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ISSN 2469-0716 DOCJURIS REVISTA DEL DOCTORADO EN CIENCIAS JURÍDICAS AÑO 3 5 SEPTIEMBRE 2017 EDITORIAL UMSA AVDA. CORRIENTES 1723 C.A.B.A. Autoridades de UMSA Autoridades de DOCJURIS Rectora M. Alejandra Garbarini Islas Vicerrector de Posgrado e Investigación Eduardo E. Sisco Secretario General Aníbal C. Luzuriaga Secretaria Académica Leandra Martínez Secretario de Publicaciones Ernesto Polotto Directora Teodora Zamudio Secretarios de Redacción Yanina Clarens Lucila Córdoba Adolfo Saglio Comité Científico (en orden alfabético) Javier Baños Carlos Burger Marcos Córdoba Isolina Dabove Sara Alves Gouveia Bernardes José de Arimateia Barbosa Carlos Gustavo Gerscovich Marcelo López Alfonsín Joaquim Miranda Junior Eduardo Sisco Mario Valls

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REVISTA DEL DOCTORADO EN CIENCIAS JURÍDICAS

AÑO 3 – N° 5

SEPTIEMBRE 2017

EDITORIAL UMSA – AVDA. CORRIENTES 1723 – C.A.B.A.

Autoridades de UMSA Autoridades de DOCJURIS

Rectora M. Alejandra Garbarini Islas

Vicerrector de Posgrado e

Investigación Eduardo E. Sisco

Secretario General Aníbal C. Luzuriaga

Secretaria Académica

Leandra Martínez

Secretario de Publicaciones Ernesto Polotto

Directora Teodora Zamudio

Secretarios de Redacción

Yanina Clarens Lucila Córdoba Adolfo Saglio

Comité Científico

(en orden alfabético)

Javier Baños Carlos Burger

Marcos Córdoba Isolina Dabove

Sara Alves Gouveia Bernardes José de Arimateia Barbosa Carlos Gustavo Gerscovich

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ÍNDICE

EDITORIAL. El Derecho a Informar: sus Implicanciones jurídicas y sociales por Christian Agustin GAMBOA ................................................................................................................................................ 707

Reflexão em torno do Acórdão Janko Rottmann (Proc. C-135/08) do Tribunal de Justiça Europeio por Cândida CARVALHO ................................................................................................................................ 713

Riflessione sull’esistenza in vita e sul consenso per la disponibilità di un diritto umano per la stipula di un contratto di diritto privato di Procreazione Medicalmente Assistita (P.M.A.) per Irene COPPOLA .. 735

La actual constitucionalización de los Derechos del Trabajo en la Argentina y en el Brasil por Vilma Maria INOCENCIO CARLI ........................................................................................................................ 747

A responsabilidade do Estado pela demora excessiva na prestação jurisdicional no ordenamento jurídico Argentino e Brasileiro por Adriano da SILVA RIBEIRO ............................................................. 761

Trabajo de Investigación. Actualización de las indemnizaciones: “El RIPTE” (Remuneraciones Imponibles Promedio de los Trabajadores Estables). Director: Eduardo SISCO. Investigadores: Nidia ACOSTA, Ezequiel LUFRANO, Pamela MARTÍNEZ, Emiliano MORAN SANTOS, Héctor Luis COSTA y Germán QUEIPO ................................................................................................................................................... 785

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EDITORIAL. El Derecho a Informar: sus Implicanciones jurídicas y sociales

por Christian Agustin GAMBOA1

Con sólo repasar brevemente la huella evolutiva del derecho a la libertad de expresión, advertiremos que su expansión ha ido a la par de la revolución tecnológica operada en tiem-pos posmodernos. De ahí, que en la actualidad comprenda entre sus contenidos jurídicos to-das las formas y medios de comunicación social.

Podemos afirmar entonces, que la incorporación de los tratados internacionales de Derechos Humanos de jerarquía constitucional, ha servido para afianzar esta íntima vincula-ción entre expresión y comunicación, que se traduce jurídicamente en un derecho de múlti-ples facetas2, pues amén de ser un derecho personal, además se puede proyectar social e ins-titucionalmente por diversos medios de comunicación masiva3.

Por consiguiente, la libertad de expresión posee por un lado una dimensión individual4, que se agota en el derecho personal de cada sujeto; y otra social5, que se concreta en el dere-cho colectivo a recibir información de toda índole, ideas, puntos de vista, opiniones, y noticias por parte de terceros.

La libertad de expresión es un baluarte esencial de cualquier Estado de Derecho, ya que no sólo propicia el libre pensamiento de todos los integrantes de la comunidad, sino tam-bién garantiza una discusión democrática sin ataduras, una opinión pública suficientemente informada, el pluralismo, la tolerancia, y la consolidación de una sociedad, capaz de gestionar mecanismos propios de contralor y denuncia ciudadana6.

1 Abogado, especialista en Derecho Penal. Secretario General de Política Criminal y Planificación Estratégica del

Ministerio público Fiscal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 2 Arts. 14; 32; 75, incs. 17, 19, 41, y 42 de la CN.

3 BIDART CAMPOS. Germán J. Compendio de Derecho Constitucional. Ediar S.A.: Buenos Aires. Año: 2005, capítu-

lo IX. 4 Ello implica que nadie puede ser arbitrariamente menoscabado o impedido de expresar su propio pensamiento,

es más, se trata de un derecho de mayor amplitud, puesto que se extiende al derecho de utilizar cualquier medio apropiado para difundirlo y comunicarlo al mayor número de destinatarios. Tal es así, que cualquier modo de restricción de las posibilidades de divulgación, constituye una vulneración al derecho de expresarse libremente. Ver Sentencias de la CIDH en Ivcher Bronstein (Sentencia del 6 de febrero de 2001, Serie C) párr. 65 y 147; “La Última Tentación de Cristo” (Sentencia del 5 de febrero de 2001, Serie C), párr. 65 y 147; y La Colegiación Obliga-toria de Periodistas, párr. 31 y 36. 5 Ambas dimensiones deben ser plenamente garantizadas para dotar de efectividad al derecho a la libertad de

expresión, previsto en el art. 13 de la Convención Americana de Derechos Humanos. Ver Sentencias de la CIDH citadas en la nota precedente. 6 Ver sentencias de la CIDH Ivcher Bronstein, y “La Última Tentación de Cristo” (Olmedo Bustos y otros); y Eur.

Court H.R., Case of Scharsach and News Verlagsgesellschaft v. Austria, Judgement of 13 February, 2004, par. 29; Eur. Court H.R., Case of Perna v. Italy, Judgment of 6 May, 2003, par. 39; Eur. Court H.R., Case of Dichand and others v. Austria, Judgment of 26 February, 2002, par. 37; Eur. Court. H.R., Case of Lehideux and Isorni v. France, Judgment of 23 September, 1998, par. 55; Eur. Court H.R., Case of Otto-Preminger-Institut v. Austria, Judgment of 20 September, 1994, Series A no. 295-A, par. 49; Eur. Court H.R. Case of Castells v Spain, Judgment of 23 April,

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A partir de esta premisa, se observa como la prohibición de censura previa (art. 14 CN)7 es aplicable a todos los medios de expresión sin excepción, en todo caso o situación, y respecto de toda clase de información vertida.

Sin embargo, en determinadas circunstancias esta libertad de expresión puede entrar en colisión con otros derechos o garantías constitucionales no menos importantes, como pueden serlo el derecho al honor y a la privacidad; o algunos principios del debido proceso, como a modo de ejemplo, la presunción de inocencia.

En algunos supuestos, el afán de obtener primicias periodísticas podría traducirse en excesos, que en muchos casos vuelve a la actividad judicial en la noticia más buscada por el público, desvirtuando así, la naturaleza investigativa del proceso, y originando los estigmati-zantes “juicios paralelos”.

Esta clase de procesos mediáticos, informados por los meros trascendidos suelen ins-tauran una suerte de juicio público y audiovisual, caracterizado por prejuicios o preconceptos, difíciles de revertir aún mediante el dictado de la sentencia judicial.

En razón de ello, la utilización y difusión responsable de la información adquiere una relevancia fundamental en orden a evitar las condenas sociales o la estigmatización, ya sea de las víctimas o inocentes imputados procesalmente.

Es que el punto de partida inicial para declarar la culpabilidad de las personas y sortear las decisiones jurisdiccionales arbitrarias es el debido proceso, es decir aquel juicio oral, justo y previo sustanciado ante un tribunal competente, independiente e imparcial; desarrollado en igualdad de condiciones entre las partes (acusación y defensa); y de manera respetuosa a to-das las garantías procesales, hasta concluir en una sentencia fundada racionalmente.

Podemos afirmar por lo tanto, que toda la ciudadanía tiene derecho a saber cómo se administra el servicio de justicia, y qué decisiones adoptan los funcionarios que integran el poder judicial; sin embargo este enunciado básico del Estado de Derecho, no es absoluto, pues puede encontrar justas restricciones necesarias en una sociedad democrática, en tanto entre en pugna con otros derechos o garantías reconocidos por el andamiaje constitucional.

Esta realidad, es la que impone realizar un estudio aproximativo de cómo se deben compatibilizar todos los derechos en juego y determinar los límites de cada uno de ellos, para que puedan coexistir armónicamente en el marco de una sociedad democrática, signada por los deberes de protección y de garantía que le caben a todo Estado.

1992, Serie A. No. 236, par. 42; Eur. Court H.R. Case of Oberschlick v. Austria, Judgment of 25 April, 1991, par. 57; Eur. Court H.R., Case of Müller and Others v. Switzerland, Judgment of 24 May, 1988, Series A no. 133, par. 33; Eur. Court H.R., Case of Lingens v. Austria, Judgment of 8 July, 1986, Series A no. 103, par. 41; Eur. Court H.R., Case of Barthold v. Germany, Judgment of 25 March, 1985, Series A no. 90, par. 58; Eur. Court H.R., Case of The Sunday Times v. United Kingdom, Judgment of 29 March, 1979, Series A no. 30, par. 65; y Eur. Court H.R., Case of Handyside v. United Kingdom, Judgment of 7 December, 1976, Series A No. 24, par. 49. 7 Artículo 14 de la CN: “Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes

que reglamenten su ejercicio; a saber: De trabajar y ejercer toda industria lícita; de navegar y comerciar; de peti-cionar a las autoridades; de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino; de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa; de usar y disponer de su propiedad; de asociarse con fines útiles; de profesar libre-mente su culto; de enseñar y aprender”.

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Ya se dejó sentado, que la libertad de expresión no puede verse afectada por la censu-ra previa. Amén de ello, sí le caben las restricciones ex post, que pueden ser de índole penal o civil. Pues la prohibición de censura es preventiva de la expresión en sentido lato, y no de las responsabilidades ulteriores que son consecuencia de la comunicación ya divulgada o difundi-da8.

Si bien, todos los hombres tienen reconocida la facultad de publicar sus ideas sin cen-sura previa, ello no condice con un estado subsiguiente de impunidad de quien utiliza los mass media u otro medio de información para perpetrar delitos previstos en el Código Penal9.

Entonces, si bien el derecho a informar se ha convertido en un elemento integrador del bloque de constitucionalidad moderno, lo cierto es que no puede ser ejercido irrazona-blemente y quebrantando el juego armonioso con los restantes derechos de similar jerar-quía10.

Ante este escenario, sólo una ley que cumpla con los principios de necesidad, propor-cionalidad, y razonabilidad puede restringir este derecho mediante la previsión de sanciones posteriores, que han de ser necesarias para asegurar el respeto a la privacidad, la intimidad, y el honor11.

Como vemos, la solución propuesta opera como remedio frente a una vulneración ya causada, pero no adopta medidas tendientes a prevenir los agravios o las posibles estigmati-zaciones. Un dictamen mediático fija patrones determinantes, que muchas veces pueden sig-nificar un evidente detrimento para una persona; y en casi todos los casos, es improbable que tales menoscabos puedan ser subsanados con posterioridad.

Los efectos negativos que los medios de comunicación colectiva pueden generar en los sujetos intervinientes a través de una inadecuada publicidad del proceso, ya sea conculcando el derecho a la intimidad o al honor es innegable, por ello la necesidad lógica de preservar a

8 La Convención Interamericana de Derechos Humanos en su artículo 13.2 alude a la libertad de expresión al

establecer que: “El ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no puede estar sujeto a previa censura sino a responsabilidades ulteriores, las que deben estar expresamente fijadas por la ley …”. 9 CSJN Fallos: 306:1892. Ponzetti de Balbín, Indalia c. Editorial Atlántida, S. A. Publicado en: LA LEY 1985-B,

120, con nota de Julio César Rivera; Colección de Análisis Jurisprudencial Derecho Civil - Parte General - Director: Julio César Rivera - Editorial LA LEY, 2003, 21, con nota de Julio César Rivera; Colección de Análisis Jurisprudencial Derecho Civil - Parte General - Director: José W. Tobías, Editorial LA LEY, 2003, 294, con nota de José W. Tobías; Paula Feldman; Colección de Análisis Jurisprudencial Teoría Gral. del Derecho - Ricardo A. Guibourg, 286 - DJ 1985-1, 768-. 10

CSJN Fallos: 308/789, cons. 5º, de cita extraída de sentencia de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala D (22 de octubre de 2009), en K. de C., A. R. c. Lanata, Jorge y otros. Publicado en: LA LEY 14/12/2009, 7, con nota de Emilio A. Ibarlucía; LA LEY 2010-A, 77, con nota de Emilio A. Ibarlucía; DJ 03/02/2010, 218 - RCyS 2010-II, 83, con nota de José Luis Correa; LLGran Cuyo 2010 (febrero), 28, con nota de José Luis Correa. Cita online en AR/JUR/41498/2009. 11

Ver art. 13, incs. 1 y 2 de la CADH y Sent. de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Herrera Ulloa Vs. Costa Rica (2 de Julio de 2004), párrafos Nº 120, 121, 122, 123, y 124, en donde se explica qué condi-ciones deben existir para aplicarse las restricciones a la libertad de expresión.

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los actores del proceso de una mediática presunción de culpabilidad es una exigencia impos-tergable12.

Es que el principio de justicia procesal prescribe claramente que toda persona tiene derecho a que se presuma su inocencia, y sea tratada como inocente, hasta que se pruebe su culpabilidad en un juicio debido y previo fundado en una ley anterior al hecho del proceso13.

Esta presunción de inocencia, contempla tanto el trato que se debe recibir en los tri-bunales antes del juicio, durante su sustanciación, y hasta que se confirma la declaración de culpabilidad en las última instancia procesal viable. Es más, este principio comprende tam-bién otros derechos; como lo son la presunción de libertad en espera de juicio; el derecho a ser juzgado en un plazo razonable o a ser puesto en libertad; el derecho a no ser obligado a declarar contra sí mismo ni a confesarse culpable; el derecho conexo a guardar silencio; los derechos durante el interrogatorio, y las salvaguardas para las personas detenidas antes del juicio 14.

En clave con ello, los jueces deben abstenerse de prejuzgar sobre el asunto sometido a su estudio, y por consiguiente, no hacer declaraciones sobre la culpabilidad o inocencia de un acusado antes de que concluya el proceso15.

Sin perjuicio de que la presunción de inocencia no se considera violada, cuando las au-toridades informan al público sobre el inicio de persecuciones investigativas si al hacerlo nombran al sospechoso, o comunican su detención o la confesión de un sospechoso16, sería prudente declarar con cautela y reafirmar la presunción de inocencia que rige hasta la decla-ración de culpabilidad del imputado.

En esta línea argumental, no es ocioso señalar, que la absolución de una persona acu-sada de cometer un delito mediante sentencia firme de un tribunal, es vinculante para todas las autoridades del Estado, por lo cual las autoridades públicas, deben abstenerse de aludir a la probable culpabilidad del imputado, puesto que de lo contrario se socavaría no sólo la pre-

12

Por su parte, el Convenio Europeo de Derechos Humanos establece en el art. 10.2, que “El ejercicio de estas libertades, que entrañan deberes y responsabilidades, podrá ser sometido a ciertas formalidades, condiciones, restricciones o sanciones, previstas por la ley, que constituyan medidas necesarias, en una sociedad democrática, para la seguridad nacional, la integridad territorial o la seguridad pública, la defensa del orden y la prevención del delito, la protección de la salud o de la moral, la protección de la reputación o de los derechos de terceros, para impedir la divulgación de informaciones confidenciales o para garantizar la autoridad y la imparcialidad del poder judicial”. 13

Artículo 11 de la Declaración Universal, artículo 14.2 del PIDCP, principio 36.1 del Conjunto de Principios, ar-tículo 7.1.b de la Carta Africana, párrafo 2.D de la Resolución de la Comisión Africana, artículo XXVI de la Declara-ción Americana, artículo 8.2 de la Convención Americana, artículo 6.2 del Convenio Europeo, artículo 21.3 del Estatuto de Yugoslavia, artículo 20.3 del Estatuto de Ruanda, artículo 66 del Estatuto de la CPI; véanse también la regla 84.2 de las Reglas Mínimas y la regla 91 de las Reglas Europeas Mínimas para el Tratamiento de los Reclu-sos. 14

Manual de Amnistía Internacional sobre Juicios Justos. Madrid, España: Editorial Amnistía internacional (EDAI). Publicado por primera vez en inglés en diciembre de 1998 con el título Fair Trials Manual. Cap. 15. 15

Comité de Derechos Humanos, Observación General 13, párr. 7. 16

Tribunal Europeo, casos Krause v. Switzerland, 13 DI 73, 3 de octubre de 1978; y Worm v. Austria, (83/1996/702/894), 29 de agosto de 1997.

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sunción de inocencia, sino también el respeto por las sentencias judiciales y el Estado de De-recho17.

Aunado a ello, observamos que la independencia del tribunal es un elemento vital para que se desarrolle un proceso justo, pues los encargados de resolver los casos, se deben basar en los hechos traídos libremente a su conocimiento, las reglas de la sana crítica, y la letra de la ley, para poder fallar de manera acorde con criterios de justicia, verdad e imparcialidad18.

Esta independencia, es uno de los fundamentos de toda sociedad democrática19, que se legítima en la necesidad de que los jueces se encuentren libres de toda intromisión o inje-rencia política de cualquier índole20; entendiendo que la persona acusada tiene derecho, en plena igualdad de condiciones y con las debidas garantías, a ser oída públicamente por un tribunal competente, independiente e imparcial, para que se resuelva cualquier acusación formulada en su contra21.

En contraposición a lo argumentado, también la libertad de información debe exten-derse a toda clase de ideas, ya sean favorables o contrarias, indiferentes u ofensivas, puesto que el control democrático de la sociedad, promueve la transparencia de las actividades esta-tales y la responsabilidad de los funcionarios públicos, en virtud de lo cual, debe restringirse a lo estrictamente necesario la posibilidad de limitar el debate sobre cuestiones de interés pú-blico. Pero ello, jamás puede resultar en menoscabo de las garantías individuales de los ciuda-

17

Tribunal Europeo, caso Sekanina v. Austria, 25 de agosto de 1993, 266-A Ser. A. Allí el Tribunal Europeo con-cluyó que la presunción de inocencia había sido conculcada, dado que luego de la absolución del acusado, los tribunales austriacos expresaron dudas respecto a su inocencia, al explicar la decisión de negarle compensación por el tiempo que había detenido en prisión preventiva. 18

Manual de Amnistía Internacional sobre Juicios Justos. Madrid, España: Editorial Amnistía internacional (EDAI). Publicado por primera vez en inglés en diciembre de 1998 con el título Fair Trials Manual. Cap. 12. 19

Comisión Interamericana, Séptimo Informe sobre la Situación de los Derechos Humanos en Cuba, OEA/Ser.L/V/II.61, doc. 29, rev. 1, octubre de 1983; Informe sobre la Situación de los Derechos Humanos en Ecuador, OEA/Ser.L/V/II.96, doc. 10, rev. 1, p. 73, abril de 1997. 20

Principio 2 de los Principios Básicos relativos a la Independencia de la Judicatura: “Los jueces resolverán los asuntos que conozcan con imparcialidad, basándose en los hechos y en consonancia con el derecho, sin restric-ción alguna y sin influencias, alicientes, presiones, amenazas o intromisiones indebidas, sean directas o indirectas, de cualesquiera sectores o por cualquier motivo”. Principio 1 de los Principios Básicos relativos a la Independencia de la Judicatura: “La independencia de la judica-tura será garantizada por el Estado y proclamada por la Constitución o la legislación del país. Todas las institu-ciones gubernamentales y de otra índole respetarán y acatarán la independencia de la judicatura”. Principio 4 de los Principios Básicos relativos a la Independencia de la Judicatura: “No se efectuarán intromisiones indebidas o injustificadas en el proceso judicial, ni se someterán a revisión las decisiones judiciales de los tribuna-les. Este principio se aplicará sin menoscabo de la vía de revisión judicial ni de la mitigación o conmutación de las penas impuestas por la judicatura efectuada por las autoridades administrativas de conformidad con lo dispuesto en la ley”. 21

Declaración Universal de los Derechos Humanos, art. 10: “Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusación contra ella en materia penal”. Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, art. 14.1: “... Toda persona tendrá derecho a ser oída públi-camente y con las debidas garantías por un tribunal competente, independiente e imparcial, establecido por la ley, en la substanciación de cualquier acusación de carácter penal formulada contra ella o para la determinación de sus derechos u obligaciones de carácter civil ...”.

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danos, que en determinadas condiciones de tiempo, modo, y lugar, se encuentran sometidos al poder jurisdiccional.

La libertad de información es generadora de derechos, pero también si la observamos desde otro prisma, puede ser fuente de obligaciones e incluso de responsabilidades ulteriores. Tal es así, que ante el uso irracional de este derecho y la consumación de conductas dañinas de extrema gravedad, se fundamenta excepcionalmente, y por la imperiosa necesidad social, la protección de otros derechos de raigambre constitucional, mediante las imposición de san-ciones penales o civiles.

En este orden, es fundamental la construcción de una jurisprudencia encaminada a promover la racionalidad y un delicado equilibrio, para no mellar las garantías implícitas en la libertad de expresión, y asegurar a la vez, el efectivo goce de otros derechos humanos, que deben sopesarse en una balanza de intereses y coexistir en el marco de cualquier sociedad.

Con el propósito de lograr este sano equilibrio, es preciso también que cada uno de los actores intervinientes en el escenario social respete sus roles, y los ejerza con un elevado gra-do de compromiso.

De esta forma, los medios de comunicación deberán recoger y trasmitir la información en toda su diversidad, y fundar sus opiniones en hechos constatados con razonabilidad y una objetividad crítica de sus fuentes. Ello es así, por cuanto a la ciudadanía también le es legítimo y válido reclamar equidad y diligencia en el relevamiento de la información, ya que tiene de-recho a no recibir una versión tergiversada de los eventos.

Esto implica que la función comunicativa debe ser ejercida con profesionalismo, vera-cidad, claridad y sobre todo prudencia, debido a que el derecho de información tiene impacto social, y ciertos límites excepcionales previstos en la ley, que deben ser respetados para no conculcar derechos de terceros.

Por su parte, los funcionarios judiciales deberán conciliar un espíritu abierto a la crítica aceptable; con un desempeño independiente e imparcial que no admita influencia alguna in-debida, y asegure el desarrollo de un juicio justo, en el que se respete el debido proceso y el principio de inocencia de todo imputado.

Pues el sistema republicano que nos rige, importa la actuación independiente de los magistrados, la efectiva vigencia de los principios de la justicia procesal, y la debida publicidad de los actos de gobierno, que se traduce en el contacto directo con la cosa pública, en este caso la labor jurisdiccional, la cual no puede agazaparse en su accionar y debe permitir el libre acceso de los ciudadanos al conocimiento de sus fallos.

No obstante, ello no es óbice para sumir en el olvido la responsabilidad pública que también de consuno, deben tener los comunicadores sociales en su certero compromiso con la verdad, prenda fundamental para no despreciar los derechos y garantías de las personas sometidas a un debido proceso judicial, que no es otra cosa que un juicio acorde a nuestro ideario constitucional y a las justas exigencias del bien común.

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Reflexão em torno do Acórdão Janko Rottmann (Proc. C-135/08) do Tribunal de Justiça Europeio

por Cândida CARVALHO

Sumario: 1. Introdução. 2. A matéria de facto e questões relevantes. 3. Discussão, argumentação e raci-ocínio jurídico: as duas questões em análise. 3.1. Nacionalidade e âmbito de aplicação do direito da Uni-ão: os limites impostos aos Estados-Membros no exercício das suas competências e as situações pura-mente internas. 3.2. Perda de nacionalidade e a cidadania da União versus Direito da União Europeia: apatridia e proporcionalidade. 3.3. Implicações para o Estado da nacionalidade da origem: rumo a um mecanismo europeu de coordenação em matéria de perda da nacionalidade? 3.4. O conceito de nacio-nalidade e de cidadania. 3.5. Tratado da União Europeia e a definição da cidadania da União. 3.5.1. As disposições relevantes. 3.5.2. O âmbito material – em especial, o direito de liberdade de circulação. 3.5.3. A cidadania da União: um estatuto de definição progressiva- 3.5.4. A jurisprudência do T.J.C.E. como fonte de direito comunitário. 3.5.5. O princípio da liberdade dos estados em matéria de nacionali-dade. 3.5.6. Caso Micheletti. 3.5.6.1. Micheletti e o princípio da efetividade. 3.5.7. Acórdão Chen. 3.5.8. Rottmann. 4. Bibliografia

Resumo: O presente texto a comentar, em termos breves, o Acórdão Rottmann centra-se na proble-mática da introdução da cidadania da União e nas competências dos Estados-Membros em matéria de aquisição e perda de nacionalidade. O caso Janko Rottmann quem nasceu em Graz, na Áustria, e pediu a nacionalidade alemã em Fevereiro de 1998. No processo de naturalização, não declarou que corria contra ele um procedimento penal na Áustria. A naturalização de Janko, na Alemanha, teve como consequência, nos termos do direito austríaco, a perda da sua nacionalidade austríaca. O mesmo tribunal pronunciando-se, no âmbito do contencioso sobre a cidadania da União, pela pri-meira vez sobre a extensão do poder reconhecido aos Estados-Membros pelos tratados sobre a Uni-ão europeia e sobre o funcionamento da União Europeia na determinação dos seus cidadãos, pelo acórdão Rottmann, fornece a ocasião de precisar os relatórios que mantêm cidadania da União e nacionalidade de um Estado-Membro e interrogar-se, à partida do primeiro destes conceitos, sobre a natureza da União Europeia, a qual parece ser a essência federal

Resumen: El presente texto comentar brevemente la sentencia Rottmann la cual se centra en la pro-blemática de la ciudadanía en la Unión y en las competencias de los Estados miembros en materia de adquisición y pérdida de nacionalidad. El caso Janko Rottmann, quien nació en Graz, Austria, y pidió la nacionalidad alemana en febrero de 1998. En el proceso de naturalización, no declaró que corría contra él un procedimiento penal en Aus-tria. La naturalización de Janko en Alemania tuvo como consecuencia, con arreglo al Derecho aus-triaco, la pérdida de su nacionalidad austriaca, y la perdida de la adquirida en Alemania por la omisión de la situación penal en la declaración inicial. El mismo tribunal pronunciándose -en el marco del contencioso sobre la ciudadanía de la Unión- por primera vez sobre la extensión del poder recono-cido a los Estados miembros por los tratados de la Unión Europea y sobre el funcionamiento de la misma en la determinación de sus ciudadanos, la sentencia Rottmann proporciona la ocasión de precisar los informes que mantienen la ciudadanía de la Unión y la nacionalidad de un Estado-miembro e interrogarse sobre el primero de estos conceptos, sobre la naturaleza de la Unión Euro-pea, que parece ser la esencia federal

Palavras-chave: Janko Rottmann União Europeia aquisição e perda de nacionalidade

Palabras-llave: Janko Rottmann Unión Europea adquisición y pérdida de nacionalidad

1. Introdução

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“O problema da harmonização do direito comunitário da cidadania tem, assim, vindo a ser colocado pela doutrina comunitária, pelo menos, desde o nascimento da ci-

dadania europeia.”22

Destina-se o presente texto a comentar, em termos breves, o Acórdão Rottmann, de 2 de Março de 201023.

A Sentença do Tribunal de Justiça sobre o caso Rottmann centra-se na problemática do impac-to do Direito da União – e em particular, da introdução da cidadania da União – nas competências dos Estados-Membros em matéria de aquisição e perda de nacionalidade.

Já em 1992, antes da entrada em vigor do Tratado de Maastricht e, portanto, antes da existên-cia da cidadania da União, o Tribunal considerou, no caso famoso Micheletii24 que, quanto à determi-nação dos modos de aquisição e perda da nacionalidade é uma competição estadual, mas, competên-cia essa que deve respeitar o Direito da União. Desde então, existe uma intensa discussão doutrinal sobre as potencialidades da dita declaração e sobre as limitações que o Direito da União impõe a esta matéria intrinsecamente ligada ao núcleo rígido da soberania estatal. Adicionalmente, o acórdão co-mentado tem consequências importantes para a discussão sobre o âmbito de aplicação ratione mate-riae do Direito da União em relação com denominadas «situações puramente internas».

2. A matéria de facto e questões relevantes

Janko Rottmann nasceu em Graz, na Áustria, e era, inicialmente, cidadão da República da Áus-tria pelo nascimento.

Em 1995, transferiu a sua residência para Munique, Alemanha, depois de ter sido ouvido pelo Landesgericht für Strafsachen Graz (Tribunal Penal de Graz) num inquérito que lhe dizia respeito, ins-taurado por suspeita de atividades fraudulentas graves – que ele refuta – no exercício da sua profis-são.

Em Fevereiro de 1997, o Landesgericht für Strafsachen Graz emitiu um mandado de captura nacional contra o recorrente no processo principal.

Rottmann pediu a nacionalidade alemã em Fevereiro de 1998. No processo de naturalização, não declarou que corria contra ele um procedimento penal na Áustria. O documento de naturaliza-ção25, datado de 25 de Janeiro de 1999, foi-lhe entregue em 5 de Fevereiro de 1999.

A naturalização de Janko, na Alemanha, teve como consequência, nos termos do direito aus-tríaco, a perda da sua nacionalidade austríaca26.

22

MATIAS, Gonçalo – “Cidadania Europeia e Cidadania Nacional”. Jurisprudência Constitucional nº7. Lisboa: AA-TRIC, 2005. pp.73. 23

Ver em http://curia.europa.eu/juris/liste.jsf?language=pt&jur=C,T,F&num=C-135/08&td=ALL# 24

Ver em http://curia.europa.eu/juris/liste.jsf?language=pt&jur=C,T,F&num=C-369/90&td=ALL 25

Na legislação alemã, nos termos no artigo 16º, nº1, da Lei Fundamental da Alemanha (Grundgesetz) prevê: «A nacionalidade alemã não pode ser revogada. A perda da nacionalidade só pode ocorrer por força de lei e, quan-do ocorre contra a vontade do interessado, apenas se este não se tornar apátrida por esse facto.». O artigo 8º da Lei relativa à nacionalidade (Reichs und Staatsangehörigkeitsgesetz), na versão que foi aplicável até 31 de De-zembro de 1999, dispunha: «Um estrangeiro que tenha fixado residência no território alemão pode, a seu pedi-do, ser naturalizado pelo Land em cujo território reside, desde que, não preencha as condições de expulsão pre-vistas nos artigos 46º, nº1 a 4, e 47º, nº1 e 2, da Lei relativa aos estrangeiros (Ausländergesetz), tenha encontra-do, no lugar onde fixou residência, uma habitação independente ou um emprego. […]». 26

Na legislação austríaca, nos termos do artigo 27º, nº1, da Lei relativa à nacionalidade (Staatsbürgerschaf-tsgesetz, BGBI. 311/1985, a seguir «StbG»): «Quem adquira uma nacionalidade estrangeira a seu pedido, medi-

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Em Agosto de 1999, o município de Munique foi informado pelas autoridades municipais de Graz de que o recorrente no processo principal era alvo de um mandado de captura emitido nesta cidade. Além disso, em Setembro de 1999, o Ministério Público austríaco informou o município de Munique de que, designadamente, o recorrente no processo principal já tinha sido alvo de procedi-mento penal, em Julho de 1995, pelo Landesgericht für Strafsachen Graz.

Atentas a estas circunstâncias, o Freistaat Bayern, após ter ouvido Rottmann no processo prin-cipal, decidiu revogar retroativamente a naturalização, por decisão de 4 de Julho de 2000, com o fun-damento de que este dissimulara o facto de que era alvo de procedimento penal na Áustria e que, por conseguinte, tinha obtido a nacionalidade alemã fraudulentamente27.

A revogação da naturalização obtida na Alemanha ainda não é definitiva, em virtude do recur-so de anulação interposto dessa decisão pelo recorrente no processo principal.

Decidindo sobre o recurso em segunda instância, o Bayerischer Verwaltungsgerichtshof (Tribu-nal Administrativo do Land da Baviera) decidiu, por acórdão de 25 de Outubro de 2005, que a revoga-ção da naturalização do recorrente no processo principal, baseada no artigo 48º, nº1, primeiro pará-grafo, do Código de Procedimento Administrativo do Land da Baviera, é compatível com o direito ale-mão, mesmo que essa revogação viesse a ter como consequência, quando se tornasse definitiva, a apatridia do interessado.

Desse acórdão de 25 de Outubro de 2005, Janko Rottmann interpôs recurso de «Revision», atualmente pendente no Bundesverwaltungsgericht (Tribunal Federal Administrativo Supremo).

O órgão jurisdicional de reenvio observa que a naturalização obtida de modo fraudulento pelo recorrente no processo principal era ilegal desde o início e, por consequência, podia ser revogada pe-las autoridades alemãs, no exercício do seu poder de apreciação. O mesmo tribunal precisa que, nos

ante declaração ou o seu consentimento expresso, perde a nacionalidade austríaca, se não lhe tiver sido expres-samente concedido o direito de [a] conservar.». A autorização para conservar a nacionalidade austríaca pressu-põe, nos termos do artigo 28º, nº1, primeiro parágrafo, da StbG, que a conservação da mesma seja no interesse da República da Áustria, em atenção a serviços que a pessoa em questão já tenha prestado ou que este Estado-Membro possa esperar dela, ou em virtude de circunstâncias especiais que devam ser tomadas em conta. Resul-ta das observações do Governo austríaco que, à luz do direito austríaco, a perda da nacionalidade estrangeira adquirida por naturalização, quer ocorra com efeitos ex nunc ou ex tunc na ordem jurídica do Estado de naturali-zação, ano tem automaticamente como consequência que o interessado que tenha perdido a nacionalidade austríaca em virtude da aquisição dessa nacionalidade estrangeira recupere a nacionalidade austríaca com efei-tos retroativos. Segundo este mesmo governo, nesse caso, a nacionalidade austríaca só pode ser readquirida através de decisão administrativa e na medida em que estejam reunidas as condições previstas para o efeito nos artigos 10º e seguintes da StbG. 27

Segundo as disposições do direito alemão relativas à nacionalidade, aplicáveis no contexto do processo princi-pal, a naturalização de um estrangeiro dependia, em princípio, da renúncia ou da perda da nacionalidade que tinha até então. O artigo 48º, nº1 e 2, do Código de Procedimento Administrativo do Freistaat Bayern (Bayeris-ches Verwaltungsverfahrensgesetz) tem a seguinte redação: «1. Um ato administrativo ilegal pode ser total ou parcialmente revogado, para o futuro ou retroativamente, mesmo que se tenha tornado definitivo […]. 2. Um ato administrativo ilegal que conceda uma prestação pecuniária única ou regular ou uma prestação em espécie divi-sível, ou que constitua a condição dessas concessões, não pode ser revogado enquanto o beneficiário confiar na existência do referido ato administrativo e a sua confiança for julgada digna de tutela após ponderação do inte-resse público da revogação […]. O beneficiário não pode invocar a legítima expetativa […] se tiver obtido o ato administrativo por defraudação, ameaças ou corrupção, se tiver obtido o ato administrativo, fornecendo infor-mações essencialmente falsas ou incompletas, se tinha conhecimento da ilegalidade do ato administrativo ou se a ignorava em virtude de negligência grave. Nestes casos […], o ato administrativo é revogado, em princípio, com efeitos retroativos.».

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termos das disposições pertinentes do direito austríaco, Rottmann não preenche atualmente as condi-ções para ser imediatamente reintegrado na nacionalidade austríaca.

No seu acórdão, o Bayerischer Verwaltungsgerichtshof tinha observado que, no caso de, em virtude da revogação duma naturalização obtida fraudulentamente, uma pessoa se torna apátrida, com a consequência de perder a cidadania da União, basta, para respeitar a reserva formulada pelo Tribunal de Justiça no acórdão de 7 de Julho de 1992, Micheletti – nos termos da qual os Estados-Membros devem exercer a sua competência em matéria de nacionalidade no respeito do direito da União – que, a importância dos direitos conferidos por força dessa cidadania da União seja tida em conta pela autoridade competente da Alemanha, no exercício do seu poder de apreciação. Segundo o referido órgão jurisdicional, pressupor que, no direito da União, há a obrigação de não proceder à re-vogação duma naturalização obtida de modo fraudulento teria por consequência afetar, na sua essên-cia, o poder soberano dos Estados-Membros, reconhecido pelo artigo 17º, nº1, CE, de definirem as condições de aplicação do seu direito da nacionalidade.

Pelo contrário, o órgão jurisdicional de reenvio considera que a importância e o alcance da re-serva formulada no acórdão Micheletti, ainda não foram clarificados pela jurisprudência do Tribunal de Justiça. Segundo esse órgão jurisdicional, o Tribunal de Justiça ter-se-á limitado a deduzir dessa reserva o princípio de que um Estado-Membro não pode restringir os efeitos da atribuição da naciona-lidade por outro Estado-Membro, impondo uma condição adicional para o reconhecimento dessa na-cionalidade tendo em vista o exercício de uma liberdade fundamental prevista pelo Tratado CE. Não é suficientemente claro se o estatuto de apatridia e a perda da cidadania da União anteriormente adqui-rida de modo regular, em virtude da revogação da naturalização, é compatível com o direito da União, em particular com o artigo 17º, nº1, CE.

O órgão jurisdicional de reenvio considera que é pelo menos possível que a República da Áus-tria, como Estado-Membro da nacionalidade originária do recorrente no processo principal, seja obri-gada, por força do princípio da lealdade da União e tomando em consideração os valores, inscritos na Convenção para a Redução dos Casos de Apatridia e no artigo 7, nº1, alínea b), da Convenção Europeia sobre a Nacionalidade, a interpretar e aplicar o seu direito nacional ou a adaptá-lo de modo a evitar que a pessoa em causa se torne apátrida, quando, como no processo principal, essa pessoa não tiver sido autorizada a conservar a sua nacionalidade de origem, na sequência da aquisição duma nacionali-dade estrangeira.

Nestas condições, o Bundesverwaltungsgericht decidiu suspender a instância e submeter ao Tribunal de Justiça as seguintes questões prejudicais:

1) O direito comunitário opõe-se à consequência jurídica da perda da cidadania da União (e dos correspondentes direitos e liberdades fundamentais), pelo facto de a revoga-ção de uma naturalização obtida dolosa, astuciosa e fraudulentamente na federação de um Es-tado-Membro (Alemanha), em si mesma válida face ao direito nacional (alemão), conjugada com o direito da nacionalidade de outro Estado-Membro (Áustria), gerar uma situação de apa-tridia, em razão da não renovação da nacionalidade austríaca de origem, como acontece com o recorrente?

2) Em caso de resposta afirmativa à primeira questão: O Estado-Membro […] que naturalizou o cidadão da União e que pretende revogar a naturalização fraudulenta deve, à luz do direito comunitário, abster-se definitiva ou temporariamente da revogação da naturaliza-ção, enquanto ou na medida em que a mesma tiver a consequência jurídica de perda da cida-dania da União (e dos correspondentes direitos e liberdades fundamentais), descrita na pri-meira questão, ou o outro Estado-Membro (Áustria), o anterior Estado da nacionalidade, é

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obrigado pelo direito comunitário a interpretar, aplicar ou mesmo adaptar o seu direito nacio-nal de modo a que essa consequência jurídica não se concretize?

Serão então estes os dois vetores que orientarão o raciocínio do Tribunal de Justiça. A resposta a estas duas questões representa uma sólida orientação da jurisprudência comunitária e também uma certa forma de perspetivar o ordenamento jurídico da Comunidade.

3. Discussão, argumentação e raciocínio jurídico: as duas questões em análise

O Tribunal Federal Administrativo alemão expõe duas questões prejudiciais, por meio das quais pretende receber uma aclaração sobre a compatibilidade do Direito da União com a revogação da nacionalidade, adquirida por fraude dolosa, inclusivamente quando desta resulta o estado de apa-tridia, e portanto, a perda da cidadania da União.

Questiona-se o órgão jurisdicional remetente tanto das obrigações que podem derivar do di-reito da União para o seu próprio Estado, como para o Estado-Membro do qual o afetado era nacional de origem. Com carácter preliminar, expõe-se interessantes objeções que merecem uma consideração independente, já que nas respostas a elas dadas pelo Tribunal reside em parte os elementos mais ino-vadores da presente Sentença.

3.1. Nacionalidade e âmbito de aplicação do direito da União: os limites impostos aos Esta-dos-Membros no exercício das suas competências e as situações puramente internas

Tanto os Estados-Membros intervenientes como a Comissão Europeia salientaram nas suas observações que as normas relativas a aquisição e perda de nacionalidade estão emanadas na esfera da competência estatal, assim se considera que o litígio se encontra fora do âmbito do direito da Uni-ão. Que a determinação dos modos de aquisição e perda da nacionalidade é da competência dos Esta-dos-Membros não é colocado em questão pelo Tribunal de Justiça28, que firmou muita jurisprudência nessa matéria29 e que tem conhecimentos das dúvidas nacionais que acompanharam o nascimento da cidadania da União, consagradas nos títulos anexados aos Tratados30. Todavia, o facto de uma matéria ser da competência dos Estados-Membros não exclui que, em situações abrangidas pelo direito da União, as normas nacionais em causa devam respeitar este direito31. A questão principal é determinar se a questão de Rottmann está compreendida no âmbito do direito da União. A este respeito, alguns Estados-Membros e a própria Comissão apresentaram o argumento que, tendo em conta que Janko Rottmann era nacional alemão no momento da decisão da revogação, e residia na Alemanha, trata-se de uma situação puramente interna, que não tem conexão alguma com o direito da União, não deven-do este aplicar-se pelo simples facto de um Estado-Membro adotar uma medida relativamente a um dos seus cidadãos.

28

Número 39 do acórdão C-135/08. 29

Acórdão Micheletti e outros, nº10; e acórdãos de 11 de Novembro de 1999, Mesbah, C-179/98, Colect., p. I-7955, nº29, e de 19 de Outubro de 2004, Zhu e Chen, C-200/02, Colect., p. I-9925, nº37. 30

Declaração nº2 relativa à nacionalidade de um Estado-Membro, anexada pelos Estados-Membros à Ata Final do Tratado EU, bem como a decisão dos Chefes de Estado e de Governo reunidos no Conselho Europeu de Edim-burgo de 11 e 12 de Dezembro de 1992 31

O Tribunal recorda aqui a sua própria jurisprudência em matéria penal: acórdãos de 24 de Novembro de 1998, Bickel e Franz, C-274/96, Colect., p. I-7637, Nº17; em relação a normas nacionais que regem o nome das pessoas: acórdão de 2 de Outubro de 2003, Garcia Avello, C-148/02, Colect., p. I-11613, Nº25; em relação a normas naci-onais relativas à fiscalidade direta: acórdão de 12 de Julho de 2005, Schempp, C-403/03, Colect., p. I-6421, nº19; e em matéria respeitante a normas nacionais que determinam os titulares do direito de voto e de elegibilidade nas relações para o Parlamento Europeu: acórdão de 12 de Setembro de 2006, Espanha/Reino Unido, C-145/04, Colect., p. I-7917, nº78.

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O sentido da fundamentação deste Acórdão afasta-se da via tradicional jurisprudencial, consis-tindo em encontrar um elemento transfronteiriço que estabeleça uma conexão com o Direito da Uni-ão32, que é defendido pelo Advogado Geral M. Poiares Maduro33. O Tribunal não recorre é a sua fór-mula tradicional que considera que a cidadania da União não ambiciona estender o âmbito de aplica-ção material do Tratado a situações puramente internas, fórmula que normalmente acompanha as considerações do Tribunal destinada a exaltar a importância da cidadania União como estatuto fun-damental dos nacionais dos Estados-Membros34. Assim, sem se pronunciar sobre o caracter puramen-te interno da situação, o Tribunal declara que é evidente que a situação de um cidadão da União, co-mo a do recorrente no processo principal, confrontado com uma decisão de revogação da naturaliza-ção adotada pelas autoridades de um Estado-Membro, num situação suscetível de implicar a perda do estatuto conferido pelo artigo 17º CE e dos direitos correspondentes, é abrangido, pela sua própria natureza e pelas suas consequências, pelo direito da União35.

3.2. Perda de nacionalidade e a cidadania da União versus Direito da União Europeia: apatri-dia e proporcionalidade.

Confirmada a sua jurisdição, o Tribunal de Justiça aborda a compatibilidade do Direito da Uni-ão com a revogação da nacionalidade por um Estado-Membro na medida em que a mesma resulte em privação da cidadania da União. Em primeiro lugar, o Tribunal mostra que Rottmann teve incontesta-velmente as nacionalidades austríaca e, posteriormente, alemã e, por conseguinte, gozou do referido estatuto e dos direitos correspondentes, contrariamente ao que aconteceu no caso Kaur, que, por não se integrar no conceito de nacional do Reino Unido da Grã-Bretanha e da Irlanda do Norte, não podia ser privado dos direitos que decorrem do estatuto de cidadão da União36.

Posteriormente, o Tribunal de Justiça procede diretamente a analisar a legitimidade das medi-das revogatórias da nacionalidade baseadas em fraude e considera que estas têm de ser proporcio-nais. Esta aproximação metodológica é significativa. De facto, ao contrário da legislação anterior que abordava matérias desde as limitações do direito comunitário à regulação estatal de questões com a da nacionalidade ou dos apelidos, não tem sido assunto desde a compatibilização das normas nacio-nais com os direitos da livre circulação e com o princípio da não discriminação em razão da nacionali-dade.

A abordagem utilizada pelo Tribunal está mais próxima do método utilizado no domínio dos di-reitos fundamentais, como a compatibilidade da medida de revogação é analisada com o direito de cidadania em si, analisando a legitimidade e a proporcionalidade das medidas nacionais em questão. A problemática da natureza do direito à nacionalidade como um direito fundamental – apesar do seu reconhecimento na Declaração Universal dos Direitos Humanos, e cujo qual o Tribunal de Justiça refe-re-se – e o fato de que ele não estar inserido como tal nem na Convenção Europeia dos Direitos Hu-manos nem na Carta dos Direitos Fundamentais da União, impede o Tribunal realizar a sua análise através de fórmulas tradicionais destinadas a identificar a existência e o conteúdo de um direito fun-

32

A avaliação da dita conexão foi levada a cabo com grande facilidade. Veja-se os Acórdãos de Schempp, no número 22; o Acórdão Zhu e Chen, no número 19 e o Acórdão de Garcia Avello, número 22. 33

O Advogado Geral Poiares Maduro entende que se trata de uma situação transfronteiriça e que “Se adquiriu o estatuto de cidadão alemão em conformidade com as condições impostas pelo direito nacional e perdeu o esta-tuto de cidadão austríaco, foi na sequência do exercício de uma liberdade fundamental que o direito comunitário lhe confere.”, número 11, das Conclusões de M. Poiares Maduro – Processo C-135/08. 34

A título de exemplo o Acórdão de 5 de junho de 1997, Uecker e Jacquet, assuntos acumulados C-64/96 e C-65/96, p. I-3171, número 23; e Garcia Avello, número 26; Schempp, número 20. 35

Número 42 do Acórdão. 36

Número 49 do Acórdão.

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damental. No entanto, o raciocínio seguinte é semelhante. Em primeiro lugar, o Tribunal estabelece a legitimidade das medidas revogatórias da nacionalidade baseadas em fraude, estimando que tais me-didas poderiam ajustar-se ao Direito da União37.

Com efeito, uma decisão de revogação da naturalização em virtude de atos fraudulentos cor-responde ao interesse geral de proteger a especial relação de solidariedade e de lealdade entre o Es-tado-Membro e os seus nacionais, bem como a reciprocidade de direitos e deveres, que são o funda-mento da relação de nacionalidade38. A este respeito, a referência ao direito internacional serve como elemento de justificação da presunção de legitimidade39, cuja validade reafirma o Tribunal, mesmo no caso que leva à perda da cidadania da União40. No entanto, nesse caso, compete ao órgão jurisdicional de reenvio averiguar decisão de revogação em causa no processo principal respeita o princípio da pro-porcionalidade, no que respeita às consequências que implica para a situação da pessoa interessada, à luz do direito da União, para além de, se necessário, examinar a proporcionalidade dessa decisão à luz do direito nacional41.

Em seguida, o Tribunal dispõe, a título de exemplo e com alguma parcimónia, certos elemen-tos que podem ser considerados pelos órgãos jurisdicionais nacionais para a revisão da proporcionali-dade42. Dada a importância que o direito primário concede ao estatuto de cidadão da União, o Tribunal considera necessário ter em consideração, no exame duma decisão de revogação da naturalização, as consequências que essa decisão de revogação implica para o interessado e para os membros da famí-lia, no que respeita à perda dos direitos de que goza qualquer cidadão da União. A este propósito, importa essencialmente verificar, nomeadamente, se essa perda se justifica em relação à gravidade da infração cometida por este, ao tempo decorrido entre a decisão de naturalização e a decisão de revo-gação e à possibilidade de o interessado readquirir a sua nacionalidade originária43, acrescentando ainda, que incumbe ao órgão jurisdicional nacional apreciar se, atentas todas as circunstâncias perti-nentes, o respeito do princípio da proporcionalidade exige que, antes que essa decisão de revogação da naturalização produza efeitos, seja concedido ao interessado um prazo razoável para que possa tentar readquirir a nacionalidade do seu Estado-Membro de origem44.

37

Número 50 do Acórdão. 38

Número 51 do Acórdão. 39

Números 52 e 53 do Acórdão. O Tribunal menciona a Convenção para a Redução dos Casos de Apatridia. Com efeito, o seu artigo 8º, nº2, dispõe que um indivíduo pode ser privado da nacionalidade de um Estado contratan-te, se tiver obtido através de falsas declarações ou de qualquer outro ato fraudulento. Do mesmo modo, o artigo 7º, nº1 e 3, da Convenção Europeia sobre a Nacionalidade não proíbe um Estado parte de privar um indivíduo da sua nacionalidade, mesmo que este se torne desse modo apátrida, quando essa nacionalidade tenha sido adqui-rida na sequência de atos fraudulentos, através de informações falsas ou encobrimento de quaisquer factos relevantes atribuíveis ao requerente. A referida conclusão é, além disso, compatível com o princípio de direito internacional geral, segundo o qual ninguém pode ser privado arbitrariamente da sua nacionalidade, e este prin-cípio é reproduzido no artigo 15º, nº2, da Declaração Universal dos Direitos do Homem, e no artigo 4º, alínea c), da Convenção Europeia sobre a Nacionalidade. Com efeito, quando um Estado priva uma pessoa da sua naciona-lidade, em virtude do seu comportamento fraudulento, legalmente provado, essa privação não pode ser conside-rada um ato arbitrário. 40

Número 54 do Acórdão. 41

Número 55 do Acórdão. 42

Número 56 do Acórdão. 43

Número 56 do Acórdão. 44

Número 58 do Acórdão.

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3.3. Implicações para o Estado da nacionalidade da origem: rumo a um mecanismo europeu de coordenação em matéria de perda da nacionalidade?

O Bundesverwaltungsgericht considera que é possível que a República da Áustria, como Esta-do-Membro da nacionalidade originária do recorrente no processo principal, seja obrigada, por força do princípio da lealdade da União e tomando em consideração os valores inscritos na Convenção para a Redução dos Casos de Apatridia e no artigo 7º, nº1, alínea b), da Convenção Europeia sobre a Nacio-nalidade, a interpretar e aplicar o seu direito nacional ou a adaptá-la de modo a evitar que a pessoa em causa se torne apátrida, quando, como no processo principal, essa pessoa não tiver sido autorizada a conservar a sua nacionalidade de origem, na sequência da aquisição duma nacionalidade estrangei-ra45.

O Tribunal de Justiça alerta que a revogação da naturalização adquirida na Alemanha pelo re-corrente no processo principal não se tornou definitiva e que não foi tomada nenhuma decisão relati-vamente ao seu estatuto pelo Estado-Membro cuja nacionalidade possuía originariamente, no caso, a República da Áustria.

O Tribunal parece aqui outorgar um voto de confiança às autoridades austríacas em relação à possível reaquisição da nacionalidade, e recorda que os princípios que decorrem do presente acórdão no que respeita à competência dos Estados-Membros em matéria de nacionalidade e a obrigação des-tes de exercerem essa competência no respeito do direito da União se aplicam tanto ao Estado-Membro de naturalização como ao Estado-Membro da nacionalidade de origem.

Contudo, o Tribunal de Justiça não se pode pronunciar sobre a questão de saber se o direito da União se opõe a uma decisão que ainda não foi adotada. Como alegou o Governo austríaco na audiên-cia, incumbirá eventualmente às autoridades austríacas adotar uma decisão quanto à questão de sa-ber se o recorrente no processo principal readquire a sua nacionalidade de origem e, se necessário, aos órgãos jurisdicionais austríacos apreciar a respetiva regularidade, quando vier a ser tomada, à luz dos princípios que decorrem do presente acórdão.

3.4. O conceito de nacionalidade e de cidadania

O conceito de cidadania deriva do conceito de nação. Este vem do latim nascere. De acordo com esta etimologia, a nacionalidade é algo atribuído à nascença. Para os romanos, natio era um ter-mo que se referia a tribos que não estavam organizados politicamente. Inicialmente, o conceito refe-ria-se à pertença a uma determinada linhagem, bem como a uma entidade geográfica em que essa linhagem estava estabelecida46.

Com a evolução do conceito, a nação passa a ter um significado transcendente que representa a ligação a uma comunidade política.

O conceito de cidadania encontra-se ligado à exclusão de certos indivíduos. Na República de Roma, bem como no Império Romano, a cidadania era atribuída apenas a alguns indivíduos47.

Após a Revolução Francesa, que veio declarar a igualdade de todos os indivíduos, o conceito de cidadania é construído em torno da noção de autodeterminação de Rosseau48.

45

Número 34 do Acórdão. 46

MORAIS, Daniel de Bettencourt Rodrigues - O Acórdão Micheletti e as suas repercussões em matéria de Direito da Nacionalidade dos Estados-Membros – Revista da Faculdade de Direito da Universidade de Lisboa XLIV – nº1 e 2, 2003. Coimbra: Coimbra Editora, pp.279. 47

Até ao ano 212 d.C. no qual Caracala concedeu a cidadania a todos os cidadãos do Império através da Consti-tutio Antonina.

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Marshall distingue três grupos de direitos na cidadania moderna. No primeiro grupo, temos os direitos cívicos que resultam da igualdade das pessoas perante a lei. O segundo abrange os direitos políticos que permitem a participação do indivíduo no exercício da soberania estatal. O terceiro grupo inclui os direitos sociais que representam a última fase de desenvolvimento do conceito de cidada-nia49.

Na Revolução Francesa verifica-se a convergência dos conceitos de cidadania e nacionalidade. Tendo-se tornado o centro da soberania estatal, a nação forneceu o enquadramento da ação coletiva. Como refere Habermas, existe uma simbiose entre republicanismo e nacionalismo, ambos combinan-do-se para levar os indivíduos a morrer pelo seu país, se necessário50.

A formação dos Estados-nação levou a que a nacionalidade se tornasse o conceito predomi-nante. Do ponto de vista jurídico, quer a nacionalidade, quer a cidadania se referem à relação entre o indivíduo e o Estado. Para Closa «[...] pode afirmar-se que [...] cidadania tem um significado jurídico-constitucional ad intra da comunidade política, enquanto a nacionalidade tem um significado jurídico-internacional ad extra da referida comunidade»51. Trata-se de dois conceitos interdependentes.

A nacionalidade faz parte dos temas de Direito Internacional necessário na medida em que responde a uma necessidade elementar de coexistência52 53. Este Direito Internacional inclui os princí-pios internacionais e o costume internacional integrados pelo Direito convencional.

Para Rezek54, não é exato o entendimento de que o Direito Interno da Nacionalidade resulta de uma delegação do Direito Internacional.

Cabe a cada Estado a determinação dos seus nacionais. Este princípio nunca foi contestado, ainda que tenha sido objeto de uma crítica por parte de Hans Kelsen55. Para este autor nada impediria que um Estado não determinasse quem são os seus nacionais.

Um conjunto de tratados multilaterais foram, ate agora, veiculo de um conjunto de princípios em matéria de nacionalidade que, ainda que obrigando os Estados, «[...] servem para prevenir toda a contestação da conduta desse Estado no plano internacional e para fazer valer os direitos elementares que os Estados declaram sem excepção que o indivíduo deve possuir neste domínio [...]»56.

Incluídos nesses princípios estão as regras de que deve ser atribuída, iure soli, a nacionalidade a uma pessoa que, de outro modo, não teria qualquer nacionalidade; a possibilidade de renúncia a uma nacionalidade pelo indivíduo que adquiriu outra nacionalidade; a abstenção de medidas punitivas em relação aos apátridas, as presunções relativas às crianças filhas de pais desconhecidos e a extensão

48

CLOSA, Carlos – Citizenship of the Union and the Nationality of Member States, Common Market Law Review, Dordrecht, Martinus Nijhoff Publishers, Vol. 32, 1995, pp.490. 49

Ibidem. No entanto, Closa afirma que a atual crise pode por em causa a cidadania social. 50

CLOSA, Carlos – Citizenship of the Union and the Nationality of Member States, Common Market Law Review, Dordrecht, Martinus Nijhoff Publishers, Vol. 32, 1995, pp.491. 51

Idem, op. Cit., pp.492. 52

REZEK, José Francisco - Le Droit International de la Nationalité, Recueil des Cours, Dordrecht/ Boston/ Lancas-ter, Martinus Nijhoff Publishers Vol.III, 1986, pp.350. 53

Também se incluem nestes temas de direito internacional necessário a delimitação do território, o direito diplomático, uma grande parte do direito do mar e do direito da guerra e o direito da responsabilidade interna-cional e da solução pacífica dos direitos internacionais. 54

Idem, op. Cit., pp.353. 55

Ibidem. 56

Idem, op. Cit., pp.385.

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do território para evitar a apatridia de pessoas nascidas em territórios fora de qualquer soberania es-tadual.

Rezek conclui que pode ser bastante difícil a distinção, no Direito Internacional, entre normas obrigatórias por serem princípios gerais ou costume e as outras normas referidas que, ainda que não sendo obrigatórias, podem originar a ineficácia da ação de um Estado a nível internacional.

3.5. Tratado da União Europeia e a definição da cidadania da União

3.5.1. As disposições relevantes

Para Maria Luísa Duarte57, quer uma ótica política, a opção por uma cidadania da união por remissão foi a mais correta. Tendo em conta que a união europeia não é ainda uma entidade política soberana, não é possível a determinação da cidadania por recurso a critérios comuns, em substituição dos Estados-Membros. Apesar disto, devido ao princípio do primado e da garantia de efetividade das normas comunitárias, os Estados não podem colocar obstáculos aos direitos que o Tratado reconhece aos cidadãos comunitários da União.

A omissão de quaisquer deveres para os cidadãos da União Europeia significa que apesar de as competências transferidas pelos Estados para a União lhe conferirem os pré-requisitos de um Estado, o alcance limitado do Tratado demonstra que a União não exerce todas as funções de um Estado58.

Assim, não existe qualquer nacionalidade comunitária. A Comunidade não tem competência em matéria de nacionalidade. Encontramo-nos numa situação em que a União reconhece direitos às pessoas sem poder intervir na definição das situações que são determinantes para a aquisição e gozo desses direitos59.

Para Bruno Nascimbene60, a cidadania da União, ao contrário da cidadania dos Estados-Membros é uma noção que tende a variar, não podendo ser definida nos seus componentes mistos. Para este autor, a evolução do processo de integração levará a que a cidadania seja progressivamente substituída pela noção de residência. Esta última tornar-se-á o meio mais apropriado para estabelecer a ligação entre um indivíduo e a comunidade.

Para isso, dá o exemplo da Convenção de Bruxelas sobre o Reconhecimento de Sentenças em Matéria Civil e Comercial em que é atribuída relevância não à nacionalidade, mas sim ao domicílio. Também a Convenção de Roma sobre a Lei Aplicável às Obrigações Contratuais tem um carácter uni-versal, não fazendo qualquer referência à nacionalidade das pessoas.

Para Groot61, nas três Uniões anteriores, chegou-se à conclusão de que não se poderia obter uma liberdade e movimento total para todos os cidadãos se a União não pudesse ter competência, ou influência nos modos de aquisição e perda de nacionalidade.

57

DUARTE, Maria Luísa – A Cidadania da União e a Responsabilidade dos Estados por Violação do Direito Comu-nitário, Lisboa, Lex, 1994, pp.30. 58

EVANS, A. C. – European Citizenship: A Novel Concept in EEC Law, The American Journal of Comparative Law, Berkeley, American Association for the Comparative Study of Law inc., 1984, nº4. A.J.C.L., vol. 32, pp.679. 59

RAMOS, Rui Manuel de Moura – Les Nouveaux Aspect de la Libre Circulation des Personnes. Vers une Citoyen-neté Européene, Das Comunidades à União Europeia, Coimbra: Coimbra Editora, 1999, pp.280. 60

NASCIMBENE, Bruno – Nationality Laws and Citizenship of the European Union. Towards a European Law on Nationality? Nationality Laws in the European Union, Butterwoths, Guiffrè Editore, pp.10. 61

Idem, op. Cit., pp.119.

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Para este autor, a mesma coisa se passará na União Europeia, na medida em que, conferindo a liberdade de circulação no interior da Comunidade, a aquisição e perda da nacionalidade de um Esta-do-Membro é um assunto que interessa a todos os Estados-Membros.

No entanto, a liberdade dos Estados-Membros em matéria de nacionalidade tem sido sucessi-vamente afirmada. Como exemplo disso, temos a Declaração da Dinamarca por ocasião da ratificação do Tratado de Maastricht, tendo por trás as duvidas surgidas em matéria de autonomia nas questões de nacionalidade.

3.5.2. O âmbito material – em especial, o direito de liberdade de circulação

A liberdade de circulação não beneficiam apenas os trabalhadores e os empresários da União. Essa liberdade é em princípio estendível a qualquer pessoa, pois a todas é atualmente reconhecido o direito de livre deslocação, através das fronteiras internas da União, a título de beneficiário da presta-ção de qualquer serviço e também na qualidade de simples turista62.

A liberdade de circulação e de permanência no território dos Estados-Membros é intrínseco à qualidade de cidadão europeu63.

Ao aceitar os Tratados, os Estados-Membros não aceitaram sem reservas o princípio da liber-dade de circulação das pessoas.

Por força dos artigos 45º, nº3, e 52º, nº1, o direito de entrada no território de um Estado, e aí residir para exercer uma atividade profissional e de nele permanecer após acabar a sua atividade, po-de ser limitado por razões de ordem pública, de segurança pública e de saúde pública64.

A noção de ordem pública é dúbia, prestando-se a pareceres divergentes que variam com o tempo e com o lugar; e o mesmo sucede com as noções de segurança pública e de saúde pública65.

Esta a razão de ser da Diretiva 64/221, de 25-2-1964.

Esta Diretiva teve em vista: por um lado, delimitar as noções de saúde pública, de segurança pública e de ordem pública; e, por outro lado, definir as garantias processuais da correta aplicação de tais noções66.

Os artigos 49º a 55º e 56º a 62º da TFUE estabelecem o princípio do direito de estabelecimen-to na indústria, no comércio, na agricultura e nas profissões independentes em geral, bem como o direito de livre prestação de serviços em qualquer sector de atividade económica.

Podem beneficiar destas liberdades tanto as pessoas físicas como certas categorias de pessoas morais desde que sejam provenientes dos Estados-Membros67.

3.5.3. A cidadania da União: um estatuto de definição progressiva

O TUE concedeu a base constitucional de um estatuto inicial de cidadania, cujo critério jurídico de definição ainda não se identifica com a relação entre o indivíduo e um poder político institucionali-

62

CAMPOS, João Mota de – Manual de Direito Europeu: O sistema institucional, a ordem jurídica e o ordenamen-to económico da União Europeu. Coimbra: Coimbra Editora, 2010, pp. 556. 63

Artigos 20º, nº2, e 21º do TFUE. 64

CAMPOS, João Mota de – Manual de Direito Europeu: O sistema institucional, a ordem jurídica e o ordenamen-to económico da União Europeu. Coimbra: Coimbra Editora, 2010, pp. 563. 65

Ibidem. 66

Ibidem. 67

Idem, op. Cit., pp.580.

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zado e soberano. A cidadania da União não pode, sobrepor-se à cidadania nacional como vínculo histó-rica e politicamente fixado ao Estado68.

Do ponto de vista jurídico, a cidadania da União define-se antes como um conjunto de direitos e liberdades diretamente relacionados com a formação de um espaço político europeu. Ainda que alguns desses direitos já fizessem parte do adquirido comunitário, o TUE conferiu-lhes um fundamento autónomo e politicamente determinado69.

Confirma-se que a definição do estatuto de cidadania da União submete-se ao princípio da rea-lização progressiva, com provas dadas no processo de integração comunitária, e depende essencial-mente da vontade política dos Estados-membros70.

3.5.4. A jurisprudência do T.J.C.E. como fonte de direito comunitário

Como refere João Mota de Campos71, através da sua jurisprudência, o T.J.C.E. foi determinan-do diversos princípios tais como o princípio da autonomia do direito comunitário, o princípio da apli-cabilidade direta das normas de Direito Comunitário e o princípio da sua primazia absoluta sobre o Direito interno dos Estados-membros.

Estes princípios foram impostos através do mecanismo estabelecido no art.177º do Tratado CE72 através do qual os juízes dos Estados-membros devolvem para o T.J.C.E. a resolução de uma ques-tão prejudicial de interpretação do Direito Comunitário. A este nível, as decisões do T.J.C.E. são uma verdadeira criação de direito.

Nos seus acórdãos interpretativos, o T.J.C.E. finaliza pronunciando um princípio abstrato que competirá ao juiz nacional aplicar ao caso concreto. A função do T.J.C.E. é apenas proclamar o direito.

Como refere Mota Campos73, no ver do próprio T.J.C.E. o sentido da sua jurisprudência inter-pretativa é o seguinte: O tribunal ocupa-se somente da interpretação do Direito Comunitário e nunca do Direito interno. Essa interpretação não deve ser compreendida como um controlo da validade do Direito interno, o T.J.C.E. considera que não é capaz para se pronunciar acerca da compatibilidade de disposições de direito nacional com o Direito Comunitário e finalmente o T.J.C.E. entende que a inter-pretação abstrata dada por si não implica nunca a sua aplicação a um caso determinado.

O T.J.C.E. julga que a interpretação que fornece ao juiz nacional só é vinculativa no processo em que foi solicitado a prenunciar-se. No entanto, ao dispensar os Tribunais Supremos dos Estados-membros do reenvio estabelecido no art.177º sempre que a questão interpretativa já tenha sido ante-riormente resolvida pelo T.J.C.E., confirma-se que a sua interpretação pode ultrapassar o caso concre-to.

De entre os princípios impostos pelo T.J.C.E., assume particular importância o do primado do Direito Comunitário. Como refere Mota Campos74, foi no acórdão Costa/ Ene1 de 15 de Julho de 1964,

68

DUARTE, Maria Luísa – A liberdade de circulação de pessoas e o estatuto de cidadania previsto no Tratado da União Europeia – A União Europeia na Encruzilhada. Coimbra: Almedina, pp.169. 69

Idem, op. Cit., pp.170. 70

Ibidem. 71

CAMPOS, João Mota de - Direito Comunitário, Vol. II – O ordenamento jurídico comunitário. Lisboa: Fundação Calouste Gulbenkian, pp. 180. 72

Atual art.234º após o Tratado de Amesterdão. 73

CAMPOS, João Mota de - Direito Comunitário, Vol. II – O ordenamento jurídico comunitário. Lisboa: Fundação Calouste Gulbenkian, pp. 488 e 489 74

Op. Cit., pp.328

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que se determinou a teoria das relações entre o Direito Comunitário e o Direito interno dos Estados-membros, concluindo-se pelo primado do Direito Comunitário.

Para isso, o T.J.C.E. invocou a natureza específica da ordem jurídica comunitária. Os próprios Estados, ao efetuar uma transferência de competências para uma Comunidade, criaram o Direito Co-munitário que lhes é aplicável.

Nas próprias palavras do T.J.C.E., referidas por Mota Campos75:

«[…] Esta integração no direito de cada país membro de disposições provenientes de fonte comunitária e, mais genericamente, os termos e o espírito do Tratado têm por corolário a impossibili-dade para os Estados Membros de fazer prevalecer. Contra uma ordem jurídica por eles aceite numa base de reciprocidade, uma medida unilateral ulterior […]».

«[…] A proeminência do direito comunitário é confirmada pelo art. 189, nos termos do qual os regulamentos têm valor obrigatório e são directamente aplicáveis em qualquer Estado-Membro.».

«[…] Resulta do conjunto destes elementos que, emanado de uma fonte autónoma, o direito resultante do Tratado não poderia, em razão da sua natureza específica original, ver-se juridicamente confrontado com um texto de direito interno, qualquer que este fosse, sem perder o seu carácter co-munitário e sem que fosse posta em causa a base jurídica da própria Comunidade […]».

O art.8º, nº1 da C.R.P. estabelece que «As normas e os princípios de direito internacional geral ou comum fazem parte integrante do direito português.». Por seu lado, o art. 8º, nº2 da C.R.P estabe-lece que as normas internacionais de origem convencional uma vez integradas no ordenamento jurídi-co nacional «[…] vigoram na ordem interna […] enquanto vincularem internacionalmente o Estado português.». Este não pode unilateralmente pôr obstáculos à vigência interna de tais normas.

O art.8º, nº3 da C.R.P. surgiu justamente no contexto da adesão de Portugal às Comunidades Europeias. A consideração do primado do Direito Internacional sobre as normas internas ordinárias implica também a aceitação do primado do Direito Comunitário.

3.5.5. O princípio da liberdade dos estados em matéria de nacionalidade

O princípio da nacionalidade efetiva e o princípio de igualdade em matéria de nacionalidade são recebidos por Portugal através do art. 8º da C.R.P. e constam também da Convenção da Haia de 12 de Abril de 1930, Portugal assinou mas não ratificou esta Convenção.

O princípio da liberdade dos Estados na deliberação de quem são os seus nacionais, implica que não se possa bilateralizar os critérios de atribuição de nacionalidade. Então, para se saber se um indivíduo tem a nacionalidade portuguesa averiguamos a legislação portuguesa e não a legislação es-panhola.

Só porque o art.1º da Lei da Nacionalidade estabelece que um indivíduo que nasce em Portu-gal é português, não podemos concluir que um indivíduo que nasce em Espanha é espanhol porque não compete à legislação portuguesa determinar isso.

Segundo o art.1º da Convenção da Haia: «Cabe a cada Estado determinar quem são os seus nacionais. Este direito será reconhecido pelos outros Estados na medida em que for compatível com as Convenções Internacionais, com o costume internacional e com os princípios de direito geralmente reconhecidos em matéria de nacionalidade». O art.2º da mesma Convenção acaba por repetir a mes-ma ideia mas numa outra perspetiva, ele diz que «[…] quaisquer questões a respeito de saber se uma

75

CAMPOS, João Mota de - Direito Comunitário, Vol. II – O ordenamento jurídico comunitário. Lisboa: Fundação Calouste Gulbenkian, pp. 329.

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pessoa tem ou não nacionalidade de um Estado determinado, podem ser determinadas pelo direito desse Estado […]”.

A Declaração anexa à Ata Final das conferências que adotaram o Tratado da União Europeia reitera a remissão do Direito Comunitário para o Direito dos Estados-membros para definir quem são os seus nacionais: «A Conferência declara que, quando no Tratado constitutivo da Comunidade Euro-peia se faça referência aos nacionais dos Estados-membros, a questão de saber se uma pessoa possui uma nacionalidade determinada será resolvida unicamente com remissão para o Direito Nacional do Estado-membro em causa. Os Estados Membros poderão declarar, para fins informativos, quem deve ser considerado seu nacional para efeitos comunitários mediante uma declaração apresentada à pre-sidência, a qual poderá ser modificada caso tal seja necessário».

3.5.6. Caso Micheletti

M. Micheletti tem dupla nacionalidade argentina e italiana, tendo adquirido esta última ao abrigo do artigo 1º da Lei nº555, de 13 de Junho de 1912 (GURI de 30.06.1912), que na sua versão alterada pelo artigo 5º da Lei nº123, de 21 de Abril de 1983 (GURI DE 26.4.1983), dispõe que é cidadão italiano quem for filho de pai italiano ou de mãe italiana.

No dia 3 de Março do mesmo ano, o recorrente no processo principal solicitou à administração espanhola um cartão provisório de residente comunitário, apresentando um passaporte válido, emiti-do pelo consulado de Itália em Rosario (Argentina). No dia 23 do mesmo mês, a administração espa-nhola emitiu o cartão solicitado com validade de seis meses.

Antes de expirar o referido período, M. Micheletti requereu à administração espanhola um cartão definitivo de residência de cidadão comunitário, a fim de se estabelecer em Espanha como odontologista. Tendo este requerimento e o subsequente recurso administrativo sido desatendidos, M. Micheletti interpôs recurso para o órgão jurisdicional nacional, requerendo a anulação da decisão da administração o reconhecimento do seu direito de obter o cartão de residência de cidadão comuni-tário que lhe permitisse exercer a atividade mencionada e a emissão de cartões de residência para os membros da sua família.

Cabe sublinhar que a recusa da administração espanhola se baseava no artigo 9º do Código Ci-vil espanhol, segundo o qual, em caso de dupla nacionalidade e quando nenhuma das nacionalidades é a espanhola, prevalece a que corresponde à residência habitual anterior à chegada do interessado a Espanha, ou seja para o recorrente no processo principal, a nacionalidade argentina.

O órgão jurisdicional nacional, considerando que a solução do litígio impunha uma interpreta-ção do direito comunitário, suspendeu a instância e submeteu ao Tribunal de Justiça a seguinte ques-tão prejudicial: «Os artigos 3º, alínea c), 7º, 52º, 53º e 56º do Tratado CEE, bem como a Directiva 73/148/CEE e as disposições correspondentes do direito derivado relativas à liberdade de circulação e estabelecimento de pessoas, podem ser interpretados no sentido de serem compatíveis com – e per-mitirem, por isso – a aplicação de uma legislação interna que não reconhece os “direitos comunitários” inerentes à condição de nacional de outro Estado-membro da CEE apenas pelo faco de tal pessoa pos-suir simultaneamente a nacionalidade de um pais terceiro e de ter sido este o lugar da sua residência habitual, da sua ultima residência ou da sua residência efectiva?»

A decisão Micheletti ergue numerosos problemas.

Em primeiro lugar, não evidencia que esta decisão ponha em causa a competência dos Estados em matéria de nacionalidade. Advém, da sua própria introdução na Comunidade que essa competên-cia tem de ser exercida no respeito pelas regras de Direito Comunitário.

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A cidadania nasce como o primeiro passo para uma integração cada vez maior que possa even-tualmente conduzir a uma homogeneização da legislação em matéria de nacionalidade76.

A União Europeia não é um Estado, no entanto, a decisão Micheletti vem na sequência de uma ação contínua do T.J.C.E. para garantir ao Direito Comunitário a autonomia que este, cada vez mais, se arroga.

O papel que o T.J.C.E. exerce em matéria de nacionalidade, integrando, a legislação da nacio-nalidade dos diversos Estados-membros, é um papel importante para o sucesso do processo de inte-gração comunitária77.

A grande questão que se coloca é a da legitimidade de ordem jurídica comunitária para o ma-nifesto afastamento de uma regra de Direito Internacional que se encontra consagrada em matéria de nacionalidade.

3.5.6.1. Micheletti e o princípio da efetividade

Para Federico de Castro78 a nacionalidade a que a D.U.D.H. se refere não pode ser uma nacio-nalidade formal ou arbitrária, com um conteúdo qualquer. Não pode ser a nacionalidade de um país qualquer. Se assim fosse, os países poderiam defraudar esta regra, afirmando que qualquer outro Es-tado poderia conferir a sua nacionalidade a uma determinada pessoa.

A ligação referida pela D.U.D.H. deve ser entendida como uma ligação subjetiva e objetiva. O art.29º, nº1 estabelece que «O indivíduo tem deveres para com a comunidade fora da qual não é pos-sível o livre e pleno desenvolvimento da sua personalidade».

Trata-se assim de uma referência «a uma realidade de facto, física e sociológica, única, que não pode ser criada artificialmente por disposições legais ou administrativas. Essa Comunidade será, normalmente, aquela do país ao qual a pessoa pertence»79.

O Advogado Geral afirmou nas suas conclusões que «Não me parece que o processo submeti-do ao T.J.C.E. se preste a uma evocação da problemática sobre a nacionalidade efectiva, noção que remonta a um período “romântico” da vida das relações internacionais e que se prende essencialmen-te com o instituto da protecção diplomática; o acórdão Nottebohm do Tribunal Internacional de Justi-ça, bem conhecido, parece-me ainda menos pertinente no presente processo. E sobretudo, não me parece necessário colocar o problema em termos de escolha do direito aplicável na óptica do DIP»80.

76

MORAIS, Daniel de Bettencourt Rodrigues – O Acórdão Micheletti e s suas repercussões em matéria de Direito da Nacionalidade dos Estados-membros – Revista da Faculdade de Direito da Universidade de Lisboa, Vol. XLIV – Nº1 e 2.Coimbra: Coimbra Editora, 2003, pp.282. 77

MORAIS, Daniel de Bettencourt Rodrigues – O Acórdão Micheletti e s suas repercussões em matéria de Direito da Nacionalidade dos Estados-membros – Revista da Faculdade de Direito da Universidade de Lisboa, Vol. XLIV – Nº1 e 2.Coimbra: Coimbra Editora, 2003, pp.284. 78

CASTRO, Federico de – La Nationalité, la Double Nationalité et la Supra – Nationalité, Recueil des Cours, Dor-drecht/ Boston/ Londres, Martinus Nijhoff Publishers, 1961, Vol. V, pp.573. 79

Ibidem. 80

Ver ponto cinco em http://curia.europa.eu/juris/showPdf.jsf;jsessionid=9ea7d2dc30d56ce9d139df8e4255a416b4dba3c0f62b.e34KaxiLc3qMb40Rch0SaxuNbNz0?text=&docid=97585&pageIndex=0&doclang=pt&mode=lst&dir=&occ=first&part=1&cid=336409

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Contra esta afirmação, Pilar Juárez Pérez81 entende que o Advogado Geral ignora a função que o princípio da efetividade tem em Direito Internacional. Para esta autora o princípio da efetividade seria o mecanismo adequado para resolver situações de dupla nacionalidade.

No caso Poulsen82 o T.J.C.E. optou pela mesma posição rígida que no caso Micheletti. O preen-chimento dos requisitos formais para a nacionalidade de um navio, tais como o registo e a bandeira, estabelecem a ligação substantiva com um Estado. O T.J.C.E. ignorou a nacionalidade efetiva que era a nacionalidade do capitão e da tripulação83.

David Ruzié84 criticou fortemente o afastamento da ideia de efetividade no âmbito do Direito Comunitário. Para este autor este problema específico faz com que o caso Micheletti seja diferente de todos ou outros casos invocados pelo T.J.C.E.

No caso Gullung, para Ruzié85, «quer uma quer outra das nacionalidades justifica pôr em causa um princípio de direito internacional relativo à oponibilidade a um Estado-membro da Comunidade, de uma nacionalidade de um Estado terceiro, tendo em conta que não existem regras de direito comuni-tário nesta matéria e que no estado atual das normas comunitárias originárias, não podem existir»86.

Para Ruzié87, a norma do Código Civil espanhol em causa, ao optar pela nacionalidade da últi-ma residência habitual, limita-se a traduzir um princípio de Direito Internacional.

Para este autor, o grande problema aqui em causa é o problema das relações entre o Direito Comunitário e o Direito Internacional Público88.

Para afastar o princípio da efetividade, o Advogado Geral referiu também «[…] as declarações do Governo alemão e do Governo do Reino Unido anexas ao Tratado e relativas à definição das pesso-as que devem ser consideradas seus nacionais para os fins prosseguidos pela Comunidade, ou seja, dos sujeitos aos quais se aplicam as regras comunitárias porque os Governos os consideram respectiva-mente cidadãos alemães e britânicos. Independentemente dos efeitos jurídicos que se pretendesse atribuir a tais declarações, elas revelam que os referidos Estados-membros conferiram, para efeitos da aplicação do Direito Comunitário, um alcance muito lato à expressão “nacional de um Estado-membro”, que é um alcance muito lato à expressão “nacional de um Estado-membro”, que é certa-mente muito mais lata que a hipótese que nos interessa no caso em apreço: por exemplo, são conside-rados cidadãos alemães mesmo indivídos que podem não apresentar qualquer ligação pessoal ou terri-torial com a actual República Federal e que não preenchem, em qualquer caso, os critérios da naciona-lidade efectiva tal como foram consagrados no acórdão Canevaro, e ainda menos os que foram consa-grados no acórdão Nottebohm»89.

81

PÉREZ, Pilar Juárez – Nationalidad Estatal y Cidadania Europeia, Madrid. Marcial Pons – Monografias Jurídicas, pp.231. 82

Referido por CLOSA, Carlos – Citizenship of the Union and Nationality of Member States, Common Market Law Review, Dordrecht, Martinus Nijhoff Publishers, 1995, vol.32, nº2, pp.487. 83

Caso C-286/90 Anklagemgdigheden c. Peter Micheal Poulsen e Diva Navigation Crop. 84

RUZIÉ, David – Nationalité, Effectivité et Droit Communautaire, Revue Génerale de Droit Public, 1993 (1-2), Tomo 97, pp.110. 85

Idem, Op. Cit., pp.114 86

Ibidem. 87

Idem, Op. Cit., pp.112. 88

RUZIÉ, David – Nationalité, Effectivité et Droit Communautaire, Revue Génerale de Droit Public, 1993 (1-2), Tomo 97, pp.110. 89

Ver em http://curia.europa.eu/juris/showPdf.jsf;jsessionid=9ea7d2dc30d56ce9d139df8e4255a416b4dba3c0f62b.e34Kax

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Para Ruzié, o princípio da efetividade não fica posto em causa pelo facto de dois Estados-membros o afastarem em certos casos90. Alguns autores, afirmam91 com base no acórdão de 12 de Dezembro de 197292, que a jurisprudência comunitária acolhia a aplicação dos princípios de Direito Internacional público. Ruzié entende que uma análise mais profunda demonstra que a jurisprudência comunitária faz uma aplicação funcional desses princípios, tendo em conta a sua natureza específica.

Pela menção feita às diversas noções de efetividade, deve-se concluir que este princípio é um princípio que pode ser visto de diversos prismas. Numa perspetiva mais ampla, toda a nacionalidade é efetiva. No entanto em Portugal, tal como em Espanha, a presunção de que a lex fori é sempre mais efetiva quando em face de uma nacionalidade estrangeira, começa a ser retirada quando existe uma ligação manifestamente mais estreita com o Estado da outra nacionalidade93.

A posição no T.J.C.E. na decisão Micheletti, aparenta ser conforme à posição dos Estados ao declararem o primado da lex fori, ainda que não exista precisamente uma lex fori no âmbito comunitá-rio. Na extensão de um parecer amplo de efetividade, a decisão Micheletti não põe em causa o princí-pio da efetividade ao instituir que a nacionalidade de um Estado-membro é sempre mais efetiva quan-do em confronto com uma nacionalidade estrangeira94.

A questão que se coloca é a de saber se, também em relação a esta decisão, e nos Estados-membros cujo direito da nacionalidade será influenciado por ela95, se poderá entender que haverá uma exceção quando estiver em causa uma ligação claramente mais estreita com o Estado Terceiro do que com o Estado-membro.

Quanto a esta situação é necessário fazer aqui uma consideração. A circunstância que pode justificar uma solução aproximada da realidade, dada pelo princípio da efetividade, no âmbito do Di-reito Internacional, não é a mesma circunstância que surge no Direito Comunitário96.

Na realidade, o T.J.C.E. optou pela solução mais segura. Não pode assim um Estado afastar a nacionalidade do Estado-membro quando perante outra nacionalidade, ainda que o indivíduo tenha com o Estado dessa outra nacionalidade uma conexão mais estreita. É necessário ter em conta os peri-gos da efetividade de proximidade.

3.5.7. Acórdão Chen

O acórdão Chen versa sobre a matéria da cidadania europeia e sobre a sua relação com a ci-dadania dos Estados-Membros.

M. L. Chen e o seu marido, de nacionalidade chinesa, trabalhavam para uma empresa com se-de na China. Era frequente M. L, Chen deslocar-se, em viagens de negócios, a diversos Estados-Membros, nomeadamente ao Reino Unido.

iLc3qMb40Rch0SaxuNbNz0?text=&docid=97585&pageIndex=0&doclang=pt&mode=lst&dir=&occ=first&part=1&cid=336409 90

Idem, Op. Cit., pp.112 91

Idem, Op. Cit., pp. 115 92

International Fruit Cy, caso 21 a 24/72. Rec. pp.1226. 93

MORAIS, Daniel de Bettencourt Rodrigues – O Acórdão Micheletti e s suas repercussões em matéria de Direito da Nacionalidade dos Estados-membros – Revista da Faculdade de Direito da Universidade de Lisboa, Vol. XLIV – Nº1 e 2.Coimbra: Coimbra Editora, 2003, pp.289. 94

Idem, op. Cit., pp.291. 95

Por força da adoção de uma solução dogmática para os conflitos de nacionalidades. 96

Idem, op. Cit., pp.293.

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Como pretendia dar à luz um segundo filho, M. L. Chen entrou no território do Reino Unido, em Maio de 2000, quando estava grávida de cerca de 6 meses. Deslocou-se a Belfast, em 1 Julho do mesmo ano, e Catherine nasceu nessa cidade em 16 de Julho desse ano. Mãe e filha passaram, então, a viver em Cardiff, no País de Gales (Reino Unido).

Nos termos do art. 6.º, nº 1, do Irish Natinality and Citizenship Act de 1956, a Irlanda permite a qualquer pessoa nascida na ilha da Irlanda adquirir a nacionalidade irlandesa. Segundo o n.º3 do mesmo artigo, uma pessoa nascida na ilha há da Irlanda é cidadão irlandês pelo nascimento se não tiver direito à cidadania de outro país.

Em cumprimento destas normas, foi emitido um passaporte irlandês a Catherine, em Setem-bro de 2000. O Secretary of State for Home Departement britânico recusou-se, contudo, a conceder a Catherine e à mãe uma autorização de residência de longa duração no Reino Unido.

O acórdão Chen trata de problemas relativos ao domínio reservado dos Estados na definição da cidadania e ao abuso de direito. No acórdão as questões aparecem ligadas, embora pudessem ser tratadas autonomamente.

Na realidade, quanto à legalidade da norma irlandesa, dependia de saber se cabia à Irlanda de-finir a sua cidadania baseada no ius soli e se essa definição estaria a salvo de qualquer oposição do Reino Unido. Tratava-se, pois, de contestar os pressupostos de atribuição da cidadania irlandesa, no-meadamente, o elemento de conexão. Segundo o Tribunal, esse problema não estava em causa ou, pelo menos, não foi invocado pelas partes97.

Quanto ao abuso de direito, dependia saber se Chen, ao ter-se deslocado à Irlanda pelo nasci-mento de Catherine, não estaria a indagar na norma da lei da cidadania irlandesa um efeito diverso daquele que a própria norma previa. Com efeito, Chen não pretendia que a sua filha fosse irlandesa mas, tão-só, que, por força das normas de direito comunitário, mãe e filha pudessem viver no Reino Unido. Facilmente se conclui que essa ambição não cabia no ideal da norma da lei irlandesa da cidada-nia98.

A resposta a ambas as questões é autónoma. O Tribunal entendeu juntá-las para afirmar que o direito comunitário concede a esta família o direito a viver por tempo indeterminado no Reino Unido.

Porventura o acórdão beneficiasse em clareza com o tratamento autónomo das questões bem como pelo esclarecimento da jurisprudência Micheletti. O problema do abuso de direito, tão frequen-te em casos análogos relativos às liberdades de circulação, beneficiava com tratamento autónomo99. O que estas questões não permitem colocar em causa é a dignidade da pessoa humana, principalmente em face da justificação apresentada por Chen para ter dado à luz em solo europeu. Não está, por isso, em causa a decisão que conseguiu atender aos interesses da pequena Catherine.

3.5.8. Rottmann

Pronunciando-se, no âmbito do contencioso sobre a cidadania da União, pela primeira vez so-bre a extensão do poder reconhecido aos Estados-Membros pelos tratados sobre a União europeia e sobre o funcionamento da União Europeia na determinação dos seus cidadãos, o Tribunal, pelo acór-dão Rottmann, fornece a ocasião de precisar os relatórios que mantêm cidadania da União e naciona-

97

MATIAS, Gonçalo – “Cidadania Europeia e Cidadania Nacional”. Jurisprudência Constitucional nº7. Lisboa: AA-TRIC, 2005. pp.77. 98

MATIAS, Gonçalo – “Cidadania Europeia e Cidadania Nacional”. Jurisprudência Constitucional nº7. Lisboa: AA-TRIC, 2005. pp.77. 99

Ibidem.

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lidade de um Estado-Membro e interrogar-se, à partida do primeiro destes conceitos, sobre a natureza da União europeia, a qual parece ser a essência federal.

Se a dualidade lexical tiver um sentido, é precisamente o de distinguir a relação do indivíduo ao Estado na sua generalidade, nacionalidade, e o conteúdo que decorre, formulado em direitos (cida-dania).

De que precede, surgem muito claramente as dificuldades relacionadas a uma perfeita com-preensão da cidadania da União Europeia. Em primeiro lugar, se qualquer dualidade lexical existir, é entre a cidadania da União e a nacionalidade dos Estados-Membros. Seguidamente, se a União Euro-peia recentemente adotar uma personalidade jurídica, não é autorizado qualificar esta entidade políti-ca de Estado.

Por último, deve ser recordado que a cidadania da União é uma cidadania derivada, auxiliar, que não pode ser adquirida por meio de um único critério, o da possessão da nacionalidade do um dos Estados-Membros. Mestres da determinação dos seus cidadãos, os Estados-Membros dispõem de um poder absoluto? A pertença de cada um entre eles à União Europeia, porque confere aos seus cida-dãos uma identidade jurídica por transitividade, obriga com efeito a pôr a pergunta da extensão de tal poder.

O acórdão Rottmann, já permite ao Tribunal pronunciar-se, pela primeira vez ao meu conhe-cimento sobre a pergunta supra criada.

A circunstância da aquisição ou perda da nacionalidade de um Estado-Membro convida, do ponto de vista das suas consequências sobre a cidadania da União, a encarar por um lado a consistên-cia deste conceito nas situações internas e, por outro lado, a pertinência do princípio de proporciona-lidade como fundamento jurídico da sua proteção.

O ponto sensível dos relatórios entre cidadania da União e nacionalidade de um Estado-Membro, a determinação do limiar de aplicabilidade do direito da União aos casos de aquisição ou perda desta nacionalidade é delicada a limitar. Na verdade é uma questão do campo de aplicabilidade do direito da união, tanto ratione personae que ratione materiae aos casos supra citados.

No acórdão Rottmann, a aquisição da nacionalidade alemã pelo requerente do processo prin-cipal tinha como efeito a perda, ipso jure, da nacionalidade que tinha adquirido pelo seu nascimento no território da República da Áustria. Consequentemente, os governos alemães e austríacos faziam valer que a decisão, tomada pelas autoridades alemães competentes, de revogar a naturalização do requerente devido a aquisição fraudulenta. De acordo com estes governos, a situação pertencia com efeito a um cidadão alemão, residindo na Alemanha a quem era dirigido a um ato administrativo de foro interno de uma autoridade alemão. Prima facie, a situação apresentada parecia ser uma situação meramente interna de um Estado-Membro e que não revela nenhuma relação com o direito da União. Contudo, as consequências que tal decisão pudesse ter sobre a manutenção da cidadania da União do requerente não deveriam ser ocultadas. Com efeito, a perda da nacionalidade alemã que não origina a reintegração automática do requerente na nacionalidade austríaca.

Não podendo consagrar, tendo em conta as estipulações dos tratados UE e FUE, a teoria da dupla cidadania em direito da União, o Tribunal de Justiça contraria as preconizações do seu advogado geral sobre este ponto, através de um controlo jurisdicional, operado sob a lei da União, para proteger a cidadania europeia. O objetivo é então duplo: garantir a legitimidade de uma decisão de revogação da nacionalidade; enquadrar este último na sua aplicação.

Tratando-se do primeiro objetivo, o Tribunal de Justiça pode apenas constatar, no estado atual do direito da União e o direito internacional, que a decisão tomada por um Estado-Membro de revogar

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naturalização obtida de maneira fraudulenta é perfeitamente legítima. Não só tal decisão respeita as convenções internacionais aplicáveis a este tipo de situação mas corresponde também a um motivo de interesse geral que é a de proteger a relação que une um Estado aos seus cidadãos. Por um verdadeiro obiter dictum, o Tribunal encontra de resto a ocasião sobre este ponto de definir esta relação de naci-onalidade, entendido como um relatório específico de solidariedade e de lealdade entre, o Estado, e os seus cidadãos, a qual se acompanha de uma reciprocidade de direitos e de deveres. É necessário, ainda, que na sua aposta, a decisão de revogação da naturalização adquirida por fraude respeite o princípio de proporcionalidade.

Não podendo questionar a legitimidade da decisão de revogar da nacionalidade considerado pelas autoridades alemãs, o Tribunal de Justiça decide, contudo, utilizar plenamente os recursos que oferece o envio prejudicial na sua função como instrumento de cooperação. Fazendo deste último o vetor de um diálogo judicial, o Tribunal de Justiça sugere com efeito ao juiz nacional que verifique se a decisão de revogação da naturalização de Rottmann respeita o princípio de proporcionalidade, no que diz respeito às consequências no âmbito do direito da União, se for necessário, o exame da proporcio-nalidade desta decisão ao olhar do direito nacional. Mais precisamente, o Tribunal convida o juiz naci-onal a verificar se à luz de todas as circunstâncias relevantes, o respeito do princípio de proporcionali-dade exige que, antes que a decisão de revogar a naturalização se torne definitiva, seja atribuída ao interessado um prazo razoável para que este possa tentar recuperar a nacionalidade do seu Estado-Membro de origem. Em outros termos e de maneira subtil, o Tribunal de Justiça enuncia uma interpre-tação do direito da União que case aos Estados-Membros a implementarem.

4. Bibliografia

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Riflessione sull’esistenza in vita e sul consenso per la disponibilità di un diritto umano per la stipula di un contratto

di diritto privato di Procreazione Medicalmente Assistita (P.M.A.)

per Irene COPPOLA100

Sommario: 1. Fatto. 2. Diritto. 3. Decisione P.Q.M. 4. Commento. 4.1. Gli embrioni crioconservati. 4.2. I richiedenti esprimono il consenso per iscritto e congiuntamente. 4.3. Osservazioni conclusive. 5. Riferimenti Bibliografici

Sintesi: Una donna, vedova (2011) ed

ormai cinquantenne, in Italia, decide di procedere all’impianto di embrioni crioconservati quando il marito, Caio, era ancora in vita (1996). La struttura ospedaliera che conserva gli embrioni crioconservati, però, rifiuta l’intervento, perché ritiene assolutamente indispensabile la presenza in vita di Caio. Il Tribunale di Bologna accoglie il reclamo (2015) proposto da Tizia avverso un primo provvedimento di rigetto e, per l’effetto, ordina alla struttura ospedaliera X, in favore della reclamante, il trasferimento intrauterino degli embrioni crioconservati dal 1996, provenienti da Tizia e dal marito defunto, Caio. Il provvedimento del Tribunale di Bologna è censurabile, poiché reso in dispregio degli artt. 5 e 6 della legge n.40/2004, atteso che, per la PMA sono richiesti una coppia di maggiorenni, di sesso diverso, coniugate o conviventi, in età potenzialmente fertile, entrambi viventi, con il consenso informato per poter procedere alle varie fasi di applicazione delle tecniche di procreazione medicalmente assistite. Esistenza in vita dei componenti della coppia, informazione del medico e consenso dei coniugi viventi, sono

Abstract: In Italy, a fifty years old wom-

an, widow (2011), decides to proceed to cryopreserved embryos implant, when her husband, Caio, was still alive (1996). But, the hospital that keeps cryo-preserved embryos, refused the opera-tion, because of Caio’s death. Bologna’s Court accepts the claim proposed by Tizia against a first decision of rejection and orders to tho hospital ”X”, in claimant’s favour, the intrauterine transfer of cryo-preserved embryos since 1996, coming from Tizia and her dead husband Caio. The decision of Bologna’s Court is cen-surable, because not respectfull of artt. 5 and 6, of law n. 40/2004, because, to IVF are required a couple of adults, of differ-ent sex, married or cohabitant, in poten-tially fertile age, both alive, with the in-formed consent to be able to proceed to different phases of in vitro fertilization tecniques. So, the need that the spousea have to be both still alive, with medical information and consent of spouses alive, are essential and unavoidable elements for a human right availability and for the conclusion of a contract of IVF that exists when embryos are implanted in the woman’s uterus and never before. The guide lines recalled from the art. 7 of tha law nr. 40/2004 aren’t diriment of deli-

100

Avvocato italiano di Corte Suprema di Cassazione e di Giurisdizioni Superiori. Professore a contratto (S.S.P.L.) dell'Università degli Studi di Napoli Federico II. Già Magistrato on. della Repubblica Italiana. Direttore scientifico e Docente del Master in " Diritto di famiglia e tutela dei minorenni, aspetti sostanziali e processuali" accreditato dal Consiglio Nazionale Forense in Roma e patrocinato dalla Provincia di Salerno.

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elementi imprescindibili ed ineliminabili per la disponibilità di un diritto umano e per la stipula di un contratto di PMA che si configura nel momento in cui gli embrioni vengono impiantati nell' utero della donna e non prima. Le linee guida richiamate dall’art. 7 legge 40/2004 non sono dirimenti della delicata problematica in esame e la dicitura “la donna può sempre chiedere il trasferimento degli embrioni crioconservati” non va intesa come potere esclusivo della donna di procedere alla fecondazione assistita. Difatti, non solo non vi è riferimento testuale a tale disponibilità, ma non può tacersi che il contratto di PMA si perfeziona nel momento preciso in cui si impiantano gli embrioni nell'utero della donna e la fecondazione assistita non va associata e confusa con la mera crioconservazione degli embrioni.

cate problem we are talking about and the lettering “woman can always require the cryopreserved embryos transfer” is not an exclusive power of woman to pro-ceed to in vitro fertilization. Infact, there’s not a textual reference to this availability, and furthermore the IVF contract is per-fect when embryos are implanted in the woman uterosand the in vitro fertilization hasn’t to be confused with the simple embryos cryopreservation.

Parole Chiave: Procreazione Medicalmente Assistita Legge italiana 40/2004 Embrioni crioconservati

Keywords: Medical Assisted Procreation Italian Law 40/2004 Cryopreserved Em-bryos

1. Fatto

Tizia nell’anno 1996, insieme al marito Caio, sposato nel 1993, si rivolgeva ad un noto Centro di Fecondazione Assistita per ricorrere alla tecniche di procreazione medicalmente assistita, e nello specifico, alle tecniche del Fivet, sottoscrivendo i vari moduli per il consenso informato.

L’intervento, come programmato, veniva eseguito nella primavera dell’anno 1996, ma non aveva esito positivo e gli otto embrioni (non ovociti), non impiantati, venivano congelati, su consenso dei coniugi, e conservati nella Struttura X fino alla morte di Caio, avvenuta l’1.12.2011; i coniugi a più riprese (l’ultima nel luglio 2010), hanno continuato a manifestare la loro volontà circa il futuro impianto degli stessi.

Dopo la morte del marito, la reclamante si rivolgeva, con atto scritto del 24/9/2012, alla Struttura X, al fine di ottenere l’impianto dei suindicati embrioni, ma otteneva il rifiuto da parte del Centro.

Tizia, disperata, ormai cinquantenne, in data 13/2/2013, depositava ricorso ex art. 700 c.p.c. chiedendo al Giudice che ordinasse all’Azienda Ospedaliera, anche inaudita altera parte, l’impianto dei predetti embrioni.

Il Giudice, con ordinanza del 21 maggio 2014, rigettava il ricorso.

Avverso il provvedimento di rigetto, Tizia, non rassegnata, ha fatto reclamo al Tribunale di Bologna che lo accoglie.

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2. Diritto

Il Tribunale di Bologna accoglie il reclamo di Tizia, in quanto fondato in fatto ed in diritto.

"Prima di tutto, ritiene il Collegio adito che la dichiarazione dei coniugi del luglio 2010 (v. doc. n. 5 del ricorso introduttivo), espressamente intitolata “Dichiarazione di interesse al futuro impianto degli embrioni”, non costituisca un atto di consenso, proveniente da entrambi i genitori, alla parte finale della procedura FIVET, già iniziata nell’anno 1996 (e mai conclusa), conforme ai requisiti previsti dall’art. 6 della L. 40/2004.

Il suddetto atto del 27 luglio 2010 consiste, infatti, in una semplice dichiarazione di volontà idonea a manifestare l’interesse della coppia alla conservazione degli embrioni già venuti ad esistenza, finalizzata ad un futuro impianto, e tale da determinare negli stessi uno stato di “non abbandono”, ma non esprime in alcun modo un valido assenso al trasferimento intrauterino degli embrioni crioconservati.

Manca, infatti, ictu oculi, un’espressa, inequivocabile ed attuale dichiarazione di volontà dei coniugi volta ad ottenere il trasferimento degli embrioni prodotti.

L’art. 6 predetto, peraltro, stabilisce vari requisiti di natura “formale” perché un atto sia considerato consenso all’impianto, i quali, tuttavia non sussistono nel caso di specie.

Inoltre, la suddetta dichiarazione del luglio 2010, è stata rilasciata dai coniugi Tizia e Caio, in seguito a formale richiesta della struttura ospedaliera, e su di un modulo da quest’ultima predisposta, richiesta finalizzata espressamente a qualificare gli embrioni conservati come abbandonati o in attesa di un futuro impianto, e non certamente ad altri fini.

Tuttavia, ciononostante, come appena spiegato, la suddetta dichiarazione del luglio 2010 non costituisca un valido consenso dei coniugi all’impianto intrauterino, a norma dell’art. 6 L.40/2004, la stessa, d’altro canto, costituisce una manifestazione di volontà idonea ad escludere gli embrioni crioconservati, del caso de quo, dalla categoria degli “embrioni in stato di abbandono” (come chiarito dalle linee guida degli anni 2004 e 2008).

Peraltro, come risulta dalla stessa lettera della legge, lo stato di non abbandono si presume, richiedendo la normativa vigente un’esplicita volontà dei coniugi di senso contrario al fine di vincere la predetta presunzione.

Come, infatti, già precisato, la procedura di fecondazione attivata dai coniugi Tizia e Caio, ha avuto inizio prima dell’entrata in vigore della L. 40/2004 e, quindi, non essendo attualmente ancora conclusa (sussistendo embrioni crioconservati non abbandonati), trova la propria disciplina nell’art. 7 della L.40/2004 e nelle correlate linee guida degli anni 2004 e 2008, volte proprio a dettare una normativa transitoria relativa alle procedure di fecondazione assistita intraprese antecedentemente alla suddetta legge del 2004.

Pertanto, a norma delle predette linee guida, in caso di embrioni crioconservati, ma non abbandonati, la donna ha sempre il diritto di ottenere il trasferimento dei predetti.

Le suddette linee guida, peraltro, non stabiliscono limiti di sorta a tale facoltà, la quale dipende, secondo la lettera della normativa, dalla volontà esclusiva della donna (non essendo in alcun modo richiesto il consenso del marito o di altri soggetti). Né, d’altra parte, diverso significato può essere attributo alle suddette linee guida, risultando la disposizione in esame chiara e scevra da ogni dubbio interpretativo.

Come, infatti, più volte espresso anche dalla Suprema Corte, nell’ipotesi in cui l’interpretazione letterale di una norma di legge sia sufficiente ad individuarne, in modo preciso ed univoco, il relativo

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significato e la connessa portata precettiva, l’interprete non deve ricorrere ad altri criteri ermeneutici, ivi compreso quello sussidiario costituito dalla ricerca della mens legis (si veda in argomento, Cass. Sez. I, 24681/2013, Cass. Sez. L,12136/2011).

Di conseguenza, la reclamante, sotto tale profilo, ha il pieno diritto di ottenere l’impianto degli embrioni venuti in essere.

Peraltro, le suddette linee guida sono state emesse, come già detto, proprio sulla base della L.40/2004, e precisamente dell’art. 7, e, quindi, devono considerarsi non frutto di autonoma fonte sub legislativa, ma di normativa di rango primario, in quanto fatte proprie, tramite la tecnica del rinvio, dalla stessa fonte legislativa.

Si tratta, infatti, di una normativa emanata ad hoc ed avente un’applicazione specifica, ossia il regolamento delle procedure di fecondazione assistita iniziate ante L. 40/2004 e non ancore terminate.

Tale disciplina, pertanto, in base al noto principio di specialità, ben può prevalere sulla normativa generale di cui alla L.40/2004, stabilendo una regolamentazione particolare volta a normare un nucleo specifico di situazioni (ossia, le procedure di fecondazione assistita incominciate prima dell’entrata in vigore della L.40/2004).

Inoltre, si deve far presente che l’espressione “trasferimento degli embrioni” di cui la donna ha il diritto in via esclusiva, deve correttamente intendersi quale impianto degli stessi all’interno del suo corpo, visto che la stessa L.40/2004, ogni volta che richiama la suddetta locuzione, le attribuisce il predetto significato (e non quello di passaggio degli embrioni da un centro criogenico ad un altro).

Di conseguenza, per le ragioni suddette, avendo la ricorrente chiesto esplicitamente, con atto del 24/9/2012, alla struttura ospedaliera l’impianto intrauterino degli embrioni precedentemente venuti in esistenza, del tutto illegittimo risulta il rifiuto opposto da quest’ultima.

Pertanto, per i predetti motivi, il reclamo va accolto, sussistendo sia il fumus bonis iuris (come sopra indicato), sia il periculum in mora, ed in considerazione dell’assenza di altro rimedio cautelare tipico per garantire in via di urgenza il diritto della reclamante.

Circa, peraltro, la sussistenza del requisito del periculum in mora, (non analizzato dal giudice di prime cure), si ritiene che la stessa età della reclamante, di anni cinquanta, nonché dell’aleatorietà dei risultati della fecondazione assistita e delle maggiori difficoltà proporzionate al progredire dell’età dei genitori, renda necessario provvedere immediatamente in via di urgenza all’impianto degli embrioni crioconservati, non potendo la reclamante attendere il normale esito di un procedimento civile ordinario, stante la sua lunga durata.

Quanto alle spese di lite, data l’assoluta novità della questione, si ritiene che le stesse vadano interamente compensate fra le parti.

3. Decisione P.Q.M.

Il Tribunale, lette le conclusioni delle parti, accoglie il reclamo proposto dalla sig.ra Tizia e, per l’effetto, ordina all’Azienda Ospedaliera X, in favore della reclamante, il trasferimento intrauterino degli embrioni crioconservati dal 1996, provenienti dalla stessa reclamante Tizia e dal di lei marito Caio.

Spese compensate.

Manda alla cancelleria per la comunicazione delle presente ordinanza alle parti.

Così è deciso in Bologna, nella camera di Consiglio della Sezione Prima Civile in data 16/1/2015

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4. Commento

Trattasi di una pronuncia che ha destato non poche riflessioni, ma che subito è apparsa innovativa, anche se non immune da censure.

Nel caso di specie, una donna, vedova e cinquantenne, è autorizzata dal Tribunale italiano di Bologna, in sede di reclamo, all'impianto di embrioni crioconservati dopo circa diciannove anni dal congelamento (1996), pur in assenza di consenso attuale del marito, deceduto nel 2011.

Il centro specializzato, tenuto alla conservazione degli embrioni, non intende procedere all'impianto e Tizia si rivolge all'autorità giudiziaria.

Dopo un primo rigetto, il Tribunale di Bologna, però, accoglie la richiesta della donna ed ordina alla Struttura X di procedere all’impianto degli embrioni criocongelati dopo diciannove anni, pur con il decesso del marito nel 2011.

La motivazione, in verità, non esente da punti di criticità, in estrema sintesi, si fonda, essenzialmente sui seguenti elementi:

1. procedura di fecondazione artificiale attivata prima dell’entrata in vigore della legge 40/2004;

2. presunzione di consenso del marito defunto risalente al momento della crioconservazione degli embrioni;

3. Stato di non abbandono degli embrioni crioconservati (1996); 4. Sottoscrizione, nell’anno 2010, quando il marito di tizia era ancora in vita, di

una “dichiarazione di interesse al futuro impianto degli embrioni”; 5. Applicazione di linee guida ex art. 7 della legge 40101 ( ….”gli embrioni

crioconservati appartengono alla coppia, se non abbandonati e la donna può sempre chiederne il trasferimento” );

6. Età della donna avviata verso il periodo di non fertilità;

Tutti questi elementi costituiscono gli ingredienti, sapientemente miscelati, per la formulazione della motivazione della decisione.

Non risultano precedenti assimilabili al ragionamento di questa pronuncia102 che segna una grande novità in ambito, oltremodo delicato, di PMA, tra diritto e bioetica.

La stessa legge n. 40/2004 è stata una delle leggi, se non la legge, più picconata, forse proprio perché ha inteso regolare un settore così particolare ed intimo della vita umana che mal si concilia con l'enunciato giuridico, con la norma, con la regola. 103

4.1. Gli embrioni crioconservati.

La crioconservazione degli embrioni costituisce parte essenziale dei trattamenti di riproduzione assistita, poiché consente di conservare gli embrioni per utilizzarli in un secondo momento.

101

D.M. 21.7.2004 (Linee guida in materia di procreazione medicalmente assistita). D.M. 11.4.2008 (Linee guida in materia di procreazione medicalmente assistita). 102

Ad eccezion fatta per il Tribunale di Palermo, ordinanza del 8.1.1999, in Nuova Giur. Comm. 1999, I, p.221 ss, con nota di PALMERINI e di BUSNELLI ed in Foro it. , 1999, I, p. 1653 ss, con nota di NAVARRA. Trattasi , però, di una pronuncia resa quando ancora non esisteva la L. 40, entrata in vigore nel 2004 con la codificazione degli artt. 5 e 6. 103

Da ultimo l'intervento della Corte Costituzionale che, con sentenza n. 162 del 2014, ha dato il colpo di grazia alla legge n. 40/2004 dichiarando incostituzionale l’art. 4 nella parte in cui vieta la fecondazione eterologa.

103

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Possono usufruire del congelamento sia le coppie che non abbiano ottenuto risultati nel primo ciclo sia quelle che, avendo conseguito la gravidanza, desiderino tentarne una seconda. Durante i cicli di FIV, la crioterapia si esegue dopo il trasferimento embrionale per conservare gli embrioni in eccesso o, nel caso non sia possibile procedere al trasferimento per motivi diversi (controindicazioni mediche, etc.), conservando tutti gli embrioni ottenuti. Si ricorre a questa tecnica anche in specifici casi di conservazione della fertilità.104

La crioconservazione degli embrioni è una tecnica consolidata sia per gli embrioni allo stadio di zigote (in D+1 di sviluppo) come allo stadio di cellule (D+2 o D+3 di sviluppo), pur esistendo anche l'opzione di crioconservarli allo stadio di blastocita (D+5, +6 o +7).

Il punto più delicato non è tanto la tecnica di crioconservazione, quanto la durata temporale della stessa.

Nella Relazione finale del 8/1/2010 della Commissione di Studio sugli embrioni crioconservati nei Centri di P.M.A. nominata con Decreto del Ministro del Lavoro della Salute e delle Politiche Sociali il 25 giugno 2009, testualmente si legge: Il divieto legale di soppressione degli embrioni induce a ritenere che la crioconservazione possa essere interrotta solo in due casi: quando si possa impiantare l’embrione scongelato nell’utero della madre o comunque di una donna disposta ad accoglierlo (5) o quando sia possibile accertarne scientificamente la morte naturale o la definitiva perdita di vitalità come organismo (6). Allo stato attuale delle conoscenze, per accertare la perdurante vitalità dell’embrione è necessario però scongelarlo, il che ci pone di fronte ad un paradosso, dato che una volta scongelato l’embrione non può essere congelato una seconda volta (7) e se non si provvede ad un suo immediato impianto in utero, se ne causa inevitabilmente la sua morte. Di qui la prospettiva tuzioristica di una possibile conservazione a tempo indeterminato degli embrioni congelati. E’ da ritenere però che il progresso della ricerca scientifica consentirà di individuare criteri e metodologie per diagnosticare la morte o comunque la perdita di vitalità degli embrioni crioconservati: si arriverà così a superare l’attuale paradosso,legalmente inevitabile, di una crioconservazione che potrebbe non avere mai un termine. In attesa che a tanto si giunga e che si possa ben presto stabilire quando sia divenuto privo di senso il prolungamento della conservazione degli embrioni in stato di congelamento, si ribadisce che non è possibile non far riferimento all’esplicita prescrizione dell’art. 141 della L. 40/2004, che vieta comunque la soppressione degli embrioni, quindi anche di quelli tra essi che siano crioconservati. Non solo, ancor più dirimente è il fatto che il legislatore della legge 40 già postosi il problema della sorte degli embrioni soprannumerari, ha optato inequivocabilmente per la loro conservazione e non per la loro distruzione, con ciò cristallizzando normativamente una ratio preferenziale verso una loro tenuta invita, anche quando fosse incerto il loro destino105/106

104

Sul punto vedi CIAMBELLI, Il Figlio desiderato ed il figlio "fabbricato". Qualche riflessione in tema di procreazione artificiale in (a cura di CESARO) Il bambino che viene dal freddo. Riflessioni bioetiche sulla fecondazione artificiale, Milano, 2000. Sul "diritto invadente" si legga RODOTA', La vita e le regole. Tra diritto e non diritto. Milano , 2009. 105

Di contrario avviso AMEDEO SANTOSUOSSO e CARLO ALBERTO REDI che nella Relazione cit. affermano:“Non condividiamo il presupposto enunciato nel testo che esista un paradosso, legalmente inevitabile, di una crioconservazione che potrebbe non avere mai un termine” e pensiamo, invece, che la tesi che afferma questa ineluttabilità giuridica non sia fondata né inevitabile, pur nel vigore del controverso art. 1 della Legge n.40. La questione del limite temporale di conservazione degli embrioni crioconservati è collegata a quella del limite oltre il quale l’impianto non sia più possibile senza rischi. Mancano studi empirici sugli effetti di lunghe crioconservazioni e non è possibile realizzarne sull’uomo, in quanto sarebbero non etici. In questa condizione, è arbitraria, in quanto non sorretta da evidenze scientifiche, l’affermazione in positivo che l’impianto dopo molti anni sarebbe sicuro (mentre è cosa diversa, e non sufficiente, che vi siano singoli episodi di scongelamento

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Il problema è ancora aperto, ma non si può tacere che il pericolo legato alla durata della conservazione degli embrioni abbia un fondamento assolutamente scientifico.

Nel caso di specie, gli embrioni erano stati sottoposti al trattamento di crioconservazione da circa diciannove anni ed all'attualità risulta decisamente difficile prevederne lo stato, o meglio un eventuale risultato positivamente fruttuoso, considerate le numerose variabili legate alla consistente durata temporale del congelamento.

Di certo il problema non si dissocia da riflessioni di bioetica, di bio diritto e da valutazioni di carattere morale e religioso che, comunque, appartengono al nostro connettivo sociale.

1)L'esistenza in vita, il consenso informato, l’incompletezza testuale delle linee guida richiamate dall’art. 7 legge 40/2004, la configurazione del contratto di procreazione assistita.

Profilo delicato ed interessante è come conciliare le linee guida, richiamate dall’art. 7 legge 40/2004, con gli articoli 5 e 6 della suddetta legge.

Fondamentali, difatti, per poter procedere alla PMA, con embrioni freschi o congelati, sono gli artt. 5 e 6 della legge n. 40/2004.

L'articolo 5 della legge n.40, attribuisce il diritto alla procreazione medicalmente assistita ad una coppia di maggiorenni, coniugata o convivente, in età potenzialmente fertile, entrambi viventi.

avvenuto senza apparenti danni per l’embrione). In mancanza, allo stato, di un sicuro criterio biologico per definire la durata massima di sicura crioconservazione, possono essere di aiuto criteri diversi, anche di natura sociale. Si consideri il caso di un medico che, in mancanza di evidenze scientifiche circa la “sicurezza” dell’impianto di embrioni conservati da lungo tempo e/o secondo modalità non ottimali, proceda ugualmente all’impianto. Ove mai il nato abbia malformazioni ed esse siano riconducibili alla crioconservazione (troppo lunga o non ottimale), potrebbe la condotta di quel medico dirsi ispirata alla prudenza e alle leggi dell’arte che governano la professione? Diremmo proprio di no, sia nel caso in cui la coppia abbia la possibilità di ricorrere a una nuova procreazione medicalmente assistita sia in quello in cui si dovesse trattare di una cosiddetta adozione di embrione. Alcune domande, tra le tante che ci si potrebbe porre, sono le seguenti: perché impiantare il più “vecchio”,data la possibilità e ampia disponibilità di embrioni “nuovi”? e perché impiantare quello congelato e crioconservato secondo tecniche non rispondenti ai migliori standard e non impiantare quelli crioconservati in modo ottimale? Se a tutto ciò si aggiunge che la Corte costituzionale (sentenza n.151 del 2009) ha precisato che “la tutela dell’embrione non è comunque assoluta [nella stessa legge n.40, n.d.r.], ma limitata dalla necessità di individuare un giusto bilanciamento con la tutela delle esigenze di procreazione”, si può dire con sicurezza che vi è uno spazio concettuale e giuridico nel quale si possa individuare un criterio convenzionale sufficientemente ampio, ma delimitato, oltre il quale gli embrioni conservati da lunga data e/o con criteri tecnici insoddisfacenti non hanno più alcuna reale possibilità di nascere. Essi pertanto non hanno più quella potenzialità di sviluppo, che è il presupposto del riconoscimento della “parità” con gli altri soggetti della procreazione di cui all’art. 1 della L.n.40/2004, e tornano a essere un aggregato di cellule per il quale è venuta meno la qualità biologica che è alla base di quella “parificazione”.In questo modo il prospettato paradosso di una conservazione senza limiti cessa di essere tale, in quanto un limite, per quanto prudenzialmente ampio, può essere posto e condiviso ampiamente.” 106

Lo stesso 8th Code of Practice, consent forms and Directions della Human Fertilisation & Embriology Authority (UK), entrato in vigore il 1° ottobre 2009, conserva il sistema per cui la crioconservazione è prevista sotto condizione che ogni 5 o 10 anni (a seconda dei casi) vi sia una esplicita e rinnovata richiesta di mantenere per “altri 5 o 10 anni” gli embrioni. In effetti la completa lettura del documento mette in chiaro che il limite ritenuto di “buon senso pratico” è di 5 o 10 anni (si veda il caso degli embrioni conservati sino alla data del 1 ottobre, il cui periodo di 10 anni di conservazione sia scaduto: “these embryos must be allowed to perish on the date the storage period expires”). Tra l’altro il sistema nel suo insieme si basa sulla disponibilità da parte delle coppie, come dimostra il fatto che “embryos can be donated for training”.

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L'articolo 6 statuisce, altresì, la necessità del consenso informato, previsto, peraltro, per tutte le attività medico-scientifiche.107

L'esistenza in vita del coniuge o del convivente, dunque, è necessità per poter procedere alla stipula del contratto di procreazione medicalmente assistita sia essa effettuata con embrioni freschi, che con embrioni crioconservati.108

L'art. 5 della legge n. 40/2004 lo esprime testualmente (in claris non fit interpretatio) e tale assunto appare certamente spiegabile e condivisibile.

L'esistenza in vita di entrambi i richiedenti, coniugati o conviventi, garantisce non tanto la sicurezza di crescita e di educazione del nascituro, quanto la capacità di condividerne anche problematiche e patologie sopravvenienti, nonché assicura l’espressione, certa e non equivoca, dello stesso consenso informato.

Il consenso, difatti, è previsto per entrambi i richiedenti, perché la donna può disporre ed ha diritto di disporre dei propri ovuli, mentre l’uomo può disporre ed ha diritto di disporre dei propri spermatozoi. 109

Se uno dei due muore dopo aver prestato consenso alla PMA, nulla osta a che si proceda parimenti alla procedura di impianto.

Ma se uno dei due muore prima di potere prestare il consenso, la situazione si complica.

Nel caso specifico, Tizio muore (2011) dopo il congelamento degli embrioni (1996), ma prima della prestazione del consenso al momento reale della procedura di impianto (2015).

E l’elemento dell’esistenza in vita del coniuge maschio che, nella fattispecie in esame manca, diventa determinante, perché, anche se nel 1996 sono stati sottoposti a crioconservazione gli embrioni

107

Per una scrupolosa lettura del principio del consenso in tema di PMA si veda IVONE, Vulnerabilità del corpo e diritto al consenso. Note sull'inizio della vita. Napoli, 2013. Vedi anche ROSSI CARLEO, Le informazioni per il consenso alla procreazione assistita, in Familia, 2004, p. 707ss, p. 711s. 108

Altro profilo di indubbio interesse è quello della legittimazione e della paternità in caso di fecondazione con il seme di uomo deceduto prima dell'impianto. Sul punto vedi AULETTA, La fecondazione artificiale umana, Milano, 1984, p.26 ss ammette il rapporto di filiazione legittima solo nel caso di consenso espresso dal coniuge della madre ribadito da AULETTA, in Luci, ombre, silenzi nella disciplina di costituzione del rapporto genitoriale nella fecondazione assistita in Annali del Seminario Giuridico, V, Milano, 2005, p.496. Nel senso della rilevanza della sola filiazione naturale con la madre vedi VILLANI, La procreazione assistita. La nuova legge 19 febbraio 2004 n. 40. Torino 2004, p. 193 e ss Nella disciplina inglese si nega radicalmente la paternità all'uomo il cui seme o embrione sia stato utilizzato dopo la sua morte (art. 27,6,b, Human Fertilization and embryology act, 1990); nella disciplina spagnola è negato il rapporto di filiazione se l'impianto non è già avvenuto al momento del decesso del marito, salvo che questi non abbia espresso il consenso e la fecondazione sia avvenuta in un periodo circoscritto dopo la morte (L. n. 35/1988). Nell'ordinamento greco, invece, vi è un'apertura diversa perché si reputa figlio legittimo quello nato in seguito ad inseminazione post mortem a seguito di specifica autorizzazione (autorizzazione che può essere concessa solo a seguito di consenso notarile del marito in caso di rischio di decesso) e che impone l'impianto entro due anni dal decesso (art. 1467 cc), ma, in ogni caso, si consente la dimostrazione del rapporto di paternità, con prova a carico di chi la invochi, anche qualora l'inseminazione sia avvenuta post mortem e manchi l'autorizzazione. 109

SALANTRO, in Commentario del Codice Civile della Famiglia diretto da GABRIELLI ( a cura di ) BALESTRA, Torino 2010, p.544-552

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di Tizia e Caio, quest’ultimo, a distanza di diciannove anni, se fosse stato in vita, avrebbe ben potuto non volere prestare il consenso per l’impianto degli stessi 110, soprattutto per motivi sanitari.

L'art. 6 della legge 40/2004, indiscutibilmente, è di assoluta applicazione, considerata la fondamentale posizione di una norma che è al centro non solo della legge 40/2004, ma di tutta la scienza medica.

Il medico dà informazione circa gli effetti sanitari e psicologici conseguenti alla tecniche di PMA; sui problemi bioetici e sul principio di gradualità e di indispensabilità; sulle probabilità di successo, sui rischi derivanti; sulle conseguenze giuridiche per la donna, per l'uomo, per il nascituro; su procedure alternative (adozione); sul grado di invasività della tecnica di impianto, nonché sui costi da sostenere.

4.2. I richiedenti esprimono il consenso per iscritto e congiuntamente.

Informazione e consenso hanno necessità di forma scritta, per garantire la regolarità e la comprensione dell’intera procedura.

Il Tribunale di Bologna, però, ha bypassato l’applicazione degli artt. 5 e 6 della legge 40/2004, ritenendo fondanti, per la soluzione del caso in esame, le linee guida richiamate dall’art. 7 legge 40/2004 ….”gli embrioni crioconservati appartengono alla coppia, se non abbandonati e la donna può sempre chiederne il trasferimento” 111

In verità anche se le linee guida venissero considerate non fonti sub lege, ma fonti di rango primario, in quanto assorbite perché richiamate dalla stessa legge, i problemi restano.

Secondo il ragionamento del Tribunale, nel caso concreto, la fecondazione avrebbe inizio al momento della procedura di crioconservazione e la donna superstite avrebbe il potere di trasferire gli embrioni in utero, in forza di quanto previsto dalle linee guida richiamate dall’art. 7.

Ma le stesse linee guida nulla affermano su dove dovrebbe avvenire il trasferimento o che cosa debba intendersi per trasferimento degli embrioni. Ubi lex voluit dixit, ubi noluit tacuit

Nulla di più di quanto testualmente scritto.

La lettura piana e serena del testo dei decreti ministeriali 21/7/2004 e 11/4/2008, fa intendere, senza ombre di dubbio, che è consentito alla donna il potere di trasferire gli embrioni crioconservati, evidentemente, presso un altro e diverso centro criogenico, ma sicuramente non vi è attribuzione del potere di decidere, da sola, sic et simpliciter, di impiantare gli embrioni nel proprio utero. 112

Di sicuro il processo di interpretazione (anche creativa) del diritto positivo del Tribunale di Bologna, è spiegabile con le esigenze di conservazione degli embrioni, ormai congelati, in considerazione della opportunità di risolvere in modo eticamente più giusto i problemi e le enorme falle create dal legislatore del 2004.

Ma la soluzione adottata stride con il diritto positivo.

110

STANZIONE e SCIANCALEPORE, Procreazione assistita. Commento alla legge 19 febbraio 2004, n. 40, Milano, 2004, p. 47-72 (gli autori negano anche la soggettività all'embrione criocongelato). 111

SALANTRO, in Commentario del Codice Civile della Famiglia diretto da GABRIELLI (a cura di) BALESTRA, Torino 2010, 554 ss. Le linee guida hanno un compito meramente tecnico . Infra nota n. 1 112

L'articolo 14, 1 c. lettera c) del testo unificato Bolognesi, vietava espressamente " il trasferimento in utero di un gamete o di un embrione successivamente alla morte di uno dei soggetti di cui all'art. 5"

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E, in ogni caso, il momento della fecondazione è sempre da ricondurre a quello in cui fisicamente avviene il processo di impianto nell'utero della donna e non al momento in cui ci si è preparati ad un futuro eventuale impianto; non è ancora prevista (e non è da escludersi), una disciplina ad hoc sulla fecondazione ante mortem e nemmeno post mortem, ma oggetto di disciplina, allo stato dell'arte, discutibile o no, è la fecondazione in vita della coppia.

Quando una coppia decide di sottoporsi alla PMA, con embrioni congelati o freschi, stipula un contratto di diritto privato di procreazione assistita.

Ogni contratto ha necessità dell’esistenza in vita dei contraenti e, contraenti indispensabili per la PMA, sono sia l’uomo che la donna, ossia coloro i quali hanno la genitorialità in fieri, perché solo entrambi possono decidere sull’oggetto del contratto stesso e, precisamente, sull’impianto degli embrioni crioconservati.

La volontà congiunta dei futuri genitori, in questo tipo di contratto, deve essere attuale, contemporanea, vigile, libera, seria ed univoca e, nel caso di specie, ancora più decisamente necessaria, perché relativa all’impianto di embrioni conservati per circa diciannove anni e, quindi, per un periodo di tempo considerevole che rende ancora più alta l’attenzione potendo celare non espresse, ma nemmeno tanto recondite, patologie per il nascituro i cui interessi ed il cui benessere viene a configurarsi come esigenza di carattere pubblicistico e, pertanto, tutelabile ad ogni costo.

4.3. Osservazioni conclusive

La decisione del Tribunale di Bologna appare sicuramente innovativa e di supplemento a carenze ed insipienze, ma non certo immune da censure.

Le linee guida, richiamate dall’art. 7 della legge 40/2004, non sono esaustive e rilevanti per la soluzione corretta del caso di specie ed una giurisprudenza creativa è certamente pericolosa, poiché il giudice deve applicare solo la legge, nella sua chiara accezione letterale.113Ubi lex voluit dixit, ubi noluit tacuit.

La pronuncia che si annota, difficilmente, potrà costituire un precedente invocabile, perché resa in violazione di norme cardine delle legge 40/2004 (artt. 5 e 6) ed, in genere, di principi fondamentali del nostro ordinamento: l’esistenza in vita ed il consenso per la disponibilità di diritti umani.

Autorizzare una donna cinquantenne all'impianto di embrioni crioconservati da circa diciannove anni, pur essendo morto il marito, è sicuramente un azzardo giurisprudenziale che non può non tener conto anche del benessere del nascituro che, a distanza di molti anni dalla crioconservazione, potrebbe avere seri problemi.

Il contratto di procreazione assistita si sostanzia quando materialmente si procede all’impianto degli embrioni crioconservati nell’utero della donna ed esso non può prescindere da suoi elementi essenziali : la volontà di tutti i contraenti esistenti in vita ed il consenso, serio, attuale, valido, integro, libero, convinto, di tutti coloro i quali devono disporre di diritti propri e personali: i genitori in fieri in primis.

Prescindere da questi elementi significa svuotare di contenuto l’istituto del contratto di diritto privato.

113

Art. 101 della Costituzione della Repubblica Italiana.

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Auspicabile una disciplina ad hoc affinché venga contemplato il caso di decesso di uno dei coniugi e gli interessi del nascituro crioconservato, al fine di evitare scelte difficili in un ambito in cui la linea di confine tra diritto ed etica è certamente disputabile.

5. Riferimenti Bibliografici

AULETTA, La fecondazione artificiale umana, Milano, 1984.

AULETTA, Luci, ombre, silenzi nella disciplina di costituzione del rapporto genitoriale nella fecondazione assistita in Annali del Seminario Giuridico, V, Milano, 2005,.p.496

CIAMBELLI, Il Figlio desiderato ed il figlio "fabbricato". Qualche riflessione in tema di procreazione artificiale in (a cura di CESARO) Il bambino che viene dal freddo. Riflessioni bioetiche sulla fecondazione artificiale, Milano, 2000.

IVONE, Vulnerabilità del corpo e diritto al consenso. Note sull'inizio della vita. Napoli, 2013.

NAVARRA, nota a Tribunale di Palermo, ordinanza del 8.1.1999, in Foro it. , 1999, I, p. 1653 ss;

PALMERINI e BUSNELLI, nota a Tribunale di Palermo, ordinanza del 8.1.1999, in Nuova Giur. Comm. 1999, I, p.221 ss;

RODOTA', La vita e le regole. Tra diritto e non diritto. Milano, 2009.

ROSSI CARLEO, Le informazioni per il consenso alla procreazione assistita, in Familia, 2004, p.707ss, p.711ss.

SALANTRO, in Commentario del Codice Civile della Famiglia diretto da GABRIELLI (a cura di ) BALESTRA, Torino 2010

STANZIONE, SCIANCALEPORE, Procreazione assistita. Commento alla legge 19 febbraio 2004, n. 40, Milano, 2004

VILLANI, La procreazione assistita. La nuova legge 19 febbraio 2004 n. 40, Torino 2004

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La actual constitucionalización de los Derechos del Trabajo en la Argentina y en el Brasil

por Vilma Maria INOCENCIO CARLI114

SUMARIO: Resumen. 1. Introdución. 2. El derecho del trabajo y su constitucionalización. 2.1. De los ob-jetivos del estudio del derecho constitucional comparado. 2.2. Formación historica del derecho del tra-bajo constitucional. 3. Los derechos sociales y garantias fundamentales del trabajador. 3.1. De los dere-chos y de la dignidad de la persona humana. 3.2. El metodo comparatista como objeto de la ciencia del derecho brasilero y derecho argentino. 4. Constitucionalismo social en Brasil y en Argentina. 5. Conside-raciones finales. 6. Referencias

Resumen: El Derecho Comparado tiene la función de ampliar la compresión de la ley, por eso se hace un estudio comparativo entre la Constitución Bra-silera y la Constitución Argentina, pues ambas se inspiran en la doctrina del Constitucionalismo social, que determina mayor intervención del Estado en las relaciones entre el capital y el traba-jo, justamente para que se pueda corregir las po-sibles desigualdades. Tanto los derechos sociales cuanto los fundamentales del hombre en los dos países comparados, funcionan como créditos del trabajador contra el Estado, que debe a ellos pres-taciones de carácter positivo indispensable a la garantía del derecho al trabajo, al salario justo, a la limitación de la jornada, al descanso, por eso se entiende que el sentido social del derecho del trabajo no es una doctrina, o una escuela jurídica, tratase de la propia vida del hombre. Por eso ac-tualmente no es posible distinguir el hombre polí-tico y el hombre social, hubo una trasformación en los derechos individuales, y el Estado Constitucio-nal reconoce es independencia jurídica, y cría un mínimo de condiciones necesarias para asegurar una independencia social, política, de trabajo, y principalmente la preservación de la ciudadanía.

Abstract: Comparative Law has the function of broadening the understanding of the law, which is why a comparative study is made between the Brazilian Constitution and the Argentine Constitu-tion, since both are inspired by the doctrine of social constitutionalism, which determines greater State intervention in the relations between capital and labor, precisely so that possible inequalities can be corrected. Both the social rights and the fundamentals of man in the two countries com-pared, function as credits of the worker against the State, which owes to them benefits of a posi-tive nature indispensable to the guarantee of the right to work, to a fair wage, to the limitation of day, to rest, that is why it is understood that the social meaning of the right to work is not a doc-trine, or a legal school, dealing with the very life of man. That is why it is currently not possible to distinguish between political man and social man, there was a transformation in individual rights, and the Constitutional State recognizes legal inde-pendence, and creates a minimum of necessary conditions to ensure social, political, labor inde-pendence, and mainly the preservation of citizen-ship.

Palabras Clave: Constitución Federal Brasilera 1988. Constitución Nacional de Argentina 1994. Constitucionalización del Derecho del Trabajo. Igualdad real.

Keywords: Brazilian Federal Constitution 1988. National Constitution of Argentina 1994. Constitu-tionalization of Labor Law. Real equality.

1. Introdución

114

Advogada. Professora Pesquisadora da UCDB/PIBIC. Professora de Direito Civil e Direito Romano- UCDB/MS. Mestre e Doutora em Direito. Membro do Comitê Científico da Universidade Católica Dom Bosco 2012/2016.. Autora de Livros Jurídicos. Campo Grande, 01 de setembro 2014

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En este trabajo pretendiese demostrar por medio de estudio del Derecho Constitucio-nal comparativo, de la Legislación Brasilera y Argentina, al principio con la idea de constitucio-nalización de los derechos sociales, fundamentales y el derecho individual del trabajo a través de los tiempos, desde el momento en que no pasaba de una concepción abstracta, marcando la realidad contemporánea, su evolución y trasformaciones en el mundo el trabajo contempo-ráneo.

Se puede ver la importancia del actual constitucionalismo social, ese fenómeno que se da por la inserción en los textos constitucionales de todos los derechos sociales en sentido amplio y objetivo, que se conoce como Derecho Constitucional del Trabajo, ese conjunto de normas y principios constitucionales vueltos exclusivamente para la protección de los dere-chos de los trabajadores, sean brasileros o argentinos.

Como la Constitución es norma jurídica fundamental y en ella están dispuestos los va-lores considerados aptos por cualquier Nación para la realización de sus fines primordiales, claro que los derechos sociales deben ser en ellas incluidos, porque en todas las partes del mundo, son visibles las relaciones entre el derecho del trabajo y la vida constitucional de los pueblos, y ese fenómeno de derechos sociales para todas las clases populares y la consagra-ción del derecho de los trabajadores.

Como se pude observar la amplitud del tema inscripto en las Constituciones compara-das queda claro que los derechos sociales abarcan numerosos derechos de todos los ciudada-nos y de todos los individuos sean brasileros o argentinos, pero se trata de un conjunto espe-cifico de derechos propios de todo el pueblo, esto es, de la sociedad y de cada uno de sus in-tegrantes.

2. El derecho del trabajo y su constitucionalización

El movimiento de la constitucionalización de los derechos sociales, entre los cuales se destaca los de los trabajadores, y que contribuye para la realización de la justicia social de todos los países, ese movimiento tuvo inicio con la Constitución de México de 1971, fue la primera del Mundo a ser conceptuada como Constitución Social por representar un conjunto de aspiraciones y necesidades de los grupos humanos que integraban la sociedad y traducían el sentimiento de la vida colectiva, y eran completamente distintos de la vida política.

A seguir, la Constitución de Weimar en 1919, en Alemana, que por sus preceptos es considerada como la base de la nueva democracia social y otra Constitución ha dado continui-dad, y se ocuparan de las cuestiones sociales y del trabajo.

Posteriormente la Constitución Federal de Brasil en 1988, también dispuso separada-mente sobre el orden económico y los derechos sociales, innovando, las Constituciones Brasi-leras anteriores que enumeraban los derechos individuales y colectivos del trabajo y la previ-dencia social juntamente con la disciplina de orden económico, y actualmente se ve la división de los derechos sociales del trabajo y el orden económico separados, porque la finalidad del desarrollo económico tiene que ser concluido por medio de proceso social.

Pero la Constitución Nacional de Argentina que fue reordenada por la Convención Na-cional de 1994, estableció en el Art. 14 bis, un amplio elenco de derechos del trabajo, que dependen de una legislación infra constitucional. Pero en compensación garante a las catego-

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rías profesionales y económicas la celebración de convenciones colectivas de trabajo, concilia-ción, arbitraje, derecho a huelga, seguridad social obligatoria entre otros.

Entonces se entiende que la implantación por la autoridad de una forma de justicia, derechos fundamentales y derechos sociales de la persona humana y la forma de inserir en las Constituciones en su testo importantes derechos para el trabajador, y entonces pasaran a cuidar del hombre social al lado del hombre político, y para que eso ocurriese se hizo necesa-rio la oposición de límites a la autonomía de la voluntad de los individuos, llevando en consi-deración el interés público y la grande forma de la norma real.

Es claro que los derechos individuales poseen ciertas ventajas que se puede atribuir al individuo, pero que para su utilización efectiva depende de iniciativa, voluntad, y habilidad, entonces la norma que se utiliza es declaratoria de sus derechos, que abarca autorización, un poder de hacer.

Pero como se ve en el ramo de los derechos sociales la apariencia es otra, el carácter de protección adquiere prioridad y el comando normativo, sea en el derecho nacional o inter-nacional, da énfasis a la dignidad del ser humano, a la formación profesional, a la busca del empleo, adecuadas condiciones de trabajo, remuneración justa, seguridad social, pactos co-lectivos entre empleados y empleadores, y esas libertades positivas.

Que son actualmente afirmadas por Tratados, Declaraciones y Constituciones Interna-cionales de indiscutible vibración, que configura los derechos sociales en un concepto más amplio, más humano, más social, se puede decir hasta derechos supra-legales, y la adaptación de las normas constitucionales, su harmonía de acuerdo con la nueva realidad, vida, justicia, dignidad y libertad de los derechos sociales de trabajos, siguiendo el desarrollo económico, y proceso social entrelazados, es lo que se ve en ese estudio comparativo de las Naciones Ar-gentina y Brasilera.

2.1. De los objetivos del estudio del derecho constitucional comparado.

Para estudiarse y pesquisar sobre la integración de principio del Derecho Constitucio-nal Comparado, que se trata de un principio del derecho real, y se debe obedecer a ciertas cautelas, mismo cuando se trata del caso en comento donde la comparación se hace entre derechos nacionales afines, donde los sistemas positivos obedecen a las mismas ideas centra-les, como los sistemas latino-americanos, principalmente el Argentino, para una comparación analógica con el sistema Brasilero.

Procura seguirse el criterio histórico evolutivo, y las afinidades culturales, sociales, po-líticas y económicas, en el momento de la integración legal, una vez que el Derecho constitu-cional Comparado se trata de una ciencia descriptiva que busca describir el ordenamiento cultural de un pueblo, comparándolo con otras constituciones extranjeras.

Y también es una ciencia auxiliar, una vez que mediante el estudio comparativo de los diversos ordenamientos jurídicos, busca ayudar el interprete, el legislador y al aplicador del derecho, en la descubierta de particularidades de institutos, instituciones y órganos, y no des-taque de las diversas singularidades y en los contrastes entre ellos, y de esa forma torna la

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disciplina en un agrupamiento de pluralidad de ordenes jurídicas constitucionales, que facilita el entendimiento de las categorías jurídico-constitucionales positivas.115

Recordando apenas que el Derecho Comparado no es una disciplina normativa, y si una ciencia auxiliar del Derecho, que es consagrada al estudio científico y histórico de los sis-temas jurídicos, y qye objetiva la unidad del derecho universal por medio de la aproximación de las legislaciones aplicadas por los pueblos de igual nivel cultural, como Brasil y Argentina.

2.2. Formación historica del derecho del trabajo constitucional

El Derecho del Trabajo es un derecho de la resistencia que ocurrió en el siglo XIX con-tra el abuso de la buena fe de los asalariados por los empresarios poderosos por el aumento de la producción fabril, resultado del desarrollo de las maquinas y la conquista de nuevos mercados, y de los medios de trasportes más céleres, y el Estado no daba a los empleados condiciones mínimas de trabajo, y era prohibida a los operarios la defensa de sus interese comunes.

Entonces las relaciones contractuales hechas entre los detentores del poder y aquellos que por necesidades de sobrevivencia y subsistencia era obligado a aceptar las reglas impues-tas por ese poder patronal, eso no constituía una relación jurídica, y si un acto de dominación.

116

Pues bien, desde el siglo XV, hasta el siglo XXI, y todas las nuevas formas de producción de bienes, de la Revolución Industrial en el siglo XVII, cuando Karl Marx analizó el sistema ca-pitalista y las trasformaciones ocurridas, identificaran el materialismo histórico, y las fuerzas productivas, relaciones sociales de producción, infra-estructura, superestructura, producción, clases sociales y luchas de clases.

Demostrando el grande valor del trabajo humano, y todas las actividades humanas como fuerza social, que podría actuar de forma negativa o positiva, y al Estado cabía discipli-narla y dirigirla, organizando la sociedad, el orden económico, y el establecimiento de las con-diciones de trabajo, teniendo en vista la protección social del trabajador y también los intere-ses económicos de cada País.

Al final de la Edad Media, la idea de justicia estaba situada en la proporcionalidad, no bajo el punto de vista aritmética, pero de igualdad de las raciones, pero fue solamente en 1789, con la Revolución Francesa que los Derechos de los Hombres fueran universalizados, una vez que el mundo pasó a tener otra formación, surgiendo un nuevo concepto de Estado Nacional a través de Ideas de Nación, Estado y Poder Popular.

En los siglos XIX y XX hubo el predominio del Estado Liberal siempre vuelto para la economía, siendo lo que ha conducido el mundo a un grave desequilibrio social y económico, para el Derecho del Trabajo, y la Constitucionalización de los derechos del hombre. El siglo XIX fue una época de importantes transformaciones, con rebeliones de trabajadores contra injus-

115

DELGADO, Mauricio Godinho. Curso de Direito do Trabalho. São Paulo: LTr. 6ª. ed.2007. p. 151. 116

SÜSSEKIND, Arnaldo. Direito Constitucional do Trabalho. Rio de Janeiro: Renovar. 1999. p. 6.

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ticias sociales, y todavía se procuró de alguna forma unir a la protección de los trabajadores y de los derechos humanos como un todo. 117

Por eso fue de importancia a las normas constitucionales de protección al trabajo co-mo un grande y eficaz instrumento de aplicabilidad de las normas constitucionales, claro que siempre llevando en cuenta la eficacia del derecho, que todavía prioriza el constitucionalismo social.

Con el fin inmediato de hacerse conocido las normas del Derecho del Trabajo, que im-pide su alteración o revocación, y por mediato el establecimiento de directrices de actuación legislativa y administrativa en consonancia con el modelo originario, y todavía provocar refle-xiones y debates de los estudiosos del Derecho Constitucional del Trabajo.

3. Los derechos sociales y garantias fundamentales del trabajador

Los derechos sociales comprenden necesariamente de todos los ramos del Derecho, una vez que el hombre como un animal que vive en sociedad, y ni todas las relaciones jurídi-cas en que se envuelven son sociales.

Pero en una tentativa de individualizar el Derecho Social, una vez que sus normas di-cen respecto a estructura y funcionamiento de la sociedad, es evidente que este concepto parece aproximarse del Derecho Constitucional, que se trata de un conjunto de reglas sobre la estructura del poder y sus funciones.

Entonces el Derecho Social seria integral, esto es, está totalmente vuelto a la integra-ción del hombre dentro de los grupos, de la sociedad, y se traducen en padrones de conducta reguladoras de la actividad del Estado. 118

Pues bien, ese complejo de preceptos está directamente relacionado con la educación, salud, el trabajo, las vacaciones, la seguranza, la previdencia social, la protección a la materni-dad y a la infancia y la asistencia a los desamparados, pero fue en el Siglo XX, que Ale-mana adoptó en la Constitución de Weimar, de 1.919, la realización del compromiso de los derechos individuales, con los nuevos derechos, originados del constitucionalismo social, una vez que surge la idea de que la felicidad de los hombres no se alcanza tan solo contra el esta-do, pero, sobre todo, por medio del Estado.

Por eso los nuevos derechos fundamentales son llamados también de derechos eco-nómicos y sociales, consagrados por la Constitución de Weimar, y que realiza, el compromiso del individual con el social. 119

Los nuevos derechos sociales debido a su amplitud y heterogeneidad adecuasen a la idea de orden social, que tiene por objeto la mejoría de las condiciones sociales, inclusive de los derechos de los trabajadores, comprehendiendo el derecho individual del trabajo, el colec-tivo, y el tutelar.

117

ROMITA, Arion Sayão. Direitos Fundamentais nas Relações de Trabalho. São Paulo: LTr.2005. p. 91. 118

MAGANO, Octávio Bueno. O Direito do Trabalho na Constituição. Rio de Janeiro: Forense. 2ª. ed. 1993. p. 52. 119

SÜSSEDIND, Arnaldo. Direito Constitucional do Trabalho. Rio de Janeiro: Renovar. 1999. p. 12.

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Y de esa forma se lo puede definir como un conjunto de principios, normas e institu-ciones aplicables a las relaciones de trabajo y situaciones equiparables, siempre llevando en cuenta la mejoría de la condición social del trabajador, por medio de medidas protectoras y cambio de las estructuras sociales.

Pero valorización social del trabajo y la libre iniciativa son como punto de partida de todo los ordenamientos jurídico Brasilero y argentino, una vez que el constitucionalismo social vincula la actuación política, el pluralismo político, la soberanía, la ciudadanía y la dignidad de la persona humana, y son dispuestos como valores superiores del estado, y tiende necesaria-mente al proseguimiento en la lucha por un sistema jurídico a servicio del hombre y de su igualdad. 120

El carácter universal de los derechos fundamentales se encuentra implícito en el jusna-turalismo el siglo XVIII, que eran conocidos como los derechos de los hombres, porque según la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1.789, en Artículo 1º. Se afir-maba que todos los hombres nascen y deben quedar libres e iguales en todos los sus derechos indistintamente, y debía ser distribuido a todo y cualquier hombre del planeta.

Pero conviene recordar que el contenido de eses derechos de los hombres no es inva-riable, claro que va depender de las circunstancias que distinguen una sociedades de las otras, pero son ciertos que la existencia de un mínimo derecho es actualmente reconocida univer-salmente como derechos fundamentales, que viene atestar el carácter universal de esos dere-chos.121

Y la observación de la trayectoria evolutiva de los derechos humanos siempre incita a una reflexión a propósito de las diversas dimensiones que los derechos fundamentales pre-sentan, pero si fuera considerada la universalidad de los derechos fundamentales no se puede excluir los derechos sociales.

Porque mismo con la promoción de los derechos económicos, culturales, políticos y sociales, se adoptan actualmente planos de políticas vueltas especialmente para ciertos secto-res de la sociedad, y como se sabe se trata de una condición para que el respecto total de la universalidad de los derechos humanos, solo se realiza a través de las medidas previstas en los documentos que componen el Derecho Internacional de los Derechos Humanos válidos y efi-caces.

3.1. De los derechos y de la dignidad de la persona humana

Lo que se tiene conocimiento es que los derechos fundamentales comenzaran a surgir con el nacimiento de la filosofía y a través de la religión se propagó, y trajo consigo algunas de las ideas que influenciaran el axioma derecho natural, y todavía la concepción de que el ser humano es titular de derechos naturales e inalienables.

120

SILVA NETO, Manoel Jorge. Curso de Direito Constitucional do Trabalho. São Paulo: Malheiros. 1998. p. 71. 121

ROMITA, Arion Sayon. Direitos Fundamentais nas Relações de Trabalho. São Paulo:LTR, 2005.p. 64-65.

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Por lo tanto los valores de la dignidad de la persona humana, de la libertad y de la igualdad tiene raíces en la Filosofía Clásica, en la Greco-Romana y en el pensamiento Cris-tiano, venidas de allá las tesis de unidad e igualdad de todos los hombres y su dignidad. 122

En la Edad Media fue de grande importancia la máxima de Santo Tomás de Aquino, que entendía que existían dos órdenes distintas, una seria formada por el derecho natural y otra por el derecho positivo, por la ley, y que asumía la dignidad humana, un valor fundamen-tal, de la cual fue incorporada a la tradición jusnaturalista. 123

Por eso, historia de los derechos humanos abarca la comprensión y las características del derecho natural, que propagó el ideario individualista que marcó las revoluciones liberales del siglo XVIII, y posteriormente creciendo cuanto a la positivación constitucional de los dere-chos y garantías fundamentales.

Claro que de acuerdo con la escala de valores exaltados por las constituciones de la era moderna, ultrapasando las fronteras del Estado Nacional, presentes en los Tratados, en las Convenciones, Declaraciones y demás Instrumentos que componen el Orden Jurídica Interna-cional. 124

Fue la Declaración de Derechos del Pueblo de Virginia, de 1.776, que marcó la transi-ción de los Derechos de Libertad Ingleses para los Derechos Constitucionales, incorporados por la Declaración Francesa y Americana que guardaran las características de la universalidad y supremacía de los derechos naturales, además de reconocieren la representación popular por los poderes públicos.

Hubo, también, grande influencia iluminista Francesa, a través de Rousseau y Montes-quieu sobre el pueblo americano, que acaban por consagrarlos en la Constitución Americana de 1787.

Igualmente importantes fueron la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciu-dadano, de 1789, proveniente de la Revolución Francesa, que reconoció sean todos los hom-bres, dueños absolutos de derechos naturales, inalienables, inviolables e imprescriptibles, pero fue en la Constitución Jacobina de 1.793 que fueron reconocidos los derechos al trabajo, a la instrucción y a la asistencia a los desamparados. . 125

Que todavía consideró de segunda generación todos los derechos fundamentales, los derechos económicos, sociales y culturales, como asistencia social, educación, trabajo y otros, surgidos como consecuencia de la Revolución Industrial y de los graves problemas sociales que la acompañaran y que produjeran innúmeros movimientos reivindicatorios, solamente consagrados en las Constituciones surgidas después de la Segunda Guerra Mundial, inclusive la Argentina y la Brasilera. 126

122

SARLET, Ingo Wolfgang. A eficácia dos direitos fundamentais. Porto Alegre: Livraria do Advogado, 1998, p. 38.; COMPARATO, Fábio Konder. A afirmação histórica dos direitos humanos. São Paulo: Saraiva, 2005, p. 11-18. 123

SARLET, op.cit, p. 38. 124

CASTRO, Carlos Roberto Siqueira. A constituição aberta e os direitos fundamentais: ensaios sobre o constituci-onalismo pós-moderno e comunitário. Rio de Janeiro: Forense, 2003, p. 131. 125

SARLET, op. cit, p. 45-49. 126

SARLET, op. cit, p. 49-50.

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La contribución de la Iglesia, con su doctrina social fundada en la Sagrada Escritura, en el desarrollo del concepto de la dignidad humana y su reconocimiento por varios organismos internacionales permitió la creación de una nueva era para los derechos humanos, con la con-cientización de todos los países del mundo cuanto al derecho de las personas a la existencia digna.

La consagración universal de los derechos humanos fue, por lo tanto, fruto de la evolu-ción de los derechos naturales durante casi cuatro siglos que motivó el surgimiento del Dere-cho Internacional Humanitario, entendido como la primera grande expresión del internaciona-lismo en el campo de los derechos humanos.

3.2. El metodo comparatista como objeto de la ciencia del derecho brasilero y derecho ar-gentino

La comparación jurídica remonta a la fase constitutiva de la fase comparativa jurídica, para algunos doctrinadores el derecho comparado es una disciplina autónoma y para otros se trata de solo un método, pero reconoce la dificultad de establecer, precisamente la diferencia entre método y ciencia, una vez que se trata de una ciencia comparativa, dotada de objeto y métodos propios, y que exige una sistematización de un conjunto mayor de conocimientos que mera utilización instrumental de comparación de cualquier ramo jurídico. 127

Pero es a partir de diferentes procesos de interpenetración normativa y social y de la existencia de instancias normativas supranacionales y intergubernamentales, que hace surgir, en el ejercicio de la jurisdicción constitucional, un grande proceso de abertura y dialogo tras-nacional.

Entre las Cortes Constitucionales, principalmente cuanto a los derechos fundamentales y sociales de la persona humana, y esa diferencia experiencia normativa no nacional repercute y produce efectos en la teoría constitucional como factor de regulación e integración.

Con la identificación de los elementos que concurren para el estudio de la hermenéuti-ca, y sin la preocupación de presentarse soluciones asociados a la comparación jurídica, como ciencia, su funcionalidad como método comparativo entre la Constitución Brasilera y la Cons-titución Argentina.

Procura-se apuntar el camino para donde convergen Artículos 6º y 7º de la CF/88 y el Art. 14 bis de la Constitución de la Nación Argentina, llevando en cuenta la necesidad de desa-rrollar la idea de estado democrático de derecho asociado a la busca de la legitimidad de las normas constitucionales.

4. Constitucionalismo social en Brasil y en Argentina

El Constitucionalismo social es un fenómeno conocido por la inserción en los textos constitucionales de los derechos sociales en sentido amplio, y hasta de los derechos sociales en sentido estricto, y que originó a lo que actualmente se conoce por derecho constitucional del trabajo.

127

LOIS, Cecília Caballero, Coordenadora. A Constituição como espelho da realidade. São Paulo: LTR, 2007. p. 62-63.

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Ese conjunto de normas y principios constitucionales que concernientes a la protección de os derechos de los trabajadores, pero que no queda así limitado, se trata de una perspecti-va más amplia que abarca los derechos sociales, y de múltiplos factores históricos, políticos, culturales, ideológicos y hasta geográficos.

Actualmente lo que importa es que las nuevas Constituciones como las de Brasil y de Argentina inscribieran la defensa de los derechos sociales, entendiendo que de modo crecien-te y complexo son visibles las relaciones entre el Derecho del Trabajo y la vida constitucional, política y económica de los pueblos.

Es evidente que el valor y la eficacia de la consagración de los derechos sociales para todas las clases populares y los derechos de los trabajadores, son variables de acuerdo con el país y su pueblo, y la importancia de los derechos sociales y de los principios fundamentales de la persona humana, y la divergencia entre los textos constitucionales y la realidad jurídica y fáctica de tantas naciones. 128

Se tiene como ejemplo la constitución Federal de Brasil de 1.988 que establece, en el artículo 6º, que: “son derechos sociales la educación, la salud, el trabajo, la vivienda, las va-caciones, la seguranza, la previdencia social, la protección a la maternidad, la asistencia a los desamparados, en la forma de esta Constitución”.

Como se puede percibir las Constituciones son un instrumento actual y necesario, principalmente para las sociedades y los pueblos que se preocupan con la preservación, la manutención y la promoción de los valores fundamentales de la persona humana, sea de la organización social y de la convivencia humana.

Y que de forma directa o indirecta o todavía particularizada como norma jurídica fun-damental que contiene todos los valores considerados por las Naciones, como aptos para la realización de los fines primeros, o sea, los derechos sociales deben forzosamente estar en ellos inclusive, por el propio significado social que revisten la vivencia contemporáneo. 129

Además de los derechos fundamentales generales, previstos, difusamente, al longo de las disposiciones constitucionales de Brasil, principalmente en el Art. 5º. De la CF/88.

En estos derechos sociales se funda la idea que el fenómeno de la constitucionalización entre los cuales se destaca el del trabajador, contribuí directamente para la realización de la justicia social, como se fuera una organización libre de la sociedad y democrática o todavía socioeconómica, que puede ser comprendida como un conjunto de necesidades de los agru-pamientos humanos, que integran la sociedad y desarrollo mejoría de las condiciones de vida de los hombres, y preservación de dignidad del trabajo.

Y en secuencia se ve la disciplina los derechos individuales del trabajador, que igualó los derechos entre los empleados urbanos y rurales en el Art. 7º. de la Constitución Federal de Brasil: “Son derechos de los trabajadores urbanos y rurales, además de otros que visen la me-jora de su condición social”: I al XXXIV, extendió la misma conducta a los trabajadores separa-dos.

128

-NASCIMENTO, Amauri Mascaro. Curso de Direito Constitucional do Trabalho. São Paulo: LTr. 1991. 37-38. 129

NASCIMENTO, Amauri Mascaro. Direito do Trabalho na Constituição de 1988. São Paulo: Saraiva. 1991. p.16.

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Y todavía avanzó significativamente, el rol de los derechos de la categoría de empleo doméstico, y deseó la conducción de la clase laboral a una condición social más próspera, que pudiese atender y extender la clase trabajadora, urbana y rural, los mismos derechos y pres-cribió un extenso conjunto de derechos del trabajo protegidos, sin la necesidad de ley ordina-ria para el elenco de garantías individuales tornarse eficaz y aplicable. 130

Con la intención de garantizar por lo menos del punto de vista jus positivo, también las condiciones indispensables al desarrollo y a la mejoría de la vida de las clases obrera o urbana sin cualquier distinción, equiparándolos en derechos, pero al mismo tiempo abriendo, deján-dolos sin deberes, es el caso de los trabajadores domésticos, que no tiene cualquier estabili-dad, pero solamente las prerrogativas previstas en el párrafo único del Art. 7º. De la CF/88, ese artículo por ser muy amplio, se anexa en la íntegra el final del trabajo.

La previsión Constitucional de los Derechos Sociales, dispuesta en el Art. 6º, y la edu-cación, la salud, el trabajo, la vivienda, las vacaciones, la seguranza, la previdencia social, la protección a la maternidad y a la infancia y la asistencia a los desamparados, el rol enunciado merece destaque especial, el trabajo, una vez que establece el lenguaje prescrito por el Legis-lador Constituyente, que significa medio de ganar la vida lícitamente, por el desempeño de una actividad productiva retribuida, que abarca directamente el empleo formal.131

En una comparación entre la Constitución Brasilera y la Constitución Argentina, mues-tra que la primera tuvo un grande impulso en la evolución jurídica brasilera, por medio de un modelo más democrático de administración de los conflictos sociales en el país, con la demo-cratización del Derecho del Trabajo, de los derechos sociales e individuales, y se basa en los principios fundamentales de los valores sociales del trabajo.

Cuanto a la Constitución Argentina muestra en el preámbulo su objetivo en constituir unión nacional, realizar la justicia, consolidar la paz interior, proveer la defensa común, pro-mover el bien-estar general y asegurar a todos los beneficios de la libertad, invocándose a Dios como fuente de toda razón y justicia.

Existe una previsión formal de que todos los habitantes de la Nación pueden gozar de derechos en conformidad con las leyes que reglamentan los ejercicios, especialmente cuanto a la prerrogativa de trabajo, del ejercicio de cualquier actividad lícita.

La materia laboral es indicada de una forma amplia y pacífica, donde se determina que el trabajador disfrute de protección legal, de condiciones dignas y equitativas de trabajo, jor-nada de trabajo limitada, de descanso y de vacaciones pagados, de remuneración justa por el trabajo prestado.

Todavía, de salario mínimo vital y móvil, de igualdad de remuneración por la presta-ción de la misma tarea, de participaciones de las ganancias de las empresas, de participación y colaboración en el control de producción de las empresas, de protección contra despedida

130

BRASIL, Constituição da República Federativa do. Art. 7º na íntegra constante do anexo da CF/88. 131

BULOS, Uadi Lammêgo. Curso de Direito Constitucional. São Paulo: Saraiva. 2007. p. 624.

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arbitraria, de estabilidad en el servicio público, de organización sindical libre y democrática, reconocida por mera inscripción en registro especial. 132

Y todavía el Estado otorga beneficios de seguridad social de forma amplia y se trata de beneficio irrenunciable, previsto en ley también el seguro social obligatorio, que debe ser ad-ministrado por autoridades nacionales o provinciales que detengan cierta autonomía financie-ra o conjuntamente con el Estado.

Por lo tanto, la Constitución de La Nación Argentina en el Art. 14 bis, dispone que: El trabajo en sus diversas formas gozara de la protección da las leyes, las que asegurarán al tra-bajador: condiciones dignas y equitativas de labor, jornada limitada, descanso y vacaciones pagados, retribución justa, salario mínimo vital móvil, igual remuneración por igual tarea, par-ticipación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración en la dirección, protección contra el despido arbitrario, estabilidad del empleado público, organiza-ción sindical libre y democrática, reconocida por la simple inscripción en un registro especial.

Queda garantizado a los gremios: Concertar convenios colectivos de trabajo; recurrir a la conciliación y al arbitraje; el derecho de huelga. Los representantes gremiales gozarán de las garantías necesarias para el cumplimiento de su gestión sindical y las relacionadas con la estabilidad de su empleo.

El Estado otorgará los beneficios de la seguridad social, que tendrá carácter de integral e irrenunciable. En especial, la ley establecerá: el seguro social obligatorio, que estará a cargo de entidades nacionales o provinciales con autonomía financiera y económica, administradas por los interesados con participación del Estado, sin que pueda existir superposición de apor-tes; jubilaciones y pensiones móviles; la protección integral de la familia; la defensa del bien de familia; la compensación económica familiar y el acceso a una vivienda digna.

Dentro de esa disposición se debe entender que el derecho social, ese conjunto de principios, normas, instituciones que, inciden sobre las relaciones de trabajo, visan a la pro-tección del trabajador y la mejoría de su condición social, y destaca todos los derechos del trabajo del hombre y los alzan a condición de derechos inalienables del trabajador, indepen-diente de la voluntad del Estado, y es trabajador característico, visto por la óptica del labor, es considerado el sujeto de un contrato de trabajo. 133

Y los principios que son la sustancia de la ciencia constitucional, la dirección central de todas las constituciones principalmente de la Constitución Argentina, se percibe que el princi-pio dispuesto imprime fuerza, respecto, consistencia ética y jurídica, las reglas de sus disposi-ciones, legitimando y basando el sistema vigente, y todavía trae sustentación al régimen y componiendo lazos de unidad en la hermenéutica de la Constitución Brasilera y de todo el mundo.

Pues bien, la Constitución Brasilera y la Constitución de La Nación Argentina poseen clausulas semejantes, inscriptas en los Arts. 6º y 7º y 14 bis, decurrentes del régimen y princi-pios por ellas adoptados, son proposiciones jurídicas fundamentales en razón de su contenido

132

BIDART CAMPOS, German J. Tratado Elemental de Derecho Constitucional Argentino. Buenos Aires: EDIAR, 1986. p. 21. 133

TORRES, Cabanellas Guillermo. Compendio de derecho laboral, Buenos Aires: Omeba. 1968, t. 1, p. 274.

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e importancia, del libre ejercicio del trabajo individual o colectivo, y, también se pone en evi-dencia tanto la concepción del derecho constitucional del trabajo, como la opción política de conferir mayor importancia a la comparación de ordenamientos.

Posiblemente el reconocimiento científico, es estímulo del uso del método comparati-vo en los diversos dominios de la ciencia jurídica, y el acceso al conocimiento intelectual y cultural es que el Derecho Constitucional del Trabajo produce sus efectos de modo más inten-sos y avanza en el camino iniciado por la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, en 1948, de la Organización de las Naciones Unidas, proclamando el derecho a condiciones justas y favorables al trabajo. 134

Un valor satisfactorio de la remuneración, y otros, y así se abre una grandiosa perspec-tiva de ampliación de la defensa de los derechos sociales y fundamentales del trabajador por los ordenamientos jurídicos interno sea de la Nación Brasilera, de la Nación Argentina o quién sabe de todas las Naciones del mundo.

Pero la verdad es que siempre se usa como arma de renovación social por la identifica-ción con las necesidades y aspiraciones concretas de todos los grupos sociales delante de los problemas del derecho del trabajador decurrentes de cuestión social, cumpliendo una función tutelar y coordinadora entre el capital y el trabajo, y las relaciones individuales y colectivas de trabajo, y la realización del ideal de justicia social.

5. Consideraciones finales

El Derecho Social del Trabajo y el Derecho de los Trabajadores, dispuesto en la Consti-tución Brasilera de 1988, tiene su campo de aplicación en el Art. 6º y 7º que dispone sobre los derechos sociales, y la democratización del derecho del trabajo.

Y que abarcan numerosos derechos de todos los ciudadanos y de todos los individuos, se trata de un conjunto específico de derechos propios de cada pueblo, de cada país, y que son libertades públicas que tutelan los menos favorecidos, de forma a proporcionar condicio-nes de una vida más digna y decente, y asegurar la igualdad real.

Verdaderamente funcionan como prestación positiva, investidas de norma de cuño constitucional, que incumbe directamente al Poder Público y Órganos del estado a realizar servicios y hacer la concretización de eses derechos sociales, direccionada a los ancianos, des-empleados, niños, portadores de deficiencias, servicios de enseñanza, médico y de hospital, etc..

Por eso se dice que la finalidad de los derechos sociales es el de beneficiar los hipo su-ficientes, asegurándolos situación de ventaja para que puedan realizarse con igualdad, visan-do la mejoría de la vida humana, de forma a garantizar la calidad de vida mejor, la educación, el trabajo, la morada, entre otros considerados derechos humanos fundamentales.

Pero es conveniente destacar el Derecho y las Garantías Fundamentales que consagran principios informadores de toda el orden jurídico Brasilera y Argentina, y fornece mecanismos de tutela, y el cumplimiento de prestaciones sociales, dispuesta en el art. 5º de la CF/88, una

134

TORRES, Cabanellas Guillermo. Compendio de derecho laboral, Buenos Aires: Omeba. 1968, t. 1, p. 274.

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vez que en el contenido de los derechos y garantías fundamentales vigente están los derechos sociales dispuestos en el Art. 6º de la CF/88.

Así, el elenco de incisos del Art, 5º, es ejemplificativo, porque los derechos y garantías expresos en la Constitución Brasilera, no excluyen otros decurrentes del régimen y de los prin-cipios adoptados, o todavía de los Tratados Internacionales en que la República Federativa de Brasil sea parte conforme disposición del Art. 5º §2º de la CF/88.

Esto es, de cada sociedad y sus derechos individuales que puedan visar la mejoría de la condición social del hombre, el primer de todos los derechos del trabajador es el derecho al trabajo, y el derecho de estar empleado, y la CF/88 realmente muestra la dirección del ideal del pleno empleo, empleo para todos, trabajo como derecho y como deber de todos.

Pero la Constitución de La Nación Argentina instituida en 1er. de mayo de 1853, que sufrió varias modificaciones, fue revista y reordenada por la Convención Nacional de 1994, y su mayor ejemplo es el Art. 14 bis que demuestra que el amplio elenco de derechos del tra-bajo depende de legislación infra constitucional.

Es claro que también garante a las categorías profesionales y económicas concertar convenciones colectivas de trabajo, el recurso a la conciliación y a lo arbitraje para solución de los litigios de trabajo y hasta garanten el derecho de vacaciones.

Conviene esclarecer que las Convenciones de la Organización Internacional del Trabajo – OIT, que fueran ratificadas por Argentina tiene jerarquía superior a las leyes, conforme dis-posición del Art. 75, no. 22.

Pero en la Ley contiene todas las garantías a los trabajadores, expresamente ordena la protección del trabajo, al disponer que el trabajo en sus diversas formas gozará de la protec-ción de las leyes, inclusive con toda la disposición constante en el Art. 14 bis, que considera el trabajo un derecho del ciudadano, un deber del Estado, un deber de todos.

Conviene recordar que no hay Democracia Argentina o Brasilera que se consolide y se mantenga sin el eficaz tratamiento institucional de la ecuación libertad y responsabilidad, y todavía de la construcción de un padrón democrático de gestión social y de trabajo que son observados severamente por las dos Naciones semejantes en la tutela de los derechos indivi-duales, sociales y colectivos.

6. Referencias

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A responsabilidade do Estado pela demora excessiva na presta-ção jurisdicional no ordenamento jurídico Argentino e Brasilei-

ro por Adriano da SILVA RIBEIRO 135

Sumário: 1 Introdução. 2. Razoável duração do processo. 2.1 Constituição da República Federativa do Brasil. 2.1.1 Breve registro histórico da Emenda Constitucional nº 45/2004. 2.2. Constitución de la Na-ción Argentina. 3. Responsabilidade civil do Estado. 3.1. Conceito. 3.2. Breve registro da evolução histó-rica da responsabilidade. 3.3 Aspectos gerais da Teoria da Responsabilidade Civil. 3.4 Da fundamentação legal existente no direito brasileiro. 3.5 Da fundamentação legal existente no direito argentino. 4 Trata-mento Jurisprudencial da Responsabilidade Civil pro danos decorrentes da atividade jurisdicional. 4.1 No Brasil. 4.2 Na Argentina. 5 Considerações finais. 6. Bibliografia. 6.1. Livros. 6.2. Revista. 6.3. Webgrafia.

Resumo: O objetivo é compre-ender o tema responsabilidade civil do Estado pela demora excessiva da duração do proces-so judicial no ordenamento jurídico da Argentina e no Brasil. Para tanto, através de revisões bibliográficas, fixou-se que os tratados internacionais e a dou-trina denotam uma tendência mundial em positivar o direito ao processo sem dilações inde-vidas. Contudo, o reflexo do descumprimento de menciona-do preceito gera o dever de indenizar os danos decorrentes. Pretendeu-se análise da legisla-ção, estudo doutrinário de re-nomes argentinos e brasileiros, justamente para compreender a necessidade de criação jurispru-dencial, a fim de assegurar ao particular prejudicado a indeni-zação cabível a ser paga pelo Estado.

Resumen: El objetivo es com-prender el tema responsabilidad civil del Estado por la demora excesiva de la duración del pro-ceso judicial en el ordenamiento jurídico de Argentina y Brasil. Para ello, a través de revisiones bibliográficas, se fijó que los tratados internacionales y la doctrina denota una tendencia mundial en positivizar el dere-cho al proceso sin dilaciones indebidas. Sin embargo, el refle-jo del incumplimiento de dicho precepto genera el deber de indemnizar los daños resultan-tes. Se pretendió analizar la legislación, estudio doctrinal de renombres argentinos y brasile-ños, justamente para compren-der la necesidad de creación jurisprudencial, a fin de asegu-rar al particular perjudicado la indemnización que el Estado debe pagar.

Abstract: The objective is to understand the issue of civil liability of the State for the ex-cessive delay of the duration of the judicial process in the legal system of Argentina and Brazil. In order to do so, through bibli-ographical reviews, it was estab-lished that international treaties and doctrine denote a world-wide tendency to affirm the right to proceed without undue delay. However, the reflection of the breach of said precept generates the duty to indemnify the damages. It was intended to analyze the legislation, a doctri-nal study of Argentine and Bra-zilian renames, precisely to understand the need for juris-prudential creation, in order to ensure the injured party the indemnity that can be paid by the State.

Palavras-chave: Poder Judiciá- Palabras claves: Poder Judicial; Key words: Judicial power; Rea-

135

Pós-Doutorando em Direito Constitucional pela Universidad del Museo Social Argentino. Doutorando em Ci-ências Jurídicas e Sociais pela Universidad del Museo Social Argentino (UMSA) em convênio com APROBATUM. Bacharel em Direito pela PUC Minas Betim; Licenciado em Letras e suas Literaturas PUC Minas Betim; Especialista em Arte, Educação e Tecnologias Contemporâneas pela UNB; Pós-Graduado em Direito Administrativo; MBA em Gestão Municipal pela Faculdade Unyleya. Servidor público do Tribunal de Justiça do Estado de Minas Gerais. Ex-Professor da Pós-Graduação em Direito do IUNIB/APROBATUM. Ex-Professor da disciplina Teoria Geral do Estado no IEC/PUCMinas, em parceria com EJEF/TJMG. E-mail: [email protected]

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rio; Razoável duração do pro-cesso; Jurisdicionado; Respon-sabilidade do Estado.

Razonable duración del proceso; Jurisdiccional; Responsabilidad del Estado

sonable length of process; Juris-diction; Responsibility of the State.

1 Introdução

O presente artigo objetiva compreender o tema responsabilidade civil do Estado pela demora excessiva da duração do processo judicial no ordenamento jurídico da Argentina e do Brasil.

Tanto os tratados internacionais quanto a doutrina estrangeira denotam uma tendência mun-dial em positivar um Direito à Duração do Processo ou direito ao processo sem dilações indevidas. Contudo, o reflexo do descumprimento de mencionado preceito, com o consequente surgimento do dever de indenizar os danos decorrentes, ainda resta carente de estudo e longe de solução doutrinária e legislativa.

Sendo estudo comparativo, pretendeu-se a uma análise da legislação, também estudo doutri-nário de importantes juristas argentinos e brasileiros, a fim de se compreender melhor o tema ora estudado.

Também os julgados do Supremo Tribunal Federal no Brasil e da Suprema Corte da Argentina serão examinados.

O tipo de investigação desenvolvido na pesquisa é jurídico-descritivo ou compreensivo, devido à necessidade de se decompor e analisar a responsabilidade do Estado pela demora na entrega da prestação jurisdicional. Os dados utilizados na investigação têm natureza primária e secundária, utili-zando-se informações advindas da legislação e jurisprudência, coleta de dados extraídos de livros, arti-gos e doutrinas.

Os procedimentos metodológicos empregados são a análise de conteúdo e interpretação de normas, teorias e decisões judiciais, pois com esses procedimentos é possível a construção de concei-tos específicos e de discursos orientados para o entendimento sobre o estudo comparado.

Os tipos de pesquisa usados foram a bibliografia e a documental. Na bibliografia, procedeu-se ao levantamento da literatura pertinente ao tema para a coleta de informações, dados e conteúdos necessários ao trabalho; e na documental à análise de legislação e jurisprudência tanto do Brasil quan-to da Argentina.

O presente estudo possui um capítulo introdutório. O segundo capítulo apresenta as noções sobre a razoável duração do processo e sua obrigatoriedade no ordenamento jurídico internacional. O capítulo terceiro cuida da responsabilidade do Estado no direito brasileiro e argentino, conceito e bre-ve histórico. Para tanto, discorre-se a propósito da fundamentação legal existente quanto à responsa-bilidade objetiva do Estado pelos danos ocasionados pela demora na prestação jurisdicional.

No quarto capítulo, apresenta-se o tratamento jurisprudencial da responsabilidade civil por danos decorrentes da atividade jurisdicional.

Em seguida, apresentam-se as considerações finais do trabalho, trazendo assertivas a respeitos dos elementos que possibilitam a compreensão do tema tanto no Brasil quanto na Argentina.

2. Razoável duração do processo

Verifica-se que, tanto os tratados internacionais, quanto a doutrina denotam uma tendência mundial em positivar um Direito à Duração do Processo ou, como também denominam, direito ao processo sem dilações indevidas. Contudo, o reflexo do descumprimento de tal preceito com o conse-

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quente surgimento do dever de indenizar os danos decorrentes, ainda resta carente de estudo e longe de solução doutrinária ou legislativa.

Registre-se que mesmo em países da União Européia que vem, aos poucos, adequando suas respectivas legislações internas ao preceito do artigo 6.1, da Convenção Européia dos Direitos do Ho-mem, onde está concentrado o direito a um processo judicial sem dilações indevidas, não se mostram presentes normas delineadoras de responsabilidade civil136.

Também há, no Pacto de São Jose da Costa Rica, o artigo 8º, 1, que trata das garantias judici-ais, da Convenção Interamericana sobre Direitos Humanos137. Mas, não há previsão legal ou normas delineadoras de responsabilidade civil.

A proposta, portanto, é entender alguns aspectos da Constituição da República Federativa do Brasil, a partir da Emenda Constitucional n. 45/2004, que inseriu o inciso LXXVIII, ao art. 5º, que trata da razoável duração do processo. Também da “Constitución de Lá Nación Argentina”, conforme Lei n. 24.430, de 1994, art. 75, inciso 22, ao prever que a Convenção Americana de Direitos Humanos, a De-claração Americana de Direitos e Deveres do Homem, o Pacto Internacional de Direitos Civis e Políti-cos, instrumentos, portanto, que revestem de hierarquia constitucional.

2.1 Constituição da República Federativa do Brasil

Inicialmente, cabe notar que dentre as várias Constituições produzidas no Brasil (1824, 1891, 1934, 1937, 1946, 1967, 1988), apenas uma fez referência ao direito em estudo. Trata-se da Constitui-ção Federal de 1934, de curtíssima vigência, e com certos matizes autoritário-corporativos.

Importante acentuar que o Constituinte de 1934 já compreendia a importância e, também, a necessidade de dar garantia ao jurisdicionado de adequada duração do processo.

Portanto, o dispositivo que tratava desta matéria, previsto no art. 113, 35, primeira parte, dis-punha expressamente: Capítulo II. Dos Direitos e das Garantias Individuais. Art. 113 – A Constituição assegura a brasileiros e a estrangeiros residentes no País a inviolabilidade dos direitos concernentes à liberdade, à subsistência, à segurança individual e à propriedade, nos termos seguintes: [..] 35) A lei assegurará o rápido andamento dos processos nas repartições públicas, a comunicação aos interessa-dos dos despachos proferidos, assim como das informações a que estes se refiram, e a expedição das certidões requeridas para a defesa de direitos individuais, ou para esclarecimento dos cidadãos acerca dos negócios públicos, ressalvados, quanto às últimas, os casos em que o interesse público imponha segredo, ou reserva. (grifo nosso)

Pronunciando-se nesse sentido, Samuel Miranda Arruda (2006)138 explica “[...] a Constituição Federal de 1934 é de transcendente relevância como fonte histórica da enunciação de um direito ao

136

Artigo 6° Direito a um processo equitativo 1. Qualquer pessoa tem direito a que a sua causa seja examinada, equitativa e publicamente, num prazo razoável por um tribunal independente e imparcial, estabelecido pela lei, o qual decidirá, quer sobre a determinação dos seus direitos e obrigações de carácter civil, quer sobre o funda-mento de qualquer acusação em matéria penal dirigida contra ela. O julgamento deve ser público, mas o acesso à sala de audiências pode ser proibido à imprensa ou ao público durante a totalidade ou parte do processo, quando a bem da moralidade, da ordem pública ou da segurança nacional numa sociedade democrática, quando os interesses de menores ou a protecção da vida privada das partes no processo o exigirem, ou, na medida julga-da estritamente necessária pelo tribunal, quando, em circunstâncias especiais, a publicidade pudesse ser preju-dicial para os interesses da justiça. 137

Artigo 8º - Garantias judiciais 1. Toda pessoa tem direito a ser ouvida, com as devidas garantias e dentro de um prazo razoável, por um juiz ou tribunal competente, independente e imparcial, estabelecido anteriormente por lei, na apuração de qualquer acusação penal formulada contra ela, ou para que se determinem seus direitos ou obrigações de natureza civil, trabalhista, fiscal ou de qualquer outra natureza.

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“rápido andamento dos processos” no constitucionalismo brasileiro”. E acrescenta, “o dispositivo que tratava desta matéria, artigo 113, 35, primeira parte, dispunha expressamente: “A lei assegurará o rápido andamento dos processos nas repartições públicas [...]”. Destaque-se, por relevante, que esta cláusula se achava inserida justamente no título consagrado à “Declaração de Direitos”, mais especifi-camente no capítulo relativo aos direitos e garantias individuais”.

Esta corrente supera, portanto, a errônea suposição de que se trata de novo direito. O Consti-tuinte de 1934 já compreendia a importância da adequada duração do processo. É o que ensina Samu-el Miranda Arruda (2006)139: Vê-se, portanto, que o constituinte de então já compreendia a importân-cia e a necessidade de dar estatuto jus-fundamental à garantia de adequada temporalidade processu-al, não se limitando a constitucionalizá-la. É necessário também realçar que a norma tem como desti-natário principal o legislador, parecendo claro que à lei caberia regular e tornar efetiva a garantia. Registre-se que o dispositivo não demarca uma ampla concepção de razoabilidade temporal, estando ainda vinculado à noção americana de “speedy trial”, que a julgar pelo elemento literal parece ter tido decisiva ascendência sobre o constituinte brasileiro.

A explicação histórica que se procurou fazer acima foi, principalmente, centrada na evolução das normas que buscavam tutelar um direito à razoável duração do processo, além de expressar uma preocupação em obrigar o Estado a prestação jurisdicional em tempo hábil.

Registre, no entanto, que as Constituições brasileiras de 1937, 1945 e 1967 não trataram do tema razoável duração do processo.

Em 1988, foi promulgada a Constituição Federal, em 05 de outubro, sendo o coroamento jurí-dico-formal da superação do movimento armado de 1964. Após vinte e um anos do regime militar (1964-1985), a nação brasileira clamava por uma nova Constituição que promovesse a tão sonhada transição para a democracia. A Constituição representa um marco na história contemporânea brasilei-ra. O então presidente da Assembleia Constituinte, deputado Ulysses Guimarães, a chamava de “Cons-tituição Cidadã”, pois sua importância reside no fato de inaugurar novo arcabouço jurídico-constitucional. Foi, então, instituído o Estado Democrático de Direito, pois ampliava as liberdades civis e asseguravam direitos e garantias fundamentais para o cidadão, indispensáveis ao pleno exercício da cidadania. Convencido estava o deputado Ulysses Guimarães de que a Assembleia Nacional Constituin-te representava uma “excepcional oportunidade histórica de dar ao País a mais nacional de suas Cons-tituições”, pois era momento de abandono de modelos estrangeiros e maturidade da Pátria. Logo, o desafio era a implantação de um Estado Democrático de Direito, com uma Constituição comprometida com o justo por si mesmo, alcançado em termos normativos.

No ano de 1992, com o objetivo de aprimorar o sistema processual, a fim de tornar mais ágil e célere a prestação jurisdicional, teve início a chamada “Reforma do Poder Judiciário”. Pretendeu-se, assim, a inclusão formal e explícita no texto da Constituição Federal, por meio da aprovação de Emen-da Constitucional nº 45, do direito à razoável duração do processo, ao inserir no art. 5º, o inciso LXXVIII.

A seguir, para contextualizar o tema, será apresentado breve registro histórico da mencionada reforma.

2.1.1 Breve registro histórico da Emenda Constitucional nº 45/2004

138

ARRUDA, Samuel Miranda (2006). O direito fundamental à razoável duração do processo. Brasília: Brasília Jurídica, p. 43. 139

ARRUDA, Samuel Miranda (2006). O direito fundamental à razoável duração do processo. Brasília: Brasília Jurídica, p. 43.

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A iniciativa da proposta de emenda constitucional do judiciário foi da autoria do então Depu-tado Hélio Bicudo, em 29 de março de 1992. Desde então, o projeto teve seu curso marcado por diver-sos percalços, tendo inclusive sido arquivado em duas oportunidades - fevereiro de 1995 e 1999 - pelo fato de se ter passado em duas legislaturas – 1991/1994 e 1995/1998 sem ter sido apreciada.

Em 11 de agosto de 1999, a proposta foi redistribuída à Deputada Zulaiê Cobra. Anteriormen-te, funcionaram como relatores os deputados Jairo Carneiro e, a seguir, Aloysio Nunes Ferreira. Salien-te-se que a proposta original, da lavra do então Deputado Hélio Bicudo, não trazia qualquer referência à inserção de inciso ao art. 5º da Constituição. Tal novidade ocorreu por sugestão da Associação dos Magistrados do Brasil e da Ordem dos Advogados do Brasil, acatada no âmbito da Comissão Especial, e consubstanciada na Emenda nº 011-CE, cuja apresentação ocorreu em 29 de abril de 1999, de autoria dos Deputados José Priante, Bonifácio de Andrada, entre outros. Eis o excerto do mencionado relató-rio conclusivo: “Também procurando combater a morosidade da Justiça, introduzimos, como princípio de ordem processual, o direito à razoável duração do processo, fazendo aditar inciso ao art. 5º da Constituição Federal. Trata-se de direito consagrado pelas Constituições de Portugal (art. 20, n. 4) e do México (art. 17), tendo a AMB e a OAB sugerido sua adoção”.

Ato contínuo, em 31 de maio de 2000, a Proposta foi aprovada em segundo turno sob o núme-ro 96-C, de 1992. O Projeto seguiu para o Senado Federal onde foi protocolizado sob o número 29, de 2000. Naquela Casa foram relatores o Senador Bernardo Cabral e o Senador José Jorge.

Ainda na Comissão de Constituição, Justiça e Cidadania, em primeiro turno, o inciso LXXVIII, do dispositivo projetado, chegou a ser alvo de proposta de emenda, ao que rechaçou o relator, ocasião em que ofereceu o seguinte parecer, cujas razões transcrevem-se: “Optamos pela manutenção do texto da PEC 29/2000, doutrina primeiro, e a jurisprudência, após, deverão firmar a condição de norma programática, ou não, do princípio da celeridade processual, o que, em caso afirmativo, não poderá ser qualificado como direito subjetivo público”.

Com efeito, finalmente, a Emenda Constitucional veio a ser promulgada, pelo Congresso Naci-onal, e publicada no Diário Oficial em 31 de dezembro do mesmo ano, sob o número 45.

Acrescentou, portanto, no Titulo II – Dos Direitos e Garantias Fundamentais, Capítulo I – Dos Direitos e Deveres Individuais e Coletivos, no art. 5º, o inciso LXXVIII, com a seguinte redação: “LXXVIII - a todos, no âmbito judicial e administrativo, são asseguradas a razoável duração do processo e os meios que garantam a celeridade de sua tramitação”.

Percebe-se, assim, que um dos meios encontrados pelo Legislador da Reforma para reduzir a morosidade dos feitos judiciais foi vincular a duração razoável do processo aos prazos para a emissão dos pronunciados do juiz.

O princípio, ora comentado, foi incluído na Constituição Federal de 1988, portanto, para que o processo seja célere, ou seja, com duração razoável, sob pena de causar uma injustiça. Além disso, devem existir meios que garantam essa celeridade.

A decisão tardia não é justa, pois proporciona ao réu que não tem razão, o benefício de man-ter indevidamente o bem litigioso sob seu poder por um lapso temporal demasiadamente longo, pri-vando o autor do gozo desse mesmo bem, como assevera Luiz Guilherme Marinoni140.

140

MARINONI, Luiz Guilherme. Tutela antecipatória, julgamento antecipado e execução imediata da sentença. 3. ed. São Paulo, Revista dos Tribunais, 1999, p. 182-183.

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Compreendido a história e a aplicação do tema razoável duração ou processo sem dilações in-devidas no Brasil, a seguir, será possível entender que na Argentina, por ser monista141, existe uma só ordem jurídica a incluir tanto o direito internacional como o direito interno de cada Estado.

2.2 Constitución de la Nación Argentina

A “Constitución de Lá Nación Argentina”, conforme Lei n. 24.430, de 1994, art. 75, inciso 22, incluiu a Convenção Americana de Direitos Humanos, a Declaração Americana de Direitos e Deveres do Homem, o Pacto Internacional de Direitos Civis e Políticos.

Portanto, na Argentina, tanto o direito internacional quanto o direito interno compõe uma só ordem jurídica142.

Afirma Juan Vicente Sola (2010)143: “La reforma de 1994 a la Constitución Nacional dispuso la incorporación en su texto de ciertas declaraciones y tratados internacionales sobre la protección de los derechos humanos, de los cuales la Nación ya era parte. Se reformó asimismo el orden de jerarquías de los tratados Internacionales con respecto al ordenamiento jurídico interno”.

Afirma Susana Albanese (1998)144 que se valoriza a razoável duração do processo: “Ocupa um lugar destacado em los instrumentos internacionales de derechos humanos, com jerarquia constitu-cional o sin ella, el reconocimiento reiterado del derecho a um proceso sin dilaciones, ya se trate de acusaciones penales o de la determinación de otros derechos y obligaciones”.

Marcelo Medrano145 esclarece que diversas manifestações acerca do prazo razoável dos pro-cessos foram realizadas desde a incorporação dos tratados internacionais, ocorrida no ano de 1994, mediante reforma constitucional146.

141

Para melhor compreender o monismo, ver SOLA, Juan Vicente. Manual de Derecho Consitucional. La Ley, 2010, p.131-136. 142

Art, 75 – Corresponde al Congreso: [...] 22. Aprobar o desechar tratados concluídos con las demás naciones y con las organizaciones internacionales y los concordatos con la Santa Sede. Los tratados y concordatos tienen jerarquia superior a las leys. La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; la Declaración Universal de Derechos Humanos; la Convención Americana sobre Derechos Humanos; el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y su Protocolo Facultativo; la Convención sobre la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio; la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial; la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer; la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes; la Convención sobre los Derechos del Niño; en las condiciones de su vigencia, tienen jerarquía constitucional, no derogan artículo alguno de la primera parte de esta Constitución y deben entenderse complementarios de los derechos y garantías por ella reconocidos. Sólo podrán ser denunciados, en su caso, por el Poder Ejecutivo nacional, previa aprobación de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada Cámara. Los demás tratados y convenciones sobre derechos humanos, luego de ser aprobados por el Congreso, requerirán del voto de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada Cámara para gozar de la jerarquía constitucional 143

SOLA, Juan Vicente. Manual de Derecho Consitucional. La Ley, 2010, p.131-136, p. 137 144

ALBANESE, Susana (1998). El Plazo Razonable em los procesos internos a la luz de los órganos internacionales. In: La Aplicación de los tratados internacionales sobre derechos humanos por los tribunales locales. Del Puerto. CELS, Buenos Aires,1998, p. 278. 145

MEDRANO, Marcelo. Plazo razonable em el Estado Consticuional de Derecho. Disponível em: <http://www.pensamientopenal.com.ar/43medrano.doc> . Acesso em 13 ago. 2011, p. 1. 146

Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre (arts. 18, 24 y 25) há recogido en sus cláusulas la importancia de las pautas temporales en los procesos judiciales. Se trata de uno de los derechos y garantías que componen el núcleo irreductible de los derechos humanos. Podemos decir con la más autorizada doctrina, que

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Há, portanto, o reconhecimento da razoável duração do processo, a partir da aplicação das re-gras internacionais na Argentina.

Comenta Daniel Pastor (2009)147 que: A pesar de que el derecho a un juicio rápido integra sin dudas el catálogo de garantías judiciales mínimo de los individuos sospechosos de haber cometido un delito que viven en un Estado constitucional de derecho y de que la duración excesiva de los procesos – aunque tal vez no con los rasgos endémicos de hoy en día – no es una novedad de esta época, tam-pouco los tribunales argentinos se ocuparon del assunto hasta finales de la década de los años sesen-ta, al unísono prácticamente con su consagración positiva en la CADH y de su reconocimiento por el TEDH en aplicación del art. 6.1 del Convenio de Roma fuente directa y textual del art. 8.1 de la CADH.

Constata-se, pois, que sentenças judiciais devem ser decididas em tempo razoável. Há previsão na Constituição da Nação e, também, em algumas Províncias148. Tudo a garantir ao cidadão decisão judicial sem dilações indevidas de tempo.

Analisadas as legislações, em âmbito internacional, na Argentina e no Brasil, sobre a garantia a um processo sem dilações indevidas, reafirma-se que há descumprimento de tal preceito por parte do Estado, e este tem o dever de indenizar os danos decorrentes.

Verifica-se, na prática, que mencionado direito ao julgamento sem dilações indevidas está re-lativizado, pois não há razoável duração do processo. Com a ineficiência do Poder Judiciário, surge a responsabilidade do Estado em indenizar os jurisdicionados. É o que será compreendido no próximo capítulo.

3 Responsabilidade Civil do Estado

No Direito Público, o tema da responsabilidade civil do Estado é um dos que desfruta de maior destaque por confundir-se com a própria evolução do Estado e corresponder ao ideal que esse ente representa para a sociedade.

los fundamentos de las normas acerca de procedimientos breves, pronta resolución de las peticiones y procesos regulares conforman un núcleo orgánico y sistémico que ampara el derecho al proceso en plazo razonable. Con-vención Americana sobre Derechos Humanos: en numerosas disposiciones reconoce el concepto que aquí trata-mos. De los artículos 5.5, 7.4, 7.5, 7.6, 8.1 debe coligirse necesariamente que el principio del plazo razonable es uno de los principios generales de aplicación e interpretación que informan y regulan el proceso. De igual mane-ra el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos sustenta el principio en diversas normas y fundamental-mente en el artículo 14 referido a las debidas garantías de los justiciables. Incompleta sería la mención si omitié-ramos expresar que las interpretaciones, posiciones, exhortaciones y opiniones consultivas de la Comisión Inter-americana de Derechos Humanos – en tanto promotora de la observancia y defensa de los Derechos Humanos y órgano consultivo de la Organización de Estados Americanos – en relación a este tema son concluyentes, en el sentido que “el plazo razonable es uno de los requisitos fundamentales del debido proceso legal”. Por su parte, La Corte Interamericana de Derechos Humanos también se ha expedido acerca de limitar a un lapso razonable el proceso para la consecución de un debido proceso legal. Entre otros casos en Genie Lacayo. Necesario es aquí expresar que las reglas e interpretaciones enunciadas gozan de la llamada supranacionalidad operativa y con-forman derecho interno entre nosotros por su necesaria aplicación directa y la imperatividad y supremacía de sus normas. Lo dicho, de conformidad al artículo 75 inc. 22 de nuestra Constitución Nacional. 147

PASTOR, Daniel R (2009). El plazo razonableo em el proceso del Estado de derecho. 1. ed., 1. reimp. Buenos Aires: Ad-Hoc, p. 241-242. 148 CONSTITUCIÓN DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES - Art. 15; CONSTITUCIÓN DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA

- Garantías - Debido proceso - Artículo 39; CONSTITUCIÓN DE LA PROVINCIA DE CHUBUT – Debido proceso - Articulo 44; CONSTITUCIÓN DE LA PROVINCIA DE ENTRE RÍOS - Artículo 65; CONSTITUCIÓN DE LA PROVINCIA DE TIERRA DEL FUEGO - Debido proceso - Artículo 34.

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Registre-se que o ordenamento jurídico brasileiro contempla a possibilidade de responsabilizar o Estado. A responsabilidade do Estado subdivide-se em contratual e extracontratual.

A diferença entre essas responsabilidades está na violação de um vínculo jurídico preexistente, criado pela vontade das partes em decorrência de um negócio jurídico bilateral, ou pelas obrigações unilaterais de vontade.

3.1 Conceito

Responsabilidade, termo originário da palavra responsabilitatis, do latim, tem em sua essência a significação de responsabilizar-se, vir garantindo, assegurar, assumir o pagamento ou indenização do que se obrigou ou do ato que praticou.

Esclareça-se que, na etimologia, gera qualidade de ser responsável, condição de responder, pode ser empregado no sentido de obrigação, encargo, dever, imposição de alguma coisa.

Segundo prevê o dicionário escrito por De Plácido e Silva (1988)149: É a expressão usada na lin-guagem jurídica, em distinção à responsabilidade criminal ou penal. Designa a obrigação de reparar o dano ou de ressarcir o dano, quando injustamente causado a outrem. Revela-se, assim, ou melhor, resulta da ofensa ou da violação de direito, que redunda em dano ou prejuízo a outrem. Pode ter como causa a própria ação ou ato ilícito, como, também, o fato ilícito de outrem, por quem, em virtude de regra legal, se responde ou se é responsável.

A doutrina brasileira encontra dificuldades em conceituar juridicamente o termo responsabili-dade, pois assevera o conceituado jurista José de Aguiar Dias (1997)150 que: “toda manifestação da atividade humana traz em si o problema da responsabilidade. Isso talvez dificulte o problema de fixar o seu conceito, que varia tanto como os aspectos que pode abranger, conforme as teorias filosóficas-jurídicas”.

Silvio Rodrigues (2002)151 conceitua responsabilidade civil: “como a obrigação que pode in-cumbir uma pessoa a reparar o prejuízo causado a outra, por fato próprio, ou por fato de pessoas ou coisas que dela dependam”.

O civilista Caio Mário da Silva Pereira (1998)152, em respeitada obra sobre o tema, ensina: “que a expressão ‘responsabilidade civil’, na linguagem jurídica atual, é o conjunto de regras que obrigam o autor de um dano causado a outrem a reparar este dano, oferecendo à vítima uma compensação”.

Desta forma, resumidamente, a responsabilidade civil revela a obrigação de indenizar – daí “aquele que, por ato ilícito, causar dano a outrem, fica obrigado a repará-lo”, na forma prevista no art. 927, do Código Civil brasileiro.

Assim, a nova concepção que deve reger a matéria no Brasil é de que a regra geral de respon-sabilidade civil continua sendo a responsabilidade subjetiva, mas que é possível haver hipóteses de responsabilidade objetiva, em função de previsão legal ou da atividade desenvolvida pelo autor do dano.

O dano ocasionado pelo Estado, sem vínculo preexistente com o prejudicado, no Direito Públi-co, assume a denominação de Responsabilidade Patrimonial do Estado, ou como outros preferem de-

149

SILVA, De Plácido e (2003). Vocabulário Júridico. Atualizadores Nagib Slaib Filho e Gláucia Carvalho. 22. ed. Rio de Janeiro: Forense, p. 713. 150

DIAS, José de Aguiar(1997). Da responsabilidade civil. 10.ed. Rio de Janeiro: Forense, p. 1. 151

RODRIGUES, Silvio (2002). Direito civil. vol. 4., 19ª ed., São Paulo: Saraiva, p. 6. 152

PEREIRA, Caio Mário da Silva. Responsabilidade civil. 3.ed. Rio de Janeiro: Forense,1998, p. 9.

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nominar Responsabilidade extracontratual do Estado, Responsabilidade Civil da Administração, ou ainda, simplesmente, Responsabilidade Objetiva do Estado.

Hely Lopes Meirelles (2009)153: “Responsabilidade civil da Administração é, pois, a que impõe à Fazenda Pública a obrigação de compor o dano causado a terceiros por agentes públicos, no desempe-nho de suas atribuições ou a pretexto de exercê-las. É distinta da responsabilidade contratual e da le-gal”.

Dos referidos conceitos, observa-se que a Responsabilidade Objetiva do Estado se traduz por uma presença da Administração Pública, regulando ou administrando serviços ao administrado, fruto principalmente de uma sociedade cada vez mais complexa e exigente.

3.2 Breve registro da evolução histórica da responsabilidade

Há que se ter atenção para a evolução histórica da responsabilidade do Estado, partindo-se da irresponsabilidade até o estágio atual que acolheu a ideia da justiça social, em que, toda a sociedade responde pelos danos ocasionados pelas atividades estatais.

A teoria da irresponsabilidade, que predominou até século XIX, sobretudo em países ociden-tais, possuía as seguintes características: a) Estados Monárquicos e Absolutistas; b) responsabilidade individual do agente público; c) teoria da intangibilidade do soberano. Nesse sentido, não se colocava no mesmo nível Estado e administrado. Os avanços sociais contribuíram para a superação completa da presente teoria.

A teoria da culpa civil do Estado, ou objetiva, desenvolvida com a evolução do liberalismo. O Estado passou a ter capacidade para adquirir direitos e contrair obrigações. Dividia-se em: a) atos de império – atividades soberanas do Estado; b) atos de gestão – atividades privadas exercidas pelo Esta-do. Não durou muito, sendo superada no final do século XIX, pois referidos enunciados geravam dúvi-das, vez que o Estado, mesmo atuando sem o poder do império, estava buscando o fim público a que se destina.

A teoria da culpa administrativa do Estado surgiu com a clássica doutrina (culpa anônima ou falta do serviço), de Paul Duez e Guy Debeyere. Portanto, adoção do direito público como norte da responsabilidade do Estado. Assim, para a indenização, era necessário, além do nexo causal, a com-provação da culpa pela falta do serviço. Definiram-se as hipóteses de indenização: retardamento, mau funcionamento ou inexistência do serviço.

A fase atual, após as evoluções registradas, é a da teoria da responsabilidade objetiva do Esta-do, também chamada de teoria do risco administrativo, dispensa a prova da culpa da conduta adminis-trativa lesiva para o ressarcimento do dano. Basta a lesão, sem configuração de excludentes pelo Esta-do, salvo rara exceção, para caracterizar o dever de indenizar. Essa teoria é baseada na solidariedade social.

3.3 Aspectos gerais da Teoria da Responsabilidade Civil

A teoria da responsabilidade civil pode ser classificada como contratual ou extracontratual, tomando por base o fato constitutivo que deu origem à incidência da responsabilidade sobre o agente causador do dano e a natureza jurídica do nexo de causalidade entre ele e a vítima. Extracontratual porque a contratual deriva de contratos celebrados pela Administração.

153

MEIRELLES, Hely Lopes (2009). Direito administrativo brasileiro. 35 ed. São Paulo: Malheiros, p. 617.

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Consoante ensina Flávio Tartuce (2011)154: “A responsabilidade civil surge em face do descum-primento obrigacional, pela desobediência de uma regra estabelecida em um contrato, ou por deixar, determinada pessoa, de observar um preceito normativo que regula a vida”.

Destaca-se pela sua ampla aceitação, entre as classificações doutrinárias, a divisão da respon-sabilidade em subjetiva ou objetiva, na medida em que sua ocorrência se dar quando há ou não a pre-sença da culpa do agente causador do dano para que a teoria tenha incidência sobre o caso concreto.

A doutrina tem conceitual a responsabilidade objetiva do Estado de forma muito semelhante, podendo-se reproduzir alguns dos maiores administrativistas brasileiros.

Celso Antônio Bandeira de Mello (2009)155: “Entende-se por responsabilidade patrimonial ex-tracontratual do Estado a obrigação que lhe incumbe de reparar economicamente os danos lesivos à esfera juridicamente garantida de outrem e que lhe sejam imputáveis em decorrência de comporta-mento unilaterais, lícitos ou ilícitos, comissivos ou omissivos, materiais ou jurídicos”.

Portanto, em linhas gerais, a Responsabilidade Objetiva do Estado representa a obrigação da Administração Pública, por seus entes de Direito Público interno e demais entidades estatais, inclusive as prestadoras de serviço público, de indenizar, independentemente de culpa, no exercício de suas atividades, os danos ou as violações aos direitos fundamentais, ocasionadas por quaisquer de seus respectivos agentes públicos ou políticos.

3.4 Da fundamentação legal existente no direito brasileiro

A legislação vigente, atualmente, no sistema brasileiro acolhe a teoria da responsabilidade ob-jetiva do Estado, pautada no Direito Público, dispensando a prova da culpa da conduta administrativa lesiva, para o ressarcimento do dano.

Os fundamentos teóricos da responsabilidade civil baseada no Direito Privado estão previstos nos artigos 43, 186 e 927, do Código Civil brasileiro (Lei n. 10.406/2002)156.

Nesse sentido, o art. 927 dispõe sobre a responsabilidade civil pela reparação do dano, no âm-bito privado. Já no que tange ao Direito Público, o tema é tratado na Constituição Federal do Brasil, no § 6º, do art. 37157

154

TARTUCE, Flávio. A responsabilidade civil subjetiva como regra geral do novo Código Civil. Disponível em <http://www.flaviotartuce.adv.br/secoes/artigos/Tartuce_respcivil.doc>. Acesso em: 10 nov. 2011. 155

MELLO, Celso Antônio Bandeira de Mello (2009). Curso de direito administrativo. 26 ed. São Paulo, Malheiros, p. 799. 156

Art. 43 - As pessoas jurídicas de direito público interno são civilmente responsáveis por atos de seus agentes que nessa qualidade causem danos a terceiros, ressalvando direito regressivo contra os causadores do dano, se houver, por parte destes, culpa ou dolo. Art. 186 – Aquele que, por ação ou omissão voluntária, negligência ou imprudência, violar direito e causar dano a outrem, ainda que exclusivamente moral comete ato ilícito. Art. 927 – Aquele que, por ato ilícito, causar dano a outrem, fica obrigado a repará-lo. Parágrafo único – Haverá obrigação de reparar o dano, independentemente de culpa, nos casos especificados em lei, ou quando a atividade normalmente desenvolvida pelo autor implicar, por sua natureza, risco para os direi-tos de outrem. 157

Art. 37. A administração pública direta e indireta de qualquer dos Poderes da União, dos Estados, do Distrito Federal e dos Municípios obedecerá aos princípios de legalidade, impessoalidade, moralidade, publicidade e eficiência e, também, ao seguinte: [...] § 6º - As pessoas jurídicas de direito público e as de direito privado pres-tadoras de serviços públicos responderão pelos danos que seus agentes, nessa qualidade, causarem a terceiros, assegurado o direito de regresso contra o responsável nos casos de dolo ou culpa

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O jurista Paulo Modesto (2001)158, quanto à interpretação desse artigo, e tendo em vista a res-ponsabilidade civil decorrente de danos causados pela morosidade da prestação, afirma que é: “um dispositivo protetor do administrado, no caso jurisdicionado, não é de boa hermenêutica extrair dele restrições ao lesado.[...]deve coincidir com o sentido para o qual caminha a norma, ao invés de sacar dela conclusões que caminham em direção benéfica apenas ao presumido autor do dano”.

Registre-se, portanto, que Estado e juiz, porquanto o juiz seja órgão do Poder Judiciário (art. 93, Constituição Federal do Brasil, de 1988), forma um todo indissociável quando na prestação da ati-vidade jurisdicional. Nesse sentido, se o magistrado causa dano ao particular, por demora na prestação jurisdicional, é o próprio Estado que está agindo, cabendo a este responder patrimonialmente.

Afirma-se, pois, que constitui garantia individual a prestação jurisdicional dentro de prazo ra-zoáveis, por isso, deve o Estado suportar a lei que ele próprio criou.

Vale, para tanto, aclarar que a responsabilidade objetiva do Estado incide tanto para os atos judiciários quanto para os atos jurisdicionais dos magistrados. Atos judiciários são aqueles atípicos da função do Juiz, representados por medidas tomadas para administração e funcionamento do próprio Poder Judiciário. Atos jurisdicionais são aqueles típicos e específicos da função do Juiz, externados pelos despachos, decisões interlocutórias, sentenças e acórdãos.

Paulo Hoffman (2006)159, representante da corrente de que há responsabilidade civil do Estado em razão da demora na prestação jurisdicional e que está é da espécie objetiva, independente de cul-pa, afirma: Diante do novo inciso LXXVIII do art. 5º da CF, com a previsão da duração razoável do pro-cesso como garantia constitucional do cidadão, nosso posicionamento é cristalino no sentido de que o Estado é responsável objetivamente pela exagerada duração do processo, motivada por culpa ou dolo do juiz, bem como por ineficiência da estrutura do Poder Judiciário – autor, réu, interveniente ou ter-ceiro interessado -, independentemente de sair-se vencedor ou não na demanda, pelos prejuízos ma-teriais e morais. (p. 99)

É bem verdade que a responsabilidade por atos omissivos, no que tange à responsabilidade ci-vil aos moldes do Direito Público, só existe na modalidade subjetiva, ou seja, dependendo de verifica-ção de culpa do agente, não se lhe aplicando o parágrafo 6º, do art. 37, da Constituição Federal do Brasil.

A entrega da prestação judicial se mostra imperiosa, pois o processo se desenvolve por impul-so oficial e vige o princípio da proibição do no liquet.

Portanto, é possível reconhecer que a tardia entrega da prestação jurisdicional é, em verdade, um ato omissivo, pois decorre de um não cumprimento de um dever de agir.

Mas, há quem defenda que a prestação jurisdicional é um serviço público e deve respeito ao princípio da eficiência (art. 37, da CF/88), consequentemente, tal responsabilidade deve recair sobre o Estado.

158

MODESTO, Paulo; PASSOS, J.J. Calmon de. Responsabilidade do Estado pela demora na prestação jurisdicional. In: Revista Diálogo Jurídico. Olv. 1, n. 1, abril de 2011. Salvador, 2001. Disponível em <HTTP://direitopublico.com.br/pdf/REVISTA-DIALOGO-JURIDICO-01-2001-PAULO-MODESTO.pdf>. Acesso em: 08 dez. 2011. 159

HOFFMAN, Paulo. O direito à razoável duração do processo e a experiência italiana. In: <http://jus2.uol.com.br/doutrina/texto.asp?id=7179>. Acesso em: 23 dez. 2011, p. 99

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É o que ensina Ronaldo Brêtas de Carvalho Dias (2004)160: O defeituoso funcionamento do ser-viço público jurisdicional diz respeito às situações de retardo da prestação da jurisdição, causado por dilações indevidas do processo, ou seja, atos jurisdicionais praticados fora de um prazo razoável, des-cumprindo o Estado os prazos que o ordenamento jurídico lhe dita. Nessa hipótese, que é a mais co-mum no Estado brasileiro, há responsabilidade do Estado, em virtude da inobservância dos princípios da eficiência dos serviços públicos, da prevalência dos direitos humanos e da incorporação do direito interno das normas de proteção contidas na Convenção Americana de Direitos Humanos (sic), nestes incluídos o direito à jurisdição, em prazo razoável.

Importante registrar que há no Código de Processo Civil brasileiro e na Lei Orgânica da Magis-tratura Nacional (LOMAN) dispositivos de lei sobre o tema da responsabilidade pela demora dos pro-cessos. Dispõe a Lei Orgânica da Magistratura Nacional (Lei Complementar 35/79), nos artigos 35, 39 e 49161.

Portanto, todos os dispositivos de lei acima transcritos regulamentam, pontualmente, o dever de agir do magistrado e consequente imputação de responsabilidade de natureza civil acaso descum-prido, o que permitiria concluir pela aplicação da responsabilidade em confronto com o que dispõe a regra geral do art. 37, §6º, da Constituição Federal do Brasil, de 1988.

Transcrevem-se, a seguir, as palavras de José Augusto Delgado (1994)162 quanto ao tema: Em 1983, em palestra pronunciada na Ordem dos Advogados do Brasil, Subseção de Mossoró, RN, sob o título "Responsabilidade Civil do Estado pela Demora na Prestação Jurisdiciona", afirmei, a respeito do título dado ao parágrafo, o seguinte: “A doutrina apresenta, tradicionalmente, desde o período aristo-télico, o Estado considerado como entidade abstrata, desempenhando três funções básicas: delibera-ção, comando e justiça. Estas, como efeito do fenômeno "Separação de Poderes" do Estado, são, hoje, exercidas pelo Legislativo, Executivo e Judiciário. [...] Não há, portanto, que se polemizar, na atualida-de, sobre a responsabilidade potencializada do Estado em assegurar aos indivíduos as condições ne-cessárias para a consecução do bem comum. Para tanto, entre outras atividades que desenvolve, há de ser elencada a de entregar a prestação jurisdicional dentro dos prazos e limites que o sistema jurí-dico positivo instituiu. No particular, destaque-se que tal dever surge como conseqüência do princípio de legalidade, dogma a que está vinculada toda a ação estatal, por ser certo o axioma de direito de

160

DIAS, Ronaldo Brêtas de Carvalho (2004). Responsabilidade do Estado pela função jurisdicional. Belo Horizon-te: Del Rey, p. 218 161

Lei Complementar 35/79: Art. 35 – São deveres do magistrado: I – cumprir e fazer cumprir (...) as disposições legais e atos de ofício; II – não exceder injustificadamente os prazos para sentenciar ou despachar; III – determinar as providências necessárias para que os atos processuais se realizem nos prazos legais. Art. 39 – os juízes remeterão, até o dia 10 de cada mês, ao órgão corregedor competente de segunda instância informações a respeito dos prazos que hajam sido excedidos, bem como a indicação do número de sentenças proferidas no mês anterior. Art. 49 – Responderá por perdas e danos o magistrado, quando: I – no exercício de suas funções, proceder com dolo ou fraude; II – recusar, omitir ou retardar, sem justo motivo, providência que deva ordenar de ofício, ou a requerimento das partes. Parágrafo único – Reputar-se-ão verificadas as hipóteses previstas no inciso II somente depois que a parte, por intermédio do escrivão, requerer ao magistrado que determina a providência, e este não lhe atender o pedido dentro de 10 (dez) dias. 162

DELGADO, José Augusto. A demora na entrega da prestação jurisdicional. Responsabilidade do estado. Indeni-zação. Disponível em <http://www.jfrn.gov.br>,(1994) p. 13-15.

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que a lei deve ser suportada, em primeiro piano, por aquele que a fez. Sendo a lei uma regra de condu-ta genérica oriunda do Estado, a este é do dever o seu integral cumprimento. É tempo, portanto, de se localizar a natureza da atividade jurisdicional na concepção do Estado contemporâneo, a fim de que fique definitivamente caracterizado o seu alto grau de participação na realização dos fins que hoje dele são exigidos. A essência da atividade jurisdicional é "aplicar contenciosamente a lei a casos particula-res", no dizer conhecido de Pedro Lessa. Acrescento, apenas: visando estabilizar o conflito através de uma solução de efeito pacificador. No contexto do que seja bem comum, não é possível afastar a exi-gência de uma convivência pacífica entre os indivíduos, situação a que o Estado está obrigado a garan-tir, quer aplicando fisicamente a lei, sem o contraditório jurisdicional, função do Executivo, quer con-tenciosamente, modo pelo qual atua o Poder Judiciário. Diante do visto, a atividade jurisdicional é desenvolvida ao nível de função estatal de grau essencial, não se diferenciando da executiva: em qual-quer ângulo que seja analisada, cumpre-lhe aplicar a lei, o direito, ao caso concreto. Em conclusão, tenha-se como incontroverso o fato de que o exercício da função jurisdicional do Estado é desempe-nhado sob os mesmos efeitos das demais (a legislativa e a executiva), gerando direitos e obrigações de igual categoria. (p. 13-15)

Portanto, intuitivo concluir pela responsabilidade civil do magistrado, tanto com aplicação da teoria da responsabilidade nos moldes do Direito Público quanto Privado, e tal responsabilização, ain-da que decorrente da modalidade subjetiva, recairá diretamente na pessoa do juiz.

Por fim, destaca-se a responsabilidade objetiva do Estado pelos danos ocasionados pela demo-ra na prestação jurisdicional, principalmente pela falta de aparelhamento (material e humano) do Po-der Judiciário. O que resulta num número excessivo de etapas mortas do processo (excesso de prazo dos autos com os profissionais do Direito), em desrespeito aos princípios constitucionais da celeridade (CR/88, art. 5º, inciso LXXVIII) e da eficiência (CR/88, art. 37, caput), por total omissão do próprio Esta-do.

Sobre o tema, manifestou o Ministro do Supremo Tribunal Federal, Carlos Mário da Silva Vello-so (1997)163: “o magistrado deve ser fiel aplicador da moralidade administrativa, arauto da ética, deve pautar as suas decisões com o maior rigor quando em jogo estiver a ética, a moralidade administrati-va”.

Restou claro com a apresentação das legislações brasileiras que se o magistrado causa dano ao particular, por demora na prestação jurisdicional, é o próprio Estado que está agindo, cabendo a este responder patrimonialmente.

Disso tudo, importante verificar como o tema é tratado na legislação argentina.

3.5 Da fundamentação legal existente no direito argentino

Inicialmente, vale registrar advertência de Agustín Gordillo164 no sentido de que: “La proble-mática de la responsabilidad Del Estado y de sus funcionários públicos, conjuntamente com la protec-ción administrativa y jurisdiccional de los administrados, constituyó uno de los puntos essenciales del derecho administrativo del siglo XX.”

O Código Civil de La Nación, Lei n. 340, de 1º de janeiro de 1871, foi redigido por Dalmacio Vé-lez Sarsfield, prevê nos arts. 1112 e 1113165 o tema responsabilidade do Estado:

163

VELLOSO, Carlos Mário da Silva (1997). Judiciário e ética nacional. In: Revista “In Verbis”. Revista do Instituto dos Magistrados do Brasil, n. 10, ano 02. 164

GORDILLO, Agustín (2003). Tratado de Derecho Administrativo. 5 ed. Belo Horizonte: Del Rey, t. 2, p. XX-1. 165

Código Civil de La Nación, Lei n. 340, de 1º de janeiro de 1871:

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Ensina Nicolás Eliaschev (2003)166 que: “Este tipo de responsabilidad alude al Estado como per-sona jurídica de derecho público, con capacidad para actuar dentro del ámbito del derecho público como del privado. Se fundamento se encuentra en la “teoría del órgano”, que permite imputar al Esta-do las consecuencias del actuar de sus agentes, aún cuando los mismos no pudieran ser individualiza-dos; no es necesario demandar a los agentes o individualizar los mismos”.

Compreende-se, portanto, da leitura dos mencionados artigos que se pode responsabilizar di-retamente o Estado sem necessidade de determinar o agente. É o que prevê o art. 1112 do Código Civil da Argentina, em que o responsável é o Estado em lugar dos agentes. Afirma Pablo Esteban Pe-rrino (2000)167: quien recuerda los requisitos para la procedencia de la responsabilidad estatal, como el daño resarcible, existencia de una falta de servicio (factor de atribución), por el funcionamiento defec-tuoso o incorrecto de la Administración Pública, ya sea por acción o por omisión y se puede general tanto por actos como por operaciones materiales de los agentes, Una conceptualización análoga al derecho francés de servicio que funciona mal, funciona atrasado o demasiado tarde, es la que surge del la jurisprudencia de la Corte Suprema, la cual en numerosos precedentes expresó “ quien contrae la obligación de prestar un servicio lo debe realizar en condiciones adecuadas para llenar el fin par el que ha sido establecido y es responsable de los daños causados por incumplimiento o su ejecución irregular”. Debe ponderarse en cada caso particular teniendo en cuenta las circunstancias de tiempo y lugar, como así también los recursos materiales y de personal que disponía la Administración para el cumplimiento del servicio. No se requiere individualizar al sujeto infractor, la falta puede ser anónima, impersonal. Tampoco tiene entidad la condición volitiva (culpa o dolo del empleado), de ahí que se afirme que se trata de un responsabilidad objetiva. Si bien no es necesario probar la culpa del agente si lo será acreditar el mal funcionamiento o la prestación irregular del servicio. Entre los ejemplos de las faltas de servicios menciona.: a) perjuicios ocasionados por errores y omisiones de los registros de la propiedad, b) daños padecidos por los internos de las cárceles, c) daños producidos por funcionarios de la Aduana, d) demora injustificada de trámites administrativos, e) daños producidos por la deficien-te realización de obras que causaron inundaciones a campos, f) daños por el cumplimiento defectuoso de la función de policía de seguridad, g) accidentes en rutas por defectos de señalización o mal estado del corredor vial, h) daños por no cumplir sus funciones de control o de policía, i ) daños del órgano de administración de justicia. Otros factores de atribución son el riesgo creado, el enriquecimiento injus-to, el abuso de derecho etc.

Art. 1.112. Los hechos y las omisiones de los funcionarios públicos en el ejercicio de sus funciones, por no cumplir sino de una manera irregular las obligaciones legales que les están impuestas, son comprendidos en las disposi-ciones de este título. Art. 1.113. La obligación del que ha causado un daño se extiende a los daños que causaren los que están bajo su dependencia, o por las cosas de que se sirve, o que tiene a su cuidado. En los supuestos de daños causados con las cosas, el dueño o guardián, para eximirse de responsabilidad, deberá demostrar que de su parte no hubo culpa; pero si el daño hubiere sido causado por el riesgo o vicio de la cosa, sólo se eximirá total o parcialmente de responsabilidad acreditando la culpa de la víctima o de un tercero por quien no debe responder. (Párrafo incorporado por art. 1° de la Ley N° 17.711 B.O. 26/4/1968. Vigencia: a partir del 1° de julio de 1968.) Si la cosa hubiese sido usada contra la voluntad expresa o presunta del dueño o guardián, no será responsable. (Párrafo incorporado por art. 1° de la Ley N° 17.711 B.O. 26/4/1968. Vigencia: a partir del 1° de julio de 1968.) 166

ELIASCHEV Nicolás (2003), “La teoría del órgano en un trascendente fallo de la Corte sobre responsabilidad del Estado”, pág. 635, en el libro “Colección de Análisis jurisprudenciales”. Elementos de Derecho Administrati-vo”, Ed. La Ley, Serie de libros universitarios, -Buenos Aires, p 635. 167

PERRINO, Pablo Esteban (2000). La responsabilidad de la administración por su actividad ilícita. Responsabili-dad por falta de servicio. En El Derecho, t. 185, 2000, p. 781

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Os requisitos, quanto à obrigação do Estado em administrar a justiça, estão previsto na Consti-tuição da Nação, no preâmbulo. Explica Bartolomé Fiorini168 que: "...la Constitución consagra la organi-zación nacional para "afianzar la Justicia", que es el dar a cada uno lo que le corresponde y repara aquello que se le sustrae o se le vulnera".

A respeito do tema, constam, na Constituição da Nação Argentina, os artigos 16, 18, 108 e se-guintes, também o 75 inc. 22 que remetem ao Pacto Internacional de Direitos Civis e Políticos (arts. 9º.3, 9º.4 e 14.3 “c”) e a Convenção Americana de Direitos Humanos (arts. 7º.5 y 8º.1).

Afirma Juan Carlos Cassagne (2001)169 que o fundamento básico da responsabilidade extracon-tratual do Estado por atuação ilegítima é sempre direito público e fundamenta na necessidade de "res-tablecer el equilibrio a fin de mantener la igualdad ante los daños causados por el Estado”.

Nesse sentido, é princípio de direito público, reconhecido no art. 16 da Constituição da Nação: “el de la igualdad antes las cargas públicas".

E acrescenta Cassagne (2001)170: “De este principio, que se relaciona tanto con la justicia legal o general como con la justicia conmutativa, deriva que toda lesión o daño provocado por la actuación extracontractual del Estado deba ser reparado, en función a la naturaleza de la actividad (legítima o ilegítima), el desequilibrio producido y los intereses de la comunidad”.

Nas lições clássicas de um dos maiores administrativas da Argentina, Agustín Gordillo (1977)171 afirma que: “desde una perspectiva objetiva, el daño se define como el menoscabo que, a consecuencia de un acaecimiento o evento determinado, sufre una persona, ya en sus bienes vitales naturales, ya en su propiedad, ya en su patrimonio. El daño constituye, de tal modo, uno de los presupuestos de la obli-gación de resarcir, o, si se prefiere, de la responsabilidad jurídica”.

Entre os ensinamentos de Gordillo (2003)172, destacam-se: “El Estado actúa a través do órga-nos que son desempeñados por personas físicas, cuya voluntad, manifestada dentro del ámbito de sus funciones, se imputa al Estado puede perfectamente actuar culposamente a través de la conducta de sus órganos”. Defende, ainda, que “El funcionario público o privado es también responsable civilmente por los daños cometidos en el ejercicio de la función, pero en la práctica su responsabilidad no es efec-tivizada por cuanto los interesados demandan exclusivamente al Estado o al prestador del servicio, obteniendo de tal modo el resarcimiento de sus daños; el Estado no siempre reclama de sus agentes el resarcimiento por los daños cometidos respectivo de terceros”.

Ensina Jesús Daniel Los Arcos Vidaurreta (2011)173 os princípios que regem a responsabilidade do Estado por atividade judicial:

1) La cosa juzgada es uma valla prácticamente infranqueable para dar nacimiento a la res-ponsabilidad por el respeto que ella impone y por constituir una sólida base de sustenta-ción del sistema.

168

FIORINI, Bartolomé apud CASSAGNE, Juan Carlos (2001). Direito Administrativo. 7. ed. Tomo I. Buenos Aires: Abeledo-Perrot, p. 285. 169

CASSAGNE, Juan Carlos (2001). Direito Administrativo. 7. ed. Tomo I. Buenos Aires: Abeledo-Perrot, p. 275. 170

CASSAGNE, Juan Carlos (2001). Direito Administrativo. 7. ed. Tomo I. Buenos Aires: Abeledo-Perrot, p. 275. 171

GORDILLO, Agustín (1977). Princípios Gerais de Direito Público. Trad. De Marco Aurélio Greco. São Paulo: Revista dos Tribunais, p. 202. 172

GORDILLO, Agustín (2003). Tratado de Derecho Administrativo. 5 ed. Belo Horizonte: Del Rey, t. 2, p. XX-1. 173

LOS ARCOS VIDAURRETA, Jesús Daniel (2011). Responsabilidad de los jueces. Buenos Aires: Víctor P. de Zava-lia, p. 71.

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2) Las sentencias y los actos judiciales no pueden, por regla, causar responsabilidad del Esta-do, ya que ellos resuelven un conflito particular.

3) Para generar responsabilidad del Estado, el acto judicial debe ser causa eficiente del daño al particular y consecuencia ese acto del ejercicio irregular del servicio, producto de un error palmario o inexcusable o manifiestamente infundado o arbitrario. De otro table de una adecuada administración de justicia.

4) La responsabilidad del Estado por actos lícitos, cuando se cumplen las exigencias pertinen-tes, es un modo de preservar los derechos constitucionales de propiedad (artículo 17) e igualdad (artículo 16).

Assim, para que se considere um magistrado civilmente responsável (art. 1112 do Código Civil argentino) são necessários três requisitos, explica Los Arcos Vidaurreta (2011)174: “1) ejercicio irregular o incumplimento de sus funciones; 2) conducta culpable por acción u omisión; 3) daño causado”.

Bidart Campos175 considera que em princípio, “ambos supuestos – actividad lícita e ilícita – de-ben merecer reparación, la custión radica en saber cuándo, en qué supuestos y con qué alcances”.

Registre-se, no entanto, as palavras de Joaquín González176: “Pueden los actos de un funcio-nário no constituir delitos pero sí constituir mal desempeño porque perjudiquen al servicio público, deshonren al país o la investidura pública, impidan el ejercicio de derechos y garantías constitucionales, y entonces hacerse pasibles de juicio político. Comprobada su ejecución, son causa suficiente para des-tituir al empleado y someterlo al juez competente”.

Para concluir a tese, Los Arcos Vidaurreta, “con algún retraso, entiendo que se está reeditando el mismo proceso acontecido na Italia y España, cuyo resultado puede traducirse en una expresión ya referida “la responsabilidad civil de los jueces está en la leys, pero no en la práctica” (según cita nº 13)”.177

Diante dos fundamentos colacionados, tanto no direito Argentino quanto no Brasileiro, é im-portante reafirmar que a jurisdição, mais do que poder-dever do Estado, é direito fundamental das pessoas, porque inserido no rol dos direitos humanos positivados nas Constituições de ambos Países.

Nesse sentido, o exercício da função jurisdicional pelos Estados de forma defeituosa178, inade-quada e intempestiva, fora de um tempo razoável ou útil, motivado por dilações indevidas do proces-so, significa serviço público jurisdicional ineficiente.

Consequentemente, impõe prejuízo aos particulares, acarreta responsabilidade do Estado, em virtude da inobservância dos princípios da eficiência dos serviços públicos, da prevalência dos direitos humanos e da incorporação no seu direito interno das normas de proteção aos direitos humanos con-tidas na Convenção Americana de Direitos Humanos (Pacto de São José da Costa Rica).

4 Tratamento Jurisprudencial da Responsabilidade Civil por danos decorrentes da atividade jurisdicional

174

LOS ARCOS VIDAURRETA, Jesús Daniel (2011). Responsabilidad de los jueces. Buenos Aires: Víctor P. de Zava-lia, p. 81. 175

BIDART CAMPOS, Germán J. Responsabilidad Del Estado por la sustanciación de los procesos penales (Error Judicial y Privación de LIberdad). 176

GONZÁLEZ, Joaquín apud LOS ARCOS VIDAURRETA, Jesús Daniel (2011). Responsabilidad de los jueces. Buenos Aires: Víctor P. de Zavalia, p. 107. 177

LOS ARCOS VIDAURRETA, Jesús Daniel (2011). Responsabilidad de los jueces. Buenos Aires: Víctor P. de Zava-lia, p. 129. 178

Conforme DIAS, Ronaldo B. de Carvalho. Responsabilidade do Estado pela função jurisdicional, p. 203.

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Neste ponto do trabalho, importante utilizar ensinamento de Fabiano André de Souza Men-donça179: “não há teoria sem prática, e vice-versa. Como tal, são indissociáveis e se constituem em dois ângulos do mesmo fenômeno: no caso, o direito”.

Assim, verificaremos as jurisprudências a respeito do tema no Brasil e na Argentina.

4.1 No Brasil

Os julgados, no sentido da responsabilidade do Estado, por atos judiciais morosos, vem se formando durante os últimos anos. No Supremo Tribunal Federal, o tema responsabilidade civil decor-rente da morosidade da atividade jurisdicional foi relatado no RE n. 32.518, de 21 de junho de 1966, pelo Ministro Aliomar Baleeiro que, embora vencido, bem retrata o tema: Dou provimento ao recurso, porque me parece subsistir, no caso, responsabilidade do Estado em não prover adequadamente o bom funcionamento da Justiça, ocasionando, por sua omissão de recursos materiais e pessoais ade-quados, os esforços ao pontual cumprimento dos deveres dos Juízes. Nem poderia ignorar essas difi-culdades, porque, como consta das duas decisões contrárias ao recorrente, estando uma das Comar-cas acéfala, o que obrigou o Juiz atendê-la, sem prejuízo da sua própria – ambas constitucionais de serviço – a Comissão de Disciplina declarou-se em regime de exceção, ampliando os prazos.180

Também é da relatoria do Ministro Aliomar Baleeiro, outro Recurso Extraordinário citado por Ronaldo Brêtas de Carvalho Dias (2004)181, de n. 70.121 – MG, mais uma vez vencido no acórdão, deixa registrado: No acórdão objeto do recurso extraordinário ficou acentuado que o Estado não é civilmen-te responsável pelos atos do Poder Judiciário, a não ser nos casos expressamente declarados em lei, porquanto a administração da Justiça é um dos privilégios da soberania. Assim, pela demora da deci-são de uma causa responde civilmente o juiz, quando incorrer em dolo ou fraude, ou ainda sem justo motivo recusar, omitir ou retardar medidas que deve ordenar de ofício ou a requerimento da parte (art. 121 do C. Pr. Civ.). Além disso, na espécie não se trata de responsabilidade civil decorrente de revisão criminal (art. 630 e seus parágrafos do C. Pr. Penal). Impõe-se a responsabilidade da pessoa jurídica de direito público quando o funcionário seu, no exercício das suas atribuições ou a pretexto de exercê-las, causa dano a outrem. À pessoa jurídica responsável pela reparação é assegurada a ação regressiva contra o funcionário, se houve culpa de sua parte.

Prevaleceu, no comentado RE 70.121, a fundamentação do voto do Ministro Djaci Falcão, no sentido de que a responsabilidade do Estado por ato judicial somente se verifica quando prevista em lei, verbis: Assim, é fora de dúvida a responsabilidade do Estado, em razão de danos causados por fun-cionários administrativos. Porém, quando se cogita da responsabilidade do Estado em virtude de ato jurisdicional, a quaestio jure assume feição polêmica na doutrina e mesmo na jurisprudência. No caso concreto, como ficou explícito no relatório, as decisões nas instâncias ordinárias seguiram a diretriz predominante na jurisprudência pátria, ou seja, de que a responsabilidade do Estado por ato judicial somente se verifica quando prevista em lei, como se dá na hipótese da revisão criminal julgada proce-dente e em que se reconhece ao interessado o direito à indenização pelos prejuízos sofridos (§ 1º do art. 630, do Código de Processo Penal). Ademais, o acórdão recorrido acentuou a responsabilidade pessoal do juiz, prevista no art. 121 do Código de Processo Civil. Tenho como ponderáveis as conside-rações aduzidas pelo eminente relator do presente recurso, sobretudo quando reconheço o alarga-mento do conceito de responsabilidade civil do juiz (art. 121 do Código de Processo Civil). Tenho-as

179

MENDONÇA, Fabiano André de Souza (2003). Direito comparado: objeto do direito. Revista de Direito Privado. São Paulo, v.4, n. 13, p. 115. 180

RE n. 32.518/1966 – STF. Rel. Min. Aliomar Baleeiro. In: Revista de Direito Administrativo, n. 90, p 141. 181

DIAS, Ronaldo Brêtas de Carvalho (2004). Responsabilidade do Estado pela função jurisdicional. Belo Horizon-te: Del Rey, p. 207.

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como úteis ao direito constituendo. Porém, no caso concreto, a decisão impugnada cingiu-se a emitir um juízo interpretativo não só razoável, por encontrar apoio de jurista do porte de Carlos Maximiliano (Comentários à Constituição Brasileira de 1946, 4ª ed., v. 3, p. 260), dentre outros, mas que afina com a jurisprudência predominante.

Transcritos trechos da posição que afinal prevaleceu, também convém, para melhor compre-ensão do julgamento do RE 70.121, indicar a fundamentação do voto proferido pelo Ministro Aliomar Baleeiro, posição minoritária, mas brilhante: O primeiro fundamento do recurso repousa no art. 105, da Constituição Federal de 1967: ‘As pessoas jurídicas de direito público respondem pelos danos que seus funcionários, nessa qualidade, causem a terceiros’. O caso ocorreu sob o regime da Constituição Federal de 1946, que continha norma igual no art. 194. Entende o recorrente que os magistrados, nes-se dispositivo, a exemplo do que ocorre noutros diplomas, como o Código Penal, estão abrangidos no conceito genérico de ‘funcionários’. Ainda se socorre do Código Civil: Art. 15. As pessoas jurídicas de Direito Público são civilmente responsáveis por atos dos seus representantes que nessa qualidade causem danos a terceiros, procedendo de modo contrário ao direito ou faltando a dever prescrito por lei, salvo o direito regressivo contra os causadores do dano. Ambos os dispositivos transcritos partem do mesmo princípio – o da regressividade e não o da solidariedade. Responsável é a Pessoa de Direito Público pela falta de seus agentes em serviço ou por extensão deste, resguardando seu direito de re-gresso contra os mesmos, se pessoalmente culpados. Claro que pode haver falta anônima do serviço, por fato inerente a este, objetivamente considerado, sem culpa específica do agente público. [...] As-sim, a meu ver, o art. 105 da Constituição Federal de 1967 abarca em sua aplicação os órgãos e agen-tes do Estado, como os chefes do Poder Executivo, os Ministros e Secretários de Estado, os Prefeitos, ainda que não sejam funcionários no sentido do Direito Administrativo. E, com maior razão, também os juízes, como agentes do Estado para a função jurisdicional deste, que os coloca sob regime especial de garantias no interesse de tal função. Esse regime especial e a natureza específica de sua atividade não lhes tiram o caráter de funcionários, lato sensu. O art. 15 do Código Civil, usando da expressão genérica de ‘representantes’, refere-se a todos os instrumentos jurídicos e técnicos das Pessoas de Direito Público, e, a meu entender, não comporta distinções, que ele não fez. A história do instituto da responsabilidade civil pode ser escrita como a história da sua contínua e progressiva ampliação, desde a responsabilidade pela culpa à responsabilidade sem culpa, desde o princípio the king does not wrong até a responsabilidade do Estado por todos os seus agentes. E, já em nossos dias, avança o assalto dessa melhoria ética e jurídica ao reduto mais defendido contra ela – a responsabilidade do Estado pelas leis injustamente danosas às situações individuais legítimas. [...] Hoje, ou melhor, desde 1946, a regra não pode ser posta em dúvida, nem sofre restrições, que não existem no art. 194 da Constituição Federal de 1946 ou 105, da Constituição Federal de 1967. Não me parece, pois, exata, com a devida vênia, a assertiva do eminente Desembargador Natal Campos, o revisor, de ‘que o Estado não pode ser responsabilizado no presente caso. A responsabilidade pelos prejuízos alegados pelo autor, se existe, é pessoal, exclusivamente do juiz Oscar Junqueira Lopes’. Não. Pelo menos depois do art. 194, da Consti-tuição Federal de 1946, essa responsabilidade ou não existe ou é também de Minas Gerais, que esco-lheu o juiz inadequado e por seus órgãos competentes não o vigiou, nem tomou as providências cabí-veis, inclusive o habeas corpus por iniciativa de seu Ministério Público. No caso destes autos, não se trata da culpa por fato do serviço público, independentemente de culpa do agente ou representante do Estado. Aqui, temos culpa escancarada, escandalosa e incontestável do juiz, reconhecida pela sen-tença e pelo acórdão. Culpa por negligência e ilegalidade e que justificou a remessa dos autos à Corre-gedoria, para ajustar contas com o magistrado deslembrado de seus deveres e dos mandamentos da lei, senão até da caridade.

Ao concluir a fundamentação da tese da responsabilidade do Estado por ato da jurisdição, pre-cisamente quanto ao mau funcionamento do serviço jurisdicional no caso concreto, um serviço público

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como qualquer outro prestado pelo Estado, afirma o Ministro Aliomar Baleeiro: “Para mim, bastam os arts. 15 do Código Civil e 107 da Constituição atual, que repete, no assunto, as anteriores. No caso con-creto, o juiz levou quase três anos com um processo em casa, enquanto o réu permanecia no calabou-ço, indefeso, e até pela própria situação financeira não poderia custear os serviços de um patrono. Acho que o Estado tem o dever de manter uma Justiça que funcione tão bem como o serviço de luz, de polícia, de limpeza ou qualquer outro. O serviço da Justiça é, para mim, um serviço público como qual-quer outro”.

Percebe-se que a jurisprudência do Supremo Tribunal Federal, sem unanimidade, decidindo a tese da irresponsabilidade do Estado por atos jurisdicionais, exceto nos casos expressamente previstos em lei, não se revela harmonizada com a doutrina contemporânea.

Logo, nos casos previstos no ordenamento jurídico vigente, eis que a expressão lei tem o signi-ficado técnico-jurídico de ordenamento jurídico, isto é, conjunto de normas jurídicas constitucionais e infraconstitucionais, englobando regras e princípios jurídicos, estes com igual força vinculativa no pla-no decisório, afirma Ronaldo Brêtas de Carvalho Dias (2004)182.

No Tribunal de Justiça de Minas Gerais, também se verifica o distanciamento entre doutrina e jurisprudência em julgado, a seguir transcrito: Responsabilidade civil do estado – Indenização – Ato jurisdicional praticado dentro dos limites legais, sem abuso ou excesso de poder. Inexistência de prova da ofensa a uma norma preexistente ou erro de conduta e a relação de causa e efeito entre o fato e o dano alegado – Verba devida. Ementa oficial: é possível responsabilizar-se o Estado por ato jurisdicio-nal, quando a parte interessada provar a existência de ofensa a uma norma preexistente ou erro de conduta e a relação de causa e efeito e o dano alegado, sem o que não se há de cogitar do dever do Estado de indenizar pelo ato jurisdicional atacado, mormente se praticado dentro dos limites legais, sem abuso ou excesso de poder.183 Processual Civil. Ação de indenização por danos morais. Ação pro-posta contra o juiz da causa original, em virtude de omissão no desempenho da função jurisdicional. Acolhimento da preliminar de ilegitimidade passiva ad causam. Responsabilidade civil do Estado. Ex-tinção do processo sem julgamento do mérito. Manutenção da decisão monocrática. Inteligência do art. 37, 6º, da Constituição Federal. Trata-se de um sistema misto de responsabilização, uma vez que adota a concepção objetiva para prescindir do elemento culpa, consagrando, embora não expressa-mente, o nexo causal entre o ato de seu agente e o dano efetivamente causado, admitindo, por outro lado, o direito de regresso do Estado contra o responsável, nos casos de dolo ou culpa, enveredando-se, neste ponto, para a teoria subjetiva. Insubsistem dúvidas de que a ação foi proposta diretamente contra a pessoa do Juiz de Direito, por contrariedade aos seus atos no uso das atribuições do serviço público por ele prestado, o que leva insofismavelmente à ilegitimidade passiva ad causam, tal como posto e decidido na sentença ora recorrida, e autorizando a extinção do processo sem julgamento do mérito, como determina o Ordenamento Processual184.

Como se vê, a doutrina e as diversas decisões dos tribunais acerca da responsabilidade por atos jurisdicionais se apresentam de modos diferentes.

Além disso, demonstra a timidez com que a jurisprudência vem tratando a responsabilidade do Estado pela demora na prestação jurisdicional. Ora, nesse ponto, importante registrar que a obrigação indenizatória decorre de expressas previsões normativas no ordenamento jurídico, interno, encorpado com as normas do Pacto de San José da Costa Rica, conforme apontamos anteriormente.

182

DIAS, Ronaldo Brêtas de Carvalho (2004). Responsabilidade do Estado pela função jurisdicional. Belo Horizon-te: Del Rey. 183

Apelação Cível n. 130.964/0 – 4. Câmara – j. 03.12.1998 – rel. Des. Carreira Machado. 184

TAMG – AC 323.310-5/0 – Rel. J. Dorival Guimarães Pereira – 3ª CCTAMG – Julg. 7/2/2001.

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4.2 Na Argentina

A Corte de Justiça Nacional, conforme explicam Pascual Alferillo e Agustín Rugna185, durante sua trajetória de julgados registra uma evolução do pensamento quanto a responsabilidade que cabe ao Estado por “los menoscabos ocasionados por la actividad de la Administración de la Justicia.”

Esses autores apresentam os seguintes julgados: En el precedente “Hotelera Rio de la Plata S.A. c. Provincia de Buenos aires”, plasmando ese criterio se estableció que “es responsable la provin-cia por orden irregularmente impartida por uno de los magistrados integrantes de su Poder Judicial, toda vez que ella implicó el cumplimento defectuoso de funciones que le son propias, ya que quien contrae la obligación de prestar un serviço lo debe realizar en condiciones adecuadas para llenar el fin para el que ha sido establecido, siendo responsable de los perjuícios que causare su incumplimento o su irregular ejecución. Ello se funda en la aplicación por vía subsidiaria del art. 1112 del Código Civil y pone en juego la responsabilidad extracontratual del Estado en el ambito del derecho público…”

E, no mesmo sentido, os autores apresentam outra decisão: CSJN, Companhia Financeira S.J.C. S.A c. Província de Santa Cruz, 1985, t. 307, p. 1668, “la comprobada preexistência de um derecho real de garantia, instrumentado mediante escritura pública y debidamente notificado al deudor Del crédi-to, de todo la cual tuvo conocimiento, debió mover al magistrado interveniente, como resultado de um elemental recaudo procesal, a dar intervención a su titular em el trámite del juicio y no disponer la entrega de los valores porvenientes de los certificados afectados pro esa garantia, máxima si se tienen em cuenta los alcances de la prelación que Le acuerda el art. 582 del Código de Comercio. Al no hacer-lo, frustruó el derecho de los actores y su conducta compromete la responsabilidad del Estado provin-cial, sustentada en el art. 1112 del Código Civil”.186

Dessas decisões se extraem, conforme destacam Pascual Alferillo e Agustín Rugna, os seguin-tes detalhes: “a) excluye la responsabilidad Del Estado por los actos lícitos de la Administración de Jus-ticia; b) diferencia entre la actividad de dictar sentencia, por un lado, de los otros actos judiciales; c) introduce el concepto de ejercício irregular del servicio emparentado con la doctrina del art. 1112 del Código Civil”.187

Esses autores apresentam trechos do julgado CSJN, R.134.XXXIV, Robles, Ramón Cayetano c. Buenos Aires, Província de y otros s/daños y perjuicios: las sentencias y demás actos judiciales no pue-den generar responsabilidad del Estado por sus actos lícito ya que no se trata de decisiones de natura-leza política para el cumplimiento de fines comunitarios sino de actos que resuelven un conflicto en particular; los daños que pueden resultar del procedimiento empleado para dirimir la contienda, si no son producto del ejercicio irregular del servicio, deben ser soportados por los particulares, pues son el costo inevitable de una adecuada administración de justicia…

Relevante destacar que esses julgados não tratam de questão denominada “erro judiciário”, mas sim de erro “in procedendo” cometidos por magistrados, funcionários ou auxiliares da Justiça que individualmente ou em conjunto concorrem para a defeituosa prestação do serviço judicial.

185

ALFERILLO, Pascual E.; RUGNA, Agustín (t. 2006-E-468). La responsabilidad del Estado por la actividad judicial en la doctrina de la Corte Federal. Revista La Ley, Buenos Aires, p. 472. 186

ALFERILLO, Pascual E.; RUGNA, Agustín (t. 2006-E-468). La responsabilidad del Estado por la actividad judicial en la doctrina de la Corte Federal. Revista La Ley, Buenos Aires, p. 472. 187

ALFERILLO, Pascual E.; RUGNA, Agustín (t. 2006-E-468). La responsabilidad del Estado por la actividad judicial en la doctrina de la Corte Federal. Revista La Ley, Buenos Aires, p. 473.

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Pascual Alferillo e Agustín Rugna afirmam, em outras palavras, “la diferencia entre las activida-des judiciales que formuló al asentar el principio general procedió a aplicaria en el presente caso”.188

Juan Manuel Hitters (2003, p. 1085) afirma que, em matéria de demora judicial, em âmbito ci-vil, “se há descartado una acción alegando que los daños que puedan derivarse de la tramitación de un juicio, a menos que sean producto del servicio irregular de justicia, deben ser soportados por los parti-culares litigantes”.189

5. Considerações finais

Identificou-se no presente trabalho que tanto os tratados internacionais quanto a doutrina denotam uma tendência mundial em positivar um Direito à Duração do Processo ou, como também denominam, direito ao processo sem dilações indevidas. Contudo, o reflexo do descumprimento de tal preceito, por parte do Estado, faz surgir o dever de indenizar os danos decorrentes.

Registre-se, por oportuno, que o Direito deve atingir os anseios dos homens, disciplinar o agir humano no âmbito da sociedade e resolver todas as questões conflitantes que envolvem problemas legais. Assim, no caso da demora na prestação jurisdicional, configura-se a necessidade de criação jurisprudencial do direito, a fim de assegurar ao particular prejudicado a indenização cabível a ser paga pelo Estado.

A realidade, tanto no Brasil quanto na Argentina, mostra que a responsabilidade civil do Estado pela demora na prestação jurisdicional ainda resta carente de estudo e longe de solução doutrinária, jurisprudencial ou legislativa.

No Brasil, a doutrina e as diversas decisões dos tribunais acerca da responsabilidade por atos jurisdicionais se apresentam de modos diferentes. Além disso, demonstra timidez. Nesse ponto, im-portante registrar que a obrigação indenizatória decorre de expressas previsões normativas no orde-namento jurídico, interno, encorpado com as normas do Pacto de San José da Costa Rica, conforme apontamos anteriormente.

Na Argentina, analisadas as legislações e jurisprudências sobre a garantia a um processo sem dilações indevidas, verificou-se que há descumprimento de tal preceito por parte do Estado, e este tem o dever de indenizar os danos decorrentes. Apresenta Los Arcos Vidaurreta (2011, p. 129) ex-pressão que define: “la responsabilidad civil de los jueces está en la leys, pero no en la práctica” (según cita nº 13).

Diante dos fundamentos colacionados nesse estudo, tanto no direito Argentino quanto no Bra-sileiro, é importante reafirmar que a jurisdição, mais do que poder-dever do Estado, é direito funda-mental das pessoas, porque inserido no rol dos direitos humanos positivados nas Constituições de ambos Países.

Importante frisar, consoante se mostrou durante o desenvolvimento do artigo, que Argentina e Brasil possuem legislações definidoras da responsabilidade do Estado por descumprimento da razoá-vel duração do processo, mas, na prática, não se efetiva a punição e, tampouco, a devida indenização aos jurisdicionados.

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Trabajo de Investigación. Actualización de las indemnizaciones: “El RIPTE” (Remuneraciones Imponibles Promedio de los Trabajadores

Estables).

Director: Eduardo SISCO. Investigadores: Nidia ACOSTA, Ezequiel LUFRANO, Pamela MARTÍNEZ, Emiliano MORAN

SANTOS, Héctor Luis COSTA y Germán QUEIPO

Sumario: 1. Introducción. 2. Cuestiones abordadas. 2.1. La ley 26.773, ¿en qué contexto económico y social surgió?. 2.2. ¿Qué es el RIPTE?. 2.3. ¿En qué contexto surge?. 2.4. ¿Qué problema se planteó con el surgimiento de esta ley, en lo que respecta a su aplicación temporal?. 2.5. ¿Cómo se resolvió jurispru-dencialmente este problema? Criterios. 2.5.1. La doctrina del caso “Aquino”. 2.6.¿Cuál es el objetivo de su aplicación?. 2.7. ¿Resulta aplicable a deudas pendientes de pago al momento de la sanción de la ley? Jurisprudencia. 2.8. ¿Cómo era su aplicación previamente a la entrada en vigencia del decreto 472/14? ¿En qué consistió el mismo? Jurisprudencia de la CNAT. 2.9. ¿Cómo reaccionaron los Jueces de Alzada de la CNAT a partir de la promulgación del decreto y de sus resoluciones complementarias posteriores? 2.10. ¿Cambió el paradigma el fallo dictado por la CSJN en los autos “Esposito Dardo Luis c/ Provincia ART S.A s/ Accidente- Ley especial”? 2.11. El RIPTE en el derecho comparado. 3. Conclusion. Anexos

Resumen: Todo trabajador que sufre un accidente de trabajo, a fin de obtener un resarcimiento por parte de su empleador, debe iniciar un proceso judicial, el cual a partir de octubre de 2012 resultó engorroso, ya que desde la aplicación de la ley 26773 (modificatoria de la Ley de Riesgos del Tra-bajo – ley 24557) impuso fórmulas matemáticas complejas para el monto indemnizatorio. Por ello, esta investigación evalua si la actualización dis-puesta en la ley 26773 provocó realmente una mejora en las indemnizaciones que percibe un trabajador como consecuencia de un infortunio laboral, en reclamos fundados en la ley 26773.

Abstract: Every worker who suffers an accident at work, in order to obtain compensation from his employer, must initiate a judicial process, which since the promulgation in October 2012 of the Law 26773 (modifying the Labor Risks Law N° 24557) imposed complex mathematical formulas to calcu-late the amount of compensation. Therefore, this investigation assesses whether the update provid-ed by law 26773 actually provoked an improve-ment in the compensation received by a worker as a result of a labor misfortune, in claims based on this law 26773.

Palabras-Llave: Remuneraciones Imponibles Pro-medio de los Trabajadores Estables – Indemniza-ciones – Enfermedades profesionales

Key Words: Taxable compensation average for regular workers - Compensation - Occupational Diseases

1. Introducción

La ley 26.773 (BO 26/10/2012), en su artículo 8 prevé que los importes por incapacidad laboral permanente se ajustaran de manera general, semestralmente, según el índice RIPTE (Remuneraciones Imponibles Promedio de los Trabajadores Estables). El artículo 17.6 de dicha ley, prescribe que las prestaciones en dinero previstas en la ley 24.557, sus modificatorias y su actualización mediante el

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decreto 1694/09 se ajustaran a la fecha de entrada en vigencia de aquella ley conforme el índice RIPTE publicado por la secretaria de seguridad social desde el 1 de enero de 2010.

Luego, tras la sanción del Decreto Nº 472/14, se determinó que solo las compensaciones adi-cionales de pago único, incorporadas al artículo 11 de la ley 24.557, sus modificatorias y los pisos mí-nimos establecidos en el Decreto Nº 1694/09 se debían incrementar conforme al índice RIPTE (Remu-neraciones Imponibles Promedio de los Trabajadores Estables).

Lo que se buscó con dicha normativa fue complementar lo dispuesto por el art. 17 de la ley 26.773 y evitar de esa forma que los jueces al interpretar dicho articulado, aplicaran el RIPTE sobre el total de los montos indemnizatorios.

A partir de dicho decreto, la secretaria de seguridad social, dependiente del ministerio de tra-bajo fue dictando diversas resoluciones (34/2013, 22/2014, 4/2014, 6/2015, 28/2015, 01/2016) con la finalidad de ir actualizando los pisos mínimos.

A lo largo de este trabajo iremos analizando si la sanción del decreto 472/15, logró su dicha fi-nalidad o, si por el contrario, es un tema que aún se encuentra controvertido.

Finalmente, pese a que resultaría de gran utilidad realizar un estudio comparativo de lo que sucede en otros países, en relación con la temática aquí planteada, ello resulta muy dificultoso pues justamente, la ley 26.773 fue sancionada para paliar las desactualizaciones económicas que a través de la ley 24.557, se otorgaba en carácter de prestaciones dinerarias, lo que no sucede en otras regiones.

Sin perjuicio de ello, a modo de análisis, podemos realizar un estudio de la problemática del recargo y estudio de las prestaciones dinerarias en España, que es un país que prevé un instituto simi-lar al que desarrollaremos en el presente trabajo de investigación.

2. Cuestiones abordadas

2.1. La ley 26.773, ¿en qué contexto económico y social surgió?

Con fecha 26 de octubre de 2012 se publicó en el Boletín Oficial la Ley 26.773, que viene a mo-dificar sustancialmente el Régimen de Riesgos del Trabajo previsto en la Ley 24.557, vigente desde el 1 de julio de 1996, la cual ha sufrido importantes modificaciones a través de sendos decretos: entre ellos los más importantes fueron el Decreto 1278/00 y el segundo, mucho más efectivo, el Decreto 1694/09.

Ahora bien, este nuevo cuerpo normativo que regula los infortunios laborales -y que ha que-dado integrado por la ya vigente Ley 24.557, el Decreto 1694/09 y por la actual Ley 26.773, conforme lo establece el art. 1 de la misma- surge como respuesta a una serie de imperativos emanados de las críticas y los cambios operados, principalmente, desde la justicia laboral,

Esta nueva ley establece que la reparación dineraria tiene por destino cubrir la disminución to-tal o parcial de la actitud del trabajador damnificado "para realizar actividades productivas o económi-camente valorables, así como su necesidad de asistencia continua en caso de gran invalidez o en im-pacto generado en el entorno familiar a causa de su fallecimiento" (art. 2).

Constituye una innovación legislativa que se contemple que si "el daño se produce en el lugar de trabajo o lo sufre el dependiente mientras se encuentre a disposición del empleador", le corres-ponde al trabajador una indemnización adicional de pago único en compensación por cualquier otro daño no reparado por las fórmula de la ley, equivalente al 20% de la indemnización calculada según la ley 24.557 y en los casos de muerte e incapacidad total, no inferior a $ 70.000. De tal forma, se con-templan rubros que la jurisprudencia había ido incorporando y que ahora pasan a ser parte de la repa-ración integral, de esta forma tarifada.

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Como innovación muy importante para los trabajadores, se establece que la movilidad de las prestaciones dinerarias por incapacidad laboral permanente que se ajustarán de manera semestral, aplicando el índice movilidad a la que RIPTE (Remuneraciones Imponibles Promedio de los Trabajado-res Estables), y es en este punto en el que la jurisprudencia ha arribado a diferentes conclusiones res-pecto al modo de aplicación de este índice.

A tales efectos y para comprender mejor el tema que nos atañe, es necesario explicar breve-mente en qué consiste dicho índice.

2.2. ¿Qué es el Ripte?

RIPTE es una sigla que significa “Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Esta-bles.” Es el cociente entre las remuneraciones imponibles con destino SIJP (Sistema Integrado de Jubi-laciones y Pensiones) y el total de trabajadores dependientes que figuran en las DD.JJ. (Declaraciones Juradas) recibidas mensualmente.

La Seguridad Social cuenta con este índice, el RIPTE, que refleja las remuneraciones promedio de los trabajadores del sistema.

Su nacimiento se remonta a la ley de Accidentes de Trabajo, pero su reconocimiento masivo se debe a que se lo utiliza como uno de los parámetros para la llamada Movilidad Jubilatoria. La movili-dad (aumento) se aplica automáticamente dos veces al año, en marzo y en septiembre y el cálculo se basa en un promedio entre: Las variaciones producidas en los recursos tributarios del SIPA (comparan-do semestres idénticos de años consecutivos) y el índice general de salarios determinado por el Institu-to Nacional de Estadísticas y Censos o la variación del RIPTE –índice basado en la Remuneración Impo-nible promedio de los trabajadores estables- publicado por la Secretaría de Seguridad Social. De ambas se aplica la más favorable, durante el lapso enero-junio para el ajuste de septiembre del mismo año, y julio-diciembre para el ajuste a aplicar en marzo del año siguiente.

¿Cómo se obtienen los datos para elaborar el índice RIPTE? De los registros correspondientes a las Declaraciones Juradas que presentan todos los empleadores informando las remuneraciones de aquellos trabajadores dependientes y cualificados (o sea, no entran el sector público de las provincias no transferidas al sistema) se toman las que presentan una continuidad laboral ininterrumpida de 13 meses o más, inmediatamente antes del mes informado. Se incluyen solo las remuneraciones imponi-bles (sujetas a aportes) y se descartar trabajadores suspendidos, con licencias o indemnizaciones pa-gadas en cuotas. Se excluyen los montos referidos al aguinaldo y vacaciones. No se consideran ni las remuneraciones ni los puestos de los trabajadores que presenten pluriempleo (más de un trabajo en relación de dependencia) o plurirégimen (trabajador en relación de dependencia que a su vez es mo-notributista o autónomo) en el período informado. Los últimos tres meses son considerados de carác-ter provisorio debido a posibles correcciones de la base como consecuencia de las rectificaciones.

En este contexto, es que a través de dicho índice se pretende establecer el valor por el cual se actualizarán las prestaciones del nuevo Régimen de Riesgos del Trabajo.

En resumidas cuentas, el RIPTE es básicamente un índice que muestra cual es la remuneración promedio que reciben los trabajadores que se encuentran bajo relación de dependencia y correcta-mente registrados.

El mismo surge como resultado de dividir las remuneraciones imponibles con destino SIJP (Sis-tema Integrado de Jubilaciones y Pensiones) y el total de trabajadores dependientes que figuran en las Declaraciones Juradas que presentan todos los empleadores.

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De esta forma, se puede medir cual es la remuneración promedio en un determinado momen-to y analizar como varía a través del tiempo.

2.3. ¿En qué contexto surge?

Para entender el surgimiento de esta ley, debemos analizar el contexto económico y político que estaba atravesando el país al momento de su promulgación.

En cuanto a la situación económica, Argentina se encontraba sufriendo un proceso de inflación descontrolado que iba aumentando año a año, con picos que llegaban a más del 25% anual. Esto cau-saba una subida continuada de los precios y una pérdida del valor del dinero.

Respecto a la faceta política, la mencionada inflación en aumento preocupó a la entonces pre-sidente Cristina Kirchner, quien mediante el decreto 100/2007 desplazó a Bevacqua y puso a la mano derecha de Guillermo Moreno, Beatriz Paglieri, a cargo de la Dirección de Precios del INDEC.

Según las consultoras privadas que continuaron midiendo la evolución de la inflación, los datos aportados por el instituto nacional se encontraban claramente manipulados para ocultar la situación económica del país.

De esta forma, teníamos una inflación alta que depreciaba el valor del dinero y no contábamos con datos oficiales confiables que nos sirvieran para conocer con exactitud el nivel de inflación.

Es por esto que se decidió crear y utilizar el índice RIPTE para así poder medir como influía la inflación en las remuneraciones y de esta forma poder actualizar de forma precisa las indemnizaciones por accidentes laborales y que no se vean afectadas por la pérdida del valor del dinero.

2.4. ¿Qué problema se planteó con el surgimiento de esta ley, en lo que respecta a su aplica-ción temporal?

La primera cuestión que origino la aplicación de la ley 26.773 fue la relativa a su proyección sobre los accidentes de trabajo y enfermedades ocurridos con posterioridad a su vigencia.

→ Aplicación inmediata de las normas procesales

El Fiscal General Dr. Eduardo Álvarez, dictamino en la causa “Virgilli, Darío Ernesto c. Federa-ción Patronal Seguros S.A. y otros s/ accidentes y acción civil”

“Si un trabajador se accidento con anterioridad a la vigencia de la ley 26.773, debe obtener un pronunciamiento que invalide el art. 39 de la ley 24.557 a la luz de la doctrina ‘Aquino’, aunque la ac-ción la interponga luego. La reforma no prevé retroactividad, una interpretación contraria significaría retroactividad de la porción de la norma que solo fue concebida como aditamento porque, repito, una acción fundada en el Derecho Civil, con sustento en un accidente anterior a la vigencia de la ley 26.773, debe presuponer la desactivaron constitucional del art. 39 de la ley 24.557, y no es una acción del art. 4, ultimo párrafo, para utilizar la expresión del art. 17, inciso 2. Afirmo, sin duda alguna que la acción fundada en el Derecho Civil que interpone un trabajador accidentado con anterioridad a la vi-gencia de la ley 26.773, no es la acción del art. 4 de esta norma sino otra disímil, incluso en la funda-mentaron que requiere…”.

→ Aplicación inmediata de la ley 26.773

El art. 7 del actual Código Civil establece la eficacia temporal de las normas y establece que “a partir de su entrada en vigencia, las leyes se aplican a las consecuencias de las relaciones y situaciones jurídicas existentes. Las leyes no tienen efecto retroactivo, sean o no de orden público, excepto disposi-ción en contrario. La retroactividad establecida por la ley no puede afectar derechos amparados por garantías constitucionales”. Por ende, a partir de su entrada en vigencia las leyes deben aplicarse con

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la máxima extensión. No solo ya a los hechos y relaciones futuras, sino también a los que hayan nacido al amparo de la ley anterior.

La nueva ley rige para los hechos que están en curso de desarrollo al tiempo de su sanción, y no para las consecuencias de los hechos pasados, que quedan sujetos a la ley anterior. En estos casos, no hay retroactividad, ya que la nueva ley solo afecta a las consecuencias que se produzcan en el futu-ro.

En este sentido Joaquín Llambías destaca que “…el principio de irretroactividad de la ley solo importa una directiva para los jueces. De ahí la necesidad de entrar en el examen del mismo para saber cuándo podrán ellos aplicar una nueva ley a hechos acaecidos después, pero originados antes, sin incu-rrir en aplicación retroactiva de la norma, lo que les está vedado. En cuanto a los hechos en curso de desarrollo pueden ser alcanzados por el nuevo régimen por no tratarse de hechos cumplidos bajo la legislación anterior, y por tanto cuando se les aplica la nueva ley no se incurre en retroactividad. Las consecuencias no consumadas de los hechos pasados. caen bajo la nueva ley, especialmente cuando su eficacia no depende enteramente del hecho que las origina”.

Alberto Spota, por su parte sostuvo que los efectos no producidos o las consecuencias no acaecidas de las relaciones jurídicas deben ser regidas siempre por la nueva ley. En cambio todos aquellos que se han perfeccionado, deben quedar bajo la égida de la misma ley.

→ Principio de retroactividad

La ley es retroactiva cuando se aplica a relaciones o situaciones jurídicas ya extinguidas bajo la anterior o a tramos ya consumados de las relaciones o situaciones vigentes al sancionarse la ley, mas no cuando la aplicación de la nueva norma tan solo alcanza a los efectos en curso de una relación jurí-dica aun nacida bajo el imperio de la antigua ley. En consecuencia, no existe óbice para que una nueva ley sea de aplicación a los juicios pendiente.

2.5. ¿Cómo se resolvió jurisprudencialmente este problema? Criterios.-

La primera cuestión que originó la aplicación de la ley 26773 fue la relativa a su proyección so-bre los accidentes de trabajo y enfermedades ocurridos con anterioridad a su vigencia, ya que algunos Juzgados de la Justicia Nacional del Trabajo, aplicando el último párrafo de los artículos 4 y 17, aparta-do segundo de la citada ley, se declararon incompetentes ordenando la remisión de las causas a la Justicia Civil. Estas decisiones fueron revocadas por la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo para entender en las acciones fundadas en el derecho civil, iniciadas con posterioridad a la vigencia de la ley 26773 respecto de eventos dañosos ocurridos en con anterioridad a ese momento.

Así las diez Salas, integrantes de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo fueron apli-cando los dos principios que se enunciaron precedentemente, a saber: la aplicación inmediata y la aplicación retroactiva de la ley 26773.

De esta manera, la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo cambió el criterio de “no apli-cación inmediata” de una ley, que había sido adoptado tras el Plenario “Villamayor” cuando se analizó en ese entonces, la aplicación de la ley 23643 (actualmente derogada).

El Doctor Juan Carlos Fernández Madrid en su obra “Riesgos del Trabajo” hizo mención a cómo la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo fundó su decisión de no aplicar retroactivamente la ley de accidentes 23643, a infortunios ocurridos con anterioridad a su vigencia.

En dicha obra el Doctor Fernández Madrid manifestó que “ (…) en el Plenario Villamayor se es-tableció que "…la reforma dispuesta por la ley 23643 al art. 8 de la ley 9688, no es aplicable a los infor-tunios laborales ocurridos con anterioridad a la fecha de su vigencia". El Procurador General del Traba-

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jo Dr. Eduardo Álvarez en esa oportunidad sostuvo que no es licito el “…fraccionamiento temporal en-tre el hecho y sus secuelas resarcibles, a los efectos de sostener que es vía de la aplicación de la nueva ley con carácter ‘inmediato’ y destaco que esta diferenciación de causas y de efectos, que constituirían la esencia misma del siniestro, no es admitida por la doctrina que, salvo aisladas excepciones, somete la regulación de los hechos generadores de responsabilidad a la ley vigente al tiempo en que estos se producen”.

Para el autor “Por una parte, puede observarse que existen distintos momentos determinantes de la ley aplicable según las derivaciones que podrían resultar del hecho accidental. En el caso de muer-te instantánea de la víctima, surge en forma inmediata la obligación de resarcir a los causahabientes. En ese momento quedan concretadas definitivamente (agotadas) todas las derivaciones posibles del hecho accidental. O dicho de otro modo, nos encontramos ante un daño cierto, existente y mensurable desde el momento del accidente.”

“… un segundo tramo se extiende por un lapso máximo de un año, a partir del cual la incapaci-dad, en caso de subsistir, debe considerarse permanente. En este caso, si la curación del trabajador es declarada con anterioridad al vencimiento del año (contado desde la fecha del accidente), con incapa-cidad, la ley aplicable seria la del momento en que se concretan las consecuencias definitivas del hecho accidental. Resulta, por tanto, que el daño producido por el hecho accidental puede o no ser instantá-neo, que sus consecuencias pueden o no quedar determinadas recién después de finalizado el periodo de curación o del transcurso del plazo anual, lo que me permite concluir que nos encontramos ante hechos en curso de desarrollo que necesitan del transcurso del tiempo para adquirir plenitud. De ahí que la nueva ley que establece una fórmula de cálculo diferente de la indemnización será, en principio, aplicable a los accidentes ocurridos con anterioridad a su vigencia.”

El cambio de criterio antes expuesto, sucedió a partir del caso “Lorenz” (Expte Nº 53.363/2012 Sent. Def. Nº 65.242 del 27/05/2013) de la sala VI de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, donde los Dres. Juan Carlos Fernández Madrid y Graciela Craig decidieron efectuar la aplicación inme-diata de la ley 26.773

Allí, los citados Magistrados, resolvieron: “Lo que se reclama es la aplicación del sistema tarifa-rio establecido en la ley 26.773 que limita su vigencia a las contingencias previstas en la LRT cuya pri-mera manifestación invalidante se produzca a partir de la publicación de la ley en el B.O. (art. 17 inc. 5) y con respecto a la gran invalidez establece que sus disposiciones entraran en vigencia a partir de la misma publicación con independencia de la fecha de determinación de la misma.

Sobre las cuestiones planteadas se consideró tanto la ley originaria como su reforma y el Dec. 1694/09 que no contemplan la reparación razonable y equitativa de los daños de que se trata ya que postergada la indemnización en el tiempo por, en el caso, más de cuatro años, la aplicación de las normas del Dec. 1278/00 resulta insuficiente al extremo que lesiona los derechos esenciales de la per-sona humana cuando es víctima de un infortunio laboral”.

“…Se destacó que la Sra. Lorenz aún no ha logrado la reparación del infortunio ocurrido en el año 2008 por lo que no ha habido “consumo jurídico” al momento de entrar en vigencia la nueva re-glamentación…”.

2.5.1. La doctrina del caso “Aquino”.

La Corte Suprema de Justicia de la Nación, en el caso Aquino, ha establecido que “…El principio general de no dañar se encuentra unido a la idea de la reparación. Y expreso que el valor de la vida humana no se puede medir en términos solo monetarios pues ello implicaría una visión materialista

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que debe ceder frente a una comprensión integral de los valores materiales y espirituales unidos ines-cindiblemente al valor de la vida humana”.

“…Si hay daño el mismo debe repararse en su justa medida, y las normas laborales deben dic-tarse para ampliar la tutela del trabajador. Nunca parar restringirla (principio de progresividad)”.

En consecuencia la proyección de los principios expuestos y la de la doctrina de la Corte Su-prema de Justicia de la Nación en el fallo Aquino, sobre la nueva tarifa de la ley 26.773 llevan a la apli-cación inmediata de dicha ley.

La Suprema Corte de Buenos Aires en el mismo sentido ha presidido que:

“…El art. 7 del actual Código Civil no consagra la aplicación retroactiva de la nueva ley sino la aplicación inmediata aun a las consecuencias de las relaciones o situaciones existentes; o sea que la nueva ley rige para los hechos que están en curso de desarrollo al tiempo de su sanción y no para las consecuencias de los hechos pasados, que quedan sujetos a la ley anterior, pues juega la noción de consumo jurídico…”.

2.6.¿Cuál es el objetivo de su aplicación?

El objetivo que persigue esta ley mediante el índice RIPTE, es la actualización de las prestacio-nes dinerarias procurando remediar la desvalorización del monto a percibir por el trabajador, en busca de favorecerlo.

2.7. ¿Resulta aplicable a deudas pendientes de pago al momento de la sanción de la ley? Ju-risprudencia

Con la sanción de la ley 26773 y la aplicación del “RIPTE”, ha provocado que parte de la doc-trina sostenga que las contingencias de la citada ley deben aplicarse en forma directa sobre las presta-ciones adeudas con anterioridad, es decir la aplicación a hechos ocurridos con anterioridad a la fecha de publicación de la ley (26 de octubre de 2012).

Entre los que aplican las disposiciones de la ley 26773 a contingencias ocurridas antes del 26 de octubre de 2012 se encuentran los que los hacen en “forma directa ” y aquellos que los hacen “en forma inmediata”.

En cuanto a la aplicación retroactiva de la ley 26773 la jurisprudencia dispuso que “La existen-cia de dos normas diferentes, el art. 17 ap. 5 y el art. 17 ap. 6, demuestra que en lo que hace al ajuste de acuerdo al índice RIPTE, la ley no sigue el criterio de su aplicación a las contingencias cuya primera manifestación invalidante se produjera luego de su publicación, sino que dispone su directa operativi-dad sobre las prestaciones adeudadas (es decir que juega sobre contingencias ocurridas con anteriori-dad). De no ser así la distinción no tendría sentido práctico ni jurídico. Así, el ap. 5 se refiere a las pres-taciones de “esta ley”, que son las que se aplican hacia el futuro, sin perjuicio de plantear su vigencia inmediata, y el ap. 6 remite a las prestaciones de la originaria ley 24.557 y las mejoras del dec. 1694/09 (ello demuestra su aplicación a las contingencias anteriores, que se calculan sobre la base de dichas normas). Coadyuva en este mismo sentido la consideración de la finalidad de la norma, que ha sido la de intentar ajustar los importes a la realizada en función de una injusticia manifiesta, sin distinciones (cfe. Formaro, J. J. Riesgos del Trabajo, Leyes 24.557 y 26.773, Acción especial y común. 1º edición, Buenos Aires, Hammurabi, 2013, pág. 174/5). CNAT Sala IX Expte. Nº 11.422/2011 Sent. Def. Nº 18.514 del 30/04/2013 “Rodríguez Piriz, Miguel Ángel c/Mapfre Argentina ART SA s/accidente - ley especial”. (Pompa - Balestrini). En el mismo sentido, Sala IX Expte Nº 20.537/2012 Sent. Def. Nº 19.319 del 11/4/2014 “Mendoza Córdoba, María Angélica c/Consolidar ART SA s/accidente – ley especial” (Pompa – Balestrini) y Sala IX Expte Nº 61.901/2012/CA1 Sent. Def. Nº 19.843 del 24/2/2015 “Pappalardo, Víc-

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tor Facundo c/Horizonte Compañía Argentina de Seguros Generales SA s/accidente – ley especial” (Pompa – Balestrini)

Aplican en forma inmediata las previsiones de la ley 26773 aquellos Tribunales que consideran que la nueva disposición normativa debe aplicarse a siniestros que ocurrieron con anterioridad a su dictado y cuyos efectos no fueron cancelados a la fecha de entrada en vigencia.

A respecto el art. 17 de la ley 26.733 establece que “…las disposiciones atinentes a las presta-ciones en dinero y en especie de esta ley entrarán en vigencia a partir de su publicación en el Boletín Oficial y se aplicarán a las contingencias previstas en la ley 24.557 y sus modificatorias, cuya primera manifestación invalidante se produzca a partir de esa fecha”. Asimismo, el apartado 6º del mismo ar-tículo expresa: “…Las prestaciones en dinero por incapacidad permanente, previstas en la ley 24.557 y sus modificatorias, y su actualización mediante el decreto 1694/09, se ajustarán a la fecha de entrada en vigencia de la presente ley conforme al índice RIPTE (Remuneraciones Imponibles Promedio de los Trabajadores Estables), publicado por la Secretaría de Seguridad Social, desde el 1º de enero del año 2010…”. De esta manera se delimita el ámbito temporal de aplicación de la norma aludida, en tanto dispone su obligatoriedad no sólo a partir de su publicación en el Boletín Oficial, sino también a las prestaciones dinerarias por incapacidad permanente sucedidas durante la vigencia de la ley 24.557, el Decreto 1278/00 y Decreto 1694/09 sin sujeción a plazo alguno, por lo que corresponde su aplicación al caso de autos – accidente de trabajo acaecido el día 19/04/2011-. Ello, por cuanto la aplicación inme-diata de la ley laboral más beneficiosa no admite dudas; es que “la valoración de un daño hecha por la nueva Ley, en la medida en que se trata de una norma más favorable a la víctima, operando conforme a los principios de progresividad y justicia social, vale para la reparación pendiente”. CNAT Sala VII Ex-pte Nº 31.055/2012 Sent. Def. Nº 45.740 del 18/9/2013 “Melgarejo Ruiz, Gregorio c/QBE Argentina SA s/acción de amparo” (Rodríguez Brunengo – Fontana). En el mismo sentido, Sala VII Expte Nº 6.970/2010 Sent. Def. Nº 46.823 del 30/6/2014 “Pellico, Rogelio Jorge c/Liberty ART SA s/accidente – ley especial” (Rodríguez Brunengo – Ferreirós).

Para el doctor Mario E. Ackerman en su estudio “El RIPTE y su ámbito temporal de aplicación”, Publicado en: DT2014 (julio), 1927, La Ley Online: AR/DOC/1912/2014, este autor sostiene que “El criterio de retrotraer el inicio del ajuste de la deuda a una fecha anterior a la de su nacimiento lleva, naturalmente, a que el resultado no sea ya una actualización monetaria sino tan sólo un arbi-trario incremento de los valores indemnizatorios que, a medida que pasa el tiempo, potencia el gro-tesco de sus consecuencias”.

2.8. ¿Cómo era su aplicación previamente a la entrada en vigencia del decreto 472/14? ¿En qué consistió el mismo? Jurisprudencia de la CNAT

El 11 de abril del 2014 fue publicado en el Boletín Oficial el decreto 472/14 del Poder Ejecutivo Nacional que en su anexo vino a reglamentar algunos aspectos de la ley 26773, entre ellos, el modo de aplicación del índice RIPTE.

Muchos jueces tanto de Primera Instancia, como de Cámara, consideran que con su sanción, el Poder Ejecutivo se ha excedido en sus facultades reglamentarias. ¿Y por qué realizan dicha aprecia-ción?, porque entienden que la reglamentación contradice disposiciones vigentes de las leyes 24557 y 26773, es decir, modifica una norma de jerarquía superior, en abierta contradicción con las pautas de razonabilidad y respeto del espíritu de la misma.

¿Y qué es lo que dicha norma (art. 17 de la ley 26.773) dispone al respecto? “Determínase que sólo las compensaciones adicionales de pago único, incorporadas al artículo 11 de la Ley Nº 24.557, sus modificatorias, y los pisos mínimos establecidos en el Decreto Nº 1.694/09, se deben incrementar con-forme la variación del índice RIPTE (Remuneraciones Imponibles Promedio de los Trabajadores Esta-

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bles), desde el 1° de enero de 2010 hasta la fecha de entrada en vigencia de la Ley Nº 26.773, conside-rando la última variación semestral del RIPTE, de conformidad a la metodología prevista en la Ley Nº 26.417”.

Varios jueces, entre los que se encuentran Néstor Rodríguez Brunengo, Estela Ferreirós y Bea-triz Fontana han considerado que esa reglamentación "tiende a excluir situaciones que claramente se encuentran contempladas en la Ley 26.773, como la que se da en el caso concreto de autos, corres-pondiente a la prestación por incapacidad permanente parcial del art. 14 inc. 2) apartado a) de la ley 26.773"."La ley 26.773 no se limita a actualizar exclusivamente las prestaciones aludidas por el decre-to, sino que establece claramente en su artículo 17 inc. 6 que ´las prestaciones en dinero por incapaci-dad permanente previstas en la ley 24.557 y sus modificatorias, y su actualización mediante el decreto 1694/09, se ajustarán a la fecha de entrada en vigencia de la presente ley conforme al índice RIPTE´”

Mientras que otros, consideran que el mismo ordenamiento, en su art. 17, ap. 6, estableció que el ajuste o actualización semestral era sobre los valores del dec. 1.694/09; y posteriormente, el dec. 472/2014, reglamentario de la ley 26.773, expresamente determinó que sólo las compensaciones adi-cionales de pago único, incorporadas al art. 11 de la ley 24.557 y sus modificatorias, y los pisos míni-mos establecidos en el dec. 1.694/09, se deben incrementar conforme la variación del índice RIPTE.

En tal sentido la Sala II de la CNAT en autos: “Gómez, Hugo Armando c/ Soluciones Agrolabora-les S.A. y otros” S.I 64750 del 03/12/2013, señaló que “el texto de los arts. 8 y 17 apartado 6 no dispo-ne la actualización de las obligaciones indemnizatorias adeudadas sino de los importes del art. 11 apartado 4 de la ley 24.557 y de los valores de referencia de los arts. 14 y 15, convertidos en míni-mos garantizados por el decreto 1694/2009, montos a los que los jueces deben acudir a la hora de determinar la cuantía dineraria de las reparaciones correspondientes", y que “la ley 26.773 no ha introducido un mecanismo de indexación de las obligaciones en excepción a la prohibición vigente nacida de las leyes 23.928 (art. 7) y 25.561 (art. 4) sino solamente el ya descripto método automático de "mejoramiento" de las prestaciones del art. 11 apartado 4 y de los mínimos de referencia de los arts. 14 y 15 LRT con las mejoras del decreto 1694/09”, “…si el Congreso Nacional hubiese decidi-do generar una excepción a una regla tan trascendente como la establecida en la ley 23.928 -tan importante que fue ratificada con reiteración por la ley 25.561- lo hubiese hecho de manera clara y expresa…"

Y de igual modo, la Sala IV en la SD 97.974 del 30/5/14, S.D. 97.974 en autos “Parra, Conrado Salvador c/ Mapfre Argentina ART SA s/ accidente – ley especial” ha dicho que “los “importes” a los que alude el precepto legal se vinculan indudablemente a la suma adicional de pago único del art. 11 de la LRT, a los mínimos indemnizatorios (pisos) previstos en los arts. 14 y 15 como así a los valores correspondientes a la prestación adicional mensual por Gran Invalidez (art. 17) y, de ninguna manera, al valor que resulte de aplicar la ecuación prevista en el art. 14 inc. 2. a) ya que dicho apartado legal no prevé un “importe” sino una fórmula para calcular la indemnización que se adeude al damnificado (ver “Una nueva reforma en materia de riesgos del trabajo. Dos puntos inicialmente conflictivos” de Miguel Ángel Maza y “Aspectos salientes de la reforma a la ley de Riesgos del trabajo” de Luis E. Ramírez, en “Nueva Ley de Riesgos del Trabajo”, Suplemento Especial, La Ley, noviembre/2012).

En tal contexto el problema radica en la interpretación de la norma y es el juez quien tiene di-cha facultad para hacerlo.

2.9. ¿Cómo reaccionaron los Jueces de Alzada de la CNAT a partir de la promulgación del de-creto y de sus resoluciones complementarias posteriores?

En el año 2013, la Secretaria de Seguridad Social de la Nación dictó la resolución N° 34, en atención a lo dispuesto por el art. 8 de la Ley N° 26.773, según el cual “los importes por incapacidad

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laboral permanente previstos en las normas que integran el régimen de reparación, se ajustarán de manera general semestralmente según la variación del índice RIPTE, publicado por la Secretaría de Seguridad Social del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, a cuyo efecto dictará la resolu-ción pertinente fijando los nuevos valores y su lapso de vigencia”.

Dicha resolución y las posteriores, fueron dictadas con la finalidad de establecer un marco re-gulatorio a la interpretación que venían realizando distintos jueces del art. 8 de la ley 26.773. Es decir, trató de dejar resuelto el modo en que el índice RIPTE debía ser aplicado.

Por ello, estipulo una serie de pisos mínimos a las indemnizaciones que resultaran de la for-mula prevista por el art. 14 inc. 2 a) y b) de la ley 24.557, alegando que dichos pisos estarían actualiza-dos con el referido índice RIPTE.

Sin embargo, parecería ser que dicha reglamentación no resultó ser del todo clara, pues algu-nos jueces del trabajo interpretaron la misma de diferentes maneras.

Algunos de ellos, comparaban los pisos de las resoluciones con el resultado de la fórmula del citado art. 14, si el piso era inferior al resultado de la misma, entonces mantenían la indemnización que hubiera arrojado un mayor valor (o se aplicaba la resolución o simplemente el art. 14). Veámoslo con un ejemplo en un accidente de trabajo sucedido en enero de 2014 en donde el trabajador padece de una incapacidad del 20% de la t.o. La fórmula del art. 14, arroja un monto de $200.000, entonces comparamos la resolución que estaba vigente a la fecha del siniestro (34/13), que nos dice que el piso no puede ser inferior al monto que resulte de multiplicar PESOS CUATROCIENTOS SETENTA Y SEIS MIL SEISCIENTOS CUARENTA Y NUEVE ($ 476.649) por el porcentaje de incapacidad, lo que en nuestro ejemplo nos daría un mínimo de $95.329, que resulta superior al monto obtenido a través de la aplica-ción del art. 14.

Sin perjuicio de ello, muchos otros jueces entendieron que debía aplicarse la resolución vigen-te al momento de dictar sentencia, mientras que otros consideraban que dicha interpretación no re-sultaba válida y continuaron aplicando el coeficiente que resultara del índice RIPTE al total de las pres-taciones.

Pese a dichas discrepancias, a través de la jurisprudencia, fueron de a poco unificándose cada vez más los citados criterios y en la actualidad el primero de ellos es el que predomina en el fuero del trabajo.

2.10. ¿Cambió el paradigma el fallo dictado por la CSJN en los autos “Esposito Dardo Luis c/ Provincia ART S.A s/ Accidente- Ley especial”?

El fallo de la CSJN que determinó que el reajuste por índice RIPTE no po-día aplicarse a un accidente laboral acontecido con anterioridad a la sanción de la ley 26.773) y que dispuso que el ajuste previsto en los artículos 8º y 17.6, se refería a los importes de las prestaciones adicionales de suma fija que habían sido incorporado por el decreto 1278/2000 y de los pisos mínimos establecidos por el decreto 1694/2009 y por el artículo 3º de la Ley 26.773, arrojó armonía sobre una temática que había despertado –y, aunque en menor medida, sigue haciéndolo– una gran disparidad interpretativa.

La aplicación inmediata –o no– del índice RIPTE había dado lugar a distintos pronunciamientos; muchos de los cuales, es dable agregar, encontraron fundamento en razones de “justicia y equidad“ (como, por caso, el pronunciamiento de la CNAT que llegó a la Corte Suprema de Justicia de la Nación) o en diversos principios de nuestra disciplina (como el de progresividad, el de la ley laboral más benefi-ciosa o el de no discriminación), directrices –sin prescindir de su importancia y de su valor histórico– de suma laxitud que presentan un alto grado de vaguedad.

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Frente a este contexto de incertidumbre para el sacudido sector de Riesgos del Trabajo, que incorporó –inclusive– diversas construcciones jurisprudenciales abocadas a zanjar los silencios de la norma, el fallo del Alto Tribunal vino a poner un coto, intentando darle fin al dispendio temporal que se suscitaba para los judiciables.

En lo que hace al ámbito tribunalicio, el impacto del fallo fue rotundo. Prácticamente la totali-dad de los magistrados integrantes de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo (a excepción de la Dra. Cañal, Presidente de la Sala III de la CNAT y sin soslayar las reservas que desliza el Dr. Luis Rafaghelli, Juez de la sala VI de la C.N.A.T) se sujetaron al criterio temporal fijado en el fallo “Espó-sito”.

Ello así, es menester destacar, amén del cambio paradigmático que implicó el fallo en el ámbi-to judicial, que éste también se escurrió en el nivel de la doctrina; provocando una acogida relativa-mente favorable, dando respuesta a un gran número de las incertezas planteadas por los juristas espe-cializados y, claro está, exacerbando ciertas posturas de operadores jurídicos –cuyo número se ha re-ducido notoriamente– que sostenían la aplicación inmediata del índice de ajuste.

Tanto los vaivenes de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, como el resolutorio del Máximo Tribunal, han sido observados y tomados por diversos actores políticos para dar curso a nue-vos proyectos de ley que en los últimos meses circularon –y circulan– por los pasillos del Congreso de la Nación y, en su caso, para darle el contenido a éstos. Pese a lo cual, independientemente de los jugos de poder y de la utilización que se le diera, los proyectos no han alcanzado, hasta el momento, el rango de ley.

No puede soslayarse que el estudio del derecho –en su completitud– excede las aristas a las que nos referimos en los párrafos anteriores y presenta diversos niveles que constituyen una totalidad de sentido en un proceso que registra el efecto de unos en relación con los otros. Decimos esto a fin de remarcar que la ley o las decisiones judiciales no pueden analizarse con presidencia de lo que suce-de a nivel político; y que estos aspectos, conjuntamente con el imaginario social, se interrelacionan de manera permanente.

2.11. El RIPTE en el derecho comparado

La figura análoga al índice RIPTE aplicable a las prestaciones dinerarias, contenida en el Dere-cho Español recibe el nombre de “Recargo de Prestaciones”, este instituto también resulta ser, un “porcentaje que será abonado, exclusivamente, por el empresario empleador que haya infringido una norma de seguridad, siempre que tal infracción haya sido determinante del accidente”(1).

Está previsto en el art.123 de la Ley General de la Seguridad Social que dispone que“todas las prestaciones económicas, que tengan su causa en accidente de trabajo o enfermedad profesional, se aumentarán según la gravedad de la falta, de un 30 a un 50 por 100, cuando la lesión se produzca por máquinas, artefactos o en instalaciones, centros o lugares de trabajo que carezcan de los dispositivos de precaución reglamentarios, los tengan inutilizados o en malas condiciones, o cuando no se hayan observado las medidas generales o particulares de seguridad e higiene en el trabajo, o las elementales de salubridad o las de adecuación personal a cada trabajo, habida cuenta de sus características y de la edad, sexo y demás condiciones del trabajador”.

Para algunos doctrinarios del derecho español este “Recargo de Prestaciones” significó un avance en estos términos: “aunque pudiera parecer que esta institución jurídica es hija de estos tiem-pos, en los que los accidentes de trabajo han despertado la conciencia social y se busca disminuirlos, se trata de una figura antigua en nuestra legislación. Ya la Ley de Accidentes de Trabajo de 30 enero 1900, estableció que las indemnizaciones determinadas por la misma, se aumentarían en la mitad más

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de su cuantía, cuando el accidente se produjera en un establecimiento u obras cuyas máquinas o arte-factos carecieran de los aparatos de precaución establecidos legalmente”.

En el derecho español la aplicación del “Recargo de prestaciones” requiere en primer término determinar la naturaleza jurídica del instituto, para luego afrontar otros problemas, como los requisi-tos para su imposición, sujetos responsables del pago y cuantía.

Para doctor Capilla Bolaños la naturaleza jurídica representa un problema que no es trivial porque “la solución que se adopte será determinante para resolver otras cuestiones. Tales como la de la aplicación del principio non bis in ídem, si se estima que es una sanción o la de su compatibilidad con la indemnización por daños y perjuicios a cargo del patrono.”

Para este doctrinario y Juez de la Justicia Española la cuestión fue abordada por “el Tribunal Supremo (IV), entre otras, en sus sentencias de 2 de octubre 2000, 14 febrero y 9 octubre 2001. La doc-trina jurisprudencial que sientan puede resumirse, diciendo:

“A. El recargo tiene carácter sancionador y, por ende, la norma que lo impone debe ser inter-pretada restrictivamente. Manifestación de esa interpretación restrictiva es que el recargo no se apli-que a las mejoras voluntarias de Seguridad Social.”

“B. El recargo es una pena o sanción que se añade a una propia prestación, previamente esta-blecida y, cuya imputación sólo es atribuible en forma exclusiva a la empresa incumplidora de sus de-beres en materia de seguridad e higiene en el trabajo.”

“C. Se trata de una responsabilidad empresarial cuasi-objetiva, con escasa incidencia en ella de la conducta del trabajador.”

“D. Su abono es directamente a cargo del empresario infractor, quien no puede asegurar la responsabilidad que de la infracción que comporta el recargo deriva”.

“E. Para determinar la responsabilidad empresarial en caso de contratos y subcontratos, se atiende, principalmente, a la idea del empresario infractor, al que atribuye responsabilidad el art 123.2 de la Ley General de la Seguridad Social.”

“F. La finalidad del recargo en una sociedad con altos índices de siniestralidad laboral es la de evitar accidentes originados por la infracción de normas de seguridad. Para ello, se impulsa coercitiva-mente el cumplimiento del deber empresarial de seguridad, incrementando la responsabilidad del pa-trono infractor, con el fin de que no resulte menos gravoso indemnizar al accidentado que adoptar las medidas oportunas para prevenir riesgos. Por ello, el recargo constituye un plus sobre el total de la indemnización a pagar, ya que su carácter, sancionador impone que el recargo se perciba por encima de las prestaciones e indemnizaciones ordinarias de forma, que caso de daños idénticos, sea mayor la cantidad a pagar por quien infringió normas de seguridad, que la que debe abonar quien no lo hizo.”

Los requisitos para la procedencia del “Recargo de Prestaciones” son:

I.- La producción de un siniestro, sea accidente de trabajo, sea enfermedad profesional, que haya causado un daño por causa del que se haya reconocido una prestación de Seguridad Social.

II.- El segundo requisito es que se haya infringido alguna norma de seguridad y salud en el tra-bajo. Si no se ha incumplido la normativa de seguridad y salud en el trabajo, si no se ha violado la nor-mativa sobre prevención de riesgos laborales, no cabe imponer el recargo, pues, como su denomina-ción indica, el recargo sanciona la infracción de normas de seguridad e higiene en el trabajo, infracción sin la que no procede su imposición.

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III.- El tercer requisito exigido es que el resultado lesivo haya sido consecuencia de la infracción o infracciones cometidas, que exista el necesario nexo causal entre el siniestro y la infracción impu-tada. Así pues, el accidente causante de la lesión debe tener su causa en la infracción de normas de seguridad, de forma que si aquellas se hubieran cumplido el siniestro no habría ocurrido o no habría tenido tan graves consecuencias. La relación de causalidad sólo la rompen la fuerza mayor extraña al trabajo, el acto de tercero ajeno a la empresa y la imprudencia temeraria del trabajador lesionado.

El sujeto responsable del pago es el empleador y esa responsabilidad no podrá ser objeto de seguro, siendo nulo de pleno derecho cualquier pacto o contrato que se realice para cubrirla, compen-sarla o transmitirla.

En casos de contratación o subcontratación la responsabilidad de empresarios concurrentes recae sobre el «empresario infractor»,

En cuanto a la cuantía Bolaños indica que “El importe del recargo lo fija el art 123.1 de la Ley General de la Seguridad Social, en un porcentaje que va del 30 al 50 por 100 de la cuantía de la presta-ción sobre la que se impone. El porcentaje aplicable a cada caso se fijará en atención a la gravedad de la falta, negligencia o intencionalidad del infractor, número de empleados afectados y otras circuns-tancias como las que enumera

el art 39.2 LISOS. La cuantía del porcentaje que se fije en la instancia puede ser revisada por medio del recurso de suplicación o el de casación, cuando el recargo impuesto o guarde proporción con las directrices legales y reglamentarias señaladas, como declaró el Tribunal Supremo (IV) en su Senten-cia de 19 enero 1996. En cuanto a las prestaciones sobre las que se aplica el recargo, debe señalarse que el mismo sólo recae sobre las básicas y obligatorias del Sistema de Seguridad Social.”

Los datos expuestos precedentemente fueron extraídos de un estudio realizado por JOSE AN-TONIO CAPILLA BOLAÑOS, Magistrado – Juez de lo Social de Madrid, bajo el título “Recargo de pres-taciones en materia de accidente laboral y estudio de la indemnización. Criterios de cuantificación”, publicado en la “Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales”, en España, y otorgado al grupo de investigación por la ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO.

3. Conclusion

Luego del análisis de los casos y del estudio de cada una de las problemáticas que se sucedie-ron con la ley 26.773, entendemos que pese a que la misma pretendió introducir mejoras a las condi-ciones de los trabajadores accidentados, ello no sucedió. Lejos de esa situación, debido al fallo dictado por la CSJN “Esposito”, se produjo un dispendio jurisdiccional, que perjudicó y perjudica a numerosos trabajadores, ya que causas que tenían sentencias de Segunda Instancia, son revocadas por el Máximo Tribunal y deben ser sentenciadas nuevamente.

Sumado a ello, pese a que se intentó lograr un consenso total de jurisprudencia, aun hoy algu-nos jueces mantienen su criterio y se “rebelan” ante lo resuelto por la CSJN. Por lo que el trabajador dependerá más que de la justicia, de la “suerte”, que su expediente llegue a manos de algunos de ellos.

ANEXOS

El diseño de la investigación es del tipo explorativo-descriptivo de alcance seccional y se utili-zan tanto técnicas cualitativas como cuantitativas. El universo abordado es el de las sentencias dicta-das por los jueces de la CNAT en acciones dirigidas contra las ART con fundamento en la LRT. La mues-tra de trabajo es no probabilística por cuota, estratificada por salas y por periodos (26/10/2012 al 11/04/2014, del 11/04/2014 al 16/12/2013 y a partir del 7-06-2016), donde se tomaran no menos de 3

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sentencias por cada una de las 10 salas de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo y por perío-do, por lo cual, el total corresponde a una muestra de 30 sentencias.

Grilla comparativa

Referencias

(1) La Sala I aplica las disposiciones de la ley 26773 a siniestros que tuvieron lugar antes de la vigencia de la misma , hacen la aplicación en forma inmediata conforme lo dispuesto en el Art. 3 del ex Código Civil y conforme los pronunciamientos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en “Camusso Amalia c/Perkins SA” del 21.05.1976 fallo 294:445; “Francisco Castellano y otros c/Consorcio de Pro-pietarios de la Galería Rosario del 3.03.1977, Fallo 297:119.

(2) La Sala realiza una comparación entre la aplicación del RIPTE desde la fecha del evento dañoso hasta el último índice publicado al tiempo del dictado de la sentencia y compara la indemnización al otorgar el mínimo previsto del 1694/09 en función de la resolución 22/14 de ST. Ambos datos evalua-dos de la Sentencia 90565 de la Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, del 30 de marzo de 2015 en autos “Dos Santos Jorre Leandro c/Aseguradora del Riesgos Del Trabajo LIDERAR SA s/Accidente - Ley Especial “

(3) La Sala I luego del fallo dictado por la corte Suprema de Justicia de La Nación en autos “Espósito Darlo Luis C/ Provincia ART SA s/accidente . ley especial” no aplica las disposiciones de la ley 26773 a siniestros ocurridos con anterioridad a la vigencia de la ley, considera del fallo que “(..) a)- la propia ley estableció pautas precisas para determinar a qué accidentes o enfermedades laborales correspon-dería aplicarles las nuevas disposiciones legales en materias de prestaciones dinerarias; y b) ante la existencia de estas pautas legales específicas quedó excluida la posibilidad de acudir a las reglas gene-rales de la legislación civil Datos evaluados de la Sentencia 90565 de la Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, del 30 de marzo de 2015 en autos “Dos Santos Jorre Leandro c/Aseguradora del Riesgos Del Trabajo LIDERAR SA s/Accidente - Ley Especial “. Datos evaluados de la Sentencia 91339 de la Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, del 11 de agosto de 2016 en autos “Ortiz Mario Fabián c/ASOCIART S.A. Aseguradora del Riesgos Del Trabajo s/Accidente - Ley Especial “

(4) La Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo con accidentes posteriores a la vigencia de la ley 26773 y al decreto 472/2014 realiza una comparación conforme los parámetros establecidos en el art. 14 LRT a la fecha del accidente o toma de conocimiento con el piso mínimo establecido por la

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Resolución 34/2013-II. Datos evaluados de la Sentencia 91290 de la Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, del 1 de julio de 2016 en autos “Godoy Pablo Ariel c/SWISS Medical ART S.A. Aseguradora del Riesgos Del Trabajo s/Accidente - Ley Especial”.

Estadísticas finales

El análisis de contenido, a los efectos de interpretar cualitativa y cuantitativamente la informa-ción que surge de cada fallo, estableciendo las variables contextuales de registro y de enumeración a partir de la comparación de los diferentes periodos, como así también de las diferentes salas, en tanto criterios de aplicación como de beneficios para el trabajador.

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