Educación histórica y formación docente.

13
1 Educación Histórica y formación docente. Gerardo Daniel Mora Hernández ([email protected]) y Rosa Ortiz Paz ([email protected]) Escuela Normal Superior de México Temática: Formación docente Resumen La Educación Histórica es parte del nuevo paradigma educativo de enseñanza de la Historia, basada en la interacción con fuentes y los conceptos analíticos (“de segundo orden”). Como modelo formativo parte del reconocimiento de las “representaciones” previas de los estudiantes marcadas por su trayecto formativoconfrontadas con actividades vivenciales con fuentes primarias y procesos reflexivos. Posteriormente sigue con el aprendizaje procedimental de estrategias didácticas (modelo de educación histórica) para concluir la formación inicial con el Trabajo Docente en condiciones reales (competencias “situadas”). Este modelo formativo lo hemos desarrollado en la Especialidad de Historia de la Licenciatura de Educación Secundaria en la Escuela Normal Superior de México desde 2006, asesorando a un centenar de estudiantes. Palabras clave: educación histórica, “representaciones”, modelo formativo. La crisis de la formación docente en Historia en la educación normal. Formar a profesores de historia para la educación secundaria es un proceso complicado que requiere perfiles de ingreso, materiales, gestión curricular y óptimas condiciones de la práctica docente que se tienen excepcionalmente.

description

Ponencia sobre formación de profesores de Historia en la Escuela Normal Superior de México.

Transcript of Educación histórica y formación docente.

Page 1: Educación histórica y formación docente.

1

Educación Histórica y formación docente.

Gerardo Daniel Mora Hernández ([email protected]) y Rosa Ortiz Paz

([email protected])

Escuela Normal Superior de México

Temática: Formación docente

Resumen

La Educación Histórica es parte del nuevo paradigma educativo de enseñanza de la

Historia, basada en la interacción con fuentes y los conceptos analíticos (“de segundo

orden”). Como modelo formativo parte del reconocimiento de las “representaciones”

previas de los estudiantes –marcadas por su trayecto formativo– confrontadas con

actividades vivenciales con fuentes primarias y procesos reflexivos. Posteriormente sigue

con el aprendizaje procedimental de estrategias didácticas (modelo de educación histórica)

para concluir la formación inicial con el Trabajo Docente en condiciones reales

(competencias “situadas”).

Este modelo formativo lo hemos desarrollado en la Especialidad de Historia de la

Licenciatura de Educación Secundaria en la Escuela Normal Superior de México desde

2006, asesorando a un centenar de estudiantes.

Palabras clave: educación histórica, “representaciones”, modelo formativo.

La crisis de la formación docente en Historia en la educación normal.

Formar a profesores de historia para la educación secundaria es un proceso complicado que

requiere perfiles de ingreso, materiales, gestión curricular y óptimas condiciones de la

práctica docente que se tienen excepcionalmente.

Page 2: Educación histórica y formación docente.

2

Si bien es cierto que el Plan de la Especialidad de Historia de la Licenciatura en Educación

Secundaria de 1999 es mejor que todos sus precedentes, por incluir la práctica docente en la

mayoría de los semestres, la escasa capacitación a los formadores, producción de materiales

específicos y falta de evaluación de los programas limitaron sus resultados en la formación

inicial.

Especialmente porque prevaleció –al menos en la Normal Superior del DF- la separación

entre las contenidos de las materias de Historia y las de práctica docente, incluyendo a las

“didácticas” que sus autores denominaron “Historia y su enseñanza” pretendiendo darle un

enfoque nuevo a sus contenidos. En las primeras prevalece una historia narrativa, que debe

reproducir el estudiante normalista para “dar clase”, usando manuales. En las segundas se

confiaba en la formación artesanal (observación y práctica supervisada por tutores y

asesores) y en actividades de apoyo a la enseñanza transmisiva. Esto en ¡1999!, cuando el

paradigma de formación artesanal estaba superado y la didáctica de la Historia había

superado la metodología transmisiva. Recordemos que estos programas nunca fueron

actualizados, ni parece que lo vayan a ser.

Las deficiencias del currículo formal con las carencias de su aplicación tuvieron como

resultado a profesores con insuficientes conocimientos disciplinarios, didácticos y

pedagógicos que le permitieran reflexionar y mejorar su práctica docente. Las notables

excepciones eran producto del diseño y realización de un trayecto formativo paralelo al

currículo formal -cabe destacar que las escuelas normales no le pueden modificar ni una

coma.

Respecto a la formación continua, por diversas razones hay un escaso impacto de los

diversos Talleres, cursos, diplomados y estudios de posgrado en la enseñanza de la Historia.

Tal vez por lo reciente de la oferta ante la gran demanda de actualización. O por el

desconocimiento de los formadores de los problemas de la práctica docente. Pero también

debido a los paradigmas formativos que la sustentan.

En consecuencia, la formación docente en Historia se encuentra en crisis, incluyendo a los

paradigmas formativos que la han orientado: artesanal, “mixto” (estudios separados de

Page 3: Educación histórica y formación docente.

3

historia y pedagogía) y el “reflexivo” (autoanálisis y propuesta para resolver un evento

crítico).

El imaginario de la cátedra.

Si consideramos que la mayoría de los estudiantes normalistas sólo tienen estudios de

bachillerato, y que han recibido una enseñanza transmisiva de la Historia, su representación

común de la buena enseñanza es la clase expositiva utilizando los recursos que requiera la

narración. Las habilidades retóricas e histriónicas resultan imprescindibles. Esta imagen se

refuerza en la escuela normal en las clases escolarizadas, de ahí la tendencia del estudiante

es “exponer” en su práctica docente.

La representación de los estudiantes al ingresar a la Especialidad de Historia es que para ser

profesor se necesita aprender historia (narrativas) y luego exponer sus conocimientos ante

un grupo utilizando técnicas y “recursos didácticos”. Esta representación la comparten los

formadores y la reproducen con los estudiantes. Muchos tratan de formar discípulos que

sigan “su estilo” y, particularmente, su “ideología”. Esto es, el efecto Pigmalión.

Estas creencias son muy difíciles de modificar, máxime si el perfil de ingreso es

sumamente diverso después de la reforma curricular de 1983 –recordemos que los estudios

de Normal Superior eran precedidos de la Normal Básica. Y son un obstáculo a la

formación inicial. Son un símil al sentido común con que se intenta comprender al tiempo

histórico. Por ello se requieren estrategias contraintuitivas, situaciones-problema para

superarlas. Como lo destacan las investigaciones existentes, estas “representaciones” que se

convierten en rutinas requieren revertirse con métodos activos e innovadores (Liceras:

2004).

Cabe mencionar que esta imagen del “catedrático” (especialista en alguna temática de

Historia) al confrontarse con el trabajo docente en la escuela secundaria hace estragos la

autoestima docente, llevándole a crisis de identidad profesional y a la pérdida de sus ideales

vocacionales, incluso a su huida de la docencia (con becas-comisión de estudios, puestos

directivos o sindicales o emigrando a otros niveles educativos).

Page 4: Educación histórica y formación docente.

4

El retorno de la Especialidad de Historia a la escuela normal.

Con el Plan 1983 –que transformó los estudios normalistas en licenciaturas- se suprimió la

Especialidad e Historia y se integró el área de Ciencias Sociales con Historia, Geografía y

Civismo. Debe recordarse que en el caso de la Normal Superior de México, se suprimieron

los “cursos intensivos” y se le trasladó a otras instalaciones.

En 1993 la Historia retornó al plan de educación secundaria con tres cursos. En nuestro

caso realizamos “un programa emergente” porque fue hasta el ciclo 1999-2000 que se

cambió el currículo para tales Especialidades. Entonces las plantillas docentes de Historia

tuvieron que rehacerse. Pero con el cambio de los planes de estudio y la renovación de la

plantilla docente, ciertas prácticas de formación como la mítica cátedra, las tesis de temas

históricos y los viajes pedagógicos se perdieron.

La didáctica que se impartía en las escuelas normales trataba de superar los problemas de la

enseñanza expositiva de una Historia enciclopédica. Cabe recordar las sugerencias

didácticas para Historia que se hicieron en el plan y programas de las escuelas secundarias

de 1964:

1. Evitar las largas disertaciones. Evitar los dictados hasta donde las

condiciones lo permitan.

2. Provocar la intervención activa del alumno, mediante: Elaboración de

monografías: hombres famosos, etapas históricas, países, etc. Lecturas,

dramatizaciones, etc. Visitas a museos y lugares históricos. Intervención en la

conmemoración de fechas y hechos históricos. Colección de objetos históricos.

Formación de álbumes con recortes de periódicos, fotografías, etc. Concursos

históricos literarios. Formación de sencillas exposiciones periódicas.

3. Utilización constante de material objetivo y audiovisual. Cartografía

adecuada, elaboración de mapas y esquemas. Colección de recortes de información

y grabados periodísticos. Utilización del cine de placas fijas y móviles, sonoro y

mudo. Discos grabados.

Page 5: Educación histórica y formación docente.

5

4. Aprovechar las posibles conexiones de la enseñanza histórica con las demás

actividades escolares de los alumnos.

5. Selección de los hechos históricos de acuerdo a su trascendencia en relación

con el progreso de la humanidad.

Incluso en el programa 2006 de la asignatura, casi medio siglo después de los consejos

precedentes y ya con el enfoque por competencias, se recomendaba al docente:

Enfatizar el análisis y la comprensión histórica. No debe abusarse de la

exposición, el dictado, la copia fiel de textos y la memorización pasiva.

Estas prácticas rutinarias continúan y causan apatía y rechazo hacia la asignatura. En estas

condiciones las prácticas docentes de los estudiantes normalistas son difíciles, sobre todo

en los últimos semestres cuando se realiza el Trabajo Docente en condiciones reales (medio

año escolar con tres grupos). Los practicantes buscan estrategias y actividades didácticas de

cualesquier tipo (juegos, computación, cine, documentales, historietas, escenificaciones,

mapas conceptuales, etc.) para mantener el interés de sus alumnos. Esto se comprueba con

los títulos de los documentos recepcionales (alrededor de 350 en la ENSM-DF).

Esta continuidad de la didáctica tradicional no fue menguada por el enfoque constructivista

que se estableció en las tres materias de la Historia y su enseñanza del currículo 1999. La

causa de ello fue la desvinculación entre las “Historias” (2 universales, 3 de México, 2

seminarios y 2 optativas), las de prácticas docentes (divididas en 2 de Observación, 4 de

Prácticas y 2 de Trabajo Docente) y las 3 didácticas. Asimismo porque el enfoque

constructivista no logró permear en los libros de texto y los demás “recursos didácticos”, ni

en la actualización docente.

En efecto, el estudiante normalista sigue estrategias de supervivencia a lo largo de los tres

años escolarizados de la Especialidad y el último al Trabajo Docente con exposiciones

apoyadas en algunos recursos (ilustraciones fotocopiadas, mapas, presentaciones y

audiovisuales cuando se cuenta con el equipo), actividades didácticas y otras

administrativas (aplicar exámenes, revisar cuadernos y tareas). En este año debe realizar su

Page 6: Educación histórica y formación docente.

6

documento recepcional con alguna propuesta didáctica que aplica en alguna de las jornadas

en que se divide el Trabajo Docente.

Entre informe de prácticas, ensayo reflexivo y tesis monográfica oscilan los contenidos del

documento recepcional, cuyo protocolo se establece por normatividad. El examen

profesional, réplica ante un sínodo, se realiza al concluir el último semestre. La presión

para “aplicar” la propuesta y elaborar el documento –requisito para acreditar la

Licenciatura- limita su evaluación. O se matizan los resultados negativos, sin considerar

que son tan valiosos como los positivos.

En síntesis, las limitaciones del currículo 1999 de la Especialidad de Historia –un tronco

común desproporcionado, la supresión de las didácticas, insuficiente número de prácticas

docentes a pesar de sustentarse en el paradigma formativo “artesanal”, desvinculación de

las materias de la Especialidad, la desactualización de los programas, entre otras- no han

permitido una renovación de las prácticas docentes de la asignatura de Historia. Las causas

son similares a las de un caso español (Liceras, 2004: 12):

a) la concepción que tienen los alumnos de la profesión de enseñar, basada

fundamentalmente en el modelo tradicional;

b) las pocas posibilidades de participar y actuar en experiencias educativas diferentes de ese

modelo;

c) el poco tiempo para la reflexión y la relación de la teoría con la práctica;

d) la perdurabilidad de las ideas previas, a pesar del proceso de formación, dificulta la

capacidad de reflexionar sobre la propia práctica;

e) el escaso desarrollo de una actitud profesional, que podría facilitar la construcción de una

actitud de revisión, de análisis y de actuación constante para mejorar permanentemente la

labor docente; y

f) la necesidad de plantear unos planes de formación de profesores integrales y coherentes

que permitan establecer la reflexión como hábito profesional y método de toma de

decisiones.

Page 7: Educación histórica y formación docente.

7

Hacia un nuevo paradigma formativo.

El mito de que las nuevas tecnologías renovarían la educación de manera espontánea no

afectó mucho a la didáctica de la Historia en México. Si bien es cierto que no ha habido

cambios sustanciales en la de nivel básico (Nieto, 2001), la de niveles medio y superior

tiene algunos avances (Frida Díaz; Lerner, Galván). Hay un rezago importante respecto a

países como Inglaterra (Lee, Pluckrose, Cooper), Francia (Dalongeville y Huber), España

(Prats, Pagès, Trépat, Rivero, Estepa, Cuenca), Estados Unidos (Winburg, VanSledright,

Drake), Canadá (Seixas), Portugal (Barca) y Brasil.

No obstante, el desarrollo de propuestas de formación para Historia es escaso. Conviven

diversos modelos que involucran los estudios especializados de Historia, paralelos o

previos a la formación pedagógica, continuada con periodos de práctica docente. La

investigación ha sido la que aporta algunos lineamientos para una formación específica que

integre los conocimientos disciplinarios, pedagógicos y prácticos. Como lo señala Pagès

(2000, p. 214):

Uno de los aspectos importantes en una formación inicial de estas características

debería ser la utilización didáctica de las fuentes y de los documentos históricos

tanto en el aula como en museos, yacimientos, etc... Es un aspecto fundamental para

enseñar historia de otra manera, para enseñar una historia que no se limite a

transmitir información por la vía del profesor o del libro de texto.

Para Pagès (2004: 157) esta tarea corresponde a la didáctica de la Historia:

La didáctica de la historia pretende dar respuesta a esta formación. Se ocupa de

enseñar el oficio de enseñar historia, de formar como profesores a los estudiantes de

historia. Pero, ¿en qué consiste preparar para ser profesor o profesora de historia?,

¿qué significa formar las competencias en didáctica de la historia de los futuros

profesores? En mi opinión, preparar a un profesor o una profesora de historia,

enseñar a enseñar historia, consiste en educar a un profesional para que tome

decisiones, sepa organizarlas y llevarlas a la práctica, sobre los conocimientos

históricos que debe enseñar en un aula de un centro determinado. Aprenda que

enseñar historia en secundaria consiste en preparar a los jóvenes para que se sitúen

Page 8: Educación histórica y formación docente.

8

en su mundo, sepan interpretarlo desde su historicidad y quieran intervenir en él con

conocimiento de causa, quieran ser protagonistas del devenir histórico.

El Nodo Coordinador (2001: 12) de la “Cátedra de Historia de Iberoamérica” de la OEI ha

propuesto la formación de profesores con las siguientes características:

• Unos valores y unas actitudes proclives a esta enseñanza, basados en la

comprensión del otro, en la solidaridad y en la responsabilidad hacia un pasado

común y hacia un futuro en el que sean posibles los procesos de integración

regional.

• Unas competencias académicas referidas a la Historia en general y a la Historia de

Iberoamérica en particular, a sus rasgos específicos y a las experiencias comunes de

los procesos históricos que en ella se han producido.

• Unas competencias pedagógico-didácticas facilitadoras de procesos de aprendizaje

autónomos, que permitan al profesor conocer, seleccionar, utilizar, evaluar y

desarrollar estrategias efectivas de intervención didáctica”

Dalongeville (2003, p. 5) precisa que el profesor debe:

a) prever una situación para que puedan emerger las representaciones del sujeto;

b) analizar las representaciones, un trabajo para el que raramente los profesores

están formados;

c) elaborar una situación (fases individuales, semicolectivas y colectivas) que le va a

resultar dificultosa al sujeto-discente y hacer de manera que las representaciones

que tenga no le sean suficientes para ir más allá del punto muerto al que le han

conducido sus representaciones iniciales;

d) movilizar materiales (documentos de todo tipo, consignas de trabajo) que

fomenten lo que denomino disonancia cognitiva.

Guyver y Nichol (2004: 3) específica los conocimientos básicos en la formación inicial:

1. Temas históricos

Page 9: Educación histórica y formación docente.

9

2. Métodos de investigación y análisis históricos (syntactic subject)

3. Creencias (representaciones) sobre la Historia

4. Diseño Curricular

5. Pedagógico

6. Modelos de enseñanza

7. Procesos cognitivos de los alumnos

8. Comportamiento escolar de los alumnos

9. Reflexión (knowledge of self)

10. Contextos escolares

11. Política educativa (educational ends)

En particular señala la importancia del conocimiento de métodos para desarrollar

propuestas y estrategias didácticas efectivas.

En consecuencia, las materias de Historia deben enfocarse más a los problemas, los

métodos y las fuentes primarias que en la narrativa de los manuales escolares –que

transcriben otras interpretaciones. Y las materias de práctica docente integrarse con

contenidos teóricos (didácticos), de investigación educativa (el aprendizaje de Historia en

las aulas) y diseño, planificación, realización y evaluación de secuencias de enseñanza.

Ambas en módulos progresivos que permitan el conocimiento de la realidad escolar, las

prácticas para desarrollar habilidades docentes, y el Trabajo Docente enfocado a la

resolución de un problema de la práctica o a la innovación.

Esta propuesta presupone una renovación del paradigma educativo de la Historia, así como

modelos didácticos sistematizados para desarrollar la formación. Como sostiene

Santisteban (2007, p. 25):

Existe una problemática generalizada en la realización de las secuencias didácticas.

Los estudiantes de maestro tienen dificultades para estructurar sus propuestas para

la enseñanza del tiempo histórico, ya que no disponen de un modelo inicial de

referencia. Por este motivo tienden a centrarse en conocimientos factuales del

estudio de la historia que ya dominan, para estructurar a su alrededor los contenidos.

Se alejan así de un modelo conceptual de enseñanza y aprendizaje de la historia.”

Page 10: Educación histórica y formación docente.

10

No es posible, como hace una versión del paradigma formativo reflexivo, que el normalista

o el profesor puedan por sí solos transformar sus rutinas por el autoanálisis seguido del

ensayo y error de propuestas para superar eventos críticos de su práctica. Por supuesto, este

paradigma resulta esencial en la formación inicial y continua. A partir del cuestionamiento

de sus representaciones con la interacción sensible y racional con las fuentes primarias, la

investigación en la escuela, la práctica “simulada” y “situada”, y en comunidades de

aprendizaje que confronten su reflexión con la literatura especializada. Esta propuesta es

factible con un currículo modular y con un tronco común mínimo.

El modelo formativo de Educación Histórica.

Hemos sido asesores desde 2003 en todas las generaciones de Historia de la Escuela

Normal Superior de México. En principio, recuperamos propuestas que ya se habían

formalizado en las Didácticas hechas en México: visitas a museos, uso del cine, historietas,

dramatizaciones, juegos. Todas estas resultaban eficaces al momento, pero al persistir la

transmisión en la clase se volvía al aburrimiento y a las medidas de “control” de grupo. Por

lo que era necesario integrar estas propuestas a lo largo del año escolar y modificar la rutina

de la clase. El cambio de programas en 2006 nos permitió hacer una primera propuesta que

fuimos desarrollando hasta este año escolar 2011-2012.

El uso de fuentes en las clases era una necesidad insoslayable, ya que los alumnos cuentan

con una cultura audiovisual con la que la sola narrativa docente no puede competir. La

clase debía ser siempre interactiva con estas fuentes, tratando de simular el entorno virtual

que le proporciona la tecnología de la que es nativo (televisión, videojuegos, computadora,

etc.).

Si bien es cierto que ya se habían usado y abusado los mapas conceptuales y otros

organizadores gráficos en la enseñanza de la Historia, consideramos que las

“representaciones no lingüísticas” propuestas por Marzano (2000) eran indispensables en la

clase. Con nuevos organizadores y una técnica de enseñanza que los convertía en

“estrategias de aprendizaje”, conformamos la base de nuestro modelo didáctico: la “clase

interactiva”. Su aplicación sustituye al dictado, permite ordenar la información del tema y

Page 11: Educación histórica y formación docente.

11

su exposición, volviéndose comprensible al alumno y asimilable. Cabe mencionar que han

tenido éxito no sólo en escuelas con alumnos de alto rendimiento, sino con alumnos con

deficiencias de lectura y escritura. ¿Es posible esto? Cognitiva y prácticamente sí, porque la

cultura de los alumnos no es escrita sino audiovisual y virtual.

Con el cambio de planes de estudio en 2011 de la asignatura de Historia en educación

secundaria, sistematizamos nuestro modelo de educación histórica. Lo denominamos así

porque no es una didáctica prescriptiva, sino un conjunto de principios (la interacción con

las fuentes primarias, los conceptos de segundo orden, la contextualización), estrategias

(esquemática y talleres cooperativos, la didáctica multimedia) e instrumentos de

diagnóstico grupal (matriz de aprendizaje, funcionalidad familiar y nivel de desarrollo

moral) para diseñar secuencias didácticas que se aplican progresivamente durante todo el

año escolar, que tienen la finalidad de formar competencias históricas “situadas” (Frida

Díaz, 2006) de acuerdo a la situación y al contexto escolar.

Consideramos que es una innovación porque supera la enseñanza transmisiva de “historias”

(narrativas) y lo hemos fundamentado respecto al qué enseñar, a quién, cómo, cuándo y por

qué (Mora y Ortiz Paz, 2011 y 2012). Tenemos diversas evidencias de su aplicación como

documentos recepcionales asesorados (alrededor de cien), videograbaciones de prácticas,

fotografías de cuadernos de los alumnos de secundaria, y portafolios de estudiantes

normalistas.

Como modelo formativo, se concentra en el desarrollo de cuatro habilidades docentes: “la

transposición” o dominio de fuentes e historiografía para el desarrollo de un tema del

programa en las materias de Historia; “la transferencia” o diseño de la secuencia didáctica

para el logro de los aprendizajes esperados en un grupo específico en Observación y

Práctica Docente I-IV; “la enseñanza estratégica” o capacidad de realizar dicha secuencia

superando los problemas emergentes de la clase en Trabajo Docente I-II; y la “docencia

reflexiva” o capacidad de autoevaluación y mejora, a partir del Documento Recepcional.

Para Observación y Práctica Docente I-IV y el Taller de diseño de propuestas didácticas y

análisis del trabajo docente I-II hemos diseñado instrumentos de evaluación, formatos de

planificación, guías didácticas y textos explicativos. Con ellos el practicante realiza el

Page 12: Educación histórica y formación docente.

12

diagnóstico de su grupo, para definir las estrategias de gestión del ambiente (reglas,

negociación, actividades y autonomía con retos), de contenidos (niveles de dominio básico,

intermedio o avanzado de los aprendizajes esperados) y didácticas (actividades de

interacción sensible y racional). Posteriormente diseña una secuencia con apertura,

desarrollo y cierre evaluativo. Prepara la planificación y materiales. Coordina la secuencia,

resolviendo los problemas emergentes de la clase. Y evalúa los resultados, tanto de los

aprendizajes esperados como de la enseñanza. Videograbamos algunas y las evaluamos en

grupo, utilizando una rúbrica. Por último, coevaluamos el informe de la práctica,

incluyendo sus propias propuestas de mejora.

Con este modelo orientamos el Trabajo Docente. No “calificamos” resultados de la

práctica, sino la interiorización del proceso en cada estudiante. Nuestra función es de

asesoramiento y acompañamiento ante los problemas de la práctica. Conformamos así una

comunidad de aprendizaje que comparte éxitos y fracasos.

Respecto a las materias de Historia y las de su enseñanza, privilegiamos el contacto con

fuentes primarias visitando museos y sitios históricos. Realizando diversas actividades y

prácticas simuladas (guías o clases realizadas por los estudiantes). Así también con el uso

de cine y documentales que ayuden a la contextualización de los temas. Y fichas que

ayuden a los alumnos a vincular los contenidos históricos (conceptos sustantivos y

metodológicos) con las fuentes y las actividades didácticas con las que podrá diseñar una

secuencia.

Por supuesto, este ha sido un proceso con altibajos. Existen grandes dificultades en cambiar

las representaciones y rutinas expositivas de los estudiantes, conflictos con profesores por

razones diversas, escasez de recursos para las visitas y prácticas, libros, equipos

tecnológicos, etc. Por otra parte, la participación en la Comunidad Normalista de

Educación Histórica nos ha permitido la actualización con historiadores notables (como

Matos Moctezuma, Pilar Gonzalbo, Josefina Zoraida Vázquez), investigadores educativos

(como Mario Carretero, Sebastián Plà), historiadores de la educación (como Luz Elena

Galván), especialistas en didáctica y formación docente (como Joan Pagès), documentar y

socializar nuestra experiencia, publicar y participar en encuentros académicos. Y, en

nuestro caso, diseñar un Diplomado en Educación Histórica.

Page 13: Educación histórica y formación docente.

13

Referencias

Dalongeville, Alain (2003). “Noción y práctica de la situación problema en Historia”.

Enseñanza de las ciencias sociales, 2.

Díaz-Barriga, Frida (2006). Enseñanza situada: Vínculo entre la escuela y la vida. México.

McGraw-Hill.

Guyver, Robert y Jon Nichol (2004). From novice to effective teacher: a study of

postgraduate training and History pedagogy. International Journal of Historical Learning,

Teaching and Research 4 (1).

Liceras Ruiz, Ángel (2004). La investigación sobre formación del profesorado en didáctica

de las ciencias sociales. Profesorado, revista de currículum y formación del profesorados,

8 (1).

Marzano, Robert (2000). What works in classroom instruction. USA. Mc Rel.

Mora, Gerardo y Rosa Ortiz Paz (2011). Modelo de educación histórica. En Histodidáctica.

- (2012). El Modelo de Educación Histórica. Experiencia de innovación para

educación básica. Ponencia al Tercer Encuentro de la REDDIEH.

Nieto López, José (2001). Didáctica de la Historia. México. Santillana.

Nodo Coordinador (2001). La Formación del Profesorado en Historia de Iberoamérica.

Orientaciones Generales. Organización de Estados Iberoamericanos.

Pagès i Blanch, Joan (2000). La formación inicial del profesorado para la enseñanza del

patrimonio histórico y de la historia. Treballs d'Arqueologia, 6. Barcelona.

-(2004). Enseñar a enseñar historia: la formación didáctica de los futuros profesores de

historia. En Nicolás, E. y Gómez, J. A. (coord.): Miradas a la Historia. Universidad de

Murcia. Aula de debate, 155-178.

Santiesteban, Antoni (2007). Una investigación sobre cómo se aprende a enseñar el tiempo

histórico. En Enseñanza de las ciencias sociales, 6.