El Arrebato

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EL ARREBATO De un delito de instancia menor se transformó en aberrante causando profunda preocupación. Por: ESTEBAN IZZO Subcomisario (R) Policía Federal Argentina Si apelamos a la prestigiosa memoria de los sabuesos que operaban con anterioridad a la década del sesenta, con seguridad (salvo contadas excepciones) concordaríamos en que "el arrebato" era una modalidad delictual que si bien merecía calificación de; “Robo” (Art. 164 del Código Penal), quedaba circunscripto a un ilícito que se consumaba casi sin riesgo para la integridad física de los incautos escogidos. Salvo mejor opinión de superiores o camaradas, reitero que en este modus operandi no ejercía intimidación física directa sobre la víctima y, aunque obviamente constituía un atentado contra la seguridad social, el objetivo principal y excluyente era proceder a la quita de valores a circunstancial es peatones (carteras, alhajas, relojes, maletines, paquetes, bolsos, etc.). Su técnica era poco ortodoxa pero efectiva, siendo su arma preferida un violento y sorpresivo manotazo, luego por supuesto se daban a la fuga aprovechando la confusión originada frente a un accionar tan repentino como arrollador. La zona preferida para operar se caracterizaba por ser abundante tránsito peatonal y vehicular, andenes de colectivos, centros comerciales, espectáculos deportivos, artísticos, etc. y ya por entonces empezaban a destacarse algunos casos en que los delincuentes utilizaban motocicletas y motonetas, de origen dudoso. El arrebatador, en líneas generales se inclinaba por este accionar de fácil concreción, por no contar con la suficiente inteligencia, habilidad, audacia y jerarquía (por supuesto dentro del hampa) de un punguista internacional, mechero, escuchante, asaltante, cuentero, etc., estos últimos considerados verdaderos profesionales del delito. Más aún, si mal no recuerdo, sus ejecutores eran torpes adultos (muy pocos menores involucrados) elementos de mal vivir, sin profesión ni domicilio conocido, muy tenebrosos en caso de verse comprometidos en actos criminales de mayor envergadura.

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EL ARREBATODe un delito de instancia menor se transformó en aberrante causando profunda

preocupación.

Por: ESTEBAN IZZO Subcomisario (R) Policía Federal Argentina

Si apelamos a la prestigiosa memoria de los sabuesos que operaban con anterioridad a la década del sesenta, con seguridad (salvo contadas excepciones) concordaríamos en que "el arrebato" era una modalidad delictual que si bien merecía calificación de; “Robo” (Art. 164 del Código Penal), quedaba circunscripto a un ilícito que se consumaba casi sin riesgo para la integridad física de los incautos escogidos.

Salvo mejor opinión de superiores o camaradas, reitero que en este modus operandi no ejercía intimidación física directa sobre la víctima y, aunque obviamente constituía un atentado contra la seguridad social, el objetivo principal y excluyente era proceder a la quita de valores a circunstancial es peatones (carteras, alhajas, relojes, maletines, paquetes, bolsos, etc.).

Su técnica era poco ortodoxa pero efectiva, siendo su arma preferida un violento y sorpresivo manotazo, luego por supuesto se daban a la fuga aprovechando la confusión originada frente a un accionar tan repentino como arrollador.

La zona preferida para operar se caracterizaba por ser abundante tránsito peatonal y vehicular, andenes de colectivos, centros comerciales, espectáculos deportivos, artísticos, etc. y ya por entonces empezaban a destacarse algunos casos en que los delincuentes utilizaban motocicletas y motonetas, de origen dudoso.

El arrebatador, en líneas generales se inclinaba por este accionar de fácil concreción, por no contar con la suficiente inteligencia, habilidad, audacia y jerarquía (por supuesto dentro del hampa) de un punguista internacional, mechero, escuchante, asaltante, cuentero, etc., estos últimos considerados verdaderos profesionales del delito.

Más aún, si mal no recuerdo, sus ejecutores eran torpes adultos (muy pocos menores involucrados) elementos de mal vivir, sin profesión ni domicilio conocido, muy tenebrosos en caso de verse comprometidos en actos criminales de mayor envergadura.

Tal es así que al ser detenidos, su mayor preocupación era convencer al policía o al Sr. Juez si correspondiera, que su medio de vida era "el arrebato", como queriendo demostrar su escasa peligrosidad.

Este accionar delictivo era obvio que por carecer de importancia y espectacularidad, no ocupaba comentarios masivos de la prensa y era controlado policial mente por servicios externos de Comisarías y Brigadas Especiales de Investigaciones.

Cabe acotar que si los casos no eran sorprendidos "in fraganti delito", pero se sabía que se hallaban en plena actividad, eran detenidos y por ende retirados de circulación por hallarse en plena y obligada vigencia, el edicto Policial sobre Vagancia 1 º "C"; ante la duda se apelaba a la idónea norma que regía sobre "averiguación de antecedentes".

La rigurosa vigencia (concepto importante) de las legislaciones señaladas eran aptas, precisas y suficientes para ejercer en plenitud y exitosamente las medidas de prevención que la sociedad pretendía, dando también como resultado cierto que los

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delincuentes dé países vecinos "considerados internacionales", desistieron en su mayoría de operar en nuestro medio (no era el ideal) y que los malvivientes indecisos, optaran por abandonar esa práctica y reintegrarse por ende a la sociedad; bienvenida recuperación que les permitía gozar de la ansiada libertad y tranquilidad espiritual que nunca deberían haber perdido.

No escapa a criterio de ningún sabueso que aunque en hechos considerados aislados, podía ocurrir uno fatal o grave, a consecuencia de "un arrebato".

¿Pasaron los años y qué ... ?

Con el correr del tiempo este penoso flagelo tan sencillo como peculiar, se transformó en un delito aberrante, acompañado de una salvaje e injustificada agresión a las eventuales víctimas, con algunos saldos fatales, manteniendo en vilo a la sociedad y en constante alerta a los masivos medios de comunicación.

Lo más elocuente y llamativo que estas tropelías con violentos arrebatos y actos de total salvajismo, están siendo operadas en su mayoría por menores agrupados en "Patatas" provenientes de familias de variados niveles sociales, desafiando temerariamente (en casos eventuales con sangrientos enfrentamientos), a los autoridades policiales.

Por último se agregaron gran cantidad de extranjeros indocumentados que habitan en su mayoría en casas usurpadas.

Preocupación internacional

Para los desmemoriados debemos recordarles que la República Argentina, está considerada a nivel internacional como uno de los países más seguros del mundo, en España, Italia, EE. UU., Alemania, México, Brasil, Perú, Colombia, etc., la ola de crímenes, asaltos y robos (arrebatos), tienen cercadas a las familias, habiendo influido en el estilo de vida de sus habitantes, quienes se acostumbraron a evitar salir en horarios nocturnos, respetando estrictamente las recomendaciones policiales.

Recientemente en Cuba, los expertos criminalistas de 126 países reunidos en La Habana, manifestaron su preocupación por cuanto los delitos aumentan de manera vertiginosa a nivel mundial (conclusiones nada novedosas y que se vienen repitiendo desde principios del siglo en convenciones similares).

A propósito, de acuerdo a un documento emitido por las Naciones Unidas, se estima que en 1990 se registraron en todo el mundo más de 500 millones de delitos contra 350 millones de 1980, lo que significa que el crimen aumentó un promedio del 45% en una década.

Quiero destacar como ilustración, casos concretos acontecidos recientemente en distintos países y que es obvio llamó la atención de la prensa, como ser: en Punta del Este, Uruguay, uno de los centros turísticos donde hasta hace muy poco reinaba absoluta tranquilidad, el Jefe de Policía de Maldonado Sr. Wüver Lasso, informó "que los arrebatos son moneda corriente sobre todo en la Avda. Gorlero", principal arteria de la ciudad, señalando luego otros tipos de delitos como asalto a mano armada...

En Nueva York, EE.UU., donde en 1990 se sobrepasó el récord de 2000 homicidios

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en todo el año, la prensa local señala los casos de salvajes arrebatos, sobresaliendo uno, donde para robarle la campera, perdieron la vida un adolescente y un adulto, víctimas directas del ilícito.

En México sus habitantes están consternadas por el apogeo sin limites de la delincuencia de bandas integradas por jóvenes que al parecer pertenecen a familias pudientes, autores de "arrebatos" y otros ilícitos.

Concretando los robos se fugan en motocicletas o lujosos autos, ocasionando graves lesiones a sus víctimas.

En Chile no hace mucho era elogiada por su eficiente seguridad, hoy el Senado a consecuencia del aumento desmesurado de la delincuencia, por 19 votos contra 18, decidió mantener la pena de muerte para algunos delitos (violación con muerte o lesiones, secuestro de menores y homicidios violen tos), la presión de los ciudadanos influyó en la decisión

En Río de Janeiro a consecuencia de los aberrantes robos (arrebatos) el empresario Flavio Vicente de la Compañía Nacional de Hoteles, al comprobar que está perdiendo la ciudad su posición de puerta de entrada al Brasil ante el temor de los turistas, propuso brindarles protección desde su arribo al aeropuerto hasta su partida.

Según el informe oficial, solo en Río de Janeiro en 1989 se cometieron alrededor de 3000 homicidios.

Un caso curioso, por supuesto entre los elegidos y ocurrido en Madrid (España), una banda sembró el terror en el populoso barrio de Vallejas, cometiendo todo tipo de "arrebatos" con violencia física, mediante el uso de machetes y un "bate" de béisbol y motocicletas para emprender la fuga.

Al ser detenidos, luego de 50 casos de robo en pocos meses, se comprobó que los "gangsters" eran 3 adolescentes de no más de 15 años de edad.

Los hechos los ejecutaban después de las 19 horas cuando uno de ellos que cursa estudios, acababa sus clases.

Lo más peculiar del caso, es que estos 3 jovencitos, empezaron jugando a los ladrones para poder seguir utilizando las máquinas de juegos electrónicos de los bares, con el dinero robado.

Por supuesto y espero ser sorprendido, que señalo estos casos al azar, con el solo fin de ilustrar la nota y documentar mis argumentos, es obvio que por la calidad de los lectores de este medio su contenido no es nada novedoso y puede ser compartido o no, total o parcialmente, según la respetada óptica de cada uno.

¿Las causas e interrogantes?

Según especialistas profesionales que vienen estudiando desde hace más de un siglo el auge del delito en sus diversas manifestaciones, atentos a su inteligencia, experiencia, idoneidad y fundamentalmente ideología, las posibles causas las atribuyen a la miseria o a problemas económicos y sociales que atraviesan determinadas naciones. A mi criterio, serían excelentes argumentos, si los estados denominados industrial izados y

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de envidiable nivel económico, social, etc., tal el caso de Suiza, Inglaterra, Italia, Francia, Canadá, EE.UU., Japón, entre otros, no estuvieran encabezando las estadísticas como países mayormente castigados por el delito.

Otras opiniones señalan que la T. V. "fabrica delincuentes", los constantes actos de violencia que se exhiben son propicios para alentar sobre todo a los adolescentes, teoría que comparto como una de las posibles causas del auge.

Se habla de droga, de alcoholismo y según un estudio de salud, la directora general de un instituto en EE.UU., Antonia Novello, manifestó con relación a esto último, que para los menores es un drama constante y llamó a la reflexión a los fabricantes, vendedores y distribuidores de bebidas alcohólicas. Sin duda ésta, es otra de las posibilidades que contribuyen a la violencia.

Otros opinaron que se debería recuperar la disciplina en establecimientos educativos y el respeto hacia los mayores; que los padres deben atender con mayor dedicación a sus hijos y ponerles límites en su conducta; que se deben acortar los horarios de diversión, y tantas otras recomendaciones que en líneas generales nuestros apreciados viejos con mucho o poco intelectualismo nos inculcaron y reconoceremos eternamente.

Otras sugerencias y causal es, fueron señaladas y analizadas en programaciones radiales y televisivas, como también en la prensa escrita, sobre todo de la ocurrencia de un hecho lamentable de turno y pese a ser atendibles los razonamientos, nadie en el mundo tuvo la capacidad para legislar adecuadamente y lograr contrarrestar los aberrantes delitos cuya preocupación es alarmante.