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LAS DE BARRANCO GREGORIO DE LAFERRERE Ediciones elaleph.com

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PERSONAJES

MARÍA CastroCarmen PetronaManuela LinaresRosario BarrosoPepa RocamoraMorales Jenaro dCocinera Pérez

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ACTO PRIMERO

La escena representa un vestíbulo guaran-gamente amueblado. Como detalles de ri-gor un gran cuadro con el retrato al óleode un capitán del ejército y otro un pocomás chico conteniendo condecoracionesmilitares: cordones, medallas, etc., etc. So-bre una mesa hay una gran caja de cartón ydelante de ésta se encuentra de pie doñaMARÍA examinando unas blusas que vasacando del interior de la caja. A pocos pa-sos, en actitud de espera, un muchacho.

DOÑA MARÍA (concluyendo de examinar lasblusas).- ¡Qué preciosura! ¡Son una monada!.. (M i-rando al muchacho) Dígale que muchas gracias, que

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se las agradecemos muchísimo. (Acentuandol Y queCarmen le manda muchos recuerdos.. Dígale así.(Haciendo un gesto después que el muchacho salu-da y se va por la derecha) Son regularcitas, no más...(Gritando) ¡Carmen! (Volviendo al comentario) Al-gún saldo que no le servía... (Gritando con másfuerza) ¡Carmen!... (A Carmen que aparece por laizquierda) Mirá, mirá el regalo que te manda Roca-mora, el del registro: una blusa para vos y otra paracada una de tus hermanas...

CARMEN (frunciendo el ceño). ¿Blusas?DOÑA MARÍA (sin apercibirse del gesto de

Carmen).- Sí, aquí las tenés. No son feas, sobre to-do la tuya... mirá deevanta en alto una blusa).

CARMEN (sin preocuparse de la blusa y confastidio).- ¡No debía de habérselas recibido!

DOÑA MARÍA (encarándose con ella).- ¡Che...che... che...! ¿Estás loca?... Qué querés decir?

CARMEN (con aflicción).- Pero ¿usted no sabe,acaso, que Rocamora me pretende?

DOÑA MARÍA.- ¡Vaya una novedad!... ¿y quéhay con eso?

CARMEN.- ¿Usted no sabe que le he dichoque no consentiré nunca en casarme con él?

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DOÑA MARÍA.- Sí, y demasiado bueno es elpobre que todavía te hace regalos. ¡Razón de máspara agradecérselos.. me parece! ¿O es que querésprohibirle ahora que sea generoso si quiere serlo?...¡Es lo único que faltaba!

CARMEN (con soberbia).- ¡Sí, mamá!... ¡que seguarde sus generosidades porque yo no las necesito!

DOÑA MARÍA.- ¿Que no las necesitás?... (Lamira un momento y después desdeñosamente) ¡Nome hagás reír, infeliz! Pero, decime, ¿que es lo quete has creído?, ¿qué te imaginás que sos?... ¿Nocomprendés, acaso, que en nuestra situación nece-sitamos de todo el mundo? ¿Que es preciso vivir?...¿Que los ciento cincuenta miserables pesos que nosda de pensión el gobierno no alcanzan para nada? ¿aqué vienen esos aires, entonces?... ¿A quién vas aengañar con eso?

CARMEN (con abatimiento).- ¡Si yo no pre-tendo engañar, mama!

DOÑA MARÍA (con irritación).- ¡Explícate,explícate, entonces! (brusca transición, con sinceraalarma) ¡O qué!... ¿te ha faltado, acaso?

CARMEN (con altanería).- ¿¿Faltarme??...DOÑA MARÍA (con naturalidad).- ¿Y enton-

ces?

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CARMEN (con amargura).- ¡Pero si sabe queno lo puedo ver!.. ¡Si lo sabe... y precisamente poreso es que se empeña, como si quisiera someterme...obligarme! (Con arranque) ¡Eso es lo que no puedosoportar, mama!

DOÑA MARÍA (con indiferencia).- ¡Bah, noseas zonza!... Con recibirle los regalos y ponerlebuena cara, estás del otro lado... ¡Nadie te pide otracosa... una misa a tiempo y se acabó!

CARMEN (con angustia).- ¡Pero si precisa-mente es lo que no puedo! No lo hago por él... ¡lohago por mí! En cada uno de esos regalos veo elpago anticipado de esa sonrisa que me pretendearrancar... y me subleva tanto, me da tanta rabia ytanta vergüenza ¡que siento ganas de tirarle por lacara la porquería que me trae! (Con un gesto de ra-bia) ¡Ah, la sola idea de que pueda creerlo!... (Cam-biando bruscamente de tono y con desaliento)¡Pero, ya sé, mama, que usted no me entiende!...

DOÑA MARÍA (con acento reconcentrado ymucha amargura).- ¡Te equivocás! ¡Te equivocás,pretenciosa ridícula! ¡Demasiado que te entiendo!Lo que tiene que tengo un poco más de mundo quevos y conozco mejor la vida... ¡Ya lo creo que teentiendo! ¡Sos el retrato de tu pobre padre! (Mira el

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óleo del capitán) ¡Así era él también y así le fue! Te-nía tus mismas ridiculeces y se le llenaba la boca conlas mismas pavadas. (Ahuecando la voy) ¡El capitánBarranco no se vende!.. ¡el capitán Barranco no sehumilla!... ¡el capitán Barranco cumplirá con su de-ber!... (volviendo a la voz natural y con acento des-preciativo) y el capitán Barranco, entre miserias yprivaciones, terminó en un hospital... porque nohabía en su casa recursos para atenderlo. ¡Eso es loque sacó el capitán Barranco con sus delicadezas!(Exaltándose y con acento duro) Pero la viuda delcapitán Barranco es otra cosa, ¡entendelo bien! Novive de ilusiones... Sabe que tiene tres hijas quemantener, tres zánganas, ¡a cual más inútil!, que selo pasan preocupadas de moños y composturas,mientras la pobre madre tiene que buscarse comoDios le ayude el zoquete diario que han de llevarse ala boca para no morirse de hambre. ¡Por eso tam-bién, la viuda del capitán Barranco sabe lo que tieneque hacer!

(Con tono imperativo y lleno de amenazas) Yahora, lleve adentro esas blusas y ¡cuidado con quecuando venga Rocamora no le dé usted las graciascon toda amabilidad!... (Carmen, en silencio, se diri-ge sumisamente hacia el sitio donde se encuentra la

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caja de las blusas y en ese momento golpean lasmanos hacia la derecha) Andá a ver primero quiéngolpea las manos.. (En otro tono después de echaruna ojeada por el suelo, que está lleno de papelescortados y mientras Carmen vase por la derecha)Pero ¡miren cómo han puesto el suelo de papeles!(Empieza a levantar papeles) ¡¡Si no digo!! ¡Estasharaganas no sirven para nada! (Gritando) ¡Manue-la!... (Aproximándose hacia la izquierda y en voz altahacia el exterior) ¡Manuela!...

VOZ DE MANUELA (desde el interior).-¿Qué quiere?

DOÑA MARÍA.- Vení para acá (sigue reco-giendo papeles), vení a ver cómo está esto.

VOZ DE MANUELA.- No puedo, me estoyhaciendo los rulos...

DOÑA MARÍA (gritándole mientras sigue en latarea de recoger papeles).- ¡Yo te voy a dar rulos,sinvergüenza! ¡Dejá no más! (En otro tono leyendola inscripción de un trozo de papel que recoge delsuelo) Se alquila... (leyendo la de otro papel) ¡Mire,esto! Se alquila con h. ¡Para qué les habrá servido laescuela a estas inservibles! (leyendo rápidamente lainscripción de otro papel) ¡Otra!... pieza con z...(corno dudando) con... con z (Resolviendo el caso)

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¡Qué barbaridad! ¡Parece mentira!.. (interrumpiendobruscamente la tarea para apro-ximarse de nuevo ala izquierda y gritando) Decime, ¿le prendieron elcabo de vela a San Antonio?

VOZ DE MANUELA.- No sé, yo le dije a Pe-pa. (Gritando) ¡Pepa! ¡te llama mama!...

(Aparece por la derecha doña Rosario saludan-do con la cabeza y precedida de Carmen.)

CARMEN.- Mama, esta señora viene por lapieza desalquilada.

DOÑA MARÍA (Muy amable).- Pase adelante,señora, pase adelante (tira a un lado una pelota depapel que ha ido formando con los pedazos recogi-dos del suelo).

DOÑA ROSARIO.- Sí, señora. Como vi elpapel en el balcón...

VOZ DE MANUELA (en el interior).- ¡¡Pepa!!DOÑA MARÍA.- Sí, sí... tome usted asiento (le

señala una silla).DOÑA ROSARIO (sentándose).- Pero me di-

ce esta señorita que la pieza es muy chica...DOÑA MARÍA.- ¿Chica? ¡Qué ha de ser chica,

señora! (Dirige una mirada furibunda a Carmen) Esuna pieza muy decente... Ya la verá usted... (A Car-men) Andá, abrila, que en seguida vamos nosotras.

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VOZ DF MANUELA (Mientras Carmen vasepor el foro).- ¡Pepa, te digo que te llama mama!

DOÑA MARÍA (a doña Rosario).- Pues ayerprecisamente quedó desocupada. ¡Oh!, estoy seguraque le va a gustar mucho.

VOZ DE MANUELA.- ¡Bueno, a mí qué meimporta! .. ¡Yo te digo lo que dice ella!

DOÑA MARÍA (después de dirigir una miradade inquietud hacia la izquierda y con cierta nerviosi-dad).- Durante mucho tiempo ha vivido la viuda deun coronel. ¡Como ésta es una casa tan tranquila!...No tengo sino otro inquilino, un estudiante de lasprovincias.

VOZ DE MANUELA (levantando el diapa-són).- Más zonza serás vos... ¿entendés?

DOÑA MARÍA (apresuradamente y muy ner-viosa).- Estudiante de medicina... ¿Sabe? de medi-cina.

VOZ DE MANUELA.- ¡La idiota sos vos!...¿Qué te has creído?

DOÑA MARÍA (con tono de reconvención, enalta voz y mirando hacia la izquierda).- iManuela!

VOZ DE PEPA (Más Iejana que la de Manue-lal.- ¿A que no me lo repetís?

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DOÑA MARÍA deevantando más la voz).-¡¡Niñas!!

VOZ DE PEPA (con el mismo diapasón que lade Manuela).- ¡Guaranga!..

VOZ DE MANUELA.- ¡Estúpida!(Se produce una gritería en la que las dos voces

se insultan.)DOÑA MARÍA (sofocada).- Discúlpeme us-

ted... (Dirigiéndose precipitadamente hacia la iz-quierda). ¡Niñas!... ¡niñas!...

PEPA (apareciendo bruscamente por la izquier-da y con la cara descompuesta).- ¿Es cierto queusted me llama?... (se detiene sorprendida al encon-trarse con doña Rosario).

DOÑA MARÍA (con voz contenido por la ira).-Esta señora viene a alquilar la pieza... (señala a doñaRosario).

PEPA (a doña Rosario y tratando de sonreír).-Perdone, señora... ¡estábamos jugando!

MANUELA (apareciendo a la vez por la iz-quierda, muy sofocada y con la cabeza llena de pa-pelitos).- ¡Mentira! mama... ¡ha sido ella!... (sedetiene confusa).

CARMEN (apareciendo por el foro).- Ya estáabierta la pieza, pueden pasar.

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DOÑA MARÍA (a doña Rosario, con voz apa-gada y señalando a Manuela, Pepa y Carmen).- Sonmis tres hijas.. (En otro tono) ¿Quiere que pas e-mos?... (le indica el foro).

DOÑA ROSARIO.- Vamos, señora.(Se dirigen ambas hacia el foro, y Manuela, Pepa

y Carmen las miran salir en silencio. Antes de desa-parecer doña María, y sin que doña Rosario se aper-ciba, hace señas de amenaza a Manuela y Pepa.)

PEPA (a Manuela).- Ahí tenés lo que has saca-do... ¿ves?

MANUELA (encogiéndose de hombros).-¡Oh!... ¿y acaso tengo yo la culpa? ¿por qué no vi-niste cuando te llamé?

CARMEN.- ¿Qué ha sucedido?PEPA.- Esta guaranga que se puso a gritar, ha-

ciendo un escándalo que ha oído esa vieja.CARMEN (con tristeza).- ¡Ustedes siempre lo

mismo!... (Mientras se adelanta unos pasos hacia laderecha) ¿Cuándo acabarán estas cosas?

PEPA (con acritud).- ¡Adiós! ¡Ya salió la otra!...(Avanzando hacia Carmen y con visible irritación)Pero, decime, ¿qué es lo que te has figurarlo? ¡cual-quiera diría que te crees mejor que las demás!

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(Carmen sin responder hace un movimiento dehombros.)

MANUELA (a Pepa, rozándola del brazo).-¡Dejala, mujer! ¡si es una romántica!.

PEPA (resistiéndose y con aire provocativo).-¡No.. es que ya estoy hasta aquí... (se pasa un dedopor la frente) de las paradas de ésta!

MANUELA (tironeándola del brazo).- Bueno...dejala, no hay que hacerle caso.

PEPA (sin cejar y con acento despreciativo).-¿Qué se habrá creí do esta infeliz? (mira a Carmende arriba abajo).

MANUELA (soltando bruscamente el brazo dePepa y separándose de ella unos pasos para exami-narle los botines que lleva puestos).- ¡Che... che...che...! ¿Y esos botines?

PEPA (encarándose con Manuela).- ¿Qué teimporta?

MANUELA.- ¿Cómo qué me importa?... ¡Ya tehe dicho que no quiero que te pongás mis botines!

PEPA (dirigiéndose a salir por la izquierda).-¡Oh!... ¡no seas zonza!

MANUELA (exasperada y siguiéndola).- ¡Esque te los vas a sacar!

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PEPA (dándose vuelta antes de salir y con mu-cha irritación). Mirá, ¿eh?.. ¡no me vengás concuestiones! (vase).

MANUELA (saliendo detrás de Pepa).- ¡Te di-go que me des los botines!... ¡dame los botines!...(Siguen las voces hasta perderse.)

(Morales ha aparecido un momento antes por elforo y deteniéndose en la puerta ha oído las últimaspalabras de la escena anterior.)

MORALES (riendo).- ¡Lo de siempre!... (seadelanta).

CARMEN (sonriendo).- ¡Qué quiere usted!...¡No pueden vivir sin pelear! (En otro tono) ¿Ya seva al hospital?

MORALES (mirando al reloj).- Sí, a las trestengo clase. (Transición) ¿Quién es esa señora queestá en el fondo con su mamá?

CARMEN (sonriendo).- Una futura vecina su-ya.

MORALES (con cómica sorpresa).- ¿Viene aalquilar la otra pieza?

CARMEN. Así parece.MORALES (riendo).- ¡Pues la felicito! (ambos

ríen. Transición). Y qué milagro... ¿No ha venidonadie?

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CARMEN.- Nadie.. ¿por qué?MORALES (con intención).- ¡Como al Roca-

mora ese lo veo con tanta frecuencia!...CARMEN (haciendo un gesto de indiferencia).-

¡Ah!... (deja de reír).MORALES.- Y anteanoche había otro nuevo...

Me dijeron que se llama Barroso... ¿no?CARMEN.- Sí, es un dentista de aquí de la es-

quina.MORALES (con acento reconcentrado y des-

pués de mirarla un instante en silencio).- ¡Ah!¡Carmen!... ¡Carmen!... (Se adelanta hacia ella).

CARMEN (vivamente).- ¡Por favor, Morales!...no empecemos. Ya sabe lo convenido. Si hemos deser amigos... (con amargura) ¡no me mortifique us-ted también! .

MORALES (apresuradamente y con pena).-Sí... sí... me callo... (En otro tono y sacando del bol-sillo un sobre del que toma un papelito). Aquí le hetraído el palco... no encontré bajo, pero es adelante(le extiende el billete).

CARMEN (Con sorpresa y sin rozar el billete).-¿Palco?... qué palco?

MORALES.- Pero el que me pidió su mamá ennombre suyo...

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CARMEN (frunciendo el ceño).- Yo no le hepedido nada, Morales.

MORALES (sorprendido).- ¡Pero si me dijo laseñora que usted deseaba ir al teatro, y que queríaque yo le consiguiera localidad!

CARMEN (con rudeza).- Es mentira, Morales.MORALES.- ¿Mentira?CARMEN (con irritación).- ¡Sí!, mentira, ¡la

eterna mentira que ya me tiene enferma! Son cosasde mi madre.. Yo no le he pedido a usted nada.¡Llévese ese palco!

MORALES (sorprendido).- Bueno, Carmen,bueno... ¡no es para tanto! .Además tenga en cuentaque yo...

CARMEN (interrumpiéndolo y reaccionando).-¡Discúlpeme!... (en tono de súplica) Pero... ¡yo se loruego!... ¡entiéndame usted bien!... ¡No quiero queme traiga usted nunca nada! (levantando la voz) Yaunque se lo digan... ¿oye?.. . ¡aunque se lo digan, nolo crea! (Exaltándose) ¡Porque si mi madre y mishermanas!... (deteniéndose y con desaliento) pero...(haciendo un gesto de abatimiento y resignación) ¡alfin es mi madre y son mis hermanas!... (Con vozapagada) No hablemos más, Morales.

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MORALES (con gravedad y mirándola fija-mente).- Sí, Carmen, sí, lo comprendo..

CARMEN (exaltándose de nuevo- ¡Que haganlo que quieran!... ¡Pero por lo menos que me dejen amí!... ¡que no me mezclen a mí! (Con desespera-ción.) ¡Yo no quiero!... ¡yo no puedo!

MORALES.- Cálmese. No me perdono haberlecausado esta contrariedad.

CARMEN (exaltada).- ¡Es que es de todos losdías!... ¡A cada rato!... ¡usted lo sabe!... ¡es con todos,con todos los que vienen a esta casa! ¡Y siempre soyyo el precio!... ¡siempre!... ¡Ah!... ¡Si supieran elefecto que me hacen estas cosas!... ¡Si supieran có-mo me duelen!... ¡cómo me lastiman!... ¡todo lo quesufro!...

(Doña María y Doña Rosario, aparecen por elforo discutiendo.)

DOÑA ROSARIO.- Imposible, señora, impo-sible... ¿Para qué?

DOÑA MARÍA (agriamente).- ¡Pues no sédónde va a encontrar mejor, ni más barata!

DOÑA ROSARIO.- Eso es cuestión mía, se-ñora. Adiós (se dirige hacia la derecha, haciendo unsaludo con la cabeza a Carmen y a Morales).

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DOÑA MARÍA (gritándole, rabiosa).- ¡Alquilela plaza Victoria, ¡y así tendrá jardín!..

DOÑA ROSARIO (dándose vuelta antes desalir).- ¡Y usted a su pieza póngale unos palitos y leresultará pajarera!... (desaparece por la derecha).

DOÑA MARÍA (avanzando rabiosa, a gritos).-¡Con usted adentro como lechuza! (Después deasomarse hacia el exterior). ¡Miren la facha! (ACarmen con irritación) En seguida das vuelta a SanAntonio del lado de la pared. ¡Bonitos inquilinos losque trae!...

CARMEN (observando).- Pero, mama...DONA MARÍA (encarándose con ella y reme-

dándole la voz).- Mama... mama... (Volviendo a suvoz natural y rabiosa) Ahí tenés lo que sacás...¿ves?... ¿Por qué le dijiste que la pieza era chica?

CARMEN.- ¡Pero si de todos modos iba averla!... ¿O usted cree que no la alquila por lo que yole dije?

DOÑA MARÍA (rabiosa).- ¿Pero qué necesi-dad tenías de decírselo?

CARMEN (sonriendo).- ¿Y para qué mentir,mama?

DOÑA MARÍA (exasperada),- ¡Idiota!... ¡ni si-quiera servís para eso!.. (Dejando a Carmen y enca-

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rándose con Morales) ¿Y usted, por supuesto, seolvidó de mí encargo?.. ¡Cuándo no!

MORALES (sonriendo).- No, señora, aquí lotengo (saca del bolsillo el boleto del palco) pero...(mirando a Carmen) Carmen no lo quiere.

DOÑA MARÍA (dirigiendo una mirada furi-bunda a Carmen).- ¿Qué no lo quiere?... (Aproxi-mándose bruscamente a Morales) ¡traiga para acá,hombre!... (le caen el boleto de las manos) ¡Sí se estámuriendo de ganas!... (mira indignada A Carmen...)¡es de puro remilgada que es! ¡Usted no la conoce!...

CARMEN (Con arranque).- No diga eso, ma-ma, porque yo...

DOÑA MARÍA (Con furia e interrumpiéndo-la).- ¡Usted... usted... se calla la boca! (Mira fija-mente a Carmen que, intimidada, guarda silencio ybaja los ojos. Después de convencerse de que Car-men la obedece, dirigiéndose a Morales y en tonodesdeñoso) Desde anoche no hace más que hablardel palco... (Mirando a Carmen con desprecio) ¡Yquién la ve después!... (Gravemente a Morales ymientras guarda en el bolsillo el billete del palco)Muchas gracias, Morales.

MORALES (Mirando el reloj).- Me voy.(Afectuosamente al pasar por delante de Carmen

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mientras se dirige a salir por la derecha) Hasta lue-go, Carmen.

CARMEN.- Hasta luego, Morales.DOÑA MARÍA (gritándole a Morales antes de

que salga).- ¿Va para el hospital?MORALES (deteniéndose).- Sí, señora.DOÑA MARÍA (amablemente).- Entonces.. si

llega a ir la mujer de las empanadas... ¡a ver si se traeunas empanaditas, pues!

MORALES (sonriendo).- ¡Cómo no! (desapa-rece por la derecha).

DOÑA MARÍA (duramente a Carmen, despuésde quedar solas).- ¿Con que ya le habías dicho queno?... (Desdeñosa) ¡Ah! ¡Infeliz!... (Secamente) Lle-vate esas blusas para adentro y mostráselas a tushermanas (Carmen en silencio se acerca a tomar lascajas de las blusas).

(Manuela entra corriendo por la izquierda y saleen igual forma por la derecha.)

MANUELA (al pasar).- ¡¡Ahí está!!.DOÑA MARÍA (mirándola salir).- ¡Oh!... ¿y

ésta?CARMEN (mientras se dirige a salir por la iz-

quierda con la caja de las blusas).- Debe ser el rubioflaco, a quien habrá visto desde el balcón...

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DOÑA MARÍA.- ¿Qué rubio flaco?CARMEN (deteniéndose un momento).- Ese

que se para siempre en la esquina, y que desde haceunas cuantas tardes había desaparecido. (Con firme-za) Usted debía prohibirles eso.. ¡es un escándalo!(vase por la izquierda).

DOÑA MARÍA (con fastidio).- ¡Ah!... ¡el delos pantalones cortos! (Mientras empieza de nuevo arecoger papeles del suelo) ¡Mire que perder el tiem-po con semejantes tipos!... (Con pena) Y que todoslos de Manuela sean iguales... ¡qué desgracia de mu-chacha!

MANUELA (entrando por la derecha y riendocon fuerza).- ¡Qué casualidad! El flaco que tiraba lacarta a la escalera... (muestra una carta que trae en lamano) y Morales que bajaba... ¡No tuvo más reme-dio que alcanzármela!

DOÑA MARÍA (Muy seria).- ¡Hum!... ¡ya nome está gustando mucho el flaco ese!... ¿Qué es loque quiere? Si sólo lo haces por entretenerte, nadatengo que decir; pero que no se vaya acercando de-masiado... ¡yo no quiero atorrantes en mi casa!

MANUELA (riendo).- No, mama... ¡si ni pien-sa en venir!

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DOÑA MARÍA (dignamente).- Y cuidadito concontestarle las cartas..: ¿eh?

MANUELA (escandalizada y en tono de repro-che).- ¡Pero, mama, por Dios!... ¿Cómo se le ocurreque le voy a escribir? (con naturalidad). Le contestopor señas desde el balcón.

DOÑA MARÍA (natural).- Y eso mismo, queno sea cuando pase mucha gente. (Oyendo golpearlas manos hacia la derecha) A ver, a ver, ahí golpeanlas manos... debe ser un inquilino. (Mientras Ma-nuela vase por la derecha) ¡Seguro!... ¡Si ya se sabe!¡Castigándolo San Antonio no falla! (se asoma porel foro la cocinera con una cacerola en la mano).

COCINERA.- Señora, no hay...DOÑA MARÍA (interrumpiéndola indignado).-

Mándese mudar, ¡atrevida! ¿Quién le pregunta sihay, o no hay? ¡A la cocina! (la cocinera desaparece).

MANUELA (entrando por la derecha con unramo de flores en la mano).- Es un ramo que man-da el dentista para Carmen.

DONA MARÍA.- ¿Qué dentista?MANUELA.- Barroso, el de la esquina... (Doña

MARÍA la mira como si no comprendiese) ¡Ese ti-lingo que se lo pasa en la azotea mirando con an-teojo!

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DOÑA MARÍA.- ¡Ah!.. (Con fastidio) ¡Si serázonzo!... ¡mire que venirse tan luego con ramos!... Sifuese algo que sirviera. (Imperativa) A ver, trae paraacá. (Toma el ramo, lo examina y después de unapausa, bruscamente) Decile a la cocinera que se lolleve a la mujer del boticario y le diga de mi parteque los cumpla muy felices.

MANUELA (sorprendida y tomando el ramo).-¡Ah!... ¿es el santo?... ¿Y usted cómo lo sabe?

DOÑA MARÍA.- ¡Qué sé yo si es o no es! peroaparentando creerlo tendrá que quedar agradecida, ypuede que mande algo... (Manuela, con el ramo, salecorriendo por el foro).

(Entra Pepa furiosa por la izquierda trayendouna blusa en la mano)

PEPA (con voz temblorosa por la rabia).- ¿Ypor qué han de elegirme la más fea para mí?... (agitala blusa con furor).

DOÑA MARÍA.- ¡Che... che... che...! ¡Dejatede historias! Eso se lo decís a Rocamora si querés.Cada una traía el nombre escrito.

MANUELA (que ha entrado por el foro apro-ximándose a Pepa y examinando la blusa).- ¿Qué esesto?... ¿qué es?

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PEPA (estrujando la blusa).- ¡Pero si es horri-ble!.. ¡horrible!... (Entra la cocinera por el foro conel ramo en la mano y sale por la derecha.)

DOÑA MARÍA (a Manuela).- Ahí hay otra pa-ra vos.

MANUELA (encantada).- ¿Para mí?... ¡para mítambién!... (sale corriendo por la izquierda).

DOÑA MARÍA (a Pepa).- ¿Qué estás hacien-do?. .. ¡la vas a romper! (le quita la blusa de las ma-nos).

PEPA (exasperada).- ¡Que se rompa!... ¡qué meimporta!...

(Golpeando rabiosa el suelo con el piel ¡Me lasva a pagar!... ¡Oh!... ¡me las va a pagar!

(Se oye golpear las manos a la derecha.)DOÑA MARÍA (con autoridad).- ¡Bueno...

bueno..., basta! ¡Ve quién golpea las manos... A ver,pronto!

PEPA (siempre enfurecida y besándose los de-dos en cruz mientras se dirige hacia la derecha).-¡Por éstas que me las va a pagar!... (Deteniéndoseantes de salir y con acritud) ¡Ah!... y déjese de vie-jas... ¿eh? ¡La pieza hay que alquilarla a algún mozobien! (Vase por la derecha).

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MANUELA (apareciendo muy risueña por laizquierda, con la blusa puesta y a tiempo de oír losúltimas palabras de Pepa).- ¿Un inquilino?

DOÑA MARÍA - Debe ser..MANUELA (mostrando la blusa que trae

puesta).- ¿Qué tal me queda?... (se contonea).DOÑA MARÍA.- A ver, acercate. (Después de

examinarle un momento la blusa, tocándosela endistintas partes) Aquí podrías poner un...

PEPA (entrando bruscamente por la derechapara salir en igual forma por el foro).- Vienen a co-brar el alquiler (desaparece).

MANUELA (siguiéndola apresuradamente).-¡Lindo inquilino!

DOÑA MARÍA (enfurecida).- ¡¡Manuela!!(Manuela se detiene). Lo encerrarás a San Antonio...¡ya sabés dónde!... (Encrespándose y al públicomientras Manuela desaparece por el foro) ¡Yo le voya enseñar a hacer milagros, aunque no quiera!...(Asomándose por Ia derecha) ¡Adelante!

(Aparece Castra por la derecha con una valija enla mano.)

DOÑA MARÍA (con mucha amabilidad).-Entre... Entre... ¿cómo le va?

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CASTRO (secamente).- Aquí traigo los recibos(abre la valija y va a sacar algo de ella).

DOÑA MARÍA (sonriendo con mucha amabi-lidad).- ¡Ah!.. ¿los recibos? Bueno... mire... no lossaque. De todos modos, hasta la semana que vieneno se los voy a poder pagar... (señalándole una silla)Siéntese.

CASTRO (secamente y quedándose de pie).-Muchas gracias... Pero le prevengo que no voy apoder esperar más. Hace un mes que he recibidoorden de demandarla...

DOÑA MARÍA (insinuante).- ¡Bah!... ¡si escuestión de unos días!... Le prometo que para la se-mana que viene sin falta...

CASTRO (meneando la cabeza).- ¡Siempre medice usted lo mismo! Se van a juntar tres recibos yes para mí una gran responsabilidad.

DOÑA MARÍA (con el mismo tono de antes).-¡Pero hombre!... ¡Quien ha esperado lo más, esperalo menos!

CASTRO.- ¡No!... lo siento mucho; pero hoymismo iniciaré la demanda (hace ademán de retirar-se).

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DOÑA MARÍA (alarmada).- ¡No hará ustedeso! ¡no puede ser!.. ¡Sería una .mala acción de suparte!... (Gritando) ¡Carmen... Carmen!

CASTRO (menos resuelto).- ¡Si no tengo otroremedio!

DOÑA MARÍA (con convicción).- ¡No!... ¡quéesperanza! ¡Eso no lo hace un amigo como usted!...(Gritando más fuerte) ¡Carmen!

CARMEN (apareciendo por la izquierda).-¿Qué hay?

DOÑA MARÍA (sonriendo).- Mira, mira quiénestá aquí... (señala a Castro).

CARMEN (Con entusiasmo).- ¡Ah! ¿Cómo leva?

CASTRO (adelantándose a darle la mano y conamabilidad).- Muy bien, señorita... ¿y a usted?

DOÑA MARÍA (con aire socarrón).- ¿Qué teparece?... Este señor quiere echarnos a la calle... ¡Asíson los amigos! (Car-men permanece impasible).

CASTRO (confuso).- ¡Señora... yo no hago si-no lo que me mandan!...

DOÑA MARÍA (intencionada).- ¡Cállese,hombre!... ¡si al fin no se trata sino de unos cuantosdías!... ¡de puro malo no más! (con sorna). Pero,siéntese. ¡Supongo que no pretenderá crecer!...

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(Dándose vuelta hacia Carmen y en tono amenaza-dor, mientras Castro se vuelve para tomar una silla)¡O le ponés otra cara o me la pagás después! (Castrose sienta y doña María y Carmen hacen lo mismo).

CASTRO (dulcificado).- Si por mí fuera seríaotra cosa, pero..

DOÑA MARÍA (a Carmen, muy insinuante).-Pero... decile... decile a ese hombre para que se con-venza. Nada más que una semana... ¡me parece queno es una cosa del otro mundo!...

(Dirigiendo una mirada amenazadora a Carmeny marcando las palabras al ver que ésta no dice na-da) Con ese dinero que vamos a recibir, todo que-dará arreglado.

CARMEN (con tono un tanto vacilante).- ¿Nopodría usted esperarnos una semana?

CASTRO (indeciso).- ¿Una semana?...CARMEN.- Sí.CASTRO.- Si fuera algo seguro...DOÑA MARÍA (vivamente).- Pero, ¡ya lo

creo!... (A Carmen, con calor) ¡Decile... decile... vossabés muy bien!...

CARMEN (con voz apagada que quiere ser fir-me).- Sí, señor... es seguro...

CASTRO (vacilante).- Bueno, si usted cree...

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CARMEN.- Sí, señor, sí.CASTRO (decidiéndose).- Bien.. esperaré.DOÑA MARÍA (triunfante).- ¡Ya decía yo!...

¡no podía ser de otro modo!... (En tono de amablereproche a Castro) ¡Las ocurrencias suyas!.. ¡parecementira!

CASTRO (defendiéndose).- Pero, señora... esque...

DOÑA MARÍA (interrumpiéndole).- Bueno,hombre, bueno... no hablemos más. Esto ya estáarreglado y hasta olvidado...

CASTRO (con alarma).- ¿Cómo olvidado?DOÑA MARÍA (con precipitación).- Bueno,

arreglado... Lo mismo es. ¿Quiere tomar un mate?(Entra la cocinera por la derecha y sale por el foro).

CASTRO.- No, muchas gracias, no tomo mate.DOÑA MARÍA.- Pues otra cosa no puedo

ofrecerle. ¡Ésta es casa de pobres! (A Carmen, indi-cándole la corbata de Castro) Mirá, Carmen québonita corbata.. . ¡como la que vos querías!

CASTRO (sorprendido y tocándose la corba-ta).- ¿Ésta?

DOÑA MARÍA.- ¡Es preciosa!... Carmen estádesde hace tiempo deseando una corbata así, y no

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puede encontrarla en ninguna parte. ¡Mire que haandado esta muchacha!

CASTRO (sonriendo).- Pues es muy fácil.. (aCarmen). Si usted quiere se la enviaré, es nueva...

CARMEN (vivamente).- No, señor, no.DOÑA MARÍA (intencionada).- ¡Bah!... ¿Y por

qué no, zonza?... ¿Qué puede importarle a él unacorbata?... Si fuera algo de valor... (A Castro) mán-desela no más.

CASTRO (apresuradamente).- ¡Cómo no!...Con mucho gusto.

CARMEN (impaciente).- Le he dicho que no,señor.

DOÑA MARÍA (riendo forzadamente).- ¡Peroqué tonta!... (A Castro) No le haga caso y mándese-la.

CARMEN (poniéndose bruscamente de pie ycon violencia).- ¡Y yo le repito que no me mandenada! (Vase por la izquierda haciendo un gesto dedesesperación).

CASTRO (sorprendido y poniéndose tambiénde pie).- ¡Pero, señorita Carmen!... (hace ademán deseguirla).

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DOÑA MARÍA (con naturalidad).- ¡Deje,hombre, no vale la pena! ¿Se va a preocupar ahorapor semejante pavada?.. Con mandá rsela no más...

CASTRO (confuso y sin saber qué hacer ).- Esque no quisiera que... (mira a la izquierda).

(Aparece por el foro Manuela, que viene co-rriendo.)

MANUELA (sorprendiéndose al encontrar to-davía a Castro).- ¡Ah!... (se queda cortada).

DOÑA MARÍA (sonriendo).- Aquí tiene otrade mis hijas.

CASTRO (distraídamente).- Sí... sí... la conoz-co. (Dirige la última ojeada a la izquierda.) Bueno,señora, hasta la semana que viene, entonces... (le dala mano).

DOÑA MARÍA.- Adiós...CASTRO (suplicante).- Y que no sea como

siempre... ¿eh?DOÑA MARÍA (con aplomo).- Vaya tranqui-

lo.CASTRO (dándole la mano a Manuela).-

Adiós, señorita (se dirige hacia el foro).MANUELA.- Que le vaya bien (le saca la len-

gua, mientras Castro desaparece por la derecha).

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DOÑA MARÍA (acompañando a Castro y gri-tando hacia el exterior).- ¡Que le vaya bien!.. ¡que levaya bien! (A Manuela, con naturalidad) Ya podéssacar a San Antonio. ¡No te decía!... Si es hijo delrigor (se ríe).

MANUELA (vivamente).- No, déjelo otro ra-tito... Yo también le he pedido una cosa.

DOÑA MARÍA (Muy seria).- No, che, no hayque abusar. Sacalo no más.

MANUELA (pesarosa).- ¡Qué lástima!DOÑA MARÍA.- ¿Dónde anda Pepa?MANUELA. (vivamente).- ¡Ah! eso venía a

avisarle. ¡Es una bruta!... me ha tirado con una ma-ceta... ¡mire!... dee muestra el hombro, donde tienerestos de tierra).

DOÑA MARÍA (con ansiedad).- ¿Y la hanroto?

MANUELA - No, si era uno de esos tarritos delata... (Con hipocresía) ¡Fíjese que porque le dije quele pidiera a San Antonio un novio!... ¡Qué bárbara!...(se limpia el hombro).

DOÑA MARÍA - ¿Y para qué le hablás de no-vios? Ya sabés que la pobre se exaspera...

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MANUELA (con hipocresía).- La verdad..¿eh? Mire que no haber tenido nunca a nadie que lediga nada... ¡parece mentira! (Se ríe con malicia).

DOÑA MARÍA (con desdén).- Sí ¡por bonitosque son los tuyos!... ¡Como para hablar!

(Aparece Petrona por la derecha.)PETRONA.- Buenas tardes, tía.DOÑA MARÍA (con fastidio).- Che... ¿ya estás

aquí? ¡Vos parece que no tenés que hacer nada en tucasa!...

PETRONA (sonriendo).- Me mandó mamá acomprar unas cosas, y aproveché para venirme unratito (se acerca a Manuela y la toma cariñosamentedel brazo).

DOÑA MARÍA (con fastidio).- ¡Ya sé qué ra-tito es ése!... ¡Para pasártelo en el balcón haciéndolesgracias a los que pasan!

PETRONA (con tristeza).- ¡Como en casa nohay balcón, y sin balcón es tan difícil encontrarquien se fije en una!

MANUELA (convencida).- ¡Ya lo creo!... ¡elbalcón es una gran cosa!

DOÑA MARÍA.- Bueno, cuidado con lo quehacen... ¿eh?...

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PETRONA (riendo).- Pierda cuidado, tía. (AManuela, alegremente) Vamos. (Petrona y Manuelatomadas de la cintura van a dirigirse hacia la iz-quierda, cuando Manuela se detiene de pronto.)

MANUELA (a doña MARÍA).- ¡Ah!.. mire quePepa se quedó en el cuarto de Morales registrándolelos baúles.

DOÑA MARÍA (con indiferencia).- ¡Bah!...¡para lo que tendrá que esconder!.

MANUELA (afligida).- Es que después puedecreerse Morales que esta vez he sido yo también...¡El otro día se puso furioso!

DOÑA MARÍA (despreocupada).- Sí, por nosé qué historia de retratos y de cartas... Ya me dijo...

MANUELA (riendo ).- Son cartas de la madre,¡si viera qué risa!... ¡no sabe casi escribir! (va a salirpor la izquierda con Petrona).

(Aparece por el foro Pepa y se detiene al entrar,mostrando un tarro grande de vidrio que trae en lasmanos.)

PEPA - ¡Qué hombre cochino!... ¡Miren lo quetiene dentro del baúl!

MANUELA (deteniéndose para avanzar des-pués hacia Pepa).- ¿Qué es, che?... qué es? (examinael tarro de cerca).

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PETRONA (a Manuela, al verla dirigirse haciaPepa).- Te espero en el balcón (desaparece por laizquierda).

PEPA (a Manuela).- Yo no sé, parece una ore-ja..

MANUELA (riendo y muy gozosa).- Sí, es unaoreja. Venga, mama... ¡Venga, vea que raro!... (APepa con sobresalto) ¡Cuidado!... ¡no lo movás!

DOÑA MARÍA (acercándose).- ¿Oreja de qué?PEPA - ¡Qué sé yo!... tiene una cosa así como

dedos... mire... (las tres juntas examinan el conteni-do del tarro).

DOÑA MARÍA (con enojo, en seguida delexamen).- ¡En seguida tiren eso! ¡Es lo que falta!¡que nos venga a traer aquí las pestes del hospital!...(imperiosa) ¡Llévenselo al fondo!

PEPA (alarmada).- ¡Pero si se lo he sacado delbaúl!

DOÑA MARÍA.- - ¡Qué importa!... ¡en mi casano se tienen esas cosas!

PEPA (afligida).- ¡Es que estaba con llave... lohe abierto con una mía!

DOÑA MARÍA (exasperada).- ¡Aunque seacon la de San Pedro! ¡Quién le manda traer porque-rías aquí!... ¡Ligero! ¡Al fondo con eso!... (hace un

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ademán enérgico. Pepa y Manuela se dirigen hacia elforo sosteniendo entre ambas el tarro, que no secausan de examinar).

PEPA (empujando con el codo a Manuela).-Déjalo... ¡lo vas a voltear!... (desaparecen por el forodiscutiendo).

DOÑA MARÍA (después de verlas salir).- Nosé qué será... ¡pero oreja no es!...

PETRONA (asomando la cabeza por la iz-quierda y con mucho interés).- ¿Y Manuela?

DOÑA MARÍA.- Fue para el fondo.PETRONA (pesarosa).- ¡Caramba!... (desapa-

rece bruscamente).(Golpean las manos hacia la derecha, y doña

MARÍA, encaminándose hacia el sitio, asoma la ca-beza al exterior.)

DOÑA MARÍA.- Adelante.(Aparece Linares por la derecha.)LINARES, - He visto que se alquila aquí una

pieza...DOÑA MARÍA (con volubilidad).- Sí, señor,

sí... una lindísima pieza... Acaba de dejarla la viudade un coronel, y estoy segura que...

LINARES (interrumpiéndola).- ¿Puede verse?

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DOÑA MARÍA (muy amable).- ¿Cómo no hade poder verse!.. ¡ya lo creo!...; pero siéntese(Linares no se da por aludido). Todos los que la hanocupado hasta ahora...

LINARES (interrumpiéndole y con cierta se-quedad).- Desearía verla.

DOÑA MARÍA (que al invitarle a sentarse a suvez lo ha hecho y se pone de pie al apercibirse deque Linares no lo hace. Con sequedad).- Bueno,hombre, bueno... (llamando en voz alta) ¡Carmen!...(A Linares con despecho) Siéntese un momento.

LINARES.- Gracias, estoy bien (se queda depie).

DOÑA MARÍA (con fastidio).- Bueno... ¡no sesiente entonces! (acercándose hacia la izquierda)¡Carmen!... (Después de un momento, a gritos yacercándose más a la izquierda) ¡Carmen! (A Car-men que aparece por la izquierda) Acompaña al se-ñor a ver la pieza.

CARMEN (a Linares).- Por aquí, señor... (Se-ñala hacia el foro). (Linares se adelanta hacia el foroy antes de salir se detiene.)

LINARES (a Carmen).- Pase usted... (Carmensale por el foro y Linares la sigue dándose vueltapara mirar con curiosidad a doña MARÍA, que a su

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vez lo sigue mirando y se asoma al foro después deverlo desaparecer.)

DOÑA MARÍA (volviéndose hacia el público).-¿De dónde habrá salido ese erizo?.. (Transición)¡¡Hum!!... ¡me parece que ahora aunque le guste, nose la alquilo!... ¡¡Yo soy así!!

(Aparece Pepa por el foro dando vuelta la cabe-za, como si siguiera con la mirada a los personajesque acaban de salir.)

PEPA (a doña MARÍA).- ¿Es algún inquilino?DOÑA MARÍA.- Un inquilino.PEPA (con acritud).- Es claro!... ¡y ya lo mandó

con Carmen!¿Por qué no me avisó a mí?... (ante un movi-

miento de hombros de doña MARÍA). ¡Aunque ha-ga así! ¡es la verdad! ¡Aquí parece que no existierasino Carmen!

DOÑA MARÍA (con fastidio).- ¡No digas zon-ceras, mujer!

PEPA (con amargo despecho).- ¡Todo el mun-do con Carmen!... ¡Cualquiera diría que lo que nosea Carmen no sirve para nada!...

DOÑA MARÍA (impaciente).- ¡Pero, decime,estúpida!, acaso tengo yo la culpa de que nadie se

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haya ocupado nunca de vos?..¿Qué querés que yo lehaga?

PEPA (con rabia).- ¿Y como se han de ocuparsi usted no hace más que meterles a Carmen por losojos?... ¡usted tiene la culpa!

DOÑA MARÍA (Con sorna).- ¡Ah! ¡sí!... ¡noves que es por eso!.. ¡pavota!...

PEPA - ¡Claro que es por eso! (Con irritación)¿Y por qué ha de ser entonces?... ¿O usted tambiéncree que Carmen es mejor que nosotras?

DOÑA MARÍA (impaciente).- ¡Cállate... cálla-te... no me hagas hablar!

PEPA (exasperada).- ¡Hable!... ¡qué me impor-ta! (Amenazadora) ¡El día menos pensado yo no sélo que va a suceder!

DOÑA MARÍA (perdiendo la paciencia y conimperio).- ¡Te digo que basta! ¿eh?... (la mira confijeza) ¡Oh!... (Pepa, intimidada, guarda silencio, es-trujando nerviosamente una punta de la bata quetiene puesta. Entra Manuela corriendo por el foro yse dirige a salir en igual forma por la izquierda).

MANUELA (al pasar).- ¡Me había olvidado delrubio flaco!

DOÑA MARÍA (gritándole).- ¡Che! (Manuelase vuelve después de haber salido) ¿y el inquilino?

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MANUELA.- Ahí venía.. (Con mucha ironía aPepa) ¡Puede ser, Pepa, que lo mande San Anto-nio!... (Lanza una carcajada y desaparece).

PEPA (enfurecida queriendo precipitarse detrásde ella).- ¡Sinvergüenza!... ¡yo te voy a dar!...

DOÑA MARÍA (tomándola bruscamente de unbrazo).- ¡Sosegate!

(Aparecen por el foro Carmen y Linares.)LINARES.- Señora, he visto la pieza, y me

conviene.DOÑA MARÍA (con sorna).- ¿Ah, sí?... ¿con-

que le gusta entonces?LINARES.- Sí, señora, desde este momento

corre por mi cuenta.DOÑA MARÍA (dándose importancia).- Bue-

no... bueno...; pero ahora soy yo la que necesita cie-rras informes... algunos antecedentes respecto a supersona. Necesito saber quién es usted... necesiten...

LINARES (metiéndose la mano en el bolsillo einterrumpiéndola),- Voy a darle a usted una seña yvolveré mañana (le extiende un billete).

DOÑA MARÍA (encantada y tomando el bille-te).- ¡ah!... perfectamente... perfectamente. (Mien-tras guarda el billete) ¿Quiere usted un recibito?

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LINARES.- No hay necesidad. (Saludando)Hasta mañana (hace ademán de irse).

PEPA (a doña María, rápidamente) Pregúntelesiquiera como se llama.

DOÑA MARÍA (a Linares muy amablemente).-Su nombre?.. ¿Quiere decirnos su nombre?

LINARES (Deteniéndose un momento)Eduardo Linares, servidor... (vuelve a saludar y de-saparece por la derecha).

DOÑA MARÍA (que lo ha acompañado hastasalir, a gritos y con grandes ademanes) ¡Que le vayabien, don Eduardo!... ¡adiós!, ¡adiós!... (Saludandohacia el exterior) ¡No, deje no más, no cierre! ¡adiós!(Mirando después el billete que saca del bolsillo yvuelve a guardar) ¡AI fin!... (Golpean las manos ha-cia la derecha) Carmen, ve quién es. (A Pepa, mien-tras Carmen váse por la derecha) Decile a Manuelaque te ayude a limpiar la pieza.

PEPA.- Acuérdese que no hay palangana...DOÑA MARÍA (contrariada) ¡Es verdad!...

(Después de meditar, rápidamente) Bueno,pónganle la de ustedes... que ya se la sacaremos altomar confianza.

(Entra Carmen por la derecha con un frasco enla mano.)

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CARMEN.- La boticaria manda este frasco deagua de Colonia.

DOÑA MARÍA (Muy apurada tomando elfrasco).- ¡Ah! ¡sí!.. ya sé. Trae para acá.

CARMEN.- Dice que aunque no es su santo leagradece lo mismo el recuerdo.

DOÑA MARÍA (interrumpiéndola).- Bueno...bueno... ¡qué tanto hablar! ¡está el frasco aquí y seacabó! (Toma el frasco y se lo entrega a Pepa) Po-némelo en mi cuarto.

PEPA (sorprendida mientras toma el frasco).-¿Qué recuerdo es ése?

DOÑA MARÍA (con enojo) ¡No te importa¡(Transición.) Y cuidadito con gastar de esta agua,¿eh? (Con aspavientos) Ésta es para cuando yo ten-ga esos dolores de cabeza tan fuertes que me suelendar...

PEPA (con acritud señalando a Carmen).- Pre-véngaselo a ella también. (Con rabia, viendo queCarmen sonríe ¿De qué te reís?... ¿por qué no te lohan de prevenir a vos como a mí?... (se encara conella y Carmen no contesta!.

DONA MARÍA (a Pepa, con autoridad).-¡Basta!... ¡vaya para adentro! (Viendo que Pepa noobedece) ¡Que se vaya, le digo!... (A gritos) ¡Pronto!

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(A Carmen, con aire indiferente, mientras Pepa vasepor la izquierda después de dirigir una mirada ren-corosa a Carmen y haciendo gestos de rabia) Ahí temandó unas flores el dentista Barroso. No sé pordónde andarán.. (mira distraídamente a los lados,como buscándolas).

CARMEN (con fastidio).- ¿Barroso?... ¿y porqué se las recibió?

DOÑA MARÍA - ¡eso es! ¡Si te creerás que he-mos de estarle haciendo guarangadas a la gente por-que a vos se te ocurra! (Con acritud) ¡Lo mismo quehoy!... ¿por qué no le aceptaste la corbata al cobra-dor?... (Viendo que Carmen guarda silencio) ¿Conqué derecho lo desairaste?... (Impaciente al ver queCarmen no contesta) ¿Por qué?... decí... (Carmen,sin responder, hace un gesto de impaciencia y quiereretirarse)

¿Qué?... ¿qué modos son ésos¡... (la toma conrabia de un brazo) ¡Contestá!

CARMEN (con irritación).- ¿Qué quiere que leconteste?

DOÑA MARÍA.- ¿Por qué le dijiste que no temandara la corbata?

CARMEN (con acento reconcentrado).- ¡Por-que era una indecencia!

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DONA MARÍA (con gesto amenazador).- ¿Quédecís?.. ¿qué decís, atrevida? (extiende la mano c o-mo si fuera a pegarle.).

CARMEN (retrocediendo y con voz reconcen-trada).- ¡Mama... mama... por Dios! ¡No me toque!

DOÑA MARÍA (conteniéndose, pero furiosa).-¿Esa es una amenaza? ¿Es ésa una amenaza?... ¡amí!... ¡a tu madre!

CARMEN (con voz sorda).- ¡No, mama, no!¡No es una amenaza¡ pero, considere... ¡ya es dema-siado!... ¡Se lo pido por mí padre, mama!... (señala elretrato del capitán) ¡No me haga usted hacer unalocura!

DONA MARÍA (exasperada).- ¿Qué querésdecir?... ¿Qué querés decir con eso?... ¡Explicate...pronto! ¡explícate!

CARMEN (con voz sorda).- ¡Que si continúausted sometiéndome a esta vida de humillaciones yde vergüenzas, el día menos pensado no me veráusted más!

DOÑA MARÍA (azorada).- ¿Qué decís?CARMEN (con firmeza y casi amenazadora).-

¡Yo no he nacido para vivir así, mama!... ¡y aunquequisiera, no podría!

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DOÑA MARÍA (después de un momento devacilación, corno si no supiera qué partido tornar,indecisa entre pegarle o no).- ¡Ay!.. ¡ay!... ¡es serúnico que me faltaba!... (se deja caer sobre una silla)Ya veo que te has propuesto matarme a disgustos!¡Eso es lo que querés!... ¡Ay!... ¡ay!... ¡Me ahogo!... (selleva las manos a la garganta) me ahogo...

CARMEN (acercándose alarmada) .- Pero,mama...

DOÑA MARÍA (rechazándola con ademán trá-gico).- ¡Salí! ¡salí!... ¡es tu obra, es lo que buscas!¡hija desnaturalizada!... ¡Ay!... ¡ay!... ¡¡me muero!!...¡me muero!... (aparenta una especie de convulsión).

CARMEN (afligida).- ¡No, mama, no!... ¡porDios, mama!... (aproximando su cara a la de doñaMaría).

DOÑA MARÍA (con voz desfallecida).- ¡Memuero!... (echa la cabeza parar atrás, cierra los ojos yqueda inmóvil).

CARMEN (con un grito de desesperación).-¡Manuela!... ¡Pepa!... (Vase corriendo por la izquier-da y después que ha desaparecido, doña María sinvariar de posición, ni levantar la cabeza, se rasca confuerza una pierna y vuelve a quedar inmóvil.)

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(Entran precipitadamente por la izquierda Ma-nuela, Pepa y Petrona. Manuela viene comiendoalgo que tiene en la mano.)

MANUELA (corriendo hacia doña María).-¿Qué es eso, mama?.. ¿qué tiene?

PETRONA.- ¿Qué le pasa, tía? (se inclina so-bre doña María.

DOÑA MARÍA (abriendo los ojos como sivolviera de un desmayo y con voz desfallecida).-¿Dónde estoy?

MANUELA.- . Aquí, en casa...DOÑA MARÍA (suspirando).- Entonces no es

nada!... (buscando a Carmen con la mirada). ¿Dón-de está Carmen? (A Carmen que ha entrado por laizquierda y se acerca a ellas) ¡Te perdono, hija, teperdono! (le coloca la mano encima de la cabeza enactitud de protección).

PEPA (Con acritud).- ¿La perdona?... ¿y qué eslo que le ha hecho? (Mirando a Carmen con irrita-ción) ¡Cuándo no!

DOÑA MARÍA (con aire resignado).- Nada...nada... se acabó. (Suspira, y después a Manuela convoz triste) ¡Qué estás comiendo?

MANUELA.- Queso.

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DOÑA MARÍA (Después de suspirar fuerte-mente otra vez).- Dame un poquito (Manuela le dalo que tiene en la mano y doña María come, mien-tras Petrona vase corriendo por la izquierda, cornosi se volviera al balcón).

PEPA (a Manuela).- ¿Querés que arreglemos lapieza?

MANUELA.- Bueno.DONA MARÍA (suspirando).- Y yo tengo que

lavar el piso de la cocina.. ¡qué trabajo!PEPA.- Pero, mama, deje que lo lave la cocine-

ra.DOÑA MARÍA (siempre melancólica).- Sí, pe-

ro tengo que estar... (A Pepa) Andá traeme los boti-nes de Morales para no mojarme los pies. (MientrasPepa vase por el foro, se sienta doña María y seprepara, discretamente, a sacarse los botines quetiene puestos. Después golpean las manos hacia laderecha.)

MANUELA (echándose un poco para atrás yhaciendo corno que mira el sitio donde golpean losmanos).- ¡ahí está Rocamora!

DOÑA MARÍA (a Manuela con precipitación yponiéndose de pie).- ¡Pronto! ¡Que entre! ¡MientrasManuela se dirige hacia la derecha, a Carmen que ha

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querido huir, con voz suplicante) Por favor, Car-men, no estés seria con Rocamora.. (marcando eltono de súplica) ¡reíte un poco! (Carmen, resignada,se queda inmóvil ).

MANUELA (hablando hacia el exterior).- En-tre, Rocamora, entre... (extiende la mano, inclinandoel cuerpo corno si indicara el paso de alguien queviniera de afuera).

TELÓN

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ACTO SEGUNDO

La misma decoración del acto anterior.Carmen se encuentra cosiendo en escena.De cuando en cuando interrumpe su tareallevándose el pañuelo a los ojos, para con-

tinuarla después silenciosamente. Al cabode un momento aparece por el foro la co-cinera llevando sobre el brazo algunas pie-zas de ropa blanca y sale sin decir nada porla izquierda. Un momento después aparecepor el foro Linares y se detiene al entrar.

LINARES (desde el foro).- ¿Podría usted pro-porcionarme una aguja?

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CARMEN (levantando los ojos de la costura ytratando de sonreír).- ¡Cómo no! ¿Para qué la quie-re?

LINARES (adelantándose hacia Carmen) Tengoque darle una puntada a esta corbata.. (muestra unacorbata que trae en la mano).

CARMEN (extendiendo la mano).- Traiga, yose la daré.

LINARES.- No, ¡no hay necesidad de que us-ted se moleste!...

CARMEN (insistiendo).- Pero si nada mecuesta. Démela.

LINARES (entregándole la corbata).- Muchasgracias. (Mientras Carmen examina la corbata y seprepara a coser, Linares se sienta a cierta distanciaenfrente de ella y después de un momento en queCarmen cose) ¿Y su mamá?

CARMEN (sin levantar los ojos).- Salió a lastiendas con las muchachas. (Después de una pausa,sin dejar de coser ¿Qué le pasó a usted anoche alentrar?

LINARES (sonriendo).- ¡Ah! . ¿me sintió us-ted? ¡Fue una maceta que que llevé por delante!

CARMEN (sin levantar la vista).- ¡Es tan an-gosta la galería!...

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LINARES (sonriendo).- Bueno.. ¡y como yotodavía no conozco bien el camino!... Anoche hesalido par primera vez después de dos semanas.

CARMEN (interrumpiéndolo con cierta sorpre-sa y levantando los ojos).- ¿Dos semanas ya?

LINARES (Sonriendo) ¡Cómo no! Mañana hacedas semanas que me mudé.

CARMEN (Después de pensar un momento).-Es verdad, fue un viernes... ¡tiene razón! (mientrascontinúa cosiendo) ¡No parecía!... (Después de unapausa) ¿No le hace a usted daño escribir tanto?

LINARES.- ¡Qué voy a hacer! Lo necesito...(Sonriendo) Vivo de lo que escribo.

CARMEN.- Ya está. (Señalando la corbata)¿Quiere que cosa el forro también?

LINARES (sonriendo).- Si no es abuso...CARMEN (haciendo un movimiento de hom-

bros) ¡Bah!... (Sonriendo mientras examina la cor-bata) ¡Aquí se ve la mano de usted!

LINARES (riendo).- ¿Por qué?CARMEN (riendo).- ¡Por lo mal cosido que

está!LINARES (riendo).- ¡Pues se equivoca! Esa

mano no es la mía.

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CARMEN (con risueña sorpresa).- ¿No? (exa-minando la corbata con más atención).- De mujerno es ..

LINARES (haciendo con la cabeza una señalafirmativa).- ¡Y nada menos que de mi novia!... ¡Fi-gúrese!...

CARMEN (riendo).- ¡Caramba!... ¡discúlpemeentonces!

LINARES (riendo).- ¡ No hay de qué!CARMEN (en tono de broma).- Bueno, esta-

rían ustedes conversando mientras ella cosía... ¿noes eso? (vuelve a ponerse a coser)

LINARES (sonriendo).- Es muy posible...CARMEN.- Así se explica...LINARES (sonriendo).- No conversemos en-

tonces; no sea que eses costura también salga mal...CARMEN (con repentina gravedad y corno si

bruscamente se pusiera en guardia).- No es el mis-mo caso (Linares la mira sorprendido y un tantodesconcertado, mientras Carmen sigue cosiendo).

MORALES (entrando por la derecha).- Buenastardes.

CARMEN (levantando apenas la vista para se-guir después su tarea).- Buenas tardes.

LINARES.- ¿Cómo?... ¿Ya está de vuelta?

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MORALES (malhumorado).- Me salí sin unosapuntes que necesito paro la clase de la tarde. ¿Noha venido nadie?

LINARES.- ¡Que yo sepa!..MORALES (a Carmen con cierta nerviosidad).-

¿A que no sabe, Carmen, a quien he visto hace unrato, como viniendo para aquí?

CARMEN.- ¿A quién? (lo mira dejando de co-ser).

MORALES.- ¿No se le ocurre?CARMEN.- No.MORALES (irónico).- Adivine...CARMEN (sonriendo y mientras se dispone a

continuar la costura).- No, ¡es mucho trabajo! (Enotro tono a Linares, mostrándole la corbata) Voy adar vuelta esta parte... ¿no le parece? (Linares haceuna señal de asentimiento y Carmen cose).

MORALES (insistiendo y con creciente ironíaque comienza a ser agresiva).- ¿No adivina enton-ces?

CARMEN (Con cierto fastidio).- ¡Déjese dezonceras, hombre!

MORALES (con brusquedad).- ¡Eso es! ¡enóje-se ahora!... ¡Como si yo tuviese la culpa!... ¡Me pare-ce que no es por mí por quien viene!

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LINARES (sonriendo).- Pero, ¿de quién setrata?

MORALES (agresivo).- De un amigo de Car-men.. ¡uno que se mueve cauto con cuerda y hablacon tanta solemnidad que parece que estuviesesiempre de luto! (Cambiando de tono, a Linares quesonríe) ¡Hombre!, usted lo conoce; ese que cuandoanoche estábamos en la puerta vimos entrar con unchico que traía unas cajas al hombro.

CARMEN (haciendo una exclamación de do-lor).- ¡Ay!...

LINARES (a Carmen).- ¿Qué?... (va a ponerseen pie).

CARMEN (levándose el dedo a la boca).- Na-da, me he pinchado.

MORALES (cada vez más agresivo).- ¿Y quédiablos trae en esas cajas, Carmen? ¡Porque es cu-rioso!... ¡Nunca lo he visto sin el chico y las cajas!...¡Parecen San Rafael, Tobías y el pescado!...

CARMEN (visiblemente molestada, poniéndoseen pie y extendiendo a Linares la corbata).- Ahítiene la corbata, señor Linares.

LINARES (tomándola).- Gracias. (Carmen sedirige sin decir nada a salir por la izquierda.)

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MORALES (después de un momento de inde-cisión, adelantándose unos pasos hacia la izquier-da).- ¡Carmen!

CARMEN (deteniéndose).- Qué?MORALES (en tono de arrepentimiento).- ¿Se

ha enojado?CARMEN (sin poder disimular su fastidio).-

¡No, hombre, no! (vase por la izquierda y Moraleshace un gesto de abatimiento).

LINARES (después de ver salir a Carmen).-Amigo Morales, ha estado usted mal. ¡Lo desconoz-co!

MORALES (abatido).- Sí... ¡y lo peor es que sinrazón!... porque yo mismo lo comprendo, ¡la pobreno tiene la culpa!... (exaltándose) pero... ¡qué quie-re!... ¡es que no puedo! Me da rabia de verla tan...¡qué sé yo! Tan paciente... tan sumisa...

LINARES.- ¿Quién es el individuo?MORALES (con abatimiento).- Un tal Roca-

mora, dueño de un registro. (Con rabia) ¡Un bestia aquien le da por los regalos y que se ha empeñado envolcar aquí todas las porquerías que no le sirven ensu casa!

LINARES.- Pero... ¿y Carmen?

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MORALES (con amargura).- ¡Carmen!.. Ca r-men no le hace caso, pero ¡bah!... ¡para él no valendesprecios ni desaires! Suceda lo que suceda, conti-núa impasible, firme en sus trece y convencido delresultado, pues en su caletre no cabe que nadie pue-de resistirse a la lrga a un hombre que regala, vue l-ve a regalar y continúa regalando... Así lo entiende yno hay quién le haga comprender otra cosa. ¡Díga-me si no es irritante! .. .

LINARES (riendo).- ¡Curioso!...MORALES (indignado).- El hecho es que tiene

encantada a la familia y que no sale de aquí. Lomismo que el dentista Barroso... ¿Todavía no se havisto usted con Barroso? (Linares hace un gesto ne-gativo) ¡Pues ése es otro!... No hace más que reírse,¡de todo se ríe! ¿De veras no lo ha visto?... (Con ra-bia) ¡Dan ganas de pegarle para ponerlo triste!

LINARES (con malicia).- ¡Hum!... ¡me pareceque ha de bastar ser pretendiente de Carmen parano caerle a usted en gracia!

MORALES (un tanto desconcertado).- ¿Amí?... ¡No, hombre! ¡A mí qué me importa!... ¡Esque me indigna!... ¡En dos anos he visto desfilar atantos!... ¡Ahora son éstos, mañana serán otros, y la

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pobre Carmen es la víctima!.. (Con arranque) ¡Esque usted no sabe!... pero, ¡esa vieja!... ¡esa vieja!

LINARES (riendo).- ¡Pero, hombre! Al fin eslo natural. Querrá casar a la hija...

MORALES (sarcásticamente).- ¿Casarla?... ¡nosea usted inocente!... ¡Dios la libre a Carmen depensar en casarse! Si mañana llegara a tener interéspor alguno, la madre sería la primera en no dejarloponer los pies más aquí. ¡No ve que casándoseCarmen se concluye el filón y la casa se derrumba!...

LINARES (sorprendido).- Pero, entonces... (sedetiene, no atreviéndose a concluir la frase).

MORALES (rápidamente).- ¡Ah! ¡no!, eso no.No confundamos...

LINARES.- ¡Pues, no entiendo!MORALES.- Sí, yo antes tampoco lo entendía,

pero así es... (Con mucha intención y amargura gol-peándole el hombro). Aquí, amigo, sólo se compranamabilidades y sonrisas; tienen su precio... ¡comoque de eso se vive! Lo que sí, que esas sonrisas soncon frecuencia simples muecas con que se trata decontener las lágrimas que quieren brotar...

LINARES (sentido).- Me lo imagino. La pobreCarmen...

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MORALES (marcando mucho).- La pobreCarmen vive en una continua rebelión y en unconstante sometimiento. No puede sublevarse deltodo. Lo intenta, lo quiere; pero no puede.. ¡la v o-luntad brutal de la madre concluye por dominarlasiempre!

LINARES (mirando hacía la derecha).- Pareceque hay gente...

(Ambos miran hacia la derecha y escuchan.Después se oye golpear las manos.)

MORALES (en alta voz).- Adelante. (Nadieresponde.)

LINARES.- No le han oído...MORALES (acercándose hacia la derecha y

asomándose por la puerta).- Adelante.(Aparece Castro por la derecha.)CASTRO (a Morales).- ¿Cómo está? (le da la

mano). ¿Y la señora?MORALES.- Ha salido.CASTRO (desconfiado).- Salido... ¿de veras?MORALES.- ¡Sí, hombre, sí! ha salido.CASTRO.- ¿No podría hablar con la señorita

Carmen?MORALES.- Tampoco está.

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CASTRO (con desaliento).- ¡Pues, amigo, estagente me tiene loco!.. ¡Ya no sé qué hacer!

MORALES (conciliador).- Hay que tener unpoco de paciencia. Espérese unos días, cuando co-bren la pensión es posible que...

CASTRO (interrumpiéndole).- ¡No, hombre,no! ¡Si es una pura embrolla!... ¡ya lo estoy viendo!...¡no me van a pagar!

MORALES (sin convicción).- Pero, ¿por quéha de creer eso?

CASTRO (con abatimiento).- ¡Y lo peor es queyo también voy a ir a la calle, pues he faltado a mideber esperando más de lo que debía (Con un gestode resignación) ¡En fin!... Yo lo he hecho por la se-ñorita Carmen... ¡que si no!... (Con cierto reproche)Pero ella también ha procedido mal, porque...(Transición.) Bueno... hasta la vista (hace ademán deirse).

MORALES (por decir algo).- Cuando lleguenles diré que ha venido usted.

CASTRO (con sorna).- Sí, ¡lo van a sentir mu-cho!... (vase por la derecha).

MORALES (acercándose a Linares y cruzándo-se de brazos).- ¡Ya lo ve usted! ¡Siempre Carmen!...¡Y en todo es lo mismo!

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LINARES (con curiosidad).- Pero, dígame, ¿ylas hermanas, las otras muchachas?..

MORALES (haciendo un gesto significativo).-¡¡Uf!!...

LINARES.- ¡Siguen a la madre!MORALES.- Manuela es una tilinguita, usted la

ha visto, una tilinguita hipócrita y nada más; pero laotra ¡la Pepa!... (Con cómico terror) ¡Dios lo libre dela Pepa, amigo! Imagínese usted una mujer quehasta ahora no ha encontrado, ni por casualidad, unhombre que le diga una palabra, pero así, ¡como looye! Ni uno solo, ¿entiende?... ¡calcule cómo será!...¡Es claro!... ya no es mujer, ¡es una fiera!... (Linaresríe) ¡No, no se ría!... Muerde y araña como cualquierperro o cualquier gato... ¡póngasele a tiro y verá!

LINARES (riéndose).- Por lo pronto, no heconseguido todavía que me conteste cuando le doylas buenas tardes.

MORALES (encogiéndose de hombros).- ¡Quéva a contestar!... (Bruscamente) ¡No, de veras! ¡Noes broma! ¡A esa mujer hay que encontrarle un no-vio; de otro modo nos va a devorar!...

LINARES (riéndose).- ¡Vaya una familia!MORALES (con amarga ironía).- Usted escribe

novelas, no?

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LINARES (sonriéndose).- Novelas, no.MORALES.- Bueno, cuentos.. (señalando h a-

cia la izquierda) Pues ahí tiene tema para uno. Llá-melo "Flor de Pantano"... (Dirigiéndose hacia elforo.) Voy a buscar los apuntes para la clase (vasepor el foro).

LINARES (mirando hacia la izquierda y contristeza).- ¡Pobre muchacha!... (Se dirige despuéshacia el foro y en el momento en que va a salir gol-pean las manos hacia la derecha. Se detiene y vol-viendo la cabeza) ¡Adelante!

BARROSO (apareciendo por la derecha y dete-niéndose al entrar).- ¿La señora de Barranco?... (ríeimbécilmente).

LINARES (sin moverse del sitio).- No está, se-ñor.

BARROSO. ¡Cómo! ¿Que no está? (ríe lo mis-mo).

LINARES (resolviéndose a aproximarse y untanto sorprendido).- ¡Pues, hombre!... No estando...¿Qué le ve usted de extraño?

BARROSO.- ¡No!, si digo no más!... (ríe).LINARES (después de observarle un momento,

bruscamente y mirándolo con fijeza).- ¡Ah!... Ustedse llama Barroso... ¿no?

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BARROSO (riendo).- Sí, señor, Leónidas Ba-rroso.. ¿en qué me ha conocido?

LINARES (sonriendo).- ¡Se me ocurre, nomás!...

BARROSO (riendo).- ¡Ya sé! ¿Le habrán ha-blado de mí?...

LINARES.- Sí, mucho.BARROSO (riendo y muy contento).- Quién...

¿quién?... Diga quién...LINARES (serio).- ¿Conque buscaba usted a la

señora?BARROSO.- Sí, señor... (riendo). Pero, ¿usted

quién es? (lo examina con curiosidad).LINARES.- Pues la señora ha salido.BARROSO (serio).- ¡Caramba! ¿Y las mucha-

chas? (ríe).LINARES.- También.BARROSO (con pena).- ¡Pero vea!... y yo que

les traía unos encargos que me habían hecho...(muestra unos paquetes que trae en la mano).

LINARES.- Si quiere usted dejarlos... (le señalaun mueble como indicando que puede dejarlos en-cima de él).

BARROSO (vacilando).- No, más bien volveré.¿No sabe usted si tardarán mucho? (Linares hace un

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gesto indicando que no sabe.) Bueno.. no importa,volveré. (Extendiéndole la mano) Adiós, señor, ¿eh?mucho gusto (ríe).

LINARES (acompañándolo hasta la puerta dela derecha).- Adiós, señor Barroso, que le vaya bien.

BARROSO (aclarando).- Leónidas, LeónidasBarroso. (Riendo) ¿Y usted quién es?

LINARES (palmeándole familiarmente).-Adiós, ¡eh!... adiós (lo empuja hacia afuera hasta ha-cerlo desaparecer y se dirige después hacia el foro,por donde bruscamente aparece Morales, que vienesin cuello de camisa y sin corbata, visiblemente irri-tado).

MORALES (mostrando algo que trae en la ma-no).- ¡¡Pero no ve, hombre!!... ¡¡Si da una rabia!!...¡¡me han puesto a la miseria la brocha de afeitar!!

LINARES (aproximándose).- Qué le han he-cho?

MORALES.- Llena de pintura verde. ¿No ve?LINARES (riendo).- Me explico. Hoy vi a Pepa

pintando las tinas del patio... ¡Debe ser eso!...MORALES (exasperado).- ¡Es claro!... ¡la han

agarrado de pincel! ¡¡Si no digo!!... ¡¡Esta familia!!(con exaltación). ¡¡Ah!!, si no fuera porque no quiero(dirigiendo una mirada hacia la izquierda), porque

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no puedo irme, ¡mañana mismo me mandaba mu-dar!..

LINARES (con malicia).- ¿Y por qué no pue-de?... (Con sorna) ¡¡Con irse!!

MORALES (con fastidio).- ¡Eso es! ¡Venga aembromar usted también!... (se dirige a salir por elforo).

LINARES (gritándole).- ¡Oiga!... ¿Sabe quiénvino?

MORALES (deteniéndose).- ¿Quién?LINARES.- Barroso.MORALES (volviéndose precipitadamente).-

¿Barroso? ¿y dónde está?... (mira alarmado hacia laizquierda).

LINARES (sonriendo).- Se fue. Le dije que nohabía nadie.

MORALES (con entusiasmo).- ¡Muy bien he-cho! (le estrecha efusivamente la mano).

LINARES (retirando con viveza la mano).-¡Eh!... ¡cuidado con la pintura!...

MORALES.- ¡No, hombre, no! (con fastidiooyendo que golpean las manos hacia la derecha)¡Ahí golpean otra vez! (vase bruscamente por el fo-ro levantándose las solapas del saco).

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(Mientras Linares se adelanta, aparecen simultá-neamente Rocamora por la derecha y Carmen por laizquierda.)

ROCAMORA (saludando con la cabeza a Lina-res).- Buenas tardes. (Apercibiendo a Carmen, cuyapresencia en escena no ha notado todavía Linares yadelantándose hacia ella). Cómo está, Carmencita?(le da la mano).

CARMEN (Ilamando a Linares, que al aperci-birse de la presencia de Carmen ha intentado reti-rarse por el foro).- Señor Linares.. (Presentando aRocamora) El señor Linares, el señor Rocamora...

ROCAMORA (solemne y afectado, dándole lamano).- Mucho gusto, señor. (A Carmen) ¿La seño-ra y sus hermanitas?...

CARMEN.- Han salido.LINARES (haciendo una inclinación de cabe-

za).- Con el permiso de ustedes (hace ademán deretirarse por el foro).

CARMEN (vivamente).- ¡Señor Linares!(Linares se detiene y Carmen vacila corno si no su-piera qué decirle) Vea, hágame el favor, dígale aMorales que venga un momento (Linares hace unaseñal de asentimiento y vase por el foro).

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ROCAMORA (con solemnidad después de salirLinares).- ¿Quién es ese joven? (hace ademán de ira tornar una silla para serrarse).

CARMEN.- El nuevo inquilino. (Nerviosa-mente y quedando en pie). Mire, Rocamora, discúl-peme, pero... no estando mi madre ni lasmuchachas, me parece que lo natural... (se detienevacilando).

ROCAMORA (deteniéndose antes de llegar asentarse y demostrando extrañeza).- ¿qué?...

CARMEN (más resuelta).- Que volviese ustedcuando ellas estuvieran

ROCAMORA (decepcionado).- ¡Como a ustedle parezca! Pero le diré que no veo el motivo...

CARMEN (cavilando).- Usted comprende, es-tando sola...

ROCAMORA (con fastidio).- Acaba usted dellamar al estudiante, y justamente la he encontradoacompañada por ese otro (señala el foro) que, al finy al cabo... En fin, no sé. ¡Pero si ellos están, no veopor qué no puedo estar yo!...

CARMEN (con firmeza).- Morales y Linaresson nuestros inquilinos. Viven aquí, están en su ca-sa.

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ROCAMORA (ofendido).- Bueno.. bueno...me iré entonces... (Transcurre un instante en queRocamora la mira fijamente sin moverse del sitio ysin demostrar intención de irse. Después la cocineraentro por la izquierda y se dirige a salir por el foro).

CARMEN (impetuosamente a la cocinera).-¡Dígale a Morales que lo estoy esperando! (la coci-nera vese por el foro).

ROCAMORA (después de hacer un gesto defastidio se dirige a tomar su sombrero, que ha deja-do encima de una silla, y volviendo en seguida aCarmen y en tono de reproche).- ¿Qué le parece austed la sombrilla de anoche?

CARMEN (con voz contenida).- ¡Ah! a propó-sito, Rocamora... ¿No le he pedido a usted que mehaga el favor de no traerme nada? ¿Por qué se em-peña en hacerlo?

ROCAMORA (meloso).- ¡Oh!... ¡tratándose deusted, Carmen!

CARMEN (conteniéndose).- ¡Pero, si no eseso!... Desde que yo se lo pido, desde que le digoque no quiero que me traiga nada (con energía) queno quiero...

ROCAMORA.- Lo hago con tanto gusto...

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CARMEN (con impaciencia).- ¡Pues aunque lohaga usted con gusto!.. ¡Desde que yo me opo n-go!...

ROCAMORA.- Para mí no es sacrificio.CARMEN (exasperada).- ¡Ah! ¡qué duro!, ¡qué

duro es usted!... (se pasea nerviosamente).ROCAMORA (sin irritarse).- ¡Bah!... Usted sa-

be que la quiero, y al fin he de convencerla.CARMEN (exasperada, encarándose con él).-

¿Usted?... Usted?...ROCAMORA (sonriendo con afectación).- Sí,

yo, Carmencita, yo (enfáticamente). Si no soy rico,por lo menos...

CARMEN (con extraordinaria violencia).-¡Nunca!... ¡nunca! ¡Entiéndalo usted bien!... ¡Primerocualquier cosa!... ¡todo!... ¡menos casarme con usted!

ROCAMORA (imperturbable).- No crea, nocrea... (se sonríe con fatuidad).

LINARES (asomando por el foro).- SeñoritaCarmen, me pide Morales que lo disculpe. Se estávistiendo (hace ademán de retirarse).

CARMEN (impetuosamente).- ¡Entre, señorLinares! Hágame el favor, espérese (Linares se ade-lanta entonces algunos pasos. Durante un instantelos tres personajes guardan silencio. Rocamora no

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parece resuelto a irse. Carmen en actitud de esperano oculta su extrema violencia y Linares, después dedirigir una significativa mirada a mbos, se decidetranquilamente a tomar asiento y adopta una posi-ción cómoda, demostrando a las claras que está dis-puesto a esperar todo el tiempo que sea necesariopara que Rocamora se vaya).

ROCAMORA (bruscamente, pero sin abando-nar su solemnidad).- ¡Perfectamente! ¡Servidor deustedes! (se coloca ruidosamente el sombrero y vasepor la derecha).

LINARES (que se ha puesto de pie siguiendocon la mirada a Rocamora).- He comprendido. Lapresencia de ese hombre la estaba molestando austed.

CARMEN (muy excitada y estrujándose nervio-samente las manos).- ¡Sí, señor!.. ¡Sí, me molesta,me desespera! y ya no puedo... ¡no puedo más!

LINARES.- Pero... ¿Por qué no se lo dice ustedclaramente?

CARMEN (con desesperación).- ¡Si se lo he di-cho!... ¡hasta el cansancio se lo he dicho!, pero ¡esinútil! ¡Oh! ¡usted no lo conoce!... Insiste e insistirásiempre, ¡convencido que con sus regalos va a com-prar poco a poco mi voluntad! (Exaltándose) ¡Y si él

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supiera el efecto que me hacen!.. (Con extremaexaltación) ¡¡Hay momentos en que desearía serhombre para darle de bofetadas!!... (Cubriéndose elrostro con las manos y rompiendo a llorar, mientrasse deja caer sobre una silla profundamente abatida)¡Dios mío!... ¡Dios mío! ¡qué desgraciada soy! ...

LINARES (aproximándose a Carmen).- Vamos¡no sea niña! Levante esa cabeza, no llore... ¡No hayque afligirse así! (Carmen sigue sollozando.)

(Aparece Morales por el foro, concluyendo deatarse la corbata y muy apurado. Al apercibirse de laactitud de Carmen se acerca a ella precipitadamen-te.)

MORALES - ¿Qué es eso? ¿Qué tiene Carmen?CARMEN (poniéndose de pie y enjugándose

las lágrimas).- Nada, Morales, no es nada (se dirige asalir por la izquierda).

MORALES (afligido y siguiéndola).- ¿Cómonada? ¿Por qué llora? (Volviéndose a Linares, al verque Carmen sin responder vase por la izquierda)¿Qué ha pasado?

LINARES.- No sé, parece que ha tenido unaescena con el individuo ese... el Rocamora.

MORALES.- ¡Ah! ¡canalla!... pero, ¡cómo! ¿Es-taba Rocamora aquí cuando Carneen me llamó?

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(Con exaltación al ver una señal afirmativa que haceLinares con la cabeza) ¿Y por qué no me lo dijo,hombre?.. ¿por qué no me lo dijo?... (se pasea ne r-viosamente y haciendo ademanes de indignación).

LINARES (sonriendo).- ¿Para qué?, ¿para quenos hubiera dado un espectáculo viniéndose en ca-misa?

PETRONA (entrando por la derecha).- Buenastardes. (Al ver que nadie le contesta) Buenas tar-des...

LINARES.- Buenas tardes.PETRONA.- ¿No está tía? (Ante una señal ne-

gativa de Linares) Bueno, con permiso (se dirigehacia la izquierda).

MORALES (con irritación).- ¿Ya se va al bal-cón?

PETRONA (deteniéndose).- Sí, ¿y qué tiene? ...MORALES (en el mismo tono).- ¿A buscar

novio?PETRONA.- Sí, ¿y qué tiene?...MORALES (remedándole la voz).- No, no tie-

ne nada. ¡Vaya no más!... (Mientras Petrona hacien-do un gesto de fastidio se va por la izquierda)¡¡Cretina!!... (se pasea desordenadamente).

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LINARES (riendo).- ¡Hemos quedado muynerviosos, amigo Morales!

(Entran por la derecha doña María, Pepa y Ma-nuela. Estas dos últimas vienen discutiendo en vozalta.)

MANUELA.- ¡Ah, sí! ¡Cómo no! ¡Ya lo creo!PEPA (rabiosamente).- ¡Ya verás! ¿Qué te has

creído?MANUELA.- ¡Estás fresca! ¡Cómo no!DOÑA MARÍA (a gritos y cortando la discu-

sión).- ¡Basta! (A Manuela) Anda ligero a prepararel mate. Vengo muerta de sed. (A Morales y a Lina-res mientras se saca la gorra) ¿Ustedes aquí? (Ma-nuela se va por el foro sacándole la lengua a Pepa,mientras Morales y Linares se acercan a Doña Ma-ría. Pepa se precipita sobre la canastilla de costuraque había utilizado Carmen al principio del acto).

PEPA (muy irritada).- ¡No ve!, ¡ya me han an-dado con mi canasta de costura! (enfurecida apro-ximándose hacia la izquierda, después de examinarla canastilla ligeramente) ¡Carmen!..

LINARES (a doña MARÍA).- Todavía no heido por la imprenta, señora. Así que no tengo lasinvitaciones...

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PEPA (enfurecida asomándose por la izquier-da).- ¡¡Carmen!!

DOÑA MARÍA.- Bueno, tráigamelas mañana.No sea como este embrollón.. (señala a Morales).

MORALES (secamente).- Embrollón, ¿porqué?

PEPA (volviéndose hacia doña María y exaspe-rada al ver que Carmen no ha respondido).- ¡Ahítiene!... ¿ve? ¡Carmen me ha andado revolviendo lacostura!... (muestra la canastilla que tiene en la ma-no). ¿No dice usted que son invenciones mías!

DORA MARÍA (fastidiada).- ¡Bueno, hombre,bueno! ¡Qué tanto alboroto! ¡Vaya una cosa del otromundo...!

PEPA (enfurecida).- ¡Es que sabe que no quie-ro y lo hace de gusto por hacerme rabiar!

LINARES (muy amablemente).- Señorita, yotal vez, tengo la culpa.

PEPA (interrumpiéndole con violencia y ade-lantándose hacia él).- ¿Usted también? ¡Venga adisculparla ahora!... ¿qué tiene que mezclarse usted?Diga... ¿qué tiene que mezclarse?

LINARES (sorprendido y retrocediendo).- Pe-ro, es que..

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DOÑA MARÍA (imperiosa a Pepa y desde le-jos).- Te mando que te calles la boca. ¿Entendés?

MORALES (acercándose al oído de Linares).-¡Mire que muerde!..

PEPA (dirigiéndose enfurecida a Morales).-Qué le está usted diciendo en voz baja? ¡Usted loque es un zonzo!, ¿sabe? ¡Ya le he dicho que no semeta conmigo!

DOÑA MARÍA (irritada).- ¡¡Pepa!!MORALES (indignado y avanzando hacia Pe-

pa).- ¡Sí! Y a título de que soy un zonzo, pinta ustedlas tinas del patio con mi brocha de afeitar... ¿no escierto?

PEPA (encarándose con él).- Yo no he pintadonada, ¿entiende?... Yo no necesito nada de lo suyo,sabe?... ¿Qué es lo que se ha creído?

MORALES (a gritos).- Y yo le digo que sí hapintado. ¡Y también le digo que no volverá a pintar,porque ya estoy hasta aquí! (se señala la frente)¿Comprende?... ¡hasta aquí!

PEPA (enfurecida y desafiándolo).- ¿Y qué?...¿y qué?...

DOÑA MARÍA (a gritos, a Pepa, mientras seinterpone entre los dos).- ¡Cállate la boca! (A Mo-rales en igual forma) ¡Y usted también! (Aprove-

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chando un silencio) Qué se han imaginado? ¿Queasí no más me van a faltar el respeto?.. (Transicióndespués de un momento en que Morales y Pepa sehan dirigido miradas de rencor sin decir nada.) ¡¡Pa-recen chicos!! (A Linares y muy calmada). ¿Qué leparece?... ¡'Tamaños zánganos peleándose comocriaturas!... (A Pepa imperiosa) Andá a llamar a tuhermana Carmen. (Con mucha amabilidad, a Lina-res) Siéntese, Linares (le señala un asiento).

(Mientras Pepa vase en silencio por la izquierda,sin cesar de dirigir miradas de indignación a Mora-les, que le corresponde en igual forma, doña Maríatoma asiento y la imita Linares. Morales queda enpie.)

MANUELA (apareciendo por el foro).- Mama,hay poca yerba.

DOÑA MARÍA (muy amable a Linares).- Us-ted es aficionado al mate?

LINARES (sonriendo).- Sí, señora, suelo tomar.DONA MARÍA (insinuante).- ¿Por qué no se

va entonces hasta el almacén de la esquina y se traeun poco de yerba? Tomaremos unos matecitos...(Morales se da vuelta con un ataque de risa que inú-tilmente intenta contener y doña María no cesa dedirigirle miradas de irritación.)

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LINARES (sonriendo).- No hay inconveniente,señora (metiendo la mano en el bolsillo) pero, ¿nosería lo mismo que fuese la cocinera? (saca dinero).

DOÑA MARÍA (apresuradamente).- Sí, ¿porqué no? lo mismo es. (A Manuela, señalando el di-nero que tiene en la mano Linares y sin descuidar aMorales, que por ratos vuelve a reír) Decile a Ger-trudis que se traiga un kilo de yerba (Mientras Ma-nuela toma el dinero de mano de Linares) ¿Legustan con azúcar quemada?

LINARES (sonriendo).- ¡Como lo tomen uste-des! ¡Me es igual!..

DOÑA MARÍA (apresuradamente a Manuela).-Entonces que traiga un kilo de azúcar también. (Mi-ra nuevamente a Morales, mientras Manuela vasepor el foro y después con mucha tranquilidad a Li-nares) ¡Yo no sé lo que le pasa a esta muchacha!Desde hace días tiene algo entraño... (con intención)¿no se lo ha notado?

LINARES (con sorpresa).- ¿yo?... no, señora.DOÑA MARÍA (mirándolo de reojo y con in-

tención).- Yo creo que está enamorada.MORALES (estallando de risa).- ¿Quién está

enamorada? Manuela?

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DOÑA MARÍA (con acritud a Morales).- ¿Ypor qué no ha de estarlo? ¿Cree usted que la pobre-cita no puede enamorarse como cualquiera? (confastidio viendo que Morales no cesa de reír) ¡No séa qué viene esa risa!.. (fulminándolo con la mirada)¡vaya una pavada!

LINARES (interviniendo).- Bueno, ¡como yo laconozco tan poco!...

DOÑA MARÍA.- ¡Es claro, si se lo pasa escri-biendo en su cuarto...! (En tono de amable recon-vención) Es usted muy poco sociable, pero connosotras déjese de cumplimientos y véngase todoslos días a tomar mate.

LINARES (sonriendo).- Muchas gracias.MORALES (a L inanes, soltando a reír otra

vez).- Aquí a la vuelta hay una yerba muy rica.Apenas se dobla la esquina... (acompaña a la palabrael ademán).

DOÑA MARCA (con mucha rabia).- ¡Gracio-so!... ¡Serán todos como usted!... ¡Que es nuestraseñora del Triunfo!

(Entra la cocinera por el foro y vase por la dere-cha.)

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PEPA (entrando por la izquierda).- Ya va a ve-nir Carmen (se sienta aislada a la izquierda y en ac-titud que revela mal humor).

DOÑA MARÍA (a Pepa).- Pero, acércate, mu-jer.. ¿por qué te vas tan lejos?

PEPA (malhumorada).- Déjeme, estoy condolor de cabeza.

DOÑA MARÍA (a Morales).- Morales, ¿quierever por qué no viene Manuela con el mate?

MORALES.- ¡Pero si recién sale! No tienetiempo...

DOÑA MARÍA (insinuante).- No importa, va-ya.

MORALES.- ¡Pera si recién sale!DOÑA MARÍA.- No importa, ¡hágame el fa-

vor!MORALES.- Pero...DOÑA MARÍA (sulfurándose).- ¡Le digo que

vaya! (A Linares en tono confidencial, mientras Mo-rales haciendo un gesto de rabia obedece yéndosepor el foro) Pues esa muchacha me tiene preocupa-da. Fíjese y verá: está pálida, triste...

LINARES (con aparente ingenuidad).- Le ha-brá hecho daño alguna cosa.

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DOÑA MARÍA (impacientándose).- ¡No,hombre! ¡No es eso lo que digo! (lo retira con rece-lo, pero se tranquiliza ante su impasibilidad) Me re-fiero a cierta clase de preocupaciones.. Esta tarde,sin ir más lejos, nos han ido siguiendo dos jóvenesmuy bien que la festejan. ¡Pues ni por casualidad seha dado vuelta para mirarlos! (A Pepa) ¿Cómo esque se llama el rubio, Pepa?

PEPA (siempre displicente).- ¿Qué rubio?DOÑA MARÍA.- El de Manuela.PEPA (en igual tono).- Ruiz. (Entra Manuela

con el mate y se dirige a Linares.)DOÑA MARÍA (a Linares).- ¿No ve? Ruiz. Es

sobrino del ministro Ruiz...MANUELA (con ingenuidad a doña MARÍA).-

¿Quién? ¿el rubio?... ¡No, mama!, lo han criado en lacasa (ofrece el mate a Linares).

DOÑA MARÍA (con fastidio a Manuela).-¡Qué sabés vos, mujer!

MORALES (cruza apresuradamente el foro a.derecha mirando el reloj).- ¡No alcanzo la clase!

DOÑA MARÍA (gritándole).- ¡No se olvide delo que me prometió! (Morales desaparece por la de-recha).

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LINARES (devolviendo el mate a Manuela).-Muchas gracias, señorita.

MANUELA (con zalamería).- ¿Estaba a sugusto? (toma el mate).

LINARES (sonriendo).- ¡Como de sus manos!MANUELA (riendo).- ¡Gracias! (se dirige a sa-

lir por el foro).DOÑA MARÍA (que ha observado con malicia

la escena).- ¡Manuela! (Manuela se detiene). Qué-date vos, que siga cebando Pepa. (A Pepa imperio-samente! Vení, Pepa, seguí cebando. (Se ha puestode pie y colocada un poco detrás de Linares haceseñas a Manuela indicándole que debe sentarse allado de éste).

PEPA (displicente).- ¿Yo?..DOÑA MARÍA (terminantemente). - Sí, vos.

(Pepa de mala gana se dirige al sitio donde ha que-dado parada Manuela. Doña MARÍA, pasando de-trás de Manuela y muy rápidamente mientras laempuja hacia Linares.) ¡Contribuí siquiera con layerba! (se dirige hacia la izquierda por donde apare-ce en ese momento Carmen).

MANUELA (a Linares, aproximándosele y en-tregando al pasar el mate a Pepa, que vase por el

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foro).- ¡Ah! me olvidaba de decirle que estuvieron abuscarlo (se le sienta al lado).

LINARES - ¿A mí?.. ¿quién? (siguen conve r-sando en voz baja).

(Entra la cocinera por la derecha trayendo unosgrandes paquetes y sale por el foro.).

DOÑA MARÍA (secamente a Carmen).- ¿Porqué has tardado tanto?

CARMEN.- Estaba arreglando una ropa.DOÑA MARÍA.- Encontramos a Rocamora

en la calle. ¿No has querido recibirlo? ¿No?CARMEN (con fastidio).- ¡Desde que estaba

sola!DOÑA MARÍA.- ¡Jesús! ¡Ni que te fuera a

comer!... (Amenazadora) Ahora va a venir a tomarmate. ¡Cuidado con lo que hacés! ¿Eh?

MANUELA (a doña MARÍA en voz alta y muyadmirada).- ¡Mama! :Sabe quién es el joven que es-tuvo esta mañana?

DORA MARÍA (acercándose a ella mientrasCarmen se sienta aislada en el sitio que antes ocupóPepa).- Quién? (Entra Pepa por el foro con unmate que le da a doña MARÍA).

MANLIELA.- Un diputado amigo del señorLinares.

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DOÑA MARÍA (haciendo un movimiento desorpresa y acercándose a Linares).- ¿Amigo suyo?

LINARES.- Sí, señora, hemos sido condiscí-pulos.

DOÑA MARÍA (con ansiedad).- Pero, ¿enton-ces usted podría hacerme aumentar la pensión? (de-vuelve el mate a Pepa que vase por el foro).

LINARES.- Lo intentaré por lo menos..DOÑA MARÍA (agitada).- ¡Pero, hombre de

Dios! ¡Y no decía usted nada!... (llamando a Car-men) ¡Carmen! (A Manuela imperiosamente) ¡Salívos de ahí! Andá, seguí cebando mate. (A Carmen,mientras Manuela hace un gesto de contrariedad yvase por el foro) ¿Has oído? El señor Linares va ahacerme aumentar la pensión. Explícale bien de loque se trata (la toma del brazo y la quiere hacersentar en la silla que ha dejado vacía Manuela), ex-plícale... (impaciente viendo que Carmen no sesienta) ¡Sentate, mujer, sentate!

LINARES (apresurándose a ponerse de pieviendo la situación violenta de Carmen).- Tenemostiempo, señora.

DOÑA MARÍA (alarmada).- ¿Se va?LINARES.- Voy hasta mi cuarto a corregir

unas pruebas.

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DOÑA MARÍA (solícita).- ¿No necesita que leayuden?

LINARES (sonriendo).- No, señora, no.DOÑA MARÍA.- Pero se va ocupar de noso-

tras, ¿no es cierto que se va ocupar? Lo ha prometi-do..

LINARES.- Sí, señora, esté tranquila (saluda yse dirige hacia el foro).

DOÑA MARÍA (afectuosamente).- ¡Y no tra-baje tanto que se puede enfermar! (Solícita) Si preci-sa algo, avise... (Linares sonríe, saluda y vase por elforo).

DOÑA MARÍA (apresuradamente a Carmen yen tono de súplica).- ¿Carmencita! ¿Te das cuenta?¿Es preciso, es preciso que este hombre nos hagaaumentar la pensión! ¡Yo te lo suplico, Carmencita!

CARMEN.- Pero ¿y qué quiere que yo haga?DOÑA MARÍA (insinuante).- ¡Ser de otro

modo, mujer! ¡No ponerle esa cara de vinagre conque ahuyentas a la gente! ¡Sé amable, reíte un po-co!... (Con mucha suavidad) Pero, ¿es posible quealguna vez no entrés en razón? ¡Pensá en tu pobremadre que está enferma y vieja, que pocos años lequedan de vida, y que nada te cuesta complacerla!¿Lo harás?... ¿no es verdad que lo harás?

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CARMEN (confusa).- ¡Pero si yo no sé qué ..(Por el foro entra Manuela con el mate y doña

María se lo toma bruscamente de las manos.)DOÑA MARÍA ( extendiéndole el mate a Car-

men).- Andá, llevale este mate.CARMEN (protestando).- Pero, mama. ¡Si es-

tará en su cuarto!...DOÑA MARÍA (tranquilamente y con el brazo

estirado).- ¡Y qué importa!... Se lo alcanzas desde lapuerta, andá.

CARMEN (resistiendo y sin tomar el mate).-Pero, mama...

DOÑA MARÍA (imperiosamente).- Vamos,pronto, ¡andá! (Carmen no parece decidirse, cuandose presenta por la derecha Rocamora).

ROCAMORA.- Aquí me tienen ustedes.(Asomándose después hacia el exterior) Entró...

CARMEN (después de echar una rápida ojeadaa Rocamora, arrebatándole el mate de las manos adoña María y con mucha resolución).- ¡Traiga! (vasebruscamente por el foro).

DOMA MARÍA (muy amable).- Adelante,adelante (se dirige hacia Rocamora seguida por Ma-nuela, en tanto que aparece por la derecha un mu-

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chacho trayendo al hombro una gran caja de car-tón).

ROCAMORA (al muchacho).- Dejala allí (se-ñala una silla sobre la que el muchacho deposita lacaja) Andá no más (el muchacho vase por la dere-cha y Rocamora mira después a su alrededor comobuscando a alguien, mientras doña María y Manuelaobservan con curiosidad la caja sin decir nada).

DOÑA MARÍA (después de un momento deespera).- Siéntese, pues, lo estábamos esperando.(Siéntanse los tres personajes y en ese momentoaparece por el foro Pepa y se detiene al entrar, con-trariada por encontrarse con Rocamora).

PEPA.- ¡¡Oh!! (vacila entre irse o quedarse).DOÑA MARÍA (que la apercibe).- Entrá, Pepa,

entrá.PEPA (de mal talante).- Buenas tardes (torna

asiento en el otro extremo del salón, en el sitio queocupó antes y adopta una actitud de absoluta indife-rencia para el resto de los personajes).

ROCAMORA.- Me pareció ver a Carmen alentrar..

DOÑA MARÍA (Muy amable).- Ya viene. Esque se ha emperrado en prepararle ella misma el

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mate.. ¡Está lo más contrariada por no haberlo p o-dido recibió hoy!

ROCAMORA (disimulando su despecho).-¡Oh!... ¡qué importa!

DOÑA MARÍA (con zalamería).- ¡Como enesta casa se le quiere a usted tanto!... ¡Todo el día sehabla de usted! Carmen con la sombrilla de anocheestá encantada, no sabe qué hacer... (mira disimula-damente la caja).

MANUELA (con aspavientos).- ¡Como que espreciosa! ¡También tiene usted un gusto!... (junta lasmanos en señal de admiración y mira a la caja).

ROCAMORA (echándose para atrás).- ¡Phs!, elhábito, la costumbre...

DOÑA MARÍA.- ¡Ah! ¡eso sí! ¡todos sus rega-los son del mejor gusto! ¡Yo no sé cómo hace ustedpara elegir tan bien!... (quiere mirar a la caja y secontiene). Siempre lo estamos diciendo. ¿No esverdad, Pepa?

PEPA (desde su sitio y displicente).- ¿Qué?...DOÑA MARÍA (expresiva).- Los regalos de

Rocamora... ¡tan bonitos!PEPA (con displicencia ).- Sí, muy bonitos.ROCAMORA (tratando de sonreír sin abando-

nar su importancia).- Es mi lado flaco. ¡Toda la vida

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me ha dado por los regalos! (Con mucho énfasis)¡Phs!.. al fin es un placer como otro cualquiera. (Adoña María) ¿No le parece? ¡Desde que se puede!

DOÑA MARÍA (con muchos aspavientos).-¡Ya lo creo! ¡Es lo que yo siempre digo! ¡¡Se gozaregalando!! (hace un movimiento con los brazos,como quien tira un montón de cosas por delante).

ROCAMORA (mirando hacia el foro y tratandode sonreír).- Pero, ¡saben ustedes que se hace espe-rar el mate?

DONA MARÍA (con calma).- Es que debe es-tar quemando el azúcar... ¡Esta Carmen es tan pro-lija!

BARROSO (apareciendo bruscamente por laderecha con un montón de paquetes y deteniéndoseal entrar).- Buenas tardes (ríe imbécilmente).

DOÑA MARÍA (levantándose bruscamente yprecipitándose sobre Barroso).- ¡Ah! ¿lo trajo? Jus-tamente iba a mandar para allá.

(Al acercársele en voz baja) ¡Estamos con un lo-co! ¡Salga ligero! ¡Ligero! (Barroso con cara de sustomira a Rocamora por encima del hombro de doñaMaría y desaparece por la derecha retrocediendoseguido de doña María que sale también.)

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ROCAMORA (a Manuela).- Quién es esehombre?

MANUELA (vacilando).- No sé, no lo conoz-co. (A Pepa) Pepa, ¿lo conocés vos?

PEPA (displicente siempre).- Yo no.ROCAMORA (con mucha solemnidad).- Tiene

cara de asesino.MANUELA (fingiéndose asustada).- ¡Ay!.. ¿de

veras? ¿Le parece?... (se pone de pie).ROCAMORA (muy grave).- ¡Por lo poco que

he visto no me gusta nada!MANUELA.- ¡Pobre mama! Voy a ver... (va a

dirigirse a la derecha cuando aparece por ésta doñaMARÍA).

DOÑA MARÍA (trayendo en los brazos los pa-quetes de Barroso y con mucha naturalidad).- ¡Es-tas tiendas están imposibles! (Aludiendo a lospaquetes) Unas compras de esta mañana, que reciénme las traen. (A Manuela) Tomá, Manuela, llevóestas compras para adentro.

MANUELA (que se ha adelantado a recibir lospaquetes, en voz baja).- ¿Qué le dijo?

DOÑA MARÍA (aparte y rápidamente).- Queera un pariente loco que le daba por pegar. (Ma-

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nuela vase con los paquetes por la izquierda y doñaMARÍA vuelve a su asiento).

ROCAMORA (muy grave).- Pues el mate nollega.. (mira hacia el foro).

DOÑA MARÍA (con calma).- ¡Oh!... no puedetardar. (A Pepa) Pepa, ¿por qué no le recitás a Ro-camora esos versos tan bonitos que sabés?

PEPA (sorprendida).- ¿Yo?DOÑA MARÍA (Muy seria).- Naturalmente,

hija. ¡Si recitas muy bien!... Vení, ¡dejare de vergüen-zas!... (Pepa la mira asombrada y no sabe si enojarseo no. Termina por hacer un gesto y vuelve a su ac-titud de indiferencia.)

LINARES (entrando por el foro y dirigiéndosea salir por la derecha llevando el sombrero en lamano).- Buenas tardes (sale por la derecha y Roca-mora no contesta).

DOÑA MARÍA.- Buenas tardes. (A Manuelaque aparece por la izquierda y con mucha resolu-ción) andá decile a Carmen que venga en seguida,que se deje de tantos preparativos, que no la vamosa criticar. (Manuela vase por el foro).

ROCAMORA (secamente).- Ese joven que salióes el nuevo inquilino, ¿no?

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DOÑA MARÍA (con aparente desdén).- ¿Ese?sí, el inquilino.

ROCAMORA.- ¿Cómo se llama?DOÑA MARÍA.- Linares..ROCAMORA.- ¿Es argentino?DOÑA MARÍA - Creo que sí.ROCAMORA.- ¿En qué se ocupa?DONA MARÍA.- En nada. Escribe... (Roca-

mora saca ceremoniosamente una libreta de apuntesy toma notas sin levantar los ojos. Entre tanto entramuy apresurada Manuela por el foro y le dice algomuy rápido en el oído a doña María. Ésta se levantay vase por el foro, mientras Manuela se sienta en lasilla que aquella deja vacía.

ROCAMORA (mientras sigue escribiendo).-Cuántos años tiene?

MANUELA (sorprendida).- ¿Quién?ROCAMORA (dándose cuenta).- ¡Ah!... (Con-

tinuando el interrogatorio) ¿cuántos años tiene elnuevo inquilino?

MANUELA.- ¿Cuántos le parece? Tendrá vein-ticinco o treinta y cuatro...

(Rocamora escribe)ROCAMORA.- ¿Soltero?MANUELA.- ¡Naturalmente!

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ROCAMORA.- ¿Sabe leer?MANUELA (hace un gesto de ignorancia y

después).- escribir sabe.. ( Rocamora anota).ROCAMORA.- ¿Ha estado preso alguna vez?MANUELA (azorada).- No lo sé.ROCAMORA (guardando la libreta muy cere-

moniosamente.- ¡Cuando hable con él dígale que lotengo marcado!...

MANUELA.- ¿Porqué?... ¿porqué?...(Rocamora hace un movimiento con la mano

como indicando que hay que darle "tiempo al tiem-po". Aparece por el foro Carmen con un mate en lamano y seguida por doña MARÍA que la viene em-pujando con disimulo.)

DOÑA MARÍA (triunfante).- ¿No le decía yo?Empeñada en lucirse con usted! Aquí la tiene (Ro-camora sin mirar a doña María ni a Carmen y ha-ciéndose el que no nota su presencia, se levanta depronto y con aire solemne, con la manifiesta inten-ción de producir un golpe teatral, dirígese lenta-mente al sitio donde está colocada la caja a queantes se ha hecho referencia; la toma después y enactitud majestuosa se aproxima al sitio donde estáPepa y la coloca delante de ella).

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ROCAMORA (solemne).- Esto es para usted,Pepa (se inclina ceremoniosamente).

PEPA (poniéndose de pie bruscamente y conazoramiento).- ¡Para mí?.. ¿para mí?...

ROCAMORA (tratando de ser lo más suaveposibles.- Sí, para usted. (Doña Maaría, Carmen yManuela han permanecido inmóviles a la distancia,presenciando curiosamente la escena. Pepa con unagran nerviosidad abre la caja y saca de ella un lujosobatón que levanta en alto y examina ávidamente.)

PEPA (con voz un poco temblorosa por laemoción).- ¿Es para mí?

ROCAMORA (galantemente).- ¡Esto y todocuanto usted quiera! (hecha una rápida mirada haciaCarmen, lo más disimulada posible).

PEPA (con voz emocionada).- Muchas gracias,Rocamora, muchas gracias (se aleja unos pasos y sedeja caer sobre una silla).

DOÑA MARÍA (azorada, a Manuela y mientrasCarmen se adelanta con naturalidad hacia Rocamoracon el mate en la mano).- ¿Qué quiere decir esto?

CARMEN (a Rocamora, ofreciéndole el mate).-¿Quiere un mate, Rocamora?

ROCAMORA (haciéndose el sorprendido yaparentando desdeñosa indiferencia).- ¡Ah!... :es us-

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ted, Carmen? (Toma el mate, lo chupa y devolvién-doselo en seguida) Está frío, gracias (sin preocupar-se más de ella se dirige hacia Pepa, a quien habla envoz baja y con mucha afectación).

DOÑA MARÍA (a Carmen, que pasa hacia elforo llevando el mate).- ¡A las mil maravillas, hija!..¡Con Linares iba a ser una complicación!

(Carmen sonríe y vase por el foro. DoñaMARÍA se lleva después el dedo a los labios indi-cando a Manuela que lo que corresponde es guardarsilencio, yendo ambas a sentarse juntas en el extre-mo opuesto, desde donde observan siempre a Ro-camora y a Pepa, aparentando conversar entre ellas.)

PEPA (a Rocamora en voz baja y emocionada ycon mirada tierna).- ¡Fíjese en lo que está diciendo!

ROCAMORA (con calor).- ¡Es que es así, Pe-pa!

PEPA (con voz temblorosa).- ¡No, no es cierto!¡Me está usted engañando, Rocamora!

ROCAMORA (con pasión).- ¡Yo se lo juro!(dirige una rápida ojeada al grupo, deseoso de ver siCarmen está presente. Doña María y Manuela, quedesde un instante antes guardan silencio, se poneninmediatamente a conversar, disimulando).

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PEPA (mirando a Rocamora, siempre lángui-damente).- Y entonces, ¿por qué.. ? (se detiene).

ROCAMORA.- ¿Qué?PEPA (con ansiedad).- ¿Por qué todo hacía su-

poner otra cosa?ROCAMORA (haciéndose el sorprendido).-

¿Otra cosa?PEPA (Con suavidad).- ¡Oh!... ¡ Usted sabe

muy bien lo que le digo!(Entra Carmen por el foro con el mate y se lo

ofrece a doña María.)ROCAMORA (después de convencerse con

una rápida ojeada de la presencia de Carmen.).- ¡Pe-ro, ¿cómo!... ¿y ha podido creer usted en eso?...(Con vehemencia y accionando mucho para apa-rentar gran interés en lo que debe suponer Carmenque está diciendo). ¡Si yo, Pepa, hace mucho que hedeseado vivamente el momento feliz de podérselodecir!... (rápida mirada a Carmen. ¡Si he ansiado laoportunidad de poder expresarle todo lo que siento,recelando este secreto, Pepa, que ya no podía con-tener más tiempo! Si yo (nueva ojeada a Carmen) laquiero a usted en silencio desde el primer momentoque la vi (Carmen recibe el mate de manos de doñaMaría y vase por el foro). Desde aquella tarde, Pepa,

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en que entrando usted al registro me pareció que elsol había entrado, que todo era luz, y que por todaspartes.. (rápida ojeada que le permite asegurarse deausencia de Carmen, lo que apaga bruscamente suinspiración. Después, sin entusiasmo) Desde enton-ces, Pepa...

PEPA (que lo ha escuchado con arrobamien-to).- ¡Ah!... ¡no me engañe, Rocamora! ¡No me en-gañe!... ¡Sería un crimen que me engañara usted!

ROCAMORA (tendiéndole la mano).- ¡No digausted eso! Hasta mañana (recobra su solemnidadhabitual)

PEPA (tendiéndole la mano).- Hasta mañana.(Se pone de pie y lo sigue, mientras Rocamora seaproxima a doña María y a Manuela, que parecenestar muy entretenidas en una conversación que noles permite apercibirse de nada)

ROCAMORA (solemnemente a doña María).-Me voy, señora.

DOÑA MARÍA (haciéndose la sorprendida).-¡Ah!... ¡Tanto gusto, Rocamora! (le da la mano).

ROCAMORA.- Adiós, Manuela (se dirige haciala derecha y de pronto dase vuellta y con afectaciónmira a los lados. Después, aparentando indiferen-

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cia). No, nada, es que no me acordaba si estabaCarmen aquí.. (saluda ceremoniosamente y vase).

(Inmediatamente después de salir Rocamoradoña MARÍA y Manuela corren hacia la caja quecontiene el batón, al que comienzan entre las dos aexaminar nerviosamente. Entre tanto Pepa ha que-dado en pie cerca de la puerta derecha, con la vistafija en el suelo y revelando una profunda preocupa-ción.)

PEPA (después de un momento de silencio ycon la cara resplandeciente de felicidad).- ¡Ay!...mama... mama... ¡qué contenta estoy!

DOÑA MARÍA (preocupada en examinar elbatón).- ¡Y tenés razón! ¡Porque es precioso!

MANUELA.- (ocupada en lo mismo) ¡Lindísi-mo!

PEPA (con voz desfallecida).- ¡No!... mama, no.¡No es por eso!... (Se deja caer sobre una silla y apesar de tener la cara sonriente y expresando grancontento, se lleva el pañuelo a los ojos para conte-ner las lágrimas que de ellos brotan).

DOÑA MARÍA (después de mirarse con Ma-nuela demostrando asombro, se acerca a unos pasosseguida de ésta).- ¿Qué tenés? (Pepa sin contestarapoya la cabeza sobre los brazos y lloran en silencio,

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lo que hace detenerse a la distancia a doña María y aManuela, que revelan estupor. Después, Manuelaquiere precipitarse sobre Pepa y doña María la de-tiene con el brazo extendido).- ¡Dejala! ¡Ni cuandomurió el padre la había visto llorar!..

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ACTO TERCERO

La misma decoración del otro anterior. (Seoye la voz de doña Mari que gradualmenteviene aproximándose y llamando a Ma-nuela.

DOÑA MARÍA (apareciendo por el foro).-¡Manuela! (Haciendo un gesto al ver aparecer a Ma-nuela por la izquierda) ¡Al fin, mujer!.. ¿De dóndesalís? Desde hoy te estoy llamando.

MANUELA.- No la he oído, estaba en el bal-cón.

DOÑA MARÍA.- ¿Pero vos te lo pasás todo eldía en el balcón’

MANUELA.- (sonriendo).- Está en la esquinael morocho gordo

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DOÑA MARÍA (remedándole la voz).- ¡Elmorocho gordo!.. (En tono desdeñoso) ¡Bonitomamarracho!

MANUELA (con fastidio).- ¡Oh!... ¿y qué quie-re que yo le haga si no hay otro?... ¡Qué fastidio,¡siempre con lo mismo!

DOÑA MARÍA.- Bueno, andá ayudá a tu her-mana Pepa.

MANUELA.- ¿Dónde está? .DOÑA MARÍA. Amasando las tortas fritas que

le prometió a Rocamora. Andá a ayudarla. (Manuelavase por el foro y doña María se dirige hacia la iz-quierda) ¡Carmen! (repitiendo el llamado) ¡Carmen!(golpea las manos a la derecha y entonces doña Ma-ría se dirige hacia ella) ¡Adelante!

(Aparece por la derecha Jenaro.)DOÑA MARÍA.- ¡Ah!... ¿sos vos?... ¿qué hay?JENARO.- Dice el señor Barroso que confor-

me despache a un cliente que lo está embromando,va a venir a tomar mate.

DOÑA MARÍA.- Bueno, decile que lo espera-mos, y que no se olvide de lo que me prometió.(Hace ademán de despedir a Jenaro, pero este pare-ce indeciso y no se va) ¿Qué esperás?

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JFNARO.- (vacilando) ¿Y la niña Carmen?(Levantándose sobre la punta de los pies mira haciala izquierda, por sobre el hombro de doña María).

DOÑA MARÍA.- ¿Que querés con Carmen?JENARO (resolviéndose).- Es que me dijo que

a escondidas le diera esto (con mucho trabajo sacadel pecho un ramito de violetas que trae oculto)

DOÑA MARÍA (tomándolo).- ¿Violetas?..Bueno, lo mismo es... Ándate (Jenaro desaparecepor la derecha y doña María se aproxima a la puertade la izquierda mientras huele desdeñosmente elramito) ¡Papanatas!... (Asomándose por !a puertaizquierda)

¡Carmen! (Aparece Carmen por la izquierda.)DOÑA MARÍA.- ¿No has oído que te llamaba?CARMEN (con suavidad).- Estaba vistiéndome.DOÑA MARÍA (extendiéndole el ramito).- De

parte de Barroso... (Carmen sin decir anda, toma elramito, lo arroja a la distancia y queda impasiblemirando a dona María, que a su vez sin enojarse ycon toda calma, se acerca a recogerlo y lo vuelve atirar hacia el exterior por la puerta izquierda) Tiralopor lo menos adentro, para que cuando venga no lovea. (Volviéndose hacia Carmen, con naturalidad)¿No le has preguntado a Linares si necesita algo?

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CARMEN.- No, mama; tenía la pieza cerrada.DOÑA MARÍA (con naturalidad).- Golpeale la

puerta. ¡Andá!CARMEN (con impaciencia).- Pero, ¿para que?DOÑA MARÍA (imperativa).- ¡Te digo que va-

yas! ¡Qué tanta pregunta!CARMEN (suplicante).- Pero oiga, mama, oi-

ga... ¡Me está usted haciendo hacer cosas que almismo Linares le chocan! (Ante un movimiento deimpaciencia de doña María) ¡Si no es para que seenoje!... Pero, escuche, ¡haga el favor!, ¡escuche!(Doña María parece resignarse a escuchar) Duranteestos últimos quince días he estado yendo a su piezaa cada rato. ¡Y siempre con pretextos ridículos!...¿Usted cree que él mismo no se da cuenta? ¡Si me lodice, mama!... ¿Sabe lo que me dijo ayer? ¡Que metenía lástima!

DORA MARÍA.- ¿Lástima? ¡Y por qué te va atener lástima?

CARMEN.- ¡Porque ve! ¡Porque comprende!Porque no es como los otros, mama... ¡Eso es loque usted no quiere entender!

DOÑA MARÍA (desdeñosamente).- ¡Pues nosé lo que tenga de distinto a los demás!... Lo que esa mí, hijita, me parece igual a todos.

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CARMEN (con convicción).- ¡Oh!.. ¡no es lomismo! (mueve la cabeza para uno y otro lado).

DOÑA MARÍA (con desdén).- ¡Bah!... (Mali-ciosamente) ¿Te ha dicho algo?

CARMEN.- ¿Algo de qué? (Doña María sonríecon malicia y Carmen comprendiendo hace una se-ñal negativa con la cabeza).

DOÑA MARÍA (incrédula)- ¡No te ha hecho elamor? (Con sorpresa ante otra señal negativa deCarmen) ¿No?

CARMEN.- No, y precisamente por eso le es-toy agradecida.

DOÑA MARÍA (desconcertada).- Pues, hijita,¡no entiendo!... (Incrédula) Pero, entonces, ¿cómose ha ocupado del asunto de la pensión ? Ya ves, ensólo quince días ya tiene el despacho favorable .

CARMEN.- ¿Y eso que tiene que ver? No ledigo que es distinto a los demás... (Doña María hacecon la cabeza una señal de incredulidad.) Ya ve, us-ted se ha empeñado en que yo copie los originalesque escribe... ¡Yo! ¡mama!... ¡¡con mi pobre letra!!...¡Imagínese las copias que haré! Pues él no me dicenada, me deja hacer; pero estoy segura que lo únicoque se propone es que aprenda a escribir... ¡Para esosirven mis copias!

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DOÑA MARÍA (sin dejarse convencer).- Sí,pero muy bien que de esa manera hemos consegui-do que se tome interés por nosotros.

CARMEN.- Hubiera hecho lo mismo sin nece-sidad de estas cosas.

DOÑA MARÍA.- ¡Eso no lo sabemos!.. (Enotro tono) Y como ahora es preciso que se trate elasunto por la Cámara, dejaté de zonceras (empuján-dola suavemente) y andá, hijita, ¡andá!

CARMEN (queriendo resistir).- Pero, escuche,mama...

DOÑA MARíA (perdiendo la paciencia e impe-riosamente).- ¡Te digo que vayás, ¡¡oh!!

(Carmen hace un gesto de resignación y vasepor el foro.) (Aparece Petrona por la derecha.)

PETRONA (corriendo a abrazar a doña María ymuy contenta).- ¡Ahora va a venir!

DOÑA MARÍA (con extrañeza).- ¿Quién?PETRONA (alarmada).- ¿Cómo quién?... ¡mi

novio! (Con ansiedad) ¡Qué, no le dijo nada Ma-nuela?

DOÑA MARÍA (recordando).- ¡Ah, sí!... ¡ni meacordaba!

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PETRONA (volviendo a recuperar la alegría).-Está en la esquina y espera una seña desde el balcón(se frota los brazos de contento).

DOÑA MARÍA (recapacitando).- Despacio,despacio y vamos a cuentas.. (quiere decir que vostenés un novio y que, con el pretexto de venir a co-ser con las muchachas, querés verte aquí con él, ¿noes eso?

PETRONA.- Sí, pues, sin que mama sepa nada.DOÑA MARÍA (categórica y resolviendo el

punto).- Pues no puede ser.PETRONA (angustiada).- ¿No? ¿por qué?DOÑA MARÍA.- Porque me va a meter en un

lío con tu madre, y yo no quiero líos.PETRONA (afligida).- ¡¡Tía!!... ¡si usted lo co-

nociera!... ¡es tan decente!... ¡tan bueno!...DOÑA MARÍA (desconfiada).- Y entonces,

¿por qué no lo quiere tu madre?PETRONA.- ¡Por nada!... ¡por capricho!DOÑA MARÍA.- - ¿De qué se ocupa?PETRONA.- Es de un diario.DONA MARÍA (con un poco más de interés).-

¡Ah!... ¡periodista? (.Marcando el interés) ¿No sabéssi escribe en la "vida social"?

PETRONA.- Eso no sé.

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DOÑA MARÍA (después de meditar un mo-mento).- No, hijita, no, ¡no puede ser! (da por ter-minada la conversación, pero Petrona va a insistir,cuando aparece por el foro Pepa trayendo unafuente con tortas y seguida por Manuela).

PEPA (riendo).- ¡Ya no hay más que freírlas!(mostrando la fuente). ¡Mire qué lindas!..

(Manuela ha corrido hacia Patrona y ambasconversando animadamente se dirigen hacia la iz-quierda y de pronto, como si hubieran tomado unabrusca resolución, salen por ésta, corriendo.)

DOÑA MARÍA (a Pepa, examinando las tor-tas).- Muy bien, muy bien, ¡cuidado con quemarlasahora!

PEPA (riendo).- ¡Qué esperanza! ¡Ya va a ver!...(se dirige hacia el foro) ¡de chuparse los dedos!...

DOÑA MARÍA (antes de que llegue a salir).-¿Y Carmen?

PEPA (deteniéndose).- Conversando con Lina-res. (Resolviéndose de pronto a volver) ¡Ah!... des-de hace días quería decírselo; me parece que Linaresse ocupa demasiado de aconsejar a Carmen. ¡Quiénsabe qué cosas le está metiendo en la cabeza!...

DOÑA MARÍA.- ¿Aconsejarla?.. ¿Qué leaconseja?

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PEPA.- Ayer al pasar oí que le decía que aunquese lo mandasen, no debía hacer eso..

DONA MARÍA.- ¿Qué?PEPA.- ¡Ah, yo no sé de lo que estarían ha-

blando!DOÑA MARÍA (con despreocupación).-

¡Bah!... ¡bah!... Dejate de pavadas, y a ver si te apurascon las tortas...

PEPA.- ¡Oh! en seguida están, ya verá (vase porel foro, mientras entran corriendo por la izquierdaManuela y Petrona).

MANUELA (riendo).- ¡Ahí sube!DOÑA MARÍA.- ¿Quién?PETRONA.- ¡Mi novio!MANUELA.- ¡El novio!DOÑA MAMA (con enojo).- ¿Qué?... ¿y por

qué han hecho eso?PETRONA (abrazándola).- ¡Sí, tía, sí! ¡No sea

mala!PÉREZ (apareciendo por la derecha y dete-

niéndose al entrar en actitud encogida).- Servidor...(da vuelta el sombrero entre las manos).

PETRONA (entusiasmada).- ¡Entra! (Corri-giéndose) Entre, entre.

(Señalando a doña María) Esta señora es mi tía.

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PÉREZ (volviendo a saludar desde lejos ysiempre cohibido).- Mucho gusto.

DOÑA MARÍA (A Petrona y con fastidio, des-pués de haber estado observando a Pérez curiosa-mente).- ¿Éste es tu novio?

PFTRONA.- Sí, tía. (A Pérez con impaciencia,comprendiendo que su empaque lo está perjudican-do). ¡Pero entre, hombre, entre!

(Pérez adelanta un paso.)DOÑA MARÍA (con retintín).- ¿Conque usted

es periodista?PÉREZ (con dejo de compadre).- Por lo menos

de la familia... ¡Soy tipógrafo!DOÑA MARÍA (dirigiendo una furibunda mi-

rada a Petrona).- ¡Ya decía yo!PÉREZ (en igual forma).- Y en mis ratos deso-

cupados me dedico a la fotografía. ¡tengo gran afi-ción!

DOÑA MARÍA (sin oírlo bien, tratando deasumir una actitud digna. Pues lo que ustedes pre-tenden es imposible. Si mi cuñada se opone a lasrelaciones de ustedes, no es justo que yo las favo-rezca. ¡AI fin es la madre y tiene derecho! Así que yasaben... (hace un movimiento con el brazo señalan-do la salida).

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PETRONA (angustiosamente).- ¡Tía!.. ¡tía!...dea abraza) ¡por favor!

MANUELA (suplicante).- ¡Déjelos, mama!DOÑA MARÍA (con energía).- ¡No y no! ¡Sería

faltar a mi deber!(hace un ademán majestuoso).PÉREZ (socarrón).- ¿Y no me permitirá siquie-

ra que les forme un grupo?MANUELA (saltando de alegría).- ¡Sí, mama,

un grupo!DOÑA MARÍA (con extrañeza).- ¿Grupo?...

¿grupo de qué?PÉREZ.- Un retrato, señora. ¡No le digo que

soy gran aficionado!... Me vengo con la maquinita, yen un momento, ¡zás! ¡en todas las posturas!

DONA MARÍA (agradablemente sorprendida).-¡Como!... ¿Nos puede retratar?

PÉREZ (riendo).- ¡Ya lo creo! ¡Mejor que Vi-cón!

PFTRONA (con aspaviento).- ¡Si viera québien, tía!...

DOÑA MARÍA (animándose).- ¡Ah!, eso sí¿por qué no? (Con arranque) ¡Pero, entonces, hom-bre!... ¿a qué salió con la pavada de tipógrafo? ¡Hu-biera empezado por ahí, por lo del grupo!

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PETRONA (apresuradamente).- ¡Venite ma-ñana a las tres!

DOÑA MARÍA (en tono de reproche).- ¡Ni-ña!.. ¡qué es eso?

PETRONA (muy compungida y corrigiéndose)Venga si puede a las tres.

PREZ (riendo).- ¡Aquí estaré con la maquinita!¡Vayan pensando en las posturas! (saluda con la ca-beza y va a salir!

DOÑA MARÍA (con mucho interés).- No vayaa olvidarse, eh?...

PÉREZ (riendo).- ¡Qué esperanza! ¡Bueno fue-ra!... (vase por la derecha contoneándose compa-dronamente).

DOÑA MARÍA (después de salir Pérez, connaturalidad a Petrona).- Hija, has tenido una buenaidea. (Transición) Acompáñenme a matar el grilloque estuvo gritando anoche, vamos a echar agua enel Zócalo.

MANUELA (adelantándose, mientras doña Ma-ría y Petrona se dirigen hacia la izquierda).- ¡Voyprimero un ratito al balcón! (vase por la izquierdacorriendo).

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PETRONA (abrazando bruscamente a doñaMaría).- ¡Cuánto la quiero! ¡Qué buena es usted!(demuestra una gran nerviosidad).

DONA MARÍA (separándola con fastidio)¡Dejate de pavadas!

(Ambas vanse por la izquierda.)(Aparece Rocamora por la derecha y lo sigue un

muchacho trayendo unas cajas.)ROCAMORA (al muchacho, después de cercio-

rarse que no hay nadie).- Espérame afuera (el mu-chacho vuelve a salir por la derecho llevándose loscajas).

CARMEN (aparece por el foro y se detienesorprendida al encontrar a Rocamora).- ¿No sabenque está usted aquí? (Apresuradamente ¡Voy a avi-sarles (hace ademán de salir por la izquierda) .

ROCAMORA (adelantándose bruscamente).-¡Oiga, Carmen! (Carmen se detiene). ¿Continúa us-ted pensando lo mismo?

CARMEN (en tono de amenaza, pero conte-niendo la risa).- Se lo cuento a Pepa.. ¿eh? deoamenaza con el dedo) no continúe.

ROCAMORA (con despecho).- Déjese ustedde Pepa y conversemos... ¿quiere?

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CARMEN (siempre en tono de cómica amena-za).- A la primera palabra voy y se lo digo todo (se-ñala hacia el foro).

ROCAMORA.- No, no hará usted eso.CARMEN (riendo).- ¿Que no?.. ¡Lo va usted a

ver! (hace ademán de salir por el foro).ROCAMORA (alarmado).- ¡Oiga, Carmen, oiga!

(Carmen se detiene y Rocamora queda un tiemposilencioso mirándola fijamente) ¡Qué buen humortiene usted ahora! ¡Desde hace pocos días la he vistoreír por primera vez!

CARMEN (entre seria y risueña, suspirandocon fuerza).- ¡Oh!... ¡Rocamora! ¡Es que usted nopuede darse cuenta de lo que significa verse libre deusted!... Ahora la tengo a Pepa... ¡cuidado!

ROCAMORA (con amargura).- Otras causasdebe haber también.

La noto a usted muy distinta.CARMEN (un tanto confusa).- ¿A mí? ¡vaya!

(Transición.) Bueno, mire que Pepa le ha prohibidoconversar conmigo, ¿eh? Ahora no más viene (mirahacia el foro).

ROCAMORA (mirando al foro también y concierta alarma).- Sí, no avise nada, volveré más tarde

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(suspira con fuerza y retrocede unos pasos hacia laderecha).

CARMEN (burlonamente).- Hasta luego, en-tonces.

ROCAMORA (deteniéndose antes de salir yqueriéndola tentar).- ¡Si viera usted qué encajes másbonitos traigo ahí! (señalando hacia la derecha) ¡Sonuna maravilla!

CARMEN (en tono burlón).- Déselos a Pepa.ROCAMORA (con pasión y avanzando otra

vez).- ¡Carmen! ¡Carmen!CARMEN (dándose rápidamente vuelta hacia el

foro y gritando).- ¡Pepa! ¡Pepa!ROCAMORA.- ¡No! ¡No! (vase bruscamente

por la derecha y Carmen queda riendo).(Entra por la izquierda doña María seguida de

Petrona.)DOÑA MARÍA.- ¿Qué grito ha sido ése?

(Transición al apercibirse de la risa de Carmen)¡Che!.. ¡che!... ¡che!... ¿Te estás riendo sola? (mira alos lados). ¡Avisá!

CARMEN (conteniéndose, pero siempre risue-ña).- Llamaba a Petrona. (A Petrona) Dice Pepaque vayas a ayudarle a sacar las tortas, no quiere queyo las toque. Petrona pasa por el foro.

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DOÑA MARÍA (a Carmen).- ¡Y Linares?CARMEN (abandonando el aire risueño).- Está

en su cuarto.DOÑA MARÍA.- ¡Pero, hombre!.. ¿te ab u-

rriste tan pronto?CARMEN (secamente).- ¿Y qué quiere que hi-

ciera? Se ha puesto a escribir... (Con imperceptibledespecho) ¡Ya sabe que todo el día escribe!

(Aparece Morales por la derecha.)MORALES (secamente).- Buenas tardes (se di-

rige hacia el foro).CARMEN (afablemente).- Buenas tardes, Mo-

rales. (Sonriendo) ¿Qué significa ese aire tan grave?¿Qué le pasa?

MORALES (volviéndose para encararse condoña María).- ¡Y qué significa, señora, ese aumentode dos pesos en el alquiler de la pieza que me hanotificado esta mañana Pepa?

DOÑA MARÍA (con naturalidad).- ¿Cómo quésignifica? ¡Que se le aumentan dos pesos! ¿Y de ahí?

MORALES.- ¡Pero es un aumento ridículo, se-ñora!

DOÑA MARÍA (con sorna).- Si lo encuentratan ridículo, le aumentaremos diez. ¡Qué le parece?

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MORALES (con tristeza avanzando hacia el fo-ro después de dirigir una mirada a Carmen).- Lo queme parece es que usted abusa contando con que mehe de callar. ¡Si así no fuera!.. (Va a salir).

DOÑA MARÍA (insinuante).- Vaya, le pro-pongo un trato.

MORALES (deteniéndose).- ¿Qué trato?DOÑA MARÍA.- En lugar de pagar dos pesos

a fin de mes, pague uno adelantado.MORALES (después de vacilar un momento y

haciendo un gesto de fastidio).- ¡Phs!... en definiti-va... ¡qué me importa! (mete la mano al bolsillo y vaa sacar dinero).

DOÑA MARÍA (deteniendole con un ade-mán).- No, déselos a Pepa no más. (Morales vasepor el foro.)

CARMEN (en tono de reproche, después desalir Morales).- ¡Y por qué ha hecho eso, mama?¡Pobre Morales!...

DOÑA MARÍA (con naturalidad).- Vos cállate.¡No ves que es para las tortas!...

MANUELA (entrando por la izquierda y a muydesconsolada).- ¡Qué rabia! ¡No ha vuelto el moro-cho!

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PETRONA (apareciendo por el foro).- ¡Ya es-tán las tortas! ¡Riquísimas!..

BARROSO (apareciendo por la derecha y rién-dose).- ¡Aquí estoy yo!

DOÑA MARÍA, MANUELA y PETRONA(saliendo a su encuentro).- ¡Barroso! ¡Señor Barro-so! ¡Qué suerte! ¡Tanto gusto! (apretones de mano).

(Carmen aprovechando la confusión intenta de-saparecer por el foro, pero es apercibida por doñaMARÍA)

DOÑA MARÍA (imperiosamente).- ¡Carmen!(Carmen se detiene cerca del foro)BARROSO (adelantándose hacia Carmen).-

¡Cómo está, Carmencita? (le da la mano).PEPA (entrando por el foro y extendiéndole la

mano a Barroso).- Tanto gusto, Barroso. (A Carmencon malicia) ¡Ahí está! ¿cómo decías que no habíade venir?

CARMEN (en tono de protesta).- ¡Yo no he di-cho nada!

DOÑA MARÍA (interviniendo rápidamente).-¡Disimula ahora! (A Barroso) No le crea. Desde hoyno hace otra cosa que mirar el reloj.

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BARROSO (conmovido y acercándose más aCarmen).- Muchas gracias, Carmen, muchas gra-cias.

CARMEN (impetuosamente).- Pero si yo.. (conaire resignado se calla al apercibirse de las señas de-sesperadas que le hace doña María)

MANUELA (desde lejos).- Aquí, siéntese aquí,Barroso dee prepara una silla.

Barroso se aproxima y doña María, Pepa y Pe-trona, rodeándolo, le siguen. Carmen se dirige haciael otro extremo del escenario.)

DOÑA MARÍA (a Barroso, mientras van haciaManuela).- ¡Dos días sin venir?... ¿qué le había pasa-do)

BARROSO (riendo).- Los clientes, señora, losclientes me tienen loco.

PEPA.- Pero hombre, hágase negar, ¡No faltabamás!

MANUELA.- ¡Es claro! Dígales que no está.(Mostrándole la silla) Siéntese. Obedece Barroso y aun lado se le sienta doña María y al otro va a sentar-se Manuela.

PEPA (encarándose con Manuela).- Déjame amí ahí.

MANUELA (sentándose).- No quiero.

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PEPA (sulfurándose).- Te digo que me dejés!DONA MARÍA (con tono de reproche).- ¡Pe-

pa!PEPA (reaccionando y poniéndose a reír).-

Bueno, bueno.. No quiero enojarme (va a sentarseen otro sitio).

DOÑA MARÍA (levantándose de su silla alnotar que Carmen ha ido a sentarse al otro extre-mo).- Carmen, sentate acá (se aproxima a Carmen yésta parece que quiere resistirse, pero ante la miradaamenazadora de doña María, obedece y cambia deasiento con ella.

PEPA (iniciando la conversación) ¡Pero lo he-mos extrañado mucho?

BARROSO riendo).- Muchas gracias.MANUELA (señalando un diente).- Va a tener

que arreglarme este diente.BARROSO (riendo).- ¡Cuando quiera!PETRONA (apresuradamente).- Y a mí, Barro-

so.BARROSO (riendo).- ¡Cómo no!PEPA.- Mi emplomadura se ha aflojado.DOÑA MARÍA (agriamente).- ¡Ah!... eso que-

ría decirle. La mía también... ¿sabe? (En tono de

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reconvención) ¡Parece mentira, hombre! ¡Despuésde darle a una tanto trabajo!..

BARROSO (riendo).- ¡Qué le vamos a hacer! (aCarmen) ¿Y usted, Carmencita?

CARMEN.- Yo no necesito nada.BARROSO (conpungido) ¡Qué lástima!CARMEN (riendo) Muchas gracias.BARROSO (confundido).- No, si digo no más.DOÑA MARÍA (haciendo como que contiene

la risa).- ¿Lastima, dice? ¡Ja!... ¡ja!... ¡ja!... ¡Qué Barro-so éste!... ¡siempre tan gracioso!...

BARROSO (cada vez más confundido).- ¿Yo?No, señora. Si es que...

DOÑA MARÍA (apresuradamente).- ¡Cállese,buena pieza! ¡Si ya sabemos lo pícaro que es usted!...¡ja!... ¡ja!... ¡ja!... (Pepa, Manuela y Petrona acompa-ñan en las risas a doña María hasta que Barroso to-ma el partido de reírse también, festejándoseruidosamente las buenas ocurrencias del dentista).

DONA MARÍA (cesando de reír bruscamente ycon tono imperativo).- Pepa, andá a preparar elmate. (A Manuela, mientras Pepa vase por el foro).Y vos traeme un pañuelo. (A Petrona, mientras Ma-nuela vase por la izquierda) Decile a la cocinera si seacordó de lo que le dije. (A Barroso, mientras Pe-

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trona vase por el foro) Con permiso, ya vuelvo (va-se majestuosamente por el foro.

BARROSO (a Carmen, después de quedar solosy poniendo los ojos en blanco).- ¡Carmen! (Car-men no contesta.) ¡Carmencita!

CARMEN (Con abatimiento).- ¿Qué?BARROSO.- Yo la amo, Carmen.CARMEN (con suavidad).- Y ya le he dicho que

yo no, Barroso. ¿Por qué insiste? ¡Dése cuenta!..¿Qué saca con insistir?

BARROSO (afligido) ¡Pero preciso!... Ya ve, sumadre quiere, sus hermanitas quieren, yo tambiénquiero...

CARMEN (con una leve sonrisa).- ¡Pero yo no!BARROSO (riendo).- ¿Y entonces, cómo ha-

cemos?CARMEN (riendo).- ¡Qué sé yo!BARROSO (después de un momento de silen-

cio y tomándole bruscamente una mano).- ¡Es queyo la amo! ¡La amo!

CARMEN (poniéndose violentamente de pie).-¡No sea zonzo! ¿Eh?...

BARROSO (afligido y poniéndose de pie tam-bién).- ¿La he ofendido? (Carmen parece que va a

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decir algo pero se contiene). Si la he ofendido, per-dóneme, pero yo..

CARMEN (apaciguándose y resignada).- Bue-no... basta (se sienta). Siéntese.

BARROSO (sentándose a su vez y después deun instante de silencio).- ¡Porque yo la amo!. (Car-men lo mira y no puede menos que sonreír sigera-mente) ¡Se ríe!... ¡se ríe!... ¡ja!...¡ja!... (dándole ungolpecito sobre el hombro). ¡Así me gusta! ¡ja!...¡la!...

CARMEN (indignada y poniéndose brusca-mente de pie).- ¡Le he dicho que no me toque!

BARROSO (afligido y poniéndose de pie a suvez).- ¿La he ofendido?

CARMEN (con rabia).- ¡Imbécil! (con repentinaresolución corre hacia el foro y asomándose por él)¡Mama! ¡Mama!

BARROSO (suplicante y aproximándose).- Pe-ro escuche, Carmen, ¡escuche!...

CARMEN (sin atenderlo y a gritos).- ¡Mama!(Con voz vibrante de ira, a doña María que aparecepor el foro.- ¡Quédese usted si quiere! ¡porque yome voy! (desaparece violentamente por la izquierda)

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DOÑA MARÍA (a Barroso después de presen-ciar sorprendida la salida de Carmen).- ¿Qué hapasado?

BARROSO (confundido).- ¡Yo no sé! yo no lehe hecho nada.. ¡no le he hecho, nada! (se besa losdedos en cruz).

DOÑA MARÍA (con calma).- Sí, hombre, sí.Usted no necesita jurar, siéntese... (Se sientan am-bos.)

MANUELA (entrando por la izquierda, y a Ba-rroso mientras entrega a doña María un pañuelo quetrae en la manos).- Ahí acaban de salir de su casados señoras, muy paquetas. Las vi desde el balcón...

BARROSO (riendo).- Sí, las clientas, me tienenloco! ...

DOÑA MARÏ A.- (a Manuela, después de habermirado con curiosidad el pañuelo).- ¿Y para qué medas esto?

MANUELA (en tono de reproche).- Pero ma-ma, el pañuelo que me pidió...

DOÑA MARÍA (dándose cuenta) ¡es cierto!...(se suena gravemente la nariz.

(Entra Pepa por el foro.)PEPA.- Barroso, cocinera tiene dolor de muelas

¿tendría inconveniente en verla?

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BARROSO (poniéndose de pie y riendo).- Conmucho gusto.

PEPA (a Manuela).- Acompañá a Barroso, Ma-nuela.

MANUELA (a Barroso).- ¡Vamos? I(Manuela y Barroso desaparecen por el foro.)PEPA (apresuradamente a doña MARÍA).-

Ahora no más viene Rocamora. ¡Voy a vestirmeligero! (vase por la izquierda).

DOÑA MARÍA (gritándole).- ¡Decile a Carmenque venga! (oyendo golpear las manos hacia la dere-cha, en alta voz) ¿Quién es? (Después de un mo-mento de espera, viendo que no contestan se dirigehacia la derecha v se asoma por ella) ¿Qué se leofrece? (impaciente).- ¿Qué se le frunce, hombre? (Vase por la derecha haciendo un gesto de fastidio yal cabo de un instante entra leyendo un papel quetrae en la mano) La demanda del almacenero. (Des-deñosamente) ¡Bah!.. (hace una pelota con d papely la tira en un rincón).

(Aparece Linares por el foro.)LINARES (con cierta nerviosidad).- ¿Y Car-

men, señora? (mira a los dos lados como buscán-dola).

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DOÑA MARÍA (muy amable).- ahí está, ¿quénecesita?

LINARES (vacilando).- Es para pedirle que mehaga unas copias. ¡Quiere hacerme el favor de de-cirle que cuando se desocupe tenga un momento ami cuarto?

DOÑA MARÍA.- ¡Cómo no! (Gritando hacia laizquierda) ¡Carmen! (Después a Linares) ¿Y miasunto, señor Linares? ¿Cómo va?

LINARES (distraídamente).- Esta semana que-dará despachado.

DOÑA MARÍA (muy gozosa).- ¡De veras?. .¡Oh, cuánto se lo vamos a agradecer! No se imaginatodo lo que se lo vamos a...

LINARES (que esta preocupado y no parecehaberla oído siquiera).- ¿Ése que esta adentro es eldentista, no?

DOÑA MARÍA.- Sí, Barroso... ¿por qué?LINARES (nerviosamente).- ¿Hace mucho que

vino?DOÑA MARÍA.- No, recién llega. (Apresu-

radamente) ¿Qué?... ¿precisa algo? Es muy buenamigo v no hay más que decírselo... (hace ademánde arrancar un diente).

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LINARES.- No, gracias (Transición).- Le ruegoque no se olvide de prevenirle a Carmen que laespero ¿eh?..

DOÑA MARÍA.- - ¡Uh! en seguida(adentrándose por la izquierda mientras Linaresvase por el foro. ¡Carmen! ¡EI señor Linares pre-gunta por vos!

(Aparece Carmen por la izquierda.)CARMEN.- ¿Dónde está Linares? (lo busca

con la mirada mientras doña María la contemplacon visible irritación.

DOÑA MARÍA (con furor contenido).- ¿Porqué no venías? (Con creciente irritación ante el si-lencio de Carmen) ¡Te prevengo que me estás que-mando la sangre! (Sacudiéndole el brazo) ¿Qué es loque te has creído vos?

CARMEN (con energía, separándose de ellabruscamente).- ¡Déjeme! (Mirándola de frente) ¡Yale he dicho que no quiero que me ponga las manosencima!

DOÑA MARÍA (con furor reconcentrado).-¡Carmen! ¡Carmen!...

CARMEN (con resolución y mirándola defrente).- ¡Y sépalo una tez por todas! ¡Esto se aca-bó! ¡se acabó para siempre!

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DOÑA MARÍA (con estupor).- ¿Qué?CARMEN (con resolución).- ¡Que ya no

soporto más!DOÑA MARÍA (exasperada).- ¡Es a tu madre!

¡es a tu madre! ¡bandida!.. ¡a la que estás hablando !Levanta el brazo n2neame-nazándola).

CARMEN (echándose para atrás, con la miradaextraviada y presa de la mayor exaltación).- ¡Cuida-do!... mama. ¡Cuidado!... Doña MARÍA se detienecon el brazo levantado y va después bajándolo conlentitud mientras ambas se miran fijamente y en si-lencio, hasta que llega a descansar la mano sobre lacabeza y se retira unos pasos con afectado estupor,en tanto que Carmen continúa con acento recon-centrado) ¡No porque sea usted mi madre, tiene de-recho de hacer lo que está haciendo!

DOÑA MARÍA (volviéndose bruscamentehacia Carmen).- ¿Quién te ha enseñado eso?... ¿dedónde has sacado eso?

CARMEN (levantando las manos hacia el óleodel capitán y con acento lleno de angustia).- ¡Pa-dre!... padre!... ¿por qué te has muerto? (se deja caersobre una silla y rompe en sollozos ocultándose lacara).

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DOÑA MARÍA (con irritación).- ¡Si tu padreviviera no me estarías faltando el respeto!

CARMEN (levantando la cabeza y con profun-da amargura).- ¡¡Si mi padre viviera!!.. ¡si pudieradarse cuenta!... ¡¡toda una vida honrada, llena de pri-vaciones, llena de sacrificios!!... ¿para qué?... ¡Se-ñor!... ¿para qué? (llora desconsoladamente,mientras doña María, visiblemente desconcertada,no sabe qué partido tomar).

DOÑA MARÍA (por decir algo).- Por eso en lacasa de tu padre había hambre...

CARMEN (irguiéndose).- ¡Sí!, ¡pero había tam-bién vergüenza!

DOÑA MARÍA (tomando su partido).- ¡Ay!...¡ay! ¡ me vas a matar!... (se deja caer sobre una silla).¡Me muero!... ¡me muero!... (simula una convulsión).

CARMEN (poniéndose de pie con toda calmay secándose las lágrimas con el pañuelo).- No sedesmaye, mama, porque es inútil (se retira unos pa-sos).

DOÑA MARÍA (levantándose bruscamente).-¡Ah! ¡canalla! (avanza furiosa hacia ella) ¡con que esinútil! (Carmen la mira serenamente y doña MARÍAse contiene de nuevo).

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CARMEN (con firmeza).- Usted no quierecreerme, pero le repito que esto se acabó, se acabópara siempre. (Con resolución) ahora mismo voy aechar a la calle a ese imbécil.. (señala hacia el foro).

DOÑA MARÍA (azorada).- ¿vos... vos?...(Se oyen las voces de Barroso, Manuela, Petrona

y Mo-rales, que se aproximan hacia el foro.)CARMEN.- Sí, yo, ahora lo verá usted (en ac-

titud de desafío, mira hacia el foro con aire resuel-to).

DOÑA MARÍA (exasperada).- ¡Carmen!¡Cuidado con lo que hacés! (las voces se acercan.)

CARMEN (con resolución).- ¡Hago lo que de-bo!

DOÑA MARÍA (amenazadora, proximándo-se).- ¡ Carmen! (aparecen por el foro Barroso,Manuela, Petrona y Morales conversando y riendotodos a la vez. Carmen en actitud de ir a decir algoavanza hacia ellos y en ese instante doña María ade-lantándose se precipita sobre Barroso, hablandomuy ligero).

DOÑA MARÍA.- Bueno... bueno... ¡cómo no!Sí, ¡hasta mañana! ¡Hasta mañana! (empuja suave-mente a Barroso hacia la derecha y éste, sorprendi-do, se deja llevar).

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MANUELA y PETRONA (después de aperci-birse de la actitud de Carmen y dándose cuenta deque algo grave sucede ayudando a doña MARÍA).-¡Hasta mañana, Barroso! Hasta mañana. Loesperamos, no deje de venir, lo esperamos. Hastamañana (van conduciéndolo suavemente hasta ha-cerlo desaparecer por la derecha y en tanto que unade ellas le entrega el sombrero, mientras Moralesqueda en el foro observando a Carmen que, en ac-titud de desafío, presencia la escena).

MANUELA (después de salir Barroso y miran-do alternativamente a doña María y a Carmen).-¿Qué hay?, ¿qué ha sucedido?

(Doña María sin contestar se dirige resuelta-mente hacia Carmen, que ha continuado inmóvil enel mismo sitio, y en el momento en que, presa delmayor furor, va a decirle algo, aparece Linares porel foro.)

LINARES (desde el foro y en alta voz aCarmen).- Carmen, haga el favor un momento,¿quiere?

CARMEN.- ¡Como no! (se dirige hacia el foro).DOÑA MARÍA (mientras Carmen desaparece

por el foro, sonriendo y con mucha melosidad para

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que la oiga Linares).- Andá, andá. ¡Desde hoy se loestoy, diciendo!

(Morales después de ver salir a Carmen y a Li-nares se dirige hacia el foro con la manifiesta inten-ción de salir también.)

DOÑA MARÍA (rápidamente a Morales).-¡Morales!

MORALES (sin detenerse).- Ya vuelvo (desapa-rece por el foro.

DOÑA MARÍA (gritando).- ¡Oiga! (Viendoque no vuelve, a Petrona) Corré, llámalo. (Petronasale apresuradamente por el foro y, se la oye gritarllamando a Morales.)

MANUELA (acercándose con curiosidad a do-ña María).- Qué hubo, mama? (Doña María nocontesta).

PETRONA (volviendo a entrar por el foro).-¡No me ha hecho caso!.. ¡Se fue!

(Golpean las manos o la derecha y aparece Cas-tro, en tanto que Petrona se lleva con espanto lasmanos a la cabeza al ver al cobrador.)

CASTRO (secamente ).- Buenas tardes.DOÑA MARÍA (al ver a Castro).- ¡Hola!...

¡ tanto gusto! (rápidamente a Manuela) Decile a

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Carmen que venga (Manuela vase corriendo por elforo).

CASTRO (secamente).- Le vengo a avisar quemañana presento la demanda.

DOÑA MARÍA (haciéndose la sorprendida).-¿La demanda? ¿Pero está usted en su juicio? ¿Porqué?

CASTRO (con brusquedad).- Porque no mepaga. Me parece suficiente razón!

DOÑA MARÍA.- ¡Pero hombre de Dios!.. ¿ yno se le pagó?

CASTRO.- Sí, un mes, y se me debían tres... ycon este cuatro.

DOÑA MARÍA (rápidamente a Petrona, quedespués sale corriendo por el fora).- ¡Que se apure!(A Castro) Pues así como se le pagó uno, se le paga-rán los demás. (Señalándole una silla) Siéntese,hombre, siéntese.

CASTRO (secamente).- No, no me siento.Adiós (hace ademán de irse).

DOÑA MARÍA (con aflicción).- ¡ Castro! ¡Cas-tro! ¿Es posible, Castro?

CASTRO.- Es inútil, señora, queda usted noti-ficada. (Manuela llega corriendo hasta el foro y deallí, disimulando, se adelanta con paso natural.)

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DOÑA MARÍA (al ver que Castro se va).- ¡Pe-ro, Castro! ¡Un hombre como usted!.. ¡siempre tanbueno y complaciente!... (Castro, sin darse por en-tendido, desaparece por la derecha.)

MANUELA (rápidamente a dora María).- ¡Noquiere venir!

DOÑA MARÍA (suspirando y precipitada-mente hacia la derecha).- Bueno, escuche, Castro: levoy a pagar, venga (asoma la cabeza al exterior) en-tre.

CASTRO (volviéndose receloso).- ¡Me va a pa-gar?

DOÑA MARÍA.- Sí, escuche... (mientras Cas-tro adelanta un paso, a Manuela, con vozangustiada). ¡Decile que por favor! (Manuela vaseapresurada por el foro.)

CASTRO (desconfiado).- ¿Los cuatro meses?DOÑA MARÍA (insinuante y para ganar tiem-

po).- Sí, sí, los cuatro meses y hasta otros cuatroadelantados si usted quiere...

CASTRO (receloso y moviendo la cabeza).-Señora... señora... (Entra Petrona por el foro.)

DOÑA MARÍA (indignada).- ¡Vaya una des-confianza, hombre! ¿qué es lo que se ha creído?¿Con quién cree usted que está hablando?

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PFTRONA (rápidamente a doña MARÍA).-¡Es inútil! ¡No quiere!

DOÑA MARÍA (con altivez).- ¡Soy la viuda delcapitán Barranco, que era todo un caballero!.. (S e-ñalando el cuadro) ¡¡Ahí están sus medallas!!...

CASTRO (con sorna).- Y aquí están los reci-bos... (le presenta los recibos v doña María los to-ma).

(Entra Manuela por el foro y mirando a doñaMARÍA le hace con disimulo señas de que Carmenno viene.)

DOÑA MARÍA (a Castro, con dignidad,mientras le devuelve tranquilamente los recibos).-Le repito que se los voy a pagar. Vuelva el lunes queviene.

CASTRO (con indignación, tomando los reci-bos).- ¡Ya verá qué lunes le voy a dar mañana! (vasebruscamente por la derecha).

DOÑA MARÍA (persiguiéndolo).- ¡Castro!¡Castro! (volviéndose rabiosa al ver que Castro no lehace caso y se va). ¿Dónde está esa canalla?

PETRONA.- Está con Linares y Morales.MANUELA (intrigando).- Y mire, mama: es

Linares el que la aconseja. Estoy segura que él no ladejaba venir...

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DOÑA MARÍA (con furor).- ¡Ah! ¿sí?¿Linares?.. (Con aire ame nazador se dirige hacia elforo, pero de pronto se detiene, vuelve y habla convoz natural) ¿Cuándo dijo Linares que se reunía lacámara?

MANUELA.- Pasado mañana me parece.DOÑA MARÍA (con calma).- Bueno, vamos a

contar la ropa para la lvandera. (las tres se dirigenhacia la izquierda.)

MANUELA.- ¡Ah! mama, dijo la mujer que nola llevaba más.

DOÑA MARÍA - (con despreocupación).-Buscaremos otra.

(En ese momento golpean las manos hacia laderecha y las tres se detienen. Aparece por la dere-cha Jenaro.)

JENARO.- Dice el señor Barroso que se ha de-jado olvidado el bastón. y los guantes.

DOÑA MARÍA.- ¿El bastón y los guantes?(retira alrededor cono buscándolos). ¿Pero dóndetendrá la cabeza ese hombre? A ver, Manuela, bus-calos.

MANUELA (señalando un sitio).- Allí está elbastón (se adelanta a tomarlo) Y los guantes... losguantes... (mira a todos lados como buscándolos).

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DOÑA MARÍA (apresuradamente a Jenaro).-Bueno.. bueno. Llevale el bastón y decile que aquíno hay ningún guante, que no debe de haberlostraído... (Manuela entrega a Jenaro el bastón.)

PETRONA (mirando hacia un punto).- Allí, meparece... ( quiere correr hacia el sitio).

DOÑA MARÍA (reteniéndola de la muñeca,mientras con toda indiferencia habla a Jenaro).-...que los hemos buscado por todas partes y que noestán. (Jenaro vase por la derecha llevando el bas-tón.)

PETRONA (que mientras Jenaro salía se haacercado a examinar el sitio que señaló antes).- ¡Noson!

DOÑA MARÍA (con naturalidad).- Bueno, sise encuentran les servirán para no estropearse lasmanos cuando barran.

(Aparece por la izquierda Pepa luciendo elbastón que le regaló Rocamora en el final del se-gundo acto y que debe ser un poco llamativo, perosin exageración.)

PEPA (a Manuela).- Te prevengo que está elmorocho en la esquina. (A doña María, riendo,mientras Manuela vase corriendo por la izquierda)

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Salí al balcón para hacer rabiar a la hija del relojero(se arregla unos pliegues del batón).

DOÑA MARÍA ¡en tono de reproche).- ¡De-jate de pavadas! ¿Eh?. .. ¡Mirá que el reloj del come-dor ya anda atrasando!...

PEPA (riendo).- ¡Se ha puesto la batita verde!¡Si viera!... ¡parece una cotorra! (A Petrona, aludien-do al batón que tiene puesto) ¡Qué tal me queda delado?

PETRONA (contemplándola admirada).-¡Lindísimo, che! (Aparece por el foro Carmen se-guida de Linares y Morales) Doña MARÍA se limitaa dirigir una furibunda mirada a Carmen y ésta sindarse por aludida se coloca hacia la derecha junto alforo donde se pone a conversar aparte con Mora-les.)

LINARES (adelantándose hacia doña María ydespués de contemplar sonriendo a Pepa).-Presénteme a esta señorita (Doña María sonríe a suvez).

PEPA (encantada).- ¡Jesús! ¡Y no me lo ve todaslas tardes? (Se mira el batón). ¡No sé qué tiene de

particular!LINARES (con cómica sorpresa).- ¡Ah! ¡es us-

ted? No la había reconocido (ríe).

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DOÑA MARÍA (con intención).- ¿Y las co-pias, Linares?

LINARES.- Ya se las encargué a Carmen.(Dando vuelta la cabeza) ¡ Carmen! (Carmeninterrumpe su conversación con Morales paraescuchar a Linares) No se vaya a olvidar de las co-pias, ¿eh?

CARMEN.- Esta noche las hago(inmediatamente continúa su conversación con Mo-rales).

(Doña María va a sentarse aislada hacia la iz-quierda, primer término, y queda de pronto silen-ciosa y pensativa. Linares, Pepa y Patrona formangrupo aparte, al centro.)

MANUELA (entrando por la izquierda, a Pepay con tono de reproche).- ¡Mentirosa!

PEPA.- ¡Se habrá ido! Ahí estaba..LINARES (sonriendo, a Manuela).- ¿Qué le

pasa?MANUELA (muy zalamera).- A usted tengo

que pedirle un servicio.LINARES.- Con mucho gusto.MANUELA.- Usted que tiene tantos amigos,

¿quiere averiguarme cómo se llama el morocho?LINARES.- ¿Qué morocho?

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MANUELA.- ¡Pero, hombre! Mi simpatía..LINARES.- ¡No sé quién es!MANUELA.- Era un amigo del rubio flaco, ¿se

acuerda? Pasaban juntos..., después el rubio se fue yquedó él.

PEPA (riendo).- ¿Y cómo querés que sepa sino lo conoce?

MANUELA.- Pues por eso, que averigüe (siguehablando en voz baja).

DOÑA MARÍA (desde lejos y con voz apaga-da).- ¡Petrona!(Petrona abandono el grupo de Linares, Pepa y Ma-nuela y se acerca a doña MARÍA) A ver, pues, noestés de haragana. Ahí encima de mi cama hay unascosturas. Traelas.

PETRONA (suplicante).- ¡Ahora después!¡Déjeme otro ratito!

DOÑA MARÍA (imperativa y recobrando otravez sus bríos).- ¡Le digo que vaya! ¿Se ha figuradoque va a estar de florcita? ¡Aquí todo el mundotrabaja! (Mientras Petrona sin responder vase por laizquierda, en tono de nuevo apagado, a Linares)¡Linares!

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LINARES (interrumpiendo su conversacióncon Pepa y Manuela, pero sin moverse del sitio).-Señora..

DOÑA MARÍA (en igual forma).- Venga unmomento. deinares, antes de separarse de Pepa yManuela dirige una mirada de extrañeza al grupo deCarmen y Morales, que continúan conversandoaparte. Citando Linares da vuelta para acercarse adoña María, Manuela le hace por la espalda unamueca y le saca Ia lengua.

DOÑA MARÍA (amablemente a Linares) .-Siéntese.

MANUELA (a Pepa, mientras Linares va atomar una silla).- ¡Le tengo una rabia! ¡Ojalá que semuriera! (señala a Linares).

PEPA (riendo).- ¿Por qué?MANUELA.- ¡De gusto no más! . .PEPA (riendo).- ¡No seas tilinga! Vení ayúdame

(se sientan: junto al foro en el rincón de la izquierda,preparándose a un trabajo de labor que saca Pepade los bolsillos del batón.

DOÑA MARÍA (a Linares, en torro confiden-cial).- Después que me haga despachar el aumentode la pensión tengo otro favor que pedirle.

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LINARES.- Si depende de mí.. (dirige unamirada al grupo de Carmen y Morales).

DOÑA MARÍA.- Es para una amiga mía, unaexcelente mujer que está en la miseria...

LINARES.- :Y yo qué puedo hacer? Impacientemirando a Carmen y a Morales, pero tratando desonreír y consultando el reloj) ¡Pero amigoMorales!... Usted ya ha perdido la clase ¿sabe quéhora es?

MORALES (interrumpiendo apenas su conver-sación con Carmen pura contestar).- Ya me voy(sigue conversando).

DOÑA MARÍA (insistiendo).- ¡Cómo qué va ahacer! Con sus relaciones en la cámara...

LINARES (sonriendo).- ¿Qué? ¡Otra pensión!DOÑA MARÍA.- Naturalmente... (Linares

vuelve a mirar a Carmen y a Morales) Es hija deun compadre del general... del general... (como sitratara de recordar) ¿cómo es que se llamaba?... Es-pérese. (Después de un momento, desistiendo) ¡Va-ya! ¡No me acuerdo! Pero era una gran cosa. ¡De lomejor!

LINARES (que comienza a demostrar ciertanerviosidad, mirando de cuando en cuando aCarmen y a Morales).- No, señora, es imposible.

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DOÑA MARÍA.- Pero si hizo toda la campañadel Paraguay.. ¡ y hasta fue herido!

LINARES.- ¿Quién?DOÑA MARÍA.- EI general.LINARES (con fastidio).- ¡Y qué tiene que ver,

señera!DOÑA MARÍA.- Es que además de compa-

dres, eran íntimos, y el general no ha dejado hijos ninada... (Linares hace un movimiento de hombrossin contestar mientras observa a .Morales y a Car-men.)

PETRONA (entrando por la izquierda, a Ma-nuela).- Ahí está el muchacho en la esquina(Manuela vase corriendo por la izquierda y Petronaocupa su asiento).

DOÑA MARÍA (A Linares, decepcionada).-¿Entonces no se puede?

LINARES (distraídamente y mirando a Car-men y a Morales).- No, señora, no. (Con unprincipio de irritación en la voz) ¡Carmen! (Carmeninterrumpe su conversación con Morales) ¡Cuándova a hacer las copias?

CARMEN (con naturalidad).- Pensaba hacerlasesta noche, pero si las quiere antes...

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LINARES.- Sí, ¿sabe?.. Porque son de apuro...Discúlpeme.

CARMEN.- Bueno... bueno. Entonces en se-guida las haré (sigue conversando con Morales).

(Entra Manuela por la izquierda y se acerca aPetrona.)

MANUELA (decepcionada, a Petrona).- ¿Paraqué mentís? Es el amigo, el del pajizo .. . (se sienta,con Petrona y Pepa).

DOÑA MARÍA (volviendo a la carga, a Lina-res).- Pues le prevengo que se le podría sacar bas-tante, porque está en muy buena posición...

LINARES (después de dirigir una mirada deirritación hacia Carmen y Morales).- ¡Quién?

DOÑA MARÍA.- La persona de quien le hablo.LINARES (impaciente).- ¿Pero no dice que

estaba en la miseria?DORA MARÍA (con calma).- ¡Ah!, ¡bueno, pe-

ro no tanto!...LINARES (nervioso).- No, señora, yo no pue-

do. No soy corredor de pensiones! (se pone de pie).MANUELA (a Linares, desde su asiento y muy

zalamera).- ¿Quiere un mate?LINARES.- Bueno.

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MANUELA (levantándose).- Se lo voy a cebaryo. ¡No quiero que se lo cebe nadie sino yo!

LINARES (tratando de sonreír).- Muchas gra-cias (demostrando mucha nerviosidad dase vueltapara mirar de nuevo a Carmen y a Morales y al vol-ver la espalda a Manuela, ésta le saca la lengua y va-se por el foro después).

DOÑA MARÍA (con voy apagada).- Vení, Pe-pa. (Pepa se levanta) se aproxima a doña María,mientras Linares, como si tomara de pronto unaresolución, se acerca a Petrona y se sienta brus-camente enfrente de ella en el asiento que deja Pepay dando la espalda al grupo de Carmen y Morales,aparentando después iniciar conversación con Pe-trona).

PEPA (a doña MARÍA).- ¿Qué quiere?DOÑA MARÍA (en tono confidencial.- Es

bueno que cuando venga Rocamora le eches unasindirectas a propósito del mantel. Mira que el quehay ya no se puede poner..

(En ese momento Petrona se ríe fuerte de algoque le dice Linares y Carmen con naturalidad davuelta la cabeza para mirarlos, los ve juntos y vuelvedespués a seguir la conversación con Morales.)

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PEPA (a doña María).- El otro día se lo insinué,pero no me entendió.

DOÑA MARÍA.- ¡No se lo harías comprenderbien claro! (tiene de pronto un estremecimiento).

PEPA.- ¿Qué es eso?DOÑA MARÍA.- No sé, una especie de escalo-

frío. ¿Cómo es que dicen? (Sonriendo, pero concierta tristeza en la voz! ¡Ah ¡sí!.. ¡Deben haber p a-sado por encima del sitio donde me van a enterrar!

PEPA (riendo).- ¡Qué ocurrencia! (se dirige asalir por la izquierda ).

(En este momento Petrona ríe con más fuerzaque antes y Carmen -ahora nerviosamente-, vuelve adar vuelta la cabeza y, después de observarles uninstante, sigue de nuevo su conversación con Mo-rales pero sin disimular cierta preocupación.)

DOÑA MARÍA (a Pepa).- ¿Qué vas a hacer?PEPA.- Me tiene nerviosa la tardanza de Ro-

camora. Voy un rato al balcón.DOÑA MARÍA (bruscamente).- ¿Qué ruido es

ése? ¿Has oído?PEPA (deteniéndose y señalando los cuadros).-

Es uno de esos cuadros. Hace tiempo que están so-nando, y el día menos pensado se van a venir alsuelo.

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CARMEN (aprovechando el pretexto porointerrumpir la conversación con Morales y adelan-tándose hacia doña María).- ¡Ah! ¡sí! Hay que cam-biarles las cuerdas. Hace mucho que se lo queríaadvertir.. Mira con extrañeza a Linares y a Petronaque no se dan por apercibidos de nada, pareciendomuy entretenida esta última en escuchar a Linares).

DOÑA MARÍA.- Bueno, veremos...MORALES (mirando el reloj).- ¡Qué barbari-

dad! ¡Las tres! (vase precipitadamente por la derechay Pepa por la izquierda).

CARMEN (acercándose a cierta distancia deLinares y tratando de sonreír).- ¿Entonces... voy ahacer las copias?

LINARES (interrumpiendo apenas su conver-sación con Petrona y aparentando indiferencia).-Bueno.

(Carmen, sorprendida, los observa un instante ydespués sin decir nada se dirige hacia la izquierdapor donde parece que va a salir, pero de pronto sedetiene como si no se resolviera a hacerlo y en mo-mentos en que Manuela entra con el mate y se diri-ge a Linares, ella va lentamente a asomarse por lapuerta de la derecha.)

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MANUELA. (entregando el mate a Linares).-A ver qué le parece..

LINARES (después de chupar el mate).- Riquí-simo.

DOÑA MARÍA (a Carmen, que vuelve aasomarse por la puerta de Ia derecha).- ¿Qué hay?

CARMEN (secamente) .- Nada, me pareció quellamaban.

LINARES (entregando el mate a Manuela, quedespués vase por el foro).- Gracias (sigue su con-versación con Petrona).

DOÑA MARÍA (a Carmen, pasándose la manopor la frente).- ¡Qué raro!... ¡pues al mirar a la puer-ta, yo también hubiera jurado que había visto entrara alguien!

CARMEN (vacilando, a Linares desde lejos).-Hay que copiar de un solo lado del papel, ¿no?

LINARES (con indiferencia).- Sí, de un solo la-do (sigue conversando con Petrona. Carmen pareceque va a decir algo, pero se calla).

DOÑA MARÍA (a Carmen).- En el cuarto dePepa Tenés tinta.

(En ese momento Linares y Petrona ríen confuerza y Carmen bruscamente, sin mirarlos, vasepor la izquierda.)

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DOÑA MARÍA (dándose vuelta para mirar aLinares y a Petrona).- ¡ Caramba!.. ¡Qué alegres e s-tán ustedes!

LINARES (sonriendo).- ¡Es que a Petrona detodo le da risa!

(Entra Manuela por el foro con el mate y se di-rige a doña María.)

DOÑA MARÍA (suspirando).- ¡Pues a mí nosé lo que me ha entrado!... De golpe me he puestoasí, sin saber por qué... (demuestra abatimiento).

(Linares y Patrona siguen conversando.)MANUELA (ofreciendo el mate a doña Ma-

ría).- ¿Quiere? (Doña María lo toma) ¿Qué dice quetiene?

DOÑA MARÍA.- Nada, hija, estoy un pococansada (chupa el mate).

PETRONA (a Linares, riendo).- ¿Y quién era elque entró?

LINARES.- EI amor.PETRONA (con mucho interés).- ¿Y el gigante

qué hizo?LINARES.- Tiró las botas y se quedó dormido.

(Petrona ríe con fuerza y la conversación continúa.)DOÑA MARÍA (devolviendo el mate a Ma-

nuela).- ¡Tomá, hombre! ¡Es pura yerba!

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(Manuela vase por el foro en tanto que Carmenentra bruscamente por lo izquierda, se cerciora conuna rápida mirada de que Petrona y Linares conti-núan juntos y aparenta después buscar algo mirandoa los lados.)

DOÑA MARÍA (suavemente).- ¿Qué querés?CARMEN.- Nada, creí que había dejado la .. .

(termina la frase entre dientes y se dirige hacia laizquierda, por donde vuelve a desaparecer).

DOÑA MARÍA (con extrañeza y junto con lasalida de Carmen).- ¿Qué...?

LINARES (a doña María, aparentando indife-rencia ¿Qué dice Carmen que le ha pasado?

DOÑA MARÍA.- ¡No le entendí! (Haciendo unbrusco movimiento) Pero... ¿han oído?

LINARES.- ¿Qué?DOÑA MARÍA (mirando los cuadros).- Siguen

crujiendo los cuadros.LINARES.- No, señora, son ilusiones suyas.DOÑA MARÍA (mirando con un poxo de te-

mor al óleo del capitán).- ¡No, si hacen ruido!PETRONA (a Linares, impaciente).- ¿Y des-

pués?... ¿después?...(Entra Manuela por el foro y se acerca a Linares

con un mate.)

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LINARES (a Petrona).- Después vino la prin-cesa.. (toma el mate de manos de Manuela y sigueconversando con Petrona, mientras Manuela seadelanta hacia doña MARÍA).

MANUELA (a doña María).- La llama la coci-nera.

(Entra Carmen por la izquierda y se acerca re-sueltamente a Linares trayendo unos papeles en lamano.)

DOÑA MARÍA (a Manuela).- Bueno, ahorairé.

CARMEN (bruscamente a Linares).- Hay aquíunas palabras que no entiendo

LINARES.- Déjelas en blanco (va a seguir suconversación con Petrona).

CARMEN (con voz alterada).- ¡Cómo en blan-co!

LINARES (con tranquilidad y sin mirarla).- Sí,yo después las pondré.

CARMEN (extendiéndole violentamente lospapeles a Linares).- En esa forma... discülpeme,¡pero yo no puedo hacerle sus copias!

(Linares sonriendo toma los papeles y se levan-ta, entregando al mismo tiempo el mate a Manuela,mientras Carmen se separa bruscamente del sitio y

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se dirige hacia la derecha, primer término, dondequeda inmóvil y de pie. En momentos en que Ma-nuela le toma el mate a Linares, se asoma Pepa porla izquierda.)

PEPA (muy apurada).- ¡Manuela! ¡Manuela! ¡Allíestá! (desaparece).

MANUELA (haciendo porque tome nueva-mente el mate Linares).- ¡Tenga!, ¡tenga, hombre!(le abandona el mate y vase corriendo por la iz-quierda).

DOÑA MARÍA (con calma y poniéndose depie).- ¡Ah! ¡trastornadas!.. Petrona, lleva ese matepara adentro. (Mientras Petrona vase por el foro)Voy a ver qué quiere la cocinera (vase lentamentepor el foro y con cierto abatimiento que no le eshabitual).

(Durante un instante Linares y Carmen conser-van sus posiciones y guardan silencio. Linares con-templa a Carmen que no lo mira observando unaactitud altanera.)

LINARES (adelantándose hacia ella).- Carmen,¿se ha fastidiado?

CARMEN (con altivez).- :Por qué? (Linares lacontempla un momento).

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LINARES (con suavidad).- Le pido que meperdone.

CARMEN (dulcificándose).- ¿Perdonarlo?..¡Qué ocurrencia!

(Sonriendo mientras le toma de la mano lospapeles) ¡Déme eso! (Linares la mira fijamente alentregarle los papeles y Carmen, riendo, se dirigehacia la izquierda) ¡Voy a hacer las copias!

LINARES (sonriendo y con intención).- ¿Y laspalabras que no entienda?

CARMEN (riendo).- ¡Las dejaré en blanco! (vaa salir por la izquierda, pero de pronto se detiene yvuelve hacia Linares). Ah, vea: Morales me estabahablando de una hermana que se le está por casar ya quien sus padres no la dejan

LINARES (con intención).- ¿Sí? Bueno, y paraqué me cuenta eso?

CARMEN (turbada).- Es que me pareció... (Va-cilando) ¡Vaya! ¡Tiene razón! ¡Son zonceras mías!(quiere correr hacia la izquierda).

LINARES.- ¡Oiga! (Carmen se detiene) ¿De ve-ras? ¿De eso sólo conversaban?...

CARMEN (acercándose).- De veras.LINARES (con intención).- ¿De nada más?CARMEN (con firmeza).- De nada más.

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LINARES (sonriendo).- Pues ya que me diceusted lo que hablaba con Morales, yo también quie-ro decirle lo que conversaba con Petrona. Le estabacontando un cuento..

CARMEN ( incrédula).- ¡Un cuento!LINARES (riendo).- Un cuento de gigantes y

princesas.CARMEN (incrédula).- ¡Sí, cómo no!LINARES (sonriendo).- -No me cree?(Entra Petrona por el foro y se dirige a salir por

la izquierda.)CARMENA - No.LINARES .(riendo y en alto voz a Petrona).-

¡Qué le parecieron, Petrona, los casamientos delgigante?

PETRONA (sin detenerse y riendo a carcaja-das).- ¡Lindísimos!

(desaparece por la izquierda).CARMEN (sin poder reprimir un movimiento

de gozo).- ¡Era cierto! (Transición.) ¡Y usted quedemostraba tanto interés al hablarla!

LINARES.- ¡ Como usted en escuchar aMorales!

CARMEN (con ímpetu).- ¡Yo estaba aburrida!LINARES (riendo ).- ¡Y yo también!

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(Ambos se miran un instante en silencio.)CARMEN (bruscamente).- ¡Me voy! hace

ademán de irse).LINARES (con emoción).- ¡No, Carmen, no!

¡Falta algo todavía!.. ¡Tenemos otra cosa que deci r-nos, y que ya es inútil callar! (la toma de !as manos yla mira intensamente) Que nos queremos!

CARMEN (mirando con miedo hacia el foro).-¡Cuidado!

LINARES (con pasión).- ¡Que te quiero, Car-men! ¡Que con toda el alma te quiero!

TELÓN

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ACTO CUARTO

La misma decoración del acto anterior.(Entra Carmen por la izquierda con unacanastilla de costura y se adelanta hasta lamitad de la escena, cuando aparece Linarespor la derecha, que viene con sombreropuesto. Al verse ambos- se detienen, vaci-lan un momento, se cercioran de que nadieles ve y adelantándose después el uno ha-cia el otro, toma Linares entre las manos lacabeza de Carmen y simula darle un besosobre la frente, apresurándose en seguida adesaparecer por el foro, mientras Carmendando señales de agitación queda con lamirada fija hacia la izquierda, como teme-rosa de haber sido espiada. Un instante

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después entra Manuela corriendo por laizquierda y al encontrarse con Carmen sedetiene bruscamente y trata de hacerse ladisimulada, aparentando buscar algo a sualrededor.)

CARMEN (sonriendo amargamente).- ¡Me ha-bías perdido de vista?

MANUELA (fingiendo sorpresa).- ¿Por qué?CARMEN.- ¡No seas tonta! ¿Crees que no sé

que desde hace días me andás espiando por encargode mama?

MANUELA (un poco confusa).- ¿Yo? ¡Quémás te quisieras! .. ¡para lo que a mí me importa!

CARMEN (con amargura).- ¡Hija!... ¡bonitooficio! (le da la es espalda). ¡Seguí no más! (Aparecedoña María por la izquierda.)

DOÑA MARÍA (con acritud).- ¿Qué están ha-ciendo aquí? (fija vista en Carmen).

CARMEN.- Salgo recién del cuarto. ( Muestrala canasta) Iba a coser.

DOÑA MARÍA (siempre mirando a Carmenmientras Manuela aproxima hacia la puerta izquier-da y se detiene cerca de ella). ¿Está adentro el sin-vergüenza ese?

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CARMEN (con dureza).- ¡No sé a quién se re-fiere!

DOÑA MARÍA.- No sabés.. ¿eh? Pues me re-fiero a tu Linares, la monada de tu Linares, a quienfelizmente ya voy a tener que aguantar pocos díasmás.

CARMEN (alarmada).- ¿Pocos días?DOÑA MARÍA.- Hoy le he pedido el desalojo.

¡No quiero sinvergüenzas en mi casa! CARMEN (irritada).- ¡No era sinvergüenza

cuando se trataba de conseguirle el aumento de lapensión! ¡Así agradece!

DONA MARÍA (ahuecando la voz).- ¡El au-mento!... (Desdeñosa) ¡Bonita porquería!... ¡cin-cuenta pesos!... (Bruscamente) Pero sobre todo,aquí no se trata de aumentos, ¿entendés? ¡No quieroque hablés con él! ¡No quiero que lo veas! (Exaltán-dose) ¡Eso es lo que no quiero!

CARMEN (con firmeza).- ¡Desde que va a ca-sarse conmigo!

DONA MARÍA (furiosa).- ¿Casarse?... ¡Yo levoy a dar casarse a ese atorrante! ¡¡Canalla!!¡¡¡Muerto de hambre!!!

(Entra Pepa por la derecha con sombreropuesto y unos paquetes, deja el sombrero y los pa-

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quetes sobre un mueble mientras Manuela se leaproxima.)

CARMEN (indignada).- ¡No hable así, mama!¿con qué derecho habla así?

DONA MARÍA (en el colmo del furor).- ¡Ha-blaré como me dé la gana!. ¿entendés? ¿Qué es loque te has creído? ¡Es lo que me faltaba ahora, queen mi propia casa no pueda decir lo que quiera deun zaparrastroso! ¡De un pillo! ¡De un ladrón!

CARMEN (estallando).- ¡Cállese! ¡Cállese! ¡De-bía darle vergüenza hablar de esa manera! (vasebruscamente por la izquierda).

DONA MARÍA (a gritos a Pepa).- ¡Ahoramismo le decís a ese bandido que no quiero quepase el día sin que se mande mudar! " (En momen-tos en que Pepa va a salir por el foro). ¡Y que yame han dicho que lo han visto en la azotea! ¡Que noquiero que suba a la azotea, porque yo misma a em-pujones lo voy a bajar! (a Manuela, mientras Pepavase por el foro) Y vos andá a ver a esa hipócrita,¡no la perdás de vista! Es capaz de escribirle.

MANUELA (encantada).- ¡No hay, cuidado!(vase por la izquierda).

(Aparece por el foro Morales revelando en suactitud abatimiento.)

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MORALES.- Señora, desde mañana puede dis-poner de la pieza.

DONA MARÍA (sorprendida).- ¿Se va?.. ¿Porqué se va?

MORALES (después de un momento de vacila-ción).- He resuelto mudarme...

DOÑA MARÍA.- Pero tendrá algún motivo...MORALES.- No, señora, no. Quiero estar más

cerca del hospital. Eso es todo.DONA MARÍA (incrédula).- Pero, ¿de veras se

va?MORALES (con una sonrisa triste).- De veras.(Entra Manuela por la izquierda.)MANUELA (despacio a doña María ).- Se ha

encerrado en la pieza y no quiere abrir.DOÑA MARÍA (a Morales).- Espéreme un

momento, tenemos que hablar. (Imperativa) ¡Ustedno puede irse así!

(Morales indica con un gesto que tiene su reso-lución tomada y doña MARÍA vase por la izquier-da.)

MORALES ( sonriendo).- ¿Y qué tal los no-vios, Manuela?

MANUELA (sonriendo).- Novios, no; simpa-tías no más.

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MORALES.- Bueno, las simpatías.MANUELA.- Esta de ahora me parece que..

(hace un gesto signtificativo, queriendo expresarque la considera asegurada) ¡quién sabe!...

MORALES.- ¿Cómo se llama?MANUELA.- ¡Ah!, el nombre no sé. Yo le lla-

mo el del pajizo.MORALES (riendo).-¡Ah!... ¡ahora es el del pa-

jizo!MANUELA (con naturalidad).- Sí, era un ami-

go del morocho, ¿se acuerda? Siempre lo acompa-ñaba cuando venía por aquí.

MORALES.- ¿Y del morocho qué se hizo?MANUELA (con melancolía).- Se fue.MORALES.- ¿Dejando al amigo? ¡Menos mal!MANUELA (con tristeza).- ¡Así es!MORALES (como si de pronto escuchara algún

ruido extraño hacia la izquierda).- ¿Qué es eso?MANUELA.- ¿Que?MORALES.- Oiga (indica hacia la izquierda y

ambos hacen como que escuchan!.MANUELA.- No es nada. Mama que está que-

riendo hacerle abrir la puerta a Carmen que se haencerrado.

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MORALES (haciendo un gesto de lástima).-¡Pobre Carmen!

PEPA (entrando por el foro y muy irritado).-¡Qué hombre más torpe! ¡mostrando las manos!.¡Miren cómo me he puesto las manos a fuerza degolpearle la puerta! ¡Resulta que estaba en la azotea!(A Manuela) ¿Dónde anda mama?

MANUELA.- Está adentro.(Pepa se dirige hacia la izquierda, cuando apare-

ce por ésta doña María.)DOÑA MARÍA (con irritación).- ¡Le dijiste?PEPA.- Sí.DOÑA MARÍA.- ¡Qué contestó?PEPA.- Que está bien.(Pepa vase por la izquierda y doña María se

aproxima a Morales y a Manuela.DOÑA MARÍA (a Manuela).- Colocátele de-

lante de la puerta. (Antes de que Manuela concluyade salir por la izquierda) Y no te nomás, ¿eh?..(Después de salir Manuela y en otro tono) Siéntese,Morales. (En tono confidencial después de sentarseambos). Yo sé por lo que usted se va.

MORALES.- Señora, ya se lo he dicho: el hos-pital...

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DOÑA MARÍA.- No, no es cierto. Pero le voya dar una noticia que lo hará cambiar de parecer.(Con mucha intención) Linares se muda. A Linaresle he exigido que me deje la pieza. Linares no conti-nuará viviendo en esta casa.

MORALES (con tristeza).- ¡Y bien, señora!...¡Eso no modifica en nada mi resolución!

DOÑA MARÍA (Con enojo).- Tiene que modi-ficarla, ¡cómo no la va a modificar? (Insinuante)Usted se va porque Linares lo incomoda, porqueestoy segura que se ha imaginado entre Carmen y éllo que en realidad no existe, pero, de todos modos,yéndose Linares, no tiene por qué irse usted.

MORALES (protestando débilmente).- No, se-ñora, no. ¡Si no es eso!

DOÑA MARÍA.- ¡Qué no ha de ser, hombre!¿O usted cree que yo soy ciega y no comprendo lascosas? ¡Déjese de zonceras y no trate de hacer co-medias conmigo! :No ve que he nacido mucho an-tes que usted? (Viendo que Morales no contesta)¡Vaya!... usted se queda, Linares se va, y todo vuelvecomo antes.

MORALES ( con profunda amargura).- ¡Y diceusted que no es ciega ¡En medio de todo va a

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concluir usted por darme lástima! (se pone de piepaseándose nerviosamente).

DOÑA MARÍA (sorprendida).- ¿Qué dice?MORALES (encarándose bruscamente con

ella).- ¡No, señora, no! ¡No se haga usted ilusiones!¡No se engañe respecto a la situación que ustedmisma se ha creado con su atolondramiento y susinconsciencias!.. ¡Ya su imperio se acabó!

DOÑA MARÍA.- ¡Morales! Qué quiere deciresto? (se pone de pie y torna una actitud de digni-dad ofendida).

MORALES (atenuando el tono).- ¡Sí, señora!¡Lo que tenía que suceder ha sucedido! ¡Es precisoresignarse! ¡Hasta ahora su egoísmo ha sido aquí laúnica fuerza, subordinándolo todo a su servicio! ¡Dehoy en adelante hay algo que puede más que suegoísmo: el amor, señora, el amor!... ¡que es el másfuerte!

DONA MARÍA (indignada).- ¡No diga usteddisparates! ¡A qué viene eso?

MORALES (con tristeza).- Carmen y Linares sequieren, ¡déjelos que sean felices! No trate de opo-nerse usted... ¡sería inútil cuanto hiciera! ¡Ya ve, yotambién me resigno!... ¡Y sabe Dios lo que mecuesta!

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DOÑA MARÍA (violentamente).- ¡Usted no esnadie! ¡pero yo soy su madre y mientras viva no seha de hacer aquí sino mi voluntad!

MORALES (con amargura).- ¡No se engañe! Laautoridad de madre, en su alto concepto, no la tiene,no la puede tener usted.

Usted misma se ha encargado de perderla! Aho-ra usted manda, pero no convence. Inspira ustedtemor, pero no respeto. Su autoridad es de esas a lasque se obedece en todo lo que se ve y cuando estápresente. No es la santa autoridad de madre a la quepor el placer de obedecerle se la obedece siempre!

DOÑA MARÍA ( con arrogancia).- ¡Pues coneso me basta! ¡Y se hará lo que yo mande! (Conviolencia) ¡Y por lo pronto, salga usted de aquí! (leseñala la puerta de salida con un ademán enérgico).

MORALES (sin alterarse).- Sí, señora, me voy,pero.. ¡cuidado!... ¡no se equivoque! Carmen no estápreparada para la lucha. Ha secado usted en ella to-das las nobles fuentes de resistencia, y no ha sabidousted cultivar ninguno de los sentimientos elevadoscapaces de imponer el sacrificio. No tiene siquierauna noción clara de lo que es la vida, y aunque porinstinto sabe que no es lo que le ha enseñado usted,el instinto no basta, la confusión se establece, y

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concluye el espíritu por perder el rumbo al contactodiario de miserias y flaquezas. ¡Vea que ese cariño esel único halago generoso y puro que ha conocido enla vida! ¡La primera bocanada de aire sano que aca-ricia sus pulmones! Se aferra a él porque siente quela levanta y la dignifica! ¡No cometa el error deoponerse! ¡Carmen no puede luchar! ¡Es un leño alque azotan todas las olas!.. ¡Cuidado!... ¡¡no loarrastre la corriente!!. (se coloca el sombrero y vasepor la derecha, dejando a doña María suspensa yperpleja durante un instannte).

DOÑA MARÍA (corriendo hacia la puerta de-recha y asomándose por ella).- ¡Morales! (Despuésde un rato levantando la voz) ¡Morales! (En elmomento de asomarse doña María a la puerta dere-cha ha aparecido Carmen por la izquierda y al ver adoña María de espaldas, vase apresuradamente porel foro sin que ésta se aperciba. Después de salirCarmen, doña María hace un gesto de indiferenciaal ver que Morales no vuelve y va a retirarse de lapuerta, cuando de pronto, como si oyera algún rui-do hacia el exterior, vuelve de nuevo a asomarse yescucha un momento), ¿Quién anda ahí? (escuchan-do). ¡Oh! ¡qué es eso?

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(Entra Petrona por la derecha llorando confuerza.)

DOÑA MARÍA.- ¡Adiós! ¡Es lo que faltaba!¿Qué tenés vos? ¿Alguna otra pelea con el embro-llón de tu novio?..

PETRONA (llorando).- ¡Es un cobarde! ¡En elzaguán mismo acaba de darme una cachetada!

DOÑA MAMA (sorprendida).- ¿Una cacheta-da?

PETRONA (llorando).- Venía siguiéndomedesde casa, ¡y aprovechó cuando entré! ¡Es un co-barde! (Mostrando una mejilla) ¡Vea cómo me hapuesto!

DOÑA MAMA (azorada).- ¿Qué estás dicien-do, mujer? ¿Tu novio te cachetea?

PETRONA (siempre llorando).- ¡Con el pre-texto de que tiene celos me pega siempre! ¡Ya nopuedo más! ¡El domingo en la isla de Maciel fue lomismo!

DOÑA MARÍA.- ¡En la isla de Maciel? ¿Voshas ido con tu novio a la isla de Maciel? ¿Cuando?¿con qué motivo? (Viendo que Petrona no contesta)¡Contestá! ¿qué quiere decir esto? (Al ver que nocontesta, en otro tono) ¡ Che... che... che... ¿sabés

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que no me está gustando el asunto? Hoy mismo levoy a avisar a tu madre.

PETRONA (con angustia).- ¡No, por Dios! ¡Sise lo dice no me va a dejar verlo más!..

DOÑA MARÍA (sorprendida).- ¿Verlo?...¿Ytodavía pensás en verlo después de lo que te ha he-cho?

PETRONA (con angustia).- ¡Y cómo quiereque no lo vea! (llora).

DOÑA MARÍA (indignada).- ¡A ese miserable!¡¡ese canalla!

PETRONA (dejando de llorar).- Canalla no es.DOÑA MARÍA (indignada).- ¿No es canalla el

que le pega a una mujer? ¿Qué es entonces?PETRONA.- Me pega porque tiene celos, y tie-

ne celos porque me quiere ¡y eso no es ser canalla!DOÑA MARÍA (azorada) ¿Pero te das cuenta

de lo que estás diciendo, desgraciada? ¡Quiere decirque encontrás muy bien que te maltrate? ¿Que tegusta que te golpee?

PETRONA (secándose las lágrimas).- ¡Eso no!Pero desde que no hay otro remedio, qué se va ahacer!... ¡Para eso es hombre (Transición) Deje queme moje un poco la cara y me voy (da unos pasoshacia la izquierda).

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DOÑA MARÍA.- ¡Sí, y para no volver!PETRONA (en tono de súplica y deteniéndo-

se).- ¡Pero, tía!DOÑA MARÍA (resueltamente).- ¡Ni una pala-

bra! Elegí: o le aviso a tu madre, o no volvés a po-ner los pies más aquí.

PETRONA (resignada).- En ese caso, novolveré (vase tristemente por la izquierda y doñaMaría la sigue con la mirada sin salir de suasombro).

DOÑA MARÍA (acercándose después hacia laizquierda, por cuya puerta se asoma).- ¡Manuela! Envoz más alta) ¡Manuela!

(Después de un instante aparece Manuela por laizquierda.)

DOÑA MARÍA (con enojo).-¿Dónde estabas?MANUELA (vacilando y confusa).- Ahí, donde

usted me dijo, dónde quiere que estuviera?DOÑA MARÍA.- ¿Qué hace Carmen?MANUELA.- Continúa en el cuarto.DOÑA MARÍA.- Andá, golpeale otra vez.

¡Decile que si no abre le voy a echar la puerta abajo!(Manuela vase apresuradamente por la izquierda

a tiempo que entra por la misma Pepa, a quien porpoco lleva por delante.)

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PEPA (sulfurándose y a gritos hacia el exte-rior).- Eh!... ¡más cuidado! ¿No tenés ojos? (arre-glándose el vestido) ¡Qué burra! (Transición.) ¿Sabequién está en el balcón de enfrente con la hija delrelojero? ¡Barroso! (Se ríe) ¡Dicen que se casa! ¿Serácierto?

DOÑA MARÍA (distraída).- ¿Está cerrada lapuerta del cuarto de Carmen?

PEPA.- No, si en el cuarto no está.DOÑA MARÍA (alarmada).- ¿Cómo que no

está? ¿Quién no está?PEPA.- Carmen. Vi a Petrona lavándose la cara.

No hay nadie más.DOÑA MARÍA (nerviosa).- ¿Que no está en el

cuarto Carmen? ¿Estás segura?(Entra Manuela por la izquierda con cara de es-

panto.)MANUELA.- Se ha salido.DOÑA MARÍA (avanzando hacia ella furiosa).-

¿No te dije que no te movieras del lado de la puer-ta? (levanta el brazo amenazándola).

MANUELA (agachándose y defendiéndose conlos brazos levantados).- ¡Me había asomado un ra-tito al balcón!

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DOÑA MARÍA (agitada).- ¡A ver!.. ¡ligero!¡Corran al fondo! ¡Ligero! ¡Debe estar hablando conese canalla!... (Doña María, Manuela y Pepa se diri-gen precipitadamente hacia el foro, cuando aparecepor éste Carmen, que viene muy abatida y enjugán-dose las lágrimas).

DOÑA MARÍA (con mucha irritación al ver aCarmen).- ¡De dónde salís? Qué has estado hacien-do?

CARMEN (con voz temblorosa, señalando aPepa y a Manuela).- Dígales que se vayan, que nosdejen un momento. (Manuela hace ademán de irse,pero Pepa permanece impasible, entonces Manuelatambién se detiene).

DONA MARÍA (con sorpresa).- ¿Qué quieredecir eso? ¿Qué te pasa?

CARMEN (con voz suplicante a Pepa y aManuela).- ¡Por favor! ¡Váyanse! (Pepa y Manuela,sin decir nada, vanse a salir por la izquierda).

DOÑA MARÍA (nerviosa).- ¿A qué viene esoahora?

CARMEN (sollozando después de ver salir aPepa y a Manuela).- ¡Mama!... ¡mama! ¡téngame lás-tima! (corre hacia ella). ¡Usted no puede desear mi

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desgracia! ¡al fin es mi madre!.. ¡Y no va a quererque yo sea desgraciada!

DOÑA MARÍA (rechazándola).- ¿Te has vueltoloca? ¿Qué estás diciendo?

CARMEN.- Linares no puede irse solo de aquí.¡Linares me quiere! ¡Consienta, mama, en que noscasemos!

DOÑA MARÍA (con irritación).- ¡Salí! ¿Y paraesto te acordás que soy tu madre? ¿Cómo podésimaginarte que voy a consentir en semejante dispa-rate?

CARMEN (con voz suplicante y sollozando).-¡Es mi felicidad la que le pido!

DOÑA MARÍA (con sorda irritación).- ¡Tu fe-licidad! ¡Es claro!... ¡Y con eso creés haberlo dichotodo! Quiere decir entonces que yo no soy nadie?¿Que yo no significo nada? (exaltándose'). ¿Creésque te he criado, que te he alimentado, que te hehecho lo que sos, ¡sacrificándome toda la vida! paraque así, el mejor día, ¡porque se te ocurre! ¡me dejéspor un bribón cualquiera! ¿Encontrás eso muy natu-ral, muy razonable?

CARMEN (con angustia).- Pero, ¿qué mayorsatisfacción para usted, mama, que verme contentay feliz al lado del hombre que quiero?

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DOÑA MARÍA (exaltada).- Pero, ¿Y yo?.. ¿yyo? ¿No pensás en mí? ¿No pensás en mi situacióncuando vos estés lejos? ¡No soy nadie para vos?¡Qué dirías si tus hermanas hicieran lo mismo? Sitodas me dejaran, si todas me abandonaran... (Convoz quejumbrosa) ¿No te da lástima imaginarte estapobre vieja, enferma, sola, tirada por sus hijas almedio de la calle, a pretexto de que cada una haquerido buscar la felicidad a su manera?

CARMEN (con angustia).- ¿Y yo qué puedohacer, mama?... ¿qué puedo hacer yo? ¡Piense unpoco también en mí! ¡Si lo quiero!... ¡¡lo quiero!!

DOÑA MARÍA.- ¡Olvidarlo! ¡No acordartemás de él! ¡Eso es lo que tenés que hacer!... ¡Noacordarte de que existe en el mundo semejante pillo!. ..

CARMEN (con mucha ternura).- ¡Pero, si paramí, mama, Linares es la vida: ¡sin él no podría vivir!¡He llegado a quererlo tanto que cuando pienso así,que pudiera faltarme, que pudiera no volverlo a ver!No sé explicarle lo que me pasa, no podría decirle loque siento, pero es un vacío tan grande, unaangustia tan extraña, que sólo se me ocurre llorar... ylloraría, lloraría siempre, sin importarme de nada, ni

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preocuparme de otra cosa que de continuar lloran-do, hasta que lo volviera a ver!

DOÑA MARÍA.- Pero... ¿y yo?... ¿y yo?... ¡Pén-sá en nosotras ¡Pensá en mí!

CARMEN (con anflicción).- ¡Si no puedo!¡Pienso en que lo quiero... y no puedo pensar más!

DOÑA MARÍA (impaciente).- ¡Basta de ridi-culeces! ¡Es preciso, y se acabo!

CARMEN (angustiada).- :Pero usted no sabeentonces lo que es querer? ¡Querer mucho!... quererasí, ¡como yo quiero! ¿Acaso porque sea preciso seva a dejar de querer?... ¡Cómo puede decir eso, ma-ma, usted que también tiene que haber querido?

DOÑA MARÍA (imperativa).- ¡Basta he dicho!CARMEN (desesperada).- ¡Oh! ¡no! ¡Se lo su-

plico!DOÑA MARÍA (exasperada).- ¡Te digo que

basta!CARMEN (sollozando).- ¡Se lo suplico! ¡Mama,

se lo suplico! ¡ Fíjese por Dios en la que hace! ¡ ¡Porúltima vez, mama!! (cae de rodillas delante de doñaMaría).

DOÑA MARÍA (fuera de sí).- ¡Basta! ¡Basta!¿No entendés?

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CARMEN (con repentina resolución y endere-zándose).- Está bien, basta (vase silenciosamentepor la izquierda y doña María la sigue con la miradahasta que desaparece).

(Entra Petrona por la izquierda y se dirige a salirla derecha)

PETRONA (sin detenerse).- Adiós, tía.DOÑA MARÍA (secamente).- Adiós.PETRONA (deteniéndose antes de salir y con

mucha humildad).- ¿Quiere que vuelva?DOÑA MARÍA.- No. ¡qué te aprovechen las

cachetadas! ¡Seguí no más!..PETRONA (con mucho sentimiento).- ¡Oh,

no, tía, estoy, segura que ahora está esperándome enla esquina! ¡Cada vez que pega, se pone después decariñoso y de bueno!... ¡Pobre! Lástima! (Desaparecepor la derecha a tiempo que golpean las manos y enseguida vuelve a aparecer) Tía, aquí está el señorRocamora (da paso a Rocamora y al muchacho quelo sigue con unas cajas y vase nuevamente).

ROCAMORA (adelantándose a dar la mano adoña María, mientras el muchacho deja las cajas so-bre una silla y vase por la derecha.- Buenas tardes.

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DOÑA MARÍA.- Un momento, Rocamora,voy a avisar a Pepa. Siéntese (se dirige hacia la iz-quierda).

ROCAMORA.- Estoy bien, gracias. (DoñaMaría vase por la izquierda y Rocamora empieza apasearse a lo largo del escenario. AI cabo de uninstante se asoma Linares por el foro, observa laescena sin que Rocamora lo aperciba y desapareceinmediatamente. Después de un momento apareceCarmen por la izquierda y vase apresuradamentepor el foro aprovechando un instante en que Roca-mora en sus paseos le da la espalda. En seguida desalir Carmen aparece Manuela muy agitada por laizquierda y mira a todos lados, corno buscando aalguien).

MANUELA (bruscamente a Rocamora).- ¿Noha venido Carmen por aquí?

ROCAMORA (sin interrumpir sus paseos).-No.

(Manuela vuelve a desaparecer apresuradamentepor la izquierda.)

(Entran por la izquierda doña María y Pepa.)PEPA (secamente, adelantándose a Rocamo-

ra).- ¡Qué horas de venir!

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ROCAMORA (dándole la mano).- Discúlpe-me. Un quehacer urgente.

PEPA (nerviosamente).- Sí, sí, muy bonito. (Envoz baja y olfateándole la ropa) ¡Qué olor tan raro!¿De dónde salís?

ROCAMORA (en igual forma).- Del registro.PEPA (nerviosamente y aparte).- ¡Mentira!

¡Decí, decí!.. ¿de dónde? ( Rocamora aparenta darleexplicaciones en vos baja, accionando mucho).

MANUELA (entrando muy agitada por !a iz-quierda y aparte a doña María).- ¡No la puedo en-contrar!

DOÑA MARIA.- ¿A quién?MANUELA.- ¡A Carmen!DOÑA MARÍA (alarmada).- ¿No está en su

cuarto? ¿Has visto bien?MANUELA (apresuradamente).- ¡Vuelva a ver

usted! ¡Yo entretanto voy al fondo! (MientrasManuela vase corriendo por el raro, doña MARÍAvase precipitadamente por la izquierda).

ROCAMORA (solemne y después de dirigiruna mirada a su alrededor).- Nos han dejado solos.

PEPA (con falso pudor).- ¡Es verdad! (Mira alos lados y de pronto aunque Rocamora ha perma-

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necido impasible). ¡ No quiero! ¡Estate quieto! (re-trocede).

ROCAMORA (solemne).- ¿Qué?PEPA (haciéndose la confundida).- ¡Ah! no, yo

creía.. (baja los ojos).ROCAMORA (aproximándose a Pepa siempre

solemne pero tratando de dar a la voz cierta emo-ción).- ¡Pepa! (Entra corriendo Manuela por el foroy sale en igual forma por la izquierda sin preocupar-se de Pepa ni de Rocamora).

PEPA (fingiéndose alarmada).- ¡Ahí tenés loque sacás! ¡nos ha visto!

ROCAMORA (sorprendido).- ¿Y qué puedehabernos visto?

PEPA (bajando los ojos).- ¡Es una impruden-cia!

ROCAMORA ( con emoción).- ¡Pepa! ( seaproxima mucho a ella).

PEPA (con pasión).- ¡Filiberto!... (Se miran unmomento y después Rocamora, con mucha solem-nidad, le da un beso en la frente y en ese instanteentran bruscamente por la izquierda Manuela y do-ña María, con la manifiesta intención de salir enigual forma por el foro. Vase corriendo Manuelapor el foro sin apercibirse de nada, pero doña

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MARÍA, que sorprende el beso de Rocamora, sedetiene bruscamente y mira durante un instante conexpresión de estupor a Rocamora y a Pepa, quepermanecen confusos y sin saber qué hacer).

DOÑA MARÍA (avanzando con dignidad).-¿Qué quiere decir esto? (Rocamora y Pepa bajan lacabeza sin responder). ¡Es ésta la manera que tieneusted de corresponder a la confianza con que se lerecibe en esta casa? (Rocamora no responde) ¡Con-teste!.. ¡so si nvergüenza! (gesto de indignación deRocamora). ¿Es así como responde usted a lasbondades que con usted se tienen? (Con muchaenergía) ¡Inmediatamente sale usted de aquí! (le se-ñala la puerta).

PEPA (levantando la cabeza y con resolución).-¡Eso no, mama!

DOÑA MARÍA (sin preocuparse de Pepa).-¡Salga usted en seguida! (Rocamora hace ademán deirse) .

PEPA (fuera de si, precipitándose .sobre Roca-mora y tomándolo de los brazos).- ¡No! ¡No! ¡ustedno se va! Mira a doña María con aire de desafíos.

DOÑA MARÍA (con sincera indignación).-¡Pepa!

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PEPA (forcejeando con Rocamora).- ¡No! ¡Vosno podés irte! ¡No le hagás caso! ¡No! ¡ No!

DOÑA MARÍA (a gritos).- ¡Pepa! ¡Fijate en loque hacés!

PEPA (luchando con Rocamora que quiere de-sasirse de ella).- ¡Quedate! ¡No le hagás caso! ¡Vosno te vas!

ROCAMORA (desprendiéndose violentamentede Pepa, que cae de rodillas con el choque).- ¡Per-fectamente! ¡vase por la derecha)

DOÑA MARÍA (precipitándose sobre las cajasque trajo un momento antes Rocamora a las quetoma y arroja por la derecha).- ¡Y llévese tambiénsus porquerías!

PEPA (levantándose del suelo ha corrido laciala derecha y asómase por ella gritando con desespe-ración).- ¡Rocamora! ¡Rocamora!

DOÑA MARÍA (tironeándola sin resultado).-¡Sosegate! ¡No hagas eso!.

PEPA (con angustiosa desesperación).- ¡Roca-mora! (Volviéndose como una fiera hacia doñaMARÍA, al convencerse de que Rocamora no vuel-ve).- ¿Qué es lo que ha hecho? ¿Qué ha hecho us-ted? ¡Vieja loca! ¿Con qué derecho me quita lo que

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es mío? (Amenazadora) ¡Diga!.. ¿con qué derecho?(levanta el brazo como si fuera a pegarle).

DOÑA MARÍA (retrocediendo asustada).- ¡Pe-pa! ¿estás en tu juicio?

MANUELA (gritando desde el interior del fo-ro).- ¡Mama! ¡Mama! (apareciendo).- ¡Carmen y Li-nares no están por ninguna parte!

DOÑA MARÍA (azorada).- ¿Qué?... ¿Qué de-cís? (se abalanza hacia .Manuela).

MANUELA.- ¡Que Carmen se ha ido, mama!DOÑA MARÍA (precipitándose por el foro).-

¿Que se ha ido? (con voy angustiosa). ¡Carmen!¡Carmen! ¡Carmen! (Manuela ha salido junto conellas y la voz de doña María se va apagandogradualmente hasta apagarse del todo. Después desalir doña María, Pepa vacila un momento, concluyepor hacer un gesto enérgico y poniéndoseprecipitadamente el sombrero desaparece a su vezpor la derecha. La escena queda un instante vacía ydespués se derrumba con estrépito el cuadro de lasmedallas y el telón comienza a descender lenta-mente mientras se oye de nuevo la voz de doñaMaría que se aproxima llamando a Carmen).

FIN