// EGOLAND (2ª Ed.) //12 / 2013 - 01 / 2015

#00Víctor GM

// Egoland //

Egoland nació en Berlín, lugar donde residí cinco años y medio aproximadamente. Un proyecto o grupo de pre-proyectos que se fueron fraguando desde mi segundo año en la ciudad. Aunque, todas las ideas y bocetos de aquellos primeros años, por falta de tiempo, se fueron quedando en un rincón de mi cuaderno de esbozo.

En 2013, La Piscina editorial me ofreció participar en Pliegue, 1er encuentro de autoedicio-nes en Tenerife, después de haber contactado con ellos para colaborar con su campaña de crowdfunding. Pensé que era el momento perfecto para dar salida a algunas ideas que estaban rondándome la cabeza desde que llegué a Lanzarote. Agrupar por fin algunos de esos proyectos olvidados, dado que unos meses antes, ya había participado con una se-lección de serigrafías bajo el título Egoland en Acció Cultura (Barcelona). Quise empezar a publicar, algo que tenía claro desde el principio.

En este caso, específicamente para Pliegue, realicé una pequeña publicación de cien nú-meros seriados y firmados. En la cual se incluían distintos collage y alguna ilustración. Llevé algo que sirviera como presentación del proyecto, y que la gente pudiera ver mis trabajos en Canarias, mi nueva casa.

Por varios problemas técnicos y de tiempo, no pude imprimir aquel número en color. Por ello, me he animado a lanzar una segunda edición del mismo. Una versión impresa y otra que se puede ver online, y descargar gratuitamente. Siendo Egoland (2ª Ed.) la versión definitiva del número #00, dado que he añadido varios cambios de diseño que no pude realizar en su momento.

Egoland es un proyecto visual pensado a largo plazo, en el que se incluyen trabajos en serigrafía, grabado, ilustración, collage, etc. Sumado a distintas publicaciones basadas en trabajos personales que normalmente no se donde incluir o porqué los hago. Aunque si sé perfectamente cuando surgieron.

Comencé a pensar en este proyecto desde el aislamiento que sentí en la capital alemana. Una ciudad en la cual -salvo en muy contadas ocasiones- nunca me sentí integrado. Por lo general estuve bastante alejado de encontrar alguna afinidad con las personas que co-nocí del sector. Tal vez, esta situación no sea un problema para mucha gente. En cambio, para mí fue duro vivir en un lugar donde se supone que uno debe abrumarse y padecer una especie de ‘síndrome de Stendhal’ constante. Parecía que era casi obligatorio ser feliz si eres una persona creativa, ya que tienes en la palma de tu mano un abanico infinito de eventos culturales. Aunque no tuvieses ni un euro para el U-Bahn.

Durante un tiempo, fue realmente deprimente el no poder compartir opiniones con casi nadie. Era una tarea imposible intentar debatir de una manera sana y realista la situación de la cultura en el norte de Europa.

Algo que sin darte cuenta, puede acabar con tu sentido crítico.

Durante aquellos años, me pareció impresionante, lo fácil que era caer en la trampa del mercado del arte. La historia de siempre: becas mal pagadas, prácticas denigrantes, tra-bajar gratis para proyectos de gran presupuesto, galerías ofertando contratos leoninos y un largo etcétera que prefiero omitir. Las anécdotas sobre este tema siempre eran las mismas, el proceso de aceptación de las reglas del juego, para que días más tarde viniese la patada. Todo bastante predecible, ocurre en muchos lugares, no solo en Alemania.

La diferencia destacable, era que todo aparentaba estar bien. Había que sonreír ante la adversidad porque vivíamos en Berlín. La capital cultural de Europa según muchos. Y no en aquel lugar del pasado, el que dejamos atrás, ese país de origen que es mejor ni nombrar en alto. Adaptarse o morir, intentar formar parte del sueño alemán. Encontrar tu papel dentro de la película colectiva que nos servían cada día en los medios. “Ser pobre y sexy”. Y si te cuesta trabajo aceptarlo, algo te tenía que quedar claro, siempre podías ser un mero espectador. Un eterno turista.

Como es de suponer, casi todo mi tiempo lo dediqué a sobrevivir con trabajos precarios que no ayudaron mucho, pero al menos, sabía donde me metía. En cambio, el ambiente artístico berlinés era un mundo para otros, supongo que para personas con más estómago que yo. Costó asumir que siempre fue su Berlín, un parque de atracciones para treintañe-ros donde no cabe la disidencia. Y yo me había bajado de la noria hacía ya mucho tiempo. En los últimos meses, mi visión de la ciudad era la de una mezcla entre Fantasía de Walt Disney y La invasión de los ladrones de cuerpos de Don Siegel.

Como valoro y aprecio mi salud mental, en junio de 2013 me mudé a Lanzarote, curiosa-mente, ahora me siento mucho menos aislado.

Por todo lo comentado, es fácil adivinar que el título Egoland -con todos los significados que la palabra Land tiene en alemán- no es para nada casual. Por otro lado, es un proyecto pensado a base de piezas que se encajan y desmontan, un guiño al juego de construcción y a una de sus atracciones más conocidas en la ciudad. La idea fundamental de este pro-yecto es que cada trabajo pueda funcionar tanto en conjunto como independientemente, una especie de montaje pieza a pieza. También se puede apreciar que nunca he tenido mucha imaginación con los títulos.

Este número muestra una parte de aquellos trabajos, los cuales funcionaron en su mo-mento como válvula de escape y donde me sigo refugiando de vez en cuando.

Espero que lo disfrutéis y desde aquí, quiero dar las gracias a Néstor y María Laura de La Piscina Editorial por darme la oportunidad de participar en Pliegue, y poder compartir mesa en el festival con gente tan maja como Óscar Martínez de Ediciones Puré y haber podido conocer en persona y conversar un rato con Servando Rocha de La Felguera.

Nº 00 // Primera edición terminada en diciembre de 2013 / Segunda edición en enero de 2015 // Lanzarote (Las Palmas).Revista autoeditada, seriada y firmada (en la edición impresa) por Víctor GM / Realizada específicamente para ‘Pliegue. 1er Encuentro de autoediciones en Tenerife’ dentro del festival ‘Keroxen 13’.

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