El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

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El árbol en llamas Viviana Cecilia Atencio Edición Ilustrada por Paloma Blázquez Crespo

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Versos que caen, como hojas de otoño, sobre la tierra universal de la infamia, limpian el aire, las venas del mundo, versos como ojos sin esperanza tras alambres con espinas frente a guardias sin alma...

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El árbol en llamasViviana Cecilia Atencio

Edición Ilustrada por

Paloma Blázquez Crespo

COPYRIGHT 2009 - EL ÁRBOL EN LLAMAS - VIVIANA CECILIA ATENCIO – PALOMA BLÁZQUEZ CRESPO

Page 2: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

“Si ardes es porque ya eres fuego.”

Sergei Esenin

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Versos que caen como hojas de otoño

sobre la tierra universal de la infamia,

limpian el aire

las venas del mundo

versos como ojos sin esperanza

tras alambres con espinas

frente a guardias sin alma.

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El peso de los sueños

I

No esperó a que rodaran

las hojas leves del otoño

el tronco se le quebró sobre los hombros

con todo el peso de los sueños

II

Parálisis del animal

abarcado a sí mismo

cosido a una visión inhabitable

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fantasmas como hierbas lo inflaman

le humea de las manos

un falso infierno

adulterado paraíso

ahogado como un náufrago

en océanos secos

trascordó el ritmo emplazado

entre tanto furtivo agudo movimiento

asimétricos arden su rosado paladar

su ladrido en el pecho

sus deseos convulsos consagrados al alba

destilan las llagas

una ruta de vacío en llamas

una pared de cenizas

pulveriza sus sombras

desconectadas luces sobre grietas

de una absurda libertad

III

¿Cuál fue el punto en que la mente

se enajenó del dolor?

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Limbo

¿Cómo dicen morir en el abismo

los cuerpos sin nombre bajo la tierra?

¿A qué sitio vuela el recuerdo

de la humillación tras los tormentos?

¿Desbaratan tanto macabro juego con la muerte

las memorias de la luz

bajo la venda harapienta de unos ojos?

¿Es lo opuesto a las heridas un clamor de pájaros

ajetreando desde un cielo?

¿Hacia dónde se desvían miles de rostros

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todavía siempre inmaduros para la caída?

¿Quiénes aguardan al otro lado del espanto?

¿Qué imágenes arrastran a sus cuerpos de sus almas?

¿Qué tortuosa densidad engendra

el último lamento en la caída?

¿Sirve la utopía

de que ningún dolor se desvanece?

¿Dónde cometer el último crimen

de esparcir un puñado de polvo sobre sus párpados

que jamás cierran los ojos?

¿Habrá verdugo capaz de amortajarles la conciencia

o tinieblas de donde la oscuridad

no pueda obtener mayor pureza?

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Ritos

Para no morir quita de entre las paredes

la flor dormida junto a la ventana

y la entierra bajo el rocío

Mira a través de la ventana

y no ve

hasta aquella tarde

en que de pie frente a la casa

descubre la flor que no viera nacer

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Luego un animal

comerá ésa y cada flor

que ya esta primavera

temerán florecer

Y cuando el tilo se deshaga

en triviales cadáveres

los hacinará

y los esconderá de los otros

cada tarde

así

hasta que las ramas desnudas

atraviesen los cables

completamente

donde el cielo

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Fingir que no

Fingir que no

que no son gotas sino pasos

que no alcanzan al pecho

sino tres gotas dispares

y un paso

no un golpe

sino tres gotas dispares y un paso

ruedas motores inciertos

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sobre un sitio tras la casa

el crujir del propio cuerpo

alerta a los sonidos de una sombra

el frío el calor el boldo

y las gotas la lluvia la tormenta

abatiendo el cielorraso

las ausencias

las piernas desnudas

las rodillas heladas

las manos entretejidas

las palabras deshechas

el llanto sofocado

sobre la mirilla empañada

tras el ojo la misma imagen suspendida de la espera

los propios pies rozando el suelo

hacia la puerta hacia la silla hacia la puerta

la muerte espantada a manotazos de idiota

la letra apretada entre los dientes

la garganta agotada calada

alternativamente calada agotada

el humo encadenado a la boca hasta la náusea

la duración de una noche

es el plazo de un fin

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Metro

"Y Li Po también murió ebrio.

Quiso abrazar la luna

En el río Amarillo."

(Epitafios, Personae, Ezra Pound)

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¿Y si Li Po no murió ebrio

si renunció a abrazar una luna

en el río amarillo?

Un azar de luz roja retuvo el vagón subterráneo

vi a Li Po pendiendo de una mano

demorado en otro tren de sentido contrario

Una ráfaga a través del negro

cruzó nuestros ojos de luz a luz

Conservé los eludidos suyos oblicuos

juraría que en la otra mano

guardada en un bolsillo de su pantalón

escondía su puñado de lluvia leve

sobre el polvo leve

No sonreía

perdido entre lamentos

¿le pesaba un cansancio de andar millas

sobre veredas desoladas

muertas?

Li Po ¿o Wan Wei?

es un coreano con comercio en el barrio del Once

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explotado familiarmente junto a su esposa e hijos

¿aún hará tristezas como lluvias

enjaezará caballos como dragones

recordará los efluvios de muchachas

entregadas al placer día y noche?

Cuando Li Po avanzó más allá de las aguas

el aire tembló se amparó en los cristales

las cavernas olían a río y nubes

Desde la ventanilla seca mi reflejo

no regresó desnudo o solitario

Vestidos sólo con dulces árboles

fuimos dos alegres cubas

tendidas

en el llano camino de los shin...

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Sirenas

Escuchó la música

de los días de su muerte

como un canto de bocas de sirenas

que despojaron sus alas

para fundirse bajo las aguas

espejismos de liras onduladas

deslizarse de sonidos

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entre dedos de algas

Escuchó las voces

de las horas de su muerte

como lamentos nacidos

de la sangre de un dios

Se perdió en la visión

de unos pechos tiesos

tan tiesos a fuerza de tormentas

Le fue imposible recuperarse

de las manos del liquen entre las piedras

Extendió sus brazos

acarició sus notas

abrió las algas de su boca

Desde el verde reflejo

de mares o acaso ríos

en el ansia zozobra:

—No calléis…

cantad cantad sirenas

dadme vuestra ilusión de colas rasgadas

evocación de mis desvelos

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de piernas enlazadas

Adagio

Hypnos sobre un cuerpo de mujer

en sus formas pendientes

signos de un juego arcaico

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que acuna desplaza despliega

condenas a tempos de desasosiego

Cuando el sol es rayo

que atraviesa su centro

desde los dedos engendra

una conversión a naturaleza muerta

ella es ahora un molde de granito

enlazada a sus muslos

se entrecruza la hiedra

circula por su cuello resbala

descubre entre hojas diminutas

una metamorfosis esmeralda de mirar continuo

Se disuelve la tarde en una lluvia de otoño

que se cuela entre conciertos o tallos

se separan lentas las gotas sobre el vientre

y lo despejan

la piedra se entibia suda enrojece

heridos por su propia luz

se ven exhumarse los ojos

Liviano temple de la luna

en su percepción encadenada

como sinestesia hermafrodita de amantes

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un oleaje como trenza locomotiva

en la ensenada de la noche

reza el delirio de la longitud del éxtasis:

aniquilar al alba

Pena de la muerte

¿Quiénes son los que mueren

al otro lado de mí ?

Miguel Servet:

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el humo de tu cuerpo de leña verde

asciende lento entre demonios ajenos

hacia un cielo íbero

entre un fluir de nubes

niebla roja

mírate como ojos de estrellas

sobre las notas demoradas en las aguas

confúndete entre vientos diabólicos

guarda los pies

para que no te arranquen

de esta tierra

que enloquece las almas

dispérsate entre rayos

de luz de infamia

en los matices

de las vidrieras de San Pedro

mira el fuego reflejarse en el negro

de sus ojos calvos

saluda a las letras

de tu libro escrito

que atiza las llamas

Giordano Bruno:

en la infinitud del universo

ardes

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entre soles rodeados

por planetas como tierra

en la sentencia mónada de las mónadas

anima mundi

del todo guarda un sentido

no persona o creador

mens

sentido imaginación razón

pensamiento

que agita la materia

en semillas circulares

furores heroicos del todo inmóvil

en la multitud infinita

de infinitos mundos móviles

no fueron a por ti

lanzadores de piedras

ni demonios

seres terrestres no lunares

en el nombre de un dios

atizaron el fuego cobardes de sotana

Sacco zapatero Vanzetti pescadero:

humillación electrocución martirio

no por crímenes probados

la culpa es ser

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obreros inmigrantes anarquistas

si pudieran ejecutarlos dos veces

dos veces más renacerían

obreros inmigrantes anarquistas

(viva la anarquía

adiós madre

soy inocente

gracias guardias por su amabilidad

desearía ser capaz de perdonar)

el crimen con sus manos atadas

el primer choque eléctrico que quiebra la piel

si las mentes resisten

los cuerpos se quemarán vivos

las cabezas se encenderán

¿gritarán dolor?

hasta que sólo quede el recuerdo

de piel quemada

en los cinturones de dos sillas

y heces y orina

donde alguna vez hubo almas

Mujer Adama Yusuma hombre Attahiru Umar:

apresan las manos que no pueden pedir

maniatan los pies que no pueden correr

cubren los cuerpos de ataúdes de fieltro

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jueces tribunales cómplices

cortejo de verdugos

cargan por el camino ciego

pesos doblados

como mantos de odio

son el vértigo de un hoyo invisible

dolor caída tumba a medias

mortajas profanadas de púrpura

y una dos tres cuatro horas

hasta la última piedra

brechas invisibles

sudarios desgarrados

alaridos de la carne

silencio oscuro

ojos ciegos del anteúltimo espanto

sangre azul carmesí

Estados criminales

penas criminales

no hay crimen

que pueda pagarse con un crimen

hay inocencia asesinada

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Gala o Dalí

Page 25: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

En blancos desiertos colisión

entre constelaciones sin nombre

Trazos de mujer sonrisas

hacia restos del mundo

por una ventana de agua

que asoma de puntillas

al vacío

Palacios

sobre raíces de un sueño

la sostienen

(no es fácil aceptar ese pudor

de manos entrelazadas

su cuerpo desplegado

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en virgen vela)

A veces

son uno

los dos

en el espejo

o uno que mira

a la otra

que se mira

o dos

que miran

Otras

es ella

desnudo

caderas ombligo

vientre pechos

pies manos

sosteniendo amorosamente

un ave blanca

Dedos pincel

yemas vivas

proliferaciones del deseo

desde la ausencia de los ojos

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en el tacto marfil

de una espalda desciende

como fino tallo de flor silvestre

hacia caricias

lienzos raíces

muslos nacientes

Mujer templo escala

columnas puertas

roza la lágrima ausente

el adn

de orejas felinas

en la despedida

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Viejo nuevo mundo

I

Nuevo mundo

de árbol inexplorado

que recuerda a otro árbol

lleva flores de olores ajenos

azahares fértiles como selvas blancas

remolinos de naranjas muertas

Hay otra ventana como uno ojo

por la que ves lo que ves y lo que evoca

no los naranjos forasteros

no azahares en abril

sino un abril de tila centenaria

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con frutos que le nacían

redondos como estrellas

aludes dorados vuelo lento de hojas

que envueltas cercadas estrujadas

unas a otras

aún son recuerdos como lágrimas

gorriones flacos

palomas pobres

A la misma hora

hay más luz allí que aquí

Hubo una vida de soles húmedos

Hay un mismo ser

bajo la calima de las horas

III

Te entregaste a tu cuerpo

cuando vadeaste las cuevas y su velocidad

tu verdugo fue tu impropia condena

Desde el último grito padeciste

una agonía de labios abiertos

escupiendo silencios

se te partió la boca

en un gesto de estrépito

A nada sonó tu salvaje tristeza

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IV

Sinuosidad famélica de un piel sin estación

despojada del reptil

consternada desnudez del remordimiento

terrores tan extensos que lo ocuparon todo

un hueco la mirada

una descarga sorda de sueños

te partió en detonaciones opacas

la vertiente en la herida

el agua demorada en una lágrima

la sentencia sin crimen

el asombro ante la coartada precisa de la vida

el extremo remate de la muerte

en la garganta el mismo dolor

que nunca quiso llorar

IV

¿Y si la muerte en el intento

te recoge allí mismo

donde no descifraste

ni el último sueño

como a esos cercanos niños del desierto

arrastrándose

en busca del pan?

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Sueño de niños

Solos

con la libertad de la muerte

somos su fuego

fusil casco granada

somos la muerte de los otros

nuestra muerte en los otros

un reflejo en la historia

que se prende y se apaga

El pasado es un sueño de niños:

—un beso buenas noches sueños felices

rostros lejanos la paz que duerme

No quiero la eterna esperanza

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de la muerte mejor mañana

ni la vida

desasosiego de ser

matar o morir

infamia de un ciclo

sangre

que fluye o se detiene

disparo que alcanzo

o que me alcanza

¿Cuántas banderas

me compraste

para la desesperanza?

¿qué hiciste cuando te esperé?

¿qué hiciste cuando me fui como buscándote?

¿qué hiciste cuando no llegaste

cuando nunca me encontraste?

¿qué fue de mis pedazos?

¿qué hiciste cuando no secaste mi tristeza?

cuando me lloraste

cuando me moriste

cuando no elegiste mi muerte

la heroica la fantástica…?

¿qué hiciste que te fuiste?

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Duele

Tantas huellas borrará la lluvia

como menos tanto fuego

Edén Edén

Pequeños alfileres de tu voz

desde las fauces de los cielos

¿cuántos cuerpos

hasta los jardines del Edén?

Entre tus dedos

el agujero de mi alma habla

es tan bello que duele

Ríete o ríeme

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las piernas

luego desciendes

manifiestos antiguos como palabras

escritos arriba

más alto más alto

hasta sumergirse

aguas

hombros

boca lengua garganta

Detén el mundo ante tus manos:

¿no deberíamos ya hacerlo girar?

Tantas estrellas

nos caen bajo la lluvia

que parecemos ciegos

Déjate dormir

que mis palmas laman

tu dura oscuridad

que tu boca derrame

su silencio en mi sangre

que no haga frío

Una hora estar muerta

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el tiempo necesario

para vivir en tus lágrimas

Esmerilar la mirada

derramar las piernas

para verte caer

no esperar a que la luz

abarque la tempestad

el silencio habla

entre las aguas

Pronto

que mis hombros sostenidos

por tus manos

se vuelven invisibles

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El deseo

I

El deseo es mudo o gime

grita duele

asciende por los pies

adormece los dedos

desafía los labios

despliega las lenguas

muerde besa

se disuelve entre las bocas

náusea profunda

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estrangulamiento del pulmón

imprevisto temblor

nada entre dos

y se despierta seco

murmura por las caderas

estalla en la cabeza

se vende en los gestos

acaricia por la espalda

teme se atreve muere

te ahoga

atraviesa los sentidos los lacera

fluye de surcos cultivados en la piel

baila ríe no puede

florece durante estaciones enteras

por fin duerme

es

él

siempre

literal

II

No es

el descenso de la luna

sobre el cielorraso

ni los retazos de la noche

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es la sombra de tu cuerpo sobre el mío

no hay sueños que detengan

lo que las manos conciben

en las mentes que desnudan

puedo ver tu corazón marchar

puedo verlo circular sobre tus venas

puedo percibir tu prolongarte hacia mi boca

puedo ver tu sonrisa pintarse en mis labios

no vamos a despertar no hemos dormido

nos hemos levantado para volvernos a lanzar

nos hemos acostado para volvernos a parar

para amarnos de pie

las rodillas sobre los brazos del sofá

los cabellos alargados

mis codos unidos por tus manos

nos hemos encumbrado para volvernos a arrojar

alimento lenguas dedos eres soy

manos multiplicadas por mil

boasdesesperadas

piernas implicadas bienvenidas

bienvenidas al tren de mi vientre

orejas destiladas dientes

tu voz mi voz silencio

quejidos de la carne

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deshechos artificios húmedos

incrustados en los movimientos del viento

No es el ascenso del sol

sobre el cielorraso

ni son los retazos del alba

sino la sombra o la luz

de mi cuerpo en tu cuerpo

Hijo

En el vacío de la ausencia

tu cuerpo se deshoja en el aire

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Me visto de fragmentos

a la luz del fuego que surca tus ojos

para acunarte más allá del olvido

En el silencio de tus pasos

me abrazo a tu sombra

ando a tientas por tus sueños

busco un grito un disparo

tormentas como aviones

como un copo de nieve

que lastime tus pies

Te envuelvo en mi pecho

te circundo

te seco

te aniño

Tras la puerta que te espera

te canto

te llamo por tu nombre

como sirena buena

que te arranca

del mundo

para no verte

caer

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Espera

Cuando llega la noche

los ojos se detienen

Page 42: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

se abren

o se cierran

en el hueco de tu cuerpo

que espero

que no espero

mientras diseño encuentros

paredes de trincheras

que protejan tu ausencia

el beso la caricia

que duermo que retengo

que sostengo que detengo

pero siempre oigo disparos

quebrándose en la sangre

Trazo versos

en el aire de tu vientre

en el hueco de tus manos

en la ausencia tus piernas

en el Sahara de tu boca

y todo tú

te deshaces a un tiempo

hasta que vuelves

entero mío claro

en la mañana

hasta que partes

Page 43: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

desde otra oscuridad

y me piensas me llamas

llegas

como un último abrazo

me recuerdas eres en mí

sin saber si soy en ti

cuando cierras los ojos

o los abres inmensos

resistiendo al olvido

Partir en abril

Saltar la reja

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hacia donde no cabe el frío

Fue

más cruel un otoño

que todas las primaveras

No sé cuándo ni dónde

ni si germinarás

no sé si el invierno

te matará de frío

Duele la ausencia

de lo muerto al oído

Horas para no regresar

cuando no es oscura

la huida de tus ojos

si no clara

como otros sinos

Podría sentarme a gemir

en el cordón de la vereda de tu cuerpo

pero no estás allí

no duermen tus párpados

vallados por la lágrima

Page 45: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

que no puedo robarte

Aún suelo abrazarme

al recuerdo de tu tronco en llamas

me quemo recogiendo

sobre campos humeantes

las centellas graves de tu voz

Dijiste que desde montañas

hacia el río

ahora es la tierra

la que disuelve tus fantasmas

sección 2 manzana 5

tablón 10 sepultura 24

el templo de tus huesos

Page 46: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

Tangotán

Page 47: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

Levantame tomame llevame

haceme hablar decir

uno frente al otro

espaldas de aire

camino de sueños

cielos de bandoneón

tu mano en mi mano

paloma en tu sombrero yo

gorrión sobre mi frente vos

guiame en curvas dulces

la cintura

zigzagueame en tu muñeca

las caderas

movamos el peso hacia los pies

seamos pies besando el suelo

mirame subí bajá

me inclino hacia la izquierda

me voy venís viramos

lloramos un ayer

tamgú-tangú-tambor

heridas absurdas en la voz

abrazo desliz fusión sonrisas

unidos enlazados separados

Me gusta verte llegar

Page 48: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

retroceder sin irme

seguirte en la cadencia

morir un rato de amor

después partir

je t´aime

ti amo

I love you

Ich liebe dich

dejá que tiemble tu diosa azul

sembrame que te siembro

quereme que te quiero

abrigame de alba

tocame febril errante la mirada

cargame en tus ojos

colgame de tu boca

haceme más mundana

perdete respirame

meteme en tu pecho

plateame con la luna

mareame mareate libame

nacé de mí decí mi nombre

perseguime en tu sombra

sé mi sombra

gemí soñame volemos

el corazón vestido de pedazos

Page 49: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

fundidos en su aliento

dejame caer o recliname

sosteneme que me pierdo

suspendeme del aire

humedad

vacíos de la plata

río ausente

Buenos Aires

Page 50: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

No verte no existir

no te olvido te recuerdo

recuerdo que me amabas

estuve subida al frío de tu mugre

ciudad sitiada miseria de humanidades

corte de milagros muñón negro morado

sobre un escalón de escalera de estación

Ciudad viejo zorro con un débil mental

colgándote de un hombro

Ciudad rumana gorda en pantuflas

con un chico dormido de una teta

bendiciéndonos en nombre

de la incredulidad de algún dios

Ciudad tren sarmiento niño cara de hambre

a las once de la noche sucio pero bello

Page 51: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

sonríe canta lo que venden otros

su mano abierta en nuestra dirección

Ciudad próximo vendedor lo empuja hacia la puerta

Ciudad tipeja Buenos Aires

intercambiando almanaques por un peso

para expiar la culpa por el abandono

de todos los sordomudos de vos

república putañera

con desocupados trabajadores

y trabajadores abúlicos mal pagos

ciudad flaca democracia

devenida en cabezas de ganado

recicladas en peso argentino

ciudad abrazo beso caricia gesto

ciudad centenares de caras agujereadas de tedio

pude estar en vos ciudad

llorando tranquilamente por la boca

sin nada

absolutamente casi nada que hacer

por nosotras dos

Animal luz

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I

Destellos en la prisa

mejillas consumidas

por sátiros insistentes

polvillos dulces en el aire

olimpo de dedos multiplicados

llamas sin historia para el agua

todo océano entre las piernas

origen pies desnudos al aire

cuando no hay llaga

hay el rojo de una flor hacia nirvana

II

La cabeza le gira

el cuerpo se mece sobre los pies

las manos sobre la cabeza

los dedos en los muslos

la espalda sobre el pecho

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el pecho sobre el vacío

yemas que sucumben lentas

ante dioses inéditos

III

A veces nos ponemos super small

abreviaturas de sí mismos

como en un buen film

no esperamos no deseamos

el comienzo del fin

IV

Me quiero ir no sonrías

o sonríe pero llévame

uoouu ououu

vamos a bailar

tam tam ieee ieee

ey ey ey

ey no hey

la muerte del cerebro

por horas de días

despiértalo como sea

cuando quieras cuando puedas

¿dónde tu elixir diosdédalo?

pianos y demonios

Page 54: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

pianos y demonios

y soles

V

Volvamos a encontrarnos

una noche ésta

no mañana mejor ésta

quiero verte venir ahora

puedes incluso respirar

todo va a salir bien si las bocas se acercan

todo tiene que salir bien

VI

Retén el tiempo mientras todavía

somos hermosos en los espejos

crepita el recuerdo duele menos

lo que no cesaba de sangrar

a veces lloro las treguas

¿estamos vivos?

Page 55: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

Mío

No somos ciegos sólo solemos no vernos

carnes esculpidas claridad chispas destellos

arrastrándonos entre cenizas

hasta un mar de orillas

Bebo me embriago

(siempre me embriaga

el reflejo de tu rostro)

Cuando nos descubrimos a cierta distancia

buscamos reducir el espacio

hasta alcanzar esos escasos milímetros

en que los cuerpos cobran las dimensiones del deseo

Page 56: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

Te deseo conmigo ahora

atravesando tempestades ahora

te fundo viva o muerta grito contra las puertas:

mío

Esta demencia es tu brebaje

que mengua y se agiganta

es tu titán que embiste que devasta

Mira mis ojos descubre mi boca

dame besos que nazcan

de una demora de días años

Huelo el niño dormido de tu cuello

hilvano voces en la seda de tu vaina

para que oscile tu lumbre junto al fuego

La historia no nos vencerá

en la edad de la llama

los sucesos se transforman en plumas

Azulejos

un rectángulo perfecto por idea

Page 57: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

la magia es traspasar las líneas

imperceptibles pero mortales

Los huesos encendidos bruscamente

delante de mí detrás de mí

fuertes tus manos rotándome

jugándome figuras una y otra vez

hasta deshacerme por las caderas

Dos mundos dos mundos

uno sobre otro mundo

Si me amaras sólo

tu silencio me bastaría

Nada más voluptuoso

que tu sabiduría

Devorándonos de dos en dos

olas como pájaros

Puedo desear desaparecer

no eternamente

ir y volver de intolerables levedades

canciones que arden pegadas a las sombras

Page 58: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

ruidos crujidos que descienden atmósferas

hasta mi núcleo

Vivir es esperarse

Nos sorprendemos volando

sobre el humo de alguna rama

o nos pensamos bajo la lluvia

creciendo de nosotros mismos

o nadamos en su olor

como sudorosos animales nuevos

nacidos de sus propias aguas

Page 59: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

Leonard…

Un barco que pasa un río que habla

la mente de un hombre

que el mar liberó bajo las caricias

de un cuerpo de mujer

La soledad dice entre las algas

como hojas sin estaciones

ríe y llora sin ángeles que caigan

se abraza desnuda y de rodillas a una canción

Page 60: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

como a un dios que tiembla

en la oscuridad de un bosque

donde duerme la muerte

Hay ayayay

Puedo irme como la lluvia

que lava tus párpados

borracha de coros de medianoche

y no pedir más que el acorde ausente

que derriba tus fronteras

para que no muera sin suspirar la libertad

Hay ayayay

Bailarte sobre una colina dorada

para conquistar tu dolor

para que no mueras de hambre

para que no mueras de frío

ser tu carne como vestido

la estación que esperas en el camino

brincar para ti en una cama de la luna

Hay ayayay

Page 61: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

No ignoro tus sueños

respiro los tuyos míos

me enrosco como humo

alrededor de tus hombros

recorro de puntillas

el mapa secreto del hueco en tu corazón

y nos reunimos bajo el puente

azules y nocturnos

de un río infinito

Hay ayayay

Page 62: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

Ser

Deshaz las pausas

nudos vírgenes sin transcurso

justo donde el ascenso es el descenso

Con los dedos dulcemente sucios

de perfume francés

con la piel más blanca

desnuda bajo las telas

Page 63: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

con los ojos bañados de mirarte

con mis pies pulidos por tus pies

sostenida bajo los hombros

voy a imitar el aleteo

de pájaros lunares

Sueña extraña la voz

esperando toda palabra de amor

insuficiente si no se toca

Espérame un poco más

estoy llegando

sigo el rastro de tus sueños

no hay espanto en no comprender

lo que se aprende con las pupilas quebradas

Si me abordas me asfixio o me abro a lo finito

me salvo caigo me detengo planeo entre raíces

me riego

No creas los infiernos estamos allí

somos más diáfanos ardiendo

en un cadalso escarlata de fuego

No descanso

Page 64: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

duermo pisando sobre tus huellas

la llegada es la partida del desvanecimiento

el misterio de las marcas

que buscan un único destino

tu ser su ser

¿Llegaré? ¿Llegarás?

Persiste mientras te creo respirar

Palabras

en el silencio confieso que te hablo

me eres me sos

Los ladrillos en la pared ocupan

el claro del encuentro

Page 65: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

Sólo el deseo puede salvarnos

Si me arrancaras la piel

advertirías los movimientos de una crisálida

mutada en mariposa

Náufragos

crecidos a la orilla de caricias

Page 66: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

nuestros pies

Ampárame entre tus muslos

como una piedad

acunando a un hombre muerto

Más exquisito que mortal

un pecado

nos demora

Arder como un sol en otro sol

vernos brotar disueltos

entre cenizas

Me repito

no domino más palabras

que un cuerpo

“aquí duerme una mariposa”

Page 67: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

El soplo

A la izquierda de la vieja cama

que ya no le pertenece el viento

conmueve los postigos

Page 68: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

de la misma ventana

de los mismos árboles

cuyas raíces no ha confirmado jamás

Recorta la cumbre del mismo inútil molino

hoy desnudo desvencijado por el tiempo

o por alguna extraña hazaña

de su dueño aviador

procurándose sus alas

en algún desatinado amanecer

para volar remotamente

aunque tan sólo fuera

por el plazo de un sueño

¿Dónde encubre el olvido

la flama de todo atardecer?

Emplaza en la entraña como súbito vértigo

el viento

que acompaña al derrumbe de la vigilia al sueño

mimesis de aquel soplo sorpresivo final

y el hueco más despoblado de mí resuena

a la luz de los toques de tu sombra

Page 69: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

Flash

Dame instantáneas

Page 70: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

de tus ojos sobre mi mente

cuando somos más felices

Meteoritos estallando

trópicos en invierno

Ardemos en gris dorado

primero por un lado

luego por otros

chis chis chis

devuélveme la mirada

se siente fuerte adentro

cómo estamos adentro

nubes y estío agua nieve

nada duele

No olvides crecer

sobrevolarme al ras

anclar en la tierra

subir al filo de mi boca

Efebos del aire

gestos deliciosos

Veámonos hasta el desconocimiento

Page 71: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

de lo aprehendido

hagamos esas burbujas

que ni siquiera son espuma

vistamos el calor de los océanos

o de los suelos bajo las raíces

según los casos

Podría hacerte un corte

una marca de mí

que destile cada vez que la nombre

aun cuando no sea herida

aun cuando nadie

ni tú mismo

la pienses nunca

No dejes de respirar nuestros sonidos

antenas potenciadas bajo la lluvia

un shock eléctrico para quebrar el umbral

Necesito vernos brillar una vez más

una vez más sólo una vez más

y una vez más y una vez más y una vez más

Voces que quiebran dulcemente las noches

Page 72: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

Sería bueno que un dios nos hubiera hecho así

adorándonos

Los náufragos huérfanos de Li

Page 73: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

Caricias en los sonidos del aire

el cuerpo en los dedos

ascensos sin brújula

Noche en la piel de los ojos

en la lágrima la luz del eco

arrebatos de esos dioses anónimos

Sangre de trópicos cadenas subterráneas

se liberan las cuerdas

una voz un golpe un silencio

Los bordes de la oscuridad

abismos del que no muere

sólo desciende

El laberinto nos lleva de la mano

una estatua de ébano

traza el camino

Baila sobre una lengua roja

de mujer que se eleva

desde las olas de su boca

Page 74: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

Fuego azul de aguas destiladas

de flores que sembrando la tierra

fueron esclavas

Los pies en la orilla de la arena

cenizas del averno

olvido de ningún paraíso

Arcoíris en llamas

acoples solares en la lluvia

para esconder la luna

Son azul déjâ vu

los que disuelven el llanto

del esclavo que no duerme

Ecos

Page 75: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

Un otoño atrás

justo en el día anterior

al día de su muerte

el anciano recogió

mis últimas hojas del otoño

justo el día anterior

un otoño atrás

al día de tu muerte

Las mismas palabras

pero distintos destinos

Todos los techos del mundo derrumbados

bajo todos los cielos del mundo

Page 76: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

Suena raro nombrarlo

como suena la música

contra las lápidas

Lo extraño

imposible volver

Si el pensamiento no fuera sustancia

si el cielo mi voz

si estuviera vivo

no olvidaría

que lo extraño

Me gustaría que hiciera

un último esfuerzo

por nombrarme una vez más

El dolor

mejor el dolor a la tristeza

Hijo de tu llama el cerebro

Marcado por la melancolía

Fuimos la multitud

caminando la historia

Page 77: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

como un extra un animal o una palabra

Descansa en el curso de mi sangre

como un ángel dormido

acurrucándose en mi destino

Page 78: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

A mi puerta

Es negro el peso de la distancia

La lluvia no cayó te dormiste con el sol

tras las cortinas que me aspiraban

en el curso de tu corazón

Deberías haber despertado

al morir tarde

No tengo hambre

sólo una ácida melancolía urbana

que vendrá de otros campos

sobre los que tal vez jamás

Page 79: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

nunca volverá a crecer

Que aquí sea aquí en cualquier sitio

¿Es jade lo que da luz a los ojos?

Estás a mi puerta delante de mí

como todos los caudales de un río

No somos equívocos

somos nuestros cuerpos

No tengo veinte poemas de amor

sólo mis piernas enredadas

en las noches

la liviandad de mis manos

dirigidas por tus ojos

mi boca abierta en tu mira

y te alcanzo en la desesperación

Inmólame en el iris doblegado de tus ojos

tu retina también marca mis pasos

mis movimientos mi dolor

Aquí era cuando decías

Page 80: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

que me amas

cuando decía

que te amo

Page 81: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

Pavana

No un paso adelante

Un paso atrás o dos

Una carrera por las escaleras hasta ganar la calle

No la certeza de alguna infinita tristeza

No las manos no el cuerpo vacíos

No al amante ocasional que nunca llamará

No al silencio mecánico del zapping

No a los libros cerrados

No a la página muda ante tus ojos

No a los mensajes del domingo

recogidos el lunes por la mañana

No tu bolsa que jamás recogerás

colgando del perchero de Filò

con dos máscaras doradas

Page 82: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

un gorra beige y un sonajero

No tu salto hacia delante

Mejor un paso atrás o dos

y tu descenso

apurado hasta el subsuelo

cargando veinte libros de los sesenta

o un agua mineral y un par de copas

No el abismo

Mejor el delirio de una carrera loca

hasta ganar de nuevo al calle San Martín

y la pavana, Bea

y Venecia en Baires

y un antifaz de luces devolviéndome tu rostro

Page 83: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

Destinos

Pueden sentir el sonido de las llamas

el estremecimiento de las paredes

la respiración de cientos de animales

el polvillo subido a la atmósfera

el humo decorando la habitación

impaciencia frente a la tv

la canilla goteando en el lavadero

el calor de la boca en la boquilla de una pipa

los golpes de los palillos en los altavoces del comedor

el motor del refrigerador

algunos pasos alrededor de una silla

Page 84: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

la mente en el momento de la muerte

Mentes que traspasan el universo

para estallar en algún cruce

en la certeza de la carne o de su muerte

en un puzzle de sueños

la experiencia y la hipótesis

de la teoría del absurdo

pequeños deseosos mortales

la búsqueda y la huída

de los sentidos en un cuerpo

las protege

Un cuerpo vacío de otro cuerpo

manos de un crepúsculo

como piernas atadas a un abismo

ladrones de minutos los sentidos

abrasando de raíces un infierno

que los hace nacer

Un huracán frente a la mente

destrozando el difuso portal

que se arrodilla ante las pesadillas

Page 85: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

Extranjeros

Encendimos las aguas

hasta la cima de los acantilados

Extranjeros

destejiéndonos en la multitud

tan solos

Angosto el río detenido entre los rieles

Movimiento invisible de larvas

Aullidos de sirenas

No distingo tus huellas

Page 86: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

¿Dónde pisan tus huellas?

Tu pelo es dulce mi mirada química

Andamos sobre las nubes

girando a destiempo

Podríamos ser esclavos de movernos

uno en entorno a otro

esperar la señal

de un gesto frente a un espejo

no hacer otra cosa que seguir

el más mínimo movimiento de esa sombra

junto a nosotros mismos

despertar de otros sueños

reconocer otro sol otras tormentas

secar una a una las gotas de una pena ajena

respirar a su último compás

Tal vez sólo sean unos ojos

todo de tanta explorada belleza

Page 87: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

Adiós

Contamos los días

embarcamos

hicimos nieves de papel

nos sumergimos

en un agujero por corazón

olvidamos las palabras

que nos robó la muerte

quemando las naves

pero pegado a mis dedos

mi cerebro

conservó cada uno

de los planos de tu rostro

Page 88: El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo

Las Cabezas de San Juan, septiembre de 2010