EDICIÓN SEPT 2015

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ISLA MOCHA, refugio de espiritus PUKARA DE QUITOR TRILLA A YEGUA SUELTA SABOR A CAMPO PULSO DE LA NATURALEZA SEPTIEMBRE 2015

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ISLA MOCHA, refugio de espiritusPUKARA DE QUITOR

TRILLA A YEGUA SUELTASABOR A CAMPO

PULSO DE LA NATURALEZA

SEPTIEMBRE 2015

BIOMA

Hombre y Naturaleza

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Isla Mocha, refugio de espíritusSólo a 35 kilómetros del continente, se encuentra un mundo casi oculto y tímidamente protagonista de la conectividad que hoy tiene la geografía de nuestro país...

Pukara de Quitor.¿Como sería el paisaje de San Pedro de Atacama hace setecientos años atrás? Bueno, es difícil precisar en lo cotidiano pero en lo general no ha cambiado tanto. Sigue tan seco como era hace mil años...

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Trilla a Yegua suelta El folklore del pueblo chileno es una suerte de poesía que está escrito en el paisaje, desde el extremo norte al frío sur y no siempre deberíamos creer que ya pasado septiembre no podemos volver a percibir esa sensación que nos viene en esa temporada de atardeceres de clima apacible...

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Sabores de campo No hay manera de evitar que nuestros paladares se sientan tentados ante estos manjares típicos de nuestras tradiciones más sabrosas como lo son un buen asado con ensalada a la chilena...

Como un espíritu de la nocheCuando el reloj marcaba alrededor de las veintidós horas, la envolvente noche cubría el paisaje en la reserva de las chinchillas. Sin embargo la luminaria de un solitario poste mantenía a raya la oscuridad, alejándola algunos metros a la redonda de la sede administrativa....

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ólo a 35 kilómetros del continente, se encuentra un mundo casi oculto y tímidamente protagonista de la conectividad que hoy tiene la geografía de nuestro país.Los antiguos y misteriosos habitantes de la isla la llamaban "Amuchra" que descompuesta; Am significa alma y uschra se entiende como resucitar, "Donde resucitan las Almas". Los muertos emprendían su viaje eterno a la isla y a sus silenciosos bosques donde habitan hoy.Antes de comentar cualquier infidencia de esta hermosa isla, cabe señalar que se trata de un trozo de tierra que aún se conserva en un alto porcentaje en estado prístino, en comparación a otras muchas zonas "colonizadas" por el hombre.Llegamos en un bus desde la ciudad de Concepción hasta Tirúa (provincia de Arauco), ya conocida por las replicas persistentes del 27F. No se ve nada que la relacione con la Mocha, no hay agencias de turismo ni barcazas, (hay botes pero son de pesca no están diseñados para el transporte de turistas). Consultamos en un negocio y nos hablan de unas avionetas Cessna

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Cardinal que despegan de una pista abandonada que está en las afueras de Tirúa, hacia el sur.Sin reservas ni nada por el estilo nos dirigimos al lugar y nos sorprende que en realidad no existe control aéreo, al cabo de una media hora aparece en el cielo una avioneta. Nos acercamos al piloto y por diez mil pesos no cruzará a la isla, la vista es impresionante se trata de un evento interesante de experimentar. Entre vientos cruzados, en una improvisada pista de adoquines con pasto crecido entre ellos y a unos cuantos metros de la playa, llegamos a la Mocha.La oficina de Conaf que administra el que es ahora una Reserva Nacional desde 1988, se encuentra a siete kilómetros y está cerca de donde es la entrada norte a la Reserva, en una camioneta que nos da un aventón nos percatamos de las distancias que separan las pocas casas que componen a la comunidad de esta zona insular, vemos una escuela y una posta. De fondo un cordón montañoso que se levanta 390 m.s.n.m. de color verde oscuro que alberga los secretos que queremos descubrir. Presentamos nuestras credenciales a Conaf para conseguir un permiso especial para acampar en el interior de la Reserva y así entender a cabalidad el espíritu de esta isla.

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Unas coloridas Bandurrias (Theristicus melanopolis) que no se molestan con romper el silencio con sus graznidos, dan la bienvenida en lo que ha momentos parece una agradable caminata, hasta que comienza una subida que la mitad superior es de dificultad alta, a medida que ascendemos vemos como se va oscureciendo el ambiente por el follaje de los Saucos (Pseudopanax laetevirens) y Chilcos (Fucsia magellanica Lam.) por eso perdemos de vista a los Jotes de cabeza colorada (Cathartes aura) que nos vigilaron desde la llegada.La ruta se llama Laguna Hermosa que va de norte a sur y son alrededor de cinco

kilómetros de sendero perfectamente señalado. La Reserva es hogar de una gran variedad de flora como el Ulmo (Eucryphia cordifolia Cav.) que emerge desde la espesura con hasta cuarenta metros de altura o el Arrayán (Luma apiculata) con su anaranjado tono que contrasta con el verde profundo. Entonces nos preguntamos que tipo de vida distinta a la del suelo, se mueve o trepa hasta las ramas más altas en busca de luz y alimento.Sabemos que por la espesura vaga el Pudú (Pudu pudu) es el único habitante introducido en la isla, por lo mismo es muy difícil de ver. Este trozo

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de tierra cuenta con una biodiversidad endémica y pura sin alteraciones históricas como el Chucao de la Mocha (Scelorchilus rubecula mochae) esta pequeña ave se esmera para que fotografiarla sea todo un desafío.Un bioma como la Isla Mocha, es un nicho crítico de vida que bulle sin parar a toda hora, su climatología templada húmeda de origen oceánico con un promedio anual de lluvia de 1.233 mm. y la barrera natural que proporciona el cordón montañoso, detiene las nubes generando humedad suficiente que no sobrepasa los 12.5 grados Celsius como media anual, manteniendo este

crisol de vida en medio del mar.Como siempre hay que recordar que estos lugares merecen respeto y reverencia ante su equilibrio natural. Por que los verdaderos herederos de esta isla encantada, habitan aún hoy cantando desde sus árboles más altos, volando y jugando entre las olas. Es la vida animal y vegetal que en un momento breve conoció al ser humano antes de la historia, sólo para encontrar las almas resucitadas de Isla Mocha.

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Trashumantes de las

CumbresUN DOCUMENTAL DE

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REVISTA BIOMA PRESENTA EL DOCUMENTAL TRASHUMANTES DE LAS CUMBRESMUSICA DE PATRICIO MANNS Y CARLOS NAKAI VOICEOVER FERNANDO SOLIS LARA

PRODUCCION GENERAL CARLA ASTUDILLO PEREIRA DIRECCION CESAR JOPIA QUINONES

SEPTIEMBRE, BODEGON CULTURAL, LOS VILOSOCTUBRE, MUSEO CASA COLORADA, SANTIAGO

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ómo sería el paisaje de San Pedro de Atacama hace setecientos años atrás? Bueno, es difícil precisar en lo cotidiano pero en lo general no ha cambiado tanto. Sigue tan seco como era hace mil años, pero a pesar de eso ya había ocupaciones humanas que se remontan al periodo arcaico (de 9000 a.C. - 1500 a.C.) estos grupos humanos eran cazadores y recolectores por ello estaba su situación geografica determinada por sus necesidades para sobrevivir, siempre en busca de nuevas zonas con condiciones adecuadas para eso.Más tarde, en el periodo formativo (1500 a.C. al 400 d.C.) esta zona experimenta un alza en el nivel de presencia humana, una consolidación de "domesticación" del entorno (animales y plantas) presentando una nueva forma de vivir productor y no depredador de los escasos recursos naturales, ya que el desierto era egoísta y no haría fácil la vida de estas personas. Gracias a este proceso aparecen novedosas proto-tecnologías como la metalurgia y la alfarería. Por eso el valle alojó a una bien adaptada comunidad agraria prehispánica llamada "Ayllu de Quitor"Este valle era un verdadero vergel,

donde el monótono paisaje beige y terracota era transformado con el verdor de este paraíso, sin duda el río Grande era el padre de tan ambicionado sitio, muchos ojos envidiaban secretamente estas tierras agropastoriles.En tanto, el mítico imperio preincaico de Tiwanaku (1580 a.C. al 1200 d.C.) crecía y dominaba cada rincón de los territorios de los que son actualmente Perú, Bolivia y Chile. Con ello consiguió que esta zona atacameña entrara en su esfera de interacción estatal, durante el periodo medio (400 d.C. al 1000 d.C.).Pero como todo, la antigua y magnifica civilización tuvo su ocaso y la oscura sombra del olvido se posó sobre esta misteriosa cultura.Cuando se produjo la desvinculación con Tiwanaku, (periodo intermedio tardío 900 d.C. 1450 d.C.) con el pueblo atacameño, se inició un nuevo orden político social en el que se redefinieron las relaciones entre los habitantes, generando una serie de conflictos internos llegando incluso aluso de la violencia. Estos hechos dieron un carácter defensivo y estratégico a Quitor, donde fue necesaria la construcción de una ciudadela de piedra denominada como Pukara (palabra Quechua que significa "fortaleza").

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El Pukara de Quitor fue construido sobre un talud inclinado que forma parte de la Cordillera de la sal conun interesante diseño de terrazas, este se encuentra a 3 kilómetros del actual poblado de San Pedro de Atacama. Y se pueden apreciar claramente alrededor de doscientos conjuntos probablemente habitacionales o de origen domestico separados por vías de acceso, además de Chullpas (torres funerarias), lo que demuestra que fue ocupado permanentemente casi como una mini ciudad defensiva.En este antagónico escenario arriba desde noroeste por el camino del Alto del Loa el Imperio Inka o Tahuantinsuyo (periodo tardío 1450 d.C. y el 1550 d.C.) bajo el mando de Topa Inka Yupanqui. Al comienzo de esa época el incanato aprovechó los recursos de los habitantes de Quitor y otras localidades como Catarpe, Vilama, Sapar, Caspana o Turi consolidando poco a poco su dominio absoluto.Pero las fuertes diferencias socio económicas de los Inkas con los locales generaron más desacuerdos que se sumaron a lo anterior, dando paso finalmente al inicio de una nueva era en toda la región, la que fue marcada con la llegada de los conquistadores Españoles (1550 d.C.). Muchos amaneceres han pasado desde aquel entonces, imperios y pueblos originarios vinieron y desaparecieron en el horizonte de la memoria. Sólo los silentes muros del Pukara de Quitor son el legado de las páginas de la historia, protegiendo los intereses y por que no decirlo; la vida de los habitantes de San Pedro de Atacama. Revista BIOMA2015

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l folklore del pueblo chileno es una suerte de poesía que está escrito en el paisaje, desde el extremo norte al frío sur y no siempre deberíamos creer que ya pasado septiembre no podemos volver a percibir esa sensación que nos viene en esa temporada de atardeceres de clima apacible. En los campos de la zona central no dejan pasar oportunidad para hacer gala de este compromiso con "lo nuestro" vistiéndose de juegos típicos, cantos, encuentros familiares y celebraciones de la Trilla a yegua suelta, una actividad seguramente tan antigua como el mismo trigo. Caminamos por un sendero de tierra a sólo una media hora de Olmué, vemos pasar un huaso en su caballo que a galope suave no tarda en dejarnos atrás, a lo lejos la cueca agita el ambiente, es como un túnel de tiempo que nos transporta inmediatamente a un Septiembre lejano de la época de la colonia. Hay sauces y un pequeño río que en esta fecha se ve más seco que lleno de agua, en lo alto de una colina un corral con caballos y gente que antes del medio día ya está almorzando, además de algunos jinetes que descansan en un receso de la jornada. A nuestra llegada, la fiesta ya lleva horas con mucha energía, se levanta una polvareda por el oriente, son las yeguas

que entran nuevamente a la "Era", que es donde los hombres hacen el acopio de la gavilla de trigo para la "pisada", en medio de esta montaña del amarillento y noble producto de la tierra, se levanta un palo chueco y delgado que en su extremo superior, luce una pequeña bandera chilena que flamea. En este círculo entra el "Yegüerizo", él es el único que puede hacerlo, es el huaso jefe que se pasea por la Era dirigiendo la faena. Luego de este personaje entran los dos corredores detrás de las yeguas para perseguirlas, mientras los "horqueteros" con los rastrillos y tridentes se hunden en esta maraña de paja, preparados para cuando los caballos se detienen y así comenzar a enterrar los tridentes y esperar un buen viento para levantar las gavillas, donde vuelven a caer las semillas, el viento crea una polvareda que se esparce por todo el lugar, una visión muy característica de esta antigua faena, mientras el barredor empuja y trata de ordenar este desorden. Las familias se reúnen en torno a este acervo, que en Chile data desde el tiempo de la colonia, pero esta actividad es más antigua que eso, por que ya en Egipto y Roma se practicaba con bueyes y caballos. En España también se usó esta técnica de separado con garbanzos y cebada para desgranar con mayor facilidad.

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Pero volviendo a Chile, hoy es una usanza que se extingue, la maquinaria y la automatización introducida a fines del siglo XIX, ha hecho de esto no más que una muestra alegórica secular. La Trilla en la actualidad se celebra rememorando esa tendencia comunitaria, sólo muestras que atraen al turista y no se ejecuta necesariamente como un proceso de producción, que aseguraba el sustento para las familias todo el año. Un proceso que habla de un acto de separar la semilla, que se transformará en pan y luego en el goce de una familia en torno a una mesa. Hoy por hoy en distintos pueblos o localidades del país, esta actividad se realiza con grupos folklóricos, grupos de baile y las infaltables comidas típicas, carnes asadas, ensaladas chilenas, pan amasado, vinos y el alma de toda fiesta chilena la emblemática empanada. Aflorando de nuevo todos esos ricos aromas a campo y los productos de la tierra, que van coronados por el sol que los madura.La comunidad de quebrada de Alvarado, desarrolló un proyecto de rescate de esta costumbre y lo presentó a la Municipalidad de Olmué, logrando un convenio marco que se concretó en Noviembre del 2002, consiguiendo subvenciones municipales y auspicios provenientes de la misma comunidad, que paga cuotas anuales permitiéndoles mantener un fondo para organizar cada año la Fiesta de la Trilla “a yegua suelta”, que se realiza siempre paralelamente al Festival del Huaso de Olmué, tanto que la Municipalidad la incluye en el programa de actividades veraniegas de la zona.Las horas pasan y la energía no

disminuye, la cueca se entona más fuerte y las empanadas aún están calientes para llevarlas a las mesas, en tanto algunas yeguas descansan en un corral y las familias no distraen su atención de la hipnotizante carrera de los jinetes que giran y giran alrededor de las gavillas de trigo, cual carrusel vivo. Hacemos un alto en esta agitada faena y descubrimos en el rostro de los agotados corredores, que hay dos mujeres entre ellos, y son tan diestras como el mejor, es una escena inimaginable en la Colonia, pero esto demuestra como las transformaciones culturales hoy se entremezclan con lo conservador y estrictamente masculino de aquel entonces.“Vuelta yegua, vuelta trigo, agua pa’ los animales y chicha pa’ los amigos”, es un grito tradicional de los arrieros. Tal es el núcleo de una celebración que los mapuches conocen como Nuincahuin y que se inicia con la corta del trigo maduro, con la colaboración de los miembros de la comunidad, lo que suele realizarse temprano en la mañana.La trilla es sin duda alguna, un patrimonio intangible que forma parte de los cimientos más importantes de una nación, por que está en los genes de cada uno de nosotros.

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en términos exactos las características de la preparación o de la sabiduría popular.Mientras las yeguas descansan, los huasos en la “era” -lugar donde los equinos pisan en trote la cebada-, toman un vaso de vino, en tanto los espera bajo la sombra de una ramada el pan amasado con pebre y un charquicán con asado. Son muchas las variantes en la mesa, depende del lugar geográfico y el clima, esa es la riqueza de este tema. Hoy no entregaremos una nueva manera de preparar estos exquisitos frutos de las cocinas del campo. Sólo queremos hacer una invitación a compartir hoy, estas imágenes de lo que será nuestra “Ruta” por las mesas y por que no decirlo, por las ollas… de nuestro país...

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o hay manera de evitar que nuestros paladares se sientan tentados ante estos manjares típicos de nuestras tradiciones más sabrosas como lo son un buen asado con ensalada a la chilena, una contundente cazuela de vacuno que junto con la cueca, el vino tinto y mujeres hermosas son parte esencial de una tradicional trilla a "yegua suelta"La comida ha tomado su lugar por milenios como un elemento socializador en todas las culturas y nosotros no somos la excepción, a pesar de que no hay un concilio en lo que se refiere al origen verdadero de nuestros platos, no podríamos desmentir el argumento de que nos pertenezca algo o no, que esta tan dibujado en la memoria olfativa y gustativa desde tiempos inmemoriales.Las recetas son miles, incluso van en lo que cada uno piense simplemente de que es lo mejor, cuanta sal, cuanto aliño o cuanto tiempo tiene que estar al calor del fuego. Es difícil determinar

El Pulso de la NaturalezaComo un espíritu de la noche

Cuando el reloj marcaba alrededor de las veintidós horas, la envolvente noche cubría el paisaje en la reserva de las chinchillas. Sin embargo la luminaria de un solitario poste mantenía a raya la oscuridad, alejándola algunos metros a la redonda de la sede administrativa.El sello de una noche apacible se consolidaba con el momentáneo silencio de la carretera cercana. Habían transcurrido alrededor de dos horas desde ese casi imperceptible momento de inflexión entre el día y la noche, ese mágico instante en que las cosas parecen adquirir otra dimensión.Sin embargo cuando todo parecía rutinario, una fantasmal imagen alada emergió desde el oscuro cielo nocturno sobre el poste del alumbrado. Apareció tan sorpresivamente que daba la impresión de que había atravesado un vórtice desde otro plano existencial. Con sus enormes alas blancas extendidas, se posó en la cima del poste emitiendo un impresionante grito que más bien parecía una mezcla entre graznido y chasquido.Las estridentes notas emitidas por su garganta inundaron cada rincón, expandiéndose por aire y por tierra como si fueran capaces, no sólo de atravesar el intrincado follaje de árboles y arbustos, sino que además de penetrar los laberintos

del subsuelo, generando la inquietud de múltiples criaturas silvestres en lo más íntimo de sus madrigueras. La rutinaria noche había dado un vuelco espectacular, una formidable lechuza blanca había aparecido en la escena aportando a los acontecimientos un ritmo de expectación.La importancia de estos formidables depredadores, para mantener sanas las poblaciones de la fauna silvestre que habitualmente forman parte de sus presas, adquirió una singular connotación en esa noche teñida de matices sobrenaturales. Sin embargo esta lechuza en particular despertaba en mí un interés muy especial… Hace algún tiempo, un grupo de participantes de un curso de fotografía de naturaleza, trajo a la reserva de las chinchillas una lechuza blanca en muy malas condiciones. Procedentes del humedal de Huentelauquén, venían a fotografiar aves en nuestro abrevadero y en el trayecto la habían encontrado tendida en la carretera. Aunque aparentemente no se observaban heridas externas, estaba muy débil y sus expectativas de sobrevivencia eran escasas.Después de informarnos sobre las circunstancias de su hallazgo, los improvisados rescatistas la dejaron en nuestras manos. A partir de ese momento

la instalamos en una jaula dentro de una pequeña bodega, para intentar revertir su lamentable estado. En cuanto obtuvimos los trozos de carne necesarios, hicimos el primer intento de hidratarla y alimentarla.Con este propósito algunos guardaparques de la unidad, nos dimos cita convocados por esta acción, decisiva para la vida de este singular personaje de la noche. Uno de nosotros la sostuvo asegurando sus filudas y respetables garras, mientras que el otro cortaba y empapaba en agua los trozos de carne. A mí me correspondió la delicada tarea de abrir su hermético pico he introducir el alimento en su garganta.Al comienzo parecía que esta desvalida criatura había perdido la capacidad de engullir; su cuello se doblaba inclinando la cabeza y sus ojos se cerraban como si estuviera resignada a morir, pero después de nuestra insistencia ocurrió el milagro…Mientras empujaba el alimento introduciendo casi todo mi dedo en su garganta, sentí la suave presión de la deglución, esta especie de contracción traqueal envolvió suavemente el tacto de mi dedo, como una débil esperanza que se acrecentó cuando al instante el pequeño trozo de carne desapareció en sus entrañas.Esta cuidadosa acción de alimentación manual, se repitió varias veces con el mismo patrón; una suave presión con el dedo sobre el alimento seguida por las contracciones de la garganta al momento de tragar, aumentando nuestro optimismo sobre el desenlace de este episodio, en el que su principal protagonista iniciaba el regreso a la vida.Después de forzarla a tragar varias veces, la reubicamos en la jaula esperando que durante la noche recuperara energías. Al día siguiente muy temprano fui a verificar su estado y con sorpresa descubrí que su recuperación había sido milagrosa. Estaba completamente de pie con sus ojos muy abiertos observando cada uno de mis movimientos.

Pero tal como lo afirma el adagio popular, un prematuro desenlace vino a confirmar que en la confianza está el peligro. Durante su segunda sesión de alimentación colaboró bastante, puesto que apenas sentía la presencia de los trozos de carne en sus fauces se empeñaba en engullirlos.Aunque estábamos muy optimistas por su progreso, pensábamos que serían necesarios varios días de cautiverio y alimentación asistida, para que se recuperara completamente. Pero al sacarla de la jaula para facilitar la maniobra de alimentación, en el momento menos pensado, expandió sus alas y saltó por encima de nosotros escapando por la puerta entre abierta de la bodega, en un inusitado despliegue de energía.Contra todos nuestros pronósticos remontó el vuelo en pleno día y se posó en la cima del techo del Centro de Información Ambiental. Permaneció un par de minutos en ese lugar girando la cabeza y observando su entorno como si tratara de orientarse. Finalmente desplegó sus alas y se alejó volando hasta desaparecer en las ondulaciones de un faldeo, en dirección al nacimiento de una quebrada.No puedo asegurar de que se trata del mismo ejemplar, pero a partir de ese acontecimiento, comenzó a escucharse por las noches el grito de una lechuza en el entorno de la sede administrativa y de cuando en cuando se deja ver su blanca y silenciosa silueta, posándose sobre alguna improvisada percha o surcando el cielo nocturno, investida de un inquietante halo sobrenatural, acentuado por el contraste de luces y sombras como si se tratara de un misterioso espíritu de la noche.

Texto: Mario Ortiz LafferteRevista BIOMA 2015

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