El Abogado Del Siglo XXI

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EL ABOGADO DEL SIGLO XXI La polémica siempre ha rodeado la actividad del abogado, porque la controversia jurídica y la administración de justicia siempre han sido polémicas. Pero además de los viejos y conocidos problemas de la profesión, el abogado de hoy se enfrenta a nuevos desafíos, de los cuales podemos destacar brevemente dos: lidiar con el hombre del siglo XXI y lograr una formación integral. El hombre del siglo XXI es un ser globalizado. El progreso tecnológico le permite estar conectado permanentemente con el mundo, e informado de todo lo que sucede independientemente del tiempo o la distancia; igualmente puede estar actualizado en lo que se refiere a los avances del conocimiento o desarrollo de las ciencias. Mientras que el hombre de antaño acudía ante un profesional para conocer sus problemas y que le recetara el remedio, hoy no ocurre lo mismo. Cualquier hijo de vecino, cuando tiene un problema, lo primero que hace es investigar en internet, luego va ante profesional, y cuando este le da su opinión, la verifica en “Google” para estar seguro de que es correcta. ¿Qué quiero destacar con esto? Que el profesional de hoy no puede limitarse a trasmitir información, porque gran parte de la información está en la “red”. En el caso del abogado, poco aporta a su cliente si solo se limita a informar sobre la existencia de leyes o jurisprudencias. En la actualidad, el abogado del siglo XXI tiene que especializarse el arte de la interpretación y la argumentación jurídica, de lo contrario naufragará en el mar de la globalización.

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EL ABOGADO DEL SIGLO XXI

La polémica siempre ha rodeado la actividad del abogado, porque la controversia jurídica y la administración de justicia siempre han sido polémicas. Pero además de los viejos y conocidos problemas  de la profesión, el abogado de hoy se enfrenta a nuevos desafíos, de los cuales podemos destacar brevemente dos: lidiar con el hombre del siglo XXI y lograr una formación integral.

El hombre del siglo XXI es un ser globalizado. El progreso tecnológico le permite estar conectado permanentemente con el mundo, e informado de todo lo que sucede independientemente del tiempo o la distancia; igualmente puede estar actualizado en lo que se refiere a los avances del conocimiento o desarrollo de  las ciencias. Mientras que el hombre de antaño acudía ante un profesional para conocer sus problemas y que le recetara el remedio, hoy no ocurre lo mismo. Cualquier hijo de vecino, cuando  tiene un problema, lo primero que hace es investigar en internet, luego va ante profesional,  y cuando este  le da su opinión, la verifica en “Google”  para estar seguro de que es correcta. ¿Qué quiero destacar con esto? Que el profesional de hoy no puede limitarse a trasmitir información, porque gran parte de la información está en la “red”.

En el caso del abogado, poco aporta a su cliente si solo se limita a informar sobre  la existencia de leyes o jurisprudencias. En la actualidad, el abogado del siglo XXI tiene que especializarse el arte de la interpretación y la argumentación jurídica,  de lo contrario naufragará en el mar de la globalización.

Por otro lado, la dinámica social exige una formación jurídica integral, que consiste  cultivar todas  dimensiones del derecho: normas, hechos y valores. Me explico: las reglas de conducta que están las leyes, la forma como vive la gente y los valores que sustenta el ordenamiento jurídico - social. Además de dominar a la perfección el arte de la interpretación y argumentación jurídica, el abogado integral debe estar enterado de los problemas de la sociedad y comprometido con su solución, y por último, su comportamiento debe estar ajustado a los valores superiores de justicia: es muy difícil ser un buen abogado si no se es una persona honesta.

En la formación del nuevo abogado las universidades tienen un reto gigantesco, porque  el viejo esquema de enseñanza ha caducado; hay que formar abogados integrales y no simplemente licenciados en leyes.