Ecos de ralco

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Diseño de portada: Héctor Neculhueque Victoria, abril 2011 Ecos de Ralco Mario Esparza

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Page 1: Ecos de ralco

Diseño de portada: Héctor Neculhueque

Victoria, abril 2011

Ecos de Ralco Mario Esparza

Page 2: Ecos de ralco

Arpegios de otoño

Arpegios de otoño,madrigales rocosos,

amarillas alas,monumental cordillera.

Voy encontrando fuegosde aguerridos luceros

en el concierto de Ralco;historias inmensas.Arpegios de otoño,madre naturaleza

¿cómo el tañer ancestralen laderas del caos?

¿cómo acuñar el seno de su ayeren la cósmica tela

de estos arpegios?¡Ralco, cabalgante solsticio,

caudal frenético,poema herido!

Arpegios de otoño,un beso y otro beso,

bajo las nubesde los afluentes,

tocando clamoresy ancestrales sueños.

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Blancas sedas

El cielo desprendesus blancas sedas,

cubriendo Palmucho,cubriendo Chenqueco.

Llenos los arbustos,los árboles y cerros.

El invierno invadecon su tez

hasta los huesos.Mira el hombre

su ganado,el espacio que velan

sus manos;

y los corazonesdel tiempo

en aquel niño,en aquel viejo.

La nievecae enloquecida,

la nieve hermosa y flagelante,la nieve junto a la orilla…

Blanco amanecer,blanco atardecer,blanca demencia.

El cielo tira sus sedas,el camino se pierde;fogatas en el valle,

otro día muere.

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Quepuca

Quepuca:florida pasión,

río al plateado río,noble trino,

vendavales retos.Aunque sé que ha rodado

el tiempo,no puedo olvidarel amado rostro

que era junto a mi...poema de mi alma,

raíz de mi esencia…

Quepuca,lumbre cordillerana

con el son permanentede robustos nombres

y ondulados senderos.Tus finezas acogiendo

las vocesque el caudal señaló,

tus finezasdándome

el alto,la esencial nube.

Quepuca:mis hojas en tus pasionales

hojas;recitando las horas

en que nació otro esplendor,recitando al universo

el venir de tus mañanas.

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Araucaria

Mi nombre araucaria,nacida entre los vientos

de la gran maciza.Hermana del firmamento,

águilas y silencios.Colosal testigo

de contiendas y manos cruentas.Vibro en los arroyosque llenan mi alma:la flor del copihue,la aurora rocosa

y las onduladas cascadas.

No hay crepúsculoque olviden mis ramas;

hondo así las quebradas,los peñascos, los tiempos.

No hay crepúsculo...hermano sol,

hermana luna;no hay crepúsculo

que olviden mis ramas.En mis años,

está el mejor canto,la mejor mirada:

el vaivén de pumas,el vaivén de truenos,la cordillera mágica.

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Con el horizonte de tu nombre

Cómo no te voy a querer,si respiramos

las mismas montañas;y en sus hojas está tu rostro,

que llena mi caminar.Cómo no te voy a querer,

si el río con sus onduladas piedraspronuncia tu nombre a cada instante

inundando mi ser.Ya sé que diránque estoy loco,

¡tal vez, sea cierto!pero no importa,

sólo sé que si estoy loco,¡lo estoy por ti, amada mía!

mía con el frescorde este poema,

que abraza el horizontedel Barco, los rayos del Chaquilvín;

y las alboradas de copihues.

y las alboradas de copihues.En mi mente

está tu sonrisa y la flor de tu piel,en mi mente ¡sólo estás Tú!

¡Oh, mi dulce estrella de la zona,mi aire soñado!

¡te amo con éstos ñirres y paisajes,tan brillantes, como la mirada

libre de tu almaque enamoró desde aquel precioso día

hasta los rincones más afligidosde mi corazón!

óyelo con el aromade mis enamorados labios

que viajan a tidesde este verdor: ¡te amo!

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Laderas de Pangue

Laderas de Pangueme envuelven tus ecos

soleados y turbiosde nombradas décadas.Versos y contra versos

con iconos de nubes y suelos,desde las Vegas de Ralco,

frágiles y frondosos senderos,desde las Vegas de Ralco

tempestuosas madrugadas,corceles y atuendos.

Me alcanza ahorael sinuoso aliento deVilcuncura, Quiñelon;

y el solaz del Puente la Veta;

declamando el soñarde esplendores prendidos

ayer en el horizonte.¡Vibra así el caudal nativo,las siluetas del Callaquén,

las alegres alasy las luminarias del encuentro!

Laderas de Pangue,¡que permanezca hondo

todo este aliento!para seguir soñando

con tus magistrales ecos,que encienden el amor,

las primaverales mejillasy el manto arrullador

de las madres cordilleras.

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Bellezas

Bellos los coigüesal cáliz andino,bellos los ñirresal cáliz andino.

Bío Bío: puma celeste,cóndor celeste.

¿Dónde irá hoy tu vuelo?El rubí que ahora roza

estos árboles,comenta las espumas

en el atavismo...Bella la luna,que derramasu perfume

en las enormescimas.

Ni aunque los añospierdan los sentidos:

seguirá el cantode estas placientes flores.

Bellas las fuentes,que dieron el néctar,

bello tu azabacheen el río.

Arrullo de estrellas,amando al cantor;

los nidos de siempre,los ecos de siempre.

En la dócil hierba,bello tu pecho,bellos tus ojos;

cuantos dulzores,cuantos poemas.

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Vengo de los vehementesespejos,

cantando amores,siluetas y sangre.

¡Oh Gualletué e Icalma!¡Oh cóndores y volcanes!

...y corro raudamente,animando cordilleras;

corro, corroentre el fulgurante matorral,

caminos y madrigueras.Vengo de los altos

espejos,

bajo este sol sureño;compartiendo lunas,

cimas y espumas.Soy el Biobío,

ruge mi pecho cristalino;conozco los benignos y malditos;

que han arrojado caminantesen mis púrpuras auroras.

Soy el Biobíoel que amo a mi pueblo,

el de siglos andinos;bañando los siglos

en el cabal pewenche.

Cantares del Biobío

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Verdes alas,que me llevan y me traen

del riquísimo río.Verdes alas

con esplendor de tortillas,y la modesta tetera.

Los otoños impregnadosen tus portales,

giran en las principalesalturas que hoy canto.

Quizás la lunade aquellos ojos,

también en tus portales;

me lleven esta nochea sentir la honda ternura

de su corazón;y volar, volar

tan lejos,en la sonriente pureza

de las cordilleras;y el clarear de su gente,los hombres del pewen.

Verdes alas,prado andino;

vuelvo a delinearla nobleza cumbrereña;y el atardecer morado

que llena los momentos,que llena los vientos,que me llena de amor.

Verdes Alas

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El Callaquénobserva temblante

el paso de turbios aires,que murmuran de horadar

sus aldeas.Ajenos metales,ajenas razones.

Transcurren los pétalos,los carruajes del tiempo.

El Callaquén, ya recibeen sus trajes,la exacta voz

en que se perdióla fuente de los ojos

asiduos;y sus pies sollozan ahora

la marcha…;y el caudal amarillo,

que dejó atrás sus líneas,su natural pasar querido.

Sollozos

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Puelche

Azota el puelchecon su furia nebulosa;

hiriendo el crisol de las araucarias,enloqueciendo el telar

pétreo.Vuelve el frenesí

a la retinacon los inherentes

cuentos,de cuando se iba

en el arreo,de cuando se venía del pueblo.

Azota el macabro puelche,el nefasto puelche.

Las miradas,las hojas,

las cortinas del tiempo.El anciano sigue la penumbra

de los atávicos sucesos;y siente el viejo puelche

como férrea visita,que acostumbraron

ya sus huesos.

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Ausencias

Disentimiento en Quepuca,disentimiento en Lepoy;

ancestros y colososen monumental disyuntiva,

ancestros y colososante el vital torrente.

...se pierden águilas en el espacio,se pierde el rebaño con su pastor;

y las cumbres pincelanausencias

de los que un día fueronen la cuna de sus hemisferios.

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¡Ay, que hermosobaja el río;

y qué hermoso es ver tu alma!Yo te llamo,

tu me llamas;el viento ahora

es nuestro amigo,que comprende nuestras manos.

¡Ay, que hermosobaja el río

con sus alas y guirnaldas;y que amorosa es ésta luz

contigo en la montaña!

Ver...

Ver el senderoque por estaciones fue...la acostumbrada nieve

al verde manto,ver el fogón amistoso

en la helada tarde;y los niños jugando.

¡Ay, que hermosobaja el río,

llevando el memorial de los pasos!el memorial ígneo,

el memorial de amor.Ver la tierra y roca de araucarias,que prendaron la savia de caídos

en el anillo de sus albas.

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A Jesucristo

Mario Esparza

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En esta obra de Mario Esparza, reconocemos un canto de alabanza a Dios hecho hombre en su hijo Jesús, enmarcado en las artes literarias como pocas

veces tenemos la oportunidad de apreciar.

Vuelto el rostro hacia el cielo, el hablante lírico admira y se maravilla como si recibiera en él un manantial claro y vivo, con añoranzas, recuerdos y estimulante esperanza. Recorre impresionado la imagen del hijo de Dios, su sacrificio por la humanidad y la vida, describiendo con agilidad la emoción y admiración que lo

embarga en todo momento. A pesar de sentirse indigno de Jesús, lo busca y lo encuentra en su propio origen como hijo: “no puedo dejar de alcanzar/ en tu Nombre/ cuando el sol de

las mañanas/ en el rostro de mi madre/ y ayer viniendo mi padre/ desde los prados sureños/ de su infancia…”.

En versos siguientes vemos que la destrucción y explotación inconsciente de lo natural provocada por el hombre y la devastación del mundo en guerras y hambrunas, se contraponen a la hermandad e igualdad que Cristo nos legara.

Así el autor se remece ante la Divina figura, repartiendo paz y sensibilidad hacia la creación de Dios: “Cómo el látigo / de la guerra y el hambre, tiñendo a cuanto

niño / y hombre del mundo”…cómo el consonante tóxico / invadiendo el aire / y cristalinos ríos / trizando la

palabra ecología… …Remece entonces el caudal de tus manos…”.

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Avanzando en la presente obra, nos encontramos que implora a Jesús que permanezca en nuestra cotidianidad: “…Adorable Señor nuestro / quédate en nuestras labores / y hasta el final del camino / porque eres nuestra salvación / la vida eterna…”.

El paso del tiempo se reconoce en el devenir: “ parecieran

pincelarse los años cuando a viento y manzanos / iba más allá de los parcelados campos / tocado en siluetas queridas…”;

cuando todo pasa, lo único que permanece es Jesús: “… ahora es ayer / permaneciendo sólo tu esplendoroso Torrente”.

Encontramos también la presencia de poemas en referencia al humilde ingreso de Jesús a Jerusalén, que se presenta en un burrito y es alabado por multitudes que reconocen al hijo de Dios:”en un burrito muy sencillo / a Jerusalén / ha llegado el

bendito Rey”.

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Este escrito trasunta además un sentido social cuando se hace mención a la vida campesina, al hombre de trabajo, al hermano fraterno que es nuestro prójimo: “… junto a ti Maestro, / encontrando al prójimo / en la calle de abrojo / en la ribera

de explotados / o en el arco iris del templo / viviendo el signo fraterno…”.

Completa la obra un texto que invita a Jesús a ayudarnos a descubrir y a vivir con él su amor fraterno, desprendiéndonos del egoísmo que nos ha consumido y no nos ha permitido reconocerlo en el hermano que sufre: … “ porque has tenido hambre, sed / has sido forastero, sin ropa, / enfermo, encarcelado; / y no te

hemos asistido…”¡danos Señor tu paz! / y vivir Contigo así la igualdad, / el fraternal cielo de tu

Amor”.

El autor utiliza con énfasis la segunda persona gramatical realzando el poder de Jesús hecho hombre, como único camino de paz, amor y justicia.

Se reitera a través del trabajo lírico, la utilización de imágenes que muestran a un Cristo enérgico y resuelto que trae la palabra de Dios para la redención de las almas: “…palabras de fuego” “…santa espada” la justicia de Jesús que combate

con vigor el mal. El padecimiento de Jesús en la cruz también lo engrandece y da fuerza a su misión; el madero en que lo crucificaron es: “madero de libertad” que

nos redimirá. La palabra de Dios se hará eco en la humanidad deseosa de encontrar un camino de amor fraterno siguiendo el mandamiento de ama a tu prójimo como a ti mismo: “…quédate con nosotros y ayúdanos / a descubrir y

abrazar tu Rostro / en el rostro sufriente del hermano”.

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Destaca la utilización de epítetos que realzan la figura de Jesús a lo largo de todos los poemas, dando dinamismo a la versificación y sensibilizando

al lector frente a la figura amorosa de Jesús que es amor, camino, enseñanza y esperanza de vida eterna: “Esplendoroso Torrente, Adorable Señor, Jesús de la vida, Maestro, Querido Jesús, Jesús amado, Hermano

y amigo nuestro, Jesús Resucitado.”Constituye esta obra, un llamado a reconocer la divina presencia de Dios en la vida cotidiana, a reeditar su predicamento de amor y misericordia. He aquí una voz que nos muestra su particular relación con Jesús y su

misión, es una invitación a compartir la esperanza y la fe.

† Eugenia Caamaño Lillo (1968 – 2008) Profesora de Lenguaje y Comunicación,

Orientadora Educacional, Vocacional y Escritora

Antonio Inzunza Sanhueza Psicólogo y Escritor

Temuco, enero 2006

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IY aunque indigno de Ti, Señor;

no puedo dejar de alcanzaren tu Nombre,

cuando el sol de las mañanasen el rostro de mi madre,y ayer viniendo mi padre

desde los prados sureñosde su infancia;

y en blancas velasde tu Espírituapreciando

a pobladores y obreros,apreciando a Luther King

y a Juan Pablo IIproclamándote a multitudes.

¡ Qué hermoso es tu Nombre Jesús,Señor nuestro!

¡Cuán hermoso al universo!y gira el cántico de María y Zacarías,

como en los ojos de Simeón:“ Luz revelada a todos los pueblos,

Luz salvadora a toda nación”.

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¿Cuántas laderas pasadas?¿Cuántas pupilas clavadasen las paredes del tiempo,

conjugando sus inviernos y soles?y Tú allí Maestro,y Tú aquí Maestro;

en el vaivén del hombre,que va a otro Babel…

A veces sucedecomo si la tormenta del aciago

se quedase interminablecon su espesura,

subrayando el caos;sin embargo tu Gracia:

iluminando,encaminando;

y entonces,aquel es hermano,y la floresta canta

y los caminos se juntana un mismo camino

de confianza y coloridas alabanzas.

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4Cómo el látigo

de la guerra y el hambre,tiñendo a cuanto niñoy hombre del mundo;

no obstante,emergen

más armamentosy palacios

de vanidades.Cómo el consonante tóxico

invadiendo el airey cristalinos ríos;

trizando la palabra ecología.Remece entonces,

el caudalde tus manos,

que reparten el pan,dan la paz

y van al Creador;invitando al amor fraterno,

un andar compartidode alegre cielo

y sustancial naturaleza.

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6Las veces

en que el temblornebuloso de la calle

incrementa sus falsos ruedos,que quisieran desviar

los coros de tu Puerta;y perder tu huella,

entre luminosos cristalesy plásticos del cautiverio;

más tu Roca versael caudal de la fey el amor sincero.

¡Oh Jesús de la vida!Adorable Señor nuestro,

quédate en nuestras laboresy hasta el final del camino,

porque eres nuestra salvación,la vida eterna.

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9No sé donde se han idolos pétalos del sereno

ni el primaveralde aquellos cabalgantes versos…

sólo alcanzo a esta horaalgunas estelas

de acercamiento;y aunque en solsticiode giros y cementos,

el río sigue abrazando más andares

de tu Evangelio.

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Ya se duerme la tardeentre los cerezos,

grabándole a la lunael Navideño concierto.

Jesús amado,en frescor de tu venida

y tus Palabras de fuego;llegando miles de sentimientos:

el valle andinocon sus trinos de araucarias,

el oleaje hogareñocon sabores del alma;

mientras la tarde ya dormiday es noche de estrellas,

titilando corazonesde flor en flor su savia,

titilando Redencióndesde una humilde pesebrera.

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Tras el melodioso cristalen que ha esta hora

parecieran pincelarse los años,cuando a viento y manzanos

iba más allá de los parcelados campostocado en siluetas queridas,que rondaban en sonrisas;

y habían guitarras con flecosy almendras de convivencias;pero con el pasar de los años,

lentamente se fueron desvaneciendo,quedando sólo en las arcas del recuerdo

con los serpenteantes senderos;aquello se fue para siempre:

los ventanales de lunas, las acaciay el litoral de mariposas;

todo aquello se fue sin decir nada;y ahora es ayer,

permaneciendo sólo tu esplendoroso Torrente;y es que “cielos y tierra pasan,pero Tú, y tus palabras, jamás”.

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Y oscuridades que desgarrancon hambre y frío,

y faz pletórica en materiales:iniquidades del mundo,

rotando en perfilesde indiferencias,

luminosos iconosgolpeando.¡Oh Jesús,

que lejos somos…!en el arenal cotidiano,en el arenal tortuoso

hacia un horizonte digno,de la mujery el hombre

comúnpara alcanzar

“el pan,el techo y abrigo”;y latentes sueños

del palpitar interior,del versar del camino.

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De los olivos,desde el monte de los olivos

hacia Jerusalén,en un burrito va El Rey,El Bendito Rey de reyes;alabándole la multitud:

“¡Hosanna al Hijo de David!”.¡Cuán sencillo!

¡cuán humilde es el Rey!destronando a poderosos,

al reinado terrenal.La muchedumbre

sigue su cursoen ramos y alabanzas:

“¡Bendito sea el que vieneen el Nombre del Señor!”

¡Cuán sencillo!¡cuán humilde es el Rey!

“¡Hosanna en lo más alto del cielo!”En un burrito muy sencillo

a Jerusalén,a llegado el Bendito Rey.

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Espinas y clavosenmudeciendo el cielo;

mientras correel oro de tu cáliz;

y la tarde gris de lo alto,emite profunda muerte.

¡Jesucristo, Señor amado!un viernes en el Gólgota,

viernes torrencial sangriento.Tus llagas por el huérfano,

por el humano de todos los tiempos,tus llagas abiertas al universo.

Llora María;

y el verso ya quedaen hondo silencio;

y sólo mira y contempla,que entre lo alto y la tierra,el caudal Santo de tu cáliz,

desde aquella tormentosa tarde,ha roto la muerte,

los portales del infierno;y victoriosa se alza la vida

por tu inmenso Amor,tras aquel viernesde profundo dolor,de profunda agonía

en el Calvario.

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Quisieron las trenzadas tinieblasdestruir la Esperanza,

las tinieblas con sus miles de caras

y sus confusas lenguas;y el izado temblor persiguiendo:

“Padre,si quieres,

aparta de Míesta copa;

pero no se haga mi voluntadsino la tuya”.

Quiso la muerte,eterna muerte,

más ni la traición ni la burla,

ni los golpes ni algarabía;detuvieron la Misión,el fecundo Sacrificio:“ Si el grano de trigo

no cae en tierra y muere,queda solo; pero si muere,

da mucho fruto”Quisieron las tinieblas

con azotes y clavosdejar el caos y la muerte prendida,

pero desde aquellatotal entrega en la Cruz:

triunfó el Señor,triunfó el amor,triunfó la vida.

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Feliz madrugada,feliz mañana:

¡Jesús, El Señorha Resucitado!Alegre María,

celebra la vida.Corren los discípulos;

allí el sudario,allí los lienzos:¡El Señor Jesúsha Resucitado!

Tras la Cruz,tras la tumba,

Jesús victoriosoante el pecado,ante el Maligno.

“ El Templo reedificado”“vencido el mundo”“vencida la muerte”;y ha vuelto a Pedro,

Santiago y Juan;y ha vuelto a todos,con su paz viviente.

¡Aleluya, aleluya!¡Jesús Resucitado!

En el cielo y en la tierra,todo poder y gloria¡Aleluya, aleluya!

canta el nuevo pueblo,canta la vida.

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Con el cielo de tu miradallevando las tormentas

“en tu humilde yugoen que te sigue Andrés;

y fervoroso Pedroy admirado Natanael,

descubriendo el amor infinito”;y junto a Ti Maestro,

encontrando al prójimoen la calle de abrojo,

en la ribera de explotados,o en el arco iris del templo;viviendo el signo fraterno,

el sabor de la Caridad.

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Ni aunque la niebla del abismopretenda ocultar las manos

de reconciliación,que se han logrado

en tu Santo Nombre;y que tras las murallas

de los tiempos,se pretenda olvidar

la pasión de tu Cayado:vuelve y vuelve

la blancura de tu Espíritu,irradiando la Luz verdadera,

un jardín de esperanzas,señales de tu Reino

en que se abrazan peregrinos,que contentos en tu voz

ya danzanflores de arrimo,

bellas flores de encuentro.

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Hacia Ti,Querido Jesucristo,con odas de alerces

y canelos,a sol de mesa

campesinay cristalinas vertientes.

Hacia Ti,con voces y guitarras,

de techo isleño y del pueblo.Hermanos

sureños y nortinosen el eco de tus pasos,diciendo a corazones:

“ Padre Nuestro”.

Page 36: Ecos de ralco

Cae la tarde hacia Emaúsenvuelta en semblantes

de incertidumbre,envuelta en el rumor de la madrugada.

¡Amigo Jesús!“quédate con nosotros”

en nuestra quebrajada tardeque habla de miseria y opulencia,

pero también la tarde en que se abrencorazones de modestos hogares.

“Quédate con nosotros” y ayúdanosa descubrir y abrazar tu Rostro

en el rostro sufriente del hermano,

porque “ has tenido hambre, sed,has sido forastero, sin ropa,

enfermo, encarcelado”;y no te hemos asistido,

quedándonos en el fangodel egoísmo...

y ya que la tarde se ha ido;y la noche llama a la alborada

de tu Nuevo Mandamiento:¡danos Señor tu Paz !

y vivir Contigo así la igualdad,el fraternal cielo de tu Amor.

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