edad media Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

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 *- CARLOMAGI\O Y EL IMPERIO CAROLII\GIO LOUIS HALPHEN MIEMBRO DEL INSTITUTO. PROFESOR DE LA SORBONA Traducción al castellano de la nueua edición, revisada, por JOSE ALMOI¡{A Pnorsson os Hrsronr¡ Con un cuadro genealógico, cuatro mapas ocho láminas fuera de texto ".UNION TIPOGRAFIfi TDIIORIAI. HISPANO AlttTRIüNA BdEdúo. B_osdd.8@rcs A:es Co,ocqs. Gro remo.o. L" n.** 1,.".U"._o* Quitq Río d. Joñeiro_Sc¡ Josdde Costo R@,Son Sctvqo""S..U"n"_'-'* i4I)(t(0

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carlomagno: historia medieval

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    CARLOMAGI\OY EL IMPERIO CAROLII\GIO

    LOUIS HALPHENMIEMBRO DEL INSTITUTO. PROFESOR DE LA SORBONA

    Traduccin al castellano de la nueua edicin, revisada, porJOSE ALMOI{APnorsson os Hrsronr

    Con un cuadro genealgico, cuatro mapas g ocho lminasfuera de texto

    ".UNION TIPOGRAFIfi TDIIORIAI. HISPANO AlttTRINABdEdo. B_osdd.8@rcs A:es Co,ocqs. Gro remo.o. L" n.** 1,.".U"._o*Quitq Ro d. Joeiro_Sc Josdde Costo R@,Son Sctvqo""S..U"n"_'-'*

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    LIBRO PRIMERO

    FUIVDACION DEL IMPERIO

    CAPITULO PRIMERO

    ESTABLECIMIENTO DE LA MONARQUIACAROLINGIA

    Desde los primeros siglos de Ia Edad Media, los francos de Clo-doveo y de sus sucesores haban logrado establecer su dominacinsobre vastos territorios cuya configuracin geogrfica y composicintnica presentaban ya, en gran parte, como una anticipada formadel Imperio carolingio.

    En el momento de su mayor extensin, en los das del reinadode Dagoberto (629-639) , su reino englobaba poco ms o menos todala Galia, una parte de los pases renanos, Alemania y Turingia, yhasta comenzaba a hacer sentir su accin en Frisia, Sajonia y Ba-..'iera y a inspirar respeto a algunos de sus vecinos eslavos. Sinembargo, la monargua merovingia no era otra cosa que un reinobrbaro, como sus semejantes. Fundada en Ia conquista, no se pro-pona otro objetivo que aumentar incesantemente el conjunto de suierritorio, que formaba su riqueza, y cuyas partes muy mezcladasno posean de comn entre ellas ms gue el pertenecer a los mismosdueos: los francos. Por eso, todas ellas se llamaban "reino delos francos" (regnum frcncorum).

    Con respecto a estos ltimos, los descendientes de Clodoveo slo:enan la calidad necesaria para reinar en virtud de una tradicin quezmaizaria en 10 sucesivo slidamente y que, entre todos los brbaros,:eservaba el trono a Ia familia del caudlllo que los haba conducido: la victoria. Las tierras conguistadas por sus armas se consideraban:omo de propiedad personal, y parecia obligado gue su herencia:,uedase asegurada en favor de sus hi'os legtimos y luego en los:erederos directos de stos, que se las repartan entre ellos por lotes: reinos de valor sensiblemente igual y gue nicamente los naturalesf=llecimientos lograban, a veces, reagrupar en un reino nico.i:lomagno.-1. I

    EduardoResaltado

  • d'

    2 FUNDACION DEL IMPERIOPero, en la segunda mitad del siglo vIl, la estirpe merovingia

    parece agotada y su decadencia conduce el "reino de los francos" asu ruina. [Jno a uno se van separando de l los territorios germnicosque antes le estaban sometidos; la misma Galia se desmembra ytriunfa la anarqua en el interior de cada uno de los reinos parciales,que ya regularmente se oponen unos a otros sobre su suelo

    -Aus-trasia, Neustria, Borgoa-, sin que ninguno de ellos consiga con-seryar a la disidente Aquitania. En torno de los reyezuelos fantas-mas que la prematura muerte de sus padres lleva al trono aun en suprimera infancia y que, comnmente, no alcanzan la pubertad, hastatal punto est degenerada su taza, se agita una multitud de ambi-ciosos, sedientos de poder; los ms hablles, que se apoyan en unamayor clientela o faccin de leudes, logran, en cada uno de los tresreinos, ocupar el cargo de "alcaide o mayordomo de palacio" (majordomus), que le vale disfrutar en realidad el poder. La unidad tericade la dominacin franca pudo, pese a todo, sobrevivir al fracciona-miento, y no hubo mayordomo de palacio que no tuviera el deseo dereconstruirla en provecho personal, apoderndose de las mayordo-mas que no les estaban sometidas.'' Por haberlo logrado cuando sus rivales fracasaban, y por habermaniobrado, adems, con gran tacto para reservar a su familia el mo-nopolio de su cargo, los antepasados de los carolingios pudieron fun-dar el clestino de su casa.

    I.- Los ANTEpASADos DE Los cARoLINGIos y LA oBRA DECanros ManrBr

    Desde los das de Clotario II y de su hijo Dagoberto, uno deellos, Pipino el Viejo, ocupaba la mayordoma del palacio de Austra-sia, en Ia que parece que se mantuvo por espacio de veinte aos, conexcepcin de un muy breve perodo de desgracia (hacia el 634),durante el cual sus funciones fueron desemperadas por su yernoAnsegiselo, hiio del obispo de Metz, Arnulfo.l Despus de estePipino, a quien los modernos historiadores tienen la costumbre dellamar Pipino de Landen, gobernaron el palacio de Austrasia su hijoGrimoaldo y luego su nieto Pipino el louen; ste, al gue llamamosPipino de Herstal, venci a los de Neustria en Tertry, cerca dePeronne, el ao 687, y anexion a la suya las mayordomas de pala-cio de Neustria y de Borgoa.2

    t (l[. I]iirrurir-Mirrlnr:run (nq 47 de Ia Ribliografn), nos 2r: n 2r.2 (',. ltltn, rro, 2r r 2l/.

    I :i,I'ABLECIMIENTO DE LA MONARQUIA CAROLINGIAll.',t,r cl a,o 714 en gue muri, este Pipino el looen, aun dele-

    ,,r,,1,' r.r'algn tiempo el gobierno de los dos palacios de Neustria,1, li.r'toa en su segundo hio Grimoaldo II,3 se mantuvo en

    ..

    'l,,l.r,l t:

  • 4 FUNDACION DEL IMPERIOen el 7'24, derrota en Angers a este ltimo.z De creer a sus contem-porneos, el mismo Dios le conduce por doquier a la victoria, y porsu brazo salva al reino franco de la desmembracin y de la ruina.s

    Nada impide ya a Carlos, puesto que en lo sucesivo no tienequien rivalice con 1, ejercer el poder en calidad de mayordomo delpalacio en nombre del reyezuelo merovingio Thierry IV, hio de Da-goberto III, y restablecer la situacin tal como su padre la habadejado.

    No obstante, el reino franco resulta de todo aquello muy redu-cido. Por el sur, y pese a la victoria de Carlos del ao 720,|a Aqui-tania permanece bajo el dominio de su duque Eudes prcticamenteindependiente; los musulmanes de Espaa, despus de haber inva-dido el Roselln y el Languedoc inferior en el 719 o el 720, penetranal mismo tiempo hacia Nimes y Tolosa; slo una rpida y vigorosaintervencin de Eudes de Aquitania logra impedir su avance, a laspuertas de esta ltima ciudad, cerrndoles el paso al valle del Garo-na; pero, por el norte de Nimes, pueden el ao 725 lanzarce impune-mente por los valles del Rdano y del Sg , hasta el corazn deBorgoa, saquear Autun y llevarse un cuantioso botn sin ser moles-tados ni perseguidos.g La mayora de los territorios germnicos aleste y al norte del Rin, dejaron de reconocer la hegemona francay dificilmente puede contenerse en sus fronteras el impulso invasorde alamhnos, bvaros, sajones y frisones. Nunca, en ningn mo-mento de su historia, apareci ms dbil ni ms prximo a Ia ruina elreino cuyo gobierno tena Carlos en sus manos.

    Pero el mayordomo de palacio no carece ni de osada ni de ca-rcter enrgico, y con valor sereno hace frente a las ms compro-metidas situaciones. Por el este obliga a los bvaros a someterse;lodesde el aro 730, queda reducido a una provincia el ducado ala-mano 11 y por una serie de bien dirigidas ofensivas (desde el 720 al738) son contenidos y amedrentados los sajones.l2 Por el norte

    7 Gesta reg. Franc.,51-53, pgs. 325-328; cont. de Fredegario, 8-lI, pgs' 173-175. Cf. Brrmn-Mnr-BACrrER, no' 29n-37b.

    8 Gesta reg, Franc.,5r, pg. 325,7.27; cont. de Fredegario, B, pg. 173, r.l7;13, pg. L75,1.I7;15, pg. 176,I.2;19, pg. I77,1.9;20,pis.178, 1.16.

    g A. Mor.rNrrn y H. ZottNrrnc, Sur les inuosions arabes d,ans le Languedoc, enla Histore gnrale d,e Languedoc de Devic y Vaissete, nueva ed. tomo II (1875),pgs. 549-558; F. Coorne, Narbona, Gerona y Barcelona baio la dominacn musul'tLana, en Institut il'Estud,is Catalans. Anuari, aos 1909-1910, pes. UB'202.

    1o Cont. de Fredegario, 12, pg.175. Cf. BnImn'MHTBACHER, no' 37c y 384.r1 Bnurn-Mnrnecnen, ne 3Bc.t2 ldem., no" 31g, 35a, 37b, 3Bb, 47a. El testimonio esertcial es el de los conti-

    nuadorcs de Fredegario, 11, pg. 175, y 19, pF,. 177.

    ESTABLECIMIENTO DE LA MONARQUIA CAROLINGIA 5rrrrrcte a los frisones en 733-734.1a Mientras tanto, se precisa detrrcnte el ms grave peligro que jams amenazafa a1 reino, el peligrorrrrsulmni en tromba, la caballera del emir de Espaa, Abderrah-ltn, se abate desde Pamplona sobre Ia Gascua y Burdeos y pronto,,ltli1iendo su avance hacia Tours y la Francia septentrional, llega afrr puertas de Poitiers (octubre del732). Es la repeticin de la alga-t tlcl 725, pero esta vez estn en peligro las regiones vitales de la( i,rlir. Llamado por el derotado duque Eudes, acude Carlos. Losrl.:r cjrcitos se enfrentan a las mismas puertas de Poitiers; con susItl,r:i apretadas, "inmviles como una muralla", segn frase de unr ilillcmporneo,14 pero animados de una feroz energa, esperan1,,,, f rancos a pie firme el choque del enemigo, que viene a romper suIulr;r en sus espadas y del gue hacen una horrible matanza. Entre1,,,, ruertos est Abderrahmn y slo el manto de la noche gue,,r,. y los oculta, salva de los vencedores los maltrechos restos deli'lrir'( ito musulmn en derrota.ls

    Al fin puede respirar la Galia; no queda su suelo enteramentelirrrritr de sarracenos, ya gve stos ocupan todava el Roselln y ell,ur(Jucdoc inferior, desde donde realizartt afortunadas correras,,','r'r'irrlmente la del ao 737 sobre Avin y la comarca vecina; perolr rrs;uesta a estas incursiones no se hizo esperar; rechazados y,1, rrotdos por Carlos ese mismo ao a orillas del Berre, al sur dell,rllxrna, las huestes del Islanr quedan ya contenidas en aquellart1irirr t(i de la que sern fcilmente desalojadas veinte aos ms.rr,lr'.17

    I r lliirrinr':n-X{HLBACHER, ne 39c y d. Tambin aqu eI testimonio esencial es'i ,1, l,'\ r'outinuadores de Fredegario, l"l, pg. 176.

    rr lrrxrtr oE BsJe (Isidorus Pacensis), Chronique, en Recueil des hst. dest

    'ttl, tt lr: La France, t. II, pg. 721,y en Nhcrve, Palrol. lat.,t.XCY\ col. 1271. [Set,r,r ,l, ln Crnca atribuda con error al obispo de Pax Julia (Beja); MrNxorzf "r,r

    lr rlr.signa como Crnica tlel Mozrabe del 754 (por ejemplo, Rod,rigo el ltimoi .,/,,, I l, ,rgs. XXVII, LXVIL LXVIII); para Claudio Sxcrz Atronnoz, su autorf, f,rr' ,.r "rrrr r:lrigo de la Iglesia de Toledo, acaso oriundo de Crdoba, y qtz,

    ,'rr r,llit residente o viajero...", Vase. En torno a los orgenes d,el Feud'a-i,.,,r,,, N,.rrrIrzu (Argcntina), 1942, tomo II, pgs.23-271. IN. del T']

    l.r (:1. lli;rIlr,irt-Miittr,ecnrn, na ii9a, Los textos esenciales, a ms del de la nota',,r' il,,f , tt lt (llttti,t1uc d.e Moissac (na 28 de la Bibliograla), pg. 29I, y los. .'rr ru,rrh)r'r's r[: l,'rr:rlegario, 13, pg. 175. La importancia real de la batalla deI,ittl rrrr r.rliscrrlr: nqu, pero Io cierto es que el Occidente tuvo una sensacin.1. clr ,, rur. rr',,rorf i0rrri gran prestigio a Carlos Martel.

    l'r ll,rrrrr.rr Nlirttt,tr,trtu,:u, no: iJ9l a 39m, El texto esencial es eI de los continua-i ,'., ,fr, lfr,,l,',.rttio, lll), ti;qs. 177-l1tl.

    I t I A. Nlor.rrurrrr y ll. Zrrtt.:rt,t,.ttt;, loc. ci. (vrase pg. 11, n. 1), pg. 554.' ,,rrt, /,r ril. (r'rr'.r'r1i. ll, rr. l), rigs.197-l9fl.

    }

  • 6 FUNDACION DEL IMPERIOSus victorias sobre los musulmanes, en especial la de Poitiers,

    dieron al mayordomo de palacio prestigio y autoridad en toda laGalia. Aguitania, que le debe su salvacin, parece haber entradoentonces definitivamente bajo su obediencia; conserva en su gobier-no a un duque, aun despus de la muerte de Eudes acaecida el 735,pero un recorrido a caballo de Carlos a travs del pas hasta Burdeosy Blaye, al da siguiente de aquel suceso, es suficiente para imponer atodos el reconocimiento de la soberana franca.18 De la misma maneradeben inclinarse Borgoa y Provenza, igualmente indciles, queson recorridas, como hizo con Aquitania, por Carlos, en 733, 736 yen los aos siguientes para, sin gran esfuerzo, domear su espritulevantisco. Pero aqui no se trata slo de un simple dominio seorial,sino de soberana plena y absoluta, y Carlos designa sus condes yrepresentantes sobre toda la extensin del territorio sometido.le

    AIli donde queda as restablecida la autoridad real -una auto-ridad real gue el mayordomo del palacio ejerce sin que se le ocurra"

    ni aun despus de Ia muerte de Thierry IV, el 737,20 justificar cdhla presencia junto a s de un merovingio-, Carlos acta como seorabsoluto, legislando, haciendo justicia, disponiendo a su antojo deIas sedes episcopales o abaciales y de los bienes de las iglesias, quedistribuye entre sus fieles a cambio de sus servicios; en una palabra,conducindose exactamente como si personalmente estuviera inves-tido del poder soberano.2l No se produce protesta alguna ni auncontra las numerosas usurpaciones de que se hace culpable con res-pecto al clero y ninguno de sus contemporneos pensara siquieraque aquello significaba una actitud cualquiera contra Ia Iglesia. Porel contrario, se le rinden elogios, con razn, por su abnegacin enfavor de Ia religin. Tanto para las obras piadosas como para lasmisiones, resulta protector destacado, al gue no en vano se pideayuda. El ao 722, el papa Gregorio II, "conociendo el espritu reli-gioso que anima" a aquel "glorioso duque de los francos", soiicitasu apoyo en favor de San Bonifacio, encargado por la Santa Sedede convertir a la fe cristiana a los paganos de Germania; y Carloscontesta con una carta de proteccin completa, redactada segn el mo-delo de las cartas habituales de proteccin real, por Ia que convierteal misioneo pontificio en un protegido personal suyo. 22

    18 Cont. de Fredegario, 15, pgs. 775-776.tc ldern, 14, lB, 21, pgs. 1?5-1?8.!o Brlrrn-Mr.rr.recnrn, ne 39.zt ldem, nos 32, 34, 35, 97, 38, 89, 40, 41, 48.22 Boxrnacro, Epistolae, ed. Tangl. (nq 15 de la Bibliografa), carras 20 y

    22, piss.33 y 37.

    ESTABLECIMIENTO DE LA MONARQUIA CAROLINGIA 7Tal gestin en aquella fecha poda parecer temeraria, ya que en el

    alk 722 la autoridad del hijo de Pipino era todava incierta. Perortrince aos ms tarde ya no era posible ningn gnero de duda; eltrt,tyordomo del palacio era el ms importante personaje no slorlel reino merovingio, sino de todo el Occidente. No hay por tanto derl' asombrarse si en 739, y luego en 740, el nuevo papa Gregorio IIIor rlirige a Carlos para solicitar no ya un simple salvoconducto enInvrrr de un misionero, sino ayuda y consuelo contra sus temiblesr'ttt'nricros Ios lombardos que, a la sazn, amenazarr con apoderarse,lc lloma,23

    l)esde los das de |ustiniano, Ia silla de San Pedro pareca porrrrrrcho tiempo situada de manera durable, bajo Ia autoridad de los,'rrrrcradores romanos de Constantinopla; pero stos, que considera-l,lrr y trataban a los papas como simples obispos imperiales, acabaron1,,'r' ircloptar una poltica eclesistica y, con frecuencia, una posicinr,'ll1iosa a 7a vez, gue no se conjugaban con la tradicin defendida,,' los sucesores de San Pedro. Desde el ao 717 ocupaba el tronolrr'r'r'ial Len III, cuyas pretensiones de regir a la Iglesia desenca-,lrnu'on por doguier Ia guerra en sus Estados. Partidario del regreso,, rrrr culto desembarazado de las supersticiones y excesos que enI )rirnte condujeron a la devocin de los iconos, adopt una posturat,rrr r'rrlical en aquella materia delicada que no slo llen de luchasr,rrilrlcs el Oriente, sino gue consum la ruptura con el romano,,,rrtrlite. No haba dudas en cuanto a la posicin adversa que'1, l''r'iir tomar el papado, y por mucho tiempo no habra posibi-l,l,r,l tlc que llegase a un acuerdo con un gobierno imperial gue estaba.1,, i,l(lo tr imponerle sus normas, a ejetce-r represalias cada vez',,,,,,,|nr'rs contra los bienes de la Iglesia romana y hasta a posesio-r,u,ir. (l(' la autoridad de la Santa Sede, cuyo campo de accin directa,lr,'rii al substraer a su jurisdiccin eclesistica, pata unirlas alt,.rtriu,';rdo de Constantinopla, provincias enteras como Calabria,,, tlr,, l)ilmacia y los pases balcnicos.

    A'ir, l)ues, no pudiendo contar con el apoyo de un emperadortr' ,r,lcnuis, tena entre manos otros asuntos bien diferentes y estabai,tl,r r;rltc cntregado a defender sus posesiones de Asia y de Euro-i,,

    ' l l);rl)ir sc encontraba desamparado frente al peligro que los; ,r, ',: ,lt krs lombardos le hacan correr. No es ste el lugar de

    l',,, r l,r rrrllacin de sus conquistas; hay gue recordar tan slo que,1, .t,,,,.,,1c h;rl'rcr atravesado la Germania hasta las orillas del Danu-

    't,'tl,.t 1'rrl., r'utrs I y 2 (na.lil dc I Bibliogra{a). Resultan particular-r',rrrlrr'rrliro.r lo:i lrinnilros rrr,: r'rrrrlt:a Grctlorio III para sealar la piedad de

    ,,i.,. r rr ,1,,r',,, i,ir r,rr lrr l-ilr.sirr.

    EduardoResaltado

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  • FUNDACION DEL IMPERIObio, invadieron Italia el 568. En aquella fecha toda la pennsula eraya, desde haca treinta aos, parte integrante del Imperio romano yestaba gobernada desde constantinopla por los nicos sucesoressupervivientes de los Augustos. Lentamente, desde entonces, sededicaron los lombardos a arrancrsela; ocuparon gran parte de lasprovincias septentrionales, y algunas del sur, pero aun no habanconseguido apoderarse ni de Roma ni de Rvena, Ia antigua capitalde los emperadores de Occidente, en donde residia uho., ei exarca deItalia, representante oficial del emperador para toda la pennsula.

    Arrianos en un principio, Ios lombardos, que haban comenzadopor hacer gravitar sobre Italia el peso de una sauda persecucinreligiosa, terminaron por hacerse catlicos romanos, pero no porello dejaba de ser constante problema de preocupacin angustiosapara el papado el progresivo avance de aquel pueblo gue por sudesconcierto y sus luchas intestinas se haca con largos retrasos,Nominalmente obispo del Imperio, pero en Ia prctica libre de suspresiones y tan alejado de Constantinopla y aun de Rvena .o-o*'para poder actuar en calidad de pontfice universal, el papa tem-blaba ante la idea de gue pudiera convertirse en obispo de unamonargua lombarda. Evidentemente, Ia incorporacin de la sedede Roma a aguel reino hubiera sido una catstrofe para el sucesor deSan Fedro en una poca en la gue su autoridad ecumnica estabaan seriamente en litigio por las pretensiones del patriarca de cons-tantinopla, a quien respaldaba firmemente el emperador y de quienera colaborador directo.

    Pero cmo evitar el peligro? Slo una solucin pareca factibierrecurrir a los francos. Por primera vez iba entonces a hacerse indis-pensable para salvar a la cristiandad de occidente aquella con'uncinde Io carolingio y del papado, de la que, ms adelante, deban pro-ducirse tan trascendentales consecuencias.

    Ei ao 739, el rey lombardo Luitprando acampaba a guinceleguas de la Cludad Eterna; el momento no daba lugar a vacilacionesy el papa Gregorio III se dirigi resueltamente al poderoso mayor-domo del palacio merovingio.2a Las epstolas que a la sazn dirigeal efe efectivo del gran reino brbaro de Occidente2b.sorprendenpor su singular tono. Se trata de una splica urgente dlriglda aluirreg (subregulus) de los francos para que acte como "hi;o devotodel prncipe de los Apstoles"; para que se conmueva ante las lgri-mas "que da y noche vierten los ojos" del pontfice ante los desas,

    :.t (lf. Iliiunrrrr-X'Itlirlr.necrrrin, ne 4ld.2:' (:o(l!,:\: Ourti., t:i'rtas 1 y 2, ya r:itadas.

    ESTABLECIMIENTO DE LA MONARQUIA CAROLINGIA

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    lrcs que se acumulan para que piense, tambin, en las burlas quesus retrasos en acudir levantan entre aquellas gentes que pretendenr,cnospreciar el podero de ros francos. EI acento d"

    ".tu, cartasy la brillante embajada que Gregorio envi a carros er ao i39 purur'xponerle verbalmente su peticin, demuestran el valor que se co,,ce-rla en Ia curia romana al concurso del prrlcipe f.u..o f-"t gru'rrestigio que nimbaba a ste en aquel momento.

    su categrica negativa a intervenir en los asuntos de Italia en.l rnomento en que Ie era necesaria ra arianza rombarda p"*1""r"-rr.r a los musulmanes por er rado de provenza, fue sin duda unarltteba de prudencia; en cualguier caso no puede verse en

    "u elrintoma de un debilitamiento de su autoridad, como pur""iu-irr.irruu"( lleclorio III en la ltima de sus cartas; y casi inmeiatamente des_l'rrr's de este incidente asistimos, el ao z4i, a u" r"rolito

    ".p".ir.ulo,(l;rrlos, que desde el Z3Z y sin ampararse siquiera "o ,, ,"y,rr,'l,icrna slo el conjunto de los territorios sometidos a los francos,

    r'r'"tccle "despus de haber obtenido el consejo de sus nobles, arr{'r)','to del reino entre sus hios". Tales son, ul "no., tu.

    "rpr"rior".,rr,' crnplea un contemporneo generalmente bien lrorrnuo,iJ qri",,r r'( isr que carlos di ar hijo mayor, carromn, la Austrasi, er pas,1,'. l,rs alamanos y la Turingia; al menor, pipino, Borg.;,-Justriar' l'r'.venza. Luego, agrega, Carlos muri en euierzy"el Zn-ie'ou-I'r'' tlcl 741 y *ssrno el gran rey Dagoberto* fu nterrado "en lal,.r,rlit;r de San Dionisio mrti{'.27

    N. cra todava rey er carolingio, pero todo suceda como si yal.r nonrrrclua merovingia hubiera dejado de existir.

    II.- GonlBRNo DE CanrouN y os plpNollr;,1 transcurrir, sin embargo, diez aos antes de que se diera

    .I ',1 rlcfinitivo; fueron diez ats durante ros cuales tu'-orrqui",r,r ,.,r.r'.li.qia, no dejara de extender su autoridad

    "" O..i;;;;;.N,) r)()r ello tuvieron en menos graclo Carl"*, t-p;i;;",' qr"lr'rr r' l','J', cn un principio, a toda una serie de reberine".ro"rria"-

    ri r. (rr(' cstallaron en cuanto muri su padre: Ia de Grffi hr;ol' r"r'rrrl., tlc carlos Marter, celoso der podrio que se habia otorgado'r '.r' ,rr'(li()lrcrmanos;28 Ia del duque de Aquitaniu, Hrnuto, lrr,." "I rr,l,'., ,tr(.s(' iiz el 742;zo la dLI duque de I., .l;;;;;;'ilo"_

    EduardoResaltado

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  • 10 FUNDACION DEL IMPERIObaldo, el 742,30 y la del de Baviera, OdilOn, en 743.3r Por doquier,la respuesta de los nuevos seores fu, rpida y eicaz, aunque tantoen Baviera como en la regin alamana y en Aquitania tuvierannecesidad de reanudar varias veces sus campaas :t2 y jvzgaranprudente, para consolidar su poder, proveer de nuevo el ao 743 eltrono merovingio, que una curiosa paradoja mrntenia vaco desdeel 737,llevando all a un reyezuelo fantasma, Childerico III, delque slo hacen mencin desde entonces las actrs o[iciales.33 IJnade ellas lleva la siguiente declaracin, que bien vrle la pena citarr"Childerico, rey de los francos, al eminente Carlomrn, mayordomodel palacio gue nos ha establecido sobre el trono. . .",:tL y tal frmulano precisa comentario. A mayor abundamiento, Ios dos mayordomosdel palacio siguen promulgando actas en su propio nombre y lleganen ellas hasta a hacer referencia a "su reino", o a decir, como Iohace Carlomn en el 747, que estn "encargados por el Seor delcuidado del gobierno".er

    Esta tare, en efecto, la realizan como si el reino fuese v"rdu- Sderamente suyo. Emprenden la obra de reEenerarlo, renen conci- "':ilios y publican capitulares en las que expresan su voluntad soberana.Una capitular de Carlomn,36 de fecha 2l de abril del 742 --potanto anterior al establecimiento de un rey merovinqio en el trono-comienza con las palabras siguientesl

    "En el nombre de Nuestro Seor ]esucristo. Yo, Carlomn, duque y prncipede los francos, por consejo de los servidores de Dios y de mis prccres, he reunidoa los obispos y a los sacerdotes que estn en mi reino... para qtlc me aconsejenel medio de restaurar la ley de Dios y la Iglesia, corrompidas en los das de losprncipes anteriores, a fin de que el pueblo cristiano pueda asegurar la salvacinde su alma y no se deje arrastrar a su prdida por falsos sacerdotes."

    Siguen a esto las decisiones acordadas "por consejo de sussacerdotes y de sus nobles", por el "duque y prncipe" Carlomn.Todas ellas se dirigen a Ia restauracin de la Iglesia franca bajola gida de aquel mismo Bonifacio, "enviado de San Pedro", a quienya Carlos Martel haba concedido su apoyo y que, por propia

    3o Cont. de Fredegario, 25, pg. 180.st Idem, 26, pig. 180. C{. Bsnun-Xilrr,eacurn, na 45.32 Continuadores de Fredegario, 27, 28, 29, pgs. 180-181; Biisntn-Nfrr,re-

    r:rrrn, ne 4Ba.ll:l flii1p-fiiirrr,necurn, nq 45.:t.t I ?nr.il l(lrrn, no 51.:rti Ouptu.luria, t. T, n'? 10, pgs. 24-26. F,ste documento tambin aparcce cn la

    corrr,sl,r,nrlorcit rlr: Stn Roniiacio, r:rl. 'l'irngl, prgs. 98-102, na 56.

    IiSTABLECIMIENTO DE LA MONARQUIA CAROLINGIA 11tltiti;rtivr

    -el mismo apstor de ros germanos da testimonio der'll().*,:i7 el hijo mayor de carros Marter habia "hecho ,amar juntoir t'1" para restablecer la disciplina eclesistica en sus Estados.Las medidas promulgadas entonces y que sro se contraan a IosI.rritorios sometidos a carlomn, fueron confirmadas o rectificadasrl.l cle matzo siguiente en Estinnes, en Hainau,r, , ,., .fo despusrrtlrrtadas por Pipino pafa sus propios territorios, en ocasin de un!'i'o(lo reunido en Soissons er 2 d matzo d,el r44. En ra capiturarrrrt'lir.s resume,3e el nombre de Childerico, que haba sido entre tanto,'l.v;rlo al trono, slo aparece en la fecha (.;en el ao 244.. . ."grr,ao'lr'l 'cy childerico"). para colmo, er documento est redactado de"''rr'r'rlo con el modelo de la capiturar der ao 242: ar, quien dicta sur.lrrntad es Pipino,_ "duque y prncipe de los frur.o.,,, ,roluntad'l''' itlicla "de acuerdo .o, lo. oui.po.'; y despus de "iaber sido'r(r)nsciido por el clero y por srs nobles,'i

    ",

    .,'pipiro, .,rur, ilustre,rrr"v.rclomo der palacio" z,o el rey quien al finl del acta estampa

    ''fi.r,a. Tanto en derecho como en-ra rearidad, Ia reforrna de lu11l''si;r de tas Galias fu obra personar de los d;. it;;-;; carrosMu'tcl, a quien prest su concurso San Bonifacio.Lrr retirada de Calomn, que el ao 247 d,ej el siglo para ir arr'rlr;r. sus das en un cenobio,ao posiblemente apresur Ia anuracin

    'l'' lr ficcin merovingia. En efecto, slo ya en Ia cabecera de todo,'l

    'r.ino, Pipino, al que llamamos el Breue, tuvo, es cierto, que hacerIr'rrfr',;r,na nueva reberin de su medio hermano Grifon-at querrrrr'111fsente se haba puesto en libertad despus de ,"" uro,rlr' r'isi

  • 12 FUNDACION DEL IMPERIOuna sola gue emane del rey Childerico, mientras se multiplicanaguellas en las que Pipino se nos presenta en el ejercicio del podersoberano-

    Fareca, pues, llegado el momento de dar el paso decisivo. Enun acta del mes de agosto del 750 aparece Pipino sentenciando p-blicamente en justicia, en el palacio merovingio de Attigny, al quellama "s- palacio"; declara que preside all "rodeado dc srs nobles"(proceles nostr)

    -los obispos, los duques y los condes del reino-y para ejercer el poder "que Ie ha sido confiado por Dios".44Poco despus decide, al fin, separar al ficticio rey en cuyo nom-

    bre gobierna y tomar para s el ttulo real.

    III.- GorpE DE EsrADo or PlprNo "EL Bnevp"Todo hace creer que este golpe de Estado fu preparado cuida-

    dosamente. Durante los dos aos que lo precedieron, segn observauno de nuestros ms serios informadores (uno de los "Continuadoresde Fredegario"), "la tierra se mantuvo sin combates",ao y, en unapoca en la que el renacimiento primaveral traa normalmenteuna actividad blica, todo hace pensar que aquella paz excepcionalse aprovech, sobre todo, para entablar negociaciones. Hay quesuponer que se sostuvieran conversaciones con los prceres del reino,y conocemos, por fuente segura, que las hubo con la Iglesia, cuyoapoyo se crea indispensable. Entre otros detalles, sabemos que elobispo de Wrzburg, Burchard, y el abad de San Dionisio, Fulrad,fueron enviados a Roma a fines del ao 749 o, con ms probabilidad,a comienzos del 750, para lograr la adhesin del papa al propsito deun cambio de rgimen.+6

    Ya haca algunos aos que se haban ido multiplicando las rela-ciones entre los jefes del reino franco y la Santa Sede. La obra dereforma religiosa emprendida por Carlomn y por Pipino en susEstados, el apoyo que todos los misioneros, comenzando por Boni-facio, haban encontrado en ellos, no podan por menos, pese acuanto se ha dicho a veces, que predisponer a ambas potestades paraconcertar un acuerdo ms ntimo. La misma situacin poltica obli-gaba a los pontfices romanos a realizarlo, ya que, despus de unabreve tregua, us relaciones tanto con el emperador como con loslombardos se presentaban ante ellos cargadas de amenazas. Por elhorizonte de Bizancio, donde en 740, despu,s de la muerte de

    44 ltl.tm, no 58,4l' (lont. rlr: lircrlcgitrio, 32, pg. 182, 1. B-9.'ttt ltlt'nt, llll, rrig. l!\2: ,4nntlt's rtrytl5, ato 74.9.

    ESTABLECIMIENTO DE LA MONARQUIA CAROLINGIA 13Len III el lconoclasta, con quien el papado haba tenido que viviren actitud de guerra, pareci al principio asomar una esperanza deduradero acercamiento, volvan otra vez a acumularse nubarronesy, desvanecido el perodo de las iniciales afabilidades y del cambiocle cortesas, el papa Zacaas, aunque oriundo de la italia griega,iba a encontrar en constantino v un encarnizado adversario delculto de las imgenes y, por consecuencia, un enemigo latente de laSanta Sede. De la misma manera, por 1o que haca a los lombardos,con guienes haban mejorado las relaciones en los ltimos meses delrcinado de Luitprando y durante el de su sucesor Ratchis (244-Z49)

    ,lir paz pareca peligrosamente comprometida con la ascensin alroder de Astolfo en junio del 749,a7 Como antao, en los das del,uitprando, el nuevo rey slo tena un deseo, el de realizar a todoriesgo Ia unidad de Italia. Ya se preparaba el ataque, si es que nocstaba en curso, contra lo que quedaba de la provincia bizantinatlt: Rvena *el exarcado- cuando los dos enviados de Pipino lle-1irban a Roma para abrir con el papa las negociaciones que les habat:ncomendado el prncipe franco.a8

    De aquella negociacin no aparece seal alguna en los conistasxrntificios ni, lo que es ms sorprendente todava, en el Codex Caro-/in.s, esa copiosa recopilacin, formada el ao 791 por orden delrnismo Carlomagno, de las epstolas que se cruzaron entre los papasy los primeros carolingios. Pero, segn dice el edactor oficioso,le los anales de Ia corte franca (los Annales royales), del que, enrruc'stra traduccin, hemos respetado el estilo torpe e incorrecto,cl obispo Burchard y el abad Fulrad, fueron "enviados al papa Zaca-rirs para preguntarle, con respecto a los reyes gue, a la sazn, nolrnifln en Francia el poder real, si estaba bien o no que fuese as";rr lo que Zacarias parece que respondi "gue ms vala llamar rey alrttc tenia que al gue no tena el poder real".ae Era

    -ignoramos si conr orrrliciones o sin ellas- la anticipada aprobacin de la actitud gue elrlirrcpe franco se dispona a tomar.

    Scrluro ya de esta aguiescencia, de la gue un texto como el guerr'rbirnros de citar parece demostrar que se di a conocer a la opi-

    'li Sr1,*r torlr esto vase la biogra{a del papa Zacaras (escrita, en opinidn del\l.rrur.i,rr I)rrt,lr.snc, tn vida del mismo pontfice) en el Lber pontilicalis, t, f,rri1u. ,llflll.il(), y lts notrs dcl editor.

    'tA l,il,e r xnrilicul.is, t. I, pig,. M4.' lu ,'lnnttl(\ ttytlts, tlto 74(). Los Continuadores de Fredegario,33, pg. lB2, y

    lil l.lttt\ult lt, tutttiotu, l'itpirti. lrrr:cn nlusin, tambin, a esta aprobacin pontificia;rlt,r rrr,,ilrlltttcttlc rr'rrorlttt'r'tt lr rtisnla fur:nlrr rrrc r:I autor

  • 14 FUNDACION DEL IMPERIOnn pblica, Pipino decidi en noviembre de 751 encerrar en unconvento al merovingio Childerico y se hizo reconocer personal-mente como rey en una asamblea reunida en Soissons.r'()

    Su elevaci,, ai trono, contraria en principio a la tradicin francaque limitaba Ia eleccin a los miembros de la Iarnilia merovingia, tuvolugar con formas inusitadas; la habjtual eleccin por el pueblo, segnla requera la antigua costumbre franca (morc Francorum, dice elanalista), [u seguida e:r Soissons por un ccremonia desconocidahasta entonces en la Galia y en el curso de l cual el recin elegidorecibi la uncin santa de manos del obispo de Gerrnania, Bonifacio.5lCon esto se propona el carolingio, sin duda alguna, hacer visiblea todos la aquiescencia otorgada por el Soberano Pontfice a lausurpacin rcalizada. No era, en efecto, San Bonifacio, el legado,el enviado personal del papa con el que estaba, como lo demuestrasu correspondencia de la poca, en ntimo y permanente contacto?La presencia y actitud del ms calificado de los representantes deljefe supremo de la cristiandad significaba, por tanto, ante los espec-tadores, que la instauracin de un orden nuevo se llevaba a caboen pleno acuerdo con aquel que deba ser considerado como el mslegtimo intrprete de la voluntad divina.

    El gesto de San Bonifacio, al verter los santos leos en 7a cabezade Pipino, tena por resultado convertir al carolingio en el elegido deDios, a la vez que en el elegido del pueblo. Sobre esto no cabeduda alguna: se renovaban los tiempos bblicos y la consagracinadquira a los ojos de ios contemporneos stl valor antiguo. Si elalcance de este rito olvidado poda no ser comprendido por la masade los fancos no suceda 1o mismo con respecto al selecto grupoclerical alimentado con la lectura de los Libros santos. Igual queSal y que David, Pipino era el ungido del Seor y como ellos seconverta en su mandatario; de Dios reciba la investjdura, gue sig-nificaba un verdadero sacerdocio, como 1o fuefa, segn el testimoniode los libros de Samuel y de los fteyes, el de aguellos a quienes lavoluntad divina, y no su nacimiento, habia designado para regir alos fieles del Topoderosc.

    La analoga de las situaciones debi conmover a los hombres deIglesia y por-muchos aos la historia de Sal y de David iba a estarpresente en sus espritus en todo momento y a ser continuamente evo-cada por ellos como una especie de prototipo de la misma historiaca rolin g ia.

    I'n ,'l11's t,,.t.,i,'s. ro 750, rgs. B t'l(): (hnt. tltr I"rtrrlt'glttir,, ltlt, rii1. ltlll.t't Itl,'ttt rir,r''ii(), lr'r"r.. ll v ll).

    ESTABLECIMIENTO DE LA MONARQUIA CAROLINGIA 15Hay que admitir sin esfuerzo que esta resurreccin de la cere-

    monia bblica de la consagracin haya podido ser facilitada por elrecuerdo de un pasado menos lejano. La monarqua visigtica prac-tic parecidos usos antes de ser barrida, a comienzos del siglo vrrr,b2por la conguista musulmana, y nada impide suponer que se poseyeraninformes cincuenta aos ms tarde en la Galia por cualquier librolitrgico o cualquier recopilacin cannica importada de Espaa.Es posible, tambin, aungue menos seguro, que ya fuera usada laconsagracin en los pases anglosajones de los que vena San Boni-[acio.53 Pero en todo caso prdt

    _--t"rrerse por seguro que los antece-dentes bblicos impresionaron directamente el espritu de los clri-gos del siglo vlrr y que en tal evocacin hall Pipino fuerza y presti-gio capaces de hacer ol..,idar el origen revolucionario de su poder.

    IV.- LranAMTENTo DEL pApA EsrrseN II er nry FRANCoY LA "PRoMESA" DE PrprNo

    Carecemos de detalles sobre la acogida que tuvo este golpe de Es-tado, pero cabe razonablemente suponer que la adhesin no fu un-nime 5a y que no parecieron de ningn modo superfluas las nue-vas manifestaciones de la Iglesia en favor del "elegido de Dios".

    Precisamente proporcion ocasin para ellas el haberse agravadocl peligro a que exponan al papado las victorias lombardas del otrol;rdo de los Alpes. Rvena haba sido ocupada por Astolfo a comien-zos del verano del 751 ,y al ao siguiente era amenazada Roma.l'll sucesor de Zacarias, el papa Esteban II, elegido en marzo del752, trat en vano de negociar, pero Astolfo no escuch susrlemandas.

    La conmocin gan finalmente a Bizancio. La perdida de Ra-vcna, con la que Constantinopla haba sostenido siempre constantescomunicaciones, fu all vivamente sentida y se envi a un alto fun-t'i.nrrio del palacio imperial, el silenciario |uan, para protestar anterl rey lombardo por aquella usurpacin. Era perder el tiempo!Ast

  • 16 FUNDACION DEL IMPERIOy slo contest al recurso que le dirigieron Roma y sus habitantes,redoblando las amenazas".55

    El emperador Constantino V, hio y succsor dc Len III el lco-ncclasta, no estaba evidentemente en disposicitin dc hacer respetarsus derechos en Occidente. Esto lo saba bien el papa Esteban II,que aun envindole, por guardar las formrs, tlna cmbajada solici-tando socorro 56 enviaba a Pipino, con toclc secrcto por conductode un simple peregrino, una carta exponicnclolc str angustia; en ellale expresaba, adems, el deseo de ir a conferencirr con l y le rogabague le enviase a buscar a Roma con hombres dc confianza.s1 Erauna medida doblemente prudente, ya que los carninos, infestadosde lombardos, no eran seguros y, por otra parte, antes de ponerse encamino quera el papa, sin duda, obtener de Pipino un acto quecomprometiese claramente la responsabilidad de su futuro aliado.

    Las respuestas a estas dos gestiones intentadas por Esteban II,una en Constantinopla y la otra en la Galia, llegaron con pocassemanas de intervalo, hacia fines del verano o comienzos del otoodel ao 753. La de Constantinopla era una invitacin para signi-ficar de nuevo al rey lombardo, de parte del emperador, la ordende evacuar los territorios que haba conquistado. Nueva y vanaprotesta diplomtica gue realizaba el emperador por medio del obispode Roma, al gue consideraba como un funcionario imperial. La de laGalia, tan deseada, lleg a travs de una embajada compuesta pordos grandes personajes: el obispo de Metz, Chrodegango y el duqueAugiero, ambos encargados evidentemente de asegurar al papa sobrelas intenciones de su seor y, adems, de acompaar a Esteban II,segn era su deseo, hasta su pas, en donde estaba preparada unaentrevista.s8 El papa no poda tener la menor duda en elegir entreBizancio y los francos y no nos sorprende saber que efectivamentese puso en camino el 14 de octubre del 753 dirigindose a Ia Italiaseptentrional y a la Galia protegido por los enviados de Pipino.rc

    Sin embargo, por un ltimo escrpulo y para tranquilizar su coll-ciencia, Esteban [u a Pava a visitar al rey Astolfo y a cumplir lamisin que le haba encomendado el emperador; como era fcilmente

    55 Estos hechos y los siguientes slo nos son conocidos por la versin, visible-mente tendenciosa, que da de ellos el bigrafo de Esteban II en el Liber pontifcals,ed. L. DucnssNr, t. I, pg, 442. Su narracin se hace, con frecuencia, apologtica,pero sus lneas generales pueden tenerse en cuenta'

    r$ L.bcr ponti,licali.s, t. l, pg. 442.r't l,ltm, pg. 4M.a lln, prig. 445.t'tt lltm, rrig. 4,4J-r.

    ESTABLECIMIENTO DE LA MONARQUIA CAROLINGIA 17previsible choc all con una categrica negativa a recibir el men-saje y, sin hacer caso de las tentativas de intimidacin gue le hizocl rey lombardo, se puso en camino para Francia, con uru buerracscolta, en noviembre.60

    Consciente de la excepcional importancia gue tenan las nego-ciaciones gue iba a emprender, Esteban II ilevaa consigo u alguioscle los principales personajes de la curia: seis cardenales, el arce-rliano de la Iglesia romana, el primicerio y el secundicerio de suralacio, gue eran, los dos, altos funcionarios de Letrn, y un nutrido'squito de sacerdotes y diconos romanos. A pesar der'fro, ra tra-vcsa de los puertos se realiz sin dificultad"., pero

    "l ..iro "r,lirrgo y hasta el 6 de enero d,el 254, en pleno invierno, "rp"e. a"rrna detencin en el convento de san r\iauricio en valais,'no furccibido el Soberano Pontfice en el dominio real de ponthion, nolcjos del actual vitry-le-FranEois, por el rey pipino que haba saridor s._ encuentro. ]untos se trasladaron ambos al monasterio delirn Dionisio, donde el papa se instal para pasar el invierno y en'l"ttde se prosiguieron las conversacionesiniciadas en ponthion.or

    No conocemos los detalles de estas conversaciones, pero sus re-''.lt.dos fueron claros. su conclusin se sealo po" un. ."r;;;;t.r.t: tuvo como escenario la iglesia abacial de san Dionisio y durantel'r .rral Esteban II procedi de nuevo a consagrar al principe francov lrreqo a sus dos hios carros y carromn.62 Lrn contemporaneo'rrlirtlt' que el mismo da el soberano pontfice bendio u Iu ,einullrlfrrde, esposa de Pipino, y gue ..prohibiO a todos, tao pena detrrlrrrlicto y de excomunin, eregir jams a un rey sarido de otrar='rlir're que la de aquellos prncipes gue la divina piedad se habarlirrrir(l() exaltar y, por intervencin de los santos apstoles, confir-,r,r' y consagrar por la mano del bienaventurado pontfice su vica-r.".rr:r ]iste texto, tan curioso, no es ms gue una nota perdida allllr,rl rlc ,n manuscrito, copiado, en er mismo san Dionisio, algunos'rtlrr''r'is tarde, por un monje de Ia abada, posiblemente testigo'1,' l,l rt'()rltccimientos; no posee valor oficial y sin duda slo traducel'r r''r'r;().irl intcrpretacin de su redactor, pero hay que pensar que

    ttt Itlt'nt, i;,s. rl.l5-44,6.ttt l,l,.ut. rri,s. ,1,16.44,8; continuadores de Fredegario, 86, pg. lB3. para la cro-r,,,lr,rlt, r'f. ll,rrlvr.lr l\litlll,llr:rrr,:n, nq ?3f.tt' I l',. trtrrrilit.ttlis, t. l, rrig. 44.t\; Ann.ales roy.les. ao 754, pg. 12; Chronique, .ll,,r',,. rri,. ll()il; (ltnlt,t O.rol., r:.rla 7, tttlas lipistokte, t. IIi, pag.+OS."' I l,ttttttl,t. rril'r'. 'lrrlr rr(r. srrrrr. rr ulr:nti.irrarl rrcr tcxto, u"I Bnour,

    "a,t , ttr'.y',t ,t:,.. ."' ..rir.. t. \\\,lll ( l9:7), rr;1s. lZi),lfll, y L. Lr:r,rr.r.,rrN, cn Ia Bj_i1.,t,,,,t, ,1,' l'1,,'t,, tl,. (.'ltttttt.. tollr,r l,XXXVlll il():lZ), rrigs. !0, 11.

    EduardoResaltado

  • 18 FUNDACION DEL IMPERIOresponde a un sentimiento compartido tambin por otros. La nuevaconsagracin, extendida ahora adems a la descendencia de Pipino,no slo tena el efecto de repetir, reforzndolo, el acto tealizado anta-o por San Bonifacio, sino que confera a la familia del que en unprincipio no era ms que un usurpador, una consagracin solemnecalificndola a toda ella y defrnltivamente para la realeza. En nombredel papa haba San Bonifacio convertido a Pipino en clegido de Dios,ahora el mismo papa, intrprete autol.izado de la voluntad divinapor ser el sucesor del prncipe de los Apstolcs, haca de la familiacarolingia la designada especialmente por Dios para gobernar al pue-blo franco.

    Con todo, muchos aspectos quedan oscuros en este asunto. Lamisma fecha de la consagracin de San Dionisio se presta a contro-versias. Algunos la sitan en el verano del 754, en el mes de ulio.0+Pero todo hace pensar gue tuvo lugar en la primavera, lo que suponeya varias semanas de negociaciones. Pero, ms aun que la fechasera deseable conocer 7a naturaleza y la forma precisa de los com-promisos a que se obligaba el rey franco a cambio del apoyo que leproporcionaba el papado. Nos gustara tambin saber en qu' atms-fera se desarrollaron conversaciones tan decisivas para el porvenirde las dos partes. Por desgracia, desde que el Soberano Pontficepenetra en el territorio de la Galia, comienzan las oscuridades. Loshonores que se dispensan a Esteban II cuando llega a Ponthionnos revelan un protocolo inusitado hasta entonces y que el bigrafopontificio seala con visible complacencia.os Pipino sali al encuentrode su augusto visitante hasta tres millas de distancia de xt palaca;cuando vi a Esteban II, descendlo del caballo y se arrodill humil-demente junto con su esposa, sus hios y los grandes personajes desu squito; luego, en seal de respeto, camin a pie al lado del papa,que iLra a caballo, y, por algunos momentos, sostuvo la brida de sumontura, como si fuera un simple escudero del pontfice.

    Pero todava no hemos llegado al cabo de nuestro asombro. Enel oratorio real de Ponthion, en donde tuvieron ambos su primeraconferencia, el papa ,-segn dice su bigrafo- recibi la promesade Pipino, bajo fe de juramento, de entregarse 'por todos los mediosa la tarea de restituirle el exarcado de Rvena, as como los dere-chos y territorios de la repblica".66 Pero inmediatamente se nos

    (;1 Va)se L, L;vrlr-rrN, L'aunenent de la d,ynastie carolingenne (ne 84 de l'rIlilrlirrgr.tla) quc propon(i, adems, para todos los acontecimientos de los aos 749-7i7trna cronologit rlrtcva. I)c clla rliscrepamos lundamenta]mcntc.

    ti6 Lil)t't utrtl.ilit:ulis, t. I,1t5g. 44,7.titt ltlt nt, ,it. '1 lll.

    ESTABLECIMIENTO DE LA MONARQUIA CAROLINGIA 19ocurre preguntar: a qu restituciones ha querido referirse el papa?Es que no pertenecan al emperador aguellos dominios?

    Y al llegar aqu hay que incluir en el expediente un documentocuyo origen ha producido desde hace siglos constantes controversiascntre los historiadores, pero gue tiene todas las probabllldades dehaber sido llevado por el papa Esteban II en su equipaje para impre-sionar al prncipe francoi nos referimos ala Falsa donacin de Cons-ftntino.67 En virtud de esta acta, sobre la gue existen poderosasrirzones para creer que acababa de ser inventada entonces precisa-rrrente, aprovechando diversas leyendas, por un falsificador al ser-vicio de la Santa Sede, se atribua al emperador Constantino el(lrande el haber concedido al pontfice romano, en la personarlcl papa Silvestre I, amplias cesiones; muchas de ellas, como vamosr ver, resultaban extremadamente oportunas para aquel momento enrl que, tanto dentro del oratorio de Ponthion como en la capilla delirn Dionisio, Pipino y el sucesor del papa Silvestre, Esteban II, seocrrpaban de vincular mutuamente sus destinos.

    Ill acta tiene amplias dimensiones, ya que est contenida en unasot'lro o diez anchas pginas. Comienza con una larga evocacin delrs circunstancias que llevaron al emperador, cuando [u curadorrilrqrosamente de la lepra, a abjurar el paganismo y abrazar la fer listina, en la que Ie inici el mismo papa Silvestre, y en rcono-r irrricnto de todo lo cual, Flavio Constantino, reverenciando enli,ur l)cdro "al vicario del Hijo de Dios" y en los pontfices romanos"r lrs representantes del prncipe de los Apstoles", declara su,lcr,.'o cle asegurar a estos ltimos que deben su principado a la AItaVolrrntd de Dios, un poder ms arnplio que el gue l mismo poseer rnl() ('rnperador por indulgencia de los hombes. Ansioso,. en cons-r u'n( iir, de laborar por la exaltacin de Ia Sllla de San Pedro, deci-,li,'r "r'cconocerle el podero, la dignidad, los medios de accin y losIr,,rroes imperiales, es decir, el primado sobre las cuatro sedes prin-,ll,rL.q rle Antioqua, Alejandra, Constantinopla y |erusaln, asrrrur{r.i()l)rc todas las iglesias del universo entero". Y he aqu, del,r,nl(), cst;rblecida, por un acto solemne, la primaca de la Sede,1,'lJrtnr;r, y a los otros patriarcados, incluso el de Constantinopla,

    r llrr!, ,L.r.llrr rrrrnrerosrs rdiciones. Una de las mejores es la de K. Zurrnrtn, en lal,.tp,tl',' ltrr litr,lrtll t,.n Ontist (Rcrln, IBB8, in-Ba), pgs. 47-59, reprorlucida enf ,,,,,,,,r,.,r11,..1. ll,rr,r,ur (t1,46 da la Bibliografa), pgs.24I-250. El documento,rr 'r i ,,lr,r lrri,i irrrli,.Utr sr. r(.iltonlil u comionzos del siglo fx, ha sido objeto de nume-

    f tt,lrr'r , r1i,,,r. r'rtllc tllos rt'r'tr'rlttttrs cslrccialmente cl det I-cvrsoN. Konstan-' . ,, tt, \, lTt rrl,rut; tuttl ,\ilt,tst,'tlt,i:,,ilr.

  • 20 FUNDACION DEL IMPERIOque en el siglo vIII era inspirador de la poltica imperial, reducidostodos ellos al rango de simples agencias ejecutivas.

    A esta primera concesin agreg Constantino el regalo del pala-cio de Letrn y de la iglesia de San Pedro del Vaticano; el derechoa que el papa llevase la diadema y las insignias inrperiales: clmidede prpura, tnica escarlata, cetro y bastn de mando; el derechoa la misma escolta de caballeros "que acompaan la gloria imperial";el poder de "crear patricios y cnsules"; y, en [in, y ,sta er,a la mssensacional concesin, la soberana sobre Roma, Italia y hasta sobretodo el Occidente:

    "A fin de que en nada sea despreciada la dignidad pontifical, sino que recibahonor y gloria y tenga an mayor podero que la dignidad dcl imperio terrestre,donamos al bienaventurado pontfice, nuestro Santo Padrc Silvcstre, papa univer-sal, y le entregamos, tanto a l como a sus sucesores, no slo nuestro palacio citado(el de Letrn), sino la ciudad de Roma, y con ella todas las provincias, todas laslocalidades, todas las ciudades, tanto de toda Italia como dc todas las regionesoccidentales y, por una firme decisin de nuestra autoridad inrpcrial, en virtud deeste edicto sagrado y de esta pragmtica, las reconocemos corno clc plena propiedadde la Iglesia romana para que disponga de ellas a perpetuidad. Tambin hemosjuzgado conveniente transferir nuestro imperio y el ejercicio de nucstra autoridad alas regiones orientales, erigir en la provincia de Bizancio, en lugar particularmentefavorable, una ciudad que llevar nuestro nombre y estableccr all nuestro imperio.Pues donde el principado de los sacerdotes y la capital de la religin cristiana hansido institudos por el Emperador celestial, no es justo que el empcrador terrenalejerza su podero."

    Tal es lo esencial de ese texto famoso que ser muy frecuente-mente citado a Io largo de la Edad Media y sobre el que se apoyarnmuchas teoras resonantes. Pero, adems, contiene todava variasclusulas notables, de las que no sealaremos ms gue una: despusde haber recordado, al paso, que haba renunciado a su blanca tiarapara cubrir con ella a aquel que gustosamente reconoca por Sobe-rano Pontifice de toda la cristiandad, Constantino agregaba que"por respeto a San Pedro" habia desempeado junto a Silvestre Iel "oficio de escudero", llevando de Ia brida su cabalgadura.

    Como vemos, este documento, no slo en su coniunto seala eIorigen del significativo protocolo adoptado en Ponthion o a lo menospresenta estrechas vinculaciones con 1, sino que explica tambin, ypretende justificar, las reivindicaciones territoriales de Esteban II,y parece efectivamente que constituye el perentorio argumento desti-nado a vencer, llegado el caso, las vacilaciones del rey franco. Argu-mento tanto ms necesario cuanto que Astolfo no temi hacer salirrlcl cl;tstro, en donde viva retirado desde el 747, a Carlonr;in,ht'r'rrurrro tlc [)ipino y, sin p('rcli

  • 22 FUNDACION DEL IMPERIOdebida forma, el alcance exacto que tendra su intervencin, sea-lando por anticipado 7as rcstitucones que se propona realizar.Ts

    La desaparicin, posiblemente intencionada, de este documentoimpedir siempre llegar, en relacin con su contenido, a conclusionesdefinitivas.z+ Debe hacerse notar, sin embargo, que resulla curiosogue por parte de los francos se abstuvieran de hacer alusin a suexistencia y que del pontificio se limitaran a evocarla sin reproducirnunca sus trmino,s.?5 La idea de restitttcioncs debidas al papa, quesupona el reconocimiento de un derecho para el cual nicamente laFalsa donacin de Constantino poda servir de apoyo, repugnabamenos en s misma a los contemporneos de lo que actualmentesucede, ya que el papa, desde haca mucho tiempo, era el seorefectivo del "ducado de Roma" y ya haba obtenido varias vecestrasantao que se le entregasen plazas evacuadas por las tropaslombardas. Pero, segn se deduce del Libcr pontificalis, esta vez seiba ms lejos en estos intentos, ya que entre los bienes que debanser lestitudos al papado se incluan territorios como el exarcado deRvena ?6 del que haban sido arrojados por los lombardos, hacamenos de tres aos, los representantes directos de Bizancio. Real-mente el papa trataba de obtener de la situacin ventajas que ningnantecedente haca presumibles en el pasado.

    V.- RBars,zA DE DERECHo DIvINoDesde entonces es completa la vinculacin de intereses entre Ia

    realeza franca y el papado: el porvenir o destino de cada unade las dos partes interesadas depende en gran medida de los xitos dela otra. No se trata nicamente de una cuestin de prestigio: la exis-tencia de un papado fuerte y, con todo, sosteniendo obligaciones parael carolingio le resulta tan necesario a Pipino, cuyo poder reciente-mente establecido choca an con insidiosas resistencias, como una

    73 Liber pontfcalis, t. I, pg.498 (biogra{a de Adriano I).74 Monseor Saltet, en una serie de artculos publicados en el Bulletin de ltt'

    rature relgieuse de Toulouse (ver Bibliogra{a, ne 108), llega hasta afirmar quenunca hubo "promesa de Quierzy" y que la tarda alusin que se hace a ella en elLi,bcr pontilcalis por el bigrafo del papa Adriano (pasaje citado en la nota ante'rior) carece de valor. Pero cmo explicar en tal caso las cartas (citadas en la notasigrrir:nte) cn las que el mismo papa Esteban II recuerda, poco despus de Quierzyy r:n tt':rnrinos forrnales, el acta de donacin que eI rey franco haba suscrito cn {vor'rh lt Iglr:sil rnmanB. con antcrioridad a su viaje a Italia?

    i (iyla Ctrol.., r:lrLas 6,7,11.itt l,ilx.t trtntilirul.is, t. f, rrgs. 44.4'-44.( y, r'srrtittltttt'nlr', '1lfl ( lrio1r'rrlrr rk:

    l,lxtr.lrrr I| ).

    ESI'ABLECIMIENTO DE LA MONARQUIA CAROLINGIA 23realeza franca slida es indispensable al Soberano Pontfice quefrente a los lombardos carece de cualquier otro apoyo'

    Para esa misma realeza, las consecuencias de tal estado de cosasson decisivas, El papel desempeado por la Iglesia en la revolucindinstica que favoreci a la casa carolingia, tuvo por primer efectodar a la autoridad real un carcter nuevo.

    Sin duda, ya algunos reyes merovingios se haban apoyado enDios para justificar sus frecuentes intervenciones en los' asuntoseclesisticos. El ao 585, el piadoso rey Gontrn, al invitar a losobispos de sus Estados a predicar el retorno a una ms cuidadosaprctica del culto y al recordaf a sus sbditos la obligacin deldescanso dominical, invocaba, como respaldo de sus decisiones, susdeberes para con Dios "de guien", subrayaba,TT "tenia el poder dereinar" (facultas regnand). Reminiscencia del libro de los Ptouet-;os (VIiI, 15-16); "Por m reinan los reyes, las autoridades de-cretan el derecho; por m los prncipes gobiernan y los magnatesjtzgan con equidad." Este es tambin el pensamiento de San Pablo:t'Tdu alma se someta a las autoridades superiores. Porque no hayautoridad que no sea instituda por Dios (non est enim potestas nisia Deo); y las gue existen, por Dios han sido ordenadas. As que elque se opone a la autoridad resiste a la ordenacin establecida porDios".78 Lo que quiere decir, como lo han explicado perfectamentedesde San Agustn, pasando por Casiodoro, trsidoro de Sevilla yGregorio el Grande,?e los diversos comentaristas de San Pablo, quetodo gobierno, toda magistratura es de institucin divina, porgue,ya sea en bien o en mal, e1 orden establecido 1o ha sido por 1a volun-tad de Dios y gue un prncipe, cualquiera que sea, aunque se tratecle un Nern, no posee, segn palabras de San Agustn,8o "el poder derrandar si este poder no le ha sido dado por 1a Providencia". Slocn este sentido muy general se crea Gontrn apoyado para con-vcrtir a Dios en autor de su Poder.

    Pero en 1o sucesivo va a ser diferente. La misma persona del)ipino y las de sus descendientes han sido objeto de una eleccin,livina. Tal eleccin tuvo lugar en Ia rnisma forma que en los das('rr (r(' Israel reclamaba un rey y plugo a Yahvh designar perso-n,rl,ll,'ntc y hacer ungir, para ocupar el trono, primero a SaI, luego,r l)rvirl y lucgo a Salomn. Al gesto del sacerdote Samuel, derra-

    i I (.',tl,ittlutiu. l. T, n' 5, pg. 11' 1.30.it\ l'.'[isltltt ,r. lt,s ronuutos, xrrr, 1-2.,rr ( ll. li. W. y A. .1. (l,rrrr.vt.i, I history ol metliaeual politcal theory in the

    ll ttt. t. I ( lir:i(l), rr'ils. l4fl-l5ll, 157, 170-l7l't\r I.tt l'itttltttl tl,' I)it, Y, lt).

    @*

    EduardoResaltado

    EduardoResaltado

  • 24 FUNDACION DEL IMPERIOmando el santo leo, por orden de Dios, en la cabeza de Sal o deDavid 81 vena a corresponderse el de San Bonifacio y luego eldel Soberano Pontfice, haciendo otro tanto con Pipino y con sushijos. Poda, pues, el carolingio decir al Seor, corno Salomnr "Tme escogiste para rey" (Tu elegisti me t,cgcm);sr o como para Salo para David, "el Espritu de Yahvh lo invadi";s:r l es su mar-datario. Si ninguna de las actas de Pipino, que se conservan en su ori-ginal, lleva todava 8a la frmula "rey por la qracia de Dios" (Deigratia rex Francorum), que regularmentc vin il emplear ss suceso-res, el concepto que tal frmula contienc, sc cxpresa ya en ellasvarias veces: "Con la ayuda del Seor que nos ha colocado en eltrono. . .",85 se lee en el encabezado de un acta del a.o 760; "Habin-donos ungido la divina Providencia para el trono real...",86 o bien:"Habindose realizado enteramente con la ayuda del Seor nuestraascensin al trono. . .", segn se lee en actas del 762 y del 768.atY no se trata de puras frmulas protocolarias, sino de la afirmacinconsciente y reiterada de una doctrina cuya marca o seal van allevar pronto estampada todas las capitulares de los primeros caro-lingios y segn cuyo espritu el rey de los francos, a partir de Pipinoel Breue, ha recibido efectivamente de Dios la misin personal dereinar sobre el pueblo franco y de laborar, apoyndose en ste, porel triunfo de la religin de Cristo.

    81 Libro I de los Reyes (I de Samuel), x, 1; xvr, 13.82 Libro de la Sabidura, rx, 7.83 Libro I de los Reyes (I de Samuel), x, 6; xvr, 14.84 Mucho tiempo se crey Io contario dando fe a copias arregladas.85 Dplom, Karol., t. I, na 14: 'oJuvante nos Domino, qui nos in solio regni

    instil.uit..."9ti l(ln, n? 16: "Et quia divina novis providentia in solium regni unxissc ma-

    nifr:slult cst. . ."li ltlttn, rru 25 y 26: "Inciricnlil l:gni nostri affcctu dt: Ilostr' or(]ctiorrr: ilrlr.grc

    rttxilirrlo I ),rirr,..."

    CAPITULO II

    LA OBRA DE PIPINO

    I.- INtenvENCIN EN ITALIA (755-756) Y "DoNACIN" A LASeNt Sror

    La primera tarea que incumba a Pipino, una vez asentada la rea-leza en los basamentos que acabamos de ver, era la de cumplir laspromesas que haba hecho a Esteban II y de las que dependa, ade-rns, grandemente el porvenir del papado, tan ntimamente vinculado,en 10 sucesivo, al de la misma monarqua franca.

    Ante todo tena que obligar al rey lombardo a evacuar los terri-tolios cuya cesin al Soberano Pontfice haba sido acordada. Alrrincipio, trat Pipino de lograrlo por medios pacficos, y a este finric realizaron activas negociaciones durante el verano y el otoo del754, co la esperanza, constantemente defraudada, de atraet a Astol-fo r rrn arreglo. Todo este trabajo fu en vano y slo la fuerza podatlcciclir. En la primavera del 755, un ejrcito franco sali de losrlrccleclores de Soissons dirigindose a Lyon y de all a la comarcarlt'l;r Maurienne [Saboya], en donde Pipino se uni al grueso deriri tropas junto con Esteban IL1 Despus de un ultimtum intil,lir cxpcdicin franque los Alpes por el puerto del monte Cenis yIrrr'1,r, cmpujando a las vanguardias enemigas, los francos avanzatonhrst;r Pava, capital del reino lombardo, donde Astolfo se dejlrr'(;rr, Ilarece que su resistencia [u dbil y todo hace creer que set'r.ii1rrri pronto a ceder, a 1o menos aparentemente, para desemba-r'r.,;il':i(. rlcl invasor. Por su parte Pipino parece que se declar satis-l'rrh,,,t,n bastante {acilidad. Posiblemente no vea con claridadrrlrr'l rrcrlrcio ni tena entusiasmo por una empresa que de prolon-tlril,ir. l)()(lir l)()ner en peligro su propia situacin dentro de sus Esta-rln,r; l)r)t olrlt r;rrtc no poda contar con los recursos militares msnll ,1,' l,r,; r;t'rrr;ulls cue determinaba la legislacin, ni con el concurso

    t ltttttlt' rtttlrs, rro 755; r:ortliltttttlores dc Frcdegario, 37. Cf. Lrvrrr,erN,l'tt.1,t,tt,ttt ,l, ltt l.ttttttit tutt1.. (rtl|4, rL: lir Ililrliografa), pg,.24 y sigs. que aquE': -rl,rrt'r. r,r'rlnrllunlrll ln rlr'sttl r,rittiritt, rL'l;L ctottologn tratlitlional.

    ?5

    EduardoResaltado

    EduardoResaltado

  • 26 FUNDACION DEL IMPERIOde sus fieles, a quienes no interesaban los asuntos pontificios; porello se content con el compromiso que adquiri Astolfo, bajo jura-mento, de que evacuara el exarcado de Rvena y algunas otras con-quistas recientes o al menos no exigi de l sino la ilusoria garantade cuarenta rehenes; despus de esto, con la conciencia ya tranquila,hizo conducir al papa hasta Roma y regres al reino franco, endonde se encontraba lo ms tarde desde el comienzo del veranode\755.2

    Pero con todo aquello no estaba eximido de su obligacin, ya guela promesa que haba hecho al papa de ayudarle a contener a loslombardos establecindole en los territorios cuya posesin crea elpontfice, con razn o sin ella, necesaria como consecuencia de lainhibicin de los emperadores, no poda considerarse como cumplidamientras Astolfo no la realizara. Ahora bien, apenas haba Pipinoregresado cuando ya el rcy lombardo, olvidando sus juramentos, senegaba a ceder nada, y el papa se vea obligado a reconocer el .ra-caso de la poltica seguida por su aliado en su intervencin al surde los Alpes.

    Las cartas que le dirige, slo unos meses despu,s de la capitula-cin de Pava, rezuman la ms amarga decepcin. Qu significa,pues, para Pipino y sus hijos, el acto realizado por el SoberanoPontfice en la ceremonia de San Dionisio, cuando "San Pedro" noha obtenido "justicia" despus de la brillante victoria con la que, sinembargo, galardon el Todopoderoso a las armas francas? a Al"ungirlos como reyes" no les ha dedicado al servicio de la santaIglesia y no les confi el mandato de obligar a restituir 1o que sedebe al Prncipe de los Apstoles? t No se oblig Pipino a elloen un diploma firmado por su mano? 5 Ha sido vano gue pade-ciendo el papa un largo y penoso viaje, fuese desde Roma "a depo-sitar en sus manos, por orden del Seor", aquella causa sagradaentre todas; ya desembarazado de toda influencia, Astolfo "se hanegado a restituir a San Pedro Ia ms pequea pulgada de terreno"y su negativa est impune.6 Y he aqu que pronto reanuda su ofen-siva. A comienzos de enero del 756, acampa delante de Roma. Des-pus de apoderarse de localidades situadas en "el patrimonio de

    2 CI. los textos citados en Bqnrn-MHrnecnrn, nq 76a a 76h, q:ue hay tluer:orrcgir, en cuanto a la cronologa, de acuerdo con el artculo de Ltvrr,r,,rr:* citadot'rt lt nrt ntcrior.

    :i Ott{t'x Otrol., carta te 6.I ltlcnt. n't 7.3 ltl,,ttt. o,; (t y 7.tt ltltttt, tlt 7.

    LA OBRA DE PIPINO 27San Pedro", es decir, en los dominios particulares de la Iglesiaromana, cerca por todas partes la capital de la cristiandad, en cuyosalrededores, escribe Esteban II, sus tropas multiplican las profa-naciones de iglesias y de monasterios, los pillajes, las violaciones,,las matanzas. Se llega ahora, segn 1, a que los lombardos desdeeny menosprecien a los francos". "iQue vengan, pues, exclaman, quevengan a arrancaros de nuestras manos!" As es escarnecida laalianza franca y, a pesar de la gravedad del momento, Pipino noactal 7

    El llamamiento del papa se haca cada vez ms apremiante, yhasta suplicante. En nombre de los dos jvenes herederos del tronofranco, a quienes considera, por la consagracin que les impartien San Dionisio, como hi;os espirituales suyos, y que no son menosdulces a su corazn que al de su padre, Esteban II

    -aunque no seasino para evitar que llegue un da en que la desgracia se abata sobreellos- conjura a Pipino para que Yaya a socorrerle, ya que de otramanera el rey carolingio se expondra a una penosa sorpresa cuandoen el da del |uicio, rodeado de San Pedro y de otros apstorles, lepida el Seor cuenta de sus actos. "No te conozco", le dlra entonces,si no obtiene ahora su apoyo, "no te conozco, pues no socorriste ami lglesia, no hiciste nada para defenderla a ella y a su pueblo enpeligro".s I-Jna demanda igual [u dirigida al pueblo franco e y, paraconmover ms intensamente los espritus, la cancillera pontificia,recurriendo a la prosopopeya, adjunta al expediente de tan insistentesrucgos una carta, todava ms apremiante,lo por la que San Pedror.n persona reclama un inrnediato auxilio de Pipino y de sus hi;os:

    "...Vosotros, que sois mis hiios adoptivos, venid a arrancar de manos de misrrrcrrrilos mi ciudad de Roma y el pueblo que me fu confiado por Dios; venid aIrrot('llcr del contacto de estas gentes el lugar en donde reposa mi cuerpo; venidn lllrcrar a la Iglesia de Dios, expuesta a las peores tormentas, a las peores opre-rioilr.s r causa de ese abominable pueblo lombardo! Vosotros a quien tanto amo' ' .rrl;rtl sc1uros que entre todos los pueblos, el de los francos me es particularmentertrcrirkr. As os coniuro a hacerlo y os aconsejo a ello, oh reyes cristiansimos!,lllrlrr0, Carlos y Carlomn, y lo mismo a cuantos pertenecen al orden sacerdotal,llrlrpos,;rlxtclcs, sacerdotes, monjes, y a los duques y condes, y al pueblo francollrIr r.trtr.l.o, dad fc a mis exhortaciones Como si eStuviera all entre vosotrOs ViVOl, Ir'r'r;r'ntr', l)ll('s (luc si no me vis en carne y hueso, estoy ah en espritu. Y, junta-Ir.lr.(()nnr(l(), trmhin nuestra seora la madre de Dios, ]a Virgen Mara, os con-ltir, rr:i,tr.orrsr.iir y os ordcna, as como toda la milicia celestial de mrtires y COnfe-

    I l,l,'nt, ne l\.'t /,/,'rrt, lt'' ll.I ltlt'nt. tr r).

    ltt ltlt'nt. tt''' lll.

  • 28 FUNDACION DEL IMPERIOsoeJ de Cristo, para que tengis piedad de esta ciudad de Roma que Dios me haconfiado y del rebao del seor que alli pastura y de ra santa Igresia que el Seiiorme di en guarda. Sin perder un instant, venid en su defensa j, hbercion de lasmanos de los lombardos que las atacan, para evitar que mi cuerpo, que sufri elmatirio por Nuestro seor Jesucristo y er lugar en donde repos. por'la voluntadde Dios, sean mancillados a su contacto y paa que mi puebro no sea ya ms tiem-po desgarrado y asesinado por esta g"rrte tomba.aa, hainamicnto de feruros y detransgresores de las divinas Escrituras, conoced a mi pucbro .o*uro..., dad avuestros,hermanos el apoyo de todas vuestras fuerzas para que yo, pedro apostol,pueda, al coiocaros bajo mi proteccin..., concederos .o,,,o

    "".rrrp"rsa las felici-dades eternas y las alegras infinitas del paraso.Apresuraos, pues, apresuraosl por el Dios vivo, por el Dios verdadero, os Ioruego' os lo suplico; acudid_en nuestra ayuda, antes de quc... vuestra madre espi-ritual' Ia santa Iglesia de Dios, por ra que esperis arcanzar ra vida eterna, seahumillada, invadida, violada, manctllada, po. io" impos. Os conjuro a ello, mis

    amadisimos hijos adoptivos, por la gracia el Espritu Santo, os con;uro a ello ennombre de Dios, creador de todas las cosas. . . y, conmigo, pedro, Apstol de Dios,os conjura tambin Ia santa Igresia catrica y apostrica que cr seor me ha con-fiaclo, para que no dejis perecer esta ciudad de Roma, en donde el seor hacolocado mi cuerpo, esta ciudad que El me ha confiado y que El erigi comofundamento de la fe. . .

    Ya estis advertidos. si obedecis prontamente, seris por elro recompensadoscon largueza; no slo mi apoyo os permitir triunfar en esta vida de todos vuestrosenemigos, sino gue despus de una larga existencia, en ra que disfrutaris de losbienes de esta tierra, os asegurar, en er otro mundo, el beneficio de una vidaeterna' En caso contrario

    -y no podemos creerro- o si os retrasis... sabed queen el nombre de la santsima Trinidad y por la gracia del apostolado que me hadado Nuestro seor lesucristo, vuestra desobediencia a mis exhortaciones os var-dran ser separados dei reino de Dios y de la vida eterna.',Aun haciendo caso omiso de la exageracin, era evidente quepara el papa indefenso la coyuntura era grave y que si en verdadqueria prese(var a Roma de un asalto de los lombardos, pipino nopodia aplazar su llegada a Italia. Esto fu ro gue decidi en losprimeros meses del 756, y su nueva expedicin se desarrol, al prin-

    cipio, de manera casi id'ntica a Ia der ao anterior: paso der monteCenis, rompimiento de la lnea defensiva del enemig en el paso deSusa, bloqueo de Astolfo en Pava, esta vez .on uyuda de contin-gentes bvaros trados del norte por el dugue de Bviera, Tassilon,y, finalmente, rendicin del rey lombardo.Sin embargo, mientras tanto se haba producido un incidenteque merece ser anotado: dos representantes del basileus haban

    desembarcado en la pennsula con ra misin de ponerse en contacto,en el plazo ms breve, con el rey franco, y recordarle, en nombre desrr scor los derechos imprescriptibles del emperador sobre los terri-t.ri

  • 30 FUNDACION DEL IMPERIOsealar gue, al igual que con la promesa de Quierzy, aunque laSanta Sede se haya referido continuamente a tal documento en lossiglos vtll y tx, siempre mantuvo secreto su texto, que ha desapare-cido. Habia Pipino hecho suponer al papa la evacuacin por loslombardos, en beneficio de la Iglesia romana, de otros territoriosadems de aquellos de que se haba apoderado Astolfo despus de suascensin al trono y de los que se hizo cargo Fulrad? El curso delos acontecimientos hace pensar gue intencionalmente fueron dejadossin precisin estos extremos en el acta oficial y el papado no dejarams tarde de aprovechar esta vaguedad. Pero Pipino, por su parte,estaba convencido de que poda regresar de Italia (hacia julio del756) con la conciencia tranquila, pensando que una vez hecho caxgo,por los buenos oficios de Fulrad, de los territorios deseados, el go-bierno pontificio quedara desde entonces capacitado para dedicarsepor s mismo a sus propios asuntos.

    II.- MrolrcrN nr, PrprNo ENTRE EL REy DssrnBnroY EL PApA Peuro I

    Era no tener en cuenta las dificultades de todas clases que iba aencontrar el papa para hacer respetar su autoridad en sus nuevasposesiones, frente a una monargua lombarda vencida, pero no resig-nada a su derrota, y que, adems, no poda de;'arse arrinconar en elnoroeste de la penn,sula so pena de suicidio.

    No haba duda de que las circunstancias parecan favorablesal papado. Muerto Astolfo, a consecuencia de un accidente de cazapocos meses despus de la victoria de Pipino (diciembre del 756),fu' sucedido en el trono de Pava por un prncipe del que, tantoen Roma como en la corte del rey franco, se esperaba un leal con-cursoi se trataba del duque de Toscana, Desiderio, candidato delabad Fulrad y cuyo triunfo sobre los dems pretendientes se debial apoyo de este ltimo y del papa.1o A cambio, Desiderio haba'urado solemnemente cumplir todos los compromisos adquiridos porAstolfo.lT Lleg hasta prometer al papa que renunciara en su favora la regin de Faenza, Imola, Bolonia y Ferrara, a la comarca occi-dental del Exarcado, as como a la de Ancona, Llmana y Osimo,al sudeste de la Pentpolis,18 regalo verdaderamente regio que termi-naria por convertir al Estado de San Pedro en un conjunto territorialinry'rr:nente, ya que, a ms del "ducado de Roma", que estaba dc:;de

    tn l,l, n. ,g

  • 32 FUNDACION DEL IMPERIOmerecimientos de Desiderio,2a mientras por la va martima dirigeotro autntico plagado de acusaciones contra 1.25

    Pero esta vez, Pipino se resiste a dejarse arrastrar y trata desalir del asunto por medios diplomticos. En abril delZ60, dos pleni-potenciario,s de calidad, su hermano el obispo de Run, Remigio, yel dugue Augier, logran, al [in, que Desiderio se comprometa for-malmente a entregar en aquel mes los territorios que todava detentacontra derecho: hasta consiguieron que comenzara Ia evacuacin delos mismos.26 Pero todas eran promesas vanas; bajo los ms falacespretextos Desiderio se desentiende y Paulo I, aunque no cesa deelevar protestas,27 no consigue conmover a Pipino, a quienes otrosms urgentes cuidados

    -y en especial los asuntos de Aquitania2a-obligan a permanecer entonces al norte de los Alpes.Para colmo, Pipino concede muy limitado cdito a lo que le dice

    el papa, para quien todo el mundo parece conjurarse contra la Iglesiay gue, sospechando connivencias entre Desiderio y el emperadorbizantino, ya le parece ver a la flota griega desembarcando en elExarcado, la Pentpolis y el ducado de Roma, ejrcitos dispuestosa ayudar a los lombardos,2e ya que las actuaciones de Bizancio noinspiran al papa menos terror que las del rey Desiderio. Hacia finesdel 763 y en los comienzos del 764, denuncia a Pipino un complotms o menos real tramado contra ,su gobierno en Rvena y enlazadocon los representantes del basileus 3o y, una vez ms, tiembla antela perspectiva, que l cree prxima ya, de un desembarco griegoen las costas de 1a Pentpolis. Tambin suplica al rey franco quecomo defensor de la ortodoxia, intervenga sin dilacin contra ague-llos herejes, o, cuando menos, presione. . . al rey lombardo para queste le proporcione esta clase de socorro, 1o que parece ser el colmode Ia paradoia. sl

    Con todo, fu el mismo Pipino el primero que, cansado de tantasquejas y peticiones, invit al Soberano Pontfice a llegar a un enten-dimiento con Desiderio,r, y el papa, dominando su contrariedad, tuvoque aceptar la conclusin de un modus uiuendi con el adversario de

    z+ Idem, na 16(758).zs ldem, ne 17(758).26 ldem, ne 19 (primavera del 760).2i lem, ne 22, q.ue parece lgico situar poco despus de la carta 19.ts V. .n.lra, pgs. 34-36.2r ('odt,x Corol., no" 15 y 77 (ao 758).ittt l?n. nu" 25 y 29.:',1 lt,nt. n.'; 30, lll, 32 y itt|. Iista rltilna 'rarta, (lc [cr:ha incierta, r)re(.nros qlo

    rl.lrt s.t' r,'lr, ionrrrlrt colr lrrs rrr.r'crk:trlcs.:l1l /r/r,frr. il" 'lf).

    LA OBRA DE PIPINO 33la vspera. El acuerdo, firmado 1o ms tarde el a,o Z66,8B aunquedejaba muchos asuntos sin decidir, al menos [.inalizaba el estadobelicoso gue incesantemente haba enfrentado, por muchos aos, alpapa y al rey lombardo. Es cierto que el resultado no era perfecto,pero conceda un respiro a la monarqua franca y le proporcionabael medio de prosegui, en condiciones ms seguras, Ias negociacionesque haba comenzado algunos meses antes con Bizancio, a fin deIlegar, tambin por aquel lado, a un acuerdo provisional sobre losmltiples problemas suscitados por los asuntos de Italia.ee

    III.- RgsIBLECTMTENTo DE LA srruAcrN EN LAGaTn Y EN GERMANIA

    La parsimonia que manifestaba Pipino para una intervencindecisiva al sur de los Alpes no se puede explicar nicamente porlos riesgos de una aventura cuyo inter,s inmediato para la monarquafranca puede ser que no pareciera en aguella sazn muy claro; huyque tener en cuenta, para comprender sus reservas, Ias dificulta-des que aun tena gue vencer la casa carolingia, tanto en Galia comoen Germania, para asentar su autoridad sobre bases slidas.

    En Germania, Ios alamanos, que fueron en un principio hosti-Ies, parece que se sometieron al fin a los nuevos seores del reinofranco; despus de sucesivas rebeliones en los aos 242, 244, 246 85y, posiblemente, 749,36 abandonaron toda esperanza de reconstituir.su pas como ducado independiente; pero su sumisin era reciente y,sin duda, se necesitaba seguir vigilndolos de cerca.

    Cuando se ilev a cabo Ia coronacin de pipino, Baviera, guescgua teniendo dugues propios y que siempre aguant con inquietudl. hegemona franca, haca poco que haba sido conducida a a obe-rliencia. Al duque Odiln, a quien Pipino y Carlomn, avanzandovit:toriosos hasta las orillas del Inn, impusieron su voluntad el ao74-],:fz sucedi6 el 744 un nio de tes aos, su hi]o Tassilon, sobrino,l)()r parte de su madre Hiltrudes, de los dos prncipes francos. peror cl 748 749, un terrible levantamiento conmovi de nuevo alr.ris irl llamamiento insurreccional de Grifn, hermano bastardo de

    :r:t ll', rrq 37, carta seguramente anterior al snodo de Gentilly, cle las pascuas,1, I rrrro 7(r7-

    :t't ll.rnl, lrn,, ll( y 37.:rr' (:ont. rL' I,'rcrlt'gario, 25, 27, 29.irrr s f'l rlrrrrrr: LnnrIrirlo, r:itarlo t:n csta fecha en los Annales royales, es efecti-

    I tt,1lo tltttittto.lli' I :rnl. rl,: l,'rr,rk.1rrrio, 26.

    l'rrrlrrrr,rlIlrr. .1.

    -.mf -- I

  • 34 FUNDACION DEL IMPERIOPipino y Carlomn, que, desde la muerte de Carlos Martel, se movapara obtener su participacin en el poder. Bvaro por su madreSwanagilda, sobrina de Odiln, Grifn estuvo a punto de vencer.Pero una nueva e iresistible ofensiva de los ejrcitos de Pipinohasta el Inn le oblig a abandonar el campo y a entregar el ducadoal vencedor,ss

    Al restablecer a Tassilon en el trono ducal, Pipino slo le resti-tuy el encargo de mantener Ia provincia "en beneficio" (per suumbeneficium),3e es decir, en las condiciones de subordinacin y deservicios previstos para un vasallo con respecto a su seor.ao As,pues, en apariencia, estaba entonces asegurada la sumisin de Ba-viera; el pequeo ducado pareca estar hasta domesticado; el ao757, al llegar a su legal mayora de edad, a los quince aos, Tassilonse dirigi al palacio de Compigne, en el corazn de la Galia, paraprestar, ante toda la corte reunida, juramento de vasallaje al teyfranco en medio de solemnidad excepcional a la que el redactoroficioso de los Annales royales se refiere con evidente complacen-cia.al Hasta vemos a Tassilon cumplir dcilmente con su nuevoseor el servicio de hueste o mesnada, al que en lo sucesivo estobligado, y llevarle sus contingentes armados, especialmente, enocasin de la expedicin a Italia del a,o 756.a2 Pero el rescoldoalienta bajo la ceniza y, bruscamente, el 763, durante una campaaen Aquitania, el duque, que ya lleg a la edad viril, deserta las filasdel ejrcito real y con un pretexto ms o menos ftil, se substrae yaa sus deberes de vasallo.a3 El reinado de Pipino va a terminar sinque Baviera vuelva a cumplir con sus obligaciones'

    Slo a algunas leguas de Colonia, en las fronteras septentriona-les de Hesse y cle Turingia, se mantenan como temibles vecinoslos sajones, cuyas incursiones y devastaciones en territorio franconicamente podan evitarse por medio de una incesante vigilancia yde frecuentes campaas conducidas hasta su propio territorio. Deellas citan los cronistas y analistas aa las de 744, 747, 753 y 758'Los e;'rcitos francos no vacilan en internarse en terfitorio sajn,donde el enemigo se oculta prudentemente mientras hace pagar caro

    aE ldem, ne 32; Annales royales, ao 748.:t, Annules royaLes, ao 748.'['tt (',f. irlf r, pgs. 151'154.'11 .4nnult:s royuLcs, a,o 757.'ll (lrnl. rkr l'rr:rlcgario, 38..t:t

    ..lnnul.t,.\ rtult:s, ro 7fi3. Ei tt'xtr r,'tocarlo hulrla clt: utta rrt:tcntlirla ttr[trr-lrrrlrtrl rlr:'l';tssilolt.

    I I (l.rrt. ,L' l,'r,,rl, l,ni,,. :17, ;il,:i5, ,,trrr ltts tltltt,rrlts il 7l'l'7'17 y 7!'lli tlrturiltstttttl,':. rtt,,, ''l'l', llrl\ y 'li'il.

    LA OBRA DE PIPINO 35su uictoria al invasor.as Este, por su parte, se venga matando, ro-bando y quemando, llevando por doquier eI terror. Despus de esolos sajones de las comarcas asoladas hacen acto de sumisin, secomprometen a pagar tributo y, a veces, hasta aceptaban el bautis-mo, para volver a sus correras devastadoras en cuanto las tropasfrancas se replegaban. Adems de esto, los sajones estaban siempredispuestos a dar incondicionalmente su apoyo a todos los adver-sarios de los francos y esto mismo fu', precisamente, lo que sucediel ao 747 cuando el medio hemano de Pipino, Grifn, luchen su filas.a6

    Pero los ms serios obstculos para el triunfo de su autoridadlos encuentra Pipino en la Galia. Si entre los aos 752 y 759,logtahacerse dueo sin mucho esfuerzo de la Septimania, recuperadafinalmente de manos de los infieles gracias a Ia colaboracin de lapoblacin g6tica,a7 necesita realizaf todos los aos desde el 760al768, con excepcin del 764., y del765, duras campaas en Aqui-tania para llegar, al fin, a convertir en provincia la mayor parte delextenso conjunto territorial comprendido entre el Loira, el Oc'ano'el Garona y los Cevennes. Y pese a todo, slo se trata de una asi-milacin muy relativa, ya gue los aquitanos se muestran obstinada-mente reacis a la penetracin franca tanto por el orgullo naturalde ser herederos de la tradicin romana, como tambin por un de-seo de indmita independencia para el que los duques nacionalespueden contar con el concurso permanente de los rudos montaesesgascones, que constituyen, segn dicen los cronistas,as lo mejor desus tropas. Ya cuando era mayordomo del palacio, crey haberlossometido Pipino en e1 curso de dos campaas realizadas en 742 y745 en compaa de su hermano Carlomn. ag El duque Hunaldose declar finalmente dispuesto a "cumplir exactamente la volun-tad de Pipino".5o Pero esta sumisin slo era aparente. Perseguidopor todas partes, fu junto al dugue Waifredo (o Gaileros), sucesorie Hunaldo, donde encontr refugio Grifn, sublevado contra elrey, en 748 674g 51 y pudo permanecer all, al parecer sin ser moles-

    a5 Vase, en especial, lo que dicen los Annales royales de la campaa del 753.4i lnn115 roYales, aio 747.'ti Chron.ilue de Moissuc, pg. 294..ls Iislo es lo que se deduce particularmente de la lectura de Fredegario y de

    sil. r,r,IliIrarlt)l.os que halrlan conStantemente cle las tropas gaSCOnaS al serviCio de IOS,[rtilr.i {l{. Arlrritania.

    l!) ( r))1. tl,: I"rcrlt'gario, 25 y 2t]; lnnolcs royales, ai,o 742':,o ( ()nl. rk: l"rrrrltgtrio, 2ll.,t lttn,tl, s tttttlcs. rr,r 7,111.

  • 36 FUNDACION DEL IMPERIOtado, hasta el da en que, cuando intentaba pasar al reino lombardo,donde proyectaba preparar nuevas intrigas, fu apualado por unasesino. 62

    Sln duda no fu nico el caso de Grifn; Pipino reprochaba, demanera general, a Waifredo el que abriese con gusto las fronterasde su ducado para acoger a los francos desterrados; adems le acu-saba por la falta de escrpulos gue tena para usurpar los bienes yviolar los derechos de las iglesias francas en tierra aquitana; final-mente le haca responsable del asesinato de los caudillos godos, queeran protegidos de Pipino despus de haberse posesionado ste de laSeptimania.ss Las campaas que realiz Pipino al medioda delLoira desde el ao 760 tuvieron por ob;etivo terminar con aquelirreconciliable adversario; cada ao realiza Pipino una ms pro-funda penetracin en el pas; el ao 767, en el mes de agosto, tieneIugar la asamblea general del reino en Bourges, en donde ha esta-blecido una guarnicin desde el ao 766, y se atreve hasta pasar allel invierno con su esposa. El 768, lleva a la reina a Saintes y avanzahasta las orillas del Garona, adonde llegan los gascones, que habi-taban entre los Pirineos y el ro, a hacerle sumisin; luego se lanzaen persecucin de Waifredo, gue finalmente muere asesinado. Desdeaquel momento puede decirse que la conquista de Aquitania es unhecho; una tras otra las principales ciudades del ducado han cadoen manos del rey franco, que situ en ellas guarniciones; sus condeshan ido substituyendo por todas partes a los del antiguo duque; eneste momento Pipino cae enfermo repentinamente en Saintes de unadolencia que ya no le permitir restablecerse,s4 pues muere el 24 deseptiembre del 768,55 dejando a sus sucesores Ia taea de realizar,hasta donde sea posible, la asimilacin moral de una Aquitaniadominada, pero no conquistada an para la causa carolingia.

    IV.- Osna RELrcrosAEn ms de un aspecto, la obra religiosa realizada por Pipino des-

    pus de su golpe de E,stado viene a ser el complemento de su obrapoltica. Despus de que, siendo mayordomo del palacio, prest todosu apoyo a la reforma general de la Iglesia emprendida en el reinofranco por San Bonifacio a partir del 742 y conjug sus esfuerzos

    lt'l (lont. rle Fredegario, 35.r,ll (lf. rlo lrcdegario, 41.l,'l Solrr: lo(lo (:sto, vcr t'l rclato rlc los ccntin..radorcs dc ['rt:rlr:gario,4l-53,1 1os

    /lnntil,'s t tryults. aos 71O"7(fl.r,r, lliirul lr l\lilrrr.rr:llr:rr, rr', I I5r.

    LA OBRA DE PIPINO 37en este aspecto con los de su hermano Carlomn,bo ya siendo reyse entreg a proseguir esta tarea. El mismo carcter de su monarqua,fun?ada en Ia investidura divina, converta estos esfuerzos en unineludible deber; la Escritura le enseaba gue si no "caminaba detodo corazn en la ley de Dios" ira a la ruina, arrastrando con l asu pueblo en la catstrofe.

    Adems, de acuerdo con el espritu de los tiempos, la restaura-cin de la disciplina en Ia Iglesia y el retorno del pueblo a una vidareligiosa conforme a las prescripciones de la ley divina, eran condi-ciones esenciales para el restablecimiento del orden. Por otra parte,era indispensable, para Pipino, que la buscada correccin ,s operaseen beneficio de la misma monarqua. Ahora bien, tal como lo hab,aquerido y dispuesto San Bonifacio, la reforma iniciada deba condu-cir a una completa subordinacin de todo el clero franco a Ia auto-ridad pontificia; como "legado de San Pedro" (missus sancti Petri),San Bonifacio se proponia, en efecto, restablecer en la iglesia fran-ca una jerarquia estricta que tuviera en su cabecera a arzobisposdirectamente vinculados con el Soberano Pontfice y que recibiransus consignas de Roma.57 Se trataba de una concepcin tan sencillacomo lgica, pero que no poda seducir a un prncipe celoso de supropia autoridad. As vemos gue, despus de haber aceptado en unprincipio en el snodo de Soissons del 744. la institucin de los arz-obispos exigidos por San Bonifacio, 58 Pipino titubea poco despusen aplicar, a este respecto, el programa del representante pontificio;ms aun, su celo se enfra tanto que San Bonifacio seala en sucorrespondencia la decepcin que esto le produce 5e y, finalmente,despus de haber conferido la sagrada uncin, por orden del papa,al antiguo mayordomo del palacio, abandona el reino franco sinpropsito de regresar, y va a reanudar su actividad evangelizadoraen la pagana Frisia, en donde halla el martirio el 5 de junio del754.

    No por ello abandona Pipino la causa de Ia reforma, pero susti-tuye el m,todo radical de San Bonifacio por otro ms dctil, gueha de realizarce por etapas, a fin de no herir, al principio, ciertascostumbres que le parece pefigroso descartar inmediatamente. Es

    st; Cf. supra, pgs. 10-11.6i v("ace E. Lrsrr, La hirurchie piscopale (na 112 de la Bibliografia), pgs. 27-

    ll') y 4.!-5r0.r'\ Otttittil.., t. I, na 12, pg. 29, art. 3. En Soissons slo se trataba de dos arzo-

    lrislrrs l)rl.r t.rkr t:l r.in, rlcl tue cntonces era Pipino mayordomo de palacio; luego",.,,.rs,', I'n Ilttllr.nlltr srr rrlrI:ro; y l0s arzolrispos deban regir, en principio, sedestrr, lr,'rrrlilrrrrrrs. V,irs,. I,l. l,l.tsrur:, olrrrr r:ilrrrlu, 1tigs. 42-4,7,

    ,1f ( l. l,l.\Nt , irlr'm, ir.. tr',1.

    EduardoResaltado

  • 38 FUNDACION DEL IMPERIOesto lo que con toda claridad explican en su nombre los obisposreunidos por l en el palacio de Ver, en julio del 755. Despus derecordar que "de haber sido mantenidas en su integridad" hubieransido suficientes las reglas cannicas antiguas para asegurar la vidanormal de la Iglesia, 1o que no ha permitido lo desastroso de lostiempos, declaran que el propsito de su reunin es poner aquellasreglas en vigor dentro de lo posible. Sin embargo, agregan, "[altan-do el medio de restablecerlas en su integridad" el rey ha decretadoen principio, "que fuera corregido parcialmente lo que l entiendeestar hondamente en contradiccin con la Iglesia de Dios"l despus,"si Dios le concede das serenos y pocas tranquilas" se dedicara disponer un completo regreso a los "santos cnones"; por el mo-mento, "bajo la sterza de la necesidad", algunos de ellos han sidososlayados.6o

    De ahi el carcter de las medidas acordadas por el concilio. Sibien todas se dirigen a restaurar en su plenitud las atribuciones delobispo y la misma institucin episcopal, fundamento de la otganiza-cin eclesistica del reino,61 aplazan para pocas ms propicias elrestablecimiento de las provincias eclesisticas y de las sedes metro-politanas, para limitarse a prescribir Ia provisional delegacin deobispos en las funciones metropolitanas.o2 Y ni una palabra se diceni del titulo arzobispal ni de la vinculacin directa de la Iglesiafranca con Roma por intermedio de esos arzobispos, tal como 1odeseaba San Bonifacio. En cambio, de todas las cuestiones obieto delitigio hay que dar referencia al rey y no a la Santa Sede, ya quees el rey quien puede asegurar la disciplina estricta, especialmente enlos monasterios, as como velar por el respeto de las reglas cannicasen materia de excomunin.63 Hasta un artculo prohibe a los monjesir a Roma sin autorizacin de su abad.6a Finalmente, si bien es ver-dad gue se prescribe la regular convocatoria de los snodos, no lo esmenos que el marco elegido para celebrarlos es el de la monarqua,y de las dos reuniones anuales prescritas, una deber tener lugarobligatoriamente y en presencia del rey, y Ia otra en una ciudadcomo Soissons, en donde podr ejercerse fcilmente el control real'Gr

    Tales fueron las principales disposiciones gue, de acuerdo conel rey, crea poder poner en prctica el episcopado franco en el ao

    rttt (,iul. t. I, ne )4, pg. 33, prembulo.lil ltl.t'rn., arts. 1,3,5,7,8,9, 10, 11, 12, 13,77,21, pgs.33-37.trz ltl.t'n. urls. 2, 4', 5, pigs. 33-34.tt:t lit'nt, nrts. 5, 6, 9, 20, 22, rrgs. 34-37.ttt lltn, rrrt. 10, rill. ll5.$r, lilt, rrt.,1,, ||r'rtl.114,.

    LA OBRA DE PIPINO 39755. Las r"rtu.,t"i slo son un recuerdo de las disposiciones conci-liares antiguas. Todas se dirigen a la restauracin del orden en lasociedad, tanto civil como eclesistica, bajo la suprema autoridaddel rey. No posee ste, por estar consagrado, un poder que lo colocapor encima de los simples laicos y le convierte en su gua y respon-sable ante Dios? De ah las numerosas prescripciones relativas almatrimonio que promulga al margen de los snodos reunidos a 1olargo de su reinado:66 nada de lo que se refiere a la discipiina moraly religiosa de su pueblo le es ajeno.

    As, pues, no slo en el terreno militar y en el poltico marca elreinado de Pipino una etapa capital en la obra restauradora iniciadapor Carlos Martel; en el momento en que muere el primer rey caro-lingio (septiembre del 768), el reino franco da la impresin de estardepurado y parece llegada la hora de aquellas grandes empresas quevan a permitir a Ia joven dinasta asegurarse en la Europa de enton-ces un lugar destacado,

    rirf \/r'.,r., (.'rttitttl.. t. l, il,1 l5 y 16, r;i;,s. ll7-.|,1.

  • CAPITULO IIII cR LIMAGN> y LA oBRA DE coMpLETAR

    TERR/TORIALMENTE EL REINO FRANCOPor considerable que haya sido Ia obra realizada por Pipino c/

    Breue , no deba producir frutos sino por la accin de su hio mayor,Carlos, cuya autoridad e incomparable prestigio iban a hacerlo dueode Occidente en los cuarenta y cinco aos de un rein