Eduardo Pellejero, Los Juegos Ardientes de La Ficción, Foucault y La Redefinición de Lo Significa...

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    Eduardo Pellejero

    Los juegos ardientes de la ficcin

    Foucault y la redefinicin de lo significa pensar

    La fragmentacin del mundo y del saber sobre el mundo en una serie de esferas

    autnomas constituye la herenciaal mismo libertadora y alienantede la modernidad.

    Sus efectos son experimentados por nosotros de los ms diversos modos, en el dominio

    de las ciencias y de las artes, de la reflexin filosfica y de lapraxishistrica.

    Numerosos intentos buscaron, y siguen buscando, responder a esa dispersin,

    ofreciendo un horizonte de sentido a travs de sistemas conceptuales, modelos decomunicacin o estructuras de administracin. Sin embargo, incluso cuando puedan

    considerar cierta abertura, esos intentos siempre implican un principio de totalizacin de

    la realidad por la representacin, o una referencia del lenguaje a la forma de lo

    verdadero, o una reduccin de la vida a la lgica de la efectividad.

    La ficcin es al mismo tiempo menos ambiciosa y ms precaria, pero

    eventualmente pude llegar a ofrecernos una forma inconmensurable de relacionarnos

    con la fragmentacin del mundo moderno, sin cerrarlo perentoriamente a cuenta de

    ningn dispositivo de saber-poder ni de forma alguna de consenso. En ese sentido, sin

    buscar elevar una vez ms lo literario al dominio de lo absoluto, me gustara explorar un

    cierto concepto de ficcin sobre el cual Foucault trabaj en los aos sesenta.

    * * *

    El cuestionamiento de la verdad como valor y, muy especialmente, como valor

    filosfico, no desconoce un lugar importante en el pensamiento contemporneo.

    Prolongacin inevitable del proyecto crtico de la modernidad, debemos a Nietzsche el

    haber sentado las bases de esa problematizacin1, quien deshace la subordinacin

    acostumbrada de la voluntad y el pensamiento a la forma de lo verdadero2.

    1La voluntad de verdad necesita una crtica -con esto definimos nuestra tarea- el valorde la verdad debeserpuesto en entredichoalguna vez, por va experimental... (Nietzsche, Genealoga de la moral, versincastellana de de Andrs Snchez Pascual, Madrid, Alianza, 1984; p. 175).2

    Cf. Deleuze, Pourparlers, Paris, ditions de Minuit, 1990; p. 159: En otras palabras, la verdad nopresupone un mtodo capaz de descubrirla, sino procedimientos y procesos, formas de quererla. Tenemossiempre las verdades que nos merecemos, en funcin de los procedimientos del saber (y especialmente de

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    Despus de Nietzsche, seguirn existiendo lo verdadero y lo falso, pero ya no

    como valores absolutos, sino apenas como expresiones de una vida ms o menos

    intensa, ms o menos gregaria, ms o menos artstica. Al mismo tiempo, la verdad

    dejar de ser algo en s, algo incondicionado, absoluto o universal, y estar a partir de

    entonces sujeta al devenir.

    En este sentido, por ejemplo, Foucault propondr una historia de la verdad,

    mostrando que la voluntad de verdad impone sistemas histricos de exclusin3,

    apoyndose sobre soportes institucionales, para, a seguir, ser elevada por la filosofa a

    un ideal trascendente o trascendental. Esto es, la verdad, como producto de una relacin

    de fuerzas, da lugar de hecho a un discurso que la legitima de derecho, en un

    crculo vicioso pero efectivo, que despliega sus efectos a lo largo de la historia material

    e intelectual de occidente.

    La crtica no pone en cuestin las nociones tradicionales de verdad y

    racionalidad, en todo caso, sin poner al mismo tiempo en cuestin la propia concepcin

    de la filosofa en su tradicin histrica. De pronto, la filosofa ya no trata apenas de la

    verdad, sino tambin, y muchas veces de una forma esencial, de ficciones. Nietzsche

    escribi: Parmnides dijo que no se piensa en lo que no es; nosotros estamos en el

    otro extremo, y decimos: lo que se puede pensar, con seguridad, tendr que ser una

    ficcin4.

    De Nietzsche a Vaihinger, de Bergson a Deleuze, y de Lacan a de Certeau, la

    tematizacin de la ficcin aparece en el centro del pensamiento contemporneo, dando

    lugar a una serie de conceptos asociados que atraviesan la antropologa, la

    epistemologa, la filosofa poltica y la esttica. Entre todos, el concepto de ficcin de

    Michel Foucault es quiz uno de los menos conocidos y uno de los ms interesantes a

    ser recuperados.

    La problematizacin foucaultiana de la ficcin excede el dominio de lomeramente literario, pero se encuentra ntimamente ligada a una cierta idea de la

    literatura que se hiciera durante los aos sesenta. Contra algunas teoras de la poca,

    Foucault deca la literatura no se constituye a partir del silencio, que la literatura no es

    los procedimientos lingsticos), de los procesos de poder, de los modos de subjetivacin o individuacinde los que disponemos.3Foucault,Lordre du discours, Pars, Gallimard, 1986; p. 15.4Nietzsche, KSA 6, 22 (Jaspers, op. cit., p. 318). Cf. Jaspers, op. cit., p. 303: Ya para el joven Nietzsche,slo el carcter aparente del arte llegaba a ser un camino hacia la verdad. (...) la veracidad slo tiene

    sentido, para l, en cuanto medio para alcanzar una potencia de falsedad ms alta (16, 48). Y en cuantoal conocimiento mismo, rige lo siguiente: La veracidad es uno de los medios del conocimiento: unescaln, pero no todos los escalones (12, 243).

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    formas). Lo mismo podra decirse, hechas las debidas consideraciones, en relacin al

    discurso cientfico, religioso, acadmico, etc.

    En el anlogo del discursoque es la obra literaria, por el contrario, esa relacin

    puede establecerse a travs del propio (y singularsimo) acto de habla que constituye la

    ficcin: ah no slo se dice lo que dice, se dice tambin desde donde se lo dice, a qu

    distancia se lo dice y segn qu perspectiva. La ficcin no hace ver lo invisible, sino

    que hace ver cmo es invisible la invisibilidad de lo visible, dir Foucault (1966)

    hablando de Blanchot; esto es, la ficcin torna patente lo que nos pasa desapercibido al

    tomar la palabra, saca a la luz las condiciones de enunciacin y las pone en variacin

    (Merleau-Ponty, retomando algunas intuiciones de Klee, ya haba hablado de la misma

    forma sobre el modo en que la pintura haca manifiestas las condiciones de visibilidad).

    Eso quiere decir que la literatura no se distingue por las historias que cuenta,

    sino por la torsin que impone al lenguaje y por el espacio de variacin que abre al nivel

    de la enunciacin. De ah que desde el momento en que tiene lugar, con cada palabra

    escrita o pronunciada, pueda 1) comprometer el lenguaje y 2) transgredir el orden del

    discurso.

    En relacin a lo primero, Foucault escriba: la literatura es el riesgo

    continuamente retomado y asumido para cada palabra de una frase literaria, el riesgo de

    que esa palabra, esa frase, y todo el resto, no obedezcan al cdigo. () Al lmite, es

    posible que ninguna palabra de la literatura tenga exactamente el sentido que damos a

    las mismas palabras que pronunciamos cotidianamente, es posible que la palabra

    suspenda el cdigo del cual fue tomada. () En todo caso, la palabra literaria tiene

    siempre el derecho soberano de suspender el cdigo, y es la presencia de esa soberana,

    incluso si no es ejercida, que constituye el peligro y la grandeza de toda obra literaria

    (FOUCAULT, 2000, p. 159)6.

    En relacin a lo segundo, hablando de la obra de Julio Verne, Foucault afirmarlo siguiente: Contra las verdades cientficas y rompiendo con su voz helada, los

    discursos de la ficcin remontan sin cesar hacia la ms alta improbabilidad. Por encima

    de ese murmullo montono en el cual se enunciaba el fin del mundo, hacen brotar el

    ardor asimtrico de la suerte, el acaso inverosmil de la sin-razn impaciente. La ficcin

    6 Por todo eso, en tanto reconfiguracin ficcional del orden de los signos de una sociedad, en tantosubversin del orden del discurso y transgresin de los cdigos lingsticos de los cuales se vale para

    existir, la literatura es una brecha en el dominio de lo posible. Essa brecha no pertence nem ao mundonem ao inconsciente, nem ao olhar nem a interioridade, um distanciamento no seio da linguagem, masprojeta os seus efeitos sobre tudo isso (e tambm sobre a linguagem).

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    es la negentropa del saber. No es la ciencia tornada recreativa, sino la re-creacin del

    saber a partir del discurso uniforme de la ciencia (FOUCAULT, 2009, p. 217).

    En un mismo movimiento, por tanto, la ficcin se substrae a lo verdadero y

    dispersa el lenguaje. Luego, no dice simplemente lo falso, lo meramente errado, lo

    fantstico o lo irreal. Dice ms que lo verdadero (dice la cosa y dice la distancia que

    separa y aproxima al lenguaje de la cosa), y dice menos que la verdad (dice la cosa sin

    presuponer la posibilidad de una adecuacin entre las palabras y las cosas). En ese

    sentido, el ejercicio de la ficcin implica un desplazamiento fundamental en relacin a

    los discursos que reclaman de derecho la propiedad de la verdad y de lo verdadero,

    porque asumiendo su diferencia no denuncia apenas la injusticia de esos discursos, sino

    que asume al mismo tiempo el sistema de su propia injustica.

    Los juegos ardientes de la ficcin (otra expresin fantstica de Foucault)

    hacen que el mundo no pare, entregndolo a una nueva juventud, restituyendo al

    rumor del lenguaje el desequilibriode sus poderes soberanos.7

    La reflexin de Foucault presupone un dialogo intenso con la obra crtica de

    Maurice Blanchot, para con quien guarda una deuda fundamental. Blanchot reconoce en

    la literatura un modo esencial de la autenticidad no ligada a la forma de lo verdadero .

    La ausencia de fundamento que la literatura abraza, en su distanciamiento de la verdad y

    en su ejercicio de la ficcin, proyecta segn Blanchotuna sombra crtica sobre las

    prcticas y los saberes histricos. Se dira que coloca el mundo entre parntesis,

    suspendiendo sus redes significantes (el valor de sus categoras y sus conceptos). El

    escritor es aquel que, por su sacrificio, esto es, por el sacrificio de la verdad, de la

    efectividad, de la utilidad de su palabra, nos conduce ms all de lo que nos es familiar,

    arrancndonos a los proyectos comunes y a las cosas hechas o por hacer, invitndonos a

    un espacio imaginario donde lo que est en juego es el sentido de lo que somos y de lo

    que (todava) no somos, de lo que podramos ser. En otras palabras, el destino abierto,irresuelto, trgico de la literatura, condenada a recomenzar eternamente, nos recuerda

    las limitaciones de cualquier accin histrica, de cualquier forma de saber cientfico o

    proyecto poltico para colmatar las aspiraciones humanas. Con esto Blanchot no quiere

    decir que la literatura posea verdad alguna, ni mucho menos que suponga una

    comprensin ms alta de la realidad. La literatura no es una respuesta, es apenas una

    forma de mantener las cuestiones en abierto. Lo que Blanchot quiere decir es,

    7 Esto quiere decir que, sometiendo las formas de enunciacin a un espacio de variacin continua, laficcin permite que el lenguaje desborde, por exceso o por defecto, el orden del discurso.

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    simplemente, que la fuerza caustica que comporta la literatura es capaz de destruir, al

    mismo tiempo que destruye su propia autoridad, las pretensiones de cualquier discurso

    que intente imponer un sentido al mundo invocando los prestigios de un saber

    consolidado o un poder constituido.

    En Foucault los conceptos son otros, pero la caracterizacin de la literatura y la

    definicin de la ficcin apuntan en una direccin similar. Distancia cavada en el interior

    del propio lenguaje y en los intersticios del orden del discurso, la palabra literaria, o,

    mejor, la palabra expuesta a los juegos de la ficcin, es aquella que oscila sobre s

    misma: especie de vibracin en el lugar o variacin continua que, en su simulacro, es

    capaz de conmover las estructuras y los dispositivos de que se sirve para hacer sentido

    (o para hacer otras cosas que no tienen una relacin directa con el sentido).

    Independientemente de las fbulas que cuenta, independientemente de los estratos de

    signos que retoma en una sociedad cualquiera, presupone siempre ese extraamiento en

    relacin al orden del discurso, ese distanciamiento en relacin al lenguaje. Tiene lugar

    en ellos, pero al mismo tiempo los expone, los dispersa, los trabaja. Foucault deca: No

    hay ficcin porque el lenguaje se coloca a distancia de las cosas; el lenguaje es esa

    distancia, la luz donde las cosas estn y su inaccesibilidad, el simulacro donde se da su

    presencia; y cualquier lenguaje que, en lugar de olvidar esa distancia, se mantenga en l

    y lo mantenga en l, cualquier lenguaje que hable de esa distancia avanzando en ella, es

    un lenguaje de ficcin. Puede, entonces, atravesar toda prosa y toda poesa, toda novela

    y toda reflexin, indiferentemente (FOUCAULT, 1994, p. 281).

    Por todo eso, el concepto de ficcin se torna insoslayable para la de definicin

    del trabajo inclasificable desarrollado por Foucault, quien asuma voluntariamente que

    en su vida no escribiera otra cosa que ficciones8. Con eso no pretenda decir que

    siempre se mantuviera fuera de la verdad, sino que hiciera trabajar en cierto modo la

    ficcin en el orden de lo verdadero, tratando de inducir efectos de verdad con undiscurso que no se adecuaba a los criterios de lo verdadero que imperaban en su tiempo.

    Por un lado, la ficcin opera en algunas de las obras de Foucault como en las

    novelas de Verne: voces sin cuerpo combaten para contar la fbula9, esto es, los

    sujetos de la enunciacin se multiplican, desplazando constantemente las relaciones

    entre el narrador, el discurso y la fbula. As, por ejemplo, en la Historia de la locura,

    8 Foucault falar do seu trabalho como de formas de fico-filosfica, de fico-histrica ou fico-

    crtica, no mesmo sentido em que Deleuze falava de da sua filosofia como uma espcie de fico-cientfica.9p. 291

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    cada fbula tiene su voz, cada voz da lugar a una fbula nueva, segn un movimiento

    que hace que los personajes salgan de la fbula a la que pertenecen para convertirse en

    los relatores de la fbula siguiente, como una especie excntrica de esos juegos de

    muecas rusas (hablan los mdicos, los locos, los reglamentos, las rdenes de

    detencin, los filsofos, los poetas, etc.).

    Por otro lado, as como Verne ficcionaba la probabilidad neutra del discurso

    cientfico () que impone la certeza de su verdad, Foucault ficciona la historia contra

    los dispositivos de saber que caucionan ciertas formas de poder inscribindolas en el

    orden de lo verdadero. Escribe, por ejemplo, una historia del nacimiento de la

    psiquiatra, que de un punto de vista histrico, a partir de los criterios que regan el

    saber histrico en la poca, es parcial, exagerada (no dice toda la verdad y dice ms que

    la verdad), en las espera de que el libro tenga un efecto sobre el modo en que las

    personas perciben la locura y su tratamiento. Es en ese sentido que deca que su

    esperanza era que sus libros ganasen su verdad despus de escritos, y no antes, que su

    verdad estuviese en el porvenir. (FOUCUALT, 1994b, p. 806)10Al final, como en el

    cuento de Borges, el mundo es invadido por Tln, la realidad se disuelve y se altera,

    deca Piglia. Ms generalmente, la ficcin revela los lmites de nuestro pensamiento,

    haciendo jugar la distancia y la disyuncin entre lo real y el lenguaje.

    La autorreflexin crtica de Foucault a partir del concepto de ficcin llama

    nuestra atencin sobre el papel ms importante que juega el concepto de ficcin en la

    filosofa contempornea: el de la redefinicin de lo que significa pensar.

    Como saben, la verdad no era, para Nietzsche, algo dado que bastara descubrir,

    sino algo que tiene que ser creado y que le da nombre a un proceso que, en s mismo, no

    10 Eu trato de provocar uma interferncia entre a nossa realidade e o que sabemos da nossa histriapassada. Se resulta, essa interferncia produzir efeitos reais sobre a nossa histria presente. A minhaesperana que os meus livros ganhem a sua verdade uma vez escritos, e no antes. Exemplo. Escrevi umlivro sobre as prises. Tratei de pr em evidncia certas tendncias na histria das prises. Uma stendncia, poderiam repreender-me: Logo, o que diz no de tudo verdade. Est bem. O certo quetratei de pr em evidncia s algumas tendncias na histria das prises. Mas dois anos atrs, em Frana,houve uma agitao nas prises, os detidos revoltaram-se. Em duas dessas prises, os prisioneiros liam omeu livro. Das suas celas, alguns detidos gritavam o texto do meu livro aos seus camaradas. Eu sei quepode soar pretensioso, mas isto uma prova de verdadede verdade poltica, tangvel, de uma verdadeque s comeou a ser tal uma vez que o livro foi escrito. Espero que a verdade dos meus livros esteja noporvir (FOUCAULT, 1994b, p. 807). El propio Picasso lo dijo: el arte, dijo, es una mentira. El propio

    Nietzsche lo dijo: la filosofa, dijo, es una mentira. Slo que si estas mentiras son colgadas en un museo eltiempo suficiente, si estas mentiras son abrazadas por la gente o propagadas de boca en boca, como unrumor, o como una conjura, pueden llegar a tornarse realidad.

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    tiene fin. La ficcin asume en Foucault esa determinacin activa del pensamiento11, que

    en cierta medida se asemeja a la funcin del trabajo del sueo y, por extensin, a los

    momentos de reordenacin selectiva que marcan las discontinuidades histricas.

    * * *

    En su juventud, prximo del primer romanticismo alemn, Hegel creyera, ante la

    fragmentacin del incipiente mundo capitalista, que las artes, y entre las artes la

    literatura, podra llegar a ofrecer un principio de organicidad para una sociedad en

    crisis. Las tensiones, las contradicciones de la poca acabaran rebelndose en toda su

    dureza en los aos siguientes, llevando a Hegel optar por mediaciones ms firmes

    ligadas a la forma de lo verdadero.

    Los impases de la racionalidad bajos sus variantes historicistas, positivistas,

    tecno-cientficas, comunicativas o consensuales demostraron que las preocupaciones

    de Hegel no eran infundadas (se trataba de una crisis como nunca antes se

    experimentara), pero en su impotencia para administrar la fragmentacin del mundo

    moderno y contemporneo llevaron a muchos pensadores a retomar hiptesis

    descartadas.

    No vine aqu para decir que en los tiempos capitales que vivimos la literatura

    puede ofrecernos una referencia absoluta en la desagregacin de los horizontes

    humanistas que dieron sentido a la historia despus de la muerte de dios. Pero, perdido

    por perdido, ante los modelos mercadotcnicos o administrativos que, al mismo tiempo

    que invocan una competencia superior nos ofrecen apenas justificaciones dbiles del

    estado de las cosas, ante esos modelos, digo, la literatura puede ser para nosotros

    como deca Nietzscheuna forma de que nos perezcamos (apenas) por la verdad.

    Para nosotros, para aquellos de nosotros que buscamos una forma de pensar,aunque sea de forma precaria y provisoria, las experiencias asombrosas (asustadoras y

    asombrosas) que tienen lugar en las esferas de la ciencia y de la subjetividad, de la

    cultura y de la sociedad, eso puede significar abrir nuestras prcticas a una forma del

    lenguaje que se desconoce a s mismo, que se extraa de s mismo, que asume su error,

    su errancia, su impertinencia, su impostura, y que, sin apelar a fundamento alguno, sin

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    Cf. Nietzsche, KSA 16,48 (Jaspers, op. cit., p. 286): La creencia de que el mundo que debe ser ya es oexiste realmente, constituye la creencia de los improductivos, de los que no quieren crear el mundo talcomo este debe ser. (...) Voluntad de verdad, entendida como impotencia de la voluntad de crear.

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    reclamarse de autoridad alguna, es, con todo, capaz de volver a revelarnos el mundo

    como problema, esto es, como tarea propuesta a nuestra libertad.

    Madrid, 6 de Mayo de 2015

    1963 Distance, Aspect, Origin1964 Linguagem e literatura1966 Sur les faons decrir le histoire1966 L'arrire-fable

    1966 La pense du dehors1967 Qui tes-vous professeur Foucault ?1971 Lordre du discours1971 Nietzsche, la gnalogie, l'histoire1973 A Verdade e as Formas Jurdicas1977 Les rapports de pouvoir passent linterieur des corps1979 Foucault tudie la raison d'tat1982 Le suject et le pouvoir