El anhelo de la comunidad ideal

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EL ANHELO DE LA COMUNIDAD IDEAL

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EL ANHELO DE LA COMUNIDAD IDEAL

JOSÉ ALEJANDRO SABOGAL GUZMÁN

Trabajo de grado para aspirar al título de

Maestro en Artes Visuales con énfasis en expresión audiovisual

Asesora

CECILIA TRASLAVIÑA

Docente de animación

Facultad de Artes

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

FACULTAD DE ARTES

DEPARTAMENTO DE ARTES VISUALES

BOGOTA D, C.

2010

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Nota de aceptación:

___________________________ ___________________________ ___________________________ ___________________________

___________________________

Firma de jurado

___________________________

Firma de jurado

___________________________

Firma de jurado

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Firma de asesor

Bogotá, 13 de diciembre de 2010.

 

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INDICE GENERAL

INTRODUCCIÓN……………………………………………………..PAG. 1.

LA BÚSQUEDA DE LO DESCONOCIDO………………………...PAG. 2. -DE LO IMAGINARIO A LO REAL-

EL ANHELO DE LA COMUNIDAD IDEAL………………………..PAG. 13.

LA COMUNIDAD IDEAL…………………………………………….PAG. 15. FRENTE A LA COMUNIDAD REAL

LA COMUNIDAD TICUNA DE……………………………………...PAG. 19. SAN SEBASTIÁN DE LOS LAGOS

Comunidad Pequeña…………………………………………...PAG. 20.

Comunidad Autosuficiente……………………………………..PAG. 20.

Comunidad Distintiva………………………………………......PAG. 21.

Componente histórico de la comunidad de………………….PAG. 25.

San Sebastián de los Lagos

El inicio de los conflictos en el territorio……………………...PAG. 27. De San Sebastián de los Lagos CULTURA TICUNA, UN HECHO TRANSFORMADO……….....PAG. 28. EN EL TIEMPO Imposición de Clanes………………………………………......PAG. 29. La Pelazón……………………………………………………….PAG. 29.

CONCLUSIÓN………………………………………………………..PAG. 36

BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………… …PAG. 37

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INTRODUCCIÓN

De un lugar a otro. Observar algo conocido para luego encontrar algo distante y ajeno a mi vida, algo de lo cual mi curiosidad desde niño necesitaba comprobar y mis ojos observar. De la ciudad a la selva, del ruido contaminante del estrés citadino al sonido del choque de la hojas de los árboles y del agua que corre, cantos que salen de la profundidad de los corredores naturales del Amazonas y se mezclan con el viento mientras narran historias de lo que fue los inicios una comunidad ideal que ya no existe, transformada en el tiempo, pero que se quiere recuperar aunque sea un objetivo imposible de alcanzar.

Predomina en el aire el vibrar del cascabel Ticuna, ARU en su propia lengua, como recuerdo y herencia de aquella anhelada comunidad. Cascabel distintivo que mantiene en sus semillas cada paso de las danzas de las mujeres y los hombres que festejan al ritmo del tambor un acontecimiento; antes sagrado y que ahora representa solo el simbolismo de lo que ya no es.

Semillas que conforman un clan de líderes precursores de progreso, su sonido se extiende como linaje de sangre, conforma la familia; tal vez lo más cercano a esa comunidad inalcanzable que fue pescada del lago Eware y mantiene la magia, el encantamiento de su creación.

Peces transformados en hombres, actividades cotidianas que enmarcaron una forma de vivir y se sostienen en el tiempo a pesar de los cambios trazados por la mezcla cultural que se entrelaza como tejido natural.

Comunidad antes, con una forma de vida ideal, comunidad ahora con todos los obstáculos que pueden predeterminar la voluntariedad. Obstáculos y cambios a veces imposibles de determinar o bastante obvios para ser notorios.

Ver la realidad de una forma cercana, romper mis ideas de infancia y conocer las tristezas y las luchas de una etnia que poco a poco pierde su identidad. Es mi experiencia, tal vez ingenua, pero me aclaró el proceso de los cambios en el tiempo de lo que me imaginaba eran los indígenas Ticuna como comunidad ideal, la que creó el padre Jutapa, la que escuchaba cada vez que las abuelas cantaban, y lo que son ahora, como comunidad real, la que no ha perdido del todo la enseñanza ancestral, pero que ha mutado para ser una pieza más del mundo evolutivo y encajar en el transcurrir imparable de la globalización.

Este fragmento es la inspiración de la imagen, movimientos en el tiempo y pequeños cambios, imágenes que muestran lo ideal, lo perdido y lo real de la comunidad Ticuna.

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LA BUSQUEDA DE LO DESCONOCIDO. -DE LO IMAGINARIO A LO REAL- La decisión por hacer animación experimental fue tomada por el hecho de trabajar en algo que no había tenido la oportunidad de hacer. Es una decisión basada en el hecho de querer plasmar mis ideas de una manera orgánica, que el dibujo fuera hecho con mis manos de una forma directa sobre el papel, que tuviera vida con el movimiento y mostrara la unión entre mis pensamientos y mis experiencias. Quería utilizar técnicas que me enamoraran del trabajo, que me ayudaran a expresar mis emociones, pero era consiente que lo que pensaba, requería de tiempo. Observé libros de grabados que me llenaron de ideas, pero hacer grabado para animación era algo que también por tiempo podía ser inconcebible.

Primero necesitaba aclarar el tema que quería trabajar. No sabía qué hacer, estaba parado al frente de un espacio vacío, sin saber cómo llenarlo. Tenía cierta inquietud por las culturas indígenas de nuestro país, mantenía una idea desde mi infancia respecto a lo mágico y lo sagrado que tenían éstas culturas en sus tradiciones, por narraciones de mi padre, por representaciones teatrales que hacíamos en el colegio en las que los animales se convertían en hombres y por el recuerdo de videos infantiles y míticos en los que los indígenas mantenían una sola unión con su comunidad y con la naturaleza. Esa idea de mi niñez no tenía mayor importancia hasta ese momento porque era consciente del desarrollo y la evolución de los pueblos indígenas. Sabía que éste tema era extenso y reducirlo iba a ser un proceso complicado.

La única idea que se me venía a la cabeza era la problemática que viven las comunidades indígenas, pero ¿Qué encerraba esa problemática? Los temas eran desde el desplazamiento y la explotación de tierras, hasta la mendicidad de los indígenas en las ciudades, pero las únicas respuestas a estos temas, eran las más obvias, las que vemos en los diarios por el conflicto armado y en los noticieros por las marchas y mingas que exigen el respeto por las tierras.

Yo quería conocer algo más a fondo, quería tener una vivencia y mostrar cosas significativas, que me enseñaran más de la cultura de un pueblo y de las tradiciones ancestrales.

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La única forma de encontrar y conocer esto, era viajando a una comunidad, mi tentativa era conocer el Amazonas, pero no sabía si lo podía hacer realidad. Por iniciativa de mi asesora de proyecto, logré un contacto en la ciudad de Leticia. Era el número de celular de un señor llamado Manuel Zuña, perteneciente a la etnia Cocama. Y sin conocer a nadie más, decidí viajar.

Cuando llegué a Leticia, me encontré con don Manuel y su familia, ellos me esperaban para ir al puerto. Tenía gran curiosidad por lo que me iba a encontrar. Hasta ese momento todo para mí era una aventura en un lugar completamente desconocido. Salimos en un bote, después de cuatro horas por el rio Amazonas, llegamos a una comunidad llamada Yaguas en la que se iba a realizar un encuentro departamental de comunidades indígenas. En este resguardo se encontraban representantes de varias comunidades (Ticunas, Cocamas, Muinanes y Yaguas).

El camino para iniciar la investigación era extenso. Necesitaba un punto de partida. Para mi sorpresa no encontré danzas ni rituales, que era lo que esperaba, por el contrario me encontré con una reunión de líderes, llamados curacas que analizaban las problemáticas que enfrentaban las comunidades a nivel de salud, educación y territorio junto con el gobernador del departamento, pero en ningún momento hablaron de cultura, o etnoeducación y mucho menos de rituales. No sabía qué observar, me sentía distante y cada vez más confundido para encontrar algo que me ayudara a definir mi trabajo por la magnitud de los temas que abordaron.

Comencé a hacer entrevistas, de forma directa, hablaba con los abuelos y esperaba que me contaran algo, cualquier cosa que me diera una luz para definir mi tema. Ellos me respondían hablando de maquinarias, de insumos para la comunidad, de gestiones políticas y de desarrollo. Eso era interesante pero no llenaba mis expectativas.

Al salir de esta comunidad me sentía desilusionado, todos los temas que trataron los habría podido deducir en Bogotá. Necesitaba algo más sensible, algo que me dejara ver enseñanzas y tradiciones en estas comunidades.

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Resguardo yaguas - Amazonas, Reunión de las comunidades indígenas con el gobernador del departamento Dr. Félix Acosta – 2009.

Después de estar una semana en la comunidad de los yaguas, salí hacia la ciudad de Leticia. Esa tarde me encontré con una indígena Ticuna llamada Ruth Lorenzo, después de una larga plática y varios jugos de copoazu que es una fruta que se da en la amazonia, ella por su propia iniciativa, me comenzó a narrar el mito de la creación Ticuna. Eso me parecía fascinante, me sentí como un niño de nuevo mientras ella me contaba la historia de su comunidad, entonces pensé que al fin había encontrado algo que me brindara un punto de partida, y ese punto era volver al pensamiento de la comunidad indígena que tenía desde mi infancia; pero sabía que animar solamente el mito no funcionaba, quería encontrar algo más pero no sabía qué era.

Le pedí a Ruth que me permitiera ir a su comunidad, conocer a su familia. Al día siguiente me encontré con ella y por primera vez me dirigía hacia el resguardo de San Sebastián de los Lagos.

Ese día hice mi primer viaje en un bote pequeño por la quebrada Yahuarcaca y conocí el lago zapatero, allí es donde ellos pescan. Ese día fui con uno de los hijos de Ruth, y por todo el camino le preguntaba sobre su comunidad, él me decía que ya las cosas en la comunidad no eran como las de sus ancestros, que todavía hacían ciertos rituales pero que ya habían cambiado mucho, no se hacían como antes.

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Remando en la quebrada Yahuarcaca-2009

Hasta el momento eso solo me daba otra idea. Tenía en mis manos un mito de la creación y un cambio en la forma de los rituales, ahora tenía que determinar cuáles eran esos rituales y cuales eran esos cambios, y en que se asemejaban con las enseñanzas hechas por el creador.

Viví con la comunidad un tiempo, necesitaba ganar su confianza para que me contaran algo más. Hasta ese momento el tema todavía era incierto aunque ya visualizaba un camino a seguir en mi investigación.

Entonces dejé de hacer preguntas, notaba que eso solo predisponía a los indígenas y no me decían algo que me ayudara a seguir definiendo el tema, simplemente me dediqué a observar y a escuchar.

Notaba ciertas cosas que distinguían sus acciones de lo que comúnmente hacemos en Bogotá, actividades que marcaban notoriamente las diferencias de género, la mujer cultiva, el hombre construye, la mujer cocina, el hombre tala, la mujer teje, el hombre caza.

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Comencé a comprender que estos eran rasgos de enseñanzas ancestrales, pero también comencé a ver otro tipo de características en lo jóvenes que me sorprendieron, influenciadas por movimientos urbanos y música comercial, querían vestir a la moda por las tendencias que observaban en la televisión, pero sus acciones eran muy diferentes, jugaban recogiendo frutas o seguían haciéndose tatuajes de símbolos nativos con tintes naturales.

Esto me comenzó a generar un choque de ideas y notaba que por ahí podría haber un camino para seguir, que me llevara a definir el tema.

Cuando regresé a Bogotá, sorprendido le decía a mi asesora que no había encontrado lo que yo creía que era la comunidad indígena, le decía que la cultura se había perdido, que los abuelos ya no enseñaban las tradiciones y finalmente seguía sin aclarar mis ideas para definir mi trabajo.

Entonces quise determinar de forma detallada algunos factores ancestrales que había visto en la comunidad y factores ajenos a ésta, que estuvieran influenciando a los indígenas. Determinar esos factores, comenzó a ser tarea imposible. Todo apuntaba nuevamente a la globalización en términos generales.

Viajé nuevamente, esta vez decidido a encontrar algo mejor, o por lo menos a organizar mejor la información de estos temas tan extensos. Para poder viajar fue necesario hacer un trato con la comunidad. No podía llegar nuevamente al resguardo sin ofrecer nada a cambio, y más cuando me era imposible pagar un hotel. Necesitaba quedarme en la comunidad pero tenía que brindar un aporte a sus habitantes; entonces decidí ofrecer unos talleres de animación porque los jóvenes estaban en temporada de vacaciones y con esto promovía el buen uso del tiempo libre y la creatividad.

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Fotografías realizadas durante los talleres de animación en el reguardo de San Sebastián de los Lagos - 2009.

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Yanchama Pintada con huito, trabajo realizado por jóvenes de la comunidad de San Sebastián durante los talleres de animación – 2009.

La noticia fue bien recibida en la comunidad, los talleres los dictaba de lunes a viernes de nueve de la mañana a una de la tarde. Era un trabajo un poco duro, porque a veces teníamos que trabajar al aire libre y soportar el sol abrumador de estos territorios. Estas clases fueron la excusa perfecta para poder entrar en confianza con los pobladores de este resguardo.

Volví al punto de partida, al mito de la creación y esto me llevó a buscar, cómo sería esa primera comunidad de los ticunas, la que creo Jutapa el padre creador y la asocié con la comunidad que yo tenía en mi mente desde niño. Esa fue la luz, ahora tenía que encontrar qué factores se habían perdido de esta primera comunidad mágica y sagrada que yo era consciente que no era real y referentes que respaldaran estos conceptos.

Tuve inicios de certeza con el tema, cuando encontré algunas teorías del sociólogo Zygmunt Bauman y comencé a fortalecer los conceptos de lo que era hasta ese momento la comunidad de mi mente infantil, la comunidad idealizada.

Ahora tenía que determinar qué factores se mantenían en la comunidad de San Sebastián, que hacían parte de las enseñanzas del estilo de vida de la comunidad ideal que actuaba bajo un entendimiento innato, un entendimiento común que hacía que la comunidad viviera bajo la perfecta armonía.

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Es así como comencé a notar los cambios de la comunidad ideal a la comunidad real y a conocer más sobre la etnia Ticuna de este resguardo.

La pregunta era ahora ¿qué podría destacar de la comunidad de san Sebastián que hicieran notorios esos cambios de la comunidad ideal a la comunidad real?

Comencé a observar los rituales que todavía realizaban como comunidad y a resaltar los cambios que se habían hecho en el tiempo, distinguiendo algunos factores que los habían influenciado. Esto podía ser más específico que mencionar a la globalización solamente como factor de transformación.

Apoyado en referentes de sociólogos y antropólogos el tema comenzó a tomar forma, ahora el reto era ¿Cómo detectar dentro de esta experiencia la base visual que sirviera como estructura para realizar mi animación? De algo estaba seguro, quería que las imágenes fueran simbólicas, que mostraran en parte la comunidad ideal que tenía en mi mente y que creó Jutapa, las transformaciones en el tiempo, lo que se había perdido de la enseñanza ancestral, flautas ceremoniales que como fantasmagorías aparecen y luego se van. Algunos conflictos característicos de la comunidad real y lo que ha perdurado como representación de la idealización. De ahí el título de mi animación “ARU”, que significa cascabel y que no solo es uno de los instrumentos representativos de la danza, que acompaña cada paso, sino que también es el clan Ticuna al que pertenece el primer curaca que tuvo el resguardo de San Sebastián, el abuelo Hernando Lorenzo y su hija Ruth Lorenzo Chota, quien me abrió las puertas de su familia, de su comunidad y con la cual estoy completamente agradecido.

Al iniciar la realización de la animación, tenía tantos elementos que representaban la comunidad ideal y en parte la comunidad real, que logré definir un story board, luego todo fue incierto, no tenía una estructura narrativa clara porque eran demasiados elementos que necesitaba condensar de la comunidad

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real, entonces encontré lo que no esperaba y lo que nunca encontraría en libros: la historia de la unión entre los abuelos que fundaron el resguardo y algunos problemas entre ellos por el territorio. Tuve que encontrar la forma de ser sutil con los detalles en la animación, los cuales se muestran de forma simbólica para no ofender la integridad de la comunidad. Estos detalles fueron los nombres y las acciones que realizaron estos personajes y que marcaron un punto negativo en la historia de San Sebastián. Esta información quedará documentada por primera vez en la animación y servirá en el resguardo como material didáctico para que futuras generaciones conozcan una parte de la fundación de su territorio.

Finalmente a partir de mi experiencia y mi vivencia con los Ticuna, la animación representa de manera simbólica la comunidad real, pero muestra lo ideal de la comunidad que tenía en mi mente cuando era solo un niño.

En cuanto a la técnica, comencé a experimentar con carboncillo sobre lienzo, teniendo como referente a William Kentridge, pero no me sentía cómodo, la técnica se me dificultaba, entonces decidí probar con grafito sobre papel y decidí quedarme con este tipo de dibujo por varios motivos, aunque sabía que era una técnica que requeriría de mucho tiempo. El primer motivo era porque podía ser parecida a lo grabados que había observado, que evocaban un pasado. Algo que ya no existía y que con solo las tonalidades de grises me ubicaba el recuerdo de esa comunidad idealizada, que quería mostrar.

Comencé a dibujar, pero notaba que algo faltaba, necesitaba encontrar lo que identificara a los indígenas con los cuales estaba trabajando. Entonces decidí utilizar como fondo de los dibujos la yanchama, que es el tejido que los Ticunas utilizan en las ceremonias, que sacan la fibra de una corteza y que pintan como artesanía.

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Me gustó la forma como los dibujos se unieron con la yanchama. Sugería movimiento. El paso siguiente era determinar que otra técnica podría trabajar, intente con tinta china (aguadas) pero me parecía muy rígida la forma del dibujo, quería encontrar algo que me diera más tonalidades.

Al observar una animación titulada “LOS TRES ERRANTES” realizada por Juan Camilo González, Artista visual de la Pontificia Universidad Javeriana, comencé a utilizar tinta para estilógrafo diluida en agua y cloro. Esto creaba un efecto de color sutil, que funcionaba bien frente a la técnica del grafito y podía hacer un dibujo más suelto. Me permitía generar más movimiento y asociar la imagen de agua con la comunidad Ticuna, que es comunidad de agua.

El proceso de montaje fue tedioso, recortar digitalmente la cantidad de dibujos hechos, no era un proceso fácil, realmente fue agotador, aunque recibí ayuda de algunos compañeros comenzaba a perder el interés que le sentía a la animación.

Finalmente comencé el trabajo de audio con Jeferson Rosas, estudiante de ingeniería de la universidad javeriana, quien realizo las mezclas del sonido. Escogimos grabaciones hechas durante los viajes, pero necesitaba algo más, aunque todo era simbólico, quería una voz que narrara las imágenes, esto lo pensé porque podría mezclar la voz de la narración en lengua Ticuna con los efectos sonoros de la naturaleza y aunque las imágenes fueran simbólicas, la narración, los cantos y el sonido nos ubican en hechos culturales y naturales de los Ticunas y de la Amazonia.

Busqué en Bogotá a algún indígena Ticuna que me ayudara a grabar la voz, estuve varias veces en la ONIC “organización Nacional Indígena de Colombia” pero fue imposible. Tomé la decisión de invitar a Ruth Lorenzo, a mi casa en Bogotá. No puedo negar que fue algo complicado conseguir el dinero para pagar los tiquetes aéreos, pero era algo en lo que valía la pena invertir no solo por ser tan significativa su presencia en este proyecto, sino también por la relación que fuimos tejiendo a lo largo de este proceso.

Las grabaciones se hicieron en los estudios de la universidad javeriana, Fue un poco complicado grabar la voz por los nervios que tenía Ruth de sentir el micrófono a tan solo cinco centímetros de su boca. Necesitábamos hacerla sentir tranquila y que diera una intención verbal más suelta. La única forma era molestar un poco, hacer que el ambiente fuera agradable, darle toda la confianza para que ella pudiera practicar y respirar tranquilamente sin que sintiera la responsabilidad de lo que implicaba hacerlo bien o mal. Mientras ella practicaba, grabábamos los sonidos, así ella no se daría cuenta y lo haría de una forma más segura.

El segundo día de grabación fue mucho mejor porque Ruth ya tenía más confianza y se sentía más cómoda en el estudio. Durante una semana

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estuvimos grabando sonidos y en este tiempo tuve la oportunidad de leerle el texto y mostrarle las imágenes. Así, me pude cerciorar que lo que hacía, en ningún momento ofendería a su comunidad y que podría mostrar el material tranquilamente cuando vuelva al resguardo.

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EL ANHELO DE LA COMUNIDAD IDEAL Todos los procesos de aprendizaje, dejan experiencias que ofrecen durante la vida nuevos puntos de vista, cambios de ángulo que rompen un transcurrir, visto como algo que ocurre de manera lineal, que navega en el tiempo y sostiene su estructura en las acciones ejecutadas en el espacio.

La estructura de mi vida tiene su punto de partida en un hogar citadino, lejos de los contextos rurales, sumergido en el único sistema social que he conocido. Los puntos de giro en mi línea de tiempo se enmarcan en nuevas “alternativas, enfoques” que despertaron la curiosidad y generaron acciones que dejaron un rastro significativo, que en ocasiones se pierde como olvido pero que regresa como recuerdo. Estas acciones son las que decidí realizar.

Por todo esto quise acercarme a mundos distantes para comprender e identificar otros tipos de pensamiento y perspectivas diferentes a las mías.

Las experiencias, son sucesos, que reconocemos, solo cuando se vive lo suficiente para darse cuenta que cada momento puede ser una buena razón para confrontar el pensamiento anterior -- así parezca una breve visión, como un sueño en las mañanas después de dormir una larga noche-- y poder generar las ideas presentes.

Pero mi experiencia es solo una parte de la construcción en el proceso del conocimiento. El complemento de dicha construcción lo consigo cuando establezco una relación activa entre mis experiencias con otras vivencias y cuando confronto las mismas, con libros, imágenes y otros materiales que

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sirven como referentes y que en cierta medida me ayudan a aclarar cualquier planteamiento.

La curiosidad por conocer “estilos de vida” diferentes y otros contextos me llevó a indagar por los pueblos indígenas, que era algo con lo cual nunca había tenido aproximación. Cuando era un niño había escuchado relatos de las tierras encantadas y sagradas de los indígenas, ahora, de adulto solo publicaciones en los medios de comunicación. El interés por conocer nuevas culturas despertó la inquietud de ver qué hay más allá de lo noticioso, siempre expectante a encontrar --independientemente a la comunidad que fuera-- todas las ideas que yo tenía desde niño y que hacían referencia a que vivían, de acuerdo a mis suposiciones un estilo de vida idealizado. Realmente quería encontrar la comunidad que tenía en los pensamientos construidos en mi imaginario infantil, la que comparte no solo el territorio o las costumbres, sino también la que ofrece el sueño de la seguridad cuando se vive en ella, la que es idealizada porque ofrece protección, la que hace que los habitantes acojan todos los parámetros establecidos dentro de dicha vivencia y se mantenga una armonía basada en el entendimiento común. Una vida sin problemas, fraterna, un paraíso permanente regido únicamente por sus modelos culturales inalterados y primitivos.

La extensión de mis ideas con respecto al tema, eran cortas. Planteé un alto en la cronología lineal del avance mundial, me quedé con la idea de mi infancia y aunque ahora era consciente de la evolución de estos pueblos “que ya fueron alcanzados por la historia”(1), quería sostener esa idea y encontrar algo que la apoyara.

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El chamanismo, la medicina tradicional, las narraciones de los abuelos, las danzas son enseñanzas ancestrales que esperaba fueran el eje fundamental en las comunidades y estuvieran presentes en sus actividades, que fueran una constante aún en el mundo contemporáneo, pero a través de un viaje por territorios indígenas logré dar un giro en el punto de vista y encontrar herramientas suficientes para entender y conocer de manera vital todos los cambios ostensibles que viven estos pueblos.

Encontrar esa vida sin problemas que proporciona la tan anhelada convivencia comunitaria, conlleva a una búsqueda constante del entendimiento común. Este entendimiento lo describe Zygmunt Bauman, “como algo que ya está ahí, que es natural e inconsciente, que no se construye o se gana y que es el principio básico de toda convivencia comunal, precede a todos los acuerdos y desacuerdos, es un sentimiento vinculante que permite la unión en comunidad a pesar de todos los factores de separación”. Pero la búsqueda de la vida tranquila, sin discusiones que ofrece el entendimiento, es la meta por lograr, es el propósito colocado en el más alto pedestal de lo inalcanzable. Es en este punto en el que puedo comenzar a generar una visión entre la comunidad idealizada que tenía en mi mente desde niño y lo que sucede con lo que la sociología o cualquier ciencia que estudie el comportamiento humano llama comunidad real. Ésta es la que todos conocemos, que tiene que enfrentar a diario las adversidades de las diferencias entre sus miembros para generar un entendimiento, ya no innato, sino construido por medio de conciliaciones y acuerdos. Yo conocía este significado de la comunidad existente, pero esperaba que los pueblos indígenas mantuvieran el entendimiento innato que conforma la comunidad ideal.

LA COMUNIDAD IDEAL FRENTE A LA COMUNIDAD REAL

La ingenuidad y la falta de información antes de convivir con pueblos indígenas me llevaron a creer que éstas comunidades tenían un pensamiento “inocente” ante los cambios tan drásticos que viene presentando el mundo a pasos agigantados, un pensamiento infundado en mis experiencia infantiles. Mantenía la idea planteada por Bauman cuando describe “la comunidad puede ser realmente feliz mientras no sepa cuan verdaderamente feliz es”; el perder esa inocencia y encontrarse con influencias externas hace que todos los intereses comunales varíen.

(1) Christian Gros: -Colombia Indígena, identidad cultural y cambio social.

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¿Cómo puede “sobrevivir” la comunidad y la cultura indígena a estos cambios?, la respuesta que yo me formulaba era con tendencia a la lástima, pensaba que la vida idealizada que yo creía que tenían estaba desapareciendo, no sabía cómo se defenderían en este mundo cambiante, y más aun cuando tenía la idea de que la desaparición cultural era en contra de su voluntad. En mi mente desde niño tenía el concepto de que la vida en unidad que posee un entendimiento compartido existía.

No me atrevo a afirmar que el entendimiento innato haya desaparecido del todo, o que se haya generado una muerte comunitaria con el hecho de romper el ideal de vida; una extinción o desaparición por adaptar factores externos a la comunidad. Por el contrario, si hago referencia al término sobrevivir es porque las comunidades se han transformado, adaptado y apropiado al avance mundial, y con mi visita a algunos pueblos indígenas del amazonas, me di cuenta, ya no de la idealización anhelada, ni de la comunidad soñada, que menciona Bauman cuando hace referencia a Robert Redfield, --pionero de la antropología jurídica— “la que no tiene motivo para la reflexión, la crítica y la experimentación porque es fiel a su naturaleza o a su modelo ideal”, sino de la unidad colectiva que hace parte de la realidad que existe en el mundo globalizado, la comunidad real que tiene que establecer el respeto y la tolerancia por la diferencia tanto entre los habitantes de la misma, como con todo lo externo a ella, la que tiene que llegar a acuerdos por medio de la discusión, el discurso y la crítica, pero que en cierta medida tiene algunas enseñanzas ancestrales y de entendimiento tácito que se mantienen en algunas ceremonias o en la cotidianidad, manifestadas en formas de cocinar, de trabajar los tejidos, de preparar tintes naturales, en el conocimiento de plantas medicinales y en otras características que hacen parte del día a día.

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Robert Redfield plantea que para conservar la inocencia de comunidad es necesario que se genere una protección que filtre algunas influencias externas que pueden causar una posible extinción y transformación teniendo en cuenta el sentido estricto de la idealización. El sistema de defensa lo divide en tres partes: la primera hace referencia a que “la comunidad debe ser distintiva, y esta distinción determina la división entre nosotros y ellos”, esto hace que no haya diferencias entre conocimiento, pensamiento y conducta entre sus habitantes. La comunidad real, existente, no ha perdido del todo la distinción en esta época. Si hacemos una comparación, aun podemos reconocer que mantiene ciertas diferencias, comparada con nuestra forma de vivir, nuestras costumbres. Diferencias que son notorias en la división del trabajo entre el hombre y la mujer, la chagra como cultivo de sustento, la forma de comprender, de ver los elementos que existen en su contexto para darles utilidad, volverlos herramientas, alimento y en algunos casos, que para nosotros sería extraño, dar explicación o advertencia a algunas cosas que suceden en la cotidianidad.

Por ejemplo la chicua es un ave que habita en el trapecio amazónico, para los indígenas sus dos formas de canto son de gran importancia. Una es un sonido repetitivo que anuncia algo muy bueno que va a suceder en el día, entonces si un cazador escucha este canto, se pone muy contento porque sabe que va a conseguir una buena presa, o si está de pesca y escucha el canto, inmediatamente sabe que tendrá abundancia de peces. El otro canto de la chicua anuncia las cosas malas, advierte que algo desastroso o peligroso va a suceder. Si un indígena está en la selva y escucha este canto tiene que prevenir el ataque de algún animal, o evitar algún accidente que puede suceder, también puede llenar el corazón de tristeza porque puede anunciar que algún familiar va a morir.

La experiencia con la chicua la viví mientras nadaba en la quebrada Yahuarcaca, una mañana en época de verano. Todos los indígenas jóvenes y niños que estaban nadando conmigo salieron del agua en cuestión de segundos, cuando observé estaba completamente solo en la quebrada. Uno de los indígenas se acercó apresuradamente y me pidió que saliera del agua porque algo malo iba a suceder. En ese instante no entendí lo que pasaba, pero después de estar en tierra firme me explicaron la historia del canto del ave. Lo más probable era que algún animal depredador acuático estuviera cerca.

Este tipo de costumbres son las que diferencian y hacen todavía “distintivas” a algunas comunidades reales contemporáneas.

Ahora la comunidad existente, real no es completamente distintiva, como lo era la comunidad ideal. Aunque mantiene algunos elementos de sus tradiciones, definitivamente la influencia de los factores externos a los pueblos indígenas, ha hecho que se adopten formas de vida diferentes, que se

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generen transformaciones en sus propias costumbres y asimilen cada vez más estilos de vida muy similares a los de las ciudades cercanas. Por ejemplo: formas de vestir, cambios en la alimentación, utilización de maquinaria de última tecnología, comunicaciones avanzadas, etc. Quiero aclarar que no hago referencia a que esta influencia inevitable proporcionada por el avance de la globalización mundial sea mala o negativa para las comunidades, solamente resalto el punto en el que comienzan a perder la distinción que solamente esta en la comunidad idealizada y anhelada.

La segunda parte que menciona Redfield como medio de protección es que “la comunidad ideal debe ser pequeña y así la comunicación entre sus miembros es absoluta y abarca todo, al ser la comunidad pequeña y al tener una comunicación densa, todos los aspectos que llegan de afuera y que generan un choque son rechazados por su diferencia y rareza, por ser desconocidos y superficiales al no tener nada en común con su estilo de vida ancestral”. La comunidad ideal pequeña no hace referencia al territorio, se refiere específicamente al número de habitantes, de familias que la conforman, que viven bajo los parámetros del entendimiento común y hacen que sea afianzado. Una comunidad puede estar constituida por una sola familia. Entre más pequeña sea la comunidad puede mantener más fácilmente una vida fraterna, fortalecer las costumbres y enseñarlas de forma colectiva, percibir más fácilmente cualquier influencia que transforma su estilo de vida.

La gran mayoría de comunidades existentes son pequeñas, hay comunidades en el Amazonas que están conformadas por no mas trescientas personas, pero el número de habitantes está en aumento, haciendo que muchas de sus tradiciones comiencen a desaparecer. Hay dos factores que generan el crecimiento de las comunidades. El primer factor es debido a la llegada de familias o personas, habitantes de ciudades cercanas o de otros pueblos, que se establecen, en los resguardos.

El segundo factor, es porque las últimas generaciones indígenas contemporáneas, que están abiertas a todas las influencias externas, salen en busca de nuevos modelos de vida, para luego regresar con familia, con hijos y hasta con nietos que traen nuevas costumbres y aumentan el número de pobladores, siendo más difícil cada vez mantener y arraigar las tradiciones.

El tercero y último sistema de defensa que describe Redfield “es que la comunidad debe ser totalmente autosuficiente debido a su aislamiento. Asociamos a la comunidad indígena idealizada con un primitivismo ligado a su hábitat, a la profundidad de la selva. Este aislamiento conlleva a una independencia total de cualquier influencia externa y es así como la comunidad debe autoabastecerse solamente utilizando los recursos que ofrece el medio en el que viven. La cacería, la pesca, los cultivos, la medicina

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tradicional, la enseñanza de la tradición hacen parte de todos los elementos que autoabastecen la comunidad aislada.

Con el avance de las comunicaciones y de los medios de transporte se comenzó a facilitar y a disminuir cada vez más la distancia entre los territorios indígenas y las ciudades, los nuevos modelos de mercado comienzan a ser parte del diario vivir de las comunidades indígenas. El trueque como único modelo de intercambio está pasando prácticamente a la desaparición. Las chagras ya no solo no autoabastecen a las familias de la comunidad, sino que también los cultivos pasaron a ser parte del comercio, para así suplir otras necesidades, como la sal, el azúcar y las leguminosas y servicios públicos que ya son una necesidad en las comunidades más lejanas. Entonces surge una pregunta ¿una comunidad del siglo XXI, que busca ser autosuficiente y mantenerse en aislamiento, por fuera de todo cambio, está destinada a la desaparición?

Dentro de la comunidad ideal este sería un método de protección, pero en comunidades contemporáneas, afectadas por los cambios globales, necesariamente debe generarse el contacto con los factores externos. La cacería que era uno de los principales métodos de autoabastecimiento comienza a dificultarse cada vez más, los animales se desplazan hacia el interior de la selva en la medida en que avanza la deforestación, haciendo más difícil conseguir la carne para el alimento. La pesca ha dejado de ser abundante y esto ha hecho que los indígenas tengan que comprar conservas o alimentos congelados en los mercados cercanos. Los cambios climáticos y la contaminación han afectado las selvas y los ríos; si una comunidad indígena vive en completo aislamiento, lo más probable es que el nivel de vida promedio sea corto, y tengan más vulnerabilidad a pestes y enfermedades que pueden causar la extinción.

Aunque hay un porcentaje de cosas que todavía autoabastece la comunidad, como la pesca o algunas siembras, hay otro porcentaje alto no solo de víveres, sino también relacionado con la salud, la higiene, e incluso la educación, que necesariamente deben ser conseguidos en relación directa con factores externos ajenos a su estilo de vida.

LA COMUNIDAD TICUNA DE SAN SEBASTIÁN DE LOS LAGOS

El pueblo Ticuna es uno de los más numerosos que habitan en la Amazonía colombiana, su población es aproximadamente de unas 7200 personas. Dentro de las comunidades que se encuentran en la zona de influencia de la ciudad de Leticia están San Sebastián, San Antonio, Nazareth, Macedonia, Mocagua, El Vergel, Nuevo Jardín, Arara, Loma linda, San Martín de Amacayacu, San José del Km 6, Castañal de los Lagos entre otras.

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Con mi llegada a la Amazonía, y luego de recorrer varios resguardos sin encontrar un objetivo claro para la investigación, finalmente, por un encuentro casual que tuve en la ciudad de Leticia con una de las líderes del resguardo de San Sebastián de los Lagos, el interés se centró en ésta comunidad. Vivir un tiempo en éste territorio, me enseñó nuevas experiencias de conocimiento respecto a la comunidad soñada y la comunidad real.

A partir de esta reflexión trataré de mencionar características de la familia de San Sebastián de los Lagos, como comunidad real, contemporánea y intentaré determinar algunos factores que pueden hacer parte de la seguridad innata que posee la vida en unidad soñada, teniendo en cuenta los tres filtros que plantea Redfield para protección de la comunidad idealizada.

Comunidad pequeña

Esta comunidad es “pequeña”, mantiene la comunicación y la consanguineidad entre sus habitantes, esto ha permitido que varias de las tradiciones sean enseñadas entre las generaciones: Hablar la lengua Ticuna, desarrollar la técnica para cultivar la chagra, construir las viviendas o la maloca, enseñar las leyes dentro del territorio. Por ser pequeña, el círculo social de los jóvenes indígenas de 12 a 20 años de edad, es en su mayoría entre la misma familia, hermanos, primos, tíos o con otras familias que habitan en el reguardo.

San Sebastián cuenta en la actualidad con 551 habitantes, 111 familias, y 116 viviendas. En palabras de Ruth Lorenzo, una de las líderes de la comunidad, “La comunicación entre todos los habitantes es buena, los conflictos se intentan arreglar en familia y si no se logra una solución, se realiza una asamblea para poder establecer un acuerdo”. La asamblea es dirigida por el consejo de ancianos, que está conformado por todos los abuelos de la comunidad. Las funciones que el consejo de ancianos realiza es el de ser consejeros, jueces y son los únicos que pueden determinar castigos dentro de la comunidad haciendo valer las leyes internas establecidas por toda la asamblea es decir por todos los habitantes del resguardo. Los abuelos todavía enseñan estas leyes, mediante cantos, danzas y narraciones de manera colectiva. Desde el año 2005 la comunidad comenzó a incrementar su número de habitantes “Más de la mitad hasta el año 2010” y aunque todavía se realiza la asamblea y la enseñanza colectiva de tradiciones, ya se comienzan a generar problemas de invasión de territorios y escases de alimentación, por la disminución de tierras en el resguardo. Las chagras son reducidas y no producen lo que producían anteriormente al crecimiento poblacional.

Comunidad autosuficiente

Teniendo en cuenta que la comunidad de San Sebastián se encuentra muy cerca a la ciudad de Leticia, mantiene cierta independencia y “autosuficiencia” por medio de los cultivos, la pesca y otras actividades que permiten el

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sostenimiento de todos sus habitantes, pero claramente no viven en aislamiento. El contacto es constante con la ciudad de Leticia, varios de sus habitantes poseen empleos, trabajan como vigilantes, obreros en construcciones y en servicios domésticos. Estos trabajos les permiten obtener un salario mensual y todo lo que por ley beneficia a un empleado, pensión, cesantías y seguridad en riesgos profesionales.

Dentro del reguardo la pesca es el principal método de abastecimiento, seguido de la agricultura en las chagras, con los cultivos de yuca. No puedo afirmar que con estos métodos logren sostenerse por completo, como lo hicieron los antepasados, esto debido a disminución de peces y la migración de animales hacía el interior de la selva, haciendo cada vez más difícil lograr una buena pesca y una buena cacería. Con estas actividades según Ruth Lorenzo se logra obtener un salario mínimo mensual en una sola familia. Al estar la comunidad cerca de la ciudad, se facilita

el traslado de los productos para la venta. Esto implica que necesariamente la comunidad establece una relación directa y comercial con los habitantes de Leticia y depende económicamente de esta relación. La “autosuficiencia” y la independencia no son totales, como en la comunidad idealizada.

Comunidad distintiva

Existe en de San Sebastián unas características que la hacen “distintiva” a otras comunidades. Estas características se han mantenido en el tiempo y han traspasado generaciones; son las leyes enseñadas por los abuelos, reglas inquebrantables que ellos interpretan como los mandamientos y que por más influencias externas que hayan llegado a la comunidad, se han mantenido y han traspasado generaciones.

Cuando la comunidad Ticuna fue creada por el padre Jutapa, fueron pescados del lago Eware con la yuca dulce, se transformaron en seres humanos. Jutapa desapareció al salir de cacería, Yoí su hijo salió a buscar a su padre y llamó a todos los animales, las plantas, pregunto a los ríos, a los peces si lo habían visto. Con un llamado, el sonido de la flauta,

fueron organizados todos los animales y las semillas en diferentes clanes o nasones como ellos los llaman; cada hombre recibió el nombre de un animal,

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de una planta, o de un ave. Y a su vez todos los grupos se dividieron en dos: los que poseen plumas, como los pájaros y los que no, como los animales de pelaje, las plantas y semillas.

La regla para el matrimonio es que los miembros que pertenecen a la nasón de plumas debe necesariamente casarse con alguien de la nasón que posee pelo, escamas o semillas , por ejemplo un joven perteneciente al clan tucán puede contraer matrimonio con una mujer de clan cascabel, tigre, o huito.

Un estudio reciente del instituto colombiano de antropología e historia (ICANH) titulado -Aproximación cuantitativa a la organización social de los Ticuna del trapecio amazónico colombiano(2), plantea que actualmente hay dos tipos de asentamientos. El primero es la aldea indígena Ticuna; en ésta, es clara la distinción de los clanes, y mantiene la tradición según su clan, como el matrimonio y la jerarquización entre los mismos para restablecer un orden. La segunda es la aldea multiétnica, en ésta no existe completamente la organización por clanes y presenta conflictos por poder y diferentes formas de desarrollo, de conocimientos entre sus habitantes, rompiendo totalmente el entendimiento común.

Todas las familias de la comunidad de San Sebastián conocen sus clanes, es lo primero que enseñan las abuelas. La sangre Ticuna corre en la mayoría de los habitantes y la ley de unión entre clanes es muy respetada.

Inicialmente, cuando escuché sobre los clanes pensé que esta ley era solo por tradición, por respetar normas sagradas, pero esto va más allá de la creencia, la unión entre los clanes Ticuna de pelo o cascabel con pluma, se da para

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mantener la sangre pura, esto implica el conocimiento de una regla genética, que si se irrespeta, se pueden generar enfermedades en los hijos, alteraciones motrices, síndromes de aprendizaje. La comunidad lo ve como un castigo de la naturaleza por incumplir la norma legada por los abuelos.

En san Sebastián la multietnicidad es notoria. La llegada de otras etnias a este reguardo y el conocimiento de nuevas costumbres ha hecho que algunas formas de distinción Ticuna desaparezcan, como algunas flautas llamadas tokw que tocaban en ceremonias los médicos tradicionales, también llamados sabedores o chamanes. Dicen los abuelos que estas flautas eran hechas del tronco del platanillo y podían medir hasta dos metros. Los chamanes se turnaban en las ceremonias para tocarla. Después de que eran utilizadas, las colocaban en el agua y con el pasar del tiempo se convertían en boas.

Otra característica que distinguía a la etnia Ticuna era la forma de construcción de sus casas, los materiales que utilizaban eran: la hoja de Carana, llamada chua --en lengua tradicional--, con la que techaban la casa, utilizaban la pona o yura, que es una madera dura y fina para cerrar las paredes de la habitación en la que dormían, el resto de la casa no tenía paredes, la cocina era un espacio amplio, en la que no solo cocinaban, sino también trabajaban la artesanía, los amarres de la casa se hacían solamente con bejucos.

Las casas en actualidad se hacen con algunos materiales de construcción convencionales, como cemento y lámina de zinc para techar. La madera solo es utilizada para las hacer las vigas y los espacios de la vivienda son reducidos.

La alimentación es otro factor que ha cambiado la tradición Ticuna en San Sebastián. En la medida en que los factores externos diferentes a su naturaleza han entrado y han transformando los modelos de vida, los alimentos han variado. En general los ancestros no consumían granos, era un alimento desconocido, ahora los granos son parte fundamental de la alimentación. Hay alimentos que siempre consumían en ceremonias, como el tucupi: Este era un ají sacado de la yuca brava, mezclado con pescado, con chicorea -este es un cilantro diferente al que conocemos porque la hoja es más grande-, también está mezclado con hormigas culonas y es cocinado por un tiempo aproximado de 4 horas. En las celebraciones ya no lo preparan porque las mujeres no dedican el tiempo que éste requiere en su preparación, tampoco dedican el tiempo a la recolección de las hormigas, teniendo en cuenta que en las fiestas están presentes varios resguardos, un promedio aproximado de 3000 mil personas durante dos noches y tres días.

(2) Augusto Oyuela Caycedo Investigador asociado de la Universidad de Pennsylvania, museo de Arqueología y Antropología y Juan José Vieco Albarracín Profesor asistente del Instituto Amazónico de la Universidad Nacional de Colombia, Leticia - Instituto Colombiano de Antropología e Historia

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Otra cosa que se ha perdido en las ceremonias y que distinguía a los Ticuna, era la repartición entre los invitados de carne de monte. La deforestación y amplitud de la ciudad ha hecho que cada vez sea más difícil conseguir animales salvajes. La carne para la ceremonia la buscan con mucho tiempo de antelación, el pescado arreglado para la preparación es negociado en Leticia o en Tabatinga. Para poder consumir la carne de animales salvajes deben solicitar permisos para la cacería ante la alcaldía y la policía, teniendo en cuenta la dificultad para conseguirlos.

En conclusión el estilo de vida antiguo Ticuna heredado ya sea de forma consciente o inconsciente y comparado con los tres sistemas de protección que plantea Redfield sobre la comunidad idealizada, se ha transformado. Frente a estos cambios la diversidad de pensamientos comienza a romper el entendimiento compartido y genera conflictos que luego deben ser solucionados por medio de debates y consensos que pueden llegar a acuerdos, pero que dejan una marca imborrable en la memoria.

Los conflictos, son circunstancias que ninguna comunidad real quisiera afrontar en la vida, porque desearían lograr cualquier decisión u objetivo propuesto con facilidad anhelada(3), pero inexistente, que no colocará nunca en tela de juicio, ni cuestionará las acciones de la comunidad y no permitirá, como resalta Estanislao Zuleta en su ensayo “elogio a la dificultad”, “la angustia que genera combinar el entusiasmo y la crítica”. La búsqueda de nuevas identidades, la llegada de factores externos y la transformación de algunas enseñanzas pueden comenzar a confrontar la unidad mediante formas artificiales de concordia. Por ejemplo, en San Sebastián el Curaca es la cabeza líder del resguardo y es el que representa a su pueblo ante el estado. Por suposición “obvia”, el hecho que haya adquirido este cargo es porque cuenta con el apoyo de su pueblo comenzando por el consejo de ancianos, pero en realidad se ha generado choques de ideas que comienzan a resaltar intereses individuales, y aunque es aconsejado por varios líderes el choque prevalece, su inexperiencia solo lo lleva a pensar en el dinero dejando de lado beneficios sociales y la legislación indígena. Así mantenga el cargo, su autoridad y credibilidad están en tela de juicio y es cuestionado por la mayoría de los habitantes(4).

Con este ejemplo se resalta que definitivamente no existe completamente la comunidad soñada, esa que ofrece a todos sus miembros bajar la guardia y vivir a plenitud desde un entendimiento que precede desacuerdos y negociaciones, que mantiene la “libertad” porque no existe la conciencia de la voluntariedad. Ahora bien, San Sebastián es una comunidad real que ofrece en parte seguridad, y con esto no me refiero a la seguridad ideal de las soluciones definitivas sin esfuerzo, me refiero a la que permite en cierta medida que todas las personas que la conforman mantengan el ideal y la meta de lograr la convivencia anhelada. Pero no puedo continuar sin resaltar que para mantener la seguridad en comunidad real hay que tener una capacidad

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de entrega que requiere de sacrificio, una entrega que es estricta, que sigue todos los paramentaros estructurales, morales, éticos, religiosos, políticos y sociales, característicos y propios de ese estilo de vida común, parámetros que los habitantes adoptan hoy en día de forma consciente, y hacen que se pierda gran parte de la libertad, que se quisiera tener viviendo en comunidad ideal.

San Sebastián existe bajo la protección de las leyes que rigen el resguardo, como pueblo indígena, su forma de vida está amparada por la normatividad establecida previamente para los habitantes, el espacio común existe mientras las leyes sobre el mismo sean ejercidas, y la identidad indígena como comunidad existirá mientras esté sujeta a su territorio(5). La seguridad y el amparo que tiene este pueblo exigen que la autonomía, la libertad que proporcionaba en entendimiento común innato sea sacrificada por la normatividad.

Seguridad o libertad, un diferendo de dos verdades que van paralelas y que según Bauman “no podemos ser humanos sin libertad y sin seguridad”, pero en el pueblo Ticuna de San Sebastián y en general todas las comunidades existentes “no pueden tener ambas a la vez y ambas en cantidades plenamente satisfactorias”.

Componente histórico de la comunidad de San Sebastián de los Lagos

En el siglo XVIII El pueblo Ticuna confrontó los cambios más notorios de su cultura con las primeras invasiones esclavistas portuguesas. La llegada de los grupos misioneros y los explotadores de madera y caucho, veían en este pueblo la posibilidad de explotar todos los recursos naturales y obtener ganancias, sin generar gastos por mano de obra. El maltrato constante a la dignidad de los pueblos indígenas llevó a algunas comunidades a asentarse en territorios que ofrecían el amparo de los patrones y a otros a escapar en busca de nuevas tierras que permitieran recuperar las tradiciones.

(3) Estanislao Zuleta –“Un vida sin riesgos, sin lucha, sin búsqueda de superación y sin muerte, y por lo tanto también sin carencias ni deseo: un océano de mermelada sagrada, una eternidad de aburrición”. “se produce la más grande simplificación de la vida, la más espantosa facilidad”.

(4) opiniones recolectadas durante la estadía en la comunidad de san Sebastián entre sus pobladores.- segundo semestre del año 2009 y primer semestre del año 2010. Amazonas.

(5) Libardo José Ariza. - “el funcionamiento del resguardo y sus principios fueron articulados definitivamente por medio de la ley 89 de 1890 y aún se mantiene vigente con la constitución de 1991, como control y protección de la población indígena. Ofrece la estabilidad que pocas instituciones alcanzan en Colombia. Los indígenas defendían la ley, como único reducto que les garantizaba su permanencia en la tierra y la construcción de su identidad. Los indígenas estaban atados al resguardo porque, aparentemente, solo allí podían existir. Se establece, de este modo, una relación esencial entre el espacio y la existencia de la identidad”. Derecho, saber e identidad indígena / Bogotá (2009).

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La comunidad de San Sebastián se fundó en 1930 por los abuelos Antonio Fernández y Raimunda Ramos, provenientes de omití Paraná, en la desembocadura del rio Putumayo en el Brasil. Estos abuelos se escaparon de la esclavitud en la época de la explotación cauchera y huyeron con todos sus hijos de las

enfermedades y pestes que llegaron al lugar. Comenzaron a caminar rio arriba hasta llegar al territorio actual; siempre escondiéndose de los explotadores. Primero llegaron a Bella Vista en el Perú, allí también fueron obligados a extraer caucho, salieron de allí y se ubicaron en las orillas de la quebrada Yahuarcaca, hicieron sus chagras, empezaron a comercializar y también a trabajar con las primeras personas que habitaron en Leticia.

La primera patrona del abuelo Antonio y la abuela Raimunda, fue una señora llamada Patricia Sarria. El abuelo Antonio hacía la limpieza de su finca junto con la abuela y los hijos.

De la unión entre Antonio y Raimunda nace Francisco, quien se casa con Juliana según la tradición Ticuna, y nace Pascuala; ella es en la actualidad una de las abuelas de la comunidad. Juliana conoció a Hernando Lorenzo, quien fue el primer Curaca de este resguardo.

Durante los inviernos con las inundaciones del rio, todas las cosechas se perdían. En 1969 Hernando Lorenzo como líder ubicó a la comunidad en las

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tierras altas, en donde está el resguardo actualmente; la primera casa fue la de los abuelos francisco y juliana.

Con gestión de Hernando, como curaca, construyeron la primera escuela llamada Camilo Torres, donde actualmente estudian los niños de la comunidad, comenzó a gestionar el desarrollo de carreteras, se mejoró el transporte fluvial y terrestre.

Entre 1985 y 1986 se tramitó ante el ministerio del interior y se otorgó el título de resguardo indígena a todo este sector. Se dividió en dos zonas San Antonio de los Lagos y San Sebastián de los Lagos. Cada territorio tenía asignado un curaca.

Ahora el objetivo de la comunidad es seguir buscando la ampliación del resguardo ante el gobierno, para dar solución a los conflictos que se presentan por territorio.

El inicio de los conflictos en el territorio de San Sebastián de los Lagos

La comunidad idealizada que el pueblo Ticuna busca, esa comunidad armoniosa del padre creador Jutapa, la que no presenta conflicto alguno y en la que el bienestar de todos está por encima de los intereses individuales, definitivamente es un imposible desde el momento que la elección de vivir en comunidad se convierte en voluntariedad y deja de ser entendimiento innato

El resguardo de san Sebastián, antes de recibir el título, fue un terreno que genero conflicto entre hermanos. El abuelo Francisco tenía un hermano llamado Santos Fernández, era médico tradicional y el único que no quería que el territorio se convirtiera en resguardo, tenía la idea de vender el terreno y volver al Brasil, a sus tierras de origen.

Sin importar el bienestar común, y la seguridad que el terreno representaba para la comunidad, el abuelo Santos tenía clara su decisión. Deseaba solo el dinero de las tierras, así pasara por encima de su pueblo

El abuelo Francisco luchó junto con su hermana menor, en contra de los intereses de su propio hermano Santos Fernández. Esto llevo a enfrentamientos constates, se había desatado el odio entre hermanos. Las peleas no solo eran de tipo físico, maltratos, golpes, riñas, sino también se generó una pelea espiritual por el poder y el conocimiento que tenía el abuelo Santos, como chamán y medico tradicional(6).

Estos conflictos reales, cuyos intereses individuales rompen la idealización de vida comunitaria, son los obstáculos que constantemente se deben resolver en San Sebastián. La solución independientemente de la forma que sea, mantiene el anhelo, la búsqueda de aquella comunidad perdida, que no generaba conflictos porque todos convivían bajo el mismo entendimiento. En

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estos tiempos esas soluciones son una excusa para recuperar la seguridad pero con la libertad que ofreció la comunidad del creador Jutapa. La transformación en el tiempo de las enseñanzas y del estilo de vida innato ha “hecho” que aquella comunidad Ticuna idealizada sea un paraíso solamente alcanzable en los sueños. CULTURA TICUNA, UN HECHO TRANSFORMADO EN EL TIEMPO El significado de cultura como un “hecho” social busca siempre un fin objetivo en la descripción de los diferentes estilos de vida, pero ese objetivo cambia si tenemos en cuenta el planteamiento de Bauman cuando se refiere a la cultura como un “fenómeno diacrónico más que sincrónico”, y el hecho de que transcurra y se desarrolle en el tiempo hace que se transforme, que adopte nuevos modelos cognitivos y con estos nuevas necesidades. En este punto me detendré para intentar aclarar que se puede entender como “hecho”. La palabra hecho es sin duda vocablo universal de la lengua española, y su significado es diverso. Según José Ferrater Mora(7) plantea que se puede entender “como algo que está efectivamente cumplido y no puede negarse su existencia”. Este significado lo puedo ampliar más con el planteamiento que señala Roque García en la obra --sinónimos y antónimos--. “Todo lo que existe es una cosa. Todo lo que hace, todo lo que obra, todo lo que se mueve, es un hecho”(8).

Entonces a modo de ejemplo puedo señalar que la manifestación artística es un hecho del pensamiento del hombre y todas las manifestaciones y sustancias físicas son hechos de la naturaleza.

Con respecto a estos significados los dos autores coinciden en la clasificación de “hecho”, como hecho natural y hecho cultural. Para García, como para Ferrater el hecho natural “es el que proviene de la naturaleza y que no es humano” y el hecho cultural lo describe el autor en sus propias palabras de la siguiente forma: “se concreta al hombre, a todo aquello que el hombre hace, sin calificarlo en ningún sentido, sin expresar que sea bueno o malo, falso o verdadero, justo o injusto.”

(6) Relato hecho por Ruth Lorenzo Chota, nieta del abuelo Francisco y actual líder de la comunidad Ticuna de San Sebastián de los Lagos. Leticia - Amazonas 2010 (7) José Ferrater Mora.- diccionario de filosofía, México, Atlante, 1941

(8) Ramiro Romero Hernández.- Apuntes para la filosofía de la contabilidad, el hecho contable.

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Los hechos culturales enmarcados en las costumbres heredadas del pueblo Ticuna, son representados en ceremonias enseñadas por generaciones desde el padre creador Jutapa, y transmitidos a través de los mitos de los abuelos como regla fundamental. Estas ceremonias se han transformado en el tiempo, no han desaparecido; conservan el principio infundado por el creador a la comunidad idealizada, pero han mutado. No puedo generar un calificativo y decir que esta mutación sea mala o sea buena, simplemente es la transformación de lo que en el principio era lo ideal para la comunidad que lo asumía de manera innata, y que ahora se asume de manera voluntaria. La creación Ticuna, es rastro de la tradición de un hecho cultural transmitido en el mito, que se ha mantenido y que evoca el sueño de un pasado de unión que poseía libertad y seguridad. Las enseñanzas del creador mantenían el ideal de la vida en comunidad. Se estableció la organización social por clanes y las leyes que hacían parte del entendimiento común.

Los rituales ceremoniales son la manifestación real de lo transmitido a través de la palabra, y que sustentan la búsqueda de aquella comunidad segura y libre que desapreció.

Imposición de clanes:

Este es el primer ritual que el pueblo Ticuna le practica a un niño recién nacido. Inicialmente todo niño nacía en el resguardo, asistido por las abuelas. En el momento de nacer estaba presente un padrino escogido por los padres del bebe, quien se encargaba de cortar el ombligo con una hizana, llamada también “dene” en lengua Ticuna. El padrino ungiendo huito –fruto que produce tinte natural—sobre el niño, le hace la imposición del clan, que al igual que el apellido es el mismo del padre. Con el tiempo y los diferentes factores que han influenciado en la transformación cultural, este ritual se ha ido perdiendo, conforme avanzan las generaciones. Los partos de las mujeres indígenas son realizados en los hospitales siguiendo los protocolos médicos comunes, tanto para el parto, como para el corte del ombligo del bebe. No hay presencia de padrinos y la imposición del clan se asume y se sustenta al niño con las enseñanzas de los abuelos. La pelazón: Es un ritual sagrado en el que se purifica a las jóvenes de la comunidad en el momento de su desarrollo, en su primera menstruación. Este ritual representa el cambio de niña a mujer y lo realizan para no contaminar la naturaleza,

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según sus enseñanzas, mantener un equilibrio natural. Este equilibrio evita que el hombre que tenga relaciones con esta mujer, en términos de los Ticuna, no sea “salado”; esto quiere decir que no sea una mujer que traiga desgracias, sino por el contrario, una mujer que está purificada para ser buena esposa y conformar un buen hogar. Aunque esta tradición ha cambiado en algunos aspectos, trataré de hacer una descripción del ritual como los hacían los antepasados Ticuna y describiré algunas características que han cambiado en el tiempo. En el momento de la primera menstruación, la niña es inmediatamente separada de la familia y guardada según la tradición en una habitación construida por el padre, especialmente para la ceremonia, en la maloca Ticuna. La niña no es vista por ningún hombre, solamente es visitada por las mujeres de la familia. El aislamiento inicialmente dura alrededor de un año, durante su clausura la niña aprende a sacar y a torcer la fibra de la chambira, hacer detalles para obsequiar a los padrinos, que son escogidos por la mamá de la muchacha. La joven teje hamacas, mochilas, y en general todo lo que es artesanía. Es la preparación para ser una buena esposa. Cuando el año de encierro de la niña comienza, la familia inicia la preparación de la chagra, desde el cultivo hasta que la yuca dulce está lista, este proceso dura un promedio de 6 meses. Se comienza la fabricación de los instrumentos, en especial el tambor. Los hombres salen de cacería para conseguir el cuero de los instrumentos, utilizan la piel de danta o de borugo. Hacen las flautas de bambú, que representan el llamado de los clanes y fabrican la flauta de invitación, que es hecha de una corteza. La flauta generalmente mide un metro y medio de largo. El padre de la joven sale en un bote tocando la flauta y los demás resguardos Ticuna reconocen el sonido, saben que es la invitación a la fiesta y se deben alistar para la ceremonia. El padre lleva huito y lo regala a sus invitados para que con este se maquillen en la celebración.

Todos los invitados alistan las máscaras hechas de madera y balso, unas representan los clanes y otras representan al mono travieso, con esta máscara van a perseguir a la joven durante la fiesta. Las mujeres de la etnia preparan el caldo de payawarú,

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que es la bebida típica especial de la pelazón. Es un vino hecho con la yuca dulce. Se prepara una parte y se deja fermentar, cuando faltan tres días para iniciar la ceremonia arrancan nueva yuca y hacen nuevamente la preparación, el vino fresco lo mezclan con la bebida ya fermentada para que suavice el sabor. Nunca deben callar los tambores mientras preparan el payawarú. Los hermanos menores de la niña son los que tocan el tambor y están siempre acompañados por un abuelo. El primer día de la ceremonia los invitados ayudan a mezclar el payawarú fermentado con la nueva preparación. La diferencia entre las dos preparaciones es de 6 meses. Mientras ocurre todo el proceso de la preparación del payawarú, la abuela y la mamá de la niña le aplican un suavizante en el cabello para que lo afloje. Este suavizante está preparado con el sumo de lulo. La abuela y la madre con las manos comienzan a arrancarle el cabello de la nuca y de las partes laterales de la cabeza a la joven, estos son los lugares más dolorosos, por eso lo hacen los familiares. La parte superior de la cabeza la dejan para los invitados, estos arrancan el cabello durante la ceremonia. Por este acto el ritual recibe el nombre de la pelazón. El cabello de la joven está debilitado, la intención es que no debe doler, si el dolor es excesivo significa que no va a ser una buena esposa, no va a tener un buen futuro matrimonial, puede tener problemas de infidelidad y engaño. La comida de la fiesta es abundante, el padre de la niña ofrece a sus invitados la carne de los animales cazados en el monte para esta fiesta. Todos los invitados que van llegando buscan bambú para elaborar un corral en el que va a estar la joven, buscan huito para pintar a la muchacha. A las tres de la mañana rayan el huito y cuando está el tinte, todos se pintan. La muchacha es pintada por las familiares, luego la vendan con yanchama y la llevan al corral sin que nadie la pueda ver. Amanece el segundo día de la pelazón, los invitados cantan con los niños, bailan todos con cascabeles en sus tobillos, con el casco de la charapa (tortuga) y con las flautas, todos los invitados se reúnen para que se proceda a perforar las orejas de las niñas pequeñas que están en la fiesta. Esta primera perforación la hacen con una aguja hecha de pona bien pulida, ésta es la madera fina con la que hacían las paredes de las casas. Estas perforaciones solo se hacen durante las fiestas de pelazón.

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En el tercer día siguen bailando con cascabeles tambores y flautas, hacia las dos de la tarde, se alistan para sacar a la muchacha que está en corral hecho de bambú. Antes de salir le colocan la corona que significa la pureza, el triunfo, el poder, ella sale con su torso desnudo, pintado con huito y con una falda de yanchama. El prometido de la niña, seleccionado por los abuelos, le ayuda a salir del corral, él le tapa los ojos y sin dejar de danzar dan dos vueltas mientras que colocan una tela de yanchama o nachine --en legua Ticuna-- pintada con el clan de la joven en medio del lugar, luego sientan a la joven en la mitad y todos le cantan. Le quitan la corona y la tía inicia arrancado el cabello, luego los demás invitados. Todos bailan con la joven, siempre suenan los cascabeles, llegan los enmascarados con sus trajes, estos traen un muñeco que representa una cría. El mono travieso comienza a buscar a la muchacha y la persigue con el palo de capinuri, este tiene forma de falo y representa la fertilidad.

Las ancianas le quitan la cría a los enmascarados y ayudan a controlarlos, la fiesta se convierte en una alegre persecución. Los invitados continúan bailando durante toda la noche. Con el amanecer del cuarto día, la familia da premios a los enmascarados, quitan las máscaras y descubren quienes son las personas disfrazadas. Los enmascarados le dejan al dueño de la fiesta los trajes para que la familia de la joven, ahora convertida en mujer, los utilice para decorar la casa. Luego estos trajes son utilizados en otra etapa de la pelazón que se realiza al año

siguiente. Durante esta ceremonia solamente le quitan a la joven el cabello de la frente y las faldas de chambira de los enmascarados son quemadas. Los invitados bailan alrededor el fuego. Los cuatro días de fiesta están caracterizados por los platos típicos, durante toda la celebración se comparte la chica de yuca, el guarapo de piña, la fariña,

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el sancocho de plátano, los envueltos de pescado entre otros alimentos típicos de sus costumbres.

Aunque la ceremonia de la pelazón en la actualidad se realiza en las comunidades Ticuna del trapecio amazónico, ya no se hacen igual, como la hicieron los antepasados. La voluntariedad es el primer camino de acceso para realizar la ceremonia, y aunque la mayoría del ritual se mantiene igual en su orden, las variaciones son bastante notorias. En la medida en que las generaciones avanzan la extinción puede llegar a esta tradición.

El encierro de la niña ya no es de un año, como lo hicieron los abuelos, es de máximo una semana, y con esta sola variante, la trasformación del ritual ya es significativa. El poco tiempo de encierro de la joven ya no es suficiente para que aprenda todo lo que se necesita para ser una buena esposa, entonces el encierro adquiere un carácter simbólico,

se convierte en un aspecto representativo de la tradición pero deja de ser un aspecto fundamental para la vida Ticuna. El aprendizaje de las jóvenes para hacer artesanías lo realizan en cualquier momento con la mamá o las abuelas, esto es de manera voluntaria, teniendo en cuenta que la etnoeducación –el aprendizaje de su propia cultura-- ya no es una prioridad para muchos jóvenes indígenas que dedican su tiempo a los estudios básicos, técnicos y profesionales. En algunas ceremonias todavía se hace la preparación del caldo payawarú, pero en la mayoría de las ocasiones el licor es comprado en los pueblos, y consumen la cachaza del Brasil y cerveza. En el momento del ritual de la pelazón de la niña, las abuelas y la madre utilizan tijeras, el corte de cabello también se convierte en un aspecto simbólico. Cuando la joven sale del encierro también hay cambios, ya no es el prometido el que le ayuda a salir del corral, es un familiar, ya sea un primo o un hermano, incluso el mismo padre. La niña ya no sale con la falda hecha de yanchama, sale con una tela roja. Cuando se extrae la corteza de la yanchama para hacer el tejido, generalmente sale de color blanco, pero en ocasiones la corteza sale con un color rojizo. Ésta era la que utilizaban los antepasados en las

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ceremonias porque para los ticunas el rojo representa la menstruación femenina y la pureza. Ahora la tela se utiliza por practicidad, no es necesario tejer y mucho menos conseguir el árbol adecuado para que la yanchama salga de color rojo. En general la ceremonia de la pelazón ha dejado de ser un ritual sagrado y un manifiesto de vida, que era lo que representaba para los ancestros, era parte del entendimiento innato de la comunidad. Ahora se ha transformado simplemente en una fiesta que celebra un acontecimiento pero sigue siendo un hecho cultural. La idea de separar los hechos culturales de los hechos naturales no es un concepto expuesto solo por José Ferrater Mora y Roque García, sino que fue el planteamiento que dio origen al significado de cultura a partir del siglo XVIII. Todas las manifestaciones creadas por el hombre determinaban el concepto de cultura, mientras que todos los hechos naturales eran separados como los designios que se presentaban en la vida y que el hombre estaba obligado a seguir.

Este significado de cultura del siglo de las luces lo menciona Bauman, y lo desarrolla con la transformación semántica que se ha dado con los “hechos culturales y naturales” en el tiempo y destaca una mutación que para el siglo XIX comienza a ser notoria, el hecho cultural ya no separaba al hombre del hecho natural, sino por el contrario en términos de Bauman, se “naturalizaba la cultura”(9).

El desarrollo de este pensamiento pone al hecho creado por el hombre en una posición en la que la misma creación humana confronta y adopta el dominio del hecho natural.

En el resguardo de San Sebastián quería determinar que este concepto era válido en la comunidad Ticuna actual. La forma más apropiada de explicar mi búsqueda es intentando aclarar ¿Qué era lo que realmente buscaba como un hecho que naturalizaba la cultura? Las danzas y los rituales, como hechos culturales eran actos sensibles y notorios en cualquier pueblo indígena que mantuviera estas costumbres, pero ¿Qué más podía abarcar la naturalización de la cultura?, comencé a investigar si había “hechos culturales” que pasaban desapercibidos, cosas que pudieran ser tan cotidianas y distintivas que fácilmente podían ser imperceptibles, y que aunque eran enseñanzas ancestrales fueron transformaciones de hechos culturales que se naturalizaron.

(9) Zygmunt Bauman.- La cultura como praxis, “introducción” (1999)

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No sabía por dónde comenzar o como identificar estos elementos que se naturalizaron, son detalles difíciles de notar porque comenzaron a ser parte de la cotidianidad del pueblo Ticuna, y son aún más difíciles de percibir si se naturalizaron con influencia de hechos culturales provenientes del hombre blanco y sus costumbres. Esto hace que sean prácticamente imperceptibles. La observación podía ser mi única herramienta, pero ¿Cuál podría ser ese momento, esa acción concreta de hecho cultural heredado, adaptado y naturalizado? Solo encontré elementos sencillos, tal vez insignificantes y difíciles de explicar, como formas de comer, de sentarse, de hablar y relacionarse, estos hechos son producto de la tradición y delimitarlos puede ser una tarea imposible, no me puedo centrar en el hecho mismo, realmente podían ser una ilusión, incluso Bauman resalta los esfuerzos de los pensadores sociales por demostrar estas acciones. Lo que puedo plantear es que estos hechos culturales que se naturalizaron pueden ser vestigios de aquel entendimiento innato que poseía la comunidad idealizada y que ahora solo se manifiestan en pequeñas acciones prácticamente imperceptibles dentro de la comunidad real.

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CONCLUSIÓN Llegar a un lugar desconocido, observar cosas de los pueblos indígenas que ya comprendía por algún medio de comunicación o simplemente por conocer el concepto de la globalización, no me implicó ninguna dificultad. El reto real era identificar las ideas que yo tenía en mi mente de una comunidad ideal que ya no existe, en la comunidad real de San Sebastián, con la que iniciaba una nueva vivencia y una amistad que marcó todo el proceso de éste trabajo. Con esta experiencia logré ver qué hay más allá de las cosas obvias que se pueden conceptualizar, lo más notorio en una comunidad. Pude exponer las ideas sensibles de mi imaginación y mis recuerdos, porque confronte lo ideal de mi mente con la realidad. Aprendí a leer que en los pequeños de talles hay grandes contenidos, actividades que pasan desapercibidas, pero que tienen una gran historia. Definitivamente la animación fue la mejor herramienta creativa, me permitió dar vida a través del movimiento a mis ideas infantiles, unir lo real con lo irreal y ante todo dejar un rastro del acercamiento entre mis experiencias con algo completamente lejano a mi vida. Éste es tan solo en inicio de un trabajo que debe continuar, con esto se abre un camino para que mi deseo de conocimiento pueda seguir explorando el gigantesco universo de las culturas indígenas y su transformación. Llegar hasta este punto no es un camino fácil, de corazón agradezco a todas las personas que de una u otra manera aportaron en éste proceso, y pido bendiciones por mi familia, porque sin ellos, esta aventura no sería una realidad.

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