Educación o Domesticación

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¿Educación o domesticación? (Luis Miguel Saravia) 1. Volviendo a la discusión. En nuestra época de formación profesional, revisando la historia de la educación latinoamericana, con claros nombres y su experiencia, veíamos casi en clandestino, algunos pensadores que desde estas tierras marcaban la diferencia en planteamientos educativos y que rompían con lo que se denominaba la educación oficial -cuasi confesional- y aquella que brindaba (hoy se diría ofertaba) la educación privada -con un serio peso religioso- y que preparaba a niños y jóvenes para servir a la Patria y a Dios. Esta breve referencia, de lo que fue nuestra formación inicial, nos llevó a leer primero y luego a compartir opiniones en círculos de estudios sobre pensamientos diversos que desde un mismo fundamento de educar ofrecían otros enfoques. Es ahí donde empezó a aparecer un nuevo tipo de educación, que era posible, si teníamos otro punto de partida en las fuentes y el análisis. Allí supimos que el tema de educación o domesticación son temas y problemas históricos y actuales. Era necesario profundizar en sus contenidos y luego confrontarlos con la realidad. Como en aquella época, es necesario volver a la discusión, al debate, pues se empezó a desnaturalizar el discurso educativo y a quererlo cambiar por el de la domesticación. Esto no es retrotraernos a decenios pasados, sino empezar a ponerle nombre a las "ofertas educativas" que nos hacen, a los anzuelos que nos ponen, para brindarnos una nueva manera de dominación y poner al ser humano al servicio de las fuerzas productivas, del mercado y de los intereses económicos. Hoy todo se simplifica, todo se adjetiviza, con tal de ponerlo al servicio de lo material. ¿Tenemos mejor formación ciudadana? ¿Tenemos mejores aprendizajes? ¿Tenemos mejores instituciones educativas? ¿Tenemos mejores docentes formados? 2. Dilema ¿educando o domesticando? En el momento actual sería bueno que nos hagamos esta pregunta. Se trata de rescatar el derecho que tenemos de educarnos y no ser domesticados. Debemos saber hacer esta distinción que debe ser clara e irrebatible, si queremos cambiar en nuestro país. No viene al caso hacer una compilación bibliográfica, pero sí decir que estamos siendo casi asfixiados por una promoción que bajo la bandera de educación de calidad, se viene instrumentalizando el proceso educativo. El hecho de dejar de lado la reflexión teórica sobre la esencia de la educación y su filosofía, es peligroso. Todo es reducido pragmáticamente a lo técnico. Se nos quiere sensibilizar que mecánicamente por ese camino se llegará a lo que se denomina la excelencia educativa. No se dice en qué consiste la formación humanista, el desarrollo de la persona. Los valores son tratados como algo emblemático. Pareciera que la comunidad complacida acepta el mensaje y la moda para estar a tono con los tiempos. No nos damos cuenta que las reformas neoliberales vienen ahondando viejos problemas, y minando las estructuras educacionales. Con el objetivo de disminuir la inversión y reducir las estructuras estatales, se pusieron en marcha medidas que profundizan la inequidad. Existe en este contexto un argumento central que sostiene a las políticas educativas neoliberales: los grandes sistemas escolares son ineficientes, inequitativos y sus productos de baja calidad. ¿Cuántas veces lo hemos escuchado? De ahí que nos venden la idea de que la educación pública ha fracasado. Así se justifican políticas de reducción de la responsabilidad del Estado en la educación, presentadas como la única reforma posible. Nos hemos quedado con ese mensaje. Creemos que esa es la consigna. Inclusive nuestros sindicatos han arriado las banderas reivindicativas y se han adecuado al sistema neoliberal. Nos hemos dejado arrebatar historia, cultura, costumbres, hábitos y maneras de expresarnos, pues estamos en la era de la globalización. Hoy todos quieren ser emprendedores antes que buenos artesanos, buenos profesionales que aporten al desarrollo del país. Hoy los prototipos de educación que nos llegan son mediante franquicias y da lo mismo utilizar el método x o z. Frente a esto tenemos que hacer una autocrítica: no hemos sabido reaccionar ni como ciudadanos, ni como sindicalistas frente a dos factores que han hecho fácil la prédica y la reforma neoliberal que se ha ido inoculando como el virus de la gripe H1N1. Con nuestras contradicciones permanentes, con dirigentes cooptados por intereses mercantilistas, sin ideologías claras

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¿Educación o domesticación? (Luis Miguel Saravia)1. Volviendo a la discusión. En nuestra época de formación profesional, revisando la historia de la educación latinoamericana, con claros nombres y su experiencia, veíamos casi en clandestino, algunos pensadores que desde estas tierras marcaban la diferencia en planteamientos educativos y que rompían con lo que se denominaba la educación oficial -cuasi confesional- y aquella que brindaba (hoy se diría ofertaba) la educación privada -con un serio peso religioso- y que preparaba a niños y jóvenes para servir a la Patria y a Dios. 

Esta breve referencia, de lo que fue nuestra formación inicial, nos llevó a leer primero y luego a compartir opiniones en círculos de estudios sobre pensamientos diversos que desde un mismo fundamento de educar ofrecían otros enfoques. Es ahí donde empezó a aparecer un nuevo tipo de educación, que era posible, si teníamos otro punto de partida en las fuentes y el análisis. Allí supimos que el tema de educación o domesticación son temas y problemas históricos y actuales. Era necesario profundizar en sus contenidos y luego confrontarlos con la realidad. 

Como en aquella época, es necesario volver a la discusión, al debate, pues se empezó a desnaturalizar el discurso educativo y a quererlo cambiar por el de la domesticación. Esto no es retrotraernos a decenios pasados, sino empezar a ponerle nombre a las "ofertas educativas" que nos hacen, a los anzuelos que nos ponen, para brindarnos una nueva manera de dominación y poner al ser humano al servicio de las fuerzas productivas, del mercado y de los intereses económicos. Hoy todo se simplifica, todo se adjetiviza, con tal de ponerlo al servicio de lo material. ¿Tenemos mejor formación ciudadana? ¿Tenemos mejores aprendizajes? ¿Tenemos mejores instituciones educativas? ¿Tenemos mejores docentes formados? 

2. Dilema ¿educando o domesticando? En el momento actual sería bueno que nos hagamos esta pregunta. Se trata de rescatar el derecho que tenemos de educarnos y no ser domesticados. Debemos saber hacer esta distinción que debe ser clara e irrebatible, si queremos cambiar en nuestro país. 

No viene al caso hacer una compilación bibliográfica, pero sí decir que estamos siendo casi asfixiados por una promoción que bajo la bandera de educación de calidad, se viene instrumentalizando el proceso educativo. El hecho de dejar de lado la reflexión teórica sobre la esencia de la educación y su filosofía, es peligroso. Todo es reducido pragmáticamente a lo técnico. Se nos quiere sensibilizar que mecánicamente por ese camino se llegará a lo que se denomina la excelencia educativa. No se dice en qué consiste la formación humanista, el desarrollo de la persona. Los valores son tratados como algo emblemático. Pareciera que la comunidad complacida acepta el mensaje y la moda para estar a tono con los tiempos. No nos damos cuenta que las reformas neoliberales vienen ahondando viejos problemas, y minando las estructuras educacionales. Con el objetivo de disminuir la inversión y reducir las estructuras estatales, se pusieron en marcha medidas que profundizan la inequidad. 

Existe en este contexto un argumento central que sostiene a las políticas educativas neoliberales: los grandes sistemas escolares son ineficientes, inequitativos y sus productos de baja calidad. ¿Cuántas veces lo hemos escuchado? De ahí que nos venden la idea de que la educación pública ha fracasado. Así se justifican políticas de reducción de la responsabilidad del Estado en la educación, presentadas como la única reforma posible. 

Nos hemos quedado con ese mensaje. Creemos que esa es la consigna. Inclusive nuestros sindicatos han arriado las banderas reivindicativas y se han adecuado al sistema neoliberal. Nos hemos dejado arrebatar historia, cultura, costumbres, hábitos y maneras de expresarnos, pues estamos en la era de la globalización. Hoy todos quieren ser emprendedores antes que buenos artesanos, buenos profesionales que aporten al desarrollo del país. Hoy los prototipos de educación que nos llegan son mediante franquicias y da lo mismo utilizar el método x o z. Frente a esto tenemos que hacer una autocrítica: no hemos sabido reaccionar ni como ciudadanos, ni como sindicalistas frente a dos factores que han hecho fácil la prédica y la reforma neoliberal que se ha ido inoculando como el virus de la gripe H1N1. Con nuestras contradicciones permanentes, con dirigentes cooptados por intereses mercantilistas, sin ideologías claras o adecuadas a las circunstancias, el neoliberalismo ha encontrado un terreno fértil en nuestro añejo sistema educativo que requería modificaciones; y la insuficiencia de reformas realizadas desde una posición liberal-democrática y de una izquierda "moderna". Todo ello ha permitido que los problemas educativos viejos, nuevos y futuros persistan, y el neoliberalismo ha difundido su propuesta con inéditos bríos y sin encontrar más oposición que la de algunas críticas demasiado reactivas y carentes de alternativas consistentes. Presentó su opción como necesaria y absolutamente determinada por las circunstancias. Y fue acogida. No bastaron los comunicados y pronunciamientos densos, sin sentido, con pocas líneas de reflexión autocrítica frente a una realidad que demandaba cambios radicales urgentes. Así se fueron aceptando medidas como el reducir los sistemas, limitar el ingreso, concentrar escuelas, despedir docentes. Hoy no existe una alternativa teórica, académica y práctica en educación para renovar el obsoleto sistema educativo que aún tenemos. Todos nos hemos adaptado a la "racionalidad del mercado" y le hemos dado el rango de institución social que gestiona de manera eficiente los recursos, porque es el regulador de decisiones sociales y hasta conductor de políticas. Se ha desplazado al Estado y reducido a su mínima expresión. 

Así hemos ido reafirmando el individualismo, la atomización de lo social y el predominio de élites, sin mayor preocupación por la justicia social. En una palabra nos han domesticado y con nuestro consentimiento. Salir de la domesticación requiere abrir las puertas y ventanas del conocimiento, del estudio. Muchas medias verdades y mentiras encontramos en el discurso que viene minando nuestra sociedad. Se nos oculta que el mercado no es un escenario neutral. Existen propietarios y

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compradores. No se interactúa entre iguales. Su "humanidad" se basa en su capacidad de satisfacer las necesidades de los hombres. Pero el mercado sólo expresa las necesidades de quienes tienen poder de compra. Las necesidades de quienes necesitan no se muestran. ¿Podremos hablar entonces de equidad? 

Y para concluir con la estrategia de la domesticación antes que educación nos entretienen con el discurso de la globalización, del crecimiento económico, del cambio social, del bienestar de las mayorías con el cuento de a sola firma y la utilización del dinero plástico. Se cuidan en decirnos que todo ello tiene su contrario, por eso dicen poco de la recesión económica si no es que los bancos ponen en riesgo su capital, no hablan del atraso social y menos de la generalización de la pobreza, motivados por la acelerada concentración de la riqueza. De eso nos enteramos por el INE y los diarios. Se cuidan de hablar de la democracia, pero sí se sirven de ella para mostrarnos las "bondades" de un Estado autoritario, represivo, violador de los derechos humanos. ¿Es democracia lo que estamos viviendo en la solución de conflictos sociales? ¿Cómo debemos entender/comprender estas palabras que formuló el presidente Humala: "El Gobierno no defiende a las empresas, sino el Estado de derecho" Exhorta a fuerzas políticas y autoridades a contribuir al restablecimiento del orden en la región Arequipa.(El Peruano, 15.05.15). El ciudadano que se forma hoy -promovido por esta propuesta domesticadora- es un sujeto fragmentado, tributario de patrones socio-culturales absurdos y promotor de una violencia que convierte a la sociedad en un espacio hostil para la vida social, democrática, ciudadana. 

3. La oferta educativa para incautos. En los últimos 20 años se ha ido acuñando en nuestra educación el modelo pedagógico norteamericano, por el grado de influencia de los bancos y agencias provenientes de esa región. Eficiencia, eficacia y calidad del campo industrial; estos conceptos empresariales han sido trasladados al campo pedagógico. Así de manera lineal y mecánicamente se vincula al sistema educativo con el aparato productivo. 

Nos encontramos hoy con que nos han "vendido" y hemos comprado el discurso de considerar a la educación como producción de capital humano, como inversión personal y colectiva. Por ser inversión debe ser rentable en términos económicos. ¿Qué país de nuestra Latinoamérica no está contaminado con esta propuesta? ¿Qué país no tiene como consigna a desarrollar -lecciones aprendidas, experiencias exitosas, de paso- que es necesario que sepamos que invertir mejor no significa invertir más, sino desarrollar aquellas áreas educativas que demanda el mercado y considerar la educación como una empresa y que por ello debe mostrar su eficiencia, eficacia, rentabilidad y calidad. Detrás de ello se va elaborando e instaurando una nueva política educativa en donde el concepto de derecho a la educación será sustituido por la educación como mercancía; por la educación como una inversión; y, el colmo que se defina al hombre como medio y no como un fin y por lo tanto se le despersonaliza y se le reduce al concepto de "recurso humano". Discurso, conceptos, palabras conocidas y repetidas por quienes representaron al Estado en el sector educación en estos últimos 10 meses. Las personas tal vez no tienen la culpa, es el sistema que se impone con toda su fuerza económica. Inversión y alianzas estratégicas para mover al sector y a los docentes que sigan el carril marcado en la Ley de Reforma Magisterial. ¿Y la formación inicial de las nuevas generaciones de docentes? Nada se ha hecho por introducir los cambios necesarios en la ley de institutos de formación docente. 

Se está domesticando a los futuros ciudadanos. Pedimos y exigimos educación en valores y sólo les dedicamos el tiempo a aquellos que tienen que ver con el sistema que se promueve: eficacia, eficiencia. Nos quieren hacer entender la negación de la educación como "derecho humano". Se le sustenta disimuladamente con artificios que lanzan personeros de diversa índole disciplinaria basados en la "falta de recursos" que acompañan a medidas gubernamentales de restricción presupuestaria de la educación pública, en tanto se procede al estímulo cada vez mayor de la educación privada. En este sentido no podemos negar que la definición neoliberal de la educación como mercancía y con ello su negación como derecho humano, supone principios fundamentales que orientan el diseño de las políticas educativas sintonizadas con dictados de bancos y agencias internacionales. 

Por ello ¿nos educan o nos están domesticando? ¿Por qué solo responder a las demandas del mercado y no de las personas? ¿Por qué el índice de desarrollo humano ya no cuenta como eje de nuestra política social, económica? ¿Por qué la Educación para Todos es un referente más que sirve para los discursos y no para inspirar la política educativa del país? ¿Por qué los objetivos del milenio pasan desapercibidos? ¿Por qué se levantan los estandartes del emprendedurismo y de la competitividad antes que el desarrollo humano integral? (16.05.15)

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