EL · 2018. 4. 10. · Juan, "Había en los tiempos del Abad Nicón-escribe Policar po-un hermano...

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EL MONACATO RUSO (1) DR. HILARIO GOMEZ GARCIA, Pbro. Con la fe llegó también a las estE:pas rusas la vida mona- cal. El venerable Antonio y el primer ermitaño ruso que se co- noce, al volver del monte Athos visitaba ya conventos o asilos de la piedad eslava" El célebre y meritísimo Hila1'ión y uno de los más esclarecidos metrqpolitanos de'l mundo eslavo, afirma que "inmediatamente después del bautismo del pueblo apal'e- cieron en la's montañas monj es y c.laustros". y otro varón be- nemérito, otro ilustre padre del monacato ruso, e! venerablé Teodosio y al pasar por Kursk y recibía noticia8 "de los conventos deja cenobítica ciudad de Kiew", que a seguido visitaba. Ocurría ello ¡antes de r050! Dicen los cronistas que bajo el sabio J aroslavv "comeilZa- ron a multipliwrse los monjes y a, florecer los conventos", Sá- bese que bajo la soberanía de este mismo príncipe se constru- yeron en la capital de Ucrania, y alma del cristianismo eslavo, dos conventos, dedicados a Sall1 Jorge el uno, y a Santa Irene el otro. La erección del famoso 'Cenobio de las CanJernas y cons- truído ,en madera por el venerabIe Teodosio, tenía lugar en el a'ño 1602. E I 1 célebre cronista N éstor, después de haber dado cuenta de la fundación de! monasterio de Sar]1. Demétrio por el gran duque Y saslaw, escribí:a: "Tanto los príncipes y ,bo- yardos como los rkos en general edificar'on muchos conven- tos; pero ninguno de ellos pudo igualar a'los que se fundaron con las lágrimas y ayunos, con las penitencias y oraciones, (1) BIBLIOGRAFIA MACKENZIE W,ALLAOJ¡:: ,"Russland". Leipzig, 1870, BRüCKNER: "Gescllicl1te Russland". Gotl1a, 18g6. ,AMMANN, .8. J.: "Ostslawiscl1e Kircl1engescl1icl1te". Herder (en prensa), PHILARE1': ".Qescl1icl1te del' Vircl1e Russlancls" (traducción alemana ele Blu- mentl1al). SMOLITSCH: "Das altrussiscl1e Miincl1tum"'. Würzburg', 1940., DENISOV' ,"Pravos lavnyje monastyri l'ossijskoi Imperij". Moscú, 1g08. GOLUBINSKIJ: "Sergij Raclonescl1kij i Sozelannaja im Troizkaja Lavra". MOs- Cll, 1 gOg.

Transcript of EL · 2018. 4. 10. · Juan, "Había en los tiempos del Abad Nicón-escribe Policar po-un hermano...

  • EL MONACATO RUSO (1)

    DR. HILARIO GOMEZ GARCIA, Pbro.

    Con la fe llegó también a las estE:pas rusas la vida mona-cal. El venerable Antonioy el primer ermitaño ruso que se co-noce, al volver del monte Athos visitaba ya conventos o asilos de la piedad eslava" El célebre y meritísimo Hila1'ióny uno de los más esclarecidos metrqpolitanos de'l mundo eslavo, afirma que "inmediatamente después del bautismo del pueblo apal'e-cieron en la's montañas monj es y c.laustros". y otro varón be-nemérito, otro ilustre padre del monacato ruso, e! venerablé Teodosio y al pasar por Kursky recibía noticia8 detall~das "de los conventos deja cenobítica ciudad de Kiew", que a seguido visitaba. Ocurría ello ¡antes de r050!

    Dicen los cronistas que bajo el sabio J aroslavv "comeilZa-ron a multipliwrse los monjes y a, florecer los conventos", Sá-bese que bajo la soberanía de este mismo príncipe se constru-yeron en la capital de Ucrania, y alma del cristianismo eslavo, dos conventos, dedicados a Sall1 Jorge el uno, y a Santa Irene el otro. La erección del famoso 'Cenobio de las CanJernasy cons-truído ,en madera por el venerabIe Teodosio, tenía lugar en el a'ño 1602. E I1 célebre cronista N éstor, después de haber dado cuenta de la fundación de! monasterio de Sar]1. Demétrio por el gran duque Y saslaw, escribí:a: "Tanto los príncipes y ,bo-yardos como los rkos en general edificar'on muchos conven-tos; pero ninguno de ellos pudo igualar a'los que se fundaron con las lágrimas y ayunos, con las penitencias y oraciones, ~on

    (1) BIBLIOGRAFIA

    MACKENZIE W,ALLAOJ¡:: ,"Russland". Leipzig, 1870, BRüCKNER: "Gescllicl1te Russland". Gotl1a, 18g6.

    ,AMMANN, .8. J.: "Ostslawiscl1e Kircl1engescl1icl1te". Herder (en prensa), PHILARE1': ".Qescl1icl1te del' Vircl1e Russlancls" (traducción alemana ele Blu-

    mentl1al). SMOLITSCH: "Das altrussiscl1e Miincl1tum"'. Würzburg', 1940., DENISOV' ,"Pravos lavnyje monastyri l'ossijskoi Imperij". Moscú, 1 g08. GOLUBINSKIJ: "Sergij Raclonescl1kij i Sozelannaja im Troizkaja Lavra". MOs-

    Cll, 1 gOg.

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    los dolores y vigilias de los 'ascetas eslavos, pues Antonio, que . no poseía oro ni plata, trajo muchos a la vida y al espl'endor mediante padecimientos mezclados con lágrimas". Quiso decir aquel benemérito cronista, tan excelente narrador como. piadoso monje, que sin negar el mérito indiscutible que puedan tener el fervor de los grandes y el desprendimiento de los ricos, la mejor cimentación en la obra magna d

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    aquel príncipe-; sólo las buenél,S obras os darán la Bienaven~ turanza." Y otro príncipe llamado Rosh'law (rr6o-1I68) ha-blaba así al v'eneraJJle Polical'po: "Padre, de buen grado me

    · hurtaría a esta vida vana, perecedera e intranquila." El santo varón le daba este salndable consejo: ."EI Señor os ha manda-do permanecer así; obrad bien en este mundo, juzgad recta-mente y seguid adorando a la Santa Cruz." Pero la vida mo-llacal era por entonces más sincera, más profunda, más peni-tente que en épocas posteriores. En los primeros tiempos del cristianismo eslavo la Ascética Monacal fué tan severa como en los días cloe florecimiento místico en el yermo oriental. "Cuán-tos y cuán ilustres. campeones nos ofrece el mona~terio de las Carvernas en Kiew." Y cuántos asilos de piedad, de penitencia y de amor a Dios y a los hon~bres había len la Santa Rusia, /gll.a/es al de Kiew.

    Durante los tres primeros siglos de su vida cristiana la Santa Rusia ofrece al historiador eciesiástico tres distintas for-

    · mas de pi'edad: la que practicaban los ennitafíos) la que lleva-ban a cabo los monjes) que vivían en C01Jl.lmidad cla.ustral) y aquella otra admirable, sublime, que adoptaron los llamados stildas.

    A) Vida en!11'tÍtica.-Es representante excelso de la pri-· mera el venerabJoe A'lIton/o) primer ermitaño eslavo. La importó del monte Athos, que la' había hecho famosa. Antonio había naddo' en Liubetscha (Ucrania). "Dios le había hecho ~ndariego y peregrino", dice el cronista N éstor. En, sus correrías llegó hasta· el monte Athos, donck visitó varios conventos notables. ' Prendado de la rígida y santa vida que Ilevabaú los penitentí-simas colo'nos de aquellas sagradas montañas, el piadoso eslavo se personaba ante el Archimandrita griego de aquellas colonias eremític.as y le pedía el hábito monaca1.

    En adelante, Antipo-que tal era su nombre en el siglo-se -llamará Antonio. El nuevo eremita eslavo, acabada que fuera

    su instrucción, recibía esta oi-den categórica: "Marcha a Rusia y sé una bendición

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    lrwión había hecho una Cueva. Allí se quedó también él. Un pedazo de pan seco cada tres e1ías el~a todo' su alimento; el agua, también muy escasa, era toda su bebida. Ocupábas~ tan sólo en orar y trabajar. Llegó a ser tan famoso en los tiempos ele J arosIaw que todo el mundo acudía a él en dem.anda de ben-diciones. Bien pronto se le unieron para acompañarle en sus p~pitencias, para nutrirse de sus enseñanzas ascéticas y para segu'ir sus consejos Nicon y Teodosio. No tardando., se le in-corporaban también elos favoritos de l

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    y los dolores' que habrían de sufrir los habitantes de Cherni-gow, Periaslawl y Kie\\T, cabalmente .los distritos más ricos y más fértiles de Rusia. Pero el eremita ucrania presentía ade-más nuevas vej aciones, que por venir de los propios eran do-, blemente sensibles, por cuanto tenían sus raíces en la, incom-

    • prensión y en la ignorancia maliyiosa. Y saslaw, arrojado de Kiew por Wesslaw, su hermano, había logl"ado regresar a la capital del Principado ucrania. Creyendo falsamente que el ve-nerable ermitaño se había pronunciado por \7V seslaw, el príncipe

    . repuesto inició la pel;secueión contra el asoeta, en absoluto ino-cente. Otro hermano de Y saslaw, el piadoso Swatoslaw, se acer-có durante la noche a la Cm'enw famosa donde Antonio prac-ticaba sus exageradas penitencia,s, y a fin de librarlo de in.iu~tos vejámenes y de posibles explosiones de ira por parte ele Ysaslaw se le llevó consigo a Tchernig:ow. Las iú'ontañas de Bolelin ag:radaron mucho al ermitaño ele Kiew. Allí oradó. él otra caverna. No poseemos más detalles acerca de la vida ere-mítica ele Antonio' en la cueva de Bolelin. Sólo sabemos que murió (I073) en a,quella misma Caverna de Kie1.V, donde pasara la mayor púte de su vida. Aseguran los cronistas (N estor y Simón) que antes de expirar el venerah1e ancial:to había seña-lado y bendecido el lug:ar ,en el que se edificara, luego la Iglesia dedicada a la Virgen, a la Santa Madre ele Dios.

    Antonio tuvo muchos discípülos eil la s'eg:ünda mitad del si-glo XII. Las crónicas hacen menCión, entre otros, ele Nicetas y Juan, "Había en los tiempos del Abad Nicón-escribe Policar-po-un hermano llamado Nicetas que no buscaba otra cosa que la gloria mundana. Al pedir ing:reso en la vida eremítica no 10

    'hizo&or amo.r de Dios. Por eso procuró disuadirle el Ig:umeno con.as palabras: "i Hijo mío! Todavía eres joven y no te ha ele servir de nada el permanecer ocioso. Es' preferible que 110 'des-aproveches el tiempo; trabaj a entre tus hermanos y emplea bien el tiempo. Cabalmente eres testigo de c.nanto ha sucedido a nues-tro hermano Isaac, el famoso c~lono de las C a'vernas. "

    Tú bien sabes las tuel:tes tentaciones a que se ha visto sOlile-tido, y a las que hubiera seg:uramente sucumbido. de no haberle ayudado la g:racia ele Dios. Trátase, como sabes, ele ese mismo Isaac que en el l día de hoy está obranelo tantas y tan grandes maravilla,s," Nketas contestó así: "Yo jamás me dejaré seducÍ1~

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    por las tentacione~, j ruego a Dios 'Nuestro Señor que meotor-gue la gracia de hacer l:l1ilagros." "Lo que ansías-repuso Ni-cón--'está sobre tus fuerzas. Guárdate muy mucho, hermano, de no caer, COsa :ácil 'elevándote tanto. La humildad aconseja que te dediques a servir a la Comunidad." Pero Nh'etas persis-tió en su loca y soberbia aspiración,.y atrajo(hacia sí al padre de la mentira y 'del orgullo. El Demonio Se le apar,eció en forma ele Angel y le inspiró el abandono de la oración. Dedícat~ al es-tudiü---'-le sugería el espíritu malo-y yo rezaré por ti. El Angel caído suplía al ambicioso 'monje en las horas ele meditación y de plegarias. El suplantado Nicetas realizaba como antes los ac-tos 'ele piedad. El verdadero Nicetas llegó a ser un vidente y un maestro de la vida espiritual. Para dar a conocer sus dotes pro féticas hizo llamar al prín~ipe Ysaslaw para decirle ele la manera más solemne: "Habiendo sido asesin

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    liberado le mereCió la exaltación al Arzobispado de N owgorod (año 1096), dond,e obró maravillas sin cuento. "Con sus oracio-nes atrajo la lluvia del cielo y con sus plegarias 'apagó el fuego y sus-devastaciones." San Nicetas) el Taumaturgo de Nowgorod, moría, bajo el gobierno del príncipe Mstislaw~ el 3'0 de enero de ITo8.

    Son también notables las virtudes excelsas de otro venerando ermitaño llamado Jitan. "Fué en verdad bienaventurado-'-:'escri-'be Po1icarpo-, un varón que se entregó por entero a la volun-tad de Dios y se adhirió con firmeza a sus mandamientos" un hombre que conservó puro S{l cuerpo e inmaculada su alma. Es el venerable Juan, el que se hubo encerrado en el espacio an-gosto de una caverna. Durante treinta años permaneció en la más grande de las privaciones, ayunando rigurosamente y apli-cando a su cuerpo un cilicio 'de hierro. En los tres primeros años de. su ,vida ascética -pasaba dos o tres días completos sin comer. En ocasiones privábase de alimento durante una semana ente-ra. Intensificaban los dolóres del hambre y de la sed las más implacables flagelaciones de su cuerpo, que aguantaba los más severos castigos del duro hierro. ,

    N o murió, sin embargo, la carnal concupiscencia. Por ello se presentaba un buen día el1la cüeva de San' Antonio, junto a la cual permaneció un día y una noche. Allí estaba como petrifi-cado orando ante la tumba del Patriarca del Eremitismo ruso. El santo ermitaño acabó por decir al' devoto, al penitente y al perplejo Juan, discípulo suyo: "i Juan, Ju:an! Enciérrate aquí mis1'no para que,. no viendo y 110 hablando, sea más débil la lucha. El Señor te ayudará con las oraciones de sus santos." Juan obedeció y-, se quedó en. aquel oscuro y estrecho recintó. Mas no cesó por ello el duro y continuo batall~r con los :ape-titos carnales. Allí p"ermaneció treinta años, durante los cuales continuó ininterrumpida la martirizante pelea. N o sabiendo ya

    .qué partido tomar, hizo el propósito de realizar otra obra toda-vía más penosa: la de cavaw una fosa y meterse en ella hasta l~ altura del pecho. Haciendo luego inauditos esfuerzos, rellenó el hueco con tierra. Así estuvo, semienterrado, durante la Grmn CUMes1na. Los pies del asceta ardían y los tendones se contraían. El calor destrozaba aquel cuerpo aprisionado, martirizado, semi·· muerto. Pero Juan sentÍ'a en el alma una alegria infinita, por-13

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    que, al fin, había desaparecido el ardor de la concupiscencia. Sólo una visión espantosa le causaba horror. Una serpiente ,gi-gantesca hacía 'ademanes de lanzarse sobre él para estrangu-larle. "i Dios y Señor mío !-exclama Juan en tan apurado han-ce-, ¿por qué me has abandonado?, Compadeceos de mí, pues sois el Unico que amáis de veras a los hombres.)) Terminada la breve plegaria, 11ízose ver una luz esplendorosa," y el horrible reptil desapareció, A poco ~l asceta oía una voz que le decía: "Ahí tienes la ayuda, Juan; pero vigila sobre ti mismo para que, no te sucedan cosas peores. Despu'és de esta gran pacien-cia, caerá sobre ti la prueba, a fin ele que, al igual que el oro, seas purificado por el fuego. Al servidor ftlerte y vigoroso im-pone el Señor las cargas más pesadas, y a los débiles e impo-tentes las más ligeras,)) El propio Juan-termina Fi1areto-con tó detalladamente a su hermano todos estos c.ombates.

    B) Vida convel1tual.-Introclucción ele los Estatutos ele los Studitas. El venerable Teodosio, elegido ya Abad de la colo-nia eremítica de las Cavernas (Kiew), abandonaba aquellas Cue-vas en 1062 yse instalaba en un claustro, en el que h,acían vida monacal, extremadamente rígida, unos cien hermanos, El

    , Igumeno del primer convento de Ucrania y de toda la inmensa Rusia sintió la necesidad de un reglamento ,para gobernar aque-lla Congregación de ascetas. El hahía oído hablar de los St1(-ditas constantinopolitanos,cosa, a la verdad, muy fácil, por cuanto la con1.unic.ación entre los territorios ucranios y la ca-pital de la greco-ortodoxia era ininterrumpida e intensa. Teodo-sio enviaba a Constantinopla un hermano, que se entrevistaría con Efren el Eunuco, colono un día en las Cavernas de Kiew. El hermano Eh'en-así, 10 esperaba Teodosio-hallaría facili-dadespara sacar una c~pia del ;eg1amento pOl: el que se regía la Comunidad constantinpo1itana, El Abad ucranio no se equi-vocó, ,porque su emisario cumplía a satisfacción el encargo. N o tardando, la Regla de los St1tditas era leída y adoptada por los monjes de Kiew, por los hermanos que dirigía el Igumeno Teo-dosio.

    Si hemos de creer a l-hco'l1 el Armenio) el Estatuto de los Studl:tas constantipolitanos se distinguía de otros similares en los pormenores siguientes:

    a) N o tenían ellos vigilia ec.lesiástica nocturna; en su 1\1-

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    gar entQnaban a hora fija durante todo el año .los tres consa-bidos cánlticos de la farde) de la medianoche y de la mañana.

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    b) Tampoco estaban obligados, en ningún día del año. a entonar el Gmn Cántico de Gloria. Tan sólo era práctica obli-

    . g'atoria en las grandes festividades la de leer :algunos versos del hlonl1o "i A labad al Señor!"

    c) Desde el 26 de septiembre hasta el final de la Pequeña Cuaresma se leían tres lecCiones en el oficio religioso de la ma-iialIG. Desde la semana de Todos los Santos en adelante se re-cit'aban sólo dos. Al adoptar para los suyos el Estatt~to de los Stllditas constantinopolitanos, que 10 habían importadó de Je-rusalén, Teodosio no se, limitó a la aplicación y exégesis litera-les del mismo, porque, impregn:ado de su espíritu, 'lo fué com-pletanclo con disposiciones. propias. Teodosio era severo e in-dulgente a la vez. Nt1l1ca rechazaba a nadie cuando solicitaban de él ingreso en la Comunidad, pero tampoco se daba prisa en imponer el hábito monacal. .A los comienzos todavía llevaban lo"s novicios el traje secular. Mas, a medida que iban éstos acos-tumbrándose a la vida daustral, les suministraba un traje ne-gro-indumenta tradicional de los monjes rtisos-y los mante-

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    nía en obedienci:a. Más tard~, los vestía completamente, es de-cir, les imponía la capa claustral. Sólo en el caso de haber al-canzado con prontitud inusitada la perfección que corresponde a un nJonje acabado, recibía dede tin';! sola vez el novicio el hábito completo de la estrecha vida conventual. Teodosio ordenaha también a los suyos que, después de los cultos: de la tarde) nadi", pasase desde, s,u celda a l:a de su hermano. Todos, absolutamente todos, deberían realizar dentro de su aposento propio los tra-baj os manuales 'que les fueran más conocidos y queridos. Des-pués de rezar oración oportuna al comienzo de las tareas ma-nuales, deberán proseguir éstas, l'ecitando a la vez los Salmos de David. Después de la cena se cer'rarán las puertas del con-vent~. Nadie podrá ya entrar ni salir .

    . El Convento de, las Cavernas, de Kiew, organizado por el Venerable Teodosio con arreglo a los Estatutos de las Con-gregaciones Stu,dz:tas, sirvió dé paqta a todos los c,laustros es-lavos. Pero la fama de Teodosio no se debió únicamente a este inolvidable servicio a la ortodoxia rqsa, Tnvo también otro;;

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    fundamelltos: la gran piedad, la acendrada .devoción del ex-celso iniciador de la vida conventual en Rusia. Veámoslo.

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    'Tedosio.-Huérfano de padre a los catorce afios) 'Teodosio )

    no hallaba consuelo más que en la visita de las iglesias. La pe-regrinación a Tierra Santa era un? de sus grandes amore3. Siempre que topaba' con peregrinos que iban a los Santos Lu-gares le entraban deseos incontenibles de incorporarse a la ex-pedición. Y ~ hubiera realizado cierta vez ~u ilusión de manera plena a no haberlo impedido su madre. La iracunda señora, ,des-pués de apalear al piadoso muchacho, ,se lo trajo violentamente a casa, donde 10 tuvo encadenado por algunos días. Recobrada la libertad, Teodosío volvía en seguida al templo, a fin de coope-rar de algún modo, al. menos mediato, a las acciones sacras, Durante tres largos afios se dedica con fe y devoción eucarísti-cas a elaborar y cocer el pan para la Prosph01'a (Oblata). La viuda procura disuadir al devoto joven, le amenaza y, por fin, le casti'ga tan dura y bárbaramente. que para continuar sus acos-tumbradas labores hubo de escapar y de refugiarse en otraciu-ciad. Pero aquella madre impía y desnaturalizada, después de buscar. i hallar a su vástago, se lo lleva nuevamente a casa. Aquí pretende convencerle ~le la necedqd de sus tenclencias re-ligiosas y del absurdo de sus práCticas litúrgicas. Los esfuer-zos de la madre resultan estél:i1es. La cólera de aquella mujer rebasó todos los límites cuando se huho percatado de que los vestidos iúteriores el el hijo se hallaban tintos en sangre, en la sangre que le hahían derrarnar en abundancia las cadenas me-tálicas que para martirizar la carne había adaptado él a su cuerpo. Ni que decir tiene que la madre de Teodosio quitó a ' éste los instrumentos torturadores. Pero los obstáculos intensi-ficaban la piedad ascética de aquel joven piadÓso, que de modo di1'ecto e irresistible se inclinaba a la vida monacal. Un buen día, en ausencia de su madre, deja la casa y se marcha a Kiew. Un~ vez aquí, busca él al/ermitaño Antonio, y, vestido con el hábito que le impuso Nicón, da comienzo a su' vicia monacal. Era el año 1032; cuatro año~ después hacía su aparición en el Eremitorio de Kiew la madre de Teodosio. Quiere llevarse al joven eremita. Pero el hijo estaba ya tan maduro en la vida espiritual, que logró convencer a la madre. Los ruegos y místi-c;as consideraciones de Teodosio llevaron a la colérica señora

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    , hacia la vida religiosa. Y aquella madre, un día tan refractaria a las prácticas de piedad, ingresaba ahora en un ere'111/1:torio femenino. Teodosio recibe las órdenes sagradas y ~e hace pres-bítero. La vida del los que se habían reunido en torno al ermi~ taño Antonió era en extremo rigurosa. Por 10 com ;11, se ali-mentaban exc1u;dvamente de pan seco de' centeno y de legum-bres. Para obtener el primero y para conseguir las segundas tra?~jaban en la huerta y en la casa. Teodosio, qúe era-corpu-lent$). ayudaba a todos. El traía agua, rajaba leña, molía el trigo y el centeno y servía la comida a sus compañeros. En las noches caniculares' del estío ofrecía su cuerpo a moscas y mos-quitos, que tanto abundan en Rusia, a fin de que unas y otros pudiesen alimentarse. N o pocas veces brotaba sangre de su cuer-po martirizado. .

    Con la bendición de Antonio, la Comunidad de eremitas elegía por Abad a Teodosio (1062). A las viejas virtudes y a las acostumbradas penitencias .arradía él ah01:a la vigilancia pas-toral. Mantenía el orden en el eremitorio y vigilaba de noche todas las celdas. Cuando ericontraba a dos o tres hermanos jun-tos daba un golpecito en la puerta. A la mañana siguiente re-c.ibían ellos un aviso con esta il;tdicación: "i H erma,no! ¡e uid'e de su adma!" A todos animó y a todos confortó el Igumeno Teo-dosio. También ayudaba y sQbrepujaba a todos en' los trabajos manuales. En cierta ocasión se le hizo saber. que no había agua ni quien la trajese. El Igumeno se levanta y trae personalmente la cantid~d necesaria. En otra, tam'poco había nadie que deSe menuzase la leña. "Yo estoy libre", dijo el Ab:ad Teodcis¡o. En seguida ordenó él que los ermitaños todos se fuesen a comer, pues ya era tiempo de yantar, y él se dedicó en el entretanto ara-jar leña. En la mesa se contentaba con pan seco y col sin aceite. I N unca se le vió decaído o triste. N aciie le vió jamás acostado o dormido. Tampóco se bañó nunca. Vestía siempre trajes de lana, usados y l'eme;ldados. Excusado es decir que llevaba ca-misa penitencial. El Gran Duque Y sarlaw, que le amaba deco-razón y le colmaba de atenciones, le: envió un día el coche para que pudiera retirarse a la residencia, pues se le había hecho

    , tarde. El cochero, que se vió' ante un eremita vestido de hara-pos, habló a Teodosio de esta guisa: "Tú, hermano, estás ocioso todo el día y yo siempre estoy trabajando; ponte aquí a guiar

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    DR. HILARlO GÓMEZ GARcÍA, PRE~iTERO

    el coche' ~ :arrear el caballo y yo me ~olocaré en tu sitio; as! 'podré yo descansar." El Siervo de Dios calló) y condujo al criado palatino hastéi el convento. El Igumeno del Monasterio de las Cavernas pasaba las noches sin dormir. No hacía más que rezar y llotar por sí y por los suyos. Tanto y tanto puri-ficó su espíritu, que el Cielo le otorgaba como premio la dis-' creción de espíritu y el carisma ele curar las enfermedades in-curables. 'Deodosio hizo muchos milagros. Su caridad no tuvo límites, porque, lleno de amor hacia los pobres y padentes, ... edi-

    'ficó para ellos una casa y para socol~rerles dió todo 10 que po- , seía. El caritativo Abad recibió en pago el ciento por uno. Los Boyardos y los Príncipes se acercaron a él ·no tanto para con-fesar sus pecados y para escuchar sus consejos, sill0 también para entregar donativos para los templos y los 'menesterosos. Tepdosio fué tan indulgente para: los pobres corno severo para los grandes. A todos dijo la Verdad con amor, peql también con severidad., Empleó' esta última con el Príncipe Swiitoslarw cuando éste se permitió la crueldad de-arrojar de Kiewa su her-mano .. Y saslaw. Como el número de hermanos había crecido exttaordinariamente y el espacio conventual resultaba ya pe-queño, el Gran Abad buscó otro sitio donde alojar a su cre~ ciente comunidad. Después de colocar la primera piedra de una nueva iglesia consagrada a la Madre de DiOs, el venerable Teo-dosio entregaba su alma al Señor en el año ro74;

    Los discípulos de Teo(losio.-Muchos y muy piadosos fue-ron los discípulos del organizador de la vida conventual entre los ascetas del mundo eslavo. Fortalecidos con el espíritu que supo infundirles el Gran Abad, dieron ellos ejemplo de grandes virtudes y excelsas" abnegaciones. "Había Dios reunido tantos monj es en la Congregación de Nuestra Maclre-,dice el cronista ' N estor-, que, al igual que luceros resplandecientes, iluminaron" todas las tierras rusas." Algunos eran fuertes en el ayuno, otros en las vigilias, otros pocos en los actos litúrgicos, y, tOldos, ab-solutamente todos, rendían veneración al amor fraterno, a la santa obediencia y a la concordia conventual.

    "Entre todos aquellos varones eminentes en santidad dis-tinguióse mucho un monje presbítero llamado Da111iá'n. Imitó a maravilla ,la santa, la profunda humildad, la devoción sincera y el extremado ascetismo del fundador Teodosio. Los que bien

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    le conocían, por cuanto habían sido testigos de sus aCClOnes heroicas, aseguraron que era extremadamente manso y dulce) que no dormía absolutamente nada 'algunas noches,que leía durante ellas libros piadosos y que rezaba ,intensamente. Mu~ chas más cosas contaron de este hombre. (N estor eli la Biogl'affa de Teodosio), Era tan fiel observador del ayuno, que nunca tomó más que pan yagua. Cuando los devotos traían al con-vento algún enfermo, niño o adulto, a fin de aIcqnzar la salud de un modo milagroso, el Abad Teodosio Hamaba al monje DaJJ1,1:án y le. ordenaba que rezase sobre el paciente alguna ora-ción. El discípulo del Gran Igumeno, recitaba una plegaria y ungía con óleo ~l enfermo. En seguida recobraba éste la salud. También él enfermó un día y cayó en una debilidad suma. En-t'Onces se le acer~ó un ángel en figura del Gran Padre Teodosio y le prometió el Reino de los Cielos como premio a su vida trabajosa. Luego vino Teodosio con todos los hermanos y se colocó junto 'a él. Las fuerzas iban menguando. Más aún, pudo el monje agonizante dirigir sus miradas al Abad y decirle: "N o olvidéis. 10 que me prometisteis anoche." El Igumeno contestó: "Acaezca todo según te he prometido." Damián cerró los ojos y entregó su alma al Creador. (El mismo en la "Crónica".) El triste suceso tenía lugar en 1071.

    El venerable ¡Ji! arcos) que vivía en una cueva oradó, con sus propias manos, otras muchas y trabajaba de día y de noche por la obra de Dios. 'También hizo por sí mismo muchas fosas. en que fueral1 enterrados los het'manos c.onventuales. Todo 10 lIa-cía gratuitamente, y, cuando le daban algo, a seguida 10 re-partía entre los pobres. En una ocasión se cans6 tanto de cavar,

    _, que le faltaron las fuerzas y dejó la fosa estrecha. En el en-tretanto murió un hermano qüe había de ser inhumano en esa misma fosa, la única abierta en el cementerio de la Comuni-dad., Los hermano¡, que no hallaron medio de acomodar el ca-dáver en sitio tan angosto, la tomaron con 111 arcos) al que in-crepaban duramente. El monj e culpable se humilló ante todos y comenzó a expresarse de. este modo: "i Perd011ladme, herma-nos; excusadme, padre! El cansancio tiene la culpa de que yo no pueda acabar mi obra."

    Pero unos y otros seguían increpándole. En coyuntura tan difícil, el hermano Marcos se dirige al cadáver, y con la voz

  • 200 DR. HILARlO' CÓMEZ CARcÍA, PRESBíTEk~

    imperativa del taumaturgo, que recuerda el mandato de Jesús al hijo de, la viuda de N aín, le da las órdenes siguientes: "Y'l lo ves, hermano; el sitio es angosto, y, porque no dabes en la: fosa, tampoco fué posible derramar sobre ti el óleo acostum-brado. Haz un esfuerzo, hermano; acomódate bien en el hoyo, toma luego el óleo santo y de1'1'ú1'Iwlo sobre ti mismo." El muer-to extiende la mano, se incorpora algún tanto, toma pbr sí mismo el vaso con óleo, 10 derrama en forma de. cruz sobre su cara y pecho, y, después de haber devuelto el recipiente, se ech'l de nuevo en la sepultura, que ahora resulta holgada. El resu· citado cae otra vez en la profundidad del sueño eterno. Todos quedaron espantados ante milagro tan portentoso. (" Po1icarpo en el Manuscrito sobre los mo.njes de las cavernas".)

    El Principe-monje .swatoslaw.-E1 Príncipe SwaJoslaw ~ Ni. lco1ai, una de cuyas hijas se había cas:ado con el piadoso Prín-cipe W sewolod-Gabrie1, gobernaba hacia I099 en la ciudad po· laca de Luzk. En este mismo año, echa del asedio de su capital por Boniak y David Igorowitsch, Sw;atoslaw se alejaba paCí-ficamente hac.ia Tschernigow, capital del Principado de suilt1s-tre padre David Sw:atoslawitsch. En 1 I06 rehbnciaba a su alta dIgnidad y al boato mundand que ella entrañaba e ingresaba

    . en el convento de las "e a,vernas". Tres años completos pasó allí él, ocupado siempre en los menesteres culinarios. El raj'aba la leña y él traía el agua desde el río Dnieper. Ni s'is ilustres hermanos Y saslaw, y Wladimirb di las autoridades conventua-les fueron capaces de disuadir a tan excelso y humilde coci-nerQ. Aun continuó allí un año más, pasado el cuaI, era, desti-i11ado a la portería. Por'"Cierto que no se apartó de ella como no fuera para: ir a la iglesi:a durante otros tres años. Al fin, creyéndole ya suficientemente probado y seguro en la vocación

    , monacal, el Abad le ordenaba que sirviese' la mesa de la Co-D;lunidad y que ocupase una celda. El Príl1cipe-monj~ se' pre-paró una junto a la huerta, que trabajaba y cultivaba. asidua-mente. Dicen también las crónicas que este monje ejemplar can-taba siempre Salmos durante sus trabajos corporales. Con éstos se procuraba vestidos y ganaba algún dinero, que cedía luego generosamente, a los peregrinos y la las iglesias.

    "Se necesitaba poseer toda la firme religiosidad de que es-taba poseída su alma-escribe N est?r-para aguantar tranqui-

  • .EL MONACATO RUSO 201

    lamente los duros reproches que a cuent1a de su pasada digni-dad y de su actual pobreza le dirigían los otros príncipes, los nobles, las personas de calidad y, sobre. todos, sus mismos her-manos." Estos-ni que decir· tiene-trabajaron mucho. para atraerlo nuevamente :al siglo. Para disuadirle utilizaron prefe-rentemente al .que había sido su médico, quien, para cumplir semejante tarea, había sentado sus reales en Kiew. El galeno hizo saber a Swatoslaw con toda insistenci1a cuán peligrosa era para su salud la vida monacal. "Pero no es esto sólo-'---continua-ba el físico-: HasJa vuestros mismo? hermanos-Y saslaw y

    . Wladimiro-tienen que oír frecuentes' reproches a cuent:a de vuestro aspecto ... , pues ¿qué Príncipe ha obrado de esta ma-nera? ¿Acaso. vuestro difunto padre David o vuestro abuelo. Swatoslaw? ¿ Quién de entre los boyardos eligió un tal género de vida, como n,o fuera W'aarlam, que fué aquí Abad?" El pia~ doso varón c.ontestaba así: "j Hermano! He meditado mucho sobre esta resolución y estoy decidido a. no. perdonar a mi car-ne y a, proseguir sin desmayos mi, lucha actual. j Ojalá que,

    ! '

    abrumado por el trabajo, pueda quedar domesticado mi cuerpo y se hagan impotentes sus fuerzas! Doy gracias a Dios porque me ha librado del trabajo en el siglo y me ha traído aquí para servir a estos bienaventurados. j Quier:a El que mis hermanos de sangre atiendan a su salvación.! -Morir por Cristo, éste es mi pr~mio, ésta mi ganancia."

    La experiencia ha demostrado quién estaba en el verdadero y recto camino. Este campeón de la verdad y la vlirtud estaba

    'enfermo con frecuencia, pero siempre curaba antes de que el médico llegase. Habiendo enfermado. éste, el Príncipe-monje le hizo saber por un ~emisario lo siguiente: "Si desprecias y re-chazas los medicamentos, curarás; pero si no obedeces a esta mi insinuación, tendrás mucho que sentir." El médico no. obe-deció, y por ello estuvo a las puertas de l:a muerte. Pasado al-gún tiempo, el desobediente galeno enf~rm6 de nuevo. Esta vez se hállaba gravísimo; el piadoso monje' le. mandó un reca-do co.ncebido casi en los mismos términos que eÍ anterior: "Si dejas de tratarte con medicinas,' :los tres d'Í:as." El médico obedeció en (;,sta oc.asióti, y la salud .. "Pedro-.-que así se llamaba aquel milagrosa cur:ación, ingresaba.f,I, Congregación

  • 202 , ~ ; ; DR. HILARlO GOMEZ GAR

  • ÉL MONAcAto RUSO 203

    ponía los cimientos de una edificación sólida, que destinó a comedür del convento. También levantaba una capilla para hon-rar la "Presentación de Jesús en el Templo". En I I 3 i era nombrado Igumeno de! convento que erigiera.

    C) La Vida Stilítica. - Cuenta Nicetas Chomat que la costumbre de practicar la mortificación como med'io ascético para librarse de la eterna conderración, permaneciendo días, me-ses y aun años en unw columna al müdo de San Simeón, que por 10 mismo fué llamado, Stilita, duró en Grecia hasta el si-glo XII. Esta modalidad del 'ascetismo cristiano, dada 'con ex-traordinaria dificultad, no halló ell Oriente muchos imitado-res. "Tampoco hubo Stilqltas en la primitiva Iglesia de Rusia. Tan sólo. nos han llegado noticias de d~s : San Cirilo de Turow, Obispo luego de esta ciudad, y san Nicetas, el asc~ta de Pe-rejaslaw, donde había nacido y recibido educación."

    . Filareto.~En su edad madura había intimado con los em-pleados del Fisco, en compañía de los cuales dió mucho que hacer y sentir a los Tribunales de J ustiCÍ'a y a los ciudadanos pacíficos y honrados. Mantenía la su mujer y sufragaba los gastos de la casa con bienes injustamente adq1:lÍridos. Pero un buen día tuvo la feliz ocurrencia de entr'ar en un templo a la hora precisa en que resonaban en sus bóvedas las palabras del Profeta Isaías (I7I6): "Lavaos, limpiaos, alejad de mis ojos la iniquidad de vuestras obras; dejad de hacer el mal", pala-bras que le cuadraban de una manera perfecta. Nicetas no pudo dürmir en toda la noche. Tenía que ser así, ya que sobre su 'conci~ncia gravitaban como pesada losa las iniquidades come-tidas. Al día siguiente se dió prisa en buscar a sus amigos, a quienes convidó al objeto de hallar distr,acción y de apagar lbS

    , . ~ gritos de su torturada conciencia. Pero, el c,onvite no alejaría, no, los tü¡;mentos del espíritu inquieto e intranquilo. Tan pron-to como empezara a cocinar los manjares recién adquiridos en el mercado, la esposa de N icetas, gU,e realiz,aba la (tarea de preparados, se apercibió en seguida de que en el agua existente en" la \ cocina flotaba sangre y de que, luego,del fondo del re-' cipiente que la contenía, ya una cabeza, ya otrop miembros hu-manos. Llena de espanto, la pobre sefiora dió cuenta a su ma-rido de todo 10 sucedido. Al acercarse al cubo en cuestión, tam-bién Nicetas divisó lo mismo, exactamente. lo mismo 'que su

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    mujer. "¡Ay de m'Íf" -gritó él, y; SIn decir una palabra, aban-don'aba su casa para siempre.

    El Abád, del convento Nileita, adonde Nicetas se dirigió en busca de un lugar retirado donde hacer penitencia, le obligó a estar tres días consecutivos en la puerta esperando el ingreso. Por su parte, el arrepentido postulapte se situó enteramente des-nudo en uno de esos parajes pantanosos que tanto abundan en Rusia. Hízolo así para que los mosquitos, tan abundantes como molestos, acribillaran, atormentaran y ensangrentaran su cuerpo, como realmente sucedió. No tardando, cumplida a sa-tisfacción tan repugnante penitencia, ingre~aba él en el con-vento. Cargado de cadenas de hierro, Nicefasse situaba en una columna. Parecía la estatua del d'olor colocada de pie en un monolito. De 'esta guisa, expuesto al frío; al c,alor y a to-das las inclemencias atmosféricas, el nuevo s#lita, rogando al Cielo, al que pedía perdón de sus pecados', pasó años y más años. Purificada y llena de merecimientos, el alma de Nice/as recibía de 10 Alto, en premio a sus heroicos renunciamientos, el don de curaciones. El Príncipe Miguel ele Tschernigow, jo-' ven aún, había enfermado gravemente. El stilita. Nicetas 'lo arranc.ó de las garras de la muerte. Después de l~aber levanta-do una Cruz conmemorativa en el sitio de la curación, el Prín-

    , cipe agradecido anotaba en el monumento el año, el mes y el día de tan fausta y sobrenatural efemérides (r6 de mayo de rr86). La graCÍ'a del martirio qtle más tarde obttlviera dicho Príncipe, favor inmenso, era también' del santo stilita. Miguel estaba en posesión de aquellas ca'denas de hierro que habían torturado al cuerpo del asceta ya Í'allecido.

    Unos ladrones que sorprendieron al Príncipe vieron' en ellas prendas p;eciosas de plata pura. El brillo que las habían comunicado el desgaste y el rozamien:to en el cuerpo del pe-nitente Nicetas, deslumbró y engañó a los desalmados asaltan-tes. A la vez que robaban las cadenas, dieron ellos muerte ale-vosa al poseedor de las mismas. La Iglesia rusa podía agregar a la lista de sus santos el nombre ele uno nuevo: el mártir Mi-,r¡1tel, PrínCipe de Tschel'ni,r¡ow.