Educación crítica

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Desafíos para la educación crítica en el siglo XXI

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  • L a e d u c a c i n c r t i c a y L o s d e s a f o s e n e L s i g L o X X i

  • Camilo Valqui CachiJos Enrique Gonzlez Ruiz

    Manuel Gngora PradoHomero Bazn Zurita

    (Coordinadores)

    L a e d u c a c i n c r t i c a y L o s d e s a f o s e n e L s i g L o X X i

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    UNIVERSIDAD AUTNOMADE GUERRERO

    Unidad Acadmicade Filosofa y Letras

  • Primera edicin: febrero 2015

    ISBN: 978-607-9426-10-1

    Ediciones y Grficos En, S.A. de C.V. Av. Mxico-Coyoacn nm. 421 Col. Xoco, Deleg. Benito Jurez Mxico, D.F., C.P. 03330 Tels.: 56 04 12 04, 56 88 91 12

    Prohibida la reproduccin total o parcial por cualquier medio sin la autorizacinescrita del titular de los derechos patrimoniales.

    Impreso y hecho en MxicoPrinted and made in Mexico

  • UNIVERSIDADES PARTICIPANTESUniversidad Autnoma de Guerrero, MxicoUniversidad Privada Antonio Guillermo Urrelo, PerUniversidad Central Marta Abreu de las Villas, CubaUniversidad Nacional Mayor de San Marcos, PerMaestra en Defensa y Promocin de los Derechos Humanos de la Universi-

    dad Autnoma de la Ciudad de Mxico, Mxico

    UNIDADES ACADMICAS DE LA UNIVERSIDAD DE GUERREROFilosofa y LetrasEducacinCiencias de la Comunicacin y MercadotecniaCiencias de la TierraMaestra en Derecho

    CUERPOS ACADMICOSProblemas Sociales y HumanosHumanismo y SustentabilidadInnovacin Educativa y SustentabilidadEstudios Literarios y FilosficosGeoqumica, Medio Ambiente y Educacin

    REDES ACADMICAS INTERNACIONALES Grupo de Investigadores de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universi-

    dad Nacional de Cajamarca, Per Grupo de investigadores de la Escuela de Posgrado de la Universidad

    Nacional de Cajamarca, Per Grupo de Investigadores del Departamento de Filosofa de la Facultad de

    Ciencias Sociales de la Universidad Central Marta Abreu de las Villas, Cuba Ctedra Internacional Carlos Marx, Mxico Escola Superior de Enfermagem do Porto, Portugal Escola Superior de Enfermagem de Coimbra, Portugal

  • Este libro, La educacin crtica y los desafos del siglo xxi, ha sido posible gracias al apoyo financiero y al inters acadmico de la Direccin General de Planeacin y Evaluacin Institucional de la Universidad Autnoma de Guerrero. Por ello, nuestro agrade-cimiento a su ex Director General, el Dr. Javier Saldaa Almazn, hoy Rector. Tambin a los licenciados Daniel Mora y Erwin Flores Contreras por su valioso apoyo en la integracin lgica de los archivos originales de la presente obra.

  • n d i c e

    Prlogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

    Introduccin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21

    Filosofa de la globalizacin, el neoliberalismo y la posmodernidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .29Manuel Gngora Prado

    Mercanca, educacin y fetichismo: Violenta dialctica del dominio subjetivo en el siglo xxi . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69Camilo Valqui Cachi

    Educacin, empresa y poder: avatares del siglo xxi en Amrica Latina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .97Erwin Flores Contreras

    Pensarnos en una educacin crtica. A quin le interesa la formacin de sujetos crticos? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113Ignacio Eulogio Claudio

    De la filosofa crtica a la filosofa de la educacin . . . . . . . . . .129Cutberto Pastor Bazn

    tica y valores para la educacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .145Ramn Espinosa Contreras y Ma. Antonieta Julin Prez

    La construccin del aprendizaje reflexivo . . . . . . . . . . . . . . . . . .153Maria Henriqueta Figueiredo, Palmira Oliveira Martins y Joo Lus Alves Apstolo

    Currculo reduccionista vs. currculo sustentable . . . . . . . . . . .167Juventina Salgado Romn

  • Contribuciones al campo de la comunicacin desde la formacin del profesional. La experiencia cubana . . . . . .183Irene Trelles Rodrguez y Miriam Rodrguez Betancourt

    El mito de la educacin universal y la responsabilidad poltica de nuestros Estados: una evaluacin crtica al odm2 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .199Alonzo Ramrez Alvarado

    Una mirada sociolgica a la educacin en el siglo xxi y una propuesta para su mejora desde la educacin en valores 209Edgardo R. Romero Fernndez

    Rondas campesinas de Per: educacin, valores y anlisis crtico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .221Cyntia Raquel Rudas Murga

    Crtica a la criticada educacin en los pases de Amrica Latina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .239Doris Castaeda Abanto y Leobardo Jimnez Snchez

    Algunos aspectos de la educacin superior en el Per . . . . . .253Homero Bazn Zurita

    Los docentes y alumnos en la Universidad Autnoma de Guerrero. Flexibilidad curricular y trayectoria de identidades sociales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 269Rita Angulo Villanueva

    Pensarme desde la familia, la escuela e instituciones militares y policiacas en la relacin de enseanza y aprendizaje. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 289Joel Iturio Nava

    Elementos generales y aproximaciones crticas de un estudio del discurso cultural en la Universidad Autnoma de Guerrero en el periodo 1972-1999 . . . . . . . . . . . . . . . . 303Salomn Mariano Snchez

  • Educacin basada en competencias y modelo educativo de la uag. Implicaciones en el desempeo del docente facilitador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .321Javier Casiano Reachi

    Las tutoras acadmicas y el nuevo rol del docente segn los lineamientos del promep de la Secretara de Educacin Pblica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .337Jaime Salazar Adame

    Una mirada a las competencias en la Universidad Autnoma de Guerrero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .351Jos Luis Aparicio Lpez, Eleuterio Snchez Esquivel, Juana Beltrn Rosas, Ramn Bedolla Solano y Columba Rodrguez Alviso

    El enfoque por competencias en educacin para la deshumanizacin del hombre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 365Arturo Miranda Ramrez

    Imponer a toda costa la reforma educativa . . . . . . . . . . . . . .383Jos Enrique Gonzlez Ruiz

    Sobre los autores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .387

  • 13Prlogo

    P r l o g o

    Educar, aprender, para el pueblo defender

    El libro que usted tiene en las manos es una herramienta eman-cipadora, de autodefensa intelectual, en el combate sin tregua por una educacin gratuita, crtica y humanista e independiente de cualquier inters privado o mercantil. Con sentido profunda-mente crtico, la educacin como prctica revolucionaria posibilita la formacin de conciencia histrica y potencializa la radicalidad de los sujetos ante la bancarrota de los modelos educativos neoliberales. De las escuelas a las universidades, los maestros, las familias, los pueblos y las organizaciones que resisten a su manera a la voracidad del capitalismo tienen una intencionalidad liberadora: transformar las relaciones de poder y de explotacin para el ejercicio de una democracia real, directa, participativa y comunitaria. Ante una educacin deshumanizante que sirve a in-tereses ajenos y enajenantes, slo es desde la insumisin que son eficientes las estrategias de lucha antisistmica cuando orientan los procesos educativos hacia la formacin de personas crticas del poder dominante, pero tambin de s mismos y de proyectos propios a nivel familiar, comunal y productivo.

    Como profesores e investigadores comprometidos con la educacin crtica de manera personal, los autores que participan

  • 14 la educacin crtica y los desafos en el siglo xxi

    en el libro La educacin crtica y los desafos en el siglo xxi escriben desde el anlisis riguroso de la praxis, como manera de superar esquemas academicistas que legitiman la dominacin. Ponen de relieve lo que est en el corazn de las luchas de intereses por transformar las reglas del juego en las instituciones educativas, por ejemplo, a raz de la indignacin y la resistencia ante las re-cientes reformas en los programas de estudios universitarios. El papel del Estado es escudriado a fondo por la funcin gerencial y rectora que juega a favor de los intereses capitalistas desde perspectivas radicales, basadas en experiencias en las cuales los autores son actores partcipes, actuantes y actuados a la vez, de acuerdo con un posicionamiento personal distante y reflexivo. Desde miradas latinoamericanas y personales muy valiosas, los anlisis de los treinta autores de esta obra crtica nos preguntan en filigrana, como Camilo Valqui Cachi lo expresa en el captulo de su autora, si las burocracias universitarias y los gobiernos neoliberales podrn dormir tranquilos arrojando a millones de jvenes a la violencia y al desempleo mientras demaggicamente defienden a la juventud y a la educacin como un derecho clave para el desarrollo humano.

    Caminos a la escuela y a la emancipacin

    Para trazar los contornos y los contenidos de la educacin crtica en la era del multiculturalismo neoliberal en Amrica Latina, cabe preguntarse cul ha sido la genealoga del concepto en la historia de las ideas polticas modernas, desde la matriz occidental y colo-nial de las formas modernas de ensear y aprender, hasta las alter-nativas crticas expresadas desde las izquierdas latinoamericanas. El aprendizaje histrico que busca superar viejos dogmatismos, incluso desde la perspectiva de la lucha de clases, ha representa-do un tema crucial de la filosofa educativa. El conocimiento no debe separarse de la accin para Rabelais, autor de la carta de Garganta a su hijo Pantagruel en la Francia de la primera mitad del siglo xvi, quien escribe que ciencia sin consciencia no es ms que ruina del alma. Algunas dcadas despus, el pensamiento

  • 15Prlogo

    de Montaigne, marcado por el escepticismo, encuentra una consecuencia lgica a nivel educativo: nada puede considerarse como absolutamente verdadero o definitivo. Para l la educacin consiste, en parte, en formar de manera integral mentes abiertas a un pensamiento crtico, capaz de ir siempre ms all de lo que ya se ha alcanzado, para aprehender la realidad y realizarse a nivel personal (cuerpo y espritu).

    En este sentido, antes de los aportes de Rousseau y de Kant, la historia del pensamiento educativo ensea que la superacin personal y colectiva pasa por una escolaridad orientada a aprender a ser crtico y criticado, a desconfiar de los discursos de los grupos dominantes a nivel econmico, poltico y religioso y a producir discursos a contracorriente que plantean utopas societales. Las prcticas educativas antihegemnicas pueden (re)surgir como elementos centrales de las bolsas de resistencia que anticipan o prefiguran otro modo de convivir y producir en cada sociedad. Las filosofas socialistas tienden asimismo a considerar que educar a las masas trabajadoras no basta para renovar la sociedad en profundi-dad, puesto que el hombre no es producto nico de la educacin, siendo sta el reflejo de las condiciones econmico-polticas en las cuales se inserta. Entonces la transformacin humana requiere que la sociedad cambie radicalmente. Al respecto, Marx y Engels advierten en el Manifiesto del Partido Comunista (1848):

    [] Y su educacin, no est tambin determinada por la sociedad, por las condiciones sociales en que ustedes educan a sus hijos, por la intervencin directa de la sociedad en la escuela? Los comunis-tas no inventan esta injerencia de la sociedad en la instruccin; no buscan sino cambiar el carcter y arrancar la educacin de la clase dominante.

    En el contexto de la expansin del capitalismo en los siglos xix y xx, la educacin crtica pretende ser una educacin popular con aspiraciones emancipadoras, en lugar de buscar educar al pueblo para compensar o paliar la ausencia o insuficiencia de la escuela pblica. Las pedagogas radicales actuales reivindican la

  • 16 la educacin crtica y los desafos en el siglo xxi

    herencia de prcticas de educacin poltica que atraviesan las organizaciones de los movimientos agrarios, obreros y feminis-tas (socialismo revolucionario). Partiendo de la memoria de las experiencias populares de resistencia a la injusticia, la educacin crtica permite desarrollar profunda y continuamente el proceso reflexivo de enseanza y aprendizaje para potenciar la sensibilidad intersubjetiva, el entendimiento mutuo y la aprehensin racional y concreta por el significado de los hechos sociales.

    En este sentido, la educacin crtica es creativa a nivel cultural e intelectual en la medida en que contribuye al pensamiento au-tnomo, el cual propicia la construccin de subjetividades ciuda-danas. Esta creatividad se erige como condicin de la criticidad y la pertinencia pedaggica, a partir del desarrollo de capacidades para pensar, razonar, investigar, cuestionar, resolver problemas, organizar e innovar en contextos diferenciados, fomentando men-tes abiertas (en ingls open mind, en francs ouverture desprit) capaces de seleccionar datos oportunos y movilizar recursos adecuados. De cierto modo, toda la puesta en prctica de la educacin crtica depende del contexto en el cual se genera y se transforma, as como en el campo de relaciones de fuerzas en el cual distintas formas de poder estn en juego, donde los sujetos pueden apostar a estrategias contrahegemnicas, por ejemplo en la educacin crtica a los medios o en la educacin ambiental y para la solidaridad internacional.

    Educacin para la autonoma: la construccin de pedagogas de la liberacin

    Ante la intencin de quebrantar las lgicas de dominacin eco-nmica, social y cultural, las pedagogas que siembran la inquie-tud y la insumisin al orden establecido recurren a estrategias didcticas que promueven la problematizacin de la complejidad, la interculturalidad y la intercomprensin entre grupos e indivi-duos diferentes en la (des)igualdad. De all, la educacin crtica necesariamente es una educacin antirracista y antisistmica que en Amrica Latina cobra un tinte de educacin decolonial o

  • 17Prlogo

    descolonizadora, a travs de la invencin de nuevas rutas hacia una educacin popular multilinge y intercultural que apuesta por el cambio y la transformacin de la superestructura dominante. Desde la ptica de pueblos en lucha como las bases de apoyo del movimiento zapatista en Chiapas, la educacin verdadera es una educacin que despierta las consciencias, que abre los ojos, como ellos mismos lo entienden y expresan para hacer visible lo invisibilizado, para dignificar lo que los dominantes han despreciado, humillado y reprimido.

    En Amrica Latina, los pueblos originarios y campesinos han sido protagonistas clave de cambios recientes en la educacin crtica, enriqueciendo los acervos de conocimientos y experien-cias en educacin popular, de acuerdo con las identidades y las demandas de los pueblos. Adems de organizarse para defender la tierra y ejercer derechos colectivos, los trabajadores sin tierra y los indgenas de tierras altas y selvticas desarrollan experien-cias singulares y sistemas regionales propios de escuelas rurales, contra viento y marea, gracias a recursos propios y redes de alianzas estratgicas incluso con actores no-gubernamentales. Las experiencias de educao do campo del movimiento Sem terra de Brasil estn marcadas, desde hace cerca de tres dcadas, por las influencias de pedagogos socialistas como Makarenko y Freire, gracias a la reflexin y la accin (auto)crtica de la pedagoga de la tierra en los asentamientos campesinos. La pedagoga de inspiracin freiriana es ms actual que nunca en las regiones lati-noamericanas, demostrando que la educacin no cambia al mundo sino que empodera a las personas que lo harn.

    Otras prcticas crticas de pedagoga para la autonoma, la esperanza y la dignidad son representadas por los proyectos co-munales de educacin verdadera en Chiapas que abarcan a ms de 600 escuelas de los Municipios Autnomos, de acuerdo con la identidad y las demandas de los pueblos en resistencia. En la escuela del nuevo poblado Francisco Villa (municipio San Manuel) en la Selva Lacandona, un mural indica en tzotzil y en espaol: Educar, aprender, para el pueblo defender. Estas palabras corres-ponden al afn de aprender a gobernar y a gobernarse, de edu-

  • 18 la educacin crtica y los desafos en el siglo xxi

    carse para desenvolverse con dignidad como sujetos autnomos y organizados, con consciencia de pertenencia a un territorio y a un pueblo, con memoria y proyecto colectivo de defensa contra la expoliacin de recursos agrarios y ambientales, pero tambin contra la represin y expropiacin de recursos simblicos como los saberes y conocimientos populares.

    En este panorama de rebeldas singulares ante el orden educa-tivo establecido, la educacin crtica incursiona en el espacio de la experimentacin, la improvisacin y, a veces, la incertidumbre en relacin con la construccin de pedagogas de la liberacin y para la autodeterminacin. En el pensamiento de Castoriadis, la lucha por la autonoma es una lucha para autoinstituirse, para regirse a partir de reglas propias, es decir, una lucha contra la sumisin a instituciones sociales heternomas que imponen desde el exterior maneras alienantes de pensar y actuar. Pensadores como illich analizan tambin la escuela como una institucin heternoma, importada y destructora de riquezas locales, sobre todo en el plan de los saberes tradicionales ligados a prcticas culturales populares. As, la lucha social por la autonoma se incrusta en una dinmica colectiva de accin poltico-cultural bajo la forma de espacios endgenos de decisin donde la institucin escolar se vuelve objeto de una apropiacin colectiva, en el contexto de un proyecto revolucionario profundo.

    ***

    Aprender a criticar requiere aprender a criticarse, a cambiar para resistir y acumular fuerzas. En los procesos educativos y, an ms, a nivel de la educacin superior, la educacin crtica debe fomen-tar la autoformacin, la investigacin y la accin participativa, y esto no tiene sentido si no es autocrtica, sistemtica y formativa. Desde luego, una educacin crtica empezara por la autocrtica al trabajo individual y colectivo del equipo docente, incluidos los directivos de las distintas jerarquas, desde el director hasta la mxima autoridad. Entonces el blanco de las crticas construc-tivas se constituye en torno a las condiciones que respondan a

  • 19Prlogo

    las necesidades y caractersticas de los estudiantes tomando en cuenta sus comunidades de origen, sus trayectorias y proyectos. Al poder aprovechar los modos de produccin y circulacin de los saberes populares, una educacin verdaderamente crtica contribuye asimismo a conocer y explicar la realidad social para intervenir en ella. Es decir, formar sujetos pensantes, informados y analticos, que no sean instrumentalizados o abusados por intereses ajenos e imperialistas y que tomen decisiones propias a nivel personal y de los grupos de pertenencia, preparados para indignarse ante las injusticias y actuar en consecuencia.

    En vez de reproducir intenciones enciclopedistas y memoriza-ciones estriles, la educacin crtica, tal como la conciben los auto-res en el presente libro, promueve en el estudiante el pensamiento creativo, complejo y reflexivo, al ser capaz de desempearse y ser comprensivo y solidario en contextos de distinta ndole. Desde una ptica crtica, el currculo ha de organizarse con base en los problemas reales de la vida social, partiendo de las necesidades concretas de los sujetos en las condiciones en las cuales viven. Para romper radicalmente con pedagogas que generan desprecio por el otro y desigualdades mltiples, el docente comprometido como activista cultural debe mostrarse competente para cuestionar su propia praxis y la de su equipo de trabajo, sin hacerse cmplice de prcticas simuladoras que encubren mal una cierta resignacin ante la penetracin de intereses privados en los procesos e ins-tituciones de enseanza. Como tarea que continuar pendiente, es preciso repensar crticamente las ciencias y los discursos que interpretan la sociedad, como condicin para poder luchar y transformar la escuela y la universidad de modo que se obtenga una educacin humanista, descolonizante, emancipadora, pblica y gratuita.

    Bruno Baronnet Mxico, 2 de marzo de 2015

  • 21IntroduccIn

    I n t r o d u c c I n

    La presente obra sobre la compleja problematica teorica y prctica de la educacin en el siglo XXI est dedicada a las histricas batallas crticas de los estudiantes de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, en defensa de la educacin crtica humanista y emancipatoria. Tambin se dedica a la lucha heroica de los padres de familia y compaeros de los estudiantes normalistas asecinados y desaparecidos en demanda por la pre-sentacin con vida de todos ellos. As mismo condena los crmenes de lesa humanidad de genocidio y desaparicin forzosa. Este libro adems se inscribe en el pensamiento crtico de Nuestra Amrica, orientado a desentraar, en el curso de los actuales pro-cesos de acumulacin de capital trasnacional, las metamorfosis que registran la filosofa, la economa, la poltica y la cultura educativa. Por lo mismo, es un libro crtico, plural y abierto a todas las miradas del pensamiento nuestroamericano, centrado en la reflexin y el debate sobre la complejidad, globalidad y multidimensionalidad de los procesos y problemas educativos en esta poca de crisis, imperializacin, de absoluta mercantilizacin, de barbarie y deca-dencia del sistema capitalista mundial. Las paradojas epistmicas que se encontrarn en su lectura slo ponen de manifiesto las desgarradoras contradicciones reales y espirituales de la totalidad sistmica sobre las conciencias de todos los seres humanos.

    Manuel Gngora Prado explica el fundamento filosfico de la compleja dialctica real del siglo xxI, con su trabajo sobre la globalizacin, el neoliberalismo y la posmodernidad.

    Camilo Valqui Cachi, en su trabajo Mercanca, educacin y fetichismo: Violenta dialctica del dominio subjetivo en el siglo

  • 22 La educacIn crtIca y Los desafos en eL sIgLo XXI

    xxI, realiza el anlisis crtico del contexto capitalista histrico-concreto,

    Erwin Flores Contreras considera que los procesos tardos propios de las naciones latinoamericanas en los esquemas de la estructura socioeconmica basada en la perspectiva de desarrollo del capitalismo en su fase de imperializacin generan las condicio-nes idneas para justificar de manera absurda, pero efectiva para beneficio de la burguesa (en cierto lapso de tiempo), la privatiza-cin de elementos indispensables para la existencia y el desarrollo intelectual de la especie humana. Todo lo anterior, de acuerdo con el autor, es posible cuando dicho esquema de desarrollo se mide en la capacidad militar y policiaca de destruccin que se tenga, en la capacidad de control meditico de la informacin a las masas, de la intensificacin del fenmeno nacionalista y el uso efectivo de esquemas de enajenacin para prevenir todo brote de rebelda o usarlo en contra de inquietudes de la clase explotada que puedan unificar la idea de transformar revolucionariamente estos modelos de desarrollo basados en la generacin de capital mediante la explotacin del ser humano por el ser humano.

    Ignacio Eulogio Claudio analiza la problemtica que enfrenta actualmente la educacin superior en Mxico, la cual no se puede entender sin comprender el contexto socio-histrico en que se desarrolla, caracterizado por un modelo de sociedad de corte neoliberal capitalista con predominio del capital financiero y las lgicas del mercado. Este modelo de sociedad est obligando a las universidades y, en general, a todos los sistemas educativos en sus diferentes niveles y modalidades a adoptar un tipo de edu-cacin basado en el desarrollo de competencias.

    Cutberto Pastor Bazn reflexiona en torno a la rIems (Reforma Integral de la Educacin Media Superior) impuesta por el gobierno federal mexicano, a travs de la Secretara de Educacin Pblica, a todas las instituciones que imparten educacin media superior, con el fin de preparar a las nuevas generaciones capacitndolas por medio de las competencias para el trabajo. Sin embargo, para lograrlo y con el supuesto de tener un solo bachillerato a nivel nacional, la sep elimina de golpe las humanidades de la educacin

  • 23IntroduccIn

    media superior como la tica, la esttica, la lgica y la filosofa, mismas que al eliminarse propician que se prive a la juventud de los conocimientos imprescindibles para analizar, reflexionar y criticar, sobre todo, el estado de cosas en que nos encontramos.

    Ramn Espinosa Contreras y Ma. Antonieta Julin Prez abor-dan los problemas sociales como la violencia entre los propios seres humanos y contra la naturaleza. La crisis de los valores morales, sociales y humanos, que es tambin de la civilizacin actual. Ante tal situacin se plantea la necesidad de una tica y una axiologa en la educacin para una cultura de paz.

    Maria Henriqueta Figueiredo, Palmira Oliveira Martins y Joo Lus Alves Apstolo tratan acerca de los procesos educativos como impulsores de experiencias conducentes al desarrollo de conocimientos, aptitudes y actitudes para la prestacin pro-fesional competente, sostenida en la evidencia que emerge del conocimiento cientfico, ste integra el dominio praxeolgico, convirtiendo el conocimiento en accin e innovacin por medio de procesos de aprendizaje estructurados en abordajes y metodolo-gas integrativas, imponindose a la pedagoga de la construccin autnoma del aprendizaje y partiendo de la formacin a travs de la experiencia.

    Juventina Salgado Romn da cuenta de cmo, despus del predominio del pensamiento fragmentado por ms de 300 aos, han comenzado a resurgir y a reintegrarse planteamientos de la sabidura antigua, de los grandes pedagogos y de teoras de vanguardia de distintas disciplinas que se conocen como la Nueva Ciencia. Tales aportes estn impactando ya el campo educativo, sugiriendo un currculo que considere al estudiante como una totalidad. La educacin escolar de nuestras socieda-des modernas no consideran ese carcter multidimensional y los planes de estudio y contenidos de la currcula estn enfocados, fundamentalmente, en la dimensin slo cognitiva, que se refie-re bsicamente a los diferentes procesos del pensamiento y al razonamiento lgico, justamente porque el punto de partida es una concepcin fragmentada e instrumental, acorde con la me-tfora del estudiante como mquina. De esta manera, las otras

  • 24 La educacIn crtIca y Los desafos en eL sIgLo XXI

    dimensiones son ignoradas y, en consecuencia, los procesos de aprendizaje distan de ser no slo significativos sino fundamen-talmente integrales.

    Irene Trelles Rodrguez y Miriam Rodrguez Betancourt abordan los hitos fundamentales en el proceso de formacin del Comu-nicador en Cuba; destacan los antecedentes que sirvieron como sustento al desarrollo de las actuales carreras de Periodismo y Comunicacin Social, as como los aportes que en pocas recien-tes puede atribuirse la academia en estrecho intercambio con la realidad, las exigencias sociales y los avances de la especialidad en Amrica Latina, especialmente. Las autoras afirman que la ex-periencia cubana en la enseanza de la Comunicacin Social se basa en cuatro aspectos definitorios: la formacin integral de los estudiantes, el perfil amplio de los planes de estudio, la articula-cin de ellos con las disciplinas rectoras y la estrecha vinculacin de la teora con la prctica.

    Alonzo Ramrez Alvarado reflexiona en torno al Artculo 26 de la Declaracin Universal de Derechos Humanos, el cual reconoce que la educacin es un derecho humano fundamental. Luego, en el Pacto Internacional de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales, en su Artculo 13, se ha ampliado el reconocimiento de este derecho. Es ms, este Pacto, en su Artculo 14, obliga a los pases que no hayan alcanzado la enseanza primaria libre y obligatoria a adoptar un plan detallado de accin para lograrlo, estableciendo una meta en un nmero razonable de aos. Asimis-mo, la Convencin sobre los Derechos del Nio, en sus artculos 28 y 29, vuelve a reconocer este derecho universal.

    Edgardo R. Romero Fernndez trata la educacin como una ins-titucin socializadora que puede servir a los intereses de las clases dominantes o a los de la emancipacin. En el sistema mundo actual los mecanismos econmico-financieros de dominacin tratan de utilizar las instituciones educativas en funcin de perpetuar el sistema del capital trasnacional izado. No se puede hacer nada, acaso, desde las instituciones educativas? El autor cree que s y una va para ello es la formacin de valores, pero para hacerla eficiente y desenajenadora hay que cumplir ciertos requisitos, lo cual implica un esfuerzo adicional de los educadores.

  • 25IntroduccIn

    Cyntia Raquel Rudas Murga aborda un problema veterano que afrontan Per y Amrica Latina: la delincuencia individual y organizada, as como la existencia de barreras sociopolticas que impiden el fcil acceso a la justicia pblica, principalmente por habitantes de comunidades y caseros alejados de la metrpoli en la costa, sierra y selva de Per. Ante esta situacin, los habitantes de los pueblos originarios revelan la necesidad de organizarse y crear organismos de autodefensa dentro de sus comunidades, a modo de una autoridad comunal representativa con respaldo y defensa de los derechos de los pueblos indgenas y, en particular, la libertad, la autonoma, la democracia y el derecho a disfrutar y ejercer sus propias leyes.

    Doris Castaeda Abanto y Leobardo Jimnez Snchez realizan una crtica a la educacin latinoamericana. Inician analizando las polticas neoliberales implementadas por los gobiernos de turno, para posteriormente reflexionar respecto a la persistente colonialidad del pensamiento en la educacin enfatizando en la educacin superior para posteriormente revisar la vinculacin entre globalizacin y educacin. Tambin se discute la importancia de la investigacin en la formacin de profesionales, misma que ha sido descuidada casi por completo en la mayora de los pases de Amrica Latina.

    Homero Bazn Zurita hace un anlisis de la educacin, en ge-neral, en el Per, con especial nfasis en la superior universitaria. La educacin bsica, si bien incluye importantes porcentajes de nios y jvenes peruanos, no es de alta calidad, siendo muy bajos los resultados en pruebas internacionales como pIsa. La educacin superior se ha masificado y se han creado universidades que no cumplen con los requisitos mnimos de calidad. Se hace mucha profesionalizacin, pero casi nada de investigacin ni extensin ni proyeccin y tampoco hay involucramiento en responsabilidad social. Al final se plantean algunos retos y alternativas para mejorar esta situacin.

    Rita Angulo Villanueva revisa la manera en la que la flexibilidad curricular llega a la Universidad Autnoma de Guerrero, de una manera sui generis, en lo que ella llama un tiempo muy breve, como

  • 26 La educacIn crtIca y Los desafos en eL sIgLo XXI

    un tornado. De repente y sin saber bien cmo, los profesores de la universidad empiezan a escuchar cuestiones diversas: se inician los programas de movilidad estudiantil, de evaluacin externa, de evaluacin de estudiantes, el programa tutoras, los programas para la carrera acadmica y la iniciativa de nuevos planes y pro-gramas educativos con carcter flexible. Los profesores de pronto se encontraron con que ya no slo eran profesores de aula sino que tenan que cumplir obligatoriamente, si queran acceder a los programas de estmulos econmicos, con cinco funciones: docencia, investigacin, tutoras, vinculacin y gestin.

    Joel Iturio Nava da cuenta de una experiencia subjetiva desde una relacin que pone el acento en la enseanza y el aprendizaje bajo una forma de castigo, amenazas e intimidacin. Se pone la mirada en la familia, en la escuela y en los cuerpos policiacos y militares que estuvieron presentes en lo que se conoce como la guerra sucia de los aos setenta en Guerrero. En una primera aproximacin, pretende dar cuenta de una forma de construir co-nocimiento desde la afectacin del sujeto que desde la experiencia y desde lo que lo marca, se pone en relacin con el mundo, con el otro y con lo otro.

    Salomn Mariano Snchez ofrece el resultado de una investi-gacin cuyo objeto es el anlisis de la trayectoria experimentada por la Difusin Cultural en la Universidad Autnoma de Guerrero en dos grandes periodos de su historia, a partir de reconocer que el tpico referido a la cultura es un elemento indisociable de su naturaleza y forma parte de los conceptos fundamentales sobre los que se construye la institucin. Lo expuesto anteriormente se presenta como objeto de estudio, en tanto que la Universidad lo integra a la difusin cultural como parte de sus funciones sus-tantivas y, en ese sentido, la actividad referida debe desarrollar un papel relevante en la formacin humanista e integral de los universitarios, as como contribuir en el uso, valoracin, creacin y fomento de los bienes y servicios culturales que brinda a la sociedad guerrerense.

    Javier Casiano Reachi presenta el anlisis de los enfoques ac-tuales en la formacin de competencias y de los lineamientos del

  • 27IntroduccIn

    Modelo Educativo de la Universidad Autnoma de Guerrero, que orientan el desempeo del docente facilitador y el desarrollo de competencias desde una perspectiva constructivista, crtica y de compromiso social.

    Jaime Salazar Adame se enfoca en la renovacin de los planes y programas de estudio en las diversas instituciones de educacin superior, como la licenciatura en Historia de la Unidad Acadmica de Filosofa y Letras de la Universidad Autnoma de Guerrero, que ha dado lugar a un proceso de propuestas, anlisis y deba-tes acerca de los contenidos de las unidades de estudio. En este tenor, se analiza tambin el rol que desempear el docente, no obstante que un selecto grupo de profesores y profesoras ya lo vienen realizando como resultado de su participacin en el Pro-grama de Mejoramiento del Profesorado (promep), que se acredita cada tres aos por la Secretara de Educacin Pblica. Uno de los retos consiste en incentivar al resto de la planta acadmica para que se comprometa a llevar a cabo las nuevas actividades que el programa contempla.

    Jos Luis Aparicio Lpez, Eleuterio Snchez Esquivel, Juana Beltrn Rosas, Ramn Bedolla Solano y Columba Rodrguez Alviso escriben acerca de los procesos de reforma que en la ltima dcada del siglo pasado se inician en las Instituciones de Educacin Superior (Ies) de Mxico, traducidos en polticas educativas que responden a intereses y exigencias de capitales financieros de organismos internacionales. Para algunas Ies, fue la oportunidad de cambiar antiguos esquemas de abordaje para la atencin de problemas y demandas sociales. En esta lgica en-contramos universidades como la Autnoma de Sinaloa, la de Zacatecas, Yucatn, Guadalajara, la Benemrita de Puebla, la de Colima, Aguascalientes, Chiapas, que, entre otras, conforman el Consorcio de Universidades Mexicanas (cumex), que se distin-gue por atender a ms de 93.43% de la matrcula educativa en programas de buena calidad, reconocidos mediante los esquemas y procesos del Sistema Nacional de Evaluacin y Acreditacin en Mxico.

  • 28 La educacIn crtIca y Los desafos en eL sIgLo XXI

    Arturo Miranda Ramrez hace hincapi en que toda reforma educativa a nivel nacional e internacional parte del anlisis del contexto socio-histrico determinado, lo cual implica que es necesario responder a los requerimientos econmicos, polticos, culturales y educativos de la sociedad en general, pero en especial del bloque gobernante en turno.

    Camilo Valqui CachiJos Enrique Gonzlez Ruiz

    Manuel Gngora PradoHomero Bazn Zurita

    (Coordinadores)Mxico, 2 de marzo de 2015

  • 29FilosoFa de la globalizacin...

    El tema que se aborda hoy es sobre la globalizacin, el neolibe-ralismo y la posmodernidad. Esta triloga formal en el fondo expresa la unidad de la actual ideologa imperial, que tiene ntima relacin con la ciencia poltica y que se usa a diario en el planeta. Lo que quiero explicar es su fundamento filosfico, sin el cual todo resultara un embrollo difcil de entender. De modo que no es un ttulo antojadizo, simplemente expresa la exacta y mutua correspondencia de estos conceptos.

    En este contexto, afirmo categricamente que la globalizacin es el nuevo nombre del viejo imperialismo; el neoliberalismo es el viejo liberalismo burgus que surge despus de la revolucin francesa para luchar contra el proletariado mundial; y la posmo-dernidad es la vieja filosofa idealista, metafsica y positivista que se resucita y se recrea para oponerse al Materialismo Histrico; este ltimo vigente como el pensamiento cientfico ms avanza-do de las ciencias sociales que seguir teniendo la humanidad para continuar luchando contra la hegemona unipolar, dirigida y controlada por las grandes transnacionales y oligopolios que actualmente dominan el mundo.

    F i l o s o F a d e l a g l o b a l i z a c i n , e l n e o l i b e r a l i s m o

    y l a p o s m o d e r n i d a d

    Manuel Gngora Prado

  • 30 Manuel gngora Prado

    La poltica y su relacin con la globalizacin, el neoliberalismo y la posmodernidad

    Nunca ha existido ni existe una ciencia sin base filosfica; sola-mente el empirismo podra hacerla excluyente. Esta es la razn por la que se estudia unitariamente la historia de la filosofa y la historia de las ideas polticas, universalmente.

    La filosofa ya no es la madre de las ciencias ni tampoco el amor a la sabidura; es la poderosa ciencia que estudia los problemas ms generales y abarca tres aspectos: la teora cien-tfica del conocimiento; el estudio de la sociedad a partir de las formaciones econmico-sociales en permanente cambio y transformacin mediante la aplicacin de las leyes histrico-naturales del desarrollo social; y el desarrollo o transformacin permanente de la naturaleza. Los problemas menos generales son estudiados por las ciencias particulares.

    La filosofa permite racionalmente elaborar la clasificacin de las ciencias a partir de la realidad objetiva y la experiencia histrica de la humanidad; distingue las ciencias en formales o abstractas, estudiando la matemtica y la lgica, y en ciencias reales o fcticas, estudiando las ciencias sociales y naturales. En las ciencias sociales se estudia la antropologa, sociologa, historia, economa, derecho, educacin, etc.; y en las ciencias naturales se estudia las ciencias fsicas, qumicas, biolgicas, de la tierra, etc. Ahora, ante la incesante necesidad del desarrollo de la humani-dad, la interpretacin de todas las ciencias con el idealismo y la metafsica qued para la prehistoria; su estudio cientfico ha sido reemplazado definitivamente por la filosofa dialctica materialista. Slo as se puede interpretar multidisciplinaria y simultneamente la ciencia del pensamiento humano o teora cientfica del conoci-miento, las ciencias sociales y las ciencias naturales, porque stas al aplicarse se convierten en tecnologa para su uso con profundo sentido humano.

    Cuando la filosofa utiliza la teora cientfica del conocimiento, unifica la ontologa o estudio del ser, la gnoseologa o estudio

  • 31FilosoFa de la globalizacin...

    del conocimiento y la epistemologa o filosofa de la ciencia; y cuando se aplica a las ciencias sociales, entonces tenemos una base cientfica para trabajar la ciencia poltica, que, en buena cuenta, trata sobre los asuntos del Estado o el poder y sus ml-tiples relaciones con el derecho, la ideologa, las clases sociales, las organizaciones o partidos polticos, la conducta y el rol de sus cuadros o dirigentes, as como sus programas, sus tcticas y estrategias, y el modo como resuelven los mltiples problemas de las naciones, tanto internos como internacionalmente. Todo esto, al estudiarse parcial y unilateralmente, slo servir para hacer difcil la comprensin de la armoniosa unidad de la filosofa con la poltica, y no lograremos dotarnos de una teora cientfica para ocuparnos de la poltica. En el mejor de los casos, nos imbuiremos de un eufrico patriotismo de amor al pueblo y de otras linduras que se las lleva el viento porque nuestros actos sern confusos, contradictorios y nos conducirn al fracaso.

    Existen filsofos que no concuerdan con este punto de vista, de que la filosofa es una ciencia. Citar a uno resucitado por la posmodernidad y que est muy de moda en estos tiempos de neoliberalismo. Wittgenstein y muchos positivistas lgicos sostienen que la filosofa no es un saber con contenido sino un conjunto de actos; no es conocimiento, sino una actividad. La filosofa sera una aclaracin y sobre todo una aclaracin del lenguaje para el descubrimiento de seudoproblemas. Por tanto, la misin de la filosofa no consiste en solucionar problemas sino en despejar falsas obsesiones: en el fondo la filosofa sera una purificacin intelectual.

    Cuando la ciencia de la filosofa se aplica a la poltica, entonces tenemos el deber de entender y manejar el desarrollo del siste-ma poltico social histricamente concreto, entender la relacin mutua que existe entre la economa y las diferentes formas de la conciencia social y las instituciones respectivas que el hombre va creando como producto de sus necesidades. Nadie puede conocer, pensar ni elaborar ideas de cualquier tipo si primero no trabaja para comer, vestirse, resolver el problema de la vivienda

  • 32 Manuel gngora Prado

    para descansar en una cueva o un palacio y tener una adecuada educacin y cultura para entender el mundo que le rodea y al cual pertenece. A menos que creamos que la gente vive del aire. Claro que en el Per como en todas partes del mundo hay gente, en este caso los delincuentes comunes y de cuello y corbata, que viven de lo que no trabajan... y, a veces, viven coyunturalmente bien, pero saben que estn condenados al fracaso.

    Si est claro que el ser humano tiene que trabajar para satisfa-cer sus vitales necesidades, entonces hay que explicar cmo y en qu consiste este trabajo, cul es su forma histricamente concreta en que elabora y reproduce los bienes materiales de la sociedad y qu relaciones se establecen entre el trabajo y el capital. No hay que ser pitoniso para afirmar que en la hora actual la contradiccin entre el capital y el trabajo sigue siendo el problema fundamental de la sociedad peruana y del mundo, del modo cmo se resuelva depender su futuro destino.

    Algunos intelectuales que desprecian la filosofa, en este caso los positivistas, creen que la poltica no debe ser influenciada ni orientada por ninguna filosofa, porque afirman que slo sirve para confundir el entendimiento. Grave error porque es anticientfico, terminan en el reduccionismo y el idealismo, y hacen prevalecer sus antojadizas ideas elucubradas al margen de la realidad y la vida.

    Actualmente se debe tener en cuenta la corriente del neo-positivismo, el cual considera que los problemas de la filosofa son seudoproblemas; pretende sustituir el anlisis filosfico del desarrollo de los conocimientos y de la prctica por el anlisis del lenguaje de las ciencias, es decir, por el anlisis lingstico-semntico de las formas externas del pensar, del idioma, de los sistemas de signos con que se expresa el pensamiento. Con esta elucubracin, a la filosofa, en el fondo, se pretende liquidarla como ciencia. Pero lo ms grave de la corriente del neopositivismo es la novsima versin que sostiene el norteamericano Rorty, quien afirma que la verdad no existe en la realidad: lo que existe es la verdad por conveniencia y sta hay que inventarla. En esto radican las races filosficas de los argumentos polticos que utilizan los

  • 33FilosoFa de la globalizacin...

    halcones del Pentgono, que no son otra cosa que fundamenta-listas de extrema derecha, de esencia fascista, que a lo largo de la historia provocan y desatan agresiones contra pueblos ricos en materias primas, como en el caso de Irak.

    Cuando se agudiza, en cualquier poca, la crisis de cualquier sociedad y no se utiliza una filosofa cuyos fundamentos son la ciencia, cobra mayores vuelos la bsqueda religiosa de la abne-gacin y la resignacin. De este modo penetra y se difunde una ola de cultos, doctrinas y misterios religiosos. La propia filosofa se vuelve religiosa y, en algunas escuelas, incluso mstica.

    La filosofa cientfica, cuando se ocupa del desarrollo social, utiliza leyes, es decir, conocimientos universalmente comprobados y demostrados que slo se aplican en las ciencias sociales y de ningn modo en las ciencias naturales, porque cada una tiene sus leyes correspondientes. Por ello se afirma que para entender el sistema poltico social se debe partir del estudio de las fuerzas productivas, o de los humanos que intervienen en la produccin econmica; unos tendrn el rol de asalariados y otros el rol de dueos del capital. A lo que se produce, que es la mercanca en su conjunto, le llamarn producto bruto interno y tiene que cir-cular, intercambiarse y consumirse bajo determinadas relaciones sociales de produccin, que es a lo que le llaman el mercado. Este mercado no es arbitrario ni inventado por los seres humanos, sino el producto de cmo las fuerzas productivas han alcanzado un determinado desarrollo cientfico-tecnolgico. Este mercado tambin tiene sus propias leyes, las mismas que en estos tiempos de neoliberalismo estn signadas por la defensa irrestricta de la propiedad privada y contra la propiedad social sobre los medios de produccin; se basan en la libre competencia, la libre concurrencia y la inversin extranjera sin controles, por citar algunos.

    Este proceso, que en filosofa se llama el comportamiento de la estructura del aparato productivo de la sociedad, reproduce al mismo tiempo en la conciencia humana un sistema de ideas so-ciales, jurdicas y polticas, as como sus respectivas instituciones, que permiten conducir el Estado vinculado a la sociedad. Este es

  • 34 Manuel gngora Prado

    el caso de los ministerios, la universidad, organizaciones religiosas, cientficas, etc. A todas estas formas de la conciencia social se les llama en filosofa la superestructura del sistema.

    Dentro de este sistema poltico social cobra fundamental importancia el surgimiento de las psicologas concretas de los seres humanos, que van a reflejar y expresar sus intereses y van a caracterizar su comportamiento moral, tico y axiolgico; han de reflejar el tipo de personalidad inconfundible, que es lo que hace la diferencia entre nosotros. Como consecuencia final de este proceso, surgirn las distintas ideologas de las cuales cada ser humano es portador, de modo que cuando uno elige pertenecer a un determinado partido poltico, no lo hace por simpata a tal o cual lder, sino a sus principios, a su programa, a su perspectiva histrica. Y, obviamente, este determinado partido poltico tiene como gua rectora sus principios, sus fines, sus objetivos tcticos y estratgicos; su programa de accin de corto, mediano y largo plazo, su moral de conducta.

    Este proceso es integral en la interpretacin del desarrollo de cada sociedad; sta es la filosofa que permite sentar las bases del ejercicio de una poltica racional, transparente, consistente y coherente. As se evita caer en lo que en poltica se llama la prc-tica del oportunismo o en lo que el dicho popular califica como la poltica de los chapulines, tan familiar en nosotros porque existe la constante presencia de los trnsfugas, no ahora sino desde mucho tiempo atrs; de esos que cambian sus principios como si fuera una camiseta o franela y que vemos cambiarse de un partido distinto a otro, transformndose radicalmente cuando uno menos piensa.

    En otras palabras, estoy diciendo que el uso de la filosofa es la base fundamental para entender la poltica como ciencia y no como especulacin antojadiza y seudoarbitraria que ahora corre por cuenta de la globalizacin, el neoliberalismo y la posmoderni-dad. Existe la necesidad histrica de volver a articular en su unidad a la filosofa con la economa, con los problemas sociales, con la ideologa, con la poltica, con la Teora del Estado y el Derecho.

  • 35FilosoFa de la globalizacin...

    En este contexto, la Poltica viene a ser la participacin en los asuntos del Estado: define la orientacin que se le da, la determi-nacin de sus formas, de las tareas y del contenido de la actividad estatal. En ltima instancia, la relacin de la poltica con el Estado expresa de un modo concentrado los intereses econmicos de las clases sociales. En la poltica se definen las cuestiones relativas a la organizacin del Estado, al gobierno del pas; a diario se da la lucha o conciliacin de partidos conducida por sus lderes, que son la vanguardia ms esclarecida de las diferentes clases sociales. Cuando los lderes no representan definidamente a las clases sociales que dicen defender, sustituyen los partidos por el grupismo, el amiguismo, los compadres o la panaca; se forma un entorno que rodea a los caudillos, los mismos que por carecer de principios y programas de gobierno terminan, casi siempre, en la confusin, la anarqua y sirviendo a intereses extranjeros, menos a su pueblo y, peor, a la nacin.

    En la poltica con fundamento ideolgico se definen los intere-ses econmicos, sociales, religiosos, ticos, morales, axiolgicos, educativos, culturales, cientficos y tecnolgicos esenciales de las clases sociales y las relaciones que entre ellas existen. Como se dice, en poltica nadie conscientemente da puntada sin hilo. Ahora, est muy de moda y resulta chabacano y carente de todo fundamento lgico hablar entre politiqueros, con periodistas que les hacen el coro, de ser miembros de la clase poltica, como si realmente fuera verdad, pero es falso. No existe tal cosa, as podramos afirmar la clase mdica, la clase abogada o la clase filosfica. Las clases sociales tienen su origen a partir de la pro-duccin econmica y del rol que cada una ocupa en el aparato productivo de la sociedad. As tenemos obreros, campesinos, burgueses, etctera.

    Quienes participan en la poltica no hacen otra cosa que expresar los intereses de estas clases en el campo de las diversas formas de la conciencia social. Decir la clase poltica es dar a entender que existieran hombres dedicados, por encima de la sociedad, a parti-cipar exclusivamente en este campo. O sea que seran personajes

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    que no responden a los intereses econmicos, sociales y polticos de las clases sociales y menos de la sociedad, sino que estaran colgados en el aire, sin que nada produzcan y seran quienes pre-tenden conducir los destinos de una nacin.

    La poltica expresa tambin las relaciones entre las naciones y entre los Estados, es la poltica exterior. Pero esta poltica no es comn para todos, cada gobierno tiene como fundamento el ejer-cicio de la poltica con una singular fundamentacin filosfica, la misma que define una posicin ideolgica; y esta ideologa permite formular una determinada lnea y conducta a seguir, cuyos princi-pios difanos y no demaggicos se expresan en un programa de gobierno, los mismos que garantizan su coherencia cuando toma las decisiones de largo, mediano y corto plazo. La estrategia y la tctica tienen su fundamento en la filosofa poltica, que tambin es usada por los militares y por los mismos polticos. Su unidad est garantizada en la medida en que esa estrategia es como un sable de acero fino, sirve para que no se quiebre; lo que se hace con el sable conducirlo a la derecha o la izquierda, a un lado o a otro no es otra cosa que las tcticas: el sable se puede dirigir a cualquier lado, pero nunca se rompe, hay consistencia, firmeza.

    De este modo la nave poltica se conduce a puerto seguro en medio de cualquier tormenta; es aqu donde los polticos afirman que la direccin de un barco en medio de la peor tor-menta depende del timonel para llegar a puerto seguro. O sea que en poltica nada es esttico, todo evoluciona y se desa-rrolla en medio de agudas contradicciones, y es aqu donde el dirigente prueba la consecuencia de sus principios y programa. Cuando se rompe la estrategia de la tctica nos encontramos ante la traicin, ante la capitulacin, y en poltica es corriente constatar que un revolucionario se vuelva contrarrevolucio-nario o al revs; que un burgus se convierta al proletariado o al revs; que un ateo termine religioso o al revs; o que un demcrata se vuelva dictador o al revs. Nada tiene de extrao, es la compleja y fascinante ciencia de la poltica.

    Para que la poltica se convierta en una gran fuerza transforma-dora debe reflejar acertadamente las necesidades del desarrollo

  • 37FilosoFa de la globalizacin...

    de la vida material y espiritual de la sociedad. La poltica que no responde a estas exigencias frena el desarrollo ascendente de la sociedad, pues se estructura a despecho de las necesidades y los intereses del pueblo que todos dicen defender. La poltica cientficamente conceptuada debe rechazar todas las manifesta-ciones de apoliticismo, porque es falso. En el fondo todos somos portadores de una determinada poltica que no necesariamente tiene que ser partidista; la poltica se convierte en una necesidad en la lucha sistemtica contra la alienacin; la poltica nacional se debe hallar indisolublemente ligada a su polticas exterior, cuyo objetivo estriba en asegurar las condiciones de paz necesarias para la edificacin del Estado de Derecho.

    En estos tiempos la filosofa como ciencia surge de la necesidad de estructurar una concepcin general del mundo, de investigar los principios y las leyes generales del mismo; surge de la exigen-cia de un mtodo de pensamiento acerca de la realidad fundada en lo racional, en la lgica formal y en la lgica dialctica que estudia las categoras. Por estas razones la filosofa se encuentra ntimamente relacionada con el desarrollo de la sociedad. Se trata de actuar con una concepcin del mundo objetivo y del pensar, y entender el estudio de la filosofa no como ciencia de las formas externas del pensamiento, sino de las leyes que rigen el desarrollo de todas las cosas materiales, naturales y espirituales; es decir, comprender el desarrollo de todo el contenido concreto del mundo y del conocimiento del mismo, que es la conclusin de la historia del conocimiento.

    En la actualidad el problema de si la filosofa es ciencia o no sirve para dos cosas concreta, tener una posicin cientfica o una posicin especulativa. De aqu se parte por entender los proble-mas del pensamiento humano, de la sociedad y la naturaleza, lo que da lugar a tener mtodos diferentes: o se trabaja con la dia-lctica o se trabaja con el idealismo, el positivismo ahora llamado neopositivismo y la metafsica. No hay alternativa ni cabida para los agnsticos. Y esto sirve para entender los problemas del mundo o desde una posicin cientfica que utiliza leyes univer-sales o desde una posicin elucubradora y especuladora, que en

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    poltica esta ltima nos conduce al dogmatismo, al eclecticismo, a las indefiniciones y a ser demagogos.

    Cuando la filosofa se articula con los problemas del Estado se incursiona con seriedad en la poltica, y es inconcebible entenderla si no se tiene una slida concepcin cientfica del mundo, de la vida, del hombre, de la sociedad, de la naturaleza y de la teora cientfica del conocimiento. Esto es parte indispen-sable para alguien que quiere andar por los complejos y difciles caminos de la poltica, y es as porque sta no es un estado de nimo, de entusiasmo, de tener espritu de servicio al pueblo, que con frecuencia se alardea cuando se candidatea. La poltica es una gran ciencia, la ms valiosa del planeta, y decimos esto no porque queramos ensalzarla sino porque es la expresin concentrada de la economa. No existe Estado sin poltica, y el Estado no es una empresa o un mercado ni menos nuestra casa. El Estado es el aparato que conduce una nacin; en su seno se resuelven las contradicciones de las clases sociales en el terreno poltico, econmico, social, educativo, cultural, artstico, cient-fico, tecnolgico y espiritual en general.

    El Estado es siempre poderoso y su destino y conduccin es-tn a cargo de los cuadros ms destacados de cada clase social; no puede estar en manos de improvisados o de quien se haya ganado la Tinka, o estar encomendado a un chamn; no se llega al Poder por golpe de suerte ni por algn milagro providencial. El Estado quita el sueo a los polticos porque sencillamente desde su origen, en la etapa de la esclavitud, tiene instrumentos que lo convierten en poderoso.

    El Estado, universalmente, cuenta con hombres armados, que en estos tiempos se llaman las fuerzas armadas y auxiliares; posee un sistema de tributacin que hace que se recaude lo que llama-mos impuestos, que es fruto del trabajo de millones de hombres y mujeres de todo tipo; cuenta con un sistema judicial dotado de leyes y normas legales que regulan el orden establecido; y posee un sistema carcelario para sancionar a quienes quebrantan su ordenamiento legal.

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    En este tiempo de globalizacin neoliberal y posmoderna, en la mayora de los pases del mundo el aparato estatal y todos sus resortes que operan en la sociedad es controlado por democracias formales o dictaduras abiertas o disfrazadas, por testaferros nacio-nales o extranjeros (caso Fujimori) al servicio de las transnacionales y oligopolios que dominan el planeta. stos tienen la consigna de perpetuar el sistema dominante y controlan frreamente el Poder para mediatizar o eliminar, si es necesario, el sistema democrtico, quebrantar el Estado de Derecho, violar su Constitucin y eliminar los derechos humanos e individuales y las garantas constitucionales. Su tarea esencial es ejercer la dictadura a favor de las transnacio-nales. Lo dems es cuento y demagogia.

    La globalizacin y la posmodernidad son las nuevas caretas de la ideologa imperial

    El concepto de posmodernidad, tambin denominado discurso, en su esencia es ideologa, pero ideologa burguesa al servicio del capital monopolista, inventada para justificar lo injustificable, que es la sobrevivencia eterna del inhumano sistema liberal o neoliberal. Estos cambios lingsticos se producen para justificar la absurda y falsa tesis de Francis Fukuyama, quien hace ms de dos dcadas anunci el fin de la historia, el fin de las ideologas, y como se refera al fin de la ideologa marxista era obvio que ha-ba que defender la ideologa antagnica, pero esta vez ya no se poda seguir llamando ideologa y se opt por discurso. Ahora se denomina discurso de la posmodernidad y ha ingresado a una definitiva crisis irreversible por ser falsa.

    Esta ideologa, elaborada para desnaturalizar las ciencias sociales y especficamente la filosofa, la sociologa, la cultura, la educacin, la economa y la poltica, pretende ocultar el siste-mtico rechazo mundial que existe contra el modelo neoliberal, expresado en la globalizacin financiero-industrial de las grandes transnacionales y monopolios que se encargan sistemticamente de sembrar desocupacin, miseria, pobreza, extrema pobreza,

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    agudizacin de la prostitucin, pandillaje, etc., generando mayor dependencia econmica, poltica, social, educativa, cientfica y cultural en los pases que irremediablemente han ingresado a la etapa de la recolonizacin imperial.

    Paradjicamente, el hombre realiza la tercera revolucin tecno-cientfica, en donde no tiene lmites su creatividad y trabajo cientfico; sigue descubriendo los secretos de la naturaleza y logra asombrosa tecnologa, que buenamente debera estar al servicio de la sociedad, pero que es acumulada con carcter privado, bajo el modo de produccin capitalista en su fase monoplica y transna-cional, generando gran riqueza para una oligarqua internacional y gran miseria y catstrofes sociales para pases subdesarrollados y atrasados.

    Los globalizadores desarrollan toda suerte de polticas inimaginadas con el objetivo de culminar la privatizacin de todas las empresas estatales del aparato productivo en todo el mundo, y principalmente en pases atrasados y subdesa-rrollados. Las naciones subdesarrolladas, a estas alturas del tiempo, han tomado conciencia real de este saqueo de los recursos naturales y empresariales de estos pases, poniendo en evidencia que la llamada inversin extranjera para fomen-tar el desarrollo es un mito del capitalismo con el que busca ocultar sus formas increbles de dominacin y explotacin en este siglo xxi. La consecuencia de esta poltica es concreta: miseria y atraso para pases dependientes, incremento de la desocupacin, ruina para los pueblos que ingresan a un proceso bajo el modelo neoliberal, de recolonizacin de los pases dependientes.

    Este fenmeno ocurre a diario a nivel del aparato productivo, en la base econmica del sistema poltico social. En la superes-tructura, ah donde se desenvuelven todas las formas de la con-ciencia social, sucede algo similar; se habla candorosamente de la posmodernidad para demostrar que siguen vigentes a pesar del deterioro de la vida y de la escasa defensa de los derechos humanos y la dignidad humana los principios que caracterizaban

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    a la modernidad, y que por tanto no han entrado en crisis y menos que han fracasado.

    Sin embargo, analizando crticamente a la posmodernidad, se llega a la conclusin de Mario Bunge, quien sostiene: la posmodernidad es un engendro que subvierte la racionalidad elemental de la filosofa y su historia, por lo tanto, o se desen-mascara esta demagogia o sta destruye a la humanidad.

    Los economistas, cuando hacen uso de las categoras econ-micas, no han tenido duda en ver al capitalismo en sus diferentes formas de evolucin, desde su fase mercantil, comercial, bancaria, industrial, financiero-industrial, y ahora monoplica y transnacio-nal. Esta ltima fase denominada polticamente como imperialista ahora es candorosamente llamada globalizacin; desde luego es un artificio lingstico para ocultar la esencia de este tipo de capitalismo depredador de la humanidad.

    Este capitalismo, histricamente en su fase final y en su inexorable crisis, lo que hace es manejar a nivel macroeconmico las economas del mundo entero. Las prdidas producto de su constante crisis las reparten de un modo muy desigual y en for-mas distintas, haciendo que unos capitales se paralicen, otros se destruyan y otros experimenten una prdida simplemente relativa o una depreciacin puramente transitoria. Siempre el equilibrio se restablece mediante la inmovilizacin e incluso la destruccin de capital en mayor o menor proporcin. Esto es lo que viene ocurriendo desde la dcada de los noventa del siglo xx; ah estn los casos de los Tigres Asiticos, de Mxico, Rusia, Japn, Brasil y, recientemente, de Uruguay y Argentina.

    Si, por un lado, en la estructura econmica le suceden es-tos descalabros al capital monopolista, algo similar se da en la superestructura, en este caso con la ideologa del capitalismo globalizado, que usa en las ciencias sociales diferentes formas de encubrir sus mentiras, para lo cual recurre a concepciones anticientficas haciendo uso de la posmodernidad. As, a lo largo de la historia se ha encargado de falsear la filosofa como ciencia de los problemas generales y postula corrientes como el

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    positivismo, el pragmatismo, el utilitarismo, el idealismo objetivo y subjetivo, la metafsica, etc., con el objetivo de distorsionar la realidad objetiva y demostrar lo indemostrable, como que el espritu o la conciencia se encarga de crear la realidad.

    El gran problema de la posmodernidad es que el mundo real es relativizado a lo absoluto en su abstraccin terica de las diferentes formas de la conciencia social y desde su origen no se legitima en la humanidad. O sea que ya no solamente ocurre esta deformacin en el campo filosfico, sino en todas las ciencias sociales particulares; para esto recurren a viejas truculencias de filsofos idealistas y especuladores de la verdad.

    Esta crisis real se pretende ocultar de diferentes maneras. Ahora se sostiene que como a diario se constata el fracaso del modelo neoliberal, la alternativa de solucin, entre otras, es la sustentada por el oligarca y financista Jorge Soros, quien admite este fracaso del capitalismo global y plantea como alternativa las sociedades abiertas para que no colapse la humanidad. El hecho concreto y cotidiano es que en el mundo circula diariamente mayor moneda en las bolsas de valores y bancos que la que debe circular en proporcin con la produccin real del aparato productivo.

    Esta realidad, de un proceso irreversible de hundimiento siste-mtico del modelo neoliberal, se busca disfrazar por los tericos de la posmodernidad, los mismos que, llegando a tesis absurdas, como es negar la realidad objetiva que es la fuente de todo pro-ceso de investigacin emprica, pretenden ahora plantear que esta realidad objetiva no existe, y por lo tanto la idea de encontrar la verdad va la investigacin cientfica a travs de la formulacin de hiptesis no tiene sentido, es prdida de tiempo. Claro, este discurso slo vale para los pases dependientes y quienes as argumentan se convierten en sus apologistas.

    As, se recurre al nuevo argumento que se desprende por de-duccin lgica: no existe la verdad objetiva, la verdad es un fruto de la espiritualidad, cada uno formula su verdad basndose en su experiencia primaria, y, por tanto, la verdad debe crearse por conveniencia y de acuerdo con cada uno. Este maquiavelismo, al aplicarse al campo de la axiologa, la tica y la moral, tiene como

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    resultado el cinismo de cada perro sabe cmo mata sus pulgas, slvese quien pueda, la mejor manera de vivir es hacindose el cojudo.

    Semejantes afirmaciones dislocan todo intento de racionalidad. No por gusto Mario Bunge denuncia que esta manera de pensar del pragmatismo y el empirismo, propio de Rorty, es descabellada y puede terminar con la racionalidad de la filosofa.

    Semejante argumentacin seudocientfica tiene un fin poltico que consiste en argumentar que la globalizacin no est fracasan-do en el mundo real, sino que es un problema de algunos polticos y filsofos que se han quedado en un campo dogmtico, y para burla incluso acusan de haberse quedado en la pre-historia y que tal afirmacin es propia de su concepcin dogmtica y de una verdad muy particular de cada uno.

    Resultados de la globalizacin en Amrica Latina

    Los gobiernos, en particular de Amrica Latina, que siguen apli-cando el modelo neoliberal, depositan sus esperanzas de progreso y superacin del atraso con la inversin extranjera y el mayor endeudamiento, lo que inevitablemente los conducir al fracaso y a repetir con peores resultados la catastrfica crisis financiera de Argentina. Cuando se plantea la integracin econmica en el mundo global, si no existen condiciones de paridad, es un fraude, porque los grandes monopolios de los pases del Primer Mundo compiten con los pases atrasados y subdesarrollados, como el nuestro y el resto de Amrica Latina, en condiciones totalmente ventajosas para los primeros: stos protegen sus mercados, con tarifas arancelarias especiales y con subsidios de sus propios Esta-dos. En este contexto se vienen realizando las reuniones bilaterales para los tratados de libre comercio con Estados Unidos.

    Las transnacionales, en este libre mercado del neolibera-lismo, no contribuyen al desarrollo del pas donde invierten, no contribuyen a la salud, el trabajo, la educacin, la infraestructura industrial de cada pas. El ntegro de sus grandes utilidades retorna a sus metrpolis. Las empresas extranjeras se llevan rapazmente

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    todas las ganancias, ponindose a buen recaudo para un futuro prximo de inevitables nacionalizaciones de empresas del aparato productivo en cada pas subdesarrollado.

    Una de las alternativas con perspectiva futura consiste en no tener mayores endeudamientos por parte del Estado y controlar, va refinanciacin de la deuda externa, los futuros prstamos, que no tienen otro objetivo que programar el continuo saqueo sistemtico de los recursos naturales y los recursos financieros del Estado recolonizado.

    La poca actual est signada, lejos de todo subjetivismo, por la crisis sistemtica del sistema capitalista monopolista y financiero mundial. ste a su vez cuestiona y reestructura las relaciones de las clases sociales al interior de cada pas, y entre las naciones a nivel continental y global, determinando recomposiciones en el interior de cada clase o estrato social, y de cada modo de produccin nacional, as como los sistemas de ideas y polticas, y las formas de organizacin de cada una de las clases en lucha. Antagonismo y nuevas alianzas, en todo el mundo, es el signo de nuestra poca. Como afirma Risquet Valds, el capitalismo no puede resolver su crisis sino slo manejarla para tratar de sobrevivir y alargar su vi-gencia como sistema dominante a escala mundial.

    La lucha filosfica como norte

    Cuando se analiza el complejo problema de la globalizacin, el neo-liberalismo y la posmodernidad, que en esencia es una unidad de contenido con una triloga formal, precisamente hacemos uso de la filosofa para integrarla principalmente con la economa, la sociedad, la poltica, la ideologa, el Estado, el derecho nacional e internacional, la educacin, la cultura, la axiologa, la moral y la tica. Esta filosofa cientfica tiene la particularidad de ser dia-metralmente opuesta al idealismo, la metafsica y el positivismo, vigentes en toda la ideologa burguesa imperialista.

    La globalizacin, el neoliberalismo y la posmodernidad no pueden explicarse por el simple desarrollo del espritu humano o

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    la simple conciencia. Estas relaciones se explican a partir de sus races encontradas en las condiciones de la vida material, expresa-das en el modo de produccin histrico-social concreto en que se desenvuelven, que es lo mismo que llam Hegel en el siglo xviii la sociedad civil, que ahora en el tiempo contemporneo se llama el sistema poltico social.

    Recordemos que este problema ya se zanj todava a comien-zos del siglo xix, al quedar clara la fundamentacin de Marx en el sentido de que en la produccin social los hombres contraen re-laciones independientes de su voluntad, necesarias, determinadas. Estas relaciones de produccin corresponden a cierto grado de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. La totalidad de esas relaciones forma la estructura econmica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta una superestructura jurdica y poltica, a la cual responden formas sociales y determinadas de conciencia. El modo de produccin de la vida material determina, de una manera general, el proceso social, poltico e intelectual de la vida. No es la conciencia del hombre lo que determina su exis-tencia, sino su existencia social lo que determina su conciencia.

    Las conmociones poltico-sociales que seguimos viviendo a lo largo de toda la humanidad, y en particular a comienzos de este siglo xxi, siempre estn agitadas por las condiciones econmicas de la produccin; en este caso puntual, por la economa imperial de los grandes monopolios y transnacionales que ahora lingstica-mente se han cambiado con el curioso nombre de globalizacin. Estos cambios trascendentales en la historia vienen modificando las formas jurdicas, polticas, religiosas, artsticas, filosficas y todas las formas de la conciencia social en general, que ahora haciendo uso de las ideologas nos sirven para tener conciencia de estos conflictos y explicarlos sin demagogia ni eufemismos.

    Podemos afirmar con exactitud cientfica que las actuales rela-ciones de produccin burguesas predominantes en la humanidad no son las del siglo xix, de nacimiento y consolidacin del capital industrial, sino de un capitalismo avanzado, financiero monoplico privado, transnacional, controlado por las grandes potencias agru-

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    padas en los pases altamente desarrollados y llamados los Siete Grandes del Mundo y su nuevo aliado Rusia, que es la ex URSS.

    Las fuerzas productivas que se desarrollan en este periodo han creado en el planeta, al mismo tiempo, las condiciones materiales indispensables para resolver el gran antagonismo que no es so-lamente entre la burguesa financiera mundial y el proletariado, sino entre esta burguesa financiero industrial y los pueblo del mundo; porque todo el planeta sufre esta opresin y dominacin, no slo la clase trabajadora, sino los pueblos enteros que ahora son llamados subdesarrollados o simplemente atrasados y ms tarde pre-histricos, dada su argumentacin anticientfica y ajena al anlisis histrico-lgico.

    De este conflicto descomunal surgirn, inevitablemente, otras formas superiores de sociedad que el hombre por necesidad tendr que crear. O la globalizacin, el neoliberalismo y su en-gendro posmoderno destruyen a la humanidad o la humanidad destruye a este monstruo; no hay alternativa histrica. Caminamos a nuevas contradicciones superiores entre la clase de la burguesa financiero-industrial y las dems clases oprimidas del planeta.

    El viejo liberalismo con su nueva cara de neoliberalismo

    El neoliberalismo tiene algo que ver con el liberalismo desde sus orgenes? Todo es su cra que ahora aparece con cara de ado-lescente pero que en el fondo es muy viejo porque tiene ms de dos siglos de existencia. El neoliberalismo es el viejo liberalismo que surge en Europa a principios del siglo xviii y que tiene como objetivo en la superestructura de la conciencia social, especfi-camente en el terreno filosfico, jurdico, ideolgico, poltico, educativo y cultural, ayudar a la consolidacin de la triunfante burguesa de esa poca que luch por la captura del Estado y que se enfrent, por un lado, contra del rgimen feudal y su expresin poltica concentrada en la monarqua, y, por el otro, que ahora se sigue enfrentando con todas sus fuerzas contra las grandes masas populares que tienen como vanguardia al proletariado, el

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    cual surgi, precisamente, como consecuencia de la revolucin industrial realizada por la burguesa del siglo xviii.

    Un poco de historia nos ayudar mejor a entender lo que deci-mos. El desarrollo de las nuevas relaciones capitalistas significa el triunfo y afianzamiento de la burguesa. Inicialmente en los pases como Inglaterra, Francia y Alemania este proceso iba aparejado con la ruina de los trabajadores, quienes sufran horribles calami-dades, arrastraban una existencia difcil y eran objeto de la ms despiadada explotacin; no eran los nicos, tambin las mujeres y los nios en ese entonces eran incorporados a la produccin capitalista. Tenan entonces la necesidad de revisar a fondo las teoras filosficas, ideolgicas, jurdicas y polticas de la poca; surge as el liberalismo burgus y el positivismo.

    Las contradicciones de la sociedad capitalista para entonces ya haban adquirido un considerable antagonismo. La lucha entre el proletariado contra la burguesa iba adquiriendo una mayor en-vergadura. Esta burguesa, europea al comienzo, duea del poder poltico, no pudo dejar de ver en el creciente proletariado a un histrico y terrible enemigo cuyas acciones le atemorizan da a da hasta hoy, y ms hasta el futuro.

    En estas condiciones la burguesa reconstruye su ideologa, comenzando con una resuelta revisin de la teora jurdico-natural, de los principios de soberana popular y de las ideas democrticas promovidas en vsperas de la revolucin burguesa. Los idelogos de esta burguesa que lucha denodadamente por el Poder destacan el principio de la utilidad personal y de la libertad de empresa e impugnan la legitimidad del gobierno del pueblo sustentado en las luchas de la Comuna de Pars en Francia, durante los aos de 1789 a 1793.

    Haciendo un viraje de los principios democrticos, el libera-lismo en el terreno poltico, con sus idelogos de la burguesa, defienden, a la vez, el principio de no intervencin del Estado en la vida econmica. El objetivo, en ese entonces, era conse-guir una libertad de explotacin sin lmites ni restricciones y, en consonancia con ello, promover la reivindicacin abstracta de la

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    independencia del individuo con respecto al poder del Estado. Desde entonces estos idelogos luchan incesantemente para fundamentar la inmutabilidad del rgimen econmico, poltico y social burgus, y del sistema capitalista en todas sus etapas.

    El liberalismo tiene ms de dos siglos de existencia. Este neo-liberalismo (liberalismo remozado a las actuales circunstancias de esta etapa de desarrollo del capitalismo) en esencia viene a ser lo mismo, pero revestido de otras formas o adornos como mo-derno, posmoderno o posindustrial estn emboscados con fraseologa demaggica en un vano intento de crear confusin en los intelectuales tontos y eclcticos, pero conscientes del rol reaccionario que cumplen, para as sembrar confusin en las grandes masas de trabajadores.

    Los ms connotados idelogos de esta poca de la burguesa como Benjamn Constant, Jeremas Bentham, Juan Stuart Mill, Gui-llermo Humboldt, Augusto Comte, Lorenzo Stein, Rodolfo Ihering, Herbert Spencer, Benjamn Kidd, Gumplowicz, Federico Nietzsche, Tretschke, Stewart Chamberlain, Franklin Giddings y Luis Woltman, a quienes en mayor y menor importancia los llamaremos padres del liberalismo, son los que fundamentaron desde el siglo xviii y xix las novsimas teoras del actual neoliberalismo. A todos stos los caracterizaba un profundo odio a los trabajadores, para quienes pedan las peores represiones y castigos si se atrevan a poner en tela de juicio la sacrosanta propiedad privada sobre los medios de produccin, que es la causa de la explotacin y la desigualdad desde el inicio del capitalismo hasta ahora.

    El surgimiento del liberalismo se da como consecuencia de la consolidacin del poder poltico de la burguesa europea tras la derrota de las masas populares de Francia. La burguesa empez a interpretar a favor de sus propios intereses de clase las consignas de igualdad y libertad que fueron proclamadas en el siglo xviii. Pas a dilucidar todas las peculiaridades de la prometida revolucin en el reino de la razn y de la justicia, que en la prctica se fue convirtiendo en el reino de la burguesa.

    Uno de sus representantes ms lcidos es Benjamn Constant, quien interpreta el programa poltico de esta burguesa victoriosa

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    en el transcurso del periodo posrevolucionario en Francia, enfi-lando contra lo que l llama el terror revolucionario y contra las asambleas con plenos poderes, elegidas por el pueblo, como fue la Convencin. Al mismo tiempo tema la perspectiva de la reimplan-tacin del rgimen feudal en caso de triunfar la contrarrevolucin. Por esta razn se manifestaba contrario a los extremismos. Tema la restauracin del poder real de la nobleza feudal y la vuelta a sus prerrogativas. Se pronuncia contra la dictadura revolucionaria de los jacobinos y contra los extremismos de la revolucin.

    Constant somete a correccin las consignas de la revolucin francesa y las adecua a las necesidades de la clase que ahora ejerce el poder, la burguesa mundial, y proclama limitar el principio de la soberana del pueblo; sostiene la libertad individual como el derecho inalienable del individuo, defiende la libertad formal, que, en la prctica, significa el poder del propietario y del que tiene dinero sin restriccin ni vejamen alguno. Se declara partidario de los principios del liberalismo y de los Derechos del Hombre burgus, y por otro lado le niega toda participacin poltica al proletariado; en el fondo se pronuncia contra el contenido democrtico de estos derechos. Defiende tenazmente la no intervencin del Estado en el terreno econmico, condiciones que aseguran un amplio horizonte ilimitado para la concurrencia de los empresarios.

    El neoliberalismo ahora toma este mismo principio proclamando la libertad del mercado y ya se sabe que tal libertad es solamente para los monopolios; el mercado sin la presencia del Estado no sera capaz de regular nada, de lo que en el fondo se trata es de controlar plenamente el Estado para esta clase dominante.

    Constant afirma que la libertad como plenitud de poderes en manos del pueblo no responde a los intereses de la sociedad de su poca; es decir, el capitalista en desarrollo trata de demostrar que esto es antiguo y que se debe hablar de la libertad de los pueblos modernos. Argumenta que la libertad antigua fue una libertad poltica que radicaba en el derecho de cada ciudadano a participar en el ejercicio del poder pblico, en la elaboracin de las leyes, en la administracin de la justicia, en la eleccin de

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    funcionarios y en la solucin de los problemas de la guerra y la paz. Con esto se agota la libertad de los antiguos. La de los pueblos modernos, ahora ridculamente acuado como dis-curso de la modernidad, es predominantemente una libertad individual y tiene cierta independencia de cada persona con respecto al poder pblico.

    Constant explica cmo entiende esta libertad individual: la inmunidad contra las detenciones arbitrarias, el derecho a pro-nunciar la propia opinin, el de elegir cualquier oficio y dedicarse a l libremente, el de disponer de su propiedad e incluso abusar de ella, el de desplazarse de un lugar a otro sin pedir permiso ni dar cuenta a nadie de los motivos de su desplazamiento, y el derecho de reunirse y de ejercer libremente el culto.

    Con estas precisiones considera que en los pueblos antiguos el individuo fue soberano en la solucin de los asuntos sociales y esclavo en la relacin con los negocios privados. En los pueblos modernos, por el contrario, el individuo, libre en su vida privada, est limitado en su condicin de soberano; incluso en los Estados ms libres slo aparenta ser soberano. En el fondo de qu se trata esta argumentacin. Los juicios de Constant referentes a la libertad de los pueblos antiguos y modernos se limitan a traducir la reivindicacin de la mxima libertad en la competencia que la burguesa necesitaba a principios del siglo xix. Esto es lo que tiene en cuenta al hablar de la independencia individual que, segn dice, constituye la primera necesidad de los tiempos modernos.

    En la actualidad este argumento es utilizado por los apologistas del capital monopolista, quienes, para no llamarlo ideologa porque su idelogo y mentor Fukuyama mat a las ideologas, lo llaman hipcritamente discurso de la modernidad y la posmodernidad, y ni ellos mismos se convencen en qu medida existe esta libertad; por esto se baten en retirada y afirman que la modernidad ya muri y que ha nacido la posmodernidad, cuya esencia es negar la realidad objetiva, ahora mutan y se convierten en neokantianos y neoplatnicos.

    Constant, de modo sincero, pone al descubierto el rol que cumplir la burguesa en el poder, desde el siglo xviii, al

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    afirmar que las personas privadas son ms fuertes que el poder del Estado; la riqueza es una fuerza que se emplea en todos los casos; es ms real y ms hbil que las dems fuerzas; la riqueza inevitablemente domina el Poder; esto no es ningn peligro para la libertad de los ciudadanos.1 La libertad de la que l habla es la de los que tienen riqueza, dinero. Es exactamente el rgimen bajo el cual la riqueza domina el poder. Sin medias tintas se enfrenta a la democracia del poder del pueblo al afirmar: si la democracia tiene la intencin de inmiscuirse en la esfera patrimonial, motivo de ms para pronunciarse contra ella.2

    La burguesa duea del capitalismo industrial desde hace dos siglos, as como la actual burguesa del capitalismo financiero y monoplico, sigue abrigando temores acerca del control estatal, y cifra totalmente sus esperanzas en el imperio de la competencia ilimitada. Por esto temen la influencia poltica de las masas, la fis-calizacin de sus adquisiciones patrimoniales y que se les restrinja la libertad de explotacin capitalista. En esencia el liberalismo remozado de neoliberalismo es profundamente antidemocrtico; en esta etapa de mayor miseria nunca antes vista en el planeta adquiere caractersticas fascistas, como ya ha ocurrido en la Se-gunda Guerra Mundial con el hitlerismo y como ahora ocurre con el dominio unilateral del imperialismo y sus agresiones a distintos pases del mundo, como en Vietnam, Bosnia, Chile y recientemente Irak, por citar algunos. Esta es la esencia de la filosofa y poltica del neoliberalismo.

    Constant tambin pregona la necesidad de limitar la soberana del poder estatal; considera que en el parlamento slo los propie-tarios son dignos intrpretes de la opinin pblica, que slo los intereses reales de stos merecen hallar un reflejo en un rgano especialmente representativo. Sostiene que el parlamento no debe

    1 Constant, B. Principios de poltica. Pars, 1872, cap. vi, Curso de poltica constitucional, p. 54.

    2 Idem.

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    ser la representacin del pueblo en su conjunto, sino solamente de la burguesa, porque es el portavoz de los intereses de sta.

    El liberalismo del positivismo se afirma en este concepto idealista de libertad porque se asegura contra la restriccin del poder del Estado por la no intervencin de ste en la vida privada de los individuos. De aqu parte para sostener la libertad industrial y se pronuncia contra los sindicatos y toda forma gremial de organizacin de los trabajadores, al que califica como sistema tan injusto como absurdo porque crea dificultades para la concurrencia en las relaciones sociales de produccin. Proclama la libre concurrencia, sin limitaciones, por parte de los empresarios, y lo que en esencia expresa es la ausencia total de reglamentacin en las relaciones entre el capital y el trabajo, o sea la libertad de explotacin sin lmites, tal como ahora ocurre con los mal llamados servis, en donde el trabajador, as sea calificado, apenas es contratado por tiempo especfico y sin ningn derecho laboral ni beneficio social.

    Otro importante terico liberal es el ingls Jeremas Bentham, quien traduce cnicamente la ideologa de la burguesa triunfante que conquist hasta ahora y casi en todo el planeta el poder del Estado. En su teora referente a la moral, al Estado y el de-recho, proclama el principio de la utilidad y se jacta de haber desarrollado con base en este principio toda la filosofa moral y la ideologa poltica. Afirma que el hombre, en su actividad, se gua nicamente por el principio de la utilidad, que busca satisfacciones y evita sufrimientos; trata de obtener lo til para s y escapa de lo nocivo. En su actividad el hombre, dice, se halla bajo el impulso de las satisfacciones y de los sufrimientos. A esta relacin la calificaba como un axioma. Afirma que la finalidad de todo ser racional radica en obtener para s la mayor cantidad de placeres. Es el nico principio por el cual se guan y deben guiarse los hombres. Todos los impulsos se reducen a uno solo fundamental, al inters personal, a la mayor dicha, a la utilidad. Los hombres ms corrompidos y los ms virtuosos tienen motivos

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    de accin totalmente iguales; unos y otros quieren incrementar la suma de su felicidad.3

    Bentham logra as la subordinacin de todas las relaciones existentes a la utilidad. Dice que la moral es una suma aritmtica; hay que hacer el balance de cul es la conducta que brinda los mejores resultados, la que proporciona ms utilidad y felicidad al hombre. Increblemente, la utilidad personal y la ventaja personal es promovida al rango de las relaciones sociales y de criterio de la moral.

    Tambin consideraba que este principio de utilidad no slo debe llegar a ser orientador en la vida de los individuos aislados, sino que debe tambin orientar la actividad del legislador; no sin antes precisar que el legislador debe tener presente que la propia promulgacin de la ley ocasionar siempre cierto mal, ya que toda ley restringe en alguna medida la libertad del individuo.

    Al igual que Constant, consideraba indeseable y nociva cual-quier reglamentacin de la vida econmica por los rganos del Estado; teorizaba a favor de la no intervencin, por una concurren-cia sin restricciones de ninguna especie, y quera hacer creer que la libertad de concurrencia asegura los mejores resultados para la economa nacional. Para esto la actividad gubernamental debe ser limitada en mayor medida posible. La legislacin debe circuns-cribirse a la preocupacin por la seguridad de los ciudadanos, a la proteccin de su persona y de la propiedad. Salvaguardar la propiedad, afirmaba, es la misin principal de dicha seguridad; porque la ley y la propiedad son indisolubles, nacieron y morirn juntas. Asegura que la privacin de la propiedad causa el ms horrible sufrimiento,