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UN ASESINATO ANTON P. CHEJOV Ediciones elaleph.com

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A N T O N P C H E J O V

Ediciones elalephcom

Diego Ruiz

Editado porelalephcom

2000 ndash Copyright wwwelalephcomTodos los Derechos Reservados

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I

En la estacioacuten de Progoacutennais se estaban cele-brando las viacutesperas Ante la gran imagen pintadacon vivos colores sobre fondo de oro se agrupabanlos empleados de ferrocarriles con sus mujeres ehijos y tambieacuten los lentildeadores y aserradores que tra-bajaban en las inmediaciones a lo largo de la liacuteneaTodos se manteniacutean en silencio fascinados por elbrillo de las luces y los aullidos de la nevasca quecuando nadie la esperaba se habiacutea desatado a pesarde estar ya en viacutesperas de la Anunciacioacuten Oficiabael viejo sacerdote de Vedeniaacutepino y el canto corriacutea acargo del salmista y de Matvei Tereacutejov

La cara de Matvei resplandeciacutea de felicidadalargaba el cuello como si quisiera salir volandoCantaba con voz de tenor y recitaba con el mismotimbre poniendo en ello un dulce vigor Al llegar a

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laquoLa voz del Arcaacutengelraquo empezoacute a agitar la manocomo un director de orquesta y procurando ajustar-se al sordo bajo del sacristaacuten dejoacute oiacuter una compli-cada floritura Veiacutease que esto le produciacutea gransatisfaccioacuten

Terminadas las viacutesperas todos se dispersarontranquilamente Volvieron la oscuridad el vaciacuteo y elsilencio que soacutelo se observa en las estaciones de fe-rrocarril levantadas en pleno campo o en el bosquecuando el viento silba y no se oye nada maacutes cuandose siente todo el vaciacuteo que reina alrededor toda laangustia de la vida que transcurre pausadamente

Matvei viviacutea no lejos de la estacioacuten en la posadade un primo suyo Pero no sentiacutea deseos de volver acasa Se habiacutea quedado con el cantinero detraacutes delmostrador y contaba a media voz

-En la faacutebrica de azulejos teniacuteamos nuestro co-ro Y he de decirle que aunque lo componiacuteamossimples obreros cantaacutebamos de veras magniacutefica-mente A menudo nos haciacutean ir a la ciudad y cuan-do el vicario Ioann celebraba en la iglesia de laTrinidad el coro de la dioacutecesis cantaba a la derechay nosotros a la izquierda De lo uacutenico que en la ciu-dad se quejaban era de que dilataacutebamos mucho elcanto que aquello se prolongaba demasiado Bien

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es verdad que empezaacutebamos a las siete el himno deSan Andreacutes y el Hosanna y terminaacutebamos pasadaslas once asiacute que cuando llegaacutebamos a la faacutebricaeran ya maacutes de las doce iexclQueacute bien se pasaba alliacute -suspiroacute Matvei- Lo que se dice muy bien SergueiNikanoacuterich En cambio aquiacute en la casa familiar nohay la menor alegriacutea La iglesia maacutes proacutexima estaacute acinco verstas y con mi mala salud me resulta impo-sible llegar hasta ella No hay cantores En nuestrafamilia no se conoce la tranquilidad todo es ruidoblasfemias y suciedad Comemos todos de la mismacazuela como los mujiks y en la sopa aparecen cu-carachas Dios no me concede la salud y a no serpor esto ya me habriacutea marchado hace tiempo Ser-guei Nikanoacuterich

Matvei Tereacutejov no era viejo no pasaba de loscuarenta y cinco pero su expresioacuten era enfermizasu cara estaba llena de arrugas y su barbita rala ytransparente era ya blanca lo que le haciacutea aparentarmuchos maacutes antildeos Hablaba con voz deacutebil comoponiendo cuidado y al toser se llevaba las manos alecho en aquellos momentos su mirada se haciacutea in-quieta como en las personas muy aprensivas Nun-ca deciacutea fijamente queacute era lo que le doliacutea pero leagradaba contar con gran lujo de detalles coacutemo en

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una ocasioacuten al levantar un pesado cajoacuten habiacutea sen-tido un profundo dolor y se le habiacutea formado unahernia obligaacutendole a abandonar el trabajo en la faacute-brica de azulejos y volver a sus lares Pero no podiacuteaexplicar lo que era una hernia

-A decir verdad no quiero a mi primo - prosi-guioacute sirvieacutendose un vaso de teacute- Es mayor que yo yparece pecado criticarlo temo a Dios nuestro Se-ntildeor pero no lo puedo aguantar Es un hombre or-gulloso muy serio mal hablado tortura a susfamiliares y criados y no frecuenta la iglesia El do-mingo pasado le pediacute carintildeosamente laquoPrimo vaya-mos a la misa de Pajoacutemovoraquo Y eacutel replicoacute laquoNoquiero el pope de Pajoacutemovo juega a las cartasraquo Ytampoco ha venido hoy aquiacute porque dice que elsacerdote de Vedeniaacutepino fuma y bebe iexclNo es ami-go del clero El mismo dice en su casa la misa losmaitines y las viacutesperas y su hermana le sirve de sa-cristaacuten El empieza el Oremus y ella sigue con unavoz muy fina como una pava laquoiexclSentildeor ten piedadde nosotros raquo Un verdadero pecado Todos losdiacuteas le digo laquoDate cuenta de lo que haces primoArrepieacutenteteraquo pero no me hace caso

Serguei Nikanoacuterich el cantinero llenoacute cinco va-sos de teacute y los llevoacute en una bandeja a la sala de espe-

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ra de sentildeoras Apenas habiacutea entrado cuando se oyoacuteun grito

-iquestQueacute maneras son eacutesas hocico de cerdo iexclNisiquiera sabes servir

Era la voz del jefe de estacioacuten Siguioacute un tiacutemidobalbuceo y luego se levantoacute otro grito malhumora-do y duro

-iexclLargo de aquiacuteEl cantinero volvioacute todo turbado-En tiempos dejaba complacidos a condes y

priacutencipes -murmuroacute- Y ahora dice que no seacute servirel teacute iexclMe ha rentildeido en presencia del sacerdote y delas sentildeoras

Serguei Nikanoacuterich habiacutea tenido en otros tiem-pos mucho dinero y habiacutea sido duentildeo de la cantinade una estacioacuten de primer orden en una capital deprovincia donde se cruzaban dos viacuteas feacuterreas En-tonces usaba frac y reloj de oro Pero las cosas em-pezaron a irle mal invirtioacute todos sus recursos en unlujoso servicio los criados le robaban y de mal enpeor pasoacute a otra estacioacuten menos importante Alliacute sele escapoacute la mujer llevaacutendose toda la plata y eacutel des-cendioacute a una tercera estacioacuten de menos categoriacutea enla que ya no se serviacutean platos calientes Luego a unacuarta Cambiando a menudo y bajando cada vez

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maacutes llegoacute a Progoacutennaia donde soacutelo se vendiacutean teacutevodka barato y como aperitivos huevos duros y unembutido al que no se le podiacutea meter el diente queoliacutea a brea y que eacutel mismo en son de burla llamabalaquoembutido musicalraquo Estaba completamente calvosus ojos eran azules y saltones y luciacutea unas espesasy rizadas patillas que se peinaba a menudo miraacuten-dose en un espejito Los recuerdos del pasado leatormentaban sin cesar le era imposible acostum-brarse al laquoembutido musicalraquo a las groseriacuteas del jefede estacioacuten y a los mujiks que regateaban en el pre-cio siendo asiacute que seguacuten eacutel regatear en la cantinaera tan indecoroso como en una farmacia Sentiacutea elbochorno de su pobreza y humillacioacuten y este bo-chorno era ahora lo principal en su vida

-La primavera viene este antildeo con retraso - dijoMatvel prestando atencioacuten al silbido del viento- Yes preferible No me gusta la primavera Hay muchobarro Serguei Nikanoacuterich En los libros escribenque al llegar la primavera cantan los paacutejaros y ca-lienta el sol iquestQueacute tiene eso de agradable El paacutejarono es maacutes que un paacutejaro A miacute me agrada la buenasociedad oiacuter hablar a la gente conversar sobrecuestiones religiosas o cantar a coro algo hermoso

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pero los ruisentildeores y las flores iexclque se vayan conDios

Empezoacute de nuevo a hablar de la faacutebrica y delcoro pero el ofendido Serguei Nikanoacuterich no aca-baba de calmarse ni encoger los hombros y gruntildeirMatvei se despidioacute y encaminoacute a su casa

No helaba y ya goteaba de los tejados pero lanieve caiacutea en grandes copos que se arremolinabanen el aire y sus blancas nubes se perseguiacutean por laviacutea del ferrocarril El robledal que se extendiacutea aambos lados de los carriles apenas iluminado por laluna y se escondiacutea en lo alto tras las nubes dejabaoiacuter un zumbido aacutespero y prolongado iexclLos aacuterbolesinfunden miedo cuando un fuerte vendaval losazota Matvei caminaba por la carretera a lo largode la liacutenea protegieacutendose la cara y las manos em-pujado por el viento De pronto aparecioacute un caba-llero cubierto de nieve un trineo rechinoacute por lasdesnudas piedras de la carretera y un mujik con lacabeza envuelta y todo eacutel blanco tambieacuten hizo res-tallar el laacutetigo Cuando Matvei se volvioacute para mirarya habiacutean desaparecido el trineo y el mujik como sitodo hubiese sido una visioacuten y apretoacute el paso sin-tiendo un vago miedo

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Llegoacute al paso a nivel y a la oscura caseta delguarda La barrera estaba levantada junto a ella sehabiacutean formado verdaderas montantildeas de nieve y loscopos giraban como las brujas en la noche del saacuteba-do En aquel punto cruzaba la liacutenea un viejo cami-no importante en otros tiempos al que todaviacutea sele daba el nombre de calzada A la derecha cercadel paso a nivel y al borde mismo de la carreteraestaba la taberna de Tereacutejov que antes habiacutea sidoposada Alliacute por las noches siempre luciacutea una luz

Cuando Matvei llegoacute en todas las habitacionesincluso en el zaguaacuten habiacutea un intenso olor a incien-so Su primo Yaacutekob Ivaacutenich seguiacutea oficiando lasviacutesperas En un rincoacuten del oratorio donde la cere-monia teniacutea lugar habiacutea una urna con viejas imaacutege-nes heredadas de los abuelos en marcossobredorados a ambos lados derecha e izquierdahabiacutea imaacutegenes antiguas y modernas en urnas o sinellas Sobre la mesa cubierta con un tapete que lle-gaba hasta el suelo habiacutea una imagen de la Anun-ciacioacuten una cruz de cipreacutes y un incensario Ardiacuteanlas velas de cera junto a la mesa habiacutea un atril Alpasar junto al oratorio Matvei se detuvo y asomoacute lacabeza Yaacutekov Ivaacutenich estaba leyendo junto al atrilLe acompantildeaba en las oraciones su hermana Aglaia

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una vieja alta y flaca vestida de azul y con un pa-ntildeuelo blanco en la cabeza Estaba tambieacuten Dashu-tka la hija de Yaacutekov Ivaacutenich una moza dedieciocho antildeos fea y pecosa que siempre iba des-calza y con el mismo vestido que llevaba cuandopor la tarde abrevaba los animales

-iexclGloria a ti que nos mostraste la luz -entonoacuteYaacutekov Ivaacutenich con voz cantarina e hizo una pro-funda reverencia

Aglaia con la barbilla apoyada en la mano seunioacute al canto con una voz fina y chillona Arribasobre el techo tambieacuten resonaron unas voces con-fusas que amenazaban o anunciaban algo malo Enla segunda planta despueacutes de un incendio que sehabiacutea producido haciacutea mucho tiempo no viviacutea na-die las ventanas habiacutean sido clavadas y el suelo en-tre las vigas estaba sembrado de botellas vaciacuteasAhora el viento zumbaba alliacute y pareciacutea como si al-guien corriese tropezando en las vigas

La mitad de la planta baja estaba destinada a ta-berna la otra mitad la ocupaba la familia de los Te-reacutejov asiacute que cuando en la taberna alborotaban losviajeros borrachos en las habitaciones se oiacutea hastala uacuteltima palabra Matvei ocupaba una habitacioacutenjunto a la cocina en ella habiacutea un gran horno en el

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cual en otros tiempos cuando aquello era posadacociacutean pan todos los diacuteas En la misma habitacioacutendetraacutes del horno dormiacutea Dashutka que no teniacuteacuarto para ella sola Todas las noches cantaban losgrillos y se oiacutea el ruido de los ratones

Matvei encendioacute una vela y se puso a leer un li-bro que le habiacutea prestado el gendarme de la esta-cioacuten Entre tanto terminaron los rezos y todos seacostaron Tambieacuten lo hizo Dashutka que empezoacutea roncar acto seguido aunque no tardoacute en desper-tarse y dijo bostezando

-No debiacuteas tener la vela encendida sin necesi-dad tiacuteo Matvei

-La vela es miacutea - replicoacute eacutel- La compreacute con midinero

Dashutka dio unas cuantas vueltas y no tardoacute endormirse de nuevo Matvei siguioacute auacuten largo ratopues no teniacutea suentildeo y al terminar la uacuteltima paacuteginasacoacute del bauacutel un laacutepiz y escribioacute en la primera laquoYoMatvei Tereacutejov he leiacutedo este libro y creo que es elmejor de los que he leiacutedo nunca por lo cual expresomi gratitud a Kuzmaacute Nikolaacuteievich Zhuacutekov subofi-cial de la gendarmeriacutea de la Direccioacuten de Ferroca-rriles propietario de este inapreciable libroraquo

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Para eacutel era un deber de cortesiacutea hacer talesanotaciones en los libros que le prestaban

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II

El diacutea de la Anunciacioacuten cuando ya habiacutea salidoel tren correo Matvei tomaba teacute con limoacuten en lacantina y hablaba animado

Le escuchaban el cantinero y el gendarmeZhuacutekov

-He de decirles -contaba Matvei - que desdemuy chico me sentiacute atraiacutedo por la religioacuten A losdoce antildeos leiacutea ya en la iglesia la Epiacutestola cosa quealegraba mucho a mis padres y todos los veranosiba con mi difunta madre en peregrinacioacuten Mien-tras los otros chicos cantaban o cogiacutean cangrejos yosoliacutea quedarme con ella Los mayores me alentabany a miacute mismo me agradaba observar tan buena con-ducta Y cuando mi madre me mandoacute a la faacutebricafuera de las horas de trabajo yo fui el tenor denuestro coro y para miacute no habiacutea mayor placer No

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hace falta decir que no bebiacutea ni fumaba y que mebantildeaba a menudo y esta vida como ya se sabe noagrada al enemigo del geacutenero humano El malditoquiso perderme y tratoacute de oscurecer mi entendi-miento como ahora hace con mi primo Lo prime-ro de todo hice voto de observar vigilia los lunes yno comer carne nunca Con el tiempo empezaron adominarme toda clase de fantasiacuteas En la primerasemana de la Cuaresma hasta el saacutebado seguacuten or-denaron los santos padres no se puede comer ca-liente aunque los que trabajan y los deacutebiles puedentomar hasta teacute pero yo no probaba bocado hasta eldomingo mismo y luego durante toda la Cuaresmano me permitiacutea la mantequilla y los mieacutercoles y losviernes guardaba ayuno absoluto Lo mismo haciacuteaen las vigilias menores En la cuaresma de San Pe-dro la gente de la faacutebrica soliacutea tomar sopa de colcon sollo pero yo procurando que no me vieranrumiaba un trozo de pan seco

raquoCada cual tiene su fuerza ya se sabe pero yohablo de miacute en los diacuteas de vigilia el ayuno no mecostaba ninguacuten esfuerzo y cuanto mayor era micelo mejor me sentiacutea Unicamente sentiacutea apetito losprimeros diacuteas de ayuno luego me acostumbrabacada vez me notaba mejor y al cabo de una semana

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me encontraba perfectamente Mis piernas estabantan ligeras que me pareciacutea encontrare en una nubey no en la tierra Ademaacutes me imponiacutea toda clase deobligaciones me levantaba por la noche para hacerreverencias arrastraba pesadas piedras de un lugar aotro iba descalzo por la nieve y claro es usaba cili-cio Pero al cabo de alguacuten tiempo al ir a confesar-me se me ocurrioacute Este sacerdote estaacute casado comecarne y fuma iquestCoacutemo puede confesarme iquestQueacute po-der tiene para absolverme si es maacutes pecador queyo Yo me privo hasta de la mantequilla y eacutel puedeque haya comido esturioacuten Acudiacute a otro sacerdote yeacuteste como a propio intento era gordo llevaba so-tana de seda que haciacutea el mismo ruido que las fal-das de una sentildeora y tambieacuten oliacutea a tabaco Me fui ahacer mis ayunos a un monasterio y alliacute mi corazoacutentampoco se sentiacutea tranquilo me pareciacutea que losmonjes no observaban las reglas Despueacutes de estono habiacutea ninguacuten servicio religioso que me satisficie-ra en un sitio la misa acababa demasiado pronto enotro no habiacutean cantado conforme es debido en eltercero el sacristaacuten era gangoso En ocasiones queel Sentildeor perdone a este pecador mi corazoacuten se es-tremeciacutea de ira en pleno templo iquestQueacute oracioacuten eraaqueacutella Creiacutea que la gente no se santiguaba ni escu-

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chaba debidamente a cualquier lugar que mirasetodo eran borrachos glotones fumadores liberti-nos jugadores Yo era el uacutenico que viviacutea seguacuten losmandamientos El maligno no dormiacutea y conformeel tiempo pasaba aquello iba en aumento Dejeacute decantar en el coro e ir a la iglesia Me creiacutea un hom-bre justo y la iglesia viendo su imperfeccioacuten no meagradaba es decir como el aacutengel caiacutedo me enso-berbeciacute hasta lo increiacuteble

raquoDespueacutes de eacutesto quise tener una iglesia para miacutesolo Alquileacute a una mujer sorda un pequentildeo cuartomuy a las afueras cerca del cementerio y la convertiacuteen un oratorio por el estilo del de mi primo aunqueen el miacuteo habiacutea candelabros y un incensario de ve-ras En este oratorio me ateniacutea a las reglas del santomonte Athos es decir cada diacutea los maitines empe-zaban siempre a medianoche y en las fiestas maacutessolemnes la misa duraba diez y hasta doce horasDespueacutes de todo los frailes seguacuten las reglas per-manecen sentados durante la lectura del Evangeliopero yo para hacerme maacutes agradable a Dios soliacutealeerlo de rodillas Leiacutea y cantaba durante largo ratocon laacutegrimas en los ojos y suspirando alzando losbrazos y nada maacutes terminada la oracioacuten sin dormirme iba a la faacutebrica y durante el trabajo no cesaba de

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orar En fin que por la ciudad empezoacute a correr elrumor Matvei es un santo Matvei cura a los enfer-mos y a los locos Claro que no habiacutea curado a na-die pero ya se sabe en cuanto aparece un cisma ouna falsa doctrina las mujeres no le dejan a unoAcuden como las moscas a la miel Empezaron aacosarme casadas y solteronas de toda clase me ha-ciacutean reverencias me besaban las manos y afirmabanque yo era un santo Una llegoacute a verme con la cabe-za aureolada por un nimbo El oratorio se habiacuteahecho pequentildeo por lo que alquileacute un cuarto maacutesespacioso y aquello se convirtioacute en una verdaderatorre de Babel El diablo se apoderoacute de miacute definiti-vamente y tapoacute la luz de mis ojos con sus repug-nantes pezuntildeas Todos pareciacuteamos posesos Yo leiacuteay las casadas y solteronas cantaban y asiacute sin comerni beber permaneciacuteamos de pie diacuteas enteros Depronto ellas empezaban a estremecerse como si tu-viesen calentura y luego se poniacutea a gritar una yotra iexclAquello daba miedo Tambieacuten yo me estreme-ciacutea como un judiacuteo en la caldera Yo mismo no seacute lacausa pero mis piernas empezaban a saltar Era algoportentoso no queriacutea pero saltaba y agitaba losbrazos Despueacutes de esto empezaban los gritos ychillidos bailaacutebamos todos y nos perseguiacuteamos

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hasta que caiacuteamos rendidos Asiacute en un momento deabsurda locura caiacute en el pecado de la lujuria

El gendarme soltoacute la risa pero al advertir quenadie le acompantildeaba se puso serio y dijo

-Eso es molokanismo He leiacutedo que en el Caacuteu-caso lo practican todos

-Pero no me matoacute un rayo - prosiguioacute Matveihaciendo la sentildeal de la cruz ante la imagen y bisbi-sando una oracioacuten- Seguramente intercedioacute por miacuteen el otro mundo mi difunta madre Cuando en laciudad me teniacutean ya por santo y hasta sentildeoras y se-ntildeores veniacutean a miacute secretamente en busca de con-suelo yo fui a despedirme de nuestro amo OsipVarlaacutemich Era el diacutea del perdoacuten El cerroacute la puertacon cerrojo y nos quedamos los dos solos cara acara Empezoacute a leerme la cartilla Debo decirles queOsip Varlaacutemich era un hombre sin estudios pero demuchas luces todos le respetaban y temiacutean porqueera severo y trabajador y observaba una conductaejemplar Fue durante veinte antildeos alcalde e hizomucho bien empedroacute la calle Novo-Moskoacutevskaia ehizo pintar la catedral y las columnas eacutestas de colorde malaquita Pues bien cerroacute la puerta y empezoacutelaquoYa hace tiempo que queriacutea hablar contigo hijo detal y de cual iquestTe crees santo Nada de eso eres un

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apoacutestata un malvado herejeraquo Y asiacute siguioacute No mesiento capaz de explicar lo bien que habloacute con queacutetalento como si estuviese escrito hasta que llegoacute aconmoverme Estuvo hablando dos horas Sus pa-labras me entraron en el corazoacuten me abrieron losojos Acabeacute por romper en sollozos laquoSeacute - me dijo -una persona como todas las demaacutes come bebeviacutestete y reza como el resto de la gente todo lo de-maacutes viene del diablo Tu cilicio es cosa del demoniolo mismo que tus ayunos y tu oratorio Todo esoproviene de tu soberbiaraquo

raquoAl diacutea siguiente que era primer lunes de cua-resma Dios dispuso que cayera enfermo Se meprodujo una hernia al levantar un peso y me lleva-ron al hospital Experimenteacute grandes tormentos ylloreacute amargamente sin cesar de temblar Pensabaque del hospital iba a ir al infierno pues en verdadestuve para morir Padeciacute en el lecho del dolor me-dio antildeo y al darme de alta lo primero de todo medesquiteacute de los ayunos y de nuevo me sentiacute personaAl despedirme de eacutel Osip Varlaacutemich insistioacute laquoRe-cuerda Matvei que todo lo que se sale de lo co-rriente viene del diabloraquo Y ahora como bebo y rezocomo todos Si por ejemplo el pope huele a taba-co o a vodka no oso censurarle porque tambieacuten eacutel

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es un hombre como cualquier otro En cuanto sedice que en la ciudad o en una aldea ha aparecidoun santo que se pasa las semanas sin comer e im-planta sus reglas comprendo de quieacuten es obra todoeso Esta es sentildeores la historia de mi vida Ahorayo como hizo Osip Varlaacutemich trato de convencera mis primos pero mi voz clama en el desierto Nome concedioacute Dios ese don

El relato de Matvei no parecioacute producir impre-sioacuten alguna Serguei Nikanoacuterich no dijo nada y sededicoacute a retirar los bocadillos del mostrador Elgendarme se refirioacute a lo rico que era Yaacutekov Ivaacutenichel primo de Matvei

-Por lo menos tendraacute treinta mil rublos - dijoEl gendarme Zhuacutekov pelirrojo carirredondo -

al andar le temblaban las mejillas - robusto y biennutrido cuando no estaba en presencia de sus supe-riores soliacutea retreparse en el asiento pierna sobrepierna y al hablar se balanceaba y silbaba descui-dadamente mientras que su cara expresaba la satis-faccioacuten del que acaba de despachar una buenacomida Teniacutea alguacuten dinerillo y siempre hablaba deeste tema como gran conocedor de la materia Sededicaba al corretaje y cualquiera que quisiese ven-

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der una finca un caballo o un coche usado recurriacuteaa eacutel

-Siacute seguramente guardaraacute sus treinta mil rubios- coincidioacute Serguei Nikanoacuterich- Su abuelo de ustedteniacutea una fortuna enorme - dijo volvieacutendose haciaMatvei- iexclEnorme Todo pasoacute a su padre y a su tiacuteoSu padre murioacute joven su tiacuteo se hizo con todo y lue-go se entiende fue a parar a Yaacutekov Ivaacutenich Mien-tras usted iba con su madre en peregrinacioacuten ycantaba en la faacutebrica aquiacute no estaban con los brazoscruzados

-A usted le corresponden quince mil - dijo elgendarme balanceaacutendose- La taberna es de los dospor lo que el capital tambieacuten debe serlo Siacute En sulugar yo lo habriacutea llevado a los tribunales Eso seentiende Y luego mientras las cosas se poniacutean enclaro a solas le habriacutea dado una buena somanta

A Yaacutekov Ivaacutenich no le queriacutean porque cuandoalguien profesa unas creencias que se salen de locomuacuten esto desagrada hasta a quienes son indife-rentes en materia religiosa Ademaacutes de esto el gen-darme le teniacutea ojeriza porque tambieacuten se dedicaba ala venta de caballos y coches usados

-Si no quiere ponerle pleito a su primo es por-que usted mismo tiene bastante dinero - dijo el can-

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tinero a Matvei con una mirada de envidia- El quecuenta con recursos se siente satisfecho pero yopor ejemplo creo que reventareacute sin haber salido deesta miseria

Matvei tratoacute de convencerle de que no teniacuteaninguacuten dinero pero Serguei Nikanoacuterich ya no leescuchaba habiacutean afluido en eacutel los recuerdos delpasado y de las ofensas que debiacutea sufrir a diario Sucalva se cubrioacute de sudor enrojecioacute y empezoacute a par-padear

-iexclMaldita vida -dijo y arrojoacute furioso el embuti-do al suelo

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III

Se contaba que la posada fue construida entiempos de Alejandro por una viuda que se habiacuteainstalado alliacute con un hijo Se llamaba Avdotia Tereacute-jova A quienes pasaban en coche de posta sobretodo en las noches de luna el sombriacuteo patio con elcobertizo y el portoacuten siempre cerrado les infundiacuteaun sentimiento de angustia y vaga inquietud comosi alliacute viviesen brujos o bandidos Y siempre al pa-sar de largo el cochero volviacutea la cabeza y arreabalos caballos Los viajeros se quedaban de mala ganaporque los duentildeos siempre se mostraban muyadustos y cobraban muy caro El patio estaba emba-rrado hasta en verano Entre el fango se revolcabanunos enormes cerdos y andaban sueltos los caballoscon los que traficaban los Tereacutejov A veces los ca-ballos deseosos de libertad se escapaban del patio y

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emprendiacutean una furiosa carrera por el caminoasustando a quienes por alliacute pasaban Entoncesaquello estaba muy animado pasaban largas carava-nas de mercanciacuteas y se produciacutean casos como elocurrido treinta antildeos antes cuando los carreterosenfurecidos mataron en una reyerta a un comer-ciante que iba de paso todaviacutea se levantaba a mediaversta de la casa la cruz de madera medio podridaPasaban coches de posta con sus campanillas y pe-sadas carrozas sentildeoriales Entre mugidos y nubes depolvo cruzaban tambieacuten rebantildeos de vacas y toros

Cuando construyeron el ferrocarril aquello eraun simple apeadero que luego diez antildeos maacutes tardese convirtioacute en la actual estacioacuten de Progeacutennaia Elmovimiento por el viejo camino de postas cesoacute casipor completo por eacutel soacutelo circulaban los propieta-rios y mujiks de la comarca y en la primavera y elotontildeo cuadrillas de trabajadores La posada se con-virtioacute en taberna El piso alto se quemoacute la techum-bre adquirioacute un color amarillento al oxidarse lachapa y el cobertizo se fue viniendo abajo pero enel patio seguiacutean revolcaacutendose entre el fango losenormes cerdos rosaacuteceos y repugnantes Comoantes a veces se escapaba un caballo que con lacola recogida galopaba furiosamente por el camino

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En la taberna vendiacutean teacute heno avena harina ytambieacuten vodka y cerveza para consumir en el mos-trador o para llevarse Las bebidas alcohoacutelicas lasvendiacutean bajo cuerda puesto que nunca sacaban lanecesaria licencia

Los Tereacutejov fueron siempre muy religiososhasta el punto que la gente los llamaba laquolos BeatosraquoPero acaso porque viviacutean aislados como ososrehuiacutean a la gente y a todo llegaban con su propiacabeza se mostraban propensos a la fantasiacutea y a lasfluctuaciones en materia religiosa y cada generacioacutencreiacutea a su manera La abuela Avdotia la que cons-truyoacute la posada perteneciacutea al rito viejo pero su hijoy sus dos nietos (los padres de Matvei y Yaacutekov) ibana la iglesia ortodoxa recibiacutean en su casa al clero yrezaban ante las imaacutegenes nuevas con la misma de-vocioacuten que ante las antiguas El hijo al llegar a lavejez dejoacute de comer carne e hizo voto de silencioviendo en cualquier conversacioacuten un pecado Losnietos presentaron la particularidad de que enten-diacutean las Escrituras a su manera no como todos si-no buscando en ellas un sentido oculto afirmandoque cada palabra sagrada debiacutea contener un secretoMatvei el bisnieto de Avdotia luchoacute desde la mis-ma infancia con visiones que estuvieron a punto de

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costarle la vida El otro bisnieto Yaacutekov Ivaacutenich eraortodoxo pero despueacutes de la muerte de su mujerdejoacute de ir a la iglesia y haciacutea los rezos en casa Estocontagioacute a su hermana Aglaia que ni acudiacutea a laiglesia ni dejaba ir a Dashutka De Aglaia se contabatambieacuten que en su juventud soliacutea ir a Vedeniaacutepinodonde habiacutea una secta de flagelantes y que en se-creto seguiacutea perteneciendo a ella razoacuten por la cualusaba pantildeuelo blanco

Yaacutekov Ivaacutenich le llevaba a Matvei diez antildeosEra un viejo de muy buena planta alto de barbaancha y gris que casi le llegaba a la cintura y espesascejas que le daban una expresioacuten severa y hasta per-versa Usaba un largo chaquetoacuten de buen pantildeo ouna pelliza negra y siempre trataba de ir bien vesti-do cuidando la limpieza de la ropa los chanclos nose los quitaba ni cuando el suelo estaba seco Nofrecuentaba la iglesia porque seguacuten eacutel alliacute no secumpliacutea el rito al pie de la letra y porque los sacer-dotes bebiacutean vino fuera de la misa y fumaban El yAglaia leiacutean las Escrituras y cantaban los salmos encasa todos los diacuteas En Vedeniaacutepino no leiacutean laEpiacutestola en los maitines y las viacutesperas no se cele-braban ni siquiera con ocasioacuten de las grandes fies-tas eacutel en cambio leiacutea en casa cuanto correspondiacutea

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a cada diacutea sin saltarse una sola liacutenea y sin prisas yen el tiempo libre leiacutea en voz alta las vidas de lossantos Se ateniacutea fielmente a los preceptos en todoslos aspectos de la vida asiacute si un diacutea de la Cuaresmaestaba permitido beber vino laquoen recompensa deltrabajo celosoraquo lo tomaba aunque no sintiese de-seos de beber

Recitaba sus oraciones cantaba los salmos in-censaba la casa y observaba fielmente el ayuno nopara alcanzar favores de Dios sino para observar elorden establecido El hombre no puede vivir sin fey la fe debe adquirir una expresioacuten justa de antildeo enantildeo y de diacutea en diacutea seguacuten cierto orden de tal modoque cada mantildeana y cada tarde Dios sea invocadoprecisamente con las palabras y pensamientos quecorrespondan al diacutea y a la hora Hay que vivir y portanto rezar tal y como es grato a Dios por eso ca-da diacutea hay que recitar y cantar soacutelo lo que le es gra-to es decir lo que corresponde seguacuten el rito Asiacute elprimer capiacutetulo de San Juan soacutelo habiacutea que leerlo eldiacutea de la Pascua y desde la Pascua hasta la Ascen-sioacuten no se podiacutea cantar el laquoDigniacutesimoraquo Y asiacute todolo demaacutes La conciencia de este orden y su impor-tancia proporcionaba a Yaacutekov Ivaacutenich profundasatisfaccioacuten durante sus oraciones Cuando las cir-

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cunstancias le obligaban a alterar dicho orden porejemplo cuando teniacutea que ir a la ciudad a hacerprovisiones o al Banco le atormentaba la concienciay se sentiacutea desgraciado

Su primo Matvei que habiacutea llegado inespera-damente de la faacutebrica y se habiacutea instalado en la ta-berna como en su propia casa empezoacute a incumplirlas reglas desde los primeros diacuteas Se negaba a parti-cipar en los rezos conjuntos comiacutea y tomaba teacute ahoras en que no se debiacutea se levantaba tarde y losmieacutercoles y viernes tomaba teacute alegando que se sen-tiacutea deacutebil casi cada diacutea durante los rezos entraba enel oratorio gritando laquoiexclDate cuenta de lo que hacesprimo iexclArrepieacutentete primoraquo Estas palabras saca-ban de quicio a Yaacutekov Ivaacutenich y Aglaia sin podersecontener empezaba a injuriarle O bien de nochesigilosamente Matvei entraba en el oratorio y deciacuteaa media voz laquoPrimo tus oraciones no son gratas aDios Porque estaacute dicho Reconciacuteliate primero contu hermano y ven entonces a ofrecer tus dones Y tuacutedas dinero a reacutedito y vendes vodka iexclArrepieacutenteteraquo

En las palabras de Matvei Yaacutekov no veiacutea maacutesque el habitual pretexto de los hombres vaciacuteos ynegligentes que si hablan de amor al proacutejimo o dereconciliarse con el hermano no es maacutes que para no

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orar no ayunar y no leer las Sagradas Escrituras yque si hablan con desprecio del lucro y los reacuteditoses porque no les gusta trabajar Porque ser pobre yno ahorrar nada es mucho maacutes faacutecil que ser rico

A pesar de todo se sentiacutea inquieto y ya no po-diacutea rezar como antes Apenas entraba en el oratorioy abriacutea el libro le embargaba el temor de que suprimo llegase a molestarle Y en efecto Matvei notardaba en presentarse para gritar con voz temblo-rosa laquoiexclDate cuenta de lo que haces primo iexclArre-pieacutentete primoraquo La hermana empezaba sus injuriasy Yaacutekov tambieacuten fuera de siacute gritaba laquoiexclVete de micasaraquo a lo que Matvei replicaba laquoLa casa es de to-dosraquoYaacutekov reanudaba la lectura y el canto pero yano podiacutea recobrar la calma y sin eacutel mismo adver-tirlo se quedaba pensativo con el libro delanteAunque consideraba una estupidez las palabras desu primo uacuteltimamente empezaba tambieacuten a recor-dar que al rico le es difiacutecil entrar en el reino de loscielos que tres antildeos antes habiacutea comprado a muybajo precio un caballo robado que todaviacutea en vidade su difunta mujer un borracho habiacutea muerto en lamisma taberna a causa del vodka

Por la noche dormiacutea mal con un suentildeo muy li-gero y oiacutea que Matvei que tampoco podiacutea dormir

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no cesaba de suspirar echando de menos su faacutebricade azulejos Y mientras daba vueltas en la cama re-cordaba el caballo robado el borracho y las palabrasdel Evangelio acerca del camello

Pareciacutea como si volviesen las alucinaciones deotros tiempos Y como a propio intento a pesar deque estaban a fines de marzo nevaba todos los diacuteasy el viento zumbaba en el bosque cual si fuese in-vierno pareciacutea como si la primavera no fuese a lle-gar nunca El tiempo predisponiacutea al tedio a laspeleas al odio y por la noche cuando el vientozumbaba sobre el techo le pareciacutea que alguien viviacuteaalliacute arriba en el piso vaciacuteo y las visiones empezabanpoco a poco a acudir a eacutel la cabeza le ardiacutea y nopodiacutea conciliar el suentildeo

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IV

El lunes santo por la mantildeana Matveiacute oyoacute desdesu habitacioacuten que Dashutka deciacutea a Aglaia

-El tiacuteo Matvei aseguroacute ayer que no hay queguardar el ayuno

Marvei recordoacute toda la conversacioacuten de la viacutes-pera con Dashutka y se sintioacute irritado

-iexclNo mientas muchacha -dijo con voz plantildeide-ra como la de un enfermo- No es posible vivir sinayunar El mismo Sentildeor ayunoacute cuarenta diacuteas Louacutenico que te dije es que las personas enfermas nodeben hacerlo

Haz caso de lo que te dice la gente de la faacutebricaellos te ensentildearaacuten lo que debe hacerse -dijo en tonode burla Aglaia que estaba fregando el suelo (losdiacuteas de labor soliacutea hacer esta faena que la poniacuteairritada con todos)- Ya se sabe coacutemo ayunan en la

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faacutebrica Tuacute preguacutentale a tu tiacuteo por la viacutebora coacutemolos dos juntos tomaban leche en los diacuteas de ayunoTrata de instruir a los otros y eacutel mismo ha olvidadolo de la viacutebora Preguacutentale a quieacuten dejoacute su dinero

Matvei ocultaba de todos cuidadosamente co-mo una uacutelcera repugnante que en aquel periacuteodo desu vida en que viejas y mozas acudiacutean al oratoriopara saltar y correr con eacutel se puso en relaciones conuna mujer de la que habiacutea tenido un hijo Al volvera casa le entregoacute cuanto habiacutea ahorrado en la faacutebri-ca para los gastos del viaje tuvo que pedir prestadoal duentildeo y ahora no le quedaban maacutes que unos ru-blos que reservaba para teacute y velas La mujer encuestioacuten le comunicoacute maacutes tarde que el nintildeo habiacuteamuerto y preguntaba en la carta queacute hacer con eldinero La carta en cuestioacuten la habiacutea traiacutedo de la es-tacioacuten un obrero Aglaia se habiacutea hecho con ella y lahabiacutea leiacutedo y luego cada diacutea se lo echaba en cara aMatvei

-No es broma iexclnovecientos rublos - siguioacuteAglaia- iexclAhiacute es nada dar novecientos rublos a unaviacutebora a una perdida de la faacutebrica iexclOjalaacute revientes-Habiacutea perdido ya la compostura y gritaba con vozchillona- -iquestTe callas iexclTe hariacutea pedazos inuacutetil iexclDarnovecientos rublos como si fueran un koacutepek Se los

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podiacuteas haber dejado a Dashutka que es cosa tuya yno a una extrantildea o podiacuteas haberlos mandado a Beacute-lev para los infelices hueacuterfanos de Mariacutea iexclPor queacuteno reventoacute tu viacutebora sea mil veces maldita la con-denada iexclOjalaacute no tenga un diacutea bueno en su vida

Yaacutekov Ivaacutenich la llamoacute era el momento de re-zar las horas Ella se lavoacute se puso el pantildeuelo blancoy acudioacute al oratorio a reunirse con su amado her-mano ya llena de recogimiento Cuando hablabacon Matvei o serviacutea en la posada el teacute a los hom-bres era una vieja flaca siempre alerta y malhumo-rada pero en el oratorio su cara adquiriacutea unaexpresioacuten pura y devota pareciacutea rejuvenecer sesentaba reposadamente y hasta juntaba los labios enun gesto humilde

Yaacutekov Ivaacutenich empezoacute a leer el libro de horascon la voz tranquila y melancoacutelica que siempre re-servaba para la Cuaresma Al poco rato se detuvopara prestar atencioacuten al silencio reinante en toda lacasa Reanudoacute la lectura con un sentimiento de sa-tisfaccioacuten Teniacutea las manos juntas en actitud devotacon los ojos muy abiertos meneaba la cabeza y lan-zaba un suspiro tras otro Pero en esto se oyeronunas voces El gendarme y Serguei Nikanoacuterich ha-biacutean llegado a visitar a Matvei Yaacutekov Ivaacutenich no se

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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I

En la estacioacuten de Progoacutennais se estaban cele-brando las viacutesperas Ante la gran imagen pintadacon vivos colores sobre fondo de oro se agrupabanlos empleados de ferrocarriles con sus mujeres ehijos y tambieacuten los lentildeadores y aserradores que tra-bajaban en las inmediaciones a lo largo de la liacuteneaTodos se manteniacutean en silencio fascinados por elbrillo de las luces y los aullidos de la nevasca quecuando nadie la esperaba se habiacutea desatado a pesarde estar ya en viacutesperas de la Anunciacioacuten Oficiabael viejo sacerdote de Vedeniaacutepino y el canto corriacutea acargo del salmista y de Matvei Tereacutejov

La cara de Matvei resplandeciacutea de felicidadalargaba el cuello como si quisiera salir volandoCantaba con voz de tenor y recitaba con el mismotimbre poniendo en ello un dulce vigor Al llegar a

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laquoLa voz del Arcaacutengelraquo empezoacute a agitar la manocomo un director de orquesta y procurando ajustar-se al sordo bajo del sacristaacuten dejoacute oiacuter una compli-cada floritura Veiacutease que esto le produciacutea gransatisfaccioacuten

Terminadas las viacutesperas todos se dispersarontranquilamente Volvieron la oscuridad el vaciacuteo y elsilencio que soacutelo se observa en las estaciones de fe-rrocarril levantadas en pleno campo o en el bosquecuando el viento silba y no se oye nada maacutes cuandose siente todo el vaciacuteo que reina alrededor toda laangustia de la vida que transcurre pausadamente

Matvei viviacutea no lejos de la estacioacuten en la posadade un primo suyo Pero no sentiacutea deseos de volver acasa Se habiacutea quedado con el cantinero detraacutes delmostrador y contaba a media voz

-En la faacutebrica de azulejos teniacuteamos nuestro co-ro Y he de decirle que aunque lo componiacuteamossimples obreros cantaacutebamos de veras magniacutefica-mente A menudo nos haciacutean ir a la ciudad y cuan-do el vicario Ioann celebraba en la iglesia de laTrinidad el coro de la dioacutecesis cantaba a la derechay nosotros a la izquierda De lo uacutenico que en la ciu-dad se quejaban era de que dilataacutebamos mucho elcanto que aquello se prolongaba demasiado Bien

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es verdad que empezaacutebamos a las siete el himno deSan Andreacutes y el Hosanna y terminaacutebamos pasadaslas once asiacute que cuando llegaacutebamos a la faacutebricaeran ya maacutes de las doce iexclQueacute bien se pasaba alliacute -suspiroacute Matvei- Lo que se dice muy bien SergueiNikanoacuterich En cambio aquiacute en la casa familiar nohay la menor alegriacutea La iglesia maacutes proacutexima estaacute acinco verstas y con mi mala salud me resulta impo-sible llegar hasta ella No hay cantores En nuestrafamilia no se conoce la tranquilidad todo es ruidoblasfemias y suciedad Comemos todos de la mismacazuela como los mujiks y en la sopa aparecen cu-carachas Dios no me concede la salud y a no serpor esto ya me habriacutea marchado hace tiempo Ser-guei Nikanoacuterich

Matvei Tereacutejov no era viejo no pasaba de loscuarenta y cinco pero su expresioacuten era enfermizasu cara estaba llena de arrugas y su barbita rala ytransparente era ya blanca lo que le haciacutea aparentarmuchos maacutes antildeos Hablaba con voz deacutebil comoponiendo cuidado y al toser se llevaba las manos alecho en aquellos momentos su mirada se haciacutea in-quieta como en las personas muy aprensivas Nun-ca deciacutea fijamente queacute era lo que le doliacutea pero leagradaba contar con gran lujo de detalles coacutemo en

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una ocasioacuten al levantar un pesado cajoacuten habiacutea sen-tido un profundo dolor y se le habiacutea formado unahernia obligaacutendole a abandonar el trabajo en la faacute-brica de azulejos y volver a sus lares Pero no podiacuteaexplicar lo que era una hernia

-A decir verdad no quiero a mi primo - prosi-guioacute sirvieacutendose un vaso de teacute- Es mayor que yo yparece pecado criticarlo temo a Dios nuestro Se-ntildeor pero no lo puedo aguantar Es un hombre or-gulloso muy serio mal hablado tortura a susfamiliares y criados y no frecuenta la iglesia El do-mingo pasado le pediacute carintildeosamente laquoPrimo vaya-mos a la misa de Pajoacutemovoraquo Y eacutel replicoacute laquoNoquiero el pope de Pajoacutemovo juega a las cartasraquo Ytampoco ha venido hoy aquiacute porque dice que elsacerdote de Vedeniaacutepino fuma y bebe iexclNo es ami-go del clero El mismo dice en su casa la misa losmaitines y las viacutesperas y su hermana le sirve de sa-cristaacuten El empieza el Oremus y ella sigue con unavoz muy fina como una pava laquoiexclSentildeor ten piedadde nosotros raquo Un verdadero pecado Todos losdiacuteas le digo laquoDate cuenta de lo que haces primoArrepieacutenteteraquo pero no me hace caso

Serguei Nikanoacuterich el cantinero llenoacute cinco va-sos de teacute y los llevoacute en una bandeja a la sala de espe-

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ra de sentildeoras Apenas habiacutea entrado cuando se oyoacuteun grito

-iquestQueacute maneras son eacutesas hocico de cerdo iexclNisiquiera sabes servir

Era la voz del jefe de estacioacuten Siguioacute un tiacutemidobalbuceo y luego se levantoacute otro grito malhumora-do y duro

-iexclLargo de aquiacuteEl cantinero volvioacute todo turbado-En tiempos dejaba complacidos a condes y

priacutencipes -murmuroacute- Y ahora dice que no seacute servirel teacute iexclMe ha rentildeido en presencia del sacerdote y delas sentildeoras

Serguei Nikanoacuterich habiacutea tenido en otros tiem-pos mucho dinero y habiacutea sido duentildeo de la cantinade una estacioacuten de primer orden en una capital deprovincia donde se cruzaban dos viacuteas feacuterreas En-tonces usaba frac y reloj de oro Pero las cosas em-pezaron a irle mal invirtioacute todos sus recursos en unlujoso servicio los criados le robaban y de mal enpeor pasoacute a otra estacioacuten menos importante Alliacute sele escapoacute la mujer llevaacutendose toda la plata y eacutel des-cendioacute a una tercera estacioacuten de menos categoriacutea enla que ya no se serviacutean platos calientes Luego a unacuarta Cambiando a menudo y bajando cada vez

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maacutes llegoacute a Progoacutennaia donde soacutelo se vendiacutean teacutevodka barato y como aperitivos huevos duros y unembutido al que no se le podiacutea meter el diente queoliacutea a brea y que eacutel mismo en son de burla llamabalaquoembutido musicalraquo Estaba completamente calvosus ojos eran azules y saltones y luciacutea unas espesasy rizadas patillas que se peinaba a menudo miraacuten-dose en un espejito Los recuerdos del pasado leatormentaban sin cesar le era imposible acostum-brarse al laquoembutido musicalraquo a las groseriacuteas del jefede estacioacuten y a los mujiks que regateaban en el pre-cio siendo asiacute que seguacuten eacutel regatear en la cantinaera tan indecoroso como en una farmacia Sentiacutea elbochorno de su pobreza y humillacioacuten y este bo-chorno era ahora lo principal en su vida

-La primavera viene este antildeo con retraso - dijoMatvel prestando atencioacuten al silbido del viento- Yes preferible No me gusta la primavera Hay muchobarro Serguei Nikanoacuterich En los libros escribenque al llegar la primavera cantan los paacutejaros y ca-lienta el sol iquestQueacute tiene eso de agradable El paacutejarono es maacutes que un paacutejaro A miacute me agrada la buenasociedad oiacuter hablar a la gente conversar sobrecuestiones religiosas o cantar a coro algo hermoso

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pero los ruisentildeores y las flores iexclque se vayan conDios

Empezoacute de nuevo a hablar de la faacutebrica y delcoro pero el ofendido Serguei Nikanoacuterich no aca-baba de calmarse ni encoger los hombros y gruntildeirMatvei se despidioacute y encaminoacute a su casa

No helaba y ya goteaba de los tejados pero lanieve caiacutea en grandes copos que se arremolinabanen el aire y sus blancas nubes se perseguiacutean por laviacutea del ferrocarril El robledal que se extendiacutea aambos lados de los carriles apenas iluminado por laluna y se escondiacutea en lo alto tras las nubes dejabaoiacuter un zumbido aacutespero y prolongado iexclLos aacuterbolesinfunden miedo cuando un fuerte vendaval losazota Matvei caminaba por la carretera a lo largode la liacutenea protegieacutendose la cara y las manos em-pujado por el viento De pronto aparecioacute un caba-llero cubierto de nieve un trineo rechinoacute por lasdesnudas piedras de la carretera y un mujik con lacabeza envuelta y todo eacutel blanco tambieacuten hizo res-tallar el laacutetigo Cuando Matvei se volvioacute para mirarya habiacutean desaparecido el trineo y el mujik como sitodo hubiese sido una visioacuten y apretoacute el paso sin-tiendo un vago miedo

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Llegoacute al paso a nivel y a la oscura caseta delguarda La barrera estaba levantada junto a ella sehabiacutean formado verdaderas montantildeas de nieve y loscopos giraban como las brujas en la noche del saacuteba-do En aquel punto cruzaba la liacutenea un viejo cami-no importante en otros tiempos al que todaviacutea sele daba el nombre de calzada A la derecha cercadel paso a nivel y al borde mismo de la carreteraestaba la taberna de Tereacutejov que antes habiacutea sidoposada Alliacute por las noches siempre luciacutea una luz

Cuando Matvei llegoacute en todas las habitacionesincluso en el zaguaacuten habiacutea un intenso olor a incien-so Su primo Yaacutekob Ivaacutenich seguiacutea oficiando lasviacutesperas En un rincoacuten del oratorio donde la cere-monia teniacutea lugar habiacutea una urna con viejas imaacutege-nes heredadas de los abuelos en marcossobredorados a ambos lados derecha e izquierdahabiacutea imaacutegenes antiguas y modernas en urnas o sinellas Sobre la mesa cubierta con un tapete que lle-gaba hasta el suelo habiacutea una imagen de la Anun-ciacioacuten una cruz de cipreacutes y un incensario Ardiacuteanlas velas de cera junto a la mesa habiacutea un atril Alpasar junto al oratorio Matvei se detuvo y asomoacute lacabeza Yaacutekov Ivaacutenich estaba leyendo junto al atrilLe acompantildeaba en las oraciones su hermana Aglaia

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una vieja alta y flaca vestida de azul y con un pa-ntildeuelo blanco en la cabeza Estaba tambieacuten Dashu-tka la hija de Yaacutekov Ivaacutenich una moza dedieciocho antildeos fea y pecosa que siempre iba des-calza y con el mismo vestido que llevaba cuandopor la tarde abrevaba los animales

-iexclGloria a ti que nos mostraste la luz -entonoacuteYaacutekov Ivaacutenich con voz cantarina e hizo una pro-funda reverencia

Aglaia con la barbilla apoyada en la mano seunioacute al canto con una voz fina y chillona Arribasobre el techo tambieacuten resonaron unas voces con-fusas que amenazaban o anunciaban algo malo Enla segunda planta despueacutes de un incendio que sehabiacutea producido haciacutea mucho tiempo no viviacutea na-die las ventanas habiacutean sido clavadas y el suelo en-tre las vigas estaba sembrado de botellas vaciacuteasAhora el viento zumbaba alliacute y pareciacutea como si al-guien corriese tropezando en las vigas

La mitad de la planta baja estaba destinada a ta-berna la otra mitad la ocupaba la familia de los Te-reacutejov asiacute que cuando en la taberna alborotaban losviajeros borrachos en las habitaciones se oiacutea hastala uacuteltima palabra Matvei ocupaba una habitacioacutenjunto a la cocina en ella habiacutea un gran horno en el

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cual en otros tiempos cuando aquello era posadacociacutean pan todos los diacuteas En la misma habitacioacutendetraacutes del horno dormiacutea Dashutka que no teniacuteacuarto para ella sola Todas las noches cantaban losgrillos y se oiacutea el ruido de los ratones

Matvei encendioacute una vela y se puso a leer un li-bro que le habiacutea prestado el gendarme de la esta-cioacuten Entre tanto terminaron los rezos y todos seacostaron Tambieacuten lo hizo Dashutka que empezoacutea roncar acto seguido aunque no tardoacute en desper-tarse y dijo bostezando

-No debiacuteas tener la vela encendida sin necesi-dad tiacuteo Matvei

-La vela es miacutea - replicoacute eacutel- La compreacute con midinero

Dashutka dio unas cuantas vueltas y no tardoacute endormirse de nuevo Matvei siguioacute auacuten largo ratopues no teniacutea suentildeo y al terminar la uacuteltima paacuteginasacoacute del bauacutel un laacutepiz y escribioacute en la primera laquoYoMatvei Tereacutejov he leiacutedo este libro y creo que es elmejor de los que he leiacutedo nunca por lo cual expresomi gratitud a Kuzmaacute Nikolaacuteievich Zhuacutekov subofi-cial de la gendarmeriacutea de la Direccioacuten de Ferroca-rriles propietario de este inapreciable libroraquo

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Para eacutel era un deber de cortesiacutea hacer talesanotaciones en los libros que le prestaban

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II

El diacutea de la Anunciacioacuten cuando ya habiacutea salidoel tren correo Matvei tomaba teacute con limoacuten en lacantina y hablaba animado

Le escuchaban el cantinero y el gendarmeZhuacutekov

-He de decirles -contaba Matvei - que desdemuy chico me sentiacute atraiacutedo por la religioacuten A losdoce antildeos leiacutea ya en la iglesia la Epiacutestola cosa quealegraba mucho a mis padres y todos los veranosiba con mi difunta madre en peregrinacioacuten Mien-tras los otros chicos cantaban o cogiacutean cangrejos yosoliacutea quedarme con ella Los mayores me alentabany a miacute mismo me agradaba observar tan buena con-ducta Y cuando mi madre me mandoacute a la faacutebricafuera de las horas de trabajo yo fui el tenor denuestro coro y para miacute no habiacutea mayor placer No

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hace falta decir que no bebiacutea ni fumaba y que mebantildeaba a menudo y esta vida como ya se sabe noagrada al enemigo del geacutenero humano El malditoquiso perderme y tratoacute de oscurecer mi entendi-miento como ahora hace con mi primo Lo prime-ro de todo hice voto de observar vigilia los lunes yno comer carne nunca Con el tiempo empezaron adominarme toda clase de fantasiacuteas En la primerasemana de la Cuaresma hasta el saacutebado seguacuten or-denaron los santos padres no se puede comer ca-liente aunque los que trabajan y los deacutebiles puedentomar hasta teacute pero yo no probaba bocado hasta eldomingo mismo y luego durante toda la Cuaresmano me permitiacutea la mantequilla y los mieacutercoles y losviernes guardaba ayuno absoluto Lo mismo haciacuteaen las vigilias menores En la cuaresma de San Pe-dro la gente de la faacutebrica soliacutea tomar sopa de colcon sollo pero yo procurando que no me vieranrumiaba un trozo de pan seco

raquoCada cual tiene su fuerza ya se sabe pero yohablo de miacute en los diacuteas de vigilia el ayuno no mecostaba ninguacuten esfuerzo y cuanto mayor era micelo mejor me sentiacutea Unicamente sentiacutea apetito losprimeros diacuteas de ayuno luego me acostumbrabacada vez me notaba mejor y al cabo de una semana

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me encontraba perfectamente Mis piernas estabantan ligeras que me pareciacutea encontrare en una nubey no en la tierra Ademaacutes me imponiacutea toda clase deobligaciones me levantaba por la noche para hacerreverencias arrastraba pesadas piedras de un lugar aotro iba descalzo por la nieve y claro es usaba cili-cio Pero al cabo de alguacuten tiempo al ir a confesar-me se me ocurrioacute Este sacerdote estaacute casado comecarne y fuma iquestCoacutemo puede confesarme iquestQueacute po-der tiene para absolverme si es maacutes pecador queyo Yo me privo hasta de la mantequilla y eacutel puedeque haya comido esturioacuten Acudiacute a otro sacerdote yeacuteste como a propio intento era gordo llevaba so-tana de seda que haciacutea el mismo ruido que las fal-das de una sentildeora y tambieacuten oliacutea a tabaco Me fui ahacer mis ayunos a un monasterio y alliacute mi corazoacutentampoco se sentiacutea tranquilo me pareciacutea que losmonjes no observaban las reglas Despueacutes de estono habiacutea ninguacuten servicio religioso que me satisficie-ra en un sitio la misa acababa demasiado pronto enotro no habiacutean cantado conforme es debido en eltercero el sacristaacuten era gangoso En ocasiones queel Sentildeor perdone a este pecador mi corazoacuten se es-tremeciacutea de ira en pleno templo iquestQueacute oracioacuten eraaqueacutella Creiacutea que la gente no se santiguaba ni escu-

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chaba debidamente a cualquier lugar que mirasetodo eran borrachos glotones fumadores liberti-nos jugadores Yo era el uacutenico que viviacutea seguacuten losmandamientos El maligno no dormiacutea y conformeel tiempo pasaba aquello iba en aumento Dejeacute decantar en el coro e ir a la iglesia Me creiacutea un hom-bre justo y la iglesia viendo su imperfeccioacuten no meagradaba es decir como el aacutengel caiacutedo me enso-berbeciacute hasta lo increiacuteble

raquoDespueacutes de eacutesto quise tener una iglesia para miacutesolo Alquileacute a una mujer sorda un pequentildeo cuartomuy a las afueras cerca del cementerio y la convertiacuteen un oratorio por el estilo del de mi primo aunqueen el miacuteo habiacutea candelabros y un incensario de ve-ras En este oratorio me ateniacutea a las reglas del santomonte Athos es decir cada diacutea los maitines empe-zaban siempre a medianoche y en las fiestas maacutessolemnes la misa duraba diez y hasta doce horasDespueacutes de todo los frailes seguacuten las reglas per-manecen sentados durante la lectura del Evangeliopero yo para hacerme maacutes agradable a Dios soliacutealeerlo de rodillas Leiacutea y cantaba durante largo ratocon laacutegrimas en los ojos y suspirando alzando losbrazos y nada maacutes terminada la oracioacuten sin dormirme iba a la faacutebrica y durante el trabajo no cesaba de

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orar En fin que por la ciudad empezoacute a correr elrumor Matvei es un santo Matvei cura a los enfer-mos y a los locos Claro que no habiacutea curado a na-die pero ya se sabe en cuanto aparece un cisma ouna falsa doctrina las mujeres no le dejan a unoAcuden como las moscas a la miel Empezaron aacosarme casadas y solteronas de toda clase me ha-ciacutean reverencias me besaban las manos y afirmabanque yo era un santo Una llegoacute a verme con la cabe-za aureolada por un nimbo El oratorio se habiacuteahecho pequentildeo por lo que alquileacute un cuarto maacutesespacioso y aquello se convirtioacute en una verdaderatorre de Babel El diablo se apoderoacute de miacute definiti-vamente y tapoacute la luz de mis ojos con sus repug-nantes pezuntildeas Todos pareciacuteamos posesos Yo leiacuteay las casadas y solteronas cantaban y asiacute sin comerni beber permaneciacuteamos de pie diacuteas enteros Depronto ellas empezaban a estremecerse como si tu-viesen calentura y luego se poniacutea a gritar una yotra iexclAquello daba miedo Tambieacuten yo me estreme-ciacutea como un judiacuteo en la caldera Yo mismo no seacute lacausa pero mis piernas empezaban a saltar Era algoportentoso no queriacutea pero saltaba y agitaba losbrazos Despueacutes de esto empezaban los gritos ychillidos bailaacutebamos todos y nos perseguiacuteamos

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hasta que caiacuteamos rendidos Asiacute en un momento deabsurda locura caiacute en el pecado de la lujuria

El gendarme soltoacute la risa pero al advertir quenadie le acompantildeaba se puso serio y dijo

-Eso es molokanismo He leiacutedo que en el Caacuteu-caso lo practican todos

-Pero no me matoacute un rayo - prosiguioacute Matveihaciendo la sentildeal de la cruz ante la imagen y bisbi-sando una oracioacuten- Seguramente intercedioacute por miacuteen el otro mundo mi difunta madre Cuando en laciudad me teniacutean ya por santo y hasta sentildeoras y se-ntildeores veniacutean a miacute secretamente en busca de con-suelo yo fui a despedirme de nuestro amo OsipVarlaacutemich Era el diacutea del perdoacuten El cerroacute la puertacon cerrojo y nos quedamos los dos solos cara acara Empezoacute a leerme la cartilla Debo decirles queOsip Varlaacutemich era un hombre sin estudios pero demuchas luces todos le respetaban y temiacutean porqueera severo y trabajador y observaba una conductaejemplar Fue durante veinte antildeos alcalde e hizomucho bien empedroacute la calle Novo-Moskoacutevskaia ehizo pintar la catedral y las columnas eacutestas de colorde malaquita Pues bien cerroacute la puerta y empezoacutelaquoYa hace tiempo que queriacutea hablar contigo hijo detal y de cual iquestTe crees santo Nada de eso eres un

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apoacutestata un malvado herejeraquo Y asiacute siguioacute No mesiento capaz de explicar lo bien que habloacute con queacutetalento como si estuviese escrito hasta que llegoacute aconmoverme Estuvo hablando dos horas Sus pa-labras me entraron en el corazoacuten me abrieron losojos Acabeacute por romper en sollozos laquoSeacute - me dijo -una persona como todas las demaacutes come bebeviacutestete y reza como el resto de la gente todo lo de-maacutes viene del diablo Tu cilicio es cosa del demoniolo mismo que tus ayunos y tu oratorio Todo esoproviene de tu soberbiaraquo

raquoAl diacutea siguiente que era primer lunes de cua-resma Dios dispuso que cayera enfermo Se meprodujo una hernia al levantar un peso y me lleva-ron al hospital Experimenteacute grandes tormentos ylloreacute amargamente sin cesar de temblar Pensabaque del hospital iba a ir al infierno pues en verdadestuve para morir Padeciacute en el lecho del dolor me-dio antildeo y al darme de alta lo primero de todo medesquiteacute de los ayunos y de nuevo me sentiacute personaAl despedirme de eacutel Osip Varlaacutemich insistioacute laquoRe-cuerda Matvei que todo lo que se sale de lo co-rriente viene del diabloraquo Y ahora como bebo y rezocomo todos Si por ejemplo el pope huele a taba-co o a vodka no oso censurarle porque tambieacuten eacutel

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es un hombre como cualquier otro En cuanto sedice que en la ciudad o en una aldea ha aparecidoun santo que se pasa las semanas sin comer e im-planta sus reglas comprendo de quieacuten es obra todoeso Esta es sentildeores la historia de mi vida Ahorayo como hizo Osip Varlaacutemich trato de convencera mis primos pero mi voz clama en el desierto Nome concedioacute Dios ese don

El relato de Matvei no parecioacute producir impre-sioacuten alguna Serguei Nikanoacuterich no dijo nada y sededicoacute a retirar los bocadillos del mostrador Elgendarme se refirioacute a lo rico que era Yaacutekov Ivaacutenichel primo de Matvei

-Por lo menos tendraacute treinta mil rublos - dijoEl gendarme Zhuacutekov pelirrojo carirredondo -

al andar le temblaban las mejillas - robusto y biennutrido cuando no estaba en presencia de sus supe-riores soliacutea retreparse en el asiento pierna sobrepierna y al hablar se balanceaba y silbaba descui-dadamente mientras que su cara expresaba la satis-faccioacuten del que acaba de despachar una buenacomida Teniacutea alguacuten dinerillo y siempre hablaba deeste tema como gran conocedor de la materia Sededicaba al corretaje y cualquiera que quisiese ven-

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der una finca un caballo o un coche usado recurriacuteaa eacutel

-Siacute seguramente guardaraacute sus treinta mil rubios- coincidioacute Serguei Nikanoacuterich- Su abuelo de ustedteniacutea una fortuna enorme - dijo volvieacutendose haciaMatvei- iexclEnorme Todo pasoacute a su padre y a su tiacuteoSu padre murioacute joven su tiacuteo se hizo con todo y lue-go se entiende fue a parar a Yaacutekov Ivaacutenich Mien-tras usted iba con su madre en peregrinacioacuten ycantaba en la faacutebrica aquiacute no estaban con los brazoscruzados

-A usted le corresponden quince mil - dijo elgendarme balanceaacutendose- La taberna es de los dospor lo que el capital tambieacuten debe serlo Siacute En sulugar yo lo habriacutea llevado a los tribunales Eso seentiende Y luego mientras las cosas se poniacutean enclaro a solas le habriacutea dado una buena somanta

A Yaacutekov Ivaacutenich no le queriacutean porque cuandoalguien profesa unas creencias que se salen de locomuacuten esto desagrada hasta a quienes son indife-rentes en materia religiosa Ademaacutes de esto el gen-darme le teniacutea ojeriza porque tambieacuten se dedicaba ala venta de caballos y coches usados

-Si no quiere ponerle pleito a su primo es por-que usted mismo tiene bastante dinero - dijo el can-

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tinero a Matvei con una mirada de envidia- El quecuenta con recursos se siente satisfecho pero yopor ejemplo creo que reventareacute sin haber salido deesta miseria

Matvei tratoacute de convencerle de que no teniacuteaninguacuten dinero pero Serguei Nikanoacuterich ya no leescuchaba habiacutean afluido en eacutel los recuerdos delpasado y de las ofensas que debiacutea sufrir a diario Sucalva se cubrioacute de sudor enrojecioacute y empezoacute a par-padear

-iexclMaldita vida -dijo y arrojoacute furioso el embuti-do al suelo

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III

Se contaba que la posada fue construida entiempos de Alejandro por una viuda que se habiacuteainstalado alliacute con un hijo Se llamaba Avdotia Tereacute-jova A quienes pasaban en coche de posta sobretodo en las noches de luna el sombriacuteo patio con elcobertizo y el portoacuten siempre cerrado les infundiacuteaun sentimiento de angustia y vaga inquietud comosi alliacute viviesen brujos o bandidos Y siempre al pa-sar de largo el cochero volviacutea la cabeza y arreabalos caballos Los viajeros se quedaban de mala ganaporque los duentildeos siempre se mostraban muyadustos y cobraban muy caro El patio estaba emba-rrado hasta en verano Entre el fango se revolcabanunos enormes cerdos y andaban sueltos los caballoscon los que traficaban los Tereacutejov A veces los ca-ballos deseosos de libertad se escapaban del patio y

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emprendiacutean una furiosa carrera por el caminoasustando a quienes por alliacute pasaban Entoncesaquello estaba muy animado pasaban largas carava-nas de mercanciacuteas y se produciacutean casos como elocurrido treinta antildeos antes cuando los carreterosenfurecidos mataron en una reyerta a un comer-ciante que iba de paso todaviacutea se levantaba a mediaversta de la casa la cruz de madera medio podridaPasaban coches de posta con sus campanillas y pe-sadas carrozas sentildeoriales Entre mugidos y nubes depolvo cruzaban tambieacuten rebantildeos de vacas y toros

Cuando construyeron el ferrocarril aquello eraun simple apeadero que luego diez antildeos maacutes tardese convirtioacute en la actual estacioacuten de Progeacutennaia Elmovimiento por el viejo camino de postas cesoacute casipor completo por eacutel soacutelo circulaban los propieta-rios y mujiks de la comarca y en la primavera y elotontildeo cuadrillas de trabajadores La posada se con-virtioacute en taberna El piso alto se quemoacute la techum-bre adquirioacute un color amarillento al oxidarse lachapa y el cobertizo se fue viniendo abajo pero enel patio seguiacutean revolcaacutendose entre el fango losenormes cerdos rosaacuteceos y repugnantes Comoantes a veces se escapaba un caballo que con lacola recogida galopaba furiosamente por el camino

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En la taberna vendiacutean teacute heno avena harina ytambieacuten vodka y cerveza para consumir en el mos-trador o para llevarse Las bebidas alcohoacutelicas lasvendiacutean bajo cuerda puesto que nunca sacaban lanecesaria licencia

Los Tereacutejov fueron siempre muy religiososhasta el punto que la gente los llamaba laquolos BeatosraquoPero acaso porque viviacutean aislados como ososrehuiacutean a la gente y a todo llegaban con su propiacabeza se mostraban propensos a la fantasiacutea y a lasfluctuaciones en materia religiosa y cada generacioacutencreiacutea a su manera La abuela Avdotia la que cons-truyoacute la posada perteneciacutea al rito viejo pero su hijoy sus dos nietos (los padres de Matvei y Yaacutekov) ibana la iglesia ortodoxa recibiacutean en su casa al clero yrezaban ante las imaacutegenes nuevas con la misma de-vocioacuten que ante las antiguas El hijo al llegar a lavejez dejoacute de comer carne e hizo voto de silencioviendo en cualquier conversacioacuten un pecado Losnietos presentaron la particularidad de que enten-diacutean las Escrituras a su manera no como todos si-no buscando en ellas un sentido oculto afirmandoque cada palabra sagrada debiacutea contener un secretoMatvei el bisnieto de Avdotia luchoacute desde la mis-ma infancia con visiones que estuvieron a punto de

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costarle la vida El otro bisnieto Yaacutekov Ivaacutenich eraortodoxo pero despueacutes de la muerte de su mujerdejoacute de ir a la iglesia y haciacutea los rezos en casa Estocontagioacute a su hermana Aglaia que ni acudiacutea a laiglesia ni dejaba ir a Dashutka De Aglaia se contabatambieacuten que en su juventud soliacutea ir a Vedeniaacutepinodonde habiacutea una secta de flagelantes y que en se-creto seguiacutea perteneciendo a ella razoacuten por la cualusaba pantildeuelo blanco

Yaacutekov Ivaacutenich le llevaba a Matvei diez antildeosEra un viejo de muy buena planta alto de barbaancha y gris que casi le llegaba a la cintura y espesascejas que le daban una expresioacuten severa y hasta per-versa Usaba un largo chaquetoacuten de buen pantildeo ouna pelliza negra y siempre trataba de ir bien vesti-do cuidando la limpieza de la ropa los chanclos nose los quitaba ni cuando el suelo estaba seco Nofrecuentaba la iglesia porque seguacuten eacutel alliacute no secumpliacutea el rito al pie de la letra y porque los sacer-dotes bebiacutean vino fuera de la misa y fumaban El yAglaia leiacutean las Escrituras y cantaban los salmos encasa todos los diacuteas En Vedeniaacutepino no leiacutean laEpiacutestola en los maitines y las viacutesperas no se cele-braban ni siquiera con ocasioacuten de las grandes fies-tas eacutel en cambio leiacutea en casa cuanto correspondiacutea

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a cada diacutea sin saltarse una sola liacutenea y sin prisas yen el tiempo libre leiacutea en voz alta las vidas de lossantos Se ateniacutea fielmente a los preceptos en todoslos aspectos de la vida asiacute si un diacutea de la Cuaresmaestaba permitido beber vino laquoen recompensa deltrabajo celosoraquo lo tomaba aunque no sintiese de-seos de beber

Recitaba sus oraciones cantaba los salmos in-censaba la casa y observaba fielmente el ayuno nopara alcanzar favores de Dios sino para observar elorden establecido El hombre no puede vivir sin fey la fe debe adquirir una expresioacuten justa de antildeo enantildeo y de diacutea en diacutea seguacuten cierto orden de tal modoque cada mantildeana y cada tarde Dios sea invocadoprecisamente con las palabras y pensamientos quecorrespondan al diacutea y a la hora Hay que vivir y portanto rezar tal y como es grato a Dios por eso ca-da diacutea hay que recitar y cantar soacutelo lo que le es gra-to es decir lo que corresponde seguacuten el rito Asiacute elprimer capiacutetulo de San Juan soacutelo habiacutea que leerlo eldiacutea de la Pascua y desde la Pascua hasta la Ascen-sioacuten no se podiacutea cantar el laquoDigniacutesimoraquo Y asiacute todolo demaacutes La conciencia de este orden y su impor-tancia proporcionaba a Yaacutekov Ivaacutenich profundasatisfaccioacuten durante sus oraciones Cuando las cir-

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cunstancias le obligaban a alterar dicho orden porejemplo cuando teniacutea que ir a la ciudad a hacerprovisiones o al Banco le atormentaba la concienciay se sentiacutea desgraciado

Su primo Matvei que habiacutea llegado inespera-damente de la faacutebrica y se habiacutea instalado en la ta-berna como en su propia casa empezoacute a incumplirlas reglas desde los primeros diacuteas Se negaba a parti-cipar en los rezos conjuntos comiacutea y tomaba teacute ahoras en que no se debiacutea se levantaba tarde y losmieacutercoles y viernes tomaba teacute alegando que se sen-tiacutea deacutebil casi cada diacutea durante los rezos entraba enel oratorio gritando laquoiexclDate cuenta de lo que hacesprimo iexclArrepieacutentete primoraquo Estas palabras saca-ban de quicio a Yaacutekov Ivaacutenich y Aglaia sin podersecontener empezaba a injuriarle O bien de nochesigilosamente Matvei entraba en el oratorio y deciacuteaa media voz laquoPrimo tus oraciones no son gratas aDios Porque estaacute dicho Reconciacuteliate primero contu hermano y ven entonces a ofrecer tus dones Y tuacutedas dinero a reacutedito y vendes vodka iexclArrepieacutenteteraquo

En las palabras de Matvei Yaacutekov no veiacutea maacutesque el habitual pretexto de los hombres vaciacuteos ynegligentes que si hablan de amor al proacutejimo o dereconciliarse con el hermano no es maacutes que para no

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orar no ayunar y no leer las Sagradas Escrituras yque si hablan con desprecio del lucro y los reacuteditoses porque no les gusta trabajar Porque ser pobre yno ahorrar nada es mucho maacutes faacutecil que ser rico

A pesar de todo se sentiacutea inquieto y ya no po-diacutea rezar como antes Apenas entraba en el oratorioy abriacutea el libro le embargaba el temor de que suprimo llegase a molestarle Y en efecto Matvei notardaba en presentarse para gritar con voz temblo-rosa laquoiexclDate cuenta de lo que haces primo iexclArre-pieacutentete primoraquo La hermana empezaba sus injuriasy Yaacutekov tambieacuten fuera de siacute gritaba laquoiexclVete de micasaraquo a lo que Matvei replicaba laquoLa casa es de to-dosraquoYaacutekov reanudaba la lectura y el canto pero yano podiacutea recobrar la calma y sin eacutel mismo adver-tirlo se quedaba pensativo con el libro delanteAunque consideraba una estupidez las palabras desu primo uacuteltimamente empezaba tambieacuten a recor-dar que al rico le es difiacutecil entrar en el reino de loscielos que tres antildeos antes habiacutea comprado a muybajo precio un caballo robado que todaviacutea en vidade su difunta mujer un borracho habiacutea muerto en lamisma taberna a causa del vodka

Por la noche dormiacutea mal con un suentildeo muy li-gero y oiacutea que Matvei que tampoco podiacutea dormir

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no cesaba de suspirar echando de menos su faacutebricade azulejos Y mientras daba vueltas en la cama re-cordaba el caballo robado el borracho y las palabrasdel Evangelio acerca del camello

Pareciacutea como si volviesen las alucinaciones deotros tiempos Y como a propio intento a pesar deque estaban a fines de marzo nevaba todos los diacuteasy el viento zumbaba en el bosque cual si fuese in-vierno pareciacutea como si la primavera no fuese a lle-gar nunca El tiempo predisponiacutea al tedio a laspeleas al odio y por la noche cuando el vientozumbaba sobre el techo le pareciacutea que alguien viviacuteaalliacute arriba en el piso vaciacuteo y las visiones empezabanpoco a poco a acudir a eacutel la cabeza le ardiacutea y nopodiacutea conciliar el suentildeo

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IV

El lunes santo por la mantildeana Matveiacute oyoacute desdesu habitacioacuten que Dashutka deciacutea a Aglaia

-El tiacuteo Matvei aseguroacute ayer que no hay queguardar el ayuno

Marvei recordoacute toda la conversacioacuten de la viacutes-pera con Dashutka y se sintioacute irritado

-iexclNo mientas muchacha -dijo con voz plantildeide-ra como la de un enfermo- No es posible vivir sinayunar El mismo Sentildeor ayunoacute cuarenta diacuteas Louacutenico que te dije es que las personas enfermas nodeben hacerlo

Haz caso de lo que te dice la gente de la faacutebricaellos te ensentildearaacuten lo que debe hacerse -dijo en tonode burla Aglaia que estaba fregando el suelo (losdiacuteas de labor soliacutea hacer esta faena que la poniacuteairritada con todos)- Ya se sabe coacutemo ayunan en la

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faacutebrica Tuacute preguacutentale a tu tiacuteo por la viacutebora coacutemolos dos juntos tomaban leche en los diacuteas de ayunoTrata de instruir a los otros y eacutel mismo ha olvidadolo de la viacutebora Preguacutentale a quieacuten dejoacute su dinero

Matvei ocultaba de todos cuidadosamente co-mo una uacutelcera repugnante que en aquel periacuteodo desu vida en que viejas y mozas acudiacutean al oratoriopara saltar y correr con eacutel se puso en relaciones conuna mujer de la que habiacutea tenido un hijo Al volvera casa le entregoacute cuanto habiacutea ahorrado en la faacutebri-ca para los gastos del viaje tuvo que pedir prestadoal duentildeo y ahora no le quedaban maacutes que unos ru-blos que reservaba para teacute y velas La mujer encuestioacuten le comunicoacute maacutes tarde que el nintildeo habiacuteamuerto y preguntaba en la carta queacute hacer con eldinero La carta en cuestioacuten la habiacutea traiacutedo de la es-tacioacuten un obrero Aglaia se habiacutea hecho con ella y lahabiacutea leiacutedo y luego cada diacutea se lo echaba en cara aMatvei

-No es broma iexclnovecientos rublos - siguioacuteAglaia- iexclAhiacute es nada dar novecientos rublos a unaviacutebora a una perdida de la faacutebrica iexclOjalaacute revientes-Habiacutea perdido ya la compostura y gritaba con vozchillona- -iquestTe callas iexclTe hariacutea pedazos inuacutetil iexclDarnovecientos rublos como si fueran un koacutepek Se los

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podiacuteas haber dejado a Dashutka que es cosa tuya yno a una extrantildea o podiacuteas haberlos mandado a Beacute-lev para los infelices hueacuterfanos de Mariacutea iexclPor queacuteno reventoacute tu viacutebora sea mil veces maldita la con-denada iexclOjalaacute no tenga un diacutea bueno en su vida

Yaacutekov Ivaacutenich la llamoacute era el momento de re-zar las horas Ella se lavoacute se puso el pantildeuelo blancoy acudioacute al oratorio a reunirse con su amado her-mano ya llena de recogimiento Cuando hablabacon Matvei o serviacutea en la posada el teacute a los hom-bres era una vieja flaca siempre alerta y malhumo-rada pero en el oratorio su cara adquiriacutea unaexpresioacuten pura y devota pareciacutea rejuvenecer sesentaba reposadamente y hasta juntaba los labios enun gesto humilde

Yaacutekov Ivaacutenich empezoacute a leer el libro de horascon la voz tranquila y melancoacutelica que siempre re-servaba para la Cuaresma Al poco rato se detuvopara prestar atencioacuten al silencio reinante en toda lacasa Reanudoacute la lectura con un sentimiento de sa-tisfaccioacuten Teniacutea las manos juntas en actitud devotacon los ojos muy abiertos meneaba la cabeza y lan-zaba un suspiro tras otro Pero en esto se oyeronunas voces El gendarme y Serguei Nikanoacuterich ha-biacutean llegado a visitar a Matvei Yaacutekov Ivaacutenich no se

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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V

Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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I

En la estacioacuten de Progoacutennais se estaban cele-brando las viacutesperas Ante la gran imagen pintadacon vivos colores sobre fondo de oro se agrupabanlos empleados de ferrocarriles con sus mujeres ehijos y tambieacuten los lentildeadores y aserradores que tra-bajaban en las inmediaciones a lo largo de la liacuteneaTodos se manteniacutean en silencio fascinados por elbrillo de las luces y los aullidos de la nevasca quecuando nadie la esperaba se habiacutea desatado a pesarde estar ya en viacutesperas de la Anunciacioacuten Oficiabael viejo sacerdote de Vedeniaacutepino y el canto corriacutea acargo del salmista y de Matvei Tereacutejov

La cara de Matvei resplandeciacutea de felicidadalargaba el cuello como si quisiera salir volandoCantaba con voz de tenor y recitaba con el mismotimbre poniendo en ello un dulce vigor Al llegar a

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laquoLa voz del Arcaacutengelraquo empezoacute a agitar la manocomo un director de orquesta y procurando ajustar-se al sordo bajo del sacristaacuten dejoacute oiacuter una compli-cada floritura Veiacutease que esto le produciacutea gransatisfaccioacuten

Terminadas las viacutesperas todos se dispersarontranquilamente Volvieron la oscuridad el vaciacuteo y elsilencio que soacutelo se observa en las estaciones de fe-rrocarril levantadas en pleno campo o en el bosquecuando el viento silba y no se oye nada maacutes cuandose siente todo el vaciacuteo que reina alrededor toda laangustia de la vida que transcurre pausadamente

Matvei viviacutea no lejos de la estacioacuten en la posadade un primo suyo Pero no sentiacutea deseos de volver acasa Se habiacutea quedado con el cantinero detraacutes delmostrador y contaba a media voz

-En la faacutebrica de azulejos teniacuteamos nuestro co-ro Y he de decirle que aunque lo componiacuteamossimples obreros cantaacutebamos de veras magniacutefica-mente A menudo nos haciacutean ir a la ciudad y cuan-do el vicario Ioann celebraba en la iglesia de laTrinidad el coro de la dioacutecesis cantaba a la derechay nosotros a la izquierda De lo uacutenico que en la ciu-dad se quejaban era de que dilataacutebamos mucho elcanto que aquello se prolongaba demasiado Bien

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es verdad que empezaacutebamos a las siete el himno deSan Andreacutes y el Hosanna y terminaacutebamos pasadaslas once asiacute que cuando llegaacutebamos a la faacutebricaeran ya maacutes de las doce iexclQueacute bien se pasaba alliacute -suspiroacute Matvei- Lo que se dice muy bien SergueiNikanoacuterich En cambio aquiacute en la casa familiar nohay la menor alegriacutea La iglesia maacutes proacutexima estaacute acinco verstas y con mi mala salud me resulta impo-sible llegar hasta ella No hay cantores En nuestrafamilia no se conoce la tranquilidad todo es ruidoblasfemias y suciedad Comemos todos de la mismacazuela como los mujiks y en la sopa aparecen cu-carachas Dios no me concede la salud y a no serpor esto ya me habriacutea marchado hace tiempo Ser-guei Nikanoacuterich

Matvei Tereacutejov no era viejo no pasaba de loscuarenta y cinco pero su expresioacuten era enfermizasu cara estaba llena de arrugas y su barbita rala ytransparente era ya blanca lo que le haciacutea aparentarmuchos maacutes antildeos Hablaba con voz deacutebil comoponiendo cuidado y al toser se llevaba las manos alecho en aquellos momentos su mirada se haciacutea in-quieta como en las personas muy aprensivas Nun-ca deciacutea fijamente queacute era lo que le doliacutea pero leagradaba contar con gran lujo de detalles coacutemo en

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una ocasioacuten al levantar un pesado cajoacuten habiacutea sen-tido un profundo dolor y se le habiacutea formado unahernia obligaacutendole a abandonar el trabajo en la faacute-brica de azulejos y volver a sus lares Pero no podiacuteaexplicar lo que era una hernia

-A decir verdad no quiero a mi primo - prosi-guioacute sirvieacutendose un vaso de teacute- Es mayor que yo yparece pecado criticarlo temo a Dios nuestro Se-ntildeor pero no lo puedo aguantar Es un hombre or-gulloso muy serio mal hablado tortura a susfamiliares y criados y no frecuenta la iglesia El do-mingo pasado le pediacute carintildeosamente laquoPrimo vaya-mos a la misa de Pajoacutemovoraquo Y eacutel replicoacute laquoNoquiero el pope de Pajoacutemovo juega a las cartasraquo Ytampoco ha venido hoy aquiacute porque dice que elsacerdote de Vedeniaacutepino fuma y bebe iexclNo es ami-go del clero El mismo dice en su casa la misa losmaitines y las viacutesperas y su hermana le sirve de sa-cristaacuten El empieza el Oremus y ella sigue con unavoz muy fina como una pava laquoiexclSentildeor ten piedadde nosotros raquo Un verdadero pecado Todos losdiacuteas le digo laquoDate cuenta de lo que haces primoArrepieacutenteteraquo pero no me hace caso

Serguei Nikanoacuterich el cantinero llenoacute cinco va-sos de teacute y los llevoacute en una bandeja a la sala de espe-

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ra de sentildeoras Apenas habiacutea entrado cuando se oyoacuteun grito

-iquestQueacute maneras son eacutesas hocico de cerdo iexclNisiquiera sabes servir

Era la voz del jefe de estacioacuten Siguioacute un tiacutemidobalbuceo y luego se levantoacute otro grito malhumora-do y duro

-iexclLargo de aquiacuteEl cantinero volvioacute todo turbado-En tiempos dejaba complacidos a condes y

priacutencipes -murmuroacute- Y ahora dice que no seacute servirel teacute iexclMe ha rentildeido en presencia del sacerdote y delas sentildeoras

Serguei Nikanoacuterich habiacutea tenido en otros tiem-pos mucho dinero y habiacutea sido duentildeo de la cantinade una estacioacuten de primer orden en una capital deprovincia donde se cruzaban dos viacuteas feacuterreas En-tonces usaba frac y reloj de oro Pero las cosas em-pezaron a irle mal invirtioacute todos sus recursos en unlujoso servicio los criados le robaban y de mal enpeor pasoacute a otra estacioacuten menos importante Alliacute sele escapoacute la mujer llevaacutendose toda la plata y eacutel des-cendioacute a una tercera estacioacuten de menos categoriacutea enla que ya no se serviacutean platos calientes Luego a unacuarta Cambiando a menudo y bajando cada vez

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maacutes llegoacute a Progoacutennaia donde soacutelo se vendiacutean teacutevodka barato y como aperitivos huevos duros y unembutido al que no se le podiacutea meter el diente queoliacutea a brea y que eacutel mismo en son de burla llamabalaquoembutido musicalraquo Estaba completamente calvosus ojos eran azules y saltones y luciacutea unas espesasy rizadas patillas que se peinaba a menudo miraacuten-dose en un espejito Los recuerdos del pasado leatormentaban sin cesar le era imposible acostum-brarse al laquoembutido musicalraquo a las groseriacuteas del jefede estacioacuten y a los mujiks que regateaban en el pre-cio siendo asiacute que seguacuten eacutel regatear en la cantinaera tan indecoroso como en una farmacia Sentiacutea elbochorno de su pobreza y humillacioacuten y este bo-chorno era ahora lo principal en su vida

-La primavera viene este antildeo con retraso - dijoMatvel prestando atencioacuten al silbido del viento- Yes preferible No me gusta la primavera Hay muchobarro Serguei Nikanoacuterich En los libros escribenque al llegar la primavera cantan los paacutejaros y ca-lienta el sol iquestQueacute tiene eso de agradable El paacutejarono es maacutes que un paacutejaro A miacute me agrada la buenasociedad oiacuter hablar a la gente conversar sobrecuestiones religiosas o cantar a coro algo hermoso

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pero los ruisentildeores y las flores iexclque se vayan conDios

Empezoacute de nuevo a hablar de la faacutebrica y delcoro pero el ofendido Serguei Nikanoacuterich no aca-baba de calmarse ni encoger los hombros y gruntildeirMatvei se despidioacute y encaminoacute a su casa

No helaba y ya goteaba de los tejados pero lanieve caiacutea en grandes copos que se arremolinabanen el aire y sus blancas nubes se perseguiacutean por laviacutea del ferrocarril El robledal que se extendiacutea aambos lados de los carriles apenas iluminado por laluna y se escondiacutea en lo alto tras las nubes dejabaoiacuter un zumbido aacutespero y prolongado iexclLos aacuterbolesinfunden miedo cuando un fuerte vendaval losazota Matvei caminaba por la carretera a lo largode la liacutenea protegieacutendose la cara y las manos em-pujado por el viento De pronto aparecioacute un caba-llero cubierto de nieve un trineo rechinoacute por lasdesnudas piedras de la carretera y un mujik con lacabeza envuelta y todo eacutel blanco tambieacuten hizo res-tallar el laacutetigo Cuando Matvei se volvioacute para mirarya habiacutean desaparecido el trineo y el mujik como sitodo hubiese sido una visioacuten y apretoacute el paso sin-tiendo un vago miedo

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Llegoacute al paso a nivel y a la oscura caseta delguarda La barrera estaba levantada junto a ella sehabiacutean formado verdaderas montantildeas de nieve y loscopos giraban como las brujas en la noche del saacuteba-do En aquel punto cruzaba la liacutenea un viejo cami-no importante en otros tiempos al que todaviacutea sele daba el nombre de calzada A la derecha cercadel paso a nivel y al borde mismo de la carreteraestaba la taberna de Tereacutejov que antes habiacutea sidoposada Alliacute por las noches siempre luciacutea una luz

Cuando Matvei llegoacute en todas las habitacionesincluso en el zaguaacuten habiacutea un intenso olor a incien-so Su primo Yaacutekob Ivaacutenich seguiacutea oficiando lasviacutesperas En un rincoacuten del oratorio donde la cere-monia teniacutea lugar habiacutea una urna con viejas imaacutege-nes heredadas de los abuelos en marcossobredorados a ambos lados derecha e izquierdahabiacutea imaacutegenes antiguas y modernas en urnas o sinellas Sobre la mesa cubierta con un tapete que lle-gaba hasta el suelo habiacutea una imagen de la Anun-ciacioacuten una cruz de cipreacutes y un incensario Ardiacuteanlas velas de cera junto a la mesa habiacutea un atril Alpasar junto al oratorio Matvei se detuvo y asomoacute lacabeza Yaacutekov Ivaacutenich estaba leyendo junto al atrilLe acompantildeaba en las oraciones su hermana Aglaia

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una vieja alta y flaca vestida de azul y con un pa-ntildeuelo blanco en la cabeza Estaba tambieacuten Dashu-tka la hija de Yaacutekov Ivaacutenich una moza dedieciocho antildeos fea y pecosa que siempre iba des-calza y con el mismo vestido que llevaba cuandopor la tarde abrevaba los animales

-iexclGloria a ti que nos mostraste la luz -entonoacuteYaacutekov Ivaacutenich con voz cantarina e hizo una pro-funda reverencia

Aglaia con la barbilla apoyada en la mano seunioacute al canto con una voz fina y chillona Arribasobre el techo tambieacuten resonaron unas voces con-fusas que amenazaban o anunciaban algo malo Enla segunda planta despueacutes de un incendio que sehabiacutea producido haciacutea mucho tiempo no viviacutea na-die las ventanas habiacutean sido clavadas y el suelo en-tre las vigas estaba sembrado de botellas vaciacuteasAhora el viento zumbaba alliacute y pareciacutea como si al-guien corriese tropezando en las vigas

La mitad de la planta baja estaba destinada a ta-berna la otra mitad la ocupaba la familia de los Te-reacutejov asiacute que cuando en la taberna alborotaban losviajeros borrachos en las habitaciones se oiacutea hastala uacuteltima palabra Matvei ocupaba una habitacioacutenjunto a la cocina en ella habiacutea un gran horno en el

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cual en otros tiempos cuando aquello era posadacociacutean pan todos los diacuteas En la misma habitacioacutendetraacutes del horno dormiacutea Dashutka que no teniacuteacuarto para ella sola Todas las noches cantaban losgrillos y se oiacutea el ruido de los ratones

Matvei encendioacute una vela y se puso a leer un li-bro que le habiacutea prestado el gendarme de la esta-cioacuten Entre tanto terminaron los rezos y todos seacostaron Tambieacuten lo hizo Dashutka que empezoacutea roncar acto seguido aunque no tardoacute en desper-tarse y dijo bostezando

-No debiacuteas tener la vela encendida sin necesi-dad tiacuteo Matvei

-La vela es miacutea - replicoacute eacutel- La compreacute con midinero

Dashutka dio unas cuantas vueltas y no tardoacute endormirse de nuevo Matvei siguioacute auacuten largo ratopues no teniacutea suentildeo y al terminar la uacuteltima paacuteginasacoacute del bauacutel un laacutepiz y escribioacute en la primera laquoYoMatvei Tereacutejov he leiacutedo este libro y creo que es elmejor de los que he leiacutedo nunca por lo cual expresomi gratitud a Kuzmaacute Nikolaacuteievich Zhuacutekov subofi-cial de la gendarmeriacutea de la Direccioacuten de Ferroca-rriles propietario de este inapreciable libroraquo

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Para eacutel era un deber de cortesiacutea hacer talesanotaciones en los libros que le prestaban

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II

El diacutea de la Anunciacioacuten cuando ya habiacutea salidoel tren correo Matvei tomaba teacute con limoacuten en lacantina y hablaba animado

Le escuchaban el cantinero y el gendarmeZhuacutekov

-He de decirles -contaba Matvei - que desdemuy chico me sentiacute atraiacutedo por la religioacuten A losdoce antildeos leiacutea ya en la iglesia la Epiacutestola cosa quealegraba mucho a mis padres y todos los veranosiba con mi difunta madre en peregrinacioacuten Mien-tras los otros chicos cantaban o cogiacutean cangrejos yosoliacutea quedarme con ella Los mayores me alentabany a miacute mismo me agradaba observar tan buena con-ducta Y cuando mi madre me mandoacute a la faacutebricafuera de las horas de trabajo yo fui el tenor denuestro coro y para miacute no habiacutea mayor placer No

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hace falta decir que no bebiacutea ni fumaba y que mebantildeaba a menudo y esta vida como ya se sabe noagrada al enemigo del geacutenero humano El malditoquiso perderme y tratoacute de oscurecer mi entendi-miento como ahora hace con mi primo Lo prime-ro de todo hice voto de observar vigilia los lunes yno comer carne nunca Con el tiempo empezaron adominarme toda clase de fantasiacuteas En la primerasemana de la Cuaresma hasta el saacutebado seguacuten or-denaron los santos padres no se puede comer ca-liente aunque los que trabajan y los deacutebiles puedentomar hasta teacute pero yo no probaba bocado hasta eldomingo mismo y luego durante toda la Cuaresmano me permitiacutea la mantequilla y los mieacutercoles y losviernes guardaba ayuno absoluto Lo mismo haciacuteaen las vigilias menores En la cuaresma de San Pe-dro la gente de la faacutebrica soliacutea tomar sopa de colcon sollo pero yo procurando que no me vieranrumiaba un trozo de pan seco

raquoCada cual tiene su fuerza ya se sabe pero yohablo de miacute en los diacuteas de vigilia el ayuno no mecostaba ninguacuten esfuerzo y cuanto mayor era micelo mejor me sentiacutea Unicamente sentiacutea apetito losprimeros diacuteas de ayuno luego me acostumbrabacada vez me notaba mejor y al cabo de una semana

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me encontraba perfectamente Mis piernas estabantan ligeras que me pareciacutea encontrare en una nubey no en la tierra Ademaacutes me imponiacutea toda clase deobligaciones me levantaba por la noche para hacerreverencias arrastraba pesadas piedras de un lugar aotro iba descalzo por la nieve y claro es usaba cili-cio Pero al cabo de alguacuten tiempo al ir a confesar-me se me ocurrioacute Este sacerdote estaacute casado comecarne y fuma iquestCoacutemo puede confesarme iquestQueacute po-der tiene para absolverme si es maacutes pecador queyo Yo me privo hasta de la mantequilla y eacutel puedeque haya comido esturioacuten Acudiacute a otro sacerdote yeacuteste como a propio intento era gordo llevaba so-tana de seda que haciacutea el mismo ruido que las fal-das de una sentildeora y tambieacuten oliacutea a tabaco Me fui ahacer mis ayunos a un monasterio y alliacute mi corazoacutentampoco se sentiacutea tranquilo me pareciacutea que losmonjes no observaban las reglas Despueacutes de estono habiacutea ninguacuten servicio religioso que me satisficie-ra en un sitio la misa acababa demasiado pronto enotro no habiacutean cantado conforme es debido en eltercero el sacristaacuten era gangoso En ocasiones queel Sentildeor perdone a este pecador mi corazoacuten se es-tremeciacutea de ira en pleno templo iquestQueacute oracioacuten eraaqueacutella Creiacutea que la gente no se santiguaba ni escu-

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chaba debidamente a cualquier lugar que mirasetodo eran borrachos glotones fumadores liberti-nos jugadores Yo era el uacutenico que viviacutea seguacuten losmandamientos El maligno no dormiacutea y conformeel tiempo pasaba aquello iba en aumento Dejeacute decantar en el coro e ir a la iglesia Me creiacutea un hom-bre justo y la iglesia viendo su imperfeccioacuten no meagradaba es decir como el aacutengel caiacutedo me enso-berbeciacute hasta lo increiacuteble

raquoDespueacutes de eacutesto quise tener una iglesia para miacutesolo Alquileacute a una mujer sorda un pequentildeo cuartomuy a las afueras cerca del cementerio y la convertiacuteen un oratorio por el estilo del de mi primo aunqueen el miacuteo habiacutea candelabros y un incensario de ve-ras En este oratorio me ateniacutea a las reglas del santomonte Athos es decir cada diacutea los maitines empe-zaban siempre a medianoche y en las fiestas maacutessolemnes la misa duraba diez y hasta doce horasDespueacutes de todo los frailes seguacuten las reglas per-manecen sentados durante la lectura del Evangeliopero yo para hacerme maacutes agradable a Dios soliacutealeerlo de rodillas Leiacutea y cantaba durante largo ratocon laacutegrimas en los ojos y suspirando alzando losbrazos y nada maacutes terminada la oracioacuten sin dormirme iba a la faacutebrica y durante el trabajo no cesaba de

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orar En fin que por la ciudad empezoacute a correr elrumor Matvei es un santo Matvei cura a los enfer-mos y a los locos Claro que no habiacutea curado a na-die pero ya se sabe en cuanto aparece un cisma ouna falsa doctrina las mujeres no le dejan a unoAcuden como las moscas a la miel Empezaron aacosarme casadas y solteronas de toda clase me ha-ciacutean reverencias me besaban las manos y afirmabanque yo era un santo Una llegoacute a verme con la cabe-za aureolada por un nimbo El oratorio se habiacuteahecho pequentildeo por lo que alquileacute un cuarto maacutesespacioso y aquello se convirtioacute en una verdaderatorre de Babel El diablo se apoderoacute de miacute definiti-vamente y tapoacute la luz de mis ojos con sus repug-nantes pezuntildeas Todos pareciacuteamos posesos Yo leiacuteay las casadas y solteronas cantaban y asiacute sin comerni beber permaneciacuteamos de pie diacuteas enteros Depronto ellas empezaban a estremecerse como si tu-viesen calentura y luego se poniacutea a gritar una yotra iexclAquello daba miedo Tambieacuten yo me estreme-ciacutea como un judiacuteo en la caldera Yo mismo no seacute lacausa pero mis piernas empezaban a saltar Era algoportentoso no queriacutea pero saltaba y agitaba losbrazos Despueacutes de esto empezaban los gritos ychillidos bailaacutebamos todos y nos perseguiacuteamos

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hasta que caiacuteamos rendidos Asiacute en un momento deabsurda locura caiacute en el pecado de la lujuria

El gendarme soltoacute la risa pero al advertir quenadie le acompantildeaba se puso serio y dijo

-Eso es molokanismo He leiacutedo que en el Caacuteu-caso lo practican todos

-Pero no me matoacute un rayo - prosiguioacute Matveihaciendo la sentildeal de la cruz ante la imagen y bisbi-sando una oracioacuten- Seguramente intercedioacute por miacuteen el otro mundo mi difunta madre Cuando en laciudad me teniacutean ya por santo y hasta sentildeoras y se-ntildeores veniacutean a miacute secretamente en busca de con-suelo yo fui a despedirme de nuestro amo OsipVarlaacutemich Era el diacutea del perdoacuten El cerroacute la puertacon cerrojo y nos quedamos los dos solos cara acara Empezoacute a leerme la cartilla Debo decirles queOsip Varlaacutemich era un hombre sin estudios pero demuchas luces todos le respetaban y temiacutean porqueera severo y trabajador y observaba una conductaejemplar Fue durante veinte antildeos alcalde e hizomucho bien empedroacute la calle Novo-Moskoacutevskaia ehizo pintar la catedral y las columnas eacutestas de colorde malaquita Pues bien cerroacute la puerta y empezoacutelaquoYa hace tiempo que queriacutea hablar contigo hijo detal y de cual iquestTe crees santo Nada de eso eres un

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apoacutestata un malvado herejeraquo Y asiacute siguioacute No mesiento capaz de explicar lo bien que habloacute con queacutetalento como si estuviese escrito hasta que llegoacute aconmoverme Estuvo hablando dos horas Sus pa-labras me entraron en el corazoacuten me abrieron losojos Acabeacute por romper en sollozos laquoSeacute - me dijo -una persona como todas las demaacutes come bebeviacutestete y reza como el resto de la gente todo lo de-maacutes viene del diablo Tu cilicio es cosa del demoniolo mismo que tus ayunos y tu oratorio Todo esoproviene de tu soberbiaraquo

raquoAl diacutea siguiente que era primer lunes de cua-resma Dios dispuso que cayera enfermo Se meprodujo una hernia al levantar un peso y me lleva-ron al hospital Experimenteacute grandes tormentos ylloreacute amargamente sin cesar de temblar Pensabaque del hospital iba a ir al infierno pues en verdadestuve para morir Padeciacute en el lecho del dolor me-dio antildeo y al darme de alta lo primero de todo medesquiteacute de los ayunos y de nuevo me sentiacute personaAl despedirme de eacutel Osip Varlaacutemich insistioacute laquoRe-cuerda Matvei que todo lo que se sale de lo co-rriente viene del diabloraquo Y ahora como bebo y rezocomo todos Si por ejemplo el pope huele a taba-co o a vodka no oso censurarle porque tambieacuten eacutel

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es un hombre como cualquier otro En cuanto sedice que en la ciudad o en una aldea ha aparecidoun santo que se pasa las semanas sin comer e im-planta sus reglas comprendo de quieacuten es obra todoeso Esta es sentildeores la historia de mi vida Ahorayo como hizo Osip Varlaacutemich trato de convencera mis primos pero mi voz clama en el desierto Nome concedioacute Dios ese don

El relato de Matvei no parecioacute producir impre-sioacuten alguna Serguei Nikanoacuterich no dijo nada y sededicoacute a retirar los bocadillos del mostrador Elgendarme se refirioacute a lo rico que era Yaacutekov Ivaacutenichel primo de Matvei

-Por lo menos tendraacute treinta mil rublos - dijoEl gendarme Zhuacutekov pelirrojo carirredondo -

al andar le temblaban las mejillas - robusto y biennutrido cuando no estaba en presencia de sus supe-riores soliacutea retreparse en el asiento pierna sobrepierna y al hablar se balanceaba y silbaba descui-dadamente mientras que su cara expresaba la satis-faccioacuten del que acaba de despachar una buenacomida Teniacutea alguacuten dinerillo y siempre hablaba deeste tema como gran conocedor de la materia Sededicaba al corretaje y cualquiera que quisiese ven-

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der una finca un caballo o un coche usado recurriacuteaa eacutel

-Siacute seguramente guardaraacute sus treinta mil rubios- coincidioacute Serguei Nikanoacuterich- Su abuelo de ustedteniacutea una fortuna enorme - dijo volvieacutendose haciaMatvei- iexclEnorme Todo pasoacute a su padre y a su tiacuteoSu padre murioacute joven su tiacuteo se hizo con todo y lue-go se entiende fue a parar a Yaacutekov Ivaacutenich Mien-tras usted iba con su madre en peregrinacioacuten ycantaba en la faacutebrica aquiacute no estaban con los brazoscruzados

-A usted le corresponden quince mil - dijo elgendarme balanceaacutendose- La taberna es de los dospor lo que el capital tambieacuten debe serlo Siacute En sulugar yo lo habriacutea llevado a los tribunales Eso seentiende Y luego mientras las cosas se poniacutean enclaro a solas le habriacutea dado una buena somanta

A Yaacutekov Ivaacutenich no le queriacutean porque cuandoalguien profesa unas creencias que se salen de locomuacuten esto desagrada hasta a quienes son indife-rentes en materia religiosa Ademaacutes de esto el gen-darme le teniacutea ojeriza porque tambieacuten se dedicaba ala venta de caballos y coches usados

-Si no quiere ponerle pleito a su primo es por-que usted mismo tiene bastante dinero - dijo el can-

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tinero a Matvei con una mirada de envidia- El quecuenta con recursos se siente satisfecho pero yopor ejemplo creo que reventareacute sin haber salido deesta miseria

Matvei tratoacute de convencerle de que no teniacuteaninguacuten dinero pero Serguei Nikanoacuterich ya no leescuchaba habiacutean afluido en eacutel los recuerdos delpasado y de las ofensas que debiacutea sufrir a diario Sucalva se cubrioacute de sudor enrojecioacute y empezoacute a par-padear

-iexclMaldita vida -dijo y arrojoacute furioso el embuti-do al suelo

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III

Se contaba que la posada fue construida entiempos de Alejandro por una viuda que se habiacuteainstalado alliacute con un hijo Se llamaba Avdotia Tereacute-jova A quienes pasaban en coche de posta sobretodo en las noches de luna el sombriacuteo patio con elcobertizo y el portoacuten siempre cerrado les infundiacuteaun sentimiento de angustia y vaga inquietud comosi alliacute viviesen brujos o bandidos Y siempre al pa-sar de largo el cochero volviacutea la cabeza y arreabalos caballos Los viajeros se quedaban de mala ganaporque los duentildeos siempre se mostraban muyadustos y cobraban muy caro El patio estaba emba-rrado hasta en verano Entre el fango se revolcabanunos enormes cerdos y andaban sueltos los caballoscon los que traficaban los Tereacutejov A veces los ca-ballos deseosos de libertad se escapaban del patio y

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emprendiacutean una furiosa carrera por el caminoasustando a quienes por alliacute pasaban Entoncesaquello estaba muy animado pasaban largas carava-nas de mercanciacuteas y se produciacutean casos como elocurrido treinta antildeos antes cuando los carreterosenfurecidos mataron en una reyerta a un comer-ciante que iba de paso todaviacutea se levantaba a mediaversta de la casa la cruz de madera medio podridaPasaban coches de posta con sus campanillas y pe-sadas carrozas sentildeoriales Entre mugidos y nubes depolvo cruzaban tambieacuten rebantildeos de vacas y toros

Cuando construyeron el ferrocarril aquello eraun simple apeadero que luego diez antildeos maacutes tardese convirtioacute en la actual estacioacuten de Progeacutennaia Elmovimiento por el viejo camino de postas cesoacute casipor completo por eacutel soacutelo circulaban los propieta-rios y mujiks de la comarca y en la primavera y elotontildeo cuadrillas de trabajadores La posada se con-virtioacute en taberna El piso alto se quemoacute la techum-bre adquirioacute un color amarillento al oxidarse lachapa y el cobertizo se fue viniendo abajo pero enel patio seguiacutean revolcaacutendose entre el fango losenormes cerdos rosaacuteceos y repugnantes Comoantes a veces se escapaba un caballo que con lacola recogida galopaba furiosamente por el camino

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En la taberna vendiacutean teacute heno avena harina ytambieacuten vodka y cerveza para consumir en el mos-trador o para llevarse Las bebidas alcohoacutelicas lasvendiacutean bajo cuerda puesto que nunca sacaban lanecesaria licencia

Los Tereacutejov fueron siempre muy religiososhasta el punto que la gente los llamaba laquolos BeatosraquoPero acaso porque viviacutean aislados como ososrehuiacutean a la gente y a todo llegaban con su propiacabeza se mostraban propensos a la fantasiacutea y a lasfluctuaciones en materia religiosa y cada generacioacutencreiacutea a su manera La abuela Avdotia la que cons-truyoacute la posada perteneciacutea al rito viejo pero su hijoy sus dos nietos (los padres de Matvei y Yaacutekov) ibana la iglesia ortodoxa recibiacutean en su casa al clero yrezaban ante las imaacutegenes nuevas con la misma de-vocioacuten que ante las antiguas El hijo al llegar a lavejez dejoacute de comer carne e hizo voto de silencioviendo en cualquier conversacioacuten un pecado Losnietos presentaron la particularidad de que enten-diacutean las Escrituras a su manera no como todos si-no buscando en ellas un sentido oculto afirmandoque cada palabra sagrada debiacutea contener un secretoMatvei el bisnieto de Avdotia luchoacute desde la mis-ma infancia con visiones que estuvieron a punto de

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costarle la vida El otro bisnieto Yaacutekov Ivaacutenich eraortodoxo pero despueacutes de la muerte de su mujerdejoacute de ir a la iglesia y haciacutea los rezos en casa Estocontagioacute a su hermana Aglaia que ni acudiacutea a laiglesia ni dejaba ir a Dashutka De Aglaia se contabatambieacuten que en su juventud soliacutea ir a Vedeniaacutepinodonde habiacutea una secta de flagelantes y que en se-creto seguiacutea perteneciendo a ella razoacuten por la cualusaba pantildeuelo blanco

Yaacutekov Ivaacutenich le llevaba a Matvei diez antildeosEra un viejo de muy buena planta alto de barbaancha y gris que casi le llegaba a la cintura y espesascejas que le daban una expresioacuten severa y hasta per-versa Usaba un largo chaquetoacuten de buen pantildeo ouna pelliza negra y siempre trataba de ir bien vesti-do cuidando la limpieza de la ropa los chanclos nose los quitaba ni cuando el suelo estaba seco Nofrecuentaba la iglesia porque seguacuten eacutel alliacute no secumpliacutea el rito al pie de la letra y porque los sacer-dotes bebiacutean vino fuera de la misa y fumaban El yAglaia leiacutean las Escrituras y cantaban los salmos encasa todos los diacuteas En Vedeniaacutepino no leiacutean laEpiacutestola en los maitines y las viacutesperas no se cele-braban ni siquiera con ocasioacuten de las grandes fies-tas eacutel en cambio leiacutea en casa cuanto correspondiacutea

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a cada diacutea sin saltarse una sola liacutenea y sin prisas yen el tiempo libre leiacutea en voz alta las vidas de lossantos Se ateniacutea fielmente a los preceptos en todoslos aspectos de la vida asiacute si un diacutea de la Cuaresmaestaba permitido beber vino laquoen recompensa deltrabajo celosoraquo lo tomaba aunque no sintiese de-seos de beber

Recitaba sus oraciones cantaba los salmos in-censaba la casa y observaba fielmente el ayuno nopara alcanzar favores de Dios sino para observar elorden establecido El hombre no puede vivir sin fey la fe debe adquirir una expresioacuten justa de antildeo enantildeo y de diacutea en diacutea seguacuten cierto orden de tal modoque cada mantildeana y cada tarde Dios sea invocadoprecisamente con las palabras y pensamientos quecorrespondan al diacutea y a la hora Hay que vivir y portanto rezar tal y como es grato a Dios por eso ca-da diacutea hay que recitar y cantar soacutelo lo que le es gra-to es decir lo que corresponde seguacuten el rito Asiacute elprimer capiacutetulo de San Juan soacutelo habiacutea que leerlo eldiacutea de la Pascua y desde la Pascua hasta la Ascen-sioacuten no se podiacutea cantar el laquoDigniacutesimoraquo Y asiacute todolo demaacutes La conciencia de este orden y su impor-tancia proporcionaba a Yaacutekov Ivaacutenich profundasatisfaccioacuten durante sus oraciones Cuando las cir-

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cunstancias le obligaban a alterar dicho orden porejemplo cuando teniacutea que ir a la ciudad a hacerprovisiones o al Banco le atormentaba la concienciay se sentiacutea desgraciado

Su primo Matvei que habiacutea llegado inespera-damente de la faacutebrica y se habiacutea instalado en la ta-berna como en su propia casa empezoacute a incumplirlas reglas desde los primeros diacuteas Se negaba a parti-cipar en los rezos conjuntos comiacutea y tomaba teacute ahoras en que no se debiacutea se levantaba tarde y losmieacutercoles y viernes tomaba teacute alegando que se sen-tiacutea deacutebil casi cada diacutea durante los rezos entraba enel oratorio gritando laquoiexclDate cuenta de lo que hacesprimo iexclArrepieacutentete primoraquo Estas palabras saca-ban de quicio a Yaacutekov Ivaacutenich y Aglaia sin podersecontener empezaba a injuriarle O bien de nochesigilosamente Matvei entraba en el oratorio y deciacuteaa media voz laquoPrimo tus oraciones no son gratas aDios Porque estaacute dicho Reconciacuteliate primero contu hermano y ven entonces a ofrecer tus dones Y tuacutedas dinero a reacutedito y vendes vodka iexclArrepieacutenteteraquo

En las palabras de Matvei Yaacutekov no veiacutea maacutesque el habitual pretexto de los hombres vaciacuteos ynegligentes que si hablan de amor al proacutejimo o dereconciliarse con el hermano no es maacutes que para no

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orar no ayunar y no leer las Sagradas Escrituras yque si hablan con desprecio del lucro y los reacuteditoses porque no les gusta trabajar Porque ser pobre yno ahorrar nada es mucho maacutes faacutecil que ser rico

A pesar de todo se sentiacutea inquieto y ya no po-diacutea rezar como antes Apenas entraba en el oratorioy abriacutea el libro le embargaba el temor de que suprimo llegase a molestarle Y en efecto Matvei notardaba en presentarse para gritar con voz temblo-rosa laquoiexclDate cuenta de lo que haces primo iexclArre-pieacutentete primoraquo La hermana empezaba sus injuriasy Yaacutekov tambieacuten fuera de siacute gritaba laquoiexclVete de micasaraquo a lo que Matvei replicaba laquoLa casa es de to-dosraquoYaacutekov reanudaba la lectura y el canto pero yano podiacutea recobrar la calma y sin eacutel mismo adver-tirlo se quedaba pensativo con el libro delanteAunque consideraba una estupidez las palabras desu primo uacuteltimamente empezaba tambieacuten a recor-dar que al rico le es difiacutecil entrar en el reino de loscielos que tres antildeos antes habiacutea comprado a muybajo precio un caballo robado que todaviacutea en vidade su difunta mujer un borracho habiacutea muerto en lamisma taberna a causa del vodka

Por la noche dormiacutea mal con un suentildeo muy li-gero y oiacutea que Matvei que tampoco podiacutea dormir

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no cesaba de suspirar echando de menos su faacutebricade azulejos Y mientras daba vueltas en la cama re-cordaba el caballo robado el borracho y las palabrasdel Evangelio acerca del camello

Pareciacutea como si volviesen las alucinaciones deotros tiempos Y como a propio intento a pesar deque estaban a fines de marzo nevaba todos los diacuteasy el viento zumbaba en el bosque cual si fuese in-vierno pareciacutea como si la primavera no fuese a lle-gar nunca El tiempo predisponiacutea al tedio a laspeleas al odio y por la noche cuando el vientozumbaba sobre el techo le pareciacutea que alguien viviacuteaalliacute arriba en el piso vaciacuteo y las visiones empezabanpoco a poco a acudir a eacutel la cabeza le ardiacutea y nopodiacutea conciliar el suentildeo

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IV

El lunes santo por la mantildeana Matveiacute oyoacute desdesu habitacioacuten que Dashutka deciacutea a Aglaia

-El tiacuteo Matvei aseguroacute ayer que no hay queguardar el ayuno

Marvei recordoacute toda la conversacioacuten de la viacutes-pera con Dashutka y se sintioacute irritado

-iexclNo mientas muchacha -dijo con voz plantildeide-ra como la de un enfermo- No es posible vivir sinayunar El mismo Sentildeor ayunoacute cuarenta diacuteas Louacutenico que te dije es que las personas enfermas nodeben hacerlo

Haz caso de lo que te dice la gente de la faacutebricaellos te ensentildearaacuten lo que debe hacerse -dijo en tonode burla Aglaia que estaba fregando el suelo (losdiacuteas de labor soliacutea hacer esta faena que la poniacuteairritada con todos)- Ya se sabe coacutemo ayunan en la

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faacutebrica Tuacute preguacutentale a tu tiacuteo por la viacutebora coacutemolos dos juntos tomaban leche en los diacuteas de ayunoTrata de instruir a los otros y eacutel mismo ha olvidadolo de la viacutebora Preguacutentale a quieacuten dejoacute su dinero

Matvei ocultaba de todos cuidadosamente co-mo una uacutelcera repugnante que en aquel periacuteodo desu vida en que viejas y mozas acudiacutean al oratoriopara saltar y correr con eacutel se puso en relaciones conuna mujer de la que habiacutea tenido un hijo Al volvera casa le entregoacute cuanto habiacutea ahorrado en la faacutebri-ca para los gastos del viaje tuvo que pedir prestadoal duentildeo y ahora no le quedaban maacutes que unos ru-blos que reservaba para teacute y velas La mujer encuestioacuten le comunicoacute maacutes tarde que el nintildeo habiacuteamuerto y preguntaba en la carta queacute hacer con eldinero La carta en cuestioacuten la habiacutea traiacutedo de la es-tacioacuten un obrero Aglaia se habiacutea hecho con ella y lahabiacutea leiacutedo y luego cada diacutea se lo echaba en cara aMatvei

-No es broma iexclnovecientos rublos - siguioacuteAglaia- iexclAhiacute es nada dar novecientos rublos a unaviacutebora a una perdida de la faacutebrica iexclOjalaacute revientes-Habiacutea perdido ya la compostura y gritaba con vozchillona- -iquestTe callas iexclTe hariacutea pedazos inuacutetil iexclDarnovecientos rublos como si fueran un koacutepek Se los

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podiacuteas haber dejado a Dashutka que es cosa tuya yno a una extrantildea o podiacuteas haberlos mandado a Beacute-lev para los infelices hueacuterfanos de Mariacutea iexclPor queacuteno reventoacute tu viacutebora sea mil veces maldita la con-denada iexclOjalaacute no tenga un diacutea bueno en su vida

Yaacutekov Ivaacutenich la llamoacute era el momento de re-zar las horas Ella se lavoacute se puso el pantildeuelo blancoy acudioacute al oratorio a reunirse con su amado her-mano ya llena de recogimiento Cuando hablabacon Matvei o serviacutea en la posada el teacute a los hom-bres era una vieja flaca siempre alerta y malhumo-rada pero en el oratorio su cara adquiriacutea unaexpresioacuten pura y devota pareciacutea rejuvenecer sesentaba reposadamente y hasta juntaba los labios enun gesto humilde

Yaacutekov Ivaacutenich empezoacute a leer el libro de horascon la voz tranquila y melancoacutelica que siempre re-servaba para la Cuaresma Al poco rato se detuvopara prestar atencioacuten al silencio reinante en toda lacasa Reanudoacute la lectura con un sentimiento de sa-tisfaccioacuten Teniacutea las manos juntas en actitud devotacon los ojos muy abiertos meneaba la cabeza y lan-zaba un suspiro tras otro Pero en esto se oyeronunas voces El gendarme y Serguei Nikanoacuterich ha-biacutean llegado a visitar a Matvei Yaacutekov Ivaacutenich no se

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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V

Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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laquoLa voz del Arcaacutengelraquo empezoacute a agitar la manocomo un director de orquesta y procurando ajustar-se al sordo bajo del sacristaacuten dejoacute oiacuter una compli-cada floritura Veiacutease que esto le produciacutea gransatisfaccioacuten

Terminadas las viacutesperas todos se dispersarontranquilamente Volvieron la oscuridad el vaciacuteo y elsilencio que soacutelo se observa en las estaciones de fe-rrocarril levantadas en pleno campo o en el bosquecuando el viento silba y no se oye nada maacutes cuandose siente todo el vaciacuteo que reina alrededor toda laangustia de la vida que transcurre pausadamente

Matvei viviacutea no lejos de la estacioacuten en la posadade un primo suyo Pero no sentiacutea deseos de volver acasa Se habiacutea quedado con el cantinero detraacutes delmostrador y contaba a media voz

-En la faacutebrica de azulejos teniacuteamos nuestro co-ro Y he de decirle que aunque lo componiacuteamossimples obreros cantaacutebamos de veras magniacutefica-mente A menudo nos haciacutean ir a la ciudad y cuan-do el vicario Ioann celebraba en la iglesia de laTrinidad el coro de la dioacutecesis cantaba a la derechay nosotros a la izquierda De lo uacutenico que en la ciu-dad se quejaban era de que dilataacutebamos mucho elcanto que aquello se prolongaba demasiado Bien

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es verdad que empezaacutebamos a las siete el himno deSan Andreacutes y el Hosanna y terminaacutebamos pasadaslas once asiacute que cuando llegaacutebamos a la faacutebricaeran ya maacutes de las doce iexclQueacute bien se pasaba alliacute -suspiroacute Matvei- Lo que se dice muy bien SergueiNikanoacuterich En cambio aquiacute en la casa familiar nohay la menor alegriacutea La iglesia maacutes proacutexima estaacute acinco verstas y con mi mala salud me resulta impo-sible llegar hasta ella No hay cantores En nuestrafamilia no se conoce la tranquilidad todo es ruidoblasfemias y suciedad Comemos todos de la mismacazuela como los mujiks y en la sopa aparecen cu-carachas Dios no me concede la salud y a no serpor esto ya me habriacutea marchado hace tiempo Ser-guei Nikanoacuterich

Matvei Tereacutejov no era viejo no pasaba de loscuarenta y cinco pero su expresioacuten era enfermizasu cara estaba llena de arrugas y su barbita rala ytransparente era ya blanca lo que le haciacutea aparentarmuchos maacutes antildeos Hablaba con voz deacutebil comoponiendo cuidado y al toser se llevaba las manos alecho en aquellos momentos su mirada se haciacutea in-quieta como en las personas muy aprensivas Nun-ca deciacutea fijamente queacute era lo que le doliacutea pero leagradaba contar con gran lujo de detalles coacutemo en

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una ocasioacuten al levantar un pesado cajoacuten habiacutea sen-tido un profundo dolor y se le habiacutea formado unahernia obligaacutendole a abandonar el trabajo en la faacute-brica de azulejos y volver a sus lares Pero no podiacuteaexplicar lo que era una hernia

-A decir verdad no quiero a mi primo - prosi-guioacute sirvieacutendose un vaso de teacute- Es mayor que yo yparece pecado criticarlo temo a Dios nuestro Se-ntildeor pero no lo puedo aguantar Es un hombre or-gulloso muy serio mal hablado tortura a susfamiliares y criados y no frecuenta la iglesia El do-mingo pasado le pediacute carintildeosamente laquoPrimo vaya-mos a la misa de Pajoacutemovoraquo Y eacutel replicoacute laquoNoquiero el pope de Pajoacutemovo juega a las cartasraquo Ytampoco ha venido hoy aquiacute porque dice que elsacerdote de Vedeniaacutepino fuma y bebe iexclNo es ami-go del clero El mismo dice en su casa la misa losmaitines y las viacutesperas y su hermana le sirve de sa-cristaacuten El empieza el Oremus y ella sigue con unavoz muy fina como una pava laquoiexclSentildeor ten piedadde nosotros raquo Un verdadero pecado Todos losdiacuteas le digo laquoDate cuenta de lo que haces primoArrepieacutenteteraquo pero no me hace caso

Serguei Nikanoacuterich el cantinero llenoacute cinco va-sos de teacute y los llevoacute en una bandeja a la sala de espe-

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ra de sentildeoras Apenas habiacutea entrado cuando se oyoacuteun grito

-iquestQueacute maneras son eacutesas hocico de cerdo iexclNisiquiera sabes servir

Era la voz del jefe de estacioacuten Siguioacute un tiacutemidobalbuceo y luego se levantoacute otro grito malhumora-do y duro

-iexclLargo de aquiacuteEl cantinero volvioacute todo turbado-En tiempos dejaba complacidos a condes y

priacutencipes -murmuroacute- Y ahora dice que no seacute servirel teacute iexclMe ha rentildeido en presencia del sacerdote y delas sentildeoras

Serguei Nikanoacuterich habiacutea tenido en otros tiem-pos mucho dinero y habiacutea sido duentildeo de la cantinade una estacioacuten de primer orden en una capital deprovincia donde se cruzaban dos viacuteas feacuterreas En-tonces usaba frac y reloj de oro Pero las cosas em-pezaron a irle mal invirtioacute todos sus recursos en unlujoso servicio los criados le robaban y de mal enpeor pasoacute a otra estacioacuten menos importante Alliacute sele escapoacute la mujer llevaacutendose toda la plata y eacutel des-cendioacute a una tercera estacioacuten de menos categoriacutea enla que ya no se serviacutean platos calientes Luego a unacuarta Cambiando a menudo y bajando cada vez

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maacutes llegoacute a Progoacutennaia donde soacutelo se vendiacutean teacutevodka barato y como aperitivos huevos duros y unembutido al que no se le podiacutea meter el diente queoliacutea a brea y que eacutel mismo en son de burla llamabalaquoembutido musicalraquo Estaba completamente calvosus ojos eran azules y saltones y luciacutea unas espesasy rizadas patillas que se peinaba a menudo miraacuten-dose en un espejito Los recuerdos del pasado leatormentaban sin cesar le era imposible acostum-brarse al laquoembutido musicalraquo a las groseriacuteas del jefede estacioacuten y a los mujiks que regateaban en el pre-cio siendo asiacute que seguacuten eacutel regatear en la cantinaera tan indecoroso como en una farmacia Sentiacutea elbochorno de su pobreza y humillacioacuten y este bo-chorno era ahora lo principal en su vida

-La primavera viene este antildeo con retraso - dijoMatvel prestando atencioacuten al silbido del viento- Yes preferible No me gusta la primavera Hay muchobarro Serguei Nikanoacuterich En los libros escribenque al llegar la primavera cantan los paacutejaros y ca-lienta el sol iquestQueacute tiene eso de agradable El paacutejarono es maacutes que un paacutejaro A miacute me agrada la buenasociedad oiacuter hablar a la gente conversar sobrecuestiones religiosas o cantar a coro algo hermoso

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pero los ruisentildeores y las flores iexclque se vayan conDios

Empezoacute de nuevo a hablar de la faacutebrica y delcoro pero el ofendido Serguei Nikanoacuterich no aca-baba de calmarse ni encoger los hombros y gruntildeirMatvei se despidioacute y encaminoacute a su casa

No helaba y ya goteaba de los tejados pero lanieve caiacutea en grandes copos que se arremolinabanen el aire y sus blancas nubes se perseguiacutean por laviacutea del ferrocarril El robledal que se extendiacutea aambos lados de los carriles apenas iluminado por laluna y se escondiacutea en lo alto tras las nubes dejabaoiacuter un zumbido aacutespero y prolongado iexclLos aacuterbolesinfunden miedo cuando un fuerte vendaval losazota Matvei caminaba por la carretera a lo largode la liacutenea protegieacutendose la cara y las manos em-pujado por el viento De pronto aparecioacute un caba-llero cubierto de nieve un trineo rechinoacute por lasdesnudas piedras de la carretera y un mujik con lacabeza envuelta y todo eacutel blanco tambieacuten hizo res-tallar el laacutetigo Cuando Matvei se volvioacute para mirarya habiacutean desaparecido el trineo y el mujik como sitodo hubiese sido una visioacuten y apretoacute el paso sin-tiendo un vago miedo

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Llegoacute al paso a nivel y a la oscura caseta delguarda La barrera estaba levantada junto a ella sehabiacutean formado verdaderas montantildeas de nieve y loscopos giraban como las brujas en la noche del saacuteba-do En aquel punto cruzaba la liacutenea un viejo cami-no importante en otros tiempos al que todaviacutea sele daba el nombre de calzada A la derecha cercadel paso a nivel y al borde mismo de la carreteraestaba la taberna de Tereacutejov que antes habiacutea sidoposada Alliacute por las noches siempre luciacutea una luz

Cuando Matvei llegoacute en todas las habitacionesincluso en el zaguaacuten habiacutea un intenso olor a incien-so Su primo Yaacutekob Ivaacutenich seguiacutea oficiando lasviacutesperas En un rincoacuten del oratorio donde la cere-monia teniacutea lugar habiacutea una urna con viejas imaacutege-nes heredadas de los abuelos en marcossobredorados a ambos lados derecha e izquierdahabiacutea imaacutegenes antiguas y modernas en urnas o sinellas Sobre la mesa cubierta con un tapete que lle-gaba hasta el suelo habiacutea una imagen de la Anun-ciacioacuten una cruz de cipreacutes y un incensario Ardiacuteanlas velas de cera junto a la mesa habiacutea un atril Alpasar junto al oratorio Matvei se detuvo y asomoacute lacabeza Yaacutekov Ivaacutenich estaba leyendo junto al atrilLe acompantildeaba en las oraciones su hermana Aglaia

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una vieja alta y flaca vestida de azul y con un pa-ntildeuelo blanco en la cabeza Estaba tambieacuten Dashu-tka la hija de Yaacutekov Ivaacutenich una moza dedieciocho antildeos fea y pecosa que siempre iba des-calza y con el mismo vestido que llevaba cuandopor la tarde abrevaba los animales

-iexclGloria a ti que nos mostraste la luz -entonoacuteYaacutekov Ivaacutenich con voz cantarina e hizo una pro-funda reverencia

Aglaia con la barbilla apoyada en la mano seunioacute al canto con una voz fina y chillona Arribasobre el techo tambieacuten resonaron unas voces con-fusas que amenazaban o anunciaban algo malo Enla segunda planta despueacutes de un incendio que sehabiacutea producido haciacutea mucho tiempo no viviacutea na-die las ventanas habiacutean sido clavadas y el suelo en-tre las vigas estaba sembrado de botellas vaciacuteasAhora el viento zumbaba alliacute y pareciacutea como si al-guien corriese tropezando en las vigas

La mitad de la planta baja estaba destinada a ta-berna la otra mitad la ocupaba la familia de los Te-reacutejov asiacute que cuando en la taberna alborotaban losviajeros borrachos en las habitaciones se oiacutea hastala uacuteltima palabra Matvei ocupaba una habitacioacutenjunto a la cocina en ella habiacutea un gran horno en el

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cual en otros tiempos cuando aquello era posadacociacutean pan todos los diacuteas En la misma habitacioacutendetraacutes del horno dormiacutea Dashutka que no teniacuteacuarto para ella sola Todas las noches cantaban losgrillos y se oiacutea el ruido de los ratones

Matvei encendioacute una vela y se puso a leer un li-bro que le habiacutea prestado el gendarme de la esta-cioacuten Entre tanto terminaron los rezos y todos seacostaron Tambieacuten lo hizo Dashutka que empezoacutea roncar acto seguido aunque no tardoacute en desper-tarse y dijo bostezando

-No debiacuteas tener la vela encendida sin necesi-dad tiacuteo Matvei

-La vela es miacutea - replicoacute eacutel- La compreacute con midinero

Dashutka dio unas cuantas vueltas y no tardoacute endormirse de nuevo Matvei siguioacute auacuten largo ratopues no teniacutea suentildeo y al terminar la uacuteltima paacuteginasacoacute del bauacutel un laacutepiz y escribioacute en la primera laquoYoMatvei Tereacutejov he leiacutedo este libro y creo que es elmejor de los que he leiacutedo nunca por lo cual expresomi gratitud a Kuzmaacute Nikolaacuteievich Zhuacutekov subofi-cial de la gendarmeriacutea de la Direccioacuten de Ferroca-rriles propietario de este inapreciable libroraquo

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Para eacutel era un deber de cortesiacutea hacer talesanotaciones en los libros que le prestaban

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II

El diacutea de la Anunciacioacuten cuando ya habiacutea salidoel tren correo Matvei tomaba teacute con limoacuten en lacantina y hablaba animado

Le escuchaban el cantinero y el gendarmeZhuacutekov

-He de decirles -contaba Matvei - que desdemuy chico me sentiacute atraiacutedo por la religioacuten A losdoce antildeos leiacutea ya en la iglesia la Epiacutestola cosa quealegraba mucho a mis padres y todos los veranosiba con mi difunta madre en peregrinacioacuten Mien-tras los otros chicos cantaban o cogiacutean cangrejos yosoliacutea quedarme con ella Los mayores me alentabany a miacute mismo me agradaba observar tan buena con-ducta Y cuando mi madre me mandoacute a la faacutebricafuera de las horas de trabajo yo fui el tenor denuestro coro y para miacute no habiacutea mayor placer No

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hace falta decir que no bebiacutea ni fumaba y que mebantildeaba a menudo y esta vida como ya se sabe noagrada al enemigo del geacutenero humano El malditoquiso perderme y tratoacute de oscurecer mi entendi-miento como ahora hace con mi primo Lo prime-ro de todo hice voto de observar vigilia los lunes yno comer carne nunca Con el tiempo empezaron adominarme toda clase de fantasiacuteas En la primerasemana de la Cuaresma hasta el saacutebado seguacuten or-denaron los santos padres no se puede comer ca-liente aunque los que trabajan y los deacutebiles puedentomar hasta teacute pero yo no probaba bocado hasta eldomingo mismo y luego durante toda la Cuaresmano me permitiacutea la mantequilla y los mieacutercoles y losviernes guardaba ayuno absoluto Lo mismo haciacuteaen las vigilias menores En la cuaresma de San Pe-dro la gente de la faacutebrica soliacutea tomar sopa de colcon sollo pero yo procurando que no me vieranrumiaba un trozo de pan seco

raquoCada cual tiene su fuerza ya se sabe pero yohablo de miacute en los diacuteas de vigilia el ayuno no mecostaba ninguacuten esfuerzo y cuanto mayor era micelo mejor me sentiacutea Unicamente sentiacutea apetito losprimeros diacuteas de ayuno luego me acostumbrabacada vez me notaba mejor y al cabo de una semana

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me encontraba perfectamente Mis piernas estabantan ligeras que me pareciacutea encontrare en una nubey no en la tierra Ademaacutes me imponiacutea toda clase deobligaciones me levantaba por la noche para hacerreverencias arrastraba pesadas piedras de un lugar aotro iba descalzo por la nieve y claro es usaba cili-cio Pero al cabo de alguacuten tiempo al ir a confesar-me se me ocurrioacute Este sacerdote estaacute casado comecarne y fuma iquestCoacutemo puede confesarme iquestQueacute po-der tiene para absolverme si es maacutes pecador queyo Yo me privo hasta de la mantequilla y eacutel puedeque haya comido esturioacuten Acudiacute a otro sacerdote yeacuteste como a propio intento era gordo llevaba so-tana de seda que haciacutea el mismo ruido que las fal-das de una sentildeora y tambieacuten oliacutea a tabaco Me fui ahacer mis ayunos a un monasterio y alliacute mi corazoacutentampoco se sentiacutea tranquilo me pareciacutea que losmonjes no observaban las reglas Despueacutes de estono habiacutea ninguacuten servicio religioso que me satisficie-ra en un sitio la misa acababa demasiado pronto enotro no habiacutean cantado conforme es debido en eltercero el sacristaacuten era gangoso En ocasiones queel Sentildeor perdone a este pecador mi corazoacuten se es-tremeciacutea de ira en pleno templo iquestQueacute oracioacuten eraaqueacutella Creiacutea que la gente no se santiguaba ni escu-

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chaba debidamente a cualquier lugar que mirasetodo eran borrachos glotones fumadores liberti-nos jugadores Yo era el uacutenico que viviacutea seguacuten losmandamientos El maligno no dormiacutea y conformeel tiempo pasaba aquello iba en aumento Dejeacute decantar en el coro e ir a la iglesia Me creiacutea un hom-bre justo y la iglesia viendo su imperfeccioacuten no meagradaba es decir como el aacutengel caiacutedo me enso-berbeciacute hasta lo increiacuteble

raquoDespueacutes de eacutesto quise tener una iglesia para miacutesolo Alquileacute a una mujer sorda un pequentildeo cuartomuy a las afueras cerca del cementerio y la convertiacuteen un oratorio por el estilo del de mi primo aunqueen el miacuteo habiacutea candelabros y un incensario de ve-ras En este oratorio me ateniacutea a las reglas del santomonte Athos es decir cada diacutea los maitines empe-zaban siempre a medianoche y en las fiestas maacutessolemnes la misa duraba diez y hasta doce horasDespueacutes de todo los frailes seguacuten las reglas per-manecen sentados durante la lectura del Evangeliopero yo para hacerme maacutes agradable a Dios soliacutealeerlo de rodillas Leiacutea y cantaba durante largo ratocon laacutegrimas en los ojos y suspirando alzando losbrazos y nada maacutes terminada la oracioacuten sin dormirme iba a la faacutebrica y durante el trabajo no cesaba de

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orar En fin que por la ciudad empezoacute a correr elrumor Matvei es un santo Matvei cura a los enfer-mos y a los locos Claro que no habiacutea curado a na-die pero ya se sabe en cuanto aparece un cisma ouna falsa doctrina las mujeres no le dejan a unoAcuden como las moscas a la miel Empezaron aacosarme casadas y solteronas de toda clase me ha-ciacutean reverencias me besaban las manos y afirmabanque yo era un santo Una llegoacute a verme con la cabe-za aureolada por un nimbo El oratorio se habiacuteahecho pequentildeo por lo que alquileacute un cuarto maacutesespacioso y aquello se convirtioacute en una verdaderatorre de Babel El diablo se apoderoacute de miacute definiti-vamente y tapoacute la luz de mis ojos con sus repug-nantes pezuntildeas Todos pareciacuteamos posesos Yo leiacuteay las casadas y solteronas cantaban y asiacute sin comerni beber permaneciacuteamos de pie diacuteas enteros Depronto ellas empezaban a estremecerse como si tu-viesen calentura y luego se poniacutea a gritar una yotra iexclAquello daba miedo Tambieacuten yo me estreme-ciacutea como un judiacuteo en la caldera Yo mismo no seacute lacausa pero mis piernas empezaban a saltar Era algoportentoso no queriacutea pero saltaba y agitaba losbrazos Despueacutes de esto empezaban los gritos ychillidos bailaacutebamos todos y nos perseguiacuteamos

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hasta que caiacuteamos rendidos Asiacute en un momento deabsurda locura caiacute en el pecado de la lujuria

El gendarme soltoacute la risa pero al advertir quenadie le acompantildeaba se puso serio y dijo

-Eso es molokanismo He leiacutedo que en el Caacuteu-caso lo practican todos

-Pero no me matoacute un rayo - prosiguioacute Matveihaciendo la sentildeal de la cruz ante la imagen y bisbi-sando una oracioacuten- Seguramente intercedioacute por miacuteen el otro mundo mi difunta madre Cuando en laciudad me teniacutean ya por santo y hasta sentildeoras y se-ntildeores veniacutean a miacute secretamente en busca de con-suelo yo fui a despedirme de nuestro amo OsipVarlaacutemich Era el diacutea del perdoacuten El cerroacute la puertacon cerrojo y nos quedamos los dos solos cara acara Empezoacute a leerme la cartilla Debo decirles queOsip Varlaacutemich era un hombre sin estudios pero demuchas luces todos le respetaban y temiacutean porqueera severo y trabajador y observaba una conductaejemplar Fue durante veinte antildeos alcalde e hizomucho bien empedroacute la calle Novo-Moskoacutevskaia ehizo pintar la catedral y las columnas eacutestas de colorde malaquita Pues bien cerroacute la puerta y empezoacutelaquoYa hace tiempo que queriacutea hablar contigo hijo detal y de cual iquestTe crees santo Nada de eso eres un

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apoacutestata un malvado herejeraquo Y asiacute siguioacute No mesiento capaz de explicar lo bien que habloacute con queacutetalento como si estuviese escrito hasta que llegoacute aconmoverme Estuvo hablando dos horas Sus pa-labras me entraron en el corazoacuten me abrieron losojos Acabeacute por romper en sollozos laquoSeacute - me dijo -una persona como todas las demaacutes come bebeviacutestete y reza como el resto de la gente todo lo de-maacutes viene del diablo Tu cilicio es cosa del demoniolo mismo que tus ayunos y tu oratorio Todo esoproviene de tu soberbiaraquo

raquoAl diacutea siguiente que era primer lunes de cua-resma Dios dispuso que cayera enfermo Se meprodujo una hernia al levantar un peso y me lleva-ron al hospital Experimenteacute grandes tormentos ylloreacute amargamente sin cesar de temblar Pensabaque del hospital iba a ir al infierno pues en verdadestuve para morir Padeciacute en el lecho del dolor me-dio antildeo y al darme de alta lo primero de todo medesquiteacute de los ayunos y de nuevo me sentiacute personaAl despedirme de eacutel Osip Varlaacutemich insistioacute laquoRe-cuerda Matvei que todo lo que se sale de lo co-rriente viene del diabloraquo Y ahora como bebo y rezocomo todos Si por ejemplo el pope huele a taba-co o a vodka no oso censurarle porque tambieacuten eacutel

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es un hombre como cualquier otro En cuanto sedice que en la ciudad o en una aldea ha aparecidoun santo que se pasa las semanas sin comer e im-planta sus reglas comprendo de quieacuten es obra todoeso Esta es sentildeores la historia de mi vida Ahorayo como hizo Osip Varlaacutemich trato de convencera mis primos pero mi voz clama en el desierto Nome concedioacute Dios ese don

El relato de Matvei no parecioacute producir impre-sioacuten alguna Serguei Nikanoacuterich no dijo nada y sededicoacute a retirar los bocadillos del mostrador Elgendarme se refirioacute a lo rico que era Yaacutekov Ivaacutenichel primo de Matvei

-Por lo menos tendraacute treinta mil rublos - dijoEl gendarme Zhuacutekov pelirrojo carirredondo -

al andar le temblaban las mejillas - robusto y biennutrido cuando no estaba en presencia de sus supe-riores soliacutea retreparse en el asiento pierna sobrepierna y al hablar se balanceaba y silbaba descui-dadamente mientras que su cara expresaba la satis-faccioacuten del que acaba de despachar una buenacomida Teniacutea alguacuten dinerillo y siempre hablaba deeste tema como gran conocedor de la materia Sededicaba al corretaje y cualquiera que quisiese ven-

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der una finca un caballo o un coche usado recurriacuteaa eacutel

-Siacute seguramente guardaraacute sus treinta mil rubios- coincidioacute Serguei Nikanoacuterich- Su abuelo de ustedteniacutea una fortuna enorme - dijo volvieacutendose haciaMatvei- iexclEnorme Todo pasoacute a su padre y a su tiacuteoSu padre murioacute joven su tiacuteo se hizo con todo y lue-go se entiende fue a parar a Yaacutekov Ivaacutenich Mien-tras usted iba con su madre en peregrinacioacuten ycantaba en la faacutebrica aquiacute no estaban con los brazoscruzados

-A usted le corresponden quince mil - dijo elgendarme balanceaacutendose- La taberna es de los dospor lo que el capital tambieacuten debe serlo Siacute En sulugar yo lo habriacutea llevado a los tribunales Eso seentiende Y luego mientras las cosas se poniacutean enclaro a solas le habriacutea dado una buena somanta

A Yaacutekov Ivaacutenich no le queriacutean porque cuandoalguien profesa unas creencias que se salen de locomuacuten esto desagrada hasta a quienes son indife-rentes en materia religiosa Ademaacutes de esto el gen-darme le teniacutea ojeriza porque tambieacuten se dedicaba ala venta de caballos y coches usados

-Si no quiere ponerle pleito a su primo es por-que usted mismo tiene bastante dinero - dijo el can-

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tinero a Matvei con una mirada de envidia- El quecuenta con recursos se siente satisfecho pero yopor ejemplo creo que reventareacute sin haber salido deesta miseria

Matvei tratoacute de convencerle de que no teniacuteaninguacuten dinero pero Serguei Nikanoacuterich ya no leescuchaba habiacutean afluido en eacutel los recuerdos delpasado y de las ofensas que debiacutea sufrir a diario Sucalva se cubrioacute de sudor enrojecioacute y empezoacute a par-padear

-iexclMaldita vida -dijo y arrojoacute furioso el embuti-do al suelo

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III

Se contaba que la posada fue construida entiempos de Alejandro por una viuda que se habiacuteainstalado alliacute con un hijo Se llamaba Avdotia Tereacute-jova A quienes pasaban en coche de posta sobretodo en las noches de luna el sombriacuteo patio con elcobertizo y el portoacuten siempre cerrado les infundiacuteaun sentimiento de angustia y vaga inquietud comosi alliacute viviesen brujos o bandidos Y siempre al pa-sar de largo el cochero volviacutea la cabeza y arreabalos caballos Los viajeros se quedaban de mala ganaporque los duentildeos siempre se mostraban muyadustos y cobraban muy caro El patio estaba emba-rrado hasta en verano Entre el fango se revolcabanunos enormes cerdos y andaban sueltos los caballoscon los que traficaban los Tereacutejov A veces los ca-ballos deseosos de libertad se escapaban del patio y

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emprendiacutean una furiosa carrera por el caminoasustando a quienes por alliacute pasaban Entoncesaquello estaba muy animado pasaban largas carava-nas de mercanciacuteas y se produciacutean casos como elocurrido treinta antildeos antes cuando los carreterosenfurecidos mataron en una reyerta a un comer-ciante que iba de paso todaviacutea se levantaba a mediaversta de la casa la cruz de madera medio podridaPasaban coches de posta con sus campanillas y pe-sadas carrozas sentildeoriales Entre mugidos y nubes depolvo cruzaban tambieacuten rebantildeos de vacas y toros

Cuando construyeron el ferrocarril aquello eraun simple apeadero que luego diez antildeos maacutes tardese convirtioacute en la actual estacioacuten de Progeacutennaia Elmovimiento por el viejo camino de postas cesoacute casipor completo por eacutel soacutelo circulaban los propieta-rios y mujiks de la comarca y en la primavera y elotontildeo cuadrillas de trabajadores La posada se con-virtioacute en taberna El piso alto se quemoacute la techum-bre adquirioacute un color amarillento al oxidarse lachapa y el cobertizo se fue viniendo abajo pero enel patio seguiacutean revolcaacutendose entre el fango losenormes cerdos rosaacuteceos y repugnantes Comoantes a veces se escapaba un caballo que con lacola recogida galopaba furiosamente por el camino

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En la taberna vendiacutean teacute heno avena harina ytambieacuten vodka y cerveza para consumir en el mos-trador o para llevarse Las bebidas alcohoacutelicas lasvendiacutean bajo cuerda puesto que nunca sacaban lanecesaria licencia

Los Tereacutejov fueron siempre muy religiososhasta el punto que la gente los llamaba laquolos BeatosraquoPero acaso porque viviacutean aislados como ososrehuiacutean a la gente y a todo llegaban con su propiacabeza se mostraban propensos a la fantasiacutea y a lasfluctuaciones en materia religiosa y cada generacioacutencreiacutea a su manera La abuela Avdotia la que cons-truyoacute la posada perteneciacutea al rito viejo pero su hijoy sus dos nietos (los padres de Matvei y Yaacutekov) ibana la iglesia ortodoxa recibiacutean en su casa al clero yrezaban ante las imaacutegenes nuevas con la misma de-vocioacuten que ante las antiguas El hijo al llegar a lavejez dejoacute de comer carne e hizo voto de silencioviendo en cualquier conversacioacuten un pecado Losnietos presentaron la particularidad de que enten-diacutean las Escrituras a su manera no como todos si-no buscando en ellas un sentido oculto afirmandoque cada palabra sagrada debiacutea contener un secretoMatvei el bisnieto de Avdotia luchoacute desde la mis-ma infancia con visiones que estuvieron a punto de

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costarle la vida El otro bisnieto Yaacutekov Ivaacutenich eraortodoxo pero despueacutes de la muerte de su mujerdejoacute de ir a la iglesia y haciacutea los rezos en casa Estocontagioacute a su hermana Aglaia que ni acudiacutea a laiglesia ni dejaba ir a Dashutka De Aglaia se contabatambieacuten que en su juventud soliacutea ir a Vedeniaacutepinodonde habiacutea una secta de flagelantes y que en se-creto seguiacutea perteneciendo a ella razoacuten por la cualusaba pantildeuelo blanco

Yaacutekov Ivaacutenich le llevaba a Matvei diez antildeosEra un viejo de muy buena planta alto de barbaancha y gris que casi le llegaba a la cintura y espesascejas que le daban una expresioacuten severa y hasta per-versa Usaba un largo chaquetoacuten de buen pantildeo ouna pelliza negra y siempre trataba de ir bien vesti-do cuidando la limpieza de la ropa los chanclos nose los quitaba ni cuando el suelo estaba seco Nofrecuentaba la iglesia porque seguacuten eacutel alliacute no secumpliacutea el rito al pie de la letra y porque los sacer-dotes bebiacutean vino fuera de la misa y fumaban El yAglaia leiacutean las Escrituras y cantaban los salmos encasa todos los diacuteas En Vedeniaacutepino no leiacutean laEpiacutestola en los maitines y las viacutesperas no se cele-braban ni siquiera con ocasioacuten de las grandes fies-tas eacutel en cambio leiacutea en casa cuanto correspondiacutea

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a cada diacutea sin saltarse una sola liacutenea y sin prisas yen el tiempo libre leiacutea en voz alta las vidas de lossantos Se ateniacutea fielmente a los preceptos en todoslos aspectos de la vida asiacute si un diacutea de la Cuaresmaestaba permitido beber vino laquoen recompensa deltrabajo celosoraquo lo tomaba aunque no sintiese de-seos de beber

Recitaba sus oraciones cantaba los salmos in-censaba la casa y observaba fielmente el ayuno nopara alcanzar favores de Dios sino para observar elorden establecido El hombre no puede vivir sin fey la fe debe adquirir una expresioacuten justa de antildeo enantildeo y de diacutea en diacutea seguacuten cierto orden de tal modoque cada mantildeana y cada tarde Dios sea invocadoprecisamente con las palabras y pensamientos quecorrespondan al diacutea y a la hora Hay que vivir y portanto rezar tal y como es grato a Dios por eso ca-da diacutea hay que recitar y cantar soacutelo lo que le es gra-to es decir lo que corresponde seguacuten el rito Asiacute elprimer capiacutetulo de San Juan soacutelo habiacutea que leerlo eldiacutea de la Pascua y desde la Pascua hasta la Ascen-sioacuten no se podiacutea cantar el laquoDigniacutesimoraquo Y asiacute todolo demaacutes La conciencia de este orden y su impor-tancia proporcionaba a Yaacutekov Ivaacutenich profundasatisfaccioacuten durante sus oraciones Cuando las cir-

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cunstancias le obligaban a alterar dicho orden porejemplo cuando teniacutea que ir a la ciudad a hacerprovisiones o al Banco le atormentaba la concienciay se sentiacutea desgraciado

Su primo Matvei que habiacutea llegado inespera-damente de la faacutebrica y se habiacutea instalado en la ta-berna como en su propia casa empezoacute a incumplirlas reglas desde los primeros diacuteas Se negaba a parti-cipar en los rezos conjuntos comiacutea y tomaba teacute ahoras en que no se debiacutea se levantaba tarde y losmieacutercoles y viernes tomaba teacute alegando que se sen-tiacutea deacutebil casi cada diacutea durante los rezos entraba enel oratorio gritando laquoiexclDate cuenta de lo que hacesprimo iexclArrepieacutentete primoraquo Estas palabras saca-ban de quicio a Yaacutekov Ivaacutenich y Aglaia sin podersecontener empezaba a injuriarle O bien de nochesigilosamente Matvei entraba en el oratorio y deciacuteaa media voz laquoPrimo tus oraciones no son gratas aDios Porque estaacute dicho Reconciacuteliate primero contu hermano y ven entonces a ofrecer tus dones Y tuacutedas dinero a reacutedito y vendes vodka iexclArrepieacutenteteraquo

En las palabras de Matvei Yaacutekov no veiacutea maacutesque el habitual pretexto de los hombres vaciacuteos ynegligentes que si hablan de amor al proacutejimo o dereconciliarse con el hermano no es maacutes que para no

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orar no ayunar y no leer las Sagradas Escrituras yque si hablan con desprecio del lucro y los reacuteditoses porque no les gusta trabajar Porque ser pobre yno ahorrar nada es mucho maacutes faacutecil que ser rico

A pesar de todo se sentiacutea inquieto y ya no po-diacutea rezar como antes Apenas entraba en el oratorioy abriacutea el libro le embargaba el temor de que suprimo llegase a molestarle Y en efecto Matvei notardaba en presentarse para gritar con voz temblo-rosa laquoiexclDate cuenta de lo que haces primo iexclArre-pieacutentete primoraquo La hermana empezaba sus injuriasy Yaacutekov tambieacuten fuera de siacute gritaba laquoiexclVete de micasaraquo a lo que Matvei replicaba laquoLa casa es de to-dosraquoYaacutekov reanudaba la lectura y el canto pero yano podiacutea recobrar la calma y sin eacutel mismo adver-tirlo se quedaba pensativo con el libro delanteAunque consideraba una estupidez las palabras desu primo uacuteltimamente empezaba tambieacuten a recor-dar que al rico le es difiacutecil entrar en el reino de loscielos que tres antildeos antes habiacutea comprado a muybajo precio un caballo robado que todaviacutea en vidade su difunta mujer un borracho habiacutea muerto en lamisma taberna a causa del vodka

Por la noche dormiacutea mal con un suentildeo muy li-gero y oiacutea que Matvei que tampoco podiacutea dormir

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no cesaba de suspirar echando de menos su faacutebricade azulejos Y mientras daba vueltas en la cama re-cordaba el caballo robado el borracho y las palabrasdel Evangelio acerca del camello

Pareciacutea como si volviesen las alucinaciones deotros tiempos Y como a propio intento a pesar deque estaban a fines de marzo nevaba todos los diacuteasy el viento zumbaba en el bosque cual si fuese in-vierno pareciacutea como si la primavera no fuese a lle-gar nunca El tiempo predisponiacutea al tedio a laspeleas al odio y por la noche cuando el vientozumbaba sobre el techo le pareciacutea que alguien viviacuteaalliacute arriba en el piso vaciacuteo y las visiones empezabanpoco a poco a acudir a eacutel la cabeza le ardiacutea y nopodiacutea conciliar el suentildeo

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IV

El lunes santo por la mantildeana Matveiacute oyoacute desdesu habitacioacuten que Dashutka deciacutea a Aglaia

-El tiacuteo Matvei aseguroacute ayer que no hay queguardar el ayuno

Marvei recordoacute toda la conversacioacuten de la viacutes-pera con Dashutka y se sintioacute irritado

-iexclNo mientas muchacha -dijo con voz plantildeide-ra como la de un enfermo- No es posible vivir sinayunar El mismo Sentildeor ayunoacute cuarenta diacuteas Louacutenico que te dije es que las personas enfermas nodeben hacerlo

Haz caso de lo que te dice la gente de la faacutebricaellos te ensentildearaacuten lo que debe hacerse -dijo en tonode burla Aglaia que estaba fregando el suelo (losdiacuteas de labor soliacutea hacer esta faena que la poniacuteairritada con todos)- Ya se sabe coacutemo ayunan en la

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faacutebrica Tuacute preguacutentale a tu tiacuteo por la viacutebora coacutemolos dos juntos tomaban leche en los diacuteas de ayunoTrata de instruir a los otros y eacutel mismo ha olvidadolo de la viacutebora Preguacutentale a quieacuten dejoacute su dinero

Matvei ocultaba de todos cuidadosamente co-mo una uacutelcera repugnante que en aquel periacuteodo desu vida en que viejas y mozas acudiacutean al oratoriopara saltar y correr con eacutel se puso en relaciones conuna mujer de la que habiacutea tenido un hijo Al volvera casa le entregoacute cuanto habiacutea ahorrado en la faacutebri-ca para los gastos del viaje tuvo que pedir prestadoal duentildeo y ahora no le quedaban maacutes que unos ru-blos que reservaba para teacute y velas La mujer encuestioacuten le comunicoacute maacutes tarde que el nintildeo habiacuteamuerto y preguntaba en la carta queacute hacer con eldinero La carta en cuestioacuten la habiacutea traiacutedo de la es-tacioacuten un obrero Aglaia se habiacutea hecho con ella y lahabiacutea leiacutedo y luego cada diacutea se lo echaba en cara aMatvei

-No es broma iexclnovecientos rublos - siguioacuteAglaia- iexclAhiacute es nada dar novecientos rublos a unaviacutebora a una perdida de la faacutebrica iexclOjalaacute revientes-Habiacutea perdido ya la compostura y gritaba con vozchillona- -iquestTe callas iexclTe hariacutea pedazos inuacutetil iexclDarnovecientos rublos como si fueran un koacutepek Se los

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podiacuteas haber dejado a Dashutka que es cosa tuya yno a una extrantildea o podiacuteas haberlos mandado a Beacute-lev para los infelices hueacuterfanos de Mariacutea iexclPor queacuteno reventoacute tu viacutebora sea mil veces maldita la con-denada iexclOjalaacute no tenga un diacutea bueno en su vida

Yaacutekov Ivaacutenich la llamoacute era el momento de re-zar las horas Ella se lavoacute se puso el pantildeuelo blancoy acudioacute al oratorio a reunirse con su amado her-mano ya llena de recogimiento Cuando hablabacon Matvei o serviacutea en la posada el teacute a los hom-bres era una vieja flaca siempre alerta y malhumo-rada pero en el oratorio su cara adquiriacutea unaexpresioacuten pura y devota pareciacutea rejuvenecer sesentaba reposadamente y hasta juntaba los labios enun gesto humilde

Yaacutekov Ivaacutenich empezoacute a leer el libro de horascon la voz tranquila y melancoacutelica que siempre re-servaba para la Cuaresma Al poco rato se detuvopara prestar atencioacuten al silencio reinante en toda lacasa Reanudoacute la lectura con un sentimiento de sa-tisfaccioacuten Teniacutea las manos juntas en actitud devotacon los ojos muy abiertos meneaba la cabeza y lan-zaba un suspiro tras otro Pero en esto se oyeronunas voces El gendarme y Serguei Nikanoacuterich ha-biacutean llegado a visitar a Matvei Yaacutekov Ivaacutenich no se

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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V

Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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es verdad que empezaacutebamos a las siete el himno deSan Andreacutes y el Hosanna y terminaacutebamos pasadaslas once asiacute que cuando llegaacutebamos a la faacutebricaeran ya maacutes de las doce iexclQueacute bien se pasaba alliacute -suspiroacute Matvei- Lo que se dice muy bien SergueiNikanoacuterich En cambio aquiacute en la casa familiar nohay la menor alegriacutea La iglesia maacutes proacutexima estaacute acinco verstas y con mi mala salud me resulta impo-sible llegar hasta ella No hay cantores En nuestrafamilia no se conoce la tranquilidad todo es ruidoblasfemias y suciedad Comemos todos de la mismacazuela como los mujiks y en la sopa aparecen cu-carachas Dios no me concede la salud y a no serpor esto ya me habriacutea marchado hace tiempo Ser-guei Nikanoacuterich

Matvei Tereacutejov no era viejo no pasaba de loscuarenta y cinco pero su expresioacuten era enfermizasu cara estaba llena de arrugas y su barbita rala ytransparente era ya blanca lo que le haciacutea aparentarmuchos maacutes antildeos Hablaba con voz deacutebil comoponiendo cuidado y al toser se llevaba las manos alecho en aquellos momentos su mirada se haciacutea in-quieta como en las personas muy aprensivas Nun-ca deciacutea fijamente queacute era lo que le doliacutea pero leagradaba contar con gran lujo de detalles coacutemo en

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una ocasioacuten al levantar un pesado cajoacuten habiacutea sen-tido un profundo dolor y se le habiacutea formado unahernia obligaacutendole a abandonar el trabajo en la faacute-brica de azulejos y volver a sus lares Pero no podiacuteaexplicar lo que era una hernia

-A decir verdad no quiero a mi primo - prosi-guioacute sirvieacutendose un vaso de teacute- Es mayor que yo yparece pecado criticarlo temo a Dios nuestro Se-ntildeor pero no lo puedo aguantar Es un hombre or-gulloso muy serio mal hablado tortura a susfamiliares y criados y no frecuenta la iglesia El do-mingo pasado le pediacute carintildeosamente laquoPrimo vaya-mos a la misa de Pajoacutemovoraquo Y eacutel replicoacute laquoNoquiero el pope de Pajoacutemovo juega a las cartasraquo Ytampoco ha venido hoy aquiacute porque dice que elsacerdote de Vedeniaacutepino fuma y bebe iexclNo es ami-go del clero El mismo dice en su casa la misa losmaitines y las viacutesperas y su hermana le sirve de sa-cristaacuten El empieza el Oremus y ella sigue con unavoz muy fina como una pava laquoiexclSentildeor ten piedadde nosotros raquo Un verdadero pecado Todos losdiacuteas le digo laquoDate cuenta de lo que haces primoArrepieacutenteteraquo pero no me hace caso

Serguei Nikanoacuterich el cantinero llenoacute cinco va-sos de teacute y los llevoacute en una bandeja a la sala de espe-

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ra de sentildeoras Apenas habiacutea entrado cuando se oyoacuteun grito

-iquestQueacute maneras son eacutesas hocico de cerdo iexclNisiquiera sabes servir

Era la voz del jefe de estacioacuten Siguioacute un tiacutemidobalbuceo y luego se levantoacute otro grito malhumora-do y duro

-iexclLargo de aquiacuteEl cantinero volvioacute todo turbado-En tiempos dejaba complacidos a condes y

priacutencipes -murmuroacute- Y ahora dice que no seacute servirel teacute iexclMe ha rentildeido en presencia del sacerdote y delas sentildeoras

Serguei Nikanoacuterich habiacutea tenido en otros tiem-pos mucho dinero y habiacutea sido duentildeo de la cantinade una estacioacuten de primer orden en una capital deprovincia donde se cruzaban dos viacuteas feacuterreas En-tonces usaba frac y reloj de oro Pero las cosas em-pezaron a irle mal invirtioacute todos sus recursos en unlujoso servicio los criados le robaban y de mal enpeor pasoacute a otra estacioacuten menos importante Alliacute sele escapoacute la mujer llevaacutendose toda la plata y eacutel des-cendioacute a una tercera estacioacuten de menos categoriacutea enla que ya no se serviacutean platos calientes Luego a unacuarta Cambiando a menudo y bajando cada vez

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maacutes llegoacute a Progoacutennaia donde soacutelo se vendiacutean teacutevodka barato y como aperitivos huevos duros y unembutido al que no se le podiacutea meter el diente queoliacutea a brea y que eacutel mismo en son de burla llamabalaquoembutido musicalraquo Estaba completamente calvosus ojos eran azules y saltones y luciacutea unas espesasy rizadas patillas que se peinaba a menudo miraacuten-dose en un espejito Los recuerdos del pasado leatormentaban sin cesar le era imposible acostum-brarse al laquoembutido musicalraquo a las groseriacuteas del jefede estacioacuten y a los mujiks que regateaban en el pre-cio siendo asiacute que seguacuten eacutel regatear en la cantinaera tan indecoroso como en una farmacia Sentiacutea elbochorno de su pobreza y humillacioacuten y este bo-chorno era ahora lo principal en su vida

-La primavera viene este antildeo con retraso - dijoMatvel prestando atencioacuten al silbido del viento- Yes preferible No me gusta la primavera Hay muchobarro Serguei Nikanoacuterich En los libros escribenque al llegar la primavera cantan los paacutejaros y ca-lienta el sol iquestQueacute tiene eso de agradable El paacutejarono es maacutes que un paacutejaro A miacute me agrada la buenasociedad oiacuter hablar a la gente conversar sobrecuestiones religiosas o cantar a coro algo hermoso

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pero los ruisentildeores y las flores iexclque se vayan conDios

Empezoacute de nuevo a hablar de la faacutebrica y delcoro pero el ofendido Serguei Nikanoacuterich no aca-baba de calmarse ni encoger los hombros y gruntildeirMatvei se despidioacute y encaminoacute a su casa

No helaba y ya goteaba de los tejados pero lanieve caiacutea en grandes copos que se arremolinabanen el aire y sus blancas nubes se perseguiacutean por laviacutea del ferrocarril El robledal que se extendiacutea aambos lados de los carriles apenas iluminado por laluna y se escondiacutea en lo alto tras las nubes dejabaoiacuter un zumbido aacutespero y prolongado iexclLos aacuterbolesinfunden miedo cuando un fuerte vendaval losazota Matvei caminaba por la carretera a lo largode la liacutenea protegieacutendose la cara y las manos em-pujado por el viento De pronto aparecioacute un caba-llero cubierto de nieve un trineo rechinoacute por lasdesnudas piedras de la carretera y un mujik con lacabeza envuelta y todo eacutel blanco tambieacuten hizo res-tallar el laacutetigo Cuando Matvei se volvioacute para mirarya habiacutean desaparecido el trineo y el mujik como sitodo hubiese sido una visioacuten y apretoacute el paso sin-tiendo un vago miedo

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Llegoacute al paso a nivel y a la oscura caseta delguarda La barrera estaba levantada junto a ella sehabiacutean formado verdaderas montantildeas de nieve y loscopos giraban como las brujas en la noche del saacuteba-do En aquel punto cruzaba la liacutenea un viejo cami-no importante en otros tiempos al que todaviacutea sele daba el nombre de calzada A la derecha cercadel paso a nivel y al borde mismo de la carreteraestaba la taberna de Tereacutejov que antes habiacutea sidoposada Alliacute por las noches siempre luciacutea una luz

Cuando Matvei llegoacute en todas las habitacionesincluso en el zaguaacuten habiacutea un intenso olor a incien-so Su primo Yaacutekob Ivaacutenich seguiacutea oficiando lasviacutesperas En un rincoacuten del oratorio donde la cere-monia teniacutea lugar habiacutea una urna con viejas imaacutege-nes heredadas de los abuelos en marcossobredorados a ambos lados derecha e izquierdahabiacutea imaacutegenes antiguas y modernas en urnas o sinellas Sobre la mesa cubierta con un tapete que lle-gaba hasta el suelo habiacutea una imagen de la Anun-ciacioacuten una cruz de cipreacutes y un incensario Ardiacuteanlas velas de cera junto a la mesa habiacutea un atril Alpasar junto al oratorio Matvei se detuvo y asomoacute lacabeza Yaacutekov Ivaacutenich estaba leyendo junto al atrilLe acompantildeaba en las oraciones su hermana Aglaia

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una vieja alta y flaca vestida de azul y con un pa-ntildeuelo blanco en la cabeza Estaba tambieacuten Dashu-tka la hija de Yaacutekov Ivaacutenich una moza dedieciocho antildeos fea y pecosa que siempre iba des-calza y con el mismo vestido que llevaba cuandopor la tarde abrevaba los animales

-iexclGloria a ti que nos mostraste la luz -entonoacuteYaacutekov Ivaacutenich con voz cantarina e hizo una pro-funda reverencia

Aglaia con la barbilla apoyada en la mano seunioacute al canto con una voz fina y chillona Arribasobre el techo tambieacuten resonaron unas voces con-fusas que amenazaban o anunciaban algo malo Enla segunda planta despueacutes de un incendio que sehabiacutea producido haciacutea mucho tiempo no viviacutea na-die las ventanas habiacutean sido clavadas y el suelo en-tre las vigas estaba sembrado de botellas vaciacuteasAhora el viento zumbaba alliacute y pareciacutea como si al-guien corriese tropezando en las vigas

La mitad de la planta baja estaba destinada a ta-berna la otra mitad la ocupaba la familia de los Te-reacutejov asiacute que cuando en la taberna alborotaban losviajeros borrachos en las habitaciones se oiacutea hastala uacuteltima palabra Matvei ocupaba una habitacioacutenjunto a la cocina en ella habiacutea un gran horno en el

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cual en otros tiempos cuando aquello era posadacociacutean pan todos los diacuteas En la misma habitacioacutendetraacutes del horno dormiacutea Dashutka que no teniacuteacuarto para ella sola Todas las noches cantaban losgrillos y se oiacutea el ruido de los ratones

Matvei encendioacute una vela y se puso a leer un li-bro que le habiacutea prestado el gendarme de la esta-cioacuten Entre tanto terminaron los rezos y todos seacostaron Tambieacuten lo hizo Dashutka que empezoacutea roncar acto seguido aunque no tardoacute en desper-tarse y dijo bostezando

-No debiacuteas tener la vela encendida sin necesi-dad tiacuteo Matvei

-La vela es miacutea - replicoacute eacutel- La compreacute con midinero

Dashutka dio unas cuantas vueltas y no tardoacute endormirse de nuevo Matvei siguioacute auacuten largo ratopues no teniacutea suentildeo y al terminar la uacuteltima paacuteginasacoacute del bauacutel un laacutepiz y escribioacute en la primera laquoYoMatvei Tereacutejov he leiacutedo este libro y creo que es elmejor de los que he leiacutedo nunca por lo cual expresomi gratitud a Kuzmaacute Nikolaacuteievich Zhuacutekov subofi-cial de la gendarmeriacutea de la Direccioacuten de Ferroca-rriles propietario de este inapreciable libroraquo

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Para eacutel era un deber de cortesiacutea hacer talesanotaciones en los libros que le prestaban

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II

El diacutea de la Anunciacioacuten cuando ya habiacutea salidoel tren correo Matvei tomaba teacute con limoacuten en lacantina y hablaba animado

Le escuchaban el cantinero y el gendarmeZhuacutekov

-He de decirles -contaba Matvei - que desdemuy chico me sentiacute atraiacutedo por la religioacuten A losdoce antildeos leiacutea ya en la iglesia la Epiacutestola cosa quealegraba mucho a mis padres y todos los veranosiba con mi difunta madre en peregrinacioacuten Mien-tras los otros chicos cantaban o cogiacutean cangrejos yosoliacutea quedarme con ella Los mayores me alentabany a miacute mismo me agradaba observar tan buena con-ducta Y cuando mi madre me mandoacute a la faacutebricafuera de las horas de trabajo yo fui el tenor denuestro coro y para miacute no habiacutea mayor placer No

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hace falta decir que no bebiacutea ni fumaba y que mebantildeaba a menudo y esta vida como ya se sabe noagrada al enemigo del geacutenero humano El malditoquiso perderme y tratoacute de oscurecer mi entendi-miento como ahora hace con mi primo Lo prime-ro de todo hice voto de observar vigilia los lunes yno comer carne nunca Con el tiempo empezaron adominarme toda clase de fantasiacuteas En la primerasemana de la Cuaresma hasta el saacutebado seguacuten or-denaron los santos padres no se puede comer ca-liente aunque los que trabajan y los deacutebiles puedentomar hasta teacute pero yo no probaba bocado hasta eldomingo mismo y luego durante toda la Cuaresmano me permitiacutea la mantequilla y los mieacutercoles y losviernes guardaba ayuno absoluto Lo mismo haciacuteaen las vigilias menores En la cuaresma de San Pe-dro la gente de la faacutebrica soliacutea tomar sopa de colcon sollo pero yo procurando que no me vieranrumiaba un trozo de pan seco

raquoCada cual tiene su fuerza ya se sabe pero yohablo de miacute en los diacuteas de vigilia el ayuno no mecostaba ninguacuten esfuerzo y cuanto mayor era micelo mejor me sentiacutea Unicamente sentiacutea apetito losprimeros diacuteas de ayuno luego me acostumbrabacada vez me notaba mejor y al cabo de una semana

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me encontraba perfectamente Mis piernas estabantan ligeras que me pareciacutea encontrare en una nubey no en la tierra Ademaacutes me imponiacutea toda clase deobligaciones me levantaba por la noche para hacerreverencias arrastraba pesadas piedras de un lugar aotro iba descalzo por la nieve y claro es usaba cili-cio Pero al cabo de alguacuten tiempo al ir a confesar-me se me ocurrioacute Este sacerdote estaacute casado comecarne y fuma iquestCoacutemo puede confesarme iquestQueacute po-der tiene para absolverme si es maacutes pecador queyo Yo me privo hasta de la mantequilla y eacutel puedeque haya comido esturioacuten Acudiacute a otro sacerdote yeacuteste como a propio intento era gordo llevaba so-tana de seda que haciacutea el mismo ruido que las fal-das de una sentildeora y tambieacuten oliacutea a tabaco Me fui ahacer mis ayunos a un monasterio y alliacute mi corazoacutentampoco se sentiacutea tranquilo me pareciacutea que losmonjes no observaban las reglas Despueacutes de estono habiacutea ninguacuten servicio religioso que me satisficie-ra en un sitio la misa acababa demasiado pronto enotro no habiacutean cantado conforme es debido en eltercero el sacristaacuten era gangoso En ocasiones queel Sentildeor perdone a este pecador mi corazoacuten se es-tremeciacutea de ira en pleno templo iquestQueacute oracioacuten eraaqueacutella Creiacutea que la gente no se santiguaba ni escu-

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chaba debidamente a cualquier lugar que mirasetodo eran borrachos glotones fumadores liberti-nos jugadores Yo era el uacutenico que viviacutea seguacuten losmandamientos El maligno no dormiacutea y conformeel tiempo pasaba aquello iba en aumento Dejeacute decantar en el coro e ir a la iglesia Me creiacutea un hom-bre justo y la iglesia viendo su imperfeccioacuten no meagradaba es decir como el aacutengel caiacutedo me enso-berbeciacute hasta lo increiacuteble

raquoDespueacutes de eacutesto quise tener una iglesia para miacutesolo Alquileacute a una mujer sorda un pequentildeo cuartomuy a las afueras cerca del cementerio y la convertiacuteen un oratorio por el estilo del de mi primo aunqueen el miacuteo habiacutea candelabros y un incensario de ve-ras En este oratorio me ateniacutea a las reglas del santomonte Athos es decir cada diacutea los maitines empe-zaban siempre a medianoche y en las fiestas maacutessolemnes la misa duraba diez y hasta doce horasDespueacutes de todo los frailes seguacuten las reglas per-manecen sentados durante la lectura del Evangeliopero yo para hacerme maacutes agradable a Dios soliacutealeerlo de rodillas Leiacutea y cantaba durante largo ratocon laacutegrimas en los ojos y suspirando alzando losbrazos y nada maacutes terminada la oracioacuten sin dormirme iba a la faacutebrica y durante el trabajo no cesaba de

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orar En fin que por la ciudad empezoacute a correr elrumor Matvei es un santo Matvei cura a los enfer-mos y a los locos Claro que no habiacutea curado a na-die pero ya se sabe en cuanto aparece un cisma ouna falsa doctrina las mujeres no le dejan a unoAcuden como las moscas a la miel Empezaron aacosarme casadas y solteronas de toda clase me ha-ciacutean reverencias me besaban las manos y afirmabanque yo era un santo Una llegoacute a verme con la cabe-za aureolada por un nimbo El oratorio se habiacuteahecho pequentildeo por lo que alquileacute un cuarto maacutesespacioso y aquello se convirtioacute en una verdaderatorre de Babel El diablo se apoderoacute de miacute definiti-vamente y tapoacute la luz de mis ojos con sus repug-nantes pezuntildeas Todos pareciacuteamos posesos Yo leiacuteay las casadas y solteronas cantaban y asiacute sin comerni beber permaneciacuteamos de pie diacuteas enteros Depronto ellas empezaban a estremecerse como si tu-viesen calentura y luego se poniacutea a gritar una yotra iexclAquello daba miedo Tambieacuten yo me estreme-ciacutea como un judiacuteo en la caldera Yo mismo no seacute lacausa pero mis piernas empezaban a saltar Era algoportentoso no queriacutea pero saltaba y agitaba losbrazos Despueacutes de esto empezaban los gritos ychillidos bailaacutebamos todos y nos perseguiacuteamos

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hasta que caiacuteamos rendidos Asiacute en un momento deabsurda locura caiacute en el pecado de la lujuria

El gendarme soltoacute la risa pero al advertir quenadie le acompantildeaba se puso serio y dijo

-Eso es molokanismo He leiacutedo que en el Caacuteu-caso lo practican todos

-Pero no me matoacute un rayo - prosiguioacute Matveihaciendo la sentildeal de la cruz ante la imagen y bisbi-sando una oracioacuten- Seguramente intercedioacute por miacuteen el otro mundo mi difunta madre Cuando en laciudad me teniacutean ya por santo y hasta sentildeoras y se-ntildeores veniacutean a miacute secretamente en busca de con-suelo yo fui a despedirme de nuestro amo OsipVarlaacutemich Era el diacutea del perdoacuten El cerroacute la puertacon cerrojo y nos quedamos los dos solos cara acara Empezoacute a leerme la cartilla Debo decirles queOsip Varlaacutemich era un hombre sin estudios pero demuchas luces todos le respetaban y temiacutean porqueera severo y trabajador y observaba una conductaejemplar Fue durante veinte antildeos alcalde e hizomucho bien empedroacute la calle Novo-Moskoacutevskaia ehizo pintar la catedral y las columnas eacutestas de colorde malaquita Pues bien cerroacute la puerta y empezoacutelaquoYa hace tiempo que queriacutea hablar contigo hijo detal y de cual iquestTe crees santo Nada de eso eres un

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apoacutestata un malvado herejeraquo Y asiacute siguioacute No mesiento capaz de explicar lo bien que habloacute con queacutetalento como si estuviese escrito hasta que llegoacute aconmoverme Estuvo hablando dos horas Sus pa-labras me entraron en el corazoacuten me abrieron losojos Acabeacute por romper en sollozos laquoSeacute - me dijo -una persona como todas las demaacutes come bebeviacutestete y reza como el resto de la gente todo lo de-maacutes viene del diablo Tu cilicio es cosa del demoniolo mismo que tus ayunos y tu oratorio Todo esoproviene de tu soberbiaraquo

raquoAl diacutea siguiente que era primer lunes de cua-resma Dios dispuso que cayera enfermo Se meprodujo una hernia al levantar un peso y me lleva-ron al hospital Experimenteacute grandes tormentos ylloreacute amargamente sin cesar de temblar Pensabaque del hospital iba a ir al infierno pues en verdadestuve para morir Padeciacute en el lecho del dolor me-dio antildeo y al darme de alta lo primero de todo medesquiteacute de los ayunos y de nuevo me sentiacute personaAl despedirme de eacutel Osip Varlaacutemich insistioacute laquoRe-cuerda Matvei que todo lo que se sale de lo co-rriente viene del diabloraquo Y ahora como bebo y rezocomo todos Si por ejemplo el pope huele a taba-co o a vodka no oso censurarle porque tambieacuten eacutel

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es un hombre como cualquier otro En cuanto sedice que en la ciudad o en una aldea ha aparecidoun santo que se pasa las semanas sin comer e im-planta sus reglas comprendo de quieacuten es obra todoeso Esta es sentildeores la historia de mi vida Ahorayo como hizo Osip Varlaacutemich trato de convencera mis primos pero mi voz clama en el desierto Nome concedioacute Dios ese don

El relato de Matvei no parecioacute producir impre-sioacuten alguna Serguei Nikanoacuterich no dijo nada y sededicoacute a retirar los bocadillos del mostrador Elgendarme se refirioacute a lo rico que era Yaacutekov Ivaacutenichel primo de Matvei

-Por lo menos tendraacute treinta mil rublos - dijoEl gendarme Zhuacutekov pelirrojo carirredondo -

al andar le temblaban las mejillas - robusto y biennutrido cuando no estaba en presencia de sus supe-riores soliacutea retreparse en el asiento pierna sobrepierna y al hablar se balanceaba y silbaba descui-dadamente mientras que su cara expresaba la satis-faccioacuten del que acaba de despachar una buenacomida Teniacutea alguacuten dinerillo y siempre hablaba deeste tema como gran conocedor de la materia Sededicaba al corretaje y cualquiera que quisiese ven-

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der una finca un caballo o un coche usado recurriacuteaa eacutel

-Siacute seguramente guardaraacute sus treinta mil rubios- coincidioacute Serguei Nikanoacuterich- Su abuelo de ustedteniacutea una fortuna enorme - dijo volvieacutendose haciaMatvei- iexclEnorme Todo pasoacute a su padre y a su tiacuteoSu padre murioacute joven su tiacuteo se hizo con todo y lue-go se entiende fue a parar a Yaacutekov Ivaacutenich Mien-tras usted iba con su madre en peregrinacioacuten ycantaba en la faacutebrica aquiacute no estaban con los brazoscruzados

-A usted le corresponden quince mil - dijo elgendarme balanceaacutendose- La taberna es de los dospor lo que el capital tambieacuten debe serlo Siacute En sulugar yo lo habriacutea llevado a los tribunales Eso seentiende Y luego mientras las cosas se poniacutean enclaro a solas le habriacutea dado una buena somanta

A Yaacutekov Ivaacutenich no le queriacutean porque cuandoalguien profesa unas creencias que se salen de locomuacuten esto desagrada hasta a quienes son indife-rentes en materia religiosa Ademaacutes de esto el gen-darme le teniacutea ojeriza porque tambieacuten se dedicaba ala venta de caballos y coches usados

-Si no quiere ponerle pleito a su primo es por-que usted mismo tiene bastante dinero - dijo el can-

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tinero a Matvei con una mirada de envidia- El quecuenta con recursos se siente satisfecho pero yopor ejemplo creo que reventareacute sin haber salido deesta miseria

Matvei tratoacute de convencerle de que no teniacuteaninguacuten dinero pero Serguei Nikanoacuterich ya no leescuchaba habiacutean afluido en eacutel los recuerdos delpasado y de las ofensas que debiacutea sufrir a diario Sucalva se cubrioacute de sudor enrojecioacute y empezoacute a par-padear

-iexclMaldita vida -dijo y arrojoacute furioso el embuti-do al suelo

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III

Se contaba que la posada fue construida entiempos de Alejandro por una viuda que se habiacuteainstalado alliacute con un hijo Se llamaba Avdotia Tereacute-jova A quienes pasaban en coche de posta sobretodo en las noches de luna el sombriacuteo patio con elcobertizo y el portoacuten siempre cerrado les infundiacuteaun sentimiento de angustia y vaga inquietud comosi alliacute viviesen brujos o bandidos Y siempre al pa-sar de largo el cochero volviacutea la cabeza y arreabalos caballos Los viajeros se quedaban de mala ganaporque los duentildeos siempre se mostraban muyadustos y cobraban muy caro El patio estaba emba-rrado hasta en verano Entre el fango se revolcabanunos enormes cerdos y andaban sueltos los caballoscon los que traficaban los Tereacutejov A veces los ca-ballos deseosos de libertad se escapaban del patio y

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emprendiacutean una furiosa carrera por el caminoasustando a quienes por alliacute pasaban Entoncesaquello estaba muy animado pasaban largas carava-nas de mercanciacuteas y se produciacutean casos como elocurrido treinta antildeos antes cuando los carreterosenfurecidos mataron en una reyerta a un comer-ciante que iba de paso todaviacutea se levantaba a mediaversta de la casa la cruz de madera medio podridaPasaban coches de posta con sus campanillas y pe-sadas carrozas sentildeoriales Entre mugidos y nubes depolvo cruzaban tambieacuten rebantildeos de vacas y toros

Cuando construyeron el ferrocarril aquello eraun simple apeadero que luego diez antildeos maacutes tardese convirtioacute en la actual estacioacuten de Progeacutennaia Elmovimiento por el viejo camino de postas cesoacute casipor completo por eacutel soacutelo circulaban los propieta-rios y mujiks de la comarca y en la primavera y elotontildeo cuadrillas de trabajadores La posada se con-virtioacute en taberna El piso alto se quemoacute la techum-bre adquirioacute un color amarillento al oxidarse lachapa y el cobertizo se fue viniendo abajo pero enel patio seguiacutean revolcaacutendose entre el fango losenormes cerdos rosaacuteceos y repugnantes Comoantes a veces se escapaba un caballo que con lacola recogida galopaba furiosamente por el camino

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En la taberna vendiacutean teacute heno avena harina ytambieacuten vodka y cerveza para consumir en el mos-trador o para llevarse Las bebidas alcohoacutelicas lasvendiacutean bajo cuerda puesto que nunca sacaban lanecesaria licencia

Los Tereacutejov fueron siempre muy religiososhasta el punto que la gente los llamaba laquolos BeatosraquoPero acaso porque viviacutean aislados como ososrehuiacutean a la gente y a todo llegaban con su propiacabeza se mostraban propensos a la fantasiacutea y a lasfluctuaciones en materia religiosa y cada generacioacutencreiacutea a su manera La abuela Avdotia la que cons-truyoacute la posada perteneciacutea al rito viejo pero su hijoy sus dos nietos (los padres de Matvei y Yaacutekov) ibana la iglesia ortodoxa recibiacutean en su casa al clero yrezaban ante las imaacutegenes nuevas con la misma de-vocioacuten que ante las antiguas El hijo al llegar a lavejez dejoacute de comer carne e hizo voto de silencioviendo en cualquier conversacioacuten un pecado Losnietos presentaron la particularidad de que enten-diacutean las Escrituras a su manera no como todos si-no buscando en ellas un sentido oculto afirmandoque cada palabra sagrada debiacutea contener un secretoMatvei el bisnieto de Avdotia luchoacute desde la mis-ma infancia con visiones que estuvieron a punto de

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costarle la vida El otro bisnieto Yaacutekov Ivaacutenich eraortodoxo pero despueacutes de la muerte de su mujerdejoacute de ir a la iglesia y haciacutea los rezos en casa Estocontagioacute a su hermana Aglaia que ni acudiacutea a laiglesia ni dejaba ir a Dashutka De Aglaia se contabatambieacuten que en su juventud soliacutea ir a Vedeniaacutepinodonde habiacutea una secta de flagelantes y que en se-creto seguiacutea perteneciendo a ella razoacuten por la cualusaba pantildeuelo blanco

Yaacutekov Ivaacutenich le llevaba a Matvei diez antildeosEra un viejo de muy buena planta alto de barbaancha y gris que casi le llegaba a la cintura y espesascejas que le daban una expresioacuten severa y hasta per-versa Usaba un largo chaquetoacuten de buen pantildeo ouna pelliza negra y siempre trataba de ir bien vesti-do cuidando la limpieza de la ropa los chanclos nose los quitaba ni cuando el suelo estaba seco Nofrecuentaba la iglesia porque seguacuten eacutel alliacute no secumpliacutea el rito al pie de la letra y porque los sacer-dotes bebiacutean vino fuera de la misa y fumaban El yAglaia leiacutean las Escrituras y cantaban los salmos encasa todos los diacuteas En Vedeniaacutepino no leiacutean laEpiacutestola en los maitines y las viacutesperas no se cele-braban ni siquiera con ocasioacuten de las grandes fies-tas eacutel en cambio leiacutea en casa cuanto correspondiacutea

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a cada diacutea sin saltarse una sola liacutenea y sin prisas yen el tiempo libre leiacutea en voz alta las vidas de lossantos Se ateniacutea fielmente a los preceptos en todoslos aspectos de la vida asiacute si un diacutea de la Cuaresmaestaba permitido beber vino laquoen recompensa deltrabajo celosoraquo lo tomaba aunque no sintiese de-seos de beber

Recitaba sus oraciones cantaba los salmos in-censaba la casa y observaba fielmente el ayuno nopara alcanzar favores de Dios sino para observar elorden establecido El hombre no puede vivir sin fey la fe debe adquirir una expresioacuten justa de antildeo enantildeo y de diacutea en diacutea seguacuten cierto orden de tal modoque cada mantildeana y cada tarde Dios sea invocadoprecisamente con las palabras y pensamientos quecorrespondan al diacutea y a la hora Hay que vivir y portanto rezar tal y como es grato a Dios por eso ca-da diacutea hay que recitar y cantar soacutelo lo que le es gra-to es decir lo que corresponde seguacuten el rito Asiacute elprimer capiacutetulo de San Juan soacutelo habiacutea que leerlo eldiacutea de la Pascua y desde la Pascua hasta la Ascen-sioacuten no se podiacutea cantar el laquoDigniacutesimoraquo Y asiacute todolo demaacutes La conciencia de este orden y su impor-tancia proporcionaba a Yaacutekov Ivaacutenich profundasatisfaccioacuten durante sus oraciones Cuando las cir-

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cunstancias le obligaban a alterar dicho orden porejemplo cuando teniacutea que ir a la ciudad a hacerprovisiones o al Banco le atormentaba la concienciay se sentiacutea desgraciado

Su primo Matvei que habiacutea llegado inespera-damente de la faacutebrica y se habiacutea instalado en la ta-berna como en su propia casa empezoacute a incumplirlas reglas desde los primeros diacuteas Se negaba a parti-cipar en los rezos conjuntos comiacutea y tomaba teacute ahoras en que no se debiacutea se levantaba tarde y losmieacutercoles y viernes tomaba teacute alegando que se sen-tiacutea deacutebil casi cada diacutea durante los rezos entraba enel oratorio gritando laquoiexclDate cuenta de lo que hacesprimo iexclArrepieacutentete primoraquo Estas palabras saca-ban de quicio a Yaacutekov Ivaacutenich y Aglaia sin podersecontener empezaba a injuriarle O bien de nochesigilosamente Matvei entraba en el oratorio y deciacuteaa media voz laquoPrimo tus oraciones no son gratas aDios Porque estaacute dicho Reconciacuteliate primero contu hermano y ven entonces a ofrecer tus dones Y tuacutedas dinero a reacutedito y vendes vodka iexclArrepieacutenteteraquo

En las palabras de Matvei Yaacutekov no veiacutea maacutesque el habitual pretexto de los hombres vaciacuteos ynegligentes que si hablan de amor al proacutejimo o dereconciliarse con el hermano no es maacutes que para no

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orar no ayunar y no leer las Sagradas Escrituras yque si hablan con desprecio del lucro y los reacuteditoses porque no les gusta trabajar Porque ser pobre yno ahorrar nada es mucho maacutes faacutecil que ser rico

A pesar de todo se sentiacutea inquieto y ya no po-diacutea rezar como antes Apenas entraba en el oratorioy abriacutea el libro le embargaba el temor de que suprimo llegase a molestarle Y en efecto Matvei notardaba en presentarse para gritar con voz temblo-rosa laquoiexclDate cuenta de lo que haces primo iexclArre-pieacutentete primoraquo La hermana empezaba sus injuriasy Yaacutekov tambieacuten fuera de siacute gritaba laquoiexclVete de micasaraquo a lo que Matvei replicaba laquoLa casa es de to-dosraquoYaacutekov reanudaba la lectura y el canto pero yano podiacutea recobrar la calma y sin eacutel mismo adver-tirlo se quedaba pensativo con el libro delanteAunque consideraba una estupidez las palabras desu primo uacuteltimamente empezaba tambieacuten a recor-dar que al rico le es difiacutecil entrar en el reino de loscielos que tres antildeos antes habiacutea comprado a muybajo precio un caballo robado que todaviacutea en vidade su difunta mujer un borracho habiacutea muerto en lamisma taberna a causa del vodka

Por la noche dormiacutea mal con un suentildeo muy li-gero y oiacutea que Matvei que tampoco podiacutea dormir

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no cesaba de suspirar echando de menos su faacutebricade azulejos Y mientras daba vueltas en la cama re-cordaba el caballo robado el borracho y las palabrasdel Evangelio acerca del camello

Pareciacutea como si volviesen las alucinaciones deotros tiempos Y como a propio intento a pesar deque estaban a fines de marzo nevaba todos los diacuteasy el viento zumbaba en el bosque cual si fuese in-vierno pareciacutea como si la primavera no fuese a lle-gar nunca El tiempo predisponiacutea al tedio a laspeleas al odio y por la noche cuando el vientozumbaba sobre el techo le pareciacutea que alguien viviacuteaalliacute arriba en el piso vaciacuteo y las visiones empezabanpoco a poco a acudir a eacutel la cabeza le ardiacutea y nopodiacutea conciliar el suentildeo

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IV

El lunes santo por la mantildeana Matveiacute oyoacute desdesu habitacioacuten que Dashutka deciacutea a Aglaia

-El tiacuteo Matvei aseguroacute ayer que no hay queguardar el ayuno

Marvei recordoacute toda la conversacioacuten de la viacutes-pera con Dashutka y se sintioacute irritado

-iexclNo mientas muchacha -dijo con voz plantildeide-ra como la de un enfermo- No es posible vivir sinayunar El mismo Sentildeor ayunoacute cuarenta diacuteas Louacutenico que te dije es que las personas enfermas nodeben hacerlo

Haz caso de lo que te dice la gente de la faacutebricaellos te ensentildearaacuten lo que debe hacerse -dijo en tonode burla Aglaia que estaba fregando el suelo (losdiacuteas de labor soliacutea hacer esta faena que la poniacuteairritada con todos)- Ya se sabe coacutemo ayunan en la

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faacutebrica Tuacute preguacutentale a tu tiacuteo por la viacutebora coacutemolos dos juntos tomaban leche en los diacuteas de ayunoTrata de instruir a los otros y eacutel mismo ha olvidadolo de la viacutebora Preguacutentale a quieacuten dejoacute su dinero

Matvei ocultaba de todos cuidadosamente co-mo una uacutelcera repugnante que en aquel periacuteodo desu vida en que viejas y mozas acudiacutean al oratoriopara saltar y correr con eacutel se puso en relaciones conuna mujer de la que habiacutea tenido un hijo Al volvera casa le entregoacute cuanto habiacutea ahorrado en la faacutebri-ca para los gastos del viaje tuvo que pedir prestadoal duentildeo y ahora no le quedaban maacutes que unos ru-blos que reservaba para teacute y velas La mujer encuestioacuten le comunicoacute maacutes tarde que el nintildeo habiacuteamuerto y preguntaba en la carta queacute hacer con eldinero La carta en cuestioacuten la habiacutea traiacutedo de la es-tacioacuten un obrero Aglaia se habiacutea hecho con ella y lahabiacutea leiacutedo y luego cada diacutea se lo echaba en cara aMatvei

-No es broma iexclnovecientos rublos - siguioacuteAglaia- iexclAhiacute es nada dar novecientos rublos a unaviacutebora a una perdida de la faacutebrica iexclOjalaacute revientes-Habiacutea perdido ya la compostura y gritaba con vozchillona- -iquestTe callas iexclTe hariacutea pedazos inuacutetil iexclDarnovecientos rublos como si fueran un koacutepek Se los

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podiacuteas haber dejado a Dashutka que es cosa tuya yno a una extrantildea o podiacuteas haberlos mandado a Beacute-lev para los infelices hueacuterfanos de Mariacutea iexclPor queacuteno reventoacute tu viacutebora sea mil veces maldita la con-denada iexclOjalaacute no tenga un diacutea bueno en su vida

Yaacutekov Ivaacutenich la llamoacute era el momento de re-zar las horas Ella se lavoacute se puso el pantildeuelo blancoy acudioacute al oratorio a reunirse con su amado her-mano ya llena de recogimiento Cuando hablabacon Matvei o serviacutea en la posada el teacute a los hom-bres era una vieja flaca siempre alerta y malhumo-rada pero en el oratorio su cara adquiriacutea unaexpresioacuten pura y devota pareciacutea rejuvenecer sesentaba reposadamente y hasta juntaba los labios enun gesto humilde

Yaacutekov Ivaacutenich empezoacute a leer el libro de horascon la voz tranquila y melancoacutelica que siempre re-servaba para la Cuaresma Al poco rato se detuvopara prestar atencioacuten al silencio reinante en toda lacasa Reanudoacute la lectura con un sentimiento de sa-tisfaccioacuten Teniacutea las manos juntas en actitud devotacon los ojos muy abiertos meneaba la cabeza y lan-zaba un suspiro tras otro Pero en esto se oyeronunas voces El gendarme y Serguei Nikanoacuterich ha-biacutean llegado a visitar a Matvei Yaacutekov Ivaacutenich no se

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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una ocasioacuten al levantar un pesado cajoacuten habiacutea sen-tido un profundo dolor y se le habiacutea formado unahernia obligaacutendole a abandonar el trabajo en la faacute-brica de azulejos y volver a sus lares Pero no podiacuteaexplicar lo que era una hernia

-A decir verdad no quiero a mi primo - prosi-guioacute sirvieacutendose un vaso de teacute- Es mayor que yo yparece pecado criticarlo temo a Dios nuestro Se-ntildeor pero no lo puedo aguantar Es un hombre or-gulloso muy serio mal hablado tortura a susfamiliares y criados y no frecuenta la iglesia El do-mingo pasado le pediacute carintildeosamente laquoPrimo vaya-mos a la misa de Pajoacutemovoraquo Y eacutel replicoacute laquoNoquiero el pope de Pajoacutemovo juega a las cartasraquo Ytampoco ha venido hoy aquiacute porque dice que elsacerdote de Vedeniaacutepino fuma y bebe iexclNo es ami-go del clero El mismo dice en su casa la misa losmaitines y las viacutesperas y su hermana le sirve de sa-cristaacuten El empieza el Oremus y ella sigue con unavoz muy fina como una pava laquoiexclSentildeor ten piedadde nosotros raquo Un verdadero pecado Todos losdiacuteas le digo laquoDate cuenta de lo que haces primoArrepieacutenteteraquo pero no me hace caso

Serguei Nikanoacuterich el cantinero llenoacute cinco va-sos de teacute y los llevoacute en una bandeja a la sala de espe-

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ra de sentildeoras Apenas habiacutea entrado cuando se oyoacuteun grito

-iquestQueacute maneras son eacutesas hocico de cerdo iexclNisiquiera sabes servir

Era la voz del jefe de estacioacuten Siguioacute un tiacutemidobalbuceo y luego se levantoacute otro grito malhumora-do y duro

-iexclLargo de aquiacuteEl cantinero volvioacute todo turbado-En tiempos dejaba complacidos a condes y

priacutencipes -murmuroacute- Y ahora dice que no seacute servirel teacute iexclMe ha rentildeido en presencia del sacerdote y delas sentildeoras

Serguei Nikanoacuterich habiacutea tenido en otros tiem-pos mucho dinero y habiacutea sido duentildeo de la cantinade una estacioacuten de primer orden en una capital deprovincia donde se cruzaban dos viacuteas feacuterreas En-tonces usaba frac y reloj de oro Pero las cosas em-pezaron a irle mal invirtioacute todos sus recursos en unlujoso servicio los criados le robaban y de mal enpeor pasoacute a otra estacioacuten menos importante Alliacute sele escapoacute la mujer llevaacutendose toda la plata y eacutel des-cendioacute a una tercera estacioacuten de menos categoriacutea enla que ya no se serviacutean platos calientes Luego a unacuarta Cambiando a menudo y bajando cada vez

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maacutes llegoacute a Progoacutennaia donde soacutelo se vendiacutean teacutevodka barato y como aperitivos huevos duros y unembutido al que no se le podiacutea meter el diente queoliacutea a brea y que eacutel mismo en son de burla llamabalaquoembutido musicalraquo Estaba completamente calvosus ojos eran azules y saltones y luciacutea unas espesasy rizadas patillas que se peinaba a menudo miraacuten-dose en un espejito Los recuerdos del pasado leatormentaban sin cesar le era imposible acostum-brarse al laquoembutido musicalraquo a las groseriacuteas del jefede estacioacuten y a los mujiks que regateaban en el pre-cio siendo asiacute que seguacuten eacutel regatear en la cantinaera tan indecoroso como en una farmacia Sentiacutea elbochorno de su pobreza y humillacioacuten y este bo-chorno era ahora lo principal en su vida

-La primavera viene este antildeo con retraso - dijoMatvel prestando atencioacuten al silbido del viento- Yes preferible No me gusta la primavera Hay muchobarro Serguei Nikanoacuterich En los libros escribenque al llegar la primavera cantan los paacutejaros y ca-lienta el sol iquestQueacute tiene eso de agradable El paacutejarono es maacutes que un paacutejaro A miacute me agrada la buenasociedad oiacuter hablar a la gente conversar sobrecuestiones religiosas o cantar a coro algo hermoso

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pero los ruisentildeores y las flores iexclque se vayan conDios

Empezoacute de nuevo a hablar de la faacutebrica y delcoro pero el ofendido Serguei Nikanoacuterich no aca-baba de calmarse ni encoger los hombros y gruntildeirMatvei se despidioacute y encaminoacute a su casa

No helaba y ya goteaba de los tejados pero lanieve caiacutea en grandes copos que se arremolinabanen el aire y sus blancas nubes se perseguiacutean por laviacutea del ferrocarril El robledal que se extendiacutea aambos lados de los carriles apenas iluminado por laluna y se escondiacutea en lo alto tras las nubes dejabaoiacuter un zumbido aacutespero y prolongado iexclLos aacuterbolesinfunden miedo cuando un fuerte vendaval losazota Matvei caminaba por la carretera a lo largode la liacutenea protegieacutendose la cara y las manos em-pujado por el viento De pronto aparecioacute un caba-llero cubierto de nieve un trineo rechinoacute por lasdesnudas piedras de la carretera y un mujik con lacabeza envuelta y todo eacutel blanco tambieacuten hizo res-tallar el laacutetigo Cuando Matvei se volvioacute para mirarya habiacutean desaparecido el trineo y el mujik como sitodo hubiese sido una visioacuten y apretoacute el paso sin-tiendo un vago miedo

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Llegoacute al paso a nivel y a la oscura caseta delguarda La barrera estaba levantada junto a ella sehabiacutean formado verdaderas montantildeas de nieve y loscopos giraban como las brujas en la noche del saacuteba-do En aquel punto cruzaba la liacutenea un viejo cami-no importante en otros tiempos al que todaviacutea sele daba el nombre de calzada A la derecha cercadel paso a nivel y al borde mismo de la carreteraestaba la taberna de Tereacutejov que antes habiacutea sidoposada Alliacute por las noches siempre luciacutea una luz

Cuando Matvei llegoacute en todas las habitacionesincluso en el zaguaacuten habiacutea un intenso olor a incien-so Su primo Yaacutekob Ivaacutenich seguiacutea oficiando lasviacutesperas En un rincoacuten del oratorio donde la cere-monia teniacutea lugar habiacutea una urna con viejas imaacutege-nes heredadas de los abuelos en marcossobredorados a ambos lados derecha e izquierdahabiacutea imaacutegenes antiguas y modernas en urnas o sinellas Sobre la mesa cubierta con un tapete que lle-gaba hasta el suelo habiacutea una imagen de la Anun-ciacioacuten una cruz de cipreacutes y un incensario Ardiacuteanlas velas de cera junto a la mesa habiacutea un atril Alpasar junto al oratorio Matvei se detuvo y asomoacute lacabeza Yaacutekov Ivaacutenich estaba leyendo junto al atrilLe acompantildeaba en las oraciones su hermana Aglaia

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una vieja alta y flaca vestida de azul y con un pa-ntildeuelo blanco en la cabeza Estaba tambieacuten Dashu-tka la hija de Yaacutekov Ivaacutenich una moza dedieciocho antildeos fea y pecosa que siempre iba des-calza y con el mismo vestido que llevaba cuandopor la tarde abrevaba los animales

-iexclGloria a ti que nos mostraste la luz -entonoacuteYaacutekov Ivaacutenich con voz cantarina e hizo una pro-funda reverencia

Aglaia con la barbilla apoyada en la mano seunioacute al canto con una voz fina y chillona Arribasobre el techo tambieacuten resonaron unas voces con-fusas que amenazaban o anunciaban algo malo Enla segunda planta despueacutes de un incendio que sehabiacutea producido haciacutea mucho tiempo no viviacutea na-die las ventanas habiacutean sido clavadas y el suelo en-tre las vigas estaba sembrado de botellas vaciacuteasAhora el viento zumbaba alliacute y pareciacutea como si al-guien corriese tropezando en las vigas

La mitad de la planta baja estaba destinada a ta-berna la otra mitad la ocupaba la familia de los Te-reacutejov asiacute que cuando en la taberna alborotaban losviajeros borrachos en las habitaciones se oiacutea hastala uacuteltima palabra Matvei ocupaba una habitacioacutenjunto a la cocina en ella habiacutea un gran horno en el

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cual en otros tiempos cuando aquello era posadacociacutean pan todos los diacuteas En la misma habitacioacutendetraacutes del horno dormiacutea Dashutka que no teniacuteacuarto para ella sola Todas las noches cantaban losgrillos y se oiacutea el ruido de los ratones

Matvei encendioacute una vela y se puso a leer un li-bro que le habiacutea prestado el gendarme de la esta-cioacuten Entre tanto terminaron los rezos y todos seacostaron Tambieacuten lo hizo Dashutka que empezoacutea roncar acto seguido aunque no tardoacute en desper-tarse y dijo bostezando

-No debiacuteas tener la vela encendida sin necesi-dad tiacuteo Matvei

-La vela es miacutea - replicoacute eacutel- La compreacute con midinero

Dashutka dio unas cuantas vueltas y no tardoacute endormirse de nuevo Matvei siguioacute auacuten largo ratopues no teniacutea suentildeo y al terminar la uacuteltima paacuteginasacoacute del bauacutel un laacutepiz y escribioacute en la primera laquoYoMatvei Tereacutejov he leiacutedo este libro y creo que es elmejor de los que he leiacutedo nunca por lo cual expresomi gratitud a Kuzmaacute Nikolaacuteievich Zhuacutekov subofi-cial de la gendarmeriacutea de la Direccioacuten de Ferroca-rriles propietario de este inapreciable libroraquo

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Para eacutel era un deber de cortesiacutea hacer talesanotaciones en los libros que le prestaban

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II

El diacutea de la Anunciacioacuten cuando ya habiacutea salidoel tren correo Matvei tomaba teacute con limoacuten en lacantina y hablaba animado

Le escuchaban el cantinero y el gendarmeZhuacutekov

-He de decirles -contaba Matvei - que desdemuy chico me sentiacute atraiacutedo por la religioacuten A losdoce antildeos leiacutea ya en la iglesia la Epiacutestola cosa quealegraba mucho a mis padres y todos los veranosiba con mi difunta madre en peregrinacioacuten Mien-tras los otros chicos cantaban o cogiacutean cangrejos yosoliacutea quedarme con ella Los mayores me alentabany a miacute mismo me agradaba observar tan buena con-ducta Y cuando mi madre me mandoacute a la faacutebricafuera de las horas de trabajo yo fui el tenor denuestro coro y para miacute no habiacutea mayor placer No

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hace falta decir que no bebiacutea ni fumaba y que mebantildeaba a menudo y esta vida como ya se sabe noagrada al enemigo del geacutenero humano El malditoquiso perderme y tratoacute de oscurecer mi entendi-miento como ahora hace con mi primo Lo prime-ro de todo hice voto de observar vigilia los lunes yno comer carne nunca Con el tiempo empezaron adominarme toda clase de fantasiacuteas En la primerasemana de la Cuaresma hasta el saacutebado seguacuten or-denaron los santos padres no se puede comer ca-liente aunque los que trabajan y los deacutebiles puedentomar hasta teacute pero yo no probaba bocado hasta eldomingo mismo y luego durante toda la Cuaresmano me permitiacutea la mantequilla y los mieacutercoles y losviernes guardaba ayuno absoluto Lo mismo haciacuteaen las vigilias menores En la cuaresma de San Pe-dro la gente de la faacutebrica soliacutea tomar sopa de colcon sollo pero yo procurando que no me vieranrumiaba un trozo de pan seco

raquoCada cual tiene su fuerza ya se sabe pero yohablo de miacute en los diacuteas de vigilia el ayuno no mecostaba ninguacuten esfuerzo y cuanto mayor era micelo mejor me sentiacutea Unicamente sentiacutea apetito losprimeros diacuteas de ayuno luego me acostumbrabacada vez me notaba mejor y al cabo de una semana

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me encontraba perfectamente Mis piernas estabantan ligeras que me pareciacutea encontrare en una nubey no en la tierra Ademaacutes me imponiacutea toda clase deobligaciones me levantaba por la noche para hacerreverencias arrastraba pesadas piedras de un lugar aotro iba descalzo por la nieve y claro es usaba cili-cio Pero al cabo de alguacuten tiempo al ir a confesar-me se me ocurrioacute Este sacerdote estaacute casado comecarne y fuma iquestCoacutemo puede confesarme iquestQueacute po-der tiene para absolverme si es maacutes pecador queyo Yo me privo hasta de la mantequilla y eacutel puedeque haya comido esturioacuten Acudiacute a otro sacerdote yeacuteste como a propio intento era gordo llevaba so-tana de seda que haciacutea el mismo ruido que las fal-das de una sentildeora y tambieacuten oliacutea a tabaco Me fui ahacer mis ayunos a un monasterio y alliacute mi corazoacutentampoco se sentiacutea tranquilo me pareciacutea que losmonjes no observaban las reglas Despueacutes de estono habiacutea ninguacuten servicio religioso que me satisficie-ra en un sitio la misa acababa demasiado pronto enotro no habiacutean cantado conforme es debido en eltercero el sacristaacuten era gangoso En ocasiones queel Sentildeor perdone a este pecador mi corazoacuten se es-tremeciacutea de ira en pleno templo iquestQueacute oracioacuten eraaqueacutella Creiacutea que la gente no se santiguaba ni escu-

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chaba debidamente a cualquier lugar que mirasetodo eran borrachos glotones fumadores liberti-nos jugadores Yo era el uacutenico que viviacutea seguacuten losmandamientos El maligno no dormiacutea y conformeel tiempo pasaba aquello iba en aumento Dejeacute decantar en el coro e ir a la iglesia Me creiacutea un hom-bre justo y la iglesia viendo su imperfeccioacuten no meagradaba es decir como el aacutengel caiacutedo me enso-berbeciacute hasta lo increiacuteble

raquoDespueacutes de eacutesto quise tener una iglesia para miacutesolo Alquileacute a una mujer sorda un pequentildeo cuartomuy a las afueras cerca del cementerio y la convertiacuteen un oratorio por el estilo del de mi primo aunqueen el miacuteo habiacutea candelabros y un incensario de ve-ras En este oratorio me ateniacutea a las reglas del santomonte Athos es decir cada diacutea los maitines empe-zaban siempre a medianoche y en las fiestas maacutessolemnes la misa duraba diez y hasta doce horasDespueacutes de todo los frailes seguacuten las reglas per-manecen sentados durante la lectura del Evangeliopero yo para hacerme maacutes agradable a Dios soliacutealeerlo de rodillas Leiacutea y cantaba durante largo ratocon laacutegrimas en los ojos y suspirando alzando losbrazos y nada maacutes terminada la oracioacuten sin dormirme iba a la faacutebrica y durante el trabajo no cesaba de

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orar En fin que por la ciudad empezoacute a correr elrumor Matvei es un santo Matvei cura a los enfer-mos y a los locos Claro que no habiacutea curado a na-die pero ya se sabe en cuanto aparece un cisma ouna falsa doctrina las mujeres no le dejan a unoAcuden como las moscas a la miel Empezaron aacosarme casadas y solteronas de toda clase me ha-ciacutean reverencias me besaban las manos y afirmabanque yo era un santo Una llegoacute a verme con la cabe-za aureolada por un nimbo El oratorio se habiacuteahecho pequentildeo por lo que alquileacute un cuarto maacutesespacioso y aquello se convirtioacute en una verdaderatorre de Babel El diablo se apoderoacute de miacute definiti-vamente y tapoacute la luz de mis ojos con sus repug-nantes pezuntildeas Todos pareciacuteamos posesos Yo leiacuteay las casadas y solteronas cantaban y asiacute sin comerni beber permaneciacuteamos de pie diacuteas enteros Depronto ellas empezaban a estremecerse como si tu-viesen calentura y luego se poniacutea a gritar una yotra iexclAquello daba miedo Tambieacuten yo me estreme-ciacutea como un judiacuteo en la caldera Yo mismo no seacute lacausa pero mis piernas empezaban a saltar Era algoportentoso no queriacutea pero saltaba y agitaba losbrazos Despueacutes de esto empezaban los gritos ychillidos bailaacutebamos todos y nos perseguiacuteamos

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hasta que caiacuteamos rendidos Asiacute en un momento deabsurda locura caiacute en el pecado de la lujuria

El gendarme soltoacute la risa pero al advertir quenadie le acompantildeaba se puso serio y dijo

-Eso es molokanismo He leiacutedo que en el Caacuteu-caso lo practican todos

-Pero no me matoacute un rayo - prosiguioacute Matveihaciendo la sentildeal de la cruz ante la imagen y bisbi-sando una oracioacuten- Seguramente intercedioacute por miacuteen el otro mundo mi difunta madre Cuando en laciudad me teniacutean ya por santo y hasta sentildeoras y se-ntildeores veniacutean a miacute secretamente en busca de con-suelo yo fui a despedirme de nuestro amo OsipVarlaacutemich Era el diacutea del perdoacuten El cerroacute la puertacon cerrojo y nos quedamos los dos solos cara acara Empezoacute a leerme la cartilla Debo decirles queOsip Varlaacutemich era un hombre sin estudios pero demuchas luces todos le respetaban y temiacutean porqueera severo y trabajador y observaba una conductaejemplar Fue durante veinte antildeos alcalde e hizomucho bien empedroacute la calle Novo-Moskoacutevskaia ehizo pintar la catedral y las columnas eacutestas de colorde malaquita Pues bien cerroacute la puerta y empezoacutelaquoYa hace tiempo que queriacutea hablar contigo hijo detal y de cual iquestTe crees santo Nada de eso eres un

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apoacutestata un malvado herejeraquo Y asiacute siguioacute No mesiento capaz de explicar lo bien que habloacute con queacutetalento como si estuviese escrito hasta que llegoacute aconmoverme Estuvo hablando dos horas Sus pa-labras me entraron en el corazoacuten me abrieron losojos Acabeacute por romper en sollozos laquoSeacute - me dijo -una persona como todas las demaacutes come bebeviacutestete y reza como el resto de la gente todo lo de-maacutes viene del diablo Tu cilicio es cosa del demoniolo mismo que tus ayunos y tu oratorio Todo esoproviene de tu soberbiaraquo

raquoAl diacutea siguiente que era primer lunes de cua-resma Dios dispuso que cayera enfermo Se meprodujo una hernia al levantar un peso y me lleva-ron al hospital Experimenteacute grandes tormentos ylloreacute amargamente sin cesar de temblar Pensabaque del hospital iba a ir al infierno pues en verdadestuve para morir Padeciacute en el lecho del dolor me-dio antildeo y al darme de alta lo primero de todo medesquiteacute de los ayunos y de nuevo me sentiacute personaAl despedirme de eacutel Osip Varlaacutemich insistioacute laquoRe-cuerda Matvei que todo lo que se sale de lo co-rriente viene del diabloraquo Y ahora como bebo y rezocomo todos Si por ejemplo el pope huele a taba-co o a vodka no oso censurarle porque tambieacuten eacutel

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es un hombre como cualquier otro En cuanto sedice que en la ciudad o en una aldea ha aparecidoun santo que se pasa las semanas sin comer e im-planta sus reglas comprendo de quieacuten es obra todoeso Esta es sentildeores la historia de mi vida Ahorayo como hizo Osip Varlaacutemich trato de convencera mis primos pero mi voz clama en el desierto Nome concedioacute Dios ese don

El relato de Matvei no parecioacute producir impre-sioacuten alguna Serguei Nikanoacuterich no dijo nada y sededicoacute a retirar los bocadillos del mostrador Elgendarme se refirioacute a lo rico que era Yaacutekov Ivaacutenichel primo de Matvei

-Por lo menos tendraacute treinta mil rublos - dijoEl gendarme Zhuacutekov pelirrojo carirredondo -

al andar le temblaban las mejillas - robusto y biennutrido cuando no estaba en presencia de sus supe-riores soliacutea retreparse en el asiento pierna sobrepierna y al hablar se balanceaba y silbaba descui-dadamente mientras que su cara expresaba la satis-faccioacuten del que acaba de despachar una buenacomida Teniacutea alguacuten dinerillo y siempre hablaba deeste tema como gran conocedor de la materia Sededicaba al corretaje y cualquiera que quisiese ven-

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der una finca un caballo o un coche usado recurriacuteaa eacutel

-Siacute seguramente guardaraacute sus treinta mil rubios- coincidioacute Serguei Nikanoacuterich- Su abuelo de ustedteniacutea una fortuna enorme - dijo volvieacutendose haciaMatvei- iexclEnorme Todo pasoacute a su padre y a su tiacuteoSu padre murioacute joven su tiacuteo se hizo con todo y lue-go se entiende fue a parar a Yaacutekov Ivaacutenich Mien-tras usted iba con su madre en peregrinacioacuten ycantaba en la faacutebrica aquiacute no estaban con los brazoscruzados

-A usted le corresponden quince mil - dijo elgendarme balanceaacutendose- La taberna es de los dospor lo que el capital tambieacuten debe serlo Siacute En sulugar yo lo habriacutea llevado a los tribunales Eso seentiende Y luego mientras las cosas se poniacutean enclaro a solas le habriacutea dado una buena somanta

A Yaacutekov Ivaacutenich no le queriacutean porque cuandoalguien profesa unas creencias que se salen de locomuacuten esto desagrada hasta a quienes son indife-rentes en materia religiosa Ademaacutes de esto el gen-darme le teniacutea ojeriza porque tambieacuten se dedicaba ala venta de caballos y coches usados

-Si no quiere ponerle pleito a su primo es por-que usted mismo tiene bastante dinero - dijo el can-

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tinero a Matvei con una mirada de envidia- El quecuenta con recursos se siente satisfecho pero yopor ejemplo creo que reventareacute sin haber salido deesta miseria

Matvei tratoacute de convencerle de que no teniacuteaninguacuten dinero pero Serguei Nikanoacuterich ya no leescuchaba habiacutean afluido en eacutel los recuerdos delpasado y de las ofensas que debiacutea sufrir a diario Sucalva se cubrioacute de sudor enrojecioacute y empezoacute a par-padear

-iexclMaldita vida -dijo y arrojoacute furioso el embuti-do al suelo

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III

Se contaba que la posada fue construida entiempos de Alejandro por una viuda que se habiacuteainstalado alliacute con un hijo Se llamaba Avdotia Tereacute-jova A quienes pasaban en coche de posta sobretodo en las noches de luna el sombriacuteo patio con elcobertizo y el portoacuten siempre cerrado les infundiacuteaun sentimiento de angustia y vaga inquietud comosi alliacute viviesen brujos o bandidos Y siempre al pa-sar de largo el cochero volviacutea la cabeza y arreabalos caballos Los viajeros se quedaban de mala ganaporque los duentildeos siempre se mostraban muyadustos y cobraban muy caro El patio estaba emba-rrado hasta en verano Entre el fango se revolcabanunos enormes cerdos y andaban sueltos los caballoscon los que traficaban los Tereacutejov A veces los ca-ballos deseosos de libertad se escapaban del patio y

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emprendiacutean una furiosa carrera por el caminoasustando a quienes por alliacute pasaban Entoncesaquello estaba muy animado pasaban largas carava-nas de mercanciacuteas y se produciacutean casos como elocurrido treinta antildeos antes cuando los carreterosenfurecidos mataron en una reyerta a un comer-ciante que iba de paso todaviacutea se levantaba a mediaversta de la casa la cruz de madera medio podridaPasaban coches de posta con sus campanillas y pe-sadas carrozas sentildeoriales Entre mugidos y nubes depolvo cruzaban tambieacuten rebantildeos de vacas y toros

Cuando construyeron el ferrocarril aquello eraun simple apeadero que luego diez antildeos maacutes tardese convirtioacute en la actual estacioacuten de Progeacutennaia Elmovimiento por el viejo camino de postas cesoacute casipor completo por eacutel soacutelo circulaban los propieta-rios y mujiks de la comarca y en la primavera y elotontildeo cuadrillas de trabajadores La posada se con-virtioacute en taberna El piso alto se quemoacute la techum-bre adquirioacute un color amarillento al oxidarse lachapa y el cobertizo se fue viniendo abajo pero enel patio seguiacutean revolcaacutendose entre el fango losenormes cerdos rosaacuteceos y repugnantes Comoantes a veces se escapaba un caballo que con lacola recogida galopaba furiosamente por el camino

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En la taberna vendiacutean teacute heno avena harina ytambieacuten vodka y cerveza para consumir en el mos-trador o para llevarse Las bebidas alcohoacutelicas lasvendiacutean bajo cuerda puesto que nunca sacaban lanecesaria licencia

Los Tereacutejov fueron siempre muy religiososhasta el punto que la gente los llamaba laquolos BeatosraquoPero acaso porque viviacutean aislados como ososrehuiacutean a la gente y a todo llegaban con su propiacabeza se mostraban propensos a la fantasiacutea y a lasfluctuaciones en materia religiosa y cada generacioacutencreiacutea a su manera La abuela Avdotia la que cons-truyoacute la posada perteneciacutea al rito viejo pero su hijoy sus dos nietos (los padres de Matvei y Yaacutekov) ibana la iglesia ortodoxa recibiacutean en su casa al clero yrezaban ante las imaacutegenes nuevas con la misma de-vocioacuten que ante las antiguas El hijo al llegar a lavejez dejoacute de comer carne e hizo voto de silencioviendo en cualquier conversacioacuten un pecado Losnietos presentaron la particularidad de que enten-diacutean las Escrituras a su manera no como todos si-no buscando en ellas un sentido oculto afirmandoque cada palabra sagrada debiacutea contener un secretoMatvei el bisnieto de Avdotia luchoacute desde la mis-ma infancia con visiones que estuvieron a punto de

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costarle la vida El otro bisnieto Yaacutekov Ivaacutenich eraortodoxo pero despueacutes de la muerte de su mujerdejoacute de ir a la iglesia y haciacutea los rezos en casa Estocontagioacute a su hermana Aglaia que ni acudiacutea a laiglesia ni dejaba ir a Dashutka De Aglaia se contabatambieacuten que en su juventud soliacutea ir a Vedeniaacutepinodonde habiacutea una secta de flagelantes y que en se-creto seguiacutea perteneciendo a ella razoacuten por la cualusaba pantildeuelo blanco

Yaacutekov Ivaacutenich le llevaba a Matvei diez antildeosEra un viejo de muy buena planta alto de barbaancha y gris que casi le llegaba a la cintura y espesascejas que le daban una expresioacuten severa y hasta per-versa Usaba un largo chaquetoacuten de buen pantildeo ouna pelliza negra y siempre trataba de ir bien vesti-do cuidando la limpieza de la ropa los chanclos nose los quitaba ni cuando el suelo estaba seco Nofrecuentaba la iglesia porque seguacuten eacutel alliacute no secumpliacutea el rito al pie de la letra y porque los sacer-dotes bebiacutean vino fuera de la misa y fumaban El yAglaia leiacutean las Escrituras y cantaban los salmos encasa todos los diacuteas En Vedeniaacutepino no leiacutean laEpiacutestola en los maitines y las viacutesperas no se cele-braban ni siquiera con ocasioacuten de las grandes fies-tas eacutel en cambio leiacutea en casa cuanto correspondiacutea

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a cada diacutea sin saltarse una sola liacutenea y sin prisas yen el tiempo libre leiacutea en voz alta las vidas de lossantos Se ateniacutea fielmente a los preceptos en todoslos aspectos de la vida asiacute si un diacutea de la Cuaresmaestaba permitido beber vino laquoen recompensa deltrabajo celosoraquo lo tomaba aunque no sintiese de-seos de beber

Recitaba sus oraciones cantaba los salmos in-censaba la casa y observaba fielmente el ayuno nopara alcanzar favores de Dios sino para observar elorden establecido El hombre no puede vivir sin fey la fe debe adquirir una expresioacuten justa de antildeo enantildeo y de diacutea en diacutea seguacuten cierto orden de tal modoque cada mantildeana y cada tarde Dios sea invocadoprecisamente con las palabras y pensamientos quecorrespondan al diacutea y a la hora Hay que vivir y portanto rezar tal y como es grato a Dios por eso ca-da diacutea hay que recitar y cantar soacutelo lo que le es gra-to es decir lo que corresponde seguacuten el rito Asiacute elprimer capiacutetulo de San Juan soacutelo habiacutea que leerlo eldiacutea de la Pascua y desde la Pascua hasta la Ascen-sioacuten no se podiacutea cantar el laquoDigniacutesimoraquo Y asiacute todolo demaacutes La conciencia de este orden y su impor-tancia proporcionaba a Yaacutekov Ivaacutenich profundasatisfaccioacuten durante sus oraciones Cuando las cir-

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cunstancias le obligaban a alterar dicho orden porejemplo cuando teniacutea que ir a la ciudad a hacerprovisiones o al Banco le atormentaba la concienciay se sentiacutea desgraciado

Su primo Matvei que habiacutea llegado inespera-damente de la faacutebrica y se habiacutea instalado en la ta-berna como en su propia casa empezoacute a incumplirlas reglas desde los primeros diacuteas Se negaba a parti-cipar en los rezos conjuntos comiacutea y tomaba teacute ahoras en que no se debiacutea se levantaba tarde y losmieacutercoles y viernes tomaba teacute alegando que se sen-tiacutea deacutebil casi cada diacutea durante los rezos entraba enel oratorio gritando laquoiexclDate cuenta de lo que hacesprimo iexclArrepieacutentete primoraquo Estas palabras saca-ban de quicio a Yaacutekov Ivaacutenich y Aglaia sin podersecontener empezaba a injuriarle O bien de nochesigilosamente Matvei entraba en el oratorio y deciacuteaa media voz laquoPrimo tus oraciones no son gratas aDios Porque estaacute dicho Reconciacuteliate primero contu hermano y ven entonces a ofrecer tus dones Y tuacutedas dinero a reacutedito y vendes vodka iexclArrepieacutenteteraquo

En las palabras de Matvei Yaacutekov no veiacutea maacutesque el habitual pretexto de los hombres vaciacuteos ynegligentes que si hablan de amor al proacutejimo o dereconciliarse con el hermano no es maacutes que para no

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orar no ayunar y no leer las Sagradas Escrituras yque si hablan con desprecio del lucro y los reacuteditoses porque no les gusta trabajar Porque ser pobre yno ahorrar nada es mucho maacutes faacutecil que ser rico

A pesar de todo se sentiacutea inquieto y ya no po-diacutea rezar como antes Apenas entraba en el oratorioy abriacutea el libro le embargaba el temor de que suprimo llegase a molestarle Y en efecto Matvei notardaba en presentarse para gritar con voz temblo-rosa laquoiexclDate cuenta de lo que haces primo iexclArre-pieacutentete primoraquo La hermana empezaba sus injuriasy Yaacutekov tambieacuten fuera de siacute gritaba laquoiexclVete de micasaraquo a lo que Matvei replicaba laquoLa casa es de to-dosraquoYaacutekov reanudaba la lectura y el canto pero yano podiacutea recobrar la calma y sin eacutel mismo adver-tirlo se quedaba pensativo con el libro delanteAunque consideraba una estupidez las palabras desu primo uacuteltimamente empezaba tambieacuten a recor-dar que al rico le es difiacutecil entrar en el reino de loscielos que tres antildeos antes habiacutea comprado a muybajo precio un caballo robado que todaviacutea en vidade su difunta mujer un borracho habiacutea muerto en lamisma taberna a causa del vodka

Por la noche dormiacutea mal con un suentildeo muy li-gero y oiacutea que Matvei que tampoco podiacutea dormir

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no cesaba de suspirar echando de menos su faacutebricade azulejos Y mientras daba vueltas en la cama re-cordaba el caballo robado el borracho y las palabrasdel Evangelio acerca del camello

Pareciacutea como si volviesen las alucinaciones deotros tiempos Y como a propio intento a pesar deque estaban a fines de marzo nevaba todos los diacuteasy el viento zumbaba en el bosque cual si fuese in-vierno pareciacutea como si la primavera no fuese a lle-gar nunca El tiempo predisponiacutea al tedio a laspeleas al odio y por la noche cuando el vientozumbaba sobre el techo le pareciacutea que alguien viviacuteaalliacute arriba en el piso vaciacuteo y las visiones empezabanpoco a poco a acudir a eacutel la cabeza le ardiacutea y nopodiacutea conciliar el suentildeo

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IV

El lunes santo por la mantildeana Matveiacute oyoacute desdesu habitacioacuten que Dashutka deciacutea a Aglaia

-El tiacuteo Matvei aseguroacute ayer que no hay queguardar el ayuno

Marvei recordoacute toda la conversacioacuten de la viacutes-pera con Dashutka y se sintioacute irritado

-iexclNo mientas muchacha -dijo con voz plantildeide-ra como la de un enfermo- No es posible vivir sinayunar El mismo Sentildeor ayunoacute cuarenta diacuteas Louacutenico que te dije es que las personas enfermas nodeben hacerlo

Haz caso de lo que te dice la gente de la faacutebricaellos te ensentildearaacuten lo que debe hacerse -dijo en tonode burla Aglaia que estaba fregando el suelo (losdiacuteas de labor soliacutea hacer esta faena que la poniacuteairritada con todos)- Ya se sabe coacutemo ayunan en la

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faacutebrica Tuacute preguacutentale a tu tiacuteo por la viacutebora coacutemolos dos juntos tomaban leche en los diacuteas de ayunoTrata de instruir a los otros y eacutel mismo ha olvidadolo de la viacutebora Preguacutentale a quieacuten dejoacute su dinero

Matvei ocultaba de todos cuidadosamente co-mo una uacutelcera repugnante que en aquel periacuteodo desu vida en que viejas y mozas acudiacutean al oratoriopara saltar y correr con eacutel se puso en relaciones conuna mujer de la que habiacutea tenido un hijo Al volvera casa le entregoacute cuanto habiacutea ahorrado en la faacutebri-ca para los gastos del viaje tuvo que pedir prestadoal duentildeo y ahora no le quedaban maacutes que unos ru-blos que reservaba para teacute y velas La mujer encuestioacuten le comunicoacute maacutes tarde que el nintildeo habiacuteamuerto y preguntaba en la carta queacute hacer con eldinero La carta en cuestioacuten la habiacutea traiacutedo de la es-tacioacuten un obrero Aglaia se habiacutea hecho con ella y lahabiacutea leiacutedo y luego cada diacutea se lo echaba en cara aMatvei

-No es broma iexclnovecientos rublos - siguioacuteAglaia- iexclAhiacute es nada dar novecientos rublos a unaviacutebora a una perdida de la faacutebrica iexclOjalaacute revientes-Habiacutea perdido ya la compostura y gritaba con vozchillona- -iquestTe callas iexclTe hariacutea pedazos inuacutetil iexclDarnovecientos rublos como si fueran un koacutepek Se los

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podiacuteas haber dejado a Dashutka que es cosa tuya yno a una extrantildea o podiacuteas haberlos mandado a Beacute-lev para los infelices hueacuterfanos de Mariacutea iexclPor queacuteno reventoacute tu viacutebora sea mil veces maldita la con-denada iexclOjalaacute no tenga un diacutea bueno en su vida

Yaacutekov Ivaacutenich la llamoacute era el momento de re-zar las horas Ella se lavoacute se puso el pantildeuelo blancoy acudioacute al oratorio a reunirse con su amado her-mano ya llena de recogimiento Cuando hablabacon Matvei o serviacutea en la posada el teacute a los hom-bres era una vieja flaca siempre alerta y malhumo-rada pero en el oratorio su cara adquiriacutea unaexpresioacuten pura y devota pareciacutea rejuvenecer sesentaba reposadamente y hasta juntaba los labios enun gesto humilde

Yaacutekov Ivaacutenich empezoacute a leer el libro de horascon la voz tranquila y melancoacutelica que siempre re-servaba para la Cuaresma Al poco rato se detuvopara prestar atencioacuten al silencio reinante en toda lacasa Reanudoacute la lectura con un sentimiento de sa-tisfaccioacuten Teniacutea las manos juntas en actitud devotacon los ojos muy abiertos meneaba la cabeza y lan-zaba un suspiro tras otro Pero en esto se oyeronunas voces El gendarme y Serguei Nikanoacuterich ha-biacutean llegado a visitar a Matvei Yaacutekov Ivaacutenich no se

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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V

Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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ra de sentildeoras Apenas habiacutea entrado cuando se oyoacuteun grito

-iquestQueacute maneras son eacutesas hocico de cerdo iexclNisiquiera sabes servir

Era la voz del jefe de estacioacuten Siguioacute un tiacutemidobalbuceo y luego se levantoacute otro grito malhumora-do y duro

-iexclLargo de aquiacuteEl cantinero volvioacute todo turbado-En tiempos dejaba complacidos a condes y

priacutencipes -murmuroacute- Y ahora dice que no seacute servirel teacute iexclMe ha rentildeido en presencia del sacerdote y delas sentildeoras

Serguei Nikanoacuterich habiacutea tenido en otros tiem-pos mucho dinero y habiacutea sido duentildeo de la cantinade una estacioacuten de primer orden en una capital deprovincia donde se cruzaban dos viacuteas feacuterreas En-tonces usaba frac y reloj de oro Pero las cosas em-pezaron a irle mal invirtioacute todos sus recursos en unlujoso servicio los criados le robaban y de mal enpeor pasoacute a otra estacioacuten menos importante Alliacute sele escapoacute la mujer llevaacutendose toda la plata y eacutel des-cendioacute a una tercera estacioacuten de menos categoriacutea enla que ya no se serviacutean platos calientes Luego a unacuarta Cambiando a menudo y bajando cada vez

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maacutes llegoacute a Progoacutennaia donde soacutelo se vendiacutean teacutevodka barato y como aperitivos huevos duros y unembutido al que no se le podiacutea meter el diente queoliacutea a brea y que eacutel mismo en son de burla llamabalaquoembutido musicalraquo Estaba completamente calvosus ojos eran azules y saltones y luciacutea unas espesasy rizadas patillas que se peinaba a menudo miraacuten-dose en un espejito Los recuerdos del pasado leatormentaban sin cesar le era imposible acostum-brarse al laquoembutido musicalraquo a las groseriacuteas del jefede estacioacuten y a los mujiks que regateaban en el pre-cio siendo asiacute que seguacuten eacutel regatear en la cantinaera tan indecoroso como en una farmacia Sentiacutea elbochorno de su pobreza y humillacioacuten y este bo-chorno era ahora lo principal en su vida

-La primavera viene este antildeo con retraso - dijoMatvel prestando atencioacuten al silbido del viento- Yes preferible No me gusta la primavera Hay muchobarro Serguei Nikanoacuterich En los libros escribenque al llegar la primavera cantan los paacutejaros y ca-lienta el sol iquestQueacute tiene eso de agradable El paacutejarono es maacutes que un paacutejaro A miacute me agrada la buenasociedad oiacuter hablar a la gente conversar sobrecuestiones religiosas o cantar a coro algo hermoso

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pero los ruisentildeores y las flores iexclque se vayan conDios

Empezoacute de nuevo a hablar de la faacutebrica y delcoro pero el ofendido Serguei Nikanoacuterich no aca-baba de calmarse ni encoger los hombros y gruntildeirMatvei se despidioacute y encaminoacute a su casa

No helaba y ya goteaba de los tejados pero lanieve caiacutea en grandes copos que se arremolinabanen el aire y sus blancas nubes se perseguiacutean por laviacutea del ferrocarril El robledal que se extendiacutea aambos lados de los carriles apenas iluminado por laluna y se escondiacutea en lo alto tras las nubes dejabaoiacuter un zumbido aacutespero y prolongado iexclLos aacuterbolesinfunden miedo cuando un fuerte vendaval losazota Matvei caminaba por la carretera a lo largode la liacutenea protegieacutendose la cara y las manos em-pujado por el viento De pronto aparecioacute un caba-llero cubierto de nieve un trineo rechinoacute por lasdesnudas piedras de la carretera y un mujik con lacabeza envuelta y todo eacutel blanco tambieacuten hizo res-tallar el laacutetigo Cuando Matvei se volvioacute para mirarya habiacutean desaparecido el trineo y el mujik como sitodo hubiese sido una visioacuten y apretoacute el paso sin-tiendo un vago miedo

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Llegoacute al paso a nivel y a la oscura caseta delguarda La barrera estaba levantada junto a ella sehabiacutean formado verdaderas montantildeas de nieve y loscopos giraban como las brujas en la noche del saacuteba-do En aquel punto cruzaba la liacutenea un viejo cami-no importante en otros tiempos al que todaviacutea sele daba el nombre de calzada A la derecha cercadel paso a nivel y al borde mismo de la carreteraestaba la taberna de Tereacutejov que antes habiacutea sidoposada Alliacute por las noches siempre luciacutea una luz

Cuando Matvei llegoacute en todas las habitacionesincluso en el zaguaacuten habiacutea un intenso olor a incien-so Su primo Yaacutekob Ivaacutenich seguiacutea oficiando lasviacutesperas En un rincoacuten del oratorio donde la cere-monia teniacutea lugar habiacutea una urna con viejas imaacutege-nes heredadas de los abuelos en marcossobredorados a ambos lados derecha e izquierdahabiacutea imaacutegenes antiguas y modernas en urnas o sinellas Sobre la mesa cubierta con un tapete que lle-gaba hasta el suelo habiacutea una imagen de la Anun-ciacioacuten una cruz de cipreacutes y un incensario Ardiacuteanlas velas de cera junto a la mesa habiacutea un atril Alpasar junto al oratorio Matvei se detuvo y asomoacute lacabeza Yaacutekov Ivaacutenich estaba leyendo junto al atrilLe acompantildeaba en las oraciones su hermana Aglaia

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una vieja alta y flaca vestida de azul y con un pa-ntildeuelo blanco en la cabeza Estaba tambieacuten Dashu-tka la hija de Yaacutekov Ivaacutenich una moza dedieciocho antildeos fea y pecosa que siempre iba des-calza y con el mismo vestido que llevaba cuandopor la tarde abrevaba los animales

-iexclGloria a ti que nos mostraste la luz -entonoacuteYaacutekov Ivaacutenich con voz cantarina e hizo una pro-funda reverencia

Aglaia con la barbilla apoyada en la mano seunioacute al canto con una voz fina y chillona Arribasobre el techo tambieacuten resonaron unas voces con-fusas que amenazaban o anunciaban algo malo Enla segunda planta despueacutes de un incendio que sehabiacutea producido haciacutea mucho tiempo no viviacutea na-die las ventanas habiacutean sido clavadas y el suelo en-tre las vigas estaba sembrado de botellas vaciacuteasAhora el viento zumbaba alliacute y pareciacutea como si al-guien corriese tropezando en las vigas

La mitad de la planta baja estaba destinada a ta-berna la otra mitad la ocupaba la familia de los Te-reacutejov asiacute que cuando en la taberna alborotaban losviajeros borrachos en las habitaciones se oiacutea hastala uacuteltima palabra Matvei ocupaba una habitacioacutenjunto a la cocina en ella habiacutea un gran horno en el

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cual en otros tiempos cuando aquello era posadacociacutean pan todos los diacuteas En la misma habitacioacutendetraacutes del horno dormiacutea Dashutka que no teniacuteacuarto para ella sola Todas las noches cantaban losgrillos y se oiacutea el ruido de los ratones

Matvei encendioacute una vela y se puso a leer un li-bro que le habiacutea prestado el gendarme de la esta-cioacuten Entre tanto terminaron los rezos y todos seacostaron Tambieacuten lo hizo Dashutka que empezoacutea roncar acto seguido aunque no tardoacute en desper-tarse y dijo bostezando

-No debiacuteas tener la vela encendida sin necesi-dad tiacuteo Matvei

-La vela es miacutea - replicoacute eacutel- La compreacute con midinero

Dashutka dio unas cuantas vueltas y no tardoacute endormirse de nuevo Matvei siguioacute auacuten largo ratopues no teniacutea suentildeo y al terminar la uacuteltima paacuteginasacoacute del bauacutel un laacutepiz y escribioacute en la primera laquoYoMatvei Tereacutejov he leiacutedo este libro y creo que es elmejor de los que he leiacutedo nunca por lo cual expresomi gratitud a Kuzmaacute Nikolaacuteievich Zhuacutekov subofi-cial de la gendarmeriacutea de la Direccioacuten de Ferroca-rriles propietario de este inapreciable libroraquo

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Para eacutel era un deber de cortesiacutea hacer talesanotaciones en los libros que le prestaban

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II

El diacutea de la Anunciacioacuten cuando ya habiacutea salidoel tren correo Matvei tomaba teacute con limoacuten en lacantina y hablaba animado

Le escuchaban el cantinero y el gendarmeZhuacutekov

-He de decirles -contaba Matvei - que desdemuy chico me sentiacute atraiacutedo por la religioacuten A losdoce antildeos leiacutea ya en la iglesia la Epiacutestola cosa quealegraba mucho a mis padres y todos los veranosiba con mi difunta madre en peregrinacioacuten Mien-tras los otros chicos cantaban o cogiacutean cangrejos yosoliacutea quedarme con ella Los mayores me alentabany a miacute mismo me agradaba observar tan buena con-ducta Y cuando mi madre me mandoacute a la faacutebricafuera de las horas de trabajo yo fui el tenor denuestro coro y para miacute no habiacutea mayor placer No

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hace falta decir que no bebiacutea ni fumaba y que mebantildeaba a menudo y esta vida como ya se sabe noagrada al enemigo del geacutenero humano El malditoquiso perderme y tratoacute de oscurecer mi entendi-miento como ahora hace con mi primo Lo prime-ro de todo hice voto de observar vigilia los lunes yno comer carne nunca Con el tiempo empezaron adominarme toda clase de fantasiacuteas En la primerasemana de la Cuaresma hasta el saacutebado seguacuten or-denaron los santos padres no se puede comer ca-liente aunque los que trabajan y los deacutebiles puedentomar hasta teacute pero yo no probaba bocado hasta eldomingo mismo y luego durante toda la Cuaresmano me permitiacutea la mantequilla y los mieacutercoles y losviernes guardaba ayuno absoluto Lo mismo haciacuteaen las vigilias menores En la cuaresma de San Pe-dro la gente de la faacutebrica soliacutea tomar sopa de colcon sollo pero yo procurando que no me vieranrumiaba un trozo de pan seco

raquoCada cual tiene su fuerza ya se sabe pero yohablo de miacute en los diacuteas de vigilia el ayuno no mecostaba ninguacuten esfuerzo y cuanto mayor era micelo mejor me sentiacutea Unicamente sentiacutea apetito losprimeros diacuteas de ayuno luego me acostumbrabacada vez me notaba mejor y al cabo de una semana

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me encontraba perfectamente Mis piernas estabantan ligeras que me pareciacutea encontrare en una nubey no en la tierra Ademaacutes me imponiacutea toda clase deobligaciones me levantaba por la noche para hacerreverencias arrastraba pesadas piedras de un lugar aotro iba descalzo por la nieve y claro es usaba cili-cio Pero al cabo de alguacuten tiempo al ir a confesar-me se me ocurrioacute Este sacerdote estaacute casado comecarne y fuma iquestCoacutemo puede confesarme iquestQueacute po-der tiene para absolverme si es maacutes pecador queyo Yo me privo hasta de la mantequilla y eacutel puedeque haya comido esturioacuten Acudiacute a otro sacerdote yeacuteste como a propio intento era gordo llevaba so-tana de seda que haciacutea el mismo ruido que las fal-das de una sentildeora y tambieacuten oliacutea a tabaco Me fui ahacer mis ayunos a un monasterio y alliacute mi corazoacutentampoco se sentiacutea tranquilo me pareciacutea que losmonjes no observaban las reglas Despueacutes de estono habiacutea ninguacuten servicio religioso que me satisficie-ra en un sitio la misa acababa demasiado pronto enotro no habiacutean cantado conforme es debido en eltercero el sacristaacuten era gangoso En ocasiones queel Sentildeor perdone a este pecador mi corazoacuten se es-tremeciacutea de ira en pleno templo iquestQueacute oracioacuten eraaqueacutella Creiacutea que la gente no se santiguaba ni escu-

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chaba debidamente a cualquier lugar que mirasetodo eran borrachos glotones fumadores liberti-nos jugadores Yo era el uacutenico que viviacutea seguacuten losmandamientos El maligno no dormiacutea y conformeel tiempo pasaba aquello iba en aumento Dejeacute decantar en el coro e ir a la iglesia Me creiacutea un hom-bre justo y la iglesia viendo su imperfeccioacuten no meagradaba es decir como el aacutengel caiacutedo me enso-berbeciacute hasta lo increiacuteble

raquoDespueacutes de eacutesto quise tener una iglesia para miacutesolo Alquileacute a una mujer sorda un pequentildeo cuartomuy a las afueras cerca del cementerio y la convertiacuteen un oratorio por el estilo del de mi primo aunqueen el miacuteo habiacutea candelabros y un incensario de ve-ras En este oratorio me ateniacutea a las reglas del santomonte Athos es decir cada diacutea los maitines empe-zaban siempre a medianoche y en las fiestas maacutessolemnes la misa duraba diez y hasta doce horasDespueacutes de todo los frailes seguacuten las reglas per-manecen sentados durante la lectura del Evangeliopero yo para hacerme maacutes agradable a Dios soliacutealeerlo de rodillas Leiacutea y cantaba durante largo ratocon laacutegrimas en los ojos y suspirando alzando losbrazos y nada maacutes terminada la oracioacuten sin dormirme iba a la faacutebrica y durante el trabajo no cesaba de

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orar En fin que por la ciudad empezoacute a correr elrumor Matvei es un santo Matvei cura a los enfer-mos y a los locos Claro que no habiacutea curado a na-die pero ya se sabe en cuanto aparece un cisma ouna falsa doctrina las mujeres no le dejan a unoAcuden como las moscas a la miel Empezaron aacosarme casadas y solteronas de toda clase me ha-ciacutean reverencias me besaban las manos y afirmabanque yo era un santo Una llegoacute a verme con la cabe-za aureolada por un nimbo El oratorio se habiacuteahecho pequentildeo por lo que alquileacute un cuarto maacutesespacioso y aquello se convirtioacute en una verdaderatorre de Babel El diablo se apoderoacute de miacute definiti-vamente y tapoacute la luz de mis ojos con sus repug-nantes pezuntildeas Todos pareciacuteamos posesos Yo leiacuteay las casadas y solteronas cantaban y asiacute sin comerni beber permaneciacuteamos de pie diacuteas enteros Depronto ellas empezaban a estremecerse como si tu-viesen calentura y luego se poniacutea a gritar una yotra iexclAquello daba miedo Tambieacuten yo me estreme-ciacutea como un judiacuteo en la caldera Yo mismo no seacute lacausa pero mis piernas empezaban a saltar Era algoportentoso no queriacutea pero saltaba y agitaba losbrazos Despueacutes de esto empezaban los gritos ychillidos bailaacutebamos todos y nos perseguiacuteamos

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hasta que caiacuteamos rendidos Asiacute en un momento deabsurda locura caiacute en el pecado de la lujuria

El gendarme soltoacute la risa pero al advertir quenadie le acompantildeaba se puso serio y dijo

-Eso es molokanismo He leiacutedo que en el Caacuteu-caso lo practican todos

-Pero no me matoacute un rayo - prosiguioacute Matveihaciendo la sentildeal de la cruz ante la imagen y bisbi-sando una oracioacuten- Seguramente intercedioacute por miacuteen el otro mundo mi difunta madre Cuando en laciudad me teniacutean ya por santo y hasta sentildeoras y se-ntildeores veniacutean a miacute secretamente en busca de con-suelo yo fui a despedirme de nuestro amo OsipVarlaacutemich Era el diacutea del perdoacuten El cerroacute la puertacon cerrojo y nos quedamos los dos solos cara acara Empezoacute a leerme la cartilla Debo decirles queOsip Varlaacutemich era un hombre sin estudios pero demuchas luces todos le respetaban y temiacutean porqueera severo y trabajador y observaba una conductaejemplar Fue durante veinte antildeos alcalde e hizomucho bien empedroacute la calle Novo-Moskoacutevskaia ehizo pintar la catedral y las columnas eacutestas de colorde malaquita Pues bien cerroacute la puerta y empezoacutelaquoYa hace tiempo que queriacutea hablar contigo hijo detal y de cual iquestTe crees santo Nada de eso eres un

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apoacutestata un malvado herejeraquo Y asiacute siguioacute No mesiento capaz de explicar lo bien que habloacute con queacutetalento como si estuviese escrito hasta que llegoacute aconmoverme Estuvo hablando dos horas Sus pa-labras me entraron en el corazoacuten me abrieron losojos Acabeacute por romper en sollozos laquoSeacute - me dijo -una persona como todas las demaacutes come bebeviacutestete y reza como el resto de la gente todo lo de-maacutes viene del diablo Tu cilicio es cosa del demoniolo mismo que tus ayunos y tu oratorio Todo esoproviene de tu soberbiaraquo

raquoAl diacutea siguiente que era primer lunes de cua-resma Dios dispuso que cayera enfermo Se meprodujo una hernia al levantar un peso y me lleva-ron al hospital Experimenteacute grandes tormentos ylloreacute amargamente sin cesar de temblar Pensabaque del hospital iba a ir al infierno pues en verdadestuve para morir Padeciacute en el lecho del dolor me-dio antildeo y al darme de alta lo primero de todo medesquiteacute de los ayunos y de nuevo me sentiacute personaAl despedirme de eacutel Osip Varlaacutemich insistioacute laquoRe-cuerda Matvei que todo lo que se sale de lo co-rriente viene del diabloraquo Y ahora como bebo y rezocomo todos Si por ejemplo el pope huele a taba-co o a vodka no oso censurarle porque tambieacuten eacutel

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es un hombre como cualquier otro En cuanto sedice que en la ciudad o en una aldea ha aparecidoun santo que se pasa las semanas sin comer e im-planta sus reglas comprendo de quieacuten es obra todoeso Esta es sentildeores la historia de mi vida Ahorayo como hizo Osip Varlaacutemich trato de convencera mis primos pero mi voz clama en el desierto Nome concedioacute Dios ese don

El relato de Matvei no parecioacute producir impre-sioacuten alguna Serguei Nikanoacuterich no dijo nada y sededicoacute a retirar los bocadillos del mostrador Elgendarme se refirioacute a lo rico que era Yaacutekov Ivaacutenichel primo de Matvei

-Por lo menos tendraacute treinta mil rublos - dijoEl gendarme Zhuacutekov pelirrojo carirredondo -

al andar le temblaban las mejillas - robusto y biennutrido cuando no estaba en presencia de sus supe-riores soliacutea retreparse en el asiento pierna sobrepierna y al hablar se balanceaba y silbaba descui-dadamente mientras que su cara expresaba la satis-faccioacuten del que acaba de despachar una buenacomida Teniacutea alguacuten dinerillo y siempre hablaba deeste tema como gran conocedor de la materia Sededicaba al corretaje y cualquiera que quisiese ven-

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der una finca un caballo o un coche usado recurriacuteaa eacutel

-Siacute seguramente guardaraacute sus treinta mil rubios- coincidioacute Serguei Nikanoacuterich- Su abuelo de ustedteniacutea una fortuna enorme - dijo volvieacutendose haciaMatvei- iexclEnorme Todo pasoacute a su padre y a su tiacuteoSu padre murioacute joven su tiacuteo se hizo con todo y lue-go se entiende fue a parar a Yaacutekov Ivaacutenich Mien-tras usted iba con su madre en peregrinacioacuten ycantaba en la faacutebrica aquiacute no estaban con los brazoscruzados

-A usted le corresponden quince mil - dijo elgendarme balanceaacutendose- La taberna es de los dospor lo que el capital tambieacuten debe serlo Siacute En sulugar yo lo habriacutea llevado a los tribunales Eso seentiende Y luego mientras las cosas se poniacutean enclaro a solas le habriacutea dado una buena somanta

A Yaacutekov Ivaacutenich no le queriacutean porque cuandoalguien profesa unas creencias que se salen de locomuacuten esto desagrada hasta a quienes son indife-rentes en materia religiosa Ademaacutes de esto el gen-darme le teniacutea ojeriza porque tambieacuten se dedicaba ala venta de caballos y coches usados

-Si no quiere ponerle pleito a su primo es por-que usted mismo tiene bastante dinero - dijo el can-

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tinero a Matvei con una mirada de envidia- El quecuenta con recursos se siente satisfecho pero yopor ejemplo creo que reventareacute sin haber salido deesta miseria

Matvei tratoacute de convencerle de que no teniacuteaninguacuten dinero pero Serguei Nikanoacuterich ya no leescuchaba habiacutean afluido en eacutel los recuerdos delpasado y de las ofensas que debiacutea sufrir a diario Sucalva se cubrioacute de sudor enrojecioacute y empezoacute a par-padear

-iexclMaldita vida -dijo y arrojoacute furioso el embuti-do al suelo

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III

Se contaba que la posada fue construida entiempos de Alejandro por una viuda que se habiacuteainstalado alliacute con un hijo Se llamaba Avdotia Tereacute-jova A quienes pasaban en coche de posta sobretodo en las noches de luna el sombriacuteo patio con elcobertizo y el portoacuten siempre cerrado les infundiacuteaun sentimiento de angustia y vaga inquietud comosi alliacute viviesen brujos o bandidos Y siempre al pa-sar de largo el cochero volviacutea la cabeza y arreabalos caballos Los viajeros se quedaban de mala ganaporque los duentildeos siempre se mostraban muyadustos y cobraban muy caro El patio estaba emba-rrado hasta en verano Entre el fango se revolcabanunos enormes cerdos y andaban sueltos los caballoscon los que traficaban los Tereacutejov A veces los ca-ballos deseosos de libertad se escapaban del patio y

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emprendiacutean una furiosa carrera por el caminoasustando a quienes por alliacute pasaban Entoncesaquello estaba muy animado pasaban largas carava-nas de mercanciacuteas y se produciacutean casos como elocurrido treinta antildeos antes cuando los carreterosenfurecidos mataron en una reyerta a un comer-ciante que iba de paso todaviacutea se levantaba a mediaversta de la casa la cruz de madera medio podridaPasaban coches de posta con sus campanillas y pe-sadas carrozas sentildeoriales Entre mugidos y nubes depolvo cruzaban tambieacuten rebantildeos de vacas y toros

Cuando construyeron el ferrocarril aquello eraun simple apeadero que luego diez antildeos maacutes tardese convirtioacute en la actual estacioacuten de Progeacutennaia Elmovimiento por el viejo camino de postas cesoacute casipor completo por eacutel soacutelo circulaban los propieta-rios y mujiks de la comarca y en la primavera y elotontildeo cuadrillas de trabajadores La posada se con-virtioacute en taberna El piso alto se quemoacute la techum-bre adquirioacute un color amarillento al oxidarse lachapa y el cobertizo se fue viniendo abajo pero enel patio seguiacutean revolcaacutendose entre el fango losenormes cerdos rosaacuteceos y repugnantes Comoantes a veces se escapaba un caballo que con lacola recogida galopaba furiosamente por el camino

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En la taberna vendiacutean teacute heno avena harina ytambieacuten vodka y cerveza para consumir en el mos-trador o para llevarse Las bebidas alcohoacutelicas lasvendiacutean bajo cuerda puesto que nunca sacaban lanecesaria licencia

Los Tereacutejov fueron siempre muy religiososhasta el punto que la gente los llamaba laquolos BeatosraquoPero acaso porque viviacutean aislados como ososrehuiacutean a la gente y a todo llegaban con su propiacabeza se mostraban propensos a la fantasiacutea y a lasfluctuaciones en materia religiosa y cada generacioacutencreiacutea a su manera La abuela Avdotia la que cons-truyoacute la posada perteneciacutea al rito viejo pero su hijoy sus dos nietos (los padres de Matvei y Yaacutekov) ibana la iglesia ortodoxa recibiacutean en su casa al clero yrezaban ante las imaacutegenes nuevas con la misma de-vocioacuten que ante las antiguas El hijo al llegar a lavejez dejoacute de comer carne e hizo voto de silencioviendo en cualquier conversacioacuten un pecado Losnietos presentaron la particularidad de que enten-diacutean las Escrituras a su manera no como todos si-no buscando en ellas un sentido oculto afirmandoque cada palabra sagrada debiacutea contener un secretoMatvei el bisnieto de Avdotia luchoacute desde la mis-ma infancia con visiones que estuvieron a punto de

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costarle la vida El otro bisnieto Yaacutekov Ivaacutenich eraortodoxo pero despueacutes de la muerte de su mujerdejoacute de ir a la iglesia y haciacutea los rezos en casa Estocontagioacute a su hermana Aglaia que ni acudiacutea a laiglesia ni dejaba ir a Dashutka De Aglaia se contabatambieacuten que en su juventud soliacutea ir a Vedeniaacutepinodonde habiacutea una secta de flagelantes y que en se-creto seguiacutea perteneciendo a ella razoacuten por la cualusaba pantildeuelo blanco

Yaacutekov Ivaacutenich le llevaba a Matvei diez antildeosEra un viejo de muy buena planta alto de barbaancha y gris que casi le llegaba a la cintura y espesascejas que le daban una expresioacuten severa y hasta per-versa Usaba un largo chaquetoacuten de buen pantildeo ouna pelliza negra y siempre trataba de ir bien vesti-do cuidando la limpieza de la ropa los chanclos nose los quitaba ni cuando el suelo estaba seco Nofrecuentaba la iglesia porque seguacuten eacutel alliacute no secumpliacutea el rito al pie de la letra y porque los sacer-dotes bebiacutean vino fuera de la misa y fumaban El yAglaia leiacutean las Escrituras y cantaban los salmos encasa todos los diacuteas En Vedeniaacutepino no leiacutean laEpiacutestola en los maitines y las viacutesperas no se cele-braban ni siquiera con ocasioacuten de las grandes fies-tas eacutel en cambio leiacutea en casa cuanto correspondiacutea

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a cada diacutea sin saltarse una sola liacutenea y sin prisas yen el tiempo libre leiacutea en voz alta las vidas de lossantos Se ateniacutea fielmente a los preceptos en todoslos aspectos de la vida asiacute si un diacutea de la Cuaresmaestaba permitido beber vino laquoen recompensa deltrabajo celosoraquo lo tomaba aunque no sintiese de-seos de beber

Recitaba sus oraciones cantaba los salmos in-censaba la casa y observaba fielmente el ayuno nopara alcanzar favores de Dios sino para observar elorden establecido El hombre no puede vivir sin fey la fe debe adquirir una expresioacuten justa de antildeo enantildeo y de diacutea en diacutea seguacuten cierto orden de tal modoque cada mantildeana y cada tarde Dios sea invocadoprecisamente con las palabras y pensamientos quecorrespondan al diacutea y a la hora Hay que vivir y portanto rezar tal y como es grato a Dios por eso ca-da diacutea hay que recitar y cantar soacutelo lo que le es gra-to es decir lo que corresponde seguacuten el rito Asiacute elprimer capiacutetulo de San Juan soacutelo habiacutea que leerlo eldiacutea de la Pascua y desde la Pascua hasta la Ascen-sioacuten no se podiacutea cantar el laquoDigniacutesimoraquo Y asiacute todolo demaacutes La conciencia de este orden y su impor-tancia proporcionaba a Yaacutekov Ivaacutenich profundasatisfaccioacuten durante sus oraciones Cuando las cir-

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cunstancias le obligaban a alterar dicho orden porejemplo cuando teniacutea que ir a la ciudad a hacerprovisiones o al Banco le atormentaba la concienciay se sentiacutea desgraciado

Su primo Matvei que habiacutea llegado inespera-damente de la faacutebrica y se habiacutea instalado en la ta-berna como en su propia casa empezoacute a incumplirlas reglas desde los primeros diacuteas Se negaba a parti-cipar en los rezos conjuntos comiacutea y tomaba teacute ahoras en que no se debiacutea se levantaba tarde y losmieacutercoles y viernes tomaba teacute alegando que se sen-tiacutea deacutebil casi cada diacutea durante los rezos entraba enel oratorio gritando laquoiexclDate cuenta de lo que hacesprimo iexclArrepieacutentete primoraquo Estas palabras saca-ban de quicio a Yaacutekov Ivaacutenich y Aglaia sin podersecontener empezaba a injuriarle O bien de nochesigilosamente Matvei entraba en el oratorio y deciacuteaa media voz laquoPrimo tus oraciones no son gratas aDios Porque estaacute dicho Reconciacuteliate primero contu hermano y ven entonces a ofrecer tus dones Y tuacutedas dinero a reacutedito y vendes vodka iexclArrepieacutenteteraquo

En las palabras de Matvei Yaacutekov no veiacutea maacutesque el habitual pretexto de los hombres vaciacuteos ynegligentes que si hablan de amor al proacutejimo o dereconciliarse con el hermano no es maacutes que para no

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orar no ayunar y no leer las Sagradas Escrituras yque si hablan con desprecio del lucro y los reacuteditoses porque no les gusta trabajar Porque ser pobre yno ahorrar nada es mucho maacutes faacutecil que ser rico

A pesar de todo se sentiacutea inquieto y ya no po-diacutea rezar como antes Apenas entraba en el oratorioy abriacutea el libro le embargaba el temor de que suprimo llegase a molestarle Y en efecto Matvei notardaba en presentarse para gritar con voz temblo-rosa laquoiexclDate cuenta de lo que haces primo iexclArre-pieacutentete primoraquo La hermana empezaba sus injuriasy Yaacutekov tambieacuten fuera de siacute gritaba laquoiexclVete de micasaraquo a lo que Matvei replicaba laquoLa casa es de to-dosraquoYaacutekov reanudaba la lectura y el canto pero yano podiacutea recobrar la calma y sin eacutel mismo adver-tirlo se quedaba pensativo con el libro delanteAunque consideraba una estupidez las palabras desu primo uacuteltimamente empezaba tambieacuten a recor-dar que al rico le es difiacutecil entrar en el reino de loscielos que tres antildeos antes habiacutea comprado a muybajo precio un caballo robado que todaviacutea en vidade su difunta mujer un borracho habiacutea muerto en lamisma taberna a causa del vodka

Por la noche dormiacutea mal con un suentildeo muy li-gero y oiacutea que Matvei que tampoco podiacutea dormir

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no cesaba de suspirar echando de menos su faacutebricade azulejos Y mientras daba vueltas en la cama re-cordaba el caballo robado el borracho y las palabrasdel Evangelio acerca del camello

Pareciacutea como si volviesen las alucinaciones deotros tiempos Y como a propio intento a pesar deque estaban a fines de marzo nevaba todos los diacuteasy el viento zumbaba en el bosque cual si fuese in-vierno pareciacutea como si la primavera no fuese a lle-gar nunca El tiempo predisponiacutea al tedio a laspeleas al odio y por la noche cuando el vientozumbaba sobre el techo le pareciacutea que alguien viviacuteaalliacute arriba en el piso vaciacuteo y las visiones empezabanpoco a poco a acudir a eacutel la cabeza le ardiacutea y nopodiacutea conciliar el suentildeo

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IV

El lunes santo por la mantildeana Matveiacute oyoacute desdesu habitacioacuten que Dashutka deciacutea a Aglaia

-El tiacuteo Matvei aseguroacute ayer que no hay queguardar el ayuno

Marvei recordoacute toda la conversacioacuten de la viacutes-pera con Dashutka y se sintioacute irritado

-iexclNo mientas muchacha -dijo con voz plantildeide-ra como la de un enfermo- No es posible vivir sinayunar El mismo Sentildeor ayunoacute cuarenta diacuteas Louacutenico que te dije es que las personas enfermas nodeben hacerlo

Haz caso de lo que te dice la gente de la faacutebricaellos te ensentildearaacuten lo que debe hacerse -dijo en tonode burla Aglaia que estaba fregando el suelo (losdiacuteas de labor soliacutea hacer esta faena que la poniacuteairritada con todos)- Ya se sabe coacutemo ayunan en la

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faacutebrica Tuacute preguacutentale a tu tiacuteo por la viacutebora coacutemolos dos juntos tomaban leche en los diacuteas de ayunoTrata de instruir a los otros y eacutel mismo ha olvidadolo de la viacutebora Preguacutentale a quieacuten dejoacute su dinero

Matvei ocultaba de todos cuidadosamente co-mo una uacutelcera repugnante que en aquel periacuteodo desu vida en que viejas y mozas acudiacutean al oratoriopara saltar y correr con eacutel se puso en relaciones conuna mujer de la que habiacutea tenido un hijo Al volvera casa le entregoacute cuanto habiacutea ahorrado en la faacutebri-ca para los gastos del viaje tuvo que pedir prestadoal duentildeo y ahora no le quedaban maacutes que unos ru-blos que reservaba para teacute y velas La mujer encuestioacuten le comunicoacute maacutes tarde que el nintildeo habiacuteamuerto y preguntaba en la carta queacute hacer con eldinero La carta en cuestioacuten la habiacutea traiacutedo de la es-tacioacuten un obrero Aglaia se habiacutea hecho con ella y lahabiacutea leiacutedo y luego cada diacutea se lo echaba en cara aMatvei

-No es broma iexclnovecientos rublos - siguioacuteAglaia- iexclAhiacute es nada dar novecientos rublos a unaviacutebora a una perdida de la faacutebrica iexclOjalaacute revientes-Habiacutea perdido ya la compostura y gritaba con vozchillona- -iquestTe callas iexclTe hariacutea pedazos inuacutetil iexclDarnovecientos rublos como si fueran un koacutepek Se los

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podiacuteas haber dejado a Dashutka que es cosa tuya yno a una extrantildea o podiacuteas haberlos mandado a Beacute-lev para los infelices hueacuterfanos de Mariacutea iexclPor queacuteno reventoacute tu viacutebora sea mil veces maldita la con-denada iexclOjalaacute no tenga un diacutea bueno en su vida

Yaacutekov Ivaacutenich la llamoacute era el momento de re-zar las horas Ella se lavoacute se puso el pantildeuelo blancoy acudioacute al oratorio a reunirse con su amado her-mano ya llena de recogimiento Cuando hablabacon Matvei o serviacutea en la posada el teacute a los hom-bres era una vieja flaca siempre alerta y malhumo-rada pero en el oratorio su cara adquiriacutea unaexpresioacuten pura y devota pareciacutea rejuvenecer sesentaba reposadamente y hasta juntaba los labios enun gesto humilde

Yaacutekov Ivaacutenich empezoacute a leer el libro de horascon la voz tranquila y melancoacutelica que siempre re-servaba para la Cuaresma Al poco rato se detuvopara prestar atencioacuten al silencio reinante en toda lacasa Reanudoacute la lectura con un sentimiento de sa-tisfaccioacuten Teniacutea las manos juntas en actitud devotacon los ojos muy abiertos meneaba la cabeza y lan-zaba un suspiro tras otro Pero en esto se oyeronunas voces El gendarme y Serguei Nikanoacuterich ha-biacutean llegado a visitar a Matvei Yaacutekov Ivaacutenich no se

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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V

Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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maacutes llegoacute a Progoacutennaia donde soacutelo se vendiacutean teacutevodka barato y como aperitivos huevos duros y unembutido al que no se le podiacutea meter el diente queoliacutea a brea y que eacutel mismo en son de burla llamabalaquoembutido musicalraquo Estaba completamente calvosus ojos eran azules y saltones y luciacutea unas espesasy rizadas patillas que se peinaba a menudo miraacuten-dose en un espejito Los recuerdos del pasado leatormentaban sin cesar le era imposible acostum-brarse al laquoembutido musicalraquo a las groseriacuteas del jefede estacioacuten y a los mujiks que regateaban en el pre-cio siendo asiacute que seguacuten eacutel regatear en la cantinaera tan indecoroso como en una farmacia Sentiacutea elbochorno de su pobreza y humillacioacuten y este bo-chorno era ahora lo principal en su vida

-La primavera viene este antildeo con retraso - dijoMatvel prestando atencioacuten al silbido del viento- Yes preferible No me gusta la primavera Hay muchobarro Serguei Nikanoacuterich En los libros escribenque al llegar la primavera cantan los paacutejaros y ca-lienta el sol iquestQueacute tiene eso de agradable El paacutejarono es maacutes que un paacutejaro A miacute me agrada la buenasociedad oiacuter hablar a la gente conversar sobrecuestiones religiosas o cantar a coro algo hermoso

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pero los ruisentildeores y las flores iexclque se vayan conDios

Empezoacute de nuevo a hablar de la faacutebrica y delcoro pero el ofendido Serguei Nikanoacuterich no aca-baba de calmarse ni encoger los hombros y gruntildeirMatvei se despidioacute y encaminoacute a su casa

No helaba y ya goteaba de los tejados pero lanieve caiacutea en grandes copos que se arremolinabanen el aire y sus blancas nubes se perseguiacutean por laviacutea del ferrocarril El robledal que se extendiacutea aambos lados de los carriles apenas iluminado por laluna y se escondiacutea en lo alto tras las nubes dejabaoiacuter un zumbido aacutespero y prolongado iexclLos aacuterbolesinfunden miedo cuando un fuerte vendaval losazota Matvei caminaba por la carretera a lo largode la liacutenea protegieacutendose la cara y las manos em-pujado por el viento De pronto aparecioacute un caba-llero cubierto de nieve un trineo rechinoacute por lasdesnudas piedras de la carretera y un mujik con lacabeza envuelta y todo eacutel blanco tambieacuten hizo res-tallar el laacutetigo Cuando Matvei se volvioacute para mirarya habiacutean desaparecido el trineo y el mujik como sitodo hubiese sido una visioacuten y apretoacute el paso sin-tiendo un vago miedo

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Llegoacute al paso a nivel y a la oscura caseta delguarda La barrera estaba levantada junto a ella sehabiacutean formado verdaderas montantildeas de nieve y loscopos giraban como las brujas en la noche del saacuteba-do En aquel punto cruzaba la liacutenea un viejo cami-no importante en otros tiempos al que todaviacutea sele daba el nombre de calzada A la derecha cercadel paso a nivel y al borde mismo de la carreteraestaba la taberna de Tereacutejov que antes habiacutea sidoposada Alliacute por las noches siempre luciacutea una luz

Cuando Matvei llegoacute en todas las habitacionesincluso en el zaguaacuten habiacutea un intenso olor a incien-so Su primo Yaacutekob Ivaacutenich seguiacutea oficiando lasviacutesperas En un rincoacuten del oratorio donde la cere-monia teniacutea lugar habiacutea una urna con viejas imaacutege-nes heredadas de los abuelos en marcossobredorados a ambos lados derecha e izquierdahabiacutea imaacutegenes antiguas y modernas en urnas o sinellas Sobre la mesa cubierta con un tapete que lle-gaba hasta el suelo habiacutea una imagen de la Anun-ciacioacuten una cruz de cipreacutes y un incensario Ardiacuteanlas velas de cera junto a la mesa habiacutea un atril Alpasar junto al oratorio Matvei se detuvo y asomoacute lacabeza Yaacutekov Ivaacutenich estaba leyendo junto al atrilLe acompantildeaba en las oraciones su hermana Aglaia

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una vieja alta y flaca vestida de azul y con un pa-ntildeuelo blanco en la cabeza Estaba tambieacuten Dashu-tka la hija de Yaacutekov Ivaacutenich una moza dedieciocho antildeos fea y pecosa que siempre iba des-calza y con el mismo vestido que llevaba cuandopor la tarde abrevaba los animales

-iexclGloria a ti que nos mostraste la luz -entonoacuteYaacutekov Ivaacutenich con voz cantarina e hizo una pro-funda reverencia

Aglaia con la barbilla apoyada en la mano seunioacute al canto con una voz fina y chillona Arribasobre el techo tambieacuten resonaron unas voces con-fusas que amenazaban o anunciaban algo malo Enla segunda planta despueacutes de un incendio que sehabiacutea producido haciacutea mucho tiempo no viviacutea na-die las ventanas habiacutean sido clavadas y el suelo en-tre las vigas estaba sembrado de botellas vaciacuteasAhora el viento zumbaba alliacute y pareciacutea como si al-guien corriese tropezando en las vigas

La mitad de la planta baja estaba destinada a ta-berna la otra mitad la ocupaba la familia de los Te-reacutejov asiacute que cuando en la taberna alborotaban losviajeros borrachos en las habitaciones se oiacutea hastala uacuteltima palabra Matvei ocupaba una habitacioacutenjunto a la cocina en ella habiacutea un gran horno en el

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cual en otros tiempos cuando aquello era posadacociacutean pan todos los diacuteas En la misma habitacioacutendetraacutes del horno dormiacutea Dashutka que no teniacuteacuarto para ella sola Todas las noches cantaban losgrillos y se oiacutea el ruido de los ratones

Matvei encendioacute una vela y se puso a leer un li-bro que le habiacutea prestado el gendarme de la esta-cioacuten Entre tanto terminaron los rezos y todos seacostaron Tambieacuten lo hizo Dashutka que empezoacutea roncar acto seguido aunque no tardoacute en desper-tarse y dijo bostezando

-No debiacuteas tener la vela encendida sin necesi-dad tiacuteo Matvei

-La vela es miacutea - replicoacute eacutel- La compreacute con midinero

Dashutka dio unas cuantas vueltas y no tardoacute endormirse de nuevo Matvei siguioacute auacuten largo ratopues no teniacutea suentildeo y al terminar la uacuteltima paacuteginasacoacute del bauacutel un laacutepiz y escribioacute en la primera laquoYoMatvei Tereacutejov he leiacutedo este libro y creo que es elmejor de los que he leiacutedo nunca por lo cual expresomi gratitud a Kuzmaacute Nikolaacuteievich Zhuacutekov subofi-cial de la gendarmeriacutea de la Direccioacuten de Ferroca-rriles propietario de este inapreciable libroraquo

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Para eacutel era un deber de cortesiacutea hacer talesanotaciones en los libros que le prestaban

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II

El diacutea de la Anunciacioacuten cuando ya habiacutea salidoel tren correo Matvei tomaba teacute con limoacuten en lacantina y hablaba animado

Le escuchaban el cantinero y el gendarmeZhuacutekov

-He de decirles -contaba Matvei - que desdemuy chico me sentiacute atraiacutedo por la religioacuten A losdoce antildeos leiacutea ya en la iglesia la Epiacutestola cosa quealegraba mucho a mis padres y todos los veranosiba con mi difunta madre en peregrinacioacuten Mien-tras los otros chicos cantaban o cogiacutean cangrejos yosoliacutea quedarme con ella Los mayores me alentabany a miacute mismo me agradaba observar tan buena con-ducta Y cuando mi madre me mandoacute a la faacutebricafuera de las horas de trabajo yo fui el tenor denuestro coro y para miacute no habiacutea mayor placer No

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hace falta decir que no bebiacutea ni fumaba y que mebantildeaba a menudo y esta vida como ya se sabe noagrada al enemigo del geacutenero humano El malditoquiso perderme y tratoacute de oscurecer mi entendi-miento como ahora hace con mi primo Lo prime-ro de todo hice voto de observar vigilia los lunes yno comer carne nunca Con el tiempo empezaron adominarme toda clase de fantasiacuteas En la primerasemana de la Cuaresma hasta el saacutebado seguacuten or-denaron los santos padres no se puede comer ca-liente aunque los que trabajan y los deacutebiles puedentomar hasta teacute pero yo no probaba bocado hasta eldomingo mismo y luego durante toda la Cuaresmano me permitiacutea la mantequilla y los mieacutercoles y losviernes guardaba ayuno absoluto Lo mismo haciacuteaen las vigilias menores En la cuaresma de San Pe-dro la gente de la faacutebrica soliacutea tomar sopa de colcon sollo pero yo procurando que no me vieranrumiaba un trozo de pan seco

raquoCada cual tiene su fuerza ya se sabe pero yohablo de miacute en los diacuteas de vigilia el ayuno no mecostaba ninguacuten esfuerzo y cuanto mayor era micelo mejor me sentiacutea Unicamente sentiacutea apetito losprimeros diacuteas de ayuno luego me acostumbrabacada vez me notaba mejor y al cabo de una semana

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me encontraba perfectamente Mis piernas estabantan ligeras que me pareciacutea encontrare en una nubey no en la tierra Ademaacutes me imponiacutea toda clase deobligaciones me levantaba por la noche para hacerreverencias arrastraba pesadas piedras de un lugar aotro iba descalzo por la nieve y claro es usaba cili-cio Pero al cabo de alguacuten tiempo al ir a confesar-me se me ocurrioacute Este sacerdote estaacute casado comecarne y fuma iquestCoacutemo puede confesarme iquestQueacute po-der tiene para absolverme si es maacutes pecador queyo Yo me privo hasta de la mantequilla y eacutel puedeque haya comido esturioacuten Acudiacute a otro sacerdote yeacuteste como a propio intento era gordo llevaba so-tana de seda que haciacutea el mismo ruido que las fal-das de una sentildeora y tambieacuten oliacutea a tabaco Me fui ahacer mis ayunos a un monasterio y alliacute mi corazoacutentampoco se sentiacutea tranquilo me pareciacutea que losmonjes no observaban las reglas Despueacutes de estono habiacutea ninguacuten servicio religioso que me satisficie-ra en un sitio la misa acababa demasiado pronto enotro no habiacutean cantado conforme es debido en eltercero el sacristaacuten era gangoso En ocasiones queel Sentildeor perdone a este pecador mi corazoacuten se es-tremeciacutea de ira en pleno templo iquestQueacute oracioacuten eraaqueacutella Creiacutea que la gente no se santiguaba ni escu-

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chaba debidamente a cualquier lugar que mirasetodo eran borrachos glotones fumadores liberti-nos jugadores Yo era el uacutenico que viviacutea seguacuten losmandamientos El maligno no dormiacutea y conformeel tiempo pasaba aquello iba en aumento Dejeacute decantar en el coro e ir a la iglesia Me creiacutea un hom-bre justo y la iglesia viendo su imperfeccioacuten no meagradaba es decir como el aacutengel caiacutedo me enso-berbeciacute hasta lo increiacuteble

raquoDespueacutes de eacutesto quise tener una iglesia para miacutesolo Alquileacute a una mujer sorda un pequentildeo cuartomuy a las afueras cerca del cementerio y la convertiacuteen un oratorio por el estilo del de mi primo aunqueen el miacuteo habiacutea candelabros y un incensario de ve-ras En este oratorio me ateniacutea a las reglas del santomonte Athos es decir cada diacutea los maitines empe-zaban siempre a medianoche y en las fiestas maacutessolemnes la misa duraba diez y hasta doce horasDespueacutes de todo los frailes seguacuten las reglas per-manecen sentados durante la lectura del Evangeliopero yo para hacerme maacutes agradable a Dios soliacutealeerlo de rodillas Leiacutea y cantaba durante largo ratocon laacutegrimas en los ojos y suspirando alzando losbrazos y nada maacutes terminada la oracioacuten sin dormirme iba a la faacutebrica y durante el trabajo no cesaba de

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orar En fin que por la ciudad empezoacute a correr elrumor Matvei es un santo Matvei cura a los enfer-mos y a los locos Claro que no habiacutea curado a na-die pero ya se sabe en cuanto aparece un cisma ouna falsa doctrina las mujeres no le dejan a unoAcuden como las moscas a la miel Empezaron aacosarme casadas y solteronas de toda clase me ha-ciacutean reverencias me besaban las manos y afirmabanque yo era un santo Una llegoacute a verme con la cabe-za aureolada por un nimbo El oratorio se habiacuteahecho pequentildeo por lo que alquileacute un cuarto maacutesespacioso y aquello se convirtioacute en una verdaderatorre de Babel El diablo se apoderoacute de miacute definiti-vamente y tapoacute la luz de mis ojos con sus repug-nantes pezuntildeas Todos pareciacuteamos posesos Yo leiacuteay las casadas y solteronas cantaban y asiacute sin comerni beber permaneciacuteamos de pie diacuteas enteros Depronto ellas empezaban a estremecerse como si tu-viesen calentura y luego se poniacutea a gritar una yotra iexclAquello daba miedo Tambieacuten yo me estreme-ciacutea como un judiacuteo en la caldera Yo mismo no seacute lacausa pero mis piernas empezaban a saltar Era algoportentoso no queriacutea pero saltaba y agitaba losbrazos Despueacutes de esto empezaban los gritos ychillidos bailaacutebamos todos y nos perseguiacuteamos

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hasta que caiacuteamos rendidos Asiacute en un momento deabsurda locura caiacute en el pecado de la lujuria

El gendarme soltoacute la risa pero al advertir quenadie le acompantildeaba se puso serio y dijo

-Eso es molokanismo He leiacutedo que en el Caacuteu-caso lo practican todos

-Pero no me matoacute un rayo - prosiguioacute Matveihaciendo la sentildeal de la cruz ante la imagen y bisbi-sando una oracioacuten- Seguramente intercedioacute por miacuteen el otro mundo mi difunta madre Cuando en laciudad me teniacutean ya por santo y hasta sentildeoras y se-ntildeores veniacutean a miacute secretamente en busca de con-suelo yo fui a despedirme de nuestro amo OsipVarlaacutemich Era el diacutea del perdoacuten El cerroacute la puertacon cerrojo y nos quedamos los dos solos cara acara Empezoacute a leerme la cartilla Debo decirles queOsip Varlaacutemich era un hombre sin estudios pero demuchas luces todos le respetaban y temiacutean porqueera severo y trabajador y observaba una conductaejemplar Fue durante veinte antildeos alcalde e hizomucho bien empedroacute la calle Novo-Moskoacutevskaia ehizo pintar la catedral y las columnas eacutestas de colorde malaquita Pues bien cerroacute la puerta y empezoacutelaquoYa hace tiempo que queriacutea hablar contigo hijo detal y de cual iquestTe crees santo Nada de eso eres un

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apoacutestata un malvado herejeraquo Y asiacute siguioacute No mesiento capaz de explicar lo bien que habloacute con queacutetalento como si estuviese escrito hasta que llegoacute aconmoverme Estuvo hablando dos horas Sus pa-labras me entraron en el corazoacuten me abrieron losojos Acabeacute por romper en sollozos laquoSeacute - me dijo -una persona como todas las demaacutes come bebeviacutestete y reza como el resto de la gente todo lo de-maacutes viene del diablo Tu cilicio es cosa del demoniolo mismo que tus ayunos y tu oratorio Todo esoproviene de tu soberbiaraquo

raquoAl diacutea siguiente que era primer lunes de cua-resma Dios dispuso que cayera enfermo Se meprodujo una hernia al levantar un peso y me lleva-ron al hospital Experimenteacute grandes tormentos ylloreacute amargamente sin cesar de temblar Pensabaque del hospital iba a ir al infierno pues en verdadestuve para morir Padeciacute en el lecho del dolor me-dio antildeo y al darme de alta lo primero de todo medesquiteacute de los ayunos y de nuevo me sentiacute personaAl despedirme de eacutel Osip Varlaacutemich insistioacute laquoRe-cuerda Matvei que todo lo que se sale de lo co-rriente viene del diabloraquo Y ahora como bebo y rezocomo todos Si por ejemplo el pope huele a taba-co o a vodka no oso censurarle porque tambieacuten eacutel

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es un hombre como cualquier otro En cuanto sedice que en la ciudad o en una aldea ha aparecidoun santo que se pasa las semanas sin comer e im-planta sus reglas comprendo de quieacuten es obra todoeso Esta es sentildeores la historia de mi vida Ahorayo como hizo Osip Varlaacutemich trato de convencera mis primos pero mi voz clama en el desierto Nome concedioacute Dios ese don

El relato de Matvei no parecioacute producir impre-sioacuten alguna Serguei Nikanoacuterich no dijo nada y sededicoacute a retirar los bocadillos del mostrador Elgendarme se refirioacute a lo rico que era Yaacutekov Ivaacutenichel primo de Matvei

-Por lo menos tendraacute treinta mil rublos - dijoEl gendarme Zhuacutekov pelirrojo carirredondo -

al andar le temblaban las mejillas - robusto y biennutrido cuando no estaba en presencia de sus supe-riores soliacutea retreparse en el asiento pierna sobrepierna y al hablar se balanceaba y silbaba descui-dadamente mientras que su cara expresaba la satis-faccioacuten del que acaba de despachar una buenacomida Teniacutea alguacuten dinerillo y siempre hablaba deeste tema como gran conocedor de la materia Sededicaba al corretaje y cualquiera que quisiese ven-

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der una finca un caballo o un coche usado recurriacuteaa eacutel

-Siacute seguramente guardaraacute sus treinta mil rubios- coincidioacute Serguei Nikanoacuterich- Su abuelo de ustedteniacutea una fortuna enorme - dijo volvieacutendose haciaMatvei- iexclEnorme Todo pasoacute a su padre y a su tiacuteoSu padre murioacute joven su tiacuteo se hizo con todo y lue-go se entiende fue a parar a Yaacutekov Ivaacutenich Mien-tras usted iba con su madre en peregrinacioacuten ycantaba en la faacutebrica aquiacute no estaban con los brazoscruzados

-A usted le corresponden quince mil - dijo elgendarme balanceaacutendose- La taberna es de los dospor lo que el capital tambieacuten debe serlo Siacute En sulugar yo lo habriacutea llevado a los tribunales Eso seentiende Y luego mientras las cosas se poniacutean enclaro a solas le habriacutea dado una buena somanta

A Yaacutekov Ivaacutenich no le queriacutean porque cuandoalguien profesa unas creencias que se salen de locomuacuten esto desagrada hasta a quienes son indife-rentes en materia religiosa Ademaacutes de esto el gen-darme le teniacutea ojeriza porque tambieacuten se dedicaba ala venta de caballos y coches usados

-Si no quiere ponerle pleito a su primo es por-que usted mismo tiene bastante dinero - dijo el can-

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tinero a Matvei con una mirada de envidia- El quecuenta con recursos se siente satisfecho pero yopor ejemplo creo que reventareacute sin haber salido deesta miseria

Matvei tratoacute de convencerle de que no teniacuteaninguacuten dinero pero Serguei Nikanoacuterich ya no leescuchaba habiacutean afluido en eacutel los recuerdos delpasado y de las ofensas que debiacutea sufrir a diario Sucalva se cubrioacute de sudor enrojecioacute y empezoacute a par-padear

-iexclMaldita vida -dijo y arrojoacute furioso el embuti-do al suelo

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III

Se contaba que la posada fue construida entiempos de Alejandro por una viuda que se habiacuteainstalado alliacute con un hijo Se llamaba Avdotia Tereacute-jova A quienes pasaban en coche de posta sobretodo en las noches de luna el sombriacuteo patio con elcobertizo y el portoacuten siempre cerrado les infundiacuteaun sentimiento de angustia y vaga inquietud comosi alliacute viviesen brujos o bandidos Y siempre al pa-sar de largo el cochero volviacutea la cabeza y arreabalos caballos Los viajeros se quedaban de mala ganaporque los duentildeos siempre se mostraban muyadustos y cobraban muy caro El patio estaba emba-rrado hasta en verano Entre el fango se revolcabanunos enormes cerdos y andaban sueltos los caballoscon los que traficaban los Tereacutejov A veces los ca-ballos deseosos de libertad se escapaban del patio y

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emprendiacutean una furiosa carrera por el caminoasustando a quienes por alliacute pasaban Entoncesaquello estaba muy animado pasaban largas carava-nas de mercanciacuteas y se produciacutean casos como elocurrido treinta antildeos antes cuando los carreterosenfurecidos mataron en una reyerta a un comer-ciante que iba de paso todaviacutea se levantaba a mediaversta de la casa la cruz de madera medio podridaPasaban coches de posta con sus campanillas y pe-sadas carrozas sentildeoriales Entre mugidos y nubes depolvo cruzaban tambieacuten rebantildeos de vacas y toros

Cuando construyeron el ferrocarril aquello eraun simple apeadero que luego diez antildeos maacutes tardese convirtioacute en la actual estacioacuten de Progeacutennaia Elmovimiento por el viejo camino de postas cesoacute casipor completo por eacutel soacutelo circulaban los propieta-rios y mujiks de la comarca y en la primavera y elotontildeo cuadrillas de trabajadores La posada se con-virtioacute en taberna El piso alto se quemoacute la techum-bre adquirioacute un color amarillento al oxidarse lachapa y el cobertizo se fue viniendo abajo pero enel patio seguiacutean revolcaacutendose entre el fango losenormes cerdos rosaacuteceos y repugnantes Comoantes a veces se escapaba un caballo que con lacola recogida galopaba furiosamente por el camino

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En la taberna vendiacutean teacute heno avena harina ytambieacuten vodka y cerveza para consumir en el mos-trador o para llevarse Las bebidas alcohoacutelicas lasvendiacutean bajo cuerda puesto que nunca sacaban lanecesaria licencia

Los Tereacutejov fueron siempre muy religiososhasta el punto que la gente los llamaba laquolos BeatosraquoPero acaso porque viviacutean aislados como ososrehuiacutean a la gente y a todo llegaban con su propiacabeza se mostraban propensos a la fantasiacutea y a lasfluctuaciones en materia religiosa y cada generacioacutencreiacutea a su manera La abuela Avdotia la que cons-truyoacute la posada perteneciacutea al rito viejo pero su hijoy sus dos nietos (los padres de Matvei y Yaacutekov) ibana la iglesia ortodoxa recibiacutean en su casa al clero yrezaban ante las imaacutegenes nuevas con la misma de-vocioacuten que ante las antiguas El hijo al llegar a lavejez dejoacute de comer carne e hizo voto de silencioviendo en cualquier conversacioacuten un pecado Losnietos presentaron la particularidad de que enten-diacutean las Escrituras a su manera no como todos si-no buscando en ellas un sentido oculto afirmandoque cada palabra sagrada debiacutea contener un secretoMatvei el bisnieto de Avdotia luchoacute desde la mis-ma infancia con visiones que estuvieron a punto de

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costarle la vida El otro bisnieto Yaacutekov Ivaacutenich eraortodoxo pero despueacutes de la muerte de su mujerdejoacute de ir a la iglesia y haciacutea los rezos en casa Estocontagioacute a su hermana Aglaia que ni acudiacutea a laiglesia ni dejaba ir a Dashutka De Aglaia se contabatambieacuten que en su juventud soliacutea ir a Vedeniaacutepinodonde habiacutea una secta de flagelantes y que en se-creto seguiacutea perteneciendo a ella razoacuten por la cualusaba pantildeuelo blanco

Yaacutekov Ivaacutenich le llevaba a Matvei diez antildeosEra un viejo de muy buena planta alto de barbaancha y gris que casi le llegaba a la cintura y espesascejas que le daban una expresioacuten severa y hasta per-versa Usaba un largo chaquetoacuten de buen pantildeo ouna pelliza negra y siempre trataba de ir bien vesti-do cuidando la limpieza de la ropa los chanclos nose los quitaba ni cuando el suelo estaba seco Nofrecuentaba la iglesia porque seguacuten eacutel alliacute no secumpliacutea el rito al pie de la letra y porque los sacer-dotes bebiacutean vino fuera de la misa y fumaban El yAglaia leiacutean las Escrituras y cantaban los salmos encasa todos los diacuteas En Vedeniaacutepino no leiacutean laEpiacutestola en los maitines y las viacutesperas no se cele-braban ni siquiera con ocasioacuten de las grandes fies-tas eacutel en cambio leiacutea en casa cuanto correspondiacutea

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a cada diacutea sin saltarse una sola liacutenea y sin prisas yen el tiempo libre leiacutea en voz alta las vidas de lossantos Se ateniacutea fielmente a los preceptos en todoslos aspectos de la vida asiacute si un diacutea de la Cuaresmaestaba permitido beber vino laquoen recompensa deltrabajo celosoraquo lo tomaba aunque no sintiese de-seos de beber

Recitaba sus oraciones cantaba los salmos in-censaba la casa y observaba fielmente el ayuno nopara alcanzar favores de Dios sino para observar elorden establecido El hombre no puede vivir sin fey la fe debe adquirir una expresioacuten justa de antildeo enantildeo y de diacutea en diacutea seguacuten cierto orden de tal modoque cada mantildeana y cada tarde Dios sea invocadoprecisamente con las palabras y pensamientos quecorrespondan al diacutea y a la hora Hay que vivir y portanto rezar tal y como es grato a Dios por eso ca-da diacutea hay que recitar y cantar soacutelo lo que le es gra-to es decir lo que corresponde seguacuten el rito Asiacute elprimer capiacutetulo de San Juan soacutelo habiacutea que leerlo eldiacutea de la Pascua y desde la Pascua hasta la Ascen-sioacuten no se podiacutea cantar el laquoDigniacutesimoraquo Y asiacute todolo demaacutes La conciencia de este orden y su impor-tancia proporcionaba a Yaacutekov Ivaacutenich profundasatisfaccioacuten durante sus oraciones Cuando las cir-

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cunstancias le obligaban a alterar dicho orden porejemplo cuando teniacutea que ir a la ciudad a hacerprovisiones o al Banco le atormentaba la concienciay se sentiacutea desgraciado

Su primo Matvei que habiacutea llegado inespera-damente de la faacutebrica y se habiacutea instalado en la ta-berna como en su propia casa empezoacute a incumplirlas reglas desde los primeros diacuteas Se negaba a parti-cipar en los rezos conjuntos comiacutea y tomaba teacute ahoras en que no se debiacutea se levantaba tarde y losmieacutercoles y viernes tomaba teacute alegando que se sen-tiacutea deacutebil casi cada diacutea durante los rezos entraba enel oratorio gritando laquoiexclDate cuenta de lo que hacesprimo iexclArrepieacutentete primoraquo Estas palabras saca-ban de quicio a Yaacutekov Ivaacutenich y Aglaia sin podersecontener empezaba a injuriarle O bien de nochesigilosamente Matvei entraba en el oratorio y deciacuteaa media voz laquoPrimo tus oraciones no son gratas aDios Porque estaacute dicho Reconciacuteliate primero contu hermano y ven entonces a ofrecer tus dones Y tuacutedas dinero a reacutedito y vendes vodka iexclArrepieacutenteteraquo

En las palabras de Matvei Yaacutekov no veiacutea maacutesque el habitual pretexto de los hombres vaciacuteos ynegligentes que si hablan de amor al proacutejimo o dereconciliarse con el hermano no es maacutes que para no

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orar no ayunar y no leer las Sagradas Escrituras yque si hablan con desprecio del lucro y los reacuteditoses porque no les gusta trabajar Porque ser pobre yno ahorrar nada es mucho maacutes faacutecil que ser rico

A pesar de todo se sentiacutea inquieto y ya no po-diacutea rezar como antes Apenas entraba en el oratorioy abriacutea el libro le embargaba el temor de que suprimo llegase a molestarle Y en efecto Matvei notardaba en presentarse para gritar con voz temblo-rosa laquoiexclDate cuenta de lo que haces primo iexclArre-pieacutentete primoraquo La hermana empezaba sus injuriasy Yaacutekov tambieacuten fuera de siacute gritaba laquoiexclVete de micasaraquo a lo que Matvei replicaba laquoLa casa es de to-dosraquoYaacutekov reanudaba la lectura y el canto pero yano podiacutea recobrar la calma y sin eacutel mismo adver-tirlo se quedaba pensativo con el libro delanteAunque consideraba una estupidez las palabras desu primo uacuteltimamente empezaba tambieacuten a recor-dar que al rico le es difiacutecil entrar en el reino de loscielos que tres antildeos antes habiacutea comprado a muybajo precio un caballo robado que todaviacutea en vidade su difunta mujer un borracho habiacutea muerto en lamisma taberna a causa del vodka

Por la noche dormiacutea mal con un suentildeo muy li-gero y oiacutea que Matvei que tampoco podiacutea dormir

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no cesaba de suspirar echando de menos su faacutebricade azulejos Y mientras daba vueltas en la cama re-cordaba el caballo robado el borracho y las palabrasdel Evangelio acerca del camello

Pareciacutea como si volviesen las alucinaciones deotros tiempos Y como a propio intento a pesar deque estaban a fines de marzo nevaba todos los diacuteasy el viento zumbaba en el bosque cual si fuese in-vierno pareciacutea como si la primavera no fuese a lle-gar nunca El tiempo predisponiacutea al tedio a laspeleas al odio y por la noche cuando el vientozumbaba sobre el techo le pareciacutea que alguien viviacuteaalliacute arriba en el piso vaciacuteo y las visiones empezabanpoco a poco a acudir a eacutel la cabeza le ardiacutea y nopodiacutea conciliar el suentildeo

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IV

El lunes santo por la mantildeana Matveiacute oyoacute desdesu habitacioacuten que Dashutka deciacutea a Aglaia

-El tiacuteo Matvei aseguroacute ayer que no hay queguardar el ayuno

Marvei recordoacute toda la conversacioacuten de la viacutes-pera con Dashutka y se sintioacute irritado

-iexclNo mientas muchacha -dijo con voz plantildeide-ra como la de un enfermo- No es posible vivir sinayunar El mismo Sentildeor ayunoacute cuarenta diacuteas Louacutenico que te dije es que las personas enfermas nodeben hacerlo

Haz caso de lo que te dice la gente de la faacutebricaellos te ensentildearaacuten lo que debe hacerse -dijo en tonode burla Aglaia que estaba fregando el suelo (losdiacuteas de labor soliacutea hacer esta faena que la poniacuteairritada con todos)- Ya se sabe coacutemo ayunan en la

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faacutebrica Tuacute preguacutentale a tu tiacuteo por la viacutebora coacutemolos dos juntos tomaban leche en los diacuteas de ayunoTrata de instruir a los otros y eacutel mismo ha olvidadolo de la viacutebora Preguacutentale a quieacuten dejoacute su dinero

Matvei ocultaba de todos cuidadosamente co-mo una uacutelcera repugnante que en aquel periacuteodo desu vida en que viejas y mozas acudiacutean al oratoriopara saltar y correr con eacutel se puso en relaciones conuna mujer de la que habiacutea tenido un hijo Al volvera casa le entregoacute cuanto habiacutea ahorrado en la faacutebri-ca para los gastos del viaje tuvo que pedir prestadoal duentildeo y ahora no le quedaban maacutes que unos ru-blos que reservaba para teacute y velas La mujer encuestioacuten le comunicoacute maacutes tarde que el nintildeo habiacuteamuerto y preguntaba en la carta queacute hacer con eldinero La carta en cuestioacuten la habiacutea traiacutedo de la es-tacioacuten un obrero Aglaia se habiacutea hecho con ella y lahabiacutea leiacutedo y luego cada diacutea se lo echaba en cara aMatvei

-No es broma iexclnovecientos rublos - siguioacuteAglaia- iexclAhiacute es nada dar novecientos rublos a unaviacutebora a una perdida de la faacutebrica iexclOjalaacute revientes-Habiacutea perdido ya la compostura y gritaba con vozchillona- -iquestTe callas iexclTe hariacutea pedazos inuacutetil iexclDarnovecientos rublos como si fueran un koacutepek Se los

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podiacuteas haber dejado a Dashutka que es cosa tuya yno a una extrantildea o podiacuteas haberlos mandado a Beacute-lev para los infelices hueacuterfanos de Mariacutea iexclPor queacuteno reventoacute tu viacutebora sea mil veces maldita la con-denada iexclOjalaacute no tenga un diacutea bueno en su vida

Yaacutekov Ivaacutenich la llamoacute era el momento de re-zar las horas Ella se lavoacute se puso el pantildeuelo blancoy acudioacute al oratorio a reunirse con su amado her-mano ya llena de recogimiento Cuando hablabacon Matvei o serviacutea en la posada el teacute a los hom-bres era una vieja flaca siempre alerta y malhumo-rada pero en el oratorio su cara adquiriacutea unaexpresioacuten pura y devota pareciacutea rejuvenecer sesentaba reposadamente y hasta juntaba los labios enun gesto humilde

Yaacutekov Ivaacutenich empezoacute a leer el libro de horascon la voz tranquila y melancoacutelica que siempre re-servaba para la Cuaresma Al poco rato se detuvopara prestar atencioacuten al silencio reinante en toda lacasa Reanudoacute la lectura con un sentimiento de sa-tisfaccioacuten Teniacutea las manos juntas en actitud devotacon los ojos muy abiertos meneaba la cabeza y lan-zaba un suspiro tras otro Pero en esto se oyeronunas voces El gendarme y Serguei Nikanoacuterich ha-biacutean llegado a visitar a Matvei Yaacutekov Ivaacutenich no se

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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pero los ruisentildeores y las flores iexclque se vayan conDios

Empezoacute de nuevo a hablar de la faacutebrica y delcoro pero el ofendido Serguei Nikanoacuterich no aca-baba de calmarse ni encoger los hombros y gruntildeirMatvei se despidioacute y encaminoacute a su casa

No helaba y ya goteaba de los tejados pero lanieve caiacutea en grandes copos que se arremolinabanen el aire y sus blancas nubes se perseguiacutean por laviacutea del ferrocarril El robledal que se extendiacutea aambos lados de los carriles apenas iluminado por laluna y se escondiacutea en lo alto tras las nubes dejabaoiacuter un zumbido aacutespero y prolongado iexclLos aacuterbolesinfunden miedo cuando un fuerte vendaval losazota Matvei caminaba por la carretera a lo largode la liacutenea protegieacutendose la cara y las manos em-pujado por el viento De pronto aparecioacute un caba-llero cubierto de nieve un trineo rechinoacute por lasdesnudas piedras de la carretera y un mujik con lacabeza envuelta y todo eacutel blanco tambieacuten hizo res-tallar el laacutetigo Cuando Matvei se volvioacute para mirarya habiacutean desaparecido el trineo y el mujik como sitodo hubiese sido una visioacuten y apretoacute el paso sin-tiendo un vago miedo

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Llegoacute al paso a nivel y a la oscura caseta delguarda La barrera estaba levantada junto a ella sehabiacutean formado verdaderas montantildeas de nieve y loscopos giraban como las brujas en la noche del saacuteba-do En aquel punto cruzaba la liacutenea un viejo cami-no importante en otros tiempos al que todaviacutea sele daba el nombre de calzada A la derecha cercadel paso a nivel y al borde mismo de la carreteraestaba la taberna de Tereacutejov que antes habiacutea sidoposada Alliacute por las noches siempre luciacutea una luz

Cuando Matvei llegoacute en todas las habitacionesincluso en el zaguaacuten habiacutea un intenso olor a incien-so Su primo Yaacutekob Ivaacutenich seguiacutea oficiando lasviacutesperas En un rincoacuten del oratorio donde la cere-monia teniacutea lugar habiacutea una urna con viejas imaacutege-nes heredadas de los abuelos en marcossobredorados a ambos lados derecha e izquierdahabiacutea imaacutegenes antiguas y modernas en urnas o sinellas Sobre la mesa cubierta con un tapete que lle-gaba hasta el suelo habiacutea una imagen de la Anun-ciacioacuten una cruz de cipreacutes y un incensario Ardiacuteanlas velas de cera junto a la mesa habiacutea un atril Alpasar junto al oratorio Matvei se detuvo y asomoacute lacabeza Yaacutekov Ivaacutenich estaba leyendo junto al atrilLe acompantildeaba en las oraciones su hermana Aglaia

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una vieja alta y flaca vestida de azul y con un pa-ntildeuelo blanco en la cabeza Estaba tambieacuten Dashu-tka la hija de Yaacutekov Ivaacutenich una moza dedieciocho antildeos fea y pecosa que siempre iba des-calza y con el mismo vestido que llevaba cuandopor la tarde abrevaba los animales

-iexclGloria a ti que nos mostraste la luz -entonoacuteYaacutekov Ivaacutenich con voz cantarina e hizo una pro-funda reverencia

Aglaia con la barbilla apoyada en la mano seunioacute al canto con una voz fina y chillona Arribasobre el techo tambieacuten resonaron unas voces con-fusas que amenazaban o anunciaban algo malo Enla segunda planta despueacutes de un incendio que sehabiacutea producido haciacutea mucho tiempo no viviacutea na-die las ventanas habiacutean sido clavadas y el suelo en-tre las vigas estaba sembrado de botellas vaciacuteasAhora el viento zumbaba alliacute y pareciacutea como si al-guien corriese tropezando en las vigas

La mitad de la planta baja estaba destinada a ta-berna la otra mitad la ocupaba la familia de los Te-reacutejov asiacute que cuando en la taberna alborotaban losviajeros borrachos en las habitaciones se oiacutea hastala uacuteltima palabra Matvei ocupaba una habitacioacutenjunto a la cocina en ella habiacutea un gran horno en el

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cual en otros tiempos cuando aquello era posadacociacutean pan todos los diacuteas En la misma habitacioacutendetraacutes del horno dormiacutea Dashutka que no teniacuteacuarto para ella sola Todas las noches cantaban losgrillos y se oiacutea el ruido de los ratones

Matvei encendioacute una vela y se puso a leer un li-bro que le habiacutea prestado el gendarme de la esta-cioacuten Entre tanto terminaron los rezos y todos seacostaron Tambieacuten lo hizo Dashutka que empezoacutea roncar acto seguido aunque no tardoacute en desper-tarse y dijo bostezando

-No debiacuteas tener la vela encendida sin necesi-dad tiacuteo Matvei

-La vela es miacutea - replicoacute eacutel- La compreacute con midinero

Dashutka dio unas cuantas vueltas y no tardoacute endormirse de nuevo Matvei siguioacute auacuten largo ratopues no teniacutea suentildeo y al terminar la uacuteltima paacuteginasacoacute del bauacutel un laacutepiz y escribioacute en la primera laquoYoMatvei Tereacutejov he leiacutedo este libro y creo que es elmejor de los que he leiacutedo nunca por lo cual expresomi gratitud a Kuzmaacute Nikolaacuteievich Zhuacutekov subofi-cial de la gendarmeriacutea de la Direccioacuten de Ferroca-rriles propietario de este inapreciable libroraquo

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Para eacutel era un deber de cortesiacutea hacer talesanotaciones en los libros que le prestaban

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II

El diacutea de la Anunciacioacuten cuando ya habiacutea salidoel tren correo Matvei tomaba teacute con limoacuten en lacantina y hablaba animado

Le escuchaban el cantinero y el gendarmeZhuacutekov

-He de decirles -contaba Matvei - que desdemuy chico me sentiacute atraiacutedo por la religioacuten A losdoce antildeos leiacutea ya en la iglesia la Epiacutestola cosa quealegraba mucho a mis padres y todos los veranosiba con mi difunta madre en peregrinacioacuten Mien-tras los otros chicos cantaban o cogiacutean cangrejos yosoliacutea quedarme con ella Los mayores me alentabany a miacute mismo me agradaba observar tan buena con-ducta Y cuando mi madre me mandoacute a la faacutebricafuera de las horas de trabajo yo fui el tenor denuestro coro y para miacute no habiacutea mayor placer No

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hace falta decir que no bebiacutea ni fumaba y que mebantildeaba a menudo y esta vida como ya se sabe noagrada al enemigo del geacutenero humano El malditoquiso perderme y tratoacute de oscurecer mi entendi-miento como ahora hace con mi primo Lo prime-ro de todo hice voto de observar vigilia los lunes yno comer carne nunca Con el tiempo empezaron adominarme toda clase de fantasiacuteas En la primerasemana de la Cuaresma hasta el saacutebado seguacuten or-denaron los santos padres no se puede comer ca-liente aunque los que trabajan y los deacutebiles puedentomar hasta teacute pero yo no probaba bocado hasta eldomingo mismo y luego durante toda la Cuaresmano me permitiacutea la mantequilla y los mieacutercoles y losviernes guardaba ayuno absoluto Lo mismo haciacuteaen las vigilias menores En la cuaresma de San Pe-dro la gente de la faacutebrica soliacutea tomar sopa de colcon sollo pero yo procurando que no me vieranrumiaba un trozo de pan seco

raquoCada cual tiene su fuerza ya se sabe pero yohablo de miacute en los diacuteas de vigilia el ayuno no mecostaba ninguacuten esfuerzo y cuanto mayor era micelo mejor me sentiacutea Unicamente sentiacutea apetito losprimeros diacuteas de ayuno luego me acostumbrabacada vez me notaba mejor y al cabo de una semana

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me encontraba perfectamente Mis piernas estabantan ligeras que me pareciacutea encontrare en una nubey no en la tierra Ademaacutes me imponiacutea toda clase deobligaciones me levantaba por la noche para hacerreverencias arrastraba pesadas piedras de un lugar aotro iba descalzo por la nieve y claro es usaba cili-cio Pero al cabo de alguacuten tiempo al ir a confesar-me se me ocurrioacute Este sacerdote estaacute casado comecarne y fuma iquestCoacutemo puede confesarme iquestQueacute po-der tiene para absolverme si es maacutes pecador queyo Yo me privo hasta de la mantequilla y eacutel puedeque haya comido esturioacuten Acudiacute a otro sacerdote yeacuteste como a propio intento era gordo llevaba so-tana de seda que haciacutea el mismo ruido que las fal-das de una sentildeora y tambieacuten oliacutea a tabaco Me fui ahacer mis ayunos a un monasterio y alliacute mi corazoacutentampoco se sentiacutea tranquilo me pareciacutea que losmonjes no observaban las reglas Despueacutes de estono habiacutea ninguacuten servicio religioso que me satisficie-ra en un sitio la misa acababa demasiado pronto enotro no habiacutean cantado conforme es debido en eltercero el sacristaacuten era gangoso En ocasiones queel Sentildeor perdone a este pecador mi corazoacuten se es-tremeciacutea de ira en pleno templo iquestQueacute oracioacuten eraaqueacutella Creiacutea que la gente no se santiguaba ni escu-

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chaba debidamente a cualquier lugar que mirasetodo eran borrachos glotones fumadores liberti-nos jugadores Yo era el uacutenico que viviacutea seguacuten losmandamientos El maligno no dormiacutea y conformeel tiempo pasaba aquello iba en aumento Dejeacute decantar en el coro e ir a la iglesia Me creiacutea un hom-bre justo y la iglesia viendo su imperfeccioacuten no meagradaba es decir como el aacutengel caiacutedo me enso-berbeciacute hasta lo increiacuteble

raquoDespueacutes de eacutesto quise tener una iglesia para miacutesolo Alquileacute a una mujer sorda un pequentildeo cuartomuy a las afueras cerca del cementerio y la convertiacuteen un oratorio por el estilo del de mi primo aunqueen el miacuteo habiacutea candelabros y un incensario de ve-ras En este oratorio me ateniacutea a las reglas del santomonte Athos es decir cada diacutea los maitines empe-zaban siempre a medianoche y en las fiestas maacutessolemnes la misa duraba diez y hasta doce horasDespueacutes de todo los frailes seguacuten las reglas per-manecen sentados durante la lectura del Evangeliopero yo para hacerme maacutes agradable a Dios soliacutealeerlo de rodillas Leiacutea y cantaba durante largo ratocon laacutegrimas en los ojos y suspirando alzando losbrazos y nada maacutes terminada la oracioacuten sin dormirme iba a la faacutebrica y durante el trabajo no cesaba de

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orar En fin que por la ciudad empezoacute a correr elrumor Matvei es un santo Matvei cura a los enfer-mos y a los locos Claro que no habiacutea curado a na-die pero ya se sabe en cuanto aparece un cisma ouna falsa doctrina las mujeres no le dejan a unoAcuden como las moscas a la miel Empezaron aacosarme casadas y solteronas de toda clase me ha-ciacutean reverencias me besaban las manos y afirmabanque yo era un santo Una llegoacute a verme con la cabe-za aureolada por un nimbo El oratorio se habiacuteahecho pequentildeo por lo que alquileacute un cuarto maacutesespacioso y aquello se convirtioacute en una verdaderatorre de Babel El diablo se apoderoacute de miacute definiti-vamente y tapoacute la luz de mis ojos con sus repug-nantes pezuntildeas Todos pareciacuteamos posesos Yo leiacuteay las casadas y solteronas cantaban y asiacute sin comerni beber permaneciacuteamos de pie diacuteas enteros Depronto ellas empezaban a estremecerse como si tu-viesen calentura y luego se poniacutea a gritar una yotra iexclAquello daba miedo Tambieacuten yo me estreme-ciacutea como un judiacuteo en la caldera Yo mismo no seacute lacausa pero mis piernas empezaban a saltar Era algoportentoso no queriacutea pero saltaba y agitaba losbrazos Despueacutes de esto empezaban los gritos ychillidos bailaacutebamos todos y nos perseguiacuteamos

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hasta que caiacuteamos rendidos Asiacute en un momento deabsurda locura caiacute en el pecado de la lujuria

El gendarme soltoacute la risa pero al advertir quenadie le acompantildeaba se puso serio y dijo

-Eso es molokanismo He leiacutedo que en el Caacuteu-caso lo practican todos

-Pero no me matoacute un rayo - prosiguioacute Matveihaciendo la sentildeal de la cruz ante la imagen y bisbi-sando una oracioacuten- Seguramente intercedioacute por miacuteen el otro mundo mi difunta madre Cuando en laciudad me teniacutean ya por santo y hasta sentildeoras y se-ntildeores veniacutean a miacute secretamente en busca de con-suelo yo fui a despedirme de nuestro amo OsipVarlaacutemich Era el diacutea del perdoacuten El cerroacute la puertacon cerrojo y nos quedamos los dos solos cara acara Empezoacute a leerme la cartilla Debo decirles queOsip Varlaacutemich era un hombre sin estudios pero demuchas luces todos le respetaban y temiacutean porqueera severo y trabajador y observaba una conductaejemplar Fue durante veinte antildeos alcalde e hizomucho bien empedroacute la calle Novo-Moskoacutevskaia ehizo pintar la catedral y las columnas eacutestas de colorde malaquita Pues bien cerroacute la puerta y empezoacutelaquoYa hace tiempo que queriacutea hablar contigo hijo detal y de cual iquestTe crees santo Nada de eso eres un

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apoacutestata un malvado herejeraquo Y asiacute siguioacute No mesiento capaz de explicar lo bien que habloacute con queacutetalento como si estuviese escrito hasta que llegoacute aconmoverme Estuvo hablando dos horas Sus pa-labras me entraron en el corazoacuten me abrieron losojos Acabeacute por romper en sollozos laquoSeacute - me dijo -una persona como todas las demaacutes come bebeviacutestete y reza como el resto de la gente todo lo de-maacutes viene del diablo Tu cilicio es cosa del demoniolo mismo que tus ayunos y tu oratorio Todo esoproviene de tu soberbiaraquo

raquoAl diacutea siguiente que era primer lunes de cua-resma Dios dispuso que cayera enfermo Se meprodujo una hernia al levantar un peso y me lleva-ron al hospital Experimenteacute grandes tormentos ylloreacute amargamente sin cesar de temblar Pensabaque del hospital iba a ir al infierno pues en verdadestuve para morir Padeciacute en el lecho del dolor me-dio antildeo y al darme de alta lo primero de todo medesquiteacute de los ayunos y de nuevo me sentiacute personaAl despedirme de eacutel Osip Varlaacutemich insistioacute laquoRe-cuerda Matvei que todo lo que se sale de lo co-rriente viene del diabloraquo Y ahora como bebo y rezocomo todos Si por ejemplo el pope huele a taba-co o a vodka no oso censurarle porque tambieacuten eacutel

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es un hombre como cualquier otro En cuanto sedice que en la ciudad o en una aldea ha aparecidoun santo que se pasa las semanas sin comer e im-planta sus reglas comprendo de quieacuten es obra todoeso Esta es sentildeores la historia de mi vida Ahorayo como hizo Osip Varlaacutemich trato de convencera mis primos pero mi voz clama en el desierto Nome concedioacute Dios ese don

El relato de Matvei no parecioacute producir impre-sioacuten alguna Serguei Nikanoacuterich no dijo nada y sededicoacute a retirar los bocadillos del mostrador Elgendarme se refirioacute a lo rico que era Yaacutekov Ivaacutenichel primo de Matvei

-Por lo menos tendraacute treinta mil rublos - dijoEl gendarme Zhuacutekov pelirrojo carirredondo -

al andar le temblaban las mejillas - robusto y biennutrido cuando no estaba en presencia de sus supe-riores soliacutea retreparse en el asiento pierna sobrepierna y al hablar se balanceaba y silbaba descui-dadamente mientras que su cara expresaba la satis-faccioacuten del que acaba de despachar una buenacomida Teniacutea alguacuten dinerillo y siempre hablaba deeste tema como gran conocedor de la materia Sededicaba al corretaje y cualquiera que quisiese ven-

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der una finca un caballo o un coche usado recurriacuteaa eacutel

-Siacute seguramente guardaraacute sus treinta mil rubios- coincidioacute Serguei Nikanoacuterich- Su abuelo de ustedteniacutea una fortuna enorme - dijo volvieacutendose haciaMatvei- iexclEnorme Todo pasoacute a su padre y a su tiacuteoSu padre murioacute joven su tiacuteo se hizo con todo y lue-go se entiende fue a parar a Yaacutekov Ivaacutenich Mien-tras usted iba con su madre en peregrinacioacuten ycantaba en la faacutebrica aquiacute no estaban con los brazoscruzados

-A usted le corresponden quince mil - dijo elgendarme balanceaacutendose- La taberna es de los dospor lo que el capital tambieacuten debe serlo Siacute En sulugar yo lo habriacutea llevado a los tribunales Eso seentiende Y luego mientras las cosas se poniacutean enclaro a solas le habriacutea dado una buena somanta

A Yaacutekov Ivaacutenich no le queriacutean porque cuandoalguien profesa unas creencias que se salen de locomuacuten esto desagrada hasta a quienes son indife-rentes en materia religiosa Ademaacutes de esto el gen-darme le teniacutea ojeriza porque tambieacuten se dedicaba ala venta de caballos y coches usados

-Si no quiere ponerle pleito a su primo es por-que usted mismo tiene bastante dinero - dijo el can-

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tinero a Matvei con una mirada de envidia- El quecuenta con recursos se siente satisfecho pero yopor ejemplo creo que reventareacute sin haber salido deesta miseria

Matvei tratoacute de convencerle de que no teniacuteaninguacuten dinero pero Serguei Nikanoacuterich ya no leescuchaba habiacutean afluido en eacutel los recuerdos delpasado y de las ofensas que debiacutea sufrir a diario Sucalva se cubrioacute de sudor enrojecioacute y empezoacute a par-padear

-iexclMaldita vida -dijo y arrojoacute furioso el embuti-do al suelo

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III

Se contaba que la posada fue construida entiempos de Alejandro por una viuda que se habiacuteainstalado alliacute con un hijo Se llamaba Avdotia Tereacute-jova A quienes pasaban en coche de posta sobretodo en las noches de luna el sombriacuteo patio con elcobertizo y el portoacuten siempre cerrado les infundiacuteaun sentimiento de angustia y vaga inquietud comosi alliacute viviesen brujos o bandidos Y siempre al pa-sar de largo el cochero volviacutea la cabeza y arreabalos caballos Los viajeros se quedaban de mala ganaporque los duentildeos siempre se mostraban muyadustos y cobraban muy caro El patio estaba emba-rrado hasta en verano Entre el fango se revolcabanunos enormes cerdos y andaban sueltos los caballoscon los que traficaban los Tereacutejov A veces los ca-ballos deseosos de libertad se escapaban del patio y

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emprendiacutean una furiosa carrera por el caminoasustando a quienes por alliacute pasaban Entoncesaquello estaba muy animado pasaban largas carava-nas de mercanciacuteas y se produciacutean casos como elocurrido treinta antildeos antes cuando los carreterosenfurecidos mataron en una reyerta a un comer-ciante que iba de paso todaviacutea se levantaba a mediaversta de la casa la cruz de madera medio podridaPasaban coches de posta con sus campanillas y pe-sadas carrozas sentildeoriales Entre mugidos y nubes depolvo cruzaban tambieacuten rebantildeos de vacas y toros

Cuando construyeron el ferrocarril aquello eraun simple apeadero que luego diez antildeos maacutes tardese convirtioacute en la actual estacioacuten de Progeacutennaia Elmovimiento por el viejo camino de postas cesoacute casipor completo por eacutel soacutelo circulaban los propieta-rios y mujiks de la comarca y en la primavera y elotontildeo cuadrillas de trabajadores La posada se con-virtioacute en taberna El piso alto se quemoacute la techum-bre adquirioacute un color amarillento al oxidarse lachapa y el cobertizo se fue viniendo abajo pero enel patio seguiacutean revolcaacutendose entre el fango losenormes cerdos rosaacuteceos y repugnantes Comoantes a veces se escapaba un caballo que con lacola recogida galopaba furiosamente por el camino

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En la taberna vendiacutean teacute heno avena harina ytambieacuten vodka y cerveza para consumir en el mos-trador o para llevarse Las bebidas alcohoacutelicas lasvendiacutean bajo cuerda puesto que nunca sacaban lanecesaria licencia

Los Tereacutejov fueron siempre muy religiososhasta el punto que la gente los llamaba laquolos BeatosraquoPero acaso porque viviacutean aislados como ososrehuiacutean a la gente y a todo llegaban con su propiacabeza se mostraban propensos a la fantasiacutea y a lasfluctuaciones en materia religiosa y cada generacioacutencreiacutea a su manera La abuela Avdotia la que cons-truyoacute la posada perteneciacutea al rito viejo pero su hijoy sus dos nietos (los padres de Matvei y Yaacutekov) ibana la iglesia ortodoxa recibiacutean en su casa al clero yrezaban ante las imaacutegenes nuevas con la misma de-vocioacuten que ante las antiguas El hijo al llegar a lavejez dejoacute de comer carne e hizo voto de silencioviendo en cualquier conversacioacuten un pecado Losnietos presentaron la particularidad de que enten-diacutean las Escrituras a su manera no como todos si-no buscando en ellas un sentido oculto afirmandoque cada palabra sagrada debiacutea contener un secretoMatvei el bisnieto de Avdotia luchoacute desde la mis-ma infancia con visiones que estuvieron a punto de

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costarle la vida El otro bisnieto Yaacutekov Ivaacutenich eraortodoxo pero despueacutes de la muerte de su mujerdejoacute de ir a la iglesia y haciacutea los rezos en casa Estocontagioacute a su hermana Aglaia que ni acudiacutea a laiglesia ni dejaba ir a Dashutka De Aglaia se contabatambieacuten que en su juventud soliacutea ir a Vedeniaacutepinodonde habiacutea una secta de flagelantes y que en se-creto seguiacutea perteneciendo a ella razoacuten por la cualusaba pantildeuelo blanco

Yaacutekov Ivaacutenich le llevaba a Matvei diez antildeosEra un viejo de muy buena planta alto de barbaancha y gris que casi le llegaba a la cintura y espesascejas que le daban una expresioacuten severa y hasta per-versa Usaba un largo chaquetoacuten de buen pantildeo ouna pelliza negra y siempre trataba de ir bien vesti-do cuidando la limpieza de la ropa los chanclos nose los quitaba ni cuando el suelo estaba seco Nofrecuentaba la iglesia porque seguacuten eacutel alliacute no secumpliacutea el rito al pie de la letra y porque los sacer-dotes bebiacutean vino fuera de la misa y fumaban El yAglaia leiacutean las Escrituras y cantaban los salmos encasa todos los diacuteas En Vedeniaacutepino no leiacutean laEpiacutestola en los maitines y las viacutesperas no se cele-braban ni siquiera con ocasioacuten de las grandes fies-tas eacutel en cambio leiacutea en casa cuanto correspondiacutea

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a cada diacutea sin saltarse una sola liacutenea y sin prisas yen el tiempo libre leiacutea en voz alta las vidas de lossantos Se ateniacutea fielmente a los preceptos en todoslos aspectos de la vida asiacute si un diacutea de la Cuaresmaestaba permitido beber vino laquoen recompensa deltrabajo celosoraquo lo tomaba aunque no sintiese de-seos de beber

Recitaba sus oraciones cantaba los salmos in-censaba la casa y observaba fielmente el ayuno nopara alcanzar favores de Dios sino para observar elorden establecido El hombre no puede vivir sin fey la fe debe adquirir una expresioacuten justa de antildeo enantildeo y de diacutea en diacutea seguacuten cierto orden de tal modoque cada mantildeana y cada tarde Dios sea invocadoprecisamente con las palabras y pensamientos quecorrespondan al diacutea y a la hora Hay que vivir y portanto rezar tal y como es grato a Dios por eso ca-da diacutea hay que recitar y cantar soacutelo lo que le es gra-to es decir lo que corresponde seguacuten el rito Asiacute elprimer capiacutetulo de San Juan soacutelo habiacutea que leerlo eldiacutea de la Pascua y desde la Pascua hasta la Ascen-sioacuten no se podiacutea cantar el laquoDigniacutesimoraquo Y asiacute todolo demaacutes La conciencia de este orden y su impor-tancia proporcionaba a Yaacutekov Ivaacutenich profundasatisfaccioacuten durante sus oraciones Cuando las cir-

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cunstancias le obligaban a alterar dicho orden porejemplo cuando teniacutea que ir a la ciudad a hacerprovisiones o al Banco le atormentaba la concienciay se sentiacutea desgraciado

Su primo Matvei que habiacutea llegado inespera-damente de la faacutebrica y se habiacutea instalado en la ta-berna como en su propia casa empezoacute a incumplirlas reglas desde los primeros diacuteas Se negaba a parti-cipar en los rezos conjuntos comiacutea y tomaba teacute ahoras en que no se debiacutea se levantaba tarde y losmieacutercoles y viernes tomaba teacute alegando que se sen-tiacutea deacutebil casi cada diacutea durante los rezos entraba enel oratorio gritando laquoiexclDate cuenta de lo que hacesprimo iexclArrepieacutentete primoraquo Estas palabras saca-ban de quicio a Yaacutekov Ivaacutenich y Aglaia sin podersecontener empezaba a injuriarle O bien de nochesigilosamente Matvei entraba en el oratorio y deciacuteaa media voz laquoPrimo tus oraciones no son gratas aDios Porque estaacute dicho Reconciacuteliate primero contu hermano y ven entonces a ofrecer tus dones Y tuacutedas dinero a reacutedito y vendes vodka iexclArrepieacutenteteraquo

En las palabras de Matvei Yaacutekov no veiacutea maacutesque el habitual pretexto de los hombres vaciacuteos ynegligentes que si hablan de amor al proacutejimo o dereconciliarse con el hermano no es maacutes que para no

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orar no ayunar y no leer las Sagradas Escrituras yque si hablan con desprecio del lucro y los reacuteditoses porque no les gusta trabajar Porque ser pobre yno ahorrar nada es mucho maacutes faacutecil que ser rico

A pesar de todo se sentiacutea inquieto y ya no po-diacutea rezar como antes Apenas entraba en el oratorioy abriacutea el libro le embargaba el temor de que suprimo llegase a molestarle Y en efecto Matvei notardaba en presentarse para gritar con voz temblo-rosa laquoiexclDate cuenta de lo que haces primo iexclArre-pieacutentete primoraquo La hermana empezaba sus injuriasy Yaacutekov tambieacuten fuera de siacute gritaba laquoiexclVete de micasaraquo a lo que Matvei replicaba laquoLa casa es de to-dosraquoYaacutekov reanudaba la lectura y el canto pero yano podiacutea recobrar la calma y sin eacutel mismo adver-tirlo se quedaba pensativo con el libro delanteAunque consideraba una estupidez las palabras desu primo uacuteltimamente empezaba tambieacuten a recor-dar que al rico le es difiacutecil entrar en el reino de loscielos que tres antildeos antes habiacutea comprado a muybajo precio un caballo robado que todaviacutea en vidade su difunta mujer un borracho habiacutea muerto en lamisma taberna a causa del vodka

Por la noche dormiacutea mal con un suentildeo muy li-gero y oiacutea que Matvei que tampoco podiacutea dormir

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no cesaba de suspirar echando de menos su faacutebricade azulejos Y mientras daba vueltas en la cama re-cordaba el caballo robado el borracho y las palabrasdel Evangelio acerca del camello

Pareciacutea como si volviesen las alucinaciones deotros tiempos Y como a propio intento a pesar deque estaban a fines de marzo nevaba todos los diacuteasy el viento zumbaba en el bosque cual si fuese in-vierno pareciacutea como si la primavera no fuese a lle-gar nunca El tiempo predisponiacutea al tedio a laspeleas al odio y por la noche cuando el vientozumbaba sobre el techo le pareciacutea que alguien viviacuteaalliacute arriba en el piso vaciacuteo y las visiones empezabanpoco a poco a acudir a eacutel la cabeza le ardiacutea y nopodiacutea conciliar el suentildeo

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IV

El lunes santo por la mantildeana Matveiacute oyoacute desdesu habitacioacuten que Dashutka deciacutea a Aglaia

-El tiacuteo Matvei aseguroacute ayer que no hay queguardar el ayuno

Marvei recordoacute toda la conversacioacuten de la viacutes-pera con Dashutka y se sintioacute irritado

-iexclNo mientas muchacha -dijo con voz plantildeide-ra como la de un enfermo- No es posible vivir sinayunar El mismo Sentildeor ayunoacute cuarenta diacuteas Louacutenico que te dije es que las personas enfermas nodeben hacerlo

Haz caso de lo que te dice la gente de la faacutebricaellos te ensentildearaacuten lo que debe hacerse -dijo en tonode burla Aglaia que estaba fregando el suelo (losdiacuteas de labor soliacutea hacer esta faena que la poniacuteairritada con todos)- Ya se sabe coacutemo ayunan en la

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faacutebrica Tuacute preguacutentale a tu tiacuteo por la viacutebora coacutemolos dos juntos tomaban leche en los diacuteas de ayunoTrata de instruir a los otros y eacutel mismo ha olvidadolo de la viacutebora Preguacutentale a quieacuten dejoacute su dinero

Matvei ocultaba de todos cuidadosamente co-mo una uacutelcera repugnante que en aquel periacuteodo desu vida en que viejas y mozas acudiacutean al oratoriopara saltar y correr con eacutel se puso en relaciones conuna mujer de la que habiacutea tenido un hijo Al volvera casa le entregoacute cuanto habiacutea ahorrado en la faacutebri-ca para los gastos del viaje tuvo que pedir prestadoal duentildeo y ahora no le quedaban maacutes que unos ru-blos que reservaba para teacute y velas La mujer encuestioacuten le comunicoacute maacutes tarde que el nintildeo habiacuteamuerto y preguntaba en la carta queacute hacer con eldinero La carta en cuestioacuten la habiacutea traiacutedo de la es-tacioacuten un obrero Aglaia se habiacutea hecho con ella y lahabiacutea leiacutedo y luego cada diacutea se lo echaba en cara aMatvei

-No es broma iexclnovecientos rublos - siguioacuteAglaia- iexclAhiacute es nada dar novecientos rublos a unaviacutebora a una perdida de la faacutebrica iexclOjalaacute revientes-Habiacutea perdido ya la compostura y gritaba con vozchillona- -iquestTe callas iexclTe hariacutea pedazos inuacutetil iexclDarnovecientos rublos como si fueran un koacutepek Se los

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podiacuteas haber dejado a Dashutka que es cosa tuya yno a una extrantildea o podiacuteas haberlos mandado a Beacute-lev para los infelices hueacuterfanos de Mariacutea iexclPor queacuteno reventoacute tu viacutebora sea mil veces maldita la con-denada iexclOjalaacute no tenga un diacutea bueno en su vida

Yaacutekov Ivaacutenich la llamoacute era el momento de re-zar las horas Ella se lavoacute se puso el pantildeuelo blancoy acudioacute al oratorio a reunirse con su amado her-mano ya llena de recogimiento Cuando hablabacon Matvei o serviacutea en la posada el teacute a los hom-bres era una vieja flaca siempre alerta y malhumo-rada pero en el oratorio su cara adquiriacutea unaexpresioacuten pura y devota pareciacutea rejuvenecer sesentaba reposadamente y hasta juntaba los labios enun gesto humilde

Yaacutekov Ivaacutenich empezoacute a leer el libro de horascon la voz tranquila y melancoacutelica que siempre re-servaba para la Cuaresma Al poco rato se detuvopara prestar atencioacuten al silencio reinante en toda lacasa Reanudoacute la lectura con un sentimiento de sa-tisfaccioacuten Teniacutea las manos juntas en actitud devotacon los ojos muy abiertos meneaba la cabeza y lan-zaba un suspiro tras otro Pero en esto se oyeronunas voces El gendarme y Serguei Nikanoacuterich ha-biacutean llegado a visitar a Matvei Yaacutekov Ivaacutenich no se

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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Llegoacute al paso a nivel y a la oscura caseta delguarda La barrera estaba levantada junto a ella sehabiacutean formado verdaderas montantildeas de nieve y loscopos giraban como las brujas en la noche del saacuteba-do En aquel punto cruzaba la liacutenea un viejo cami-no importante en otros tiempos al que todaviacutea sele daba el nombre de calzada A la derecha cercadel paso a nivel y al borde mismo de la carreteraestaba la taberna de Tereacutejov que antes habiacutea sidoposada Alliacute por las noches siempre luciacutea una luz

Cuando Matvei llegoacute en todas las habitacionesincluso en el zaguaacuten habiacutea un intenso olor a incien-so Su primo Yaacutekob Ivaacutenich seguiacutea oficiando lasviacutesperas En un rincoacuten del oratorio donde la cere-monia teniacutea lugar habiacutea una urna con viejas imaacutege-nes heredadas de los abuelos en marcossobredorados a ambos lados derecha e izquierdahabiacutea imaacutegenes antiguas y modernas en urnas o sinellas Sobre la mesa cubierta con un tapete que lle-gaba hasta el suelo habiacutea una imagen de la Anun-ciacioacuten una cruz de cipreacutes y un incensario Ardiacuteanlas velas de cera junto a la mesa habiacutea un atril Alpasar junto al oratorio Matvei se detuvo y asomoacute lacabeza Yaacutekov Ivaacutenich estaba leyendo junto al atrilLe acompantildeaba en las oraciones su hermana Aglaia

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una vieja alta y flaca vestida de azul y con un pa-ntildeuelo blanco en la cabeza Estaba tambieacuten Dashu-tka la hija de Yaacutekov Ivaacutenich una moza dedieciocho antildeos fea y pecosa que siempre iba des-calza y con el mismo vestido que llevaba cuandopor la tarde abrevaba los animales

-iexclGloria a ti que nos mostraste la luz -entonoacuteYaacutekov Ivaacutenich con voz cantarina e hizo una pro-funda reverencia

Aglaia con la barbilla apoyada en la mano seunioacute al canto con una voz fina y chillona Arribasobre el techo tambieacuten resonaron unas voces con-fusas que amenazaban o anunciaban algo malo Enla segunda planta despueacutes de un incendio que sehabiacutea producido haciacutea mucho tiempo no viviacutea na-die las ventanas habiacutean sido clavadas y el suelo en-tre las vigas estaba sembrado de botellas vaciacuteasAhora el viento zumbaba alliacute y pareciacutea como si al-guien corriese tropezando en las vigas

La mitad de la planta baja estaba destinada a ta-berna la otra mitad la ocupaba la familia de los Te-reacutejov asiacute que cuando en la taberna alborotaban losviajeros borrachos en las habitaciones se oiacutea hastala uacuteltima palabra Matvei ocupaba una habitacioacutenjunto a la cocina en ella habiacutea un gran horno en el

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cual en otros tiempos cuando aquello era posadacociacutean pan todos los diacuteas En la misma habitacioacutendetraacutes del horno dormiacutea Dashutka que no teniacuteacuarto para ella sola Todas las noches cantaban losgrillos y se oiacutea el ruido de los ratones

Matvei encendioacute una vela y se puso a leer un li-bro que le habiacutea prestado el gendarme de la esta-cioacuten Entre tanto terminaron los rezos y todos seacostaron Tambieacuten lo hizo Dashutka que empezoacutea roncar acto seguido aunque no tardoacute en desper-tarse y dijo bostezando

-No debiacuteas tener la vela encendida sin necesi-dad tiacuteo Matvei

-La vela es miacutea - replicoacute eacutel- La compreacute con midinero

Dashutka dio unas cuantas vueltas y no tardoacute endormirse de nuevo Matvei siguioacute auacuten largo ratopues no teniacutea suentildeo y al terminar la uacuteltima paacuteginasacoacute del bauacutel un laacutepiz y escribioacute en la primera laquoYoMatvei Tereacutejov he leiacutedo este libro y creo que es elmejor de los que he leiacutedo nunca por lo cual expresomi gratitud a Kuzmaacute Nikolaacuteievich Zhuacutekov subofi-cial de la gendarmeriacutea de la Direccioacuten de Ferroca-rriles propietario de este inapreciable libroraquo

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Para eacutel era un deber de cortesiacutea hacer talesanotaciones en los libros que le prestaban

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II

El diacutea de la Anunciacioacuten cuando ya habiacutea salidoel tren correo Matvei tomaba teacute con limoacuten en lacantina y hablaba animado

Le escuchaban el cantinero y el gendarmeZhuacutekov

-He de decirles -contaba Matvei - que desdemuy chico me sentiacute atraiacutedo por la religioacuten A losdoce antildeos leiacutea ya en la iglesia la Epiacutestola cosa quealegraba mucho a mis padres y todos los veranosiba con mi difunta madre en peregrinacioacuten Mien-tras los otros chicos cantaban o cogiacutean cangrejos yosoliacutea quedarme con ella Los mayores me alentabany a miacute mismo me agradaba observar tan buena con-ducta Y cuando mi madre me mandoacute a la faacutebricafuera de las horas de trabajo yo fui el tenor denuestro coro y para miacute no habiacutea mayor placer No

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hace falta decir que no bebiacutea ni fumaba y que mebantildeaba a menudo y esta vida como ya se sabe noagrada al enemigo del geacutenero humano El malditoquiso perderme y tratoacute de oscurecer mi entendi-miento como ahora hace con mi primo Lo prime-ro de todo hice voto de observar vigilia los lunes yno comer carne nunca Con el tiempo empezaron adominarme toda clase de fantasiacuteas En la primerasemana de la Cuaresma hasta el saacutebado seguacuten or-denaron los santos padres no se puede comer ca-liente aunque los que trabajan y los deacutebiles puedentomar hasta teacute pero yo no probaba bocado hasta eldomingo mismo y luego durante toda la Cuaresmano me permitiacutea la mantequilla y los mieacutercoles y losviernes guardaba ayuno absoluto Lo mismo haciacuteaen las vigilias menores En la cuaresma de San Pe-dro la gente de la faacutebrica soliacutea tomar sopa de colcon sollo pero yo procurando que no me vieranrumiaba un trozo de pan seco

raquoCada cual tiene su fuerza ya se sabe pero yohablo de miacute en los diacuteas de vigilia el ayuno no mecostaba ninguacuten esfuerzo y cuanto mayor era micelo mejor me sentiacutea Unicamente sentiacutea apetito losprimeros diacuteas de ayuno luego me acostumbrabacada vez me notaba mejor y al cabo de una semana

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me encontraba perfectamente Mis piernas estabantan ligeras que me pareciacutea encontrare en una nubey no en la tierra Ademaacutes me imponiacutea toda clase deobligaciones me levantaba por la noche para hacerreverencias arrastraba pesadas piedras de un lugar aotro iba descalzo por la nieve y claro es usaba cili-cio Pero al cabo de alguacuten tiempo al ir a confesar-me se me ocurrioacute Este sacerdote estaacute casado comecarne y fuma iquestCoacutemo puede confesarme iquestQueacute po-der tiene para absolverme si es maacutes pecador queyo Yo me privo hasta de la mantequilla y eacutel puedeque haya comido esturioacuten Acudiacute a otro sacerdote yeacuteste como a propio intento era gordo llevaba so-tana de seda que haciacutea el mismo ruido que las fal-das de una sentildeora y tambieacuten oliacutea a tabaco Me fui ahacer mis ayunos a un monasterio y alliacute mi corazoacutentampoco se sentiacutea tranquilo me pareciacutea que losmonjes no observaban las reglas Despueacutes de estono habiacutea ninguacuten servicio religioso que me satisficie-ra en un sitio la misa acababa demasiado pronto enotro no habiacutean cantado conforme es debido en eltercero el sacristaacuten era gangoso En ocasiones queel Sentildeor perdone a este pecador mi corazoacuten se es-tremeciacutea de ira en pleno templo iquestQueacute oracioacuten eraaqueacutella Creiacutea que la gente no se santiguaba ni escu-

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chaba debidamente a cualquier lugar que mirasetodo eran borrachos glotones fumadores liberti-nos jugadores Yo era el uacutenico que viviacutea seguacuten losmandamientos El maligno no dormiacutea y conformeel tiempo pasaba aquello iba en aumento Dejeacute decantar en el coro e ir a la iglesia Me creiacutea un hom-bre justo y la iglesia viendo su imperfeccioacuten no meagradaba es decir como el aacutengel caiacutedo me enso-berbeciacute hasta lo increiacuteble

raquoDespueacutes de eacutesto quise tener una iglesia para miacutesolo Alquileacute a una mujer sorda un pequentildeo cuartomuy a las afueras cerca del cementerio y la convertiacuteen un oratorio por el estilo del de mi primo aunqueen el miacuteo habiacutea candelabros y un incensario de ve-ras En este oratorio me ateniacutea a las reglas del santomonte Athos es decir cada diacutea los maitines empe-zaban siempre a medianoche y en las fiestas maacutessolemnes la misa duraba diez y hasta doce horasDespueacutes de todo los frailes seguacuten las reglas per-manecen sentados durante la lectura del Evangeliopero yo para hacerme maacutes agradable a Dios soliacutealeerlo de rodillas Leiacutea y cantaba durante largo ratocon laacutegrimas en los ojos y suspirando alzando losbrazos y nada maacutes terminada la oracioacuten sin dormirme iba a la faacutebrica y durante el trabajo no cesaba de

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orar En fin que por la ciudad empezoacute a correr elrumor Matvei es un santo Matvei cura a los enfer-mos y a los locos Claro que no habiacutea curado a na-die pero ya se sabe en cuanto aparece un cisma ouna falsa doctrina las mujeres no le dejan a unoAcuden como las moscas a la miel Empezaron aacosarme casadas y solteronas de toda clase me ha-ciacutean reverencias me besaban las manos y afirmabanque yo era un santo Una llegoacute a verme con la cabe-za aureolada por un nimbo El oratorio se habiacuteahecho pequentildeo por lo que alquileacute un cuarto maacutesespacioso y aquello se convirtioacute en una verdaderatorre de Babel El diablo se apoderoacute de miacute definiti-vamente y tapoacute la luz de mis ojos con sus repug-nantes pezuntildeas Todos pareciacuteamos posesos Yo leiacuteay las casadas y solteronas cantaban y asiacute sin comerni beber permaneciacuteamos de pie diacuteas enteros Depronto ellas empezaban a estremecerse como si tu-viesen calentura y luego se poniacutea a gritar una yotra iexclAquello daba miedo Tambieacuten yo me estreme-ciacutea como un judiacuteo en la caldera Yo mismo no seacute lacausa pero mis piernas empezaban a saltar Era algoportentoso no queriacutea pero saltaba y agitaba losbrazos Despueacutes de esto empezaban los gritos ychillidos bailaacutebamos todos y nos perseguiacuteamos

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hasta que caiacuteamos rendidos Asiacute en un momento deabsurda locura caiacute en el pecado de la lujuria

El gendarme soltoacute la risa pero al advertir quenadie le acompantildeaba se puso serio y dijo

-Eso es molokanismo He leiacutedo que en el Caacuteu-caso lo practican todos

-Pero no me matoacute un rayo - prosiguioacute Matveihaciendo la sentildeal de la cruz ante la imagen y bisbi-sando una oracioacuten- Seguramente intercedioacute por miacuteen el otro mundo mi difunta madre Cuando en laciudad me teniacutean ya por santo y hasta sentildeoras y se-ntildeores veniacutean a miacute secretamente en busca de con-suelo yo fui a despedirme de nuestro amo OsipVarlaacutemich Era el diacutea del perdoacuten El cerroacute la puertacon cerrojo y nos quedamos los dos solos cara acara Empezoacute a leerme la cartilla Debo decirles queOsip Varlaacutemich era un hombre sin estudios pero demuchas luces todos le respetaban y temiacutean porqueera severo y trabajador y observaba una conductaejemplar Fue durante veinte antildeos alcalde e hizomucho bien empedroacute la calle Novo-Moskoacutevskaia ehizo pintar la catedral y las columnas eacutestas de colorde malaquita Pues bien cerroacute la puerta y empezoacutelaquoYa hace tiempo que queriacutea hablar contigo hijo detal y de cual iquestTe crees santo Nada de eso eres un

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apoacutestata un malvado herejeraquo Y asiacute siguioacute No mesiento capaz de explicar lo bien que habloacute con queacutetalento como si estuviese escrito hasta que llegoacute aconmoverme Estuvo hablando dos horas Sus pa-labras me entraron en el corazoacuten me abrieron losojos Acabeacute por romper en sollozos laquoSeacute - me dijo -una persona como todas las demaacutes come bebeviacutestete y reza como el resto de la gente todo lo de-maacutes viene del diablo Tu cilicio es cosa del demoniolo mismo que tus ayunos y tu oratorio Todo esoproviene de tu soberbiaraquo

raquoAl diacutea siguiente que era primer lunes de cua-resma Dios dispuso que cayera enfermo Se meprodujo una hernia al levantar un peso y me lleva-ron al hospital Experimenteacute grandes tormentos ylloreacute amargamente sin cesar de temblar Pensabaque del hospital iba a ir al infierno pues en verdadestuve para morir Padeciacute en el lecho del dolor me-dio antildeo y al darme de alta lo primero de todo medesquiteacute de los ayunos y de nuevo me sentiacute personaAl despedirme de eacutel Osip Varlaacutemich insistioacute laquoRe-cuerda Matvei que todo lo que se sale de lo co-rriente viene del diabloraquo Y ahora como bebo y rezocomo todos Si por ejemplo el pope huele a taba-co o a vodka no oso censurarle porque tambieacuten eacutel

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es un hombre como cualquier otro En cuanto sedice que en la ciudad o en una aldea ha aparecidoun santo que se pasa las semanas sin comer e im-planta sus reglas comprendo de quieacuten es obra todoeso Esta es sentildeores la historia de mi vida Ahorayo como hizo Osip Varlaacutemich trato de convencera mis primos pero mi voz clama en el desierto Nome concedioacute Dios ese don

El relato de Matvei no parecioacute producir impre-sioacuten alguna Serguei Nikanoacuterich no dijo nada y sededicoacute a retirar los bocadillos del mostrador Elgendarme se refirioacute a lo rico que era Yaacutekov Ivaacutenichel primo de Matvei

-Por lo menos tendraacute treinta mil rublos - dijoEl gendarme Zhuacutekov pelirrojo carirredondo -

al andar le temblaban las mejillas - robusto y biennutrido cuando no estaba en presencia de sus supe-riores soliacutea retreparse en el asiento pierna sobrepierna y al hablar se balanceaba y silbaba descui-dadamente mientras que su cara expresaba la satis-faccioacuten del que acaba de despachar una buenacomida Teniacutea alguacuten dinerillo y siempre hablaba deeste tema como gran conocedor de la materia Sededicaba al corretaje y cualquiera que quisiese ven-

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der una finca un caballo o un coche usado recurriacuteaa eacutel

-Siacute seguramente guardaraacute sus treinta mil rubios- coincidioacute Serguei Nikanoacuterich- Su abuelo de ustedteniacutea una fortuna enorme - dijo volvieacutendose haciaMatvei- iexclEnorme Todo pasoacute a su padre y a su tiacuteoSu padre murioacute joven su tiacuteo se hizo con todo y lue-go se entiende fue a parar a Yaacutekov Ivaacutenich Mien-tras usted iba con su madre en peregrinacioacuten ycantaba en la faacutebrica aquiacute no estaban con los brazoscruzados

-A usted le corresponden quince mil - dijo elgendarme balanceaacutendose- La taberna es de los dospor lo que el capital tambieacuten debe serlo Siacute En sulugar yo lo habriacutea llevado a los tribunales Eso seentiende Y luego mientras las cosas se poniacutean enclaro a solas le habriacutea dado una buena somanta

A Yaacutekov Ivaacutenich no le queriacutean porque cuandoalguien profesa unas creencias que se salen de locomuacuten esto desagrada hasta a quienes son indife-rentes en materia religiosa Ademaacutes de esto el gen-darme le teniacutea ojeriza porque tambieacuten se dedicaba ala venta de caballos y coches usados

-Si no quiere ponerle pleito a su primo es por-que usted mismo tiene bastante dinero - dijo el can-

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tinero a Matvei con una mirada de envidia- El quecuenta con recursos se siente satisfecho pero yopor ejemplo creo que reventareacute sin haber salido deesta miseria

Matvei tratoacute de convencerle de que no teniacuteaninguacuten dinero pero Serguei Nikanoacuterich ya no leescuchaba habiacutean afluido en eacutel los recuerdos delpasado y de las ofensas que debiacutea sufrir a diario Sucalva se cubrioacute de sudor enrojecioacute y empezoacute a par-padear

-iexclMaldita vida -dijo y arrojoacute furioso el embuti-do al suelo

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III

Se contaba que la posada fue construida entiempos de Alejandro por una viuda que se habiacuteainstalado alliacute con un hijo Se llamaba Avdotia Tereacute-jova A quienes pasaban en coche de posta sobretodo en las noches de luna el sombriacuteo patio con elcobertizo y el portoacuten siempre cerrado les infundiacuteaun sentimiento de angustia y vaga inquietud comosi alliacute viviesen brujos o bandidos Y siempre al pa-sar de largo el cochero volviacutea la cabeza y arreabalos caballos Los viajeros se quedaban de mala ganaporque los duentildeos siempre se mostraban muyadustos y cobraban muy caro El patio estaba emba-rrado hasta en verano Entre el fango se revolcabanunos enormes cerdos y andaban sueltos los caballoscon los que traficaban los Tereacutejov A veces los ca-ballos deseosos de libertad se escapaban del patio y

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emprendiacutean una furiosa carrera por el caminoasustando a quienes por alliacute pasaban Entoncesaquello estaba muy animado pasaban largas carava-nas de mercanciacuteas y se produciacutean casos como elocurrido treinta antildeos antes cuando los carreterosenfurecidos mataron en una reyerta a un comer-ciante que iba de paso todaviacutea se levantaba a mediaversta de la casa la cruz de madera medio podridaPasaban coches de posta con sus campanillas y pe-sadas carrozas sentildeoriales Entre mugidos y nubes depolvo cruzaban tambieacuten rebantildeos de vacas y toros

Cuando construyeron el ferrocarril aquello eraun simple apeadero que luego diez antildeos maacutes tardese convirtioacute en la actual estacioacuten de Progeacutennaia Elmovimiento por el viejo camino de postas cesoacute casipor completo por eacutel soacutelo circulaban los propieta-rios y mujiks de la comarca y en la primavera y elotontildeo cuadrillas de trabajadores La posada se con-virtioacute en taberna El piso alto se quemoacute la techum-bre adquirioacute un color amarillento al oxidarse lachapa y el cobertizo se fue viniendo abajo pero enel patio seguiacutean revolcaacutendose entre el fango losenormes cerdos rosaacuteceos y repugnantes Comoantes a veces se escapaba un caballo que con lacola recogida galopaba furiosamente por el camino

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En la taberna vendiacutean teacute heno avena harina ytambieacuten vodka y cerveza para consumir en el mos-trador o para llevarse Las bebidas alcohoacutelicas lasvendiacutean bajo cuerda puesto que nunca sacaban lanecesaria licencia

Los Tereacutejov fueron siempre muy religiososhasta el punto que la gente los llamaba laquolos BeatosraquoPero acaso porque viviacutean aislados como ososrehuiacutean a la gente y a todo llegaban con su propiacabeza se mostraban propensos a la fantasiacutea y a lasfluctuaciones en materia religiosa y cada generacioacutencreiacutea a su manera La abuela Avdotia la que cons-truyoacute la posada perteneciacutea al rito viejo pero su hijoy sus dos nietos (los padres de Matvei y Yaacutekov) ibana la iglesia ortodoxa recibiacutean en su casa al clero yrezaban ante las imaacutegenes nuevas con la misma de-vocioacuten que ante las antiguas El hijo al llegar a lavejez dejoacute de comer carne e hizo voto de silencioviendo en cualquier conversacioacuten un pecado Losnietos presentaron la particularidad de que enten-diacutean las Escrituras a su manera no como todos si-no buscando en ellas un sentido oculto afirmandoque cada palabra sagrada debiacutea contener un secretoMatvei el bisnieto de Avdotia luchoacute desde la mis-ma infancia con visiones que estuvieron a punto de

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costarle la vida El otro bisnieto Yaacutekov Ivaacutenich eraortodoxo pero despueacutes de la muerte de su mujerdejoacute de ir a la iglesia y haciacutea los rezos en casa Estocontagioacute a su hermana Aglaia que ni acudiacutea a laiglesia ni dejaba ir a Dashutka De Aglaia se contabatambieacuten que en su juventud soliacutea ir a Vedeniaacutepinodonde habiacutea una secta de flagelantes y que en se-creto seguiacutea perteneciendo a ella razoacuten por la cualusaba pantildeuelo blanco

Yaacutekov Ivaacutenich le llevaba a Matvei diez antildeosEra un viejo de muy buena planta alto de barbaancha y gris que casi le llegaba a la cintura y espesascejas que le daban una expresioacuten severa y hasta per-versa Usaba un largo chaquetoacuten de buen pantildeo ouna pelliza negra y siempre trataba de ir bien vesti-do cuidando la limpieza de la ropa los chanclos nose los quitaba ni cuando el suelo estaba seco Nofrecuentaba la iglesia porque seguacuten eacutel alliacute no secumpliacutea el rito al pie de la letra y porque los sacer-dotes bebiacutean vino fuera de la misa y fumaban El yAglaia leiacutean las Escrituras y cantaban los salmos encasa todos los diacuteas En Vedeniaacutepino no leiacutean laEpiacutestola en los maitines y las viacutesperas no se cele-braban ni siquiera con ocasioacuten de las grandes fies-tas eacutel en cambio leiacutea en casa cuanto correspondiacutea

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a cada diacutea sin saltarse una sola liacutenea y sin prisas yen el tiempo libre leiacutea en voz alta las vidas de lossantos Se ateniacutea fielmente a los preceptos en todoslos aspectos de la vida asiacute si un diacutea de la Cuaresmaestaba permitido beber vino laquoen recompensa deltrabajo celosoraquo lo tomaba aunque no sintiese de-seos de beber

Recitaba sus oraciones cantaba los salmos in-censaba la casa y observaba fielmente el ayuno nopara alcanzar favores de Dios sino para observar elorden establecido El hombre no puede vivir sin fey la fe debe adquirir una expresioacuten justa de antildeo enantildeo y de diacutea en diacutea seguacuten cierto orden de tal modoque cada mantildeana y cada tarde Dios sea invocadoprecisamente con las palabras y pensamientos quecorrespondan al diacutea y a la hora Hay que vivir y portanto rezar tal y como es grato a Dios por eso ca-da diacutea hay que recitar y cantar soacutelo lo que le es gra-to es decir lo que corresponde seguacuten el rito Asiacute elprimer capiacutetulo de San Juan soacutelo habiacutea que leerlo eldiacutea de la Pascua y desde la Pascua hasta la Ascen-sioacuten no se podiacutea cantar el laquoDigniacutesimoraquo Y asiacute todolo demaacutes La conciencia de este orden y su impor-tancia proporcionaba a Yaacutekov Ivaacutenich profundasatisfaccioacuten durante sus oraciones Cuando las cir-

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cunstancias le obligaban a alterar dicho orden porejemplo cuando teniacutea que ir a la ciudad a hacerprovisiones o al Banco le atormentaba la concienciay se sentiacutea desgraciado

Su primo Matvei que habiacutea llegado inespera-damente de la faacutebrica y se habiacutea instalado en la ta-berna como en su propia casa empezoacute a incumplirlas reglas desde los primeros diacuteas Se negaba a parti-cipar en los rezos conjuntos comiacutea y tomaba teacute ahoras en que no se debiacutea se levantaba tarde y losmieacutercoles y viernes tomaba teacute alegando que se sen-tiacutea deacutebil casi cada diacutea durante los rezos entraba enel oratorio gritando laquoiexclDate cuenta de lo que hacesprimo iexclArrepieacutentete primoraquo Estas palabras saca-ban de quicio a Yaacutekov Ivaacutenich y Aglaia sin podersecontener empezaba a injuriarle O bien de nochesigilosamente Matvei entraba en el oratorio y deciacuteaa media voz laquoPrimo tus oraciones no son gratas aDios Porque estaacute dicho Reconciacuteliate primero contu hermano y ven entonces a ofrecer tus dones Y tuacutedas dinero a reacutedito y vendes vodka iexclArrepieacutenteteraquo

En las palabras de Matvei Yaacutekov no veiacutea maacutesque el habitual pretexto de los hombres vaciacuteos ynegligentes que si hablan de amor al proacutejimo o dereconciliarse con el hermano no es maacutes que para no

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orar no ayunar y no leer las Sagradas Escrituras yque si hablan con desprecio del lucro y los reacuteditoses porque no les gusta trabajar Porque ser pobre yno ahorrar nada es mucho maacutes faacutecil que ser rico

A pesar de todo se sentiacutea inquieto y ya no po-diacutea rezar como antes Apenas entraba en el oratorioy abriacutea el libro le embargaba el temor de que suprimo llegase a molestarle Y en efecto Matvei notardaba en presentarse para gritar con voz temblo-rosa laquoiexclDate cuenta de lo que haces primo iexclArre-pieacutentete primoraquo La hermana empezaba sus injuriasy Yaacutekov tambieacuten fuera de siacute gritaba laquoiexclVete de micasaraquo a lo que Matvei replicaba laquoLa casa es de to-dosraquoYaacutekov reanudaba la lectura y el canto pero yano podiacutea recobrar la calma y sin eacutel mismo adver-tirlo se quedaba pensativo con el libro delanteAunque consideraba una estupidez las palabras desu primo uacuteltimamente empezaba tambieacuten a recor-dar que al rico le es difiacutecil entrar en el reino de loscielos que tres antildeos antes habiacutea comprado a muybajo precio un caballo robado que todaviacutea en vidade su difunta mujer un borracho habiacutea muerto en lamisma taberna a causa del vodka

Por la noche dormiacutea mal con un suentildeo muy li-gero y oiacutea que Matvei que tampoco podiacutea dormir

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no cesaba de suspirar echando de menos su faacutebricade azulejos Y mientras daba vueltas en la cama re-cordaba el caballo robado el borracho y las palabrasdel Evangelio acerca del camello

Pareciacutea como si volviesen las alucinaciones deotros tiempos Y como a propio intento a pesar deque estaban a fines de marzo nevaba todos los diacuteasy el viento zumbaba en el bosque cual si fuese in-vierno pareciacutea como si la primavera no fuese a lle-gar nunca El tiempo predisponiacutea al tedio a laspeleas al odio y por la noche cuando el vientozumbaba sobre el techo le pareciacutea que alguien viviacuteaalliacute arriba en el piso vaciacuteo y las visiones empezabanpoco a poco a acudir a eacutel la cabeza le ardiacutea y nopodiacutea conciliar el suentildeo

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IV

El lunes santo por la mantildeana Matveiacute oyoacute desdesu habitacioacuten que Dashutka deciacutea a Aglaia

-El tiacuteo Matvei aseguroacute ayer que no hay queguardar el ayuno

Marvei recordoacute toda la conversacioacuten de la viacutes-pera con Dashutka y se sintioacute irritado

-iexclNo mientas muchacha -dijo con voz plantildeide-ra como la de un enfermo- No es posible vivir sinayunar El mismo Sentildeor ayunoacute cuarenta diacuteas Louacutenico que te dije es que las personas enfermas nodeben hacerlo

Haz caso de lo que te dice la gente de la faacutebricaellos te ensentildearaacuten lo que debe hacerse -dijo en tonode burla Aglaia que estaba fregando el suelo (losdiacuteas de labor soliacutea hacer esta faena que la poniacuteairritada con todos)- Ya se sabe coacutemo ayunan en la

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faacutebrica Tuacute preguacutentale a tu tiacuteo por la viacutebora coacutemolos dos juntos tomaban leche en los diacuteas de ayunoTrata de instruir a los otros y eacutel mismo ha olvidadolo de la viacutebora Preguacutentale a quieacuten dejoacute su dinero

Matvei ocultaba de todos cuidadosamente co-mo una uacutelcera repugnante que en aquel periacuteodo desu vida en que viejas y mozas acudiacutean al oratoriopara saltar y correr con eacutel se puso en relaciones conuna mujer de la que habiacutea tenido un hijo Al volvera casa le entregoacute cuanto habiacutea ahorrado en la faacutebri-ca para los gastos del viaje tuvo que pedir prestadoal duentildeo y ahora no le quedaban maacutes que unos ru-blos que reservaba para teacute y velas La mujer encuestioacuten le comunicoacute maacutes tarde que el nintildeo habiacuteamuerto y preguntaba en la carta queacute hacer con eldinero La carta en cuestioacuten la habiacutea traiacutedo de la es-tacioacuten un obrero Aglaia se habiacutea hecho con ella y lahabiacutea leiacutedo y luego cada diacutea se lo echaba en cara aMatvei

-No es broma iexclnovecientos rublos - siguioacuteAglaia- iexclAhiacute es nada dar novecientos rublos a unaviacutebora a una perdida de la faacutebrica iexclOjalaacute revientes-Habiacutea perdido ya la compostura y gritaba con vozchillona- -iquestTe callas iexclTe hariacutea pedazos inuacutetil iexclDarnovecientos rublos como si fueran un koacutepek Se los

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podiacuteas haber dejado a Dashutka que es cosa tuya yno a una extrantildea o podiacuteas haberlos mandado a Beacute-lev para los infelices hueacuterfanos de Mariacutea iexclPor queacuteno reventoacute tu viacutebora sea mil veces maldita la con-denada iexclOjalaacute no tenga un diacutea bueno en su vida

Yaacutekov Ivaacutenich la llamoacute era el momento de re-zar las horas Ella se lavoacute se puso el pantildeuelo blancoy acudioacute al oratorio a reunirse con su amado her-mano ya llena de recogimiento Cuando hablabacon Matvei o serviacutea en la posada el teacute a los hom-bres era una vieja flaca siempre alerta y malhumo-rada pero en el oratorio su cara adquiriacutea unaexpresioacuten pura y devota pareciacutea rejuvenecer sesentaba reposadamente y hasta juntaba los labios enun gesto humilde

Yaacutekov Ivaacutenich empezoacute a leer el libro de horascon la voz tranquila y melancoacutelica que siempre re-servaba para la Cuaresma Al poco rato se detuvopara prestar atencioacuten al silencio reinante en toda lacasa Reanudoacute la lectura con un sentimiento de sa-tisfaccioacuten Teniacutea las manos juntas en actitud devotacon los ojos muy abiertos meneaba la cabeza y lan-zaba un suspiro tras otro Pero en esto se oyeronunas voces El gendarme y Serguei Nikanoacuterich ha-biacutean llegado a visitar a Matvei Yaacutekov Ivaacutenich no se

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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V

Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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una vieja alta y flaca vestida de azul y con un pa-ntildeuelo blanco en la cabeza Estaba tambieacuten Dashu-tka la hija de Yaacutekov Ivaacutenich una moza dedieciocho antildeos fea y pecosa que siempre iba des-calza y con el mismo vestido que llevaba cuandopor la tarde abrevaba los animales

-iexclGloria a ti que nos mostraste la luz -entonoacuteYaacutekov Ivaacutenich con voz cantarina e hizo una pro-funda reverencia

Aglaia con la barbilla apoyada en la mano seunioacute al canto con una voz fina y chillona Arribasobre el techo tambieacuten resonaron unas voces con-fusas que amenazaban o anunciaban algo malo Enla segunda planta despueacutes de un incendio que sehabiacutea producido haciacutea mucho tiempo no viviacutea na-die las ventanas habiacutean sido clavadas y el suelo en-tre las vigas estaba sembrado de botellas vaciacuteasAhora el viento zumbaba alliacute y pareciacutea como si al-guien corriese tropezando en las vigas

La mitad de la planta baja estaba destinada a ta-berna la otra mitad la ocupaba la familia de los Te-reacutejov asiacute que cuando en la taberna alborotaban losviajeros borrachos en las habitaciones se oiacutea hastala uacuteltima palabra Matvei ocupaba una habitacioacutenjunto a la cocina en ella habiacutea un gran horno en el

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cual en otros tiempos cuando aquello era posadacociacutean pan todos los diacuteas En la misma habitacioacutendetraacutes del horno dormiacutea Dashutka que no teniacuteacuarto para ella sola Todas las noches cantaban losgrillos y se oiacutea el ruido de los ratones

Matvei encendioacute una vela y se puso a leer un li-bro que le habiacutea prestado el gendarme de la esta-cioacuten Entre tanto terminaron los rezos y todos seacostaron Tambieacuten lo hizo Dashutka que empezoacutea roncar acto seguido aunque no tardoacute en desper-tarse y dijo bostezando

-No debiacuteas tener la vela encendida sin necesi-dad tiacuteo Matvei

-La vela es miacutea - replicoacute eacutel- La compreacute con midinero

Dashutka dio unas cuantas vueltas y no tardoacute endormirse de nuevo Matvei siguioacute auacuten largo ratopues no teniacutea suentildeo y al terminar la uacuteltima paacuteginasacoacute del bauacutel un laacutepiz y escribioacute en la primera laquoYoMatvei Tereacutejov he leiacutedo este libro y creo que es elmejor de los que he leiacutedo nunca por lo cual expresomi gratitud a Kuzmaacute Nikolaacuteievich Zhuacutekov subofi-cial de la gendarmeriacutea de la Direccioacuten de Ferroca-rriles propietario de este inapreciable libroraquo

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Para eacutel era un deber de cortesiacutea hacer talesanotaciones en los libros que le prestaban

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II

El diacutea de la Anunciacioacuten cuando ya habiacutea salidoel tren correo Matvei tomaba teacute con limoacuten en lacantina y hablaba animado

Le escuchaban el cantinero y el gendarmeZhuacutekov

-He de decirles -contaba Matvei - que desdemuy chico me sentiacute atraiacutedo por la religioacuten A losdoce antildeos leiacutea ya en la iglesia la Epiacutestola cosa quealegraba mucho a mis padres y todos los veranosiba con mi difunta madre en peregrinacioacuten Mien-tras los otros chicos cantaban o cogiacutean cangrejos yosoliacutea quedarme con ella Los mayores me alentabany a miacute mismo me agradaba observar tan buena con-ducta Y cuando mi madre me mandoacute a la faacutebricafuera de las horas de trabajo yo fui el tenor denuestro coro y para miacute no habiacutea mayor placer No

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hace falta decir que no bebiacutea ni fumaba y que mebantildeaba a menudo y esta vida como ya se sabe noagrada al enemigo del geacutenero humano El malditoquiso perderme y tratoacute de oscurecer mi entendi-miento como ahora hace con mi primo Lo prime-ro de todo hice voto de observar vigilia los lunes yno comer carne nunca Con el tiempo empezaron adominarme toda clase de fantasiacuteas En la primerasemana de la Cuaresma hasta el saacutebado seguacuten or-denaron los santos padres no se puede comer ca-liente aunque los que trabajan y los deacutebiles puedentomar hasta teacute pero yo no probaba bocado hasta eldomingo mismo y luego durante toda la Cuaresmano me permitiacutea la mantequilla y los mieacutercoles y losviernes guardaba ayuno absoluto Lo mismo haciacuteaen las vigilias menores En la cuaresma de San Pe-dro la gente de la faacutebrica soliacutea tomar sopa de colcon sollo pero yo procurando que no me vieranrumiaba un trozo de pan seco

raquoCada cual tiene su fuerza ya se sabe pero yohablo de miacute en los diacuteas de vigilia el ayuno no mecostaba ninguacuten esfuerzo y cuanto mayor era micelo mejor me sentiacutea Unicamente sentiacutea apetito losprimeros diacuteas de ayuno luego me acostumbrabacada vez me notaba mejor y al cabo de una semana

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me encontraba perfectamente Mis piernas estabantan ligeras que me pareciacutea encontrare en una nubey no en la tierra Ademaacutes me imponiacutea toda clase deobligaciones me levantaba por la noche para hacerreverencias arrastraba pesadas piedras de un lugar aotro iba descalzo por la nieve y claro es usaba cili-cio Pero al cabo de alguacuten tiempo al ir a confesar-me se me ocurrioacute Este sacerdote estaacute casado comecarne y fuma iquestCoacutemo puede confesarme iquestQueacute po-der tiene para absolverme si es maacutes pecador queyo Yo me privo hasta de la mantequilla y eacutel puedeque haya comido esturioacuten Acudiacute a otro sacerdote yeacuteste como a propio intento era gordo llevaba so-tana de seda que haciacutea el mismo ruido que las fal-das de una sentildeora y tambieacuten oliacutea a tabaco Me fui ahacer mis ayunos a un monasterio y alliacute mi corazoacutentampoco se sentiacutea tranquilo me pareciacutea que losmonjes no observaban las reglas Despueacutes de estono habiacutea ninguacuten servicio religioso que me satisficie-ra en un sitio la misa acababa demasiado pronto enotro no habiacutean cantado conforme es debido en eltercero el sacristaacuten era gangoso En ocasiones queel Sentildeor perdone a este pecador mi corazoacuten se es-tremeciacutea de ira en pleno templo iquestQueacute oracioacuten eraaqueacutella Creiacutea que la gente no se santiguaba ni escu-

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chaba debidamente a cualquier lugar que mirasetodo eran borrachos glotones fumadores liberti-nos jugadores Yo era el uacutenico que viviacutea seguacuten losmandamientos El maligno no dormiacutea y conformeel tiempo pasaba aquello iba en aumento Dejeacute decantar en el coro e ir a la iglesia Me creiacutea un hom-bre justo y la iglesia viendo su imperfeccioacuten no meagradaba es decir como el aacutengel caiacutedo me enso-berbeciacute hasta lo increiacuteble

raquoDespueacutes de eacutesto quise tener una iglesia para miacutesolo Alquileacute a una mujer sorda un pequentildeo cuartomuy a las afueras cerca del cementerio y la convertiacuteen un oratorio por el estilo del de mi primo aunqueen el miacuteo habiacutea candelabros y un incensario de ve-ras En este oratorio me ateniacutea a las reglas del santomonte Athos es decir cada diacutea los maitines empe-zaban siempre a medianoche y en las fiestas maacutessolemnes la misa duraba diez y hasta doce horasDespueacutes de todo los frailes seguacuten las reglas per-manecen sentados durante la lectura del Evangeliopero yo para hacerme maacutes agradable a Dios soliacutealeerlo de rodillas Leiacutea y cantaba durante largo ratocon laacutegrimas en los ojos y suspirando alzando losbrazos y nada maacutes terminada la oracioacuten sin dormirme iba a la faacutebrica y durante el trabajo no cesaba de

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orar En fin que por la ciudad empezoacute a correr elrumor Matvei es un santo Matvei cura a los enfer-mos y a los locos Claro que no habiacutea curado a na-die pero ya se sabe en cuanto aparece un cisma ouna falsa doctrina las mujeres no le dejan a unoAcuden como las moscas a la miel Empezaron aacosarme casadas y solteronas de toda clase me ha-ciacutean reverencias me besaban las manos y afirmabanque yo era un santo Una llegoacute a verme con la cabe-za aureolada por un nimbo El oratorio se habiacuteahecho pequentildeo por lo que alquileacute un cuarto maacutesespacioso y aquello se convirtioacute en una verdaderatorre de Babel El diablo se apoderoacute de miacute definiti-vamente y tapoacute la luz de mis ojos con sus repug-nantes pezuntildeas Todos pareciacuteamos posesos Yo leiacuteay las casadas y solteronas cantaban y asiacute sin comerni beber permaneciacuteamos de pie diacuteas enteros Depronto ellas empezaban a estremecerse como si tu-viesen calentura y luego se poniacutea a gritar una yotra iexclAquello daba miedo Tambieacuten yo me estreme-ciacutea como un judiacuteo en la caldera Yo mismo no seacute lacausa pero mis piernas empezaban a saltar Era algoportentoso no queriacutea pero saltaba y agitaba losbrazos Despueacutes de esto empezaban los gritos ychillidos bailaacutebamos todos y nos perseguiacuteamos

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hasta que caiacuteamos rendidos Asiacute en un momento deabsurda locura caiacute en el pecado de la lujuria

El gendarme soltoacute la risa pero al advertir quenadie le acompantildeaba se puso serio y dijo

-Eso es molokanismo He leiacutedo que en el Caacuteu-caso lo practican todos

-Pero no me matoacute un rayo - prosiguioacute Matveihaciendo la sentildeal de la cruz ante la imagen y bisbi-sando una oracioacuten- Seguramente intercedioacute por miacuteen el otro mundo mi difunta madre Cuando en laciudad me teniacutean ya por santo y hasta sentildeoras y se-ntildeores veniacutean a miacute secretamente en busca de con-suelo yo fui a despedirme de nuestro amo OsipVarlaacutemich Era el diacutea del perdoacuten El cerroacute la puertacon cerrojo y nos quedamos los dos solos cara acara Empezoacute a leerme la cartilla Debo decirles queOsip Varlaacutemich era un hombre sin estudios pero demuchas luces todos le respetaban y temiacutean porqueera severo y trabajador y observaba una conductaejemplar Fue durante veinte antildeos alcalde e hizomucho bien empedroacute la calle Novo-Moskoacutevskaia ehizo pintar la catedral y las columnas eacutestas de colorde malaquita Pues bien cerroacute la puerta y empezoacutelaquoYa hace tiempo que queriacutea hablar contigo hijo detal y de cual iquestTe crees santo Nada de eso eres un

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apoacutestata un malvado herejeraquo Y asiacute siguioacute No mesiento capaz de explicar lo bien que habloacute con queacutetalento como si estuviese escrito hasta que llegoacute aconmoverme Estuvo hablando dos horas Sus pa-labras me entraron en el corazoacuten me abrieron losojos Acabeacute por romper en sollozos laquoSeacute - me dijo -una persona como todas las demaacutes come bebeviacutestete y reza como el resto de la gente todo lo de-maacutes viene del diablo Tu cilicio es cosa del demoniolo mismo que tus ayunos y tu oratorio Todo esoproviene de tu soberbiaraquo

raquoAl diacutea siguiente que era primer lunes de cua-resma Dios dispuso que cayera enfermo Se meprodujo una hernia al levantar un peso y me lleva-ron al hospital Experimenteacute grandes tormentos ylloreacute amargamente sin cesar de temblar Pensabaque del hospital iba a ir al infierno pues en verdadestuve para morir Padeciacute en el lecho del dolor me-dio antildeo y al darme de alta lo primero de todo medesquiteacute de los ayunos y de nuevo me sentiacute personaAl despedirme de eacutel Osip Varlaacutemich insistioacute laquoRe-cuerda Matvei que todo lo que se sale de lo co-rriente viene del diabloraquo Y ahora como bebo y rezocomo todos Si por ejemplo el pope huele a taba-co o a vodka no oso censurarle porque tambieacuten eacutel

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es un hombre como cualquier otro En cuanto sedice que en la ciudad o en una aldea ha aparecidoun santo que se pasa las semanas sin comer e im-planta sus reglas comprendo de quieacuten es obra todoeso Esta es sentildeores la historia de mi vida Ahorayo como hizo Osip Varlaacutemich trato de convencera mis primos pero mi voz clama en el desierto Nome concedioacute Dios ese don

El relato de Matvei no parecioacute producir impre-sioacuten alguna Serguei Nikanoacuterich no dijo nada y sededicoacute a retirar los bocadillos del mostrador Elgendarme se refirioacute a lo rico que era Yaacutekov Ivaacutenichel primo de Matvei

-Por lo menos tendraacute treinta mil rublos - dijoEl gendarme Zhuacutekov pelirrojo carirredondo -

al andar le temblaban las mejillas - robusto y biennutrido cuando no estaba en presencia de sus supe-riores soliacutea retreparse en el asiento pierna sobrepierna y al hablar se balanceaba y silbaba descui-dadamente mientras que su cara expresaba la satis-faccioacuten del que acaba de despachar una buenacomida Teniacutea alguacuten dinerillo y siempre hablaba deeste tema como gran conocedor de la materia Sededicaba al corretaje y cualquiera que quisiese ven-

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der una finca un caballo o un coche usado recurriacuteaa eacutel

-Siacute seguramente guardaraacute sus treinta mil rubios- coincidioacute Serguei Nikanoacuterich- Su abuelo de ustedteniacutea una fortuna enorme - dijo volvieacutendose haciaMatvei- iexclEnorme Todo pasoacute a su padre y a su tiacuteoSu padre murioacute joven su tiacuteo se hizo con todo y lue-go se entiende fue a parar a Yaacutekov Ivaacutenich Mien-tras usted iba con su madre en peregrinacioacuten ycantaba en la faacutebrica aquiacute no estaban con los brazoscruzados

-A usted le corresponden quince mil - dijo elgendarme balanceaacutendose- La taberna es de los dospor lo que el capital tambieacuten debe serlo Siacute En sulugar yo lo habriacutea llevado a los tribunales Eso seentiende Y luego mientras las cosas se poniacutean enclaro a solas le habriacutea dado una buena somanta

A Yaacutekov Ivaacutenich no le queriacutean porque cuandoalguien profesa unas creencias que se salen de locomuacuten esto desagrada hasta a quienes son indife-rentes en materia religiosa Ademaacutes de esto el gen-darme le teniacutea ojeriza porque tambieacuten se dedicaba ala venta de caballos y coches usados

-Si no quiere ponerle pleito a su primo es por-que usted mismo tiene bastante dinero - dijo el can-

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tinero a Matvei con una mirada de envidia- El quecuenta con recursos se siente satisfecho pero yopor ejemplo creo que reventareacute sin haber salido deesta miseria

Matvei tratoacute de convencerle de que no teniacuteaninguacuten dinero pero Serguei Nikanoacuterich ya no leescuchaba habiacutean afluido en eacutel los recuerdos delpasado y de las ofensas que debiacutea sufrir a diario Sucalva se cubrioacute de sudor enrojecioacute y empezoacute a par-padear

-iexclMaldita vida -dijo y arrojoacute furioso el embuti-do al suelo

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III

Se contaba que la posada fue construida entiempos de Alejandro por una viuda que se habiacuteainstalado alliacute con un hijo Se llamaba Avdotia Tereacute-jova A quienes pasaban en coche de posta sobretodo en las noches de luna el sombriacuteo patio con elcobertizo y el portoacuten siempre cerrado les infundiacuteaun sentimiento de angustia y vaga inquietud comosi alliacute viviesen brujos o bandidos Y siempre al pa-sar de largo el cochero volviacutea la cabeza y arreabalos caballos Los viajeros se quedaban de mala ganaporque los duentildeos siempre se mostraban muyadustos y cobraban muy caro El patio estaba emba-rrado hasta en verano Entre el fango se revolcabanunos enormes cerdos y andaban sueltos los caballoscon los que traficaban los Tereacutejov A veces los ca-ballos deseosos de libertad se escapaban del patio y

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emprendiacutean una furiosa carrera por el caminoasustando a quienes por alliacute pasaban Entoncesaquello estaba muy animado pasaban largas carava-nas de mercanciacuteas y se produciacutean casos como elocurrido treinta antildeos antes cuando los carreterosenfurecidos mataron en una reyerta a un comer-ciante que iba de paso todaviacutea se levantaba a mediaversta de la casa la cruz de madera medio podridaPasaban coches de posta con sus campanillas y pe-sadas carrozas sentildeoriales Entre mugidos y nubes depolvo cruzaban tambieacuten rebantildeos de vacas y toros

Cuando construyeron el ferrocarril aquello eraun simple apeadero que luego diez antildeos maacutes tardese convirtioacute en la actual estacioacuten de Progeacutennaia Elmovimiento por el viejo camino de postas cesoacute casipor completo por eacutel soacutelo circulaban los propieta-rios y mujiks de la comarca y en la primavera y elotontildeo cuadrillas de trabajadores La posada se con-virtioacute en taberna El piso alto se quemoacute la techum-bre adquirioacute un color amarillento al oxidarse lachapa y el cobertizo se fue viniendo abajo pero enel patio seguiacutean revolcaacutendose entre el fango losenormes cerdos rosaacuteceos y repugnantes Comoantes a veces se escapaba un caballo que con lacola recogida galopaba furiosamente por el camino

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En la taberna vendiacutean teacute heno avena harina ytambieacuten vodka y cerveza para consumir en el mos-trador o para llevarse Las bebidas alcohoacutelicas lasvendiacutean bajo cuerda puesto que nunca sacaban lanecesaria licencia

Los Tereacutejov fueron siempre muy religiososhasta el punto que la gente los llamaba laquolos BeatosraquoPero acaso porque viviacutean aislados como ososrehuiacutean a la gente y a todo llegaban con su propiacabeza se mostraban propensos a la fantasiacutea y a lasfluctuaciones en materia religiosa y cada generacioacutencreiacutea a su manera La abuela Avdotia la que cons-truyoacute la posada perteneciacutea al rito viejo pero su hijoy sus dos nietos (los padres de Matvei y Yaacutekov) ibana la iglesia ortodoxa recibiacutean en su casa al clero yrezaban ante las imaacutegenes nuevas con la misma de-vocioacuten que ante las antiguas El hijo al llegar a lavejez dejoacute de comer carne e hizo voto de silencioviendo en cualquier conversacioacuten un pecado Losnietos presentaron la particularidad de que enten-diacutean las Escrituras a su manera no como todos si-no buscando en ellas un sentido oculto afirmandoque cada palabra sagrada debiacutea contener un secretoMatvei el bisnieto de Avdotia luchoacute desde la mis-ma infancia con visiones que estuvieron a punto de

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costarle la vida El otro bisnieto Yaacutekov Ivaacutenich eraortodoxo pero despueacutes de la muerte de su mujerdejoacute de ir a la iglesia y haciacutea los rezos en casa Estocontagioacute a su hermana Aglaia que ni acudiacutea a laiglesia ni dejaba ir a Dashutka De Aglaia se contabatambieacuten que en su juventud soliacutea ir a Vedeniaacutepinodonde habiacutea una secta de flagelantes y que en se-creto seguiacutea perteneciendo a ella razoacuten por la cualusaba pantildeuelo blanco

Yaacutekov Ivaacutenich le llevaba a Matvei diez antildeosEra un viejo de muy buena planta alto de barbaancha y gris que casi le llegaba a la cintura y espesascejas que le daban una expresioacuten severa y hasta per-versa Usaba un largo chaquetoacuten de buen pantildeo ouna pelliza negra y siempre trataba de ir bien vesti-do cuidando la limpieza de la ropa los chanclos nose los quitaba ni cuando el suelo estaba seco Nofrecuentaba la iglesia porque seguacuten eacutel alliacute no secumpliacutea el rito al pie de la letra y porque los sacer-dotes bebiacutean vino fuera de la misa y fumaban El yAglaia leiacutean las Escrituras y cantaban los salmos encasa todos los diacuteas En Vedeniaacutepino no leiacutean laEpiacutestola en los maitines y las viacutesperas no se cele-braban ni siquiera con ocasioacuten de las grandes fies-tas eacutel en cambio leiacutea en casa cuanto correspondiacutea

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a cada diacutea sin saltarse una sola liacutenea y sin prisas yen el tiempo libre leiacutea en voz alta las vidas de lossantos Se ateniacutea fielmente a los preceptos en todoslos aspectos de la vida asiacute si un diacutea de la Cuaresmaestaba permitido beber vino laquoen recompensa deltrabajo celosoraquo lo tomaba aunque no sintiese de-seos de beber

Recitaba sus oraciones cantaba los salmos in-censaba la casa y observaba fielmente el ayuno nopara alcanzar favores de Dios sino para observar elorden establecido El hombre no puede vivir sin fey la fe debe adquirir una expresioacuten justa de antildeo enantildeo y de diacutea en diacutea seguacuten cierto orden de tal modoque cada mantildeana y cada tarde Dios sea invocadoprecisamente con las palabras y pensamientos quecorrespondan al diacutea y a la hora Hay que vivir y portanto rezar tal y como es grato a Dios por eso ca-da diacutea hay que recitar y cantar soacutelo lo que le es gra-to es decir lo que corresponde seguacuten el rito Asiacute elprimer capiacutetulo de San Juan soacutelo habiacutea que leerlo eldiacutea de la Pascua y desde la Pascua hasta la Ascen-sioacuten no se podiacutea cantar el laquoDigniacutesimoraquo Y asiacute todolo demaacutes La conciencia de este orden y su impor-tancia proporcionaba a Yaacutekov Ivaacutenich profundasatisfaccioacuten durante sus oraciones Cuando las cir-

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cunstancias le obligaban a alterar dicho orden porejemplo cuando teniacutea que ir a la ciudad a hacerprovisiones o al Banco le atormentaba la concienciay se sentiacutea desgraciado

Su primo Matvei que habiacutea llegado inespera-damente de la faacutebrica y se habiacutea instalado en la ta-berna como en su propia casa empezoacute a incumplirlas reglas desde los primeros diacuteas Se negaba a parti-cipar en los rezos conjuntos comiacutea y tomaba teacute ahoras en que no se debiacutea se levantaba tarde y losmieacutercoles y viernes tomaba teacute alegando que se sen-tiacutea deacutebil casi cada diacutea durante los rezos entraba enel oratorio gritando laquoiexclDate cuenta de lo que hacesprimo iexclArrepieacutentete primoraquo Estas palabras saca-ban de quicio a Yaacutekov Ivaacutenich y Aglaia sin podersecontener empezaba a injuriarle O bien de nochesigilosamente Matvei entraba en el oratorio y deciacuteaa media voz laquoPrimo tus oraciones no son gratas aDios Porque estaacute dicho Reconciacuteliate primero contu hermano y ven entonces a ofrecer tus dones Y tuacutedas dinero a reacutedito y vendes vodka iexclArrepieacutenteteraquo

En las palabras de Matvei Yaacutekov no veiacutea maacutesque el habitual pretexto de los hombres vaciacuteos ynegligentes que si hablan de amor al proacutejimo o dereconciliarse con el hermano no es maacutes que para no

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orar no ayunar y no leer las Sagradas Escrituras yque si hablan con desprecio del lucro y los reacuteditoses porque no les gusta trabajar Porque ser pobre yno ahorrar nada es mucho maacutes faacutecil que ser rico

A pesar de todo se sentiacutea inquieto y ya no po-diacutea rezar como antes Apenas entraba en el oratorioy abriacutea el libro le embargaba el temor de que suprimo llegase a molestarle Y en efecto Matvei notardaba en presentarse para gritar con voz temblo-rosa laquoiexclDate cuenta de lo que haces primo iexclArre-pieacutentete primoraquo La hermana empezaba sus injuriasy Yaacutekov tambieacuten fuera de siacute gritaba laquoiexclVete de micasaraquo a lo que Matvei replicaba laquoLa casa es de to-dosraquoYaacutekov reanudaba la lectura y el canto pero yano podiacutea recobrar la calma y sin eacutel mismo adver-tirlo se quedaba pensativo con el libro delanteAunque consideraba una estupidez las palabras desu primo uacuteltimamente empezaba tambieacuten a recor-dar que al rico le es difiacutecil entrar en el reino de loscielos que tres antildeos antes habiacutea comprado a muybajo precio un caballo robado que todaviacutea en vidade su difunta mujer un borracho habiacutea muerto en lamisma taberna a causa del vodka

Por la noche dormiacutea mal con un suentildeo muy li-gero y oiacutea que Matvei que tampoco podiacutea dormir

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no cesaba de suspirar echando de menos su faacutebricade azulejos Y mientras daba vueltas en la cama re-cordaba el caballo robado el borracho y las palabrasdel Evangelio acerca del camello

Pareciacutea como si volviesen las alucinaciones deotros tiempos Y como a propio intento a pesar deque estaban a fines de marzo nevaba todos los diacuteasy el viento zumbaba en el bosque cual si fuese in-vierno pareciacutea como si la primavera no fuese a lle-gar nunca El tiempo predisponiacutea al tedio a laspeleas al odio y por la noche cuando el vientozumbaba sobre el techo le pareciacutea que alguien viviacuteaalliacute arriba en el piso vaciacuteo y las visiones empezabanpoco a poco a acudir a eacutel la cabeza le ardiacutea y nopodiacutea conciliar el suentildeo

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IV

El lunes santo por la mantildeana Matveiacute oyoacute desdesu habitacioacuten que Dashutka deciacutea a Aglaia

-El tiacuteo Matvei aseguroacute ayer que no hay queguardar el ayuno

Marvei recordoacute toda la conversacioacuten de la viacutes-pera con Dashutka y se sintioacute irritado

-iexclNo mientas muchacha -dijo con voz plantildeide-ra como la de un enfermo- No es posible vivir sinayunar El mismo Sentildeor ayunoacute cuarenta diacuteas Louacutenico que te dije es que las personas enfermas nodeben hacerlo

Haz caso de lo que te dice la gente de la faacutebricaellos te ensentildearaacuten lo que debe hacerse -dijo en tonode burla Aglaia que estaba fregando el suelo (losdiacuteas de labor soliacutea hacer esta faena que la poniacuteairritada con todos)- Ya se sabe coacutemo ayunan en la

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faacutebrica Tuacute preguacutentale a tu tiacuteo por la viacutebora coacutemolos dos juntos tomaban leche en los diacuteas de ayunoTrata de instruir a los otros y eacutel mismo ha olvidadolo de la viacutebora Preguacutentale a quieacuten dejoacute su dinero

Matvei ocultaba de todos cuidadosamente co-mo una uacutelcera repugnante que en aquel periacuteodo desu vida en que viejas y mozas acudiacutean al oratoriopara saltar y correr con eacutel se puso en relaciones conuna mujer de la que habiacutea tenido un hijo Al volvera casa le entregoacute cuanto habiacutea ahorrado en la faacutebri-ca para los gastos del viaje tuvo que pedir prestadoal duentildeo y ahora no le quedaban maacutes que unos ru-blos que reservaba para teacute y velas La mujer encuestioacuten le comunicoacute maacutes tarde que el nintildeo habiacuteamuerto y preguntaba en la carta queacute hacer con eldinero La carta en cuestioacuten la habiacutea traiacutedo de la es-tacioacuten un obrero Aglaia se habiacutea hecho con ella y lahabiacutea leiacutedo y luego cada diacutea se lo echaba en cara aMatvei

-No es broma iexclnovecientos rublos - siguioacuteAglaia- iexclAhiacute es nada dar novecientos rublos a unaviacutebora a una perdida de la faacutebrica iexclOjalaacute revientes-Habiacutea perdido ya la compostura y gritaba con vozchillona- -iquestTe callas iexclTe hariacutea pedazos inuacutetil iexclDarnovecientos rublos como si fueran un koacutepek Se los

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podiacuteas haber dejado a Dashutka que es cosa tuya yno a una extrantildea o podiacuteas haberlos mandado a Beacute-lev para los infelices hueacuterfanos de Mariacutea iexclPor queacuteno reventoacute tu viacutebora sea mil veces maldita la con-denada iexclOjalaacute no tenga un diacutea bueno en su vida

Yaacutekov Ivaacutenich la llamoacute era el momento de re-zar las horas Ella se lavoacute se puso el pantildeuelo blancoy acudioacute al oratorio a reunirse con su amado her-mano ya llena de recogimiento Cuando hablabacon Matvei o serviacutea en la posada el teacute a los hom-bres era una vieja flaca siempre alerta y malhumo-rada pero en el oratorio su cara adquiriacutea unaexpresioacuten pura y devota pareciacutea rejuvenecer sesentaba reposadamente y hasta juntaba los labios enun gesto humilde

Yaacutekov Ivaacutenich empezoacute a leer el libro de horascon la voz tranquila y melancoacutelica que siempre re-servaba para la Cuaresma Al poco rato se detuvopara prestar atencioacuten al silencio reinante en toda lacasa Reanudoacute la lectura con un sentimiento de sa-tisfaccioacuten Teniacutea las manos juntas en actitud devotacon los ojos muy abiertos meneaba la cabeza y lan-zaba un suspiro tras otro Pero en esto se oyeronunas voces El gendarme y Serguei Nikanoacuterich ha-biacutean llegado a visitar a Matvei Yaacutekov Ivaacutenich no se

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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V

Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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cual en otros tiempos cuando aquello era posadacociacutean pan todos los diacuteas En la misma habitacioacutendetraacutes del horno dormiacutea Dashutka que no teniacuteacuarto para ella sola Todas las noches cantaban losgrillos y se oiacutea el ruido de los ratones

Matvei encendioacute una vela y se puso a leer un li-bro que le habiacutea prestado el gendarme de la esta-cioacuten Entre tanto terminaron los rezos y todos seacostaron Tambieacuten lo hizo Dashutka que empezoacutea roncar acto seguido aunque no tardoacute en desper-tarse y dijo bostezando

-No debiacuteas tener la vela encendida sin necesi-dad tiacuteo Matvei

-La vela es miacutea - replicoacute eacutel- La compreacute con midinero

Dashutka dio unas cuantas vueltas y no tardoacute endormirse de nuevo Matvei siguioacute auacuten largo ratopues no teniacutea suentildeo y al terminar la uacuteltima paacuteginasacoacute del bauacutel un laacutepiz y escribioacute en la primera laquoYoMatvei Tereacutejov he leiacutedo este libro y creo que es elmejor de los que he leiacutedo nunca por lo cual expresomi gratitud a Kuzmaacute Nikolaacuteievich Zhuacutekov subofi-cial de la gendarmeriacutea de la Direccioacuten de Ferroca-rriles propietario de este inapreciable libroraquo

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Para eacutel era un deber de cortesiacutea hacer talesanotaciones en los libros que le prestaban

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II

El diacutea de la Anunciacioacuten cuando ya habiacutea salidoel tren correo Matvei tomaba teacute con limoacuten en lacantina y hablaba animado

Le escuchaban el cantinero y el gendarmeZhuacutekov

-He de decirles -contaba Matvei - que desdemuy chico me sentiacute atraiacutedo por la religioacuten A losdoce antildeos leiacutea ya en la iglesia la Epiacutestola cosa quealegraba mucho a mis padres y todos los veranosiba con mi difunta madre en peregrinacioacuten Mien-tras los otros chicos cantaban o cogiacutean cangrejos yosoliacutea quedarme con ella Los mayores me alentabany a miacute mismo me agradaba observar tan buena con-ducta Y cuando mi madre me mandoacute a la faacutebricafuera de las horas de trabajo yo fui el tenor denuestro coro y para miacute no habiacutea mayor placer No

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hace falta decir que no bebiacutea ni fumaba y que mebantildeaba a menudo y esta vida como ya se sabe noagrada al enemigo del geacutenero humano El malditoquiso perderme y tratoacute de oscurecer mi entendi-miento como ahora hace con mi primo Lo prime-ro de todo hice voto de observar vigilia los lunes yno comer carne nunca Con el tiempo empezaron adominarme toda clase de fantasiacuteas En la primerasemana de la Cuaresma hasta el saacutebado seguacuten or-denaron los santos padres no se puede comer ca-liente aunque los que trabajan y los deacutebiles puedentomar hasta teacute pero yo no probaba bocado hasta eldomingo mismo y luego durante toda la Cuaresmano me permitiacutea la mantequilla y los mieacutercoles y losviernes guardaba ayuno absoluto Lo mismo haciacuteaen las vigilias menores En la cuaresma de San Pe-dro la gente de la faacutebrica soliacutea tomar sopa de colcon sollo pero yo procurando que no me vieranrumiaba un trozo de pan seco

raquoCada cual tiene su fuerza ya se sabe pero yohablo de miacute en los diacuteas de vigilia el ayuno no mecostaba ninguacuten esfuerzo y cuanto mayor era micelo mejor me sentiacutea Unicamente sentiacutea apetito losprimeros diacuteas de ayuno luego me acostumbrabacada vez me notaba mejor y al cabo de una semana

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me encontraba perfectamente Mis piernas estabantan ligeras que me pareciacutea encontrare en una nubey no en la tierra Ademaacutes me imponiacutea toda clase deobligaciones me levantaba por la noche para hacerreverencias arrastraba pesadas piedras de un lugar aotro iba descalzo por la nieve y claro es usaba cili-cio Pero al cabo de alguacuten tiempo al ir a confesar-me se me ocurrioacute Este sacerdote estaacute casado comecarne y fuma iquestCoacutemo puede confesarme iquestQueacute po-der tiene para absolverme si es maacutes pecador queyo Yo me privo hasta de la mantequilla y eacutel puedeque haya comido esturioacuten Acudiacute a otro sacerdote yeacuteste como a propio intento era gordo llevaba so-tana de seda que haciacutea el mismo ruido que las fal-das de una sentildeora y tambieacuten oliacutea a tabaco Me fui ahacer mis ayunos a un monasterio y alliacute mi corazoacutentampoco se sentiacutea tranquilo me pareciacutea que losmonjes no observaban las reglas Despueacutes de estono habiacutea ninguacuten servicio religioso que me satisficie-ra en un sitio la misa acababa demasiado pronto enotro no habiacutean cantado conforme es debido en eltercero el sacristaacuten era gangoso En ocasiones queel Sentildeor perdone a este pecador mi corazoacuten se es-tremeciacutea de ira en pleno templo iquestQueacute oracioacuten eraaqueacutella Creiacutea que la gente no se santiguaba ni escu-

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chaba debidamente a cualquier lugar que mirasetodo eran borrachos glotones fumadores liberti-nos jugadores Yo era el uacutenico que viviacutea seguacuten losmandamientos El maligno no dormiacutea y conformeel tiempo pasaba aquello iba en aumento Dejeacute decantar en el coro e ir a la iglesia Me creiacutea un hom-bre justo y la iglesia viendo su imperfeccioacuten no meagradaba es decir como el aacutengel caiacutedo me enso-berbeciacute hasta lo increiacuteble

raquoDespueacutes de eacutesto quise tener una iglesia para miacutesolo Alquileacute a una mujer sorda un pequentildeo cuartomuy a las afueras cerca del cementerio y la convertiacuteen un oratorio por el estilo del de mi primo aunqueen el miacuteo habiacutea candelabros y un incensario de ve-ras En este oratorio me ateniacutea a las reglas del santomonte Athos es decir cada diacutea los maitines empe-zaban siempre a medianoche y en las fiestas maacutessolemnes la misa duraba diez y hasta doce horasDespueacutes de todo los frailes seguacuten las reglas per-manecen sentados durante la lectura del Evangeliopero yo para hacerme maacutes agradable a Dios soliacutealeerlo de rodillas Leiacutea y cantaba durante largo ratocon laacutegrimas en los ojos y suspirando alzando losbrazos y nada maacutes terminada la oracioacuten sin dormirme iba a la faacutebrica y durante el trabajo no cesaba de

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orar En fin que por la ciudad empezoacute a correr elrumor Matvei es un santo Matvei cura a los enfer-mos y a los locos Claro que no habiacutea curado a na-die pero ya se sabe en cuanto aparece un cisma ouna falsa doctrina las mujeres no le dejan a unoAcuden como las moscas a la miel Empezaron aacosarme casadas y solteronas de toda clase me ha-ciacutean reverencias me besaban las manos y afirmabanque yo era un santo Una llegoacute a verme con la cabe-za aureolada por un nimbo El oratorio se habiacuteahecho pequentildeo por lo que alquileacute un cuarto maacutesespacioso y aquello se convirtioacute en una verdaderatorre de Babel El diablo se apoderoacute de miacute definiti-vamente y tapoacute la luz de mis ojos con sus repug-nantes pezuntildeas Todos pareciacuteamos posesos Yo leiacuteay las casadas y solteronas cantaban y asiacute sin comerni beber permaneciacuteamos de pie diacuteas enteros Depronto ellas empezaban a estremecerse como si tu-viesen calentura y luego se poniacutea a gritar una yotra iexclAquello daba miedo Tambieacuten yo me estreme-ciacutea como un judiacuteo en la caldera Yo mismo no seacute lacausa pero mis piernas empezaban a saltar Era algoportentoso no queriacutea pero saltaba y agitaba losbrazos Despueacutes de esto empezaban los gritos ychillidos bailaacutebamos todos y nos perseguiacuteamos

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hasta que caiacuteamos rendidos Asiacute en un momento deabsurda locura caiacute en el pecado de la lujuria

El gendarme soltoacute la risa pero al advertir quenadie le acompantildeaba se puso serio y dijo

-Eso es molokanismo He leiacutedo que en el Caacuteu-caso lo practican todos

-Pero no me matoacute un rayo - prosiguioacute Matveihaciendo la sentildeal de la cruz ante la imagen y bisbi-sando una oracioacuten- Seguramente intercedioacute por miacuteen el otro mundo mi difunta madre Cuando en laciudad me teniacutean ya por santo y hasta sentildeoras y se-ntildeores veniacutean a miacute secretamente en busca de con-suelo yo fui a despedirme de nuestro amo OsipVarlaacutemich Era el diacutea del perdoacuten El cerroacute la puertacon cerrojo y nos quedamos los dos solos cara acara Empezoacute a leerme la cartilla Debo decirles queOsip Varlaacutemich era un hombre sin estudios pero demuchas luces todos le respetaban y temiacutean porqueera severo y trabajador y observaba una conductaejemplar Fue durante veinte antildeos alcalde e hizomucho bien empedroacute la calle Novo-Moskoacutevskaia ehizo pintar la catedral y las columnas eacutestas de colorde malaquita Pues bien cerroacute la puerta y empezoacutelaquoYa hace tiempo que queriacutea hablar contigo hijo detal y de cual iquestTe crees santo Nada de eso eres un

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apoacutestata un malvado herejeraquo Y asiacute siguioacute No mesiento capaz de explicar lo bien que habloacute con queacutetalento como si estuviese escrito hasta que llegoacute aconmoverme Estuvo hablando dos horas Sus pa-labras me entraron en el corazoacuten me abrieron losojos Acabeacute por romper en sollozos laquoSeacute - me dijo -una persona como todas las demaacutes come bebeviacutestete y reza como el resto de la gente todo lo de-maacutes viene del diablo Tu cilicio es cosa del demoniolo mismo que tus ayunos y tu oratorio Todo esoproviene de tu soberbiaraquo

raquoAl diacutea siguiente que era primer lunes de cua-resma Dios dispuso que cayera enfermo Se meprodujo una hernia al levantar un peso y me lleva-ron al hospital Experimenteacute grandes tormentos ylloreacute amargamente sin cesar de temblar Pensabaque del hospital iba a ir al infierno pues en verdadestuve para morir Padeciacute en el lecho del dolor me-dio antildeo y al darme de alta lo primero de todo medesquiteacute de los ayunos y de nuevo me sentiacute personaAl despedirme de eacutel Osip Varlaacutemich insistioacute laquoRe-cuerda Matvei que todo lo que se sale de lo co-rriente viene del diabloraquo Y ahora como bebo y rezocomo todos Si por ejemplo el pope huele a taba-co o a vodka no oso censurarle porque tambieacuten eacutel

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es un hombre como cualquier otro En cuanto sedice que en la ciudad o en una aldea ha aparecidoun santo que se pasa las semanas sin comer e im-planta sus reglas comprendo de quieacuten es obra todoeso Esta es sentildeores la historia de mi vida Ahorayo como hizo Osip Varlaacutemich trato de convencera mis primos pero mi voz clama en el desierto Nome concedioacute Dios ese don

El relato de Matvei no parecioacute producir impre-sioacuten alguna Serguei Nikanoacuterich no dijo nada y sededicoacute a retirar los bocadillos del mostrador Elgendarme se refirioacute a lo rico que era Yaacutekov Ivaacutenichel primo de Matvei

-Por lo menos tendraacute treinta mil rublos - dijoEl gendarme Zhuacutekov pelirrojo carirredondo -

al andar le temblaban las mejillas - robusto y biennutrido cuando no estaba en presencia de sus supe-riores soliacutea retreparse en el asiento pierna sobrepierna y al hablar se balanceaba y silbaba descui-dadamente mientras que su cara expresaba la satis-faccioacuten del que acaba de despachar una buenacomida Teniacutea alguacuten dinerillo y siempre hablaba deeste tema como gran conocedor de la materia Sededicaba al corretaje y cualquiera que quisiese ven-

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der una finca un caballo o un coche usado recurriacuteaa eacutel

-Siacute seguramente guardaraacute sus treinta mil rubios- coincidioacute Serguei Nikanoacuterich- Su abuelo de ustedteniacutea una fortuna enorme - dijo volvieacutendose haciaMatvei- iexclEnorme Todo pasoacute a su padre y a su tiacuteoSu padre murioacute joven su tiacuteo se hizo con todo y lue-go se entiende fue a parar a Yaacutekov Ivaacutenich Mien-tras usted iba con su madre en peregrinacioacuten ycantaba en la faacutebrica aquiacute no estaban con los brazoscruzados

-A usted le corresponden quince mil - dijo elgendarme balanceaacutendose- La taberna es de los dospor lo que el capital tambieacuten debe serlo Siacute En sulugar yo lo habriacutea llevado a los tribunales Eso seentiende Y luego mientras las cosas se poniacutean enclaro a solas le habriacutea dado una buena somanta

A Yaacutekov Ivaacutenich no le queriacutean porque cuandoalguien profesa unas creencias que se salen de locomuacuten esto desagrada hasta a quienes son indife-rentes en materia religiosa Ademaacutes de esto el gen-darme le teniacutea ojeriza porque tambieacuten se dedicaba ala venta de caballos y coches usados

-Si no quiere ponerle pleito a su primo es por-que usted mismo tiene bastante dinero - dijo el can-

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tinero a Matvei con una mirada de envidia- El quecuenta con recursos se siente satisfecho pero yopor ejemplo creo que reventareacute sin haber salido deesta miseria

Matvei tratoacute de convencerle de que no teniacuteaninguacuten dinero pero Serguei Nikanoacuterich ya no leescuchaba habiacutean afluido en eacutel los recuerdos delpasado y de las ofensas que debiacutea sufrir a diario Sucalva se cubrioacute de sudor enrojecioacute y empezoacute a par-padear

-iexclMaldita vida -dijo y arrojoacute furioso el embuti-do al suelo

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III

Se contaba que la posada fue construida entiempos de Alejandro por una viuda que se habiacuteainstalado alliacute con un hijo Se llamaba Avdotia Tereacute-jova A quienes pasaban en coche de posta sobretodo en las noches de luna el sombriacuteo patio con elcobertizo y el portoacuten siempre cerrado les infundiacuteaun sentimiento de angustia y vaga inquietud comosi alliacute viviesen brujos o bandidos Y siempre al pa-sar de largo el cochero volviacutea la cabeza y arreabalos caballos Los viajeros se quedaban de mala ganaporque los duentildeos siempre se mostraban muyadustos y cobraban muy caro El patio estaba emba-rrado hasta en verano Entre el fango se revolcabanunos enormes cerdos y andaban sueltos los caballoscon los que traficaban los Tereacutejov A veces los ca-ballos deseosos de libertad se escapaban del patio y

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emprendiacutean una furiosa carrera por el caminoasustando a quienes por alliacute pasaban Entoncesaquello estaba muy animado pasaban largas carava-nas de mercanciacuteas y se produciacutean casos como elocurrido treinta antildeos antes cuando los carreterosenfurecidos mataron en una reyerta a un comer-ciante que iba de paso todaviacutea se levantaba a mediaversta de la casa la cruz de madera medio podridaPasaban coches de posta con sus campanillas y pe-sadas carrozas sentildeoriales Entre mugidos y nubes depolvo cruzaban tambieacuten rebantildeos de vacas y toros

Cuando construyeron el ferrocarril aquello eraun simple apeadero que luego diez antildeos maacutes tardese convirtioacute en la actual estacioacuten de Progeacutennaia Elmovimiento por el viejo camino de postas cesoacute casipor completo por eacutel soacutelo circulaban los propieta-rios y mujiks de la comarca y en la primavera y elotontildeo cuadrillas de trabajadores La posada se con-virtioacute en taberna El piso alto se quemoacute la techum-bre adquirioacute un color amarillento al oxidarse lachapa y el cobertizo se fue viniendo abajo pero enel patio seguiacutean revolcaacutendose entre el fango losenormes cerdos rosaacuteceos y repugnantes Comoantes a veces se escapaba un caballo que con lacola recogida galopaba furiosamente por el camino

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En la taberna vendiacutean teacute heno avena harina ytambieacuten vodka y cerveza para consumir en el mos-trador o para llevarse Las bebidas alcohoacutelicas lasvendiacutean bajo cuerda puesto que nunca sacaban lanecesaria licencia

Los Tereacutejov fueron siempre muy religiososhasta el punto que la gente los llamaba laquolos BeatosraquoPero acaso porque viviacutean aislados como ososrehuiacutean a la gente y a todo llegaban con su propiacabeza se mostraban propensos a la fantasiacutea y a lasfluctuaciones en materia religiosa y cada generacioacutencreiacutea a su manera La abuela Avdotia la que cons-truyoacute la posada perteneciacutea al rito viejo pero su hijoy sus dos nietos (los padres de Matvei y Yaacutekov) ibana la iglesia ortodoxa recibiacutean en su casa al clero yrezaban ante las imaacutegenes nuevas con la misma de-vocioacuten que ante las antiguas El hijo al llegar a lavejez dejoacute de comer carne e hizo voto de silencioviendo en cualquier conversacioacuten un pecado Losnietos presentaron la particularidad de que enten-diacutean las Escrituras a su manera no como todos si-no buscando en ellas un sentido oculto afirmandoque cada palabra sagrada debiacutea contener un secretoMatvei el bisnieto de Avdotia luchoacute desde la mis-ma infancia con visiones que estuvieron a punto de

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costarle la vida El otro bisnieto Yaacutekov Ivaacutenich eraortodoxo pero despueacutes de la muerte de su mujerdejoacute de ir a la iglesia y haciacutea los rezos en casa Estocontagioacute a su hermana Aglaia que ni acudiacutea a laiglesia ni dejaba ir a Dashutka De Aglaia se contabatambieacuten que en su juventud soliacutea ir a Vedeniaacutepinodonde habiacutea una secta de flagelantes y que en se-creto seguiacutea perteneciendo a ella razoacuten por la cualusaba pantildeuelo blanco

Yaacutekov Ivaacutenich le llevaba a Matvei diez antildeosEra un viejo de muy buena planta alto de barbaancha y gris que casi le llegaba a la cintura y espesascejas que le daban una expresioacuten severa y hasta per-versa Usaba un largo chaquetoacuten de buen pantildeo ouna pelliza negra y siempre trataba de ir bien vesti-do cuidando la limpieza de la ropa los chanclos nose los quitaba ni cuando el suelo estaba seco Nofrecuentaba la iglesia porque seguacuten eacutel alliacute no secumpliacutea el rito al pie de la letra y porque los sacer-dotes bebiacutean vino fuera de la misa y fumaban El yAglaia leiacutean las Escrituras y cantaban los salmos encasa todos los diacuteas En Vedeniaacutepino no leiacutean laEpiacutestola en los maitines y las viacutesperas no se cele-braban ni siquiera con ocasioacuten de las grandes fies-tas eacutel en cambio leiacutea en casa cuanto correspondiacutea

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a cada diacutea sin saltarse una sola liacutenea y sin prisas yen el tiempo libre leiacutea en voz alta las vidas de lossantos Se ateniacutea fielmente a los preceptos en todoslos aspectos de la vida asiacute si un diacutea de la Cuaresmaestaba permitido beber vino laquoen recompensa deltrabajo celosoraquo lo tomaba aunque no sintiese de-seos de beber

Recitaba sus oraciones cantaba los salmos in-censaba la casa y observaba fielmente el ayuno nopara alcanzar favores de Dios sino para observar elorden establecido El hombre no puede vivir sin fey la fe debe adquirir una expresioacuten justa de antildeo enantildeo y de diacutea en diacutea seguacuten cierto orden de tal modoque cada mantildeana y cada tarde Dios sea invocadoprecisamente con las palabras y pensamientos quecorrespondan al diacutea y a la hora Hay que vivir y portanto rezar tal y como es grato a Dios por eso ca-da diacutea hay que recitar y cantar soacutelo lo que le es gra-to es decir lo que corresponde seguacuten el rito Asiacute elprimer capiacutetulo de San Juan soacutelo habiacutea que leerlo eldiacutea de la Pascua y desde la Pascua hasta la Ascen-sioacuten no se podiacutea cantar el laquoDigniacutesimoraquo Y asiacute todolo demaacutes La conciencia de este orden y su impor-tancia proporcionaba a Yaacutekov Ivaacutenich profundasatisfaccioacuten durante sus oraciones Cuando las cir-

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cunstancias le obligaban a alterar dicho orden porejemplo cuando teniacutea que ir a la ciudad a hacerprovisiones o al Banco le atormentaba la concienciay se sentiacutea desgraciado

Su primo Matvei que habiacutea llegado inespera-damente de la faacutebrica y se habiacutea instalado en la ta-berna como en su propia casa empezoacute a incumplirlas reglas desde los primeros diacuteas Se negaba a parti-cipar en los rezos conjuntos comiacutea y tomaba teacute ahoras en que no se debiacutea se levantaba tarde y losmieacutercoles y viernes tomaba teacute alegando que se sen-tiacutea deacutebil casi cada diacutea durante los rezos entraba enel oratorio gritando laquoiexclDate cuenta de lo que hacesprimo iexclArrepieacutentete primoraquo Estas palabras saca-ban de quicio a Yaacutekov Ivaacutenich y Aglaia sin podersecontener empezaba a injuriarle O bien de nochesigilosamente Matvei entraba en el oratorio y deciacuteaa media voz laquoPrimo tus oraciones no son gratas aDios Porque estaacute dicho Reconciacuteliate primero contu hermano y ven entonces a ofrecer tus dones Y tuacutedas dinero a reacutedito y vendes vodka iexclArrepieacutenteteraquo

En las palabras de Matvei Yaacutekov no veiacutea maacutesque el habitual pretexto de los hombres vaciacuteos ynegligentes que si hablan de amor al proacutejimo o dereconciliarse con el hermano no es maacutes que para no

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orar no ayunar y no leer las Sagradas Escrituras yque si hablan con desprecio del lucro y los reacuteditoses porque no les gusta trabajar Porque ser pobre yno ahorrar nada es mucho maacutes faacutecil que ser rico

A pesar de todo se sentiacutea inquieto y ya no po-diacutea rezar como antes Apenas entraba en el oratorioy abriacutea el libro le embargaba el temor de que suprimo llegase a molestarle Y en efecto Matvei notardaba en presentarse para gritar con voz temblo-rosa laquoiexclDate cuenta de lo que haces primo iexclArre-pieacutentete primoraquo La hermana empezaba sus injuriasy Yaacutekov tambieacuten fuera de siacute gritaba laquoiexclVete de micasaraquo a lo que Matvei replicaba laquoLa casa es de to-dosraquoYaacutekov reanudaba la lectura y el canto pero yano podiacutea recobrar la calma y sin eacutel mismo adver-tirlo se quedaba pensativo con el libro delanteAunque consideraba una estupidez las palabras desu primo uacuteltimamente empezaba tambieacuten a recor-dar que al rico le es difiacutecil entrar en el reino de loscielos que tres antildeos antes habiacutea comprado a muybajo precio un caballo robado que todaviacutea en vidade su difunta mujer un borracho habiacutea muerto en lamisma taberna a causa del vodka

Por la noche dormiacutea mal con un suentildeo muy li-gero y oiacutea que Matvei que tampoco podiacutea dormir

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no cesaba de suspirar echando de menos su faacutebricade azulejos Y mientras daba vueltas en la cama re-cordaba el caballo robado el borracho y las palabrasdel Evangelio acerca del camello

Pareciacutea como si volviesen las alucinaciones deotros tiempos Y como a propio intento a pesar deque estaban a fines de marzo nevaba todos los diacuteasy el viento zumbaba en el bosque cual si fuese in-vierno pareciacutea como si la primavera no fuese a lle-gar nunca El tiempo predisponiacutea al tedio a laspeleas al odio y por la noche cuando el vientozumbaba sobre el techo le pareciacutea que alguien viviacuteaalliacute arriba en el piso vaciacuteo y las visiones empezabanpoco a poco a acudir a eacutel la cabeza le ardiacutea y nopodiacutea conciliar el suentildeo

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IV

El lunes santo por la mantildeana Matveiacute oyoacute desdesu habitacioacuten que Dashutka deciacutea a Aglaia

-El tiacuteo Matvei aseguroacute ayer que no hay queguardar el ayuno

Marvei recordoacute toda la conversacioacuten de la viacutes-pera con Dashutka y se sintioacute irritado

-iexclNo mientas muchacha -dijo con voz plantildeide-ra como la de un enfermo- No es posible vivir sinayunar El mismo Sentildeor ayunoacute cuarenta diacuteas Louacutenico que te dije es que las personas enfermas nodeben hacerlo

Haz caso de lo que te dice la gente de la faacutebricaellos te ensentildearaacuten lo que debe hacerse -dijo en tonode burla Aglaia que estaba fregando el suelo (losdiacuteas de labor soliacutea hacer esta faena que la poniacuteairritada con todos)- Ya se sabe coacutemo ayunan en la

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faacutebrica Tuacute preguacutentale a tu tiacuteo por la viacutebora coacutemolos dos juntos tomaban leche en los diacuteas de ayunoTrata de instruir a los otros y eacutel mismo ha olvidadolo de la viacutebora Preguacutentale a quieacuten dejoacute su dinero

Matvei ocultaba de todos cuidadosamente co-mo una uacutelcera repugnante que en aquel periacuteodo desu vida en que viejas y mozas acudiacutean al oratoriopara saltar y correr con eacutel se puso en relaciones conuna mujer de la que habiacutea tenido un hijo Al volvera casa le entregoacute cuanto habiacutea ahorrado en la faacutebri-ca para los gastos del viaje tuvo que pedir prestadoal duentildeo y ahora no le quedaban maacutes que unos ru-blos que reservaba para teacute y velas La mujer encuestioacuten le comunicoacute maacutes tarde que el nintildeo habiacuteamuerto y preguntaba en la carta queacute hacer con eldinero La carta en cuestioacuten la habiacutea traiacutedo de la es-tacioacuten un obrero Aglaia se habiacutea hecho con ella y lahabiacutea leiacutedo y luego cada diacutea se lo echaba en cara aMatvei

-No es broma iexclnovecientos rublos - siguioacuteAglaia- iexclAhiacute es nada dar novecientos rublos a unaviacutebora a una perdida de la faacutebrica iexclOjalaacute revientes-Habiacutea perdido ya la compostura y gritaba con vozchillona- -iquestTe callas iexclTe hariacutea pedazos inuacutetil iexclDarnovecientos rublos como si fueran un koacutepek Se los

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podiacuteas haber dejado a Dashutka que es cosa tuya yno a una extrantildea o podiacuteas haberlos mandado a Beacute-lev para los infelices hueacuterfanos de Mariacutea iexclPor queacuteno reventoacute tu viacutebora sea mil veces maldita la con-denada iexclOjalaacute no tenga un diacutea bueno en su vida

Yaacutekov Ivaacutenich la llamoacute era el momento de re-zar las horas Ella se lavoacute se puso el pantildeuelo blancoy acudioacute al oratorio a reunirse con su amado her-mano ya llena de recogimiento Cuando hablabacon Matvei o serviacutea en la posada el teacute a los hom-bres era una vieja flaca siempre alerta y malhumo-rada pero en el oratorio su cara adquiriacutea unaexpresioacuten pura y devota pareciacutea rejuvenecer sesentaba reposadamente y hasta juntaba los labios enun gesto humilde

Yaacutekov Ivaacutenich empezoacute a leer el libro de horascon la voz tranquila y melancoacutelica que siempre re-servaba para la Cuaresma Al poco rato se detuvopara prestar atencioacuten al silencio reinante en toda lacasa Reanudoacute la lectura con un sentimiento de sa-tisfaccioacuten Teniacutea las manos juntas en actitud devotacon los ojos muy abiertos meneaba la cabeza y lan-zaba un suspiro tras otro Pero en esto se oyeronunas voces El gendarme y Serguei Nikanoacuterich ha-biacutean llegado a visitar a Matvei Yaacutekov Ivaacutenich no se

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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V

Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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Para eacutel era un deber de cortesiacutea hacer talesanotaciones en los libros que le prestaban

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II

El diacutea de la Anunciacioacuten cuando ya habiacutea salidoel tren correo Matvei tomaba teacute con limoacuten en lacantina y hablaba animado

Le escuchaban el cantinero y el gendarmeZhuacutekov

-He de decirles -contaba Matvei - que desdemuy chico me sentiacute atraiacutedo por la religioacuten A losdoce antildeos leiacutea ya en la iglesia la Epiacutestola cosa quealegraba mucho a mis padres y todos los veranosiba con mi difunta madre en peregrinacioacuten Mien-tras los otros chicos cantaban o cogiacutean cangrejos yosoliacutea quedarme con ella Los mayores me alentabany a miacute mismo me agradaba observar tan buena con-ducta Y cuando mi madre me mandoacute a la faacutebricafuera de las horas de trabajo yo fui el tenor denuestro coro y para miacute no habiacutea mayor placer No

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hace falta decir que no bebiacutea ni fumaba y que mebantildeaba a menudo y esta vida como ya se sabe noagrada al enemigo del geacutenero humano El malditoquiso perderme y tratoacute de oscurecer mi entendi-miento como ahora hace con mi primo Lo prime-ro de todo hice voto de observar vigilia los lunes yno comer carne nunca Con el tiempo empezaron adominarme toda clase de fantasiacuteas En la primerasemana de la Cuaresma hasta el saacutebado seguacuten or-denaron los santos padres no se puede comer ca-liente aunque los que trabajan y los deacutebiles puedentomar hasta teacute pero yo no probaba bocado hasta eldomingo mismo y luego durante toda la Cuaresmano me permitiacutea la mantequilla y los mieacutercoles y losviernes guardaba ayuno absoluto Lo mismo haciacuteaen las vigilias menores En la cuaresma de San Pe-dro la gente de la faacutebrica soliacutea tomar sopa de colcon sollo pero yo procurando que no me vieranrumiaba un trozo de pan seco

raquoCada cual tiene su fuerza ya se sabe pero yohablo de miacute en los diacuteas de vigilia el ayuno no mecostaba ninguacuten esfuerzo y cuanto mayor era micelo mejor me sentiacutea Unicamente sentiacutea apetito losprimeros diacuteas de ayuno luego me acostumbrabacada vez me notaba mejor y al cabo de una semana

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me encontraba perfectamente Mis piernas estabantan ligeras que me pareciacutea encontrare en una nubey no en la tierra Ademaacutes me imponiacutea toda clase deobligaciones me levantaba por la noche para hacerreverencias arrastraba pesadas piedras de un lugar aotro iba descalzo por la nieve y claro es usaba cili-cio Pero al cabo de alguacuten tiempo al ir a confesar-me se me ocurrioacute Este sacerdote estaacute casado comecarne y fuma iquestCoacutemo puede confesarme iquestQueacute po-der tiene para absolverme si es maacutes pecador queyo Yo me privo hasta de la mantequilla y eacutel puedeque haya comido esturioacuten Acudiacute a otro sacerdote yeacuteste como a propio intento era gordo llevaba so-tana de seda que haciacutea el mismo ruido que las fal-das de una sentildeora y tambieacuten oliacutea a tabaco Me fui ahacer mis ayunos a un monasterio y alliacute mi corazoacutentampoco se sentiacutea tranquilo me pareciacutea que losmonjes no observaban las reglas Despueacutes de estono habiacutea ninguacuten servicio religioso que me satisficie-ra en un sitio la misa acababa demasiado pronto enotro no habiacutean cantado conforme es debido en eltercero el sacristaacuten era gangoso En ocasiones queel Sentildeor perdone a este pecador mi corazoacuten se es-tremeciacutea de ira en pleno templo iquestQueacute oracioacuten eraaqueacutella Creiacutea que la gente no se santiguaba ni escu-

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chaba debidamente a cualquier lugar que mirasetodo eran borrachos glotones fumadores liberti-nos jugadores Yo era el uacutenico que viviacutea seguacuten losmandamientos El maligno no dormiacutea y conformeel tiempo pasaba aquello iba en aumento Dejeacute decantar en el coro e ir a la iglesia Me creiacutea un hom-bre justo y la iglesia viendo su imperfeccioacuten no meagradaba es decir como el aacutengel caiacutedo me enso-berbeciacute hasta lo increiacuteble

raquoDespueacutes de eacutesto quise tener una iglesia para miacutesolo Alquileacute a una mujer sorda un pequentildeo cuartomuy a las afueras cerca del cementerio y la convertiacuteen un oratorio por el estilo del de mi primo aunqueen el miacuteo habiacutea candelabros y un incensario de ve-ras En este oratorio me ateniacutea a las reglas del santomonte Athos es decir cada diacutea los maitines empe-zaban siempre a medianoche y en las fiestas maacutessolemnes la misa duraba diez y hasta doce horasDespueacutes de todo los frailes seguacuten las reglas per-manecen sentados durante la lectura del Evangeliopero yo para hacerme maacutes agradable a Dios soliacutealeerlo de rodillas Leiacutea y cantaba durante largo ratocon laacutegrimas en los ojos y suspirando alzando losbrazos y nada maacutes terminada la oracioacuten sin dormirme iba a la faacutebrica y durante el trabajo no cesaba de

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orar En fin que por la ciudad empezoacute a correr elrumor Matvei es un santo Matvei cura a los enfer-mos y a los locos Claro que no habiacutea curado a na-die pero ya se sabe en cuanto aparece un cisma ouna falsa doctrina las mujeres no le dejan a unoAcuden como las moscas a la miel Empezaron aacosarme casadas y solteronas de toda clase me ha-ciacutean reverencias me besaban las manos y afirmabanque yo era un santo Una llegoacute a verme con la cabe-za aureolada por un nimbo El oratorio se habiacuteahecho pequentildeo por lo que alquileacute un cuarto maacutesespacioso y aquello se convirtioacute en una verdaderatorre de Babel El diablo se apoderoacute de miacute definiti-vamente y tapoacute la luz de mis ojos con sus repug-nantes pezuntildeas Todos pareciacuteamos posesos Yo leiacuteay las casadas y solteronas cantaban y asiacute sin comerni beber permaneciacuteamos de pie diacuteas enteros Depronto ellas empezaban a estremecerse como si tu-viesen calentura y luego se poniacutea a gritar una yotra iexclAquello daba miedo Tambieacuten yo me estreme-ciacutea como un judiacuteo en la caldera Yo mismo no seacute lacausa pero mis piernas empezaban a saltar Era algoportentoso no queriacutea pero saltaba y agitaba losbrazos Despueacutes de esto empezaban los gritos ychillidos bailaacutebamos todos y nos perseguiacuteamos

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hasta que caiacuteamos rendidos Asiacute en un momento deabsurda locura caiacute en el pecado de la lujuria

El gendarme soltoacute la risa pero al advertir quenadie le acompantildeaba se puso serio y dijo

-Eso es molokanismo He leiacutedo que en el Caacuteu-caso lo practican todos

-Pero no me matoacute un rayo - prosiguioacute Matveihaciendo la sentildeal de la cruz ante la imagen y bisbi-sando una oracioacuten- Seguramente intercedioacute por miacuteen el otro mundo mi difunta madre Cuando en laciudad me teniacutean ya por santo y hasta sentildeoras y se-ntildeores veniacutean a miacute secretamente en busca de con-suelo yo fui a despedirme de nuestro amo OsipVarlaacutemich Era el diacutea del perdoacuten El cerroacute la puertacon cerrojo y nos quedamos los dos solos cara acara Empezoacute a leerme la cartilla Debo decirles queOsip Varlaacutemich era un hombre sin estudios pero demuchas luces todos le respetaban y temiacutean porqueera severo y trabajador y observaba una conductaejemplar Fue durante veinte antildeos alcalde e hizomucho bien empedroacute la calle Novo-Moskoacutevskaia ehizo pintar la catedral y las columnas eacutestas de colorde malaquita Pues bien cerroacute la puerta y empezoacutelaquoYa hace tiempo que queriacutea hablar contigo hijo detal y de cual iquestTe crees santo Nada de eso eres un

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apoacutestata un malvado herejeraquo Y asiacute siguioacute No mesiento capaz de explicar lo bien que habloacute con queacutetalento como si estuviese escrito hasta que llegoacute aconmoverme Estuvo hablando dos horas Sus pa-labras me entraron en el corazoacuten me abrieron losojos Acabeacute por romper en sollozos laquoSeacute - me dijo -una persona como todas las demaacutes come bebeviacutestete y reza como el resto de la gente todo lo de-maacutes viene del diablo Tu cilicio es cosa del demoniolo mismo que tus ayunos y tu oratorio Todo esoproviene de tu soberbiaraquo

raquoAl diacutea siguiente que era primer lunes de cua-resma Dios dispuso que cayera enfermo Se meprodujo una hernia al levantar un peso y me lleva-ron al hospital Experimenteacute grandes tormentos ylloreacute amargamente sin cesar de temblar Pensabaque del hospital iba a ir al infierno pues en verdadestuve para morir Padeciacute en el lecho del dolor me-dio antildeo y al darme de alta lo primero de todo medesquiteacute de los ayunos y de nuevo me sentiacute personaAl despedirme de eacutel Osip Varlaacutemich insistioacute laquoRe-cuerda Matvei que todo lo que se sale de lo co-rriente viene del diabloraquo Y ahora como bebo y rezocomo todos Si por ejemplo el pope huele a taba-co o a vodka no oso censurarle porque tambieacuten eacutel

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es un hombre como cualquier otro En cuanto sedice que en la ciudad o en una aldea ha aparecidoun santo que se pasa las semanas sin comer e im-planta sus reglas comprendo de quieacuten es obra todoeso Esta es sentildeores la historia de mi vida Ahorayo como hizo Osip Varlaacutemich trato de convencera mis primos pero mi voz clama en el desierto Nome concedioacute Dios ese don

El relato de Matvei no parecioacute producir impre-sioacuten alguna Serguei Nikanoacuterich no dijo nada y sededicoacute a retirar los bocadillos del mostrador Elgendarme se refirioacute a lo rico que era Yaacutekov Ivaacutenichel primo de Matvei

-Por lo menos tendraacute treinta mil rublos - dijoEl gendarme Zhuacutekov pelirrojo carirredondo -

al andar le temblaban las mejillas - robusto y biennutrido cuando no estaba en presencia de sus supe-riores soliacutea retreparse en el asiento pierna sobrepierna y al hablar se balanceaba y silbaba descui-dadamente mientras que su cara expresaba la satis-faccioacuten del que acaba de despachar una buenacomida Teniacutea alguacuten dinerillo y siempre hablaba deeste tema como gran conocedor de la materia Sededicaba al corretaje y cualquiera que quisiese ven-

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der una finca un caballo o un coche usado recurriacuteaa eacutel

-Siacute seguramente guardaraacute sus treinta mil rubios- coincidioacute Serguei Nikanoacuterich- Su abuelo de ustedteniacutea una fortuna enorme - dijo volvieacutendose haciaMatvei- iexclEnorme Todo pasoacute a su padre y a su tiacuteoSu padre murioacute joven su tiacuteo se hizo con todo y lue-go se entiende fue a parar a Yaacutekov Ivaacutenich Mien-tras usted iba con su madre en peregrinacioacuten ycantaba en la faacutebrica aquiacute no estaban con los brazoscruzados

-A usted le corresponden quince mil - dijo elgendarme balanceaacutendose- La taberna es de los dospor lo que el capital tambieacuten debe serlo Siacute En sulugar yo lo habriacutea llevado a los tribunales Eso seentiende Y luego mientras las cosas se poniacutean enclaro a solas le habriacutea dado una buena somanta

A Yaacutekov Ivaacutenich no le queriacutean porque cuandoalguien profesa unas creencias que se salen de locomuacuten esto desagrada hasta a quienes son indife-rentes en materia religiosa Ademaacutes de esto el gen-darme le teniacutea ojeriza porque tambieacuten se dedicaba ala venta de caballos y coches usados

-Si no quiere ponerle pleito a su primo es por-que usted mismo tiene bastante dinero - dijo el can-

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tinero a Matvei con una mirada de envidia- El quecuenta con recursos se siente satisfecho pero yopor ejemplo creo que reventareacute sin haber salido deesta miseria

Matvei tratoacute de convencerle de que no teniacuteaninguacuten dinero pero Serguei Nikanoacuterich ya no leescuchaba habiacutean afluido en eacutel los recuerdos delpasado y de las ofensas que debiacutea sufrir a diario Sucalva se cubrioacute de sudor enrojecioacute y empezoacute a par-padear

-iexclMaldita vida -dijo y arrojoacute furioso el embuti-do al suelo

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III

Se contaba que la posada fue construida entiempos de Alejandro por una viuda que se habiacuteainstalado alliacute con un hijo Se llamaba Avdotia Tereacute-jova A quienes pasaban en coche de posta sobretodo en las noches de luna el sombriacuteo patio con elcobertizo y el portoacuten siempre cerrado les infundiacuteaun sentimiento de angustia y vaga inquietud comosi alliacute viviesen brujos o bandidos Y siempre al pa-sar de largo el cochero volviacutea la cabeza y arreabalos caballos Los viajeros se quedaban de mala ganaporque los duentildeos siempre se mostraban muyadustos y cobraban muy caro El patio estaba emba-rrado hasta en verano Entre el fango se revolcabanunos enormes cerdos y andaban sueltos los caballoscon los que traficaban los Tereacutejov A veces los ca-ballos deseosos de libertad se escapaban del patio y

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emprendiacutean una furiosa carrera por el caminoasustando a quienes por alliacute pasaban Entoncesaquello estaba muy animado pasaban largas carava-nas de mercanciacuteas y se produciacutean casos como elocurrido treinta antildeos antes cuando los carreterosenfurecidos mataron en una reyerta a un comer-ciante que iba de paso todaviacutea se levantaba a mediaversta de la casa la cruz de madera medio podridaPasaban coches de posta con sus campanillas y pe-sadas carrozas sentildeoriales Entre mugidos y nubes depolvo cruzaban tambieacuten rebantildeos de vacas y toros

Cuando construyeron el ferrocarril aquello eraun simple apeadero que luego diez antildeos maacutes tardese convirtioacute en la actual estacioacuten de Progeacutennaia Elmovimiento por el viejo camino de postas cesoacute casipor completo por eacutel soacutelo circulaban los propieta-rios y mujiks de la comarca y en la primavera y elotontildeo cuadrillas de trabajadores La posada se con-virtioacute en taberna El piso alto se quemoacute la techum-bre adquirioacute un color amarillento al oxidarse lachapa y el cobertizo se fue viniendo abajo pero enel patio seguiacutean revolcaacutendose entre el fango losenormes cerdos rosaacuteceos y repugnantes Comoantes a veces se escapaba un caballo que con lacola recogida galopaba furiosamente por el camino

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En la taberna vendiacutean teacute heno avena harina ytambieacuten vodka y cerveza para consumir en el mos-trador o para llevarse Las bebidas alcohoacutelicas lasvendiacutean bajo cuerda puesto que nunca sacaban lanecesaria licencia

Los Tereacutejov fueron siempre muy religiososhasta el punto que la gente los llamaba laquolos BeatosraquoPero acaso porque viviacutean aislados como ososrehuiacutean a la gente y a todo llegaban con su propiacabeza se mostraban propensos a la fantasiacutea y a lasfluctuaciones en materia religiosa y cada generacioacutencreiacutea a su manera La abuela Avdotia la que cons-truyoacute la posada perteneciacutea al rito viejo pero su hijoy sus dos nietos (los padres de Matvei y Yaacutekov) ibana la iglesia ortodoxa recibiacutean en su casa al clero yrezaban ante las imaacutegenes nuevas con la misma de-vocioacuten que ante las antiguas El hijo al llegar a lavejez dejoacute de comer carne e hizo voto de silencioviendo en cualquier conversacioacuten un pecado Losnietos presentaron la particularidad de que enten-diacutean las Escrituras a su manera no como todos si-no buscando en ellas un sentido oculto afirmandoque cada palabra sagrada debiacutea contener un secretoMatvei el bisnieto de Avdotia luchoacute desde la mis-ma infancia con visiones que estuvieron a punto de

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costarle la vida El otro bisnieto Yaacutekov Ivaacutenich eraortodoxo pero despueacutes de la muerte de su mujerdejoacute de ir a la iglesia y haciacutea los rezos en casa Estocontagioacute a su hermana Aglaia que ni acudiacutea a laiglesia ni dejaba ir a Dashutka De Aglaia se contabatambieacuten que en su juventud soliacutea ir a Vedeniaacutepinodonde habiacutea una secta de flagelantes y que en se-creto seguiacutea perteneciendo a ella razoacuten por la cualusaba pantildeuelo blanco

Yaacutekov Ivaacutenich le llevaba a Matvei diez antildeosEra un viejo de muy buena planta alto de barbaancha y gris que casi le llegaba a la cintura y espesascejas que le daban una expresioacuten severa y hasta per-versa Usaba un largo chaquetoacuten de buen pantildeo ouna pelliza negra y siempre trataba de ir bien vesti-do cuidando la limpieza de la ropa los chanclos nose los quitaba ni cuando el suelo estaba seco Nofrecuentaba la iglesia porque seguacuten eacutel alliacute no secumpliacutea el rito al pie de la letra y porque los sacer-dotes bebiacutean vino fuera de la misa y fumaban El yAglaia leiacutean las Escrituras y cantaban los salmos encasa todos los diacuteas En Vedeniaacutepino no leiacutean laEpiacutestola en los maitines y las viacutesperas no se cele-braban ni siquiera con ocasioacuten de las grandes fies-tas eacutel en cambio leiacutea en casa cuanto correspondiacutea

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a cada diacutea sin saltarse una sola liacutenea y sin prisas yen el tiempo libre leiacutea en voz alta las vidas de lossantos Se ateniacutea fielmente a los preceptos en todoslos aspectos de la vida asiacute si un diacutea de la Cuaresmaestaba permitido beber vino laquoen recompensa deltrabajo celosoraquo lo tomaba aunque no sintiese de-seos de beber

Recitaba sus oraciones cantaba los salmos in-censaba la casa y observaba fielmente el ayuno nopara alcanzar favores de Dios sino para observar elorden establecido El hombre no puede vivir sin fey la fe debe adquirir una expresioacuten justa de antildeo enantildeo y de diacutea en diacutea seguacuten cierto orden de tal modoque cada mantildeana y cada tarde Dios sea invocadoprecisamente con las palabras y pensamientos quecorrespondan al diacutea y a la hora Hay que vivir y portanto rezar tal y como es grato a Dios por eso ca-da diacutea hay que recitar y cantar soacutelo lo que le es gra-to es decir lo que corresponde seguacuten el rito Asiacute elprimer capiacutetulo de San Juan soacutelo habiacutea que leerlo eldiacutea de la Pascua y desde la Pascua hasta la Ascen-sioacuten no se podiacutea cantar el laquoDigniacutesimoraquo Y asiacute todolo demaacutes La conciencia de este orden y su impor-tancia proporcionaba a Yaacutekov Ivaacutenich profundasatisfaccioacuten durante sus oraciones Cuando las cir-

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cunstancias le obligaban a alterar dicho orden porejemplo cuando teniacutea que ir a la ciudad a hacerprovisiones o al Banco le atormentaba la concienciay se sentiacutea desgraciado

Su primo Matvei que habiacutea llegado inespera-damente de la faacutebrica y se habiacutea instalado en la ta-berna como en su propia casa empezoacute a incumplirlas reglas desde los primeros diacuteas Se negaba a parti-cipar en los rezos conjuntos comiacutea y tomaba teacute ahoras en que no se debiacutea se levantaba tarde y losmieacutercoles y viernes tomaba teacute alegando que se sen-tiacutea deacutebil casi cada diacutea durante los rezos entraba enel oratorio gritando laquoiexclDate cuenta de lo que hacesprimo iexclArrepieacutentete primoraquo Estas palabras saca-ban de quicio a Yaacutekov Ivaacutenich y Aglaia sin podersecontener empezaba a injuriarle O bien de nochesigilosamente Matvei entraba en el oratorio y deciacuteaa media voz laquoPrimo tus oraciones no son gratas aDios Porque estaacute dicho Reconciacuteliate primero contu hermano y ven entonces a ofrecer tus dones Y tuacutedas dinero a reacutedito y vendes vodka iexclArrepieacutenteteraquo

En las palabras de Matvei Yaacutekov no veiacutea maacutesque el habitual pretexto de los hombres vaciacuteos ynegligentes que si hablan de amor al proacutejimo o dereconciliarse con el hermano no es maacutes que para no

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orar no ayunar y no leer las Sagradas Escrituras yque si hablan con desprecio del lucro y los reacuteditoses porque no les gusta trabajar Porque ser pobre yno ahorrar nada es mucho maacutes faacutecil que ser rico

A pesar de todo se sentiacutea inquieto y ya no po-diacutea rezar como antes Apenas entraba en el oratorioy abriacutea el libro le embargaba el temor de que suprimo llegase a molestarle Y en efecto Matvei notardaba en presentarse para gritar con voz temblo-rosa laquoiexclDate cuenta de lo que haces primo iexclArre-pieacutentete primoraquo La hermana empezaba sus injuriasy Yaacutekov tambieacuten fuera de siacute gritaba laquoiexclVete de micasaraquo a lo que Matvei replicaba laquoLa casa es de to-dosraquoYaacutekov reanudaba la lectura y el canto pero yano podiacutea recobrar la calma y sin eacutel mismo adver-tirlo se quedaba pensativo con el libro delanteAunque consideraba una estupidez las palabras desu primo uacuteltimamente empezaba tambieacuten a recor-dar que al rico le es difiacutecil entrar en el reino de loscielos que tres antildeos antes habiacutea comprado a muybajo precio un caballo robado que todaviacutea en vidade su difunta mujer un borracho habiacutea muerto en lamisma taberna a causa del vodka

Por la noche dormiacutea mal con un suentildeo muy li-gero y oiacutea que Matvei que tampoco podiacutea dormir

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no cesaba de suspirar echando de menos su faacutebricade azulejos Y mientras daba vueltas en la cama re-cordaba el caballo robado el borracho y las palabrasdel Evangelio acerca del camello

Pareciacutea como si volviesen las alucinaciones deotros tiempos Y como a propio intento a pesar deque estaban a fines de marzo nevaba todos los diacuteasy el viento zumbaba en el bosque cual si fuese in-vierno pareciacutea como si la primavera no fuese a lle-gar nunca El tiempo predisponiacutea al tedio a laspeleas al odio y por la noche cuando el vientozumbaba sobre el techo le pareciacutea que alguien viviacuteaalliacute arriba en el piso vaciacuteo y las visiones empezabanpoco a poco a acudir a eacutel la cabeza le ardiacutea y nopodiacutea conciliar el suentildeo

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IV

El lunes santo por la mantildeana Matveiacute oyoacute desdesu habitacioacuten que Dashutka deciacutea a Aglaia

-El tiacuteo Matvei aseguroacute ayer que no hay queguardar el ayuno

Marvei recordoacute toda la conversacioacuten de la viacutes-pera con Dashutka y se sintioacute irritado

-iexclNo mientas muchacha -dijo con voz plantildeide-ra como la de un enfermo- No es posible vivir sinayunar El mismo Sentildeor ayunoacute cuarenta diacuteas Louacutenico que te dije es que las personas enfermas nodeben hacerlo

Haz caso de lo que te dice la gente de la faacutebricaellos te ensentildearaacuten lo que debe hacerse -dijo en tonode burla Aglaia que estaba fregando el suelo (losdiacuteas de labor soliacutea hacer esta faena que la poniacuteairritada con todos)- Ya se sabe coacutemo ayunan en la

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faacutebrica Tuacute preguacutentale a tu tiacuteo por la viacutebora coacutemolos dos juntos tomaban leche en los diacuteas de ayunoTrata de instruir a los otros y eacutel mismo ha olvidadolo de la viacutebora Preguacutentale a quieacuten dejoacute su dinero

Matvei ocultaba de todos cuidadosamente co-mo una uacutelcera repugnante que en aquel periacuteodo desu vida en que viejas y mozas acudiacutean al oratoriopara saltar y correr con eacutel se puso en relaciones conuna mujer de la que habiacutea tenido un hijo Al volvera casa le entregoacute cuanto habiacutea ahorrado en la faacutebri-ca para los gastos del viaje tuvo que pedir prestadoal duentildeo y ahora no le quedaban maacutes que unos ru-blos que reservaba para teacute y velas La mujer encuestioacuten le comunicoacute maacutes tarde que el nintildeo habiacuteamuerto y preguntaba en la carta queacute hacer con eldinero La carta en cuestioacuten la habiacutea traiacutedo de la es-tacioacuten un obrero Aglaia se habiacutea hecho con ella y lahabiacutea leiacutedo y luego cada diacutea se lo echaba en cara aMatvei

-No es broma iexclnovecientos rublos - siguioacuteAglaia- iexclAhiacute es nada dar novecientos rublos a unaviacutebora a una perdida de la faacutebrica iexclOjalaacute revientes-Habiacutea perdido ya la compostura y gritaba con vozchillona- -iquestTe callas iexclTe hariacutea pedazos inuacutetil iexclDarnovecientos rublos como si fueran un koacutepek Se los

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podiacuteas haber dejado a Dashutka que es cosa tuya yno a una extrantildea o podiacuteas haberlos mandado a Beacute-lev para los infelices hueacuterfanos de Mariacutea iexclPor queacuteno reventoacute tu viacutebora sea mil veces maldita la con-denada iexclOjalaacute no tenga un diacutea bueno en su vida

Yaacutekov Ivaacutenich la llamoacute era el momento de re-zar las horas Ella se lavoacute se puso el pantildeuelo blancoy acudioacute al oratorio a reunirse con su amado her-mano ya llena de recogimiento Cuando hablabacon Matvei o serviacutea en la posada el teacute a los hom-bres era una vieja flaca siempre alerta y malhumo-rada pero en el oratorio su cara adquiriacutea unaexpresioacuten pura y devota pareciacutea rejuvenecer sesentaba reposadamente y hasta juntaba los labios enun gesto humilde

Yaacutekov Ivaacutenich empezoacute a leer el libro de horascon la voz tranquila y melancoacutelica que siempre re-servaba para la Cuaresma Al poco rato se detuvopara prestar atencioacuten al silencio reinante en toda lacasa Reanudoacute la lectura con un sentimiento de sa-tisfaccioacuten Teniacutea las manos juntas en actitud devotacon los ojos muy abiertos meneaba la cabeza y lan-zaba un suspiro tras otro Pero en esto se oyeronunas voces El gendarme y Serguei Nikanoacuterich ha-biacutean llegado a visitar a Matvei Yaacutekov Ivaacutenich no se

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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V

Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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II

El diacutea de la Anunciacioacuten cuando ya habiacutea salidoel tren correo Matvei tomaba teacute con limoacuten en lacantina y hablaba animado

Le escuchaban el cantinero y el gendarmeZhuacutekov

-He de decirles -contaba Matvei - que desdemuy chico me sentiacute atraiacutedo por la religioacuten A losdoce antildeos leiacutea ya en la iglesia la Epiacutestola cosa quealegraba mucho a mis padres y todos los veranosiba con mi difunta madre en peregrinacioacuten Mien-tras los otros chicos cantaban o cogiacutean cangrejos yosoliacutea quedarme con ella Los mayores me alentabany a miacute mismo me agradaba observar tan buena con-ducta Y cuando mi madre me mandoacute a la faacutebricafuera de las horas de trabajo yo fui el tenor denuestro coro y para miacute no habiacutea mayor placer No

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hace falta decir que no bebiacutea ni fumaba y que mebantildeaba a menudo y esta vida como ya se sabe noagrada al enemigo del geacutenero humano El malditoquiso perderme y tratoacute de oscurecer mi entendi-miento como ahora hace con mi primo Lo prime-ro de todo hice voto de observar vigilia los lunes yno comer carne nunca Con el tiempo empezaron adominarme toda clase de fantasiacuteas En la primerasemana de la Cuaresma hasta el saacutebado seguacuten or-denaron los santos padres no se puede comer ca-liente aunque los que trabajan y los deacutebiles puedentomar hasta teacute pero yo no probaba bocado hasta eldomingo mismo y luego durante toda la Cuaresmano me permitiacutea la mantequilla y los mieacutercoles y losviernes guardaba ayuno absoluto Lo mismo haciacuteaen las vigilias menores En la cuaresma de San Pe-dro la gente de la faacutebrica soliacutea tomar sopa de colcon sollo pero yo procurando que no me vieranrumiaba un trozo de pan seco

raquoCada cual tiene su fuerza ya se sabe pero yohablo de miacute en los diacuteas de vigilia el ayuno no mecostaba ninguacuten esfuerzo y cuanto mayor era micelo mejor me sentiacutea Unicamente sentiacutea apetito losprimeros diacuteas de ayuno luego me acostumbrabacada vez me notaba mejor y al cabo de una semana

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me encontraba perfectamente Mis piernas estabantan ligeras que me pareciacutea encontrare en una nubey no en la tierra Ademaacutes me imponiacutea toda clase deobligaciones me levantaba por la noche para hacerreverencias arrastraba pesadas piedras de un lugar aotro iba descalzo por la nieve y claro es usaba cili-cio Pero al cabo de alguacuten tiempo al ir a confesar-me se me ocurrioacute Este sacerdote estaacute casado comecarne y fuma iquestCoacutemo puede confesarme iquestQueacute po-der tiene para absolverme si es maacutes pecador queyo Yo me privo hasta de la mantequilla y eacutel puedeque haya comido esturioacuten Acudiacute a otro sacerdote yeacuteste como a propio intento era gordo llevaba so-tana de seda que haciacutea el mismo ruido que las fal-das de una sentildeora y tambieacuten oliacutea a tabaco Me fui ahacer mis ayunos a un monasterio y alliacute mi corazoacutentampoco se sentiacutea tranquilo me pareciacutea que losmonjes no observaban las reglas Despueacutes de estono habiacutea ninguacuten servicio religioso que me satisficie-ra en un sitio la misa acababa demasiado pronto enotro no habiacutean cantado conforme es debido en eltercero el sacristaacuten era gangoso En ocasiones queel Sentildeor perdone a este pecador mi corazoacuten se es-tremeciacutea de ira en pleno templo iquestQueacute oracioacuten eraaqueacutella Creiacutea que la gente no se santiguaba ni escu-

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chaba debidamente a cualquier lugar que mirasetodo eran borrachos glotones fumadores liberti-nos jugadores Yo era el uacutenico que viviacutea seguacuten losmandamientos El maligno no dormiacutea y conformeel tiempo pasaba aquello iba en aumento Dejeacute decantar en el coro e ir a la iglesia Me creiacutea un hom-bre justo y la iglesia viendo su imperfeccioacuten no meagradaba es decir como el aacutengel caiacutedo me enso-berbeciacute hasta lo increiacuteble

raquoDespueacutes de eacutesto quise tener una iglesia para miacutesolo Alquileacute a una mujer sorda un pequentildeo cuartomuy a las afueras cerca del cementerio y la convertiacuteen un oratorio por el estilo del de mi primo aunqueen el miacuteo habiacutea candelabros y un incensario de ve-ras En este oratorio me ateniacutea a las reglas del santomonte Athos es decir cada diacutea los maitines empe-zaban siempre a medianoche y en las fiestas maacutessolemnes la misa duraba diez y hasta doce horasDespueacutes de todo los frailes seguacuten las reglas per-manecen sentados durante la lectura del Evangeliopero yo para hacerme maacutes agradable a Dios soliacutealeerlo de rodillas Leiacutea y cantaba durante largo ratocon laacutegrimas en los ojos y suspirando alzando losbrazos y nada maacutes terminada la oracioacuten sin dormirme iba a la faacutebrica y durante el trabajo no cesaba de

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orar En fin que por la ciudad empezoacute a correr elrumor Matvei es un santo Matvei cura a los enfer-mos y a los locos Claro que no habiacutea curado a na-die pero ya se sabe en cuanto aparece un cisma ouna falsa doctrina las mujeres no le dejan a unoAcuden como las moscas a la miel Empezaron aacosarme casadas y solteronas de toda clase me ha-ciacutean reverencias me besaban las manos y afirmabanque yo era un santo Una llegoacute a verme con la cabe-za aureolada por un nimbo El oratorio se habiacuteahecho pequentildeo por lo que alquileacute un cuarto maacutesespacioso y aquello se convirtioacute en una verdaderatorre de Babel El diablo se apoderoacute de miacute definiti-vamente y tapoacute la luz de mis ojos con sus repug-nantes pezuntildeas Todos pareciacuteamos posesos Yo leiacuteay las casadas y solteronas cantaban y asiacute sin comerni beber permaneciacuteamos de pie diacuteas enteros Depronto ellas empezaban a estremecerse como si tu-viesen calentura y luego se poniacutea a gritar una yotra iexclAquello daba miedo Tambieacuten yo me estreme-ciacutea como un judiacuteo en la caldera Yo mismo no seacute lacausa pero mis piernas empezaban a saltar Era algoportentoso no queriacutea pero saltaba y agitaba losbrazos Despueacutes de esto empezaban los gritos ychillidos bailaacutebamos todos y nos perseguiacuteamos

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hasta que caiacuteamos rendidos Asiacute en un momento deabsurda locura caiacute en el pecado de la lujuria

El gendarme soltoacute la risa pero al advertir quenadie le acompantildeaba se puso serio y dijo

-Eso es molokanismo He leiacutedo que en el Caacuteu-caso lo practican todos

-Pero no me matoacute un rayo - prosiguioacute Matveihaciendo la sentildeal de la cruz ante la imagen y bisbi-sando una oracioacuten- Seguramente intercedioacute por miacuteen el otro mundo mi difunta madre Cuando en laciudad me teniacutean ya por santo y hasta sentildeoras y se-ntildeores veniacutean a miacute secretamente en busca de con-suelo yo fui a despedirme de nuestro amo OsipVarlaacutemich Era el diacutea del perdoacuten El cerroacute la puertacon cerrojo y nos quedamos los dos solos cara acara Empezoacute a leerme la cartilla Debo decirles queOsip Varlaacutemich era un hombre sin estudios pero demuchas luces todos le respetaban y temiacutean porqueera severo y trabajador y observaba una conductaejemplar Fue durante veinte antildeos alcalde e hizomucho bien empedroacute la calle Novo-Moskoacutevskaia ehizo pintar la catedral y las columnas eacutestas de colorde malaquita Pues bien cerroacute la puerta y empezoacutelaquoYa hace tiempo que queriacutea hablar contigo hijo detal y de cual iquestTe crees santo Nada de eso eres un

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apoacutestata un malvado herejeraquo Y asiacute siguioacute No mesiento capaz de explicar lo bien que habloacute con queacutetalento como si estuviese escrito hasta que llegoacute aconmoverme Estuvo hablando dos horas Sus pa-labras me entraron en el corazoacuten me abrieron losojos Acabeacute por romper en sollozos laquoSeacute - me dijo -una persona como todas las demaacutes come bebeviacutestete y reza como el resto de la gente todo lo de-maacutes viene del diablo Tu cilicio es cosa del demoniolo mismo que tus ayunos y tu oratorio Todo esoproviene de tu soberbiaraquo

raquoAl diacutea siguiente que era primer lunes de cua-resma Dios dispuso que cayera enfermo Se meprodujo una hernia al levantar un peso y me lleva-ron al hospital Experimenteacute grandes tormentos ylloreacute amargamente sin cesar de temblar Pensabaque del hospital iba a ir al infierno pues en verdadestuve para morir Padeciacute en el lecho del dolor me-dio antildeo y al darme de alta lo primero de todo medesquiteacute de los ayunos y de nuevo me sentiacute personaAl despedirme de eacutel Osip Varlaacutemich insistioacute laquoRe-cuerda Matvei que todo lo que se sale de lo co-rriente viene del diabloraquo Y ahora como bebo y rezocomo todos Si por ejemplo el pope huele a taba-co o a vodka no oso censurarle porque tambieacuten eacutel

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es un hombre como cualquier otro En cuanto sedice que en la ciudad o en una aldea ha aparecidoun santo que se pasa las semanas sin comer e im-planta sus reglas comprendo de quieacuten es obra todoeso Esta es sentildeores la historia de mi vida Ahorayo como hizo Osip Varlaacutemich trato de convencera mis primos pero mi voz clama en el desierto Nome concedioacute Dios ese don

El relato de Matvei no parecioacute producir impre-sioacuten alguna Serguei Nikanoacuterich no dijo nada y sededicoacute a retirar los bocadillos del mostrador Elgendarme se refirioacute a lo rico que era Yaacutekov Ivaacutenichel primo de Matvei

-Por lo menos tendraacute treinta mil rublos - dijoEl gendarme Zhuacutekov pelirrojo carirredondo -

al andar le temblaban las mejillas - robusto y biennutrido cuando no estaba en presencia de sus supe-riores soliacutea retreparse en el asiento pierna sobrepierna y al hablar se balanceaba y silbaba descui-dadamente mientras que su cara expresaba la satis-faccioacuten del que acaba de despachar una buenacomida Teniacutea alguacuten dinerillo y siempre hablaba deeste tema como gran conocedor de la materia Sededicaba al corretaje y cualquiera que quisiese ven-

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der una finca un caballo o un coche usado recurriacuteaa eacutel

-Siacute seguramente guardaraacute sus treinta mil rubios- coincidioacute Serguei Nikanoacuterich- Su abuelo de ustedteniacutea una fortuna enorme - dijo volvieacutendose haciaMatvei- iexclEnorme Todo pasoacute a su padre y a su tiacuteoSu padre murioacute joven su tiacuteo se hizo con todo y lue-go se entiende fue a parar a Yaacutekov Ivaacutenich Mien-tras usted iba con su madre en peregrinacioacuten ycantaba en la faacutebrica aquiacute no estaban con los brazoscruzados

-A usted le corresponden quince mil - dijo elgendarme balanceaacutendose- La taberna es de los dospor lo que el capital tambieacuten debe serlo Siacute En sulugar yo lo habriacutea llevado a los tribunales Eso seentiende Y luego mientras las cosas se poniacutean enclaro a solas le habriacutea dado una buena somanta

A Yaacutekov Ivaacutenich no le queriacutean porque cuandoalguien profesa unas creencias que se salen de locomuacuten esto desagrada hasta a quienes son indife-rentes en materia religiosa Ademaacutes de esto el gen-darme le teniacutea ojeriza porque tambieacuten se dedicaba ala venta de caballos y coches usados

-Si no quiere ponerle pleito a su primo es por-que usted mismo tiene bastante dinero - dijo el can-

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tinero a Matvei con una mirada de envidia- El quecuenta con recursos se siente satisfecho pero yopor ejemplo creo que reventareacute sin haber salido deesta miseria

Matvei tratoacute de convencerle de que no teniacuteaninguacuten dinero pero Serguei Nikanoacuterich ya no leescuchaba habiacutean afluido en eacutel los recuerdos delpasado y de las ofensas que debiacutea sufrir a diario Sucalva se cubrioacute de sudor enrojecioacute y empezoacute a par-padear

-iexclMaldita vida -dijo y arrojoacute furioso el embuti-do al suelo

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III

Se contaba que la posada fue construida entiempos de Alejandro por una viuda que se habiacuteainstalado alliacute con un hijo Se llamaba Avdotia Tereacute-jova A quienes pasaban en coche de posta sobretodo en las noches de luna el sombriacuteo patio con elcobertizo y el portoacuten siempre cerrado les infundiacuteaun sentimiento de angustia y vaga inquietud comosi alliacute viviesen brujos o bandidos Y siempre al pa-sar de largo el cochero volviacutea la cabeza y arreabalos caballos Los viajeros se quedaban de mala ganaporque los duentildeos siempre se mostraban muyadustos y cobraban muy caro El patio estaba emba-rrado hasta en verano Entre el fango se revolcabanunos enormes cerdos y andaban sueltos los caballoscon los que traficaban los Tereacutejov A veces los ca-ballos deseosos de libertad se escapaban del patio y

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emprendiacutean una furiosa carrera por el caminoasustando a quienes por alliacute pasaban Entoncesaquello estaba muy animado pasaban largas carava-nas de mercanciacuteas y se produciacutean casos como elocurrido treinta antildeos antes cuando los carreterosenfurecidos mataron en una reyerta a un comer-ciante que iba de paso todaviacutea se levantaba a mediaversta de la casa la cruz de madera medio podridaPasaban coches de posta con sus campanillas y pe-sadas carrozas sentildeoriales Entre mugidos y nubes depolvo cruzaban tambieacuten rebantildeos de vacas y toros

Cuando construyeron el ferrocarril aquello eraun simple apeadero que luego diez antildeos maacutes tardese convirtioacute en la actual estacioacuten de Progeacutennaia Elmovimiento por el viejo camino de postas cesoacute casipor completo por eacutel soacutelo circulaban los propieta-rios y mujiks de la comarca y en la primavera y elotontildeo cuadrillas de trabajadores La posada se con-virtioacute en taberna El piso alto se quemoacute la techum-bre adquirioacute un color amarillento al oxidarse lachapa y el cobertizo se fue viniendo abajo pero enel patio seguiacutean revolcaacutendose entre el fango losenormes cerdos rosaacuteceos y repugnantes Comoantes a veces se escapaba un caballo que con lacola recogida galopaba furiosamente por el camino

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En la taberna vendiacutean teacute heno avena harina ytambieacuten vodka y cerveza para consumir en el mos-trador o para llevarse Las bebidas alcohoacutelicas lasvendiacutean bajo cuerda puesto que nunca sacaban lanecesaria licencia

Los Tereacutejov fueron siempre muy religiososhasta el punto que la gente los llamaba laquolos BeatosraquoPero acaso porque viviacutean aislados como ososrehuiacutean a la gente y a todo llegaban con su propiacabeza se mostraban propensos a la fantasiacutea y a lasfluctuaciones en materia religiosa y cada generacioacutencreiacutea a su manera La abuela Avdotia la que cons-truyoacute la posada perteneciacutea al rito viejo pero su hijoy sus dos nietos (los padres de Matvei y Yaacutekov) ibana la iglesia ortodoxa recibiacutean en su casa al clero yrezaban ante las imaacutegenes nuevas con la misma de-vocioacuten que ante las antiguas El hijo al llegar a lavejez dejoacute de comer carne e hizo voto de silencioviendo en cualquier conversacioacuten un pecado Losnietos presentaron la particularidad de que enten-diacutean las Escrituras a su manera no como todos si-no buscando en ellas un sentido oculto afirmandoque cada palabra sagrada debiacutea contener un secretoMatvei el bisnieto de Avdotia luchoacute desde la mis-ma infancia con visiones que estuvieron a punto de

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costarle la vida El otro bisnieto Yaacutekov Ivaacutenich eraortodoxo pero despueacutes de la muerte de su mujerdejoacute de ir a la iglesia y haciacutea los rezos en casa Estocontagioacute a su hermana Aglaia que ni acudiacutea a laiglesia ni dejaba ir a Dashutka De Aglaia se contabatambieacuten que en su juventud soliacutea ir a Vedeniaacutepinodonde habiacutea una secta de flagelantes y que en se-creto seguiacutea perteneciendo a ella razoacuten por la cualusaba pantildeuelo blanco

Yaacutekov Ivaacutenich le llevaba a Matvei diez antildeosEra un viejo de muy buena planta alto de barbaancha y gris que casi le llegaba a la cintura y espesascejas que le daban una expresioacuten severa y hasta per-versa Usaba un largo chaquetoacuten de buen pantildeo ouna pelliza negra y siempre trataba de ir bien vesti-do cuidando la limpieza de la ropa los chanclos nose los quitaba ni cuando el suelo estaba seco Nofrecuentaba la iglesia porque seguacuten eacutel alliacute no secumpliacutea el rito al pie de la letra y porque los sacer-dotes bebiacutean vino fuera de la misa y fumaban El yAglaia leiacutean las Escrituras y cantaban los salmos encasa todos los diacuteas En Vedeniaacutepino no leiacutean laEpiacutestola en los maitines y las viacutesperas no se cele-braban ni siquiera con ocasioacuten de las grandes fies-tas eacutel en cambio leiacutea en casa cuanto correspondiacutea

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a cada diacutea sin saltarse una sola liacutenea y sin prisas yen el tiempo libre leiacutea en voz alta las vidas de lossantos Se ateniacutea fielmente a los preceptos en todoslos aspectos de la vida asiacute si un diacutea de la Cuaresmaestaba permitido beber vino laquoen recompensa deltrabajo celosoraquo lo tomaba aunque no sintiese de-seos de beber

Recitaba sus oraciones cantaba los salmos in-censaba la casa y observaba fielmente el ayuno nopara alcanzar favores de Dios sino para observar elorden establecido El hombre no puede vivir sin fey la fe debe adquirir una expresioacuten justa de antildeo enantildeo y de diacutea en diacutea seguacuten cierto orden de tal modoque cada mantildeana y cada tarde Dios sea invocadoprecisamente con las palabras y pensamientos quecorrespondan al diacutea y a la hora Hay que vivir y portanto rezar tal y como es grato a Dios por eso ca-da diacutea hay que recitar y cantar soacutelo lo que le es gra-to es decir lo que corresponde seguacuten el rito Asiacute elprimer capiacutetulo de San Juan soacutelo habiacutea que leerlo eldiacutea de la Pascua y desde la Pascua hasta la Ascen-sioacuten no se podiacutea cantar el laquoDigniacutesimoraquo Y asiacute todolo demaacutes La conciencia de este orden y su impor-tancia proporcionaba a Yaacutekov Ivaacutenich profundasatisfaccioacuten durante sus oraciones Cuando las cir-

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cunstancias le obligaban a alterar dicho orden porejemplo cuando teniacutea que ir a la ciudad a hacerprovisiones o al Banco le atormentaba la concienciay se sentiacutea desgraciado

Su primo Matvei que habiacutea llegado inespera-damente de la faacutebrica y se habiacutea instalado en la ta-berna como en su propia casa empezoacute a incumplirlas reglas desde los primeros diacuteas Se negaba a parti-cipar en los rezos conjuntos comiacutea y tomaba teacute ahoras en que no se debiacutea se levantaba tarde y losmieacutercoles y viernes tomaba teacute alegando que se sen-tiacutea deacutebil casi cada diacutea durante los rezos entraba enel oratorio gritando laquoiexclDate cuenta de lo que hacesprimo iexclArrepieacutentete primoraquo Estas palabras saca-ban de quicio a Yaacutekov Ivaacutenich y Aglaia sin podersecontener empezaba a injuriarle O bien de nochesigilosamente Matvei entraba en el oratorio y deciacuteaa media voz laquoPrimo tus oraciones no son gratas aDios Porque estaacute dicho Reconciacuteliate primero contu hermano y ven entonces a ofrecer tus dones Y tuacutedas dinero a reacutedito y vendes vodka iexclArrepieacutenteteraquo

En las palabras de Matvei Yaacutekov no veiacutea maacutesque el habitual pretexto de los hombres vaciacuteos ynegligentes que si hablan de amor al proacutejimo o dereconciliarse con el hermano no es maacutes que para no

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orar no ayunar y no leer las Sagradas Escrituras yque si hablan con desprecio del lucro y los reacuteditoses porque no les gusta trabajar Porque ser pobre yno ahorrar nada es mucho maacutes faacutecil que ser rico

A pesar de todo se sentiacutea inquieto y ya no po-diacutea rezar como antes Apenas entraba en el oratorioy abriacutea el libro le embargaba el temor de que suprimo llegase a molestarle Y en efecto Matvei notardaba en presentarse para gritar con voz temblo-rosa laquoiexclDate cuenta de lo que haces primo iexclArre-pieacutentete primoraquo La hermana empezaba sus injuriasy Yaacutekov tambieacuten fuera de siacute gritaba laquoiexclVete de micasaraquo a lo que Matvei replicaba laquoLa casa es de to-dosraquoYaacutekov reanudaba la lectura y el canto pero yano podiacutea recobrar la calma y sin eacutel mismo adver-tirlo se quedaba pensativo con el libro delanteAunque consideraba una estupidez las palabras desu primo uacuteltimamente empezaba tambieacuten a recor-dar que al rico le es difiacutecil entrar en el reino de loscielos que tres antildeos antes habiacutea comprado a muybajo precio un caballo robado que todaviacutea en vidade su difunta mujer un borracho habiacutea muerto en lamisma taberna a causa del vodka

Por la noche dormiacutea mal con un suentildeo muy li-gero y oiacutea que Matvei que tampoco podiacutea dormir

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no cesaba de suspirar echando de menos su faacutebricade azulejos Y mientras daba vueltas en la cama re-cordaba el caballo robado el borracho y las palabrasdel Evangelio acerca del camello

Pareciacutea como si volviesen las alucinaciones deotros tiempos Y como a propio intento a pesar deque estaban a fines de marzo nevaba todos los diacuteasy el viento zumbaba en el bosque cual si fuese in-vierno pareciacutea como si la primavera no fuese a lle-gar nunca El tiempo predisponiacutea al tedio a laspeleas al odio y por la noche cuando el vientozumbaba sobre el techo le pareciacutea que alguien viviacuteaalliacute arriba en el piso vaciacuteo y las visiones empezabanpoco a poco a acudir a eacutel la cabeza le ardiacutea y nopodiacutea conciliar el suentildeo

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IV

El lunes santo por la mantildeana Matveiacute oyoacute desdesu habitacioacuten que Dashutka deciacutea a Aglaia

-El tiacuteo Matvei aseguroacute ayer que no hay queguardar el ayuno

Marvei recordoacute toda la conversacioacuten de la viacutes-pera con Dashutka y se sintioacute irritado

-iexclNo mientas muchacha -dijo con voz plantildeide-ra como la de un enfermo- No es posible vivir sinayunar El mismo Sentildeor ayunoacute cuarenta diacuteas Louacutenico que te dije es que las personas enfermas nodeben hacerlo

Haz caso de lo que te dice la gente de la faacutebricaellos te ensentildearaacuten lo que debe hacerse -dijo en tonode burla Aglaia que estaba fregando el suelo (losdiacuteas de labor soliacutea hacer esta faena que la poniacuteairritada con todos)- Ya se sabe coacutemo ayunan en la

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faacutebrica Tuacute preguacutentale a tu tiacuteo por la viacutebora coacutemolos dos juntos tomaban leche en los diacuteas de ayunoTrata de instruir a los otros y eacutel mismo ha olvidadolo de la viacutebora Preguacutentale a quieacuten dejoacute su dinero

Matvei ocultaba de todos cuidadosamente co-mo una uacutelcera repugnante que en aquel periacuteodo desu vida en que viejas y mozas acudiacutean al oratoriopara saltar y correr con eacutel se puso en relaciones conuna mujer de la que habiacutea tenido un hijo Al volvera casa le entregoacute cuanto habiacutea ahorrado en la faacutebri-ca para los gastos del viaje tuvo que pedir prestadoal duentildeo y ahora no le quedaban maacutes que unos ru-blos que reservaba para teacute y velas La mujer encuestioacuten le comunicoacute maacutes tarde que el nintildeo habiacuteamuerto y preguntaba en la carta queacute hacer con eldinero La carta en cuestioacuten la habiacutea traiacutedo de la es-tacioacuten un obrero Aglaia se habiacutea hecho con ella y lahabiacutea leiacutedo y luego cada diacutea se lo echaba en cara aMatvei

-No es broma iexclnovecientos rublos - siguioacuteAglaia- iexclAhiacute es nada dar novecientos rublos a unaviacutebora a una perdida de la faacutebrica iexclOjalaacute revientes-Habiacutea perdido ya la compostura y gritaba con vozchillona- -iquestTe callas iexclTe hariacutea pedazos inuacutetil iexclDarnovecientos rublos como si fueran un koacutepek Se los

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podiacuteas haber dejado a Dashutka que es cosa tuya yno a una extrantildea o podiacuteas haberlos mandado a Beacute-lev para los infelices hueacuterfanos de Mariacutea iexclPor queacuteno reventoacute tu viacutebora sea mil veces maldita la con-denada iexclOjalaacute no tenga un diacutea bueno en su vida

Yaacutekov Ivaacutenich la llamoacute era el momento de re-zar las horas Ella se lavoacute se puso el pantildeuelo blancoy acudioacute al oratorio a reunirse con su amado her-mano ya llena de recogimiento Cuando hablabacon Matvei o serviacutea en la posada el teacute a los hom-bres era una vieja flaca siempre alerta y malhumo-rada pero en el oratorio su cara adquiriacutea unaexpresioacuten pura y devota pareciacutea rejuvenecer sesentaba reposadamente y hasta juntaba los labios enun gesto humilde

Yaacutekov Ivaacutenich empezoacute a leer el libro de horascon la voz tranquila y melancoacutelica que siempre re-servaba para la Cuaresma Al poco rato se detuvopara prestar atencioacuten al silencio reinante en toda lacasa Reanudoacute la lectura con un sentimiento de sa-tisfaccioacuten Teniacutea las manos juntas en actitud devotacon los ojos muy abiertos meneaba la cabeza y lan-zaba un suspiro tras otro Pero en esto se oyeronunas voces El gendarme y Serguei Nikanoacuterich ha-biacutean llegado a visitar a Matvei Yaacutekov Ivaacutenich no se

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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V

Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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hace falta decir que no bebiacutea ni fumaba y que mebantildeaba a menudo y esta vida como ya se sabe noagrada al enemigo del geacutenero humano El malditoquiso perderme y tratoacute de oscurecer mi entendi-miento como ahora hace con mi primo Lo prime-ro de todo hice voto de observar vigilia los lunes yno comer carne nunca Con el tiempo empezaron adominarme toda clase de fantasiacuteas En la primerasemana de la Cuaresma hasta el saacutebado seguacuten or-denaron los santos padres no se puede comer ca-liente aunque los que trabajan y los deacutebiles puedentomar hasta teacute pero yo no probaba bocado hasta eldomingo mismo y luego durante toda la Cuaresmano me permitiacutea la mantequilla y los mieacutercoles y losviernes guardaba ayuno absoluto Lo mismo haciacuteaen las vigilias menores En la cuaresma de San Pe-dro la gente de la faacutebrica soliacutea tomar sopa de colcon sollo pero yo procurando que no me vieranrumiaba un trozo de pan seco

raquoCada cual tiene su fuerza ya se sabe pero yohablo de miacute en los diacuteas de vigilia el ayuno no mecostaba ninguacuten esfuerzo y cuanto mayor era micelo mejor me sentiacutea Unicamente sentiacutea apetito losprimeros diacuteas de ayuno luego me acostumbrabacada vez me notaba mejor y al cabo de una semana

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me encontraba perfectamente Mis piernas estabantan ligeras que me pareciacutea encontrare en una nubey no en la tierra Ademaacutes me imponiacutea toda clase deobligaciones me levantaba por la noche para hacerreverencias arrastraba pesadas piedras de un lugar aotro iba descalzo por la nieve y claro es usaba cili-cio Pero al cabo de alguacuten tiempo al ir a confesar-me se me ocurrioacute Este sacerdote estaacute casado comecarne y fuma iquestCoacutemo puede confesarme iquestQueacute po-der tiene para absolverme si es maacutes pecador queyo Yo me privo hasta de la mantequilla y eacutel puedeque haya comido esturioacuten Acudiacute a otro sacerdote yeacuteste como a propio intento era gordo llevaba so-tana de seda que haciacutea el mismo ruido que las fal-das de una sentildeora y tambieacuten oliacutea a tabaco Me fui ahacer mis ayunos a un monasterio y alliacute mi corazoacutentampoco se sentiacutea tranquilo me pareciacutea que losmonjes no observaban las reglas Despueacutes de estono habiacutea ninguacuten servicio religioso que me satisficie-ra en un sitio la misa acababa demasiado pronto enotro no habiacutean cantado conforme es debido en eltercero el sacristaacuten era gangoso En ocasiones queel Sentildeor perdone a este pecador mi corazoacuten se es-tremeciacutea de ira en pleno templo iquestQueacute oracioacuten eraaqueacutella Creiacutea que la gente no se santiguaba ni escu-

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chaba debidamente a cualquier lugar que mirasetodo eran borrachos glotones fumadores liberti-nos jugadores Yo era el uacutenico que viviacutea seguacuten losmandamientos El maligno no dormiacutea y conformeel tiempo pasaba aquello iba en aumento Dejeacute decantar en el coro e ir a la iglesia Me creiacutea un hom-bre justo y la iglesia viendo su imperfeccioacuten no meagradaba es decir como el aacutengel caiacutedo me enso-berbeciacute hasta lo increiacuteble

raquoDespueacutes de eacutesto quise tener una iglesia para miacutesolo Alquileacute a una mujer sorda un pequentildeo cuartomuy a las afueras cerca del cementerio y la convertiacuteen un oratorio por el estilo del de mi primo aunqueen el miacuteo habiacutea candelabros y un incensario de ve-ras En este oratorio me ateniacutea a las reglas del santomonte Athos es decir cada diacutea los maitines empe-zaban siempre a medianoche y en las fiestas maacutessolemnes la misa duraba diez y hasta doce horasDespueacutes de todo los frailes seguacuten las reglas per-manecen sentados durante la lectura del Evangeliopero yo para hacerme maacutes agradable a Dios soliacutealeerlo de rodillas Leiacutea y cantaba durante largo ratocon laacutegrimas en los ojos y suspirando alzando losbrazos y nada maacutes terminada la oracioacuten sin dormirme iba a la faacutebrica y durante el trabajo no cesaba de

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orar En fin que por la ciudad empezoacute a correr elrumor Matvei es un santo Matvei cura a los enfer-mos y a los locos Claro que no habiacutea curado a na-die pero ya se sabe en cuanto aparece un cisma ouna falsa doctrina las mujeres no le dejan a unoAcuden como las moscas a la miel Empezaron aacosarme casadas y solteronas de toda clase me ha-ciacutean reverencias me besaban las manos y afirmabanque yo era un santo Una llegoacute a verme con la cabe-za aureolada por un nimbo El oratorio se habiacuteahecho pequentildeo por lo que alquileacute un cuarto maacutesespacioso y aquello se convirtioacute en una verdaderatorre de Babel El diablo se apoderoacute de miacute definiti-vamente y tapoacute la luz de mis ojos con sus repug-nantes pezuntildeas Todos pareciacuteamos posesos Yo leiacuteay las casadas y solteronas cantaban y asiacute sin comerni beber permaneciacuteamos de pie diacuteas enteros Depronto ellas empezaban a estremecerse como si tu-viesen calentura y luego se poniacutea a gritar una yotra iexclAquello daba miedo Tambieacuten yo me estreme-ciacutea como un judiacuteo en la caldera Yo mismo no seacute lacausa pero mis piernas empezaban a saltar Era algoportentoso no queriacutea pero saltaba y agitaba losbrazos Despueacutes de esto empezaban los gritos ychillidos bailaacutebamos todos y nos perseguiacuteamos

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hasta que caiacuteamos rendidos Asiacute en un momento deabsurda locura caiacute en el pecado de la lujuria

El gendarme soltoacute la risa pero al advertir quenadie le acompantildeaba se puso serio y dijo

-Eso es molokanismo He leiacutedo que en el Caacuteu-caso lo practican todos

-Pero no me matoacute un rayo - prosiguioacute Matveihaciendo la sentildeal de la cruz ante la imagen y bisbi-sando una oracioacuten- Seguramente intercedioacute por miacuteen el otro mundo mi difunta madre Cuando en laciudad me teniacutean ya por santo y hasta sentildeoras y se-ntildeores veniacutean a miacute secretamente en busca de con-suelo yo fui a despedirme de nuestro amo OsipVarlaacutemich Era el diacutea del perdoacuten El cerroacute la puertacon cerrojo y nos quedamos los dos solos cara acara Empezoacute a leerme la cartilla Debo decirles queOsip Varlaacutemich era un hombre sin estudios pero demuchas luces todos le respetaban y temiacutean porqueera severo y trabajador y observaba una conductaejemplar Fue durante veinte antildeos alcalde e hizomucho bien empedroacute la calle Novo-Moskoacutevskaia ehizo pintar la catedral y las columnas eacutestas de colorde malaquita Pues bien cerroacute la puerta y empezoacutelaquoYa hace tiempo que queriacutea hablar contigo hijo detal y de cual iquestTe crees santo Nada de eso eres un

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apoacutestata un malvado herejeraquo Y asiacute siguioacute No mesiento capaz de explicar lo bien que habloacute con queacutetalento como si estuviese escrito hasta que llegoacute aconmoverme Estuvo hablando dos horas Sus pa-labras me entraron en el corazoacuten me abrieron losojos Acabeacute por romper en sollozos laquoSeacute - me dijo -una persona como todas las demaacutes come bebeviacutestete y reza como el resto de la gente todo lo de-maacutes viene del diablo Tu cilicio es cosa del demoniolo mismo que tus ayunos y tu oratorio Todo esoproviene de tu soberbiaraquo

raquoAl diacutea siguiente que era primer lunes de cua-resma Dios dispuso que cayera enfermo Se meprodujo una hernia al levantar un peso y me lleva-ron al hospital Experimenteacute grandes tormentos ylloreacute amargamente sin cesar de temblar Pensabaque del hospital iba a ir al infierno pues en verdadestuve para morir Padeciacute en el lecho del dolor me-dio antildeo y al darme de alta lo primero de todo medesquiteacute de los ayunos y de nuevo me sentiacute personaAl despedirme de eacutel Osip Varlaacutemich insistioacute laquoRe-cuerda Matvei que todo lo que se sale de lo co-rriente viene del diabloraquo Y ahora como bebo y rezocomo todos Si por ejemplo el pope huele a taba-co o a vodka no oso censurarle porque tambieacuten eacutel

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es un hombre como cualquier otro En cuanto sedice que en la ciudad o en una aldea ha aparecidoun santo que se pasa las semanas sin comer e im-planta sus reglas comprendo de quieacuten es obra todoeso Esta es sentildeores la historia de mi vida Ahorayo como hizo Osip Varlaacutemich trato de convencera mis primos pero mi voz clama en el desierto Nome concedioacute Dios ese don

El relato de Matvei no parecioacute producir impre-sioacuten alguna Serguei Nikanoacuterich no dijo nada y sededicoacute a retirar los bocadillos del mostrador Elgendarme se refirioacute a lo rico que era Yaacutekov Ivaacutenichel primo de Matvei

-Por lo menos tendraacute treinta mil rublos - dijoEl gendarme Zhuacutekov pelirrojo carirredondo -

al andar le temblaban las mejillas - robusto y biennutrido cuando no estaba en presencia de sus supe-riores soliacutea retreparse en el asiento pierna sobrepierna y al hablar se balanceaba y silbaba descui-dadamente mientras que su cara expresaba la satis-faccioacuten del que acaba de despachar una buenacomida Teniacutea alguacuten dinerillo y siempre hablaba deeste tema como gran conocedor de la materia Sededicaba al corretaje y cualquiera que quisiese ven-

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der una finca un caballo o un coche usado recurriacuteaa eacutel

-Siacute seguramente guardaraacute sus treinta mil rubios- coincidioacute Serguei Nikanoacuterich- Su abuelo de ustedteniacutea una fortuna enorme - dijo volvieacutendose haciaMatvei- iexclEnorme Todo pasoacute a su padre y a su tiacuteoSu padre murioacute joven su tiacuteo se hizo con todo y lue-go se entiende fue a parar a Yaacutekov Ivaacutenich Mien-tras usted iba con su madre en peregrinacioacuten ycantaba en la faacutebrica aquiacute no estaban con los brazoscruzados

-A usted le corresponden quince mil - dijo elgendarme balanceaacutendose- La taberna es de los dospor lo que el capital tambieacuten debe serlo Siacute En sulugar yo lo habriacutea llevado a los tribunales Eso seentiende Y luego mientras las cosas se poniacutean enclaro a solas le habriacutea dado una buena somanta

A Yaacutekov Ivaacutenich no le queriacutean porque cuandoalguien profesa unas creencias que se salen de locomuacuten esto desagrada hasta a quienes son indife-rentes en materia religiosa Ademaacutes de esto el gen-darme le teniacutea ojeriza porque tambieacuten se dedicaba ala venta de caballos y coches usados

-Si no quiere ponerle pleito a su primo es por-que usted mismo tiene bastante dinero - dijo el can-

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tinero a Matvei con una mirada de envidia- El quecuenta con recursos se siente satisfecho pero yopor ejemplo creo que reventareacute sin haber salido deesta miseria

Matvei tratoacute de convencerle de que no teniacuteaninguacuten dinero pero Serguei Nikanoacuterich ya no leescuchaba habiacutean afluido en eacutel los recuerdos delpasado y de las ofensas que debiacutea sufrir a diario Sucalva se cubrioacute de sudor enrojecioacute y empezoacute a par-padear

-iexclMaldita vida -dijo y arrojoacute furioso el embuti-do al suelo

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III

Se contaba que la posada fue construida entiempos de Alejandro por una viuda que se habiacuteainstalado alliacute con un hijo Se llamaba Avdotia Tereacute-jova A quienes pasaban en coche de posta sobretodo en las noches de luna el sombriacuteo patio con elcobertizo y el portoacuten siempre cerrado les infundiacuteaun sentimiento de angustia y vaga inquietud comosi alliacute viviesen brujos o bandidos Y siempre al pa-sar de largo el cochero volviacutea la cabeza y arreabalos caballos Los viajeros se quedaban de mala ganaporque los duentildeos siempre se mostraban muyadustos y cobraban muy caro El patio estaba emba-rrado hasta en verano Entre el fango se revolcabanunos enormes cerdos y andaban sueltos los caballoscon los que traficaban los Tereacutejov A veces los ca-ballos deseosos de libertad se escapaban del patio y

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emprendiacutean una furiosa carrera por el caminoasustando a quienes por alliacute pasaban Entoncesaquello estaba muy animado pasaban largas carava-nas de mercanciacuteas y se produciacutean casos como elocurrido treinta antildeos antes cuando los carreterosenfurecidos mataron en una reyerta a un comer-ciante que iba de paso todaviacutea se levantaba a mediaversta de la casa la cruz de madera medio podridaPasaban coches de posta con sus campanillas y pe-sadas carrozas sentildeoriales Entre mugidos y nubes depolvo cruzaban tambieacuten rebantildeos de vacas y toros

Cuando construyeron el ferrocarril aquello eraun simple apeadero que luego diez antildeos maacutes tardese convirtioacute en la actual estacioacuten de Progeacutennaia Elmovimiento por el viejo camino de postas cesoacute casipor completo por eacutel soacutelo circulaban los propieta-rios y mujiks de la comarca y en la primavera y elotontildeo cuadrillas de trabajadores La posada se con-virtioacute en taberna El piso alto se quemoacute la techum-bre adquirioacute un color amarillento al oxidarse lachapa y el cobertizo se fue viniendo abajo pero enel patio seguiacutean revolcaacutendose entre el fango losenormes cerdos rosaacuteceos y repugnantes Comoantes a veces se escapaba un caballo que con lacola recogida galopaba furiosamente por el camino

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En la taberna vendiacutean teacute heno avena harina ytambieacuten vodka y cerveza para consumir en el mos-trador o para llevarse Las bebidas alcohoacutelicas lasvendiacutean bajo cuerda puesto que nunca sacaban lanecesaria licencia

Los Tereacutejov fueron siempre muy religiososhasta el punto que la gente los llamaba laquolos BeatosraquoPero acaso porque viviacutean aislados como ososrehuiacutean a la gente y a todo llegaban con su propiacabeza se mostraban propensos a la fantasiacutea y a lasfluctuaciones en materia religiosa y cada generacioacutencreiacutea a su manera La abuela Avdotia la que cons-truyoacute la posada perteneciacutea al rito viejo pero su hijoy sus dos nietos (los padres de Matvei y Yaacutekov) ibana la iglesia ortodoxa recibiacutean en su casa al clero yrezaban ante las imaacutegenes nuevas con la misma de-vocioacuten que ante las antiguas El hijo al llegar a lavejez dejoacute de comer carne e hizo voto de silencioviendo en cualquier conversacioacuten un pecado Losnietos presentaron la particularidad de que enten-diacutean las Escrituras a su manera no como todos si-no buscando en ellas un sentido oculto afirmandoque cada palabra sagrada debiacutea contener un secretoMatvei el bisnieto de Avdotia luchoacute desde la mis-ma infancia con visiones que estuvieron a punto de

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costarle la vida El otro bisnieto Yaacutekov Ivaacutenich eraortodoxo pero despueacutes de la muerte de su mujerdejoacute de ir a la iglesia y haciacutea los rezos en casa Estocontagioacute a su hermana Aglaia que ni acudiacutea a laiglesia ni dejaba ir a Dashutka De Aglaia se contabatambieacuten que en su juventud soliacutea ir a Vedeniaacutepinodonde habiacutea una secta de flagelantes y que en se-creto seguiacutea perteneciendo a ella razoacuten por la cualusaba pantildeuelo blanco

Yaacutekov Ivaacutenich le llevaba a Matvei diez antildeosEra un viejo de muy buena planta alto de barbaancha y gris que casi le llegaba a la cintura y espesascejas que le daban una expresioacuten severa y hasta per-versa Usaba un largo chaquetoacuten de buen pantildeo ouna pelliza negra y siempre trataba de ir bien vesti-do cuidando la limpieza de la ropa los chanclos nose los quitaba ni cuando el suelo estaba seco Nofrecuentaba la iglesia porque seguacuten eacutel alliacute no secumpliacutea el rito al pie de la letra y porque los sacer-dotes bebiacutean vino fuera de la misa y fumaban El yAglaia leiacutean las Escrituras y cantaban los salmos encasa todos los diacuteas En Vedeniaacutepino no leiacutean laEpiacutestola en los maitines y las viacutesperas no se cele-braban ni siquiera con ocasioacuten de las grandes fies-tas eacutel en cambio leiacutea en casa cuanto correspondiacutea

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a cada diacutea sin saltarse una sola liacutenea y sin prisas yen el tiempo libre leiacutea en voz alta las vidas de lossantos Se ateniacutea fielmente a los preceptos en todoslos aspectos de la vida asiacute si un diacutea de la Cuaresmaestaba permitido beber vino laquoen recompensa deltrabajo celosoraquo lo tomaba aunque no sintiese de-seos de beber

Recitaba sus oraciones cantaba los salmos in-censaba la casa y observaba fielmente el ayuno nopara alcanzar favores de Dios sino para observar elorden establecido El hombre no puede vivir sin fey la fe debe adquirir una expresioacuten justa de antildeo enantildeo y de diacutea en diacutea seguacuten cierto orden de tal modoque cada mantildeana y cada tarde Dios sea invocadoprecisamente con las palabras y pensamientos quecorrespondan al diacutea y a la hora Hay que vivir y portanto rezar tal y como es grato a Dios por eso ca-da diacutea hay que recitar y cantar soacutelo lo que le es gra-to es decir lo que corresponde seguacuten el rito Asiacute elprimer capiacutetulo de San Juan soacutelo habiacutea que leerlo eldiacutea de la Pascua y desde la Pascua hasta la Ascen-sioacuten no se podiacutea cantar el laquoDigniacutesimoraquo Y asiacute todolo demaacutes La conciencia de este orden y su impor-tancia proporcionaba a Yaacutekov Ivaacutenich profundasatisfaccioacuten durante sus oraciones Cuando las cir-

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cunstancias le obligaban a alterar dicho orden porejemplo cuando teniacutea que ir a la ciudad a hacerprovisiones o al Banco le atormentaba la concienciay se sentiacutea desgraciado

Su primo Matvei que habiacutea llegado inespera-damente de la faacutebrica y se habiacutea instalado en la ta-berna como en su propia casa empezoacute a incumplirlas reglas desde los primeros diacuteas Se negaba a parti-cipar en los rezos conjuntos comiacutea y tomaba teacute ahoras en que no se debiacutea se levantaba tarde y losmieacutercoles y viernes tomaba teacute alegando que se sen-tiacutea deacutebil casi cada diacutea durante los rezos entraba enel oratorio gritando laquoiexclDate cuenta de lo que hacesprimo iexclArrepieacutentete primoraquo Estas palabras saca-ban de quicio a Yaacutekov Ivaacutenich y Aglaia sin podersecontener empezaba a injuriarle O bien de nochesigilosamente Matvei entraba en el oratorio y deciacuteaa media voz laquoPrimo tus oraciones no son gratas aDios Porque estaacute dicho Reconciacuteliate primero contu hermano y ven entonces a ofrecer tus dones Y tuacutedas dinero a reacutedito y vendes vodka iexclArrepieacutenteteraquo

En las palabras de Matvei Yaacutekov no veiacutea maacutesque el habitual pretexto de los hombres vaciacuteos ynegligentes que si hablan de amor al proacutejimo o dereconciliarse con el hermano no es maacutes que para no

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orar no ayunar y no leer las Sagradas Escrituras yque si hablan con desprecio del lucro y los reacuteditoses porque no les gusta trabajar Porque ser pobre yno ahorrar nada es mucho maacutes faacutecil que ser rico

A pesar de todo se sentiacutea inquieto y ya no po-diacutea rezar como antes Apenas entraba en el oratorioy abriacutea el libro le embargaba el temor de que suprimo llegase a molestarle Y en efecto Matvei notardaba en presentarse para gritar con voz temblo-rosa laquoiexclDate cuenta de lo que haces primo iexclArre-pieacutentete primoraquo La hermana empezaba sus injuriasy Yaacutekov tambieacuten fuera de siacute gritaba laquoiexclVete de micasaraquo a lo que Matvei replicaba laquoLa casa es de to-dosraquoYaacutekov reanudaba la lectura y el canto pero yano podiacutea recobrar la calma y sin eacutel mismo adver-tirlo se quedaba pensativo con el libro delanteAunque consideraba una estupidez las palabras desu primo uacuteltimamente empezaba tambieacuten a recor-dar que al rico le es difiacutecil entrar en el reino de loscielos que tres antildeos antes habiacutea comprado a muybajo precio un caballo robado que todaviacutea en vidade su difunta mujer un borracho habiacutea muerto en lamisma taberna a causa del vodka

Por la noche dormiacutea mal con un suentildeo muy li-gero y oiacutea que Matvei que tampoco podiacutea dormir

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no cesaba de suspirar echando de menos su faacutebricade azulejos Y mientras daba vueltas en la cama re-cordaba el caballo robado el borracho y las palabrasdel Evangelio acerca del camello

Pareciacutea como si volviesen las alucinaciones deotros tiempos Y como a propio intento a pesar deque estaban a fines de marzo nevaba todos los diacuteasy el viento zumbaba en el bosque cual si fuese in-vierno pareciacutea como si la primavera no fuese a lle-gar nunca El tiempo predisponiacutea al tedio a laspeleas al odio y por la noche cuando el vientozumbaba sobre el techo le pareciacutea que alguien viviacuteaalliacute arriba en el piso vaciacuteo y las visiones empezabanpoco a poco a acudir a eacutel la cabeza le ardiacutea y nopodiacutea conciliar el suentildeo

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IV

El lunes santo por la mantildeana Matveiacute oyoacute desdesu habitacioacuten que Dashutka deciacutea a Aglaia

-El tiacuteo Matvei aseguroacute ayer que no hay queguardar el ayuno

Marvei recordoacute toda la conversacioacuten de la viacutes-pera con Dashutka y se sintioacute irritado

-iexclNo mientas muchacha -dijo con voz plantildeide-ra como la de un enfermo- No es posible vivir sinayunar El mismo Sentildeor ayunoacute cuarenta diacuteas Louacutenico que te dije es que las personas enfermas nodeben hacerlo

Haz caso de lo que te dice la gente de la faacutebricaellos te ensentildearaacuten lo que debe hacerse -dijo en tonode burla Aglaia que estaba fregando el suelo (losdiacuteas de labor soliacutea hacer esta faena que la poniacuteairritada con todos)- Ya se sabe coacutemo ayunan en la

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faacutebrica Tuacute preguacutentale a tu tiacuteo por la viacutebora coacutemolos dos juntos tomaban leche en los diacuteas de ayunoTrata de instruir a los otros y eacutel mismo ha olvidadolo de la viacutebora Preguacutentale a quieacuten dejoacute su dinero

Matvei ocultaba de todos cuidadosamente co-mo una uacutelcera repugnante que en aquel periacuteodo desu vida en que viejas y mozas acudiacutean al oratoriopara saltar y correr con eacutel se puso en relaciones conuna mujer de la que habiacutea tenido un hijo Al volvera casa le entregoacute cuanto habiacutea ahorrado en la faacutebri-ca para los gastos del viaje tuvo que pedir prestadoal duentildeo y ahora no le quedaban maacutes que unos ru-blos que reservaba para teacute y velas La mujer encuestioacuten le comunicoacute maacutes tarde que el nintildeo habiacuteamuerto y preguntaba en la carta queacute hacer con eldinero La carta en cuestioacuten la habiacutea traiacutedo de la es-tacioacuten un obrero Aglaia se habiacutea hecho con ella y lahabiacutea leiacutedo y luego cada diacutea se lo echaba en cara aMatvei

-No es broma iexclnovecientos rublos - siguioacuteAglaia- iexclAhiacute es nada dar novecientos rublos a unaviacutebora a una perdida de la faacutebrica iexclOjalaacute revientes-Habiacutea perdido ya la compostura y gritaba con vozchillona- -iquestTe callas iexclTe hariacutea pedazos inuacutetil iexclDarnovecientos rublos como si fueran un koacutepek Se los

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podiacuteas haber dejado a Dashutka que es cosa tuya yno a una extrantildea o podiacuteas haberlos mandado a Beacute-lev para los infelices hueacuterfanos de Mariacutea iexclPor queacuteno reventoacute tu viacutebora sea mil veces maldita la con-denada iexclOjalaacute no tenga un diacutea bueno en su vida

Yaacutekov Ivaacutenich la llamoacute era el momento de re-zar las horas Ella se lavoacute se puso el pantildeuelo blancoy acudioacute al oratorio a reunirse con su amado her-mano ya llena de recogimiento Cuando hablabacon Matvei o serviacutea en la posada el teacute a los hom-bres era una vieja flaca siempre alerta y malhumo-rada pero en el oratorio su cara adquiriacutea unaexpresioacuten pura y devota pareciacutea rejuvenecer sesentaba reposadamente y hasta juntaba los labios enun gesto humilde

Yaacutekov Ivaacutenich empezoacute a leer el libro de horascon la voz tranquila y melancoacutelica que siempre re-servaba para la Cuaresma Al poco rato se detuvopara prestar atencioacuten al silencio reinante en toda lacasa Reanudoacute la lectura con un sentimiento de sa-tisfaccioacuten Teniacutea las manos juntas en actitud devotacon los ojos muy abiertos meneaba la cabeza y lan-zaba un suspiro tras otro Pero en esto se oyeronunas voces El gendarme y Serguei Nikanoacuterich ha-biacutean llegado a visitar a Matvei Yaacutekov Ivaacutenich no se

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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V

Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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me encontraba perfectamente Mis piernas estabantan ligeras que me pareciacutea encontrare en una nubey no en la tierra Ademaacutes me imponiacutea toda clase deobligaciones me levantaba por la noche para hacerreverencias arrastraba pesadas piedras de un lugar aotro iba descalzo por la nieve y claro es usaba cili-cio Pero al cabo de alguacuten tiempo al ir a confesar-me se me ocurrioacute Este sacerdote estaacute casado comecarne y fuma iquestCoacutemo puede confesarme iquestQueacute po-der tiene para absolverme si es maacutes pecador queyo Yo me privo hasta de la mantequilla y eacutel puedeque haya comido esturioacuten Acudiacute a otro sacerdote yeacuteste como a propio intento era gordo llevaba so-tana de seda que haciacutea el mismo ruido que las fal-das de una sentildeora y tambieacuten oliacutea a tabaco Me fui ahacer mis ayunos a un monasterio y alliacute mi corazoacutentampoco se sentiacutea tranquilo me pareciacutea que losmonjes no observaban las reglas Despueacutes de estono habiacutea ninguacuten servicio religioso que me satisficie-ra en un sitio la misa acababa demasiado pronto enotro no habiacutean cantado conforme es debido en eltercero el sacristaacuten era gangoso En ocasiones queel Sentildeor perdone a este pecador mi corazoacuten se es-tremeciacutea de ira en pleno templo iquestQueacute oracioacuten eraaqueacutella Creiacutea que la gente no se santiguaba ni escu-

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chaba debidamente a cualquier lugar que mirasetodo eran borrachos glotones fumadores liberti-nos jugadores Yo era el uacutenico que viviacutea seguacuten losmandamientos El maligno no dormiacutea y conformeel tiempo pasaba aquello iba en aumento Dejeacute decantar en el coro e ir a la iglesia Me creiacutea un hom-bre justo y la iglesia viendo su imperfeccioacuten no meagradaba es decir como el aacutengel caiacutedo me enso-berbeciacute hasta lo increiacuteble

raquoDespueacutes de eacutesto quise tener una iglesia para miacutesolo Alquileacute a una mujer sorda un pequentildeo cuartomuy a las afueras cerca del cementerio y la convertiacuteen un oratorio por el estilo del de mi primo aunqueen el miacuteo habiacutea candelabros y un incensario de ve-ras En este oratorio me ateniacutea a las reglas del santomonte Athos es decir cada diacutea los maitines empe-zaban siempre a medianoche y en las fiestas maacutessolemnes la misa duraba diez y hasta doce horasDespueacutes de todo los frailes seguacuten las reglas per-manecen sentados durante la lectura del Evangeliopero yo para hacerme maacutes agradable a Dios soliacutealeerlo de rodillas Leiacutea y cantaba durante largo ratocon laacutegrimas en los ojos y suspirando alzando losbrazos y nada maacutes terminada la oracioacuten sin dormirme iba a la faacutebrica y durante el trabajo no cesaba de

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orar En fin que por la ciudad empezoacute a correr elrumor Matvei es un santo Matvei cura a los enfer-mos y a los locos Claro que no habiacutea curado a na-die pero ya se sabe en cuanto aparece un cisma ouna falsa doctrina las mujeres no le dejan a unoAcuden como las moscas a la miel Empezaron aacosarme casadas y solteronas de toda clase me ha-ciacutean reverencias me besaban las manos y afirmabanque yo era un santo Una llegoacute a verme con la cabe-za aureolada por un nimbo El oratorio se habiacuteahecho pequentildeo por lo que alquileacute un cuarto maacutesespacioso y aquello se convirtioacute en una verdaderatorre de Babel El diablo se apoderoacute de miacute definiti-vamente y tapoacute la luz de mis ojos con sus repug-nantes pezuntildeas Todos pareciacuteamos posesos Yo leiacuteay las casadas y solteronas cantaban y asiacute sin comerni beber permaneciacuteamos de pie diacuteas enteros Depronto ellas empezaban a estremecerse como si tu-viesen calentura y luego se poniacutea a gritar una yotra iexclAquello daba miedo Tambieacuten yo me estreme-ciacutea como un judiacuteo en la caldera Yo mismo no seacute lacausa pero mis piernas empezaban a saltar Era algoportentoso no queriacutea pero saltaba y agitaba losbrazos Despueacutes de esto empezaban los gritos ychillidos bailaacutebamos todos y nos perseguiacuteamos

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hasta que caiacuteamos rendidos Asiacute en un momento deabsurda locura caiacute en el pecado de la lujuria

El gendarme soltoacute la risa pero al advertir quenadie le acompantildeaba se puso serio y dijo

-Eso es molokanismo He leiacutedo que en el Caacuteu-caso lo practican todos

-Pero no me matoacute un rayo - prosiguioacute Matveihaciendo la sentildeal de la cruz ante la imagen y bisbi-sando una oracioacuten- Seguramente intercedioacute por miacuteen el otro mundo mi difunta madre Cuando en laciudad me teniacutean ya por santo y hasta sentildeoras y se-ntildeores veniacutean a miacute secretamente en busca de con-suelo yo fui a despedirme de nuestro amo OsipVarlaacutemich Era el diacutea del perdoacuten El cerroacute la puertacon cerrojo y nos quedamos los dos solos cara acara Empezoacute a leerme la cartilla Debo decirles queOsip Varlaacutemich era un hombre sin estudios pero demuchas luces todos le respetaban y temiacutean porqueera severo y trabajador y observaba una conductaejemplar Fue durante veinte antildeos alcalde e hizomucho bien empedroacute la calle Novo-Moskoacutevskaia ehizo pintar la catedral y las columnas eacutestas de colorde malaquita Pues bien cerroacute la puerta y empezoacutelaquoYa hace tiempo que queriacutea hablar contigo hijo detal y de cual iquestTe crees santo Nada de eso eres un

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apoacutestata un malvado herejeraquo Y asiacute siguioacute No mesiento capaz de explicar lo bien que habloacute con queacutetalento como si estuviese escrito hasta que llegoacute aconmoverme Estuvo hablando dos horas Sus pa-labras me entraron en el corazoacuten me abrieron losojos Acabeacute por romper en sollozos laquoSeacute - me dijo -una persona como todas las demaacutes come bebeviacutestete y reza como el resto de la gente todo lo de-maacutes viene del diablo Tu cilicio es cosa del demoniolo mismo que tus ayunos y tu oratorio Todo esoproviene de tu soberbiaraquo

raquoAl diacutea siguiente que era primer lunes de cua-resma Dios dispuso que cayera enfermo Se meprodujo una hernia al levantar un peso y me lleva-ron al hospital Experimenteacute grandes tormentos ylloreacute amargamente sin cesar de temblar Pensabaque del hospital iba a ir al infierno pues en verdadestuve para morir Padeciacute en el lecho del dolor me-dio antildeo y al darme de alta lo primero de todo medesquiteacute de los ayunos y de nuevo me sentiacute personaAl despedirme de eacutel Osip Varlaacutemich insistioacute laquoRe-cuerda Matvei que todo lo que se sale de lo co-rriente viene del diabloraquo Y ahora como bebo y rezocomo todos Si por ejemplo el pope huele a taba-co o a vodka no oso censurarle porque tambieacuten eacutel

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es un hombre como cualquier otro En cuanto sedice que en la ciudad o en una aldea ha aparecidoun santo que se pasa las semanas sin comer e im-planta sus reglas comprendo de quieacuten es obra todoeso Esta es sentildeores la historia de mi vida Ahorayo como hizo Osip Varlaacutemich trato de convencera mis primos pero mi voz clama en el desierto Nome concedioacute Dios ese don

El relato de Matvei no parecioacute producir impre-sioacuten alguna Serguei Nikanoacuterich no dijo nada y sededicoacute a retirar los bocadillos del mostrador Elgendarme se refirioacute a lo rico que era Yaacutekov Ivaacutenichel primo de Matvei

-Por lo menos tendraacute treinta mil rublos - dijoEl gendarme Zhuacutekov pelirrojo carirredondo -

al andar le temblaban las mejillas - robusto y biennutrido cuando no estaba en presencia de sus supe-riores soliacutea retreparse en el asiento pierna sobrepierna y al hablar se balanceaba y silbaba descui-dadamente mientras que su cara expresaba la satis-faccioacuten del que acaba de despachar una buenacomida Teniacutea alguacuten dinerillo y siempre hablaba deeste tema como gran conocedor de la materia Sededicaba al corretaje y cualquiera que quisiese ven-

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der una finca un caballo o un coche usado recurriacuteaa eacutel

-Siacute seguramente guardaraacute sus treinta mil rubios- coincidioacute Serguei Nikanoacuterich- Su abuelo de ustedteniacutea una fortuna enorme - dijo volvieacutendose haciaMatvei- iexclEnorme Todo pasoacute a su padre y a su tiacuteoSu padre murioacute joven su tiacuteo se hizo con todo y lue-go se entiende fue a parar a Yaacutekov Ivaacutenich Mien-tras usted iba con su madre en peregrinacioacuten ycantaba en la faacutebrica aquiacute no estaban con los brazoscruzados

-A usted le corresponden quince mil - dijo elgendarme balanceaacutendose- La taberna es de los dospor lo que el capital tambieacuten debe serlo Siacute En sulugar yo lo habriacutea llevado a los tribunales Eso seentiende Y luego mientras las cosas se poniacutean enclaro a solas le habriacutea dado una buena somanta

A Yaacutekov Ivaacutenich no le queriacutean porque cuandoalguien profesa unas creencias que se salen de locomuacuten esto desagrada hasta a quienes son indife-rentes en materia religiosa Ademaacutes de esto el gen-darme le teniacutea ojeriza porque tambieacuten se dedicaba ala venta de caballos y coches usados

-Si no quiere ponerle pleito a su primo es por-que usted mismo tiene bastante dinero - dijo el can-

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tinero a Matvei con una mirada de envidia- El quecuenta con recursos se siente satisfecho pero yopor ejemplo creo que reventareacute sin haber salido deesta miseria

Matvei tratoacute de convencerle de que no teniacuteaninguacuten dinero pero Serguei Nikanoacuterich ya no leescuchaba habiacutean afluido en eacutel los recuerdos delpasado y de las ofensas que debiacutea sufrir a diario Sucalva se cubrioacute de sudor enrojecioacute y empezoacute a par-padear

-iexclMaldita vida -dijo y arrojoacute furioso el embuti-do al suelo

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III

Se contaba que la posada fue construida entiempos de Alejandro por una viuda que se habiacuteainstalado alliacute con un hijo Se llamaba Avdotia Tereacute-jova A quienes pasaban en coche de posta sobretodo en las noches de luna el sombriacuteo patio con elcobertizo y el portoacuten siempre cerrado les infundiacuteaun sentimiento de angustia y vaga inquietud comosi alliacute viviesen brujos o bandidos Y siempre al pa-sar de largo el cochero volviacutea la cabeza y arreabalos caballos Los viajeros se quedaban de mala ganaporque los duentildeos siempre se mostraban muyadustos y cobraban muy caro El patio estaba emba-rrado hasta en verano Entre el fango se revolcabanunos enormes cerdos y andaban sueltos los caballoscon los que traficaban los Tereacutejov A veces los ca-ballos deseosos de libertad se escapaban del patio y

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emprendiacutean una furiosa carrera por el caminoasustando a quienes por alliacute pasaban Entoncesaquello estaba muy animado pasaban largas carava-nas de mercanciacuteas y se produciacutean casos como elocurrido treinta antildeos antes cuando los carreterosenfurecidos mataron en una reyerta a un comer-ciante que iba de paso todaviacutea se levantaba a mediaversta de la casa la cruz de madera medio podridaPasaban coches de posta con sus campanillas y pe-sadas carrozas sentildeoriales Entre mugidos y nubes depolvo cruzaban tambieacuten rebantildeos de vacas y toros

Cuando construyeron el ferrocarril aquello eraun simple apeadero que luego diez antildeos maacutes tardese convirtioacute en la actual estacioacuten de Progeacutennaia Elmovimiento por el viejo camino de postas cesoacute casipor completo por eacutel soacutelo circulaban los propieta-rios y mujiks de la comarca y en la primavera y elotontildeo cuadrillas de trabajadores La posada se con-virtioacute en taberna El piso alto se quemoacute la techum-bre adquirioacute un color amarillento al oxidarse lachapa y el cobertizo se fue viniendo abajo pero enel patio seguiacutean revolcaacutendose entre el fango losenormes cerdos rosaacuteceos y repugnantes Comoantes a veces se escapaba un caballo que con lacola recogida galopaba furiosamente por el camino

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En la taberna vendiacutean teacute heno avena harina ytambieacuten vodka y cerveza para consumir en el mos-trador o para llevarse Las bebidas alcohoacutelicas lasvendiacutean bajo cuerda puesto que nunca sacaban lanecesaria licencia

Los Tereacutejov fueron siempre muy religiososhasta el punto que la gente los llamaba laquolos BeatosraquoPero acaso porque viviacutean aislados como ososrehuiacutean a la gente y a todo llegaban con su propiacabeza se mostraban propensos a la fantasiacutea y a lasfluctuaciones en materia religiosa y cada generacioacutencreiacutea a su manera La abuela Avdotia la que cons-truyoacute la posada perteneciacutea al rito viejo pero su hijoy sus dos nietos (los padres de Matvei y Yaacutekov) ibana la iglesia ortodoxa recibiacutean en su casa al clero yrezaban ante las imaacutegenes nuevas con la misma de-vocioacuten que ante las antiguas El hijo al llegar a lavejez dejoacute de comer carne e hizo voto de silencioviendo en cualquier conversacioacuten un pecado Losnietos presentaron la particularidad de que enten-diacutean las Escrituras a su manera no como todos si-no buscando en ellas un sentido oculto afirmandoque cada palabra sagrada debiacutea contener un secretoMatvei el bisnieto de Avdotia luchoacute desde la mis-ma infancia con visiones que estuvieron a punto de

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costarle la vida El otro bisnieto Yaacutekov Ivaacutenich eraortodoxo pero despueacutes de la muerte de su mujerdejoacute de ir a la iglesia y haciacutea los rezos en casa Estocontagioacute a su hermana Aglaia que ni acudiacutea a laiglesia ni dejaba ir a Dashutka De Aglaia se contabatambieacuten que en su juventud soliacutea ir a Vedeniaacutepinodonde habiacutea una secta de flagelantes y que en se-creto seguiacutea perteneciendo a ella razoacuten por la cualusaba pantildeuelo blanco

Yaacutekov Ivaacutenich le llevaba a Matvei diez antildeosEra un viejo de muy buena planta alto de barbaancha y gris que casi le llegaba a la cintura y espesascejas que le daban una expresioacuten severa y hasta per-versa Usaba un largo chaquetoacuten de buen pantildeo ouna pelliza negra y siempre trataba de ir bien vesti-do cuidando la limpieza de la ropa los chanclos nose los quitaba ni cuando el suelo estaba seco Nofrecuentaba la iglesia porque seguacuten eacutel alliacute no secumpliacutea el rito al pie de la letra y porque los sacer-dotes bebiacutean vino fuera de la misa y fumaban El yAglaia leiacutean las Escrituras y cantaban los salmos encasa todos los diacuteas En Vedeniaacutepino no leiacutean laEpiacutestola en los maitines y las viacutesperas no se cele-braban ni siquiera con ocasioacuten de las grandes fies-tas eacutel en cambio leiacutea en casa cuanto correspondiacutea

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a cada diacutea sin saltarse una sola liacutenea y sin prisas yen el tiempo libre leiacutea en voz alta las vidas de lossantos Se ateniacutea fielmente a los preceptos en todoslos aspectos de la vida asiacute si un diacutea de la Cuaresmaestaba permitido beber vino laquoen recompensa deltrabajo celosoraquo lo tomaba aunque no sintiese de-seos de beber

Recitaba sus oraciones cantaba los salmos in-censaba la casa y observaba fielmente el ayuno nopara alcanzar favores de Dios sino para observar elorden establecido El hombre no puede vivir sin fey la fe debe adquirir una expresioacuten justa de antildeo enantildeo y de diacutea en diacutea seguacuten cierto orden de tal modoque cada mantildeana y cada tarde Dios sea invocadoprecisamente con las palabras y pensamientos quecorrespondan al diacutea y a la hora Hay que vivir y portanto rezar tal y como es grato a Dios por eso ca-da diacutea hay que recitar y cantar soacutelo lo que le es gra-to es decir lo que corresponde seguacuten el rito Asiacute elprimer capiacutetulo de San Juan soacutelo habiacutea que leerlo eldiacutea de la Pascua y desde la Pascua hasta la Ascen-sioacuten no se podiacutea cantar el laquoDigniacutesimoraquo Y asiacute todolo demaacutes La conciencia de este orden y su impor-tancia proporcionaba a Yaacutekov Ivaacutenich profundasatisfaccioacuten durante sus oraciones Cuando las cir-

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cunstancias le obligaban a alterar dicho orden porejemplo cuando teniacutea que ir a la ciudad a hacerprovisiones o al Banco le atormentaba la concienciay se sentiacutea desgraciado

Su primo Matvei que habiacutea llegado inespera-damente de la faacutebrica y se habiacutea instalado en la ta-berna como en su propia casa empezoacute a incumplirlas reglas desde los primeros diacuteas Se negaba a parti-cipar en los rezos conjuntos comiacutea y tomaba teacute ahoras en que no se debiacutea se levantaba tarde y losmieacutercoles y viernes tomaba teacute alegando que se sen-tiacutea deacutebil casi cada diacutea durante los rezos entraba enel oratorio gritando laquoiexclDate cuenta de lo que hacesprimo iexclArrepieacutentete primoraquo Estas palabras saca-ban de quicio a Yaacutekov Ivaacutenich y Aglaia sin podersecontener empezaba a injuriarle O bien de nochesigilosamente Matvei entraba en el oratorio y deciacuteaa media voz laquoPrimo tus oraciones no son gratas aDios Porque estaacute dicho Reconciacuteliate primero contu hermano y ven entonces a ofrecer tus dones Y tuacutedas dinero a reacutedito y vendes vodka iexclArrepieacutenteteraquo

En las palabras de Matvei Yaacutekov no veiacutea maacutesque el habitual pretexto de los hombres vaciacuteos ynegligentes que si hablan de amor al proacutejimo o dereconciliarse con el hermano no es maacutes que para no

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orar no ayunar y no leer las Sagradas Escrituras yque si hablan con desprecio del lucro y los reacuteditoses porque no les gusta trabajar Porque ser pobre yno ahorrar nada es mucho maacutes faacutecil que ser rico

A pesar de todo se sentiacutea inquieto y ya no po-diacutea rezar como antes Apenas entraba en el oratorioy abriacutea el libro le embargaba el temor de que suprimo llegase a molestarle Y en efecto Matvei notardaba en presentarse para gritar con voz temblo-rosa laquoiexclDate cuenta de lo que haces primo iexclArre-pieacutentete primoraquo La hermana empezaba sus injuriasy Yaacutekov tambieacuten fuera de siacute gritaba laquoiexclVete de micasaraquo a lo que Matvei replicaba laquoLa casa es de to-dosraquoYaacutekov reanudaba la lectura y el canto pero yano podiacutea recobrar la calma y sin eacutel mismo adver-tirlo se quedaba pensativo con el libro delanteAunque consideraba una estupidez las palabras desu primo uacuteltimamente empezaba tambieacuten a recor-dar que al rico le es difiacutecil entrar en el reino de loscielos que tres antildeos antes habiacutea comprado a muybajo precio un caballo robado que todaviacutea en vidade su difunta mujer un borracho habiacutea muerto en lamisma taberna a causa del vodka

Por la noche dormiacutea mal con un suentildeo muy li-gero y oiacutea que Matvei que tampoco podiacutea dormir

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no cesaba de suspirar echando de menos su faacutebricade azulejos Y mientras daba vueltas en la cama re-cordaba el caballo robado el borracho y las palabrasdel Evangelio acerca del camello

Pareciacutea como si volviesen las alucinaciones deotros tiempos Y como a propio intento a pesar deque estaban a fines de marzo nevaba todos los diacuteasy el viento zumbaba en el bosque cual si fuese in-vierno pareciacutea como si la primavera no fuese a lle-gar nunca El tiempo predisponiacutea al tedio a laspeleas al odio y por la noche cuando el vientozumbaba sobre el techo le pareciacutea que alguien viviacuteaalliacute arriba en el piso vaciacuteo y las visiones empezabanpoco a poco a acudir a eacutel la cabeza le ardiacutea y nopodiacutea conciliar el suentildeo

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IV

El lunes santo por la mantildeana Matveiacute oyoacute desdesu habitacioacuten que Dashutka deciacutea a Aglaia

-El tiacuteo Matvei aseguroacute ayer que no hay queguardar el ayuno

Marvei recordoacute toda la conversacioacuten de la viacutes-pera con Dashutka y se sintioacute irritado

-iexclNo mientas muchacha -dijo con voz plantildeide-ra como la de un enfermo- No es posible vivir sinayunar El mismo Sentildeor ayunoacute cuarenta diacuteas Louacutenico que te dije es que las personas enfermas nodeben hacerlo

Haz caso de lo que te dice la gente de la faacutebricaellos te ensentildearaacuten lo que debe hacerse -dijo en tonode burla Aglaia que estaba fregando el suelo (losdiacuteas de labor soliacutea hacer esta faena que la poniacuteairritada con todos)- Ya se sabe coacutemo ayunan en la

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faacutebrica Tuacute preguacutentale a tu tiacuteo por la viacutebora coacutemolos dos juntos tomaban leche en los diacuteas de ayunoTrata de instruir a los otros y eacutel mismo ha olvidadolo de la viacutebora Preguacutentale a quieacuten dejoacute su dinero

Matvei ocultaba de todos cuidadosamente co-mo una uacutelcera repugnante que en aquel periacuteodo desu vida en que viejas y mozas acudiacutean al oratoriopara saltar y correr con eacutel se puso en relaciones conuna mujer de la que habiacutea tenido un hijo Al volvera casa le entregoacute cuanto habiacutea ahorrado en la faacutebri-ca para los gastos del viaje tuvo que pedir prestadoal duentildeo y ahora no le quedaban maacutes que unos ru-blos que reservaba para teacute y velas La mujer encuestioacuten le comunicoacute maacutes tarde que el nintildeo habiacuteamuerto y preguntaba en la carta queacute hacer con eldinero La carta en cuestioacuten la habiacutea traiacutedo de la es-tacioacuten un obrero Aglaia se habiacutea hecho con ella y lahabiacutea leiacutedo y luego cada diacutea se lo echaba en cara aMatvei

-No es broma iexclnovecientos rublos - siguioacuteAglaia- iexclAhiacute es nada dar novecientos rublos a unaviacutebora a una perdida de la faacutebrica iexclOjalaacute revientes-Habiacutea perdido ya la compostura y gritaba con vozchillona- -iquestTe callas iexclTe hariacutea pedazos inuacutetil iexclDarnovecientos rublos como si fueran un koacutepek Se los

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podiacuteas haber dejado a Dashutka que es cosa tuya yno a una extrantildea o podiacuteas haberlos mandado a Beacute-lev para los infelices hueacuterfanos de Mariacutea iexclPor queacuteno reventoacute tu viacutebora sea mil veces maldita la con-denada iexclOjalaacute no tenga un diacutea bueno en su vida

Yaacutekov Ivaacutenich la llamoacute era el momento de re-zar las horas Ella se lavoacute se puso el pantildeuelo blancoy acudioacute al oratorio a reunirse con su amado her-mano ya llena de recogimiento Cuando hablabacon Matvei o serviacutea en la posada el teacute a los hom-bres era una vieja flaca siempre alerta y malhumo-rada pero en el oratorio su cara adquiriacutea unaexpresioacuten pura y devota pareciacutea rejuvenecer sesentaba reposadamente y hasta juntaba los labios enun gesto humilde

Yaacutekov Ivaacutenich empezoacute a leer el libro de horascon la voz tranquila y melancoacutelica que siempre re-servaba para la Cuaresma Al poco rato se detuvopara prestar atencioacuten al silencio reinante en toda lacasa Reanudoacute la lectura con un sentimiento de sa-tisfaccioacuten Teniacutea las manos juntas en actitud devotacon los ojos muy abiertos meneaba la cabeza y lan-zaba un suspiro tras otro Pero en esto se oyeronunas voces El gendarme y Serguei Nikanoacuterich ha-biacutean llegado a visitar a Matvei Yaacutekov Ivaacutenich no se

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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V

Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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chaba debidamente a cualquier lugar que mirasetodo eran borrachos glotones fumadores liberti-nos jugadores Yo era el uacutenico que viviacutea seguacuten losmandamientos El maligno no dormiacutea y conformeel tiempo pasaba aquello iba en aumento Dejeacute decantar en el coro e ir a la iglesia Me creiacutea un hom-bre justo y la iglesia viendo su imperfeccioacuten no meagradaba es decir como el aacutengel caiacutedo me enso-berbeciacute hasta lo increiacuteble

raquoDespueacutes de eacutesto quise tener una iglesia para miacutesolo Alquileacute a una mujer sorda un pequentildeo cuartomuy a las afueras cerca del cementerio y la convertiacuteen un oratorio por el estilo del de mi primo aunqueen el miacuteo habiacutea candelabros y un incensario de ve-ras En este oratorio me ateniacutea a las reglas del santomonte Athos es decir cada diacutea los maitines empe-zaban siempre a medianoche y en las fiestas maacutessolemnes la misa duraba diez y hasta doce horasDespueacutes de todo los frailes seguacuten las reglas per-manecen sentados durante la lectura del Evangeliopero yo para hacerme maacutes agradable a Dios soliacutealeerlo de rodillas Leiacutea y cantaba durante largo ratocon laacutegrimas en los ojos y suspirando alzando losbrazos y nada maacutes terminada la oracioacuten sin dormirme iba a la faacutebrica y durante el trabajo no cesaba de

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orar En fin que por la ciudad empezoacute a correr elrumor Matvei es un santo Matvei cura a los enfer-mos y a los locos Claro que no habiacutea curado a na-die pero ya se sabe en cuanto aparece un cisma ouna falsa doctrina las mujeres no le dejan a unoAcuden como las moscas a la miel Empezaron aacosarme casadas y solteronas de toda clase me ha-ciacutean reverencias me besaban las manos y afirmabanque yo era un santo Una llegoacute a verme con la cabe-za aureolada por un nimbo El oratorio se habiacuteahecho pequentildeo por lo que alquileacute un cuarto maacutesespacioso y aquello se convirtioacute en una verdaderatorre de Babel El diablo se apoderoacute de miacute definiti-vamente y tapoacute la luz de mis ojos con sus repug-nantes pezuntildeas Todos pareciacuteamos posesos Yo leiacuteay las casadas y solteronas cantaban y asiacute sin comerni beber permaneciacuteamos de pie diacuteas enteros Depronto ellas empezaban a estremecerse como si tu-viesen calentura y luego se poniacutea a gritar una yotra iexclAquello daba miedo Tambieacuten yo me estreme-ciacutea como un judiacuteo en la caldera Yo mismo no seacute lacausa pero mis piernas empezaban a saltar Era algoportentoso no queriacutea pero saltaba y agitaba losbrazos Despueacutes de esto empezaban los gritos ychillidos bailaacutebamos todos y nos perseguiacuteamos

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hasta que caiacuteamos rendidos Asiacute en un momento deabsurda locura caiacute en el pecado de la lujuria

El gendarme soltoacute la risa pero al advertir quenadie le acompantildeaba se puso serio y dijo

-Eso es molokanismo He leiacutedo que en el Caacuteu-caso lo practican todos

-Pero no me matoacute un rayo - prosiguioacute Matveihaciendo la sentildeal de la cruz ante la imagen y bisbi-sando una oracioacuten- Seguramente intercedioacute por miacuteen el otro mundo mi difunta madre Cuando en laciudad me teniacutean ya por santo y hasta sentildeoras y se-ntildeores veniacutean a miacute secretamente en busca de con-suelo yo fui a despedirme de nuestro amo OsipVarlaacutemich Era el diacutea del perdoacuten El cerroacute la puertacon cerrojo y nos quedamos los dos solos cara acara Empezoacute a leerme la cartilla Debo decirles queOsip Varlaacutemich era un hombre sin estudios pero demuchas luces todos le respetaban y temiacutean porqueera severo y trabajador y observaba una conductaejemplar Fue durante veinte antildeos alcalde e hizomucho bien empedroacute la calle Novo-Moskoacutevskaia ehizo pintar la catedral y las columnas eacutestas de colorde malaquita Pues bien cerroacute la puerta y empezoacutelaquoYa hace tiempo que queriacutea hablar contigo hijo detal y de cual iquestTe crees santo Nada de eso eres un

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apoacutestata un malvado herejeraquo Y asiacute siguioacute No mesiento capaz de explicar lo bien que habloacute con queacutetalento como si estuviese escrito hasta que llegoacute aconmoverme Estuvo hablando dos horas Sus pa-labras me entraron en el corazoacuten me abrieron losojos Acabeacute por romper en sollozos laquoSeacute - me dijo -una persona como todas las demaacutes come bebeviacutestete y reza como el resto de la gente todo lo de-maacutes viene del diablo Tu cilicio es cosa del demoniolo mismo que tus ayunos y tu oratorio Todo esoproviene de tu soberbiaraquo

raquoAl diacutea siguiente que era primer lunes de cua-resma Dios dispuso que cayera enfermo Se meprodujo una hernia al levantar un peso y me lleva-ron al hospital Experimenteacute grandes tormentos ylloreacute amargamente sin cesar de temblar Pensabaque del hospital iba a ir al infierno pues en verdadestuve para morir Padeciacute en el lecho del dolor me-dio antildeo y al darme de alta lo primero de todo medesquiteacute de los ayunos y de nuevo me sentiacute personaAl despedirme de eacutel Osip Varlaacutemich insistioacute laquoRe-cuerda Matvei que todo lo que se sale de lo co-rriente viene del diabloraquo Y ahora como bebo y rezocomo todos Si por ejemplo el pope huele a taba-co o a vodka no oso censurarle porque tambieacuten eacutel

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es un hombre como cualquier otro En cuanto sedice que en la ciudad o en una aldea ha aparecidoun santo que se pasa las semanas sin comer e im-planta sus reglas comprendo de quieacuten es obra todoeso Esta es sentildeores la historia de mi vida Ahorayo como hizo Osip Varlaacutemich trato de convencera mis primos pero mi voz clama en el desierto Nome concedioacute Dios ese don

El relato de Matvei no parecioacute producir impre-sioacuten alguna Serguei Nikanoacuterich no dijo nada y sededicoacute a retirar los bocadillos del mostrador Elgendarme se refirioacute a lo rico que era Yaacutekov Ivaacutenichel primo de Matvei

-Por lo menos tendraacute treinta mil rublos - dijoEl gendarme Zhuacutekov pelirrojo carirredondo -

al andar le temblaban las mejillas - robusto y biennutrido cuando no estaba en presencia de sus supe-riores soliacutea retreparse en el asiento pierna sobrepierna y al hablar se balanceaba y silbaba descui-dadamente mientras que su cara expresaba la satis-faccioacuten del que acaba de despachar una buenacomida Teniacutea alguacuten dinerillo y siempre hablaba deeste tema como gran conocedor de la materia Sededicaba al corretaje y cualquiera que quisiese ven-

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der una finca un caballo o un coche usado recurriacuteaa eacutel

-Siacute seguramente guardaraacute sus treinta mil rubios- coincidioacute Serguei Nikanoacuterich- Su abuelo de ustedteniacutea una fortuna enorme - dijo volvieacutendose haciaMatvei- iexclEnorme Todo pasoacute a su padre y a su tiacuteoSu padre murioacute joven su tiacuteo se hizo con todo y lue-go se entiende fue a parar a Yaacutekov Ivaacutenich Mien-tras usted iba con su madre en peregrinacioacuten ycantaba en la faacutebrica aquiacute no estaban con los brazoscruzados

-A usted le corresponden quince mil - dijo elgendarme balanceaacutendose- La taberna es de los dospor lo que el capital tambieacuten debe serlo Siacute En sulugar yo lo habriacutea llevado a los tribunales Eso seentiende Y luego mientras las cosas se poniacutean enclaro a solas le habriacutea dado una buena somanta

A Yaacutekov Ivaacutenich no le queriacutean porque cuandoalguien profesa unas creencias que se salen de locomuacuten esto desagrada hasta a quienes son indife-rentes en materia religiosa Ademaacutes de esto el gen-darme le teniacutea ojeriza porque tambieacuten se dedicaba ala venta de caballos y coches usados

-Si no quiere ponerle pleito a su primo es por-que usted mismo tiene bastante dinero - dijo el can-

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tinero a Matvei con una mirada de envidia- El quecuenta con recursos se siente satisfecho pero yopor ejemplo creo que reventareacute sin haber salido deesta miseria

Matvei tratoacute de convencerle de que no teniacuteaninguacuten dinero pero Serguei Nikanoacuterich ya no leescuchaba habiacutean afluido en eacutel los recuerdos delpasado y de las ofensas que debiacutea sufrir a diario Sucalva se cubrioacute de sudor enrojecioacute y empezoacute a par-padear

-iexclMaldita vida -dijo y arrojoacute furioso el embuti-do al suelo

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III

Se contaba que la posada fue construida entiempos de Alejandro por una viuda que se habiacuteainstalado alliacute con un hijo Se llamaba Avdotia Tereacute-jova A quienes pasaban en coche de posta sobretodo en las noches de luna el sombriacuteo patio con elcobertizo y el portoacuten siempre cerrado les infundiacuteaun sentimiento de angustia y vaga inquietud comosi alliacute viviesen brujos o bandidos Y siempre al pa-sar de largo el cochero volviacutea la cabeza y arreabalos caballos Los viajeros se quedaban de mala ganaporque los duentildeos siempre se mostraban muyadustos y cobraban muy caro El patio estaba emba-rrado hasta en verano Entre el fango se revolcabanunos enormes cerdos y andaban sueltos los caballoscon los que traficaban los Tereacutejov A veces los ca-ballos deseosos de libertad se escapaban del patio y

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emprendiacutean una furiosa carrera por el caminoasustando a quienes por alliacute pasaban Entoncesaquello estaba muy animado pasaban largas carava-nas de mercanciacuteas y se produciacutean casos como elocurrido treinta antildeos antes cuando los carreterosenfurecidos mataron en una reyerta a un comer-ciante que iba de paso todaviacutea se levantaba a mediaversta de la casa la cruz de madera medio podridaPasaban coches de posta con sus campanillas y pe-sadas carrozas sentildeoriales Entre mugidos y nubes depolvo cruzaban tambieacuten rebantildeos de vacas y toros

Cuando construyeron el ferrocarril aquello eraun simple apeadero que luego diez antildeos maacutes tardese convirtioacute en la actual estacioacuten de Progeacutennaia Elmovimiento por el viejo camino de postas cesoacute casipor completo por eacutel soacutelo circulaban los propieta-rios y mujiks de la comarca y en la primavera y elotontildeo cuadrillas de trabajadores La posada se con-virtioacute en taberna El piso alto se quemoacute la techum-bre adquirioacute un color amarillento al oxidarse lachapa y el cobertizo se fue viniendo abajo pero enel patio seguiacutean revolcaacutendose entre el fango losenormes cerdos rosaacuteceos y repugnantes Comoantes a veces se escapaba un caballo que con lacola recogida galopaba furiosamente por el camino

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En la taberna vendiacutean teacute heno avena harina ytambieacuten vodka y cerveza para consumir en el mos-trador o para llevarse Las bebidas alcohoacutelicas lasvendiacutean bajo cuerda puesto que nunca sacaban lanecesaria licencia

Los Tereacutejov fueron siempre muy religiososhasta el punto que la gente los llamaba laquolos BeatosraquoPero acaso porque viviacutean aislados como ososrehuiacutean a la gente y a todo llegaban con su propiacabeza se mostraban propensos a la fantasiacutea y a lasfluctuaciones en materia religiosa y cada generacioacutencreiacutea a su manera La abuela Avdotia la que cons-truyoacute la posada perteneciacutea al rito viejo pero su hijoy sus dos nietos (los padres de Matvei y Yaacutekov) ibana la iglesia ortodoxa recibiacutean en su casa al clero yrezaban ante las imaacutegenes nuevas con la misma de-vocioacuten que ante las antiguas El hijo al llegar a lavejez dejoacute de comer carne e hizo voto de silencioviendo en cualquier conversacioacuten un pecado Losnietos presentaron la particularidad de que enten-diacutean las Escrituras a su manera no como todos si-no buscando en ellas un sentido oculto afirmandoque cada palabra sagrada debiacutea contener un secretoMatvei el bisnieto de Avdotia luchoacute desde la mis-ma infancia con visiones que estuvieron a punto de

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costarle la vida El otro bisnieto Yaacutekov Ivaacutenich eraortodoxo pero despueacutes de la muerte de su mujerdejoacute de ir a la iglesia y haciacutea los rezos en casa Estocontagioacute a su hermana Aglaia que ni acudiacutea a laiglesia ni dejaba ir a Dashutka De Aglaia se contabatambieacuten que en su juventud soliacutea ir a Vedeniaacutepinodonde habiacutea una secta de flagelantes y que en se-creto seguiacutea perteneciendo a ella razoacuten por la cualusaba pantildeuelo blanco

Yaacutekov Ivaacutenich le llevaba a Matvei diez antildeosEra un viejo de muy buena planta alto de barbaancha y gris que casi le llegaba a la cintura y espesascejas que le daban una expresioacuten severa y hasta per-versa Usaba un largo chaquetoacuten de buen pantildeo ouna pelliza negra y siempre trataba de ir bien vesti-do cuidando la limpieza de la ropa los chanclos nose los quitaba ni cuando el suelo estaba seco Nofrecuentaba la iglesia porque seguacuten eacutel alliacute no secumpliacutea el rito al pie de la letra y porque los sacer-dotes bebiacutean vino fuera de la misa y fumaban El yAglaia leiacutean las Escrituras y cantaban los salmos encasa todos los diacuteas En Vedeniaacutepino no leiacutean laEpiacutestola en los maitines y las viacutesperas no se cele-braban ni siquiera con ocasioacuten de las grandes fies-tas eacutel en cambio leiacutea en casa cuanto correspondiacutea

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a cada diacutea sin saltarse una sola liacutenea y sin prisas yen el tiempo libre leiacutea en voz alta las vidas de lossantos Se ateniacutea fielmente a los preceptos en todoslos aspectos de la vida asiacute si un diacutea de la Cuaresmaestaba permitido beber vino laquoen recompensa deltrabajo celosoraquo lo tomaba aunque no sintiese de-seos de beber

Recitaba sus oraciones cantaba los salmos in-censaba la casa y observaba fielmente el ayuno nopara alcanzar favores de Dios sino para observar elorden establecido El hombre no puede vivir sin fey la fe debe adquirir una expresioacuten justa de antildeo enantildeo y de diacutea en diacutea seguacuten cierto orden de tal modoque cada mantildeana y cada tarde Dios sea invocadoprecisamente con las palabras y pensamientos quecorrespondan al diacutea y a la hora Hay que vivir y portanto rezar tal y como es grato a Dios por eso ca-da diacutea hay que recitar y cantar soacutelo lo que le es gra-to es decir lo que corresponde seguacuten el rito Asiacute elprimer capiacutetulo de San Juan soacutelo habiacutea que leerlo eldiacutea de la Pascua y desde la Pascua hasta la Ascen-sioacuten no se podiacutea cantar el laquoDigniacutesimoraquo Y asiacute todolo demaacutes La conciencia de este orden y su impor-tancia proporcionaba a Yaacutekov Ivaacutenich profundasatisfaccioacuten durante sus oraciones Cuando las cir-

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cunstancias le obligaban a alterar dicho orden porejemplo cuando teniacutea que ir a la ciudad a hacerprovisiones o al Banco le atormentaba la concienciay se sentiacutea desgraciado

Su primo Matvei que habiacutea llegado inespera-damente de la faacutebrica y se habiacutea instalado en la ta-berna como en su propia casa empezoacute a incumplirlas reglas desde los primeros diacuteas Se negaba a parti-cipar en los rezos conjuntos comiacutea y tomaba teacute ahoras en que no se debiacutea se levantaba tarde y losmieacutercoles y viernes tomaba teacute alegando que se sen-tiacutea deacutebil casi cada diacutea durante los rezos entraba enel oratorio gritando laquoiexclDate cuenta de lo que hacesprimo iexclArrepieacutentete primoraquo Estas palabras saca-ban de quicio a Yaacutekov Ivaacutenich y Aglaia sin podersecontener empezaba a injuriarle O bien de nochesigilosamente Matvei entraba en el oratorio y deciacuteaa media voz laquoPrimo tus oraciones no son gratas aDios Porque estaacute dicho Reconciacuteliate primero contu hermano y ven entonces a ofrecer tus dones Y tuacutedas dinero a reacutedito y vendes vodka iexclArrepieacutenteteraquo

En las palabras de Matvei Yaacutekov no veiacutea maacutesque el habitual pretexto de los hombres vaciacuteos ynegligentes que si hablan de amor al proacutejimo o dereconciliarse con el hermano no es maacutes que para no

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orar no ayunar y no leer las Sagradas Escrituras yque si hablan con desprecio del lucro y los reacuteditoses porque no les gusta trabajar Porque ser pobre yno ahorrar nada es mucho maacutes faacutecil que ser rico

A pesar de todo se sentiacutea inquieto y ya no po-diacutea rezar como antes Apenas entraba en el oratorioy abriacutea el libro le embargaba el temor de que suprimo llegase a molestarle Y en efecto Matvei notardaba en presentarse para gritar con voz temblo-rosa laquoiexclDate cuenta de lo que haces primo iexclArre-pieacutentete primoraquo La hermana empezaba sus injuriasy Yaacutekov tambieacuten fuera de siacute gritaba laquoiexclVete de micasaraquo a lo que Matvei replicaba laquoLa casa es de to-dosraquoYaacutekov reanudaba la lectura y el canto pero yano podiacutea recobrar la calma y sin eacutel mismo adver-tirlo se quedaba pensativo con el libro delanteAunque consideraba una estupidez las palabras desu primo uacuteltimamente empezaba tambieacuten a recor-dar que al rico le es difiacutecil entrar en el reino de loscielos que tres antildeos antes habiacutea comprado a muybajo precio un caballo robado que todaviacutea en vidade su difunta mujer un borracho habiacutea muerto en lamisma taberna a causa del vodka

Por la noche dormiacutea mal con un suentildeo muy li-gero y oiacutea que Matvei que tampoco podiacutea dormir

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no cesaba de suspirar echando de menos su faacutebricade azulejos Y mientras daba vueltas en la cama re-cordaba el caballo robado el borracho y las palabrasdel Evangelio acerca del camello

Pareciacutea como si volviesen las alucinaciones deotros tiempos Y como a propio intento a pesar deque estaban a fines de marzo nevaba todos los diacuteasy el viento zumbaba en el bosque cual si fuese in-vierno pareciacutea como si la primavera no fuese a lle-gar nunca El tiempo predisponiacutea al tedio a laspeleas al odio y por la noche cuando el vientozumbaba sobre el techo le pareciacutea que alguien viviacuteaalliacute arriba en el piso vaciacuteo y las visiones empezabanpoco a poco a acudir a eacutel la cabeza le ardiacutea y nopodiacutea conciliar el suentildeo

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IV

El lunes santo por la mantildeana Matveiacute oyoacute desdesu habitacioacuten que Dashutka deciacutea a Aglaia

-El tiacuteo Matvei aseguroacute ayer que no hay queguardar el ayuno

Marvei recordoacute toda la conversacioacuten de la viacutes-pera con Dashutka y se sintioacute irritado

-iexclNo mientas muchacha -dijo con voz plantildeide-ra como la de un enfermo- No es posible vivir sinayunar El mismo Sentildeor ayunoacute cuarenta diacuteas Louacutenico que te dije es que las personas enfermas nodeben hacerlo

Haz caso de lo que te dice la gente de la faacutebricaellos te ensentildearaacuten lo que debe hacerse -dijo en tonode burla Aglaia que estaba fregando el suelo (losdiacuteas de labor soliacutea hacer esta faena que la poniacuteairritada con todos)- Ya se sabe coacutemo ayunan en la

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faacutebrica Tuacute preguacutentale a tu tiacuteo por la viacutebora coacutemolos dos juntos tomaban leche en los diacuteas de ayunoTrata de instruir a los otros y eacutel mismo ha olvidadolo de la viacutebora Preguacutentale a quieacuten dejoacute su dinero

Matvei ocultaba de todos cuidadosamente co-mo una uacutelcera repugnante que en aquel periacuteodo desu vida en que viejas y mozas acudiacutean al oratoriopara saltar y correr con eacutel se puso en relaciones conuna mujer de la que habiacutea tenido un hijo Al volvera casa le entregoacute cuanto habiacutea ahorrado en la faacutebri-ca para los gastos del viaje tuvo que pedir prestadoal duentildeo y ahora no le quedaban maacutes que unos ru-blos que reservaba para teacute y velas La mujer encuestioacuten le comunicoacute maacutes tarde que el nintildeo habiacuteamuerto y preguntaba en la carta queacute hacer con eldinero La carta en cuestioacuten la habiacutea traiacutedo de la es-tacioacuten un obrero Aglaia se habiacutea hecho con ella y lahabiacutea leiacutedo y luego cada diacutea se lo echaba en cara aMatvei

-No es broma iexclnovecientos rublos - siguioacuteAglaia- iexclAhiacute es nada dar novecientos rublos a unaviacutebora a una perdida de la faacutebrica iexclOjalaacute revientes-Habiacutea perdido ya la compostura y gritaba con vozchillona- -iquestTe callas iexclTe hariacutea pedazos inuacutetil iexclDarnovecientos rublos como si fueran un koacutepek Se los

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podiacuteas haber dejado a Dashutka que es cosa tuya yno a una extrantildea o podiacuteas haberlos mandado a Beacute-lev para los infelices hueacuterfanos de Mariacutea iexclPor queacuteno reventoacute tu viacutebora sea mil veces maldita la con-denada iexclOjalaacute no tenga un diacutea bueno en su vida

Yaacutekov Ivaacutenich la llamoacute era el momento de re-zar las horas Ella se lavoacute se puso el pantildeuelo blancoy acudioacute al oratorio a reunirse con su amado her-mano ya llena de recogimiento Cuando hablabacon Matvei o serviacutea en la posada el teacute a los hom-bres era una vieja flaca siempre alerta y malhumo-rada pero en el oratorio su cara adquiriacutea unaexpresioacuten pura y devota pareciacutea rejuvenecer sesentaba reposadamente y hasta juntaba los labios enun gesto humilde

Yaacutekov Ivaacutenich empezoacute a leer el libro de horascon la voz tranquila y melancoacutelica que siempre re-servaba para la Cuaresma Al poco rato se detuvopara prestar atencioacuten al silencio reinante en toda lacasa Reanudoacute la lectura con un sentimiento de sa-tisfaccioacuten Teniacutea las manos juntas en actitud devotacon los ojos muy abiertos meneaba la cabeza y lan-zaba un suspiro tras otro Pero en esto se oyeronunas voces El gendarme y Serguei Nikanoacuterich ha-biacutean llegado a visitar a Matvei Yaacutekov Ivaacutenich no se

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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orar En fin que por la ciudad empezoacute a correr elrumor Matvei es un santo Matvei cura a los enfer-mos y a los locos Claro que no habiacutea curado a na-die pero ya se sabe en cuanto aparece un cisma ouna falsa doctrina las mujeres no le dejan a unoAcuden como las moscas a la miel Empezaron aacosarme casadas y solteronas de toda clase me ha-ciacutean reverencias me besaban las manos y afirmabanque yo era un santo Una llegoacute a verme con la cabe-za aureolada por un nimbo El oratorio se habiacuteahecho pequentildeo por lo que alquileacute un cuarto maacutesespacioso y aquello se convirtioacute en una verdaderatorre de Babel El diablo se apoderoacute de miacute definiti-vamente y tapoacute la luz de mis ojos con sus repug-nantes pezuntildeas Todos pareciacuteamos posesos Yo leiacuteay las casadas y solteronas cantaban y asiacute sin comerni beber permaneciacuteamos de pie diacuteas enteros Depronto ellas empezaban a estremecerse como si tu-viesen calentura y luego se poniacutea a gritar una yotra iexclAquello daba miedo Tambieacuten yo me estreme-ciacutea como un judiacuteo en la caldera Yo mismo no seacute lacausa pero mis piernas empezaban a saltar Era algoportentoso no queriacutea pero saltaba y agitaba losbrazos Despueacutes de esto empezaban los gritos ychillidos bailaacutebamos todos y nos perseguiacuteamos

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hasta que caiacuteamos rendidos Asiacute en un momento deabsurda locura caiacute en el pecado de la lujuria

El gendarme soltoacute la risa pero al advertir quenadie le acompantildeaba se puso serio y dijo

-Eso es molokanismo He leiacutedo que en el Caacuteu-caso lo practican todos

-Pero no me matoacute un rayo - prosiguioacute Matveihaciendo la sentildeal de la cruz ante la imagen y bisbi-sando una oracioacuten- Seguramente intercedioacute por miacuteen el otro mundo mi difunta madre Cuando en laciudad me teniacutean ya por santo y hasta sentildeoras y se-ntildeores veniacutean a miacute secretamente en busca de con-suelo yo fui a despedirme de nuestro amo OsipVarlaacutemich Era el diacutea del perdoacuten El cerroacute la puertacon cerrojo y nos quedamos los dos solos cara acara Empezoacute a leerme la cartilla Debo decirles queOsip Varlaacutemich era un hombre sin estudios pero demuchas luces todos le respetaban y temiacutean porqueera severo y trabajador y observaba una conductaejemplar Fue durante veinte antildeos alcalde e hizomucho bien empedroacute la calle Novo-Moskoacutevskaia ehizo pintar la catedral y las columnas eacutestas de colorde malaquita Pues bien cerroacute la puerta y empezoacutelaquoYa hace tiempo que queriacutea hablar contigo hijo detal y de cual iquestTe crees santo Nada de eso eres un

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apoacutestata un malvado herejeraquo Y asiacute siguioacute No mesiento capaz de explicar lo bien que habloacute con queacutetalento como si estuviese escrito hasta que llegoacute aconmoverme Estuvo hablando dos horas Sus pa-labras me entraron en el corazoacuten me abrieron losojos Acabeacute por romper en sollozos laquoSeacute - me dijo -una persona como todas las demaacutes come bebeviacutestete y reza como el resto de la gente todo lo de-maacutes viene del diablo Tu cilicio es cosa del demoniolo mismo que tus ayunos y tu oratorio Todo esoproviene de tu soberbiaraquo

raquoAl diacutea siguiente que era primer lunes de cua-resma Dios dispuso que cayera enfermo Se meprodujo una hernia al levantar un peso y me lleva-ron al hospital Experimenteacute grandes tormentos ylloreacute amargamente sin cesar de temblar Pensabaque del hospital iba a ir al infierno pues en verdadestuve para morir Padeciacute en el lecho del dolor me-dio antildeo y al darme de alta lo primero de todo medesquiteacute de los ayunos y de nuevo me sentiacute personaAl despedirme de eacutel Osip Varlaacutemich insistioacute laquoRe-cuerda Matvei que todo lo que se sale de lo co-rriente viene del diabloraquo Y ahora como bebo y rezocomo todos Si por ejemplo el pope huele a taba-co o a vodka no oso censurarle porque tambieacuten eacutel

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es un hombre como cualquier otro En cuanto sedice que en la ciudad o en una aldea ha aparecidoun santo que se pasa las semanas sin comer e im-planta sus reglas comprendo de quieacuten es obra todoeso Esta es sentildeores la historia de mi vida Ahorayo como hizo Osip Varlaacutemich trato de convencera mis primos pero mi voz clama en el desierto Nome concedioacute Dios ese don

El relato de Matvei no parecioacute producir impre-sioacuten alguna Serguei Nikanoacuterich no dijo nada y sededicoacute a retirar los bocadillos del mostrador Elgendarme se refirioacute a lo rico que era Yaacutekov Ivaacutenichel primo de Matvei

-Por lo menos tendraacute treinta mil rublos - dijoEl gendarme Zhuacutekov pelirrojo carirredondo -

al andar le temblaban las mejillas - robusto y biennutrido cuando no estaba en presencia de sus supe-riores soliacutea retreparse en el asiento pierna sobrepierna y al hablar se balanceaba y silbaba descui-dadamente mientras que su cara expresaba la satis-faccioacuten del que acaba de despachar una buenacomida Teniacutea alguacuten dinerillo y siempre hablaba deeste tema como gran conocedor de la materia Sededicaba al corretaje y cualquiera que quisiese ven-

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der una finca un caballo o un coche usado recurriacuteaa eacutel

-Siacute seguramente guardaraacute sus treinta mil rubios- coincidioacute Serguei Nikanoacuterich- Su abuelo de ustedteniacutea una fortuna enorme - dijo volvieacutendose haciaMatvei- iexclEnorme Todo pasoacute a su padre y a su tiacuteoSu padre murioacute joven su tiacuteo se hizo con todo y lue-go se entiende fue a parar a Yaacutekov Ivaacutenich Mien-tras usted iba con su madre en peregrinacioacuten ycantaba en la faacutebrica aquiacute no estaban con los brazoscruzados

-A usted le corresponden quince mil - dijo elgendarme balanceaacutendose- La taberna es de los dospor lo que el capital tambieacuten debe serlo Siacute En sulugar yo lo habriacutea llevado a los tribunales Eso seentiende Y luego mientras las cosas se poniacutean enclaro a solas le habriacutea dado una buena somanta

A Yaacutekov Ivaacutenich no le queriacutean porque cuandoalguien profesa unas creencias que se salen de locomuacuten esto desagrada hasta a quienes son indife-rentes en materia religiosa Ademaacutes de esto el gen-darme le teniacutea ojeriza porque tambieacuten se dedicaba ala venta de caballos y coches usados

-Si no quiere ponerle pleito a su primo es por-que usted mismo tiene bastante dinero - dijo el can-

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tinero a Matvei con una mirada de envidia- El quecuenta con recursos se siente satisfecho pero yopor ejemplo creo que reventareacute sin haber salido deesta miseria

Matvei tratoacute de convencerle de que no teniacuteaninguacuten dinero pero Serguei Nikanoacuterich ya no leescuchaba habiacutean afluido en eacutel los recuerdos delpasado y de las ofensas que debiacutea sufrir a diario Sucalva se cubrioacute de sudor enrojecioacute y empezoacute a par-padear

-iexclMaldita vida -dijo y arrojoacute furioso el embuti-do al suelo

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III

Se contaba que la posada fue construida entiempos de Alejandro por una viuda que se habiacuteainstalado alliacute con un hijo Se llamaba Avdotia Tereacute-jova A quienes pasaban en coche de posta sobretodo en las noches de luna el sombriacuteo patio con elcobertizo y el portoacuten siempre cerrado les infundiacuteaun sentimiento de angustia y vaga inquietud comosi alliacute viviesen brujos o bandidos Y siempre al pa-sar de largo el cochero volviacutea la cabeza y arreabalos caballos Los viajeros se quedaban de mala ganaporque los duentildeos siempre se mostraban muyadustos y cobraban muy caro El patio estaba emba-rrado hasta en verano Entre el fango se revolcabanunos enormes cerdos y andaban sueltos los caballoscon los que traficaban los Tereacutejov A veces los ca-ballos deseosos de libertad se escapaban del patio y

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emprendiacutean una furiosa carrera por el caminoasustando a quienes por alliacute pasaban Entoncesaquello estaba muy animado pasaban largas carava-nas de mercanciacuteas y se produciacutean casos como elocurrido treinta antildeos antes cuando los carreterosenfurecidos mataron en una reyerta a un comer-ciante que iba de paso todaviacutea se levantaba a mediaversta de la casa la cruz de madera medio podridaPasaban coches de posta con sus campanillas y pe-sadas carrozas sentildeoriales Entre mugidos y nubes depolvo cruzaban tambieacuten rebantildeos de vacas y toros

Cuando construyeron el ferrocarril aquello eraun simple apeadero que luego diez antildeos maacutes tardese convirtioacute en la actual estacioacuten de Progeacutennaia Elmovimiento por el viejo camino de postas cesoacute casipor completo por eacutel soacutelo circulaban los propieta-rios y mujiks de la comarca y en la primavera y elotontildeo cuadrillas de trabajadores La posada se con-virtioacute en taberna El piso alto se quemoacute la techum-bre adquirioacute un color amarillento al oxidarse lachapa y el cobertizo se fue viniendo abajo pero enel patio seguiacutean revolcaacutendose entre el fango losenormes cerdos rosaacuteceos y repugnantes Comoantes a veces se escapaba un caballo que con lacola recogida galopaba furiosamente por el camino

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En la taberna vendiacutean teacute heno avena harina ytambieacuten vodka y cerveza para consumir en el mos-trador o para llevarse Las bebidas alcohoacutelicas lasvendiacutean bajo cuerda puesto que nunca sacaban lanecesaria licencia

Los Tereacutejov fueron siempre muy religiososhasta el punto que la gente los llamaba laquolos BeatosraquoPero acaso porque viviacutean aislados como ososrehuiacutean a la gente y a todo llegaban con su propiacabeza se mostraban propensos a la fantasiacutea y a lasfluctuaciones en materia religiosa y cada generacioacutencreiacutea a su manera La abuela Avdotia la que cons-truyoacute la posada perteneciacutea al rito viejo pero su hijoy sus dos nietos (los padres de Matvei y Yaacutekov) ibana la iglesia ortodoxa recibiacutean en su casa al clero yrezaban ante las imaacutegenes nuevas con la misma de-vocioacuten que ante las antiguas El hijo al llegar a lavejez dejoacute de comer carne e hizo voto de silencioviendo en cualquier conversacioacuten un pecado Losnietos presentaron la particularidad de que enten-diacutean las Escrituras a su manera no como todos si-no buscando en ellas un sentido oculto afirmandoque cada palabra sagrada debiacutea contener un secretoMatvei el bisnieto de Avdotia luchoacute desde la mis-ma infancia con visiones que estuvieron a punto de

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costarle la vida El otro bisnieto Yaacutekov Ivaacutenich eraortodoxo pero despueacutes de la muerte de su mujerdejoacute de ir a la iglesia y haciacutea los rezos en casa Estocontagioacute a su hermana Aglaia que ni acudiacutea a laiglesia ni dejaba ir a Dashutka De Aglaia se contabatambieacuten que en su juventud soliacutea ir a Vedeniaacutepinodonde habiacutea una secta de flagelantes y que en se-creto seguiacutea perteneciendo a ella razoacuten por la cualusaba pantildeuelo blanco

Yaacutekov Ivaacutenich le llevaba a Matvei diez antildeosEra un viejo de muy buena planta alto de barbaancha y gris que casi le llegaba a la cintura y espesascejas que le daban una expresioacuten severa y hasta per-versa Usaba un largo chaquetoacuten de buen pantildeo ouna pelliza negra y siempre trataba de ir bien vesti-do cuidando la limpieza de la ropa los chanclos nose los quitaba ni cuando el suelo estaba seco Nofrecuentaba la iglesia porque seguacuten eacutel alliacute no secumpliacutea el rito al pie de la letra y porque los sacer-dotes bebiacutean vino fuera de la misa y fumaban El yAglaia leiacutean las Escrituras y cantaban los salmos encasa todos los diacuteas En Vedeniaacutepino no leiacutean laEpiacutestola en los maitines y las viacutesperas no se cele-braban ni siquiera con ocasioacuten de las grandes fies-tas eacutel en cambio leiacutea en casa cuanto correspondiacutea

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a cada diacutea sin saltarse una sola liacutenea y sin prisas yen el tiempo libre leiacutea en voz alta las vidas de lossantos Se ateniacutea fielmente a los preceptos en todoslos aspectos de la vida asiacute si un diacutea de la Cuaresmaestaba permitido beber vino laquoen recompensa deltrabajo celosoraquo lo tomaba aunque no sintiese de-seos de beber

Recitaba sus oraciones cantaba los salmos in-censaba la casa y observaba fielmente el ayuno nopara alcanzar favores de Dios sino para observar elorden establecido El hombre no puede vivir sin fey la fe debe adquirir una expresioacuten justa de antildeo enantildeo y de diacutea en diacutea seguacuten cierto orden de tal modoque cada mantildeana y cada tarde Dios sea invocadoprecisamente con las palabras y pensamientos quecorrespondan al diacutea y a la hora Hay que vivir y portanto rezar tal y como es grato a Dios por eso ca-da diacutea hay que recitar y cantar soacutelo lo que le es gra-to es decir lo que corresponde seguacuten el rito Asiacute elprimer capiacutetulo de San Juan soacutelo habiacutea que leerlo eldiacutea de la Pascua y desde la Pascua hasta la Ascen-sioacuten no se podiacutea cantar el laquoDigniacutesimoraquo Y asiacute todolo demaacutes La conciencia de este orden y su impor-tancia proporcionaba a Yaacutekov Ivaacutenich profundasatisfaccioacuten durante sus oraciones Cuando las cir-

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cunstancias le obligaban a alterar dicho orden porejemplo cuando teniacutea que ir a la ciudad a hacerprovisiones o al Banco le atormentaba la concienciay se sentiacutea desgraciado

Su primo Matvei que habiacutea llegado inespera-damente de la faacutebrica y se habiacutea instalado en la ta-berna como en su propia casa empezoacute a incumplirlas reglas desde los primeros diacuteas Se negaba a parti-cipar en los rezos conjuntos comiacutea y tomaba teacute ahoras en que no se debiacutea se levantaba tarde y losmieacutercoles y viernes tomaba teacute alegando que se sen-tiacutea deacutebil casi cada diacutea durante los rezos entraba enel oratorio gritando laquoiexclDate cuenta de lo que hacesprimo iexclArrepieacutentete primoraquo Estas palabras saca-ban de quicio a Yaacutekov Ivaacutenich y Aglaia sin podersecontener empezaba a injuriarle O bien de nochesigilosamente Matvei entraba en el oratorio y deciacuteaa media voz laquoPrimo tus oraciones no son gratas aDios Porque estaacute dicho Reconciacuteliate primero contu hermano y ven entonces a ofrecer tus dones Y tuacutedas dinero a reacutedito y vendes vodka iexclArrepieacutenteteraquo

En las palabras de Matvei Yaacutekov no veiacutea maacutesque el habitual pretexto de los hombres vaciacuteos ynegligentes que si hablan de amor al proacutejimo o dereconciliarse con el hermano no es maacutes que para no

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orar no ayunar y no leer las Sagradas Escrituras yque si hablan con desprecio del lucro y los reacuteditoses porque no les gusta trabajar Porque ser pobre yno ahorrar nada es mucho maacutes faacutecil que ser rico

A pesar de todo se sentiacutea inquieto y ya no po-diacutea rezar como antes Apenas entraba en el oratorioy abriacutea el libro le embargaba el temor de que suprimo llegase a molestarle Y en efecto Matvei notardaba en presentarse para gritar con voz temblo-rosa laquoiexclDate cuenta de lo que haces primo iexclArre-pieacutentete primoraquo La hermana empezaba sus injuriasy Yaacutekov tambieacuten fuera de siacute gritaba laquoiexclVete de micasaraquo a lo que Matvei replicaba laquoLa casa es de to-dosraquoYaacutekov reanudaba la lectura y el canto pero yano podiacutea recobrar la calma y sin eacutel mismo adver-tirlo se quedaba pensativo con el libro delanteAunque consideraba una estupidez las palabras desu primo uacuteltimamente empezaba tambieacuten a recor-dar que al rico le es difiacutecil entrar en el reino de loscielos que tres antildeos antes habiacutea comprado a muybajo precio un caballo robado que todaviacutea en vidade su difunta mujer un borracho habiacutea muerto en lamisma taberna a causa del vodka

Por la noche dormiacutea mal con un suentildeo muy li-gero y oiacutea que Matvei que tampoco podiacutea dormir

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no cesaba de suspirar echando de menos su faacutebricade azulejos Y mientras daba vueltas en la cama re-cordaba el caballo robado el borracho y las palabrasdel Evangelio acerca del camello

Pareciacutea como si volviesen las alucinaciones deotros tiempos Y como a propio intento a pesar deque estaban a fines de marzo nevaba todos los diacuteasy el viento zumbaba en el bosque cual si fuese in-vierno pareciacutea como si la primavera no fuese a lle-gar nunca El tiempo predisponiacutea al tedio a laspeleas al odio y por la noche cuando el vientozumbaba sobre el techo le pareciacutea que alguien viviacuteaalliacute arriba en el piso vaciacuteo y las visiones empezabanpoco a poco a acudir a eacutel la cabeza le ardiacutea y nopodiacutea conciliar el suentildeo

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IV

El lunes santo por la mantildeana Matveiacute oyoacute desdesu habitacioacuten que Dashutka deciacutea a Aglaia

-El tiacuteo Matvei aseguroacute ayer que no hay queguardar el ayuno

Marvei recordoacute toda la conversacioacuten de la viacutes-pera con Dashutka y se sintioacute irritado

-iexclNo mientas muchacha -dijo con voz plantildeide-ra como la de un enfermo- No es posible vivir sinayunar El mismo Sentildeor ayunoacute cuarenta diacuteas Louacutenico que te dije es que las personas enfermas nodeben hacerlo

Haz caso de lo que te dice la gente de la faacutebricaellos te ensentildearaacuten lo que debe hacerse -dijo en tonode burla Aglaia que estaba fregando el suelo (losdiacuteas de labor soliacutea hacer esta faena que la poniacuteairritada con todos)- Ya se sabe coacutemo ayunan en la

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faacutebrica Tuacute preguacutentale a tu tiacuteo por la viacutebora coacutemolos dos juntos tomaban leche en los diacuteas de ayunoTrata de instruir a los otros y eacutel mismo ha olvidadolo de la viacutebora Preguacutentale a quieacuten dejoacute su dinero

Matvei ocultaba de todos cuidadosamente co-mo una uacutelcera repugnante que en aquel periacuteodo desu vida en que viejas y mozas acudiacutean al oratoriopara saltar y correr con eacutel se puso en relaciones conuna mujer de la que habiacutea tenido un hijo Al volvera casa le entregoacute cuanto habiacutea ahorrado en la faacutebri-ca para los gastos del viaje tuvo que pedir prestadoal duentildeo y ahora no le quedaban maacutes que unos ru-blos que reservaba para teacute y velas La mujer encuestioacuten le comunicoacute maacutes tarde que el nintildeo habiacuteamuerto y preguntaba en la carta queacute hacer con eldinero La carta en cuestioacuten la habiacutea traiacutedo de la es-tacioacuten un obrero Aglaia se habiacutea hecho con ella y lahabiacutea leiacutedo y luego cada diacutea se lo echaba en cara aMatvei

-No es broma iexclnovecientos rublos - siguioacuteAglaia- iexclAhiacute es nada dar novecientos rublos a unaviacutebora a una perdida de la faacutebrica iexclOjalaacute revientes-Habiacutea perdido ya la compostura y gritaba con vozchillona- -iquestTe callas iexclTe hariacutea pedazos inuacutetil iexclDarnovecientos rublos como si fueran un koacutepek Se los

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podiacuteas haber dejado a Dashutka que es cosa tuya yno a una extrantildea o podiacuteas haberlos mandado a Beacute-lev para los infelices hueacuterfanos de Mariacutea iexclPor queacuteno reventoacute tu viacutebora sea mil veces maldita la con-denada iexclOjalaacute no tenga un diacutea bueno en su vida

Yaacutekov Ivaacutenich la llamoacute era el momento de re-zar las horas Ella se lavoacute se puso el pantildeuelo blancoy acudioacute al oratorio a reunirse con su amado her-mano ya llena de recogimiento Cuando hablabacon Matvei o serviacutea en la posada el teacute a los hom-bres era una vieja flaca siempre alerta y malhumo-rada pero en el oratorio su cara adquiriacutea unaexpresioacuten pura y devota pareciacutea rejuvenecer sesentaba reposadamente y hasta juntaba los labios enun gesto humilde

Yaacutekov Ivaacutenich empezoacute a leer el libro de horascon la voz tranquila y melancoacutelica que siempre re-servaba para la Cuaresma Al poco rato se detuvopara prestar atencioacuten al silencio reinante en toda lacasa Reanudoacute la lectura con un sentimiento de sa-tisfaccioacuten Teniacutea las manos juntas en actitud devotacon los ojos muy abiertos meneaba la cabeza y lan-zaba un suspiro tras otro Pero en esto se oyeronunas voces El gendarme y Serguei Nikanoacuterich ha-biacutean llegado a visitar a Matvei Yaacutekov Ivaacutenich no se

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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V

Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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hasta que caiacuteamos rendidos Asiacute en un momento deabsurda locura caiacute en el pecado de la lujuria

El gendarme soltoacute la risa pero al advertir quenadie le acompantildeaba se puso serio y dijo

-Eso es molokanismo He leiacutedo que en el Caacuteu-caso lo practican todos

-Pero no me matoacute un rayo - prosiguioacute Matveihaciendo la sentildeal de la cruz ante la imagen y bisbi-sando una oracioacuten- Seguramente intercedioacute por miacuteen el otro mundo mi difunta madre Cuando en laciudad me teniacutean ya por santo y hasta sentildeoras y se-ntildeores veniacutean a miacute secretamente en busca de con-suelo yo fui a despedirme de nuestro amo OsipVarlaacutemich Era el diacutea del perdoacuten El cerroacute la puertacon cerrojo y nos quedamos los dos solos cara acara Empezoacute a leerme la cartilla Debo decirles queOsip Varlaacutemich era un hombre sin estudios pero demuchas luces todos le respetaban y temiacutean porqueera severo y trabajador y observaba una conductaejemplar Fue durante veinte antildeos alcalde e hizomucho bien empedroacute la calle Novo-Moskoacutevskaia ehizo pintar la catedral y las columnas eacutestas de colorde malaquita Pues bien cerroacute la puerta y empezoacutelaquoYa hace tiempo que queriacutea hablar contigo hijo detal y de cual iquestTe crees santo Nada de eso eres un

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apoacutestata un malvado herejeraquo Y asiacute siguioacute No mesiento capaz de explicar lo bien que habloacute con queacutetalento como si estuviese escrito hasta que llegoacute aconmoverme Estuvo hablando dos horas Sus pa-labras me entraron en el corazoacuten me abrieron losojos Acabeacute por romper en sollozos laquoSeacute - me dijo -una persona como todas las demaacutes come bebeviacutestete y reza como el resto de la gente todo lo de-maacutes viene del diablo Tu cilicio es cosa del demoniolo mismo que tus ayunos y tu oratorio Todo esoproviene de tu soberbiaraquo

raquoAl diacutea siguiente que era primer lunes de cua-resma Dios dispuso que cayera enfermo Se meprodujo una hernia al levantar un peso y me lleva-ron al hospital Experimenteacute grandes tormentos ylloreacute amargamente sin cesar de temblar Pensabaque del hospital iba a ir al infierno pues en verdadestuve para morir Padeciacute en el lecho del dolor me-dio antildeo y al darme de alta lo primero de todo medesquiteacute de los ayunos y de nuevo me sentiacute personaAl despedirme de eacutel Osip Varlaacutemich insistioacute laquoRe-cuerda Matvei que todo lo que se sale de lo co-rriente viene del diabloraquo Y ahora como bebo y rezocomo todos Si por ejemplo el pope huele a taba-co o a vodka no oso censurarle porque tambieacuten eacutel

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es un hombre como cualquier otro En cuanto sedice que en la ciudad o en una aldea ha aparecidoun santo que se pasa las semanas sin comer e im-planta sus reglas comprendo de quieacuten es obra todoeso Esta es sentildeores la historia de mi vida Ahorayo como hizo Osip Varlaacutemich trato de convencera mis primos pero mi voz clama en el desierto Nome concedioacute Dios ese don

El relato de Matvei no parecioacute producir impre-sioacuten alguna Serguei Nikanoacuterich no dijo nada y sededicoacute a retirar los bocadillos del mostrador Elgendarme se refirioacute a lo rico que era Yaacutekov Ivaacutenichel primo de Matvei

-Por lo menos tendraacute treinta mil rublos - dijoEl gendarme Zhuacutekov pelirrojo carirredondo -

al andar le temblaban las mejillas - robusto y biennutrido cuando no estaba en presencia de sus supe-riores soliacutea retreparse en el asiento pierna sobrepierna y al hablar se balanceaba y silbaba descui-dadamente mientras que su cara expresaba la satis-faccioacuten del que acaba de despachar una buenacomida Teniacutea alguacuten dinerillo y siempre hablaba deeste tema como gran conocedor de la materia Sededicaba al corretaje y cualquiera que quisiese ven-

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der una finca un caballo o un coche usado recurriacuteaa eacutel

-Siacute seguramente guardaraacute sus treinta mil rubios- coincidioacute Serguei Nikanoacuterich- Su abuelo de ustedteniacutea una fortuna enorme - dijo volvieacutendose haciaMatvei- iexclEnorme Todo pasoacute a su padre y a su tiacuteoSu padre murioacute joven su tiacuteo se hizo con todo y lue-go se entiende fue a parar a Yaacutekov Ivaacutenich Mien-tras usted iba con su madre en peregrinacioacuten ycantaba en la faacutebrica aquiacute no estaban con los brazoscruzados

-A usted le corresponden quince mil - dijo elgendarme balanceaacutendose- La taberna es de los dospor lo que el capital tambieacuten debe serlo Siacute En sulugar yo lo habriacutea llevado a los tribunales Eso seentiende Y luego mientras las cosas se poniacutean enclaro a solas le habriacutea dado una buena somanta

A Yaacutekov Ivaacutenich no le queriacutean porque cuandoalguien profesa unas creencias que se salen de locomuacuten esto desagrada hasta a quienes son indife-rentes en materia religiosa Ademaacutes de esto el gen-darme le teniacutea ojeriza porque tambieacuten se dedicaba ala venta de caballos y coches usados

-Si no quiere ponerle pleito a su primo es por-que usted mismo tiene bastante dinero - dijo el can-

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tinero a Matvei con una mirada de envidia- El quecuenta con recursos se siente satisfecho pero yopor ejemplo creo que reventareacute sin haber salido deesta miseria

Matvei tratoacute de convencerle de que no teniacuteaninguacuten dinero pero Serguei Nikanoacuterich ya no leescuchaba habiacutean afluido en eacutel los recuerdos delpasado y de las ofensas que debiacutea sufrir a diario Sucalva se cubrioacute de sudor enrojecioacute y empezoacute a par-padear

-iexclMaldita vida -dijo y arrojoacute furioso el embuti-do al suelo

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III

Se contaba que la posada fue construida entiempos de Alejandro por una viuda que se habiacuteainstalado alliacute con un hijo Se llamaba Avdotia Tereacute-jova A quienes pasaban en coche de posta sobretodo en las noches de luna el sombriacuteo patio con elcobertizo y el portoacuten siempre cerrado les infundiacuteaun sentimiento de angustia y vaga inquietud comosi alliacute viviesen brujos o bandidos Y siempre al pa-sar de largo el cochero volviacutea la cabeza y arreabalos caballos Los viajeros se quedaban de mala ganaporque los duentildeos siempre se mostraban muyadustos y cobraban muy caro El patio estaba emba-rrado hasta en verano Entre el fango se revolcabanunos enormes cerdos y andaban sueltos los caballoscon los que traficaban los Tereacutejov A veces los ca-ballos deseosos de libertad se escapaban del patio y

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emprendiacutean una furiosa carrera por el caminoasustando a quienes por alliacute pasaban Entoncesaquello estaba muy animado pasaban largas carava-nas de mercanciacuteas y se produciacutean casos como elocurrido treinta antildeos antes cuando los carreterosenfurecidos mataron en una reyerta a un comer-ciante que iba de paso todaviacutea se levantaba a mediaversta de la casa la cruz de madera medio podridaPasaban coches de posta con sus campanillas y pe-sadas carrozas sentildeoriales Entre mugidos y nubes depolvo cruzaban tambieacuten rebantildeos de vacas y toros

Cuando construyeron el ferrocarril aquello eraun simple apeadero que luego diez antildeos maacutes tardese convirtioacute en la actual estacioacuten de Progeacutennaia Elmovimiento por el viejo camino de postas cesoacute casipor completo por eacutel soacutelo circulaban los propieta-rios y mujiks de la comarca y en la primavera y elotontildeo cuadrillas de trabajadores La posada se con-virtioacute en taberna El piso alto se quemoacute la techum-bre adquirioacute un color amarillento al oxidarse lachapa y el cobertizo se fue viniendo abajo pero enel patio seguiacutean revolcaacutendose entre el fango losenormes cerdos rosaacuteceos y repugnantes Comoantes a veces se escapaba un caballo que con lacola recogida galopaba furiosamente por el camino

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En la taberna vendiacutean teacute heno avena harina ytambieacuten vodka y cerveza para consumir en el mos-trador o para llevarse Las bebidas alcohoacutelicas lasvendiacutean bajo cuerda puesto que nunca sacaban lanecesaria licencia

Los Tereacutejov fueron siempre muy religiososhasta el punto que la gente los llamaba laquolos BeatosraquoPero acaso porque viviacutean aislados como ososrehuiacutean a la gente y a todo llegaban con su propiacabeza se mostraban propensos a la fantasiacutea y a lasfluctuaciones en materia religiosa y cada generacioacutencreiacutea a su manera La abuela Avdotia la que cons-truyoacute la posada perteneciacutea al rito viejo pero su hijoy sus dos nietos (los padres de Matvei y Yaacutekov) ibana la iglesia ortodoxa recibiacutean en su casa al clero yrezaban ante las imaacutegenes nuevas con la misma de-vocioacuten que ante las antiguas El hijo al llegar a lavejez dejoacute de comer carne e hizo voto de silencioviendo en cualquier conversacioacuten un pecado Losnietos presentaron la particularidad de que enten-diacutean las Escrituras a su manera no como todos si-no buscando en ellas un sentido oculto afirmandoque cada palabra sagrada debiacutea contener un secretoMatvei el bisnieto de Avdotia luchoacute desde la mis-ma infancia con visiones que estuvieron a punto de

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costarle la vida El otro bisnieto Yaacutekov Ivaacutenich eraortodoxo pero despueacutes de la muerte de su mujerdejoacute de ir a la iglesia y haciacutea los rezos en casa Estocontagioacute a su hermana Aglaia que ni acudiacutea a laiglesia ni dejaba ir a Dashutka De Aglaia se contabatambieacuten que en su juventud soliacutea ir a Vedeniaacutepinodonde habiacutea una secta de flagelantes y que en se-creto seguiacutea perteneciendo a ella razoacuten por la cualusaba pantildeuelo blanco

Yaacutekov Ivaacutenich le llevaba a Matvei diez antildeosEra un viejo de muy buena planta alto de barbaancha y gris que casi le llegaba a la cintura y espesascejas que le daban una expresioacuten severa y hasta per-versa Usaba un largo chaquetoacuten de buen pantildeo ouna pelliza negra y siempre trataba de ir bien vesti-do cuidando la limpieza de la ropa los chanclos nose los quitaba ni cuando el suelo estaba seco Nofrecuentaba la iglesia porque seguacuten eacutel alliacute no secumpliacutea el rito al pie de la letra y porque los sacer-dotes bebiacutean vino fuera de la misa y fumaban El yAglaia leiacutean las Escrituras y cantaban los salmos encasa todos los diacuteas En Vedeniaacutepino no leiacutean laEpiacutestola en los maitines y las viacutesperas no se cele-braban ni siquiera con ocasioacuten de las grandes fies-tas eacutel en cambio leiacutea en casa cuanto correspondiacutea

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a cada diacutea sin saltarse una sola liacutenea y sin prisas yen el tiempo libre leiacutea en voz alta las vidas de lossantos Se ateniacutea fielmente a los preceptos en todoslos aspectos de la vida asiacute si un diacutea de la Cuaresmaestaba permitido beber vino laquoen recompensa deltrabajo celosoraquo lo tomaba aunque no sintiese de-seos de beber

Recitaba sus oraciones cantaba los salmos in-censaba la casa y observaba fielmente el ayuno nopara alcanzar favores de Dios sino para observar elorden establecido El hombre no puede vivir sin fey la fe debe adquirir una expresioacuten justa de antildeo enantildeo y de diacutea en diacutea seguacuten cierto orden de tal modoque cada mantildeana y cada tarde Dios sea invocadoprecisamente con las palabras y pensamientos quecorrespondan al diacutea y a la hora Hay que vivir y portanto rezar tal y como es grato a Dios por eso ca-da diacutea hay que recitar y cantar soacutelo lo que le es gra-to es decir lo que corresponde seguacuten el rito Asiacute elprimer capiacutetulo de San Juan soacutelo habiacutea que leerlo eldiacutea de la Pascua y desde la Pascua hasta la Ascen-sioacuten no se podiacutea cantar el laquoDigniacutesimoraquo Y asiacute todolo demaacutes La conciencia de este orden y su impor-tancia proporcionaba a Yaacutekov Ivaacutenich profundasatisfaccioacuten durante sus oraciones Cuando las cir-

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cunstancias le obligaban a alterar dicho orden porejemplo cuando teniacutea que ir a la ciudad a hacerprovisiones o al Banco le atormentaba la concienciay se sentiacutea desgraciado

Su primo Matvei que habiacutea llegado inespera-damente de la faacutebrica y se habiacutea instalado en la ta-berna como en su propia casa empezoacute a incumplirlas reglas desde los primeros diacuteas Se negaba a parti-cipar en los rezos conjuntos comiacutea y tomaba teacute ahoras en que no se debiacutea se levantaba tarde y losmieacutercoles y viernes tomaba teacute alegando que se sen-tiacutea deacutebil casi cada diacutea durante los rezos entraba enel oratorio gritando laquoiexclDate cuenta de lo que hacesprimo iexclArrepieacutentete primoraquo Estas palabras saca-ban de quicio a Yaacutekov Ivaacutenich y Aglaia sin podersecontener empezaba a injuriarle O bien de nochesigilosamente Matvei entraba en el oratorio y deciacuteaa media voz laquoPrimo tus oraciones no son gratas aDios Porque estaacute dicho Reconciacuteliate primero contu hermano y ven entonces a ofrecer tus dones Y tuacutedas dinero a reacutedito y vendes vodka iexclArrepieacutenteteraquo

En las palabras de Matvei Yaacutekov no veiacutea maacutesque el habitual pretexto de los hombres vaciacuteos ynegligentes que si hablan de amor al proacutejimo o dereconciliarse con el hermano no es maacutes que para no

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orar no ayunar y no leer las Sagradas Escrituras yque si hablan con desprecio del lucro y los reacuteditoses porque no les gusta trabajar Porque ser pobre yno ahorrar nada es mucho maacutes faacutecil que ser rico

A pesar de todo se sentiacutea inquieto y ya no po-diacutea rezar como antes Apenas entraba en el oratorioy abriacutea el libro le embargaba el temor de que suprimo llegase a molestarle Y en efecto Matvei notardaba en presentarse para gritar con voz temblo-rosa laquoiexclDate cuenta de lo que haces primo iexclArre-pieacutentete primoraquo La hermana empezaba sus injuriasy Yaacutekov tambieacuten fuera de siacute gritaba laquoiexclVete de micasaraquo a lo que Matvei replicaba laquoLa casa es de to-dosraquoYaacutekov reanudaba la lectura y el canto pero yano podiacutea recobrar la calma y sin eacutel mismo adver-tirlo se quedaba pensativo con el libro delanteAunque consideraba una estupidez las palabras desu primo uacuteltimamente empezaba tambieacuten a recor-dar que al rico le es difiacutecil entrar en el reino de loscielos que tres antildeos antes habiacutea comprado a muybajo precio un caballo robado que todaviacutea en vidade su difunta mujer un borracho habiacutea muerto en lamisma taberna a causa del vodka

Por la noche dormiacutea mal con un suentildeo muy li-gero y oiacutea que Matvei que tampoco podiacutea dormir

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no cesaba de suspirar echando de menos su faacutebricade azulejos Y mientras daba vueltas en la cama re-cordaba el caballo robado el borracho y las palabrasdel Evangelio acerca del camello

Pareciacutea como si volviesen las alucinaciones deotros tiempos Y como a propio intento a pesar deque estaban a fines de marzo nevaba todos los diacuteasy el viento zumbaba en el bosque cual si fuese in-vierno pareciacutea como si la primavera no fuese a lle-gar nunca El tiempo predisponiacutea al tedio a laspeleas al odio y por la noche cuando el vientozumbaba sobre el techo le pareciacutea que alguien viviacuteaalliacute arriba en el piso vaciacuteo y las visiones empezabanpoco a poco a acudir a eacutel la cabeza le ardiacutea y nopodiacutea conciliar el suentildeo

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IV

El lunes santo por la mantildeana Matveiacute oyoacute desdesu habitacioacuten que Dashutka deciacutea a Aglaia

-El tiacuteo Matvei aseguroacute ayer que no hay queguardar el ayuno

Marvei recordoacute toda la conversacioacuten de la viacutes-pera con Dashutka y se sintioacute irritado

-iexclNo mientas muchacha -dijo con voz plantildeide-ra como la de un enfermo- No es posible vivir sinayunar El mismo Sentildeor ayunoacute cuarenta diacuteas Louacutenico que te dije es que las personas enfermas nodeben hacerlo

Haz caso de lo que te dice la gente de la faacutebricaellos te ensentildearaacuten lo que debe hacerse -dijo en tonode burla Aglaia que estaba fregando el suelo (losdiacuteas de labor soliacutea hacer esta faena que la poniacuteairritada con todos)- Ya se sabe coacutemo ayunan en la

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faacutebrica Tuacute preguacutentale a tu tiacuteo por la viacutebora coacutemolos dos juntos tomaban leche en los diacuteas de ayunoTrata de instruir a los otros y eacutel mismo ha olvidadolo de la viacutebora Preguacutentale a quieacuten dejoacute su dinero

Matvei ocultaba de todos cuidadosamente co-mo una uacutelcera repugnante que en aquel periacuteodo desu vida en que viejas y mozas acudiacutean al oratoriopara saltar y correr con eacutel se puso en relaciones conuna mujer de la que habiacutea tenido un hijo Al volvera casa le entregoacute cuanto habiacutea ahorrado en la faacutebri-ca para los gastos del viaje tuvo que pedir prestadoal duentildeo y ahora no le quedaban maacutes que unos ru-blos que reservaba para teacute y velas La mujer encuestioacuten le comunicoacute maacutes tarde que el nintildeo habiacuteamuerto y preguntaba en la carta queacute hacer con eldinero La carta en cuestioacuten la habiacutea traiacutedo de la es-tacioacuten un obrero Aglaia se habiacutea hecho con ella y lahabiacutea leiacutedo y luego cada diacutea se lo echaba en cara aMatvei

-No es broma iexclnovecientos rublos - siguioacuteAglaia- iexclAhiacute es nada dar novecientos rublos a unaviacutebora a una perdida de la faacutebrica iexclOjalaacute revientes-Habiacutea perdido ya la compostura y gritaba con vozchillona- -iquestTe callas iexclTe hariacutea pedazos inuacutetil iexclDarnovecientos rublos como si fueran un koacutepek Se los

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podiacuteas haber dejado a Dashutka que es cosa tuya yno a una extrantildea o podiacuteas haberlos mandado a Beacute-lev para los infelices hueacuterfanos de Mariacutea iexclPor queacuteno reventoacute tu viacutebora sea mil veces maldita la con-denada iexclOjalaacute no tenga un diacutea bueno en su vida

Yaacutekov Ivaacutenich la llamoacute era el momento de re-zar las horas Ella se lavoacute se puso el pantildeuelo blancoy acudioacute al oratorio a reunirse con su amado her-mano ya llena de recogimiento Cuando hablabacon Matvei o serviacutea en la posada el teacute a los hom-bres era una vieja flaca siempre alerta y malhumo-rada pero en el oratorio su cara adquiriacutea unaexpresioacuten pura y devota pareciacutea rejuvenecer sesentaba reposadamente y hasta juntaba los labios enun gesto humilde

Yaacutekov Ivaacutenich empezoacute a leer el libro de horascon la voz tranquila y melancoacutelica que siempre re-servaba para la Cuaresma Al poco rato se detuvopara prestar atencioacuten al silencio reinante en toda lacasa Reanudoacute la lectura con un sentimiento de sa-tisfaccioacuten Teniacutea las manos juntas en actitud devotacon los ojos muy abiertos meneaba la cabeza y lan-zaba un suspiro tras otro Pero en esto se oyeronunas voces El gendarme y Serguei Nikanoacuterich ha-biacutean llegado a visitar a Matvei Yaacutekov Ivaacutenich no se

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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apoacutestata un malvado herejeraquo Y asiacute siguioacute No mesiento capaz de explicar lo bien que habloacute con queacutetalento como si estuviese escrito hasta que llegoacute aconmoverme Estuvo hablando dos horas Sus pa-labras me entraron en el corazoacuten me abrieron losojos Acabeacute por romper en sollozos laquoSeacute - me dijo -una persona como todas las demaacutes come bebeviacutestete y reza como el resto de la gente todo lo de-maacutes viene del diablo Tu cilicio es cosa del demoniolo mismo que tus ayunos y tu oratorio Todo esoproviene de tu soberbiaraquo

raquoAl diacutea siguiente que era primer lunes de cua-resma Dios dispuso que cayera enfermo Se meprodujo una hernia al levantar un peso y me lleva-ron al hospital Experimenteacute grandes tormentos ylloreacute amargamente sin cesar de temblar Pensabaque del hospital iba a ir al infierno pues en verdadestuve para morir Padeciacute en el lecho del dolor me-dio antildeo y al darme de alta lo primero de todo medesquiteacute de los ayunos y de nuevo me sentiacute personaAl despedirme de eacutel Osip Varlaacutemich insistioacute laquoRe-cuerda Matvei que todo lo que se sale de lo co-rriente viene del diabloraquo Y ahora como bebo y rezocomo todos Si por ejemplo el pope huele a taba-co o a vodka no oso censurarle porque tambieacuten eacutel

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es un hombre como cualquier otro En cuanto sedice que en la ciudad o en una aldea ha aparecidoun santo que se pasa las semanas sin comer e im-planta sus reglas comprendo de quieacuten es obra todoeso Esta es sentildeores la historia de mi vida Ahorayo como hizo Osip Varlaacutemich trato de convencera mis primos pero mi voz clama en el desierto Nome concedioacute Dios ese don

El relato de Matvei no parecioacute producir impre-sioacuten alguna Serguei Nikanoacuterich no dijo nada y sededicoacute a retirar los bocadillos del mostrador Elgendarme se refirioacute a lo rico que era Yaacutekov Ivaacutenichel primo de Matvei

-Por lo menos tendraacute treinta mil rublos - dijoEl gendarme Zhuacutekov pelirrojo carirredondo -

al andar le temblaban las mejillas - robusto y biennutrido cuando no estaba en presencia de sus supe-riores soliacutea retreparse en el asiento pierna sobrepierna y al hablar se balanceaba y silbaba descui-dadamente mientras que su cara expresaba la satis-faccioacuten del que acaba de despachar una buenacomida Teniacutea alguacuten dinerillo y siempre hablaba deeste tema como gran conocedor de la materia Sededicaba al corretaje y cualquiera que quisiese ven-

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der una finca un caballo o un coche usado recurriacuteaa eacutel

-Siacute seguramente guardaraacute sus treinta mil rubios- coincidioacute Serguei Nikanoacuterich- Su abuelo de ustedteniacutea una fortuna enorme - dijo volvieacutendose haciaMatvei- iexclEnorme Todo pasoacute a su padre y a su tiacuteoSu padre murioacute joven su tiacuteo se hizo con todo y lue-go se entiende fue a parar a Yaacutekov Ivaacutenich Mien-tras usted iba con su madre en peregrinacioacuten ycantaba en la faacutebrica aquiacute no estaban con los brazoscruzados

-A usted le corresponden quince mil - dijo elgendarme balanceaacutendose- La taberna es de los dospor lo que el capital tambieacuten debe serlo Siacute En sulugar yo lo habriacutea llevado a los tribunales Eso seentiende Y luego mientras las cosas se poniacutean enclaro a solas le habriacutea dado una buena somanta

A Yaacutekov Ivaacutenich no le queriacutean porque cuandoalguien profesa unas creencias que se salen de locomuacuten esto desagrada hasta a quienes son indife-rentes en materia religiosa Ademaacutes de esto el gen-darme le teniacutea ojeriza porque tambieacuten se dedicaba ala venta de caballos y coches usados

-Si no quiere ponerle pleito a su primo es por-que usted mismo tiene bastante dinero - dijo el can-

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tinero a Matvei con una mirada de envidia- El quecuenta con recursos se siente satisfecho pero yopor ejemplo creo que reventareacute sin haber salido deesta miseria

Matvei tratoacute de convencerle de que no teniacuteaninguacuten dinero pero Serguei Nikanoacuterich ya no leescuchaba habiacutean afluido en eacutel los recuerdos delpasado y de las ofensas que debiacutea sufrir a diario Sucalva se cubrioacute de sudor enrojecioacute y empezoacute a par-padear

-iexclMaldita vida -dijo y arrojoacute furioso el embuti-do al suelo

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III

Se contaba que la posada fue construida entiempos de Alejandro por una viuda que se habiacuteainstalado alliacute con un hijo Se llamaba Avdotia Tereacute-jova A quienes pasaban en coche de posta sobretodo en las noches de luna el sombriacuteo patio con elcobertizo y el portoacuten siempre cerrado les infundiacuteaun sentimiento de angustia y vaga inquietud comosi alliacute viviesen brujos o bandidos Y siempre al pa-sar de largo el cochero volviacutea la cabeza y arreabalos caballos Los viajeros se quedaban de mala ganaporque los duentildeos siempre se mostraban muyadustos y cobraban muy caro El patio estaba emba-rrado hasta en verano Entre el fango se revolcabanunos enormes cerdos y andaban sueltos los caballoscon los que traficaban los Tereacutejov A veces los ca-ballos deseosos de libertad se escapaban del patio y

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emprendiacutean una furiosa carrera por el caminoasustando a quienes por alliacute pasaban Entoncesaquello estaba muy animado pasaban largas carava-nas de mercanciacuteas y se produciacutean casos como elocurrido treinta antildeos antes cuando los carreterosenfurecidos mataron en una reyerta a un comer-ciante que iba de paso todaviacutea se levantaba a mediaversta de la casa la cruz de madera medio podridaPasaban coches de posta con sus campanillas y pe-sadas carrozas sentildeoriales Entre mugidos y nubes depolvo cruzaban tambieacuten rebantildeos de vacas y toros

Cuando construyeron el ferrocarril aquello eraun simple apeadero que luego diez antildeos maacutes tardese convirtioacute en la actual estacioacuten de Progeacutennaia Elmovimiento por el viejo camino de postas cesoacute casipor completo por eacutel soacutelo circulaban los propieta-rios y mujiks de la comarca y en la primavera y elotontildeo cuadrillas de trabajadores La posada se con-virtioacute en taberna El piso alto se quemoacute la techum-bre adquirioacute un color amarillento al oxidarse lachapa y el cobertizo se fue viniendo abajo pero enel patio seguiacutean revolcaacutendose entre el fango losenormes cerdos rosaacuteceos y repugnantes Comoantes a veces se escapaba un caballo que con lacola recogida galopaba furiosamente por el camino

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En la taberna vendiacutean teacute heno avena harina ytambieacuten vodka y cerveza para consumir en el mos-trador o para llevarse Las bebidas alcohoacutelicas lasvendiacutean bajo cuerda puesto que nunca sacaban lanecesaria licencia

Los Tereacutejov fueron siempre muy religiososhasta el punto que la gente los llamaba laquolos BeatosraquoPero acaso porque viviacutean aislados como ososrehuiacutean a la gente y a todo llegaban con su propiacabeza se mostraban propensos a la fantasiacutea y a lasfluctuaciones en materia religiosa y cada generacioacutencreiacutea a su manera La abuela Avdotia la que cons-truyoacute la posada perteneciacutea al rito viejo pero su hijoy sus dos nietos (los padres de Matvei y Yaacutekov) ibana la iglesia ortodoxa recibiacutean en su casa al clero yrezaban ante las imaacutegenes nuevas con la misma de-vocioacuten que ante las antiguas El hijo al llegar a lavejez dejoacute de comer carne e hizo voto de silencioviendo en cualquier conversacioacuten un pecado Losnietos presentaron la particularidad de que enten-diacutean las Escrituras a su manera no como todos si-no buscando en ellas un sentido oculto afirmandoque cada palabra sagrada debiacutea contener un secretoMatvei el bisnieto de Avdotia luchoacute desde la mis-ma infancia con visiones que estuvieron a punto de

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costarle la vida El otro bisnieto Yaacutekov Ivaacutenich eraortodoxo pero despueacutes de la muerte de su mujerdejoacute de ir a la iglesia y haciacutea los rezos en casa Estocontagioacute a su hermana Aglaia que ni acudiacutea a laiglesia ni dejaba ir a Dashutka De Aglaia se contabatambieacuten que en su juventud soliacutea ir a Vedeniaacutepinodonde habiacutea una secta de flagelantes y que en se-creto seguiacutea perteneciendo a ella razoacuten por la cualusaba pantildeuelo blanco

Yaacutekov Ivaacutenich le llevaba a Matvei diez antildeosEra un viejo de muy buena planta alto de barbaancha y gris que casi le llegaba a la cintura y espesascejas que le daban una expresioacuten severa y hasta per-versa Usaba un largo chaquetoacuten de buen pantildeo ouna pelliza negra y siempre trataba de ir bien vesti-do cuidando la limpieza de la ropa los chanclos nose los quitaba ni cuando el suelo estaba seco Nofrecuentaba la iglesia porque seguacuten eacutel alliacute no secumpliacutea el rito al pie de la letra y porque los sacer-dotes bebiacutean vino fuera de la misa y fumaban El yAglaia leiacutean las Escrituras y cantaban los salmos encasa todos los diacuteas En Vedeniaacutepino no leiacutean laEpiacutestola en los maitines y las viacutesperas no se cele-braban ni siquiera con ocasioacuten de las grandes fies-tas eacutel en cambio leiacutea en casa cuanto correspondiacutea

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a cada diacutea sin saltarse una sola liacutenea y sin prisas yen el tiempo libre leiacutea en voz alta las vidas de lossantos Se ateniacutea fielmente a los preceptos en todoslos aspectos de la vida asiacute si un diacutea de la Cuaresmaestaba permitido beber vino laquoen recompensa deltrabajo celosoraquo lo tomaba aunque no sintiese de-seos de beber

Recitaba sus oraciones cantaba los salmos in-censaba la casa y observaba fielmente el ayuno nopara alcanzar favores de Dios sino para observar elorden establecido El hombre no puede vivir sin fey la fe debe adquirir una expresioacuten justa de antildeo enantildeo y de diacutea en diacutea seguacuten cierto orden de tal modoque cada mantildeana y cada tarde Dios sea invocadoprecisamente con las palabras y pensamientos quecorrespondan al diacutea y a la hora Hay que vivir y portanto rezar tal y como es grato a Dios por eso ca-da diacutea hay que recitar y cantar soacutelo lo que le es gra-to es decir lo que corresponde seguacuten el rito Asiacute elprimer capiacutetulo de San Juan soacutelo habiacutea que leerlo eldiacutea de la Pascua y desde la Pascua hasta la Ascen-sioacuten no se podiacutea cantar el laquoDigniacutesimoraquo Y asiacute todolo demaacutes La conciencia de este orden y su impor-tancia proporcionaba a Yaacutekov Ivaacutenich profundasatisfaccioacuten durante sus oraciones Cuando las cir-

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cunstancias le obligaban a alterar dicho orden porejemplo cuando teniacutea que ir a la ciudad a hacerprovisiones o al Banco le atormentaba la concienciay se sentiacutea desgraciado

Su primo Matvei que habiacutea llegado inespera-damente de la faacutebrica y se habiacutea instalado en la ta-berna como en su propia casa empezoacute a incumplirlas reglas desde los primeros diacuteas Se negaba a parti-cipar en los rezos conjuntos comiacutea y tomaba teacute ahoras en que no se debiacutea se levantaba tarde y losmieacutercoles y viernes tomaba teacute alegando que se sen-tiacutea deacutebil casi cada diacutea durante los rezos entraba enel oratorio gritando laquoiexclDate cuenta de lo que hacesprimo iexclArrepieacutentete primoraquo Estas palabras saca-ban de quicio a Yaacutekov Ivaacutenich y Aglaia sin podersecontener empezaba a injuriarle O bien de nochesigilosamente Matvei entraba en el oratorio y deciacuteaa media voz laquoPrimo tus oraciones no son gratas aDios Porque estaacute dicho Reconciacuteliate primero contu hermano y ven entonces a ofrecer tus dones Y tuacutedas dinero a reacutedito y vendes vodka iexclArrepieacutenteteraquo

En las palabras de Matvei Yaacutekov no veiacutea maacutesque el habitual pretexto de los hombres vaciacuteos ynegligentes que si hablan de amor al proacutejimo o dereconciliarse con el hermano no es maacutes que para no

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orar no ayunar y no leer las Sagradas Escrituras yque si hablan con desprecio del lucro y los reacuteditoses porque no les gusta trabajar Porque ser pobre yno ahorrar nada es mucho maacutes faacutecil que ser rico

A pesar de todo se sentiacutea inquieto y ya no po-diacutea rezar como antes Apenas entraba en el oratorioy abriacutea el libro le embargaba el temor de que suprimo llegase a molestarle Y en efecto Matvei notardaba en presentarse para gritar con voz temblo-rosa laquoiexclDate cuenta de lo que haces primo iexclArre-pieacutentete primoraquo La hermana empezaba sus injuriasy Yaacutekov tambieacuten fuera de siacute gritaba laquoiexclVete de micasaraquo a lo que Matvei replicaba laquoLa casa es de to-dosraquoYaacutekov reanudaba la lectura y el canto pero yano podiacutea recobrar la calma y sin eacutel mismo adver-tirlo se quedaba pensativo con el libro delanteAunque consideraba una estupidez las palabras desu primo uacuteltimamente empezaba tambieacuten a recor-dar que al rico le es difiacutecil entrar en el reino de loscielos que tres antildeos antes habiacutea comprado a muybajo precio un caballo robado que todaviacutea en vidade su difunta mujer un borracho habiacutea muerto en lamisma taberna a causa del vodka

Por la noche dormiacutea mal con un suentildeo muy li-gero y oiacutea que Matvei que tampoco podiacutea dormir

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no cesaba de suspirar echando de menos su faacutebricade azulejos Y mientras daba vueltas en la cama re-cordaba el caballo robado el borracho y las palabrasdel Evangelio acerca del camello

Pareciacutea como si volviesen las alucinaciones deotros tiempos Y como a propio intento a pesar deque estaban a fines de marzo nevaba todos los diacuteasy el viento zumbaba en el bosque cual si fuese in-vierno pareciacutea como si la primavera no fuese a lle-gar nunca El tiempo predisponiacutea al tedio a laspeleas al odio y por la noche cuando el vientozumbaba sobre el techo le pareciacutea que alguien viviacuteaalliacute arriba en el piso vaciacuteo y las visiones empezabanpoco a poco a acudir a eacutel la cabeza le ardiacutea y nopodiacutea conciliar el suentildeo

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IV

El lunes santo por la mantildeana Matveiacute oyoacute desdesu habitacioacuten que Dashutka deciacutea a Aglaia

-El tiacuteo Matvei aseguroacute ayer que no hay queguardar el ayuno

Marvei recordoacute toda la conversacioacuten de la viacutes-pera con Dashutka y se sintioacute irritado

-iexclNo mientas muchacha -dijo con voz plantildeide-ra como la de un enfermo- No es posible vivir sinayunar El mismo Sentildeor ayunoacute cuarenta diacuteas Louacutenico que te dije es que las personas enfermas nodeben hacerlo

Haz caso de lo que te dice la gente de la faacutebricaellos te ensentildearaacuten lo que debe hacerse -dijo en tonode burla Aglaia que estaba fregando el suelo (losdiacuteas de labor soliacutea hacer esta faena que la poniacuteairritada con todos)- Ya se sabe coacutemo ayunan en la

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faacutebrica Tuacute preguacutentale a tu tiacuteo por la viacutebora coacutemolos dos juntos tomaban leche en los diacuteas de ayunoTrata de instruir a los otros y eacutel mismo ha olvidadolo de la viacutebora Preguacutentale a quieacuten dejoacute su dinero

Matvei ocultaba de todos cuidadosamente co-mo una uacutelcera repugnante que en aquel periacuteodo desu vida en que viejas y mozas acudiacutean al oratoriopara saltar y correr con eacutel se puso en relaciones conuna mujer de la que habiacutea tenido un hijo Al volvera casa le entregoacute cuanto habiacutea ahorrado en la faacutebri-ca para los gastos del viaje tuvo que pedir prestadoal duentildeo y ahora no le quedaban maacutes que unos ru-blos que reservaba para teacute y velas La mujer encuestioacuten le comunicoacute maacutes tarde que el nintildeo habiacuteamuerto y preguntaba en la carta queacute hacer con eldinero La carta en cuestioacuten la habiacutea traiacutedo de la es-tacioacuten un obrero Aglaia se habiacutea hecho con ella y lahabiacutea leiacutedo y luego cada diacutea se lo echaba en cara aMatvei

-No es broma iexclnovecientos rublos - siguioacuteAglaia- iexclAhiacute es nada dar novecientos rublos a unaviacutebora a una perdida de la faacutebrica iexclOjalaacute revientes-Habiacutea perdido ya la compostura y gritaba con vozchillona- -iquestTe callas iexclTe hariacutea pedazos inuacutetil iexclDarnovecientos rublos como si fueran un koacutepek Se los

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podiacuteas haber dejado a Dashutka que es cosa tuya yno a una extrantildea o podiacuteas haberlos mandado a Beacute-lev para los infelices hueacuterfanos de Mariacutea iexclPor queacuteno reventoacute tu viacutebora sea mil veces maldita la con-denada iexclOjalaacute no tenga un diacutea bueno en su vida

Yaacutekov Ivaacutenich la llamoacute era el momento de re-zar las horas Ella se lavoacute se puso el pantildeuelo blancoy acudioacute al oratorio a reunirse con su amado her-mano ya llena de recogimiento Cuando hablabacon Matvei o serviacutea en la posada el teacute a los hom-bres era una vieja flaca siempre alerta y malhumo-rada pero en el oratorio su cara adquiriacutea unaexpresioacuten pura y devota pareciacutea rejuvenecer sesentaba reposadamente y hasta juntaba los labios enun gesto humilde

Yaacutekov Ivaacutenich empezoacute a leer el libro de horascon la voz tranquila y melancoacutelica que siempre re-servaba para la Cuaresma Al poco rato se detuvopara prestar atencioacuten al silencio reinante en toda lacasa Reanudoacute la lectura con un sentimiento de sa-tisfaccioacuten Teniacutea las manos juntas en actitud devotacon los ojos muy abiertos meneaba la cabeza y lan-zaba un suspiro tras otro Pero en esto se oyeronunas voces El gendarme y Serguei Nikanoacuterich ha-biacutean llegado a visitar a Matvei Yaacutekov Ivaacutenich no se

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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es un hombre como cualquier otro En cuanto sedice que en la ciudad o en una aldea ha aparecidoun santo que se pasa las semanas sin comer e im-planta sus reglas comprendo de quieacuten es obra todoeso Esta es sentildeores la historia de mi vida Ahorayo como hizo Osip Varlaacutemich trato de convencera mis primos pero mi voz clama en el desierto Nome concedioacute Dios ese don

El relato de Matvei no parecioacute producir impre-sioacuten alguna Serguei Nikanoacuterich no dijo nada y sededicoacute a retirar los bocadillos del mostrador Elgendarme se refirioacute a lo rico que era Yaacutekov Ivaacutenichel primo de Matvei

-Por lo menos tendraacute treinta mil rublos - dijoEl gendarme Zhuacutekov pelirrojo carirredondo -

al andar le temblaban las mejillas - robusto y biennutrido cuando no estaba en presencia de sus supe-riores soliacutea retreparse en el asiento pierna sobrepierna y al hablar se balanceaba y silbaba descui-dadamente mientras que su cara expresaba la satis-faccioacuten del que acaba de despachar una buenacomida Teniacutea alguacuten dinerillo y siempre hablaba deeste tema como gran conocedor de la materia Sededicaba al corretaje y cualquiera que quisiese ven-

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der una finca un caballo o un coche usado recurriacuteaa eacutel

-Siacute seguramente guardaraacute sus treinta mil rubios- coincidioacute Serguei Nikanoacuterich- Su abuelo de ustedteniacutea una fortuna enorme - dijo volvieacutendose haciaMatvei- iexclEnorme Todo pasoacute a su padre y a su tiacuteoSu padre murioacute joven su tiacuteo se hizo con todo y lue-go se entiende fue a parar a Yaacutekov Ivaacutenich Mien-tras usted iba con su madre en peregrinacioacuten ycantaba en la faacutebrica aquiacute no estaban con los brazoscruzados

-A usted le corresponden quince mil - dijo elgendarme balanceaacutendose- La taberna es de los dospor lo que el capital tambieacuten debe serlo Siacute En sulugar yo lo habriacutea llevado a los tribunales Eso seentiende Y luego mientras las cosas se poniacutean enclaro a solas le habriacutea dado una buena somanta

A Yaacutekov Ivaacutenich no le queriacutean porque cuandoalguien profesa unas creencias que se salen de locomuacuten esto desagrada hasta a quienes son indife-rentes en materia religiosa Ademaacutes de esto el gen-darme le teniacutea ojeriza porque tambieacuten se dedicaba ala venta de caballos y coches usados

-Si no quiere ponerle pleito a su primo es por-que usted mismo tiene bastante dinero - dijo el can-

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tinero a Matvei con una mirada de envidia- El quecuenta con recursos se siente satisfecho pero yopor ejemplo creo que reventareacute sin haber salido deesta miseria

Matvei tratoacute de convencerle de que no teniacuteaninguacuten dinero pero Serguei Nikanoacuterich ya no leescuchaba habiacutean afluido en eacutel los recuerdos delpasado y de las ofensas que debiacutea sufrir a diario Sucalva se cubrioacute de sudor enrojecioacute y empezoacute a par-padear

-iexclMaldita vida -dijo y arrojoacute furioso el embuti-do al suelo

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III

Se contaba que la posada fue construida entiempos de Alejandro por una viuda que se habiacuteainstalado alliacute con un hijo Se llamaba Avdotia Tereacute-jova A quienes pasaban en coche de posta sobretodo en las noches de luna el sombriacuteo patio con elcobertizo y el portoacuten siempre cerrado les infundiacuteaun sentimiento de angustia y vaga inquietud comosi alliacute viviesen brujos o bandidos Y siempre al pa-sar de largo el cochero volviacutea la cabeza y arreabalos caballos Los viajeros se quedaban de mala ganaporque los duentildeos siempre se mostraban muyadustos y cobraban muy caro El patio estaba emba-rrado hasta en verano Entre el fango se revolcabanunos enormes cerdos y andaban sueltos los caballoscon los que traficaban los Tereacutejov A veces los ca-ballos deseosos de libertad se escapaban del patio y

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emprendiacutean una furiosa carrera por el caminoasustando a quienes por alliacute pasaban Entoncesaquello estaba muy animado pasaban largas carava-nas de mercanciacuteas y se produciacutean casos como elocurrido treinta antildeos antes cuando los carreterosenfurecidos mataron en una reyerta a un comer-ciante que iba de paso todaviacutea se levantaba a mediaversta de la casa la cruz de madera medio podridaPasaban coches de posta con sus campanillas y pe-sadas carrozas sentildeoriales Entre mugidos y nubes depolvo cruzaban tambieacuten rebantildeos de vacas y toros

Cuando construyeron el ferrocarril aquello eraun simple apeadero que luego diez antildeos maacutes tardese convirtioacute en la actual estacioacuten de Progeacutennaia Elmovimiento por el viejo camino de postas cesoacute casipor completo por eacutel soacutelo circulaban los propieta-rios y mujiks de la comarca y en la primavera y elotontildeo cuadrillas de trabajadores La posada se con-virtioacute en taberna El piso alto se quemoacute la techum-bre adquirioacute un color amarillento al oxidarse lachapa y el cobertizo se fue viniendo abajo pero enel patio seguiacutean revolcaacutendose entre el fango losenormes cerdos rosaacuteceos y repugnantes Comoantes a veces se escapaba un caballo que con lacola recogida galopaba furiosamente por el camino

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En la taberna vendiacutean teacute heno avena harina ytambieacuten vodka y cerveza para consumir en el mos-trador o para llevarse Las bebidas alcohoacutelicas lasvendiacutean bajo cuerda puesto que nunca sacaban lanecesaria licencia

Los Tereacutejov fueron siempre muy religiososhasta el punto que la gente los llamaba laquolos BeatosraquoPero acaso porque viviacutean aislados como ososrehuiacutean a la gente y a todo llegaban con su propiacabeza se mostraban propensos a la fantasiacutea y a lasfluctuaciones en materia religiosa y cada generacioacutencreiacutea a su manera La abuela Avdotia la que cons-truyoacute la posada perteneciacutea al rito viejo pero su hijoy sus dos nietos (los padres de Matvei y Yaacutekov) ibana la iglesia ortodoxa recibiacutean en su casa al clero yrezaban ante las imaacutegenes nuevas con la misma de-vocioacuten que ante las antiguas El hijo al llegar a lavejez dejoacute de comer carne e hizo voto de silencioviendo en cualquier conversacioacuten un pecado Losnietos presentaron la particularidad de que enten-diacutean las Escrituras a su manera no como todos si-no buscando en ellas un sentido oculto afirmandoque cada palabra sagrada debiacutea contener un secretoMatvei el bisnieto de Avdotia luchoacute desde la mis-ma infancia con visiones que estuvieron a punto de

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costarle la vida El otro bisnieto Yaacutekov Ivaacutenich eraortodoxo pero despueacutes de la muerte de su mujerdejoacute de ir a la iglesia y haciacutea los rezos en casa Estocontagioacute a su hermana Aglaia que ni acudiacutea a laiglesia ni dejaba ir a Dashutka De Aglaia se contabatambieacuten que en su juventud soliacutea ir a Vedeniaacutepinodonde habiacutea una secta de flagelantes y que en se-creto seguiacutea perteneciendo a ella razoacuten por la cualusaba pantildeuelo blanco

Yaacutekov Ivaacutenich le llevaba a Matvei diez antildeosEra un viejo de muy buena planta alto de barbaancha y gris que casi le llegaba a la cintura y espesascejas que le daban una expresioacuten severa y hasta per-versa Usaba un largo chaquetoacuten de buen pantildeo ouna pelliza negra y siempre trataba de ir bien vesti-do cuidando la limpieza de la ropa los chanclos nose los quitaba ni cuando el suelo estaba seco Nofrecuentaba la iglesia porque seguacuten eacutel alliacute no secumpliacutea el rito al pie de la letra y porque los sacer-dotes bebiacutean vino fuera de la misa y fumaban El yAglaia leiacutean las Escrituras y cantaban los salmos encasa todos los diacuteas En Vedeniaacutepino no leiacutean laEpiacutestola en los maitines y las viacutesperas no se cele-braban ni siquiera con ocasioacuten de las grandes fies-tas eacutel en cambio leiacutea en casa cuanto correspondiacutea

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a cada diacutea sin saltarse una sola liacutenea y sin prisas yen el tiempo libre leiacutea en voz alta las vidas de lossantos Se ateniacutea fielmente a los preceptos en todoslos aspectos de la vida asiacute si un diacutea de la Cuaresmaestaba permitido beber vino laquoen recompensa deltrabajo celosoraquo lo tomaba aunque no sintiese de-seos de beber

Recitaba sus oraciones cantaba los salmos in-censaba la casa y observaba fielmente el ayuno nopara alcanzar favores de Dios sino para observar elorden establecido El hombre no puede vivir sin fey la fe debe adquirir una expresioacuten justa de antildeo enantildeo y de diacutea en diacutea seguacuten cierto orden de tal modoque cada mantildeana y cada tarde Dios sea invocadoprecisamente con las palabras y pensamientos quecorrespondan al diacutea y a la hora Hay que vivir y portanto rezar tal y como es grato a Dios por eso ca-da diacutea hay que recitar y cantar soacutelo lo que le es gra-to es decir lo que corresponde seguacuten el rito Asiacute elprimer capiacutetulo de San Juan soacutelo habiacutea que leerlo eldiacutea de la Pascua y desde la Pascua hasta la Ascen-sioacuten no se podiacutea cantar el laquoDigniacutesimoraquo Y asiacute todolo demaacutes La conciencia de este orden y su impor-tancia proporcionaba a Yaacutekov Ivaacutenich profundasatisfaccioacuten durante sus oraciones Cuando las cir-

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cunstancias le obligaban a alterar dicho orden porejemplo cuando teniacutea que ir a la ciudad a hacerprovisiones o al Banco le atormentaba la concienciay se sentiacutea desgraciado

Su primo Matvei que habiacutea llegado inespera-damente de la faacutebrica y se habiacutea instalado en la ta-berna como en su propia casa empezoacute a incumplirlas reglas desde los primeros diacuteas Se negaba a parti-cipar en los rezos conjuntos comiacutea y tomaba teacute ahoras en que no se debiacutea se levantaba tarde y losmieacutercoles y viernes tomaba teacute alegando que se sen-tiacutea deacutebil casi cada diacutea durante los rezos entraba enel oratorio gritando laquoiexclDate cuenta de lo que hacesprimo iexclArrepieacutentete primoraquo Estas palabras saca-ban de quicio a Yaacutekov Ivaacutenich y Aglaia sin podersecontener empezaba a injuriarle O bien de nochesigilosamente Matvei entraba en el oratorio y deciacuteaa media voz laquoPrimo tus oraciones no son gratas aDios Porque estaacute dicho Reconciacuteliate primero contu hermano y ven entonces a ofrecer tus dones Y tuacutedas dinero a reacutedito y vendes vodka iexclArrepieacutenteteraquo

En las palabras de Matvei Yaacutekov no veiacutea maacutesque el habitual pretexto de los hombres vaciacuteos ynegligentes que si hablan de amor al proacutejimo o dereconciliarse con el hermano no es maacutes que para no

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orar no ayunar y no leer las Sagradas Escrituras yque si hablan con desprecio del lucro y los reacuteditoses porque no les gusta trabajar Porque ser pobre yno ahorrar nada es mucho maacutes faacutecil que ser rico

A pesar de todo se sentiacutea inquieto y ya no po-diacutea rezar como antes Apenas entraba en el oratorioy abriacutea el libro le embargaba el temor de que suprimo llegase a molestarle Y en efecto Matvei notardaba en presentarse para gritar con voz temblo-rosa laquoiexclDate cuenta de lo que haces primo iexclArre-pieacutentete primoraquo La hermana empezaba sus injuriasy Yaacutekov tambieacuten fuera de siacute gritaba laquoiexclVete de micasaraquo a lo que Matvei replicaba laquoLa casa es de to-dosraquoYaacutekov reanudaba la lectura y el canto pero yano podiacutea recobrar la calma y sin eacutel mismo adver-tirlo se quedaba pensativo con el libro delanteAunque consideraba una estupidez las palabras desu primo uacuteltimamente empezaba tambieacuten a recor-dar que al rico le es difiacutecil entrar en el reino de loscielos que tres antildeos antes habiacutea comprado a muybajo precio un caballo robado que todaviacutea en vidade su difunta mujer un borracho habiacutea muerto en lamisma taberna a causa del vodka

Por la noche dormiacutea mal con un suentildeo muy li-gero y oiacutea que Matvei que tampoco podiacutea dormir

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no cesaba de suspirar echando de menos su faacutebricade azulejos Y mientras daba vueltas en la cama re-cordaba el caballo robado el borracho y las palabrasdel Evangelio acerca del camello

Pareciacutea como si volviesen las alucinaciones deotros tiempos Y como a propio intento a pesar deque estaban a fines de marzo nevaba todos los diacuteasy el viento zumbaba en el bosque cual si fuese in-vierno pareciacutea como si la primavera no fuese a lle-gar nunca El tiempo predisponiacutea al tedio a laspeleas al odio y por la noche cuando el vientozumbaba sobre el techo le pareciacutea que alguien viviacuteaalliacute arriba en el piso vaciacuteo y las visiones empezabanpoco a poco a acudir a eacutel la cabeza le ardiacutea y nopodiacutea conciliar el suentildeo

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IV

El lunes santo por la mantildeana Matveiacute oyoacute desdesu habitacioacuten que Dashutka deciacutea a Aglaia

-El tiacuteo Matvei aseguroacute ayer que no hay queguardar el ayuno

Marvei recordoacute toda la conversacioacuten de la viacutes-pera con Dashutka y se sintioacute irritado

-iexclNo mientas muchacha -dijo con voz plantildeide-ra como la de un enfermo- No es posible vivir sinayunar El mismo Sentildeor ayunoacute cuarenta diacuteas Louacutenico que te dije es que las personas enfermas nodeben hacerlo

Haz caso de lo que te dice la gente de la faacutebricaellos te ensentildearaacuten lo que debe hacerse -dijo en tonode burla Aglaia que estaba fregando el suelo (losdiacuteas de labor soliacutea hacer esta faena que la poniacuteairritada con todos)- Ya se sabe coacutemo ayunan en la

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faacutebrica Tuacute preguacutentale a tu tiacuteo por la viacutebora coacutemolos dos juntos tomaban leche en los diacuteas de ayunoTrata de instruir a los otros y eacutel mismo ha olvidadolo de la viacutebora Preguacutentale a quieacuten dejoacute su dinero

Matvei ocultaba de todos cuidadosamente co-mo una uacutelcera repugnante que en aquel periacuteodo desu vida en que viejas y mozas acudiacutean al oratoriopara saltar y correr con eacutel se puso en relaciones conuna mujer de la que habiacutea tenido un hijo Al volvera casa le entregoacute cuanto habiacutea ahorrado en la faacutebri-ca para los gastos del viaje tuvo que pedir prestadoal duentildeo y ahora no le quedaban maacutes que unos ru-blos que reservaba para teacute y velas La mujer encuestioacuten le comunicoacute maacutes tarde que el nintildeo habiacuteamuerto y preguntaba en la carta queacute hacer con eldinero La carta en cuestioacuten la habiacutea traiacutedo de la es-tacioacuten un obrero Aglaia se habiacutea hecho con ella y lahabiacutea leiacutedo y luego cada diacutea se lo echaba en cara aMatvei

-No es broma iexclnovecientos rublos - siguioacuteAglaia- iexclAhiacute es nada dar novecientos rublos a unaviacutebora a una perdida de la faacutebrica iexclOjalaacute revientes-Habiacutea perdido ya la compostura y gritaba con vozchillona- -iquestTe callas iexclTe hariacutea pedazos inuacutetil iexclDarnovecientos rublos como si fueran un koacutepek Se los

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podiacuteas haber dejado a Dashutka que es cosa tuya yno a una extrantildea o podiacuteas haberlos mandado a Beacute-lev para los infelices hueacuterfanos de Mariacutea iexclPor queacuteno reventoacute tu viacutebora sea mil veces maldita la con-denada iexclOjalaacute no tenga un diacutea bueno en su vida

Yaacutekov Ivaacutenich la llamoacute era el momento de re-zar las horas Ella se lavoacute se puso el pantildeuelo blancoy acudioacute al oratorio a reunirse con su amado her-mano ya llena de recogimiento Cuando hablabacon Matvei o serviacutea en la posada el teacute a los hom-bres era una vieja flaca siempre alerta y malhumo-rada pero en el oratorio su cara adquiriacutea unaexpresioacuten pura y devota pareciacutea rejuvenecer sesentaba reposadamente y hasta juntaba los labios enun gesto humilde

Yaacutekov Ivaacutenich empezoacute a leer el libro de horascon la voz tranquila y melancoacutelica que siempre re-servaba para la Cuaresma Al poco rato se detuvopara prestar atencioacuten al silencio reinante en toda lacasa Reanudoacute la lectura con un sentimiento de sa-tisfaccioacuten Teniacutea las manos juntas en actitud devotacon los ojos muy abiertos meneaba la cabeza y lan-zaba un suspiro tras otro Pero en esto se oyeronunas voces El gendarme y Serguei Nikanoacuterich ha-biacutean llegado a visitar a Matvei Yaacutekov Ivaacutenich no se

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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V

Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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der una finca un caballo o un coche usado recurriacuteaa eacutel

-Siacute seguramente guardaraacute sus treinta mil rubios- coincidioacute Serguei Nikanoacuterich- Su abuelo de ustedteniacutea una fortuna enorme - dijo volvieacutendose haciaMatvei- iexclEnorme Todo pasoacute a su padre y a su tiacuteoSu padre murioacute joven su tiacuteo se hizo con todo y lue-go se entiende fue a parar a Yaacutekov Ivaacutenich Mien-tras usted iba con su madre en peregrinacioacuten ycantaba en la faacutebrica aquiacute no estaban con los brazoscruzados

-A usted le corresponden quince mil - dijo elgendarme balanceaacutendose- La taberna es de los dospor lo que el capital tambieacuten debe serlo Siacute En sulugar yo lo habriacutea llevado a los tribunales Eso seentiende Y luego mientras las cosas se poniacutean enclaro a solas le habriacutea dado una buena somanta

A Yaacutekov Ivaacutenich no le queriacutean porque cuandoalguien profesa unas creencias que se salen de locomuacuten esto desagrada hasta a quienes son indife-rentes en materia religiosa Ademaacutes de esto el gen-darme le teniacutea ojeriza porque tambieacuten se dedicaba ala venta de caballos y coches usados

-Si no quiere ponerle pleito a su primo es por-que usted mismo tiene bastante dinero - dijo el can-

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tinero a Matvei con una mirada de envidia- El quecuenta con recursos se siente satisfecho pero yopor ejemplo creo que reventareacute sin haber salido deesta miseria

Matvei tratoacute de convencerle de que no teniacuteaninguacuten dinero pero Serguei Nikanoacuterich ya no leescuchaba habiacutean afluido en eacutel los recuerdos delpasado y de las ofensas que debiacutea sufrir a diario Sucalva se cubrioacute de sudor enrojecioacute y empezoacute a par-padear

-iexclMaldita vida -dijo y arrojoacute furioso el embuti-do al suelo

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III

Se contaba que la posada fue construida entiempos de Alejandro por una viuda que se habiacuteainstalado alliacute con un hijo Se llamaba Avdotia Tereacute-jova A quienes pasaban en coche de posta sobretodo en las noches de luna el sombriacuteo patio con elcobertizo y el portoacuten siempre cerrado les infundiacuteaun sentimiento de angustia y vaga inquietud comosi alliacute viviesen brujos o bandidos Y siempre al pa-sar de largo el cochero volviacutea la cabeza y arreabalos caballos Los viajeros se quedaban de mala ganaporque los duentildeos siempre se mostraban muyadustos y cobraban muy caro El patio estaba emba-rrado hasta en verano Entre el fango se revolcabanunos enormes cerdos y andaban sueltos los caballoscon los que traficaban los Tereacutejov A veces los ca-ballos deseosos de libertad se escapaban del patio y

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emprendiacutean una furiosa carrera por el caminoasustando a quienes por alliacute pasaban Entoncesaquello estaba muy animado pasaban largas carava-nas de mercanciacuteas y se produciacutean casos como elocurrido treinta antildeos antes cuando los carreterosenfurecidos mataron en una reyerta a un comer-ciante que iba de paso todaviacutea se levantaba a mediaversta de la casa la cruz de madera medio podridaPasaban coches de posta con sus campanillas y pe-sadas carrozas sentildeoriales Entre mugidos y nubes depolvo cruzaban tambieacuten rebantildeos de vacas y toros

Cuando construyeron el ferrocarril aquello eraun simple apeadero que luego diez antildeos maacutes tardese convirtioacute en la actual estacioacuten de Progeacutennaia Elmovimiento por el viejo camino de postas cesoacute casipor completo por eacutel soacutelo circulaban los propieta-rios y mujiks de la comarca y en la primavera y elotontildeo cuadrillas de trabajadores La posada se con-virtioacute en taberna El piso alto se quemoacute la techum-bre adquirioacute un color amarillento al oxidarse lachapa y el cobertizo se fue viniendo abajo pero enel patio seguiacutean revolcaacutendose entre el fango losenormes cerdos rosaacuteceos y repugnantes Comoantes a veces se escapaba un caballo que con lacola recogida galopaba furiosamente por el camino

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En la taberna vendiacutean teacute heno avena harina ytambieacuten vodka y cerveza para consumir en el mos-trador o para llevarse Las bebidas alcohoacutelicas lasvendiacutean bajo cuerda puesto que nunca sacaban lanecesaria licencia

Los Tereacutejov fueron siempre muy religiososhasta el punto que la gente los llamaba laquolos BeatosraquoPero acaso porque viviacutean aislados como ososrehuiacutean a la gente y a todo llegaban con su propiacabeza se mostraban propensos a la fantasiacutea y a lasfluctuaciones en materia religiosa y cada generacioacutencreiacutea a su manera La abuela Avdotia la que cons-truyoacute la posada perteneciacutea al rito viejo pero su hijoy sus dos nietos (los padres de Matvei y Yaacutekov) ibana la iglesia ortodoxa recibiacutean en su casa al clero yrezaban ante las imaacutegenes nuevas con la misma de-vocioacuten que ante las antiguas El hijo al llegar a lavejez dejoacute de comer carne e hizo voto de silencioviendo en cualquier conversacioacuten un pecado Losnietos presentaron la particularidad de que enten-diacutean las Escrituras a su manera no como todos si-no buscando en ellas un sentido oculto afirmandoque cada palabra sagrada debiacutea contener un secretoMatvei el bisnieto de Avdotia luchoacute desde la mis-ma infancia con visiones que estuvieron a punto de

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costarle la vida El otro bisnieto Yaacutekov Ivaacutenich eraortodoxo pero despueacutes de la muerte de su mujerdejoacute de ir a la iglesia y haciacutea los rezos en casa Estocontagioacute a su hermana Aglaia que ni acudiacutea a laiglesia ni dejaba ir a Dashutka De Aglaia se contabatambieacuten que en su juventud soliacutea ir a Vedeniaacutepinodonde habiacutea una secta de flagelantes y que en se-creto seguiacutea perteneciendo a ella razoacuten por la cualusaba pantildeuelo blanco

Yaacutekov Ivaacutenich le llevaba a Matvei diez antildeosEra un viejo de muy buena planta alto de barbaancha y gris que casi le llegaba a la cintura y espesascejas que le daban una expresioacuten severa y hasta per-versa Usaba un largo chaquetoacuten de buen pantildeo ouna pelliza negra y siempre trataba de ir bien vesti-do cuidando la limpieza de la ropa los chanclos nose los quitaba ni cuando el suelo estaba seco Nofrecuentaba la iglesia porque seguacuten eacutel alliacute no secumpliacutea el rito al pie de la letra y porque los sacer-dotes bebiacutean vino fuera de la misa y fumaban El yAglaia leiacutean las Escrituras y cantaban los salmos encasa todos los diacuteas En Vedeniaacutepino no leiacutean laEpiacutestola en los maitines y las viacutesperas no se cele-braban ni siquiera con ocasioacuten de las grandes fies-tas eacutel en cambio leiacutea en casa cuanto correspondiacutea

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a cada diacutea sin saltarse una sola liacutenea y sin prisas yen el tiempo libre leiacutea en voz alta las vidas de lossantos Se ateniacutea fielmente a los preceptos en todoslos aspectos de la vida asiacute si un diacutea de la Cuaresmaestaba permitido beber vino laquoen recompensa deltrabajo celosoraquo lo tomaba aunque no sintiese de-seos de beber

Recitaba sus oraciones cantaba los salmos in-censaba la casa y observaba fielmente el ayuno nopara alcanzar favores de Dios sino para observar elorden establecido El hombre no puede vivir sin fey la fe debe adquirir una expresioacuten justa de antildeo enantildeo y de diacutea en diacutea seguacuten cierto orden de tal modoque cada mantildeana y cada tarde Dios sea invocadoprecisamente con las palabras y pensamientos quecorrespondan al diacutea y a la hora Hay que vivir y portanto rezar tal y como es grato a Dios por eso ca-da diacutea hay que recitar y cantar soacutelo lo que le es gra-to es decir lo que corresponde seguacuten el rito Asiacute elprimer capiacutetulo de San Juan soacutelo habiacutea que leerlo eldiacutea de la Pascua y desde la Pascua hasta la Ascen-sioacuten no se podiacutea cantar el laquoDigniacutesimoraquo Y asiacute todolo demaacutes La conciencia de este orden y su impor-tancia proporcionaba a Yaacutekov Ivaacutenich profundasatisfaccioacuten durante sus oraciones Cuando las cir-

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cunstancias le obligaban a alterar dicho orden porejemplo cuando teniacutea que ir a la ciudad a hacerprovisiones o al Banco le atormentaba la concienciay se sentiacutea desgraciado

Su primo Matvei que habiacutea llegado inespera-damente de la faacutebrica y se habiacutea instalado en la ta-berna como en su propia casa empezoacute a incumplirlas reglas desde los primeros diacuteas Se negaba a parti-cipar en los rezos conjuntos comiacutea y tomaba teacute ahoras en que no se debiacutea se levantaba tarde y losmieacutercoles y viernes tomaba teacute alegando que se sen-tiacutea deacutebil casi cada diacutea durante los rezos entraba enel oratorio gritando laquoiexclDate cuenta de lo que hacesprimo iexclArrepieacutentete primoraquo Estas palabras saca-ban de quicio a Yaacutekov Ivaacutenich y Aglaia sin podersecontener empezaba a injuriarle O bien de nochesigilosamente Matvei entraba en el oratorio y deciacuteaa media voz laquoPrimo tus oraciones no son gratas aDios Porque estaacute dicho Reconciacuteliate primero contu hermano y ven entonces a ofrecer tus dones Y tuacutedas dinero a reacutedito y vendes vodka iexclArrepieacutenteteraquo

En las palabras de Matvei Yaacutekov no veiacutea maacutesque el habitual pretexto de los hombres vaciacuteos ynegligentes que si hablan de amor al proacutejimo o dereconciliarse con el hermano no es maacutes que para no

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orar no ayunar y no leer las Sagradas Escrituras yque si hablan con desprecio del lucro y los reacuteditoses porque no les gusta trabajar Porque ser pobre yno ahorrar nada es mucho maacutes faacutecil que ser rico

A pesar de todo se sentiacutea inquieto y ya no po-diacutea rezar como antes Apenas entraba en el oratorioy abriacutea el libro le embargaba el temor de que suprimo llegase a molestarle Y en efecto Matvei notardaba en presentarse para gritar con voz temblo-rosa laquoiexclDate cuenta de lo que haces primo iexclArre-pieacutentete primoraquo La hermana empezaba sus injuriasy Yaacutekov tambieacuten fuera de siacute gritaba laquoiexclVete de micasaraquo a lo que Matvei replicaba laquoLa casa es de to-dosraquoYaacutekov reanudaba la lectura y el canto pero yano podiacutea recobrar la calma y sin eacutel mismo adver-tirlo se quedaba pensativo con el libro delanteAunque consideraba una estupidez las palabras desu primo uacuteltimamente empezaba tambieacuten a recor-dar que al rico le es difiacutecil entrar en el reino de loscielos que tres antildeos antes habiacutea comprado a muybajo precio un caballo robado que todaviacutea en vidade su difunta mujer un borracho habiacutea muerto en lamisma taberna a causa del vodka

Por la noche dormiacutea mal con un suentildeo muy li-gero y oiacutea que Matvei que tampoco podiacutea dormir

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no cesaba de suspirar echando de menos su faacutebricade azulejos Y mientras daba vueltas en la cama re-cordaba el caballo robado el borracho y las palabrasdel Evangelio acerca del camello

Pareciacutea como si volviesen las alucinaciones deotros tiempos Y como a propio intento a pesar deque estaban a fines de marzo nevaba todos los diacuteasy el viento zumbaba en el bosque cual si fuese in-vierno pareciacutea como si la primavera no fuese a lle-gar nunca El tiempo predisponiacutea al tedio a laspeleas al odio y por la noche cuando el vientozumbaba sobre el techo le pareciacutea que alguien viviacuteaalliacute arriba en el piso vaciacuteo y las visiones empezabanpoco a poco a acudir a eacutel la cabeza le ardiacutea y nopodiacutea conciliar el suentildeo

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IV

El lunes santo por la mantildeana Matveiacute oyoacute desdesu habitacioacuten que Dashutka deciacutea a Aglaia

-El tiacuteo Matvei aseguroacute ayer que no hay queguardar el ayuno

Marvei recordoacute toda la conversacioacuten de la viacutes-pera con Dashutka y se sintioacute irritado

-iexclNo mientas muchacha -dijo con voz plantildeide-ra como la de un enfermo- No es posible vivir sinayunar El mismo Sentildeor ayunoacute cuarenta diacuteas Louacutenico que te dije es que las personas enfermas nodeben hacerlo

Haz caso de lo que te dice la gente de la faacutebricaellos te ensentildearaacuten lo que debe hacerse -dijo en tonode burla Aglaia que estaba fregando el suelo (losdiacuteas de labor soliacutea hacer esta faena que la poniacuteairritada con todos)- Ya se sabe coacutemo ayunan en la

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faacutebrica Tuacute preguacutentale a tu tiacuteo por la viacutebora coacutemolos dos juntos tomaban leche en los diacuteas de ayunoTrata de instruir a los otros y eacutel mismo ha olvidadolo de la viacutebora Preguacutentale a quieacuten dejoacute su dinero

Matvei ocultaba de todos cuidadosamente co-mo una uacutelcera repugnante que en aquel periacuteodo desu vida en que viejas y mozas acudiacutean al oratoriopara saltar y correr con eacutel se puso en relaciones conuna mujer de la que habiacutea tenido un hijo Al volvera casa le entregoacute cuanto habiacutea ahorrado en la faacutebri-ca para los gastos del viaje tuvo que pedir prestadoal duentildeo y ahora no le quedaban maacutes que unos ru-blos que reservaba para teacute y velas La mujer encuestioacuten le comunicoacute maacutes tarde que el nintildeo habiacuteamuerto y preguntaba en la carta queacute hacer con eldinero La carta en cuestioacuten la habiacutea traiacutedo de la es-tacioacuten un obrero Aglaia se habiacutea hecho con ella y lahabiacutea leiacutedo y luego cada diacutea se lo echaba en cara aMatvei

-No es broma iexclnovecientos rublos - siguioacuteAglaia- iexclAhiacute es nada dar novecientos rublos a unaviacutebora a una perdida de la faacutebrica iexclOjalaacute revientes-Habiacutea perdido ya la compostura y gritaba con vozchillona- -iquestTe callas iexclTe hariacutea pedazos inuacutetil iexclDarnovecientos rublos como si fueran un koacutepek Se los

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podiacuteas haber dejado a Dashutka que es cosa tuya yno a una extrantildea o podiacuteas haberlos mandado a Beacute-lev para los infelices hueacuterfanos de Mariacutea iexclPor queacuteno reventoacute tu viacutebora sea mil veces maldita la con-denada iexclOjalaacute no tenga un diacutea bueno en su vida

Yaacutekov Ivaacutenich la llamoacute era el momento de re-zar las horas Ella se lavoacute se puso el pantildeuelo blancoy acudioacute al oratorio a reunirse con su amado her-mano ya llena de recogimiento Cuando hablabacon Matvei o serviacutea en la posada el teacute a los hom-bres era una vieja flaca siempre alerta y malhumo-rada pero en el oratorio su cara adquiriacutea unaexpresioacuten pura y devota pareciacutea rejuvenecer sesentaba reposadamente y hasta juntaba los labios enun gesto humilde

Yaacutekov Ivaacutenich empezoacute a leer el libro de horascon la voz tranquila y melancoacutelica que siempre re-servaba para la Cuaresma Al poco rato se detuvopara prestar atencioacuten al silencio reinante en toda lacasa Reanudoacute la lectura con un sentimiento de sa-tisfaccioacuten Teniacutea las manos juntas en actitud devotacon los ojos muy abiertos meneaba la cabeza y lan-zaba un suspiro tras otro Pero en esto se oyeronunas voces El gendarme y Serguei Nikanoacuterich ha-biacutean llegado a visitar a Matvei Yaacutekov Ivaacutenich no se

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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V

Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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tinero a Matvei con una mirada de envidia- El quecuenta con recursos se siente satisfecho pero yopor ejemplo creo que reventareacute sin haber salido deesta miseria

Matvei tratoacute de convencerle de que no teniacuteaninguacuten dinero pero Serguei Nikanoacuterich ya no leescuchaba habiacutean afluido en eacutel los recuerdos delpasado y de las ofensas que debiacutea sufrir a diario Sucalva se cubrioacute de sudor enrojecioacute y empezoacute a par-padear

-iexclMaldita vida -dijo y arrojoacute furioso el embuti-do al suelo

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III

Se contaba que la posada fue construida entiempos de Alejandro por una viuda que se habiacuteainstalado alliacute con un hijo Se llamaba Avdotia Tereacute-jova A quienes pasaban en coche de posta sobretodo en las noches de luna el sombriacuteo patio con elcobertizo y el portoacuten siempre cerrado les infundiacuteaun sentimiento de angustia y vaga inquietud comosi alliacute viviesen brujos o bandidos Y siempre al pa-sar de largo el cochero volviacutea la cabeza y arreabalos caballos Los viajeros se quedaban de mala ganaporque los duentildeos siempre se mostraban muyadustos y cobraban muy caro El patio estaba emba-rrado hasta en verano Entre el fango se revolcabanunos enormes cerdos y andaban sueltos los caballoscon los que traficaban los Tereacutejov A veces los ca-ballos deseosos de libertad se escapaban del patio y

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emprendiacutean una furiosa carrera por el caminoasustando a quienes por alliacute pasaban Entoncesaquello estaba muy animado pasaban largas carava-nas de mercanciacuteas y se produciacutean casos como elocurrido treinta antildeos antes cuando los carreterosenfurecidos mataron en una reyerta a un comer-ciante que iba de paso todaviacutea se levantaba a mediaversta de la casa la cruz de madera medio podridaPasaban coches de posta con sus campanillas y pe-sadas carrozas sentildeoriales Entre mugidos y nubes depolvo cruzaban tambieacuten rebantildeos de vacas y toros

Cuando construyeron el ferrocarril aquello eraun simple apeadero que luego diez antildeos maacutes tardese convirtioacute en la actual estacioacuten de Progeacutennaia Elmovimiento por el viejo camino de postas cesoacute casipor completo por eacutel soacutelo circulaban los propieta-rios y mujiks de la comarca y en la primavera y elotontildeo cuadrillas de trabajadores La posada se con-virtioacute en taberna El piso alto se quemoacute la techum-bre adquirioacute un color amarillento al oxidarse lachapa y el cobertizo se fue viniendo abajo pero enel patio seguiacutean revolcaacutendose entre el fango losenormes cerdos rosaacuteceos y repugnantes Comoantes a veces se escapaba un caballo que con lacola recogida galopaba furiosamente por el camino

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En la taberna vendiacutean teacute heno avena harina ytambieacuten vodka y cerveza para consumir en el mos-trador o para llevarse Las bebidas alcohoacutelicas lasvendiacutean bajo cuerda puesto que nunca sacaban lanecesaria licencia

Los Tereacutejov fueron siempre muy religiososhasta el punto que la gente los llamaba laquolos BeatosraquoPero acaso porque viviacutean aislados como ososrehuiacutean a la gente y a todo llegaban con su propiacabeza se mostraban propensos a la fantasiacutea y a lasfluctuaciones en materia religiosa y cada generacioacutencreiacutea a su manera La abuela Avdotia la que cons-truyoacute la posada perteneciacutea al rito viejo pero su hijoy sus dos nietos (los padres de Matvei y Yaacutekov) ibana la iglesia ortodoxa recibiacutean en su casa al clero yrezaban ante las imaacutegenes nuevas con la misma de-vocioacuten que ante las antiguas El hijo al llegar a lavejez dejoacute de comer carne e hizo voto de silencioviendo en cualquier conversacioacuten un pecado Losnietos presentaron la particularidad de que enten-diacutean las Escrituras a su manera no como todos si-no buscando en ellas un sentido oculto afirmandoque cada palabra sagrada debiacutea contener un secretoMatvei el bisnieto de Avdotia luchoacute desde la mis-ma infancia con visiones que estuvieron a punto de

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costarle la vida El otro bisnieto Yaacutekov Ivaacutenich eraortodoxo pero despueacutes de la muerte de su mujerdejoacute de ir a la iglesia y haciacutea los rezos en casa Estocontagioacute a su hermana Aglaia que ni acudiacutea a laiglesia ni dejaba ir a Dashutka De Aglaia se contabatambieacuten que en su juventud soliacutea ir a Vedeniaacutepinodonde habiacutea una secta de flagelantes y que en se-creto seguiacutea perteneciendo a ella razoacuten por la cualusaba pantildeuelo blanco

Yaacutekov Ivaacutenich le llevaba a Matvei diez antildeosEra un viejo de muy buena planta alto de barbaancha y gris que casi le llegaba a la cintura y espesascejas que le daban una expresioacuten severa y hasta per-versa Usaba un largo chaquetoacuten de buen pantildeo ouna pelliza negra y siempre trataba de ir bien vesti-do cuidando la limpieza de la ropa los chanclos nose los quitaba ni cuando el suelo estaba seco Nofrecuentaba la iglesia porque seguacuten eacutel alliacute no secumpliacutea el rito al pie de la letra y porque los sacer-dotes bebiacutean vino fuera de la misa y fumaban El yAglaia leiacutean las Escrituras y cantaban los salmos encasa todos los diacuteas En Vedeniaacutepino no leiacutean laEpiacutestola en los maitines y las viacutesperas no se cele-braban ni siquiera con ocasioacuten de las grandes fies-tas eacutel en cambio leiacutea en casa cuanto correspondiacutea

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a cada diacutea sin saltarse una sola liacutenea y sin prisas yen el tiempo libre leiacutea en voz alta las vidas de lossantos Se ateniacutea fielmente a los preceptos en todoslos aspectos de la vida asiacute si un diacutea de la Cuaresmaestaba permitido beber vino laquoen recompensa deltrabajo celosoraquo lo tomaba aunque no sintiese de-seos de beber

Recitaba sus oraciones cantaba los salmos in-censaba la casa y observaba fielmente el ayuno nopara alcanzar favores de Dios sino para observar elorden establecido El hombre no puede vivir sin fey la fe debe adquirir una expresioacuten justa de antildeo enantildeo y de diacutea en diacutea seguacuten cierto orden de tal modoque cada mantildeana y cada tarde Dios sea invocadoprecisamente con las palabras y pensamientos quecorrespondan al diacutea y a la hora Hay que vivir y portanto rezar tal y como es grato a Dios por eso ca-da diacutea hay que recitar y cantar soacutelo lo que le es gra-to es decir lo que corresponde seguacuten el rito Asiacute elprimer capiacutetulo de San Juan soacutelo habiacutea que leerlo eldiacutea de la Pascua y desde la Pascua hasta la Ascen-sioacuten no se podiacutea cantar el laquoDigniacutesimoraquo Y asiacute todolo demaacutes La conciencia de este orden y su impor-tancia proporcionaba a Yaacutekov Ivaacutenich profundasatisfaccioacuten durante sus oraciones Cuando las cir-

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cunstancias le obligaban a alterar dicho orden porejemplo cuando teniacutea que ir a la ciudad a hacerprovisiones o al Banco le atormentaba la concienciay se sentiacutea desgraciado

Su primo Matvei que habiacutea llegado inespera-damente de la faacutebrica y se habiacutea instalado en la ta-berna como en su propia casa empezoacute a incumplirlas reglas desde los primeros diacuteas Se negaba a parti-cipar en los rezos conjuntos comiacutea y tomaba teacute ahoras en que no se debiacutea se levantaba tarde y losmieacutercoles y viernes tomaba teacute alegando que se sen-tiacutea deacutebil casi cada diacutea durante los rezos entraba enel oratorio gritando laquoiexclDate cuenta de lo que hacesprimo iexclArrepieacutentete primoraquo Estas palabras saca-ban de quicio a Yaacutekov Ivaacutenich y Aglaia sin podersecontener empezaba a injuriarle O bien de nochesigilosamente Matvei entraba en el oratorio y deciacuteaa media voz laquoPrimo tus oraciones no son gratas aDios Porque estaacute dicho Reconciacuteliate primero contu hermano y ven entonces a ofrecer tus dones Y tuacutedas dinero a reacutedito y vendes vodka iexclArrepieacutenteteraquo

En las palabras de Matvei Yaacutekov no veiacutea maacutesque el habitual pretexto de los hombres vaciacuteos ynegligentes que si hablan de amor al proacutejimo o dereconciliarse con el hermano no es maacutes que para no

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orar no ayunar y no leer las Sagradas Escrituras yque si hablan con desprecio del lucro y los reacuteditoses porque no les gusta trabajar Porque ser pobre yno ahorrar nada es mucho maacutes faacutecil que ser rico

A pesar de todo se sentiacutea inquieto y ya no po-diacutea rezar como antes Apenas entraba en el oratorioy abriacutea el libro le embargaba el temor de que suprimo llegase a molestarle Y en efecto Matvei notardaba en presentarse para gritar con voz temblo-rosa laquoiexclDate cuenta de lo que haces primo iexclArre-pieacutentete primoraquo La hermana empezaba sus injuriasy Yaacutekov tambieacuten fuera de siacute gritaba laquoiexclVete de micasaraquo a lo que Matvei replicaba laquoLa casa es de to-dosraquoYaacutekov reanudaba la lectura y el canto pero yano podiacutea recobrar la calma y sin eacutel mismo adver-tirlo se quedaba pensativo con el libro delanteAunque consideraba una estupidez las palabras desu primo uacuteltimamente empezaba tambieacuten a recor-dar que al rico le es difiacutecil entrar en el reino de loscielos que tres antildeos antes habiacutea comprado a muybajo precio un caballo robado que todaviacutea en vidade su difunta mujer un borracho habiacutea muerto en lamisma taberna a causa del vodka

Por la noche dormiacutea mal con un suentildeo muy li-gero y oiacutea que Matvei que tampoco podiacutea dormir

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no cesaba de suspirar echando de menos su faacutebricade azulejos Y mientras daba vueltas en la cama re-cordaba el caballo robado el borracho y las palabrasdel Evangelio acerca del camello

Pareciacutea como si volviesen las alucinaciones deotros tiempos Y como a propio intento a pesar deque estaban a fines de marzo nevaba todos los diacuteasy el viento zumbaba en el bosque cual si fuese in-vierno pareciacutea como si la primavera no fuese a lle-gar nunca El tiempo predisponiacutea al tedio a laspeleas al odio y por la noche cuando el vientozumbaba sobre el techo le pareciacutea que alguien viviacuteaalliacute arriba en el piso vaciacuteo y las visiones empezabanpoco a poco a acudir a eacutel la cabeza le ardiacutea y nopodiacutea conciliar el suentildeo

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IV

El lunes santo por la mantildeana Matveiacute oyoacute desdesu habitacioacuten que Dashutka deciacutea a Aglaia

-El tiacuteo Matvei aseguroacute ayer que no hay queguardar el ayuno

Marvei recordoacute toda la conversacioacuten de la viacutes-pera con Dashutka y se sintioacute irritado

-iexclNo mientas muchacha -dijo con voz plantildeide-ra como la de un enfermo- No es posible vivir sinayunar El mismo Sentildeor ayunoacute cuarenta diacuteas Louacutenico que te dije es que las personas enfermas nodeben hacerlo

Haz caso de lo que te dice la gente de la faacutebricaellos te ensentildearaacuten lo que debe hacerse -dijo en tonode burla Aglaia que estaba fregando el suelo (losdiacuteas de labor soliacutea hacer esta faena que la poniacuteairritada con todos)- Ya se sabe coacutemo ayunan en la

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faacutebrica Tuacute preguacutentale a tu tiacuteo por la viacutebora coacutemolos dos juntos tomaban leche en los diacuteas de ayunoTrata de instruir a los otros y eacutel mismo ha olvidadolo de la viacutebora Preguacutentale a quieacuten dejoacute su dinero

Matvei ocultaba de todos cuidadosamente co-mo una uacutelcera repugnante que en aquel periacuteodo desu vida en que viejas y mozas acudiacutean al oratoriopara saltar y correr con eacutel se puso en relaciones conuna mujer de la que habiacutea tenido un hijo Al volvera casa le entregoacute cuanto habiacutea ahorrado en la faacutebri-ca para los gastos del viaje tuvo que pedir prestadoal duentildeo y ahora no le quedaban maacutes que unos ru-blos que reservaba para teacute y velas La mujer encuestioacuten le comunicoacute maacutes tarde que el nintildeo habiacuteamuerto y preguntaba en la carta queacute hacer con eldinero La carta en cuestioacuten la habiacutea traiacutedo de la es-tacioacuten un obrero Aglaia se habiacutea hecho con ella y lahabiacutea leiacutedo y luego cada diacutea se lo echaba en cara aMatvei

-No es broma iexclnovecientos rublos - siguioacuteAglaia- iexclAhiacute es nada dar novecientos rublos a unaviacutebora a una perdida de la faacutebrica iexclOjalaacute revientes-Habiacutea perdido ya la compostura y gritaba con vozchillona- -iquestTe callas iexclTe hariacutea pedazos inuacutetil iexclDarnovecientos rublos como si fueran un koacutepek Se los

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podiacuteas haber dejado a Dashutka que es cosa tuya yno a una extrantildea o podiacuteas haberlos mandado a Beacute-lev para los infelices hueacuterfanos de Mariacutea iexclPor queacuteno reventoacute tu viacutebora sea mil veces maldita la con-denada iexclOjalaacute no tenga un diacutea bueno en su vida

Yaacutekov Ivaacutenich la llamoacute era el momento de re-zar las horas Ella se lavoacute se puso el pantildeuelo blancoy acudioacute al oratorio a reunirse con su amado her-mano ya llena de recogimiento Cuando hablabacon Matvei o serviacutea en la posada el teacute a los hom-bres era una vieja flaca siempre alerta y malhumo-rada pero en el oratorio su cara adquiriacutea unaexpresioacuten pura y devota pareciacutea rejuvenecer sesentaba reposadamente y hasta juntaba los labios enun gesto humilde

Yaacutekov Ivaacutenich empezoacute a leer el libro de horascon la voz tranquila y melancoacutelica que siempre re-servaba para la Cuaresma Al poco rato se detuvopara prestar atencioacuten al silencio reinante en toda lacasa Reanudoacute la lectura con un sentimiento de sa-tisfaccioacuten Teniacutea las manos juntas en actitud devotacon los ojos muy abiertos meneaba la cabeza y lan-zaba un suspiro tras otro Pero en esto se oyeronunas voces El gendarme y Serguei Nikanoacuterich ha-biacutean llegado a visitar a Matvei Yaacutekov Ivaacutenich no se

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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III

Se contaba que la posada fue construida entiempos de Alejandro por una viuda que se habiacuteainstalado alliacute con un hijo Se llamaba Avdotia Tereacute-jova A quienes pasaban en coche de posta sobretodo en las noches de luna el sombriacuteo patio con elcobertizo y el portoacuten siempre cerrado les infundiacuteaun sentimiento de angustia y vaga inquietud comosi alliacute viviesen brujos o bandidos Y siempre al pa-sar de largo el cochero volviacutea la cabeza y arreabalos caballos Los viajeros se quedaban de mala ganaporque los duentildeos siempre se mostraban muyadustos y cobraban muy caro El patio estaba emba-rrado hasta en verano Entre el fango se revolcabanunos enormes cerdos y andaban sueltos los caballoscon los que traficaban los Tereacutejov A veces los ca-ballos deseosos de libertad se escapaban del patio y

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emprendiacutean una furiosa carrera por el caminoasustando a quienes por alliacute pasaban Entoncesaquello estaba muy animado pasaban largas carava-nas de mercanciacuteas y se produciacutean casos como elocurrido treinta antildeos antes cuando los carreterosenfurecidos mataron en una reyerta a un comer-ciante que iba de paso todaviacutea se levantaba a mediaversta de la casa la cruz de madera medio podridaPasaban coches de posta con sus campanillas y pe-sadas carrozas sentildeoriales Entre mugidos y nubes depolvo cruzaban tambieacuten rebantildeos de vacas y toros

Cuando construyeron el ferrocarril aquello eraun simple apeadero que luego diez antildeos maacutes tardese convirtioacute en la actual estacioacuten de Progeacutennaia Elmovimiento por el viejo camino de postas cesoacute casipor completo por eacutel soacutelo circulaban los propieta-rios y mujiks de la comarca y en la primavera y elotontildeo cuadrillas de trabajadores La posada se con-virtioacute en taberna El piso alto se quemoacute la techum-bre adquirioacute un color amarillento al oxidarse lachapa y el cobertizo se fue viniendo abajo pero enel patio seguiacutean revolcaacutendose entre el fango losenormes cerdos rosaacuteceos y repugnantes Comoantes a veces se escapaba un caballo que con lacola recogida galopaba furiosamente por el camino

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En la taberna vendiacutean teacute heno avena harina ytambieacuten vodka y cerveza para consumir en el mos-trador o para llevarse Las bebidas alcohoacutelicas lasvendiacutean bajo cuerda puesto que nunca sacaban lanecesaria licencia

Los Tereacutejov fueron siempre muy religiososhasta el punto que la gente los llamaba laquolos BeatosraquoPero acaso porque viviacutean aislados como ososrehuiacutean a la gente y a todo llegaban con su propiacabeza se mostraban propensos a la fantasiacutea y a lasfluctuaciones en materia religiosa y cada generacioacutencreiacutea a su manera La abuela Avdotia la que cons-truyoacute la posada perteneciacutea al rito viejo pero su hijoy sus dos nietos (los padres de Matvei y Yaacutekov) ibana la iglesia ortodoxa recibiacutean en su casa al clero yrezaban ante las imaacutegenes nuevas con la misma de-vocioacuten que ante las antiguas El hijo al llegar a lavejez dejoacute de comer carne e hizo voto de silencioviendo en cualquier conversacioacuten un pecado Losnietos presentaron la particularidad de que enten-diacutean las Escrituras a su manera no como todos si-no buscando en ellas un sentido oculto afirmandoque cada palabra sagrada debiacutea contener un secretoMatvei el bisnieto de Avdotia luchoacute desde la mis-ma infancia con visiones que estuvieron a punto de

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costarle la vida El otro bisnieto Yaacutekov Ivaacutenich eraortodoxo pero despueacutes de la muerte de su mujerdejoacute de ir a la iglesia y haciacutea los rezos en casa Estocontagioacute a su hermana Aglaia que ni acudiacutea a laiglesia ni dejaba ir a Dashutka De Aglaia se contabatambieacuten que en su juventud soliacutea ir a Vedeniaacutepinodonde habiacutea una secta de flagelantes y que en se-creto seguiacutea perteneciendo a ella razoacuten por la cualusaba pantildeuelo blanco

Yaacutekov Ivaacutenich le llevaba a Matvei diez antildeosEra un viejo de muy buena planta alto de barbaancha y gris que casi le llegaba a la cintura y espesascejas que le daban una expresioacuten severa y hasta per-versa Usaba un largo chaquetoacuten de buen pantildeo ouna pelliza negra y siempre trataba de ir bien vesti-do cuidando la limpieza de la ropa los chanclos nose los quitaba ni cuando el suelo estaba seco Nofrecuentaba la iglesia porque seguacuten eacutel alliacute no secumpliacutea el rito al pie de la letra y porque los sacer-dotes bebiacutean vino fuera de la misa y fumaban El yAglaia leiacutean las Escrituras y cantaban los salmos encasa todos los diacuteas En Vedeniaacutepino no leiacutean laEpiacutestola en los maitines y las viacutesperas no se cele-braban ni siquiera con ocasioacuten de las grandes fies-tas eacutel en cambio leiacutea en casa cuanto correspondiacutea

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a cada diacutea sin saltarse una sola liacutenea y sin prisas yen el tiempo libre leiacutea en voz alta las vidas de lossantos Se ateniacutea fielmente a los preceptos en todoslos aspectos de la vida asiacute si un diacutea de la Cuaresmaestaba permitido beber vino laquoen recompensa deltrabajo celosoraquo lo tomaba aunque no sintiese de-seos de beber

Recitaba sus oraciones cantaba los salmos in-censaba la casa y observaba fielmente el ayuno nopara alcanzar favores de Dios sino para observar elorden establecido El hombre no puede vivir sin fey la fe debe adquirir una expresioacuten justa de antildeo enantildeo y de diacutea en diacutea seguacuten cierto orden de tal modoque cada mantildeana y cada tarde Dios sea invocadoprecisamente con las palabras y pensamientos quecorrespondan al diacutea y a la hora Hay que vivir y portanto rezar tal y como es grato a Dios por eso ca-da diacutea hay que recitar y cantar soacutelo lo que le es gra-to es decir lo que corresponde seguacuten el rito Asiacute elprimer capiacutetulo de San Juan soacutelo habiacutea que leerlo eldiacutea de la Pascua y desde la Pascua hasta la Ascen-sioacuten no se podiacutea cantar el laquoDigniacutesimoraquo Y asiacute todolo demaacutes La conciencia de este orden y su impor-tancia proporcionaba a Yaacutekov Ivaacutenich profundasatisfaccioacuten durante sus oraciones Cuando las cir-

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cunstancias le obligaban a alterar dicho orden porejemplo cuando teniacutea que ir a la ciudad a hacerprovisiones o al Banco le atormentaba la concienciay se sentiacutea desgraciado

Su primo Matvei que habiacutea llegado inespera-damente de la faacutebrica y se habiacutea instalado en la ta-berna como en su propia casa empezoacute a incumplirlas reglas desde los primeros diacuteas Se negaba a parti-cipar en los rezos conjuntos comiacutea y tomaba teacute ahoras en que no se debiacutea se levantaba tarde y losmieacutercoles y viernes tomaba teacute alegando que se sen-tiacutea deacutebil casi cada diacutea durante los rezos entraba enel oratorio gritando laquoiexclDate cuenta de lo que hacesprimo iexclArrepieacutentete primoraquo Estas palabras saca-ban de quicio a Yaacutekov Ivaacutenich y Aglaia sin podersecontener empezaba a injuriarle O bien de nochesigilosamente Matvei entraba en el oratorio y deciacuteaa media voz laquoPrimo tus oraciones no son gratas aDios Porque estaacute dicho Reconciacuteliate primero contu hermano y ven entonces a ofrecer tus dones Y tuacutedas dinero a reacutedito y vendes vodka iexclArrepieacutenteteraquo

En las palabras de Matvei Yaacutekov no veiacutea maacutesque el habitual pretexto de los hombres vaciacuteos ynegligentes que si hablan de amor al proacutejimo o dereconciliarse con el hermano no es maacutes que para no

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orar no ayunar y no leer las Sagradas Escrituras yque si hablan con desprecio del lucro y los reacuteditoses porque no les gusta trabajar Porque ser pobre yno ahorrar nada es mucho maacutes faacutecil que ser rico

A pesar de todo se sentiacutea inquieto y ya no po-diacutea rezar como antes Apenas entraba en el oratorioy abriacutea el libro le embargaba el temor de que suprimo llegase a molestarle Y en efecto Matvei notardaba en presentarse para gritar con voz temblo-rosa laquoiexclDate cuenta de lo que haces primo iexclArre-pieacutentete primoraquo La hermana empezaba sus injuriasy Yaacutekov tambieacuten fuera de siacute gritaba laquoiexclVete de micasaraquo a lo que Matvei replicaba laquoLa casa es de to-dosraquoYaacutekov reanudaba la lectura y el canto pero yano podiacutea recobrar la calma y sin eacutel mismo adver-tirlo se quedaba pensativo con el libro delanteAunque consideraba una estupidez las palabras desu primo uacuteltimamente empezaba tambieacuten a recor-dar que al rico le es difiacutecil entrar en el reino de loscielos que tres antildeos antes habiacutea comprado a muybajo precio un caballo robado que todaviacutea en vidade su difunta mujer un borracho habiacutea muerto en lamisma taberna a causa del vodka

Por la noche dormiacutea mal con un suentildeo muy li-gero y oiacutea que Matvei que tampoco podiacutea dormir

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no cesaba de suspirar echando de menos su faacutebricade azulejos Y mientras daba vueltas en la cama re-cordaba el caballo robado el borracho y las palabrasdel Evangelio acerca del camello

Pareciacutea como si volviesen las alucinaciones deotros tiempos Y como a propio intento a pesar deque estaban a fines de marzo nevaba todos los diacuteasy el viento zumbaba en el bosque cual si fuese in-vierno pareciacutea como si la primavera no fuese a lle-gar nunca El tiempo predisponiacutea al tedio a laspeleas al odio y por la noche cuando el vientozumbaba sobre el techo le pareciacutea que alguien viviacuteaalliacute arriba en el piso vaciacuteo y las visiones empezabanpoco a poco a acudir a eacutel la cabeza le ardiacutea y nopodiacutea conciliar el suentildeo

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IV

El lunes santo por la mantildeana Matveiacute oyoacute desdesu habitacioacuten que Dashutka deciacutea a Aglaia

-El tiacuteo Matvei aseguroacute ayer que no hay queguardar el ayuno

Marvei recordoacute toda la conversacioacuten de la viacutes-pera con Dashutka y se sintioacute irritado

-iexclNo mientas muchacha -dijo con voz plantildeide-ra como la de un enfermo- No es posible vivir sinayunar El mismo Sentildeor ayunoacute cuarenta diacuteas Louacutenico que te dije es que las personas enfermas nodeben hacerlo

Haz caso de lo que te dice la gente de la faacutebricaellos te ensentildearaacuten lo que debe hacerse -dijo en tonode burla Aglaia que estaba fregando el suelo (losdiacuteas de labor soliacutea hacer esta faena que la poniacuteairritada con todos)- Ya se sabe coacutemo ayunan en la

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faacutebrica Tuacute preguacutentale a tu tiacuteo por la viacutebora coacutemolos dos juntos tomaban leche en los diacuteas de ayunoTrata de instruir a los otros y eacutel mismo ha olvidadolo de la viacutebora Preguacutentale a quieacuten dejoacute su dinero

Matvei ocultaba de todos cuidadosamente co-mo una uacutelcera repugnante que en aquel periacuteodo desu vida en que viejas y mozas acudiacutean al oratoriopara saltar y correr con eacutel se puso en relaciones conuna mujer de la que habiacutea tenido un hijo Al volvera casa le entregoacute cuanto habiacutea ahorrado en la faacutebri-ca para los gastos del viaje tuvo que pedir prestadoal duentildeo y ahora no le quedaban maacutes que unos ru-blos que reservaba para teacute y velas La mujer encuestioacuten le comunicoacute maacutes tarde que el nintildeo habiacuteamuerto y preguntaba en la carta queacute hacer con eldinero La carta en cuestioacuten la habiacutea traiacutedo de la es-tacioacuten un obrero Aglaia se habiacutea hecho con ella y lahabiacutea leiacutedo y luego cada diacutea se lo echaba en cara aMatvei

-No es broma iexclnovecientos rublos - siguioacuteAglaia- iexclAhiacute es nada dar novecientos rublos a unaviacutebora a una perdida de la faacutebrica iexclOjalaacute revientes-Habiacutea perdido ya la compostura y gritaba con vozchillona- -iquestTe callas iexclTe hariacutea pedazos inuacutetil iexclDarnovecientos rublos como si fueran un koacutepek Se los

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podiacuteas haber dejado a Dashutka que es cosa tuya yno a una extrantildea o podiacuteas haberlos mandado a Beacute-lev para los infelices hueacuterfanos de Mariacutea iexclPor queacuteno reventoacute tu viacutebora sea mil veces maldita la con-denada iexclOjalaacute no tenga un diacutea bueno en su vida

Yaacutekov Ivaacutenich la llamoacute era el momento de re-zar las horas Ella se lavoacute se puso el pantildeuelo blancoy acudioacute al oratorio a reunirse con su amado her-mano ya llena de recogimiento Cuando hablabacon Matvei o serviacutea en la posada el teacute a los hom-bres era una vieja flaca siempre alerta y malhumo-rada pero en el oratorio su cara adquiriacutea unaexpresioacuten pura y devota pareciacutea rejuvenecer sesentaba reposadamente y hasta juntaba los labios enun gesto humilde

Yaacutekov Ivaacutenich empezoacute a leer el libro de horascon la voz tranquila y melancoacutelica que siempre re-servaba para la Cuaresma Al poco rato se detuvopara prestar atencioacuten al silencio reinante en toda lacasa Reanudoacute la lectura con un sentimiento de sa-tisfaccioacuten Teniacutea las manos juntas en actitud devotacon los ojos muy abiertos meneaba la cabeza y lan-zaba un suspiro tras otro Pero en esto se oyeronunas voces El gendarme y Serguei Nikanoacuterich ha-biacutean llegado a visitar a Matvei Yaacutekov Ivaacutenich no se

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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V

Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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emprendiacutean una furiosa carrera por el caminoasustando a quienes por alliacute pasaban Entoncesaquello estaba muy animado pasaban largas carava-nas de mercanciacuteas y se produciacutean casos como elocurrido treinta antildeos antes cuando los carreterosenfurecidos mataron en una reyerta a un comer-ciante que iba de paso todaviacutea se levantaba a mediaversta de la casa la cruz de madera medio podridaPasaban coches de posta con sus campanillas y pe-sadas carrozas sentildeoriales Entre mugidos y nubes depolvo cruzaban tambieacuten rebantildeos de vacas y toros

Cuando construyeron el ferrocarril aquello eraun simple apeadero que luego diez antildeos maacutes tardese convirtioacute en la actual estacioacuten de Progeacutennaia Elmovimiento por el viejo camino de postas cesoacute casipor completo por eacutel soacutelo circulaban los propieta-rios y mujiks de la comarca y en la primavera y elotontildeo cuadrillas de trabajadores La posada se con-virtioacute en taberna El piso alto se quemoacute la techum-bre adquirioacute un color amarillento al oxidarse lachapa y el cobertizo se fue viniendo abajo pero enel patio seguiacutean revolcaacutendose entre el fango losenormes cerdos rosaacuteceos y repugnantes Comoantes a veces se escapaba un caballo que con lacola recogida galopaba furiosamente por el camino

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En la taberna vendiacutean teacute heno avena harina ytambieacuten vodka y cerveza para consumir en el mos-trador o para llevarse Las bebidas alcohoacutelicas lasvendiacutean bajo cuerda puesto que nunca sacaban lanecesaria licencia

Los Tereacutejov fueron siempre muy religiososhasta el punto que la gente los llamaba laquolos BeatosraquoPero acaso porque viviacutean aislados como ososrehuiacutean a la gente y a todo llegaban con su propiacabeza se mostraban propensos a la fantasiacutea y a lasfluctuaciones en materia religiosa y cada generacioacutencreiacutea a su manera La abuela Avdotia la que cons-truyoacute la posada perteneciacutea al rito viejo pero su hijoy sus dos nietos (los padres de Matvei y Yaacutekov) ibana la iglesia ortodoxa recibiacutean en su casa al clero yrezaban ante las imaacutegenes nuevas con la misma de-vocioacuten que ante las antiguas El hijo al llegar a lavejez dejoacute de comer carne e hizo voto de silencioviendo en cualquier conversacioacuten un pecado Losnietos presentaron la particularidad de que enten-diacutean las Escrituras a su manera no como todos si-no buscando en ellas un sentido oculto afirmandoque cada palabra sagrada debiacutea contener un secretoMatvei el bisnieto de Avdotia luchoacute desde la mis-ma infancia con visiones que estuvieron a punto de

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costarle la vida El otro bisnieto Yaacutekov Ivaacutenich eraortodoxo pero despueacutes de la muerte de su mujerdejoacute de ir a la iglesia y haciacutea los rezos en casa Estocontagioacute a su hermana Aglaia que ni acudiacutea a laiglesia ni dejaba ir a Dashutka De Aglaia se contabatambieacuten que en su juventud soliacutea ir a Vedeniaacutepinodonde habiacutea una secta de flagelantes y que en se-creto seguiacutea perteneciendo a ella razoacuten por la cualusaba pantildeuelo blanco

Yaacutekov Ivaacutenich le llevaba a Matvei diez antildeosEra un viejo de muy buena planta alto de barbaancha y gris que casi le llegaba a la cintura y espesascejas que le daban una expresioacuten severa y hasta per-versa Usaba un largo chaquetoacuten de buen pantildeo ouna pelliza negra y siempre trataba de ir bien vesti-do cuidando la limpieza de la ropa los chanclos nose los quitaba ni cuando el suelo estaba seco Nofrecuentaba la iglesia porque seguacuten eacutel alliacute no secumpliacutea el rito al pie de la letra y porque los sacer-dotes bebiacutean vino fuera de la misa y fumaban El yAglaia leiacutean las Escrituras y cantaban los salmos encasa todos los diacuteas En Vedeniaacutepino no leiacutean laEpiacutestola en los maitines y las viacutesperas no se cele-braban ni siquiera con ocasioacuten de las grandes fies-tas eacutel en cambio leiacutea en casa cuanto correspondiacutea

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a cada diacutea sin saltarse una sola liacutenea y sin prisas yen el tiempo libre leiacutea en voz alta las vidas de lossantos Se ateniacutea fielmente a los preceptos en todoslos aspectos de la vida asiacute si un diacutea de la Cuaresmaestaba permitido beber vino laquoen recompensa deltrabajo celosoraquo lo tomaba aunque no sintiese de-seos de beber

Recitaba sus oraciones cantaba los salmos in-censaba la casa y observaba fielmente el ayuno nopara alcanzar favores de Dios sino para observar elorden establecido El hombre no puede vivir sin fey la fe debe adquirir una expresioacuten justa de antildeo enantildeo y de diacutea en diacutea seguacuten cierto orden de tal modoque cada mantildeana y cada tarde Dios sea invocadoprecisamente con las palabras y pensamientos quecorrespondan al diacutea y a la hora Hay que vivir y portanto rezar tal y como es grato a Dios por eso ca-da diacutea hay que recitar y cantar soacutelo lo que le es gra-to es decir lo que corresponde seguacuten el rito Asiacute elprimer capiacutetulo de San Juan soacutelo habiacutea que leerlo eldiacutea de la Pascua y desde la Pascua hasta la Ascen-sioacuten no se podiacutea cantar el laquoDigniacutesimoraquo Y asiacute todolo demaacutes La conciencia de este orden y su impor-tancia proporcionaba a Yaacutekov Ivaacutenich profundasatisfaccioacuten durante sus oraciones Cuando las cir-

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cunstancias le obligaban a alterar dicho orden porejemplo cuando teniacutea que ir a la ciudad a hacerprovisiones o al Banco le atormentaba la concienciay se sentiacutea desgraciado

Su primo Matvei que habiacutea llegado inespera-damente de la faacutebrica y se habiacutea instalado en la ta-berna como en su propia casa empezoacute a incumplirlas reglas desde los primeros diacuteas Se negaba a parti-cipar en los rezos conjuntos comiacutea y tomaba teacute ahoras en que no se debiacutea se levantaba tarde y losmieacutercoles y viernes tomaba teacute alegando que se sen-tiacutea deacutebil casi cada diacutea durante los rezos entraba enel oratorio gritando laquoiexclDate cuenta de lo que hacesprimo iexclArrepieacutentete primoraquo Estas palabras saca-ban de quicio a Yaacutekov Ivaacutenich y Aglaia sin podersecontener empezaba a injuriarle O bien de nochesigilosamente Matvei entraba en el oratorio y deciacuteaa media voz laquoPrimo tus oraciones no son gratas aDios Porque estaacute dicho Reconciacuteliate primero contu hermano y ven entonces a ofrecer tus dones Y tuacutedas dinero a reacutedito y vendes vodka iexclArrepieacutenteteraquo

En las palabras de Matvei Yaacutekov no veiacutea maacutesque el habitual pretexto de los hombres vaciacuteos ynegligentes que si hablan de amor al proacutejimo o dereconciliarse con el hermano no es maacutes que para no

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orar no ayunar y no leer las Sagradas Escrituras yque si hablan con desprecio del lucro y los reacuteditoses porque no les gusta trabajar Porque ser pobre yno ahorrar nada es mucho maacutes faacutecil que ser rico

A pesar de todo se sentiacutea inquieto y ya no po-diacutea rezar como antes Apenas entraba en el oratorioy abriacutea el libro le embargaba el temor de que suprimo llegase a molestarle Y en efecto Matvei notardaba en presentarse para gritar con voz temblo-rosa laquoiexclDate cuenta de lo que haces primo iexclArre-pieacutentete primoraquo La hermana empezaba sus injuriasy Yaacutekov tambieacuten fuera de siacute gritaba laquoiexclVete de micasaraquo a lo que Matvei replicaba laquoLa casa es de to-dosraquoYaacutekov reanudaba la lectura y el canto pero yano podiacutea recobrar la calma y sin eacutel mismo adver-tirlo se quedaba pensativo con el libro delanteAunque consideraba una estupidez las palabras desu primo uacuteltimamente empezaba tambieacuten a recor-dar que al rico le es difiacutecil entrar en el reino de loscielos que tres antildeos antes habiacutea comprado a muybajo precio un caballo robado que todaviacutea en vidade su difunta mujer un borracho habiacutea muerto en lamisma taberna a causa del vodka

Por la noche dormiacutea mal con un suentildeo muy li-gero y oiacutea que Matvei que tampoco podiacutea dormir

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no cesaba de suspirar echando de menos su faacutebricade azulejos Y mientras daba vueltas en la cama re-cordaba el caballo robado el borracho y las palabrasdel Evangelio acerca del camello

Pareciacutea como si volviesen las alucinaciones deotros tiempos Y como a propio intento a pesar deque estaban a fines de marzo nevaba todos los diacuteasy el viento zumbaba en el bosque cual si fuese in-vierno pareciacutea como si la primavera no fuese a lle-gar nunca El tiempo predisponiacutea al tedio a laspeleas al odio y por la noche cuando el vientozumbaba sobre el techo le pareciacutea que alguien viviacuteaalliacute arriba en el piso vaciacuteo y las visiones empezabanpoco a poco a acudir a eacutel la cabeza le ardiacutea y nopodiacutea conciliar el suentildeo

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IV

El lunes santo por la mantildeana Matveiacute oyoacute desdesu habitacioacuten que Dashutka deciacutea a Aglaia

-El tiacuteo Matvei aseguroacute ayer que no hay queguardar el ayuno

Marvei recordoacute toda la conversacioacuten de la viacutes-pera con Dashutka y se sintioacute irritado

-iexclNo mientas muchacha -dijo con voz plantildeide-ra como la de un enfermo- No es posible vivir sinayunar El mismo Sentildeor ayunoacute cuarenta diacuteas Louacutenico que te dije es que las personas enfermas nodeben hacerlo

Haz caso de lo que te dice la gente de la faacutebricaellos te ensentildearaacuten lo que debe hacerse -dijo en tonode burla Aglaia que estaba fregando el suelo (losdiacuteas de labor soliacutea hacer esta faena que la poniacuteairritada con todos)- Ya se sabe coacutemo ayunan en la

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faacutebrica Tuacute preguacutentale a tu tiacuteo por la viacutebora coacutemolos dos juntos tomaban leche en los diacuteas de ayunoTrata de instruir a los otros y eacutel mismo ha olvidadolo de la viacutebora Preguacutentale a quieacuten dejoacute su dinero

Matvei ocultaba de todos cuidadosamente co-mo una uacutelcera repugnante que en aquel periacuteodo desu vida en que viejas y mozas acudiacutean al oratoriopara saltar y correr con eacutel se puso en relaciones conuna mujer de la que habiacutea tenido un hijo Al volvera casa le entregoacute cuanto habiacutea ahorrado en la faacutebri-ca para los gastos del viaje tuvo que pedir prestadoal duentildeo y ahora no le quedaban maacutes que unos ru-blos que reservaba para teacute y velas La mujer encuestioacuten le comunicoacute maacutes tarde que el nintildeo habiacuteamuerto y preguntaba en la carta queacute hacer con eldinero La carta en cuestioacuten la habiacutea traiacutedo de la es-tacioacuten un obrero Aglaia se habiacutea hecho con ella y lahabiacutea leiacutedo y luego cada diacutea se lo echaba en cara aMatvei

-No es broma iexclnovecientos rublos - siguioacuteAglaia- iexclAhiacute es nada dar novecientos rublos a unaviacutebora a una perdida de la faacutebrica iexclOjalaacute revientes-Habiacutea perdido ya la compostura y gritaba con vozchillona- -iquestTe callas iexclTe hariacutea pedazos inuacutetil iexclDarnovecientos rublos como si fueran un koacutepek Se los

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podiacuteas haber dejado a Dashutka que es cosa tuya yno a una extrantildea o podiacuteas haberlos mandado a Beacute-lev para los infelices hueacuterfanos de Mariacutea iexclPor queacuteno reventoacute tu viacutebora sea mil veces maldita la con-denada iexclOjalaacute no tenga un diacutea bueno en su vida

Yaacutekov Ivaacutenich la llamoacute era el momento de re-zar las horas Ella se lavoacute se puso el pantildeuelo blancoy acudioacute al oratorio a reunirse con su amado her-mano ya llena de recogimiento Cuando hablabacon Matvei o serviacutea en la posada el teacute a los hom-bres era una vieja flaca siempre alerta y malhumo-rada pero en el oratorio su cara adquiriacutea unaexpresioacuten pura y devota pareciacutea rejuvenecer sesentaba reposadamente y hasta juntaba los labios enun gesto humilde

Yaacutekov Ivaacutenich empezoacute a leer el libro de horascon la voz tranquila y melancoacutelica que siempre re-servaba para la Cuaresma Al poco rato se detuvopara prestar atencioacuten al silencio reinante en toda lacasa Reanudoacute la lectura con un sentimiento de sa-tisfaccioacuten Teniacutea las manos juntas en actitud devotacon los ojos muy abiertos meneaba la cabeza y lan-zaba un suspiro tras otro Pero en esto se oyeronunas voces El gendarme y Serguei Nikanoacuterich ha-biacutean llegado a visitar a Matvei Yaacutekov Ivaacutenich no se

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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V

Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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En la taberna vendiacutean teacute heno avena harina ytambieacuten vodka y cerveza para consumir en el mos-trador o para llevarse Las bebidas alcohoacutelicas lasvendiacutean bajo cuerda puesto que nunca sacaban lanecesaria licencia

Los Tereacutejov fueron siempre muy religiososhasta el punto que la gente los llamaba laquolos BeatosraquoPero acaso porque viviacutean aislados como ososrehuiacutean a la gente y a todo llegaban con su propiacabeza se mostraban propensos a la fantasiacutea y a lasfluctuaciones en materia religiosa y cada generacioacutencreiacutea a su manera La abuela Avdotia la que cons-truyoacute la posada perteneciacutea al rito viejo pero su hijoy sus dos nietos (los padres de Matvei y Yaacutekov) ibana la iglesia ortodoxa recibiacutean en su casa al clero yrezaban ante las imaacutegenes nuevas con la misma de-vocioacuten que ante las antiguas El hijo al llegar a lavejez dejoacute de comer carne e hizo voto de silencioviendo en cualquier conversacioacuten un pecado Losnietos presentaron la particularidad de que enten-diacutean las Escrituras a su manera no como todos si-no buscando en ellas un sentido oculto afirmandoque cada palabra sagrada debiacutea contener un secretoMatvei el bisnieto de Avdotia luchoacute desde la mis-ma infancia con visiones que estuvieron a punto de

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costarle la vida El otro bisnieto Yaacutekov Ivaacutenich eraortodoxo pero despueacutes de la muerte de su mujerdejoacute de ir a la iglesia y haciacutea los rezos en casa Estocontagioacute a su hermana Aglaia que ni acudiacutea a laiglesia ni dejaba ir a Dashutka De Aglaia se contabatambieacuten que en su juventud soliacutea ir a Vedeniaacutepinodonde habiacutea una secta de flagelantes y que en se-creto seguiacutea perteneciendo a ella razoacuten por la cualusaba pantildeuelo blanco

Yaacutekov Ivaacutenich le llevaba a Matvei diez antildeosEra un viejo de muy buena planta alto de barbaancha y gris que casi le llegaba a la cintura y espesascejas que le daban una expresioacuten severa y hasta per-versa Usaba un largo chaquetoacuten de buen pantildeo ouna pelliza negra y siempre trataba de ir bien vesti-do cuidando la limpieza de la ropa los chanclos nose los quitaba ni cuando el suelo estaba seco Nofrecuentaba la iglesia porque seguacuten eacutel alliacute no secumpliacutea el rito al pie de la letra y porque los sacer-dotes bebiacutean vino fuera de la misa y fumaban El yAglaia leiacutean las Escrituras y cantaban los salmos encasa todos los diacuteas En Vedeniaacutepino no leiacutean laEpiacutestola en los maitines y las viacutesperas no se cele-braban ni siquiera con ocasioacuten de las grandes fies-tas eacutel en cambio leiacutea en casa cuanto correspondiacutea

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a cada diacutea sin saltarse una sola liacutenea y sin prisas yen el tiempo libre leiacutea en voz alta las vidas de lossantos Se ateniacutea fielmente a los preceptos en todoslos aspectos de la vida asiacute si un diacutea de la Cuaresmaestaba permitido beber vino laquoen recompensa deltrabajo celosoraquo lo tomaba aunque no sintiese de-seos de beber

Recitaba sus oraciones cantaba los salmos in-censaba la casa y observaba fielmente el ayuno nopara alcanzar favores de Dios sino para observar elorden establecido El hombre no puede vivir sin fey la fe debe adquirir una expresioacuten justa de antildeo enantildeo y de diacutea en diacutea seguacuten cierto orden de tal modoque cada mantildeana y cada tarde Dios sea invocadoprecisamente con las palabras y pensamientos quecorrespondan al diacutea y a la hora Hay que vivir y portanto rezar tal y como es grato a Dios por eso ca-da diacutea hay que recitar y cantar soacutelo lo que le es gra-to es decir lo que corresponde seguacuten el rito Asiacute elprimer capiacutetulo de San Juan soacutelo habiacutea que leerlo eldiacutea de la Pascua y desde la Pascua hasta la Ascen-sioacuten no se podiacutea cantar el laquoDigniacutesimoraquo Y asiacute todolo demaacutes La conciencia de este orden y su impor-tancia proporcionaba a Yaacutekov Ivaacutenich profundasatisfaccioacuten durante sus oraciones Cuando las cir-

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cunstancias le obligaban a alterar dicho orden porejemplo cuando teniacutea que ir a la ciudad a hacerprovisiones o al Banco le atormentaba la concienciay se sentiacutea desgraciado

Su primo Matvei que habiacutea llegado inespera-damente de la faacutebrica y se habiacutea instalado en la ta-berna como en su propia casa empezoacute a incumplirlas reglas desde los primeros diacuteas Se negaba a parti-cipar en los rezos conjuntos comiacutea y tomaba teacute ahoras en que no se debiacutea se levantaba tarde y losmieacutercoles y viernes tomaba teacute alegando que se sen-tiacutea deacutebil casi cada diacutea durante los rezos entraba enel oratorio gritando laquoiexclDate cuenta de lo que hacesprimo iexclArrepieacutentete primoraquo Estas palabras saca-ban de quicio a Yaacutekov Ivaacutenich y Aglaia sin podersecontener empezaba a injuriarle O bien de nochesigilosamente Matvei entraba en el oratorio y deciacuteaa media voz laquoPrimo tus oraciones no son gratas aDios Porque estaacute dicho Reconciacuteliate primero contu hermano y ven entonces a ofrecer tus dones Y tuacutedas dinero a reacutedito y vendes vodka iexclArrepieacutenteteraquo

En las palabras de Matvei Yaacutekov no veiacutea maacutesque el habitual pretexto de los hombres vaciacuteos ynegligentes que si hablan de amor al proacutejimo o dereconciliarse con el hermano no es maacutes que para no

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orar no ayunar y no leer las Sagradas Escrituras yque si hablan con desprecio del lucro y los reacuteditoses porque no les gusta trabajar Porque ser pobre yno ahorrar nada es mucho maacutes faacutecil que ser rico

A pesar de todo se sentiacutea inquieto y ya no po-diacutea rezar como antes Apenas entraba en el oratorioy abriacutea el libro le embargaba el temor de que suprimo llegase a molestarle Y en efecto Matvei notardaba en presentarse para gritar con voz temblo-rosa laquoiexclDate cuenta de lo que haces primo iexclArre-pieacutentete primoraquo La hermana empezaba sus injuriasy Yaacutekov tambieacuten fuera de siacute gritaba laquoiexclVete de micasaraquo a lo que Matvei replicaba laquoLa casa es de to-dosraquoYaacutekov reanudaba la lectura y el canto pero yano podiacutea recobrar la calma y sin eacutel mismo adver-tirlo se quedaba pensativo con el libro delanteAunque consideraba una estupidez las palabras desu primo uacuteltimamente empezaba tambieacuten a recor-dar que al rico le es difiacutecil entrar en el reino de loscielos que tres antildeos antes habiacutea comprado a muybajo precio un caballo robado que todaviacutea en vidade su difunta mujer un borracho habiacutea muerto en lamisma taberna a causa del vodka

Por la noche dormiacutea mal con un suentildeo muy li-gero y oiacutea que Matvei que tampoco podiacutea dormir

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no cesaba de suspirar echando de menos su faacutebricade azulejos Y mientras daba vueltas en la cama re-cordaba el caballo robado el borracho y las palabrasdel Evangelio acerca del camello

Pareciacutea como si volviesen las alucinaciones deotros tiempos Y como a propio intento a pesar deque estaban a fines de marzo nevaba todos los diacuteasy el viento zumbaba en el bosque cual si fuese in-vierno pareciacutea como si la primavera no fuese a lle-gar nunca El tiempo predisponiacutea al tedio a laspeleas al odio y por la noche cuando el vientozumbaba sobre el techo le pareciacutea que alguien viviacuteaalliacute arriba en el piso vaciacuteo y las visiones empezabanpoco a poco a acudir a eacutel la cabeza le ardiacutea y nopodiacutea conciliar el suentildeo

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IV

El lunes santo por la mantildeana Matveiacute oyoacute desdesu habitacioacuten que Dashutka deciacutea a Aglaia

-El tiacuteo Matvei aseguroacute ayer que no hay queguardar el ayuno

Marvei recordoacute toda la conversacioacuten de la viacutes-pera con Dashutka y se sintioacute irritado

-iexclNo mientas muchacha -dijo con voz plantildeide-ra como la de un enfermo- No es posible vivir sinayunar El mismo Sentildeor ayunoacute cuarenta diacuteas Louacutenico que te dije es que las personas enfermas nodeben hacerlo

Haz caso de lo que te dice la gente de la faacutebricaellos te ensentildearaacuten lo que debe hacerse -dijo en tonode burla Aglaia que estaba fregando el suelo (losdiacuteas de labor soliacutea hacer esta faena que la poniacuteairritada con todos)- Ya se sabe coacutemo ayunan en la

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faacutebrica Tuacute preguacutentale a tu tiacuteo por la viacutebora coacutemolos dos juntos tomaban leche en los diacuteas de ayunoTrata de instruir a los otros y eacutel mismo ha olvidadolo de la viacutebora Preguacutentale a quieacuten dejoacute su dinero

Matvei ocultaba de todos cuidadosamente co-mo una uacutelcera repugnante que en aquel periacuteodo desu vida en que viejas y mozas acudiacutean al oratoriopara saltar y correr con eacutel se puso en relaciones conuna mujer de la que habiacutea tenido un hijo Al volvera casa le entregoacute cuanto habiacutea ahorrado en la faacutebri-ca para los gastos del viaje tuvo que pedir prestadoal duentildeo y ahora no le quedaban maacutes que unos ru-blos que reservaba para teacute y velas La mujer encuestioacuten le comunicoacute maacutes tarde que el nintildeo habiacuteamuerto y preguntaba en la carta queacute hacer con eldinero La carta en cuestioacuten la habiacutea traiacutedo de la es-tacioacuten un obrero Aglaia se habiacutea hecho con ella y lahabiacutea leiacutedo y luego cada diacutea se lo echaba en cara aMatvei

-No es broma iexclnovecientos rublos - siguioacuteAglaia- iexclAhiacute es nada dar novecientos rublos a unaviacutebora a una perdida de la faacutebrica iexclOjalaacute revientes-Habiacutea perdido ya la compostura y gritaba con vozchillona- -iquestTe callas iexclTe hariacutea pedazos inuacutetil iexclDarnovecientos rublos como si fueran un koacutepek Se los

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podiacuteas haber dejado a Dashutka que es cosa tuya yno a una extrantildea o podiacuteas haberlos mandado a Beacute-lev para los infelices hueacuterfanos de Mariacutea iexclPor queacuteno reventoacute tu viacutebora sea mil veces maldita la con-denada iexclOjalaacute no tenga un diacutea bueno en su vida

Yaacutekov Ivaacutenich la llamoacute era el momento de re-zar las horas Ella se lavoacute se puso el pantildeuelo blancoy acudioacute al oratorio a reunirse con su amado her-mano ya llena de recogimiento Cuando hablabacon Matvei o serviacutea en la posada el teacute a los hom-bres era una vieja flaca siempre alerta y malhumo-rada pero en el oratorio su cara adquiriacutea unaexpresioacuten pura y devota pareciacutea rejuvenecer sesentaba reposadamente y hasta juntaba los labios enun gesto humilde

Yaacutekov Ivaacutenich empezoacute a leer el libro de horascon la voz tranquila y melancoacutelica que siempre re-servaba para la Cuaresma Al poco rato se detuvopara prestar atencioacuten al silencio reinante en toda lacasa Reanudoacute la lectura con un sentimiento de sa-tisfaccioacuten Teniacutea las manos juntas en actitud devotacon los ojos muy abiertos meneaba la cabeza y lan-zaba un suspiro tras otro Pero en esto se oyeronunas voces El gendarme y Serguei Nikanoacuterich ha-biacutean llegado a visitar a Matvei Yaacutekov Ivaacutenich no se

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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V

Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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costarle la vida El otro bisnieto Yaacutekov Ivaacutenich eraortodoxo pero despueacutes de la muerte de su mujerdejoacute de ir a la iglesia y haciacutea los rezos en casa Estocontagioacute a su hermana Aglaia que ni acudiacutea a laiglesia ni dejaba ir a Dashutka De Aglaia se contabatambieacuten que en su juventud soliacutea ir a Vedeniaacutepinodonde habiacutea una secta de flagelantes y que en se-creto seguiacutea perteneciendo a ella razoacuten por la cualusaba pantildeuelo blanco

Yaacutekov Ivaacutenich le llevaba a Matvei diez antildeosEra un viejo de muy buena planta alto de barbaancha y gris que casi le llegaba a la cintura y espesascejas que le daban una expresioacuten severa y hasta per-versa Usaba un largo chaquetoacuten de buen pantildeo ouna pelliza negra y siempre trataba de ir bien vesti-do cuidando la limpieza de la ropa los chanclos nose los quitaba ni cuando el suelo estaba seco Nofrecuentaba la iglesia porque seguacuten eacutel alliacute no secumpliacutea el rito al pie de la letra y porque los sacer-dotes bebiacutean vino fuera de la misa y fumaban El yAglaia leiacutean las Escrituras y cantaban los salmos encasa todos los diacuteas En Vedeniaacutepino no leiacutean laEpiacutestola en los maitines y las viacutesperas no se cele-braban ni siquiera con ocasioacuten de las grandes fies-tas eacutel en cambio leiacutea en casa cuanto correspondiacutea

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a cada diacutea sin saltarse una sola liacutenea y sin prisas yen el tiempo libre leiacutea en voz alta las vidas de lossantos Se ateniacutea fielmente a los preceptos en todoslos aspectos de la vida asiacute si un diacutea de la Cuaresmaestaba permitido beber vino laquoen recompensa deltrabajo celosoraquo lo tomaba aunque no sintiese de-seos de beber

Recitaba sus oraciones cantaba los salmos in-censaba la casa y observaba fielmente el ayuno nopara alcanzar favores de Dios sino para observar elorden establecido El hombre no puede vivir sin fey la fe debe adquirir una expresioacuten justa de antildeo enantildeo y de diacutea en diacutea seguacuten cierto orden de tal modoque cada mantildeana y cada tarde Dios sea invocadoprecisamente con las palabras y pensamientos quecorrespondan al diacutea y a la hora Hay que vivir y portanto rezar tal y como es grato a Dios por eso ca-da diacutea hay que recitar y cantar soacutelo lo que le es gra-to es decir lo que corresponde seguacuten el rito Asiacute elprimer capiacutetulo de San Juan soacutelo habiacutea que leerlo eldiacutea de la Pascua y desde la Pascua hasta la Ascen-sioacuten no se podiacutea cantar el laquoDigniacutesimoraquo Y asiacute todolo demaacutes La conciencia de este orden y su impor-tancia proporcionaba a Yaacutekov Ivaacutenich profundasatisfaccioacuten durante sus oraciones Cuando las cir-

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cunstancias le obligaban a alterar dicho orden porejemplo cuando teniacutea que ir a la ciudad a hacerprovisiones o al Banco le atormentaba la concienciay se sentiacutea desgraciado

Su primo Matvei que habiacutea llegado inespera-damente de la faacutebrica y se habiacutea instalado en la ta-berna como en su propia casa empezoacute a incumplirlas reglas desde los primeros diacuteas Se negaba a parti-cipar en los rezos conjuntos comiacutea y tomaba teacute ahoras en que no se debiacutea se levantaba tarde y losmieacutercoles y viernes tomaba teacute alegando que se sen-tiacutea deacutebil casi cada diacutea durante los rezos entraba enel oratorio gritando laquoiexclDate cuenta de lo que hacesprimo iexclArrepieacutentete primoraquo Estas palabras saca-ban de quicio a Yaacutekov Ivaacutenich y Aglaia sin podersecontener empezaba a injuriarle O bien de nochesigilosamente Matvei entraba en el oratorio y deciacuteaa media voz laquoPrimo tus oraciones no son gratas aDios Porque estaacute dicho Reconciacuteliate primero contu hermano y ven entonces a ofrecer tus dones Y tuacutedas dinero a reacutedito y vendes vodka iexclArrepieacutenteteraquo

En las palabras de Matvei Yaacutekov no veiacutea maacutesque el habitual pretexto de los hombres vaciacuteos ynegligentes que si hablan de amor al proacutejimo o dereconciliarse con el hermano no es maacutes que para no

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orar no ayunar y no leer las Sagradas Escrituras yque si hablan con desprecio del lucro y los reacuteditoses porque no les gusta trabajar Porque ser pobre yno ahorrar nada es mucho maacutes faacutecil que ser rico

A pesar de todo se sentiacutea inquieto y ya no po-diacutea rezar como antes Apenas entraba en el oratorioy abriacutea el libro le embargaba el temor de que suprimo llegase a molestarle Y en efecto Matvei notardaba en presentarse para gritar con voz temblo-rosa laquoiexclDate cuenta de lo que haces primo iexclArre-pieacutentete primoraquo La hermana empezaba sus injuriasy Yaacutekov tambieacuten fuera de siacute gritaba laquoiexclVete de micasaraquo a lo que Matvei replicaba laquoLa casa es de to-dosraquoYaacutekov reanudaba la lectura y el canto pero yano podiacutea recobrar la calma y sin eacutel mismo adver-tirlo se quedaba pensativo con el libro delanteAunque consideraba una estupidez las palabras desu primo uacuteltimamente empezaba tambieacuten a recor-dar que al rico le es difiacutecil entrar en el reino de loscielos que tres antildeos antes habiacutea comprado a muybajo precio un caballo robado que todaviacutea en vidade su difunta mujer un borracho habiacutea muerto en lamisma taberna a causa del vodka

Por la noche dormiacutea mal con un suentildeo muy li-gero y oiacutea que Matvei que tampoco podiacutea dormir

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no cesaba de suspirar echando de menos su faacutebricade azulejos Y mientras daba vueltas en la cama re-cordaba el caballo robado el borracho y las palabrasdel Evangelio acerca del camello

Pareciacutea como si volviesen las alucinaciones deotros tiempos Y como a propio intento a pesar deque estaban a fines de marzo nevaba todos los diacuteasy el viento zumbaba en el bosque cual si fuese in-vierno pareciacutea como si la primavera no fuese a lle-gar nunca El tiempo predisponiacutea al tedio a laspeleas al odio y por la noche cuando el vientozumbaba sobre el techo le pareciacutea que alguien viviacuteaalliacute arriba en el piso vaciacuteo y las visiones empezabanpoco a poco a acudir a eacutel la cabeza le ardiacutea y nopodiacutea conciliar el suentildeo

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IV

El lunes santo por la mantildeana Matveiacute oyoacute desdesu habitacioacuten que Dashutka deciacutea a Aglaia

-El tiacuteo Matvei aseguroacute ayer que no hay queguardar el ayuno

Marvei recordoacute toda la conversacioacuten de la viacutes-pera con Dashutka y se sintioacute irritado

-iexclNo mientas muchacha -dijo con voz plantildeide-ra como la de un enfermo- No es posible vivir sinayunar El mismo Sentildeor ayunoacute cuarenta diacuteas Louacutenico que te dije es que las personas enfermas nodeben hacerlo

Haz caso de lo que te dice la gente de la faacutebricaellos te ensentildearaacuten lo que debe hacerse -dijo en tonode burla Aglaia que estaba fregando el suelo (losdiacuteas de labor soliacutea hacer esta faena que la poniacuteairritada con todos)- Ya se sabe coacutemo ayunan en la

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faacutebrica Tuacute preguacutentale a tu tiacuteo por la viacutebora coacutemolos dos juntos tomaban leche en los diacuteas de ayunoTrata de instruir a los otros y eacutel mismo ha olvidadolo de la viacutebora Preguacutentale a quieacuten dejoacute su dinero

Matvei ocultaba de todos cuidadosamente co-mo una uacutelcera repugnante que en aquel periacuteodo desu vida en que viejas y mozas acudiacutean al oratoriopara saltar y correr con eacutel se puso en relaciones conuna mujer de la que habiacutea tenido un hijo Al volvera casa le entregoacute cuanto habiacutea ahorrado en la faacutebri-ca para los gastos del viaje tuvo que pedir prestadoal duentildeo y ahora no le quedaban maacutes que unos ru-blos que reservaba para teacute y velas La mujer encuestioacuten le comunicoacute maacutes tarde que el nintildeo habiacuteamuerto y preguntaba en la carta queacute hacer con eldinero La carta en cuestioacuten la habiacutea traiacutedo de la es-tacioacuten un obrero Aglaia se habiacutea hecho con ella y lahabiacutea leiacutedo y luego cada diacutea se lo echaba en cara aMatvei

-No es broma iexclnovecientos rublos - siguioacuteAglaia- iexclAhiacute es nada dar novecientos rublos a unaviacutebora a una perdida de la faacutebrica iexclOjalaacute revientes-Habiacutea perdido ya la compostura y gritaba con vozchillona- -iquestTe callas iexclTe hariacutea pedazos inuacutetil iexclDarnovecientos rublos como si fueran un koacutepek Se los

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podiacuteas haber dejado a Dashutka que es cosa tuya yno a una extrantildea o podiacuteas haberlos mandado a Beacute-lev para los infelices hueacuterfanos de Mariacutea iexclPor queacuteno reventoacute tu viacutebora sea mil veces maldita la con-denada iexclOjalaacute no tenga un diacutea bueno en su vida

Yaacutekov Ivaacutenich la llamoacute era el momento de re-zar las horas Ella se lavoacute se puso el pantildeuelo blancoy acudioacute al oratorio a reunirse con su amado her-mano ya llena de recogimiento Cuando hablabacon Matvei o serviacutea en la posada el teacute a los hom-bres era una vieja flaca siempre alerta y malhumo-rada pero en el oratorio su cara adquiriacutea unaexpresioacuten pura y devota pareciacutea rejuvenecer sesentaba reposadamente y hasta juntaba los labios enun gesto humilde

Yaacutekov Ivaacutenich empezoacute a leer el libro de horascon la voz tranquila y melancoacutelica que siempre re-servaba para la Cuaresma Al poco rato se detuvopara prestar atencioacuten al silencio reinante en toda lacasa Reanudoacute la lectura con un sentimiento de sa-tisfaccioacuten Teniacutea las manos juntas en actitud devotacon los ojos muy abiertos meneaba la cabeza y lan-zaba un suspiro tras otro Pero en esto se oyeronunas voces El gendarme y Serguei Nikanoacuterich ha-biacutean llegado a visitar a Matvei Yaacutekov Ivaacutenich no se

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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V

Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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a cada diacutea sin saltarse una sola liacutenea y sin prisas yen el tiempo libre leiacutea en voz alta las vidas de lossantos Se ateniacutea fielmente a los preceptos en todoslos aspectos de la vida asiacute si un diacutea de la Cuaresmaestaba permitido beber vino laquoen recompensa deltrabajo celosoraquo lo tomaba aunque no sintiese de-seos de beber

Recitaba sus oraciones cantaba los salmos in-censaba la casa y observaba fielmente el ayuno nopara alcanzar favores de Dios sino para observar elorden establecido El hombre no puede vivir sin fey la fe debe adquirir una expresioacuten justa de antildeo enantildeo y de diacutea en diacutea seguacuten cierto orden de tal modoque cada mantildeana y cada tarde Dios sea invocadoprecisamente con las palabras y pensamientos quecorrespondan al diacutea y a la hora Hay que vivir y portanto rezar tal y como es grato a Dios por eso ca-da diacutea hay que recitar y cantar soacutelo lo que le es gra-to es decir lo que corresponde seguacuten el rito Asiacute elprimer capiacutetulo de San Juan soacutelo habiacutea que leerlo eldiacutea de la Pascua y desde la Pascua hasta la Ascen-sioacuten no se podiacutea cantar el laquoDigniacutesimoraquo Y asiacute todolo demaacutes La conciencia de este orden y su impor-tancia proporcionaba a Yaacutekov Ivaacutenich profundasatisfaccioacuten durante sus oraciones Cuando las cir-

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cunstancias le obligaban a alterar dicho orden porejemplo cuando teniacutea que ir a la ciudad a hacerprovisiones o al Banco le atormentaba la concienciay se sentiacutea desgraciado

Su primo Matvei que habiacutea llegado inespera-damente de la faacutebrica y se habiacutea instalado en la ta-berna como en su propia casa empezoacute a incumplirlas reglas desde los primeros diacuteas Se negaba a parti-cipar en los rezos conjuntos comiacutea y tomaba teacute ahoras en que no se debiacutea se levantaba tarde y losmieacutercoles y viernes tomaba teacute alegando que se sen-tiacutea deacutebil casi cada diacutea durante los rezos entraba enel oratorio gritando laquoiexclDate cuenta de lo que hacesprimo iexclArrepieacutentete primoraquo Estas palabras saca-ban de quicio a Yaacutekov Ivaacutenich y Aglaia sin podersecontener empezaba a injuriarle O bien de nochesigilosamente Matvei entraba en el oratorio y deciacuteaa media voz laquoPrimo tus oraciones no son gratas aDios Porque estaacute dicho Reconciacuteliate primero contu hermano y ven entonces a ofrecer tus dones Y tuacutedas dinero a reacutedito y vendes vodka iexclArrepieacutenteteraquo

En las palabras de Matvei Yaacutekov no veiacutea maacutesque el habitual pretexto de los hombres vaciacuteos ynegligentes que si hablan de amor al proacutejimo o dereconciliarse con el hermano no es maacutes que para no

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orar no ayunar y no leer las Sagradas Escrituras yque si hablan con desprecio del lucro y los reacuteditoses porque no les gusta trabajar Porque ser pobre yno ahorrar nada es mucho maacutes faacutecil que ser rico

A pesar de todo se sentiacutea inquieto y ya no po-diacutea rezar como antes Apenas entraba en el oratorioy abriacutea el libro le embargaba el temor de que suprimo llegase a molestarle Y en efecto Matvei notardaba en presentarse para gritar con voz temblo-rosa laquoiexclDate cuenta de lo que haces primo iexclArre-pieacutentete primoraquo La hermana empezaba sus injuriasy Yaacutekov tambieacuten fuera de siacute gritaba laquoiexclVete de micasaraquo a lo que Matvei replicaba laquoLa casa es de to-dosraquoYaacutekov reanudaba la lectura y el canto pero yano podiacutea recobrar la calma y sin eacutel mismo adver-tirlo se quedaba pensativo con el libro delanteAunque consideraba una estupidez las palabras desu primo uacuteltimamente empezaba tambieacuten a recor-dar que al rico le es difiacutecil entrar en el reino de loscielos que tres antildeos antes habiacutea comprado a muybajo precio un caballo robado que todaviacutea en vidade su difunta mujer un borracho habiacutea muerto en lamisma taberna a causa del vodka

Por la noche dormiacutea mal con un suentildeo muy li-gero y oiacutea que Matvei que tampoco podiacutea dormir

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no cesaba de suspirar echando de menos su faacutebricade azulejos Y mientras daba vueltas en la cama re-cordaba el caballo robado el borracho y las palabrasdel Evangelio acerca del camello

Pareciacutea como si volviesen las alucinaciones deotros tiempos Y como a propio intento a pesar deque estaban a fines de marzo nevaba todos los diacuteasy el viento zumbaba en el bosque cual si fuese in-vierno pareciacutea como si la primavera no fuese a lle-gar nunca El tiempo predisponiacutea al tedio a laspeleas al odio y por la noche cuando el vientozumbaba sobre el techo le pareciacutea que alguien viviacuteaalliacute arriba en el piso vaciacuteo y las visiones empezabanpoco a poco a acudir a eacutel la cabeza le ardiacutea y nopodiacutea conciliar el suentildeo

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IV

El lunes santo por la mantildeana Matveiacute oyoacute desdesu habitacioacuten que Dashutka deciacutea a Aglaia

-El tiacuteo Matvei aseguroacute ayer que no hay queguardar el ayuno

Marvei recordoacute toda la conversacioacuten de la viacutes-pera con Dashutka y se sintioacute irritado

-iexclNo mientas muchacha -dijo con voz plantildeide-ra como la de un enfermo- No es posible vivir sinayunar El mismo Sentildeor ayunoacute cuarenta diacuteas Louacutenico que te dije es que las personas enfermas nodeben hacerlo

Haz caso de lo que te dice la gente de la faacutebricaellos te ensentildearaacuten lo que debe hacerse -dijo en tonode burla Aglaia que estaba fregando el suelo (losdiacuteas de labor soliacutea hacer esta faena que la poniacuteairritada con todos)- Ya se sabe coacutemo ayunan en la

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faacutebrica Tuacute preguacutentale a tu tiacuteo por la viacutebora coacutemolos dos juntos tomaban leche en los diacuteas de ayunoTrata de instruir a los otros y eacutel mismo ha olvidadolo de la viacutebora Preguacutentale a quieacuten dejoacute su dinero

Matvei ocultaba de todos cuidadosamente co-mo una uacutelcera repugnante que en aquel periacuteodo desu vida en que viejas y mozas acudiacutean al oratoriopara saltar y correr con eacutel se puso en relaciones conuna mujer de la que habiacutea tenido un hijo Al volvera casa le entregoacute cuanto habiacutea ahorrado en la faacutebri-ca para los gastos del viaje tuvo que pedir prestadoal duentildeo y ahora no le quedaban maacutes que unos ru-blos que reservaba para teacute y velas La mujer encuestioacuten le comunicoacute maacutes tarde que el nintildeo habiacuteamuerto y preguntaba en la carta queacute hacer con eldinero La carta en cuestioacuten la habiacutea traiacutedo de la es-tacioacuten un obrero Aglaia se habiacutea hecho con ella y lahabiacutea leiacutedo y luego cada diacutea se lo echaba en cara aMatvei

-No es broma iexclnovecientos rublos - siguioacuteAglaia- iexclAhiacute es nada dar novecientos rublos a unaviacutebora a una perdida de la faacutebrica iexclOjalaacute revientes-Habiacutea perdido ya la compostura y gritaba con vozchillona- -iquestTe callas iexclTe hariacutea pedazos inuacutetil iexclDarnovecientos rublos como si fueran un koacutepek Se los

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podiacuteas haber dejado a Dashutka que es cosa tuya yno a una extrantildea o podiacuteas haberlos mandado a Beacute-lev para los infelices hueacuterfanos de Mariacutea iexclPor queacuteno reventoacute tu viacutebora sea mil veces maldita la con-denada iexclOjalaacute no tenga un diacutea bueno en su vida

Yaacutekov Ivaacutenich la llamoacute era el momento de re-zar las horas Ella se lavoacute se puso el pantildeuelo blancoy acudioacute al oratorio a reunirse con su amado her-mano ya llena de recogimiento Cuando hablabacon Matvei o serviacutea en la posada el teacute a los hom-bres era una vieja flaca siempre alerta y malhumo-rada pero en el oratorio su cara adquiriacutea unaexpresioacuten pura y devota pareciacutea rejuvenecer sesentaba reposadamente y hasta juntaba los labios enun gesto humilde

Yaacutekov Ivaacutenich empezoacute a leer el libro de horascon la voz tranquila y melancoacutelica que siempre re-servaba para la Cuaresma Al poco rato se detuvopara prestar atencioacuten al silencio reinante en toda lacasa Reanudoacute la lectura con un sentimiento de sa-tisfaccioacuten Teniacutea las manos juntas en actitud devotacon los ojos muy abiertos meneaba la cabeza y lan-zaba un suspiro tras otro Pero en esto se oyeronunas voces El gendarme y Serguei Nikanoacuterich ha-biacutean llegado a visitar a Matvei Yaacutekov Ivaacutenich no se

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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V

Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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cunstancias le obligaban a alterar dicho orden porejemplo cuando teniacutea que ir a la ciudad a hacerprovisiones o al Banco le atormentaba la concienciay se sentiacutea desgraciado

Su primo Matvei que habiacutea llegado inespera-damente de la faacutebrica y se habiacutea instalado en la ta-berna como en su propia casa empezoacute a incumplirlas reglas desde los primeros diacuteas Se negaba a parti-cipar en los rezos conjuntos comiacutea y tomaba teacute ahoras en que no se debiacutea se levantaba tarde y losmieacutercoles y viernes tomaba teacute alegando que se sen-tiacutea deacutebil casi cada diacutea durante los rezos entraba enel oratorio gritando laquoiexclDate cuenta de lo que hacesprimo iexclArrepieacutentete primoraquo Estas palabras saca-ban de quicio a Yaacutekov Ivaacutenich y Aglaia sin podersecontener empezaba a injuriarle O bien de nochesigilosamente Matvei entraba en el oratorio y deciacuteaa media voz laquoPrimo tus oraciones no son gratas aDios Porque estaacute dicho Reconciacuteliate primero contu hermano y ven entonces a ofrecer tus dones Y tuacutedas dinero a reacutedito y vendes vodka iexclArrepieacutenteteraquo

En las palabras de Matvei Yaacutekov no veiacutea maacutesque el habitual pretexto de los hombres vaciacuteos ynegligentes que si hablan de amor al proacutejimo o dereconciliarse con el hermano no es maacutes que para no

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orar no ayunar y no leer las Sagradas Escrituras yque si hablan con desprecio del lucro y los reacuteditoses porque no les gusta trabajar Porque ser pobre yno ahorrar nada es mucho maacutes faacutecil que ser rico

A pesar de todo se sentiacutea inquieto y ya no po-diacutea rezar como antes Apenas entraba en el oratorioy abriacutea el libro le embargaba el temor de que suprimo llegase a molestarle Y en efecto Matvei notardaba en presentarse para gritar con voz temblo-rosa laquoiexclDate cuenta de lo que haces primo iexclArre-pieacutentete primoraquo La hermana empezaba sus injuriasy Yaacutekov tambieacuten fuera de siacute gritaba laquoiexclVete de micasaraquo a lo que Matvei replicaba laquoLa casa es de to-dosraquoYaacutekov reanudaba la lectura y el canto pero yano podiacutea recobrar la calma y sin eacutel mismo adver-tirlo se quedaba pensativo con el libro delanteAunque consideraba una estupidez las palabras desu primo uacuteltimamente empezaba tambieacuten a recor-dar que al rico le es difiacutecil entrar en el reino de loscielos que tres antildeos antes habiacutea comprado a muybajo precio un caballo robado que todaviacutea en vidade su difunta mujer un borracho habiacutea muerto en lamisma taberna a causa del vodka

Por la noche dormiacutea mal con un suentildeo muy li-gero y oiacutea que Matvei que tampoco podiacutea dormir

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no cesaba de suspirar echando de menos su faacutebricade azulejos Y mientras daba vueltas en la cama re-cordaba el caballo robado el borracho y las palabrasdel Evangelio acerca del camello

Pareciacutea como si volviesen las alucinaciones deotros tiempos Y como a propio intento a pesar deque estaban a fines de marzo nevaba todos los diacuteasy el viento zumbaba en el bosque cual si fuese in-vierno pareciacutea como si la primavera no fuese a lle-gar nunca El tiempo predisponiacutea al tedio a laspeleas al odio y por la noche cuando el vientozumbaba sobre el techo le pareciacutea que alguien viviacuteaalliacute arriba en el piso vaciacuteo y las visiones empezabanpoco a poco a acudir a eacutel la cabeza le ardiacutea y nopodiacutea conciliar el suentildeo

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IV

El lunes santo por la mantildeana Matveiacute oyoacute desdesu habitacioacuten que Dashutka deciacutea a Aglaia

-El tiacuteo Matvei aseguroacute ayer que no hay queguardar el ayuno

Marvei recordoacute toda la conversacioacuten de la viacutes-pera con Dashutka y se sintioacute irritado

-iexclNo mientas muchacha -dijo con voz plantildeide-ra como la de un enfermo- No es posible vivir sinayunar El mismo Sentildeor ayunoacute cuarenta diacuteas Louacutenico que te dije es que las personas enfermas nodeben hacerlo

Haz caso de lo que te dice la gente de la faacutebricaellos te ensentildearaacuten lo que debe hacerse -dijo en tonode burla Aglaia que estaba fregando el suelo (losdiacuteas de labor soliacutea hacer esta faena que la poniacuteairritada con todos)- Ya se sabe coacutemo ayunan en la

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faacutebrica Tuacute preguacutentale a tu tiacuteo por la viacutebora coacutemolos dos juntos tomaban leche en los diacuteas de ayunoTrata de instruir a los otros y eacutel mismo ha olvidadolo de la viacutebora Preguacutentale a quieacuten dejoacute su dinero

Matvei ocultaba de todos cuidadosamente co-mo una uacutelcera repugnante que en aquel periacuteodo desu vida en que viejas y mozas acudiacutean al oratoriopara saltar y correr con eacutel se puso en relaciones conuna mujer de la que habiacutea tenido un hijo Al volvera casa le entregoacute cuanto habiacutea ahorrado en la faacutebri-ca para los gastos del viaje tuvo que pedir prestadoal duentildeo y ahora no le quedaban maacutes que unos ru-blos que reservaba para teacute y velas La mujer encuestioacuten le comunicoacute maacutes tarde que el nintildeo habiacuteamuerto y preguntaba en la carta queacute hacer con eldinero La carta en cuestioacuten la habiacutea traiacutedo de la es-tacioacuten un obrero Aglaia se habiacutea hecho con ella y lahabiacutea leiacutedo y luego cada diacutea se lo echaba en cara aMatvei

-No es broma iexclnovecientos rublos - siguioacuteAglaia- iexclAhiacute es nada dar novecientos rublos a unaviacutebora a una perdida de la faacutebrica iexclOjalaacute revientes-Habiacutea perdido ya la compostura y gritaba con vozchillona- -iquestTe callas iexclTe hariacutea pedazos inuacutetil iexclDarnovecientos rublos como si fueran un koacutepek Se los

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podiacuteas haber dejado a Dashutka que es cosa tuya yno a una extrantildea o podiacuteas haberlos mandado a Beacute-lev para los infelices hueacuterfanos de Mariacutea iexclPor queacuteno reventoacute tu viacutebora sea mil veces maldita la con-denada iexclOjalaacute no tenga un diacutea bueno en su vida

Yaacutekov Ivaacutenich la llamoacute era el momento de re-zar las horas Ella se lavoacute se puso el pantildeuelo blancoy acudioacute al oratorio a reunirse con su amado her-mano ya llena de recogimiento Cuando hablabacon Matvei o serviacutea en la posada el teacute a los hom-bres era una vieja flaca siempre alerta y malhumo-rada pero en el oratorio su cara adquiriacutea unaexpresioacuten pura y devota pareciacutea rejuvenecer sesentaba reposadamente y hasta juntaba los labios enun gesto humilde

Yaacutekov Ivaacutenich empezoacute a leer el libro de horascon la voz tranquila y melancoacutelica que siempre re-servaba para la Cuaresma Al poco rato se detuvopara prestar atencioacuten al silencio reinante en toda lacasa Reanudoacute la lectura con un sentimiento de sa-tisfaccioacuten Teniacutea las manos juntas en actitud devotacon los ojos muy abiertos meneaba la cabeza y lan-zaba un suspiro tras otro Pero en esto se oyeronunas voces El gendarme y Serguei Nikanoacuterich ha-biacutean llegado a visitar a Matvei Yaacutekov Ivaacutenich no se

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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V

Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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orar no ayunar y no leer las Sagradas Escrituras yque si hablan con desprecio del lucro y los reacuteditoses porque no les gusta trabajar Porque ser pobre yno ahorrar nada es mucho maacutes faacutecil que ser rico

A pesar de todo se sentiacutea inquieto y ya no po-diacutea rezar como antes Apenas entraba en el oratorioy abriacutea el libro le embargaba el temor de que suprimo llegase a molestarle Y en efecto Matvei notardaba en presentarse para gritar con voz temblo-rosa laquoiexclDate cuenta de lo que haces primo iexclArre-pieacutentete primoraquo La hermana empezaba sus injuriasy Yaacutekov tambieacuten fuera de siacute gritaba laquoiexclVete de micasaraquo a lo que Matvei replicaba laquoLa casa es de to-dosraquoYaacutekov reanudaba la lectura y el canto pero yano podiacutea recobrar la calma y sin eacutel mismo adver-tirlo se quedaba pensativo con el libro delanteAunque consideraba una estupidez las palabras desu primo uacuteltimamente empezaba tambieacuten a recor-dar que al rico le es difiacutecil entrar en el reino de loscielos que tres antildeos antes habiacutea comprado a muybajo precio un caballo robado que todaviacutea en vidade su difunta mujer un borracho habiacutea muerto en lamisma taberna a causa del vodka

Por la noche dormiacutea mal con un suentildeo muy li-gero y oiacutea que Matvei que tampoco podiacutea dormir

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no cesaba de suspirar echando de menos su faacutebricade azulejos Y mientras daba vueltas en la cama re-cordaba el caballo robado el borracho y las palabrasdel Evangelio acerca del camello

Pareciacutea como si volviesen las alucinaciones deotros tiempos Y como a propio intento a pesar deque estaban a fines de marzo nevaba todos los diacuteasy el viento zumbaba en el bosque cual si fuese in-vierno pareciacutea como si la primavera no fuese a lle-gar nunca El tiempo predisponiacutea al tedio a laspeleas al odio y por la noche cuando el vientozumbaba sobre el techo le pareciacutea que alguien viviacuteaalliacute arriba en el piso vaciacuteo y las visiones empezabanpoco a poco a acudir a eacutel la cabeza le ardiacutea y nopodiacutea conciliar el suentildeo

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IV

El lunes santo por la mantildeana Matveiacute oyoacute desdesu habitacioacuten que Dashutka deciacutea a Aglaia

-El tiacuteo Matvei aseguroacute ayer que no hay queguardar el ayuno

Marvei recordoacute toda la conversacioacuten de la viacutes-pera con Dashutka y se sintioacute irritado

-iexclNo mientas muchacha -dijo con voz plantildeide-ra como la de un enfermo- No es posible vivir sinayunar El mismo Sentildeor ayunoacute cuarenta diacuteas Louacutenico que te dije es que las personas enfermas nodeben hacerlo

Haz caso de lo que te dice la gente de la faacutebricaellos te ensentildearaacuten lo que debe hacerse -dijo en tonode burla Aglaia que estaba fregando el suelo (losdiacuteas de labor soliacutea hacer esta faena que la poniacuteairritada con todos)- Ya se sabe coacutemo ayunan en la

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faacutebrica Tuacute preguacutentale a tu tiacuteo por la viacutebora coacutemolos dos juntos tomaban leche en los diacuteas de ayunoTrata de instruir a los otros y eacutel mismo ha olvidadolo de la viacutebora Preguacutentale a quieacuten dejoacute su dinero

Matvei ocultaba de todos cuidadosamente co-mo una uacutelcera repugnante que en aquel periacuteodo desu vida en que viejas y mozas acudiacutean al oratoriopara saltar y correr con eacutel se puso en relaciones conuna mujer de la que habiacutea tenido un hijo Al volvera casa le entregoacute cuanto habiacutea ahorrado en la faacutebri-ca para los gastos del viaje tuvo que pedir prestadoal duentildeo y ahora no le quedaban maacutes que unos ru-blos que reservaba para teacute y velas La mujer encuestioacuten le comunicoacute maacutes tarde que el nintildeo habiacuteamuerto y preguntaba en la carta queacute hacer con eldinero La carta en cuestioacuten la habiacutea traiacutedo de la es-tacioacuten un obrero Aglaia se habiacutea hecho con ella y lahabiacutea leiacutedo y luego cada diacutea se lo echaba en cara aMatvei

-No es broma iexclnovecientos rublos - siguioacuteAglaia- iexclAhiacute es nada dar novecientos rublos a unaviacutebora a una perdida de la faacutebrica iexclOjalaacute revientes-Habiacutea perdido ya la compostura y gritaba con vozchillona- -iquestTe callas iexclTe hariacutea pedazos inuacutetil iexclDarnovecientos rublos como si fueran un koacutepek Se los

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podiacuteas haber dejado a Dashutka que es cosa tuya yno a una extrantildea o podiacuteas haberlos mandado a Beacute-lev para los infelices hueacuterfanos de Mariacutea iexclPor queacuteno reventoacute tu viacutebora sea mil veces maldita la con-denada iexclOjalaacute no tenga un diacutea bueno en su vida

Yaacutekov Ivaacutenich la llamoacute era el momento de re-zar las horas Ella se lavoacute se puso el pantildeuelo blancoy acudioacute al oratorio a reunirse con su amado her-mano ya llena de recogimiento Cuando hablabacon Matvei o serviacutea en la posada el teacute a los hom-bres era una vieja flaca siempre alerta y malhumo-rada pero en el oratorio su cara adquiriacutea unaexpresioacuten pura y devota pareciacutea rejuvenecer sesentaba reposadamente y hasta juntaba los labios enun gesto humilde

Yaacutekov Ivaacutenich empezoacute a leer el libro de horascon la voz tranquila y melancoacutelica que siempre re-servaba para la Cuaresma Al poco rato se detuvopara prestar atencioacuten al silencio reinante en toda lacasa Reanudoacute la lectura con un sentimiento de sa-tisfaccioacuten Teniacutea las manos juntas en actitud devotacon los ojos muy abiertos meneaba la cabeza y lan-zaba un suspiro tras otro Pero en esto se oyeronunas voces El gendarme y Serguei Nikanoacuterich ha-biacutean llegado a visitar a Matvei Yaacutekov Ivaacutenich no se

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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V

Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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no cesaba de suspirar echando de menos su faacutebricade azulejos Y mientras daba vueltas en la cama re-cordaba el caballo robado el borracho y las palabrasdel Evangelio acerca del camello

Pareciacutea como si volviesen las alucinaciones deotros tiempos Y como a propio intento a pesar deque estaban a fines de marzo nevaba todos los diacuteasy el viento zumbaba en el bosque cual si fuese in-vierno pareciacutea como si la primavera no fuese a lle-gar nunca El tiempo predisponiacutea al tedio a laspeleas al odio y por la noche cuando el vientozumbaba sobre el techo le pareciacutea que alguien viviacuteaalliacute arriba en el piso vaciacuteo y las visiones empezabanpoco a poco a acudir a eacutel la cabeza le ardiacutea y nopodiacutea conciliar el suentildeo

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IV

El lunes santo por la mantildeana Matveiacute oyoacute desdesu habitacioacuten que Dashutka deciacutea a Aglaia

-El tiacuteo Matvei aseguroacute ayer que no hay queguardar el ayuno

Marvei recordoacute toda la conversacioacuten de la viacutes-pera con Dashutka y se sintioacute irritado

-iexclNo mientas muchacha -dijo con voz plantildeide-ra como la de un enfermo- No es posible vivir sinayunar El mismo Sentildeor ayunoacute cuarenta diacuteas Louacutenico que te dije es que las personas enfermas nodeben hacerlo

Haz caso de lo que te dice la gente de la faacutebricaellos te ensentildearaacuten lo que debe hacerse -dijo en tonode burla Aglaia que estaba fregando el suelo (losdiacuteas de labor soliacutea hacer esta faena que la poniacuteairritada con todos)- Ya se sabe coacutemo ayunan en la

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faacutebrica Tuacute preguacutentale a tu tiacuteo por la viacutebora coacutemolos dos juntos tomaban leche en los diacuteas de ayunoTrata de instruir a los otros y eacutel mismo ha olvidadolo de la viacutebora Preguacutentale a quieacuten dejoacute su dinero

Matvei ocultaba de todos cuidadosamente co-mo una uacutelcera repugnante que en aquel periacuteodo desu vida en que viejas y mozas acudiacutean al oratoriopara saltar y correr con eacutel se puso en relaciones conuna mujer de la que habiacutea tenido un hijo Al volvera casa le entregoacute cuanto habiacutea ahorrado en la faacutebri-ca para los gastos del viaje tuvo que pedir prestadoal duentildeo y ahora no le quedaban maacutes que unos ru-blos que reservaba para teacute y velas La mujer encuestioacuten le comunicoacute maacutes tarde que el nintildeo habiacuteamuerto y preguntaba en la carta queacute hacer con eldinero La carta en cuestioacuten la habiacutea traiacutedo de la es-tacioacuten un obrero Aglaia se habiacutea hecho con ella y lahabiacutea leiacutedo y luego cada diacutea se lo echaba en cara aMatvei

-No es broma iexclnovecientos rublos - siguioacuteAglaia- iexclAhiacute es nada dar novecientos rublos a unaviacutebora a una perdida de la faacutebrica iexclOjalaacute revientes-Habiacutea perdido ya la compostura y gritaba con vozchillona- -iquestTe callas iexclTe hariacutea pedazos inuacutetil iexclDarnovecientos rublos como si fueran un koacutepek Se los

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podiacuteas haber dejado a Dashutka que es cosa tuya yno a una extrantildea o podiacuteas haberlos mandado a Beacute-lev para los infelices hueacuterfanos de Mariacutea iexclPor queacuteno reventoacute tu viacutebora sea mil veces maldita la con-denada iexclOjalaacute no tenga un diacutea bueno en su vida

Yaacutekov Ivaacutenich la llamoacute era el momento de re-zar las horas Ella se lavoacute se puso el pantildeuelo blancoy acudioacute al oratorio a reunirse con su amado her-mano ya llena de recogimiento Cuando hablabacon Matvei o serviacutea en la posada el teacute a los hom-bres era una vieja flaca siempre alerta y malhumo-rada pero en el oratorio su cara adquiriacutea unaexpresioacuten pura y devota pareciacutea rejuvenecer sesentaba reposadamente y hasta juntaba los labios enun gesto humilde

Yaacutekov Ivaacutenich empezoacute a leer el libro de horascon la voz tranquila y melancoacutelica que siempre re-servaba para la Cuaresma Al poco rato se detuvopara prestar atencioacuten al silencio reinante en toda lacasa Reanudoacute la lectura con un sentimiento de sa-tisfaccioacuten Teniacutea las manos juntas en actitud devotacon los ojos muy abiertos meneaba la cabeza y lan-zaba un suspiro tras otro Pero en esto se oyeronunas voces El gendarme y Serguei Nikanoacuterich ha-biacutean llegado a visitar a Matvei Yaacutekov Ivaacutenich no se

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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V

Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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IV

El lunes santo por la mantildeana Matveiacute oyoacute desdesu habitacioacuten que Dashutka deciacutea a Aglaia

-El tiacuteo Matvei aseguroacute ayer que no hay queguardar el ayuno

Marvei recordoacute toda la conversacioacuten de la viacutes-pera con Dashutka y se sintioacute irritado

-iexclNo mientas muchacha -dijo con voz plantildeide-ra como la de un enfermo- No es posible vivir sinayunar El mismo Sentildeor ayunoacute cuarenta diacuteas Louacutenico que te dije es que las personas enfermas nodeben hacerlo

Haz caso de lo que te dice la gente de la faacutebricaellos te ensentildearaacuten lo que debe hacerse -dijo en tonode burla Aglaia que estaba fregando el suelo (losdiacuteas de labor soliacutea hacer esta faena que la poniacuteairritada con todos)- Ya se sabe coacutemo ayunan en la

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faacutebrica Tuacute preguacutentale a tu tiacuteo por la viacutebora coacutemolos dos juntos tomaban leche en los diacuteas de ayunoTrata de instruir a los otros y eacutel mismo ha olvidadolo de la viacutebora Preguacutentale a quieacuten dejoacute su dinero

Matvei ocultaba de todos cuidadosamente co-mo una uacutelcera repugnante que en aquel periacuteodo desu vida en que viejas y mozas acudiacutean al oratoriopara saltar y correr con eacutel se puso en relaciones conuna mujer de la que habiacutea tenido un hijo Al volvera casa le entregoacute cuanto habiacutea ahorrado en la faacutebri-ca para los gastos del viaje tuvo que pedir prestadoal duentildeo y ahora no le quedaban maacutes que unos ru-blos que reservaba para teacute y velas La mujer encuestioacuten le comunicoacute maacutes tarde que el nintildeo habiacuteamuerto y preguntaba en la carta queacute hacer con eldinero La carta en cuestioacuten la habiacutea traiacutedo de la es-tacioacuten un obrero Aglaia se habiacutea hecho con ella y lahabiacutea leiacutedo y luego cada diacutea se lo echaba en cara aMatvei

-No es broma iexclnovecientos rublos - siguioacuteAglaia- iexclAhiacute es nada dar novecientos rublos a unaviacutebora a una perdida de la faacutebrica iexclOjalaacute revientes-Habiacutea perdido ya la compostura y gritaba con vozchillona- -iquestTe callas iexclTe hariacutea pedazos inuacutetil iexclDarnovecientos rublos como si fueran un koacutepek Se los

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podiacuteas haber dejado a Dashutka que es cosa tuya yno a una extrantildea o podiacuteas haberlos mandado a Beacute-lev para los infelices hueacuterfanos de Mariacutea iexclPor queacuteno reventoacute tu viacutebora sea mil veces maldita la con-denada iexclOjalaacute no tenga un diacutea bueno en su vida

Yaacutekov Ivaacutenich la llamoacute era el momento de re-zar las horas Ella se lavoacute se puso el pantildeuelo blancoy acudioacute al oratorio a reunirse con su amado her-mano ya llena de recogimiento Cuando hablabacon Matvei o serviacutea en la posada el teacute a los hom-bres era una vieja flaca siempre alerta y malhumo-rada pero en el oratorio su cara adquiriacutea unaexpresioacuten pura y devota pareciacutea rejuvenecer sesentaba reposadamente y hasta juntaba los labios enun gesto humilde

Yaacutekov Ivaacutenich empezoacute a leer el libro de horascon la voz tranquila y melancoacutelica que siempre re-servaba para la Cuaresma Al poco rato se detuvopara prestar atencioacuten al silencio reinante en toda lacasa Reanudoacute la lectura con un sentimiento de sa-tisfaccioacuten Teniacutea las manos juntas en actitud devotacon los ojos muy abiertos meneaba la cabeza y lan-zaba un suspiro tras otro Pero en esto se oyeronunas voces El gendarme y Serguei Nikanoacuterich ha-biacutean llegado a visitar a Matvei Yaacutekov Ivaacutenich no se

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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V

Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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faacutebrica Tuacute preguacutentale a tu tiacuteo por la viacutebora coacutemolos dos juntos tomaban leche en los diacuteas de ayunoTrata de instruir a los otros y eacutel mismo ha olvidadolo de la viacutebora Preguacutentale a quieacuten dejoacute su dinero

Matvei ocultaba de todos cuidadosamente co-mo una uacutelcera repugnante que en aquel periacuteodo desu vida en que viejas y mozas acudiacutean al oratoriopara saltar y correr con eacutel se puso en relaciones conuna mujer de la que habiacutea tenido un hijo Al volvera casa le entregoacute cuanto habiacutea ahorrado en la faacutebri-ca para los gastos del viaje tuvo que pedir prestadoal duentildeo y ahora no le quedaban maacutes que unos ru-blos que reservaba para teacute y velas La mujer encuestioacuten le comunicoacute maacutes tarde que el nintildeo habiacuteamuerto y preguntaba en la carta queacute hacer con eldinero La carta en cuestioacuten la habiacutea traiacutedo de la es-tacioacuten un obrero Aglaia se habiacutea hecho con ella y lahabiacutea leiacutedo y luego cada diacutea se lo echaba en cara aMatvei

-No es broma iexclnovecientos rublos - siguioacuteAglaia- iexclAhiacute es nada dar novecientos rublos a unaviacutebora a una perdida de la faacutebrica iexclOjalaacute revientes-Habiacutea perdido ya la compostura y gritaba con vozchillona- -iquestTe callas iexclTe hariacutea pedazos inuacutetil iexclDarnovecientos rublos como si fueran un koacutepek Se los

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podiacuteas haber dejado a Dashutka que es cosa tuya yno a una extrantildea o podiacuteas haberlos mandado a Beacute-lev para los infelices hueacuterfanos de Mariacutea iexclPor queacuteno reventoacute tu viacutebora sea mil veces maldita la con-denada iexclOjalaacute no tenga un diacutea bueno en su vida

Yaacutekov Ivaacutenich la llamoacute era el momento de re-zar las horas Ella se lavoacute se puso el pantildeuelo blancoy acudioacute al oratorio a reunirse con su amado her-mano ya llena de recogimiento Cuando hablabacon Matvei o serviacutea en la posada el teacute a los hom-bres era una vieja flaca siempre alerta y malhumo-rada pero en el oratorio su cara adquiriacutea unaexpresioacuten pura y devota pareciacutea rejuvenecer sesentaba reposadamente y hasta juntaba los labios enun gesto humilde

Yaacutekov Ivaacutenich empezoacute a leer el libro de horascon la voz tranquila y melancoacutelica que siempre re-servaba para la Cuaresma Al poco rato se detuvopara prestar atencioacuten al silencio reinante en toda lacasa Reanudoacute la lectura con un sentimiento de sa-tisfaccioacuten Teniacutea las manos juntas en actitud devotacon los ojos muy abiertos meneaba la cabeza y lan-zaba un suspiro tras otro Pero en esto se oyeronunas voces El gendarme y Serguei Nikanoacuterich ha-biacutean llegado a visitar a Matvei Yaacutekov Ivaacutenich no se

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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V

Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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podiacuteas haber dejado a Dashutka que es cosa tuya yno a una extrantildea o podiacuteas haberlos mandado a Beacute-lev para los infelices hueacuterfanos de Mariacutea iexclPor queacuteno reventoacute tu viacutebora sea mil veces maldita la con-denada iexclOjalaacute no tenga un diacutea bueno en su vida

Yaacutekov Ivaacutenich la llamoacute era el momento de re-zar las horas Ella se lavoacute se puso el pantildeuelo blancoy acudioacute al oratorio a reunirse con su amado her-mano ya llena de recogimiento Cuando hablabacon Matvei o serviacutea en la posada el teacute a los hom-bres era una vieja flaca siempre alerta y malhumo-rada pero en el oratorio su cara adquiriacutea unaexpresioacuten pura y devota pareciacutea rejuvenecer sesentaba reposadamente y hasta juntaba los labios enun gesto humilde

Yaacutekov Ivaacutenich empezoacute a leer el libro de horascon la voz tranquila y melancoacutelica que siempre re-servaba para la Cuaresma Al poco rato se detuvopara prestar atencioacuten al silencio reinante en toda lacasa Reanudoacute la lectura con un sentimiento de sa-tisfaccioacuten Teniacutea las manos juntas en actitud devotacon los ojos muy abiertos meneaba la cabeza y lan-zaba un suspiro tras otro Pero en esto se oyeronunas voces El gendarme y Serguei Nikanoacuterich ha-biacutean llegado a visitar a Matvei Yaacutekov Ivaacutenich no se

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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V

Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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atreviacutea a leer o cantar cuando en casa habiacutea genteextrantildea y ahora al oiacuter las voces prosiguioacute la lecturaen un susurro y lentamente En el oratorio se oyoacutedecir al cantinero

-El taacutertaro de Schepovo traspasa su negocio pormil quinientos rublos Puedo darle quinientos alcontado y firmarle un pagareacute por el resto VeraacuteMatvei Vasiacutelich haacutegame el favor de prestarme esosquinientos rublos Le dareacute el dos por ciento men-sual

-iquestDe doacutende voy a sacar el dinero -se asombroacuteMatvei- iquestDe doacutende voy a sacarlo

-El dos por ciento mensual es para usted algocaiacutedo del cielo- explicoacute el gendarme - Y si guardasu dinero en casa se lo comeraacute la polilla sin prove-cho alguno

Los visitantes se fueron y volvioacute el silencio Pe-ro apenas Yaacutekov Ivaacutenich habiacutea reanudado la lecturaen voz alta y el canto al otro lado de la puerta reso-noacute una voz

-Primo necesito un caballo para ir a Vedeniaacutepi-no

Era Matvei Yaacutekov volvioacute a sentirse inquieto-iquestCon cuaacutel vas a ir -preguntoacute el despueacutes de

pensarlo- El bayo se lo ha llevado un criado con un

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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V

Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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cerdo y el potro lo necesitareacute yo para ir a Shuteacuteiki-no en cuanto termine

-Primo iquestpor queacute tuacute puedes disponer de los ca-ballos y yo no preguntoacute Matvei irritado

-Porque yo voy a un asunto del negocio y no adarme un paseo

-Los bienes son de los dos quiere decirse quelos caballos tambieacuten lo son Deberiacuteas comprender-lo hermano

Sobrevino un silencio Yaacutekov sin reanudar susoraciones esperaba a que Matvei se alejase

-Primo - insistioacute Matvei - yo soy un hombre en-fermo y no quiero la hacienda Que se vaya conDios dispoacuten tuacute de ella Pero dame siquiera una pe-quentildea parte para que pueda sustentarme en mi en-fermedad Daacutemela y me ireacute

Yaacutekov guardoacute silencio Teniacutea muchos deseos dedeshacerse de Matvei pero no podiacutea darle dineroporque lo teniacutea todo invertido Ademaacutes en el linajede los Tereacutejov no existiacutea un ejemplo de que los bie-nes se hubieran repartido Repartirlos significabaarruinarse

Yaacutekov callaba esperando que Matvei se fuera ysin cesar de mirar a su hermana temeroso de queeacutesta se mezclase en el asunto y volviesen los insultos

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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V

Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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de la mantildeana Cuando por fin Matvei se retiroacutereanudoacute la lectura pero ya sin placer alguno las ge-nuflexiones le produciacutean dolor de cabeza y los ojosse le nublaban le causaba tedio su voz apagada ytristona Cuando tal estado de depresioacuten se produ-ciacutea en eacutel de noche lo atribuiacutea a la falta de suentildeopero cuando le acometiacutea de diacutea esto le asustaba yentonces empezaba a figurarse que los demonios sele habiacutean subido a la cabeza y a los hombros

Terminado que hubo mal que bien las horasdescontento e irritado se fue a Shuteacuteikino El otontildeouacuteltimo unos obreros habiacutean estado abriendo unazanja cerca de Progoacutennaia y habiacutean hecho en la ta-berna un gasto de dieciocho rublos ahora necesita-ba encontrar en Shuteacuteikino al contratista paracobrar este dinero El deshielo y la nevasca habiacuteanestropeado el camino que estaba oscuro y lleno debaches en algunos sitios pareciacutea a punto de hundir-se A los lados la nieve estaba por debajo del niveldel camino asiacute que teniacutea que ir como por la partealta de un estrecho terrapleacuten y resultaba muy difiacutecilhacerse a un lado cuando alguien veniacutea en direccioacutencontraria El cielo estaba centildeudo desde por la ma-ntildeana y soplaba un viento huacutemedo Un largo con-voy vino a su encuentro eran unas mujeres que

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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V

Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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llevaban ladrillos Yaacutekov tuvo que apartarse del ca-mino su caballo se hundioacute en la nieve hasta elvientre el trineo se inclinoacute hacia la derecha y eacutel pa-ra no caer tuvo que hacerlo hacia la izquierda y asiacutepermanecioacute mientras el convoy desafilaba lenta-mente Entre los silbidos del viento oyoacute los chirri-dos de los trineos y el resoplar de los escuaacutelidoscaballos Las mujeres se deciacutean laquoEs el Beatoraquo y unade ellas mirando con laacutestima su caballo dijo convoz raacutepida

-Parece que va a haber nieve hasta San JorgeiexclQueacute tormento

Yaacutekov se sentiacutea incoacutemodo hecho un ovillo ycon los ojos medio cerrados a causa del vientoAnte eacutel pasaban ya los caballos ya los rojos ladrillosY acaso porque permaneciacutea en una Posicioacuten incoacute-moda y le doliacutea el costado se sintioacute irritado le pare-cioacute que su asunto no era tan importante y pensoacuteque podiacutea haber mandado a Shuteacuteikino a un criadocualquier otro diacutea De nuevo como en la noche deinsomnio anterior recordoacute lo del camello y a conti-nuacioacuten empezoacute a pensar en lo del mujik que le ha-biacutea vendido un caballo robado en lo del borrachoen las mujeres que le traiacutean los samovares en pren-da Cierto cualquier mercader trata de sacar la ga-

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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V

Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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nancia maacutexima pero Yaacutekov sintioacute una sensacioacuten deagobio al pensar que habiacutea querido ir maacutes allaacute de logeneralmente admitido y le molestoacute pensar queaquel diacutea todaviacutea teniacutea que leer las viacutesperas Elviento le soplaba a la cara y produciacutea un zumbidoen el cuello del abrigo como si le susurrase estasmismas ideas que traiacutea del ancho campo blancoAl mirar este campo familiar desde su nintildeez Yaacutekovrecordoacute que esa misma inquietud y esas mismasideas le habiacutean asaltado en sus antildeos joacutevenes cuandoteniacutea visiones y su fe vacilaba

Sintioacute miedo de quedarse solo en el campo Diola vuelta y siguioacute lentamente el convoy mientras lasmujeres reiacutean y comentaban

-El Beato vuelveEn casa con ocasioacuten de la Cuaresma no habiacutean

guisado ni encendido el samovar por lo que el diacuteaparecioacute larguiacutesimo Yaacutekov Ivaacutenich haciacutea ya muchorato que habiacutea desenganchado el caballo habiacuteamandado harina a la estacioacuten y en dos ocasiones sehabiacutea puesto a leer el Salterio pero todaviacutea quedabamucho tiempo por delante Aglaia habiacutea fregadotodos los suelos y sin nada que hacer se dedicoacute aordenar su bauacutel cuya tapa estaba toda ella adornadapor dentro con etiquetas de botellas Matvei ham-

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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V

Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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briento y triste leiacutea o se acercaba a la estufa holan-desa para contemplar los azulejos que le recorda-ban la faacutebrica Dashutka dormiacutea luego aldespertarse se fue a dar de beber a los animalesCuando sacaba agua del pozo se rompioacute la cuerda yel cubo cayoacute al agua Un criado empezoacute a buscar unbichero para sacarlo Dashutka descalza y con lospies rojos como las patas de un ganso le siguioacute porla sucia nieve sin cesar de repetir que el pozo eramaacutes hondo de lo que podiacutea alcanzar el bichero peroel criado no pareciacutea entenderla y cansado al parecerse volvioacute llenaacutendola de improperios Yaacutekov Ivaacutenichque en este momento saliacutea al patio oyoacute queDashutka le contestaba con una granizada de soecesinsultos que soacutelo habiacutea podido oiacuter a los borrachosen la taberna

-iquestQueacute dices desvergonzada -gritoacute horroriza-do- iquestQueacute palabras son eacutesas

Ella miroacute a su padre perpleja con cara de estuacute-pida sin comprender por queacute no se podiacutean decirsemejantes palabras Yaacutekov Ivaacutenich quiso darle unaleccioacuten pero la chica le parecioacute tan salvaje e igno-rante que por primera vez se dio cuenta de que noteniacutea fe alguna Y toda aquella vida en el bosqueentre la nieve entre borrachos y blasfemias le pare-

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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V

Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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cioacute tan ignorante y salvaje como la misma moza Asiacuteque en vez de reprenderla hizo un gesto de desa-liento y se metioacute en su habitacioacuten

El gendarme y Serguei Nikanoacuterich habiacuteanvuelto para hablar con Matvei Yaacutekov Ivaacutenich re-cordoacute que tampoco estas gentes teniacutean fe alguna yque esto no les preocupaba en absoluto y la vida leparecioacute extrantildea insensata y oscura corno la de unperro Sin preocuparse de ponerse el gorro dio unavuelta por el patio luego salioacute al camino y echoacute aandar con los puntildeos apretados Empezoacute a nevar elviento removiacutea su barba y eacutel no cesaba de sacudir lacabeza sintiendo que algo le oprimiacutea el craacuteneo y loshombros como si los diablos se le hubiesen subidoencima Se le figuroacute que no era eacutel quien caminabasino una fiera una fiera enorme y terrible y que silanzaba un grito su voz se extenderiacutea como un ru-gido por todo el campo y el bosque asustando atodos

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V

Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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V

Al volver a casa el gendarme se habiacutea marcha-do El cantinero sentado en el cuarto de Matveiestaba haciendo unas cuentas Acudiacutea casi a diarioantes iba a visitar a Yaacutekov Ivaacutenich pero uacuteltima-mente era Marvei quien le atraiacutea Haciacutea sus cuentascon ayuda del aacutebaco sudoroso y reconcentrado opediacutea dinero o bien acariciaacutendose las patillas refe-riacutea coacutemo en cierta ocasioacuten estando en una estacioacutende primera categoriacutea habiacutea preparado un ponchepara unos oficiales y coacutemo en las comidas de galaserviacutea eacutel mismo la sopa de esturioacuten Lo uacutenico que leinteresaba eran las cantinas y soacutelo sabiacutea hablar dedistintos platos de servicios y de vinos Cierta vezal ofrecer un vaso de teacute a una joven sentildeora que es-taba dando el pecho a su hijo le dijo con el deseode complacerla

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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-El pecho de la madre es la cantina del nintildeoMientras haciacutea sus cuentas en la habitacioacuten de

Matvei le pediacutea dinero afirmaba que en Progoacutennaiale era imposible la vida y repitioacute varias veces en untono que pareciacutea que iba a romper a llorar

-iquestAdoacutende puedo ir iquestAdoacutende puedo ir diacutegameLuego Matvei entroacute en la cocina y se puso a

pelar unas patatas cocidas que probablemente teniacuteaguardadas desde la viacutespera Todo estaba silencioso yYaacutekov Ivaacutenich creyoacute que el cantinero se habiacutea idoYa teniacutea que haber empezado a rezar las viacutesperasLlamoacute a Aglaia y pensando que en la casa no habiacuteanadie empezoacute a cantar en voz alta sin reparo algu-no Cantaba y recitaba las oraciones pero mental-mente pronunciaba otras palabras laquoiexclPerdoacutenameSentildeor iexclSaacutelvame Sentildeorraquo y con una invocacioacuten trasotra no cesaba de hacer grandes genuflexionescomo si quisiera fatigarse No cesaba de sacudir lacabeza tanto que Aglaia le miraba asombradaYaacutekov temiacutea que entrase Matvei estaba seguro deque eacuteste lo hariacutea y sentiacutea contra eacutel un rencor que nopodiacutean vencer ni los rezos ni las genuflexiones

Matvei abrioacute suavemente la puerta y entroacute en eloratorio

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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-iexclQueacute pecado queacute pecado -dijo en tono de re-proche y dejoacute escapar un suspiro- iexclArrepieacutenteteiexclDate cuenta de lo que haces primo

Yaacutekov Ivaacutenich con los puntildeos apretados y sinmirarle para no darle un golpe salioacute raacutepidamentedel oratorio Lo mismo que antes en el camino sin-tieacutendose una fiera enorme y terrible cruzoacute el zaguaacutenpara entrar en el cuarto gris sucio y lleno de humoen el que los mujiks soliacutean tomar el teacute Alliacute durantelargo rato caminoacute de un rincoacuten a otro pisando tanfuerte que la vajilla tambaleaba en los aparadores ylas mesas se tambaleaban Teniacutea ya la clara nocioacutende que su fe no le satisfaciacutea y no podiacutea orar comoantes Debiacutea arrepentirse entrar en razoacuten vivir yorar de otro modo Pero iquestcoacutemo hacerlo iquestY si todoesto era obra del demonio y no haciacutea falta cambiarnada iquestQueacute camino seguir iquestQueacute hacer iquestQuieacutenpodriacutea aconsejarle iexclQueacute sensacioacuten de impotenciaSe detuvo y con la cabeza entre las manos tratoacute depensar pero el hecho de que Matvei se encontrasealliacute cerca le impediacutea recapacitar tranquilo Se dirigioacuteraacutepidamente a las habitaciones

Matvei permaneciacutea sentado en la cocina anteuna escudilla con patatas que estaba comiendoJunto a la estufa una frente a otra Aglaia y Dashu-

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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tka devanaban una madeja Entre la estufa y la mesaante la que Matvei se encontraba habiacutean puesto unatabla de planchar sobre la que habiacutea una planchafriacutea

-Prima - suplicoacute Matvei - dame un poco demantequilla

-iquestQuieacuten come mantequilla en un diacutea como hoy- preguntoacute Aglaia

-Yo prima no soy fraile sino un simple feli-greacutes Y considerando mi deacutebil salud no soacutelo meestaacute permitida la mantequilla sino tambieacuten la leche

-Siacute en la faacutebrica se permite todoAglaia tomoacute del estante una botella de aceite y la

colocoacute ante Matvei dando un golpe en la mesa ysonriendo rencorosa al parecer satisfecha de quefuese tan gran pecador

-iexclPues ya te digo que no puedes probar comidasgrasas -gritoacute Yaacutekov

Aglaia y Dashutka se estremecieron Matvei ha-cieacutendose el sordo se echoacute aceite en la escudilla ysiguioacute comiendo

-iexclTe digo que no puedes probar comidas grasas-repitioacute Yaacutekov en voz maacutes alta todaviacutea congestio-nado y de pronto agarroacute la escudilla la levantoacute so-bre su cabeza y la arrojoacute violentamente contra el

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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suelo- iexclNi una palabra - vociferoacute freneacutetico aunqueMatvei no habiacutea abierto la boca- iexclNo digas ni unasola palabra - repitioacute descargando un puntildeetazo so-bre la mesa

Matvei se levantoacute paacutelido-Primo - dijo sin cesar de masticar - primo

date cuenta de lo que hacesiexclFuera de mi casa ahora mismo -gritoacute Yaacutekov le

repugnaban la cara arrugada de Marvei su voz lasmigajas que se le habiacutean quedado en el bigote elsimple hecho de verle masticar- iexclFuera de aquiacute

-iexclCaacutelmate hermano iexclTe has dejado dominarpor la soberbia de Satanaacutes

-iexclCaacutellate -Yaacutekov dio una patada en el sueloVete de aquiacute demonio

-Si quieres saberlo - prosiguioacute Marvei en vozalta pues tambieacuten empezaba a enfadarse- eres unapoacutestata y un hereje Los diablos malditos te impi-den ver la verdadera luz tus oraciones no son gratasa Dios iexclArrepieacutentete antes de que sea tarde iexclEl quemuere en pecado no tiene salvacioacuten iexclArrepieacutenteteprimo

Yaacutekov lo agarroacute de los hombros y lo arrastroacutefuera de la mesa Matvei maacutes paacutelido todaviacutea teme-roso y desconcertado balbuceoacute laquoiquestQueacute haces iquestQueacute

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

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es estoraquo y resistiendo esforzaacutendose en desasirse deYaacutekov sin darse cuenta le agarroacute de la camisa y ledesgarroacute el cuello Aglaia creyendo que queriacutea ma-tar a Yaacutekov lanzoacute un grito cogioacute la botella delaceite y la descargoacute con todas sus fuerzas sobre lasien de su odiado primo Matvei se tambaleoacute y surostro adquirioacute al instante una expresioacuten de tranqui-lidad e indiferencia Yaacutekov jadeante y excitado sa-tisfecho de que la botella hubiese producido altocar con la cabeza una especie de graznido comosi fuese un ser vivo lo sujetoacute para evitar que cayeray varias veces (esto habiacutea de recordarlo muy bien)sentildealoacute a Aglaia la plancha con el dedo Y soacutelo cuan-do la sangre corrioacute por sus manos y se oyoacute el sono-ro llanto de Dashutka cuando la tabla de plancharcayoacute con estreacutepito y sobre ella se derrumboacute pesa-damente Matvei Yaacutekov sintioacute que su ira se desva-neciacutea y comprendioacute lo que acababa de suceder

-iexclQue reviente el garantildeoacuten -exclamoacute Aglaia conrepugnancia sin soltar la plancha El pantildeuelo blan-co salpicado de sangre se le habiacutea deslizado hastalos hombros y sus grises cabellos estaban revueltos-iexclEs lo que se mereciacutea

Era un cuadro terrible Dashutka sentada en elsuelo junto a la estufa y con la madeja entre las ma-

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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nos sollozaba y no cesaba de hacer inclinacionesrepitiendo a cada una de ellas laquo iexclAy ay raquo Pero nadaproduciacutea a Yaacutekov tanto horror como las patatascocidas manchadas de sangre y que temiacutea pisar Ha-biacutea tambieacuten algo espantoso que le oprimiacutea comouna pesadilla y representaba un peligro mayor aun-que en un principio no podiacutea comprender de queacute setrataba era el cantinero Serguei Nikanoacuterich queestaba en el umbral muy paacutelido y contemplandohorrorizado lo que habiacutea sucedido en la cocina Soacutelocuando volvioacute la espalda y salioacute raacutepidamente al za-guaacuten y de alliacute al patio comprendioacute Yaacutekov de quieacutense trataba y siguioacute tras eacutel

Mientras se limpiaba las manos con nieve sindetenerse pensaba Se acordoacute de que el criado habiacuteapedido permiso para pasar la noche en su casa en laaldea y se habiacutea ido haciacutea un buen rato la viacutesperahabiacutean matado un cerdo y grandes manchas rojizascubriacutean la nieve el trinco y hasta un lado del brocalde troncos asiacute que no podiacutea despertar sospechas elque toda la familia de Yaacutekov estuviese manchada desangre Era espantoso ocultar la muerte pero auacuten leresultaba maacutes espantosa la perspectiva de que de laestacioacuten acudirla el gendarme quien silbariacutea y son-reiriacutea burlonamente acudiriacutean otros y maniatariacutean a

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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Aglaia y a eacutel llevaacutendolos en son de triunfo a la ca-beza del distrito y de alliacute a la ciudad y por el cami-no todos los sentildealariacutean con el dedo y diriacuteanjovialmente laquoiexclAhiacute llevan a los Beatosraquo Haciacutea faltadejar correr el tiempo de cualquier modo no sufriresta verguumlenza ahora sino maacutes tarde

-Le puedo prestar mil rublos - dijo al alcanzara Serguei Nikanoacuterich - Si usted lo dice no ganaraacutenada y ya no es posible volverlo a la vida

Apenas podiacutea seguir al cantinero que no volviacuteala cabeza y apretaba cada vez maacutes el paso Prosi-guioacute

-Puedo darle mil quinientosSe detuvo jadeante y Serguei Nikanoacuterich siguioacute

sin aflojar el paso probablemente con el temor deque tambieacuten le asesinaran a eacutel Soacutelo despueacutes de cru-zar el paso a nivel y haber recorrido la mitad delcamino de la estacioacuten volvioacute por un momento lacabeza y aflojoacute el paso En la estacioacuten y a lo largo dela viacutea brillaban ya las luces rojas y verdes El vientose habiacutea calmado aunque seguiacutea nevando y el cami-no habiacutea quedado blanco de nuevo Pero ya casi enla estacioacuten Serguei Nikanoacuterich se detuvo se quedoacutepensando unos instantes y volvioacute atraacutes con pasodecidido

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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53

-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

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-Deme los mil quinientos Yaacutekov Ivaacutenich - dijoa media voz y temblando- De acuerdo

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Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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VI

Yaacutekov Ivaacutenich guardaba parte de su dinero en elBanco de la ciudad y el resto lo teniacutea invertido enhipotecas en casa soacutelo guardaba lo indispensablepara los pagos diarios Al entrar en la cocina buscoacute atientas la caja metaacutelica de las cerillas y mientras ar-diacutea con luz azulenca el azufre pudo echar un vista-zo a Matvei que seguiacutea tendido junto a la mesa enel mismo lugar de antes pero ya cubierto con unasaacutebana de la que uacutenicamente asomaban las botasCantaba el grillo Aglaia y Dashutka no estaban enlas habitaciones ambas se encontraban tras el mos-trador devanando su madeja en silencio YaacutekovIvaacutenich alumbraacutendose con una palmatoria pasoacute asu cuarto y sacoacute de debajo de la cama una arquetaen la que guardaba el dinero Esta vez habiacutea cuatro-cientos veintiuacuten rublos en billetes pequentildeos y

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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53

-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

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treinta y cinco en monedas de plata los billetesemanaban un olor intenso y desagradable Metieacuten-dolo todo en el gorro Yaacutekov Ivaacutenich salioacute al patio yluego a la carretera Miroacute a su alrededor pero elcantinero no estaba

-iexclEh -gritoacuteEn el mismo aso a nivel se destacoacute de la barrera

una silueta oscura que se le acercoacute con paso indeci-so

- iquestQueacute hace usted de un sitio para otro - dijoYaacutekov irritado al reconocer al cantinero- Aquiacute tie-ne falta algo para los quinientos No teniacutea maacutes encasa

-Estaacute bien Le quedo muy agradecido - balbu-ceoacute Serguei Nikanoacuterich cogiendo aacutevidamente eldinero y guardaacutendoselo en los bolsillos

No cesaba de temblar lo que se advertiacutea a pesarde la oscuridad reinante

-Usted Yaacutekov Ivaacutenich puede quedar tranqui-lo iquestPara queacute voy a hablar Estuve alliacute pero mehabiacutea ido No seacute nada de nada - y antildeadioacute con unsuspiro -iexclMaldita vida

Permanecieron unos instantes en silencio sinmirarse

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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-Hay que ver lo que ha ocurrido por nada -dijo el cantinero temblando- Estaba yo alliacute tantranquilamente haciendo mis cuentas cuando searmoacute un alboroto Me acerqueacute a la puerta y ustedpor un poco de aceite iquestDoacutende estaacute ahora

-Sigue en la cocina-Deberiacutean llevarlo a cualquier sitio iquestPara queacute

esperarYaacutekov le acompantildeoacute en silencio hasta la esta-

cioacuten luego volvioacute a casa y enganchoacute el caballo parallevar a Matvei a Limaacuterovo Habiacutea pensado llevar elcadaacutever al bosque y dejarlo alliacute en el camino Des-pueacutes diriacutea a todos que Matvei habiacutea ido a Vedeniaacute-pino y que no habiacutea vuelto asiacute pensariacutean que lohabiacutean matado unos transeuacutentes Sabiacutea que con estono engantildeariacutea a nadie pero moverse hacer algo es-tar ocupado no era tan doloroso como permanecerquieto y esperar Llamoacute a Dashutka y entre los dossacaron el cadaacutever de Matvei Aglaia se quedoacute parafregar la cocina

Cuando Yaacutekov y Dashutka volviacutean la barreradel paso a nivel estaba echada Pasaba un largo trende mercanciacuteas arrastrado por dos locomotoras querespiraban pesadamente y arrojaban haces de chis-pas rojas Al llegar al paso a nivel entrando en la

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

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estacioacuten la maacutequina de cabeza dejoacute escapar un pe-netrante silbido Silba - articuloacute Dashutka

El tren acaboacute de pasar y el guardabarrera sinprisas dejoacute el paso libre

-iquestEres tuacute Yaacutekov Ivaacutenich - preguntoacute- No tehabiacutea conocido sentildeal de que voy a hacerme rico

Luego cuando llegaron a casa habiacutea que dor-mir Aglaia y Dashutka se acostaron juntas en uncolchoacuten que habiacutean tendido en el suelo de la tiendaYaacutekov se acomodoacute en el mostrador No rezaron niencendieron la lamparilla Ninguno de los tres pudoconcilias el suentildeo hasta la madrugada pero no pro-nunciaron ni una sola palabra Les parecioacute que arri-ba en el piso vaciacuteo habiacutea alguien que no cesaba deir y venir

A los dos diacuteas llegaron de la ciudad el comisariode policiacutea del distrito y el juez de instruccioacuten quie-nes empezaron por practicar un registro en la habi-tacioacuten de Matvei y despueacutes en toda la casaInterrogaron en primer teacutermino a Yaacutekov quien ma-nifestoacute que Matvei habiacutea ido el lunes a la caiacuteda de latarde a Vedeniaacutepino con el propoacutesito de ayunar yque en el camino debiacutean de haberle asesinado losaserradores que trabajaban en la liacutenea Cuando eljuez de instruccioacuten le preguntoacute por queacute Matvei ha-

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biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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55

biacutea aparecido en el camino y su gorro estaba en ca-sa cuando no podiacutea concebirse que hubiese ido aVedeniaacutepino descubierto y por queacute en la nieve delcamino junto al cadaacutever no habiacutean encontrado niuna sola gota de sangre siendo asiacute que teniacutea la ca-beza destrozada y la cara y el pecho estaban negrosde sangre Yaacutekov se turboacute y contestoacute confuso

-No seacute queacute decirleSucedioacute precisamente lo que tanto temiacutea Yaacutekov

llegoacute el gendarme un policiacutea rural se puso a fumaren el oratorio y Aglaia se abalanzoacute sobre eacutel cu-brieacutendole de insultos que hizo extensivos al comisa-rio Y cuando luego sacaron a Yaacutekov y a Aglaia enel portoacuten se agolpaban los mujiks comentando laquoiexclSellevan a los Beatos raquo y pareciacutea que todos estabancontentos

El gendarme declaroacute abiertamente que Yaacutekov yAglaia habiacutean matado a Matvei para no repartir losbienes que este uacuteltimo teniacutea tambieacuten su dinero sino apareciacutea era porque Yaacutekov y Aglaia se habiacuteanapropiado de eacutel Tambieacuten interrogaron a DashutkaEsta dijo que el tiacuteo Matvei y la tiacutea Aglaia disputabana diario y llegaban casi a las manos a causa del dine-ro el tiacuteo era rico porque hasta habiacutea llegado alpunto de regalar novecientos rublos a su querida

A N T O N P C H E J O V

56

Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

U N A S E S I N A T O

57

llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

A N T O N P C H E J O V

58

entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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59

VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

A N T O N P C H E J O V

60

debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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61

denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

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Dashutka quedoacute sola en la taberna Nadie acu-diacutea a tomar teacute o vodka y ella se dedicaba a hacer lalimpieza de las habitaciones o bien se pasaba eltiempo comiendo miel y rosquillas Pero a los pocosdiacuteas interrogaron al guardabarreras y eacuteste dijo que ellunes ya tarde habiacutea visto a Yaacutekov y Dashutka queveniacutean de Limaacuterovo

Dashutka fue tambieacuten detenida y la condujerona la caacutercel de la ciudad No tardoacute en saberse porAglaia que Serguei Nikanoacuterich habiacutea presenciado elhecho registraron su casa y encontraron dinero enun lugar muy poco apropiado dentro de una botade fieltro escondida debajo del horno Y todo eranbilletes pequentildeos de un rublo habiacutea trescientos Elaseguraba que lo habiacutea reunido en su cantina y quehaciacutea maacutes de un antildeo que no habiacutea estado en la ta-berna Pero los testigos declararon que era pobre yque uacuteltimamente andaba muy falto de recursosAdemaacutes iba a la taberna todos los diacuteas tratando deobtener un preacutestamo de Matvei el gendarme dijoque el diacutea de autos habiacutea acompantildeado dos veces alcantinero a la taberna para ayudarle a conseguir elpreacutestamo Recordaron tambieacuten que el lunes por latarde Serguei Nikanoacuterich no estaba presente a la

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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llegada del mixto sino que se habiacutea ausentadoTambieacuten fue detenido y conducido a la ciudad

Once meses despueacutes se celebraba el juicioYaacutekov Ivaacutenich habiacutea envejecido mucho estaba

flaco y hablaba con voz apagada como un enfermoSe sentiacutea deacutebil y miserable por debajo de todos ypareciacutea como si los remordimientos y las visionesque no le habiacutean abandonado en la caacutercel hubiesenhecho envejecer y adelgazar su alma lo mismo quesu cuerpo Cuando salioacute a cuento lo de que no iba ala iglesia el presidente le preguntoacute

-iquestEs usted cismaacutetico-No lo seacute - contestoacute eacutelNo teniacutea ya fe en nada nada sabiacutea ni compren-

diacutea Sus creencias de tintes le pareciacutean ahora repul-sivas insensatas turbias Aglaia no se conformabacon su suerte y seguiacutea maldiciendo al difunto Ma-tvei a quien haciacutea culpable de todas las desdichas ASerguei Nikanoacuterich que antes luciacutea patillas le habiacuteacrecido la barba en la sala de la audiencia sudaba yenrojeciacutea avergonzaacutendose al parecer de su bata grisde recluso y de que le hubieran hecho sentar en elmismo banquillo de una gente ordinaria Se justifi-caba torpemente y en sus deseos de demostrar quedurante el uacuteltimo antildeo no habiacutea estado en la taberna

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

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A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

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entraba en discusioacuten con cada testigo y haciacutea reiacuter alpuacuteblico Dashutka habiacutea engordado durante su es-tancia en la caacutercel no comprendiacutea las preguntas quese le haciacutean y se limitaba a decir que se habiacutea asus-tado mucho cuando mataron al tiacuteo Marvei perodespueacutes se le pasoacute todo

Los cuatro fueron declarados culpables de ase-sinato con fines de lucro Yaacutekov Ivaacutenich fue conde-nado a veinte antildeos de trabajos forzados Aglaia atrece antildeos y seis meses Serguei Nikanoacuterich a diezantildeos y Dashutka a seis

U N A S E S I N A T O

59

VII

A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

A N T O N P C H E J O V

60

debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

U N A S E S I N A T O

61

denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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A la caiacuteda de la tarde un barco extranjero ancloacuteen la bahiacutea de Due en la isla de Sajaliacuten para carbo-near Pidieron al capitaacuten que aguardase hasta la ma-ntildeana siguiente pero eacutel no quiso esperar ni una horadiciendo que si por la noche se estropeaba el tiem-po corriacutea el riesgo de marcharse sin carboacuten En elestrecho de Tartaria el tiempo puede cambiar brus-camente en cosa de media hora y entonces las cos-tas de Sajaliacuten resultan peligrosas Y ya refrescaba yel oleaje era bastante fuerte

Del penal de Voievodskaia el maacutes miserable yriguroso de todos los presidios de Sajaliacuten llevaron alas minas un grupo de presos Habiacutea que cargar elcarboacuten en las barcazas eacutestas eran despueacutes remolca-das por una lancha de vapor hasta el barco que seencontraba a maacutes de media versta de la orilla y alliacute

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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haciacutea temblar los brazos y las piernas como si estu-viera borracho Miraba fijamente las tinieblas y lepareciacutea ver a traveacutes de miles de verstas de oscuri-dad su tierra natal su provincia su distrito Pro-goacutennaia Le pareciacutea ver la ignorancia el salvajismola insensibilidad y la torpe y bestial indiferencia de lagente que eacutel habiacutea dejado alliacute Las laacutegrimas le nubla-ban los ojos pero eacutel seguiacutea mirando hacia la lejaniacuteadonde apenas se distinguiacutean las paacutelidas luces delbarco y el corazoacuten se le oprimiacutea dominado por lanostalgia Deseaba vivir volver a casa hablar alliacute desu nueva fe salvar de la perdicioacuten siquiera fuese auna persona y vivir sin sufrimientos siquiera fueseun diacutea

La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

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debiacutea empezar el traslado de la carga un trabajotorturador cuando la barcaza chocaba con el barco yla gente apenas podiacutea mantenerse en pie a causa delmareo Los presidiarios a quienes habiacutean hecholevantar de sus camastros caminaban sontildeolientospor la orilla tropezando en la oscuridad y haciendosonar sus grilletes A la izquierda apenas se veiacutea elacantilado de la orilla extraordinariamente sombriacuteoy a la derecha entre una completa oscuridad gemiacuteael mar emitiendo un prolongado y monoacutetono laquoaa a araquo Soacutelo cuando el guardiaacuten encendiacutea la pipaalumbrando unos instantes al soldado de la escoltacon su fusil y a los dos o tres presidiarios maacutes proacute-ximos de groseras facciones o cuando se acercabacon el farol al agua se podiacutean distinguir las blancascrestas de las primeras olas

Entre los presidiarios se encontraba Yaacutekov lvaacute-nich a quien en el penal habiacutean dado el apodo delaquoEscobaraquo a causa de su larga barba Nadie le llama-ba ya por su nombre y patroniacutemico sino utilizandoel diminutivo despectivo de Yashka Estaba malconsiderado pues a los tres meses de su llegada alpenal movido por una irresistible nostalgia sin ce-sar de pensar en su patria chica cedioacute a la tentacioacuteny se escapoacute pero lo capturaron en seguida fue con-

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denado a trabajos forzados a perpetuidad y le dieroncuarenta azotes Los azotes se repitieron otras dosveces al ser acusado de haber vendido su traje depresidiario aunque en las dos ocasiones se lo habiacuteanrobado Su nostalgia empezoacute en el momento mismoen que cuando el tren de los presidiarios lo llevabaa Odesa se detuvo de noche en Progoacutennaia Yaacutekovcon la cara pegada a la ventanilla tratoacute de ver sucasa sin que su propoacutesito pudiese verse cumplido acausa de la oscuridad

No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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ga porque el tiempo seguiacutea estropeaacutendose y el barcopareciacutea dispuesto a zarpar Se vetan tres luces Unade ellas se moviacutea era la lancha de vapor que se ha-biacutea acercado al barco y ahora al parecer volviacutea paracomunicar si habriacutea trabajo o no Tiritando por elfriacuteo del otontildeo y la humedad del mar envolvieacutendoseen su corta y andrajosa pelliza Yaacutekov Ivaacutenich mira-ba fijamente sin pestantildeear hacia el lado donde es-taba su pueblo Desde que conviviacutea en un mismopresidio con gentes llegadas de distintos confines -rusos ucranianos taacutertaros georgianos chinos fine-ses gitanos judiacuteos- y desde que habiacutea empezado aprestar atencioacuten a sus conversaciones y habiacutea vistosus padecimientos de nuevo empezoacute a elevar susplegarias a Dios y le parecioacute que por fin habiacutea en-contrado la verdadera fe aquella que tanto ansiaba ytanto habiacutea buscado sin encontrarla todo su linajea partir de la abuela Avdotia Ya lo sabiacutea todo ycomprendiacutea doacutende estaacute Dios y coacutemo habiacutea que ser-virle Lo que no comprendiacutea era por queacute la suertede la gente es tan distinta por queacute esta fe sencillaque Dios concediacutea a unos graciosamente junto conla vida le habiacutea costado a eacutel tan cara al precio detantos horrores y penalidades que a juzgar por to-do se prolongariacutean hasta su misma muerte Esto le

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La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN

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No habiacutea nadie con quien hablar de su tierra Suhermana Aglaia habiacutea sido conducida a presidio atraveacutes de Siberia y no sabiacutea doacutende se encontrabaDashutka estaba en Sajaliacuten pero la habiacutean entrega-do como concubina a un colono de un lugar muyalejado No sabiacutea nada de ella aunque en una oca-sioacuten otro colono que habiacutea ido a parar al penal deVoievoacutedskaia contoacute a Yaacutekov que Dashutka teniacutea yatres hijos Serguei Nikanoacuterich prestaba los oficiosde criado de un funcionario cerca de alliacute en Duepero no era nada faacutecil que pudieran verse pues elantiguo cantinero se avergonzaba de sus conocidosentre los presidiarios de baja extraccioacuten

El grupo llegoacute a la mina y se situoacute junto al em-barcadero Se deciacutea que no se podriacutea efectuar la car-

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La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

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La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

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La lancha llegoacute y el guardiaacuten anuncioacute en voz altaque no habriacutea carga

-iexclAtraacutes -mandoacute- iexclFirmesSe pudo oiacuter el ruido que se produciacutea en el barco

al levar anclas Soplaba ya un viento fuerte y aacutesperoArriba en la abrupta orilla crujiacutean los aacuterboles Pare-ciacutea empezar la tempestad

FIN