Ediciones de la Flor SRL c. Fontanarrosa, F. s. Acción Mere Declarativa Expte. 1420.08
-
Upload
maximiliano-marzetti -
Category
Documents
-
view
203 -
download
3
Transcript of Ediciones de la Flor SRL c. Fontanarrosa, F. s. Acción Mere Declarativa Expte. 1420.08
Tº:64 Fº: 219 Nº: 364 Rosario, 11 de Marzo de 2013.
Y VISTOS: Los presentes caratulados “EDICIONES de la FLOR
S.R.L. contra FONTANARROSA, Franco sobre ACCION MERE DECLARATIVA”, Expte
Nº 1420/08, de los que resulta que:
A fs. 5/10 la actora, por apoderado, promueve ACCION MERE
DECLARATIVA contra FRANCO FONTANARROSA a fin de que cese el estado de
incertidumbre sobre la existencia y alcance de la relación jurídica del contrato de edición
suscripto entre la accionante y la Sra. Gabriela María Mahy (administradora de la sucesión de
Roberto Alfredo Fontanarrosa) y en especial superar el estado de lesión y perjuicio que
produce no disponer otro medio legal para poner fin y término inmediato a la cuestión.
Señala que la Sra. Mahy concedió a Ediciones de la Flor S.R.L. como
editorial la facultad de publicar, vender o difundir en forma de libro la obra “Negar Todo y
Otros Cuentos”.
La convención aludida de fecha 27.02.2008 faculta a la actora a
efectuar hasta un máximo de 5.000 ejemplares, autorizando a reeditarla todas las veces que
considere necesarias, sin límite de números.
Indica que la administradora provisoria, al ceder los derechos a la
editorial, manifiesta expresamente que tales derechos no se encuentran limitados, declarando
a su vez que la obra es original y pertenece con exclusividad al Sr. Roberto Alfredo
Fontanarrosa, obligándose por cualquier daño o perjuicio que deviniere por violación de la
garantía expresada.
Precisa que se pactaron los derechos fijados en un 12% del precio de
venta al público de cada ejemplar efectivamente vendido, con liquidaciones semestrales; que
la duración sería de cinco años con renovación automática por plazos iguales, entre otras
consideraciones (vid. copia del contrato a fs. 4).
Expresa que el 31.07.2008 se iba a producir el lanzamiento de la obra
en la Galería Imago de la Fundación OSDE en Buenos Aires, donde está una exposición de
dibujos e historietas del causante.
Agrega que, por dilatado período, el Sr. Roberto A. Fontanarrosa
privilegió a la actora con la edición de sus obras en forma exclusiva y excluyente.
Relata que a raíz de los conflictos entre los herederos del causante, su
parte toma conocimiento de la designación como administradora provisoria de la Sra. Mahy
(cónyuge supérstite).
El 29.02.2008, el Sr. Franco Fontanarrosa (coheredero e hijo del
causante), mediante actuación notarial, acompaña documentación a la editorial esgrimiendo
derechos que dice le corresponden, con distintas peticiones.
Manifiesta, la accionante, que hizo saber a las partes herederas que sus
obligaciones pago de los derechos de autor se consignarían judicialmente en tiempo y
forma en el sucesorio.
Puntualiza que en pleno proceso de elaboración de la obra de
referencia, reciben carta documento suscripta por el Sr. Franco Fontanarrosa en la cual
solicita se le haga saber ante la proximidad de la edición qué contrato se suscribió, quien
entregó el original de la obra, inclusive peticionó que no se proceda a la reproducción,
difusión y venta hasta tanto le permitieren verificar la validez del derecho de edición y,
asimismo, la legitimidad de la autoría.
Refiere que el 09.06.2008 contestan la misiva, haciendo saber que está
en poder de la actora la versión de los últimos cuentos escritos al dictado del Sr. Roberto A.
Fontanarrosa; celebrándose un contrato de edición con la administradora de la sucesión,
haciéndole saber que al momento de contestación no existía fecha prevista de publicación,
pero que cuando ello ocurra, se le haría saber.
Expone que el 01.07.2008, quien dijo ser apoderado del Sr. Franco
Fontanarrosa Dr. Gabriel Salcedo, les hace saber su parecer en aparente cuestionamiento de
las facultades conferidas a la administradora provisoria, la prohibición por parte de aquel de
editar el libro y que desconocía el contrato de edición.
Remarca que Ediciones de la Flor S.R.L. a fines de evitar ser
comprometida en reclamos judiciales decide no publicar el libro de cuentos póstumo “Negar
Todo y Otros Cuentos” hasta tanto se pronuncie la justicia respecto a las subsistentes
obligaciones y derechos a cargo de la editorial en relación a dicha obra; asimismo, le
manifiesta que de las dilaciones que se originen perjuicios que se produzcan será objeto el
Sr. Franco Fontanarrosa de oportuno reclamo.
Aclara que su parte se encuentra ante una incertidumbre sobre la
existencia y alcance de una relación jurídica, es decir, contrato de edición suscripto por la
Sra. Mahy administradora judicial de la sucesión y que se cuestiona por el coheredero, el
Sr. Franco Fontanarrosa; no disponiendo de otro medio legal para poner término inmediato a
ese cuestionamiento.
Afirma pretender un pronunciamiento que elimine la falta de certeza
para satisfacer el interés jurídico. Ofrece prueba.
Citada y emplazada a comparecer a estar a derecho la parte
demandada, a fs. 68 comparece por apoderado, contestando la demanda a fs. 71/82.
En su escrito de responde, niega todos y cada uno de los hechos
invocados en la demanda, con excepción de los que no reconoce expresamente, procediendo
seguidamente a realizar una negativa expresa de cada hecho expuesto por el actor en la
demanda; negando (por no constarle) la existencia de obras inéditas del Sr. Roberto
Fontanarrosa, y en caso de existir tales obras, que las mismas sean las que la Editorial dice
tener en su poder, y en su caso, que las mismas estén concluidas y en condiciones de ser
publicadas.
Menciona que de existir tales obras, deben ser en todo caso
posteriores al matrimonio del Sr. Roberto Fontanarrosa con Gabriela Mahy.
Remarca que por no tratarse de un documento emanado del Sr. Franco
Fontanarrosa o que sea atribuido al mismo, no puede dar por cierto que el mismo sea
auténtico y firmado por las dos partes que figuran en el instrumento enunciado.
Entiende que no surge ni del expediente en que se tramita la
declaratoria de herederos ni de incidente alguno del mismo, que la administradora provisoria
Sra. Gabriela Mahy haya requerido autorización judicial para realizar un acto jurídico para
el cual la ley no la autoriza y que no existe constancia alguna de que el Sr. Franco
Fontanarrosa haya convenido con la administradora o autorizado a la misma a ceder derechos
del acervo hereditario.
Expone que tal como son relatados los hechos en la demanda, dan la
apariencia que la editorial accionante y la Sra. Mahy intentaron hacer negocios ocultándolos
al Sr. Franco Fontanarrosa.
Interpreta que la supuesta obra en cuestión habría sido escrita al
dictado del Sr. Roberto Fontanarrosa, pero resalta que no se desprende prueba alguna, ni se
ofrece probar semejante extremo. Afirma que es deber del Sr. Franco Fontanarrosa velar por
la obra y nombre de su padre, y debe impedir que se atribuyan a la autoría de aquel, obras
que puedan eventualmente ser de terceros, por el sólo hecho de vender y ganar dinero tras el
exitoso nombre de un autor prestigioso.
Considera que los únicos hechos comprobados son dos pares de cartas
documento y las confesiones de la editorial actora; y que la administradora provisoria de la
sucesión no tiene facultades para ejercer derechos de disposición sobre obras del acervo
hereditario, atento que toda administración sucesoria es provisoria y sólo encaminada a
preservar los bienes de la herencia.
Hace notar que si bien no existen en el C.P.C.C.S.F. normas generales
que fijen con claridad qué tipos de actos puede o no puede realizar el administrador de una
sucesión, existen disposiciones procesales que marcan los límites citando el art. 620 y
mencionando que si el administrador no puede arrendar inmuebles, mucho menos puede
ceder derechos de edición; no sólo porque la propia cesión implica un acto de disposición y
no de administración, sino que esta disposición es justamente la del acto de explotación
natural de la obra.
Continúa haciendo referencia a los arts. 622 y 624 del código de rito,
manifestando que el primero establece los supuestos excepcionales en que se pueden vender
bienes de la herencia mientras dure el juicio sucesorio y cita jurisprudencia. Con relación al
segundo articulado, considera que de ser cierto que el contrato es real, se debió buscar el
acuerdo del Sr. Franco Fontanarrosa y, en su defecto, las justificaciones que hicieran viable
una venia judicial.
Postula dos interrogantes: si la Sra. Mahy contrató a título personal,
¿por qué no se demanda a ella en este juicio en lugar del Sr. Franco Fontanarrosa?, y si lo
hizo en representación de la sucesión, ¿por qué no demanda a la sucesión en lugar del hijo
del causante?
Asevera que el acto de ceder derechos de edición no es un acto de
administración de los autorizados, sino, un acto de administración de los que requieren venia
judicial o un acto de disposición.
Solicita que la Sra. Gabriela Mahy sea citada como tercero necesario,
toda vez que la controversia en cuestión está originada en un acto que le es atribuido a la
misma y sin cuya intervención no podrá resolverse. Reserva caso federal.
A fs. 88 comparece, por apoderado, la Sra. Gabriela Mahy,
contestando el traslado a fs. 203/210.
Reconoce ella haber celebrado en carácter de administradora de la
sucesión contrato de edición con la actora el 27.02.2008 sobre la obra inédita “Negar Todo y
Otros Cuentos”, creada durante el año 2007 y de autoría de su difunto esposo.
Manifiesta que la suscripción del mencionado contrato implicó el
legítimo ejercicio de sus facultades como administradora de la sucesión, por constituir un
acto de administración y no de disposición; y que la oposición del Sr. Franco Fontanarrosa a
la publicación de la obra, obligó a la editorial actora a promover las presentes actuaciones
tendientes a obtener la certeza sobre la legitimidad del contrato suscripto, y a modificar el
estado de lesión y perjuicio que le produce esta conducta.
Entiende que para que el acto jurisdiccional sea eficaz, más allá de
expedirse sobre la legitimidad del contrato, deberá abordar si el ejercicio de los derechos
morales que realizó el Sr. Franco Fontanarrosa para impedir la divulgación de la obra, es
abusivo; atento que resolver sobre la validez de la contratación es totalmente insuficiente ya
que no resolverá el problema de fondo.
Precisa que la obra sobre la cual recayeron los actos jurídicos
cuestionados, estaba en condiciones de ser publicada. Declara que la misma nuclea los
últimos 24 cuentos creados por el Sr. Roberto Alfredo Fontanarrosa habiendo sido inscripta y
depositada en custodia bajo el N°: 759.475 ante la Dirección Nacional de Derecho de Autor.
Destaca que en el marco de la relación que unió al Sr. Fontanarrosa
con Ediciones de la Flor por más de 30 años, estaba acordada la publicación de todas las
obras del autor, y que cuando éste tenía la cantidad de cuentos que a su criterio ameritaban la
publicación, se los enviaba a la editorial donde su editor y amigo, el Sr. Daniel Divinsky
Socio Gerente de la firma editora, los titulaba, corregía y diagramaba con total libertad.
Ilustra que el humorista no discutía los términos de la negociación ni
las condiciones del contrato, por estar implícitamente acordado en esa relación de tantos años
y basado en la absoluta confianza, no sólo comercial, sino técnica, que se tenían las partes.
Afirma que tan grande era esa confianza que se trasladaba al ámbito
personal, siendo el propio Sr. Divinsky quien a pedido del Sr. Roberto Fontanarrosa
garantizó el contrato de locación del inmueble en el que habitó su hijo cuando se radicó en la
ciudad de Buenos Aires.
En relación al cuestionamiento de las facultades de la Sra. Mahy como
administradora, considera que su función no es producir ganancias, sino lograr el
mantenimiento adecuado de la herencia conforme a la naturaleza de los bienes en particular y
hasta que llegue el momento de la partición.
Remarcar que en el caso de marras, el patrimonio administrado se
encuentra compuesto por las obras del autor, siendo la difusión de las mismas a través de
contratos de edición, la forma ordinaria de producir sus frutos.
Puntualiza que la administradora de la sucesión suscribió un contrato
idéntico a los que ordinariamente celebró el autor en vida, es decir, el editor histórico del
causante Sr. Roberto Fontanarrosa.
Agrega que el contrato de referencia es idéntico al celebrado por el
causante y la actora sobre la obra “Inodoro Pereyra 32”, presentada en la Feria del Libro el
02.05.2008 y ninguna objeción mereció tal instrumento por parte del Sr. Franco Fontanarrosa
cuando se solicitó orden de pago por las sumas provenientes de la explotación de dicha obra
en el expediente de la sucesión.
Resalta que el contrato se nominó “Contrato de Edición” y
expresamente se alude a “conceder” ciertas facultades respecto de la obra, y que la
demandada al cuestionar el accionar de la administradora, utiliza el vocablo “cesión”. Aclara
que en este tipo de operaciones, lo transferido sale del patrimonio del cedente para entrar en
el patrimonio del cesionario, quien lo ejerce en nombre propio; mientras por el contrario, en
el ámbito del derecho de autor compuesto por facultades morales y patrimoniales aún
cuando se hablara de contrato de cesión, el mal llamado “cesionario” nunca sustituiría
totalmente al autor. Indica que lo que se transmite es el ejercicio de ciertas facultades
patrimoniales, lo cual los ubica frente a una licencia, es decir, autorización de uso.
Postula que si bien el Sr. Franco Fontanarrosa alega que la Sra. Mahy
ha dispuesto de la obra integrante del acervo, se pregunta ¿como es entonces que aquel pueda
recuperar las facultades sobre dichas obras al vencimiento de los contratos celebrados con el
sello editorial en idénticos términos que el cuestiona? Acompaña documental.
Como medida para mejor proveer se designa audiencia, la cual luce
agregada a fs. 224/225.
Abierta la causa a prueba a fs. 227, a fs. 230/232 la ofrece el actor; a
fs. 234/311 la Sra. Mahy ampliando a fs. 331 y denunciando nuevo hecho y ofreciendo
prueba a fs. 486/487;y a fs. 316/321 la demandada; agregándose la producida.
Clausurado el período probatorio a fs. 471 y corrido que fuera el traslado
para alegar, a fs. 473 alega el actor, a fs. 496 la administradora y a fs. 489 la demandada,
incorporándose respectivamente dichos alegatos.
Llamados los Autos para Sentencia a fs. 531, así como el
nombramiento del nuevo Juez titular a cargo del Juzgado actuante, todo lo que se encuentra
consentido y firme, éstos obrados han quedado en estado de dictar resolución definitiva.
Y CONSIDERANDO:
1. Legitimación:
1.1. De actora y demandado: Las partes de autos se encuentran
legitimadas activa y pasivamente, atento a que la actora es quien dice tener la incertidumbre en
cuanto a la existencia o no de los derechos y obligaciones que emanan del contrato celebrado
con la administradora de la sucesión, derivado esto de que es el demandado quien se opone a la
validez del acto por estar firmado por la administradora de la Sucesión de Roberto Fontanarrosa
considerando no tener facultades para ello, además de invocar sus derechos patrimoniales y
morales de autor como hijo y coheredero sobre la obra objeto de dicho contrato.
1.2. En relación a la tercera citada: Fue legitimada como tal, atento la
citación efectuada en el escrito de contestación de demanda del accionado, quien a fs. 80 vta. y
81 entendió que la Señora Mahy tercera tiene probabilidad de cuestiones litigiosas pendientes
y acciones revérsicas contra cualquiera de las partes primogénitas dependiendo de las resultas
de estos autos y fue llamada como “tercera necesaria”.
Siguiendo al Dr. Adolfo Alvarado Velloso, subsumiendo el caso en
estudio a su doctrina jurídica, cuando hablamos de terceros, el elemento diferenciador que
sobresale es “el interés”, que en mayor o menor medida será afectado actual o potencialmente
por el resultado del litigio, convirtiéndose en rigor de verdad en una parte procesal sucesiva
con mayores o menores facultades de actuación en orden al grado de afectación que surge.
Según la clasificación expuesta por este prestigioso jurista rosarino, la
actuación de la tercera Sra. Mahy es provocada, necesaria, inmediata, directa, con
incompatibilidad de las diversas relaciones sustanciales y coadyuvante.
Es provocada porque una de las partes originarias del pleito fue quien la
citó (de acuerdo a su consideración y conveniencia); necesaria por existir una relación jurídica
material inescindible (entre citante y citado), cuales son los derechos hereditarios sobre las obras
de autoría del causante Roberto Fontanarrosa, habiendo una legitimación imprescindible para
lograr una heterocomposición últil del litigio; inmediata por presentarse cuando la pretensión
demandada produce un gravamen jurídico que por ser real o potencial admite que la afectación
al tercero es directa o actual, ya que es sujeto de una relación jurídica que, respecto de la
pretensión ya litigiosa, se halla en una incompatibilidad de las diversas relaciones sustanciales
por pretender titularidad de un mismo derecho de propiedad (para el caso los derechos morales
de autor); por último es coadyuvante o adhesiva autónoma por ingresar al proceso pendiente con
el objeto de hacer valer un derecho propio frente a una de las partes originarias, adhiriendo
simultáneamente a la calidad de la actora. Sobre este último carácter he de disentir con la
postura esgrimida por la accionada, quien aduce que quien fue citada como tercera debía ser
codemandada en igualdad de condiciones con su representado, pero esta posición no hace a mi
convencimiento, pues no puede demandarse a quien no ejerce oposición alguna al cumplimiento
del contrato establecido.
Es importante destacar que el fin mediato de toda intervención de
terceros es hacerle valer los efectos de la sentencia
2. Traba de litis: Debo distinguir que, en virtud del carácter dispositivo
que tiene el proceso civil, las partes por proposición de la tercera citada han ampliado las
pretensiones originarias de autos, existiendo de base la consistente en la acción mere
declarativa, para luego ampliarla a la consideración de los derechos patrimoniales y morales de
autor ejercidos por el accionado y que la tercera los rotula como abusivos.
2.1. Acción Mere Declarativa: La relación jurídica objeto de esta
acción es el contrato referido y suscripto en fecha 27.02.2008 por la Editorial actora y la Sra.
Gabriela María Mahy, administradora de la sucesión del Sr. Roberto Fontanarrosa, que fuera
atacado por el coheredero Franco Fontanarrosa (hijo del causante) invocando falta de
autorización judicial para tales fines o no haber sido consultado como coheredero para otorgarla
conjuntamente con la administradora por ser considerados actos que la requieren dentro del
ejercicio patrimonial, además de invocar para sí el ejercicio de derechos morales sobre la obra
de su padre.
Ediciones de la Flor S.R.L. es quien entabla la acción y la dirige frente a
quien ejerció la oposición (el hijo y coheredero de Roberto Fontanarrosa).
2.2. Entre partes (a propuesta de la tercera citada): Citada como
tercera la restante coheredera del causante su cónyuge supérstite, Señora Gabriela Mahy en los
términos de los Arts. 302, 305 y 309 del C.P.C.C.S.F., en su escrito de fs. 203/210, expone el
necesario análisis del ejercicio de los derechos de los herederos y preponderantemente el
ejercicio abusivo de éstos por parte del Señor Franco Fontanarrosa, poniendo a disposición de
éste la obra objeto del contrato firmado por la tercera y la editorial Ediciones de la Flor S.R.L. a
los fines de que éste ejerza el correcto derecho aludido.
Frente a ello, si bien el accionado se defendió prima facie en su escrito
de contestación de fs. 218/219 oponiéndose a aquella pretensión, en el punto 1.3. del mismo
responde manifestó: “Sin perjuicio de lo precedentemente expuesto, y a efectos de
nuevamente evidenciar nuestra buena fe, quedamos a disposición de V.S. Si entiende
conveniente la realización de una convocatoria a las partes para dialogar sobre el tema en
debate” (sic), a lo que el Juzgado considerando el principio dispositivo procesal citó, a fs. 221,
a una audiencia de partes del Art. 19 del C.P.C.C.S.F. y como medida de mejor proveer.
Llevada a cabo dicha audiencia el día 10/12/2009, según constancia de
acta obrante a fs. 224, el demandado Señor Franco Fontanarrosa dijo: “a los fines de evaluar
su postura dentro de la causa accederá al documento original que se encuentra en el disco
rígido el cual se halla en el domicilio de la Sra. Mahy Gabriela ...” (sic), referido éste a la obra
inédita de autoría de su padre: “Negar todo y otros cuentos”, a lo que accedieron la tercera y la
actora, sin oposición alguna.
Aun cuando en la continuación de aquella audiencia, habiendo sido ésta
tomada el día 22/02/2010 según acta que luce a fs. 225, la accionada manifiesta mantener la
posición sustentada en el escrito de contestación de demanda (o sea, restringir el objeto de
marras a la mere declarativa), su actuación procesal no fue congruente con esta postura, pues a
fs. 320 ofrece pruebas cuando había postulado que la controversia procesal debía ser entendida
de puro derecho para el caso de reconocimiento de parte de la tercera respecto a la
documentación que le fuera atribuída, cosa que así ocurrió, a fs 235 luce carta documento
(copia certificada) por la que el apoderado del demandado notifica a la tercera que el día
15/02/2010 se presentarán en su domicilio, conjuntamente con un técnico informático y un
escribano, a efectos de la extracción de la copia correspondiente al archivo original de la obra, a
fs. 238 luce acta de constatación (copia certificada) de la escribana pública Nora Tamagno del
acto de extracción antes referido, entregándose la copia al Dr. Sanchez Almeyda (Escribano
propuesto por el demandado), a fs. 454/456 obran Escrituras Públicas por las que se constató
que el técnico en informática designado por la demandada y el mismo Señor Franco
Fontanarrosa extrajo y obtuvo (vía DVD) la copia correspondiente al archivo original de la obra
que se dice llamada “Negar todo y otros cuentos”, en fechas 15/02/2010 y 20/02/2010,
respectivamente, o sea previamente a la continuación de la audiencia antes mencionada del día
22/02/2010, y a fs. 439 vta. constando la absolución de posiciones del accionado preguntado
que fue en la 2° posición de la confesional de la tercera citada si a esa fecha (15/10/2010) leyó la
obra “Negar todo”, responde: “Si, es cierto, la leí”.
De todo ello deduzco que se cumplió con lo opuesto a aquello que el
representante legal del demandado propuso como negativa, cuando dijo a fs. 218: “... con
relación a lo decretado en el punto 6.2.) de la referida providencia glosada a fs. 211,
expresamos nuestra negativa a la pretendida puesta a disposición de dicha obra, atento que
ello significaría un adelantamiento procesalmente inaceptable de la resolución que debe
dictarse en estos autos, en los cuales vale recordarlo la actora y la administradora provisoria
suscribieron un contrato de edición sin el consentimiento de mi representado y sin que éste
tuviera acceso a dicha obra, en su calidad de coheredero … Respecto a lo decretado en el
parágrafo 6.3.) del proveído referido, NOS OPONEMOS A LA PRETENSIÓN DEL TERCERO,
puesto que valen las mismas consideraciones formuladas en el apartado anterior, es decir que
de hacerse lugar a lo requerido por el mismo se estarían violando las formas sustanciales para
la decisión del presente litigio, esto es una resolución anticipatoria, cercana a una medida
autosatisfactiva, sin cumplir con el procedimiento ordinario estatuido para la resolución de
este proceso” (sic).
Hasta lo aquí expuesto he de anticipar mi postura en considerar ampliada
la pretensión de autos y definir que la traba de litis fue configurada desde dos frentes
argumentativos: a) La acción mere declarativa propiamente dicha y b) El necesario análisis del
ejercicio de los derechos patrimoniales y morales de los herederos y preponderantemente el
endilgado ejercicio abusivo de éstos por parte del Señor Franco Fontanarrosa, poniendo a
disposición de éste la obra objeto del contrato firmado por la tercera y la editorial Ediciones de
la Flor S.R.L. a los fines de que ejerza el correcto derecho aludido.
Ahonda esta posición lo dicho por doctrinarios de fuste. Cuando la
ciencia procesal comenzó a constituirse como tal y, por tanto, los autores fueron dejando de
concretar sus explicaciones a los puros pasos procedimentales sin ilación lógica y sistemática, se
advirtió que todo ordenamiento positivo debía partir de cuatro premisas básicas: a) por obvias
razones que hacen a la convivencia pacífica y armoniosa de los integrantes de una comunidad
dada es imprescindible que una vez resuelta por la autoridad una pretensión litigiosa, su
decisión sea definitiva, debiéndose impedir a todo trance la reapertura útil de la discusión que
la originó; b) del mismo modo, no resulta bueno para el mantenimiento de la paz social la
coexistencia de dos demandas con base en la misma y exacta pretensión, pues podría ocurrir
eventualmente que éstas obtuvieren sendas decisiones contradictorias, con la consiguiente
creación de un verdadero caos jurídico que debe ser evitado a toda costa; c) por similares
razones, siempre que una misma causa petendi sea el sustento de dos o más pretensiones
(concurrentes o antagónicas), éstas deben ser necesariamente tramitadas en un solo
procedimiento y resueltas en una misma sentencia; d) para finalizar, desde siempre ha parecido
políticamente conveniente tratar en un mismo y único procedimiento varios procesos
originados por pretensiones que se hallan estrechamente vinculadas entre sí. (Academia virtual
Iberoamericana de Derecho y de Altos Estudios Judiciales – Teoría General del Proceso).
Las tres primeras premisas son el fundamento de un principio legislativo
superior y metaprocesal: la seguridad jurídica. La última, en cambio, constituye el basamento de
otros principios relativos al proceso y que generan las reglas de economía y de celeridad en los
trámites.
A partir de la aceptación de estas premisas básicas para un sistema, se ha
advertido la necesidad de que la ley autorizara la intervención de un tercero en un proceso
pendiente, siempre que la eventual afectación de su propio interés pueda derivar de la extensión
subjetiva de los efectos del caso juzgado, de tal forma que el instituto supone una acumulación
de pretensiones por vía de inserción procesal: el tercero se inserta en el proceso ya pendiente
entre las partes originarias, estando fundada dicha intervención en el principio de seguridad
jurídica o en las reglas de la economía y la celeridad.
Obvio es decir que esta acumulación de pretensiones en un mismo y
único proceso ha de proceder atento a que fue presentada en el momento procesal oportuno y se
aplican los mismos e idénticos trámites procesales, para el caso el juicio ordinario, con la mayor
amplitud probatoria, y si bien el tercero no es considerado parte propiamente dicha, a él se le
harán extensivos los efectos de la sentencia.
Admito procedente la postura plasmada por la tercera en su escrito a fs.
203 vta. punto 1, último párrafo, cuando expone: “A riesgo de ser redundantes, si siguiendo la
postura del demandado, cercenáramos el objeto de debate a la legitimación de la
administradora para celebrar el contrato, y habida cuenta que el heredero Franco
Fontanarrosa ya adelantó que se mantendrá en su negativa a la divulgación de la obra por
causas no expresadas, será necesario un nuevo pronunciamiento en un proceso posterior
entre las mismas partes, en idéntica jurisdicción y por el mismo trámite. Un absurdo” (sic).
3. Trabada la litis en los términos expuestos corresponde analizar los
hechos y el derecho aplicable en la especie.
3.1. Mere Declarativa: La pretensión esgrimida por el actor
interponiendo esta acción, es dirigida a los fines de que cese el estado de incertidumbre sobre la
existencia y alcance de la relación jurídica contrato de edición objeto del presente juicio y
superar el estado de lesión y perjuicio que se estaría produciendo a la Editorial actora.
Es de resaltar que la acción mere declarativa apunta a esclarecer estados
de incertidumbre, que por vía de principio, son proclives a generar inseguridad jurídica e
imprevisión sobre efectos no pensados al tiempo de contratar. Estos estados pueden ser
considerados desde dos puntos de vistas: a) positivo: cuando busca declarar la existencia de un
derecho propio de quien la promueve o de alguna de sus modalidades, trayendo
consecuentemente un efecto jurídico favorable al promotor y b) negativo: persiguiendo lo
contrario, o sea la inexistencia de un derecho ajeno, tratando así de obtener la negación de un
efecto jurídico favorable al demandado. Prima facie de la lectura de los escritos mediante los
cuales fue trabada la litis pareciera encuadrarse dentro del segundo punto de vista (negativo) y
que se traduce en el más común de la práctica forense.
Así las cosas, corresponde afirmar que son presupuestos de admisión que
exista incertidumbre sobre la existencia, modalidad o interpretación de una relación jurídica, un
claro perjuicio o lesión al actor, y que éste no tuviera otro medio legal para remediarlo.
La Excma. Corte Suprema de Justicia de la Nación, sistematiza los
requisitos de procedencia del instituto1: a) estado de incertidumbre sobre la existencia, alcance y
modalidad de una relación jurídica; b) interés jurídico suficiente en el accionante, en el sentido
1 CSJN “Gomer S.A. C/ Provincia de Córdoba” (Fallos, 310:142)
de que la falta de certeza pudiera producirle un perjuicio o lesión actual; y c) interés específico
en el uso de la vía declarativa, es decir, que el actor no dispusiere de otro medio legal para
ponerle término inmediatamente.
No son requisitos aislados, sino reunidos para trabajar en conjunto, y
valen para solicitar que se resuelva tanto la falta de certeza como para pretender que se declare
la inconstitucionalidad (si así lo hubiera postulado alguna de las partes).
Por estos motivos, la acción de pura certeza, para que sea admisible
como tal, requiere un examen previo sobre el contenido normal, jurídicamente obligado, de la
eventual sentencia y no puede ser otro que una declaración que en lo sustancial exprese que el
derecho existe o no; es decir, se trata de evaluar si están dados los presupuestos y, en su caso, si
el tipo de proceso de conocimiento pedido por el actor (ordinario, sumarísimo, amparo, etc.) se
corresponde con la complejidad de la causa.
En relación a lo expuesto, es de destacar que el fundamento normal de
toda demanda es la incertidumbre; alguien que cree de buena fe estar asistido de un derecho que
motiva adecuadamente con el fin de lograr un resultado que, obviamente, no está asegurado ni
es previsible.
La falta de certeza supone “duda”, que abarca la existencia del derecho,
el modo de cumplir con sus mandatos y el alcance objetivo y subjetivo del mismo. Pero esa
simple vacilación que produce inseguridad en la actuación, no es suficiente, siendo necesario un
acto, e inclusive, un hecho exterior objetivo que sea la causa productora de la incertidumbre. No
basta la mención del interesado sobre las dudas propias, en la medida que la fluctuación pueda
resultar evidente para toda persona que aprecie; es decir, ha de estar en la relación jurídica o en
el derecho aplicable, de forma tal que se dude sobre la existencia, alcance o modadilidades de
ejecución.
De lo expuesto se deduce que no se debe buscar en la sentencia
declarativa una solución condenatoria contra el contradictor, porqué justamente son resoluciones
destinadas a dar certidumbre, que por tanto, suelen también denominarse de “mero
acertamento”. Su finalidad consiste en interpretar y esclarecer el contenido de una relación
jurídica existente, determinando su objeto y las modalidades como debe ser cumplida.
En definitiva, no constituyen un estado jurídico ni generan novación
alguna en la situación de derecho; solamente prestan seguridad al declarar sobre los alcances y
contenidos de una relación jurídica.
De allí que la sentencia de declaración de mera certeza se contraponga,
por un lado a la sentencia de condena, porque la acción de declaración de certeza no hace valer
un derecho a la prestación del demandado, ni en particular al reconocimiento del derecho por
parte de éste; y por otro, a la sentencia constitutiva, porque se limita a declarar la certeza sin
modificar las relaciones jurídicas preexistentes.
El Dr. Peyrano sostiene que “... En una acción mere declarativa de
certeza no existen márgenes restitutivos, dativos o reparadores, como en una condena
tradicional, sino que se limita a declarar un derecho en los términos del art. 1° del
C.P.C.C.S.F. cuando la incertidumbre respecto de una relación jurídica, de sus modalidades o
de su interpretación cause un perjuicio a quien tenga interés legítimo en hacerla cesar.”2
3.1.1. En el sublite, el acto u hecho exterior objetivo considerado la
causa productora de la incertidumbre, se circunscribe a las dos (2) cartas documentos (fs. 18 y
21) enviadas por el Señor Franco Fontanarrosa y su representante legal a Ediciones de la Flor
S.R.L. identificadas y certificadas como originales mediante escribano público interviniente
por las que los “intima a no proceder a la reproducción, difusión y venta de la obra, hasta tanto
le permitan verificar la validez de su derecho de edición, legitimidad de la supuesta autoría de
su padre, así como ejercer los derechos vinculados a las condiciones de impresión tales como
integridad y fidelidad del texto, e incluso correcciones de imprenta. Asimismo prohibe la
edición y cualquier otra forma de divulgación de obras póstumas de su padre, expresando
ejercer los derechos morales de autor, además de recordar que la administradora provisoria de
la sucesión carece de toda facultad para ejercer derechos patrimoniales de disposición de
obras del acervo hereditario, tal como el contrato de edición que se afirma haber firmado”.
El ataque tiene como objetivo el contrato de edición firmado entre la
actora y la tercera citada ésta última en su carácter de administradora provisoria de la sucesión
de Roberto Fontanarrosa, cuyo objeto es la publicación, venta y difusión en forma de libro de la
2 Peyrano, Jorge W. “Análisis doctrinarios y jurisprudencial del CPCC” TI p.1 a 6 y sus citas.
mencionada obra “Negar Todo y Otros Cuentos”.
Éstos tipos de contratos caracterizados por la adhesión a condiciones
generales son una categoría contractual; la interpretación de los mismos debe hacerse mediante
un análisis de las estipulaciones que contiene, y de acuerdo a los principios generales del
derecho, de la equidad, de la buena fe, ya que la circunstancia de que el contrato sea por
adhesión no justifica su apartamiento.
Así, el art. 1.197 del Código Civil establece que "Las convenciones
hechas en los contratos forman para las partes una regla a la cual deben someterse como a la
ley misma". Si bien los jueces tienen facultad de revisar y/o modificar las estipulaciones en caso
de ejercicio irregular de los derechos (art. 1.071 C.C.), o cuando exista lesión (art. 954 C.C.), o
imprevisión (art. 1.198 C.C), en el sublite no se ha demostrado que la cuestión se encuentre
inmersa en alguno de los vicios contemplados.
Solo se debe establecer a través de la presente resolución cual es la
certeza o no del acto producido, proporcionando clarificación a través de la interpretación de
derechos, deberes o situaciones, previo a consumarse ninguna violación, además de decidirse la
conducta a seguir, saber cuales son los derechos o el comportamiento sin arriesgarse a una
eventual ruptura de una relación con la consiguiente gravitante lesión.
A entender de este judicante, está demostrado en autos que el contrato
referido es de similares (o casi idénticas) características y contenido que todos los contratos de
edición de igual tenor que fueron firmados entre el causante Señor Roberto Fontanarrosa (en
vida) y Ediciones La Flor S.R.L. durante la larguísima relación comercial y de confianza que
existió entre ellos, véase la copia del instrumento atacado obrante a fs. 4 y 350/351/352 y las
demás correspondientes a otras obras ya publicadas que lucen a fs. 34, 37, 41, 46, 51, 56,
135/136, 137/138, 139/140, 142, 144 a 158, 160 a 162, 164, 166, 168, 170 a 173, 175, 177/179,
181, 183, 185, 187, 189 a 196, 198, 199, 201,202 y 432/435 de autos, corroborado ello con el
oficio diligenciado a la Dirección Nacional del Derecho de Autor (Ministerio de Justicia,
Seguridad y Derechos Humanos) y contestado a fs. 347 a 427 por el cual se acerta que las obras
objeto de dichos contratos fueron inscriptas a nombre del autor y publicadas por Ediciones de la
Flor S.R.L..
3.1.2. La veta primordial para dilucidar la certeza de los derechos y
obligaciones que emergen del contrato de edición base referido, es determinar si éste
instrumento, como acto jurídico, se encuentra dentro de la órbita de los actos de administración
a los que está autorizada ejercer la administradora provisoria de la sucesión del causante
Roberto Fontanarrosa.
Vale recordar que, habiendo sido ofrecidos como prueba los autos
conexos caratulados “FONTANARROSA, Roberto s/DECLARATORIA de HEREDEROS”
Expte. N°: 112/2008 y “FONTANARROSA, Roberto s/NOMBRAMIENTO de
ADMINISTRADOR PROVISORIO” Expte. N°: 1169/08, de éstos se desprende que los únicos
herederos universales declarados son el accionado y la tercera citada, siendo ésta última sobre
quien recayó el nombramiento de administradora provisoria, según Resolución N°: 2167 del
13/08/2007.
El carácter provisional (teóricamente) ha de ser mantenido hasta el
nombramiento de administrador definitivo, situación en la que se está en condiciones una vez
instituída la correspondiente declaratoria de herederos, ya ocurrida en el caso en estudio, pero
sin que se modificara el nombramiento de administradora provisoria realizado, continuando en
cabeza de la cónyuge supérstite atento no haberse modificado dicho status jurídico.
Primariamente debemos determinar si el acto en discusión se vincula con
los llamados actos de disposición (posición tomada por el demandado Franco Fontanarrosa en
su escrito de responde de fs. 78 y 78 vta.).
Entiende esta parte que ceder derechos de edición es un acto dispositivo,
no solo porque la propia cesión así lo implica, sino que tal disposición es justamente el acto de
explotación natural de la obra.
No resulta sencillo delimitar con precisión los conceptos de actos
administrativos y dispositivos. La doctrina es poco precisa y la ley positiva no contribuye a
poner claridad en las ideas.
La administración de bienes hereditarios recae sobre quien fue nombrado
administrador provisorio o definitivo de los bienes que componen el acervo hereditario, en el
caso, la tercera Señora Gabriela Mahy.
La ley de fondo ha sido muy escasa en cuanto al tratamiento
normológico de esta materia, existiendo solo el Art. 3451 del C.C. que prescribe: “Ninguno de
los herederos tiene el poder de administrar los intereses de la sucesión. La decisión y los actos
del mayor número, no obligan a los otros coherederos que no han prestado su consentimiento.
En tales casos, el juez debe decidir las diferencias entre los herederos sobre la administración
de la sucesión”.
Este es el artículo “bisagra” para poder a partir de aquí encaminar el
litigio planteado.
Existiendo en toda sucesión, desde el punto de vista patrimonial, una
masa indivisa que conforma una comunidad hereditaria forzosa y esencialmente transitoria, el
poder del juez responde al principio de la participación de todos los herederos en cuanto a la
gestión total del patrimonio hereditario (en la que concurren los intereses de ellos como
sucesores universales del causante y los eventuales de los terceros). Se trata del “ius prohibendi”
que surge como consecuencia de la igualdad de derechos, se da como manifestación negativa
del derecho de cada uno y se explica porque la comunidad en la sucesión es un estado
puramente pasivo y accidental, en que los propietarios no están unidos sino por la cosa misma y
no por su voluntad (según señala Vélez en la nota respectiva al compararla con la sociedad).
Es así que el juez, al tomar decisiones sobre la administración de una
cosa comprendida en la indivisión hereditaria, debe velar por los intereses “ut singuli” de todos
los herederos y no puede imponerle a uno de ellos la posición del otro, siempre que medie
razonabilidad de parte de quien ejerce la oposición.
Pero tal prohibición no alcanza al juez que ante las desinteligencias entre
ellos debe zanjar la cuestión, procurando que los bienes no sean improductivos y cuidando de
tutelar armónicamente todos los intereses individuales.
La mayor reglamentación, aunque no abundante por cierto, la otorgan
los códigos de procedimientos referentes a los juicios sucesorios. Nuestro C.P.C.C.S.F., la
regula en sus artículos 617, ss. y cc..
Frecuentemente, la ley permite a determinadas personas realizar actos de
administración, pero no los de disposición. La distinción tiene importancia respecto de una
persona que obra en interés de otra. Debemos comprender que, en el caso de marras, los bienes
del acervo hereditario poseen una relevante especificidad: son los derechos de autor
pertenecientes a una vasta y popular obra artística del Señor Roberto Fontanarrosa.
Doctrinariamente, se entiende por actos de administración sucesoria
aquellos relativos a la conservación y mantenimiento de los bienes, siendo dable incluir en tal
precepto ciertas funciones de gestión ordinaria conforme a la naturaleza y estado de los bienes
quedados al fallecimiento del causante.
El criterio para distinguir los actos de administración de los actos de
disposición no lo da la ley, ni puedo darlo de un modo preciso y riguroso como intérprete de
ella. A lo sumo puedo decir que no deben confundirse los actos que exceden de la
administración con los actos de enajenación; éstos último ciertamente, en la mayor parte de los
casos, exceden de la administración, pero no siempre, ya que la enajenación de frutos destinados
a la venta no es posible dejar de considerarla un acto de buena administración.
Este congruente modo de entendimiento, hace reflexionar que más que a
la naturaleza jurídica del acto, se debe mirar su función económica, y reputar actos de
disposición los que conciernen al valor capital del patrimonio, los que importan por lo mismo
pérdida o disminución de él, y actos de administración los que tienden a su conservación y no
tocan más que a los productos, aún cuando consistan en una enajenación.
Por analogía, el contrato de edición base de este diferendo encuadra y
así lo determino en el postulado recientemente descripto, entendiendo en concordancia a la
razón que le asiste a la tercera citada que el patrimonio administrado por la nombrada
administradora provisoria se encuentra compuesto por las obras del autor, siendo la difusión de
las mismas a través de contratos de edición, la forma ordinaria de producir sus frutos.
Véase, además, como fundamento complementario, que el Señor Franco
Fontanarrosa a actuado en diferentes actos respecto a la misma obra perteneciente al autor,
desde dos frentes diferentes:
a) El mismo día 27/02/2008, idénticas partes actuantes en el Contrato de
Edición base de esta demanda, o sea la administradora provisoria de la Sucesión de Roberto
Fontanarrosa y Ediciones de la Flor S.R.L., firman otro contrato de edición por la obra autoría
también de Roberto Fontanarrosa “Inodoro Pereyra 32”, con similares formas y cláusulas que
el hoy atacado (fs. 33/35), pero sin ninguna oposición expuesta por el coheredero Franco
Fontanarrosa. A fs. 513 luce contestación de oficio judicial diligenciado ante el Ministerio de
Justicia y Derechos Humanos de la Nación (Dirección Nacional del Derecho de Autor) y
confirman que posteriormente al fallecimiento del autor Roberto Fontanarrosa se registraron 3
contratos correspondientes a obras de autoría del Señor Roberto Fontanarrosa: “Inodora Pereyra
31”, “Inodoro Pereyra 32” y “Negar Todo y Otros Cuentos”. De hecho, la actitud del co
heredero (hijo) fue opuesta a la ejercida para estos autos, pues consta en los obrados conexos a
esta causa, individualizados como “FONTANARROSA, Roberto s/DECLARATORIA de
HEREDEROS” Expte. N°: 112/08, a fs. 346, que el Señor Franco Fontanarrosa solicitó orden de
pago por las sumas provenientes de la explotación de la obra “Inodoro Pereyra 32”; por ende, en
inteligencia y apoyatura a la teoría de los actos propios, no es congruente aceptar obrar de
determinada forma y/o manera para una obra que para otra, cuando ambas fueron contratadas
para su edición en idéntica forma, circunstancia y modalidad de tiempo y lugar.
A su vez, por las razones recientemente esgrimidas, la administradora
provisoria ha actuado bajo las premisas del llamado “mandato tácito” otorgado por parte del
coheredero hijo, pues al haber permitido que la Señora Mahy (en el carácter de apoderada y
administradora provisoria) haya efectivizado los contratos de edición de las obras “Inodoro
Pereyra 31” e “Inodoro Pereyra 32” en tiempos previo y posterior al fallecimiento del causante,
respectivamente, sin que interpusiera oposición alguna, cuando ya se había firmado por escritura
pública la cesión de derechos denunciada en fecha 27/11/2006 (fs. 27/28), sino que por el
contrario se presentó a solicitar orden de pago de las regalías pertinentes, habilitó la
prosecución de la actuación de la cónyuge supérstite, encuadrando ésta dentro de la teoría
mencionada.
b) Existiendo a fs. 30/31 constancia de denuncia de dejar sin efecto y
valor alguno la renovación automática de los contratos vigentes con Ediciones de la Flor S.R.L.
al momento de la constatación notarial efectuada (29/02/2008), alegando el Señor Franco
Fontanarrosa el carácter de cesionario definitivo de la propiedad intelectual sobre todas las obras
literarias y artísticas de autoría del causante Roberto Fontanarrosa, registradas y publicadas,
todo conforme documento fechado el 22/11/2006 e inscripto éste en la Dirección Nacional de
Derecho de Autor bajo el Registro N°. de Expte. 536354/2006, el coheredero (hijo) ha realizado
contratos de edición con otras editoriales (cuyas constancias obran en los conexos sobre
Sucesión), cuando existen obrados caratulados “MAHY, Gabriela María c/FONTANARROSA,
Franco s/DEMANDA ORDINARIA” Expte. N°: 1.174/2008, donde se está litigando (sin
resolución aún) sobre la validez o invalidez del acto aludido por dicho coheredero en la
constatación supra mencionada, sin que la otra coheredera interpusiera oposición alguna;
consecuencia de ello es el entendimiento de que el Señor Franco Fontanarrosa no está velando
en igualdad de condiciones con la Señora Gabriela Mahy los derechos sucedidos de su padre.
3.2. Ampliación de pretensión (a propuesta de la tercera):
Indefectiblemente, en este punto, he de tratar el ejercicio de los derechos de los herederos sobre
el especial patrimonio heredado, cual es la obra literaria y artística cuya autoría pertenece al
Señor Roberto Fontanarrosa, y que en el sublite ha sido considerado abusivo de parte de la
aquí tercera respecto al demandado.
Sobre mi convicción para el tratamiento de la pretensión ampliada de
autos, he expuesto los fundamentos en el punto 2.2. de estos considerandos, de modo tal que
sobre aquella base argumentaré sobre el ejercicio de estos derechos por parte de los herederos
declarados.
Marcado esto como uno de los items de la traba de litis en base a los
hechos expuestos por las partes y la tercera necesaria comparecida en autos, debo adentrarme
(en honor al principio de congruencia procesal) en la aceptación del hecho nuevo denunciado
por la coheredera Sra. Mahy (cónyuge supérstite) y considerarlo para este tratamiento.
3.2.1. La propiedad intelectual, junto a la libertad de prensa, fue
consagrada desde la Revolución de Mayo de 1810 en las constituciones políticas de 1819 y
1826.
En la Constitución Nacional de 1853, fue reconocida expresamente en su
artículo 17: “Todo autos o inventor es propietario exclusivo de su obra, invento o
descubrimiento, por el término que le acuerde la ley”.
La reforma constitucional de 1994 no ha alterado esta disposición. Por el
contrario, el nuevo Art. 75 inc. 22, al reconocer jerarquía constitucional a un conjunto de
tratados y pactos internacionales sobre derechos humanos entre los cuales se incluyen los
derechos culturales en general y el derecho de autor en particular no ha hecho sino afirmar
institucionalmente el reconocimiento del derecho de autor en nuestra nación.
En el año 1933 se sancionó la Ley Nacional N°: 11.723 (hoy vigente)
que rige el régimen a aplicarse en la materia, complementariamente con otras que regulan el
funcionamiento de determinadas sociedad autorales y el régimen de regalías entre ellas la Ley
N°: 20.115 sobre Argentores).
Toda obra científica, literaria y artística debe ser inscripta en el Registro
Nacional de Derecho de Autor (dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de
la Nación), lo cual fue cumplido para la obra “Negar Todo y Otros Cuentos”, según constancia
de fs. 100/101, 458/459 y 462/468 de autos.
La ley protege dos tipos de derechos de autor: a) Patrimoniales y b)
Morales. Los patrimoniales refieren a la facultad de disponer de la obra, publicarla, ejecutarla,
representarla y exponerla en público, enajenarla, traducirla, adaptarla o autorizar su traducción y
reproducirla en cualquier forma, además de considerar los ineludibles permisos del titular de los
derechos. Los morales refieren a que, aun enajenada una obra, el autor conserva sobre ella el
derecho a exigir la fidelidad de su texto y su título, en las impresiones, copias o reproducciones,
como asimismo la mención de su nombre o seudónimo como autor, resguardando el derecho del
adquirente a su aprovechamiento económico pero sin poder alterar su título, forma y contenido.
En el punto 3.1. de estos considerandos ya me he referido a la actuación
debida de quien es la administradora provisoria de la sucesión, determinando el encuadre
pertinente del ejercicio de los derechos patrimoniales dentro de sus facultades como tal.
3.2.2. A partir de ahora trataré el ejercicio de los derechos morales de
los coherederos.
Adujo el Señor Franco Fontanarrosa, en sus cartas documentos cuyas
copias obran a fs. 18 y 21, que se le permitiera verificar la legitimidad de la supuesta autoría de
su padre y las condiciones de impresión tales como la integridad y fidelidad del texto e incluso
las correcciones de imprenta, como también puso en duda la conclusión y/o condición artística
de ser divulgada, todo respecto a la obra “Negar Todo y Otros Cuentos”.
La obra en cuestión abarca 24 cuentos cuya autoría se pone en cabeza del
causante Señor Roberto Fontanarrosa, entre los cuales integra la lista el denominado “La Picada.
¿Una creación rosarina?” que fuera escrito para publicitar a la Empresa FRIGORIFICO
PALADINI S.A. y cuya originalidad se encuentra probada por documental obrante a fs.
239/245, 305/307 y testimonial prestada por el testigo Señor Osvaldo Roberto Paladini que a fs.
503 responde las posiciones: A la Primera: Uno de sus primos trabajó en el contrato que se
celebró con Roberto Fontanarrosa para que escribiera sobre la picada; A la Segunda: Sí, su
empresa negoció con el autor el texto sobre la picada; A la Tercera: Lo hizo en Octubre de
2005; A la Cuarta: Reconoce en contenido y firma la documental obrante a fs. 305 (texto
original del cuento); A la Ampliaciones: Reconoce las firmas del contrato celebrado con la
Señor Mahy en carácter de administradora de la sucesión.
Sobre el resto de la obra “Negar Todo y Otros Cuentos”, la parte actora y
la tercera citada han aportado las correspondientes pruebas producidas y que hacen a la plena
convicción de este sentenciante que se trata de la legitimidad de la autoría, integridad y fidelidad
del texto, como asimismo, la conclusión y/o condición artística de ser divulgada.
En cuanto a la legitimidad de la autoría, a fs. 236/238 obran escrituras
públicas donde consta que el técnico informático propuesto por el demandado se presenta en el
domicilio de la tercera y se procede (en presencia y manejo de la computadora donde obra el
archivo por parte del técnico informático aportado por ésta) a verificar que la computadora está
en fecha y hora correctas, manifestando que las fajas de seguridad/garantía están rotas,
recibiendo un DVD que lo deja en custodia del escribano actuante y otras dos copias en DVD
que se entregan a las apoderadas de la Señora Mahy y la escribana actuante a su pedido. En el
mismo acto la Señora Mahy manifiesta que sobre las fajas de seguridad han podido ser rotas
atento alguna reparación, ampliación y/o actualización efectuada sobre la máquina, por ser del
año 2003. A fs. 238 obra acta notarial referida al mismo acto, pero efectuada por la escribana
autorizante a requerimiento de la Señora Mahy. A fs. 456 existe constancia de escritura pública
por la cual el Señor Franco Fontanarrosa (coheredero hijo del causante) recibe la copia del DVD
extraída de la computadora perteneciente a su padre, según se relató en las escrituras
recientemente aludidas, estando probado (tal como ya se ha fundado en esta sentencia) que el
documento continente de la obra original extraída ha sido leído por su persona así lo refirió en
la contestación a la absolución N°: 2 de su confesional obrante a fs. 439 vta sin haber opuesto
objeción expresa alguna.
A fs. 328/329 luce escritura pública por la que se deja constancia del
contenido de la copia de respaldo del disco rígido instalado en la computadora que pertenecía al
Señor Roberto Fontanarrosa y puesto en la CPU de la escribana. Se constata que en la carpeta
“Cuentos” existen archivos con 25 nombres y cuyas últimas fechas de modificación de cada
uno de ellos son anteriores al fallecimiento del causante.
Todo es congruente con la testimonial del técnico informático Germán
Corominas que depuso a fs. 447, quien en su respuesta 5° advierte que no había ninguna
irregularidad en la computadora constatada.
Así efectuada la prueba, he de entender debidamente controlada la
misma por la parte interesada y la tercera actuantes, por lo que no habiendo oposición ejercida
ni duda sobre la legalidad de las copias y/o extractos extraídos, y por lo tanto queda acertada la
legitimidad de la autoría.
En referencia a la integridad y fidelidad del texto, de la documental
aportada como reportajes periodísticos reconocidos en su contenido por quien fue el reportero
(fs. 445), ha quedado demostrado que la relación de confianza, tanto comercial como personal,
entre el causante (Roberto Fontanarrosa) y el gerente de Ediciones de la Flor S.R.L. (Señor
Divinsky), ha sido estrecha, quedando probado que le estaba permitido al editor hacer
correcciones gramaticales (fs. 129 vta.), párrafos y adjetivación (fs. 131 vta.) y hasta Divinsky
fue garante del departamento habitado por en Buenos Aires por Franco Fontanarrosa (fs. 290).
Asimismo, queda acertado que el propio editor armaba los volúmenes de
cuentos (fs. 132).
Consecuentmente ha quedado afirmad la integridad y fidelidad del texto
de la obra objeto del contrato de edición atacado.
3.2.3. Ahonda mi postura favorable a la aceptación de la demanda y su
ampliación atento el especial carácter que posee el conflicto social en estudio, derivado en un
litigio que tiene como objeto la vasta y amplia obra literaria de un artista popular como lo fue el
Señor Roberto Fontanarrosa, la aplicación y consideración de normas internacionales, entre las
cuales destaco: el Pacto de San José de Costa Rica y el Pacto de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales.
El derecho de propiedad garantizado en el Art. 17 de nuestra
Constitución Nacional integra el catálogo de derechos fundamentales dentro de nuestro orden
constitucional. La consagración de derechos sociales y económicos ha variado la concepción
originaria de este derecho y permite, atento el carácter aludido en el párrafo anterior, la
imposición de restricciones que armonicen el derecho de propiedad con el interés social.
El Pacto de San José de Costa Rica, en su Art. 21 y bajo el rótulo de
“derecho a la propiedad privada”, en su inc. 1) establece que “toda persona tiene el derecho al
uso y goce de sus bienes. La ley puede subordinar tal uso y goce al interés social”. Dicha
norma, que adquirió jerarquía constitucional con la reforma de 1994, consagra la teoría de la
función social de la propiedad, la cual sostiene la necesidad de que el ejercicio de este derecho
redunde también en beneficio de la sociedad y no sólo en el de su titular.
Ha dicho la Jurisprudencia: “El concepto de propiedad en sentido
constitucional es más amplio y extenso que el derecho de dominio consagrado en el derecho
civil, ya que como ha sostenido la Corte Suprema de Justicia de la Nación alcanza a todos los
intereses apreciables que el hombre puede poseer fuera de sí mismo, fuera de su vida y de su
libertad” (Fallos, 145.327, caso Bourdieu).
Esta restricción es concordante con lo establecido por el inc. 1) del Art.
15 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales adoptado por la
Asamblea General de Naciones Unidas el 16/12/1966, que dice: “Los Estados Parte en el
presente Pacto reconocen el derecho a toda persona a: 1) participar en la vida cultural ...”,
garantizando así el interés social frente al derecho particular.
3.2.3.1. Hecho Nuevo: Es aquí donde merece ser considerado y tratado
el incidente generado a fs. 486 con el escrito de denuncia de hecho nuevo, efectuado por la
tercera citada, que fue contestado por el demandado a fs. 499/501, ello a la luz de los preceptos
enraizados en este bloque de tratados internacionales de jerarquía constitucional.
Expone la tercera citada que el Señor Franco Fontanarrosa, con su
administración de hecho de la obra literaria de su padre, sin autorizar la edición y publicación de
la misma, lo hace en detrimento no solamente de su cliente, sino y fundamentalmente de toda
la comunidad de lectores y de la cultura en general, entendiendo que es sabido que la tensión
entre autor y comunidad toma recepción en el derecho de autor a través de distintos institutos,
intentando equilibrar tanto el derecho de autor propiamente dicho (intentando decidir el destino
de la obra y vivir de la misma) como el de la comunidad en general de acceder a los productos
culturales.
La defensa expuesta por el apoderado del Señor Franco Fontanarrosa, en
su escrito de fs. 498/501, ha devenido incongruente con la posición ya adoptada en los
considerandos anteriores de esta sentencia, ya que he admitido y fundado la ampliación de la
pretensión base de este litigio y por ende es procedente tratar el hecho nuevo denunciado
cuando éste puede ser conducente para el esclarecimiento de la verdad jurídica.
Así lo ha entendido la doctrina, entre ellos Falcón en “Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación, Tomo III, pág. 130 y siguientes”, cuando dice que “se debe
tener presente que el objetivo primario de la institución consiste en que la controversia esté los
más actualizada posible al momento de dictar sentencia. En este sentido, la ley contempla
además de aquellos hechos constitutivos, modificatorios o extintivos, producidos durante la
sustanciación del juicio (Art. 163, inc. 6 del C.P. de la Nación), al conjunto de sucesos que,
ligados inescindiblemente al planteo introductorio y siendo conducentes, llegan a conocimiento
de las partes con posterioridad a dicho planteo”.
Este razonamiento fue admitido jurisprudencialmente por la Sala 1 de la
Cámara Nacional cde Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal de Capital Federal, integrada
por los Dres. Martín Diego Farrell y María Susana Najurieta, en autos “Tubito S.R.L. c/Molinos
y Establecimientos Harineros Bruning S.A. s/Cese de Oposición al Registro de Marca”,
Sentencia del 10/05/2012.
Las publicaciones acompañadas están fechadas en los meses de Enero y
Febrero de 2011 (fs. 482/485) y las informativas están fechadas en Agosto de 2011 (fs. 528,
532/533 y 536/541), donde todas ellas coinciden en afirmar que luego del fallecimiento del
Señor Roberto Fontanarrosa, el stock disminuyó y sus obras no pudieron reponerse por falta de
publicación, aludiendo la editorial que la razón de ello era el litigio sobre las cuestiones
sucesorias. Exponen una gran desilusión de parte de los lectores al no encontrar la obra a
disposición y considerar a éstos como los de mayor perjuicio ante la falta de disponibilidad.
Le asiste razón a la denunciante del hecho nuevo cuando argumenta la
tensión entre los derechos del autor (en el caso representado por los derechohabientes) y los
derechos de la comunidad, que a mi convicción y conciencia ya he definido la puja a favor de la
comunidad, según lo expuesto en el punto 3.2.3. de estos considerandos.
3.2.4. Por ello, como corolario de este considerando tratado
íntegramente en el punto 3, he de considerar abusivo el ejercicio de los derechos esgrimidos por
el demandado de autos.
4. Medios Probatorios: A los fines de haber cumplido con el debido
fundamento jurídico de esta sentencia, he considerado aquellos medios probatorios de suficiente
entidad para llevarme a la plena convicción de la decisión aquí tomada.
Un apartado especial merecen dos pruebas ofrecidas y producidas:
a) La confesional del demandado Señor Franco Fontanarrosa, quien
fuera del reconocimiento de documental realizado, ha efectuado una consecuente cadena de
respuestas manifiestamente renuentes e intencionales, por lo que he de considerarlas
presunciones en su contra, por conjugar los Arts. 161 y 226 del C.P.C.C.S.F..
b) La testimonial del Señor Divinsky, en su carácter de gerente de
Ediciones de la Flor S.R.L., tachada por el apoderado del demandado a fs. 449, asistiéndole
razón a los apoderados de la tercera citada cuando esgrimieron su postura en favor de la toma de
la testimonial, sin perjuicio de ser considerada en la sentencia (Art. 220 del C.P.C.C.S.F.).
Siendo ésta la etapa procesal oportuna, he de entender que su declaración no ha de ser
considerada más allá de aquellas preguntas donde sus respuestas son avaladas por otros medios
probatorios ofrecidos y producidos en autos, trayendo como consecuencia la imposición de
costas por su orden atento estar comprendido dentro de las generales de la ley, aún cuando le
asistió razón procesal al fundamento dado por apoderados incidentados.
5. Costas: Han de ser impuestas en consideración de lo prescripto por el
Art. 251, parte general, del C.P.C.C.S.F., o sea a cargo del vencido.
Por ello, de la normativa legal, doctrina y jurisprudencia citadas, las
pruebas arrimadas y producidas en los presentes, y demás fundamentos; FALLO: I) Hacer lugar
a la Mere Declarativa impetrada, declarando la legitimidad en todos sus alcances del Contrato
de Edición base de la acción y referido a la obra denominada “Negar Todo y Otros Cuentos”; II)
Admitir la ampliación de pretensión propuesta por la tercera citada y consentida por las partes
de autos; III) Considerar abusivo el ejercicio de los derechos patrimoniales y morales por parte
del coheredero Señor Franco Fontanarrosa; IV) Autorizar la divulgación de la obra “Negar
Todos y Otros Cuentos”; V) Costas al demandado Señor Franco Fontanarrosa (Art. 251, parte
general, del C.P.C.C.S.F.; VI) Rechazar el incidente de tacha de testigo incoado por el
demandado a fs. 449, con costas por su orden; VII) Diferir la regulación de honorarios hasta
tanto se practique la liquidación respectiva. (art. 8 primer párrafo ley 6767). VIII) Insértese,
agréguese y hágase saber. (Autos: “EDICIONES DE LA FLOR S.A. contra
FONTANARROSA FRANCO sobre ACCION MERE DECLARATIVA”, Expte Nº:
1420/08).