El Alma De Un Beso

8/8/2019 El Alma De Un Beso

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Mientras, en su habitacin, entre toda la lista mental decosas que hacer, se vesta ante la puerta, tras ella, una horrible vocecilla acusatoria, sentenciaba de nuevo sus

frases de nimo matutino a su hija - A ver si no te timan anda! Si quieres voy yo, que a mi no me la echa nadie anda -No mam... Djalo, cuando salga del trabajo ir, ya soy mayorcita!... gilipollas - esto ltimo surgi de su boca como una serpiente de aire, sin filtro de censura.

Incluso con esas dos rayitas moradas bajo sus ojos, produ- cidas por el cambio de turno (gracias mam!!), su aspecto fsico distaba mucho del de su vieja madre, cualquier parecido que pudiera tener con ella, se centraba en el mero parecido de cualquier persona: el blanco de los ojos, el color de uas, dos orejas....

Desde pequea haba sentido que en su hogar, ella, era una pieza sobrante, sinti durante varios aos la culpa deno tener ningn parecido con su familia, esta misma queayud a hundir a Luna en ese sentimiento de profunda soledad.

Aunque, a los aos, cuando su cuerpo comenz a tomar peligrosas curvas, y su rostro infantil se converta en el bello retrato de una mujer, pudo darse cuenta de la grandiosa diferencia sufrida, para bien, de ella misma hacia su

familia. Muchos le dijeron al odo entre sbanas y gemidos, que era la ms hermosa flor, crecida entre estircol.Con el tocadiscos sobre los brazos y la mochila del trabajo colgando debajo de su brazo, Luna cruza el pasillo semi-


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semidormida, su pelo, ondulado y largo, volaba tras ella,el color castao claro rebotaba de cuando en cuando con aire enfadado.

La vida agitada de Luna no le permita poder huir de esehogar, su vida o una gigante cadena de esos recuerdos hu- millantes, de esa mujer.Las esperanzas se mantenan con hilos, a veces parecan

ceder, pero se mantenan, de la misma manera que semantena viva, la esperanza del amor, del prncipe azul con su dulce mano llena de caricias, de bellas intenciones cargadas tan solo de pura pasin y amor...Y as, mientras mantena los hilos, su madre, abusaba devez en cuando del tiempo libre de Luna, haciendo recados

estpidos. En este caso, hasta cambiar de turno en el trabajo, para vender un tocadiscos casi nico, y que a ella le gusta; y adems tener que madrugar.

Abre la puerta, como puede, se despide, y deja tras ella el suspiro angustioso de su madre seguido de su reproche

gutural -Ay...hasta luego...

Entre refunfuos, coloca el tocadiscos en el maletero de su coche de segunda mano, es muy temprano, y si hay algo que odia ms que a su madre, es madrugar.Las calles siguen todava oscuras bajo el cielo casi inver- nal, como el fro, que se cuela por su chaqueta de lana,traspasando el jersey y llegando a la piel... Aunque no es


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el fro lo que le molesta, es el sueo que tiene.Sus prpados insisten en permanecer hinchados y cansa- dos, pese al fro que hace. Automticamente, dentro del coche, arranca perezosamente, pone la radio, y vuela en sus pensamientos mientras conduce el resto de su cuerpo al trabajo.

Luna trabaja en el almacn de un supermercado, a las afueras de la ciudad, se encarga, sobre todo, de ocupar

cinco de sus ocho horas, observando las cajas que entran,los cdigos de barras, si el producto est roto, aplastado, no est...Las otras tres horas, coloca todas las cajas en orden, y abiertas para facilitar el trabajo de otros. Tras su jornada,los lunes, ella y una compaera, realizaban una pequea

quedada, de dos o tres copas, y volvan paseando a sus ca- sas. Esta vez la quedada sera para comer.

17:46 P.M.

El hombre de la tienda de antigedades, le haba citado

por telfono a las 19:00, dejandole claro que no la atende- ra despus de esa hora. Tras el volante de su coche, enca- minada hacia ese pueblo, tarareaba entre pensamientos

junto con la radio, una vieja cancin...Para ella casi todo lo que ahora le rodeaba, tan solo eran un conjunto de realidades ajenas a las suyas propias, senta que ella y su coche no eran mas que un pequeo estor- bo entre edificios y personas de cemento; por primera vez


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en su vida, sinti la punzada del miedo, de todas esas caras muertas, paseantes de una selva de hierro, se vio a si misma mareada por esa sociedad, y sus ojos bovinos.Mientras se alejaba de la ciudad, un nuevo sentimiento aflor en ella, deseos de huir, sin ms, no volver jams a mirar hacia atrs, escapar de sus garras enfermas, de la cadena que le ataba por el cuello. Saba, de todos sus aos de experiencia, que la gente cada da que pasaba, se trans-

formaban poco a poco en monstruos, estaban olvidando la

Tierra, la ocultaban alegremente...Unos kilmetros antes, naca una tormenta, tronando en la lejana, amenazando con explotar en un poderoso llan- to, y destrozar con l, la paz que comenzaba a reinar ya lejos de la ciudad; pero Luna, no lo saba.Se acercaban las siete de la tarde, la noche y su legin de

nubes recin nacidas, dominaban sobre la carretera perdida, donde Luna, ms que perdida, y su coche haban para- do.Mirando hacia mil lados, maldiciendo y rindose al mismo tiempo, repeta casi como una verdadera maldicin.- Mierda, mierda, mierda... .- Lo nico que la noche le

permita ver, era lo que los faros del coche podan alum- brar. Al lado izquierdo de la carretera se vea un inmenso campo negro, que finalizaba con un montculo de rboles que deban cubrir alguna casa; por el derecho se vean caminos que se perdan dentro de bosques, se cruzaban entre ellos, y desaparecan dentro de un laberinto siniestro,no estaba segura de querer entrar ni a la casa, ni por un laberinto.


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El problema de todo naca en que saba que se haba perdido, que no tena ms gasolina, y que tena encima una amenaza de tormenta, despus de una jornada de trabajo de ocho horas de pie como una lmpara, tena mucho fro y ganas de llorar...

-Mierda!... Alguien apuesta a que puede pasar algo ms?! . - Un extrao ruido, parecido a un gruido o a una pisa- da, surgi de entre el laberinto oscuro del lado derecho de

la carretera, el lugar en el que ella acababa de prometer que no entrara NUNCA; As que decide, de un solo movimiento, entrar en su coche, pese a recordar que no tena mucha gasolina, aun as, se meti rpida en su coche, y arranc el motor.De la esperanza o el miedo creca la idea de que aguanta-

ra hasta, por lo menos, encontrar una gasolinera, pero el coche, como si funcionara a pilas y estas se hubieran gas- tado, comenz a detenerse lentamente, quedando justo en la entrada de una casa oculta tras el montculo de arboles,con una entrada ancha de tierra, rboles a los lados, grande y blanca... y abandonada por el beso del tiempo. En

mitad de una carretera desierta, a campo abierto, sola...Cansada.

-Mierda!! Pero... pero porque coo tengo tanta mala suer- te?!! Mierda, mierda!!!... .- Gritaba Luna al tiempo quesala del coche, inmvil e intil bajo la oscuridad; cerr deun fuerte y sonoro golpe la puerta, con la que se ensa a

patadas.


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Mientras descargaba su furia encolerizada por el cmulo de fatalidades, sobre todo recordando la cara de su madre,vindola entrar de nuevo con el puetero tocadiscos, queella no quera vender. Su estpida cara de decepcin col-

gando en pellejos ancianos, intil e inmvil como el coche.Mientras... un intenso rayo se encendi sobre su cabeza,iluminando todo como si el sol hubiera estornudado cerca de la carretera. Convirtiendo la oscuridad absoluta quecubra esa parte del mundo, en un paisaje blanco ilumina-

do, con la intensidad de millones de bombillas, encendidas repentinamente en el universo... tras segundos de silencio,un ancestral y roto ronquido retumba el mundo como si

fuera una mesita de noche con la que te golpeas con la pierna en medio de la noche...Sin poder evitarlo, un grito surge de su garganta, un

miedo irracional, la envuelve a ella en sus brazos bajo la reciente lluvia intensa, bajo las cataratas de algn dios malcriado y travieso. Tras el pnico inicial, sus piernas reaccionan avanzando rpidamente por la ancha entrada de la casa, en un arrebato de cansancio extremo. En lo que Luna tarda en llegar a la puerta de la casa, y tarda,

piensa mil posibles motivos por los que no entrar, pero su instinto le lanzaba a seguir corriendo, no sabia de dondevenia, pudiera ser que alguien la persiguiera, o un animal, aunque igual el instinto senta atraccin por abrir esa puerta...Llega a la altura de unas escaleritas de madera, estas a un

porche tambin de madera, las tablas del suelo bailan bajo Luna, su pie derecho se hunde con uno de los tablones,


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Luna se asusta y cae hacia atrs con el pie an atrapado en el agujero. Una explosin de dolor, se detona en su tobillo, que de pronto le arde como si sus tendones estuvieran

prendiendo en llamas.Mientras, un hombre, con una olla en la mano, observa la escena desde una ventana rota que est a la izquierda de la puerta. Al verla caer, el hombre emite un gemido delamento y sale corriendo para socorrerla.

-Seorita... Est bien? Te duele mucho?

Luna, que no puede evitar dejar caer lgrimas de dolor,que debido a eso no puede ver con claridad la figura deesa voz, siente subir por sus piernas y su cuerpo, un grupo de cuatro o cinco ratas que le lamen la cara. Realmente

sin poder impedirlo, Luna rompe a llorar al tiempo quesemi alla que le quite las ratas de la cara...

El hombre comienza a rer inocente y le dice : -No son ratas... Son gatos, bueno, son gatitos, cachorros...-Gatitos?... .- Luna casi avergonzada, pero sin dejar de

llorar, puede ver mejor la cara del hombre, sus rasgos son del tpico vagabundo, mirando tras su aspecto, parece quehay algo, sus ojos le inspiran confianza, agachado frentea ella y con unos gatitos pequeitos encima de ella .-Hetenido un da horrible, he tenido que madrugar, me quedesin gasolina, he trabajado mucho, tengo fro... Que es eso? .- Seala la olla que el hombre sostiene en sus manos.-Pues vers... je je, es que estaba haciendo una sopa, y he


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odo gritos, bueno, a ti, y cre que no eras t, vamos que poda ser alguien malo, ya sabes, no se, y entonces sal con la olla para defenderme... Quieres? Quieres sopa? Es caldo de verduras con arroz, quieres? -Vale... muchas gracias, como te llamas? -Me llamo Jack, y t? -Yo me llamo Luna...-Muy bonito, Luna... Bueno voy a calentar el agua...-... A calentar el agua?... Como pensabas defenderte?

-Vaya... jejeje... que cabeza!! jajaja

Jack se dio la vuelta, introducindose de nuevo en su hogar. Luna pudo or sus pasos entrando en las habita- ciones, bajo sus lgrimas comenz a nacer una sonrisa.Al intentar incorporarse, una terrible punzada de dolor

en su tobillo, surgi de sbito, junto con la presin de los pequeos cuerpos en su estmago Los gatitos y el tobillo, leobligaron a pedir auxilio...

-Jack?... Jack por favor podras ayudarme? Es que creo queno puedo andar...

-Oh! Vaya, es cierto, lo siento... Ya voy Luna... Aguanta!! .- Jack respondi desde la lejana de su casa y su mente.

Jack haba estado observndola, desde la ventana rota,mientras ella corra hacia la casa, bajo la lluvia y los truenos. Le haba parecido al principio una simple sombra, de hecho, podra haber sido cualquiera, pero cuando un rayo ilumin el escenario, la entrada de su casa, la


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ilumin a ella tambin. Bajo aquel aguacero, su larga y es- pesa melena bailaba de un lado a otro, desprendindose de pequeas gotas, que se esparcan hacia los lados; la ropa,completamente empapada, se pegaba a su cuerpo, abra- zndola como un nio a la cadera de su madre. Pero en cuanto vio su cara, su conjunto de facciones, que elaboran el retrato de esa preciosa cara; cuando sus ojos asustados,cubiertos por un manto inconsolable de lgrimas, le mira- ron en el momento en que apareci l, inquietos, brillantes,

tristes, graciosos, verdes... Jack sinti como su propio corazn en ese mismo instante, palpitaba por delante de su pecho. Jack se haba quedado sin escudos ante esa mujer, fuera quin fuera, haba comenzado a ganar la batalla...

Cuando Jack sali de nuevo por la puerta, se encontr a

Luna en el suelo, tal como le haba dejado, y con sus pequeos gatitos subidos a ella, acomodndose en su ropa mojada, en su cuerpo cansado. Con suavidad y ternura, Jack los apartaba del regazo de Luna, que maullaban enloque- cidos como enormes fieras de la selva, que luchan por soltarse de la mano. Despistado, Jack roza con su mano el

vientre de Luna, que sin poder evitarlo, se sobresalta ligeramente...

-Oh! Vaya... Lo siento, no quera... asustarte, bueno...-No te preocupes Jack, es que la ropa est mojada. - Luna,una mujer de treinta y siete aos, acostumbrada ya a esos intentos casi desesperados, de algunos hombres, de muchos,

por empaquetarte en sus sbanas una noche, pero, ante


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este vagabundo, al que acaba de conocer, mientras su tobillo se hinchaba de manera asombrosa a cada segundo,atrapado bajo suelo. Inclinado Jack sobre ella, apartando mininos tamao XS dulcemente de su regazo y sin apenas mirarle a los ojos, mientras que ella, que si miraba, los ojos que debe tener un HOMBRE, preciosos y humildes.Y realmente no se haba sentido incmoda en absoluto, su tacto, caliente, reconfortante contra su camiseta mojada y su jornada entera de desgracias, senta el espacio que l

ocupaba tan cerca de ella, tan cerca.-Bueno, dame tu brazo... Mejor ser que te ayude primero a sacar el pie de ah... - Jack se inclin tan solo un poco, y con sus grandes manos, y de nuevo con mucha suavidad,esta vez en su tobillo, consigui rescatar y dejar a salvo su

pie, habiendo comprobado antes si todo estaba en su sitio,

incluida la bota. La mir un segundo, e imit lo ms parecido posible a una cara de aprobacin, que hizo rer a Luna a la vez que caan algunas lgrimas perezosas por sus pmulos, desembocando en su boca.Luna, sin dejar de mirarle a los ojos, rodea con su brazo el cuello de Jack, an sentada en el suelo, como acto reflejo,

apoya su pie derecho en el suelo, y siente subir como un rayo, una punzada de dolor palpitante en el tobillo. Auto- mtico como una mquina, un espasmo de dolor, hace quecaiga los pocos centmetros que su trasero haba conseguido elevar, atrayendo con ella el cuello y el resto de Jack.-Ests bien Luna? Te hiciste dao? . - Pregunta Jack an bajo el brazo de Luna.-Huy! Lo siento mucho de verdad, es que me dio un pincha-


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pinchazo muy feo en el tobillo... lo siento -No te preocupes... .- Por un momento se queda callado observando la situacin, cuando por fin dice .- Si a ti te

parece bien, yo... puedo... vamos, que podra llevarte... en...brazos... Si quieres!!.

Como una adolescente que recibe su primer piropo, Luna comienza a sonrojarse y a sonrer, sin saber muy bien queresponder, tartamudeando lo justo como para comprobar

que est considerablemente nerviosa...

-Bueno, no querra ser una carga para ti... .- Luna rompea rer a carcajadas, junto a Jack, que no puede evitar contenerse ante la broma, y esa contagiosa risa -Es imposible que seas una carga... bueno, agarrate a mi

cuello -Tengo vrtigo .- Y era cierto, Luna conservaba en alguna laguna mental de su cerebro, una terrible fobia a ser elevada del suelo. Nunca supo porqu, ni consigui averiguar nada con su madre, pero saba que ese dato se encerraba en un armario bien lleno de muertos. - No es nada contra

ti, es que me da mucho miedo...

Sin avisar a Luna, y puede que hasta sin haberla escucha- do, Jack desliz su brazo bajo las piernas de la chica, mientras el otro le sujetaba por la espalda, sin esfuerzo la elev con fuerza, y juntos, como una pareja de recin casados,entraron en la casa.Luna rode su cuello con los dos brazos, totalmente tensa y


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encogida, hundi su cabeza en el hueco que dejaban sus brazos y la cara de Jack, pudo sentir su aliento en la frente. Pudo sentir hasta la sonrisa que creca en su cara; senta la fuerza de sus brazos, la seguridad que l senta al cogerla. Y sin haberse dado cuenta, volva a tocar tierra;

Jack le sentaba en algo que l llamaba silla. Se compona de una caja cuadrada de madera, pegada a una pared, y un cojn, tambin pegado a la pared, a modo de respaldo.Luna se fij en la sala, comprob que se trataba de la co-

cina. Todo apuntaba a ser una casa desordenada, sucia,casi en ruinas, la tpica casa abandonada y ocupada por vagabundos, pero por el contrario, se trataba de una casa abandonada si, pero todo tena un orden, una limpieza,incluso tena un decorado original, todo tena mucho es-

pacio, nada faltaba y a la vez nada sobraba. La ausencia

ms grandiosa que pudo observar Luna fue la falta absoluta de electricidad, y an as, no tena ninguna importancia. Tena la casa prcticamente alumbrada por velas; incluso en la cocina no se senta la falta de luz, justo en medio, Jack haba colocado una especie de bidn, con una

piedra fina haciendo de tapa y cocina, por la parte de

dentro del bidn se vean las llamas calentar su panel decocina improvisado.Todo lo que le rodeaba, era magia, era las manos de un hombre auto suficiente, no un loco, o un borracho, no, un HOMBRE. Dulce, fuerte, solitario, nio... podra tener cualquier defecto, podra ser un esquizofrnico paranoico,

podra haber robado mil televisiones, cualquier cosa, pero Luna saba algo de los hombres, o por lo menos saba como


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deba de ser un hombre de verdad, y saba que un hombreque sabe cuidarse por si mismo, sin ninguna compaa, y que encima sobrevive... Ese hombre es especial, para bien o

para mal.

-Luna? Quieres que te cure el tobillo? .-Mientras Jack remueve su sopa, le pregunta a Luna, distrada con la deco- racin... Ella le mira, sonre, y le contesta -Da igual lo que te responda creo... Si quieres lo hars no?

Como cuando me has llevado en brazos... -De nuevo Luna re a carcajadas, contagiando a Jack. Ahora rebusca en una cajita blanca, coge un bote de arcilla del interior, y seacerca a Luna.-Es que no poda verte tirada en el suelo... pero bueno, no te pas nada viste? .-Con el bote en una mano, y una ban-

queta en la otra, Jack sonre a Luna, y se sienta frente a ella, sin dejar de sonrer.Le libera de su bota y su calcetn, tocando con delicadeza su tobillo, hinchado, Luna siente ahora perfectamente el calor que proviene de esas manos, tambin intuye que esas manos podran terminar de hincharle el tobillo, pero su

delicadeza es casi la de un cristalero limpiando una de sus piezas. Jack muy concentrado, sigue observando con atencin aquel pobre pie, y como un acto espontneo, se agacha ante su tobillo, y le posa sobre l un beso dulce...Luna desconcertada, le mira, y aunque entiende en su interior, que o se trata de una situacin extraa que puedeacabar mal, o es una simple broma, algo dentro de su


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estmago comienza a crecer, como ese famoso grupo demariposas que se posa a veces en los vientres de la gente,impidindoles cualquier tipo de reaccin. Senta en esebeso, un extrao y poderoso deseo, an con su pie en el poder de ese hombre, Luna solo atinaba a mirarle, arda por dentro de alguna manera, y era una locura pero...

-Has odo alguna vez eso del poder de un beso? .-Jack lemira sonriendo, y sonrojado tambin, ante la seriedad de

Luna, que poco a poco se relaja, y sonre con l -Si que lo he odo... .- Y sentido .- ... Jack, que es eso? .- refi- rindose al bote de cermica, Jack casi haba olvidado el bote.-Esto es un ungento, de hierbas y barro. Calma los tendones y los msculos dolidos, bueno, se calman con un masaje

y esta pomada...-Me vas a hacer un masaje Jack? .- Casi no se cree que esas palabras hayan salido de su boca, menos an haberlo su- surrado letra tras letras, como un conjuro...-Si me dejas... Te calmar mucho, te lo prometo...

Todo en l, era humildad, delicadeza y dulzura. No haba obscenas miradas, no recorra su cuerpo con los ojos llenos de suciedad, su tacto, tan caliente y dulce... Sus palabras,siendo escasas, eran tranquilas, suaves, como gotas delluvia sobre la piel. Incluso sus rasgos, an siendo duros,incluso fros, parecan dulces pinceladas.Sus ojos, los ojos de Jack, no se saba si eran verdes del refle-

jo de los de Luna, o simplemente se tratara de la pura


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casualidad gentica. An as se trataba nica y exclusi- vamente de sus ojos, verdes o amarillos, no poda dejar demirarlos. Encontraba en Jack ese toque misterioso, en sus

palabras, en sus gestos, aleteando las manos dndole forma y movimiento a sus frases. Un hombre, cuando muevetanto las manos, busca volar, busca entrar en un giro total de escena; borrar con los dedos su vida, su casa, su rostro,su cuerpo... volar.

-Como has llegado a este sitio Luna?... Quiero decir, que teha pasado?...- Mientras Luna contestaba a su pregunta,vagando dentro de sus desgracias y enumerando con sus dedos cada desgracia en su duro da. Jack apoyaba el piedolorido sobre su pierna, untndole el ungento al tiempo que masajeaba el tobillo. Apenas escuchando las palabras

que ella deca, sin poder evitarlo, embrujado por su voz, por el sonido que surga de su garganta. Embrujado por su tobillo, cada vez menos hinchado, bajo sus manos, absor- biendo parte de su esencia. Luchando contra la tentacin de subir por debajo de su pantaln, de continuar su masaje por el resto de sus piernas, comprobar el tacto de sus

rodillas, continuar subiendo por sus muslos...

-... bueno... y de pronto, se acab la gasolina, sin avisar,con la consecuencia, obvia, de que el coche comenz a

frenarse lentamente... justo en la entrada de tu casa... despus comenz a tronar y... Jack? Me escuchas?...-Si!... por supuesto... .- tan solo captaba palabras sueltas,que juntas componan en su cabeza la propia historia que


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Luna le contaba, pero en teora, escucharle, cada palabra, pues no lo haca, pero no le dira eso.- Por cierto, que tal sientes el tobillo Luna? Te sigue doliendo? -La verdad es que ya no tanto... muchsimas gracias Jack....- Luna deseaba gritarle desde lo mas profundo de su ser,que no parase de tocarla, que no dejara de masajearleel tobillo y lo que quisiera... haba crecido en ella , totalmente, una pasin desenfrenada, casi enloquecida, por el hombre que haba osado a levantarle por los aires. Por el

hombre que haba liberado en ella el dolor creciente de su tobillo... tampoco pensaba gritarle nada, no le dira a gritos cuanto deseaba ser tocada por l. -... est mucho mejor.-No agradezcas nada... ha sido un placer .- Durante eternos segundos, se observan a los ojos, intentando adivinar su historia, su vida. Ms que segundos, sus miradas se

entrelazaban durante un tiempo sin hora, siempre mientras te baas en una mirada, el tiempo, pierde su sentido y su nombre.Luna vibraba en su mente, como una hoja libre en el aire,sin entender del todo que suceda, que naca en esa casa,que le sumerga ms y ms en una nueva sensacin, nun-

ca antes experimentada. Los ojos de un solo hombre, sus manos, ese calor, esa luz que nos rodea, que traspasa nues- tra piel hacia fuera, o hacia dentro. Su alma, compona recogido en un solo hombre, posiblemente todo lo que haba estado buscando. Jack, que solo contaba con su ingenio, su

presente y nada ms; l, que andaba solo, por el mundo dela civilizacin, por los desperdicios que otros no queran.Rodeando siempre la cara bonita de la sociedad, caminan-


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caminando por detrs del escenario, a ver si encontraba alguna manzana tirada, un colchn de muelle y limpio,cajas de madera abandonadas. Siempre haba una cosa que alguien no quera ms. Y ahora senta que la vida leregalaba, una vez ms, algo que reparar, algo que hacer suyo y cuidar el resto de su vida, Luna. -Que te parece si tellevo al saln, encendemos la chimenea y cenamos? -Suena genial... Pero si quieres me llevo yo... - Luna ri un

poco nerviosa ante la idea de volver a ser tocada por l, o

a ser elevada... O a no querer soltarse nunca de su cuello.De nuevo sin previo aviso, aunque esta vez con ms delicadeza, Jack toma a Luna en sus brazos, en el fondo de su ser sabe que ya puede andar pero no quiere decir nada, los dos lo saben, pero nadie abre la boca. Su figura iluminada de velas, atraviesa la cocina; plasmados en la pared como

una sombra que baila al son de sus pasos.Tras un largo pasillo oscuro y amplio, entran a una sala,bastante grande, poco decorada, lo justo para poder bailar con total libertad.

Jack reposa a Luna sobre un montn de cojines que hay en el suelo, justo en frente de la chimenea de la que hablaba.

Comprob que no menta, pues a su cabeza haba acudido la idea de que su posible chimenea fuese en realidad otro bidn en llamas. Pero la realidad es que era una gran chimenea de mrmol, preciosa. Hacan guardia a los lados,dos grandes estanteras, largas y llenas de discos y libros.Montones de viejos discos, viejos de verdad, antiguos.En todo el saln no se encontraba ni un solo sof o silln,todo lo que podra ser un posible lugar de reposo eran un


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montn de cojines en el suelo, de distintos tamaos, colores y formas. Bajo la ventana, en frente de la chimenea, delante de la mesita pequea de madera, al lado del piano de cola... Un poco rayado por el tiempo, pero un piano de cola adornaba tambin en medio de esa extraa deco- racin... Extraa pero que a Luna empezaba a gustarlemucho.

Jack le haba dejado y haba vuelto a la cocina, en busca de platos y dems, mientras flotaba en una extraa nube.

Embriagado por el olor de esa piel, Piel de Luna . An con la estela de su fragancia en la nariz...

Luna, esperando, termin tumbada mirando hacia el te- cho, nadando de nuevo en su mente. Enamorada de todo lo que la envolva esa noche.

Jack entraba en ese momento por la puerta, con las manos llenas de bultos, vasos y platos, cubiertos y velas... Todo acab esparcido por la mesita, con menos esfuerzo del quehaba puesto en transportarlos. Tranquilamente, colocaba todo en el lugar correspondiente, uno a uno sin ningn tipo de prisa. Fue cuando pona las velas, que Luna deci-

di arrastrar sin censura sus palabras.

-Mmmhh... Cena romntica con velas....Las dos copas que Jack haba colocado, sobre la mesita,ante Luna, fueron arrolladas por una gran vela negra,

procedente de una mano nerviosa y temporalmente fuera de servicio. En menos de un segundo, el caos se formaba delante de la inmvil chimenea, que tan correctamente


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ejerca su trabajo...Luna se vio atacada de pronto por pequeas cataratas devino, sobre sus piernas cruzadas, mientras rea, por la reciente inquietud de Jack. Aunque bajo su crneo, creca la idea acertada de que Jack se haba puesto demasiado nervioso ante su broma.

-No quera asustarte... Lo siento .- Acert a decir Luna entre risas.

-No me has asustado Luna... Al contrario... .- Las risas con las que Luna llenaba la sala, se fueron acallando gradual- mente, hasta quedar en el ms absoluto silencio, los dos,bajo la lumbre y entre los chasquidos de la madera... aunque puede que fueran los chasquidos de las pequeas ex-

plosiones provocadas por la llama que creca entre Luna y

Jack... o solo eso, fuego.Sobre el rostro de Luna, comenzaron a dibujarse nubes son- rojadas, preciosos crculos de pudor o deseo contenido. Sus ojos verdes parecan querer estallar, extenderse como brazos, y acariciar los labios de Jack; que permaneca arrodi- llado, ante Luna, secando vino con la mano, posada sobre

la pierna de Luna, a la altura de la rodilla, contenindoseen su sitio... de nuevo...Su cara, tal vez por los rayos de Luna, se inclinaba hacia delante, hacia sus labios. Y aunque l quera, deseaba, pro- bar el calor y el tacto de esa boca, fue Luna, quin le rode el cuello con el brazo; con dulzura, le atrajo hacia ella, y se besaron, unidos bajo un extrao hechizo del aire de la tormenta.


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Por un momento, Jack parece perder estabilidad sobre su rodilla, pero cuando haba perdido la esperanza de recu-

perarla, Luna le oblig a caer sobre los cojines, dejandolebajo ella.Solo pudieron aguantar tres segundos de reloj separados desus labios, restaron importancia a la posible cada irreme- diable de Jack, dejaron a un lado el mundo, como suelen hacer los amantes, para sumergirse en el universo del otro,en su sangre si fuera posible. Traspasar las pieles y las

mscaras, ser de nuevo un animal que tan solo busca una necesidad, arraigada ms en sus almas que en sus cuerpos. Jack haba quedado tendido sobre cojines, con Luna sobresu cuerpo, y sus labios. Sus rostros, sus cabezas haban quedado ocultas tras largas cortinas de melena, que caan

a los lados como cascadas. Los brazos de Jack se encajaron alrededor de la cintura de Luna, se haban convertido en su cinturn. Y si alguien les hubiera observado desde fuera, les habra confundido en una sola sombra, imposible deseparar.

Mientras, tras ellos, sobre la mesita abandonada y enchar- cada de vino, cinco pequeos gatos, admiraban la situacin, silenciosos. Era su hora de cenar, y su pap se haba olvidado... El hambre y el orgullo aplacaron sus furiosos cuerpecitos, y no pensaban permitir tal injusticia.

Jack separ un momento sus labios de Luna, con una mano sujet su barbilla, y con la otra su cintura. Mien- tras, la observaba.


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-Eres preciosa Luna... Eres muy linda -Debes creer que soy un poco... puta...

Jack ri sin dejar de mirarle .-Yo no creo nada Luna, menos an algo malo de ti...

Algo demasiado intenso, demasiado ardiente comenzaba a envolverles, como el vaho de la niebla que envuelve las noches, e impide ver que hay delante.Mantenan las miradas el uno al otro, como si sus pupi-

las conversaran acerca del alma, conversaciones que el cerebro no sabe traducir en palabras. Pequeos pedazos de transcripciones mentales incapaces de ser descifradas.Tan solo elctricas miradas y los dulces eternos silencios.Embriagados por la total ausencia del mundo, borrachos de besos.

Jack volvi a unir su boca con los labios de Luna. Su mano,que haba estado en la barbilla, se resbal delicadamente

por el cuello, hasta la nuca. Luna rea entre beso y beso, un poco distrada de Jack, que qued inmvil y dudoso...-Porque te res?... Estoy haciendo algo mal o...?

-No no no!! Es que... tus gatitos estn jugando con mi pelo...me parece que te reclaman Jack...

Tras el pelo de Luna, aparecieron pequeas patitas buscando el consuelo y la cena. Luna rea enternecida ante la situacin, al tiempo que se incorporaba sobre su brazo, pero cuando crea que tena medio cuerpo elevado sobre Jack,este, con firmeza, atrajo a Luna a l, y le bes de nuevo.


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Esta vez Luna, estaba totalmente atrapada por sus labios,embrujada e inmovilizada ante l, sin saber que hacer y dispuesta hacer todo. Sin ni siquiera conocerle, senta en su alma millones de mariposas posarse sobre ella, dulces cosquilleos en la cabeza, locura o amor.Luna volaba entre sus brazos y su olor, pese a que su aspec- to principal era el de un vagabundo, el aroma de su piel distaba mucho de la suciedad. Ni su pelo era el de un hombre que no ha visto el agua en meses, era fuerte y sano,

largo, casi por debajo de los hombros...

Jack reincorpor de nuevo a Luna, sin dejar de besarle.Despus, se levant sobre sus piernas, y dirigi a su legin tras l, con un pequeo movimiento de cabeza. Y todos ellos desaparecieron tras su amo, al cruzar la puerta.

Pero, Luna, a solas con las sombras, an mantena la ima- gen de Jack en su mente. Su cara, mirndole con... puedeque con pasin, aunque no haba intentado nada ms quelos besos que le haba repartido por la cara, el cuello y los labios. An retena en sus labios el calor del beso, y el calor de sus manos sobre la cintura.

No comprenda enteramente porqu haba pasado eso, esedeseo en los besos, la sensacin era la de una pareja que no se haba visto en meses, aos. Y que pasaban su primera noche juntos desde tiempo. Casi se senta avergonzada por haberse dejado llevar de esa manera, pero tampoco recor- daba algo que pudiera haber impedido la situacin, en excepcin, por supuesto, de los gatitos. En resumen, la


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situacin simplemente se haba desatado sola, tan simplecomo inexplicable.

-Te parece que acabemos lo que empezamos antes? .- Jack aguardaba justo en la puerta, por sorpresa y por detrs deLuna, que le miraba primero asustada y luego sorprendi- da, boquiabierta.- Co... Cmo dices? - La cena, antes de ... besarnos, estbamos a punto de ce-

nar, y... je je... tengo un poquito de hambre... .- Quiso parecer lo menos hambriento posible, y le habra gustado bastante poder seguir besndola sin parar, pero... no haba comido en todo el da, de hecho, tan solo perciba una comida por da. No le importaba, pero saba que deba alimentarse.

-Por supuesto cielo... Jack. La verdad es que yo tambin tengo hambre, mucha hambre . - No era tonta, no lo demasiado para haber captado esa mirada y haberla reconoci- do de vez en cuando, hambre pura.

Sin ningn accidente nuevo, Jack termin de poner la me-

sita, y an ms, de servir la sopa ardiendo en los platos.

-Jo... Ests siendo muy amable conmigo Jack .- Luna toc su mano, apoyada en la mesita, y le dedic una amplia y dulce sonrisa.-Y t Luna... wow... .- Los dos estallaron en risas .- No en serio, la verdad es que hace mucho que no hablo con nadieinteresante, hasta hoy.


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-Hombre, hablar, lo que es hablar, no es que hayamos ha- blado mucho...-Bueno, pues hace mucho tiempo que no me beso con al-

guien tan interesante como t Luna -dem Jack...

La cena comenz a fundirse en miradas y roces especiales.Palabras enmascaradas, destinadas a ser descubiertas,a ser descifradas y tomadas por la mano hacia un largo

paseo.

-Como es tu vida Luna? -Extraa... jajaja -Vives con alguien? -Vivo con una bruja mala que dice ser mi madre

-Tu madre es la Tierra... y tu padre el universo... y son los nicos -Bueno, ella es mi madre carnal...-Lo fue, ya no la necesitas. Eres una mujer adulta, has sobrevivido... No le debes nada. La gente se cree que pue- den seguir cuidando de sus hijos siempre. Que tendrn la

eterna potestad sobre ellos. Pero la verdad es que, cuando creces, cuando ya has aprendido lo que necesitabas apren- der, cuando ya sabes que debes hacer, ellos ya no son ms tus padres en la Tierra. Se convierten automticamenteen aquello en lo que tu quieras convertirles. En la natura- leza es lo mismo Luna, fijate cuanto tiempo se quedan los animales con sus cachorros. Somos seres individuales que

pertenecen a la misma madre. Y todos, todos sobre esta


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Tierra, les guste o no, somos hermanos.-Unos peores que otros no? -La verdad es que si. Lo malo es que les han lavado tanto el cerebro, que ahora solo son esponjas consumistas, y ellos ciegos que se dejan guiar por cualquiera que creen quebrilla. Realmente veo por la calle personas que sienten lstima por mi, cuando yo la siento ms por ellos. Luna,yo soy libre porque quiero, o pobre, no tengo porqu perte- necer a nada que no me haga bien. Yo mismo renegu de

todo y toda la sociedad reneg de m. Yo recojo lo que otros creyeron necesitar y luego tiraron a la basura, lo que yo si necesito de verdad.-Entonces... Vives as porque quieres de verdad? -Si, por supuesto que a veces tengo miedo, estoy solo, pero cada vez menos, cada da que pasa siento algo crecer en

mi pecho. Libertad, con lo bueno y lo malo.-Me encantara tener valor de hacer lo que tu hiciste, pero soy demasiado cobarde-Solo si t quieres serlo Luna. O si t madre te dijo que lo

fueras.-Me hace mucho dao esa mujer... Siempre me a odiado y

no se porqu...-Hblame de ella, cuntame algo de tu madre...Luna comenz a relatar a su madre, con mucho odio y dolor, todas las humillaciones que poda recordar Luna desu infancia. Como de pronto olvida recuerdos de su niez,y otros que nunca existieron permanecen en su memoria como reales.

Jack escuchaba atentamente cada palabra, las absorba,


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depositndolas en un saco invisible, uno que solo l vea.Mientras, las encajaba, formando una compleja persona- lidad; tallada por los aos a base de inseguridades y com-

plejos...

Sin perder atencin, Jack se levanta, y se acerca a la re- pisa de la chimenea, de entre dos candelabros, coge un pequeo frasco, como de cristal, muy viejo. Luna hablaba al tiempo que observaba a Jack, extraada, picada por la

curiosidad que envolva el interior de ese frasco...

-Cules son tus planes Jack? -T contina hablando, no te preocupes preciosa... Te escu- cho...

Luna sigui su conversacin, atenta a cada movimiento.No desconfiaba en absoluto de Jack, pero Luna guardaba en su interior en enorme espritu cotilla acerca el interior de cajas, botes, cajones y dems.

Jack mientras, extraa de su bolsillo una bolsa de tabaco,

la cul colocaba encima de la mesita junto al bote, que des- prenda una sombra estirada hacia Luna, provocndole al ritmo de las llamas de la chimenea. Entonces cogi Jack el bote, con un gesto de poder, abriendo el tapn con el dedo

pulgar, volc el contenido sobre la palma de su mano, de l surgi una hierba, verde... Despus mezcl la hierba verde con un pequeo puado de tabaco, lo coloc todo sobreuna lmina de papel de arroz, chup la pega y list.


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Jack acababa de hacer un porro delante de Luna, tranquilamente y sin ningn problema.

-Es un porro de marihuana verdad? .-De pronto Luna sesinti como una adolescente pudorosa y vulnerable, anteun hombre, atractivo y porrero...-Lo es, pero no de marihuana. Es una hierba especial...dicen que se llama la hierba del Diablo... dicen ms acerca de ella, pero... Quieres preciosa? .- Jack alarg el brazo

hacia Luna, en sus dedos sostena el porro y un paquetede cerillas. Luna le mir a los ojos, dudaba, haba fumado marihuana antes, de hecho, fumaba todos los fines de se- mana, pero no saba si confiar en esa nueva hierba, nueva o desconocida para ella.Pero la mirada de Jack, los besos tan tiernos que le haba

dado una hora atrs, la manera de tratarle, senta total confianza, y no entenda porqu. De pronto, como si Jack le hubiese ledo los pensamientos, le dijo: -Confa en mi,Luna. No te pasar nada, nada malo, es como la marihuana te lo juro, bueno, ms intensa...

Luna, eternamente encadenada a la confianza de Jack,aspir de aquel cigarro especial, de cualquier derivado de la marihuana, simplemente, una ms...Y ms intenso si que era, bastante como para desinhibirseen un futuro no muy lejano...-Tienes muchos discos Jack... muchsimos discos, adems

parecen antiguos -Hay antiguos y nuevos...


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-Como has conseguido toda esta coleccin? -Ya sabes que la gente tiene demasiadas cosas... Algunas ni las quieren... Y yo me aprovecho de eso. La pena es que no tengo tocadiscos, ni luz donde conectar uno...

Luna record al instante el tocadiscos de su maletero, y precisamente uno de los motivos por los que Luna se resis- ta a venderlo era el de su antigedad. Era tan viejo queno necesitaba luz, si no una manivela para que pudiese

funcionar, era muy bonito y no estaba estropeado.Pens dos segundos en su vieja madre, se imagin su cara si le regalara esa joya a un vagabundo. Pronto se esfum al comprobar el perfil de Jack observando sus discos, con aire de melancola. Ahora se imaginaba la cara de Jack,recibiendo el regalo, escuchando sus discos queridos... dn-

dole ms besos...

-Espera un momento que voy al coche... Voy a regalartealgo... Espera un momento... .- Luna se levant a duras

penas del suelo, al reincorporarse sinti una ligera pero molesta punzada de dolor en el tobillo. Por un momento

qued inmvil, esperando algn rayo ms de dolor; dio un paso, se apoy un poco sobre su pie, y mir a Jack .- ... bueno, dos momentos vale?

Jack sonri a Luna, senta una inmensa curiosidad por aquel regalo inesperado. Senta curiosidad por todo lo queenvolva a Luna, sus sorpresas tan solo formaban parte deun sentimiento material, una sensacin ms en ese circulo misterioso.


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La voz de Luna, en la lejana, le avisaba de que cerrara los ojos, que en seguida entrara...

Jack los cerr en cuanto oy los pasos, entrar por la casa.Sus pasos delataban algo pesado sobre los brazos...

-No abras los ojos!! Si los abres saldr corriendo...-Cmo piensas correr? -No los abras!!!

De nuevo estallaron en risas, separados por una pared,risas casi histricas. Puede que el cigarro del diablo estu- viera apoderndose cada vez ms de sus neuronas.Luna entr al saln, con el tocadiscos en los brazos, mirando fijamente los ojos cerrados de Jack, obediente, sentado sobre los cojines, y con una copa de vino en su mano, aca-

riciaba con la otra uno de los gatitos.

-Puedo abrirlos ya Luna? -No! Oigas lo que oigas no los abras Luna se sent a su lado, coloc el tocadiscos tras Jack, y se dirigi a la estantera donde se encontraban los discos,

escogi uno, al azar. Volvi al lugar inicial, y coloc el disco cuidadosamente. Despus comenz a mover la manivela, haciendo un sonido que llam la atencin de Jack.Este abri los ojos y se encontr la cara de Luna frente a l mirndole...

-Te dije que no miraras....


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Jack sonri y cerr los ojos de nuevo. El sonido extrao ces, y comenz a orse un viejo piano... Triste y solitario...Una voz ms desolada todava, empieza a entonar unas viejas palabras en armenio. La meloda armenia de al-

guien muy triste, la voz extranjera que pide auxilio. Como una caja de msica mgica, la habitacin silenciosa y en

penumbra se convierte en el escenario de un hombre dedulce y poderosa voz, que canta triste en contra de la soledad, del dolor, y las guerras...

Los ojos de Jack se abren, con ellos, mil brillos de lgrimas se acoplan. Es una emocin asombrosa que nunca haba sentido antes, haca tantos aos que no escuchaba msica,hacia tanto tiempo que no oa la voz del armenio triste.Se destaparon tantos recuerdos para l y su vida. Tantas risas y llantos, peleas, gritos, portazos... Abrazos, amigos,

amores...Mir a Luna, sentada al lado del tocadiscos, como si la m- sica la hubiera sacado ella de su propia boca, con otra voz.Sonriente, tan bonita bajo su melena, bajo su ropa, con sus manos junto al pecho, apoyadas la una en la otra, esperando ver la cara de Jack, sus emociones al or la msica que

l haba coleccionado, sin haberla odo nunca. Jack, absolutamente emocionado, estuvo mirndola durante largo rato, mientras algunas lgrimas caan por sus mejillas, mientras algunas notas se introducan por su cerebro.Aturdido de emocin, se abalanz sobre Luna, abrazn- dole y besndole la boca. Sin controlar su fuerza, los dos cayeron violentamente sobre los cojines. Provocando una


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huida en estampida de los mininos celosos...

-Muchsimas gracias Luna... No sabes lo que significa para mi esto... No lo sabes... Muchas gracias de verdad... eres un completo amor...-Huy... Por favor no me des las gracias, solo verte as de

feliz me agradeces de sobra...-Pero es que es ms que el tocadiscos Luna, no solo es el aparato... Es que gracias a ti podr escuchar msica... M-

sica Luna, es lo ms parecido a enamorarse... No hay nada mejor aparte de ti...

Jack tena atrapada a Luna bajo su cuerpo, no dejaba debesarle en la boca, el cuello, la frente, los ojos, la nariz...todo... Al contrario de parecer inmovilizada, Luna se

ataba cada vez ms a Jack. Rodendole con sus piernas,dejndose atrapar por l...

-Como me beses una vez ms Jack... No te dejar escapar...-Igual quin no quiere que escapes soy yo...

Sin apenas haber podido terminar la frase, Luna le bes apasionadamente, feroz como una leona. Totalmente en-

ganchada a su cuerpo, unidos como si quisieran convertirse en una persona.

Jack morda su cuello suavemente, provocando en Luna pequeos gemidos... De pronto, salvaje l como un len,arranc de un mordisco todos los botones de la camisa de


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Luna, dejando al descubierto aquello que tanto haba ima- ginado Jack en toda la noche. Bes todo su torso sin dejarseni un rincn de su piel. Acariciando esa melena con sus manos, sinti deseos de ser vestido de ese pelo, dese vestir- se de Luna. Dese estar dentro de Luna...

-Luna... No quiero separarme de tu piel... S que a partir de esta noche no podr vivir sin tu piel...-... T eres el culpable Jack... Jack... Cunto tiempo hace

que nadie te besa? -Desde la ltima vez que t me besaste en otra vida Luna...-No dejes de besarme nunca Jack...-Nunca...

Volvieron a unirse tan pegados, que ni el fuego podra ha-

berlos separado. Haban sellado sus cuerpos para la eternidad.

Jack se haba sentado y haba sentado a Luna sobre l. Sos- tena su cuello por la nuca, con su mano. La otra se esca-

paba por los riones, queriendo bajar.

Luna, embrujada, tan solo no poda dejar de besarle. Apo- yados sus brazos sobre los hombros de Jack, enredndoseuna y otra vez en su pelo. Dedos que buscaban la manera de convertirse en cabello. Sinti la mano de Jack buscar el botn de sus vaqueros. Sinti el calor de sus manos, grandes, que podan proteger y romper con la misma facilidad.Que podan haber arrancado ya mucha de su ropa, y que


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se dedicaban a seguir las normas para entrar por la puerta. Sin trampas y sin prisa. Todo surga a golpe de magia,de besos y caricias, de simples miradas que bastaban para

poner la piel en forma de calambres deliciosos...Senta bajo ella aquello que ningn hombre puede ocultar,esa poderosa arma que solo ellos tienen, ese punto dbil que los hace vulnerables y a la vez animales. Algo, pura- mente frgil, que crece en su defensa convirtindose en el lado oscuro de la luna. Transformndoles en lobos peligro-

sos, olfateando las debilidades de su presa. Convirtiendo la paz en guerra, dnde su ira se hace fuerte, donde se vuel- ven dementes. El cerebro, la luna llena, se oculta, mostran- do el lado oculto del cerebro de un hombre...Luna senta oleadas ardientes de deseo desenfrenado. l haba conseguido desabrocharla de todo, incluso de sus

escudos. Sus pantalones corran peligro de ser evacuados lejos de sus piernas... Para l sobraba todo aquello que estaba separndole de su amante Luna.

Jack le tumb, dulcemente, sobre la alfombra, justo en frente de la chimenea, que cada vez se haca ms y ms grande, tanto, que les rodeaba por completo.

Luna senta el fuego por todas partes, el calor del fuego.Incluso los gatos parecan haberse convertido en grandes leones, rodendoles tambin junto al fuego. Observando denuevo inmviles, esta vez, rodeados de llamas.

Jack le haba despojado de los pantalones, sin furia, sobre todo sin prisa, besando cada rincn nuevo de piel; sus

piernas ahora formaban parte de los labios de Jack. Las haba descubierto, y ahora quera conquistarlas con besos


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caricias y suspiros de amor...Luna se retorca bajo esa boca, cada beso que el plantaba sobre ella era como un relmpago en todo el cuerpo. Sus msculos comenzaban a sentir placer, su alma arda, su corazn lata con la fuerza de una corriente de agua.Ahora la boca de Jack sube de nuevo, por su vientre, su estmago, el pecho, el cuello... la boca. Sus besos quieren distraer ahora a Luna de sus manos. Ellas suben por la cintura hasta llegar al sujetador... Otro muro que derribar.

Otra batalla que ganar.Luna cambia su estrategia. Algo que nace en su interior,desde el vientre, se apodera de ella, una pasin extrema.Algo se desata en ella que lucha por tumbar a Jack bajo ella. El alma de Lilith o el de una leona obliga a Jack a ser condenado bajo y entre las piernas de Luna.

Jack obedece sus rdenes sin dejar de pensar en ganar su nueva batalla. Ella se tumba sobre l, besndole en los labios, desabrochndole la camisa. Vuelve a sentir de nuevo bajo ella el poder de Jack creciendo, su mente se desbo- ca y comienza a sentir que aquello que creca dentro deella, est ahora rodendoles. Tras el fuego que les rodea el

mundo se a vuelto un cuento, un sueo lejano. Solo es real aquello que se remueve bajo sus piernas, el cuerpo de esehombre conquistado ahora por ella.

Jack acaricia todo su cuerpo, el que ahora yace sobre l, se- midesnuda Luna sobre l. Sintiendo su piel bajo las palmas de sus manos... Hacindole perder el control con sus caricias, Luna atrapa las manos que le enloquecen, las lleva a sus labios y las besa. Le mira a los ojos, con sus manos bajo


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su poder. Siente que Jack est a punto de explotar, casi intuye bajo la piel su sangre bullir. Sabe que de un momento a otro, Jack podr apresarla a ella sin ningn esfuerzo... Letienta a hacerlo, le provoca a que nazca en l su verdadero lado oscuro... Suelta sus manos, las deja caer a los lados y comienza a besar el pecho de Jack, sin dejar de mirarle...baja por su estmago... siente su olor, el olor de su piel...su vientre, mientras desabrocha el botn de sus vaqueros,besa y lame su vientre. Bajo sus pechos siente como Jack

ha sido bien dotado de masculinidad... Gracias... Jack, ardiendo ms que el propio fuego, se incorpora rpidamente, y rodea la cintura de Luna con un brazo, vuelvea sentarle encima de l, totalmente excitado, atrapa l esta vez las manos de Luna, con una sola mano, tras su espalda. Besa su cuello y su hombro. Se tropieza con un tirante

negro, al cul mira con furia, se gira hacia Luna, le besa dulcemente en los labios y le acaricia la barbilla con la mano, luego se gira de nuevo hacia el tirante y sonre. La misma mano que acariciaba la barbilla de Luna, ahora acariciaba su espalda, el centro de sus omplatos. Ah sehallaba el candado de su muro, el muro por el que haba

empezado esta batalla, con maestra desabrocha un sujetador que otros no supieron ni encontrarlo...Ahora Jack libera las manos de Luna, que una vez libres,vuelan hacia arriba liberndose de ese molesto trozo detela y hierros, la pequea tortura para la mujer del siglo XXI... Ese instrumento de tortura se desvanece por los aires y humos del fuego, desaparece. Jack queda completamente inmvil ante Luna, mirndole a los ojos, su respira-


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cin se acelera, sus ojos brillan, su boca se entreabre dejando paso al aliento, sus msculos se excitan de amor...

-Nunca podr vivir sin tus besos Luna...-... nunca dejar de besarte Jack. Te lo juro con mi alma.

Jack apoy su cabeza en el pecho de Luna, ella acariciaba su pelo de nuevo queriendo ser su cabello. Jack repeta algo que no entenda, jadeaba una frase todo el rato. Apo-

yado en su pecho como un nio desamparado comenz a bajarse la cremallera de su pantaln. Luna sinti denuevo oleadas en sus msculos excitados, el fuego se haba instalado en su cuerpo como un virus. Fue tumbada por

Jack en el suelo, no saba como haba sido ni cuando, pero estaba completamente desnuda, l le miraba a la cara a

pesar de ello. No dejaba de mirar sus ojos, su rostro haba cambiado, sus ojos haban cambiado, sus manos eran ms amenazantes, sus jadeos eran peligrosos, su mirada se iluminaba junto a sus deseos. Su cuerpo, sus msculos estaban tensos como los de un animal...

Jack estaba de pie ante Luna, sus manos sujetaban los pan-

talones. Su mirada sostena la de Luna.

-Ya no puedes huir de mi Luna...-No quiero huir de ti...-Seguro?...-Te lo juro

Los vaqueros cayeron como si acabara de derrumbarse


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una montaa. Se desplomaron al suelo junto con Jack, quecay encima de su amante, de rodillas la mir un instante, Luna le retaba con sus ojos encendidos de pasin. La msica sonaba tras ellos, un viejo piano solitario... El fue-

go arda a su alrededor, quemaba sus almas... La pasin les tentaba dentro de sus cuerpos desnudos... Sus bocas se

juntaban poco a poco, atradas por los ojos salvajes de dos amantes en celo.

Jack se hizo sitio entre las piernas de Luna, los dos, desnu-

dos, dentro del infierno, rodeados de leones guardianes, seunieron finalmente en una sola sombra. Jack entr por fin dentro del volcn Luna, poseda por completo por un instinto absolutamente carnal.Un inmenso estallido de placer explot entre y alrededor de ellos, que geman y sudaban cuerpo contra cuerpo. La

guerra haba sido declarada y acababa de comenzar la batalla. Jack arqueaba su cuerpo, dominado por el placer, por las caderas de Luna, que se haba convertido en una salvaje fiera. Y l era la afortunada presa, o solo lo apa- rentaba ser.An as bailaba con ella, jugando a su mismo ritmo, be-

sando sus pechos, acariciando su melena encolerizada.

De pronto, el solitario piano que daba un concierto tras ellos, fue acompaado de violines siniestramente alegres,que parecan ir y venir a traicin. Despus unos grandes tambores rodean la sala les acompaan trompetas, trom- bones, y voces... Campanas en la lejana que se acercan,

junto con la orquesta... Explosiones alrededor, edificios que


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caen, tierras que se abren, carreteras inundadas... Par- ques, coches que vuelan, gente que chilla, corre huye...Millones de trompetas se unen de nuevo... y desaparecen.

Luna muerde con fuerza el hombro de Jack... Sus uas araan hacia los costados, la piel que se tensa junto a ella.No puede dejar de saborear su piel, su olor es el olor del

placer, el olor de un hombre. Su pelo... le roza la mejilla,aspira su olor, lo besa sin darse cuenta ni siquiera de lo

que haca. Movindose sobre ella, Jack, intentando llegar de nuevo al tero de una mujer... Mamar de nuevo de los pechos y ser protegido. No sentirse solo nunca ms, el olor de una mujer, el aroma irresistible de la mujer que gimedebajo de ti. Sentir su aliento en el odo, su respiracin acelerada chocando contra la cara. Besando su cuello, sus

dulces hombros... su boca.Luna se gira a un lado, atrayendo a Jack con sus piernas.Aprovechndose de su inutilidad total y temporal de poder tomar decisiones, Luna cambia el sentido de la orien- tacin y acaba sobre l. Como una astuta leona domina a su len, le lleva donde quiere llevarle y le coloca donde

debe colocarse. l no se queja, solo obedece. Se da cuenta de que apenas puede abrir los ojos, si la cara de Luna est lejos de la suya. A duras penas los abre, y ve el cuerpo desnudo de Luna alzarse hacia arriba; las preciosas piernas dobladas, a lo largo de su costado, la cadera movindose,sensualmente... Los pechos... perdido en ellos... su cuello, el

placer de su cara. El pelo cayendo por la espalda... Jack descubre que sus manos se sujetan a la cadera de


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Luna, firmemente consigue dirigir al torso de Luna, que seacerca a l, sus caras se unen en un beso... EL BESO... ms intenso que el prximo estallido inmenso de placer quequiere surgir...

-... Luna...-Jack!...

Algo mgico cubri el momento ntimo de Jack y Luna,

que cayeron juntos sobre la mano de una madre giganteque protege y cuida.

2 de Noviembre 02:26 A.M.

Inconscientes del tiempo que era y del que haba pasado,yacan tumbados sobre la alfombra, enredados de piernas,brazos y pelo. Se acariciaban y se miraban a los ojos. Son- rean y se besaban. No queran saber nada, podra haber estallado una guerra horrible y ellos no se habran ente-

rado. Lo importante era no dejar de besarse, no saban queocurrira si algo tan terrible les pasaba a ellos... Por no hablar de lo que podra pasar si separaban sus cuerpos, o desenredaban alguno de sus miembros.

-Jack...? -Dime.-Hueles muy bien... lo sabas?


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-Pues es que me huelo siempre, y creo que me he acostum- brado -Yo no lo har...-T piel huele a fruta Luna...-Nunca me lo haban dicho...-Que no te lo haya dicho nadie no significa que mienta -No creo que mientas... .- Luna le bes una vez ms, como un ritual; sinti un escalofro recorrer su cuerpo, Jack lo not

-Tienes fro preciosa? -Bueno... un poquito si, pero no te preocupes quedate conmigo...-Djame que te traiga una manta, no voy muy lejos...-Irte ya es lejos Jack... no lo entiendes porque eres tonto

Jack fingi ofenderse, pero no pudo contenerse la risa,realmente le haba hecho gracia. Pero decidi posar sus dedos en los costados de Luna y comenzar una peligrosa

guerra de cosquillas... Luna se retorca y propinaba pequeas patadas a Jack, que no poda dejar de rerse...

-Estas helada preciosa... No quiero que te enfres... Tu mam podra cabrearse conmigo y no te dejara venir a

jugar conmigo...-Amimadrequelefolleunosoconrabia...-Pero que lengua ms sucia Luna...-Lavame la lengua Jack...-Primero te proporciono una manta y despus te lavo esa lengua... Nia mala!


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-No lo sabes bien...

Jack se levant, completamente desnudo todava, a la luzde las llamas, mirando a Luna con una sonrisa preciosa dibujada en su cara...Luna le miraba desde el suelo, cubriendo los pechos con su

pelo, miraba de arriba a abajo a Jack, que se alejaba hacia la oscuridad. Luna se incorpor sobre su codo, mirndolean, le dijo:

-Guapo!... To bueno!!... Hijo de puta!!!...Al gritar esto ltimo Luna, con un toque de desesperacin,consigui hacer explotar en risas a Jack que se diriga a buscar una manta, sin poder contener una carcajada in- terminable.

Luna tambin rea incontrolada en el saln. Los gatitos observaban desde sus camas-cojn, como se rea ella sola,mientras que Jack rebuscaba en un armario, oyendo las risas ligeramente lejanas de Luna.La mente le giraba junto con la ropa que remova, totalmente absorto en otros pensamientos, las risas cesaron de

golpe...

-Jack...? Necesito ir al bao! Dnde est?! Jack?...-Est fuera, por la parte de atrs de la casa... pero no sal-

gas desnu... .- No le dio tiempo a terminar la frase cuando oy una puerta abrirse y cerrarse casi al mismo tiempo.Cogi la primera manta que vio y sali de la habitacin.Al tiempo que se diriga hacia la puerta que daba al jar-


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dn, se envolva dentro de la manta. Cuando sinti el calor en su cuerpo comenz a sentir de nuevo una inmensa olea- da de excitacin.Al abrir la puerta vio a Luna salir de su caseta-bao, ves- tida con su camisa, que cubra su cuerpo hasta llegar justo

por encima de las rodillas. Descalza, se acerc corriendo a Jack, que le miraba absolutamente embobado. Al llegar Luna fue envuelta junto a l, que le abraz por la cintura,sosteniendo con las manos la manta. Ella le rode la nuca

con los brazos y le dijo al odo...

-Dijiste que me lavaras la lengua Jack...-Vamos a mi cama Luna...

Volvieron a sembrarse de besos los labios. Caricias furtivas

bajo la camisa que cubra a Luna. Luna fue subida a los brazos de Jack, sin separar ni un momento los labios. Ella rode su cintura con las piernas, y su cuello con los brazos. Cualquiera que se hubiera atrevido a separarles en eseinstante habra sido fulminado con el intenso poder de sus miradas enredadas en un sueo profundo, misterioso...

Cubiertos an por la manta, entraban en la casa ocupados entre besos y extraos gruidos ininteligibles.El aire dentro era de olor a salvaje, de humo espeso, una niebla artificial provocada por ellos. Los gatos dorman tras las sombras, vigilantes de los sueos infantiles, cuida- dores de los nios perdidos y abandonados a sus pesadillas.Mientras, Luna y Jack, daban comienzo a una nueva guerra, desenvolviendo de nuevo sus cuerpos, jugando a ser


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enemigos. Persiguindose como animales en celo.

Jack se abrazaba por detrs de Luna, rodendole la cintura, mordiendo su cuello, obligndola a dirigirse hacia su cama. Esta vez Jack haba tomado el rol de len domi- nante. Desabrochaba los botones de la camisa que Luna se haba puesto, casi arrancndolos de su sitio, mientras

jadeaba extractos de poemas antiguos al odo de Luna.Ella haba entrado en su juego, dejaba ser domada por un

hombre as. Las caricias, los besos, los dulces jadeos, su- peraban en millones de grados, a los sobeteos histricos y torpes de otros hombres; su cultura, su don de palabra, sus bromas, sus risas... Aquellos dulces piropos que le hacan sentir mujer, especial y amada. Aquel hombre engrande- ca el genero masculino y hacia del resto, simples conejos

salidos. Por no hablar de que era la primera vez en mucho tiempo que haba conseguido llegar a un orgasmo en con- diciones, era el primer hombre con el que se haba sentido realmente satisfecha. Jack haba logrado que Luna perdie- ra por completo la fe en otros, en su interior saba que no existan dos hombres iguales, que Jack era un regalo de la

madre Tierra...

-...Luna...?... Quieres otro porro...? -mmm... Porque no?

Jack haba llevado a Luna a su habitacin, una amplia habitacin llena de libros, ms cojines, y una gran cama

justo debajo de la ventana.


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Los rayos de la luna se proyectaban sobre las mantas. La luna iluminaba la cama, como si quisiera provocar a los amantes a subirse a ella...Luna comprob que en toda la casa, haba un gran espacio, dnde ningn mueble intil, o figurita estpida, inte- rrumpa el camino. Su amplitud llamaba a Luna a bailar,era un deseo extrao que haba tenido desde el momento en que haba pisado la casa.

-Tumbate preciosa... quiero ver que tal queda tu cuerpo en mi cama -Tienes una habitacin muy bonita...-Te gusta...? -Me encanta como lo tienes todo organizado... Me gusta el espacio...

-Ahora mismo lo ms valioso que hay en esta casa eres t Luna...-No me digas esas cosas...-Porque preciosa...? Lo digo en serio...-Porque no te tumbas conmigo Jack...? Me siento solita -En cuanto termine esto... sers ma... Adems... las vistas

desde aqu son impresionantes...-Ah si? Que ves? -... Veo la Luna...

Jack se haba sentado en un silln justo en frente de la cama, observando a Luna, desnuda, sobre su cama. Su

pelo se extenda a lo largo de la almohada, como una estela de su cuerpo. Sus piernas se doblaban, cubriendo parte


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de su sexo, mientras que sus brazos se estiraban hacia los lados, dejando al descubierto sus pechos... Jack no dejaba de recorrerla, pese a que sus manos se hallaban ocupadas en otras labores, en su mente acariciaban todo el cuerpo de Luna, lo besaba y lo lama...

-Me pregunto que ser de mi vida a partir de ahora Jack...-Ser de ella lo que tu quieras preciosa... Aunque te aviso de algo Luna... A partir de ahora no se si te dejar escapar

de aqu .- Jack apoy su mano en el pecho.-No quiero pensar esta noche... Nunca ms... En nada...Ven aqu, por favor mi vida...-... Pdemelo una vez ms...-... Jack... ven a mi lado... te necesito pegadito a mi... dentro de mi... Jack

No pudo resistir esa dulce tentacin, el cuerpo de Luna seencoga sugerentemente ante el vaco de Jack, que se senta absolutamente excitado ante la suplica de Luna. Jack se levant del silln, con el cigarro en su boca, dejando escapar hilos de humo. Luna vea en l algo que se volva

poderoso, como si un demonio creciera dentro de l. Ya lo haba comprobado momentos antes de hacer el amor delante de la chimenea. Sus ojos cambiaban, de un color verde que irradiaban paz, se tornaban en oscuros como un

gran vaco. Su cuerpo, sus msculos se tensaban como los de un animal. La primera vez haba pensado que se trataba de la lumbre del fuego, hacindole poderoso, pero realmente cambiaba ante sus ojos.


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Jack gateaba por la cama, en direccin Luna, desnudo y,bastante bien aparentemente, excitado. Senta bajo la gar-

ganta, su respiracin acelerarse. Sus piernas se arrastra- ban por las sbanas, como si fueran dos columnas sobran- tes, pero l es un animal gil, casi lo parece realmente.Llega a sentir su primer contacto con Luna, desde sus rodillas, las besa. Mira a Luna fijamente a los ojos, mientras su lengua recorre la parte interna de sus muslos, firmando con besos cada lugar.

Luna siente arder de nuevo su cuerpo, de nuevo como si hubieran entrado en el reino de las llamas; siente a Jack tan cerca de su palpitante foco de placer. Siente la mezcla de rechazo y deseo dentro de su piel, bajo ella sus msculos tiemblan a cada beso. De pronto, el tacto caliente de las manos traidoras de Jack, suben por su vientre, rozando

con sus dedos la dulce piel que cubra a Luna. Su corazn quiere salir. Los besos se acercan, cada vez ms, hacia el bombardeo de la segunda guerra.

Jack levanta la cara, mira a Luna

-Siempre estar dentro de t Luna... Siempre... Te lo juro por el alma de un beso...

2 de Noviembre 12:48 P.M.

Jack y Luna se hundieron juntos dentro de una lucha salvaje. El sudor, las llamas y los gritos, envolvieron la casa- durante la eternidad. Plasmado en las paredes observado-


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ras, que nunca dicen nada y siempre lo saben todo. En la lejana pudo oirse el aullido que Jack emiti cuando, los dos juntos, llegaron de la mano unidos a la pequea muer- te... Mientras el piano, tras las llamas, entonaba su solita- ria meloda en mitad de la noche fra en la que la Luna entr a la casa dnde se fumaba la hierba del diablo...

En el horizonte del campo podan verse las ltimas nubes,aquellas que haban provocado por la noche una tormenta

inesperada, alejndose para crear ms caos en otros luga- res.

El barro se apoderaba de todo lo que haba sido suelo. Los rboles movan sus hojas desprendindose de esas frias

gotas de agua, mientras susurraban secretos entre ellos.

La casa segua en pie en medio del caos, como testigo fiel de tantas guerras en esa noche. Por una de sus ventanas,una danzante cortina negra, se ondeaba enloquecida,apuntando hacia una cama grande. Inmvil, sostena el cuerpo desnudo de una mujer que dorma profundamen- te. Enredada en sbanas se abrazaba a la cmplice de sus

sueos, la almohada en la que reposaba su cabeza y su largo cabello. A sus pies, encima de una pequea mesita denoche, un viejo tocadiscos entonaba antiguas canciones en las que hablaban del diablo...

Siempre estar dentro de t Luna... Siempre... Te lo juro por el alma de un beso... FIN


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El Alma De Un Beso

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