Ejer.24

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1. Cuando Gregorio Samsa despertó aquella mañana luego de un sueño ajitado, se 2. encontró en su cama conbertido en un insecto montruoso. Estaba hechado sobre 3. el quitinoso caparazón de su espalda, y al levantar un poco la cabeza vió la figura 4. convesa de su vientre oscuro, surcado por curvadas durezas cuya prominéncia 5. apenas si podía aguantar la colcha, visiblemente a punto de escurrirse hasta el sue- 6. lo. Inumerables patas, lamentablemente escualidas en comparacion, con el grosor 7. de sus piernas, ofrecían a sus ojos el espectáculo de una ajitación sin consistencia. 8. ¿Que a sucedido? pensó. 9. No no soñaba. Su habitación, aunque escesivamente estrecha aparecía cómo de 10. ordinario entre sus cuatro arto reducidas paredes. Presidiendo la mesa, sobre la 11. cual estaba exparcido un muestrario de telas Samsa era viajante de comercio -, 12. colgaba una estanpa poco antes recortada de una revista hilustrada y puesta en un 13. lindo marco dorado. Representaba una señora tocada con un gorro de pieles, emvuel- 14. ta en una bufanda también de pieles, y que, muy ergüida, esgrimia contra el espec 15. tador un amplio mangüito, asimismo de piel, dentro de la cúal se perdia todo su 16. antebrazo 17. Gregorio dirijió desde luego la vista acia la ventana; el tiempo nublado se escucha- 18. ba repiquetear de las gotas de lluvia en el cinc del alféizar) le infundió una gran melan- 19. colia. 20. Se ilumino el disco amarillo. De los coches que se acercaban dos aceleraron antes de 21. que se encendiera la señal roja. En el indicador del paso de peatones apareció la silue- 22. ta del hombre verde. La gente empezó a cruzar la calle pisando las frangas blancas 23. pintadas en la capa negra del hasfalto nada hay que se parezca menos a la cebra, pero 24. así yaman a este paso. Los conductores, impacientes, con el pie en el pedal del enbra- 25. gue, mantenían los coches en tensión avanzando retrocediendo como caballos 26. nerviosos que vieran la fuzta alzada en el aire. Habian terminado ya de pasar los peato- 27. nes, pero la lud verde que daba paso libre a los automoviles tardo aun unos segundos 28. en alunbrarse. Hay quién sostiene que esta tardanza, aparentemente insignificante 29. multiplicada por miles de semaforos existentes en la ciudad y por los cambios sucesi- 30. vos de los tres colores de cada uno es una de las causas de los atascos de circulacion, 31. ó embotellamientos, si queremos utilizar la expresión común. 32. Al fin se encendió la señal verde y los coches arrancaron bruscamente, pero enseguida 33. se advirtio que no todos habían arrancado. El primero de la fila de enmedio esta 34. parado, tendrá un problema mecánico se le abrá soltado el cable del acelerador, o se 35. le agarrotó la palanca de la caga de velocidades, o una avería del sistema idráulico, un 36. bloqueo de frenos, un fayo en el circuíto electrico, a no ser que, simplemente, se halla 37. quedado sin gasolina, no seria la primera vez que esto ocurre. El nuevo grupo de pea- 38. tones que sé está formando en las haceras ve al conductor imovilizado braceando tras 39. el para-brisas mientras los de los coches de atrás tocan frenéticos el clason. Algunos 40. conductores han saltado ya ha la calzada, dispuestos a empujar al automóvil aberiado […]

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  • 1. Cuando Gregorio Samsa despert aquella maana luego de un sueo ajitado, se

    2. encontr en su cama conbertido en un insecto montruoso. Estaba hechado sobre

    3. el quitinoso caparazn de su espalda, y al levantar un poco la cabeza vi la figura

    4. convesa de su vientre oscuro, surcado por curvadas durezas cuya prominncia

    5. apenas si poda aguantar la colcha, visiblemente a punto de escurrirse hasta el sue-

    6. lo. Inumerables patas, lamentablemente escualidas en comparacion, con el grosor

    7. de sus piernas, ofrecan a sus ojos el espectculo de una ajitacin sin consistencia.

    8. Que a sucedido? pens.

    9. No no soaba. Su habitacin, aunque escesivamente estrecha apareca cmo de

    10. ordinario entre sus cuatro arto reducidas paredes. Presidiendo la mesa, sobre la

    11. cual estaba exparcido un muestrario de telas Samsa era viajante de comercio -,

    12. colgaba una estanpa poco antes recortada de una revista hilustrada y puesta en un

    13. lindo marco dorado. Representaba una seora tocada con un gorro de pieles, emvuel-

    14. ta en una bufanda tambin de pieles, y que, muy ergida, esgrimia contra el espec

    15. tador un amplio mangito, asimismo de piel, dentro de la cal se perdia todo su

    16. antebrazo

    17. Gregorio diriji desde luego la vista acia la ventana; el tiempo nublado se escucha-

    18. ba repiquetear de las gotas de lluvia en el cinc del alfizar) le infundi una gran melan-

    19. colia.

    20. Se ilumino el disco amarillo. De los coches que se acercaban dos aceleraron antes de

    21. que se encendiera la seal roja. En el indicador del paso de peatones apareci la silue-

    22. ta del hombre verde. La gente empez a cruzar la calle pisando las frangas blancas

    23. pintadas en la capa negra del hasfalto nada hay que se parezca menos a la cebra, pero

    24. as yaman a este paso. Los conductores, impacientes, con el pie en el pedal del enbra-

    25. gue, mantenan los coches en tensin avanzando retrocediendo como caballos

    26. nerviosos que vieran la fuzta alzada en el aire. Habian terminado ya de pasar los peato-

    27. nes, pero la lud verde que daba paso libre a los automoviles tardo aun unos segundos

    28. en alunbrarse. Hay quin sostiene que esta tardanza, aparentemente insignificante

    29. multiplicada por miles de semaforos existentes en la ciudad y por los cambios sucesi-

    30. vos de los tres colores de cada uno es una de las causas de los atascos de circulacion,

    31. embotellamientos, si queremos utilizar la expresin comn.

    32. Al fin se encendi la seal verde y los coches arrancaron bruscamente, pero enseguida

    33. se advirtio que no todos haban arrancado. El primero de la fila de enmedio esta

    34. parado, tendr un problema mecnico se le abr soltado el cable del acelerador, o se

    35. le agarrot la palanca de la caga de velocidades, o una avera del sistema idrulico, un

    36. bloqueo de frenos, un fayo en el circuto electrico, a no ser que, simplemente, se halla

    37. quedado sin gasolina, no seria la primera vez que esto ocurre. El nuevo grupo de pea-

    38. tones que s est formando en las haceras ve al conductor imovilizado braceando tras

    39. el para-brisas mientras los de los coches de atrs tocan frenticos el clason. Algunos

    40. conductores han saltado ya ha la calzada, dispuestos a empujar al automvil aberiado

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    Estremecer, sacudir:

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