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CAPITULO EI entorno de los grupos 10.t. INTRODUCCION No se puede co mpr ender bien un grupo si no se ha ana li zado el es ce na ri o donde se situa. Los grup os se sitllan sie mpr e en un determinado entorno, no so n ent es abstrac- tos que funcionan en el vacio. Los grup os , tanto na tur ales como de laborato ri o, es tan ubi ca d os en un entorno con el que mantienen relac ion es re cipr ocas, de forma qu e son influid os por su ambiente: los mi e mbr os del g rup o perciben su es pac io fi si co y soc ial, pr ocesa n la inform ac ion rec ibid a y es ta af ec ta a su funcionamiento per so nal y soc ial ( Fi ske y Goo dw in , 1994), pero tambien es tos mie mbro s ejerce n influencia so- bre el y realizan intent os de co ntrola rl o. Para ana li z ar es te entorno n os apoy ar emos en la id entificacion de los tr es co ntextos definid os por Moreland, Hogg y Hains ( 1 99 4), a sabe r: el entorno fi sico , el entorno personal y el entorno soc ial. Lev ine y Moreland (1 998) aiiaden a es ta division el entorno te mp oral, pero es te aspec to fu e considerado por n oso tr os dentro del es tudio del d es arro ll o grupal, ya que su co ntenido se ajusta mas a esa tema ti ca . EI ana li sis bibliometrico, utili za nd o co mo crite ri o de seleccion qu e los termin os enviro nment a nd group aparecieran co mo d esc riptores en la referencia, n os aporto los sig ui ent es datos: 210 referencias bibli og ra fi cas , 369 autor es co n una 0 d os publica cio- nes, perten ec ient es a USA (8 1 por 100), Reino Unido ( II por 100), Israe l (8 por 100), Austra li a (6 pO l' 100) Y Alemania (5 por 100), principalmente; 4 89 descriptores y 105 revistas, de entre las que d es tacan co n c in co articul os International Journal of Group Psychoterapy, Journal of' Educational Psychology, Journal of School Psychology. y co n cua tr o tr ab ajos, J ourna l for Specialists in Group Wo rk y Journal of Child and Adolescent Group Th erapy. EI por ce ntaje de publicacion es seg un los grup os de edad fue del 40 por 10 0 en ninos, 17 por 100 en adol esce nt es , I po ri 00 en j ove nes, 38 pO l' 100 en a dult os y 4 por 1 00 en ancian os . En la Figura 10.1 se re pr ese nta la evolucion del te rmin o en las tr es ultimas decadas. 295

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CAPITULO

EI entorno de los grupos

10.t. INTRODUCCION

No se puede comprender bien un grupo si no se ha anali zado el escenari o donde se s itua. Los grupos se s itllan siempre en un dete rminado entorno, no son entes abstrac­tos que fun cionan en e l vacio. Los grupos, tanto naturales co mo de laboratori o, es tan ubi cados en un entorno co n e l que manti enen re lac iones reciprocas, de forma que son influidos por su ambi ente : los mi embros del grupo perciben su espac io fi sico y soc ial, procesa n la inform ac ion rec ibida y es ta afecta a su fun c iona mi e nto persona l y soc ial (Fi ske y Goodwin , 1994), pero tambien estos mi embros ejercen influenc ia so­bre e l y reali zan intentos de contro larl o. Para ana li zar este entorno nos apoyaremos en la identificac ion de los tres contex tos de finid os por Moreland , Hogg y Hains ( 1994), a saber: e l entorno fi s ico, e l entorno persona l y e l entorno social. Levine y Moreland ( 1998) aiiaden a es ta di vision e l entorno temporal, pero es te aspecto fue considerado por nosotros dentro de l es tudi o de l desarro ll o grupal , ya que su contenido se aju sta mas a esa temati ca .

EI anali s is bibliometri co, utili zando como criteri o de se lecc ion que los terminos environment and group aparec ieran como descriptores en la referencia, nos aporto los s igui entes datos: 210 re ferenc ias bibli ografi cas, 369 autores con una 0 dos publicac io­nes, pertenecientes a USA (8 1 por 100), Reino Unido ( II por 100), Israe l (8 por 100), Austra li a (6 pOl' 100) Y Alemani a (5 por 100) , princ ipa l mente; 489 desc riptores y 105 rev istas, de entre las que destacan con c inco articulos International Journal of Group Psychoterapy, Journal of' Edu cational Psychology, Journal of School Psychology. y co n cua tro trabajos, Journa l for Specia lists in Group Wo rk y Journ al of Child and Adolescent Group Th erapy. EI porcentaj e de publ icac iones segun los grupos de edad fue de l 40 por 100 en nin os, 17 por 100 en adolescentes, I pori 00 en j ovenes, 38 pOl' 100 e n adultos y 4 por 100 en anc ianos . En la Figura 10. 1 se representa la evo lucion de l termino en las tres ultim as decadas .

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Periodos-anos

Figura 10.1. Trabajas publicadas sabre «entarna grupal ..

10.2. EL ENTORNO FisICO DE LOS GRUPOS

Respecto al entomo fisico , se han adoptado distintas perspectivas y se han analizado aspectos y dimensiones muy diferentes. Tradicionalmente se ha estudiado la influencia que tiene el medio fisico en el comportamiento de las personas dejando al margen cual­quier otro tipo de ami lisis de canicter grupal. Asi, Ittelson, Proshansky y Rivlin ( 1970) se interesaron por la influencia que podria tener e l ambiente fisico de las salas de los hospitales psiquiatricos en la conducta de los pacientes, en su recuperacion y en su reha­bilitacion . Estos autores asumen que existen relaciones duraderas y cons istentes entre el ambiente fisico y la conducta de los individuos que ocupan un espacio determinado en los hospitales, lugares de trabajo, escuelas, carceles 0 universidades.

Por 10 que a las relaciones entre el entomo fisico y los grupos se refiere , se han propuesto diferentes teorias para su analisis. EI entomo, segun la teoria de Homans (1950), determina las interacciones grupales, de forma tal que el grupo adapta su sistema intemo o social a las demandas del ambiente con el fin de asegurar su supervivencia y mejorar su rendimiento. Las investigaciones ponen de manifiesto, por ejemplo, que los grupos que realizan su actividad en entomos peligrosos (mineros, astronautas ... ) desarrollan formas particulares de interaccion ajustadas a esas condiciones a las que han de hacer frente (Harrison y Connors, 1984; Kanas, 1985). Estos grupos manifiestan un fuerte liderazgo, alta cohesion y una presion hacia la conformidad mejorando de esta forma su capacidad para la accion coordinada y para la reduccion de conflictos.

Pero el entomo fi sico no tiene por que estar caracterizado por su peligrosidad para que influya en el grupo. Por ejemplo, diferentes aspectos fisicos de las empresas , como luz, temperatura, suciedad, ruido, etc. , pueden afectar al rendimiento y satisfaccion del trabajador. La evaluacion que hacen los trabajadores de estos estimulos ambienta les no solo depende de las caracteristicas fi sicas de estos estimulos, sino tambien de las evaluaciones que ha­cen sus compaiieros. Asi , los trabajadores con mayor antigiiedad pueden ser una referencia para los nuevos en las interpretaciones de estos estimulos (Zalesny y Ford, 1990). Por ejemplo, los recien incorporados a puestos peligrosos a menudo pueden controlar su ansie­dad observando los comportamientos tranquilos, relajados, de los trabajadores veteranos.

EI en lam a de los grupos 297

Aunque nos hemos centrado en como los entom os fi sicos afectan a los grupos, los grupOS tambien pueden controlar estos entomos. Esta postura ha side defendida por e l enJoque sociotecnico (Fox, 1995), que defi ende que el grupo se diferencia de su ambien­te y controla los intercambios que mant iene con e l. Los subsistemas que componen un grupO (considerado este como un sistema abierto) reaccionan a los estimulos del am­biente e influyen en e l. Teniendo en cuenta estos aspectos, el espacio fisico es cons ide­rado como influyente e influido por la constante transaccion que mantiene con los pro­cesos dinamicos del grupo (M inami y Tanaka, 1995).

Las dimensiones que se han venido considerando a la hora de analizar la relac ion entre el grupo y su entom o fi sico han sido, principalmente, espacio grupal, territorial i­(lad grupal, ecologia del pequeno grupo, ambientes especiales y estresores ambienta les. Esta dimensionalidad ha side defendida, en mayor 0 menor medida, por diferentes auto­res (por ejempl o, Forsyth , 1999; Gil , 1999a; Martinez, 1998; Morales, 198 1 b; Sangra­dor, 1985; Shaw, 1979). A continuac ion pasamos revista de fo rma muy breve a cada una de estas dimensiones.

Espacio grupa /

EI conceplo de espacio grupal toma como re ferencia el concepto de «espac io personal». EI espacio persona l representa esa zona cargada emoc ionalmente que rodea a una perso­na. Sommer ( 1969) 10 com para con una burbuj a 0 aurea que envuelve nuestro cuerpo: «un area con Iimites invisibles que rodean el cuerpo de una persona y en la que no pueue entrar ningun intruso» (p. 26). Por tanto, el espacio personal se desplaza con su ocupan­te y no es ta ubicado en una zona geografi ca determ inada.

El espacio personal , en la medida que sirve para marcar distancias entre dos perso­nas, se convierte en espacio interpersonal. Cada tipo de relac ion interpersonal requi ere condiciones espacia les diferentes. En esle senti do, la obra de Hall ( 1966) es un referente obligado en el estudio del medi o fis ico como fac tor influyente en la conducta. Es te autor postul a la ex istencia de cuatro zonas espac iales de di stanc iamiento interpersonal que van desde e l in te rvale «0- 18 cm» (zona intima) has ta e l intervalo «3,5-7,2 m» (zona publica). Por supuesto, estas zonas varian en func ion del tipo de interaccion, grado de familiaridad , sexo, estatus, as i como de las normas cultura les (por ej emplo, culturas de «contac to», pueblos mediterraneos, latinoamericanos, frente a culturas de «no contac­to», paises anglosajones, alemanes, etc.) (vease Cuadro 10. 1).

De igual modo, en los grupos tambien ex iste un espacio grupal, una zona que rodea a los miembros del grupo para protegerse de los «intrusos». Este comportami ento de­pende de la percepc ion que se tenga sobre la permeabilidad de los limites (Knowles y Brickner, 198 1). Es ta permeabilidad depende de varios fac tores, como e l tamano del grupo, la di stanc ia interpersonal, la actividad realizada, el estatus (G il , 1999a), etc. Al­gunos autores han puesto de manifi esto que estos Iimites son menos permeabl es cuando el grupo es grande (M ull en y co laboradores, 199 1; Schiavo y colaboradores, 1995), la distancia entre los miembros del grupo es pequeiia (Mull en y colaboradores, 199 1), los miembros del grupo estan interacc ionando entre e llos 0 cuando los mi embros de l grupo tienen un elevado estatus (G il , 1999a). Sc hi avo y colaboradores ( 1995) de fi enden que la percepcion de permeabilidad incrementa si ex isten obstaculos que bl oqueen el espac io disponible de paso; si esto oc urre, es mucho mas probable que cualqui er transeunte oca­sional invada el espac io del grupo.

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Cuadra 10.1 . Zonas inte rpersonales (clr. Hall. 1966)

Zona DistaDcia Actividades Caracteristicas de la zona

int ima Tocando las Procreac ion, masaje, In formac ion sensori al, 18 pulgadas confo rtar, empuj on considerando que e l otro

acc identa l, apreton de es detail ado y di ve rse; manos, danza lenta la persona estimu lo

domina e l campo perceptual

Personal De 18 pulgadas Di cusiones am igables, Otra persona puede ser a 4 pies conve rsaC lones, vlaJes tocada si 10 desea, pero

en coche, ver televis ion tambicn ev itada; la mirada fija puede ser desviada por la otra persona con faci lidad

Social De 4 pies a 12 pies Cenar, encuentros con I"p"ls visuales co legas de negocios, comienzan a dominar interac tuar con un sobre otros sentidos; recepc ioni sta ni ve les de voz son

normales; di stancia apropiada para ag lomerados soc iales in fo rmales

Pub lica 12 pies 0 mils Lecturas, actuac iones, Todos los inpllls recita les de da nza sensoria les comienzan a

tornarse menos efectivos; la voz puede requerir ampli ticacion; expres iones fac ia les poco claras

Remota Loca I izac iones Discusiones e lectronicas, Inputs primari amente di ferentes citas para conferencias, ve rbales: pi stas fac iales

lI amadas te lcfonicas, o de otros correo e lec tronico comportamientos no

ve rba les no estan disponi bles

Hay que seiia la r tambien que la d istanc ia y e l espac io conllevan consecuenc ias psico-16gicas y soc ia les y no solame nte reacc iones d iscre tas, «de fo rma que s i los demas se mantienen fuera de los Iimites no tie nen consecuenc ias, pero s i entran en los Iimites son inlruSOS» (Knowles, 1989, p. 56). La melafo ra que se desprende de la teoria de campo (Knowles, ob. cit.) resulta mucho mas ace rtada, ya que en e lla Lewin postula que: a) la conducla espac ia l ti e ne un obje li vo, se dirige a metas y es func io na l, inc luso cuando no es conoc ida pOl' e l acto r, y b) la conducta espac ia l es funci6n de la adecuac i6n e ntre las metas y neces idades que lie nen las pe rsonas y las dema ndas y pos ib il idades a mbie nta les. En definiti va, «en la actualidad no se entiende e l estudi o de los g rupos s in va lo rar los re feren­tes ambi enta les donde estos se desenvue lven» (Martimportug ues, 1998, p. 130).

EI enlom o de los grupos 299

Territorialidad

Otro aspecto a considerar del entorno fisico es la terrilorialidad. Casi todas las ac tivida­des de nues tra vida tienen un re ferente te rritorial y es que, al igual que los animales, desarro llamos comportami entos terri toria les: ocupamos con regularidad determinadas zonas geografi cas por las que mostramos apego y que acabamos hac iendo propias y las defendemos ante la invas ion de cua lqui er extraiio. C laro esta que el comportamiento territori al de los seres humanos resulta considerablemente mas complejo y diverso. A la dimension de control de un determinado espacio que garantice los recursos alimentarios para la supervivencia de la espec ie, propi o tambi en de la territorialidad animal, hay que aiiad ir las di mensiones cognitivas y culturales, por 10 que bien podemos habl ar de terri­torios no espaciales (como las ideas). Por otro lado, el uso que las personas hacen del territorio, al igua l que de l espacio, supone una elaborac ion especializada de la cultura a la que pertenecen.

Para Altman ( 1975), un terri to rio hace referencia a un area geogrMica que utilizamos para cubrir unas necesidades 0 moti vos. Estos pueden ser de diversa naturaleza, desde los mas elementales 0 relac ionados con las necesidades bas icas hasta los sociales (re­uniones, diversion ... ). En este sentido, la territorialidad va asoc iada con la ocupac ion, poses ion y control de zonas geogra fi cas ante la invas ion. Edney ( 1974) tambi en conside­ra que la territori alidad humana hace referencia a los comportami entos que las personas realizan en relac ion a un medi o fi s ico que consideran propio y que utilizan de forma mas o menos exclusiva por un tiempo. En definiti va, el s ignifi cado de l territorio se enti ende «como el conjunto de relac iones que un espacio nos permite establecer en el desenvolvi­miento personal, soc ial y cultural» (Mart importugues, 1998 , p. I 17).

EI sent ido de la territoria lidad puede ini ciarse a partir de la ocupac ion de un lugar durante un periodo prolongado . Este luga r, con el tiempo, puede acaba r teni endo un espec ial s ignificado para todos aquel\ os que com parten ese lugar y producir efec tos im­portantes, como es una dependenc ia del luga r (Brown y Perkins, 1992) . Otros efectos que puede tener son: contribuir a la es tabilizac ion del sistema soc ia l y regular la interac­cion soc ial asegurando un ni ve l de privac idad adecuado.

Las personas suelen ocupar di fe rentes territorios debido a la pertenencia simultanea a distintos grupos . Altman ( 1975) c las ifica los territorios en tres tipos en func ion de su utilizac ion, el grado de control ejercido por sus ocupantes y el ti empo de permanencia (vease Cuadro 10.2). Las caracteri sti cas que defin en a estos tres tipos son las siguientes: a) Primarios: espacios ocupados por un individuo 0 grupo de fo rma pro longada y exc lu­siva. Se encuentran, por 10 general, bajo el contro l de las personas que 10 utilizan. Estos territorios son muy va lorados y su invas ion esta muy mal vista socialmente. b) Secunda ­rios: lugares ocupados por indi viduos 0 grupos, pero su posesion no es exc lusiva ni permanente; por tanto, com parten con otros usuari os para realizar un conj un to limitado de ac tiv idades . EI control es moderado. Pueden emplearse distintivos de identidad co­lectiva, pero no privada. c) Ptiblicos: espac ios ocupados de fo rma muy puntua l y por poco tiempo por di stintos usuarios. Estan acces ibles a cualqui er persona 0 grupo. Se han realizado va rios es tudios en es tos territori os, uno de los mas clasicos fue e l rea lizado por Edney ( 1974) sobre la utili zacion de marcas territoriales en las playas .

Los territori os publi cos pueden acabar en territorios primarios si se ocupan durante un largo periodo de tiempo y al rea lizar en el sus principales actividades. Estos lugares pueden acabar teniendo un signi ficado espec ial para sus propios ocupantes y para los

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Cuadro 10.2. Tipos de territorios (ctr. Altman, 1976)

Tipo de Ejempfos Grado de control y uso Duracion de la reclamacioD territorio (lor ocupantes del espado por los usuarlo

Primari o Un hogar de Elevada: ocupantes Largo plazo: indi viduos fa mili a, un club, cont ro lan el acceso y es mantienen cont ro l sobre una habitacion, probable que de fi endan e l espac io en una base un dormitorio, un activamente este espac io re lati vamente regular; despac ho de estudio el derecho de poses ion

esta frecuentemente implicado

Secunda rio Una mesa en un bar, Moderada: individuos que Tempora l, pero recurrente: un as ien to en una habi tua l mente usan un otros pueden usar e l sala de aula, un espac io que Jl egan a espac io, pero deben dejar espaclO para considerar como «suyo». libre el area si los estac ionar usado La reacc ion a las ocupantes 10 pide n regularmente, la intrusiones es mas acera enfrente de moderada tu casa

Publico Ascensor, playa, Baja: aunque los Ninguno: e l individuo 0

te lefono publico, ocupantes deban preveni r grupo puede usar el espacio recreo, parque, la intrusion mientras estan so lamente en la base mas aseos publicos presentes, no hay temporal y no deja marcas

expectati va de futuro

demas al asoc iarlo a l uso que se ha hecho 0 se hace de l mi smo; por ejempl o, la Plaza de Mayo, unida a las manifestac iones de las madres de los desaparec idos por la represion militar argentina (G il , I 999a).

La territori alidad es una conducta que tambi en se manifiesta en los grupos. Los estudi os c las icos sobre pandillas ca llejeras (Thrase r, 1927; Whyte, 1943) pusieron de manifi esto la re lac ion entre el territorio y el comportami ento de esos grupos. Las jer­gas, los grajjilis, la ropa, los adornos persona les 0 s impl emente inscripciones son al­gunos de los indi cadores mas utili zados como simbolos de dominanc ia y territoriali­dad (Sanders, 1994). En los territori os publi cos , los grupos es tabl ecen monopo lios territori ales de carac ter privado, como las fro nteras, las zonas res idenc ia les, las insti­tuciones grupa les, etc . Ademas de la dimension fis ica, o tra va ri abl e de interes es el Imnano del grupo. La territoria lidad en los grupos pequeiios ayuda a ac larar la eco lo­g ia soc ia l del grupo y fac ilita la func ion grupa l. En situac iones competili vas reduce los conflic tos espac ia les .

En grupos de iguales se ha es tud iado la relacion entre do minancia y terr ito ri a lidad. La cuesti on era saber si las personas que es tan en su territori o ti enen a lguna ventaja sobre los visitantes. La inves ti gac ion ha demostrado que la ventaja de los res identes se manifies ta en situac iones donde no hay cohes ion grupa l. Martinda le ( 197 1) encontro que en una situac ion de d iadas entre visitantes y res idente, es te (lltimo habl aba mas y ejercia mayor influencia. De l mi smo modo, Edney ( 1972), en una si tllac ion de supe­rior-subordinado, encontro que cllando los res identes y visitantes opina ban di fe rente

EI en/orno de los grupos 301

en el tema que se trataba, los res identes hablaban mas y ej ercian mas control s imufta­neo que los visitantes. Sin embargo, cuando ambos coincidian en sus opiniones eran los visitantes los que hablaban mas y ej ercian mas control que los residentes (e fecto de hospitalidad).

Otra de las cues tiones sobre la dominancia y la territorialidad hace referencia a si las personas que son dominantes en un grupo tienen mayor 0 menor tendencia a exhibir una conducta territorial. En los estudios rea lizados por Esser y colaboradores ( 1973) con ninos institucionali zados, con ninos hospita lizados y con pacientes adultos en centros de salud mental encontraron datos contradictorios . En los adultos hospitali zados, el alto domini o estaba asociado con una baja territorialidad. Los pacientes mas dominantes an­daban libremente por e l hospital y no reclamaban territorios personales. En el trabajo con ninos hospita li zados no se encontro ninguna relacion entre dominancia (la ley del mas fuerte) y territorialidad. Respecto a los ninos institucionalizados, encontro que los ninos mas dominantes mostraban altos indices de territorialidad.

Altman expli ca estos resultados des tacando que el grado de re lacion entre domi­nancia y territori alidad es ta determinado por e l «valor» que tenga el territori o para el suj eto, por 10 que es tara en fun cion de la deseabilidad del lugar. En un trabaj o rea liza­do por Sundstrom y Altman ( 1974) con j ovenes de lincuentes de un centro de rehabili­tacion encontraron una relacion positiva cuando el conjunto del grupo era es table. No habi a re lac ion entre conducta territori al y dominancia cuando algun suj eto se iba y tan so lo una re lac ion ligeramente negativa cuando el grupo tendia a reorganizarse. Parece ex istir una re lac ion pos iti va entre dominancia y uso de l territori o cuando se es ta form ando la j crarquia intragrupa l y no despues que la estructura del grupo se ha es ta­bili zado.

Los ej emplos mas claros sobre la re lac ion territorio-dominanc ia los proporcionan las competiciones deportivas que tienen lugar entre equipos. Schenkler y colaboradores ( 1995) apelan a di stintas razones para explicar la ventaja de los equipos de casa : regul aridad del regimen de vida y del plan de preparac ion del juego; apoyo del publico animando a los equipos de casa y di strayendo 0 intimidando al equipo visitante; familiaridad con el campo, adecuacion del jugador a la cancha de juego; sesgos en el arbitraje (los arbitros son influidos por el ambiente), y ventaj a es trategica (ser los ultimos en jugar, esta estra­tegia tlllicamente se da en algunos deportes).

Otros autores (Baumeister y Steinhilber, 1984) argumentan que en situac iones criti­cas (por ejemplo, cuando el equipo se enfrenta a un partido dec isivo que Ie puede condu­cir a una gran victoria) el campo propio puede ser una desventaja: los jugadores juegan inusua lmente mal y fracasan bajo la presion que ejerce el publico debido a la inmediatez del ex ito. Sc henkler y colaboradores, ponen de manifiesto, tras una amplia revision de resultados deportivos, 10 contra rio: los equipos en casa tienen ventaj as en todas las fases del campeonato (i nc luyendo las mas decisivas) . El fracaso se expl icaria no por la di s­traccion que puede suponerle al equ ipo obtener un importante ex ito que esta al a lcance de sus manos, sino por la ant ic ipac ion que el propio equipo hace de su posibl e fracaso. Esta expli cac ion resulta coherente con las conc lusiones de los estudios de fac ilitac ion soc ial: los sujetos con expectativa de ex ito en una tarea es de esperar que la rea li cen mejor en presenc ia de una audiencia, mi entras que aque llos que esperan fracasar es pre­visible que aca ben por ejecutarla peor.

En e l marco de los grupos de /rabaja, Sundstrom y Altman ( 1989) han subrayado la importancia de los fimi/es diferenciadas sobre los que el grupo pueda ejercer control. En

302 Psicologia de los grupos

este sentido, e l territorio «minimo» de un grupo de trabaj o debe estar dotado Con el equipamiento apropiado para la mision que tiene que cumplir, debe tener suficiente es­pac io Iibre que permita trabaj ar a los suj etos sin interferirse con los demas y sin que lIeguen a experimentar hac inamiento y debe resultar razonabl emente confortable y sa­lubre. Junto a esta dimension fi sica hay que considerar tambien la dimension organiza­cional, ya que habitua lmente los grupos de trabaj o estan ubicados en organizac iones de las que forman parte. En esta linea, es tos autores defi enden que la e fi cacia (entendida como viabilidad y resultados) de los grupos de trabajo depende de l ajuste entre tres fac­tores: a) los Iimites entre el grupo y la organizac ion; b) el contro l territorial , y c) los apoyos ambientales para la gestion de los Iimites. Su propuesta, que cuenta con impor­tantes apoyos teoricos, ex ige, no obstante, la rea lizac ion de las correspondientes investi­gaci ones (G il , I 999a).

La territoria lidad tambien opera a nive l de cada suj eto en e l grupo . Cada miem­bro po see su espac io parti cul ar que Ie garanti za una cierta privacidad , aunque es to no siempre es fk il , sobre todo cuando se trata de ambi entes espec iales . Es te territorio personal - incluido dentro del territorio grupal - cumple tres funci o nes importantes (Altman, 1975):

I. Ayuda a las personas a mantener su privac idad: la interacc ion en exceso produce sentimientos de invasion de la privacidad y hacinamiento ; la pri vacidad esta es­trechamente relacionada con la autoidentidad, autoeva luacion y autonomia (Va­lera y Vidal , 1998).

2 . Organiza las re laciones de los suj etos de l grupo: los miembros del grupo, al conocer la localizac ion de los territorios de los demas, estanin mas seguros del h ito de sus acci ones cuando desean buscarlos 0 evitarlos.

3. Da sentido de identidad personal: e l empleo de marcar, el di seiio, decora­cion, etc., constituyen signos de autodefini cion de las personas ocupantes de un espacio y contribuyen a desarrollar su propia identidad .

EI tamaiio y calidad de l territorio particular de cad a miembro de l grupo puede cons­tituir un indicador importante del es tatus de cada uno de ell os refl ejando la posicion que cada cual ocupa en la jerarquia social. A los miembros de mayor nivel genera lmente se les as igna zonas mas espaciosas, mejor ubi cadas. Esto es particul armente relevante en grupos con estructuras estables y pasan mas inadvertidas en grupos pequeiios y con es­tructuras inestables. La explicacion que nos ofrecen Sundstrom y Altman es que en los grupos pequeiios los Iimites territoriales son mas fluidos. En resumen, se asume que la territorialidad es de utilidad para los grupos, ya que protege sus recursos, permite la privacidad y expresion de la identidad social y es mas comun en grupos cohesivos, esta­bles y homogeneos, cuyos miembros ti enen un fuerte sentido de identidad social (Levi­ne y Moreland, 1998).

Ecologia del pequeno grupo

Un aspecto importante de la denominada ecologia del pequeno grupo (Sommer, 1967) 10 constituye la di spos icion espac ial de los puestos que ocupan los mi embros del grupo. Uno de los aspectos mas relevantes de la di sposicion de as ientos se relac iona con los lIamados di seiios saciapelas y sacia/ugas . En e l di se iio soc iopeto, los as ientos estan

EI entorno de los grupos 303

colocados de una forma envoi vente, 10 que favorece la interaccion entre los ocupantes de esos asientos incrementando el contacto ocular, la comunicacion verbal y facilitando manifestaciones de intimidad entre ellos. En el diseiio sociofugo, los asientos se orien­tan hacia el exterior, no favoreciendo las relaciones sociales.

Los miembros de los grupos generalmente prefieren los disefios sociopetos, aunque esta preferencia depende en parte del tipo de tarea. Sommer encontro que las preferen­cias de interaccion de los estudiantes varia ban en funcion de si la tarea era de conversa­cion, cooperacion, competicion 0 accion conjunta. Como se refleja en la Figura 10.2, la disposicion de los asientos «esquina-esquina» y «cara a cara» se prefirio en las situacio­nes de conversacion y la disposicion «j untos, uno al lado del otro» para las si tuaciones de cooperacion . En estas situaciones de cooperacion 0 de conversacion no se eligio las disposiciones de los asientos de interaccion al final de la mesa. En la situacion de com­peticion se opto bien por el «cara a cara» 0 intentan aumentar la distancia interpersonal , mientras que en la coactuacion - accion conjunta- se prefirio los asientos que supo­nian una separacion visual.

Otra cuestion de interes es el diseiio de la mesa. Sus diferentes formas permiten ubi car las distintas posiciones en torno a su perimetro, 10 que puede ser un indicativo del tipo de interaccion que puede tener lugar y del rol asignado a cada uno de sus ocupantes . En situaciones de mesa redonda - no existe ningun signo de prominen­cia- se observa el ejecta Steinzar: a igualdad de circunstancias de todos los miem­bros que comparten la mesa (si no hay diferencia de estatus entre ellos ni relaciones previas de amistad) , se produce una mayor interaccion entre las personas que ocupan posiciones que estan enfrente en lugar de contiguas, porque mantienen mayor contac­to ocular. En mesas rectangulares, nos encontramos con el denominado ejecta cabece­ra y que admite dos explicaciones (Sommer, 1969): el significado social asociado a esa posicion y el efecto de la prominencia perceptiva, ya que esa posicion es la mas saliente y la que permite ver mas fitcilmente a lodos y la que facilita intervenir. En suma, el di sefio de la mesa, junto con otros componentes del mobiliario, puede resul­tar importante para contribuir a crear ambientes idoneos que favorezcan el desarrollo de diferenles actividades.

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0 4-1--Esquina-csquina Cam-cara Extremo-ex trclllo Ex Iremo-cabcccra Juntos Cabcccra-cabcccra

o Convc"rsacion • Cooperacion 0 Competicion 0 Coaclu3cion

Figura 10.2. Influencia de la disposici6n de los asientos en la interacci6n grupal

304 PSicologia de los grupos

A mbien/es especiales y es/resores ambien/ales

Con es tos terminos queremos destaca r que determinadas condi ciones ambi entales pue­den resultar adversas e inc luso extremas, amenazando el bienestar de los miembros y provocando estres. Uno de estos estresores es e l hacinamien/o . Este concepto hace refe­rencia a la ex periencia psicologica generada por la demanda de espacio por parte del suj eto y que ex cede del que di spone. La sensacion de hac inamiento suele produc irse por tres motivos (Paulus y Nagar, 1989, p. 11 2): a) incremento del numero de suj etos en un ambi ente particular (incremento de la densidad soc ial); b) reducc ion del espac io mien­tras se manti ene el numero de sujetos (incremento de la densidad espac ia l), y c) reduc­c ion de la di stancia entre los suj etos (reducc ion de la di stancia social).

Hombrados ( 1998; Hombrados y Gomez, 1997) di stingue dos tipos de hac inamien­to : el agudo, que se relac iona con la ex peri encia viv ida por las personas en un momento puntual, y el cronico, cllando las personas ex perimentan e l hac inami ento en largos pe­ri odos de tiempo. Forsyth ( 1999) nos indica que e l hac inamiento puede aglldizarse cuan­do, adem as de una elevada densidad, los suj etos soportan una sobrecarga de estimula­ci on, experimentan una perdida de control sobre la situac ion, realizan atribuc iones del arousal que experimentan a factores indeseados, deben afrontar interferencias en la rea­lizacion de las tareas y cuando el grupo realiza una valorac ion genera l negativa de la propia densidad .

En estas condic iones, el hacinamiento puede acarrear consecuencias negati vas para el func ionamiento de los grupos y el estado de las personas. De forma breve indica mos algunos de los resultados mas destacados a este respecto en diferentes contextos. Estu­dios realizados en prisiones se iialan que el hac inamiento se re lac iona con ni veles eleva­dos de in fracciones di sciplinarias , actos vi olentos, problemas psiquiatricos, sui cidi os y muertes (Cox, Paulus y McCa in , 1984). En areas residenciales, en parti cul ar en res iden­cias de estudiantes, se ha estudiado, por ejemplo, que cuando tres estudi antes tenian que convivir en habitac iones con capac idad para dos se producian rechazos interpersonales, indefension y problemas de ajuste con los compaiieros. Aie llo, Baum y Gormell y ( 198 1) seiia lan que, en contraposicion a los dormitorios de cuatro personas (10 que permite que sus ocupantes se relac ionen entre si por parejas) , en los dormitorios de tres personas se dan mas relac iones competitivas entre ellos que acaban deteriorando la convivenc ia y provocando un aumento del hac inami ento. En con/ex /os de /rabajo se ha encontrado (Peiro, 1993) que la densidad socia l no mantiene una re lac ion linea l con la insati sfac­c ion y tension, sino mas bien una relac ion curvilinea: en la medida que crece la densidad soc ial, y en consecllencia hay mas oportunidades de re lac ion, aumenta la sati sfacc ion, pero hasta un punto de hacinamiento. Wicker ( 1979) encontro que cuando un grupo de trabajo esta sobredimensionado (overs /affed) di sminuye la sa ti sfacc ion de los trabajado­res, se sienten menos importantes, menos impli cados en el trabaj o y menos neces itados y el rechazo entre e llos aumenta. Pero cuando el grupo tiene carencia de trabajadores (unders/affed) se producen reacc iones contrarias.

Tambi en se han anali zado otros estresores ambientales como la temperatura, el rui ­do, la iluminacion, las vibrac iones, la hi giene, la tox ic idad, condic iones climatolog icas, poluc ion y di sponibilidad y di spos icion del espac io fi sico para el trabajo (Peiro, 1993). Los estudi os sllgieren que temperaturas ex tremas pueden reducir la atracc ion interperso­nal e interferir con la rea li zac ion ex itosa de la tarea. Los grupos ti enden a ser mas agre­sivos con las alias temperaturas. La violencia de las pandill as ca ll ejeras es es tac ional,

EI enlorno de los grupos 305

ocurre con mayor frecuencia en verano que en invierno. EI ruido tambien tiene un im­pacto en la interacc ion grupal. En general, ru idos superiores a los 80 decibelios contri­buyen a que la interaccion sea menor. AI margen de estos estresores, no podemos olvidar la importancia de fac tores socia les en el gru po que pueden agudizar 0 mini mizar el efec­to de aque llos.

Ahora bien, la mayo ria de estas inves ti gac iones se ha centrado mas en las con­secuenc ias que producen en las personas que en los propios grupos. En es te sentido, Dri ske ll y Sa las ( 199 1, p. 473) subraya n la importancia de la investigac ion grupal, ya que: a) las tareas que se rea li zan en muchas de estas condiciones son complejas y re­quieren esfuerzos grupales; b) para ana lizar el resultado de estas tareas resulta funda­menta l conocer los procesos grupa les, y c) los patrones de interaccion grupal estan in­flui dos por fac tores ambienta les. Todo ello nos viene a indicar que bajo condiciones estresantes y amenazantes los procesos grupales pueden ayudar al grupo a enfrentarse con ex ito a estos problemas . Se considera que el estres incrementa conductas igualita­rias orientadas al grupo, un en roque mas democratico en la toma de decisiones, aunque esto es una cuestion que ex ige todavia una mayor investigacion.

10.3. EL ENTORNO PERSONAL

En es te apartado trataremos de sintetizar las princ ipales variables relac ionadas con las caraclerislicas de los miembros que forman parte del grupo y sus consecuencias para el funcionami ento grupal. Junto con el entorno social, que veremos en el siguiente aparta­do (esta di vision obedece a razones de caracter expositivo), son, segun Hin sz, Tindale y Voll ra th ( 1997), los principales fac tores implicados en el fun cionamiento y en e l rendi­mi ento de un grupo. EI primero hace referencia a los recursos, capac idades, habilidades, conoc imientos, experiencia, etc., que los mi embros aportan al incorporarse a l grupo y que influyen sobre la interaccion y sobre la ejecucion de la tarea. EI segundo, el modo en el que las diversas contribuciones se combinan con el objeti vo de alcanzar los resul ­tados grupales.

EI entorno personal de l grupo constituye un campo de investi gac ion donde a fl ora una gran va ri edad de enfoques y estudios tanto de caracter teorico como empirico. EI gran vo lumen de investi gaciones que tradiciona lmente se han centrado en este campo con frecuencia se han orientado al es tudi o de las carac teristicas de personalidad de los miembros del grupo (por ejemplo, Mann, 1959; Hay thorn, 1968; Heslin, 1964; Shaw, 1976; Dri skell , Hogan y Sa las, 1987). Mas recientemente, este campo, bajo la denomi­nacion del estudi o de la diversidad, ha cobrado un especial interes (por ejemplo, Jack­son, 1996; Jackson y Ruderman, 1995; Sc hruijer y Va nsina, 1997; Watson, Kum ar y Michaelsen, 1993), en el que se incillye una gran cantidad de factores, a lgunos ya pre­sentes en la investigac ion tradi ciona l, otros de considerac ion mas rec iente.

En clla lquiera de los dos casos, el estlldio de l entorno persona l de los grupos 0 de la diversidad, las va ri abl es que habitlla lmente suelen considerarse podemos agruparl as en caracleristicas hiograficas 0 dell1ogr4/icas (por ejemplo, edad, sexo, raza), aptitudes 0

capacidades (inte ligencia, habilidades generales 0 espec ifi cas), personalidad (a utoesti ­ma, ase rtividad, es til os cognitivos, ansiedad), opiniones (ac titlldes, creencias, va lores), apariencia/isica, etc. Bien entendido que mllchas de estas va riables tambien pueden ser conside radas como fac tores soc iales. Por cjempl o, el sexo puede ser considerado como

306 PSicologia de los grupos

una va ri abl e puramente biologica, pero 10 que en verdad suele influir no es tanto el fac­tor biologico cuanto el ro l sexual, el cua l posee un canlcter soc ial. Teniendo presente est a «permeabilidad» entre los !imites sociales y personales en el comportamiento gru­pal, comentaremos las princ ipales va riables inc luidas habitualmente bajo la denomina­cion del entorno personal de los grupos.

Edad

Se ha comprobado que los contac tos sociales que mani fi estan las personas tienden a au­mentar con la edad, del mismo modo que se incrementa la participac i6n soc ial en el seno de diferentes grupos. Tambien se observan diferencias cualitativas en cuanto a las interac­ciones: con el aumento de la edad, la interaccion se hace mas selecti va y compl eja, proba­blemente por la madurac i6n y por la ex istencia de mayores oportunidades para el contacto social. Otros seiialan que el aumento de la edad lIeva consigo una mayor capac idad para percibir y mostrarse sensible a las demandas y a los sentimientos de los demas.

La variable edad se ha estudiado juntamente con otras variabl es como liderazgo, comportami ento cooperativo-competitivo, conducta de conformidad, etc. Las relac iones entre edad y liderazgo indican que con el aumento de la edad se incrementa la posibili­dad de que una persona sea !ider, pero es to no es del todo determinante. Respecto a las relac iones entre edad y tipo de comportamiento, los estudi os rea li zados con niiios indi­can que al aumentar la edad di sminuye la competicion entre los miembros de l grupo. Asi, los niiios de ocho aiios muestran una conducta mas cooperativa que los de cinco (Blumberg, I 994a), aunque en adultos esto no parece ser un factor determinante . Para el anal isis de la relac i6n entre edad y conformidad nos tenemos que remitir al es tudio de Costanzo y Shaw ( 1966). Es tos autores encontraron que las conductas de conformidad aumentaban hasta los once y trece aiios, y a partir de aqui dichas conductas di sminuian, al menos en los grupos en los que se daba paridad entre sus mi embros.

Sexo

En la ac tualidad, segun Dav is ( 1994), las ex plicac iones que toman en considerac ion la variable sexo adoptan un enfoque soc ial mas que psicol6gico 0 bi ologico . Varios han sido los aspectos que se han relac ionado con la va riable sexo . Una de las diferencias habitua les es la que establece que en los grupos los hombres tienden a estar mas ori enta­dos a la tarea, rea li zan un mayor numero de conductas instrumentales y su comporta­mi ento sue le ser, en general, mas agresivo, competitivo y autoa firm ati vo. Por e l contra­ri o, las muj eres ti enden a ser mas expres ivas, ori entadas hac ia conductas de caracter soc ioemoc ional y presentan, en general, un comportami ento mas cooperativo. No obs­tante, Jose y McCarth y ( 1988) seiialaron que tanto hombres como muj eres, que obtenian altas puntuac iones en l11asculinidad. mostraban un comportami ento simil ar en su orien­tac i6n a la tarea . La orientac ion femineidad. si bien predecia conductas socioemociona­les positivas, podi a aparecer tanto en hombres como en mujeres .

Cuando los grupos son mix/os, parece que los hombres muestran tasas mas altas de parti cipac i6n que las muj eres, si bien el tipo de tarea que lI eve a cabo el grupo es un factor a tener en cuenta (Dav ies, 1994). Forsyth ( 1999) nos indica que las muj eres parti ­cipan y habl an mas en grupos de su mi smo sexo y pennanecen durante mas tiempo en ellos que los hombres y hacen mayor uso de la comunicaci6n no verba l.

El entorno de los grupos 307

Respecto a los procesos de confo rmidad e influencia, las revisiones de la literatura ponen de manifiesto una escasa evidencia en cuanto a diferencias de sexo (Eagly y Carli , 198 1), no as i en contextos de presiones grupales como en el paradigma de Asch (Da­vies, 1994). Aunque tradicionalmente se ha afirmado, y la evidencia empirica asi 10 mani­fiesta (Costanzo y Shaw, 1964), que las mujeres se conforman a las normas de grupo mas que los hombres, es dificil mantenerlo con rotundidad dado los estereotipos sociales, la socializaci6n del ro l femenino caracterizado por la sumisi6n y la pas ividad. Davies (1994) propone la teoria de las expectativas para interpretar las diferencias de sexo en conformi­dad: dado que general mente las mujeres en el sene de los grupos cuentan con un estatus in fe rior a l de los hombres, es de esperar tam bien una menor habilidad y competencia en relac i6n con la tarea . Las personas que poseen un mayor estatus ejercen mas influencia y son menos influibles que las que poseen un menor estatus dentro del grupo.

Las relac iones entre las dife rencias de sexo y el rendimiento tambien han side otro de los aspectos investigados . Wood ( 1987) realiz6 un metaanali sis de la literatura al respecto. Segun esta autora, existen dos fac tores que pueden explicar las diferencias. En primer lugar, en aquellos trabajos que ponen de manifiesto una mayor productividad de los grupos integrados por hombres suelen utilizar tareas mas consistentes con los intere­ses, la experiencia 0 las habilidades de los hombres que de las mujeres . Los hombres tienden a ser mejores en tareas cuantitativas con un alto contenido matemat ico, espacia l o visual, y en aquellas que requieren un mayor esfuerzo fi sico 0 motor; los grupos com­puestos por mujeres tienden a ser mas productivos cuando la tarea posee un contenido verbal. En segundo lugar, Wood encuentra que las diferenc ias en rendimiento estan in­fluidas por los di fe rentes estilos de interacci6n que adoptan ambos cuando trabajan en grupo: los grupos masculinos tenderan a ser mas productivos que los fe meninos en ta­reas cuyo exi to dependa de niveles altos de actividad (los hombres suelen ut ili zar un estilo in te rpersonal orientado a la tarea), mientras que los grupos femeninos se desem­peiia ran mejor cuando la tarea depend a de niveles altos de aClivi dad soc ial (las mujeres tienden a emplear un estilo interpersonal ori entado a las relac iones interpersonales), so­bre todo si la tarea es conjuntiva y precisa de la implicac i6n y aportac iones de lodos los miembros, aunque este ultimo aspecto requiere una mayor evidencia empiri ca.

Respecto a las re lac iones entre las di fe rencias sex uales y e l liderazgo, las diferenc ias «pueden deberse mas al efecto de creencias autocumplidas que a di fe rencias de sexo rea les en re lac i6n con las conductas 0 con las habilidades de liderazgo» (Davies, 1994, p. 64). Si consideramos 10 mencionado antes, los hombres seran lideres mas e fi caces en grupos orientados a la tarea, mientras que las mujeres 10 seran en grupos orientados a las relac iones interpersona les. No obstante, Eagly y Johnson ( 1990) reali zaron un meta­am\ li sis y encontraron que la dualidad de comportamiento se daba tanto en hombres como en mujeres que ejercian ro les de liderazgo. Esta ausencia de di fe rencias es mas acusada en contextos organi zacionales fre nte a situaciones de laboratorio. La un ica di fe­rencia que parece mostrarse consistente es la referida al estilo de participaci6n utili zado por unos y otras; los hombres ti enden a utilizar un estilo mas autocn\ tico, mi entras que las mujeres suelen inclinarse por un estilo mas democratico (Forsyth , 1999) .

Raza y caraclerislicas elnicas

EI ana li sis de los efectos de las di fe renc ias rac ia les y etni cas en los grupos ti ene un marcado predomini o anglo aj6 n, en especia l norteameri cano, por 10 que se ha puesto el

308 Psicologia de los grupos

enfasis al estudio del prejuicio racial, particularmente el conflicto entre blancos y ne­gros. La consideracion de las caracteristicas raciales como el origen de importantes di­ferencias de estatus nos puede proporcionar una explicacion adecuada de las relaciones y conflictos que pueden surgir en un grupo compuesto por personas de diferentes razas. Existen, no obstante, algunos factores que pueden aminorar los sesgos interraciales. Asi, por ejemplo, si los miembros de una minoria de caracter racial demuestran una especial habilidad 0 conocimiento en la ejecucion de la tarea que les permite alcanzar una alta efectividad 0 si su comportamiento se orienta hacia el grupo en lugar de hacia si mismos (Forsyth, 1999).

Caraeterislieas de personalidad

Muchos han sido los intentos de investigacion y revision (por ejemplo, Barry y Stewart, 1997; Thoms, Moore y Scott, 1996) acerca de la influencia de las caracteristicas de personalidad sobre el comportamiento en los grupos. Sin embargo, la literatura pre­senta un escaso progreso sistematico (Davies, 1994), predominan los estudios parcia­les y anecdoticos que no nos ofrecen un cuadro coherente del papel desempeiiado por estos factores en el funcionamiento de los grupos. En gran parte esto se debe a la gran variedad de medidas de personalidad utilizadas en la investigacion grupal (Aronoff, Messe y Wilson, 1983).

Shaw (1979) agrupa las diversas caracteristicas de personalidad en cinco categorias: orientacion interpersonal (en la que se incluyen el autoritarismo y las tendencias de aproxi­macion-evitacion), sensibilidad social, tendencias a la ascendencia social , confiabilidad (en la que se cuenta la confianza en si mismo y la responsabilidad y el grado de compor­tamiento convencional) y estabilidad emocional (ansiedad y equilibrio emocional). Las conclusiones a las que I\ega Shaw sobre los estudios realizados hasta esa fecha son las siguientes:

Los individuos autoritarios exhiben un comportamiento aUloeratieo y exigente ante los demas miembros del grupo y se conforman a la opinion de la mayoria con mas facilidad que los no autoritarios. Los individuos con una orientacion positiva haeia los demos miembros impulsan la interaccion social, la cohesion y la moral en los grupos, mientras que los indi­viduos que muestran una orientacion positiva haeia las casas inhiben los proce­sos mencionados. Las personas con sensibilidad social tienden a comportarse de un modo que favorece su aceptacion por parte de los demas miembros del grupo y la elicacia de este. Los individuos ascendentes suelen mostrar una conducta dominante y autoalir­mativa dentro de los grupos y en general facilitan su funcionamiento. Cuanto mayor sea la conlianza que inspire un miembro del grupo a los demas, mas probable resulta que emerja como tider y que logre ayudar al grupo a alcan­zar sus objetivos. Los miembros que exhiben un comportamiento no convencional , al igual que los que muestran un alto nivel de ansiedad, tienden a inhibir el funcionamiento eli­caz del grupo, mientras que los miembros que muestran equilibrio personal con­tribuyen a su eficaz funcionamiento.

El en lorna de los grupos 309

Davies ( 1994) estructura la revision de la literatura a este respecto en las sigui entes categorias : dominancia versus sumi sion (asertividad, dominancia, extraversion versus introversion, maquiaveli smo, autocontro l, autoestima, ansiedad, depresion), amabilidad versuS hostilidad (sociabiliad, a fili ac ion e intimidad, aislamiento), aceptacion/recha­zo de la autoridad (autoritari smo), otras va ri ables de personalidad (dependencia-inde­pendellc ia de ca mpo, centro de contro l). Davies nos recuerda que los resultados obteni­dos de variables tan diversas eSHi suj eto a fu ertes controversias.

Aptitudes y capacidad intelectual

Tambien los resultados sobre estas vari ables son confusos. En ocasiones consideradas como dimensiones de personalidad (Dri skell , Hogan y Salas, 1987), han sido estudiadas sobre todo en relac ion con el rendimiento, el liderazgo, la participacion, la conformidad y el atracti vo, entre otras muchas variabl es de la conducta grupal.

Es evidente que la influencia de los ni veles de inteligencia y de aptitudes de los miembros estani en fun cion de, por ejemplo, el tipo de tarea a realizar, variables situa­cionales, tipo de grupo, etc., por 10 que cualquier generalizacion resulta inevitablemente simpli sta. Rec ielltemente est as vari abl es suelen agruparse a un nuevo constructo, etique­tado como «competencias», termino este que esta adquiriendo mas fuerza tanto por par­te de academicos como de prac ticos en contextos organizac iollales .

10.4. EL ENTORNO SOCIAL

Este termino hace referencia bien al entorno externo que rodea a los grupos, y en este sentido hemos de considerar la cultura de la sociedad en la que se encuentran inmersos y demas e lementos de ese sistema social (otros grupos, organizaciones .. . ), bien al en tor­no interno del propio grupo.

Todos los grupos estan incluidos en un contexto cultural determinado y las normas y valores de esa cultura pueden tener efectos profund os en el funcionami ento de los grupos (Fi ske y colaboradores, 1998). A partir de las inves tigaciones de l equipo de Hof­stede ( 1984, 199 1, 1998) y de Triandi s ( 1995), se ha venido considerando un conjunto de dimensiones cultura les para tratar de operativizar el escurridizo concepto de cultura. Una de las dimensiones que mayor interes ha despertado en relac ion con el comporta­mi ento en los grupos ha sido la de individualismo-coleclivismo (por ej emplo, Bochner y Hesketh, 1994; Chen, Chen y Meindl , 1998; Eby y Dobbins, 1997; Markus y Kitayama, 199 1; Vandell o y Cohen, 1999; Tri andi s, 1989; Wagner, 1995). Las personas en culturas co lectivistas se yen a Sl mi smas como interdependi entes, mientras que las de cultu­ras ind ivid ua li stas se ven como independientes. Podemos asumir, por tanto, que los grupos tendenin a formarse con mayor probabilidad en culturas colec ti vistas, aunque Curtis, Grabb y Baer ( 1992) encontraron todo 10 contrario.

Esta contradicc ion se puede resolver si se considera los nive les de compromi so gru­pal (Lev ine y Moreland , 1998). Triandi s senalo que, en general, los miembros de los grupos de culturas individuali stas se impli can menos . De ser aS l, las personas en cultu­ras indi viduali stas pueden pertenecer a va rios grupos, pero que son poco importantes para elias (bajo compromi so) . Sin embargo, en culturas colec tivistas el compromi so es mayor, por 10 que las personas pertenecen a pocos grupos, los cua les son bastante im-

3 t 0 PSicologia de los grupos

portantes para ell os . En un metaami li sis, Bond y Smith ( 1996) encontraron que la con­formidad era mas alta en culturas colecti vistas que en culturas individua li stas, resultado es te consistente con la idea de que el compromi so grupal es mas alto en culturas colec­tivistas, 10 que conlleva a una menor fonnacion de grupos 0 si se prefi ere a una fonna­cion mas selecta de grupos.

En suma, aunque los fac tores culturales son re levantes en el comportamiento de los grupos, particularmente en 10 que se refi ere a sus efectos en contex tos organizac ionales (Kirkman y Shapiro, 1997), se prec isa de mayor evidenc ia cmpirica para poder extraer conclusiones so lidas sobre estos e fectos.

Otro de los e lementos de ese «entorno ex terno» que influye en el funcionamiento de un grupo es el entorno particular en e l que el grupo desarro ll a sus acti vidades, es decir, «Ia organi zacion de la que el grupo forma parte y de su medio externo relac ionado con la tarea, el cual es ta compuesto por aquellas instancias situadas fuera de los Iimites organi­zac ionales que tanto proporc ionan recursos (input ) a l grupo como reciben resultados (output) de el» (Ancona, 1987, p. 209) . Los grupos son as i considerados como unidades que se encuentran anidadas en los sistemas sociales circundantes de los que recibe in­fluencias. Es, en de finiti va, considerar al grupo como un sistema abierto, perspectiva esta que ha ido enriqueciendose a 10 largo de los a iios hasta desembocar en el enfoque actual centrado en e l estudio de los grupos en las orga ni zac iones (G il y Garcia Saiz, 1996; Silva y Quijano, 1997). Buena parte de la investigacion reciente dedicada a los grupos y equipos de trabaj o en contextos organizac iona les incorpora como un fac tor clave en el rendimiento de los grupos la influencia del entorno.

Desde los aiios setenta se ha prodigado la fonnulacion de modelos y marcos teoricos que tratan de analizar las principales variables del contexto organizac ional que influyen sobre los grupos. AI margen de variables del entorno ambi ental (ruido, temperatura, etc.), de la presencia de otras personas (hac inamiento), de aspectos materiales (dise iio espa­cial , etc.), que ya han sido comentadas anteriormente, y de otros aspectos del contexto, como las relac iones intergrupales, que seran obj eto de comentario mas adelante, las princi­pales variables del contexto organi zacional, siguiendo el anal isis de Alcover ( 1998, 1999d) sobre veinticinco modelos teoricos formulados en las tres ultimas decadas, son: la disposi­cion de los recursos materiales y humanos, los sistemas de recompensas, la claridad en el establecimiento de las metas y de los obj etivos, la presencia de mecanismos adecuados de retroa limentac ion, las nuevas tecnologias, y variables estructurales y procesuales como horarios de trabajo, pautas de rotac ion, estilos de liderazgo, procedimientos en la resolu­cion de conflictos, sistemas de sanciones y procesos de negoc iacion, etc.

Por 10 que se refi ere a l entorno social inlerno del grupo, se ha venido estudi ando la composicion del grupo (Jackson, 1996), es dec ir, «el modo en que las diversas ca racte­ri sti cas de los miembros provocan determinados e fectos como resultado de la mayor 0 menor interacc ion y de las relac iones entre los mi embros» (A lcover, 1999c, p. 177). EI estudio de la composic ion de los grupos (tamaiio, caracteri sticas demogni fi cas, habilida­des 0 personalidades de los miembros) es un tema clas ico dent ro de la psico logia de los grupos. De entre los e lementos a anal izar en la composic ion de los grupos, el tamano es, quiza, e l que mas ha despertado e l interes de los investi gadores.

EI estudi o bibliometri co sobre este topico (group size) nos aporto los siguientes da­tos : 901 re ferencias bibliogra fi cas, 98 1 descript ores - entre los que destaca n por su frecuenc ia de apari cion: adultos ( 19 1 trabaj os), dinami cas de grupo ( 153), conducta soc ia l (64), interacc io n inte rpersona l (62), es tructura grupal (57), psicoterapi a de

El entorno de los grupos 311

grupO (53), rendimiento de grupo (46), dife rencias de sexo (46), discusion grupa l (44) y liderazgo (40)- , 1.448 autores ( 1.398 autores con una 0 dos publicaciones, 38 con tres o cuatro publicac iones y 12 con c inco 0 mas pUblicaciones) pertenecientes a tre in ta y tres paises di fe rentes. Las rev istas en las que aparece con mas frecuencia este topico son: Organizational Behavior and Human Decision Processes (58 numeros), Animal Behavior (53), Small Croup Research (30) y Journal of Social Psychology (23). En la Figura 10.3 aparece refi ejada la evolucion de este topico.

i,Cual es e l tamano optimo de un grupo? Aunque se han ofrecido di fe rentes a ltema­tivas, ninguna parece conc luyente y es que no es fac il lIegar a una respuesta que sea aceptada por todos puesto que ello depende de multiples contingencias (tipo de grupo, caracterist icas de la tarea, objetivos y metas grupales, fac tores contextuales, etc.). Aun asi, es frecuente encontrar sugerencias sobre el tamano optimo de algunos grupos. Por ejemplo, hay autores que opinan que doce es el numero ideal para un equipo de trabajo, mientras otros los reducen a siete, cinco e incluso cuatro. No han fa ltado quienes recu­rren a una so luc ion estadisti ca recopilando una voluminosa informacion sobre el tamano de los di stintos ti pos de grupos y desde aqui obtener la media aritmetica que nos propor­cione el numero de miembros que componen los grupos (vease Forsyth, 1999).

Mas razonable parece la so lucion adoptada por Moreland, Levine y Wingert ( 1996). Estos autores sinteti zan en tres los paradigmas utilizados para analizar el tamano optimo de los grupos. EI primero es la observacion sistematica de situaciones de interacc ion social en lugares publicos, en los que se fo rman grupos naturales de fo rma mas 0 menos espontanea. Los resultados parecen confirmar la hipotesis de que los suj etos ti enden a evitar tanto los grupos demasiado pequenos como los demasiado grandes y as i los gru­pos no sue len superar las c inco 0 seis personas. EI segundo es utili zar grupos artifi ciales de di fe rente tamano y anali zar cuales experimentan menos problemas. Los resultados, con todas las reservas que es prec iso hacer en estas circunstanc ias, parecen indi car que las personas, en general, se sienten mejor en grupos fo rmados por cuatro 0 cinco miem­bros. Por ultimo, a lgunos investi gadores han optado por preguntar directamente a las personas sobre el tamano idea l para diferentes tipos de grupos. Las pre ferencias se de­cantan por grupos compuestos en tomo a doce miembros, si bien presentan una gran variac ion, inciliso considerando un unico tipo de grllpo.

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Periodos-anos

Figura 10.3. Trabajos publicados sobre el tamano de los grupos

3 I2 Psicologia de los grupos

Podriamos seguir describiendo otras metodologias para intentar diluc idar e l tamano optimo y posiblemente no terminasemos de llegar a una solucion definiti va y sati sfacto_ ri a para todos. E I camino a emprender para tratar de resolver este dilema pensamos es otro. Se trata, en definiti va, de anali zar como el tamano se encuentra relac ionado 0 pue­de influir en va riables relevantes de la dinami ca grupal. Los autores que han tratado de recorrer este camino nos ponen de manifiesto que en ocas iones los grupos grandes salen favorec idos y en otras ocasiones 10 son los grupos pequenos. EI contex to en el cual se ubiquen estos grupos parece ser un fac tor determinante.

Por ejempl o, en el contexto de la c lini ca, Brewer ( 1998), Fabriz i y Di omede ( 1998) Y Mc Kni ght y co laboradores ( 1997) defie nden los g rupos pequ enos. Cunnin gham, Edmonds, Clai re y Willi ams ( 1999) encontraron que los programas breves para pa­cientes de cancer y familiares obtenian res ultados simi lares tanto en grupos grandes como en g rupos pequenos. Van Tilburg ( 1999) encontro que en g rupos grandes que presentan e l mi smo probl ema de salud hay mas movili zac ion por parte de los auxilia­res. En los grupos de jurados, Arce ( 1998) trato de concretar que tipo de jurado seria mas adecuado en el territorio espano l en fun cion de si se toman decisiones unanimes 0

por mayoria, encontrando que los jurados de doce miembros llegan con mas probabi­lidad a la dec ision unanime. Sin embargo, Kugihara y co laboradores ( 1998) afirman que el tamano del grupo no influye a la hora de alcanzar unanimidad en e l grupo. En el ambito academico, Springer y colaboradores ( 1999) encontraron que en c lases forma­das por grupos pequenos se ve mas la persistenc ia de 10 aprendido cuando acaba el curso. Van Eisaecker y Verhoeven ( 1997) tambien encontraron que los ninos de un jardin de infancia que formaban parte de pequenos grupos aprendi an mas que en los grupos tradi cionales. Blue y co laboradores ( 1999) de fi enden que mas que e l tamano de l grupo son otras va ri abl es las que estan afec tando a l rendimiento, como que el gru­po este basado en habilidades diferentes, quien dirige el grupo, etc. Wilberg y Rost ( 1999), sin embargo, encontraron , tras ana li zar es tudiantes de 15 paises diferentes en clases de 9 y 36 alumnos y en contra de la opini on comun , que las c lases peq uenas no se traducen en un mayo r logro del a lumno.

En suma, los estudios sobre el tamano del grupo nos presentan tanto puntos a favor como en contra del mayor 0 menor numero de miembros que integran los grupos. Vea­mos las ventaj as e inconvenientes de los grupos grandes, entendiendo que los inconve­ni entes de estos significan ventajas de los grupos pequenos.

Una de las ventajas en las que co inc iden los autores sobre los grupos grandes es el consiguiente aumento de recursos con e l que cuenta el grupo, por 10 que cabe esperar que es tos grupos obtengan un a lto rendimiento y resulten ser mas efi caces en determina­dos tipos de tareas, como toma de dec isiones 0 so lucion de problemas. Sin embargo, esta relac ion no siempre se cumpl e debido a la influenc ia ejerc ida por las caracteristi cas de la tarea (Littl epage, 199 1). EI rendimiento grupal puede aumentar al hacerl o e l tamano del grupo en tareas aditivas 0 di syuntivas y di sminuir en ta reas conj unti vas.

Otra de las ventajas de los grupos grandes es fac ilitar la dife renciacio n de ro les den­tro de l grupo, el desarrollo de actitudes mas to lerantes 0 la tendencia a lograr una mayor sinergia, as i como la oportunidad para conocer a mas personas con las que poder esta­blecer relac iones grati fi cantes y enriquecedoras.

Por ultimo, los grupos grandes suelen contar con el va lor de ser percibidos como poseedores de una mayor legit imidad , pos ibl emente por un a mayor conex ion co n las redes soc iales de su entorno.

El enlomo de los grupos 313

Pero los problemas de organizacion y coordinacion son mas relevantes en estos gru­pos grandes. Asi, la confusion 0 el so lapamiento de los contenidos de las tareas, las perdidas de tiempo y de recursos , problemas de comunicacion, perdidas de motivacion (holgazaneria soc ial , free riding), etc.

Tambien es evidente que en los grupos grandes el nivel global de participacion de los miembros di sminuye de manera significativa y tiende a ser mas variable; unas pocas personas sue len acaparar las intervenciones y el resto mantener una actitud pasiva. En relacion con esto, hay que senalar que las personas en grupos grandes suelen mostrar una actitud mas conformista. Otra desventaja es que los grupos grandes tienden a favo­recer la formacion de subgrupos, 10 que conlleva un aumento de conflictos potenciales entre ellos y una di sminucion de comportamientos cooperativos y de colaboracion entre los miembros y que aparezcan conductas fraudulentas 0 deshonestas. La consecuencia final en la que desembocan todas est as desventajas es la aparicion de la insatisfaccion entre sus miembros. De ahi la preferencia de las personas por pertenecer a grupos pe­queiios, que suelen ser mas gratificantes para sus integrantes. No obstante, tambien hay que indicar que en ciertas circunstancias la presencia de un mayor numero de personas puede resultar mas beneficiosa en relacion con esas mismas experiencias vividas en gru­pos pequeiios.

En resumen, no es facil establecer el tamaiio optimo 0 ideal de un grupo, dado que 10 que se presenta como ventaja puede resultar en desventaja y a la inversa, amen de las diferencias que proceden del tipo de grupo de que se trate, de las caracteristicas de la tarea a realizar, de los objetivos a alcanzar, de las caracteristicas de sus miembros, del entorno en el que opera el grupo, etc. Como senalan Moreland, Levine y Wingert (1996), estamos lejos de poder determinar el tamano ideal del grupo, por 10 que estos autores recomiendan que mas que tratar de encontrar un tamano ideal hay que maxi mizar las ventajas y minimizar las desventajas cualquiera que sea el tamano del grupo a traves del entrenamiento y formacion relacionados con las competencias de los miembros, del empleo de tecnicas de reestructuracion, consultoria de procesos, formacion de equipos, rediseno de tareas, etc.

EI elevado numero de trabajos dedicado al estudio de la composicion de los grupos no ha conseguido, en opinion de Moreland y Levine (1992), captar en su amplitud sus efectos, en gran medida por la vision estatica que predomina en los trabajos. Para subsa­nar esta laguna, Levine y Moreland (1990, 1998; Moreland y Levine, 1992; Moreland, Levine y Wingert, 1996) han tratado de sistematizar la investigacion realizada durante decadas, 10 que les ha permitido elaborar un modele general sobre los efectos de la com­posicion de los grupos. Este modele sera nuestra base en la redaccion de este apartado. Estos autores consideran que la composicion de un grupo puede contemplarse como una consecuencia de diversos procesos socia les y psicologicos, como un canlexla que con­figura otros fenomenos psicologicos y, por ultimo, como una causa que puede influir sobre la estructura, la dim\mica 0 el rendimiento grupal.

La composicion del grupo como consecuencia

Los trabajos que adoptan esta perspectiva se centran principalmente en los grupos natu­rales, ya que la composicion de estos puede variar mas 0 menos libremente en funcion de di stintos procesos sociales y psicologicos. En estos grupos se ha comprobado que las personas prefieren formar parte de grupos pequenos (dos 0 tres personas) dado que

314 Psicologia de los grupos

- segun Levine y Moreland ( 1998)- las personas suelen sentirse confusas en los gru­pos grandes dado el excesivo numero de re laciones interpersonales que resultan en ellos por la perdida de control 0 porque los grupos grandes resultan menos facilitadores, POll

10 que es menos probable que se formen 0 que sobrevivan . No obstante, podemos encontrarnos con grupos naturales que pueden alcanzar un

elevado numero de miembros. Es el caso de los grupos informa les. Levine y Moreland explican esta variabilidad por medio de la teoria ecologica de las afiliaciones de McPherson ( 1983). Cada grupo ocupa su propi o «ni cho» en el entorno socia l en el que se ubica. Estos nichos estan limitados temporalmente (cuando se reune el grupo), espac ial mente (donde se reune e l grupo) y por di versas caracteri sticas de los miembros (determ inan quien puede lIegar a ser mi embro del grupo) .

Tambien se ha encontrado que las personas prefieren unirse a aquellas que presentan caracteristicas comunes 0 rasgos parecidos (Levine y Moreland, 1990), aunque tambien existe cierta evidencia de heterogeneidad en los grupos naturales (Levine y Moreland , 1998). Se han aportado dos tipos basicos de expli caciones para la homogeneidad en los grupos. La primera, de caracter sociologico, se centra en los procesos de formacion y tern1inacion de los grupos: es mas probable que los grupos se formen y sean mas resistentes a su diso­lucion si sus miembros son simi lares entre si. La segunda, de orientacion mas psicologica, se basa en los procesos de socializacion. Segun el modele de soc ializac ion de Levine y Moreland (1994; Moreland y Levine, 1982), las personas, en raras ocasiones, entran a formar parte de un grupo cuyos miembros difieren en gran medida de elias mi smas y que cuando nuevos miembros 0 miembros marginales muestran grandes diferencias con res­pecto al resto del gropo se producen intentos para eliminar 0 reducir tales diferencias; pero si estos intentos fracasan, raramente esos miembros permaneceran en el grupo por mucho tiempo, ya que no existe entre ellos y el resto del grupo el nivel de compromi so suficiente como para evitar su salida (Levine y Moreland, 1998) .

Respecto a la heterogeneidad en la compos icion grupal, aunque ha recibido una me­nor atencion, no han faltado autores, como McPherson ( 1983), Carl ey ( 199 1) 0 Brewer ( 199 1), que desde la proc lama de sus teorias han tratado de expli carl a. Asi, McPherson sugiere que la heterogeneidad ayuda al grupo a competir de forma mas ex itosa en sus ni chos especiali zados. Ca rl ey sugiere que la heterogeneidad tiene lugar porque asi los grupos proporcionan una mejor informacion sobre el mundo elicitando un mayor com­promiso de sus miembros. Finalmente, Brewer sugiere que la heterogeneidad ocurre porque asi los grupos consiguen que sus mi embros se sientan en cierto modo espec iales, unicos.

La composicion como contexto

Aqui la composicion del grupo es considerada como moderador de di versos fenomenos de ca racter psicosocial. Esta perspecti va es adoptada por diversas di sc iplinas: Sociolo­g ia (los efectos de la composicion en funcion del sexo de los miembros de los grupos), psicologia organizacional (por ejemplo, efectos moderadores de la composicion del equipo de trabajo sobre diversas ca rac teris ticas de la tarea en relacion con la sati sfacc ion labo­ral) y psico logia clinica (en que med ida la compos ici on del grupo - caracteri sticas de personalidad, hi storial clinico de los mi embros- puede moderar los efectos de la tera­pia grupal en las personas que forman parte de ellos).

Moreland y Levine ( 1992) consideran que la literatura a este respecto ado lece de un marco general debido fundamental mente a tres razones. Primera , porque la base teo rica

EI enlorno de los grupos 315

de los trabajos de los investigadores suele ser endeble. Segunda, se necesita una mayor evidencia relacionada con los efectos contextuales de los grupos en una mayor variedad de escenarios. Por ultimo, la utilizacion de investigaciones de canicter experimental u otras estrategias de investigacion (por ejemplo, simulacion de canicter longitudinal , McGrath, 1993 ; Watson, Michaelsen y Sharp, 1991) en lugar de correlacional puede ayudar a c1arificar diversos efectos de la composicion de los grupos como contexto: «Con frecuencia, la investigacion experimental puede revelar como ejerce sus efectos modera­dores la composicion del grupo, puesto que en dichas situaciones experimentales las variables relacionadas con la composicion pueden ser manipuladas independientemen­te» (Moreland y Levine, 1992, p. 255).

La composicion del grupo como causa

Aqui la composicion es considerada como el factor que puede influir en la estructura, los procesos y el rendimiento grupales. Esta es la perspectiva que cuenta con mas inves­tigacion . No obstante, existen dos problemas que limitan su a1cance (Levine y More­land, 1998). En primer lugar, muchos invest igadores estudian sus efectos porque desem­pefian un papel importante en otros fenomenos considerados de mayor interes. En segundo lugar, el reduccionismo impuesto por los investigadores, pues solo consideran un unico aspecto relacionado con los miembros del grupo (por ejemplo, caracteristicas demogra­ficas , capacidades, opiniones, caracteristicas de personalidad) en detrimento de las in­vestigaciones de caracter multidimensional.

Las variables mas estudiadas desde este enfoque son las que tradicionalmente se engloban bajo el termino «heterogeneidad» de las caracteristicas de los miembros. Los problemas antes aducidos sobre el tamafio de los grupos ha originado que el interes de los investigadores se desplace al analisis de grupos con diferentes niveles de heteroge­neidad. Gran parte de estos trabajos se centran en la diversidad (por ejemplo, Jackson, May y Whitney, 1995 ; Milliken y Martins, 1996). EI estudio de la heterogeneidad 0 de la diversidad ha cobrado un gran auge durante la decada de los noventa (Johnson y John­son, 1994) reflejo de las tendencias sociales actuales (Moreland, Levine y Wingert, 1996), ya sea por razones politicas 0 ideologicas 0 por las modificaciones que esta experimen­tando la naturaleza del trabajo. Asi, ciertas presiones de orden moral y legal han abolido barreras excluyentes a distintos grupos por motivos de raza, sexo, edad, pais de origen, discapacidades fisicas 0 mentales, etc. Por otro lado, las tareas hoy resultan cada vez mas complejas, ya que precisan de una mayor informacion, tienen un mayor caracter intelectual y cambian con gran rapidez y en muchos ambitos se impone la necesidad de los grupos de trabajo para realizarlas.

Estas consideraciones nos llevan a contemplar la diversidad 0 heterogeneidad como una importante variable a considerar, por ejemplo, en contextos organizacionales. La investi gacion, tanto teorica como empirica, en este ambito es abundante (por ejemplo, Barry y Stewart , 199 7; Che mers, Oskamp y Costanzo, 1995; Jackson, 1992, 1996; Jackson y Ruderman , 1995; Lau y Murnighan , 1998; Mamman, 1996; McGrath, Berdahl yArrow, 1995 ; Rij sman , 1997; Schruijer y Vansina, 1997; Watson, Kumar y Michaelsen , 1993 ; etc.). Con el fin de sintetizar dicha investi gacion, podemos dividir los efectos de la diversidad en la composicion de los grupo s en dos apartados: lo s relativos a los procesos y a las dinamicas grupales y los relac ionados con el rendi­miento en los grupos .

316 PSicologia de los grupos

Respecto al primero, los resultados, en general, ponen de mani fi esto los efectos ne­ga ti vos de la heterogeneidad de los miembros sobre los procesos y la dimimica grupales: cuanto mayor es la diversidad entre los miembros de un grupo, menor tiende a ser el volumen y la frecuencia de comunicacion entre e llos, aumentando e l caracter formal de es ta. Tambien el incremento de la diversidad entre los miembros posibilita la formacion de subgrupos compuestos por aquellos que com parten carac teri sticas comunes provo­cando sentimientos de ostrac ismo y de alienacion que pueden derivar en una mayor agre­sividad y hostilidad, especial mente si los miembros de estos grupos resultan estigmati­zados 0 sufren un trato deni grante. Por ultimo, la mayor heterogeneidad en cuanto a carac teristicas de personalidad, capac idade , actitudes, etc., sue le tener como efecto la di sminucion de la cohes ion entre los miembros.

Respecto al rendimi ento grupal, los resultados parecen mostrar bastante consistencia en cuanto al efecto positivo de la di versidad . Los estudios tradicionales ponen de man i­fi esto que' los grupos heterogeneos respecto a capacidades y habilidades de los miem­bros son mas productivos que los grupos homogeneos. No obstante, estos efectos pue­den estar moderados por fac tores como el tipo de tarea 0 el modo en que esas tareas se rea li zan. Asi, los grupos heterogeneos obtienen un mayor rendimiento en tareas creati­vas, de solucion de problemas, de toma de dec isiones y, en general, en aquell as que cuentan con un importante componente de innovacion. Los grupos homogeneos tienden a ser superiores cuando la tarea requiere la utilizacion de pensami ento convergente.

Tambien se ha estudiado la heterogeneidad respecto a las caracteristi cas de persona­lidad de los miembros y su relac ion con e l rendimi ento grupal. Los resultados indican que los grupos heterogeneos obtienen un mayor rendimiento que los homogeneos . Este efecto de la heterogeneidad puede encontrarse modulado por el grado de compatibilidad entre los mi embros. La ev idencia empiri ca no permite establ ecer conc lusiones firm es sobre si los grupos cuyos mi embros son compatibl es serlin mas efi caces que aque llos que no 10 son.

Uno de los aspectos de mayor interes para los investi gadores es e l modo en que se combinan las diversas carac teristicas de los mi embros del grupo y que hace que unos grupos sean mas efi caces que otros en fun cion de su composicion. Los diferentes tipos de combinac ion podemos resumirl os en dos : los que siguen una regIa aditiva y los que siguen una regia interacti va. Segun la regia aditiva, los efectos de los miembros sobre un grupo son independientes, cada uno aporta 10 que posee por si mi smo; de esta forma el resultado de l grupo sera la simple suma de las contribuciones indiv iduales. Esta es una vision mecanic ista de los grupos, ya que considera que sus componentes pueden ser anali zados de manera aislada . La regIa interac tiva , por el contrari o, de fi ende que los e fectos de los miembros sobre un grupo son interdependientes, al menos en c ierto grado. Aunque no ni ega que cada persona cuenta con unas ca rac teristicas determin ada s, las aportaciones a los di stintos grupos a los que pertenecen dependeran de como se combi­nan e interactuan con las caracteri sti cas y las contribuciones de los otros mi embros. Esta perspectiva, por tanto, es mas organismica, ya que considera que sus componentes han de estudiarse conjuntamente por la imposibilidad de que puedan rea li zar la tarea grupal por separado. Estos efectos interac tivos son, segun Moreland, Levine y Wingert ( 1996), los responsabl es de esa «quimica espec ial» que aparece en los grupos que alcanzan ni ve­les altos de efi cacia.

Estos autores, con el fin de clarificar el estudi o de la diversidad, proponen un modelo general depurado a 10 largo de va rios trabajos publi cados en los ultimos alios. Para estos

EI en/orno de los grupos 317

autores, e l modelo ha de dar respuesta al menos a tres probl emas importantes : l,Que caracteristi cas de los miembros resultanln importantes en una situacion dada? l,Cmi l senl el impac to que cad a miembro ejercera sobre el grupo? l, Y cuando tendran lugar efectos linea les y no linea les de la composicion del grupo? EI modelo formul ado por Moreland y colaboradores, aplica los conceptos de sa liencia, visibilidad e integracion social para poder dar respuesta ae tas preguntas (vease Figura 10.4).

En este mode lo, un pr imer aspecto a considerar es la identificaci6n de aquellas ca­racteristicas individuales que son importantes para el grupo. Esta identificac ion se pue­de hacer comprobando la sa lien cia de tales caracteristicas (importancia que poseen para los otros mi embros) y las condiciones que determinan su nivel de visibilidad . La sa lien­cia determina que caracteri sticas tendran mayores efectos relac ionados con la compos i­cion (por ejemplo, las demografi cas resultan mas salientes debido a que son percibidas de manera mas inmediata que cualesquiera otras dentro de un grupo) y re fl eja la distri­bucion de una caracteristica dentro de un grupo, asi como la relevancia percibida con respecto a las actividades grupales. La visibilidad esta en funcion de muchos fac tores: estatus de la persona, su implicacion y su compromi so, el grado de control sobre recur­sos importantes para los otros miembros 0 para el grupo, etc. En definiti va, los miem­bros de un grupo varian respecto al grado de visibilidad, las personas mas visibles tende­ran a ejercer una mayor influencia en el grupo.

Las reglas transformacionales son las que determinan los e fectos que una carac teris­tica particular ejercera sobre el grupo. EI que funcione una regia de transformac ion adi ­tiva (linea l) 0 interac tiva (no linea l) 10 encontramos en el ni vel de integrac ion socia l del grupo y que Moreland ( 1987) 10 de fin e como el conjunto de vinculos ambienta les, com­porta mentales, afectivos y cogniti vos que unen a los miembros del grupo entre si, de manera que cuanto mas pi ensen, sientan y actuen los mi embros como un grupo antes que como un mero conj unto de indi viduos, mayor sera el ni vel de integrac ion soc ial que presentara el grupo. Por tanto, los efectos aditivos 0 lineales apareceran en aque llos gru­pos en los que ex ista escasa integrac ion socia l y los efectos interacti vos 0 no lineales se presenta ran en grupos con altos niveles de integrac ion social.

Salicncia

Caractcristicas Visibilidad individuales

Caraclcri slicas Reglas de de grupo transfomlaci 6n

Integracion social ~

Figura 10.4. Modelo sobre los eleclos de la composicion grupal (cl r. Moreland y colaboradores, 1996)

318 Psicologia de los grupos

Moreland y colaboradores ( 1996) presentan una serie de proposiciones para dar cuenta de los aspectos mas relac ionados con los efectos de la composicion de los grupos :

Las caracte ri sti cas indi vidua les que resultan mas sencill as de eva luar por parte de los otros miembros produc iran mayores e fec tos rela ti vos a la com­pos ic ion. En grupos nuevos 0 rec ien formados es menos probable que aparezcan efectos de la composicion respecto a carac teri sticas que son mas diftc il es de va lorar. Cuanto mas heterogeneos sean los grupos, mas fuertes seran los e fectos de la compos ic ion. Los efectos de la composicion seran mas fu ertes y mas reducidos cuanto mayor sea el grado de est ructuracion y/o mayor numero de miembros compartan una perspectiva com un. En raras ocasiones los miembros del grupo contri buiran en igual grado a los efectos de la composicion. Las contribuciones de una persona a los efectos de la composicion dependen de variables como la participacion en las ac tividades de l grupo, esta tus social y to­dos aquellos fac tores s ituac ionales asoc iados con la visibilidad del grupo. Es mas probable que se produzcan efectos aditivos que interac tivos dado que aquellos aparecen en grupos que precisan de poca 0 nula integrac ion soc ia l. Los efectos de natura leza interactiva apareceran fundamentalmente en los grupos naturales y/o en grupos con altos nive les de integrac ion soc ia l.

Respecto a la composicion del grupo y sus efectos sobre las re lac iones intergrupales hemos de hacer referencia a las conc lu siones obtenidas por Mull en ( 199 1; Mull en, Roze ll y 10hnson, 1994), que, a partir de diversos metaanali sis, ha fo rmul ado un modelo integrador en el que relac iona la compos icion de l grupo con la sa liencia de l endogrupo y de l exogrupo, as i como la representac ion prototipi ca 0 ejemplar de la in fo rmacion sobre ambos.

Mull en nos indi ca que a medida que di sminuye e l tamano del endogrupo es mas probable que:

a) El endogrupo resulte mas sa liente perceptivamente, la persona tienda a estar mas autocentrada y sobrestime la preva lencia del endogrupo.

b) Realice evaluac iones favo rables al endogrupo. c) Perciba a su propi o grupo como mas consistente y homogeneo. d) Las ambiguedades perceptivas ti endan a ser resueltas en terminos si mples (por

ejempl o, «nosotros» frente a «e ll os») .

Sin embargo, cuando el tamano de l grupo aumenta, es mas probab le que:

a) El exogrupo resulte mas sa li ente percepti vamente, la persona tienda a estar me-nos autocentrada y sobres time la preva lenc ia del exogrupo.

b) Ll eve a cabo eva luac iones sesgadas que favorecen al exogrupo. c) Perciba al exogrupo como mas consistente y homogeneo. d) Resuelva las ambiguedades perceptivas en terminos mas integradores y menos

simplistas .

El entom o de los grupos 319

Mull en tambien seiiala que la informacion que resulta mas saliente para el individuo sea procesada en terminos de representac iones prototipicas, mientras que la informacion que no es saliente 10 sea en terminos de representaciones ejemplares.

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