y, en elmejor de los casos, obligados a litigar con los vie-jos propietarios. Pero para todos aqullos, soldadosy oficiales, y hasta comandantes de las miliciasprovinciales al mando de Rivera o Lavalleja, elnico amparo posible a la posesin de terrenos yganados, que no obtenan de los tribunales'inte-grados por los patricios, era el favor y la influenciade tales caudillos; y de ah la creciente consolida-cin de la relacin de dependencia personal, deacusado perfil de "vasallaje", condicin que con-dujo durante mucho tiempo a la historiografatradicional a considerar el fenmeno como expre-sin de un supuesto "feudalismo americano".

    La inestabilidad poltica resultante de la inde-pendencia del Brasil y del fallido intento revolu-cionario de los aos 22 y 23, haban perpetuadoel estatuto de equilibrio entre los propietarios ylos poseedores de la tierra en la Cisplatina. Peroconsolidada la situacin, con el retiro de las fuerzasportuguesas y la emigracin de los orientales com-prometidos en la insurreccin, el patriciado logry obtuvo que se fuera 'dndo satisfaccin a laefectiva posesin de sus tierras reconocidas en pro-piedad, con la expulsin de sus ocupantes o sureduccin al rol de arrendatarios o incluso, depeones . . . Este brusco desplazamiento en la tenen-cia de la tierra obrara de formidable acicate enla adhesin de la campaa a la Cruzada Liberta-dora de 1825; triunfantes las fuerzas republicanas,quedara en grave riesgo el predominio poltico ysocial alcanzado por el patriciado. Sin embargo,la hbil solucin dada por la diplomacia britnicaal pleito oriental -puerto libre y territorio neu-tralizado- permitira a los sectores del patriciado,antes enfrentados por su adhesin al Imperio o12

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    al unitarismo argentino, alcanzar una nueva unanimidad en los cuadros institucionales de la Cartade 1830, con la c u ~ l contrabalancear la autoridady el prestigio populares de los caudillos.LOS COMIENZOS DEL ESTADOOlllENTAL

    Sin definicin precisa de su territorio; segregado de su entorno americano por una combinacinde factores polticos y diplomticos que, siendoajenos al sentimiento y la comprensin de las masaspopularti:s, 'escapaban, asimismo, al dominio delpatriciado triunfante; empobrecido y desangradopor largos aos de guerra, el Estado Oriental,conformado en la Convencin Preliminar de Pazde 1828 y jurdicamente estructurado en la Cartade 1830, iniciaba su existencia poltica, en mediode tales dificultades, bajo la presidencia de Fructuoso Rivera, militar guerrillero de legendarioprestigio y caudillo de la "plebe" campesina, enparadjico contraste con el esquema racional yabstracto del estado censitario y liberal, articuladopor el patriciado.

    A 74.000 habitantes llegaba la poblacin delpas -segn los "Apuntes estadsticos" del Dr.Andrs Lamas- distribuidos entre unos 14.000pobladores del departamento de Montevideo, de losque correspondan 9.000 a la" ciudad, y 60.000a los rd'tantes ocho departamentos en que, porentonces, se divida la Repblica. De acuerdo conla misma fuente, en 1835 la poblacin total erade 128.371 habitantes, con 23.000 para el departamento de Montevideo; pero segn Jos Catal yCodina, en su texto de geografa del Uruguay,la poblacin era ya en 1840 de 200.000 habitantes,y la de la capital y sus suburbios llegaba a los40.000. y el censo de 1843, realizado cuando ibancorridos ocho meses del sitio, arrojaba, pese a la

    emigracin "blanca", la cifra de 31.000 habitantesdentro de trincheras. Lamas, comentando el crecimiento demogrfico de la ciudad, haca notarsu importancia en relacin con Buenos Aires, queteniendo 80.000 habitantes en 1830, haba descendido, a la fecha, a la mitad. Por lo dems, estedescenso en la poblacin urbana .portea reconocesu correlato proporcional en la presencia de "dosy medio argentinos, entre tres americanos, un africano, .quince europeos y opce montevideanos", segn el mismo autor de los "Apuntes estadsticos",en la ciudad sitiada. Y a su vez se reflejara, altrmino de la Guerra Grande, en el descenso depoblacin del Uruguay, al retomar el contingepteunitario a Buenos Aires.Esta ms que duplicacin del pas en el trminode quince aos no era, sin embargo, el resultadode un proceso de crecimiento econmico real sinoel efecto aleatorio de la inmigracin europea. Losinmigrantes, que alcanzaran a los 50.000 en elperodo 1835-1842 -entre ellos 17.500 franceses;12 . 000 italianos; 8.000 canarios y 4. 000 de otrasregiones de Espaa"":'-' eran, por lo dems, la expresin del fenmeno de pauperizacin del campesinado y del artesanado domstico de Europa meridional, retrasada en el proceso de industrializacindel continente. A esta desventura se agregara, aveces, el negociado de quienes concertaban con losgobiernos, seductores planes de -colonizacin que,en definitiva, les arrojaban inermes a las tierrasamericanas mientras los empresarios cobraban lossubsidios que hubieran debido corresponder a losinfelices "colonos" y se hacan cmodamente deamplias extensiones de tierra . . .

    Este crecimiento "patolgico" del nuevo Estado no era debido, por cierto, a la persistenciade una coyuntura desfavorable sino que era estructural, congnito, y radicaba en el trauma histricode su propio o ~ g e n . En efecto: frustrado el pro-

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    LA REPUBLlCA ORIENTALDEL URUGUAY EN 1830

    Lmites departamentales en 1830 . Lmites departamentales creados posteriormente.

    eNTl?/?lOS

    Jurisdicciones administrativas internas de un. Urugua y todava sin fronteras precisas (18301.14

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    grama artiguista de articulacin federal de las comarcas platenses, por la conjura de los patriciadosporteo y fluminense con el inters montevideanode un pas a su medida, y el designio britnico, elresultado fue un Estado "raqutico", enclaustradosobre s mismo, segregado del entorno americanoque era su mercado natural, y sometido inexorablemente, desde entonces, a la malconformacin delcrecimiento "hacia afuera". Por consiguiente, asconstituido, con el dominio social y econmicode una clase principal de propietarios de tierrasy negocios, de mentalidad mercantilista, situada enla lucrativa intermediacin de! comercio exterior,el nuevo Estado estaba condenado a medrar, penosamente, sobre los esculidos recursos que aceptara tributar tan avaricioso patriciado.

    Los derechos de aduana :-que eran del 4 Ca la exportacin y variaban del 5 % al 2 ~ % ala importacin, en la ley de 1833- constituan lafuente de recursos ms importante, seguidos de losimpuestos de patentes de giro, papel sellado, alos abastos de carne y pan y otros, de menor cuanta. Pero el exceso de jefes y oficiales del ejrcitoy las erogaciones extraordinarias provocadas porla guerra civil, al sobrepasar largamente las previsiones presupuestales, generaran desde e! comienzode la administracin republicana sucesivos dficits.Dos fueron, entonces, los arbitrios articuladospara absorber tales dficits: la enajenacin de lastierras pblicas y la contratacin de emprstitos.Por diversas leyes de la administracin Rivera,la tierra pblica y la de los propios, de antigua pertenencia comunal, fueron sucesivamente enajenadas, muy por debajo de su valor real, apenassobre el precio establecido de $ 500 la legua . . .sin que faltara el ensayo -d e inspiracin rivadaviana- de la enfiteusis, que poco o nada servirapara resolver las angustias del erario y contribuiraa complicar el viejo pleito de propietarios ausentis-

    tas y reivindicadores con poseedores de "buena fe"o sin ella, producto de la lucha revolucionaria yde la guerra civil, agraciados por los caudillos conganados e instalados en las tierras de los ausentes. . . o de los adversarios. Por lo dems, segnla Memoria del Ministerio de Hacienda de Oribe,en marzo de 1836 las nicas rentas no enajenadasde antemano eran las de la Aduana de Montevideoy con ellas el gobierno tena que hacer frente alos acreedores por prstamos y anticipos, por unmonto de $ 1: 600. 000 con intereses del 18 %,24 % y 30 ,% anual. Con anterioridad, en marzoy junio de 1835, se haban sancionado leyes porlas cuales se autorizaba al Poder Ejecutivo par.:lconcertar un emprstito por la cantidad necesariapara pagar el capital e intereses de la deuda exigible, fijndose su monto en $ 3: 000.000 con uninters anual del 6 % y garantido por las rentas.y el patrimonio del Estado. Se creaba asimismoun gran Libro de Deudas y Rentas Pblicas quedebera guardarse en el Archivo de la AsambleaGeneral, en cuya sede actuara tambin la Cajade Amortizacin bajo la direccin de una comisinintegrada por un senador como presidente, dosrepresentantes, y dos propietarios: dos comerciantes y dos hacendados, con el ministro de Haciendacomo inspector. Los acontecimientos polticos y lapresin de los capitalistas que anticipaban rentasal Estado, hicieron fracasar el sistema y determinaran su abandono.

    Esta poltica de las primeras administracionesdel Estado oriental, de recurrir al oneroso expediente de los prstamos y anticipos sobre rentaspor capitalistas particulares y a las plizas y ttulosde deuda garantizados hasta con hipoteca de losbienes pblicos, le era impuesta, por 10 dems, porla ya aludida mentalidad mercantilista del patriciado, reacio a admitir toda sustitucin laspiezas de plata y oro amonedadas -d e origen

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    Mercado de Montevideo en 1836.

    espaol o ingls- por papel moneda. E".ta persistelite ilusin "crisohednica" formara tradicin,castigando duramente al consumo popular y retrasando el crecimiento nacional, pero permitiendol la aliga! qLIa terrateniente y portuaria con,-olidar,m ~ o m i n i o y contratar sobre la economa y la ( lJ l i-duccin poltica del pas. De esta manera, tanavariciosa "clase principal" se aseguraba su directae insustituible intermediacin con el mercado ex-terior regido por Inglaterra, que buscaba mantener en las plazas dependientes ei uso del metalpor ella controlado; y tambin (vitaba que la16

    (mISlOn por el Estado de una moneda papel, leimpusiera indirectamente un verdadero emprstitoforzoso, imposible de ser previamente negociadoen su monto e inters.Esta dversin a todo circulante que no fuerade "buena ley", llev a una comisin de capitalistasa ofertar el retiro por compra de las monedas decobre, de origen brasileo e incluso argentino, cuyoexceso las haba desvalorizado, operacin que, aprobada por ley y ya concluida a fines de 1831, rendira un jugoso beneficio a los comisionistas, porel reintegro qne les hizo el Estado de la suma

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    pagada por el cobre, ms reembolsos e inte;:-eses.Esta medida determin el saneamiento monetariobuscado por los grandes propietarios, comerciantesy hacendados, tenedores de oro y plata; pero, asi-wismo, determin una gran escasez de medios depago para los consumidores y el comercio mino-.lista, el cual lleg a emitir privadamente trozos delatqn como moneda fraccionaria. Las jefaturas po-lticas del litoral deban autorizar el uso, por tri-mestres, de los billetes inconvertibles de la Argen-lilla-:-Pof-su - p a r t e ; 1 a ~ d e s de circulante en-tre el alto comercio y los capitalistas habran de serpaliados \,con plizas y documentos de Deuda Pblica utilizados como instrumentos de pago, sobrelOdo para cancelar adeudos impositivos ante el pro-lio Estado emisor. Ms all de la soberana fonualdel nuevo Estado, pues, regan las constantes de larealidad americana en que el pas estaba insertoy las limitaciones de la dependencia respecto delmercado exterior.LA INTEGRACION COMPULSIVA ALMERCADO MUNDIALEl conflicto que la historiografa tradicional hadenominado "Guerra Grande" constituye, en ver-dad, la expresin rioplatense de una peripecia msvasta: la expansin y penetracin en las regionesperifricas a Europa de las potencias industriales

    en busca de materias primas y productos alimen-tarios V de la colocacin de manufacturas. Prota-gonist; de esta expansin haba sido Inglaterra,primera en realizar la Revolucin Industrial. Suconexin con el mercado regional hispanoameri-cano databa ya del siglo XVIII bajo el rgimenborbnico espaol y sus comerciantes y marinosactuaran en f0I111a decisiva, en oportunidad de lagran crisis de 1810, en favor de los sbditos ame-ricanos de Fernando VII y sus ansias de "gobierno

    propio" y "comercio libre" .. P.TO al promediar elsiglo XIX y luego del advenimiento de la monar-qua burguesa de jUlio, Francia iniciara tambinsu expansin, encarando como zona propicia. elRo de la Plata. La ventaja inglesa, derivada de,'su dominio del mar y de los convenios comerciales

    Juan Manuel de' Rosas enfrento la agresividad delos imperios dominantes.

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    suscritos con la Confederacin Argentina, impon-dran a Francia su accin compulsiva.Empero, los comienzos de la radicacin de in-migrantes franceses en el Ro de la Plata habansido fciles y realizados con la complacencia gene-ral de los patriciados criollos, seducidos por el relum-brn de las novedades ideolgicas y de las modasimportadas de la nacin gala. Sin embargo, lacada del patriciado mercantil porteo, que cons-titula el ncleo directivo del partido unitario, y susustitucin por el grupo de hacendados y salade-ristas bonaerenses, acaudillado y representado porJuan Manuel de Rosas, vendra a alterar este pacfi-(;O mundo de relaciones. En efecto: el grupo econ-mico representado por el "Restaurador" no tenauna dependencia necesaria y absoluta con relacin

    a los tradicionales proveedores y clientes inglesesy mucho menos aun respecto de los recin llegadosfranceses. Su mercado exterior eran los consumi-dores del "charque", o sea las poblaciones esclavasde Estados Unidos, Cuba y Brasil. Esto daraocasin a Rosas para erguirse como protector deldesarrollo econmico del que eran indudables pro-pulsores l mismo, sus primos Anchorena y susasociados Terrero, de las industrias derivadas delagro y, naturalmente, de las artesanas de las pro-vincias del interior, dirigidas por caudillos de in-dudable raz popular y federal, mediante la Leyde Aduanas de 1835.

    La elevada tasa del 35 % al 50 % de su valorera impuesta a todas las mercancas competitivasde las de produccin nacional y las exportaciones

    los restos de la Aduano de Oribe. Por all la. "pradera." mantuvo una activa relacin con el exterior.18

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    pagaban un mdico 4 % q'.'e incluso era eliminadopara las manufacturas del pas, las carnes saladasembarcadas en buques nacionales, las harinas, lanas y pieles curtidas; pero los cueros, imprescindibles a la industria extranjera y cuyo proveedor casinico era el Ro de la Plata, deban pagar ochoreales por pieza, lo que equivala, aproximadamente, a un 25 % de su valor. Asimismo, las producciones pecuarias del Uruguay y las de Chile quevinieran por tierra eran libres de derechos, en claraafirmacin de una poltica de firme solidaridadamericana. El proteccionismo de Rosas provocarala indignada reaccin de los librecambistas -eslJccialmente industriales y cotr.f:r:;iantes franceses-que movieron a sus gobiernos a intervenir primerodiplomticamente y luego por medio del bloqw:onaval.

    Montevideo, la vieja rival de Buenos Aires, )estimulada ahora en sus recelos por la presenciade un a calificada emigracin unitaria portea yde una numerosa colonia francesa, vendra,

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    Puerto de Montevideo durante el Sitio. Base de operaciones de las escuadras imperiales.

    toda una estrategia, tendiente a consolidar la re-lacin perpetua de dependencia con los proveedoresy dientes ingleses y franceses - luego con el Bra-s i l - que le garantizara su posicin de privilegioen el comercio de trnsito del Ro de la Plata.En la segunda -productora, criolla, tradicionalen vez, fueron los patricios "blancos" de mentali-dad industriosa, principalmente saladeristas, los in-trpretes de una poltica "nacionalista", reacia ala dependencia externa, en vista de una solidari-dad americana, que respimda adecuadamente ala ubicacin de sus mercados de exportacin -Bra-20

    sil y Cuba- y al estilo vital de los jinetes de laancha pradera rioplatense y sudatlntica. Pero elenlace de los intereses de Gran Bretaa con elexpansionismo del Brasil imperial y la avidez es-peculativa del alto comercio montevideano, msla defeccin de los hombres del litoral, determina-ran la inexorable derrta de la pradera oriental,imposibilitada de subsistir al cerrrsele en ambasfronteras - l a del litoral argentino y la del Brasilel "mercado alterno" con que hasta entonces ha-ba resistido el cerco extranjero y la prdida delos muelles montevideanos.

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    EL ANTIGUO ORDEN Y ELNUEVO ESTILO (1851 -1868)

    LA SOCIEDAD TRADICIONAL Y LOSNUEVOS GRUPOSConcluidos los "tiempos revueltos" de la Guerra Grande, con el retorno a su tierra y al poderpoltico del patriciado mercantil porteo, y con lanueva concordia del patriciado oriental, bajo elsigno de una paz "sin vencidos ni vencedores",

    quedaba, a la vez, consagrado el objetivo britnicode la libre navegacin del Plata y de sus grandesafluentes. En el perodo que entonces comienza ysiguiendo los rumbos ya tradicionales del comercioeuropeo en la adquisicin de alimentos y materiasprimas y de colocacin de sus manufacturas -quepor entonces slo resiste todava el Paraguay delos Lpez- se produjo un intenso movimientomigratorio que, de hecho, vendra a crear verdaderas "colonias" extranjeras en el seno de lascomunidades platenses, aumentando as, de este mo-

    do, la "agregacin" y dependencia al mercado mundial de hegemona inglesa.En el Uruguay la importancia de este crecimiento migratorio est dada por las cifras de poblacinque, de acuerdo con el segundo Censo Generalpracticado en 1860, era de 229.400 habitantes,pasando a ser, en 1868, de 384.529, segn estimacin del prolijo estadgrafo Adolfo Vaillant. Pero

    lo ms significativo de las cifras expuestas radicaen la. relacin entre orientales y extranjeros, quesiendo para estos ltimos del 35 % en 1860, so-brepasa el 40 % en 1868; y se concentra preferentemente en Montevideo, donde alcanza a ser el 48 0/0de la poblacin total. Resulta ilustrativo sealarque, mientras la tasa aeumulativa media de crecimiento entre 1829 y 1852 fue de 2,5 % anual,entre 1852 y 1868 fue de 6,9 0/0. .Este abigarrado aluvin inmigratorio recaerasobre una sociedad en la que habran de coexistir,

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    durante largo tiempo, todava, la estructura tradicional del pas criollo y las formas de vida ysistema de valores caractersticos del mundo burgus capitalista del siglo XIX, de que eran portadores los recin llegados. La llamada "modernizacin", pues, no sera el resultado de un desarrolloderivado del propio seno y raz de la economa ycultura originarias de nuestro pas, sino -comoen toda Iberoamrica- una nueva fase del yasealado crecimento "hacia afuera" y de la dependencia de los centros dinmicos europeos.

    A la estructura tradicional pertenece el grupodirigente: el patriciado, asentado todava en sucomplejo patrimonial terrateniente y mercantil, pero de ms en ms c0mprometido en la mprobatarea de "amoldar" el l,as a los textos de la Cartade 1830 y alienado intelectualmente por el romanticismo liberal importado. Tambin a ella corresponde, en su gran mayora, la poblacin m r a ~ elehacendados rsticos, residentes en sus campos, amenudo sin titular, abiertos y sin lindes definidos,abroquelados en las viejas azoteas y modestos rancheros, habidos por sus abuelos y padres u obtenidas como premio a su elevacin y militancia c-vica por la merced ele un gran caudillo nacional;los agregados y sus familias, asociados en ::.nediane-ras y aparceras diversas, al amparo del lanzamientojudicial promovido por la reivindicacin de antiguospropietarios y la oleada de especulacin en tierrasde los nuevos hombres de negocios extranjeros,incubados en el clima de la factora portuariadel Montevideo de "la Defensa"; los paisanos, enfin, los "hombres sueltos", de hbitos gauchescos,los de "mil oficios", changador, tropero, domador,pen, al que el llamado de la hueste revolucionaria,tanto como las formas modernas de la nueva estan-cia, iran haciendo desaparecer, por la muerte,o por efecto de esa dramtica "excomunin civil"del "matreraje".22

    El gaucho de los "mil olicios" .

    El contingente extranjero, a su vez, portadordel "nuevo estilo" empresarial, ir destacandoalgunas figuras que, como los Lafone, Cibils,Duplessis. Tomkinson, Mac Entyre, Hughes, IviacEachen, Young, Jackson, Stirling, se constituyen, por el exitoso ritmo y amplitud de sus negocios, en estimulantes ejemplos para el comerciomontevideano, sacudiendo sus hbitos conservadores apenas aligerados por la breve experienciadel perodo cisplatino, donde aqullos habaniniciado sus giros y echado las bases de sus fortunas. Pronto se incorporaron a la actividad dela plaza como prestamistas, importadores y barraqueros, y a la del agro como estancieros y saladeristas, constituyndose, en este ltimo, en pionerosde la ganadera ovina y del mestizaje .vaomo.El cuadro de la inmigracin habra de completarse, sin embargo, con otras ms opacas perspectivas, de conglomerados humanos que ejercen

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    humildes tareas o recorren las villas y los muelles,"marginales sin oficio -expresa bien Juan Antonio ddone- a los que se suman publicistasliberales, emigrados carbonarios, seguidos de aquella corte famlica de msicos ambulantes, limpiabotas, ciegos, invlidos y mendigos" que contribuyena caracterizar el color cosmopolita de ambas capitales del Plata. Engrosara este contingente detan variada condicin "la suerte de las armas garibaldinas -aade el mismo autor-, al provocara fines de 1867 el licenciamiento y exilio de miliciasenteras." "De rpida asimilacin, este inquietoelemento se repartir preferentemente en filas delejrcito o en las faenas de la chacra.o el cabotaje,proliferando en conventillos y chiribitiles del p u e r t o ~el Cordn o las cercanas del Mercado."

    EL NUEVO CAPITALLa creciente compenetracin de los noveles empresarios con la sociedad tradicional se ira manifestando por su asociacin con la "lite" del patriciado en los negocios urbanos de la banca y delcomercio y, tambin, en los rurales de la estancia

    y del saladero; por las uniones matrimoniales condamas de antigua estirpe criolla - J ackson conClara Errazquin, Lafone con Mara Quevedo,Cibils con Plcida Buxareo- y por la contratacinde sus letrados ms distinguidos, como asesores desus bancos y empresas. Empero, el proceso de lasrelaciones crecientes entre los ncleos sociales delantiguo orden tradicional y del nuevo estilo empresarial reconocer, hasta fines del siglo, el cumplimiento de ciertas interdicciones y pautas deconducta impuestas por el patriciado. En primerlugar, los extranjeros son raramente admitidos enla direccin poltica; en segundo trmino, slo.

    participan en actividades profesionales tales comola ingeniera y la arquitectura, para las cuales noestaba estructurada (o demorara en estarlo) laUniversidad doctoral; en tercer lugar, se les exigeadecuacin al estilo tradicional: es prcticamenteindispensable la posesin de tierras y ganados comofundamento de radicacin en la vida social delpas y una solidez y seriedad en la actividad mercantil gue respalde, con el prestigio del crdito yla fortuna, la resonancia de su nombre . . .

    Pero, a su vez, los noveles empresarios aportana los crculos patricios una nueva mentalidad, msvida de lucro y audacia especulativa, que encuentra en el comn denominador de la ideologa liberalsu mejor justificacin y estmulo. Ese "liberalismo",sustentador del libre cambio y de la libre empresa,trascender, incluso, a los programas que, por entonces, redactan los partidarios de la llamada"poltica de fusin" y se infiltra, con su poderosoaliento "modernizador", hasta en las respuestas quelos sectores doctoral y caudillesco de los bandostradicionales formulan al desafo fusionista de"olvido de las divisas". . . y discretamente asociados, al pie de los manifiestos, con los nombres de losms conspicuos pro-hombres del doctoralismo patricio, aparecen los de quienes figuran en el nuevoestilo empresarial.

    No puede sorprender, entonces, que, naturalmente, las primeras formas de acumulacin decapital en nuestro pas se den siguiendo los caucesabiertos por la iniciativa y el oportunismo de losms audaces integrantes del grupo empresarial:los prstamos al estado y el negociado con laDeuda Pblica; la instalacin de bancos, estrechamente vinculada a la primera actividad; y, .desdeluego, la explotacin pecuaria y el comercio ex-terior.

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    LA ACUMULACION CAPITALISTA- POR MEDIO DE LA DEUDA PUBLICADesde los comienzos mismos de la administracin republicana, y valindose de la crnica angustiadel Erario, varios capitalistas -Lafone, Hocquart,Errazquin, Ramn Massini,Antonio Montero,Agustn de Castro, entre los extranjeros, y Lucas Obes,

    Jos Ellauri, Juan Mara Prez, Jorge y RaJ;Ilnde las Carreras, Francisco Joaqun Muoz, AntonioDaz y el Dr. Manuel Herrera y Obes, entre lospatricio&- se constituyen en prestamistas del es-tado. Los ms clebres y ms hbiles en el usufructo de las utilidades obtenidas en estos anticiposal Erario habran de ser los miembros de la sociedadconstituida en 1848 para suministrar fondos algobierno de "la Defensa" con la garanta de lasrentas de aduana. Sus miembros, en mayora extranjeros -Duplessis, Weill, Antonini- se haran

    La expresin del nuevo estilo empresarial: barraca y muelles de Samuel Lafone (1848).

    notorios por su intrepidez financiera y su c a p a c i d ~ dpara coaccionar a los gobiernos mediante la gestinde las embajadas y la presencia de las escuadrasde guerra, cuyas marineras apoyaran en tierrala concesin de servicios especiales de amortizacinpara sus deudas . . .A partir de la administracin Gir se establecera un sistema de regulacin de la Deuda Pblicaque habra de continuar, sin variantes, hasta finesdel siglo. El mismo supona el llamado de todoslos acreedores del estado -representado, en cadacaso, por una "Junta de Crdito Pblico"- paraproceder de acuerdo con el siguiente mtodo:"a) el reconocimiento de la legitimidad de ladeuda; b) Sil clasificacin, o sea el orden de prelacin de cada crdito; c) creacin del plan deconsolidacin, o sea su transformacin en nuevosttulos de deuda con fondo amortizante; d) en casode que las rentas normales no proporcionen el capi-

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    EVOLUCION DE LA DEUDA PUBLICA D U R A ~ EEL SIGLO XIX

    tal suficiente, contratacin de un emprstito a largoplazo que proporcione el capital para la amortizacin de la deuda consolidada, de modo tal que ellargo plazo permita aminorar las partidas anualesdel servicio de la Deuda", segn explicita la clararesea de Julio C. Rodrguez.No todos los acreedores del estado, sin embargo,seguiran el sistema general de reconocimiento yclasificacin de sus crditos que queda descrito.En tal sentido cabe mencionar el reclamo presentadoal gobierno de Berro por un grupo importante dericos comerciantes y hacendados -ingleses y franceses radicados en el pas- por ms de $ 3: 000.000y que dio lugar a la emisin de ttulos de la llamada "Deuda Franco-Inglesa". Pese a la importante gestin cumplida por el riograndense Joslrineo Evangelista de Souza, Vizconde de Mau,a travs de su ban

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    Monulm!nto a al insigne brasi-leo amigo de los orientales, propulsor del progresoen Amrica."26

    lercado interno, acostumbraban elmtlr v a l e . ~ COlifirmas, que eran de general aceptacin por elcomercio minorista y el pblico, en virtud de lacerteza de su convertibilidad. A su vez, se habanmostrado muy atentos ante toda emisin por elestado de papeles pblicos, tales como los valesde Tesorera, temerosos de que, pr este medio,pudieran ser desplazados de la privilegiada situacinde ser, de hecho, los nicos detentadores del cr-dito y el manejo de la ' moneda en plaza. De ahsu permanente y vida toma de dichos papelespblicos, en sucesivas bajas de cotizacin, y suutilizacin en los pagos al estado, que as vearevertir a sus arcas, depreciados, los propios papelesque haba emitido para solucionar sus apremiosy obtener crdito. Esta estrategia de riguroso "ase-dio financiero" al estado, de parte de la que yacomenzaba a ser una fuerte oligarqua, se com-pletara por los citados prstamos y anticipos defondos al Erario, garantizadc.

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    el derecho de todos los particulares a fundar bances"autorizados a emitir billetes de acuerdo con lasrespectiva.., reglamentaciones.En definitiva, se sancionara la ley de 15 dejulio de 1854, por la que se autorizaba al Poder

    Ejecutivo p"ra promover la fundacin de un "Banco Nacional" de descuentos y depsitos y paraemitir billetes convertibles hasta el duplo de! capital.Fernando Menck y Carlos Navia presentaron, entonces, sendos proyectos de bancos, que, empero, nollegaran a cristalizar.La actividad bancaria, sin embargo, se vena

    cumpliendo en forma habitual por la agencia es-tablecida cn Montevideo en 1850 por el citadoBarn de Mau, para administrar los subsidios queeste verdadero pionero de las finanzas ibero-americanas haba proporcionado al gobierno de '"laDefensa"" fondos que luego se consolidaran t:nel respecrivo tratado de 1851. Por entonces lapersonalidad de Mau --prcticamente condenadosin apelacin por una historiografa escrita ba jola presin tradicional de quienes fueron en su horasus ms enconados adversarios-- se proyectaba enBrasil corno una potencia creadora de las ms importantes realizaciones del naciente capital nacional:organizaba cornpaas navieras, con barcos a vapor,para e! trfico del Amazonas: creaba compaa,de servicios pblicos, proporcionando agua potabley alumbrado a gas a Ro de Janeiro: impulsabala explotacin del hierro y ]a industria siderrgicacon la fundicin de Punta Arenas, y fundaba lasprimeras lneas frreas. Su actividad en el Ro dela Plata correspondera a su proyecto, largamenteacariciado, de unir e! comercio de la cuenca conel Atlntico, por medio de vas frreas que iran,a travs de planicies y sertones, de Vassouras alParaguay y de Paranagu a Bolivia.

    Este generoso programa de Mau - e l de integrar por e! transporte y la.., comunicaciones la

    1857: la economa bancaria se introduce en elUruguay. Sede del Banco Mau.cuenca platense con el litoral brasileo de Amricade! Sur y de desarrollar su economa por medio"de la industria de! hierro, madre de las dems"reconoce su origen en la honda huella que dejaraen su espritu la visin de Inglaterra en la etapade su ascenso industrial y la filosofa social delconde de Saint-Simon, fundada en la "moral "in-dustrial", que c o n s i d e ~ a b a e! derecho de" propiedadcomo una funcin dinmica de la sociedad e impona a los propietarios el deber de crear trabajo

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    Casa de don Carlos Novia, primera sede del BancoComercial.

    y llevar la produccin al ms alto nivel. Esta repre....;entaran un valor mnimo de una onza de orosingular experiencia de Mau constituye--ra:-razh -seilacio; la falta de convertibilidad de dichos billetesde ser de su "originalidad" en medio de aquella importara la inmediata suspensin de las operacio"lite" doctoral de su tiempo, fervorosa y romnti- nes y la liquidacin del banco.camente adscripta al "liberalismo", y, por ende, des- Mau habra de otorgar a su banco la funcinguarnecida e i n ~ frente al aluvin expansionista esencial de un instituto de fomento. econmico,de la gran potencia imperial de la poca: Ingla- apartndose tambin en este aspecto dd liberalismoterra. No es de extraar, pues, que el nombre de de su tiempo que afirmaba, siguiendo las ideas detan "extico" personaje pasara a la historia tra- Michel Chevalier, la absoluta libertad bancaria ydicional con el baldn de "oportunista" y "especu- la libre competencia de los bancos de emisin. Mslador" con que todava se le recuerda. . . que el tradicional sistema de recibir depsitos deEl 2 de julio de 1857 y bajo los auspicios del Dr. capital a un 3 %0 4 % y prestarlo al 8 :% oAndrs Lamas, era autorizado legislativamente el 9 %, ganando la diferencia una vez deducidos losfuncionamiento del BancoMau, con un capital ini- gastos, Mau impulsaba la poltica del crdito decial de $ 1:200.000 que podra ser ampliado hasta habilitacin industrial y de los negocios, afirmando,$ 6: 000.000; se le otorgaba la facultad de emitir en sus instrucciones a la gerencia, que si la em-billetes hasta triple del fondo efectivo del banco, presa es clara"- haba que s ~ s t e n e r l a de firme, sus-los que seran pagaderos a la vista siempre que cribiendo si es necesario todo el capital; si es peli-

    grosa o dudosa en su xito, pero el propsito esbueno, hay que poner siempre algo". " Pero estonicamente era posible mientras lograra mantener-la confianza en la emisin de billetes de su banco,en un medio decididamente contrario a apartarsede la moneda metlica detentada por los gruposdominantes. de directa vinculacin con el comercioexterior regido por Inglaterra. .Asimismo vendraa cumplir la funcin de un verdadero Banco delEstado, como agente financiero de la Deuda Pblica y por el anticipo de. fondos al Erario, encucnta corriente.Con un criterio totalmente distinto, y siguiendola" directivas de la escuela escocesa, el grupo decapitalistas que constituan ia llamada "Sociedadde' Cambios': obtendra, el 23 de julio de 1857,la respectiva autorizacin legislativa para establecerun banco de emisin, depsitos y descuentos, conUIl capital inicial de $ 600.000 que podra elevarsehasta $ 2: 000.000; la emisin no podra excederdel duplo del capital efectivo; los billetes deban

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    Un sistema de emisin sin control del .Estado. Uno de los primeros billetes det Banco Comercial.

    ser cvnvertibles "a la vista" o, en su defecto, seentsar:a en liquidacin. Con el nombre de "BancoComercial" el establecimiento abri sus puertas alpblico el 15 de octubre de dicho ao, con unprimer directorio integrado por Pablo Duplessis,Pedro Senz de Zumarn, Carlos Navia, JuanQuevedo (en representacin de Samuel F. Lafone),Lucas Fernndez (en representacin de la firmaCruzet y Fernndez) y Toms Tomkinson.Las emisiones de estos primeros institutos ban-carios iran p r o g r e s i v a ~ e n t e dando satisfaccin a

    la demanda de circulante de la plaza. Pero, sinembargo, reinaba una gran confusin y anarquaen materia monetaria. "No obstante las leyes dicta-das sobre acuacin de moneda y especialmentela que estableci normas para la creacin de unrgimen monetario promulgada durante la GuerraGrande, careca el. pas de un signo de cambiopropio", afirma Montero Bustamante. "Si biense mantena la tradicin espaola y portuguesaque impona el uso del peso fuerte y el patacn,circulaban toda clase de monedas metlicas, una

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    1862: el Estado define la unidad monetaria nacional.

    gran parte de ellas acuadas en plata feble, piezasque, desde aos atrs, venan desalojando delmercado la moneda sana".La ley del 23 de junio de 1862 establecerapor primera vez un rgimen monetario nacionalbimetalista, fijando, como nicas unidades monetarias con poder liberatorio ilimitado, el peso de plata

    y el dobln de oro. El primero con 25 grs. 480miligramos y fino de 917 milsimos, se divida en100 centsimos y reemplazara en la contabilidadal peso antiguo llamado "corriente", de 800 centsimos o reis. El segundo, con 16 grs. 970 miligramos e igual fino, tendra el valor de diez pesosplata. La'moneda de plata se acuara en piezas de5, 10, 20 y 50 centsimos y de un peso; y las deoro en piezas de un cuarto de dobln, de mediodobln y de un dobln. Para las fracciones menoresse acuaran monedas de bronce. Mientras no se30

    acuara la'moneda nacional, seguman circulandolas monedas extranjeras por su valor corriente: elpeso de plata espaol y la pieza brasilea de 2.000reis se recibiran por un peso; la libra esterlinapor $ 4,70 Y el dlar norteamericano por $ 0,96.Bajo el gobierno provisorio del general Venancio Flores se dict el importante decreto-ley del 23de marzo de 1865, con carcter de reglamento orgnico de bancos, cuya redaccin fue de TomsVillalba, por entonces Contador General y Comisario de Bancos. Por el mismo se autorizaba elestablecimiento de bancos de emisin, depsitos ydescuentes, cuyos estatutos deberan ser aprobadospor el Poder Ejecutivo; los billetes emitidos, alportador y a la vista, seran pagaderos en oro se-llado por un valor mnimo de $ 10, admitindosebilletes fraccionarios hasta de 20 centsimos; lafalta de pago de un solo billete importara la liqui-

    dacin del banco y no podran errutlfSe por canti abundancia de ganados criollos y rsticos, exten

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    dad superior el triple del capital efectivo; la autorizacin de funcionamiento sera por 20 aosrenovables por perodos iguales; la contabilidadsera uniforme y en espaol. El gobierno no podraen tiempo alguno, y por causa de inters propioy de circunstancias polticas, imponer emprstitos alos bancos; y en sus contratos con dichas instituciones, sera considerado como un particular m ~ .El gobierno designara Comisarios para la inspeccin y vigilancia de los bancos, que quedaban sujetos a la legislacin de la repblica.

    Al amparo de esta ley se establecera el primerbanco extranjero, "de Londres y Ro de la Plata",al que se agregaran luego otros y las llamadas"casas de crdito" -prefiguracin de las futuras"financieras"- de Legrand, Estvez, Hoffman, etc.La fuerte competencia y la inflacin del crditoy de los medios de pago a que' dio lugar esta 'proliferacin de bancos, se veran e s t i m u l a d a ~ por elexcepcional movimiento de Montevideo como .plazade abastecimiento de las fuerzas brasileas y delos batallones orientales con que Flores debi sumarse al emperador y a Mitre en la guerra contrael Paraguay.LA NUEVA EMPRESA RURAL

    En el curso de este perodo la fisonoma de la.campaa oriental se expresara a travs de Jos grandes mbitos y formas de vida econmica que yahan sido sealados: el tradicional y el del nuevo es-tilo empresarial.

    El primero, el de la estancia antigua, el de la"edad del cuero", con su mano de obra de "peonesgauchos" o negros conchabados por plazos de 20 yhasta 30 aos, semi-esclavos, y la clientela andariegade "agregados", domadores y ocasionales allegados,hueste primaria del seoro patronal, autrquica por

    dido en todo el norte del territorio de la repblica,e imbricado en el vecino Ro Grande, que constitua, por lo dems, su mercado habitual.El segundo, el de la nueva estancia, con vacunos mestizos, nuevas razas ovinas y en explotacincreciente de la lana, con capataces, puesteros ypeones asalariados, a menudo "gringos"--italianosy vascos-, administrada con criterio contable porpatrones integrados al mundo de los negocios mercantiles y bancarios de la ciudad-puerto, ligadoscada vez ms a las estirpes patricias ganadas por elnuevo espritu, extendido en el sur y el litoral oestedel pas, sobre tierras de ricas praderas. Entre losintrpretes de este nuevo estilo empresarial se destacan los nombres de algunos pioneros, principalmente de ingleses y franceses criadores de ovinos:Benjamn Poucel, Perfecto Giot, los hermanosRicardo y Carlos Wendelstadt, los hermanos Drabble, y los poderosos hacendados Juan D. y PedroJacbon, Carlos y Roberto Young, Antonio yTeodoro Prange, Diego Mac Entyre, los Stirling,a los que pronto se asocian distinguidos miembrosdel mundo montevideano de los negocios, comoFrancisco A. Gmez, doctores Jaime E s t r z u l a ~y Vicente Fidel Lpez y Jaime Cibils, fundadoresen 1863 de la Sociedad "Merinos de Tacuar",poseedora de 42.000 h". Y con un capital de$ 250.000.

    Dos sern los rasgos fundamentales de la economa rural de entonces: la crisis y recuperacindel saladero y el vigoroso ascenso del ovino.Los saladeros, que luego del colapso impuestopor la Guerra Grande haban reiniciado su actividadcon ritmo creciente, contribuiran, con el volumende su demanda y el estmulo del aumento delprecio internacional de los cueros vacunos, hastael ao cspide de 1857, a una rpida recuperacindel "stock" bovino, que pa" de 2,5 millones de31

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    La nueva empresa rurat.

    bezas en 1852 a casi 8, en 1862. A partir deentonces la restriccin operada en los mercadoshabituales del tasajo -Cuba y Brasil, .afectados ensu economa azucarera y cafetalera por la Guerrade Secesin norteamericana (1861-1865) - y laconsecuente cada de precios, de $ 7,00 el quintal,en 1858, a 2,25 en 1862, coincidente con la bajaen los cueros, de $ 9,00 la unidad en 1857 a$ 4,00 en 1862, determinaran la asociacin delos saladeristas con sus tradicionales rivales, losestancieros, para la defensa de sus intereses, afectados ahora de igual manera por las nuevas condiciones del mercado exterior.

    Dara expresin a este frente econmico el"Club N

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    ricana que constituan la dieta habitual del obreroingls. Pero ya las circunstancias eran otras: Cubay Brasil -concluido el conflictb norteamericano-haban reiniciado suS compras de tasajo; y laslanas iban encontrando cada vez mayor acogida enlos mercados europeos.Entre tanto, la demanda inglesa, y tambin lafrancesa, de las lanas del Uruguay, se incrementabahasta alcanzar en 1867, en la Exposicin Universalde Pars, siete medallas de bronce, destacndoselas de procedencia argentina por su mayor "elasticidad, consistencia y firmeza de la hebra" al decirdel experto Domirigo Ordoona. Esto responda,fundamentalmente, a que las industrias lanerasinglesas iban culminando el pasaje,. iniciado en ladcada de 184;0, de la utilizaci,n de la lana nacional a 1

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    EL ESTADO "NACIONAL" (1868-1886)

    ESPECULACION y CRISIS: "ORISTAS"y "CURSISTAS"El 19 de febrero de 1868, mientra.s los caonesde la flota de ~ e r r a del Brasil imperial forzaban

    ! fa heroica . i s t e r i c i a p a ~ a g u a y a : . Humait,_. Montevdeocaan asesinados,bajo; el pual annirn..o, Venancio., Flores .. y Bernardo .. Berro. Esta, jOnlada'trgica marcaba el comienzo del fn de la9uerra del ~ a r a g u a y . y la, consecuente segregacinde las;comarcas'del Plata, a la vez que la declinaci6r' 'de laeuforla' s p e c q ! a t i . v a ~ que el c o ~ f l i c ~ oblico . p r o v ~ a r a en el emporio I I 1 o r l t e v i q ~ 9 : " ,Alasumir la presidencia de la repblica el 1 r , . ~ e .marzo de 1868, el Gral. Lorenzo Batlleencontraoa"un pas conVulsionado por crecientes t e n s i O I ~ e s . so-ciales y econmiCas, al que los crculs mercantilesfinaucieros, .... l a c i u d a g ~ p q ~ ~ q , c ( ) n d i c i q ~ b < m ,cada'vez ms, a la ler de su intermediacin y de-34

    pendencia con el mercado exterior, regido por Inglaterra.Por entonces se viva bajo el rgimen monetariodel "curso forzoso" que, decretado por primera vez.el 7. de.enero de 1865, se haba,vuelto aimp1antar'. con motivo delosefectos provocados en nuestra pla-za por la llamada "crisis del Viernes Negrd' de mayode 1866 y' regira, nuevamente, hasta. el" 1Q dejunio de 186'8. Frente al ya Pcrxim() retorpo al. rgimen de libre convertibilidad se plante, epton-:ces, el e n f r e n , ~ e n t o de dqg tendencias. qu.e expre:'saban:, 'respectiVamente, la posici8n.oojetiva ~ dosgrupOs e6nrricas'i . l o s ~ ' O : l s t a s ' y los "".(:ursistas"..En el primer bando se aliriebantoclos ~ C J . u e I I o sque tenan 'acesoal oro, por su vinculacin directao indirecta al comerci() e x ~ e r i o r y cuyas ,utilidadeseran atesoradas en moneda metlica de acuacinextranjera .,-libras,. francos,. .etc..,-..En .estaJqnna,por lo dems, se situabF en clara " i n d e p e n d e ~ c i a "

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    Edificio de la Compaa del Gas, obligada a instal arse en lo costa en 1859. La empresa fue adquiridaen 1868 por el "grupo Mau".del estado para sus operaciones de cancelacin deadeudos y, sobre todo, como acreedores del mismo,en su carcter de tenedores de la deuda pblica,cuyos papeles constantemente depreciados preferanutilizar como medios de pago --como se ha diche-- antes que admitir el "emprstito forzoso"de un billete inconvertible de emisin estatal. Ganaderos y saladeristas, asociados al gran comerciourbano de acopiadores y barraqueros; comerciantesexportadores e importadores y banqueros financiadores de estos ltimos, como los del Banco Comercial y de Londres, eran los intrpretes de estaconcepcin monetarista que ligaba indisolublementeel destino de toda la economa del pas a las exigencias y fluctuaciones del mercado exterior, conformando una verdadera "factora" de crecimientoinducido hacia afuera. Era el ncleo "colonialista"y "pro-imperial" britnico, por excelencia, en razn de su posicin social objetiva y tambin por

    gusto personal y alienacin intelectual "liberal" ,como el catedrtico de Economa Dr. Pedro Bustamante y el director de "El Siglo", Dr. JosPedro Ramrez.En el segundo, coincidan productores ruralesde escasa e intermitente relacin con la ciudadpuerto; los comerciantes del interior, reducidos almbito del circulante de sus localidades; los pe-

    queos artesanosyel ncleo de asalariados; y, engeneral, los consumidores, atemorizados por la prdida de validez de los billetes de que eran tenedores,por quiebra del banco emisor en momentos de lavuelta a la convertibilidad.Esta aspiracin a la vigencia de un billete"nacional", respaldado por el estado, como medidade valor efectiva de los bienes y servicios, al noser considerada por las autoridades, trajo aparejado, con el cese de operaciones del Banco Mau,el propio da fijado para la apertura de la conver-

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    51On, y pocos das despus, del Montevideano, del Pero la resistencia del poderoso grupo "orista" a

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    Italiano. y del Navia, una verdadera catstrofep a ~ a los tenedores de sus billetes, que reaccionaronviolentamente ante lo que conceptuaban un despojo. Mximo Prez primero, Gregorio Surez yFrancisco Caraballo ms tarde,. estancieros delorden tradicional, caudillos populistas del coloradismo, adictos a la memoria de Flores, rompencon el general BatUe, nis afecto al ala doctoraly empresista de ese partido y luchan revolucionariamente por la vigencia del "curso forzoso".

    Los acontecimientos de la crisis bancaria vendran, aS, a coincidir con la conmocin polticaa la que no era ajena la inquietud social de lostenedores de billetes de los bancos en derre, comolos comerciantes de Mercedes, limitados en sus operaciones al mercado local y por ende preocupadospor el sostenimiento del curso legal de los billetes en

    c i r c u l a ~ i n , privados de valor por las circunstanciasde notoriedad. La presin de estos hechos obligaraal Gral. BatlIe a cambiar su ministerio "arista" y aconfinnar la inconvertibilidad de .los billetes encurso por 20 meses, con la garanta del estado.De esta manera era reconocida la razn de losdefensores del "curso forzoso", mientras, simultneamente, se robusteca el sector popular del coloradismo, de tradicin "florista", denominado despectivamente por los "doctores", como "candomberos'.'. No deja, pues, de tener profundas raceshistricas la identificacin de los que por entoncescomenzaran a llamarse a s mismoS "principistas"con el "orismo" y la libre conversin; y la de los"candomberos", con el "curso forzoso".

    La presin de las .circunstancias polticas y econmicas del ao 70 - l a "Revolucin de las Lanzas"y la cada de las exportaciones, .con el consiguientedrenaje de metlico-,-llevaron al gobierno a propiciar sucesivas.emisiones de billetes por la ComisinFiscal creada en la ley del 7 de julio de 1869.36

    reconocer dichos billetes por su entero valor escrito, llevndolos continuamente a su depreciacin enlas transacciones y pagos, obligara al gobierno delGral. BatUe a recurrir al emprstito exterior, previsto en la ya citada ley de julio de 1869,paratraer metlico con qu poder retirar de circulacinls billetes depreciados y hacer frente a sus obligaiones con los impacientes acreedores de plaza.EL FRACASO DEL "PRINCIPISMO"y LA EXPERIENCIA"INTERVENCIONISTA" EN LA CRISIS

    El ao 70 seala en el proceso histrico del Rode la Plata un hito relevante en el enfrentamientode las comunidades americanas del interior -desdeel Paraguay a la pradera oriental- y los sectoresdominantes de las ciudades-puertos de Buenos Aires,Montevideo y Ro de Janeiro, plazas intermediariasde la hegemona britnica en el mercado mundial.En' nombre del libre-cambio, de la "liberta.d decomercio" y hasta de la "civilizacin", se abre elParaguay a la penetracin de la manufactura yde los capitales ingleses, levantndose sobre' la inmolacin de Francisco Solano Lpez en Cerro Cor,el 19 de marzo de 1870, la arquitectura del "estado" liberal paraguayo; con la. derrota de lahuestes nacionalistas V federales de Felipe Varelay de Lpez Jordn, crean las condiciones i n d i s ~pensables para la definitiva absorcin argentina porBuenos Aires; y con la Paz de Abril de 1872, enel Uruguay, Montevideo predispone el engarce delpas a su puerto, pactando, transitoriamente, conel mundo de la pradera an indoblegable, porcontar (para resistir a la succin portuaria) -conel "mercado alterno" de la frontera abierta con elRo Grande . . .

    Coincidente con el comienzo de la administra:" tidad de $ 3: 000.000; dichos billetes seran cancin Ellauri fue la llegada al pas de los fondos vertibles siempre que fueran presentados en canti..

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    'procedentes del emprstito uruguayo de 1871 que, dad no menor de $ 4,70, es decir, la par de launid"o al clima de reconciliacin y optimismo gc- libra esterlina, y seran los nicos admitidos en lasnerado por la Paz de Abril, determinaron un breve oficinas recaudadoras. "'Esta disposicin sera comperodo de recuperacin econmica. Empero, se pletada por la ley de 27 de marzo, que suspendatrataba de una distensin pasajera. A mediados de el servicio ae diversas deudas pblicas y. ordenaba1874 se empezaron a sentir los efectos de la crisis su conversin en papel moneda, con carcter dedesatada a fines del ao anterior en Estados Uni- "curso forzoso en toda la repblica" y por valoresdos -negociado ferroviario de la "Northern Paci- de uno, dos, cinco y diez doblones, hasta la extincionfic" y quiebra de bancos- y sus repercusiones en de las deudas. Poco despus era suspendida laEuropa y, particularmente, en Londres. Esta coyun- conversin a oro de los billetes nacionalizados detura determinara el fracaso de la contratacin de 1869, que podran ser cap.jeados por los de laun nuevo emprstito sobre la City; una cada ge- nueva emisin de la Junta de Crdito Pblico.neral de los valores emitidos sobre tierras; la escasez Nuevas y s u c e s i ~ a s medidas legales y reglamendel dinero y la depreciacin de los billetes e, in- tarias iran consagrando la enrgica accin de loscIuso, el cierre de bancos y de firmas comerciales. "candomberos" en materia de intervencionismoEl inflexible "orismo" de los "principistas", econmico, como las que fijaban la obligacin dederivado de su ubicacin en el cuadro econmico, rechazar las demandas judiciales sobre contratoscomo detentadores y usuarios habituales de la mo- que no estuvieran pactados en billetes de cursoneda metlica, les era ratificado, a su vez, por la legal; la que reglamentaba la actividad de la Bolsalectura de tratadistas que comoWolowski y Cour- de Valores, prohibiendo las'operaciones a plazo encelle-Seneuil afirmaban la irrestricta libertad ban- metlico y papel moneda, para impedir que "elcaria y su total "independencia" frente al estado. agio se ejerza en depreciacin de la moneda nacioEn esta postura es natural que las graves circuns- nal"; se fijaba en treinta el nmero de los corredorestancias de la crisis de 1875 - ao al que Carlos oficiales de B o L ~ , nicos autorizados para fijarMara RaIIrez, parafraseando a Vctor Hugo, de- las cotizaciones y cuya gestin sera fiscalizada pornominara el "Ao Terrible"- hicieran notoria la un "Comisario de Bolsa" designado por el Minisimpotencia del presidente Ellauri y de los hombres terio de Hacienda. "Los candomberos -acota condel "principismo" para enfrentarla, atrincherados acierto Carlos Quijano-- son cursistas, partidaen la miope defensa de los derechos y privilegios- - nos del curso forzoso; son los que van a sostenerdel individuo e incurablemente adversos .a utilizar en 188f y en 1886 el principio de la emisin conel nico instrumento de accin posible: el estado. traloreada, vigilada e intervenida por el estadmPedro Varela, a poco de asumir el gobierno, Y el principio del monopoliC4 de la emisin, quepropiciara con la firma de su ministro de Hacienda, no se hace triunfar ni en el 1891, cabe atribuirseJos Cndido Bustamante, la ley del 25 de enero como un mrito de un partido que ha sido porde 1875 que autorizaba la emisin por el estado, otras razones tan vilipendiado."a travs de la Junta de"Crdito Pblico, de billetes Esta poltica habra de chocar, desde luego, confraccionarios, menores de un dobln, hasta la can- la obstinada oposicin de los sectores "oristas" del

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    Primelo sede de la Bolso, c e n l ~ ~ de la especulad n financiera,

    .lito comercio colonialista y del "principismo". Lusprimeros, encabezados por los bancos Comercialy de Londres, en nmero de ms de q u i n i e n t a ~firnlas, :ouscribieron un convenio por el cual se obli-~ a b a n "a no ampararse a ninguna ley de cursoforzos,-' con efecto retroactivo y a satisfacer en oro

    sellado todos los compromisos que no hayan sido opuedan ser contrados expresamente en papel mo-neda de curso forzoso" , bajo pena de suspendertoda negociacin y retirar el crdito a los quefaltaran al compromiso. Por lo dems, desde laBolsa, a pesar de los decretos reglamentarios citados,

    se continuaban depreciando los billetes y alzando ciliar la necesidad Jis'.",! con el estmulo de una

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    la cotizacin del oro, en un progresivo cerco queaparejara la renuncia del ministro Bustamante.Los segundos, desde Buenos Aires, donde habanconstituido un "comit de guerra", arreciabantambin en su oposicin. Pero en julio sufriranla desercin del DI. Andrs Lamas que, ante unllamado del ministro de la Guerra de Varela, elCnel. Lorenzo Latorre, accedi a ocupar la carterade Hacienda del controvertido gobierno oriental.

    El plan financiero de Lamas consista en lafundacin de un Banco Nacional privilegiado, deemisin, depsitos y descuentos, y un a nueva leyaduanera, destinada a arbitrar los recursos necesarios para L conversin en oro de los billetes encirculacin. El 24 de setiembre de 1875 era promulgada la ley que autorizaba la fundacin delBanco Naccnal y otorgaba al gobierno la facultadde convenir el arreglo de la deuda con sus teledores, pudiendo realizar con tal fin, y sin limitaciones,la reforma de los impuestos.Estall, por entonces, la llamada "RevolucinTricolor", durante el desarrollo de la cual tendralugar la sancin de las leyes del 22 de octubre:que, en un caso, rehabilitaban el Banco Mau autorizndolo a sustituir toda la emisin nacional porsus billetes y a elevarla hasta el triple de su .capitalrealizado con la garanta solidaria del estado y, en elotro, modificaba el arancel aduanero con un a incrementacin de las mercaderas y productos importados que compitieran con los elaborados en el pas,amplindose la liberacin de derechos ya prevista enla ley anterior del 6 de agosto de 1875 para artculos destinados a la agropecuaria, tales comolambrepara cercar, arados y otros implementos, o a laindustria, como las mquinas a vapor de u n caballode fuerza para arr iba y, en general, "toda materiaprima o sustancia nicamente propia para fabricacin e industria nacional". Se buscaba as con-

    naciente actividad industrial que haba comenzadoa florecer al amparo de las limitaciones impuestasa la importacin por la crisis metropolitana de1873 y la radicacin de ncleos inmigratorios dotados de experiencia artesanal.La aplicacin de la ley rehabilitadora delBanco .Mau, al mismo tiempo que la revolucin se desarrolla en campaa, lejos de mejorar la situacin, produjo mayores alarmas ytemores y dio origen al agio de los cambistas en lacompraventa de oro, por lo que el gobierno dictun severo reglamento de las casa, de cambio, ennoviembre de 1875. Entre tanto, el ejrcito delnea a las rdenes de Latorre derrotaba ampliamente a la Revolucin Tricolor, cuyos ltimos militantes pasaban al Brasil en diciembre.

    "Algo exteriormente parecido al regocijo pblico de la Paz de Abril -ex p resa Salterain de Her r e r a - se mostr a la terminacin de la guerracivil. Fiesta" desfiles cvicos, funciones religiosas )bailes - C o m o el muy suntuoso ofrecido po r elPresidente Varela-- sirvieron de distraccin al nimo. Pero la figura relevante de la exaltacin pblicaera el enel. Lorenzo Latorre, que es aclamado enefusiones poticas y en comentarios periodsticos.como el Pacificador:'El "LATORRISN\O" y SU ENSAYO DEORGANIZACION "NACIONAL"

    En forma paradjica, al cesar el orden tericode la Constitucin de 1830, bajo el imperio del"gobierno provisorio" de Latorre se hara vi-gente la realidad institucional del estado, intilmente ensayada, desde Oribe, po r el patriciadofundacional de la repblica; fugaz y parcialmenteesbozada po r Berro; esterilizada po r la incapacidady el prejuicio antiestatal del "principismo". En

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    efecto: con Latorre. la ViCIa aSj:\l.raclOll de laongarqma patncla de urn!zcm' el mercaao Ur tew.. .

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    alrededor de la ciudad-puerto comienza a hacerseefectiva, pero interpretada ahora por el sentidoprctico y dinmico de los "hombres nuevos" delos sectores mercantil y terrateniente, agrupados enel "Centro Comercial" y en la "Asociacin Rural".El "Gobierno Provisorio", al promulgar los cdigos Rural y de Instruccin Criminal, al instituirlos Juzgados Letrados Departamentales y al reglamentar las Policas Rurales, completara de maneraefectiva el andamiaje jurdico y coactivo del hastaentonces inerme aparato del Estado. El telgrafo,la nacionalizacin del correo y la extensin delas vas frreas sern, a su vez, los medios por loscuales la ciudad-puerto cumplir su papel gestordel aparato estatal, proyectado sobre la comarcade ms en ms disminuida y acotada en el ejerciciode sus fueros regionales. Claro est que esta articulacin del poder poltico central sera posible porel consentimiento del caudillo que por entoncesrepresentaba a la sociedad criolla tradicional: Ti-moteo Aparicio. El respeto al estatuto de la Pazde Abril de 1872, ratificado en el Pacto de Florida.en enero de 1875 y consignado en el acta de adhc- .sin a la persona de Latorre, de 28 de febrero de1876, suscrita por los comandantes m i l i t a r e . ~ de laguarnicin de :Montevideo y por Timoteo Aparifio,implicaba el mantenimiento de las cuatro jefatIraspolticas "blancas" y la coexistencia de influencias,sin la cual la unificacin antedicha no hubiera sidoposible, Porque si bien esta umficacin supona lacompulsiva orientacin del trnsito de los frutosdel pas hacia el "puerto nico" de Montevideo,otorgaba la compensacin del orden y la seguridadsobre la vida y propiedad de los pobladores dela campaa, dejando, a la vez, en relativa libertadal "pas blanco" para administrar la vlvula deescape de la frontera con el Ro Grande, verdaderoto

    Con Latorre el "nuevo Estado" intenta unificar elmercado oriental alrededor de la ciudad-puerto.

    mercado alterno y compensatorio, como se dijo,de la succin montevideana. colonizacin agrcola, la organizaclOn de ferias yconcursos con premios y estmulos para la produc

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    Corresponde asimismo a la administracin deLatorre la organizacin del Registro del EstadoCivil y la validez de los matrimonios celebradosentre no catlicos ante los pastores o consuladosrespectivos. Esta extensin de los derechos de familia, contenidos en el Cdigo Civil de 1868 - p a tria potestad, administracin patrimonial y herenc ia- a todos -nacionales y extranjeros- consagraba en forma efectiva y prctica los fundamentosesenciales de la tica burguesa que, con el derechode propiedad, conformaban las bases de la mentalidad de los nuevos sectores dinmicos de la sociedaduruguaya, en sincrona con las coordenadas univer.sales de la poca. Inspirado en la misma intencinde reconocimiento por el Estado de los valores culturales del "progresismo" caractersticos de la "modernidad", el "Gobierno Provisorio" sancion yfoment la instruccin primaria obligatoria y gratui ta y la capacitacin de mano de obra artesanal,mediante los decretos-leyes de educacin comndel 24 de agosto de 1877 -a inspiracin de JosPedro Varela- y de creacin de la Escuela deArtes y Oficios, de fines de 1878.

    La obra de ordenamiento jurdico, administrativo y cultural de la comunidad, al af irmar con lapresencia efectiva del estado las garantas de seguridad y progreso, que haban constituido, desdesu fundacin en 1871, los ideales rectores del programa de la "Asociacin Rural del Uruguay", hicieron de sta y de sus hombres el centro de inspiracin y apoyo ms calificado de la gestin econmica del "Gobierno Provisorio". Las sumarsimasejecuciones de matreros, el reglamento de PolicasRurales de 1877, la aplicacin del Cdigo Ruralde 1875, la creacin del Registro de Marcas ySeales de 1877, las exenciones impositivas a laimportacin de alambre y postes, los intentos de

    cin agropecuaria, y otras medidas adoptadas porel "Gobierno Provisorio" con prontitud y siguiendolas pautas y proyectos originarios o sometidos a laconsulta de la gremial rural, ratifican ampliamenteel aserto.Resultado concreto de todas estas medidas fuela recuperacin de los "stocks" de ganado vacunoy ovino, el primero de los cuales pas de cincomillones de cabezas en 1875, a ocho en 1879 conacusado aumento del ganado mestizo sobre el c r i o ~110; el segundo ascendi de nueve millones a quince,en el mismo perodo. Constituye ndice elocuentede este desarrollo y progreso tcnico la importacinde alambre para cercos, que en el cuatrienio 187275 haba sido de 8: 500.000 quilos aforados en$ 516.000, Y que alcanzara, solamente en elbienio 1877-78, la cifra de ms de 13 :000.000de quilos, aforados en $ 765.000. En la exportacin tambin se hace visible la transformacinantada: al lado del tasajo aparecen la carneconservada y el extracto de carne, elaborados porlas fbricas "Trinidad" y "Liebig's" -expresiones manufactureras de la nueva economa- queen 1880 alcanzan los 3: 600.000 y 469.000kgs. respectivamente, superando as las cifras de2:700000 y 372.000 quilas, de 1877. Las lanastambin acusan el mismo crecimiento en las cifrasdel comercio exterior: los escasos 4: 680.000 kgs.de 1862 se convierten en 18:700.000, en 1880.Pero asimismo alcanzara, en el perodo, unimportante desarrollo la actividad industrial, principalmente en los ramos de la alimentacin y delutila je domstico, al amparo de la doble circunstancia de la disminucin de las importaciones derivada de la crisis de los centros manufactureros de.;Europa, iniciada en 1873, y una poltica de incremento de derechos aduaneros tendiente a compen-

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    f,ar e! dficit del Fisco. El "Gobierno Provisorio",este sentido, continuara aplicando la ley adua los siguientes conceptos del enviado diplomtico el.:la reina Victoria, Mr. CIare Ford: "Las pruebas

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    nera de! 2 de octubre de 1875, aun cuando, conuna orientacin ms conscientemente proteccionista, procurando "prestar a la industria nacional toda la proteccin conciliable con las e x i g e n c i a ~del Tesoro Pblico" . . .

    Juzgando el alcance de esta poltica expresarae! Jefe de Estadstica Adolfo Vaillant, algunos aosdespus: "Tenemos en la importacin de 1877 unadisminucin de la galleta comn, legumbres secas,cebada, afrecho, alpiste, fideos, y sobre todo cesacin de la importacin de harina extranjera, porquetodo se produce ya en el pas, en mayor cantidad delo necesario para el consumo. Toda esa produccinayud a los pobres a ganarse la vida, a los pequeos propietarios a mejorar sus campos, tuvo porresultado general la economa de millones de pesos,que en lugar de salir del pas o cargarse a su pasivo,han quedado en manos del productor y del trabajador."Sin embargo e! pas se insertaba, cada vez ms,en los marcos deLmercado mundial, ampliando loslazos de su dependencia con Gran Bretaa - e nforma directa o indirecta, por medio de sus plazassatlites- paradjicamente, en la misma medidaen que "racionalizaba" y "modernizaba" las es-tructuras de su estado "nacional" que, precisamente como tal, cumpla ahora mejor que nuncala funcin de su creacin originaria por la "paxbritannica" de 1828, al ajustar ms eficazmentesu mercado productor de cueros, carnes y lanas ala demanda exterior inglesa, a travs de la ordenadaintermediacin de Montevideo, la ciudad-puerto,capital poltica y eco!1rnica de la repblica. Porlo dems, dicha dependencia se hara ms firmeal ser garantizadas las inversiones britnicas en losferrocarriles y la regularizacin de los servicios dela Deuda Pblica, gestin que merecera en 187942

    de patriotismo y de habilidad administrativa yadesplegadas por V. E. son prendas para e! futuro . . . ", aludiendo a la reanudacin de relacionesentre ambos pases que haba realizado Latorredando tnnino a la suspensin existente desde 1871.

    La difcil coyuntura de! ao 1879, reflejolocal de la ya m e ~ c i o n a d a depresin en los centrosmetropolitanos, iniciada en 1873, Yde la crisis se-cundaria ele 1878, al comprimir las e x p o r t a c i o n c ~y la capacidad de compra elel merca"do uruguayo.con la consecuente retraccin de la renta aduanera,principal fuente fiscal, colocaron a la administracin de Latorre, por primera vez, frente al dficitpresupuestal y limitaron su habitual ejecutivielady capacidad de iniciativa. Por lo dems, las medidas econmicas y financiera'> elevadas por el Ejecutivo a la consideracin de las Cmaras no hallaron el rpido trmite ni la aceptacin plenariaque esperaba el gobernante, que ensay, entonces,el arbitrio de la renuncia como medio de compelera los crculos polticos a deponer sus desconfianzasy ardides tcticos, as cemo para promover unanueva presin de los sectores sociales cuyos intereseseconmicos se haban visto estimulados y favorecidos por su gestin. Pero ni los primeros modificaronsu actitud de reserva y creciente oposicin, ni lossegundos creyeron ahora necesario romper el ordeninstitucional para afianzar la situacin econmicaalcanzada; y Latorre vio aceptar su renuncia sinmayores comentarios ni conmocin . . .SANTOS Y EL CRECIMIENTO"NACIONAL" URUGUAYO

    La sorpresiva renuncia de Latorre no interrumpira el orden institucional que, por lo dems, tendra en la decisin de los mandos del ejrcito la

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    Plaza de las Carretas, en el actual emplazamiento de la Facultad de Medicina.mejor garanta de su continuidad. Pese al motede "militarismo" con que los doctores del "principismo" quisieron marcar y zaherir el rgimen inaugurado por Latorre, el hecho cierto es que estegobernante no actu, durante su mandato, como"plenipotenciario" o "fideicmisario" del ejrcitoen el gobierno; ni, menos aun, intent configurarun orden "caudillista militar", sustitu