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Egipto: ira contra los Hermanos Musulmanes. Entrevista

Mostafá Ali…

El 22 de marzo pasado, miles de personas se manifestaron en señal de protesta frente a la sede nacional de los Hermanos Musulmanes. En represalia, partidarios de la Hermandad y la policía respondieron con un torrente de violencia contra los manifestantes, hiriendo a casi 200 personas.

Pero esta es sólo la más reciente expresión de la creciente amargura y frustración en Egipto por la orientación del gobierno del presidente Mohamed Morsi y su Partido Libertad y Justicia, que es el brazo político de los Hermanos Musulmanes.

Mostafá Ali es un periodista de Ahram Online y miembro de los Socialistas Revolucionarios de Egipto. Le entrevisto Eric Ruder sobre la situación actual del proceso revolucionario en Egipto para la revista Socialist Worker de EE UU.

¿Qué es lo que ha desencadenado las recientes protestas contra los Hermanos Musulmanes?

Las recientes protestas han sido provocadas por la brutalidad de la policía y la Hermandad Musulmana en la represión de las manifestaciones contra la Hermandad durante los últimos meses. Hubo una manifestación a mediados de marzo ante la sede de la Hermandad y los partidarios de la Hermandad, organizados en milicias, golpearon a una docena de manifestantes pacíficos que simplemente dibujaban graffitis anti-Hermandad en el asfalto. De hecho, este tipo de ataques han tenido lugar en varias ocasiones.

Así que varías corrientes se unieron para protestar ante la sede nacional de la Hermandad Musulmana, que se encuentra en la cima de una colina en El Cairo. No es la primera vez que la Hermandad ha sido blanco de protestas. Durante los últimos dos o tres meses se han producido numerosas manifestaciones ante las sedes de la Hermandad en todo el país.

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Pero la mayoría de las manifestaciones de los últimos meses han tenido lugar en la región industrial del Delta del Nilo, al norte. El foco de los movimientos de protesta, por lo tanto, no ha sido Cairo o Alejandría sino las provincias, especialmente en el norte. Se han producido ataques contra comisarías de policía y otros símbolos de poder gubernamental y la Hermandad. La respuesta represiva contra los manifestantes ha sido durísima.

El 22 de marzo, miles de personas se concentraron ante la sede de la Hermandad. La manifestación no fue convocada por el Frente de Salvación Nacional, la coalición de partidos de oposición tradicionales. De hecho, la mayoría de las manifestaciones y protestas que se han vuelto violentas en los últimos meses se han organizado a nivel local y de manera descentralizada. Ha habido miles de personas que han protestado en las calles en ciudades como Mansoura y Mahalla.

Y en la económicamente estratégica ciudad de Port Said (cerca del Canal de Suez), una impresionante campaña de desobediencia civil ha logrado expulsar a la policía de la ciudad varios días. Los estudiantes de secundaria y sus profesores encabezaron inicialmente las protestas, pero el movimiento se extendió, y los ciudadanos derrotaron a la policía y tomaron el control de la ciudad: desde el control del tráfico hasta la administración y la distribución de los bienes y servicios. El resto de los empleados públicos se unieron a la huelga de los maestros, parando la ciudad, y los trabajadores portuarios se declararon en huelga en solidaridad con el sector público. Finalmente, llegó el ejército y recuperó el control de la ciudad.

El telón de fondo de esta revuelta ciudadana es la masacre de más de 70 aficionados al fútbol, conocido como “ultras”, el año pasado . Desde entonces, la ciudad ha sido esencialmente un chivo expiatorio por este crimen, a pesar de que todo el mundo sabe que fueron los restos del antiguo régimen y la policía los que orquestaron la violencia. La ciudad se opuso a que se la hiciera colectivamente responsable y exigió que los elementos del antiguo régimen y no ella fueran juzgados por los tribunales.

Parece que se ha producido un cambio significativo desde la victoria de Morsi y la Hermandad en las elecciones del año pasado.

Desde que Morsi asumió el poder el pasado junio tras ganar las elecciones presidenciales, la Hermandad ha malgastado su amplio apoyo, así como defraudado las esperanzas de millones de personas. Han mantenido el apoyo de sus seguidores incondicionales, pero muchos millones de personas más tenían la esperanza de que la Hermandad seguiría luchando por los objetivos de la revolución: el pan, la justicia y la libertad. Todo esto se ha evaporado muy rápidamente en los últimos meses.

El nivel de ira ha ido en aumento desde que Morsi se vio obligado a dar marcha atrás tras otorgarse amplios poderes de excepción en noviembre pasado, pero ahora está comenzando a desbordarse.

Hay dos aspectos destacados entre los objetivos de la Hermandad. En primer lugar, Morsi y los Hermanos Musulmanes quieren preservar el aparato del Estado, tal como existía bajo Hosni Mubarak, que fue el dictador apoyado por Estados Unidos que la revolución egipcia derrocó en 2011. Han cambiado algunas caras, sobre todo de los más implicados en el antiguo régimen, pero la Hermandad quiere mantener intactas las estructuras estatales fundamentales, incluidos sus poderes represivos como el ejército y la policía. Han traicionado así toda esperanza de reforma.

En particular, la brutalidad policial ha vuelto en una escala sin precedentes, incluso comparando con los años de Mubarak. La policía secuestra, tortura e incluso mata a los activistas y manifestantes con total impunidad.

En segundo lugar, Morsi y la Hermandad han dejado clara su intención de continuar todas las políticas económicas neoliberales del régimen de Mubarak y, peor aún, impulsar estas políticas aún más. Así que la ira se ha ido acumulando enormemente.

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El gobierno de Morsi también ha anunciado un plan para racionar la distribución del pan, tres panes por persona. Pero la alimentación básica de la gente es pan, en lugar de carne y verduras, que ahora son bastante caras. Y debido a la caída de las reservas en moneda extranjera y la falta total de inversión extranjera directa, han decidido aprobar una "ley de bonos islámicos", mediante los que el gobierno va a vender los activos más importantes del estado, incluyendo fábricas y algunos servicios municipales, a los inversores internacionales, con la esperanza de conseguir miles de millones de dólares para relanzar la economía.

Estos son en realidad síntomas de un deterioro grave de la situación económica de Egipto durante los últimos meses. Las reservas de divisas del país son solo de 15.000 millones de dólares, frente a los 25.000 millones en el momento del estallido de la revolución. No ha habido nuevas inversiones extranjeras desde hace dos años. Peor aún, ha habido una fuga masiva de capitales del país. Por ejemplo, al menos el 50% de la industria de la construcción ha colapsado, cesando sus operaciones o abandonando el país por completo. Se trata de un sector enorme de la economía.

Mubarak dejó unas infraestructuras muy frágiles, que siguen desmoronándose -con consecuencias fatales - en los últimos dos años. Por ejemplo, las medidas de seguridad en los ferrocarriles nacionales son un desastre completo. Hemos tenido varios accidentes ferroviarios que han matado a decenas de personas en los últimos meses.

El terrorífico historial de seguridad del sistema ferroviario ha provocado decenas de huelgas de los sindicatos locales en todo el país. En algunos casos, los trabajadores han cortado las vías, y como la mayoría de las personas viven a lo largo del Nilo, ha provocado el bloqueo del tráfico ferroviario nacional varias veces en los últimos meses.

También tenemos una grave escasez de diesel que ha causado enormes atascos de tráfico en una ciudad tras otra, dando lugar a numerosas huelgas en las últimas semanas de los conductores de microbuses, la forma principal de transporte de decenas de miles de trabajadores. Los apagones son ahora un hecho cotidiano en Egipto por primera vez en décadas. Tienes suerte si se va la electricidad solo durante una hora. En las partes más pobres del país, los apagones pueden durar dos y tres horas. Por no mencionar el desastroso estado de la sanidad, en un país que tiene la mayor tasa de transmisión de hepatitis C en el mundo. El gobierno se ha negado a aumentar la inversión en educación y sanidad.

La situación económica es tan caótica que las agencias internacionales de calificación financiera, como Moody, han rebajado la calificación de los bonos egipcios a niveles muy bajos. El gobierno quiere solicitar un préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI) por valor de US $ 5 mil millones para mejorar su crédito y ser capaz de volver a atraer inversores internacionales al país. Pero para garantizar este préstamo, los EE.UU. y el FMI insisten que el gobierno aplique un duro programa neoliberal que acabaría con los subsidios a los combustibles y los alimentos.

El gobierno ha aplazado estas medidas todo lo que ha podido, porque tiene miedo de una reacción popular masiva ante los efectos que estás medidas podrían tener en una población que ya vive con 2 dólares al día. Ello va a acentuar y profundizar la crisis económica y el nivel de inestabilidad política en el país.

En suma, Mubarak y 30 años de neoliberalismo han dejado al país en un caos, y la Hermandad se ha hecho cargo de este legado y de este sistema. En lugar reformarlo, han decidido continuar con estas políticas, pero reforzándolas.

¿Cuál es la relación del Frente de Salvación Nacional (FSN) con estas movilizaciones contra la Hermandad?

El Frente de Salvación Nacional no ha convocado ninguna protesta desde el segundo aniversario de la revolución, el 25 de enero. Es una situación irónica, ciertamente, porque la mayoría de los partidos del FSN -los partidos liberales del FSN- no tienen desacuerdos

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fundamentales con la Hermandad en lo que respecta a las prioridades sociales y económicas.

De hecho, el líder del FSN, Mohamed El Baradei, ha dicho en más de una ocasión que él está de acuerdo con la decisión de la Hermandad Musulmana de pedir un préstamo al FMI y continuar con el programa de "reformas económicas" - en otras palabras, imponer medidas neoliberales de privatización de la economía nacional.

Aunque algunos de los jóvenes del FSN han participado en las manifestaciones, los dirigentes del FSN esperan alcanzar algún tipo de compromiso con la Hermandad. El problema, desde su punto de vista, es que la Hermandad se niega a sentarse a dialogar con la oposición para llegar a un término medio.

Muchas personas piensan que los dirigentes de los Hermanos Musulmanes están convencidos de que esta es su oportunidad, no sólo de gobernar el país, sino de asegurarse el control unilateral del aparato del Estado. Y creyendo contar con el apoyo de Estados Unidos, piensan que se trata de una oportunidad de oro que no deben desperdiciar: esa es la razón de su falta de interés en compartir el poder con otras fuerzas políticas.

De hecho, la base social del FSN son la clase media y clase media alta, que no quieren que la Hermandad gobierne el país porque se oponen a la ley islámica, por razones políticas y / o sociales. Pero no tienen problemas reales con las prioridades económicas de la Hermandad.

Así que el FSN se distancia de la gente que está sufriendo la peor parte de esta profunda crisis económica. Ni los islamistas de los Hermanos Musulmanes, ni los líderes liberales del FSN son capaces de responder a las necesidades del día a día de la clase obrera y los campesinos pobres en términos de pan, combustible, educación o salud .

El FSN no tiene un programa económico alternativo a la Hermandad Musulmana. Por esta razón, mucha gente piensa de los recientes acontecimientos son solo una lucha de poder entre facciones gobernantes rivales, y con razón.

Parece que toda la popularidad que disfrutaban Morsi y la Hermandad era porque se les consideraba la "oposición" al régimen de Mubarak. Pero ahora son la fuerza gobernante y se han convertido en el blanco de las quejas de la gente por la situación económica y la caída del nivel de vida. En algunos momentos ha habido divisiones en la Hermandad que han expresado estas dinámicas: los líderes superiores del partido han sido más conservadores, grandes empresarios comprometidos con el programa económico neoliberal, enfrentados a los sectores más pobres y oprimidos que son miembros y simpatizantes de la Hermandad. ¿Ves alguna división hoy? Y si es así, ¿qué forma toma?

El fracaso de la Hermandad a la hora de xsatisfacer las necesidades populares, y el hecho de que la Hermandad este utilizando el aparato estatal - la odiada policía, los restos, que todavía están intactos, del antiguo aparato de seguridad - provocando un ira popular masiva, ha dado lugar a serias divisiones entre los islamistas en su conjunto.

La Hermandad, los salafistas y diversas corrientes islámicas van en direcciones muy diferentes. Por ejemplo, el principal partido salafista, el Partido Al-Nour, que está a la derecha de la Hermandad Musulmana en muchos aspectos, se ha ido distanciando de ella. Han visto que la Hermandad hunde el barco, y como consecuencia la alianza entre los dos partidos principales - la Hermandad y el salafista Al Nur-- está ahora en espera. Al-Nour ha sido crítico con la Hermandad y ha estado coqueteando con los liberales.

Por otro lado, están los grupos islamistas muy de derechas. El grupo principal - al-Gama'a al-Islamiyya - son los antiguos jihadistas de la década de 1970. Fueron los responsables del asesinato del presidente Anwar Sadat, y llevaron a cabo muchas operaciones terroristas en los años 80 y 90 contra turistas y el aparato policial. Creen que la Hermandad Musulmana es

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incapaz de utilizar la antigua fuerza policial para mantener la seguridad en el país, por lo que han formado "milicias de seguridad" en varias partes del país, especialmente en el Alto Egipto.

Sin embargo, aunque ha habido divisiones entre las diferentes corrientes islámicas, no ha habido fisuras evidentes dentro de la propia Hermandad.

Así que la Hermandad Musulmana y Morsi se mantienen en el poder utilizando el aparato represivo del Estado, sin gran apoyo popular. Mientras tanto, la oposición política del FSN no es capaz de galvanizar el amplio sentimiento anti-Hermandad en una fuerza capaz de luchar por un cambio real.

Por último, están las organizaciones de izquierdas y revolucionarias, pero por el momento sus fuerzas son demasiado pequeñas para que las cosas avancen. La izquierda ha intentado construir una tercera alternativa a la Hermandad y el FSN. Diez o quince grupos revolucionarios - grupos de jóvenes y otras organizaciones radicales - han tratado de construir un frente revolucionario como una alternativa a los dos grupos.

Por desgracia, ha habido una tremenda presión del FSN sobre los elementos más jóvenes y más radicales dentro de los partidos liberales y de izquierdas para no romper con el FSN, y ello ha impedido - hasta el momento - la formación de una tercera fuerza en la política egipcia.

Sobre el terreno, sin embargo, la izquierda y los revolucionarios - las secciones juveniles de varios partidos liberales y radicales - se han coordinado en la base en algunos lugares y han construido un frente unido que se ha enfrentado al viejo aparato estatal y la Hermandad.

El mejor ejemplo de ello ha sido en las universidades, donde coaliciones amplias de estudiantes de izquierda, liberales y revolucionarios han logrado una victoria sin precedentes sobre los Hermanos Musulmanes en las elecciones a los consejos de estudiantes. Se trata de una gran victoria, no solo porque han participado en las elecciones millones de estudiantes egipcios en las universidades y en los centros locales, sino porque durante los 30 años del régimen de Mubarak, los Hermanos Musulmanes, a pesar de la persecución del aparato estatal, lograron controlar la mayor parte de los consejos estudiantiles en las universidades de todo el país.

Ahora, a pesar de tener la Hermandad en el poder y controlar el aparato del Estado y a pesar de que las elecciones estudiantiles fueron organizadas por la Hermandad, los revolucionarios han conseguido derrotar a la Hermandad, que no obtuvo más que el 20% de los escaños en los consejos estudiantiles.

Lo que es una señal del gran potencial que tienen los revolucionarios, los estudiantes radicales y la izquierda en general para construir una alternativa tanto al FSN liberal y como a la Hermandad desde la base.

Por supuesto, va a ser un proceso muy largo y difícil en ausencia de partidos políticos revolucionarios que puedan extender las lecciones de las luchas en las universidades y conectar estas luchas día a día con la avalancha de huelgas y luchas populares que tienen lugar en los barrios pobres. Ese es el reto pendiente y que, por supuesto, se plantea en un contexto de constante movilización política y amenazas por parte de grupos de extrema derecha islamistas.

Aún más importante es la amenaza de un golpe de estado militar, en el marco de la incapacidad de la Hermandad para ofrecer cualquier tipo de gestión racional del Estado que responda a las necesidades de la gente. Por el momento, sin embargo, la Hermandad mantiene la lealtad de la policía y el ejército, en un acuerdo evidente con los EE.UU. El ejército egipcio obedece ciegamente los deseos (y pedidos) de Washington, y al parecer no tienen luz verde para llevar a cabo un golpe de estado militar contra la Hermandad, al menos en un futuro próximo.

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Ello le da a los islamistas de extrema derecha la oportunidad de organizarse por la base, pero también crea un espacio para los revolucionarios y la izquierda para tratar de construir organizaciones y relacionarse con las luchas que se están llevando a cabo.

A principios de marzo, el Secretario de Estado, John Kerry, viajó a Egipto y anunció $ 250 millones de ayuda. ¿Cuál es el papel de EE.UU. en Egipto?

El gobierno de EE.UU. ha descubierto un tesoro escondido en el gobierno de los Hermanos Musulmanes en Egipto. Los EE.UU. fueron siempre aliados de Mubarak, y Mubarak, en su mayor parte, garantizaba los intereses estadounidenses en la región: en particular, el uso del Canal de Suez como ruta comercial para beneficio de las multinacionales, y en segundo lugar, la protección del estado de Israel (por ejemplo, mediante el asedio de Gaza).

Sin embargo, Estados Unidos, para su satisfacción, se ha encontrado con que la Hermandad está haciendo lo que Mubarak solía hacer, pero de forma más eficaz. Te voy a dar un ejemplo. Por primera vez en años, el ejército egipcio ha demolido los cientos de túneles que han sido utilizados para el contrabando de alimentos y armas a Gaza. Están bombardeando los túneles con aviones de combate.

A pesar de que Hamas - considerado durante mucho tiempo uno de los más estrechos aliados regionales de la Hermandad - protesta por estas acciones del ejército egipcio, la Hermandad ha continuado esta operación. Israel no podría estar más contento con una Hermandad que está demoliendo los túneles: después de todo, este ha sido un objetivo israelí desde hace años.

La Hermandad ha mantenido la presión sobre Hamas en los últimos meses también en otras formas, a pesar de la Operación Pilar de Nubes, que fue el último asalto israelí contra Gaza. Por ejemplo, Hamas ha estado cumpliendo un alto el fuego con Israel, que fue negociado con ayuda de la Hermandad.

En segundo lugar, la estrecha relación entre la Hermandad y Turquía ha permitido a la Hermandad mediar una reconciliación entre Turquía e Israel en los últimos días. La Hermandad también tiene una muy buena relación con Qatar, que es uno de los principales y más entusiastas aliados de los Estados Unidos en el Golfo en este momento.

Los Estados Unidos prevén un mayor papel regional para el Egipto gobernado por la Hermandad y eso les entusiasma. Quieren demostrar a Estados Unidos que pueden hacer mejor trabajo que Mubarak y, hasta ahora, lo han estado llevando a cabo admirablemente.

Es una de las principales razones por las que permanecen en el poder y por eso, cuando John Kerry se reunió con el jefe del ejército egipcio durante su reciente visita, dejó claro que el ejército debe respetar la voluntad política de la Hermandad, a pesar de su fracaso a la hora de imponer orden internamente.

Mirando hacia al futuro, Morsi había anunciado elecciones en abril y junio. Ahora parece que hay una desautorización judicial. ¿Cuál es la importancia de esas elecciones en lo que se refiere a la salvaguardia de la revolución?

La Hermandad y el ejército llegaron a un acuerdo hace dos años, cuando estalló la revolución, por el que el ejército iba a facilitar la celebración de elecciones, y éstas permitirían a la Hermandad llegar al poder.

La Hermandad ha convocado un referéndum sobre la Constitución, en el que ha ganado el 63% de los votos, y ha habido cinco elecciones diferentes, que la Hermandad ha ganado una y otra vez. Controlan la Cámara Alta, y la presidencia. También querían forzar una elección de la cámara baja de manera antidemocrática.

Pero la situación está cambiando. El poder judicial ha cuestionado la nueva ley electoral de la

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Hermandad para la cámara baja, y se han aplazado las elecciones. No habría sido posible sin la creciente desilusión popular con la idea de celebrar "elecciones democráticas" como una manera de resolver los problemas económicos y políticos del país.

He hablado con mucha gente que estaba entusiasmada con ir a las urnas en el estallido de la revolución. Votaron una y otra vez, haciendo colas de cinco y diez horas para votar. Pero esa emoción - la esperanza de que las elecciones democráticas traerían soluciones mágicas - ha disminuido.

Así que los Hermanos Musulmanes imaginan que pueden ganar un poco de tiempo y posponer las elecciones unos meses, con la esperanza de estabilizar la situación económica y políticamente. Pero no es evidente que puedan hacerlo: porque se apoyan en una fuerza policial renovada y rearmada que no para de enfrentarse a la gente en las calles, utilizar la tortura y al mismo tiempo respaldan las políticas económicas y el préstamo del FMI que, cuando se firme, provocará un brote masivo de ira popular.

La situación se mantiene en constante cambio. Ningún sector – ni la Hermandad ni la oposición liberal - parece tener una salida o una solución.

A medida que la vía electoral parece cada vez más un callejón sin salida, algunas personas defienden la acción directa - contra el Estado y contra los Hermanos Musulmanes - como la única manera de evitar que la Hermandad resucite el antiguo régimen. Y el sentimiento es que, aunque no acabemos con la Hermandad, al menos se puede sembrar el caos. Muchas de estas fuerzas se han enfrentado valientemente a la policía en una ciudad tras otra, y en el Delta, donde se manifestaron ante la sede de la Hermandad y la quemaron.

Pero, afortunadamente, también muchas personas y revolucionarios, se dan cuenta de las limitaciones de semejante estrategia de acción directa y entienden que el aparato del Estado y la Hermandad Musulmana no serán derrotados solo con la acción directa. Se aferran a su poder y utilizan una fuerte represión para defenderse.

Así que hay un debate sobre que camino seguir, porque la acción directa y los ataques a las sedes de la Hermandad y el constante enfrentamiento con la policía y los ataques contra las comisarías, por muy justificadas que estén, no son el camino a seguir. Si los viejos y los nuevos partidos liberales no pueden proporcionar un camino a seguir, tiene que haber una tercera vía: una alternativa revolucionaria.

Si la estrategia no es la acción directa contra las sedes de la Hermandad, ¿qué estrategia se necesita para avanzar la revolución?

Un buen ejemplo son las luchas democráticas que han tenido lugar en una serie de instituciones. Un ejemplo claro es lo que ocurrió en las universidades, donde los estudiantes formaron una coalición y participaron en una elección democrática, derrotando a los candidatos de la Hermandad, pero también han sido capaces de organizarse para frenar los ataques físicos y defenderse de los partidarios de la Hermandad que atacan a los izquierdistas y los estudiantes revolucionarios.

Otro ejemplo son las elecciones al sindicato de periodistas, en el que la izquierda y los no islamistas han derrotado a los Hermanos Musulmanes, que no ganaron ni un solo puesto en el consejo ejecutivo. Lo mismo ocurre en el Gremio de Farmacéuticos, que es un sindicato grande, donde la Hermandad solo ha obtenido un 20% de la junta directiva por primera vez en mucho tiempo.

Por lo tanto, hay luchas democráticas en una serie de sectores, por lo que el poder de la organización, el poder de los números, se manifiesta como el medio fundamental para derrotar a la Hermandad y denunciar su programa derechista, pro-negocios y anti-trabajadores.

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Por un lado, tenemos ejemplos de lo que hay que hacer, pero también tenemos una situación muy volátil. Hay un nivel de lucha de clases que es bastante alto - como ponen de manifiesto las huelgas o la gente de los barrios pobres que arrancan vías del tren porque no hay pasos de nivel y se producen continuos accidentes mortales. Hay un gran número de pequeñas luchas en todo el país, especialmente en los últimos meses, pero no están conectadas de manera que aprendan una de otra. Las lecciones no se socializan.

Necesitamos organizaciones revolucionarias y partidos políticos que puedan coordinar estas luchas y generalizar las lecciones de las huelgas, ya sea en las universidades o en el Canal de Suez.

Ese sigue siendo el camino a seguir, y no es una utopía - la lucha existe y hay un rechazo en muchos trabajadores tanto del programa liberal como del programa islamista. Pero hay que construir la alternativa: no es imposible ni demasiado tarde.

Mostafá Ali es periodista de Ahram Online y uno de los dirigentes de los Socialistas Revolucionarios de Egipto.

Traducción para www.sinpermiso.info: Enrique García

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